ACNÉ Y ENFERMEDADES AFINES
Transcripción
ACNÉ Y ENFERMEDADES AFINES
ACNÉ Y ENFERMEDADES AFINES Acné y Dieta Occidental Juan Honeyman M., Marcela Gaete G. Depto. de Dermatología, Hospital Clínico, Universidad de Chile INTRODUCCIÓN Recientemente se ha cuestionado la relación entre la dieta occidental y el desarrollo de acné. Esto se basa en la menor incidencia de esta patología en las sociedades no occidentalizadas.(1,2) Existen algunos factores de la dieta occidental, como el elevado consumo de hidratos de carbono refinados, productos lácteos, grasas saturadas, trans y ácidos grasos omega-6, que podrían aumentar la secreción sebácea y los andrógenos a nivel de la glándula sebácea, favoreciendo el desarrollo de acné. DIETA Y SECRECIÓN SEBÁCEA La composición de la secreción sebácea depende del tipo de lípidos consumidos y de su síntesis de novo. La concentración de algunos lípidos, como el ácido linoleico, depende totalmente de la dieta, ya que no puede ser sintetizado por los sebocitos. Este ácido graso pertenece a la familia de los ácidos grasos omega-6, y estudios in vitro(3) confirman su acción lipogénica, aumentando la secreción sebácea. Considerando que en la dieta occidental predominan los ácidos grasos n-6, como el ácido linoleico, podríamos plantear que éste sería uno de los factores relacionados. Además, este ácido graso es agonista de los receptores nucleares PPAR (Peroxisome Proliferator Activated Receptors) que aumentan la secreción sebácea.(4, 5) DIETA OCCIDENTAL COMO FACTOR AGRAVANTE DEL ACNÉ Otro factor de la dieta occidental es el consumo de hidratos de carbono refinados con alta carga glicémica. Smith et al.(6, 7) demostraron que la dieta con hidratos de carbono con baja carga glicémica disminuye las lesiones de acné. Además, esta disminución clínica se asoció a una menor relación de ácidos monoinsaturados/saturados en la secreción sebácea. Los autores plantean que los ácidos grasos monoinsaturados aumentarían la lipogénesis sebácea, especialmente el ácido graso sapiénico, que es monoinsaturado. Correspondencia: Marcela Gaete G. E-mail: [email protected] 76 Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):76-78 El mecanismo por el cual el tipo de hidratos de carbono ingeridos influiría en el desarrollo de acné, se relaciona con la capacidad de los hidratos de carbono de aumentar los niveles de insulina y de IGF-1. Cuando se trata de hidratos de carbono con alta carga glicémica, éstos constituyen un fuerte estímulo para la secreción de insulina y de IGF-1. El IGF-1 estimula la hiperqueratosis folicular y la secreción sebácea, favoreciendo la patogénesis del acné.(8-11) Además, la insulina potencia la acción del IGF-1, al disminuir la proteína transportadora de IGF-1, la (IGFBP)-1. Estos hechos coinciden con el aumento de IGF-1 reportado en los pacientes con acné.(12) Existe también una relación entre el consumo de hidratos de carbono con alta carga glicémica y el nivel de andrógenos. El hiperinsulinismo aumenta los andrógenos circulantes al disminuir las concentraciones plasmáticas de SHBG.(13) La disminución de SHBG determina un aumento de secreción por la glándula sebácea, al aumentar la testosterona libre. El mecanismo por el que los andrógenos regulan la proliferación celular y la lipogénesis(14) es mediante su unión a los receptores nucleares en la glándula sebácea. Esta interrelación entre hiperandrogenismo e hiperinsulinismo asociado a acné se expresa también en el síndrome de ovario poliquístico. Recientemente se ha planteado una relación entre el desarrollo de SOP y la exposición fetal a niveles de andrógenos maternos aumentados. El hiperandrogenismo materno determinaría cambios epigenéticos, causando una “programación fetal in útero” que favorecería el fenotipo de hiperandrogenismo y síndrome de ovario poliquístico en la vida adulta.(15,16) Publicaciones recientes plantean la relación del consumo de leche como favorecedor de acné.(17-19) Adebamowo y cols.(18) encontraron una asociación positiva entre el consumo de leche descremada y acné en pacientes de sexo masculino de nueve a 15 años. En un estudio randomizado, Rich-Edwards y cols.(19) demostraron en niños prepuberales el aumento de IGF-1 después de un mes del consumo de leche. La leche de vaca tiene un alto valor nutricional por su composición proteica, el contenido de calcio, vitamina D, A, B12 y riboflavina, que son especialmente importantes en Acné y Enfermedades Afines personas adultas mayores, en las cuales por razones fisiológicas asociadas al envejecimiento son más vulnerables para obtener una alimentación equilibrada. Además, los programas de alimentación con leche de vaca fortificada han permitido disminuir significativamente la desnutrición infantil y mejorar la ingesta de mujeres embarazadas. La absorción de calcio depende de diversos factores, como la edad del paciente y factores dietarios, como la presencia de oligosacáridos, fibra, fitatos, lactosa y oxalato. Una taza de leche es equivalente a un 23% de las recomendaciones de este mineral,(20) similar al de una tajada de quesillo o un vaso de yogur. En relación a la importancia del consumo de leche como fuente de aporte de calcio para prevenir la osteoporosis, existen otros factores que también tendrían relevancia en la determinación de la densidad ósea. Entre éstos se encuentran el ejercicio, los niveles de vitamina D, magnesio, zinc, hábito tabáquico, consumo de proteínas, frutas y verduras, soya, nivel de sodio dietario, factores genéticos y la edad de la menarquia.(21-25, 27) Una elevada ingesta de proteínas animales aumenta la reabsorción ósea, por el rol “buffer” del hueso frente a la acidosis. En forma opuesta, el consumo de frutas y verduras, por su acción alcalinizante, mejora la densidad ósea. El mayor consumo de sodio en la dieta actual es otro factor favorecedor de osteoporosis por su acción hipercalciúrica.(26) Recientemente se ha estudiado la importancia de la vitamina D en la formación de la masa ósea. A pesar de su síntesis endógena, algunos estudios han demostrado niveles bajos de vitamina D, especialmente en pacientes mayores.(28-30) Estudios de suplementación demuestran su rol en la prevención de fracturas por osteoporosis,(31-32) lo que plantea la utilidad de la suplementación con vitamina D y el mayor consumo de alimentos como salmón y sardinas, por su alto contenido. De acuerdo a nuestra revisión, existiría una asociación entre IGF-1 y acné.(9, 12) Los niveles de IGF-1(9) se correlacionan positivamente con el número de lesiones de acné. Como es sabido, el IGF-1 estimula la hiperqueratosis folicular y la secreción sebácea, favoreciendo la patogénesis del acné.(10,13) Además, se debe considerar que normalmente en la adolescencia existe una activación fisiológica del eje somatotrópico, lo que contribuye aún más a esta elevación del IGF-1. Por otra parte, la ingesta de leche aumenta el IGF-1, de acuerdo a un estudio en preadolescentes.(19) La relación entre el tipo de alimento consumido y la secreción de insulina está ampliamente demostrada. Por otra parte, los valores de IGF-1 son potenciados por la insulina (Figura 1). Los alimentos que estimulan una mayor secreción de insulina aumentarían los niveles de IGF-1, disminuyendo la IGFBP-1, y disminuirían también la SHBG.(14) Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):76-78 Esto incrementa los andrógenos circulantes y la secreción sebácea. Smith et al.(7, 33) demostraron que una dieta con alta carga glicémica aumenta las lesiones de acné asociado a un alza de IGF-1 y disminuye la proteína transportadora de andrógenos, el SHBG. Lo contrario ocurrió en pacientes con una dieta con baja carga glicémica. Si la leche es o no un alimento hiperinsulinémico ha sido un tema de controversia. Si consideramos sólo su índice glicémico, éste es relativamente bajo, lo que orientaría a pensar que es un débil estimulante de la insulina. Pero diversos estudios demuestran que la leche sí es un alimento hiperinsulinémico, y esta secreción elevada de insulina se debe al tipo de composición proteica que posee.(34) Esto concuerda con la mayor respuesta insulinémica producida por el suero de la leche.(35) Figura 1. El aumento de la secreción de insulina causa un alza de IGF-1 asociado a un aumento de andrógenos circulantes, lo que favorece la sebogénesis. CONCLUSIÓN En resumen, el estilo de dieta occidental participaría en la patogénesis del acné, mediado por la ingesta de alimentos con alta respuesta insulinémica. Esto permitiría sugerir una disminución del consumo de alimentos con alta carga glicémica en pacientes con acné, especialmente aquellos con un síndrome de resistencia a la insulínica asociado. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Cordain L, Lindeberg S, Hurtado M, Hill K, Eaton SB, Brand-Miller J. Acne vulgaris: a disease of Western civilization. Arch Dermatol 2002; 138(12):1584-90. 2. Honeyman J. Nuevos aspectos en la etiopatogenia del acné. Rev Chil Dermatol 2008; 24 (1):71-75. 77 Juan Honeyman M. y Marcela Gaete G. 3. Makrantonaki E, Zouboulis CC.Testosterone metabolism to 5 alpha-dihydrotestosterone and synthesis of sebaceous lipids is regulated by the peroxisome proliferator-activated receptor ligand linoleic acid in human sebocytes. Br J Dermatol 2007; 156(3):428-32. 20. Shills ME, Olson FA, Shike M, Ross AC. Modern Nutrition in Health and Disease. Williams & Wilkins. USA 1999. 4. Trivedi NR, Cong Z, Nelson AM, Albert AJ, Rosamilia LL, Sivarajah S, Gilliland KL, Liu W, Mauger DT, Gabbay RA, Thiboutot DM. Peroxisome proliferator-activated receptors increase human sebum production. J Invest Dermatol 2006; 126(9):2002-9. 22. Bachrach LK. Acquisition of optimal bone mass in childhood and adolescence. Trends Endocrinol Metab 2001 (Jan-Feb); 12(1):22-8. 5. Zouboulis CC. Acne and sebaceous gland function. Clin Dermatol 2004; 22(5):360-6. 6. Smith RN, Braue A, Varigos GA, Mann NJ. The effect of a low glycemic load diet on acne vulgaris and the fatty acid composition of skin surface triglycerides. J Dermatol Sci 2008; 50(1):41-52. 7. Smith RN, Mann NJ, Braue A, Mäkeläinen H, Varigos GA. A low-glycemic-load diet improves symptoms in acne vulgaris patients: a randomized controlled trial. Am J Clin Nutr 2007; 86(1):107-15. 8. Treloar V, Logan AC, Danby FW, Cordain L, Mann NJ. Comment on acne and glycemic index. J Am Acad Dermatol 2008; 58(1):175-7. 9. Cappel M, Mauger D, Thiboutot D. Correlation between serum levels of insulinlike growth factor 1, dehydroepiandrosterone sulfate, and dihydrotestosterone and acne lesion counts in adult women. Arch Dermatol 2005; 141(3):333-8. 10. Edmondson SR, Thumiger SP, Werther GA, Wraight CJ. Epidermal homeostasis: the role of the growth hormone and insulin-like growth factor systems. Endocr Rev 2003; 24(6):737-64. 11. Smith TM, Gilliland K, Clawson GA, Thiboutot D.IGF-1 induces SREBP-1 expression and lipogenesis in SEB-1 sebocytes via activation of the phosphoinositide 3-kinase/Akt pathway. J Invest Dermatol 2008; 128(5):1286-93. 12. Aizawa H, Niimura M. Elevated serum insulin-like growth factor-I (IGF-I) levels in women with postadolescent acne. J Dermatol 1995; 22:249-52. 13. Nestler JE. Obesity, insulin, sex steroids and ovulation. Int J Obes Relat Metab Disord 2000; 24(Suppl 2):S71-73. 14. Zouboulis CC, Chen WC, Thornton MJ, Qin K, Rosenfield R. Sexual hormones in human skin. Horm Metab Res 2007; 39(2):85-95. 15. Xita N, Tsatsoulis A. Review: fetal programming of polycystic ovary syndrome by androgen excess: evidence from experimental, clinical, and genetic association studies. J Clin Endocrinol Metab 2006 (May); 91(5):1660-6. 16. Abbott DH, Barnett DK, Bruns CM, Dumesic DA. Androgen excess fetal programing of female reproduction: a developmental aetiology for polycystic ovary syndrome? Hum Reprod Update 2005; 11(4):357-74. 17. Danby FW. Acne and diet. Ann Dermatol Venereol 2008; 135(1):9-11. 18. Adebamowo CA, Spiegelman D, Berkey CS, Danby FW, Rockett HH, Colditz GA, Willett WC, Holmes MD. Milk consumption and acne in teenaged boys. J Am Acad Dermatol 2008; 58(5):787-93. 19. Rich-Edwards JW, Ganmaa D, Pollak MN, Nakamoto EK, Kleinman Tserendolgor U, Willett WC, Frazier AL. Milk consumption and the prepubertal somatotropic axis. Nutr J 2007; 27:6:28. 78 Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):76-78 21. Mora S, Gilsanz V. Establishment of peak bone mass. Endocrinol Metab Clin North Am. 2003; 32(1):39-63. 23. Bischoff-Ferrari HA, Willett WC, Wong JB, Giovannucci E, Dietrich T, DawsonHughes B. Fracture prevention with vitamin D supplementation: a meta-analysis of randomized controlled trials. JAMA 2005; 293(18):2257-64. 24. Chevalley T, Rizzoli R, Hans D, Ferrari S, Bonjour JP. Interaction between calcium intake and menarcheal age on bone mass gain: an eight-year follow-up study from prepuberty to postmenarche. J Clin Endocrinol Metab 2005; 90(1):44-51. 25. Chevalley T, Bonjour JP, Ferrari S, Rizzoli R. Influence of age at menarche on forearm bone microstructure in healthy young women. J Clin Endocrinol Metab 2008; 93(7):2594-601. 26. Frassetto L, Morris RC Jr, Sellmeyer DE, Todd K, Sebastian A. Diet, evolution and aging–the pathophysiologic effects of the post-agricultural inversion of the potassium-to-sodium and base-to-chloride ratios in the human diet. Eur J Nutr 2001; 40(5):200-13. 27. Rovner AJ, O’Brien KO. Hypovitaminosis D among healthy children in the United States: a review of the current evidence. Arch Pediatr Adolesc Med 2008; 162(6):513-9. 28. Mouyis M, Ostor AJ, Crisp AJ, Ginawi A, Halsall DJ, Shenker N, Poole KE. Hypovitaminosis D among rheumatology outpatients in clinical practice. Rheumatology (Oxford) 2008; 47(9):1348-51. 29. Cherniack EP, Levis S, Troen BR. Hypovitaminosis D: a widespread epidemic. Geriatrics 2008; 63(4):24-30. 30. Lee WT, Jiang J. The resurgence of the importance of vitamin D in bone health. Asia Pac J Clin Nutr 2008; 17 (Suppl 1):138-42. 31. Fosnight SM, Zafirau WJ, Hazelett SE. Vitamin D supplementation to prevent falls in the elderly: evidence and practical considerations. Pharmacotherapy 2008; 28(2):225-34. 32. Maalouf J, Nabulsi M, Vieth R, Kimball S, El-Rassi R, Mahfoud Z, El-Hajj Fuleihan G. Short-term and long-term safety of weekly high dose vitamin D3 supplemmentation in school children. J Clin Endocrinol Metab 2008; 93(7):2693-701. 33. Smith R, Mann N, Mäkeläinen H, Roper J, Braue A, Varigos G. A pilot study to determine the short-term effects of a low glycemic load diet on hormonal markers of acne: a nonrandomized, parallel, controlled feeding trial. Mol Nutr Food Res. 2008; 52(6):718-26. 34. Nilsson M, Holst JJ, Björck IM. Metabolic effects of amino acid mixtures and whey protein in healthy subjects: studies using glucose-equivalent drinks. Am J Clin Nutr 2007; 85(4):996-1004. 35. Hoyt G, Hickey MS, Cordain L. Dissociation of the glycaemic and insulinaemic responses to whole and skimmed milk. Br J Nutr 2005; 93(2):175-7.