Deshojar la marihuana
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Deshojar la marihuana
©2014 Ediciones Primera Plana S.A. Todos los derechos reservados PDF generado el 20/01/2014 13:32:02 para el suscriptor con email [email protected] Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping más 19.ENE.2014 Deshojar la marihuana La legalización en Uruguay y Colorado agita el debate GETTY ©2014 Ediciones Primera Plana S.A. Todos los derechos reservados PDF generado el 19/01/2014 13:56:38 para el suscriptor con email [email protected] Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping 4 19 DE ENERO DEL 2014 más Periódico Un 1,2% de españoles consume a diario Casi un tercio de jóvenes lo prueba 3,2 millones de españoles declaran que fuman al menos un porro al mes. El 1,2% de la población se confiesa consumidora diaria de cannabis. Según un estudio de la OMS del 2012, el 27% de los adolescentes españoles reconocen haber fumado hachís o maría. Marihuana: brotes verdes La reciente legalización del cannabis en Uruguay y el Estado de Colorado ha dado nuevos bríos a los partidarios de regular su consumo. En Catalunya, la fórmula de los clubs cannábicos se debate entre la ordenación y la amenaza de la nueva ley de seguridad ciudadana. POR jUAN FERNÁNDEZ N o es fácil poner de acuerdo a Lady Gaga, Kofi Annan, Mario Vargas Llosa, Richard Branson, Javier Solana, George Soros y Rihanna, pero la marihuana puede presumir de haberlo conseguido. Figuras tan dispares como estas, a las que progresivamente se han ido uniendo nuevas personalidades de variado perfil estético, generacional y político, llevan años reclamando que se regule el consumo del cannabis. Sin haber logrado imponer sus tesis en la comunidad internacional, pero sin tirar nunca la toalla, el movimiento en favor de la legalización de la marihuana ha mantenido vivo este debate en los últimos tiempos y ha empezado el 2014 con un impulso renovado: la decisión de las autoridades de Uruguay y Colorado (Estados Unidos) de autorizar la producción y venta de esta droga va a permitir visualizar de manera clara cómo sería un mundo con tiendas de maría a la vuelta de la esquina. A la luz de las reacciones cosechadas en las últimas semanas, el planeta parece mirar hacia Denver y Montevideo con papel y lápiz para tomar nota. El estado de Washington equiparará en primavera su reglamento sobre cannabis al de Colorado y los legisladores de Maryland y New Hampshire han anunciado distintas iniciativas para explorar en breve ese camino. Los gobiernos de Canadá, Israel y Chile ya se han dirigido al uruguayo para interesarse en po- sibles compras de marihuana con fines médicos y el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha confirmado que autorizará la dispensa de hierba para uso terapéutico en una veintena de hospitales de la ciudad, medida que ya se aplica en 20 estados del país norteamericano. La demanda de la legalización hace tiempo que dejó de ser un grito lanzado desde los márgenes de la sociedad. En el 2011, la Global Commission on Drug Policy unió las voces de una decena de expresidentes de gobierno –entre ellos el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el mexicano Ernesto Zedillo, el griego George Papandreu y el portugués Jorge Sampaio– a otros tantos intelectuales y políticos de perfil internacional para reclamar: «Paremos la guerra contra las drogas». La represión no funciona Más de medio siglo después de que el Convenio Único sobre estupefacientes de la ONU incluyera el cannabis entre las sustancias que erradicar, la vía de la prohibición parece suscitar más dudas que certezas. La represión no impide que 160 millones de personas fumen habitualmente maría o hachís en todo el mundo. EEUU, el país que hizo bandera del prohibicionismo, gasta cada año 50.000 millones de dólares en perseguir y detener a 650.000 personas por producir o vender marihuana. A la vista de esta inútil carrera sin aparente fin, la sociedad norteamericana ha empezado a posicionarse en las encuestas en favor de la legalización. En Catalunya hay más de 300 clubs cannábicos, casi todos de reciente creación. En BCN se calcula que son 200 El Gobierno español rechaza la legalización porque «habría más problemas de salud pública» «La prohibición ha sido un fracaso. No solo no ha eliminado las drogas, sino que ha tenido efectos colaterales muy desgraciados y le ha regalado al crimen organizado el negocio más lucrativo del planeta», afirma Araceli Manjón. Después de enfrentarse a los narcos en la Audiencia Nacional y a los adictos en el Plan Nacional sobre Drogas, donde fue directora de gabinete, esta profesora de Derecho Penal reconoce haber cambiado su perspectiva sobre los estupefacientes en general, y el cannabis, en particular. «Me he criado en la cultura de la prohibición y conozco el vértigo que da pedir la legalización, pero he llegado a la conclusión de que es hora de probar otras alternativas», afirma. La falta de experiencias de regulación, que ahora se verá paliada con los experimentos de Uruguay, Colorado y Washington, ha mantenido el debate de la legalización en el limbo de lo teórico. El caso de Holanda, cuyos coffee shops ofrecen cannabis desde los años 70 –aunque han restringido la venta para luchar contra el turismo del porro–, es demasiado particular para extrapolarlo a otros países. ¿Sería viable aplicar en España el modelo uruguayo, donde el Estado se convierte en garante de la producción y distribución de la hierba? Los responsables públicos en materia de drogas siguen considerando un anatema esta sugerencia y se mantienen firmes en los principios que animan a las políticas de la prohibición: «Aumentar la disponibilidad de estas sustancias incrementaría su consumo, es la ley de la oferta y la demanda. Que nadie espere por nuestra parte gestos de ese tipo», resume Francisco Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, para quien cualquier escenario de legalización es peor que el actual. «Habría más problemas de salud pública. Y que nadie lo dude: si se legalizara la venta de droga, las mafias que hoy acaparan ese mercado acabarían haciéndose de nuevo con el negocio», pronostica. «Experimentos» con la salud El Gobierno no quiere oír hablar de lo que considera «hacer experimentos con la salud de la gente» y cree que las voces que piden la legalización del cannabis se desentienden del rostro sombrío que el consumo de esta droga ofrece a veces, en forma de adicción y trastornos psiquiátricos. En opinión de Babín, estos casos se dispararían si fuera posible comprar maría en el estanco como se compran cigarrillos. Este cálculo no es compartido por todos los que conocen de cerca el mundo de los estupefacientes. «Peor que como estamos no podemos estar. Hoy un adolescente tiene más fácil el acceso al hachís en plena calle que a otras drogas que son legales, como el alcohol o el tabaco», advierte Fernando Caudevilla, médico especializado en tratamiento de drogodependientes, quien afina los límites de la propuesta legalizadora: «Nadie pide que haya barra libre de Pasa a la página siguiente ©2014 Ediciones Primera Plana S.A. Todos los derechos reservados PDF generado el 19/01/2014 14:02:58 para el suscriptor con email [email protected] Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping 19 DE ENERO DEL 2014 más Periódico Comisión reguladora en Catalunya ERC, a favor de la legalización La Generalitat activó el año pasado una comisión en la que figuran asociaciones, partidos y fiscalía para dotar a los locales de un reglamento claro. El Congreso se posicionó en el debate de la regulación en marzo del 2013 y solo ERC y la Izquierda Plural se declararon partidarias. Joan manuel SERRAT 24 partidarios de la legalización 5 BRAD PITT JUAN VILLORO JAVIER SOLANA JORGE HERRALDE CANTAUTOR ACTOR GEORGE SOROS ESCRITOR NICK CLEGG EXSECRETARIO DE LA OTAN EDITOR J.A.MARTÍN PALLÍN ESPECULADOR Y FILÁNTROPO MARIO VARGAS LLOSA SEGUNDO DE DAVID CAMERON ELENA FOSTER DALÁI LAMA FRANCIS FORD COPPOLA EXFISCAL DEL SUPREMO ESCRITOR EDITORA DE ARTE STEPHEN KING RICARDO DARÍN LÍDER DEL BUDISMO GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ ESCRITOR VICENTE FOX DIRECTOR DE CINE ACTOR CARME RUSCALLEDA ESCRITOR EXPRESIDENTE DE MÉXICO CHARLIZE THERON CHEF MULTIESTRELLAS JUANES CAMERON DÍAZ ACTRIZ MICHAEL BLOOMBERG MORGAN FREEMAN JOSEP MARIA POU ACTRIZ JANE FONDA ACTOR EXALCALDE DE NUEVA YORK ACTOR Y DIRECTOR TEATRAL ACTRIZ CANTANTE ©2014 Ediciones Primera Plana S.A. Todos los derechos reservados PDF generado el 19/01/2014 14:04:15 para el suscriptor con email [email protected] Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping 6 19 DE ENERO DEL 2014 más Periódico 650.000 detenidos al año en EEUU Fumar en la calle, 1.001 euros de multa EEUU gasta cada año 50.000 millones de dólares en perseguir y detener a 650.000 personas por producir o vender marihuana. La nueva ley de seguridad ciudadana eleva a 1.001 euros la sanción mínima por ir por la calle con hachís o marihuana. URUGUAY Mujica deja que la hierba crezca POR abel gilbert Allí donde se termina el Río de la Plata, irrumpe, a la vera del mar, el rancio glamur de Punta del Este, el balneario uruguayo que argentinos y brasileños sienten como una suerte de Costa Azul a la vuelta de la esquina. Territorio de abolengos diversos, Punta no pudo ser, en estos días, ajena a los efectos de la sanción de la ley que regula en Uruguay la producción, venta y distribución de marihuana. El diario montevideano El Observador dio cuenta del entusiasmo y la inesperada desazón de algunos turistas. «¿Você tem maconha?», fue la pregunta que, con más insistencia, realizaron jóvenes brasileños de clase alta en las farmacias de la ciudad. Las empleadas, con paciencia zen, tuvieron que explicar, una y otra vez, que la norma que le dio a Uruguay una enorme visibilidad internacional aún no se ha reglamentado. Eso ocurrirá en breve, y cuando suceda, los turistas tampoco podrán acceder a la hierba porque los usuarios deben ser residentes inscritos en un registro estatal. Los argentinos, que son mayoría, hasta el punto de que las calles de este selecto balneario llevan, por lo gene- ral, nombres de personas nacidas en ese país, hicieron los mismos recorridos por las farmacias. «Lo que impera entre ellos es la fantasía de que todo está permitido», dijo el diario La Nación de Buenos Aires. Si bien no encontraron la respuesta esperada, tampoco se quedaron con las manos vacías. La marihuana, señaló la misma publicación, «se la puede oler en la terraza de los mejores restaurantes o en plena calle. Se percibe durante el día y cuando cae la noche». En aeropuertos y el puerto de Buenos Aires, la policía realiza cuatro incautaciones diarias a personas que vienen del otro lado del río. Mientras tanto, en Uruguay crece la polémica sobre los alcances de la ley. Darío Pérez, un médico y diputado del Frente Amplio, el partido del presidente José Mujica, dijo arrepentirse de haber votado la norma que con tanto entusiasmo apoyó la Open Society de Soros: «Que la ley sea un golpe a los narcos es una ilusión», sostuvo. «El Uruguay natural del que tanto se ufana el Gobierno es ahora el Uruguay del porro, claro, cultivado de forma natural y legal», se quejó Diego Fischer en las páginas del diario El País de Montevideo. Pedro Bordaberry, hijo del extin- to dictador, del mismo nombre, y actual senador del opositor Partido Colorado, fue otro de los que expresó su furia con la izquierda. «Antes marchaban con el Che Guevara por la tierra y ahora marchan con Soros y Rockefeller por la marihuana». En Punta, la controversia se vive con indiferencia. Cuando cae el sol, puede verse en la playa a un joven con una camiseta que tiene estampado el rostro del presidente Mujica y la consigna, irónicamente corregida, que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca: «Yes, we cannabis». REUTERS / ANDRÉS STAPFF Concentración de partidarios del cannabis a las puertas del Congreso uruguayo, en Montevideo, donde el Senado debatía la despenalización de la marihuana, el pasado diciembre. Viene de la página anterior marihuana, sino que se regule. Esto permitirá controlar mejor el consumo, sobre todo de los que hacen un uso inadecuado», sugiere. Alejada de los vaticinios, entre apocalípticos y utópicos, que rodean el debate de la legalización, la realidad cannábica de nuestro país ha aprendido a acomodarse en los resquicios que ofrece el marco jurídico, que a pesar de prohibir esta droga no ha impedido que España esté a la cabeza del mundo en su consumo. Según un estudio de la Organización Mundial de Salud del 2012, el 27% de los adolescentes españoles reconocen haber fumado hachís o maría. La última encuesta del Ministerio de Sanidad sobre alcohol y drogas revela un descenso del uso de cannabis, pero advierte de que un 7% de la población acude a él con cierta regularidad. Es decir: 3,2 millones de españoles confiesan fumar al menos un porro al mes. Un creciente sector de esa población ha encontrado solución a sus necesidades a través de las asociaciones cannábicas, cuyo vertiginoso afloramiento en los últimos años ha supuesto la novedad más llamativa del mundo de la marihuana en España. Particularmente en Catalunya, donde se calcula que hay más de 300 clubs, casi todos de reciente «Regular los clubs no es legalizar la maría, sino controlar un fenómeno que es inútil negar», dice la Generalitat creación, y muy especialmente en Barcelona, donde se estima que funcionan unos 200. Se estima, porque nadie se atreve a dar una cifra exacta de sociedades cannábicas, ya que no existe un registro, ni autonómico ni estatal, que controle su funcionamiento. Surgidas al amparo de varias sentencias del Supremo que permiten el consumo colectivo de cannabis, en el paisaje de las asociaciones se respira hoy cierta sensación de Lejano Oeste. A falta de una regulación que defina esta figura, conviven pequeños grupos de fumadores de estricto acceso y rígido funcionamiento, fieles a la vocación con la que nacieron de compartir un lugar para producir y consumir marihuana, con grandes clubs formados por varios miles de socios, financiados por capital extranjero y donde el control de la droga que se distribuye es manifiestamente más relajado. «En la Rambla reparten flyers de locales donde ofrecen carnets de socios por una hora y venden hierba libremente», reconoce a este periódico un usuario habitual de cannabis. La violación de los principios no escritos con los que surgieron estas sociedades puede hacer que peligre la fórmula made in Catalunya de regulación del consumo del cannabis. Su legalidad está en el aire. «En los clubs pequeños, los cultivos se registran ante notario, se sabe qué planta es de cada ©2014 Ediciones Primera Plana S.A. Todos los derechos reservados PDF generado el 19/01/2014 14:07:16 para el suscriptor con email [email protected] Esta publicación es para uso exclusivamente personal y se prohíbe su reproducción, distribución, transformación y uso para press-clipping 19 DE ENERO DEL 2014 más Periódico 7 Diligencias contra los clubs cannábicos El mapa europeo de la marihuana En el 2013, la fiscalía antidroga abrió diligencias contra 65 clubes cannábicos por posibles delitos contra la salud pública, 17 llegaron hasta el juzgado. En Europa, solo en Portugal, Bélgica, Suiza y Noruega está despenalizado el consumo y en Holanda se autoriza la venta en ‘coffee shops’. COLORADO El primero del mundo POR ricardo mir de francia Con las montañas Rocosas en el horizonte, cientos de personas se enfrentaron con estoicismo al frío y a las colas formadas el pasado 1 de enero frente a tres docenas de establecimientos en Colorado. Eran conscientes de que estaban viviendo un momento histórico. Aquel día, este estado del noroeste de EEUU, con poco más de cinco millones de habitantes, se convirtió en el primer territorio de todo planeta en autorizar la venta legal de cannabis para uso recreativo. Es decir, para colocarse. Un experimento que servirá para determinar la futura regulación de una droga por la que millones de estadounidenses han ido a la cárcel. Con la nueva ley en marcha, basta con tener 21 años para comprar marihuana. Los residentes del estado pueden comprar un máximo de 28 gramos (una onza) por cada visita a la tienda, y los turistas, 7 gramos. También se ha autorizado el cultivo y la producción en determinadas cantidades. Eso sí, la hierba solo se puede consumir de puertas adentro, en casas y en las habitaciones de algunos hoteles. No habrá coffee shops como en Holanda, donde el cannabis está solo despenalizado y algunas ciudades como Maastricht han optado por prohibir la venta dentro de su jurisdicción. El modelo de regulación seguido es el mismo que el del alcohol. Ese fue el eslogan utilizado por los impulsores del referendo que condujo a legalización en Colorado en noviembre del 2012, un voto convocado por iniciativa popular y que se bautizó como la Enmienda 64. El estado de Washington también optó entonces por despenalizar la droga, pero allí socio y hay un protocolo muy estricto para entrar. Entendemos que esto es legal», señala Oriol Vendrell, abogado de varias asociaciones. Los Mossos no lo tienen tan claro y en los últimos meses han llevado a cabo registros en clubs cannábicos de toda Catalunya. Como el de Balaguer, que se saldó en noviembre con el cierre del local, la incautación de 652 plantas y la detención del presidente, acusado de vender maría. «No existe ningún vacío legal. Una asociación que se dedique a cultivar y distribuir cannabis está cometiendo un delito», advierte José Ramón Noreña, jefe de la Fiscalía Especial Antidroga, cuyo departamento ordenó en el 2013 hasta 65 investigaciones AP / BRENNAN LINSLEY aún se ultima el marco legal y hasta mediados de febrero no se espera que se emitan las primeras licencias de venta. Uno de los argumentos más poderosos para que triunfara el sí fue la recaudación que espera ingresar el estado en concepto de impuestos. En Colorado, cada venta se grava con una tasa del 25% y este año espera ingresar alrededor de 67 millones de dólares, 27,5 de los cuales se destinarán a la construcción de colegios. Hasta ahora 130 establecimientos han recibido licencias para vender la hierba, que se comercializa también en pasteles, galletas o trufas. Cambio de percepción Cultivadores colocan en las plantas etiquetas con radiofrecuencia para controlar su maduración, en Denver, Colorado. AP / BRENNAN LINSLEY Empleados de la tienda Medicine Man de Denver asesoran sobre los tipos y propiedades de la hierba para el consumo. en otras tantas asociaciones, 17 de las cuales acabaron en los juzgados. La Generalitat pretende despejar la humareda en torno al mundo de los clubs de cannabis y el año pasado activó una comisión, donde están presentes las asociaciones, la fiscalía y los partidos políticos, con el fin de dotar a los locales de un reglamento claro. «Regular los clubs no es legalizar la marihuana, sino controlar un fenómeno que está ahí y es inútil negar. Es mejor delimitar las normas de funcionamiento y fomentar las buenas prácticas entre las asociaciones que mirar para otro lado», propone Joan Colom, subdirector general de Drogodependències de la Agència de Salut Pública de Catalunya. El anteproyecto de ley de seguridad aboca al consumidor «al mercado negro», afirma la jurista Araceli Manjón Las sociedades cannábicas recogen el guante. «Somos los primeros interesados en que se aclare nuestra situación. No nos gusta esta inseguridad jurídica, ni que haya detenciones de usuarios a la puerta de nuestros locales, como ocurre a menudo», se queja Albert Tió, portavoz de la Federación de Asociaciones Cannábicas Autorreguladas de Catalunya, una de las dos plataformas de clubs que operan en la comunidad, y que juntas suman 165.000 socios, de los cuales 60.000 son consumidores habituales. «Rechazamos que se nos acuse de ser coffee shops encubiertos», afirma este fumador. La fórmula de las asociaciones cannábicas puede esfumarse si se La vía abierta en Colorado y Washington refleja cómo ha cambiado la percepción de los estadounidenses respecto a la hoja verde que, a diferencia del alcohol y el tabaco, no mata. El año pasado, la primer vez desde que empezó a pulsar la cuestión en 1969, la encuesta Gallup constató que la mayoría de ciudadanos (58%) eran partidarios de la legalización. Esos números se han estabilizado, y para las legislativas de finales de este año se espera que varios estados celebren referendos al respecto. La marihuana médica era ya legal en 20 estados y el distrito de Columbia, aunque para el Gobierno federal ambas siguen siendo técnicamente ilegales. La Administración Obama ha anunciado, sin embargo, que permitirá que el experimento de Colorado vaya adelante sin la injerencia de sus agentes. Lo que ocurra allí podría marcar el futuro de la droga blanda por excelencia en el resto del país. aprueba la nueva ley de seguridad ciudadana cuyo anteproyecto multiplica por tres la sanción mínima por posesión de marihuana y penaliza el autocultivo en pequeña escala. Tener una maceta de maría en el balcón acarreará una multa de entre 1.001 y 30.000 euros. La reforma ha sido interpretada entre los partidarios de la regulación de esta droga como un retroceso histórico. «Esto acorrala al consumidor y le dice: ‘tu único camino es el mercado negro’», interpreta la penalista Araceli Manjón. Frente a los brotes verdes que asoman a nivel mundial en el debate de la legalización de la marihuana, en España se anuncian tiempos de poda. H