Aproximación histórico-arqueológica al sistema de abastecimiento y

Transcripción

Aproximación histórico-arqueológica al sistema de abastecimiento y
APROXIMACIÓN HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICA
AL SISTEMA DE ABASTECIMIENTO
Y CAPTACIÓN DE AGUA DE LA
VÉLEZ-MÁLAGA MUSULMANA
Francisco Javier Cabello Lara
Iniciativa Urbana de toda la Villa.
Ayuntamiento de Vélez-Málaga
El presente estudio trata de acercarse de nuevo al descubrimiento de una de las infraestructuras más importantes de cualquier ciudad: el aprovisionamiento de agua.
Sobre todo a raíz de los nuevos estudios y descubrimientos históricos que permiten
aportan nuevas ideas y conclusiones más relevantes.
PLANO Nº 1. Foto aérea de la Villa (antigua medina de Ballix),
La Alcazaba y parte del arroyo de San Sebastián (antiguo arrabal).
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Al remontarnos al origen de este sistema, y particularmente a la captación de
agua, hemos de hacer referencia al conjunto de la ciudad y la época en que se enmarca.
Vélez Málaga, ciudad situada al este de Málaga, se halla limitada al sur con el
mar Mediterráneo, al norte por las sierras calizas de Tejeda y Almijara, con el paso
natural del Boquete de Zafarraya, al este con los límites de la provincia de Málaga
con Granada, y al norte con la abrupta zona de la Axarquía malagueña.
Ubicada la ciudad en un cerro a cuyo pie circula el río Vélez (plano nº 1), la misma
se halla recorrida por su sector nor-oriental de innumerables arroyos, de entre los cuales se encuentra el del San Sebastián, “también llamado muchas veces arroyo/río de las
tenerías” o del Alamillo cuando llega a la altura de las calles San Francisco y San Juan1
que da localización al citado “pozo del algarrobillo” (en el estudio original —I Congreso de Arqueología Medieval Española, 1985 Huesca— identificábamos erróneamente
como el pozo de S. Sebastián, por la documentación hasta entonces conocida) 2.
Vista de la Alcazaba de Vélez-Málaga
1
2
Chavarría Vargas, 2011, p. 12; Ruiz García, 2011, p. 24
Agradecer el trabajo y la colaboración, en su día, en la realización de este trabajo de investigación arqueológica a: D. Sebastián Fernández, profesor titular de la Facultad de Filosofía y Letras de la UMA
por su asesoramiento y dirección; a D. Miguel L. Martín en la realización de los planos y alzados recogidos en el presente estudio; a D. Miguel Angel Torres, por los dibujos y primeros planos realizados durante la investigación; a Dª Purificación Ruiz, por las facilidades, ayuda y consejos sobre los documentos
del Archivo Municipal de Vélez Málaga y a D.Salvador Soriano, concejal de Cultura del Excmo. Ayto.
de Vélez Málaga por la confianza y subvención económica para poder llevar a cabo este proyecto.
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La Vélez Málaga islámica (Balliš) era una de las principales ciudades medianas
pertenecientes a la cora de Rayya, durante el sultanato nazarí, que constaba de una
serie de fortificaciones a su alrededor y numerosas alquerías, que la hacían ser el
centro de una próspera comarca.
La medina veleña cumplía con exactitud con las características que toda ciudad
musulmana medieval tenía que tener: un centro militar y de poder (la fortaleza o
alcazaba) regida por su alcaide; un centro religioso e ideológico principal: la Mezquita Aljama o Mezquita Mayor; un recinto fortificado con sus elementos propios:
murallas, torres y puertas; un zoco como centro económico y comercial de la ciudad;
barrios extramuros o arrabales y un ámbito territorial dependiente integrado por los
núcleos rurales de alquerías3.
Sobre su población hay que destacar que nos encontramos con una medina
densamente poblada que crece extramuros con un arrabal extenso y asimismo bien
poblado. Este crecimiento se experimentó a partir de la última centuria (mediados
siglo XV) con la llegada de numerosos musulmanes de otras zonas del reino, por la
conquista final castellana.
Para abastecer a una población tan numerosa y aprovisionar a una medina con
tal envergadura urbanística, la ciudad hubo de contar con un complejo sistema de
aljibes, pozos4, acequias; así como infraestructuras hidráulicas como un baño público con su noria, molinos5, talleres de curtiduría, etc., en definitiva, un laberinto de
conductos cerámicos apoyado en cursos naturales de agua (arroyos, manantiales)
que permitiera un funcionamiento eficaz. Apoyado todo ello en una vigilante administración6.
3
4
5
6
Chavarría Vargas, 1996, p. 20; Ruiz García, 2011, p. 109; López de Coca Castañer, 1977, p. 363
Ruiz García, 2011, pp. 15, 22 “El camino de Bentomiz llegaba a una puerta de la barrera conocida
como la puerta del Baluarte, que estaba frente al Pozo del Rey”; p. 46 “El pozo de San Sebastián al
que se hace referencia en los repartimientos, estaba situado a la izquierda de la salida de esta calle
que venía por la barbacana, o sea, el lugar del arroyo donde desemboca la Calle de las Murallas
Bajas.”
Chavarría Vargas, 2011, pp. 16-17. “cabe destacar la presencia de molinos de aceite (lagares o prensa) en el interior del arrabal, …uno de ellos accionado por una fuente,”
Viñes Millet, 1982, pp. 183-188. Suponemos que la ciudad contaría con unas reglas y normas que
debían regular el funcionamiento de este sistema, según sabemos de otras ciudades como la misma
Granada.
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EL POZO DEL ALGARROBILLO. DESCRIPCIÓN Y ESTRUCTURA.
El Pozo del Algarrobillo se halla situado al Este de la Fortaleza, en un arroyo que
discurre paralelo a la línea de murallas orientales del Alcázar y desembocando en
el arroyo de San Sebastián, justo delante de las actuales ruinas de la ermita de San
Sebastián (plano nº 2).
PLANO Nº 2.
Emplazamiento
de las
estructuras
hidráulicas
estudiadas
en el conjunto
urbano de
Vélez-Málaga.
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La certificación sobre su denominación “del Garrovillo”7 corresponde a Juan
Vázquez Rengifo quien, en su libro sobre “Grandezas de la ciudad de Vélez y hechos
notables de sus naturales” en 1615, nos describe el sitio de la ciudad y su fortaleza:
“Tiene esta fortaleza buenas salas y aposentos para la vivienda del alcaide y moradas
para los soldados de su guarnición. Tiene dos aljibes o cisternas en que hay muy fría
y regalada agua de verano y una mina que por debajo de tierra se puede ir a tomar
agua a un pozo que está fuera de la ciudad, que llaman “del garrovillo”. También
transmite Ruiz García que en el informe que da el Alcalde Mayor en 1592 al hacer
informe de la fortaleza se dice: “lo que conviene reparar y es muy necesario que se
haga es la torre que está junto a la sima”. Parece ser que dicha sima era la mina que
citaba Vázquez Rengifo, por donde se iba a tomar agua al pozo.
Arroyo del Algarrovillo
Esta situación, próxima a la fortaleza y aprovechando las aguas subterráneas del
arroyo, lo convierte en una estructura de suma importancia. Hay que tener en cuenta que
el arroyo de la Gloria, que se encuentra paralelo a éste y que también desemboca en el
de San Sebastián, presenta otro pozo de captación de agua subterránea de idéntico desarrollo aunque con unas facturas distintas: se excava directamente en la roca pizarrosa,
7
Vázquez Rengifo, 1998, p. 26. También citado por Ruiz García, 2011, p. 56.
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con galerías más estrechas y profundas y varios ramales laterales, tratando de buscar los
manantiales más provechosos para su acumulación en un aljibe subterráneo en los bajos
de una vivienda situada en el pie del arroyo y al lado de la antigua ermita.
PLANO Nº 3. Planta
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Estos dos sistemas se encuentran relacionados entres sí al desembocar sus aguas
sobrantes en un aljibe delante de la ermita y al comienzo de la actual calle del Arroyo
de San Sebastián, continuando el sistema de cañerías por dicha calle abajo.
Descripción y estructura del Pozo
La captación pretendía recoger las aguas vertientes de los montes de su alrededor
que van a dar al arroyo, siendo su profundidad con respecto a las cotas cercanas de
33 mts, 20 mts y 33 mts con respecto a la Fortaleza.
Topográficamente existe un desnivel en superficie desde el pozo (punto más elevado) hasta la primera entrada de 5,35 metros y con respecto a la segunda entrada de
1,64 metros. El terreno presenta sensibles irregularidades orográficas en superficie,
que se han visto modificadas hoy en día por los movimientos de tierra de una especulación urbanística en los alrededores que se encuentra paralizada y que ha supuesto
rebajar terrenos, quitar árboles y modificar algunos cambios de pendientes que pueden afectar a los sumideros de agua que alimentan al pozo. Además en superficie se
ha construido un muro de contención de avenidas al finalizar el pozo, aguas abajo,
que en tiempos de lluvia hace de presa, no solo de materiales sino de agua, creando
una zona embalsada justo encima de la zona de entrada y dañando la bóveda de la
sala principal y al sistema de control del nivel del agua recogida en el aljibe. Existe
el proyecto, dentro del Programa de Iniciativa Urbana “De toda La Villa”, de recuperación de la estructura original, para mejorar la accesibilidad y hacerlo visitable con
una propuesta histórica y arqueológica-cultural.
En cuanto al estudio morfológico del lugar, la combinación de pizarras en superficie junto con arcillas y con calizas en parte del subsuelo, facilitan el discurrir de
manantiales y corrientes de agua hasta aflorar en el interior de este tipo de estructuras
hidráulicas.
Todo el conjunto estudiado responde a una distribución simple y homogénea
en torno a una captación de agua o mina, con un pozo, dos entradas, un aljibe y dos
pasillos o galerías (plano nº 3).
La casi totalidad de la obra está realizada con paramentos de ladrillos y argamasa, exceptuando varios tramos del primer canal, en los cuales se aprovecha
la textura pizarrosa del subsuelo y la aplicación in situ de cerámica solamente
cocida. De esta forma se crea un sistema de cañerías de barro que penetran en el
interior de las paredes, buscando la conexión con las capas freáticas de las lomas
adyacentes.
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Vista de una galería
Su estudio se ha visto posibilitado por la buena conservación, ora porque estuvo
enterrado en su mayor parte, ora porque se siguió utilizando y reparando hasta bien
entrado el siglo XVIII8. Si las estructuras han permanecido tal cual, en cambio no
hemos tenido tanta suerte con la aparición de elementos cerámicos vidriados ni con
ningún otro tipo de material clasificable.
8
Ruiz García, 2011, p. 56; A.M.V.M. Actas Capitulares, 1775, folio 19 vto. “Em cabildo de 22 de
junio de 1775 al plantearse limpiar el pozo del Algarrobillo, entre otras actuaciones al respecto, el
Ayuntamiento acordó: “… y taparle la bocamina que los moros construyeron desde la fortaleza para
abastecerse …”.
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PLANO Nº 4. Sección de la entrada al aljibe
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Todo ello puede ser explicable por la salida ininterrumpida de agua, por la acumulación de barro y materiales desechados y por su utilización hasta bien entrado
dicho siglo XVIII.
La estructuración de sus partes responden, por un lado, a la progresión seguida
en el descubrimiento, y por otro, a la propia naturaleza del pozo.
ENTRADA PRINCIPAL Y SALA DEL ALJIBE (plano nº 4)
Con un desnivel de 1,67 m del terreno, da comienzo la entrada arqueada de medio
punto, aladrillada completamente, y un poco deteriorado el arco de la puerta, que con
una altura de 1,67 y un ancho de 72 cm comunica la misma con un pasillo longitudinal
y paralelo a la línea del arroyo. Dicho pasillo está construido igualmente en ladrillo, de
forma abovedada y formando dos espacios de cuatros peldaños cada uno, separados por
un rellano de 2,25 m. El segundo espacio termina en la habitación del aljibe. Este primer
cuerpo, con una longitud de 7,30 m, muestra en su recorrido una altura uniforme, en
descenso, con una leve oscilación de 1,95 m en el rellano como diferencia más grande.
El espacio cuadrangular donde se aloja el aljibe es de medidas proporcionadas
(2,45/1,98), cubierto con una bóveda de crucería simple, resultado del cruce de dos
arcos apuntados, con una altura máxima de 2,55m. El desnivel de la superficie exterior con el suelo del interior es de 4,64 m.
Vista de una canalización interior
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En el centro se halla el aljibe que recibe el agua a través de dos canalillos de
unos 20 cm cada uno. Las medidas y formas (1,35/1,33), con una profundidad de
2,50 m, nos da una capacidad de unos 4.522 litros, que junto con un tiempo de llenado (alrededor de cinco horas) hacen presuponer el abastecimiento necesario para la
población del castillo y parte del arrabal.
En la pared occidental, donde situamos la escalera de bajada al aljibe, se localiza
un hueco abierto en la pared de unos 34 cm de alto por unos 21 cm de ancho; en su
interior un pequeño recipiente o cuenco de barro sin vidriar, de 23 cm de diámetro,
recoge a través de dos tuberías enfrentadas el agua de sus respectivos veneros. Asimismo, se observa un rebosadero encauzado hasta el aljibe, pegado a la pared entre
los peldaños.
Finalmente, a ambos lados
(norte y sur), se abren dos entrantes de distintas naturaleza. El primero da paso o comunica con un
arco de medio punto, la primera
galería con esta habitación, y el
segundo con un arco mixtilíneo
sirve de rebosadero o nivelador
de agua de desagüe. Actualmente está cegado en su mayor parte,
permitiendo sólo la filtración de
agua cuando sube unos 30 cm de
altura por encima del nivel del
agua.
Vista del aljibe principal
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PLANO Nº 5. Sección de la segunda entrada
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PRIMERA GALERÍA
Como ya se ha mencionado, su entrada es arqueada, revestida totalmente de ladrillos,
cuyos arcos se apoyan en dos pilastras adosadas a la pared y por su pie discurren dos
canalillos que dirigen el agua hasta el aljibe.
Este pasadizo, con una longitud total de 57,30 m y una pendiente con respecto
al pozo de emanación de 1,08 % de desnivel, permite por efecto de simple gravedad,
la caída y circulación libre del agua hasta su almacenamiento. La anchura es de unos
75 cm y no presenta variaciones susceptibles de consideración.
La variación que se observa es la falta de revestimiento de ladrillos en algunas
zonas de esta galería, sustituido por la sola y única presencia de la roca madre, aprovechando la fuerte textura de la pizarra. Cuando la pared natural es débil se vuelve a
revestir de ladrillos, siendo la anchura de las paredes de ladrillos de unos 20 cm.
Acceso a la
galería principal
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Caso similar es la altura del túnel, que no presenta altibajos considerables, con
una media de 1,60 m.
En la línea de agua , el citado canalillo discurre en dirección NE-SW, recubierto
en todo momento por mazaríes que permiten andar por encima sin mojarse (dichos
mazaríes son simples losetas colocadas horizontalmente entre dos rebordes).
Aguas arriba, en su parte final, la galería presenta lugares de filtración (que en
superficie se corresponde con el paso directo del arroyo), al encontrarse con componentes de cuarzo en la roca, permitiendo una floración del agua en una incesante
llovizna durante varios metros de túnel (manantial del agua).
En cuanto a la orientación y sentido de la primera galería muestra una línea
serpenteante, con un vértice más fuerte de unos 50 m (monte adentro), que forma un
ángulo de 164º y con un eje NE-SW. Siempre sigue un sentido paralelo al arroyo, a
lo largo de la vaguada, en su margen izquierdo.
POZO CENTRAL (plano nº 6)
Se llega a él a través de otra entrada de medio punto de 1,61 m de alto por 0,90 m de
ancho, totalmente de ladrillos, y por efecto de la caliza en disolución, revestido de
una capa calcárea que ayuda a cimentar y reforzar las uniones.
Vista del pozo central desde abajo
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Forma el núcleo fundamental de todo el conjunto estudiado, con una profundidad de 9,78 m, de forma paralepípeda y de un diámetro de 1,55 un tanto irregular.
PLANO Nº 6. Sección de la entrada al aljibe
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En su construcción se observan dos niveles distintos. Uno más superficial de
mampostería que comunica el pozo con el exterior, a través de una boca formada por
aproximación de dos hiladas de ladrillos. Aparecen restos de elementos constructivos inutilizados, como por ejemplo, un atanor y un arco cegado. El otro nivel, más
profundo, está formado por la unión, sin ningún tipo de mortero, de grandes piedras
irregulares, solamente reforzado en una pared (sur) por un gran arco de ladrillos para
evitar desprendimientos. Estos serían prácticamente inexistentes por el mismo efecto
de la cal disuelta en el agua.
Cabe reseñar cómo la salida del agua sufre un desplazamiento, fruto del taponamiento de la cal y el venero busca y excava nuevos puntos de surgencia, ahondando
el nivel del manantial.
SEGUNDA GALERÍA Y ENTRADA POSTERIOR O SECUNDARIA
(plano nº 5)
Con un desnivel de 1,40 m con respecto a la línea de agua del pasillo anterior, y
dentro del mismo pozo, comienza esta segunda galería. A diferencia de la anterior,
se halla totalmente enladrillada con una cubierta abovedada de cañón y unas medidas
realmente estrechas (0,50/1,90 m de alto).
Este segundo pasillo, con una longitud de 26,60 m y con una pendiente hacia
el pozo de 1,84 %, presenta leves variaciones angulares, con una dirección NE-SW,
siguiendo un poco más la línea del arroyo y mirando a la Fortaleza.
Termina todo el conjunto con un recodo que comunica la escalera final con la
superficie. Pero enfrente del pasillo se abre un hueco, dentro del cual se aloja una
gran tinaja de barro sin vidriar, con decoración en su borde, simulando una moldura
en relieve retocada con líneas perpendiculares, que serviría para la recogida del agua
proveniente de un atanor incrustado en la misma (actualmente seco). Sus medidas
son de 1,42 m de alto por 60 cm de ancho, recogiendo en su interior a la tinaja de
48 cm de diámetro, con un nivel de agua de 38 cm. El tubo del atanor con un grosor
de 2 cm y un diámetro de 12 cm está totalmente realizado en cerámica de pasta fina
sin vidriar.
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Recogida de agua al final
de la galería secundaria
La escalera de salida o entrada, según se mire, situada a la izquierda del pasillo,
de 2,70 m, presenta un desnivel de 5,95 m con una pendiente superior al 25 % y con
una anchura (más bien estrechez) de 50 cm. En superficie, se acaba todo en un muro
exterior, revestido con argamasa rosácea en forma de codo y con unos “graffitis” de
finales del siglo XVIII cuya cronología coincide con la actuación que ya hemos mencionado con anterioridad durante 1775, cuando el Ayuntamiento acordó “… taparle
la bocamina que los moros construyeron desde la fortaleza para abastecerse…”9.
Prueba evidente de su continuada utilización y reparación.
9
Ruiz García, 2011, pp. 56, nota 3 (A.M.V.M. Actas Capitulares, 1775, folio 19 vto).
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CONCLUSIONES
La captación de agua estudiada, el pozo del Algarrobillo, por su estructuración, funcionamiento (el agua que emana del pozo baja por simple gravedad a través de la
pendiente de la primera galería hacia el aljibe, que la almacena hasta un límite, para
impedir su rebosamiento), aspectos constructivos y situación, responde a una tipología bastante simple pero efectiva, que evitando complicaciones aseguraría su fácil
mantenimiento y conservación.
Destacamos la existencia de otros sistemas o estructuras para completar toda
la red de canalizaciones y abastecimiento de agua de la ciudad. Hipótesis que apoyamos en las fuentes documentales: los repartimientos. En ellas aparecen una serie
de infraestructuras, pozos públicos (de conçejo, de San Sebastián10, de Santiago11)
y de carácter privado: en el interior de casas12, de medio pozo, de pozo ancho13.
Asimismo, encontramos estos pozos en distintas zonas de la ciudad: en el arrabal de
los Gomeres14; en la zona de la Puerta de Antequera observamos que hay multitud
de casas con pozo, bien en el establo o en la cocina15 (hasta un total de 7 casas con
sus respectivos pozos desde la puerta de Antequera hasta el interior de la ciudad de
Vélez Málaga).
Completamos la relación de canalizaciones de agua con las emplazadas a extramuros de la medina en la parte norte, cerca de la puerta de Granada y entre el camino
de Antequera y el camino de los pozos de la Coronada, lugares que siglos más tarde,
pasa a denominarse calle Pozos Dulces, Pozo Ancho y Pozo Cubierto16.
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14
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16
Martín Palma, 2005, p. 133 “Vna casa, que está en el arrabal ençima de la casa de Bartolomé Cortés,
que es ençima del pozo de San Sebastián, se dio a Lope de Soler, …”
Ibidem, p. 100, “La casa que tiene Diego (sic) Gómez Éçija se le dexa con el establo que tiene de la
parte de arriba, que sale la puerta también a la calle principal; ha por linderos de la parte de abaxo
con vn poso de Conçejo e por delante con la calle pública que va la iglesia.”
Ibidem, p. 141, “Dióse a Constanza Méndes de Padilla la casa de Calvache, que es vnos dos corrales
e vn medio pozo, que ha por linderos a Fernando Lópes de la Torre e de sufijo, Lope de Reholi.
Ibidem, p. 134, “ La casa que tiene Juan de Sanjuán, vizcayno, se le dexa con sus corrales, que son
como agora estan, que llegan cabe el pozo ancho, que es enfrente de la puerta del baluarte del arrabal; no tiene linderos conocidos.”
Ibidem, p. 143, “Dióse a Pero Brauo vn corral de treinta pasos en el arrabal de los Gomeres, que
tiene vn pozo e sale a vna calle pública.”
Ibidem, p. 145, “ Vna casa buena en que está Contreras e Muñoz con su corral e establo e pozo,
son dos casas”; “Otra casa en que mora García de Meneses con su pozo e cozina.”; “Otra casa a la
rinconada que posa en ella Martín de Luque con su corral y pozo.”
Ibidem, p. 287, “Comienza otro vanco, que es delante de los pozos de la Coronada e viene por vn
arroyo seco y torna este arroyo, se a de dar en el camino que va Antequera e va por aquí por el camino de los pozos hasya arriba;”
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Aproximación histórico-arqueológica al sistema de abastecimiento y captación de agua…
Algo similar ocurre en la parte meridional y oriental, donde los arroyos que
existen dentro,17 y fuera del arrabal, también tienen asociado pozos y captaciones de
agua: arroyo de San Sebastián, pozo del Rey, pozo en al arroyo de los Gomeres o San
Francisco18 y pozo de la Mançebía.
Por último, hemos de señalar algunas noticias sobre la calidad del agua calificada de dura, por la gran cantidad de sales cálcicas que contiene y según testimonios
de Ibn al-Jab “su agua era de lo más malo que se conocía”19, aspectos que ayudan a
completar y a conocer en todas sus variantes el complejo sistema de las canalizaciones y conducciones de agua durante la etapa final andalusí.
Este trabajo ha tratado de aportar información y de sugerir líneas de investigación en torno a un elemento primordial de las civilizaciones humanas: el abastecimiento de agua y la organización alrededor de él para asegurarla en épocas de
carestía, factores importantes en nuestro clima y en nuestra sociedad mediterránea;
además en una época determinada y en un entorno concreto: la ciudad de Balliš y su
entorno urbano más cercano, durante su etapa islámica andalusí.
BIBLIOGRAFÍA
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Málaga (s. XV). Léxico y escenarios urbanos”, en V. Martínez Enamorado (ed.) y F.J.
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RUIZ GARCÍA, P. 2011. “Entre murallas y barreras”, Vélez Málaga.
SIMONET, F.J. 1872. “Descripción del reino de Granada, sacada de los autores arábigos”,
Granada
17
18
19
Ibidem, p. 195, “Juan rodríguez de la Vega, escribano público, vnas casas en el arrabal de dos cuerpos, que han por linderos las tenerías e el arroyo e a las espladas vn corral que tiene vn pozo.”
Ibidem, p. 244, “…le dauan e dieron la tenencia e propiedad e señoryo de vn horno, que es çerca de
la iglesia de Santiago, que es en el arrabal de esa çibdat, e diéronle para proueymiento al dicho horno
vn corral, que es al vn costado del dicho horno, en el qual corral está vn pozo.”
Simonet, 1872, pp. 132-133
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Francisco Javier Cabello Lara
VÁZQUEZ RENGIFO, J. 1998. “Grandeza de la ciudad de Vélez y hechos notables de sus
naturales”, edición, introducción y notas de J. Novella Román y A. Pérez Pascual.
VIÑES MILLET, C. 1982. “La acequía Real de la Alhambra. Notas acerca de su distribución.” Cuadernos de la Alhambra, 18. Granada
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