Guía de Pastoral Social Parroquial

Transcripción

Guía de Pastoral Social Parroquial
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Pastoral Social Arquidiocesana
Panamá, Arquidiócesis de Panamá
Caller 1a. Sur Carrasquilla
al lado de la Iglesia de Lourdes
Oficina 106
Tel. 229.0554
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Contenido
Introducción
¿QUÉ ES LA PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL? ………………………….. 5
I.
II. LA ESPIRITUALIDAD DE LA PASTORAL SOCIAL …………………………… 7
III. LOS NUEVOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS ………………………………….. 12
IV. TAREAS DE LA PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL ………………………… 15
V.
V. TIEMPOS FUERTES …………………………………………………………….23
VII. EL ESTILO DE VIDA DEL AGENTE DE PASTORAL SOCIAL ……………….. 24
VIII. MANTENER UNA CULTURA DE PAZ ………………………………………… 27
IX. DIEZ REGLAS PARA ACTUAR ………………………………………………… 28
X.
RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES ……………………………………. 21
LA PASTORAL SOCIAL ARQUIDIOCESANA ………………………………… 29
Programa de Formación y de Sensibilización ………………………………….. 31
Programa de Personas Adultas Mayores ……………………………………….31
Programa de Derechos Humanos y Género …………………………………... 33
Programa Pastoral de Turismo …………………………………………………..34
XI. OTROS ORGANISMOS DE LA IGLESIA ………………………………………36
Caritas Arquidiocesana …………………………………………………………. 36
Comisión de Justicia y Paz ……………………………………………………...38
Programa de Prevención de Drogas …………………………………………… 40
El Hogar del Buen Samaritano …………………………………………………..41
Servicio Jesuita a los Refugiados ………………………………………………. 42
FRATER ………………………………………………………………………….. 43
XII. PASTORALES ESPECIALIZADAS …………………………………………….. 45
Pastoral Penitenciaria …………………………………………………………… 45
Pastoral de la Salud …………………………………………………………….. 46
Pastoral de la Movilidad Humana ………………………………………………. 47
Pastoral Indígena ………………………………………………………………... 49
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
I
ntroducción
En su exhortación apostólica La Alegría del Evangelio escribe el Papa Francisco: “Desde el corazón
del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana,
que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora”. (EG, 178).
De igual manera los obispos de Panamá en su Carta Pastoral del 6 de enero de 2001 anotaron:
“Los cristianos estamos llamados a ser sal y luz para el mundo, fermento de una sociedad más justa y
equitativa. Por eso, la pastoral social no es un apéndice de nuestro quehacer eclesial, sino que ha de
ser una dimensión esencial de toda nuestra labor de evangelización. Es la expresión de nuestra fe en
signos visibles de solidaridad y de compromiso con el Reino. La caridad comprueba la autenticidad de
nuestra fe en Cristo.” (La Justicia Social en Panamá, 116).
El presente folleto “La Pastoral Social Parroquial” quiere ser una ayuda para las distintas parroquias para
crear o reorganizar su equipo de Pastoral Social. Indica lo que es la pastoral social, su espiritualidad,
desafíos y tareas, explica cómo se puede formar el equipo parroquial, habla de los recursos, los tiempos propios y la manera de actuar de la pastoral social. Esperamos que sea un instrumento útil en la
promoción de dicha pastoral en las diferentes parroquias.
Todo este trabajo debe enmarcarse dentro de la pastoral orgánica de la Arquidiócesis de Panamá que
ha hecho una opción por ser una Iglesia que camina en la esperanza y que sueña con un modelo de
Iglesia:
Casa y escuela de comunión en el Señor abierta a todos,
con una atención preferencial por los pobres;
Iglesia discípula y misionera,
con un servicio compartido desde los ministerios, dones y carismas,
a través de una pastoral orgánica y de conjunto;
que camina en la esperanza y construye el Reino de Dios
en justicia, fraternidad y solidaridad,
bajo la protección de Santa María la Antigua.
Dentro de este modelo de Iglesia, la pastoral social da su aporte para que seamos una Iglesia signo y
señal del Reino. Esto sólo es posible por medio de una conversión pastoral, donde la vivencia de la fe
se hace cada vez más expresión de una caridad vivida de cara a los grandes problemas que afectan a
nuestro país.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
I.
¿Qué es la Pastoral Social
Parroquial?
H
acer pastoral es acompañar a la comunidad
cristiana para que crezca y madure en la
fe. Como dice el Papa Benedicto XVI, toda
pastoral debe tener tres dimensiones: “La
naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: el anuncio de la Palabra de Dios (kerygmamartyria), la celebración de los
Sacramentos (leiturgia) y el servicio de la caridad (diakonia). Las
tres se implican mutuamente y no
pueden separarse una de otra.”
(Benedicto XVI, Caritas in veritate, 2009).
los migrantes, la pastoral indígena... Sin un criterio
claro de discernimiento uno podría imaginarse la
cantidad de pastorales especializadas como grupos
humanos haya. Entonces correríamos el riesgo de dividir la Iglesia en un sin número de grupos aislados.
Es importante tener claro que la pastoral social no
Aparte de estas tres dimensiones fundamentales que
debe llevar toda pastoral, existe lo que llamamos las
pastorales especializadas. Son la acción de la Iglesia
hacia determinados grupos específicos. Claro está
que cada pastoral especializada tiene que tener las
tres dimensiones fundamentales de toda pastoral.
Sólo se justifica una pastoral especializada cuando
el grupo necesita una atención especial y particular. En este sentido existe la pastoral de enfermos,
la pastoral carcelaria, la pastoral de educadores, de
es una pastoral especializada, sino que es una de las
dimensiones fundamentales de toda pastoral.
No son tres pastorales apartes,
sino que son las tres dimensiones
de la única y orgánica pastoral
de la Iglesia: la dimensión profética (el anuncio y la catequesis),
la litúrgica (la celebración) y la
social (la práctica vivencial). No
se pueden separar estas tres dimensiones. Si bien es cierto que
la celebración es la expresión más
específica de la religiosidad, la
práctica vivencial es la verificación de su autenticidad. (Cfr. Mt
5-7 y 25).
Insiste el Papa Francisco en su exhortación apostólica: “Cada cristiano y cada comunidad están llamados
a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que
seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del
pobre y socorrerlo”. (EG, 187).
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“Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser
instrumentos de Dios para la
liberación y promoción de los
pobres,...”
En las conclusiones de Puebla, los obispos de América Latina decían: “Para lograr la coherencia del testimonio de la comunidad cristiana en el empeño de
liberación y de promoción humana, cada país y cada
Iglesia Particular organizará su pastoral social con
medios permanentes y adecuados que sostengan y
estimulen el compromiso comunitario, asegurando
la necesaria coordinación de iniciativas, en diálogo constante con todos los miembros de la Iglesia.”
(Puebla, 478).
Por eso ninguna parroquia o comunidad eclesial
puede quedarse sin pastoral social, porque se trata
de una dimensión esencial de la misión de la Iglesia.
Para que esta dimensión se promueva, debe haber
quién lo haga. Alguien tiene que ser responsable de
que se impulse constantemente el crecimiento de la
fe en la vida diaria. El grupo que asume esta responsabilidad en una parroquia es el equipo de Pastoral
Social. Como dimensión particular de la pastoral parroquial, la labor de este equipo debe estar dirigida
en primera instancia hacia la propia comunidad parroquial para ayudarla a madurar en su vivencia de
la fe. Por eso dicha comisión debe estar vinculada al
Consejo Pastoral Parroquial.
En el mensaje programático del 26 de abril de 1996,
a raíz de la Semana de Pastoral, el Señor Arzobispo
en aquel entonces, Monseñor José Dimas Cedeño, escribió: “Urjo la creación de los Consejos Pastorales
Parroquiales y el Consejo de Asuntos Económicos.
Como parte del primero, no podrán faltar las Comisiones de Pastoral Familiar y de Pastoral Social.”
En muchas parroquias existen diferentes grupos que
asumen alguna tarea de la pastoral social, p. e. los
grupos de Cáritas, Jesús en los Pobres, Centros de
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Promoción de la Mujer, Jardines de Párvulos y Madres Maestras. También hay otros grupos que hacen
asistencia y promoción humana. En las áreas rurales
pueden ser cooperativas y asociaciones campesinas
promovidas por la Iglesia, así como otras iniciativas
parroquiales. Sin embargo para que algún grupo pueda asumir la responsabilidad de la pastoral social, es
necesario que esté consciente de que la pastoral social es una acción de toda la Iglesia. Esto implica que
su inspiración brote desde el evangelio y su actuar
esté vinculado con el conjunto de la parroquia. Efectivamente, la primera responsabilidad de la pastoral
social es crear sensibilidad y conciencia social dentro la propia comunidad cristiana y en cada cristiano
en particular. De igual manera es imprescindible que
esta comisión tenga una visión integral de las tareas
que le toca impulsar como pastoral social.
Dicho de otra manera, el equipo parroquial de pastoral social es el grupo de personas - adultos y jóvenes,
varones y mujeres - preocupados por promover la
dimensión social de la fe. Tratan de compenetrarse
de los problemas que vive la comunidad y desde su
fe buscan aliviar el dolor y el sufrimiento que haya.
Junto con la comunidad cristiana sueñan el futuro deseado inspirado en el evangelio y diseñan un
plan de acción para dar respuestas coherentes a los
grandes desafíos que se plantean, estableciendo las
estrategias para lograr los objetivos diseñados. Durante todo este proceso es importante involucrar a la
comunidad y a los miembros de la Iglesia, tanto en el
diagnóstico de su realidad, como en la búsqueda de
respuestas y la ejecución de las mismas.
De esta manera, el equipo de pastoral social se vuelve
“equipo levadura”. Es el organismo que ayuda a toda
la comunidad parroquial a vivir y dar testimonio del
amor fraterno: es el oído que percibe la voz de Dios
en la historia del sufrimiento humano; es el ojo que
descubre el rostro sufriente de Cristo en los marginados y excluidos; es la mano que sirve a los pobres;
son los pies que visitan a los enfermos y encarcelados; es la conciencia de la Iglesia que despierta y
reaviva el compromiso social de toda la comunidad
cristiana; es la opción para que toda la comunidad
viva el compromiso de Jesús de Na zaret con los más
pobres y cumpla la voluntad de Dios Padre en el aquí
y ahora de la historia.
II. La espiritualidad de la
Pastoral Social
L
a espiritualidad es la savia que nutre la
vida. Su fuente vital es la experiencia
de Dios. Sin una espiritualidad sólida,
la pastoral social queda como un anexo
de la fe y se reduce fácilmente a una mera acción social.
Un gran problema en la Iglesia es que muchos agentes de pastoral se han quedado con
una espiritualidad que no es cónsona con su
compromiso. Existe un divorcio entre espiritualidad y compromiso social. Muchas veces
su espiritualidad no crece con la maduración
humana, por lo que no se ajusta a su manera
de vivir y se queda en un nivel infantil, sentimental, devocional, ajeno al compromiso
evangélico. Sus prácticas religiosas son más
devocionales que bíblicas, más privadas que comunitarias, más íntimas que abiertas al mundo. Tal espiritualidad no es capaz de nutrir su compromiso en
el mundo.
El Papa Francisco insiste en el vínculo íntimo que
existe entre evangelización, compromiso social y espiritualidad: “Evangelizadores con Espíritu quiere
decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el
punto de vista de la evangelización, no sirven ni las
propuestas místicas sin un fuerte compromiso social
y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón. Siempre hace falta cultivar un espacio interior
que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la
actividad. Al mismo tiempo, se debe rechazar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista,
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que poco tiene que ver con las exigencias de
la caridad y con la lógica de la Encarnación”.
(EG, 262).
Por eso, una auténtica pastoral social debe
contar con una sólida espiritualidad evangélica que se alimenta en el encuentro con el
Dios de la vida y de la historia, tal como se ha
manifestado en Jesucristo.
FUNDAMENTOS PARA UNA
ESPIRITUALIDAD EVANGÉLICA
1. Dios se revela como el Señor
de la historia:
Entrar en la dinámica de la fe bíblica es abandonar concepciones religioso-cosmológicas y
estáticas, e introducirse en la experiencia de
Dios como Señor de la historia. La fuente de la
espiritualidad bíblica es la experiencia de un
Dios que se hace presente en la historia para
formarse un pueblo y darle vida en abundancia. (Cfr. Dt 26, 1-10: El israelita proclama su
fe). El Dios de la Biblia no es el garante del orden natural, social o político. Su presencia es
más bien desestabilizadora. Él nos saca de la
rutina y del desorden instituido para crear cosas nuevas, para hacer historia con nosotros y
transformar el mundo.
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Aunque la salvación no se agota en las liberaciones históricas, la plenitud de la salvación
no es un “aporte agregado” a no importa qué
historia, sino que es una dinámica nueva que
atraviesa toda la historia humana, haciendo
de cada uno de sus momentos liberadores un
signo de la plenitud esperada. Vivir la plenitud
de salvación como un “don” no es lo mismo
que vivirla como un “añadido”. Es a través de
la historia humana que Dios va manifestando
su proyecto definitivo. Así lo expresó el Concilio Vaticano II en la constitución pastoral
Gaudium et Spes sobre la Iglesia y el mundo
de hoy: “La espera de una tierra nueva no debe
amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra. Aunque hay
que distinguir cuidadosamente progreso tem-
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poral y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo,
el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al
reino de Dios.” (GS, 39).
2. No hay culto a Dios sin práctica de
la justicia:
Según los profetas, la justicia es un tema indisolublemente religioso y social. Para ellos la oración y los
actos religiosos no valen nada si no se respeta el derecho del pobre. Amos 5, 21-24; Isaías 1, 11-17; Miqueas 6, 6-8; Isaías 58, 3-10. Según la Ley, el santo ha
de ser justo, porque la injusticia es una ofensa a Dios.
Deuteronomio 24, 14-15.
Para la Ley y los Profetas, la Alianza sólo es válida si
se respeta el derecho de los pobres, hambrientos y
oprimidos, hasta tal punto que Yahvé parece poner
en tela de juicio sus promesas más solemnes cuando reinan la injusticia y la iniquidad. Jeremías 7, 4-7.
Dios vuelve su rostro ante su pueblo cuando el hermano vuelve el rostro ante el hermano.
3. Dios manifiesta un amor preferencial
por los pobres y excluidos:
En la Biblia no se habla de los derechos humanos en
general, sin embargo, se insiste constantemente en el
derecho del pobre. Los profetas proclaman el derecho del pobre, de la viuda, del huérfano, del extranjero, del asalariado… es decir, de los más débiles en
la sociedad y de quienes están marginados. Para los
profetas la justicia es en primera instancia el derecho
de los que no tienen nada. Es el derecho del necesitado, por el mismo hecho de su necesidad.
La atención preferencial por los pobres se desprende de la conducta misma de Dios. Imitar al Dios de la
revelación nos exige esta “parcialidad”. Los obispos
en Puebla nos recuerdan: “Por esta sola razón, los pobres merecen una atención preferencial, cualquiera
que sea la situación moral o personal en que se encuentren. Hechos a imagen y semejanza de Dios para
ser sus hijos, esta imagen está ensombrecida y aún
escarnecida. Pero Dios toma su defensa y los ama.”
(Puebla, 1142). La opción preferencial por los pobres
se fundamenta en la conducta del mismo Dios.
En esta misma línea escribe el Papa Francisco en
su exhortación apostólica La Alegría del Evangelio:
“Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia divina tiene consecuencias en
la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener
«los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5).
Inspirada en ella, la Iglesia hizo una opción por los
pobres entendida como una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da
testimonio toda la tradición de la Iglesia”. (EG, 198).
4. La pobreza como estilo de vida de Jesús:
En la vida de Jesús se ha manifestado de manera definitiva el modo de actuar de Dios. La vida de Jesús
no es una casualidad que igualmente hubiera podido
acontecer de otra manera; sino que tal y cómo sucedió, se ha convertido para siempre en revelación. Es a
través de esta vida concreta, que Jesús hace presente
el rostro de Dios.
Desde Belén al Gólgota, la pobreza es un componente
inherente en la vida de Jesús y marca su estilo mesiánico. El Hijo de Dios no sólo se hace hombre, sino que
se hace pobre. Jesús no vive la pobreza por accidente,
sino como opción, como manera de ser, como expresión de su relación con el Padre y con los hermanos.
Las bienaventuranzas según Mateo expresan este
nuevo estilo de vida que marca la pertenencia al Reino. “Felices los que tienen corazón de pobre, porque
de ellos es el Reino de los cielos”. (Mt 5, 3).
Nos lo confirma el Papa Francisco, cuando escribe:
“Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres.
Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei, en sus propios dolores conocen
al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos. La nueva evangelización es
una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus
vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a
prestarles nuestra voz en sus causas, pero también
a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a
recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”. (EG, 198).
5. Jesús nos revela a Dios como Padre:
Jesús tiene una relación filial con su Padre y nos enseña también a nosotros a llamar a Dios “Padre nuestro”. Es incalculable la fuerza espiritual de esta verdad.
Ella implica que Dios nos ha amado primero y desde
ese amor brota una corriente de gracia para crear un
hombre y una humanidad nueva. Vivir en fraternidad
y trabajar para un mundo más justo y humano, es expresión concreta de la experiencia de Dios como Padre
nuestro.
La metáfora del padre evoca ternura y confianza, pero
también exigencia y promesa. El amor paternal no se
confunde con paternalismo. La vivencia práctica del
amor nos lleva a una necesaria correlación entre la
asistencia en casos de emergencia y la lucha por estructuras justas que garantizan la dignidad de cada
persona como hermano nuestro y como hijo de Dios.
Nos advierte el Papa Francisco: “Nuestro compromiso no consiste exclusivamente en acciones o en programas de promoción y asistencia; lo que el Espíritu
moviliza no es un desborde activista, sino ante todo
una atención puesta en el otro «considerándolo como
uno consigo». Esta atención amante es el inicio de una
verdadera preocupación por su persona, a partir de la
cual deseo buscar efectivamente su bien. Esto implica
valorar al pobre en su bondad propia, con su forma de
ser, con su cultura, con su modo de vivir la fe. El verdadero amor siempre es contemplativo, nos permite servir al otro no por necesidad o por vanidad, sino porque
él es bello, más allá de su apariencia”. (EG, 199).
6. Jesús es el cordero de Dios que quita
el pecado del mundo:
Para vivir la dinámica del amor filial y fraterno, debemos tener claro cuáles son las raíces de la violencia y
la injusticia. Estas no son casuales, ni se deben a una
especie de fatalismo. Ellas tienen sus raíces en actitudes y estructuras que contradicen la voluntad del
Padre que quiere formar una gran familia de hijos y
hermanos.
La misión de Jesús es “quitar el pecado del mundo”
(Juan 1,29). Si en algo ha de distinguirse la acción social del cristiano es en su “radicalidad”, es decir llegar
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a la raíz del mal para testimoniar desde allí el amor del
Padre con la libertad de quien busca re-crear el mundo
según la voluntad de Dios, sin ningún otro tipo de intereses personales. Es un llamado a la conversión que
es capaz de generar nuevas actitudes y nuevas estructuras sociales.
Para esto hay que ir a la raíz de los problemas, que es
la ambición del poder y del tener que luego se cristaliza en estructuras de dominación y marginación. Dice
Juan Pablo II en la encíclica Solicitudo Rei Socialis: “Entre las posturas y actitudes opuestas a la voluntad divina y al bien del prójimo y las “estructuras” que conllevan, dos parecen ser las más características: el afán de
ganancia exclusiva, por una parte; y por otra, la sed de
poder.” (SRS, 37).
En esta misma línea insiste el Papa Francisco: “La
necesidad de resolver las causas estructurales de la
pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia
pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la
vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente
los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación
financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y
en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de
los males sociales”. (EG, 202).
7. El Espíritu no destruye la vida, sino
que la hace plena:
El Espíritu es fuente de vida, es la vida misma de Dios
en nosotros. Es el Espíritu quien impulsa a Jesús a cumplir su misión: “El Espíritu del Señor está sobre mí. El
me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres,
para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos
que pronto van a ver. A despedir libres a los oprimidos
y a proclamar el año de gracia del Señor.” (Lc 4, 18-19).
El Espíritu que impulsa a Jesús libera, comunica vida,
lleva a la plenitud, hace cumplir la voluntad del Padre.
Es este mismo Espíritu que Jesús nos ha dejado: “Ustedes no recibieron un espíritu de esclavos para volver al
temor, sino el Espíritu que nos hace hijos adoptivos, y
en todo tiempo llamamos: Abba, o sea Papá. El mismo
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Espíritu le asegura a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.” (Rom 8, 15-16).
El Espíritu de Dios no nos aparta de nuestro compromiso con la sociedad, no nos quita nuestra dignidad
humana, ni disminuye nuestra capacidad de reflexión
crítica. Todo lo contrario, el Espíritu es fuente de vida
y de inspiración en todo el quehacer humano para llevarlo a su plenitud en Dios. Nos ayuda a asumir nuestra
responsabilidad histórica como respuesta al proyecto
de Dios. Su Espíritu en nosotros nos hace capaces de
interpretar los signos de los tiempos. El Espíritu no
está para ser “manipulado” ni para “manipular”, sino
para “guiar” e “iluminar”.
El Papa Francisco describe esta actitud espiritual de la
siguiente manera: “Jesús mismo es el modelo de esta
opción evangelizadora que nos introduce en el corazón del pueblo. Cautivados por ese modelo, deseamos
integrarnos a fondo en la sociedad, compartimos la
vida con todos, escuchamos sus inquietudes, colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus
necesidades, nos alegramos con los que están alegres,
lloramos con los que lloran y nos comprometemos en
la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con
los demás. Pero no por obligación, no como un peso
que nos desgasta, sino como una opción personal que
nos llena de alegría y nos otorga identidad”. (EG, 269).
Una actitud muy propia de las primeras comunidades
cristianas era estar de pie para orar. La comunidad
cristiana estaba consciente que con la resurrección de
Cristo la persona humana había sido restablecida en
su dignidad de ser “hijo”, por eso pudo adoptar esta
actitud digna de estar de pie delante de quien es su
Padre, y no como un esclavo postrado en el suelo. Es
la actitud de quien está lleno del espíritu de Dios y que
expresa dignidad, respeto, plenitud y confianza.
8. El mandamiento más importante:
Cuando un maestro de la Ley le preguntó a Jesús cuál
de los mandamientos encabezaba a los demás, Jesús
le contestó: “El primer mandamiento es: Escucha Israel: El Señor, nuestro Dios es el único Señor. Al Señor
tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. Y después
viene éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No
hay ningún mandamiento más importante que estos.”
(Mc12, 29-31).
La pregunta del escriba nace de una exigencia particularmente sentida en el judaísmo de entonces. Un
número exagerado de preceptos y leyes insignificantes impedía ver con claridad lo realmente importante.
Según la tradición sinagogal, eran 613 mandamientos
que los fariseos habían codificado y jerarquizado por
orden de importancia. La originalidad de Jesús a la
pregunta cuál de los mandamientos encabeza toda la
Ley, es que Jesús no responde con uno sólo, sino con
dos, ambos estaban en la Ley de Moisés, en lugares y
libros distintos. Jesús une estos dos mandamientos,
porque para Jesús tienen la misma preponderancia.
En el evangelio según san Lucas, el escriba, para justificar su pregunta, insiste: “¿Y quién es mi prójimo?”.
Jesús responde entonces con la parábola del buen samaritano. Por lo cual la pregunta por el prójimo nunca
puede ser una pregunta teórica, sino eminentemente
práctica: el prójimo es aquel que necesita de mi ayuda
y a quien tengo que acercarme. No soy yo el centro,
sino el prójimo es el punto de referencia. Sus necesidades definen lo que tengo que hacer. Ante él no me
puedo quedar indiferente, no puedo dar un rodeo, sino
que tengo que acercarme para atender sus necesidades. (Cfr. Lc 10, 25-37).
En este punto es importante saber distinguir entre relaciones directas e indirectas, como lo hace con mucha
claridad el filósofo francés Paul Ricoeur. El encuentro
con el otro en el camino, es la relación directa y personal. Sin embargo existe también una relación con las
terceras personas que no encuentro directamente: son
la multitud de marginados y desamparados que necesitan que se les respeten sus derechos. También para
con ellos tengo una responsabilidad, que es mediatizada a través de las instituciones. Promoviendo estructuras justas, se hace justicia a estas terceras personas
que no conozco personalmente, pero para con quienes
también tengo una responsabilidad.
La gran perversión de la fe cristiana ha estado – y sigue estando – en concebirla esencialmente como una
relación individual con Dios, de donde se deriva secundariamente una caridad personal hacia los demás. En
este sentido resulta sorprendente que en la reflexión
sobre la caridad no se haya hablado nada de su carác-
ter comunitario. La caridad cristiana se ha tratado no
en términos comunitarios de igualdad, sino en la forma abstracta de “hacer el bien”. Y esto precisamente
ha sido lo que más daño ha hecho al ideal comunitario
del Nuevo Testamento.
9. El criterio definitivo de la pertenencia
al Reino:
El amor a Dios pasa por el amor al prójimo. No se puede separar el uno del otro. En el evangelio según san
Mateo, tanto en el Sermón de la montaña como en el
Sermón de la venida plena del Reino, Jesús hace énfasis en la práctica de la justicia. Dice Jesús al final del
Sermón de la montaña: “No es el que me dice: Señor,
Señor, el que entrará en el Reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre del cielo.” (Mt 7, 21).
Por el otro lado, en el juicio final, Jesús se identifica con
el hambriento, el forastero, el excluido: “Tuve hambre
y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber...
¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer?
Lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
conmigo lo hicieron.” (Mt 25, 31-45). Al final de nuestra vida seremos juzgados por nuestra atención al pobre, por nuestra práctica de la justicia.
La misma advertencia la encontramos en la parábola
del rico Epulón de Lucas 16, 19-31. Es en la actitud
para con el necesitado que se juega nuestra salvación.
10. Ser sal y luz para el mundo:
La Iglesia, como comunidad de Cristo, no existe para
sí misma; toda su existencia es servicio al mundo con
miras al reino de Dios. La Iglesia no puede quedarse al
margen de la historia humana. Ella es parte integrante
de esta historia y es en esta misma historia que ella ha
de ser sal y fermento de una nueva humanidad. Ella
está llamada a ser sal y luz en el mundo, anticipo del
Reino, comunión de los hombres con Dios y entre sí.
Su carácter sacramental significa exactamente que la
salvación anunciada se hace visible en la Iglesia, en
signos concretos a través de los cuales los hombres
puedan percibir el proyecto de Dios con la humanidad.
“Así pues, debe brillar su luz ante los hombres, para
que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre de
ustedes que está en los cielos.” (Mt 5, 16).
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
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III. Los nuevos signos de
los tiempos
E
“...Reconocer a Cristo sufriente en
los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más
solos y abandonados, etc.”
n las conclusiones de la Conferencia
de Santo Domingo, los obispos indican
los grupos que merecen nuestra especial atención. Son los nuevos rostros de
Cristo sufriente, a través de los cuales Dios nos
interpela:
los excluidos, los desempleados
los campesinos pobres, los indígenas marginados
los niños de la calle, los jóvenes en
situación de riesgo
las mujeres maltratadas, víctimas
del abuso
las familias desintegradas, las madres solteras
los ancianos, los enfermos, especialmente los enfermos de SIDA
los encarcelados, los refugiados
y migrantes
los alcohólicos, los adictos a la droga
Escribe el Papa Francisco en su exhortación
apostólica La Alegría del Evangelio: “Es indispensable prestar atención para estar cerca de
nuevas formas de pobreza y fragilidad donde
estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos aporte
beneficios tangibles e inmediatos: los sin techo,
los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos
y abandonados, etc.” (EG, 210).
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Inspirado en el documento de Santo Domingo,
1992, sobre todo el Capítulo II de la Segunda
Parte, donde se habla de “La promoción humana” y los nuevos signos de los tiempos, y la Carta Pastoral de los obispos de Panamá “Nueva
Evangelización y Sociedad Panameña” del 3 de
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
noviembre de 1993, queremos presentar los siguientes desafíos y líneas pastorales para nuestra labor de
la pastoral social.
1. EL MODELO ECONÓMICO
Desafío:
Competencia, búsqueda de eficiencia, exclusión. Ambiente de consumismo. Creciente
brecha entre ricos y pobres.
Líneas pastorales:
Promover proyectos de economía solidaria:
micro-proyectos, talleres de carácter familiar,
pequeñas empresas, mercado solidario, bancos populares que den un financiamiento preferencial a microempresas, talleres de formación técnica y profesional.
Educar en los valores de la laboriosidad y del
compartir, de la honestidad y de la sencillez de
vida, del sentido ético-religioso de la vida.
Privilegiar el servicio fraterno a los más pobres. Hacer de nuestra parroquia un espacio
para la solidaridad.
Urgir al Estado respuestas a las difíciles situaciones de los más pobres.
Reflexionar en torno a una economía social del
mercado.
2. EL TRABAJO
Desafío:
Eficiencia y productividad a costa de la dignidad del trabajador. El trabajo como mercancía.
Líneas pastorales:
Impulsar la pastoral obrera para promover y
defender el valor del trabajo humano.
Apoyar las organizaciones propias de los trabajadores para la defensa de sus legítimos derechos.
3. LOS DERECHOS HUMANOS
Desafío:
Irrespeto a la dignidad de la persona y de los
pueblos, especialmente el derecho de los pueblos indígenas a la tierra y su cultura propia.
Líneas pastorales:
Promover los derechos humanos, individuales
y sociales, con la palabra, la acción y la colaboración.
Denunciar las violaciones de los derechos.
Defender el derecho de los pueblos indígenas
a su tierra y cultura.
4. LAS CARCELES
Desafío: Situación infrahumana. Hacinamiento. Mentalidad de castigar en lugar de rehabilitar. Mora
judicial.
Líneas pastorales:
Denunciar la situación infrahumana de las cárceles y la lentitud de la justicia.
Visitar a los encarcelados de la parroquia.
Prever la posibilidad de asistencia legal a quienes la necesiten.
Acompañar a quienes han cumplido su pena
en el proceso de reintegración en la sociedad.
5. LA ECOLOGIA
Desafío: Destrucción del medio ambiente que es nuestra casa común y la herencia para las futuras
generaciones.
Líneas pastorales:
En la catequesis, dar una interpretación ecológica de la creación.
Crear espacios de sano esparcimiento.
Estar atentos al problema de la basura y de los
desechos. Promover el reciclaje.
Aprender a vivir en sobriedad y sencillez, respetando la naturaleza como ambiente de vida
para todos.
6. EL AMBIENTE HUMANO
Desafío: Desintegración de la cultura y de los valores
por el consumismo. Modelos de anti-valores
en los medios de comunicación. Crisis de la autoridad. Confusión de libertad con libertinaje.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
13
Líneas pastorales:
Promover un pacto ético-social por una cultura de la vida, el diálogo entre las generaciones.
Impulsar una nueva cultura de la vida en base
a los valores del respeto por la persona, la solidaridad, la sencillez de vida, el uso responsable de la libertad, la gratitud...
7. LA SALUD
Desafío: Reducción de los gastos públicos para la seguridad social, privatización y comercialización
de la medicina, abuso del alcohol y la drogadicción.
Líneas pastorales:
Promover la salud comunitaria (dimensión
educativa y preventiva).
Impulsar una pastoral de los enfermos. Prestar atención a los ancianos. Acompañar a los
enfermos de VIH/SIDA.
Promover centros de rehabilitación para alcoholismo y drogadicción.
Revisar nuestros hábitos de alimentación y revalorar la medicina natural.
8. LA FAMILIA
Desafío: La célula básica de la sociedad sufre la crisis de
la misma sociedad. La familia, lugar de formación de las personas, no logra cumplir su cometido. Esto refuerza la crisis de la sociedad.
Líneas pastorales:
Fortalecer la vida de la Iglesia y de la sociedad
a partir de la familia. p. e. catequesis familiar,
oración en el hogar...
14
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Buscar formas para acompañar y orientar a
familias en situaciones difíciles o irregulares.
Desde la niñez y la juventud preparar para la
vida de pareja.
9. LA VIOLENCIA
Desafío: Crece la violencia por causa del tráfico de droga, venta de armas, desintegración de las familias, pérdida de los valores, irrespeto por la
vida humana. Bandas juveniles.
Líneas pastorales:
Educar para una resolución pacífica de los
conflictos. Ayudar a los niños y jóvenes a descubrir el sentido de la vida.
Revisar el papel de los Medios de Comunicación Social y su responsabilidad en la sociedad.
Combatir el flagelo de la droga.
10. LA DEMOCRACIA
Desafío: Politiquería, falta de participación, falta de criterios para discernir, corrupción. Clientelismo
político. Campañas electorales basadas en el
dinero y la descalificación del adversario.
Líneas pastorales:
Formar a los laicos en orden a una participación responsable en la política.
Orientar sobre los valores que fundan una auténtica democracia: responsabilidad, participación, respeto por las personas y sus opiniones, búsqueda del bien común, diálogo.
Crear conciencia sobre nuestros derechos y
deberes políticos.
IV. Tareas de la Pastoral
Social Parroquial
D
ice el Papa Francisco: “Leyendo las Escrituras
queda por demás claro que la propuesta del
Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor
tampoco debería entenderse como una mera suma de
pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo
a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el
Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que
reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar
entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana
tienden a provocar consecuencias sociales”. (EG, 180).
Los obispos en su Carta Pastoral sobre “La Justicia
Social en Panamá”, del 6 de enero de 2001, ya indicaron con toda claridad: “La pastoral social tiene como
tareas primordiales crear conciencia de la dimensión
social del Evangelio, promover la caridad y la ayuda
fraterna, impulsar proyectos de promoción humana y
educar a los cristianos para la justicia y la participación responsable en la vida política.” (116).
De igual manera, el documento final de la Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida,
2007, nos habló de una renovada pastoral social: “La
promoción humana debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre… (399). Por
eso hay que fortalecer una pastoral social estructurada,
orgánica e integral que, con la asistencia y la promoción humana, se haga presente en las nuevas realida-
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
15
des de exclusión que viven los grupos más vulnerables… (401). Se deben diseñar acciones concretas que
tengan incidencia en los Estados para la aprobación de
políticas sociales y económicas que atiendan las variadas necesidades de la población y que conduzcan hacia un desarrollo sostenible… (402) Hay que apoyar la
participación de la sociedad civil para la reorientación
y rehabilitación ética de la política… y trabajar por una
cultura de la responsabilidad a todo nivel… (406).”
Veamos más detenidamente cada una de estas tareas.
1.
ANIMAR Y SENSIBILIZAR
A LA COMUNIDAD PARROQUIAL:
El éxito de la pastoral social parroquial no debe medirse por el número de proyectos realizados o por los abultados balances de ingresos y egresos, ni siquiera por
el número de pobres atendidos, sino por la conciencia
social que adquiere la comunidad cristiana, por la creciente coherencia entre fe y vida, por la participación
activa e interesada de la comunidad en los proyectos.
El mayor triunfo de una pastoral social parroquial será
el escuchar estas frases referidas a la parroquia: “Son
un solo corazón y una sola alma”, “Miren cómo se aman
los cristianos”, “No hay pobres entre ellos”.
Para conseguir esto, la pastoral social parroquial
debe:
• Informar sistemáticamente a la comunidad parroquial sobre las realidades de sufrimiento existentes
en la parroquia, y también en el país y en el mundo.
Concientizar a la comunidad parroquial por medio
de reuniones en torno a la realidad social y reflexionar sobre ésta a la luz de la Palabra de Dios.
impregnadas de la caridad evangélica. Impulsar a
través de la liturgia y la catequesis una espiritualidad de la solidaridad.
• Apoyar la Campaña Cuaresmal como tarea de toda
la comunidad eclesial, visitar las casas y aprovechar
los recursos evangelizadores de esta campaña.
• Promover una vivencia solidaria de la Navidad.
• Organizar alguna actividad parroquial durante la
Semana de Pastoral Social.
2.
IMITAR AL BUEN SAMARITANO:
Un trabajo importante de la pastoral social parroquial
es aliviar las miserias que encontramos en nuestro alrededor. Hay que descubrir los rostros sufrientes de
Cristo que nos interpelan para aliviar estas miserias.
No se puede esperar a que cambien las estructuras
injustas para atender a estos hermanos nuestros que
necesitan de alguna ayuda inmediata.
Sin embargo existe la tentación de contentarse con las
acciones que mitigan en algo estos sufrimientos, sin
preocuparse de las causas de tanta miseria y sin pasar
a programas promocionales. Superar este “opio adormecedor de conciencias” es obligatorio.
Lo primero será descubrir quiénes son los pobres y qué
pobreza padecen. Hoy se habla de antiguas y nuevas
pobrezas. Antiguas como por ejemplo la miseria, los niños huérfanos, los ancianos solos, los enfermos sin recursos… Nuevas pobrezas como la drogadicción, la delincuencia juvenil, los enfermos de VIH, los excluidos de
la sociedad, los migrantes y los privados de libertad…
• Informar sobre las respuestas que se están dando
para aliviar esos sufrimientos.
La pastoral social no puede hacerlo todo; tomará entonces contacto con otras instancias de la Iglesia e instituciones privadas o estatales, para ofrecer el mejor
servicio y, ahí donde no existan obras adecuadas, suscitar nuevas respuestas.
• Ayudar al párroco y a las respectivas comisiones
para que la homilía, la catequesis y la liturgia estén
• Estar atento durante las visitas en los sectores si
hay niños y ancianos abandonados o maltratados,
familias necesitadas, personas que no tienen un
lugar adecuado para vivir.
• Suscitar, animar y apoyar respuestas nuevas y creativas, sea que las realice la pastoral social u otras
instituciones.
16
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Para realizar todo esto es necesario:
Hay que apoyar la participación de la
sociedad civil para la reorientación y
rehabilitación ética de la política…
• Cuando una persona nos pida una ayuda es importante conocer las circunstancias concretas en las
cuales vive. Por eso es imprescindible hacer una
visita a la casa para conocer su entorno personal y
familiar. Sólo de esta manera nuestra ayuda podrá
ser eficaz y adecuada.
• Visitar a los enfermos del sector.
• Buscar personas que tengan recursos económicos y que puedan ofrecer una ayuda económica,
alimentos y medicamentos, ya sea mensualmente,
para ayudar a aliviar estas necesidades.
• Buscar apoyo en las instituciones de servicios sociales (p. e. Centro de Salud, MIDES…) para que
atiendan de manera gratuita a las personas necesitadas. Es imprescindible el trabajo en “red”, quiere decir coordinar nuestro trabajo social con otras
instituciones o grupos para no duplicar esfuerzos
y apoyarnos mutuamente en las intervenciones.
• Promover la “ayuda fraterna” para aliviar la situación de los más necesitados.
• Organizar grupos de prevención o invitar a grupos
de A.A., Cruz Blanca u otros para que den formación sobre drogas, alcoholismo, prostitución.... por
medio de películas, seminarios y charlas.
3.
PROMOVER A LAS PERSONAS:
¿Qué tiene que ver la evangelización con la promoción
humana? A esta pregunta respondió Pablo VI en su
exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi de 1975:
“Entre evangelización y promoción humana – desarrollo, liberación – existen lazos muy fuertes. Vínculos
de orden antropológico, porque el hombre que hay
que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. Lazos de
orden teológico, ya que no se puede disociar el plan
de la creación del plan de la redención que llega hasta
situaciones muy concretas de injusticia a las que hay
que combatir, y de justicia que hay que restaurar. Vínculos de orden eminentemente evangélicos, como es
el de la caridad; en efecto, ¿cómo proclamar al mandamiento nuevo, sin promover, mediante la justicia
y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento de la
persona?” (EN, 31).
El Documento de San Domingo presenta un amplio panorama y líneas pastorales en los diversos campos de
la realidad: derechos humanos, medio ambiente, pobreza, trabajo, movilidad humana, democracia, orden
económico... (Cfr. “los nuevos signos de los tiempos”).
La pastoral social parroquial no puede ni debe dar respuesta a todos los problemas, ni emprender grandes
proyectos; pero sí debe, luego de analizar con cuidado
la realidad en la que está inmersa, identificar algunas
prioridades e intentar dar respuestas que tengan un
valor profético y testimonial.
Aquí también es importante el trabajo en red. Hay que
tomar contacto con otras instancias de la Iglesia e instituciones privadas o estatales, para ofrecer un mejor
servicio; y donde no existan obras adecuadas, suscitar
nuevas respuestas. Al mismo tiempo es necesario trabajar el tema de la incidencia pública.
Algunos proyectos concretos pueden ser:
• Promover, entre las familias necesitadas, un proyecto de producción.
• Apoyar la venta de los pequeños productores
agrícolas o artesanales a través de un mercado
solidario.
• Promover el cuidado y la conservación de la naturaleza.
• Promover un centro de promoción de la mujer, jardines de párvulos, centros de formación y de capacitación.
Ciertos proyectos son de formación/capacitación,
otros son obras sociales, también hay proyectos de
producción o comercialización. Existen proyectos que
priorizan la organización popular. La realidad social,
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
17
la audacia creadora y la fuerza del espíritu aconsejarán lo que debe hacerse.
4.
EDUCAR PARA LA PAZ Y LA JUSTICIA:
Dice el Papa Francisco: “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional,
sin preocuparnos por la salud de las instituciones de
la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos
que afectan a los ciudadanos… Una auténtica fe — que
nunca es cómoda e individualista — siempre implica
un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso
por la tierra.” (EG, 183).
Y continua: “La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo
por una exigencia pragmática de obtener resultados y
de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá
llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que
atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse
como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan
radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la
especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La
inequidad es raíz de los males sociales.” (EG, 202).
Los obispos reunidos en Puebla decían: “la Iglesia debería ser la escuela donde se eduquen hombres capaces de hacer historia, para impulsar eficazmente con
Cristo la historia de nuestros pueblos hacia el Reino.”
(Puebla, 274).
Es necesario que se forme a los cristianos para que
participen de una manera más consciente y responsable en el quehacer político. De igual manera hay que
acompañar a quienes asumen una responsabilidad
política. “Uno de los desafíos de la Iglesia en América
Latina en el siglo XXI es el diálogo con el mundo de la
política, para recuperar la nobleza y dignidad de esta
actividad. Por eso, uno de los nuevos retos para la Iglesia es evangelizar el mundo de la política,” nos decía el
Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga.
18
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Muchos cristianos temen meterse en la política porque corrompe o es sucia, sin embargo es participando
con criterios éticos que seremos capaces de transformar la política con miras a su verdadero cometido,
que es el bien común. Decía Juan Pablo II: “El cristiano
de ningún modo puede abdicar de la participación en
la política.” En esta misma línea nos exhorta el Papa
Francisco: “La dignidad de cada persona humana y el
bien común son cuestiones que deberían estructurar
toda política económica, pero a veces parecen sólo
apéndices agregados desde fuera para completar un
discurso político sin perspectivas ni programas de
verdadero desarrollo integral”. (EG, 203).
Y añade: “La política, tan denigrada, es una altísima
vocación, es una de las formas más preciosas de la
caridad, porque busca el bien común. Tenemos que
convencernos de que la caridad «no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la
familia, el pequeño grupo, sino también de las macrorelaciones, como las relaciones sociales, económicas y
políticas». ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada
y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya
trabajo digno, educación y cuidado de la salud para
todos los ciudadanos”. (EG, 205).
Educar para la justicia es:
• Convencernos de que la primera caridad ha de ser
cumplir con nuestros deberes familiares, profesionales y cívicos.
• Ayudar a los cristianos en el empeño político con
miras al bien común y al rescate de la dignidad humana.
La pastoral social parroquial, de acuerdo
a sus posibilidades, debe:
• Estudiar críticamente y a la luz de la Palabra de
Dios, la realidad social.
• Difundir la Doctrina Social de la Iglesia: para ello
puede organizar conferencias, mesas redondas,
seminarios, cursos... en coordinación con la Co-
misión Arquidiocesana de Pastoral Social o con la
Comisión de Justicia y Paz.
• Organizar seminarios sobre la participación del
cristiano en la política, la resolución pacífica de
los conflictos; promover estudios sobre temas de
actualidad nacional.
• Estudiar la Carta Pastoral de los Obispos sobre la
Justicia Social en Panamá o la el Capítulo IV de la
exhortación apostólica La Alegría del Evangelio
del Papa Francisco, sobre la dimensión social del
evangelio.
• Trabajar en los sectores de la parroquia la revista
cuaresmal que prepara cada año la Oficina de la
Pastoral Social.
• Impulsar un Comité de Derechos Humanos o de
Justicia y Paz, donde las personas puedan exponer
sus problemas, y que dé formación sobre los derechos y deberes de cada uno. Dar apoyo y formación por medio de materiales didácticos.
5.
ACOMPAÑAR AL PUEBLO EN SUS
ESFUERZOS DE PARTICIPACIÓN:
Toca al pueblo asumir la responsabilidad para defender sus derechos fundamentales. Nadie puede privar
a los hombres del derecho de organizarse y menos a
los pobres. La proliferación de las organizaciones populares constituye uno de esos “signos de los tiempos”
que retan a la Iglesia a desarrollar su capacidad y su
obligación de discernimiento y orientación a la luz de
la Palabra de Dios. Por eso, la Iglesia debe acompañar
a los pobres que quieren ser sujetos de su historia y
tener una mayor apertura, confianza y diálogo con los
nuevos movimientos sociales, evitando la sospecha, la
indiferencia y los prejuicios.
Desde el evangelio y la opción preferencial por los
pobres, la Iglesia tiene que desarrollar una pastoral
de acompañamiento al pueblo en sus esfuerzos de
organización. Decían los obispos en Medellín: “A la
Iglesia corresponde alentar y favorecer todos los esfuerzos del pueblo por crear y desarrollar sus propias organizaciones de base, por la reivindicación
y consolidación de sus derechos y por la búsqueda
de una verdadera justicia.” (2, 27). Por eso, “apoyamos las aspiraciones de los obreros y campesinos
llamados a participar en las decisiones que afectan
a su vida.” (Puebla, 1162), “y defendemos el derecho
fundamental a crear libremente organizaciones para
defender y promover sus intereses y para contribuir
responsablemente al bien común.” (Puebla, 1163).
Decía Mons. Oscar Arnulfo Romero: “La Iglesia no
puede renunciar a defender la causa del débil y objetivamente necesitado, cualesquiera que sean los grupos o personas que reivindiquen esas justas causas.
La Iglesia ilumina estos esfuerzos con la luz de su fe
y de su esperanza cristiana.”
Según las conclusiones de Aparecida la Iglesia debe:
“Apoyar la participación de la sociedad civil para la
rehabilitación ética en la política”. (406). “Junto a los
organismos de la sociedad civil, la Iglesia tiene que
hacer un esfuerzo por incidir en los gobiernos para
lograr un mayor respeto por los derechos de las personas más vulnerables.” (Cfr. 414).
De igual manera hay que prestar atención a los nuevos movimientos sociales que han emergido al dejar
los partidos políticos de representar los intereses de
los sectores vulnerables. Estos se han fortalecido por
la sensación de exclusión política y social que viven
grandes segmentos de la población. Abordan temas
visualizados en el proceso de la globalización: la crisis climática, la discriminación, el comercio justo, la
tenencia de la tierra… Surgen en base a necesidades
concretas y fomentan un proceso organizativo que
genera relaciones de participación, solidaridad y humanización.
En casos donde la voz del pueblo no es escuchada o
más bien es silenciada, y donde se violan gravemente los derechos humanos, le compete a la comunidad
cristiana dejar oír su voz para que no se opaquen las
justas aspiraciones del pueblo. Sobre todo en situaciones donde la comunidad no puede expresarse o no
logra hacer escuchar su voz, la Iglesia debe asumir el
papel de ser “voz de los sin voz” y asegurar que no
se aplaste la caña quebrada, ni se apague la mecha
que aún está humeando. En estas circunstancias la
comunidad eclesial debe hacer sonar con fuerza los
justos reclamos del pueblo pobre y marginado.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
19
Acciones concretas que se pueden realizar:
• Ser voz profética: no sólo una voz de protesta,
sino hacer propuestas constructivas para solucionar los problemas que afectan al pueblo.
• Realizar acciones y gestos simbólicos, capaces de
llamar la atención de la opinión pública sobre determinada causa. Nuestra manera de denunciar
ha de reflejar siempre un espíritu evangélico y
profético.
• Denunciar documentada y valerosamente las injusticias y el atropello a los derechos humanos
que se presentan en nuestra área. Informar a las
20 PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
autoridades sobre los abusos que se cometen.
Informar a las instancias arquidiocesanas o nacionales sobre la violación de los derechos humanos.
• Promover la participación popular en sindicatos,
comités barriales, escolares, organizaciones campesinas...
• Asumir el papel de mediadores cuando el diálogo entre el Gobierno y los movimientos sociales
corre el peligro de estancarse, evitando de esta
manera que el conflicto degenere en situaciones
de violencia y de destrucción.
V. Recursos humanos y
materiales de la Pastoral Social
1. FORMAR AGENTES PARROQUIALES:
• Buscar voluntarios y colaboradores para el trabajo
de la pastoral social.
• Formar el equipo parroquial de Pastoral Social.
“… El pan que guardas pertenece al
hambriento. Al desnudo el abrigo que
escondes en tus cofres. Al descalzo,
el zapato que se pudre en tu casa,”
san Basilio de Cesarea, en el siglo IV.
• Es importante capacitar a los voluntarios. El trabajo voluntario debe considerarse como un compromiso real y efectivo que tiene que ejecutarse con la
mayor profesionalidad posible. Se puede solicitar el
apoyo de la Comisión Arquidiocesana de Pastoral
Social para ayudar en la capacitación.
• Participar en el curso anual para agentes de pastoral social.
• Mantener un contacto permanente con la Comisión
Arquidiocesana de Pastoral Social.
• Acompañar a los voluntarios para que crezcan en la
mística del servicio social.
2. RECURSOS MATERIALES:
Sería un grave error organizar una pastoral social con la
principal finalidad de solicitar y recibir ayudas de fuera. La pastoral social parroquial ha de ser la puesta en
marcha de la solidaridad de las pequeñas comunidades
eclesiales de base y de la comunidad parroquial. Se trata de descubrir las pobrezas existentes dentro del área
parroquial y convencer a la comunidad parroquial de
que su obligación es gestar respuestas eficaces. La palabra de Jesús a los discípulos “denles ustedes de comer”
se dirige hoy a la comunidad parroquial y la pastoral social, y debe motivar para organizar esa respuesta.
La limosna siempre ha sido una virtud y hay que fomentarla. Pero es necesario ir más allá de dar solo
“algo que me sobra o ya no me es útil”. Hay pasar de la
limosna a la ofrenda, y hacerla eficaz. Los Padres de la
Iglesia hablaron de una verdadera restitución: “El que
despoja a un hombre de su vestimenta es un ladrón. El
que no viste la desnudez del indigente, cuando puede
hacerlo, ¿merecerá otro nombre? El pan que guardas
pertenece al hambriento. Al desnudo el abrigo que escondes en tus cofres. Al descalzo, el zapato que se pudre en tu casa,” san Basilio de Cesarea, en el siglo IV.
Por otro lado san Ambrosio de Milano decía: “No es tu
bien que distribuyes al pobre. Le devuelves de lo que le
pertenece, porque usurpas para ti solo lo que fue dado
a todos, para el uso de todos. La tierra a todos pertenece, no sólo a los ricos.”
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
21
Dice el Papa Francisco: “La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social
de la propiedad y el destino universal de los bienes
como realidades anteriores a la propiedad privada. La
posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor
al bien común, por lo cual la solidaridad debe vivirse
como la decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde”. (EG, 189).
La organización de la comunicación cristiana de bienes corresponde a cada comunidad. Cuando haya
mística de servicio, los laicos encontrarán pronto
las formas más adecuadas y novedosas para acopiar
recursos que permitan organizar los programas de
atención a los pobres.
Algunas sugerencias concretas:
• Organizar colectas de dinero y de alimentos para
entregárselos a las personas necesitadas.
• Presentar “casos” a la comunidad: “niño que requiere una operación”, “familia que perdió su hogar en un incendio”, “beca de estudio para algún
joven”...
22
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
• Cada domingo poner una canasta en la cual las
personas puedan depositar alimentos secos para
las familias necesitadas.
• Recoger fondos a través de alcancía permanente
en las casas.
• Promover desayunos en la capilla y cuyos ingresos
sean para el trabajo de la pastoral social parroquial.
• Apoyar la Campaña Cuaresmal y organizar una colecta parroquial en el tiempo de la Navidad.
Cuando la comunidad parroquial no puede atender
con sus propios recursos una necesidad, acude a las
instancias diocesanas. Con los fondos de la Campaña
Cuaresmal se pueden apoyar proyectos de promoción
humana que buscan dar una respuesta a las necesidades que surgen en las parroquias.
El comité de pastoral social informará a la comunidad sobre el uso de los fondos que maneja: ingresos
y egresos. Es necesario que haya transparencia en el
uso de los fondos.
VI. Tiempos fuertes de la
Pastoral Social
L
a Pastoral Social es de todos los días; sin embargo, el año litúrgico ofrece tiempos privilegiados para su acción educativa en la caridad,
la justicia y la promoción de la comunicación
cristiana de bienes.
ADVIENTO: Anuncio de esperanza. Dios pone su morada entre nosotros, comparte su riqueza con nuestra pobreza.
• Sector privilegiado: niños, ancianos y abandonados.
• Re-cristianizar y humanizar la Navidad.
• Promover la Navidad Solidaria.
• Área privilegiada: La asistencia y el compartir.
CUARESMA:
Amor de Jesús hasta la entrega de su propia vida.
• Conversión de las personas.
• Redescubrir la austeridad como estilo de vida.
• Relación entre ayuno y ofrenda de solidaridad.
• Promover la Campaña Cuaresmal.
• Visitar los sectores, reflexionar en grupo el folleto
cuaresmal, repartir y recoger los sobres de la colecta cuaresmal.
• Área privilegiada: Proyectos de promoción humana.
SEMANA DE PASTORAL SOCIAL:
• Semana en torno al 9 de junio, día de la desaparición física del Padre Héctor Gallego, en el año
1971.
• Héctor Gallego fue un ejemplo vivo del compromiso evangélico con los más pobres. Trabajó en
la formación de Comunidades Eclesiales de Base
y en el desarrollo de la Cooperativa Campesina. Su
trabajo de evangelización fue liberador.
• Semana para organizar mesas redondas, conferencias, foros, debates en torno a algún problema
social que afecta al país.
• Área privilegiada: La justicia social.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
23
VII. El estilo de vida del
agente de Pastoral Social
1.
Contemplativo en la acción:
El agente de la pastoral social es una persona de acción y de contemplación. Ser cristiano nace de la
experiencia de gratitud por lo que Dios ha hecho en
nosotros. Esto implica la capacidad de contemplar la
presencia de Dios en la vida y en la historia. Es la vivencia del evangelio en el diario quehacer.
2.
Identificación con el pobre:
La victoria de Jesús sobre las tentaciones nos señala
el camino: el del Siervo de Yahvé que acepta el cumplimiento de su misión en unión con todos los que
sufren, y previene de los peligros del poder, de las soluciones inmediatas y espectaculares.
El gran peligro es quedarnos haciendo cosas para los pobres,
desde el poder, la riqueza y la
distancia. El agente de pastoral
social tiene que hacer una opción
testimonial que toma en serio la
dignidad del pobre. No se trata de
“hacerse el salvador desde fuera”,
fundamentando su espiritualidad
sólo en las intenciones: “hacerlo
todo a favor de los pobres”. Es preciso hacerlo con los pobres, desde
la pobreza.
Hacerlo al estilo de Jesús implica
inmergirse en el mundo de los pobres. Esta inserción es “un acontecimiento espiritual”. El Hijo de
Dios vino a este mundo, se encarnó, se hizo pobre para transformarnos desde nuestra pobreza.
Ser “contemplativos en la acción” es una tarea prioritaria. De la oración y la contemplación sacamos la
inspiración, la motivación y la fuerza para actuar y
transformar nuestra realidad. En el rostro del hermano necesitado podemos experimentar la presencia de
Cristo mismo que nos interpela. Dios nos habla a través de los acontecimientos de la vida, en “los signos
de los tiempos”.
24
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
El objetivo de nuestra acción no es convertir a los pobres en ricos, sino forjar hombres nuevos que vivan
la condición de ser personas nuevas a la manera del
Evangelio. No buscamos una solución de compromiso
con un mundo cuyo punto de referencia es el prestigio,
el interés propio, la comodidad, el consumo. Tampoco
se trata de quitar sólo las manifestaciones “escandalosas” de estos antivalores, se trata del nacimiento de
personas nuevas.
3.
Sensibilidad y trato afectivo:
Revelar el amor de Dios es la tarea más importante de
la Iglesia. Solamente desde el testimonio de la misericordia entrañable podremos ser un signo del amor
eficaz de Dios hacia los pobres. Esta es nuestra mística, inspiración y motivación: ser expresión del amor
de Dios hacia los pobres.
Como agentes de pastoral social, hemos de ser sencillos en nuestro estilo de vida y humildes en nuestra
relación con los demás. No cabe la prepotencia, ni la
dureza en nuestro trato. Solamente la persona sencilla, humilde y agradecida puede ser testigo de la misericordia entrañable del Padre.
Dice el Papa Francisco en su exhortación apostólica:
“Esto implica valorar al pobre en su bondad propia,
con su forma de ser, con su cultura, con su modo de
vivir la fe. El verdadero amor siempre es contemplativo, nos permite servir al otro no por necesidad o
por vanidad, sino porque él es bello, más allá de su
apariencia: «Del amor por el cual a uno le es grata la
otra persona depende que le dé algo gratis». El pobre,
cuando es amado, «es estimado como de alto valor», y
esto diferencia la auténtica opción por los pobres de
cualquier ideología, de cualquier intento de utilizar a
los pobres al servicio de intereses personales o políticos. Sólo desde esta cercanía real y cordial podemos
acompañarlos adecuadamente en su camino de liberación”. (EG, 199).
4.
Esperanza creativa:
La inmersión en los problemas sociales podría crear
actitudes fatalistas o resignadas. Sin embargo, para
quienes creemos en el Evangelio, el realismo en la
percepción de los problemas no puede bloquear la seguridad de la esperanza que abre la posibilidad de un
mundo distinto y mejor.
No hay cosa peor que un animador desanimado. En
todo nuestro trabajo, siempre tenemos que recordar
que no estamos trabajando en nuestro propio proyecto, sino en la obra de Dios. La esperanza no es un
simple optimismo de que las cosas van a mejorar, sino
que es la confianza que, a pesar de todo lo que pasa,
estamos en buenas manos. Podemos confiar que Dios
llevará a buen término su obra. Por eso, aún en medio de las dificultades, sentimos la seguridad por la
promesa del Reino y somos capaces de descubrir las
señales de su llegada.
Vivimos la presencia del Reino en una tensión sostenida entre esfuerzo y gratuidad. Por un lado está el hecho de que ya estamos construyendo la realidad futura; por el otro, la conciencia de que todavía no hemos
llegado a la plenitud. Esta tensión nos hace creativos
en la búsqueda de nuevas respuestas.
Nos exhorta el Papa Francisco: “Como no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior
y es la convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes
fracasos, porque «llevamos este tesoro en recipientes
de barro». Aprendamos a descansar en la ternura de
los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y
generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca”. (EG, 279).
5.
Firmeza permanente:
El compromiso implica necesariamente la vivencia
del conflicto. El mundo no es neutral. Por eso es necesario encontrar el equilibrio entre la protesta, la rabia
y la denuncia, por una parte; y por otra, la capacidad
de amar y perdonar, de despertar actitudes nuevas.
Sólo quien se siente perdonado gratuitamente, podrá
amar con misericordia y despertar también actitudes
nuevas en el otro.
Sólo la bondad es capaz de transformar el corazón de
las personas: “No devuelvan a nadie mal por mal; procuren ganarse el aprecio de todos los hombres. Hagan
todo lo posible, en cuanto de ustedes dependa, para vivir en paz con todos. No te dejes vencer por el mal, más
bien vence el mal a fuerza de bien.” (Rom 12, 17-18.21).
La radicalidad asumida como discipulado de Cristo se
expresa a través de una firmeza permanente en la lucha por el bien. Las críticas negativas y la persecución
son parte de la cruz de Cristo. Es necesario mantener
una actitud de no-violencia evangélica, de firmeza
permanente en el trabajo por la paz y la justicia. Ser
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
25
constantes e insistentes en el compromiso. “Felices
los no-violentos, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que trabajan por la paz, porque serán
reconocidos como hijos de Dios. Felices los que son
perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el
reino de los Cielos.” (Mt 5, 5.9-10)
6.
Sentido de pertenencia:
Contrario a la tendencia de ser héroes solitarios, se
debe estimular el sentido de pertenencia a una comunidad de hermanos: “Miren cómo se aman”. El testimonio de la vida fraterna es primordial en la construcción del Reino.
En la comunidad se cultiva la solidaridad fraterna, la
capacidad de compartir, de escuchar, de dar respuestas a las necesidades de los demás. No buscamos sobresalir personalmente, más bien estamos dispuestos
a sacrificarnos por el bien de la comunidad. Somos organizados y disciplinados en lo que hacemos. La vida
de la comunidad cristiana ha de ser luz y fermento de
un mundo nuevo.
La celebración de la eucaristía en comunidad es fuente
inagotable de nuestra espiritualidad: intensidad de la
relación con Dios y de solidaridad con los hermanos.
La eucaristía recuerda el servicio hasta el extremo, de
entregar su propia vida. Ella es también realización
anticipada, signo del banquete del Reino.
7.
Libertad desinteresada:
Es necesario tener claridad en lo que queremos. Hemos de ser lúcidos, no ingenuos, en nuestro análisis
de la realidad. No nos dejemos confundir. Es necesario
desarrollar una conciencia crítica frente a una sociedad consumista que impone un pensamiento uniforme.
El norte de nuestro actuar ha de ser la búsqueda
del reino de Dios, esto nos hace libres de la codicia,
de la prepotencia y del miedo. Toda libertad implica
responsabilidad. Cultivamos la libertad para servir y
para cumplir la voluntad de Dios: “Busquen primero
26
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
“No devuelvan a nadie mal por mal;…
hagan todo lo posible para vivir en paz
con todos. No te dejes vencer por el mal,
más bien vence el mal a fuerza de bien.”
(cf Rom 12, 17-18.21).
el reino de Dios y su justicia y las demás cosas vendrán por añadidura.” (Mt 6, 33).
Nunca podemos conformarnos con lo que ya hemos
logrado. Cada día de nuevo tenemos que hacer el esfuerzo para mejorar nuestra forma de actuar. Es importante saber reconocer nuestras faltas y asumir
nuestra culpa cuando nos hemos equivocado. Seamos
autocríticos. La crítica nos ayuda a crecer. Esta nunca
debe hacerse para ofender al otro, sino para ayudarle
a ser mejor.
8.
Coherencia y transparencia:
Debe haber coherencia en nuestra forma de vivir: ser
lo que se es, vivir lo que se proclama, hablar lo que se
cree. “Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.” (Mt 5, 8). El testimonio de vida es clave en
nuestro ministerio. “Digan sí cuando es sí, y no cuando es no, porque lo que se añade lo dicta el demonio.”
(Mt 5, 37).
Dice Jesús: “Sean perfectos como lo es su Padre Dios”.
(Mt 6, 48). Ser perfecto, en arameo “tamim”, significa
ser de una sola pieza, orientado hacia una sola meta,
íntegro y transparente como el cristal. Nuestro estilo
de vida ha de ser anuncio y presencia del Reino.
La pastoral social no es un “gancho” o “anzuelo” para
atraer a los incrédulos. Sin embargo, esta nos permite
estar en contacto con otros comprometidos, que no
son cristianos, y a los cuales podemos testificar los valores del Reino. De esta manera podemos evangelizar
a los apartados.
VIII. Trabajar dentro de
una cultura de paz
E
n su exhortación apostólica “La Alegría del
Evangelio” el Papa Francisco insiste en cuatro
principios que deben orientar nuestro esfuerzo por mantener una cultura de paz en medio
de la lucha y el trabajo por la justicia. Para avanzar en
la construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, el Papa Francisco nos propone cuatro principios relacionados con las tensiones bipolares propias
de toda realidad social. Es importante tener presente
estos principios mientras trabajamos por una convivencia social donde las diferencias se armonicen en
un proyecto común.
1.
El tiempo es superior al espacio
[222-225]
Uno de los pecados en el trabajo social consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos
de los procesos. Hay que darle prioridad al tiempo y
trabajar a largo plazo sin obsesionarse por los resultados inmediatos. Es más importante iniciar procesos,
que poseer espacios. Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e
involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras
y tenacidad.
2. La unidad prevalece sobre el
conflicto [226-230]
Es necesario ir más allá de la superficie conflictiva y
mirar a los demás en su dignidad más profunda. Por
eso hay que aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y
transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso. De
este modo se hace posible desarrollar la comunión en
medio de las diferencias. La diversidad es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de
reconciliación y hace emerger una “diversidad reconciliada”.
3. La realidad es más importante
que la idea [231-233]
La idea tiene que estar en función de la comprensión
y la conducción de la realidad. Mientras una idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. La Palabra encarnada nos
lleva a valorar la historia de la Iglesia como historia
de salvación y por el otro lado nos impulsa a poner en
práctica la Palabra.
4.
El todo es superior a la parte
[234-237]
Hace falta prestar atención a lo global para no caer en
una mezquindad cotidiana. Al mismo tiempo, no conviene perder de vista lo local, que nos hace caminar
con los pies sobre la tierra. Se trabaja en lo pequeño,
en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia.
No hay que obsesionarse demasiado por cuestiones
limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la
mirada para reconocer un bien mayor que beneficiará
a todos.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
27
IX. Diez reglas para actuar
N
o sólo es importante estar claro en las tareas, sino que también nuestra forma
de actuar como Iglesia tiene sus características propias.
1. Toda Pastoral Social surge desde el evangelio. Es la vida de Jesucristo que
nos inspira en nuestro caminar.
2. En todo nuestro actuar han de estar presentes las actitudes propias del
evangelio que le darán un estilo propio.
3.Actuemos como Iglesia y en comunión con la Iglesia.
4. Desde el evangelio surge la preocupación por la integridad de la persona humana y de cada persona humana, por la persona completa y por
todas las personas.
5. Debemos tener una visión global de la realidad para poder atacar los
males de raíz. Esta visión de la realidad implica desarrollar una conciencia
crítica.
6. En nuestras actuaciones siempre debemos partir de la realidad concreta, de las necesidades sentidas de la gente y de las soluciones que el propio
pueblo ya está dando.
7.Promover que el pueblo sea protagonista de su desarrollo. Por eso hay
que evitar toda actitud paternalista. La organización de la comunidad asegura que ella pueda asumir su responsabilidad.
8. Discernir entre qué nos compete asumir nosotros y qué debe hacer
el Gobierno. No todo problema podrá, ni debe ser resuelto por la comunidad eclesial; tampoco el Gobierno tiene la capacidad para resolverlo todo.
Ciertas cosas pueden ser asumidas por la comunidad local, para otras es
necesaria la intervención del Gobierno.
9. Creer en lo pequeño, porque allá está la fuerza de Dios. No son los proyectos más grandes los que son más importantes o los más exitosos a largo
plazo. “Es más importante dar un paso con mil personas, que mil pasos
solo”.
10. Trabajar coordinadamente y organizadamente. Nuestros recursos humanos y materiales son limitados, tratemos de usarlos de la manera más
racional y eficiente posible.
28
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
X. La Pastoral Social
Arquidiocesana
E
n un esfuerzo
por promover
una pastoral
orgánica, en el
año 2011 se han reestructurado los diferentes departamentos
y comisiones pastorales de la Arquidiócesis en cuatro grandes departamentos:
La evangelización, la
liturgia, la pastoral
social y la comunión
fraterna.
En el nuevo Plan
Pastoral de la Arquidiócesis, la Pastoral Social se inserta como uno de
los servicios pastorales específicos
fundamentales, que
hace posible, promueve y realiza en
la comunidad cristiana la vivencia de
la dimensión social
de la fe.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
29
Nuestra Misión:
Promover en las parroquias, en los movimientos y en
el pueblo cristiano en general una mayor conciencia
y vivencia de la caridad a partir de la inspiración de
Jesucristo y con miras a la promoción de una vida más
plena para todos, en la justicia, la paz y la solidaridad.
Objetivo general:
Organizar la pastoral social en todos los niveles y estructuras de la Arquidiócesis con medios permanentes
y adecuados, para dar a la vivencia de la caridad cristiana la coherencia y eficacia necesarias.
Los diferentes organismos de la Iglesia que promueven la caridad y la justicia y las pastorales especializadas con impacto social nos coordinamos como Consejo
Arquidiocesano de Pastoral Social para apoyarnos mutuamente en nuestras actividades y programas.
Otro nivel de coordinación es la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Social con la participación de las diferentes parroquias que tienen un equipo de pastoral
social. Con ellos nos reunimos cada mes para promover el trabajo de pastoral social a nivel local.
VISIÓN Y MISIÓN DE LA PASTORAL SOCIAL
Nuestra Visión:
Ser el organismo de la Iglesia Católica que ayuda a las
comunidades parroquiales a vivir y dar testimonio del
amor fraterno: la pastoral social es el oído que percibe
la voz de Dios en la historia del sufrimiento humano;
es el ojo que descubre el rostro sufriente de Cristo en
los marginados y los excluidos; es la mano que sirve
a los pobres; son los pies que visitan a los enfermos
y los encarcelados; es la conciencia de la Iglesia que
despierta y reaviva el compromiso social de toda comunidad cristiana; es la opción para que toda la comunidad viva el compromiso de Jesús con los más pobres
y cumpla la voluntad de Dios Padre en el aquí y ahora
de la historia.
30
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Objetivos específicos:
1. Reavivar en los cristianos la espiritualidad y la vivencia de la solidaridad a través de campañas de
concientización.
2. Apoyar las instancias parroquiales a través de una
formación continua, animándolas a asumir su responsabilidad concreta de cara a las necesidades de
los más empobrecidos, a través de la práctica de la
fraternidad y de la promoción humana.
3. Coordinar los esfuerzos de la pastoral social para
optimizar su impacto y con miras a una pastoral de
conjunto.
4. Formar y capacitar agentes de pastoral social para
que puedan desenvolver mejor su responsabilidad
en la comunidad local.
5. Hacerse presente en la opinión pública para crear
en el pueblo una mayor conciencia social de cara a
los grandes problemas que afectan su vida.
6. Realizar estudios y ofrecer materiales de reflexión
para que los grupos locales tengan una visión más
integral de los problemas sociales.
PROGRAMAS Y SERVICIOS DE LA PASTORAL
SOCIAL ARQUIDIOCESANA
A continuación presentamos los diferentes programas
y servicios que el departamento de pastoral arquidiocesana ofrece para que las parroquias puedan fortalecer su propio equipo de pastoral social y cumplir así
con su cometido.
Programa de formación
y de sensibilización
Este programa tiene 3 metas específicas:
1. Promover y fortalecer los comités parroquiales de
pastoral social.
2. Crear entre los cristianos una mayor conciencia de solidaridad.
3. Reflexionar como Iglesia sobre el modelo de sociedad que se está viviendo.
En el Consejo de Pastoral Social trabajamos la coordinación entre los diferentes servicios y pastorales, buscando una mayor claridad de los compromisos para
ver de qué manera podemos apoyar y acompañar el
trabajo de cada uno.
Contacto
Nuestra página web www.pastoralsocialpanama.org
Facebook: pastoral social arquidiocesana
Twiter: @PSArquipanama
Teléfono: 229-0554
Correo electrónico: [email protected]
Programa de Personas Adultas Mayores
Promover, crear (donde sea necesario) y fortalecer los
comités parroquiales de pastoral social.
Visitar las diferentes parroquias y motivarlas para que
tengan su comité de pastoral social. Se ha conformado
un equipo arquidiocesano que ofrece a las diferentes
parroquias y zonas un curso “Estrategia y planeación
del equipo parroquial de pastoral social”.
El Programa de Adultos Mayores de la Pastoral Social
tiene su fundamento en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, Brasil.
Las conclusiones del Documento de Aparecida marcan el rumbo de los programas dirigidos a la personas
Adultas Mayores en la iglesia.
Crear entre los cristianos una mayor conciencia de solidaridad frente a las grandes necesidades de la sociedad panameña.
1. Comprometer de una manera integral y orgánica
a las otras pastorales, movimientos y asociaciones
familiares a favor de las familias.
Ofrecer en el Centro Arquidiocesano cada año durante el verano un curso para los agentes parroquiales de
pastoral social.
Promover la Campaña Cuaresmal para darle un nuevo
impulso al tiempo de la Cuaresma, asegurando la participación de todas las parroquias. Cada año se elabora
un folleto con 5 temas como apoyo para las comunidades parroquiales y con miras a una mayor vivencia del
compromiso social. Junto con la campaña está la colecta de solidaridad para apoyar el trabajo de la pastoral
social tanto a nivel nacional, diocesano y parroquial.
Reflexionar como Iglesia sobre el modelo de sociedad
que se está viviendo, pronunciarnos ante las injusticias que se cometen y apuntar hacia alternativas para
una mayor equidad y solidaridad humana.
Para la primera semana de junio se organiza la Semana de Pastoral Social reflexionando un tema de importancia nacional por medio de una mesa redonda o conferencia.
El documento de Aparecida, en el Capitulo 9 sobre la
Familia, Personas y Vida, invita a “Tutelar y apoyar la
familiar, impulsando las siguientes acciones…” (437)
2. Impulsar proyectos que promuevan familias evangelizas y evangelizadoras
3. Promover, en dialogo con los gobiernos y la sociedad, políticas y leyes a favor de la familia.
4. Impulsar centros parroquiales y diocesanos con
una pastoral de atención integral a la familia, especialmente a aquellas que están en situaciones difíciles: viudas, viudos y personas de la tercera edad.
5. Estudiar en las causas de crisis de las familias.
6. Ofrecer formación a los agentes de pastoral.
7. Atención especial hacia las viudas para ayudar a
enfrentar la situación de desamparo y soledad.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
31
El laicado panameño para el año 2008 empieza a dar
acompañamiento a grupos de Personas Adultas Mayores a nivel de las parroquias y eleva esta solicitud de
acompañamiento a la Iglesia panameña. Frente a estos
desafíos la Pastoral Social crea el Programa Adultos
Mayores en la Arquidiócesis de Panamá, el cual acompaña y ayuda a formar y fortalecer el trabajo a favor de
los adultos mayores.
El Programa Adultos Mayores, impulsa las líneas pastorales de Aparecida, las cuales se detallan en el “Bien
de los Ancianos”. (9.4).
Impulsar un diálogo intergeneracional que nos invita
al encuentro de generaciones: los niños y los ancianos.
“El niño que se asoma a la vida, asumiendo y cumpliendo la Ley, y los ancianos, que la festejan con el gozo del
Espíritu Santo. Niños y ancianos construyen el futuro
de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la
historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de sus vidas”. (447).
Brindar respeto y gratitud por los ancianos que debe
ser testimoniado en primer lugar por su propia familia. La Palabra de Dios nos interpela de muchas maneras a respetar y valorar a nuestros mayores y ancianos.
Incluso nos invita a aprender de ellos con gratitud, y a
acompañarlos en su soledad y fragilidad. (448).
El reconocimiento de sus fatigas porque “muchos de
nuestros mayores han gastado su vida por el bien de
su familia y de la comunidad, desde su lugar y vocación. Muchos son verdaderos discípulos misioneros de
32
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Jesús por su testimonio y sus obras. Merecen ser reconocidos como hijos e hijas de Dios, llamados a compartir la plenitud del amor, y a ser queridos, en particular,
por la cruz de sus dolencias, la capacidad disminuida
o la soledad. La familia no debe mirar sólo las dificultades que trae el convivir con ellos o el atenderlos. La
sociedad no puede considerarlos como un peso o una
carga. Es lamentable que en algunos países no haya
políticas sociales que se ocupen suficientemente de los
mayores ya jubilados, pensionados, enfermos o abandonados. Por tanto, exhortamos a elaborar diseños de
políticas sociales justas y solidarias que atiendan estas
necesidades”. (449).
Lograr mayor atención humana y espiritual de los ancianos. “La Iglesia se siente comprometida a procurar
la atención humana integral de todas las personas
mayores, también ayudándoles a vivir el seguimiento
de Cristo en su actual condición, e incorporándolos lo
más posible a la misión evangelizadora. Por ello, mientras agradece el trabajo que ya vienen realizando religiosas, religiosos y voluntarios, quiere renovar sus
estructuras pastorales, y preparar aún más agentes, a
fin de ampliar este valioso servicio de amor”. (450).
Objetivo, Visión y Misión del Programa
Objetivo: Acompañar y fortalecer los programas a
favor de los adultos mayores en la Arquidiócesis de
Panamá, para sentar las bases de un trabajo en red,
que favorezca la formación de los agentes de pastoral
de las instancias que trabajan a favor de las personas
adultas mayores.
Visión: Ser un Programa que coordine procesos en redes y brinde acompañamiento a los agentes de pastoral, grupos, instancias públicas y privadas que trabajan
a favor de las personas adultas mayores en la Arquidiócesis y Provincia de Panamá.
Misión: Lograr a la luz del evangelio y de los principios
de la Doctrina Social de la Iglesia, el reconocimiento
de los derechos de las personas adultas mayores en su
plena dignidad, como hijos e hijas de Dios.
Prioridades:
• Crear grupos de personas adultas mayores a nivel
de la Arquidiócesis de Panamá y brindar orientación a las Diócesis en temas de formación y líneas
pastorales.
• Impulsar la Formación a los agentes de pastoral
que acompañan programas y grupos de personas
adultas mayores, para que se capaciten en temas
de Gerontología Social Comunitaria.
• Promover programas y proyectos a nivel Arquidiocesano, especialmente en las Parroquias, para que
acompañen a las personas de edad y logren integrarlos a la sociedad.
• Celebrar las festividades alusivas a las personas
adultas mayores a nivel nacional- Día Internacional
del Adulto Mayor (1 de octubre), día de los abuelos,
día internacional de la no Violencia contra la persona del adulto mayor.
• Coordinar con las Universidades procesos de formación a los agentes de pastoral social, profesionales de lo social y profesionales en Gerontología y
cuidados del adulto mayor.
• Dar seguimiento a programas, proyectos, pastorales, agrupaciones y entidades gubernamentales,
desde el Convenio Interinstitucional de colaboración firmado por la Iglesia Católica, para impulsar
los temas relacionados al envejecimiento, vejes,
derechos humanos y formación, donde se asesora
a los Municipios de Panamá y San Miguelito y a las
Asociaciones de Jubilados, Pensionados y Personas
Adultas Mayores.
• Impulsar normas que incidan y favorezcan protección y derechos humanos a las personas adultas
mayores en Panamá y América Latina.
Programa de Derechos Humanos
y Género
La Iglesia está vivamente comprometida con la promoción de los Derechos Humanos fundada en la dignidad
de la persona creada a la imagen de Dios. Por eso se
capacitan a los agentes de pastoral social sobre este
tema a la luz de la doctrina social de la Iglesia, para que
puedan asumir también su defensa.
Un área específica dentro de los derechos humanos
son los derechos de la mujer, porque en la sociedad
panameña sufren muchos tipos de discriminación y
marginación, expuestas y sometidas a muchas formas
de exclusión y de violencia en todas sus formas.
En éste sentido se busca prestar mayor acompañamiento a las mujeres pobres, indígenas, afroamericanas, campesinas y de sectores de pobreza y pobreza
extrema, a fin de irlas integrando y darles acompañamiento para que puedan participar plenamente en
la vida eclesial, familiar, cultural, social y económica,
creando espacios y estructuras que favorezcan mayor
inclusión. (Aparecida, 454)
La Iglesia reconoce que las mujeres constituyen, en
general, en la mayoría de nuestras comunidades, son
transmisoras de la fe y colaboradoras de los pastores,
deben ser atendidas, valoradas y respetadas (Aparecida, 455)
Como acción pastoral se busca impulsar y acompañar
asociaciones femeninas que luchan por superar situaciones difíciles, de vulnerabilidad y exclusión, tal es
el caso de los Centros Promocionales de la Mujer, que
se encuentran en algunas comunidades y Parroquias,
para que tomen conciencia de su dignidad y el papel
propio que pueden desempeñar en la familia y la sociedad.
Otra acción en éste sentido es promover el dialogo con
autoridades para elaborar programas, leyes, y políticas públicas que permitan armonizar la vida labo-
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
33
ral de la mujer con sus deberes de madre de familia,
acompañarles en sus sueños, en mejorar su formación
académica e impulsar proyectos solidarios para mejorar su condición económica y la de su familia.
Prioridades:
• Impulsar y promover los centros de promoción de
la mujer para la formación integral que valore su
dignidad y proteja el papel en la familia y sociedad.
• Promover proyectos solidarios y de organización
comunitaria, que acompañen y garanticen una
economía solidaria y responsable.
• Capacitar en derechos humanos y promover la organización para su protección y defensa ante violaciones de derechos humanos ante la sociedad y las
instancias competentes.
• Impulsar la red de organizaciones, agrupaciones,
centros de formación de la mujer y otras redes
para el logro de incidencia pública y defensa de derechos humanos.
• Abrir espacios de sensibilización eclesial y sociedad civil en promoción de temas de interés y fomento del trabajo en redes.
Programa Pastoral de Turismo
La Iglesia en Latinoamérica, frente a la realidad del
crecimiento del fenómeno turístico ve la necesidad
de implementar el acompañamiento al sector turismo
como un desafío pastoral. La V Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que concluye con el Documento de Aparecida, da un nuevo impulso al trabajo de la Pastoral de Turismo. “En la cultura
actual, surgen nuevos campos misioneros y pastorales
que se abren. Uno de ellos es, sin duda, la pastoral del
turismo…”. (493).
El turismo es sin lugar a dudas una actividad económica que por su naturaleza se relaciona con todos los
sectores de la sociedad y ofrece nuevas oportunidades
de desarrollo. Debido a la importancia que presenta, la
Pastoral Social busca dar a esta actividad su verdadero
sentido humano de manera que aporte para el pleno
desarrollo de las personas y pueblos.
34
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
La Pastoral del turismo es la acción de la Iglesia para
evangelizar y atender las necesidades espirituales y de
formación en las comunidades y sectores que trabajan
con el turismo, acercando y propiciando momentos de
intercambio de experiencias, así como la articulación
de procesos en conjunto.
En el 2009, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta,
con su participación y experiencia en el Departamento
de Justicia y Solidaridad del CELAM, ve la realidad que
vive nuestro país, que es en un centro de conexión y
punto de encuentro de millones de visitantes. Desde
esta inquietud impulsa la necesidad de implementar
la atención pastoral en el sector del turismo y solicita
a la Pastoral Social que acoja y promueva el trabajo de
la Pastoral del Turismo.
Visión: A la luz del Evangelio queremos encaminar a
los fieles a vivir el turismo como una oportunidad de
encuentro con Dios, entre personas y pueblos, de diálogo entre culturas y de crecimiento personal y espiritual.
Misión: Consolidar, promover y formar a agentes que
colaboren responsablemente en el trabajo de la Pastoral de Turismo a nivel arquidiocesano, tomando en
cuenta los valores históricos, culturales y religiosos de
nuestras comunidades y pueblos.
Prioridades de la Pastoral de Turismo:
1. Atender las necesidades espirituales de las personas que trabajan en la industria y las comunidades
receptoras del turismo.
2. Promover una visión cristiana y solidaria en torno
a las actividades turísticas.
3. Involucrar a las universidades y a los centros de
formación turística en el trabajo de la Pastoral de
Turismo.
4. Motivar a las empresas y asociaciones del área turística a contribuir con el trabajo de la Pastoral de
Turismo.
5. Brindar atención a las necesidades espirituales de
los turistas en los destinos a los que acuden a vacacionar.
Actividades:
• Congreso de Pastoral de Turismo (cada año) enfocando las realidades y desafíos que existen en el
mudo del turismo, específicamente en Panamá.
• Acompañar a las Diócesis que nos soliciten una formación para sus agentes de Pastoral de Turismo
con miras a dar un servicio de calidad y con mensaje de evangelización en sus espacios turísticos y
religiosos.
• Panamá fue seleccionado para dar acompañamiento y motivación a otros países que no tienen una
pastoral de turismo, a través de la Red Latinoamericana de Pastoral de Turismo.
• Como Iglesia celebramos con una eucaristía en el
mes de septiembre el día mundial del turismo, promoviendo el mensaje que desde el Pontificio Consejo se divulga.
• La Pastoral de Turismo coordina con la red de universidades y entidades el programa de formación.
• Elaboración del Circuito Turístico Religioso de Panamá en conjunto con la Autoridad de Turismo. Es
una iniciativa que parte del I Congreso de Pastoral
de Turismo para que sea la Iglesia, como conocedo-
ra de los bienes y recursos históricos, que prepare
a los agentes pastorales que puedan transmitir el
mensaje evangelizador a los visitantes.
• Elaboración de material informativo y de formación en el tema de Pastoral de Turismo y Turismo
Religioso, para que exista una mejor comprensión
y divulgación del concepto Turismo Religioso y
Pastoral de Turismo.
• Acompañar a comunidades y proyectos que estén
trabajando el tema de turismo comunitario, aportando desde nuestra experiencia como Iglesia al
desarrollo integral de las comunidades.
• Facilitar a las iglesias que forman parte de la “Ruta
de Iglesias Coloniales” un material informativo sobre las mismas, para que los datos que se divulgan
sean verificados y avalados por el Comité de Historia Eclesiástica.
Contacto:
Página web: www.pastoraldelturismo.org
Facebook: pastoral de turismo arquidiócesis
de panamá
Teléfono: 229-0554
Twiter: @pturismopma
Correo electrónico: [email protected]
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
35
XI. Otros organisnos de la
Iglesia que promueven la caridad y la justicia social
CARITAS ARQUIDIOCESANA
La Caritas Arquidiocesana es una institución de servicio de la Iglesia que organiza grupos laicales parroquiales con la finalidad de que, a través del trabajo de
acción social en las parroquias, detectan las necesidades de las familias que viven en el área para orientarles y apoyarles, de manera que mejoren su condición
de vida mediante la capacitación y la organización comunitaria.
Visión: Caminar a la par de la gente, capacitándola y
apoyándola para que mejore su condición y calidad de
vida.
Misión: A la luz del evangelio, promover proyectos de
asistencia y de autogestión para garantizar una mayor
dignidad personal y mejores condiciones de vida para
las familias.
Objetivo: Sensibilizar a la sociedad para mejorar las
condiciones de vida del pueblo, creando y promoviendo estructuras de desarrollo que superen la marginación económica y social, y aumenten la solidaridad y
la fraternidad.
Programa de Capacitación y de Promoción
de Microempresarios
Con este programa se quiere mejorar las condiciones
de vida de las familias excluidas a través de su incorporación en una actividad productiva que genera
un ingreso para la familia. El mundo de la pequeña
empresa ofrece posibilidades de un ingreso familiar,
siempre y cuando haya una buena capacitación y mo-
36
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
tivación, y un capital semilla que garantice su funcionamiento.
Este programa brinda una formación integral en crecimiento humano, fortalecimiento de capacidades y
confianza en uno mismo y en el trabajo que realizan,
saber y conocer sus derechos y deberes no solo en el
hogar sino también como ciudadanos. Se capacita a
las personas para que puedan adquirir un capital semilla para formar su propia empresa. Los participantes sienten que son personas con dignidad, eficientes,
emprendedoras, capaces de cambiar el mundo que
los rodea, para aspirar a mejores expectativas de desarrollo humano, para el crecimiento personal y comunitario.
De esta forma se promueve y favorece el emprendedurismo de las personas marginadas, mejorando la
calidad de vida de los microempresarios en las comunidades y/o parroquias, al mismo tiempo que fortalece la dignidad de la persona humana, a la luz del evangelio y del desarrollo integral.
Objetivos:
• Detectar los problemas que impiden lograr cambios para mejorar su condición de vida a nivel personal o comunitario.
• Sensibilizar en la espiritualidad de la Doctrina Social de la Iglesia.
• Orientar a las comunidades para que sean gestores de su propio desarrollo.
• Capacitar y formar a los participantes del proyecto
en gestión empresarial.
• Comprometerse a animar y dar seguimiento en
forma constante.
• Acompañarlos y orientarlos para la adquisición de
capital semilla.
Se ofrecen capacitaciones en diferentes oficios
y proyectos de autogestión:
• Costura
• Manualidades y artesanía: bisutería, confección de
polleras y tembleques, trabajos con material reciclable, adornos navideños…
• Venta ambulante: Servicio de corta grama, buhonería, venta de comida…
• Repostería, panadería y cocina
Procedimiento:
• Hacer un primer contacto con los sacerdotes y las
comunidades ofreciendo la posibilidad de tomar
cursos de formación para el trabajo.
• Hacer convocatorias a través de las parroquias
que tienen el interés en promover e incentivar a
sus laicos a participar de los programas de capacitación.
• Acompañar el desarrollo de las capacitaciones con
AMPYME, INADHE y MITRADEL, la asistencia de
participantes y la permanencia en el mismo.
• Promover la participación en las ferias de empleo
y capital semilla.
• Dar acompañamiento y seguimiento a los negocios que se emprendieron e informar sobre el trabajo obtenido.
• Cada año en noviembre se organiza una feria artesanal para promover los productos de los diferentes grupos de artesanos promovidos por la Iglesia.
Programa de Proyectos Agrícolas
de Auto-gestión
Este programa se trabaja principalmente en las áreas
rurales y está dirigido a familias empobrecidas mediante un proceso de orientación espiritual y de capacitación en diversas disciplinas como son:
• Seguridad alimentaria.
• Cría de especies menores, aves de corral, ponedoras, peces en estanques, cría de cabras y elaboración de queso.
• Cultivo de granos básicos, de tubérculos y raíces.
• Producción de orquídeas y bambú, plantas en semilleros en el hogar
Programa de Asistencia Social
Se trata de brindar una asistencia puntual para casos
concretos de necesidad urgente. Es importante conocer a la persona y su entorno familiar. Para esto la Caritas dispone de una asistente social. De igual manera
se brinda apoyo a las parroquias para que capaciten a
sus voluntarios para visitar a los hogares de las personas que buscan alguna ayuda concreta para detectar
las necesidades reales en que viven las familias y poder brindar un acompañamiento más integral.
Programa de Vulnerabilidad
y Ayuda Humanitaria
Con este programa se fortalece en las comunidades,
especialmente las más vulnerables, su capacidad de
respuesta primaria, ante los riesgos y amenazas, tanto naturales como provocadas por el hombre. Acompañamos a las comunidades para dar respuesta a las
personas que sufren ante los desastres. Aportamos
en capacitar, mitigar y sensibilizar en las emergencias
y desastres tanto en el plano espiritual como comunitario. De esta manera contribuimos a mejorar con
carácter permanente las condiciones de vida de las
comunidades vulnerables a riesgos y desastres, mediante la capacitación y organización comunitaria en
la gestión del riesgo.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
37
Objetivo general:
Coordinar la asistencia en las áreas necesitadas por
el flagelo de la pobreza y con los sectores afectados
por desastres naturales: inundaciones, incendios, etc.
Está encargada también de buscar los recursos para
la ayuda fraterna. Su compromiso incluye la formación para la prevención en desastres y la organización
comunitaria.
Objetivos específicos:
• Coordinar con los sacerdotes, laicos y la comunidad en general, en la recolección de ayuda humanitaria, en cada parroquia o vicaría, y en el arzobispado.
• Implementar la capacitación de las comunidades
en la atención de los conocimientos básicos de
cómo atender una emergencia o desastre.
• Sensibilizar a la comunidad eclesial, parroquial,
vicarial, de participar en la ayuda a los hermanos
que sufren ante un evento adverso.
Se coordina este programa con SYNAPROC. El Manual
de riesgos y manejo de emergencias incorpora la responsabilidad de la Iglesia en casos de emergencia.
Desde hace 10 años la Iglesia Católica ocupa un espacio permanente como miembro del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) en el Sistema Nacional
de Protección Civil, con sede en Howard.
Las funciones asignadas a la Iglesia
en caso de desastres son:
• Colaborar en las acciones de recolección de ayuda.
• Participar en la organización del manejo y distribución de la ayuda humanitaria.
• Facilitar locaciones para albergues temporales.
• Apoyar con su red de comunicaciones.
• Participar en la atención psicológica post-traumático.
• Coadyuvar al fortalecimiento de la organización y
la solidaridad entre las instancias diocesanas.
38
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
• Ayudar en la organización de la comunidad posterior a un evento.
Contacto:
Teléfonos: 260-2144; 260-2133; 260-2217
COMISIÓN DE JUSTICIA Y PAZ
La comisión arquidiocesana de coordinación y animación laical – CADCAL, durante la crisis de finales de la
década de los ochenta (1987-1989), hizo un trabajo
de enlace entre los laicos y la jerarquía, mediante la
reflexión sobre la realidad nacional y un trabajo de
observación electoral en el año 1989.
En el año 1990 Monseñor Marcos Gregorio McGrath,
Arzobispo de Panamá, y Monseñor Carlos María Áriz,
Obispo de Colón, constituyeron la Comisión de Justicia y Paz mediante decreto, como una Comisión Interdiocesana para la Arquidiócesis y la diócesis Misionera de Colón y Guna-Yala. Finalmente en julio de 1994
la Conferencia Episcopal Panameña en pleno decidió
extender la comisión a las demás diócesis, así se conformó la Comisión Nacional de Justicia y Paz.
La tarea primera e inmediata de los laicos no es el desarrollo institucional de la Iglesia, sino su actividad
evangelizadora en el orden temporal, es decir en el
campo de lo social, económico, político y cultural. Su
lugar propio y específico es el mundo a través del testimonio y la acción desde la familia, el barrio, la oficina, la escuela... La Comisión de Justicia y Paz promueve está conciencia y participación de los laicos en la
construcción de una sociedad más justa.
Visión:
Organismo de la Conferencia Episcopal Panameña reconocida por su compromiso en la defensa de la paz,
los derechos y la dignidad del ser humano, caracterizado por la promoción de los cambios hacia una sociedad más justa en la constitución del reino de Dios.
Misión:
La Comisión de Justicia y Paz es un organismo que
tiene como finalidad promover la justicia y la paz en
la sociedad, basadas en el Evangelio y en la Doctrina
Social de la Iglesia mediante la investigación de la rea-
lidad y la incorporación del pueblo de Dios a la acción
social.
Objetivos:
• Profundizar en la doctrina social de la Iglesia y
contribuir para que ésta sea divulgada y puesta en
práctica.
• Analizar informaciones sobre situaciones y problemas de carácter nacionales e internacionales,
relativos al desarrollo de los pueblos, a los derechos humanos, a la justicia y paz.
• Valorar tales situaciones y problemas de acuerdo
con el Evangelio y a la luz de la enseñanza social
de la Iglesia y dar a conocer los resultados de sus
reflexiones a la comunidad en general.
• Estimular el compromiso consciente y responsable de los cristianos y de los ciudadanos en general, en el campo de las actividades políticas, sociales, cívicas, respetando la libertad de cada cual y el
legítimo pluralismo de opciones.
• Promover acciones de carácter eclesial, a favor del
desarrollo de los derechos humanos, de la justicia
y de la paz.
Ejes de trabajo:
• Formación y sensibilización
• Participación e incidencia
• Asistencia legal y acompañamiento
• Investigación y comunicación
Ejes temáticos:
Promover un desarrollo económico con equidad y justicia social
• Divulgar la enseñanza social de la Iglesia
• Promover la solidaridad entre quienes tienen y
quienes nada tienen
• Hacer análisis y reflexión sobre el modelo económico neoliberal y buscar pistas de desarrollo económico con equidad social
• Coordinar con otros grupos para lograr cambios
estructurales.
Fomentar la participación ciudadana
de los grupos populares con conciencia crítica.
• Promover espacios de concertación entre los grupos populares.
• Educación ciudadana para una nueva cultura política.
• Fomentar líderes en el pueblo pobre y cristiano,
con sentido de responsabilidad y darles acompañamiento.
• Divulgar la enseñanza de la Iglesia en cuanto a temas de participación democrática y justicia social.
Promover una Administración de Justicia independiente, expedita e imparcial
• Promover reformas constitucionales y legales
para fortalecer la independencia judicial.
• Concienciación y capacitación para los administradores de la justicia.
• Participar en los esfuerzos organizados de la sociedad civil.
• Hacer la justicia accesible al pueblo.
Fomentar el respeto y el cuidado de los bienes
de la creación
• Promover en coordinación con las jurisdicciones
eclesiásticas la defensa, protección y promoción
de los derechos de las personas y comunidades.
• Acciones de sensibilización con el apoyo de pastores y líderes comunitarios a favor de protección
del agua y del medio ambiente.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
39
• Acompañamiento a las comunidades campesinas
e indígenas donde se ubican las empresas mineras, industrias ganaderas e hidroeléctricas.
Actividades que realiza la Comisión
de Justicia y Paz:
• Asesorar jurídicamente a las víctimas de violaciones a sus Derechos Humanos.
• Proporcionar orientación legal en materia penal,
judicial y administrativa.
• Realizar visitas a los centros penitenciarios y cárceles de todo el país.
• Promocionar y educar en materia de Derechos
Humanos, Democracia y Participación ciudadana.
• Realizar Cursos de Doctrina Social de la Iglesia y
Realidad Nacional.
• Realizar Observaciones Electorales
Contacto
Correo electrónico: [email protected]
Teléfono: 261-0391
Página Web: www.justiciaypaz.org
Facebook: Juspax Panama
PROGRAMA DE PREVENCIÓN DE DROGAS
El Programa de Prevención del Uso Indebido de Drogas de la Iglesia Católica de Panamá nace en el año
1997, con el objetivo de ampliar y/o incorporar a los
programas de la Iglesia el componente de la educación preventiva integral en el uso indebido de drogas
y cuya justificación se sustenta en la Carta Pastoral de
los Obispos Panameños Nº 13, donde nos expresan:
“La realidad que se vive en todos los estratos de las
familias panameñas, lo ha de tratar la Iglesia Católica,
dirigiendo gran parte de sus esfuerzos en concienciar
a los agentes pastorales. Resulta evidente en la familia panameña los desastrosos resultados de los efectos de las drogas, surge entonces la urgente necesidad de que nos preparemos, sacerdotes, religioso(a)
s, diáconos, laicos y comunidad, para poder incluir en
40
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
nuestros programas contenidos relacionados a la prevención de las drogas”.
La Iglesia Católica es sin lugar a dudas una de las
instituciones a las que las personas más acuden en
busca de ayuda. Asumiendo este compromiso se da
inicio al programa con la firma de un convenio entre
la Iglesia Católica y la Comisión Nacional para el Estudio y la Prevención de los Delitos Relacionados con
Drogas (CONAPRED). No ha sido una tarea fácil, pero
la capacidad del personal y su deseo por realizar su
labor evangelizadora han permitido que el programa
se mantenga a pesar de los cambios que suceden día
a día.
La Iglesia no ha permanecido indiferente ante la situación de las drogas que está destruyendo a la humanidad, afectando el seno familiar y especialmente
a las nuevas generaciones. La prevención insiste en la
educación en valores que deben conducir a las nuevas generaciones al valor de la vida. (Documento de
Aparecida, 422). El programa de prevención hace vida
las palabras del papa Francisco: “La Iglesia en salida
es una Iglesia con las puertas abiertas y salir hacia a
los demás para llegar a las periferias humanas,” por lo
cual el programa coopera en el trabajo de prevención
de la violencia y de las drogas en escuelas, cárceles,
empresas y en atenciones personales, formando líderes con sentido social para sean agentes multiplicadores y den respuesta a las necesidades sociales, con
atención profesional y presentar a Jesucristo como
respuesta para alcanzar una vida plena.
Objetivo: Promover como Iglesia Católica la educación y formación preventiva en temática del uso indebido de drogas y de la violencia que ellas generan,
promoviendo el desarrollo de acciones preventiva en
la sociedad.
Misión: Prevención en el uso indebido de drogas y la
violencia como consecuencia, apoyando las acciones
de la Iglesia en su opción por los que más sufren.
Visión: Como Iglesia trabajar en prevención de drogas y violencia, con miras al crecimiento de una sociedad en el valor de la vida. Temas por tratar: los valores, la espiritualidad, el amor, la confidencialidad, la
atención…
Población atendida: Parroquias, escuelas, grupos,
empresas, personas dependientes, codependientes y
jóvenes de alto riesgo.
Servicios que brindamos: El Programa de Prevención del Uso Indebido de Drogas y Atención Psicosocial de la Iglesia Católica brinda sus servicios por
medio de talleres, retiros, atención psicosocial y terapéutica sobre temas como son: drogas, VIH, bullying,
autoestima, comunicación, familia y manejo de emociones.
Contacto
Correo electrónico:
[email protected]
Teléfonos: 261-0002, 261-0107 ext. 109/170
Arzobispado de Panamá, Departamento
de Prevención del Uso Indebido de Drogas,
preguntar por Licdo. Ariel López.
EL HOGAR DEL BUEN SAMARITANO
¿Quiénes somos? Una entidad sin fines de lucro que
se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo, siendo
en este caso las personas afectadas por el VIH/SIDA,
a las que se brinda comprensión y solidaridad para
exaltar su dignidad.
Visión: Integrar a las personas con VIH/SIDA a la
sociedad panameña y contribuir en la construcción de
una sociedad a la luz del evangelio, libre de discriminación, prejuicios, estigmatización por situación de
salud u otra índole.
Misión: La Fundación Casa Hogar El Buen Samaritano, inspirada en los principios del evangelio y en
el mensaje liberador de Jesús Samaritano, ofrece un
lugar ecuménico con sentido humano a las Personas
con VIH/SIDA, donde reciben atención integral que
ayude a su recuperación y reinserción a la sociedad.
Objetivos:
• Proporcionar una Casa Hogar digna y solidaria,
donde se ofrezca atención integral a las personas
con VIH/SIDA, para su recuperación y construcción de alternativas que permitan su reincorporación a la sociedad.
• Facilitar un ambiente armónico para que las personas que llegan a la Casa Hogar se sientan motivadas y acompañadas por todas las personas que
ofrecen sus servicios.
• Involucrar a los familiares en los procesos de recuperación, para que las personas cuenten con apoyo afectivo que los motiven a creer en la vida y la
solidaridad.
• Crear una cultura solidaria basada en el amor al
prójimo y los derechos humanos de las personas
que viven con VIH/SIDA, con el fin de incrementar
las medidas de prevención y reducir el estigma y
discriminación.
• Participar en alianzas con las organizaciones nacionales, internacionales, pastorales e iglesias con
el fin de compartir y realizar un trabajo conjunto
en la lucha contra el VIH/SIDA.
• Establecer coordinaciones con diferentes entidades que apoyen la ejecución de los programas
y permitan un proceso de auto sostenibilidad de
Casa Hogar
Nuestros valores:
• Solidaridad: Se deja interpelar por el deseo de la
construcción de un mundo justo, realizando un
apostolado y manteniendo viva la preferencia por
las personas con VIH/SIDA para hacer viva la palabra del evangelio.
• Interés: Vivir con mentalidad abierta a los problemas que hoy tienen las personas con VIH/SIDA y
aporta alternativas de solución para mejorar sus
condiciones de vida.
• Compromiso: Se empeña en transformar la sociedad según los valores de Jesús, sin estigma ni discriminación con las personas con VIH/SIDA.
Contacto
Teléfono: 220-5815; 266-3291
Correo electrónico: [email protected]
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
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SERVICIO JESUITA A LOS REFUGIADOS
El Servicio Jesuita Refugiados fue fundado en 1980,
por el Padre Arrupe. Se creó como respuesta espiritual y concreta a la tragedia humana de los refugiados
de aquel entonces con el fin de coordinar las acciones
de los Jesuitas en la temática.
En 1983, la congregación General 33 reafirmó la
preocupación de la Compañía por los refugiados y
realizó un llamamiento a prestar atención a algunos
problemas críticamente urgentes, entre ellos “la dura
condición de millones de refugiados en busca de un
hogar estable…”
En el mundo hay actualmente más de 51,2 millones
de personas desplazadas forzosamente a consecuencia de la persecución, los conflictos, la violencia generalizada o las violaciones de derechos humanos.
Misión: La misión del Servicio Jesuita a Refugiados
es acompañar, servir y defender los derechos de los
refugiados y de las personas obligadas a desplazarse.
Como organización internacional católica con presencia en 57 países y como obra de la Compañía de Jesús,
el SJR se inspira en la compasión y en el amor que Jesús mostró por los pobres y excluidos.
Las acciones del SJR, se dirigen a apoyar a todas las
personas desplazadas de sus hogares por conflictos
armados, desastres humanitarios o violaciones de los
derechos humanos, según la enseñanza de la iglesia
que aplica “refugiado de facto” a muchas categorías
de colectivos vulnerables.
El SJR da prioridad a las situaciones de mayor necesidad, a los lugares donde puede obtenerse un bien más
universal y a las necesidades que otros no cubren. Escoge situaciones en las que pueda realizar una labor
espiritual por causa de su propia experiencia.
Valores: Compasión, esperanza, dignidad, solidaridad, hospitalidad, justicia, participación.
¿Quién es un refugiado?
Siguiendo las enseñanzas sociales de la Iglesia católica, el SJR asume el concepto “refugiado de facto” que
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PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
incluye no sólo a las personas perseguidas por motivos de raza, religión, pertenencia a grupos sociales o
políticos, sino también a los desplazados internos y a
los “refugiados de facto”, que han sido expulsados de
sus hogares por conflictos armados, políticas económicas erróneas o desastres naturales.
Objetivo: Reducir la vulnerabilidad de las personas
en situación de refugio y desplazamiento, promover
la integración local y el acceso a sus derechos.
Estrategias: Acompañamiento, para la protección de
derechos y la búsqueda de soluciones duraderas para
las personas en situación de desplazamiento y refugio.
Incidencia: Incidimos ante autoridades del Estado y
sus instituciones con el objetivo de mejorar la condición de las personas refugiadas en Panamá. Las área
de incidencia son varias, entre ellas podemos mencionar el trabajo del SJR con el fin de facilitar el acceso
y permanencia de los niños/as y jóvenes en los centros educativos, facilitar el acceso a la salud de la población refugiada, insistir ante las autoridades competentes sobre la necesidad de cumplimiento de los
acuerdos internacionales ratificados por el Estado en
la materia, esto es la Convención y Protocolo sobre el
Estatuto de los Refugiados y la Convención sobre el
Estatuto de los Apátridas, y la correcta aplicación de
las leyes nacionales que los desarrollan.
Actividades que realizamos
Ayuda humanitaria: se provee asistencia en alimentación y alojamiento de emergencia para los refugiados recién llegados al país. Asimismo se otorga asistencia sanitaria y salud.
Acompañamiento psicosocial
Acompañamiento legal: se provee asesoramiento en
materia de derecho internacional de refugio y acceso
al procedimiento de la determinación de la condición
de refugiado en Panamá. Se dictan taller de sensibilización y formación para autoridades. Se acompaña a
la población detenida en los albergues de retención
migrante en Panamá.
Fortalecimiento institucional: Buscamos tener un
equipo preparado y con conocimiento en la materia
para garantizar el acceso a derechos de las personas a
quienes acompañamos.
Contacto
En Panamá El SJR, tiene presencia en Colón y la ciudad
de Panamá.
Estamos ubicados en la avenida Justo Arosemena
y calle Ecuador. Edificio Arcia. Oficina 302.
Teléfonos: 225-4624, 225-4604.
Facebook: Servicio Jesuita a Refugiados Panamá
Twiter: @SJRefugiadosPma
web: www. sjrlac.org
FRATER
La “FRATER” nació en la ciudad francesa de Verdún,
Francia, en el año 1945. Mons. Henri François fue su
fundador. Estando enfermo, tuvo la experiencia real
de la eficacia del apostolado horizontal del enfermo
por el enfermo. Siendo párroco es nombrado capellán del Hospital. Al no poder ya visitar a los enfermos domiciliados como lo hacía antes y con la misma
frecuencia, pide a un grupito de personas con discapacidad de su parroquia que le reemplace junto a los
enfermos.
La reunión mensual con estas “responsables” le permitía seguir de cerca el trabajo y le daba la oportunidad de animarlas en su compromiso. Muy pronto descubrió la profundidad y la eficacia de estas relaciones
fraternas de enfermo a enfermo.
Esta experiencia se arraiga en Francia. En 1957 se
extendió por Europa y al Continente Americano llegó
en 1967 través del P. Manuel Duato, s.j. empezando
por Perú y siguiendo a Brasil, Argentina, Colombia,
Guatemala, México. A medida que pasan los años, la
Fraternidad aumenta su expansión. Abarca concretamente: África, Europa, Asia y América. Fue extendido
y organizado en Panamá por Fanny Wong desde 1997
y tiene grupos organizados en Chorrera, Costa Abajo
en Colón, Bugaba, David, Puerto Armuelles y Panamá.
Es un Movimiento Internacional de laicos reconocido
por el Consejo Pontificio para Laicos de la Santa Sede.
Ocupándose de todas las facetas de las persona humana, pretende la promoción e integración social de la
persona enferma y/o con discapacidad. Es dirigido y
extendido por la acción de las mismas personas enfermas y/o con discapacidad, quienes actúan según sus
posibilidades, sintiéndose responsables de sí mismos
y de los demás.
Como movimiento de Iglesia, se inscribe en la Pastoral
de la Iglesia Católica, actuando en comunión con sus
pastores en todos sus ámbitos. La Fraternidad evangélica, une a miembros de otras iglesias a través de la
evangelización del mundo de las personas enfermas y
con discapacidad y vive el espíritu ecuménico e integra a miembros de otras confesiones.
La Fraternidad necesita amigos, colaboradores, aunque no sean enfermos ni con discapacidad, que ayuden a éstos a llevar a cabo todas sus actividades, y se
integren plenamente en la misma como amigos.
Principios fundamentales
La fraternidad cristiana de personas enfermas y con
discapacidad (“FRATER”, como cariñosamente le decimos), se apoya en siete principios fundamentales, que
animan todo lo que en ella se realiza:
SU ESPIRITU: La fraternidad está cimentada profundamente en el espíritu de la fraternidad evangélica.
Este “espíritu” hay que vivirlo prácticamente. Por eso,
el siguiente principio nos expresa a quién se dirige.
PARA QUIENES: La fraternidad se dirige a todas las
personas enfermas y/o con discapacidad, sin distinción ni discriminación alguna. Y se nos dice cómo ella
lo hace.
COMO: La fraternidad fomenta la unión, personal y
comunitaria entre las personas que la componen.
OBJETIVO: La fraternidad pretende el desarrollo integral de sus miembros.
La fraternidad contribuye a que las personas enfermas y/o con discapacidad se incorporen activamente
a la sociedad.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
43
Pero su “espíritu” no puede propagarse ni mantenerse sin contar con un mínimo de estructura. Ese espíritu necesita un cuerpo. Así que:
ANIMACIÓN: La fraternidad está vitalizada por equipos de responsables.
La fraternidad recibe vitalidad del Evangelio. Recibe
un impulso espiritual principalmente de los asesores,
quienes tienen como misión especial ayudar a fomentar y clarificar las actitudes evangélicas de los fraternos, integrándose en el grupo como uno más, permitiendo así a los laicos ejercer su plena responsabilidad
en la Iglesia.
La fraternidad cristiana de personas enfermas y con
discapacidad hace cambiar la mentalidad de las propias personas con discapacidad, haciéndoles tomar
conciencia de sus valores como personas y de las muchas posibilidades que tienen. Lo hacemos a través de
las visitas y contactos personales, las convivencias y
retiros espirituales y los talleres y jornadas de formación que realizamos mensualmente.
“Nuestras capacidades superan nuestras
limitaciones”
Lema de la 1a. Asamblea Latinoamericana, Lima, 1980
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PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
La Fraternidad ayuda a que consigan su promoción
integral, a través de la amistad, los contactos personales y su compromiso social, llegando a ser miembros
activos en el engranaje de la sociedad y se comprometen en la transformación de la misma para la defensa
de la dignidad y derechos humanos de esta población.
“La discapacidad o enfermedad no son excusa para
evadir la responsabilidad de construir un mundo mejor. No se nos juzgará por nuestra enfermedad o nuestra limitación, sino que se nos pedirá cuenta de nuestra misión y de nuestra acción”, Luiz Itamar Jaines,
Primer Coordinador Latinoamericano de la Frater
Contacto
FRATER Panamá
Apartado 0816-01086
Panamá 5, Rep. Panamá
Correo electrónico: [email protected]
Panamá: 6672-6126 (Fanny) 6672-5112 (Juan)
Colón: 6681-9248 (Zahira)
Chiriquí: 6402-3612 (Marta)
6571-3980 (Miriam)
La Chorrera: 6123-1754
XII. Pastorales especializadas
con un fuerte impacto social
PASTORAL PENITENCIARIA
Origen: Desde el origen del cristianismo ha estado
muy latente la preocupación por los privados de libertad. El mismo Señor en Mt 25, 31-40 nos anima a visitar a los encarcelados. Por ello podemos afirmar que la
Pastoral Penitenciaria tiene su origen en Jesucristo. Es
la misma Palabra de Dios la que nos insta a atender a
los privados de libertad, ya que Jesús, el Señor, se identifica plenamente con ellos, se hace uno de ellos.
También San Pablo, en varias ocasiones, nos anima a
atender a los presos y orar por ellos como si nosotros
mismos estuviéramos viviendo esa circunstancia. Por
ello podemos afirmar que la atención y preocupación
por los privados de libertad ha estado presente en
todo momento en la Iglesia.
La Pastoral Penitenciaria queda enmarcada en el conjunto de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Panamá. Por eso no se concibe la idea de que se convierta, o
sea, una pastoral independiente o personalizada. Es la
Iglesia diocesana, representada en su cabeza, el Arzobispo Metropolitano de Panamá, la que envía a anunciar la Buena Noticia a estos hermanos nuestros que
están privados de su libertad.
Visión: La Pastoral Penitenciaria comprende los tres
ámbitos que circunscriben a la realidad de los privados de libertad, a saber: prevención, visita y reinserción. A pesar de ser un campo tan extenso y variado,
solamente es una la misión: anunciar el Evangelio.
Para ello cuenta con presbíteros a cargo de los Centros
Penitenciarios del país y agentes de pastoral que los
acompañan en esta misión.
Objetivo: Que el mensaje liberador de Cristo llegue a
los privados de libertad, víctimas de los delitos y fami-
liares. También nuestro empeño en atender, si así lo
requieren, al personal que labora en el ámbito penitenciario, tanto en los centros penales como fuera de
ellos.
Medios:
• Delegación Diocesana.
• Tres capellanes (Religiosos Mercedarios) que
atienden a los 6 centros penales de la diócesis (La
Gran Joya, La Joya, La Joyita, Tinajita, El Renacer y
Centro Femenino de Rehabilitación) y el Centro de
Cumplimiento de Menores en Pacora.
• Unos 40 voluntarios que acompañan a los capellanes en el interior de los centros penitenciarios y 20
voluntarios externos.
Programas:
Toda acción que se realice en el interior de un Centro
Penitenciario en nombre de la Iglesia Católica debe estar integrada en el conjunto de la acción pastoral, por
lo tanto dentro de la Pastoral Penitenciaria. Siguiendo este principio, enunciamos algunos de los trabajos
pastorales con los que se anuncia el Reino en el interior de los Centros Penitenciarios de la Diócesis de Panamá:
• Sacramentos: Eucaristía, confesiones, bautismos y
confirmaciones.
• Catequesis.
• Talleres de manualidades y de espiritualidad.
• Talleres de crecimiento personal, de valores humanos y cristianos católicos.
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
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• Soporte medicinal, educativo, jurídico, económico,
logístico.
• Colaboración estrecha con “El maestro en casa”.
• Giras médicas.
• Suministros de artículos de higiene personal.
• Reinserción laboral.
• Prevención en escuelas e institutos.
• Presencia de Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, Arzobispo de Panamá, y de Monseñor Andrés Carrascosa Coso, Nuncio Apostólico.
• Colaboración de algunos presbíteros diocesanos y
diáconos permanentes.
• Buena relación con la Dirección General de Servicios Penitenciarios y de cada uno de los Centros.
• Actividades culturales y deportivas.
• Atención especializada a grupos étnicos determinados.
• Cursos de formación inicial y permanente, de teología bíblica.
Contacto
Estamos ubicados en el Edificio de Cáritas Nacional
en Ancón, calle Luis Felipe Clement, edif. 437,
Apdo. 0843-03196,
Correo electrónico:
[email protected];
Facebook: Pastoral Penitenciaria de Panamá.
Teléfono: 262-3776; fax 262-3648.
Horario: lunes a viernes de 8:00 a.m. a 12:00 p.m.
PASTORAL DE LA SALUD
La pastoral es un servicio propio de la Iglesia a las personas y a la comunidad, para que respondan a su vocación y se haga presente el reino de Dios. Es la acción
evangelizadora de todo el pueblo de Dios, comprome-
46
PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
tido en promover, cuidar, defender y celebrar la vida,
haciendo presente la misión liberadora y salvífica de
Jesús en el mundo de la salud.
Ante el cambio de tipo de demanda de salud y el cambio también del tipo de presencia de la Iglesia y su
acción pastoral, hoy es tarea prioritaria afanarse para
proteger la salud de las personas antes de la etapa curativa y rehabilitadora. Se pasa de una pastoral centrada en el enfermo hospitalizado a una pastoral atenta al
enfermo y a todo su entorno. En la globalidad de este
servicio está la capacidad de prevención y promoción
con atención a lo que amenaza la salud.
Hacia una nueva evangelización:
• de una pastoral de enfermos a una pastoral de salud,
• de una pastoral sacramental a una pastoral humanizadora y evangelizadora,
• de una pastoral de la compasión a una pastoral de
la justicia,
• de una pastoral institucional a una pastoral de la
comunidad,
• de una pastoral de muerte a una pastoral de vida y
esperanza,
• de una pastoral aislada e individualizada a una
pastoral orgánica y de conjunto,
• de una pastoral de improvisación a una planeada y
orgánica.
Objetivo: Evangelizar con renovado espíritu misionero el mundo de la salud, en una opción preferencial
por los pobres y enfermos, participando en la construcción de una sociedad al servicio de la vida.
• Dimensión solidaria: Ser presencia de Jesús, Buen
Samaritano, junto a los enfermos y a los que sufren
en las comunidades, en las familias y en las instituciones de salud.
• Dimensión comunitaria: Favorecer la promoción y
la educación con énfasis en la salud pública y el saneamiento básico, actuando de manera preferencial en el campo de la prevención de las enfermedades.
• Dimensión político institucional: Velar para que los
organismos e instituciones públicas y privadas que
prestan servicios y forman profesionales de la salud tengan presente su misión social, política, ética,
bioética y comunitaria.
Contacto
Padre Marlo Verar
Teléfono: 261-0156
Correo electrónico: [email protected]
PASTORAL DE LA MOVILIDAD HUMANA
En Panamá la PMH, como estructura de organización
pastoral, es incipiente. Sin embargo, la Iglesia realiza labores de acompañamiento a migrantes desde la
época de la colonización española, quizás con otros
nombres: pastoral de la acogida, de la comunión, de la
hospitalidad, etc., pero con el mismo objetivo: Acompañar a las personas en situación de movilidad en sus
procesos de integración en las nuevas comunidades de
vida y de fe.
Debido a que la PMH es una expresión de la Dimensión
Social de la Iglesia, fundamenta su accionar en el reconocimiento y promoción de la dignidad de la persona
humana.
La Pastoral se define como la acción evangelizadora de la Iglesia
en el mundo, es la continuación de
la misión de Cristo. Obtiene su especificidad de acuerdo a la dimensión o realidad humana que intenta iluminar desde el Evangelio y la
Doctrina Social de la Iglesia.
En nuestro caso, la Pastoral de
Movilidad Humana (PMH) es
aquella que intenta responder,
desde la luz de la fe, las necesidades de las personas en situación
de desplazamiento, sea voluntario
o forzado.
Dentro de la PMH encontramos la pastoral migratoria,
la cual promueve el acompañamiento pastoral a migrantes, solicitantes de asilo, refugiados reconocidos,
víctimas de trata y/o tráfico de personas, y otros posibles casos de personas con necesidad de protección
internacional.
Misión: Impulsar la Nueva Evangelización de los grupos humanos afectados por los fenómenos migratorios (migrantes económicos, desplazados internos, refugiados y protegidos humanitarios), para promover
sus derechos fundamentales y facilitar su integración
en las nuevas comunidades de vida y de fe, respetando
sus valores culturales.
Algunas de las actividades realizadas:
1.Acogida
a. Identificación de perfiles y necesidades específicas. Respuesta y/o canalización de casos a otras
instituciones que puedan dar respuesta a esas necesidades.
b. Asistencia Humanitaria Básica: revisión médica,
alimentación, vestido, asistencia psicosocial, orientación jurídica, albergue temporal, entre otros.
c. Promoción de Giras Médicas a comunidades rurales.
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2.
Incidencia Política y Protección
a. Participación en espacios de reflexión, información y sensibilización a través de los medios de
comunicación.
b. Capacitaciones y charlas de sensibilización a parroquias, escuelas, grupos apostólicos y cualquier
otro ambiente.
c. Orientación legal. Referencia de casos.
d. Creación de redes de protección contra la violencia de género. Atención y orientación a víctimas
de violencia intrafamiliar.
3.
Promoción Humana
a. Programas de alfabetización de adultos
b. Programas de becas de secundaria y universitarias
c. Capacitación para el empleo
4.
Desarrollo Comunitario y
Promoción de Medios de Vida
Auto-sostenibles
a. Construcción y/o reparación de aulas y comedores escolares, veredas, puentes, etc.
b. Instalación de acueductos rurales.
c. Construcción y/o reparación de parques y centros
comunitarios.
d. Promoción del cooperativismo.
e. Fondos para desarrollo de pequeñas empresas familiares.
f. Dotación de insumos para escuelas, centros de salud, centros comunitarios.
g. Formación y capacitación en administración, contabilidad y formulación de proyectos.
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PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
Por mencionar algunas de las acciones realizadas en
los últimos 12 años en el Vicariato de Darién.
Actualmente, a partir de Diciembre de 2013, hemos
abierto las puertas del Centro de Acompañamiento
Integral Hogar Luisa, para solicitantes de asilo, refugiados reconocidos y migrantes en situación de vulnerabilidad, desde la estructura de la Pastoral Social
Arquidiocesana.
En este Centro, ubicado en Parque Lefevre, con la colaboración financiera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el apoyo de otras organizaciones de asistencia a refugiados,
hemos proporcionado asistencia psicosocial, orientación social, alimentación (limitada), asistencia humanitaria básica, albergue temporal, entre otros servicios a más de 200 personas, 40% de ellas mujeres.
La visión de la pastoral de movilidad humana, a grandes rasgos, es conformar un equipo de trabajo con
cada vez mayor capacidad de acoger y acompañar a
Cristo, en la persona de los y las migrantes y refugiados, durante su peregrinación en esta dura realidad
de la migración forzosa.
Procedimiento de Atención en el Centro de Acompañamiento Integral (CAI) – Hogar Luisa
Toda persona que llegue sola o sea referida al CAI
Hogar Luisa recibe orientación de acuerdo a su situación social, legal y migratoria.
Se identifica, a través de dos (2) entrevistas, el perfil de la persona, sus necesidades específicas y se le
otorga, en casos de extrema vulnerabilidad, hasta
quince (15) días de albergue temporal, prorrogables
por un periodo igual de tiempo si la situación lo amerita, previa evaluación del caso.
En caso de ser admitido al CAI, se les ofrece tres
(3) cenas completamente gratis a cada usuario(a)
del albergue al llegar. A partir del cuarto día de albergue temporal y hasta finalizar el mismo, los(as)
usuarios(as) aportan B/.1.25 por comida. Se les
orienta sobre los tipos de trabajo que pudieran encontrar y se les acompaña en el proceso de búsqueda de alquiler, de lugar de culto (para los que no son
católicos) y se les brinda consejería y orientación en
su proceso de inserción en Panamá, entre otros servicios.
Contacto
Teléfono: 203-7600
Web: www.movilidadhumanapanama.org
Correo electrónico: [email protected]
Facebook: movilidadhumanapanama
Twiter: @mhdarien
PASTORAL INDÍGENA
En el Encuentro del equipo misionero de Guna Yala,
en enero de 1975, se siente la necesidad de abrir un
centro de misión en la ciudad de Panamá. Viendo
que los niño/as y adolescentes gunas con los que se
trabajaba en Gunayala se trasladaban a la ciudad de
Panamá para continuar estudios, y no se sabía qué
sería de ello/as, ni si los volveríamos a ver, se decidió
enviar un misionero para acompañarlos.
Ese mismo año, en el mes de marzo, se creó la Residencia Nele Kantule, donde se acogieron los primeros estudiantes.
Aunque la presencia misionera en la ciudad fue, en
primer lugar, motivada por el acompañamiento a
adolescentes y jóvenes, pronto se percibió la presencia de familias y adultos gunas, con sus problemas
de trabajo, vivienda, salud, etc. Como respuesta a
ello, se creó la Secretaría Indígena, desde donde se
dio respuesta a muchas situaciones sociales y familiares y que fue el espacio de muchas reuniones de
diferentes asociaciones comunitarias, deportivas,
gremiales…
En 1975, según las estadísticas, la población indígena en la provincia de Panamá no llegaba a los 2,000.
En 1980 eran 2,294. En 1990 llegaron a 16,840. En el
2000 alcanzaron los 40,121 y en el 2010 llegaron a
la cifra de 75,725.
Como se puede concluir al observar estos números,
la migración indígena a la ciudad ha variado dramáticamente. Desde hace unos años, la migración está
teniendo un carácter familiar. Son familias enteras
que están migrando.
De este mismo modo, han ido cambiando los lugares
y estilos de ubicación y residencia de los indígenas
en la ciudad de Panamá. En un principio, vivieron,
especialmente en Calidonia y Santa Ana. En estos
momentos, residen en todos los distritos y corregimientos de Panamá; y los gunas han logrado crear 6
comunidades, 5 en el distrito de Arraiján y 1 en el de
Panamá.
La problemática que afrontan los gunas en la ciudad en estos momentos y que tratamos de afrontar:
El mayor desafío de la realidad es el modelo económico que está imponiéndose en todos nuestros
países. Un modelo depredador, para el que la madre
tierra, las personas, los pueblos, sus derechos y sus
culturas no valen nada. Para él, lo único valioso son
los beneficios económicos. Los gobiernos están totalmente subordinados a este modelo. Un modelo
que alimenta la corrupción. Por lo que entra en crisis
la institucionalidad democrática. Si no es este el único factor, sí es él, en estos momentos, el que agrava y
agudiza las siguientes situaciones a las que de manera concreta tratamos de enfrentarnos:
Otros grandes desafíos que nos presenta la realidad
de la ciudad y al que pretendemos responder es la
pérdida de identidad cultural, de pertenencia, de
responsabilidad, de dar sentido a la vida.
• El debilitamiento organizativo del pueblo guna
en la ciudad.
• La discriminación y exclusión racial, aún presente en la sociedad panameña.
• Desconocimiento e irrespeto de los derechos de
los pueblos indígenas.
• Territorios indígenas amenazados por macroproyectos (minería, hidroeléctricas, turismo, etc.).
• Cultura de violencia y muerte. Consumismo, individualismo...
• Jóvenes gunas metidos en pandillas. Gran ausentismo y deserción escolar.
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• La falta de conciencia sobre este sistema injusto.
Objetivos y actividades de la pastoral indígena:
• Defender y apoyar todas las iniciativas de los indígenas en la ciudad por reafirmarse como pueblo, estando cerca de ellos, manteniendo la vinculación con sus organizaciones, promoviendo
el diálogo intercultural e interreligioso y manteniendo la identidad cultural como eje transversal
en todas las actividades pastorales.
• Apoyo y cercanía al Congreso General Guna, sus
comisiones y proyectos…
• Acompañamiento a las organizaciones de las barriadas y centros de las comunidades en la ciudad.
• Relación y comunicación con organizaciones sociales y culturales gunas en la ciudad.
• Asistencia puntual en situaciones de emergencia: sociales, familiares, económicas, de salud, de
muerte, etc.
• Visitas a casas y familias despertando conciencia
sobre su situación, identidad, etc.
• Acompañamiento a las mujeres indígenas reclusas en Centro Femenino de Rehabilitación.
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PASTORAL SOCIAL PARROQUIAL
• Alfabetización y reforzamiento escolar, derechos
y espiritualidad indígena.
• Promover comunidades cristianas, que vivan el
evangelio desde la espiritualidad, historia y cultura de sus pueblos. Lectura de la Biblia en diálogo con el Babigala (Tradición oral del pueblo
Guna). Partimos de que Dios habló a los pueblos
indígenas antes de que llegaran los misioneros.
Y esa palabra y la respuesta de los pueblos a ella
deben ser tenidas en cuenta por la Iglesia antes
de anunciar algo. Catequesis inculturada.
• Dar a conocer a la opinión pública los derechos
de los pueblos indígenas y sus valores culturales.
Este es un punto que hay que promoverlo más, a
través de los medios de comunicación, foros, etc.
• Tratar que las vicarías y las parroquias, que tienen una significativa población indígena, vayan
asumiendo dentro de sus planes la pastoral indígena.
Este es un objetivo y reto que está por relanzarse. Ya
se están programando talleres/seminarios para los
sacerdotes, religiosas y laica/os de las parroquias y
vicarías que tienen indígenas, para poder implementar este objetivo.
Contacto
Félix de Lama: [email protected]
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PASTORAL
ARQUIDIÓCESIS DE PANAMÁ - 2015

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