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Transcripción

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ENTREVISTA
Didier Claes
“África ha empezado
a coleccionar su arte”
Pese a su juventud, Patric Didier Claes ya lleva veinte años como marchante
experto en las artes del África Central.
N
acido en Kinshasa de madre
zaireña y padre belga, Didier
Claes vivió hasta su adolescencia entre las culturas y
tradiciones africanas y posteriormente,
profundizó sus conocimientos en numerosos viajes al Congo. Su nombre es sinónimo de prestigio internacional por la
elevada calidad de las piezas que expone
en su galería de Bruselas, situada en el
histórico barrio del Sablon. Integrado en
la Chambre Royale des Antiquaires de
Belgique, es vicepresidente de BRAFA y
presidente de BRUNEAF, dos prestigiosas ferias belgas. Claes, que ve un futuro
cercano para el coleccionismo en África,
cree que lo más importante es salvaguardar el patrimonio del arte africano, y a
ese objetivo consagra sus esfuerzos.
De padre belga y madre zaireña, usted
nació en Kinshasa, y llegó a Bruselas a
los 14 años, ¿cuáles son sus mejores recuerdos de su infancia en África?
Una cierta despreocupación y una educación más abierta, más satisfactoria.
África es una tierra con mucho sol y la
gente es distinta… por eso no se tiene el
mismo espíritu en África que en Europa.
Durante los años que viví en África viajé mucho por sus pueblos y ciudades, y
vi que los habitantes de las capitales no
eran como los de los pueblos, donde se
vivía otra atmósfera; la gente era mucho
más alegre, más abierta, gente honesta…
Pero un recuerdo muy especial para mí es
el olor, que no olvidaré nunca, el olor de
la tierra, de la tierra mojada, algo que hoy
echo de menos.
“Vendí mi primera gran
pieza con 17 años”
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Su padre ya era marchante y viajaba al
África para comprar arte, así que usted
creció rodeado de arte. A los 5 o 6 años empezó a ayudar a su padre a vender objetos,
¿cuándo empezó a sentir verdadero interés
por el arte?
Sería injusto decir que mi padre no me
enseñó nada, porque me inspiró una
verdadera pasión por el arte; es una historia parecida a la de Obélix, cuando
se cayó dentro de la marmita. Mi padre
iba a buscar objetos de arte y conoció
a mi madre, fue un encuentro muy especial, como si estuvieran predestinados. No es que mi padre me enseñara
algo especial, pero mi relación con él
fue intensa. Cuando me daban las vacaciones en el colegio le acompañaba
en sus periplos por los pueblos; eran
viajes de aventuras y hallazgos… era
un viajero impenitente y me transmitió
el gusto por la aventura; entonces, en
Paseo por lo singular
Los aficionados al arte y la cultura que
acuden a BRAFA suelen ser los mismos
que emprenden el camino a Tervuren,
sede del Real Museo de África Central.
El museo, invitado de honor de la feria
belga, invita a los visitantes a disfrutar de
encuentros insólitos e inesperados con
sus colecciones. Los objetos expuestos
son raros y excepcionales tanto en
su forma como en sus materiales o
su historia. Este paseo por lo singular
se divide en cuatro movimientos. El
primero gira en torno al imaginario
occidental centrándose en algunas
piezas africanas, una fascinación que se
deriva de la insólita complejidad de los
sistemas de pensamiento que en ellas
se reflejan. El segundo movimiento nos
acerca a la sorprendente materialidad
de ciertos objetos que, por su tamaño,
forma o factura, difieren del concepto
tradicional de la estatua africana: el de la
figura antropomórfica tallada en madera,
monocroma y de mediana estatura.
En un tercer movimiento, el museo
presenta las historias que hay detrás de
la colección, así como fascinantes relatos
de coleccionismo y coleccionistas.
Figure
Songye
nkisi.
República
Democrática
del Congo
aquella época, encontrar piezas también era toda una aventura. Ha habido
guerras, pillajes… ahora es ya muy difícil conseguir piezas, es otra época. En
resumen, mi padre me inoculó el gusto
por la aventura. Y fue en la adolescencia cuando floreció mi auténtico interés
por el arte.
¿Cuáles fueron los mejores consejos que recibió de su padre en cuanto a arte?
La formación de una mirada que se rija
por dos criterios esenciales: autenticidad
y antigüedad.
¿Recuerda su primera adquisición?
Sí, una gran estatua nkisi Songye de la
República Democrática del Congo. Fue
la primera pieza importante que compré,
y aún recuerdo la emoción que sentí …
antes había ido comprando pequeños objetos que luego vendía. Esta pieza la ven-
“El arte del Congo es
moderno y sofisticado”
dí a los 17 años, y posteriormente pude
volver a adquirirla por 45 veces el precio
por el que la vendí, pero no quise [dice
sonriendo].
Usted es vicepresidente de BRAFA y presidente de BRUNEAF, ¿es difícil estar en la
presidencia de dos ferias?
Soy vicepresidente de BRAFA y, desde
hace poco, presidente también de BRUNEAF. Esto es bastante complicado de
manejar y a veces comporta algunas dificultades con los colegas, además de
preocupaciones, pero no lo lamento en
absoluto porque también satisface por los
numerosos intercambios, y esto es lo que
queda.
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Pura sofisticación
En el arte africano, los objetos del Congo presentan una estética avanzada y su
escultura es la más sofisticada. En África existe un arte de la corte, estatuas señoriales
que representan a reyes y notables, equivalentes a la pintura europea de los siglos
XVIII y XIX. Pero en el Congo coexisten 400 grupos étnicos, con 350 subgrupos
y esta increíble diversidad se traduce en un arte fascinante. Aquel arte inspiró a los
maestros modernos del siglo pasado, y Claes lo denomina “el arte del bosque” porque
vino de tribus muy distantes entre sí sin ningún estatus social. Las preferencias de este
marchante se inclinan por los objetos que le recuerdan al Surrealismo. Originariamente
el arte africano no era considerado genuino arte, excepto el de la corte, el de las
estatuas reales, pero sus objetos cotidianos se convirtieron en piezas extraordinarias.
Hace dos años, usted presentó en BRAFA
una figura Nkonde, un impresionante fetiche de clavos, que se vendió el mismo día de
la inauguración, ¿diría que es una de las
piezas más espectaculares que han pasado
por su galería?
Sí, ¡sin duda alguna! Fue una experiencia
mágica. Conseguir aquella pieza me llevó
un año de negociaciones. Su culminación
fue la presentación en BRAFA. Además,
recibió una increíble respuesta por parte
de los visitantes y de la prensa.
¿Con qué piezas nos impresionará este
año en BRAFA?
Presentaré un conjunto coherente de
obras de muy alta calidad, entre las que
destacan especialmente una figura de
relicario Mahongwe de la colección del
Príncipe Aga Khan, que adquirí a través
del escultor Arman, así como una estatua
Songye, resurgida después de 70 años,
que había sido expuesta en Amberes en
1937-1938 por Olbrechts.
Si pensamos en la emoción que genera una
figura africana, como un fetiche de clavos,
por ejemplo, no es exactamente en belleza
en lo que estaríamos pensando, ¿cómo definiría usted esta emoción?
Por encima de su carácter de obra de arte,
los fetiches de clavos son objetos cotidianos asociados, en su cultura de origen, al
poder de un rico universo espiritual. Y en
mi opinión, lo que se manifiesta, por encima de todo, es esta gran fuerza. En el arte
africano coexiste el arte real, con el que se
venera el poder del rey, con el arte de la
belleza, identificado con la belleza femenina, como el que expresan las máscaras.
El sentimiento de belleza de estas piezas
es comparable al de las pinturas italianas
de los siglos XV o XVI, pero en este caso
no se trata de una búsqueda de una belleza formal sino de una belleza espiritual,
una búsqueda del espíritu de la forma.
¿Cómo se prepara usted para una feria?
¿Cuál es la mayor dificultad?
Hay que encontrar los objetos y esa es la
parte más difícil, sobre todo para dar con
piezas inéditas. Requiere meses de trabajo.
¿Hay museos entre sus clientes?
No, nunca vendo a un museo, prefiero
vender a un coleccionista. Vender un objeto siempre es un drama y si se lo vendo
a un museo sé que nunca podré recuperarlo. Quizás dentro de unos años venda
a las instituciones, pero de momento ésta
es mi estrategia.
Figura de relicario Mahongwe,
Gabón. Procedencia Colección
Príncipe Sadruddin Aga Khan
(1933-2003). Esta efigie de
ancestro es una “pequeña figura”,
es decir, la representación de un
difunto secundario, de las que
rodeaban generalmente a las
figuras mayores en los altares.
¿Cuál es la situación del coleccionismo en
África?
Es incipiente, pero estoy trabajando en
ello porque creo en el futuro del coleccionismo de arte africano. En la actualidad,
en África hay muchos países que viven
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una gran expansión económica que les
permite salir de la crisis; hay países emergentes, como Nigeria, Gabón o Angola,
con mucho dinero, en los que existe ya
una conciencia de que el arte africano debería estar en África y la sensibilización
por este tema es creciente.
Máscara Lega lukwakongo.
República Democrática
del Congo
Entonces, tendrán que comprar los objetos
de arte africano a marchantes europeos y
americanos…
Sí, evidentemente… es utópico creer que
todavía es posible encontrar antigüedades
africanas en el continente. Quien lo piense muestra un cierto desconocimiento de
la realidad porque encontrar una pieza
en África es tan difícil como que te toque
la lotería [sonríe]. Las piezas antiguas ya
pertenecen a colecciones occidentales.
¿Cuánto tiempo llevará formar un coleccionismo en África?
Creo que entre 10 y 20 años, pero está
yendo más deprisa de lo que parece porque en la actualidad el coleccionismo en
África es un reto; en los próximos cinco
años habrá un poder africano… why not?;
como ha pasado con los chinos, que también han experimentado su why not? y están coleccionando arte chino. En África,
el reto de coleccionar su propio arte ya ha
comenzado.
¿Cuál es la principal dificultad para salvaguardar el patrimonio en África?
La falta de voluntad política acompañada
de falta de infraestructuras específicas y
tal vez algunas creencias... La conservación de las piezas es complicada, cuando
no son las guerras, son los robos, los insectos, la humedad… La prioridad es organizar todo esto… África debe enviar la
señal, es decir, construir museos, hacer catálogos y que las piezas estén registradas
en los archivos de la UNESCO, ésta es la
forma de salvaguardar el patrimonio.
¿Qué es más apasionante para usted:
comprar o vender?
¡Comprar!… Comprar tiene algo de
aventura, es la búsqueda, es el hallazgo,
es lo primero, lo que permite llevar a cabo
el trabajo de marchante. Pero es más sencillo vender que comprar.
¿Ha vendido alguna vez una pieza que hubiera preferido conservar?
¡Siempre! Pero no me lamento; para mí,
entregar un objeto es también una forma
de posesión.
Marga Perera
“Nunca vendo a museos,
solo a particulares”
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Fotos: Philippe de Formanoir - Paso Doble
BRAFA
Del 25 de enero al 2 de febrero de 2014
Tour & Taxis. Bruselas
www.brafa.be