Contraportada - Revista Ímpetus

Transcripción

Contraportada - Revista Ímpetus
Contraportada
Revista Ímpetus
Volumen 4, Número 5, junio de 2010
Programa Licenciatura en Educación Física y Deportes, Escuela de Pedagogía y Bellas Artes, Facultad de
Ciencias Humanas y de la Educación, Universidad de
los Llanos
Óscar Domínguez
Rector
Omaira Elizabeth González
Decana Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación
Eduardo Castilllo
Vicerrector Académico
Gonzalo Arbeláez
Vicerrector de Recursos Universitarios
Pablo Cruz Casallas, Ph.D.
Director Instituto de Investigaciones de la Orinoquia
Colombiana (IIOC)
Lida Cruz Jerónimo Arango
Directora Escuela de Pedagogía y Bellas Artes
Alberto José Manuel Velásquez Arjona
Director
Héctor Rolando Chaparro Hurtado
Editor
Claudia Maritza Guzmán Ariza
Coordinación editorial
Napoleón Murcia, Ph.D., Universidad de Caldas, Colombia
Elvia Correa, Ms.C., Universidad de Antioquia, Colombia
Fernando Campos Polo, Ms.C., Universidad de los
Llanos, Colombia
Silvana Vilodre Goellner, Ph.D., Universidad Federal de
Rio Grande do Sul, Brasil
Víctor Jairo Chinchilla, Universidad Pedagógica Nacional, Colombia
Comité editorial
Jordi Planella Ribera, Universidad Oberta de Catalunya,
España
Armando Acuña Pineda, M.Sc., Universidad de los
Llanos, Colombia
Juan Pablo Zebadúa, Ph.D., Universidad Veracruzana
Intercultural, México
Miguel Guerrero Borda, M.Sc., Universidad de los
Llanos, Colombia
Héctor Rolando Chaparro Hurtado, Universidad de los
Llanos, Colombia
Gabriel Cachorro, Ph.D., Universidad Nacional de La
Plata, Argentina
Comité científico
Redacción, canje y suscripción
Revista Ímpetus
Programa Licenciatura en Educación Física y Deportes
Universidad de los Llanos
Telefax: 6698294
Sede Barcelona Km. 12 vía Puerto López
Villavicencio, Meta, Colombia, S.A.
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Ímpetus hace parte de la Red Iberoamericana de
Revistas de Educación Física y Áreas Afines –RediREFhttp://www.rediref.org/inicio
Los autores son enteramente responsables de sus
propios textos.
A nuestros
lectores
Por: Héctor Rolando Chaparro Hurtado
Editor
La nueva edición de la revista Ímpetus trae consigo
noticias de gran importancia para la comunidad académica de la Universidad de los Llanos, y muy especialmente para la Licenciatura en Educación Física y
Deportes, unidad académica adscrita a la Facultad de
Ciencias Humanas y de la Educación: el otorgamiento,
por parte del Consejo Nacional de Acreditación, del reconocimiento como programa académico de alta calidad durante un período de 4 años.
Esta honrosa distinción por parte de las agencias estatales significa, notablemente, un generoso espaldarazo
al trabajo riguroso y comedido de todos los integrantes de esta comunidad, interesada como lo está desde
hace ya más de una década en proponer el debate de
la educación física, el deporte y sus áreas afines en la
agenda seccional y local, interpelando de manera permanente las tendencias mundiales.
Ello significa nada más que días prósperos para la Licenciatura en Educación Física y Deportes de la Universidad de los Llanos, a los que se suma la clasificación
de tres de sus equipos de investigación por parte de
Colciencias en su medición 2010, lo que da cuenta de la
dinámica que se ha impreso desde el colectivo humano
que se concentra alrededor del discurso por este campo disciplinar en la región de la Orinoquia.
Y es en esa orientación, hacia el descubrimiento de
nuestro significado como comunidad y, colateral, de
nuestra responsabilidad social como organización del
conocimiento, hacia donde deseamos proponer nuestra ruta, reconociendo por supuesto los caminos por
donde transitan actualmente algunos de nuestros más
clásicos paradigmas:
-
La falacia de la tensión entre enseñanza y
aprendizaje, que claramente no consulta las visiones
más complejas y que ritualiza, por desconocimiento o
acaso por cándida ingenuidad, las prácticas escolares
de la educación física y de sus áreas afines.
-
El desvelamiento de los “trastocamientos
educativos del siglo XXI” (Orozco, 2004) relacionados
con el desborde actual que el aprendizaje ha hecho sobre la enseñanza y que propone revisitar el concepto
de “sociedad de aprendizaje” y la modificación de los
paradigmas del conocimiento, lo que produce desafíos
importantes para la profesión docente, tales como la
desestructuración del modelo imitativo hacia uno que
proponga el autorreconocimiento y la innovación como
elementos pivotales, y que en esa misma vía favorezca
en el aprendizaje de los estudiantes el descubrimiento y
la construcción contra la repetición y la memorización.
Dichos elementos teóricos y conceptuales constituyen
la definición de los objetivos programáticos de esta unidad académica, en la que el debate por la supresión
de las fronteras de la escuela no ha estado ausente,
y en la que por contrario se reconoce la importancia
de ubicarse en el contexto de la sociedad educadora
–que visiblemente plantea retos a la formación del profesorado-, en el sentido de reconocer no sólo la informalidad educativa sino, aún más, la no formalidad por
ejemplo de las rutinas mediáticas y tecnológicas, con
sus gramáticas no planificadas, su carácter incidental y
sus dinámicas incontroladas. Ello, en contraste de las
lógicas de los procesos de enseñanza convencionales
que suponen arreglos de diverso orden, entre los cuales se reconocen el favorecimiento de los procesos de
enseñanza sobre el aprendizaje (con la consecuente
tensión docente-estudiante), la reducción de espacios
únicos de interacción centrados en el aula, el carácter
secuencial de sus procesos, la centralidad de la cultura
letrada versus otras formas de acceso a la información
y construcción de conocimiento, y sus rituales memorísticos, reproductivos y controlados.
Como se puede observar, el debate por las formas contemporáneas de lo educativo y lo pedagógico se ha
instalado cómodamente en la Licenciatura en Educación Física y Deportes de la Universidad de los Llanos.
Y lo seguirá haciendo, si tenemos en cuenta el esfuerzo
sostenido de profesores, estudiantes, directivas académicas y personal administrativo en su compromiso por
responder al ejercicio de responsabilidad social que la
comunidad de la región de la Orinoquia y en esta oportunidad el Estado le han otorgado.
Por lo pronto, el fascículo 5 de la revista Ímpetus trae
una muy importante revisión del campo disciplinar
de autores de carácter nacional e internacional, entre
quienes se encuentran el profesor Jordi Planella Ribera,
director del programa de educación social de la Universitat Oberta de Catalunya, España, uno de los expertos más reconocidos a nivel mundial en temas sobre
corporeidad y sus estudios sociales; Juan Pablo Zebadúa Carbonell, quien en su artículo “De la unicidad a la
diversificación: apuntes analíticos sobre la conformación de las identidades juveniles “transculturales” en el
mundo rural e indígena” reflexiona desde los procesos
de interculturalidad en los jóvenes indígenas del México
“profundo” desde la Universidad Veracruzana Intercultural; Aldo Román Césaro, de la Universidad de La Plata
(Argentina), refiere una etnografía de las prácticas lúdicas en jóvenes de ascendencia mapuche de la región
de Chubut y los procesos de reconfiguración de su (s)
identidad (es) cultural (es). Por su parte, John Uribe y
Claudia Patricia Rojas se preguntan por las preferencias
de elección profesional de los jóvenes de estratos populares en la ciudad de Bogotá, así como por algunas
de sus rutinas de consumo cultural y de ocio; Alberto
Velásquez y Fernando Campos se interrogan por las diferencias entre actividad física y ejercicio físico y sus
efectos sobre la salud humana, y Armando Acuña presenta un artículo de revisión en el cual intenta hacer
una aproximación a la manera como los jóvenes perciben y viven su cuerpo.
En la sección Universias se incluyen tres textos: el profesor Héctor Bedoya aclara diferentes concepciones
sobre el clima institucional; Juan David Moreno revisa
la noción de multidimensionalidad del tenis y Camilo
Pardo cuestiona las rutinas organizativas de la Universidad de los Llanos como organización del conocimiento.
Como se ve, las alternativas se antojan variadas en esta
nueva oportunidad, con la que Ímpetus ratifica su presencia y justifica su comunión con la región, el país y
el mundo.
blanca
Dossier
Quiero
ser futbolista:
elecciones ocupacionales de jóvenes en
la localidad 4 de Bogotá - San Cristóbal
Por: John Jairo Uribe Sarmiento | Claudia Patricia Rojas
El texto discute las elecciones ocupacionales de jóvenes populares de
Bogotá, cuestionando las nuevas formas de trabajo que articulan algunas características del ocio. Se analiza el papel del aparato escolar y de la televisión como
influencias sobre las elecciones ocupacionales juveniles, preguntando por las
nuevas formas de alienación en juego.
I want to be soccer player:
Occupational election of young people at
the locality 4 of Bogotá - San Cristóbal
Abstract
The text discusses the occupational election of popular
young people from Bogotá, challenging the news forms
of work that they articulate some characteristics of leisure. The article analyses the paper of the school and
television appliance like influences on occupational juvenile election, asking about news forms of alienation.
Presentación
Preguntamos a jóvenes estudiantes de San Cristóbal:
¿cuál es la profesión que más te gusta? De esta cuestión
emerge un conjunto de reflexiones claves relacionadas
con la construcción de sus proyectos de vida, así como
algunas características de la transformación del “trabajo” y del “ocio” en el que nos encontramos. Vale decir
que el llamado trabajo post-fordista ha venido integrando algunas características del ocio: se vuelve cada vez
más autorregulado, creativo y cuyo propósito se cumple en su propia realización y no en la elaboración de
algún producto. Esto no quiere decir, por supuesto, que
el trabajo sea hoy menos alienante.
Ahora bien, ¿Qué tipos de ocupación prefieren hombres y mujeres estudiantes? ¿Qué relación tienen estas
preferencias respecto a la construcción de sus proyec-
1
tos de vida? ¿Qué elementos influyen en estas preferencias? El presente artículo presenta algunos de los resultados de la investigación Producción Cultural de las
ocupaciones en un grupo de Jóvenes de la Localidad de
San Cristobal, desarrollada por miembros del grupo de
investigación Ocupación y Realización Humana1 de la
Universidad Nacional de Colombia en el año 2008 y en
la que participaron algunos docentes de la Universidad
Pedagógica Nacional. Aquí se describen y analizan diferencias de género, respecto a algunos problemas vinculados con el papel de los medios de comunicación, la
familia y el aparato escolar en la construcción de futuro
que despliegan estudiantes de estratos bajos.
Vale decir, en primer lugar, que de todas las profesiones
y oficios elegidos por los hombres y mujeres encuestados, el fútbol se encuentra en el primer lugar y la medicina en el segundo. Ahora bien, aquellos que eligieron
el fútbol aducen como principal razón que este es “divertido”, mientras que aquellos que se decidieron por
la medicina explican que su decisión se debe a que esta
profesión les permite “ayudar” a otros. ¿Qué significan
estas “razones”?
Más aún, queda la pregunta, ¿pretenden vivir haciendo
lo que les gusta y no sólo lo que les toca? Esta afirmación tiene profundas consecuencias en la concepción
de bienestar que supone: al contrario de las perspectivas economicistas que lo definen por la capacidad de
consumo (por el tener más), aquí el bienestar se definiría por la oportunidad de hacer (por un hacer que satisfaga). La profesión, entendida así, supone un quehacer
placentero que cuestiona al trabajo como actividad
obligatoria y heterónoma.
El grupo de investigación pertenece al Departamento de la Ocupación Humana de la Facultad de Medicina.
Pero la discusión apenas se esboza en estas primeras
líneas. Se requiere analizar múltiples condiciones relacionadas con las metodologías desarrolladas, sus
alcances y limitaciones, así como con elementos conceptuales que permitirán precisar los aspectos claves
enunciados atrás.
Producción cultural de
la ocupación, una perspectiva conceptual.
Primer
debate
A qué quieren dedicarse los hombres y mujeres jóvenes,
remite a una reflexión sobre le modo como la elección
de una ocupación se articula con la posición social del
sujeto, el contexto sociocultural y con las motivaciones
individuales. La perspectiva ocupacional a la que invita
Willock (2004), convoca a optar por formas de pensamiento amplias e integrales para considerar las necesidades individuales y comunitarias, y que no reduzcan la
elección ocupacional a un problema funcional, es decir,
a un problema de adaptación del sujeto al medio social
en el que vive. Se trata de acercarse de nuevas formas
a los procesos individuales y colectivos, a través de los
cuales se establezcan las relaciones de poder, las estrategias de resistencia y/o transformación que despliegan
los sujetos a través de sus elecciones.
Desde este lugar, la hipótesis de trabajo desarrollada,
sostiene que las elecciones y prácticas ocupacionales
de los jóvenes en la Localidad de San Cristóbal están
en correlación con las posiciones sociales y el contexto
sociocultural, en otras palabras, se articulan a la forma
como esas estructuras se relacionan con las posturas,
preferencias y disposiciones desde donde los jóvenes
hacen elecciones ocupacionales. Como se verá, la relación entre estructuras sociales y elecciones individuales, es problemática y compleja, pues aunque se pueda
evidenciar una importante influencia de la televisión en
algunas elecciones de los jóvenes, la propia elección
es, en sí misma, un proceso creativo-interpretativo de
esa televisión.
La perspectiva asumida por Bourdieu para el estudio
de la práctica intenta zanjar las dicotomías que han
acompañado durante décadas el estudio de la acción
social y que han sido representadas de manera mas
clara por las tesis extremas del estructuralismo y de la
fenomenología. La lectura objetivista-estructuralista de
la vida social intenta determinar las leyes que explican
las regularidades sociales y reduce del comportamiento
de los individuos a la realización pasiva de las estructuras. Dice Bourdieu (1987: 98-99) “quiero reintroducir de alguna manera a los agentes que Lévi-Strauss y
los estructuralistas, notablemente Althusser, tendían a
abolir, haciendo de ellos simples epifenómenos de la
estructura“. De otro lado, Bourdieu rechaza el punto de
vista subjetivista según el cual la realidad social solo es
producto de las decisiones y acciones de actores sociales que construyen continuamente su mundo social, un
mundo en el que las estructuras sociales son la suma
de las estrategias y de los actos individuales, sin poder
explicar por qué y según qué principios se produce ese
trabajo de construcción de la realidad social. En esta
perspectiva se ignora la relación que existe entre la
historia individual y colectiva de los agentes, con las
estructuras colectivas que las producen y que ellas tienden a reproducir (Bourdieu, 1998).
En últimas Bourdieu intenta situarse en un camino que
no desdibuje las relaciones de poder que se construyen
en la cultura pero que tampoco las analice según la polaridad de dos extremos uno, el hegemónico y, el otro,
lo subalterno. En su teoría se parte de la convicción
de que para explicar los fenómenos culturales es necesario vincularlos, tanto a la estructura, social e históricamente definida, como al agente social que produce
las prácticas, no en cuanto individuo, sino como agente
socializado-socializante vinculado con su proceso de
producción.
Las elecciones ocupacionales pueden leerse desde esta
perspectiva. Son tanto elecciones individuales de agentes socializados, como expresión de relaciones estructuralmente influenciadas.
El espacio social es un espacio de diferencias, de distinciones entre posiciones sociales, que se expresa, se
proyecta, en un espacio de distinciones simbólicas, que
hacen que la sociedad en su conjunto funcione como
un lenguaje (Bourdieu, 1997). Esto significa que la topología social, que describe la estructura del espacio, es
inseparablemente una semiología social que describe
el mundo social como un sistema de signos o lenguaje.
Sistema de signos, puede leerse en las prácticas, sin
necesidad de poseer explícitamente la gramática (como
se desprende del análisis sociológico) a través de las
intuiciones del habitus (Bourdieu, 1988). Esto nos permite percibir o relacionar inmediatamente un acento,
un gesto, un traje o una práctica alimenticia con una
posición social y, al mismo tiempo, apreciarlos, esto es,
conferirles un cierto valor social, positivo o negativo.
La visión que cada persona tiene de la realidad social
se relaciona con su posición en este espacio. La representación de la realidad y las prácticas de las personas son también, y sobre todo, una empresa colectiva
(Bourdieu, 1997).
El habitus permite relacionar lo objetivo (la posición en
la estructura social) y lo subjetivo (la interiorización de
ese mundo objetivo). Para Bourdieu (2003: 41) el habitus es una especie de sentido practico, “... es un sistema adquirido de preferencias, de principios de visión
y división (lo que se suele llamar un gusto), de estructuras cognitivas duraderas (que esencialmente son el
fruto de la incorporación de estructuras objetivas) y de
esquemas de acción que orientan la percepción de la
situación y la respuesta dada”. Es una mediación entre
las condiciones objetivas y los comportamientos individuales. “Hablar de habitus es colocar al individuo, y lo
mismo lo personal, lo subjetivo, como social, colectivo.
El habitus es una subjetividad socializada”. (Bourdieu,
1995)
Por ser estructuras predispuestas a funcionar como
estructurantes, el habitus no es hábito en tanto repetición mecánica, monótona de cosas; el habitus es
principio generador, es una mediación productora de
cambios, “...es una especie de máquina transformadora
que hace que reproduzcamos las condiciones sociales
de nuestra propia producción aunque de una manera
relativamente imprevisible de una manera tal que no
puede pasar simple y mecánicamente del conocimiento
de las condiciones de producción al conocimiento de
los productos...” (Bourdieu, 1988: 133).
El habitus tiene un doble aspecto: de un lado, reproduce los condicionamientos sociales; pero al mismo tiempo constituye un productor de prácticas sociales, “una
gramática generadora de prácticas”.
Las elecciones ocupacionales que se analizarán a continuación, pueden entenderse como la expresión tanto
de procesos de socialización, esto es, de subjetivación
de estructuras generales, como de creatividad individual, es decir, de producciones personales que si bien
pueden partir de las estructuras generales incorporadas, no se limitan a ellas y buscan, en algunos casos,
crear nuevas estructuras sociales.
Queda por desarrollar el debate sobre las transformaciones actuales del trabajo y que se han denominado
como post-fordistas. Como se mencionó, el trabajo ha
adquirido algunas de las características que otrora se
le endilgaron al ocio: actividad autotélica, libre, autónoma, placentera. Para occidente existe una tradición
que define al ocio por oposición al trabajo (Hunnicutt,
2007). Así, mientras el trabajo manual definía a los sirvientes y esclavos, el ocio, la contemplación y la filosofía definía a los hombres libres; en la Grecia Antigua
al ocio se le tenía por la más alta conquista. De acuerdo con Hunnicutt, la oposición entre ocio y trabajo, es
propia del desarrollo social, económico y cultural de
occidente. De un lado, sus contenidos e importancia
relativos se han modificado, del otro, siguen designando realidades e instituciones significativas para los
occidentales. Desde aquí pueden mencionarse algunas
de las transformaciones del trabajo post-fordista. De
acuerdo con Virno (2003) el trabajo en la actualidad ha
asumido características virtuosas, esto es, se trata de
un trabajo sin obra. Cabe decir que el trabajo ha sido
entendido, desde una perspectiva tradicional-fordista,
como una actividad que produce una obra, un bien. El
trabajo post-fordista cumple su propio fin al realizarse,
tal y como la ejecución de una obra musical, en la ejecución misma agota el propósito de la actividad y de
ella no queda un producto adicional. Como ejemplo, las
actividades de coordinación, de administración de recursos, de planeación y de motivación que caracterizan
el quehacer contemporáneo. Por supuesto, para Virno,
este tipo de trabajo no es el que mayor número de ejecutantes presenta en el planeta, lo que no significa que
no sea el trabajo hegemónico en la medida en la que los
demás quehaceres tienden a asumir sus características.
De otro lado, el trabajo post-fordista se caracteriza por
emplear las capacidades genéricas del hombre. Se trata
de un trabajo en el que se aprovecha la capacidad humana de comunicarse, más que el saber técnico. Según
Virno, es el hombre en cuanto especie el que se convierte en centro de la explotación laboral y no solo sus
habilidades o destrezas aprendidas. Se trataría entonces de un bio-trabajo.
El trabajo post-fordista, como bio-trabajo virtuoso,
autorregulado, fundamentado en la cooperación al
interior de unidades productivas y en la competencia
con otras unidades, ha asumido, como se dijo atrás,
características del ocio: mayor autonomía, creatividad,
placer. Pero no por ello, este tipo de trabajo es menos
alienante, es decir, no por ello ha dejado de despojar al
trabajador de una parte de su “producción” (de los bienes producidos) o de sus “virtudes” (de las actuaciones
ejecutadas), ni ha dejado de articular situaciones en las
que el trabajador se siente ajeno de sí mismo.
Las elecciones ocupacionales de los hombres y mujeres estudiantes encuestados pueden entenderse desde
esta perspectiva: el fútbol y la medicina, son trabajos
virtuosos, pues aunque existan “operaciones” que simulan las obras del trabajo fondista, ambos se agotan
en su propia ejecución. De otro lado, el fútbol no sólo
es exhibición sino que es el cuerpo mismo el que se
presenta como máquina ejecutante, son las capacidades biológicas las que se vuelven directamente productivas: muestra de ello, las piernas de los jugadores
se aseguran en millones. Este conjunto de elecciones
ocupacionales que se describe más adelante, coloca el
acento sobre la manera como las estructuras objetivas
se traducen en elecciones personales, así como sobre
las tensiones a través de las cuales el trabajo se viene
forjando.
Metodología
La investigación que da origen al presente artículo se
realizó con el auspicio de la Facultad de Medicina de la
Universidad Nacional de Colombia y con la colaboración del grupo de investigación Lúdica, Cuerpo y Sociedad de la Universidad Pedagógica Nacional. Se aplicó
una encuesta a 300 jóvenes de San Cristóbal, a partir
de la idea de que estas elecciones son una práctica a
través de las cuales los jóvenes construyen un sentido
para su propia existencia. Elegir la profesión u oficio de
su preferencia, implica poner en práctica un sentido del
lugar que se ocupa en la sociedad, desplegar el capital
simbólico con el que cada quien cuenta (el escenario
de referencias posibles para los sujetos) y desplegar un
gusto como proceso de diferenciación social.
Por las anteriores razones, la producción cultural de las
ocupaciones juveniles, en tanto práctica, se abordó a
partir del análisis de las siguientes variables:
• Tipología de Juventud: esta variable permite establecer una posición social: género, edad, estrato,
composición familiar. Estos indicadores se han
establecido a partir de los análisis que el propio
Bourdieu desarrolla en La Distinción (1998), pues
él identifica allí que el capital simbólico y el gusto,
se distribuye siguiendo las diferencias que se producen desde estos aspectos.
• Elección de ocupación: oficios o profesiones que
más gustan a los jóvenes.
• Razones de la elección de la ocupación: exposición de los motivos para elegir una u otra profesión, así como el conjunto de “influencias” que reconocen los propios hombres y mujeres jóvenes (si
ellos y ellas consideran que la familia, la escuela, la
televisión u otros mecanismos, han influido en su
preferencia)
• Valoración de la factibilidad de realizar el oficio/
profesión que más le gusta: indagación sobre la
percepción de los entrevistados y encuestados,
sobre la probabilidad de ejercer la profesión u oficio que más les gusta.
• Actividades asociadas a la elección del oficio
o profesión que más le gusta: si ha buscado información o recursos para lograr ejercer la profesión
que más les gusta.
Para la presente investigación, el abordaje de la gramática social a partir de la cual los jóvenes eligen una ocupación, puede analizarse a partir del comportamiento
de las variables descritas.
Ahora bien, dado que se pretende analizar las elecciones ocupacionales como prácticas sociales que dan
cuenta de una dimensión de la producción cultural de
las ocupaciones juveniles, se ha analizado las eleccio-
nes, las razones, la valoración de la factibilidad y las
acciones para gestionar esas elecciones, según el sexo,
la edad y el estrato.
La hipótesis operativa se refiere a que si existen diferencias en las elecciones juveniles, así como en sus razones, etc., asociables a la edad, el sexo y el estrato,
estas diferencias permiten describir la gramática social
desde la cual se construyen las elecciones ocupacionales.
El 61.6% de los encuestados fueron hombres. El 59.2%
de los encuestados tiene entre 13 y 15 años, el 37.7%
entre 16 y 18 años y el 3.1% entre 19 y 20 años. El
78.9% de los encuestados pertenecen al estrato 2, el
12.5% al estrato 1 y el 8.7% al estrato 3. Por lo anterior,
la información relevante se centrará en el estrato 2.
Consideramos que esta información habla de las elecciones ocupacionales de los hombres y mujeres jóvenes estudiantes del estrato 2. Sin embargo se requiere
desarrollar otras investigaciones que validen y/o amplíen los hallazgos obtenidos a la fecha.
Producción cultural
de la ocupación, una
perspectiva empírica.
Segundo
debate
En primer lugar, describir las elecciones ocupacionales
de los jóvenes encuestados.
El 13.9% de los jóvenes, preferiría ser futbolista y/o deportista. Esta categoría fue la más importante para los
encuestados. En segundo lugar aparece Medicina con el
11.1% de las elecciones juveniles. Militar-Policía (8.3%)
e Informática-Sistemas (6.9%) siguen en importancia.
En quinto lugar aparece la categoría Administrativasgerenciales (6.2%).
Se destaca el fútbol como una profesión que desean
seguir los hombres jóvenes dado que ésta ofrece (como
se verá más adelante) tanto oportunidades de goce, de
dinero, como de reconocimiento social. Medicina se
presenta como una opción preferida por las mujeres,
que encuentran en ella una oportunidad de ayuda a
otros (este análisis se ampliará en el capítulo sobre las
razones de la elección ocupacional)
Al observar el panorama de las elecciones según sexo,
se observan diferencias significativas en las profesiones de mayor interés para los jóvenes. El 21.3% de los
hombres desea ser futbolista y/o deportista, mientras
que sólo el 1.8% de las mujeres desea dedicarse a ésta
profesión. De otro lado, el 18% de las mujeres desea
ser médico, mientras que apenas el 6.7% de los hombres tiene esta preferencia. Sin embargo, las diferencias
frente a la categoría Militar-Policía no son tan notorias
pues el 9.6% de los hombres y el 6.3% de las mujeres
tienen este interés. Comparativamente, el 8.4% de los
hombres desea dedicarse a la informática y los sistemas, frente al 4.5% de las mujeres, es decir, un poco
más de la mitad de las mujeres desea dedicarse a esta
profesión.
En otras profesiones se observan marcadas diferencias.
Apenas el 0.6% de los hombres se interesa por las profesiones agrupadas en la categoría Otras Salud (odontología, enfermería, etc.), mientras el 8.1% de las mujeres han optado por esta elección. El 9% de las mujeres
prefiere las actividades Administrativas y gerenciales,
mientras que sólo la mitad de este porcentaje de los
hombres ha optado por este tipo de profesiones. Las
mujeres se interesan mucho más por las Artes (7.2%),
las Ciencias Naturales-veterinaria (6.3%) y la Docencia
(5.4%) que los hombres (4.5% para Artes; 2.8% Ciencias
Naturales-veterinaria y 2.2%). Cabe decir, que ningún
hombre planteó la categoría Nada, mientras que el 0.9%
de las mujeres planteó esta opción.
Apenas el 0.9% de las mujeres prefieren actividades semicalificadas (panadería, cocina, mecánica, etc.), mientras que el 8.4% de los hombres planteó esta opción.
Sólo el 1.8% de las mujeres prefieren Arquitectura, frente al 5.6% de los hombres. Finalmente, el 5.6% de los
hombres prefiere las ingenierías, frente al 4.5% de las
mujeres.
Criminalística, comunicaciones, Piloto-Azafata y derecho, son las categorías en las que menor diferencia se
observó.
En general, las mujeres prefieren profesiones asociadas
con el cuidado de otros como medicina, salud, docencia, ciencias naturales-veterinaria, así como las que se
relacionan con la sensibilidad (artes). Aún cuando existe una diferencia importante entre los hombres y las
mujeres que desean dedicarse a actividades militares o
policiales, así como a las ingenierías y los sistemas, estas diferencias no son tan pronunciadas como la que se
observó para los deportes y el fútbol, para medicina y
salud, o para los oficios semicalificados y arquitectura.
Razones de elecciones
ocupacionales
A continuación se describen y analizan las razones y
motivaciones que tienen los jóvenes participantes en el
estudio para hacer sus elecciones ocupacionales.
• Elección Fútbol y Deportes
Razones de elección
según sexo
En el caso de fútbol y deportes las razones para elección en los hombres son variadas: el gusto y las capacidades ligadas al reconocimiento son importantes,
mientras que en las mujeres las únicas dos razones para
elegir esta actividad hacen referencia a que es un buen
trabajo y le permiten mantener un buen estado físico.
Vale la pena destacar que, en general, los hombres se
refieren al deseo de reconocimiento como elemento
clave de las elecciones en el fútbol y la medicina. Para
las mujeres es más importante el ayudar a otros (aún
cuando, para los hombres la ayuda es importante). Este
aspecto se hace importante pues evidencia algunas de
las características del habitus, del como los hombres y
las mujeres perciben y organizan el espacio laboral, de
lo que es propio para ellos y ellas.
Influencias
En este apartado se analizarán las respuestas a las
Como se observa en el grafico la razón principal reportada por los y las jóvenes se refiere al Gusto y a la Satisfacción. Para ellos es “divertido”, se sienten bien haciéndolo, por ello invierten, en la actualidad, tiempo en
su practica; en segundo lugar aparece la combinación
entre gusto y el reconocimiento de sus capacidades y
habilidades para su desempeño. Llama la atención en
tercer lugar en esta elección las razones aducidas de
tipo emocional y existencial: es “mi pasión”, es “mi
gran sueño”, y aunque aparece con bajo porcentaje la
“personalidad” llama la atención si se compara con la
inexistencia de esta razón en otras elecciones.
• Medicina
“Ayudar” fue la principal razón para estudiar medicina
referida por los participantes en el estudio. Ayudar es
salvar vidas, hacer acciones por otros como en el caso
de enfermos, niños, discapacitados; ayudar es curar
enfermedades y ayudar es dedicarse a algo importante
como la salud y lo “social”; el “gusto”, que aparece en
segundo lugar, hace relación con el gusto por el cuerpo
humano, lo gratificante que resultaría su desempeño, y
porque llama la atención. De relevancia resulta la idea
de ayudar a la familia y salir adelante ligada a la expectativa de ascenso social.
preguntas en torno a las posibles influencias sobre la
elección ocupacional, esto es, si los encuestados consideraron que alguien había influido en la elección de la
profesión u oficio que más le gusta (padres de familia,
colegio, televisión, cine, otros).
Como se ha dicho, la principal razón para elegir Medicina en ambos sexos hace relación con Ayudar. Para
hombres y mujeres salvar vidas y curar enfermedades
es su motivación; sin embargo son las mujeres quienes
señalan el gusto por atender poblaciones específicas:
traer niños al mundo, atender viejitos, niños y discapacitados por ejemplo. La razón “gusto” en las mujeres es
mayor casi en 10 puntos respeto a los hombres (16.6%
hombres y 25% mujeres). En la razones ayudar a la familia y lograr reconocimiento se observa una diferencia
significativa, mientras para los hombres ser alguien importante y ganar dinero y ayudar a la familia son igualmente significativos para las mujeres es mas importante
aprender y ayudar.
La televisión es la influencia más aceptada: el 44.6%
de los jóvenes encuestados dijeron que habían sido
influenciados por este medio en la elección de su preferencia. Respecto a la influencia de alguien, el 33,4%,
contestaron afirmativamente. Respecto a la influencia
del colegio, 28,6% respondieron “si”. El cine es la influencia menos reconocida, con un 18,5% de jóvenes
que consideraron que éste había influenciado su elección ocupacional.
Sin embargo, al observar las profesiones u oficios según
el tipo de influencia, se observan diferencias importantes.
• Influencia de alguien
Las profesiones en las que los encuestados dijeron haber sido influenciados por alguien con mayor frecuencia
son: fútbol (55%), informática (55%), ciencias naturalesveterinaria (59%), militares-policía (45.8%) y administrativas-gerenciales (44.4%).
El 77.3% de aquellos que escogieron el fútbol y dijeron
haber sido influenciados por alguien, lo fueron por sus
padres. De igual modo, el 63.6% correspondientes a la
categoría informática-sistemas, dijeron haber sido influenciados por sus padres. De otro lado, sólo el 12.5%
de los que escogieron medicina fueron influenciados
por alguien.
Aunque aproximadamente la tercera parte de los encuestados dijo haber sido influenciado por alguien, en
aquellos casos en los que se observó mayor influencia
de alguna persona, se destacan los padres como los actores de esa influencia. Sólo en el caso de la categoría
militar-policía, la principal influencia se debió a otros
(hermanos, primos, amigos)
Docencia (con 50%) e informática (con 60%) son los dos
únicos casos en los que los jóvenes reconocen una importante influencia del colegio.
Arquitectura(75%), comunicaciones-publicidad (77.8%),
criminalística (76.9%), semicalificados (81.3%), piloto-azafata (85.7%), medicina (70.1%), militar-policía
(70.8%), otras-salud (100%) y derecho (80%), son las
categorías en las que más encuestados expresaron la
no influencia del colegio en su elección ocupacional.
Sólo el 28.6% de los encuestados reconocieron al colegio como un actor que influyó en su elección ocupacional. Los que desean ser docentes y que reconocieron la
influencia del colegio, dieron como principal razón “nos
educan para el futuro” (40%), seguido de razones como
“nos enseñan a ser profesores” (20%), “nos enseñan inglés” (20%) y “nos muestran lo chévere que es” (20%). El
66.7% de los que eligieron informática-sistemas y que
reconocen la influencia del colegio, dieron como razón
“por la enseñanza en general y el área de informática
en particular”.
Estos datos parecen indicar que el colegio es un escenario que brinda a muy pocos jóvenes modelos a seguir.
Menos del 30% de los encuestados dijeron haber sido
influidos por él. Así por ejemplo, el 3.1% de los que no
aceptan la influencia del colegio en su elección del Arte,
dicen que “el colegio no inculca, sino que reprime”, el
18.2% de ellos, dijeron que “el colegio no tiene profesores que estimulen las actividades artísticas” (los demás
dijeron “porque es algo relativo” o no respondieron”).
Como se observó, la influencia de los padres y de la
televisión (como se verá en seguida), es más importante
para los encuestados.
Un poco menos de la mitad (44.6%) de los encuestados
dijo que la televisión influyó en su elección.
Criminalística es la categoría en la que más jóvenes
aceptaron esta influencia, con 69.2%. El 77.8% de ellos
sólo mencionan como razón de esta influencia, que
existen varios canales y programas sobre el tema. Los
demás dicen que “muestran la investigación a profundidad” y “muestran que es un reto”.
Artes, con el 62.5%, es la profesión u oficio que se encuentra en segundo lugar, frente a la televisión como
influencia. El 40% de los que aceptan esta influencia,
dijeron que en la televisión “se pueden ver los grandes
cantantes y se estimula el gusto por pertenecer al medio”, el 20% dijo que “las novelas enseñan a actuar y el
gusto por el trabajo de los actores inspira imitarlos”. En
este caso, se sugiere una relación entre la elección ocupacional por las artes y el consumo de espectáculos.
El fútbol presenta el mismo porcentaje que artes frente
a la influencia de la televisión. El 60% de ellos, da como
razón la existencia de canales de fútbol y el gusto por
ellos, el 20% dijo que “viendo se aprende” y el 13%, porque ve los mejores jugadores. En este caso, la televisión
permite a los encuestados interesados en el arte y el
fútbol, relacionarse con lo que ellos denominan como
“el medio”, esto es, interactuar con modelos en ambas
campos.
Sólo el 20% de los que escogieron la docencia, aceptaron la televisión como “actor” que influyó en su decisión. La mitad no dio razón de esta respuesta. Los
demás dijeron que la televisión no tiene nada que ver
con sus ideales, no muestran sobre el tema y “casi no
veo televisión”.
Al igual que en el caso anterior, el 80% de los que escogieron ingenierías-sistemas, no ve en la televisión
una influencia en su elección. De ellos el 16.7% planteó
como razón de su respuesta, que la televisión no ayuda,
ni es una buena solución para superarse, igual porcentaje so observó para las respuestas “no informa sobre el
tema” y “no ve televisión”. El 8.3% planteó que en ella
sólo muestran novelas y uno que otro documental, un
porcentaje igual dijo “la televisión es ridícula” y “lo que
presentan no es convincente”.
Así como algunos reconocen la influencia de la televisión en su elección ocupacional, destacando que en
ella se ponen en contacto con modelos a seguir, aquellos que en mayor porcentaje rechazan su influencia,
plantean cierta desconfianza ante ella, pues reconocen
allí simulacros (muchas novelas y pocos documentales)
y no encuentran en ella información sobre sus intereses.
Como se discutirá más adelante, estas cifran abren un
debate sobre la recepción de los medios, así como sobre el papel de la familia y del colegio en la construcción de las elecciones ocupacionales de los hombres y
mujeres jóvenes.
Conclusiones
Como se ha planteado, la influencia de la familia y de la
televisión, es más importante que la observada para el
colegio. El caso más ilustrativo, es el fútbol-deportes.
Ven en la televisión jugadores y espacios de posible
aprendizaje, mientras que en el colegio no encuentran
espacios de para aprender de esta profesión2. De otro
lado, aquellos que escogieron las artes, ven en la televisión un factor influyente, por razones similares a las
observadas para el fútbol, expresando argumentos parecidos a los esgrimidos por los deportistas frente al
por qué el colegio no influye en su elección ocupacional: allí no se estimula el arte y no hay profesores que
apoyen la creatividad.
Los que han seleccionado como ocupación militarpolicía, se sienten influenciados por la televisión, los
amigos, primos y hermanos, así como por la televisión y
el cine. El colegio no influyó en su elección porque éste
no informa ni orienta sobre el tema (35.3%) o porque
esta es una elección personal en la que el colegio no
tiene cabida (11.8%).
Vale la pena decir que para los que escogieron militarpolicía o fútbol-deportes, sólo se observó como razón
de la no influencia de algún actor o institución, la idea
de que es una decisión personal, para el caso del colegio. Es decir, ni para el cine o para la televisión, se
argumentó que dado que su elección es una decisión
personal, ni uno u otro tienen cabida en su decisión.
Si se rechaza el cine o la televisión como factores influyentes de una elección ocupacional, es porque en
ella hay “cosas irreales” o no informa sobre el tema, no
porque no tenga derecho a entrometerse en un tema.
Todos los elementos planteados dejan entrever la necesidad de considerar el papel de estas instituciones en
la construcción de las subjetividades juveniles, en otras
palabras de la construcción de esa gramática social a
partir de la cual unos y otros definen sus elecciones y
presentan sus razones. La televisión influye en criminalística, artes, militar-policía y fútbol, en tanto que escenificación de estas profesiones, permite a los hombres
y mujeres jóvenes una ensoñación, la de hacer parte
del espectáculo que observa. En este mismo sentido,
el rechazo al cine o a la televisión como factores que
inciden en la decisión de los que prefieren ser docentes
o ingenieros, se refiere a una toma de distancia frente
al espectáculo que allí se desarrolla. Aquí están en juego elementos identitarios, elementos que se relacionan
con las razones observadas para escoger una profesión
según estrato, edad y sexo. Como se leyó en el capítulo
anterior, el gusto por el riesgo y la adrenalina, se configuró en una de las razones por lo militar-policial, de
otro lado el disfrute, lo divertido, pero también el reconocimiento social, se argumentan como razones para
la elección futbolista-deportista, argumentos todos que
pueden vincularse con el reconocimiento de las escenificaciones de la televisión que han influido en ambas
elecciones. Todos estos argumentos pueden asociarse
a los que Alexis Pinilla ha denominado como comunidades estéticas, haciendo alusión a la recepción activa
de los medios de comunicación desde los hombres y
mujeres jovenes:
“Estamos asistiendo, entonces, a la emergencia
de nuevas formas de socialidad que cuestionan
las aparentes certezas de la modernidad. En este
sentido, para algunos autores la ruptura de las antiguas solidaridades ha hecho que la comunidad
se transforme profundamente. Anteriormente, los
proyectos comunitarios tenían un fuerte componente ético, esto es, centraban su unión en proyectos políticos de mediano y largo aliento. En la
actualidad prevalecen las comunidades estéticas,
las cuales se caracterizan por la naturaleza superficial y episódica de sus vínculos. Podríamos sugerir, entonces, que en el contexto de la sociedad
de consumo, promovida por la globalización, la
forma privilegiada de la asociación son las comunidades estéticas...” (Pinilla, 2007: 73)
Muchas de las elecciones ocupacionales pueden leerse
desde esta perspectiva, desde la construcción de escenarios estéticos, de gustos que dan forma a los proyectos vitales. Con excepción de lo observado para medicina y para la docencia, no se trata tanto de elegir una
profesión u oficio, según un patrón moral o ético de
deberes y derechos, sino de escoger según un sentir, un
gusto que se ha formado en la relación que establecen
muchos jóvenes con los medios de comunicación. Aquí
no se trata tanto del gusto por cumplir un deber, como
del placer de vivir haciendo lo que más gusta.
Todos los elementos señalados aluden al modo como
se viene transformando el trabajo, así como su relación
con el aparato escolar. De un lado, puede suponerse
que este aparato viene perdiendo terreno ante la televisión como espacio que influye en las elecciones
juveniles. Pero este terreno perdido no sólo habla de
nuevas formas de socialización, sino que coloca sobre
el tapete los modos a través de los cuales el llamado
post-fordismo se vincula con la construcción de subjetividades juveniles: la televisión como inspiración de
una profesión, es decir, aquello que podría denominarse “ocio” (por autotélico, lúdico), como elemento que
configura la elección y construcción de un proyecto de
vida y ofrece modelos de trabajo: la búsqueda de reconocimiento, lo divertido, la adrenalina, son aspectos
que aluden a lo que Virno describe como las actuales
condiciones del trabajo y el empleo de las capacidades
genéricas humanas. Y sin embargo, no porque se articulen elementos del ocio al trabajo, éste ha dejado de ser
alienante: puede decirse que a través de esas nuevas
estrategias de gestión de los recursos humanos y de
las actividades productivas en general, se ha procurado
lograr nuevas formas de trabajo más productivas esto
es, se han sofisticado los mecanismos de control bajo
la égida de la auto-regulación. En todo caso, queda la
pregunta por el impacto de la formación escolar en la
ciudad para los jóvenes de estrato 2 y si ésta contribuye o no a construir elecciones ocupacionales que contribuyen a la construcción de proyectos colectivos, de
autonomías, de solidaridades nuevas, o si se reproduce
acríticamente nuevos modelos de gestión de la vida
bajo la tutela de las transformaciones del trabajo.
2
El 18.5% de los que escogieron el fútbol como ocupación, y no ven en el colegio alguna influencia, dijeron que en el colegio no se apoya el deporte, el 7.4% que no existen clases de fútbol y el 22.2% que ésta es una decisión personal en la que
no influye el colegio.
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Ensayo 3.
Cultura somática,
escuela y religión
Post-colonialism, as it is now used in its various fields, describes en remarkably heteregeneous siete of subject positions,
profesionales fields, and critical enterprises.
S. Slemon, 1994.
Notre corps, nos attitudes révèlent non seulement notre personnalité mais aussi ce que nuevos traversons dans notre vie.
Ken Bugul, 1999.
1. Pensar el cuerpo
en las sociedades
complejas
El tema del cuerpo se ha hecho presente, de forma radical, en nuestras sociedades, y en especial en el marco
de los estudios sociales. Desde el estudio de la ciencia
de las razas (con los trabajos desarrollados por los antropólogos alemanes de traspaso de siglo XIX a siglo
XX) hasta los estudios culturales que tienen el cuerpo
como uno de sus elementos centrales, encontramos
formas de pensar y entender la alteridad de estos cuerpos y de los sujetos que los encarnan. Esto ha conllevado que los investigadores del campo de las ciencias
sociales no puedan seguir dando la espalda a la temática corporal y tengan que afrontar estudios y realidades
que hasta ahora habían quedado (o bien nos habían
hecho creer que así era) en estado de marginación. Han
sido justamente los desplazamientos de poblaciones
hacia diferentes zonas geográficas del planeta que ha
provocado la convivencia de cuerpos” procedentes de
culturas de origen diferentes. Hemos asistido a un proceso de globalización de la corporeidad, pasando de
identidades corporales muy ligadas al territorio a nuevas identidades reconstruidas desde una mirada global.
Mientras que la antropología, la sociología y la psicología social hace años que han incorporado el tema
1
del cuerpo entre sus objetos de estudio, la pedagogía
(aparte de las praxis y discursos específicos de la educación física) había vivido de espaldas a la constitución
subjetiva de los cuerpos de los educandos. El presente
trabajo estudia la presencia de los “cuerpos inmigrantes” en las praxis y discursos pedagógicos. Más allá de
los Guetos y las Banlieues, la alteridad anatómica ha
hecho presencia entre nosotros. Se han roto muros y
barreras físicas, pero los aislamientos y rodeos mentales siguen dominando parte del panorama que nos
disponemos a dibujar. En los guetos se dan situaciones
de homogeneización corporal (todo el mundo exhibe
anatomías parecidas) y la irrupción de estos cuerpos
en otros contextos puede ser sólo parte de un efecto
espejo testimonial. Pero la situación en muchos contextos de nuestro país es otra. Tal como anuncia Delgado las sociedades en movimiento rompen, justamente,
con una mirada monolítica de la realidad y hacen aflorar
muchas dimensiones reales y escondidas hasta el momento1.
2. El cuerpo en la
teoría postcolonial
La colonización de la alteridad, ha pasado por diferentes formas y estrategias, que la han impulsado a geografías, territorios y situaciones simbólicas de ocupación.
DELGADO, M. Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles, Barcelona, Anagrama, 2007.
La cuestión racial, aquello que corporal ha marcado las
vidas de los habitantes de guetos y banlieues, es la clave
de vuelta para entender muchas de estas situaciones.
Sólo hace falta pensar en los disturbios provocados
por ciudadanos negros a los EEUU durante los conflictos de los Angeles en 1992, los conflictos de Bristol
del mismo año, o los de los últimos años en Francia
en diferentes banlieues2. Los zoológicos humanos que
circulaban por las ciudades europeas y nortemericanas
durante el siglo XX, también jugaban este rol de colonización de la diferencia, y al mismo tiempo hacían de
la diferencia pedagogía en el marco del gran teatro de
la alteridad”3. Todo constituía una determinada mirada
biopolítica que ubicaba la alteridad en espacios corporales prácticamente imposibles de desalojar; se trata
de una nueva forma de pensar y entender los cuerpos,
porque el cuerpo que experimenta de manera cada vez
más intensa la indistinción entre política y vida ya no se
el del individuo; tampoco se el de las naciones, sino el
cuerpo, en la vez desgarrado y unificado del mundo”4.
Lo biológico ha sido el punto de mira de la colonización
de la alteridad y ahora, la perspectiva de los estudios
postcoloniales, busca rehacer el camino a la inversa.
Desde posiciones de partida como el postmodernismo
y el postestructuralismo, el postcolonialismo, entendido como un concepto heterogéneo, puede incorporar
miradas, saberes y prácticas muy dispares, pero que
buscan devolver en su propio espacio a aquellos sujetos colonizados. Proveniente de la Teoría literaria y de
la Crítica cultural, y teniendo como punto de partida
los trabajos de Edward Said, esta particular mirada se
hace presente en las ciencias sociales para promover
situaciones y miradas emancipadoras y liberadoras de
los sujetos oprimidos5. Elementos como la cultura, la
raza, el color de la piel (altamente presentes en textos,
discursos, miradas y praxis que se realizan en los EEUU)
son fundamentales para entender la reconfiguración
del cuerpo inmigrante en contextos vulnerables y problemáticos. Si intentamos hacer el ejercicio de definir y
situar quien puede ser considerado postcolonial, ya estamos asumiendo que existen identidades que han sido
construidas desde posiciones colonizadas. Este punto
de partida es fundamental por lo que podemos dibujar
como una toma de conciencia. Aunque se trate de un
modelo teórico para estudiar determinadas realidades,
la mirada postcolonial puede servir como forma de lucha política, como instrumento pedagógico para devolver al ágora las corporeidades ubicadas en geografías
en los márgenes de la ciudad. La clave para entender
la mirada que proponemos, puede leerse entre las líneas que propone Vilanou: “Ahí radica, seguramente,
el reto que debemos abordar: reconfigurar un universo
simbólico y relacional devuelvo al cuerpo humano que,
en lugar de ser dominado, segregado, mutilado o colonizado, pueda despertar la conciencia de una nueva
realidad individual y social6“.
3. Mestizaje corporal
y pedagogía
El término mestizaje, poco utilizado en los discursos
pedagógicos, puede ayudarnos a entender muchas
ideas que sirven para vertebrar el tema que nos ocupa.
El cuerpo y el mestizaje se construyen de forma simultánea desde la filosofía clásica y se transmiten hasta
nuestros días a través de los imaginarios sociales. La
construcción de un mundo, con las corporeidades que
le corresponden y fundamentado en una idea eurocéntrica, ha hecho que la presencia del término mestizaje
(que nos remite en la idea contraria de pureza) fueran
un concepto y una realidad especialmente temidos. Los
cuerpos ideales eran cuerpos apartados de la mezcla,
de los cuerpos mestizos. Por ello De Diego afirma con
contundencia que los cuerpos de las minorías sociales,
raciales o sexuales han sido tradicionalmente colonizados en una doble dirección: reducidos con violencia
o desposeídos de su propia subjetividad a través de la
apropiación -relativa o total- miedo parte de laso clases
de poder” (1992). La descolonización de los cuerpos y
la presencia de discursos inter, trans y multiculturales,
aunque ha roto con muchos mitos del imaginario social, han seguido olvidando el cuerpo como espacio
reflexivo y de producción de nuevos discursos, entre el
cual encontramos el discurso del mestizaje .
Laplantine se refiere al mestizaje como un paradigma
en construcción” que nos tiene que permitir repensar
las configuraciones corporales de la sociedad y proponer nuevas topografías para los cuerpos . El sentido de
esta nueva manera de entender a los cuerpos que habitan, comparten espacios, se tocan fugazmente con
otros cuerpos, se conjuga con la propuesta de romper
con las ontologías que los separan. No es posible (por
suerte), al menos en nuestro contexto, un control biopolítico de la natalidad y, por lo tanto, del mestizaje.
Eso se traduce en que las relaciones entre sujetos de
diferentes culturas, con cuerpos externamente diferentes, dan lugar a nuevas expresividades corporales. Esta
reconfiguración corporal es un punto de partida para
repensar el cuerpo y la educación. Vilanou lo expresa
de la manera siguiente:
2
Sobre estos conflictos y su relevancia para afrontar el tema que estamos estudiando ente remitiendo al trabajo de Loïc
WACQUANT, Parias urbanas. Guetos, banlieues, Estado, Barcelona, Ediciones de 1984, 2007.
3
J. PLANELLA, Los monstruos. Barcelona, Ediuoc, 2007. Sobre esta temática también nos remitimos al trabajo de R.G. THOMSON (ed.) Freakery, Cultural Spectacles of the Extraordinary Bod, Nueva York, New York University Press, 1996.
4
ESPOSITO, R. Bíos. Biopolítica y filosofía, Buenos Aires, Amorrortu, 2007, pág. 20.
5
Para una revisión profundizada sobre el tema nos remitimos a S. SLEMON, The Scramble precio Post-Colonialism”, dentro
de C. Tiffin & A. Lawson (eds.) De-scribing Empire: Post-Colonialism and Textuality, Londres, Routledge, 1994, pp. 15-32.
6
VILANOU, C. “Memoria y hermenéutica del cuerpo humano en el contexto cultural postmoderno”, en A. ESCOLANO y J.M.
HERNÁNDEZ, La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y educación deseada, Valencia, Tirant lo Blanch, pág. 375.
7
Al igual que ha pasado con otros aspectos pedagógicos con los cuerpos de las otras culturas, -que pueden ser cuerpos
que presentan otros colores-, la pedagogía ha dejado de lado el cuerpo del otro como espacio de reflexión y de acción. El
problema tiene lugar, porque es justamente a partir de su presencia corporal (para tener un cuerpo diferente) que tienen lugar
los actos de rechazo, marginación y opresión.
8
F. LAPLANTINE, Le métissage, París, Flammarion, 1997.
Ya no hay -felizmente, ya no podrá existir- un único
modelo corporal. El hombre de raza blanca se ha
percatado que ya no vive sólo en el mundo. Nos
encontramos abocados al contacto, en el intercambio, en fin, en una nueva cultura de mestizaje en la
que el cuerpo ocupa un lugar central de forma que
la corporalidad constituye la auténtica condición
de posibilidad para alcanzar un verdadero mundo
intercultural9.
El mestizaje corporal, leído como nuevo paradigma,
como praxis cotidiana o como discurso pedagógico,
sirve para reconstruir las fronteras que separan los
cuerpos denominados autóctonos de aquéllos que se
designan como extranjeros. La hibridación entre aquello que era definido como cuerpo autóctono y aquello
que era definido como cuerpo extranjero genera nuevas
hermenéuticas y nuevas texturas sociales. Pero el punto
realmente importante de esta idea es la rotura de las
fronteras que conducen las experiencias relacionales
más allá de posturas coloniales en las cuales los cuerpos pueden ser leídos desde la óptica de colonizados
y colonizadores.
El mestizaje puede ser entendido a modo de identidad narrativa fronteriza, si reanudamos la propuesta
de McLaren. Para este autor, se trata de renombrar y
reconstruir la realidad, en lugar de abordar la realidad
mediante la producción de una subjetividad negativa”10.
La frontera pone en cuestionamiento el centro de los
discursos y de las praxis y las desestabiliza, aunque
también corre el peligro de crear nuevas separaciones.
De hecho, no se trata sólo de un tema estrictamente
carnal (del color de la piel, de los rasgos faciales, de
los olores, y de los usos y costumbres en la gestión del
propio cuerpo, etc.), sino de la vivencia del cuerpo, de
la corporeidad. Porque las posibilidades descritas en
el capítulo anterior nos conducen a esta reflexión de
pensar pedagógicamente cuerpos que hasta ahora no
tenían formas, colores, texturas, olores de forma normativa pensados desde un modelo eurocéntrico.
Es en este sentido que la pedagogía tiene que poder
incluir la descolonización de los cuerpos, que en la reflexión teórica desde la idea de mestizaje puede permitir desestabilizar los constructos binarios (cuerpos
autóctonos/cuerpos extranjeros) para repensar nuevas
formas de convivencia corporeizada. Se trata de deconstruir la idea de cuerpos exóticos (que nos atraen
sólo cuando realizamos el viaje) que en nuestro retorno
en la cotidianidad también construimos como cuerpos
peligrosos para conceptualizarlos simplemente como
cuerpos. Es en este contexto que tiene sentido una
pedagogía que trabaja por la aceptación de los otros
cuerpos; unos cuerpos que nos pueden permitir, con
más facilidad, poder aceptar nuestro propio cuerpo.
4. Pedagogía del
cuerpo oprimido
Paulo Freire afirma, con una cierta rotundidad al inicio
de Pedagogía del oprimido que: “La Pedagogía del Opri-
mido, aquélla que deber ser elaborada con él y no para
él, en tanto hombres o pueblos en la lucha permanente
de la recuperación de su humanidad”11. La pedagogía
del oprimido hace referencia también a la imposición
de las políticas en los cuerpos de los sujetos que buscan su sumisión o docilización. La lectura de los cuerpos oprimidos se puede hacer en un sentido amplio, y
podemos dar cabida a los cuerpos de los inmigrantes,
de los enfermos mentales, de las personas con discapacidad, de las mujeres víctimas de violencia doméstica,
de los transexuales obligados a prostituirse, de los menores indocumentados no acompañados que habitan
en las ciudades europeas, de la gente con problemas
de autonomía, de los jóvenes infectados con HIV, etc.
Son casos extremos de opresión corporal, pero entre
estos cuerpos y los cuerpos modélicos propuestos por
los medios de comunicación, y a veces instigados desde determinadas pedagogías, hay muchos otros que,
aunque las apariencias puedan disimular o engañar, se
encuentran igualmente en situación de opresión. Es
así como la pedagogía tiene que poder abrirse a todos
aquellos cuerpos que tienen síntomas de opresión, ya
sea porque han estado sujetos hipercorporeïzados,
ya sea porque han estado sujetos descorporeïzados.
McLaren insiste en esta idea:
Dicha praxis pedagógica rechaza la sujeción clasista del cuerpo proletario mediante su estetización
estéril por parte de las categorías burguesas de la
carne. También rechaza la imposición del patriarcado sobe el cuerpo femenino y la intextuación de
las ideologías masculinas. Debemos proporcionar a
los marginados y a los que se han visto conducidos
a la miseria el poder necesario en la línea de sus
deseos12.
Seguramente se encuentra en el deseo una de las claves
de la pedagogía que puede posibilitar el ejercicio de la
subjetivación corporal y permitir dejar atrás las prácticas que cosifiquen a los sujetos. El deseo es inherente
a la subjetividad, en el sentido que el hombre puede
ser entendido como un cuerpo que desea de forma intencional. La negación del deseo (desde su dimensión
corporeïzada) lleva al sujeto a los territorios de la cosificación; sólo devolviendo al sujeto la posibilidad de
vivir en la propia carne el deseo se puede pasar de la
condición de cosificación a la de corporeïzación.
Tal como sugieren Escolano y Hernández: “La educación está determinada por la fuerza de los deseos y las
esperanzas que los hombres y las sociedades manifiestan para prolongar esta cultura que siempre concluye
siendo una bildung compartida”13. Pero tal como hemos
visto en el anterior párrafo, estos deseos que marcan
el hacer de los hombres pueden quedar restañados.
Las posibilidades de luchar contra la cosificación son
muchas, pero nosotros nos queremos centrar en la
pedagogía de la resistencia corporal. Resistir es, simbólicamente pero también en la praxis corporal, poner
el cuerpo por delante, con fuerza, para no ser engullido por las fuerzas que nos oprimen. Si entendemos
el cuerpo como simple producto (discursivo, político,
ideológico o pedagógico), en lugar de entenderlo como
espacio de lucha y conflicto, será muy difícil pensar en
C. VILANOU, “Memoria y hermenéutica del cuerpo humano en el contexto cultural postmoderno”, en A. ESCOLANO I J.M.
HERNÁNDEZ, La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y educación deseada, Valencia, Tirat lo Blanch, pág. 373.
10
P. McLAREN, Pedagogía crítica y cultura depredadora, Barcelona, Paidós, 1997, págs. 132.
11
P. FREIRE, Pedagogía del oprimido, Madrid, Siglo XXI, 1995, págs. 40.
12
P. McLAREN, Pedagogía crítica y cultura depredadora, Barcelona, Paidós, 1997, págs. 104.
13
A. ESCOLANO, A. y J. Mª HERNÁNDEZ, “Presentación” de La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y educación deseada, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2002, págs. 13.
9
una pedagogía de la resistencia. Ahora bien, si somos
capaces de ver en las corporeidades de los sujetos la
capacidad de actuar frente a situaciones constitutivas
de cosificación, entonces tendrá sentido pensar en la
posibilidad de una pedagogía que forme a los sujetos
en la autoconciencia corporal.
Sin embargo, ¿como tienen que resistir estos cuerpos
formados en su autoconciencia? Son muchas las respuestas que se pueden dar a una pregunta como la que
nos formulamos, aunque pensamos que lo que es importante es resistir a la imposición, sobre todo, de lo
que hemos construido críticamente y designado como
cuerpos ortodoxos. Los cuerpos ortodoxos son cuerpos
que vienen dados, que son constituidos por los otros,
que sitúan a los sujetos en espacios donde el deseo se
encuentra aplacado; espacios donde el cuerpo ya ha
vuelto a perder la posibilidad de desarrollar su narratividad14. Se trata, en definitiva, de resistir al ejercicio de
la biopolítica, que entiende los cuerpos de los sujetos
como espacios de gobernabilidad, de inscripción del
poder, de materialización de los deseos de los otros.
Y resistir pasa para aprender a habitar el cuerpo y hacerlo de forma consciente y activa, a través de la propia
narración, como una tecnología del yo corporal. Una
tecnología que debe que permitir al sujeto actuar sobre
él mismo para constituirse así en sujeto corporeizado;
un ejercicio que Foucault ya definió como crearnos en
nosotros mismos como una obra de arte”15 y que De
Diego también describía: “No hay cuerpo sin lenguaje, y al explicar la causa de esas cicatrices se obligaba
a la mirada del espectador en enfrentarse cono otro
cuerpo diferente del aquellos que conforman el cuerpo
social sin cuerpo que oculta y reduce sus cuerpos del
deleito”16.
5. Paidoteología del
cuerpo: notas sobre el
informe Stasi
En la configuración del cuerpo inmigrante en contextos
educativos, juega un papel relevante lo que es conocido como Informe Stasi. Tal como expresa Henry Labayle, “el informe Stasi una especie de inventario, de
una descripción de la situación, de una descripción de
las relaciones entre la religión y los servicios públicos
en la Francia del siglo XXI”17. Esta mezcla de religión,
sociedad, corporeidad y pedagogía entra en conflicto
de forma permanente hasta estallar en determinadas situaciones. Si nos detenemos a estudiar el origen de un
informe como el que nos ocupa y la ley que más tarde
se derivará, nos tenemos que remontar -de forma específica- al año 1989. El otoño de aquel año, el director
del Licée de Creil negó la entrada al centro educativo
a tres alumnas musulmanas porque se negaban a sacarse el pañuelo que les cubría el cabello. La primera
reacción fue acusar al profesor de racismo, pero él salió
en su defensa alegando que hacía uso de la condición
de laïcidad de las instituciones escolares18. Este hecho
llegó a manos de Lionel Jospin, entonces Ministro de
Educación de Francia. Su reacción consistió en elaborar
una circular en la cual se advertía a los estudiantes a
que no llevaran insignes religiosas a las clases. Sólo se
trataba de una advertencia “porque en caso de que los
quisieran llevar no se podía hacer nada más. La reacción de algunos intelectuales apuntaba a la idea de que
prohibir el velo podía ser contraproducente, aunque
tampoco pretendían hacer apología de un radicalismo
islámico”19. Las reacciones por parte de la sociedad, los
profesionales de la educación y el Estado van evolucionando. Ya en 1994, en una circular que regresa a este
tema, se habla de signos discretos y signos ostentosos,
sin acabar de clarificar estos complicados términos y
lo que había detrás de cada uno de ellos. En 2003, el
Presidente de la República francesa asigna a Bernard
Stasi la presidencia de una comisión de trabajo para
elaborar un informe y un conjunto de propuestas sobre
esta temática20. Las propuestas del informe son pocas
y mucho claras:
1) Hay que fomentar todo lo que sea cultural, pero
hay que dejar de ayudar a todo lo relacionado con
cultos religiosos y/o confesionales.
2) Hay que consolidar la neutralidad del servicio
público. En los establecimientos escolares es necesario establecer una ley que prohíba el uso de
los signos ostensibles. En concreto se afirmaba:
“se prohíbe en las escuelas, colegios y liceos cualquier tipo de indumentaria o símbolo que manifieste afiliación política o relgiosa. Toda sanción será
proporcionada y adoptada después de haber propuesto al alumno atenerse a sus obligaciones (...) La
indumentaria y lo símbolos religiosos prohidos son
cruz grande, la kippa o el velo. No se consideran
símbolos que manifiesten pertenencia religiosa los
14
Es interesante la reflexión que hace De Diego sobre el trabajo encima de los cuerpos para borrar su diferencia: Borre usted
el dolor y cono él borrará también la diferencia que lo perturba, porque para la sociedad dominante cuidar se homologar: se
cuida a los locos, se cuida a laso mujeres, a los enfermos, en aquellos que, en una palabra, su diferentes, que se desmarcan
del ideal normativo”, E. de DIEGO, “Cuerpos colonizados” Revista de Occidente, 134-135, pp. 155-163.
15
Citado por Lanceros (1996:203).
16
E. DE DIEGO, “Cuerpos colonizados” Revista de Occidente, 134-135, pp. 155-163.
17
H. LABAYLE, “El informe Stasi: Origen y contenido”, I. LAGABASTER (Dir.) Multiculturalidad y laicidad: a propósito del informe Stasi. Aportaciones al debate sobre lo velo islámico, Pamplona,Lete, 2004, pág. 19.
18
MONNET, J. A Creil. “L’origine del affaire des foulards”, Herodote, 56, 1990, pp. 45-54. Sobre el origen de este conflicto
también se pueden consultar: FELDBLUM, M. “Paradoxes of Ethics Politics: Tha Case of Franco-Magrebis in France”, Ethic
and Racial Studies, 16 (1), 52-74; GALEOTTI, A.E. Citizenship and Equality: Tha Place of Toleration”, Political Theory, 21 (4),
1993, pp. 585-605.
19
Sobre éste hecho puede consultarse el artículo de BADINTER y otros, Proofs, de ello “capitulons pas”, Le Nouvel Observateur, 2 de agosto de 1989, pp.
20
Esta Comisión estaba formada por veinte personas entre los cuales podíamos encontrar profesores universitarios, religiosos, dignatarios, altos funcionarios del Estado, magistrados, técnicos del Ministerio de Educación y de Sanidad y filósofos.
Trabajaron a través de diferentes entrevistas a alumnos de instituto, profesores, enfermeras y médicos, sindicalistas, responsables de partidos políticos, etc
símbolos discretos, como por ejemplo medallas,
crucecitas, estrellas de David, manos de Fátima o
libritos de Corán21“.
3) Respetar las fiestas religiosas en el calendario
francés incorporando el Yom-Kippour y el El-Kebir.
Hacer de las fiestas religiosas del Yom-Kippour y del
Aïd-El-Kebir días festivos en todas las escuelas de
la República22“.
Pero más allá de lo que el informe puedo describir y de
lo que la ley pretende regularizar, detrás de los cuerpos
no podemos encontrar lo que el Estado francés (y por
extensión los otros estados) pretende ordenar y sistematizar. Si partimos de la idea de que el cuerpo no es
neutral sino que se trata de un cuerpo cultural y político, éste comportará una determinada posición y visión.
En el mismo uso de la Hiyab podemos encontrar muchas lecturas en función de una posición política, cultural y religios. Tal como el mismo informe Stasi anuncia:
“Para las que lo llevan, el velo puede revestir distintos
significados. Puede ser una elección personal o una
obligación, especialmente dificil de tolerar para las más
jóvenes (...) Para las que no lo llevan, el velo islámico
estigmatiza a la joven púber a la mujer como única responsable del deseo del hombre, visión que infringe en
su fundamento la igualdad entre hombres y mujeres.
Para el conjunto de la comunidad escolar, el velo se a
menudo como motivo de conflictos, de divisiones y de
sufrimientos. El carácter visible de un símbolo religioso
es percibido para muchos como contrarío a la misión
de la escuela que debe ser un espacio para la neutralidad y el lugar de despertar de la conciencia crítica”23.
Pero la presencia y prohibición de lo simbólico en la
escuela puede responder a un modelo de control de
las sociedades desbordantes. En palabras de Donzelot
“se trata que la exhibición del velo perturba la relación
educativa cono la provocación deliberada que representa frente a un sistema docente seguro de sí mismo,
de su calidad intrínseca, y por ello completamente desamparado24.”. Desde nuestro punto de vista asistimos
a una especie de paidoteologia del cuerpo. Una mezcla
de Teología y Pedagogía que regulan las funciones del
cuerpo en la escuela a fin de que nada se escape. Pero
la verdadera dificultad no reside en forjar una Teología
ni una Pedagogía; todo el contrario. Los retos pedagógicos apuntan en la dirección de mirar a los cuerpos
poliédricos de la escuela más allá de los símbolos connotados, de las pieles y los olores, del pelo y los usos
de la carne. Esta poliedricidad (que a menudo queda
atrapada entre la Escila y la Caripdis pedagógica) permitirá hacer un paso que rompa la segmentación de
fronteras corporales.
6. Adjetivar el cuerpo
en la pedagogía multicultural
Al igual que la mirada pedagógica general, la pedagogía multicultural se había mantenido apartada del papel de los cuerpos de los educandos en sus praxis y
discursos. Actualmente es imposible escapar a la producción de cuerpos definidos a partir de sus orígenes
y de sus identidades. Éste hecho puede provocarr una
cuestión crítica y en parte contradictoria. Si seguimos la
propuesta de Bauman sobre la identidad nos daremos
cuenta de que “antes era un proyecto vital contemporáneo a la duración de la propia existencia, y hoy día se
ha transformado en un atributo del momento. Ya no es
una obra que se proyecta una sola vez y no se acaba
nunca de construir, sino una obra que se construye a
ratos, y siempre a partir de cero25“. Los estudios multiculturales y su particular mirada a la sociedad impulsan
el mantenimiento de identidades de origen, que necesariamente tienen que entrar en posiciones conflictivas
con los sujetos que van reconfigurando su identidad
de forma continuada. Por ello la mirada desde aquello
postcolonial permite un retorno claro y directo a cuestiones como la identidad. Resistir corporalmente desde
la identidad es una opción posible, que a la luz de la
multiculturalidad corporal, nos ofrece una geografía de
corporeidades con muchos matices. Esta apuesta por
la multiculturalidad corporal tiene pleno sentido en la
reflexión que hace McLaren: “El pluralismo muerto es el
que mantiene a raya la necesidad de historizar la diferencia”26. Hacer diferente al diferente o alterar la alteridad, simples mecanismos de defensa de los actores de
la pedagogía para poder preservar la diferencia en territorios especialmente concebidos. Contra este modelo,
la reconfiguración del cuerpo inmigrante, permite abrir
horizontes en un marco pedagógico postcastersiano.
21
Nosotros seguimos la traducción castellana del Informe Stasi aparecida en el libro de Iñaki LASAGABASTER (decir.) Multiculturalidad y laicidad. A propósito del informe Stasi. Pamplona: LETE, 2004, págs. 369.
22
Ibid, pág. 369.
23
Comisión de reflexión sobre la aplicación del inicio de laicidad en la República. Informe para el Presidente de la República.
Enviado el 11 de diciembre de 2003. Reproducido en LASAGABASTER, 2004, pág. 359.
24
DONZELOT, J. “La ciudad de tres velocidades”, dentro de AAVV, La fragilización de laso relacionas sociales. Madrid: Círculo de Bellas Artes, 2006, pàg.42
25
BAUMAN, Z. Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona: Arcadia, 2007, págs. 11.
26
McLAREN, P. Pedagogía crítica y cultura depredadora. Barcelona: Paidós, pàg.31
De la unicidad
a la diversificación:
apuntes analíticos sobre la conformación de
las identidades juveniles “transculturales” en
el mundo rural e indígena
Por: Juan Pablo Zebadúa Carbonell1
1. Introducción
Esta ponencia trata de aportar elementos teóricos para
abordar el análisis de las culturas e identidades juveniles en la contemporaneidad, por tanto, también es extensiva para las juventudes indígenas y rurales. Intentamos la promoción del fortalecimiento de otras miradas
y perspectivas a su estudio, en tanto están inmersas en
procesos que abarcan la escena internacional.
Actualmente, los universos étnicos y rurales han sufrido
una serie de cambios en función de muchos factores
entre los cuales se encuentran los procesos de globalización que sobresalen en el mundo. Esto ha hecho que
también lo rural e indígena sean espacios geográficos y
culturales en donde se reproducen las dinámicas globales; así es que las repercusiones en torno a la esencia de
las regiones étnicas cada vez más son notorias a partir
de sus cambios suscitados en los contextos actuales.
Debido a ello es una necesidad la construcción continua del quehacer analítico en torno a los cambios en
las sociedades rurales e indígenas, ahí donde es fácilmente perceptible el hecho de “floklorizar” o “romantizar” a las culturas étnicas, como grupos homogéneos
e inmutables a cualquier tipo de cambio. Hoy día, las
sociedades indígenas son otras porque han sido impactadas desde varios frentes y procesos, no obstante que
siguen retroalimentando las dinámicas globales y de
esta manera “actualizan” sus construcciones culturales
que les permite seguir siendo lo que quieren ser.
Todo ello acota directamente las juventudes indígenas
y rurales en muchas de las regiones donde se desenvuelven. Son los jóvenes quienes más acusan el sentido
de cambio y “reciclan” constantemente su accionar entre el universo propio y las demandas externas con las
que constantemente conviven.
Lo que a continuación se presenta forma parte de la necesidad de observar y analizar a las juventudes étnicas
desde una perspectiva no estandarizada ni reducida del
ser indígena, sino más de carácter interpretativo y de
construcción constante de la acción juvenil por parte
de sus propios actores a partir de tres conceptos que
forzosamente nos tendrían que remitir a un horizonte
explicativo actualizado y re-formulado de la construcción identitaria de la juventud indígena y rural: la cultura, las identidades y la transculturalidad. En estos conceptos se apuesta a animar una visión del “indígena”,
más concretamente del “joven indígena”, como parte
de un enfoque distinto del quehacer cultural, de los
procesos identitarios juveniles, hasta llegar a la transculturalidad.
2. La cultura en
escena
En lo que concierne a las reflexiones sobre lo que acontece en lo social, en la actualidad es evidente la presencia del concepto de cultura respecto al horizonte con
que se observan los procesos humanos. Nunca antes
dicho concepto había estado tan actualizado en las
ciencias sociales. Esta tendencia la coloca como punto rector y de análisis de lo que sucede en el entorno
de nuestro tiempo, alcanzando a diversos campos de
estudio, otrora de difícil acceso en el entendimiento
de los procesos simbólicos como una práctica y perspectiva esencial para el accionar social, por ejemplo,
en la economía y muchos estudios empresariales; de
igual forma en los estudios agrarios y del campesinado;
la psicología social, la filosofía y hasta en el derecho,
1
Doctor en Antropología y Estudios Interculturales por la Universidad de Granada, España. Actualmente trabaja en la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), región Totonacapan, sede Espinal, donde es responsable de la Orientación de Comunicación. Ahí mismo desarrolla la línea de investigación Globalización y procesos identitarios, enfocada a la juventud. Es autor del
libro Rock y contracultura. La apropiación del rock por parte de la juventud contemporánea. Email: [email protected],
teléfono (0052) 784 8812357.
entre otros espacios de conocimiento, que amplían los
límites de sus unidades de análisis para dar cabida al
“elemento cultural” como referente para la reflexión y la
acción (Vargas 2007).
Cada vez más, la cultura se parece a un paradigma de
conocimiento en el que se presenta un constante relacionar entre distintos enfoques y perspectivas que
ahora llevan por nombre como “problemáticas culturales” y se centran en el vértice del debate académico a
nivel internacional. Ello nos lleva a pensar en la dimensión que la cultura ha obtenido en los últimos años y
la extensión de sus alcances epistémicos, cuando hace
poco tiempo el concepto se relegaba exclusivamente
al campo específico antropológico. Esto va de la mano
de la emergencia de ciertos procesos de corte cultural
que, si bien anteriormente habían estado presentes en
la escena social, actualmente revisten protagonismos
no tan manifiestos antaño. A manera de ejemplo, Gilberto Giménez observa sobre la actualización del tema
identitario:
Ha sido impuesto inicialmente a la atención de los
estudiosos en ciencias sociales por la emergencia
de los movimientos sociales que han tomado por
pretexto la identidad de un grupo (étnico, regional,
etc.) o de una categoría social (movimientos feministas, por ejemplo) para cuestionar una relación de
dominación o reivindicar una autonomía (Giménez
2005:1).
Al entrar la cultura en los análisis de distintas disciplinas de conocimiento, el concepto se adopta no para
demandar explicaciones con carácter “universal” sino
también como parte de procesos de carácter “local”,
como un constructo re-elaborado constantemente
por las propias personas involucradas en tanto sujetos
partícipes de su propia construcción social. Es decir, la
cultura es concebida como una elaboración conjunta,
grupal y comunitaria, de ahí que no la podemos percibir como un todo, ni como algo ya dado, de carácter
esencial para los miembros del grupo. Por tanto, la localización de la cultura, como un constructo cotidiano,
es una exigencia analítica porque el entendimiento de
la realidad no puede reconocerse como una “totalidad”,
ajeno a los factores “externos” que acometen sistemáticamente con la cotidianidad.
Por el contrario, esta noción de cultura como constructo nos remite a esa re-elaboración constante de la práctica simbólica como parte de la permanente dialéctica
de las relaciones entabladas al interior del grupo social.
De ello se nutre Thompson para proponer un concepto
“estructural” de la cultura, como una noción de carácter
simbólico fijada y situada en contextos sociales:
Es una concepción de la cultura que enfatiza tanto
el carácter simbólico de los fenómenos culturales
como el hecho de que tales fenómenos se inserten
siempre en contextos sociales estructurados…se
puede considerar como el estudio de la constitución significativa y la contextualización social de las
formas simbólicas….El análisis de los fenómenos
culturales implica elucidar estos contextos y procesos estructurados socialmente, así como interpretar
las formas simbólicas…implica interpretar las formas simbólicas por medio del análisis de contextos
y procesos estructurados (Thompson 1998: 203).
Se intenta así superar la visión de cultura de Geertz,
como un hecho puramente simbólico y semiótico sin
tomar en cuenta su presencia en tiempos y dinámica
sociales determinadas dialécticamente con los aportes
de los propios actores/actoras en dichos procesos y circunstancias sociales:
Indudablemente la reformulación de Clifford Geertz
ha marcado un giro importante en la literatura antropológica sobre la cultura. Pero sus críticos se han
percatado de inmediato de que esta formulación no
toma suficientemente en cuenta los fenómenos de
poder y del conflicto que invariablemente sirven
de contexto a la cultura. Los hechos culturales son
ciertamente constructos simbólicos –dicen estos
críticos-; pero también son manifestaciones de
las relaciones de poder y se hallan inmersos en el
conflicto social. Más aún, la cultura funciona como
máscara de la dominación (Giménez 1994 (2): 41).
Por tanto, necesitamos un concepto de cultura que se
comprenda desde la elaboración simbólica siempre
inter-relacionada en aquellas “redes de significación”
(Geertz 1987) que la comunidad crea, pero partiendo
de la idea de la posibilidad de la re-codificación permanente de las “fronteras de adscripción” desde el
“conflicto” o la apropiación permanente de modelos
culturales aparentemente ajenos, como alguna vez propuso Fredrik Barth (1976) en aquel célebre debate sobre
los procesos étnicos. Es decir, la cultura no se entiende
sino como un espacio dialéctico, de negociación permanente entre lo que forma parte de los límites y lo que
queda fuera de éstos.
Al mismo tiempo, como esta negociación está supeditada en una cercana relación de los poderes grupales,
ello hace que la cultura se torne en una posibilidad comunal más que algo ya creado. Esto puede resumirse
en los condicionamientos de carácter normativo a los
que están permanentemente sujetos los miembros del
grupo, es decir: aquellos límites de adscripción se valoran en el qué se puede y qué se debe apropiar de
patrones “ajenos” a los de la cultura primigenia.
Para el caso de las regiones étnicas tenemos que tomar
en cuenta el performance
continuo que los miembros hacen de su cultura; sus
préstamos y sus propios aportes y lo que reciclan de
manera permanente además de ser sistemático. Desde
luego, esto va en contra de algunas posturas con que se
observan a las etnias, que van desde la mirada romántica y la “museológica”, hasta el estatismo social y el
“purismo” cultural por el que, según esta visión, deben
permanecer los grupos indígenas y rurales.
Estos procesos de intercambio y reciclaje continuo
pueden observarse más en las juventudes étnicas, en
tanto parte del campo mexicano que forma parte de los
contextos globalizados. Las juventudes indígenas y rurales se están adscribiendo a una amalgama de elementos que provienen de “fuera” pero, al mismo tiempo,
renuevan su esencia y los hace identificarse como parte
de un proceso que a veces va más allá de su comunidad, incluso en redes identitarias transnacionales. Elementos como la moda, la música (ahora especialmente
el reagguetón y el rock) y, en general, la influencia de los
medios de comunicación hace de los jóvenes indígenas
y rurales una interesante composición cultural que necesariamente repercute en la manera de ver el mundo y
sus construcciones identairias.
3. Las identidades en
desvanecencia
De la mano del tema de “lo cultural”, los espacios de las
identidades (nacionales, sociales, culturales, individuales, colectivas, comunitarias) están siendo ampliamente
discutidas para tratar de entender la conformación de
las sociedades actuales. Son estas identidades procesos culturales que están definiendo las reflexiones en
el análisis de la emergencia de estos, muy mencionados hoy día, “nuevos actores” y/o “nuevas identidades”
paralelos a lo que algunos han denominado el “nuevo
desorden internacional” (García Canclini 2000).
En este sentido, la construcción de las identidades tiene ya una nueva dimensión con respecto a la dinámica
de contextos anteriores. Este desorden sistémico al
que asistimos da pie a la reflexión sobre los caminos y
senderos por los que se manifiestan los recursos identitarios de los grupos como parte de su peculiar “construcción de sentido”: ¿hacia dónde van los discursos
identitarios en la actualidad?, y más particularmente
¿hacia donde van las identidades juveniles indígenas y
rurales?
Como ya se dijo, estas “nuevas” coordenadas están paralelas a una globalización en la que los espacios de
lo local tienen trascendencia con respecto a lo global.
También se visibilizan en contextos comunitarios en los
que aparecen sistemáticamente las “multiplicaciones
identitarias”, que a veces tienen su trasfondo en ciertas
posiciones frontales entre lo llamado global-universal y
los particularismos identitarios, pero de igual manera,
en la apropiación y re-utilizamiento constante de patrones culturas indistintos:
En este escenario, la relativa difuminación de las
fronteras tradicionales (entre estados, regiones,
ideologías, pero también entre saberes y disciplinas), más allá de su efectiva validez política según
los casos, ha favorecido el surgimiento y/o afianzamiento de las llamadas “minorías” que reivindican
una identidad diferencial en un contexto dado. Más
que ser entendida en términos numéricos, la idea
de minoría o minoritario, en el sentido ya clásico
de Deleuze, supone una justamente la oposición
a aquello instituido como patrón o canon a partir
del cual se clasifica o discrimina (la posición masculina, etnocéntrica, heterosexual, por ejemplo). En
este sentido, las nuevas identidades diferenciales y
minoritarias, cuya visibilidad se acentúa en los distintos contextos culturales, son consideradas por
algunos teóricos como positivas, no en sí mismas
sino en tanto contribuyen a ampliar el espacio contemporáneo de las democracias (Arfuch 2000: 62).
La construcción de las identidades en las juventudes
indígenas y rurales también se manifiestan en la flexibilidad de sus discursos: sus dinámicas culturales ya no
se esencializan sino “transitan”, se mueven constantemente. La categoría de identidad indígena juvenil está
en proceso de reflexión en el sentido del carácter “híbrido” que ahora detenta como sello diferencial. Esta
flexibilidad, más que una estrategia cultural, es también
una condición dado que los procesos identitarios actuales construyen mecanismos para adecuarse perfectamente a la situación contemporánea, tan volátil como
la “simultaneidad” de los contextos de nuestro tiempo.
Las identidades juveniles indígenas y rurales, tal y
como las concebíamos anteriormente, han mutado
su esencia. Ahora puede advertirse la baja expectativa
de la otrora unicidad del sentido en el quehacer cultural étnico y se visibiliza en la flexibilidad, manifiesta
en posicionamientos de tipo “múltiple”. Es decir, no
se caracterizan en una sola esencia sino en muchas al
mismo tiempo diversas y heterogéneas representadas
en procesos de adaptación a la realidad que mutan sus
particularidades. En dichos procesos las identidades
actúan con base a los ajustes permanentes de acuerdo
al contexto, logrando así la consecución y permanencia
del sentido.
Las identidades múltiples son aquellas donde las fronteras que las demarcan simbólicamente no se delimitan únicamente interactuando con los otros, sino que
además se construyen en interacción enriqueciendo su
acervo cultural identitario, o bien, creando otra escala
de valores incluso distinta a la matriz de la cual surgen.
Vamos a poner un ejemplo que nos parece bastante esclarecedor de esta “multiplicidad”: el rol que juega un
informante joven indígena totonaco que migró a Estados Unidos. Al regresar a su comunidad, a ojos del resto de la comunidad, el ya es otro, puesto que se viste,
habla y actúa diferente. Se pinta los ojos y dice que es
dark. Sin embargo, participa activamente en las festividades del pueblo, incluso danza en honor del santo
patrono; después se va a la fiesta del pueblo y baila por
lo menos siete ritmos diferentes: cumbia, reagguetón,
salsa, banda, duranguense, cumbia texana y rock. En
el baile habla, en totonaco, de su conexión virtual con
una red de darketos internacionales, vía Internet, y de
lo bien que se siente con su familia en su retorno de
Estados Unidos. En el baile no viste como dark sino
como cualquier integrante del programa La Academia2
y se coloca vaselina en su cabello dejándose un copete
de puntas enfrente. ¿Qué es lo que hace ser indígena a
este joven? O bien ¿qué es lo que hace no ser indígena?
¿Cuáles son las coordenadas culturales que este joven
totonaco emplea para ser lo que quiere ser? En todo
caso ¿cuáles podrían ser las epistemes con que la ciencia social observa este proceso?
4. Lo transcultural como espacio de
confluencia
Podemos analizar las identidades juveniles indígenas y
rurales desde un enfoque transcultural, entendido éste
como un espacio de intersección en donde convergen
distintos patrones culturales, sin que estén en una situación de poder en el que uno es más prioritario que
otro. Representa la síntesis por donde confluye el contacto de la diversidad cultural y pasa a ser un referente
más allá de las unicidades identitarias.
Justamente, es desde al construcción identitaria por
donde se puede entrever la convergencia cultural
transcultural. Las identidades transculturales son las
desarrolladas como consecuencia del contacto y apropiación de elementos culturales en un mismo espacio;
se nutren de múltiples lenguajes culturales creando
espacios de comunicación que, incluso, rebasan a las
identidades originarias pasando a convertirse en otra
instancia cultural. Por ejemplo, el consumo cultural y la
intensa relación con los medios de comunicación que
tienen los jóvenes indígenas y rurales, como dos elementos culturales que propician procesos de adscripción transcultural, hacen que las juventudes étnicas y
rurales tengan distintas referencias variadas en cuanto
a su condición juvenil y, a la postre, representan la apa-
rición de la generación de “nuevos” lenguajes culturales
en la juventud, mediante los cuales está definida, precisamente, como una forma de construcción identitaria
juvenil con carácter múltiple y flexible. Lo transcultural
ocurre porque:
1. Las identidades juveniles indígenas ya no representa el “purismo” identitario de la pertenencia
grupal única.
2. En este proceso, los límites acotados en espacios únicos se abren para dar pie a procesos variados, donde lo simbólico determina las relaciones de
los colectivos juveniles.
3. Los medios de comunicación, las industrias
culturales y el consumo cultural ya son parte imprescindible en la conformación de las identidades
juveniles indígenas y rurales.
A partir de estos elementos, podemos observar la conformación de las identidades juveniles transculturales
desde su inminente “desterritorialización” simbólica.
Se construyen a partir de una estructura definida en
multiplicidades de procesos, retoma distintos y variados lenguajes reunidos en afinidades culturales convirtiéndose en un espacio de “hibridación”. Este tipo de
hibridez está presente en la actual reestructuración de
las identidades que, en palabras de Néstor García Canclini, se presenta con carácter “interétnica, transclasista
y transnacional”. Particularmente para el análisis de las
juventudes indígenas y rurales, tenemos que tomar en
cuenta los miembros de los colectivos se apropian, reciclan, construyen y manifiestan los bienes y mensajes
emitidos desde distintos campos culturales en los contextos de la globalización.
Si estos procesos repercuten en lo “interétnico, transclasista y transnacional”, habría que añadir, como consecuencia, el “transcultural”, como el “nuevo” espacio
de intercambio en un mundo interconectado y reflejo
por el que las segmentaciones y/o fragmentaciones no
son más que una misma cara de las variadas dinámicas
identitarias que convergen en un periodo específico alineadas ahora a una dinámica que, a la postre, conformarán un proceso mayor en cuanto a la reformulación
del “sentido” a nivel individual y colectivo. ¿Estamos
ante un contexto donde los procesos transculturales se
definirían como el campo de intersección por el cual lo
interétnico, lo transclasista y lo transnacional se readecúan, se entretejen y pasan a formar otro nuevo espacio
de dialéctica, diálogo e intercambio, es decir, un nuevo
campo de análisis para observar las acciones culturales
realizada por los grupos de jóvenes indígenas y rurales
frente a las realidades inmediatas, con sus distintas clases sociales y en territorios y países diferentes?
2
La Academia es un famoso programa de concurso de la televisión mexicana, en el que jóvenes viven en una casa durante
meses y cada semana alguien sale hasta quedar uno/a, que seguirá una carrera como cantante patrocinado/a por la televisión
patrocinadora.
En las identidades juveniles indígenas y rurales, los procesos de reelaboración discursiva circulan por ese tamiz formando parte de un panorama cultural en el que
las identidades se formulan flexiblemente, con carácter
multiplicado, “entrando y saliendo” en los campos de
interrelación. En dichos procesos identitarios puede
apreciarse, al mismo tiempo, la disputa permanente por
lo cotidiano, el sentido de lo local, de frente a lo globalizado. Aparece así un espacio discursivo juvenil donde
las “entradas y salidas” se manifiestan en los rincones e
intersticios culturales que crean las juventudes indígenas y rurales como espacios culturales “combinados”;
también en la intersección de lo integral y lo particular,
de lo mediato e inmediato, de lo cotidiano e insólito. Es
decir, donde los discursos globalizados y los localizados
se entremezclan, girando alrededor de las identidades.
Al mismo tiempo, proporcionan los elementos para la
interpelación de los sujetos sociales frente a su realidad.
Por tanto, las identidades juveniles indígenas y rurales
son parte de esta “multilocación identitaria” de los procesos culturales hoy día. Ello ha tenido como consecuencia la creación de campos “intersticiales” a partir
de la construcción identitaria en comunidades donde
convergen referencias múltiples para situar los modos
de ver el mundo: es una reformadora reflexión del “sentido” desde dimensiones distintas para la construcción
de las subjetividades. Se reorganizan las formas, prácticas e instrumentos del conocimiento que coadyuvan al
entendimiento de este actual predominio del concepto
de cultura y, por ende, de las identidades; esto representa un imperativo en estos tiempos, de ahí que esta
propuesta teórica desarrollada en estas líneas se encamine hacia tal fin.
Proponemos, entonces, una vuelta de tuerca en cómo
acercarnos hoy a la problemática identitaria juvenil
indígena y rural, todo ello en medio de un trastorno
epistémico donde esos “intersticios” culturales deben
ser espacios donde acontecen distintos y variados
procesos: “es en lo periférico, en los intersticios de los
grandes paradigmas, donde se despliegan con fuerza
nuevas dinámicas de la cultura” (Herlinghaus 2003: 1).
Este campo “intersticial” influye en cualquier desarrollo
identitario y da pie a suprimir los esencialismos desde la
puesta en marcha de otro parámetro cultural que analice esta nueva construcción de discursividad cultural.
Se está en camino de llegar a una “traducción cultural”
(Castiel 2001) que trate dejar de lado la inmutabilidad
identitaria étnica.
Dejar a un lado los primordialismos y acercarnos mucho
más a los discursos de los actores juveniles, desde sus
propias creaciones, nos abrirá el campo de estudio sobre juventudes étnicas y rurales. Entender la presencia
en comunidades indígenas de darketos, emos, cholos,
migrantes, profesionistas, guerrilleras, gestores, líderes,
danzantes, músicos, etc., deberá ser una señal para observar las proximidades de la nueva dinámica internacional que actúa en los espacios “locales“. Entonces,
entenderemos que desde los universos étnicos y rurales podemos prestar atención a los cambios culturales
que se suscitan en los grupos “emergentes” y así darnos
cuenta de que los sujetos jóvenes están puestos en su
larga marcha a la inclusión, del querer ser como quieren
ser.
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Actividad física, ejercicio físico,
condiciones y beneficios
Por: VELÁSQUEZ Arjona, A. J. M.1; CAMPOS Polo, F.2
Resumen
El hombre moderno reconoce la importancia del movimiento humano como condición para mantener una
buena calidad de vida, tanto como que su deficiente
práctica refleja manifestaciones que afectan sustancial
y negativamente la calidad de vida, reflejando con ello
un deterioro significativo a la salud y a la estética corporal. Pero indiscutiblemente es el campo de la salud el
que despierta nuestro interés, en el sentido en que la
actividad física aporta notables beneficios físicos, los
cuales reducen las enfermedades y al mismo tiempo
fortalecen los sistemas esquelético, muscular, circulatorio entre otros, sin desconocer su incidencia sobre el
sistema inmunológico, como herramienta profiláctica.
Es evidente que las “nuevas” condiciones de la vida
moderna propician grandes comodidades al ser humano, las cuales han “facilitado” la vida cotidiana del hombre, sin embargo, estas condiciones de comodidad han
creado hábitos y estilos de vida que asociados a la falta
de práctica de actividad física y al inadecuado consumo
de alimentos lo han llevado al sobrepeso y la obesidad.
Lo anterior también ha traído paralelamente alteraciones en los niveles de colesterol, triglicéridos y en fin
un claro deterioro de la salud y por consiguiente de la
autoestima de quienes se ven afectados por esta pandemia, que al decir de la Organización Mundial de la
Salud, es la enfermedad no contagiosa, que causa más
muertes en el mundo.
Palabras clave:
Actividad física, ejercicio físico, movimiento humano.
El movimiento es connatural al hombre y este a su vez
mantiene relación con la actividad física y con el ejercicio físico. Puede afirmarse que cualquier movimiento
corporal del músculo esquelético que resulte en gasto
de energía sea considerado como actividad física, tam-
bién se afirma que “la práctica regular de la misma puede mejorar la salud.”3
Consecuentemente, es entonces el movimiento voluntario quien le permite al hombre gran parte de su
locomoción y manipulación y naturalmente la comunicación con los otros hombres, situación que le permite
diferenciarse de otros animales. El hombre se mueve
dentro de la naturaleza a voluntad, determinando el
tipo de movimiento que desea, la dirección, amplitud,
complejidad, duración, entre otras posibilidades. Estos
tipos de movimiento forman parte de la complejidad
cotidiana del hombre y le permiten interactuar en el difícil campo del ejercicio y de la actividad física.
Ya lo hace notar Francisco Calderón (2007), “El movimiento es crucial para la supervivencia de todos los
animales, incluso de los seres unicelulares. El espectro
de movimientos es muy amplio, desde aquellos que se
producen de forma automática, a los más elaborados
que requieren un elevado grado de concentración. La
máxima riqueza de movimientos la han alcanzado los
mamíferos y concretamente la especie humana.”4
Es evidente que el hombre a lo largo de la historia, se ha
empeñado en alcanzar los niveles máximos y mínimos
que le han garantizado su supervivencia, y para ello ha
requerido del movimiento, el cual le ha permitido imponerse en el mundo a los otros animales y sobre todos
los reinos de la naturaleza. La complejidad del movimiento y la combinación de los mismos propiciaron
que el hombre dominara estos movimientos y posteriormente a todo ser vivo, esta ventaja luego le permitió
reflexionar acerca del movimiento, su importancia y sus
niveles de aplicación, al punto de permitirle al hombre
la utilización de los diferentes movimientos de los animales para su provecho particular. De esta manera, el
hombre domó a algunas bestias tales como los caballos y los utilizó para agilizar su desplazamiento; a los
elefantes para transportar cargas pesadas; a los perros
para garantizar variadas actividades como la caza, la
compañía durante los desplazamientos, la vigilancia entre otras. De esta forma el hombre simplifico algunas de
las tareas que tenía a su cargo.
Lic. Educación Física, MSc. Educación, Esp. Salud Ocupacional, [email protected] ; [email protected]
Lic. Educación Física, MSc. Educación de Adultos, MSc. Dirección Universitaria, [email protected]
3
Physical activity and public health. A recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention and the American
College of Sports Medicine, Atlanta. 2002 www.cdc.gov
4
CALDERÓN Montero, Francisco Javier, Neurofisiología Aplicada al Deporte, Editorial Kinesis, Armenia, 2007, Pág. 12
1
2
Sin embargo para dominar a las otras especies, el hombre debió desarrollar una alta performance de su movimiento y este a su vez, requería que los elementos
que formaban parte del movimiento, maduraran, y se
cualificaran.
Este estereotipo de hombre antiguo, requería de una
actividad física, exigente y continua, si quería sobrevivir,
situación bien diferente a la del hombre actual, quien
“casi no requiere” de movimientos complejos, ya que
la robotización desplazó al hombre en un buen número
de situaciones, la sistematización y la facilidad de las
comunicaciones otorgadas por la internet y el teléfono
celular, simplificaron en gran medida los requerimientos de movimiento del hombre, pero ese “sedentarismo cultural” que se ha ido acumulando, ha traído otro
tipo de inconvenientes, y es precisamente ahí, donde el
ejercicio físico cobra vigencia como estrategia de salud
social.
La actividad física se puede definir como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos y que produzca un gasto de energía añadido al
gasto del metabolismo en reposo. Entre ellas se incluyen las actividades laborales, domesticas, ocio y tiempo libre y también el ejercicio físico.
El nuevo enfoque hacia la actividad física5 recomienda
una actividad moderada, entre 3 a 6 METs o 150 a 200
Kcal/min, una acumulación diaria de actividades de 30
minutos o más por día, sesiones cortas de actividad
física “intermitentes” con una incorporación diaria de
actividades físicas y una regularidad preferiblemente de
todos los días
Debe tenerse en cuenta que por definición, “el ejercicio
físico es un tipo de actividad física o esfuerzo planificado de forma intencional y repetitiva, realizado con el
objetivo de mantener o mejorar la condición física.”6
Para la sociedad moderna lo relacionado con actividad
física, cobra importancia como tema, en tanto que la
vida actual es mucho más dinámica en torno a las potencialidades de carácter cognitivo y creativo, superando con creses el paradigma del activismo del cuerpo
humano como condición para desenvolverse en la sociedad, tal como ocurrió en el pasado en donde todas
las características de hombre social tenían una correlación directa con la capacidad de dominar y trasladar
pesos y volúmenes en el diario transcurrir, así como las
destrezas para vencer a los oponentes.
En la antigüedad, el hombre requirió constantemente
del cuerpo y de sus diferentes capacidades de movimiento, principalmente en lo concerniente a la agricultura debido entre otras cosas a la no tecnificación de
los cultivos, posteriormente en empresas e industrias,
lo cual conllevo a que el hombre como instrumento de
trabajo cobrara vigencia. Hoy en día el esquema es bien
diferente, la vida moderna implica mayor eficiencia en
todos sus procesos, y la tecnificación mejoró los tiempos y perfeccionó los movimientos, trayendo consigo
un acomodamiento y una facilitación de las tareas que
el hombre como sujeto laboral había tenido hasta el
momento.
Para Javier Daza (2007), “Históricamente, el hombre en
un intento continuo por comprender la existencia ha
planteado explicaciones para los diversos fenómenos
que ocurren en su contexto. Es así como en diferentes
ocasiones ha conceptualizado la estructura, el proceso salud-enfermedad y ha construido paradigmas que
generalmente han sido analizados desde dos modelos
teóricos: el biológico y el funcional, olvidando el desarrollo cultural de los pueblos y, por ende, el del hombre
como un ser social que interactúa permanentemente
con su entorno.”7
El momento actual, así como ha aportado a la solución
de la mayoría de los problemas laborales del hombre
moderno, también ha sembrado hábitos, costumbres y
estereotipos que han propiciado que el hombre desarrolle enfermedades propias de los tiempos modernos,
tales como sedentarismo, obesidad, sobrepeso, hipertensión, diabetes y otra serie de enfermedades propias
de la inactividad y de la alimentación poco balanceada.
Surge entonces como una real posibilidad para conjurar
o por lo menos aportar de forma significativa el combatir las enfermedades antes enunciadas, la actividad y el
ejercicio físico como formas motivadoras y dinámicas
que, además de fortalecer el sistema musculo esquelético y cardiopulmonar, también contribuyen de forma
decidida en lo referente a los ambientes socio- afectivos y recreativos, aportando de forma sistemática una
serie de estrategias que mitigan las rutinas a las que el
hombre moderno se ha visto abocado, en el proceso
actual de modernización.
Los diferentes equipos y aparatos que el mismo hombre ha inventado en el marco del proceso evolutivo, tales como los vehículos, aeronaves, teléfonos, celulares,
computadores, televisores, entre otros muchos, han
facilitado y hecho más cómoda y fácil la vida del hombre, al tiempo que contribuyeron para hacer más competitiva la cotidianidad del hombre, forjando con ello
“sociedades estresadas”. Lo anterior afecta mermando
de manera sistemática la vida del hombre, haciendo de
él un ser bastante independiente y poco a poco, menos
colaborativo con los demás, al punto de formar paradigmas bastante arraigados de singularidad, de beneficios particulares, ampliando entonces la brecha entre
ricos y pobres; y es en el marco de esta pobreza, donde se aumenta de forma sustancial la mortalidad, entre
otras causas por falta de alimento, vivienda, vestido,
servicios básicos, imposibilidad de asistencia médica, y
en fin de una serie de situaciones que influyen de forma
negativa en el futuro de la sociedad.
5
Adapted of: “Physical Activity and Public Health. A Recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention
and the American College of Sports Medicine” for R. R. Pate, et al, 1995, Journal of the American Medical Association, 273(5),
p. 404.; “Physical Activity and Health”, for U.S., Department of Health and Human Services, 1996.
6
SANZ Mengibar, José Manuel. Ejercicios que curan paso a paso. Editorial Panamericana, Bogotá, 2006. Pág. 5
7
DAZA Lesmes, Javier, FT. Evaluación Clínico-funcional del movimiento humano. Editorial Panamericana, Bogotá, 2007. Pág. 1
Pero si ese es el panorama en las clases menos favorecidas en términos económicos, los fenómenos que
afectan a los que si tienen estas potencialidades, son
complejos en otros órdenes tales como la inseguridad,
la competitividad, el estrés y las diversas enfermedades
que lo acompañan, y unas de las pocas posibilidades
reales de contrarrestarlo es por medio de la práctica
de la actividad física y de manera concreta del ejercicio
físico. Esta práctica ha sido bien entendida en muchos
países, los cuales, en su mayoría de forma no coincidencial, forman parte de los “estados modernos”, en
donde el equilibrio económico entre la sociedad es más
estable y las diferencias entre los diferentes niveles sociales, no son tan amplias, posibilitando con ello una
mejor expectativa de vida.
Y con respecto a la expectativa de vida, es interesante
contrastar históricamente este registro: “En la antigüedad los individuos se consideraban longevos si llegaban a los 30 años; o sea, si sobrevivían a la infancia.
Durante muchos siglos, la mortalidad infantil fue tan
elevada que las familias numerosas devinieron una costumbre tradicional: la presencia de numerosos niños en
una familia garantizaba la supervivencia, por lo menos
de algunos de ellos. La expectativa de vida se incremento con el transcurso de los siglos. En la actualidad,
una persona que vive en un país desarrollado tiene una
esperanza de vida de 71 a 79 años. Aunque la expectativa de vida ha aumentado de manera muy significativa
desde la antigüedad, la longevidad humana se mantuvo
virtualmente inalterada.”8
Algunos investigadores ya se mostraban inquietos desde la antigüedad, y hoy cuando la modernidad ha traído
tanto bienestar como cientos de problemas, podemos
agregar al discreto, pero no por ello menos importante,
legado de algunos precursores de la genética sus trabajos. “Los intentos por resolver el misterio de la longevidad humana, que pareciera estar programada por vía
genética, comenzaron con Gregor Mendel (1822-1884),
un monje agustiniano que sentó las bases de la genética moderna mediante experimentos realizados con arvejas en el jardín de un monasterio. En la actualidad los
genetistas investigan los factores determinantes de la
duración de la vida humana. Hasta el presente, los científicos no lograron identificar un gen del envejecimiento
que sea responsable de limitar la duración de la vida
humana, pero observaron que las células poseen una
capacidad finita de reproducción. A medida que envejecen, los genes pierden la capacidad de cumplir sus funciones en forma progresiva y las células la capacidad
de elaborar las sustancias necesarias para desempeñar
sus funciones especializadas e incluso asegurar su propio mantenimiento.” 9
El envejecimiento es para el hombre moderno tema de
profunda preocupación, enfoca entonces este enveje-
cimiento lo relacionado con la estética, la sexualidad y
la salud. El ejercicio físico interviene de forma sustancial con la salud, en tanto aporta beneficios al sistema
cardiorespiratorio, y músculo-esquelético, entre otros.
La posibilidad de realizar diversidad de actividades físicas y en especial lo relacionado con el ejercicio físico,
permite al hombre reducir los niveles de estrés causados por la extenuante y compleja carga laboral de la
sociedad moderna, de igual forma le posibilita otros escenarios más amigables que el entorno laboral, debido
entre otras cosas a que el ejercicio físico es voluntario,
y es practicado por el hombre dependiendo de sus posibilidades económicas, sociales y de tiempo, pero se
espera que el mismo cause altos grados de goce y de
placer.
Para el mundo moderno, “La práctica de ejercicio físico
es en la actualidad uno de los elementos constitutivos
de los llamados estilos de vida saludables. Numerosas investigaciones destacan que una práctica de actividad física regular, sistemática y controlada genera
beneficios constatados para la salud global del ser
humano.”10
La vida moderna ha instrumentalizado la mayor parte
de las ocupaciones, haciendo de ellas tareas repetitivas, introduciendo consigo la robotización de las acciones que implicaban mayor destreza y esfuerzo en el movimiento humano, desplazando con esto la acción del
músculo. Ésta dicotomía reflejó que la labor del hombre
fuera más estática en lo referente al trabajo, que es por
supuesto al que se le dedica mayor tiempo en el transcurso del día. Lo anterior, afectó severamente la necesidad de esparcimiento y utilización del tiempo libre,
toda vez que la incorporación de herramientas como el
computador, y una larga lista de inventos del hombre,
propios de la modernización, así lo “obligaba”.
La tecnología de los juegos electrónicos también propició esquemas en los cuales la exigencia física casi
desaparece por completo, la práctica de la actividad
física, a pesar de que los medios de comunicación así
lo advierten, ha convertido en estereotipos de estética
al cuerpo, invitando con ello a conseguir figuras moldeadas en los gimnasios, por medio de dietas y de salas
de cirugía.
Vale la pena preguntarse entonces: ¿Cuál es el modelo a
seguir en el marco de alcanzar un equilibrio pertinente y
adecuado entre cuerpo, trabajo y sociedad, en general?
El ejercicio físico, regulado y planificado, permite adquirir estilos de vida saludables, el cual debe estar dirigido por personal idóneo, de tal suerte que en verdad
contribuya a contrarrestar los efectos negativos de la
modernización y el ritmo de deshumanización que le
imprime su práctica. Esto en virtud de su efecto en la
sociedad y en los nuevos estereotipos culturales, los
cuales definitivamente no son integrales, ni coherentes
MATTSON, Carol. Fisiopatología, salud-enfermedad un enfoque conceptual. Editorial Panamericana, México, 2008, Pág. 1
Ibíd. Pág. 1
10
RODRÍGUEZ García, Pedro Luis. Ejercicio Físico en salas de acondicionamiento muscular. Editorial Panamericana, Madrid,
2008. Pág. 1
con el esquema de desarrollo humano deseado.
Para el año 1948 la Organización Mundial de la Salud
(OMS) definió la salud como: “un estado de complemento, bienestar físico, mental y social y no meramente
como la ausencia de enfermedad o discapacidad.” Aunque muchas personas pueden considerar que el ideal
es muy difícil de alcanzar, por ser poco realista.
En la Asamblea de la Salud Mundial que tuvo lugar en
1977, representantes de las naciones miembros de la
OMS concordaron en que “el objetivo a alcanzar para el
año 2000 era un nivel de salud que permitiese a todos
los ciudadanos del mundo vivir una vida productiva,
desde los puntos de vista social y económico.” 11
Es claro que la sociedad se ha visto afectada en gran
medida por la influencia de la modernización, y esa influencia en afectación colateral ha aumentado los problemas de la salud y de la sociedad en general.
A manera de recomendación se debe tener presente
que “La práctica de ejercicio físico requiere de una adecuada preparación y posterior recuperación de las estructuras y de los sistemas que intervienen directamente en la actividad principal. Para facilitar las condiciones
de ejecución de los movimientos y prevenir la aparición
de posibles lesiones o disfunciones orgánicas, toda sesión de ejercicio debe quedar estructurada en tres fases
diferenciadas: Fase preparatoria, fase principal y fase de
recuperación.”12
Para destacar, “la preparación y recuperación al ejercicio tiene gran relevancia para garantizar un acondicionamiento muscular seguro y saludable. Toda sesión
de acondicionamiento muscular suele comenzar con
una serie de ejercicios preparatorios que se definen generalmente bajo el término de calentamiento. A pesar
de que esta expresión está muy extendida en el ámbito físico-deportivo, consideramos que es un concepto
simplista que no define la complejidad de procesos mecánicos y fisiológicos que acontecen durante esta fase
y hace referencia tan solo al incremento de temperatura
corporal producido durante la contracción muscular.”13
Se espera que el ejercicio físico traiga consigo altas
dosis de beneficios, los cuales pueden ser de orden fisiológico como también de orden socio-afectivo, pero
su práctica requiere de condiciones, que si bien es cierto, no son complejas, las mismas deben ser tenidas en
cuenta con alto grado de importancia. Lo primero que
se tiene que tener en cuenta, está relacionado con la
asesoría o acompañamiento por un especialista, el cual
será el encargado de asegurarse que las condiciones
fisiológicas sean las adecuadas, al mismo tiempo que
lo acompañará en la escogencia del tipo de ejercicio
físico que se deba practicar, las cargas, la intensidad,
las rutinas, el tipo de vestuario entre muchas otras variables que deben ser atendidas con el fin de que la
práctica del deporte escogido alcance los objetivos que
se propusieron, porque indiscutiblemente una equivocación en el acompañamiento puede traer consecuencias nefastas y en algunos casos hasta mortales para
quien practica ejercicio físico de forma irresponsable o
no asesorada.
Las personas que opten como estrategia de vida en la
incursión en el área de la actividad física y la salud,
deben tener siempre presente que “el objetivo prioritario de la realización de ejercicio físico no es la mejora
del rendimiento, sino la consecución de adaptaciones
que mejoren la funcionalidad de los distintos órganos
y sistemas aumentando la capacidad funcional del individuo y previniendo enfermedades degenerativas. En
este sentido se entiende por fisiología del ejercicio, el
estudio de las modificaciones estructurales y funcionales que acontecen en el organismo frente a la realización de ejercicio físico de forma regular.”14
De otra manera, cuando se accede a la actividad física
como elemento terapéutico o terapia rehabilitadora,
siempre ha de considerarse que “en el área clínica el
ejercicio físico es utilizado como herramienta diagnostica y como modalidad terapéutica, especialmente en
el ámbito cardiológico y de la enfermedad pulmonar.
La realización de ejercicio físico requiere la interacción
de respuestas fisiológicas, respiratorias y cardiovasculares, para soportar la demanda energética del tejido
muscular activo. De esta forma, tanto el sistema del
intercambio gaseoso como el cardiocirculatorio son estresados cuando se realiza ejercicio físico, y el estudio
de esa respuesta permite profundizar en la fisiopatología de muchas enfermedades que las afectan. Además,
en otras muchas enfermedades y alteraciones del estado de salud, se contempla la actividad física como una
ayuda, a menudo esencial, para recobrar el estado de
salud.”15
Es el ejercicio físico la alternativa más confiable y a la
vez mas benéfica, para ostentar un estado de salud optimo, tiene que ver con las costumbres, y creencias sobre el ejercicio, las cuales deben ser confiables, abunda
la literatura sobre el tema en particular, la cual además
de tener el carácter de científica, en muchos casos es
bastante didáctica, pretendiendo que el hombre del
común acceda a la información y la entienda, para que
siga las recomendaciones que sobre el particular imparten los especialistas.
La atención que se le brinde al ejercicio físico de forma integral, garantizará el éxito sobre los diferentes
aspectos de la salud, por lo tanto su atención rigurosa
requiere de la mayor seriedad. “Si bien la actividad física cumple un papel importante en la prevención de
las enfermedades crónicas, un porcentaje alarmante de
adultos estadounidenses confiesa no practicarla durante su tiempo libre. Uno de los objetivos nacionales
relacionados con la salud para el año 2010 es aumentar
Óp. Cit. 8 Pág. 13
Óp. Cit.10 Pág. 171
13
Ibíd. Pág. 171
14
LÓPEZ Chicharro, José. Fisiología del Ejercicio, 3ª Edición, Editorial Panamericana, Buenos Aires, 2006, Pág. 1
15
Ibíd. Pág. 1
8
11
9
12
hasta un 30% la proporción de personas de 18 años y
mayores que realizan actividad física moderada en forma regular (si es posible todos los días) por lo menos
30 minutos diarios.”16
Al reconocer la historia del movimiento humano y sus
diferentes características a lo largo de la evolución social, no se puede pasar por alto lo relacionado con los
valores dados al ejercicio en los pueblos primitivos, en
donde el vigor físico potencializaba la lucha y las posibilidades de éxito en la misma, de igual forma a través
del fortalecimiento del cuerpo se alcanzaba el dominio
de los territorios geográficos, la obtención de alimento,
la posibilidad de escoger mujeres, la reproducción y la
preservación de la vida misma. Algunos pueblos primitivos tendían con frecuencia a establecer actos en donde
se demostraba la rigurosidad de la fortaleza física a través de variados rituales, las cuales estaban asociadas
a los resultados en la caza y la pesca, la posibilidad de
demostrar fortalezas frente a variadas enfermedades,
en fin la fortaleza física era sinónimo del desarrollo de
habilidades y destrezas que garantizaban supervivencia.
Estas formas de ver el cuerpo y de apreciarlo tuvieron
apogeo a través de los ritos y juegos religiosos, pero
en la Grecia antigua evolucionó de forma significativa,
allí tuvo relevancia desde los conceptos otorgados a la
salud, los cuales pueden ser confrontados en los textos hipocráticos, en donde la ejercitación obtenía tanta
importancia como la higiene corporal, y esta con la estética y por supuesto con la ética, que se reflejaba en
cada ciudadano griego, a través del cultivo de su propio cuerpo. En la edad media, a excepción del periodo
relacionado con la caballería, el ejercicio físico perdió
auge, solo volvió a ser reconocido socialmente en la
edad media, aunque fuese en el sentido de higiene, tal
como se destaca en documentos como El vergel de la
sanidad, de Luis Lobera de Ávila, El aviso de sanidad,
escrito por Francisco Núñez de Coria y La conservación
de la salud del cuerpo y del alma, cuya autoría se le atribuye a Blas Alvares de Miraval , sobresale en este escenario literario el libro escrito por el médico Jeronnimus
Mercurialis conocido con el titulo De arte gimnastica,
en el cual se da un tratamiento importante al cuerpo
y a su relación con el movimiento, lo cual era bastante
extraño para la época, en donde la importancia se daba
a temas relacionados con el espíritu y la psiquis.
Es destacable la importancia que se confiere en los
textos hipocráticos al ejercicio físico, a la dieta y a los
cuidados corporales. El ejercicio físico, es considerado
como imprescindible para la salud, siendo numerosas
las referencias al mismo en los tres tratados: sobre la
dieta, sobre la medicina antigua y aforismos. Esta concepción higienista de la actividad física será también
defendida por Aristóteles y tendrá una influencia que
se extenderá hasta nuestros días. La práctica de ejer-
cicio se vincula no solo a la profesión, sino también a
la imagen ante la sociedad, en especial de los médicos,
a los que incluso se conmina a la práctica del mismo,
en el tratado sobre el médico: “La presencia del médico
reside en que tenga buen color y sea robusto en su apariencia, de acuerdo con su complexión natural. Pues
la mayoría de la gente opina que quienes no tienen su
cuerpo en buenas condiciones no cuidan bien el de los
ajenos.”17
Era tal el culto que los clásicos griegos confirieron a
los ejercicios físicos, que estos debían ocupar una parte
importante en la educación. “Frente a la mera concepción militarista del ejercicio que tuvieron los espartanos, para los que la actividad física tenía como objetivo
incrementar la fortaleza corporal del soldado, para así
mejorar su eficacia en el combate, los griegos atenienses elaboraron una concepción superior de la educación basada en la “areté” (virtud), en la que se conjugaban armónicamente los valores físicos, inseparables de
los valores morales, y la disciplina militar.”18
Para terminar este breve recorrido por el interesante
y atractivo mundo del movimiento humano, se puede
afirmar que “todo ejercicio es actividad física”, la cual
deberá ser planeada y estructurada a partir de movimientos corporales repetitivos, hechos para mejorar o
mantener uno o más de los componentes del fitness,
como son: capacidad aeróbica, fuerza muscular, resistencia muscular, flexibilidad o composición corporal.
Eso sí, ¡siempre bajo la supervisión y asesoría de un
profesional!
Bibliografía
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Etnografía de las
prácticas lúdicas
Por: Profesor Aldo Román Césaro, M.Sc.
[email protected]
Palabras claves:
Juego-identidad-etnografía-procesos
culturales.
Presentación
“…la vida intelectual está más próxima a la vida del
artista, que a las rutinas de una existencia académica”
(Bourdieu, 1990: 36)
El presente artículo es una síntesis de una investigación
que desarrollé como tesis de Maestría en Educación
Corporal en la Universidad Nacional de La Plata.
El trabajo localizó su área de estudio en el juego y en
la identidad, delimitando el problema de indagación en
la relación que se establece entre las prácticas lúdicas
y los procesos de identificación cultural. El enfoque específico se detuvo en las “identificaciones lúdicas” en
jóvenes de ascendencia mapuche, observados a través
del recorrido de diferentes espacios de interacción.1
El referente empírico en el que tracé el trabajo de campo se ubicó en diferentes poblados del Noreste de la
provincia de Chubut, anclados en un tiempo y espacio
específico de realización social, dado que las coordenadas geográficas e históricas que allí se establecieron,
posibilitan condiciones que encuadran a los jóvenes en
la construcción y reconstrucción de la trama cultural.
La construcción de la identidad cultural demanda una
compleja elaboración subjetiva, en una red de discursos y prácticas objetivadas, contradictorias, opuestas
y conflictivas entre el pasado y lo emergente. En este
sentido ¿qué influencias tuvieron los hechos del pasado
en la materialización de ciertas prácticas lúdicas actuales? ¿Muestran estas relaciones conflictos identitarios?
Si esto es posible ¿cómo se produce entonces la relación entre los juegos, la tradición y los cambios que
permiten reconfigurar la identidad cultural? Por ende
¿qué factores han permitido los procesos de adaptación y transformación lúdica? ¿Qué rol cumplen los jóvenes en esta dinámica?
En este sentido, considero que la constitución de la
identidad que deben resolver los jóvenes, puede estudiarse en los recintos escolares. Por ello, uno de los escenarios de los que aquí se habla, se sitúa en la escuela,
ya que es allí donde los discursos institucionales y las
tradiciones se ubican en situación de diálogo, permitiendo escuchar formas de comunicación en constante
relación.
Comprender la lógica de la cultura escolar y su relación
con las culturas juveniles, con especial atención en lo
étnico-cultural mapuche, orientó el enfoque de la investigación hacia los “juegos aborígenes”, una jornada
anual, recreativa y cultural que desde el año 1997 intentó una inserción de lo que sus promotores denominan
como los juegos originarios de las “comunidades aborígenes” adyacentes al espacio de realización.2
En este sentido algunas de las preguntas que surgieron
fueron: ¿qué impacto tuvieron y tienen estas propuestas interculturales en los jóvenes destinatarios? ¿Cómo
se elaboraron y reelaboran estas nuevas relaciones de
poder en las que se observa, a través del juego, nuevos procesos de identificación cultural? ¿De qué forma
se condensan estas significaciones o resignificaciones
culturales cuando la propia escuela opera como facilitadora de la etnicidad en contextos multiculturales? 3
Asimismo, y a pesar de esta reivindicación lúdicocultural propiciada por las instituciones escolares, los
jóvenes participan en diferentes actividades lúdicas en
su cotidianidad extraescolar. Asistiendo a fiestas populares como las “señaladas” (marcación de animales),
en campos aledaños a los poblados que rodean las escuelas. En estos escenarios instituidos e instituyentes
de renovadas formas de percibir la cultura, es común
observar juegos de habilidad y apuestas como la “taba”
o juegos de dados, conocido como “paso inglés”. Por
otro lado, concurren a los espectáculos que brindan
las carreras de caballos cuadreras (carreras rectas de
no más de 300 metros); los encuentros de doma y jineteada; actividades vinculadas a la pesca y la caza o
prácticas lúdicas relacionadas con el medio acuático.
También el fútbol, ocupa en los varones un lugar central, siendo el juego social más practicado en muchos
de los lugares observados. Estas actividades de índole
recreativa parecen estar fuertemente instaladas en la
gran mayoría de la población juvenil. Es por ello, que a
partir de la observación y los discursos que se gestan en
torno a estas prácticas, intenté dar respuesta a algunas
de las preguntas formuladas al problema.
Para dar cuenta de ello, la propuesta metodológica fue
realizar una etnografía, entendida desde la perspectiva
de entendiendo a la etnografía como “enfoque, método y texto” (Guber, 2001: 12) 4. Focalizada en prácticas
sociales que se despliegan en algunos de los escenarios
lúdicos descriptos, de esta manera, se pudieron percibir las construcciones sociales y las significaciones reformuladas, arribando así a conclusiones y explicaciones que permitieron dar una versión interpretativa de lo
investigado, especificado en un tiempo y lugar, y comprender cómo se producen los procesos de identificación dentro de la lógica de las prácticas lúdicas. En este
sentido, los jóvenes encuentran un componente importante de manifestación en su acervo cultural, puesto que desde hace mucho tiempo éstas prácticas han
sido incorporadas por generaciones anteriores, como
legítimas y apropiadas (en un doble sentido histórico:
es decir, percibidas como propias y pertinentes) para
ocupar un tiempo elegido para la diversión. Sin embargo, adelanto que es necesario entender las identidades
como el resultado de procesos históricos inacabados y
en permanente cambio (Guldberg, 1998: 138).
Tal vez la pregunta que surja entonces sea: ¿qué es lo
que ha posibilitado a estas comunidades mapuche ser
capaces de mantenerse como una cultura relativamente autónoma dentro del contexto normalizador del discurso nacional, propiciado por la escuela, entre otros,
como un gran dispositivo de poder estatal?
Para conocer cómo se producen estas relaciones identitarias actuales (en este caso a través del juego), es
necesario entender los mecanismos de transformación
que permitieron su adaptación a un sistema social, político y económico, que comenzó precisamente con la
formación del Estado-Nación y siguió, entre otras, con
la globalización económica y la mundialización cultural
en este período tecnocapitalista.
Así es que: escuchar, explicar y comprender algunas claves en relación a este objeto de estudio, tiene la intención de ubicar a los jóvenes en situación de diálogo, en
el sentido de (Habermas, 1987) 5 con aquellos interesados en el tema planteado, pretendiendo que sirva como
material de consulta para sus posibles usos sociales y
académicos, fundamentalmente a partir del debate que
esta preocupación académica genere, o a partir de las
propias contradicciones internas que puedan leerse a
lo largo del trabajo.6
Finalmente, en todas estas prácticas lúdicas se condensan elementos del pasado y del presente, sus resignificaciones actuales ubicadas en coyunturas de espacio
y tiempo en donde se tensan discursos históricos, políticos y educativos. En esa densa trama existencial es
posible visualizar la elaboración reflexiva de los jóvenes
respecto del cruce o atravesamiento institucional que
los constituye, en la contradicción de fuerzas hacia distintas opciones identitarias.
Área de interés y delimitación del problema
Los procesos anteriormente mencionados podrían ser
considerados desde diferentes perspectivas. Se pueden
ver como de profanación, desvalorización y hasta de
una posterior re-instalación de características mapuche
y tehuelche, a partir de una sobreimposición -e incluso aceptación cuasi pasiva resultante de la hegemonía
blanca-criolla.7
Por otro lado, también es posible partir de una perspectiva menos rígida, que entiende los procesos culturales como tales, es decir: dinámicos y en permanente
creación, en los que, superada la coacción física hacia
las comunidades mapuche (la campaña del desierto por
ejemplo), se producen nuevas relaciones de poder con
las clases dominantes. Esto permite pensar nuevas formas de resistencia, un campo creativo de nuevas posibilidades, que se transforman, se reorganizan y que,
en algún sentido, dejan pensar el sincretismo e hibrides
cultural (García Canclini, 2008) que atraviesan las comunidades autodenominadas y denominadas por otros
colectivos como mapuche. En este sentido retomo una
pregunta ya formulada: ¿podrían las prácticas lúdicas
de los jóvenes mapuche ser un muestrario de estas tensiones históricas y actuales?
Mi intención a lo largo del trabajo de investigación fue
comprender cómo se manifestaban y fluían estas perspectivas, a partir del trabajo empírico, puesto que de la
reflexión teórica, a partir de los registros (entendidos
como datos) aparecían la vinculación y el análisis de la
identidad cultural y el juego, entendido como práctica
lúdica, por ende social.
El amplio abanico de posibilidades de indagación que
éste supuso, me llevo a recortar el trabajo enfocándolo
hacia un problema más pequeño y del que se pudiera
dar cuenta de manera concreta, es decir: ¿cómo se producen los procesos de identificaciones lúdicas?
Para ello, fue preciso comprender las lógicas de participación cultural que los sujetos juveniles ponen en juego
en diferentes encuentros sociales, con una alto componente de características lúdicas. A modo de ejemplo en
los escenarios vinculados a las escuelas rurales se pueden ver la dinámica escolar con especial atención en
los recreos y clases de Educación Física donde el juego
forma parte de los contenidos pedagógicos.
Por otro lado, en las fiestas populares, observo los en-
cuentros grupales en torno al juego de taba y las relaciones sociales que se generan. Estas reuniones focales
se realizan en canchas de carreras de caballos, encuentros de domas, que también son prácticas de diversión,
como los juegos y actividades acuáticas que se llevan a
cabo en balnearios, o las actividades relacionadas con
la pesca y la caza (en tanto son tomadas como formas
de juego) aunque también aparezcan como una actividades con base económica.
El recorrido de estos escenarios lúdicos me permitió
encontrar puntos en común, diferencias, nexos y continuidades relacionadas con lo que los jóvenes piensan,
dicen y hacen respecto a las maneras de identificarse
en estas prácticas lúdicas, y la posible conectividad
con su identidad cultural mapuche, aunque también
con otras identificaciones subyacentes que mencionaré, pero por cuestiones de recorte en esta presentación
no desarrollo.
En síntesis, reconocer cómo se configuran las identidades en estas encrucijadas culturales, mediadas por
el juego colectivo, observando y escuchando de qué
manera aparece la etnicidad, la alteridad, es decir: las
relaciones de poder con “otros” grupos socioculturales
es la manera en que las prácticas en todo su sentido
social se presenta, relacional e histórica, dialéctica. Por
ello es que Intentaré indagar cómo se construyen las
“diferencias” a partir de los distintos legados culturales
y construcciones sociales que conviven en los escenarios observados, a partir del uso de técnicas etnográficas como la observación participante y no participante,
sumado al registro de los discursos que sostienen los
protagonistas (conversaciones informales, entrevistas
abiertas y focalizadas), y , finalmente, el apoyo tecnológico a partir de imágenes fotográficas y de video que
registren los escenarios seleccionados.
La intención de utilizar estas técnicas es para poder
captar de qué manera aparecen rasgos lúdico-culturales, en continuidad y ruptura con las tradiciones, ya que
como sostiene Díaz (2001: 31) “en una sociedad que se
ha mayorizado a sí misma, fagocitando cultural, económica y socialmente al otro, a la vez que colocándolo
en diversas geografías sociales como otro interno más
o menos aceptable y folclorizado”, nos impide ver de
forma clara la dimensión política de los jóvenes. 8
A continuación sintetizo el marco general de la investigación en un cuadro gráfico.
Matriz teórica, empírica, metodológica e interpretativa
Como puede observarse, en este cuadro se observa el
proceso de investigación a partir de las relaciones entre
las diferentes matrices. La matriz teórica estuvo desarrollada en el capítulo de presentación; la matriz empírica está relacionada con los referentes (escenarios-sujetos prácticas) que desarrollé en el capítulo específico
al trabajo de campo. Sobre la matriz metodológica el
trabajo supone una base etnográfica; allí aparecen detallados los motivos y el grado de pertinencia de las técnicas elegidas. El uso de categorías sociales y analíticas
formaron parte del capítulo correspondiente al trabajo
de campo y, de esta manera, cerraban el marco teóricointerpretativo, tal como aparece en el cuadro relacionado con las textualizaciones, los recortes; finalmente, las
comparaciones. De esta forma quedaron estructuradas
las diferentes puertas de acceso que permitieron establecer las relaciones existentes entre la identidad cultural y el juego, a partir de las identificaciones lúdicas.
La identidad desafiada
Este trabajo intentó mostrar la relación que se produce
entre el juego y la identidad dentro de un mismo fenómeno social, por ende cultural, y como vimos, económico y según su proyección, también político.
Por un lado quedó evidenciado el papel activo de las
dos escuelas rurales observadas como generadoras de
diálogos interculturales, en las que nuevas formas de
relacionarse se produjeron entre las comunidaes mapuche y las instituciones. A partir de allí se produjeron
configuraciones identitarias renovadas; la piedra angular de tales producciones fueron la intención reivindicativa y valorativa de un proyecto cultural que tomó como
epicentro los juegos aborígenes, para convertirse en un
acuerdo de la comunidad, cumpliendo, y desde mi punto de vista, trascendiendo los objetivos propuestos por
sus promotores.
Asimismo, considero que, más allá de las reivindicaciones culturales, es menester una acción política y social manifiesta -tal como lo sostienen incluso algunos
dirigentes de organizaciones mapuche-, para que los
estudiantes puedan asumir una posición estratégica
(que muchos ya tienen) y en todo caso, de acuerdo a
las nuevas coyunturas históricas, ellos resuelvan cómo
procesan sus posiciones políticas presentes y futuras.
Quizás, de esa manera sea posible alertarse (y alentarse) frente a la insubordinación ideológica y económica
que los grupos de poder hegemónicamente instalados
detentan, si es que esa fuese una decisión posible de
ser tomada, en principio como jóvenes, aunque en
poco tiempo como adultos.
Por otra parte, y es justo decirlo, en las escuelas en las
que estuve presencié este camino hacia los acuerdos
consensuados; los alumnos poseen discursos y prácticas que incluyen la responsabilidad cultural y social
que les confiere su condición de ciudadanos argentinos o chubutenses y, a partir de estas nuevas emergencias identitarias propiciada por los juegos aborígenes,
también pueden vivirlo como mapuche, trascendiendo
incluso a la institución escolar. Sin embargo, en estas
condiciones de subalternidad, persiste como una carga
histórica difícil de sortear, la condición de subordinación frente al poder hegemónico blanco-criollo.
En la primera parte de este trabajo planteé algunas
preguntas que aparecieron implícitamente en todo el
proceso de investigación. A partir de aquí, presento algunas respuestas que se vinculan con las conclusiones
que surgieron del cruce de categorías utilizadas previamente en las comparaciones anteriores.
La relación que se produce entre los procesos identitarios y las prácticas lúdicas, es decir, las identificaciones
lúdicas en los diferentes escenarios, supone lo siguiente:
Primera conclusión sobre el escenario
escolar
•
Dentro del sistema escolar los encuentros anuales de los “Juegos Aborígenes” configuraron un
imaginario de lo mapuche que permitió y permite nuevos espacios de diálogos con proyección
participativa, entre las comunidades mapuche y la
escuela. Esto posibilita la configuración de nuevas
tradiciones lúdicas compartidas.
Segunda conclusión sobre el escenario
extraescolar:
•
Fuera del sistema escolar, los jóvenes realizan
prácticas lúdicas que responden a una manera se
sentir, pensar y decir, más vinculado al ámbito de
lo rural/criollo, que a lo étnico-cultural/mapuche.
Esto demuestra la preeminencia de prácticas y
discursos históricos que responde a procesos de
adaptación forzada.
Conclusiones como resultado de la comparación
de los dos escenarios. (Aquí podrá verse la pertinencia que las categorías teóricas sobre los procesos de
identificación locativos, selectivos e integrativos tienen
en relación con los procesos culturales tradicionales,
residuales y emergentes).
• La adaptación cultural por parte de los jóvenes hacia un estado de hibridez en las prácticas lúdicas
ha permitido dar cuenta, en un sentido amplio,
qué: de esta manera, es posible la permanencia
histórica de lo mapuche en los diferentes escena-
•
rios lúdicos, observándose fusiones y yuxtaposiciones como resultado de luchas y formas de resistencia que se observan en las prácticas lúdicas. .
Los aprendizajes sociales, los juegos y las formas
de jugar están mediados por la cultura como creación, adaptación y circulación de significados; el
comportamiento lúdico en los jóvenes muestra estas tensiones a través de diferentes procesos de
identificación.
Las preguntas que formulé al principio de esta investigación y que se vinculan a estas tres conclusiones finales
integran tanto a los jóvenes como a los dos escenarios,
las mismas surgieron al poco tiempo de comenzar a elaborar el proyecto de investigación y muchas de ellas
se consolidaron en la fase inicial del trabajo de campo. Luego de haber escrito más de seiscientas hojas,
entre observaciones y entrevistas, y haber tomado casi
dos mil fotografías, la gran mayoría de los interrogantes
planteados, aún esperan respuestas más satisfactorias.
Tal vez lo más interesante, sea la posibilidad de contar
con nuevas preguntas.
Notas
1. Mapuche: significa literalmente gente (che) de la
tierra (mapu). En plural, no se usa “s”.
2. Rescate de Juegos Aborígenes Proyecto Fofocahuel. (2004: 241) Educación Intercultural Bilingüe
en Argentina. Ministerio de Educación de la Nación.
3. Para Díaz-Polanco (2007) “El multiculturalismo es
la ideología que la globalización necesitaba para
poner en práctica a fondo la etnofagia universal”
Sobre este primer concepto remitirse a Claroscuro
(2007: 19ss) Respecto a La etnofagia: “expresa el
proceso global mediante el cual la cultura de dominación busca engullir o devorar a las múltiples
culturas populares, principalmente en virtud de la
fuerza de gravitación que los patrones ‘nacionales’
ejercen sobre las comunidades étnicas.” (Idem: 35)
Es decir que la diversidad no se ataca o persigue
sino que se intenta atraer al sistema predominante, la mundialización del capital, mediante formas
de seducción y transformación.
4. Para entender la dimensión etnográfica como texto desarrollé en el capítulo 4 de la investigación
una presentación con la siguiente estructura:
Recorridos lúdicos (trabajo de campo)
| 4.a-1. Los espacios de juego y sus prácticas
| 4.a-2. Escenarios lúdicos escolares
| 4.a-3. Juegos en la escuela y otras prácticas
| 4.a-4. ¿Chueca? ¡Trabajo nomás!
| 4.a-5. Juegos aborígenes mapuche-tehuelche
| Capítulo 4-b. (Escenarios extraescolares)
| 4.1-b. Prácticas inter-lúdicas
| 4.2-b. Baguales y tabeadas
| 4.3-b. Pesca con tarro y tejo en el agua
| 4.4-b. Relatos lúdicos
..............................................................................
| 4.5-b. Ëthos lúdico
Como se puede observar, aparece la dimensión eminentemente empírica, que da cuenta de un relato densamente descrito (Geertz, 1989, 1994) comparativo y
reflexivo. Las categorías sociales y analíticas se constituyen como apartados o subtítulos.
5. Para (Habermás, 1987) “Las normas no están previamente determinadas por nadie, sino continuamente consensuadas por los participantes, a través del criterio del diálogo que se da entre ellos.
Las imposiciones a través de la violencia directa
son excluidas. Las coerciones a través de posiciones desiguales en el diálogo son contestadas por
el disenso y por la actuación de los movimientos
sociales Es decir el proceso comunicativo incluye
consenso para obtener estas condiciones de convivencia conjunta y disenso para criticarla con el
fin de obtener otra nuevas, mejores y más igualitarias.” En: (Flecha-Puigvert, 2002:25)
6. El reconocimiento igualitario de las personas y los
colectivos culturales en el ámbito educativo/social
supone concebir una ciudadanía basada en la inclusión de todos y todas, sensible a las diferencias,
erradicando cualquier situación de exclusión o discriminación de personas pertenecientes a colectivos socioculturales distintos. Ibid:14
7. Patagonia, además de ser una región geográfica
en nuestro país, es a su vez, una marca registrada
como producto comercial, explotada a nivel turístico por capitales nacionales y fundamentalmente extranjeros. Los íconos indígenas decoran los
souvenirs de paso e identifican marcas de indumentarias deportivas, entre otras.
La música regional también ha tomado un estilo
musical propio a partir de la popularidad de algunos cantautores contemporáneos, fusionando el
folclore (milonga sureña, por ejemplo) con ritmos
mapuche (tahiel: música ritual). El loncomeo mapuche, aparece como una expresión musical que
identifica a la música patagónica, junto a ritmos
como el kaani de origen tehuelche (¿?) imprimiéndole una musicalidad particular, comercializada en
nuestro país y exportada al mundo como una nue-
va expresión musical argentina.
8. Una página Web, donde es posible leer trabajos
realizados por mapuche es: http://www.mapuche.
cl/documentos/index.html . Consulta. 24-02-08
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Editorial Paidós. Barcelona
Tras las huellas del
cuerpo en los jóvenes
Por: ARMANDO ACUÑA PINEDA, M. Sc.
Docente - Universidad de los Llanos | Villavicencio Meta
[email protected]
Resumen
El presente documento, es un resultado parcial del proyecto de investigación dentidades en tránsito: comunicación, cuerpo y cultura en jóvenes urbanos”, el cual
intenta hacer una aproximación a la manera como los
jóvenes perciben y ven su cuerpo. El documento plantea como referente inicial una aproximación histórica
desde el Renacimiento hasta el siglo XX, para luego iniciar el debate de la forma como los jóvenes marcan e
intervienen su cuerpo a través de diversos mecanismos
como los tatuajes y piercing, posteriormente se plantea
el debate acerca de la forma como las tecnologías intervienen el cuerpo de los jóvenes modificando incluso
hasta su esencia; finalmente se realiza un acercamiento
que permita entender la escuela cómo es una institución de vigilancia, control y castigo sobre el cuerpo
de los jóvenes.
Palabras claves
Cuerpo, tecnologías, jóvenes, identidades, comunicación, escuela, poder Introducción
“El cuerpo es el símbolo de que se vale una
Sociedad para hablar de sus fantasmas”
M. Bernard
Esta sección intenta abordar una de la temáticas más
recurrentes en la época actual, el cuerpo, ya que toca
uno de los aspectos que por su complejidad y su forma
de ser estudiado ha generado históricamente toda una
variedad de interpretaciones pues, como lo plantea M.
Bernard, “sólo se puede hablar de cuerpo a través de la
diversidad de los discursos simbólicos formulados por
cada cultura en los diferentes momentos de la historia
Humana”. (M. Bernard 1976). Lo anterior significa que
en los procesos de configuración de la cultura humana
a través de su historia, según el planteamiento de Bernard, ningún proyecto en los estudios culturales o sociales ha suscitado tantas miradas ni ha hecho converger tantas disciplinas o ciencias a su alrededor como
el estudio del cuerpo. En él todo es posible de acuerdo con los planteamientos de la antropología social y
cultural, en que se destaca la obra pionera de Marcel
Mauss “Técnicas y movimientos corporales”, dado que
se reconoce el tema del cuerpo como uno de esos
“campos mal compartidos donde se plantean los problemas [científicos] más urgentes Mauss, para “expresar
la forma en que los hombres, sociedad por sociedad,
hacen uso de su cuerpo en una forma tradicional”, legó
la noción de “técnicas corporales” al afirmar: “El cuerpo
es el primer instrumento del hombre y el más natural,
o más concretamente, sin hablar de instrumentos diremos que el objeto y medio técnico más normal del
hombre es su cuerpo”1.
Marcel Mauss proveyó a su vez las primeras tipologías
para estudiar antropológicamente el problema del cuerpo. Habló de “1. La división de las técnicas corporales
según los sexos; 2. Las variaciones de las técnicas corporales por motivos de la edad; 3. La clasificación de
las técnicas corporales en relación con su rendimiento;
e introdujo 4. El problema de la transmisión de las formas técnicas.
También describió las técnicas corporales ubicadas en
una línea biográfica y etaria —generacional—, a saber:
a) técnicas del nacimiento y la obstetricia; b) técnicas
de la infancia, crianza y alimentación del niño; c) técnicas de la adolescencia: de estas dijo que “tanto para los
hombres como para las mujeres, el momento decisivo
es el de la adolescencia; es entonces cuando aprenden
definitivamente las técnicas corporales que luego conservarán en la edad adulta”2; d) técnicas del adulto: que
subdividió en técnicas del sueño, técnicas del estado
de vela y del reposo, y técnicas de la actividad y del
movimiento, como el correr, la danza, salto, trepar, descender, nadar, movimientos de fuerza, etc.; e) técnicas
del cuidado del cuerpo; f) técnicas de la consumición
—comer y beber—, y g) técnicas de la reproducción”3.
Por tanto, desde el nacimiento pasando por la crianza
y sus rituales, las prácticas alimenticias, los rituales de
Mauss, M. (1979). Sociología y Antropología. Madrid: Tecnos. p. 342.
Ibid, p. 349.
3
En Revista: Pueblos y Fronteras digital Núm. 4, Dic. 2007 – Mayo 2008. La noción de persona en México y Centroamérica
http:// www.pueblosyfronteras.unam.mx
1
2
amor y erotismo, las marcas del trabajo y sus respectivas rutinas, las transformaciones tecnológicas, las estrategias de conocimiento, las formas de dominación
y exclusión, los criterios de belleza, ética, estética, son
elementos transversales en sus estudios. En el cuerpo
es posible que se condensen bien la biología, la antropología, la geografía, la historia, la sociología, la estética, la filosofía, las dinámicas sociológicas etc. Allí todo
está sujeto a las lecturas, en él es posible y pueden
comprenderse y descifrarse, las múltiples experiencias
tanto sociales como individuales. Tal como lo plantea
Bernard (1976 p. 193) “el hombre contemporáneo proyecta en su cuerpo y busca en él no solo paraísos perdidos de su infancia, sino también los espejismos suscitados por las innumerables mutaciones de la cultura,
sin dejar de abrigar la esperanza de poder algún día
dominar su cuerpo y conocer sus ilusorios secretos”.
De ésta manera, se intentará hacer un recorrido en primer lugar por algunas de las concepciones históricas
sobre el cuerpo desde la modernidad hasta nuestros
días, planteando elementos de análisis contextuales,
los cuales han permitido dar sentido hoy a las interpretaciones y concepciones del cuerpo y generar un
horizonte conceptual para dirigir nuevas posibilidades
y enfoques teóricos para su comprensión.
Un segundo elemento de debate consiste en lo que
plantea Jordi Planella, (2006) en términos del análisis,
como nuevos usos sociales que el cuerpo va tomando, especialmente desde la modernidad has¬ta ahora.
Estos nuevos usos son muy diversos y recogen aspectos como los tatuajes, los piercings, desde los cuales
se inscriben en el cuerpo unos nuevos lenguajes como
formas de representación que el cuerpo va tomando
para expresar una forma de comunicación a través de la
cual el ser humano asume nuevas subjetividades. Desde esta óptica el antropólogo David Le Bretón (1990) se
ha dedicado en los últimos trabajos a estudiar las formas de finalización del cuerpo «inacabado» por medio
de los tatuajes, los piercings y otros tipos de prácticas
de transformación corporales. Para él, este fenómeno
tiene relación directa con la necesidad, especialmente
de los jóvenes, de recuperar formas «tribales» de ritualizar los pasos por diferentes momentos de la vida. La
desaparición «oficial» del «marcaje» social ha comportado este regreso al cuerpo como espacio de inscripción
subjetiva, reafirmación y resistencia frente a la existencia efímera.
Un tercer elemento de análisis consiste en plantear los
desafíos que para el cuerpo han significados los desarrollos tecnológicos o lo que se ha denominado el ciberespacio. En este espacio el cuerpo se convierte en un
asunto controversial en la medida en que como lo afirman algunos teóricos del ciberespacio, el cuerpo toma,
a la luz de la dimensión virtual, una nueva concepción
(Haraway, 1995; Dyaz, 1998; Dery, 1998). Desde esta mirada se trata de establecer cómo el cuerpo es afectado
en la cibercultura ya que según Dery, «en la cibercultura el cuerpo es una membrana permeable cuya integridad es violada y su santidad amenazada por rodillas
4
de aleación de titanio, brazos microeléctricos, huesos y
venas sintéticos, prótesis de senos y de pene, implantes cocleares y caderas artificiales»4. Abriendo un sin
número de posibilidades para modificar lo que en forma
natural nos ha sido dado, estas modificaciones entre lo
natural y lo cultural plantean una nueva configuración
corporal donde la técnica y el cuerpo se funden en un
todo armónico, o donde el desciframiento del código
genético nos puede liberar o esclavizar de pesadas enfermedades o de horribles transformaciones del cuerpo
para el servicio de diferentes fines.
Un cuatro asunto, tiene que ver con la relaciones escuela, cuerpo y poder. Allí se trata de analizar las diferentes formas en que la escuela establece patrones
de modelamiento de los cuerpos de los individuos
buscando establecer lo que en términos de Foucault se
denominó la biopolítica, que por medio de los biopoderes locales, se ocupará de la gestión de la salud, la
alimentación, la higiene, la natalidad, la sexualidad, etc.
En su obra, la biopolítica se centra en el estudio de las
formas de gestión de la vida que buscan enderezar y vigilar a los individuos a través de grandes problemas. De
forma paralela, Foucault hablará de la anatomopolítica
u ortopedia social, en la que se dedica a analizar las
estrategias y las prácticas por las que el poder modela cada individuo desde la escuela, buscado establecer
las relaciones que a través de estos conceptos se conforman en los jóvenes escolares. Desde esta mirada se
tratará de establecer cuáles son las relaciones de poder que se tejen en la escuela y la manera como estas
relaciones transforman los cuerpos de los individuos
escolarizados.
Algunos referentes históricos del cuerpo desde la
modernidad
El nacimiento del cuerpo moderno estuvo matizado por
lo que se denominó “las prácticas antiguas” a través de
las cuales, los alquimistas y los astrólogos daban explicaciones en la Edad Media, sobre cómo la higiene
corporal tenía una relación directa con materias preciosas y con los astros. Esto significaba que por medio
del consumo de pócimas, bebedizos de sustancias, era
posible eliminar las podredumbres físicas como por el
efecto mágico de aquellos metales y aquellos astros,
pero es Luigi Cornaro quien, a partir de una rigurosa
revisión de lo que se comía y bebía en ese entonces,
inicia un proceso de deconstrucción de todos aquellos elementos mágicos, elixires de larga vida y demás,
que generalmente eran juzgados según el precio de
los mismos, demostrando que éstos en ningún caso,
han tenido los menores efectos en la salud y por tanto, desvaneciendo la fascinación y el encanto sobre lo
que se pensaba y hacía durante esta época. Iniciando
con ello una nueva interpretación del cuerpo, independientemente de la influencia de los planetas, las fuerzas
ocultas, los amuletos, lo elixires mágicos, los objetos
M. Dery (1998), Velocidad de escape. La cibercultura en el final de siglo, Madrid, Siruela, pág. 254.
preciosos como maneras de entender las nociones de
cuerpo que empiezan, desde éste momento histórico,
a tener explicaciones físicas a través de la leyes de causas y efectos.
Pero estas creencias no desaparecen del todo, todavía
y durante mucho tiempo, en especial aquellas referidas
a lo sagrado están presentes, por tanto el cuerpo parece estar influenciado por todas las fuerzas del mundo. Pero es en el Renacimiento el momento histórico,
durante el cual emerge el conflicto cultural donde el
cuerpo se singulariza para tratar de dar explicaciones
que solo desde el mismo cuerpo se logran.
Aquí se recurre a la interpretación de obras de arte de
la época para significar cómo a través de “el juego de
las masas físicas, el color, el tamaño de las formas y
las redondeces”, el concepto de belleza se introduce
en la modernidad, dando paso a lo que se denominó
el realismo de las formas, de los cuerpos pintados, particularmente en la Toscana del siglo XV que enfatizaba
en los cuadros en movimiento. Pero además del arte
ésta nueva significación va acompañada de un “intenso trabajo del yo, las pulsiones, y los deseos. A través
del control de las buenas maneras y la sociabilidad, se
trata de limar las violencias, de vigilar los propios gestos
en el universo de lo íntimo. La forma de moverse, la
maneras, la sexualidad, los juegos y el espacio próximo se transforman”5. En este sentido existe una doble
tensión en la interpretación del cuerpo desde el Renacimiento hasta la Ilustración, que plantea en primer lugar
“reforzar las imposiciones colectivas” por tanto es de
vital importancia aquí, la movilización pública que representa la adquisición de una nueva conciencia acerca
de cómo mejorar, enriquecer y preservar la especie; en
consecuencia, el trabajo, la salud y la vida se convierten en preocupaciones que atañen a todos. La segunda
tensión se produce, cuando se hizo necesario “aumentar las libertades individuales” es decir la sensibilidad
individual, o lo que se denominó la escenificación del
yo a través, de los retratos y los inventarios post morten, como lo demuestran las estadísticas realizadas. Por
tanto, cobran vigencia dos conceptos que le confieren
al cuerpo una significación específica: “sometimiento y
liberación”.
Posteriormente, desde la Revolución Francesa hasta la
Gran Guerra, el cuerpo se trata significativamente desde la perspectiva del “sensualismo” es decir, el cuerpo
visto desde las sensaciones. Esta mirada constituye la
posibilidad que tiene todo cuerpo de experimentarse a
sí mismo, en lo que se denomina el origen de la experiencia, de la temporalidad de la vida, aquí el cuerpo se
sitúa del lado de la subjetividad y de la sensibilidad. La
crítica planteada en ese momento, tiene que ver con
la manera como los historiadores han olvidado la relación del cuerpo productivo y experimental; así frente al
cuerpo como fantasía, se reclama la necesidad de establecer posibilidades de encontrar puntos equidistantes
que permitan una visión mucho más general y mucho
más explícita del cuerpo viéndolo desde el cuerpo gozoso, el cuerpo sufriente, el cuerpo imaginado para lo5
6
grar un equilibrio frente al cuerpo disecado o cuerpo
cultivado.
Los anteriores planteamientos, que se empiezan a dar a
partir del siglo XIX y que hasta entonces han presentado el cuerpo como territorio estable en el sujeto, sufren
una transformación o un desplazamiento, cediendo
terreno y dando lugar a una nueva visión del sujeto y
su cuerpo. Aquí entonces aparece el cuerpo como resultado de una construcción, como un equilibrio entre
dentro y fuera, entre el mundo y la carne.
Emergen entonces desde las categorías del sexo, la
edad, la condición social, o la pretensión de acceder
a ella, representaciones sociales a partir de las cuales
las reglas, el trabajo cotidiano, los rituales de interacción, las libertades desde las fronteras del estilo común, las actitudes, las formas de vestir, de maquillarse,
de caminar, en fin de fabricar el cuerpo, marcan unas
diferencias sutiles entre el cuerpo propio y el cuerpo
objeto, “de esta manera el individuo se siente impactado, observado, deseado, rechazado en y por su propio
cuerpo”6.
A partir de estos referentes, se plantea de manera explícita, la posibilidad de entender una historia del cuerpo
expresada en la unión sexual, las caricias, la interpretación de las zonas erógenas y la construcción de la imagen del cuerpo, como resultado de una construcción
sistemática a partir de una conciencia de la gestión social del cuerpo en los individuos. Esto suscita un nuevo
reto teórico que implica, hacer una interpretación del
cuerpo a partir del análisis de lo sucedido en el siglo XIX
con el imperio de la medicina anatómico clínica y la frenología, el descubrimiento de la anestesia, el nacimiento de la sexología, el desarrollo de la gimnasia y el deporte, la aparición de nuevas formas de reproducción,
impuestas por la revolución industrial, la construcción
de una taxonomía social del cuerpo, la ruptura radical
de la representación del yo.
En este breve recorrido histórico sobre el cuerpo, se
plantea el interrogante de ¿cómo el cuerpo ha llegado
a convertirse en objeto de investigación histórica? En
un momento histórico dominado por el cartesianismo,
donde el cuerpo es visto o se le ha conferido un papel
secundario por lo menos hasta el siglo XIX. El direccionamiento teórico en el siglo XIX ha dado un giro sobre
las concepciones del cuerpo en el siglo XIX, ya que las
conceptualizaciones no son ahora las relaciones cuerpo y espíritu, éstas antes se relacionan con un cuerpo
animado en términos de una reactualización de la carne
y la profundización en ello.
El siglo XX reinventa el cuerpo, en primer lugar, a partir de la observación de la exhibición de los cuerpos
desde el psicoanálisis de Freud, quien observa cómo
la histeria y el inconsciente hablan a través del cuerpo,
elementos recurrentes y fundamentales en la interpretación y análisis sobre los discursos del cuerpo en el
siglo XX, ya que estos postulados teóricos contribuyen
a construir la imagen del cuerpo en la formación del
sujeto.
Como un segundo paradigma interpretativo aparece
Alain Courbin. J.J. (2006). Historia del cuerpo (I) del Renacimiento a la Ilustración. Madrid: Taurus
Alain Coubin. J.J. (2005). Historia del cuerpo (II). De la Revolución Francesa a la gran guerra. Madrid: Taurus
Edmundo Husserl quien, desde la concepción del
“cuerpo fuente originaria” de todo significado influye en
el paso de la fenomenología al existencialismo lo que
le permitió a Maurice Merleau Ponty, elaborar desde la
fenomenología la concepción del cuerpo como “encarnación de la conciencia”, su despliegue en el tiempo y
el espacio como “pivot del mundo”7.
Un tercer elemento del giro epistemológico sobre los
discursos del cuerpo en el siglo XX se sucede en el campo de la antropología, a partir de las observaciones que
hace Marcel Mauss, quien durante la primera guerra
mundial observa cómo la infantería británica marchaba
de manera diferente que la francesa, de esta manera
plantea la noción de “técnicas corporales” explicando
cómo los hombres en cada sociedad de manera tradicional saben utilizar su cuerpo.
Finalmente otro gran giro interpretativo lo constituye la
lingüística estructuralista que desde la segunda guerra
mundial a la década de los 60 “entierra el tema del cuerpo con el del sujeto y sus ilusiones” y sólo hasta finales
de los sesenta se empieza a cambiar ésta concepción,
momento en el que el cuerpo recobra su papel protagónico a partir de los grandes movimientos sociales de
la época.
Posteriormente en la década de los setenta, los movimientos sociales son los que provocan las grandes
transformaciones, ya que la lucha por la liberación femenina, en principio liderada por intelectuales, la lucha
contra el aborto, precedida por la lucha de los homosexuales marcaron los discursos a través de los cuales
el cuerpo se opone a los poderes hegemónicos, para
contrarrestar el lenguaje que se utilizaba para silenciar
los cuerpos. Es decir, las minorías de raza, clase o género solo contaban con su cuerpo para hacerle frente a
estas represiones sobre los cuerpos. Por lo tanto esto
constituyó la carga que recibió el cuerpo en su lucha
por la reivindicación de sus derechos y la liberación
como dispositivo para levantar la censura sobre el cuerpo en estos momentos de la historia.
Desde entonces, estas transformaciones colocaron
como epicentro de los debates culturales de esta época las reflexiones sobre el cuerpo, las cuales pasaron al
plano teórico, como sucedió con grandes pensadores
como Nietzsche quien planteaba la reflexión sobre el
cuerpo y el sujeto en el antiedipo marcando momentos
cruciales en el avance teórico sobre la concepción del
cuerpo. De la misma manera, Michel Foucault, independientemente de plantear las relaciones de poder que
se ejercen sobre la carne, su postura fundamental consistió, desde aproximaciones arqueologicas en poner
en evidencia el cuerpo como objeto en la historia de
las mentalidades para matizarlo, de igual modo Norbert
Elias, a partir de los gestos, las maneras, y las sensibilidades redescubre la importancia del proceso de civilización como elemento fundamental en la construcción
de teoría sobre el cuerpo.
Desde esta perspectiva, estos planteamientos ponen
en evidencia las grandes transformaciones y los cambios que radicalmente marcaron una época en la cual
el cuerpo se convierte en objeto cultural, por tanto los
planteamientos están relacionados hoy con “delimitar
el cuerpo” cuerpo orgánico, de carne y de sangre, cuerpo agente o instrumento de prácticas sociales, cuerpo
subjetivo “yo piel”, de igual manera elementos teóricos
como las exposiciones del cuerpo monstruo, el cuerpo
del soldado y el criminal.
En fin, se exponen en la actualidad una serie de debates
sobre los matices y los discursos con los cuales se dan
diferentes explicaciones sobre las formas que adquiere
el cuerpo en la época. Pero significativamente lo más
importante en estos momentos y lo más relevante es
lo George Vigarelo, Alain Courbin, Jean Jaques Courtine, en el texto, “Historia del cuerpo”, plantean como
“las mutaciones de la mirada”8, muchas de las cuales
no tienen precedentes en la historia del cuerpo, como
el caso de la intervención del cuerpo por parte de las
tecnologías médicas, el cuerpo íntimo y sexuado sometido a la sobreexposición obsesiva, las imágenes de la
brutalidad humana ofrecidas a cargo de los campos de
concentración durante la guerra.
Estos elementos no habían tenido precedentes en
nuestra cultura visual; estos espectáculos jamás se habían acercado a las transformaciones que la pintura,
la fotografía y el cine contemporáneo aportarán a la
imagen.
En síntesis, se plantea de manera significativa “la constitución de los conocimientos médicos y genéticos
sobre el organismo, las tensiones entre los deseos del
cuerpo sexuado frente a las normas y los controles sociales, las transformaciones de las percepciones del
cuerpo anormal, y las necesidades ligadas a la identificación de los individuos peligrosos, la suma incalculable de los sufrimientos infligidos por la tragedia
sangrienta de las violencias del siglo, y finalmente, los
placeres que se ofrecen a la mirada desde las imágenes,
las pantallas, los escenarios, las tribunas desde las que
se contemplan las metamorfosis actuales del cuerpo”9
(Alain Corbin, 2006). Todo esto ha permitido el enorme
y complejo constructo teórico a través del cual se tejen
las transformaciones a lo largo de la historia más reciente: las relaciones del sujeto contemporáneo con su
cuerpo. Los contrastes y las dicotomías entre lo sano y
lo enfermo, lo normal y anormal en el cuerpo, las relaciones entre la vida y la muerte, en una sociedad medicalizada, las disciplinas heredadas del pasado, la nueva legitimidad del placer, las nuevas normas y poderes
tanto biológicos como políticos, la salud convertida en
derecho, la ansiedad convertida en riesgo, la búsqueda
del bienestar individual, la violencia de masas, el contacto con las pieles en la vida íntima, la saturación de
los espacios públicos por la frialdad de los simulacros
sexuales, constituyen fuentes inagotables para el ejercicio teórico en procura de una fundamentación conceptual y teórica sobre el cuerpo.
Las grandes preocupaciones de esta época están planteadas en la pregunta ¿a qué cuerpo se hace referencia
hoy día? En momentos en los cuales proliferan los elementos visuales con su concepción de cuerpo (ciber-
Alain Courbin. J. J. (2005). Historia del cuerpo (III). El siglo XX. Madrid: Taurus
Op. Cit
9
Op.Cit
7
8
sexo), la explotación visual de lo vivo (pornografía), se
intercambia la sangre y los órganos (tráfico de órganos
y sustancias biológicas humanas), se programa la vida
y la genética se acerca a la réplica de la individualidad
(ingeniería genética), en momentos en que se borran
las fronteras entre lo mecánico y lo orgánico (cuerpos
protésicos), en que proliferan los cambios corporales
extremos a través de la cirugía (cirugía estética).
En fin, lo que alcanzamos a percibir y lo que todavía no
hemos pensado; es decir, es necesario poner a prueba
los límites de lo humano, para confirmar que el ser humano anda en una incansable búsqueda de las incertidumbres y en ella está convirtiendo su cuerpo en un
objeto susceptible de cualquier cosa, lo cual al parecer
para responder la pregunta anterior será que ¿la historia
del cuerpo acaba de comenzar?.
A partir de estos referentes, el trabajo que se viene desarrollando implica un proceso de revisión conceptual
de la manera como se ha ido configurando el cuerpo
desde lo social y desde lo cultural, ya que como lo
manifiesta Lola Salinas, “existen dos realidades fundamentales y básicas que caracterizan cualquier experiencia individual de la vida social, una es simbólica —el
lenguaje—, la otra física —el cuerpo”, partiendo de la
reflexión a través de la cual se le da importancia a los
usos juveniles del cuerpo en los procesos de configuración y reconfiguración de sus identidades. O como
lo plantea B. Turner “Tenemos cuerpos, pero a la vez
somos cuerpos; nuestra corporeidad es una condición
necesaria de nuestra identidad”10. Desde esta perspectiva, el trabajo que se plantea tiene como propósito
elaborar algunos referentes conceptuales por medio
de los cuales se hacen análisis de la manera como los
jóvenes asumen e interpretan su cuerpo, se tatúan, lo
modifican accediendo a las cirugías estéticas y utilizan
la tecnología como herramientas que contribuyen a la
configuración de procesos identitarios, pues como B.
Turner “muestra que el hombre construye socialmente
su cuerpo, con esto se marca el primer límite familiar de
la sociología del cuerpo; el hombre no es el producto
de su cuerpo, él mismo produce las cualidades de su
cuerpo en interacción con los otros y en su inmersión
en el campo simbólico. La corporeidad se construye
socialmente”11.
El cuerpo y los jóvenes
En realidad es muy poco lo que sabemos hoy día acerca
del cuerpo de los jóvenes desde la perspectiva del ámbito de relaciones sociales, espacio político-ciudadano,
e institución social. Las complejas relaciones sociales,
como el caso de las tecnologías de disciplinamiento,
las cuales plantean hoy un sin número de posibilidades
en las que el cuerpo joven permea lo público y lo privado que, para el caso de la ciudad, parece afectado por
muy variados desafíos de configuración. La posibilidad
de hacerse a un cuerpo adecuado desde al ámbito de
la ciudad, entraña para los jóvenes una necesidad tanto antropológica como económica vivida; es decir, por
10
11
ejemplo el apego a la moda, las formas de consumo, el
hedonismo, el conformismo social, pero éstas no son
categorías suficientes para interpretar lo que se juega
en y con los cuerpos de los jóvenes urbanos.
Para mostrar un panorama y poder establecer con alguna claridad las conexiones existentes entre disciplinamiento ciudadano y corporalidad debemos acudir a
González Stephanía (1996); ella nos ofrece la posibilidad de un acercamiento desde el punto de vista Foucaltiano a la manera como se ha diseñado y constituido el
cuerpo ciudadano en América latina a lo largo del siglo
XIX. Según los estudios realizados por González a partir
de diferentes instrumentos (constituciones, manuales,
retóricas de urbanidad), éstos ubican al cuerpo en una
trama de relaciones de domesticación, control y vigilancia en la configuración del cuerpo civilizado. Por tanto,
en esta tradición histórica del control ilustrado del cuerpo se destacan tecnologías de disciplinamiento social
tales como 1) las tecnologías y rutinas de vigilancia y
seguimiento (en los talleres, escuelas correccionales,
hospicios, manicomios, cárceles); 2) los espacios y técnicas de inmovilización, regulación del “nomadismo del
cuerpo”; 3) las mecánicas de separación, segregación,
clasificación de los sujetos (en los mapas, censos, registros, discriminaciones clasificatorias); 4) las tecnologías
y manuales de higiene del cuerpo; 5) las estrategias de
corrección de las formas de hablar públicamente (en los
diccionarios y gramáticas); 6) el control de las pasiones
y expresividad emocional (en los manuales de urbanidad); y 7) el castigo físico/psíquico y la promoción de la
obediencia (en los talleres, familias, ejércitos e iglesias).
Aunque hoy se tenga mayor claridad que a pesar que la
acción ejercida por estas tecnologías modernas de vigilancia sobre el cuerpo no han desaparecido, éstas han
tenido más bien una transformación y un relajamiento
como es el caso de los ambientes familiares y escolares.
En estos dos escenarios sociales los cuerpos de los jóvenes son mucho más visibles como objetos eróticos y
existe una mayor libertad desde el punto de vista de las
conductas sexuales: las maneras de disciplinamiento
por medio de estrategias de control y vigilancia parecen
ceder ante los procedimientos de control-estimulación
(Foucault, 1975b). La acuciosa, persistente, meticulosa
vigilancia constante sobre el cuerpo en el siglo XVIII y
comienzos del siglo XIX, generó una especie de conciencia sobre el cuerpo, es decir una forma de intensificación de los deseos de cada unos en, por y sobre su
propio cuerpo.
En la construcción interior de la subjetividad del individuo que por mucho tiempo estuvo vigilado, controlado y castrado se desarrolla una especie de erotismo
silenciado y poderoso que habría de generar las formas
sublimes expresadas en el amor romántico y trágico de
la literatura, pero también los discursos positivos de la
castidad y la virginidad (en las mujeres) y la caballerosidad (en los hombres); pero también contrario a esto y
como una complementariedad, se presentaron las formas clandestinas de la sexualidad, los problemas de la
prostitución y su tolerancia social, las diferentes mane-
B. Turner (1989). El cuerpo y la sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, p. 30.
Bretón. D. L. (2002). La sociología del cuerpo. Buenos Aires: Nueva Visión. p. 7.
ras de la fiesta, el carnaval, la ebriedad y la vida noctámbula, como dispositivos o válvulas de escape para
liberar el cuerpo que durante mucho tiempo había estado sometido y controlado de una manera sistemática
en la sociedad y en la sociabilidad familiar y pública.
La síntesis más completa del cuerpo vigilado y de las
formas que fue tomando en los diferentes escenarios
tanto de la vida pública como en la vida privada, en
la familia, en el trabajo y en el ocio, la encontramos a
finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX bajo lo que
se denominó el modelo industrial fordista. Expresado
en términos de Gramsci el cual nos hace ver cómo en
los manuales de la Ford, se hace explícito el control y la
re-educación de los obreros de las fábricas en la mayor
cantidad de escenarios posibles (incluso por fuera de la
fábrica), por medio de la vigilancia de las costumbres y
hábitos de consumo, la prohibición del consumo de licores, la regulación de la vida sexual, con el fin de evitar
posibles fugas de energía orgánica y muscular, por fuera
de la escena del trabajo.
Las formas panópticas clásicas de vigilancia que durante mucho tiempo se convirtieron en dispositivos
del control sobre los cuerpos de los individuos, fueron
contrarrestadas por el surgimiento de los movimientos sexuales en los años 60 y 70, de la misma manera
los movimientos feministas y de liberación sexual, así
como el de los hippies, el movimiento homosexual para
expresar las libertades y diversidades sexuales, tienden
a disolverse, normalizarse, o integrarse en el siglo XX
en lo que fue un triple movimiento emergente. En primer lugar lo que W. Benjamin planteó de manera crítica
como la promoción, exhibición pública de los cuerpos,
a través de las pantallas mediáticas, los gimnasios, las
playas, las ventanas de los apartamentos. La exaltación
urbana del vidrio como elemento de transparencia desde las diferentes vitrinas de los escenarios públicos, con
ello Bejamin señala la transformación de la viejas formas de vigilancia panóptica por estrategias de vigilancia
mucho más sofisticadas en las que cada individuo debe
aprender qué exhibe y qué oculta teniendo como parámetros de referencia, criterios como la censura y el pudor. En segundo lugar, lo que podría llamarse el control
mercantil y técnico del deseo en términos de lo que Roland Jaccard denominó en “El exilio interior”: “el hombre de la modernidad es un hombre “supercontrolado
desde el exterior, autocontrolado desde el interior, el
hombre de la modernidad, descorporalizado, desexualizado, hipernormatizado será, sea ésta la que sea, cada
vez más la imagen misma del hombre administrado,
pacífico habitante de las sociedades de la abundancia
totalitaria”12 . En este sentido el control es ejercido desde la manipulación de lo íntimo, de su subjetividad, del
erotismo secreto, de lo soñado, el individuo encerrado
en su cuarto, a oscuras, errante y ensimismado entre
sábanas; y el desarrollo de un repertorio creciente de
tecnologías de estimulación y esparcimiento que para
el caso de los jóvenes interesan los siguientes: (dispositivos y artefactos de desplazamiento y vértigo, drogas
de estimulación, terapias de entretenimiento mediático,
12
terapias, lugares y rituales de encuentro social, técnicas
de diseño de superficies corporales (recubrimiento y segundas pieles), enmascaramiento y odorizacion de las
superficies corporales, tratamiento y modelo de superficies corporales, técnicas de intervención invasiva del
cuerpo. En tercer lugar, la tecnificación del panoptismo
a través de las cámaras de vigilancia en lugares públicos. Instrumentos electrónicos portátiles para revisión
del consumo de drogas y alcohol en los trabajadores
de las empresas, la consolidación de diferentes bancos
de datos con información sistematizada de los clientes, usuarios, ciudadanos. Estas modernas formas de
vigilancia, monitoreo continuo y control, traen consigo
una nueva dinámica de formación profesional y de técnicos expertos y entrenados en las diferentes formas de
control social sobre los cuerpos de los individuos tanto
en lo privado como en los público.
Estos modernos dispositivos de control del cuerpo y la
subjetividad de los individuos, propicia el surgimiento
de una nueva forma de corporalidad que se puede expresar en los siguientes apartes 1) a las viejas formas
de control panóptico le es inherente un cuerpo casto,
castrado, culposo, como erotismo secreto. 2) a los nuevos dispositivos de vigilancia le es inherente, el cuerpo
obsesionado con la salud, y las formas de inmunización para evitar el contagio de enfermedades de unas y
otras, desde lo cultural los fundamentalismos étnicos y
religiosos, desde lo social contra el pobre, el emigrante,
el delincuente, contra el enfermo; el surgimiento de una
especie de paranoia expresada en las inseguridades, en
el miedo, la soledad, la locura, en fin una crisis existencial, la cual puede tratarse a través de somníferos,
estimulantes, terapias de grupo, drogas, nuevas formas
religiosas, industria del entretenimiento, que permiten
dar tranquilidad a esos males interiores que están generando la crisis de la subjetividad de los individuos. 3)
no basta tener un cuerpo, es necesario tenerlo sano,
pero además de esto es importante el cuerpo bello y
capaz y además intensamente emocionado, hedonista
como el caso de los fisicoculturistas o el caso de los
amantes que se filman teniendo relaciones sexuales, el
bronceado como otra expresión hedonista de ideal de
belleza corporal. La expresividad intensa que se manifiesta por los jóvenes en los comerciales de televisión,
en los conciertos musicales, en los encuentros deportivos, en las discotecas en donde se vibra y se experimentan sensaciones no controladas. 4) finalmente la
permanente autovigilancia que mantienen los jóvenes
en cercanías o lejanías de los referentes corporales que
se establecen para que estos puedan o no incorporarse
a lo que socialmente sirve como referente de inserción
o aislamientos de joven.
Por tanto y a manera de síntesis, la construcción de la
noción de cuerpo de los jóvenes y con ello sus subjetividades es un elemento que está atravesado por un
sin número de adhesiones o resistencias a las diferentes formas de disciplinamiento y control del cuerpo en
la sociedad. En este sentido entonces estas nociones
cruzan los proyectos personales o experiencias de vida
Jaccard, R. (1999). El exilio interior. Barcelona: Editorial azul.
con las ofertas del mercado, las sensibilidades y patrones estéticos con los estilos de vida, los localismos con
territorialidades y globalidades, la memoria cultural con
los imaginarios mediáticos, la religiosidad con los fetichismos tecnológicos, las ciudadanías con los hedonismos, culturas sexuales, y concepciones particulares e
ideales de belleza de salud y muerte.
Por estas razones el cuerpo, es territorio de dominación por un lado y promesa de liberación por el otro,
trabajado a su vez por tres principios de la educación
social que son: el disciplinamiento social, la estimulación social, y la autovilgilancia. Por lo tanto el cuerpo
de los jóvenes ya no es dominio de instituciones como
la escuela, la familia, la iglesia, el estado, sino al contrario las empresas configuran los escenarios, rituales
y escenarios de mercado, con los cuales se disputan
los cuerpos de los jóvenes apelando a diferentes estrategias y si el cuerpo sigue siendo objeto central en los
procesos de disciplinamiento y educación social, estudiar el cuerpo desde lo social y cultural se convierte en
una excelente oportunidad para la compresión de las
culturas juveniles.
Las prácticas corporales de
intervención en los jóvenes
El cuerpo hoy y ayer ha sido el escenario de luchas,
punto u objeto de disputas, campo de distinciones sociales y el mejor escenario para la intervención tecnológica. Pero tal vez en la actualidad sea tan propicio el
debate sobre la cantidad y densidad de prácticas de intervención sobre el cuerpo. Nunca como hoy había sido
tan evidente, ni nos ha quedado tan claro hasta dónde
todavía nuestro cuerpo mantiene algo de naturaleza,
cuánto hay de historia, cuanto de cultura, cuanto de
técnica, en fin qué es lo natural y qué es lo modificado.
En el prefacio a El cuerpo: fotografías de la configuración humana, de William A. Ewing (1996), el autor nos
plantea de manera muy clara cómo el cuerpo ha venido
siendo intervenido desde diferentes prácticas con mayor intensidad que nunca. Ya desde tiempos antiguos
estas prácticas tienen evidencias como en el caso de
la imagen de Marguerite Yourcenar en la Opus nigrum
cuando Zenón, médico próximo a Vesalio, se inclina con
su compañero, también médico, sobre el cadáver de un
joven, el hijo del anterior: “En la habitación impregnada
de vinagre donde disecamos a este muerto, que ya no
era más el hijo ni el amigo, sino solamente un bonito
ejemplar de la máquina humana” . Las revoluciones
tecnológicas y científicas, las industrias culturales, las
industrias de bienes de consumos y servicios, el trabajo y el diseño ergonómico, las terapias y los proyectos
educativos, las culturas médicas y sus rutinas, las industrias del deporte al igual que los medios masivos de
comunicación, están ejerciendo permananentemente
diferentes formas de intervención para convertirlo en el
escenario privilegiado y principal de sus prácticas.
Las diferentes formas sofisticadas de control y discipli-
namiento sobre el cuerpo, y las múltiples luchas que se
libran sobre él, han generado una dinámica que implica
cada vez formas más intensivas de autovigilancia y control. Desde las industrias del deporte y todo su poderío
científico, pasando por las industrias alimentarias, las
de la música, las de la moda, la cosmética, la estética junto a la medicina, hasta los dispositivos de uso
doméstico, están en permanente tratamiento, pensamiento, moldeamiento del cuerpo. Sin embargo sigue
persistiendo como en épocas anteriores la concepción
biologista y dualista es decir el cuerpo maquina, que
desde el dualismo cartesiano ha interpretado al hombre
y con ello su cuerpo como una máquina y como una
consecuencia; uno de sus desarrollos más importantes desde los cuales se ha legitimado esta concepción
es desde las prácticas y saberes médicos, por tanto la
forma de comprenderlo y leerlo sigue siendo bajo ésta
óptica. Pero no hay nada más difuso, complejo y poco
evidente que el cuerpo en tanto hecho social. Espacio
de representación, lugar de la identidad personal (“la
apariencia depende más que nunca del propio cuerpo y, por lo tanto, hay que estimularlo y mantenerlo”
(Valiente, 1996)), por tanto, es a través del cuerpo que
podemos entender mejor la condición del joven urbano
como ciudadano.
Nuestras formas de compresión y nuestro saber sobre
el cuerpo hoy, son rebasados por las formas como los
jóvenes de una manera más sofisticada y obsesiva alimentan, desarrollan y poseen su cuerpo. Las formas
de percibir, de sentir, de conocer, de los jóvenes no se
pueden comprender desde las transformaciones de la
cultura si no se interpretan en relación con las formas
de juntarse y los usos sociales que le asignan a su cuerpo. Estos proyectos corporales de manera individual de
los jóvenes indican la manera particular de apropiarse
e instalarse en la ciudad. El cuerpo para ellos se convierte en una forma de mediación social, pero también
en lugar de encuentro; con el cuerpo los jóvenes urbanos trazan diferencias, trazan distancias, se articulan a
pactos y trivialidades; con el cuerpo se lee la ciudad. Y
por lo tanto es a través del cuerpo que tanto mujeres
como hombres jóvenes construyen estrategias de visibilización social, es decir la manera de ser ellos y por lo
tanto se convierte en sentido estricto, en formulas para
la integración ciudadana.
Lo que se juega en el cuerpo
de los jóvenes
Una de las principales características del cuerpo de los
jóvenes actuales según las investigadoras González,
Julia y Rocío del Socorro Gómez (1999) es la plasticidad; es esta propiedad la que le permite adaptarlo a
las diferentes situaciones bien sea emplearlo como una
mediación, vínculo, vía de inserción en los diferentes
roles sociales. Aparecer con el cuerpo en los (ritos de
seducción de los jóvenes), ejercer presión con el cuerpo
(en los bailes y los combates-juegos corporales), hacer
del cuerpo una prolongación del sintetismo mecánico y
psíquico en diferentes escenarios (en el bus, en la motocicleta, el mono patín, la bicicleta, en la montaña rusa,
en el uso de drogas, en las pantallas de los videojuegos,
o ante el videoclip), son estas las diferentes maneras de
sacarle provecho al cuerpo que a partir del desdoblamiento produce excitaciones (narcisistas y hedonistas),
incorporar diferentes juegos al cuerpo (drogas, modas
máquinas, prótesis técnicas, maquillajes, tatuajes, piercing, alimentos, textos e imágenes mediáticas, música),
incorporarlo en determinados juegos sociales (juegos
de amor y seducción, terapias de contacto, roce, esfuerzo, baile, deportes, combates, ritos de encuentro),
implica tener presente en el imaginario un proyecto de
cuerpo y con ello sus repertorios y diseños, aquellos alimentos y que le son permitidos o prohibidos, la discriminación de los diferentes lugares en donde se la pasa
bien o mal, el examen de la imagen que proyecta el propio cuerpo, el entrenamiento y provisión de los propios
gestos, tics, guiños. En fin hacerse a un cuerpo implica
un examen, estudios y toma de decisiones.
En este sentido plantean las autoras, la posibilidad de
hacer un diseño corporal por parte de un joven implica
tener en cuenta las múltiples maneras de intervención
y manipulación tanto técnica como cultural del cuerpo
con diferentes propósitos tanto expresivos como simbólicos en las cuales este individuo participa con algún
nivel de conciencia y voluntad. Por tanto, el diseño corporal está relacionado con una serie de procedimientos
técnicos, un proyecto estético expresivo y una decisión
a partir del conocimiento que maneja de la bsituación.
Según las investigadoras, “los procedimientos de intervención se concentran especialmente en las superficies
del cuerpo o deben derivar efectos superficiales. El diseño materializa el proyecto corporal que, a su vez, se
ha engendrado en el rozamiento y la fricción social”. En
este sentido, manifiestan las investigadoras que en el
diseño corporal el “cuerpo visible” de los jóvenes urbanos expresa “las fricciones, roces, conflictos, disputas,
estrategemas, trucos reinvenciones, revivals, quiebres y
rupturas” del “cuerpo no visible”, del proyecto corporal,
de la interioridad, y de la subjetividad en crisis” . Por
tanto desde esta perspectiva se plantean cuatro tipos
característicos de “cuerpo visible” en tanto intervención y construcción social:
1. El cuerpo sobre-estimulado: en este el cuerpo del
joven vive permanentemente expuesto en ambientes y
ritmos cambiantes y crecientes, los cuales duran cada
vez menos, por tanto las excitaciones se tornan pasajeras así, los jóvenes se enfrentan a dos paradojas, por un
lado se está expuesto a la sobre excitación proveniente
de los diferentes modelos tanto económicos, industriales y culturales, pero por otro lado estas excitaciones
son poco duraderas, es decir, el cuerpo suele adaptarse rápidamente por lo que estas terminan resultando
irrelevantes para ese cuerpo sobre-estimulado. En este
sentido entonces el cuerpo del joven termina siendo
un cuerpo embotado por los contextos y mercados industriales de variación infinita y breve. En este sentido
la sobre-estimulación depende de la multiplicidad de
señales y registros.
2. El cuerpo plástico: este cuerpo está en capacidad
de adoptar las diferentes formas de acuerdo con las
situaciones que se presenten, por tanto el joven de
hoy debe tener la capacidad que implica, además de
estar sobre-estimulado, tener la posibilidad de leer los
diferentes registros que se muestran simultanea y permanentemente para realizar registros y de esta manera
codificarlos para lograr una adaptación a ellos, en este
sentido el cuerpo plástico debe adaptarse a las condiciones de una sociedad inestable y diversificada por
las renovaciones industriales. En tal sentido lo plástico es la forma en que este cuerpo sobre-estimulado se
adapta a las circunstancias para continuar operando y
funcionando.
3. El cuerpo inestable y sobre-intervenido: un cuerpo
intervenido y manipulado permanentemente por una
serie de factores de diferente orden (estético, artístico,
cosmético, técnico, industrial, comercial, etc.) “en todos los ámbitos de la vida social, el cuerpo ha resultado
el objeto y el centro de muchas preocupaciones tecnológicas e ideológicas. En la producción, en el consumo,
en el ocio, en los espectáculos, en la publicidad, etc. El
cuerpo se ha convertido en un objeto de tratamiento,
de manipulación, de mise-en-scene, de mercado. Es
sobre el cuerpo donde converge toda una retahíla de
intereses sociales y políticos en la actual “civilización
tecnológica” . En este sentido como lo plantea Paula Sibila para comprender los tipos de cuerpos y las subjetividades que hoy se están configurando y las intrincadas
relaciones entre ellos, ha de ser necesario sumergirse
en las bases filosóficas de la tecnociencia contemporánea. Para tales efectos Sibila, plantea que las tres metáforas desde las cuales se pueden hacer análisis de la
ciencia tienen que ver en primer lugar con el mito de
Prometeo encadenado, y luego con el Fausto.
En el primer caso plantea Sibila (2006) cómo el fuego
se ha considerado como uno de los grandes logros de
la humanidad. Toda la producción industrial basó sus
logros en este elemento fundamental; la era industrial
se basó en el fuego y en sus respectivos combustibles.
Estos fueron los emblemas de la sociedad industrializadas pero al parecer esta metáfora con sus respectivos
aportes estaría llegando a su fin de tal manera que estos elementos de la sociedad industrializada le ceden el
espacio al mito fáustico, es decir hay en estos momentos otras fuentes de energía en donde las nuevas formas son de especialidad electrónica y digital, las cuales
están prometiendo el moldeamiento de la materia viva
de una manera todavía insospechada. De tal manera
que la meta hoy día no es la de “mejorar las miserables
condiciones de vida de los seres humanos”, plantea
Sibila, sino una infatigable carrera hacia el dominio y
apropiación total de la naturaleza tanto interna como
externa del cuerpo humano, por lo que se desplaza el
proyecto científico prometeico y cede su lugar la ambicioso proyecto fáustico.
En el segundo caso, el proyecto fáustico, intenta explorar incluso una nueva concepción de la muerte, ya que
esta se entendía como la manera en la cual ciertos órganos como los pulmones o el corazón dejan de funcionar
como órganos vitales, pero esta ya se revalora pues con
los respiradores artificiales o los reanimadores cardiacos y demás artefactos que pueden prolongar la vida,
se hace necesaria una nueva conceptualización, de
manera que el proyecto fáustico no solamente permite
reemplazar partes del cuerpo a través de prótesis, o del
desciframiento del código genético, sino también influye de manera significativa en la relación y significación
de lo que en el futuro podamos entender como vida y
muerte y con ello la nueva concepción del cuerpo y la
subjetividad de los seres humanos. Tal como lo planteo
el polémico Francis Fukuyama, en el 2002 “la amenaza
más significativa planteada por la biotecnología es la
posibilidad de que altere la naturaleza humana de tal
modo que nos conduzca a un periodo posthumano de
la historia” . Esta visión de algún modo futura, optimista o pesimista de los desarrollos tecno-científicos, nos
plantea la necesidad de un revaloramiento del cuerpo
y con ellos de un nuevo orden social, ya que el futuro
desde esta perspectiva constituye un espacio u oportunidad para la trascendencia de los límites de lo biológico. La inestabilidad es el modo como se realiza esa
adaptación mediante la sobre-intervención del cuerpo.
Otro elemento de aproximación al cuerpo sobre-intervenido, tiene que ver con los desarrollos tecnológicos
y de la información al igual que la inteligencia artificial,
las cuales pretenden que algunas máquinas funcionen
de la misma manera que el cuerpo humano, es decir
sean asociadas con la mente o máquinas pensantes o
mentes virtuales desarraigando de esta manera el ser
corpóreo. Según Ray Kurzweil uno de los expertos más
reconocidos de la inteligencia artificial se ha señalado
que para el 2040 la cuarta generación de robots tendrá
capacidades humanas, y para el 2099 el pensamiento
humano y la inteligencia artificial, se habrán fusionado, esto es, no habrá distinción entre los hombres y las
computadoras . Desde esta visión el cuerpo se convierte simplemente en un elemento que podemos aprender
a manipular, esto es quitar y poner partes, arreglar, descomponer, modificar de acuerdo con las necesidades
o las circunstancias. En este caso el séptimo arte nos
presenta ejemplos que aunque parecen de la ciencia
ficción, como el caso de cyborg protagonizada por Arnold Schuaceneger en el cual la máquina se funde con
la carne en una perfecta simbiosis, o de igual manera la
película Inteligencia artificial, o por otro lado la película
The Matrix en la cual se plantea perfectamente la visión
posthumanista es decir, “la naturaleza desencarnada de
la acción humana” y “la información digital es incorpórea”. En fin, se podrían citar muchos más ejemplos pero
solamente se trata de plantear que no estamos lejos de
estas realidades o tal vez la ficción y la realidad ya son
una sola, de tal suerte que extender o reemplazar nuestro cuerpo con una prótesis se convierte en la continuación de un proceso que hace mucho tiempo se inició.
Escuela, cuerpo y poder
Con el nacimiento de la escuela moderna a finales del
siglo XVII, en un intento por elaborar una experimentación que permitiera a las escuelas de caridad, que
desde entonces existieron, plantear una doble problematización en esos momentos históricos, consistía en
la necesidad de mantener durante un tiempo determinado la mayor cantidad de niños en un solo espacio,
particularmente los hijos de los trabajadores, y de ésta
manera enseñarles los elementos básicos del conocimiento humano al igual que hábitos de trabajo, de
consumo, ahorro y virtud, que se necesitaban entonces
para enfrentar una vida civilizada o mejor el surgimiento
de una nueva sociedad industrializada y capitalista.
A partir de este referente, se buscaba resolver en primer lugar el problema de la organización, es decir de
la manera cómo se debían mantener a los niños por
fuera del ámbito del hogar, de la casa o de la familia, en
un lugar de encierro, esto permitiría tener un control
sobre ellos. Es claro que las preocupaciones en esos
momentos fueron principalmente el espacio y el tiempo
que se requerían para mantener dicho control, es decir
desde ese momento se introducen, tal vez sin mayor
reflexión, aun, categorías de la sociedad industrializada
y capitalista que pretendían establecer con eficacia y
economía el control sobre una gran masa de infantes,
de tal manera que se pudieran mantener vigilados y
ocupados con el mínimo de trabajo y en lo posible con
un solo maestro.
Lo que aparentemente en principio trató de dar una organización a la naciente institución y con ello a un problema elemental y técnico, diseñar formas de gobierno,
establecer reglamentaciones, establecer contenidos,
regular tiempos y demás, genera una de las formas
de aplicación que fue lo que magistralmente Michel
Foucault denominó las tecnologías disciplinarias que
inicialmente fueron inventadas para el cuartel, la prisión y la fábrica , y que posteriormente inauguraron en
la escuela las formas de disciplinamiento tradicionales
de vigilancia, control y castigo o tecnologías disciplinarias. Esta mirada permite articular la reflexión en la
forma como se puede establece la relación que hay entre las formas de organización escolar y las tecnologías
de disciplinamiento. Las segundas fueron inicialmente
perfeccionadas en instituciones para gestionar masas
de población con diferentes fines pero alejadas de la
escuela, y posteriormente, se trasladaron a ella para establecer lo que en palabras de Foucault fue la invención
moderna de las instituciones de normalización, es decir
aquellas encargadas de adiestrar los cuerpos y establecer lo que sería lo “normal”. En este sentido entonces,
lo normal es aquello que se parece a objetos en término medio de la misma clase, pero cuando estos son en
gran cantidad entonces lo normal se vuelve normativo, o sea se regulariza a través de la norma por tanto
nos impulsa a ser iguales a los otros. “La norma es una
medida, una manera de producir la media común. Es
aquello que a la vez hace comparable e individualiza”.
Así como la escuela asume las tecnologías de la normalización, en la actualidad la gran diversidad cultural,
los modos de vida, los patrones cognitivos, las sensibilidades estéticas que los jóvenes apropian recrean y
ponen en juego son fundamentalmente dados en los
escenarios escolares.
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Universias
Los vaivenes del
clima institucional
Por: Héctor Bedoya
«Cuando un psicoanalista le dice al paciente que se tienda en el diván, un cocodrilo y un caballo se tumbarán al mismo tiempo que el paciente en su diván».
Paul D. MacLean
Resumen
Como en cualquier organización humana borbotean en
los diferentes escenarios y niveles académicos toda serie de decisiones, necesidades, deseos, valoraciones y
resistencias, comandadas en muchos casos por los impulsos y las emociones; logrando éstos permear todos
los ámbitos administrativos, espacios de enseñanzaaprendizaje, plenarias lumbrosas y demás puentes educacionales, ocupados por individuos de quienes se espera el cumplimiento de una de sus responsabilidades
formativas más emblemáticas, el de prototipos sociales
a seguir. No obstante, un reparo juicioso y reposado de
los sentimientos y las emotividades, de sus orígenes, de
su manejo y de sus repercusiones, es cosa extraña por
estos lares, llevando a que el ambiente educativo institucional se vicie, se provoquen retrocesos y a que la
posición ejemplarizante de esta particular esfera pierda
con el tiempo más credibilidad, legitimidad y respeto.
Razones por las cuales se ha decidido conjeturar sin
reticencias sobre algunos de estos sucesos de fuero
interno desde una perspectiva neurocientífica —si tal
atrevimiento le es concedido a este menudo entusiasta
en la materia—, pero sin que se piense en una estricta
separación de funciones cerebrales so pena de simplificar en exceso la cuestión.
Abstract
Like any human organization bubble up in different
scenarios and all sorts of levels of academic decisions,
needs, desires, values and resistance, often commanded by impulses and emotions, making them permeate
all administrative levels, teaching-learning spaces , the
whole fire and other educational bridges, occupied by
individuals who are expected to fulfilling one of its most
emblematic training responsibilities, the social prototypes to follow. However, a judicious repair and laying the
feelings and emotions, their origins, their management
and their impact, is something strange in these parts,
leading to the institution’s educational environment is
fouled, the cause setbacks since the exemplary position
in this particular area over time lose more credibility,
legitimacy and respect. Reasons why it has been decided without hesitation to guess about some of these
inner events from a neuroscientific perspective, if such
boldness is awarded to this often-enthusiastic on the
subject, but it is thought of a strict separation of brain
functions under penalty of oversimplifying the issue.
Palabras clave: clima, institución, cerebro trino, conducta y educación.
El «clima institucional», como se ha preferido llamar
ahora al ambiente que se vive en un centro —educacional en este caso—, se refiere a «un conjunto de
características psicosociales determinado por todos
aquellos factores o elementos estructurales, personales y funcionales que, integrados en un proceso dinámico específico, confieren un peculiar estilo o tono a
la institución, condicionante, a su vez, de los distintos
productos educativos» . Como se puede apreciar es un
concepto multidimensional y globalizador en el que
pueden incidir muchas variables como: la estructura y
formas organizacionales, la disposición física del plantel, el estilo de liderazgo y las mismas características
comunitarias que abrazan la institución. Es precisamente sobre este último «piso térmico» que se desea
girar en estas páginas, para ser más puntuales, sobre
aquellos aires pesados y enrarecidos que pueden llegar
a respirarse en los círculos modélicos de la docencia,
es decir, sobre ciertas peculiaridades conductuales que
tienen la natural posibilidad de verse revoloteando en
este especial gremio, pero que pueden cobrar gran significado si se entiende que de ellas puede brotar toda
suerte de arranques e intencionalidades de un impacto
sociocultural de alcances mayúsculos e insospechados.
Por ello se parte del criterio personal de que las prácticas magisteriales pueden dar lugar a una especie de
«efectos mariposa» —tecnicismo propio de la Teoría del
caos—, es decir, actuaciones que, por más intrascendentales o momentáneas que parezcan, pueden tener
repercusiones divergentes y a gran escala en otros lugares o períodos; en palabras de la sabiduría popular
china: «El aleteo de una mariposa puede sentirse al otro
lado del mundo». De modo que, en un colectivo social
arquetípico como en el que se ha decidido escarbar, es
posible encontrar intrigas, confrontaciones, cooperaciones, afinidades, disparidades —propio de la naturaleza de los primates—, y demás posiciones, percepciones, intereses y necesidades que podrían compararse
con las mismas condiciones climáticas por reunir todo
tipo de personalidades: templados, inclementes, fríos,
tropicales, frescos, desérticos, fértiles, entre otros. No
resulta extraño entonces, que de la confluencia de todas estas maneras de ser puedan surgir conflictos, o,
en términos meteorológicos: precipitaciones, tempestades, chubascos, borrascas, rachas, vorágines, nubarrones, bochornos y ventoleras. Pero de lo que no cabe
duda, es que el punto de encuentro, la razón de ser de
esta singular agrupación, es la magna educación. Total,
es la única opción que puede hacer factible desplegar
las velas pedagógicas en busca de mejores vientos; la
que puede realmente conducir al plantel o programa
en dirección al horizonte institucional señalado; aún en
medio de una eventual zozobra.
Por ello debe decirse que uno de los estados mentales
que puede hacer que se retrase el climax* organizacional al que se desea llegar, pueda serlo en gran medida caer en una clase de «climaterio intelectual» —o de
pronto algunos aún, castos en este orden de ideas—,
por aquella resistencia que pueden ofrecer algunos licenciados para aclimatarse a las nuevas tendencias pedagógicas, didácticas, curriculares, evaluativas, tecnológicas y demás propensiones educativas; prefiriendo
las creencias y métodos que les han abrigado durante
lustros o incluso decenios, a pesar del nuevo y soleado paradigma que les pueda ser revelado; frenando con
esta postura el progreso y polucionando la atmósfera
formativa institucional y «sus alrededores», pues debe
insistirse en que, así como el aleteo de una mariposa
en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva
York, asimismo una mala praxis puede perturbar con el
tiempo la vida de un ser humano, de una sociedad, de
una generación.
Quizás una explicación a toda esta suerte de animosidades —también cocidas en efervescencia en los hogares, el Congreso, el Vaticano, la NASA, etc.; así como
en estudiantes, funcionarios, directivos, investigadores,
rectores, psicólogos, ministros, gurúes, pacificadores y
demás— que logran caldearse en estas paradigmáticas
asociaciones, se pueda encontrar enclavada en lo más
profundo de nuestros cráneos, en el tallo cerebral, conocido también como complejo R: centro de la regulación de los procesos vegetativos como la respiración,
los latidos del corazón y la presión sanguínea, así como
de la agresión (capaz de cometer las peores atrocidades; de ahí que algunos actúen con «sangre fría»), del
sexo, la territorialidad y la jerarquía social; características heredadas justamente de los reptiles hace más o
menos 500 millones de años y que hoy todavía salen a
flote en todas las capas sociales, incluyendo el mundillo
académico… No como para imaginarse a algún maestro cubierto de verduscas escamas enseñando temibles
____________________
* El clímax de un grupo, desde el punto de vista biológico, se da cuando éste llega al estado de desarrollo estable y donde los organismos están más especializados,
mejor adaptados y más organizados; es decir, la comunidad está madura y hace un uso óptimo del espacio y
la energía, estableciéndose un equilibrio dinámico entre los organismos y el medio. Normalmente presenta
una amplia variedad de especies y nichos ecológicos.
Asimismo, una comunidad madura presenta mayor tolerancia a los cambios producidos por los fenómenos
naturales. En cambio, una comunidad joven, recién
instalada es más susceptible a los cambios y fácilmente puede ser alterada en su composición (Wilkipedia,
2009). Como puede apreciarse, extrapolar este concepto al contexto escolar o universitario, es equiparable.
fauces en un aula, comité o simposio, pero sí afloran
respuestas impositivas o acaloradas cuando se trata
de salir en defensa de un argumento —¿O del ego?—
como algo personal o una cuestión de honorabilidad,
de prestigio… Ni tanto así como para toparse con un
docente marcando el escritorio asignado con su orina,
bastante improbable, pero sí algunos encapsulándose
en su cargo o saber específico, impidiendo la fluidez
institucional y la interrelación disciplinaria por envanecimiento o tal vez por temor a ser desautorizados o a
que se evidencien las debilidades que ocultan en sus
«caparazones». ¿Será entonces descabellado aventurarse a inferir que las lecciones autoritarias, los poderes verticalistas, los exámenes inquisitoriales y demás
rituales intimidatorios que se pasean por las instituciones están siendo orientadas más por «cocodrilos» que,
por Homo sapiens?
Así parece, los «cocodrilos de la educación» son aquellos que no gustan de sentir, ni de pensar, sino de simplemente hacer, actuar; discuten movidos por impulsos; no hay términos medios o puntos de conciliación:
se trata de huir o pelear, aceptar o rechazar, blanco
o negro; ser evaluado o corregido se codifica en sus
crismas como ataque, como una cuestión de supervivencia cuan épocas cavernarias; enseñan siguiendo
sus instintos, su «olfato pedagógico»; obedecen mandatos y dogmas sin chistar; temen variar, improvisar,
crear situaciones nuevas; proceden como robotizados,
programados; se sienten seguros repitiendo el mismo
itinerario una y otra vez hasta el deceso; defienden los
inamovibles normativos —no solo los presidenciales—,
escudándose en ellos ante cualquier propuesta extramuros o extracurricular; solo viven el presente, por eso
les resulta dificultoso prever, anticipar; cuando se les
propone un cambio de hábito o de actitud se resisten,
les incómoda, les exaspera, justificándose a renglón seguido: « Así soy» o «Ya estoy muy viejo para eso»*; cuando algunos se atreven a salir vuelven —como aquellas
____________________
* Pero la maravillosa propiedad de la neuroplasticidad
ya no admite excusas obstinadas y conformistas en ninguna edad. Ha dicho: ¡Levántense holgazanes, es hora
de la gimnasia mental!, pues ya Elkhonon Goldberg (Catedrático de neurología en la Escuela de Medicina de
la Universidad de Nueva York) descubrió que mediante
la estimulación cognitiva se activa la mente pudiendo
formar nuevas neuronas (neurogénesis) y despertar o
crear más sinapsis (sinaptogénesis). Quiere esto decir
que cambiar los hábitos y percepciones, significa también transformar físicamente el cerebro, las conexiones
neuronales, las emociones, y seguir aprendiendo de por
vida. Pero nada de esto ocurrirá si las personas no están
abiertas al cambio, a aprender nuevos conocimientos y
a tener nuevas experiencias… edificantes por supuesto.
tortugas marinas que regresan a desovar al mismo terreno de crianza años atrás— a sus acostumbradas
prácticas; consiguen adaptarse a desafíos emocionales
y mentales, pero fútiles, estériles; por eso sus comportamientos rayan con la obsesividad, convirtiéndose en
botines fáciles para las adicciones. Por eso les agradan
las ceremonias, los convencionalismos religiosos (siendo paradójicamente amorales), los partidos, etc. En fin,
imitar lo que otros hacen y dicen les ahorra a esta clase
de individuos esfuerzo neuronal, físico, e investigativo.
Y aunque suelen tener sentido de pertenencia incurren
en territorialismo, al punto de sentirse desprotegidos
e indefensos cuando de un círculo son excluidos. A lo
mejor de allí provenga la burocracia y las alianzas políticas, y esa gregaria costumbre de crear grupos cerrados
dentro del ambiente laboral, con la tendencia de estos
clanes a valorar en exceso sus cualidades y las del cenáculo al que pertenecen, alimentando al mismo tiempo
prejuicios desfavorables hacia los demás; posible responsable de que «los antiguos» levanten barreras para
separarse de «los nuevos», o de las divisiones que se
trazan entre los conservadores y pausados y los liberales o dinámicos.
Rodeando a este primitivo módulo encefálico apareció
—hace 280 millones de años en nuestros antepasados
los mamíferos— el sistema límbico, lugar donde se genera la mayoría de los muchos impulsos y apetitos que,
normalmente, ayudan a la sobrevivencia. Se encuentra
ubicado en el cerebelo y es el encargado de orientar la
autoconservación, la reproducción y la protección de la
especie. Es la fuente de los estados de ánimo y las emociones, el que siente y desea, el responsable de acusar
preocupación por el cuidado de los hijos, alumnos y
desvalidos; y, por excelencia, el que logra situar el pasado en el presente, el que mueve los argumentos historicistas, es decir, el que permite nada más y nada menos que el aprendizaje. Surtidor de las manifestaciones
de amor, altruismo, calidez y gozo —ingredientes que
nutren la vocación de un verdadero maestro—; el que
hace posible la escucha, la consideración (o perderse
en la permisividad y la sobreprotección, o en alguna de
las dos), la conciliación, la ternura, la empatía, dar y recibir afecto; y por supuesto, la causa de sus contrarios:
el odio, la agresión, el desdén y la depresión, los cuales
también cobran vida en los diferentes escenarios educacionales, políticos, culturales, religiosos, etc. En fin,
este es el complejo cerebral que nos lleva a querer ser
«míster Hyde» o «doctor Jekyll».
Por tanto, orientadores del mundo: ¡Es esta la fiera interior a domar con mayor urgencia si verdaderamente se
desea formar y que los educandos a su vez inculquen el
buen proceder a sus respectivas descendencias! Es la
inteligencia, la «social» (Thorndike, 1920), la que debería
desarrollarse con mayor predilección, la que debe subyacer a toda ciencia, toda ética, currículo o loable fin,
pues estamos a merced de este lobo todos los días, debido entre otras cosas a que hay mayor volumen de tráfico neural que asciende desde el sistema límbico, que
el que desciende desde la corteza (la zona pensante),
haciendo que las reacciones emocionales inconscientes ¡viajen más rápido que las conscientes! Asimismo,
téngase presente que son las emociones las que juegan
un papel definitivo a la hora de evaluar, desde distinguir
una sonrisa fingida de una espontánea hasta detectar
una seria amenaza. Son las que pueden distorsionar,
nublar o pervertir una apreciación, valoración o decisión, por más profesional o neutral que se quiera ser.
Y es justamente este parágrafo el que se ha considerado
oportuno para exhortar a los docentes a que entiendan
más a sus alumnos y los padres a sus hijos, o sea, por
qué los niños presentan muchos más arranques emocionales que los adultos: Los pequeños no controlan
sus emociones porque «los axones que llevan señales
de la corteza al sistema límbico todavía tienen que madurar. Y las células del lóbulo prefrontal —donde tiene
lugar el procesamiento racional de las emociones— no
maduran del todo hasta la edad adulta» . Es este uno
de los despropósitos que suelen cometerse contra los
iniciados, exigirles que se comporten o rindan como
mayores. No. «Los niños a quienes se les fomenta que
demuestren control de sí mismos probablemente se
vuelvan más emocionalmente recatados que aquellos
a quienes se les permite que den rienda suelta a sus
rabietas (…) es más o menos como dejar el televisor
en standbye. Por el mismo motivo, los niños que no
activan a menudo el centro de control emocional de sus
cerebros probablemente sean adultos con poco control de sí mismos cuando crezcan: el material cerebral
no fue suficientemente cuidado durante las etapas más
críticas del desarrollo» .
Pues bien, retomando el problema sobre aquellas chamusquinas que suelen encenderse en el «microclima»
institucional referido, existe afortunadamente una solución que puede atemperar o armonizar esta orquesta de emotividades. Se trata de la corteza cerebral —
también conocida como neocórtex, porque empezó
a evolucionar «recientemente», hace cuarenta y siete
millones de años* en los primates, orden al cual pertenecemos—: un manto rugoso de tejido nervioso de
apenas dos milímetros de grosor que descansa sobre
los hemisferios y que se ha convertido en aquella mágica capa donde la materia se transforma en conciencia,
y donde residen las funciones «superiores» (una cuestión de grado, mas no de especie) como pensar, prever,
organizar y comunicar. Sede de la humanidad y móvil
de un mayor desarrollo social y tecnológico, así como
de la civilización y la cultura… Pero, por lo que más se
quiera, no debe asociarse esta facultad con ambicionar
educadores cuadriculados, racionalistas y calculadores.
No. «Cualquier clase de enseñanza que separa la cabeza del corazón, traiciona el fin mismo de la educación»
(Alexander S. Neill).
Sobre lo mencionado anteriormente, la cultura, es que
debe hacerse gala como humanos en el mejor sentido
de la palabra** y dar muestras de una trina compensación cerebral, especialmente como maestros —modelos a seguir; guías sociales por excelencia en la interpretación del mundo; orientadores morales; forjadores de
personalidades…— y recurrir a todas las posibilidades
que brinda el neocórtex en la resolución de problemas,
el análisis y síntesis de la información, el uso del razonamiento analógico, del pensamiento crítico y creativo,
y demás capacidades. Es por eso que en esta línea argumentativa, se considera como necesidad perentoria
que la docencia incorpore el estudio y la práctica de
la «inteligencia emocional»* en su preparación, en su
quehacer y en el rediseño de sus currículos; la escuela
tradicional está siendo llamada a grito herido para que
no continúe embotellada en las inteligencias verballingüística y la lógico-matemática y busque «un balance
curricular que incorpore además las artes, la autorreflexión, la comunicación y la educación física» (Gardner,
1997) y sepulte aquellas prácticas dogmáticas que están marchitando la curiosidad y el espíritu crítico de sus
discentes. De tal forma que se encuentre el equilibrio
interior; se enseñe a cultivar y organizar las emociones,
y rehuir de las arbitrarias, las censurables y demás salidas en falso que generalmente son motivo de arrepentimientos. Ahora más que nunca, en una sociedad desaforada, moralmente raquítica, con tanta información
sin el debido manejo y en donde los educadores están
siendo reemplazados por fríos ordenadores faltos de
afecto, pasión y sensibilidad; una aldea global en la que
sus pobladores marchan de modo tan acelerado que
ya no hay tiempo para pensar en las implicaciones que
tienen sus actos.
No obstante, debe decirse, que la tarea de acelerar la
evolución de las estructuras límbicas no es sencilla,
porque se tiene un cerebro emocional prehistórico que
ha venido avanzado evolutivamente a cámara lenta
frente a una rauda y moderna corteza cerebral. Se trata
entonces de empezar a propiciar el desarrollo emocional desde todos los frentes formativos, impulsando mecanismos de adaptación,
______________________
* El primer uso del término inteligencia emocional (IE)
generalmente es atribuido a Wayne Payne, citado en su
tesis doctoral Un estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia emocional (1985). Sin embargo, el
término «inteligencia emocional» había aparecido antes
en textos de Leuner (1966). Greenspan también presentó en 1989 un modelo de IE, seguido por Salovey y Mayer (1990) y Goleman (1995). En 1983, Howard Gardner,
en su Teoría de las inteligencias múltiples introdujo la
idea de incluir tanto la «inteligencia interpersonal» (la
capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la «inteligencia
intrapersonal» (la capacidad para comprenderse uno
mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios).
creando ambientes nuevos, más frescos, más humanos;
generando escenarios de aprendizaje variados y estrategias de enseñanza-aprendizaje articuladas, integrales
e integradoras que posibiliten el desarrollo de los sistemas conductual (o expresivo), afectivo y cognitivo a un
nivel mayor, pues debe decirse que estos no son excluyentes, sino que se complementan y retroalimentan. No
solo se trata de un deber con la escuela, la universidad
y el país, sino para con la salud del planeta en todas sus
formas… ¡Diantres, cuánta responsabilidad maestros!
De igual forma es importante destacar en este asunto
la importancia del conflicto cuando se le da un manejo
apropiado —lo incorrecto es evadirlo, disfrazarlo, permitirle continuar serpenteando—; sabiéndoles canalizar conducen a que se tome una mayor conciencia del
problema, de sí mismos y de los demás; haciendo de la
institución y las personas, unidades más fuertes, con
una mayor madurez psicológica y una mejor percepción
del desarrollo personal en aras de optimizar la calidad
de los procesos en todo el hábitat institucional; elevando el liderazgo y el trabajo en equipo; estimulando la
generación de ideas y promoviendo cambios organizacionales; construyendo ambientes éticos con metodologías coordinadas y creativas que pauten condiciones
de comportamiento con marcos mínimos de respeto;
previniendo de este modo roces internos y fomentando
la convivencia mediante actividades deportivas y recreativas (tuteladas por la educación física), culturales
y científicas, que promuevan la participación de toda la
comunidad, ya que el grado de evolución de un organismo educativo es directamente proporcional a la coincidencia o discrepancia que haya entre su cultura institucional y el sistema sociocultural en que se inserta.
De esta manera puede disminuirse la «presión atmosférica», si se basan las relaciones interpersonales en la
cooperación y planeación conjunta, el compañerismo,
la democracia, la tolerancia, el respeto por la diferencia, la flexibilidad, y con aquellos toques de elemental
diplomacia que por ningún motivo deben faltar. Pudiéndose lograr todo ello a través de una cultura interna
consensuada que favorezca el clima de estas ciudadelas
y sus demás subculturas en todos los planos posibles,
liberándola de rayos y remolinos en balde. Y para evitar
que corran estos vientos de fronda es necesario acudir a uno de los mejores «barómetros» organizacionales
del que se pueda disponer: La percepción de todos sus
participantes. De igual manera, es esencial deshollinar
y modernizar los canales comunicativos entre sus integrantes ya que, sin lugar a dudas, la incomunicación, la
falta de sintonía y los «teléfonos rotos» son lo que más
retrasa el progreso y hacen daño a las comunidades —
mismamente ha sido la comunicación, clave, para pasar de homínidos a humanos—; de esta forma podrán
ahorrarse «movimientos telúricos» innecesarios, correveidiles y mensajes subrepticios sofocantes; las salas
de profesores, por ejemplo, están llamadas a ser espacios interdisciplinarios productivos donde se «fragüen»
ideas significativas y constructivas.
Por tales razones, resulta imprescindible una evaluación humanística y científica permanente, que reconozca los valores efectivamente vividos en el medio y se
profundice en el actuar, el sentir y el pensar; sin pasar
por alto la diversidad de caracteres, las semejanzas y
la interdependencia humana. Pero sin que se tome el
ejercicio evaluativo como una intromisión o fiscalización o la oportunidad para descalificar, sino como una
medida que discurra entre la racionalidad práctica y la
racionalidad teórica para aclarar malentendidos, crecer
y florecer. La milenaria expresión «Conócete a ti mismo»
es la primicia pedagógica a desempolvar, sobre la cual
los educadores del siglo XXI deben trabajar si en verdad
se desea comprender al otro y que estas prácticas introspectivas e interactivas se reflejen en los estudiantes
con una capacidad sobresaliente para aceptar la alteridad y emitir respuestas inteligentes frente a las inevitables tensiones que se cruzan entre sus congéneres, las
comunidades y las naciones. Es preciso entonces que
las instituciones suspendan su alucinante decantación
por el saber y el hacer y que los elocuentes discursos
sobre el ser y el convivir sean liberados de las aulas, de
los cartapacios y las bibliotecas para ser traducidos en
la realidad. Solo si los individuos cambian, las organizaciones cambiarán y las sociedades podrán desintoxicarse de tantas llamaradas y prejuicios… Empresa que
exige un poderoso acto de intención, de intelección y
de voluntad.
BIBLIOGRAFÍA
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SAGAN, Carlos. Los dragones del Edén. Barcelona: Crítica, 1995.
son sus posibilidades como
Herramienta educativa”
co de comida”
Conceptos con enfoque Técnico
2. “Preparar por medio del tenis para el partido de la
vida”
EL TENIS EN UNA SOCIEDAD MULTIDIMENSIONAL Y
HETEROGENEA
El deporte debe promover una práctica abierta y comprometida con valores educativos. Esta debe ser creativa, polideportiva, saludable y lúdica que fomente una
práctica para toda la vida, considerando a los niños en
su globalidad y contemplándolo como el protagonista
de la intervención docente.
MEC. (1992)
El tenis de campo como un deporte que le aporta al
ser humano inmunidad de capacidades, habilidades
imprescindibles para su formación a nivel psíquico, social, fisiológico y unas exigencias motrices específicas
que le dan una extensa complejidad para su práctica.
En la actualidad está surgiendo y tratando de salir de
esa concepción elitista que la sociedad le impone en
sus diferentes dimensiones como lo son; lo económico
y los escenarios deportivos para su práctica, justificando que no se puede practicar en otro lugar fuera de la
cancha y sus medidas especificas.
Esta ideología de los diferentes tipos de sociedades
como lo son las marginadas, donde la práctica de este
deporte es nula, es donde se fundamenta la principal
concepción de que el tenis de campo no es para ellos,
si no para las clases sociales privilegiadas que tienen
oportunidad de acceder al mismo, precisamente porque sus ingresos económicos son suficientes y tienen
la oportunidad de ser socios de clubes donde este
deporte no ha de faltar, ¿Por qué?
¿Por qué es tan apetecido por las clases sociales altas?
Quizá para demostrar su capitalismo o poder frente
a los demás socios, o simplemente porque es un deporte que les gusta, los satisface y pueden tener muy
buenas relaciones, donde pueden interactuar con personas de su nivel y no mezclasen con los ¨POBRES¨,
ratificando aun mas lo elitista de este deporte.
La necesidad de buscar o crear estrategias y programas para que sea cada vez más asequible para todas
las diferentes poblaciones ya sean ricos o pobres,
hagan concebir de este, un deporte para todos, valorando todos sus beneficios físicos, psicológicos y el
desarrollo de inmunidad en destrezas especificas que
este deporte proporciona al ser humano.
Toda esta gran problemática que vive el tenis en el
mundo, viene desde hace mucho tiempo, surgiendo en
Inglaterra, una sociedad capitalista, poniendo aun más
difícil la solución de esta problemática pero no imposible. Dejando este interrogante a las personas interesadas en poder llagar a la raíz de esta amplia gama
de dificultades del cual viene sesgado el tenis en el
mundo, especialmente en los países tercermundistas.
“cada cual opina de la feria según le haya ido en ella” o
mejor, “cada quien define el tenis de campo según su
formación y sus propias experiencias”.
El tenis es un deporte que para la sociedad a simple
vista es muy sencillo o muy simple, solo notan la complejidad de este deporte cuando lo experimentan y se
hacen participes de su práctica, como en mi caso, solo
logre ver todo lo que el tenis me aportaba mediante lo
vivencial y experiencias que se van complementando y
adquiriendo importancia a medida que pasan los años
en su continua experimentación. Como todo deporte
es importante vivenciarlo para poder determinar una
concepción o una definición adecuada de su importancia para el desarrollo integral del ser humano en
sus diferentes dimensiones; social, psicológico, motor,
fisiológico, cultural etc.…
Con la siguiente información que les planteare, justificare la gran gama de beneficios que este deporte a
través de mi experiencia en la práctica y citando a un
crítico del tenis en Colombia, como lo es PEDRO ALEJANDRO MOLANO, proporciona y desarrolla en el ser
humano variedad de habilidades y capacidades, quizá
no solo en este deporte sino en muchos más.
Conceptos con enfoque Social
1. “Lo que realmente hace valioso al tenis competitivo
1. “El tenis es un juego de centímetros, una bola a un
centímetro de la línea es un error...”
3. “La competencia tenística contiene gran parte del
drama de la vida; en muchos aspectos es un microcosmos de la vida: La frustración, la alegría, la incertidumbre, el dolor y el esfuerzo están presentes”
2. “Seles, Bruguera, Berasategui, no tienen un tenis bonito en absoluto pero consiguen un alto rendimiento.
Conceptos con enfoque psicológico
3. “Mucha gente es capaz de jugar un tenis bonito, o
técnicamente perfecto, pero eso no cuenta mucho en
el tanteo final, al final lo que cuenta es el rendimiento”
1. “Del 60 al 90 % del éxito deportivo se debe a factores mentales, y al dominio psicológico”
2. “El proceso mental fulgurante que permite al jugador calcular de antemano el siguiente movimiento del
adversario es uno de los aspectos más atractivos del
tenis”
3. “El entrenamiento mental es algo que hay que hacer,
y no algo de lo que hablar”
“Se trata de un problema de conocimiento, comprensión o de aplicación”
Conceptos con enfoque fisiológico
1. “Podemos concluir con toda rotundidad que, el deporte del tenis en su faceta competitiva, es totalmente
de desarrollo energético aeróbico”
2. “Estudios sobre el tipo de energía utilizado en el
tenis indican que hay una acumulación de lactatos importante relacionada con las combinaciones de pasos
(movilidad)”
3. “La índole explosiva de los partidos de individuales y
la demanda creciente de potencia en el tenis moderno
indican que el sistema energético de la fosfocreatina
es extremadamente importante en la producción de
energía para los tenistas”
Conceptos con enfoque Psicomotor
1. “Algunos jugadores dan la impresión de tener alas al
moverse por el campo”
2. “Los jugadores solo son conscientes de los golpes
(fase de proyección) en vez de ser conscientes de la
pelota (fase de recepción)”
3. “El tenis es ante todo un juego de control, los conceptos de toque y sensibilidad son la base misma del
dominio de la pelota “
4. “Si no puedes moverte y colocarte adecuadamente,
los mejores golpes del mundo no te darán ni un pelliz-
4. “La mejor confirmación de que se ha realizado una
ejecución técnica correcta es la consecución repetida
del objetivo que se pretende”
Conceptos con enfoque Integral
1. “Hay unas pocas decenas de jugadores excepcionales, cientos de jugadores excelentes, miles de jugadores muy buenos, millones de jugadores buenos. Sin
embargo cuando se observa a los grandes jugadores
y a los buenos durante el entrenamiento no suele encontrarse ninguna diferencia aparente, ¿Que diferencia
a unos de otros?”
2. “Un jugador con talento tiene mucho más que la
mera habilidad física, posee además atributos como
las ganas, la determinación, el empuje, la valentía, la
autodisciplina, buena actitud, aspiraciones importantes y amor por el tenis”
3. “Durante un golpe mal ejecutado que % es responsabilidad de la falta de velocidad y que % de la falta de
anticipación, es decir que tanta responsabilidad tienen
las habilidades mentales y que tanta las habilidades
físicas”
4. “Al ejecutar un golpe el jugador anticipa situaciones,
toma decisiones y realiza acciones”
Con todas estas dimensiones, al momento de transmitirlas a las diferentes comunidades que practican
y las que no lo practican ¿será que su visión frente al
tenis retomara una nueva perspectiva?, quizá sí, todo
depende el tipo de sociedad y sus criterios de ver e
interpretar toda esta gama de beneficios que de cierto
modo favoreciera a cualquier ser humano, sea cual sea
su estado.
Ahora, otro aspecto que se amerita ser retomado, es la
implementación del tenis en las escuelas. ¿Por qué el
tenis en las escuelas no es aceptado o no es considerado relevante para el desarrollo integral, formativo,
educativo del niño como un deporte que haga parte de
su pensum académico?
Quizá los profesionales en educación física no tienen
un conocimiento básico de este deporte para su enseñanza y no se atreven a darlo a conocer a los estudiantes llevándolos a la práctica, o será las políticas de las
diferentes instituciones que no lo aceptan, retomando
los mismos deportes que vienen imperando desde
hace mucho tiempo en las escuelas como lo son:
baloncesto, futbol, voleibol etc., ¿porque las instituciones educativas no se pueden desprender de este
tradicionalismo y enseñan no solo el tenis de campo,
sino que experimenten con diferentes deportes, que
desarrollan habilidades y destrezas diferentes contribuyendo a que los estudiantes se inclinen hacia una
práctica deportiva, apartándolos de los flagelos que la
sociedad les impone.
Como lo dice SEIRUL-LO (1995). “lo educativo del
deporte no es el aprendizaje de sus técnicas o tácticas, lo educativo son las condiciones en que puedan
realizarse esas prácticas que permitan al deportista
comprometer y movilizar sus capacidades de tal manera que esa experiencia organice y configure su propio
yo, logre su auto estructuración.” aquí el autor refleja
lo importante del deporte en los niños o estudiantes,
en darles la oportunidad de experimentar, vivenciar
etc., todas sus capacidades a plenitud.
Los profesionales de la educación física son los directos protagonistas de que el deporte no sea visto solamente como rendimiento, sino que posee un carácter
formativo y educativo para los niños o estudiantes.
Con respecto al tenis de campo los educadores físicos
no lo están retomando como un deporte alternativo
para desempeñarse en su rol como profesional, lo
están dejando a un lado y dando merito a los deportes
tradicionales ya mencionados, quizá la necesidad de
buscar estrategias o programas para que el educador
físico tenga ciertos conocimientos al momento de implementar este dualismo de enseñanza-aprendizaje del
tenis de campo buscando cada vez más que este deporte sea para todos, logrando una amplia aceptación
por la sociedad, especialmente en las comunidades
frágiles, donde no tienen oportunidades de acceder
a una práctica deportiva e incluso a una educación;
caracterizándose estas poblaciones por una continua
lucha por la supervivencia.
¿No son estos indicadores claros de que el deporte,
específicamente el tenis campo debe formar parte de
las propuestas de intervención didáctica de los profesionales de la educación física?
Espero que para los lectores interesados en esta lectura les quede claro lo que es tenis de campo en una
sociedad tan diversa, y la gran gama de beneficios que
este deporte le puede proporcionar al ser humano en
cualquiera de sus dimensiones. Se espera que con este
escrito los educadores físicos cambien esa indiferencia
frente al tenis de campo y se inclinen más hacia este
deporte que cada vez está atrayendo más personas en
el mundo.
JUAN DAVID MARIN MORENO
Estudiante de licenciatura en educación física y deportes
Entrenador y jugador

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