Contraportada - Revista Ímpetus
Transcripción
Contraportada - Revista Ímpetus
Contraportada Revista Ímpetus Volumen 4, Número 5, junio de 2010 Programa Licenciatura en Educación Física y Deportes, Escuela de Pedagogía y Bellas Artes, Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, Universidad de los Llanos Óscar Domínguez Rector Omaira Elizabeth González Decana Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación Eduardo Castilllo Vicerrector Académico Gonzalo Arbeláez Vicerrector de Recursos Universitarios Pablo Cruz Casallas, Ph.D. Director Instituto de Investigaciones de la Orinoquia Colombiana (IIOC) Lida Cruz Jerónimo Arango Directora Escuela de Pedagogía y Bellas Artes Alberto José Manuel Velásquez Arjona Director Héctor Rolando Chaparro Hurtado Editor Claudia Maritza Guzmán Ariza Coordinación editorial Napoleón Murcia, Ph.D., Universidad de Caldas, Colombia Elvia Correa, Ms.C., Universidad de Antioquia, Colombia Fernando Campos Polo, Ms.C., Universidad de los Llanos, Colombia Silvana Vilodre Goellner, Ph.D., Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Brasil Víctor Jairo Chinchilla, Universidad Pedagógica Nacional, Colombia Comité editorial Jordi Planella Ribera, Universidad Oberta de Catalunya, España Armando Acuña Pineda, M.Sc., Universidad de los Llanos, Colombia Juan Pablo Zebadúa, Ph.D., Universidad Veracruzana Intercultural, México Miguel Guerrero Borda, M.Sc., Universidad de los Llanos, Colombia Héctor Rolando Chaparro Hurtado, Universidad de los Llanos, Colombia Gabriel Cachorro, Ph.D., Universidad Nacional de La Plata, Argentina Comité científico Redacción, canje y suscripción Revista Ímpetus Programa Licenciatura en Educación Física y Deportes Universidad de los Llanos Telefax: 6698294 Sede Barcelona Km. 12 vía Puerto López Villavicencio, Meta, Colombia, S.A. [email protected] Ímpetus hace parte de la Red Iberoamericana de Revistas de Educación Física y Áreas Afines –RediREFhttp://www.rediref.org/inicio Los autores son enteramente responsables de sus propios textos. A nuestros lectores Por: Héctor Rolando Chaparro Hurtado Editor La nueva edición de la revista Ímpetus trae consigo noticias de gran importancia para la comunidad académica de la Universidad de los Llanos, y muy especialmente para la Licenciatura en Educación Física y Deportes, unidad académica adscrita a la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación: el otorgamiento, por parte del Consejo Nacional de Acreditación, del reconocimiento como programa académico de alta calidad durante un período de 4 años. Esta honrosa distinción por parte de las agencias estatales significa, notablemente, un generoso espaldarazo al trabajo riguroso y comedido de todos los integrantes de esta comunidad, interesada como lo está desde hace ya más de una década en proponer el debate de la educación física, el deporte y sus áreas afines en la agenda seccional y local, interpelando de manera permanente las tendencias mundiales. Ello significa nada más que días prósperos para la Licenciatura en Educación Física y Deportes de la Universidad de los Llanos, a los que se suma la clasificación de tres de sus equipos de investigación por parte de Colciencias en su medición 2010, lo que da cuenta de la dinámica que se ha impreso desde el colectivo humano que se concentra alrededor del discurso por este campo disciplinar en la región de la Orinoquia. Y es en esa orientación, hacia el descubrimiento de nuestro significado como comunidad y, colateral, de nuestra responsabilidad social como organización del conocimiento, hacia donde deseamos proponer nuestra ruta, reconociendo por supuesto los caminos por donde transitan actualmente algunos de nuestros más clásicos paradigmas: - La falacia de la tensión entre enseñanza y aprendizaje, que claramente no consulta las visiones más complejas y que ritualiza, por desconocimiento o acaso por cándida ingenuidad, las prácticas escolares de la educación física y de sus áreas afines. - El desvelamiento de los “trastocamientos educativos del siglo XXI” (Orozco, 2004) relacionados con el desborde actual que el aprendizaje ha hecho sobre la enseñanza y que propone revisitar el concepto de “sociedad de aprendizaje” y la modificación de los paradigmas del conocimiento, lo que produce desafíos importantes para la profesión docente, tales como la desestructuración del modelo imitativo hacia uno que proponga el autorreconocimiento y la innovación como elementos pivotales, y que en esa misma vía favorezca en el aprendizaje de los estudiantes el descubrimiento y la construcción contra la repetición y la memorización. Dichos elementos teóricos y conceptuales constituyen la definición de los objetivos programáticos de esta unidad académica, en la que el debate por la supresión de las fronteras de la escuela no ha estado ausente, y en la que por contrario se reconoce la importancia de ubicarse en el contexto de la sociedad educadora –que visiblemente plantea retos a la formación del profesorado-, en el sentido de reconocer no sólo la informalidad educativa sino, aún más, la no formalidad por ejemplo de las rutinas mediáticas y tecnológicas, con sus gramáticas no planificadas, su carácter incidental y sus dinámicas incontroladas. Ello, en contraste de las lógicas de los procesos de enseñanza convencionales que suponen arreglos de diverso orden, entre los cuales se reconocen el favorecimiento de los procesos de enseñanza sobre el aprendizaje (con la consecuente tensión docente-estudiante), la reducción de espacios únicos de interacción centrados en el aula, el carácter secuencial de sus procesos, la centralidad de la cultura letrada versus otras formas de acceso a la información y construcción de conocimiento, y sus rituales memorísticos, reproductivos y controlados. Como se puede observar, el debate por las formas contemporáneas de lo educativo y lo pedagógico se ha instalado cómodamente en la Licenciatura en Educación Física y Deportes de la Universidad de los Llanos. Y lo seguirá haciendo, si tenemos en cuenta el esfuerzo sostenido de profesores, estudiantes, directivas académicas y personal administrativo en su compromiso por responder al ejercicio de responsabilidad social que la comunidad de la región de la Orinoquia y en esta oportunidad el Estado le han otorgado. Por lo pronto, el fascículo 5 de la revista Ímpetus trae una muy importante revisión del campo disciplinar de autores de carácter nacional e internacional, entre quienes se encuentran el profesor Jordi Planella Ribera, director del programa de educación social de la Universitat Oberta de Catalunya, España, uno de los expertos más reconocidos a nivel mundial en temas sobre corporeidad y sus estudios sociales; Juan Pablo Zebadúa Carbonell, quien en su artículo “De la unicidad a la diversificación: apuntes analíticos sobre la conformación de las identidades juveniles “transculturales” en el mundo rural e indígena” reflexiona desde los procesos de interculturalidad en los jóvenes indígenas del México “profundo” desde la Universidad Veracruzana Intercultural; Aldo Román Césaro, de la Universidad de La Plata (Argentina), refiere una etnografía de las prácticas lúdicas en jóvenes de ascendencia mapuche de la región de Chubut y los procesos de reconfiguración de su (s) identidad (es) cultural (es). Por su parte, John Uribe y Claudia Patricia Rojas se preguntan por las preferencias de elección profesional de los jóvenes de estratos populares en la ciudad de Bogotá, así como por algunas de sus rutinas de consumo cultural y de ocio; Alberto Velásquez y Fernando Campos se interrogan por las diferencias entre actividad física y ejercicio físico y sus efectos sobre la salud humana, y Armando Acuña presenta un artículo de revisión en el cual intenta hacer una aproximación a la manera como los jóvenes perciben y viven su cuerpo. En la sección Universias se incluyen tres textos: el profesor Héctor Bedoya aclara diferentes concepciones sobre el clima institucional; Juan David Moreno revisa la noción de multidimensionalidad del tenis y Camilo Pardo cuestiona las rutinas organizativas de la Universidad de los Llanos como organización del conocimiento. Como se ve, las alternativas se antojan variadas en esta nueva oportunidad, con la que Ímpetus ratifica su presencia y justifica su comunión con la región, el país y el mundo. blanca Dossier Quiero ser futbolista: elecciones ocupacionales de jóvenes en la localidad 4 de Bogotá - San Cristóbal Por: John Jairo Uribe Sarmiento | Claudia Patricia Rojas El texto discute las elecciones ocupacionales de jóvenes populares de Bogotá, cuestionando las nuevas formas de trabajo que articulan algunas características del ocio. Se analiza el papel del aparato escolar y de la televisión como influencias sobre las elecciones ocupacionales juveniles, preguntando por las nuevas formas de alienación en juego. I want to be soccer player: Occupational election of young people at the locality 4 of Bogotá - San Cristóbal Abstract The text discusses the occupational election of popular young people from Bogotá, challenging the news forms of work that they articulate some characteristics of leisure. The article analyses the paper of the school and television appliance like influences on occupational juvenile election, asking about news forms of alienation. Presentación Preguntamos a jóvenes estudiantes de San Cristóbal: ¿cuál es la profesión que más te gusta? De esta cuestión emerge un conjunto de reflexiones claves relacionadas con la construcción de sus proyectos de vida, así como algunas características de la transformación del “trabajo” y del “ocio” en el que nos encontramos. Vale decir que el llamado trabajo post-fordista ha venido integrando algunas características del ocio: se vuelve cada vez más autorregulado, creativo y cuyo propósito se cumple en su propia realización y no en la elaboración de algún producto. Esto no quiere decir, por supuesto, que el trabajo sea hoy menos alienante. Ahora bien, ¿Qué tipos de ocupación prefieren hombres y mujeres estudiantes? ¿Qué relación tienen estas preferencias respecto a la construcción de sus proyec- 1 tos de vida? ¿Qué elementos influyen en estas preferencias? El presente artículo presenta algunos de los resultados de la investigación Producción Cultural de las ocupaciones en un grupo de Jóvenes de la Localidad de San Cristobal, desarrollada por miembros del grupo de investigación Ocupación y Realización Humana1 de la Universidad Nacional de Colombia en el año 2008 y en la que participaron algunos docentes de la Universidad Pedagógica Nacional. Aquí se describen y analizan diferencias de género, respecto a algunos problemas vinculados con el papel de los medios de comunicación, la familia y el aparato escolar en la construcción de futuro que despliegan estudiantes de estratos bajos. Vale decir, en primer lugar, que de todas las profesiones y oficios elegidos por los hombres y mujeres encuestados, el fútbol se encuentra en el primer lugar y la medicina en el segundo. Ahora bien, aquellos que eligieron el fútbol aducen como principal razón que este es “divertido”, mientras que aquellos que se decidieron por la medicina explican que su decisión se debe a que esta profesión les permite “ayudar” a otros. ¿Qué significan estas “razones”? Más aún, queda la pregunta, ¿pretenden vivir haciendo lo que les gusta y no sólo lo que les toca? Esta afirmación tiene profundas consecuencias en la concepción de bienestar que supone: al contrario de las perspectivas economicistas que lo definen por la capacidad de consumo (por el tener más), aquí el bienestar se definiría por la oportunidad de hacer (por un hacer que satisfaga). La profesión, entendida así, supone un quehacer placentero que cuestiona al trabajo como actividad obligatoria y heterónoma. El grupo de investigación pertenece al Departamento de la Ocupación Humana de la Facultad de Medicina. Pero la discusión apenas se esboza en estas primeras líneas. Se requiere analizar múltiples condiciones relacionadas con las metodologías desarrolladas, sus alcances y limitaciones, así como con elementos conceptuales que permitirán precisar los aspectos claves enunciados atrás. Producción cultural de la ocupación, una perspectiva conceptual. Primer debate A qué quieren dedicarse los hombres y mujeres jóvenes, remite a una reflexión sobre le modo como la elección de una ocupación se articula con la posición social del sujeto, el contexto sociocultural y con las motivaciones individuales. La perspectiva ocupacional a la que invita Willock (2004), convoca a optar por formas de pensamiento amplias e integrales para considerar las necesidades individuales y comunitarias, y que no reduzcan la elección ocupacional a un problema funcional, es decir, a un problema de adaptación del sujeto al medio social en el que vive. Se trata de acercarse de nuevas formas a los procesos individuales y colectivos, a través de los cuales se establezcan las relaciones de poder, las estrategias de resistencia y/o transformación que despliegan los sujetos a través de sus elecciones. Desde este lugar, la hipótesis de trabajo desarrollada, sostiene que las elecciones y prácticas ocupacionales de los jóvenes en la Localidad de San Cristóbal están en correlación con las posiciones sociales y el contexto sociocultural, en otras palabras, se articulan a la forma como esas estructuras se relacionan con las posturas, preferencias y disposiciones desde donde los jóvenes hacen elecciones ocupacionales. Como se verá, la relación entre estructuras sociales y elecciones individuales, es problemática y compleja, pues aunque se pueda evidenciar una importante influencia de la televisión en algunas elecciones de los jóvenes, la propia elección es, en sí misma, un proceso creativo-interpretativo de esa televisión. La perspectiva asumida por Bourdieu para el estudio de la práctica intenta zanjar las dicotomías que han acompañado durante décadas el estudio de la acción social y que han sido representadas de manera mas clara por las tesis extremas del estructuralismo y de la fenomenología. La lectura objetivista-estructuralista de la vida social intenta determinar las leyes que explican las regularidades sociales y reduce del comportamiento de los individuos a la realización pasiva de las estructuras. Dice Bourdieu (1987: 98-99) “quiero reintroducir de alguna manera a los agentes que Lévi-Strauss y los estructuralistas, notablemente Althusser, tendían a abolir, haciendo de ellos simples epifenómenos de la estructura“. De otro lado, Bourdieu rechaza el punto de vista subjetivista según el cual la realidad social solo es producto de las decisiones y acciones de actores sociales que construyen continuamente su mundo social, un mundo en el que las estructuras sociales son la suma de las estrategias y de los actos individuales, sin poder explicar por qué y según qué principios se produce ese trabajo de construcción de la realidad social. En esta perspectiva se ignora la relación que existe entre la historia individual y colectiva de los agentes, con las estructuras colectivas que las producen y que ellas tienden a reproducir (Bourdieu, 1998). En últimas Bourdieu intenta situarse en un camino que no desdibuje las relaciones de poder que se construyen en la cultura pero que tampoco las analice según la polaridad de dos extremos uno, el hegemónico y, el otro, lo subalterno. En su teoría se parte de la convicción de que para explicar los fenómenos culturales es necesario vincularlos, tanto a la estructura, social e históricamente definida, como al agente social que produce las prácticas, no en cuanto individuo, sino como agente socializado-socializante vinculado con su proceso de producción. Las elecciones ocupacionales pueden leerse desde esta perspectiva. Son tanto elecciones individuales de agentes socializados, como expresión de relaciones estructuralmente influenciadas. El espacio social es un espacio de diferencias, de distinciones entre posiciones sociales, que se expresa, se proyecta, en un espacio de distinciones simbólicas, que hacen que la sociedad en su conjunto funcione como un lenguaje (Bourdieu, 1997). Esto significa que la topología social, que describe la estructura del espacio, es inseparablemente una semiología social que describe el mundo social como un sistema de signos o lenguaje. Sistema de signos, puede leerse en las prácticas, sin necesidad de poseer explícitamente la gramática (como se desprende del análisis sociológico) a través de las intuiciones del habitus (Bourdieu, 1988). Esto nos permite percibir o relacionar inmediatamente un acento, un gesto, un traje o una práctica alimenticia con una posición social y, al mismo tiempo, apreciarlos, esto es, conferirles un cierto valor social, positivo o negativo. La visión que cada persona tiene de la realidad social se relaciona con su posición en este espacio. La representación de la realidad y las prácticas de las personas son también, y sobre todo, una empresa colectiva (Bourdieu, 1997). El habitus permite relacionar lo objetivo (la posición en la estructura social) y lo subjetivo (la interiorización de ese mundo objetivo). Para Bourdieu (2003: 41) el habitus es una especie de sentido practico, “... es un sistema adquirido de preferencias, de principios de visión y división (lo que se suele llamar un gusto), de estructuras cognitivas duraderas (que esencialmente son el fruto de la incorporación de estructuras objetivas) y de esquemas de acción que orientan la percepción de la situación y la respuesta dada”. Es una mediación entre las condiciones objetivas y los comportamientos individuales. “Hablar de habitus es colocar al individuo, y lo mismo lo personal, lo subjetivo, como social, colectivo. El habitus es una subjetividad socializada”. (Bourdieu, 1995) Por ser estructuras predispuestas a funcionar como estructurantes, el habitus no es hábito en tanto repetición mecánica, monótona de cosas; el habitus es principio generador, es una mediación productora de cambios, “...es una especie de máquina transformadora que hace que reproduzcamos las condiciones sociales de nuestra propia producción aunque de una manera relativamente imprevisible de una manera tal que no puede pasar simple y mecánicamente del conocimiento de las condiciones de producción al conocimiento de los productos...” (Bourdieu, 1988: 133). El habitus tiene un doble aspecto: de un lado, reproduce los condicionamientos sociales; pero al mismo tiempo constituye un productor de prácticas sociales, “una gramática generadora de prácticas”. Las elecciones ocupacionales que se analizarán a continuación, pueden entenderse como la expresión tanto de procesos de socialización, esto es, de subjetivación de estructuras generales, como de creatividad individual, es decir, de producciones personales que si bien pueden partir de las estructuras generales incorporadas, no se limitan a ellas y buscan, en algunos casos, crear nuevas estructuras sociales. Queda por desarrollar el debate sobre las transformaciones actuales del trabajo y que se han denominado como post-fordistas. Como se mencionó, el trabajo ha adquirido algunas de las características que otrora se le endilgaron al ocio: actividad autotélica, libre, autónoma, placentera. Para occidente existe una tradición que define al ocio por oposición al trabajo (Hunnicutt, 2007). Así, mientras el trabajo manual definía a los sirvientes y esclavos, el ocio, la contemplación y la filosofía definía a los hombres libres; en la Grecia Antigua al ocio se le tenía por la más alta conquista. De acuerdo con Hunnicutt, la oposición entre ocio y trabajo, es propia del desarrollo social, económico y cultural de occidente. De un lado, sus contenidos e importancia relativos se han modificado, del otro, siguen designando realidades e instituciones significativas para los occidentales. Desde aquí pueden mencionarse algunas de las transformaciones del trabajo post-fordista. De acuerdo con Virno (2003) el trabajo en la actualidad ha asumido características virtuosas, esto es, se trata de un trabajo sin obra. Cabe decir que el trabajo ha sido entendido, desde una perspectiva tradicional-fordista, como una actividad que produce una obra, un bien. El trabajo post-fordista cumple su propio fin al realizarse, tal y como la ejecución de una obra musical, en la ejecución misma agota el propósito de la actividad y de ella no queda un producto adicional. Como ejemplo, las actividades de coordinación, de administración de recursos, de planeación y de motivación que caracterizan el quehacer contemporáneo. Por supuesto, para Virno, este tipo de trabajo no es el que mayor número de ejecutantes presenta en el planeta, lo que no significa que no sea el trabajo hegemónico en la medida en la que los demás quehaceres tienden a asumir sus características. De otro lado, el trabajo post-fordista se caracteriza por emplear las capacidades genéricas del hombre. Se trata de un trabajo en el que se aprovecha la capacidad humana de comunicarse, más que el saber técnico. Según Virno, es el hombre en cuanto especie el que se convierte en centro de la explotación laboral y no solo sus habilidades o destrezas aprendidas. Se trataría entonces de un bio-trabajo. El trabajo post-fordista, como bio-trabajo virtuoso, autorregulado, fundamentado en la cooperación al interior de unidades productivas y en la competencia con otras unidades, ha asumido, como se dijo atrás, características del ocio: mayor autonomía, creatividad, placer. Pero no por ello, este tipo de trabajo es menos alienante, es decir, no por ello ha dejado de despojar al trabajador de una parte de su “producción” (de los bienes producidos) o de sus “virtudes” (de las actuaciones ejecutadas), ni ha dejado de articular situaciones en las que el trabajador se siente ajeno de sí mismo. Las elecciones ocupacionales de los hombres y mujeres estudiantes encuestados pueden entenderse desde esta perspectiva: el fútbol y la medicina, son trabajos virtuosos, pues aunque existan “operaciones” que simulan las obras del trabajo fondista, ambos se agotan en su propia ejecución. De otro lado, el fútbol no sólo es exhibición sino que es el cuerpo mismo el que se presenta como máquina ejecutante, son las capacidades biológicas las que se vuelven directamente productivas: muestra de ello, las piernas de los jugadores se aseguran en millones. Este conjunto de elecciones ocupacionales que se describe más adelante, coloca el acento sobre la manera como las estructuras objetivas se traducen en elecciones personales, así como sobre las tensiones a través de las cuales el trabajo se viene forjando. Metodología La investigación que da origen al presente artículo se realizó con el auspicio de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia y con la colaboración del grupo de investigación Lúdica, Cuerpo y Sociedad de la Universidad Pedagógica Nacional. Se aplicó una encuesta a 300 jóvenes de San Cristóbal, a partir de la idea de que estas elecciones son una práctica a través de las cuales los jóvenes construyen un sentido para su propia existencia. Elegir la profesión u oficio de su preferencia, implica poner en práctica un sentido del lugar que se ocupa en la sociedad, desplegar el capital simbólico con el que cada quien cuenta (el escenario de referencias posibles para los sujetos) y desplegar un gusto como proceso de diferenciación social. Por las anteriores razones, la producción cultural de las ocupaciones juveniles, en tanto práctica, se abordó a partir del análisis de las siguientes variables: • Tipología de Juventud: esta variable permite establecer una posición social: género, edad, estrato, composición familiar. Estos indicadores se han establecido a partir de los análisis que el propio Bourdieu desarrolla en La Distinción (1998), pues él identifica allí que el capital simbólico y el gusto, se distribuye siguiendo las diferencias que se producen desde estos aspectos. • Elección de ocupación: oficios o profesiones que más gustan a los jóvenes. • Razones de la elección de la ocupación: exposición de los motivos para elegir una u otra profesión, así como el conjunto de “influencias” que reconocen los propios hombres y mujeres jóvenes (si ellos y ellas consideran que la familia, la escuela, la televisión u otros mecanismos, han influido en su preferencia) • Valoración de la factibilidad de realizar el oficio/ profesión que más le gusta: indagación sobre la percepción de los entrevistados y encuestados, sobre la probabilidad de ejercer la profesión u oficio que más les gusta. • Actividades asociadas a la elección del oficio o profesión que más le gusta: si ha buscado información o recursos para lograr ejercer la profesión que más les gusta. Para la presente investigación, el abordaje de la gramática social a partir de la cual los jóvenes eligen una ocupación, puede analizarse a partir del comportamiento de las variables descritas. Ahora bien, dado que se pretende analizar las elecciones ocupacionales como prácticas sociales que dan cuenta de una dimensión de la producción cultural de las ocupaciones juveniles, se ha analizado las eleccio- nes, las razones, la valoración de la factibilidad y las acciones para gestionar esas elecciones, según el sexo, la edad y el estrato. La hipótesis operativa se refiere a que si existen diferencias en las elecciones juveniles, así como en sus razones, etc., asociables a la edad, el sexo y el estrato, estas diferencias permiten describir la gramática social desde la cual se construyen las elecciones ocupacionales. El 61.6% de los encuestados fueron hombres. El 59.2% de los encuestados tiene entre 13 y 15 años, el 37.7% entre 16 y 18 años y el 3.1% entre 19 y 20 años. El 78.9% de los encuestados pertenecen al estrato 2, el 12.5% al estrato 1 y el 8.7% al estrato 3. Por lo anterior, la información relevante se centrará en el estrato 2. Consideramos que esta información habla de las elecciones ocupacionales de los hombres y mujeres jóvenes estudiantes del estrato 2. Sin embargo se requiere desarrollar otras investigaciones que validen y/o amplíen los hallazgos obtenidos a la fecha. Producción cultural de la ocupación, una perspectiva empírica. Segundo debate En primer lugar, describir las elecciones ocupacionales de los jóvenes encuestados. El 13.9% de los jóvenes, preferiría ser futbolista y/o deportista. Esta categoría fue la más importante para los encuestados. En segundo lugar aparece Medicina con el 11.1% de las elecciones juveniles. Militar-Policía (8.3%) e Informática-Sistemas (6.9%) siguen en importancia. En quinto lugar aparece la categoría Administrativasgerenciales (6.2%). Se destaca el fútbol como una profesión que desean seguir los hombres jóvenes dado que ésta ofrece (como se verá más adelante) tanto oportunidades de goce, de dinero, como de reconocimiento social. Medicina se presenta como una opción preferida por las mujeres, que encuentran en ella una oportunidad de ayuda a otros (este análisis se ampliará en el capítulo sobre las razones de la elección ocupacional) Al observar el panorama de las elecciones según sexo, se observan diferencias significativas en las profesiones de mayor interés para los jóvenes. El 21.3% de los hombres desea ser futbolista y/o deportista, mientras que sólo el 1.8% de las mujeres desea dedicarse a ésta profesión. De otro lado, el 18% de las mujeres desea ser médico, mientras que apenas el 6.7% de los hombres tiene esta preferencia. Sin embargo, las diferencias frente a la categoría Militar-Policía no son tan notorias pues el 9.6% de los hombres y el 6.3% de las mujeres tienen este interés. Comparativamente, el 8.4% de los hombres desea dedicarse a la informática y los sistemas, frente al 4.5% de las mujeres, es decir, un poco más de la mitad de las mujeres desea dedicarse a esta profesión. En otras profesiones se observan marcadas diferencias. Apenas el 0.6% de los hombres se interesa por las profesiones agrupadas en la categoría Otras Salud (odontología, enfermería, etc.), mientras el 8.1% de las mujeres han optado por esta elección. El 9% de las mujeres prefiere las actividades Administrativas y gerenciales, mientras que sólo la mitad de este porcentaje de los hombres ha optado por este tipo de profesiones. Las mujeres se interesan mucho más por las Artes (7.2%), las Ciencias Naturales-veterinaria (6.3%) y la Docencia (5.4%) que los hombres (4.5% para Artes; 2.8% Ciencias Naturales-veterinaria y 2.2%). Cabe decir, que ningún hombre planteó la categoría Nada, mientras que el 0.9% de las mujeres planteó esta opción. Apenas el 0.9% de las mujeres prefieren actividades semicalificadas (panadería, cocina, mecánica, etc.), mientras que el 8.4% de los hombres planteó esta opción. Sólo el 1.8% de las mujeres prefieren Arquitectura, frente al 5.6% de los hombres. Finalmente, el 5.6% de los hombres prefiere las ingenierías, frente al 4.5% de las mujeres. Criminalística, comunicaciones, Piloto-Azafata y derecho, son las categorías en las que menor diferencia se observó. En general, las mujeres prefieren profesiones asociadas con el cuidado de otros como medicina, salud, docencia, ciencias naturales-veterinaria, así como las que se relacionan con la sensibilidad (artes). Aún cuando existe una diferencia importante entre los hombres y las mujeres que desean dedicarse a actividades militares o policiales, así como a las ingenierías y los sistemas, estas diferencias no son tan pronunciadas como la que se observó para los deportes y el fútbol, para medicina y salud, o para los oficios semicalificados y arquitectura. Razones de elecciones ocupacionales A continuación se describen y analizan las razones y motivaciones que tienen los jóvenes participantes en el estudio para hacer sus elecciones ocupacionales. • Elección Fútbol y Deportes Razones de elección según sexo En el caso de fútbol y deportes las razones para elección en los hombres son variadas: el gusto y las capacidades ligadas al reconocimiento son importantes, mientras que en las mujeres las únicas dos razones para elegir esta actividad hacen referencia a que es un buen trabajo y le permiten mantener un buen estado físico. Vale la pena destacar que, en general, los hombres se refieren al deseo de reconocimiento como elemento clave de las elecciones en el fútbol y la medicina. Para las mujeres es más importante el ayudar a otros (aún cuando, para los hombres la ayuda es importante). Este aspecto se hace importante pues evidencia algunas de las características del habitus, del como los hombres y las mujeres perciben y organizan el espacio laboral, de lo que es propio para ellos y ellas. Influencias En este apartado se analizarán las respuestas a las Como se observa en el grafico la razón principal reportada por los y las jóvenes se refiere al Gusto y a la Satisfacción. Para ellos es “divertido”, se sienten bien haciéndolo, por ello invierten, en la actualidad, tiempo en su practica; en segundo lugar aparece la combinación entre gusto y el reconocimiento de sus capacidades y habilidades para su desempeño. Llama la atención en tercer lugar en esta elección las razones aducidas de tipo emocional y existencial: es “mi pasión”, es “mi gran sueño”, y aunque aparece con bajo porcentaje la “personalidad” llama la atención si se compara con la inexistencia de esta razón en otras elecciones. • Medicina “Ayudar” fue la principal razón para estudiar medicina referida por los participantes en el estudio. Ayudar es salvar vidas, hacer acciones por otros como en el caso de enfermos, niños, discapacitados; ayudar es curar enfermedades y ayudar es dedicarse a algo importante como la salud y lo “social”; el “gusto”, que aparece en segundo lugar, hace relación con el gusto por el cuerpo humano, lo gratificante que resultaría su desempeño, y porque llama la atención. De relevancia resulta la idea de ayudar a la familia y salir adelante ligada a la expectativa de ascenso social. preguntas en torno a las posibles influencias sobre la elección ocupacional, esto es, si los encuestados consideraron que alguien había influido en la elección de la profesión u oficio que más le gusta (padres de familia, colegio, televisión, cine, otros). Como se ha dicho, la principal razón para elegir Medicina en ambos sexos hace relación con Ayudar. Para hombres y mujeres salvar vidas y curar enfermedades es su motivación; sin embargo son las mujeres quienes señalan el gusto por atender poblaciones específicas: traer niños al mundo, atender viejitos, niños y discapacitados por ejemplo. La razón “gusto” en las mujeres es mayor casi en 10 puntos respeto a los hombres (16.6% hombres y 25% mujeres). En la razones ayudar a la familia y lograr reconocimiento se observa una diferencia significativa, mientras para los hombres ser alguien importante y ganar dinero y ayudar a la familia son igualmente significativos para las mujeres es mas importante aprender y ayudar. La televisión es la influencia más aceptada: el 44.6% de los jóvenes encuestados dijeron que habían sido influenciados por este medio en la elección de su preferencia. Respecto a la influencia de alguien, el 33,4%, contestaron afirmativamente. Respecto a la influencia del colegio, 28,6% respondieron “si”. El cine es la influencia menos reconocida, con un 18,5% de jóvenes que consideraron que éste había influenciado su elección ocupacional. Sin embargo, al observar las profesiones u oficios según el tipo de influencia, se observan diferencias importantes. • Influencia de alguien Las profesiones en las que los encuestados dijeron haber sido influenciados por alguien con mayor frecuencia son: fútbol (55%), informática (55%), ciencias naturalesveterinaria (59%), militares-policía (45.8%) y administrativas-gerenciales (44.4%). El 77.3% de aquellos que escogieron el fútbol y dijeron haber sido influenciados por alguien, lo fueron por sus padres. De igual modo, el 63.6% correspondientes a la categoría informática-sistemas, dijeron haber sido influenciados por sus padres. De otro lado, sólo el 12.5% de los que escogieron medicina fueron influenciados por alguien. Aunque aproximadamente la tercera parte de los encuestados dijo haber sido influenciado por alguien, en aquellos casos en los que se observó mayor influencia de alguna persona, se destacan los padres como los actores de esa influencia. Sólo en el caso de la categoría militar-policía, la principal influencia se debió a otros (hermanos, primos, amigos) Docencia (con 50%) e informática (con 60%) son los dos únicos casos en los que los jóvenes reconocen una importante influencia del colegio. Arquitectura(75%), comunicaciones-publicidad (77.8%), criminalística (76.9%), semicalificados (81.3%), piloto-azafata (85.7%), medicina (70.1%), militar-policía (70.8%), otras-salud (100%) y derecho (80%), son las categorías en las que más encuestados expresaron la no influencia del colegio en su elección ocupacional. Sólo el 28.6% de los encuestados reconocieron al colegio como un actor que influyó en su elección ocupacional. Los que desean ser docentes y que reconocieron la influencia del colegio, dieron como principal razón “nos educan para el futuro” (40%), seguido de razones como “nos enseñan a ser profesores” (20%), “nos enseñan inglés” (20%) y “nos muestran lo chévere que es” (20%). El 66.7% de los que eligieron informática-sistemas y que reconocen la influencia del colegio, dieron como razón “por la enseñanza en general y el área de informática en particular”. Estos datos parecen indicar que el colegio es un escenario que brinda a muy pocos jóvenes modelos a seguir. Menos del 30% de los encuestados dijeron haber sido influidos por él. Así por ejemplo, el 3.1% de los que no aceptan la influencia del colegio en su elección del Arte, dicen que “el colegio no inculca, sino que reprime”, el 18.2% de ellos, dijeron que “el colegio no tiene profesores que estimulen las actividades artísticas” (los demás dijeron “porque es algo relativo” o no respondieron”). Como se observó, la influencia de los padres y de la televisión (como se verá en seguida), es más importante para los encuestados. Un poco menos de la mitad (44.6%) de los encuestados dijo que la televisión influyó en su elección. Criminalística es la categoría en la que más jóvenes aceptaron esta influencia, con 69.2%. El 77.8% de ellos sólo mencionan como razón de esta influencia, que existen varios canales y programas sobre el tema. Los demás dicen que “muestran la investigación a profundidad” y “muestran que es un reto”. Artes, con el 62.5%, es la profesión u oficio que se encuentra en segundo lugar, frente a la televisión como influencia. El 40% de los que aceptan esta influencia, dijeron que en la televisión “se pueden ver los grandes cantantes y se estimula el gusto por pertenecer al medio”, el 20% dijo que “las novelas enseñan a actuar y el gusto por el trabajo de los actores inspira imitarlos”. En este caso, se sugiere una relación entre la elección ocupacional por las artes y el consumo de espectáculos. El fútbol presenta el mismo porcentaje que artes frente a la influencia de la televisión. El 60% de ellos, da como razón la existencia de canales de fútbol y el gusto por ellos, el 20% dijo que “viendo se aprende” y el 13%, porque ve los mejores jugadores. En este caso, la televisión permite a los encuestados interesados en el arte y el fútbol, relacionarse con lo que ellos denominan como “el medio”, esto es, interactuar con modelos en ambas campos. Sólo el 20% de los que escogieron la docencia, aceptaron la televisión como “actor” que influyó en su decisión. La mitad no dio razón de esta respuesta. Los demás dijeron que la televisión no tiene nada que ver con sus ideales, no muestran sobre el tema y “casi no veo televisión”. Al igual que en el caso anterior, el 80% de los que escogieron ingenierías-sistemas, no ve en la televisión una influencia en su elección. De ellos el 16.7% planteó como razón de su respuesta, que la televisión no ayuda, ni es una buena solución para superarse, igual porcentaje so observó para las respuestas “no informa sobre el tema” y “no ve televisión”. El 8.3% planteó que en ella sólo muestran novelas y uno que otro documental, un porcentaje igual dijo “la televisión es ridícula” y “lo que presentan no es convincente”. Así como algunos reconocen la influencia de la televisión en su elección ocupacional, destacando que en ella se ponen en contacto con modelos a seguir, aquellos que en mayor porcentaje rechazan su influencia, plantean cierta desconfianza ante ella, pues reconocen allí simulacros (muchas novelas y pocos documentales) y no encuentran en ella información sobre sus intereses. Como se discutirá más adelante, estas cifran abren un debate sobre la recepción de los medios, así como sobre el papel de la familia y del colegio en la construcción de las elecciones ocupacionales de los hombres y mujeres jóvenes. Conclusiones Como se ha planteado, la influencia de la familia y de la televisión, es más importante que la observada para el colegio. El caso más ilustrativo, es el fútbol-deportes. Ven en la televisión jugadores y espacios de posible aprendizaje, mientras que en el colegio no encuentran espacios de para aprender de esta profesión2. De otro lado, aquellos que escogieron las artes, ven en la televisión un factor influyente, por razones similares a las observadas para el fútbol, expresando argumentos parecidos a los esgrimidos por los deportistas frente al por qué el colegio no influye en su elección ocupacional: allí no se estimula el arte y no hay profesores que apoyen la creatividad. Los que han seleccionado como ocupación militarpolicía, se sienten influenciados por la televisión, los amigos, primos y hermanos, así como por la televisión y el cine. El colegio no influyó en su elección porque éste no informa ni orienta sobre el tema (35.3%) o porque esta es una elección personal en la que el colegio no tiene cabida (11.8%). Vale la pena decir que para los que escogieron militarpolicía o fútbol-deportes, sólo se observó como razón de la no influencia de algún actor o institución, la idea de que es una decisión personal, para el caso del colegio. Es decir, ni para el cine o para la televisión, se argumentó que dado que su elección es una decisión personal, ni uno u otro tienen cabida en su decisión. Si se rechaza el cine o la televisión como factores influyentes de una elección ocupacional, es porque en ella hay “cosas irreales” o no informa sobre el tema, no porque no tenga derecho a entrometerse en un tema. Todos los elementos planteados dejan entrever la necesidad de considerar el papel de estas instituciones en la construcción de las subjetividades juveniles, en otras palabras de la construcción de esa gramática social a partir de la cual unos y otros definen sus elecciones y presentan sus razones. La televisión influye en criminalística, artes, militar-policía y fútbol, en tanto que escenificación de estas profesiones, permite a los hombres y mujeres jóvenes una ensoñación, la de hacer parte del espectáculo que observa. En este mismo sentido, el rechazo al cine o a la televisión como factores que inciden en la decisión de los que prefieren ser docentes o ingenieros, se refiere a una toma de distancia frente al espectáculo que allí se desarrolla. Aquí están en juego elementos identitarios, elementos que se relacionan con las razones observadas para escoger una profesión según estrato, edad y sexo. Como se leyó en el capítulo anterior, el gusto por el riesgo y la adrenalina, se configuró en una de las razones por lo militar-policial, de otro lado el disfrute, lo divertido, pero también el reconocimiento social, se argumentan como razones para la elección futbolista-deportista, argumentos todos que pueden vincularse con el reconocimiento de las escenificaciones de la televisión que han influido en ambas elecciones. Todos estos argumentos pueden asociarse a los que Alexis Pinilla ha denominado como comunidades estéticas, haciendo alusión a la recepción activa de los medios de comunicación desde los hombres y mujeres jovenes: “Estamos asistiendo, entonces, a la emergencia de nuevas formas de socialidad que cuestionan las aparentes certezas de la modernidad. En este sentido, para algunos autores la ruptura de las antiguas solidaridades ha hecho que la comunidad se transforme profundamente. Anteriormente, los proyectos comunitarios tenían un fuerte componente ético, esto es, centraban su unión en proyectos políticos de mediano y largo aliento. En la actualidad prevalecen las comunidades estéticas, las cuales se caracterizan por la naturaleza superficial y episódica de sus vínculos. Podríamos sugerir, entonces, que en el contexto de la sociedad de consumo, promovida por la globalización, la forma privilegiada de la asociación son las comunidades estéticas...” (Pinilla, 2007: 73) Muchas de las elecciones ocupacionales pueden leerse desde esta perspectiva, desde la construcción de escenarios estéticos, de gustos que dan forma a los proyectos vitales. Con excepción de lo observado para medicina y para la docencia, no se trata tanto de elegir una profesión u oficio, según un patrón moral o ético de deberes y derechos, sino de escoger según un sentir, un gusto que se ha formado en la relación que establecen muchos jóvenes con los medios de comunicación. Aquí no se trata tanto del gusto por cumplir un deber, como del placer de vivir haciendo lo que más gusta. Todos los elementos señalados aluden al modo como se viene transformando el trabajo, así como su relación con el aparato escolar. De un lado, puede suponerse que este aparato viene perdiendo terreno ante la televisión como espacio que influye en las elecciones juveniles. Pero este terreno perdido no sólo habla de nuevas formas de socialización, sino que coloca sobre el tapete los modos a través de los cuales el llamado post-fordismo se vincula con la construcción de subjetividades juveniles: la televisión como inspiración de una profesión, es decir, aquello que podría denominarse “ocio” (por autotélico, lúdico), como elemento que configura la elección y construcción de un proyecto de vida y ofrece modelos de trabajo: la búsqueda de reconocimiento, lo divertido, la adrenalina, son aspectos que aluden a lo que Virno describe como las actuales condiciones del trabajo y el empleo de las capacidades genéricas humanas. Y sin embargo, no porque se articulen elementos del ocio al trabajo, éste ha dejado de ser alienante: puede decirse que a través de esas nuevas estrategias de gestión de los recursos humanos y de las actividades productivas en general, se ha procurado lograr nuevas formas de trabajo más productivas esto es, se han sofisticado los mecanismos de control bajo la égida de la auto-regulación. En todo caso, queda la pregunta por el impacto de la formación escolar en la ciudad para los jóvenes de estrato 2 y si ésta contribuye o no a construir elecciones ocupacionales que contribuyen a la construcción de proyectos colectivos, de autonomías, de solidaridades nuevas, o si se reproduce acríticamente nuevos modelos de gestión de la vida bajo la tutela de las transformaciones del trabajo. 2 El 18.5% de los que escogieron el fútbol como ocupación, y no ven en el colegio alguna influencia, dijeron que en el colegio no se apoya el deporte, el 7.4% que no existen clases de fútbol y el 22.2% que ésta es una decisión personal en la que no influye el colegio. Bibliografía ARCHILA, M. (1989). “La clase obrera colombiana (1886-1930)”. En: A. TIRADO MEJÍA (Dir.), Nueva Historia de Colombia. Tomo III. Bogotá: Editorial Planeta. ARCHILA, M. (1989). “La clase obrera colombiana (1930-1945)”. En: A. TIRADO MEJÍA (Dir.), Nueva Historia de Colombia. Tomo III. Bogotá: Editorial Planeta. AUGE, M. (1995). El Sentido de los Otros. Barcelona: Gedisa. BECK, U. (1997). La reinvención de la política: Hacia una teoría de la modernización reflexiva. En: U. Beck, A. Giddens y S. Lash. Modernización Reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social moderno. Traducción de Jesús Alborés. Madrid: Alianza Editorial. BONDER, B., MARTIN, L. y MIRACLE, A. (2004). Culture Emergent in Occupation. The American Journal of Occupational Therapy. Volumen 58. Número 2. Marzo-Abril. BOURDIEU, P. (2002 [1994]). Razones Prácticas. Sobre la teoría de la acción. Traducción de Thomas Kauf. Barcelona: Anagrama. BOURDIEU, P. (1998 [1979]). La Distinción. Traducción de María del Carmen Martínez Gimeno. Madrid: Taurus. Madrid. 1998. BOURDIEU, P. (2003). Cultura y política. En: Cuestiones de Sociología. Madrid: Ediciones Istmo. CADENA, A. (2004). Proyectos sociopolíticos, poblacionales y familias: de las políticas de higiene al control a través del afecto. Colombia 1900-1999. Bogotá: Documentos CESO No. 76. Centro de Estudios Socioculturales e internacionales CESO. Universidad de los Andes. CARREÑO, J. “La recreación en América Latina”. IX Congreso Nacional de Recreación. Coldeportes / FUNLIBRE. 14 al 17 de Septiembre de 2006. Bogotá, D.C., COLOMBIA. En: www.funlibre.org.co. Consultado el 21 de febrero de 2007. CRABTREE, J. (1998). The end of Occupational Therapy. The American Journal of Occupational Therapy. Volumen 52. No. 3., 205-214. DOUGLAS, M., ISHERWOOD, B. (1990 [1979]). El mundo de los Bienes. Hacia una Antropología del Consumo. México: Editorial Grijalbo. ESCOBAR, A. (2005). Más allá del tercer mundo. Globalización y diferencia. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia & Universidad del Cauca. ESCOBAR, A. (1996). La Invención del Tercer Mundo. Bogotá: Editorial Norma. ESCOBAR, A., ÁLVAREZ, S., DAGNINO, E. (2001). “Introducción: lo cultural y lo político en los Movimientos Sociales Latinoamericanos”. En: Arturo Escobar, Sonia Álvarez, Evelina Dagnino (eds.) Política Cultural y Cultura Política. Bogotá: Editado por Taurus & ICANH. FOUCAULT, M. (1989). Historia de la Sexualidad. 1. La Voluntad de Saber. México: Siglo XXI. FOUCAULT, M. (2000). Defender la sociedad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. GARCÍA CANCLINI, N. (1989). Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Editorial Grijalbo. GARCÍA CANCLINI, N. (1995). Consumidores y Ciudadanos, Conflictos Multiculturales de la Globalización. México: Grijalbo. HART, M., NEGRI, A. (2004). Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio. Barcelona: DEBATE-MONDADORI. HELLER, A. (1982). La revolución de la vida cotidiana. Barcelona: Ediciones Península. HINOJOSA, J., KRAMER, P., BRASIC, Ch. y LUEBBEN, A. (2003). Core concept of Occupation. En: Paula Kramer, Jim Hinojosa y Charlotte Brasic Royeen (eds.) Perspectives in Human Occupation. Participation in Life. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins. HUNNICUTT, B. (2006). The history of Western Leisure. En: Chris Rojek, Susan, Shaw, Tony, VEAL (eds.) A handbook of leisure studies. Londres: Palgrave. “Idle Theory. Life Does The Least”. En: http://www.idlex. freeserve.co.uk/. Consultado el 24 de abril de 2007. LANDER, E. (2001). “Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos”. En: Edgardo Lander (com.) La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectiva latinoamericana. Caracas: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales & UNESCO. MARTÍN-BARBERO, J. (2003). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Bogotá: Unidad editorial Convenio Andrés Bello. MARX, C. y ENGELS, F. (1971). Manifiesto del Partido Comunista. Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras. MEAD, M. (1977). Cultura y Compromiso. El mensaje a la nueva generación. Barcelona: Granica. MIGNOLO, W. (2000). Local Histories/Global Desings: Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking. New Jersey: Princeton University Press. MOUFFE, Ch. (1995). Democracia radical ¿Moderna o premoderna?. En: Pedro, Santana (com.) Las Incertidumbres de la Democracia. Ediciones Bogotá: Foro Nacional por Colombia. PEDRAZA, Z. (2001). Sentidos, movimiento y cultivo del cuerpo: política higiénica. En: Martha Cecilia Herrera y Carlos Filmar Díaz (com.) Educación y Cultura Política: Una mirada multidisciplinaria. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional – Plaza & Janés. PINILLA, A., (2007). La experiencia juvenil en una sociedad mediática. Pedagogía y saberes, 27, 69-76. RIBEIRO, G. (2003) Postimperialismo. Cultura y política en el mundo contemporáneo. Barcelona: Editorial Gedisa. SANTOS, B. (1998). De la mano de Alicia. Lo social y lo político en la posmodernidad. Bogotá: Siglo del Hombre Editores & Ediciones UNIANDES. URIBE, J. (2007) “Corporalidad juvenil: retos para la educación en salud”. Revista Pedagogía y Saberes. No. 27. URIBE, J. (2001). La Invención de lo Juvenil. Bogotá: Programa Desarrollo Institucional y comunitario, Programa de Cooperación Internacional Unión Europea – República de Colombia. URIBE, J. (2008). “Cuerpos del trabajo: concepciones del cuerpo”. Ponencia presentada en el Segundo Encuentro Internacional sobre estudios de Fiesta, Nación y Cultura. URIBE, J., JIMÉNEZ, G., CASTILLO, S., BONILLA, C. y BARRERA, M. (2005) El pan nuestro de cada día. Informe de caracterización de la central de Abastos de Bogotá. Hospital del Sur y Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. VALENCIA, G. (2007). Entre cronos y cairos. Las formas del tiempo sociohistórico. Barcelona: Antrhropos Editorial. VIRNO, P., (2003). Gramática de la multitud. Buenos Aires: Colihue. WILCOCK, A. (1999). “Reflections on doing, being and becoming”. En: Australian Occupational Therapy Journal. No. 46., 1-11. WORLD LEISURE AND RECREATION ASSOCIATION (WLRA). “Carta del Ocio”. En: www.funlibre.org.co. Consultado el 21 de febrero de 2007 Ensayo 3. Cultura somática, escuela y religión Post-colonialism, as it is now used in its various fields, describes en remarkably heteregeneous siete of subject positions, profesionales fields, and critical enterprises. S. Slemon, 1994. Notre corps, nos attitudes révèlent non seulement notre personnalité mais aussi ce que nuevos traversons dans notre vie. Ken Bugul, 1999. 1. Pensar el cuerpo en las sociedades complejas El tema del cuerpo se ha hecho presente, de forma radical, en nuestras sociedades, y en especial en el marco de los estudios sociales. Desde el estudio de la ciencia de las razas (con los trabajos desarrollados por los antropólogos alemanes de traspaso de siglo XIX a siglo XX) hasta los estudios culturales que tienen el cuerpo como uno de sus elementos centrales, encontramos formas de pensar y entender la alteridad de estos cuerpos y de los sujetos que los encarnan. Esto ha conllevado que los investigadores del campo de las ciencias sociales no puedan seguir dando la espalda a la temática corporal y tengan que afrontar estudios y realidades que hasta ahora habían quedado (o bien nos habían hecho creer que así era) en estado de marginación. Han sido justamente los desplazamientos de poblaciones hacia diferentes zonas geográficas del planeta que ha provocado la convivencia de cuerpos” procedentes de culturas de origen diferentes. Hemos asistido a un proceso de globalización de la corporeidad, pasando de identidades corporales muy ligadas al territorio a nuevas identidades reconstruidas desde una mirada global. Mientras que la antropología, la sociología y la psicología social hace años que han incorporado el tema 1 del cuerpo entre sus objetos de estudio, la pedagogía (aparte de las praxis y discursos específicos de la educación física) había vivido de espaldas a la constitución subjetiva de los cuerpos de los educandos. El presente trabajo estudia la presencia de los “cuerpos inmigrantes” en las praxis y discursos pedagógicos. Más allá de los Guetos y las Banlieues, la alteridad anatómica ha hecho presencia entre nosotros. Se han roto muros y barreras físicas, pero los aislamientos y rodeos mentales siguen dominando parte del panorama que nos disponemos a dibujar. En los guetos se dan situaciones de homogeneización corporal (todo el mundo exhibe anatomías parecidas) y la irrupción de estos cuerpos en otros contextos puede ser sólo parte de un efecto espejo testimonial. Pero la situación en muchos contextos de nuestro país es otra. Tal como anuncia Delgado las sociedades en movimiento rompen, justamente, con una mirada monolítica de la realidad y hacen aflorar muchas dimensiones reales y escondidas hasta el momento1. 2. El cuerpo en la teoría postcolonial La colonización de la alteridad, ha pasado por diferentes formas y estrategias, que la han impulsado a geografías, territorios y situaciones simbólicas de ocupación. DELGADO, M. Sociedades movedizas. Pasos hacia una antropología de las calles, Barcelona, Anagrama, 2007. La cuestión racial, aquello que corporal ha marcado las vidas de los habitantes de guetos y banlieues, es la clave de vuelta para entender muchas de estas situaciones. Sólo hace falta pensar en los disturbios provocados por ciudadanos negros a los EEUU durante los conflictos de los Angeles en 1992, los conflictos de Bristol del mismo año, o los de los últimos años en Francia en diferentes banlieues2. Los zoológicos humanos que circulaban por las ciudades europeas y nortemericanas durante el siglo XX, también jugaban este rol de colonización de la diferencia, y al mismo tiempo hacían de la diferencia pedagogía en el marco del gran teatro de la alteridad”3. Todo constituía una determinada mirada biopolítica que ubicaba la alteridad en espacios corporales prácticamente imposibles de desalojar; se trata de una nueva forma de pensar y entender los cuerpos, porque el cuerpo que experimenta de manera cada vez más intensa la indistinción entre política y vida ya no se el del individuo; tampoco se el de las naciones, sino el cuerpo, en la vez desgarrado y unificado del mundo”4. Lo biológico ha sido el punto de mira de la colonización de la alteridad y ahora, la perspectiva de los estudios postcoloniales, busca rehacer el camino a la inversa. Desde posiciones de partida como el postmodernismo y el postestructuralismo, el postcolonialismo, entendido como un concepto heterogéneo, puede incorporar miradas, saberes y prácticas muy dispares, pero que buscan devolver en su propio espacio a aquellos sujetos colonizados. Proveniente de la Teoría literaria y de la Crítica cultural, y teniendo como punto de partida los trabajos de Edward Said, esta particular mirada se hace presente en las ciencias sociales para promover situaciones y miradas emancipadoras y liberadoras de los sujetos oprimidos5. Elementos como la cultura, la raza, el color de la piel (altamente presentes en textos, discursos, miradas y praxis que se realizan en los EEUU) son fundamentales para entender la reconfiguración del cuerpo inmigrante en contextos vulnerables y problemáticos. Si intentamos hacer el ejercicio de definir y situar quien puede ser considerado postcolonial, ya estamos asumiendo que existen identidades que han sido construidas desde posiciones colonizadas. Este punto de partida es fundamental por lo que podemos dibujar como una toma de conciencia. Aunque se trate de un modelo teórico para estudiar determinadas realidades, la mirada postcolonial puede servir como forma de lucha política, como instrumento pedagógico para devolver al ágora las corporeidades ubicadas en geografías en los márgenes de la ciudad. La clave para entender la mirada que proponemos, puede leerse entre las líneas que propone Vilanou: “Ahí radica, seguramente, el reto que debemos abordar: reconfigurar un universo simbólico y relacional devuelvo al cuerpo humano que, en lugar de ser dominado, segregado, mutilado o colonizado, pueda despertar la conciencia de una nueva realidad individual y social6“. 3. Mestizaje corporal y pedagogía El término mestizaje, poco utilizado en los discursos pedagógicos, puede ayudarnos a entender muchas ideas que sirven para vertebrar el tema que nos ocupa. El cuerpo y el mestizaje se construyen de forma simultánea desde la filosofía clásica y se transmiten hasta nuestros días a través de los imaginarios sociales. La construcción de un mundo, con las corporeidades que le corresponden y fundamentado en una idea eurocéntrica, ha hecho que la presencia del término mestizaje (que nos remite en la idea contraria de pureza) fueran un concepto y una realidad especialmente temidos. Los cuerpos ideales eran cuerpos apartados de la mezcla, de los cuerpos mestizos. Por ello De Diego afirma con contundencia que los cuerpos de las minorías sociales, raciales o sexuales han sido tradicionalmente colonizados en una doble dirección: reducidos con violencia o desposeídos de su propia subjetividad a través de la apropiación -relativa o total- miedo parte de laso clases de poder” (1992). La descolonización de los cuerpos y la presencia de discursos inter, trans y multiculturales, aunque ha roto con muchos mitos del imaginario social, han seguido olvidando el cuerpo como espacio reflexivo y de producción de nuevos discursos, entre el cual encontramos el discurso del mestizaje . Laplantine se refiere al mestizaje como un paradigma en construcción” que nos tiene que permitir repensar las configuraciones corporales de la sociedad y proponer nuevas topografías para los cuerpos . El sentido de esta nueva manera de entender a los cuerpos que habitan, comparten espacios, se tocan fugazmente con otros cuerpos, se conjuga con la propuesta de romper con las ontologías que los separan. No es posible (por suerte), al menos en nuestro contexto, un control biopolítico de la natalidad y, por lo tanto, del mestizaje. Eso se traduce en que las relaciones entre sujetos de diferentes culturas, con cuerpos externamente diferentes, dan lugar a nuevas expresividades corporales. Esta reconfiguración corporal es un punto de partida para repensar el cuerpo y la educación. Vilanou lo expresa de la manera siguiente: 2 Sobre estos conflictos y su relevancia para afrontar el tema que estamos estudiando ente remitiendo al trabajo de Loïc WACQUANT, Parias urbanas. Guetos, banlieues, Estado, Barcelona, Ediciones de 1984, 2007. 3 J. PLANELLA, Los monstruos. Barcelona, Ediuoc, 2007. Sobre esta temática también nos remitimos al trabajo de R.G. THOMSON (ed.) Freakery, Cultural Spectacles of the Extraordinary Bod, Nueva York, New York University Press, 1996. 4 ESPOSITO, R. Bíos. Biopolítica y filosofía, Buenos Aires, Amorrortu, 2007, pág. 20. 5 Para una revisión profundizada sobre el tema nos remitimos a S. SLEMON, The Scramble precio Post-Colonialism”, dentro de C. Tiffin & A. Lawson (eds.) De-scribing Empire: Post-Colonialism and Textuality, Londres, Routledge, 1994, pp. 15-32. 6 VILANOU, C. “Memoria y hermenéutica del cuerpo humano en el contexto cultural postmoderno”, en A. ESCOLANO y J.M. HERNÁNDEZ, La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y educación deseada, Valencia, Tirant lo Blanch, pág. 375. 7 Al igual que ha pasado con otros aspectos pedagógicos con los cuerpos de las otras culturas, -que pueden ser cuerpos que presentan otros colores-, la pedagogía ha dejado de lado el cuerpo del otro como espacio de reflexión y de acción. El problema tiene lugar, porque es justamente a partir de su presencia corporal (para tener un cuerpo diferente) que tienen lugar los actos de rechazo, marginación y opresión. 8 F. LAPLANTINE, Le métissage, París, Flammarion, 1997. Ya no hay -felizmente, ya no podrá existir- un único modelo corporal. El hombre de raza blanca se ha percatado que ya no vive sólo en el mundo. Nos encontramos abocados al contacto, en el intercambio, en fin, en una nueva cultura de mestizaje en la que el cuerpo ocupa un lugar central de forma que la corporalidad constituye la auténtica condición de posibilidad para alcanzar un verdadero mundo intercultural9. El mestizaje corporal, leído como nuevo paradigma, como praxis cotidiana o como discurso pedagógico, sirve para reconstruir las fronteras que separan los cuerpos denominados autóctonos de aquéllos que se designan como extranjeros. La hibridación entre aquello que era definido como cuerpo autóctono y aquello que era definido como cuerpo extranjero genera nuevas hermenéuticas y nuevas texturas sociales. Pero el punto realmente importante de esta idea es la rotura de las fronteras que conducen las experiencias relacionales más allá de posturas coloniales en las cuales los cuerpos pueden ser leídos desde la óptica de colonizados y colonizadores. El mestizaje puede ser entendido a modo de identidad narrativa fronteriza, si reanudamos la propuesta de McLaren. Para este autor, se trata de renombrar y reconstruir la realidad, en lugar de abordar la realidad mediante la producción de una subjetividad negativa”10. La frontera pone en cuestionamiento el centro de los discursos y de las praxis y las desestabiliza, aunque también corre el peligro de crear nuevas separaciones. De hecho, no se trata sólo de un tema estrictamente carnal (del color de la piel, de los rasgos faciales, de los olores, y de los usos y costumbres en la gestión del propio cuerpo, etc.), sino de la vivencia del cuerpo, de la corporeidad. Porque las posibilidades descritas en el capítulo anterior nos conducen a esta reflexión de pensar pedagógicamente cuerpos que hasta ahora no tenían formas, colores, texturas, olores de forma normativa pensados desde un modelo eurocéntrico. Es en este sentido que la pedagogía tiene que poder incluir la descolonización de los cuerpos, que en la reflexión teórica desde la idea de mestizaje puede permitir desestabilizar los constructos binarios (cuerpos autóctonos/cuerpos extranjeros) para repensar nuevas formas de convivencia corporeizada. Se trata de deconstruir la idea de cuerpos exóticos (que nos atraen sólo cuando realizamos el viaje) que en nuestro retorno en la cotidianidad también construimos como cuerpos peligrosos para conceptualizarlos simplemente como cuerpos. Es en este contexto que tiene sentido una pedagogía que trabaja por la aceptación de los otros cuerpos; unos cuerpos que nos pueden permitir, con más facilidad, poder aceptar nuestro propio cuerpo. 4. Pedagogía del cuerpo oprimido Paulo Freire afirma, con una cierta rotundidad al inicio de Pedagogía del oprimido que: “La Pedagogía del Opri- mido, aquélla que deber ser elaborada con él y no para él, en tanto hombres o pueblos en la lucha permanente de la recuperación de su humanidad”11. La pedagogía del oprimido hace referencia también a la imposición de las políticas en los cuerpos de los sujetos que buscan su sumisión o docilización. La lectura de los cuerpos oprimidos se puede hacer en un sentido amplio, y podemos dar cabida a los cuerpos de los inmigrantes, de los enfermos mentales, de las personas con discapacidad, de las mujeres víctimas de violencia doméstica, de los transexuales obligados a prostituirse, de los menores indocumentados no acompañados que habitan en las ciudades europeas, de la gente con problemas de autonomía, de los jóvenes infectados con HIV, etc. Son casos extremos de opresión corporal, pero entre estos cuerpos y los cuerpos modélicos propuestos por los medios de comunicación, y a veces instigados desde determinadas pedagogías, hay muchos otros que, aunque las apariencias puedan disimular o engañar, se encuentran igualmente en situación de opresión. Es así como la pedagogía tiene que poder abrirse a todos aquellos cuerpos que tienen síntomas de opresión, ya sea porque han estado sujetos hipercorporeïzados, ya sea porque han estado sujetos descorporeïzados. McLaren insiste en esta idea: Dicha praxis pedagógica rechaza la sujeción clasista del cuerpo proletario mediante su estetización estéril por parte de las categorías burguesas de la carne. También rechaza la imposición del patriarcado sobe el cuerpo femenino y la intextuación de las ideologías masculinas. Debemos proporcionar a los marginados y a los que se han visto conducidos a la miseria el poder necesario en la línea de sus deseos12. Seguramente se encuentra en el deseo una de las claves de la pedagogía que puede posibilitar el ejercicio de la subjetivación corporal y permitir dejar atrás las prácticas que cosifiquen a los sujetos. El deseo es inherente a la subjetividad, en el sentido que el hombre puede ser entendido como un cuerpo que desea de forma intencional. La negación del deseo (desde su dimensión corporeïzada) lleva al sujeto a los territorios de la cosificación; sólo devolviendo al sujeto la posibilidad de vivir en la propia carne el deseo se puede pasar de la condición de cosificación a la de corporeïzación. Tal como sugieren Escolano y Hernández: “La educación está determinada por la fuerza de los deseos y las esperanzas que los hombres y las sociedades manifiestan para prolongar esta cultura que siempre concluye siendo una bildung compartida”13. Pero tal como hemos visto en el anterior párrafo, estos deseos que marcan el hacer de los hombres pueden quedar restañados. Las posibilidades de luchar contra la cosificación son muchas, pero nosotros nos queremos centrar en la pedagogía de la resistencia corporal. Resistir es, simbólicamente pero también en la praxis corporal, poner el cuerpo por delante, con fuerza, para no ser engullido por las fuerzas que nos oprimen. Si entendemos el cuerpo como simple producto (discursivo, político, ideológico o pedagógico), en lugar de entenderlo como espacio de lucha y conflicto, será muy difícil pensar en C. VILANOU, “Memoria y hermenéutica del cuerpo humano en el contexto cultural postmoderno”, en A. ESCOLANO I J.M. HERNÁNDEZ, La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y educación deseada, Valencia, Tirat lo Blanch, pág. 373. 10 P. McLAREN, Pedagogía crítica y cultura depredadora, Barcelona, Paidós, 1997, págs. 132. 11 P. FREIRE, Pedagogía del oprimido, Madrid, Siglo XXI, 1995, págs. 40. 12 P. McLAREN, Pedagogía crítica y cultura depredadora, Barcelona, Paidós, 1997, págs. 104. 13 A. ESCOLANO, A. y J. Mª HERNÁNDEZ, “Presentación” de La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y educación deseada, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2002, págs. 13. 9 una pedagogía de la resistencia. Ahora bien, si somos capaces de ver en las corporeidades de los sujetos la capacidad de actuar frente a situaciones constitutivas de cosificación, entonces tendrá sentido pensar en la posibilidad de una pedagogía que forme a los sujetos en la autoconciencia corporal. Sin embargo, ¿como tienen que resistir estos cuerpos formados en su autoconciencia? Son muchas las respuestas que se pueden dar a una pregunta como la que nos formulamos, aunque pensamos que lo que es importante es resistir a la imposición, sobre todo, de lo que hemos construido críticamente y designado como cuerpos ortodoxos. Los cuerpos ortodoxos son cuerpos que vienen dados, que son constituidos por los otros, que sitúan a los sujetos en espacios donde el deseo se encuentra aplacado; espacios donde el cuerpo ya ha vuelto a perder la posibilidad de desarrollar su narratividad14. Se trata, en definitiva, de resistir al ejercicio de la biopolítica, que entiende los cuerpos de los sujetos como espacios de gobernabilidad, de inscripción del poder, de materialización de los deseos de los otros. Y resistir pasa para aprender a habitar el cuerpo y hacerlo de forma consciente y activa, a través de la propia narración, como una tecnología del yo corporal. Una tecnología que debe que permitir al sujeto actuar sobre él mismo para constituirse así en sujeto corporeizado; un ejercicio que Foucault ya definió como crearnos en nosotros mismos como una obra de arte”15 y que De Diego también describía: “No hay cuerpo sin lenguaje, y al explicar la causa de esas cicatrices se obligaba a la mirada del espectador en enfrentarse cono otro cuerpo diferente del aquellos que conforman el cuerpo social sin cuerpo que oculta y reduce sus cuerpos del deleito”16. 5. Paidoteología del cuerpo: notas sobre el informe Stasi En la configuración del cuerpo inmigrante en contextos educativos, juega un papel relevante lo que es conocido como Informe Stasi. Tal como expresa Henry Labayle, “el informe Stasi una especie de inventario, de una descripción de la situación, de una descripción de las relaciones entre la religión y los servicios públicos en la Francia del siglo XXI”17. Esta mezcla de religión, sociedad, corporeidad y pedagogía entra en conflicto de forma permanente hasta estallar en determinadas situaciones. Si nos detenemos a estudiar el origen de un informe como el que nos ocupa y la ley que más tarde se derivará, nos tenemos que remontar -de forma específica- al año 1989. El otoño de aquel año, el director del Licée de Creil negó la entrada al centro educativo a tres alumnas musulmanas porque se negaban a sacarse el pañuelo que les cubría el cabello. La primera reacción fue acusar al profesor de racismo, pero él salió en su defensa alegando que hacía uso de la condición de laïcidad de las instituciones escolares18. Este hecho llegó a manos de Lionel Jospin, entonces Ministro de Educación de Francia. Su reacción consistió en elaborar una circular en la cual se advertía a los estudiantes a que no llevaran insignes religiosas a las clases. Sólo se trataba de una advertencia “porque en caso de que los quisieran llevar no se podía hacer nada más. La reacción de algunos intelectuales apuntaba a la idea de que prohibir el velo podía ser contraproducente, aunque tampoco pretendían hacer apología de un radicalismo islámico”19. Las reacciones por parte de la sociedad, los profesionales de la educación y el Estado van evolucionando. Ya en 1994, en una circular que regresa a este tema, se habla de signos discretos y signos ostentosos, sin acabar de clarificar estos complicados términos y lo que había detrás de cada uno de ellos. En 2003, el Presidente de la República francesa asigna a Bernard Stasi la presidencia de una comisión de trabajo para elaborar un informe y un conjunto de propuestas sobre esta temática20. Las propuestas del informe son pocas y mucho claras: 1) Hay que fomentar todo lo que sea cultural, pero hay que dejar de ayudar a todo lo relacionado con cultos religiosos y/o confesionales. 2) Hay que consolidar la neutralidad del servicio público. En los establecimientos escolares es necesario establecer una ley que prohíba el uso de los signos ostensibles. En concreto se afirmaba: “se prohíbe en las escuelas, colegios y liceos cualquier tipo de indumentaria o símbolo que manifieste afiliación política o relgiosa. Toda sanción será proporcionada y adoptada después de haber propuesto al alumno atenerse a sus obligaciones (...) La indumentaria y lo símbolos religiosos prohidos son cruz grande, la kippa o el velo. No se consideran símbolos que manifiesten pertenencia religiosa los 14 Es interesante la reflexión que hace De Diego sobre el trabajo encima de los cuerpos para borrar su diferencia: Borre usted el dolor y cono él borrará también la diferencia que lo perturba, porque para la sociedad dominante cuidar se homologar: se cuida a los locos, se cuida a laso mujeres, a los enfermos, en aquellos que, en una palabra, su diferentes, que se desmarcan del ideal normativo”, E. de DIEGO, “Cuerpos colonizados” Revista de Occidente, 134-135, pp. 155-163. 15 Citado por Lanceros (1996:203). 16 E. DE DIEGO, “Cuerpos colonizados” Revista de Occidente, 134-135, pp. 155-163. 17 H. LABAYLE, “El informe Stasi: Origen y contenido”, I. LAGABASTER (Dir.) Multiculturalidad y laicidad: a propósito del informe Stasi. Aportaciones al debate sobre lo velo islámico, Pamplona,Lete, 2004, pág. 19. 18 MONNET, J. A Creil. “L’origine del affaire des foulards”, Herodote, 56, 1990, pp. 45-54. Sobre el origen de este conflicto también se pueden consultar: FELDBLUM, M. “Paradoxes of Ethics Politics: Tha Case of Franco-Magrebis in France”, Ethic and Racial Studies, 16 (1), 52-74; GALEOTTI, A.E. Citizenship and Equality: Tha Place of Toleration”, Political Theory, 21 (4), 1993, pp. 585-605. 19 Sobre éste hecho puede consultarse el artículo de BADINTER y otros, Proofs, de ello “capitulons pas”, Le Nouvel Observateur, 2 de agosto de 1989, pp. 20 Esta Comisión estaba formada por veinte personas entre los cuales podíamos encontrar profesores universitarios, religiosos, dignatarios, altos funcionarios del Estado, magistrados, técnicos del Ministerio de Educación y de Sanidad y filósofos. Trabajaron a través de diferentes entrevistas a alumnos de instituto, profesores, enfermeras y médicos, sindicalistas, responsables de partidos políticos, etc símbolos discretos, como por ejemplo medallas, crucecitas, estrellas de David, manos de Fátima o libritos de Corán21“. 3) Respetar las fiestas religiosas en el calendario francés incorporando el Yom-Kippour y el El-Kebir. Hacer de las fiestas religiosas del Yom-Kippour y del Aïd-El-Kebir días festivos en todas las escuelas de la República22“. Pero más allá de lo que el informe puedo describir y de lo que la ley pretende regularizar, detrás de los cuerpos no podemos encontrar lo que el Estado francés (y por extensión los otros estados) pretende ordenar y sistematizar. Si partimos de la idea de que el cuerpo no es neutral sino que se trata de un cuerpo cultural y político, éste comportará una determinada posición y visión. En el mismo uso de la Hiyab podemos encontrar muchas lecturas en función de una posición política, cultural y religios. Tal como el mismo informe Stasi anuncia: “Para las que lo llevan, el velo puede revestir distintos significados. Puede ser una elección personal o una obligación, especialmente dificil de tolerar para las más jóvenes (...) Para las que no lo llevan, el velo islámico estigmatiza a la joven púber a la mujer como única responsable del deseo del hombre, visión que infringe en su fundamento la igualdad entre hombres y mujeres. Para el conjunto de la comunidad escolar, el velo se a menudo como motivo de conflictos, de divisiones y de sufrimientos. El carácter visible de un símbolo religioso es percibido para muchos como contrarío a la misión de la escuela que debe ser un espacio para la neutralidad y el lugar de despertar de la conciencia crítica”23. Pero la presencia y prohibición de lo simbólico en la escuela puede responder a un modelo de control de las sociedades desbordantes. En palabras de Donzelot “se trata que la exhibición del velo perturba la relación educativa cono la provocación deliberada que representa frente a un sistema docente seguro de sí mismo, de su calidad intrínseca, y por ello completamente desamparado24.”. Desde nuestro punto de vista asistimos a una especie de paidoteologia del cuerpo. Una mezcla de Teología y Pedagogía que regulan las funciones del cuerpo en la escuela a fin de que nada se escape. Pero la verdadera dificultad no reside en forjar una Teología ni una Pedagogía; todo el contrario. Los retos pedagógicos apuntan en la dirección de mirar a los cuerpos poliédricos de la escuela más allá de los símbolos connotados, de las pieles y los olores, del pelo y los usos de la carne. Esta poliedricidad (que a menudo queda atrapada entre la Escila y la Caripdis pedagógica) permitirá hacer un paso que rompa la segmentación de fronteras corporales. 6. Adjetivar el cuerpo en la pedagogía multicultural Al igual que la mirada pedagógica general, la pedagogía multicultural se había mantenido apartada del papel de los cuerpos de los educandos en sus praxis y discursos. Actualmente es imposible escapar a la producción de cuerpos definidos a partir de sus orígenes y de sus identidades. Éste hecho puede provocarr una cuestión crítica y en parte contradictoria. Si seguimos la propuesta de Bauman sobre la identidad nos daremos cuenta de que “antes era un proyecto vital contemporáneo a la duración de la propia existencia, y hoy día se ha transformado en un atributo del momento. Ya no es una obra que se proyecta una sola vez y no se acaba nunca de construir, sino una obra que se construye a ratos, y siempre a partir de cero25“. Los estudios multiculturales y su particular mirada a la sociedad impulsan el mantenimiento de identidades de origen, que necesariamente tienen que entrar en posiciones conflictivas con los sujetos que van reconfigurando su identidad de forma continuada. Por ello la mirada desde aquello postcolonial permite un retorno claro y directo a cuestiones como la identidad. Resistir corporalmente desde la identidad es una opción posible, que a la luz de la multiculturalidad corporal, nos ofrece una geografía de corporeidades con muchos matices. Esta apuesta por la multiculturalidad corporal tiene pleno sentido en la reflexión que hace McLaren: “El pluralismo muerto es el que mantiene a raya la necesidad de historizar la diferencia”26. Hacer diferente al diferente o alterar la alteridad, simples mecanismos de defensa de los actores de la pedagogía para poder preservar la diferencia en territorios especialmente concebidos. Contra este modelo, la reconfiguración del cuerpo inmigrante, permite abrir horizontes en un marco pedagógico postcastersiano. 21 Nosotros seguimos la traducción castellana del Informe Stasi aparecida en el libro de Iñaki LASAGABASTER (decir.) Multiculturalidad y laicidad. A propósito del informe Stasi. Pamplona: LETE, 2004, págs. 369. 22 Ibid, pág. 369. 23 Comisión de reflexión sobre la aplicación del inicio de laicidad en la República. Informe para el Presidente de la República. Enviado el 11 de diciembre de 2003. Reproducido en LASAGABASTER, 2004, pág. 359. 24 DONZELOT, J. “La ciudad de tres velocidades”, dentro de AAVV, La fragilización de laso relacionas sociales. Madrid: Círculo de Bellas Artes, 2006, pàg.42 25 BAUMAN, Z. Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona: Arcadia, 2007, págs. 11. 26 McLAREN, P. Pedagogía crítica y cultura depredadora. Barcelona: Paidós, pàg.31 De la unicidad a la diversificación: apuntes analíticos sobre la conformación de las identidades juveniles “transculturales” en el mundo rural e indígena Por: Juan Pablo Zebadúa Carbonell1 1. Introducción Esta ponencia trata de aportar elementos teóricos para abordar el análisis de las culturas e identidades juveniles en la contemporaneidad, por tanto, también es extensiva para las juventudes indígenas y rurales. Intentamos la promoción del fortalecimiento de otras miradas y perspectivas a su estudio, en tanto están inmersas en procesos que abarcan la escena internacional. Actualmente, los universos étnicos y rurales han sufrido una serie de cambios en función de muchos factores entre los cuales se encuentran los procesos de globalización que sobresalen en el mundo. Esto ha hecho que también lo rural e indígena sean espacios geográficos y culturales en donde se reproducen las dinámicas globales; así es que las repercusiones en torno a la esencia de las regiones étnicas cada vez más son notorias a partir de sus cambios suscitados en los contextos actuales. Debido a ello es una necesidad la construcción continua del quehacer analítico en torno a los cambios en las sociedades rurales e indígenas, ahí donde es fácilmente perceptible el hecho de “floklorizar” o “romantizar” a las culturas étnicas, como grupos homogéneos e inmutables a cualquier tipo de cambio. Hoy día, las sociedades indígenas son otras porque han sido impactadas desde varios frentes y procesos, no obstante que siguen retroalimentando las dinámicas globales y de esta manera “actualizan” sus construcciones culturales que les permite seguir siendo lo que quieren ser. Todo ello acota directamente las juventudes indígenas y rurales en muchas de las regiones donde se desenvuelven. Son los jóvenes quienes más acusan el sentido de cambio y “reciclan” constantemente su accionar entre el universo propio y las demandas externas con las que constantemente conviven. Lo que a continuación se presenta forma parte de la necesidad de observar y analizar a las juventudes étnicas desde una perspectiva no estandarizada ni reducida del ser indígena, sino más de carácter interpretativo y de construcción constante de la acción juvenil por parte de sus propios actores a partir de tres conceptos que forzosamente nos tendrían que remitir a un horizonte explicativo actualizado y re-formulado de la construcción identitaria de la juventud indígena y rural: la cultura, las identidades y la transculturalidad. En estos conceptos se apuesta a animar una visión del “indígena”, más concretamente del “joven indígena”, como parte de un enfoque distinto del quehacer cultural, de los procesos identitarios juveniles, hasta llegar a la transculturalidad. 2. La cultura en escena En lo que concierne a las reflexiones sobre lo que acontece en lo social, en la actualidad es evidente la presencia del concepto de cultura respecto al horizonte con que se observan los procesos humanos. Nunca antes dicho concepto había estado tan actualizado en las ciencias sociales. Esta tendencia la coloca como punto rector y de análisis de lo que sucede en el entorno de nuestro tiempo, alcanzando a diversos campos de estudio, otrora de difícil acceso en el entendimiento de los procesos simbólicos como una práctica y perspectiva esencial para el accionar social, por ejemplo, en la economía y muchos estudios empresariales; de igual forma en los estudios agrarios y del campesinado; la psicología social, la filosofía y hasta en el derecho, 1 Doctor en Antropología y Estudios Interculturales por la Universidad de Granada, España. Actualmente trabaja en la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), región Totonacapan, sede Espinal, donde es responsable de la Orientación de Comunicación. Ahí mismo desarrolla la línea de investigación Globalización y procesos identitarios, enfocada a la juventud. Es autor del libro Rock y contracultura. La apropiación del rock por parte de la juventud contemporánea. Email: [email protected], teléfono (0052) 784 8812357. entre otros espacios de conocimiento, que amplían los límites de sus unidades de análisis para dar cabida al “elemento cultural” como referente para la reflexión y la acción (Vargas 2007). Cada vez más, la cultura se parece a un paradigma de conocimiento en el que se presenta un constante relacionar entre distintos enfoques y perspectivas que ahora llevan por nombre como “problemáticas culturales” y se centran en el vértice del debate académico a nivel internacional. Ello nos lleva a pensar en la dimensión que la cultura ha obtenido en los últimos años y la extensión de sus alcances epistémicos, cuando hace poco tiempo el concepto se relegaba exclusivamente al campo específico antropológico. Esto va de la mano de la emergencia de ciertos procesos de corte cultural que, si bien anteriormente habían estado presentes en la escena social, actualmente revisten protagonismos no tan manifiestos antaño. A manera de ejemplo, Gilberto Giménez observa sobre la actualización del tema identitario: Ha sido impuesto inicialmente a la atención de los estudiosos en ciencias sociales por la emergencia de los movimientos sociales que han tomado por pretexto la identidad de un grupo (étnico, regional, etc.) o de una categoría social (movimientos feministas, por ejemplo) para cuestionar una relación de dominación o reivindicar una autonomía (Giménez 2005:1). Al entrar la cultura en los análisis de distintas disciplinas de conocimiento, el concepto se adopta no para demandar explicaciones con carácter “universal” sino también como parte de procesos de carácter “local”, como un constructo re-elaborado constantemente por las propias personas involucradas en tanto sujetos partícipes de su propia construcción social. Es decir, la cultura es concebida como una elaboración conjunta, grupal y comunitaria, de ahí que no la podemos percibir como un todo, ni como algo ya dado, de carácter esencial para los miembros del grupo. Por tanto, la localización de la cultura, como un constructo cotidiano, es una exigencia analítica porque el entendimiento de la realidad no puede reconocerse como una “totalidad”, ajeno a los factores “externos” que acometen sistemáticamente con la cotidianidad. Por el contrario, esta noción de cultura como constructo nos remite a esa re-elaboración constante de la práctica simbólica como parte de la permanente dialéctica de las relaciones entabladas al interior del grupo social. De ello se nutre Thompson para proponer un concepto “estructural” de la cultura, como una noción de carácter simbólico fijada y situada en contextos sociales: Es una concepción de la cultura que enfatiza tanto el carácter simbólico de los fenómenos culturales como el hecho de que tales fenómenos se inserten siempre en contextos sociales estructurados…se puede considerar como el estudio de la constitución significativa y la contextualización social de las formas simbólicas….El análisis de los fenómenos culturales implica elucidar estos contextos y procesos estructurados socialmente, así como interpretar las formas simbólicas…implica interpretar las formas simbólicas por medio del análisis de contextos y procesos estructurados (Thompson 1998: 203). Se intenta así superar la visión de cultura de Geertz, como un hecho puramente simbólico y semiótico sin tomar en cuenta su presencia en tiempos y dinámica sociales determinadas dialécticamente con los aportes de los propios actores/actoras en dichos procesos y circunstancias sociales: Indudablemente la reformulación de Clifford Geertz ha marcado un giro importante en la literatura antropológica sobre la cultura. Pero sus críticos se han percatado de inmediato de que esta formulación no toma suficientemente en cuenta los fenómenos de poder y del conflicto que invariablemente sirven de contexto a la cultura. Los hechos culturales son ciertamente constructos simbólicos –dicen estos críticos-; pero también son manifestaciones de las relaciones de poder y se hallan inmersos en el conflicto social. Más aún, la cultura funciona como máscara de la dominación (Giménez 1994 (2): 41). Por tanto, necesitamos un concepto de cultura que se comprenda desde la elaboración simbólica siempre inter-relacionada en aquellas “redes de significación” (Geertz 1987) que la comunidad crea, pero partiendo de la idea de la posibilidad de la re-codificación permanente de las “fronteras de adscripción” desde el “conflicto” o la apropiación permanente de modelos culturales aparentemente ajenos, como alguna vez propuso Fredrik Barth (1976) en aquel célebre debate sobre los procesos étnicos. Es decir, la cultura no se entiende sino como un espacio dialéctico, de negociación permanente entre lo que forma parte de los límites y lo que queda fuera de éstos. Al mismo tiempo, como esta negociación está supeditada en una cercana relación de los poderes grupales, ello hace que la cultura se torne en una posibilidad comunal más que algo ya creado. Esto puede resumirse en los condicionamientos de carácter normativo a los que están permanentemente sujetos los miembros del grupo, es decir: aquellos límites de adscripción se valoran en el qué se puede y qué se debe apropiar de patrones “ajenos” a los de la cultura primigenia. Para el caso de las regiones étnicas tenemos que tomar en cuenta el performance continuo que los miembros hacen de su cultura; sus préstamos y sus propios aportes y lo que reciclan de manera permanente además de ser sistemático. Desde luego, esto va en contra de algunas posturas con que se observan a las etnias, que van desde la mirada romántica y la “museológica”, hasta el estatismo social y el “purismo” cultural por el que, según esta visión, deben permanecer los grupos indígenas y rurales. Estos procesos de intercambio y reciclaje continuo pueden observarse más en las juventudes étnicas, en tanto parte del campo mexicano que forma parte de los contextos globalizados. Las juventudes indígenas y rurales se están adscribiendo a una amalgama de elementos que provienen de “fuera” pero, al mismo tiempo, renuevan su esencia y los hace identificarse como parte de un proceso que a veces va más allá de su comunidad, incluso en redes identitarias transnacionales. Elementos como la moda, la música (ahora especialmente el reagguetón y el rock) y, en general, la influencia de los medios de comunicación hace de los jóvenes indígenas y rurales una interesante composición cultural que necesariamente repercute en la manera de ver el mundo y sus construcciones identairias. 3. Las identidades en desvanecencia De la mano del tema de “lo cultural”, los espacios de las identidades (nacionales, sociales, culturales, individuales, colectivas, comunitarias) están siendo ampliamente discutidas para tratar de entender la conformación de las sociedades actuales. Son estas identidades procesos culturales que están definiendo las reflexiones en el análisis de la emergencia de estos, muy mencionados hoy día, “nuevos actores” y/o “nuevas identidades” paralelos a lo que algunos han denominado el “nuevo desorden internacional” (García Canclini 2000). En este sentido, la construcción de las identidades tiene ya una nueva dimensión con respecto a la dinámica de contextos anteriores. Este desorden sistémico al que asistimos da pie a la reflexión sobre los caminos y senderos por los que se manifiestan los recursos identitarios de los grupos como parte de su peculiar “construcción de sentido”: ¿hacia dónde van los discursos identitarios en la actualidad?, y más particularmente ¿hacia donde van las identidades juveniles indígenas y rurales? Como ya se dijo, estas “nuevas” coordenadas están paralelas a una globalización en la que los espacios de lo local tienen trascendencia con respecto a lo global. También se visibilizan en contextos comunitarios en los que aparecen sistemáticamente las “multiplicaciones identitarias”, que a veces tienen su trasfondo en ciertas posiciones frontales entre lo llamado global-universal y los particularismos identitarios, pero de igual manera, en la apropiación y re-utilizamiento constante de patrones culturas indistintos: En este escenario, la relativa difuminación de las fronteras tradicionales (entre estados, regiones, ideologías, pero también entre saberes y disciplinas), más allá de su efectiva validez política según los casos, ha favorecido el surgimiento y/o afianzamiento de las llamadas “minorías” que reivindican una identidad diferencial en un contexto dado. Más que ser entendida en términos numéricos, la idea de minoría o minoritario, en el sentido ya clásico de Deleuze, supone una justamente la oposición a aquello instituido como patrón o canon a partir del cual se clasifica o discrimina (la posición masculina, etnocéntrica, heterosexual, por ejemplo). En este sentido, las nuevas identidades diferenciales y minoritarias, cuya visibilidad se acentúa en los distintos contextos culturales, son consideradas por algunos teóricos como positivas, no en sí mismas sino en tanto contribuyen a ampliar el espacio contemporáneo de las democracias (Arfuch 2000: 62). La construcción de las identidades en las juventudes indígenas y rurales también se manifiestan en la flexibilidad de sus discursos: sus dinámicas culturales ya no se esencializan sino “transitan”, se mueven constantemente. La categoría de identidad indígena juvenil está en proceso de reflexión en el sentido del carácter “híbrido” que ahora detenta como sello diferencial. Esta flexibilidad, más que una estrategia cultural, es también una condición dado que los procesos identitarios actuales construyen mecanismos para adecuarse perfectamente a la situación contemporánea, tan volátil como la “simultaneidad” de los contextos de nuestro tiempo. Las identidades juveniles indígenas y rurales, tal y como las concebíamos anteriormente, han mutado su esencia. Ahora puede advertirse la baja expectativa de la otrora unicidad del sentido en el quehacer cultural étnico y se visibiliza en la flexibilidad, manifiesta en posicionamientos de tipo “múltiple”. Es decir, no se caracterizan en una sola esencia sino en muchas al mismo tiempo diversas y heterogéneas representadas en procesos de adaptación a la realidad que mutan sus particularidades. En dichos procesos las identidades actúan con base a los ajustes permanentes de acuerdo al contexto, logrando así la consecución y permanencia del sentido. Las identidades múltiples son aquellas donde las fronteras que las demarcan simbólicamente no se delimitan únicamente interactuando con los otros, sino que además se construyen en interacción enriqueciendo su acervo cultural identitario, o bien, creando otra escala de valores incluso distinta a la matriz de la cual surgen. Vamos a poner un ejemplo que nos parece bastante esclarecedor de esta “multiplicidad”: el rol que juega un informante joven indígena totonaco que migró a Estados Unidos. Al regresar a su comunidad, a ojos del resto de la comunidad, el ya es otro, puesto que se viste, habla y actúa diferente. Se pinta los ojos y dice que es dark. Sin embargo, participa activamente en las festividades del pueblo, incluso danza en honor del santo patrono; después se va a la fiesta del pueblo y baila por lo menos siete ritmos diferentes: cumbia, reagguetón, salsa, banda, duranguense, cumbia texana y rock. En el baile habla, en totonaco, de su conexión virtual con una red de darketos internacionales, vía Internet, y de lo bien que se siente con su familia en su retorno de Estados Unidos. En el baile no viste como dark sino como cualquier integrante del programa La Academia2 y se coloca vaselina en su cabello dejándose un copete de puntas enfrente. ¿Qué es lo que hace ser indígena a este joven? O bien ¿qué es lo que hace no ser indígena? ¿Cuáles son las coordenadas culturales que este joven totonaco emplea para ser lo que quiere ser? En todo caso ¿cuáles podrían ser las epistemes con que la ciencia social observa este proceso? 4. Lo transcultural como espacio de confluencia Podemos analizar las identidades juveniles indígenas y rurales desde un enfoque transcultural, entendido éste como un espacio de intersección en donde convergen distintos patrones culturales, sin que estén en una situación de poder en el que uno es más prioritario que otro. Representa la síntesis por donde confluye el contacto de la diversidad cultural y pasa a ser un referente más allá de las unicidades identitarias. Justamente, es desde al construcción identitaria por donde se puede entrever la convergencia cultural transcultural. Las identidades transculturales son las desarrolladas como consecuencia del contacto y apropiación de elementos culturales en un mismo espacio; se nutren de múltiples lenguajes culturales creando espacios de comunicación que, incluso, rebasan a las identidades originarias pasando a convertirse en otra instancia cultural. Por ejemplo, el consumo cultural y la intensa relación con los medios de comunicación que tienen los jóvenes indígenas y rurales, como dos elementos culturales que propician procesos de adscripción transcultural, hacen que las juventudes étnicas y rurales tengan distintas referencias variadas en cuanto a su condición juvenil y, a la postre, representan la apa- rición de la generación de “nuevos” lenguajes culturales en la juventud, mediante los cuales está definida, precisamente, como una forma de construcción identitaria juvenil con carácter múltiple y flexible. Lo transcultural ocurre porque: 1. Las identidades juveniles indígenas ya no representa el “purismo” identitario de la pertenencia grupal única. 2. En este proceso, los límites acotados en espacios únicos se abren para dar pie a procesos variados, donde lo simbólico determina las relaciones de los colectivos juveniles. 3. Los medios de comunicación, las industrias culturales y el consumo cultural ya son parte imprescindible en la conformación de las identidades juveniles indígenas y rurales. A partir de estos elementos, podemos observar la conformación de las identidades juveniles transculturales desde su inminente “desterritorialización” simbólica. Se construyen a partir de una estructura definida en multiplicidades de procesos, retoma distintos y variados lenguajes reunidos en afinidades culturales convirtiéndose en un espacio de “hibridación”. Este tipo de hibridez está presente en la actual reestructuración de las identidades que, en palabras de Néstor García Canclini, se presenta con carácter “interétnica, transclasista y transnacional”. Particularmente para el análisis de las juventudes indígenas y rurales, tenemos que tomar en cuenta los miembros de los colectivos se apropian, reciclan, construyen y manifiestan los bienes y mensajes emitidos desde distintos campos culturales en los contextos de la globalización. Si estos procesos repercuten en lo “interétnico, transclasista y transnacional”, habría que añadir, como consecuencia, el “transcultural”, como el “nuevo” espacio de intercambio en un mundo interconectado y reflejo por el que las segmentaciones y/o fragmentaciones no son más que una misma cara de las variadas dinámicas identitarias que convergen en un periodo específico alineadas ahora a una dinámica que, a la postre, conformarán un proceso mayor en cuanto a la reformulación del “sentido” a nivel individual y colectivo. ¿Estamos ante un contexto donde los procesos transculturales se definirían como el campo de intersección por el cual lo interétnico, lo transclasista y lo transnacional se readecúan, se entretejen y pasan a formar otro nuevo espacio de dialéctica, diálogo e intercambio, es decir, un nuevo campo de análisis para observar las acciones culturales realizada por los grupos de jóvenes indígenas y rurales frente a las realidades inmediatas, con sus distintas clases sociales y en territorios y países diferentes? 2 La Academia es un famoso programa de concurso de la televisión mexicana, en el que jóvenes viven en una casa durante meses y cada semana alguien sale hasta quedar uno/a, que seguirá una carrera como cantante patrocinado/a por la televisión patrocinadora. En las identidades juveniles indígenas y rurales, los procesos de reelaboración discursiva circulan por ese tamiz formando parte de un panorama cultural en el que las identidades se formulan flexiblemente, con carácter multiplicado, “entrando y saliendo” en los campos de interrelación. En dichos procesos identitarios puede apreciarse, al mismo tiempo, la disputa permanente por lo cotidiano, el sentido de lo local, de frente a lo globalizado. Aparece así un espacio discursivo juvenil donde las “entradas y salidas” se manifiestan en los rincones e intersticios culturales que crean las juventudes indígenas y rurales como espacios culturales “combinados”; también en la intersección de lo integral y lo particular, de lo mediato e inmediato, de lo cotidiano e insólito. Es decir, donde los discursos globalizados y los localizados se entremezclan, girando alrededor de las identidades. Al mismo tiempo, proporcionan los elementos para la interpelación de los sujetos sociales frente a su realidad. Por tanto, las identidades juveniles indígenas y rurales son parte de esta “multilocación identitaria” de los procesos culturales hoy día. Ello ha tenido como consecuencia la creación de campos “intersticiales” a partir de la construcción identitaria en comunidades donde convergen referencias múltiples para situar los modos de ver el mundo: es una reformadora reflexión del “sentido” desde dimensiones distintas para la construcción de las subjetividades. Se reorganizan las formas, prácticas e instrumentos del conocimiento que coadyuvan al entendimiento de este actual predominio del concepto de cultura y, por ende, de las identidades; esto representa un imperativo en estos tiempos, de ahí que esta propuesta teórica desarrollada en estas líneas se encamine hacia tal fin. Proponemos, entonces, una vuelta de tuerca en cómo acercarnos hoy a la problemática identitaria juvenil indígena y rural, todo ello en medio de un trastorno epistémico donde esos “intersticios” culturales deben ser espacios donde acontecen distintos y variados procesos: “es en lo periférico, en los intersticios de los grandes paradigmas, donde se despliegan con fuerza nuevas dinámicas de la cultura” (Herlinghaus 2003: 1). Este campo “intersticial” influye en cualquier desarrollo identitario y da pie a suprimir los esencialismos desde la puesta en marcha de otro parámetro cultural que analice esta nueva construcción de discursividad cultural. Se está en camino de llegar a una “traducción cultural” (Castiel 2001) que trate dejar de lado la inmutabilidad identitaria étnica. Dejar a un lado los primordialismos y acercarnos mucho más a los discursos de los actores juveniles, desde sus propias creaciones, nos abrirá el campo de estudio sobre juventudes étnicas y rurales. Entender la presencia en comunidades indígenas de darketos, emos, cholos, migrantes, profesionistas, guerrilleras, gestores, líderes, danzantes, músicos, etc., deberá ser una señal para observar las proximidades de la nueva dinámica internacional que actúa en los espacios “locales“. Entonces, entenderemos que desde los universos étnicos y rurales podemos prestar atención a los cambios culturales que se suscitan en los grupos “emergentes” y así darnos cuenta de que los sujetos jóvenes están puestos en su larga marcha a la inclusión, del querer ser como quieren ser. Bibilografía ARFUCH, Leonor 2001 Escenario urbano e identidad cultural, en Boletín de la BCN, Identidad cultural, Argentina, BCN, número 120: 61-74 BARTH, Fredrik 1976 Los grupos étnicos y sus fronteras. México, FCE GARCÍA CANCLINI Néstor 2000 La globalización imaginada. México, Paidós CASTIEL MENDA, Cynthia 2001 “Movimientos migratorios y educación: el desarrollo de la identidad étnico-cultural: un estudio de casos Brasil-Japón”, en Identidad cultural y ciudadanía intercultural: su contexto educativo. Madrid, La Muralla, 2001: 45-72 GEERTZ, Clifford 1987 La interpretación de las culturas. Barcelona, GEDISA GIMÉNEZ, Gilberto 2005 “Identidades en globalización” (en línea) (consulta: abril de 2005), http://www.gimenez.com.mx/articulo1/articulo.html 1994 (2) “Comunidades primordiales y modernización en México”, en GIMËNEZ, Gilberto y Ricardo POZAS, Modernización e identidades sociales. México, UNAM, 151183 HERLINGHAUS, Hermann 2003 “Posmodernidad latinomaericana y postcolonialismo angloamericano. Un debate necesario en torno a una “nueva” ecología de las identidades”, (en línea) (consulta: enero de 2005) www.jelajacs.org/dialogos/pdf49/4herlinghaus.pdf THOMPSON, John B. 1998 Ideología y cultura moderna. Teoría Crítica social en la era de la comunicación de masas. México, UAM VARGAS HERNÁNDEZ, José Guadalupe 2007 “La culturocracia organizacional en México “ (en línea) (consulta: abril de 2005), http://www.eumed. net/libros/2007/301.html Actividad física, ejercicio físico, condiciones y beneficios Por: VELÁSQUEZ Arjona, A. J. M.1; CAMPOS Polo, F.2 Resumen El hombre moderno reconoce la importancia del movimiento humano como condición para mantener una buena calidad de vida, tanto como que su deficiente práctica refleja manifestaciones que afectan sustancial y negativamente la calidad de vida, reflejando con ello un deterioro significativo a la salud y a la estética corporal. Pero indiscutiblemente es el campo de la salud el que despierta nuestro interés, en el sentido en que la actividad física aporta notables beneficios físicos, los cuales reducen las enfermedades y al mismo tiempo fortalecen los sistemas esquelético, muscular, circulatorio entre otros, sin desconocer su incidencia sobre el sistema inmunológico, como herramienta profiláctica. Es evidente que las “nuevas” condiciones de la vida moderna propician grandes comodidades al ser humano, las cuales han “facilitado” la vida cotidiana del hombre, sin embargo, estas condiciones de comodidad han creado hábitos y estilos de vida que asociados a la falta de práctica de actividad física y al inadecuado consumo de alimentos lo han llevado al sobrepeso y la obesidad. Lo anterior también ha traído paralelamente alteraciones en los niveles de colesterol, triglicéridos y en fin un claro deterioro de la salud y por consiguiente de la autoestima de quienes se ven afectados por esta pandemia, que al decir de la Organización Mundial de la Salud, es la enfermedad no contagiosa, que causa más muertes en el mundo. Palabras clave: Actividad física, ejercicio físico, movimiento humano. El movimiento es connatural al hombre y este a su vez mantiene relación con la actividad física y con el ejercicio físico. Puede afirmarse que cualquier movimiento corporal del músculo esquelético que resulte en gasto de energía sea considerado como actividad física, tam- bién se afirma que “la práctica regular de la misma puede mejorar la salud.”3 Consecuentemente, es entonces el movimiento voluntario quien le permite al hombre gran parte de su locomoción y manipulación y naturalmente la comunicación con los otros hombres, situación que le permite diferenciarse de otros animales. El hombre se mueve dentro de la naturaleza a voluntad, determinando el tipo de movimiento que desea, la dirección, amplitud, complejidad, duración, entre otras posibilidades. Estos tipos de movimiento forman parte de la complejidad cotidiana del hombre y le permiten interactuar en el difícil campo del ejercicio y de la actividad física. Ya lo hace notar Francisco Calderón (2007), “El movimiento es crucial para la supervivencia de todos los animales, incluso de los seres unicelulares. El espectro de movimientos es muy amplio, desde aquellos que se producen de forma automática, a los más elaborados que requieren un elevado grado de concentración. La máxima riqueza de movimientos la han alcanzado los mamíferos y concretamente la especie humana.”4 Es evidente que el hombre a lo largo de la historia, se ha empeñado en alcanzar los niveles máximos y mínimos que le han garantizado su supervivencia, y para ello ha requerido del movimiento, el cual le ha permitido imponerse en el mundo a los otros animales y sobre todos los reinos de la naturaleza. La complejidad del movimiento y la combinación de los mismos propiciaron que el hombre dominara estos movimientos y posteriormente a todo ser vivo, esta ventaja luego le permitió reflexionar acerca del movimiento, su importancia y sus niveles de aplicación, al punto de permitirle al hombre la utilización de los diferentes movimientos de los animales para su provecho particular. De esta manera, el hombre domó a algunas bestias tales como los caballos y los utilizó para agilizar su desplazamiento; a los elefantes para transportar cargas pesadas; a los perros para garantizar variadas actividades como la caza, la compañía durante los desplazamientos, la vigilancia entre otras. De esta forma el hombre simplifico algunas de las tareas que tenía a su cargo. Lic. Educación Física, MSc. Educación, Esp. Salud Ocupacional, [email protected] ; [email protected] Lic. Educación Física, MSc. Educación de Adultos, MSc. Dirección Universitaria, [email protected] 3 Physical activity and public health. A recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention and the American College of Sports Medicine, Atlanta. 2002 www.cdc.gov 4 CALDERÓN Montero, Francisco Javier, Neurofisiología Aplicada al Deporte, Editorial Kinesis, Armenia, 2007, Pág. 12 1 2 Sin embargo para dominar a las otras especies, el hombre debió desarrollar una alta performance de su movimiento y este a su vez, requería que los elementos que formaban parte del movimiento, maduraran, y se cualificaran. Este estereotipo de hombre antiguo, requería de una actividad física, exigente y continua, si quería sobrevivir, situación bien diferente a la del hombre actual, quien “casi no requiere” de movimientos complejos, ya que la robotización desplazó al hombre en un buen número de situaciones, la sistematización y la facilidad de las comunicaciones otorgadas por la internet y el teléfono celular, simplificaron en gran medida los requerimientos de movimiento del hombre, pero ese “sedentarismo cultural” que se ha ido acumulando, ha traído otro tipo de inconvenientes, y es precisamente ahí, donde el ejercicio físico cobra vigencia como estrategia de salud social. La actividad física se puede definir como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos y que produzca un gasto de energía añadido al gasto del metabolismo en reposo. Entre ellas se incluyen las actividades laborales, domesticas, ocio y tiempo libre y también el ejercicio físico. El nuevo enfoque hacia la actividad física5 recomienda una actividad moderada, entre 3 a 6 METs o 150 a 200 Kcal/min, una acumulación diaria de actividades de 30 minutos o más por día, sesiones cortas de actividad física “intermitentes” con una incorporación diaria de actividades físicas y una regularidad preferiblemente de todos los días Debe tenerse en cuenta que por definición, “el ejercicio físico es un tipo de actividad física o esfuerzo planificado de forma intencional y repetitiva, realizado con el objetivo de mantener o mejorar la condición física.”6 Para la sociedad moderna lo relacionado con actividad física, cobra importancia como tema, en tanto que la vida actual es mucho más dinámica en torno a las potencialidades de carácter cognitivo y creativo, superando con creses el paradigma del activismo del cuerpo humano como condición para desenvolverse en la sociedad, tal como ocurrió en el pasado en donde todas las características de hombre social tenían una correlación directa con la capacidad de dominar y trasladar pesos y volúmenes en el diario transcurrir, así como las destrezas para vencer a los oponentes. En la antigüedad, el hombre requirió constantemente del cuerpo y de sus diferentes capacidades de movimiento, principalmente en lo concerniente a la agricultura debido entre otras cosas a la no tecnificación de los cultivos, posteriormente en empresas e industrias, lo cual conllevo a que el hombre como instrumento de trabajo cobrara vigencia. Hoy en día el esquema es bien diferente, la vida moderna implica mayor eficiencia en todos sus procesos, y la tecnificación mejoró los tiempos y perfeccionó los movimientos, trayendo consigo un acomodamiento y una facilitación de las tareas que el hombre como sujeto laboral había tenido hasta el momento. Para Javier Daza (2007), “Históricamente, el hombre en un intento continuo por comprender la existencia ha planteado explicaciones para los diversos fenómenos que ocurren en su contexto. Es así como en diferentes ocasiones ha conceptualizado la estructura, el proceso salud-enfermedad y ha construido paradigmas que generalmente han sido analizados desde dos modelos teóricos: el biológico y el funcional, olvidando el desarrollo cultural de los pueblos y, por ende, el del hombre como un ser social que interactúa permanentemente con su entorno.”7 El momento actual, así como ha aportado a la solución de la mayoría de los problemas laborales del hombre moderno, también ha sembrado hábitos, costumbres y estereotipos que han propiciado que el hombre desarrolle enfermedades propias de los tiempos modernos, tales como sedentarismo, obesidad, sobrepeso, hipertensión, diabetes y otra serie de enfermedades propias de la inactividad y de la alimentación poco balanceada. Surge entonces como una real posibilidad para conjurar o por lo menos aportar de forma significativa el combatir las enfermedades antes enunciadas, la actividad y el ejercicio físico como formas motivadoras y dinámicas que, además de fortalecer el sistema musculo esquelético y cardiopulmonar, también contribuyen de forma decidida en lo referente a los ambientes socio- afectivos y recreativos, aportando de forma sistemática una serie de estrategias que mitigan las rutinas a las que el hombre moderno se ha visto abocado, en el proceso actual de modernización. Los diferentes equipos y aparatos que el mismo hombre ha inventado en el marco del proceso evolutivo, tales como los vehículos, aeronaves, teléfonos, celulares, computadores, televisores, entre otros muchos, han facilitado y hecho más cómoda y fácil la vida del hombre, al tiempo que contribuyeron para hacer más competitiva la cotidianidad del hombre, forjando con ello “sociedades estresadas”. Lo anterior afecta mermando de manera sistemática la vida del hombre, haciendo de él un ser bastante independiente y poco a poco, menos colaborativo con los demás, al punto de formar paradigmas bastante arraigados de singularidad, de beneficios particulares, ampliando entonces la brecha entre ricos y pobres; y es en el marco de esta pobreza, donde se aumenta de forma sustancial la mortalidad, entre otras causas por falta de alimento, vivienda, vestido, servicios básicos, imposibilidad de asistencia médica, y en fin de una serie de situaciones que influyen de forma negativa en el futuro de la sociedad. 5 Adapted of: “Physical Activity and Public Health. A Recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention and the American College of Sports Medicine” for R. R. Pate, et al, 1995, Journal of the American Medical Association, 273(5), p. 404.; “Physical Activity and Health”, for U.S., Department of Health and Human Services, 1996. 6 SANZ Mengibar, José Manuel. Ejercicios que curan paso a paso. Editorial Panamericana, Bogotá, 2006. Pág. 5 7 DAZA Lesmes, Javier, FT. Evaluación Clínico-funcional del movimiento humano. Editorial Panamericana, Bogotá, 2007. Pág. 1 Pero si ese es el panorama en las clases menos favorecidas en términos económicos, los fenómenos que afectan a los que si tienen estas potencialidades, son complejos en otros órdenes tales como la inseguridad, la competitividad, el estrés y las diversas enfermedades que lo acompañan, y unas de las pocas posibilidades reales de contrarrestarlo es por medio de la práctica de la actividad física y de manera concreta del ejercicio físico. Esta práctica ha sido bien entendida en muchos países, los cuales, en su mayoría de forma no coincidencial, forman parte de los “estados modernos”, en donde el equilibrio económico entre la sociedad es más estable y las diferencias entre los diferentes niveles sociales, no son tan amplias, posibilitando con ello una mejor expectativa de vida. Y con respecto a la expectativa de vida, es interesante contrastar históricamente este registro: “En la antigüedad los individuos se consideraban longevos si llegaban a los 30 años; o sea, si sobrevivían a la infancia. Durante muchos siglos, la mortalidad infantil fue tan elevada que las familias numerosas devinieron una costumbre tradicional: la presencia de numerosos niños en una familia garantizaba la supervivencia, por lo menos de algunos de ellos. La expectativa de vida se incremento con el transcurso de los siglos. En la actualidad, una persona que vive en un país desarrollado tiene una esperanza de vida de 71 a 79 años. Aunque la expectativa de vida ha aumentado de manera muy significativa desde la antigüedad, la longevidad humana se mantuvo virtualmente inalterada.”8 Algunos investigadores ya se mostraban inquietos desde la antigüedad, y hoy cuando la modernidad ha traído tanto bienestar como cientos de problemas, podemos agregar al discreto, pero no por ello menos importante, legado de algunos precursores de la genética sus trabajos. “Los intentos por resolver el misterio de la longevidad humana, que pareciera estar programada por vía genética, comenzaron con Gregor Mendel (1822-1884), un monje agustiniano que sentó las bases de la genética moderna mediante experimentos realizados con arvejas en el jardín de un monasterio. En la actualidad los genetistas investigan los factores determinantes de la duración de la vida humana. Hasta el presente, los científicos no lograron identificar un gen del envejecimiento que sea responsable de limitar la duración de la vida humana, pero observaron que las células poseen una capacidad finita de reproducción. A medida que envejecen, los genes pierden la capacidad de cumplir sus funciones en forma progresiva y las células la capacidad de elaborar las sustancias necesarias para desempeñar sus funciones especializadas e incluso asegurar su propio mantenimiento.” 9 El envejecimiento es para el hombre moderno tema de profunda preocupación, enfoca entonces este enveje- cimiento lo relacionado con la estética, la sexualidad y la salud. El ejercicio físico interviene de forma sustancial con la salud, en tanto aporta beneficios al sistema cardiorespiratorio, y músculo-esquelético, entre otros. La posibilidad de realizar diversidad de actividades físicas y en especial lo relacionado con el ejercicio físico, permite al hombre reducir los niveles de estrés causados por la extenuante y compleja carga laboral de la sociedad moderna, de igual forma le posibilita otros escenarios más amigables que el entorno laboral, debido entre otras cosas a que el ejercicio físico es voluntario, y es practicado por el hombre dependiendo de sus posibilidades económicas, sociales y de tiempo, pero se espera que el mismo cause altos grados de goce y de placer. Para el mundo moderno, “La práctica de ejercicio físico es en la actualidad uno de los elementos constitutivos de los llamados estilos de vida saludables. Numerosas investigaciones destacan que una práctica de actividad física regular, sistemática y controlada genera beneficios constatados para la salud global del ser humano.”10 La vida moderna ha instrumentalizado la mayor parte de las ocupaciones, haciendo de ellas tareas repetitivas, introduciendo consigo la robotización de las acciones que implicaban mayor destreza y esfuerzo en el movimiento humano, desplazando con esto la acción del músculo. Ésta dicotomía reflejó que la labor del hombre fuera más estática en lo referente al trabajo, que es por supuesto al que se le dedica mayor tiempo en el transcurso del día. Lo anterior, afectó severamente la necesidad de esparcimiento y utilización del tiempo libre, toda vez que la incorporación de herramientas como el computador, y una larga lista de inventos del hombre, propios de la modernización, así lo “obligaba”. La tecnología de los juegos electrónicos también propició esquemas en los cuales la exigencia física casi desaparece por completo, la práctica de la actividad física, a pesar de que los medios de comunicación así lo advierten, ha convertido en estereotipos de estética al cuerpo, invitando con ello a conseguir figuras moldeadas en los gimnasios, por medio de dietas y de salas de cirugía. Vale la pena preguntarse entonces: ¿Cuál es el modelo a seguir en el marco de alcanzar un equilibrio pertinente y adecuado entre cuerpo, trabajo y sociedad, en general? El ejercicio físico, regulado y planificado, permite adquirir estilos de vida saludables, el cual debe estar dirigido por personal idóneo, de tal suerte que en verdad contribuya a contrarrestar los efectos negativos de la modernización y el ritmo de deshumanización que le imprime su práctica. Esto en virtud de su efecto en la sociedad y en los nuevos estereotipos culturales, los cuales definitivamente no son integrales, ni coherentes MATTSON, Carol. Fisiopatología, salud-enfermedad un enfoque conceptual. Editorial Panamericana, México, 2008, Pág. 1 Ibíd. Pág. 1 10 RODRÍGUEZ García, Pedro Luis. Ejercicio Físico en salas de acondicionamiento muscular. Editorial Panamericana, Madrid, 2008. Pág. 1 con el esquema de desarrollo humano deseado. Para el año 1948 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como: “un estado de complemento, bienestar físico, mental y social y no meramente como la ausencia de enfermedad o discapacidad.” Aunque muchas personas pueden considerar que el ideal es muy difícil de alcanzar, por ser poco realista. En la Asamblea de la Salud Mundial que tuvo lugar en 1977, representantes de las naciones miembros de la OMS concordaron en que “el objetivo a alcanzar para el año 2000 era un nivel de salud que permitiese a todos los ciudadanos del mundo vivir una vida productiva, desde los puntos de vista social y económico.” 11 Es claro que la sociedad se ha visto afectada en gran medida por la influencia de la modernización, y esa influencia en afectación colateral ha aumentado los problemas de la salud y de la sociedad en general. A manera de recomendación se debe tener presente que “La práctica de ejercicio físico requiere de una adecuada preparación y posterior recuperación de las estructuras y de los sistemas que intervienen directamente en la actividad principal. Para facilitar las condiciones de ejecución de los movimientos y prevenir la aparición de posibles lesiones o disfunciones orgánicas, toda sesión de ejercicio debe quedar estructurada en tres fases diferenciadas: Fase preparatoria, fase principal y fase de recuperación.”12 Para destacar, “la preparación y recuperación al ejercicio tiene gran relevancia para garantizar un acondicionamiento muscular seguro y saludable. Toda sesión de acondicionamiento muscular suele comenzar con una serie de ejercicios preparatorios que se definen generalmente bajo el término de calentamiento. A pesar de que esta expresión está muy extendida en el ámbito físico-deportivo, consideramos que es un concepto simplista que no define la complejidad de procesos mecánicos y fisiológicos que acontecen durante esta fase y hace referencia tan solo al incremento de temperatura corporal producido durante la contracción muscular.”13 Se espera que el ejercicio físico traiga consigo altas dosis de beneficios, los cuales pueden ser de orden fisiológico como también de orden socio-afectivo, pero su práctica requiere de condiciones, que si bien es cierto, no son complejas, las mismas deben ser tenidas en cuenta con alto grado de importancia. Lo primero que se tiene que tener en cuenta, está relacionado con la asesoría o acompañamiento por un especialista, el cual será el encargado de asegurarse que las condiciones fisiológicas sean las adecuadas, al mismo tiempo que lo acompañará en la escogencia del tipo de ejercicio físico que se deba practicar, las cargas, la intensidad, las rutinas, el tipo de vestuario entre muchas otras variables que deben ser atendidas con el fin de que la práctica del deporte escogido alcance los objetivos que se propusieron, porque indiscutiblemente una equivocación en el acompañamiento puede traer consecuencias nefastas y en algunos casos hasta mortales para quien practica ejercicio físico de forma irresponsable o no asesorada. Las personas que opten como estrategia de vida en la incursión en el área de la actividad física y la salud, deben tener siempre presente que “el objetivo prioritario de la realización de ejercicio físico no es la mejora del rendimiento, sino la consecución de adaptaciones que mejoren la funcionalidad de los distintos órganos y sistemas aumentando la capacidad funcional del individuo y previniendo enfermedades degenerativas. En este sentido se entiende por fisiología del ejercicio, el estudio de las modificaciones estructurales y funcionales que acontecen en el organismo frente a la realización de ejercicio físico de forma regular.”14 De otra manera, cuando se accede a la actividad física como elemento terapéutico o terapia rehabilitadora, siempre ha de considerarse que “en el área clínica el ejercicio físico es utilizado como herramienta diagnostica y como modalidad terapéutica, especialmente en el ámbito cardiológico y de la enfermedad pulmonar. La realización de ejercicio físico requiere la interacción de respuestas fisiológicas, respiratorias y cardiovasculares, para soportar la demanda energética del tejido muscular activo. De esta forma, tanto el sistema del intercambio gaseoso como el cardiocirculatorio son estresados cuando se realiza ejercicio físico, y el estudio de esa respuesta permite profundizar en la fisiopatología de muchas enfermedades que las afectan. Además, en otras muchas enfermedades y alteraciones del estado de salud, se contempla la actividad física como una ayuda, a menudo esencial, para recobrar el estado de salud.”15 Es el ejercicio físico la alternativa más confiable y a la vez mas benéfica, para ostentar un estado de salud optimo, tiene que ver con las costumbres, y creencias sobre el ejercicio, las cuales deben ser confiables, abunda la literatura sobre el tema en particular, la cual además de tener el carácter de científica, en muchos casos es bastante didáctica, pretendiendo que el hombre del común acceda a la información y la entienda, para que siga las recomendaciones que sobre el particular imparten los especialistas. La atención que se le brinde al ejercicio físico de forma integral, garantizará el éxito sobre los diferentes aspectos de la salud, por lo tanto su atención rigurosa requiere de la mayor seriedad. “Si bien la actividad física cumple un papel importante en la prevención de las enfermedades crónicas, un porcentaje alarmante de adultos estadounidenses confiesa no practicarla durante su tiempo libre. Uno de los objetivos nacionales relacionados con la salud para el año 2010 es aumentar Óp. Cit. 8 Pág. 13 Óp. Cit.10 Pág. 171 13 Ibíd. Pág. 171 14 LÓPEZ Chicharro, José. Fisiología del Ejercicio, 3ª Edición, Editorial Panamericana, Buenos Aires, 2006, Pág. 1 15 Ibíd. Pág. 1 8 11 9 12 hasta un 30% la proporción de personas de 18 años y mayores que realizan actividad física moderada en forma regular (si es posible todos los días) por lo menos 30 minutos diarios.”16 Al reconocer la historia del movimiento humano y sus diferentes características a lo largo de la evolución social, no se puede pasar por alto lo relacionado con los valores dados al ejercicio en los pueblos primitivos, en donde el vigor físico potencializaba la lucha y las posibilidades de éxito en la misma, de igual forma a través del fortalecimiento del cuerpo se alcanzaba el dominio de los territorios geográficos, la obtención de alimento, la posibilidad de escoger mujeres, la reproducción y la preservación de la vida misma. Algunos pueblos primitivos tendían con frecuencia a establecer actos en donde se demostraba la rigurosidad de la fortaleza física a través de variados rituales, las cuales estaban asociadas a los resultados en la caza y la pesca, la posibilidad de demostrar fortalezas frente a variadas enfermedades, en fin la fortaleza física era sinónimo del desarrollo de habilidades y destrezas que garantizaban supervivencia. Estas formas de ver el cuerpo y de apreciarlo tuvieron apogeo a través de los ritos y juegos religiosos, pero en la Grecia antigua evolucionó de forma significativa, allí tuvo relevancia desde los conceptos otorgados a la salud, los cuales pueden ser confrontados en los textos hipocráticos, en donde la ejercitación obtenía tanta importancia como la higiene corporal, y esta con la estética y por supuesto con la ética, que se reflejaba en cada ciudadano griego, a través del cultivo de su propio cuerpo. En la edad media, a excepción del periodo relacionado con la caballería, el ejercicio físico perdió auge, solo volvió a ser reconocido socialmente en la edad media, aunque fuese en el sentido de higiene, tal como se destaca en documentos como El vergel de la sanidad, de Luis Lobera de Ávila, El aviso de sanidad, escrito por Francisco Núñez de Coria y La conservación de la salud del cuerpo y del alma, cuya autoría se le atribuye a Blas Alvares de Miraval , sobresale en este escenario literario el libro escrito por el médico Jeronnimus Mercurialis conocido con el titulo De arte gimnastica, en el cual se da un tratamiento importante al cuerpo y a su relación con el movimiento, lo cual era bastante extraño para la época, en donde la importancia se daba a temas relacionados con el espíritu y la psiquis. Es destacable la importancia que se confiere en los textos hipocráticos al ejercicio físico, a la dieta y a los cuidados corporales. El ejercicio físico, es considerado como imprescindible para la salud, siendo numerosas las referencias al mismo en los tres tratados: sobre la dieta, sobre la medicina antigua y aforismos. Esta concepción higienista de la actividad física será también defendida por Aristóteles y tendrá una influencia que se extenderá hasta nuestros días. La práctica de ejer- cicio se vincula no solo a la profesión, sino también a la imagen ante la sociedad, en especial de los médicos, a los que incluso se conmina a la práctica del mismo, en el tratado sobre el médico: “La presencia del médico reside en que tenga buen color y sea robusto en su apariencia, de acuerdo con su complexión natural. Pues la mayoría de la gente opina que quienes no tienen su cuerpo en buenas condiciones no cuidan bien el de los ajenos.”17 Era tal el culto que los clásicos griegos confirieron a los ejercicios físicos, que estos debían ocupar una parte importante en la educación. “Frente a la mera concepción militarista del ejercicio que tuvieron los espartanos, para los que la actividad física tenía como objetivo incrementar la fortaleza corporal del soldado, para así mejorar su eficacia en el combate, los griegos atenienses elaboraron una concepción superior de la educación basada en la “areté” (virtud), en la que se conjugaban armónicamente los valores físicos, inseparables de los valores morales, y la disciplina militar.”18 Para terminar este breve recorrido por el interesante y atractivo mundo del movimiento humano, se puede afirmar que “todo ejercicio es actividad física”, la cual deberá ser planeada y estructurada a partir de movimientos corporales repetitivos, hechos para mejorar o mantener uno o más de los componentes del fitness, como son: capacidad aeróbica, fuerza muscular, resistencia muscular, flexibilidad o composición corporal. Eso sí, ¡siempre bajo la supervisión y asesoría de un profesional! Bibliografía • • • • • AMERICAN COLLEGE OF SPORTS MEDICINE. Physical activity and public health. A recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention and the, Atlanta. 2002 www.cdc.gov CALDERÓN Montero, Francisco Javier. Neurofisiología Aplicada al Deporte, Editorial Kinesis, Armenia, 2007, Pág. 12 DAZA Lesmes, Javier, FT. Evaluación Clínico-funcional del movimiento humano. Editorial Panamericana, Bogotá, 2007. Pág. 1 HEYWARD, Vivian H. Evaluación de la aptitud física y prescripción del ejercicio. Editorial medica Panamericana, 5ª Edición, Madrid España, 2008, pág. 1 JOURNAL OF THE AMERICAN MEDICAL ASSOCIATION, 273(5), p. 404 Adapted of: “Physical Activity and Public Health. A Recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention and the American College of Sports Medicine” for R. R. Pate, et al, 1995,.; “Physical Activity and Health”, 16 HEYWARD, Vivian H. Evaluación de la aptitud física y prescripción del ejercicio. Editorial medica Panamericana, 5ª Edición, Madrid España, 2008, pág. 1 17 18 Óp. Cit. Pág. 3 Ibíd. Pág. 3 • • • • for U.S., Department of Health and Human Services, 1996. LÓPEZ Chicharro, José. Fisiología del Ejercicio, 3ª Edición, Editorial Panamericana, Buenos Aires, 2006, Pág. 1 MATTSON, Carol. Fisiopatología, salud-enfermedad un enfoque conceptual. Editorial Panamericana, México, 2008, Pág. 1 RODRÍGUEZ García, Pedro Luis. Ejercicio Físico en salas de acondicionamiento muscular. Editorial Panamericana, Madrid, 2008. Pág. 1 SANZ Mengibar, José Manuel. Ejercicios que curan paso a paso. Editorial Panamericana, Bogotá, 2006. Pág. 5 Etnografía de las prácticas lúdicas Por: Profesor Aldo Román Césaro, M.Sc. [email protected] Palabras claves: Juego-identidad-etnografía-procesos culturales. Presentación “…la vida intelectual está más próxima a la vida del artista, que a las rutinas de una existencia académica” (Bourdieu, 1990: 36) El presente artículo es una síntesis de una investigación que desarrollé como tesis de Maestría en Educación Corporal en la Universidad Nacional de La Plata. El trabajo localizó su área de estudio en el juego y en la identidad, delimitando el problema de indagación en la relación que se establece entre las prácticas lúdicas y los procesos de identificación cultural. El enfoque específico se detuvo en las “identificaciones lúdicas” en jóvenes de ascendencia mapuche, observados a través del recorrido de diferentes espacios de interacción.1 El referente empírico en el que tracé el trabajo de campo se ubicó en diferentes poblados del Noreste de la provincia de Chubut, anclados en un tiempo y espacio específico de realización social, dado que las coordenadas geográficas e históricas que allí se establecieron, posibilitan condiciones que encuadran a los jóvenes en la construcción y reconstrucción de la trama cultural. La construcción de la identidad cultural demanda una compleja elaboración subjetiva, en una red de discursos y prácticas objetivadas, contradictorias, opuestas y conflictivas entre el pasado y lo emergente. En este sentido ¿qué influencias tuvieron los hechos del pasado en la materialización de ciertas prácticas lúdicas actuales? ¿Muestran estas relaciones conflictos identitarios? Si esto es posible ¿cómo se produce entonces la relación entre los juegos, la tradición y los cambios que permiten reconfigurar la identidad cultural? Por ende ¿qué factores han permitido los procesos de adaptación y transformación lúdica? ¿Qué rol cumplen los jóvenes en esta dinámica? En este sentido, considero que la constitución de la identidad que deben resolver los jóvenes, puede estudiarse en los recintos escolares. Por ello, uno de los escenarios de los que aquí se habla, se sitúa en la escuela, ya que es allí donde los discursos institucionales y las tradiciones se ubican en situación de diálogo, permitiendo escuchar formas de comunicación en constante relación. Comprender la lógica de la cultura escolar y su relación con las culturas juveniles, con especial atención en lo étnico-cultural mapuche, orientó el enfoque de la investigación hacia los “juegos aborígenes”, una jornada anual, recreativa y cultural que desde el año 1997 intentó una inserción de lo que sus promotores denominan como los juegos originarios de las “comunidades aborígenes” adyacentes al espacio de realización.2 En este sentido algunas de las preguntas que surgieron fueron: ¿qué impacto tuvieron y tienen estas propuestas interculturales en los jóvenes destinatarios? ¿Cómo se elaboraron y reelaboran estas nuevas relaciones de poder en las que se observa, a través del juego, nuevos procesos de identificación cultural? ¿De qué forma se condensan estas significaciones o resignificaciones culturales cuando la propia escuela opera como facilitadora de la etnicidad en contextos multiculturales? 3 Asimismo, y a pesar de esta reivindicación lúdicocultural propiciada por las instituciones escolares, los jóvenes participan en diferentes actividades lúdicas en su cotidianidad extraescolar. Asistiendo a fiestas populares como las “señaladas” (marcación de animales), en campos aledaños a los poblados que rodean las escuelas. En estos escenarios instituidos e instituyentes de renovadas formas de percibir la cultura, es común observar juegos de habilidad y apuestas como la “taba” o juegos de dados, conocido como “paso inglés”. Por otro lado, concurren a los espectáculos que brindan las carreras de caballos cuadreras (carreras rectas de no más de 300 metros); los encuentros de doma y jineteada; actividades vinculadas a la pesca y la caza o prácticas lúdicas relacionadas con el medio acuático. También el fútbol, ocupa en los varones un lugar central, siendo el juego social más practicado en muchos de los lugares observados. Estas actividades de índole recreativa parecen estar fuertemente instaladas en la gran mayoría de la población juvenil. Es por ello, que a partir de la observación y los discursos que se gestan en torno a estas prácticas, intenté dar respuesta a algunas de las preguntas formuladas al problema. Para dar cuenta de ello, la propuesta metodológica fue realizar una etnografía, entendida desde la perspectiva de entendiendo a la etnografía como “enfoque, método y texto” (Guber, 2001: 12) 4. Focalizada en prácticas sociales que se despliegan en algunos de los escenarios lúdicos descriptos, de esta manera, se pudieron percibir las construcciones sociales y las significaciones reformuladas, arribando así a conclusiones y explicaciones que permitieron dar una versión interpretativa de lo investigado, especificado en un tiempo y lugar, y comprender cómo se producen los procesos de identificación dentro de la lógica de las prácticas lúdicas. En este sentido, los jóvenes encuentran un componente importante de manifestación en su acervo cultural, puesto que desde hace mucho tiempo éstas prácticas han sido incorporadas por generaciones anteriores, como legítimas y apropiadas (en un doble sentido histórico: es decir, percibidas como propias y pertinentes) para ocupar un tiempo elegido para la diversión. Sin embargo, adelanto que es necesario entender las identidades como el resultado de procesos históricos inacabados y en permanente cambio (Guldberg, 1998: 138). Tal vez la pregunta que surja entonces sea: ¿qué es lo que ha posibilitado a estas comunidades mapuche ser capaces de mantenerse como una cultura relativamente autónoma dentro del contexto normalizador del discurso nacional, propiciado por la escuela, entre otros, como un gran dispositivo de poder estatal? Para conocer cómo se producen estas relaciones identitarias actuales (en este caso a través del juego), es necesario entender los mecanismos de transformación que permitieron su adaptación a un sistema social, político y económico, que comenzó precisamente con la formación del Estado-Nación y siguió, entre otras, con la globalización económica y la mundialización cultural en este período tecnocapitalista. Así es que: escuchar, explicar y comprender algunas claves en relación a este objeto de estudio, tiene la intención de ubicar a los jóvenes en situación de diálogo, en el sentido de (Habermas, 1987) 5 con aquellos interesados en el tema planteado, pretendiendo que sirva como material de consulta para sus posibles usos sociales y académicos, fundamentalmente a partir del debate que esta preocupación académica genere, o a partir de las propias contradicciones internas que puedan leerse a lo largo del trabajo.6 Finalmente, en todas estas prácticas lúdicas se condensan elementos del pasado y del presente, sus resignificaciones actuales ubicadas en coyunturas de espacio y tiempo en donde se tensan discursos históricos, políticos y educativos. En esa densa trama existencial es posible visualizar la elaboración reflexiva de los jóvenes respecto del cruce o atravesamiento institucional que los constituye, en la contradicción de fuerzas hacia distintas opciones identitarias. Área de interés y delimitación del problema Los procesos anteriormente mencionados podrían ser considerados desde diferentes perspectivas. Se pueden ver como de profanación, desvalorización y hasta de una posterior re-instalación de características mapuche y tehuelche, a partir de una sobreimposición -e incluso aceptación cuasi pasiva resultante de la hegemonía blanca-criolla.7 Por otro lado, también es posible partir de una perspectiva menos rígida, que entiende los procesos culturales como tales, es decir: dinámicos y en permanente creación, en los que, superada la coacción física hacia las comunidades mapuche (la campaña del desierto por ejemplo), se producen nuevas relaciones de poder con las clases dominantes. Esto permite pensar nuevas formas de resistencia, un campo creativo de nuevas posibilidades, que se transforman, se reorganizan y que, en algún sentido, dejan pensar el sincretismo e hibrides cultural (García Canclini, 2008) que atraviesan las comunidades autodenominadas y denominadas por otros colectivos como mapuche. En este sentido retomo una pregunta ya formulada: ¿podrían las prácticas lúdicas de los jóvenes mapuche ser un muestrario de estas tensiones históricas y actuales? Mi intención a lo largo del trabajo de investigación fue comprender cómo se manifestaban y fluían estas perspectivas, a partir del trabajo empírico, puesto que de la reflexión teórica, a partir de los registros (entendidos como datos) aparecían la vinculación y el análisis de la identidad cultural y el juego, entendido como práctica lúdica, por ende social. El amplio abanico de posibilidades de indagación que éste supuso, me llevo a recortar el trabajo enfocándolo hacia un problema más pequeño y del que se pudiera dar cuenta de manera concreta, es decir: ¿cómo se producen los procesos de identificaciones lúdicas? Para ello, fue preciso comprender las lógicas de participación cultural que los sujetos juveniles ponen en juego en diferentes encuentros sociales, con una alto componente de características lúdicas. A modo de ejemplo en los escenarios vinculados a las escuelas rurales se pueden ver la dinámica escolar con especial atención en los recreos y clases de Educación Física donde el juego forma parte de los contenidos pedagógicos. Por otro lado, en las fiestas populares, observo los en- cuentros grupales en torno al juego de taba y las relaciones sociales que se generan. Estas reuniones focales se realizan en canchas de carreras de caballos, encuentros de domas, que también son prácticas de diversión, como los juegos y actividades acuáticas que se llevan a cabo en balnearios, o las actividades relacionadas con la pesca y la caza (en tanto son tomadas como formas de juego) aunque también aparezcan como una actividades con base económica. El recorrido de estos escenarios lúdicos me permitió encontrar puntos en común, diferencias, nexos y continuidades relacionadas con lo que los jóvenes piensan, dicen y hacen respecto a las maneras de identificarse en estas prácticas lúdicas, y la posible conectividad con su identidad cultural mapuche, aunque también con otras identificaciones subyacentes que mencionaré, pero por cuestiones de recorte en esta presentación no desarrollo. En síntesis, reconocer cómo se configuran las identidades en estas encrucijadas culturales, mediadas por el juego colectivo, observando y escuchando de qué manera aparece la etnicidad, la alteridad, es decir: las relaciones de poder con “otros” grupos socioculturales es la manera en que las prácticas en todo su sentido social se presenta, relacional e histórica, dialéctica. Por ello es que Intentaré indagar cómo se construyen las “diferencias” a partir de los distintos legados culturales y construcciones sociales que conviven en los escenarios observados, a partir del uso de técnicas etnográficas como la observación participante y no participante, sumado al registro de los discursos que sostienen los protagonistas (conversaciones informales, entrevistas abiertas y focalizadas), y , finalmente, el apoyo tecnológico a partir de imágenes fotográficas y de video que registren los escenarios seleccionados. La intención de utilizar estas técnicas es para poder captar de qué manera aparecen rasgos lúdico-culturales, en continuidad y ruptura con las tradiciones, ya que como sostiene Díaz (2001: 31) “en una sociedad que se ha mayorizado a sí misma, fagocitando cultural, económica y socialmente al otro, a la vez que colocándolo en diversas geografías sociales como otro interno más o menos aceptable y folclorizado”, nos impide ver de forma clara la dimensión política de los jóvenes. 8 A continuación sintetizo el marco general de la investigación en un cuadro gráfico. Matriz teórica, empírica, metodológica e interpretativa Como puede observarse, en este cuadro se observa el proceso de investigación a partir de las relaciones entre las diferentes matrices. La matriz teórica estuvo desarrollada en el capítulo de presentación; la matriz empírica está relacionada con los referentes (escenarios-sujetos prácticas) que desarrollé en el capítulo específico al trabajo de campo. Sobre la matriz metodológica el trabajo supone una base etnográfica; allí aparecen detallados los motivos y el grado de pertinencia de las técnicas elegidas. El uso de categorías sociales y analíticas formaron parte del capítulo correspondiente al trabajo de campo y, de esta manera, cerraban el marco teóricointerpretativo, tal como aparece en el cuadro relacionado con las textualizaciones, los recortes; finalmente, las comparaciones. De esta forma quedaron estructuradas las diferentes puertas de acceso que permitieron establecer las relaciones existentes entre la identidad cultural y el juego, a partir de las identificaciones lúdicas. La identidad desafiada Este trabajo intentó mostrar la relación que se produce entre el juego y la identidad dentro de un mismo fenómeno social, por ende cultural, y como vimos, económico y según su proyección, también político. Por un lado quedó evidenciado el papel activo de las dos escuelas rurales observadas como generadoras de diálogos interculturales, en las que nuevas formas de relacionarse se produjeron entre las comunidaes mapuche y las instituciones. A partir de allí se produjeron configuraciones identitarias renovadas; la piedra angular de tales producciones fueron la intención reivindicativa y valorativa de un proyecto cultural que tomó como epicentro los juegos aborígenes, para convertirse en un acuerdo de la comunidad, cumpliendo, y desde mi punto de vista, trascendiendo los objetivos propuestos por sus promotores. Asimismo, considero que, más allá de las reivindicaciones culturales, es menester una acción política y social manifiesta -tal como lo sostienen incluso algunos dirigentes de organizaciones mapuche-, para que los estudiantes puedan asumir una posición estratégica (que muchos ya tienen) y en todo caso, de acuerdo a las nuevas coyunturas históricas, ellos resuelvan cómo procesan sus posiciones políticas presentes y futuras. Quizás, de esa manera sea posible alertarse (y alentarse) frente a la insubordinación ideológica y económica que los grupos de poder hegemónicamente instalados detentan, si es que esa fuese una decisión posible de ser tomada, en principio como jóvenes, aunque en poco tiempo como adultos. Por otra parte, y es justo decirlo, en las escuelas en las que estuve presencié este camino hacia los acuerdos consensuados; los alumnos poseen discursos y prácticas que incluyen la responsabilidad cultural y social que les confiere su condición de ciudadanos argentinos o chubutenses y, a partir de estas nuevas emergencias identitarias propiciada por los juegos aborígenes, también pueden vivirlo como mapuche, trascendiendo incluso a la institución escolar. Sin embargo, en estas condiciones de subalternidad, persiste como una carga histórica difícil de sortear, la condición de subordinación frente al poder hegemónico blanco-criollo. En la primera parte de este trabajo planteé algunas preguntas que aparecieron implícitamente en todo el proceso de investigación. A partir de aquí, presento algunas respuestas que se vinculan con las conclusiones que surgieron del cruce de categorías utilizadas previamente en las comparaciones anteriores. La relación que se produce entre los procesos identitarios y las prácticas lúdicas, es decir, las identificaciones lúdicas en los diferentes escenarios, supone lo siguiente: Primera conclusión sobre el escenario escolar • Dentro del sistema escolar los encuentros anuales de los “Juegos Aborígenes” configuraron un imaginario de lo mapuche que permitió y permite nuevos espacios de diálogos con proyección participativa, entre las comunidades mapuche y la escuela. Esto posibilita la configuración de nuevas tradiciones lúdicas compartidas. Segunda conclusión sobre el escenario extraescolar: • Fuera del sistema escolar, los jóvenes realizan prácticas lúdicas que responden a una manera se sentir, pensar y decir, más vinculado al ámbito de lo rural/criollo, que a lo étnico-cultural/mapuche. Esto demuestra la preeminencia de prácticas y discursos históricos que responde a procesos de adaptación forzada. Conclusiones como resultado de la comparación de los dos escenarios. (Aquí podrá verse la pertinencia que las categorías teóricas sobre los procesos de identificación locativos, selectivos e integrativos tienen en relación con los procesos culturales tradicionales, residuales y emergentes). • La adaptación cultural por parte de los jóvenes hacia un estado de hibridez en las prácticas lúdicas ha permitido dar cuenta, en un sentido amplio, qué: de esta manera, es posible la permanencia histórica de lo mapuche en los diferentes escena- • rios lúdicos, observándose fusiones y yuxtaposiciones como resultado de luchas y formas de resistencia que se observan en las prácticas lúdicas. . Los aprendizajes sociales, los juegos y las formas de jugar están mediados por la cultura como creación, adaptación y circulación de significados; el comportamiento lúdico en los jóvenes muestra estas tensiones a través de diferentes procesos de identificación. Las preguntas que formulé al principio de esta investigación y que se vinculan a estas tres conclusiones finales integran tanto a los jóvenes como a los dos escenarios, las mismas surgieron al poco tiempo de comenzar a elaborar el proyecto de investigación y muchas de ellas se consolidaron en la fase inicial del trabajo de campo. Luego de haber escrito más de seiscientas hojas, entre observaciones y entrevistas, y haber tomado casi dos mil fotografías, la gran mayoría de los interrogantes planteados, aún esperan respuestas más satisfactorias. Tal vez lo más interesante, sea la posibilidad de contar con nuevas preguntas. Notas 1. Mapuche: significa literalmente gente (che) de la tierra (mapu). En plural, no se usa “s”. 2. Rescate de Juegos Aborígenes Proyecto Fofocahuel. (2004: 241) Educación Intercultural Bilingüe en Argentina. Ministerio de Educación de la Nación. 3. Para Díaz-Polanco (2007) “El multiculturalismo es la ideología que la globalización necesitaba para poner en práctica a fondo la etnofagia universal” Sobre este primer concepto remitirse a Claroscuro (2007: 19ss) Respecto a La etnofagia: “expresa el proceso global mediante el cual la cultura de dominación busca engullir o devorar a las múltiples culturas populares, principalmente en virtud de la fuerza de gravitación que los patrones ‘nacionales’ ejercen sobre las comunidades étnicas.” (Idem: 35) Es decir que la diversidad no se ataca o persigue sino que se intenta atraer al sistema predominante, la mundialización del capital, mediante formas de seducción y transformación. 4. Para entender la dimensión etnográfica como texto desarrollé en el capítulo 4 de la investigación una presentación con la siguiente estructura: Recorridos lúdicos (trabajo de campo) | 4.a-1. Los espacios de juego y sus prácticas | 4.a-2. Escenarios lúdicos escolares | 4.a-3. Juegos en la escuela y otras prácticas | 4.a-4. ¿Chueca? ¡Trabajo nomás! | 4.a-5. Juegos aborígenes mapuche-tehuelche | Capítulo 4-b. (Escenarios extraescolares) | 4.1-b. Prácticas inter-lúdicas | 4.2-b. Baguales y tabeadas | 4.3-b. Pesca con tarro y tejo en el agua | 4.4-b. Relatos lúdicos .............................................................................. | 4.5-b. Ëthos lúdico Como se puede observar, aparece la dimensión eminentemente empírica, que da cuenta de un relato densamente descrito (Geertz, 1989, 1994) comparativo y reflexivo. Las categorías sociales y analíticas se constituyen como apartados o subtítulos. 5. Para (Habermás, 1987) “Las normas no están previamente determinadas por nadie, sino continuamente consensuadas por los participantes, a través del criterio del diálogo que se da entre ellos. Las imposiciones a través de la violencia directa son excluidas. Las coerciones a través de posiciones desiguales en el diálogo son contestadas por el disenso y por la actuación de los movimientos sociales Es decir el proceso comunicativo incluye consenso para obtener estas condiciones de convivencia conjunta y disenso para criticarla con el fin de obtener otra nuevas, mejores y más igualitarias.” En: (Flecha-Puigvert, 2002:25) 6. El reconocimiento igualitario de las personas y los colectivos culturales en el ámbito educativo/social supone concebir una ciudadanía basada en la inclusión de todos y todas, sensible a las diferencias, erradicando cualquier situación de exclusión o discriminación de personas pertenecientes a colectivos socioculturales distintos. Ibid:14 7. Patagonia, además de ser una región geográfica en nuestro país, es a su vez, una marca registrada como producto comercial, explotada a nivel turístico por capitales nacionales y fundamentalmente extranjeros. Los íconos indígenas decoran los souvenirs de paso e identifican marcas de indumentarias deportivas, entre otras. La música regional también ha tomado un estilo musical propio a partir de la popularidad de algunos cantautores contemporáneos, fusionando el folclore (milonga sureña, por ejemplo) con ritmos mapuche (tahiel: música ritual). El loncomeo mapuche, aparece como una expresión musical que identifica a la música patagónica, junto a ritmos como el kaani de origen tehuelche (¿?) imprimiéndole una musicalidad particular, comercializada en nuestro país y exportada al mundo como una nue- va expresión musical argentina. 8. Una página Web, donde es posible leer trabajos realizados por mapuche es: http://www.mapuche. cl/documentos/index.html . Consulta. 24-02-08 Bibliografía. AA.VV. (1998) Gulberg, H. “Identidades y Dependencias Culturales”. En: Filosofía de la Cultura Edición de David Sobrerilla. Editorial Trotta. Madrid. BOURDIEU, P., (1990) Sociología y Cultura. Grijalbo. México DÍAZ R. (2001) Trabajo docente y diferencia cultural. Lecturas antropológicas para una identidad desafiada. Miño Dávila editores. Buenos Aires DÍAZ-POLANCO, H. (2007) “Identidad, globalización y etnofagia.” En: De Bernardi Coordinadora. Claroscuro. Revista del Centro de Estudio sobre Diversidad Cultural. Centro de Estudios sobre Diversidad Cultural. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario. EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE EN ARGENTINA. (2004) Ministerio de Educación de la Nación. GARCIA CANCLINI, N. (2008) Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Paidós. Buenos Aires. GEERTZ C. (1989) El Antropólogo como autor. Ediciones Paidos. Barcelona. -- (1994) Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las culturas. Ediciones Paidós. Barcelona. GUBER, R. (2001) La etnografía. Método, campo y reflexividad. Editorial Norma. Bogotá. HABERMAS, J. (1999) La inclusión del otro. Editorial Paidós. Barcelona HAMMERSLEY, M. Y ATKINSON, P. (1994) “La escritura etnográfica”. Etnografía. Métodos de investigación. Editorial Paidós. Barcelona Tras las huellas del cuerpo en los jóvenes Por: ARMANDO ACUÑA PINEDA, M. Sc. Docente - Universidad de los Llanos | Villavicencio Meta [email protected] Resumen El presente documento, es un resultado parcial del proyecto de investigación dentidades en tránsito: comunicación, cuerpo y cultura en jóvenes urbanos”, el cual intenta hacer una aproximación a la manera como los jóvenes perciben y ven su cuerpo. El documento plantea como referente inicial una aproximación histórica desde el Renacimiento hasta el siglo XX, para luego iniciar el debate de la forma como los jóvenes marcan e intervienen su cuerpo a través de diversos mecanismos como los tatuajes y piercing, posteriormente se plantea el debate acerca de la forma como las tecnologías intervienen el cuerpo de los jóvenes modificando incluso hasta su esencia; finalmente se realiza un acercamiento que permita entender la escuela cómo es una institución de vigilancia, control y castigo sobre el cuerpo de los jóvenes. Palabras claves Cuerpo, tecnologías, jóvenes, identidades, comunicación, escuela, poder Introducción “El cuerpo es el símbolo de que se vale una Sociedad para hablar de sus fantasmas” M. Bernard Esta sección intenta abordar una de la temáticas más recurrentes en la época actual, el cuerpo, ya que toca uno de los aspectos que por su complejidad y su forma de ser estudiado ha generado históricamente toda una variedad de interpretaciones pues, como lo plantea M. Bernard, “sólo se puede hablar de cuerpo a través de la diversidad de los discursos simbólicos formulados por cada cultura en los diferentes momentos de la historia Humana”. (M. Bernard 1976). Lo anterior significa que en los procesos de configuración de la cultura humana a través de su historia, según el planteamiento de Bernard, ningún proyecto en los estudios culturales o sociales ha suscitado tantas miradas ni ha hecho converger tantas disciplinas o ciencias a su alrededor como el estudio del cuerpo. En él todo es posible de acuerdo con los planteamientos de la antropología social y cultural, en que se destaca la obra pionera de Marcel Mauss “Técnicas y movimientos corporales”, dado que se reconoce el tema del cuerpo como uno de esos “campos mal compartidos donde se plantean los problemas [científicos] más urgentes Mauss, para “expresar la forma en que los hombres, sociedad por sociedad, hacen uso de su cuerpo en una forma tradicional”, legó la noción de “técnicas corporales” al afirmar: “El cuerpo es el primer instrumento del hombre y el más natural, o más concretamente, sin hablar de instrumentos diremos que el objeto y medio técnico más normal del hombre es su cuerpo”1. Marcel Mauss proveyó a su vez las primeras tipologías para estudiar antropológicamente el problema del cuerpo. Habló de “1. La división de las técnicas corporales según los sexos; 2. Las variaciones de las técnicas corporales por motivos de la edad; 3. La clasificación de las técnicas corporales en relación con su rendimiento; e introdujo 4. El problema de la transmisión de las formas técnicas. También describió las técnicas corporales ubicadas en una línea biográfica y etaria —generacional—, a saber: a) técnicas del nacimiento y la obstetricia; b) técnicas de la infancia, crianza y alimentación del niño; c) técnicas de la adolescencia: de estas dijo que “tanto para los hombres como para las mujeres, el momento decisivo es el de la adolescencia; es entonces cuando aprenden definitivamente las técnicas corporales que luego conservarán en la edad adulta”2; d) técnicas del adulto: que subdividió en técnicas del sueño, técnicas del estado de vela y del reposo, y técnicas de la actividad y del movimiento, como el correr, la danza, salto, trepar, descender, nadar, movimientos de fuerza, etc.; e) técnicas del cuidado del cuerpo; f) técnicas de la consumición —comer y beber—, y g) técnicas de la reproducción”3. Por tanto, desde el nacimiento pasando por la crianza y sus rituales, las prácticas alimenticias, los rituales de Mauss, M. (1979). Sociología y Antropología. Madrid: Tecnos. p. 342. Ibid, p. 349. 3 En Revista: Pueblos y Fronteras digital Núm. 4, Dic. 2007 – Mayo 2008. La noción de persona en México y Centroamérica http:// www.pueblosyfronteras.unam.mx 1 2 amor y erotismo, las marcas del trabajo y sus respectivas rutinas, las transformaciones tecnológicas, las estrategias de conocimiento, las formas de dominación y exclusión, los criterios de belleza, ética, estética, son elementos transversales en sus estudios. En el cuerpo es posible que se condensen bien la biología, la antropología, la geografía, la historia, la sociología, la estética, la filosofía, las dinámicas sociológicas etc. Allí todo está sujeto a las lecturas, en él es posible y pueden comprenderse y descifrarse, las múltiples experiencias tanto sociales como individuales. Tal como lo plantea Bernard (1976 p. 193) “el hombre contemporáneo proyecta en su cuerpo y busca en él no solo paraísos perdidos de su infancia, sino también los espejismos suscitados por las innumerables mutaciones de la cultura, sin dejar de abrigar la esperanza de poder algún día dominar su cuerpo y conocer sus ilusorios secretos”. De ésta manera, se intentará hacer un recorrido en primer lugar por algunas de las concepciones históricas sobre el cuerpo desde la modernidad hasta nuestros días, planteando elementos de análisis contextuales, los cuales han permitido dar sentido hoy a las interpretaciones y concepciones del cuerpo y generar un horizonte conceptual para dirigir nuevas posibilidades y enfoques teóricos para su comprensión. Un segundo elemento de debate consiste en lo que plantea Jordi Planella, (2006) en términos del análisis, como nuevos usos sociales que el cuerpo va tomando, especialmente desde la modernidad has¬ta ahora. Estos nuevos usos son muy diversos y recogen aspectos como los tatuajes, los piercings, desde los cuales se inscriben en el cuerpo unos nuevos lenguajes como formas de representación que el cuerpo va tomando para expresar una forma de comunicación a través de la cual el ser humano asume nuevas subjetividades. Desde esta óptica el antropólogo David Le Bretón (1990) se ha dedicado en los últimos trabajos a estudiar las formas de finalización del cuerpo «inacabado» por medio de los tatuajes, los piercings y otros tipos de prácticas de transformación corporales. Para él, este fenómeno tiene relación directa con la necesidad, especialmente de los jóvenes, de recuperar formas «tribales» de ritualizar los pasos por diferentes momentos de la vida. La desaparición «oficial» del «marcaje» social ha comportado este regreso al cuerpo como espacio de inscripción subjetiva, reafirmación y resistencia frente a la existencia efímera. Un tercer elemento de análisis consiste en plantear los desafíos que para el cuerpo han significados los desarrollos tecnológicos o lo que se ha denominado el ciberespacio. En este espacio el cuerpo se convierte en un asunto controversial en la medida en que como lo afirman algunos teóricos del ciberespacio, el cuerpo toma, a la luz de la dimensión virtual, una nueva concepción (Haraway, 1995; Dyaz, 1998; Dery, 1998). Desde esta mirada se trata de establecer cómo el cuerpo es afectado en la cibercultura ya que según Dery, «en la cibercultura el cuerpo es una membrana permeable cuya integridad es violada y su santidad amenazada por rodillas 4 de aleación de titanio, brazos microeléctricos, huesos y venas sintéticos, prótesis de senos y de pene, implantes cocleares y caderas artificiales»4. Abriendo un sin número de posibilidades para modificar lo que en forma natural nos ha sido dado, estas modificaciones entre lo natural y lo cultural plantean una nueva configuración corporal donde la técnica y el cuerpo se funden en un todo armónico, o donde el desciframiento del código genético nos puede liberar o esclavizar de pesadas enfermedades o de horribles transformaciones del cuerpo para el servicio de diferentes fines. Un cuatro asunto, tiene que ver con la relaciones escuela, cuerpo y poder. Allí se trata de analizar las diferentes formas en que la escuela establece patrones de modelamiento de los cuerpos de los individuos buscando establecer lo que en términos de Foucault se denominó la biopolítica, que por medio de los biopoderes locales, se ocupará de la gestión de la salud, la alimentación, la higiene, la natalidad, la sexualidad, etc. En su obra, la biopolítica se centra en el estudio de las formas de gestión de la vida que buscan enderezar y vigilar a los individuos a través de grandes problemas. De forma paralela, Foucault hablará de la anatomopolítica u ortopedia social, en la que se dedica a analizar las estrategias y las prácticas por las que el poder modela cada individuo desde la escuela, buscado establecer las relaciones que a través de estos conceptos se conforman en los jóvenes escolares. Desde esta mirada se tratará de establecer cuáles son las relaciones de poder que se tejen en la escuela y la manera como estas relaciones transforman los cuerpos de los individuos escolarizados. Algunos referentes históricos del cuerpo desde la modernidad El nacimiento del cuerpo moderno estuvo matizado por lo que se denominó “las prácticas antiguas” a través de las cuales, los alquimistas y los astrólogos daban explicaciones en la Edad Media, sobre cómo la higiene corporal tenía una relación directa con materias preciosas y con los astros. Esto significaba que por medio del consumo de pócimas, bebedizos de sustancias, era posible eliminar las podredumbres físicas como por el efecto mágico de aquellos metales y aquellos astros, pero es Luigi Cornaro quien, a partir de una rigurosa revisión de lo que se comía y bebía en ese entonces, inicia un proceso de deconstrucción de todos aquellos elementos mágicos, elixires de larga vida y demás, que generalmente eran juzgados según el precio de los mismos, demostrando que éstos en ningún caso, han tenido los menores efectos en la salud y por tanto, desvaneciendo la fascinación y el encanto sobre lo que se pensaba y hacía durante esta época. Iniciando con ello una nueva interpretación del cuerpo, independientemente de la influencia de los planetas, las fuerzas ocultas, los amuletos, lo elixires mágicos, los objetos M. Dery (1998), Velocidad de escape. La cibercultura en el final de siglo, Madrid, Siruela, pág. 254. preciosos como maneras de entender las nociones de cuerpo que empiezan, desde éste momento histórico, a tener explicaciones físicas a través de la leyes de causas y efectos. Pero estas creencias no desaparecen del todo, todavía y durante mucho tiempo, en especial aquellas referidas a lo sagrado están presentes, por tanto el cuerpo parece estar influenciado por todas las fuerzas del mundo. Pero es en el Renacimiento el momento histórico, durante el cual emerge el conflicto cultural donde el cuerpo se singulariza para tratar de dar explicaciones que solo desde el mismo cuerpo se logran. Aquí se recurre a la interpretación de obras de arte de la época para significar cómo a través de “el juego de las masas físicas, el color, el tamaño de las formas y las redondeces”, el concepto de belleza se introduce en la modernidad, dando paso a lo que se denominó el realismo de las formas, de los cuerpos pintados, particularmente en la Toscana del siglo XV que enfatizaba en los cuadros en movimiento. Pero además del arte ésta nueva significación va acompañada de un “intenso trabajo del yo, las pulsiones, y los deseos. A través del control de las buenas maneras y la sociabilidad, se trata de limar las violencias, de vigilar los propios gestos en el universo de lo íntimo. La forma de moverse, la maneras, la sexualidad, los juegos y el espacio próximo se transforman”5. En este sentido existe una doble tensión en la interpretación del cuerpo desde el Renacimiento hasta la Ilustración, que plantea en primer lugar “reforzar las imposiciones colectivas” por tanto es de vital importancia aquí, la movilización pública que representa la adquisición de una nueva conciencia acerca de cómo mejorar, enriquecer y preservar la especie; en consecuencia, el trabajo, la salud y la vida se convierten en preocupaciones que atañen a todos. La segunda tensión se produce, cuando se hizo necesario “aumentar las libertades individuales” es decir la sensibilidad individual, o lo que se denominó la escenificación del yo a través, de los retratos y los inventarios post morten, como lo demuestran las estadísticas realizadas. Por tanto, cobran vigencia dos conceptos que le confieren al cuerpo una significación específica: “sometimiento y liberación”. Posteriormente, desde la Revolución Francesa hasta la Gran Guerra, el cuerpo se trata significativamente desde la perspectiva del “sensualismo” es decir, el cuerpo visto desde las sensaciones. Esta mirada constituye la posibilidad que tiene todo cuerpo de experimentarse a sí mismo, en lo que se denomina el origen de la experiencia, de la temporalidad de la vida, aquí el cuerpo se sitúa del lado de la subjetividad y de la sensibilidad. La crítica planteada en ese momento, tiene que ver con la manera como los historiadores han olvidado la relación del cuerpo productivo y experimental; así frente al cuerpo como fantasía, se reclama la necesidad de establecer posibilidades de encontrar puntos equidistantes que permitan una visión mucho más general y mucho más explícita del cuerpo viéndolo desde el cuerpo gozoso, el cuerpo sufriente, el cuerpo imaginado para lo5 6 grar un equilibrio frente al cuerpo disecado o cuerpo cultivado. Los anteriores planteamientos, que se empiezan a dar a partir del siglo XIX y que hasta entonces han presentado el cuerpo como territorio estable en el sujeto, sufren una transformación o un desplazamiento, cediendo terreno y dando lugar a una nueva visión del sujeto y su cuerpo. Aquí entonces aparece el cuerpo como resultado de una construcción, como un equilibrio entre dentro y fuera, entre el mundo y la carne. Emergen entonces desde las categorías del sexo, la edad, la condición social, o la pretensión de acceder a ella, representaciones sociales a partir de las cuales las reglas, el trabajo cotidiano, los rituales de interacción, las libertades desde las fronteras del estilo común, las actitudes, las formas de vestir, de maquillarse, de caminar, en fin de fabricar el cuerpo, marcan unas diferencias sutiles entre el cuerpo propio y el cuerpo objeto, “de esta manera el individuo se siente impactado, observado, deseado, rechazado en y por su propio cuerpo”6. A partir de estos referentes, se plantea de manera explícita, la posibilidad de entender una historia del cuerpo expresada en la unión sexual, las caricias, la interpretación de las zonas erógenas y la construcción de la imagen del cuerpo, como resultado de una construcción sistemática a partir de una conciencia de la gestión social del cuerpo en los individuos. Esto suscita un nuevo reto teórico que implica, hacer una interpretación del cuerpo a partir del análisis de lo sucedido en el siglo XIX con el imperio de la medicina anatómico clínica y la frenología, el descubrimiento de la anestesia, el nacimiento de la sexología, el desarrollo de la gimnasia y el deporte, la aparición de nuevas formas de reproducción, impuestas por la revolución industrial, la construcción de una taxonomía social del cuerpo, la ruptura radical de la representación del yo. En este breve recorrido histórico sobre el cuerpo, se plantea el interrogante de ¿cómo el cuerpo ha llegado a convertirse en objeto de investigación histórica? En un momento histórico dominado por el cartesianismo, donde el cuerpo es visto o se le ha conferido un papel secundario por lo menos hasta el siglo XIX. El direccionamiento teórico en el siglo XIX ha dado un giro sobre las concepciones del cuerpo en el siglo XIX, ya que las conceptualizaciones no son ahora las relaciones cuerpo y espíritu, éstas antes se relacionan con un cuerpo animado en términos de una reactualización de la carne y la profundización en ello. El siglo XX reinventa el cuerpo, en primer lugar, a partir de la observación de la exhibición de los cuerpos desde el psicoanálisis de Freud, quien observa cómo la histeria y el inconsciente hablan a través del cuerpo, elementos recurrentes y fundamentales en la interpretación y análisis sobre los discursos del cuerpo en el siglo XX, ya que estos postulados teóricos contribuyen a construir la imagen del cuerpo en la formación del sujeto. Como un segundo paradigma interpretativo aparece Alain Courbin. J.J. (2006). Historia del cuerpo (I) del Renacimiento a la Ilustración. Madrid: Taurus Alain Coubin. J.J. (2005). Historia del cuerpo (II). De la Revolución Francesa a la gran guerra. Madrid: Taurus Edmundo Husserl quien, desde la concepción del “cuerpo fuente originaria” de todo significado influye en el paso de la fenomenología al existencialismo lo que le permitió a Maurice Merleau Ponty, elaborar desde la fenomenología la concepción del cuerpo como “encarnación de la conciencia”, su despliegue en el tiempo y el espacio como “pivot del mundo”7. Un tercer elemento del giro epistemológico sobre los discursos del cuerpo en el siglo XX se sucede en el campo de la antropología, a partir de las observaciones que hace Marcel Mauss, quien durante la primera guerra mundial observa cómo la infantería británica marchaba de manera diferente que la francesa, de esta manera plantea la noción de “técnicas corporales” explicando cómo los hombres en cada sociedad de manera tradicional saben utilizar su cuerpo. Finalmente otro gran giro interpretativo lo constituye la lingüística estructuralista que desde la segunda guerra mundial a la década de los 60 “entierra el tema del cuerpo con el del sujeto y sus ilusiones” y sólo hasta finales de los sesenta se empieza a cambiar ésta concepción, momento en el que el cuerpo recobra su papel protagónico a partir de los grandes movimientos sociales de la época. Posteriormente en la década de los setenta, los movimientos sociales son los que provocan las grandes transformaciones, ya que la lucha por la liberación femenina, en principio liderada por intelectuales, la lucha contra el aborto, precedida por la lucha de los homosexuales marcaron los discursos a través de los cuales el cuerpo se opone a los poderes hegemónicos, para contrarrestar el lenguaje que se utilizaba para silenciar los cuerpos. Es decir, las minorías de raza, clase o género solo contaban con su cuerpo para hacerle frente a estas represiones sobre los cuerpos. Por lo tanto esto constituyó la carga que recibió el cuerpo en su lucha por la reivindicación de sus derechos y la liberación como dispositivo para levantar la censura sobre el cuerpo en estos momentos de la historia. Desde entonces, estas transformaciones colocaron como epicentro de los debates culturales de esta época las reflexiones sobre el cuerpo, las cuales pasaron al plano teórico, como sucedió con grandes pensadores como Nietzsche quien planteaba la reflexión sobre el cuerpo y el sujeto en el antiedipo marcando momentos cruciales en el avance teórico sobre la concepción del cuerpo. De la misma manera, Michel Foucault, independientemente de plantear las relaciones de poder que se ejercen sobre la carne, su postura fundamental consistió, desde aproximaciones arqueologicas en poner en evidencia el cuerpo como objeto en la historia de las mentalidades para matizarlo, de igual modo Norbert Elias, a partir de los gestos, las maneras, y las sensibilidades redescubre la importancia del proceso de civilización como elemento fundamental en la construcción de teoría sobre el cuerpo. Desde esta perspectiva, estos planteamientos ponen en evidencia las grandes transformaciones y los cambios que radicalmente marcaron una época en la cual el cuerpo se convierte en objeto cultural, por tanto los planteamientos están relacionados hoy con “delimitar el cuerpo” cuerpo orgánico, de carne y de sangre, cuerpo agente o instrumento de prácticas sociales, cuerpo subjetivo “yo piel”, de igual manera elementos teóricos como las exposiciones del cuerpo monstruo, el cuerpo del soldado y el criminal. En fin, se exponen en la actualidad una serie de debates sobre los matices y los discursos con los cuales se dan diferentes explicaciones sobre las formas que adquiere el cuerpo en la época. Pero significativamente lo más importante en estos momentos y lo más relevante es lo George Vigarelo, Alain Courbin, Jean Jaques Courtine, en el texto, “Historia del cuerpo”, plantean como “las mutaciones de la mirada”8, muchas de las cuales no tienen precedentes en la historia del cuerpo, como el caso de la intervención del cuerpo por parte de las tecnologías médicas, el cuerpo íntimo y sexuado sometido a la sobreexposición obsesiva, las imágenes de la brutalidad humana ofrecidas a cargo de los campos de concentración durante la guerra. Estos elementos no habían tenido precedentes en nuestra cultura visual; estos espectáculos jamás se habían acercado a las transformaciones que la pintura, la fotografía y el cine contemporáneo aportarán a la imagen. En síntesis, se plantea de manera significativa “la constitución de los conocimientos médicos y genéticos sobre el organismo, las tensiones entre los deseos del cuerpo sexuado frente a las normas y los controles sociales, las transformaciones de las percepciones del cuerpo anormal, y las necesidades ligadas a la identificación de los individuos peligrosos, la suma incalculable de los sufrimientos infligidos por la tragedia sangrienta de las violencias del siglo, y finalmente, los placeres que se ofrecen a la mirada desde las imágenes, las pantallas, los escenarios, las tribunas desde las que se contemplan las metamorfosis actuales del cuerpo”9 (Alain Corbin, 2006). Todo esto ha permitido el enorme y complejo constructo teórico a través del cual se tejen las transformaciones a lo largo de la historia más reciente: las relaciones del sujeto contemporáneo con su cuerpo. Los contrastes y las dicotomías entre lo sano y lo enfermo, lo normal y anormal en el cuerpo, las relaciones entre la vida y la muerte, en una sociedad medicalizada, las disciplinas heredadas del pasado, la nueva legitimidad del placer, las nuevas normas y poderes tanto biológicos como políticos, la salud convertida en derecho, la ansiedad convertida en riesgo, la búsqueda del bienestar individual, la violencia de masas, el contacto con las pieles en la vida íntima, la saturación de los espacios públicos por la frialdad de los simulacros sexuales, constituyen fuentes inagotables para el ejercicio teórico en procura de una fundamentación conceptual y teórica sobre el cuerpo. Las grandes preocupaciones de esta época están planteadas en la pregunta ¿a qué cuerpo se hace referencia hoy día? En momentos en los cuales proliferan los elementos visuales con su concepción de cuerpo (ciber- Alain Courbin. J. J. (2005). Historia del cuerpo (III). El siglo XX. Madrid: Taurus Op. Cit 9 Op.Cit 7 8 sexo), la explotación visual de lo vivo (pornografía), se intercambia la sangre y los órganos (tráfico de órganos y sustancias biológicas humanas), se programa la vida y la genética se acerca a la réplica de la individualidad (ingeniería genética), en momentos en que se borran las fronteras entre lo mecánico y lo orgánico (cuerpos protésicos), en que proliferan los cambios corporales extremos a través de la cirugía (cirugía estética). En fin, lo que alcanzamos a percibir y lo que todavía no hemos pensado; es decir, es necesario poner a prueba los límites de lo humano, para confirmar que el ser humano anda en una incansable búsqueda de las incertidumbres y en ella está convirtiendo su cuerpo en un objeto susceptible de cualquier cosa, lo cual al parecer para responder la pregunta anterior será que ¿la historia del cuerpo acaba de comenzar?. A partir de estos referentes, el trabajo que se viene desarrollando implica un proceso de revisión conceptual de la manera como se ha ido configurando el cuerpo desde lo social y desde lo cultural, ya que como lo manifiesta Lola Salinas, “existen dos realidades fundamentales y básicas que caracterizan cualquier experiencia individual de la vida social, una es simbólica —el lenguaje—, la otra física —el cuerpo”, partiendo de la reflexión a través de la cual se le da importancia a los usos juveniles del cuerpo en los procesos de configuración y reconfiguración de sus identidades. O como lo plantea B. Turner “Tenemos cuerpos, pero a la vez somos cuerpos; nuestra corporeidad es una condición necesaria de nuestra identidad”10. Desde esta perspectiva, el trabajo que se plantea tiene como propósito elaborar algunos referentes conceptuales por medio de los cuales se hacen análisis de la manera como los jóvenes asumen e interpretan su cuerpo, se tatúan, lo modifican accediendo a las cirugías estéticas y utilizan la tecnología como herramientas que contribuyen a la configuración de procesos identitarios, pues como B. Turner “muestra que el hombre construye socialmente su cuerpo, con esto se marca el primer límite familiar de la sociología del cuerpo; el hombre no es el producto de su cuerpo, él mismo produce las cualidades de su cuerpo en interacción con los otros y en su inmersión en el campo simbólico. La corporeidad se construye socialmente”11. El cuerpo y los jóvenes En realidad es muy poco lo que sabemos hoy día acerca del cuerpo de los jóvenes desde la perspectiva del ámbito de relaciones sociales, espacio político-ciudadano, e institución social. Las complejas relaciones sociales, como el caso de las tecnologías de disciplinamiento, las cuales plantean hoy un sin número de posibilidades en las que el cuerpo joven permea lo público y lo privado que, para el caso de la ciudad, parece afectado por muy variados desafíos de configuración. La posibilidad de hacerse a un cuerpo adecuado desde al ámbito de la ciudad, entraña para los jóvenes una necesidad tanto antropológica como económica vivida; es decir, por 10 11 ejemplo el apego a la moda, las formas de consumo, el hedonismo, el conformismo social, pero éstas no son categorías suficientes para interpretar lo que se juega en y con los cuerpos de los jóvenes urbanos. Para mostrar un panorama y poder establecer con alguna claridad las conexiones existentes entre disciplinamiento ciudadano y corporalidad debemos acudir a González Stephanía (1996); ella nos ofrece la posibilidad de un acercamiento desde el punto de vista Foucaltiano a la manera como se ha diseñado y constituido el cuerpo ciudadano en América latina a lo largo del siglo XIX. Según los estudios realizados por González a partir de diferentes instrumentos (constituciones, manuales, retóricas de urbanidad), éstos ubican al cuerpo en una trama de relaciones de domesticación, control y vigilancia en la configuración del cuerpo civilizado. Por tanto, en esta tradición histórica del control ilustrado del cuerpo se destacan tecnologías de disciplinamiento social tales como 1) las tecnologías y rutinas de vigilancia y seguimiento (en los talleres, escuelas correccionales, hospicios, manicomios, cárceles); 2) los espacios y técnicas de inmovilización, regulación del “nomadismo del cuerpo”; 3) las mecánicas de separación, segregación, clasificación de los sujetos (en los mapas, censos, registros, discriminaciones clasificatorias); 4) las tecnologías y manuales de higiene del cuerpo; 5) las estrategias de corrección de las formas de hablar públicamente (en los diccionarios y gramáticas); 6) el control de las pasiones y expresividad emocional (en los manuales de urbanidad); y 7) el castigo físico/psíquico y la promoción de la obediencia (en los talleres, familias, ejércitos e iglesias). Aunque hoy se tenga mayor claridad que a pesar que la acción ejercida por estas tecnologías modernas de vigilancia sobre el cuerpo no han desaparecido, éstas han tenido más bien una transformación y un relajamiento como es el caso de los ambientes familiares y escolares. En estos dos escenarios sociales los cuerpos de los jóvenes son mucho más visibles como objetos eróticos y existe una mayor libertad desde el punto de vista de las conductas sexuales: las maneras de disciplinamiento por medio de estrategias de control y vigilancia parecen ceder ante los procedimientos de control-estimulación (Foucault, 1975b). La acuciosa, persistente, meticulosa vigilancia constante sobre el cuerpo en el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, generó una especie de conciencia sobre el cuerpo, es decir una forma de intensificación de los deseos de cada unos en, por y sobre su propio cuerpo. En la construcción interior de la subjetividad del individuo que por mucho tiempo estuvo vigilado, controlado y castrado se desarrolla una especie de erotismo silenciado y poderoso que habría de generar las formas sublimes expresadas en el amor romántico y trágico de la literatura, pero también los discursos positivos de la castidad y la virginidad (en las mujeres) y la caballerosidad (en los hombres); pero también contrario a esto y como una complementariedad, se presentaron las formas clandestinas de la sexualidad, los problemas de la prostitución y su tolerancia social, las diferentes mane- B. Turner (1989). El cuerpo y la sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, p. 30. Bretón. D. L. (2002). La sociología del cuerpo. Buenos Aires: Nueva Visión. p. 7. ras de la fiesta, el carnaval, la ebriedad y la vida noctámbula, como dispositivos o válvulas de escape para liberar el cuerpo que durante mucho tiempo había estado sometido y controlado de una manera sistemática en la sociedad y en la sociabilidad familiar y pública. La síntesis más completa del cuerpo vigilado y de las formas que fue tomando en los diferentes escenarios tanto de la vida pública como en la vida privada, en la familia, en el trabajo y en el ocio, la encontramos a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX bajo lo que se denominó el modelo industrial fordista. Expresado en términos de Gramsci el cual nos hace ver cómo en los manuales de la Ford, se hace explícito el control y la re-educación de los obreros de las fábricas en la mayor cantidad de escenarios posibles (incluso por fuera de la fábrica), por medio de la vigilancia de las costumbres y hábitos de consumo, la prohibición del consumo de licores, la regulación de la vida sexual, con el fin de evitar posibles fugas de energía orgánica y muscular, por fuera de la escena del trabajo. Las formas panópticas clásicas de vigilancia que durante mucho tiempo se convirtieron en dispositivos del control sobre los cuerpos de los individuos, fueron contrarrestadas por el surgimiento de los movimientos sexuales en los años 60 y 70, de la misma manera los movimientos feministas y de liberación sexual, así como el de los hippies, el movimiento homosexual para expresar las libertades y diversidades sexuales, tienden a disolverse, normalizarse, o integrarse en el siglo XX en lo que fue un triple movimiento emergente. En primer lugar lo que W. Benjamin planteó de manera crítica como la promoción, exhibición pública de los cuerpos, a través de las pantallas mediáticas, los gimnasios, las playas, las ventanas de los apartamentos. La exaltación urbana del vidrio como elemento de transparencia desde las diferentes vitrinas de los escenarios públicos, con ello Bejamin señala la transformación de la viejas formas de vigilancia panóptica por estrategias de vigilancia mucho más sofisticadas en las que cada individuo debe aprender qué exhibe y qué oculta teniendo como parámetros de referencia, criterios como la censura y el pudor. En segundo lugar, lo que podría llamarse el control mercantil y técnico del deseo en términos de lo que Roland Jaccard denominó en “El exilio interior”: “el hombre de la modernidad es un hombre “supercontrolado desde el exterior, autocontrolado desde el interior, el hombre de la modernidad, descorporalizado, desexualizado, hipernormatizado será, sea ésta la que sea, cada vez más la imagen misma del hombre administrado, pacífico habitante de las sociedades de la abundancia totalitaria”12 . En este sentido el control es ejercido desde la manipulación de lo íntimo, de su subjetividad, del erotismo secreto, de lo soñado, el individuo encerrado en su cuarto, a oscuras, errante y ensimismado entre sábanas; y el desarrollo de un repertorio creciente de tecnologías de estimulación y esparcimiento que para el caso de los jóvenes interesan los siguientes: (dispositivos y artefactos de desplazamiento y vértigo, drogas de estimulación, terapias de entretenimiento mediático, 12 terapias, lugares y rituales de encuentro social, técnicas de diseño de superficies corporales (recubrimiento y segundas pieles), enmascaramiento y odorizacion de las superficies corporales, tratamiento y modelo de superficies corporales, técnicas de intervención invasiva del cuerpo. En tercer lugar, la tecnificación del panoptismo a través de las cámaras de vigilancia en lugares públicos. Instrumentos electrónicos portátiles para revisión del consumo de drogas y alcohol en los trabajadores de las empresas, la consolidación de diferentes bancos de datos con información sistematizada de los clientes, usuarios, ciudadanos. Estas modernas formas de vigilancia, monitoreo continuo y control, traen consigo una nueva dinámica de formación profesional y de técnicos expertos y entrenados en las diferentes formas de control social sobre los cuerpos de los individuos tanto en lo privado como en los público. Estos modernos dispositivos de control del cuerpo y la subjetividad de los individuos, propicia el surgimiento de una nueva forma de corporalidad que se puede expresar en los siguientes apartes 1) a las viejas formas de control panóptico le es inherente un cuerpo casto, castrado, culposo, como erotismo secreto. 2) a los nuevos dispositivos de vigilancia le es inherente, el cuerpo obsesionado con la salud, y las formas de inmunización para evitar el contagio de enfermedades de unas y otras, desde lo cultural los fundamentalismos étnicos y religiosos, desde lo social contra el pobre, el emigrante, el delincuente, contra el enfermo; el surgimiento de una especie de paranoia expresada en las inseguridades, en el miedo, la soledad, la locura, en fin una crisis existencial, la cual puede tratarse a través de somníferos, estimulantes, terapias de grupo, drogas, nuevas formas religiosas, industria del entretenimiento, que permiten dar tranquilidad a esos males interiores que están generando la crisis de la subjetividad de los individuos. 3) no basta tener un cuerpo, es necesario tenerlo sano, pero además de esto es importante el cuerpo bello y capaz y además intensamente emocionado, hedonista como el caso de los fisicoculturistas o el caso de los amantes que se filman teniendo relaciones sexuales, el bronceado como otra expresión hedonista de ideal de belleza corporal. La expresividad intensa que se manifiesta por los jóvenes en los comerciales de televisión, en los conciertos musicales, en los encuentros deportivos, en las discotecas en donde se vibra y se experimentan sensaciones no controladas. 4) finalmente la permanente autovigilancia que mantienen los jóvenes en cercanías o lejanías de los referentes corporales que se establecen para que estos puedan o no incorporarse a lo que socialmente sirve como referente de inserción o aislamientos de joven. Por tanto y a manera de síntesis, la construcción de la noción de cuerpo de los jóvenes y con ello sus subjetividades es un elemento que está atravesado por un sin número de adhesiones o resistencias a las diferentes formas de disciplinamiento y control del cuerpo en la sociedad. En este sentido entonces estas nociones cruzan los proyectos personales o experiencias de vida Jaccard, R. (1999). El exilio interior. Barcelona: Editorial azul. con las ofertas del mercado, las sensibilidades y patrones estéticos con los estilos de vida, los localismos con territorialidades y globalidades, la memoria cultural con los imaginarios mediáticos, la religiosidad con los fetichismos tecnológicos, las ciudadanías con los hedonismos, culturas sexuales, y concepciones particulares e ideales de belleza de salud y muerte. Por estas razones el cuerpo, es territorio de dominación por un lado y promesa de liberación por el otro, trabajado a su vez por tres principios de la educación social que son: el disciplinamiento social, la estimulación social, y la autovilgilancia. Por lo tanto el cuerpo de los jóvenes ya no es dominio de instituciones como la escuela, la familia, la iglesia, el estado, sino al contrario las empresas configuran los escenarios, rituales y escenarios de mercado, con los cuales se disputan los cuerpos de los jóvenes apelando a diferentes estrategias y si el cuerpo sigue siendo objeto central en los procesos de disciplinamiento y educación social, estudiar el cuerpo desde lo social y cultural se convierte en una excelente oportunidad para la compresión de las culturas juveniles. Las prácticas corporales de intervención en los jóvenes El cuerpo hoy y ayer ha sido el escenario de luchas, punto u objeto de disputas, campo de distinciones sociales y el mejor escenario para la intervención tecnológica. Pero tal vez en la actualidad sea tan propicio el debate sobre la cantidad y densidad de prácticas de intervención sobre el cuerpo. Nunca como hoy había sido tan evidente, ni nos ha quedado tan claro hasta dónde todavía nuestro cuerpo mantiene algo de naturaleza, cuánto hay de historia, cuanto de cultura, cuanto de técnica, en fin qué es lo natural y qué es lo modificado. En el prefacio a El cuerpo: fotografías de la configuración humana, de William A. Ewing (1996), el autor nos plantea de manera muy clara cómo el cuerpo ha venido siendo intervenido desde diferentes prácticas con mayor intensidad que nunca. Ya desde tiempos antiguos estas prácticas tienen evidencias como en el caso de la imagen de Marguerite Yourcenar en la Opus nigrum cuando Zenón, médico próximo a Vesalio, se inclina con su compañero, también médico, sobre el cadáver de un joven, el hijo del anterior: “En la habitación impregnada de vinagre donde disecamos a este muerto, que ya no era más el hijo ni el amigo, sino solamente un bonito ejemplar de la máquina humana” . Las revoluciones tecnológicas y científicas, las industrias culturales, las industrias de bienes de consumos y servicios, el trabajo y el diseño ergonómico, las terapias y los proyectos educativos, las culturas médicas y sus rutinas, las industrias del deporte al igual que los medios masivos de comunicación, están ejerciendo permananentemente diferentes formas de intervención para convertirlo en el escenario privilegiado y principal de sus prácticas. Las diferentes formas sofisticadas de control y discipli- namiento sobre el cuerpo, y las múltiples luchas que se libran sobre él, han generado una dinámica que implica cada vez formas más intensivas de autovigilancia y control. Desde las industrias del deporte y todo su poderío científico, pasando por las industrias alimentarias, las de la música, las de la moda, la cosmética, la estética junto a la medicina, hasta los dispositivos de uso doméstico, están en permanente tratamiento, pensamiento, moldeamiento del cuerpo. Sin embargo sigue persistiendo como en épocas anteriores la concepción biologista y dualista es decir el cuerpo maquina, que desde el dualismo cartesiano ha interpretado al hombre y con ello su cuerpo como una máquina y como una consecuencia; uno de sus desarrollos más importantes desde los cuales se ha legitimado esta concepción es desde las prácticas y saberes médicos, por tanto la forma de comprenderlo y leerlo sigue siendo bajo ésta óptica. Pero no hay nada más difuso, complejo y poco evidente que el cuerpo en tanto hecho social. Espacio de representación, lugar de la identidad personal (“la apariencia depende más que nunca del propio cuerpo y, por lo tanto, hay que estimularlo y mantenerlo” (Valiente, 1996)), por tanto, es a través del cuerpo que podemos entender mejor la condición del joven urbano como ciudadano. Nuestras formas de compresión y nuestro saber sobre el cuerpo hoy, son rebasados por las formas como los jóvenes de una manera más sofisticada y obsesiva alimentan, desarrollan y poseen su cuerpo. Las formas de percibir, de sentir, de conocer, de los jóvenes no se pueden comprender desde las transformaciones de la cultura si no se interpretan en relación con las formas de juntarse y los usos sociales que le asignan a su cuerpo. Estos proyectos corporales de manera individual de los jóvenes indican la manera particular de apropiarse e instalarse en la ciudad. El cuerpo para ellos se convierte en una forma de mediación social, pero también en lugar de encuentro; con el cuerpo los jóvenes urbanos trazan diferencias, trazan distancias, se articulan a pactos y trivialidades; con el cuerpo se lee la ciudad. Y por lo tanto es a través del cuerpo que tanto mujeres como hombres jóvenes construyen estrategias de visibilización social, es decir la manera de ser ellos y por lo tanto se convierte en sentido estricto, en formulas para la integración ciudadana. Lo que se juega en el cuerpo de los jóvenes Una de las principales características del cuerpo de los jóvenes actuales según las investigadoras González, Julia y Rocío del Socorro Gómez (1999) es la plasticidad; es esta propiedad la que le permite adaptarlo a las diferentes situaciones bien sea emplearlo como una mediación, vínculo, vía de inserción en los diferentes roles sociales. Aparecer con el cuerpo en los (ritos de seducción de los jóvenes), ejercer presión con el cuerpo (en los bailes y los combates-juegos corporales), hacer del cuerpo una prolongación del sintetismo mecánico y psíquico en diferentes escenarios (en el bus, en la motocicleta, el mono patín, la bicicleta, en la montaña rusa, en el uso de drogas, en las pantallas de los videojuegos, o ante el videoclip), son estas las diferentes maneras de sacarle provecho al cuerpo que a partir del desdoblamiento produce excitaciones (narcisistas y hedonistas), incorporar diferentes juegos al cuerpo (drogas, modas máquinas, prótesis técnicas, maquillajes, tatuajes, piercing, alimentos, textos e imágenes mediáticas, música), incorporarlo en determinados juegos sociales (juegos de amor y seducción, terapias de contacto, roce, esfuerzo, baile, deportes, combates, ritos de encuentro), implica tener presente en el imaginario un proyecto de cuerpo y con ello sus repertorios y diseños, aquellos alimentos y que le son permitidos o prohibidos, la discriminación de los diferentes lugares en donde se la pasa bien o mal, el examen de la imagen que proyecta el propio cuerpo, el entrenamiento y provisión de los propios gestos, tics, guiños. En fin hacerse a un cuerpo implica un examen, estudios y toma de decisiones. En este sentido plantean las autoras, la posibilidad de hacer un diseño corporal por parte de un joven implica tener en cuenta las múltiples maneras de intervención y manipulación tanto técnica como cultural del cuerpo con diferentes propósitos tanto expresivos como simbólicos en las cuales este individuo participa con algún nivel de conciencia y voluntad. Por tanto, el diseño corporal está relacionado con una serie de procedimientos técnicos, un proyecto estético expresivo y una decisión a partir del conocimiento que maneja de la bsituación. Según las investigadoras, “los procedimientos de intervención se concentran especialmente en las superficies del cuerpo o deben derivar efectos superficiales. El diseño materializa el proyecto corporal que, a su vez, se ha engendrado en el rozamiento y la fricción social”. En este sentido, manifiestan las investigadoras que en el diseño corporal el “cuerpo visible” de los jóvenes urbanos expresa “las fricciones, roces, conflictos, disputas, estrategemas, trucos reinvenciones, revivals, quiebres y rupturas” del “cuerpo no visible”, del proyecto corporal, de la interioridad, y de la subjetividad en crisis” . Por tanto desde esta perspectiva se plantean cuatro tipos característicos de “cuerpo visible” en tanto intervención y construcción social: 1. El cuerpo sobre-estimulado: en este el cuerpo del joven vive permanentemente expuesto en ambientes y ritmos cambiantes y crecientes, los cuales duran cada vez menos, por tanto las excitaciones se tornan pasajeras así, los jóvenes se enfrentan a dos paradojas, por un lado se está expuesto a la sobre excitación proveniente de los diferentes modelos tanto económicos, industriales y culturales, pero por otro lado estas excitaciones son poco duraderas, es decir, el cuerpo suele adaptarse rápidamente por lo que estas terminan resultando irrelevantes para ese cuerpo sobre-estimulado. En este sentido entonces el cuerpo del joven termina siendo un cuerpo embotado por los contextos y mercados industriales de variación infinita y breve. En este sentido la sobre-estimulación depende de la multiplicidad de señales y registros. 2. El cuerpo plástico: este cuerpo está en capacidad de adoptar las diferentes formas de acuerdo con las situaciones que se presenten, por tanto el joven de hoy debe tener la capacidad que implica, además de estar sobre-estimulado, tener la posibilidad de leer los diferentes registros que se muestran simultanea y permanentemente para realizar registros y de esta manera codificarlos para lograr una adaptación a ellos, en este sentido el cuerpo plástico debe adaptarse a las condiciones de una sociedad inestable y diversificada por las renovaciones industriales. En tal sentido lo plástico es la forma en que este cuerpo sobre-estimulado se adapta a las circunstancias para continuar operando y funcionando. 3. El cuerpo inestable y sobre-intervenido: un cuerpo intervenido y manipulado permanentemente por una serie de factores de diferente orden (estético, artístico, cosmético, técnico, industrial, comercial, etc.) “en todos los ámbitos de la vida social, el cuerpo ha resultado el objeto y el centro de muchas preocupaciones tecnológicas e ideológicas. En la producción, en el consumo, en el ocio, en los espectáculos, en la publicidad, etc. El cuerpo se ha convertido en un objeto de tratamiento, de manipulación, de mise-en-scene, de mercado. Es sobre el cuerpo donde converge toda una retahíla de intereses sociales y políticos en la actual “civilización tecnológica” . En este sentido como lo plantea Paula Sibila para comprender los tipos de cuerpos y las subjetividades que hoy se están configurando y las intrincadas relaciones entre ellos, ha de ser necesario sumergirse en las bases filosóficas de la tecnociencia contemporánea. Para tales efectos Sibila, plantea que las tres metáforas desde las cuales se pueden hacer análisis de la ciencia tienen que ver en primer lugar con el mito de Prometeo encadenado, y luego con el Fausto. En el primer caso plantea Sibila (2006) cómo el fuego se ha considerado como uno de los grandes logros de la humanidad. Toda la producción industrial basó sus logros en este elemento fundamental; la era industrial se basó en el fuego y en sus respectivos combustibles. Estos fueron los emblemas de la sociedad industrializadas pero al parecer esta metáfora con sus respectivos aportes estaría llegando a su fin de tal manera que estos elementos de la sociedad industrializada le ceden el espacio al mito fáustico, es decir hay en estos momentos otras fuentes de energía en donde las nuevas formas son de especialidad electrónica y digital, las cuales están prometiendo el moldeamiento de la materia viva de una manera todavía insospechada. De tal manera que la meta hoy día no es la de “mejorar las miserables condiciones de vida de los seres humanos”, plantea Sibila, sino una infatigable carrera hacia el dominio y apropiación total de la naturaleza tanto interna como externa del cuerpo humano, por lo que se desplaza el proyecto científico prometeico y cede su lugar la ambicioso proyecto fáustico. En el segundo caso, el proyecto fáustico, intenta explorar incluso una nueva concepción de la muerte, ya que esta se entendía como la manera en la cual ciertos órganos como los pulmones o el corazón dejan de funcionar como órganos vitales, pero esta ya se revalora pues con los respiradores artificiales o los reanimadores cardiacos y demás artefactos que pueden prolongar la vida, se hace necesaria una nueva conceptualización, de manera que el proyecto fáustico no solamente permite reemplazar partes del cuerpo a través de prótesis, o del desciframiento del código genético, sino también influye de manera significativa en la relación y significación de lo que en el futuro podamos entender como vida y muerte y con ello la nueva concepción del cuerpo y la subjetividad de los seres humanos. Tal como lo planteo el polémico Francis Fukuyama, en el 2002 “la amenaza más significativa planteada por la biotecnología es la posibilidad de que altere la naturaleza humana de tal modo que nos conduzca a un periodo posthumano de la historia” . Esta visión de algún modo futura, optimista o pesimista de los desarrollos tecno-científicos, nos plantea la necesidad de un revaloramiento del cuerpo y con ellos de un nuevo orden social, ya que el futuro desde esta perspectiva constituye un espacio u oportunidad para la trascendencia de los límites de lo biológico. La inestabilidad es el modo como se realiza esa adaptación mediante la sobre-intervención del cuerpo. Otro elemento de aproximación al cuerpo sobre-intervenido, tiene que ver con los desarrollos tecnológicos y de la información al igual que la inteligencia artificial, las cuales pretenden que algunas máquinas funcionen de la misma manera que el cuerpo humano, es decir sean asociadas con la mente o máquinas pensantes o mentes virtuales desarraigando de esta manera el ser corpóreo. Según Ray Kurzweil uno de los expertos más reconocidos de la inteligencia artificial se ha señalado que para el 2040 la cuarta generación de robots tendrá capacidades humanas, y para el 2099 el pensamiento humano y la inteligencia artificial, se habrán fusionado, esto es, no habrá distinción entre los hombres y las computadoras . Desde esta visión el cuerpo se convierte simplemente en un elemento que podemos aprender a manipular, esto es quitar y poner partes, arreglar, descomponer, modificar de acuerdo con las necesidades o las circunstancias. En este caso el séptimo arte nos presenta ejemplos que aunque parecen de la ciencia ficción, como el caso de cyborg protagonizada por Arnold Schuaceneger en el cual la máquina se funde con la carne en una perfecta simbiosis, o de igual manera la película Inteligencia artificial, o por otro lado la película The Matrix en la cual se plantea perfectamente la visión posthumanista es decir, “la naturaleza desencarnada de la acción humana” y “la información digital es incorpórea”. En fin, se podrían citar muchos más ejemplos pero solamente se trata de plantear que no estamos lejos de estas realidades o tal vez la ficción y la realidad ya son una sola, de tal suerte que extender o reemplazar nuestro cuerpo con una prótesis se convierte en la continuación de un proceso que hace mucho tiempo se inició. Escuela, cuerpo y poder Con el nacimiento de la escuela moderna a finales del siglo XVII, en un intento por elaborar una experimentación que permitiera a las escuelas de caridad, que desde entonces existieron, plantear una doble problematización en esos momentos históricos, consistía en la necesidad de mantener durante un tiempo determinado la mayor cantidad de niños en un solo espacio, particularmente los hijos de los trabajadores, y de ésta manera enseñarles los elementos básicos del conocimiento humano al igual que hábitos de trabajo, de consumo, ahorro y virtud, que se necesitaban entonces para enfrentar una vida civilizada o mejor el surgimiento de una nueva sociedad industrializada y capitalista. A partir de este referente, se buscaba resolver en primer lugar el problema de la organización, es decir de la manera cómo se debían mantener a los niños por fuera del ámbito del hogar, de la casa o de la familia, en un lugar de encierro, esto permitiría tener un control sobre ellos. Es claro que las preocupaciones en esos momentos fueron principalmente el espacio y el tiempo que se requerían para mantener dicho control, es decir desde ese momento se introducen, tal vez sin mayor reflexión, aun, categorías de la sociedad industrializada y capitalista que pretendían establecer con eficacia y economía el control sobre una gran masa de infantes, de tal manera que se pudieran mantener vigilados y ocupados con el mínimo de trabajo y en lo posible con un solo maestro. Lo que aparentemente en principio trató de dar una organización a la naciente institución y con ello a un problema elemental y técnico, diseñar formas de gobierno, establecer reglamentaciones, establecer contenidos, regular tiempos y demás, genera una de las formas de aplicación que fue lo que magistralmente Michel Foucault denominó las tecnologías disciplinarias que inicialmente fueron inventadas para el cuartel, la prisión y la fábrica , y que posteriormente inauguraron en la escuela las formas de disciplinamiento tradicionales de vigilancia, control y castigo o tecnologías disciplinarias. Esta mirada permite articular la reflexión en la forma como se puede establece la relación que hay entre las formas de organización escolar y las tecnologías de disciplinamiento. Las segundas fueron inicialmente perfeccionadas en instituciones para gestionar masas de población con diferentes fines pero alejadas de la escuela, y posteriormente, se trasladaron a ella para establecer lo que en palabras de Foucault fue la invención moderna de las instituciones de normalización, es decir aquellas encargadas de adiestrar los cuerpos y establecer lo que sería lo “normal”. En este sentido entonces, lo normal es aquello que se parece a objetos en término medio de la misma clase, pero cuando estos son en gran cantidad entonces lo normal se vuelve normativo, o sea se regulariza a través de la norma por tanto nos impulsa a ser iguales a los otros. “La norma es una medida, una manera de producir la media común. Es aquello que a la vez hace comparable e individualiza”. Así como la escuela asume las tecnologías de la normalización, en la actualidad la gran diversidad cultural, los modos de vida, los patrones cognitivos, las sensibilidades estéticas que los jóvenes apropian recrean y ponen en juego son fundamentalmente dados en los escenarios escolares. Bibliografía Alain Courbin. J.J. (2006). Historia del cuerpo (I) del Renacimiento a la Ilustración. Madrid: Taurus. Alain Coubin. J.J. (2005). Historia del cuerpo (II). De la Revolución Francesa a la gran guerra. Madrid: Taurus. Alain Courbin. J. J. (2005). Historia del cuerpo (III). El siglo XX. Madrid: Taurus. Bernard, M. (1994). El cuerpo. Buenos Aires: Paidos. Bretón, D. L. (1995). Antropología del cuerpo y la Modernidad. Tucumán: Nueva Visión. Dery, M. (1998), Velocidad de escape. La cibercultura en el final de siglo, Madrid, Siruela. Foucault, M. (1991). Historia de la sexualidad 1 la voluntad del saber. Madrid: Siglo XXI. Foucault, M, (1995). Hermenéutica del sujeto. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Foucault, M. (1996). Las tecnologías del yo. Barcelona: I.C.E-U.A.B. Foucault, M. (1998). Historia de la sexualidad 2 el uso de los placeres. Madrid: siglo XXI. Gómez, Z. P. (1999). En cuerpo y alma: versiones del progreso y la modernidad. Bogotá: Corcas. Gómez, Z. P. (2007). Políticas y estéticas del cuerpo en América Latina. Bogotá: Uniandes Jaccard, R. (1999). El exilio interior. Barcelona: Azul. Mauss, M. (1979). Sociología y Antropología. Madrid: Tecnos. p. 342. Melich, L. D. (2005). Escenarios de la corporeidad. Madrid: Trotta Michel Feher, R. N. (1990). Fragmentos para una Historia sobre el cuerpo: primera parte. Madrid: Taurus. Michel Feher, R. N. (1992). Fragmentos para una Historia sobre el cuerpo: segunda parte. Madrid: Taurus. Michel Feher, R.N. (1992). Fragmentos para una historia sobre el cuerpo: tercera parte. Madrid: Taurus. Pedraz, M. V. (2007). Arqueología de la educación física y otros ensayos. Armenia: Kinesis. Sibila, P. (2000). El hombre postorgánico. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Turnes, B. S. (1984). El cuerpo y la sociedad: exploraciones en teoría social. México D.F: Fondo de Cultura Económica. Zuluaga, O. C. E. (2005). Foucault, la pedagogía y la educación: pensar de otro modo. Bogotá: magisterio. Universias Los vaivenes del clima institucional Por: Héctor Bedoya «Cuando un psicoanalista le dice al paciente que se tienda en el diván, un cocodrilo y un caballo se tumbarán al mismo tiempo que el paciente en su diván». Paul D. MacLean Resumen Como en cualquier organización humana borbotean en los diferentes escenarios y niveles académicos toda serie de decisiones, necesidades, deseos, valoraciones y resistencias, comandadas en muchos casos por los impulsos y las emociones; logrando éstos permear todos los ámbitos administrativos, espacios de enseñanzaaprendizaje, plenarias lumbrosas y demás puentes educacionales, ocupados por individuos de quienes se espera el cumplimiento de una de sus responsabilidades formativas más emblemáticas, el de prototipos sociales a seguir. No obstante, un reparo juicioso y reposado de los sentimientos y las emotividades, de sus orígenes, de su manejo y de sus repercusiones, es cosa extraña por estos lares, llevando a que el ambiente educativo institucional se vicie, se provoquen retrocesos y a que la posición ejemplarizante de esta particular esfera pierda con el tiempo más credibilidad, legitimidad y respeto. Razones por las cuales se ha decidido conjeturar sin reticencias sobre algunos de estos sucesos de fuero interno desde una perspectiva neurocientífica —si tal atrevimiento le es concedido a este menudo entusiasta en la materia—, pero sin que se piense en una estricta separación de funciones cerebrales so pena de simplificar en exceso la cuestión. Abstract Like any human organization bubble up in different scenarios and all sorts of levels of academic decisions, needs, desires, values and resistance, often commanded by impulses and emotions, making them permeate all administrative levels, teaching-learning spaces , the whole fire and other educational bridges, occupied by individuals who are expected to fulfilling one of its most emblematic training responsibilities, the social prototypes to follow. However, a judicious repair and laying the feelings and emotions, their origins, their management and their impact, is something strange in these parts, leading to the institution’s educational environment is fouled, the cause setbacks since the exemplary position in this particular area over time lose more credibility, legitimacy and respect. Reasons why it has been decided without hesitation to guess about some of these inner events from a neuroscientific perspective, if such boldness is awarded to this often-enthusiastic on the subject, but it is thought of a strict separation of brain functions under penalty of oversimplifying the issue. Palabras clave: clima, institución, cerebro trino, conducta y educación. El «clima institucional», como se ha preferido llamar ahora al ambiente que se vive en un centro —educacional en este caso—, se refiere a «un conjunto de características psicosociales determinado por todos aquellos factores o elementos estructurales, personales y funcionales que, integrados en un proceso dinámico específico, confieren un peculiar estilo o tono a la institución, condicionante, a su vez, de los distintos productos educativos» . Como se puede apreciar es un concepto multidimensional y globalizador en el que pueden incidir muchas variables como: la estructura y formas organizacionales, la disposición física del plantel, el estilo de liderazgo y las mismas características comunitarias que abrazan la institución. Es precisamente sobre este último «piso térmico» que se desea girar en estas páginas, para ser más puntuales, sobre aquellos aires pesados y enrarecidos que pueden llegar a respirarse en los círculos modélicos de la docencia, es decir, sobre ciertas peculiaridades conductuales que tienen la natural posibilidad de verse revoloteando en este especial gremio, pero que pueden cobrar gran significado si se entiende que de ellas puede brotar toda suerte de arranques e intencionalidades de un impacto sociocultural de alcances mayúsculos e insospechados. Por ello se parte del criterio personal de que las prácticas magisteriales pueden dar lugar a una especie de «efectos mariposa» —tecnicismo propio de la Teoría del caos—, es decir, actuaciones que, por más intrascendentales o momentáneas que parezcan, pueden tener repercusiones divergentes y a gran escala en otros lugares o períodos; en palabras de la sabiduría popular china: «El aleteo de una mariposa puede sentirse al otro lado del mundo». De modo que, en un colectivo social arquetípico como en el que se ha decidido escarbar, es posible encontrar intrigas, confrontaciones, cooperaciones, afinidades, disparidades —propio de la naturaleza de los primates—, y demás posiciones, percepciones, intereses y necesidades que podrían compararse con las mismas condiciones climáticas por reunir todo tipo de personalidades: templados, inclementes, fríos, tropicales, frescos, desérticos, fértiles, entre otros. No resulta extraño entonces, que de la confluencia de todas estas maneras de ser puedan surgir conflictos, o, en términos meteorológicos: precipitaciones, tempestades, chubascos, borrascas, rachas, vorágines, nubarrones, bochornos y ventoleras. Pero de lo que no cabe duda, es que el punto de encuentro, la razón de ser de esta singular agrupación, es la magna educación. Total, es la única opción que puede hacer factible desplegar las velas pedagógicas en busca de mejores vientos; la que puede realmente conducir al plantel o programa en dirección al horizonte institucional señalado; aún en medio de una eventual zozobra. Por ello debe decirse que uno de los estados mentales que puede hacer que se retrase el climax* organizacional al que se desea llegar, pueda serlo en gran medida caer en una clase de «climaterio intelectual» —o de pronto algunos aún, castos en este orden de ideas—, por aquella resistencia que pueden ofrecer algunos licenciados para aclimatarse a las nuevas tendencias pedagógicas, didácticas, curriculares, evaluativas, tecnológicas y demás propensiones educativas; prefiriendo las creencias y métodos que les han abrigado durante lustros o incluso decenios, a pesar del nuevo y soleado paradigma que les pueda ser revelado; frenando con esta postura el progreso y polucionando la atmósfera formativa institucional y «sus alrededores», pues debe insistirse en que, así como el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York, asimismo una mala praxis puede perturbar con el tiempo la vida de un ser humano, de una sociedad, de una generación. Quizás una explicación a toda esta suerte de animosidades —también cocidas en efervescencia en los hogares, el Congreso, el Vaticano, la NASA, etc.; así como en estudiantes, funcionarios, directivos, investigadores, rectores, psicólogos, ministros, gurúes, pacificadores y demás— que logran caldearse en estas paradigmáticas asociaciones, se pueda encontrar enclavada en lo más profundo de nuestros cráneos, en el tallo cerebral, conocido también como complejo R: centro de la regulación de los procesos vegetativos como la respiración, los latidos del corazón y la presión sanguínea, así como de la agresión (capaz de cometer las peores atrocidades; de ahí que algunos actúen con «sangre fría»), del sexo, la territorialidad y la jerarquía social; características heredadas justamente de los reptiles hace más o menos 500 millones de años y que hoy todavía salen a flote en todas las capas sociales, incluyendo el mundillo académico… No como para imaginarse a algún maestro cubierto de verduscas escamas enseñando temibles ____________________ * El clímax de un grupo, desde el punto de vista biológico, se da cuando éste llega al estado de desarrollo estable y donde los organismos están más especializados, mejor adaptados y más organizados; es decir, la comunidad está madura y hace un uso óptimo del espacio y la energía, estableciéndose un equilibrio dinámico entre los organismos y el medio. Normalmente presenta una amplia variedad de especies y nichos ecológicos. Asimismo, una comunidad madura presenta mayor tolerancia a los cambios producidos por los fenómenos naturales. En cambio, una comunidad joven, recién instalada es más susceptible a los cambios y fácilmente puede ser alterada en su composición (Wilkipedia, 2009). Como puede apreciarse, extrapolar este concepto al contexto escolar o universitario, es equiparable. fauces en un aula, comité o simposio, pero sí afloran respuestas impositivas o acaloradas cuando se trata de salir en defensa de un argumento —¿O del ego?— como algo personal o una cuestión de honorabilidad, de prestigio… Ni tanto así como para toparse con un docente marcando el escritorio asignado con su orina, bastante improbable, pero sí algunos encapsulándose en su cargo o saber específico, impidiendo la fluidez institucional y la interrelación disciplinaria por envanecimiento o tal vez por temor a ser desautorizados o a que se evidencien las debilidades que ocultan en sus «caparazones». ¿Será entonces descabellado aventurarse a inferir que las lecciones autoritarias, los poderes verticalistas, los exámenes inquisitoriales y demás rituales intimidatorios que se pasean por las instituciones están siendo orientadas más por «cocodrilos» que, por Homo sapiens? Así parece, los «cocodrilos de la educación» son aquellos que no gustan de sentir, ni de pensar, sino de simplemente hacer, actuar; discuten movidos por impulsos; no hay términos medios o puntos de conciliación: se trata de huir o pelear, aceptar o rechazar, blanco o negro; ser evaluado o corregido se codifica en sus crismas como ataque, como una cuestión de supervivencia cuan épocas cavernarias; enseñan siguiendo sus instintos, su «olfato pedagógico»; obedecen mandatos y dogmas sin chistar; temen variar, improvisar, crear situaciones nuevas; proceden como robotizados, programados; se sienten seguros repitiendo el mismo itinerario una y otra vez hasta el deceso; defienden los inamovibles normativos —no solo los presidenciales—, escudándose en ellos ante cualquier propuesta extramuros o extracurricular; solo viven el presente, por eso les resulta dificultoso prever, anticipar; cuando se les propone un cambio de hábito o de actitud se resisten, les incómoda, les exaspera, justificándose a renglón seguido: « Así soy» o «Ya estoy muy viejo para eso»*; cuando algunos se atreven a salir vuelven —como aquellas ____________________ * Pero la maravillosa propiedad de la neuroplasticidad ya no admite excusas obstinadas y conformistas en ninguna edad. Ha dicho: ¡Levántense holgazanes, es hora de la gimnasia mental!, pues ya Elkhonon Goldberg (Catedrático de neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York) descubrió que mediante la estimulación cognitiva se activa la mente pudiendo formar nuevas neuronas (neurogénesis) y despertar o crear más sinapsis (sinaptogénesis). Quiere esto decir que cambiar los hábitos y percepciones, significa también transformar físicamente el cerebro, las conexiones neuronales, las emociones, y seguir aprendiendo de por vida. Pero nada de esto ocurrirá si las personas no están abiertas al cambio, a aprender nuevos conocimientos y a tener nuevas experiencias… edificantes por supuesto. tortugas marinas que regresan a desovar al mismo terreno de crianza años atrás— a sus acostumbradas prácticas; consiguen adaptarse a desafíos emocionales y mentales, pero fútiles, estériles; por eso sus comportamientos rayan con la obsesividad, convirtiéndose en botines fáciles para las adicciones. Por eso les agradan las ceremonias, los convencionalismos religiosos (siendo paradójicamente amorales), los partidos, etc. En fin, imitar lo que otros hacen y dicen les ahorra a esta clase de individuos esfuerzo neuronal, físico, e investigativo. Y aunque suelen tener sentido de pertenencia incurren en territorialismo, al punto de sentirse desprotegidos e indefensos cuando de un círculo son excluidos. A lo mejor de allí provenga la burocracia y las alianzas políticas, y esa gregaria costumbre de crear grupos cerrados dentro del ambiente laboral, con la tendencia de estos clanes a valorar en exceso sus cualidades y las del cenáculo al que pertenecen, alimentando al mismo tiempo prejuicios desfavorables hacia los demás; posible responsable de que «los antiguos» levanten barreras para separarse de «los nuevos», o de las divisiones que se trazan entre los conservadores y pausados y los liberales o dinámicos. Rodeando a este primitivo módulo encefálico apareció —hace 280 millones de años en nuestros antepasados los mamíferos— el sistema límbico, lugar donde se genera la mayoría de los muchos impulsos y apetitos que, normalmente, ayudan a la sobrevivencia. Se encuentra ubicado en el cerebelo y es el encargado de orientar la autoconservación, la reproducción y la protección de la especie. Es la fuente de los estados de ánimo y las emociones, el que siente y desea, el responsable de acusar preocupación por el cuidado de los hijos, alumnos y desvalidos; y, por excelencia, el que logra situar el pasado en el presente, el que mueve los argumentos historicistas, es decir, el que permite nada más y nada menos que el aprendizaje. Surtidor de las manifestaciones de amor, altruismo, calidez y gozo —ingredientes que nutren la vocación de un verdadero maestro—; el que hace posible la escucha, la consideración (o perderse en la permisividad y la sobreprotección, o en alguna de las dos), la conciliación, la ternura, la empatía, dar y recibir afecto; y por supuesto, la causa de sus contrarios: el odio, la agresión, el desdén y la depresión, los cuales también cobran vida en los diferentes escenarios educacionales, políticos, culturales, religiosos, etc. En fin, este es el complejo cerebral que nos lleva a querer ser «míster Hyde» o «doctor Jekyll». Por tanto, orientadores del mundo: ¡Es esta la fiera interior a domar con mayor urgencia si verdaderamente se desea formar y que los educandos a su vez inculquen el buen proceder a sus respectivas descendencias! Es la inteligencia, la «social» (Thorndike, 1920), la que debería desarrollarse con mayor predilección, la que debe subyacer a toda ciencia, toda ética, currículo o loable fin, pues estamos a merced de este lobo todos los días, debido entre otras cosas a que hay mayor volumen de tráfico neural que asciende desde el sistema límbico, que el que desciende desde la corteza (la zona pensante), haciendo que las reacciones emocionales inconscientes ¡viajen más rápido que las conscientes! Asimismo, téngase presente que son las emociones las que juegan un papel definitivo a la hora de evaluar, desde distinguir una sonrisa fingida de una espontánea hasta detectar una seria amenaza. Son las que pueden distorsionar, nublar o pervertir una apreciación, valoración o decisión, por más profesional o neutral que se quiera ser. Y es justamente este parágrafo el que se ha considerado oportuno para exhortar a los docentes a que entiendan más a sus alumnos y los padres a sus hijos, o sea, por qué los niños presentan muchos más arranques emocionales que los adultos: Los pequeños no controlan sus emociones porque «los axones que llevan señales de la corteza al sistema límbico todavía tienen que madurar. Y las células del lóbulo prefrontal —donde tiene lugar el procesamiento racional de las emociones— no maduran del todo hasta la edad adulta» . Es este uno de los despropósitos que suelen cometerse contra los iniciados, exigirles que se comporten o rindan como mayores. No. «Los niños a quienes se les fomenta que demuestren control de sí mismos probablemente se vuelvan más emocionalmente recatados que aquellos a quienes se les permite que den rienda suelta a sus rabietas (…) es más o menos como dejar el televisor en standbye. Por el mismo motivo, los niños que no activan a menudo el centro de control emocional de sus cerebros probablemente sean adultos con poco control de sí mismos cuando crezcan: el material cerebral no fue suficientemente cuidado durante las etapas más críticas del desarrollo» . Pues bien, retomando el problema sobre aquellas chamusquinas que suelen encenderse en el «microclima» institucional referido, existe afortunadamente una solución que puede atemperar o armonizar esta orquesta de emotividades. Se trata de la corteza cerebral — también conocida como neocórtex, porque empezó a evolucionar «recientemente», hace cuarenta y siete millones de años* en los primates, orden al cual pertenecemos—: un manto rugoso de tejido nervioso de apenas dos milímetros de grosor que descansa sobre los hemisferios y que se ha convertido en aquella mágica capa donde la materia se transforma en conciencia, y donde residen las funciones «superiores» (una cuestión de grado, mas no de especie) como pensar, prever, organizar y comunicar. Sede de la humanidad y móvil de un mayor desarrollo social y tecnológico, así como de la civilización y la cultura… Pero, por lo que más se quiera, no debe asociarse esta facultad con ambicionar educadores cuadriculados, racionalistas y calculadores. No. «Cualquier clase de enseñanza que separa la cabeza del corazón, traiciona el fin mismo de la educación» (Alexander S. Neill). Sobre lo mencionado anteriormente, la cultura, es que debe hacerse gala como humanos en el mejor sentido de la palabra** y dar muestras de una trina compensación cerebral, especialmente como maestros —modelos a seguir; guías sociales por excelencia en la interpretación del mundo; orientadores morales; forjadores de personalidades…— y recurrir a todas las posibilidades que brinda el neocórtex en la resolución de problemas, el análisis y síntesis de la información, el uso del razonamiento analógico, del pensamiento crítico y creativo, y demás capacidades. Es por eso que en esta línea argumentativa, se considera como necesidad perentoria que la docencia incorpore el estudio y la práctica de la «inteligencia emocional»* en su preparación, en su quehacer y en el rediseño de sus currículos; la escuela tradicional está siendo llamada a grito herido para que no continúe embotellada en las inteligencias verballingüística y la lógico-matemática y busque «un balance curricular que incorpore además las artes, la autorreflexión, la comunicación y la educación física» (Gardner, 1997) y sepulte aquellas prácticas dogmáticas que están marchitando la curiosidad y el espíritu crítico de sus discentes. De tal forma que se encuentre el equilibrio interior; se enseñe a cultivar y organizar las emociones, y rehuir de las arbitrarias, las censurables y demás salidas en falso que generalmente son motivo de arrepentimientos. Ahora más que nunca, en una sociedad desaforada, moralmente raquítica, con tanta información sin el debido manejo y en donde los educadores están siendo reemplazados por fríos ordenadores faltos de afecto, pasión y sensibilidad; una aldea global en la que sus pobladores marchan de modo tan acelerado que ya no hay tiempo para pensar en las implicaciones que tienen sus actos. No obstante, debe decirse, que la tarea de acelerar la evolución de las estructuras límbicas no es sencilla, porque se tiene un cerebro emocional prehistórico que ha venido avanzado evolutivamente a cámara lenta frente a una rauda y moderna corteza cerebral. Se trata entonces de empezar a propiciar el desarrollo emocional desde todos los frentes formativos, impulsando mecanismos de adaptación, ______________________ * El primer uso del término inteligencia emocional (IE) generalmente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doctoral Un estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia emocional (1985). Sin embargo, el término «inteligencia emocional» había aparecido antes en textos de Leuner (1966). Greenspan también presentó en 1989 un modelo de IE, seguido por Salovey y Mayer (1990) y Goleman (1995). En 1983, Howard Gardner, en su Teoría de las inteligencias múltiples introdujo la idea de incluir tanto la «inteligencia interpersonal» (la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la «inteligencia intrapersonal» (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios). creando ambientes nuevos, más frescos, más humanos; generando escenarios de aprendizaje variados y estrategias de enseñanza-aprendizaje articuladas, integrales e integradoras que posibiliten el desarrollo de los sistemas conductual (o expresivo), afectivo y cognitivo a un nivel mayor, pues debe decirse que estos no son excluyentes, sino que se complementan y retroalimentan. No solo se trata de un deber con la escuela, la universidad y el país, sino para con la salud del planeta en todas sus formas… ¡Diantres, cuánta responsabilidad maestros! De igual forma es importante destacar en este asunto la importancia del conflicto cuando se le da un manejo apropiado —lo incorrecto es evadirlo, disfrazarlo, permitirle continuar serpenteando—; sabiéndoles canalizar conducen a que se tome una mayor conciencia del problema, de sí mismos y de los demás; haciendo de la institución y las personas, unidades más fuertes, con una mayor madurez psicológica y una mejor percepción del desarrollo personal en aras de optimizar la calidad de los procesos en todo el hábitat institucional; elevando el liderazgo y el trabajo en equipo; estimulando la generación de ideas y promoviendo cambios organizacionales; construyendo ambientes éticos con metodologías coordinadas y creativas que pauten condiciones de comportamiento con marcos mínimos de respeto; previniendo de este modo roces internos y fomentando la convivencia mediante actividades deportivas y recreativas (tuteladas por la educación física), culturales y científicas, que promuevan la participación de toda la comunidad, ya que el grado de evolución de un organismo educativo es directamente proporcional a la coincidencia o discrepancia que haya entre su cultura institucional y el sistema sociocultural en que se inserta. De esta manera puede disminuirse la «presión atmosférica», si se basan las relaciones interpersonales en la cooperación y planeación conjunta, el compañerismo, la democracia, la tolerancia, el respeto por la diferencia, la flexibilidad, y con aquellos toques de elemental diplomacia que por ningún motivo deben faltar. Pudiéndose lograr todo ello a través de una cultura interna consensuada que favorezca el clima de estas ciudadelas y sus demás subculturas en todos los planos posibles, liberándola de rayos y remolinos en balde. Y para evitar que corran estos vientos de fronda es necesario acudir a uno de los mejores «barómetros» organizacionales del que se pueda disponer: La percepción de todos sus participantes. De igual manera, es esencial deshollinar y modernizar los canales comunicativos entre sus integrantes ya que, sin lugar a dudas, la incomunicación, la falta de sintonía y los «teléfonos rotos» son lo que más retrasa el progreso y hacen daño a las comunidades — mismamente ha sido la comunicación, clave, para pasar de homínidos a humanos—; de esta forma podrán ahorrarse «movimientos telúricos» innecesarios, correveidiles y mensajes subrepticios sofocantes; las salas de profesores, por ejemplo, están llamadas a ser espacios interdisciplinarios productivos donde se «fragüen» ideas significativas y constructivas. Por tales razones, resulta imprescindible una evaluación humanística y científica permanente, que reconozca los valores efectivamente vividos en el medio y se profundice en el actuar, el sentir y el pensar; sin pasar por alto la diversidad de caracteres, las semejanzas y la interdependencia humana. Pero sin que se tome el ejercicio evaluativo como una intromisión o fiscalización o la oportunidad para descalificar, sino como una medida que discurra entre la racionalidad práctica y la racionalidad teórica para aclarar malentendidos, crecer y florecer. La milenaria expresión «Conócete a ti mismo» es la primicia pedagógica a desempolvar, sobre la cual los educadores del siglo XXI deben trabajar si en verdad se desea comprender al otro y que estas prácticas introspectivas e interactivas se reflejen en los estudiantes con una capacidad sobresaliente para aceptar la alteridad y emitir respuestas inteligentes frente a las inevitables tensiones que se cruzan entre sus congéneres, las comunidades y las naciones. Es preciso entonces que las instituciones suspendan su alucinante decantación por el saber y el hacer y que los elocuentes discursos sobre el ser y el convivir sean liberados de las aulas, de los cartapacios y las bibliotecas para ser traducidos en la realidad. Solo si los individuos cambian, las organizaciones cambiarán y las sociedades podrán desintoxicarse de tantas llamaradas y prejuicios… Empresa que exige un poderoso acto de intención, de intelección y de voluntad. BIBLIOGRAFÍA GARDER, Howard. Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica. Barcelona: Paidos Ibérica, 2005. GARDER, Howard. La inteligencia reformulada: las inteligencias múltiples en el siglo XXI. Barcelona: Paidos Ibérica, 2003. GOLDBERG, Elkhonon. El cerebro ejecutivo. Barcelona: Crítica, 2002. GOLEMAN, Daniel. Inteligencia emocional. Barcelona: Kairos, 1996. GOLEMAN, Daniel y CHERNISS, Cary. Inteligencia emocional en el trabajo: cómo seleccionar y mejorar la inteligencia emocional en individuos, grupos y organizaciones. Barcelona: Kairos, 2005. GOLEMAN, Daniel. Inteligencia social. Barcelona: Kairos, 2006. GOLEMAN, Daniel. La práctica de la inteligencia emocional. Barcelona: Kairos, 1999. MAC LEAN, Paul A. El cerebro trino: las emociones, los prejuicios y la ciencia. New York: Schmitt, 1970. PEÑALER, Ovidio. Emociones colectivas: la inteligencia emocional de los equipos. Barcelona: Kairos, 2009. TORRES, Mauro. Conócete. ¿Triunfará el cerebro sobre el computador? Bogotá: Tercer Mundo, 1993. SAGAN, Carlos. Cosmos. Barcelona: Planeta, 1992. SAGAN, Carlos. Los dragones del Edén. Barcelona: Crítica, 1995. son sus posibilidades como Herramienta educativa” co de comida” Conceptos con enfoque Técnico 2. “Preparar por medio del tenis para el partido de la vida” EL TENIS EN UNA SOCIEDAD MULTIDIMENSIONAL Y HETEROGENEA El deporte debe promover una práctica abierta y comprometida con valores educativos. Esta debe ser creativa, polideportiva, saludable y lúdica que fomente una práctica para toda la vida, considerando a los niños en su globalidad y contemplándolo como el protagonista de la intervención docente. MEC. (1992) El tenis de campo como un deporte que le aporta al ser humano inmunidad de capacidades, habilidades imprescindibles para su formación a nivel psíquico, social, fisiológico y unas exigencias motrices específicas que le dan una extensa complejidad para su práctica. En la actualidad está surgiendo y tratando de salir de esa concepción elitista que la sociedad le impone en sus diferentes dimensiones como lo son; lo económico y los escenarios deportivos para su práctica, justificando que no se puede practicar en otro lugar fuera de la cancha y sus medidas especificas. Esta ideología de los diferentes tipos de sociedades como lo son las marginadas, donde la práctica de este deporte es nula, es donde se fundamenta la principal concepción de que el tenis de campo no es para ellos, si no para las clases sociales privilegiadas que tienen oportunidad de acceder al mismo, precisamente porque sus ingresos económicos son suficientes y tienen la oportunidad de ser socios de clubes donde este deporte no ha de faltar, ¿Por qué? ¿Por qué es tan apetecido por las clases sociales altas? Quizá para demostrar su capitalismo o poder frente a los demás socios, o simplemente porque es un deporte que les gusta, los satisface y pueden tener muy buenas relaciones, donde pueden interactuar con personas de su nivel y no mezclasen con los ¨POBRES¨, ratificando aun mas lo elitista de este deporte. La necesidad de buscar o crear estrategias y programas para que sea cada vez más asequible para todas las diferentes poblaciones ya sean ricos o pobres, hagan concebir de este, un deporte para todos, valorando todos sus beneficios físicos, psicológicos y el desarrollo de inmunidad en destrezas especificas que este deporte proporciona al ser humano. Toda esta gran problemática que vive el tenis en el mundo, viene desde hace mucho tiempo, surgiendo en Inglaterra, una sociedad capitalista, poniendo aun más difícil la solución de esta problemática pero no imposible. Dejando este interrogante a las personas interesadas en poder llagar a la raíz de esta amplia gama de dificultades del cual viene sesgado el tenis en el mundo, especialmente en los países tercermundistas. “cada cual opina de la feria según le haya ido en ella” o mejor, “cada quien define el tenis de campo según su formación y sus propias experiencias”. El tenis es un deporte que para la sociedad a simple vista es muy sencillo o muy simple, solo notan la complejidad de este deporte cuando lo experimentan y se hacen participes de su práctica, como en mi caso, solo logre ver todo lo que el tenis me aportaba mediante lo vivencial y experiencias que se van complementando y adquiriendo importancia a medida que pasan los años en su continua experimentación. Como todo deporte es importante vivenciarlo para poder determinar una concepción o una definición adecuada de su importancia para el desarrollo integral del ser humano en sus diferentes dimensiones; social, psicológico, motor, fisiológico, cultural etc.… Con la siguiente información que les planteare, justificare la gran gama de beneficios que este deporte a través de mi experiencia en la práctica y citando a un crítico del tenis en Colombia, como lo es PEDRO ALEJANDRO MOLANO, proporciona y desarrolla en el ser humano variedad de habilidades y capacidades, quizá no solo en este deporte sino en muchos más. Conceptos con enfoque Social 1. “Lo que realmente hace valioso al tenis competitivo 1. “El tenis es un juego de centímetros, una bola a un centímetro de la línea es un error...” 3. “La competencia tenística contiene gran parte del drama de la vida; en muchos aspectos es un microcosmos de la vida: La frustración, la alegría, la incertidumbre, el dolor y el esfuerzo están presentes” 2. “Seles, Bruguera, Berasategui, no tienen un tenis bonito en absoluto pero consiguen un alto rendimiento. Conceptos con enfoque psicológico 3. “Mucha gente es capaz de jugar un tenis bonito, o técnicamente perfecto, pero eso no cuenta mucho en el tanteo final, al final lo que cuenta es el rendimiento” 1. “Del 60 al 90 % del éxito deportivo se debe a factores mentales, y al dominio psicológico” 2. “El proceso mental fulgurante que permite al jugador calcular de antemano el siguiente movimiento del adversario es uno de los aspectos más atractivos del tenis” 3. “El entrenamiento mental es algo que hay que hacer, y no algo de lo que hablar” “Se trata de un problema de conocimiento, comprensión o de aplicación” Conceptos con enfoque fisiológico 1. “Podemos concluir con toda rotundidad que, el deporte del tenis en su faceta competitiva, es totalmente de desarrollo energético aeróbico” 2. “Estudios sobre el tipo de energía utilizado en el tenis indican que hay una acumulación de lactatos importante relacionada con las combinaciones de pasos (movilidad)” 3. “La índole explosiva de los partidos de individuales y la demanda creciente de potencia en el tenis moderno indican que el sistema energético de la fosfocreatina es extremadamente importante en la producción de energía para los tenistas” Conceptos con enfoque Psicomotor 1. “Algunos jugadores dan la impresión de tener alas al moverse por el campo” 2. “Los jugadores solo son conscientes de los golpes (fase de proyección) en vez de ser conscientes de la pelota (fase de recepción)” 3. “El tenis es ante todo un juego de control, los conceptos de toque y sensibilidad son la base misma del dominio de la pelota “ 4. “Si no puedes moverte y colocarte adecuadamente, los mejores golpes del mundo no te darán ni un pelliz- 4. “La mejor confirmación de que se ha realizado una ejecución técnica correcta es la consecución repetida del objetivo que se pretende” Conceptos con enfoque Integral 1. “Hay unas pocas decenas de jugadores excepcionales, cientos de jugadores excelentes, miles de jugadores muy buenos, millones de jugadores buenos. Sin embargo cuando se observa a los grandes jugadores y a los buenos durante el entrenamiento no suele encontrarse ninguna diferencia aparente, ¿Que diferencia a unos de otros?” 2. “Un jugador con talento tiene mucho más que la mera habilidad física, posee además atributos como las ganas, la determinación, el empuje, la valentía, la autodisciplina, buena actitud, aspiraciones importantes y amor por el tenis” 3. “Durante un golpe mal ejecutado que % es responsabilidad de la falta de velocidad y que % de la falta de anticipación, es decir que tanta responsabilidad tienen las habilidades mentales y que tanta las habilidades físicas” 4. “Al ejecutar un golpe el jugador anticipa situaciones, toma decisiones y realiza acciones” Con todas estas dimensiones, al momento de transmitirlas a las diferentes comunidades que practican y las que no lo practican ¿será que su visión frente al tenis retomara una nueva perspectiva?, quizá sí, todo depende el tipo de sociedad y sus criterios de ver e interpretar toda esta gama de beneficios que de cierto modo favoreciera a cualquier ser humano, sea cual sea su estado. Ahora, otro aspecto que se amerita ser retomado, es la implementación del tenis en las escuelas. ¿Por qué el tenis en las escuelas no es aceptado o no es considerado relevante para el desarrollo integral, formativo, educativo del niño como un deporte que haga parte de su pensum académico? Quizá los profesionales en educación física no tienen un conocimiento básico de este deporte para su enseñanza y no se atreven a darlo a conocer a los estudiantes llevándolos a la práctica, o será las políticas de las diferentes instituciones que no lo aceptan, retomando los mismos deportes que vienen imperando desde hace mucho tiempo en las escuelas como lo son: baloncesto, futbol, voleibol etc., ¿porque las instituciones educativas no se pueden desprender de este tradicionalismo y enseñan no solo el tenis de campo, sino que experimenten con diferentes deportes, que desarrollan habilidades y destrezas diferentes contribuyendo a que los estudiantes se inclinen hacia una práctica deportiva, apartándolos de los flagelos que la sociedad les impone. Como lo dice SEIRUL-LO (1995). “lo educativo del deporte no es el aprendizaje de sus técnicas o tácticas, lo educativo son las condiciones en que puedan realizarse esas prácticas que permitan al deportista comprometer y movilizar sus capacidades de tal manera que esa experiencia organice y configure su propio yo, logre su auto estructuración.” aquí el autor refleja lo importante del deporte en los niños o estudiantes, en darles la oportunidad de experimentar, vivenciar etc., todas sus capacidades a plenitud. Los profesionales de la educación física son los directos protagonistas de que el deporte no sea visto solamente como rendimiento, sino que posee un carácter formativo y educativo para los niños o estudiantes. Con respecto al tenis de campo los educadores físicos no lo están retomando como un deporte alternativo para desempeñarse en su rol como profesional, lo están dejando a un lado y dando merito a los deportes tradicionales ya mencionados, quizá la necesidad de buscar estrategias o programas para que el educador físico tenga ciertos conocimientos al momento de implementar este dualismo de enseñanza-aprendizaje del tenis de campo buscando cada vez más que este deporte sea para todos, logrando una amplia aceptación por la sociedad, especialmente en las comunidades frágiles, donde no tienen oportunidades de acceder a una práctica deportiva e incluso a una educación; caracterizándose estas poblaciones por una continua lucha por la supervivencia. ¿No son estos indicadores claros de que el deporte, específicamente el tenis campo debe formar parte de las propuestas de intervención didáctica de los profesionales de la educación física? Espero que para los lectores interesados en esta lectura les quede claro lo que es tenis de campo en una sociedad tan diversa, y la gran gama de beneficios que este deporte le puede proporcionar al ser humano en cualquiera de sus dimensiones. Se espera que con este escrito los educadores físicos cambien esa indiferencia frente al tenis de campo y se inclinen más hacia este deporte que cada vez está atrayendo más personas en el mundo. JUAN DAVID MARIN MORENO Estudiante de licenciatura en educación física y deportes Entrenador y jugador