UnalágrimaenelojodeSerbia - Quim Roser

Transcripción

UnalágrimaenelojodeSerbia - Quim Roser
10 LA VANGUARDIA
INT E RN ACIO NA L
SARAJEVO 1914 (1)
MIÉRCOLES, 25 JUNIO 2014
Plàcid Garcia-Planas
“Una lágrima en el ojo de Serbia”
QUIM ROSER
La parte vieja y turca de Sarajevo, donde Francisco Fernando y Sofía se compraron una alfombra el primer día de su visita
L
a Primera Guerra Mundial
empezó con amor.
A las tres de la tarde del
25 de junio de 1914, hoy hace cien años, Sofía Chotek
esperaba a su esposo en un andén de Sarajevo. Había llegado unas horas antes:
Bosnia era un viaje de cierto riesgo y
ella quería estar a su lado.
Estaba casada con un tipo sin demasiada gracia. Sobrino del emperador,
Francisco Fernando era heredero del
imperio austro-húngaro por descarte.
Maximiliano, hermano pequeño del emperador, fue ejecutado en México. Rodolfo, el hijo, se suicidó en Mayerling.
Carlos Luis, hermano mediano, murió
de tifus al beber agua del río Jordán... El
siguiente en la lista era él.
No le gustaba Wagner y Goethe le dejaba indiferente. La Academia de Bellas
Sofía acompañó por amor
a su marido, heredero
del imperio, en el
arriesgado viaje a Bosnia
Artes de Viena cerró la puerta a Gustav
Klimt por la aversión del heredero hacia las vanguardias. Admiraba la autocracia del zar y le caían mal los húngaros, los masones, los protestantes, los socialdemócratas y los judíos.
Era carca en todo menos en una cosa:
el amor. Conoció a Sofía Chotek y se casó atraído hacia ella y ella hacia él, plantando cara al emperador. Los Chotek
eran una antigua aristocracia de Bohe-
mia, pero no suficientemente alta. No heredero a Sarajevo tenía peligro y So- ro. A Sofía, que siguió rumbo a Sarajevo
eran elegibles. Hofburg, el palacio más fía creía que su presencia protegería al por Budapest, no le hizo gracia el comentario. Más presagios. La electriciestricto de Europa, lo intentó todo para hombre al que amaba.
que se olvidara de ella. Pero Francisco
Cuando Francisco Fernando descen- dad del vagón especial del tren VienaFernando no creía en los enlaces y círcu- dió del tren, los conspiradores, jóvenes Trieste también falló y Francisco Ferlos cerrados: “Hace que nuestros niños serbios de Bosnia, ya habían decidido nando tuvo que viajar a la luz de las vesean idiotas o epilépticos”.
cómo y dónde asesinarlo. Sólo faltaba las. “Otro signo premonitorio... ¿No da
Ese acto de libertad gustó a las clases distribuir las cuatro pistolas, las seis la sensación de estar dentro de una tummedias vienesas y disgustó a la Corte, bombas y el cianuro para suicidarse.
ba?”, comentó a su secretario.
que impuso un matrimoLa pareja aprovechó
nio morganático: Sofía y
su primera tarde en Sarasus descendientes eran
jevo para acercarse al vieEl imperio
POLONIA
austro-húngaro
desposeídos de los derejo barrio turco y comen 1914
chos sucesorios y de toprar una alfombra. Por
REPÚBLICA
Fronteras
dos los títulos y privilepura coincidencia, PrinCHECA
actuales
gios propios de los príncip se cruzó con ellos.
ESLOVAQUIA
UCRANIA
ALEMANIA
cipes elegibles. El 28 de
Faltaban tres días para
VIENA
junio de 1900, Francisco
que se convirtiera en su
Fernando firmó el acta de
asesino... ¿Un terrorista?
AUSTRIA
SUIZA
renuncia ante el empera¿O un liberador?
HUNGRÍA
Cien años después, en
dor y el Estado. Tres días
ESLOVENIA
después se casaba con
la calle donde Princip
RUMANÍA
ella. Ningún miembro
vio por primera vez el
CROACIA
ITALIA
masculino de los Habsrostro del archiduque,
BOSNIAburgo asistió a la boda.
Aleksandra
Knezevic
HERZEGOVINA
Catorce años después,
vende la postal que acaSERBIA
Sofía seguía sin poder
ba de diseñar: en una caSARAJEVO
acompañar a su esposo
ra, el rostro del asesino
BULGARIA
0
125
con el bigote naranja; en
al palco imperial de la
MONTENEGRO
KOSOVO
km
ópera: la sangre lo prohila otra, el del asesinado
con el bigote fucsia.
bía. Pero ella le esperaba
aquí, en el andén de una lejana ciudad
“Bosnia es una lágrima en el ojo de ¿Quién era el bueno y quién el malo? La
donde podían pegarles dos tiros.
Serbia”, dijo Gavrilo Princip a unos cam- postal se puede enviar por la cara que
Tras las pérdidas territoriales frente pesinos que le ayudaron a entrar las pis- se prefiera: “¿El bigote de Princip?”...
“¿El bigote de Francisco Fernando?”.
a Italia y Prusia, Viena arrebató Bos- tolas y bombas desde Serbia.
Faltaban tres días para que la belle
El viaje del archiduque había empenia-Herzegovina por la fuerza a los turcos en 1878. Tres décadas después, en zado mal. Su automóvil se estropeó y époque reventara, pero nadie lo sabía.
Antes de partir hacia Sarajevo, el ar1908, se la anexionó formalmente y eso tuvieron que viajar del castillo de Chluenfureció a los serbios: serbios, croatas metz a Viena en tren. “El viaje arranca chiduque recibía un telegrama del káiy musulmanes, eslavos todos, poblaban con prometedores presagios. El coche ser Guillermo: “Las rosas de mi jardín
Bosnia. ¿Qué derecho tenían los Habs- se quema y en Sarajevo seguro que nos están floreciendo. Los rododendros
burgo sobre este territorio? La visita del arrojarán bombas”, bromeó el herede- también están floreciendo”.
LA VANGUARDIA 9
INT E RN ACIO NA L
JUEVES, 26 JUNIO 2014
SARAJEVO 1914 (2)
Plàcid Garcia-Planas
La volatilidad de los príncipes
FOTOS: QUIM ROSER
Fatic Raiz, un habitante de Tarcin, rezando en el paisaje donde el archiduque dirigió unas maniobras militares dos días antes de ser asesinado
C
uando usted vuelva quizá ya
no existamos”.
Slavitza Radovic relata su
soledad sobre el águila de
los reyes de Serbia tejida en
una gran alfombra.
–Sólo el 1% de los habitantes de Sarajevo es cristiano –dice.
Slavitza vende cajitas y bordados frente a la vieja iglesia ortodoxa de los Santos
Arcángeles Miguel y Gabriel: suya es la
única tienda serbia y cirílica en el corazón
islámico de Sarajevo.
–Sarajevo ya no es una ciudad multiétnica... ¿No me quería preguntar algo de
Gavrilo Princip?
Los equilibrios identitarios marcaron el
segundo día en Sarajevo del heredero del
imperio austrohúngaro y su esposa, el 26
de junio de 1914, hoy hace cien años. Francisco Fernando salió hacia Tarcin para diri-
musulmanes no perdieran su estatus, pero les quitó el monopolio de los edificios
monumentales del centro. Era una política que ya iniciaron los turcos con la nueva
catedral ortodoxa, consagrada en 1872 a
la Natividad. El sultán tuvo que enviar a
más de mil soldados para proteger la ceremonia: el campanario era más alto que
muchos minaretes de la ciudad.
Memoria.
Slavitza Radovic muestra la
fotografía de
su abuelo,
que luchó
con el ejército serbio en
el Kaimakchalán durante
la Primera
Guerra Mundial; serbios
viejos de
Sarajevo, su
familia confeccionó
durante
siglos sillas
de montar
“Sarajevo ya no es
una ciudad multiétnica;
sólo el 1% de sus
habitantes es cristiano”
gir unas maniobras militares y Sofía visitó
a todos los dioses de la ciudad.
Los Habsburgo habían arrebatado Sarajevo a los turcos en 1878 en un combate de
ocho horas. Hubo arquitectura en la batalla: francotiradores disparando desde ventanas y austrohúngaros quemando casas
con gente dentro. Y hubo arquitectura
después de la batalla: una visión imperial
del espacio urbano. Viena procuró que los
Sofía visitó las catedrales ortodoxa y católica y varias mezquitas. Pero prescindió
de judíos y gitanos como se prescinde hoy
de ellos: la constitución bosnia sólo permite que serbios, croatas o musulmanes –los
que se han matado entre ellos con ganas–
presidan esta extraña República.
La complejidad también marcó las maniobras militares del archiduque en las
Los urbanistas vieneses fueron agrupando las escuelas y templos de musulmanes, ortodoxos, católicos y judíos entorno
a las plazas del casco viejo. Querían reforzar la pulsión de los sarajevinos por rezar
y trabajar unos junto a otros. Y potenciar
la religión frente al nacionalismo secular,
letal para la unidad del imperio.
El archiduque ordenó que su esposa no
pasara ese día por alto ninguna identidad:
montañas de Tarcin, un parque natural
con osos grandes como caballos.
–Bosnia está hecha una mierda –dice
hoy Cicko Djemal, un campesino de Tarcin, después de segar la hierba.
Francisco Fernando había sido nombrado un año antes inspector general de los
ejércitos. Marginado por los mecanismos
de decisión imperiales, fue el único cargo
con poder que tuvo. El que le llevó a Sara-
jevo (y a la muerte). Eran unos ejercicios
para repeler un eventual ataque desde el
Adriático, cuando todo el mundo sabía
que, de venir, la tormenta vendría del otro
lado: en los 17 meses previos al estallido
de la guerra, el estado mayor de Viena sugirió lanzar ataques preventivos contra
Serbia al menos en 25 ocasiones.
Las maniobras, bajo la lluvia y un punto
de nieve, movilizaron a 20.000 soldados.
Con sus lenguas frenando el avance. Porque las lenguas eran el gran problema del
ejército austrohúngaro: menos de un tercio de la tropa hablaba alemán y había
que traducir las órdenes a idiomas urálicos, eslavos y románicos.
Gavrilo Princip ya estaba ese día con la
pistola preparada. Sólo la casualidad hizo
que empuñara el arma contra el heredero
y no para protegerlo. Cuando tenía 14
años, Princip llegó del valle de Grahovo a
Sarajevo para alistarse como cadete. El comentario al vuelo de un comerciante serbio cambió la historia: “No entregues al
chico a alguien que lo convertirá en ejecutor de su propio pueblo”, dijo el comerciante al hermano mayor de Princip.
–¿Qué piensa de Gavrilo Princip? –pregunto a Slavitza.
–Todos los serbios somos príncipes
–responde con una sonrisa.
–¿Era un terrorista?
–Viena no nos dejaba respirar.
Frente a su tienda, en la iglesia de los
Santos Arcángeles hay un icono con llamas y demonios acechando a un joven
acostado en su cama. Y el diminuto ataúd
de un niño muerto en 1915: en su entierro
aparecieron extrañas luces en el cielo y
trajeron el cadáver al templo.
–Cuando usted vuelva –insiste Slavitza– quizá ya no existamos.
10 LA VANGUARDIA
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SARAJEVO 1914 (3)
VIERNES, 27 JUNIO 2014
Plàcid Garcia-Planas
‘Crème aux ananas en surprise’
FOTOS: QUIM ROSER
El hotel Bosna, hoy destartalado a la espera de una remodelación, donde Francisco Fernando y Sofía durmieron los últimos tres días de su vida
E
l lector de poetas torturados observa tus sueños.
Gavrilo Princip mira desde lo alto: su fotografía llena el techo de una de las habitaciones del Franz Ferdinand Boutique Hostel de Sarajevo, el único hotel
del mundo dedicado a un magnicidio.
Todas las habitaciones llevan hacia
las dos balas. La habitación dedicada a
Francisco Fernando. La de Sofía. La dedicada al amor que se sentían. La del
asesino. La de los jóvenes serbios de
Bosnia que participaron en el crimen y
las habitaciones dedicadas a las gigantescas batallas que desencadenaron.
En la habitación Gallípoli, entre
grandes fotografías de la confrontación, un escrito en la pared recuerda,
antes de apagar la luz y entrar en sueño, la cifra de soldados muertos en esa
Su Alteza Imperial quiere que se interprete algo de música en el déjeuner del
Konak? En caso afirmativo, ¿qué música le puede complacer?”, preguntaban
en un telegrama.
“Deberá tocar un cuarteto de cuerda,
con un programa restringido a música
ligera vienesa”, respondían en otro.
El archiduque y su esposa se alojaron
Memoria
entre
sábanas.
La imagen de
Francisco
Fernando y
Sofía en la
recepción del
Franz Ferdinand Hostel
de Sarajevo,
el único hotel
del mundo
dedicado a
un magnicidio; todas las
habitaciones
llevan a las
dos balas que
cambiaron el
mundo
“Hasta el último serbio
ha sido tan cálido con
nosotros”, dijo Sofía en la
cena previa a su asesinato
trinchera: 100.000. Aproximadamente.
Era un horizonte inimaginable para
los funcionarios de Viena y Sarajevo
que prepararon los detalles de la visita.
Les angustiaba saber si el heredero prefería el vino seco o dulce, si le apetecía
frío o a temperatura ambiente...
Las gilipolleces que suelen preceder
al abismo.
“¿Sería tan amable de informarme si
tá roto a la espera de una remodelación.
–Vosotros mismos. Igual os encontráis con el espectro del archiduque –dice Amer, un camarero, al preguntarle si
nos podemos colar por la escalera.
Ni rastro de la habitación en la que
(según las malas lenguas serbias) se gastaron 40.000 coronas para convertirla
en capilla privada.
en el hotel Bosna de Ilidza, una zona de
balnearios del extrarradio de Sarajevo
llena hoy de abayas y clientes del Golfo.
Les decoraron la suite como un pastel
turco: mesas talladas con incrustaciones de madreperla y objets d’art prestados por comerciantes del bazar. El siglo
XX, que Princip descorchó como una
botella de champán, ha desmontado a
conciencia el interior del hotel. Todo es-
En su tercer día en Sarajevo, el heredero y su esposa ofrecieron una cena a
cuarenta dignatarios de la ciudad. Las
maniobras militares del día anterior fueron bien y acababan de recibir un telegrama: Max, el mayor de sus tres hijos,
había aprobado los exámenes.
Los dignatarios fueron saludando al
heredero y a su esposa. Cuando Josip
Sunaric besó la mano de Sofía, ella sabía
que este político croata, asustado por el
resquemor de los serbios, habría preferido suspender el viaje.
“Querido doctor Sunaric, estaba usted equivocado –le dijo Sofía–. Las cosas no han salido como temía. En todos
los sitios, en todos, hasta el último serbio nos ha recibido con tanta amabilidad, cortesía y calidez”.
“Su Alteza, ruego a Dios que cuando
tenga el honor de encontrarme con usted de nuevo mañana por la noche pueda repetirme estas palabras. Me quitará
un gran peso de encima”, respondió el
político croata.
En la oscuridad, Princip y dos de los
siete conspiradores llevaban esa noche
flores a la tumba de Bogdan Zerajic, el
joven serbio que cuatro años antes intentó asesinar al gobernador de Bosnia
con cinco inútiles disparos: se suicidó
con la sexta bala. Pura inspiración.
–¿Era Gavrilo Princip un terrorista?
–le pregunto a Nirala, la recepcionista
del Franz Ferdinand Hostel.
–Depende de qué lado estés.
Soufflés délicieux, potage régence y
blanquettes de truites a la gelée abrieron
la cena imperial con los dignatarios en
el hotel Bosna. Como plato principal,
pollo, cordero y carne de vaca acompañada con espárragos, ensalada y sherbet. Todo regado con Madeira seco, vino del Rin, champán, Tokay húngaro y
Zilavka bosnio. Con un sorbo final de coñac Mestreau.
Era la noche del 27 de junio de 1914,
hoy hace cien años, y los que iban a ser
asesinados degustaban su último postre: crème aux ananas en surprise.
Esa noche, el asesino se dormía leyendo a Kropotkin.
10 LA VANGUARDIA
INT E RN ACIO NA L
SARAJEVO 1914 (4)
Plàcid Garcia-Planas
La esquina donde Europa
se cortó las venas
E
uropa se suicidó junto a una ce de la mañana. Todo ocurrió en centési- tó el monumento y colocó una placa dedibotella de champán.
mas de segundo...
cada a Princip. En 1941, las tropas alemaGavrilo Princip esperó
¿Cómo se atreven los Habsburgo a arre- nas arrancaron la placa y se la llevaron cofrente a la tienda de comesti- batar nuestra tierra serbia?
mo regalo personal a Adolf Hitler. La Yubles que Moritz Schiller tenía
¿Cómo se atreve el heredero a visitar Sa- goslavia titista volvió a poner en el mismo
en la esquina, junto al enorme anuncio bo- rajevo el mismo día en que los serbios con- lugar una placa en honor al magnicida. En
tella de Forley und Budisfol...
memoramos la derrota de Kosovo Polje an- 1992, al inicio de la última guerra, los muEl día despertó imperial. El cielo de Sa- te los turcos en 1389?
sulmanes la destruyeron (y yo recogí un
rajevo brillaba, Sofía vestía de seda blanca
Mucha geopolítica y mucha identidad trozo del suelo y me lo llevé a casa).
y Francisco Fernando, heredero del impe- colectiva en el gatillo, pero, al apretarlo,
En el pequeño museo montado en la esrio austrohúngaro, lucía un estelar unifor- Princip se liberaba muy íntimamente: dos quina –el único objeto original que exhibe
me de Caballería.
años antes fue vetado por las guerrillas ser- son los pantalones que llevaba Princip–
De imperial, pasó a inquietante. Camiprestan a los visitantes un gorro con casano al Ayuntamiento, en la calle que bordea
ca militar austriaca –falsa– y un sombrero
el río Miljacka, uno de los siete conspira- Gavrilo Princip asesinó hoy con paraguas femenino de época –todavía
dores lanzó una bomba contra el Graef
más cutre– para que las parejas se hagan
und Stift descapotado. La bomba rebotó hace cien años en Sarajevo
una foto premagnicidio.
en la parte trasera y estalló al paso del si- al heredero del imperio
Una pareja de Chicago de origen iraní
guiente automóvil de la comitiva: hirió a
me pide que les haga la foto.
austrohúngaro y su esposa
dos oficiales y a algunos civiles.
Si queréis os pego dos tiros –bromeo.
En ese tramo, distribuidos a lo largo de
–No hace falta. Limítate a disparar con
tres puentes, estaban los siete aspirantes a
la cámara –contesta ella.
magnicida, amateurs todos, con cuatro pis¿Fue Gavrilo Princip un terrorista?
tolas y seis bombas.
bias que reconquistaban Kosovo a los turAleksandra Knezevic, diseñadora serDe la inquietud se pasó a la opereta. La cos. Era demasiado bajito y delgado para bia de Sarajevo, ha creado unos pendiencomitiva llegó al Ayuntamiento y el alcal- alistarse. Desde ese momento tenía que ha- tes para llevar el rostro de Princip colgande, que no sabía nada de la bomba, empe- cer algo excepcional para demostrar. Para do de una oreja y el rostro del archiduque
zó a leer un discurso rimbombante como demostrarse.
colgando de la otra. Como si uno ya no se
las plumas del gorro del archiduque. “¡Su
Pam.
entendiera sin el otro. Como si fueran dos
alteza imperial y real! ¡Su alteza! Nuestros
Pam.
bigotes de una misma persona.
corazones están llenos de felicidad...”.
Hoy hace cien años.
–¿Era un terrorista? –le pregunto.
Francisco Fernando lo cortó en seco:
Según el conde Franz Harrach, la quin–Si nos situamos en la Bosnia de 1914,
“¿Dónde está la gracia? ¡He llegado amisto- ta persona en el automóvil, Sofía dijo a su creo que no lo era.
samente y me arrojan una
bomba!”.
Sofía susurró algo al oído de su esposo y este invitó al alcalde a terminar su
discurso.
Dentro del Ayuntamiento, mientras ella se reunía
con mujeres y niños musulmanes, el heredero bromeaba nervioso. “Probablemente el tío [que arrojó la bomba], como los austriacos saben hacer con estilo, será condecorado con
la Orden del Mérito”. Nadie le rió la gracia, y preguntó al gobernador:
“¿Cree que me lanzarán
más bombas?”
El archiduque decidió
cambiar la agenda y visitar a los heridos. “Te
acompañaré”, dijo Sofía.
Hasta ese momento, excepto el que arrojó la bomba, ninguno de los conspiradores pudo o quiso acQUIM ROSER
tuar.
El archiduque en una oreja, Princip en la otra. Aleksandra Knezevic, con los pendientes que ha diseñado: el rostro en
Princip estaba en la esnegro del archiduque asesinado en un pendiente (en la imagen) y el rostro en rojo del asesino en el otro
quina, frente a la botella
de champán, y su suerte
fue infinita. Primero, porque nadie informó al chófer del automóvil esposo: “En el nombre de Dios, ¿qué te
La diseñadora añade otro dato negativo
imperial del cambio de planes y, al llegar a han hecho?”. Se desvaneció y su cabeza en la balanza del archiduque:
la esquina, el chófer torció hacia la calle quedó sobre las rodillas de Francisco Fer–Una vez leí que a lo largo de su vida
Franz Josef en lugar de seguir recto. El go- nando. “Sofía, Sofía, no te mueras, vive cazó unos 300.000 animales.
bernador –que también iba en el coche– le por nuestros hijos”, dijo el heredero. Ha–Cierto. Entre ellos, seis mil ciervos. Peordenó recular. Y el automóvil frenó justo rrach le preguntó cómo se sentía. “No es ro debes juzgar al archiduque como estás
delante de la botella de champán. Justo de- nada”, fue diciendo el archiduque varias juzgando a su asesino. Situarlo en su épolante del lector de poetas torturados.
veces, cada vez más débil, hasta apagarse. ca. Y en su época matar animales no era lo
Segundo golpe de suerte: una amigo serLa memoria empieza con mármol y tam- mismo que hoy.
bio de Princip que casualmente estaba allí bién acaba en opereta.
Aleksandra se queda mirándome con el
se abalanzó sobre el policía que, a su vez,
Ya estallada la guerra, Viena levantó en archiduque y su asesino colgando de sus
se abalanzaba sobre el magnicida.
la esquina un monumento al matrimonio orejas.
Princip empuñó la pistola. Eran las on- asesinado. La Yugoslavia monárquica qui–Probablemente –le comento– con la ca-
SÁBADO, 28 JUNIO 2014
SÁBADO, 28 JUNIO 2014
INT E RN ACIO NA L
LA VANGUARDIA 11
QUIM ROSER
La esquina de Sarajevo donde Francisco Fernando fue asesinado; abajo, el uniforme de general de Caballería que llevaba
HEINZ-PETER BADER / REUTERS
za calmaba la impotencia que sentía por
no poder detener la acelerada desintegración del imperio que él intuía.
Pocos castillos hay tan taxidérmicos,
tan forrados de cuernos y bestias disecadas como el que Francisco Fernando tenía
en Konopiste, al sur de Praga: ahí colgaba
sus trofeos.
¿Cuántas balas llegó a disparar el heredero contra seres vivos? ¿Un millón?
Princip disparó dos. Y la bala que mató
al heredero –quedó clavada en el extremo
superior de su columna vertebral– se exhibe justo ahí, en el castillo de las bestias disecadas.
Pero, esa primavera, Princip mató a un
tercer ser vivo. Un mes antes del atentado,
viendo que no tenía suficiente práctica en
tiro, agarró la pistola y se cargó un halcón
que estaba en un árbol.
Si podía matar un pájaro, pensó, podía
matar un príncipe heredero.
Un pájaro: fue el único ensayo para el
magnicidio que acabó tumbando cuatro
imperios y las imponentes dinastías de los
Habsburgo, los Romanov, los Hohenzollern y la Sublime Puerta.
Amoldamos los animales a nuestras obsesiones como amoldamos las flores. Prin-
cip solía robar flores de otras tumbas para
ponerlas en el sepulcro de Bogdan Zerajic,
el magnicida frustrado y suicida que los
inspiraba; y la policía siempre las quitaba,
procurando que sobre esa tumba no hubiera ninguna flor. Por motivos de seguridad
se prohibió lanzar flores al paso del archiduque y su esposa. La mañana del atentado, antes de agarrar la bomba, otro de los
En el cuello del archiduque
descubrieron una cadena
con siete amuletos contra
siete males diferentes
conspiradores envió un ramo de flores a
una chica por la que se sentía atraído. Y,
en el Ayuntamiento, una niña musulmana
regaló a Sofía un ramo de flores, el último
ramo que alguien puso en sus manos.
Sofía murió primero: la bala –estaba embarazada– le entró por su cadera. El heredero le sobrevivió unos minutos: la bala le
cortó la yugular.
Los cuerpos desangrados fueron llevados en el descapotable volando hacia el Konak, el palacio del gobernador, donde les
tenían preparado el déjeuner. El cuarteto
ordenado por los funcionarios de Viena,
sin saber que les llegarían dos cadáveres,
ya tenían ensayadas las partituras que les
habían indicado: música ligera vienesa,
que incluía el vals No hay vida sin amor.
Recostaron el cuerpo de Sofía en la cama del gobernador y, al desabrochar su
vestido, descubrieron una cadena de oro
con un escapulario y reliquias de santos
protectores.
A Francisco Fernando lo recostaron en
una habitación contigua y, al desabrochar
su casaca, descubrieron una cadena de oro
con siete amuletos contra siete males diferentes.
El heredero del imperio más europeo
de Europa tenía tatuado en su brazo derecho un dragón chino en colores.
La bala que seccionó su yugular derramó la sangre de al menos 112 de las más
sublimes aristocracias de Europa: 71 alemanas, 20 polacas, ocho francesas, siete
italianas...
Y fluyó como la sangre de un campesino serbio.
6 LA VANGUARDIA
INT E RN ACIO NA L
SARAJEVO 1914 (y 5)
DOMINGO, 29 JUNIO 2014
Plàcid Garcia-Planas
El fin de todo
FOTOS: QUIM ROSER
Gavrilo Princip y varios de los conspiradores están enterrados en una cripta en la capilla de San Marco, en el cementerio de Kosevo, en Sarajevo
L
a historia da patadas al café
Viena.
Tras el asesinato del heredero del imperio y su esposa, fue el primer negocio serbio agredido en Sarajevo.
El Viena era –y es– el café del hotel
Europa. Lo construyó un mercader serbio para que los ocupantes austriacos se
sintieran como en casa, con prensa germánica y apfelstrudel en las mesas. Todo muy vienés y muy reventado por la
turba de croatas y musulmanes concentrados la noche del magnicidio en la catedral católica del Sagrado Corazón.
Hace veinte años eran los serbios los
que reventaban el Europa. Llovía dentro del hotel y el café: veía el agua entrar por la cúpula destrozada por la artillería y encharcarse en el mármol. Hoy
está todo reconstruido, reinventado,
con nuevas pinturas vienesas envejecidas delicadamente. Como si al café Viena nunca le hubieran dado patadas.
La corte de Viena también dio patadas
a los cadáveres del príncipe heredero y
su esposa. Patadas con etiqueta. El príncipe Montenuovo, el gran chambelán, no
quiso saber nada del hombre al que despreció y de la mujer a la que detestaba.
Sofía, por sangre, no podía ser enterrada
en la cripta imperial. Se evitó la presencia de los reyes de Europa. Al rey de Rumanía se le rechazó en la frontera y al
káiser Guillermo se le dijo una mentira:
que habían descubierto un complot contra él y que era mejor no ir.
Montenuovo intentó incluso que los hijos, tres niños, pagaran el transporte de
los cuerpos de Viena a Artstetten, el castillo donde querían ser enterrados juntos.
Los oficiales tenían prohibido saludar al
tren mortuorio y en el ferry, bajo una tormenta nocturna, a punto estuvo uno de
los ataúdes de caer en la negra corriente
del Danubio.
Tras matarlos a balazos, Gavrilo Princip intentó suicidarse con cianuro y pegarse un tiro: el veneno estaba caducado y lo vomitó, y le arrancaron la pistola
antes de alcanzar su sien.
fin de mis días –afirma hoy Zoran Jevtic, serbio de Sarajevo, en la iglesia de
los Santos Arcángeles.
Zoran me habla orgulloso de su bisabuelo, Borivoje Jevtic, un poeta que estaba en el círculo del magnicida.
Princip murió de una tuberculosis que
le comió los huesos, con un brazo amputado, tras cuatro años aislado en la pri-
PRINCIP
EN LA
MEMORIA
Zoran Jevtic,
serbio de
Sarajevo,
habla orgulloso de su
bisabuelo,
Borivoje
Jevtic,
un poeta
que estaba
en el
círculo del
magnicida
Juzgaron a 25 personas por el magnicidio. Nueve quedaron absueltas, trece
fueron condenadas a diferentes penas
de cárcel y tres a morir en la horca.
A Princip le cayeron veinte años de
cárcel. Era demasiado joven para ser
ahorcado: le faltaban 27 días para cumplir los 20 años requeridos. Cada 28 de
junio sería encerrado en una celda totalmente oscura.
–Celebraré cada 28 de junio hasta el
sión de Theresienstadt atado a un grillete de diez kilos. No le quitaban el grillete
ni por el cumpleaños del emperador.
Pero la peor tortura para el lector de
poetas torturados fue no poder leer.
–Adoramos a Princip como los católicos adoran al Papa –insiste Zoran.
Pero la memoria también dispara. Su
bisabuelo, que acabó absuelto, se desentendió de Princip en el juicio. “Éramos
amigos –dijo al juez– porque éramos poe-
tas y futuristas, ansiosos por vivir, pero él
trató de esconderse detrás de nosotros y
ahora sufrimos por su culpa”.
Por la escasa gente que tuvo contacto
con Princip sabemos que lamentaba haber matado a Sofía y que no se sentía
responsable de las gigantescas batallas
que desencadenó: volvería a disparar.
No pudo ver el final del imperio austrohúngaro: murió el 28 de abril de
1918, unos meses antes del hundimiento. Uno de los soldados encargados de
enterrarlo en secreto, un checo, dibujó
un mapa para recordar la tumba.
Me acerco a Kosevo, el gran cementerio de Sarajevo. Aquí está enterrado junto a varios de los conspiradores. La
puerta de su panteón está cerrada con
un candado made in China y busco al sepulturero serbio para que lo abra.
–¿Era Princip un terrorista? –le pregunto dentro.
–Una mitad de él, sí. La otra, no –responde después de pensarlo.
La última vez que estuve en este panteón, en el año 2001, la puerta estaba reventada y dentro había rastros de cerveza y botellón. Olía a orina.
Una guerra con Serbia “sería el fin de
todo”, advertía el heredero al coronel
Alexander Brosch von Aarenau.
El fin de todo.
O no.
El hombre encargado en 1920 de exhumar el cadáver de Gavrilo Princip para trasladarlo a Sarajevo encontró unas
palabras rascadas en la pared de su celda, su último intento de poesía:
“Nuestros fantasmas caminarán a través de Viena
y vagarán por el Palacio espantando a
los Señores”.

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