Los Estudios de Israel

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Los Estudios de Israel
Bridges for Peace
(Puentes para la Paz)
Los Estudios de Israel
Vol. # 780108S
Enero 2008
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1
R
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oi Klein era sub-comandante de la Brigada Golani. Este héroe judío murió
cuando su unidad sufrió una emboscada en Bint Jbail. Dos de sus compañeros
de combate estaban con Roi cuando gritó: “¡Granada!” Los testigos dicen que
Roi cobró ánimo antes de sus últimos segundos para declarar: “¡Shemá Israel!”
Luego se lanzó sobre el dispositivo. Sus amigos no tienen duda de que ese
valiente acto les salvó la vida.
Se le preguntó
a Yeshúa
(Jesús): “¿Cuál
mandamiento
es el más
importante
de todos?”
Respondió:
“Escucha, Israel;
el SEÑOR
nuestro dios, el
SEÑOR uno
es.” (Marcos
12:28-29).
2
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A consecuencia de la explosión en una Pizzería Sbarro, murieron 15
personas de Jerusalén, incluyendo cinco miembros de una familia holandesa.
Uno de ellos era un niño de cuatro años llamado Abraham Yitzhak. Mientras
se encontraba en el piso, sangrando, ardiendo y muriendo, dijo a su padre:
“Abba, por favor, ayúdame. Sálvame.” Su padre, quien también moría, le
alcanzó y tomó su mano. Juntos recitaron las palabras del Shemá.
Rabí Akiva, el gran erudito judío del segundo siglo, continuaba enseñando
sobre la Torá (Génesis a Deuteronomio) a pesar de la prohibición romana
en su contra. Cuando sus actividades fueron descubiertas, los romanos lo
sentenciaron a una horrenda muerte. Durante los últimos momentos de su
agonía, el gran maestro recitó el Shemá: “Escucha, oh Israel, el SEÑOR es
nuestro Dios, el SEÑOR uno es” (Deut. 6:4). En los campos de concentración
nazi, cuando el pueblo judío fue marchado hacia las cámaras de gas, iban
declarando: “¡Shemá, Israel!”
Fibra y Fábrica de la Identidad Judía
Una vez se le preguntó a Yeshúa (Jesús): “¿Cuál mandamiento es el más
importante de todos?” Respondió diciendo: “Escucha, Israel; el SEÑOR nuestro
dios, el SEÑOR uno es.” (Mar. 12:28-29). Joseph H. Hertz describió el Shemá
como “la mayor contribución del judaísmo al pensamiento religioso del ser
humano.” El Shemá es la oración principal de la liturgia judía. Es fibra y fábrica
de la identidad judía. Yeshúa le otorgó esa misma centralidad e importancia
cuando enseñaba a Sus discípulos. Dado que el Señor destacó dicha frase,
es importante que los cristianos reconozcamos nuestras raíces hebraicas y
también la destaquemos.
Las seis palabras hebreas del Shemá han sido lema del pueblo judío
durante los pasados 30 siglos. Se ofrecen varias posibles traducciones de la
frase hebrea:
• YHVH es nuestro Dios, solamente YHVH
• YHVH nuestro Dios, YHVH es el único Dios
• YHVH nuestro Dios, YHVH es uno sólo
hwhy
Ya tuviese Moisés la intención de enfatizar el monoteísmo, de enseñar
a Israel que Dios era el verdadero Dios, o de que adorasen a un solo Dios
en oposición a varios, ese tema lo discutiremos más adelante. El nombre
usado aquí para Dios es YHVH, el nombre usado más frecuentemente en las
Escrituras. Se deletrea en hebreo con las cuatro letras yud, hey, vav, hey (‫)יהוה‬.
Se conocen como el “tetragrámaton,” (que significa “cuatro letras” en griego), y
representan para el judío el inefable nombre de Dios, tan sagrado que no debe
ser pronunciado. A menudo lo traducen como Adonai (“mi Señor”) o HaShem
(“el Nombre”). Muchos eruditos interpretan que pudo haberse pronunciado
como Yavé o Yehová.
Enseñanza Contra la Idolatría
Muchos maestros judíos enfatizan que el uso de la palabra “nuestro,” en
“el SEÑOR es nuestro Dios,” enseña que Israel debe adorar a un Dios,
y solamente a ese. Él es “nuestro” Dios, ¡y no hay otro! Los pueblos
que rodeaban a Israel adoraban una infinidad de dioses. Dios
exigía que Israel tuviese un solo Dios, aunque conocían acerca
de los dioses de Canaán, Egipto y Mesopotamia. El incidente
del becerro de oro (Éxodo 32) indicó cuán susceptibles eran
los hebreos a la influencia idólatra. Muchos lectores modernos
podrían mirar esa historia y considerar que nos hemos alejado
de tales tentaciones. Pero Yeshúa enfatizó el Shemá porque
la idolatría siempre intenta diluir nuestra fe con los múltiples
dioses de este mundo. Tenemos nuestros propios becerros
de oro. Yeshúa citó al profeta Isaías cuando dijo: “Este
pueblo con los labios me honra, pero su corazón esta muy
lejos de mi” (Mar. 7:6b).
Muchos en la Iglesia son influenciados por el mundo, y deben
regresar a su primer amor. Crean dioses a su propia imagen, y el primer
mandamiento en la lista de diez es: “No tendrás otros dioses delante de mí” (Deut.
5:7). Yeshúa enseñó: “Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a
uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir
a Dios y a las riquezas” (Mat. 6:24). El apóstol Juan añadió: “No améis al
mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del
Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne,
la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo” (1 Juan. 2:15-16).
¿Cómo llegó el Shemá a ser tan importante para el pueblo judío? En
su forma original, no es una oración. Ni siquiera se dirige a Dios. La frase
llama la atención a los israelitas para que escuchen. Pero esa porción de las
Escrituras cobró importancia porque describe los componentes esenciales de
la fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. ¿Yeshúa sustituyó ese énfasis, o
cambió su significado? No, sino que lo subrayó al definirlo como el “primer”
mandamiento. Durante esa época del Segundo Templo, el Shemá adquirió una
posición exaltada en la liturgia de la sinagoga, y se convirtió en una expresión
personal de fe.
La recitación completa del Shemá consiste de tres partes. (1) Deuteronomio
6:4–9 exige que Israel ame y sirva a Dios de todo corazón, porque Dios es
Rey; (2) Deuteronomio 11:13–21 exige que nuestra vida sea una expresión
Yeshúa
enfatizó el
Shemá porque
la idolatría
siempre
intenta diluir
nuestra fe con
los múltiples
dioses de este
mundo.
El Shemá: “¡Escucha, oh Israel!”
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de nuestro amor a Dios; y (3) Números 15:37–41 exige que los israelitas
recuerden constantemente su deber de adorar y servir a Dios. En este estudio,
enfocaremos sólo la primera parte del Shemá.
El mandato
divino de
“escuchar”
implica oír con
atención y luego
actuar según
la enseñanza.
Debe aplicarse
de manera
práctica.
Me gusta la manera en que Lisa Aiken describe la forma en que el judío
concibe su obediencia a la autoridad de Dios. Dice: “Somos parte del gabinete
gubernamental de Dios, y tenemos responsabilidades hacia Él.” La autoridad
de Dios como Rey consiste de los siguientes elementos:
1. Él es un Dios. (No tendremos dos señores.)
2. Dios exige que tengamos una relación especial e íntima con Él.
3. Dios exige que Su pueblo le ame de todo corazón.
4. Dios ordena que los niños reciban instrucción.
5. Él ordena que todos estudien la Torá.
“Escucha…”
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El Shemá es una confesión de fe. Declara a toda voz que solamente hay
un Dios verdadero. Pero es más que una mera afirmación intelectual. Es
una proclamación para poner la fe en acción. Shemá es la forma imperativa
de la palabra hebrea para “escuchar.” El mandato divino implica oír con
atención y luego actuar según la enseñanza. ¡Escucha y luego actúa! No es
un estudio para la adquisición de conocimiento intelectual. Debe aplicarse
de manera práctica.
Con la intención
de aislarse
del mundo y
concentrarse en
Dios, el judío
cubre sus ojos
con la mano
mientras ora el
Shemá.
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Los Estudios de Israel • Enero 2008
A lo largo de la historia, la prioridad de Israel ha sido la práctica de ese
mandamiento divino. Los cristianos nos debemos preguntar si le hemos dado
la misma importancia práctica al Shemá y sus principios. La sabiduría judía
enseña que el mundo está lleno de ruido y conversación superficial. Para
escuchar de manera real, uno debe concentrarse para oír la voz de Dios. Con
la intención de aislarse del mundo y concentrarse en Dios, el judío cubre
sus ojos con la mano mientras ora el Shemá. Nuestro compromiso de estar
a solas con Dios es verdaderamente retador. Cuánto tenemos que luchar
contra pensamientos que nos distraen, cuando intentamos estar a solas con
Dios en oración.
Israel—Testigo del Único Dios
¿Qué debe escuchar Israel cuando Dios dice: “El SEÑOR es nuestro Dios, el
SEÑOR uno es”? Se han hecho muchas interpretaciones del significado de esa
verdad, según la relación apropiada que debe haber entre Israel y Dios. Israel
deberá ser testigo de esa verdad al mundo.
Las últimas letras hebreas de la primera y última palabra en Deuteronomio
6:4 son “ayin” y “dalet.” Norman Lamm comenta así: “Como está escrito en el
rollo de la Torá, las letras ‘Ayin’ y ‘Dalet’ del primer verso son engrandecidas
para formar la palabra hebrea de ‘AD,’ que significa ‘testigo’… De esa manera,
Isaías proclama en el nombre de Dios, ‘atem edai,’ o ‘Ustedes son Mis testigos’
(Is. 43:10). No es suficiente comprenderlo sólo con nuestras mentes. También
debemos darlo a conocer, al testificar de nuestra fe ante Dios, ante nuestros
semejantes, y ante nosotros mismos.” El autor Philip Birnbaum añade: “El
que recita el Shemá testifica de la Unicidad de Dios ante el mundo entero.”
Ese testimonio de Israel nos ha llegado en forma de la Biblia. La dedicación
de los judíos en preservar las enseñanzas antiguas, junto con su compromiso
al monoteísmo y los Diez Mandamientos, nos ha provisto un testimonio fiel,
aunque a menudo doloroso, a través de los siglos. Su valor frente a una amarga
persecución, y su determinada fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, son
inspiradores. El hecho de que la Torá haya sobrevivido tan feroz oposición
también testifica de la fidelidad y el poder de Dios. El Primer Testamento o
Tanaj (Génesis a Malaquías) es parte integral de nuestra Biblia cristiana. Los
primeros héroes bíblicos también son héroes nuestros.
¿Cómo testifica el pueblo judío por medio del Shemá? Se supone que cada
mañana y cada noche antes de acostarse juren fidelidad a Dios al recitar
el Shemá. Eso se hace en obediencia a una antigua interpretación
rabínica de Deuteronomio 6:7 que dice: “recita [estas palabras]…
cuando te acuestes y cuando te levantes.” Es la primera oración
que aprende un niño, y son las últimas palabras que un judío
recita antes de morir. El Shemá también se proclama en Yom
Kipur (Día de Arrepentimiento). Además, se inserta en la
mezuzá (cajita que se fija en el marco de la puerta) y en el tefilín
(filacteria, o cajita que se pone en la frente y en el brazo izquierdo
durante las oraciones): “Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por
insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus
puertas” (Deut. 6:8-9).
Tanto la mezuzá como el tefilín son recordatorios físicos. Cuando los
judíos religiosos tocan la mezuzá al entrar a una casa o edificio, y cuando
usan su tefilín para orar, los mandatos del Shemá son reforzados en
sus mentes y corazones. Yeshúa dijo: “Amarás pues al Señor tu Dios
de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas
tus fuerzas; éste es el principal mandamiento” (Mar. 12:30, versión
Reina-Valera). Dicho énfasis demuestra la importancia del Shemá.
Es posible que Dios haya ordenado tales recordatorios físicos para
contrarrestar ciertas costumbres entre los egipcios de usar adornos
en las frentes y en los brazos como amuletos. Éstos contenían
inscripciones que supuestamente los protegían de peligro. Un
comentarista escribió: “Los egipcios tenían inscrito en los dinteles
de sus puertas frases indicativas de un presagio favorable; aún
continúa siendo así, ya que en Egipto y otros países musulmanes
las puertas de entrada (por ejemplo, en Cairo) son pintadas en
rojo, blanco y verde, y llevan inscripciones conspicuas de frases
del Corán, como ‘Alá es el creador,’ y ‘Alá es uno, y Mahoma
su profeta.’ Moisés quiso dar esa antigua y favorita costumbre
un mejor uso.”
Ejad: “Uno” o “Solamente”
Muchas cosas se pueden interpretar de la frase, “El
Señor uno es.” Desde la perspectiva del judaísmo, su modo
de interpretarlo lo distingue del cristianismo. La dificultad
gira en torno a la palabra hebrea ejad, traducido en nuestras
Biblias como “uno.” La Biblia Judía de Estudio y otras
fuentes confiables dicen que la intención original tras esa
frase era que el pueblo adorara “solamente” a Adonai. Pero comenta la Biblia
Judía de Estudio: “El hebreo aquí permite tanto ‘YHVH nuestro Dios, YHVH
uno es,’ como también ‘YHVH es nuestro Dios, YHVH solamente.’ La primera
y más antigua traducción, que destaca la unidad e indivisibilidad de Dios, no
hace plena justicia al texto, aunque luego hace sentido en un contexto judío
posterior como polémica contra el cristianismo.”
La Biblia Schocken aclara: “A pesar de la centralidad de esa frase como
clamor unificador en la más reciente historia y pensamiento judío, su sentido
preciso no está muy claro. Probablemente establece que los israelitas deberían
adorar solamente a YHVH; un significado secundario podría reflejarse en la
traducción ‘YHVH’ es (sólo) uno’; es decir que Dios no tiene un colaborador o
socio, según la mitología de países vecinos.” La frase ordena que Israel adore
a un sólo Dios. La palabra hebrea ejad se traduce como “uno,” pero eso tiene
Los egipcios
tenían inscrito
en los dinteles
de sus puertas
frases indicativas
de un presagio
favorable.
El Shemá: “¡Escucha, oh Israel!”
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una variedad de implicaciones. La Concordancia de Strong (en inglés) lo define
como algo unido, singular o primero, como también igual, sólo o junto.
Es en base a estas definiciones que los cristianos creen en el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo, una perfecta unidad. El judaísmo rechaza tal concepto,
acusando a los cristianos de ser trinitarios, o de creer en más de un Dios.
Yeshúa dijo: “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10:30). El término griego de εν,
equivalente al hebreo ejad, significa uno en persona y en acción. En esta frase
tan central, reconocemos nuestra diferencia con el judaísmo en términos de la
identidad de Yeshúa, pero todavía podemos ser bendecidos por la riqueza de
nuestra herencia común.
“Con Todo tu Corazón…”
La primera línea del Shemá es seguido por: “Amarás al SEÑOR tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Deut. 6:5). La
palabra hebrea para corazón (lev o levav) se refiere al asiento interno del
pensamiento, de la intención o del sentimiento. El Shemá es un fuerte
llamado hacia la lealtad, el compromiso y un pacto relacional. Dios requiere
que Su pueblo le ame, y que ponga su lealtad en acción. Algunas palabras
en hebreo para distintos sentimientos también se refieren a la acción que
puede resultar de ello.
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El tema a través de todo el libro
de Deuteronomio es el amor. Cuando
Dios demuestra Su amor, Dios da de
Sí mismo. Dios hace cosas. Su amor
es evidenciado por Sus acciones. El
comentario de la Torá de la Sociedad
Judía de Publicación dice: “El deber
de Israel en amar a Dios es igualmente
inseparable de la acción; regularmente
es conectado con la obediencia de Sus
mandamientos.” Deuteronomio es el
primer libro en la Biblia que habla sobre
amar a Dios. Previamente, el énfasis era
la reverencia. El amor y la reverencia
se unen en este libro como motivación
para que los israelitas obedezcan a
Dios. “Y ahora, Israel, ¿qué requiere de
ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas al
SEÑOR tu Dios, que andes en todos sus
caminos, que le ames y que sirvas al
SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma, y que guardes los mandamientos del SEÑOR y sus estatutos que
yo te ordeno hoy para tu bien?” (Deut. 10:12-13).
Nuestro amor a
Dios y nuestra
relación con Él
deben ser de
todo corazón.
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Los Estudios de Israel • Enero 2008
Dios exige una relación activa con Su pueblo, no pasiva. Debemos tener una
profunda motivación interna para estar ligados a Él, para adorarle y glorificar
Su nombre. Una adoración con todo el corazón debe incluir también todas
nuestras ambiciones, esperanzas, deseos y planes. “Es necesario que Él crezca,
y que yo disminuya” (Juan 3:30). Nuestro amor a Dios y nuestra relación con
Él deben ser de todo corazón. No hay lugar para la apatía y un acercamiento
casual. No hay lugar para un cristianismo dominguero. Pertenecemos a Él, y
estamos llamados a estar conectados a Él las 24 horas del día.
“Con Toda tu Alma y Toda tu Fuerza”
El alma (nefesh, en hebreo) habla de nuestras emociones, pasiones y
deseos. Esa área está siempre en guerra contra nuestra carne, y a veces la
carne toma dominio por encima del alma. El término “con toda tu fuerza”
pudiera decirse en hebreo be-jol me’odejá, que significa literalmente “con todo
tu máximo.”
El rey Josías es un buen ejemplo de vivir con todo lo máximo de su ser.
“Sólo en el año dieciocho del rey Josías fue celebrada esta Pascua al SEÑOR
en Jerusalén. Josías también quitó los médium y los espiritistas, los ídolos
domésticos y los otros ídolos, y todas las abominaciones que se veían en la
tierra de Judá y en Jerusalén, con el fin de confirmar las palabras de la ley que
estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa del
SEÑOR. Y antes de él no hubo rey como él que se volviera al SEÑOR con todo su
corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de
Moisés, ni otro como él se levantó después de él” (2 Reyes 23:23-25).
¿Por qué se añade “con toda tu fuerza” después de “con todo tu corazón
y con toda tu alma”? Algunos teólogos piensan que eso podría significar “con
todos tus bienes y posesiones,” y así verdaderamente evidenciar que el corazón
y el alma han sido totalmente sometidos a Dios.
“Las Enseñarás a tus Hijos”
En el modo de pensar judío, se percibe
que todas las generaciones estaban presentes
cuando Dios dio Sus instrucciones a los primeros
israelitas. Para mantener vivo dicho pacto, cada
cual debe enseñar a sus respectivos hijos, de
generación en generación. Así, cada niño también
puede experimentar el significado y la sabiduría
de las palabras de Dios. Es un verdadero gozo
ver en Jerusalén cómo los padres caminan cada
shabat (sábado) con sus hijos a la sinagoga.
Luego, las calles resuenan con las voces infantiles
clamando “aba” (padre) cuando toda la familia pasea y disfruta junta el día
de descanso.
Norman Lamm también dijo: “Si no se le enseña la Torá a un niño, es
como si se le diera un ídolo.” Recuerde la advertencia después del Shemá,
en que Dios reta a Su pueblo para que su relación con Él sea lo máximo
en sus vidas: “Y sucederá que cuando el SEÑOR tu Dios te traiga a la tierra
que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, una tierra con
grandes y espléndidas ciudades que tú no edificaste, y casas llenas de toda
buena cosa que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y
olivos que tú no plantaste, y comas y te sacies; entonces ten cuidado, no sea
que te olvides del SEÑOR que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de
servidumbre” (Deut. 6:10-12).
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Es importante notar que Dios añadió la frase: “…y diligentemente las
enseñarás a tus hijos” (Deut. 6:7), porque todos están incluidos en el pacto
entre Dios y Su pueblo: “Hoy estáis todos vosotros en presencia del SEÑOR
vuestro Dios: vuestros jefes, vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros
oficiales, todos los hombres de Israel, vuestros pequeños, vuestras mujeres, y
el forastero que está dentro de tus campamentos,
desde tu leñador hasta el que saca tu agua, para
que entres en el pacto con el SEÑOR tu Dios, y
en su juramento que el SEÑOR tu Dios hace hoy
contigo, a fin de establecerte hoy como su pueblo
y que El sea tu Dios, tal como te lo ha dicho y
como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob”
(Deut. 29:10-13).
Si no se le
enseña la Torá
a un niño, es
como si se le
diera un ídolo.
El Dr. Thomas Constable, del Seminario Teológico de Dallas, escribió: “En
vista de la gracia de Dios hacia Su pueblo, los creyentes [refiriéndose a los
cristianos] debemos responder a Dios con amor. Debemos expresar ese amor
El Shemá: “¡Escucha, oh Israel!”
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en obediencia a Su voluntad revelada, y debemos perpetuar el conocimiento de
Dios a través de la próxima generación.” El Señor también sacó a los cristianos
de la casa de servidumbre. Es importante que lo recibamos de todo corazón,
alma y fuerza, para que podamos disfrutar ser completamente suyos.
Por Ron Ross,
Anfitrión Radio Mosaico de Israel
Bibliografía:
Aiken, Lisa. The Hidden Beauty of the Shema, Judaica Press, Inc.
Birnbaum, Philip. Encyclopedia of Jewish Concepts, Hebrew Publishing Company.
Constable, Thomas L. Expository Notes, Sonic Light.
Fox, Everett. The Five Books of Moses, New York: Schocken Books, 1995.
Hertz, Joseph H., ed. Pentateuch and Haftorahs, Oxford: University Press, 1929.
James, Fausset and Brown’s Commentary, JFB Desktop Publishing, Accordance Bible Software.
Lamm, Norman. The Shema: Spirituality and the Law in Judaism, Philadelphia: Jewish Publication
Society, 1998.
Sarna, Nahum M., ed. JPS Torah Commentary Series, Accordance Bible Software.
Traducido por: Teri S. Riddering
Las citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS. Derechos Reservados
©1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usada con permiso, www.LBLA.com .
M
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uchos pastores, maestros bíblicos y personas laicas han escrito preguntando si pueden utilizar estas
notas para sus mensajes y clases. La respuesta es un enfático, ¡sí! Por tal razón enviamos estos Estudios de Israel. Es mi esperanza que la información contenida en ellos pueda ser dise-minada vez tras
vez, ya sea oralmente o por medio de copias fotostáticas. “Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén
la palabra de Jehová.” (Is. 2:3)
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