Fascinación del buen samaritano

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Fascinación del buen samaritano
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Herminio OTERO
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Fascinación del buen samaritano
CÓMO TRABAJAR CON LA PARÁBOLA L
A PARÁBOLA DE
JESÚS SOBRE EL BUEN SAMARITANO QUE SE HACE PRÓJIMO PARECE HABER FASCINADO A LOS PINTORES, TAMBIÉN
CONTEMPORÁNEOS, A JUZGAR POR LAS VECES QUE HA SIDO PLASMADA EN LOS CUADROS.
D
esde Santa Cruz de Tenerife, Marcelo,
se presenta a sí mismo como
canario-venezolano, cristiano para
más señas, cosecha del 65, novelero por
naturaleza… Practico una profesión de alto
riesgo: soy profesor de Religión. En su blog
(http://librosyvideoscristianos.blogspot.com.
es/2012/06/el-buen-samaritano-en-el-arte.
html) hemos encontrado algo bien interesante
y sugerente: El buen samaritano en el arte
contemporáneo, donde reunió una pequeña
muestra pictórica sobre un tema que está en el
corazón mismo de la Buena Noticia cristiana:
la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,2537). En concreto allí se recopilan 19 preciosas
imágenes. Aquí incluimos otras 31 y hemos
dejado varias fuera.
Él mismo presenta la parábola y explica que,
a la pregunta sobre la identidad de nuestro
prójimo, Jesús responde con una singular
historia: el relato de un hombre que es asaltado
por el camino, y que recibe socorro no de parte
de la gente oficialmente religiosa, como cabría
esperar, sino de un simple individuo, que,
encima, es un samaritano, es decir alguien que
no comulga con la fe común de los judíos.
La influencia de esta parábola de Jesús en
la cultura occidental es tal que el significado
de samaritano es el de una persona generosa
y dispuesta a ofrecer ayuda a quien lo requiera.
Por eso recuerda que la representación artística
de la escena ha estado siempre presente en
la pintura occidental, quizás porque evoca el
gesto humano y universal de la solidaridad,
convirtiéndose en uno de los iconos de nuestra
cultura de lo que significa practicar el amor a
los demás por encima de nuestros intereses y
pre-juicios. Y resume: con esta parábola, Jesús
nos enseña el secreto de la verdadera religión: la
misericordia.
PROPUESTAS
Esto mismo podemos descubrir en clase de
Religión. Sugerimos algunos pasos, que no se
han de seguir ni todos ni necesariamente en este
orden. Algunos de ellos también se pueden hacer
conjuntamente.
1. Acercarse a la parábola: leerla y comentarla
En algún momento (puede ser el principio) se
ha de leer la parábola del Buen Samaritano
(Lc 10,25-37). Y se sitúa en el contexto en que
Jesús la cuenta. Ambas narraciones (parábola
y contexto) son magistrales. Conviene hacer
ver que el prójimo no es el apaleado sino el
samaritano que se hace próximo a él.
2. Imaginar la escena, visualizar la parábola
Releemos la parábola pero imaginando la
escena, visualizándola… Podemos facilitarlo
dirigiendo un relax imaginativo… Nos metemos
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en los personajes, vemos cómo actúan y por
qué, notamos los sentimientos que tienen…
Después hablamos desde esos personajes.
3. Representar la parábola
Una vez que nos hemos metido en los
personajes, nos será más fácil representarlos.
Puede ser sin palabras: es necesario recuperar
el mimo por lo sobrecogedor que es. Podemos
ver también alguna de la que hay en la red. Una
forma de representarla es actualizarla.
4. Escuchar y poner música a la parábola
Existen algunas versiones musicadas que
podemos escuchar. Sugerimos una versión muy
sencilla y que va acompañada de imágenes
sugerentes… (http://www.veengle.com/s/Par%
C3%A1bola+del+buen+samaritano/5.html.
Ver la letra en el Documento 1.
Y podemos también preparar nosotros una
canción, tipo rap, por ejemplo (ver el punto
siguiente).
5. Recrear la parábola
Entre las diversas formas de recrear la parábola,
podemos usar los poemas. Podemos prepararlos
nosotros mismos (e incluso cantarlos) o buscar
y trabajar con los de otros autores. Véase algún
ejemplo en el Documento 2.
6. Relatar la parábola
Otra forma de recrear la parábola será preparar
una narración en prosa o elaborar un relato.
En este caso es fácil la actualización. Véase un
ejemplo de una actualización un poco elevada
pero muy en el Documento 3.
7. Plasmar la parábola
El arte muestra la fascinación que esta
Documento 1
El buen samaritano (canción)
Un hombre bajaba hacia Jericó
y a medio camino el pobre topó
con unos ladrones que sin compasión
le dieron de palos hasta que calló.
Sáquenme de aquí que estoy medio muerto,
no quiero morir en este desierto.
Ayuda pedía sin saber a quién,
pasó un sacerdote de Jerusalén,
fingió no escucharle aunque oyó muy bien
y haciéndose el sordo se alejó de él.
Sáquenme de aquí que estoy malherido,
no quiero morir en este camino.
Al cabo de un rato se acercó un levita
y, viendo al herido que le solicita,
dando un rodeo el encuentro evita,
apresura el paso y se pierde de vista.
Sáquenme de aquí que estoy medio muerto,
no quiero morir en este desierto.
(Mamamamamamamamamamama)
Acertó a pasar un samaritano,
que es un extranjero allí despreciado,
al ver las heridas de aquel pobre hermano
se compadeció y le tendió la mano.
Curó sus heridas con aceite y vino,
con mucho cuidado lo subió al pollino,
en una posada del pueblo vecino
lo dejó encargado y siguió su camino.
Díganme quien fue el prójimo hermano,
si fue el sacerdote o el samaritano,
o si fue el levita... Cuál fue mas humano.
parábola ejerce en personas sensibles como
los artistas. Véanse las 50 muestras que
hemos seleccionado y sobre las que decimos
una palabra más adelante. Téngase en cuenta
que las dos terceras partes de las obras han
sido creadas en el siglo XX o por autores
contemporáneos. Y también nosotros podemos
crear nuestra obra a partir de lo que hemos
visualizado o imaginado, ya sea de forma
actualizada o tradicional.
8. Dar volumen a la parábola
Otra forma de plasmar la parábola es
representarla en imagen fija, como si fuera un
monumento. Existen también varios monumentos
de autores conocidos en diversas ciudades: el
de Sicard en el Jardín de las Tullerías de París,
una fuente en Bad Homburg (Alemania) como
recuerdo al buen samaritano que donó ayuda en
la primera Guerra Mundial…
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Documento 2
El buen samaritano
No es muy larga la distancia,
sí es peligroso el camino
que va de Jesrusalén
hasta el verde paraíso
de Jericó, fértil vega,
novia del sacro Jordán
y manantial del Profeta.
Y, aunque próxima al Mar Muerto,
es rico vergel de vida:
la ciudad de las palmeras
y las rosas encendidas.
Yace en la cuneta un hombre,
medio muerto y malherido,
mas todos pasan de largo
eludiendo compromisos:
el sacerdote, el levita
y otros muchos peregrinos.
Pasa un buen samaritano,
caballero en su pollino,
y sin preguntar quién es
-aunque bien ve que es judíose aproxima sin desdén,
le hace una cura de urgencia
con su propio aceite y vino,
y lo lleva hasta el mesón
donde lo cuida con mimo.
-¡Cuídalo bien, mesonero,
yo te pagaré con creces
cuanto hayas gastado en él,
cuando vuelva de camino!
¿El prójimo verdadero?
El que prestó sus auxilios,
9. Presentar la parábola
Preparar diversas presentaciones digitales con
algunas de las imágenes que aquí ofrecemos o
con otras distintas. Se pueden incluir algunos
elementos que la expliquen o den sentido.
10. Exponer la parábola
Con todas las obras realizadas (cuadros,
imágenes, poemas…), se puede hacer una
exposición colectiva, en la propia clase, en los
pasillos del centro o en otro lugar apropiado.
LOS CUADROS
En su blog, señala Marcelo, cómo la pintura
contemporánea sobre la parábola del buen
samaritano ha roto los cánones del realismo:
el que olvidó que aquel hombre,
medio muerto y malherido
que yacía en la cuneta,
era un olvidado judío;
el que olvidó que era suyo
su propio aceite y su vino.
¡Caminante de la vida,
procura hacer tú lo mismo!
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ, SM
Gritos del alma
¿Cómo pasas, hermano,
y no me das la mano?
¿No ves que estoy caído,
postrado y abatido?
¿Por qué de mí te alejas
y solo así me dejas?
Mira que por la herida
se me escapa la vida...
Hermano,
sé el buen samaritano...
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No hagas como el levita
que mi contacto evita
ni como el sacerdote,
más cruel que el Iscariote...
Si me venció el pecado,
tu sitio es a mi lado,
hablándome del cielo,
alzándome del suelo.
Hermano,
sé el buen samaritano...
CONSTANCIO
libertad del trazo, amplio uso del color,
combinación de elementos de distintas épocas,
incluida la nuestra, lenguaje simbólico, etc. Más
allá de la composición de cada cuadro, resalta
en casi todos el momento mismo del encuentro
entre el samaritano y la víctima, la experiencia
humana de descubrir el dolor del otro y de
asumir su peso sobre los hombros...
Algo de ello podemos ver en estas
abundantes pero pequeñas reproducciones.
Véase la lista de los autores en el Documento
4. Pueden buscarse en la red unas imágenes
de mejor calidad y elaborar con ellas alguna
presentación que traduzca la fuerza de la
parábola y su invitación a arriesgarse a amar,
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Documento 3
Quién es mi prójimo
(Actualización de la parábola
del buen samaritano: Lc 10, 25-37)
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En esto se levantó el opulento Primer Mundo y le preguntó
para ponerlo a prueba:
—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida
eterna?
Él le dijo:
—¿Qué es lo que está escrito en vuestros libros sagrados?
¿Qué es lo que os dicen vuestros líderes religiosos?
El Primer Mundo contestó:
—Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu
prójimo como a ti mismo.
Él le dijo:
—Bien contestado. Haz esto y tendrás vida.
Pero el Primer Mundo, queriendo justificarse, preguntó a
Jesús:
—Y ¿quién es mi prójimo?
Jesús le contestó:
—51 inmigrantes subsaharianos que huían de las guerras,
el saqueo y las hambrunas de sus pueblos, navegaban a la
derivaba en aguas internacionales entre Libia y Malta. Iban
en un frágil cayuco, sedientos y medio muertos.
Aquel mar lo vimos todos. Pero los judíos y los palestinos
ocupados en matarse unos a otros por un trozo de
tierra dieron un rodeo; defender el “honor” de Yahvé y
Alá, sacrificando vidas humanas era ahora su macabra
obsesión. Lo mismo hicieron los católicos, dieron un rodeo
y pasaron de largo; el Estado Vaticano no tomó la iniciativa
de abrir sus puertas y acoger en sus lujosos aposentos a
tanta desesperanza.
Sin embargo, un pesquero, el Francisco y Catalina, que
iba a faenar por aquellas aguas para ganarse el pan de
cada día, vio el cayuco, a la tripulación se le conmovieron
las entrañas, y los rescataron. No somos héroes, somos
marineros, pero lo volveríamos a hacer, sin ninguna duda
–dijeron al ser preguntados por los periodistas que querían
convertir la compasión en espectáculo–. Los subieron a
cubierta, les vendaron las heridas, compartieron aceite,
agua y vino. Y apretujados aguantaron entre el estupor y
la indignación la negativa de las autoridades maltesas al
desembarco en sus costas; cada día que pasaba ponían
de su bolsillo los 6.000 euros de su jornada laboral.
¿Qué te parece? ¿Quién de todos se hizo prójimo de los
náufragos?
El Primer Mundo contestó:
—El que tuvo compasión de ellos.
Jesús le dijo:
—Pues anda, haced vosotros lo mismo.
ESTEBAN TABARES
actuar decididamente, y no quedarse a la vera
del camino como si tal cosa.
Entre las imágenes que aquí hemos
seleccionado hay versiones muy desiguales pero
en todas ellas se puede percibir cómo el Buen
Samaritano sigue sacudiendo la conciencia
de los hombres y mujeres de hoy. Quizás por
eso, a pesar de la secularización del mundo
contemporáneo, lo seguimos representando...
Estas pinturas dan cuenta de ello.
Aquí se puede ver desde la reproducción
de una obra de Courvoisier en un sello de
Luxemburgo [1] hasta la colorida ilustración
realizada por niños [50].
O desde el cuadro de Morot [10], medalla de
honor de 1880, que el gobierno compró para el
museo de Luxemburgo al pintor alemán Hölzel
[20], una de las figuras más influyentes en el
desarrollo del arte no figurativo en Europa, cuya
clave en radica en las composiciones rigurosas,
figurativas y racionales y en las estructuras de
superficie reducida de los segundos planos de
sus cuadros.
Véase el cuadro de Paula Modersohn-Becker
[19], con un estilo distinto y personal, en el que
se unen diferentes influencias de Cézanne, el
fauvismo, las estampas japonesas o Gauguin.
Y nótese la obra tan expresiva de Teresa Peña
[24], que ganó el Primer Premio de Pintura
en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando, el estilo naif del afronortemaricano
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Horace Pippin [21], o el precioso cuadro del
artista chino He Qi [28], que usa mezclas
del arte chino y técnicas modernas llenas de
colorido.
Es interesante conocer cómo John August
Swanson [33] retomó su buen samaritano de
1970, que era uno de sus primeros intentos
de contar una historia en tres momentos, e
hizo una nueva interpretación después de 32
años y miles de horas de experimentación y
experiencia, descubriendo nuevas ideas en
una vieja historia.
Otros tienen referencias más antiguas:
el buen samaritano de Ann Cushing Gantz
[37] está solo en una encrucijada, tanto
literal tanto como espiritual: sosteniendo a
la víctima moribunda, el samaritano elige el
camino de la compasión y la lleva en brazos
como Jesús era llevado en las pinturas del
Renacimiento
Y es interesante, sobre todo, el precioso
cuadro Van Gogh [18] que, tras su
última crisis, tomó como modelo al buen
samaritano de Delacroix [10], uno de sus
pintores más admirados, especialmente
por el empleo del color. Los tonos más
intensos, los característicos rojos y azules de
Delacroix, están dispuestos en un ambiente
de matices más neutros, tostados, hábilmente
combinados entre sí mediante una graduación
de intervalos de calor y frío, oscuridad y
claridad. Al ritmo original del dibujo dinámico
de Delacroix, van Gogh le añade una serie de
pinceladas paralelas. Las formas arabescas
y las curvas retorcidas del modelo se
transforman en líneas quebradas; se trata,
pues, de una ferviente traducción de la obra
antigua al lenguaje pictórico “moderno”.
El mexicano Arturo Valdez dice de su
cuadro [49]: Esta obra muestra a Jesús
contando la parábola del buen samaritano
a sus discípulos. En medio de una
transfiguracion ellos pueden viajar con Jesús al
lugar y sentirse parte de esa acción, inundarse
entre la luz, atravesando portales escondidos
de nuestra mente donde la atmósfera se
funde entre líneas y colores. En esta pintura
usé pastel y acrílico sobre papel. El tema es
bíblico por que me gusta combinar el pasado
con las ideas de hoy.
Véase, por fin, la actualización de Alberto
Gálvez Jiménez [47]: un hombre se baja de
su coche para ayudar a otro que está herido
en la carretera y no recibió socorro de las
personas que ya habrán pasado cerca de él.
En otro cuadro, que no reproducimos aquí,
la cabalgadura era una Harley. Ahora nos
toca a nosotros plasmar la compasión del
samaritano para los tiempos en los que tan
necesitamos andamos de ella.
Documento 4
AUTORES DE LOS CUADROS
1 Courvoisier [sello de
Luxenburgo 1983]
2 Jacobo Daponte Bassano, ca.
1570
3 Domenico Fetti, 1623
4 Cornelis van Haarlem, 1627
5 Rembrandt, 1650-55
6 Johann Karl Loth, ca. 1676
7 Giordano Luca, 1685
8 William Hogarth, 1737
9 Icono Ruso, finales XVIII
10 Delacroix, 1850
11 George Frederic Watts, 1852
12 Rafael Tejeo, antes de 1856
13 Théodule Augustin Robot,
1870
14 Aime Morot, 1880
16 Ferdinand Doler, 1886
17 James Tissot, 1886
18 Van Gogh, 1890
19 Paula Modersohn Becker,
1907
20 Adolf Hoelzel, 1909
21 Pippin Lincoln, 1943
22 Edy Legrand, 1950
23 Donald Hord, 1955
24 Teressa Peña, 1958
25 March Chagall, 1967
26 Sadao Wantanabe, 1974
27 Sadao Wantanabe, 1979
28 He Qi, 1983
29 Dinah Roe Kendall, 1994
30 Adrian Wiszniewski, 1995
31 Corinne Vonaesch, 2001
32 Corinne Vonaesch, 2001
33 John August Swanson, 2002
34 James Janknegt, 2009
35 Josep M. Fontanet Sureda,
2008
36 Rupnik, 2008
37 Ann C. Gantz, 2009
38 Carlos Solís, 2010
39 Dean Corrnwell
40 Cont Jesus Mafa
41 James Murray
42 Jules Pascin
43 Nelly Bube
44 Jules Pascin
45 Walter Rane
46 Hugo Sandoval
47 Alberto Gálvez Giménez
48 Laura Kestly 2010
49 Arturo Valdez 2009
50 Ilustración de niños
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