Todas Somos Esperanza

Transcripción

Todas Somos Esperanza
todas somos
esperanza
prólogo de sara sefchovich
edición
Julieta García
coordinación editorial
Enrique Escalona
redacción
Adriana Colón
Diego Velázquez
dirección general
Martha Herrera, Directora de Responsabilidad Social Corporativa
coordinación general
Josefina Martínez García, Relación con Audiencia
investigación y selección
Lizbeth Martín, Desarrollo Comunitario
transcripción
Valeria Olguín
revisión de estilo
Efrén Rojas
diseño
Guillermina Vélez
Cynthia Márquez
fotografía
Jesús Mettey
Arturo Lara Ramírez
Marissa Herrera
Marco Peña
Antonio Cruz
Lorenzo Armendáriz
Carlos Gracián
Mario Toledo
Víctor Hugo Valdivia
Isyal Zambrano
Guillermo Pruneda
dirección creativa
y estratégica
Claudia Rosana Zapata Leal
Víctor Manuel Torres Estrada
coordinación
Leticia Salazar
portada
foto
Marissa Herrera
postproducción
paintbox
edición de foto
Fernanda Carrasco
Verónica García Oropeza
producción
Elia E. Córdova
A Editores
Shakespeare 21, piso 8 - 802, Col. Anzures, México, D. F., 11590.
Tel. (55) 5281 1778 / (55) 5281 1779
www.aeditores.com
Prohibida su reproducción o transmisión parcial o total, incluyendo cualquier medio electrónico o magnético, para fines
comerciales, sin expresa autorización por escrito de los editores. Todas somos esperanza es una publicación de CEMEX.
Primera edición, México, 2013. ©Todos los derechos reservados.
ISBN: 978-607-7859-12-3
Impreso en México por Offset Santiago, S. A. de C. V., Río San Joaquín 436,
Col. Ampliación Granada, México, D. F., 11520.
todas somos
esperanza
ÍNDICE
PRESENTACIÓN 9
PRÓLOGO 17
LA CASA 25
LA ESCUELA 59
LA COMUNIDAD 93
LA MUJER 127
TODAS SOMOS
ESPERANZA 167
GLOSARIO 175
Agradecimientos 177
presentación
Y es que la realidad mexicana no es fácil. A lo largo y ancho de nuestro país
viven alrededor de 58 millones de mujeres. Según datos del INEGI (2011), la
cuarta parte de ellas mantiene a su familia, en un rol de jefas de hogar que
ha ido en aumento en las últimas décadas. Pero ellas no son solo provisoras
económicas –con sueldos que en muchos casos resultan inferiores entre
4 y 12 % a los percibidos por los hombres en actividades económicas similares–; en su mayoría, también realizan los trabajos cotidianos propios de una
casa, forman a sus hijos, y luchan por construir la unidad y solidez de sus hogares. En pocas palabras: son ejes de su familia y, por ende, de su comunidad.
Atadas ancestralmente a roles esperados por su sociedad, un alto porcentaje de mujeres mexicanas padece en carne propia episodios de violencia e
inequidad. Son ellas las que inclinan la balanza de la desigualdad en cuanto
a la calidad en los puestos de trabajo con respecto a la de la mayoría masculina. Son ellas las que en proporción 46/100 sufren maltrato psicológico,
físico, patrimonial, económico y sexual. Son ellas las que –renunciando involuntariamente a las virtudes de una mejor preparación– abandonan sus
estudios básicos para ganarse la vida. Son ellas las que, cuando trabajan, se
desempeñan en su mayoría en el sector terciario, en posiciones de subordinación, sin acceso a servicios básicos de salud (44%), ni prestaciones (34.5%),
ni contrato laboral (43.6%)…
Pero también hay que decir que dentro de este panorama, hay mujeres en
México que se han determinado a luchar contra el estigma de la autocompasión, la culpa y la resignación.
presentación
presentación
10
María, Teresa, Claudia, Eva, Lucrecia...
son algo más que nombres femeninos.
Detrás de cada uno de ellos hay una
historia de perseverancia, creatividad y
lucha. Dan rostro a mujeres mexicanas
que han decidido salirse de toda
estadística desventajosa y de toda
tendencia que condiciona a las
personas de su género a no alcanzar
legítimas aspiraciones. Sus historias
transmiten esperanza y por eso queremos contarlas; son auténticas gestas,
llenas de heroicidad y trabajo, en
medio de una sociedad que no siempre
les ha dado las mejores oportunidades.
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Por decisión propia y, quizá, desprendiéndose de profundas raíces cul-
de mostrar el rostro de algunas de esas mujeres de nuestro México que –con
turales y sociales, están aprovechando hasta la más pequeña de las opor-
coraje, esfuerzo y visión– están consiguiendo revertir las condiciones in-
tunidades para dejar atrás el desaliento de las estadísticas. Buscan algo
justamente impuestas a su género.
presentación
para ellas como para sus familias.
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A manera de homenaje, presentamos el libro Todas somos esperanza. Reunimos en sus páginas un cúmulo de historias que para nosotros son lec-
En sus más de cien años de andadura, CEMEX ha corroborado en múltiples
ciones magistrales en las que se mezcla tenacidad, trabajo, humildad,
ocasiones que esta clase de mujeres abunda en el territorio nacional, y que
valores, metas alcanzadas y sueños por los cuales vale la pena seguir lu-
constituye un brazo fuerte al que conviene apoyarse si queremos contribuir a
chando. No ha sido fácil seleccionar esta muestra de 66 mujeres que nos
la consolidación de comunidades sostenibles y a la búsqueda de soluciones
compartieron sus experiencias de crecimiento. Pero creemos que estos
a problemáticas sociales y medioambientales. Sobre todo en los últimos
testimonios de vida bien reflejan –con fidelidad y realismo– el carácter de
10 años, canalizamos estratégicamente la experiencia de CEMEX y la volun-
esas miles y miles de mujeres con las que trabajamos día a día en las comu-
tad de sus empleados y, como resultado de nuestras iniciativas de beneficio
nidades en las que nuestra empresa opera.
social, hemos tenido el enorme privilegio de interactuar con más de tres
Construir, transformar y mover son acciones que conjugan estas mujeres
millones de mujeres, en 500 comunidades. Pero lo que en principio creíamos
continuamente, por eso sabemos que son el motor de la esperanza en
que sería única y exclusivamente la aplicación de métodos, pasos y consejos
México. Los relatos enfatizan distintos ángulos desde los cuales podemos
para incentivar el desarrollo comunitario e iniciar procesos de transformación,
leer la historia de su éxito; ilustran, asimismo, vidas sencillas, íntimas, pero
se ha convertido en una lección de vida para nosotros como empresa.
suficientemente fuertes como para darnos una lección de lo que debemos
Es verdad que CEMEX –en corresponsabilidad con otras organizaciones
y no debemos continuar haciendo como empresa, con un optimismo tal
con las que ha hecho sinergia– ha conseguido implementar proyectos pro-
que se lleva de encuentro todo miedo y toda culpa. Nos enseñan también
ductivos, como parte de su misión de contribuir al desarrollo del país, pero
que en la medida en la que las impulsemos y guiemos, ellas harán lo mismo
también es cierto que los actores principales han sido los vecinos de estas
con quienes las rodean, lo que habrá de potenciar la reconstrucción del
comunidades y su voluntad de dejar atrás el estancamiento y la margina-
tejido social que tanto anhelamos y, consecuentemente, disminuirá la
ción… primordialmente las mujeres.
brecha de las desigualdades.
Tras esta década juntos, queremos parar un poco y compartir nuestro
Para Ana Cecilia, por ejemplo, fueron suficientes dos semanas de entre-
reconocimiento a la mujer mexicana, como eje de su casa, de su comunidad
namiento en materia de construcción; con sus propias manos cavó la tierra,
y de su sociedad. Es un privilegio para CEMEX tenerla como compañera en
puso cimientos, trazó medidas, mezcló cemento, armó castillos y colocó
el camino y como aliada en la construcción de puentes para el desarrollo
bloques. Hoy, ella y sus tres hijos tienen algo más que una casa: se han
del país. Diez años de trabajo hombro con hombro dan mucho para hablar...
ganado el respeto de sus vecinos, que antes los discriminaban por su forma
y para escribir. Por tanto, no podemos ni queremos dejar pasar la ocasión
de vivir. También Claudia y su familia han dejado de sufrir las inclemencias
presentación
muy claro: forjar un presente más digno y un futuro esperanzador, tanto
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del tiempo bajo un techo de lámina y cartón; hoy tienen una casa “de ma-
Todas somos esperanza es un libro, es verdad, pero encierra la viva voz de
terial”, producto del trabajo en equipo y de la experiencia comunitaria de
mujeres que, a pesar de su situación de desventaja, nos retan a alcanzar
resolver conflictos y aprender unos de otros.
más amplias metas y a no detenernos, ni siquiera para tomar impulso; nos
La recuperación de la autoestima es parte de las historias de éxito de
inyectan tal dosis de confianza que no podemos –ni queremos– dejar de
estas mujeres. De ello deja constancia Fabiola que, superando episodios
hacer planes y desarrollar habilidades que nos permitan seguir apoyándo-
de fracaso y depresión, ha aprendido a valorarse y a contribuir a la estabi-
las. Quizá estas mujeres no eligieron su campo de batalla, pero sí han es-
lidad económica y emocional de su familia. Contra todo pronóstico,
cogido cómo luchar. Al compartir experiencias de transformación en su
Griselda también está demostrando a quienes la rodean que sí se puede
casa, su familia, su educación y su comunidad, en realidad nos comparten
salir adelante a pesar de la enfermedad.
esperanza. Y es que son mujeres capaces de autogestionarse hasta conse-
La confianza que Concepción ha adquirido en ella misma, tras participar
guir sus sueños, sea individual o colectivamente.
en distintos programas de capacitación, le está permitiendo ayudar a sus
Ellas, sin duda, son un ingrediente fundamental para cerrar la brecha de
hijos y, al mismo tiempo, formarse junto con ellos. Claudia también estima
género que hay en México y, consecuentemente, aspirar a mejores condi-
todas las experiencias por las que atraviesa, y aprende de ellas; en la actua-
ciones de vida. De esto estamos convencidos en CEMEX, y por ello queremos
lidad, añade valor a su comunidad como promotora de salud. En el caso de
involucrarnos aún más en sus procesos vitales, aprender de ellas en el día
Dulce María, su deseo de salir adelante y su espíritu emprendedor están
a día, tenerlas como aliadas, contribuir con todo lo que podamos para que
siendo ejemplo para sus hijos. Ni siquiera hay barreras impuestas por la
esos ejes vivientes de desarrollo –llamados mujeres– no paren nunca
edad o la discapacidad física, y eso lo sabe bien Eva, que estudia día a día y
de impulsar a sus familias a un futuro más esperanzador. Nos comprome-
vende los productos que ella misma maquila.
temos a ser corresponsables de su crecimiento, pues si ellas evolucionan,
Guadalupe tiene ya su propia empresa como costurera, y eso la hace
lo harán también las comunidades y la sociedad en general. En definitiva,
sentirse plena. Lucrecia también ha recuperado su autoestima; mejor pre-
no vamos a desperdiciar esta oportunidad: nuestro mayor aprendizaje nos
parada, hoy disfruta de un trabajo que la dignifica a ella y a sus tres hijos.
lo han dado estas mujeres y hoy somos mejores gracias a ellas.
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cuando se trata de estudiar y prepararse.
Y así siguen: Socorro, Teresa, Nancy, Yeymi... nos hablan con el corazón y
descubrimos en sus relatos que cuando ellas crecen, se cierra un círculo virtuoso que hace que sus familias mejoren y sus comunidades avancen. Son
historias de éxito que no hacen más que mostrar que hay un camino posible,
con ejemplos de vida en los que son pioneras, revolucionarias, inspiradoras,
diseñadoras de su propio destino y constructoras de un mejor futuro.
Martha Herrera
DIRECTORA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA, CEMEX
MONTERREY, N. L., MÉXICO
presentación
presentación
El esposo y las hijas de María están aprendiendo de ella que no hay límites
15
PRólogo
Un mundo
mejor es posible
El testimonio tiene por tema sucesos inmediatos y actúa como una alerta
consciente de la realidad que nos acerca a los hechos de la manera más directa, emocional e intensa, de modo que es una experiencia de compenetración radical. Como decía un famoso antropólogo social: si uno desea
comprender, debe atender a lo que hacen quienes hacen las cosas. Y podría-
Sara Sefchovich
Investigadora en la Universidad Nacional Autónoma de México, escritora.
mos agregar: y atender también a lo que esas personas cuentan sobre ello.
Este libro que el lector tiene entre sus manos, recoge testimonios: narraciones de mujeres pobres que, gracias a la ayuda de una empresa generosa, consiguieron mejorar sus vidas. Son relatos de las propias
beneficiadas que dejan oír su voz, una voz que pasa del dolor y la tristeza
a la esperanza y por fin a la alegría.
Se dice rápido, pero es un proceso largo y difícil que exige dedicación,
compromiso y valor de todos los involucrados: la empresa, las mujeres
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I
No hay mejor manera de
entender al mundo y a la vida
que con los testimonios.
El objetivo ha sido, como dice Martha Herrera: “Trabajar en poblaciones
vulnerables con proyectos diversos enfocados a apoyar y desarrollar capacidades con el fin de crear comunidades sustentables e impulsar la reconstrucción del tejido social”. Es un objetivo ambicioso sin duda, pues al
mismo tiempo que se propone ayudar al individuo quiere transformar
también a la sociedad.
II
Dos ríos confluyen en este trabajo: el catolicismo en su vertiente social
y el feminismo.
Aquel es una doctrina que se sustenta en la obligación moral hacia el
prójimo, en la responsabilidad que todos tenemos para con nuestros semejantes, particularmente si son los pobres de este mundo. Se trata de
buscarlos, pero no para consolarlos sino para ayudarles, por el puro deseo
de corregir las injusticias que existen. A esta solidaridad se le considera una
PRÓLOGO
PRÓLOGO
beneficiadas, los capacitadores.
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misión y al mismo tiempo una causa cívica, de modo que se trata de ser
Pues bien, CEMEX hizo lo mismo: confió en las mujeres. Y las ayudó. Les
fervorosos cristianos y cumplidos ciudadanos. Por eso el esfuerzo de CEMEX
dio créditos y las capacitó. Lo ha venido haciendo desde hace más de diez
para que las personas construyan sus casas y se capaciten en diversos ofi-
años con resultados espectaculares.
cios, va acompañado de un aprendizaje de valores y de una idea moral.
Los testimonios son emocionantes: mujeres que no tenían casa apren-
El feminismo por su parte, es la teoría y la práctica, el pensamiento y la
dieron a construir y levantaron una “vivienda de material” como dice una
acción, el sueño y la propuesta de vida que afirman que las mujeres pueden
de ellas; mujeres que no tuvieron ninguna oportunidad de estudiar ahora
y deben pasar de simples entes a convertirse en seres humanos. Y esta idea, que
están aprendiendo computación, cocina, bailes de salón, corte y confección,
hoy nos parece común, hace casi medio siglo fue tan revolucionaria
panadería y repostería, manualidades, belleza, pintura, herbolaria, confec-
que cambió al mundo.
ción de piñatas; mujeres que no tenían oficio hoy siembran huertos, crían
Ahora vemos la participación de las mujeres en todos los campos del queha-
gallinas y conejos, reforestan, construyen estufas que no hacen humo;
cer humano, y se han vuelto agentes para transformarse a sí mismas y a las
mujeres que vivían encerradas en la soledad de su hogar, ahora asisten a
fuerzas que las marginan. A esto las feministas le llaman “empoderamiento”.
los Centros de Desarrollo Comunitario y salen a vender sus productos;
El trabajo que han hecho las mujeres con ayuda de CEMEX las ha empoderado.
mujeres que no estaban enteradas de nada, ahora leen, se preocupan por
el medio ambiente, toman cursos y se amigan con los vecinos; mujeres que
III
tenían que estirar la mano para pedir el gasto ahora colaboran con él; mu-
No sorprende que en este tipo de iniciativas sea tan activa la partici-
jeres que se quedaban calladas ahora opinan y tienen un lugar entre los
pación de las mujeres, pues ellas son las que se sienten responsables
suyos. Mujeres que no se sentían nadie ahora se saben alguien.
y la educación y por eso responden en cuanto sienten que algo les pue-
Y cómo trabajan, cómo se afanan, qué ocupadas están. Van y vienen,
aprenden y enseñan, hacen las cosas.
de ayudar a mejorarlas. De allí que apenas se enteran de los ofrecimien-
Pero eso no es todo: a través de ellas la familia toda va cambiando. Los
tos de capacitación y de los créditos, las mujeres corren y se apuntan.
niños empiezan a ir a jugar futbol, los maridos a ayudar en la construcción,
Así lo entendieron bien dos premios Nobel: la doctora Wangari Muta
las hijas a hornear pasteles. Y de allí, se da el salto a la comunidad cuando
los vecinos empiezan a conocerse, a conversar y a organizarse.
les que les permitieran recuperar sus tierras deforestadas y dar inicio con
El resultado es que una sociedad acostumbrada a esperar todo del go-
PRÓLOGO
Maathai quien trabajó con las mujeres de África para que sembraran árboello a una cadena de cambios que las sacaron de la desnutrición y la pobre-
bierno aprende, como diría la poeta Rosario Castellanos, que existe otro
za agudas, y el banquero Muhamed Yunus quien otorgó microcréditos a
modo de vivir, que puede haber otro modo de ser en esta tierra. Una socie-
mujeres pobres de la India y Bangladesh para que iniciaran empresas pro-
dad acostumbrada a no esperar ayuda de nadie, descubre que no todo es
ductivas, una idea novedosísima que en nuestro país también existe gracias
hostilidad en el mundo, que hay quienes sí se acuerdan de los necesitados.
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a la organización no gubernamental Semillas.
Una sociedad acostumbrada a vivir desgarrada y atomizada encuentra un
PRÓLOGO
de sus familias, de los viejos y los jóvenes, de la alimentación, la salud
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distinto modo de funcionar. Una sociedad desilusionada de sus políticos
El tercer mito que se rompe es el de que los pobres no pagan sus deudas.
aprende que se pueden hacer cambios sin ellos y sin la burocracia, con trá-
El banquero bangladeshi, Semillas, CEMEX, todos han experimentado lo
mites sencillos pero eso sí, con compromisos fuertes.
contrario: que las mujeres pagan los préstamos. Y más todavía: que los
cuidan y aprovechan muy bien.
El cuarto mito que se rompe es que en México nadie lee y mucho menos
IV
Muchos mitos se rompen en este libro. El primero, el de que las mujeres
los pobres. Eso es cierto, se lee muy poco, pero según estos testimonios,
no significan nada para la historia.
las mujeres se enteraron de los ofrecimientos de apoyo por folletos que
Y es que cuando nos enseñan el pasado nos dicen: mira, este señor es un
circularon en sus comunidades y que ellas leyeron.
guerrero que libró batallas, un rey que gobernó, un arquitecto que construyó, un médico que alivió, un investigador que descubrió, un banquero que
V
financió, un escritor, un empresario, un periodista, un agricultor, un pintor
Este libro es es el relato de “un sueño realizado” como dice una de las
que han hecho cosas importantes. Estos personajes son hombres y desde
mujeres cuyo testimonio se recoge aquí, es el relato de un esfuerzo
pequeños aprendemos que a ellos les debemos lo que es el mundo y que a
enorme en un país que lo necesita mucho y que no ha tenido políticas
través de ellos y su obra nos explicamos la vida. Así ha sido desde siempre y
públicas suficientes ni adecuadas para atender a sus ciudadanos.
así sigue siendo hoy. Los puestos políticos y los premios de literatura siguen
Es también el relato del logro conseguido, es decir, no solo de la esperan-
siendo para los hombres, las grandes composiciones musicales y las deci-
za sino también de la realidad. Su contenido se puede resumir en una frase:
siones económicas siguen siendo de los hombres, en su gran mayoría. Es
“Cuando mi vida cambió”.
¿Por qué? ¿Acaso las mujeres carecen de talento para hacer cosas importantes?
lucha constante contra un montón de adversidades, que lo son más porque
Los testimonios que se recogen en este libro son el ejemplo de que no es
no hay a quien recurrir para que escuche, atienda y resuelva, aquí se hace
así, de que las mujeres son un factor fundamental para el desarrollo del
evidente lo mucho que se puede lograr cuando hay acciones que nacen y
mundo pero que antes eso se callaba y ahora se lo grita a los cuatro vientos.
se hacen desde abajo, desde los ciudadanos y fuera del poder y que van
PRÓLOGO
El segundo mito que se rompe, es el que afirma que la situación en que
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Es sin duda un relato de democracia, pues viviendo como vivimos en una
desde lo individual hacia lo colectivo.
cada quien vive es permanente e inevitable. Estos testimonios esparcen la
Y es sobre todo un relato de justicia. Lo que nos enseñan estos testimonios
buena nueva de que es posible escapar de ese sino fatal y de que es posible
es el verdadero sentido de palabras como responsabilidad y solidaridad. Y
vivir mejor. Pero sobre todo, enseñan que eso no sucede por el azar o el
entonces, el discurso de respeto a los derechos humanos que tanto nos
milagro, sino por el propio esfuerzo.
importa, adquiere su pleno sentido.
PRÓLOGO
más, hasta los cocineros y los modistos y los niños prodigio son hombres.
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LA CASA
“Mediante el
trabajo ha sido
como la mujer ha
podido franquear la
distancia que la
separa del hombre”.
Simone de Beauvoir
El papel desempeñado por la mujer en la conformación del hogar ha sido
determinante desde los orígenes de nuestra sociedad. No se ha constreñido a su función tradicional como administradora de recursos materiales o educadora de nuevas generaciones, sino que ha sido y es el
componente esencial en el mantenimiento y la evolución de las diferentes tradiciones culturales que dan forma a la humanidad. Tampoco se
puede olvidar la condición natural de la mujer como responsable de
nuestra permanencia como especie.
En el caso particular mexicano, la presencia femenina es de una trascendencia innegable; no hay más que ver el devenir de nuestro pueblo
para percatarse de ello. Abundan testimonios que van desde la representación simbólica de la mujer en las diferentes divinidades prehispánicas
–Tonantzin, Coatlicue, Cihuacóatl...–, hasta las figuras emblemáticas e
influyentes de nuestra vida contemporánea –Elena Garro, Frida Kahlo,
Antonieta Rivas Mercado...–. Ha sido el carácter femenino como pilar
del hogar, puesto a prueba en los momentos de crisis, lo que ha contribuido a definir de manera determinante los valores de nuestra nación,
en los que la realidad, el mito y la anécdota han sabido darse cita en
torno a la figura de la mujer como personaje protagónico.
Intelectuales, revolucionarias, idealistas, mártires o personajes de
acción, las mujeres mexicanas constituyen el cimiento que sostiene esta
patria, sea por su presencia en la vastedad del imaginario colectivo, o
bien, por su discreta actuación desde los espacios propios y modestos de
sus hogares personales. En cualquier caso, han estado allí siempre, velando por la seguridad de los suyos.
Aunque independientes y diversas, las historias de nuestras mujeres y
su labor como constructoras de hogares coinciden en ciertos valores
comunes; la determinación, el sacrificio y la esperanza son algunos de
esos elementos constantes. Más allá de épocas y de latitudes, ellas nos
enriquecen con su experiencia.
Teresa
Villeda Maldonado
Comodejé, Hidalgo
La familia de Teresa está integrada por su esposo, cinco hijos, una nuera y un
nieto. De rostro sonriente y larga trenza de cabellos negros, Teresa nació
en tierras hidalguenses hace poco más de 40 años. Aunque al principio tenía
sus dudas y se mostraba renuente a participar, en el año 2000 se acercó a
conocer los programas de ecotecnias, promovidos por CEMEX. Muy pronto
se integró al taller de estufas ahorradoras de energía, una opción sustentable
y ecológica que en los ámbitos rurales se utiliza para cocinar alimentos, con
un menor consumo de leña y un más alto aprovechamiento del calor, gracias
a que lo retienen con mayor efectividad que los fogones a ras de suelo.
Cuando comprobó lo fácil que era fabricar una estufa de ese tipo y los
beneficios que su familia obtendría, las dudas de Teresa se disiparon. Esto
le dio seguridad, así que decidió aprender también otras ecotecnias como
los cunigallineros, las cisternas, los filtros, los huertos y los baños secos. En
cada uno de los cursos, los capacitadores, más que enseñar, guiaban los
pasos de Teresa y sus compañeras, pero al final las dejaban solas para que
trabajaran por su cuenta y demostraran así lo que habían aprendido. A
opinión de esta mujer, el hecho de que fuera así la dinámica de formación,
hacía que el capacitador no tuviera que repetirles constantemente la clase:
con una vez que expusiera la explicación a los grupos –integrados por 10 o
12 señoras que Teresa misma había ayudado a juntar–, eran plenamente
capaces de poner en práctica la enseñanza, sin ningún contratiempo.
entrenarse en trabajos de construcción; primero puso algunas trabas.
LA CASA
Consideraba que esa clase de labores era muy pesada para una mujer, y
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recuerda que decía: “¡Híjole, no vamos a poder!”. Pero de nuevo hizo equipo
con otras compañeras y –al comprobar que todas se apoyaban mutuamente– volvió a creer que podía ser posible aquello que parecía imposible.
La suma de estas experiencias ha hecho que hoy Teresa sea una mujer
más fuerte y segura de sí misma, aunque no deja de reconocer: “Sí, fue
fotografía: arturo lara ramírez
Algo similar ocurrió cuando se le presentó a Teresa la oportunidad de
El programa le ofrece una
oportunidad de mejorar
su calidad de vida.
difícil, porque una no está acostumbrada a hacer estas cosas, y de pronto
en un solo día había que hacerlas. Era un poco de trabajo, pero ya después
nos acostumbramos”. Y agrega: “Cuando mi familia estaba en casa, también participaba en el proyecto, acarreando material, embarrando la mezA esta joven abuela no le quedan más dudas. Sabe que los programas en
su comunidad son valiosas oportunidades que no puede dejar pasar, porque
redundan en una mejor calidad de vida. “A veces necesitamos cosas y por
falta de recursos no nos alcanza para tenerlas, por eso agradezco a CEMEX
y a otras dependencias, porque ellos nos dan el material y nosotras ponemos
la mano de obra”, dice con tono de convencimiento.
fotografía: marissa herrera
cla o lo que se necesitara”.
Al narrar estas vivencias, no puede evitar acordarse de cómo se desper-
30
cómo, al cocinar, “la casa siempre estaba llena de humo”. Pero las cosas han
Otro proyecto del mismo tipo, arrancado por algunos vecinos de Como-
cambiado. A partir de la implementación de los programas de ecotecnias
dejé, es el de los huertos. Teresa ya tiene el suyo, y reconoce que le genera
y los cursos a los que ha asistido, las mejoras en su hogar y en el de sus
importantes ahorros. En vez de gastar en pasaje para traer verdura de otra
compañeras son notorias.
localidad, la cosecha ella misma, aunado a la tranquilidad de saber que las
“El agua, por ejemplo, ya no se tira y ahora se ocupa para los huertos.
hortalizas fueron regadas con agua limpia y no con aguas negras. También
Además, recolectamos agua de lluvia a través de los techos: pasa por el
el cunigallinero ha ayudado a Teresa y su familia a ahorrar; ahí crían cone-
filtro y cae en las cisternas que construimos”, nos comenta satisfecha. En
jos y gallinas y, cuando lo requieren, pueden disponer de carne. el interior de su casa también son evidentes los progresos: “Con las estufas
De muy buena gana Teresa admite lo contenta y satisfecha que está. Todo
ya no hay humo dentro de las casas y ya no lo tenemos que respirar. Con el
lo conseguido hasta aquí por esta esforzada mujer de campo es producto
calor podemos hacer no nada más tortillas, sino comida. Ahorramos leña
de un gran esfuerzo, pero sabe que ha valido la pena porque ella y su fami-
y, además, las cenizas las ocupamos para los baños secos, así nos ahorramos
lia disfrutan de los beneficios. Está convencida de que para tener un mejor
el agua de los baños”. Todos estos cambios se notan y son buenos, por eso
país, todos los mexicanos tendrían que trabajar unidos, aprovechando muy
en la comunidad de Teresa han aprendido la conveniencia de seguir em-
bien cada uno de los recursos. Y termina diciendo: “A lo mejor con nuestro
pleando ecotecnias.
ejemplo les podemos enseñar a muchos a evitar tanta contaminación”.
LA CASA
LA CASA
diciaba una parte del agua que con tanto esfuerzo habían acarreado, o
31
fotografía: arturo lara ramírez
fotografía: arturo lara ramírez
Claudia
Ortiz García
Guadalupe, Nuevo León
La mayor motivación de Claudia para salir adelante siempre han sido sus
hijos. Esta mujer de 40 años vive en Guadalupe –municipio de la zona metropolitana de Monterrey–, y ha visto cumplirse algunos de sus sueños. Aún
está presente en su memoria las condiciones de su antigua casa, hecha
de lámina y cartón; no solo se les inundaba en temporada de lluvias, sino que
en su interior sufrían el duro calor del verano y el frío del invierno. Pero en
2010 las cosas empezaron a cambiar. Con la llegada de CEMEX a su comunidad, la familia de Claudia fue una de las 20 favorecidas en un proyecto de
ayuda para la construcción de un pie de casa. Con sus cuatro hijos en mente, decidió involucrarse, “… porque quería darles una vivienda donde no
sufrieran calores ni fríos, ni infecciones en la piel causadas por la tierra y la
humedad”. La perspectiva del proyecto la emocionó; sin duda aquello
significaba un gran cambio en la vida de toda la familia.
Como los hombres de la comunidad tenían que salir a trabajar, la responsabilidad de la construcción recayó en las mujeres, quienes por el
deseo de consumar lo más pronto posible el proyecto, trabajaban con
ímpetu en actividades que –hasta ese momento– la mayoría consideraba
que era más un asunto de hombres. Pero esto no detuvo a Claudia y a sus
compañeras: ellas escarbaron, prepararon la mezcla, cargaron los bloques,
revisaron las instalaciones del cableado eléctrico, y amarraron la varilla
para echar los firmes. Por la tarde, cuando los hombres regresaban de sus
labores –o durante los fines de semana–, ellos también participaban.
LA CASA
nos ayudaban en lo que podían: quitaban tierra, rellenaban o pintaban”.
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No se puede decir que fueran días fáciles, pues, como también reconoce,
“... trabajábamos tanto, que descuidamos un poco a nuestros hijos”.
Claudia cuenta que su padre, un hombre de la tercera edad con las fuerzas diminuidas, también quería participar de algún modo en las labores
de construcción, pero como no tenía el vigor físico necesario para esa
fotografía: marco peña
“Siempre que se podía, nos traíamos a los hijos a la obra, y ellos a ratitos
La responsabilidad de la
construcción de las casas
recayó sobre las mujeres.
un cambio. “Además, en los talleres también nos daban consejos sobre
cómo mantener unida a la familia”.
Viendo ahora su hogar, esta madre y esposa reconoce: “Ni ahorrando el
fotografía: marco peña
dinero de dos años de trabajo hubiéramos logrado tener una casa de material. Con la nueva vivienda, nuestra vida cambió: ahora puedo salir y dejar a
mis hijos y ellos ya están seguros”. También hace memoria de lo crudo de
otros inviernos, o de lo que padecían cuando cualquier viento fuerte provocaba cortos circuitos, debido a que todos estaban “colgados” de los cables
de luz y había que estar cambiando el cableado. Ahora ella y su familia tienen
una vivienda digna, que soporta las inclemencias del tiempo; cuenta cómo
las recientes lluvias y granizadas ya no echaron a perder sus cosas. “Pasó el
uno puso su “granito de arena” y pudieron sacar adelante el plan. “Todo en
esta vida cuesta, pero el sacrificio vale la pena”, dice convencida.
LA CASA
Otros aspectos de la vida de Claudia y su familia también han cambiado,
por eso, con la felicidad reflejada en el rostro, afirma con satisfacción: “Mis
Como casi en todos los proyectos, la parte más difícil fue echarlo a andar,
hijos ya son adolescentes, ya van a la secundaria y ahí los hacían sufrir
sobre todo por el compromiso de trabajar en equipo. “Como comunidad,
porque vivíamos en tejabanes. Ahora regresan contentos de la escuela
no estábamos acostumbrados a trabajar juntos, así que los conflictos
porque las casas quedaron bien bonitas; se sienten seguros y ya pueden
surgían, ya que unos hacían menos que otros”. Pero las aguas se calmaron,
invitar a sus amigos”. Y añade: “Estamos todos contentos con nuestra casa.
sobre todo por la motivación de tener una vivienda digna. “Poco a poco
Es una realidad; es algo nuestro. Me siento segura y protegida”.
todos nos fuimos acoplando y entonces fue muy bonito, porque aprendi-
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invierno y no lo sentimos tan fuerte, como el pasado”.
mos a convivir de mejor manera; a trabajar en grupo”.
La gratitud de Claudia es tal, que al solo ver un anuncio de CEMEX, a su
mente y a la de sus hijos viene la palabra “¡gracias!”. Pero Claudia quiere ser
Para que la labor resultara armoniosa, mucho tuvieron que ver los
más concreta para dejar patente su agradecimiento, así que concluye de
talleres en los que participaron como vecinos, pues les ayudaron a rela-
este modo: “Si hubiera algo en lo que yo pudiera colaborar con la empresa,
cionarse mejor. Se organizaban juegos y así, jugando, la convivencia
pues aquí estoy, dando mi testimonio de lo que antes sufríamos y de cómo
mejoró. Según recuerda Claudia, al final de las 12 sesiones experimentaron
se hizo realidad nuestro sueño”.
LA CASA
clase de trabajo, pagó a alguien más para que ocupara su lugar. Así, cada
37
fotografía: marco peña
Ahora ella y su familia
tienen una vivienda digna.
Concepción
Ortiz
México, Distrito Federal
Cony, como le dicen de cariño, es una mujer atractiva, de cabello largo.
Habla con soltura y enumera con entusiasmo todos los programas y cursos
que ha tomado, gracias a las iniciativas de CEMEX.
Para ella, cada experiencia formativa ha contribuido a mejorar no solo
su vida familiar, sino también a modificar ciertas actitudes personales.
“Me siento segura de mí misma y me siento capaz de pedir un trabajo,
porque ya no estoy ‘en blanco’. Antes era muy tímida, pero ahorita me
dicen que soy otra: aquí me he hecho sociable. He cambiado y siento que
para bien”, afirma. Y la descripción que Cony hace de ella misma es exacta,
pues transmite con transparencia la alegría que produce el hecho de superar barreras, con el apoyo de la familia.
Se puede decir que Cony es la mamá “porrista” por excelencia. Con sus
dos hijos inscritos en la Academia de Futbol CEMEX-Tigres –desde que esta
fue inaugurada en su comunidad–, siempre está dispuesta a apoyarlos con
esa actitud positiva de quien sabe sacar provecho de las oportunidades que
le da la vida. Tanto los pequeños como sus padres se han comprometido a
cumplir con la Academia en todos los aspectos: Cony, llevando a sus hijos
a todos los entrenamientos; su esposo, acompañando a la familia en los
partidos y torneos; y los niños, de 11 y 14 años, cumpliendo con las obligaciones propias del colegio, pues una de las máximas de la familia es que
“deporte y escuela van de la mano”.
La casa en la que viven es amplia y cálida, como es la relación de Cony con
LA CASA
feliz y contenta, porque estuve con una familia muy bonita, en los lugares
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adecuados, y porque aprendí muchísimo”, dice con clara satisfacción. En
parte, sus palabras son una forma de reconocer que aprecia el apoyo que
todos les han dado cuando se ha propuesto estudiar, echar a andar un negocio o viajar con los pequeños, si tenían partidos fuera de la ciudad. Por
todas estas cosas se siente muy bien.
fotografía: antonio cruz
sus hijos y su marido. “Si a mí me dijeran ‘ya se te acabó tu tiempo’, me iría
fotografía: antonio cruz
Cony disfruta mucho usando sus habilidades y
aprendizaje en beneficio de sus seres queridos.
Tanto los niños como sus
padres se han comprometido
a cumplir con la Academia.
Además de atender sus obligaciones como madre, Cony se ha dado tiempo para participar en distintos cursos y diplomados ofrecidos por el Centro
de Desarrollo Comunitario de CEMEX; esto la ha enriquecido como persona.
Entre los que más le han gustado destaca el de computación, pues puede
chatear y relacionarse con sus amigos por Facebook. Ahora está en espera
de que se desarrolle una capacitación sobre negocios, pues le gustaría adquirir herramientas para estar preparada y abrir su propia empresa.
También disfrutó mucho del curso de belleza, en el que aprendió tips que
no ha dudado en aplicar en su propia persona; para ella, la apariencia dice
mucho de uno mismo, por eso siempre intenta lucir radiante y bien arreglada. Pero como Cony no quiere quedarse con esos secretos de belleza,
sueña con abrir una estética. Y es que todo lo que tiene que ver con la imagen y el arreglo personal es algo que a simple vista se nota en su familia,
desde las uñas que ella misma se arregla, hasta el corte de cabello de sus
hijos, felices de que su mamá sea su peluquera particular. Por su parte, ella
disfruta poniendo en práctica sus conocimientos y habilidades, en beneficio de sus seres queridos, convencida de que siempre hay que devolver a los
demás al menos un poco de lo que se ha recibido.
Para esta ama de casa hay un antes y un después marcado por sus experiencias formativas. Sobre todo en su carácter y su personalidad, Cony se
siente más segura, mejor capacitada y contenta con los progresos que ha
hecho en programas tan importantes como el denominado Escuela para
padres, que mucho le ha ayudado a cultivar una mejor relación con sus hijos
y a encaminarlos a que cumplan sus metas. Sobre la transformación de su
persona, comenta que antes era una mujer indiferente, a la que solo le
LA CASA
sociable y dispuesta a aprender cada día. Se puede decir que Cony es una
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mujer feliz, que disfruta de lo que hace y convierte cada experiencia de vida
en una oportunidad para crecer. Hoy también su familia disfruta de un
legado más enriquecedor: la alegría y el entusiasmo que Cony les transmite, y el hecho de que ella sea ejemplo viviente del impacto positivo que la
capacitación provoca en las amas de casa.
fotografía: antonio cruz
sacaban las palabras “con tirabuzón”. Hoy se siente parte de una comunidad,
Dulce María
Lucas Torres
Tamuín, San Luis Potosí
Rodeada de ríos y cascadas, en plena Huasteca Potosina, vive Dulce María.
Hasta ahí llegó un grupo de personas a promocionar las actividades de
anspac (Asociación Nacional Pro Superación Personal), destinadas a enriquecer la vida personal y los valores de las mujeres y sus familias. Al principio,
eran las esposas de los trabajadores de CEMEX las que impartían cursos de
cocina, manualidades, formación moral y religión, pero más tarde, según
cuenta Dulce María, “... empezamos con los cursos comunitarios”. El primero en el que ella participó fue por el año 2003; ahí aprendió bordado de listón.
Las encargadas de organizar la convocatoria para estos programas eran
las autoridades de la comunidad y “la licenciada Dulce”, su tocaya, quien
entonces formaba parte de la asociación. “Entre todos reuníamos a las personas para formar grupos, y para que nos dieran con más facilidad el curso”,
recuerda. “Así se formó el grupo de listón, el de ropa y el de pintura en mantas”. Para esta ama de casa, fueron experiencias muy agradables, sobre todo
porque el grupo se volvió muy unido; además, lo que entonces aprendió le
ha sido útil para el resto de su vida y lo considera “algo maravilloso”.
Para esta mujer, los tres meses de duración de cada curso pasaban volando pues, como ella dice, “... en ese tiempo aprendes todas las tareas”, lo
pertinente a un tema determinado. Por eso a Dulce le gusta esta clase de
procesos de enseñanza, pues los considera muy completos. Ha terminado
cursos nos han enseñado, hemos practicado y hemos elaborado y vendido
todo. Me siento orgullosa de haber participado y espero que haya más
cursos, porque nos fue muy bien”.
LA CASA
Recuerda que en alguna ocasión un funcionario del Servicio Estatal de
Empleo se presentó en las instalaciones para ver lo que hacían, y les ofreció
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nosotros es lo que buscarán ser de grandes”.
un proyecto de trabajo. “Me interesa este proyecto, porque quiero salir
adelante y quiero bienestar para mi familia. Lo que nuestros hijos vean en
fotografía: lorenzo armendáriz
ya los programas de panadería y repostería y, sobre ellos, dice: “En estos
“Me siento orgullosa de haber
participado en estos cursos
y espero que haya más”.
Dulce María dice que en un futuro próximo piensa emprender nuevos
planes, pero como sabe que sin el respaldo de la familia esto sería imposible,
no tiene más que palabras de agradecimiento: a su esposo, por el apoyo; a
sus hijos, por “echarle porras”; a sus padres y suegros, por cuidar muchas
veces de sus niños para que ella pueda preparase mejor.
“Para mí nada ha sido imposible y hasta ahora todo me ha parecido fácil,
pues solo debo poner atención a lo que la maestra nos enseña”, asegura
esta mujer. Tal vez por eso espera que CEMEX continúe con esa iniciativa
que ha dejado experiencias, conocimientos y valores entre las amas de casa
de su querida comunidad potosina. Asimismo, representa una oportunidad
de mejorar sus ingresos, pues ahora que sabe hacer pan, lo puede vender
y completar el gasto diario. Está claro que la vida cotidiana de Dulce María
ha cambiado: “Sí, me veo más apresurada y apretada, pero vale la pena
hacer el esfuerzo porque con esto una se supera. Hoy me siento plena, feliz,
gustosa por todo lo que he recibido, por tener una vida linda”.
Como ama de casa considera que los cursos han sido una bendición, por
todo lo que le han aportado. “En los programas participan muchas personas
grupos y hemos participado no nada más en repostería, sino en computación, belleza y otros más. Ahora ya no tenemos que pagar por el corte de
cabello o por la aplicación de un tinte. Gracias a Dios, he tomado suficientes cursos y he sobresalido”.
A Dulce María le gustaría que siguieran apoyando a su comunidad con
más programas de capacitación, pues ella –como muchas otras mujeres–
está ávida de adquirir nuevos conocimientos y habilidades.
LA CASA
fotografía: lorenzo armendáriz
y son muchas las que, al igual que yo, se siguen superando. Hemos reunido
49
fotografía: lorenzo armendáriz
“Ahora ya no tenemos que
pagar por el corte de cabello o
por la aplicación de un tinte”.
Verónica del Socorro
Velázquez Rodríguez
Guadalajara, Jalisco
Basta con echar un vistazo al interior de la casa de Verónica
para darse cuenta de que CEMEX ha impactado positivamente a su vida y a la de su familia. Vistiendo la camiseta del
equipo de Tigres, nos enseña con orgullo los reconocimientos
y diplomas que ha obtenido en los cursos y proyectos de
Zeferina
Torres Tovar
En la mirada de Zeferina, de 71 años, puede percibirse el brillo que produce el orgullo y la satisfacción de aprender cosas
nuevas y sentirse útil. Para ella, la edad no es un impedimento a la hora de participar en los diferentes talleres que ofrece CEMEX en su región.
Monterrey, Nuevo León
capacitación de anspac; lucen ahí, junto a los trofeos que sus
Zeferina es una abuela regiomontana, que vive con dos de
fotografía: carlos gracián
hijos han ganado en la Academia de Futbol CEMEX-Tigres.
sus nietos y su hija. Desde hace 20 años, conoce los programas
Sin duda, Verónica es una ama de casa diferente. Desde que
de responsabilidad social de la empresa y ha sabido aprove-
decidió tomar un curso de superación –hace ya 13 años–,
charlos. Se ha integrado al programa Victoria y a los talleres
su condición de mujer ha ido dignificándose. Recuerda con
de Saneamiento Ambiental Permanente, porque está conven-
nitidez esa primera experiencia formativa que no hizo más
cida de que con su participación y la de sus vecinos, la colonia
que marcar el inicio de sus ganas de crecer, aprender y valo-
donde vive y sus calles estarán limpias y en buen estado.
rarse como persona y como mujer. Luego se sucedieron
Su deseo de aprender la hizo tomar talleres de costura y
cursos de maquillaje, computación, belleza... al tiempo que
de repostería; también ha participado en actividades de
sus hijos crecían y dejaban de ser bebés.
anspac. Del programa de huertos familiares tiene gratas
La hija mayor de Verónica fue la primera en acompañarla a
experiencias; hace un año Zeferina aprendió a sembrar, cui-
los cursos. Tan interesada estaba la niña en todo aquello que
dar del crecimiento de los brotes y levantar la cosecha, por
su madre aprendía, que hasta la fecha siguen yendo juntas
eso cuando habla de ello su voz se escucha alegre. “¡Es una
al Centro de Desarrollo Comunitario, muy cercano a su casa.
cosa hermosa! Da gusto cuando se cosecha, ya sea zanaho-
Sus dos hijos varones no se quedaron atrás; en cuanto fueron
ria o cualquiera otra hortaliza: se saca de la tierra, basta que
creciendo, Verónica consideró que sería bueno inscribirlos en
se limpie y se comienza a comer. El sabor de lo que una ha
la Academia de Futbol CEMEX-Tigres. La idea entusiasmó a
cultivado es muy diferente al de lo que pueda comprarse: ¡el
los pequeños, de modo que empezaron a asistir a los entre-
nuestro es mejor!”. Su gozo va en aumento cuando recuerda
namientos, con la sorpresa de que ambos resultaron ser muy
que acaban de cosechar calabaza. “¡Ay, Dios mío, qué cosa!
buenos futbolistas. Muy pronto, la vida de la familia se llenó
Tiene otro sabor esta calabaza”. Con sus hortalizas, Zeferina
de eventos deportivos, participación en torneos, convivencias
no solo contribuye al ahorro familiar, sino que está conven-
y momentos de alegría compartidos. De esta pasión por el
cida de que en su casa se come mejor. Cuando la gente le
equipo dan fe los múltiples recuerdos y fotografías que ador-
pregunta qué le pone a su sopa que le queda tan sabrosa,
nan la casa de Verónica.
ella se encoge de hombros y dice con una carcajada: “¡Pues
En medio de todo lo bueno que está sucedido en la vida de
cilantro...!”, que también cultiva.
esta mujer, lo que más valora es el hecho de que sus tres hijos
Tan agradecida está la mujer por los conocimientos obte-
crezcan hoy en un entorno sano. Verónica cree firmemente
nidos en los talleres y por todo lo bueno que esto ha traído
que si todas las personas unen sus fuerzas y trabajan juntas,
a su casa, que no vacila al afirmar: “Si la empresa me dijera:
llegaremos a tener un mejor país. Su convicción nace del
‘Señora, quiero que me venga a ayudar y a participar conmi-
hecho de que día a día ve que en los Centros de Desarrollo
go’, yo le daría la mano, porque a mí CEMEX me la dio”.
Comunitario muchas familias se dan la mano y prosperan,
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LA CASA
fotografía: mario toledo
LA CASA
como resultado del trabajo en equipo.
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Amapola Sánchez Mendoza
Esmeralda Gil Pineda
Zothé, Hidalgo
Monterrey, Nuevo León
El principal problema de Amapola y su familia era no contar con
Cuando Esmeralda se enteró de los cursos que impartían en el
una vivienda digna en la que ella, su esposo y sus cuatro hijos pu-
Centro de Desarrollo Comunitario de su localidad, no dudó en ins-
dieran convivir y protegerse del frío.
cribirse al taller de elaboración de piñatas. Pero eso fue solo el prin-
Cuando vio los volantes informativos sobre los Centros Produc-
cipio de su pasión por el estudio, pues luego participó en el de
tivos de Autoempleo, Amapola se interesó muchísimo y habló de
corte y confección. “Gracias a este taller, le pude hacer su uniforme
ello con su familia. Sus dos hijas mayores estuvieron de acuerdo en
a mi hija. También he hecho fundas, sábanas, cortinas y los trajes
cuidar a los más pequeños, para que su mamá asistiera a las pláti-
de mis hijos para los festivales de la escuela... ¡hasta un disfraz de
cas. Con los conocimientos adquiridos, lo primero que hizo fue
oso!”, refiere con entusiasmo. De la satisfacción que Esmeralda
levantar una barda para proteger su vivienda.
siente por su trabajo puede darse cuenta cualquiera que entra a su
casa, pues la máquina de coser ocupa un lugar importante.
asistir al cpa, cuando llenó una solicitud para construir los cuartos
los trabajos de albañilería. Hoy disfrutan de sus propias recámaras.
“Yo creo que la mayoría de las personas que habitan aquí en la comunidad se han visto beneficiadas por los apoyos de CEMEX”, nos
cuenta Amapola. Está entusiasmada porque muy pronto instalará el
piso de la segunda planta de su casa. Esta mujer es más que una ama
de casa, también dirige a su familia en la construcción de sus metas.
Esmeralda se siente satisfecha de aprender cosas nuevas y ponerlas
cuenta. Sumado al beneficio económico, estudiar le ha servido
también para salir de la monotonía, librarse del estrés, convivir con
otras personas y sentirse útil.
Monterrey, Nuevo León
Cuautinchán, Puebla
Un día, mientras hacía la compra, María Elva vio un folleto de
Doña Tomy es el pilar de su gran familia, compuesta por sus cuatro
CEMEX en el que se promocionaban cursos y talleres. Le pareció
nietos, dos hijos casados y otros tres viviendo con ella y su esposo.
buena idea estudiar algo, como medio para mejorar su situación
Cualquiera habría dicho que una mujer así había alcanzado todas sus
económica, así que se presentó y comenzó enseguida. Sin embargo,
metas; sin embargo, a doña Tomy le hacía falta algo muy importante.
pronto tuvo que abandonar las clases, pues por problemas de salud
Cuando la invitaron a participar en anspac, la idea le encantó;
sin embargo, la rechazó de inmediato... porque no sabía leer ni
escribir. Entonces los promotores le dijeron que no se preocupara,
tardó en ponerse al corriente. Sintió el apoyo de los profesores,
pues ahí aprendería, y eso la entusiasmó tanto que aceptó el reto.
que le explicaron una y otra vez las actividades más difíciles, hasta que
Su trabajo consistía en reunir a un buen número de amas de casa
aprendió a preparar chorizo, dulces de leche, queso y otros alimentos.
para iniciar el curso, tarea que no le resultó difícil, pues –como ella
de María Elva se ha visto beneficiada; para ella, lo de más valor
es que goza de momentos de convivencia mientras aprende, pues se
sale de la rutina de la casa y evita así la soledad y la nostalgia.
La realidad actual de María Elva la hace feliz. “Nunca me imaginé
lo que llegaría a hacer. Empecé el curso sin saber que terminaría
sabiendo tanto”, concluye esta valiosa mujer regiomontana.
fotografía: arturo lara ramírez
Eso sí, en cuanto se recuperó, María Elva regresó a los talleres y no
vendo después”, refiere con gusto. Pero no solo la economía familiar
fotografía: marco peña
en ese tiempo el gasto de la manutención de sus hijos corrió por su
María Tomasa Vázquez Serrano
“Lo mejor es que todo lo que aprendo me sirve para hacer cosas que
LA CASA
De manera especial, Esmeralda valoró los beneficios de la educación durante los cinco años que estuvo separada de su marido, pues
María Elva Gaytán Ruelas
pasó tres meses en cama, sin poder caminar.
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en práctica con su familia, como cuando estudió cocina y repostería.
fotografía: mario toledo
de sus hijas mayores. Ellas también se capacitaron y ayudaron en
misma cuenta– es muy buena convenciendo a la gente.
Su instructora le prometió regalarle una Biblia si aprendía a leer,
y ese mismo año lo logró. “Me da mucho gusto haber aprendido a
leer, porque antes, cuando iba a Puebla, no sabía a qué calle llegaba. Ahora me voy a cualquier lado y sé cómo se llaman las calles”.
Como esta mujer valora tanto la educación, ha ido aún más lejos.
“Además de aprender a leer, también aprendí a deshilar, a tejer,
a bordar, a hacer servilletas y manteles”.
LA CASA
fotografía: arturo lara ramírez
No había transcurrido un año desde que Amapola comenzó a
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Beatriz López Mendoza
Carmela Rojas Espinoza
Zothé, Hidalgo
Apartadero, Hidalgo
La casa de Beatriz está recién construida. Como buena anfitriona,
Carmela vive en una pequeña localidad de Hidalgo, rodeada de
esta mujer se alegra de poder ofrecer a sus visitas un lugar para
hermosos parajes en los que con frecuencia se organizan jaripeos.
sentarse, y no desaprovecha la ocasión de contar cómo ella y su
Hasta ahí le llegó la noticia a esta mujer acerca de los cursos comu-
familia están participando en la edificación. Antes solo tenían un
nitarios a los que –animada por una vecina– comenzó a asistir. “Lo
cuarto, pero ahora disfrutan de varias habitaciones y de una cocina
más difícil fue hacer un tiempo para aprender”, refiere, pero lo con-
que dentro de poco estará terminada.
siguió gracias a las ganas de salir de la rutina y practicar algo nuevo:
un curso de pintura sobre tela.
Algo que le gustó mucho de sus primeros tres meses de curso es
convencer a su esposo y a sus dos hijas de que también se capacita-
que la maestra siempre llegaba muy contenta a su clase y eso les
ran. Recuerda que para ella seguir el curso y aprender a hacer bloques
transmitía las ganas de salir adelante y ver las cosas de otra mane-
no fue sencillo, pero también reconoce: “¡Valió la pena el esfuerzo!”.
ra. Ahora esta mujer hidalguense está en pleno proceso de cambio
Esta mujer hidalguense está muy contenta de tener muy cerca a
CEMEX, porque no gasta en transporte al acarrear material y ha visto
grandes beneficios. Gozan de trabajo, tienen viviendas más dignas,
han hecho mejoras en la primaria, la telesecundaria y la iglesia, con
la voluntad y el esfuerzo conjunto de quienes integran la comunidad.
Beatriz lo resume así: “Si es en beneficio de todos, aquí estamos”.
fotografía: marissa herrera
Diana Celis Castillo
aprendiendo, por eso desea que sigan abriendo nuevos cursos.
Ahora expresa sentirse diferente y agradece el hecho de poder
desarrollarse fuera de casa: “Sé cosas que antes no sabía”.
Lo primero que Diana pensó cuando le hablaron del programa
Desde 2008, Socorro comenzó a ir con sus tres hijos al Centro de
Patrimonio Hoy, de sus precios congelados y de la asesoría sobre
Desarrollo Comunitario, primero a tomar cursos de manualidades y
construcción de vivienda, fue que todo era una mentira, pues en
luego de cocina saludable. Ahí descubrió su pasión por los postres, lo
ningún lugar les ofrecían semejantes ventajas. Sin embargo, ahora
que explica que a la fecha haya cursado cinco programas de repostería.
que ha comprobado la veracidad del programa y todas las facilida-
Socorro quedó muy sorprendida la primera vez que vendió sus
des que conlleva, considera que es “pura belleza” y no vacila al con-
postres. “Nunca pensé en vender, pero aquí encontré la forma de
cederle “un 10 de calificación”.
hacerlo y aprendí. Ahora me solicitan mesas de postre y piñatas
para las bodas”. Cuenta con satisfacción.
en obra negra. Pero gracias a las facilidades que la empresa le dio,
La familia de esta mujer la ha acompañado en todo el proceso y
ha podido llevar a cabo cuatro proyectos para mejorar su vivienda.
ahora colaboran con ella, los más grandes hacen los mandados, la
Con el primero de ellos, amplió la parte de abajo de la casa; con el
niña ya está tomando un curso de repostería y hasta el niño más
segundo, arregló el patio y levantó la barda; con el tercero, construyó una recámara para los niños en la parte de arriba, incluyendo
los acabados; con el cuarto proyecto, le dieron material que por
ahora tiene guardado para continuar más adelante. “Gracias a Dios,
con grandes esfuerzos, con constancia y, sobre todo, con mi compromiso, mi casa está supermejorada, mis hijos tienen una calidad
de vida superior y, por supuesto, un patrimonio decente”.
fotografía: isyal zambrano
fotografía: víctor hugo valdivia
podrá ayudar económicamente a su familia gracias a todo lo que está
Ensenada, Baja California
Antes de afiliarse a Patrimonio Hoy, la casa de Diana permanecía
LA CASA
Para Carmela cada curso es una oportunidad de desarrollarse fuera de casa y seguir aprendiendo. Ella está segura de que en un futuro
Socorro Fajardo Cota
Torreón, Coahuila
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para mejorar sus actitudes y abrirse a nuevos conocimientos.
pequeño ayuda haciendo figuras para los pasteles.
“Mi vida cambió y ahora me siento muy productiva”, cuenta esta
ama de casa de Ensenada, que contribuye a la economía del hogar.
Lo que más valora de estos cambios es que ahora puede convivir con
sus hijos, pues antes trabajaba en una empresa y solo soñaba
con tener su propio negocio. Socorro valora mucho el apoyo de
CEMEX y lo resume en una frase: “Ninguna otra empresa o institución
me había ayudado antes”.
LA CASA
fotografía: arturo lara ramírez
Beatriz se inscribió al programa de los Centros Productivos de
Autoempleo, con tan buenos resultados que no le costó trabajo
57
LA escuela
“La educación es,
tal vez, la forma
más alta de
buscar a Dios”.
Gabriela Mistral
Difícilmente puede abordarse el tema de la educación sin traer a un primer
plano la presencia de la mujer. Y es que con independencia de los valores
que rijan cualquier sociedad, desde épocas inmemoriales la formación
de sus individuos siempre se ha relacionado con el férreo compromiso de
la figura femenina, dispuesta a contribuir en este sentido, más allá de su
impronta en aspectos biológicos y familiares.
En la actualidad, nadie niega la importancia de la educación como
herramienta contra el atraso y el rezago de las sociedades contemporáneas. Por desgracia, en la mayoría de las ocasiones el papel activo en ese
proceso de transformación llamado enseñanza se ha delegado –tal vez
por falta de arrojo o por comodidad– en terceras personas e instituciones
encargadas de la docencia. Consecuentemente, los individuos son tratados como meros espectadores, cuando tendrían que ser los verdaderos
agentes activos de ese cambio.
En el contexto mexicano –y a pesar de los avances en materia de igualdad y reconocimiento de género–, hablar de educación y de mujeres
supone poner de manifiesto muchos casos en los que para obtener el
triunfo hay que nadar a contracorriente, dados los prejuicios y valores
tradicionales que nos circunscriben. El tantas veces abordado testimonio
de sor Juana Inés de la Cruz sigue siendo un punto de referencia para
muchas mujeres mexicanas que deciden aventurarse y luchar, con el fin
de materializar sus anhelos de superación intelectual.
De manera directa o indirecta, y cumpliendo el papel de receptoras o
de facilitadoras del conocimiento, la presencia de las mujeres mexicanas
en la incipiente –aunque palpable– transformación educativa de nuestro
país es garantía de un verdadero cambio, de suerte que podemos ver con
esperanza la construcción de un mejor futuro.
María Socorro
Pérez Márquez
Torreón, Coahuila
Acostumbrada a disfrutar de paisajes nevados durante el invierno, en su
natal Madera, Chihuahua, María Socorro vive desde hace algunos años
en Torreón, la ciudad más grande del estado de Coahuila, famosa por su
clima caluroso. Pero así de contrastante como fue en su día el cambio de
residencia, ha sido también el que esta mujer y su familia han experimentado en otros ámbitos de la vida... y todo para bien.
Durante mucho tiempo, María Socorro trabajó con gran esfuerzo en su
taller de costura ubicado en su casa, pues al tener una familia numerosa
–seis hijos, nada menos–, tenía que apoyar a su esposo con ingresos adicionales. Con todo, ella anhelaba probar nuevas alternativas para mejorar
la calidad de vida de los suyos, convencida de que podía sacarle mayor
provecho a sus habilidades. Por eso, cuando unas vecinas le contaron que
estaban tomando unos cursos en el Centro de Desarrollo Comunitario de
CEMEX, a María Socorro se le ocurrió que en ese lugar podría ser útil, así
que no dudó en acercarse a las instalaciones del Centro.
Y llegó para quedarse. “Desde entonces soy instructora de corte y confección, en el curso de principiantes, avanzados y alta costura. Empecé con
principiantes y la verdad es que desde el primer momento me sentí capaz
de dirigir el grupo y, claro, a través de la práctica aprendí a hacer mejor mi
trabajo”. Con estas palabras nos cuenta sus vivencias en los últimos años,
en los que ha disfrutando del trabajo cotidiano de enseñar a sus alumnas
LA ESCUELA
educativa y formativa de esta mujer ha impactado positivamente a su co-
62
munidad, y mucho ha tenido que ver el hecho de que en el día a día se tope
con tantas mujeres ávidas de aprender.
Al principio de esta andadura María Socorro tuvo sus dificultades. Le
costaba trabajo alternar con tantas personas a la vez y responder a todas
sus preguntas; sin embargo, la experiencia que ha ido adquiriendo la ha
vuelto más segura, de modo que hoy le parece tan sencillo su trabajo que
fotografía: víctor hugo valdivia
a hacer prendas, repararlas y diseñar sus propias creaciones. La aportación
fotografía: víctor hugo valdivia
En estos años ha podido
ayudarle a su esposo con
los gastos de la casa.
Sin duda la familia ha sido una pieza fundamental para el desarrollo personal y laboral de esta mujer. Por ejemplo, su esposo la lleva y la trae al Centro
de Desarrollo Comunitario, y le demuestra con creces lo feliz que se siente de
verla lograr sus metas. Sus hijas la ayudan en casa, especialmente cuando se
le acumula el trabajo; dos de ellas están muy involucradas con el Centro de
Desarrollo Comunitario y asisten a cursos de baile moderno y computación.
Durante el tiempo que lleva como instructora, María Socorro ha formado
dice sentirse “como pez en el agua”. Y no podía ser de otro modo ahí en su
un equipo de mujeres a las que capacita; algunas de ellas son sus vecinas,
taller de clases, un espacio que le gusta porque dispone de todo lo necesa-
a quienes describe con orgullo como “... las que trabajan mejor y en el me-
rio para desempeñar su actividad. “CEMEX nos facilita todo; los cursos son
nor tiempo”. Con ellas ha iniciado un negocio de maquila: juntas hacen
excelentes porque las personas aprenden actividades nuevas. Además se
uniformes de guarderías, uniformes industriales y filipinas. Se siente feliz
les abre la posibilidad de ahorrar, al hacerse ellas mismas sus propias pren-
por el hecho de que algunas personas a las que ella ha enseñado hoy estén
das, o bien, generar ingresos al trabajarle a otra persona”.
usando sus conocimientos para ganar dinero. Todos estos satisfactores no
LA ESCUELA
Comunitario, donde es muy querida por sus alumnas. Tambien se desarrolló
64
hacen más que confirmar que María Socorro está siendo un agente de
cambio, tanto dentro como fuera del Centro de Desarrollo Comunitario.
como proveedora local de uniformes de empleados de la Planta Torreón de
Pero las aspiraciones de esta mujer no parecen tener límite. Le gusta
CEMEX, generando otra fuente de ingresos. En su casa disfruta del reconoci-
seguir capacitándose, como en los cursos de mercadotecnia, impartidos
miento de los suyos; ahí las cosas han mejorado significativamente, gracias
por Nacional Financiera. “Estamos muy contentos con CEMEX, tanto que
a su contribución económica que, sumada a la de su esposo, hace más lleva-
yo quisiera seguir estudiando todo el tiempo que se pueda. Creo que son
deros los gastos del hogar. Pero hay algo que esta mujer refiere como el mayor
las oportunidades de trabajo las que nos ayudarán a tener un mejor país”,
de sus logros: “Con mi trabajo he podido ayudar a mi esposo a pagar los estu-
son las palabras llenas de sabiduría de María Socorro, una mujer que ayuda
dios de mis hijos y, gracias a esto, uno de ellos ya salió de la universidad”.
a otras mujeres a bordar sus sueños.
LA ESCUELA
A estas alturas, María Socorro se considera parte del Centro de Desarrollo
65
fotografía: víctor hugo valdivia
“Creo que son las oportunidades de trabajo
las que nos ayudarán a tener un mejor país”.
María Teresa de Jesús
Sánchez Valdez
Hidalgo, Nuevo León
En la mente de María Teresa siempre hubo un proyecto muy claro, y nos lo
comparte en cuanto empieza a platicar: “Yo quería construir, pero no sabía
cómo hacerlo. Busqué y lo intenté en diferentes programas, pero en ninguno lo logré”. Mas como ella es una de esas mujeres mexicanas que difícilmente se dan por vencidas, cuando llegó a sus manos un volante del
programa Patrimonio Hoy de CEMEX, no lo pensó dos veces y acudió a solicitar información.
Nada más conocer los beneficios y las condiciones del programa, convenció
a su esposo de que participaran. Ambos consideraron que no era nada
complicado, así que pusieron manos a la obra. Casi de inmediato iniciaron
la capacitación para construir su vivienda con sus propias manos, y empezaron a adquirir material. Hoy, María Teresa observa su casa y dice con orgullo que casi en su totalidad la edificaron su esposo, sus hijos y ella; la
excepción fue la losa, para la que pagaron mano de obra.
Como es una verdad innegable aquello de que “las palabras convencen,
pero el ejemplo arrastra”, una de las hijas de María Teresa –inspirada en
la voluntad de su madre y en verla levantar su casa desde los cimientos–
ha querido imitar su ejemplo, por eso comenzó ya a construir su casa en
Saltillo. La familia al completo coincide en que su calidad de vida ha mejorado, sobre todo porque las condiciones de su nueva vivienda les permiten disfrutar de una convivencia más digna. Eso sí, María Teresa
considera que su casa no está terminada por completo, de modo que no
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turo próximo me veo con las comodidades que siempre hemos soñado;
me veo viviendo tranquila y honradamente”.
Son tantos los beneficios que Patrimonio Hoy ha traído a su familia, que
María Teresa, de espíritu solidario, desea lo mismo para muchos de sus
vecinos, por eso se ha convertido en una ferviente promotora del programa. “Cuando empecé, era muy poquita la gente que estaba apuntada en el
fotografía: marco peña
LA ESCUELA
se quedará de brazos cruzados hasta completar su proyecto: “En un fu-
Descubrió que tenía la vocación
de ayudar a los demás y de
brindarles atención.
programa; pero después empecé a repartir volantes y a partir de entonces
he ido notando cómo han empezado a subir las personas que participan”.
Pero las aspiraciones de esta mujer no se limitan al aspecto material,
por eso, además de edificar su casa, ella se preocupa por su desarrollo
personal. Primero estudió computación en el Centro de Desarrollo Comunitario de CEMEX, y luego se interesó en un curso técnico de primeros
auxilios. Esta última experiencia despertó en ella la vocación de ayudar a
los demás y brindarles atención, así que se inscribió en programas formativos de rehabilitación, terapia y atención a enfermos; con estas herramientas, se dio a la tarea de buscar un empleo que le permitiera poner en
práctica todo lo aprendido. Y consiguió lo que nunca antes había imaginado: un trabajo formal de tiempo completo, en el que cuida enfermos,
brinda rehabilitación y da terapia a personas con capacidades diferentes.
En pocas palabras, María Teresa es toda una profesional de la salud, con la
idea constante de capacitarse para mantenerse actualizada.
Lo que comenzó hace muchos años como una aspiración básica de
construir una casa digna para su familia es hoy una realidad, pero con
muchos otros valores añadidos, gracias al estudio y al deseo de superación.
la palabra que viene a su mente para definirlos es “progreso”.
“Hoy me siento plena porque tengo la satisfacción de haber ayudado a salir
adelante a mi familia, porque he ayudado en la comunidad para que todos se
beneficien con los programas y porque yo misma sigo saliendo adelante, sigo
estudiando y ayudando a los demás”, concluye María Teresa, una mujer que
solo necesitaba echar los cimientos de un hogar sólido para despegar y crecer.
LA ESCUELA
fotografía: marco peña
Por eso cuando María Teresa habla de los programas formativos de CEMEX,
71
fotografía: marco peña
María Teresa es toda una profesional de la salud, y sigue
tomando cursos y actualizaciones para hacer bien su trabajo.
Yeymi Noemí
Chablé Puc
Mérida, Yucatán
Yeymi es una joven madre de familia, de origen maya, nacida en Xcanchakan,
un pueblito yucateco que es famoso por su hermosa hacienda de estilo
morisco. Ahí se sigue produciendo henequén, y habitan unas mil personas,
fieles a la tradición centenaria de vivir como una comunidad unida. Pero en
busca de mejores oportunidades de trabajo y de estudio para sus dos hijas,
Yeymi y su esposo tuvieron que dejar Xcanchakan e irse a vivir a Mérida,
cambiando la tranquilidad de su poblado natal por la bulliciosa ciudad.
Cuando las niñas crecieron y comenzaron a ir a la escuela, Yeymi entró en
una profunda depresión. Perdió las ganas de hacer algo por ella o por su
familia, de modo que sus días transcurrían en la soledad de su casa, encerrada, mientras su esposo salía a trabajar y sus hijas estaban en la escuela
o hacían sus tareas. Fue entonces cuando unas amigas que asistían al
Centro de Desarrollo Comunitario de CEMEX le hablaron de los cursos. “Yo
entré porque pensé que sería algo que me ayudaría, tanto física como
emocionalmente”, confiesa Yeymi. Y añade: “Al principio me costó trabajo
acoplarme a las personas y al grupo, pero me sentía bien. La verdad, en ese
entonces no me imaginaba que fuera a mejorar y estar tan bien”.
El primer curso al que asistió Yeymi empezó a hacer en ella la diferencia,
y con toda razón, pues era uno de activación física. Así recuerda sus primeros días: “La maestra nos mataba con tanto ejercicio, pero estuvo bien,
porque era algo que necesitábamos y eran muy buenos los ejercicios que
LA ESCUELA
cobró animó y se inscribió en clases de repostería. Yeymi tenía algunas
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nociones sobre la preparación de postres, pero no se imaginaba que pudiera aprender tantas cosas más, por eso recuerda con cariño a su maestra,
que le enseñaba todo lo que quería aprender.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que Yeymi se convirtiera en una
excelente repostera, y sus deliciosos postres y pasteles se volvieran famosos.
Por eso no es de extrañar que –en menos de dos años, poco antes de que
fotografía: guillermo pruneda
nos ponía”. Puesta ya en acción, la depresión comenzó a alejarse de su vida;
Sus días transcurrían
encerrada en casa mientras
su esposo iba a trabajar.
acabara el curso– le ofrecieran sustituir a la maestra de cocina y repostería,
que estaba a punto de retirarse. “Empecé a impartir este curso para que no
se perdiera, mientras mandaban a otra maestra, pero luego ya no quisieron
que me fuera”, comenta satisfecha, en su papel de nueva profesora.
Para esta mujer yucateca, ser instructora ha representado una auténtica
oportunidad de superación personal y de mejora en la relación con su familia. Su esposo la apoya en todas sus decisiones y las niñas no se quedan
atrás, contentas de tener una mamá tan activa que les contagia su entusiasmo. “Yo siento que ha habido más unión familiar”, dice Yeymi, claramente feliz por el cambio positivo que ha experimentado. “Mi vida cambió
drásticamente en lo físico y en lo emocional; he mejorado bastante a como
era antes y como soy ahora. Cuando llegué aquí, no me comunicaba con
los demás y no me podía integrar a la gente. En cambio ahorita, las alumnas
me apoyan y he conocido a más personas, y me he integrado con ellas”.
No tiene nada que ver la Yeymi de hoy –rodeada del cariño y el reconocimiento de su familia y sus alumnas– con la Yeymi de ayer. Ella misma no
deja de sorprenderse cuando recuerda cómo era su vida antes de comenzar a asistir al Centro de Desarrollo Comunitario. Pero la transformación
no ha terminado. Está llena de ideas y piensa seguir aprendiendo, a fin de
poner en práctica sus habilidades como maestra y repostera, sobre todo
permanente apoyo de su esposo.
Como Yeymi tiene un corazón dadivoso y agradecido, aspira a alcanzar
una nueva meta: transmitir su experiencia y su mensaje de superación a
todas las mujeres que lo necesiten. Para ella, la educación y el conocimiento han sido de gran ayuda en la recuperación de la autoestima, por eso
quiere contribuir, para orientar a otras mujeres que padecen lo que ella
vivió en el pasado y que puedan salir adelante.
LA ESCUELA
fotografía: guillermo pruneda
ahora que sus hijas son más grandes e independientes, y cuenta con el
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fotografía: marissa herrera
fotografía: marissa herrera
A ella misma le resulta
sorprendente recordar
cómo era su vida antes
de comenzar a asistir al
Centro de Desarrollo
Comunitario.
Fabiola
Blanco Martínez
Cuautinchán, Puebla
Al sur de la capital poblana, en la comunidad de Cuautinchán, donde el
trabajo tradicional es el campo y no abundan las oportunidades, viven
Fabiola y sus tres hijos. Como su esposo tiene trabajo en un taller de tapicería en Puebla, a ella le tocó quedarse en casa con los niños.
Dada su situación, las cosas comenzaron a ir mal. “Al llegar aquí, caí en
una depresión. No había nada. Me daba por llorar, por no querer comer y
no atendía a mis niños como debía ser”, confiesa esta joven mujer, mientras
trae a la memoria aquellos años difíciles.
Enterarse de los cursos que ofrecía CEMEX trajo algo de esperanza a
Fabiola. En cuanto tuvo oportunidad, se inscribió en manualidades y cursó
los tres módulos; aprendió a hacer bufandas, chalecos, capas y cuadros de
pintura, que comenzó a regalar y posteriormente a vender. Le llamó especialmente la atención un programa de superación de anspac, y también se
inscribió; a la larga, lo que ahí aprendió la ayudaría mucho en su vida personal. “Ahí empecé a quererme a mí misma y a salir de la depresión”, comenta. Y añade: “Entendí que tenía que quererme a mí misma para poder
querer a mis hijos. Me di cuenta de que les estaba haciendo daño, porque
no los apoyaba como debía”.
Desde casa tuvo un buen empujón. “Mi esposo me ayudó a venir a los
cursos. Fue muy paciente y me apoyó, porque yo soy de un carácter muy
explosivo y él es una persona muy tranquila, muy serena. Él dice que ‘en
LA ESCUELA
Tras un año y medio de participar en distintos programas de capacitación,
80
Fabiola comenzó a ver la vida de distinta manera, a valorar la paciencia de
su esposo, el amor de sus hijos y, sobre todo, a darse cuenta de que era
posible salir adelante y crecer como persona. Con actitud renovada,
Fabiola decidió aprender nuevas habilidades para ponerlas en práctica. Se
inscribió en otros cursos, comenzó a vender sus manualidades y ganar
dinero, pero sobre todo, mejoró su relación con la familia. Hoy trabaja en
fotografía: arturo lara ramírez
alguien debe caber la prudencia’”, comenta.
“En superación personal empecé a
quererme a mí misma y a salir de la
depresión; y en moral me enseñaron
a leer la Biblia porque no sabía”.
casa, fabricando manualidades con la ayuda de sus hijos y de su esposo,
quien se encarga de venderlas.
Han pasado siete años desde que Fabiola entró por primera vez al Centro
de Desarrollo Comunitario, y los buenos resultados saltan a la vista. Más allá
de aprender a hacer muchas cosas, Fabiola es hoy una mujer renovada, por
dentro y por fuera. Sabe escuchar a su esposo, van juntos a muchos lados,
guía por el buen camino a sus hijos y disfruta de su compañía. En resumen,
son una familia unida y se perciben a ellos mismos como “un equipo”.
“Lo más difícil que he vivido ha sido tratar de cambiarme a mí misma”,
reconoce Fabiola, ahora contenta por haber salido de la depresión y llevar
una vida activa. Recientemente ha descubierto que posee habilidades que
ni siquiera imaginaba, como la de la comunicación, por eso no descarta
convertirse algún día en instructora, aunque por el momento prefiere
narse cada vez más con sus vecinos, con quienes habla sobre sus clases, lee
la Biblia y comparte tiempos de oración.
“Yo quisiera seguir participando en el programa, porque no he acabado
de aprender”, concluye Fabiola. Y es que para esta mujer la educación fue
una herramienta de cambio y no piensa renunciar a ella, una vez que
ha probado las virtudes de su eficacia. Con la palabra “superación” resume lo
que para ella significa el Centro de Desarrollo Comunitario de CEMEX.
LA ESCUELA
fotografía: arturo lara ramírez
dedicar su tiempo a estrechar lazos con su familia. También quiere relacio-
83
fotografía: arturo lara ramírez
Hoy trabaja en casa, fabricando manualidades con la
ayuda de sus hijos, y su esposo se encarga de venderlas.
María del Rosario
Rodríguez Rodríguez
Atotonilco de Tula, Hidalgo
La casa de la familia Rodríguez se llena de deliciosos aromas
provenientes de la cocina; ahí, Rosario prepara unas tostadas
de calamar. La joven cocinera lleva una filipina, mandil y el cabello perfectamente recogido, pues cuando se trata de entregar
alimentos para un banquete, toma muy en serio su trabajo.
María Félix
Rubio Reyes
María, una mujer menuda de cabello corto, recuerda que
llegó al Centro de Desarrollo Comunitario en 2006, el día que
lo inauguraron. Las instalaciones generales le gustaron mucho, pero fue la cocina la que la enamoró y se dijo: “De aquí
soy y aquí me quedo”. No tardó en inscribirse a su primer
Guadalajara, Jalisco
La vida de esta mujer hidalguense dio un giro significativo
curso de cocina, para luego seguir con uno de yoga, a fin de
el día que conoció el Centro de Desarrollo Comunitario CE-
mejorar su salud. Después se enteró de que se impartían
MEX. Se quedó tan gratamente sorprendida por el nivel de
clases de karate, e inscribió a sus hijos.
excelencia alcanzado en el primero de los cursos al que se
Pasaron dos años, en los que casi todos los días de la sema-
inscribió (cocina internacional), que decidió continuar con
na ella y los niños disfrutaba de sus cursos. Fue entonces
los de cocina mexicana, repostería gourmet, preparación de
cuando le pidieron a María que impartiera clases de cocina,
bebidas y bartender especializado; actualmente estudia pa-
y así como aquel día se le llenaron los ojos de lágrimas, hoy
nadería. “Antes, yo era comerciante y vendía ropa. Pero como
le ocurre lo mismo al acordarse. Ella, que había creído llegar
sobresalí en gastronomía, ahora obtengo ingresos de eso, y
al Centro de Desarrollo Comunitario solo para aprender, tenía
tengo un negocio con una amiga”, comparte Rosario, mien-
ahora la oportunidad de ser maestra y estar frente a un gru-
tras maneja sus utensilios con destreza profesional.
po, algo que ni siquiera podría haber imaginado en sueños.
Ella siempre quiso estudiar alta cocina, pero al terminar el
Todo cambió. Además de atender a sus hijos y su esposo,
bachillerato no encontró una escuela cercana, y las opciones
María comenzó a dar clases, y a preparar gelatinas, postres
en otras ciudades resultaban muy caras. Así que en cuanto
y pasteles para sus clientes, lo que mejoró su economía.
supo de los cursos ofrecidos en su comunidad, habló con
También la dinámica familiar se vio favorecida, con un mayor
sus hermanos y les pidió su respaldo para poder estudiar.
sentido de integración y el orgullo de contar en la familia con
Todos la apoyaron; ahora están fascinados con la comida que
una mujer –madre y esposa– trabajadora, realizada y tan
les prepara, y muy contentos al verla desarrollarse en lo
querida por sus alumnas. Recuerda que en el Centro de De-
que tanto la apasiona. “Trabajo sobre pedido y, al principio,
sarrollo Comunitario le dieron un reconocimiento por su
solo me pedían bocadillos y bebidas: cosas sencillas. Poco a
desempeño como maestra, pero lo que más impactó su co-
poco he ido aprendiendo más cosas del negocio”, añade.
razón fue el cariño que las alumnas le mostraron al final del
María del Rosario valora mucho que una empresa como
curso, reconociendo sus enseñanzas.
fotografía: arturo lara ramírez
CEMEX se haya interesado en su comunidad, donde es difícil
De la suma de estas experiencias, María saca en claro lo
encontrar opciones de estudio de ese nivel.
importante de dar lo mejor de sí misma, pues día a día se
Convertida en toda una chef, la vida de Rosario ha mejora-
enfrenta con personas que depositan su confianza en ella y
do notoriamente, por eso piensa seguir asistiendo a los Cen-
sus ganas de aprender, por lo que no puede defraudarlas.
tros de Desarrollo Comunitario. “Los cursos los imparten
Pero aquí no acaba todo. Por su participación en el Centro
profesionales y me parecen excelentes y muy útiles, porque
de Desarrollo Comunitario, María ha podido disfrutar de otras
te ayudan a conseguir empleo y también a autoemplearte”,
experiencias enriquecedoras como visitar casas hogar, a
comenta. En ese momento recuerda a sus padres ya fallecidos
donde lleva sus deliciosos postres a niños y niñas. Esto la ha
y exclama: “¡A ellos les habría gustado verme haciendo esto!”.
sensibilizado para transmitir a los suyos sus vivencias y for-
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LA ESCUELA
fotografía: carlos gracián
LA ESCUELA
talecer su vida familiar.
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Marcela Hurtado Gil
María del Rosario Villar
Atotonilco de Tula, Hidalgo
México, Distrito Federal
“Yo prefiero vender, a comer lo que preparo”, nos dice sin vacilar
Para María del Rosario, trabajar como coordinadora y animadora
Marcela. Ella ha aprendido los secretos de la cocina en los programas
de formación humana de anspac es una gran responsabilidad. Ade-
de su Centro de Desarrollo Comunitario, donde se ha capacitado en
más, ha tomado alguno de los cursos ofrecidos en el Centro de Desa-
la elaboración de platillos mexicanos e internacionales, gelatinas,
rrollo Comunitario y sacado de ahí muy buenas experiencias: “El de
panes, pasteles, repostería, dulces mexicanos, coctelería... y muchos
computación me abrió un mundo totalmente diferente. Antes tenía
otros suculentos manjares.
que estarles preguntando a cada rato a mis hijos qué tenía que moverle a la computadora, pero ahora ya sé cómo tengo que hacerlo”.
No vacila en reconocer que los Centros de Desarrollo Comunitario
estaban grandes. “No me gustaba quedarme en casa y hacer
son un espacio muy positivo, porque en ellos se ayuda a las personas
el quehacer; eso no me llenaba, no me satisfacía. Siempre quise
a descubrir de lo que son capaces, muy especialmente a las de su sexo.
hacer algo distinto”. Y eso fue lo que hizo: tomó la decisión de estu-
“Como mujeres, a veces nos limitamos en muchas cosas; no nos
diar y comenzó a hacer pasteles por encargo, algo que siempre le
arriesgamos y no sabemos cuáles son realmente nuestras habilidades.
“¡Me quedan muy bonitos!”, exclama.
Al sumar experiencias positivas, la seguridad en ella misma fue
en aumento, lo que la hizo ahorrar para comprarse un horno
e inscribirse en un curso de planes de negocio. Hoy, Marcela sabe
administrarse y calcular sus precios; se ha vuelto más autosuficiente, con el añadido de que aporta ingresos a su casa.
con las señoras, a fin de que salgan de la apatía en la que viven, se
despierte su gusto por la naturaleza, por la ecología y por ellas mismas.
Hidalgo, Nuevo León
México, Distrito Federal
Hace tiempo, la familia de María del Carmen fue víctima de la
Tanto a Beatriz como a sus tres hermanas, sus padres les dieron
violencia y la inseguridad que se viven en su municipio. Pero aunque
la oportunidad de elegir lo que querían ser en la vida, así que desde
esto es algo que recuerda con tristeza, también reconoce que fue
la secundaria, ella lo tuvo muy claro. Recuerda que en una autobio-
el detonador de un cambio en su vida: participar en anspac la ayudó
grafía que le pidieron elaborar en la clase de taquigrafía, anotó:
a salir adelante. Escuchar e impartir charlas sobre valores éticos y
“Quiero ser psicóloga y quiero ayudar a la gente”.
Años después cumplió su sueño, al graduarse en la universidad
para luego trabajar en las áreas clínica y educativa. Actualmente
De los talleres impartidos por el voluntariado, María del Carmen
cursa una maestría en terapia familiar y quiere seguir aprendiendo.
extrae los valores positivos y los transmite a su vez a los niños, porque
Cuando Beatriz conoció los programas de CEMEX a través de una
sabe que en ellos se encuentra la esperanza de la comunidad. “Si par-
amiga, de inmediato identificó la oportunidad de ayudar. Como
ticipamos, si hablamos, si sembramos nuestro granito de arena en
siempre había tenido la idea de retribuir en algo a su sociedad,
cada uno de los niños, tendremos un mejor futuro”, dice convencida.
se presentó al programa y comenzó a impartir terapia familiar y de
También desea transmitir un mensaje de superación a la juventud
de su municipio. Cree que las acciones que se enfocan en la gente
joven y la guían son la herramienta para tener un mejor país, porque
en la juventud está el futuro de México. “Pienso que si se diera una
sinergia entre el Gobierno, la iniciativa privada y la comunidad,
nuestro país mejoraría, pues si todos estamos bien, todos ganamos”.
fotografía: antonio cruz
fotografía: marco peña
Esta mujer tiene claro que debe continuar con su labor de vida, y
esto la llena de ilusión. Busca constantemente ideas para trabajar
Beatriz Becies
mucho por hacer para mejorar su comunidad.
LA ESCUELA
sus brincos, nos damos cuenta de que lo podemos hacer”.
María del Carmen Kuri Rasgado
humanos en la juventud la han hecho más consciente de que hay
88
Pero cuando empezamos a andar por el caminito, con sus hoyos y
pareja, además de terapia a niños y a adolescentes.
“En este proyecto, todos somos la esencia. Los directivos del
Centro de Desarrollo Comunitario confían en lo que yo hago y eso
es maravilloso. La gente confía en el Centro de Desarrollo Comunitario; por algo hay lista de espera y por algo las personas participan
en las actividades, porque es un espacio para crecer”, concluye.
LA ESCUELA
ha gustado porque puede darle “rienda suelta” a su imaginación.
fotografía: antonio cruz
fotografía: arturo lara ramírez
Marcela lleva seis años tomando cursos. Al primero se inscribió
cuando tenía 50 años de edad, aprovechando que sus hijos ya
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María Elena Bañuelos Martínez
Hilda Baltazar Guzmán
San Felipe, San Luis Potosí
Tamazula de Gordiano, Jalisco
“Comencé en el taller de carpintería, después tomé el de belleza y
Cuando Hilda vio el anuncio de anspac sobre los cursos de manua-
luego me especialicé en manualidades”, nos comenta María Elena,
lidades, le pareció una valiosa oportunidad que no podía dejar pasar.
para quien los cursos de su Centro de Desarrollo Comunitario han
De inmediato habló con sus tres hijos y les pidió su apoyo. Los re-
representado la oportunidad de aprender nuevas disciplinas, actua-
sultados no se hicieron esperar. Además de aprender, Hilda expresa
lizarse y, por qué no... pasársela muy a gusto. “He aprendido a ser
que ha mejorado como persona, porque ahora ve las cosas diferen-
una mujer libre y me siento bien de serlo. He conocido a más gente
tes: no es tan enojona, no se desanima tan fácilmente y sabe tra-
y me he desarrollado como persona; en lo económico estoy un poco
bajar en equipo.
Para ella fue muy importante el apoyo que recibió de las coordinadoras, pues le daban confianza para poder seguir adelante y
superar las dificultades. “He aprendido bastante y quisiera aprender
educación en el desarrollo de la mujer. “Mi labor también consiste en
más”, afirma Hilda, con la convicción de estar haciendo lo correcto,
me han apoyado mucho y yo también aprendo de ellas”, explica.
En los inicios de esta experiencia, María Elena batallaba porque a
su familia no le gustaba que saliera de casa, pero afortunadamente
las cosas han cambiado. Hoy sus hijos la ayudan en el hogar y también
con las manualidades; tienen una mentalidad triunfadora, continúan
estudiando y eso llena de orgullo a María Elena como madre.
especialmente porque ha notado un antes y un después en su persona, ya que era tímida y no se relacionaba bien con nadie, incluso
con su familia. Ahora considera que platica de todo con su esposo y
que tiene una comunicación perfecta con sus hijos.
Con el tiempo, esta mujer se ha dado cuenta de que estudiar ha
sido la mejor decisión para ella y para su familia. Es optimista y
espera seguir mejorando.
Amalia Pacheco Mendiola
Marcionila Sosa Moscoso
Atotonilco de Tula, Hidalgo
Mérida, Yucatán
Mientras algunos clientes esperan que Amalia los atienda en su
Marcionila se inscribió a un curso de su Centro de Desarrollo
pequeña estética, ella, sin dejar de trabajar, nos cuenta su historia.
Comunitario, gracias a que la maestra de bordado se lo sugirió;
Se trata de una joven mujer que comenzó a asistir al Centro de
desde entonces, no ha fallado ningún día. Aunque ya se dedicaba a
Desarrollo Comunitario porque simplemente quería aprender a
la costura, ella quería aprender nuevas habilidades en su campo,
cortar el cabello a sus dos hijos y a su esposo. Pero le gustó tanto la
así que inició la capacitación, con la grata sorpresa de que el taller
experiencia, que siguió tomando numerosos cursos de belleza has-
era de buen nivel. Ahora Marcionila es una experta y hace hasta
ta completar la especialidad en dos años.
vestidos de noche.
Aunque no le resultaba fácil separarse de sus pequeños durante al-
Después de estar un tiempo en bordado, las licenciadas de CEMEX
gunas horas del día para dedicarse a estudiar, lo hizo porque estaba
preguntaron al grupo si alguien querría impartir el curso de corte y
convencida de que era lo correcto. “El tiempo y dinero que invertí en
confección para unas mujeres que estaban muy interesadas en
los cursos me está dando frutos”, cuenta Amalia, mientras termina de
cortar el cabello a un niño y le indica a un señor que es su turno.
Ahora que Amalia tiene un trabajo de tiempo completo, sus hijos
no la ven tanto como antes, pero considera que ellos han madurado más rápido al no tener todo el tiempo a su mamá. También su
esposo la ha apoyado en su proyecto de vida y todos disfrutan de
una economía más desahogada. “Hoy me siento plena, porque estudié y tengo un trabajo”, concluye, esbozando una gran sonrisa.
aprender. Marcionila se apuntó, sobre todo porque deseaba devolver el favor que había recibido de la empresa. “La mayor satisfacción
que me queda es saber que les puedo aportar conocimiento a mis
alumnas que además están gustosas de aprender”.
Ella cree que si las personas, en lugar de estar viendo telenovelas
o acostados en una hamaca, tuvieran la oportunidad de ir al Centro de Desarrollo Comunitario, tendrían la motivación para ser
independientes.
LA ESCUELA
buscar la manera de que ellas trabajen y de apoyarlas. Las mujeres
fotografía: carlos gracián
Quien empezó siendo alumna hoy se desempeña como instructora, lo que la hace reflexionar sobre el valor y la fuerza que tiene la
fotografía: guillermo pruneda
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fotografía: arturo lara ramírez
LA ESCUELA
fotografía: lorenzo armendáriz
mejor. Uno de mis deseos es ser una mujer exitosa”.
91
LA COMUNIDAD
“Hombres, sus
derechos y nada
más; mujeres,
sus derechos y
nada menos”.
Susan B. Anthony
La construcción y el mantenimiento de las relaciones entre los integrantes de las comunidades humanas, de la mano de una puesta en común
de valores y objetivos, son una exigencia para la realización práctica de
los ideales de justicia, equidad y garantía en el cumplimiento de diversas
aspiraciones personales. Los distintos momentos de tensión y de acuerdo que suponen las relaciones humanas han servido como hilo conductor
en el desarrollo de la sociedad.
Más allá del estereotipo que reduce a la mujer a mero elemento de conciliación, el papel por ella desempeñado resulta determinante en la construcción de las comunidades mexicanas, dado su peso al interior de una
estructura social que sigue definiéndose como arraigadamente matriarcal.
En las últimas décadas, resulta cada vez más evidente la presencia de un
elemento de transformación en lo profundo de nuestras comunidades,
como reflejo de la participación de mujeres cada vez más dedicadas a la
realización de sí mismas y de sus diversos espacios de vida. Integradoras
e integrantes en el crisol de nuestra realidad, tanto las vidas como las obras
de las mujeres mexicanas han resultado determinantes en la conformación
de los valores que mantienen vigente la riqueza de nuestras comunidades.
Desde su propia trinchera y en diferentes espacios y épocas, nombres
como el de Gertrudis Bocanegra, Ángela Peralta, Carmen Serdán o Rosario
Castellanos han sabido contribuir en la construcción de lo que entendemos
como mexicanidad, abonando con el valor de sus particulares experiencias
el desarrollo de nuestra vida en común como sociedad y como nación.
Ana Cecilia
Ortiz García
Guadalupe, Nuevo León
A sus 36 años, Ana Cecilia reconoce que es otra persona; atrás ha quedado su actitud negativa y la falsa creencia de que era imposible obtener
alguna cosa buena de la vida. Esa era su antigua manera de pensar, por
eso reaccionó con incredulidad cuando, hace una año, se enteró de la
existencia del proyecto Construimos juntos. Aunado al hecho de ser madre
soltera con tres hijos, le parecía que era simplemente imposible que algún
día pudiera construir una casa, con sus propias manos, como planteaba
el programa. “Nuestra casita era de madera, de cartón y hasta de cobijas”,
recuerda. Venciendo entonces su negativismo –sobre todo motivada por
darle algo mejor a sus niños–, Ana Cecilia decidió dar “un salto de fe” y
participar en el programa.
Cuenta que cuando fue a ver la maqueta que unas personas de CEMEX
habían llevado para mostrar cómo quedarían las casas, seguía teniendo
sus dudas. “Veía los planos y pensaba que no lo iba a lograr... ¡pero no fue
así!”. En julio comenzaron con la obra, y fueron suficientes dos semanas
para que ella aprendiera todo lo referente a las actividades que tendría que
realizar. Este entrenamiento le permitió involucrarse desde el principio del
programa y vivirlo hasta el final. “Cavé en la tierra, puse los cimientos, saqué
medidas, mezclé, armé castillos y coloqué los blocks. Claro que no lo hice
yo sola; mi familia también participó, midiendo y cortando varilla”. Además,
con el apoyo del equipo, de los voluntarios y de todos los vecinos, el traba-
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Como Construimos juntos es el resultado de sinergias empresariales, además
de CEMEX se involucraron otras empresas como Axtel; Metalsa, que donó
puertas; y Sherwin Williams, que aportó latas de pintura. Por su parte, la
actriz Bianca Marroquín contribuyó con una donación en efectivo. “Gracias
al esfuerzo de todos, tengo una casa... y no fue tan difícil”, nos dice
con asombro una Ana Cecilia más optimista, que descubrió finalmente
que pegar bloques era “muy fácil”.
fotografía: marco peña
LA COMUNIDAD
jo de construcción resultó más sencillo y llevadero.
Con el apoyo del equipo, de
los voluntarios y de todos los
vecinos, quienes también
participaron en la construcción,
el trabajo resultó más sencillo.
Ana Cecilia desea continuar en ese lugar en el futuro, algo que antes era
fotografía: marco peña
impensable, pues no quería que sus hijos permanecieran en esa comunidad.
Más bien esperaba con ansia que una vez que crecieran y se casaran, se
fueran a vivir a otra parte, para que sus nietos “... no sufrieran la misma
marginación que soportamos nosotros”. Y agrega: “Yo veía a mis hijos y
pensaba: ‘Esta no es vida para ellos’. Pero todo cambió cuando nos presentaron la oportunidad para construir”. Ahora quiere que toda su familia se
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Pero quizá la antigua reticencia de Ana Cecilia estaba justificada hasta
Es evidente que la experiencia del programa no solo le dejó un hogar, sino
cierto punto. Antes de la llegada de Construimos juntos a su comunidad, el
muchos aprendizajes. “Antes no sabía ni agarrar una pala, y a raíz de la obra
ambiente entre los vecinos era conflictivo. “Había problemáticas. Algunas
ya hasta sé levantar una barda”. A Ana Cecilia le gustaría poder compartir con
personas nos discriminaban; nos trataban de carretoneros, como si fuéra-
más personas lo que aprendió sobre la construcción, para así ayudar a más
mos unos bichos raros”. Pero cuando empezaron las obras, el ambiente
gente, pues no quiere que nadie continúe atravesando por situaciones y difi-
también empezó a sufrir cambios positivos. Al relacionarse un poco más
cultades como las que ella vivió. “Si yo pudiera ayudarles a los que no tienen
mediante talleres y terapias, todos recapacitaron y entendieron que inte-
casa, lo haría. Una gran satisfacción para mí sería que CEMEX me diera la
graban una comunidad y, por lo mismo, debían ayudarse. Esto la hace
oportunidad de poder ayudar a más personas. Quisiera hacerlo, porque es
añadir con alegría: “Un vecino, por ejemplo, antes ni me miraba cuando nos
muy difícil vivir sin casa; la gente te ve muy mal y te discrimina mucho”.
encontrábamos, y ahora ya nos damos la mano al saludarnos. Al final, todos
Ahora que es una mujer nueva y se siente más plena, insiste en enseñar
terminamos más unidos, porque a pesar de lo que hemos vivido, participa-
a otros que el secreto está en el esfuerzo. Como ha probado que las cosas
mos y trabajamos como una comunidad unida”.
sí pueden cambiar, actualmente está haciendo planes para construir una
Ahora que tiene una casa, la vida de Ana Cecilia y de sus hijos ha mejorado
habitación más. Con la mentalidad renovada y sus necesidades básicas
en todos los sentidos. Por ejemplo, le produce mucha alegría y orgullo invi-
cubiertas, ve con optimismo no solo el futuro de su familia, sino el de
tar a otras personas a visitarla. “Mis hijos también ya invitan a sus amiguitos
México entero. Desde luego, es fundamental empezar por uno mismo y
de la escuela, porque ellos también sufrían esta discriminación”, recuerda.
brindar una educación adecuada a los hijos.
LA COMUNIDAD
LA COMUNIDAD
quede en la nueva casa y eche raíces en la comunidad.
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fotografía: marco peña
Quisiera ayudar
a más gente,
porque espera
que nadie siga
pasando por
situaciones
como las que
ella vivió.
Nancy
Peña Ortiz
Monterrey, Nuevo León
Nancy recuerda con claridad el día que CEMEX y el Municipio se acercaron
a su comunidad para exponer a los vecinos una propuesta conjunta para la
construcción de sus casas. Por experiencias pasadas, en un primer momento
Nancy tuvo sus dudas. “Mi vecina necesitaba construir su casita y al principio
participaron todos; pero después se desanimaron y a la semana ya nadie le
ayudó. Entre las dos tuvimos que acabar”, recuerda. Por eso, con mucha cautela se acercó a enterarse un poco más sobre cómo se realizaría el proyecto,
y se sorprendió cuando le dijeron que era fundamental que ella misma participara. “Al principio ‘no me cayó el veinte’, porque no me podía imaginar que
fuera cierto. ¿Cómo iba a construir una casa si yo no sabía nada?”. Pero muy
pronto comprobaría que el proyecto era real, y que iba a cambiarle la vida.
Aunque fue difícil, Nancy aprendió a pegar bloques, vaciar la placa, preparar la mezcla y poner los cimientos de las casas. Había actividades particularmente pesadas que las llevaban a cabo los hombres, pero siempre
las mujeres se mantenían cerca, para apoyar en lo que pudieran. “Lo último
que hicimos fue pintar, y eso ya fue muy fácil”.
Cuando el cansancio era mucho, los vecinos y sus familias se iban a
los talleres y ahí les hablaban sobre cómo convivir y jugar sanamente. Los
consejos para relacionarse entre sí, sobre todo en tiempos difíciles,
los ayudaron a desarrollar una mejor comunicación, no solo en la comunidad, sino en el interior de cada hogar. “Durante el proyecto, tuvimos que
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Todos nos dimos la mano y juntos cooperábamos en el trabajo de las casas,
sin importar de quiénes fueran, ni de si antes no nos llevábamos bien”.
Durante el tiempo que duraron las obras, Nancy y su familia tuvieron que
vivir en otra casa, junto con cuatro familias más. La situación era incómoda, por eso todos se esforzaban por terminar lo más pronto posible la obra
y poder ocupar sus nuevas viviendas. Al final, a pesar del estrés, lo consiguieron. “Mi motivación en esos momentos era pensar que en lugar de un
fotografía: marissa herrera
LA COMUNIDAD
organizarnos y empezar a hablarnos para poder trabajar bien y acabar.
Siente que son muy
afortunados porque ya
duermen tranquilos;
han dejado de padecer
fríos o inundaciones.
tejabán tendría una casa como patrimonio para mis hijos. Antes de tener
nuestra casa, los demás nos discriminaban porque teníamos tejabanes,
porque nuestra vivienda no se veía bien en la colonia”. Las lluvias volvían
más difícil su situación, pues inundaban sus precarias casas y tenían que
sacar el agua a la hora que fuera, muchas veces de madrugada. El huracán
Álex, por ejemplo, mojó todo, hasta los colchones. “Me acuerdo que sentí
mucha desesperación y ganas de llorar”, confiesa.
Pero esto ya quedó en el pasado. Nancy se siente muy afortunada porque
su familia hoy puede dormir tranquila, sin padecer fríos o inundaciones.
“Nos sentimos muy a gusto porque vivimos bien. Nuestra vivienda ya no es
un dolor de cabeza. Antes compartía el baño con mi mamá, y ahora es diferente porque tengo mi privacidad”. Disfrutar de más espacio y poder comer
en un cuarto diferente al que duerme hace sentir bien a esta mujer que, de
satisfacción, exclama: “¡Yo puse mi granito de arena, porque fuimos parte
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Valió la pena soportar el cansancio y las incomodidades que Nancy y sus
vecinos experimentaron durante los cuatro meses que duraron las obras,
porque terminó convirtiéndose en un tiempo de aprendizaje y crecimiento
personal. Hoy Nancy no solo piensa “echarle ganas” y construir un cuarto
más para sus hijos; también quiere ser una buena embajadora entre los de
su comunidad, compartiéndoles lo mucho que ha recibido de CEMEX y lo
beneficioso que resulta hacer causa común y trabajar en equipo.
fotografía: marco peña
LA COMUNIDAD
del proyecto y porque al final salimos adelante!”.
fotografía: marco peña
fotografía: marco peña
Nancy piensa que para tener
un mejor país se debe
trabajar en comunidad y que
el trabajo beneficie a todos.
María
Álvarez Torres
Ciudad Valles, San Luis Potosí
El oficio que desempeña María no suele ser común entre las mujeres. Pero
ella es así, fuera de serie, por eso escogió la carpintería como medio de vida.
Y es que aunque estudió la carrera de enfermería, a partir de que empezó
a asistir a los talleres de CEMEX descubrió que el trabajo manual era lo suyo,
por eso se inscribió en los cursos de carpintería, hasta el punto de que en
la actualidad este oficio se ha convertido en la fuente principal del ingreso
familiar. Por los prejuicios comunes de su género, al principio María tenía
la idea de que como mujer solo podría fabricar pequeños objetos de madera para su casa; sin embargo, a medida que fue adquiriendo más destreza
y –sobre todo– confianza en ella misma, se animó a fabricar muebles de
mayor tamaño. Su sueño hoy en día es dedicarse por completo a la elaboración de cocinas integrales y armarios.
Lo que empezó siendo una ilusión dentro de los talleres formativos de su
Centro de Desarrollo Comunitario se ha convertido en una realidad: María
ha abierto su propia carpintería. Nada más entrar, la impresión que da el
lugar de trabajo es agradable, por lo limpio y ordenado; ahí cada herramienta tiene su lugar. Cuando las máquinas están apagadas, puede escucharse
el chirrido de los grillos y el canto de los pájaros; María trabaja muy a gusto,
en un taller que ha ido acondicionando poco a poco, pues aunque empezó
con solo algunas herramientas, hoy prácticamente tiene de todo.
Como suele ocurrir con las madres trabajadoras, la principal motivación
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su madre desea heredarles el oficio. El mensaje principal que les está transmitiendo es que la carpintería es un buen trabajo para las de su sexo, y no
tiene por qué ser ejercido exclusivamente por hombres. Con su carácter
seguro, está convencida de que las únicas limitaciones para conseguir metas son las que la propia persona se impone. Por eso no solo se siente capaz
de desarrollarse laboralmente –lo que hace muy bien–, sino que atiende
como es debido a sus hijas. Estar tan cerca de ellas la hace feliz, cosa que
fotografía: lorenzo armendáriz
LA COMUNIDAD
de esta potosina son sus hijas, unas jovencitas de 15, 19 y 21 años, a quienes
fotografía: lorenzo armendáriz
Su mayor orgullo profesional es
haber creado una empresa familiar.
Desde que tiene su taller ha podido
estar más al pendiente de sus hijas.
no era así en su empleo anterior, pues por corresponderle el turno de noche
se veía en la necesidad de dejarlas solas. En otras palabras, no solo es dueña de “La Polilla” –como se llama su taller–, sino de su tiempo.
Gracias a que ha participado en algunos proyectos ofertados por el Gobierno de San Luis Potosí, le ha sido posible adquirir más herramienta y
darse a conocer entre los de su gremio. Estas satisfacciones llenan de oralta en Hacienda, no es una empresa fácil. Desde luego la participación
de la familia fue determinante: comenzando por su marido, dispuesto en todo
momento a ayudarla con lo que él sabe; y sus dos hijas mayores, que han
terminado ya los cursos y están pensando en arrancar sus propios negocios.
Está claro que en el camino hacia el éxito María ha tenido que romper
muchas barreras y aprender nuevas habilidades. Convertir centímetros a
pulgadas, por ejemplo, era algo que al principio le costaba trabajo, pero
fotografía: lorenzo armendáriz
gullo a María, pues crear un negocio familiar, con todas las de ley, dado de
tuvo que aprender, pues la madera se mide regularmente en pulgadas y
112
hora de escoger su material de trabajo, y también al interpretar con exac-
mente a María, y no es para menos, pues está convencida de que su profe-
titud lo que sus clientes quieren. En esto la ayuda mucho su facilidad de
sión podría beneficiar la economía de muchas otras mujeres –como ha
palabra, sobre todo cuando tiene que relacionarse con amas de casa, hecho
ocurrido en su caso–, gracias a que es doblemente útil: se pueden fabricar
bastante habitual porque en la mayoría de los casos son mujeres las que
muebles para la propia casa, o bien, se pueden vender.
le solicitan algún trabajo en madera... ¡y María interpreta a la perfección lo
Como en los talleres también participa el Instituto de Capacitación para
que ellas buscan o necesitan! Son varias las clientas que le han expresado
el Trabajo (icat), María ha pasado a formar parte de la plantilla de capaci-
sentirse muy a gusto con los muebles que les ha fabricado, arguyendo que
tadores, como instructora de carpintería. Está bien enterada de cómo se
las carpinteras –a diferencia de los hombres– sí se fijan en los detalles y les
desarrollan los procesos de involucramiento en proyectos productivos del
dan la debida importancia.
Gobierno, y ha aprendido a realizar también las gestiones necesarias al
El ejemplo de María como pionera en esta clase de oficio ha tenido tal
solicitar equipo de trabajo.
impacto entre las mujeres de la comunidad, que muchas de ellas se están
María es una carpintera plena, una verdadera agente de cambio en la
acercando al Centro de Desarrollo Comunitario para informarse sobre el
comunidad en la que sirve. Está llena de planes y con muchas ganas de
taller de carpintería; de hecho hay seis mujeres que lo cursan actualmente.
seguir creciendo. De todo corazón agradece a CEMEX las oportunidades
Desde luego, saber que está siendo fuente de motivación halaga enorme-
que le ha brindado para su formación.
LA COMUNIDAD
LA COMUNIDAD
así es como debe pedirse cuando se compra. Se ha vuelto una experta a la
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Claudia
Segura Liñan
Zapotiltic, Jalisco
La mirada de Claudia es la de una mujer segura –como su apellido–. Se
mueve con confianza y autosuficiencia, unos atributos que le han abierto
muchas oportunidades que ella ha sabido aprovechar. Prueba de esto es
que desde 1994 no ha dejado de participar en múltiples cursos, talleres y
programas ofrecidos por CEMEX. Se podría decir que ha pasado por todos:
Centros Productivos de Autoempleo, Patrimonio Hoy, Academias de Futbol,
ecotecnias, anspac (Asociación Nacional Pro Superación Personal)... y de
cada experiencia de aprendizaje ha sacado algo bueno.
De los cpa, por ejemplo, aprendió que gracias a la buena organización es
posible alcanzar metas –paso a paso–, y enriquecerse de la experiencia de
quienes ayudan; del programa de anspac, el sentido de unidad entre las
mujeres la marcó tan positivamente que siente que ha crecido en lo personal y lo espiritual; en su paso por la Academia de Futbol CEMEX-Tigres,
relacionarse con tanta gente le permitió forjar grandes amistades que aún
conserva; de Patrimonio Hoy aprendió lo gratificante que resulta trabajar
como familia en causas comunes, con un sentido de equipo que enriquece
la experiencia de un manera profunda.
Pero si algo le ha resultado particularmente fácil a Claudia en todos estos
programas ha sido el hecho de comunicarse con eficacia en su relación con
los demás. Y lo explica así: “En la dinámica de los programas no hay líderes,
porque todos somos importantes y cada opinión es válida. En mi familia
114
trabajado más unidos y más organizados; hemos mejorado nuestra relación
y tenemos más comunicación”. Por eso espera seguir trabajando hombro
con hombro con los miembros de su comunidad, pues sabe que solo con
espíritu solidario es posible alcanzar objetivos comunes.
Otra gran enseñanza para este mujer jalisciense es el valor de la permanencia, pues el éxito de una empresa no es solo alcanzar un logro, sino
mantenerlo. Por eso estima en gran manera el trabajo colectivo, pues
fotografía: carlos gracián
LA COMUNIDAD
todos nos apoyamos y todos le entramos y, desde que empezamos, hemos
En todos los programas le
resultó fácil la comunicación
y relación con los demás.
aparte de ayudarla a alcanzar metas y conseguir una vida mejor, la estimula a no conformarse y a desear siempre seguir adelante. “No es nada más
decir ‘tengo esta meta y ya’; es seguir dándole, porque todas esas oportunidades nos van a enriquecer para fortalecer esa meta común que tenemos”,
nos explica. Esta continua tarea de explorar nuevos horizontes la hace
sentir plena, porque sabe que después de escalar hasta cumplir un sueño,
siempre vendrá otro por el cual también deberá de luchar, al lado de aquellos que –como ella– aspiran continuamente a algo mejor. Por ejemplo,
cuando los vecinos requirieron un mejor servicio de agua, lo consiguieron
gracias a la suma de voluntades: el Gobierno, CEMEX y la comunidad colaboraron en la perforación de un pozo.
Claudia es de la idea de que cada experiencia es nueva e irrepetible, lo que
explica que valore una a una las oportunidades que se le presentan, por
considerarlas únicas; muchas de ellas se han traducido en beneficios invaluables para toda la comunidad. “Hay que aprovecharlas al momento que
las ofrecen”, opina. Y da algunos ejemplos: gracias al programa Patrimonio
Hoy comenzó a levantar el segundo piso de su casa, que casi termina; para
la construcción de uno de los cuartos, le fue muy útil saber hacer las mezclas
de material, como parte de los conocimientos adquiridos en los Centros
Productivos de Autoempleo. “En cada proyecto que se lleva a cabo hay un
desarrollo personal como ser humano”, concluye, tras repasar mentalmente sus experiencias.
fotografía: carlos gracián
de su comunidad, por parte de la Secretaría de Salud, y eso la hace entender
el gran esfuerzo que representan los programas a los que asiste. Afirma que
mientras se sigan implementando proyectos en beneficio de las comunidades, ella seguirá colaborando. “Esta empresa no solo se dirige a una familia; invita a toda la comunidad para trabajar en grupos y que así se
realicen las actividades. Le agradezco mucho a CEMEX, pues para mí
ha sido muy importante que me hayan tomado en cuenta”.
LA COMUNIDAD
Pero sus habilidades no acaban aquí. Claudia también es auxiliar de salud
117
fotografía: carlos gracián
Le encanta que el trabajo colectivo le
haya ayudado a tener una vida mejor.
García, Nuevo León
que ser desalojados del tejabán en que vivían pues, instalado
como estaba a la orilla de un barranco, sus vidas peligraban
en cuanto llovía con fuerza. Aún recuerda las veces que tuvo
que sacar a su pequeño en medio de la lluvia.
Leticia Sánchez
de Navarro
Han pasado 20 años desde que Leticia comenzó a participar
activamente en los programas de CEMEX, después de que una
vecina le platicara que en el Centro de Desarrollo Comunitario
se daban clases de manualidades. Pero al llegar, se interesó
por los cursos y por mucho más. Cuando escuchó las pláticas
Guadalajara, Jalisco
Pero esta mujer y su hijo no eran los únicos que afrontaban
de superación personal y moral, impartidas en anspac... ¡sim-
semejante riesgo, o tenían que padecer hasta lo indecible cada
plemente se quedó! Pasados tres años, terminó el curso com-
que el agua se metía a su vivienda y perdían sus pocas perte-
pleto de la asociación, y –para su sorpresa– fue invitada a
nencias, totalmente empapadas. Estaban rodeados de vein-
impartir cursos. Aunque le costó decidirse porque la invadía
te familias más en condiciones similares. En varias ocasiones
el miedo, finalmente dijo que sí, al enterarse de que sus alum-
les habían prometido ayuda, pero esta nunca llegó. Por eso
nos serían jóvenes. Y es que la idea de transmitirles todo lo que
cuando CEMEX tocó a su puerta y le ofreció apoyo para cons-
sabía a esos muchachos le pareció fundamental, por los be-
truir su casa, María Alejandrina no creyó ni una palabra.
neficios que eso podría traer a la comunidad en general.
Pero esta vez las cosas fueron distintas. “Cuando empezaron
De esas primeras experiencias como expositora, Leticia tie-
a cavar las zanjas en los terrenos, vimos que era real lo que
ne muy gratos recuerdos. Por su carácter, no le costó nada
habían prometido; que sí era en serio”, recuerda con asombro.
identificarse con los jóvenes y ganarse su confianza; ellos se
En ese momento –y por primera vez–, las familias se unieron
abrían con facilidad y le contaban sus problemas. Recuerda
haciendo causa común.
que terminado el curso, le sorprendió gratamente el hecho
Durante varias semanas, en dos grupos de diez personas,
de que todos los muchachos le dieran las gracias, y hasta en una
trabajaron duro, unos por la mañana y otros por la tarde.
ocasión le llevaran mariachi. “Estas experiencias te llenan y das
Recuerda la alegría que le causaba ver llegar los camiones con
gracias por estar ahí”, comenta con total convencimiento.
materiales para empezar a levantar las viviendas. Aunque
Cuatro años después de su primer contacto con anspac,
entonces no sabía nada de construcción, hoy habla utilizando
Leticia llegó a convertirse en la coordinadora de cinco unidades,
con propiedad términos como malla, castillos, arnés, mezcla...
de modo que su círculo de influencia se amplió y pudo alcanzar
120
con su trabajo a muchos jóvenes de otras comunidades.
tengo miedo de que llueva”, asegura esta mujer. Cuando por
Su vida personal también se enriqueció durante esos años.
fin ocupó su nueva vivienda, llegó otra clase de ayuda, tam-
Se casó, tuvo hijos y ahora toda la familia está involucrada
bién fundamental: sesiones de terapia para paliar el estrés
en las actividades que ella ayuda a coordinar, como los cursos
al que estuvieron sujetos durante tanto tiempo, por causa
de yoga o la Academia de Futbol CEMEX-Tigres. Sin lugar a
de la precariedad en la que habían vivido.
dudas hay un antes y un después en la vida de esta mujer, y
Hoy María Alejandrina se siente muy bien en el lugar en el
ella lo expresa de esta manera: “Mi vida ha cambiado y no
que vive. Ya no es una colonia irregular en la que no había nin-
creía que pudiera hacer tantas cosas”. Hoy, su gran fortuna
guna clase de servicios, y los niños jugaban en el lodo, siempre
es ser capaz de trabajar transmitiendo valores y habilidades
sucios y desprotegidos por causa de su condición. No. Las cosas
a las personas, con el propósito de que todas aspiren a me-
son muy distintas y, como ella dice: “Ahora tenemos todo”.
jores oportunidades y que, como ella, sean felices.
fotografía: carlos gracián
LA COMUNIDAD
fotografía: marissa herrera
“Ahora, en la casa que construí, estoy muy tranquila. Ya no
LA COMUNIDAD
María Alejandrina
Martínez Vargas
En más de una ocasión, María Alejandrina y su hijo tuvieron
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Yésica Yadira Pérez Flores
Torreón, Coahuila
Guadalupe, Nuevo León
Las experiencias formativas y de trabajo de Dulce María han sido
Yésica Yadira tiene muy presente en la memoria una fecha: febre-
muy variadas. Comenzó apoyando los talleres de manualidades di-
ro de 2010. Recuerda que fue cuando el personal de CEMEX le propu-
rigidos a niños y señoras, para después trabajar con grupos de la
so a 20 familias de su comunidad involucrarse en el programa
tercera edad y en cursos de cocina económica. Pero si hay algo que
Construimos juntos. Con transparencia en los detalles, les informaron
esta mujer disfruta por sobre todo lo demás es el programa de biblio-
que los ayudarían con material, recursos y asesoría en construcción,
teca, pues para ella es un reto conseguir motivar a los niños, jóvenes
a fin de que pudieran construir sus casas. Aquello la emocionó. Se
y padres de la comunidad para que adquieran el hábito de la lectura y
trataba de un proyecto como “caído del cielo” que, sin duda, mejora-
les guste sumergirse en los libros... como a ella. “Buscamos sembrar
ría en mucho el aspecto de la comunidad y les traería bienestar.
Las obras las llevaban a cabo principalmente mujeres; así, mien-
preocupada en todo momento de que los que se acercan a la biblio-
tras los trabajadores de CEMEX acomodaban los moldes para el
teca conozcan su funcionamiento y les atraiga de tal modo que
firme, ellas iban rellenando el terreno. “También sacábamos medi-
quieran perderse en el universo de la buena lectura.
das, hacíamos la mezcla para el block y lo acarreábamos”, recuerda.
Comenta que estos proyectos la han enriquecido muchísimo, pues
al tiempo que desarrolla sus capacidades, tanto ella como su familia viven en un entorno más agradable.
Antes, ni las vecinas ni ella cruzaban palabra, pero ahora se saludan con simpatía. Además, a partir de esta experiencia, Yésica presta más atención a sus niños y convive con ellos. También ha
aprendido a valorar lo que tiene y comenta: “Ahora hay más unión
familiar, platicamos con los hijos y cada quien tiene su privacidad”.
Raquel Arroyo Pérez
Martha Gabriela Pizano Medrano
Atizapán de Zaragoza, Estado de México
Zapotiltic, Jalisco
Desde hace tres décadas, Raquel vive en Atizapán de Zaragoza, de
Al sur del estado de Jalisco, en la pequeña población de Zapotiltic,
modo que si hay alguien que conoce muy bien esa comunidad es ella.
viven Martha y su familia. Cuando supo que CEMEX había abierto
Por eso, saber que lleva a cabo un trabajo en beneficio de los suyos
ahí la Academia de Futbol CEMEX-Tigres, fue a visitarla, a fin de de-
la hace feliz. De un tiempo acá, Raquel se desenvuelve con natura-
cidir si inscribiría o no a sus dos hijos. Al llegar, quedó sorprendida por
lidad en el Centro de Desarrollo Comunitario de CEMEX, en donde
las canchas y las instalaciones y, sin dudarlo, matriculó a sus hijos e
imparte clases de cocina en todas sus variedades: vegetariana,
invitó a los de sus amigas para que juntos integraran un equipo. En
navideña, cotidiana, cantonesa, repostería, pastelería, gelatina
poco tiempo se involucró como madre voluntaria, con la misión
artística, bocadillos, decoración con chocolate...
de animar y convencer a más personas de su comunidad a participar
En los Centros de Desarrollo Comunitario se ofrecen programas
en las actividades de la Academia, lo que logró con éxito y hoy está
que abarcan casi todas las expectativas de formación profesional y
feliz porque tiene a un hijo en primera división y a otro, en segunda.
así lo percibe esta mujer. “Desde que llegas a la recepción, te reciben
Además del futbol, esta mujer ha colaborado en programas de
con calidez y buen trato; nunca se ve despotismo por parte de nadie”,
describe. “Entre los maestros, cuando nos encontramos por los pasillos, siempre hay un saludo de cortesía”. Y Raquel disfruta de todo: el
ambiente, la vegetación, el trinar de los pájaros y lo confortable de
las instalaciones, diseñadas para que alumnos y maestros gocen de
un buen ambiente. Intentando resumir su experiencia en el Centro,
agrega: “Ahí la mujer se siente muy a gusto, muy querida”.
educación inicial y de reforestación. También imparte pláticas y
participa en la organización de eventos encaminados a reunir fondos que ayuden a los jóvenes deportistas a adquirir uniformes y
pasajes cuando tienen que ir a los torneos. Para Martha y su familia, la Academia de Futbol CEMEX-Tigres ha traído tantos beneficios,
que no duda en hacer cualquier esfuerzo de convencimiento para
que más gente se integre a ella.
LA COMUNIDAD
Dulce María reconoce que ella ha sido la principal beneficiada. “En
la búsqueda por ayudar a otros, encontré lo que yo necesitaba”.
fotografía: marco peña
en cada visitante la semillita del amor por los libros”, nos cuenta,
fotografía: carlos gracián
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fotografía: antonio cruz
LA COMUNIDAD
fotografía: víctor hugo valdivia
Dulce María Lozano Jiménez
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Juana Ángeles Bautista
Silvia García Vidales
Maney, Hidalgo
Ensenada, Baja California
A Juana le gana la risa por cualquier cosa. Ella es así: muy alegre.
A Silvia le tomó por sorpresa llegar al Centro de Desarrollo Comu-
Su carácter y su disposición a ayudar a otros han resultado ser una
nitario. Como su esposo trabajaba en CEMEX, le pidió que asistiera
mezcla perfecta y muy valiosa a la hora de participar en anspac.
al programa de anspac, para ver si le gustaba. Al principio le costó
Reconoce que lo vivido ahí ha sido fundamental en su formación
mucho trabajo relacionarse con otras personas; incluso saludar le
personal, especialmente porque ha aprendido a entender a su ma-
parecía complicado, pero poco a poco venció la barrera de la timidez
rido y a relacionarse mejor con él. Su mentalidad ha cambiado;
y comenzó a comunicarse con todos.
cuando estaba recién casada, creía que al marido simplemente “se
Han pasado más de 24 años y Silvia sigue ahí, apoyando a su co-
le tenía que aguantar”. Pero hoy cree en las relaciones igualitarias
munidad y sirviendo con su experiencia en funciones de tesorera,
y lucha por ellas; ha hecho del respeto y el mutuo apoyo las bases
profesora y coordinadora, con una meta muy clara: continuar tra-
de su hogar, y considera que gracias a esto ha permanecido con su
bajando por el bien de los demás.
tomó el curso de primeros auxilios, preocupada porque no había un
centro de salud en Maney. Después decidió involucrarse en la reforestación de su comunidad; veía que los adultos eran renuentes a
esto, así que empezó a trabajar con niños de primaria, quienes
adoptaron un árbol y le dedicaron sus cuidados. Con orgullo, Juana
refiere que los árboles de sus hijas siguen ahí, grandes y robustos.
tante para ella es la transformación interna que ha experimentado,
pues afirma haber crecido espiritualmente y logrado vencer barreras para comunicarse con su familia y trabajar en equipo.
“Me siento plena, especialmente como esposa; es una bendición
de Dios”, comenta Silvia con mucha convicción.
Guadalajara, Jalisco
Tamuín, San Luis Potosí
Gracias al sacerdote de su parroquia, María llegó al programa de
Aunque a veces le costaba organizarse porque sus hijos eran pe-
anspac. Ahí descubrió que además de aprender pintura, podía ser una
queños y ella trabajaba en una escuela, Marcelina sacaba tiempo
animadora e invitar a otras personas de su comunidad a involucrarse
de donde no había para asistir a los programas de CEMEX. Al prin-
en cursos y actividades, labor que lleva a cabo desde el año 2004.
cipio participó como animadora, hablando sobre espiritualidad y formación; más adelante, pasó a encargarse de una unidad.
Ella recuerda que antes era una persona negativa que le encon-
miento que cuando no tenía tiempo para asistir debido a que debía
traba “peros” a todo. Sin embargo, a partir de que empezó a escuchar
atender a sus hijos, los maestros le llevaban el material para estudiar
algunas charlas en anspac, su actitud hacia la vida fue cambiando.
en casa y así pudo aprender bordado, listón y manualidades.
Por eso no duda en reconocer que estas oportunidades formativas
trado señoras que se sienten inútiles porque sus familias las hacen
sentir así, y en los cursos de CEMEX crecen espiritualmente y se
superan”, comenta.
Para María, los valores de unión y cooperación de CEMEX van de
la mano con la espiritualidad y las ganas de ayudar al prójimo que
siempre la han guiado. Considera también que su trabajo diario,
más que una labor, es una experiencia de vida.
fotografía: lorenzo armendáriz
involucrados en diferentes cursos. María recuerda con agradeci-
den a valorarse y a sentirse parte integral de la sociedad. “Han enfotografía: carlos gracián
cambié físicamente, pues ahora ya me arreglo”. Pero lo más impor-
Marcelina Flores Acosta
Opina que el mayor valor de los cursos es que las mujeres apren-
LA COMUNIDAD
alimentación, me preocupo por la higiene y por la salud; además,
María Cruz López
Otros de los beneficiados fueron sus seis hijos, que han estado
124
Silvia comparte algunos de los cambios positivos que han ocurrido en su vida desde que entró al programa: “Ahora tengo mejor
están haciendo mucho bien a los vecinos de su comunidad, especialmente a las mujeres. Su perseverancia en el programa de la asociación ha contribuido también a que hoy su relación con todo el
mundo sea magnífica, de lo cual se siente satisfecha. Disfruta conociendo personas en las comunidades, como afirma: “Yo doy clases
en una de ellas y es muy bonito escuchar las experiencias de las señoras y sus logros”. Su consejo es que si todos hiciéramos lo que nos
corresponde en beneficio del bien común, el mundo sería diferente.
LA COMUNIDAD
fotografía: antonio cruz
Como Juana tiene una disposición nata cuando se trata de ayudar,
fotografía: isyal zambrano
esposo y sus tres hijos.
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LA mujer
“Una mujer
con imaginación
sabe proyectar
el futuro de
un milenio”.
Es difícil encontrar palabras para definir a la mujer, ese ser que no se rinde
con facilidad, a pesar de los fracasos en sus múltiples intentos por salir
adelante. Definir a la mujer es particularmente revelador en un momento histórico en el que su constante transformación y desarrollo se perfila
como el ingrediente fundamental para mejorar nuestra realidad social.
Como nunca antes en la historia de México, en nuestros días somos
testigos del arribo y la consolidación de la presencia femenina en la exploración de terrenos y en el ejercicio de actividades que hasta hace muy
poco se consideraban tradicionalmente privativas a su naturaleza. Los
resultados obtenidos por quienes se han dado a esa tarea están consiguiendo convertir esos espacios en semilleros propicios para el desarrollo de otras mujeres que también tienen sueños de superación.
Es verdad que la historia ha puesto de manifiesto el valor de muchas
mujeres mexicanas cuya actuación en el pasado ha sido fundamental
para la construcción de nuestro hoy. Sin embargo, ser testigos de historias de éxito protagonizadas por tantas y tantas mujeres de nuestro
presente nos deja una lección de esperanza, porque nos permite proyectar con optimismo una nueva perspectiva de nuestro futuro, con altas
posibilidades de convertirse en realidad.
Sin lugar a dudas, el México del mañana se verá poblado por más figuras
destacadas, que enriquezcan y contribuyan con su presencia a la transformación de su entorno. En ningún momento debemos olvidar que para
que tales aspiraciones se concreten, las acciones que como individuos e
Rigoberta Menchú
instituciones llevemos a cabo habrán de ser congruentes y propicias para
dicha transformación. Las mujeres mexicanas del futuro son las mismas
que hoy transforman y enriquecen su presente.
Griselda Lizeth
Reina Martínez
Monterrey, Nuevo León
Griselda es regiomontana, y hace más de 25 años llegó a vivir a la colonia
Victoria, muy cercana a la planta CEMEX. Aprovechando las visitas guiadas
que la empresa organiza para la comunidad, Griselda se acercó a las instalaciones del Centro de Desarrollo Comunitario y de inmediato se sintió
atraída por las actividades ahí ofertadas. No dudó en participar tanto en
partidos de futbol como en concursos de teatro enfocados a la reforestación,
en los que en una de las ocasiones obtuvo un tercer lugar.
Como muchas mujeres que la rodean, Griselda ha sufrido limitaciones
educativas y económicas a lo largo de su vida; en su caso, el desafío ha sido
aún mayor por el hecho de enfrentar serios problemas de salud. Padece una
enfermedad metabólica neurológica que en ocasiones le impide levantarse
de la cama, o le provoca pérdida de memoria y problemas en el habla. Con
estos síntomas, el día a día de Griselda no es fácil de sobrellevar; sin embargo, esta mujer no ha convertido su circunstancia en pretexto para perderse de la experiencia gratificante que proporciona el estudio. No. Ella lleva
más de 20 años asistiendo a distintas iniciativas de capacitación que le
ofrece su Centro de Desarrollo Comunitario.
De entre todos los programas que ha cursado, nos cuenta que particularmente disfrutó los de manualidades, elaboración de piñatas y herbolaria.
En este último aprendió a manejar plantas medicinales, así como a elaborar pasta dental, cremas, geles, champús, jabones, mascarillas y otros
para venderlos. La elaboración de piñatas es otra de sus pasiones. Como en
LA MUJER
las aulas se volvió experta en la técnica para su fabricación, ahora cada fin
de año vende sus propias creaciones, lo que le permite llevar a su hogar un
130
fíciles para ella y su familia, en los que en más de una ocasión su estado
ingreso extra. Esta actividad le ha resultado particularmente útil en los últimos tres años, en los que por desgracia la situación física de Griselda se
agravó, a tal grado que la incapacitaron en su trabajo. En estos tiempos di-
fotografía: marissa herrera
tantos productos de belleza, no solo para utilizarlos ella y su familia, sino
“Aprender me ayudó en muchos
sentidos y mejoró mi calidad de
vida; dejé de deprimirme por estar
en la casa y por no tener trabajo”.
anímico también ha decaído, Griselda ha encontrado un refugio en sus cursos. “Antes de enfermar, estaba acostumbrada a recibir un salario quincenal,
y de pronto me quedé sin recibir nada”, recuerda con tristeza. Pero añade:
de deprimirme por estar en la casa y por no tener trabajo, y también contribuyó a mi economía”.
Se acuerda de que hubo un año en concreto en el que su salud empeoró
significativamente; para ella ha sido el más difícil de su vida. En esas circunstancias, cualquiera habría entendido a Griselda si hubiera decidido
encerrarse en casa y –cruzada de brazos– quedarse ahí, lamentando su
fotografía: marissa herrera
“Aprender me ayudó en muchos sentidos y mejoró mi calidad de vida; dejé
desgracia; pero no lo hizo. Venciendo las dificultades físicas e, incluso, anícuando habló con su papá y le dijo que se dedicaría a las piñatas y a la her-
Cuando alguien demuestra que es capaz de sacar fuerzas de donde no las
bolaria, un par de actividades en las que se sentía capaz de manejarse por
hay, aun sin darse cuenta puede estar siendo de inspiración a otras personas
su cuenta, ante la falta de otras opciones de trabajo. Y ahí empezó una
que atraviesan por circunstancias similares. Así le ocurrió a Griselda, y se llena
nueva etapa en la vida de esta luchadora.
de alegría cuando comparte este testimonio: “Tengo una amiga que duró
La primera Navidad en la que vendió sus piñatas le fue bastante bien.
tres años sin trabajo cuando estaba enferma, y nunca quiso ir a ninguno de
Expresa con satisfacción que con el fruto de su trabajo pudo pagar una
los cursos. Hace poco la vi y se sorprendió al ver que yo vivo de lo que aprendí
buena cena navideña para su familia y le compró regalos a sus sobrinos. En
en CEMEX, y ahora también va a los Centros de Desarrollo Comunitario”.
Al hacer memoria de lo que ha crecido en las aulas del Centro, Griselda
a Griselda a su sustento básico; tiene el plan de fabricarlos en cantidades
agradece la paciencia que le han tenido sus maestros, de quienes ha aprendido cosas útiles que hoy le permiten mantenerse y cubrir los gastos de
LA MUJER
cuanto a los productos de herbolaria que fabrica, venderlos está ayudando
mayores, a fin de ponerlos a la venta en el mercado.
Hay dos cosas que hacen feliz a esta mujer: preparase cada día para ser
su tratamiento. Para terminar, Griselda reflexiona con optimismo sobre su
autosuficiente… ¡y consentir a sus sobrinas! A una de ellas la acompaña al
presente: “Estoy trabajando a mi tiempo, y eso me deja dinero. Tengo una
dentista y le está pagando sus frenos; también se está dando el gusto de
familia que me apoya y tengo mucha fe”. Sin duda, con estos satisfactores
132
comprarle algunos obsequios por la próxima celebración de sus 15 años.
Griselda sobrelleva con más facilidad las dificultades.
LA MUJER
micas, optó por un mejor camino: el estudio y la superación. Fue entonces
133
fotografía: marissa herrera
fotos: marissa herrera
“Estoy trabajando a mi tiempo,
y eso me deja dinero”.
Eva
León Lugo
Ensenada, Baja California
Eva está un poco inquieta. Ahí en su cocina, mira la hora en el reloj que –por
su tono rojo– hace contraste con el color blanco de la pared en la que cuelga.
Algo nerviosa, pero sin perder el sentido del humor, pregunta a quien la
entrevistará si todo el ajetreo a su alrededor será similar al que viven los
artistas cuando son entrevistados. Emocionada ante las cámaras que
la filman, comienza a contarnos cómo ha cambiado su vida.
De inmediato viene a su mente el día que por primera vez asistió a los talleres de CEMEX. De eso hace poco más de siete años, pero recuerda con
nitidez cuánto le gustó participar en un curso en el que le enseñaron a elaborar bolsas de manta, bordadas con listón y pedrería. De entonces para acá,
esta mujer –que apenas rebasa los 60 años de edad– no ha dejado pasar la
oportunidad de inscribirse en cuanto curso y taller le parece atractivo: bisutería, lentejuela, chaquira, canutillo…; el año pasado hasta venció el miedo
a las computadoras y decidió aprender a utilizarlas. Lo cierto es que no importa qué programa formativo diga Eva que prefiere; se ve que todos los ha
disfrutado y obtenido de ellos el máximo provecho. No hay más que ver su
sonrisa para sacar conclusiones sobre su estado de satisfacción personal.
Pero cualquiera podría pensar que –como tiene lo que quiere y además
lo disfruta a plenitud– en la vida de Eva todo marcha bien. Y esto es lo sorprendente de esta mujer. Hace un tiempo le amputaron una pierna, y
aunque su movilidad se redujo, su vitalidad no. Los traslados al Centro de
Desarrollo Comunitario son un poco complicados, pero no lo suficiente
LA MUJER
lo difícil como si fuera fácil. Cuando llega en su silla de ruedas al Centro,
siempre hay alguien que la ayuda a desplazarse hasta el salón; una vez ahí,
136
Otro gesto de solidaridad que la sorprendió gratamente ocurrió mientras
se mueve a sus anchas, con total comodidad.
Recuerda que al principio no había acceso para sillas de ruedas, pero al poco
tiempo la encargada del proyecto mandó instalar una rampa en el Centro.
fotografía: isyal zambrano
como para desanimarla. Su carácter y sus ganas de superarse la hacen ver
fotografía: isyal zambrano
blándoles de lo que podrían llegar a aprender en los cursos y talleres; nos
colocó el señalamiento de discapacidad para que ella siempre tuviera un
cuenta, con gran orgullo, que una de ellas se graduó ya del curso de re-
lugar privilegiado. Estos y otros detalles son los que han hecho que Eva acu-
postería, y otras dos están a punto de hacerlo. Por eso Eva no pierde
da contenta al Centro de Desarrollo Comunitario, pues reconoce que muy
tiempo cuando se trata de recomendar a otras personas que se preparen;
pocos lugares en Ensenada ofrecen facilidades para moverse en silla de ruedas.
dice que hacerlo es una buena medida contra el estrés, el aburrimiento y
Aunque en su infancia solo alcanzó a estudiar primaria, el deseo de
las carencias económicas. En su caso, no tiene más que entrar a los talleres para olvidarse de sus problemas físicos.
bro la hace estar abierta a cuanta oportunidad formativa se le pone en-
Y todavía hay mucho más que aprender de esta mujer y de su carácter
frente… y sabe sacarle provecho. A partir de lo que le han enseñado, hoy
luchador. Hace 23 años murió su esposo, cuando ella tenía 38 años. Se que-
LA MUJER
aprender siempre ha estado presente en Eva. Su gran capacidad de asom-
realiza algunos trabajos y gana dinero; saberse productiva contribuye
dó sola, con dos hijos a los cuales sacar adelante. Gracias a la previsión de
también a aumentar su autoestima. Pero como no todo tiene que ver con
su marido, que dejó un fideicomiso para que los niños estudiaran, hoy en
lo material, lo cierto es que Eva se siente valorada cuando otros reconocen
día ambos son profesionistas. “La niña”, como aún le dice a su hija, es con-
sus logros y escuchan sus consejos. Por ejemplo, algunas de sus vecinas
tadora pública; y “el niño”, ingeniero. Ellos son independientes y, siempre
138
asisten al Centro de Desarrollo Comunitario porque ella las animó, ha-
que pueden, la ayudan a vender sus artículos.
LA MUJER
fotografía: isyal zambrano
cursaba el taller de computación; uno de los colaboradores del programa
139
Sonríe al contarnos lo que sus hijos le dicen al verla siempre tan ocupada:
“Mamá, si teniendo la pierna no te veíamos, ahora que no la tienes… ¡te
vemos mucho menos!”. Pero Eva se siente orgullosa de realizar sus propias
actividades, de seguir aprendiendo y de estar logrado a su edad todo aquello con lo que sueña.
Escucharla hablar sobre su vida –con optimismo y sin rencores– resulta
inspirador. Cuando perdió la pierna por causa de la diabetes, aunada a un
problema vascular, perdió también el trabajo. Durante 23 años había atendido una pequeña lonchería, pero al enfermar tuvo que dejarla. Por eso ella
ve como una recompensa el poder acudir a los talleres del Centro de Desarrollo Comunitario, pues ahí la actividad y el conocimiento la revitalizan y
le dan fuerza para afrontar el día a día. Quizá no exista ya la lonchería, pero
Eva está vendiendo los artículos que crea con sus manos y esto la hace
sentir útil. Parece que no sabe lo que es cruzarse de brazos, pues a sus 62
años sigue convencida de que no hay obstáculo en la vida que la pueda
detener cuando se trata de alcanzar metas. “Mi pierna no está, pero mis
manos y mi cabeza sí”, dice muy segura de ella misma.
Hace unas semanas la invitaron a un curso avanzado de anspac (Asociación Nacional Pro Superación Personal). No puede ocultarnos las ganas que
tiene de asistir, pues después de prepararse por dos años podría llegar a ser
maestra. “Quiero que el día en que ya no esté aquí se acuerden de mí”, nos
confiesa, sin ocultar su entusiasmo por enseñar los conocimientos adquiridos y seguir adelante con sus planes y proyectos.
Reflexionando un poco sobre la situación del país, Eva externa su opinión
sobre cómo podría mejorar. Considera que todos los mexicanos tienen que
LA MUJER
los que no lo hacen quieren obtener lo mismo que los que en verdad trabajan.
“Hay que trabajar. Eso es lo que hay que hacer para salir adelante”, ratifica.
140
gente como ella.
La cocina de Eva está a punto de volver a la normalidad, pero ella todavía
tiene algo que agregar. Se siente agradecida con quienes hacen posible los
programas de CEMEX, y desea decirles “¡gracias!” por hacer tanto bien a la
fotografía: isyal zambrano
trabajar a la par; sucede a veces que unos se esfuerzan más que otros, y luego
Eva se siente orgullosa
de tener sus propias
actividades, de seguir
aprendiendo.
Lucrecia
Ortega Pardo
Guadalajara, Jalisco
Con una alegría que contagia, Lucrecia nos comparte cómo llegó a la oficina
de CEMEX en la que actualmente trabaja. Sobre su escritorio –además de los
papeles y la computadora– está su casco color rojo, que usa para desplazarse
por toda la planta. Y lo hace con familiaridad, pues conoce las instalaciones
como la palma de su mano. Al igual que sus padres –que han trabajado en la
planta de CEMEX haciendo labores de jardinería y limpieza por casi 20 años–,
Lucrecia empezó desarrollando la misma actividad. Sin embargo, los espacios
y pasillos que limpiaba, pronto se convertirían en un lugar para desenvolverse a otro nivel. Y todo empezó cuando le ofrecieron tomar cursos.
Al principio, le costó trabajo romper esas barreras invisibles que, por desgracia, paralizan a muchas mujeres y les truncan la posibilidad de superarse. “Vengo de una educación donde la mujer debe estar nada más en la casa
y con los hijos”, comenta. Sumado a la lucha interior de querer rebasar esa
clase de limitaciones impuestas por otros, estaba el temor real de Lucrecia
de volver a estudiar después de tantos años de no hacerlo. Al casarse muy
joven, abandonó la secundaria y, con ello, la ilusión que entonces había
tenido de estudiar un secretariado. Luego su vida dio un giro importante y
sintió la necesidad de superarse para salir adelante, principalmente para
poder ofrecer algo mejor a sus tres hijos y que se sintieran orgullosos de
ella. “No quería que vieran a una mamá agachada, sino a una con fuerza y
que va para adelante”, nos confiesa.
Tras esa lucha interior, Lucrecia venció al temor y los prejuicios. Con las
LA MUJER
tación y comenzó su proceso formativo. Para su sorpresa, pronto se dio
cuenta de que su capacidad de aprendizaje seguía intacta, pues todo lo
142
en ella misma fueron eventos que ocurrieron casi simultáneamente.
asimilaba con facilidad y rapidez. “Me seguí como hilo de media”, ilustra con
un fino sentido del humor, mientras brillan sus ojos verdes.
Y pasó lo que tenía que pasar: empezar a estudiar y recuperar la seguridad
fotografía: carlos gracián
ideas ya aclaradas, se inscribió en el programa de secretariado con compu-
Tras su paso por las aulas llegó la oportunidad de acceder a un mejor
empleo. Y la opinión que a continuación externa dignifica aún más su condición de mujer luchadora: “Barrer y limpiar no es un trabajo denigrante,
pero siempre hay que aspirar a algo mejor”.
El cambio fue radical y los efectos impactaron positivamente en todas las
fotografía: carlos gracián
Su vida dio un giro importante y
sintió la necesidad de superarse
para salir adelante.
esferas de su vida. Gracias a su trabajo como empleada administrativa, su
economía mejoró al percibir mayores ingresos. El día a día de Lucrecia y sus
hijos se volvió más estable, como ella misma menciona: “Ya puedo apoyar
cómo han cambiado las cosas en casa; les gusta que su mamá los ayude
a mis hijos y darles económicamente un poco más de lo que les daba antes.
con las tareas cuando algo se les dificulta. Por su parte, a Lucrecia le com-
Nuestra vida ha cambiado en todos los aspectos y con mejor calidad de vida”.
place que los niños se interesen por su trabajo, y cuenta cómo la apoyan
Pero disfrutar de un mejor puesto y cubrir desahogadamente las necesi-
cuando debe preparar auditorías, a las que ellos consideran un tipo de
“examen” que tiene que aprobar su mamá.
Como los buenos ejemplos “arrastran”, el de Lucrecia también está pro-
la conocen de muchos años podrían testificar que la Lucrecia de hoy no
vocando que otras personas deseen experimentar un crecimiento integral
tiene nada que ver con la Lucrecia autolimitada de ayer; esa que creía que
como el de ella. Su mamá, su sobrina, sus hermanas, sus hijos y hasta al-
no podía salir del círculo de su casa y que estaba vedada para cualquier
gunos de sus vecinos se han acercado ya al Centro de Desarrollo Comunitario para integrarse en sus programas. Ahora que ha tomado con fuerzas
LA MUJER
Para ella es todo un triunfo haber incrementado su autoestima. Quienes
posibilidad de superación personal.
Rotos los paradigmas, Lucrecia disfruta siendo una mujer triunfadora.
las riendas de su destino, Lucrecia no piensa detenerse. Se sabe capaz de
Ha aprendido en poco tiempo que la plenitud es posible cuando se encuen-
materializar cada uno de los planes y proyectos que hoy se agolpan en su
tra el equilibrio entre el desarrollo profesional y el compromiso personal
cabeza. Por fortuna, no tendrá que luchar de nuevo con los miedos, la in-
144
de ser una buena madre. En este sentido, sus hijos también podrían dar fe de
seguridad y los prejuicios, porque todo eso quedó atrás.
LA MUJER
dades de sus hijos no son las únicas satisfacciones que la llenan de orgullo.
145
fotografía: carlos gracián
Se siente muy bien de ser una
mujer que triunfa y sigue
creciendo a nivel profesional.
Guadalupe
Tovar López
Atotonilco de Tula, Hidalgo
Sentada detrás de su máquina de coser, Guadalupe se dispone a hablarnos
sobre cómo inició su negocio de costura. Con solo ver la destreza con la que
maneja las telas, y la organización y el orden que hay en su sitio de trabajo,
cualquiera diría que Lupita –como la llaman de cariño– lleva toda la vida en
este negocio. Pero no es así.
Hace solo tres años que esta mujer aprendió a cortar telas y confeccionar
prendas, como resultado de cursar uno de los programas ofrecidos por
CEMEX en su comunidad. Esa seguridad con la que se maneja Lupita en el
taller y el profesionalismo con el que atiende a sus clientes son un reflejo
de lo que aprendió durante los seis meses que duró la capacitación.
Antes de apostar por este tipo de actividad, Lupita pasó por otras experiencias laborales. Primero trabajó como secretaria, pero se vio en la necesidad de renunciar a su puesto porque la cantidad de horas que debía
cubrir no le permitía atender como era debido a sus hijos, que en ese entonces eran muy pequeños. Pasado un tiempo, entró a una empresa como
obrera; y habría permanecido ahí muchos años más de los que estuvo, si
no se hubiera enterado de las oportunidades de formación ofrecidas por
el Centro de Desarrollo Comunitario.
El primer curso en el que participó Lupita fue el de corte y confección;
luego se integró en uno de gelatina artística. Al adquirir estos nuevos conocimientos y habilidades, empezó a removerse en ella la idea de echar a
momento fue inscribirse en un curso de negocios, pues ahí le proporcionaron las bases para arrancar una empresa “desde cero”.
LA MUJER
Pero como a veces ocurre, su sueño no pudo concretarse a la primera. De
hecho, sufrió algunas decepciones porque las cosas no salían como las había
148
hecho bien las cuentas. “Recién empezamos, mi hermana y yo nos fuimos
imaginado. Al principio compraba telas y hacía las prendas que le pedían,
pero cuando le pagaban, descubría que había salido perdiendo por no haber
fotografía: arturo lara ramírez
andar una pequeña empresa de costura. La mejor decisión que tomó en ese
Ha ido aprendiendo a planear los gastos
y a tener ganancias de su trabajo.
a México a comprar cosas y regresamos bien ilusionadas. Después le pregunté a mi hermana: ‘¿Cuánto ganamos’. Y me respondió: ‘¡Nada!’”, relata.
A pesar del desencanto, Lupita no estaba dispuesta a abandonar sus
planes. Sabía que aquel descalabro se debía a problemas de organización,
así que poco a poco fue aprendiendo a planear gastos y calcular sus ganancias. Su hermana y ella siguieron viajando al Distrito Federal de cuando en
cuando, para traer de allá el material que necesitaban, y que no encontraban en Atotonilco, o si lo había, era muy caro.
“En poco tiempo hice mucho”, cuenta Lupita. Y agrega: “Nos arriesgamos
porque no sabíamos al cien por ciento cómo llevar las cosas”. En efecto,
Lupita ignoraba las exigencias de un negocio, pero al final esos riesgos
que asumió y su perseverancia empezaron a rendir frutos. Reconoce que
to económica como moralmente.
Para comprar las máquinas de coser Lupita solicitó un préstamo a Pro
Mujer; como exigían muchos requisitos y ella no tenía historial crediticio,
se lo negaron. Pero volvió a insistir, hasta que finalmente esta gran organización la apoyó, al considerar que su proyecto era viable. Primero le
concedieron 3 mil pesos, luego 6 mil y al final 12 mil, así que lo invirtió en
equipo de trabajo.
fotografía: arturo lara ramírez
en ese tiempo fue fundamental el apoyo de sus hijos y de su esposo, tan-
Para no titubear y cometer más errores, Lupita fue sabia y pidió consepautas sobre cómo arrancar. La estrategia fue empezar confeccionando
talleres que tomó en CEMEX es ahora la principal herramienta de un nego-
uniformes para niños, de modo que –acompañada por su hermana– Lu-
cio que no ha hecho más que empezar. Ha contratado a dos personas para
pita visitó el kínder de su colonia para ofrecer sus servicios. Tan satisfechos
que la ayuden a unir las piezas y coserlas, pero ella personalmente se en-
quedaron con la calidad de las prendas, que actualmente continúan soli-
carga de la delicada labor de trazar y cortar las telas. Como valora el apoyo
citándole que haga los uniformes.
y la paciencia que tuvieron con ella mientras estudiaba, Lupita intenta
hacer ahora lo mismo con sus empleadas, dos jóvenes mamás con poca
la atención que presta a los acabados, sus prendas resultan impecables. Ella
experiencia en el oficio, pero que están recibiendo todo el apoyo, el entre-
sabe muy bien en qué se fijan los clientes, por eso está convencida de que
namiento y la consideración de su jefa.
para satisfacerlos hay que realizar muy bien el proceso de manufactura. Y se
Aunque es más bien una mujer seria, Lupita esboza una sonrisa de satis-
ve que ha identificado con exactitud en dónde reside el secreto del éxito, pues
facción cuando habla de lo bien que va el negocio y de los planes futuros.
LA MUJER
Ahora las cosas marchan mejor. Con los estándares de calidad de Lupita y
actualmente maneja una cantidad considerable de pedidos. En solo un año,
Reconoce que disfruta haciendo uniformes, pero no quiere limitarse a ese
el trabajo ha aumentado en un 80 por ciento, y hoy en día confeccionan los
tipo de prendas, por eso piensa estudiar la técnica necesaria para confec-
uniformes para una escuela técnica, una escuela primaria y dos kínderes más.
cionar vestidos de noche. Y es que si en unos cuantos meses consiguió
Por fin han quedado atrás los malos cálculos y la incertidumbre que sue-
aprender a hacer ropa, y en otros tantos echó a andar su negocio, ¿por qué
150
len acompañar a todo inicio. Aquello que Lupita aprendió en uno de los
no habría de ser capaz de conseguir un nuevo reto?
LA MUJER
jo; acudió a su maestra de corte y confección, y ella le recomendó algunas
151
fotografía: arturo lara ramírez
fotografía: arturo lara ramírez
En la manufactura de sus
prendas está el secreto
del éxito de Lupita.
Consuelo
Rangel
Reynosa, Tamaulipas
Con la emoción a flor de piel y sin poder contener las lágrimas, Consuelo
nos da la bienvenida a su “humilde casa”. Así se expresa de su hogar, recientemente reconstruido, al tiempo que se disculpa por llorar: “¡Es de alegría!”.
Su felicidad se acompaña de reiteradas frases de agradecimiento a CEMEX
y “... a todos los que han estado en este proyecto”, dice al referirse a los
avances en la edificación de su vivienda.
Hasta hace poco, la casa de Consuelo y su familia se limitaba a dos cuartos.
Por eso, cuando supo del Programa Integral de Autoconstrucción Asistida (piac),
no dudó en participar. Sin embargo, la oportunidad de mejorar su calidad de
vida parecía que iba a esfumarse, pues al poco tiempo Consuelo
y su esposo comenzaron a tener problemas para cubrir los pagos. Cuando
estaban a punto de abandonar el programa, los promotores de CEMEX y el
personal del itavu (Instituto Tamaulipeco de Vivienda y Urbanismo) convencieron a Consuelo de que no lo hiciera, y buscaron una manera de reducir la
cuota mensual. La mujer se desvive al contar con detalles lo que ocurrió aquel
día en que ella y su esposo decidieron no darse por vencidos; comenzaron a
trabajar arduamente para no quedar mal con la nueva cuota que les habían
fijado y, desde luego, se esforzaron al doble en las labores de construcción.
Así comenzaron las juntas, las capacitaciones, los trámites y otras obligaciones a las que Consuelo nunca faltó, siempre apoyada por su esposo,
a quien cariñosamente llama “hermoso”. La vida de toda la familia cambió
sacrificio parecía demasiado para cumplir su sueño de tener una casa.
LA MUJER
El gran reto inició cuando llegó todo el material para hacer la casa. Por
miedo a que alguien se lo robara, Consuelo pasó dos días completos a la
154
imaginar cómo sería vivir en su propia casa, con estufa, baño y espacio
intemperie, acompañada de su pequeño niño: no estaba dispuesta a arriesgar lo que tanto esfuerzo les había costado y que aún estaban pagando.
Pero esos dos días de vigilancia le sirvieron a Consuelo para algo más:
fotografía: marissa herrera
y tuvieron que buscar un lugar temporal para vivir. Sin embargo, ningún
fotografía: marissa herrera
Consuelo pasó dos noches a
la intemperie con su pequeño
hijo, para vigilar que nadie se
llevara lo que con tantos
esfuerzos habían obtenido.
suficiente para guardar sus cosas. Muy pronto, esos sueños empezaron a
concretarse, cuando dio inicio la construcción. Con espíritu de equipo,
todos se pusieron manos a la obra: Consuelo, su esposo y las personas de
la comunidad que también estaban en el programa. Levantaron bardas,
instalaron el piso, construyeron los cuartos y aprendieron todo lo necesario
por parte de los capacitadores, a fin de convertir el material y los bultos de
Ahora Consuelo es feliz. Es verdad que a su casa aún le faltan muchos
detalles, pero está convencida de que con el apoyo de su familia lograrán
dejarla como ella la imaginó... no es de extrañar que esta mujer transmita
tanto optimismo y no deje de sonreír. “Pues yo estoy bien contenta, ¿verdad?
Con todos, con mucha gente. (…) Gracias a Dios que nos mandó muchos
ángeles, porque yo así los tomo, porque gracias a eso ahorita tengo dónde
vivir”, concluye Consuelo, sin dejar de recorrer su casa con la mirada.
LA MUJER
LA MUJER
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fotografía: marissa herrera
cemento en eso que ella había imaginado: su hogar.
157
fotografía: marissa herrera
fotografía: marissa herrera
García, Nuevo León
Centro Productivo de Autoempleo de CEMEX era que solo se
ofrecía trabajo en la fabricación de bloques. Su sorpresa fue
enorme al enterarse de que en realidad ahí ayudaban a las
personas a construir sus casas. De inmediato se lo contó
María Isabel
Garzón Zúñiga
María Isabel nació en Mazatlán, pero vive con su familia en
Ensenada. En cuanto supo de la existencia de un Centro de
Desarrollo Comunitario en su localidad, quiso inscribirse a
alguno de sus programas, si bien al principio creyó que ese
lugar era para uso exclusivo de los empleados de CEMEX. Por
Ensenada, Baja California
a su esposo y a sus hijos, y no dudaron en integrarse al tra-
eso, su alegría fue enorme cuando se enteró de que las puer-
bajo conjunto con otros vecinos de la comunidad. “Yo ayuda-
tas estaban abiertas a toda persona interesada.
ba en lo que podía: pegar block, hacer la mezcla, asistir a los
Primero participó en un programa de repostería; ahora
señores a vaciar las herramientas, a limpiarlas y lavarlas...”,
suma cinco cursos en esta especialidad, además de uno de
cuenta Blanca, recordando esos días.
belleza básica. Esta experiencia formativa ha traído a María
Algo que la sorprendió fue ver a muchas mujeres trabajan-
Isabel muchas satisfacciones, particularmente en el ámbito
do en la construcción; esa imagen le cambió la vida. “Nosotras
personal. Da gusto verla cada jueves: se levanta contenta,
tenemos mucha voluntad y, si queremos, podemos, más
deja todo preparado en casa y va a su curso; ahí ha descu-
cuando se trata se hacer tu propia casa”, nos dice, con
bierto que dentro de ella vive un espíritu creativo, que impri-
la autoridad que le da su experiencia en la obra. Como nadie
me una buena dosis de amor a todo lo que emprende.
sabía cuál sería su casa, todos ponían el mismo empeño
Para María Isabel fue muy importante sentirse reconocida
en la construcción, y hasta recibían felicitaciones y palabras de
por otras personas, como la primera vez que expuso un pos-
ánimo por parte del ingeniero de obra. “Es una muy buena
tre y todos le dijeron que le había salido delicioso. A partir de
idea que las mujeres trabajemos en este tipo de proyectos”,
ese momento, recuperó su autoestima hasta el punto
afirma con orgullo, para luego recomendar: “A mí me gusta-
de animarse a preparar otros manjares; comenzó haciendo
ría que otras mujeres también lo hicieran”.
paletas de chocolate para bodas y poco a poco empezó a re-
Antes de esto, Blanca y su familia vivían en una casa de
cibir pedidos, gracias a las recomendaciones de sus amistades.
lámina y madera. Recuerda que cuando pensaba en su con-
Una de las cosas que más le gustan a María Isabel del oficio
dición, se preguntaba con desesperanza: “¿Qué le voy a dejar
de la repostería es su versatilidad, pues desde su casa puede
a mis hijos?”. Hoy presume su sólida casa a quienes la vistan,
desarrollarlo como negocio. Además, no descuida a sus hijos;
sin dejar de mencionar que el piso es “... estilo vitro; muy bo-
es más, hasta la ayudan a empacar los pasteles y a diseñar
nito”. Pero este beneficio ha llegado acompañado de otros
las tarjetas personalizadas con las que los entrega. Su espo-
satisfactores: desde que estrenaron casa, su esposo ha deja-
so no se queda atrás: aunque no es carpintero, le ha hecho
do de beber y ahora se dedica por completo a la familia. “¡Fue
varias bases para los pasteles.
una bendición!”, exclama Blanca y añade que tiene muchos
“Mi vida ha cambiado”, afirma. “Hago lo que me gusta, soy
160
productiva y consigo un poco de ingreso para mi familia”. A
Gracias al esfuerzo comunitario se ha dado cuenta de que
María Isabel se le nota lo orgullosa que está. Se despide men-
todo es posible cuando se unen voluntades y se trabaja en
cionando que cuando piensa en CEMEX le viene a la mente
equipo. Hoy Blanca está satisfecha de haber sido la agente
la palabra “apoyo”, pues eso es justo lo que ha encontrado
de cambio para brindar una vida mejor a los suyos y desea
en su Centro de Desarrollo Comunitario, donde ha tenido la
que esa casa dé armonía a su familia.
oportunidad de crecer como mujer.
fotografía: marissa herrera
LA MUJER
planes para seguir embelleciendo su hogar.
LA MUJER
Blanca Nelly
Urbina López
La idea que tenía Blanca cuando llegó por primera vez al
161
Alma Delia Guerrero Espinoza
Juana Bautista Chacón Tun
Tamuín, San Luis Potosí
Mérida, Yucatán
Alma Delia ya sabía un poco de cocina, por eso se animó a inscri-
A Juana siempre le ha gustado participar en proyectos comunes.
birse en un curso de esta materia que ofertaban en el Centro de
Incluso antes de que llegara CEMEX a su localidad, Juana tomaba
Desarrollo Comunitario. “Cocinar me gusta y por eso fue sencillo
parte activa en el consejo vecinal, donde se organizaban para limpiar
aprender. Ahora, gracias a este aprendizaje, preparo alimentos,
las calles o arreglar las luminarias. Como en la colonia había un
vendo y hasta me contratan para hacer comidas”, comenta entu-
pedazo de terreno sin utilizar, los vecinos acudieron al ayuntamien-
siasmada. Y agrega: “Todo eso es una entrada extra de dinero”.
to y solicitaron su donación... ¡y lo lograron! Pronto se dieron a la
tarea de limpiarlo y, por su parte, CEMEX apoyó con materiales
Sobre todas las cosas, Alma Delia valora el hecho de que CEMEX
de construcción: ahí nació el Centro de Desarrollo Comunitario.
primera. “Es una empresa que fomenta la unión y la convivencia, y
En cuanto empezaron a impartirse cursos, Juana identificó la
que nunca abandona”. Admite que los talleres han ayudado a los
oportunidad de superarse, pues “... a pesar de mis años, quiero
construir amistades sólidas y socializar sanamente. Dice que han
aprendido a valorar el hecho de vivir felices y en armonía. Por eso
cuando piensa en la empresa, se le vienen a la cabeza estas tres
palabras: apoyo, comprensión y comunidad.
Alma Delia recuerda cuando llegó a vivir a Tamuín y su casa era
de tablas; ahora su situación ha mejorado porque comparte gastos
con su esposo y pueden ver el futuro con mayor optimismo.
Reconoce que su calidad de vida ha aumentado y que ella se valora más como mujer. “Me he superado y en el futuro me gustaría
verme más tranquila; que mis nietos tengan la oportunidad de
estudiar y de salir adelante. Y creo que con estas capacitaciones
puedo lograr mis sueños”.
Tlalnepantla, Estado de México
Ensenada, Baja California
Lucía trabaja actualmente para CEMEX. Cuando apenas habían
Con gran facilidad de palabra, Flora nos refiere con detalles cómo
inaugurado el Centro de Desarrollo Comunitario de su localidad, se
fue su experiencia al acercarse al Centro de Desarrollo Comunitario.
inscribió en un curso de manualidades, pero tuvo que dejarlo porque
Le gustaba mucho la idea de aprender a manejar la computadora,
su anterior trabajo como secretaria le impedía asistir con regulari-
pero tenía miedo de inscribirse a un curso. “Hasta al mouse le temía”,
dad. Pero luego sucedió algo: la cambiaron a un Centro de Desarro-
dice riendo, recordando esos primeros días en los que el maestro le
llo Comunitario en el que –gracias a su experiencia para manejar
tuvo mucha paciencia hasta que consiguió aprender. Luego vinieron
nóminas y pedidos– se convirtió en la administradora. “Aquí me
otras experiencias formativas: repostería, aeróbics, tres cursos
encuentro muy a gusto y mi trabajo me encanta”, comenta.
básicos y dos avanzados de anspac. Gracias a las nuevas habilidades
adquiridas, Flora encontró un trabajo administrativo, que mejoró
vuelto más humanitaria.
La suma de estas cosas buenas que le han pasado a Lucía hace
que ella se sienta una mujer más plena, con tiempo de calidad para
ofrecerle a sus hijos y con un trabajo gratificante y retador en el
que día a día trata de dar lo mejor de sí. “Me siento orgullosa de
trabajar en CEMEX, por el tipo de empresa que es, porque te apoya
lo más que puede y porque tienen muchos proyectos. Me siento
como en una gran familia”, asegura.
mucho su condición laboral.
fotografía: marissa herrera
consciente de la terrible realidad de la pobreza extrema y se ha
fotografía: antonio cruz
tividad y hasta ha comenzado a vender los productos que elabora.
Flora Pacheco Castro
gusta a Lucía es el de voluntariado. Participar en él la hizo ser más
LA MUJER
de urdido de hamacas; lleva dos años especializándose en esta ac-
Lucía Beltrán
De todos los programas que la empresa ofrece, el que más le
162
llegar a ser algo más de lo que soy”. El curso que más le gusta es el
Para esta mujer ha sido muy importante capacitarse, pero no solo
por lo que ella ha crecido como persona, sino porque goza de la
admiración y el reconocimiento de su esposo y de sus tres hijos, que
se alegran al verla realizada. “Me siento plena porque soy útil, y eso
me da seguridad”, comenta entusiasmada. Definitivamente, los
cursos han sido para Flora algo más que un cúmulo de conocimientos para aprender un oficio: le han dado la posibilidad de enfrentar
retos y convertirlos en experiencias exitosas.
LA MUJER
miembros de la comunidad a integrarse más, hasta el punto de
fotografía: guillermo pruneda
fotografía: lorenzo armendáriz
los apoye tanto, al ofrecerles cursos, con instructores y material de
163
Mayra Campos López
Atotonilco de Tula, Hidalgo
Torreón, Coahuila
Con mucha habilidad, Martha aplica el tinte a una clienta en su
Mayra se inició en los programas porque le pareció que sería una
estética, al mismo tiempo que nos cuenta cómo en 2006 llegó al
buena forma de ayudar en la economía de la casa. Primero estudió
Centro de Desarrollo Comunitario, gracias a que su esposo –em-
computación, pero luego siguieron muchos talleres más; como no
pleado de CEMEX– le había hablado de los cursos que ahí se impar-
quería ser ella la única beneficiada con estos programas, integró a sus
tían. Con el apoyo que él le brindó, Martha se animó a inscribirse en
hijos en los cursos y en la Academia de Futbol CEMEX- Tigres.
los programas que más le gustaron. Comenzó con computación y
Su vida cambió pues ahora es más segura de sí misma. “Las acti-
luego siguió con repostería, repujado y gelatina artística. Posterior-
vidades aprendidas en los talleres son un empujón para superarnos
mente se enfocó en el curso de belleza y, tras dos años de estudio,
tanto en lo personal como en lo económico”. Además, con el traba-
comenzó a ofrecer el servicio de cortado de cabello, en su propia casa.
jo en el vivero y por el hecho de saber coser ha sacado adelante a su
Fue tal el éxito de Martha, que rentó un local para montar su
hijos y no los descuida. Por eso su propia familia participa en los
el curso de planes de negocio. Y así es la historia de éxito de esta
mujer. Mientras atiende a su clientela, que no deja de llegar al pequeño local, comparte: “Nunca imaginé que esto fuera mi giro. Y
ahora que tengo mi estética, me ha gustado bastante”. A la vista
salta que se siente plena como mujer, y orgullosa como madre
porque sus dos hijos estudian carreras universitarias que, en parte,
ella paga con el fruto de su trabajo diario.
en el vivero y les enseño a sembrar árboles”.
Mayra se considera una mujer que se ha superado sola, que ha
sacado adelante a sus hijos, y en estos triunfos le ha ayudado CEMEX
con los proyectos que ha tenido y por la oportunidad de trabajo
que le ha dado. “Si nos superamos y aprendemos cosas nuevas
podemos tener un mejor país”.
María de Jesús Canté Cab
Mérida, Yucatán
Mérida, Yucatán
Durante 14 años Elsa María vivió en una colonia en la que no había
María de Jesús estaba en el grupo del Consejo Comunitario del
Centro de Desarrollo Comunitario, por eso cuando le contaron que
municipio, cuando escuchó por primera vez acerca de los programas.
en lo que por tanto tiempo había sido un cerrito despoblado iban a
Le dio gusto saber de ellos porque había muchas cosas que quería
construir “algo”, nunca imaginó que sería un espacio de formación
aprender, pero por su presupuesto no le alcanzaba para financiarse
que traería beneficios en su economía y en su crecimiento personal.
un curso de hamacas. “Hace años que urdo, pero no sabía cómo
Hasta entonces, se había dedicado a vender productos de belleza,
hacer dibujos, así que me acerqué al programa de bordado y ahora
pero su vida cambió cuando se enteró de los programas de capaci-
ya sé hacerlos”.
Como es una mujer infatigable, siempre está preparándose y
Lo primero que estudió fue computación, para luego continuar con
ahora disfruta mucho el poder enseñar a las veinte personas que
un curso de cocina y otro de repostería. Aunque el curso duraba un
tiene a su cargo, quienes ponen a sus hamacas gran empeño. “Dis-
año, meses antes de terminar, Elsa ya había aprendido a hacer pasteles, de modo que al finalizar el curso ya los vendía. “Así, poco a poco,
me fui haciendo de mis clientes. Aquí hacemos conitos, pasteles, tamales, sandwichón y el relleno que nos pidan, porque la maestra nos
ha dicho que no le podemos decir ‘no puedo’ al cliente”, nos cuenta.
Elsa está convencida de que su vida ha cambiado para bien, y lo
expresa así: “Me siento como una persona fuerte, que no teme salir
adelante ni moverse de donde está, que no le teme a nadie”.
fotografía: guillermo pruneda
fotografía: guillermo pruneda
LA MUJER
de Tigres. Y mis otros hijos toman cursos y a veces andan conmigo
Elsa María Domínguez Itzá
tación, a través de unos carteles.
164
proyectos. “Mi hijo va a los talleres de computación y a la Academia
fruto salir a la calle, y que las personas me saluden y me reconozcan
como su maestra: me hacen sentir bien como persona: para mí
es un elogio, un orgullo”. En el futuro se ve colaborando con CEMEX,
porque se da cuenta de que hay más personas que quieren aprender.
“Yo tengo muchos sueños: quisiera tener lo de la venta de hamacas
y poder enseñar a más personas. Me hace sentir muy privilegiada”.
Hoy en día, María de Jesús se siente plena con la vida por darle la
oportunidad de aprender y enseñar.
LA MUJER
estética. A fin de hacer las cosas de modo excelente, tomó también
fotografía: víctor hugo valdivia
fotografía: arturo lara ramírez
Martha Leticia López Guerrero
165
TODAS
SOMOS
ESPERANZA
fotografía: marissa herrera
fotografía: lorenzo armendáriz
María
Leny
de Jesús
Guadalupe Torres
Ruiz Paredes Rivera
Yolanda
Hernández
Mora
Reina
Reséndiz
Andrade
Mérida, Yucatán
Maney, Hidalgo
San Judas, San Luis Potosí
[ CASA ]
TODAS SOMOS ESPERANZA
fotografía: marissa herrera
Tamuín, San Luis Potosí
[ CASA ]
[ ESCUELA ]
[ ESCUELA ]
A través de sus vecinos, Leny escuchó
El mayor beneficio que obtuvo María de
Yolanda es muy joven y ya tiene cuatro
Reina es una aplicada alumna del taller
hablar por primera vez de los programas
Jesús de los Centros Productivos
hijos. Como los quería consentir con
de panadería. Para ella, nada de lo que
de CEMEX, y de inmediato pensó que
de Autoempleo fue conseguir construir
buenos dulces y botanas, no con alimen-
le enseñan le parece complicado, por
participar en ellos sería una excelente
su casa desde los cimientos, y en este
tos chatarra, comenzó a tomar cursos de
las ganas que tiene de aprender.
oportunidad de crecer. Se inscribió en
importante proyecto participó toda
dulces mexicanos y conservas. Quedó
Considera como una gran oportunidad
clases de bordado, para luego seguir con
su familia, incluidos sus padres.
sorprendida y muy satisfecha al recibir su
contar con este tipo de capacitación
un taller de belleza, y otro de corte y
168
fotografía: lorenzo armendáriz
certificado, pues nunca había tenido uno,
en su comunidad, y dentro de poco
confección. Para ella, estos programas de
por 17 años, hoy María de Jesús está
Después de haber estado pagando renta
lo que le dio seguridad y confianza para
espera echar a andar su propia panade-
capacitación no solo son buenos porque
convencida de lo mucho que ha consegui-
pedir empleo. La aceptaron en un lugar
ría, con el apoyo de la familia y de sus
le permiten aprender sin descuidar su
do como mujer, como ama de casa y como
en el que fabrican dulces, y desde enton-
maestros. Ahora que ha adquirido
casa, sino que espera que en un futuro
esposa. Esto no significa que haya llegado
ces no ha parado en sus actividades. Ha
mayores conocimientos, se siente
próximo los conocimientos adquiridos
a la meta. Piensa seguir adelante, porque
tomado otros cursos, como corte y
más segura y agradece a CEMEX
redunden en mejores ingresos, al vender
reconoce que le queda mucho camino por
confección, ferrocemento y cocina. Ella lo
que se haya fijado en ella y en otras
los productos que consiga elaborar.
recorrer. “Agradezco esta oportunidad que
explica así: “Quiero tener más habilidades
mujeres, pues entiende que el
nos están dando... ¡Y que viva CEMEX para
para no quedarme sin trabajo”.
conocimiento permite a las
siempre!”, exclama con júbilo.
personas alcanzar sus metas.
TODAS SOMOS ESPERANZA
fotografía: guillermo pruneda
169
fotografía: lorenzo armendáriz
fotografía: marco peña
María
Eugenia
Carrión
Mendoza
Juana
Romero
González
Carmen Julia
Juanez
Cisneros
Torreón, Coahuila
Tamuín, San Luis Potosí
Hidalgo, Nuevo León
[ ESCUELA ]
[ COMUNIDAD ]
[ COMUNIDAD ]
Desde el primer día que María Eugenia
Cuando las mujeres de la comunidad le
En la casa de Carmen, la pasión por el
llevó a su hijo Víctor a la Academia de
hablaron acerca de los cursos, Juana
beisbol viene de familia. Al abuelo, al
Futbol CEMEX-Tigres, no ha dejado de
pensó que esa podía ser una buena
papá y ahora al hijo, Brandon, les gusta
seguir paso a paso la carrera futbolística
oportunidad para ayudar a las personas
muchísimo este deporte. Por eso Carmen
de su pequeño campeón. En tres ocasio-
a ser mejores y a superarse. Se propuso
inscribió a su pequeño al programa de
nes lo ha acompañado a Monterrey al
tomar algunos cursos y, de esta experien-
CEMEX. “No le tomó mucho tiempo
Torneo Interacademias Tigres. Desde que
cia formativa, ha descubierto que le gusta
desarrollar su disciplina de beisbol al
el niño comenzó a entrenar, en la familia
animar a otras mujeres para que también
cien por ciento, como lo hace hoy en
de María Eugenia los domingos se han
se superen. “Muchas de ellas eran muy
día”, comenta. Además de llevar a su
vuelto días especiales y entrañables, pues
sumisas con sus maridos y, a partir de su
hijo a la Academia, Carmen ha tomado
todos acompañan a Víctor a sus partidos.
participación, como que despertaron y
algunos cursos, como el de primeros
Pero el pequeño no solo ha aprendido
abrieron los ojos”, nos cuenta esta mujer.
auxilios. Hoy está feliz de compartir
futbol; la dinámica de aprendizaje de la
con Brandon un proceso de aprendizaje
Academia ha hecho de él un niño más
y superación que, según parece, no ha
disciplinado, que le imprime ganas a todo
hecho más que iniciar.
lo que hace, al tiempo que crece en un
de María Eugenia.
PRÓLOGO
ambiente más sano, para satisfacción
fotografía: marco peña
TODAS SOMOS ESPERANZA
170
fotografía: víctor hugo valdivia
171
fotografía: carlos gracián
fotografía: carlos gracián
Isabel
Sánchez
Mendoza
Hilda
Leal
Bautista
Rosa María
Sánchez
Gómez
Zothé, Hidalgo
Tamazula de Gordiano, Jalisco
[ MUJER ]
[ MUJER ]
Zapotiltic, Jalisco
[ MUJER ]
Lo que hizo Isabel fue simplemente
Hilda es nada menos que la orgullosa
De apariencia joven, Rosa María
acercarse a “la cpa” en su comunidad.
madre de ocho hijos, a quienes anhela
despista perfectamente su condición
Buscaba trabajo y así fue como conoció
darles lo mejor. Con esta motivación se
de abuela. Sueña con que algún día
los programas del Centro Productivo de
acercó a los programas de anspac. Ahí
sus nietos se integren a la Academia
Autoempleo. Comenzó de inmediato,
se dio cuenta de que los temas que se
de Futbol CEMEX-Tigres, tal y como
fabricando partes para su nueva casa,
trataban eran muy interesantes y
lo han hecho sus dos hijos más
con la motivación de proveer a sus tres
enriquecedores, así que llegó para
pequeños, que juegan en la Infantil
hijos una mejor vivienda.
quedarse. Son más de 20 años los que
Primera, uno como portero y otro
“El cambio fue radical, porque antes
lleva esta mujer colaborando con la
como defensa. Pero la actividad de
vivíamos de manera amontonada, y
asociación en todo lo que puede, y
Rosa no se limita a “echarle porras” a
ahora ya estamos más cómodos y libres”,
superándose. “Ahora me siento más
sus hijos; ella es madre voluntaria en
cuenta Isabel, acomodada en la amplia
realizada, como mamá, como mujer y
la Academia. Le gusta mucho
sala que construyó. Resume en una
como esposa”, confiesa Hilda, agradecida
convivir con los niños y, sobre todo,
palabra lo que ha obtenido trabajando
por la enorme experiencia de aprender y
compartir en familia el tiempo de
con CEMEX: apoyo.
colaborar en numerosas iniciativas de
entrenamiento, los torneos
CEMEX en su comunidad.
y las convivencias relacionadas con el
futbol, un deporte que nunca le
había gustado, pero en el que hoy
es toda una experta.
TODAS SOMOS ESPERANZA
PRÓLOGO
fotografía: marissa herrera
172
fotografía: arturo lara
173
Glosario
Todas somos esperanza
Centros de Desarrollo Comunitario
Asociación Nacional Pro Superación
estimulando su deseo por lograr un
Estos Centros son espacios que promue-
Personal (ANSPAC)
bienestar real para ellos y sus comunida-
ven el desarrollo social y económico de las
En anspac-cemex reforzamos el compro-
des. Se concreta así el compromiso de
comunidades vecinas a nuestras opera-
miso de hacer llegar un espíritu de
CEMEX como una empresa socialmente
ciones de cemento. Ahí les proveemos de
superación y crecimiento integral, por
responsable.
oportunidades de aprendizaje y conviven-
medio de talleres y cursos multitemáticos
cia, con un enfoque especial hacia el
que potencian habilidades y brindan
Academias de Futbol CEMEX-Tigres y
desarrollo de proyectos productivos que
herramientas para la vida. Actualmente
Academias de Beisbol CEMEX-Sultanes
permitan a los participantes desarrollar
contamos con 77 unidades ubicadas en 20
Apoyamos y promovemos entre las
habilidades que favorezcan la economía
ciudades de México en donde CEMEX
nuevas generaciones los deportes de
familiar. Distribuidos en el país, contamos
tiene operaciones. Además, implementa-
mayor popularidad en el país. En las
con 12 Centros de Desarrollo Comunitario,
mos el proyecto anspac-joven que,
Academias CEMEX-Tigres y CEMEX-
en donde se imparten más de 200 cursos
fundamentado en valores, busca trazar
Sultanes impulsamos la formación
y talleres de educación y capacitación
nuevos caminos para que niños que
deportiva de menores de edad, con el fin
para el autoempleo.
cursan educación básica contribuyan
de que sean un ejemplo positivo en sus
a construir una sociedad orientada a
comunidades. Incluso se han realizado
luchar por sus metas.
visorías donde han invitado a jugadores
Centros Productivos
del equipo Tigres de Primera División
de Autoempleo (CPA)
Este es un esfuerzo orientado a desarro-
Patrimonio Hoy
Profesional a las fuerzas básicas.
llar la capacidad de crecimiento económi-
Nacido hace más de una década,
Actualmente las academias se
co de la comunidad, a través de lo cual
Patrimonio Hoy es un programa que se
realizan en nueve estados
buscamos facilitar a las personas que
dedica a proveer soluciones integrales y
de la República.
construyan sus viviendas de forma
accesibles a las necesidades de construc-
asistida o las mejoren con materiales
ción de las familias de bajos ingresos,
básicos elaborados por ellos mismos.
mediante un sistema de Ahorro-Crédito,
Agradecimientos
Damos infinitas gracias a todas las
mujeres que participaron en este
libro, que nos abrieron las puertas
de sus casas y de su vida,
permitiéndonos conocerlas mejor y
respetarlas más. Damos las gracias
también a las mujeres que trabajan
a nuestro lado, hombro con
hombro, inspirándonos y
permitiéndonos alcanzar nuestra
misión. El apoyo de este nutrido
grupo hace de nuestro trabajo algo
mejor, que nos enriquece a todos.
a cemex y a todos sus
colaboradores y
voluntarios
presidente de cemex méxico
Juan Romero
vp de asuntos corporativos y
administración de riesgos
Mauricio Dohener
planta ensenada
ensenada, baja california
Yésica Dalila Méndez Pérez
planta huichapan
huichapan, hidalgo
Yesy Esmeralda del Castillo Solís
relaciones con
la comunidad
planta barrientos
tlanepantla, edomex
Abigaíl Torres Guerrero
¡GRACIAS!
planta atotonilco
atotonilco de tula, hidalgo
Ana Paola Fernández García
planta monterrey
monterrey, nuevo león
Ana Teresa Reynoso Medrano
comité de rse
y comunicación
Gisel Parra Mireles
Lizbeth Martín González
Luz Elena Barragán Bravo
Denisse García Díaz
Brenda Esthela Gámez Garza
Erika Crisóstomo Betancourt
Dulce Adriana Alejandre Mora
Martha Alejandra Gutiérrez Villarreal
Rita Elena Díaz Cortés
Ariadna Montelongo Valdés
María José Prado Valdés
planta torreón
torreón, coahuila
Blanca Patricia Lozano Jiménez
planta tamuín
tamuín, san luis potosí
Claudia Estela Rivera Torres
planta mérida
mérida, yucatán
Doménica Cifuentes Victoria
a todos nuestros aliados
Gobiernos, universidades, escuelas,
organizaciones de la sociedad civil,
cámaras y asociaciones, medios de
comunicación, organismos
multilaterales, etc.
planta guadalajara
guadalajara, jalisco
Edith Couvillier Salazar
planta zapotiltic
zapotiltic, jalisco
edición general
Gloria Noemí Cárdenas Salazar
Diana Guardiola
planta hidalgo
hidalgo, nuevo león
prólogo
Marcela Sepúlveda Kuri
planta valles
ciudad valles, san luis potosí
Míriam García Curiel
planta tepeaca
tepeaca, puebla
Nora Elena Ramírez Martínez
Sara Sefchovich
Se terminó de imprimir en mayo
de 2013. Los interiores se
imprimieron en papel couché
mate de 200 gramos.
En su composición se utilizó el
tipo Fedra Sans Pro, y Fedra Sans
Display Std para las cabezas.
El tiraje fue de 4,000 ejemplares.
I S B N 9 7 8 - 6 0 7 - 7 8 5 9 -1 2 -3

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