Amor Brujo - by Elizabeth Ross

Transcripción

Los Cuadernos de la Luna
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Elizabeth Ross
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5célula,arte y comunidad / ©elizabeth ross
¡O, Afrodita! Siento tu flecha y ahora se cumple tu
deseo.
¡prepararé mi alma para ti con flores y ausencia de
temor!
Invocación diánica
I got a black cat’s bone
l got a mojo too
l’m John the Conqueror
l’m gonna mess with you
l’m gonna make you girls
lead me by the hand
then the world will know
l’m the Hoochie Coochie Man*
Willie Dixon
El deseo de amor trasciende tiempos y
culturas. Atraer al ser amado o deseado,
mantenerlo a nuestro lado y, además, fiel, es el
sueño más o menos oculto de todo mundo. Se
utilizan todos los medios de seducción a nuestro
alcance para atraer al sujeto de nuestro deseo. Y
cuando este sujeto no responde a nuestras señales el
rechazo se puede convertir en obsesión. No
queremos aceptarlo, pero es un reto que hay que
vencer, y he de hacer que me ames como yo te amo....
Para eso se utilizan otros medios, más
radicales que declararle abiertamente nuestro amor
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o acosarlo sexualmente y, ahora que hacer magia se
ha convertido en algo alcanzable hasta para el más
común de los mortales, no importa sin son
modernos, posmodernos, ateos o persignados, se
sigue recurriendo a los hechizos de amor, como si el
amor mismo no fuera suficientemente potente.
No es extraño que la mayoría de los
hechizos listados en los índices de los tratados de
magia, desde los grimorios medievales a todos los
libros sobre el tema que inundan ahora el mercado,
sean hechizos de amor. Amar sin ser amada (o
amado, porque en definitiva eso del conjuro no es
solo para mujeres), es tan doloroso que se busca
forzar la existencia del amor idealizado, despertar
esa misma pasión en el otro, a como de lugar. Y
muchísimos de los practicantes de magia, sean
verdaderos o charlatanes, claman la posibilidad de
satisfacción garantizada. ¿porqué no tratar,
entonces?
Pero jugar con los corazones es meterse en
terrenos que únicamente le pertenecen a Afrodita
y esto se paga caro. La infinita cantidad de
hechizos para lograr el amor son trasgresiones a la
regla brujeril que dice Haz lo que quieras sin dañar a
nadie, una ética que impide afectar de cualquier
manera a alguien sin su pleno consentimiento y
voluntad. Pero con eso de que el la guerra y el amor
todo se vale....
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En
Aradia,
el
evangelio de las brujas, un
texto
recuperado
por
Charles G. Leland (1890)
sobre la Streghería italiana,
se cuenta como Diana
encomienda a su hija
Aradia la enseñanza de las
artes de la Brujería a los
hombres y las mujeres que
sufrían la esclavitud y la
pobreza, para que tuvieran
elementos con los cuales
defenderse de “la malvada raza de opresores”.
La Brujería, como religión pagana, implica
el uso conciente de la energía síquica acompañada
por el ritual para lograr un objetivo específico.
Esto también se llama magia. Incluye un
conocimiento bastante profundo de la Naturaleza y
sus fuerzas, incluidas las humanas. Existen toda
clase de brujas y brujos a lo largo del mundo que
siguen actuando con magia simpática y animista,
solucionando problemas y curando enfermedades.
El vasto conocimiento del uso de hierbas y otros
elementos naturales nos han dado la farmacopea
moderna y en la misma NASA se hacen estudios de
energías que hasta hace poco eran tomadas como
invenciones malévolas para engañar bobos, como
las de las curaciones con manos.
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En este mundo global, cibernético y
enloquecido, la magia y la brujería en vez de
haberse mandado al bote de basura de lo olvidable
se ha convertido en una fuerza ya nunca tan
clandestina y cada vez más generalizada de
contacto con lo misterioso al alcance de la mano.
Cierto es que la mayor parte de lo que vemos y
leemos es falso, comercial y manipulado. Otra parte
de plano maneja toda serie de fuerzas oscuras y
hasta se anuncia en la sección de clasificados.
Todos ellos prometen traer de regreso a tu cama al
amor perdido, o de meter por primera vez al amor
imposible. Se clama a Ochún, a la Santísima
Muerte o se mantiene de cabeza al san Antonio. Se
sale a la caza de colibríes o chuparrosas y se
fabrican toda clase de amuletos. Se reviven
hechizos de san Cipriano o se inventan nuevos.
Todo por ganarse el amor de aquella persona que
nos mueve todas las hormonas.
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La magia es un atributo de la Diosa.
El amor también.
Desde que Zeus tomó por asalto el Olimpo
se le asignó a la Bella Afrodita el control del
corazón humano. Claro que ya desde tiempos
prehelénicos la Diosa de los Mil Nombres, entre
ellos Astarté, Ishtar, Isis, Artemisa, Diana, reinaba
en todos los corazones, puesto que el sexo y todos
los sentimientos que lo acompañan son uno de sus
regalos a la humanidad. Pero concediendo y a
partir de los griegos, Afrodita/Diana y
Dionisios/Pan efectuaron todos los ritos amorosos
que dan fe de la variedad del placer y de la
necesidad de éste.
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Y es que si hubo un tiempo en que las
relaciones no estaban marcadas y manipuladas por
las morales religiosas, especialmente la judeocristiana pero no solo, y existían ritos de desfogue
ya fuera en templos o en las celebraciones anuales
de fecundidad, la imposición de una moral
castrante produce todo aquello que busca eliminar
y lo convierte en clandestino. Eso lo sabemos muy
bien. Entonces, si no existe una manera de
satisfacer el deseo amoroso, se buscan medios
igualmente clandestinos para hacerlo.
Para lograr sus objetivos –ilícitos o no- se
necesita de
intermediación ante Afrodita,
Xaratanga o Tlazolteotl. Esto es, hay que acudir a
una bruja o un brujo que sepan leer los símbolos,
que conozcan los vericuetos del misterio, las
correspondencias elementales y planetarias, las
palabras de poder. Los ritos mágicos, conjuros,
encantamientos, amuletos brebajes y hechizos
adecuados para lograr el propósito que alivie
nuestra obsesión.
La magia amorosa en las sociedades antiguas
Desde los ritos celebrados en cavernas y
bosques del paleolítico hasta estos mismos
momentos, con sus obvias diferencias y matices,
desde la Hierogamia o matrimonio sagrado, son los
que se relacionan con la unión humana los que
tienen más demanda. Encontramos, por ejemplo
en el Atharva Veda, con una antigüedad de 4000
años, una multitud de conjuros de amor, que en
poco se diferencian de los actuales:
Por el poder y las Leyes de Varuna invoco las
ardientes fuerzas del amor en ti, para ti. El
deseo, el potente espíritu del amor que todos los
dioses han creado en las aguas, es a quien yo
invoco, éste empleo para asegurar tu amor por
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mi. Indrani ha magnetizado las aguas con
esta fuerza de amor y es por eso, por las Leyes
de Varuna, que ardo! Así tú me amarás, con
ardiente deseo.
O este otro:
O este conjuro Polinesio:
Tráelo hacia mi!
Susurra mi nombre
cuando duerme,
Con la todopoderosa flecha del amor atravieso
tu corazón, Mujer! El amor, el amor que causa
inquietud, que te desbordará, el amor por mi!
Esa flecha te causará un ardiente deseo, tiene
en su punta mi amor, su fuerza es mi
determinación de poseerte...
cuando despierta
Cuando camine entre
las mujeres
Atráelo de la mano
Atráelo del pie
Atráelo del corazón
y las entrañas hacia mi.
Y no es solo atraer el amor sino alejarlo. Las
separaciones se buscan tanto como las uniones, y
este conjuro sacado de La espada de Moisés
muestra los elementos básicos:
Se escribe lo siguiente sobre un huevo recién
puesto y se coloca en un cementerio:
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Yo les conjuro, luminarias del cielo y de la
tierra, que así como están separados cielo y
tierra, así separen y dividan a N de su esposa,
los separen uno de la otra, como la vida está
separada de la muerte, el mar de la tierra seca,
el agua del fuego, la montaña del valle, la
noche del día.......sepárenlos en nombre de las
12 horas del día y las tres guardias de la
noche, los siete días de la semana y los treinta
días del mes.....en el nombre del ángel del mal
Ismael, en el nombre del ángel Iabel, y en el
nombre del ángel Drmiel.....Separa a N de su
esposa, que no hallen confort uno en la otra, y
que sea rápida y velozmente.
Claro que no solo los conjuros, sino los
filtros compuestos con mandrágora o corazón
humano, los amuletos llenos de símbolos, se podían
encontrar en los llamados grimorios, o Libros de
Sombras, que son los archivos en que los magos
iban acumulando sus conocimientos, Y digo magos,
porque las brujas, mujeres al fin en una sociedad
terriblemente patriarcal, no sabían escribir. En el
Libro de las Maravillas del Mundo, de Alberto
Magno, éste describe un filtro de complicación tal
que llega a parecer caricaturesco:
Si deseas que una mujer no vea ni desee a
ningún otro hombre, toma las partes privadas
de un lobo, pelos de sus bigotes o cejas y pelos
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de los que crecen en su barba. Quema todo
junto y dáselo a beber, Ella no conocerá otro
hombre, no deseará a otro hombre.
La magia amorosa en México
Los medios para conseguir o retener a la
pareja deseada según la magia mexicana, que en su
hibridización mantiene muchos de sus elementos
indígenas –la magia es atributo de Tlazolteotljunto con la visión heredada de la colonia y algunas
de las adquisiciones modernas, como la lectura del
Tarot, son por lo general de dos tipos: uno implica
la ingestión de sustancias y por el otro lado la
realización de actos rituales.
Embrujar al otro para que
no se vaya, para que regrese, para
seducirlo, puede hacerse a través
de hierbas como la mal afamada
datura stramonium, que es el
nombre aristocrático del Toloache,
con un alto poder alucinógeno que puede llegar a
ser mortal. Dosis mínimas y constantes pueden
hacer que la víctima se mantenga en un estado de
estupidización que lo mantenga hogareño. El
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administrar ciertos fluidos corporales en los
alimentos que ingerirá la víctima puede
proporcionar un control similar. Estos actos eran
tan comunes que se trataba de evitar a toda costa
que las muchachas aceptaran cualquier alimento
procedente de las manos de sus pretendientes, para
evitar el hechizo y acabar seducidas y
abandonadas.
Hay otras maneras, tan peligrosas como el
Toloache, que caen ya en
lo ritual y que de hecho
pueden
considerarse
vudú
aunque
sea
originario
de
estas
tierras, y que hacen
alarde de un sincretismo digamos, encantador:
Ante un muñeco hecho con alguna
pertenencia del personaje que se quiere afectar,
atado y anudado en novena junto con una
estampita de la Santísima Muerte, se reza lo
siguiente:
Muerte querida de mi corazón, no me
desampares con tu protección y no me dejes a
fulano de tal tranquilo, moléstalo a cada
momento, mortifícalo, inquiétalo para que
siempre piense en mí.
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Después de esto, se rezan tres padres
nuestros.
Y como el otro lado de la moneda del padre
suyo es el diablo, y la conciencia bien que sabe en
qué se mete, la Oración del sapo recurre a sus
favores de esta manera:
Cójase un sapo de regular tamaño y cósale los
ojos de adentro hacia fuera, procurando que le
queden las puntadas en cruz y dígase la
siguiente oración: Sapo, yo, por el poder del
príncipe Belzebuth: te cosí los ojos, lo que
debía hacer a fulano de tal para que no tenga
sosiego ni descanso en parte alguna del mundo
sin mi compañía y ande ciego para todas las
mujeres y vea únicamente a mi y en mi solo
tenga pensamiento fulano, aquí estás preso y
amarrado sin que veas el sol ni la luna hasta
que no me ames, de aquí no te soltaré; aquí
estás cautivo, preso así como lo está este sapo.
FIN.
UY!
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Y ciertamente estos hechizos nos pueden
parecer extremos y radicales, pero ciertamente
también son muy comunes. No es de extrañar el
estado real de las relaciones forzadas (si de por si..).
Un elemento importante en la magia
amorosa popular es el uso del colibrí como amuleto.
Aquí podríamos decir que ésta puede ser una magia
suave –aparte del uso del hermoso pajarito cazado,
muerto y disecado en sal. Símbolo de
Huitzilopochtli, el Tzintzun desde siempre se
relacionó con el mundo florido y placentero de
Xochipilli. Su belleza, su apariencia fálica y su
metafórica búsqueda del néctar del placer, lo hacen
un animal mágico y erótico que atrae precisamente
las intenciones eróticas hacia quien lo porta.
Un colibrí preparado, esto es, envuelto en
las correspondientes hierbas, hilos de seda y piedras
pequeñas, es envuelto en un pañuelo o se les fabrica
una bolsa especial. Se lleva en el cuerpo, entre los
senos, cosido a la ropa interior, o atado a la cintura
o el cuello. Los hombres lo cargan en bolsas, en el
cinturón o las botas. Se puede encontrar en los
mercados tanto para curar el mal de amores como
para adquirirlo. Se pueden encontrar ya preparados
o adecuarse a los requerimientos del cliente.
Usualmente el talismán se utiliza como centro de
un acto ritual que refuerza la intención, como la
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siguiente oración que se reza frente a un crucifijo
junto a 3 Padres Nuestros y 3 Aves Marías y donde
es muy curioso el uso cristiano de un símbolo
prehispánico con fines plenamente eróticos:
¡Oh, chuparrosa divina!, tú que das y quitas el
néctar de las flores, tú que das vida e inculcas
a la mujer el amor, yo me acojo a ti como a tus
poderosos fluidos para que me protejas y me
des las facultades de querer cuanta mujer yo
quiera, ya sea doncella, casada o viuda Pues
te juro por todos los espíritus de los Santos
Apóstoles, no dejar ni un solo momento de
adorarte en tu relicario sacrosanto, para que
me concedas lo que yo te pido, mi chuparrosa
hermosa.
Hay que señalar por otra parte que el uso de
la magia amorosa deriva de esa Brujería de Aradia
y que ha sido recurso usado mayormente por
mujeres –tanto en la época prehispánica, colonial o
actual-, cuyas decisiones nunca
fueron tomadas en cuenta, que
tuvieron y tienen que pasar su
vida junto a un hombre que se
les impone, por lo que recurrir a
la magia para lograr satisfacer
su deseo es tomado como recurso
libertario. Su justificación es la
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expresión de un deseo socialmente imposible de
aceptar y que muchas veces el resultado es
totalmente contrario a este deseo. El romper las
reglas de la magia se revierte de una u otra forma,
como el caso del marido que descubre que su mujer
carga cosido a su falda un colibrí aderezado. Lo
enferma el saber que usa el amuleto para retenerlo
y acaba dejándola. Ella lo hace por no sentirse
segura y mantiene el secreto por años. El amor de
él se convierte en odio y todo termina
violentamente.
Podemos imaginar las consecuencias de
cocer los ojos a un sapo, administrar yerbas o hacer
ligas forzadas. Nunca se saben los resultados a
largo plazo y puede que aquél galán que tanto se
deseó se convierta, a lo largo de los años, en el
hombre más detestable, ella en la mujer más infeliz
(o viceversa) y no se pueda romper el hechizo que
los ató.
Los nuevos hechizos
Pero parece que el saber que se puede es más
seductor que el mismo hecho de obtener un
resultado. Los hechizos modernos no varían sus
objetivos, ni sus maneras. Claro que se hacen más
sencillos y asequibles, puesto que los sapos y lobos
no son tan fáciles de encontrar, pero la esencia es la
misma y lo que hace la diferencia es la ética de
quien ofrece las herramientas y de quien las usa.
La magia amorosa usualmente se realiza en
Viernes, día de Venus. Estar enamorada (o) con
una impaciente pasión, puede llevar fácilmente a
realizar hechizos que resulten contradictorios:
Se arroja sal al fuego con la mano derecha y
se dice:
No es sal lo que convierto en fuego
Sino el corazón del hombre al que busco
Que no tenga tranquilidad de espíritu
Hasta que venga a mí.
Es claro que quien arroja la sal es quien
sufre de intranquilidad. El siguiente es un hechizo
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de obligación para despertar el apetito sexual y se
aclara que, si fracasa es por la oposición de la
persona deseada, pero que si tiene éxito, puede
tener resultados incómodamente espectaculares:
Esto te impongo:
Cuando nos encontremos
Une tu boca con mi boca
Y, además,
Esto te impongo:
Aprieta tu pecho contra mis senos
(tus senos contra mi pecho)
Y, además,
Esto te impongo:
Ofréceme tu virilidad enhiesta
algún lado esperando el encuentro, o a alguien
desconocido aún pero, de menos, compatible:
Se necesita un puñado de lo siguiente:
albahaca, mejorana, clavos, pétalos de rosa. En dos
cuadrados de tela rosa, se reparten las hierbas
mezcladas y se cosen. Mientras se hace esto se lanza
el conjuro:
Busco atraer amor a mi vida. Alguien especial
con quien compartirla. Con quién crecer y
aprender, a quién conocer y quien me conozca
bien. Busco a mi pareja ideal. Albahaca,
sagrada hierba de Marte, invoco tus poderes
para atraer el amor que busco. Rosa, sagrada
hierba de Venus, invoco tus poderes para
atraer el amor que busco. Clavo, sagrada
hierba de Júpiter, Mejorana, sagrada hierba
de Mercurio, pido sus poderes para atraer el
amor que busco. Así abriré mi corazón para
ese amor y mis ojos para reconocerlo.
(abre tus muslos y llámame dentro de ti).
Al terminar, se carga el amuleto diciendo:
Las reglas actualizadas de la Brujería –o de
algunas de sus ramas- permiten hacer ritos y
conjuros de amor siempre y cuando no estén
dirigidos a nadie en particular, sino a el que es alma
gemela, al verdadero amor, a aquél que está en
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doy a este amuleto el poder de mi visión, el
poder de Afrodita, de las hierbas que contiene.
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Me traerá el amor que deseo y me preparará
para recibirlo. Así sea y así será.
Estos hechizos se llaman de búsqueda y es
deseable un análisis sagaz de los propios deseos. Al
imaginar la pareja perfecta, hay que saber qué es lo
que se pide, porque pudiera ser que se consiga.
Si la magia es el uso de la energía síquica, no
importa finalmente si el diseño del hechizo es tan
antiguo como Nefertiti o tan simple como el
anterior. Lo esencial es el uso del intento, de la
carga sicológica enfocada en el acto ritual, que
exige además un seguimiento para ser efectiva. La
magia amorosa de este tipo ciertamente opera a
nivel interno más que sobre un sujeto u objeto
externo. Puede no ser tan excitante para los
profanos como la Santa Muerte, o el colibrí, como
un trabajo dirigido hacia el marido infiel y su
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amante, pero al menos no hay daño ni para el otro
ni para quien efectúa el hechizo. En estos tiempos
se puede decidir con más claridad el método de
seducción y el uso de feromonas para atraer el sexo
del contrario viene siendo una medida igual que la
de cualquier hechizo mágico. Si se duda de la
capacidad de atracción, si se obsesiona, si se es
incapaz de aceptar un rechazo, no habrá al final
ningún poder externo que traiga al verdadero amor
– si éste existe- a nuestros brazos. Si de por si, el
amor es brujo.
*Tengo un hueso de gato negro / tengo también un mojo
(talismán vudú) / Soy Juan el Conquistador / me
voy a meter contigo / voy a hacer, niñas / que me
lleven de la mano / entonces el mundo sabrá /
que soy el hombre Hoochie Coochie (nombre
dado al chamán vudú).
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Bibliografía consultada:
•
Treasury of Witchcraft, Harry E. Wedeck,
Philosophical Library, NY 1961
•
El retorno de las Brujas,
Roca 1993
•
El Retorno de la magia (The Elixir and the
Stone), M. Baigent – R. Leigh, Plaza
&Janés 1999
Robin Skelton,
•
Aradia, gospel of the witches, Charles G.
Leland, 1890, libro electrónico
•
Magia en los Tuxtlas, Marcela Olavarrieta
Marenco. INI 1977
•
Amor y magia amorosa entre los Aztecas,
Noemí Quezada, UNAM 1984
Elizabeth Ross ©
2005-06
Los Cuadernos de la Luna
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5célula, arte y comunidad
www.elizabethrossmx.com
elizabethrossmx.blogspot.com
www.identidadesgea.org
Morelia, Michoacán, México
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Amor Brujo - by Elizabeth Ross

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