Archivo. - Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE Facultad de Arquitectura Diseño y Estudios Urbanos La cultura urbana y los estilos de vida en la revitalizacion de un barrio patrimonial del centro histórico de Santiago. El caso Lastarria-Bellas Artes CHRISTIAN MATUS MADRID Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos Profesor Guía: JONATHAN BARTON CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 2 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS Agradecimientos En primer lugar a mi querida Loreto, gracias por acompañarme gran parte del camino, te dedico este texto de todo corazón. A mis padres y mi familia por su apoyo y confianza sin la cual no podría haber realizado este trabajo. A Fernando Pérez, Director del Doctorado que siempre me impulsó a aprovechar esta instancia única de formación. A MECESUP con cuyo apoyo de beca conté durante la primera fase de Doctorado (2005-2007). A CONICYT, que me apoyó con la Beca de Apoyo a la Realización de Tesis Doctoral durante 2008 y con Becas para Asistencia a Congresos en 2007 y 2008 gracias a la cual pude exponer los avances de mi trabajo en el Congreso de la Asociación Latonoamerican de Sociología (ALAS) en Guadalajara en Agosto de 2007 y la Conferencia Internacional Urban Justice and Sustainability organizada en Vancouver entre el 25 y 28 de Agosto de 2007 por la International Sociological Association Research Committee 21 on Sociology of Urban and Regional Development, entre otros espacios académicos de difusión. A mis amigos y colegas de Doctorado Felipe Link y Rodrigo Ganter, particularmente a Rodrigo por sus agudos comentarios en la fase final de tesis. A mis compañeras de oficina de Doctorado Claudia, Gabriela y Francisca por hacerme más agradable el trabajo final con su grata compañía en nuestro punto de trabajo. A Jacqueline Bigorra que me colocó con amabilidad y calidad humana la justa presión. A Cristián que hizo lo mismo desde su calidad de amigo y vecino. A mi profesor guía, Jonathan Barton y a mi apreciada Comisión de Tesis. Y a todos y cada uno de mis entrevistados que me facilitaron un espacio de tiempo para indagar sobre sus vidas y sobre la historia del barrio y del centro de Santiago. 3 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 4 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS Introducción 13 Capítulo 1: Marco Teórico 19 Presentación 21 Primera parte: culturas urbanas, consumo cultural y estilos de vida 23 1. Las culturas urbanas y los estilos de vida en la ciudad moderna 1.1. Primeros acercamientos a los estilos de vida y la cultura urbana en la ciudad moderna 25 25 1.1.1 La noción de urbanitas 1.1.2 El Fenómeno de la Moda: Imitación y Diferenciación en la Vida Urbana y en el Consumo 1.2 La Escuela de Chicago y su Aproximación a la Cultura Urbana y al Centro de la Ciudad 26 27 28 1.3 El Rescate de la Cultura Urbana y del Centro como Escenario de Diversidad 30 1.4 De la Producción del Espacio a la Producción de Cultura Urbana 33 1.5 Los Imaginarios Urbanos en las Metrópolis Contemporáneas 35 1.6 Las Culturas Urbanas como Espacios de Mediación y Paisajes de Poder 37 2. La cultura urbana y los estilos de vida en el escenario de las ciudades globalizadas 2.1 La Cultura Urbana en el Contexto de las Ciudades Globalizadas 41 2.1.1 Reestructuración de los Mercados de Trabajo y Emergencia de Nuevos Actores Urbanos. De los “Analistas Simbólicos” y la “Clase Creativa” a las “Nuevas Clases Medias” 2.1.2 Configuración de una Economía Simbólica y “Mercantilización del Lugar y la Experiencia Urbana 2.1.3 El Impacto de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación 41 42 45 46 3. Transformaciones subjetivas en el contexto de la ciudad globalizada 3.1 Procesos de Individualización y Expansión del Yo 48 49 3.2 Des-esencialización y apropiación de las Identidades como Recurso y Táctica 50 3.3 Centralidad del Consumo en la Vida Urbana Contemporánea 52 3.3.1 Estetización y Reflexividad en el Consumo Urbano 3.3.2 La Dimensión Simbólica del Consumo y la Noción de Consumo Cultural 3.3.3 El Consumo como Distinción 52 55 56 4. Propuesta de síntesis conceptual 4.1 La Noción de Estilos de Vida como Modalidad de Construcción Identitaria 58 58 4.1.1 Primera Dimensión: Los Estilos de Vida Urbanos como Procesos de Reflexividad, Distinción y Jerarquización Simbólica 4.1.2 Segunda Dimensión: Los Estilos de Vida Urbanos como Materia Prima de la Economía Simbólica 4.1.3 Tercera Dimensión: Los Estilos de Vida Urbanos como Políticas de Identidad, Tácticas y Expresión de Imaginarios Urbanos 4.2. Los Estilos de Vida y la Noción de Cultura Urbana 60 4.3 La Noción de Consumo Cultural 62 60 61 62 5 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS Segunda parte: los barrios patrimoniales y su relacion con los centros historicos 65 1. Los barrios patrimoniales y su relacion con los centros históricos 1.1 La Puesta en Valor del Antiguo Centro en tanto “Centro Histórico” y la Emergencia de Barrios de Carácter Patrimonial 67 67 1.2 Hacia una definición de “Centro Histórico” y de “Barrio Patrimonial” 69 2. Los efectos e impactos de la revitalización del centro y sus barrios patrimoniales 2.1 Los Efectos e Impactos de Gentrificación 71 2.2 Los Efectos e Impactos de “Turistificación” y “Disneyficación” 75 3. Los barrios de carácter patrimonial: entre el barrio tradicional y la “vida de centro” 3.1 El Barrio Patrimonial: Aproximándonos a una Caracterización 76 3.2 El Barrio Patrimonial y el Centro Histórico como Construcción y Contraposición de Imaginarios Urbanos 79 4. Los estilos de vida asociados a la puesta en valor de los barrios centricos de carácter patrimonial 4.1 La Articulación de “lo Patrimonial” con la Lógica de la Distinción 81 4.2 La “Estetización” del Trabajo y la Valoración Social del Ocio y el Consumo Urbano 83 4.3 Articulación entre Elección de Vivienda y Autonomía Personal 85 4.4 Articulación entre Apropiación del Centro, Cosmopolitismo y Pertenencia a una “Comunidad Global” 87 4.5 Elaboración de Estilos de Vida Alternativos asociados a la apropiación del Centro Patrimonial por parte de Nuevos Grupos y Actores Urbanos 88 4.5.1 Los Jóvenes como Protagonistas de la Revitalización del Centro de la Ciudad y sus Barrios 4.5.2 Las Minorías Sexuales como Motor de la Constitución de Distritos Urbanos 88 Capítulo 2: Metodología de Investigación 76 81 90 93 1. Encuadre epistemológico y enfoque de investigación 95 2. Estrategia metodológica. 2.1 Definición del Área de Estudio: El Barrio Lastarria/Bellas Artes. 97 98 2.2 Universo de Investigación 100 2.3 Perfil de los Entrevistados 100 2.3.1 Generaciones 2.3.2 Nuevas Modalidades de Convivencia en el Espacio Residencial 2.3.3 Género e Identidad Sexual 6 71 100 101 102 3. Los supuestos de investigación 103 4. Objetivos de investigacion 104 5. Metodología y estrategia de estudio etnográfico 104 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 5.1 Etapas del Trabajo de Campo 5.1.1 Primera Fase de Reconstrucción Histórica 5.1.2 Segunda Fase De Estudio: Trabajo de Observación Participante y Realización de Entrevistas en Profundidad y Focus con Nuevos Residentes y Locatarios Barriales 6. Modelo de análisis de la información recolectada Capítulo 3: La trayectoria histórica de Lastarria/Bellas Artes y su relación con el centro de Santiago 106 106 107 116 119 1. Introduccion. Hacia una genealogía del barrio y sus estilos de vida 121 2. Primera etapa. Origen y constitución del tejido urbano de Lastarria y Bellas Artes 122 3. Segunda etapa: consolidación de Lastarria y emergencia de Bellas Artes en el contexto del santiago de fines de siglo xix 3.1 La Morfología y Estructura Residencial del Barrio Post Centenario. 125 128 3.2 La Articulación del Estilo de Vida Barrial con el Estilo de Vida Céntrico de las Elites 131 3.3 La Influencia Francesa en el Barrio y en el Centro de Santiago. 134 3.4 La Articulación Histórica del Barrio con el “Habitus Artístico-Arquitectónico” 136 3.5 La Articulación de lo Artístico con “lo Bohemio”. 139 3.6 El Barrio y la Consolidación de su Identidad Territorial: la Articulación de un Carácter Aristocrático, Artístico y Bohemio. 142 4. Tercera etapa: el auge y apogeo de Lastarria y Bellas Artes en tanto barrio céntrico y moderno 4.1 La Arquitectura Modernista y su Rol en la Revaloración del Barrio 143 4.2 La consolidación del Parque Forestal como espacio público a escala urbana 147 4.3 La Renovación del Barrio durante los años Cincuenta y Sesenta: una Nueva Generación de Bohemia Artística. 149 4.3.1 Un espacio emblemático de la bohemia artística barrial: La Casa de la Luna Azul. 4.4 La Construcción del Edificio de la UNCTAD III: un Hito de Renovación Urbana 152 5. Cuarta etapa: la decadencia barrial y la desaparición de la antigua cultura del centro urbano 157 6. Conclusiones del capítulo histórico 164 Capítulo 4: El escenario actual. La transformación de Lastarria/Bellas Artes en el contexto del proceso de renovación urbana del centro de Santiago. 145 155 169 1. El escenario actual. La transformación de Lastarria/Bellas Artes en el contexto de renovación urbana del centro de santiago 171 2. Antecedentes históricos y contextualización del area de estudio en el proceso de renovación urbana del centro de santiago. 172 7 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 2.1 El Proceso de Revitalización del Barrio Lastarria/Bellas Artes 175 2.2 El Rol Municipal en la Renovación y Puesta en Valor del Barrio 180 2.2.1 Normativas y Restricciones al Área de Estudio en el Plan Regulador de 1987. 2.2.2 Declaración de Zona Típica del Barrio por parte de Consejo Monumentos Nacionales (1996). 2.2.3 Estudio Seccional Santa Lucía-Parque Forestal 2.2.4 Reglamento de Intervención e Instructivo de Intervención para Zona Típica (2003). 2.2.5 La Actual Política Municipal hacia el Barrio 182 182 183 185 188 3. Los impactos de la “patrimonialización” y la inserción de nuevos proyectos inmobiliarios en Lastarria y Bellas Artes. 190 4. El escenario actual: la revitalización organizacional del barrio, a nivel de vecinos y locatarios y el futuro impacto de los proyectos centro cultural gabriela mistral y la remodelación del parque forestal 194 5. Conclusión de capítulo contexto de renovacion 196 Capítulo 5: Los empresarios simbolicos: ¿productores de símbolos y espacios para una nueva cultura urbana? 199 1. Los “empresarios simbólicos”: ¿productores de símbolos y espacios para una nueva cultura urbana? 201 2. Caracterizando el nuevo escenario economico-simbólico del barrio 2.1 Los Nuevos Espacios de Consumo Barrial 201 204 2.1.1 Nuevos lugares de 0ferta Creativa y Distintiva: el Circuito de Tiendas de Diseño 204 2.1.2 Los Nuevos Lugares de Abastecimiento: los Emporios o Almacenes Posmodernos 205 2.1.3 Los Nuevos Lugares de Sociabilidad y Distinción: Cafés 211 Culturales y Restaurants Exclusivos 2.1.4 Los Nuevos Lugares de Conectividad: los Cyber-Café 211 2.1.5 Los Nuevos Lugares de Trabajo para el Profesional Creativo: la “Casa-Taller” 213 3. La experiencia en el barrio del nuevo locatario. 3.1 Motivaciones de Localización en el Barrio: el Habitus del Consumidor Urbano al Servicio de la Economía Cultural 214 214 3.2 Del Producto a la “Experiencia de Consumo”: la Oferta Simbólica del Nuevo Empresario Barrial. 217 3.3 El Perfil del Cliente y el Vínculo del Locatario con el Cliente Barrial 220 4. Ensayo y error en las propuestas para un “nuevo barrio” 222 5. Conclusiones capítulo empresarios simbolicos 223 Capítulo 6: De los pioneros y colonizadores a los “followers urbanos”. Caracterizando las nuevas generaciones de residentes 1. De los “pioneros” y “colonizadores” a los “followers urbanos”. Caracterizando las nuevas generaciones de residentes 8 227 229 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 2. El perfil del nuevo residente: jovenes, solter@s, arrendatari@s, sin hijos y de una amplia clase media. 231 3. De los pioneros a los “followers”: hacia una caracterizacion cualitativa de los protagonistas de la revitalización barrial. 3.1 La Generación de los Pioneros o Colonizadores: los Difusores del “Buen Gusto” 235 3.1.1 Los Antiguos Bohemios (o los que retornan al barrio) 3.1.2 Los Artistas de los Noventa y los Primeros “Neo-Bohemios” 3.1.3 La “Avanzada” de las “Elites Creativas” 236 236 238 240 4 La nueva generación de “followers urbanos” 4.1 Caracterizando la Nueva Generación de Residentes Barriales 241 242 4.1.1 Creativos pero más Diversos 4.1.2 Menos Integrados pero más Conectados 4.2 Motivaciones para Vivir en el Barrio: Calidad de Vida, Centralidad y Transitoriedad 243 244 246 4.2.1 Articulación entre Electividad Residencial y Proyecto de Vida 4.2.2 La Centralidad del Barrio y la Cercanía de la Vivienda con el Lugar de Trabajo 4.2.3 La Transitoriedad de la Residencia o una Experiencia de Ensayo 5. Conclusiones capítulo perfil residencial Capítulo 7: ¿De followers a urbanitas?: Consumidores de espacios y bienes distintivos 246 248 249 250 253 1. ¿De followers a urbanitas?: Consumidores de espacios y bienes distintivos 255 2. Estilos de vida y consumo cultural de espacios residenciales 2.1 El Escenario Actual de Propiedad y Acceso a la Vivienda en Lastarria/Bellas Artes 255 256 2.2 Las Elecciones y Distinciones en Relación a la Vivienda Patrimonial y de Renovación Urbana 257 2.2.1 Los Atributos Valorados del Edificio Patrimonial: Parquet, Espacio, Luz y Personalidad 2.2.2 La Experiencia de Residencia en Departamentos de Renovación Urbana 2.3 Las Desventajas y Dificultades de Vivir en el Centro de la Ciudad 257 260 263 2.4 La Convivencia al Interior de los Edificios Patrimoniales 265 3. La apropiación de los espacios de abastecimiento tradicionales 3.1 Los Antiguos Almacenes como Punto de Encuentro Barrial 268 269 3.2 Los 0tros Negocios Barriales: Cambio y Continuidad de Usos 270 3.3 El Estilo de Vida Unipersonal: Compras Cortas Semanales y Quincenales 271 4. El consumo cultural distintivo: las tiendas de ropa y los emporios posmodernos. 4.1 El Consumo Indumentario 273 4.2 El Consumo de Espacios de Abastecimiento Posmoderno 275 5. De cafés, bares y escenarios de ocio nocturno: los espacios de consumo asociados a la sociabilidad. 276 273 9 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 6. Consumo y políticas de identidad: el consumo cultural gay/lesbico 281 7. Prácticas de uso y apropiación de espacios publicos: caminar, pedalear, pasear, observar y ser observado. 284 8. Conclusiones de capítulo sobre prácticas de consumo de espacios y bienes 289 Capítulo 8: La construccion simbolica y el imaginario de barrio y ciudad en los estilos de vida de residentes y locatarios barriales. 293 1. Las construcción simbólica y el imaginario de barrio y ciudad en los estilos de residentes y locatarios barriales 295 2. Los imaginarios y representaciones de los mass media: el barrio cool y ondero 295 3. Los imaginarios y representaciones del residente 3.1 Imaginarios y Representaciones acerca de la Diversidad y Calidad de Vida Barrial 298 299 3.2 Imaginarios y Representaciones de la Distinción 301 3.2.1 El Imaginario de la Distinción en el Consumo Residencial 3.2.2 El Imaginario de la Distinción en el Consumo Cultural 3.3 Imaginarios y Representaciones del Barrio como Escenario de Movilidad Personal 301 304 308 3.3.1 Las Imágenes y Sentidos Asociados a la Movilidad de “los que bajan” 3.3.2 Las Imágenes y Sentidos sociados a la Movilidad de “los que suben” 309 311 4. Los imaginarios y representaciones del locatario: el barrio de las oportunidades 313 5. La ausencia/presencia de lo patrimonial en el imaginario 314 6. Conclusiones capítulo representaciones e imaginarios de barrio y ciudad presentes en los estilos de vida del nuevo residente 316 Capítulo 9: Conclusiones 321 1. Conclusiones: el escenario del barrio patrimonial como paisaje y escenario de consumo 1.1 El “Barrio del Presente” en Relación a la Trayectoria Histórica de Estilos de Vida y Cultura Urbana de Lastarria/Bellas Artes 323 1.2 El Escenario Actual de Transformación de Lastarria/Bellas Artes 326 1.3. El Nuevo Perfil Residencial y Comercial del Barrio 328 1.4 Las Prácticas de Uso y Apropiación de Espacios Residenciales y de Consumo Cultural Barrial asociadas a la Construcción de Estilos de Vida 329 1.5 Los Imaginarios y Representaciones de Barrio y Ciudad 331 2. Aportes para una discusión acerca de la cultura urbana actual y la existencia de un “nuevo urbanita” 10 323 336 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 3. Reflexiones finales 339 Bibliografia 341 Anexo 357 A. Pauta de entrevistas semi-estructuradas 357 Pauta entrevista informantes clave historia y proceso de renovacion urbana en el barrio B. Pauta de observacion de espacios de consumo cultural 358 C. Pauta entrevista en profundidad 359 D. Pauta focus group mixto 2 362 359 11 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 12 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Introducción La emergencia de una renovada cultura urbana asociada al rescate y re-significación de los centros históricos y los barrios patrimoniales de las grandes ciudades constituye un fenómeno que adquiere creciente relevancia en el actual escenario de globalización. Dicha tendencia contemporánea, comienza a tener también una relevante presencia en las metrópolis latinoamericanas, adquiriendo una importante visibilidad en la ciudad de Santiago durante las última décadas dos decadas, a partir de prácticas urbanas, y representaciones de barrio y ciudad, que colocan énfasis en la recuperación del barrio patrimonial, y en forma más amplia del centro histórico de Santiago, como escenario de constitución de estilos de vida que recuperan los valores de la diversidad y la calidad de vida asociándolos a la cultura urbana del centro de la ciudad. En ese marco se eligió estudiar el Barrio Lastarria/Bellas Artes en tanto escenario paradigmático de expresión de una cultura urbana que revaloriza el uso y apropiación del centro histórico de la ciudad, de modo de indagar a partir de un estudio de caso, como se produce en forma contemporánea, y como se produjo en el pasado, la construcción de estilos de vida urbanos a partir de la puesta en valor de un espacio céntrico, que en la actualidad asume un carácter patrimonial. Se estableció como foco central del estudio, la descripción del proceso de transformación y apropiación del barrio actual por parte de una nueva generación tanto de residentes, como locatarios y usuarios/consumidores de un espacio céntrico sujeto a un proceso de protección y puesta en valor de su territorio debido a su carácter patrimonial. En efecto, los atributos que determinaron la elección de Lastarria/Bellas Artes como caso de estudio por sobre la realidad de otros barrios del centro urbano como República/Ejército o Brasil/Yungay tienen relación con su valor patrimonial, su impacto a nivel de cultura urbana y la complejidad de actores y niveles de identidad que configuran la vida cotidiana de un territorio que, en la actualidad, congrega a jóvenes profesionales, con artistas, intelectuales y con un grupo significativo de habitantes pertenecientes a minorías sexuales. En efecto, por un lado, el área elegida asume las condiciones ser un territorio sujeto a una fuerte valoración patrimonial, siendo un segmento significativo del barrio protegido como zona típica por el Consejo de Monumentos Nacionales, tanto en términos de su trama residencial (Zona Típíca Mulato Gil de Castro) como del perímetro de sus espacios públicos (Zona Típica Parque Forestal). Su desarrollo como barrio se da en el marco de un entorno edificado de gran valor arquitectónico que da un carácter urbano, único y particular al sector, al estar delimitado por grandes y amplios espacios públicos, como el Cerro Santa Lucía y el Parque Forestal, que hacen que articule una relación más amplia que la barrial con la ciudad siendo espacios de escala urbana, que van a ser continuamente apropiados por habitantes de toda la ciudad, lo que determina también la condición del área indagada de ser un barrio abierto y articulado la vida cotidiana de la ciudad.Por otro lado, producto en gran parte de la valoración de su condición patrimonial, Lastarria-Bellas Artes, constituye actualmente un espacio urbano sujeto a fuertes procesos de renovación de su población residencial y de sus usos económicos, proceso de cambio que considera la articulación de lo cultural con lo económico como estrategia de renovación del barrio que contempla el emplazamiento de nuevos emprendimientos vinculados a la imagen y la experiencia cultural de lo patrimonial, lo artístico, bohemio y cultural. La puesta en valor de su carácter urbano patrimonial genera también un posicionamiento del barrio dentro de una escala global y cosmopolita que lo ubica como lugar preferente de las rutas turísticas 13 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID internacionales que incluyen a Santiago, constituyendo al barrio y su entorno en un escenario turístico. A partir de los antecedentes anteriormente planteados, esta tesis se propuso abordar el conocimiento y caracterización de los estilos de vida urbana que construyen los nuevos residentes y locatarios del Barrio Lastarria / Bellas Artes, en el contexto actual de la renovación del centro histórico de la ciudad de Santiago de Chile. El proyecto de investigación se propuso indagar una realidad desconocida o no suficientemente abordada por los estudios urbanos nacionales, como era la de la producción histórica y actual de cultura urbana en el centro de la ciudad de Santiago asociada al uso y apropiación de un barrio patrimonial por parte de diferentes generaciones de residentes y usuarios, en su mayoría jóvenes y artistas. Interesaba conocer, a partir de la experiencia del residente y locatario del barrio, de que forma se construyen en el Santiago contemporáneo, estilos de vida articuladas a la recuperación de la vida de ciudad, en un contexto urbano global y local, en que se plantea un proceso contrario de fragmentación y pérdida de lo urbano, que algunos autores han denominado como una tendencia a la “des-ciudad-ización” (Hiernaux, 2006). En ese sentido, en forma inicial, interesó dar cuenta -a modo de pregunta general de investigación- de cómo en la cultura urbana santiaguina del nuevo siglo, se desarrollaba el rescate de un barrio céntrico y patrimonial como espacio y escenario de construcción de estilos de vidas, importando saber cómo adquiría sentido para las nuevas generaciones de habitantes y usuarios del centro urbano el vivir y/o ocupar un barrio patrimonial o de carácter histórico-cultural como Lastarria/Bellas Artes, y de que formas estas generaciones con su presencia en el centro de la ciudad aportaban o no a construir nuevas construcciones o representaciones simbólicas de barrio y ciudad. A la dimensión del presente, que constituye el foco central del estudio, se le incorporó una aproximación a la construcción de estilos de vida y cultura urbana en su trayectoria histórica involucrando la revisión de estas prácticas en el pasado barrial: Dicha ampliación de la problematización del estudio obedeció a la recepción e incorporación por parte del investigador de los comentarios realizados por la comisión en las fases previas de investigación, comentarios referidos a la necesidad de dar cuenta de los vínculos, continuidades y discontinuidades que se producían o no entre las manifestaciones presentes de cultura urbana y las históricas de modo profundizar el análisis acerca de qué elementos configuraban o no nuevas prácticas urbanas y cuales configuraban una continuidad de antiguas prácticas urbanas.En ese marco el presente estudio constató la existencia de una identidad histórica asociada al desarrollo de lo artístico, cultural y bohemio que es proyectada por parte de sucesivas generaciones de sus habitantes históricos, identidad que es transmitida inter-generacionalmente dando continuidad parcial al carácter histórico del barrio, que no obstante detectarse fuertes rupturas en la continuidad de construcción de cultura urbana asociada a un quiebre, y reformulación de la histórica relación del área de estudio con el centro histórico de Santiago marcada por un antes y un después asociado al impacto del Golpe Militar y al proceso posterior de mercantilización y patrimonialización que re-configura la relación del barrio con el centro de la ciudad y el rol de este dentro de la cultura urbana santiaguina. Retomando lo anterior, se reformuló el problema inicial en términos de comprender cómo en la cultura urbana santiaguina, se desarrolla actualmente, en comparación con el desarrollo histórico previo de cultura urbana, la construc- 14 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ción de estilos de vida urbanos por parte de diferentes generaciones de nuevos residentes y locatarios que ocupan dicho barrio céntrico (hoy patrimonial) como espacio de construcción de estilos de vida, analizando cómo foco de investigación cómo se actualiza y desarrolla ese uso y apropiación barrial en como lugar de residencia, consumo cultural y sociabilidad los barrios Lastarria y Bellas Artes en comparación con las prácticas y estilos de vida históricamente asociados al barrio y al centro de la ciudad. En ese sentido se planteó como objetivo general de investigación, el: Conocer, y comparar en relación con la trayectoria histórica barrial, los estilos de vida urbana, que construyen los residentes y locatarios del Barrio Lastarria / Bellas Artes, en el actual contexto de la renovación del centro histórico de la ciudad de Santiago de Chile. Como objetivos específicos del estudio se planteó: Reconstruir y caracterizar la trayectoria histórica de uso y apropiación del Barrio Lastarria y Bellas Artes por parte de diferentes generaciones de residentes y usuarios. Caracterizar los procesos de renovación poblacional y construcción de cultura urbana desarrollados desde 1990 en adelante en el Barrio Lastarria-Bellas Artes. Construir una tipología asociada con el perfil de los nuevos residentes del Barrio Lastarria-Bellas Artes, enfatizando las principales distinciones de género y generación Analizar y comparar las diferentes construcciones de estilos de vida, y de identidad de género y generación, desarrolladas por nuevos residentes y usuarios del Barrio Lastarria-Bellas Artes. Describir las prácticas de uso y apropiación de espacios residenciales y de consumo cultural asociadas a los estilos de vida más significativos desplegados por los usuarios y nuevos residentes del Barrio Lastarria-Bellas Artes. Analizar los imaginarios de barrio y ciudad que se encuentran asociados con los estilos de vida más significativos desplegados por los nuevos residentes y locatarios del Barrio Lastarria-Bellas Artes. Para cumplir con dicho propósito se elaboró una estrategia de investigación cualitativa, de corte etnográfico, que combinó la aplicación de técnicas como entrevistas semi-estructuradas a informantes claves, observación participante y entrevistas en profundidad, con el registro visual (fotográfico), la revisión de fuentes secundarias, y el análisis intercensal para el área de estudio el período 1992-2002. En el transcurso del estudio se desarrollaron en total 63 entrevistas. En primer lugar, se realizaron 8 entrevistas semi-estructuradas a “informantes claves”, y 55 entrevistas en profundidad, distribuidas de la siguiente forma: 32 a nuevos residentes, 14 a jóvenes entre 20 y 29 años, considerando 8 a mujeres y 6 a hombres; y 18 a “adultos-jóvenes” entre 30 a 45 años, considerando 11 a hombres y 7 a mujeres. Cabe señalar que de la muestra total 5 residentes se identificaron como de una identidad gay lésbica, cuatro hombres y una mujer, 11 a antiguos residentes, 12 a locatarios barriales, de los cuales 8 son de nuevo tipo y 4 antiguos locatarios barriales. 15 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Complementariamente se desarrollaron 3 focus group mixtos, 1 con jóvenes hombres y mujeres entre 20 y 29 años, y 1 con “adulto-jóvenes” hombres y mujeres entre 30 y 45 años, y 1 con jóvenes locatarios. Junto con esto se desarrollaron registros etnográficos de los espacios de consumo más relevantes del barrio, que se acompañaron de un mapeo de estos. 16 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 17 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 18 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 1 Marco teórico 19 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 20 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Presentación El marco teórico que se presenta a continuación, constituye el resultado de un proceso de constante búsqueda por establecer una armazón conceptual que permitiera guiar, desde la teoría urbana y los estudios culturales, el análisis de los procesos de construcción de estilos de vida urbanos y configuración de cultura urbana asociada al rescate del centro histórico de la ciudad. En ese marco, la primera parte intenta recoger y sintetizar la discusión de los conceptos centrales de estudio, abordando las nociones de cultura urbana y estilos de vida que encontramos desde los primeros estudios urbanos, hasta los estudios contemporáneos desarrollados en el marco del nuevo rol que plantea para las grandes ciudades y metrópolis la globalización. Posteriormente, dentros del mismo capítulo nos aproximamos a los cambios acontecidos a nivel de la subjetividad tardo-moderna, y como estos plantean la articulación entre las construcciones de identidad y el espacio del consumo, para finalizar planteando una síntesis conceptual en que se exponen los conceptos fundamentales de nuestro estudio, a saber una definición de los estilos de vida articulada en torno a tres dimensiones, planteando como a su vez dicha definición de los estilos de vida se relaciona y se articula con un concepto operativo de cultura urbana. La segunda parte del marco teórico se aboca primero a definir y establecer el tipo de barrio específico en donde se desarrolla el estudio de caso, contextualizando la emergencia del barrio patrimonial en el marco de su relación con el antiguo “centro histórico”. Posteriormente se abordan los procesos de transformación urbana asociados a la puesta en valor de los barrios patrimoniales, para finalizar describiendo como se articula el vínculo actual entre la configuración de estilos de vida urbanos y los procesos de puesta en valor patrimonial de los antiguos barrios asociados al los “centros históricos”, de modo de perfilar de qué manera las tres dimensiones de estilos de vida urbana planteadas en la primera parte del marco se ponen en escena de forma particular y específica en los espacios céntricos y barrios históricos asociados al antiguo centro urbano. 21 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 22 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS PRIMERA PARTE Culturas urbanas, consumo cultural y estilos de vida 23 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 24 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Las culturas urbanas y los estilos de vida en la ciudad moderna Como se planteara en la introducción, el estudio de la cultura urbana y los estilos de vida constituye una línea de investigación, que en la actualidad experimenta un fuerte impulso en el marco de los estudios urbanos contemporáneos que se desarrollan en el contexto de la globalización y la segunda modernidad post-industrial. No obstante la constante preeminencia de enfoques estructurales y económicos en la descripción de los procesos urbanos realizada tanto por los estudios urbanos internacionales como nacionales, se puede sostener que siempre existió una preocupación por abordar la cultura desde una cierta tradición del urbanismo, que sostuvo que la variable cultural constituía un componente relevante en la caracterización y estudio, de las grandes metrópolis. Es en ese marco, que rescatando esa tradición urbanista, abordaremos en esta primera parte del marco teórico, los conceptos y acercamientos que desde el urbanismo clásico y contemporáneo nos parecen fundamentales de considerar para construir nuestra aproximación a la cultura urbana y los estilos de vida, de modo de retomar posteriormente los planteamientos que nos parecen centrales de considerar para el análisis del caso de estudio, al presentar nuestra síntesis conceptual. 1.1. Primeros acercamientos a los estilos de vida y la cultura urbana en la ciudad moderna Se puede sostener que la atención del urbanismo y los estudios de las ciudades modernas hacia la dimensión cultural nace junto con la consolidación -a comienzos del siglo XX- del modelo de vida urbana que proponía la industrialización que se había iniciado el siglo anterior. En ese marco, un primer referente para acercarnos a la cultura de las ciudades y a la configuración de estilos de vida lo constituyen las reflexiones del sociólogo alemán George Simmel. Sin abordar una definición propiamente tal, Simmel plantea una primera aproximación a la cultura urbana como la cultura de la modernidad industrial que nace con las primeras metrópolis europeas. Es en ese marco que analiza el vínculo entre el desarrollo del individuo, en el plano psicológico, y los procesos globales de la primera modernidad. Dos elementos de la reflexión simmeliana sobre la cultura de la ciudad industrial, resultan fundamentales, para iniciar la construcción de nuestro marco teórico. Por un lado, la caracterización que hace del habitante de la primera ciudad industrial en tanto urbanitas, y por otro, su aproximación al fenómeno de la moda, reflexión que a nuestro juicio abre dentro de los estudios de las ciudades un primer acercamiento a lo que entenderá posteriormente como el estudio y análisis de la construcción de estilos de vida urbanos. 25 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1.1.1 La noción de urbanitas Como se señalara anteriormente, en la obra de Simmel destaca su preocupación por describir cómo era la vida en las grandes ciudades y las consecuencias que las nuevas formas de asociación metropolitana producían sobre el individuo. En particular para él, la consolidación de la economía monetaria, determina los rasgos culturales que asume la vida cotidiana en la gran metrópoli, siendo el dominio de la economía monetaria en las sociedades modernas el que explica las cualidades de cálculo y racionalidad que asocia a la emergente cultura urbana de comienzos del siglo XX. El autor, para aterrizar su descripción de la vida en la gran ciudad fundamenta su reflexión a partir de la construcción de una figura, la imagen del urbanitas o urbanita, representación que le permite condensar la forma que adopta vida urbana moderna en la imagen de un sujeto tensionado por el ritmo vertiginoso de la ciudad, que como respuesta a dicho estímulo hace prevalecer en su conducta el entendimiento y la distancia, más que el sentimiento y las relaciones conforme a la sensibilidad predominantes en el antiguo orden de la pequeña aldea y la vida del campo. Es así como en el contexto de la gran ciudad el urbanita constituye un individuo que se esconde en múltiples máscaras como una manera de sobrevivir a la vorágine urbana, configurando un sujeto maravillado y a la vez perdido en el marco de la nueva vida de metrópoli. La hipótesis rectora que Simmel desarrolla en Las Grandes Ciudades y la Vida del Espíritu ([1903], 2005), su trabajo más importante y conocido, configura al urbanita como un tipo de personalidad moderna, capitalista, indiferente y reservada. En ese marco la “individualidad urbanita” se caracteriza por la intensificación del estímulo nervioso, como resultado del rápido e ininterrumpido intercambio de impresiones externas e internas, y lo que denomina como el carácter intelectualista de la vida psíquica en la metrópoli, entendido éste como un estado de alerta consciente, que protege al individuo de las discrepancias de su medio que amenazan con desubicarlo. En ese sentido, el individuo metropolitano desarrolla una especie de cápsula protectora contra la sobreestimulación: “La indiferencia y reserva recíprocas y las condiciones de vida intelectual de círculos muy grandes nunca se dejan sentir con mayor fuerza en el individuo – en tanto que impacto a su independenciaque cuando se encuentra en lo más espeso de una multitud metropolitana. Esto se debe a que la proximidad corporal y la estrechez del espacio hacen más visible la distancia mental.” (Simmel, 2005:7) Para Simmel, el comportamiento que sintetiza en forma práctica estas disposiciones del urbanitas es la denominada actitud blasée, comportamiento de hastío y desgano cuya esencia radica en la insensibilidad e indiferencia ante las cosas, siendo dicha actitud la consecuencia de la cambiante y rápida estimulación nerviosa que deriva de la intensificación de la vida metropolitana. 26 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1.1.2 El Fenómeno de la Moda: Imitación y Diferenciación en la Vida Urbana y en el Consumo Pero va a ser en el marco de la dificultad para hacer valer la propia personalidad que caracteriza al urbanita en la dimensión de la vida metropolitana, que Simmel explica la aparición y emergencia del principio de diferenciación, en tanto necesidad individual de destacarse y hacerse notar dentro de la vida urbana. Para Simmel, el principio de diferenciación en la cultura urbana industrial emerge junto al fenómeno de la moda, siendo esta la concreción de un rasgo psicológico de época, que asume dos caras, por un lado la tendencia a la igualación social y por otra la referida a la diferenciación individual. En efecto, el autor aplicando su particular enfoque dualista contrapone la presencia en la moda, de dos tendencias contrapuestas, que confluyen en ella haciendo de esta: “una forma de vida peculiar (…) por las que se hace confluir en una única actividad, la tendencia a la igualación social con la tendencia a la diversidad y al contraste individual.” (Simmel, 1977:29). En efecto, la moda para constituirse como forma social requiere apoyarse simultáneamente, de una tendencia psicológica a la imitación, y por otra, de una tendencia o elemento de delimitación y diferenciación. En su faceta de imitación, la moda plantea la extensión de la vida del grupo al plano individual, planteando al individuo la seguridad de no encontrarse sólo, “la imitación libera al individuo de la aflicción de tener que elegir y le hace aparecer como un producto del grupo, como un receptáculo de contenidos sociales” (Simmel 1977: 28). En ese sentido la imitación subraya la dimensión de permanencia y continuidad que subyace a todo cambio. Por otro lado, en su faz de delimitación y diferenciación, la moda favorece con particular fuerza la cohesión del grupo que la adopta: “precisamente, por el hecho de que procede del exterior da lugar a esa forma tan notable de socialización que consiste en la referencia común a un punto situado afuera.” (op. cit, 32). Esta diferenciación asume la condición de una delimitación de clase, delimitación que expresa y subraya una dualidad que expresa en forma simultánea el gusto por imitar y el gusto por distinguirse. Como plantea Lozano (2003) el ver la moda como producto de la división en clases le permite a Simmel observarla, como un comportamiento similar al honor, cuya doble función consiste en trazar un círculo cerrado en torno a sí y al mismo tiempo separado de los demás. Siguiendo esa línea de reflexión podemos plantear, desde una mirada antropológica, que la moda condensa conjuga los dos procesos que están siempre involucradas en todo fenómeno articulado a la construcción de una identidad, la pertenencia a un grupo y la diferenciación de otros1. El principio de pertenencia representado por el “sentirse parte de” que asociado a la imitación de la moda y el principio de diferenciación de otros grupos o clases urbanas que no forman parte de las tendencias de moda. En síntesis, con Simmel tanto a través de su aproximación al urbanita como con su descripción de la moda encontramos el primer indicio de la existencia de una asociación entre la emergente “vida de ciudad” con una lógica de construcción de identidad tanto individual como colectiva, que involucra la pertenencia y la dife1 Para sostener esto nos basamos fundamentalmente en los planteamientos de Jorge Larraín (2003). Sobre el concepto de identidad y su relación con los estilos de vida volveremos en el punto 4 de este capítulo del marco de referencia. 27 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID renciación dentro de un grupo social urbano y de la introducción de un concepto de lo público, que prefigura el giro posmoderno, posterior, hacia la construcción de identidades tanto individuales como colectivas en relación al “consumo”, tendencia contemporánea que analizaremos en el capítulo 3 del marco teórico. Por otro lado, si bien Simmel no habla concretamente de cultura urbana sino de vida metropolitana, con sus reflexiones micro-sociológicas ya está aportando a abrir como campo de estudio dentro del urbanismo el tema de la cultura y la vida cotidiana en la ciudad. En ese sentido es pionero en desplazar el análisis de las ciudades desde lo estructural hacia lo individual. El autor no plantea que la ciudad per se cree o cause las formas culturales anteriormente descritas, sino que subraya el rol de la ciudad como centro de la economía monetaria y de una cultura o modo de vida que se desprende de ese modelo de relaciones económicas. Finalmente, llevada la propuesta simmeliana al contexto actual de la vida metropolitana que describe el caso de estudio, encontramos que las formas de relación, inter-relación e intercambio que adquiere el urbanita actual son aún más complejas que en las fases iniciales de la metropolitanización. De las primeras ciudades metropolitanizadas a las actuales metrópolis cosmopolitas o multiculturales (Baptista y Pujadas, 2000) los vínculos basados en la instantaneidad y el fragmento adquieren nuevos matices constituyendo no sólo conductas individuales sino también ejes de identidad, efímeros y fluctuantes que se condensan en los estilos de vida. No obstante, en esa necesidad de “ser especial” que plantea Simmel para el urbanita, disposición que se encarna en la ambivalencia de la moda en tanto fenómeno en que confluye la igualación y diferenciación, encontramos un primer antecedente de lo que posteriormente se entenderá a fines del siglo XX como el desarrollo y manifestación de diferentes niveles de identidad que configuran estilos de vida. 1.2 La Escuela de Chicago y su Aproximación a la Cultura Urbana y al Centro de la Ciudad Un segundo eje de producción relevante para construir una aproximación a la cultura urbana y los estilos de vida lo configuran los planteamientos de la Escuela de Chicago. En forma casi paralela a las reflexiones simmelianas, esta comienza a abordar en forma tanto teórica como empírica el estudio de la ciudad desde la cultura, en el marco de los estudios urbanos. Es así como en el trabajo de sociólogos como Park, Wirth, Anderson y Trasher se encuentran los primeros antecedentes para un estudio de la cultura dentro del urbanismo (Hannerz, 1993). Park, a partir de la teoría de las “regiones morales” colocará énfasis en el carácter interaccional como atributo distintivo del modo de vida propio de los centros de las ciudades, planteando que: “la ciudad hace posible que distintas personas tengan diferentes relaciones; y un grupo de características semejantes puede proporcionar apoyos morales para un comportamiento que otros desaprobarían” (Park en Hannerz, 1993:37). El énfasis en las interacciones grupales urbanas que plantea Park no deja de ser relevante para una comprensión teórica acerca la dinámica que adquiere la construcción de identidad en la metrópoli, permitiendo avanzar ya en una mirada que permite comprender la lógica urbana de la diferenciación que Simmel condensara en la moda, como base de configuración de las identidades colectivas de la ciudad, destacando la centralidad que atribuye Chicago al vínculo 28 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID entre trabajo y cultura urbana. En ese marco a partir de la reflexión de Park se puede plantear, que la noción de cultura urbana es tributaria de un contexto de cambio y transformación marcado por la creciente división del trabajo, que destruye y modifica tipo de organización predominante en el mundo rural, basado en factores como parentesco, la casta y los vínculos locales: “la división del trabajo creaba un tipo de hombre racional y especializado… o más bien varios tipos, pues cada ocupación ponía su sello en las personas. La implicación práctica para la investigación era que había investigar una variedad de formas de vivir” (op. cit, 37). En relación con lo anterior, cabe sostener la centralidad que adquiere el entender como en la metrópoli moderna y posmoderna el vínculo con el mundo laboral configura una variable central para entender la conformación de las identidades urbanas, variable fundamental, a ser considerada desde una aproximación desde los estilos de vida. Es en ese sentido que el enfoque de Park permite visibilizar la existencia de diferentes modos de vida vinculados a la individualización, la diversificación de las tareas, y al diferente rol que adquiere en la vida del habitante urbano la institución del trabajo. Ejemplificando lo anterior, Park planteará que personajes como el policía, al artista, el barman, el agitador social y el maestro de escuela son: “productos característicos de las condiciones de vida urbana; cada uno, con su particular experiencia, conocimientos y puntos de vista determina, para cada grupo vocacional y para la ciudad en su conjunto, su individualidad” (Park, 1952:24-25 en Hannerz, 1993:35). Por otro lado, otro aporte de la Escuela de Chicago al estudio de las culturas de las ciudades, tiene que ver con la articulación que hace entre cultura urbana y la espacialidad y territorialidad específica del antiguo centro urbano, haciendo del centro de la ciudad un objeto de indagación, casi inseparable del tópico de cultura urbana. En ese marco el territorio del centro y sus alrededores configurará parte fundamental del modelo ecológico de ciudad ideal basado en las ideas de Park. Sobre este punto se volverá en el capítulo sobre Centro Históricos, desarrollado en la segunda parte del marco teórico. Por último, una contribución importante a la definición de cultura urbana que cabe considerar es la realizada por Louis Wirth, quien plantea que la heterogeneidad de los habitantes y la vida de grupo en la ciudad es uno de los elementos que determinan la existencia del urbanismo como modo de vida. Para Wirth, el urbanismo puede ser abordado empíricamente desde tres perspectivas interrelacionadas. Primero, como una estructura física que comprende una base de población, una tecnología y un orden ecológico; segundo, como un sistema de organización social que involucra una estructura social característica, una serie de instituciones sociales y una pauta típica de relaciones sociales; y tercero: “como un conjunto de actitudes e ideas, y una constelación de personalidades comprometidas en formas típicas de conducta colectiva y sujetas a mecanismos característicos de control social” (Wirth, 1962: 11). De esta concepción de “lo urbano”, puede desprenderse una primera definición de la cultura de las ciudades. Para Wirth “lo urbano”, constituirá la condición que más profundamente distingue la vida moderna de aquella tradicional-rural. No es una condición espacial ni una delimitación demográfica o productiva, sino una conducta, una forma de vida. Para el autor, esta forma de vida estará determinada por las singulares características de cada ciudad en tanto entidad material: específicamente su tamaño, densidad y heterogeneidad. 29 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En Wirth, “lo urbano” emerge como el “efecto” que el tamaño, la densidad y la heterogeneidad de la ciudad tienen sobre el carácter social de la vida colectiva, y que puede ser entendido en términos de contactos sociales impersonales, superficiales, transitorios y segmentados; debilitamiento de las relaciones primarias y su consecuente sustitución por aquellas de tipo secundarias; y la promoción de una perspectiva relativista –y por ende- una mayor tolerancia a la diferencia y libertad de acción. En síntesis, si bien el enfoque de Wirth permite entender en términos estructurales como se configura una cultura urbana, a nuestro juicio adolece de una dificultad, no explica cómo en la práctica se produce desde la participación de los actores urbanos, y desde sus propias prácticas, dicha cultura, requiriéndose contrapesar esa visión con una mirada socio-antropológica, que ponga en valor cómo en las ciudades los propios urbanitas construyen cultura urbana a partir de la elaboración modos de vida, que plantean en sus prácticas y simbolizaciones, la tensión, ya expresada por Simmel, entre diversidad/homogeneidad. De modo de enriquecer nuestra discusión retomaremos los aportes críticos y valoradores del protagonismo ciudadano en la construcción de cultura urbana. En ese marco nos interesa destacar los aportes centrales de dos autores: Jacobs y Sennet. 1.3 El Rescate de la Cultura Urbana y del Centro como Escenario de Diversidad Posterior a la Escuela de Chicago encontramos que el interés por el estudio de la cultura urbana re-emerge junto con la crítica al ideario del urbanismo modernista2. Por un lado, Jane Jacobs ([1961] 1973), realiza, en la década de los sesenta, una crítica abierta y frontal al urbanismo modernista, denunciando la destrucción de la vida colectiva, la disociación de funciones vitales, y los efectos de segregación espacial y social a los que éste había conducido. Ante estos efectos, Jacobs contrapone como propuesta el rescate de una cultura urbana basada en la diversidad cultural de habitantes, edificios nuevos y viejos, y de diferentes usos, como motor de vitalidad de las ciudades. En ese marco, defenderá y promoverá la revitalización de los barrios promoviendo un tejido urbano de alta densidad y de usos mixtos en contra de las intervenciones mono-funcionales centradas en la infraestructura. Es así, como el valor del intercambio social que promueve Jacobs como un activo de la ciudad, cobra su mayor importancia en las calles. Desafiando la sabiduría dominante en el urbanismo de los sesenta, planteará que la diversificación de las estructuras 2 Cabe señalar que durante el período que va de las décadas del treinta al cincuenta, el urbanismo modernista había hegemonizado las concepciones sobre cómo debía ser concebida la vida en la metrópolis. Como plantea González Ordovás (2000), el estilo internacional modernista impone durante dicho período ciertas ideas-fuerza sobre la ciudad, que implican una pérdida de la diversidad asociada al modo de vida urbano del siglo anterior. Se impone la homogeneización de la vida urbana, ejemplificada en la imagen de un hombre-tipo idéntico en todas latitudes que inspira a una Carta como la de la CIAM, donde se analizan las necesidades humanas reduciéndolas a trabajar, habitar y recrearse. La ruptura con el pasado que plantea ese urbanismo no deja cabida para la calle tradicional ni la cultura de la calle, privilegiando el nuevo protagonismo del automóvil, generando una planificación de la ciudad acorde a las necesidades del tráfico, que implicaba la separación del auto y del peatón y la eliminación de la calle moderna (no modernista) con el consiguiente impacto en la vida y cultura urbana. 30 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de edad y la densidad poblacional podrían ser un activo para la revitalización del centro de la ciudad. De este modo la autora anima y promueve la restauración del patrimonio construido por la arquitectura así como la (re)vinculación entre el lugar de trabajo y el hogar en el centro de la ciudad, que se había perdido producto del acentuamiento de la función comercial del centro urbano. En relación con lo planteado por Jacobs cabe detenerse un instante. Cabe señalar que, por un lado, la valoración de la cultura urbana asociada a los barrios céntricos que plantea, prefigura las tendencias posteriores de revitalización del centro de la ciudad que emergen de diferente forma entre los setenta y los noventa. Incluso, como veremos más adelante, para algunos investigadores la aplicación de estas ideas en los centros de las ciudades explica por qué la puesta en valor – vía gentrificación- ocurrió cerca del corazón de centro, sobre todo en sus franjas más económicas3. Por otro lado, si Jacobs visualiza en la recuperación de la vida de centro, una alternativa a la vida extraurbana que comenzaba a predominar teniendo como ejemplo con vida de suburbio que se impone a mediados del siglo XX en la ciudad norteamericana, será Richard Sennet quien profundizará más sobre la importancia y sentidos que tiene recuperar una cultura urbana centrada en la recuperación de “lo público”. En efecto, Sennett, al igual que Jacobs asume el rescate de la cultura urbana de los centros de las ciudades. Retomando la puesta en valor que hace ella de la diversidad como componente central de la vida urbana céntrica, profundiza en una reflexión acerca de la “crisis de lo público”, que a su juicio amenaza con extinguir la vida urbana en las grandes metrópolis, planteando como esta decadencia podía ser contrarrestada a partir de volver la mirada hacia la vida urbana de los barrios céntricos. Este énfasis es clave para entender la centralidad que asume la revaloración de los antiguos centros urbanos en las propuestas de renovación urbana que adquirirán relevancia en el urbanismo de los setenta y ochenta y que serán descritas en la segunda parte de este marco teórico. Para entender su aporte a los objetivos de nuestro estudio cabe analizar como Sennett (2002) problematiza la crisis de lo público en relación con los espacios, las prácticas y los comportamientos que se desarrollan en la metrópoli de la segunda mitad del siglo XX. El autor plantea como tesis la existencia de una gradual simplificación de las interacciones y espacios sociales para la interacción que existían previamente en las grandes ciudades del siglo XIX, producto de la pérdida de la distancia propia de la sociabilidad pública y el vuelco hacia lo íntimo. Para Sennett, a medida que aumenta el interés por las cuestiones de la personalidad, la participación con “otros” desconocidos en procura de fines sociales en el espacio público tiende a disminuir. En ese marco, es que plantea la muerte del espacio público, al volverse el espacio contingente para el movimiento, y particularmente para el uso del automóvil. Para Sennett, los seres humanos necesitan mantener cierta distancia con respecto a la observación íntima de los demás a fin de sentirse sociales. En ese sentido al incrementarse el contacto íntimo y la hiper visibilidad del “otro” en la ciudad posmoderna se pierden las fronteras y límites físicos y simbólicos de los espacios públicos disminuyendo la necesaria distancia e intimidad que garantiza el desarrollo de la sociabilidad: “…la gente es más sociable cuanto más barreras tangibles tenga en3 Para autores como David Ley (2000), su visión celebratoria de la diversidad, la exuberancia y el carácter cosmopolita del centro de la ciudad generó un gran impacto en el desarrollo urbano de ciudades como las canadienses que posteriormente experimentaron procesos de gentrificación. 31 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tre ella, así como necesita lugares públicos específicos cuyo único propósito es el de reunirla.” (Sennett, 2002:45) Para Sennett, la decadencia y destrucción de lo público plasmada en estos cambios es resultado de la formación de una cultura capitalista, nueva, secular y urbana, siendo la generación nacida después de la Post Guerra la que experimenta dichas transformaciones que implican el empobrecimiento de la experiencia de la vida pública en la ciudad. Esta pérdida de la experiencia urbana se agencia en grupos urbanos que abandonan lo público urbano para replegarse en el espacio privado de lo residencial. En Vida Urbana e Identidad Personal, el autor ejemplifica el fenómeno de la decadencia de lo público en un grupo urbano particular, describiendo el abandono que hace de las relaciones públicas urbanas, la familia suburbana opulenta norteamericana, grupo social que se refugia en una noción de “comunidad purificada”, figura que ejemplifica el encierro de la clase media norteamericana en un concepto de comunidad cerrada debido a la búsqueda de solidaridad y el temor a las experiencias que pudieran crear complejidad o desorden. Como resultado de este proceso, la vida social propia de la ciudad se haría más primitiva en la búsqueda de una solidaridad mítica. A pesar del aumento de los recursos tecnológicos para estructuras sociales más complejas, lo que disminuiría serían los puntos de contacto en el espacio entre sujetos urbanos diferentes. Para Sennett, detrás del refugio en la “comunidad purificada” se encuentra el repliegue hacia la intimidad de la familia como institución, tal vez la única que ofrece estabilidad y seguridad frente a la fragilidad del resto de contactos sociales (Sennett, 2002). En ese sentido, el mito de la comunidad purificada, pareciera representar el miedo a la diversidad y la apología a la homogeneidad: mientras más iguales sean los cercanos, más pura (y segura) será la comunidad. Para el autor, la idea de comunidad purificada es manifestación de la existencia de una cierta “adolescencia urbana” por parte de los nuevos grupos de la clase media, que análoga a la psicología del adolescente, sienten la necesidad de encasillar la identidad personal a lo que se posee o piensa, lo que llevado a la ciudad lleva al encierro en una comunidad cerrada de pares. La identidad urbana adulta, que propone Sennett en contraposición a la adolescencia urbana, adquiere la fragilidad de definirse por su actividad de interesarse y enfrentarse a la cualidad de ser diferente. Las acciones que se habilitan para esta segunda forma de identidad remiten a un espacio social concebido como comunidad de supervivencia, en donde la confrontación de diferencias se mantiene renuente a la gestión burocrática y con un diseño urbano que permita la conexión de las desemejanzas, en espacios de finalidad no previamente asignados. Para Sennett la identidad urbana adulta se basa en la pérdida del deseo adolescente de omnipotencia, y la capacidad de interesarse en situaciones nuevas y complejas. En ese sentido, el autor aboga por la creación de nuevas formas de organización urbana mediante las cuales la vida en la ciudad resulte más atractiva y vivificante, denunciando que el exceso de orden amenaza con acabar con la vida de las ciudades. Es así como Sennett, planteará una idealizada visión de rescate del centro urbano por parte de nuevos grupos urbanos, destacando como ciertos grupos sociales cumplen un papel en el redescubrimiento de la vida urbana del centro de la ciudad, relevando en particular el rol de los artistas, intelectuales, escritores y minorías sexuales, en la revitalización de barrios céntricos como el Village. Esa idea del rol de vanguardia urbana de ciertos actores específicos asociados 32 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID al mundo artístico será retomada posteriormente con mayor profundidad por David Ley, representante de la variante culturalista de los estudios de gentrificación, aplicándola a la revitalización de barrios y centros históricos, como retomaremos en la segunda parte del marco teórico. En síntesis, el aporte que plantea Sennet para el estudio del caso que abordamos tiene que ver con colocar en el centro del debate el tema de cómo en la ciudad se convive con la diversidad y la otredad, y de qué manera esa variable constituye un elemento central que se pone en juego en los modos de vivir la ciudad, que se consolidan en el mundo metropolitano actual como respuesta a la fragmentación urbana de ciudades como Santiago, siendo una variable que se aterriza contemporáneamente –como veremos más adelante- a nivel de la construcción de estilos de vida residenciales más abiertos o más cerrados a la heterogeneidad y la vida de ciudad. No obstante, la exploración de estilos de vida que buscan innovar y poner en valor la diversidad urbana también puede caer en la lógica de la “adolescencia urbana” que se le cuestiona a los estilos de vida del condominio cerrado, siendo el tema de la diversidad/homogeneidad de la vida cotidiana en un barrio un tema central a explorar en nuestra área de estudio. 1.4 De la Producción del Espacio a la Producción de Cultura Urbana Un referente ineludible para abordar el estudio de la cultura urbana contemporánea lo constituyen las coordenadas que propone para un estudio espacial de la ciudad, la línea de investigación marxista encabezada por Henri Lefevbre, directrices que fueron retomadas y complementadas, desde un neo-marxista por Manuel Castells, y post-estructuralista por Edward Soja. Es en La producción del Espacio (1997 [1974]) donde podemos encontrar un marco de análisis, que aporta conceptualmente a precisar los niveles de análisis, que debiera involucrar un estudio espacial de la cultura urbana. De este modo, el autor propone tres dimensiones de análisis espacial de lo urbano. Primero las prácticas espaciales (spacial practice), referidas tanto al uso del espacio y a como este es configurado a través de las acciones humanas, abarcando estas la producción y reproducción, y el set de características espaciales y locacionales de cada formación social, que asegura su continuidad y cohesión. Para Lefebvre, las prácticas espaciales presuponen el uso del cuerpo: manos, miembros, órganos sensoriales. En segundo lugar, las representaciones o concepciones del espacio (representation of space), vinculadas a las relaciones de producción y al “orden” que estas relaciones imponen, desprendiéndose de este conocimiento, signos y códigos acerca del espacio. Y finalmente los espacios de representación (representational spaces), que constituyen el componente intrasubjetivo del espacio, relacionado con simbolismos complejos, ligados al lado clandestino de nuestra vida social y también al arte. La relación con el espacio se desarrolla según el autor a través de la idea de que existen capas de significados previos. Esta experiencia según el autor es compleja, ya que intervendría en ella fuertemente lo cultural. Posteriormente, en plena década de los noventa, la tríada lefebvriana va a ser reelaborada y actualizada por Soja (2000), al plantear que los procesos de producción del espacio son la expresión combinada de tres aspectos interrelacionados. 33 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En primer lugar, el espacio percibido, o primer espacio, correspondiente a las prácticas espaciales de Lefebvre, nivel constituido por el conjunto de prácticas materiales que trabaja articuladamente para producir y reproducir las formas concretas de la vida urbana”. Este nivel haría referencia según Soja a lo que es “real”, a las “cosas en el espacio”. En segundo lugar, el espacio concebido, o segundo espacio, correspondiente a las representaciones del espacio, que Soja define como los “pensamientos sobre el espacio”, y se refiere a la representación del espacio imaginaria, reflexiva y simbólica. Y en tercer lugar, el espacio vivido, o tercer espacio correspondiente a los espacios de representación lefebvrianos, que incorpora los dos aspectos anteriores, abriendo las posibilidades para una mayor complejidad en el análisis. En palabras de Soja el tercer espacio puede ser descrito como una creativa recombinación y extensión, que se construye considerando la perspectiva del primer espacio que se focaliza en el “real” mundo material y la perspectiva del segundo espacio, que interpreta esta realidad a través de las representaciones imaginadas de la espacialidad (Soja,1996). Para Soja, el espacio vivido es un espacio cultural -en el sentido más amplio del término cultura-caracterizándolo como una apertura radical a algo que está más allá de la dicotomía espacio real/espacio imaginario: un espacio de diferencia, de multiplicidad, hibridación, conocimiento, subversión y libertad. De esta forma, pensando desde una perspectiva de transformación de la ciudad actual, el tercer espacio puede ser interpretado como un ideal de cultura urbana, referente necesario de formular y articular en tanto punto de partida para pensar la ciudad y los espacios de cultura urbana a indagar, en tanto territorios que expresan en su vivencia una ciudadanía definida por la inclusividad de diferentes estilos de vida en el espacio. En concreto, el aporte de esta “triple dialéctica” tiene que ver con la apertura de la posibilidad de pensar el espacio más allá de la dicotomía que el pensamiento moderno erigió entre el espacio físico y el espacio mental, que construyó una epistemología basada en la separación entre el objeto y el sujeto (Clua & Zusman, 2002). Por su parte, Manuel Castells (1986) seguidor de Lefebvre planteará una concepción de cultura urbana no como un objeto teórico, sino como un objeto ideológico, entendiendo que tanto las formas espaciales como el proceso de reproducción de la fuerza del trabajo llevan a cabo su articulación en la ideología de lo urbano, de la que se derivarían precisamente las dos acepciones asignadas al término urbanización: como concentración espacial desde ciertos límites de población y densidad y como «difusión del sistema de valores, actitudes y comportamientos bajo la denominación de cultura urbana». 1.5 Los Imaginarios Urbanos en las Metrópolis Contemporáneas Finalmente, una mirada fundamental a incorporar al estudio tiene que ver con una reflexión acerca de lo que se denomina en la actualidad como la construcción de imaginarios urbanos. Un autor clave en relación con la construcción teórica y la aplicación práctica de línea de análisis de lo urbano, es sin duda el colombiano Armando Silva (2006). Dicho autor establece que las ciudades deben ser pensadas y analizadas no solo por la edificación que ellas suponen sino también como construcciones y proyec- 34 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ciones imaginarias, relacionadas a las vivencias y prácticas de los ciudadanos. Silva construye un método de trabajo, que, partiendo de la semiótica, la psicología, y en colaboración con ámbitos académicos afines, le permite estudiar a nivel de 13 metrópolis latinoamericanas4, la manera en que los ciudadanos conciben las propias ciudades y construyen o no un imaginario colectivo de éstas. Cabe señalar, que una de las oposiciones centrales que reconoce Silva como presentes en los imaginarios de las metrópolis latinoamericanas tiene que ver con la oposición entre “ciudad real” y “ciudad imaginada”5, unidad que no se define en términos geográficos y administrativos, como la “ciudad real”, sino en términos psicológicos y simbólicos. En ese sentido, para Silva en cualquier ciudad, existen “realidades” que no se imaginan y, a la vez, imaginarios muy extendidos y difundidos que no tienen una correspondencia en la realidad. En términos teóricos, el autor plantea que los imaginarios se traducen en la elaboración de croquis urbanos, que opuestos a los mapas, corresponden a percepciones territoriales, -muchas veces sin espacio geográfico- que operan como expresión de un “lugar figurativo” (en ocasiones narrativo), como por ejemplo un barrio, donde se revelan circunstancias de la vida social. Más recientemente el autor integra a su teoría los “microprocesos imaginarios”, entendiendo los procesos imaginarios ya no sólo como croquis, conducentes a percepciones macro, como deducir el color colectivo de una ciudad, planteando la necesidad de complementar los macro-procesos de percepción de la ciudad con los “microprocesos imaginarios” entendiendo ellos como: “aquello que uno puede captar de un micro universo, como si se tratase de un laboratorio, pero sin la rigidez de un dato pues al fin y al cabo se busca la insidia y la insignia, para sacar conclusiones sobre un conjunto de personas. Se trata del croquis pero al revés, materializado. No para fijar líneas punteadas que identifiquen como territorio a aquellos que usan el mismo computador (…) sino que parto de manifestaciones más pequeñas, e incluso insignificantes de los ciudadanos.” (Silva, 2006:286) Para Silva, una de las bases fundantes de estos micro procesos es el mismo cuerpo. El cuerpo de los habitantes y los de la ciudad, por lo que propone el desarrollo de una antropología corporal, pero no del cuerpo como unidad, como belleza unitaria, ni como metáfora de la ciudad, sino del cuerpo como sobrante; como residuo, como sujeto afectado. Por esto para la expresión de estos “microimaginarios” el dato no importa tanto, como la insidia y la insignia, entendiendo por insidia “palabras o acción que envuelven mala intención” (op.cit). El autor resalta en ese sentido el valor de la intencionalidad, que aporta a la expresión del imaginario una connotación social más que personal. Para Silva lo relevante será que la acción sea “insidiosa” y que haga insignia en el otro, en el sentido 4 La investigación internacional Imaginarios Urbanos coordinada por Silva y desarrollada en 13 metrópolis latinoamericanas –incluyendo Santiago de Chile–, más la ciudad de Barcelona, contempló cuatro fases de estudio, una etapa estadística, donde se aplicaron encuestas para investigar, desde los sentimientos, sobre la “formación de croquis urbanos” de distintos temas citadinos: miedo, terror, amor, sexo, muerte, vistas urbanas, etcétera. Una segunda fase de construcción visual en la que se recogieron imágenes emblemáticas de cada ciudad a través de fotografía y video. La tercera fase abordó las imágenes de ciudad que construyen los medios, en especial prensa, radio y televisión, y una cuarta fase en la cual se seleccionaron las imágenes oficiales de la ciudad asociadas a la producción de tarjetas postales y otras iconografías donde se plasman, para la percepción pública, los controles y ejercicios ideológicos sobre las visiones urbanas, a manera de una arqueología citadina. 5 Por otro lado, Silva plantea la presencia de las oposiciones entre producción/consumo, junto con la contraposición de las dimensiones espacio/tiempo; ciudad/urbanismo; localidad/globalidad, e imagen analógica/imagen post-icónica. 35 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que su efecto tenga una eficacia social. Un segundo autor central en la incorporación del enfoque de imaginarios a los estudios urbanos latinoamericanos es el antropólogo mexicano Néstor García Canclini. Dicho autor aborda este enfoque para el estudio de las representaciones que establecen sobre su ciudad los habitantes de la mega-metrópoli del Distrito Federal de México. En ese marco plantea que debemos pensar, a la vez, en la ciudad, “como lugar para habitar y ser imaginado” (García Canclini, 2005:107). Para el autor al igual que sucede con la dimensión material de lo urbano, las ciudades son construidas también por imágenes: “Pero las ciudades se configuran también con imágenes. Pueden ser la de los planos que las inventan y los ordenan. Pero también imaginan el sentido de la vida urbana, las novelas, canciones y películas, los relatos de la prensa y televisión. La ciudad se vuelve densa al cargarse con fantasías heterogéneas. La urbe programada para funcionar, diseñada en cuadrícula, se desborda y se multiplica en ficciones individuales y colectivas.” (García Canclini, 2005:107) Para García Canclini, es en los lugares insterticiales de la metrópoli de una ciudad marcada por el transporte “en los cruces de autos individuales y transporte público, de camiones y peatones, del tráfico y los vendedores ambulantes” (op. cit) en donde ocurren muchos de los encuentros que la vida moderna asocia a la alteridad y la diferencia. Siguiendo, y adaptando esta mirada, sostendremos que el centro patrimonial constituye un notable escenario urbano de intersticio, de mezcla y contacto de diversidad cultural, siendo relevante analizar como sus usuarios y residentes construyen o no representaciones simbólicas relacionadas con esa experiencia de encuentro de alteridad y otredad barrial y urbana. No obstante valorar, la producción teórica y empírica de Silva y García Canclini, identificamos una tercera entrada al tema de los imaginarios, que adquiere relevancia para nuestro estudio al articularse directamenta a la investigación de los fenómenos de renovación y transformación de los centros históricos. Nos referimos a los estudios y reflexiones desarrollados por Hiernaux (2007;2006) y Hiernaux, Lindón & Aguilar (2006) y Marquéz (2007) desde los estudios urbanos contemporáneos. Como sintetiza el sociólogo mexicano Daniel Hiernaux (2007) sostiene que los imaginarios constituyen un enfoque que, proveniente de los estudios culturales, es apropiado por los estudios urbanos latinoamericanos contemporáneos para enriquecer el estudio de la ciudad, proponiendo una lectura centrada en la producción y la apropiación que hacen de la ciudad sus habitantes, a partir de la elaboración de representaciones simbólicas. Siguiendo a Durand (1994), Hiernaux planteará que: “el imaginario funciona sobre la base de representaciones que son una forma de traducir en una imagen mental, una realidad material o bien una concepción.” (Hiernaux, 2007:20). En la formación del imaginario operaría la percepción transformada en representación, a través del uso de la imaginación, proceso en que la representación misma sufre una transformación simbólica. En ese sentido el imaginario va más allá de la representación, aportando un complemento de sentido a las representaciones, transformándolas tanto en guías de análisis como guías de la acción: “se trata de la creación de imágenes actuantes, imágenes-guías, imá- 36 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID genes que conducen procesos y no sólo representan realidades materiales o subjetivas.” (op.cit, p.20) Siguiendo esta línea, la antropóloga Francisca Márquez (2007), planteará que los imaginarios configuran cartas de navegación, que fundamentan la acción de los sujetos y actores sociales, enriquecen y complejizan la razón, haciéndola deambular entre la realidad y la fantasía. En ese marco para la autora resulta central interrogarse, desde una perspectiva antropológica, acerca de cómo y bajo qué condiciones en nuestra ciudad actual se produce la socialización y la metamorfosis de los imaginarios y representaciones acerca de lo urbano. Por último, un aporte fundamental, a retomar de la mirada de Hiernaux, tiene que ver con su planteamiento acerca del vínculo existente entre los imaginarios y las prácticas urbanas. Para el autor una indagación que vincule el estudio de las prácticas con los imaginarios permite comprender de manera más acabada las tendencias contrapuestas de estilos de vida que asume la ciudad actual. En directa relación con la articulación entre prácticas e imaginarios, Hiernaux desarrollará una entrada analítica al escenario del centro patrimonial posible, enfoque de análisis que resulta particularmente pertinente para indagar la dimensión imaginaria inherente a las prácticas de consumo y construcción de estilos de vida, relacionadas al uso y apropiación de Lastarria/Bellas Artes como barrio que se “patrimonializa” en el marco de la renovación del centro histórico de la Ciudad de Santiago. Sobre este punto se volverá en la segunda parte de nuestro marco teórico referida a los barrios patrimoniales y su vínculo con el centro histórico. 1.6 Las Culturas Urbanas como Espacios de Mediación y Paisajes de Poder Finalmente, encontramos dos enfoques contemporáneos que nos permiten abordar en forma actual la complejidad de procesos que involucra la cultura urbana, se trata de los enfoques que ofrecen desde la Antropología y la Sociología, respectivamente, Roxana Reguillo y Sharon Zukin. En primer lugar, la antrópologa mexicana Roxana Reguillo (1996), se aproxima al estudio de la cultura urbana desde una concepción abierta de ciudad diferente a los planteamientos del urbanismo clásico que como Wirth ponían acento en variables y patrones absolutos y universales, que tendían a determinar por sí mismos los modos de vida. Para la autora dichos enfoques tienden a homogeneizar la ciudad como forma espacial y social de vida, diluyendo la capacidad del actor para participar activamente en la construcción de los modos de vida urbanos, de modo que los modos de pensar, sentir, y actuar sobre el mundo en el espacio urbano, estarían determinados por dichas características. Reguillo se diferencia de este tipo de mirada, planteando acercarse a los modos de organización de la diversidad, mirando a la ciudad: “…a través del conjunto de normas, valores, representaciones y formas de acción que organizan lo propio y lo ajeno, lo permitido y lo prohibido, las coordenadas espacio-temporales que orientan lo privado y lo público, lo laboral y lo lúdico, el tiempo cotidiano y el tiempo de excepción.” (Reguillo, 1996:75) No obstante, no deja fuera del análisis las variables estructurales, sosteniendo 37 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que la cultura urbana puede ser entendida como: “el conjunto de esquemas de percepción, valoración y acción de actores históricamente situados en un contexto específico, sujeto a un marco de regulación y ordenamiento” (Reguillo, 1996:75). En ese marco Reguillo entiende la cultura urbana como una mediación entre las condiciones objetivas del entorno, y la subjetividad de –todos- los diferentes actores en un proceso co-constitutivo. En una reformulación de los planteamientos de Castells (1986) la autora afirma que los modos de producción y formas de organización que hacen posibles la ciudad generan un particular sistema de representaciones que en correspondencia con las prácticas sociales dan forma a lo que puede denominarse cultura urbana. Reguillo resume su propuesta, con un planteamiento que retoma también elementos centrales del enfoque bourdesiano, al plantear que la cultura urbana constituye: “la articulación densa y compleja de un escenario, la posición de los actores, las reglas y el dominio que poseen los actores sobre dichas reglas, los objetos –materiales y simbólicos– sobre los que operan los actores.” (op. cit,: 76). En ese marco la autora incluye el conflicto ya que reconoce la ciudad como un espacio pluridimensional en el que coexisten identidades y proyectos diferenciados, planteando que variables y atributos como el posicionamiento de los actores, el género, la edad, la creencia religiosa, la clase socio-profesional, introducen diferencias en los modos de experimentar y de actuar en la ciudad. Cabe resaltar como aporte, que la definición de cultura urbana de Reguillo incorpora al análisis de la cultura urbana una mirada socio-antropológica, que permite visibilizar como en las ciudades contemporáneas se construyen modos de vida contrapuestos que plantean la tensión entre diversidad/homogeneidad, en ese sentido y a diferencia de enfoques deterministas como los de Wirth introduce al actor urbano y sus tensiones. No obstante, se hace necesario complementar la visión anterior con una mirada que visibilice en forma más concreta la problemática del poder inherente a la construcción de cultura urbana contemporánea. En ese marco, complementaremos la visión planteada por Reguillo con la caracterización que hace Sharon Zukin de la cultura urbana actual a partir de su aproximación a lo que denomina paisajes urbanos posmodernos, adaptando este enfoque a nuestra interpretación de la cultura urbana que se construye en el renovado centro patrimonial de la ciudad de Santiago. En primer lugar, cabe formular la cercanía que tiene la propuesta de Zukin con el enfoque de imaginarios desarrollado por Hiernaux para su análisis del centro patrimonial. En efecto, si bien la autora no ocupa directamente la categoría de imaginarios al desarrollar su análisis de diferentes paisajes urbanos que caracterizan a la ciudad posmoderna, y que parecen extensibles a gran parte de las ciudades globales o globalizadas, construye una noción de fuerte potencia simbólica para analizar las prácticas culturales asociadas al centro patrimonial. Se trata de la representación simbólica de “paisajes de poder” que utiliza como herramienta etnográfica para analizar el contradictorio rol del centro urbano en el proceso de desarrollo y renovación global tanto de Los Angeles, Nueva York 38 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID como de ciudades latinoamericanas como Sao Paulo. En efecto, para Zukin (1991) los impactos culturales de la renovación de los centros urbanos toman sentido a partir de la oposición de diferentes escenarios (el paisaje del patrimonio, el paisaje de la turistificación, el paisaje de la gentrificación) que contrapuestos conforman un mosaico de escenas que caracterizan la post-moderna cultura urbana que emerge y se visibiliza en el centro de la ciudad. En palabras de Zukin, el paisaje constituye la tabula rasa de la acumulación de capital, que refleja la “espacialidad” del modo capitalista de producción en cada una de sus fases históricas. Para ella, los “paisajes del poder” contemporáneos involucran una mediación: “tanto simbólica como material, entre la diferenciación socio-espacial del capital implicada por el mercado, y la homogeneidad socioespacial del trabajo sugerida por el lugar.” (Zukin, 1991: 16). El concepto de paisaje zukiniano da cuenta de cómo las relaciones de poder se plasman en una cultura urbana puesta en escena en entornos urbanos marcados por la oposición entre mercado (market) y lugar (place) que subordina el segundo término al primero. En ese sentido es clave constatar que para Zukin el término paisaje: “…no sólo denota el significado habitual geográfico del contorno físico sino también se refiere a un conjunto de prácticas materiales y sociales y su representación simbólica.” (Zukin, 1991: 16). En ese marco su noción de paisaje conjuga dos sentidos. En un sentido estrecho, representa la “arquitectura” (construcción) de las relaciones de clase social, género, y etnia impuestas por las instituciones poderosas. Por otro lado, y en un sentido más amplio connota el panorama entero de los que es visibilizado en los espacios urbanos posmodernos: “tanto el paisaje del poder –catedrales, industrias y rascacielos-; y la subordinada, resistente, o expresiva (arquitectura) vernacular de los sin poder: capillas de pueblo, favelas (poblaciones), y viviendas. Un paisaje mediado tanto simbólica como materialmente, entre la diferenciación socio-espacial del capital implícita – o implicada- en el mercado (market) y la homogeneidad socio-espacial del trabajo sugerido por el lugar (place).” (op.cit. p.16). Pero para Zukin, el paisaje del centro urbano configura un escenario de transformación cultural ambiguo lo que dificulta su mapeo. En él se contraponen dos visiones de la cultura urbana, una elitista y otra más amplia y democrática. Por un lado, la cultura urbana como propiedad de la elite cultural, cultura que constituye un marketeable signo de distinción. Por otro lado, la cultura urbana como un modo de vida general, que constituye un inalienable producto del lugar. Dada esta dicotomía, para Zukin la única perspectiva posible para describir el proceso de “destrucción creativa” que visualiza en la cultura urbana de las ciudades posmodernas es el de la de la liminalidad. El concepto de “lo liminal”, creado por el antropólogo Víctor Turner (1969) da cuenta de la particular condición transicional que comparten los sujetos de un grupo social cuando se encontraban participando de un rito de pasaje que marcaba el paso de un status o categoría a otra, momento que era caracterizado por la suspensión de las normas sociales y por una subversión temporal de los valores sociales cotidianos. Para la autora, es posible entender el paisaje interno del mercado en el contexto de la cultura urbana posmoderna como una zona que sitúa tanto a compra- 39 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dores como vendedores, consumidores como productores, en una breve pero socialmente reconocida transición o “transacción”. Ésta es también una zona que se ubica físicamente y espacialmente –como ocurre con el centro histórico de corte patrimonial- en “medio” y “entre” las principales instituciones sociales, como sucedía cuando la plaza del mercado era localizada entre el mundo del comercio y el de la religión, instalándose simbólicamente entre lo productivo y lo festivo. Zukin adapta el punto de vista de “lo liminal” al presente de la re-estructuración económica, entendiendo ésta como un proceso que se experimenta como el tránsito a algo nuevo en términos de sus impactos en grupos sociales específicos. Utilizandola como categoría de análisis etnográfico la noción de “paisajes de poder”6, aporta a construir una nueva epistemología de acercamiento a lo urbano postmoderno que -reconociendo la imposibilidad de dar cuenta a partir de un sólo punto de vista de la complejidad citadina-plantea la construcción de una mirada panorámica, que análoga a la del paisaje en la historia de la pintura, se plantea dar cuenta de las contrapuestas escenas que constituyen la cultura urbana contemporánea. 2. La cultura urbana y los estilos de vida en el escenario de las ciudades globalizadas Pero los lentes de aproximación al modo de vida urbano metropolitano que planteaban los estudios urbanos clásicos, que hemos revisado y rescatado previamente, se re-estructuran al transformarse, a fines del siglo XX, el rol de las ciudades en el marco de lo que lo se denomina el tránsito del fordismo, o la ciudad industrial, al post-fordismo, o la ciudad global asociada a la tercerización de la economía. En ese marco, cabe constatar la consolidación del rescate y puesta en valor de la cultura y los estilos de vida como una tendencia que constituye uno de los motores de la economía urbana, en el marco de la economía post-fordista. En relación con lo anterior es que analizaremos en esta tercera parte cómo aparece asociada la cultura urbana y los estilos de vida en los estudios que abordan en forma contemporánea el escenario de la denominada ciudad global, dando cuenta de qué conceptos y enfoques dentro de este escenario de estudio particular nos pueden ser de mayor utilidad para abordar el caso de investigación. 6 Esta imagen, retomada de Schumpeter, y su visión sobre la “destrucción creativa” alude a la recurrente innovación del capitalismo, al nuevo vínculo entre deseo y demanda que “incesantemente revoluciona la estructura económica desde dentro, incesantemente conlleva la destrucción de lo viejo, e incesantemente la creación de lo nuevo.” (op. cit, p.4) Schumpeter, en la lectura zukiniana, plantea que la “brisa perenne” de la innovación capitalista impone costos a los que son incapaces de competir” (ibidem.) Pero este proceso de “declinación, pérdida de prestigio, de eliminación “ que mata los “ viejos negocios” se ve compensado al limpiar el campo para que nuevos hombres y mujeres se eleven. Para Zukin el equilibrado “flujo circular” de la vida económica que Schumpeter describiera tiene su contraparte en la constante movilidad ascendente (y descendente). 40 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2.1 La Cultura Urbana en el Contexto de las Ciudades Globalizadas En primer lugar, cabe constatar que la nueva centralidad que adquieren las ciudades en el actual marco globalizador, se asocia a un tipo ideal de ciudad, la denominada ciudad global, tipo ideal que simboliza el nuevo rol estratégico que genera para las grandes ciudades el contexto de una reorganización de la actividad económica espacialmente dispersa, a la vez que globalmente integrada. Citando a Sassen, más allá de su larga historia como centros de comercio y de la banca internacional, las ciudades globales: “…tienen hoy cuatro funciones, primero como puntos de comando altamente concentrados desde los que se organiza la economía mundial; segundo, como localizaciones claves para las finanzas y las empresas de servicios especializados o del terciario avanzado, que han reemplazado a la industria como sector económico dominante; tercero como lugares de producción y de generación de innovaciones vinculadas a esas mismas actividades; y cuarto como mercados para los productos y las innovaciones producidas.” (Sassen, 1999:30) Es en el marco del protagonismo que adquieren las ciudades en el desarrollo económico de la nueva era global, que se vuelve la mirada hacia la cultura como motor y como oportunidad de desarrollo tanto de las grandes metrópolis como de las metrópolis emergentes o ciudades intermedias, que como Santiago, se incorporan al sistema de competencia inter-urbano. En relación con lo anterior, propondremos, que en el marco del actual proceso de globalización y competencia entre ciudades es posible reconocer tres tendencias que permiten caracterizar las características que asume la cultura urbana actual. La primera plantea la emergencia de nuevos actores urbanos producto de la reestructuración global del mercado del trabajo. La segunda coloca énfasis, en relación con cómo esa nueva estructura de trabajadores de la ciudad global da origen a una economía simbólica, que mercantiliza tanto los espacios como las experiencias urbanas, transformando prácticas y espacios en ofertas de consumo. La tercera tendencia, planteará que paralelo a la mercantilización del espacio y de la experiencia urbana acontece una apropiación de las nuevas generaciones de las nuevas tecnologías de la información (NTICS) A continuación abordaremos con mayor profundidad cada una de estas tendencias. 2.1.1 Reestructuración de los Mercados de Trabajo y Emergencia de Nuevos Actores Urbanos. De los “Analistas Simbólicos” y la “Clase Creativa” a las “Nuevas Clases Medias” Si la cultura urbana partió siendo abordada por el urbanismo clásico como un elemento resultante de las nuevas condiciones de vida que generaban las primeras metrópolis, en el contexto actual esos lentes de aproximación sufren una profunda mutación al amparo del cambio de paradigma que plantea la transformación desde el sistema de producción fordista al post-fordismo. En ese marco uno de los factores centrales que condicionan la emergencia y centralidad de los estilos de vida y la cultura urbana asociada a la economía de servicios tiene que ver con la reforma y reestructuración de los mercados de trabajo bajo el discurso de la liberalización económica y bajo los efectos de la informacionalización (De Mattos, 2003). Los efectos de la reestructuración de los mercados de trabajo a nivel global, en el contexto de la economía post-fordista configuran la presencia en las grandes 41 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ciudades de nuevos actores urbanos dotados de un mayor acceso al consumo y de un capital cultural que les permite desarrollar un consumo sofisticado o distintivo. Al respecto diversos autores discuten acerca de las características de esos nuevos actores económicos y su impacto en el campo del consumo. Como punto de partida se puede señalar que se trata en términos amplios, como plantea Bauman (2000), de la emergencia de una nueva figura de elite laboral exitosa que accede a “trabajos interesantes”, hecho que tiene directa vinculación con la transformación del rol y la condición del trabajo en la nueva economía internacional. En efecto, el nuevo contexto productivo aporta de forma determinante a la constitución de una nueva clase de trabajadores de servicios, dentro de la cual destaca una elite o segmento acomodado de consumo que representa a una clase media alta globalizada, de carácter cosmopolita. Al respecto, Sassen (2000) va a plantear que el tránsito de una economía industrial a una postindustrial centrada en servicios determina la constitución de un nuevo tipo de trabajador urbano, que tiene la necesidad de desarrollar y sostener un particular nivel de consumo, que se espacializa y territorializa en la ciudad. En relación con la caracterización específica de esta nueva clase de trabajadores, existirán diferentes definiciones que la articulan a nuevas modalidades de trabajo flexible asociado al ámbito de la creación y la cultura. Por un lado, para Reich (1993) emergen los denominados “analistas simbólicos”. Se trataría de un nuevo grupo de trabajadores que asume el rol de intermediarios, identificadores y resolutores de problemas valiéndose de símbolos7. Cabe señalar, que estos “analistas simbólicos” constituirían un porcentaje de la población global que tiene acceso a un alto consumo cultural que les permite participar de estilos de vida distintivos que consideran dentro de su opción residencial un retorno a los centros urbanos, contando con un capital cultural que les permite acceder al set de distinciones que se abren en torno a lo “patrimonial” en tanto espacio vinculado a lo “auténtico” o a lo “cool”8. Por otro lado, para otros autores como Richard Florida el nuevo escenario laboral hace que emerja la creatividad como motor del desarrollo urbano contemporáneo. Desde esta mirada el centro de la nueva economía post-industrial ya no se encontraría en el sector terciario sino en el creativo, planteando que: “la creatividad, la habilidad de crear nuevas formas (…) es hoy en día la fuente decisiva de ventaja competitiva. En casi cualquier sector, desde el automotriz hasta el de la moda, alimentación y tecnologías de la información, los ganadores en el largo plazo son aquellos que pueden crear y seguir creando.” (Florida, 2002:7) De lo anterior se desprende la meteórica expansión de la denominada clase creativa entendiendo como miembros de esta a aquellas “personas que agregan valor 7 Estas actividades incluirían las de “expertos en intermediación estratégica, identificación y resolución de problemas” (Reich:1993:176) incluyendo estas actividades un rango muy amplio que va desde la investigación científica, la abogacía hasta la consultoría en diferentes ámbitos como el management, planificadores estratégicos, analistas de sistemas, publicistas, arquitectos, músicos, productores de cine y televisión y catedráticos universitarios. 8 Retomando a Zukin, podríamos señalar que el predominio de una lógica de mercantilización de la cultura inspira nuevos códigos de diferenciación a nivel de la cultura urbana como el de “lo cool”: “la preeminencia de las industrias culturales también inspiró nuevos lenguajes que negocian con la diferencia. Estos ofertan codificados sentidos de discriminación, un matiz al dominante discurso de la democratización. Los estilos que se desarrollan en las calles son incorporados a través de los mass media, especialmente lo fashion y los magazines de “música urbana” y MTV, donde divorciados de su contexto social, ellos devienen en imágenes de lo cool” (Zukin, 1995: 9) 42 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID económico a través de su creatividad” (Florida, 2002: 68). Para Florida la clase creativa se dividiría en dos subgrupos. El primero es el núcleo súper-creativo, compuesto por aquellos ocupados en el sector de alta tecnología y matemáticas, arquitectura e ingeniería, ciencias (biológicas, físicas y sociales), educación y arte, diseño, entretenimiento y medios de comunicación (Florida, 2002: 328), las personas que se ganan la vida directamente a partir de su imaginación y creatividad. El segundo subgrupo serían los profesionales creativos, que trabajan en gestión y administración, en negocios y finanzas, o son abogados y médicos. Si bien las actividades de estas profesiones pueden tender hacia la rutina, requieren altos grados de innovación y creatividad para llevarlas a cabo con éxito. Florida postulará que las tendencias de esta clase creativa, tanto para EE.UU. como para Canadá, Inglaterra y otros países desarrollados, en términos de crecimiento, tamaño y creación de riqueza, la convierten en la locomotora del desarrollo económico actual. Pero lo básico, más que en la composición de esta clase creativa, está en la nueva relación que ésta establece con la ciudad y la actividad económica. En base a una serie de investigaciones cualitativas, indica que esta clase creativa comparte una misma caracterización socio-cultural. Por su parte para Sassen (1999), junto con las nuevas clases trabajadoras de altas rentas, surge un estilo de vida simbolizado por la figura de los young urban professional (yuppie) que responde a la instalación en las grandes ciudades de puntos de emplazamiento de la nueva economía financiera. Caracteriza a este como un grupo de trabajadores y trabajadoras jóvenes que son protagonistas de una experiencia urbana cosmopolita que tiene como escenario el centro urbano y no el suburbio. Esta opción por un estilo de vida urbano la comprende como producto de la nueva cultura del trabajo que, por las condiciones objetivas de la economía de servicios “orienta a estar en el mundo”, en un contexto de creciente internacionalización. Esto marcaría la emergencia de una nueva estética de la vida cotidiana -distinta a los criterios funcionales de la tradicional clase media-como a una nueva visión de la “buena vida”: “Por lo tanto la importancia no está solamente en el alimento sino en la cuisine, no sólo en las prendas sino en las marcas diseñadoras, no sólo en la decoración sino en los auténticos objetos de arte. Esta transformación puede captarse a partir del aumento de boutiques y galerías de arte. De manera similar, la residencia ideal no es ya el “hogar” de los suburbios, sino un antiguo depósito reciclado en el centro urbano” (Sassen, 1999: 382) Por último, cabe señalar que muchas de las características de los grupos anteriormente señalados forman parte de lo que muchos investigadores van a plantear como la irrupción de una “nueva clase media” (Du Gay, 1997 y 2002; Featherstone, 1991; Jackson y Thrift, 1995): individualismo, alta capacidad de consumo, ansias de distinción cultural, alta movilidad y debilidad por la novedad y lo auténtico. En particular, Lash (1990) y Lash & Urry (1998) van a abordar la existencia de una “nueva clase social” asociada a la “ola de terciarización” desarrollada durante las últimas décadas del siglo XX, correspondientes a los comienzos del post-fordismo. Este grupo social, va a caracterizarse por ser hijo de una era en donde el principio industrial deja de ejercer predominio sobre las pautas de acumulación siendo una característica de estas “nuevas clases medias postindustriales”, articularse en torno a una educación media y alta, al mundo de las finanzas, la publicidad, el comercio y el intercambio internacional constituyéndose en el público de la cultura postmoderna, desarrollando un proceso de distinción de las elites anteriores. En ese marco la imagen de “vuelta a los orígenes” asociada a “lo patrimonial” mezclada con representaciones asociadas al hedonismo va ser una característica de la cultura urbana de las nuevas clases 43 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID postindustriales (Lash & Urry, 1998), siendo este un sector que adquiriría una afinidad electiva con la cultura postmoderna (Lash, 1990). En ese sentido podría entenderse la relación de estos nuevos grupos con el patrimonio como el acto de redescubrimiento de un “pasado glacial”, un tiempo remoto liberado de toda carga negativa, idealizado y estereotipado en forma nostálgica, presentado como escenografía o como pasado ficcional (Lash & Urry, 1998). No obstante, las diferentes interpretaciones cabe hacer una reflexión sobre cómo estos procesos de reconfiguración del trabajo se da en Chile y en qué modo se relacionan con la situación que acontece en el escenario de estudio. En ese marco cabe constatar que estas tendencias globales son adoptadas y adaptadas a un contexto latinoamericano y chileno de mucho mayor porosidad e inestabilidad en relación al acceso económico dando pié a la emergencia de un nuevo perfil de trabajador joven que se integra en forma mucho más precaria a la economía de servicios, adquiriendo efectivamente un mayor acceso al consumo urbano. El nuevo profesional urbano accede a una economía que lo provee de símbolos y espacios de distinción, que retomando la visión simmeliana respecto a la moda, permiten delimitar y diferenciar su “nuevo estatus de profesional exitoso” favoreciendo la cohesión como grupo de este nuevo profesional que en el marco de las inestabilidades que le plantea la flexibilidad laboral, afirma una identidad en el consumo de espacios patrimoniales y/o distinguidos que le otorgan un beneficio o ganancia simbólica (De Certeau) de delimitación de pertenecer a un grupo respondiendo precisamente a la dualidad simmelian que operaría en forma simultánea en el fenómeno de la moda, el gusto por imitar y el gusto por distinguirse. 2.1.2 Configuración de una Economía Simbólica y “Mercantilización del Lugar y la Experiencia Urbana En efecto, de la mano de la transformación de la estructura económica que crea una nueva clase de trabajadores emerge un nuevo segmento de la economía que acoge las necesidades de consumo de la nueva estructura laboral que componen tanto los analistas simbólicos, la nueva clase creativa, como las denominadas “nuevas clases medias”. Al respecto, desde una mirada sociológica cultural, Sharon Zukin (1996) plantea la existencia en las metrópolis contemporáneas de un nuevo segmento de la economía de servicios que articula los símbolos culturales con el capital empresarial, denominado “economía simbólica”. Dicho segmento económico involucra la producción interrelacionada, tanto de símbolos culturales (arte, comida, fashion, música, turismo) como de los espacios en donde estos símbolos son creados y consumidos (oficinas, viviendas, restaurants, museos, calles) conformando la economía simbólica importante parte de las estrategias culturales de desarrollo y renovación urbana de las grandes ciudades que han sufrido el impacto del cambio desde una economía industrial a una basada en servicios. Profundizando las ideas planteadas en The Culture of The Cities, en trabajos posteriores Zukin (1998) sostendrá la centralidad que adquieren los estilos de vida en la configuración de cultura urbana, expresado que los estilos de vida urbanos van a ser no sólo el resultado sino la materia prima de la “economía simbólica”. Cabe señalar que para Zukin las ciudades no tienen una sola cultura urbana o varias subculturas diferentes, sino que la cultura urbana se constituyen en un campo o espacio de negociación continua, que se visibiliza en los espacios centrales de las ciudades - calles, parques, tiendas, museos y restaurantes -, siendo estos lugares los grandes espacios de modernidad. 44 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Para Rifkin (2002), la “economía de servicios” construye una particular relación con la cultura, caracterizada por la mercantilización creciente de la experiencia humana. En palabras del autor “ahora, toda nuestra existencia está siendo mercantilizada: la comida, los bienes que producimos, los servicios que intercambiamos y la experiencia cultural que compartimos” (Rifkin, 2002: 197). Entonces es en el marco de la economía post-industrial que se produce el nacimiento de la “industria de la experiencia”, que responde al estadio evolutivo de lo que el denomina un “capitalismo cultural”9, caracterizado por el declive de la producción y el interés por los objetos materiales, y por la creciente importancia que asume la producción cultural y el acceso a ella. En ese marco la experiencia de lo cotidiano -que aparece reflejada en las decisiones de compra- se convierte en algo igualmente codiciado y en un activo intangible que se demanda: “En esta coyuntura, el capitalismo industrial está culminando su transición hacia un capitalismo cultural plenamente desarrollado, apropiándose no solo de los significados de la vida cultural y de las formas de la comunicación artística que los interpretan, sino también de sus experiencias de vida” (Rifkin, 2002:195) En síntesis, podemos señalar que en el contexto del predominio del modelo de la ciudad global y la competencia entre ciudades, se profundiza y sofistica la relación entre dinero y cultura que enunciara Simmel como característica de la primera sociedad industrial, replanteándose esa díada en términos del vínculo existente entre mercado y lugar. Como plantea Zukin el predominio de una lógica de mercantilización de la cultura inspira nuevos códigos de diferenciación y distinción urbana como el de “lo cool”, y lo “fashion” o como el de la “autenticidad” asociada al centro patrimonial como se analizará posteriormente. En definitiva las ciudades capitalizan la cultura urbana a través de la construcción de distinciones a partir de la cual se configuran estilo de vida, creando diferencias en torno a lo adecuado y lo no adecuado en el consumo. Complementariamente cabe plantear que la reflexión rifkiniana entrega una clave para comprender la revitalización de la cultura urbana en las ciudades, permitiéndonos entender cómo la cultura asociada a la nueva economía de servicios tiene un rol capital en rescatar a partir de nuevos emprendimiento simbólicos, como restaurants, coffee lattes y otros espacios de consumo, en donde se otorga un valor económico a la experiencia cultural que reproduce las pautas de una idealizada vida urbana. Por otro lado, permite prefigurar las repercusiones que tiene a nivel del trabajo el impacto de la informatización y como las nuevas elites laborales de la economía servicios mantienen una relación privilegiada con estas nuevas tecnologías. 2.1.3 El Impacto de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación Por último, en el actual escenario urbano global emerge un tercer tipo de fenómeno que adquiere relevancia e impacto a nivel de los estilos de vida urbanos, este tiene que ver con el predominio de la informatización y las nuevas tecnologías en el marco de lo que se denomina como la Sociedad Red (Castells, 1997) refiriéndose con esto a la estructura social construida en torno a redes de información creadas a partir de las nuevas tecnologías asociadas a Internet. 9 Para el autor el “capitalismo cultural” configura la última etapa de un proceso de mercantilización que comienza históricamente con la mercantilización y cercamiento privado de la tierra, continua con la mercantilización del hogar y la producción artesanal y culmina con la mercantilización de las funciones familiares y comunitarias. 45 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Como plantea Castells, las nuevas tecnologías de la información y comunicación10 establecen una relación dialéctica con la cultura contemporánea, ya que muchos de los rasgos propios del paradigma informacional devienen también en rasgos culturales articulándose un desarrollo tecnológico con la tendencia a constituir estructuras sociales en redes: “Es un periodo histórico caracterizado por una revolución tecnológica centrada en las digitales de información y comunicación, concomitante, pero no causante, con la emergencia de una estructura social en red, en todos los ámbitos de la actividad humana, y con la interdependencia global de dicha actividad. Es un proceso de transformación multidimensional que es a la vez incluyente y excluyente en función de los valores e intereses dominantes en cada proceso, en cada país y en cada organización social.” (Castells, 1997) Como resultado de este proceso, los nuevos medios tecnológicos y la comunicación horizontal en red convergen. El resultado de esta evolución es un cambio histórico de la esfera pública desde el ámbito institucional hasta el de un nuevo espacio de comunicación. Como plantea Martínez (2004), nuevas formas de sociabilidad surgen de experiencias compartidas en el ciberespacio, en ese marco: “…el intercambio de valores éticos y estéticos, imágenes, informaciones, conocimientos y hasta necesidades gregarias de los actores sociales y del estar juntos se produce en un territorio, no ya geográfico, sino simbólico. Es por ello que las comunidades virtuales inauguran una nueva dinámica del surgimiento de ideas compartidas, puesto que los grupos de interés se conforman a partir de afinidades que hablan de la presencia del sentido de pertenencia que se construye a través de las redes y creando ritos y reglas propias de interacción para el ir y venir de la interacción comunicativa (Martínez, 2004: 5) Por otro lado, producto del predominio de la informática y de la NTIC se produce un cambio en la noción misma de propiedad que pierde centralidad adquiriendo más sentido que la propiedad material, el acceso a bienes (Rifkin, 2002). En ese sentido se pasaría del intercambio de propiedades en el mercado, a las relaciones de acceso en redes, lo que lleva a que la noción misma de “propiedad” sea reemplazada por el pago por el acceso temporal a bienes o servicios como acontece en Internet con bienes como música, películas, libros y otros a los cuales se accede gratuitamente pagándose sólo por el acceso a la Red o soporte en donde estos bienes se encuentran disponibles. En ese marco la nueva elite laboral que aprovecha las ventajas de la informatización y las nuevas tecnologías son precisamente la elite configurada por los “analistas simbólicos” definidos por Reich. Siguiendo al antropólogo Carles Feixá (2002) las nuevas generaciones de jóvenes del siglo XXI se caracterizan por socializarse ya al interior de una cultura digital, subrayando la importancia de estudiar la cultura de estas generaciones, analizando las maneras en que se relacionan con las NTICS, ya que es en sus formas de relacionarse con ellas en donde se pueden adivinar los cambios en la sociedad, las nuevas concepciones del trabajo y las ideologías del futuro. En ese marco emergen las redes sociales o web 2.0 como la transición que se realiza de las aplicaciones tradicionales en Internet a aplicaciones que funcio10 La noción de tecnologías de la comunicación y la información (TIC) es utilizada para referirse a las herramientas y procesos para acceder, recuperar, guardar, organizar manipular, producir, intercambiar y presentar información por medios electrónicos. Estos incluyen hardware, software y telecomunicaciones en la forma de computadores y programas tales como aplicaciones multimedia y sistemas de bases de datos. (Sunkel, 2003) 46 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID nan a través de la web enfocadas en el usuario final, siendo estas aplicaciones caracterizadas por enfocarse en la colaboración y la entrega de servicios. Como plantea Rodríguez García (2008) las Redes Sociales basadas en tecnología han convertido las acciones y comportamientos “naturales” de una comunidad; desarrollándolos ahora en un nuevo formato-contexto electrónico capaz de generar conocimiento compartido de una manera eficaz y eficiente: “… cuando hablamos de red social online, estamos refiriéndonos a páginas web que nos permiten establecer algún tipo de relación social en línea, haciéndonospartícipes de una estructura social. Uno de los fenómenos más importantes que ha hecho posible este hecho, ha sido la adopción del rol productor de contenido por parte de los usuarios. Podemos decir, que Internet ha hecho posibles nuevas formas de trabajo y coordinación en red a gran escala y ha sustituido a las cadenas de mando lineales y centralizadas, permitiendo al mismo tiempo la creación y mantenimiento de bienes públicos, generando una fuente común de recursos de conocimiento” (Rodríguez García, 2008 Por su parte Bonder (2008) indagando en el uso y apropiación diferencial que establecen mujeres y hombres jóvenes de Buenos Aires en relación a la NTIC, planteando que al mundo juvenil femenino le atrae más el uso de ellas para las relaciones interpersonales y sociales -a diferencia del consumo intensivo de video juegos propio del mundo juvenil masculino- siendo para ellas un importante medio para informarse y tratar cuestiones políticas y artísticas y la realización de actividades que puedan proveerles beneficios personales y a sus familias. Otra característica del consumo cultural de TICS sería el uso y manejo del tiempo más equilibrado de las mujeres jóvenes en relación a sus pares masculinos, que hacen un consumo más extendido e intensivo en el tiempo de Internet. 3. Transformaciones subjetivas en el contexto de la ciudad globalizada En síntesis, la consolidación de las tendencias de cambio urbano referidas, que plantean que las ciudades globales se constituyen en un espacio/territorio abierto a dinámicas transculturales y de negociación con el mercado, dentro del cual emerge un nuevo campo de oferta y demanda asociado a la cultura de las ciudades, que hace que se reconfigure la noción de urbanitas que proponía Simmel, al evolucionar y convertirse la cultura urbana en un nuevo campo de consumo en donde tan importante como el valor económico es el valor simbólico y de sentido de pertenencia y distinción asociado al consumo cultural. Pero todos estos cambios estructurales a nivel de la cultura serían imposibles de vincular al sujeto urbano sino entendiéramos, que junto con constituirse en la cultura urbana y los estilos como parte de la producción económica de las grandes ciudades, acontecen a nivel de los habitantes de la ciudad otro tipo de transformaciones que dan cuenta de la nueva relación que se establece en el contexto de la segunda modernidad o modernidad tardía, entre subjetividad y consumo, vínculo que permite entender la centralidad que adquieren los estilos de vida como nuevas coordenadas de construcción de identidad en la metrópoli globalizada. En efecto, si toda cultura urbana se constituye como producto de las condiciones de vida de la sociedad urbana en que se produce, se hace necesario precisar cómo se articulan los cambios estructurales a nivel de la metrópolis contempo- 47 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ráneas ya descritos con los cambios subjetivos que ocurren a nivel del individuo que determinan la ampliación de las posibilidades de constituir identidad(es) por parte del sujeto urbano, dando cuenta de la relación central que establece la construcción de identidad en vínculo con el consumo. 3.1 Procesos de Individualización y Expansión del Yo La modernidad reflexiva, constituye a nuestro juicio, una primera línea de pensamiento contemporáneo que permite situar, dar explicación y contexto a las transformaciones acontecidas en relación a la vida cotidiana del sujeto urbano, entregando un marco de referencia para comprender cómo en el contexto de la modernidad tardía se profundizan los procesos de individualización, que amplían y expanden su capacidad reflexa respecto a la construcción de su identidad personal. Esta corriente representada por pensadores como Giddens, Beck y Lash parte por constatar la profundidad de las transformaciones en las relaciones y en los medios de producción, en la tecnología, en las comunicaciones, así como en la subjetividad, asociando todos estos cambios a una mutación articulada en torno a la modernidad misma, comprendiendo a la actual fase de modernidad tardía, o segunda modernidad, como una época que se define a sí misma en términos del cambio constante. En ese marco, la modernidad contemporánea asistiría al surgimiento de una sociedad de individuos (Elias, 1991), o a lo que Anthony Giddens (2000) y Ulrich Beck (2001) denominan proceso de “individualización”, que se traduce en la ruptura de la tradición homogeneizante que caracterizaba a la modernidad temprana dando lugar a procesos de autonomización de los sujetos, que hacen que tiendan a modificar en profundidad su forma de establecer relaciones sociales y, con ello su forma de significar sus prácticas culturales. En efecto, según esta mirada la experiencia tardo-moderna rompe o transforma las relaciones y las estructuras sociales tradicionales y pone sobre el individuo la tarea de hacerse cargo de sí mismo y auto-confrontarse reflexivamente con sus propias prácticas (Giddens, 2000). En la condición moderna contemporánea, el ser humano está individualmente presionado a hacerse cargo de sí mismo, de su vida, de su destino. Desde este marco de reflexión se puede entender la complejización de los procesos de identidad de los sujetos en la vida urbana actual. Como plantea Giddens: “rasgos fundamentales de una sociedad de elevada reflexividad son el carácter abierto de la autoidentidad y la naturaleza reflexiva del cuerpo (…) Lo que los psicólogos anglosajones llaman el yo es hoy para cada uno un proyecto reflexivo: una interrogación más o menos continua de pasado, presente y futuro» (Giddens, 1995:38). En ese sentido se produce en la actual fase de modernidad una intensificación de los procesos de individualización que ya preveía Simmel para la modernidad temprana, individualización que tiene como correlato la expansión del yo y de la conciencia de sí mismo que crea un nuevo y más abierto vínculo con las identidades. 3.2 Des-esencialización y apropiación de las Identidades como Recurso y Táctica En efecto, siguiendo lo anterior los cambios y transformaciones que plantean la expansión del yo explican la emergencia de una nueva concepción acerca de las identidades. Como señala Stuart Hall (2003) acontece el tránsito de un con- 48 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cepto de identidad anteriormente esencialista a uno estratégico y posicional, que no coloca el acento en el núcleo estable del yo sino que acepta que las identidades nunca se unifican sino que se encuentran cada vez más fragmentadas y fracturadas siendo construidas de múltiples maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, que son a menudo cruzadas y antagónicas, que son sujetas a una “historización radical”, dado por un constante proceso de cambio y transformación (Hall, 2003). De modo similar, Laclau & Mouffe (2004) plantearán una mirada afín a la de Hall a nivel de la categoría de sujeto planteando la existencia de diferentes “posiciones de sujeto” en el interior de una estructura discursiva: “Justamente por ser toda posición de sujeto una posición discursiva, participa del carácter abierto de todo discurso y no logra fijar totalmente dichas posiciones en un sistema cerrado de diferencias” (Laclau & Mouffe 2005:156) Siguiendo a Hall, una suerte de maleabilidad de las identidades sería característica del actual contexto de globalización, siendo las identidades partes no tanto de un proceso de “ser” sino de “devenir”: “Aunque parecen invocar un origen en un pasado histórico con el cual continúan en correspondencia, en realidad las identidades tienen que ver con las cuestiones referidas a los usos de los recursos de la historia, de la lengua y la cultura en el proceso de devenir y no de ser; no quienes somos o de dónde venimos sino en qué podríamos convertirnos, cómo nos han representado y cómo atañe ello al modo como podríamos representarnos. Las identidades, en consecuencia, se constituyen dentro de la representación y no fuera de ella.” (Hall, 2003:17-18) En específico, la identidad va a constituir para dicho autor, el “punto de sutura” entre, los discursos y prácticas que intentan interpelar, hablar y posicionar al sujeto social en un lugar particular, y los procesos que producen subjetividades, que construyen a los sujetos: “De tal modo, las identidades son puntos de adhesión temporaria a las posiciones subjetivas que nos construyen las prácticas discursivas. Son el resultado de una articulación o encadenamiento exitoso del sujeto en el flujo del discurso” (Hall, 2003: 20) En ese marco la reflexión de Hall abre la puerta para el desarrollo y plante miento de políticas de identidad11, en que las identidades culturales se constituyen en recursos narrativos susceptibles de ser re-apropiados por los diferentes sujetos y actores colectivos que habitan los diferentes territorios de la ciudad. En sintonía con lo anterior encontramos dos perspectivas que reivindican el uso 11 La noción de políticas de identidades se sitúa en el debate contemporáneo sobre la identidad en contextos de globalización y en el marco del post-colonialismo y los estudios culturales, siendo uno de los autores clave en su elucidación Stuart Hall. Emerge cuando Hall defiende la irreductibilidad del concepto de identidad en tanto clave para la cuestión de la agencia y de la política. Es ahí cuando el autor plantea la articulación de la identidad con una cierta política de la situación: “Cuando hablo de política me refiero a la significación del significante identidad en las formas modernas de movilización política, su relación axial con una política de la situación, pero también a las dificultades e inestabilidades notorias que afectaron de manera característica todas las formas contemporáneas de política identitaria.” Esta noción de la identidad forma parte de una mirada distinta sobre la agencia, un replanteamiento de la agencia, ya no se trata de una noción no mediada y transparente del sujeto y de la identidad. No se requiere una teoría del sujeto cognoscente sino una teoría de la práctica discursiva de la identidad. Para Hall se requiere una re-conceptualización de la noción de sujeto, pensarlo en su nueva posición desplazada o descentrada dentro del paradigma. 49 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID y apropiación táctica y posicional de la identidad como elemento de resistencia al orden o norma institucional planteada por la supeditación de las identidades y prácticas urbanas al mercado. Por un lado, George Yúdice (2003), indagará en la apropiación táctica que establece el sujeto urbano posmoderno de la cultura en tanto elemento que permite la construcción de “políticas de identidad”. En efecto, Yúdice plantea que la “cultura como recurso” representa una oportunidad para los grupos subordinados para apropiarse de ella a partir de una puesta en escena que les permita usar en su favor los atributos de su identidad cultural12. Para sostener su argumento el autor plantea que la transformación específica de la cultura en recurso representa la aparición de una nueva episteme propia del actual contexto postmoderno: la performatividad. Esta fuerza performativa constituirá la lógica actual de la vida social. Con la noción de “performatividad”13. Yúdice alude a los procesos mediante los cuales se constituyen las identidades y entidades de la realidad social, a través de reiteradas aproximaciones contextuales que ponen en escena lo esperado, el modelo o la normativa esperada, o desarrollan “exclusiones constitutivas” en relación a la norma. La performatividad, a nivel de la identidad cultural, implicaría comprender que la conveniencia de poner en escena una determinada identidad cultural está condicionada por el contexto en donde esta debe ser representada, es por esto que las distintas recepciones de una identidad cultural están condicionadas por las expectativas que se tienen de ésta, las que a su vez responden a distintos campos de fuerza performativa. Complementaria a esta mirada de las “políticas de la identidad”, desde otras corrientes post-estructuralistas emerge la reivindicación identitaria de las prácticas urbanas en tanto tácticas que permiten desmarcarse de la homogeneización que plantea el mercado. En ese marco el enfoque de Michel De Certeau, y Pierre Mayol, plantea una revaloración del uso y apropiación de la ciudad que se hace a través de la ocupación del barrio en tanto prácticas de habitar. Para dichos autores el dominio de la separación entre lo público y lo privado por parte del usuario barrial y citadino a través de “tácticas” determina las condiciones de posibilidad de la vida cotidiana en el espacio urbano. Desde esta perspectiva en el barrio la organización de la vida cotidiana se articulará en torno a dos registros. Por un lado, los comportamientos, que son visibles en el espacio social de la calle, que se traducen en la indumentaria, códigos de cortesía, ritmo del caminar, acto de evitar y usar determinados espacios públicos. Este registro obedecería a un orden descriptivo. Por otro lado, los beneficios simbólicos esperados por la manera de “hallarse” en el espacio del barrio. Estos beneficios no son conscientes sino que responden a la tradición cultural del usuario barrial, emergiendo de modo fragmentado en el modo bajo el cual “consume” el espacio público, y a través del “discurso de 12 Un ejemplo de esta apropiación práctica de la cultura en el universo urbano la plantea los procesos de construcción de identidad barrial desarrollado por la comunidades gay en las localidades de Castro, en Norteamérica, y Chueca, Madrid, en España 13 La noción de lo performativo, la adapta de las teorías de género planteadas por Judith Butler (1990), investigadora norteamericana que elabora la noción de performatividad para poner en cuestión la relación entre sexo y género como algo natural, planteando que existiría un campo de fuerzas que hace que uno manifieste de cierta manera las identidades en relación al contexto en donde las representa. 50 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID sentido” que construye para dar cuenta de sus acciones. Por su parte, ambos sistemas se articulan a partir de una norma dada por la conveniencia, un compromiso por medio del cual se renuncia a la anarquía de los impulsos individuales anteponiendo la vida colectiva con el objeto de obtener ganancias simbólicas en el tiempo: “… Con este precio que debe pagarse (saber hallarse, ser conveniente), el usuario se convierte en socio de un contrato social que se obliga a respetar a fin de que la vida cotidiana sea posible. Posible debe entenderse en el sentido más anodino del término: no hacer la vida imposible con una ruptura abusiva del contrato implícito sobre el cual se basa la coexistencia del barrio. La contrapartida de esta coerción es para el usuario la certeza de ser reconocido, considerado por el entorno, y así cimentar en su provecho una relación de fuerzas en las diversas trayectorias que recorre.” (Mayol, 2006: 7) Es esta articulación de conveniencia entre comportamiento y beneficio simbólico la que le da sentido a la noción de “práctica cultural” comprendida como: “el conjunto más o menos coherente de elementos cotidianos concretos o ideológicos dados por una tradición y puestos al día mediante comportamientos que traducen en una visibilidad social, fragmentos de esta distribución cultural, de la misma manera que la enunciación traduce en el habla fragmentos de discurso. Es práctica lo que es decisivo para la identidad de un usuario o de un grupo, ya que esta identidad le permite ocupar su sitio en el tejido de relaciones sociales inscritas en el entorno.” (Op. Cit, 7-8) 3.3 Centralidad del Consumo en la Vida Urbana Contemporánea Pero un tercer elemento de cambio a nivel de las subjetividades urbanas tiene que ver con la con el nuevo contexto que plantea el consumo a los sujetos urbanos, entregando este un repertorio más amplio de identidades y estilos de vida a partir del cual poder elegir para construir su subjetividad. En relación con el vínculo entre subjetividad y consumo es posible reconocer cuatro aproximaciones conceptuales que nos aportan a entender de qué forma el sujeto urbano construye sentido a partir de prácticas que involucran el consumo. 3.3.1 Estetización y Reflexividad en el Consumo Urbano En relación con este punto un primer referente para comprender el rol central que juega el consumo en la cultura posmoderna lo plantea Mike Featherstone (1995). Featherstone comprende que el consumo constituye no sólo un mero reflejo de la producción sino que es un elemento central para la reproducción social. En concreto sostiene que la emergencia de una postmoderna cultura del consumo plantea no sólo el incremento de la producción y distribución de los bienes culturales sino que también instala una forma particular en que las actividades y prácticas culturales están siendo mediadas por un modo de consumir distinto, que progresivamente implica el consumo de signos e imágenes. Featherstone plantea que el consumo deja de ser una mera apropiación de 51 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID utilidades para convertirse en consumo de imágenes y signos, lo que haría más apropiado hablar de signos de comodidad que de comodidades (commodities). En sintonía con lo planteado por el autor, John Urry (1995) elaborará, a partir de la experiencia turística, la noción de consumo visual planteando que la mayoría de los aspectos de la vida social actual están condicionados por este tipo de consumo. El autor, ejemplifica que el acto de ir de compras, hacer deporte, o comer en un restaurante, constituyen no sólo hábitos relacionados con adquirir productos, mantenerse en forma, o alimentarse, ya que de una manera u otra, en todas estas actividades los individuos que participan se ven alentados a consumir imágenes o modos de vida estrechamente relacionados con imágenes. Pero Featherstone va a ir un paso más allá en su abordaje del consumo, profundizando las ideas de Baudrillard sobre la cultura de la imagen, para plantear la existencia de un proceso de estetización de la vida cotidiana. Para el autor el estilo de vida connota individualidad, autoexpresión y una conciencia de sí estilizada, que hace que el individuo exprese a través del consumo de ropa, un auto u otros bienes, las opciones que hace y el comportamiento que adopta. Las personas hoy construyen su estilo de vida, y es en el estilo de vida donde manifiestan su individualidad a través de lo que se apropian, teniendo la conciencia de que se comunican a través del estilo adoptado y que serán “interpretadas y clasificadas en términos de la presencia o falta de gusto” (Featherstone, 1995:123) Para Featherstone, la multiplicidad de elecciones favorecería el rompimiento de fronteras preestablecidas entre los estilos de vida. Esta característica incidiría en la falta de solidez de los grupos de referencia actuales permitiendo la mezcla de costumbres, y el no compromiso con principios estables. Otro elemento que fomenta la estetización de la vida cotidiana tiene relación con los avances tecnológicos que ofrecen una mayor variedad de elección al consumidor, esa mayor variedad de productos plantea también una mayor diferenciación a ser incorporada en las series de producción. Esto hace que aunque los productos sean parecidos y su oferta parezca equivalente, el individuo opte por elegir la esencia que revela una diferencia, consumiendo cada vez más productos diferentes. Esto se va relacionar con los procesos de fortalecimiento de la “marca” (branding) más que del producto (Klein, 1998). Otro autor que realiza una problematización acerca del estatuto estético del consumo en la cultura posmoderna es Zigmunt Bauman (2000). Bauman sostendrá que en la actualidad, el consumo aparece ante los consumidores como un derecho para disfrutar y no una obligación para cumplir, siendo los consumidores guiados por intereses estéticos y no por normas éticas, no requiriendo de “normas reguladoras” ni de instituciones que los vigilen como acontecía antes, en la primera modernidad con el régimen del trabajo industrial. De esta forma, hoy sería la estética y no la ética el elemento integrador en la nueva comunidad de consumidores que prevalece como modelo de sociedad en la cultura posmoderna, perdiendo el trabajo su condición no sólo de eje de identidad sino de atención ética para el perfeccionamiento moral, el arrepentimiento y la redención, ya que ahora se lo juzga por su valor estético, es decir, por su capacidad de generar experiencias placenteras. Por último, siguiendo la línea de Featherstone, a la vez que retomando y ampliando el enfoque sostenido por Beck y Giddens, Lash & Urry sostendrán que una de las características centrales de la cultura del capitalismo de la economía de servicios, tiene relación con el desarrollo de una “reflexividad estética” asociada al consumo de imágenes, haciendo referencia a: “los sistemas expertos estéticos, el uso del filme, la televisión de cali- 52 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dad, la poesía, los viajes y la pintura como medios en la regulación reflexiva de la vida cotidiana” (Lash & Urry, 1998:82) En particular, para ambos autores la reflexividad estética constituye la elección consciente entre diversos estímulos que se presentan, tratándose de una elección no en un sentido utilitario sino que de relevancia para la propia conformación de identidad. A modo de ejemplo los autores plantean la puesta en práctica de una reflexividad estética en campos como los de la vestimenta y el estilo indumentario, que pasan a responder en la postmodernidad más a una personalidad que a una posición social, testimoniando en tanto gustos no sólo la conjunción con un status que plantea distinciones de clase sino una autonomía frente a estas distinciones adscritas, lo que trae como consecuencia que los jóvenes tengan acceso a través del estilo indumentario a elegir modalidades de identidad. Por otro lado, además de la condición electiva que asume la reflexividad en el ámbito del consumo, esta adquiere un importante carácter temporal. Lash & Urry basándose en las investigaciones sobre consumo cultural en Inglaterra de Miller (1987), Silverstone et al. (1990) y Abercrombie (1991) concluyen por ejemplo que la clase obrera londinense tiende a consumir los mass media en un “modo de video” con cambio de canales, a diferencia de las clases medias que tienden a consumir de un “modo literario”, existiendo importantes diferencias de temporalidad en el consumo. Un escenario o modalidad de consumo asociado a una reflexividad estética es el que plantea la movilidad de las personas en el campo de los viajes y el turismo. De este modo, para Lash & Urry, un segmento creciente del turismo ya no puede caracterizarse como “masivo” creciendo el número de “viajeros, libres e independientes”, a los que les interesan tópicos específicos como el ambiente, el paisaje natural o urbano, siendo estos visitantes los que construyen a partir de la práctica turística su propio capital cultural de manera de producir juicios estéticos y ambientales refinados14. Cabe señalar que el concepto de reflexividad estética parece particularmente central para comprender la relación que el nuevo urbanita que habita y revitaliza el centro urbano establece con el consumo como práctica urbana. Esta implica la toma de decisiones individuales y construcción de significados e identidades conscientemente, a partir del uso y apropiación de bienes y espacios urbanos, permitiendo a su vez desterrar del análisis visiones de los acciones de consumo como actos irracionales, compulsivos o constitutivos de alienación. Por su parte los planos del consumo visual y el de la relación del consumo con el cuerpo se ven claramente puestos en escena en el marco del presente caso de estudio en donde se articula un barrio abierto a una oferta de locales que articulando tanto los códigos del pasado patrimonial como los del diseño actual provee de escenarios de exhibición y puesta en escena de dichas experiencias de consumo. 14 Urry en otros estudios va a prefigurar la forma en que opera esta reflexividad estética indagando el nuevo escenario turístico sosteniendo que en la actualidad el consumo no se da sólo en relación de objetos sino también de servicios, los que constituyen una vía de diferenciación incluso más eficiente que la de los objetos. Un ejemplo de la diferenciación de estilos de vida que se busca en los servicios la constituirá el consumo del turismo, planteando que la capacidad de viajar no es ya la distintiva sino el destino del viaje y cómo se viaja. Por otro lado se trata de un consumo que constituye una experiencia estética y no de conocimiento de los lugares, se trata de una “romantic tourist gaze” -romántica mirada turística- (Urry, 1995: 180) 53 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3.3.2 La Dimensión Simbólica del Consumo y la Noción de Consumo Cultural Por otro lado, y desde una mirada antropológica, Mary Douglas & Baron de Isherwood (1990) sostienen que el consumo de bienes adquiere sentido en los contextos colectivos y rituales, mediante los cuales los grupos seleccionan y fijan los significados que regulan su vida social. En ese marco los rituales sirven para “contener el curso de los significados” y explicitar las definiciones públicas de lo que el consenso general juzga valioso, siendo rituales eficaces aquellos que utilizan objetos materiales para establecer los sentidos y las prácticas que los preservan. Cuanto más costosos sean estos bienes, más fuerte será la inversión afectiva y la ritualización que fija los significados que se le asocian. Bajo esta mirada, mucho de los bienes que se consumen adquieren sentido como “accesorios rituales” siendo la función primaria del consumo “darle sentido al rudimentario flujo de los acontecimientos”. Los autores, al referirse a los bienes como un sistema de información, argumentan que las cosas son indispensables para hacer visibles y estables las categorías culturales, pues representan en sí mismas una serie más o menos coherente y deliberada de significados. Desde esta perspectiva: “el consumo de cualquier tipo de mercancías como una práctica cultural sirve para pensar, sirve para construir un universo inteligible.” (Douglas & Isherwood, en Sunkel, 2002:288) Retomando esta mirada antropológica, un grupo de investigadores latinoamericanos (García Canclini, 1993, 1995; Martín Barbero, 1987; Catalán & Sunkel, 1990, entre otros), elaboraron una perspectiva teórica acerca de los procesos y prácticas de consumo de bienes culturales ofertados por las industrias culturales o otros agentes que actúan en el campo cultural –como el Estado o las instituciones culturales-. En el marco de esta reflexión, dichos autores establecieron como término común el concepto de consumo cultural, proponiendo una primera definición de este como: “el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica” (García Canclini, 1999:42). No obstante, la distinción entre bienes culturales y bienes como mercancías, que originalmente establecieran para analizar bajo el prisma del consumo cultural sólo al primer tipo de biens tiende a disolverse en el contexto actual de constante entrelazamiento entre economía y cultura. Este hecho lleva a plantear la necesidad de expandir la definición de consumo cultural más allá de una concepción restringida de “bien cultural”. En palabras de Sunkel: “…pareciera ser necesario volver a la noción de consumo como una práctica cultural que se manifiesta en la apropiación y usos de todo tipo de mercancías y no sólo en los llamados “bienes culturales”. (Sunkel, 2002: 293) Siguiendo esta expansión del enfoque, Wortman y otros investigadores (2003) recogen esta renovada mirada sobre el consumo cultural para indagar desde esa perspectiva, el uso y apropiaciónd urbana de “espacios/productos” como fiestas electrónicas o bares artísticos, y en términos más amplios, los estilos de vida asociados a antiguos barrios como Palermo Viejo (Oropeza,2003) y a nuevas urbanizaciones cerradas ubicadas en la periferia de Buenos Aires (Arizaga, 2003). Esta aplicación de la lógica del consumo cultural se suma a la desarrollada por 54 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID los estudios de juventud en Latinoamérica que aplican el concepto de consumo cultural para abordar el estudio de escenarios culturales urbanos propios de los jóvenes como los comprendidos por los barrios de diversión nocturna (Matus, 2007; Margulis et al, 2005), o las discoteques y bares de estilos juveniles “alternativos”como espacios de consumo cultural (Matus, 2001; Matus, 1997) En síntesis, lo que constatan estos recientes estudios de consumo cultural es que la visión del “campo cultural” inserta originalmente en el marco de la modernidad se aloja en la actualidad en una visión de la cultura más amplia y propia de la post-modernidad. A nuestro juicio, el aporte central que plantea esta perspectiva tiene que ver con la expansión de la práctica del consumo cultural más allá del universo de bienes y su extensión al campo de los espacios y territorios urbanos. Siguiendo esta perspectiva, es posible pensar que el hecho de elegir habitar un barrio, constituye también un acto de consumo cultural, que construye sentido al otorgar un status social que permite diferenciarse de otros estilos de vida cristalizados en otras opciones residenciales posibles. Lo mismo acontece con el hecho de ocupar un espacio de consumo urbano como un restaurant de comida internacional, un club electrónico o un café de moda, consumos que asociados a la identidad barrial otorgarán un excedente en términos de capital simbólico a sus usuarios. Dicho esto cabe profundizar en el enfoque de consumo como expresión de la lógica de la distinción. 3.3.3 El Consumo como Distinción En efecto, no es sino a partir del aporte de Pierre Bourdieu en donde va a ser posible comprender con mayor claridad la lógica de la distinción que se encuentra presente en el consumo y construcción de estilos de vida distintivos que adquieren visibilidad a nivel de la ciudad postmoderna con los procesos de renovación poblacional de los centros urbanos. El autor en La Distinción (Bourdieu 1998 [1979]) analiza el concepto de estilo de vida en relación a su teoría de los campos y espacios sociales. Desde esta mirada, se asume como supuesto que cada sujeto está ubicado en una posición o una clase precisa de posiciones dentro del espacio social. En ese sentido, la posición de un individuo determinado en el espacio social es definida por la posición que ocupa en los diferentes campos o dimensiones de lo social. El investigador francés define los campos como espacios estructurados de posiciones, definidas a partir de la disputa entre distintos actores de determinadas propiedades que están en juego en cada campo (Bourdieu, 1990). El proceso de posicionamiento en los diferentes campos simbólicos tendrá relación con la operación del habitus, definido como: “el principio generador de prácticas objetivamente enclasables y el sistema de enclasamiento de esas prácticas” (Bourdieu, 1998:169) Es en relación con esta doble capacidad del habitus de producir prácticas u obras enclasables y de diferenciar/apreciar esas prácticas y productos a través del gusto, donde para Bourdieu “se constituye el mundo social representado, esto es el espacio de los estilos de vida”. (op. cit, p.170) Para Bourdieu (1998) las diferencias de estilo de vida entre distintas fracciones de clase, particularmente en el campo cultural, se van a explicar en parte por su distribución en un espacio geográfico socialmente jerarquizado. En este sentido, las probabilidades que un grupo tiene de adjudicarse una clase cualquiera 55 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de bienes depende de sus capacidades de apropiación específicas, definidas por el capital económico, cultural y social que puede utilizar para apropiarse material y/o simbólicamente, de los bienes considerados, es decir, de su posición en el espacio social, y de las relaciones de su distribución en el espacio geográfico y la distribución de los bienes singulares en ese espacio. Cabe sostener que el espacio culturalmente prestigiado del “barrio patrimonial” Lastarria/Bellas Artes, que configura nuestro escenario de estudio, constituye un campo simbólico en donde precisamente predomina, al ser un espacio valorado por una parte significativa de la elite cultural de las clases dominantes, la lógica del capital cultural por sobre la del capital económico. En ese sentido es necesario recordar, que para Bourdieu, el capital cultural tiene su propia lógica, ya que para los que poseen un alto volumen de capital, los intelectuales, los académicos, -y también los artistas- el prestigio, la legitimidad, la escasez relativa y por lo tanto el valor social de ese capital, dependen, paradojalmente, de un rechazo del mercado de bienes culturales y de una negación de la pertinencia y necesidad de convertir el capital cultural en capital económico. Según Featherstone (1991), acucioso lector de Bourdieu, esa voluntaria falta de reconocimiento del hecho de que hay una tasa de cambio y que los bienes culturales prestigiosos son redimibles en dinero apunta a la conservación de una esfera cultural “elevada”, “sagrada”, en que artistas e intelectuales luchan por dar a luz los productos de sus talentos “naturales”. En ese marco los intelectuales (la fracción dominada de la clase dominante) emplearían la lógica de los sistemas simbólicos para producir distinciones que contribuyen a la reproducción de las relaciones existentes entre clases y las fracciones de clases. De este modo, los intelectuales y artistas, compartirían con la burguesía –definida como la fracción dominante de la clase dominante-, el interés por mantener la situación vigente de las relaciones materiales de clase, en que el capital económico goza de un alto prestigio y una elevada tasa de cambio cuando se lo convierte en capital cultural. Esto explica que los intelectuales y artistas, siempre tiendan a incrementar la autonomía del campo cultural y reforzar la escasez del capital cultural resistiéndose a las medidas favorables a una “democratización de la cultura.” Por otro lado, Bourdieu analiza el comportamiento de los intermediarios culturales que suministran bienes y servicios simbólicos caracterizándolo como una fracción de clase de trayectoria ascendente dentro del espacio social. Para el autor esta “nueva pequeña burguesía”, constituiría un grupo en crecimiento numérico con una visión progresista del mundo, que lo hace invertir en capital cultural y educativo, y alejarse de la “vieja pequeña burguesía” y las clases trabajadoras por la atracción que ejercen sobre ellas las cualidades aristocráticas de la distinción, el estilo y el refinamiento, en su búsqueda de un estilo de vida que les permita expesarse como grupo. En síntesis, y como plantea Brunner, para comprender la emergencia de los estilos de vida desde el enfoque bourdesiano es necesario prestar atención a un conjunto de factores que van más allá de la clásica estructura de clase: “tales como el capital cultural heredado por los miembros del grupo, el ingreso de las personas que lo forman, sus trayectorias escolares similares, su localización geográfica, su edad y género, sus costumbres y convenciones, sus tradiciones y pretensiones de distinción, su gusto estético compartido, etc.” (Brunner, 2005:32). Cabe resaltar que la consideración de este tipo de variables constituirá un elemento clave para el análisis y caracterización de las prácticas de consumo y las significaciones que establecen en torno al consumo cultural residencial y barrial, cada uno de los y las residentes y locatarios entrevistados, entendiendo 56 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que el consumo cultural del barrio patrimonial como un campo simbólico en disputa en que se establecen a través del consumo de bienes simbólicos como vivienda patrimonial, y espacios de consumo adecuados (“cool”) distinciones entre diferentes grupos de residentes y usuarios de las clases altas y medias, que ponen en juego la preservación y expansión de los límites de pertenencia a un estilo de vida en sus prácticas y habitos de consumo. Una vez presentados y caracterizados los patrones que adopta la cultura urbana y los estilos de vida en el actual escenario global, y dado cuenta de los principales conceptos y enfoques que dentro de este escenario nos pueden ser de utilidad para analizar el caso de estudio, nos es ya posible aproximarnos a sintetizar una definición de los conceptos centrales que guían nuestra investigación, las nociones de estilos de vida, cultura urbana, y consumo cultural. 4. Propuesta de síntesis conceptual Finalmente, asumiendo como propia la perspectiva de repensar las identidades urbanas en el marco de la movilidad que plantea la vida contemporánea, es que planteamos la centralidad que adopta para la tesis la adopción de los estilos de vida como uno de los conceptos clave de investigación, que a nuestro juicio condensa en forma abierta las tensiones que plantea la construcción de identidad en la cultura urbana contemporánea. 4.1 La Noción de Estilos de Vida como Modalidad de Construcción Identitaria Para establecer el sentido actual que plantea la noción de estilos de vida cabe hacer una breve y acotada revisión del concepto de identidad. Muy sintéticamente y como plantea Larraín (2001) el concepto de identidad se construye desde las ciencias sociales para explicar qué es lo que permite generar en los individuos un sentimiento de pertenencia a una colectividad, sea de un grupo pequeño sea de una gran agrupación. Este concepto refiere a un proceso de construcción que implica un acto de auto-reconocimiento a partir de una experiencia intersubjetiva, en donde se es con y en relación a distintos otros significativos que constituyen un punto de referencia para el grupo al cual se pertenece. Los elementos constitutivos de la identidad propuestos por Larraín son: • Las categorías sociales a través de las cuales los individuos se definen o se identifican a sí mismos. Al formar sus identidades personales, los individuos comparten ciertas lealtades grupales o características tales como religión, género, clase, etnia, profesión, sexualidad, nacionalidad, que, a la vez, son culturalmente determinadas. Así, todas las identidades personales están enraizadas en contextos colectivos culturalmente determinados. • En segundo lugar está el nivel material de la identidad que involucra los bienes materiales capaces de entregar al sujeto elementos vitales de auto-reconocimiento. Es a través de este aspecto que la identidad puede relacionarse por ejemplo con el consumo y con las industrias tradicionales y culturales. En ese marco, los bienes u objetos materiales de alguna manera inscriben al sujeto o le otorgan sentido de pertenencia a una comunidad deseada, constituyendo el acceso a ciertos bienes materiales, y el consumo de ciertas mercancías, tanto un medio de acceso a un grupo imaginado como un mecanismo de obtención de reconocimiento social. • El nivel relacional de la identidad, que plantea que la construcción del 57 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID sí mismo necesariamente supone la existencia de otros cuyas opiniones acerca de nosotros internalizamos y respecto a los cuales el sí mismo se diferencia, y adquiere su carácter distintivo y específico. La conciencia de un nosotros surge por oposición, o contraste, con el otro, o lo otro. En ese marco, la particularidad que plantea el concepto de estilo de vida como atributo identitario es que se constituye en torno a: “elementos subjetivos, como el gusto, que derivan de la pasión y la elección” (Rocchi, 2002:77). En ese sentido, la pertenencia, noción clave en el concepto de identidad planteado por Larraín, se expande al interior del concepto de estilo de vida, adaptándose a la movilidad y contractualidad del tiempo vital que caracteriza a la sociedad contemporánea. La pertenencia y adhesión a una identidad no sólo puede cambiar – e incluso superponerse con la pertenencia simultánea a otrosen el contexto de una misma trayectoria vital, sino que ese cambio se puede manipular y realizar en forma voluntaria como resultado de una opción personal. Este elemento parece central, para entender la maleabilidad y articulación de los estilos en relación con la identidad personal, a diferencia de otros niveles de pertenencia o identidad como la etnia, el género o la misma clase social, que si bien constituyen una construcción cultural no están sujetos al predominio de la voluntad de elección de un individuo15. La utilidad teórica y metodológica del concepto radica en los estilos de vida urbanos permite aprehender los cambios y transformaciones que acontecen en la sociedad y la cultura de manera más compleja y comprensiva conjugando las tendencias contrapuestas que determinan las construcciones de identidades en el marco de las culturas globales: la tendencia a la homogeneidad , la tendencia hacia la diferenciación individual, y la tendencia a la mercantilización de las experiencias y por ende de las identidades, puntos que ya fueron planteados en nuestra discusión primero sobre Simmel en relación a la moda como fenómeno moderno que incluye en forma simultánea principios contrapuestos como los de la igualación social y la diferenciación individual, y sobre Sennet cuando plantea la contraposición a nivel del imaginario urbano entre la idea de comunidad purificada versus la de comunidad abierta o identidad urbana adulta inherente a la mejor convivencia con la diferencia, y por último en Lash y Bourdieu cuando plantean la lógica de la reflexividad estética, de la elección y de la distinción asociada al consumo cultural de bienes y espacios urbanos disitintivos. A los principios de homogeneización/pertenencia y diferenciación/distinción presentes en los estilos de vida en tanto construcción de identidad se agregan, en un tercer nivel, las construcciones y representaciones que articula en relación al estilo de vida la economía simbólica, a partir de la mercantilización de las prácticas, experiencias, y espacios urbanos que son convertidos en bienes culturales en el marco de la nueva economía urbana, como bien describen autores como Zukin y Rifkin. A modo de síntesis de lo discutido previamente, plantearemos que los estilos de vida urbanos contemporáneos involucran la coexistencia y articulación de a lo menos tres niveles o dimensiones, que operan simultáneamente: los estilos de vida en tanto materia prima de la nueva economía simbólica; los estilos de vida en tanto factores de distinción y jerarquización; y los estilos de vida en tanto prácticas urbanas que conforman identidades colectivas, en lo que Hall y De Certeau denominan respectivamente políticas de identidad y tácticas de habitar. 15 No obstante, el género, la etnia y la clase inciden en la elección de estilos de vida en términos de ser factores determinantes para que el sujeto cuente con mayor o menor margen de elección de estos. 58 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4.1.1 Primera Dimensión: Los Estilos de Vida Urbanos como Procesos de Reflexividad, Distinción y Jerarquización Simbólica En primer lugar, podemos plantear que los estilos de vidas urbanos pueden ser observados -en el fluctuante marco de la cultura urbana posmodernacomo una respuesta a las necesidades de identificación, diferenciación y jerarquización que se desarrollan en el contexto de las grandes ciudades. Por un lado, esta dimensión de los estilos de vida retoma lo planteamientos de Scott Lash y John Urry respecto a la reflexividad estética. A modo de síntesis, para ambos autores la reflexividad estética constituirá, por definición, una respuesta consciente a los estímulos, que implica una elección. El hecho de que no pase por el nivel cognitivo y si por la dimensión estética, no quiere decir que haya irracionalidad. Si la reflexividad clásica vinculada a la modernidad y a la mediación de la respuesta reflexiva por el razonamiento -representada por el pensamiento de Giddens y Beck-, la reflexividad estética es una reflexividad que no tiene mediaciones, y que constituye más bien una respuesta afectiva al estímulo que involucra la proliferación de imágenes y símbolos, siendo una reflexividad que opera a nivel del sentimiento y se consolida alrededor de juicios, gustos y distinciones. Por otro lado, esta dimensión retoma los principios de diferenciación tanto individual como colectiva que subyacen a los estilos de vida, incorporando tanto la dinámica de la diferenciación individual (Simmel) como la lógica de la distinción que plantea Bourdieu. 4.1.2 Segunda Dimensión: Los Estilos de Vida Urbanos como Materia Prima de la Economía Simbólica Este segundo nivel de análisis recoge los planteamientos anteriormente expuestos por Zukin (2003) acerca del rol de la cultura y las identidades en las metrópolis posmodernas, y Rifkin (2002) acerca de la mercantilización de la experiencia de la vida urbana. Es así como en primer lugar, los estilos de vida urbanos pueden ser analizados en tanto constituyen un aspecto central del modo de producción de la “economía cultural” (Rifkin 2002) o “economía simbólica” (Zukin, 1998) pudiendo ser observados no sólo en tanto productos sino también como la verdadera materia prima de esta nueva economía urbana (Zukin, 1996; 1998). En efecto, los cambios en la construcción material y simbólica de las ciudades modifican las concepciones previas del consumo como una categoría residual de la economía política urbana otorgando cada vez mayor centralidad a modalidades de lo que autores como Wortman, adatando a Canclini, definen consumo cultural de espacios urbanos, constituidas por nuevos patrones de ocio, turismo y cultura urbana. Este nuevo énfasis en el consumo urbano, también se incorpora al nuevo escenario de competitividad entre ciudades globales e intermedias, como planteara Zukin, las que sirven como “sucursales” no sólo para la distribución internacional de una estandarizada producción de masas, de bienes de consumo - como ropa y películas, sino también de nuevos productos “estéticos”, como obras de arte, edificios patrimoniales e “históricos”, y espacios de cultura urbana global como cafés culturales, tiendas de diseño, etc. Así se configura una “economía del estilo” basada en la producción interrelacionada de símbolos culturales y los espacios en donde ellos son creados y deben ser consumidos – incluyendo oficinas, viviendas, restaurants, museos y también, las calles (Zukin, 1995). De este modo, estos modos de vivir urbanos no son solamente el resultado, sino también la materia prima del crecimiento de la economía simbólica. 59 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4.1.3 Tercera Dimensión: Los Estilos de Vida Urbanos como Políticas de Identidad, Tácticas y Expresión de Imaginarios Urbanos Finalmente la apertura a repensar las identidades desde una perspectiva situacional y estratégica, en consonancia con el marco de la movilidad que provee la vida contemporánea, es que adquiere centralidad la adopción como tercera dimensión de acercamiento a la temática de las identidades urbanas, una aproximación a los estilos de vida como políticas de identidad y prácticas de habitar. En este aspecto subyace la dimensión de pertenencia inherente a los estilos de vida dada su articulación a identidades colectivas que se apropian de sus prácticas de ocupación del espacio urbano y barrial para hacer frente a la homogeneización que plantea el mercado. En ese sentido en este nivel se retoman también los planteamientos de Jacobs, que plantean al estilo de vida céntrico, tanto residencial como de uso urbano lo que ella denomina como un espíritu de vida urbana basado en la diversidad cultural. También en esta dimensión se encuentran los elementos instituyentes de los estilos de vida como aporte a pensar, y aproximarse -en la acción- a un ideal de cultura urbana. Los estilos de vida no en su dimensión instituyente sino de práctica (De Certeau), aportan a configurar el espacio vivido dimensión que serviría de punto de partida para (re) pensar la ciudad y sus espacios en tanto territorios que expresan en su articulación con la vivencia, el uso y la apropiación una ciudadanía definida por la inclusividad y convivencia de diferentes y contrapuestos estilos de vida en el espacio urbano. Por último, en esta dimensión se incluyen también los planteamientos provenientes de los estudios de imaginarios urbanos que plantean la imbricación entre prácticas culturales e imaginarios urbanos, lineamientos desarrollados por Hiernaux (2007), Hiernaux & Lindón (2006) en relación a las prácticas de uso y apropiación de los centros históricos patrimoniales. En síntesis, podemos plantear que estas tres dimensiones se interrelacionan entre sí y operan simultáneamente, adquiriendo mayor énfasis una de ellas, dependiendo el actor urbano que las protagonice, y la mirada y enfoque que se priorice existiendo una innegable tensión e interrelación entre ellas. 4.2 Los Estilos de Vida y la Noción de Cultura Urbana Uno de los propósitos centrales de esta investigación, tiene relación con aportar a construir categorías que permitan aproximarse al estudio de construcción de culturas urbanas contemporáneas. Dicho lo anterior cabe precisar que entenderemos por cultura urbana. La revisión conceptual planteada en los capítulos anteriores nos plantea una noción de cultura urbana que no se articula como una entidad sólida sino más bien como una configuración líquida en movimiento y negociación continua, determinada por la centralidad que adquieren la creación y consumo de símbolos y espacios urbanos, en torno a los cuales se construyen diferentes niveles de identidad y se configuran estilos de vida. Son estos estilos de vida los que configuran y forman parte de un todo mayor al que denominaremos cultura urbana. Retomando la definición de Reguillo (1996) sostendremos que la cultura urbana puede ser entendida como: 60 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “el conjunto de esquemas de percepción, valoración y acción de actores históricamente situados en un contexto específico, sujeto a un marco de regulación ordenamiento” (Reguillo, 1996:) Pero estos procesos de construcción de identidades urbanas fluctuantes y móviles son puestos en escena en una espacialidad concreta. No se dan en el espacio urbano general sino que se aterrizan en ciertos territorios específicos asociados al antiguo centro urbano, que es re-descubierto a partir de su puesta en valor histórico-patrimonial. En ese sentido, siguiendo a Reguillo plantearemos que la cultura urbana constituye en términos operativos, la articulación y mediación entre las condiciones objetivas de un entorno, en este caso el entorno de un barrio definido socialmente como de carácter patrimonial, ubicado en el antiguo centro de Santiago, y la subjetividad de los actores que comparten dicho contexto específico, en este caso tanto los residentes como usuarios y productores de nuevos espacios de consumo cultural que habitan el espacio configurado como área de estudio. Finalmente, señalaremos que ese entorno no está exento de tensiones. Retomando el planteamiento de Zukin referente a los “paisajes de poder” en el escenario del centro histórico y del barrio patrimonial se articulan complejas vinculaciones entre el valor del lugar y la inserción de la lógica mercantil de la puesta en valor tanto del patrimonio tangible como de la experiencia y el aura de “lo patrimonial”, en ese sentido los escenario patrimoniales sujetos a la expansión del consumo global como Lastarria/Bellas Artes constituyen productos sociales, culturales y políticos de lo que Zukin denomina la “destrucción creativa” que caracteriza el actual contexto de la economía de servicios. Sobre el escenario urbano del antiguo centro histórico y sus barrios, que constituye el tipo de espacio que es objeto del presente estudio, y los procesos de cambios y transformación que acontecen en dicho espacio, es que hemos estructurado la segunda parte de nuestro marco teórico. 4.3 La Noción de Consumo Cultural Por último, una noción fundamental para el estudio la plantea la utilización del concepto de consumo cultural en una definición más amplia y expandida que la tradicional. Asumiendo los planteamientos de Sunkel (2002) se utilizará esta concepción para dar cuenta de la práctica cultural que se manifiesta en la apropiación y usos de los diferentes espacios que configuran la economía simbólica del barrio. En este marco consideramos analizar el consumo cultural de los diferentes espacios del barrio patrimonial, distinguiendo espacios residenciales, espacios de abastecimiento y sociabilidad como almacenes, bares, restaurants y cafés culturales, y los espacios públicos barriales, entendiendo por estos los espacios de las calles, veredas, parques y áreas verdes que forma parte relevante de la estructura física y social del barrio. Por otro lado, se complementará la noción de consumo cultural con los aportes planteados por Urry acerca de la naturaleza particular que asume en la cultura urbana contemporánea el consumo visual siendo este un enfoque a incorporar dentro del análisis del uso y apropiación de los diferentes niveles del barrio. 61 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 62 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS SEGUNDA PARTE Los barrios patrimoniales y su relacion con los centros historicos 63 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 64 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Los barrios patrimoniales y su relacion con los centros históricos Como se planteara en la primera parte del marco teórico, uno de los escenarios donde se visibiliza con mayor potencia la construcción de estilos de vida y cultura urbana lo conforman los antiguos centros de las ciudades. Efectivamente, el espacio tradicional del centro, que por mucho tiempo vivió un relativo proceso de decadencia, vuelve a revitalizarse y adquirir un nuevo poder de referencia tanto económico como simbólico para nuevas generaciones de residentes y usuarios urbanos, siendo parte fundamental tanto del desarrollo de “economías culturales” como de procesos de construcción de estilos de vida urbanos, y prácticas de consumo cultural que se ponen en acción en el marco de su escenario y paisaje. No obstante lo anterior, en Latinoamérica y también en la ciudad de Santiago, una parte significativa del repoblamiento del centro urbano acontece y se desarrolla en espacios asociados a su área de influencia, zonas que si bien no corresponden al corazón del centro colonial configuran un tipo de barrio particular definido precisamente por su carácter patrimonial. En ese marco cabe preguntarse sobre cómo se configura la articulación actual del centro como lugar de patrimonio y de qué manera ese patrimonio amplia su valoración a antiguos barrios patrimoniales asociados al centro histórico. Para aclarar el vínculo existente entre ambos espacios abordaremos una definición general de lo que se entiende por centro histórico y como se concibe, particularmente desde la tradición de las ciudades latinoamericanas, la existencia dentro de ellos, de barrios históricos de carácter patrimonial. 1.1 La puesta en valor del antiguo centro en tanto “centro histórico” y la emergencia de barrios de carácter patrimonial Como ya se planteara en la primera parte del marco teórico, dentro del urbanismo clásico el centro de la ciudad adquirió desde sus inicios gran importancia como objeto de indagación. Particularmente, a partir de los aportes de la Escuela de Chicago, la zona del centro de la ciudad moderna, aparece representada como un espacio bi-funcional, en el que conviven y se interrelacionan tanto lo comercial como lo residencial. La espacialización de esta visión sobre el centro citadino se plasma en el conocido diagrama de la ciudad que Burgess (1925) construye en base a los principios de competencia y dominación16 acuñados por Park. Dicho esquema de representación articulado en base a una serie de círculos concéntricos explica cómo los procesos económicos crean “áreas naturales”, barrios que no habían sido conscientemente diseñados sino que simplemente 16 Para Park (1999) el principio de dominación opera en la comunidad humana del mismo modo que en las comunidades vegetales y animales. Las denominadas áreas naturales o funcionales de la comunidad metropolitana -el barrio bajo, el área residencial, el sector comercial y el centro financiero- deben su existencia directamente al factor de la dominación, e indirectamente a la competencia. En ese marco, la lucha de las industrias y de los establecimientos comerciales para obtener una localización estratégica determina a la larga los rasgos principales de la comunidad urbana. Por otro lado, la distribución de población así como su localización céntrica se configuran a partir de una lógica similar. A medida que la comunidad metropolitana expande a los suburbios la presión de los profesionales, de las empresas comerciales y de instituciones sociales de distintas clases destinadas a servir al conjunto de la región metropolitana, se incrementa la demanda de espacio en el centro urbano. Factores como el crecimiento del área suburbana, y el cambio en el modo de transporte, que hace más accesible el centro comercial de la ciudad, tienden a incrementar la presión sobre el centro de la ciudad. Esta presión se transmite y se difunde desde ahí al resto de la ciudad, evidenciando el perfil de los valores del suelo. Así este principio de dominación tiende a determinar el modelo ecológico general de la ciudad. 65 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID crecían (Hannerz, 1993). En el diagrama de Burgess la zona representativa del centro de la ciudad aparece representada en torno a dos tipos de espacios. Primero, como parte del primer círculo concéntrico, en tanto distrito comercial, desarrollando con esto una analogía en relación al centro mismo de la ciudad de Chicago, y segundo, como parte del segundo círculo denominado “zona de transición”, sector caracterizado como poco atractivo para la mayoría de la población, definido como un sector de “barrios bajos” que contenía colonias de artistas, barrios de inmigrantes y áreas de pensiones, siendo definido como un sector que se encontraba en proceso de ser invadido desde el centro por el comercio y la industria ligera17. En ese marco, tanto Burguess como Park se constituyen en los primeros urbanistas en dar cuenta de la gravitación de las centralidades urbanas en la configuración socio-territorial de las metrópolis y grandes ciudades del siglo XX. Por otro lado, y ya desde una definición más contemporánea, el antiguo centro de la ciudad es puesto en valor producto de la relevancia que adquiere su asociación a un modo de vida citadino articulado al ideal urbanista de diversidad cultural que se contrapone como respuesta a la crítica a las tendencias a la vida suburbana que predominan en la ciudad norteamericana. Como ya se planteara en la primera parte del marco teórico, Jane Jacobs liderará esta perspectiva de valoración del centro de las ciudades como espacio de interacción y contacto entre diferentes habitantes urbanos tiene un protagonismo fundamental siendo para ella el centro de la antigua ciudad, y sus calles espacios que encarna un espíritu de vida urbana basado en la diversidad cultural: “Bajo el aparente desorden de la ciudad vieja, en los sitios en que la ciudad vieja funciona bien, hay un orden maravilloso que mantiene la seguridad en las calles y la libertad de la ciudad. Es un orden complejo. Su esencia es un uso íntimo de las aceras acompañado de una constante sucesión de miradas. Este orden está compuesto de movimiento y cambio, y aunque es vida y no arte, bien podríamos llamarlo el arte de la ciudad y emparentaría con la danza (…) Por muy modestos, casuales y dispersos que parezcan los contactos en las aceras constituyen, sin embargo, la base dinámica sobre la cual puede sostenerse una vida pública sana en la ciudad” (Jacobs, 1973:54-73) Finalmente, y articulado en parte con la tendencia a reivindicar el valor cultural del centro urbano, que acontecerá el proceso de “patrimonialización” de los centros urbanos, que determinan un cambio en su abordaje, pasando de ser espacios de la “ciudad vieja” a constituir parte del “antiguo” e “histórico” casco de las ciudades. En definitiva, es en el marco del cambio de paradigma en relación al patrimonio urbano, que los antiguos centros de las ciudades son releídos en cuanto a su denominación conceptualizándoselos como “centros históricos”. En el caso de las ciudades latinoamericanas uno de los hitos que marcan la puesta en valor de los “centros históricos” lo configura la Carta de Quito (1967). Según Scarpacci (2005), los planteamientos de dicha conferencia resultarán centrales para fortalecer la protección patrimonial de los centros históricos, 17 Por otro lado, desde la geografía postmoderna Mike Davis recoge el diagrama de las cinco zonas concéntricas de Burgess para desarrollar un mapa de la ecología del miedo basado en la experiencia de la ciudad de Los Angeles. La originalidad de su contribución reside en que introduce en la representación de la ciudad la incidencia de variables como el miedo, la violencia, los espacios del narcotráfico, la vigilancia policial de los espacios, los lugares de revueltas y los barrios bajo el control armado de distintas colectividades o bandas juveniles. En dicho mapa el centro de la ciudad aparece caracterizado como una zona de venta libre de drogas y como zona de contención de los homeless. 66 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID gatillando el desarrollo de las primeras investigaciones sobre los centros históricos en Latinoamérica. Así la Carta de Quito establece una primera definición de los centros históricos en tanto: “aquellos asentamientos/establecimientos que están fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, y que son reconocibles por ser representativos de la evolución de un pueblo” (PNUD/UNESCO 1997: s/n en Scarpacci, 2005:10, la traducción es del tesista). Siguiendo a Scarpacci, inherente a esta definición esta la idea de que la noción de centros histórico no se limitan a un stock de ambientes construidos como edificios, plazas de pueblos o barrios, fuentes, galerías de columnas, esculturas, obras de hierro, arcos y faroles de calle sino que incluyen aspectos de la cultura no material como la gente sus estilos de vida y tradiciones, actividades productivas, sus creencias y rituales urbanos (carnavales y fiestas.) Por otro lado, otro de los factores que determinan la nueva centralidad que adquiere lo patrimonial asociado al centro urbano latinoamericano tiene que ver con el cambio desde un paradigma respecto al patrimonio restringido a lo monumental, (UNESCO,1972) a uno cultural inmaterial. En ese marco se define el patrimonio cultural inmaterial como: “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.” (UNESCO; 2003) Este cambio de paradigma respecto al patrimonio marcará también el tránsito desde la valoración de los monumentos a los “testimonios culturales”, así como una tendencia a la integración entre planificación y restauración, que antes se entendían como disciplinas contrapuestas (García Espinosa, 2005: iv). En definitiva se plantea una re-articulación de la relación patrimonio y cultura, que relativiza la clásica preeminencia patrimonial del arte y los monumentos históricos, al integrar a este otras significaciones sobre el modo de vida de una colectividad, como pueden son sus relaciones sociales, los hábitos y costumbres, las formas de trabajo, las tecnologías, su manera de entender el espacio, su relación con la naturaleza, etc, todos ámbitos que se encuentran incluidos en la valoración de los centros históricos como espacios patrimoniales. 1.2 Hacia una definición de “Centro Histórico” y de “Barrio Patrimonial” Pero uno de los puntos controversiales acerca del tema tiene que ver que lograr definir qué es lo que se entiende como parte de un “centro histórico”, ya que no todo tipo de espacio o área céntrica puede ser enteramente asociado a un período particular de tiempo, un estilo arquitectónico particular, o una clase social específica, apelándose a criterios culturales y geográficos para definir límites. Según Scarpacci, en el caso de la ciudad latinoamericana, el rol que jugaron las leyes coloniales españolas en la estandarización de los asentamientos urbanos debiera hacer más fácil definir el territorio del centro histórico en base a identificar la extensión y límites del centro colonial previa al centro moderno. Otros autores como Mertins (2008), sostendrán la vigencia y actualidad de una tensión en relación a los límites y fronteras de lo que ese entiende por los “centros históricos”, planteando precisamente las dificultades que encuentra su defini- 67 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ción y delimitación tanto conceptual como espacial. Por un lado, se planteará la discusión de si el “centro histórico” constituye un área específica provista de edificios y/o monumentos de la época fundacional, y en el caso latinoamericano colonial, o si constituye un área donde también se localizan edificios de otras épocas históricas más recientes del siglo XIX o incluso del XX, o si incluso configura un área céntrica que ocupada continuamente desde la fundación de la ciudad, incorpora a su territorio barrios de importancia cultural, histórica y económica, que aledaños a su área de influencia, son reconocidos como parte del patrimonio de la ciudad. En relación a lo anterior no existen criterios generales que permitan delimitar lo que se entiende por centro histórico, existiendo consenso de que cada ciudad construye un concepto distinto por lo que resulta pertinente el abordar brevemente las diferentes tipologías de áreas históricas que se encuentran en Latinoamérica para entender mejor el rol y la concepción pasada y presente de centro histórico que encarnan. En esa línea Mertins distingue la existencia de cinco categorías o tipos distintos de áreas históricas en América Latina: los pueblos históricos, las ciudades históricas, los conjuntos históricos, los centros históricos propiamente tales, y los barrios con interés arquitectónico-urbanístico y cultural. En el caso de los pueblos históricos dichos espacios involucrarían por lo general a centros de servicios de áreas rurales, que combinan una función administrativa menor con actividades agrícolas o con la condición de haber sido relevantes centros mineros, siendo espacios en donde predomina una arquitectura colonial popular del siglo XIX. Ejemplo de estos los configuran Villa de Leiva en Colombia y Ouro Preto en Brasil. Por su parte las denominadas ciudades históricas constituiríann por lo general urbes medianas, que se encuentran localizadas en distritos centrales, siendo espacios urbanos que mantienen su homogeneidad física, destacando por ser capitales departamentales o provinciales y centros de servicios para extensas regiones. Por último los conjuntos históricos y monumentos serán definidos por Mertins como conjuntos que suelen conservar un valor testimonial único, citando como ejemplo el caso de la ciudad de Cartagena en Colombia. En términos del presente estudio interesará la definición que el autor hace de las dos últimas categorías de áreas históricas, que articulan el centro histórico propiamente tal con ciertos barrios de interés patrimonial asociados a su área de influencia. Por un lado, definirá los centros históricos entendidos como barrios céntricos de ciudades grandes con funciones complejas y diversificadas (políticas, culturales, turísticas), con obras arquitectónicas y características de particular importancia nacional e internacional. Por otro, dará cuenta de la existencia de ciertos barrios de interés arquitectónico-urbanístico y/o cultural, que definirá como aquellos barrios formados en las últimas décadas del siglo XIX, hasta los años veinte y treinta del siglo pasado, que cuentan con rasgos étnicos, sociales, comerciales y con una arquitectura particular. 68 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2. Los efectos e impactos de la revitalización del centro y sus barrios patrimoniales Pero, ¿cómo y qué efectos genera a nivel del poblamiento de dichos espacios el hecho de que los centros históricos y sus barrios más representativos adquieran una nueva condición de espacios patrimoniales? En ese marco un tema central para comprender desde los estudios urbanos la articulación de la valoración del centro con la articulación de nuevos estilos de vida urbanos, tiene que ver con el abordar los procesos urbanos que explican el desarrollo en los centros históricos y sus barrios de procesos de repoblamiento por parte de nuevos clases de residentes urbanos que muchas veces tienden a desplazar a sus antiguos habitantes y usuarios. 2.1 Los Efectos e Impactos de Gentrificación Como señala Hamnett (2003) la combinación de transformaciones económicas, mutaciones en las clases sociales y nuevas demandas culturales crean las condiciones materiales para la gentrificación, elitización o ennoblecimiento de los antiguos barrios o zonas urbanas de carácter céntrico18. La noción clásica de gentrificación procede del término inglés gentrification, que hace referencia a gentry, siendo una noción ocupada por primera vez en los estudios urbanos por Glass (1964), quien la utiliza como una forma de caracterizar: “el traslado de grupos de clase media-alta y media a los barrios populares londinenses en los que se realizaba la rehabilitación tanto de las viviendas de la clase trabajadora como de las abandonadas” (Hannigan 1995,173 en García 2001, 1) Desde la economía urbana, Polèse (1998), explica con mayor claridad cuáles son los procesos concretos que gatillan gentrificación, planteando que la especialización creciente de las zonas centrales en una economía terciarizada conlleva a menudo efectos gentrificadores, haciendo que la población con mayor acceso a recursos se interese por barrios centrales o cercanos al centro, lo que genera la expulsión de la población menos pudiente. En este sentido, Polèse denomina gentrificación al movimiento de sustitución de familias menos ricas por clientelas acomodadas, a menudo acompañado por renovación habitacional, identificando cuatro factores que influyen en los “procesos gentrificadores”: • El abandono del centro por parte de industrias y almacenes que buscan localizaciones periféricas dejando terrenos vacíos y edificios que pueden servir de viviendas. • La conservación en el centro de la ciudad de viviendas habitadas por población con más o menos recursos, a menudo caracterizada por su valor arquitectónico y patrimonial, que ejerce atracción sobre grupos acomodados. • La transformación de las estructuras familiares, como consecuencia de la baja de las tasas de natalidad, con la consiguiente reducción del tamaño 18 Los estudios urbanos desarrollados en países de habla hispana, van a aportar el uso de distintas expresiones para denominar al fenómeno de gentrificación, hablando de “recualificación social”, “aburguesamiento”, “aristocratización” y “elitización”, siendo esta última expresión la que cuenta con mayor consenso. Como plantea García: “la noción de elite alude al protagonismo de un grupo específico, privilegiado, con capacidad de influencia social, de liderazgo y de influir en la toma de decisiones” (García Herrera, 2001: iv). 69 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de los hogares, que incrementa la demanda de pequeños departamentos urbanos por sobre grandes residencias en el suburbio. • La constitución de parejas de jóvenes profesionales sin hijos, en las que ambos miembros trabajan en el centro o son muy sensibles a la proximidad del centro, y pueden dedicar a la vivienda recursos monetarios en mayor medida que otros grupos de población. (Pòlese, 1998). Por otro lado, en relación a los impactos culturales que genera este fenómeno, la mayoría de los autores coincide en que la gentrificación crea efectos positivos y negativos particularmente en términos de la diversidad cultural urbana. Para Zukin (1998), por ejemplo, la gentrificación va a ser un fenómeno que involucra dos caras. En lo positivo, contribuye a renovar los barrios urbanos haciéndolos más interesantes, ayudando a un cambio tanto en la arquitectura como en la planificación urbana. Lo negativo lo constituirá la difusión que hacen los gentrificadores, de un estilo de vida que fomenta la privatización y el abandono de las instituciones públicas, y una demanda estética por coherencia visual, que muchas veces va a excluir de los espacios urbanos gentrificados a quienes no se adapten a los patrones del nuevo estilo de vida. En relación a las diferentes tendencias que plantea la gentrificación en tanto fenómeno que se espacializa en el revalorado centro histórico, cabe señalar que si bien no existen datos que permitan hacer realmente una comparación entre procesos de gentrificación sí existen tendencias, que plantean modelos distintos. Como plantea Berry (1985) en Estados Unidos la tendencia de la gentrificación sería a constituir “islas de renovación en océanos de decadencia”. Con esta imagen, el autor resume la idea de que los territorios gentrificados constituyen pequeñas áreas de las ciudades en comparación con una inmensa cantidad de barrios sumidos en situaciones de pobreza. En contraste para el caso de Australia se daría el fenómeno de una transformación cabal y completa del centro urbano y sus barrios históricos que serían recuperados por parte de la clase media (Badcock, 1991). Esta hipótesis o modelo de gentrificación sería plausible para entender la reestructuración de las principales ciudades canadienses como Toronto, Montreal y Vancouver ya que existiría tanto una historia económica y cultural como un proceso de urbanización similar entre Australia y Canadá (Ley, 1996). Un modelo o tendencia análoga lo plantea la ciudad de Londres. Como sostiene Hamnett (2003) si bien la oferta de la propiedad potencialmente gentrificable en las áreas interiores de las ciudades es importante y necesita ser indagada, un factor clave en el proceso de cambio del centro londinense es la transformación en la estructura industrial, ocupacional y salarial que sostiene la demanda de la clase media. Para este fin, Hamnett aporta un estudio empírico de los acoplamientos entre estos factores en Londres durante los años 1961-2001. Coincidiendo con Ley (1996), Hamnett arguye que una de las características clave de la gentrificación es que no está uniformemente distribuida a través de una variedad de ciudades diferentes y ciudades, sino que en particular se concentra en un relativamente pequeño número de ciudades principales como N. York, Paris, Sydney, Toronto, Boston y San Francisco, donde la transición desde lo industrial a la economía post-industrial ha sido fuertemente marcada, donde las nuevas clases medias profesionales y directivas se han ampliado y donde existe un atractivo viejo centro de la ciudad del siglo XIX y de comienzos del siglo XX, con un stock de viviendas adecuadas para su renovación y conversión Un tercer modelo de ocupación del centro, diferente al americano, y al cana- 70 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID diense, australiano e inglés, es el parisino. Esta mirada desarrollada por Donzelot (2004) y Bidou et al (2003) para el caso francés, radicaliza el substrato de diferenciación cultural que se encuentra tras la gentrificación. Según estos autores el movimiento de “retorno a la ciudad”, y en particular al centro urbano, que plantea la gentrificación es protagonizado por la parte superior de la clase media, que quiere distinguirse de la clase media emergente, constituyendo una propuesta de vivir la ciudad con un patrón distinto más globalizado y cosmopolita al de la “peri-urbanización” de las clases medias emergentes que eligen vivir en el suburbio urbano. En efecto, si bien es un proyecto que se diferencia del habitante del condominio suburbano, si se encuentra relacionado en su deseo de diferenciación, con su opuesto al imaginario que expresa el suburbio. Para Donzelot (2006) los habitantes de los centros gentrificados no están ni en la movilidad voluntaria ni en la permanencia sino que en la ubicuidad, “su inquietud está en todas partes y ninguna”. Entonces, la gentrificación sería para una clase media alta de alto capital cultural, la manera adecuada de estar en la ciudad y gozar de ésta sin padecer sus inconvenientes. Esta posibilidad de vivir un estilo de vida distintivo, que señala Donzelot se encontraría dada por la articulación que hacen de lo local con lo global determinada por su acceso a un empleo calificado dentro de los cánones del trabajo posmoderno. En ese sentido, los nuevos habitantes del centro urbano ejercerían y construirían un “entre sí” selectivo que es a su vez producto natural de su posición social en el mercado. Por su parte, en Latinoamérica los procesos de gentrificación configuran un fenómeno de reciente desarrollo, en términos de su cultura urbana siguiendo las tendencias globales visualizadas hace varias décadas en las grandes metrópolis europeas (Donzelot, 2004; Hamnett, 2003; Atkinson, 2001) y norteamericanas (Patch, 2004; Ley, 2003; Zukin, 1998), australianas (Rofe, 2003; Badcock, 1991). Si bien los trabajos que se han realizado hasta la fecha sobre el tema son preliminares, existen estudios que discuten la posible emergencia del fenómeno, en metrópolis latinoamericanas como Ciudad de México (Hiernaux, 1999), Buenos Aires, Sao Paulo o Río de Janeiro (Carvajal, 2003, Gómez Schetinni, 2002; Frugoli Jr, 2000, Goulart Duarte, 2005, respectivamente). En ese marco, Hiernaux (1999) planteará en el caso de la Ciudad de México, que si bien existe un proceso de recuperación del Centro Histórico como lugar de diversión, de cultura y de lujo, este no se traduce en un recambio consistente de población residencial que de pié a un proceso de gentrificación. Para el autor, si existe una recuperación del centro esta es parcial obedeciendo a los usos de consumo cultural asociados a los jóvenes y los turistas. En ese sentido para el autor “vivir en el centro” no constituye: “un modelo de gentrificación aplicable a México en la actualidad como puede ocurrir en ciertos barrios de Nueva York o de París pero quizás lo será algún día; sin embargo en la actualidad, es una gentrificación de otra dimensión que se desdibuja la que se asimila con una recuperación temporal del centro, su puesta en actividad para ciertas finalidades no residenciales fuera de los horarios de trabajo.” (Hiernaux, 1999: xii) Por su parte en Argentina los estudios desarrollados en relación a la renovación y revitalización de los barrios históricos de San Telmo y Abasto plantean una evidencia similar, planteando que más que la ocurrencia de procesos de gentrificación acontece el desarrollo de procesos de turistificación en el marco de la predominancia de lo que Lacarrieu, Caman & Girola (2006) denominan “urba- 71 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID nismo escenográfico”, tipo de urbanismo que sustituye el planeamiento urbano modernista basado en la zonificación de funciones por la recualificación y el diseño como principios nuevos de estructuración de las ciudades y los barrios: “la idea de urbanismo escenográfico apela a la concepción de una ciudad creativa en la que los recursos de la cultura se observan como soluciones innovadoras y originales para los problemas urbanos propios de la contemporaneidad. La ciudad de la industria –más material que imaginaria- deja lugar a una metrópolis desindustrializada en donde la necesidad de imagen conlleva la imprescindible convocatoria de los “sentidos” del color, de los sonidos, de lo visual, de lo escenográfico y teatral, en suma de la magia que permite recrear una historia urbana fundada en signos, los que reconvierten lo real a su representación más extrema.” (Lacarrieu, Caman & Girola, 2006:101) No obstante, la investigación desarrollada por Carbajal (2003) para el caso del Barrio de Palermo plantea que las transformaciones económico-productivas acontecidas en dicho antiguo barrio de la ciudad de Buenos Aires parecieran responder a patrones de gentrificación. En ese marco, Carbajal constata el crecimiento de la oferta de servicios banales y personalizados en las zonas de Palermo Viejo y Palermo Pacífico lo que le permite inferir la existencia de un mercado de consumidores de clase media y media alta con capacidad económica para demandar y consumir bienes culturales de consumo especializado vinculados a las tendencias de estetización y estilización de la vida cotidiana asociadas a las tendencias de la distinción (Bourdieu) y reflexividad estética (Lash) ya abordadas en la primera parte del marco teórico. Por otro lado, las tendencias de consumo cultural desarrolladas en Palermo plantearían el desarrollo de un “consumo del pasado” articulado a las dimensiones de lo residencial, planteándose el consumo (compra, alquiler, uso) de casas antiguas con fines residenciales, artístico-culturales y/o de negocios. Junto con el consumo residencial patrimonial se desarrolla un consumo del pasado marcado por la estetización patrimonial de bares y comercios gastronómicos a partir de la construcción en el marco de recintos antiguos de nuevos espacios de consumo caracterizados por la cita de estilos históricos y la utilización de objetos viejos que son transformados en “antiguos” de modo de decorar los ambientes de los locales de consumo. Finalmente, y retomando en parte la experiencia de estudio de Hiernaux para Ciudad de México, cabe señalar que el caso chileno pareciera adquirir connotaciones particulares ya que a lo menos el centro urbano de sus principales ciudades -Santiago y Valparaíso- adquiere caracteres distintos al de las ciudades norteamericanas. El centro urbano no es un espacio históricamente apropiado por las poblaciones empobrecidas como plantea una revisión del inner city, y también a la realidad canadiense, australiana y londinense, marcadas por una multiculturalidad que no se hace presente a lo menos en el caso de Santiago. Todos estos factores han hecho difícil de buenas a primeras, hablar de gentrificación en las ciudades chilenas, a pesar de que concurren muchos de los atributos de diferenciación cultural que plantea Donzelot sobre el proceso de gentrificación en París, junto con la presencia de procesos de transformación cultural asociados a los barrios históricos que relatan autores como Ley y Zukin para Canadá y Norteamérica y Carbajal para Palermo en el caso de Latinoamérica. Estos elementos serán ponderados en la indagación del caso de estudio, a nivel de los siguientes capítulos de análisis. 72 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2.2 Los Efectos e Impactos de “Turistificación” y “Disneyficación” Un segundo fenómeno que impacta a los barrios de corte patrimonial, particularmente las que redirigen sus emprendimientos a potenciar su atractivo en tanto enclaves turísticos, tiene que ver con la colisión entre la promoción turística con la vida cotidiana y el carácter identitario de sus territorios. En efecto, la adopción de políticas patrimoniales de protección del centro urbano en tanto centro histórico, no deja de tener implicancias e impactos socio-culturales. Al privilegiar el factor histórico sobre los demás componentes o atributos de centralidad, facilita el aprovechamiento del potencial turístico que representa el patrimonio cultural edificado, promoviendo la adopción de estrategias de desarrollo urbano vinculadas a la tendencia global del denominado “turismo global”, junto con potenciar el riesgo de una fractura en las estructuras sociales que genere posibles procesos de gentrificación como producto de las acciones de mejoramiento (Rodriguez Espinosa, 2005). Por otro lado, los procesos de “turistificación” de los centros históricos suelen ir de la mano de estrategias de recuperación y renovación de los cascos urbanos, e impulsos desarrolladores para crear barrios especializados en gastronomía o diversión. Como plantea Judd (2003) en muchas ciudades antiguas el turismo se transforma en una oportunidad para re-encantar ciudades en decadencia. Siguiendo a este autor fundamentalmente durante la década de los ochenta y noventa se produce el auge de las “burbujas turísticas” como propuestas de renovación urbana caracterizadas por ser: “…una concentración de instalaciones y servicios (nuevos frentes de agua, hoteles, festival malls, centros de convenciones, estadios deportivos y distritos de entretenimiento) fue construida para crear un espacio o series de espacios segregados del resto de la ciudad. Incluso si ocupaban sólo una pequeña parte del total de la estructura urbana, estos espacios proporcionaron imágenes de una ciudad renacida.” (Judd, 2003:55) De forma complementaria, Zukin (1998) coloca el acento en el fenómeno de la “disneyficación” como metáfora que permite abordar de forma genérica la expansión de la lógica turística al campo de la vida urbana de las grandes ciudades: “Este régimen crea un seguro y limpio, espacio público en cual los forasteros al parecer confían en uno y otro y solamente “se divierten”. El atractivo de este logro es universal. Esto ha inspirado a gobiernos de ciudad grandes a disneyficar patrocinando festivales urbanos y tematizar los distritos de shopping, limpiando los espacios públicos, instalando agentes privados de vigilancia y control y volcando la dirección de espacios públicos a las asociaciones privadas de propietarios comerciales.” (Zukin, 1998: 832) Para Zukin la disneyficación constituye uno de los paisajes más característicos de las ciudades en proceso de renovación, configurando la otra cara de los procesos de renovación poblacional que conllevan gentrificación. Como plantea Scarpaci (2005) en su análisis sobre el turismo patrimonial en nueve ciudades latinoamericanas, esta tendencia turística de resignificación del centro histórico de las ciudades crea también tensiones entre la preservación de identidades nacionales a través de la protección de la arquitectura colonial y la erosión de estas identidades productos de las presiones del consumo. De modo similar Mónica Lacarrieu (1998) plantea que en Latinoamérica que la transfor- 73 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID mación de “lo viejo” en lo “antiguo” anclada en el valor simbólico del “gusto por lo antiguo” enfatiza en el valor económico que se ofrece al cliente-consumidor, argumentando como al revalorarse el antiguo centro, se produce un proceso de mercantilización del espacio patrimonial. Llegado a este punto se hace necesario profundizar qué entenderemos por barrio céntrico de carácter patrimonial y cómo se articula en ese tipo de barrio, la vida cotidiana en tanto combinación del uso residencial con la vida urbana móvil asociada al flujo propio del centro de la ciudad. Para poder dar cuenta de esto realizaremos una breve mirada a la noción de barrio. 3. Los barrios de carácter patrimonial: entre el barrio tradicional y la “vida de centro” Una vez precisada la forma en que emerge dentro del contexto más amplio de los centros históricos, la categoría específica de “barrio patrimonial”, cabe profundizar en las características particulares que asumen dichos territorios en tanto espacios en los que conviven los atributos del barrio tradicional con la movilidad vital de los centros urbanos. Para esto partiremos por definir que entendemos por barrio patrimonial dando cuenta de cómo se puede entender este como una variante específica dentro del universo más amplio del barrio. Posteriormente profundizaremos, en las características y atributos particulares que asume un barrio de corte patrimonial, para y principales espacios de relaciones sociales. 3.1 El Barrio Patrimonial: Aroximándonos a una Caracterización Para precisar las principales características que constituyen, a un “barrio patrimonial”, cabe retomar en forma sintética las principales nociones asociadas a la discusión general de lo que se entiende por barrio. Dentro de los estudios urbanos el barrio constituye un escenario complejo y particular en donde se articulan las dimensiones del espacio construido, el barrio como entidad física, y el espacio habitado, y el barrio como modo de vida. Una primera coordenada para el entendimiento más amplio de lo barrial la plantea Henri Lefebvre (1978) al sostener que el barrio constituye una forma de organización concreta del espacio y del tiempo en la ciudad. Si bien en el barrio, el espacio social, de orden cualitativo y diferenciado, no coincide con el espacio geométrico, cuantitativo y homogéneo, es el lugar en donde se da mayor cercanía entre ambos polos, siendo la mínima diferencia entre los espacios sociales múltiples y diversificados y el ordenamiento del territorio por parte de las instituciones y centros activos: “Sería el punto de contacto más accesible entre el espacio geométrico y el espacio social, el punto de transición entre uno y otro; la puerta de entrada y salida entre espacios cualificados y el espacio cuantificado, el lugar donde se hace la traducción –para y por los usuarios– de los espacios sociales – económicos, políticos y culturales, etc. – en espacio común, es decir, geométrico” (Lefebvre, 1978: 200-201) 74 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Dicho de otra forma para Lefebvre el barrio constituye: “el más grande de los pequeños grupos sociales y el más pequeño de los grandes” (op. cit, p.201). Por otro lado, un enfoque y acercamiento clarificador respecto al escenario barrial, que entrega importantes elementos para su análisis y conceptualización en tanto espacio de articulación entre el espacio de lo público y lo privado lo plantea Pierre Mayol, en el contexto de la investigación conjunta que desarrolla con Michel De Certeau y Luce Giard (La Invención de lo Cotidiano II. Habitar, Cocinar). Para Mayol (2006) el barrio requiere una metodología de acercamiento particular, que implica un cruce de perspectivas. En ese marco plantea el desafío de trabajar simultáneamente la dimensión objetiva del barrio como contexto de una “escenificación de la vida cotidiana”, junto con indagar la vida cotidiana barrial “en la medida que tiene que ver con el espacio público en que se despliega” (op.cit, p.6) Este enfoque metodológico tiene como consecuencia el desarrollo de un programa de investigación barrial que no trabaja sobre un objeto delimitado sino: “sobre relaciones entre objetos, muy precisamente sobre el vínculo que relaciona el espacio privado con el espacio público” (ibidem, p.6). En consecuencia, desde esta mirada el barrio es definido como un dispositivo práctico cuya función es asegurar una solución de continuidad entre lo más íntimo, el espacio privado de la vivienda y lo más desconocido, el conjunto de la ciudad. El límite público/privado, que aparece como la estructura fundadora del barrio para la práctica del usuario, constituye una separación que une, ya que no hay significación de uno sin el otro. No obstante, compartir los atributos fundamentales del barrio clásico, ya enunciados, los barrios de carácter patrimonial asociados al antiguo centro de la ciudad, constituyen espacios de frontera en los que se mezcla simultáneamente el modo de vida del barrio tradicional con el flujo y la movilidad propia de todo centro urbano determinando la existencia de una impronta particular. En efecto, en los barrios patrimoniales, se condensa una identidad históricamente cosmopolita, que implica como atributo característico el ser espacios de encuentro en el territorio de diferentes modos de habitar, siendo también “espacios liminales” (Turner, 1969) en donde se da en forma patente la cualidad señalada por Lefebvre de ser puntos de contacto y de transición entre el espacio geométrico de la metropoli y el espacio social del arraigo territorial al barrio como espacio residencial.Siguiendo lo anterior, y como plantean Jean Remy y Lilian Voyé (2006), se puede plantear la existencia de una clara diferencia entre respecto los barrios céntricos, y los barrios exclusivamente residenciales de otros sectores de la ciudad: “si los barrios residenciales se valoran incluso más cuando sus habtantes comparten los mismos códigos de intimidad y de proximidad y definen de la misma manera al “extraño”, en el centro urbano ocurre lo contrario, puesto que sus características de lugar atractivo y con vida están relacionados con la posibilidad de que sucedan en todo momento acontecimientos o imprevistos. Así a gran escala, el ideal no parece ser la ausencia de conflicto.” (Remy & Voyé, 2006:237) En consecuencia, los barrios céntricos no se circunscriben y limitan al uso residencial sino que constituyen un espacio de usos mixtos donde convive el uso residencial con el uso del comercio, las áreas verdes y los espacios públicos siendo una zona que se encuentra en directa relación de irradiación con la vida coti- 75 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID diana del centro urbano. En ese sentido asume también las características de un lugar diverso no exento de confrontación y conflicto en donde se genera una forma particular de coexistencia en la distancia donde cada actor tiene tiempos y lugares de apropiación legítima (Remy & Voyé, 2006). Por otro lado, el barrio patrimonial en tanto espacio céntrico asume unas características propias que lo sitúan en conexión con una escala más amplia que la residencial asociada al barrio tradicional, ya que se trata de barrios insertos en un área de influencia más amplia. En ese marco se puede plantear que en el barrio céntrico patrimonial coexisten diferentes escalas de barrio que permiten entender, cómo dependiendo del vínculo de identidad que el habitante céntrico-barrial tiene con su vida cotidiana (trabajo, educación, vivienda) el barrio donde reside pasa a cumplir funciones más amplias que las meramente residenciales. La distinción de diferentes escalas de barrialidad19 resulta de especial relevancia para entender la ocupación que hacen nuevos habitantes de un área protegida que junto con constituir un territorio con una identidad territorial propia también forma parte de la dinámica del centro de la ciudad. En ese sentido la elección del centro como lugar de residencia se vincula también a la participación simultánea en diferentes redes sociales, dotadas a su vez de diferentes tiempos y espacios, de modo que se buscar armonizar una cercanía de esos otros espacios de la vida cotidiana al entorno de su área del hogar. De esta manera, en un barrio céntrico la “cercanía” no se encuentra restringida al lugar de residencia, sino que recupera la valoración de otras oportunidades que plantea la localización céntrica para armonizar en términos del estilo de vida una cercanía física entre el área del hogar, y los espacios donde se desarrollan actividades laborales, y prácticas de ocio. Por otro lado, y desde Latinoamérica, Jesús Martín Barbero (1985) va a colocar acento en el valor y la densidad cultural del barrio como espacio de reconocimiento y construcción de identidades. Para el autor, el barrio constituye el gran mediador entre el universo privado de la casa y el mundo público de la ciudad, espacio que se fundamenta en base a ciertos tipos específicos de sociabilidad y comunicación, entre parientes y entre vecinos, entregando referencias básicas para la construcción de un nosotros de una sociabilidad más ancha que la fundada en la familia y simultáneamente más densa y estable que las relaciones formales e individualizadas impuestas por la sociedad. Para Barbero es fundamental consignar la existencia de una espacialidad particular asociada a la noción de barrio, existiendo un conjunto de espacios que constituyen y forman parte de la vida cotidiana de todo barrio, como son la vivienda, el taller, el depósito y la tienda, que un barrio constituye: “una arquitectura para humanos, un espacio que en lugar de separar y aislar comunica e integra: la casa con la calle, la familia con la vecindad, la cultura con la vida” (Martín Barbero, 1985:218). 19 Si se considera a Kearns & Parkinson (2001), se pueden identificar la existencia de tres escalas distintas de barrio. En primer lugar, una escala micro referida al “área del hogar”, la que define al espacio de barrio tradicional, asociado a la identidad y la pertenencia y al funcionamiento en su interior de los mecanismos de la confianza, de la familiaridad y la comunidad. No obstante, entre el “area del hogar” y la inserción del barrio en el contexto más amplio de la ciudad existirían otras dos escalas barriales que expanden la noción de barrio en relación de una función más amplia que la signada por el radio de lo residencial. Por un lado, el espacio de la localidad o sub-distrito en donde se desarrollan junto con las actividades sociales, las funciones de estatus y posición social siendo el espacio de provisión de servicios del residente. Por otro, existiría un tercer nivel de barrialidad asociado a la región urbana el que obedecería a una escala más amplia que tiene relación con su ubicación y localización en una estructura de oportunidades tanto sociales y económicas, espacio donde se desarrollaría las conexiones de empleo y las actividades de ocio. 76 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Finalmente, dentro del conjunto de atributos que definen al barrio un lugar fundamental lo plantea la relación de identificación, arraigo y pertenencia que establecen con el territorio barrial sus habitantes y usuarios, relación que se expresa en la construcción de referentes simbólicos y relatos históricos que refuerzan su identidad como grupo al compartir las mismas tradiciones y expresiones culturales. Como planteara, desde los estudios urbanos nacionales, Mario Garcés (1996), y más contemporáneamente Márquez & Forray (2005) -a partir de su experiencia de investigación a nivel de los barrios del Gran Santiago- la permanencia de la identidad territorial apela a la existencia de un margen de maniobra o control cultural de los sujetos sobre el territorio, lo que Garcés denomina “poder de habitar”. Siguiendo lo anterior, Márquez & Forray plantean, que las identidades barriales o territoriales tienden a integrar a lo menos tres dimensiones básicas: • La continuidad histórica y coherencia de un relato identitario que anuncia la permanencia y presencia de un “nosotros” en el tiempo. • La existencia de un paisaje identitario entendido como el espacio modelado y significado, y el sentido de orgullo de la belleza de lo propio. • La percepción de reconocimiento del relato y la historia por el resto de los habitantes de la ciudad. A nuestro juicio, la dimensión de identidad territorial adquiere particular relevancia para analizar la continuidad o discontinuidad en el tiempo de los estilos de vida asociados a un barrio patrimonial como Lastarria/Bellas Artes. En ese marco la discusión acerca de la existencia de una continuidad o no de una identidad territorial en el área de estudio nos parece un tema particularmente relevante de ser retomado a nivel del análisis de resultados, al dar cuenta de las diferentes relaciones de identificación que establecen con Lastarria/Bellas Artes sus distintas generaciones de habitantes y usuarios. 3.2 El Barrio Patrimonial y el Centro Histórico como Construcción y Contraposición de Imaginarios Urbanos Por último, una dimensión central para el presente estudio tiene que ver -precisamente con las consecuencias e impactos que tiene a nivel de las representaciones, imágenes y discursos de sus usuarios y residentes el hecho de vivir y ocupar territorios y espacios valorados socialmente como de patrimoniales. En relación con lo anterior cabe retomar la perspectiva desarrollada por Hiernaux (2006) que indaga los “centros históricos” y sus espacios asociados como escenarios en donde se ponen en escena diferentes y contrapuestos imaginarios sobre el presente y el pasado. Al respecto Hiernaux plantea una interesante y sugerente tesis sobre la fuerte presencia de un imaginario de la pérdida de la ciudad tradicional, o “imaginario de la des-ciudad-ización”, sosteniendo que la representación sobre la extinción del sentido de urbanidad y del carácter urbanita de la ciudad, no sólo deriva de constataciones y discursos técnicos y académicos de los urbanistas sino que también se pone en juego a partir de las propias prácticas de los nuevos habitantes de la ciudad y el centro contemporáneo. En este sentido, aborda el análisis de las prácticas urbanas que plantean la recuperación de los centros históricos como estrategia de recuperación y respuesta ante el sentimiento de perdida de lo urbano, por parte de grupos que actualmente sienten la necesidad de sostener el carácter urbanita. En ese marco hace una crítica a la investigación actual sobre imaginarios urbanos, 77 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que como consecuencia de una larga tradición de trabajo de la investigación urbana latinoamericana, tiende a concentrarse en el estudio de las clases populares descuidando el estudio de los grupos dominantes. Al respecto el autor sugiere indagar desde un nuevo lugar temas como la gentrificación, que analizados desde lo económico y social, requieren ser abordados a la luz del imaginario de la “des-ciudad-ización”. El autor va a afirmar que los grupos dominantes tienen un papel decisivo en la construcción de los imaginarios urbanos actuales, por dos motivos. Por un lado, por la capacidad que tienen de imprimir su sello e influencia sobre la producción que hacen los medios masivos de comunicación que orientan ciertos imaginarios, a través del bombardeo de imágenes que ofrecen. Por otro, constituyen actores que construyen con frecuencia una relación simbiótica con los grupos políticos o elites que operan en el poder, teniendo un papel destacado en la producción del espacio urbano, determinando muchas veces nuevas pautas de apropiación del mismo. Siguiendo esa línea es que Hiernaux propone abordar el tema de los centros históricos de las ciudades como lugares de encuentro y contraste de personas, prácticas, símbolos e imágenes (Hiernaux, Lindón, Aguilar, 2006). En ese marco, analiza la confrontación de dos imaginarios dominantes en los centros históricos de diferentes ciudades latinoamericanas: uno patrimonialista, que idealiza al pasado y que busca preservar formas espaciales de culturas urbanas anteriores; y otro posmoderno, que, a su juicio, opera con el rompimiento de la continuidad espacio-temporal contemporánea llevando a la pérdida de la memoria y de la tradición, facilitando la coexistencia de distintos estilos arquitectónicos fragmentados de distintos tiempos. Para el autor, ambos imaginarios parecen ser resultado del cambio en la velocidad de la vida del presente; mientras el imaginario patrimonial busca referentes temporales que parecen perderse, el imaginario posmoderno acepta la noreferencia temporal. Ambos imaginarios son reforzados y reapropiados por el espectáculo y la comodificación: el patrimonialista lleva a ver a la historia como algo mercantilizable y se busca así la privatización de la historia patrimonial: “los defensores de un imaginario patrimonialista, aquellas personas o grupos que se han encargado de circular socialmente (difundir) este constructo, no dejan de utilizarlo como sustento de su actuar cotidiano sobre los centros históricos. Ya sean empresarios o asociaciones civiles que se construyen en torno a la defensa del patrimonio material urbano, todos sin excepción operativizan su imaginario en la concreción de sus acciones. Por ende, este imaginario tiene un papel significativo en las transformaciones actuales y en el futuro de los espacios urbanos fuertemente marcados por el pasado.” (Hiernaux, 2006:33) Por su parte, la visión posmoderna refuerza la idea de transformar para aumentar el consumo, no manifestando el mismo interés por el pasado y su cristalización espacial en sitios y monumentos, que el que plantea el imaginario patrimonialista. No se trata por ello de la destrucción de dichos espacios sino de su refuncionalización en base a las necesidades del presente. Una característica de este imaginario según Hiernaux es que no expresa sentido del estilo, pudiendo mezclar géneros arquitectónicos, en el que se pueden confrontar en un mismo conjunto marcas de un pasado dejadas por el paso del tiempo con creaciones nuevas. En ese marco la diferencia entre períodos de edificación no alcanza a tener sentido ya que cada uno de ellos fue presente en un momento dado, así el momento actual sólo recoge la presentación (la puesta en exhibición en la 78 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID actualidad) o sea el hecho de insertar en el momento actual vivido, de restos de un presente que perdió su sentido como tal: “Los usos que pueden darse a los edificios dependen entonces también del instante vivido: los usos se desprenden de la piedra, sólo la ven como un recipiente desprovisto de historia: así, la casa patricia se transforma en antro (pub); luego el antro deviene oficina de diseñadores, o está en un café de franquicia; todo es posible, porque las porciones del pasado cristalizadas en el espacio de hoy se yuxtaponen sin por ello forzosamente integrarse (en el sentido de lograr una integración de estilo, uso y sentido) con el resto de las edificaciones” (op cit, p. 35) Esta aproximación al estudio del centro patrimonial desde los imaginarios, las de Hiernaux, desde el imaginario de la “des-ciudad-ización”, será retomada, más adelante, como base inicial del análisis de las representaciones de barrios y ciudad, que realizan los nuevos habitantes del centro patrimonial contemporáneo particularmente en el territorio indagado como caso de estudio. 4. Los estilos de vida asociados a la puesta en valor de los barrios centricos de carácter patrimonial Finalmente, se hace necesario retomar la armazón conceptual sintetizada en la primera parte del marco teórico analizando como en el espacio concreto de los barrios patrimoniales se ponen escena diferentes configuraciones de estilos de vida que responden a la tríada dada por la articulación en ellos tanto de las lógicas de la economía simbólica, de la distinción y diferenciación y como de las prácticas urbanas y las política de la identidad. En efecto, es desde la comprensión de cómo se espacializan estas tres dimensiones de los estilos de vida en los re-significados barrios de carácter patrimonial, que se puede comprender la otra cara, la faz cultural y simbólica que se encuentra detrás detrás del actual proceso de revaloración y rescate de lo céntricopatrimonial por parte de los nuevos urbanitas de comienzos de siglo. A continuación, exponemos las articulaciones de identidad y estilos de vida a la ocupación espacial de dichos barrios céntricos urbanos por parte de sus nuevos residentes y usuarios tanto barriales como metropolitanos. 4.1 La Articulación de “lo Patrimonial” con la Lógica de la Distinción En primer lugar, cabe hacerse cargo de las consecuencias e impactos que plantea la puesta en valor del carácter patrimonial de los barrios asociados al “centro histórico”, configurando a estos espacios urbanos en lugares de la ciudad prestigiados, cuyo uso y apropiación los constituyen en escenarios claves para la producción del valor, la identidad, y la distinción de los sectores hegemónicos. Un aspecto clave para entender la apropiación que hacen del patrimonio diferentes fracciones de la clase dominante tiene que ver con una comprensión más amplia de este como fenómeno que responde a un proceso social de construc- 79 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ción. En ese marco, y siguiendo los planteamientos de Nestor García Canclini (2005), se hace pertinente entender el patrimonio en tanto construcción social, lo que implica analizar este como “una cualidad que se atribuye a determinados bienes o capacidades, que son seleccionados como parte del patrimonio, de acuerdo con jerarquías que valorizan unas jerarquías y excluyen otras.” (García Canclini, 2005:65) Este enfoque constructivista de lo patrimonial es coherente con el enfoque bourdesiano de la distinción. Retomando a Bourdieu la construcción de diferencias culturales a partir de la configuración de estilo de vidas entre distintas fracciones de clase se articula en base a su distribución en un espacio geográfico socialmente jerarquizado. En este sentido, las probabilidades que un grupo tiene de adjudicarse una clase cualquiera de bienes, en este caso los bienes socialmente definidos como patrimoniales, depende de sus capacidades de apropiación específicas, definidas por el capital económico, cultural y social que puede utilizar para apropiarse material y/o simbólicamente, de los bienes considerados, es decir, de su posición en el espacio social, y de las relaciones de su distribución en el espacio geográfico y la distribución de los bienes singulares en ese espacio, que en el caso del área configura un tipo de territorio de mayor prestigio como es el de los denominados “barrios patrimoniales”. En el marco del proceso de distinción, Bourdieu distingue la existencia de un actor clave en la activación del proceso de disputa que involucra autentificar un gusto como legítimo, este actor, que proporciona una especie de término absoluto al juego necesariamente indefinido de los gustos, es el artista. Aplicando la lógica bourdesiana al universo urbano de los espacios céntricos patrimoniales va a ser el artista y otros actores culturales asociados al mundo de la innovación, como en la actualidad lo constituyen las nuevas clases de profesionales y analistas simbólicos, los que gatillan procesos de distinción y diferenciación que plantean la revaloración y reapropiación de determinados espacios barriales de mayor valor cultural en relación a otros espacios y territorios menos distinguidos. Una cierta continuidad de este modelo de distinción simbólica en relación al rol del artista lo encontramos tanto en el temprano texto de Sharon Zukin Loft Living (1989) como en el trabajo de David Ley sobre la variante culturalista de los procesos de gentrificación. En el primer caso la autora reflexiona respecto al rol del artista puntualizando que históricamente “el artista -como representante de la “clase cultural”- siempre ocupó una posición dentro del sistema de mercado, ya sea como artesano o como productor de algún bien cultural trabajando al servicio del interés de la clase dominante”. En efecto, en su estudio sobre la apropiación del SOHO neoyorquino, la autora focaliza en la relación entre una producción cultural urbana como la del estilo de vida de los artistas y profesionales que viven en los lofts y su contexto social y económico de producción describiendo la transformación económica de los “modos de vivir” urbanos de la clase media neoyorquina. La mirada de este primer estudio de Zukin colocará el acento en un centro urbano asociado a procesos de transformación cultural y socio-económica que se conectan con una nueva dinámica de renovación global de la vida de las ciudades en las que el centro adquiere un rol y protagonismo centrales. Por otro lado, David Ley (2003; 1996), retoma la perspectiva de Bourdieu elaborando una entrada consistente al fenómeno de la cultura urbana del nuevo centro urbano. Ley adapta la mirada de Bourdieu acerca de la distinción aplicándola al campo de la gentrificación. A partir de sus estudios del rol del artista y la estetización en los procesos de gentrificación que se producen en las ciudades de Toronto, Montreal y Vancouver, en Canadá, va a proponer el análisis de 80 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID la gentrificación en tanto campo simbólico. El autor plantea que en Norteamérica –englobando tanto a Estados Unidos como Canadá- el estilo de vida artístico se articula en torno a una invitación voluntaria a la pobreza20, no obstante: “este déficit profundo en capital económico es relevado por un exceso de capital cultural” (Ley, 2003:2533). Cabe señalar que en el marco de las metrópolis latinoamericanas, el imaginario del nuevo residente céntrico se refuerza con la tendencia a generar una “nueva centralidad” del espacio del antiguo centro que reconvertido en centros histórico de valor patrimonial deviene en “espacio de deseo” (Carrión, 2003) por parte de diferentes actores que revaloran su valor y significado en un contexto que tiende a la fragmentación de la ciudad. En síntesis, la “espacialización de la distinción” que desarrollan grupos específicos como los artistas, los “analistas simbólicos”, o las minorías sexuales a partir de sus prácticas de residencia y consumo cultural del barrio patrimonial, genera la instalación en términos de cultura urbana de un habitus que articula su propuesta de gusto legítimo al uso de determinados espacios de consumo, y de vivienda del centro de la ciudad, que se constituyen en espacios “más auténticos”, que otros menos dotados de autenticidad para un “mejor vivir”. Dichos espacios tienden a ser catalogados, difundidos y ofertados por la economía simbólica bajo distinciones relacionales y posmodernos como “lugares cool”. Por otro lado, otro nivel de distinciones que opera en relación al espacio tiene que ver con las connotaciones globales y translocales que los centros históricos y sus barrios adquieren, articulándose la práctica urbana de habitar un barrio céntrico patrimonial como un símbolo de pertenencia a una comunidad global y cosmopolita. Este imaginario que es retroalimentando por la forma en que es narrado y comunicado, construido simbólocamente el centro urbano como espacio de cultura global por parte de los medios de los mass media, Internet y otros medios de comunicación especializados como las revistas de arquitectura, diseño, cultura urbana y promoción turística. 4.2 La “Estetización” del Trabajo y la Valoración Social del Ocio y el Consumo Urbano Otro nivel de transformaciones asociadas a la cultura urbana postmoderna tienen que ver con las mutaciones que experimentan las prácticas relacionadas con el trabajo y el tiempo de ocio por parte de las capas altas de profesionales que participan de la economía de servicios producto de su mayor acceso al consumo. Estos cambios plantean la introyección de una lógica de la distinción a nivel de los estilos de vida laborales y de consumo cultural del tiempo de ocio. En ese marco se conjugan la lógica de la distinción ya referida con la oferta de estilos de vida en tanto materia prima de la economía simbólica. 20 Los resultados de una encuesta sobre productores culturales en Canadá desarrollada en 1993 revela el mismo modelo. Aunque económicamente empobrecidos, los artistas tienen los más altos niveles de educación, más del 51 % posee grados de universidad -más de tres veces el promedio de la mano de obra laboral canadiense. Para Ley los orígenes de los procesos de gentrificación incluyen el establecimiento de un habitus que dibuja/establece su identidad desde una perspectiva rica en capital cultural aunque inicialmente débil en capital económico. Siguiendo los diagramas de espacios sociales de Bourdieu, el autor plantea que existen yuxtaposiciones de los espacios de los artistas con los espacios de los jóvenes. Ambos tienen menos niveles de capital económico y típicamente más altos niveles de capital cultural que sus padres. Por otro lado la disposición estética y el estilo de vida artístico vendrían a dar un refugio o sitio de resistencia a los jóvenes en relación a los valores burgueses hegemónicos. 81 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Por un lado, retomando lo planteado por Bauman (2003) el valor estético del trabajo se transforma en factor de estratificación en la sociedad de consumo, borrándose la distinción entre la vocación y la ausencia de vocación, el trabajo del hobby y las tareas productivas de la recreación en una elite minoritaria de trabajadores y trabajos asociados a lo creativo que son considerados “afortunados” y “exitosos”. Por otro, si seguimos a Florida (2002) la clase creativa demandará de los espacios que habita y consume cultural que constituyan espacios distintivos, de mayor interacción social, cultura, vida nocturna, diversidad y “autenticidad”. Esta última condición va a ser definida como una característica asociada a ciertos atributos urbanos que coinciden con los patrones de los barrios de carácter patrimonial: “Edificios históricos, barrios consolidados, una escena musical única o atributos culturales específicos. Proviene de la mezcla de la argamasa urbana junto con edificios renovados, de la mixtura entre lo nuevo y lo viejo, el carácter de barrios de larga data y yuppies, modelos y bag ladies” (Florida, 2002: 228 en Judd 2003:59). En efecto, la clase creativa es uno de los grupos que más apela al “efecto de autenticidad” que les otorga ciertos atributos como lo patrimonial e histórico, carácter propio de barrios como el área de estudio, siendo esto coherente con lo planteado también por Lash sobre el sentido de seguridad que otorga una visión del pasado congelado a quienes viven en la movilidad del presente. Por otro lado, en el marco de la sociedad de consumo tardo-moderna, el “tiempo libre” o de ocio festivo se constituye en un campo privilegiado para el ensayo y desarrollo de experiencias y comportamientos de grupos urbanos emergentes que aportan con su prácticas a configurar cambios en la cultura urbana. Con el devenir de fines del siglo XX y comienzos del nuevo siglo, la experiencia del ocio y la diversión, a la par que la experiencia urbana, experimentan grandes mutaciones, estableciéndose también en el tiempo de ocio la lógica de la distinción. La temporalidad expandida que adquiere el ocio posmoderno se expresa y visibiliza en las prácticas de consumo que desarrollan los nuevos profesionales urbanos que participan de la economía de servicios., instalándose diferentes alternativas de ocio como la del uso de los días de la semana para divertirse por parte de grupos urbanos de profesionales “neo-bohemios”, o la cada vez más masificada práctica del “after office”, “after work”, “easy hour” o “happy hour”: “…aparecen nuevas modalidades de consumo orientadas a una mayor extensión de la noche: así, los días jueves comienzan a ser una alternativa para solos y solas, amigos del mismo sexo que salen a cenar, a ver espectáculos o a tomar unas copas o bailar en lugares que pasan de ser restaurantes a convertirse en discotecas, y luego, tendencia muy reciente que se viene popularizando en las calles del centro de la ciudad, el after office, costumbre propia del Down Town neoyorquino y de la Dog City londinense, según la cual empleados jóvenes de empresas afincadas en el centro se acercan a los bares y los pubs para ampliar el encuentro después del trabajo bajo los efectos invitadores de las bebidas ofrecidas a dos por el precio de una, modalidad conocida como happy hour, cada vez más frecuente en las inmediaciones de la city y el bajo porteño…” (Urresti, 2007:31) Otra práctica urbana de consumo distintivo que adquiere centralidad a partir de los noventa tienen que ver con el consumo cultural del café especializado o “café 82 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID gourmet”. Esta tendencia va a nacer en la ciudad de Seattle liderada primero por Starbucks, y por otras compañías como la Seattle Coffee Company, las que ya a comienzos de los noventa van adquirir características de cadenas globales. A partir del modelo Starbucks21 y sus seguidores, se replantea el consumo de café como una nueva forma de consumo urbano con una connotación cultural que plantea el acceso del consumidor a una “coffee experience”, que potencia y extrapola el valor simbólico del consumo del café asociado a espacios urbanos globales como los centros haciendo de ella una práctica distinguida y adecuada que connota globalidad y cosmopolitismo. En síntesis, la “construcción simbólica de lo urbano” por parte del nuevo mercado de la economía simbólica difunde como tendencias globales prácticas como divertirse después del trabajo, o consumir cafés y productos especializados en espacios que conjugan el aura del pasado patrimonial con el diseño, connotando un valor agregado de experiencia y autenticidad. Que forma parte de los procesos de mercantilización del lugar y la experiencia ya descritos por Zukin y Rifkin, respectivamente. Cabe señalar que estas prácticas se van a difundir en tanto tendencias urbanas a partir de sitios electrónicos, películas y series de la televisión especializadas, logrando que estas nuevas formas de ocio distintivo se hagan parte cotidiana del paisaje urbano de los barrios céntricos de las metrópolis latinoamericanas de la primera década del nuevo siglo. Podemos citar como ejemplo de esto el relato y descripción que hace de la cultura urbana porteña Beatriz Sarlo (2009), en el que conviven el “design” y la recuperación del aura patrimonial en la (re) creación y reciclaje de bares y cafés temáticos, y en el reciclaje permanete de un barrio como Palermo: “Palermo recicla sobre anteriores modificaciones y lo nuevo es que recicla con una idea programada de lo que el barrio es actualmente. La idea es, además, exitosa: a todo el mundo le gusta el Palermo que adapta a las capas medias profesionales, a los visitantes de fin de semana y a los turistas la utopía de estar en el medio de todo y, además, en un barrio amable, sensible, como lo definieron los vecinos que desde los años se movieron en el aire del tiempo futuro y no, como creían, en el de la conservación.” (Sarlo, 2009: 206) 4.3 Articulación entre Elección de Vivienda y Autonomía Personal Un segundo nivel de articulación entre estilos de vida y revitalización del centro urbano es el que tiene que ver con los cambios en las modalidades de vínculo y construcción de pareja en las generaciones más jóvenes las que se diversifican planteando un nuevo modelo de relación articulado en torno a la vida en pareja en sí, y no en relación a la reproducción y construcción de una familia extensa como planteaba el modelo tradicional asociado al matrimonio22. En ese marco, 21 Lyons (2005), analiza la estrategia que a fines de los noventa desarrolló la Seattle Coffee Company, describiendo como claramente la compañía estableció una estrategia de establecer un producto icónico asociado al lugar al elegir como ícono de marca una silueta del downtown de Seattle, acompañada de una estrategia promocional que añade al café una serie de productos complementarios que configuran un “ambiente especial” como libros y literatura que sugieren la ocupación de un espacio cultural, estilizadas tazas de café, y unos diseñados frentes de tienda que atraen al consumidor a entrar al café 22 Como plantea Palma (2003), el proceso conducente al establecimiento de relaciones de pareja se realiza en un contexto de transformación de la institución matrimonial, en que la noción de pareja se ha instalado y desplazado a la noción de matrimonio en los discursos sociales, deviniendo el 83 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID y como plantea Bozon (2002) se instala la noción de “pareja subjetiva contemporánea”, indicando que el elemento constitutivo de la pareja habría pasado de una definición institucional del casamiento a una definición interna y ampliamente relativa caracterizada tanto por la referencia al sentimiento amoroso, cuanto por la importancia creciente que asumen, por un lado, los dominios, autonomías relativas e intereses individuales de los sujetos en el contexto de las relaciones de pareja y, por otro, el papel de sexualidad en la constitución y mantención de las relaciones. (Bozon, 2002). La constitución de relaciones de pareja subjetiva tiene su correlato espacial en la búsqueda de espacios que permitan el desarrollo individual y la autonomía relativa de cada miembro de la pareja, en ese marco se elige ocupar los barrios céntricos como lugar de vivienda provisoria debidas a sus cualidades espaciales que conjugan la localización privilegiada con el valor simbólico de su pasado y en los casos de barrios más modernos, la calidad de su arquitectura. Por otro lado, la consolidación de una nueva forma de concebir la pareja implica también la emergencia de nuevas modalidades de asumir las uniones entre hombres y mujeres, y mujeres y hombres del mismo sexo. Estos nuevos tipos de vínculo de pareja y relacionamiento, adquieren formas “líquidas” (Bauman, 2004) y “plásticas” (Giddens, 1995) que se adaptan a los nuevos escenarios que plantea la vida posmoderna, configurando, como plantea Palma (2006): “modos de relacionarse en pareja que buscan articular al mismo tiempo -y no sucesivamente- momentos de soledad y momentos de comunidad, una vida que autoriza a estar juntos permitiéndose al mismo tiempo a estar solo si lo desea. Por ensayo y error, se trata de llevar una doble vida: no en el sentido de dos vidas conyugales, sino en el sentido de una vida conyugal asociada a una vida personal.” (Palma, 2006:74). Es así que, como plantea el sociólogo francés De Singly (2000), las parejas con doble residencia, emergen como una buena respuesta al problema planteado por las dificultades del individualismo, disociando las dos vidas gracias a una inscripción espacial de la separación. La centralidad que adquieren estos cambios en la constitución de modelos de estilos de vida urbanos comienza a hacerse presente en la vida cotidiana de los y las habitantes del centro de la ciudad de Santiago y de otros barrios como Ñuñoa que se han visto sujetos a procesos de renovación urbana. Esta nueva realidad del vínculo de pareja, asociada a las generaciones más jóvenes se hace patente al analizar las revistas y suplementos de los periódicos especializados sobre moda, vida urbana, e incluso, viajes y turismo. Es así como las columnas y artículos de estos medios destinados a informar sobre nuevas tendencias de cultura urbana, dan cuenta de la aparición y emergencia en tanto nuevos grupos urbanos de consumo, tanto de parejas que viven juntas sin hijos y comparten altos ingresos, como de parejas que viven solas en espacios residenciales diferenciados. Esta modalidad de relación va a ser procesada por los estudios de mercado bajo dos denominaciones. Por un lado, los DINKY23 (Double Income No Kids Yet) con la que se categoriza y rotula actualmatrimonio en un tipo particular de pareja, la pareja conyugal, que la sustituye y la incluye. 23 Dinky, es un término acuñado en los ochenta proveniente de las siglas inglesas doubleincome; no kids yet (sueldo doble sin hijos). Se refiere a un hecho social relativamente reciente en el cual parejas sin hijos deciden posponer la paternidad de forma indefinida, incluso renunciando a ella, para poder dedicarse exclusivamente a sus carreras laborales. Suele tratarse de profesionales con un perfil económico medio-alto y sus motivaciones suelen estar relacionadas con el mantenimiento de 84 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID mente a las nuevas parejas de jóvenes profesionales urbanos, entre 25 y 35 años que no tienen hijos, y que por sus altos ingresos económicos se convierten en un segmento muy codiciado del mercado. Por otro, los LAT (Living Apart Together), parejas de distinto o el mismo sexo que en la que cada uno sigue viviendo en un lugar aparte, siendo este “modelo de pareja americano” el que encarnaría valores como la autonomía personal junto al ideal de la relación de pareja como forma máxima de expresión del yo. Cabe señalar que en el caso chileno, tanto los DINKY como los LAT constituyen un sub-grupo de consumo que sirve de referente para las empresas inmobiliarias que promueven la renovación urbana de los espacios céntricos de la comuna de Santiago configurando una imagen/objetivo de un nuevo cliente de departamentos céntricos que responde a la figura de un residente joven, profesional, de alto poder adquisitivo, y sin mayores compromisos familiares que migra al centro de la ciudad en búsqueda de un estilo de vida que lo distinga de otras opciones de vida menos adecuadas a su status24. 4.4 Articulación entre Apropiación del Centro, Cosmopolitismo y Pertenencia a una “Comunidad Global” Hannerz (1998) plantea la existencia de un grupo urbano de personas que viven en las ciudades mundiales contemporáneas que comparten el “ser, de una manera u otra, trasnacionales”, el tener un papel central en la formación y distinción que adquieren estas ciudades y desempeñar un papel clave en la creación y difusión de nueva cultura (Hannerz, 1998) Como plantean recientes estudios desarrollados en Sydney, Australia (Rofe, 2003) en un segmento de nuevos residentes de espacios sujetos a procesos de gentrificación existiría una afinidad electiva entre un segmento de los nuevos residentes de barrios históricos del centro urbano con el sentimiento de pertenecer a una emergente comunidad de elite global. Según Rofe existen paralelos significativos entre los perfiles socio-económicos, las aspiraciones de estilo de vida y las manifestaciones espaciales de las clases gentrificadoras y las nociones más teóricas de elites transnacionales. , lo que no significa que todos los que viven en un centro patrimonial gentrificado (o puesto en valor) puedan ser definidos como elite transnacional y viceversa. El autor plantea que algunos miembros de las clases gentrificadoras muestran una disposición para construir una identidad transnacional. Cabe señalar que la vinculación que se produce entre espacios locales distantes a través de la difusión de un mismo imaginario globalizador permite que se plantee lo que Smith (2001) define como el “cambio de escalas”, que aporta a crear redes transnacionales. En ese sentido mucho de los espacios patrimonializados y considerados como globales configuran locaciones “translocales”. Sin embargo, la articulación de espacios “translocales” no es un proceso uniforme. Como plantea Massey (1993) los impactos de la globalización y el impacto social del alcance espacial varía considerablemente entre diferentes sitios y grupos sociales. Algunos sitios definidos como históricos y patrimoniales se encuentran cierto status social. En este sentido, los dinkys pueden ser considerados un subgrupo de los yuppies. 24 Cabe señalar el influjo de los mass media globales en la difusión de estos estilos. Un ejemplo de esto lo encontramos en el alto impacto de series de televisión que difunden nuevos modelos de vivir en la ciudad -asociados a la gentrificación- en segmentos poblacionales como los profesionales jóvenes (Friends), y la mujer adulta joven, soltera, profesional y sin hijos (Sex And The City). 85 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cada vez más vinculados a redes globales. En el esquema de Massey los grupos sociales más empoderados por la globalización representan versiones locales de las elites transnacionales. Utilizando los artificios tecnológicos de la globalización, estas elites locales crean redes “translocales” vinculando espacios distantes. Sin embargo, esto no implica que estos espacios o las élites que los ocupan configuren la existencia de una comunidad global abierta y diversa sino más bien lo contrario, existiendo la tendencia a que estos grupos formen parte de “enclaves occidentales culturales” (Hannerz, 1992, p.245) que imbuidos en un sentido de cosmopolitismo derivado desde estas selectas redes globales, ejemplifican la existencia de las geometrías del poder global que plantea Massey. 4.5 Elaboración de Estilos de Vida Alternativos asociados a la apropiación del Centro Patrimonial por parte de Nuevos Grupos y Actores Urbanos Finalmente, nuevos actores como los jóvenes, y los grupos de gays y lesbianas, se constituyen en visibles tanto en los espacios públicos como en el campo de la cultura urbana, elaborando una gran variedad de “estilos de vida alternativos” especialmente en las grandes ciudades donde se concentran en mayor número. Es así como tanto la forma de constituir vínculos, el trabajo y el ocio de estos nuevos grupos urbanos tendrá un singular efecto en la definición de “culturas urbanas” (Zukin, 1995; Mort, 1996). 4.5.1 Los Jóvenes como Protagonistas de la Revitalización del Centro de la Ciudad y sus Barrios Los jóvenes siempre han sido actores fundamentales de la vida urbana de las ciudades y sus centros25, adquiriendo en la actualidad un nuevo protagonismo en tanto productores de espacio y cultura urbana, siendo central el impacto y relevancia que asume la difusión de sus prácticas, constituyendo “lo juvenil” un significante central a nivel de los estilos de vida urbanos, potenciándose como tendencia el “vivir como joven” o mantener “estilos de vida juvenilizados”26, que son seguidos en tanto tendencia (trend) por los nuevos habitantes y usuarios urbanos de barrios de moda y prestigio (“barrios cool”), espacios céntricos que adquieren valor por conjugar junto con su pasado artístico y bohemio y su 25 Una lectura histórica del desarrollo y renovación de los centros de las grandes ciudades permite visibilizar que la presencia y actoría juvenil en la creación y re-creación de cultura urbana en las metrópolis contemporáneas ha sido un hecho permanente, constituyéndose los jóvenes en actores centrales de la renovación de la vida del centro de la ciudad, a partir del protagonismo que adquiere su presencia urbana a partir de diferentes generaciones desde la Post Guerra en adelante. Ya en el contexto de la Escuela de Chicago estudios como los de Anderson (1961)sobre los “hoboes” y la “hoboemia”, y Trasher (1963) sobre las pandillas urbanas o gangs plantean la ocupación que hacían del centro de la ciudad nómades grupos urbanos, constituidos en su mayoría por jóvenes25. Posteriormente el centro urbano visibiliza la presencia de contraculturas juveniles, como la hippie al ocupar espacios céntricos de las ciudades en el caso de Canadá (Ley, 1996), o al ocupar y rehabilitar espacios urbanos deteriorados como lo hacen los primeros squaters en Inglaterra y los “okupas” en España. 26 Desde los estudios de juventud Margulis & Urresti (1998) definirán la “juvenilización” como la extensión del consumo de los signos juveniles al resto de la sociedad. Siguiendo a los autores, en el proceso de juvenilización confluyen dos elementos. Por un lado, el avance de la cultura de la imagen producto de los fenómenos de globalización, que en el caso de Chile y Latinoamérica empieza a ser recepcionados tardíamente a comienzos de los noventa. Por otro, una cierta fetichización de la juventud por parte de la sociedad de consumo que implicará que lo “juvenil” -en tanto pautas estéticas, estilos de vida, consumos, gustos y preferencias, looks, imágenes e indumentarias de los y las jóvenessea propiciado como señal y pauta de lo adecuado, de estar actualizado, o “ser (post)moderno”. 86 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID valor patrimonial, su actualidad en tanto espacios urbanos de moda y difusión de nuevas tendencias en relación al arte, el diseño y las prácticas urbanas. Cabe recordar que en ese sentido los estilos de vida juveniles se integran al consumo urbano a partir del tránsito que se produce desde una concepción de sus prácticas y significaciones como parte de la contracultura, a su integración posterior en el marco de comunidades de consumo que forman parte de la economía simbólica. Como ejemplo de lo anterior se puede citar, el rol de vanguardia que asumen los hippies en “colonizar” centro urbanos canadienses como Vancouver durante los sesenta (Ley, 1996), siendo este grupo el que pavimenta el camino para que el “mainstream” llegue al centro en el proceso de reemplazo que se da entre 1960 y 1990 de los hippies por parte de los yuppies, ya sea por que los hippies se van del centro o terminan transformándose, a través de su integración a la economía de servicios en yuppies o “buppies” (black urban profesionals). En ese marco asociado al nuevo estatuto del trabajo en la economía de servicios, los jóvenes yuppies (Sassen, 1999) integran valores de la contracultura de la generación de sus padres (hippies) generándose más recientemente por parte de una nueva generación la síntesis de ambos estilos de vida, el hippie y el yuppie, fusionados en la emergencia de la neo-bohemia (Lloyd, 2006; 2000) y en la figura del BoBo (Brooks, 2001) En efecto, de modo más reciente Lloyd (2006) distingue el surgimiento de una nueva cultura también protagonizada por jóvenes, la “neobohemia”, liderada por residentes urbanos que asocia a los lugares desoladamente realistas con una energía creativa. Esta nueva clase, sostiene, es responsable de la recuperación de “espacios aparentemente anacrónicos” en inner cities tales como viejos distritos industriales y de bodegas. El neo-bohemio o neo-burgués constituye al igual que el hippie un estilo de vida urbano potenciado por su interacción con el mercado. Los “nuevos bohemios” o bobos -que sintetizan la contracción de bourgeois bohemians-, representarían un estilo urbano híbrido que fusiona la creatividad y espontaneidad de los bohemios y la disciplina de trabajo y afán de prosperidad de los burgueses, representando una combinación entre los estilos hippie y yuppie (Brooks, 2001). En el marco de la construcción del estilo de vida neo-bohemio el rol que juega el barrio resignificado como nuevo distrito urbano es fundamental. Como plantea Lloyd (2003) el caso de Wicker Park en Chicago, expresa como el espacio de lo barrial y del barrio céntrico juega un importante rol en las actividades de los artistas jóvenes, constituyendo un factor relevante en su producción estética. Como manifiesta dicha experiencia, la tendencia de los y las artistas contemporáneos o seguidores de un estilo de vida artístico neo-bohemio es a agruparse distintivamente en clusters localizados, por lo general en viejos barrios urbanos. Lloyd describe como en Wicker Park la vecindad que comparten un conjunto de artistas contemporáneos proporciona tanto recursos materiales como simbólicos que facilitan la actividad creativa, en particular en las tempranas etapas de la carrera de un productor cultural. El autor vincula estas observaciones de la producción de cultura como commodities, mostrando como el barrio escogido cumple un rol cuasi institucional en la difusión de la producción artística y de diseño que caracteriza la industria cultural contemporánea. Pero esta imagen o representación simbólica del “joven creativo” configura una matriz global que se difunde también a nivel de las culturas urbanas latinoamericanas. Es así como un reciente estudio antropológico realizado en la ciudad de México (Urteaga, 2007) planteará el rol central que tienen ciertos grupos urba- 87 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID nos juveniles en la creación y difusión de nuevas tendencias que reconfiguran el espacio de la ciudad contemporánea o mundializada. La autora identifica a los denominados trendsetters27 o “jóvenes posicionados en la tendencia” como un grupo heterógeneo de jóvenes y adulto-jóvenes especializados en desarrollar lo que denomina como “actividades de tipo expresivo con un marcado sello generacional”, entendiendo por estas actividades el desarrollo de profesiones o “actividades creativas”. Citando a Urteaga: “se concentran en carreras creativas como diseño, publicidad, arquitectura, comunicación, artes plásticas, cine, video, e incursionan en otras especializaciones que fomenten su creatividad y complementen su formación como actuación, locución, promotoría y difusión cultural, fotografía, serigrafía, arte visual y sonoro, entre otros. Sus productos culturales son artístico funcionales a la vida moderna en la ciudad y su trabajo creativo es para cierto segmento del mercado. No están peleados con lo comercial, consideran que se puede crear en lo comercial y se puede vivir de lo que se trabaja y hace creativamente. Desde el marco organizacional del “mercado”, los trends pueden ser ubicados como vendedores de ciertos productos culturales novedosos, más precisamente, son generadores de nuevas demandas entre clientes que están a la caza de bienes, servicios e ideas nuevas para luego comercializarlas en gran escala a través del mercado.” (Urteaga, 2007:272) Cabe señalar que Urteaga nos describe una variante de jóvenes creativos mucho menos elitista y consolidada como clase laboral, que la descripción que se hace desde las ciudades norteamericanas de “analistas simbólicos” (Reich) o “clases creativas” (Florida). Por otro lado, caracteriza la concentración de los trendsetters en un segmento etáreo cercano a la treintena de edad señalando que son jóvenes de diferentes orígenes sociales que ya han terminado una primera fase juvenil (la de su formación básica) y están entrando al momento de su inserción laboral, con un cambio en sus preocupaciones e intereses en sus vidas. 4.5.2 Las Minorías Sexuales como Motor de la Constitución de Distritos Urbanos. Por último, otro grupo urbano que adquiere relevancia por su uso y apropiación del centro de la ciudad y sus barrios históricos tiene relación con las denominadas minorías sexuales o identidades identificadas con el mundo gay y lésbico, o en términos más amplios y anglosajones los GLTB (por gay, lesbian, transexual and bisexual). Como plantea Castells (1986), en su estudio de caso sobre San Francisco, la emergencia de “territorios gay” o “barrios gay” se enmarca y se entiende, a lo menos en un comienzo, como la expresión de un proceso más profundo y significativo: “el surgimiento de un movimiento social y su transformación en una fuerza política mediante la organización espacial de una comunidad 27 Urteaga, al definir el estilo trendsetter adopta una categoría de marketing referida a una persona que inicia, crea una moda o una idea. Este mismo diccionario trata a los trendsetters como sinónimo de tastemakers, “personas que deciden o influyen en qué es y que estará de moda (gusto)”. Es decir, el papel de los trendsetters es ubicado dentro de los fenómenos sociales de la moda pasajera o “prontomoda” (fads), la moda, los estilos de moda y la creación de moda (fashion). Tadashi Suzuki y Joel Best (2003) definen a los trendsetters - tastemakers como los individuos, grupos y aún instituciones que juegan un papel clave, principal, en influenciar a sus seguidores o adoptadores. 88 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID culturalmente autodefinida” (Castells, 1983:200). Cabe señalar en la actualidad las minorías sexuales se posicionan crecientemente como actores relevantes del mundo urbano globalizado existiendo múltiples ejemplos de “barrios gay” como los de Castro en San Francisco, Village en Nueva York, Chueca en Madrid, y Soho en Londres. Al respecto, otras investigaciones urbanas más contemporáneas como las de D’Emilio (1992), y Florida (2002), plantea que tanto la liberalización ideológica en relación a la condición de homosexual, como su propia articulación como un grupo de alto consumo cultural urbano se plasma en el espacio, configurando enclaves específicos, áreas, barrios o ciudades, que se convierten en escenario del estilo de vida de las minorías sexuales, tanto para instalar sus residencias, sus negocios, como para convertirse en zonas de ocio o en lugares de turismo. De este modo, la identidad gay-lésbica se constituye a partir de prácticas fuertemente estructuradas su relación con el espacio. Por un lado, la comunidad homosexual para proyectar su diferente condición en el territorio, produce una transformación espacial, tanto en la morfología como en el modo de ser usado y percibido el territorio tanto por miembros de las minorías sexuales como por quienes no lo son (Castells, 1983). Por otro lado y como plantean los estudios de “geografía de las sexualidades”, las comunidades gay y lésbicas construyen un universo discursivo-identitario particular en relación al espacio que marca la entrada y la pertenencia al mundo homosexual (Jackson, 1989). Un ejemplo lo constituye la significación que desde la política de la identidad plantean los y las militantes de movimientos gay y lésbicos en relación al hacer pública su identidad en procesos de “coming out” o “salida del closet”. Para Jackson este rito de entrada requiere de un soporte espacial para desarrollarse, dado por el participar de un territorio o barrio gay en tanto espacio de identidad que constituya un sustento práctico y psicológico para poder asumir en forma pública el “coming out”. Cabe señalar por último, y a modo de síntesis, que no obstante la especificidad de las apropiaciones y usos de los barrios desarrollados por estos nuevos grupos urbanos, existe un aspecto transversal que caracteriza la lógica con que se construyen, diferencian y se difunden los estilos de vida en la cultura urbana postmoderna, esta lógica tiene que ver con los procesos de distinción. En este marco, siguiendo lo planteado por Yúdice al comienzo del marco teórico, cabe preguntarnos en qué sentido en las prácticas de consumo asociado a los procesos de revitalización cultural de Lastarria y Bellas Artes en el centro de Santiago también hay presente una política de identidad por parte de los diferentes grupos que “consumen” los espacios céntricos patrimoniales, en tanto jóvenes pertenecientes a un estilo cultural asociado al mundo artístico o intelectual, a un estilo de vida neo-bohemio de corte progresista, o en tanto parte de minorías sexuales y de que forma estas identidades y estilos de vida se estructuran en permanente tensión por distanciarse y diferenciarse de las disposiciones previas que determinan lo adecuado y correcto respecto a decisiones como dónde vivir y en que escenarios urbanos interactuar y divertirse. Una vez explicitado nuestro marco de referencia para acercarnos al caso de estudio pasaremos a desarrollar cuál fue la estrategia metodológica elegida para abordar el estudio de Lastarria/Bellas Artes en tanto barrio de carácter patrimonial de la ciudad de Santiago de Chile en donde se ponen en escena procesos de construcción de estilos de vida y creación de cultura urbana. 89 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 90 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 2 Metodología de investigación 91 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 92 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Encuadre epistemológico y enfoque de investigación Antes de exponer la estrategia metodológica elegida, aclararemos cuál fue el acercamiento epistemológico al estudio de la cultura urbana, las identidades y estilos de vida urbanos contemporáneos que propuso el estudio. Un primer aspecto a considerar para elucidar este punto tuvo que ver con establecer qué mirada acerca de lo urbano recoge el investigador. En primer lugar, es necesario señalar que el presente proyecto de estudio se situó dentro de un paradigma interpretativo (Briones, 1996), o interpretativista-hermenéutico (Klimovsky, 1994), el cual se reconoce continuador de una importante tradición de investigación al interior de las ciencias sociales, caracterizable como la de una epistemología cualitativa que busca la comprensión del sentido de la acción social en el contexto del mundo de la vida y desde la perspectiva de los participantes (Giddens, 1977). En efecto, más que un corpus teórico-metodológico definido y jerarquizado en sus procedimientos técnicos, como plantean las aproximaciones asociadas al paradigma positivista, la tradición epistemológica interpretativa, plantea la consideración holística de los antecedentes empíricos y la comprensión de los mundos particulares que rodean la vida de los actores sociales estudiados, junto con plantear una fuerte reflexión sobre el rol del sujeto como observador reflexivo o auto-observador de las prácticas que constituyen su vida cotidiana. De este último punto se desprende un segundo elemento, central en la epistemología propuesta, que tiene relación con el propósito de acercarse a estudiar el proceso de interpretación que los actores urbanos hacen de su realidad, es decir, el modo en que estos asignan significados a las cosas y a su propia experiencia. En el proyecto, el investigador intentó identificar y comprender esas significaciones, a partir del punto de vista de las personas, que son quienes las configuran cotidianamente. Es por esto que el foco de la investigación se sitúa en el “contenido efectivo de la experiencia” (Husserl, 1984), como forma de conocimiento o “sentido común”, capaz de interpretar y recrear las acciones sociales, a través del lenguaje, partiendo del supuesto de que los actores sociales participan activamente en la conformación de los conceptos del sentido común y el lenguaje cotidiano en el cual ellos son expresados. Articulando lo anterior con los planteamientos de Soja (2000) acerca del espacio, que plantean que los procesos de producción del espacio son la expresión combinada del espacio percibido, el espacio concebido y el espacio vivido, el proyecto intenta aproximarse a la “experiencia urbana” de nuevos actores citadinos que intervienen y renuevan la vida de un antiguos y emblemático barrio del “centro histórico santiaguino”: los nuevos residentes y locatarios, consumidores y productores de nuevos bienes y espacios de consumo urbano, actores que actualmente protagonizan la revitalización del Barrio Lastarria/ Bellas Artes, dando cuenta de cómo ellos viven el espacio, a través de observar, describir y analizar tanto sus prácticas como sus representaciones acerca del barrio y la vida urbana. En tercer lugar, el presente estudio suscribe la importancia de adoptar un enfoque interpretativo para poder cuenta de los procesos de transformación socio-cultural que acontecen en el contexto de la metropóli de Santiago en tanto ciudad latinoamericana sujeta a un fuerte proceso de cambio y transformación determinado por el impacto no sólo económico sino que cultural de la globalización. En ese sentido, la tesis se definió como una investigación que, intenta tanto la descripción etnográfica de un escenario cultural en el que se visibilizan nuevas prácticas y significaciones urbanas, como su 93 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID comprensión, en sintonía, y diálogo permanente con las tendencias de explicación que plantean los estudios urbanos contemporáneos para escenarios barriales y céntricos similares, analizando los efectos que plantea en la construcción de estilos de vida céntricos barriales, procesos como la patrimonialización de los “centros históricos”, y la tendencia más amplia a la revitalización y renovación de los centros urbanos por parte de nuevos actores residenciales y comerciales. Es a partir articular la descripción de las prácticas culturales urbanas locales con su comprensión en el contexto de procesos globales, que esta tesis pretende ser un aporte al desarrollo de una emergente línea de investigación de las culturas urbanas en Chile, que permita dar cuenta como se configura en el escenario metropolitano santiaguino y de otras metrópolis nacionales, la construcción de estilos de vida urbanos por parte de diferentes generaciones de habitantes, tanto residentes como usuarios de los barrios y de la ciudad. De modo complementario fue de interés del investigador el articular una reflexión sobre el tema de la cultura urbana en el contexto de globalización que permitiera generar un espacio de interlocución con otros investigadores urbanos en el marco de la discusión acerca de las diferentes tendencias y variantes que asume la construcción de cultura y estilos de vida urbanos en el marco de las distintas realidades y contextos metrópolitanos, que caracterizan a las grandes ciudades latinoamericanas. Para desarrollar esta aproximación, el estudio asumió como parte de sus fundamentos epistemológicos acerca de la ciudad, una visión móvil y fluida acerca de los fenómenos urbanos, que planteaba que lo urbano se constituía como producto de la interacción entre la ciudad construida y la ciudad practicada (Delgado,1999). Esta particular condición móvil del escenario de estudio, que da cuenta tanto del ámbito de la ciudad como de lo urbano, interpela a modificar los protocolos metodológicos tradicionales que plantean al antropólogo una permanencia prolongada en el marco de una comunidad claramente delimitada, junto con propiciar una profundización de la práctica etnográfica de la observación participante en diferentes espacios y escalas espaciales, que van desde lo residencial, hasta el ámbito de los espacios públicos tanto tradicionales como de nuevo tipo, pasando por considerar también como parte del trabajo de campo el análisis de como las prácticas urbanas son resignificadas por los mass media y por las nuevas redes sociales de Internet. En relación con el primer aspecto, referido al cambio en el estatuto de la territorialidad de los escenarios etnográficos en el contexto global, el proyecto se hizo parte de las reflexiones planteadas, con distintos énfasis, por Marcus (2001), Augé (1996) y Friedman (1994) que interpelaban e invitaban al enfoque antropológico a renovarse y adecuarse al contexto de globalización, planteando como nuevo campo de estudio etnográfico el cambio y la transformación socio-cultural en el marco actual. Siguiendo esta línea, nos pareció pertinente constatar que, para abordar los procesos de cambio en la construcción de cultura urbana postmoderna, era necesario entender que en términos espaciales la producción de nuevos significados asociados al espacio de “lo patrimonial” y lo “céntrico” no se articula en torno a un solo sitio o localización sino que constituye un fenómeno que se desarrolla simultáneamente en relación y comparación con lo que acontece en otros territorios, espaciostanto físicos como simbólicos, como plantean Zukin y Massey a través de sus conceptos de paisajes y geometrías del poder. Esta constatación teórica tuvo un impacto epistemológico y metodológico, ya que para acercarnos a comprender la cultura urbana contemporánea, que involucra flujo y movilidad entre diferentes sitios, fue necesario aproximarse de 94 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID un modo distinto al objeto de estudio, que se transforma permanentemente para adquirir un carácter “líquído” (Bauman, 2003). En ese marco retomamos la reflexión asumida y retomada por la antropología postmoderna que propone una perspectiva metodológica particular para re-leer el trabajo de campo en el contexto actual, la que pareció particularmente pertinente para el presente estudio. Retomando lo discutido en el encuadre teórico-epistemológico, se planteó una comprensión de la cultura urbana como un fenómeno que involucra flujo y movilidad entre diferentes sitios, para lo cual se retomó una perspectiva metodológica particular: la de la etnografía multisituada, entendendiendo ésta como la etnografía que se mueve de su lugar tradicional, situada en un sitio y contextualizada por macro-construcciones de un orden social más amplio, hacia la observación y participación en múltiples sitios atravesando dicotomías, como por ejemplo la de lo local y lo global, y la de mundo de la vida versus el sistema-mundo. (Marcus, 2001). En el caso particular del trabajo de campo que involucró el presente estudio, el énfasis metodológico estuvo en adaptar la etnografía a los espacios y dimensiones contrapuestas que conviven en el área de estudio en tanto “paisaje de poder” (Zukin, 1996). En este marco, los estilos de vida a investigar configuraron un discurso simbólico que se plasmaba no sólo en prácticas y significaciones sino en valoraciones acerca de estas a partir de dispositivos comunicacionales. Es así como se partió desde el supuesto que las prácticas y representaciones de los estilos de vida asociados tanto a lo patrimonial como a la re-ocupación del centro urbano, se construyen desde diferentes niveles. Por un lado, en la puesta en escena concreta que acontece en el territorio del “barrio patrimonial” y el “centro histórico”; como en espacios discursivo/comunicacionales que construyen imaginarios acerca del gusto y las prácticas adecuadas en relación a “lo patrimonial” como el que configuran las revistas especializadas de vivienda y decoración, las redes sociales de Internet, las columnas y reportajes de periódicos y programas televisivos; y también las mismas bases de datos y estudios sobre cultura urbana que caracterizan y construyen perfiles tanto acerca de los barrios como de sus residentes y usuarios. Finalmente, y considerando los diversos niveles de articulación de lo local y lo global que configuran el escenario del barrio patrimonial es que se hizo patente la pertinencia del enfoque etnográfico para esta investigación a partir del ejercicio y práctica de las dos formas más radicales de observación participante, que proponen que el etnógrafo sea –en forma muchas veces simultánea- “totalmente participante” al tiempo que “totalmente observador” debiendo adaptarse también a las características móviles del flujo urbano postmoderno para ser también un “observador flotante”28. 2. Estrategia metodológica. Una vez expuestas las consideraciones epistemológicas en torno a las cuales se estructuró el proceso de trabajo de campo caracterizaremos el área de estudio escogida, para luego profundizar en el universo de estudio, el perfil de los entrevistados y las variables centrales que formaron parte del diseño de investigación. 28 Delgado va a proponer una resignificación metodológica en términos de desarrollar una observación flotante: “adoptando un concepto tomado del psicoanálisis, “observación flotante”, que consiste en mantenerse vacante y disponible, sin fijar la atención en un objeto preciso sino dejándola flotar para que las informaciones penetren sin filtro, sin aprioris, hasta que hagan su aparición puntos dereferencia, convergencias, disyunciones significativas, elocuencias…, de las que el análisis antropológico pueda proceder luego a descubrir leyes subyacentes” (Delgado, 1999: 49-50). 95 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2.1 Definición del Área de Estudio: El Barrio Lastarria/ Bellas Artes. Cabe señalar que el Barrio Lastarria/Bellas Artes, se sitúa en el extremo nor-oriente del territorio de la comuna de Santiago, conformando un triángulo delimitado por el cerro Santa Lucía al poniente, el parque Forestal al norte, la Plaza Italia al oriente, y la Alameda al sur, que a su vez se constituye por dos sectores claramente diferenciados. Por un lado, el sector de Barrio Lastarria, -que según lo planteado por el Plan Seccional Santa Lucía/Forestal (1997)-, considera el área comprendida al Norte, por el eje constituido por calles Ismael Valdés Vergara y Merced, entre José Miguel De la Barra y Vicuña Mackenna, incluyendo la cuadra que va de Irene Morales a Vicuña Mackenna, al Sur, la Alameda Libertador Bernardo O’ Higgins, al Oriente el sector Vicuña Mackenna-Plaza Baquedano y al Poniente, el eje constituido por las calles José Miguel De la Barra, y Victoria Subercaseaux en su borde oriente (ver mapa). Por su parte se considera como sector Barrio Bellas Artes, el área configurada por los siguientes Límites. Al Norte, calle Ismael Valdés Vergara entre San Antonio y José Miguel de la Barra; al Sur, la Alameda Libertador Bernardo O’ Higgins; al Oriente, el eje constituido por calles José Miguel De la Barra y Calle Santa Lucía; y al Poniente, el eje constituido por San Antonio, entre Ismael Valdés Vergara y Santo Domingo, y Mac Iver, desde San Antonio a la Alameda. Para delimitar este último territorio si bien se tomó como base el Seccional referido se realizó un ajuste a los límites poniente y oriente del barrio, para lo cual se incorporaron en forma completa dos manzanas del eje San Antonio que incluyen la Posada del Corregidor y la Iglesia de San Pedro, y cinco manzanas que incluyen el eje Mac Iver desde Santo Domingo, hasta Agustinas. Se justifica la ampliación del área de estudio respecto a los límites del Seccional por el interés del investigador en abordar el proceso de expansión que vive el Barrio Bellas Artes hacia Santiago Centro, que articula en su interior una mezcla híbrida de patrimonialización de ciertos sectores junto con la promoción de renovación urbana en base a edificación en altura, acompañado de la presencia de antiguos y nuevos usos de servicios tanto a escala comunal como barrial. 96 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En términos administrativos Lastarria/Bellas Artes forma parte -junto al Barrio Santiago Centro/Plaza de Armas- de la Agrupación Vecinal Nº 1 de la comuna de Santiago, la que se caracteriza por ser la menos poblada de las 10 agrupaciones que define el Municipio. Dentro de la Agrupación Vecinal Nº1, las Unidades Vecinales 1 y 2 corresponden a los Barrios Lastarria y Bellas Artes respectivamente, siendo la Unidad Vecinal 3 parte de Santiago Centro/Plaza de Armas. Plano 2.1: Área de Estudio Fuente: Elaboración propia (mayo de 2008) En términos de población si se desagrega por unidad vecinal la información del último Censo (2002) encontramos que el sector de Lastarria (UV1) tiene un número aproximado de 3.181 habitantes de los cuales 1504 son hombres y 1677 mujeres. Por su parte, el sector de Bellas Artes (UV2) consideraría una población total de 3.370 habitantes, de los cuales 1624 son hombres y 1746 mujeres. (Unidad de Estudios SECPLAN, 2004) Cabe señalar que la suma de ambos sectores (Barrio Santa Lucía-Forestal) establece un total de 6.551 habitantes para el barrio, los que constituyen el 3,26% del total comunal que asciende a 200.792 habitantes (Censo 2002). Manzanas Hombres Mujeres Total 1 (Barrio Lastarria) 16 1504 1677 3181 2 (Barrio Bellas Artes) 26 1624 1746 3370 42 3128 3423 6551 Tabla 2.1: Cuadro Población por Agrupación Vecinal y Unidad Vecinal Fuente: Censo 2002. Unidad de Estudios SECPLAN, I. M. Santiago, 2004. Cabe recalcar, que en términos del estudio, se consideró tanto al Barrio Lastarria como al Barrio Bellas Artes como parte de una sola unidad territorial considerando las connotaciones culturales que asignan en la actualidad al territorio sus actuales residentes y usuarios, los que plantean la creciente disolución de las fronteras entre uno y otro sector, considerando a ambos sectores como parte 97 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de un sólo barrio, constatándose que la articulación de la identidad territorial no se define a partir de su delimitación administrativa en torno a los límites diseñados desde la política urbana municipal, ni las divisiones del territorio en términos de distrito censal. 2.2 Universo de Investigación. Se planteó indagar como foco central del estudio la construcción de estilos de vida de hombres y mujeres, jóvenes y adulto-jóvenes, entre 20 y 45 años, que residieran o ocuparan cotidianamente en tanto locatarios, el área de estudio anteriormente definido. Dentro de este universo se planteó trabajar con una muestra cualitativa de carácter estructural, que: “se fundamenta desde la noción de estructuras sociales y se comanda más bien por el principio de la saturación y la significación” (Canales, 2001: 4-5) Se estableció dicha opción basándose en los supuestos de investigación que sostiene Ibáñez (1994) al plantear que los participantes de una muestra de investigación cualitativa no funcionan como elementos que se repiten, sino como diferencias pertinentes de considerar. La muestra cualitativa así pretende representar la forma del colectivo estudiado, intentando cubrir todos los pliegues de aquel como otros tantos polos relacionales desde los que se articula la estructura del nuevo residente barrial. En ese sentido, la muestra representa al colectivo pues tiene su misma forma, su misma variedad interna y así sus mismas relaciones constituyentes. Por ello, una muestra cualitativa no es mejor cuando mayor es el número de participantes, sino cuando y en el modo que logra presentar todas las diversidades pertinentes al colectivo analizado. Como plantea Canales: “la vida cotidiana es repetición, pero no de elementos, sino en cuanto a posiciones en relaciones sociales” (Op. cit.). 2.3 Perfil de los Entrevistados Las características que describen a la población residente/locataria de centros urbanos de carácter patrimonial, que deseamos indagar tiene relación con los atributos de pertenencia generacional, estilo de vida y modo de convivencia, y género e identidad sexual. A continuación se presenta una descripción y definición operativa de qué se entiende por cada una de estas variables que informan y describen el perfil del universo de investigación. 2.3.1 Generaciones En términos operativos el presente proyecto de investigación distingue la presencia en los barrios de renovación urbana de a lo menos dos generaciones de nuevos residentes: • 98 Una generación de nuevos residentes y usuarios barriales constituida por jóvenes entre 20 y 29 años en su mayoría artistas y profesionales, CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que comparten el atributo de ser hombres y mujeres solteros que viven solos o en pareja. • Una generación de “adultos jóvenes” entre 30 a 45 años residentes y usuarios barriales en su mayoría artistas y profesionales, que comparten el atributo de ser hombres y mujeres solteros que viven solos o en pareja. • Una generación adulta de antiguos residentes barriales entre 45 años y 80 o más años con un rango de residencia superior a los treinta años en el barrio, configurado por artistas, dirigentes y vecinos destacados. Se justifica la selección de los primeros dos sub-grupos poblacionales específicos en la evidencia levantada tanto por el análisis de datos censales y como por los resultados de otros estudios realizados en relación a la renovación urbana en Santiago Centro (Como Contreras, 2005, y Rubio 2009) que plantean que los jóvenes y “adultos-jóvenes” constituyen el prototipo del nuevo residente urbano del centro de Santiago. Por su parte, se recoge también los resultados de estudios internacionales desarrollados sobre renovación urbana desde una perspectiva cultural, que plantean el protagonismo de los jóvenes como productores de nueva cultura urbana, ya sea por su rol y carácter de gentrificadores (Ley, 2003; Rofe 2003) o su protagonismo en la construcción de nuevos estilos de vida asociados al consumo cultural (Lloyd, 2006). Por su parte, el tercer grupo poblacional específico fue incorporado de modo de complementar el estudio con una muestra de entrevistados configurada por antiguos residentes barriales e informantes claves asociados a la vida del barrio y del centro urbano de modo de incorporar sus percepciones acerca de la evolución de la trayectoria histórica del barrio desde el pasado hasta el escenario actual 2.3.2 Nuevas Modalidades de Convivencia en el Espacio Residencial. Una segunda variable a abordar por nuestra investigación tuvo relación con los cambios en las modalidades de vínculo y construcción de pareja que plantean una tendencia a la diversificación de las uniones en la sociedad chilena (Palma, 2006) bosquejando un nuevo modelo de relación articulado no en función de la reproducción y construcción de una familia extensa -como planteaba el modelo tradicional asociado al matrimonio- sino a la centralidad que se le otorga a la vida de pareja en un contexto de autonomía de ambos géneros. Cabe señalar que como plantean estudios desarrollados en Suecia (Ghazanfareeon & Borell, 2002) esta tendencia a la diferenciación de formas de vínculo y familia se articula a la vez con la emergencia del “adulto joven” como nuevo actor urbano que genera nuevas prácticas de convivencia íntima en el espacio urbano que no incluyen compartir residencia constituyendo una alternativa al matrimonio y a la convivencia en soltería a la que se tiende a denominar “living apart together” Desde esta perspectiva las relaciones LAT son definidas como las de: “una pareja que no comparte la misma vivienda en la cual cada miembro de la pareja vive en su propia casa, en donde otras personas también pueden vivir. Las personas que viven en una relación LAT se definen como pareja y piensan que su entorno más inmediato también las define así.” (Trost & Levin, 1999) Es así que de acuerdo a lo planteado anteriormente planteamos representar 99 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID en la muestra de investigación, dos posiciones de sujeto, en tanto modalidades de convivencia distintivas: i) la de los residentes que viven solos –sin pareja o con pareja pero sin cohabitación-; ii) la de los residentes que viven en pareja pero sin hijos. 2.3.3 Género e Identidad Sexual. Una tercera variable central tuvo relación con incorporar al estudio las identidades de género y sexualidad a las cuales adscriben los residentes y usuarios de los barrios señalados. Al respecto comprendemos como identidades de género a los procesos de identificación y diferenciación que los sujetos desarrollan con las construcciones de género culturalmente asignadas como propias de uno y otro sexo: la identidad masculina y femenina. En ese sentido interesa conocer cuales son las particularidades específicas de relación con el espacio y el territorio barrial de hombres y mujeres que residen o son usuarios cotidianos de sus territorios. No obstante lo anterior, cabe señalar que las identidades de género dan cuenta, por su misma definición, de diversidades y aperturas que no se pueden reducir a una única imagen: ser hombre o ser mujer. Para estudiarlas es preciso percibir el contorno de mujeres y hombres habitando un espacio de múltiples significaciones, espacio de símbolos, de relaciones, de interacciones entre sujetos, que está teñido por la historia y por la transmisión generacional (Montecino, 1996). En el marco de una mayor plasticidad -y manipulación- de las construcciones de género hegemónicas se visibilizan nuevos procesos de identificación y diferenciación que trascienden la asociación hegemónica de una identidad de género masculina o femenina al sexo biológico de hombre o mujer. Es en este campo que se ubican actualmente identidades urbanas como la gay y la lésbica, las que adquieren un claro protagonismo en determinados barrios o sectores de las ciudades, particularmente del centro urbano. Para plantear la distinción de género como variable central nos basamos en la relevancia que adquiere este nivel de identidad en la configuración de estilos de vida distintivos en el marco de la mayor actoría que adquiere la mujer en la ciudad producto de su mayor y mejor acceso e inserción laboral lo que determina que constituya un nuevo segmento de consumo y específico grupo de consumo urbano. Lo mismo sucederá con el universo masculino que diversifica sus modalidades identitarias configurando nuevas construcciones de estilo de vida que replantean los modelos de masculinidad hegemónicos (Conell, 1998) en sintonía con las transformaciones socio-culturales que plantean los cambios en los roles de género, en las formas de unión, vínculo o pareja y en los modelos de familia y paternidad. Por otro lado, justificamos en particular nuestro interés en el abordaje del universo femenino, y particularmente de la mujer joven como protagonista de nuevas formas de habitar y ocupar el espacio urbano ya que pareciera ser éste uno de los déficit de los estudios de renovación urbana y gentrificación, siendo el género una variable ausente o invisibilizada en dichos campos de estudios a los cuales la tesis plantea aportar. En efecto, como plantea Bondi (1990) uno de los actores menos indagados en los procesos de renovación urbana lo constituye la mujer joven profesional. La autora señala que a pesar de las referencias frecuentes a la importancia de los cambios de posición de las mujeres en el mercado de trabajo y la familia, muy pocos estudios examinan las posibilidades e impactos que la renovación urbana y la gentrificación implican para los procesos de constitución de identidades de género así como 100 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID para los procesos de constitución de identidad de clase 29 . En el caso de las identidades sexuales, como ya se refiriera en el marco teórico, la bibliografía de estudios urbanos contempóránea plantea, desde Castells (1983) hasta Florida (2002), el relevante protagonismo que adoptan las minorías sexuales como actores centrales de los procesos de renovación urbana que ocurren en los centros urbanos de las grandes metrópolis. Por otro lado, en el caso particular del macro barrio Lastarria/Bellas Artes se cuenta con antecedentes etnográficos, relevados por los estudios de sexualidad nacionales, como los de Matus, Donoso & Montecino (1999), Pujado (1996) y Díaz (1995), que plantean que históricamente este sector de la ciudad de Santiago ha constituido un territorio con una significativa presencia de población homosexual, adquiriendo la espacialidad del barrio actual el carácter de ser un territorio urbano asociado fuertemente con la cultura homosexual. Estos dos elementos hicieron relevante el incorporar esta dimensión, de la identidad sexual, como una variable de estudio. 3. Los supuestos de investigación Se propuso a modo de orientación del estudio un acercamiento a ciertos planteamientos, propuestas o supuestos, que iluminarán la búsqueda de investigación. Sintetizamos los principales supuestos de estudio en tres proposiciones centrales: • En el área de estudio se constata la existencia de una identidad histórica asociada al desarrollo de lo artístico, cultural y bohemio la que es proyectada por parte de sucesivas generaciones de sus habitantes históricos, identidad que es transmitida inter-generacionalmente dando continuidad al carácter de barrio. No obstante lo anterior, se constata un quiebre en la relación del área de estudio con el centro histórico de Santiago marcada por un antes y un después asociado al impacto del Golpe Militar y el proceso posterior de mercantilización y patrimonialización que re-configura la relación del barrio con el centro de la ciudad y el rol de este dentro de la cultura urbana santiaguina. • Las diferentes generaciones que han poblado ambos sectores han desarrollado un rol central en la continuidad de la identidad artístico-cultural y bohemia del barrio al construir identidades y estilos de vida asociados a su experiencia de residencia, uso y apropiación del centro urbano. • Los procesos de renovación urbana en desarrollo en ambos barrios, contemplan un cambio en la población residencial, que conlleva como efectos el desplazamiento de antiguos habitantes y usos económicos barriales, junto con el establecimiento de nuevos usos asociados al consumo cultural, el patrimonio y el turismo. 29 Bondi planteará una crítica al tratamiento que ha tenido el género dentro de los estudios de gentrificación y renovación urbana. Al respecto Bondi propone examinar cómo las ideas sobre el género son adaptadas y renegociadas por las prácticas sociales que involucra la gentrificación, existiendo tanto un cambio como una continuidad o resignificación de las diferencias entre hombres y mujeres en términos de las estructuras del patriarcado. 101 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4. Objetivos de investigación El objetivo general de la investigación planteó: Conocer, y comparar en relación con la trayectoria histórica barrial, los estilos de vida urbana, que construyen los residentes y locatarios del Barrio Lastarria / Bellas Artes, en el actual contexto de la renovación del centro histórico de la ciudad de Santiago de Chile. Los objetivos específicos del estudio son: 1. Reconstruir y caracterizar la trayectoria histórica de uso y apropiación del Barrio Lastarria y Bellas Artes por parte de diferentes generaciones de residentes, usuarios y locatarios. 2. Caracterizar los procesos de renovación poblacional y construcción de cultura urbana desarrollados desde 1990 en adelante en el Barrio LastarriaBellas Artes. 3. Construir una tipología asociada con el perfil de los nuevos residentes del Barrio Lastarria-Bellas Artes, enfatizando las principales distinciones de género y generación 4. Analizar y comparar las diferentes construcciones de estilos de vida, y de identidad de género y generación, desarrolladas por nuevos residentes y usuarios del Barrio Lastarria-Bellas Artes. 5. Describir las prácticas de uso y apropiación de espacios residenciales y de consumo cultural asociadas a los estilos de vida más significativos desplegados por los usuarios y nuevos residentes del Barrio Lastarria-Bellas Artes. 6. Analizar los imaginarios de barrio y ciudad que se encuentran asociados con los estilos de vida más significativos desplegados por los nuevos residentes y locatarios del Barrio Lastarria-Bellas Artes. 5. Metodología y estrategia de estudio etnográfico Para el desarrollo del trabajo de campo se aplicó una estrategia de aproximación etnográfica. Por ésta, entendimos la aplicación de un conjunto de métodos y técnicas de investigación como conversación informal, entrevistas, observación participante y no participante, análisis de datos y fuentes secundarias, etc., tendientes a construir una descripción acabada de los contextos micro-culturales de interacción, vínculo, relación sociabilidad de un grupo o población, en este caso el de los nuevos residentes y locatarios del Barrio Lastarria/Bellas Artes. Dentro del marco general de la investigación interesó abordar desde el método etnográfico una aproximación a la relación de uso y apropiación que establecen con el territorio del barrio las actuales generaciones de residentes y locatarios de Lastarria/Bellas Artes. Desde esta perspectiva se planteó inicialmente como pregunta general de investigación, entender, cómo en la cultura urbana santiaguina del nuevo siglo, se desarrollaba el rescate de un barrio céntrico y patrimonial como espacio y escenario de construcción de estilos de vidas, importando saber cómo adquiría sentido para las nuevas generaciones de habitantes y usuarios del centro urbano el vivir y/o ocupar un barrio patrimonial o de carácter histórico-cultural 102 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID como Lastarria/Bellas Artes, y de que formas estas generaciones con su presencia en el centro de la ciudad aportaban o no a construir nuevas construcciones o representaciones simbólicas de barrio y ciudad. A la dimensión del presente, que constituye el foco central del estudio, se le incorporó una aproximación a la construcción de estilos de vida y cultura urbana en su trayectoria histórica, que involucró la revisión de la construcción y puesta en escena de estilos de vida urbanos articulado a las diferentes etapas o fases de desarrollo de la historia del barrio, de modo de poder comparar y establecer relaciones de continuidad o ruptura de los estilos de vida actuales con los del barrio en su trayectoria histórica. De este modo se reformuló el problema inicial en términos de comprender cómo en la cultura urbana santiaguina, se desarrolla actualmente, y como se desarrolló históricamente el uso y apropiación del Barrio Lastarria/ Bellas Artes como escenario de construcción de estilos de vida distintivos, tanto desde una perspectiva identitaria como económico-cultural, interesando conocer cómo diferentes generaciones de residentes (fundamentalmente artistas, jóvenes y bohemios) durante el siglo XX y XXI ocuparon y ocupan dicho barrio céntrico (hoy patrimonial) como espacio de construcción de estilos de vida, analizando cómo foco de investigación cómo se actualiza y desarrolla ese uso y apropiación barrial como escenario de cultura urbana en el presente por parte de las nuevas generaciones de jóvenes profesionales y artistas que adoptan como lugar de residencia, consumo cultural y sociabilidad los barrios Lastarria y Bellas Artes. La pregunta de investigación se operacionalizó en el estudio de tres objetos empíricos, que permitieron aterrizar la exploración etnográfica de los estilos de vida del residente actual y la indagación históricas de las prácticas desarrolladas en el barrio por las generaciones pasadas. En efecto habiendo hecho una revisión de diferentes autores (desde Lefebvre a De Certeau, y pasando por cierto por Barbero), se concluyó que existe consenso en la articulación como parte de todo tipo de barrio de a lo menos tres tipos de espacios: los espacios residenciales, los espacios de consumo cultural barrial -dentro de los cuales distinguimos los espacios de abastecimiento y los espacios de sociabilidad-, y los espacios públicos barriales. A continuación abordaremos cada uno de estos espacios tratando de precisar las características que asumen en un barrio céntrico de carácter patrimonial. En primer lugar, el uso y apropiación de los espacios residenciales, que consideran los tipos de vivienda establecidos en cada barrio. Cabe señalar que por espacios de uso residencial entenderemos aquellos espacios físicos en donde habitan las y los residentes de cada barrio. El estudio del uso y apropiación de los espacios residenciales, considera una tipología compuesta por dos tipos de lugares de residencia. Por un lado, los edificios antiguos de corte patrimonial y por otro, los edificios nuevos en altura instalados en ambos barrios producto del proceso de renovación urbana del centro de Santiago. En segundo lugar, el uso y apropiación de los espacios de consumo cultural barrial, el que considera la descripción de su uso y apropiación de dos tipos de espacios barriales, los espacios de consumo barrial tradicionales y los espacios de consumo barrial posmoderno o de nuevo tipo. Por espacios de consumo barrial tradicionales se considera tanto los espacios de abastecimiento tradicionales constituidos por almacenes y pequeños negocios que ofertan servicios en base a oficios como zapatería, peluquería, etc., que se encuentran ubicados a una escala a pié dentro del barrio, y por los espacios de consumo cultural urbano vinculados a la diversión y sociabilidad como bares, pub y restaurants ubicados en el territorio del barrio 103 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Como espacios de consumo de nuevo tipo se entienden aquellos especialmente delineados para el uso distintivo del nuevo residente y/o usuario barrial, que articulan a través de su diseño una conjunción de códigos que vinculan el rescate y reciclaje de de la imagen y experiencia del pasado barrial o urbano con la introducción de códigos de diseño posmodernos, que potencian la experiencia cultural que arroja su consumo. Ejemplo de este tipo de espacios son los espacios de consumo de nuevo tipo que emergen en los última media década como parte de la renovación del barrio, espacios como “cafes culturales”, emporios o almacenes posmodernos, tiendas de diseño, y nuevos espacios de sociabilidad dirigidos directamente al residente joven y al usuario del barrio. En tercer lugar se consideró el estudio del uso y apropiación de los espacios públicos de cada barrio, entendiendo por espacios públicos aquellas vías de circulación abierta y de libre acceso ciudadano como la calle, las plazas, los parques y otros espacios físicos que configuran, desde una perspectiva clásica, bienes de uso público30. 5.1 Etapas del Trabajo de Campo El proceso de levantamiento de datos se estructuró en torno a dos etapas de trabajo de campo. La definición de los objetos empíricos se articuló a una estrategia etnográfica estructurada en torno al desarrollo de dos fases de investigación, que incluyeron una primera etapa de estudio etno-histórico a desarrollar a través de las técnicas de revisión de fuentes secundarias y la entrevista a antiguos residentes en calidad de informantes clave del uso y apropiación de ambos barrios en generaciones pasadas, y una segunda de descripción etnográfica directa del uso y apropiación del barrio por parte del nuevo residente. 5.1.1 Primera Fase de Reconstrucción Histórica Esta primera etapa de estudio consideró el desarrollo de la reconstitución de los usos y apropiaciones barriales de diferentes generaciones de habitantes y usuarios del barrio que comparten una misma identidad asociada a lo artístico, juvenil y bohemio. Esta fase de estudio consideró en su interior el desarrollo e implementación de tres técnicas de investigación. a. Revisión De Fuentes Secundarias: En esta primera etapa de estudio se realizó a través de archivos de prensa y fotográficos, novelas y relatos históricos y autobiográficos un levantamiento de información que permitió describir y contextualizar la historia del barrio y de cada generación usuaria de él, focalizando en las características de los espacios residenciales, de consumo barrial y espacios públicos del barrio ocupados por diferentes generaciones de residentes y usuarios barriales durante el período que va desde la constitución del Barrio Lastarria a mediados del siglo XIX hasta la década del noventa en el siglo XX. b. Entrevistas a Informantes Clave: Se reconstituyó la historia del uso y apropiación generacional del barrio a partir de la realización de entrevistas 30 La Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones define el espacio público como Bien Nacional de Uso Público (2006). Según Schlack (2007) esta definición muestra explícitamente una interdependencia entre dos aspectos que hoy son cada vez más autónomos: el de propiedad y el de uso. En primera instancia, el derecho vincula al espacio público con una propiedad pública (Bien Nacional), es decir, con el dominio del Estado. Esto implica que su regulación se rige según derecho público y que su uso está regulado por el Estado. En segunda instancia, se desprende de la definición legal que el uso del espacio público está en directa relación con su estatus de propiedad: la ley no contempla que espacios de otra naturaleza puedan ser usados públicamente. 104 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID a antiguos residentes y/o usuarios pertenecientes a diferentes contextos históricos. En total se desarrollaron 10 entrevistas en profundidad a antiguos residentes y/o usuarios identificados con estilos de vida artísticos y/o bohemio, definiéndose, a partir del trabajo de revisión histórica previa, las siguientes generaciones: • Generación de los Cincuenta o de Post-guerra • Generación de los Sesenta • Generación de los Setenta o de Post-golpe • Generación de los Ochenta • Generación de los Noventa o de Post-Dictadura En cada entrevista se abordó las experiencias de uso y apropiación barrial de los tres tipos de espacios barriales definidos previamente, los residenciales, los de consumo barrial, tanto de abastecimiento como de sociabilidad, y los espacios públicos. Cabe señalar que el presente proyecto entendió la generación no como la pertenencia a un agregado estadístico, sino a un grupo que comparte la vivencia de ciertas marcas históricas que plasman una identidad, un sentido, una forma de hacer y relacionarse, un estilo de vida que los diferencia e identifica en relación a otros estilos de vida contemporáneos propios de una misma época31. Complementariamente se entrevistó a dos antiguos locatarios barriales de modo de considerar también su percepción de la transformación del barrio en relación a sus usos comerciales y al vínculo y relación con el barrio que establecen los nuevos residentes. 5.1.2 Segunda Fase De Estudio: Trabajo de Observación Participante y Realización de Entrevistas en Profundidad y Focus con Nuevos Residentes y Locatarios Barriales En esta segunda etapa se profundizó en la temática central de estudio definida en términos de los objetivos generales del estudio como la del estudio de la producción de cultura urbana y estilos de vida por parte nuevos residentes y locatarios del Barrio Lastarria/ Bellas Artes. Con este propósito se realizaron un total de 30 entrevistas en profundidad a nuevos residentes de Lastarria y Bellas Artes. Las entrevistas en profundidad estuvieron orientadas a dar cuenta tanto de las experiencias y prácticas sociales asociadas al uso y apropiación barrial, tanto residencial, de consumo cultural y como del uso de los espacios públicos de Lastarria Bellas Artes, por parte del nuevo residente. Además profundizaron en las significaciones, representaciones e imaginarios asociados al estilo de vida de los residentes de barrios céntricos. Por su parte se desarrollaron dos focus group o grupos focales mixtos con nuevos residentes entre 20 y 29 años (“jóvenes”), y entre 30 y 45 años (“adultojóvenes”) tendientes a profundizar en los estilos de vida residencial y de consumo asociados al barrio, junto con explorar a través de ellos sus percepciones, representaciones e imaginarios de barrio. 31 Sostuvimos la potencialidad del concepto de generación como un referente que nos permitió explorar el estudio de “lo juvenil”, lo artístico y lo bohemio en diferentes contextos históricos de la rayectoria histórica barrial. 105 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Complementariamente se desarrollaron 8 entrevistas y 1 grupo focal con nuevos locatarios orientadas a describir las diferentes lógicas económicas y culturales que prevalecen en la práctica de construcción de nuevos espacios de consumo urbano asociados a la experiencia patrimonial y cultural del barrio. También se realizó un registro etnográfico de los principales espacios de consumo barrial, asociados al abastecimiento, el consumo distintivo, la sociabilidad y los espacios públicos del barrio. i. Relatos Etnográficos Los espacios observados y registrados fueron: • Espacios de Abastecimiento Barrial: los almacenes del eje central de Merced en Barrio Lastarria, negocios barriales de Karim y Nanny • Espacios de Consumo Cultural Distintivo: el Café Brainworks y el Emporio La Rosa • Espacios de Sociabilidad: El Bar Don Rodrigo y el Espacio del Catedral • Espacios Públicos: las veredas o pasarela de los Cafés en José Miguel De la Barra Poniente (Bellas Artes) y el Eje de Calle Merced en Barrio Lastarria. En los relatos etnográficos, el análisis de la información tuvo lugar -al menos parcialmente-, en los dos momentos que constituyen el trabajo de campo antropológico. • El Estar: que implica delimitar la localización, asumir un rol, establecer una relación con el informante clave en su propio territorio, participar en la vida colectiva del grupo. • El Representar: que implica desarrollar en un texto etnográfico que incorpore y confronte las distintas miradas del investigador sobre los sujetos que participan del escenario cultural observado, constituyendo el texto, la descripción/ interpretación de lo observado. El proceso de análisis consistió en la redacción de una serie de descripciones sucesivas que configuraron diferentes textos etnográficos. Por su parte, los puntos ciegos de la etnografía fueron cubiertos por la triangulación de ésta con otras técnicas que permitieron dar cuenta con mayor profundidad de las distinciones asociadas al espacio, como las entrevistas en profundidad orientadas a dar cuente de las percepciones, significaciones y experiencias de los sujetos en relación al espacio, y los focus group, pensados para dar cuenta en forma específica de los diferentes estilos de vida. ii. Entrevistas En el transcurso de nuestro proyecto de investigación, se desarrollaron en total 63 entrevistas. En primer lugar – y como parte de la primera etapa de trabajo de campo-, de contextualización acerca de la realidad del barrio se realizaron 8 entrevistas semi-estructuradas a “informantes claves”. Entendimos por entrevistas semi-estructuradas aquellas entrevistas que no contenían un guión claro, conteniendo una “guía de temas” que permitía indagar y enfocar la discusión en torno a algunas áreas clave. Se partió de la base que a través de la guía de temas, la entrevista semi-estructurada fomenta la descripción en profundidad de algunos aspectos relevantes y fundamentales para establecer un primer acercamiento al tema de investigación. Esparticularmente 106 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID útil como técnica en estudios exploratorios para indagar en áreas sobre las cuales se conoce poco. Se desarrollaron 8 entrevistas a informantes claves actores asociados a los procesos de renovación urbana del barrio, planificadores y urbanistas municipales. Cabe señalar que se justificó la pertinencia del uso de la técnica de entrevistas a informantes claves, a partir de la lectura de la experiencia comparada de otros estudios. En efecto, entrevistas a informantes clave como artistas, residentes, empresarios y actores locales son recurrentes dentro de los estudios de gentrificación desarrollados desde una perspectiva cultural. Como ejemplo, podemos citar los estudios de Ley (2003, 1996) para Toronto y Vancouver. Otros referente lo encontramos en el estudio de Zukin (1995) sobre restaurantes en Nueva York , incluido en The Culture of Cities en donde se entrevista tanto a dueños de locales como a trabajadores, en su mayoría inmigrantes. Considerando lo anterior la ventaja de utilizar la entrevista semi-estructurada estuvo fuertemente ligada al fortalecimiento de la estrategia global de investigación. Por un lado, constituyó un complemento de la etnografía sirviendo para testear información recogida a través de la observación participante y la conversación informal. Por otro lado, configuró parte fundamental de la apertura del trabajo de campo en tanto que a partir de la elección de “informantes clave” se pudo tanto contextualizar los procesos de renovación urbana, que se desarrollaban en cada escenario a partir de entrevistar a actores institucionales que influían en la renovación del espacio -planificadores, funcionarios municipales-, como iniciar una primera descripción de los actores y los procesos cotidianos a través de los cuales se transformaba el espacio entrevistando a informantes clave que representaron los diferentes “mundos” constitutivos del universo del barrio como a otros actores cuya posición de sujeto permitió entregar información privilegiada respecto al proceso de transformación de cada escenario como lo fueron antiguos residentes. Los “informantes claves” entrevistados fueron los siguientes: Entrevistado Caracterización Institución Objetivo Gustavo Carrasco Arquitecto Urbanista, experto en renovación de centros históricos. Departamento de Obras, Municipio de Santiago. INVI, Universidad de Chile Reconstitución Contexto de Renovación Urbana Comuna Santiago Centro Hernán Cáceres Encargado de gestión de proyectos para el área de estudio CORDESAN Reconstitución Contexto de Renovación Urbana Comuna Santiago Centro Miguel Laborde Urbanista, especialista en historia urbana de la ciudad de Santiago Observatorio Lastarria Reconstitución Contexto Histórico Barrio Lastarria/Bellas Artes Fernando Pérez Arquitecto, especialista en temas de patrimonio arquitectónico. Facultad de Arquitectura Universidad Católica de Chile Reconstitución Contexto Histórico Barrio Lastarria/Bellas Artes Jorge Cisternas Economista, especialista en temas de desarrollo urbano Agrupación Defensamos la Ciudad Reconstitución Contexto de Renovación Urbana Comuna Santiago Centro y Area de Estudio Claudia Woywood Arquitecta, especialista en temas de patrimonio urbano Asociación Franco-Chilena Territorios Sustentables Reconstitución Histórica de Procesos de Puesta en Valor Patrimonial Marta Bussalleu Aybar Vecina, ex presidenta Junta de Vecinos Barrio Lastarria Junta de Vecinos N°1 Reconstitución Contexto Histórico Barrio Lastarria/Bellas Artes Héctor Vergara Junta de Vecinos N°1 Reconstitución Contexto Histórico Barrio Lastarria/Bellas Artes Diseñador y Vecino, actual presidente Junta de Vecinos Barrio Lastarria Cuadro N°1 Informantes Clave Entrevistados 107 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Posteriormente se desarrollaron 55 entrevistas en profundidad, distribuidas de la siguiente forma: 32 a nuevos residentes, 11 a antiguos residentes, y 12 a locatarios barriales. Se entendió la entrevista en profundidad como una técnica caracterizada por considerar preguntas: “No directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas. Por entrevistas cualitativas en profundidad entendemos reiterados encuentros cara a cara entre el investigador y los informantes, encuentros dirigidos hacia la comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, tal como lo expresan con sus propias palabras” (Taylor y Bogdan, 1990: 101) Cabe señalar, que la entrevista en profundidad se recomienda para sacar a relucir los elementos específicos que determinaban el impacto de un evento en el entrevistado, asegurándose de que todos los temas relevantes para la investigación se toquen en la entrevista, profundizando en la experiencia y contexto personal del entrevistado. Este tipo de entrevista es especialmente indicada para situaciones en que los intereses de la investigación están relativamente claros y bien definidos, los objetos de investigación no son accesibles de otro modo, existen limitaciones de tiempo, la investigación depende de varios escenarios o personas y al investigador le interesa la experiencia humana de los acontecimientos. En el marco del presente proyecto las entrevistas en profundidad estuvieron orientadas a dar cuenta tanto de las experiencias y prácticas sociales asociadas al vivir en un barrio céntrico como a las significaciones, representaciones e imaginarios asociados al uso residencial y a las construcciones de identidad y estilos de vida desarrollados por nuevos residentes de los barrios céntricos y de patrimonio anteriormente propuestos. - Entrevistas a nuevos residentes 108 • En total se desarrollaron un total de 32 entrevistas en profundidad a nuevos residents, considerando un cruce de tres variables centrales: la generacional considerando dos grupos generacionales, el de los nuevos residentes jóvenes y el de adultos jóvenes; • Se abordó la variable de género considerando una similar proporción de entrevistas tanto para hombres como para mujeres, no obstante existir una leve superioridad en la muestra del número de hombres sobre el de mujeres, 17 entrevistas a hombres y 15 a mujeres. • Por otro lado, se considero la variable de identidad sexual, realizándose del corpus total de entrevistas 5 entrevistas a entrevistados/as que se identificaron como minorías sexuales, 4 a gays y 1 a una identidad lésbica. • Por su parte la condición de pareja o convivencia consideró para 4 entrevistas, que consideraron la entrevista a dos duplas de parejas heterosexuales. • Esta muestra de entrevistas se distribuyó en términos territoriales de forma de que se desarrollaron 14 entrevistas en profundidad a nuevos residentes entre 20 y 29 años, de las cuales 8 fueron residentes del sector Lastarria y 6 del sector Bellas Artes; y 18 entrevistas en profundidad a nuevos residentes entre 30 y 45 años, de los cuáles 9 son del sector Lastarria y 7 al de Bellas, existiendo 2 a residentes del sector Portugal asociados al consumo cultural de ambos barrios. CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID La caracterización de la muestra de residentes entrevistados fue la siguiente: Entrevistado Edad Caracterización Barrio/Sector Años en el Barrio Arlette 23 años Estudiante de Filosofía de la Universidad Católica. Proviene de La Serena. Vivía en Marcoleta, cerca de la posta. Llegó hace cuatro años a al barrio, cuando era de bajo perfil. Tiene pareja pero no vive con ella. Arrendataria Barrio Lastarria, sector Calle Merced, edificio patrimonial arq. Eugenio Guzmán 4 años Carlos 24 años Es ingeniero en computación y estudia actuación. Es gay y vive con su prima, quiere independizar y arrendar en BB AA. Proviene de Arica, arrienda en departamento renovación urbana que dan frente al Forestal desde el otro lado del río (AvenidaBellavista) Barrio Bellas Artes, Sector Puente Loreto (Bellavista) 3 años Clara 25 años Diseñadora, trabaja en empresa de computación, vive con su pololo en departamento patrimonial de menos de 45 m2. Proviene de Tocopilla, y el barrio de su familia en Santiago era Vitacura. Barrio Bellas, sector José Miguel De la Barra Poniente 6 meses Carla 25 años Actriz de teatro, universidad privada vive sola en un departamento patrimonial, tiene pareja “puertas afuera”. Es arrendataria. Barrio Lastarria, Sector Calle Merced 2 años Verónica Repetto 29 años Pintora, vive con su pareja también pintor en un departamento patrimo- Barrio Lastarria, Sector Calle 5 años nial, en donde además tiene su taller. Su comuna de origen es Providen- Merced. cia, también vivió en Ñuñoa. Es propietaria. Edificio Patrimonial (arq. Eugenio Guzmán) Marcos 27 años Licenciado en Filosofía, vive con su parej sin hijos, proviene de Cerro Navia. Barrio Bellas Artes, Sector Calle Santo Domingo 3 años Ricardo 27 años Diseñador gráfico, vive sólo en departamento patrimonial, hace clases en Universidad de Chile. Tiene su propia empresa de diseño. Planea irse a estudiar y trabajar a Australia Barrio Lastarria, Sector calle Merced 1 año María José 27 años Periodista, especialista en redes sociales, trabaja en web de canal de televisión abierta, vive en el edificio El Barco, proviene de Vitacura, vive sola. Viene llegando de Europa. Barrio Bellas Arres, Sector Santa Lucía, Vive en Edificio el Barco (Arq. Sergio Larraín García Moreno) 2 años Rommy 29 años Psicóloga, trabaja en SERNAM. Proviene de la Pintana. Estudio en la Universidad Católica. Vive sola en un departamento subarrendado por una antigua vecina. Planea irse a Nueva York a hacer Doctorado. Barrio Lastarria, Sector Calle Rosal 2 años Juan Carlos 29 años Ingeniero, su barrio de procedencia en Renca, trabajaba en una empresa en Santiago Centro, y así conoció el barrio. Vive con su pareja no tienen hijos, tiene una mascota (perro de raza) Decidió comprar y es propietario. Barrio Lastarria, Sector Calle Merced. 2 años Ernesto 28 años Abogado Universidad Católica, trabaja en estudio jurídica que queda en el centro. Vive con amigos en departamento patrimonial. Tiene auto y lo estaciona en Seminario Barrio Lastarria, Sector José Ramón Gutiérrez 2 años María 29 años Fotografa y estudiante de antropología, trabaja en un banco en Recoleta, Barrio Bellas Artes, Sector Calle vive sola en un departamento de renovación urbana Monjitas 1 año Adriana 28 años Periodista, La Nación, viene de Viña el Mar. Llego por redes al barrio, vive sola en departamento reducido tamaño e corte patrimonial Barrio Bellas Artes, Sector José Miguel De la Barra Poniente 1 año Pedro 29 años Publicista, vive con un amigo en departamento patrimonial. Barrio Lastarria, Sector Calle Lastarria 2 años Cuadro N° 2 Nuevos Residentes Entrevistados Jóvenes (20 a 29 años) 109 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Entrevistado Edad Caracterización Barrio/Sector Años en el Barrio Francisco 45 años Abogado, consultor profesor universitario, gay, propietario departamento en Bellas Artes que subarrienda a nuevos residentes barriales.Es pionero en descubrir el barrio. Bellas Artes, Sector Calle Santa Lucía 20 años (desde 1990) Alvaro 43 años Fotógrafo Profesional, separado vive sólo en departamento patrimonial. Lleva 16 años de residencia en el barrio. Se lo considera de la generación pionera Lastarria, Sector Calle Pasaje Rosal 15 años Pamela 40 años Historiadora, doctorada en Londres, vive en departamento patrimonial en pareja y con su hija. Barrio Lastarria, Sector Calle Paulino Alfonso 3 años Pepe 40 años Licenciado en Literatura, editor de libros, gay, vive sólo en departamento patrimonial Barrio Lastarria, Sector Calle Monjitas 7 años Nicole 38 años Diseñadora Universidad Católica, arrendataria departamento patrimonial frente al Museo de Arte Contemporpáneo. Vive con su pareja sin hijos. Barrio Bellas Artes, Sector Santo Domingo 1 año Antonio 38 años Es abogado, militante gay, vive con su pareja en Torres san Borja, pero hace toda su vida social en Bellas Artes.Reivindica la existencia de un “barrio gay” Barrio Portugal PORTUGAL asociado a Bellas Artes por por consumo cultural 5 años Manuel 37 años Pintor vive con su pareja en departamento patrimonial del que ella es propietaria.Tiene una hija,Tiene su taller en el Barrio Santa Isabel. Nació en el barrio Lastarria y estudio en el Colegio Cambridge del barrio (Casa Villavicencio 323) Su madre que es artista también arrienda en el barrio. Barrio Lastarria, sector calle Merced 5 años Alejandra 36 años Historiadora Universidad católica con Doctorado en universidad chilena. Regresó del exilio de México, vivió en Ñuñoa antes y estudió Arte en la Universidad Chile Propietaria departamento renovación urbana, Mac Iver con Merced Barrio Bellas Artes, sector Mac Iver con Merced. 2 añps Camilo 33 años Publicista, es separado, y vive solo en departamento patrimonial Barrio Lastarria, Sector Calle Lastarria 2 años Marcelo 33 años Periodista, de la Nación Domingo, proviene de la comuna de Buin Barrio Lastarria, Sector Calle José Miguel De la Barra 3 años Rodrigo 32 años Psicólogo. Vive sólo en un departamento que es de propiedad de su padre. Departamento amplio decorte patrimonial, que le permite sub arrendar a extranjeros. Barrio Lastarria, Sector Calle Namur (edificio patrimonial arq. León Prieto Solís) 3 años Marcela 32 años Periodista, Diario La Nación, vive en departamento patrimonial con su pareja, está embarazada, planea cambiarse a un “barrio familiar Barrio Lastarria, Sector José Miguel De la Barra Oriente 2 años 110 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Entrevistado Edad Caracterización Barrio/Sector Años en el Barrio Catalina 31 años Comunicador Audiovisual, hace clases en universidad céntrica. Trayectoria laboral en medios de televisión e Internet. Proviene de Lo Barnechea. Es arrendataria. Se autodefine como lesbiana. Barrio Bellas Artes, Sector Moqueto 3 años Mary 31 años Diseñadora, trabaja en la sección femenino (“Suplemento de la Mujer) de un Diario de circulación nacional, arrienda sola aunque convive con su pololo cuando el viaja de Valparaíso Barrio Lastarria, Sector Merced 1 año Danilo 31 años Sociólogo, doctorado en universidad chilena. Proviene de Concepción, arren- Barrio Bellas Artes, Sector dó primero en departamento de renovación urbana en Monjitas, luego otro Moqueto en altura en Mosqueto. Es casado y vive con su esposa en un departamento 3 años Mariana 30 años Actriz y encargada de difusión de una prestigiada editorial Es arrendataria Departamento san Barrio Portugal, Calle Portugal asociada a Barrio Lastarria por consumo cultural y 2 años Vivió mucho tiempo en el sector de Pasaje Rosal vida social Borja Alberto 30 años Músico, proviene de San Ramón, vive con su pareja frente al Museo de Arte Contemporáneo, antes vivió en departamento antiguo en Parque Bustamante, arrendatario Barrio Bellas Artes, sector Calle Santo Domingo 2 años Flavia 30 años Arquitecta, Universidad Técnica Federico Santamaría (Valparaíso) Vive con su pololo en departamento patrimonial frente al Forestal cerca del Mercado Central Barrio Bellas Artes, Sector Ismael Valdés Vergara 2 años Cuadro N°3 Entrevistados Adulto-Jóvenes (30 a 40 años) - Entrevistas a locatarios Por otro lado, se realizaron un total de 13 entrevistas a locatarios, distribuidas de la siguiente forma: • 9 a jóvenes locatarios de nuevos emprendimientos simbólicos (librería, cafés culturales arriendo y rehabilitación de casas recicladas, tiendas de diseño, étc.) y • 4 a antiguos locatarios de almacenes y bares destacados dentro del área de estudio. La caracterización de la muestra fue la siguiente: Entrevistado Caracterización Lugar Karim Locatario antiguo almacén barrial Barrio Lastarria Nanny Locataria antiguo almacén barrial Barrio Lastarria Anthony Locatario antiguo Bar El Diablito Barrio Lastarria Julio Locatario antiguo Café Julio Barrio Lastarria Cristián Gestor cultural, administrador casa Villavicencio 323 Barrio Lastarria Gabriel Locatario Santiago del Valle Barrio Lastarria Max Locatario Café Forestal! Barrio Lastarria Eduardo Locatario Tampu Barrio Lastarria Macarena Lacatario Tienda Ona Barrio Lastarria Sergio Poeta y escritor, locatario Librería Metales Pesados Barrio Bellas Artes Johnny Ex locatario Bar Kafetegui Bizikleta Barrio Lastarria Marlene Locataria Tienda Observatorio Lastarria Barrio Lastarria Jon Locatario Nave Tierra Barrio Bellas Artes Cuadro N°4 Antiguos y Nuevos Locatarios Barriales Entrevistados - Entrevistas a antiguos residentes barriales Finalmente, se desarrollaron 11 entrevistas a antiguos residentes barriales con- 111 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID siderando: entrevistados representativos de las generaciones del cincuenta, sesenta, setenta, ochenta, noventa y dos mil, de modo de poder apoyar con su testimonio la reconstrucción de la trayectoria histórica barrial. La caracterización de la muestra fue la siguiente: Cuadro N°5 Entrevistas en Profundidad a Antiguos Residentes Barriales Entrevistado Edad Caracterización Contexto Histórico-Generacional Hugo Marín 80 años Artista, escultor asociado a la trayectoria histórica barrial Reconstitución trayectoria años cincuenta y sesenta Ana Santana 80 años Antigua vecina y residente Reconstitución trayectoria histórica baBarrio Lastarria rrial años cincuenta, sesenta y setenta Francisco Maldonado 65 años Antiguo Residente Barrio Lastarria Reconstitución trayectoria histórica barrial años sesenta y setenta Radomiro Spotorno 60 años Escritor, actual residente barrial Reconstitución trayectoria histórica del centro y del barrio generaciones años sesenta y setenta María Estela Fernández 52 años Artista, grabadora, antigua locataria y residente del Barrio Lastarria Reconstitución trayectoria histórica barrial años sesenta, setenta y ochenta Vicky Larraín 50 años Destacada bailarina y artista, usuaria y residenta barrial Reconstitución trayectoria histórica barrial años sesenta, setenta y ochenta David C. 60 años Antiguo Residente y Usuario del Barrio Lastarria/Bellas Artes Reconstitución trayectoria histórica barrial años sesenta y setenta Ricardo Loebell 59 años Escritor, actual residente barrial Reconstitución trayectoria histórica barrial años sesenta y setenta Rita Ferrer 57 años Fotógrafa y ensayista Reconstitución trayectoria histórica barrial años setenta, ochenta y noventa Juan Pablo Sutherland 40 años Escritor y ensayista gay Reconstitución trayectoria histórica barrial años ochenta, noventa y dos mil Cabe señalar, por último, que el material recogido producto tanto de entrevistas semi-estructuradas como de las entrevistas en profundidad fue analizado por parte del investigador, siguiendo técnicas de análisis de discurso que consideraron el ordenamiento temático de los materiales, el agrupamiento de tipos de proposiciones comunes acerca de cada tema, relaciones de oposición o complementariedad de proposiciones, proposiciones generales acerca de un conjunto de temas que hace cada grupo o varios de ellos, las diferencias y las coincidencias entre proposiciones generales de distintos grupos. iii. Grupos Focales. Las técnicas de conversación grupales son especialmente aptas para la reproducción del sentido común, las conversaciones grupales pueden ser recurridas como instancias de validación de hipótesis o interpretaciones, de modo que el grupo opera como juicio experto respecto de sus propios discursos y valoraciones (Canales, 2001). En este caso, se propuso el uso de un enfoque más directivo –grupos focales- que pudiera informar sobre la percepción de distintos tipos de residentes y locatarios barriales acerca de los estilos de vida distintivos que desarrollan como grupo en cada centro urbano. Como plantea Hernández Sampieri et al (2003) el focus group consiste en re- 112 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID uniones de grupos pequeños o medianos –entre 5 a 10 personas- en los cuales los participantes conversan en torno a uno o varios temas en un ambiente relajado o informal, bajo la conducción de un especialista en dinámicas grupales. Cabe señalar que para el autor en el marco de un estudio cabe cierta flexibilidad metodológica que plantea diferentes variantes de grupo focal. Es así como cabe tener: a) un grupo con una sesión única; b) varios grupos que participen de una sesión cada uno (transeccionales); c) un grupo que participe en dos, tres o más sesiones; o varios grupos que participen en múltiples sesiones (longitudinales). En el caso del presente estudio se potenciará el que cada grupo focal se constituye en una sesión única, que cumpla con la duración promedio tradicional de 1 hora y media como máximo de duración. En total se realizaron 3 grupos focales, conformados de la siguiente forma: • 1 grupo focal con residentes hombres y mujeres jóvenes, entre 20 y 29 años. • 1 grupo focal con residentes hombres y mujeres adulto-jóvenes, entre 30 y 40 años. • 1 grupo focal con locatarios y locatarios del Barrio Lastarria/Bellas Artes. Se consideró en cada grupo representantes de cada sector del macro-barrio a indagar, de modo de que participaran de la conversación residentes de territorios distintos contraponiendo opiniones, imágenes y representaciones acerca de ambos territorios. Se justificó que los grupos fueran mixtos ya que de esa forma se potenció la producción de información relevante acerca de los estilos de vida en relación a la modalidad de convivencia, considerando la participación en los grupos de parejas que viven juntas sin y con hijos, como de hombres y mujeres que viven solo/as con y sin pareja. Adaptando la metodología planteada por García Canclini en Imaginarios Urbanos (1997) los focus group contaron con apoyo fotográfico para motivar que se expresaran distinciones acerca del espacio por parte de los participantes. En todos los grupos focales se aplicó la presentación de un mismo set de fotografías de cada macro-barrio que presentó los espacios y lugares más emblemáticos de cada territorio en relación a los temas de nuevos usos residenciales y consumo cultural específico de cada grupo, junto con fotografías alusivas a los procesos de renovación poblacional, gentrificación, patrimonio y turistificación, de modo de gatillar la conversación acerca de la vida cotidiana del nuevo residente, buscando motivar la expresión de significaciones y distinciones acerca del espacio que tengan relación, a modo de ejemplo, con la valoración del espacio y el lugar como auténtico, fashion, cool, local, globalizado, entre otras distinciones. El análisis de los focus group se articuló en torno a los dos niveles sugeridos por Wilkinson (1998), que plantean dos niveles de análisis, uno determinado por el contenido y su recurrencia (por ejemplo: análisis de contenido del discurso, cuantificación de las categorías, que pueden ser previas al análisis), y el otro por un análisis etnográfico, que permita una interpretación detallada de los procesos interaccionales y las acciones llevadas a cabo por los grupos en la dinámica de la conversación. Finalmente, cabe relevar la importancia del uso del focus group como técnica que tuvo que ver con la posibilidad de dar cuenta con mayor precisión de las distinciones de los diferentes grupos poblacionales que son protagonistas de la renovación de los barrios céntricos de ambas ciudades. Como plantea la experiencia de utilización de focus group como técnica para estudios de mercado, el focus constituyó un medio para conocer las motivaciones profundas y el discurso del consumidor, aportando a dar cuenta de la construcción de estilos de vida distintivos. 113 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID iv. Análisis de Fuentes Secundarias. Se desarrolló un análisis de fuentes secundarias que permitió caracterizar el desarrollo e impacto de los procesos de renovación urbana en cada barrio. Entre otras consideramos datos censales relacionados con cambio poblacional (Censo 1992 y 2002), registros y páginas web de inmobiliarias, número y tipo de patentes comerciales que intervienen en cada barrio, de modo de cuantificar el número de nueva población residente, la cantidad de nuevos proyectos residenciales y el número de nuevos espacios de consumo cultural en cada zona urbana y barrio que forman parte de la muestra. Los datos del censo en relación a la población de cada barrio fueron espacializados a partir del uso del sistema de información geográfica ARC-GIS previo vaciamiento de los datos censales en REDATAM. La espacialización de datos socio-demográficos para documentar cambios poblacionales y triangularlos con técnicas cualitativas constituye una técnica utilizada en estudios sobre gentrificación cultural, así lo acreditan los estudios de Rofe (2003) para Sydney y Newcastle Australia y Ley (2003, 1996) para Toronto, Montreal y Vancouver, Canadá. También se analizó la presencia y el peso simbólico que adquiere a nivel de revistas y de suplementos especializados la promoción del modo de vida barrial de cada uno de los barrios, desarrollándose una revisión de su presencia en reportajes de revistas acerca de estilos de vida y vivienda y decoración de cada ciudad y región durante los últimos cinco años. El análisis de estas fuentes secundarias servirá como apoyo para desarrollar los capítulos de contextualización de cada caso en tanto “macro-etnografía”. v. Registro Fotográfico y Elaboración de Mapas. Se desarrolló un registro fotográfico de los lugares y espacios icónicos del estilo de vida barrial del nuevo residente y usuario de cada barrio utilizando como fuente los espacios y lugares sugeridos en las entrevistas en profundidad. Se comparó estas fotografías con fotografías de archivo previas al proceso de renovación patrimonial en cada zona urbana y barrio. Parte del registro fotográfico sirvió como material de apoyo para los focus group como ya fuera reseñado previamente. Cabe señalar que la utilización de metodologías de registro etnográfico visual constituye un aporte de la Sociología y Antropología Visual a los estudios urbanos. Recientes estudios como Patch (2004) acerca del anclado o enmarcado paisaje de la gentrificación en Williamsburg, Brooklyn, plantean el aporte que hacen al estudio de procesos de transformación socio-cultural de las ciudades la complementación de análisis fotográfico con la aplicación del método etnográfico para entender temáticas emergentes como la compleja relación que establecen con el paisaje de antiguos barrios, -considerando tanto el entorno físico como cultural de sus antiguos residentes- una población de nuevos y jóvenes residentes/usuarios, que cumplen muchas veces el rol de ser “agentes gentrificadores”. 6. Modelo de análisis de la información recolectada Una vez realizados los análisis de la información recolectada, por cada técnica y los informes respectivos por técnica aplicada, se realizó un análisis 114 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID integrado de la información recolectada en relación a cada uno de los objetivos específicos pre-definidos, analizando como parte de un todo cada segmento de información arrojada por técnica aplicada y formulando las interpretaciones correspondientes. En otras palabras se hizo “dialogar” o “triangular” entre sí la información cualitativa recogida por los diferentes métodos (entrevista, focus, observación y fuentes secundarias), complementándose el análisis también con la información cuantitativa proveniente del análisis inter-censal. El análisis de información planteó el desafío de triangular técnicas cualitativas entre sí y en relación con datos cuantitativos productos del análisis de fuentes secundarias. La triangulación de técnicas cualitativas que responden a distinto orden permitirá construir una etnografía que cubra tanto las diferentes posiciones de sujeto enunciadas anteriormente como niveles etnográficos (residencial, neo-barrial y translocal) como los diferentes niveles de significado que cada sujeto establece con el espacio tanto significaciones de prácticas (identidades y estilos de vida), como la construcción de representaciones e imaginarios acerca de la vida urbana y barrial. Como demuestra la investigación de Rofe sobre gentrificación y construcción de elites globales en las ciudades de Sydney y Newcastle Australia,32 la combinación de métodos provee de una visión holística acerca de nuevos fenómenos de cultura urbana dando cuenta tanto de los significados e interpretaciones que los residentes y usuarios de un espacio dan a su interacción con los lugares locales que ocupan y los espacios globales en que ellos proyectan imaginariamente su identidad. BARRIO HISTÓRICO Estilos de vida urbanos COMPORTAMIENTOS Prácticas de Consumo Barrial Prácticas de Uso de Espacios Públicos Barrio Residencia Prácticas Residenciales Consumo Barrial Abastecimiento y Sociabilidad Prácticas de Consumo Barrial Espacios Públicos Prácticas de Uso de Espacios Públicos BENEFICIOS SIMBÓLICOS Prácticas Residenciales Estilos de vida urbanos Figura 2.1 Modelo Conceptual de Análisis Fuente: Elaboración Propia. BARRIO ACTUAL 32 En dicho estudio se aplicó la triangulación de técnicas cualitativas y cuantitativas como análisis y especialización de datos del censo, cuestionario y encuesta telefónica y entrevistas semiestructuradas tanto a gentrificadores como desarrolladores inmobiliarios. 115 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID El presente modelo sintetiza las principales categorías conceptuales involucradas en el análisis de la información a recolectada en ambas fases etnográficas. Como se observa la investigación configuró una definición operativa del barrio que distinguió tres tipos de espacialidades, que constituidas por: los espacios residenciales, los espacios de abastecimiento y sociabilidad -que configuran los espacios de consumo barrial- y los de espacios públicos barriales. En el contexto del uso cotidiano de estos tres espacios se observó el desarrollo de prácticas culturales de residencia, de consumo y sociabilidad: “elementos cotidianos concretos o ideológicos dados por una tradición y puestos al día mediante comportamientos que traducen en una visibilidad social, fragmentos de esta distribución cultural, de la misma manera que la enunciación traduce en el habla fragmentos de discurso.” (Mayol, 2006: 7-8) Como plantea Mayol -siguiendo el marco planteado por De Certeau- se considera como: “práctica lo que es decisivo para la identidad de un usuario o de un grupo, ya que esta identidad le permite ocupar su sitio en el tejido de relaciones sociales inscritas en el entorno.” (op. cit, p.8) Siguiendo lo anterior se consideró que estas tres dimensiones del espacio barrial en tanto escenarios de prácticas culturales, condensaban tendencias de identificación tanto residenciales como de consumo cultural de espacios privados de uso público, de abastecimiento y sociabilidad, como espacios públicos sintetizables en lo que en nuestro marco teórico denominamos como estilos de vida, constituyendo comportamientos que reportan beneficios simbólicos de distinción, identidad, y ganancia económica según la posición que sostienen cada uno de los diferentes actores en el campo simbólico de cada uno de esos que componen operativamente nuestra noción de barrio. Finalmente, y retomando el marco teórico general de investigación se analizó las prácticas urbanas y distinciones en relación al barrio y sus espacios aplicando como modelo de análisis las tres dimensiones reseñadas como articuladores de la noción contemporánea de estilos de vida. Por un lado, la dimensión económico cultural que plantea que tanto los espacios como símbolos culturales asociadas a la vida en un barrio céntrico de carácter patrimonial constituyen y forman parte en tanto bienes y experiencias mercantilizadas al contexto de una economía simbólica urbana, siendo en particular un enfoque que se aplicó a los locatarios barriales entrevistados de modo de dar cuenta de los sentidos y significaciones y la lógica de acción que establecen en tanto “empresarios simbólicos” para desarrollar emprendimientos que se desarrollan en torno a la vivienda y el consumo cultural de espacios patrimoniales o revestidos de un aura patrimonial localizados en Lastarria/Bellas Artes. Por otro, la dimensión de los estilos de vida asociada a las distinciones, elecciones y jerarquizaciones que los nuevos residentes desarrollan en relación a los espacios de residencia, consumo cultural y espacios público barriales, focalizando en el lugar que tiene en esas distinciones lo patrimonial y del relato de un pasado barrial distintivo. Finalmente, se abordó la dimensión simbólica de la reivindicación de políticas de identidad colectiva e individual y de tácticas de resistencia que se encuentra presente en las prácticas y significaciones que construyen en relación 116 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID al barrio y el centro de la ciudad los diferentes tipos de residentes y locatarios barriales. Estas tres dimensiones aplicadas al análisis de residentes y locatarios barriales puede ser resumida en el siguiente cuadro de síntesis: Noción de estilos de vida Estilo de vida como materia prima de economía simbólica Estilo de vida como procesos de flexivilidad y distinción en el consumo De Certeau Hall Lash & Urry Bourdieu Estilo de vida como políticas de identidad, tácticas, practicas y expresión de imginarios urbanos Zukin Rifkin Figura 2.2 Cuadro Síntesis de Aproximación a Estilos de Vida Fuente: Elaboración Propia 117 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 118 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 3 La trayectoria histórica de Lastarria/Bellas Artes y su relación con el centro de Santiago 119 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 120 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Introduccion. Hacia una genealogía del barrio y sus estilos de vida. El reconstituir la trayectoria histórica del área de estudio constituyó una actividad de investigación central para comprender el presente barrial, ya que se requería articular una primera mirada sobre lo que había sido su pasado y sobre la existencia o no de continuidades/discontinuidades entre el relato histórico y la configuración identitaria de cultura urbana que en relación con su territorio construyen actualmente sus nuevos habitantes y usuarios (Objetivo Específico N°1). De modo de orientar el estudio del hilo conductor existente entre el presente y el pasado del barrio se estableció como hipótesis inicial de nuestro análisis histórico, que una de las claves para entender el particular proceso de transformación urbana que actualmente vive Lastarria y Bellas Artes, tenía relación con entender la trayectoria histórica que han sostenido ambos territorios, en tanto barrios asociados, por su cercanía y contiguidad, al antiguo centro de la ciudad de Santiago. Es así como se indagó, a partir de una revisión histórica del área de estudio, cómo ambos barrios adquirían significación y valoración en su interacción con el antiguo centro citadino, planteándose que la evolución del carácter del barrio, fluctúa en forma paralela, a la constitución, auge, decadencia, y actual renovación del casco histórico de Santiago. Cabe señalar que el indagar la continuidad/discontinuidad de la historia cultural barrial permitió acercarnos con otros ojos a la comprensión y análisis del rescate que hacen del barrio las nuevas generaciones en tanto símbolo de un estilo de vida urbano que encontraba raíces históricas en la trayectoria de Lastarria/Bellas Artes en tanto barrio céntrico que articuló su vida cotidiana a la cultura urbana que desarrollaron y construyeron en su territorio diferentes elites urbanas que se asentaron en el centro histórico de la ciudad. En nuestro análisis adquirieron centralidad tres aspectos fundamentales, elementos transversales, que marcan la identidad territorial del sector: su localización geográfica inicial y los cambios en su morfología producto de sucesivas operaciones de renovación urbana, que explican la estructura actual de su tejido urbano; su ecléctica y particular arquitectura y como esta adopta el carácter patrimonial que hace que se valore gran parte del área de estudio como constitutiva de una zona típica; y los estilos de vida, tanto residenciales como de consumo que van desarrollando generación tras generación, sus habitantes y usuarios. Como resultado de la reconstrucción de la trayectoria histórica del barrio se estableció la existencia de 5 etapas en el desarrollo histórico- barrial: a. Una primera etapa de emergencia y constitución del tejido barrial en el contexto del Santiago colonial, marcada por el carácter inicialmente agrícola de los terrenos que dan origen al Barrio Lastarria. b. Una segunda fase de consolidación del barrio Lastarria en tanto espacio de residencia de las elites aristocráticas de la naciente República, etapa del desarrollo histórico barrial que abarca desde la segunda mitad del siglo XIX, hasta las primeras tres décadas del siglo XX, período en que emerge el sector de Bellas Artes, en el contexto del plan de transformación y expansión urbana del centro de Santiago. c. Una tercera fase de transformación del territorio en un barrio céntrico asociado al proceso de modernización del centro de Santiago, período que tiene como hito de inicio el aporte al ordenamiento territorial y la consolidación del barrio que genera la aplicación de las sugerencias que plantea para la zona céntrica el Plan Brunner (1939), período de auge que engloba las décadas del cuarenta, cincuenta, sesenta y comienzos de los 121 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID setenta, y que culmina abruptamente con el fuerte impacto que genera en el barrio el Golpe Militar de 1973, hito que modificará no sólo la dinámica social a nivel del barrio y de la ciudad sino también de la cultura urbana santiaguina. d. en cuarto lugar, una etapa de decadencia del barrio, marcada por el fin de la cultura urbana desarrollada durante el siglo XX producto del Golpe Militar, proceso que trae como consecuencias el quiebre del la relación histórica del barrio con el centro de la ciudad. e. Fig. 3.1: Plano de emplazamiento del futuro Barrio Lastarria/Bellas Artes. Los canales configurarán su trazado urbano. Fragmento del Plan de la Ville du Santiago, Capitale du Royaume du Chili (1712) de Amadeo Frezier. Original 18 x 29 cms. Escala 500 toesas. (Fuente: Bannen Lanata [ed.], 1995) y finalmente, un período de renovación y revitalización del barrio en torno a la puesta en valor de su patrimonio histórico a partir de la lenta reconfiguración de un nuevo modo de vivir el centro y la relación del barrio con la ciudad, estilo de vida que se configura en el marco del proceso de renovación urbana del centro de Santiago, que se abre a comienzos de los ochenta1 y se robustece en las décadas siguientes de la mano de la consolidación a nivel de la ciudad y del país del modelo social y económico de mercado. 2. Primera etapa. Origen y constitución del tejido urbano de Lastarria y Bellas Artes Fig. 3.2: El valle del río Mapocho y de la capilla de la Veracruz (1864) El fondo da cuenta del origen eminentemente agrícola que determina la morfología inicial del Barrio Lastarria. (Fuente: Peña, Carlos. Santiago de Siglo en Siglo. Citado en Bannen Lanata [ed.], 1995) “Por su ubicacion urbana, ese romántico i estrecho sendero pertenece al barrio de ultra Santa Lucía, en el cual, por el cuento de una vieja i la credulidad de un fraile (el padre Guzman) comenzaron a llamar desde hace medio siglo la casa de don Pedro Valdivia un derruido bodegón de esquina cuando es notorio que aquel suntuoso capitan no habia jamas vivido, sino en la plaza de armas, cual incumbe a su deber, a su orgullo y a su alto puesto. ¿Y será talvez, por esta impostura consagrada en una iglesia y en un retrato ( que a su vez es otro embeleco), que aquel cuartel de la ciudad,como todas las mentiras santiaguinas, acaba en punta, entre los arranques de la Alameda y los.de los Tajamares? Una peregrinación a través de las calles de Santiago BENJAMIN VICUÑA MACKENNA En relación al trazado del territorio en el que se instalan ambos barrios, podemos sostener que su origen está marcado por sus particulares condiciones geográficas, que hicieron que su tejido se construyera siguiendo y adecuándose a los límites naturales de la ciudad fundacional, determinados por el cauce del Río Mapocho, un afluente de éste, La Cañada y el Cerro Santa Lucía (Seccional Santa Lucía-Forestal, 1997). Así, las primeras huellas del barrio Lastarria remiten a dos canales abiertos desde el Mapocho por los pueblos autóctonos2 que originalmente habitaban el lugar, a la llegada de los españoles. Ambos canales abrazaban el cerro Santa Lucía, circulando en orientación oriente-poniente, el uno en dirección hacia el denominado “alto del puerto” (hoy calle Merced) y el otro hacia el sector de Carmen (la Alameda) (Cfr. Fig 1 En efecto, postulamos que este proceso se inicia en el contexto de los ochenta, aún en Dictadura, y se proyecta hasta el presente, a partir de los efectos que genera a nivel de los estilos de vida, los procesos de renovación urbana gatillados a partir de la articulación de los intereses públicos edilicios y los intereses del mundo privado, particularmente de las empresas inmobiliarias. 2 Todas las evidencias históricas plantean que los primeros pobladores del Valle Central a la llegada de los españoles fueron las etnias picunche y promaucae (León Solís, 1991). 122 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3.1 Plano de Amadeo Frezier) Una vez asentados los conquistadores en el eje fundacional, aprovecharon los canales para desarrollar cultivos y quintas agrícolas que establecieron en el sector, asignando al trazar la trama de la ciudad de Santiago, varios solares al territorio cercano al Cerro Welén, el que fue rebautizado bajo el nombre de Santa Lucía. Al respecto, Miguel Laborde3 plantea que en el territorio ubicado al oriente del Cerro, donde hoy se establece el barrio Lastarria, se crearon inicialmente dos chacras. La primera de ellas perteneciente a Bartolomé Blumenthal4, en 1546, y la segunda, a Juan Gómez, en 1557. Ambos terrenos -junto al de Diego García de Cáceres, que posteriormente da origen al Barrio Brasil- constituirán las primeras viñas del Valle Central. Los conquistadores también asignaron solares al interior del Cerro Santa Lucía: uno para instalar una ermita en donde durante la Colonia se veneró la imagen de la Vera Cruz, y otros dos para la instalación de sendos molinos, uno por parte de Rodrigo de Araya, en el sector de la escalinata de acceso al Cerro, y otro por parte, de Bartolomé Blumenthal, en el sector norte del Cerro. Por último, se dispensó otro solar de propiedad de Juan Fernández de Alderete, en el que se instaló una ermita para Santa Lucía, al pie del Cerro (Pérez De Arce, Astaburuaga & Rodríguez, 1993). Fig. 3.3: Fotografía de la Iglesia de la Veracruz en Calle Mesías -hoy Lastarria- (1895) (Fuente: Museo de Arte Virtual (MAV) en Sitio Web MAVI En síntesis, todas estas características permiten señalar que a fines del siglo XVI el tejido urbano del barrio estuvo conformado en su totalidad por chacras o solares, lo que releva un aspecto relevante para la comprensión de su historia: su pasado eminentemente agrícola, que coincide con la identidad de origen que va a marcar desde sus inicios al imaginario urbano santiaguino5. Otro hecho que marca la identidad territorial del barrio original tiene que ver con el peso que adquiere en la conformación de su territorio la permanente lucha con la naturaleza y con el río que amenaza la consolidación de su asentamiento. Ejemplo de esto lo encontramos en la construcción, posterior, entre los siglos XVII y XIX, de los Tajamares del Mapocho, cuya trama pasa por el barrio, bordeando el río al costado norte del Cerro Santa Lucía6. El emplazamiento de las Torres de Tajamar en el sector anticipará la urbanización que está por venir, con Vicuña Mackenna a fines del siglo XIX, determinando el comienzo de la transformación de un espacio de uso agrícola en un espacio urbano. Es así como ya, a fines del siglo XVIII, comienza a urbanizarse el sector, conformándose primero la Calle del Cerro (posteriormente conocida como Victoria Subercaseaux), y la calle paralela denominada en sus orígenes, Calle de Mesías7 3 Miguel Laborde, historiador urbano Director Observatorio Lastrria. Entrevista realizada el 17 de Diciembre de 2007. 4 Bartolomé Blumenthal, castellanizado Bartolomé Flores, y citado en algunos textos como Blumen, de actividad carpintero constructor, pertenecía a la hueste conquistadora de Pedro de Valdivia, y se lo considera el primer alemán en Chile. 5 Podemos hablar de la presencia de una marcada identidad rural en los orígenes de Santiago, y del país, que se ha mantenido a través del tiempo, llegando hasta el presente. Con respecto a esto, José Bengoa (1996) en el texto La comunidad perdida menciona lo siguiente: “La ruralidad, verdadera o aparente, ha sido el modelo de identidad nacional, el modelo de convivencia nacional, el modelo valórico, que ha unido, que ha interpretado a los chilenos, en especial a su clase media y obviamente a sus clases populares”. 6 La construcción de los Tajamares del Mapocho obedece a la lógica de proteger la ciudad de las crecidas del río, convirtiéndose -en tanto hito urbano- en uno de los primeros espacios de turismo urbano de la ciudad. Parte de la obra queda sepultada con la construcción del Parque Forestal a principios del siglo XX. 7 Laborde sostiene que donde hoy se emplaza la calle Lastarria se encontraba situada, en ese mismo período, una chacra que formaba parte del mayorazgo de Santiago Concha. Esta propiedad fue heredada por una de sus hijas, “las condesas”, cuyo matrimonio con un portugués de apellido 123 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID (actual calle Lastarria), reconociendo siempre ambas el trazado previo de las acequias provenientes de la Cañada. También, en el mismo período, se subdividen las tierras de Blumenthal y Gómez en diez quintas, las que dan origen a dos pequeños callejones o calles cortas denominados Los Patos y Tres Montes, que a principios del siglo XIX se convertirán en las actuales calles Padre Luis de Valdivia y Rosal, respectivamente8. Uno de los primeros vecinos connotados que se establece a mediados del siglo XIX en el sector ubicado al oriente del Cerro es Juan Francisco Doursther, comerciante holandés que se encontraba avecindado en la ciudad de Valparaíso como el primer cónsul de los Países Bajos. Doursther, luego de hacer fortuna en la compra y venta de nácar y perlas de la Polinesia, decide avecindarse en Chile9, casándose con Ana María Villavicencio, hija de uno de los primeros colonos españoles Juan Villavicencio, estableciendo la residencia de su familia en el terreno heredado por su esposa. Cabe señalar que el comerciante holandés valorará en sus Memorias los atributos que ofrecía el territorio en términos de su paisaje y vista hacia la cordillera (Doursther, 1982). Durante gran parte del siglo XIX, el incipiente Barrio Lastarria cuenta con un número reducido de vecinos quienes habitan en torno a Villavicencio y la Calle de Mesías en donde se construye entre 1852 y 1857, la Iglesia de la Veracruz (Consejo de Monumentos Nacionales de Chile, 2007). En palabras de Laborde “primero están las casas, la iglesia aparece cuando ya hay un barrio, viene a atender un barrio que no tiene parroquia, que no tiene templo…”. Como señala el historiador urbano, dicha Iglesia constituye un primer homenaje postindependencia a los españoles, gesto que es agradecido por parte de la Corona Española con el envío de costosas alhajas para su ornamento. Por otra parte, y según Ossandón (2008), la Iglesia data de 1858 siendo construida por el arquitecto, Brunet de Baines, quien también figura como autor del Teatro Municipal, lo que habla de la temprana influencia francesa en el barrio y en el centro de Santiago, constituyendo un pequeño templo de estilo neo-clásico con elementos dóricos, cuya fachada reproduce el tema del Arco del Triunfo. Pero el hito fundamental en la constitución del barrio Lastarria, lo constituye el loteo de los terrenos que eran propiedad de los Doursther-Villavicencio. En efecto, al morir Doursther, su viuda Ana María Villavicencio sub-divide en diferentes terrenos la quinta de su propiedad, cuyos comprendían el territorio demarcado por lo que hoy es calle Irene Morales, Bueras, colindando en tramos con Lastarria y la Alameda (Acta Fundacional Comité de Adelanto, 1996), y dando origen a las posteriores calles Villavicencio y Namur (Consejo de Monumentos Nacionales, 2007). La consolidación de ese núcleo central de poblamiento del sector que da vida a un conjunto de casas bien definidas como conjunto, sumadas a las anteriormente ubicadas en Los Patos, Tres Montes y Mesías, permiten hablar ya, hacia comienzos de 1870, de la existencia de un barrio propiamente tal. En síntesis, la primera generación de residentes que habita el área de estuMesías va a dar su primer nombre a la vía, Calle de Mesías, la que será conocida posteriormente como calle José Victorino Lastarria en homenaje al político liberal. 8 9 Ossandón, 1998. Cabe señalar que la residencia de comerciantes extranjeros como Doursther no era un hecho aislado en la capital. Como plantea Vicuña (2001) la apropiación por parte de la elite de la cultura europea cuenta con la visita de de extranjeros, que eran agasajados en las casas patricias donde se alojaban. Algunos como Doursther se establecían y pasaban a conformar parte de la elite al contraer matrimonio con mujeres pertenecientes al linaje de las primeras familias castellanas que se asentaron en Chile. 124 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dio configura un estilo de vida pre-urbanita, caracterizado todavía por la impronta rural que adquiere dentro de la trama de Santiago el sector ubicado al oriente del Cerro de Santa Lucía, cuya división y administración territorial por parte de los conquistadores se articula en base a chacras y solares en donde se producía vino y otros productos agrícolas. En ese marco el primer hito urbano que determina un cambio de los modos de relación y vínculo en el sector lo plantea junto con la subdivisión predial el establecimiento en 1864 de la Capilla de la Veracruz, posterior Iglesia de la Veracruz el que genera un primer polo de actividad vecinal, destacándose a nivel de los estilos de vida de los residentes la temprana instalación en el área de estudio de huellas de un pasado cosmopolita determinado por la residencia inicial de Bartolomé Blumenthal considerado como el primer alemán en Chile y la posterior radicación de extranjeros vinculados tanto al mundo comercial como artístico cuyo ejemplo más concreto lo plantean la residencia del cónsul y comerciante holandés Juan Francisco Doursther cuya huella quedará en el nombre de Namur que se le da a una de las calles interiores del barrio, y del pintor peruano Mulato Gil de Castro cuya presencia histórica será rescatada posteriormente para dar nombre a la Zona Típica homónima. 3. Segunda etapa: consolidación de Lastarria y emergencia de Bellas Artes en el contexto del santiago de fines de siglo xix “¿En dónde ha visto usted un paseo como el Santa Lucía? –agregó en tono triunfal–. M. Tays, el inspector de Paseos Públicos de Buenos Aires, dice que no hay nada superior en el mundo. —Lo que es a mí sólo me gustan los cerros en el campo –replicó Sanders–. En la ciudad prefiero el confort, la vista de las belles y las toilettes confeccionadas por Paquin o por Laferrière. ¡Ah!..., sí..., esta ciudad es insoportable con sus pavimentos horribles que lo hacen a uno remecerse en el carruaje. No digo nada de estas fiestas populares en que uno anda revuelto con todo el mundo. ¡Qué falta de distinción! ¡Qué ordinaria y vulgar es la gente! Me gusta decididamente más la del Palais de Glace o la que uno ve pasar en el coin del Café de la Paix... ¡Ah!..., sí...” Casa grande LUIS ORREGO LUCO En el período posterior a la edificación de la Capilla de la Veracruz, marcado por las últimas tres décadas del siglo XIX, se consolida la trama del territorio barrial en el marco de un amplio y ambicioso proyecto de modernización urbana que involucra la transformación del triángulo fundacional de la ciudad. Un factor clave para el afianzamiento del área de estudio lo plantea la centralidad y protagonismo que adquiere el barrio en el proceso de renovación del centro de la ciudad que plantea el Plan de Transformación de Santiago diseñado y ejecutado por el Intendente Benjamín Vicuña Mackenna10. Producto del impacto urbano 10 Cabe señalar que el proyecto de transformación del centro de Santiago se articula en el marco de una visión dicotómica acerca de lo urbano, que contrapone la existencia de dos sectores de la ciudad, la “ciudad propia” y la “ajena”. Como plantea de Ramón para los efectos de la edilidad la ciudad debía dividirse en sectores, uno, “la ciudad propia y sujeta a los cargos del municipio y (otra) los suburbios para los cuales debe existir un régimen aparte, menos oneroso, menos activo” (De Ramón, 2000:146). 125 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que genera la remodelación del Cerro Santa Lucía, que el Intendente convierte en su “proyecto estrella”, se consolida la puesta en valor del barrio generando este hecho un gran impacto en el precio del suelo del sector. A modo de ejemplo la valorización de las propiedades de los vecinos del sector norte y poniente del Cerro permite abrir dos entradas peatonales desde las calles Merced y Breton (hoy Santa Lucía) en el lugar antes denominado Alto del Puerto (Pérez De Arce, Astaburuaga & Rodríguez, 1993). Cabe señalar que, al asumir en 1872 la Intendencia Vicuña Mackenna, el Cerro Santa Lucía se encontraba en franca decadencia, siendo utilizado como una gran cantera que surtía de piedras para la construcción y relleno de las calles del centro de la ciudad. La remodelación del Cerro11, incluida dentro de los veinte proyectos propuestos por el Intendente se fundamenta en la necesidad de crear nuevos espacios públicos para una ciudad de Santiago que en ese tiempo no contaba con suficientes plazas y paseos. En ese marco, Vicuña Mackenna afirma que: “en un sentido más general, la plaza pública más basta, más higiénica y hermosa bajo todos los conceptos, que está llamada a embellecer la capital, es el cerro de Santa Lucía, que en sí mismo no será sino una aglomeración de explanadas y plazoletas, más bien, una plaza aérea”. (Rodríguez Villegas, 2003: 9-10) Fig. 3.4: Fotografía (1874) del “Estado Mayor” de la remodelación del Santa Lucía posando en la Roca Tarpeya del cerro. Al centro se encuentra Benjamín Vicuña Mackenna, intendente de Santiago. (Fuente: Vicuña Mackenna, 1874) Como se argumentará posteriormente la puesta en valor del barrio a partir de sucesivas intervenciones urbanas va a contribuir a la conformación de una identidad territorial barrial articulada siempre a la transformación y renovación del centro urbano, reflejándose a nivel del barrio las sucesivas etapas de desarrollo que vivencia el antiguo centro urbano. En ese marco es que es posible entender la expansión del barrio y la ciudad hacia el norte del Santa Lucía ganándole espacio al río, expansión a partir de la cual nace el territorio hoy conocido como Barrio Bellas Artes, insertándose su creación dentro de una lógica que combina, la adaptación del centro de la ciudad al paradigma urbanista francés de la época, con el desarrollo de procesos de transformación y renovación urbana basados en principios higienistas12. En efecto, las transformaciones urbanas del 11 El Cerro denominado Huelén antes de la Conquista, había sido un monte sagrado para los indígenas. Por su parte para los españoles constituyó un hito en el valle del Mapocho en torno al cual asentaron la ciudad, nominándolo con el nombre de Santa Lucía en homenaje a la virgen y mártir, patrona del puerto de Nápoles y de la buena vista. (Pérez de Arce et al, 1993) 12 126 En relación con la influencia de principios higienistas en la génesis del Parque Forestal, CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Santiago de fines del siglo XIX, son promovidas y proyectadas por una élite santiaguina que es guiada por la influencia que impone como modelo la arquitectura y la urbanización de las principales ciudades del mundo. Dos hitos urbanos ejemplifican este paradigma de urbanismo a la europea, contribuyendo de paso a consolidar un nuevo sector, contiguo pero a la vez diferenciado de Lastarria. La creación del Parque Forestal en 1901, y la edificación del Museo de Bellas Artes para el primer Centenario, darán impronta a lo que posteriormente se conocerá como el Barrio Forestal o actualmente, el Barrio Bellas Artes. Para que se implementara el diseño del parque se requirió de una acción previa, la ampliación del espacio urbano por sobre el paisaje natural que ofrecía el río Mapocho. En efecto, los primeros antecedentes históricos del emplazamiento del Barrio Bellas Arte nos remiten al trabajo de canalización del Mapocho, la primera de las veinte medidas por Vicuña Mackenna en la Transformación de Santiago, que hace que la ciudad le gane espacio al río creando nuevos territorios, los que llegan hasta la actual calle Ismael Valdés Vergara. Esta labor -iniciada en 1872-finaliza recién en 1891, dejando veinte manzanas (171.910 m2) a disposición de la ciudad (CCHC, 2007). Fig. 3.5 Reconstrucción de la arquitecta Claudia Echeverría (2001) del Plano del Parque Forestal hacia 1904. Basado en el plano de Alcantarillado bajo el rio Mapocho de don Luis Lagarrigue, 1904, “Asociación de canalistas: Sociedad del Canal Maipo 170 años” Rodolfo Hoffman M., Jorge Muñoz P. Nótese como el esquema rescata el detalle de las lagunas que contemplaba el proyecto original. Aproximadamente durante una década el sitio será ocupado como basural, hasta que, en 1901, los terrenos generados por la canalización son transformados, por iniciativa del intendente Enrique Cousiño13, en un gran área verde, que da origen al futuro Parque Forestal, conforme al proyecto del paisajista francés Georges Dubois, profesional que articula su trabajo a la línea desarrollada por los grandes parques europeos. Es a partir de este diseño que se inicia la plantación de 7000 árboles, entre peumos, palmeras, araucarias, ceibos, magnolios, acacias, y trescientos plátanos orientales. Pero las características del proyecto de Parque pasan a ser motivo de debate para la élite gobernante, ya que en un principio se piensa construir edificios que alberguen a ministerios, de manera de configurar un gran barrio cívico frente al Mapocho14. Sin embargo, la idea de renovar el sector logra imponerse planteando como propósito la consolidación de un nuevo polo urbano del centro de Santiago, asociado a la celebración del primer centenario de Chile como República. No obstante, el follaje del Parque Forestal se demorará en crecer y recién décadas más tarde pasará a constituir una atracción urbana: “Los árboles fueron los autores del milagro. El hosco sector ribereño del Mapocho, esquivado en el siglo anterior por sus basurales, vivien- cabe considerar que se elige el emplazamiento de los proyectos en un área de la ciudad en donde se encontraba localizado un pestilente basural, con el objetivo de urbanizar e integrar a la vida urbana dicho zona aledaña al Río Mapocho. (Castillo, 2004) 13 Según Ossandón (1961) la iniciativa original de crear el Forestal, corresponde a Paulino Alfonso destacado abogado y vecino del sector que en 1892 escribe un folleto solicitando su construcción, idea que es aceptada y adoptada posteriormente por el Intendente Cousiño. 14 Entrevista a Miguel Laborde, historiador urbano, director del Observatorio del Barrio Lastarria, 10 de diciembre de 2007. 127 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID das míseras y prostíbulos, comenzó a cambiar en 1900, cuando la feliz idea de Paulino Alfonso, de transformarlo en parque luego de la canalización del Mapocho, fue haciéndose realidad” (Laborde, en Acta de Fundación Comité de Adelanto Barrio Forestal-Santa Lucía, 1996:3) Manteniendo su trazado, el parque también sufrirá transformaciones, como las que marcan la supresión, por motivos de higiene, de la gran laguna que consideraba el proyecto inicial, suceso que viene a ocurrir pasada la década del treinta (Martínez en Municipalidad de Santiago-Dirección de Obras, 2006). Fig.3.6: Fotografía (1920) de la laguna del Parque Forestal. Al fondo se observa el Museo de Bellas Artes. (Fuente: Archivo digital del Museo Histórico Nacional www. fotografiapatrimonial.cl) Por su parte, el edificio del Palacio de Bellas Artes15, construido por el destacado arquitecto Emilio Jecquier, que como se verá posteriormente constituye un destacado residente del barrio, puede ser definido como de un estilo neoclásico, fuertemente reforzado con detalles del Art Nouveau y toques estructurales de arquitectura en metal. Construido bajo la influencia de las tendencias parisinas contemporáneas, tanto su recorrido interno como la fachada principal del Museo de Bellas Artes toman como modelo el Petit Palais de París, que fuera construido por Charles Girault para la Exposición Internacional de París de 1900. Por su parte, la cúpula de vidrio que corona el Hall central del Museo es diseñada y construida en Bélgica, y adquirida a la Compañía Centrale de Construction de Haine, Saint Pierre, y traída a Chile el año 1907. En síntesis, cabe remarcar que ambos proyectos, el Parque y el Museo de Bellas Artes representan, el espíritu de una época, ya que a fines del siglo XIX y comienzos del XX se hacía sentir en Chile y particularmente en la élite santiaguina, establecida en el centro urbano, las influencias de la Belle Epoque, que se iban a materializar en el arte, la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo (Municipalidad de Santiago-Dirección de Obras, 2006). 3.1 La Morfología y Estructura Residencial del Barrio Post Centenario. Saliendo de la calle de la Maestranza (actual calle Portugal), la Alameda toma el viejo aire colonial y español de todo el barrio; A lo lejos la calle de Villavicencio, más cerca la de Mesias, todas con casas de antiguo estilo, grandes aleros, puertas descomunales, con enormes clavos algunas. La acequia de la Alameda, canalizada ahora y cubierta, corría entonces como torrente junto a la vereda norte. Un idilio nuevo (1913) LUIS ORREGO LUCO Pasado el Centenario el área de estudio habrá consolidado una estructura y trama de calles que constituye una importante transición a su forma actual. Al respecto cabe constatar el significativo aporte que supuso el uso de fuentes documentales para caracterizar, la morfología del barrio, permitiendo una primera aproximación a la descripción de sus estilos de vida residenciales. En ese marco el análisis del Plano Catastral, elaborado por Alcides Aray16 en 1915, para 15 Si bien el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile había sido creado el 18 de septiembre de 1880, bajo la denominación inicial de Museo Nacional de Pinturas, instalándose en el espacio del antiguo Congreso Nacional,es re-inaugurado con la construcción del Palacio de Bellas Artes, edificio que alberga una gran Exposición Internacional, el 21 de Septiembre de 1910, acto inserto en las fiestas del Centenario de nuestra Independencia. 16 Cabe señalar el aporte realizado por el historiador Simón Castillo quien reparó en la existencia en la Biblioteca del Campus Lo Contador del referido Plano Catastral el que para su mejor mantención fue fotografiado digitalmente por el alumno del Doctorado Pablo Hermansen. 128 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID la Asociación Chilena de Aseguradores contra Incendio (cfr. Fig. 3.6), permite reconocer por un lado, la existencia en esa fecha de una estructura del sector Lastarria muy similar a la actual, en que el callejón de Mesías pasa a denominarse calle Lastarria -en un temprano homenaje al escritor liberal-, y donde, por otro lado, emerge la calle Santiago Bueras, como calle interior que genera una continuidad de Villavicencio al oriente, abríendose una primera salida de conexión de Villavicencio con la Alameda, lo que facilitará el futuro vínculo del barrio con el resto de la ciudad17. Por otro lado, si se analiza a partir del Plano, la estructura de propiedad del sector oriente del área de estudio, se puede postular que el eje constituido por calle Villavicencio se configura como el “centro del barrio” en dicho período, siendo en dicho eje en donde se concentran residencias pertenecientes a connotadas familias de la elite santiaguina de comienzos de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, permitiendo dar sustento histórico a la asociación del “antiguo barrio” con la elite política, artística e intelectual santiaguina, hecho que se constata a partir de revisar las inscripciones de propiedad que en el documento señalan, como conviven en el mismo espacio tanto familias de destacados políticos tanto a nivel de Santiago como del país, como de artistas, escritores y personalidades culturales de la época hicieron del barrio su lugar de residencia. En relación con la elite política encontramos como ejemplo el caso del matrimonio de María Tocornal y Enrique Cousiño, que cuenta con casas de dos y tres pisos de material ligero ubicadas en el sector de Villavicencio con la Alameda, hoy calle Namur. Cabe recordar que Enrique Cousiño fue Intendente de Santiago durante el período entre 1900 y 1906, y que su esposa María Tocornal, es hija de Carolina Doursther Villavicencio, y por ende nieta de la familia fundadora del barrio conformada por Ana Villavicencio y Francisco Doursther18, lo que grafica como aún a esa fecha se heredaba y se reproducía las propiedades del barrio en un círculo reducido de familias. Otro ejemplo de presencia de la elite aristocrática lo plantea la localización en la misma manzana sur de Villavicencio de una casona de dos pisos de propiedad de Victoria Subercaseaux, viuda del Intendente Benjamín Vicuña Mackenna, (Villavicencio 354 y 360), que se constituyó en una verdadera líder barrial, incidiendo en la adquisición de jerarquía del barrio, tanto por su origen aristocrático como por sus convicciones liberales y progresistas19. En relación al mundo artístico cultural resalta el emplazamiento, también en Villavicencio, de las propiedades de un piso pero de material sólido de Francisco Gandarillas y del escritor Luis Orrego Luco en Villavicencio 349 y 361 respectivamente, ubicándose en la esquina de Lastarria con Villavicencio una propiedad de dos pisos perteneciente al arquitecto catalán Antonio Coll y Pi. Como testimonia el análisis del Plano de Aray en calle Villavicencio se concen- 17 No obstante, en esa época aún no se constituía el pasaje interior de Paulino Alfonso cuya entrada actual se hace por Merced. Tampoco existe todavía la conexión entre el Forestal y la Alameda que se establece en forma posterior, al edificarse en la década de los veinte la Casa Concha, ni existe por extensión la calle Estados Unidos y su conexión con Villavicencio, que se denominará posteriormente calle Namur. Todas estas transformaciones formarán parte del desarrollo y consolidación del “barrio moderno”. 18 En efecto, María Tocornal, es hija de Carolina Doursther Villavicencio, siendo sus abuelos Ana Villavicencio y Francisco Doursther, quienes -como señaláramos anteriormente- constituyen uno de las primeros vecinos del barrio histórico de mediados del siglo XIX. 19 Avecindada durante más de tres décadas en calle Villavicencio, Subercaseaux desarrolla un conjunto de actividades en pro de los derechos de los trabajadores y de los veteranos de la Guerra del Pacífico. Al fallecer en 1931, y en el contexto de las fiestas del Centenario de Vicuña Mackenna, por acuerdo de la Municipalidad de Santiago se cambia el nombre de la antes denominada Calle del Cerro, rebautizándola como Avenida Victoria Subercaseaux. 129 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tra la población de origen extranjero que habitaba el barrio en esa época, destacando las propiedades de las familias Albert, Wattier y Robert de origen inglés, la de las familias Chanalett, Sade, Bourgeois, de origen francés -que conviven con la presencia central de Victoria Subercaseaux- destacando también la presencia de familias de inmigrantes de origen catalán marcada por la residencia de las familias Prá y Barceló, y de origen italiano representadas por las familias Arditti y Goffi. Fig.3.7: Fragmento General del Plano Catastral de la Ciudad de Santiago, elaborado por Alcides Aray en 1915. En él se visualiza la morfología general de Lastarria y Bellas Artes en la primera década del siglo XX. Fuente: Fotografía del Plano Catastral Original, Biblioteca Campus Lo Contador, Universidad Católica de Chile. Fig.3.8: Fragmento del Plano Catastral de la Ciudad de Santiago, elaborado por Alcides Aray en 1915. El detalle corresponde a las propiedades pertenecientes al Barrio Lastarria. Fuente: Fotografía del Plano Catastral Original, Biblioteca Campus Lo Contador, Universidad Católica de Chile. Siguiendo el Plano, encontramos que paralelo a Villavicencio, en calle Santiago Bueras dicho documento registra propiedades pertenecientes entre otros al destacado arquitecto francés Emilio Jecquier. En particular su casa constituye una propiedad de material ligero, de una altura de tres pisos, lo que grafica que el carácter del barrio aún estaba dado por las grandes casonas de madera antes de la preeminencia de edificaciones en altura de carácter modernista 20, que caracterizarán la etapa de desarrollo posterior del área de estudio en tanto “barrio moderno”. 20 Agradecemos al profesor Fernando Pérez su fundamental ayuda para interpretar los contenidos del catastro. Por motivos de espacio no se presentan un análisis y caracterización global del área de estudio a la fecha de la elaboración del catastro, quedando pendiente esa tarea para el informe final de la investigación. 130 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Cabe señalar que Emilio Jecquier en la época en que se diseñó el plano catastral (1915), constituía uno de los arquitectos más reconocidos dentro de la aún pequeña sociedad santiaguina, a partir de su destacada participación junto a otros profesionales europeos en la edificación de las obras públicas en el Chile del primer centenario, siendo así autor, además del Bellas Artes de una serie de edificios de relevancia como la Estación Mapocho, la Universidad Católica (Casa Central) y la Estación Providencia (que quedaba en el sector de la Plaza Italia y que fuera demolida en 1940). Cabe consignar que Jecquier se constituye en el primero de una larga lista de arquitectos que a lo largo de todo el siglo XX irán dando forma y carácter a un barrio asociado al desarrollo y evolución de la arquitectura chilena en sus diferentes etapas y estilos. Sobre el rol de la arquitectura en la puesta en valor del barrio ahondaremos más adelante cuando abordemos el período de apogeo del barrio en el contexto de la modernización del centro de Santiago. Fig.3.9: Retrato de Emilio Jecquier. Fuente sitio web Portal del Arte Por último, si se analiza los planos de las viviendas resalta como factores diferenciadores de estas la existencia de diferentes materiales de construcción y la consiguiente diferenciación en las medidas de seguridad y protección respecto de unas y otras viviendas. En ese marco destacan la existencia de casonas de dos y hasta tres pisos en las que sobresale la inclusión de la tecnología del muro contrafuegos. La inclusión de dicha tecnología en las propiedades de mayor valor como las de Subercaseux y Jecquier, ambas casonas de mayor tamaño y de materiales más sofisticados, plantea una jerarquización respecto a otras viviendas de la ciudad que no cuentan en la misma época con dicha técnica de prevención de incendios, hablando de su valorización y de su menor antigüedad comparativa en el tiempo en relación a otras casas sujetas a una normativa de construcción que no incluye dicha tecnología, recién introducida en 1892 (Gutiérrez, S/N)21. Una vez analizada la morfología y distribución de la propiedad residencial del barrio en la época del Centenario, profundizaremos en la relación del barrio con el estilo de vida de las elites a partir de describir las tendencias de ocupación general del centro de Santiago, por parte de la oligarquía, describiendo sus principales espacios de sociabilidad y de consumo distintivo. 3.2 La Articulación del Estilo de Vida Barrial con el Estilo de Vida Céntrico de las Elites A modo de introducción, cabe constatar que la consolidación del “barrio antiguo” y del antiguo centro de la ciudad de Santiago, como un espacio asociado a las elites aristocráticas acontece en el marco más amplio de lo que el historiador argentino José Luis Romero (2001) denominó para Santiago y otras urbes latinoamericanas como el período consolidación de las “ciudades patricias”, metáfora con la que simbolizó los procesos de cambio que acontecían en la estructura social de las principales ciudades latinoamericanas, que determinaron el paso o tránsito del predominio de las burguesías criollas a una nueva elite urbana configurada por una mixtura entre parte de la antigua elite y nuevos grupos de poder. Esto se visibiliza en el caso de la ciudad de Santiago, en procesos socioeconómicos como la ampliación de la propiedad sobre la tierra, los que generan transformaciones que amplían la composición de la oligarquía o patriciado, al que se suman nuevos miembros. Citando al historiador Manuel Vicuña: “…la expansión de las tierras cultivadas y las ganancias sin precedentes reportadas por las exportaciones agrícolas, a su vez hicieron 21 Para esta parte del análisis cartográfico se retoman los conceptos planteados por el arquitecto Fernando Pérez en relación al Plano de Aray. Enero de 2009. 131 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID posible la subdivisión no onerosa de las vastas haciendas de la Colonia. Como resultado, más familias patricias pudieron llevar un estilo de vida acorde con su estatus social. La mayor oferta de tierras facilitó además la legítima incorporación a la elite tradicional de comerciantes, mineros y financistas acaudalados.” (Vicuña, 2001:32) En efecto, la división de las haciendas y solares coloniales, cuyo ejemplo más patente en el área de estudio lo configura el loteo inicial del terreno de los Villavicencio, permite que poco a poco se desarrolle un proceso de expansión urbana del cual son protagonistas nuevas familias que ingresan a la clase alta, ampliándose por consiguiente la sociabilidad aristocrática a nuevos sectores del comercio y de las finanzas que no formaban parte de su núcleo inicial articulado en torno a la propiedad de la tierra22. Este cambio en la estructura social se espacializa en la transformación de la estructura social del barrio en donde conviven familias vinculadas al mundo hacendal (Tocornal, Subercaseuax, Orrego Luco) con representantes de las nuevas elites comerciales (Prá), junto con la “antigua clase creativa” de la época configurado por intelectuales como el escritor Luis Orrego Luco y destacados residentes barriales como el escultor catalán Coll i Pi y el arquitecto francés Emilio Jecquier. Por otro lado, a partir de la gestión de Vicuña Mackenna en la Intendencia, que es continuada por sus sucesores en el cargo, llegan los primeros adelantos tecnológicos de la época al centro de Santiago, los que contribuyen a configurar una cultura urbana céntrica similar a la de los centros de las ciudades europeas hecho que se irradia del centro histórico de Santiago al territorio del barrio. En ese marco destacan, la instalación de la primera red de agua potable en 1866 (Gutiérrez, S/N), los primeros teléfonos en 1880, y el establecimiento de alumbrado eléctrico, primero en 1883, en la Plaza de Armas y algunos edificios céntricos (Cáceres, 2000), junto con la instalación de la primera planta de energía térmica para dar luz eléctrica a la ciudad, que entra en funcionamiento en 1900, proporcionando la energía necesaria para que funcione el alumbrado público y domiciliario y el transporte mediante servicio de tranvías eléctricos (De Ramón, 2000). Siguiendo a De Ramón, ya en 1875 el centro de Santiago estaba provisto de todos los servicios que requería una ciudad capital para el funcionamiento de su vida social abundando los hoteles, cafés y restaurantes, ubicados fundamentalmente en el espacio cercano al casco histórico de la ciudad. Ejemplo de esto es el establecimiento de un hotel de lujo en el segundo piso del antiguo portal de Sierra Bella (hoy Portal Fernández Concha), el que funcionará primero con el nombre de Hotel Santiago para luego establecerse como Gran Hotel Inglés en 1880 y mutar a Gran Hotel de Francia en 1890, nombre con que funcionará hasta su incendio en la década del veinte. Por su parte entre los cafés más renombrados y exclusivos de la ciudad antigua, se encontraba el restaurant del Cerro ubicado en la cumbre del Cerro Santa Lucía, el que contaba con salones privados y una sala de cristal para el verano con juegos de aguas y flores tropicales. En el mismo lugar, y ubicado en la terraza sur se encontraba el Teatro del Cerro, que funcionando de Septiembre a Marzo era escenario de espectáculos de zarzuela, operetas, y “tandas” de canciones (Tornero, 1872 en De Ramón, 2000). Un espacio fundamental en la estructura de la cultura urbana de la época es el espacio del Teatro Municipal construido en 1853, destruido y vuelto a construir 22 Una representación simbólica que ejemplifa este proceso, a nivel de la literatura, lo constituye la figura de Don Dámaso Encina presente en Martin Rivas. El personaje encarna la presencia en la cultura urbana santiaguina de una nueva fracción de la clase dirigente representada el empresariado minero. 132 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID en 1870, edificio que al novecientos configura, según De Ramón (2000), el centro de la vida cultural de Santiago, siendo una actividad focal de la oligarquía santiaguina el ir a la opera, en una época en donde faltar a la ópera era “como faltar a la misa” (Balmaceda Valdés, 1969). Por otro lado, con el nuevo siglo, aparece en 1903, el primer espectáculo de “biógrafo” o cine de Santiago, que se ofrece en el Teatro Apolo ubicado en Estado con Agustinas, lo que marcará un antes y después en la oferta de ocio y diversión urbana. Otra actividad característica de la cultura urbana del nuevo siglo tiene que ver con la realización al interior de las antiguas casas y casonas de “tertulias”. Como señala D´Halmar (1975) en la tertulia “existía un rito para visitar y para recibir”, que marcaba la vida social de los vecinos del antiguo centro santiaguino: “…Apenas pasada la hora de la comida, que era de seis a siete y media, tocando la oración, digamos, sonaba la camapanilla y las personas de la casa, ya prevenidas y servidas de prisa y corriendo para alcanzar a arreglarse, eran sorprendidas siempre en mitad de sus composturas; alguno más diligente o menos prolijo, daba la cara por los demás y salía el primero al salón donde habían sido introducidos ya los visitantes y donde, entre sí, cambiaban impresiones en voz baja, o se arrelingaban unos a otros. Entretanto, en la despensa, la eterna sirviente vieja, disponía por primera providencia la mistela o la aloja y los dulces chilenos, y las muchachas levantaban la mesa y la ponían para el té con galletas y tostadas, y a veces con jamón, fiambres y tortas.” (D´Halmar, 1975:134) Finalmente, otro espacio de sociabilidad de la época, exclusivamente masculino, lo constituyen los cafés y los clubs. Los cafés en Chile venían de los tiempos de la colonia adoptando, en un principio, nuestra cultura urbana el estilo de café español, consistente en un recinto cerrado organizado para la conversación en voz alta, jugar a la baraja, fumar y beber una copa con los amigos alrededor de una mesa, dejando transcurrir el tiempo (Peña Muñoz, 2001). Respecto a los cafés cabe hacer una disgresión para sostener que las elites santiaguinas nunca tuvieron una tradición tan fuerte como la europea de reunirse en espacios públicos. Como plantea Manuel Peña: “…nuestra idiosincrasia ha sido distinta porque a diferencia del temperamento europeo que privilegia la terraza y el café para la vida social, nuestro carácter se ha inclinado más por la vida íntima al interior de las casas.” (Peña Muñoz, 2001:67). En efecto, a pesar de su afrancesamiento el comportamiento de las elites aristocráticas se orientó siempre, más que a reunirse en espacios visibles que dan a la calle, en la ocupación de espacios internos, salones y comedores donde transcurrían las conversaciones y tertulias de políticos e intelectuales23. Un ejemplo patente de esto lo encontramos en el caso de las elites políticas donde su sociabilidad se desarrolla en los clubes. 23 Esta reflexión no es menor si se trata de ponderar la existencia o no en el pasado de una cultura urbana del café como la que pareciera visibilizarse en la actualidad el sector de José Miguel De la Barra con su amplia oferta de cafés culturales y de diseño. Al parecer más que ser parte de una revitalización de una práctica urbana propia pareciera ser la introducción de un componente de de la vida urbana moderna que en Santiago no existió nunca con la fuerza y presencia que si tuvo en otras metrópolis latinoamericanas como Río, Sao Paulo o Buenos Aires. 133 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En ese sentido, y a modo de imitación de la vida urbana europea, se establecen en el centro de Santiago, espacios como el Club de la Unión, formado en 1864 por un grupo de las familias más renombradas de la oligarquía santiaguina, el Club de Septiembre, el Club de Santiago, el Club del Progreso y el Círculo Militar, así como también se abren diferentes clubs asociados a la política, el Radical, el Liberal Democrático y el de la Alianza Liberal, el deporte y las colonias de inmigrantes, destacando la apertura del Club Alemán, el Italiano, el Círculo Español, y el Club Francés. Va ser el estilo de vida urbano asociado a esta última cultura el que más efecto ejercerá sobre el barrio y el centro hasta la llegada del primer Centenario. 3.3 La Influencia Francesa en el Barrio y en el Centro de Santiago. En síntesis, la emergencia y consolidación del barrio coincide con una fuerte influencia del estilo de vida francés, y particularmente el estilo de vida urbano parisino asociado a la emergente cultura urbana del moderno centro de Santiago. Es esa vida urbana de centro la que irradia e influencia la vida cotidiana del barrio. Este fenómeno de auge de la vida urbana se consolida junto con el avance de la República y el predominio de los gobiernos liberales proyectándose hasta las primeras décadas del siglo XX teniendo un abrupto fin con la crisis del salitre y la Depresión económica de 1929. Como plantea González Errázuriz (2003), la influencia francesa en Chile, puede ser sintetizada en la acción de cinco elementos definidos por: el rol central que le cabe a los libros y periódicos de origen francés como difusores de la vida cultural europea; el papel que le cabe a las congregaciones religiosas de origen francés en la educación de las élites y de los emergentes grupos medios; el afrancesamiento en las modas, usos y costumbres de la aristocracia; la influencia política del desarrollo institucional francés en el chileno, y por último, y en términos más directos, el rol difusor que asumen como promotores de la cultura y estilo de vida urbano parisino, los chilenos que experimentan un período de residencia relativamente prolongado en París. Las manifestaciones de la cultura francesa en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX no sólo abarcaron el ámbito intelectual, sino el diario vivir, con sus costumbres, modas, construcciones y formas de sociabilidad, afectando no sólo a la clase alta santiaguina, sino que además en distinta medida y de diversas formas, a la emergente clase media urbana y a las elites regionales. Algunas prácticas que simbolizan esta tendencia de “vida a la francesa” las constituyen las tendencias de moda en relación con la vestimenta, articulada con la compra y exhibición de dichos artículos indumentarios24. Por otro lado, un evento urbano que tuvo gran efecto en el afrancesamiento de los gustos de la clase dirigente, y la difusión del “estilo francés” fue la Exposición de Santiago de 1885, donde el gobierno y los comerciantes franceses se preocupan de mostrar lo mejor de su industria y artes con el fin de expandir el comercio con Chile (González Errázuriz, 2003). También el “modelo francés” se impone e impacta en prácticas como la comida y la bebida de la clase dirigente de Santiago. Esta transformación dará pie a lo que, con ironía, se denomina como el “período del champañismo”25, 24 Cabe señalar que las principales tiendas de ropa francesa se encontraban ubicadas en el antiguo centro de Santiago. 25 134 El término “champañismo” hace alusión al alto consumo del champagne como bebida al- CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID en un contexto en que la élite experimenta los frutos del auge económico, en contraposición con un mundo popular urbano, que vive en situación de pobreza (Palma, 2004). Algunos de los espacios prototípicos del “champañismo” se localizan en el territorio del actual Barrio Bellas Artes, particularmente en lo que fuera un eje central de la bohemia de fines del siglo XIX y comienzos del XX, la calle Huérfanos26. En dicho eje vial se encontraba localizado el Café-Restaurante Santiago, más conocido como Papa Gage27, el que constituyó un importante escenario de sociabilidad festiva de los jóvenes de la élite, que desarrollan en sus cuatros paredes, su forma de vivir “la bohemia”. Según las Memorias de Oreste Plath (1987) este espacio constituyó un centro social prototípico del “viejo Santiago”, donde desarrollaban su bohemia la “jeneusse dorée”: “Se decía que fue el restaurante de la juventud dorada de la generación del Centenario. Los descendientes de Papá Gage, carnales o espirituales, mantuvieron la tradición gastronómica, cuyos blasones de nobleza fueron la langosta a la indiana, el vol au vent de ostras, los carapachos de jaiba, el arroz al curry, las salsas de alcaparra y la tortilla al ron. El plato de resistencia para los parroquianos habituales era el bistec a lo pobre, que parece nació aquí y comenzó su marcha triunfal por los restaurantes. Sus vinos nacionales y extranjeros mantenían legítimamente su prestigio. Fue un establecimiento de fama. Su cocina: única en Santiago; la propaganda, decía que lo era de Sudamérica. Fue punto de reunión de turistas. Todo terminó con la muerte de Papá Gage acaecida en 1920.” (Plath, 1987:60) Por su parte, Manuel Peña asociará el Papa Gage a una postal del estilo de vida juvenil de las elites de la época, que resulta plenamente representativo del modo de vida bohemio que articulan las elites del barrio que indagamos: “Era la época cuando la jeunesse dorée de Santiago comía en el Restaurant Gagé, vestía a la dernière y paseaba bajo las arquerías de los portales luciendo sus brillantes zapatos de charol, sus bastones de junquillo con empuñadura de metal niquelado y sus pañuelos de seda granate —el color de la época— asomados en el bolsillo con un semi- descuido estudiado” (Peña Muñoz, 2001:76) También la huella de la influencia francesa se expresa en la irrupción del art noveau y el art decó en la arquitectura del centro de Santiago, que tienen como destacado escenario el territorio de Lastarria y el entorno del Bellas Artes. En el caso del Barrio Lastarria la experimentación asociada a dichos estilos se plasma -como veremos con mayor profundidad más adelante- en la arquitectura de Luciano Kulczewski. En el caso de Bellas Artes, la expresión más consolidada de la influencia arquitectónica francesa está dada por la edificación del Museo homónimo que da nombre e identidad al sector. Como plantea Godoy (1977), el proceso de europeización de Chile, y en particohólica que acompaña la sociabilidad desarrollada por la oligarquía santiaguina. 26 No deja de ser curiosa la recuperación actual de la cultura de urbana del Siglo XIX, que realizan en términos del imaginario posmoderno del centro histórico al que refiere Hiernaux (2006), los empresarios simbólicos del barrio actual al construir sobre la base material de una antigua casona barrial, que había sido previamente utilizada como almacén, el espacio del Opera/Catedral, híbrido artefacto urbano en donde conviven los espacios de consumo cultural del restaurant exclusivo e internacional (en el primer piso), con el espacio del bar, el pub, el grill, y la “antigua” discoteque, congregados en el espacio asociado al segundo piso y terraza del “Catedral”. 27 El Papá Gagé que recibe ese nombre por el apellido de su dueño, Francois Gage, funciona según Plath (1987) entre 1880 y 1920. 135 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cular el de Santiago en el siglo XIX, tuvo que ver también con el cosmopolitismo que empiezan a desarrollar las jóvenes de la aristocracia santiaguina28, al migrar hacia París y Londres. Una primera migración de jóvenes se desarrolla entre 1827 y 1830, y una segunda -en la que participa Vicente Pérez Rosales- entre 1840 y 1855. Para Godoy, estos jóvenes: “sin desnacionalizarse, contribuyeron a cambiar las costumbres tradicionales” (Godoy, 1977:5 en Aguirre, 1995: 89). Dentro de este contexto generacional de la “juventud ilustrada”, podemos situar a José Victorino Lastarria, escritor e intelectual que reside gran parte de su vida en el barrio, y que se constituye, junto con Francisco Bilbao, en uno de los principales impulsores de la llegada de nuevas ideas a la conservadora sociedad chilena y santiaguina, aportando a difundir las nuevas concepciones políticas y sociales que provenían de Francia, recogiendo el pensamiento de autores como Taine, Racine, Montesquieu y Comte, entre otros (Aguirre, 1995). En ese sentido, no es menor que la calle principal que da origen a la denominación actual del barrio, constituya un homenaje al aporte de José Victorino Lastarria. También, dentro del marco sugerido por Godoy, es posible situar a la figura del Intendente Vicuña Mackenna, que asume la Intendencia de Santiago en 1872 a una edad relativamente temprana para la época, los cuarenta años, después de volver dos años de estadía en Europa (Pérez De Arce, Astaburuaga & Rodríguez, 1993). Fig. 3.10: Fragmento Sector Centro y Barrio Lastarria en Plano de Santiago de F. A. Fuentes para el libro Geografía Descriptiva de la República de Chile, 1897 (20 x25 cms, sin escala) Fuente: El Santiago de Ansart, Taller de Investigación Primer Semestre 2002, Profesor Fernando Pérez 3.4 La Articulación Histórica del Barrio con el “Habitus Artístico-Arquitectónico”. Un elemento distintivo del barrio es su asociación con una fracción de las elites aristocráticas vinculada al mundo del arte y la creación. Un hecho que marca tempranamente la impronta artística, con la que se identificará posteriormente al barrio, lo constituye la residencia en el lugar, de José Gil de Castro, el “Mulato Gil de Castro”, pintor de origen peruano, que se convierte en uno de los favoritos de la aristocracia criolla no sólo de Chile, sino también de Perú, Argentina y Venezuela. Gil de Castro establecerá su casa-taller entre 1808 y 1822, en la Calle de El Cerro. 28 Esa relación entre un segmento de la juventud y el barrio no será menor, e irá contribuyendo -generación tras generación- a construir la identidad presente del barrio. Sobre este punto volveremos más adelante. 136 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Su nombre será recuperado un siglo y medio más tarde para designar así a un nuevo espacio barrial, que se articula como polo cultural y económico del barrio actual, la Plaza Mulato Gil. Posteriormente destacarán como ejemplos pioneros de una identificación más amplia del barrio con el habitus artístico-cultural el asentamiento como residentes barriales, primero, a fines del siglo XIX, del pintor y dibujante Francisco Gandarillas29, y a comienzos del siglo XX, junto con Jecquier, del arquitecto Domingo Calvo Mackenna. En el caso de Calvo Mackenna, se trata de un arquitecto chileno que estudia -como era la tendencia de la época- en París, lo que determina que sus obras, muchas de ellas realizadas en el barrio, cuenten también con influencias francesas. Esto queda expresado por ejemplo en el edificio Rosal 332, de estilo neo-clásico construido en 1928, y otras obras de diferente estilos pero armónicas -que forman frentes coherentes- que permanecen en calle Victoria Subercaseaux y Rosal, siéndoles encargadas por los empresarios Carlos y Luis de Castro (Instructivo Zona Típica, 2003), lo que plantea la existencia de una clara intención, ya en esa temprana época, de construir barrio por parte de sus habitantes y usuarios. Posteriormente se domicilia en el barrio, a comienzos del siglo XX, el escultor catalán Antonio Coll y Pi, cuya casa -construida en calle Villavicencio con Lastarria- albergó en los ochenta y noventa del siglo XX al conocido Café El Biógrafo. Coll y Pi era un destacado pintor y escultor catalán que llegó a Chile en 1906 invitado por el Gobierno de Chile para asumir como Profesor de Dibujo Ornamental y Pintura Decorativa de la recién fundada Escuela de Artes Decorativas de Chile. Coll y Pi deja su impronta como escultor en el barrio al ser el autor del Monumento al Bombero Voluntario 30, que se encuentra localizado en una plazoleta de calle Ismael Valdés Vergara frente al Museo de Arte Contemporáneo. Fig. 3.11: Fotografía del Arquitecto Luciano Kulczewski Fuente: Fotografía en Sitio Web Nuestro. Cl Pero quizás el más notable y emblemático representante de la articulación entre habitus artístico y el barrio lo constituye la figura de Luciano Kulczewski. Este arquitecto clasificado como precursor del período moderno y máximo representante del estilo Art Noveau en la arquitectura chilena, es el que le dará el sello de más notable originalidad a los edificios que constituyen el área sur poniente del área de estudio, que forma parte del actual Barrio Lastarria y colinda con el sector de Plaza Italia. Como plantea Riquelme (1996) los trabajos de Kulczewski en proyectos como los del Cerro San Crístobal y los diferentes grupos de vivienda social que construye en diferentes barrios de Santiago le permiten capitalizar y adquirir terrenos muy bien ubicados en el sector próximo a la recién construida Plaza Baquedano (sector denominado posteriormente como Plaza Italia) y al prestigiado sector aledaño al Parque Forestal. Es allí donde aplicará toda su creatividad artística, en proyectos en los que coloca un sello personal que hacen de sus proyectos edificaciones únicas y eclécticas que van más allá de su valor arquitectónico, en las que transita del Art Decó, al Art Noveau, incorporando también elementos del Modernismo. Cabe señalar sobre dichos proyectos, que su grado de innovación los llevó a ser incomprendidos en su tiempo31: 29 En el caso de Gandarillas se lo destaca como fundador de la Academia de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música y por ser el director del primer Museo Nacional de Bellas Artes. 30 El monumento data de 1913 siendo instalado por la Municipalidad de Santiago, en el quincuagésimo aniversario de la fecha de fundación del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santiago, que había sido creado el 20 de diciembre de 1863. 31 Cabe constatar, la creciente re-valoración, tanto de la obra como de la personalidad de 137 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “No todos llegarán a ser exitosos y algunos incluso le depararán dificultades en el financiamiento, debido, tal vez, a su afán de creatividad artística, que superaba la prudencia económica y que lo impulsaba a buscar una mayor riqueza formal y material del edificio antes que su más fácil comercialización. Es el caso de los edificios que proyectara frente al Parque Forestal” (Riquelme, 1996:50) Los edificios construidos por Kulczewski en el barrio son tres. Se trata de los proyectos edificio Merced 84, apodado la “Gárgola”, proyectado en 1927 y construido en 1928, que obedece al estilo Art Decó, y constituye uno de los primeros edificios de Chile junto al Edificio Ariztía, siendo pionero al ser el primero con sistema de calefacción y ascensor centralizado32; el Edificio de Merced 268, de estilo art noveau, proyectado en 1929 y construido en 1930, y el Edificio de Alameda 115, que también se inscribe en el Art Noveau, y que articula dos viviendas que lo que hoy constituye la actual sede del Colegio de Arquitectos. Fig.3.12: Retrato de Luis Orrego Luco. Fuente: Sitio Web Memoria Chilena. Punto aparte lo constituye la edificación de su casa-taller en Calle Estados Unidos 201, que comienza a proyectarla en 1926 y que finaliza su construcción en 1928. En la Casa-Taller de la Familia Kulczewski Yanquez asoma toda la creatividad del arquitecto que resuelve en la escasa superficie de lo que parece un resto de manzana más que un loteo el construir una especie de un pequeño castillo palacio medieval de tres pisos en la que resalta su firma en la fachada y su recargada decoración que incluye el escudo familiar arriba del pórtico de entrada y detalles de decoración que incluyen a un poderoso can como capitel. La obra es una de las más eclécticas en cuanto a estilos combinando elementos del Art Noveau, el Art Decó y el Gótico en un singular alarde arquitectónico: fachada de piedra, almenas, torreón y cadenas (Ossandón, 2008). Pero la vinculación del barrio con el mundo de la creación no se agota en la Arquitectura también tiene un nexo con la historia de la literatura chilena de comienzos de siglo XX, y sus sucesivas vanguardias a lo largo del siglo XX. Fig.3.13: Fotografía de Jenaro Prieto. Fuente: sitio web Memoria Chilena. En primer lugar, un notable residente de calle Villavicencio será Luis Orrego Luco, escritor, que reconocido por su sensibilidad social y perteneciente a la denominada “generación del novecientos” constituirá uno de los primeros aristócratas en criticar el ostentoso estilo de vida que desarrollaban las clases altas de la ciudad de Santiago, a través de su polémica novela Casa Grande. También en las primeras décadas del siglo XX se instalará en calle Victoria Subercaseaux el escritor y diputado conservador Jenaro Prieto, autor que incluso incluye al barrio como escenario de sus novelas es Jenaro Prieto33, quien habitara durante un período en calle Victoria Subercaseaux, edificio que hoy habita la destacada bailarina y coreógrafa Vicky Larraín. Kulczewski tanto desde la perspectiva turístico-patrimonial siendo sus edificios y su casa parte central de las nuevas rutas patrimoniales que se desarrollan actualmente en el Barrio Lastarria. Lo mismo acontece desde el marketing que hacen nuevos emprendimientos económicos como el edificio de Lastarria 60 en donde actualmente a la fecha de finalización de la tesis, en el patio central de la estructura que acogerá a un nuevo patio de comidas, se expone como parte de la publicidad del proyecto la biografía del arquitecto como símbolo palpable de un barrio con identidad artística y cultural. 32 Transcripción de Conferencia de Cristián Matzner (Consejo de Monumentos Nacionales), Mayo de 2006 en http://kulcz.blogspot.com/ 33 En su novela de 1928, El Socio, Jenaro Prieto cita al Gage como el lugar de encuentro del protagonista Julián Pardo con uno de los antagonistas. Prieto también menciona la calle Rosal como locación del departamento o estudio donde Pardo se junta con Anita Alvear su amante, lo que en sí permite sostener como ya a comienzos de siglo se empezaba a configurar la imagen de un barrio céntrico en directa conexión con la “vida de centro”. 138 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Por su parte también existen datos que plantean que en el edificio de Rosal 355, vivió el destacado escritor Augusto D`Halmar. Posterior al Centenario surgirá una nueva generación de jóvenes pintores que asociados a las primeras vanguardias hará uso del barrio tanto como territorio de residencia como espacio de encuentro. En el campo de la pintura destacará Camilo Mori, que instala su casa y taller en Victoria Subercaseaux sirviendo de sitio de encuentro para el Grupo Montparnasse. Posteriormente, se instalará en el sector Nemesio Antúnez (Instructivo Zona Típica, 2003), quien será un activo participante de la vida cultural del barrio exponiendo en las primeras ferias de Arte que se realizan en el Parque Forestal a fines de los cincuenta. En el caso de la literatura, habitarán el barrio literatos pertenecientes a la generación del 38 como el recientemente fallecido Miguel Serrano, que hasta la fecha de su muerte en 2009 vivía en un departamento de José Miguel De la Barra. Otro residente notable de Lastarria, a lo largo del siglo XX fue el poeta, escritor, parlamentario y diplomático Julio Barrenechea. En el barrio vive durante gran parte de su vida, primero en pensiones ubicadas en calle Villavicencio y luego en un departamento ubicado frente al Parque Forestal34. A su muerte su viuda adquirirá liderazgo barrial siendo presidenta de la Junta de Vecinos. Por su parte, en el campo de las artes plásticas dos residentas importantes del sector de Bellas Artes son las pintoras Inés Puyó y Lily Garafulic, viviendo la primera en la casona denominada Casa Puyó Medina, ubicada en calle Monjitas con Miraflores (Barrio Bellas Artes), que fuera construida entre 1903 y 1910 por el arquitecto Emilio Jequier, lugar actualmente protegido como Inmueble de Conservación Histórico. En definitiva, la articulación del barrio como polo cultural residencial y laboral de sucesivas generaciones de aristócratas, intelectuales y artistas, potenciará el carácter cosmopolita del sector, que se irá renovando con el tiempo. Es así como esta vocación artístico-cultural del barrio se proyecta desde fines del siglo XIX a todo el siglo XX. 3.5 La Articulación de lo Artístico con “lo Bohemio”. Si bien el área de estudio configura ya a mediados del siglo XX un espacio marcado por una identidad distintiva, vinculada a su carácter aristocrático y artístico-cultural, esta identidad se complementa con un atributo complementario que tiene que ver con el carácter bohemio y cosmopolita de sus usuarios y habitantes más significativos. Es posible sostener que esa mixtura de arte, cultura y bohemia retoma una identidad histórica que liga, desde sus orígenes, fuertemente al barrio con la sociabilidad y la diversión festiva. Si se profundiza sobre este punto, se constata que los bordes y fronteras del barrio siempre han constituido espacios porosos, de cruce entre la sociabilidad de las elites artísticas expresadas en las sucesivas vanguar34 Miguel Laborde, en su biografía del poeta, ayuda a reconstruir -a partir de la experiencia de Barrenechea- cómo era el ambiente del barrio ya a comienzos de los setenta: “Desde el departamento, frente al Parque Forestal, puede caminar a la Academia y también a la Parroquia de la Veracruz. Trozo del viejo Santiago, intacto, el Barrio Lastarria es siempre igual a si mismo; la pequeña iglesita también, como del sur, con modestos feligreses del vecindario. Es tan fácil ir a misa cualquier día, comulgar. Le gusta todo en el sector. Incluyendo esas dos callecitas vecinas, Paulino Alfonso y Dr. Corvalán Melgarejo; conoció a los dos personajes en su tiempo y siempre andaban juntos, amigos en la vida y en la muerte.” (Laborde, 2002) 139 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dias de la arquitectura, plástica y la literatura, y la sociabilidad popular asociada a la ocupación de los espacios públicos del centro, y los espacios del otro lado del Río, que configuran primero la Chimba, y el actual Barrio Bellavista. Desde un acercamiento a la descripción de la sociabilidad de las elites, Laborde35 plantea la existencia temprana en el sector, de una vida urbana asociada al uso recreativo y gastronómico de la ribera del río Mapocho. En efecto, las características del terreno hacían que fuera un lugar tradicional para que las clases altas fueran a “tomar la fresca” al costado del Mapocho que no estaba contaminado ni “hediondo” -como ocurría con la ribera norte del río-, siendo frecuente la práctica urbana de ir a “tomar el aire con vista a la cordillera”. Por su parte, los espacios de borde y de frontera del barrio con el centro y con el Río Mapocho dan lugar a espacios de sociabilidad festiva de corte popular. En las calles y espacios públicos del barrio en tanto espacios del centro de Santiago se cuelan prácticas de la “otra ciudad”, que entran en tensión con las costumbres y la normatividad que se trata de imponer desde la “ciudad propia”. Es así como desde los tiempos de la Independencia proliferan las chinganas en el perímetro aledaño al barrio, donde se cantaba y bailaba al costado del Río Mapocho, siendo posible, según Laborde, identificar la existencia de a lo menos dos chinganas en el actual sector donde se encuentra el Palacio Bruna. Otro espacio festivo popular lo configuran los restaurants, cafés asiáticos36, y ramadas que subsisten hasta comienzos del siglo XX en el sector37. La disputa simbólica por el uso del espacio público, que se desarrolla entre las elites y el mundo popular, va a perdurar hasta el primer Centenario, generando escándalo en la prensa y la sociedad de la época, la que va a solicitar la erradicación de los numerosos y antiguos prostíbulos que se localizaban en el entorno del recién inaugurado Museo de Bellas Artes: “Es indispensable que la Alcaldía tome algunas medidas que evite por lo menos que los escándalos se hagan públicos, no hay que olvidar que ese barrio será muy concurrido por la asistencia al Palacio de Bellas Artes” (El Ferrocarril [1910] citado en Salinas et al, 2007:39) En síntesis, todos estos datos permiten sostener que el barrio en sus orígenes también estuvo emparentado con una tradición de sociabilidad urbana vinculada con la fiesta popular, que tuvo fuerte presencia en la cultura urbana santiaguina, hasta el primer Centenario38. No obstane, pese a que los españoles habían introducido ciertos elementos rituales a través del “barroco”, con la naciente República tienden a predominar puntos de vistas racional-iluministas que excluyen del territorio urbano la expresión popular de lo festivo. La traducción de este proyecto cultural conservador al territorio del centro de Santiago, da como resultado un proyecto de modernización urbana que intenta colocar 35 Entrevista a Miguel Laborde, historiador urbano. 10 de diciembre de 2007. 36 Salinas define los “cafés chinos” o “cafés asiáticos” como un tipo de burdel encubierto” que opera bajo la pantalla de ser un café y que recibe dicho nombre por la procedencia de sus propietarios en su mayoría de origen chino o asiático. 37 En una reciente investigación, Salinas et al (2007) establece registro histórico, de la localización en el sector de Lastarria, en el período entre 1870 hasta 1910, de un restaurante popular, tres “cafés asiáticos” -ubicados en el sector de Alameda entre Lastarria y Namur-, y espacios de celebración carnavalesca en calle Santiago Bueras. 38 Este último punto es fundamental para precisar de qué manera la asociación tanto de Lastarria como de Bellas Artes a un uso exclusivo por parte de un solo sector social no deja de ser una construcción reduccionista no exenta de tensiones por parte del uso popular de los espacios naturales y áreas verdes que circundan al emergente barrio y que marcarán hasta la actualidad una tensión entre su uso intra-barrial y la apropiación que hace del barrio y sus espacios público el habitante de la ciudad. . 140 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID fuera de los límites físicos y simbólicos de la ciudad lo festivo y lo popular39. Ya para el primer Centenario el uso festivo-popular del centro de la ciudad habrá sido disciplinado dando paso a una apropiación protagónica por parte de los habitantes del barrio, en su mayoría pertenecientes a la clase alta y a las élites dirigentes, quienes plasmarán en el uso del territorio del “centro” sus modos de vida, prácticas de uso y apropiación del territorio del centro que se encontrarán, como revisáramos anteriormente, fuertemente influenciadas por la difusión de las costumbres europeas, particularmente las francesas. Pero esta lógica de la distinción, en base a la contraposición de culturas urbanas y estilos de vida dejará su impronta en el imaginario colectivo y en la construcción simbólica del barrio indagado. Una distinción cultural clave, la constituirá la histórica relación de oposición, pero también complementariedad en términos de la festividad y la creación artística, que se establece en la naciente cultura urbana santiaguina entre lo popular y lo aristocrático o ilustrado que se establece entre los barrios ubicados a uno y otro lado del río Mapocho, cuyo ejemplo más patente lo plantea la contraposición entre el centro y los barrios de las elites, y la Chimba, que se encuentra presente en la escritura de novelistas y cronistas urbanos. En contrapunto, a la cultura festiva popular, cuyo “centro histórico” lo constituye la Chimba, las elites confrontarán su cultura de la diversión y de la bohemia, que se despliega en el centro de la “ciudad propia”, cultura del consumo y bohemia que se construye a partir de su adopción de las costumbres urbanas de las ciudades europeas.Cabe señalar, que esta dualidad se resignificará hasta el presente planteando la contraposición entre dos barrios artísticos, que a su vez representan dos estilos de vida contrapuestos pero complementarios, ubicados a uno y otro lado del Mapocho, el más popular del Barrio Bellavista y otro más aristocrático y elitista asociado al Barrio Lastarria y el Bellas Artes40. Como plantea Vicuña (1996) los miembros de la primera generación de bohemia que ocupa como escenario de diversión el centro de Santiago, constituían ya un grupo urbano híbrido donde se mezclaban jóvenes provenientes de la elite (del “vecindario decente”) como el ya citado escritor Luis Orrego Luco, Alfredo Irrarázaval Zañartu, Alberto Blest Bascuñán y Jorge Roberto Huneuus Gana, como de origen mesocrático como el mismo Tondreau y Manuel Rodríguez Mendoza, los que en su mayoría hacían sus primeras armas en el periodismo siendo colaboradores del Diario La Época, y que departían tanto en la sala de redacción del periódico como en el espacio del ya citado Papa Gage. Un espacio fundamental de bohemia lo establecen los espacios de consumo céntrico vinculados a la colonia germana y española. 39 De hecho, cuando Vicuña Mackenna planifica la ciudad del siglo XIX, la piensa como un fenómeno dual, diferenciando la coexistencia de dos espacios urbanos opuestos, la “ciudad ilustrada” y la “ciudad bárbara”, pensando en proteger la primera de la segunda (De Ramón, 2000), la ciudad de la elite, de la ciudad de los ranchos y arrabales en donde vivía el mundo popular y en cuyos espacios se desarrollaban expresiones carnavalescas y festivas. 40 La imagen de la pertenencia del barrio a la ciudad de las elites quedará plasmada en el imaginario urbano que condensa la literatura nacional. Como plantea el novelista Carlos Franz (2001), al elaborar un análisis de cómo la ciudad de Santiago ha sido abordada desde el imaginario de la novela urbana, existiría un arquetipo de barrios definido como la “ciudad de los Césares” en el que sería posible localizar e incluir a los barrios Lastarria y Bellas Artes, dentro de una construcción mítica que da cuenta de una ciudad y una cultura urbana idealizada, que pudo ser pero nunca logró consolidarse. Siguiendo al autor: “La Ciudad de los Césares abarca antiguos espacios de la ciudad marcados por su condición mítica. La Alameda, el cerro Santa Lucía, el Parque O´higgins –ejemplos de varios otrosinventan y desmienten en el curso del siglo, el mito de una urbe que alguna vez habría sido mejor. Como todo mito, este es la secreta expresión de un deseo. Su carácter de paseos públicos, de lugares de encuentro social, habla de la posibilidad siempre deseada, siempre perdida, de una convivencia integrada en una ciudad y sociedad más armónica.” (Franz, 2001: 28) 141 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En relación con la influencia cultural germana Plath consigna el funcionamiento en Huérfanos 713 esquina de Mac-Iver, al interior de la Galería Cohen, de un restaurant de comida alemana llamado simplemente Club Alemán, o “los Alemanes”: “Su bar era pequeño, pero muy bien atendido por Enrique Müller, los schops y el surtido de sandwiches que servían de cecinas, pastas, y pepinos en salmuera, los convertían en exquisiteces alemanas. Los almuerzos en sus comedores, se distinguían por los perniles con chucrut o puré picante. Todos sentíamos saciados nuestros gustos.” (Plath, 1987:62) Posteriormente con la llegada de inmigrantes españoles que huyen de la Guerra Civil se instalan en el centro nuevos espacios de sociabilidad asociados a la vida urbana que aportan a Santiago los refugiados hispanos. Ejemplo de esto lo marca la apertura en Miraflores entre Merced y Monjitas del restaurante Miraflores, que es rápidamente colonizado por los intelectuales de la República española que se habían exiliado en Chile, siendo sitio de reunión de intelectuales como Leopoldo Castedo, Arturio Soria, Vicente Mengod, Eleazar Huerta y los hermanos Juan y José Ricardo Morales. Santiago Ontañón, conocido escenógrafo que estuvo cerca de un año refugiado en la embajada chilena en Madrid al terminar la guerra, junto con Antonio Romera habían decorado los muros con caricaturas de los comensales. Por último, cabe señalar que la bohemia también resignificó el espacio de viejas propiedades del casco histórico colonial. Es así como viejas casonas fueron ocupadas en su momento como espacios de sociabilidad festiva. Como ejemplo se pueden citar el establecimiento del Black and White en la denominada Casa Colorada, lugar que llegó a ser el epicentro de llegada de los periodistas de los diarios céntricos. Otro caso similar lo plantea la Posada del Corregidor en el actual sector de calle Esmeralda con Mac Iver. 3.6 El Barrio y la Consolidación de su Identidad Territorial: la Articulación de un Carácter Aristocrático, Artístico y Bohemio. En síntesis, si la trama y límites básicos del área de estudio se consolidan a partir de las transformaciones a las que se somete al antiguo centro de Santiago, el estilo de vida y la cultura urbana con las que se asocia al lugar tendrá que ver con la impronta que le da al territorio, el uso y apropiación que hacen del barrio sus primeros generaciones de habitantes, tanto residentes como usuarios del espacio barrial, que eligen vivir allí por las cualidades particulares de un paisaje identitario en donde predomina como valor central la relación privilegiada con la mejor estructura cultural y de espacio público de la ciudad. En efecto, la consolidación del sector poniente y norte del barrio producto de las transformaciones de Vicuña Mackenna sumadas al afianzamiento de la trama del sector sur constituido por Lastarria, y la posterior edificación del Museo de Bellas Artes y creación del Parque Forestal hacen que de forma muy temprana el sector sea apreciado y valorado como un lugar distintivo, para un sector de la aristocracia capitalina asociado al mundo político, artístico e intelectual. A nuestro juicio es la conjunción de estos tres elementos: origen aristocrático, habitus artístico, y carácter bohemio los que dan continuidad a la cultura del barrio desde el Centenario hasta el Golpe Militar, momento que marca una ruptura de la cultura urbana que articula el barrio con la vida del centro. 142 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4. Tercera etapa: el auge y apogeo de Lastarria y Bellas Artes en tanto barrio céntrico y moderno “Esto no es Europa, donde las clases altas pueden permanecer por siglos en el mismo barrio, porque son las mismas familias, y tienen como motivo de orgullo el vivir en la misma casa que sus ancestros. Aquí las clases altas se renuevan con mucha rapidez y, por una parte, necesitan demostrar que ahora son los dueños, y por la otra, necesitan huir de los advenedizos que les pisan los talones y los suplantarán dentro de poco. La estructura de la ciudad es la expresión de esta huida continua de las clases altas, una ciudad heterógenea y caótica, donde todos los estilos arquitectónicos tienen cabida, todas las ideas europeas de los últimos dos siglos encuentran expresión arquitectónica, incluido el indigenismo, pero sin que ninguna idea llegue a cuajar del todo, ordenando en torno a ella la ciudad o, al menos a un sector de ella sino las casas y edificios se yerguen desordenadamente a lo ancho del Valle de la Gran Depresión Central, conformando una especie de mercado persa de las ideas arquitectónicas y del pensamiento en general, como una gigantesca metáfora de la cabeza heteróclita e irresoluta de sus habitantes” Fig.3.14: Plan Brunner para Santiago; anteproyecto de zonificación, 1930. Fuente: Brunner, 1932 La patrulla de Stalingrado RADOMIRO SPOTORNO El auge del Barrio Bellas Artes y del Barrio Lastarria, se vive entre la década del treinta al cincuenta, período en que ambos consolidan su integración y complementariedad dentro de la trama urbana de la ciudad. Un hito central para que acontezca esa integración del barrio a la vida urbana santiaguina, en tanto “barrio céntrico”, tiene que ver con el impacto positivo que generan las propuestas contempladas en el Primer Plan Regulador de Santiago, diseñado por Karl Brunner en 1930. Cabe señalar que como plantea Hofer (2006) Brunner introduce el concepto de zonificación para el área central de Santiago: “De ahí previó en el concepto de zonificación funciones prioritarias únicas como densidad y restricción en altura y creó por medio de una definición explícita “zona mixta” el uso integrado de cada barrio de la ciudad “ (Hofer, 2006:33). En ese marco, el Plan propondrá una primera normativa para conservar el carácter urbano y arquitectónico del barrio, al que denomina Santa Lucía-Forestal41, señalando como usos de suelos permitidos para el sector, la vivienda y el comercio, y planteando una primera normativa de regulación de la altura en la edificación, que contempla para edificación continua, un mínimo de 12,8 metros y un máximo de 18 metros, y para edificación aislada un máximo de 22 metros. (Seccional Santa Lucia-Forestal, 1997) Como plantea Rosas (2006), con la implementación de las ideas de Karl Brunner entre 1930-1960 se produce la conformación y consolidación del Centro de Santiago, fijándose una dinámica de relación entre el centro de la ciudad y el 41 El Plan realiza una primera delimitación del territorio de Lastarria y Bellas Artes como una sola área englobándola en el Barrio Santa Lucía-Forestal que es definido en el Plan como el territorio existente desde Mac Iver hasta el vértice oriente, que configura la actual Plaza Italia (SECCIONAL SANTA LUCIA-FORESTAL, 1997). 143 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID resto de la metrópoli. En el caso de Lastarria y Bellas Artes, las prescripciones anteriormente señaladas permiten que las edificaciones en altura desarrolladas en el barrio durante los años posteriores a la puesta en práctica de la normativa, se relacionen armónicamente con su geografía. Como ejemplo de esto, se puede citar el cumplimiento de la norma de altura en las Calles Victoria Subercaseaux y Santa Lucía que determinan que sus edificios residenciales y de servicios (como hoteles e instituciones públicas) sean edificados con una altura y volumetría similares que respeta las proporciones del Cerro. Un elemento clave para entender la particular construcción de estilos de vida asociada al barrio lo plantea la paradoja de que el momento de su auge en tanto espacio de vida urbana coincide precisamente con el momento de la mayoritaria migración de las elites al sector oriente de la ciudad. En efecto, precisamente en el momento en que se consolida su carácter de barrio céntrico, asociado al mundo artístico y bohemio, las nuevas generaciones, los hijos e hijas de las elites urbanas que habitaron el barrio, constituyendo su núcleo poblacional fundamental, deciden migrar al oriente de la ciudad en busca de un estilo de vida que las diferencie del caos y el desorden que plantea para ellas la vida de ciudad que ven reflejada en el nuevo estatuto que adquiere el moderno centro de Santiago. Siguiendo a Recabarren (2008), los nuevos barrios residenciales que se construyen en los loteos de sectores agrícolas de la antigua Ñuñoa y Providencia responden al deseo de los sectores altos de alejarse del centro de la ciudad considerado ya como excesivamente agitado o bullicioso, como al requerimiento de las emergentes clases medias, que anhelan la oportunidad de obtener una casa propia en un espacio que, desde sus comienzos, adquiere un status privilegiado42 . Como sintetiza la Revista Zig-Zag, ya para la década del treinta se había consolidado un estilo de vida residencial opuesto al estilo de vida urbano céntrico, que había seducido a las elites, un estilo de vida asociado al pasado rural, representado por la “ciudad jardín”: “En un tiempo fue la parte baja de la ciudad la favorecida por las construcciones de la gente adinerada, por todos aquellos que tenían timbre de nobleza y gruesos caudales en los bancos. Esta agrupación de personas dio margen a la formación de calles residenciales de un determinado tipo, como son las calles Huérfanos, Catedral, Compañía, Agustinas y Moneda, así como República, Dieciocho, Ejército, Carrera y otras. Sin embargo, con las necesidades de la vida y el afán de salirse de las normas arquitectónicas imperantes, la gente comenzó a buscar nuevas formas para hacer sus casas y lugares más novedosos y pintorescos que aquellos que había costumbre de buscar. Y la gente con dinero comenzó a emigrar hacia la parte alta de la ciudad. Esta afición por las construcciones de estilo Inglés, con parque y jardines, donde la vida no sólo tiene el atractivo soñoliento de sus salones, sino el encanto de la vida con perspectivas de naturaleza, con canchas de tenis, golf y otra clase de reuniones, dio margen a la formación de barrios residenciales, tan importantes como Los Leones, Providencia y un sector importante de Ñuñoa.” (Revista Zigzag, N°1372; 1931:70, en Recabarren, 2008) 42 Para el autor citado, las características que fomentaron esta expansión urbana lejos de un centro menos atractivo para ser habitado fueron: el menor valor de sus terrenos, la facilidad en el transporte de tranvías que ya recorrían las avenidas Providencia e Irarrázaval, el aire más puro en medio de las campiñas y, la posibilidad real de hacerse propietario en villas independientes rodeados de árboles y jardines. En ese marco los chalets constituyen el modelo de residencia preferido por la elite santiaguina que comienza a poblar el sector oriente de la capital, principalmente por su cómoda distribución de los espacios, el aprovechamiento de la luz y la independencia que les proporcionaban sus jardines. 144 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En ese sentido cabe plantearse una pregunta fundamental, por qué un segmento minoritario de las elites, mientras la mayoría de su clase o grupo social migra, se queda y refugia en un sector del centro de la ciudad, que pareciera no sufrir el deterioro o pérdida de calidad de vida que si experimentan otros barrios asociados al centro histórico. ¿Cuál es el atractivo que retiene a parte de la antigua población, y atrae a nuevos pobladores de diferentes clases sociales, que detienen la decadencia del sector producto de la migración su población originaria? Una pista que desarrollaremos para responder a esta pregunta tienen que ver con la continuidad que se da en la lógica de distinción asociada al habitar el barrio, continuidad representada por la presencia en esta nueva etapa del barrio de parte de la generación fundadora asociada a la elite aristocrática, que no migra y se queda en el barrio, y la renovación que genera en la vida barrial la llegada de una nueva camada de residentes, configurada por una generación de urbanitas que (re)descubre el valor del barrio y del centro moderno urbano a partir de un habitus que articula la valoración de un estilo de vida urbano, moderno y bohemio, con un alto capital económico y cultural, sumada a la residencia de nuevos artistas, alguno de menores recursos económicos, pero que aportan con sus estilos de vida a dar continuidad al estilo de vida artístico y bohemio en el barrio. A nuestro juicio esta continuidad en la lógica de distinción que implica vivir en el barrio es clave y se plasma en la particular valoración que hace el nuevo residente del barrio, de mediados de siglo XX, de su estilo de vida artístico y bohemio asociado a la vida urbana de la metrópolis, acompañado de su apreciación de elementos fundamentales en articular un nuevo gusto, dentro de los cuales juega un rol central la impronta que da al barrio la edificación de proyectos residenciales en altura, departamentos de renta, que obedecen a los patrones de la arquitectura modernista chilena. 4.1 La Arquitectura Modernista y su Rol en la Revaloración del Barrio. En efecto, ya a comienzos de los años treinta se comienza a apreciar un proceso de densificación en el centro de Santiago que se irradia al barrio, el que se intensifica paulatinamente hasta mediados de los cincuenta, en donde parte de las casas y casonas ubicadas en Lastarria y Bellas Artes comienzan a ser reemplazadas por edificios en altura, algunos de los cuales fueron diseñados por renombrados arquitectos de la épzvoca.5 Dentro de este proceso un elemento clave en la puesta del valor del barrio en el siglo XX tiene que ver con la identidad que le aporta al barrio y a su nuevo residente el emplazamiento en su territorio de proyectos arquitectónicos, en su mayoría edificios en altura, pertenecientes a la arquitectura moderna chilena. Estos adquieren gran centralidad y prestigio al conjugar el valor de su arquitectura con el hecho de ser los primeros edificios en altura de corte residencial de la ciudad y del centro urbano43. Como plantea Eliash (1989) en su estudio Arquitectura y Modernidad en Chile, recién a partir de la segunda mitad de los veinte: “…la existencia de escuelas de arquitectura, los viajes y las influencias de revistas comienzan a reflejar las preocupaciones y búsquedas de la arquitectura europea y norteamericana de las primeras déca43 En efecto, los primeros edificios del centro de Santiago habían sido en su mayoría asignados a usos de oficina siendo sedes de instituciones bancarias. 145 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID das del siglo.” (Eliash, 1989:14) De este modo se produce un proceso peculiar de actualización de la arquitectura nacional, que hace que movimientos que tuvieron un largo desarrollo en Europa como el Art Nouveau, el Art Decó, el Colonial y el Racionalista lleguen a la cultura santiaguina casi simultáneamente en el tiempo, siendo el territorio del barrio Lastarria, asociado al sector del Forestal y del cerro Santa Lucía escenario de edificios que manifiestan en forma ecléctica dichas influencias, lo que sumado a su emplazamiento en los sectores más valorados del barrio por su acceso a las áreas verdes, frente al Parque y el río, y al Cerro Santa Lucía, contribuirían a subir la valoración económica del suelo en el barrio. Fig. 3.15: Fotografía del edificio Santa Lucía o “El Barco”. Santa Lucía esquina Merced. Arquitectos: S. Larraín y J. Arteaga, 1934. Fuente: Fotografía del autor. En ese marco serán, junto con las edificaciones precursoras ya analizadas de Kulczeski, fundamentalmente los edificios modernistas construidos a ambos costados del eje José iguel De la Barra, y en calle Ismael Valdés Vergara frente al Parque Forestal los que consolidarán y proyectarán el carácter único del área de estudio hasta el presente. Se trata de edificios elegantes, con gran diseño y terminaciones, a cargo de renombrados arquitectos que como Duhart, Echeñique, Larraín-García Moreno, Cóstabal y Garafulic, constituyen y forman parte de la arquitectura moderna en Chile. De este modo, la llegada de la modernidad a la Arquitectura chilena, se reflejará en las nuevas construcciones que se desarrollan en los ejes centrales de ambos barrios. Una de las tipologías más representativas de esta arquitectura moderna la constituyen los edificios de Ismael Valdés Vergara 251 y Monjitas 283-287 que, construidos en el período que va desde 1930 a 1955, que van a representar una significativa muestra de la arquitectura del Movimiento Moderno y el Art Decó (Municipalidad de Santiago-Dirección de Obras, 2006). Otra construcción representativa es el Edificio Santa Lucía, que edificado por el arquitecto Sergio Larraín-García Moreno, es bautizado, en alusión a su particular forma, como “El Barco”. Por otro lado, el arquitecto Julio Bertrand será el autor de dos de las mansiones más destacadas del sector Lastarria-Forestal, la denominada Casa Bruna44, en donde se instalará durante años el Consulado de Estados Unidos y la Casa Valdés Bustamante, de Merced con Lastarria, que hasta 2007 albergará al Instituto Chileno Francés de Cultura. Fig. 3.16: Fotografía del Palacio Bruna. Merced 230. Arquitectos: Julio Bertrand y Pedro Prado, 1916. Fuente: Fotografía del autor En ese sentido resulta interesante constatar como en el contexto del centro de Santiago de mediados del siglo XX, estos localizados en el barrio constituyen los primeros hitos de edificación en altura de carácter residencial de la ciudad, la que es definida originalmente como departamento de rentas. Junto con el desarrollo inmobiliario que plantea la construcción frente al Forestal y José Miguel De la Barra de edificios modernistas, el barrio fortalecerá su carácter e identidad de barrio céntrico con la llegada e instalación comercial de puestos y tiendas de migrantes de diferentes naciones quienes se instalan fundamentando en torno al eje de Merced que hace las veces de vía conectora con el centro de Santiago. 44 Un ejemplo de la fastuosidad presente en la morfología del barrio lo representa la edificación en Calle Merced del Palacio Bruna, en 1921, casa del millonario empresario salitrero y senador nortino Augusto Bruna (ex consulado de Estados Unidos, hoy sede de la Cámara de Comercio), residencia edificada por Julio Bertrand, arquitecto titulado en l’École Spéciale d’Architecture de París, y Pedro Prado, ambos miembros del Grupo de los Diez. Este palacio casi no alcanza a ser habitado por Bruna, ya que al finalizar su edificación sobreviene la crisis del salitre siendo adquirido por el embajador de Estados Unidos en 1939, para ser posteriormente derivado a ser el edificio del Consulado. Este modo de vida “afrancesado” característico de la belle epoque santiaguina será criticado tempranamente por Luis Orrego Luco en Casa Grande (1908), escritor que curiosamente también se asentará en el barrio. 146 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En 1955 se instala en calle Merced el Estudio Fotográfico Tunekawa, regentado por el migrante japonés Guillermo Tunekawa el que mantendrá abiertas sus puertas hasta 2006. En la esquina de Merced con José Miguel De la Barra se instala también durante los cincuenta el almacén El Principal de la familia judía Gottlieb cuyo negocio permanece activo en el barrio hasta 2005 momento en el cual es vendido para ser reciclado y fusionado con otra propiedad conformando el actual edificio del restaurant Opera-Catedral. En Merced, un poco antes de llegar a Miraflores se establece también unos de los primeros almacén de comerciantes chinos en Santiago. Posteriormente a fines de los sesenta se instala en Merced esquina Lastarria, el lavaseco y luego con un almacén en Merced con Lastarria de propiedad de un inmigrante hindú. 4.2 La consolidación del Parque Forestal como espacio público a escala urbana. Por otro lado, en este período el Parque Forestal comienza articularse en un referente de la cultura urbana santiaguina. A modo de ejemplo, Benjamín Subercaseaux narra en Chile o una Loca Geografía como a comienzos de los cuarenta el Parque Forestal era apropiado por los “jóvenes decentes del barrio”, que apropiándose de él como lugar de sociabilidad desarrollan la práctica distintiva de “pasear en bicicleta”: Fig. 3.17: Publicidad del Edificio Santa Lucía, ubicado en Alameda, 1946. La publicidad refleja la revaloración del barrio en su momento de apogeo a mediados del siglo XX “El Parque Forestal, por ejemplo, que durante el día se había mostrado solitario a pesar de su situación céntrica, al anochecer se ve invadido por muchachos y muchachas de familia que acuden al paseo vespertino. Es una avalancha de juventud, de barquilleros, de bicicletas gobernadas por niños entre dos edades. Niños a quienes la mujer no los atrae bastante como para dejar la bicicleta, pero que ya los intriga lo suficiente para que la persigan desde ahí, con mucha prudencia, como sirviendo de pretexto al falso desinterés, o de motivo al rubor de la huída. Un muchacho de estos, privado de su máquina, se encontraría tan desarmado como un jinete sin montura, o un infante en una carga de caballería” (Subercaseaux, 1956:156-157) En la narración de Subercaseaux resalta ya el uso distintivo de un medio como la bicicleta para desarrollar una práctica de paseo urbano, que volverá a estar de moda, y ser re-apropiada esta vez por las jóvenes residentes de comienzos del siglo XXI, como veremos más adelante. No obstante como plantean las memorias de una hija de la aristocracia céntrica, ya a mediados de siglo, el Parque Forestal se constituye también en un espacio de encuentro social más amplio y diverso a nivel de la ciudad en donde convergen no sólo los sectores acomodados sino también las clases sociales más bajas, siendo espacio de uso y apropiación de otros actores urbanos, entre otros de las “mamas”, las empleadas domésticas, “puertas adentro”, que solían criar a los hijos de las elites que habitaban frente al Forestal: “Mi mama Inés nos llevaba todas las mañanas a pasear al Parque Forestal, frente al departamento donde vivíamos. Se sentaba en un banco mientras yo jugaba. Inesperadamente, una mañana apareció un carabinero que se sentó a su lado. Al poco rato mi mama se sentó sobre sus rodillas y comenzaron a besarse con pasión sin importarles mi presencia, mientras yo, bastante acholada, paseaba con dificultad a mi hermano de tres años sentado en su coche, esperando que la 147 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID escena se calmara para podernos ir luego a casa.” (María Filomena Lyon Subercaseaux, 2006:67) A mediados del siglo XX, el Forestal será mencionado como un espacio emblemático de la joven “generación de los cincuenta”, grupo que congrega a escritores como José Donoso, Jorge Edwards, Enrique Lihn, Jorge Tellier, Enrique Lafourcade, y Claudio Giaconi, quienes se apropian del Parque en largas caminatas y conversaciones45. Como relata el escritor Jorge Edwards: “En esos años tan lejanos el Parque Forestal estaba mucho menos invadido que ahora por el tráfico, por el ruido, por la mugre, por las tarimas con orquestas atronadoras y payasos chillones. Era un espacio que habríamos podido llamar amable, aunque esto sea, quizá, una noción de la generación nuestra, un concepto sin destino. De hecho había en el Forestal, o planeaba sobre él, una belleza no estridente, no agresiva, y cuya función parecía consistir en conectar el centro urbano con el río, con el espectáculo lejano de la cordillera, con el cielo y sus nubes, con todo lo que estaba más allá de lo rutinario y consabido. Nadie que haya visto caminar al Poeta por aquellos senderos, en aquellos márgenes del tiempo y de la geografía, podrá olvidar esa imagen. A veces nos reíamos, hablábamos de Charles Baudelaire en el Parque Forestal, el Baudelaire de las maravillosas nubes y otras veces nos quedábamos callados, pensativos.” (Edwards, 2007: 10-11) A fines de 1959, en el mes de Diciembre, en un aviso de mitad de página en El Mercurio, aparece la convocatoria a participar en la primera Feria de Arte del Parque Forestal46. Como plantean Cáceres & Reyes (2008) dicha iniciativa pionera en la época le va a dar movimiento a la escena cultural santiaguina ratificando el carácter de polo cultural que plantea para la ciudad la zona del parque y sus alrededores: “La ribera sur del Río Mapocho en el Parque Forestal entre los puentes Purísima y Loreto, un espacio sombreado por grandes plátanos orientales y piso de tierra, daba el entorno preciso. Allí se distribuyeron improvisados paneles armados con fierros ranurados a ambos lados, unos apoyados en el mismo muro de contención del río y otros hacia la calle que recorre el Parque, dejando entre ambos el espacio para circular…el cual, una vez inaugurada la Feria, se hizo inevitablemente estrecho, dado el verdadero gentío que se hizo presente día a día.” (Cáceres & Reyes, 2008:15) Como plantean los autores referidos, la primera feria y sus inmediatas sucesoras, imitan las experiencias de los salones oficiales y otros encuentros artísticos de moda, adoptando un carácter de certamen, a nivel de las diferentes expresiones artísticas. Destacan la presencia del joven pintor Nemesio Antúnez, y del 45 Otros escritores pertenecientes a esa generación literaria, migrarán fuera del barrio y la ciudad para volver ya adultos a partir de los ochenta a una cultura urbana muy diferente a la que protagonizaron en los cincuenta y sesentas, volverán para quedarse y continuar viviendo hasta el presente ahí. Es el caso de Armando Uribe, que vive al costado del Parque Forestal, y Jorge Edwards, que tiene su residencia al costado poniente de Santa Lucía en el edificio “El Barco”. En el caso de Edwards con su regreso de Europa a mediados de los ochentas instalará la librería Altamira de calle Huérfanos, en el escenario donde anteriormente experimentara la bohemia del centro de los cincuenta. 46 La iniciativa de la Feria fue obra de Germán Gasman, destacado abogado de la época que sin formación artística adopta la idea de recrear las ferias de arte que había visto en la ciudad de París. Apoyado por Hernán y Arturo Edwards, Pedro Laivovich y Horacio Acevedo, conversa con artistas y escultores, lo que permite dar forma a la Primera Feria de Artes Plásticas, la que es inaugurada por el Intendente de la época Ramón Alvarez Goldsack, contando con la participación de destacados artistas, pintores, escultores y artesanos (Cáceres & Reyes, 2008 ). 148 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID escultor Sergio Castillo, quien premunido de una máscara soldaba una de sus esculturas en un lugar destacado de la feria. Desde el mundo de la artesanía se recuerda la presencia de Luis Manzano, que presentaba gallinas, cabritas y palomas, realizadas en mimbre. Por último, una no tan conocida Violeta Parra va a ser otro protagonista de esta primera feria, presentando el modelado de grandes piezas de greda, al mismo tiempo que interpretaba temas populares para un público desconcertado y sorprendido de escuchar su propuesta artística, disonante y novedosa para una época en que las audiencias no estaban sensibilizadas aún para recepcionar la recuperación de la guitarra y el folklore. En 1960 en directa continuidad con el impacto causado por la Primera Feria de Artes Plásticas se funda el MAM, el Museo de Arte Moderno. En torno a esa denominación se reúne también una gran cantidad de benefactores, colaboradores y amigos del arte. 4.3 La Renovación del Barrio durante los años Cincuenta y Sesenta: una Nueva Generación de Bohemia Artística. “Lavinio sintió el olor del corazón de la noche, el perfume del sábado en Santiago comenzó a internarse hacia el Centro…unas cuadras por el Forestal por De la Barra hasta Huérfanos..Huérfanos hasta la Avenida Matucana Lavinio sabía su ciudad. Era toda ella una exaltación…de la muerte, del furor hecha para hombres duros esa ciudad de Santiago, dura, fea y viril.” Frecuencia modulada ENRIQUE LAFOURCADE Sin embargo va a ser en la obra de la “generación de los cincuenta”, donde aparece claramente el lugar que adquiere el escritor como habitante del centro urbano del cual Lastarria y Bellas Artes se constituyen en punto focal de referencia generacional. Va a ser en la rebeldía de una generación que se rebela ante el criollismo y excesivo esteticismo de las generaciones literarias anteriores que emerge un barrio que sirve de refugio para una generación ya sea a partir de la ocupación de sus espacios públicos como de sus lugares abandonados antiguas casonas y conventillos que sirven de lugar para pensiones y talleres de artistas que habitan y desarrollan, como plantea Giaconi, su “difícil juventud” ya no en un periplo asociado al centro urbano sino en el territorio más cercano a un barrio cuyo territorio tiende a diversificarse socialmente con la partida de las antiguas familias aristocráticas al oriente de la ciudad. El cruce entre diferentes clases sociales y estilos de vida va a ser un elemento que va incorporar mayor riqueza a la vida de barrio47. En relación con esto se puede plantear que de alguna forma el arte trae mixtura social al barrio. En efecto, ya en los cincuenta muchas de las antiguas casonas del barrio que albergaron a familias de la aristocracia eran arrendadas y sub-arrendadas como 47 Al respecto cabe señalar que si bien el barrio Lastarria en su origen posee una impronta aristocrática también con el paso del tiempo pasa a ser un espacio que recibe a poblaciones de estratos más bajos. A modo de ejemplo Laborde planteará que en el sitio donde hoy permanece a la Plaza Mulato Gil se había construido un conventillo que albergaba a las familias y descendientes de los soldados veteranos de la Guerra del Pacífico. Por su parte muchos de los antiguos residentes entrevistados refieren la existencia de pensiones en las calles interiores como Villavicencio y Rosal. 149 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID pensiones y talleres. Al respecto Alejando Jodorowsky, miembro también de la “generación de los cincuenta”, relatará en sus memorias su experiencia -a fines de los cuarenta- como joven residente en Calle Villavicencio, lugar en donde en ese mismo tiempo, creará su propio grupo de mimos: “Así, de la noche a la mañana, en la calle Villavicencio, número 340, me encontré propietario de un inmenso espacio, quizás el local de una antigua fábrica, que por encontrarse en el extremo de un túnel largo de cien metros, estaba aislado de los vecinos. Allí, libremente, se podía hacer todo el ruido que se quisiera. Pensé que la finalidad suprema del artista era convertirse en creador de fiestas. (…) Las “Fiestas del Taller”, una por semana, se hicieron muy conocidas. Venía gente de todas las clases sociales. (…) El encuentro de artistas con profesores universitarios o boxeadores o representantes de comercio, daba una mezcla explosiva.” (Jodorowsky, 2001: 128-129) Como testimonia Hugo Marín, antiguo artista barrial ligado a la vida del barrio en los cincuenta y sesenta, la vida del barrio estaba marcada por la presencia urbana del artista, cuya visibilidad pública la daba la instalación en el barrio de su taller: Fig. 3.18: Portada Revista En Viaje/Empresa Ferrocarriles del Estado, v, N° 320 (Jun. 1960) En la portada fotografía del frontis Museo de Arte Contemporáneo “… anteriormente yo te digo de los años cincuenta ya allí en esa época estaba ya el fenómeno del taller de Andrés Racz, después el taller de Alejandro Jodorowsky muy importante… Andrés Racz acá dejó mucha memoria, era una persona rumana, judío rumano y se cristianizó y se casó con la Teresa Orrego Salas que es la hermana de Juan Orrego Salas, que también fue una artista…” (Hugo Marín, artista y antiguo residente barrial, 80 años) Pero no sólo la literatura sino otras artes como la escultura, la pintura y el teatro verán en Lastarria y Bellas Artes un espacio de notable desarrollo. En el caso de la escultura destacará el trabajo de Sergio Castillo, Premio Nacional de Artes Plásticas (1997), quien desarrolla la mayor parte de su obra en metal, cuya formación artística se realiza primero en la Academia Julian de París entre 1948 y 1950 y posteriormente en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, en ese tiempo ubicada en el Palacio de Bellas Artes, en el Parque Forestal. Otro renombrado escultor, conocido fundamentalmente por su trabajo en madera, y activo participante de la vida cultural del Lastarria de los cincuenta y sesenta es el recientemente fallecido Roberto Polhammer, quien también estudia en la Escuela de Bellas Artes instalando su taller en calle Villavicencio. A comienzos de los años sesenta, el barrio vivirá una renovación en Merced, una de sus calles matrices, en donde el antiguo edificio de una Caja de Pensiones es remodelado en 1961 para recibir a la Compañía de Teatro ICTUS. También se instalará en los límites del barrio, la Compañía de Teatro El Túnel, la primera en pertenecer a la corriente del teatro participativo, que estrena en 1971, un primer “café concert” (Del Campo, 2004). Integrada por Tomas Vidiella, Alejandro Cohen, y Pina Brandt, se localiza primero en el Club de Jazz Nahuel Club, ubicado en Agustinas con Santa Lucía, para luego trasladarse a calle Merced frente al local del ICTUS ubicado en el edificio de Merced. En ese mismo tiempo aparecen nuevos restaurantes como Les Assasins –ubicado en Merced 297– que data de 1965, que inaugura un “bistrot francés” inspirado en su símil parisino. Les Assasins reemplaza al café, que ubicado en ese mismo lugar servía de centro de reunión para los y las jóvenes de la generación del cincuenta. Cabe señalar que los años sesenta fueron de gran actividad cultural en el barrio, 150 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID consolidando su vocación bohemia y atrayendo a una nueva generación de jóvenes que renueva la vida urbana pre-existente generándose una conjunción y encuentro entre jóvenes artistas y personajes singulares de la aristocracia que se quedan en el barrio y no migran hacia el sector oriente. Un ejemplo de esto lo plantea la escena bohemia asociada a la residencia en la actual Casa Flaño de la poetisa María Lefebre: “Lo que ahora es el café del Observatorio de Lastarria, eran las dependencias de Lefebre. En el primer cuarto tenía su colección de pinturas y en el otro su estudio amueblado con un antiguo sofá y una pequeña mesa. Allí recibía a sus amigos. Provenía de una familia con recursos. Recuerdo un verso suyo del poema Canción del amor y del vino, en mi copa está el vino, bebedor, ¿qué esperas?’. Así fue de festiva. Por sus salones pasaron Enrique Lihn, Jorge Teillier, Enrique Lafourcade, Quena Sanhueza, entre otros u otras. Si mal no me acuerdo, años más tarde arrendaron piezas de la casona Juan Capra y Guillermo Nuñez”. (Yolanda Lagos Garay, poetisa generación de los cincuenta, antigua parroquiana Barrio Lastarria) Otro ejemplo de esto es la centralidad que adquiere en la bohemia lastarrina de los sesenta, personajes como Amelia Orrego Cifuentes, modelo, nieta del Doctor Augusto Orrego Luco, y descendiente de Luis Orrego Luco el escritor que residiera en calle Villavicencio a comienzos del siglo XX. El departamento de Amelia Orrego ubicado en calle Padre Luis de Valdivia con Victoria Subercaseaux es recordado como un espacio de encuentro intergeneracional entre artistas, miembros de la socialité y antiguos residentes barriales. De la misma forma otro personaje barrial asociado a la bohemia de los sesenta lo constituye el periodista Tito Mundt, cuya hija Bárbara Mundt fuera connotada vecina del barrio junto con su pareja de la época el actor Eduardo Barril. La geografía de espacios bohemios rescatada a través de entrevistas a antiguos residentes barriales asociados al mundo artístico nos plantea que los principales focos de sociabilidad del barrio son bares y restaurants, ubicados en el eje central de calle Merced, entre Santa Lucía y José Miguel De la Barra. • El Candil. Descrito como un espacio bohemio y decadente ubicado en el primer piso del edificio del “buque chico” • El Emilio. Frente al Barco de Larraín, entre Mosqueto y José Miguel De la Barra. • El Oro Perjuro. Ubicado en Merced con la esquina poniente de José Miguel De la Barra. Pero estos bares y restaurants se entienden en el marco de una geografía bohemia más amplia que alude inevitablemente a la nostalgia del antiguo centro de Santiago. Por un lado, a mediados de siglo se establece en el centro de Santiago un nuevo género de locales que eran a la vez confitería, salón de té, con pista de baile y boite. Eran locales donde se hacían comidas bailables, recepciones y matrimonios. Ejemplo de este tipo de espacios lo constituyen el Lucerna, donde actuaron los famosos Lecuona Cuban Boys, y el Goyescas, cuyas fiestas fueron animadas por artistas internacionales como Los Churumbeles de España, Libertad Lamarque y Carmen Sevilla. El Lucerna se incendió a fines de enero de 1949, y el Goyescas, cerró en 1963. Un espacio emblemático dentro del paisaje bohemia, que se desarrolla entre los cincuenta y los setenta, asociado a la vida “céntrica” santiahuina, es Il Bosco, 151 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID bar fundado en 1947, denominado así por el ascendiente italiano de su dueño Alberto Boggiano Bosco. El escritor Ricardo Loebell lo recuerda y rememora como un espacio de encuentro transversal de diferentes estilos de vida, donde lo bohemio era parte de la vida cotidiana de la ciudad: “siempre había ahí gente por las mañanas habían profesores, algunos jubilados y habían estudiantes después en la tarde, después venía gente así como pololos más en la tarde-tarde, después llegaba gente antes de ir a una fiesta, se tomaban ahí algo, después empezaba a llegar la gente en la noche también..eso no tenía fin…el Bosco en el momento que se inaugura el dueño tira la llave al medio de la Alameda como diciendo esto no se cerrará jamás…después empezaba la gente a llegar en la madrugada a tomarse un caldillo, para recuperar el ánimo los que venían de carrete en ese tiempo, y después ya llegaban los primeros, los que se levantaban muy temprano, se venían a tomar un café (…) el Bosco era un lugar de encuentro muy importante.” (Ricardo Loebell, 60 años, escritor, residente Edificio Bello, Barrio Lastarria) Pero en contraposición con esa bohemia céntrica de viejo cuño comienzan a estructurarse nuevas propuestas de espacios de encuentro y sociabilidad que rompen los moldes y las estructuras del bar. En ese marco adquiere centralidad en la escena de fines de los sesenta el sector aledaño al barrio. Cabe señalar que no se habla de Lastarria todavía sino más bien de calle Villavicencio como epicentro de la movida cultural artística de la generación más joven, que se distingue de la antigua bohemia que iba a espacios como El Bosco. 4.3.1 Un espacio emblemático de la bohemia artística barrial: La Casa de la Luna Azul. Retomando el vínculo que establece con el barrio la generación de los cincuenta, artistas pertenecientes tanto a esa generación como a la de los sesenta articulan un lugar con una nueva propuesta de espacio urbano, que plantea un concepto distinto al de los “bares del centro” como El Bosco. En efecto, un espacio fundamental que congregará la vida bohemia y artística de Lastarria durante la segunda mitad de los setenta es la Casa de la Luna Azul. Este constituirá un bar bohemio emplazado en calle Villavicencio, que entre 1968 y 1973 constituirá el punto de encuentro de intelectuales y artistas en Santiago. “..esto comenzó como un mundo con Ludwig Zeller, que tenía que ver con un mundo, te diría con un mundo intelectual, y con el mundo de lo que se puede llamar…mira eran las bogas de lo que pueden ser los collages, lo que puede ser literatura, pero todo muy exquisito dentro de un plano intelectual, y era el surrealismo…era todo hecho así…era un lugar rarísimo porque estaba hecho como con muebles viejos, entonces venía gente distinta pero tenía toda una preciosidad del mundo del surrealismo para mi no era mi mundo, era una capilla intelectual…” (Hugo Marín, artista residente en la Casa de la Luna Azul) El bar, creado por Ludwig Zeller, poeta surrealista y artista visual, es emplazado en una vieja casa casona de calle Villavicencio, lugar arrendado por el coreógrafo Hernán Baldrich, a su vez era subarrendado a artistas, músicos, bailarines y actores. Como describe Carrasco, a partir de sus conversaciones con algunos de los artistas de esa generación, la Casa: “era un universo creativo que bullía en un viejo rincón de Santiago. 152 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Allí tuvo su Teatro Petropol Enrique Noisvander y desarrollaban su talento escénico Rocío Rovira, Jaime Scheneider y Vicky Larraín entre otros.” (Carrasco, 2008:11) En efecto el lugar irradia al barrio que ya gozaba de un carácter cultural una impronta vanguardista que articula bohemia y creación artística constituyendo un polo de creación cultural, donde que congrega a una activa comunidad artística de variadas disciplinas como el teatro, la mímica, la danza, la escultura y la pintura48. En la Casa de la Luna Azul también se articula una novedosa idea, anticipada para la época que fusiona en un mismo espacio la existencia de un teatro como el Sebastopol, con la generación de talleres y la creación de un bar que creará impacto a nivel de la cultura urbana santiaguina convirtiéndose en el lugar de moda (“un lugar in”, según Estela Fernández) de fines de los sesenta y comienzos de los setenta a nivel de la ciudad. La novedad que plantea a la cultura urbana era el hecho de ser un bar de artistas, gestionado por artistas, haciendo de cada fiesta en La Casa una propuesta y performance única: “Hugo ambientó su bar con unas mesitas y sillas bajas y con una pajarera convertida en lámpara marroquí con vidrios de colores. Sus amigos María Estela Fernández y el cubano Paco León le ayudaban en estas laborales empresariales; este último sobretodo seleccionando a las personas que ingresaban, denegando con fruición el acceso a los clientes que no parecían aptos.” (Carrasco, 2008:13) El lugar constituyó también un espacio de exposición de relevantes artistas. Gonzalo Cienfuegos y el brasileño Vicente Rosa Abreu en 1969, Gonzalo Mezza en 1970, y Mario Murúa en 1972. Para el escritor Desiderio Arenas la casa de la Luna Azul configura parte del circuito contracultural asociado a la cultura hippie de fines de los sesenta: “Yo me movía en un medio intelectual que, visto desde ahora, era bastante esnob y en él, la literatura era inseparable de todas las demás expresiones artísticas que se desparramaban gozosamente por la época: el jazz en el club de Omar Nahuel, la Casa de la Luna Azul de Villavicencio (con el pop art de Benedictus y los mimos de Noisvander), la vanguardia teatral del Ictus, los happenings del museo de Bellas Artes.” (Desiderio Salinas, entrevista en Revista de El Libro, El Mercurio, 27 Enero de 2004) Junto con la Casa de la Luna otro lugar emblemático del barrio de los sesenta y setenta es la Casa Roja, o Casa Flaño, actual sede del Observatorio del Barrio Lastarria, que en ese tiempo constituía un importante espacio de creación al ser albergado por talleres de renombrados pintores, siendo ambos espacios lugares del barrio que interactuaban entre sí y que se constituyeron en un punto de atracción para el visitante urbano que hablaba de la actividad cultural de la calle Villavicencio. El testimonio de la bailarina Vicky Larraín, destaca la Casa de la Luna Azul, y la antigua Casa Flaño49, como espacios centrales del circuito artístico-cultural de su adolescencia y juventud: 48 Enrique Noisvander, Hernán Baldrich, Ingeborg Krussell y Hugo Marín son algunos de los artistas que allí se establecieron. 49 Esta antigua casa es construida en 1912 por el arquitecto Ernesto Reid, con ayuda de Pedro Prado del “Grupo de los Diez”, siendo recientemente restaurada y re-ocupada como sede de El Observatorio de Lastarria. 153 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “…yo iba a mirar exposiciones yo iba de cabra de quince años…el Hugo Marín vivía allá..yo venía acá por que en la Casa Roja que ahora o compraron los Edwards (sic) estaban todos los pintores buenos, Mario Cisternas, Bernal Ponce, Nuñez, entonces uno iba a mirar como pintaban con un grupo de gente íbamos del colegio pasábamos a mirar porque era interesante era una bohemia muy distinta a la de hoy…vivíamos en Ejército e íbamos después del colegio de 5 a 7 y me atraía mucho el barrio porque siempre tuvo una cosa de atmósfera que otros barrios no tienen y sobretodo antes, eran dos lugares la Casa Roja grande y la Casa de la Luna que yo iba a visitar, no había nada más…” (Vicky Larraín, bailarina, arrendataria Barrio Lastarria) Héctor, actual residente, y antiguo parroquiano, recuerda como la generación más joven y de estilos de vida más liberal bajaba del sector oriente al centro para ir a la Casa de la Luna Azul: “…como todos los jóvenes no más, que el cuento de la bohemia, huevás de viejo eso de la bohemia, es lo mismo, hay que pensar todo en menor escala, si finalmente es eso…Santiago tenía menos lugares, entonces claro la gente más bohemia entre comillas, más artista se juntaba en un lugar porque no había más tampoco, en Providencia no existía, menos en Las Condes nada…el núcleo era el centro, y en el centro estaba por un lado para los un poquito mayores el Candil y estaba la Casa de la Luna para los más jóvenes, en un barrio que tenía ya su onda…Lastarria no figuraba para nada, hablábamos de Villavicencio…” (Héctor Vergara, diseñador, actual residente Lastarria sector Namur-Estados Unidos) Otro espacio relevante vinculado a la vanguardia artística va a ser la Casa A, ubicada en Rosal con Lastarria, la que fue regenta por la artista plástica Tatiana Alamos: “…claro tenía la casa A, que está en la esquina acá de la casa Schepeller, ella fue casada con Enrique Schepeller50, también fue un lugar en ese momento, antes del Golpe, que también fue un lugar cultural importante.” (Hugo Marín, artista residente en la Casa de la Luna Azul) Por su parte, en ese mismo contexto de los sesenta y setenta, el Parque Forestal pasa a ser un espacio central de uso y apropiación por parte de una de las primeras “tribus urbanas” santiaguinas, que reconoce en dicho espacio un lugar de encuentro plural y diverso, reuniendo a jóvenes de diferentes sectores de la ciudad desde fines de los sesenta hasta el Golpe Militar. Gran cantidad de ellos se reunía en las inmediaciones del Museo de Bellas Artes, articulándose también un nexo entre la Casa de la Luna Azul y el uso del Parque Forestal. La apropiación de los hippies dejará huella en la prensa de la época. Como rescata Jara (2007) a comienzos de la década de los ’70 destaca un artículo de El Mercurio titulado ‘Marihuana en el Forestal’, que indica que el 13 de octubre de 1970 la policía efectuó la mayor redada de jóvenes que consumía marihuana en el Parque. Cabe señalar que la presencia de las dos universidades más importantes de Chile ejerce también gran influencia cultural en el barrio. En primer lugar, la 50 Enrique Schepeler fue un reconocido abogado penalista radical muy cercano a Salvador Allende. Falleció en 1993, fue hijo de Gregorio Schepeler, Presidente de la Corte Suprema entre 1951 y 1954. 154 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Universidad de Chile se instala desde sus inicios en el barrio a partir del traslado de la Escuela de Bellas Artes al edificio del Palacio de Bellas Artes en 1910. Este hecho generará un gran impacto a nivel de la cultura urbana del sector ya que casi cinco generaciones de artistas de diversas disciplinas se formarán en sus aulas hasta 1969 año en que un incendio afecta a su sede obligando a la Escuela a emigrar a otros locales primero del centro y luego hacia Ñuñoa donde tiene su sede actual. Por otro lado, la Universidad Católica también irradia la vida cultural del barrio, ejerciendo su influjo a través de los Talleres de Arquitectura ubicados en calle Villavicencio y el Teatro de Ensayo de la Universidad ubicado en Lastarria 90. Posteriormente, en ese mismo lugar se instalará la compañía de teatro El Aleph, dirigida por el actor Oscar “Cuervo” Castro. 4.4 La Construcción del Edificio de la UNCTAD III: un Hito de Renovación Urbana La centralidad cultural del sector se verá reforzada con la construcción –en los primeros años de la década del ‘70- del edificio de la UNCTAD (ex Edificio Diego Portales, actual Centro Cultural Gabriela Mistral), como sede para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) a celebrarse en 1972. En efecto el Edificio de la UNCTAD III, construido entre Junio de 1971 y Abril de 1972 representa la para muchos antiguos residentes entrevistados la culminación del apogeo del barrio. Como plantean Maulén y Lawner (2008), para la construcción del edificio la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), selecciona entre las oficinas de arquitectura más destacadas de la época a cinco profesionales para hacerse cargo del proyecto. El equipo que construyó el edificio original estuvo conformado por los arquitectos Sergio González, José Covacevic, Hugo Gaggero, Juan Echeñique y José Medina. Como coordinador del proyecto la CORMU nominó a su Director Ejecutivo, Miguel Lawner. Siguiendo a Maulén & Lawner (2008) la necesidad de concretar la obra en once meses, implicó que se utilizara como base un emplazamiento originalmente perteneciente al proyecto Remodelación San Borja, aprovechando que ya uno de sus edificios residenciales (la “Torre 22” se encontraba en proceso de-construcción, haciéndose las modificaciones necesarias para convertirlo en el complejo UNCTAD III. Cabe de destacar que el inicio de la obra fue en Marzo de 1971 y el término de su obra gruesa fue exactamente el 27 de Noviembre de 1971, realizándose en exactamente 275 días todo un record para la época. Fig. 3.19 y Fig.3.20: Fotos de Archivo de la construcción del edificio UNCTAD III Fuente Original Revista AUCA, Nº 22, Santiago, abril, 1972 Referido en Maulén & Lawner (2008) Lo relevante de reconstituir el contexto de construcción original de esta obra tiene que ver con recuperar ciertos elementos de la historia de su edificación 155 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que nos permiten entender como el centro urbano y el barrio se encausaban a partir del impacto de este tipo de obras, sumándole a esta el diseño previo del Metro, a un proceso de renovación cuyo orígenes previo al Golpe Militar, evento histórico que sin duda modifica y retarda, por razones del todo conocidas, la dinámica de puesta en valor del centro y sus barrios asociados como Lastarria y Bellas Artes. En ese marco es necesario recordar cuales fueron las demandas y requerimientos generales a los que respondió el proyecto. Como señala Maulén (2008) el proyecto de la UNCTAD III contempló además de los espacios necesarios para la reunión internacional, como salas plenarias para 2000 personas y oficinas para más de 1000 funcionarios, la habilitación de otros espacios vinculados a usos urbanos. Entre otros debemos recordar que el proyecto consideraba en su interior “dos salas para 500 personas cada una; cafetería y bar para 200 y 600 personas; agencias de viajes y de bancos; diez salas menores con capacidad que variaría entre 250 y 50 personas; servicio de traducción simultánea para todas las salas; tiendas, oficinas de correos, teléfonos y télex, estacionamiento para 250 vehículos (Maulén, 2008:80-81). Fig.3.22: Detalle del interior del Edificio UNCTAD III en pleno uso. Fuente: Fotografía Archivos Sergio González, Miguel Lawner y José Medina recopiladas por Maulén De los Reyes en Revista Arquitectura N° 13, 2006, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile Fig. 3.21: Foto Proceso de Construcción Edificio UNCTAD III y detalle de su ubicación en el área de estudio. Fuente Archivo Fotográfico Principal Referido en Maulén (2008) Proyecto Edificio UNCTAD III: Santiago de Chile (junio 1971-abril 1972) 156 Como resalta el autor anteriormente citado, - cuyo artículo sirvió como documento base para los términos de referencia del actual concurso de construcción del Centro Cultural Gabriela Mistral- la exigencia general de la obra contemplaba el diseño de un espacio urbano que pudiera ser utilizado parcialmente con distintos fines en forma simultáneo. Por otro lado, se trata de una obra que refleja, al igual que la Arquitectura Modernista que valorizó el barrio en los cuarenta y cincuenta -pero desde otro lugar y enfoque disciplinario- el aporte de la Arquitectura a un concepto de ciudad moderno y articulado con las corrientes globales del desarrollo de esos años, siendo expresión del trabajo de un grupo de arquitectos, fundamentalmente formados en la Universidad de Chile que protagonizaron lo que Maulén denomina como la generación reformista del ‘45, asociada a una arquitectura integral y constructista. Por último, un último elemento a resaltar junto con la tradición arquitectónica de la cual es deudora la obra tiene que ver con la integración que hizo entre un proyecto arquitectónico, que representaba la vanguardia constructiva, y el arte contemporáneo chileno. Esta idea se articula claramente con la identidad del barrio, en donde el proyecto es emplazado. Es así como renombrados artistas de la época, muchos de ellos residentes his- CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tóricos del Barrio Lastarria-Bellas Artes como el pintor Nemesio Antúnez y Francisco Brugnoli, junto a escultores como Félix Marueda, Mario Irrarázaval y Juan Egenau, aportan con sus obras. No es menor que en el diseño mismo del edificio se incorpore el arte como un componente central que va más allá del ornamento integrándose como un componente que propicia la interacción del recinto con el usuario céntrico y barrial. En ese marco siguiendo al autor se siguen: “los lineamientos del arte incorporado, no adosado sino como algo estructural de la obra. Concebían entonces el mismo o mayor nivel de valoración que las pinturas o esculturas, las distribuciones del espacio según las relaciones de percepción individual y colectiva, con un rol estratégico desempeñado por las decisiones en el diseño de muebles, puertas y lámparas.” (op. cit. 90-91) Fig. 3.23: Afiche de La Mar estaba Serena (1980) Fuente: Archivo Compañía ICTUS-Teatro La Comedia 5. Cuarta etapa: la decadencia barrial y la desaparición de la antigua cultura del centro urbano “Ultima artimaña del poder chileno, el centro ya no está en el centro. No sólo los destituidos se disfrazan para acercarse al poder, también este aprende a escamotearse a sí mismo, cambia el rostro y el domicilio, deja en su lugar unos monigotes de cera que lo representen. Así las incursiones, las invasiones, los intentos por conquistarlo fallarán siempre el blanco. En el corazón de Santiago ya no estará el centro”. La muralla enterrada CARLOS FRANZ Dado su carácter de barrio céntrico de clase acomodada, la vida cotidiana de Lastarria y Bellas Artes va a ser fuertemente golpeada por la división y el conflicto que genera al interior del mundo residencial el proyecto de cambio y transformación que planteaba al país el gobierno de la Unidad Popular. Como plantea el testimonio de antiguos residentes, el período 1970-1973 es recordado como un período de grandes conflictos tanto por los residentes del barrio que adhieren a la Unidad Popular como a los que constituyen sus más fervientes opositores no siendo raro que el clima político dividiera también a las familias, oponiendo a la generación de los padres con la de los hijos51. En efecto, en el período posterior al Golpe se produce un período de decadencia de la vida barrial. Junto con el declive de la sociabilidad en los espacios públicos, se produce un deterioro de la convivencia que afecta a las expresiones culturales, las cuales son perseguidas por la Dictadura. Es así como a la Compañía el Aleph ubicada en Lastarria 90 se les impide continuar su trabajo en Octubre de 1974 justo cuando estrenaban una obra crítica al régimen. Toda la compañía es detenida y uno de su integrantes, Juan McCleod, es asesinado en Villa Grimaldi (Rojo, 1985). Por otro lado, se cierra la Casa de la Luna Azul, y la mayoría de sus participantes son detenidos o como Estela Fernández y Paco León parten 51 Testimonio de la señora Ana Santana, 80 años antigua residente Barrio Lastarria. 157 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID al exilio. Por último, en Calle Lastarria 307-B, es secuestrado en su propia casa, el fotógrafo Oscar Castro, el 16 de Agosto de 1974, el que hasta hoy se consigna como detenido-desaparecido (Informe Rettig, 1991). Posterior al Golpe de 1973, vendrá el “apagón cultural” asociado al primer período de la Dictadura el que conmueve a la vida pública de toda la sociedad chilena, afectando en particular la vida cultural del centro de Santiago y de ambos barrios, Lastarria y Bellas Artes. En ese marco, uno de los pocos espacios culturales del barrio que subsisten, adquiriendo fuerza y protagonismo, es el Teatro Ictus, que desde 1974 a 1989 estrena 13 obras, todas provista de una mirada crítica respecto a la cotidianeidad, entre las que se destacan Pedro, Juan y Diego (1976), Lindo país esquina con vista al mar (1979), La Mar estaba Serena (1980), Sueños de mala muerte (1982), Primavera con una esquina rota (1984) y Lo que está en el Aire (1986). Con el Golpe Militar se produce también la muerte de la antigua bohemia que tenía como lugar privilegiado el centro de Santiago lo que afecta directamente la vida cultural del barrio que se articulaba directamente con la cultura urbana céntrica. El cambio de contexto determinado por el toque de queda durante los primeros años de Dictadura hace que la ocupación nocturna del centro y sus espacios aledaños desaparezca. Pasan a llenar de alguna forma ese vacío espectáculos de corte popular que ubicados al otro lado del río Mapocho son re-significados como espacios festivos por parte de los antiguos “bohemios del barrio”. Por otro lado, junto con el cierre de teatros y otros locales artísticos emergen usos nuevos vinculados a la vida nocturna, como los night club y cabaret que se instalan en sectores de Calle Merced con Lastarria, y Merced con Mosqueto, marcando una cierta decadencia del sector, junto con su asociación como lugares de encuentro de los militares y la policía represiva. Así se señala la existencia en Merced 316 del Night Club Can Can, y en calle Merced con Mosqueto del Casanova, y en Santo Domingo del Catacumbas 200052. Al respecto cabe señalar la existencia de reiteradas referencias de entrevistados a la existencia en el barrio de cuarteles de la CNI en calle Rosal, en donde hoy se encuentra instalado el restaurant Squadritto, lo mismo en el local N° donde hoy sólo queda la fachada de la casa en calle Rosal. Por otro lado, se sabe de la residencia en el barrio del químico Eugenio Berríos y su activa presencia como parroquiano del restaurant Les Assasins53. Paralelo a la apertura (y decadencia) de locales nocturnos en el perímetro del barrio emerge otro tipo de espacios urbanos como los café topless, asociados ya a no a la bohemia sino al desarrollo de una sociabilidad y sexualidad masculina reprimida, que se articula. Este fenómeno adquirirá permanencia en la cultura urbana santiaguina a través de su evolución que da pié a la masificación, durante la primera mitad de los noventa de los “cafés con piernas” (Cfr. Devanir Da Silva), muchos de los cuales se instalan en el sector de calle Merced y Huérfanos en el área de estudio que forma parte del Barrio Bellas Artes. Otro fenómeno que comienza a darse por primera vez en la cultura urbana santiaguina de los ochenta es la visibilización de espacios asociados a la cultura homosexual54. Espacios urbanos como Parque Balmaceda, Puente del Arzobispo y Plaza Italia pasan a ser apropiados como espacio de encuentro homosexual, junto con bares como el Prozit, en Plaza Italia, y la Fuente Holandesa, en Aveni52 Entrevista vecino Francisco Maldonado, Enero 2008. Entrevista a Bailarina y Coreógrafa Vicky Larraín, Diciembre 2008. 53 54 158 Fuente Entrevistas a José Salomón, residente Barrio Lastarria, Enero 2009. CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID da Santa Rosa. En el caso del barrio esta apropiación del mundo homosexual se trasladará a los espacios cercanos al Cerro Santa Lucía donde se instalan puntos de comercio sexual, siendo colonizado el cerro por la cultura sexual homosexual como espacio de ligue y encuentros sexuales. En ese marco, Lastarria y Bellas Artes, sólo volverán a re-emerger como polo de cultura urbana, ya desconectado de la “cultura del centro”, a comienzo de la década de los ochenta. Un primer pié para su revalorización lo da la extensión de la línea 1 del Metro de Santiago desde Salvador a Universidad Católica, estación que inaugurada en 1977, genera una mayor conectividad del barrio con el sector oriente de la ciudad. Un anticipo del renacer de la vida barrial asociada a la cultura de izquierda previa al Golpe lo constituyen la emergencia del café de Julio en calle Merced, y la creación del Café del Fondo, posterior Café Ulm en Alameda al costado del cine Arte Normandie (hoy Centro de Arte Alameda). Por su parte en 1975 se abre en un pequeño local la Galería Bucci en Calle Huérfanos (sector Bellas Artes), espacio que durante más de una década y media se orientará a la difusión de la escena de la pintura en el contexto de la Dictadura, abriéndose a los artistas de las escuelas de arte universitarias como a la vanguardia artística de la época representada por Eugenio Dittborn, Francisco Brugnoli, Virginia Errázuriz, Carlos Altamirano, Arturo Altamirano y Mario Soro (Bucci, 2008) Otro referente histórico de la puesta en valor patrimonial del sector, en este caso de la renovación del sector nor-poniente del Bellas Artes, lo constituye la recuperación de la Posada del Corregidor, hoy monumento histórico, por parte del Municipio con apoyo del banco del Trabajo (hoy Santander Santiago), a mediados de los ochenta. La antigua casa de carácter colonial que se encontraba abandonada después de ser parte de la bohemia céntrica previa al Golpe Militar, es restaurada para ser reapropiada en la actualidad como centro costumbrista y como galería de exposición para artistas emergentes. Contemporáneo a esta nueva escena en construcción se instalará en Lastarria el Centro Cultural Mapocho que ocupará el Palacio de calle Rosal que antes ocupara la Casa A de Tatiana Alamos. Por iniciativa de Mónica Echeverría, escritora, esposa del arquitecto Fernando Castillo Velasco, el Centro constituirá un ícono del proceso de reconstrucción de la cultura en el contexto de la Dictadura. En el edificio de Lastarria 316 se empiezan a desarrollar y diseñar las primeras actividades culturales de oposición al régimen militar: “…era una casa que era el Centro A, que lo creó un brasilero, y al Centro Cultural Mapocho lo crean el Partido Socialista, el Partido Comunista y personalidades como la Mónica Echeverría, Fernando Belloni y toda esa gente, y yo llegué y dije quiero trabajar acá y que quieres ofrecer?, bueno muestro algo, no sé una obra y se sentaron cuatro personas, vieron la obra y me dijeron fantástico y yo empecé al tiro a trabajar y dar clases en una sala…fue muy mágico pertenecer a un lugar…” (Vicky Larraín, bailarina, actual residenta Barrio Lastarria) Entre otras actividades desarrolladas al alero del Centro Cultural Mapocho se realizan las primeras exhibiciones de la Batalla de Chile, película de Patricio Guzmán, las primeras reuniones de las organizaciones de DDHH, siendo también un lugar asociado al MDP y finalmente a la izquierda que estaba por el NO. 159 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “…en ese tiempo ya estaba la Dictadura Militar y eso era lo interesante, porque que era lo que hacía el Centro Cultural Mapocho, llamaba a Roberto Bravo para que tocara Te Recuerdo Amanda, poníamos parlantes para afuera y habían filas y filas de gente hasta la Alameda y más queriendo entrar al Centro Cultural Mapocho, fue dónde Juan Radrigán estrenó Hechos Consumados, donde Leopoldo Castedo daba charlas, o sea eran pura gente muy creativa y muy rompedora, yo era una de las más chicas…” (Vicky Larraín, bailarina, actual residenta Barrio Lastarria) Como relata Vicky Larraín, ex Directora del Área de Danza y Teatro, el Centro Cultural tendrá diferentes sedes siempre dentro del perímetro del barrio. Primero Rosal, luego en Merced frente al Teatro la Comedia, donde hoy se instala un edificio Paz Froimovich, y finalmente desde 1986 a 1989 en la esquina de Alameda con Victoria Subercaseaux, arriba del Café del Estudiante en una casa blanca que hoy es un Instituto Profesional. No obstante, un hito plasmará un cambio y transformación en la tendencia a la decadencia del barrio, este lo plantea la creación en 1981 de la Plaza Mulato Gil de Castro a partir del interés de empresarios del barrio por rescatar del deterioro en que se encontraba una antigua casona una característica de la etapa fundacional del barrio que habría sido alguna vez residencia del pintor Mulato Gil de Castro. En efecto, la Plaza Mulato se constituyó en su tiempo en un escenario relevante de la elite artística cultural del Santiago en Dictadura, siendo espacio de reunión de la “escena de avanzada” (Richard, 1987) de los ochenta, constituida ésta por un grupo heterogéneo de artistas de diversas disciplinas, cuya principal característica radica en reformular las mecánicas de producción artística y de lenguaje creativo, en el marco de una práctica contrainstitucional, levantando una apuesta programática que busca modificar las estrategias discursivas del arte en Chile, vinculándolo –en cierto modo- a las corrientes neo-vanguardistas. La Plaza del Mulato también es escenario de talleres de la nueva generación de pintores y artistas visuales que crea en el contexto dictatorial. Es así como por ejemplo, en la Plaza Mulato, el pintor Bororo desarrollará su Taller de Pintura “La Brocha” entre 1983 y 1984. 160 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Fig. 3.24: Fotografía de la entrada a la Plaza Mulato Gil en paseo José Victorino Lastarria. Fuente: Fotografía del autor No obstante, en su condición de punto de reunión también la Mulato configura parte de la incipiente red de espacios bohemios de los artistas de los ochenta, la nueva geografía bohemia articulará la Plaza con los primeros bares y cafés del barrio, que se convertirán en parte del circuito de una nueva generación de artistas: “…ochentero, ochentero, ochentero, es el Jaque Mate, el Berry, el Biógrafo, el Mulato…en el Mulato…los Jueves carreteaban todos los chicos malos, los escritores, los Jueves carreteaba Maqueira, con Contreras, todos los chicos malos, machistas para que te digo, y ahí íbamos con la Nelly (Richard) con quien andábamos matiné, vermouth y noche…” (Rita Ferrer, 50 años nueva residenta sector Bellas Artes, antigua parroquiana Barrio Lastarria) Se trata de una nueva bohemia que se inicia en contexto de Dictadura cuyas características son distintas a las de la escena previa al Golpe Militar, cuyo circuito ya no se arma en un periplo asociado al antiguo centro sino a la nueva centralidad de consumo cultural bohemio que se genera en un conjunto de espacios ubicados entre Lastarria y Plaza Italia, a fines de los ochenta y comienzos de los noventa. Cabe señalar que el sector Plaza Italia se articula como un espacio anexo al emergente barrio neo-bohemio de Lastarria, sector en donde también se instala a vivir un reducido pero connotado grupo de artistas y escritores55. En el mismo tiempo y en forma paralela se arma otra micro escena bohemia en torno a Bellavista y al eje de calle Pío Nono, y bares como El Galindo y el Venezia. Un espacio relevante en ese contexto lo constituye el bar el Jaque Mate (hoy sede del Instituto Esucomex), ubicado en Irene Morales con la Alameda, y la Casa de Cena, ubicada en calle Almirante Simpson, al frente de la Casa de los Escritores de la SECH: “…el Jaque Mate no se cerraba, no se cerraba, yo me iba del Jaque Mate al Instituto Chileno Francés…o sea si en algún momento el Bos55 Cabe señalar que durante los ochenta viven en el sector de Plaza Italia, en el edificio Turri, la pareja de escritores de Pía Barros con Jorge Montealegre. En el departamento de Pía Barros se realizan los primeros talleres literarios donde asiste como alumno un joven Pedro Lemebel. Posteriormente se suma al barrio la poetisa Carmen Berenguer con su hija la actriz Carolina Jerez. Entrevista José Salomón, Enero 2009. 161 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID co de la generación de la Stella Díaz fue algo, el Jaque Mate de mi generación es importante, o sea como lugar de encuentro primero el Jaque Mate donde siempre te encontrabas con todos, después el 777, después vino el Insomnio…” (Rita Ferrer, nueva residenta Barrio Bellas Artes, antigua parroquiana Barrio Lastarria) “…el otro espacio de sociabilidad y donde empecé como a funcionar autónomamente, esa cosa de que como de repente salís en la noche, salís sólo a cachar el mundo a lo que te encontrís, es generalmente en la vida nocturna de Plaza Italia, en el circuito que había en los bares el Jaque Mate, el Castillo Francés… que de hecho tenía como un escenario con una especie de Torre Eiffel…el circuito que uno se armaba por esos años estaba como bien circunscrito por esa cosa nocturna del Jaque Mate, del Castillo, y por otro lado, la cosa más gremial de la Sociedad de Escritores, ahí en Simpson, como yo estaba estudiando literatura iba…” (José Salomón, 39 años, residente calle Monjitas, Barrio Lastarria) Cabe señalar que se trata de un grupo heterogéneo de artistas y bohemios de diferentes generaciones que congrega desde los últimos estandartes de la generación a la generación de los ochenta, quienes se congregan en un mismo circuito de lugares como parte del proceso de rearticulación de una nueva bohemia producto del proceso de fin de Dictadura, y de retorno a la Democracia: “…yo te diría que los ochenteros eran como de los más jóvenes, estaba hasta el Feto, había uno que le decíamos el Feto porque tenía 14 años hasta la Stella Díaz, que era mucho mayor que yo, era inter generacional e inter-social también, iba desde el Jorge Edwards, cuico, que se iba desde el Pit´s bar del frente, iba de lo más cuico a lo más alternativo… y se iba a terminar al mercado” (Rita Ferrer, nueva residenta sector Bellas Artes, antigua parroquiana Barrio Lastarria) Por su parte, el sector poniente del barrio marcado por Museo Nacional de Bellas Artes, mantiene su centralidad como uno de los principales espacios de difusión cultural de la ciudad desarrollándose en ese período acciones culturales de protesta ante el contexto dictatorial, performances y acciones artísticas que evidenciaban nuevas modalidades de expresión propias de las nuevas vanguardias. No obstante, su entorno también sufre la obsolescencia urbana de un centro en decadencia. El Cerro Santa Lucía -a comienzos de los noventa- había sido apropiado por la emergente cultura gay como espacio de socialización homosexual y encuentro sexual (Pujado, 2005): “…la gente que iba a tener sexo callejero iba al Santa Lucía cuando todavía no estaba enrejado, subía al cerro, al cerro podíai subir hasta la punta en la noche, entonces claro podiai estar en el cerro y no sé a las cuatro de la mañana bajabai a tomarte una cerveza al Yo Claudio, esa era una gracia que tenia el Yo Claudio, que estaba ahí, era un bar para la gente que andaba puteando ahí en la calle, claro e iban muchos putos, cafiches, muchas travestis también, toda la gente que hacía el comercio sexual se iba por ahí…” (José Salomón, 39 años, residente departamento calle Monjitas Barrio Lastarria) Producto de esa apropiación del espacio asociada al comercio sexual es que durante los noventa se instala aledaño al Cerro en calle un punto de “taxi boys” en Calle Santa Lucía, entre Moneda y Merced, junto con bares asociados al ambiente de la prostitución, escena callejera que tiende a desaparecer con la emergencia de los cibercafé gay. En efecto, la cultura homosexual de calle que 162 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID se apropia del sector configura una primera huella de identificación del Barrio Bellas Artes con el mundo homosexual, que prefigura la articulación identitaria que se consolidará en la década siguiente ya no desde la calle sino desde los espacios de consumo cultural que se apropian de los antiguos usos céntricos que habitaban los primeros pisos de los edificios de José Miguel De la Barra como los cyber café y los cafés de diseño. Por último, finalizado el proceso de lucha contra la Dictadura, el Barrio Lastarria/Bellas Artes deja de ser un “espacio alternativo” asociado a la nueva bohemia artística e intelectual para transformarse en el barrio de moda al interior del circuito no sólo artístico sino que cultural y político. Siguiendo a Lizana (2005) en particular el renacer de Lastarria en tanto “barrio ilustrado”, coincide con la pérdida de centralidad de otros barrios de Santiago, como el Barrio Bellavista que deja de ser un polo cultural de la bohemia y el estilo de vida artístico pasando a convertirse en un “barrio de diversión nocturna”, siendo desplazado en su rol y lugar por Lastarria: “Bellavista dominó sin contrapesos durante todo el transcurso de la década de los ochenta, Lastarria instaló su hegemonía ilustrada, acaso más exclusivista y conservadora, en los inicios de la nueva década, en las preliminares de la intrincada vuelta a la democracia” (Lizana 2005:62). Detrás, de lo que plantea Lizana como la oposición Lastarria/Bellavista se encuentra el tema de la distinción y diferenciación de los estilos de vida que marcan en el uso del espacio urbano céntrico en el contexto de Transición y Post Dictadura. Se trata de nuevas elites intelectuales y políticas que re-colonizan un fragmento distinto del Santiago antiguo, escindido del antiguo centro de la ciudad que se ve pauperizado e inseguro, se trata de un renovado barrio que es revalorizado como imagen de un Santiago cosmopolita que se abre al mundo después del período dictatorial. Un rol central en la articulación del habitus artístico con el gusto y las preferencias de la nueva elite dirigencial, que tendrá consecuencias en la difusión del barrio como un espacio asociado a las elites progresistas y creativas lo tiene El Café de El Biógrafo. Bar y restaurant asociado al Cine de El Biógrafo, creado en 1985, será un lugar de sociabilidad que es apropiado no sólo por artistas e intelectuales, sino también por la nueva clase política concertacionista que, aprovechando la cercanía con el Comando del No (localizado en la entrada sur de Alameda con Lastarria) lo convertirán hasta su cierre en 2001, en escenario de proclamaciones y celebraciones, en el lapso que va desde el triunfo del No hasta la elección, en 1999, y proclamación, en 2000, de Ricardo Lagos como Presidente de la República. Es entrados los noventa, cuando vuelven a coincidir en el barrio intelectuales de distintas generaciones, como el poeta Cristian Warnken, los escritores Carlos Franz y Radomiro Spotorno en el sector de Forestal, Pablo Simonetti en el sector del Cerro Santa Lucía, y Pablo Azócar y Claudio Giaconi (de la generación de los cincuenta56) en el pasaje Rosal, al interior del barrio Lastarria. De forma más contemporánea, una nueva generación de escritores e intelectuales como Juan Pablo Sutherland, Sergio Parra y Pedro Lemebel, llega para convertirse en nuevos residentes del barrio Bellas Artes, en el transcurso de los 56 Recientemente, cerca de 2003, conocí personalmente al fallecido escritor y poeta Claudio Giaconi, que vivió sus intensos últimos días de bohemia en un departamento ubicado en Pasaje Rosal, siendo cotidiano habitué del Café Escondido. (N. del autor) 163 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID últimos cinco años, articulando su centro de operaciones y vida social en torno a la Librería de Parra, Metales Pesados, y al Bar del Hotel Foresta, ubicado en Victoria Subercaseaux. Junto con estos residentes del “mundo intelectual”, también se traslada un nuevo tipo de público al Barrio Bellas Artes, representado por actores o protagonistas de la nueva escena de los mass media, que residen en un sector delimitado del barrio, constituido por la zona del Parque Forestal que se encuentra ubicada en la primera cuadra de Ismael Valdés Vergara. Cabe señalar que algunos de estos nuevos residentes resultan ser descendientes de los pobladores originales del barrio, es el caso de la fotógrafa Maria Gracia Subercaseaux, el poeta Pablo Mackenna, y el actor Benjamín Vicuña, los tres emparentados con los Subercaseaux y los Vicuña Mackenna de la segunda mitad del siglo XIX. Por su parte, nuevos residentes como el conductor de televisión Sergio Lagos y la cantante Nicole, instalados en Merced con Lastarria, constituyen parte de una nueva y emergente farándula57, proveniente de los sectores medios que protagonizan la modernización del país y de Santiago eligiendo vivir en un barrio que les da un plus de distinción atraídos por su identidad artística, arquitectónica y bohemia. 6. Conclusiones del capítulo histórico A grandes rasgos se puede sostener, que a lo largo de su historia, Lastarria primero, y Bellas Artes después, constituyeron desde sus orígenes barrios prestigiados, tanto para sus residentes como para sus múltiples usuarios. No obstante, los atributos que dieron sustento a esta histórica valoración fueron modificándose en el tiempo. Con el pasar de las generaciones de residentes y usuarios, y a la par de la transformación del centro de Santiago, el barrio vive un ciclo de auge, consolidación y decadencia, hasta su actual momento de revitalización. En ese marco, sostendremos que la identidad territorial de Lastarria/ Bellas Artes, que hoy se plasma en su identificación como un “barrio cultural”, se desarrolla, estructura y re-estructura junto a los cambios y transformaciones que vive el antiguo centro de Santiago. Por un lado, no obstante la impronta y magnitud de los cambios experimentados en el territorio analizado existe un núcleo identitario básico que atraviesa su historia y que hace que podamos hablar de que existe una continuidad en el presente de la identidad histórica del barrio. En el marco del constante proceso de renovación de su identidad como barrio se articula la existencia de continuidades dadas por una identidad territorial, sustentada en torno a tres elementos conductores: un paisaje identitario común (el Parque, el vínculo con el Río), el establecimiento de ciertos hitos morfológicos (arquitectura patrimonial), y la construcción de un estilo de vida y un habitus común, cultural, artístico y/o bohemio asociado al habitante del barrio. Por otro lado, podemos establecer como resultado del análisis histórico la existencia de diferentes tendencias de construcción de cultura urbana y estilos de vida que van caracterizando cada una de las etapas o fases de evolución del barrio. 57 La denominación tradicional de farándula proviene del teatro utilizándose también para destacar el ambiente bohemio de las personas que intervienen en espectáculos y vida nocturna. En la actualidad se ocupa la palabra farándula para aludir a un grupo heterogéneo de celebridades que llaman la atención de los medios por los detalles de sus vínculos y redes sociales como por las anécdotas de su vida privada. 164 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En la primera etapa analizada, de origen y fundación del barrio, encontramos elementos que asocian su vida cotidiana a un estilo de vida más rural que urbano dado por la situación especial que determina que el barrio sea un conjunto de chacras y solares ubicados al oriente del Cerro Santa Lucía, hito que establece una frontera de separación con el territorio del centro colonial de Santiago en donde se encontraban situadas. En ese marco, la primera generación de residentes que habita el área de estudio en el contexto colonial, cuando comienza a configurarse el tejido barrial dentro del centro fundacional plantea un estilo de vida pre-urbanita, caracterizado por la impronta rural que adquiere dentro de la trama de Santiago el sector ubicado al oriente del Cerro de Santa Lucía, cuya división y administración territorial por parte de los conquistadores se articula en base a chacras y solares en donde se producía según datos históricos vino y otros productos agrícolas. En ese marco el primer hito urbano que determina un cambio de los modos de relación y vínculo en el sector lo plantea junto con la subdivisión predial el establecimiento en 1864 de la Capilla de la Veracruz, el que genera un polo de actividad vecinal, que en la actualidad es valorado desde la perspectiva patrimonial como un monumento histórico. Posteriormente, la segunda etapa de consolidación del barrio que abarca desde la remodelación del Cerro Santa Lucía en 1872 hasta los inicios de la década de 1930, determinará la puesta en valor del barrio como espacio de residencia y de puesta en escena de los estilos de vida de las elites aristocráticas, lo que se expresa en la edificación en el barrio de casas y mansiones de una distinguida arquitectura, junto con el diseño y mantenimiento de parques públicos como el Forestal y la presencia de importantes instituciones culturales republicanas, como el Museo de Bellas Artes. Esta segunda fase de la historia barrial está marcada por su consolidación y hermoseamiento en tanto parte constitutiva de la “ciudad oficial” (o la “ciudad patricia”) que planifican las nuevas elites liberales en el marco de una visión dicotómica del urbanismo, que contrapone la existencia de dos sectores de la ciudad, la “ciudad propia” y la “ajena” (De Ramón). Entonces es en el contexto de la inversión y mejoramiento del sector de la “ciudad propia” donde se emplazan las elites gobernantes, que es posible comprender la puesta en valor del Barrio Lastarria como un espacio prestigiado de la “ciudad ilustrada”. Esta articulación conceptual va a ser clave en la asociación que se hace entre el barrio y las elites siendo un espacio del cual se hace cargo el municipio en forma activa jugando un rol central en sus proyectos de transformar a Santiago en una ciudad asociada al imaginario de la ciudad europea. Ejemplo de esto lo plantean las operaciones urbanas de hermoseamiento del Cerro Santa Lucía con Vicuña Mackenna y de ampliación de los espacios públicos y residenciales del centro al construirse el Bellas Artes y crearse el Parque Forestal ganándole espacio al Río Mapocho, siendo acciones orientadas a la consolidación del barrio en tanto nuevo polo urbano del centro de Santiago, en el contexto del Primer Centenario. En el marco de la cultura urbana de elites urbanas que plantean como modelo de sociedad y de ciudad al París del siglo XIX el barrio se constituye un escenario de estilos de vida de consumo cultural asociados al “champañismo”, tendencia de consumo ostentoso de la cual se hace parte el barrio y sus residentes En relación al barrio y sus estilo de vida residenciales la lectura de planos como los de Aray permitan caracterizar la vida residencial como la de un barrio en que conviven casonas, conventillos y palacios Por su parte si se observa la estructura de propiedad, determinada por la misma fuente, en el barrio del Centenario conviven arquitectos, escultores, escritores con actores políticos de corte liberal. 165 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID No obstante cabe precisar que el carácter céntrico del barrio hace que también en sus límites y fronteras se desarrollen espacios festivos propios de la cultura popular como chinganas, casas de remolienda y otros espacios que ponen en tensión el uso preponderante que hacen del territorio las elites aristocráticas. En un tercer momento de su trayectoria, el área de estudio se constituye en un barrio céntrico moderno. En efecto, en el período establecido entre 1930 y 1973 el barrio sufre una nueva transformación, mutación tanto de su morfología como de su uso por parte de una nueva elite artística. Ya entrado el siglo XX, se produce el auge del barrio en términos de la diversificación de sus estilos de vida urbanos. Mientras otros barrios asociados al centro (Ejército, República, Brasil y Yungay) son abandonados por elites que los despoblan migrando su población originaria al oriente de la ciudad, en el barrio el cambio poblacional pareciera ser mucho más matizado y no plantear una decadencia ya que el valor del terreno sube producto de la construcción de edificios asociados a las tendencias de la arquitectura modernista. Cabe señalar que estos edificios configuran las primeros departamentos de renta de la ciudad, que posicionan un nuevo estilo de vida céntrico pero moderno ya no constituido en torno a viejas casonas y palacios sino en torno a edificios de armónica escala que siguen los estilos ornamentales y tendencias de moda (el estilo tipo “barco”, el art decó, y la arquitectura modernista). Complementariamente las casonas que antes albergaran familias aristocráticas no son demolidas sino recicladas en su ocupación para nuevos usos de talleres, pensiones que albergarán a jóvenes artistas de la generación del cincuenta como Giaconi, Jodoroswski y otros, dando pie a espacios artístico y bohemios “underground” como el Teatro Sebastopol y la Casa de la Luna Azul, en calle Villavicencio. También el espacio del barrio es renovado por la instalación en su perímetro de una nueva infraestructura cultural caracterizada por el emplazamiento en el sector de los teatros ICTUS, de la Universidad Católica, el Aleph y de Tomás Vidiella, y por la instalación de restaurantes cosmopolitas asociados a la comida francesa, como Les Assasins, y los desaparecidos El Candil y el Emilio, y bares como el Bierstube, Un rol central en el tipo de convivencia urbana que se desarrolla en el barrio moderno lo tiene el impacto de la zonificación que propone el Plan Brunner para Lastarria/Bellas Artes proponiendo que el espacio sea pensado como un lugar de usos mixtos, en donde convive la residencia, ya no estable sino también provisoria a partir del uso de arriendo, con los usos de comercio los que se sitúan en los primeros pisos de los nuevos edificios modernos. Juntos con los servicios se consolida el aporte de la inmigración al comercio barrial, ya que migrantes judíos, hindués, chinos y japonesas se hacen cargo de relevantes servicios del barrio como almacenes, lavasecos, y restaurantes. En efecto, la co-existencia de actividades de tipo residencial, institucional-administrativas, culturales y de bohemia, hizo que el sector tuviera en este tercer período una vida urbana comparable, en su momento de apogeo, a la de los barrios céntricos europeos. A diferencia de la etapa del barrio aristocrático, los espacios de sociabilidad se instalan dentro y no fuera del barrio, haciéndose mucho más porosa la línea de diferenciación entre barrio y centro al constituir el barrio parte del polo cultural de Santiago Centro. Si antes el habitante del barrio se trasladaba a los espacios de consumo cultural prestigiados ubicados en el centro como el Municipal y los restaurantes de hoteles, a partir de los sesenta el sector de Lastarria y Villavicencio se constituye el mismo en parte del circuito de consumo artístico-cultural. 166 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Por último, la cuarta etapa de la trayectoria histórica del barrio plantea un momento de abrupto corte del vínculo histórico entre estilo de vida barrial y cultura urbana del centro de la ciudad. Claramente el Golpe Militar plantea una decadencia del barrio tanto en términos del uso de sus espacios públicos como en términos de su propia morfología. Junto con el cierre de locales artísticos emergen nuevos usos vinculados a la vida nocturna en contexto de Dictadura configurados por nights club, cabarets, cafés con piernas, y moteles que se emplazan en ejes centrales de Lastarria y de Bellas Artes, los que junto con la presencia de focos de prostitución tanto femenina como masculina en su entorno aportan a devaluar la imagen urbana de un barrio constituyendo una prueba palpable de su decadencia. No obstante, simultáneo a ese quiebre el barrio configura también un rol relevante en la construcción de una cultura alternativa al contexto autoritario, que se cierne sobre la ciudad. A partir de la difusión de la creación artística a nivel micro-barrial como espacio de resistencia a la Dictadura, como de la instalación de nuevos escenarios de cultura como Plaza Mulato Gil y el Cine (y el extinto Café del Biógrafo) el barrio va asumiendo un nuevo rol cultural que lo convierte en escenario de expresión de las vanguardias artísticas de los ochenta (escena de avanzada), pasando en una década de ser un barrio alterntivo a ser un “barrio oficial” representativo y expresivo de la nueva elite cultural de Post de Dictadura. Producto del análisis histórico desarrollado previamente, es posible sostener que la actual etapa de recualificación que experimenta Lastarria/Bellas Artes constituye, simultáneamente, un quiebre, con respecto a su proceso de deterioro previo y a su vínculo anterior con el centro urbano, pero a su vez el reestablecimiento de una línea de continuidad con su historia, y con el habitus común – bohemio, progresista, cultural- que articularon sus ocupantes en los sucesivos momentos históricos, que van desde el origen del sector hasta el presente. Esto explica, en gran parte, que estos barrios no siguieran la tendencia típica que plantean las teorías de gentrificación, a lo menos en su sentido clásico, de re-jerarquización de un territorio deprimido asociado a las clases bajas por una apropiación por parte de una clase social alta, como por ejemplo acontece en los barrios industriales europeos. Si bien hay tendencias de elitización estas también coexisten con tendencias de medianización y acceso de los jóvenes de las nuevas clases medias al espacio distintivo del barrio céntrico que opera como un bien simbólico en disputa. Como profundizaremos en los sucesivos capítulos de la tesis – particularmente en los capítulos 5 y 6, referentes al nuevo residente- el quiebre/continuidad en el estilo de vida barrial histórico se encarna precisamente hoy en el nuevo urbanita que habita y se apropia del barrio, y a través de él, del centro de la ciudad. 167 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 168 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 4 El escenario actual. La transformación de Lastarria/Bellas Artes en el contexto del proceso de renovación urbana del centro de santiago 169 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 170 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. El escenario actual. La transformación de Lastarria/Bellas Artes en el contexto de renovación urbana del centro de santiago El presente capítulo se propone caracterizar los procesos de renovación poblacional y construcción de cultura urbana desarrollados en el barrio a partir de 1990 (Objetivo Específico N°2 de Investigación). Para poder entender dichos cambios se hace necesario contextualizar las transformaciones que acontecen en Lastarria/Bellas Artes, en el marco más amplio del proceso de renovación urbana desarrollado en las últimas tres décadas en el centro de la ciudad de Santiago. Con este propósito partiremos por realizar una breve reconstitución del contexto de renovación urbana dentro del cual se sitúa la revitalización del área de estudio, para posteriormente hacer una descripción de las principales características que asume el proceso de renovación barrial, dando cuenta de su carácter distintivo que lo diferencia del desarrollado en otros barrios y zonas de renovación urbana de la comuna de Santiago Centro. Como se planteara en el marco teórico, los procesos de cambio poblacional y revitalización de la vida urbana, desarrollados en las últimas décadas en barrios del centro histórico de la ciudad de Santiago, no son eventos aislados sino que obedecen a patrones globales de cambio y transformación que encuentran desarrollos similares en las grandes metrópolis. La tendencia es a que estos antiguos centros, resemantizados como “centros históricos”, se sometan a la acción de procesos y políticas de renovación urbana, entendiendo éstas como: “el conjunto de acciones directas o indirectas que contribuyen a la revitalización de áreas en deterioro” (Larraín & Figueroa, 1991:50 en Contreras, 2005:11). Por su parte, la emergencia de políticas de renovación urbana vinculadas a la recuperación del antiguo centro urbano, obedecen también a un cambio gatillado por la globalización en el modo de planificar la ciudad. En ese marco es que se entiende la generación de nuevas dinámicas de desarrollo hacia la urbe construida que producen: “una mutación en la tradicional tendencia del desarrollo urbano (exógeno y centrífugo), que privilegiaba el urbanismo de la periferia, a uno que produce un cambio de dirección hacia la ciudad existente (endógeno y centrípeto)” (Carrión, 2001:30). Esta nueva tendencia de desarrollo, sumada al predominio de la competitividad entre ciudades y a la emergencia del marketing urbano, determinan que la ciudad y su centro se convierta en un actor político y económico que supera su propio ámbito de existencia local (Carrión, 2001). Cabe señalar, que las políticas de renovación del centro urbano se configuran en base a diferentes modelos de intervención, existiendo consenso en que la tendencia hegemónica es al desarrollo de consorcios público-privados (Vainer, 2000; Harvey, 1996) integrados por administradores locales, empresas y organizaciones privadas, y agencias de cooperación internacional. Para Susan Fainstein (1994) las políticas de renovación urbana involucran, a lo menos, a tres actores; los desarrolladores inmobiliarios, los entes públicos y el público usuario que demanda el uso de los territorios céntricos. Como plantea dicha autora, al analizar la experiencia comparada de los procesos desarrollados en 171 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Nueva York y Londres, las políticas de renovación urbana implementadas hacia los centros tienden a privilegiar los intereses de los desarrolladores inmobiliarios, los que las mayoría de las veces imponen su punto de vista por sobre los de las autoridades locales, primando visiones de desarrollo del centro de la ciudad, de corto plazo, no comprensivas y orientada al mercado. En ese marco de discusión cabe preguntarse por cuál fue la modalidad o tipo de proceso de renovación escogido por la comuna de Santiago Centro, y como se insertó, o no, dentro de este la protección y desarrollo de Lastarria/Bellas Artes en tanto barrio patrimonial asociado al “centro histórico” de Santiago? 2. Antecedentes históricos y contextualización del area de estudio en el proceso de renovación urbana del centro de santiago. A modo de introducción, se puede plantear que en el caso de la ciudad de Santiago, el área del centro histórico experimenta un proceso de despoblamiento desde la década de los cuarenta en el siglo XX, el que se agudizará al llegar la década de los ochenta. (Ver gráfico 4.1). Gráfico 4.1: Evolución de la Población en la ciudad de Santiago, la comuna de Santiago y Santiago Poniente 1930 - 1992 (Fuente: INE 2002) Como plantean Hidalgo & Zunino (1992), en el marco de ese proceso de decadencia distintos programas -en diferentes períodos de tiempo- intentaron recuperar el centro como lugar de residencia siendo uno de los principales antecedentes de este tipo de política, la “Remodelación San Borja” implementada durante las administraciones de Frei y Allende (Wolf, 2003). En ese marco, y como se analizara en el capítulo histórico, tanto la UNCTAD III como la Remodelación constituyen proyectos pioneros, que pueden ser apreciados, desde el presente, como formas de planificación que se hacen cargo de la necesidad de renovar el centro urbano, articulando en forma armónica los espacios de los barrios con la cultura urbana del que ya se proyectaba como un revitalizado centro de Santiago. Pero van a ser las consecuencias del terremoto de 1985, y no las de un proyecto concreto de renovación urbana, las que van a acelerar el establecimiento de una política de revitalización para el centro de Santiago. En efecto, a mediados 172 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de los ochenta, el despoblamiento del centro se agudiza producto de las consecuencias del gran sismo que afecta la zona central del país en Marzo de 1985, el que genera un fuerte deterioro habitacional en el centro de la ciudad. En ese marco, el Municipio de Santiago decide crear dicho año un organismo que se haga cargo de la tarea de conducir el proceso de renovación del antiguo centro de la ciudad1. La planificación del proceso de renovación es encargada por el ente edilicio a la CORDESAN (Corporación de Desarrollo de Santiago), institución de derecho privado, con personalidad jurídica y sin fines de lucro, que es creada especialmente para encabezar dicho proceso (Contreras, 2005). Por otro lado, casi de forma simultánea a la creación de CORDESAN, se define un marco legal que da sustento a la implementación de procesos de renovación urbana a nivel del país, hecho motivado en gran parte por los efectos del sismo. Se promulga así, en 1987, la Ley 18.595 o Ley de Renovación Urbana, que plantea la delimitación de zonas de renovación urbana en las áreas de mayor deterioro de la ciudad, las que en el caso de la comuna de Santiago se concentraban al sur del eje Alameda y en algunos sectores de los barrios Brasil, Balmaceda y Yungay. Dicho instrumento legal pretende estimular la recuperación de áreas deterioradas a través de incentivos tributarios vinculados al congelamiento del impuesto territorial en zonas previamente declaradas como de renovación (Larraín & Figueroa, 1991). Posteriormente, a comienzos de los noventa, el Municipio de Santiago impulsa -durante la gestión del alcalde Jaime Ravinet- un proceso de participación a nivel de la sociedad civil, denominado la Primera Convención de Santiago. En ese contexto, como plantea Valenzuela (en Contreras, 2005) se definen ciertos lineamientos prioritarios respecto al tema que orientan la renovación de Santiago en función de: fortalecer el rol residencial de la comuna; fortalecer las actividades de servicio, comercio e industria, y mejorar la calidad de vida de la población. Es a partir de las propuestas que plantea la Convención que se consolida un imperativo: el “repoblar Santiago”, poniéndose en marcha un Programa de Repoblamiento, que es liderado por CORDESAN. Dicha instancia desarrollará el rol de enlace entre el sector público, el privado y la comunidad, -los tres sectores a los que hace referencia Fainstein- sirviendo de vínculo entre las empresas adherentes, las entidades financieras y la municipalidad (Greene, 2007). El Plan o Programa de Repoblamiento de Santiago se inicia en 1992 teniendo como propósito captar y organizar la demanda de vivienda y vincularla con proyectos inmobiliarios de la zona de renovación urbana definida por el municipio en 1987. Los mecanismos de acción del Programa (Contreras, 2005) se basan en: • La captación de las inmobiliarias interesadas en invertir en la Comuna. • La creación de una Bolsa de Demanda para todos aquellos que estuvieran interesados en vivir en la comuna • La creación de un Banco de Terrenos para la compra de terrenos deteriorados, sitios eriazos entre otros, susceptibles a desarrollar proyectos inmobiliarios. Por otro lado, paralelamente desde el MINVU se crean dos subsidios relacionados con los procesos de repoblamiento. En 1991 un Subsidio de Renovación Ur1 Los objetivos de la Corporación son “…organizar, promover, planificar, coordinar y ejecutar proyectos para el desarrollo urbanístico, económico y social de la comuna, mediante acciones de diseño, remodelación, renovación, rehabilitación, reconstrucción, edificación, arborización, descontaminación, prevención del deterioro urbano y preservación del patrimonio arquitectónico.” (SECPLAN, 2004) 173 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID bana, cuya aplicación se restringe a las viviendas que se construyan en zona de renovación urbana (ZRU) o zonas de desarrollo prioritario (ZDP)2. El subsidio permite complementar el financiamiento de la compra de viviendas en dos tramos de valores: (i) Hasta 1.000 UF (con un ahorro mínimo exigido de 100 UF); y, (ii) Hasta 2.000 UF (con un ahorro mínimo exigido de 200 UF) (MINVU, 2007). Posteriormente, en 2003, el MINVU crea un Subsidio de Rehabilitación Patrimonial, el que se orienta a la adquisición de viviendas que resulten de la rehabilitación de inmuebles ubicados en zonas de conservación histórica3. Como plantean Froimovich, García, Lepori & Vergara (2006), al reconstruir una secuencia histórica de la localización de los proyectos se pueden describir ciertas fases relacionadas con los barrios en que se focalizan las inversiones inmobiliarias. En ese marco, y como sostiene Greene (2007) el Plan de Repoblamiento distingue tres etapas. Una fase inicial desarrollada entre 1992 y 1994, en la que se identifica la demanda habitacional para lo cual se desarrolla una caracterización socio-económica, y se construye un perfil del nuevo residente, en función de su poder adquisitivo y de sus exigencias respecto del tipo de vivienda, que se expresan en estándares técnicos mínimos. Como resultado de esta primera fase se construyen 3.852 unidades de vivienda nueva en 12 proyectos inmobiliarios distintos, focalizados en Santiago Poniente, logrando reducir el proceso de decadencia observado década tras década despertando con eso el interés del sector privado por acceder a la Bolsa de demanda que genera la Corporación, subiéndose el espectro de precios debido a la creciente demanda por vivienda. En este primer período se observa una mayor concentración de proyectos en los barrios Brasil y Yungay. Posteriormente, a mediados de los noventa, entre 1995 y 1996, se genera una etapa de ajuste en donde la Bolsa de Demanda decide diversificar la oferta disponible en un rango mayor de precios, incluyendo vivienda de hasta un monto de U$ 42.000. En esta fase, la Corporación plantea como estrategia para consolidar el interés empresarial, que el operador inmobiliario le cancele un derecho de acceso a los postulantes registrados en la Bolsa de Demanda, ingresos que son reinvertidos en una campaña de imagen local para promover el éxito de las operaciones. Para Vergara Petrescu et al, (2006), en esta fase la Corporación incentiva proyectos ocupando directamente el rol de promotor inmobiliario, asegurando proyectos a las empresas interesadas en invertir en el sector del centro histórico y el triángulo fundacional. En esta etapa junto con proyectos focalizados en Yungay y Brasil se amplían los desarrollos inmobiliarios hacia el Barrio Balmaceda y el Centro Histórico (Santiago Centro). Por último, una tercera etapa, de 1997 a la fecha, correspondinet a la fase de consolidación de la expansión inmobiliaria. A partir de ésta, el sector inmobiliario emprende la generación de oferta habitacional de diverso rango en la comuna sin intervención directa ni del municipio ni de la CORDESAN, limitándose 2 Se trata de un subsidio preferencial, cuyo monto asciende a 200 UF y cuya aplicación se restringe a viviendas emplazadas en Zonas de Renovación Urbana (ZRU) o Zonas de Desarrollo Prioritario (ZDP) –de acuerdo a lo estipulado por las resoluciones ministeriales correspondientes–. Mientras las primeras corresponden a áreas creadas para “favorecer la renovación o recuperación de barrios antiguos dentro de la Ciudad”, las segundas –en tanto– constituyen áreas definidas para “impulsar el desarrollo equitativo de la ciudad, atrayendo inversiones del sector privado” (MINVU, 2007) 3 Cabe señalar que la demanda de usuarios pareciera no llenar las expectativas iniciales, tanto del MINVU como de los desarrolladores respecto al subsidio. Como plantea una entrevista al arquitecto Luis Eduardo Bresciani, Jefe de Desarrollo Urbano del MINVU (El Mercurio, domingo, 25 de Junio de 2006) el Subsidio de Patrimonio no logró consolidarse ya que sólo logra colocar en el mercado un tercio, de los 1.800 subsidios de rehabilitación patrimonial que el Minvu oferta en Santiago Centro y Valparaíso en el período 2002-2006. 174 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ésta a continuar con la labor de promoción, estableciendo nuevos convenios de asesoría inmobiliaria y promoción de proyectos habitacionales, excluyendo los compromisos de compraventa. En ese contexto, a partir de 2000 a la fecha, se extiende el foco de inversión primero al Barrio Universitario de Santiago (BUS), que congrega los antiguos Barrios Ejército y República, para en la actualidad, focalizarse en torres de mayor altura4 que se desarrollan en los sectores de Portugal-Lira, Almagro y San Francisco. Es en ese marco donde las empresas identifican un nuevo foco de desarrollo inmobiliario en los márgenes no protegidos de los barrios Lastarria y Bellas Artes, el que aprovecha las ventajas de localización que tiene el área en relación a áreas verdes y equipamiento: “La comuna de Santiago hoy presenta el mayor número de áreas verdes por habitante en la ciudad. Los parques y plazas permiten un equilibrio en términos de densidad y convivencia pública, lo cual genera plusvalía en su entorno. Así también, el equipamiento disponible de la comuna ha sido parte del éxito cuantitativo del proceso. Incluso, en el caso de barrios como Santa Lucía y Forestal, la presencia de una gran cantidad de cines, la Biblioteca Nacional y Museos de Arte como también el Parque Forestal y Santa Lucía, han determinado una imagen de barrio explotada por el marketing inmobiliario.” (Froimovich et al, 2006:44) Entonces será en esta última fase del proceso de repoblamiento general de la comuna que asume mayor centralidad el área de estudio por su puesta en valor en tanto barrio céntrico y urbano consolidado. En efecto, es por su carácter distintivo, y no por su inclusión directa como territorio de renovación urbana focalizado directamente para la inversión inmobiliaria, que Lastarria y Bellas Artes adquiere un lugar dentro del proceso global de renovación urbana de la comuna de Santiago Centro. En ese marco, lo particular del área de estudio es que se gatilla un proceso de puesta en valor ligado a su carácter patrimonial, proceso cuyo punto culmine coincide con la declaratoria de gran parte del barrio como zona típica en 1996, ampliándose el radio de dicha protección en 2003. 2.1 El Proceso de Revitalización del Barrio Lastarria/ Bellas Artes A continuación expondremos una breve reconstitución histórica del proceso de renovación del barrio en las últimas décadas, para luego profundizar en el rol que le compete al municipio en la transformación del barrio, deteniéndonos en los principales estudios, instrumentos y normativas relativas al barrio y su condición patrimonial. El primer antecedente histórico de la renovación barrial que se consolida a partir de los noventa, lo constituye, como señaláramos en el capítulo anterior, la temprana creación de la Plaza Mulato Gil de Castro en 1981, en pleno “boom económico”, en tiempos de Dictadura. Esta intervención fue financiada por la iniciativa privada, a partir de la acción de los empresarios Manuel Santa Cruz y Hugo Yaconi, quienes adquieren el inmueble ocupado por una antigua casona de barrio, perteneciente a la familia Campos Larenas, ubicada en calle José Victorino Lastarria en los números 305 y 307, readecuando el inmueble -con la participación de los arquitectos Ignacio Cruz y Walter Biggemann- a un nuevo uso cultural-económico. Se trata de un proyecto adelantado para la época, que 4 El Barrio Lira constituye el barrio de altura promedio más elevada, llegando esta a los 22 pisos (Froimovich, García, Lepori & Vergara, 2006). 175 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID contemplaba la creación de talleres para artistas organizados baja la forma de un conjunto de casas antiguas alrededor de un patio. Citando a Laborde: “En parte reconstruyendo una vivienda popular de altura, típica de los años treinta, el café de la Pérgola, la librería de Enrique Lafourcade, galerías y talleres de arte, cursos de arte contemporáneo, un pequeño museo de arte precolombino, harán del lugar un polo de los años ochenta, de reconstrucción de un ambiente cultural luego de la crisis de 1973. Escritores, dramaturgos y actores reiniciarán ahí una interacción interrumpida por largos años de toque de queda.” (Laborde, 2004:190) Fig. 4.1: Restos de la Casa del Arquitecto Josué Smith del Solar en Calle Monjitas (1996) Foto gentileza del Arquitecto Jorge Heittman (Archivo Personal) Como también se señalara previamente, otro hito en la reconfiguración del sector lo plantea la instalación en el barrio, a mediados de los ochenta, de una sala de cine, el actual cine El Biógrafo, al cual se agrega a su costado, el espacio de un primer café-bar, El Café Del Biógrafo. Estos emprendimientos liderados por el cineasta Douglas Hubner, son localizados en la antigua casa del arquitecto catalán Coll y Pi, siendo espacios de sociabilidad cultural y política que van a vivir su máximo apogeo, junto con el mismo Lastarria, en el contexto de la “transición” a la democracia. A partir de la revitalización del eje central constituido por calle Lastarria, producto de la instalación de la plaza Mulato Gil, la sala de cine y el café El Biógrafo, el barrio consolida una nueva imagen como polo artístico-cultural, que coincide con el proceso de re-significación simbólica de su nombre. En efecto, es en esa época que se difunde la denominación del área de estudio como Lastarria, nominación que prevalece por sobre la antigua definición de su nombre en base a atributos geográficos y físicos, que expresaba su denominación como Barrio Santa Lucía o Forestal. La redefinición de su identidad territorial coincidirá con su puesta en valor en tanto espacio de corte patrimonial asociado a una cultura urbana que emerge con ribetes muy diferentes a la del período previo a la Dictadura Militar. Con la nueva década el barrio consolida la expansión de su identidad gastronómica. Emergen nuevos restaurants en su eje central como El Gatopardo y Don Victorino, el que ocupa y rehabilita una antigua residencia barrial cercana a la Iglesia de la Veracruz. También en calles interiores de Lastarria se desarrollan nuevos y característicos espacios en el Pasaje Rosal. De esa época datan, el Café Escondido, emprendimiento de Eugenio Araya, el mismo dueño que en los ochenta había abierto el Bar El Diablito en plena calle Merced. Simultáneamente en el sector de Bellas Artes se instala el Café Psicosis, uno de los primeros emprendimientos del rubro del “café” que se abren en ese sector barrial. Un hito central y decisivo en el rumbo que adquiere el proceso de renovación barrial tiene relación con la Declaratoria del Barrio como “Zona Típica”5 por el Consejo de Monumentos Nacionales en 1996. Esta inicialmente se circunscribe al perímetro alrededor de los ejes de calle Lastarria y Villavicencio denominán5 La antigua denominación de Zona Típica, según la Ley de Monumentos Nacionales hace referencia a una agrupación de bienes inmuebles urbanos o rurales, que conforman una unidad y se destacan por su estilo, materialidad o técnica constructiva (Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales, artículo 29, De la Conservación de los Caracteres Ambientales). Cabe señalar que esn la actual esta noción es adaptada a la consolidación de una mirada más amplia sobre lo patrimonial, que pone el acento no sólo en el substrato material del patrimonio, sino que en el profundo sentido histórico y cultural que expresa éste como reflejo de modos de vida, que merecen ser rescatados y proyectados en el presente como un aporte a la identidad local, provincial, metropolitana y regional. De este nuevo tipo de apropiación un ejemplo patente lo constituye la Declaratoria de Zona Típica del Barrio YungayBrasil en Enero de 2009, en que el Consejo de Monumentos Nacionales aprueba la propuesta y el expediente que le presenta la propia ciudadanía barrial. 176 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dose inicialmente como Zona Típica Mulato Gil de Castro, para ser ampliada en cobertura en 2003 pasándose a denominar Barrio Santa Lucía-Mulato Gil de Castro-Parque Forestal. Cabe señalar que los dos sectores especiales al interior de la Zona Típica, que amplían los límites establecidos por la Ordenanza de Zona Típica de 1996 son el Sector 1, conformado por el entorno de calle José Victorino Lastarria, Merced, Rosal, Padre Luis de Valdivia, Villavicencio, Estados Unidos, Paulino Alfonso, Victoria Subercaseaux y José Miguel De la Barra; y el Sector 2, correspondiente a dos zonas del barrio que se ubican frente al Parque Forestal, los sectores ubicados entre las calles Ismael Valdés Vergara y Monjitas, y entre las calles Merced y Coronel Santiago Bueras. Paradojalmente, en el período previo a la declaratoria patrimonial, el barrio y su entorno sufren importantes impactos y transformaciones en su morfología. Edificios, casas y casonas emblemáticas desaparecen. Como ejemplo concreto encontramos la demolición de la casa de Luis Oyarzún en Monjitas con José Miguel de la Barra, donde se instala el edificio de la Bolsa, y la demolición de antiguas casonas en la calle Merced con Miraflores que da origen a nuevos edificios corporativos. En efecto, antes de que se dictara la normativa patrimonial numerosas casas de innegable valor histórico fueron demolidas, destacando junto a las ya referidas la emblemática casona de Villavicencio 361 donde antes se situara la Casa de la Luna Azul, donde actualmente se encuentra el proyecto Edificio Plaza Europa el que edificado a comienzos de los noventa se constituye como un espacio de instalación de oficinas públicas y privadas. En ese aspecto quizá una de las pérdidas más notables para el barrio la constituye la demolición en 1996 de la casa del arquitecto Josué Smith del Solar ubicada en calle Monjitas, en el lugar donde hoy se emplaza el estacionamiento de vehículos que conecta actualmente calle Monjitas con calle Merced. Fig. 4.2 Fotografía del Aviso del Estudio Tunekawa Abril 2006 (antes del cierre) Fotógrafo Andrés Racz Producto de este escenario de transformación prolifera la existencia de predios abandonados que constituyen sitios eriazos como sucede a mitad de cuadra en Merced (actual edificio de estacionamientos) y Mosqueto (hoy, un edificio en altura) los que son utilizados de modo informal como playa de estacionamientos. Pero es a partir de 2000, que comienzan a notarse en términos de la cultura urbana los primeros impactos de los procesos de transformación gatillados en Lastarria y Bellas Artes durante los noventa. Sobre todo en el sector de Lastarria, por su carácter protegido en tanto zonas patrimonial, los cambios no se encadenan al efecto de la política urbana de construcción en altura que afecta a otros sectores de la comuna, como a la demanda efectiva de una nueva población de consumidores que se acercan al barrio a partir del interés que genera su carácter patrimonial, reparando en la oferta de arriendo tanto de antiguos departamentos como de nuevos espacios residenciales ubicados en sus bordes y fronteras,y en el exclusivo ofrecimiento de servicios, productos y bienes distintivos que realizan nuevos actores asociados a la economía simbólica. Lamentablemente, junto con el desembarco de una nueva generación de residentes se produce un cambio en el barrio relacionado con el desplazamiento y desaparición de usos comerciales y servicios que representaron su articulación con el modo de vida del moderno centro de Santiago de mediados del siglo XX. Entre otros usos cierra la Casa Tunekawa, tradicional casa fotográfica que hacia fotografías de corte familiar a las acomodadas familias de Santiago, siendo reemplazada por el uso del espacio para la instalación del Café Forestal en 2007. Por otro lado, desaparecen otros usos barriales como el de la carnicería del sector de Lastarria, reemplazada por el lugar que hoy ocupa el Café de Julio, el almacén de Lastarria con Padre Luis de Valdivia, que es reciclado para construir el Patagonia, y la tradicional maletería de Alameda con Merced es reemplazada 177 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID en 2007 por un cibercafé. Donde más se visibiliza el proceso de “destrucción creativa” del antiguo barrio céntrico y su reemplazo por una nueva oferta de espacios asociadas a repoblamiento y puesta en valor es en el centro y frontera que une a Lastarria con Bellas Artes, constituido por la calle José Miguel De la Barra. En efecto, es así como en el eje poniente de calle José Miguel De la Barra, entre Merced y Monjitas en lapso del período que va entre 2000 y 2003 desaparecen un almacén de barrio (hoy cyber café gay Revelaciones), una peluquería (hoy Café el Patio Andaluz), una enmarcadora de cuadros (hoy Café Gay Tomodachi), una lavandería (hoy Café Concepto), un local de ventas de vestidos de novia (librería Metales Pesados), y tres locales de anticuarios, hoy ocupados por el Café Brainworks, un Cyber Café gay y el Café De las Artes respectivamente. Una situación similar ocurre en el eje oriente de De la Barra, desapareciendo primero el almacén de la familia judía Gottlieb, en 2003, que da el paso a la construcción del restaurant-bar Opera Catedral en 2005, junto con otros locales que dan paso a la instalación del Apart Hotel De la Barra (en 2008), la tienda de ropa Chic, y la tienda del The Clinic, sobreviviendo en el sector sólo el antiguo uso de una lavandería. Otro hito que marca la transformación de la vida del barrio lo representa el cierre del antiguo Colegio Cambridge, colegio ubicado en Villavicencio 323 que había sido abierto en la década de los veinte, y que pasó de ser un colegio de elite en el que estudiaron muchos residentes del barrio: “…en algún momento fue un buen colegio, un colegio pagado en donde la gente, tenía un cierto prestigio, y eso se fue debilitando porque el barrio fue cambiando, cumplía u rol importante en el barrio el problema es que después el barrio no cumplía un rol para el colegio, porque las familias se fueron yendo del barrio, entonces al irse las familias del barrio dejaron de haber niños, y por ende el colegio tenía que buscar matrícula en gente que no necesariamente era del barrio…este éxodo de personas fue significando la debacle del colegio…” (Cristián Camus, arrendatario actual de Villavicencio 323) Dicho espacio pasa a ser arrendado en la actualidad como “casa-taller” para el uso laboral de diseñadores, actores, músicos, y otros múltiples usos “creativos”, adoptando el nombre de la propiedad, Villavicencio 323. Por otro lado, los proyectos Teatro Lastarria 90 y Observatorio Lastarria, este último instalado en la Casa Flaño, constituyen ejemplos de otro tipo de emprendimientos de economía simbólica, que tienen relación con el empleo del nuevo modelo de inversión cultural que incorpora técnicas de empresariamiento a la rehabilitación y gestión de espacios patrimoniales como nuevos usos culturales del barrio. En el caso del Teatro se trata de un emprendimiento privado de dos jóvenes y conocidos actores de teatro -uno de ellos el actual ministro de cultura Luciano Cruz Coke- que invierten en la rehabilitación de una vieja casona, que antes albergara al Teatro de Ensayo de la Pontificia Universidad Católica y más tarde, a la compañía de teatro El Aleph. Por su parte, la Casa Flaño, ubicada en la esquina de Lastarria con Villavicencio, es recientemente restaurada y reocupada como sede de El Observatorio de Lastarria. Esta antigua propiedad construida en 1912 por el arquitecto Ernesto Reid, con ayuda de Pedro Prado del “Grupo de los Diez”, es reapropiada para la instalación de un nuevo centro cultural en el barrio. Como plantea la narrativa de 178 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID su origen, reseñada en su web6, los creadores del proyecto Observatorio hacen un rescate simbólico del pasado patrimonial asociados a los orígenes de la casa, creando un relato que encuentra en el simbolismo de la construcción en donde se emplaza un referente de continuidad en el pasado para su proyecto futuro. “La construcción reivindica materiales locales como la piedra, la madera o el hierro chilenos. La casa encarna las ideas de simpleza del Grupo de los Diez, proponen que la cultura está más cerca del mundo cotidiano que de los libros. Por ejemplo, el gran piso abierto de la casa, en el tercer nivel, es parte de su postura de mirar a Chile y abrir el horizonte. La idea era superar el achatamiento de vivir entre cerros y buscar un punto desde donde entender el territorio y hacerlo habitable.” (Entrevista Miguel Laborde, Director Observatorio Lastarria) Los valores que se reivindica rescatar son los que representaría la casa como imagen símbolo del “criollismo cósmico” de la “primera vanguardia chilena” -al que pertenece el arquitecto Reid y el estilo arquitectónico neocolonial de la casa- evocando dichos valores epocales para dar sustento a la puesta en escena actual del Observatorio como centro cultural del barrio, que con una nueva épica vanguardista se propone como misión ser “un lugar para mirar Chile”. En la actualidad, la Casa Flaño es administrada por la Fundación Observatorio, presidida por un directorio de reconocidos arquitectos, escritores, diseñadores, entre otros profesionales, que gestionan su financiamiento como espacio cultural desarrollando exposiciones y editando publicaciones a partir de la inversión de la empresa privada, acogiéndose al igual que el caso de Lastarria 90 a la Ley Valdés. Fig. 4.3: Frontis de la sede de El Observatorio de Lastarria, en Lastarria con Villavicencio. Fuente: Fotografía del autor En síntesis, con el comienzo de la primera década del nuevo siglo, se empieza a observar en Lastarria, y el entorno del Bellas Artes, la creación de una oferta comercial de nuevos usos tanto comerciales como residenciales como la demanda efectiva de una nueva población de consumidores que se acercan al barrio a partir del interés que genera su carácter patrimonial y su estilo de vida, desarro6 Nos referimos a la página web www.elobservatorio.cl, donde se presenta la propuesta y misión del Observatorio. 179 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID llando arriendos y compras directas a antiguos propietarios. De esta forma, se constata que el área indagada experimenta un proceso de renovación urbana distinto al del conjunto de barrios considerados como escenarios de expansión de la renovación urbana7 gestionada por CORDESAN y el Municipio de Santiago. En relación con lo anterior, abordaremos a continuación cuál es rol que ha jugado y juega actualmente el ente municipal en la renovación del barrio. 2.2 El Rol Municipal en la Renovación y Puesta en Valor del Barrio. Como ya señaláramos anteriormente, si bien el proceso general de renovación urbana de Santiago se articula en torno a un Plan de Repoblamiento concreto, en relación al área de estudio (Lastarria/Bellas Artes) el Municipio y CORDESAN adoptan una política de planificación distinta a la desarrollada con otras áreas del centro de la ciudad definidas previamente como zonas de renovación urbana. En Lastarria y Bellas Artes, el ente municipal implementa durante los noventa una política de renovación específica para el barrio, vinculada a los resultados y propuestas que genera el proceso de participación, a nivel barrial, que abre y desarrolla el Municipio bajo la gestión de Jaime Ravinet, durante el período en que se hace cargo del Municipio (1990-2000), y que tienen como marco la Primera y Segunda Convención de Santiago. Dentro de esta política se asume dos estrategias complementarias para abordar la renovación urbana del sector. Por un lado, el desarrollo de estudios que entreguen elementos sobre cómo generar planes específicos de desarrollo para el barrio y paralelamente; el desarrollo de una instancia participativa que recoja la voz de la comunidad residente, a partir de la creación de un Comité de Adelanto. En este marco se desarrolla un primer estudio de caracterización del denominado Barrio Menor Santa Lucía8, el que se realiza con el propósito de aportar a la definición de un plan de renovación para el barrio (CORDESAN, 1993). Cabe señalar que dicho documento define a Santa Lucía como uno de los cinco barrios menores, que junto a Mercado-Mapocho, Santa Ana, Centro y Forestal, componen el denominado Barrio Mayor Santiago Centro, que es definido operacionalmente como el sector articulado al norte por Avenida Santa María (Río Mapocho), la Plaza Baquedano por el Oriente, la Alameda por el Sur, y la Avenida Norte-Sur por el Poniente (Cfr. Plano 2-4). Curiosamente, la definición de límites denomina Santa Lucía a lo que hoy denominamos Barrio Forestal-Bellas Artes delimitando dicho barrio como el territorio comprendido entre las calles Santa María (límite comunal), Mac Iver por el Oriente, Alameda por el Sur y Avenida Santa Lucía-José Miguel De la Barra, por el oriente. Por otro lado, dentro del estudio Evaluación del Desarrollo de la comuna 19901996 (Consultores Habitat, 1997), se releva la importancia que tiene el área de estudio para la comuna, al constituir el sector de la Comuna de Santiago de más alta calidad urbana ambiental. Dicho informe destaca en relación al barrio, su condición de modelo para propiciar la renovación y revitalización armónica de los barrios de alta densidad existentes en la comuna de Santiago Centro, a partir de considerar los siguientes aspectos: 7 otros. 8 Universo constituido por los barrios Brasil, Yungay, Santiago Centro y Portugal-Lira entre Este estudio se realiza como parte de la Propuesta Estratégica de Desarrollo para la Renovación de Santiago, planteada en las conclusiones del Programa Municipio y Participación, implementado durante 1990-1991. 180 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID • La relación entre el tamaño espacial de las áreas verdes y el volumen de los edificios de alta densidad; • La relación entre la cantidad y trazado de las vías locales de acceso a las manzanas y las vías que conducen viajes de larga distancia que garantizan la accesibilidad inter-comunal del barrio • La relación espacial y funcional entre las áreas verdes, las vías de tránsito vehicular y los edificios para asegurar por una parte que las áreas verdes sean públicas como el Parque Forestal, y por otra, logra la continuidad entre edificios y área verde como se produce en la calle Ismael Valdés Vergara en el tramo entre José Miguel De la Barra y el inicio de calle Monjitas; • Relación espacial en la transición entre una zona de edificación de alta densidad y de densidad intermedia con calle de por medio y/o manzanas angostas similar a la situación del lugar en que confluyen las calles Merced, Monjitas y José Victorino Lastarria9. En forma paralela al establecimiento de estos estudios, y posterior a la Ordenanza de Zona Típica, la Corporación junto al Municipio propiciará la conformación en ambos barrios10 de un Comité de Adelanto, siguiendo una metodología aplicada en otros barrios de la comuna, que plantea la agrupación de: “…todos los agentes activos, residentes y usuarios, en función del progreso y la calidad de vida del sector. Así las Juntas de Vecinos, Clubes de Tercera Edad, Centros Culturales, Empresas de toda índole, Universidades, Instituciones y personas naturales, etc.; unirán sus capacidades y aportes para el mejoramiento del barrio en beneficio de todos.” (CORDESAN, 1995:3) El Comité se constituye el 10 de Enero de 1996 en el Museo de Bellas Artes, denominándose Comité de Adelanto del Barrio Forestal-Santa Lucía, agrupando a representantes de la comunidad residente, juntas de vecinos, instituciones culturales, empresas privadas y de comercio, representantes de iglesias y de la seguridad pública, siendo presidido el Comité por el abogado Máximo Pacheco (Acta Constitución Comité de Adelanto, 1996). La organización se planteará como objetivo principal la formulación de un plan estratégico para el barrio, que contemple sus puntos fuertes y débiles, sus potencialidades y restricciones, y los proyectos e iniciativas para la renovación, con el fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes y dar continuidad al patrimonio del sector (Acta Constitución Comité de Adelanto, 1996). Es en ese marco que se articula como demanda del Comité al Municipio, la realización de un estudio sobre el barrio Santa Lucía-Forestal, demanda que es acogida por la autoridad que encarga al Departamento de Urbanismo de la Dirección de Obras Municipales y a la CORESAN, efectuar conjuntamente el ya referido estudio Seccional del Barrio con el objetivo de entregar como producto la propuesta de un Plan de Referencia Estratégico de Desarrollo. El proceso de conformación del Comité de Adelanto no logra consolidarse más allá de conseguir la realización del estudio seccional en 1997, y levantar un conjunto de demandas que son canalizadas en parte por el Municipio, como muchos de los Comités de Adelanto pierde fuerza y no se proyecta como organización más allá del término de la gestión del Alcalde Jaime Ravinet. No obstante, para conocer más en detalle el contexto urbano en que se sitúa la 9 Habitat Consultores, 1997:125. 10 Los barrios Lastarria y Bellas Artes, definidos ediliciamente como Forestal-Santa Lucía. 181 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID revitalización actual del barrio, es necesario reconstituir los antecedentes históricos que plantean los diferentes estudios, y normativas de protección desarrolladas en relación a el, tanto por el Municipio como por el Consejo de Monumentos Nacionales durante los últimos veinte años. 2.2.1 Normativas y Restricciones al Área de Estudio en el Plan Regulador de 1987. Un primer antecedente lo marca la forma en que el Plan Regulador Comunal de 1987 define y establece ciertos usos de suelo permitidos y prohíbe otros. En dicho marco de planificación se establece como usos permitidos para la zona A, en donde se ubica tanto el sector de Lastarria como el de Bellas Artes, los usos de vivienda, equipamiento de escala metropolitana, comunal y vecinal, almacenamiento inofensivo y vialidad. Es así como se establecen dos áreas especiales que involucran una primera protección sobre el área de estudio, el Sector de Conservación A4-Cerro Santa Lucía, que considera la calle Santa Lucía sector poniente del Cerro, los edificios de calle Merced, y parte del sector Alameda-calle Lastarria, definiendo esta área como un sistema de agrupamiento continuo en donde se establece una altura de edificación mínima de 12 metros y una máxima de 18 metros. De igual forma, el PRS establece el Sector Especial A6, que engloba los edificios ubicados en Alameda desde el Centro Cultural Gabriela Mistral hasta llegar a Plaza Italia, definido como un sistema de agrupamiento continuo, en donde se plantea una cota mínima de altura del orden de los 12 metros y una máxima de 35 metros. Plano 4.1: Normativa para el Sector según Plan Regulador Comunal 1987. Fuente: Seccional Santa Lucía-Forestal, Departamento de Urbanismo-Municipio de Santiago-CORDESAN, 1997 2.2.2 Declaración de Zona Típica del Barrio por parte de Consejo Monumentos Nacionales (1996). Como ya se señalara, en 1996 parte del área de estudio, fundamentalmente la que comprende el territorio del barrio Lastarria, es declarada como Zona Típica a través de un Ordenanza Especial del Consejo de Monumentos Nacionales. El sector considerado inicialmente como parte del área protegida es definido como “Barrio Mulato Gil de Castro” (Cfr. Plano 2-2) observando como límites al Norte, los fondos de sitios del costado norte de Calle Rosal, y el eje Calle Merced; al Sur, eje de Calle Villavicencio, y eje Manzana Subercaseaux-Alameda, Luis de Valdivia-Lastarria); al Oriente, los fondos de sitios de Calle Estados 182 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Unidos en su costado oriente, y los fondos de sitios de Calle Lastarria en su costado Oriente, y al Poniente, eje Calle Subercaseux (Art. Nº7 Ordenanza Especial Zona Típica Barrio Mulato Gil de Castro, 1996). Plano 4.2: Mapa Zona Típica Mulato Gil de Castro. Fuente: Seccional Santa Lucía-Parque Forestal. Departamento de UrbanismoMunicipio de Santiago-CORDESAN, 1997 La Ordenanza de Zona Típica plantea un primer nivel de protección patrimonial de la edificación de valor monumental del área, retomando para esto, lo planteado por la Ley de Monumentos Nacionales (1970) en relación a las zonas típicas que establece que: “para hacer construcciones nuevas en una zona declarada típica o pintoresca o para ejecutar obras de reconstrucción o de mera conservación, se requerirá la autorización previa del Consejo de Monumentos Nacionales la que sólo se concederá cuando la obra guarde relación con el estilo arquitectónico general de dicha zona, de acuerdo a los proyectos presentados” (Art. Nº1 Ordenanza Especial Zona Típica Barrio Mulato Gil de Castro, 1996). Cabe señalar, que complementariamente, en 1997, el Consejo de Monumentos Nacionales concede la denominación de Zona Típica al Parque Forestal formulando esta propuesta de protección como una forma de proteger el parque del proyecto de apertura de autopistas y avenidas en su interior, como de la idea de destruir los puentes metálicos que cruzan el río Mapocho, acciones de destrucción que se formulaban como propuestas por parte de entes municipales y de gobierno durante el período previo a su protección. (Fundación Patrimonio Nuestro, 2010). Cabe señalarse que hasta la fecha su Instructivo Patrimonial se encuentra en elaboración. 2.2.3 Estudio Seccional Santa Lucía-Parque Forestal. El Seccional Santa Lucía-Parque Forestal efectuado en 1997 plantea dos fases de estudio, una de diagnóstico de la situación existente en el barrio y otra que plantea la imagen objetivo a la cual quiere llegar la comunidad residente formulando propuestas de desarrollo. El área considerada como Barrio Santa-Lucía-Parque Forestal es la comprendida al Norte, por el eje constituido por calles Ismael Valdés Vergara y Merced, entre José Miguel De la Barra y Vicuña Mackenna, incluyendo la cuadra que va de Irene Morales a Vicuña Mackenna, al Sur, la Alameda Libertador Bernardo O’Higgins, al Oriente el sector Vicuña Mackenna-Plaza Baquedano y al Ponien- 183 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID te, el eje constituido por las calles José Miguel De la Barra, y Victoria Subercaseaux (borde oriente). El diagnóstico que levanta el Seccional sobre el área, plantea que la evolución de la población desde el Censo de 1982 a 1992 es, contrariamente a la tendencia comunal, que marca decrecimiento, al alza de la población residente, la que se localiza preferentemente en el borde Forestal y borde Alameda, constatando pérdida de población en torno al Cerro Santa Lucía. Siguiendo lo anterior, la densidad neta del barrio aparece como superior al promedio comunal, lo que se explica por la conformación de manzanas estrechas y largas, de 4 a 12 pisos en su mayoría. Las zonas más densas que se identifican se sitúan en el borde Forestal, pasando entre los años 82 y 92, en algunas manzanas, de 301 - 1000 habitantes por hectárea a 1001 – 2000 habitantes por hectárea. En relación a la composición etárea de la población residente se reconocen dos grupos predominantes: los adultos jóvenes definidos como la población entre 21 a 40 años, que representan el 60% de la población del barrio y un 30 % de adultos mayores, definidos como de 61 años y más. Los adulto-jóvenes se localizarían en el borde interior y borde Alameda y los adultos mayores preferentemente en el borde Santa Lucía y Forestal. En términos de la ocupación de la población, el Seccional destaca que cerca del 50% de los habitantes pertenece al tramo de profesional-científico resaltando el alto nivel educacional de sus residentes. Por otro lado, analizando datos del SII, se plantea una mantención del valor del suelo en la última década oscilando entre 15 y 100 mil pesos por pred¡o, cerca del 60%, y menos de 15.000 en el 24 %. Finalmente, en relación a la predominancia de uso de suelo, plantea que el uso de suelo en vivienda se concentra en el eje Lastarria y Forestal, el uso de suelo en oficinas en el eje Santa Lucía, y el de usos comerciales, de oficina y servicios en Alameda. Por su parte, el diagnóstico plantea que el 70 % de los predios corresponde a pequeñas superficies, entre 250 y 500 m2, existiendo a esa fecha un 44% de arrendatarios y un 40% de propietarios, habiendo un predominio de propietarios en el borde del Forestal y del Santa Lucía, mientras que los arrendatarios se sitúan preferentemente en el bordo interior. En relación con las propuestas de desarrollo, el estudio sistematiza tres niveles de propuestas por parte de la comunidad barrial. Por un lado, las relacionadas con la valoración del patrimonio construido y de la calidad medio-ambiental del barrio, que plantean la promoción de herramientas de gestión patrimonial para este como: • El desarrollo de un programa de intervención urbana que plantee una zonificación de niveles de intervención. • La realización de un inventario de edificios de interés arquitectónico y espacios públicos patrimoniales para su protección. • La elaboración de una normativa que respete las predominancias de la imagen urbana existente y reafirme la identidad del barrio. • La proposición de incentivos que promuevan la mantención de edificios de interés arquitectónico por parte del sector privado. Un segundo aspecto que plantea el seccional a nivel de propuestas, es la potenciación de la vocación artístico-cultural del barrio, a través de proyectos que valoren el eje cultural y artístico Parque Forestal y sus ejes transversales dando unidad y continuidad al Parque. Se proponen, entre otros, el desarrollo de “cajas de sorpresas” (sic), la realización de un catálogo informativo del barrio, el diseño 184 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de plazas aéreas y el refuerzo del uso peatonal de los puentes del río Mapocho. Por último, el Seccional levanta una propuesta de plan de descongestión vial para el barrio a partir de iniciativas como la semi-peatonalización de calles Esmeralda y Lastarria, el desarrollo de una sub-trama peatonal interior que penetre las manzanas, junto con la recuperación del uso cultural de la placa del Edificio Diego Portales (hoy Gabriela Mistral), la realización de estacionamientos subterráneos licitados en plaza Oscar Castro y José Miguel De la Barra, y el diseño de un Boulevard en Calle Merced, entre Plaza Italia y el vértice Monjitas. Plano 4.3: Área de Estudio Seccional Barrio Santa Lucía-Forestal (Fuente: Seccional Santa Lucía-Forestal. Dirección de ObrasDepartamento de Urbanismo-CORDESAN, Junio 1997) 2.2.4 Reglamento de Intervención e Instructivo de Intervención para Zona Típica (2003). Finalmente, el Consejo de Monumentos Nacionales plantea un Reglamento Especial de Intervención para la Zona Típica que amplía el área en que ésta es efectiva, reemplazando la Ordenanza de 1996, lo que lleva a que cambie su denominación a Barrio Santa Lucía-Mulato Gil de Castro-Parque Forestal. En efecto, recién en 2003, producto de una iniciativa conjunta entre el Municipio y el Consejo de Monumentos Nacionales se elabora un Instructivo de Intervención para Zona Típica, con el objetivo de: “definir un criterio normativo común que regule las intervenciones en estas áreas y proteja su espacialidad y morfología junto con poner en valor su patrimonio arquitectónico y urbano” (Instructivo de Intervención Zona Típica, 2003:6) El Instructivo de Intervención para la Zona Típica fija las condiciones de edificación para el sector definido como parte de los límites de la zona típica, “tanto para las construcciones afectas a protección como obras nuevas en sitios y ampliaciones que allí se ejecuten”, estableciendo que corresponde a la Ilustre Municipalidad de Santiago, a través de su Dirección de Obras Municipales, el: “velar por la correcta aplicación de las normas y planos, y por el 185 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID estricto cumplimiento de las disposiciones del presente Instructivo” (op.cit, 2003:37). Plano 4.4: Mapa Propuesta de Protección para Edificación Zona Típica “Barrio Santa Lucía-Parque Forestal”. Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales –Departamento de Urbanismo I. Municipalidad de Santiago, 2003 En uno de sus puntos dicho reglamento plantea que tanto los monumentos históricos como los inmuebles histórico-artísticos como los inmuebles de valor ambiental sólo pueden ser objeto de intervenciones que aseguren su protección y conservación (Art.6º). Cabe señalar que según el Instructivo, en el área reconocida como Zona Típica existen a la fecha en el barrio dos edificaciones reconocidas como Monumentos Nacionales. Por un lado, la Iglesia de la Veracruz y su Casa Parroquial, declarada monumento histórico en 1983, y por otro el Palacio Bruna y sus jardines, declarado monumento en 1995. Dicha categoría de protección patrimonial declara ambos sitios como objeto de conservación y restauración. Por otra parte el Instructivo reconoce la existencia de otros dos niveles de protección patrimonial del barrio, a partir de la declaratoria de edificaciones emplazadas en la zona típica como “inmuebles de interés histórico-artístico” e “inmuebles de valor ambiental”. En relación con la primera categoría el Instructivo catastra, con sus respectivas fichas, la existencia de 60 inmuebles de interés histórico-artístico11, lo que plan11 186 Se entiende por inmuebles de interés histórico-artístico, aquellos que “poseen caracterís- CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tea el alto nivel de concentración de edificaciones patrimoniales en el sector, las que se tienden a agrupar en los ejes de calle Villavicencio, Victoria Subercaseaux, Merced, Monjitas y Lastarria. Ejemplos relevantes de inmuebles de interés histórico-artístico, lo constituyen las edificaciones construidas por destacados arquitectos12 como: • Alberto Cruz Montt, que edifica el Edificio Merced N°298, de tres pisos, de estilo neo-barroco, construido en 1906, conocido como recinto del ex Instituto Chileno Francés, actual Instituto ILADE. Antonio Coll i Pi, que construye el Edificio de Villavicencio N° 394 en 1911, espacio correspondiente a la casa del arquitecto y escultor, en donde operara desde 1986 hasta 2001 el Café del Biógrafo, y donde al cierre del estudio se proyectaba implementar un nuevo bar-restaurant • León Prieto Casanova, con dos proyectos. El Edificio de Estados Unidos 237/ Namur 88, de estilo ecléctico, con seis pisos más zócalo, que data a lo menos de 1956 (recepción final de obra) y que fuera destinado inicialmente tanto a usos de habitación como de salud, y con el denominado “Edificio Punta de Diamante”, construido en 1942 para el uso de habitación y oficina, definido también como de estilo ecléctico. • Eduardo Costabal y Andrés Garafulic, que construyen, aproximadamente en 1935 el Edificio de Merced N°250, de una estructura de 6 pisos, de estilo modernista, y el Edificio de 8 pisos de Paulino Alfonso N° 390 y 378, también perteneciente al movimiento moderno13. Dentro de esta lista se consigna de una figura histórica central en la historia del barrio, y cuyo legado se encuentra en pleno proceso de rescate, tanto por parte de los residentes del barrio14 como por la inversión inmobiliaria como se verá más adelante. Se trata de la obra del arquitecto Luciano Kulzcewski, del cual se emplazan en la zona típica tres proyectos: • La ya referida Casa-Taller, de Calle Estados Unidos N°201, construida en 1930, de estilos neogótico con inspiración en el modernismo catalán, y fachada almohadillada. • El Edificio de Merced N°268, de ocho pisos, de estilo ecléctico con elementos historicistas y fachada de estuco, construido en 1930 para uso de habitación y oficina. • Y el Edificio de Merced N° 84, edificio de siete pisos, estilo “Art Noveau”, construido en 1927 para uso de habitación, conocido popularmente como “la Gárgola”. ticas arquitectónicas formales y espaciales, tales como: armonía en su composición de fachadas, refinamiento de elementos ornamentales, materialidad y técnicas constructivas sobresalientes, tipología estructural singular, etc. “ (Título III, Calificaciones, Instructivo de Intervención para la Zona Típica Barrios Santa Lucía-Mulato Gil de Castro-Parque Forestal, 2003:40). 12 La fuente considerada para describir los edificios es el catastro de inmuebles de interésartístico incluido en el referido Instructivo de la Zona Típica Santa Lucía-Mulato Gil de Castro-Parque Forestal (2003). 13 Otros destacados arquitectos, cuyos proyectos están considerados como inmuebles de interés histórico artístico que forman parte de la Zona Típica son: J.Arteaga (Coronel Santiago Bueras, de 1927), D. Calvo Mackenna (Rosal N°322, de 1928), Martín Noel (Irene Morales N°15, de 1930 aprox.), Carlos Cruz y Escipición Munizaga (Namur N°91, de 1935 aprox, y Victoria Subercaseaux N° 313-323, de 1940 aprox.), Eduardo Valdés Freire (Ismael Valdés Vergara N° 326, de 1950 aprox.), Ignacio Tagle y Juan Echeñique (Victoria Subercaseaux N° 291-293-295-299, de 1950, aprox. ), y Eugenio Guzmán (Padre Luis de Valdivia 330, de 1943 y Merced 334-336-338, de 1947 aprox.) entre otros. 14 En efecto, la recientemente creada Comisión de Patrimonio Barrial plantea la idea de realizar la ruta Kulzewski, y la propuesta de declaratoria de monumento nacional de sus proyectos más importantes la casa-taller y la actual sede del Colegio de Arquitectos. 187 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Cabe señalar que el catastro que ofrece el Instructivo se encuentra incompleto destacando la ausencia de datos sobre edificaciones emblemáticas del barrio como el Edificio de José Victorino Lastarria N° 316, de estilo neo-barroco del cual no se precisa arquitecto ni se estima fecha de construcción reseñándose sólo su recepción final en 1916. Finalmente, el Instructivo constata la existencia de 80 edificaciones calificadas como inmuebles de valor ambiental, entendiendo aquellos como edificaciones: “cuyo tratamiento de fachada constituye un apoyo formal y volumétrico a la unidad del conjunto” (op.cit, ibídem). En el caso de los inmuebles de interés histórico-artístico se plantea que sólo serán objeto de conservación, restauración e intervención mínima, tendientes a valorizar el inmueble. En el caso de los inmuebles de valor ambiental, se señala que podrán ser objeto de modificaciones. Por otro lado, el Instructivo estipula un procedimiento para toda solicitud de intervención en la zona típica, planteando la necesidad de presentar un expediente técnico ante el Consejo de Monumentos Nacionales, señalando a su vez que el Consejo tiene como plazo 60 días corridos desde la entrega del expediente para entregar su resolución (Art. 7º y 8º). 2.2.5 La Actual Política Municipal hacia el Barrio. Cabe señalar que el Municipio pese a los cambios producidos a nivel de la dirección del gobierno edilicio, que marcan el paso, primero, de la gestión alcaldicia de Jaime Ravinet (1992-1996; 1996-2000) a la de Joaquín Lavín (2000-2004), luego a la de Raúl Alcaíno (2004-2008), hasta llegar al actual mandato del Alcalde Pablo Zalaquett, mantiene una política de continuidad en relación al barrio que implica la implementación posterior, por diferentes gestiones comunales, de muchas de las ideas propuestas por el Seccional de 1997, que implicaban la puesta en valor del barrio para un nuevo tipo de residente y usuario. Un ejemplo de esta continuidad lo plantea la construcción por parte de la empresa BESALCO desde Marzo en 2001, del ya proyectado estacionamiento subterráneo, que preveía el Seccional, cuya primera parte se establece en el sector de José Miguel de la Barra entre Monjitas y Merced y la segunda al costado poniente del Cerro Santa Lucía entre Merced y Calle Agustinas. El proyecto se finaliza en 2002 debiendo realizar para materializarse, excavaciones en profundidades que llegaron hasta los 7 mts., en las gravas pertenecientes al depósito fluvial del Río Mapocho, y en sectores rocosos pertenecientes al cerro Santa Lucía15. En la actualidad la estructura acoge una capacidad para 500 vehículos (BESALCO, 2002). En la gestión del Alcalde Joaquín Lavín se coloca énfasis en el mejoramiento de los espacios públicos de ambos barrios. Es así como en 2003 se invertirá en la recuperación del Parque Forestal, junto con el mantenimiento de las fuentes y espacios verdes del Cerro Santa Lucía. También se realizará la pintura y mejoramiento de los edificios de Calle José Miguel De la Barra (Cuenta Pública Alcalde Lavín, 2003). En 2005 -ya en la gestión del Alcalde Raúl Alcaíno- se empieza a ensanchar la vereda norte de Calle Merced entre Monjitas y José Miguel De la Barra. Este proyecto que estaba ya esbozado en el Seccional y que, aprovechando el boom 15 El proyecto demora la finalización de su construcción al encontrarse restos arqueológicos de un antiguo acueducto de tiempos de la Colonia. 188 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de los cafés culturales y de diseño, es publicitado públicamente como el “Paseo de los Cafés” (Cuenta Pública Alcalde Alcaíno, 2005). Fig. 4.4: Obras del Proyecto Paseo de los Cafés Fuente Cuenta Pública Alcalde Alcaíno 2005 en www.municipalidadesantiago.cl Por su parte, en 2006, el Municipio desarrolla un trabajo de mejoramiento del alumbrado público en calles Victoria Subercaseaux, Lastarria, Padre Luis de Valdivia y Rosal, junto con realizar un mejoramiento de la iluminación del Cerro Santa Lucía en su costado oriente. Otro polo cultural que se reactiva es el de la Posada del Corregidor (Barrio Bellas Artes) al abrirse el edificio al desarrollo de exposiciones de artistas emergentes y al desarrollo de rememoración histórica y rescate patrimonial (Cuenta Pública Alcalde Alcaíno, 2006). Por otro lado, en Abril de 2006, el Alcalde Raúl Alcaíno presenta ante autoridades y empresarios una serie de proyectos que buscan revitalizar el centro histórico de la capital, dentro de los cuales se plantea la ampliación del Museo Bellas Artes a partir de la utilización del espacio subterráneo del eje José Miguel De la Barra, proyecto que también conlleva mejoras en el Parque Forestal, y la unión de circuitos y espacios de gran concurrencia como el Barrio Lastarria, retomando en parte la propuesta de reactivación del eje cultural y artístico Parque Forestal y sus ejes transversales esbozada en el Seccional de 1997 (Revista BIT 52, 2007). Fig.4.5: Simulación Proyecto Ampliación Bellas Artes, Municipio de Santiago, 2006 (Fuente: Revista BIT 52, Enero 2007 189 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3. Los impactos de la “patrimonialización” y la inserción de nuevos proyectos inmobiliarios en Lastarria y Bellas Artes. Como se señalara anteriormente, paradojalmente un hito decisivo en la constitución del barrio como escenario de renovación urbana lo constituye la “patrimonialización” de éste a partir de su Declaratoria como Zona Típica en 1996. En efecto, si bien las restricciones a la edificación en altura en el territorio contribuyeron a aminorar en parte el impacto de nuevos proyectos inmobiliarios, también contribuyeron a potenciar la revalorización del sector creando una demanda específica por edificaciones de un carácter distinto a las que proponen las inmobiliarias para el resto de Santiago a partir de la edificación de torres en altura: ”…y de hecho todas las normas restrictivas hacen que ese negocio inmobiliario hoy día sea altamente valorado y sea mucho más caro, porque efectivamente esa misma restricción de altura constructiva que tiene el barrio lleva a que finalmente haya una demanda enorme por instalarse a vivir ahí, hay una gran demanda por vivir en este barrio, pero por vivir en este barrio no en torres, sino en los edificios que están en Lastarria, los antiguos o los nuevos, dado que los antiguos son mucho más caros por metro cuadrado, entonces claro toda esa gente que quiere instalarse en el barrio…aspira a un producto más caro y de mejor factura…” (Entrevista a Gustavo Carrasco, Arquitecto y Urbanista Municipio de Santiago) Fig. 4.6: Fotografía del edificio Miró. Merced 356. Inmobiliaria Paz Froimovich. Fuente: Fotografía del autor En efecto, si bien, la protección instala una normativa, que vela por el cumplimiento de ciertas disposiciones en torno al patrimonio, aclara que si éstas disposiciones generales son incorporadas por los oferentes inmobiliarios, y visadas por el Municipio y el Consejo de Monumentos, se pueden llevar a cabo nuevos proyectos, no articulándose trabas para que antiguos locales, y predios, incluyendo casonas (como Casa Flaño) sean reutilizadas manteniendo sus características fundamentales de fachada. No obstante, en nuestro trabajo de campo constatamos que dicha flexibilidad da pié para abusos, permitiendo en la práctica que los proyectos inmobiliarios puedan realizarse ocupando como material del propio edificio la fachada de un sitio protegido, como acontece con el proyecto Lastarria 70, como veremos más adelante. Un ejemplo más grave de puesta en cuestión de la operatividad de la declaratoria, lo plantea la introducción subrepticia, la lógica de la renovación urbana en el perímetro patrimonial. En ese marco, se puede catalogar la edificación en el eje de Merced del edificio Miró construido en 2004 por la Inmobiliaria Paz Froimovich. Dicho inmueble de ocho pisos localizado en Merced 356, es construido en el área supuestamente protegida (Sector de Protección A 4) del Barrio Lastarria. En la actualidad, el proyecto se encuentra completamente vendido, aunque forma parte del mercado de arriendos, ofertando departamentos de dos dormitorios con una superficie entre 41,95 y 48,78 m2 contando con un sala de Yoga, patio interior Japonés, central de lavandería y secado, videoteca, piso flotante termolaminado en living comedor, alfombras en dormitorios, finas terminaciones, acceso controlado las 24 horas y central de agua caliente16. En síntesis, la observación de acciones que vulneran la normativa permite constatar la debilidad de la normativa patrimonial para las zonas típicas, que es puesta en cuestión por la prioridad que el municipio suele dar a los proyectos 16 2008. 190 Sitio web inmobiliaria Paz Froimovich www.pazfroimovich.cl. Visitado el 10 de mayo de CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de inversión. Por otro lado, cabe constatar que la herramienta de Instructivo de Zona Típica no configura propiamente un instrumento de gestión patrimonial, quedando claras sus falencias en términos de ser un reglamento no vinculante, no incluido en la Ley de Monumentos Nacionales, existiendo ambigüedad respecto a quien lo redacta y quien fiscaliza su cumplimiento: “…es un instrumento que no es vinculante, no es obligatorio por ley (…) de partida no está hecho para el habitante, habla de una visión técnica está en una mentalidad técnica que no incorpora lo intangible ni un proceso…los instructivos no son vinculantes y no son obligatorios, de las 104 Zonas Típicas en Chile sólo hay un quinto que tiene un instructivo, porque la ley no lo establece como algo indisociable, tu puedes tener una zona típica y no tener un instructivo (…) no está establecido tampoco un período de re-evaluación (…)no está definido quien los hace, si dice que puede ser una persona natural, un municipio, una consultora, pero además no define fondos, no hay financimientos movilizados para eso por lo tanto queda en el aire… y por ende tampoco está claro quien los fiscaliza…” (Entrevista a Claudia Wooywood, Arquitecta y Urbanista, especialista en Patrimonio y Gestión Territorial) Fig. 4.7: Fotografía del Proyecto Edificio José Victorino Lastarria, Inmobiliaria Ad Portas. Alameda 351. Vista desde Alameda. Diciembre de 2007. Fuente: Fotografía del Autor En ese contexto, pese a la declaratoria patrimonial, entre 2007-2009 se presencia la inauguración de dos macro-proyectos en altura, en Lastarria, en espacios aledaños a la Zona Típica, que fueron explicítamente despejados de protección para promover nuevos usos inmobiliarios. En primer lugar, el ya mencionado Edificio Lastarria, desarrollado por la inmobiliaria Ad Portas en Alameda 351, promovido por la empresa como un “exclusivo condominio” que se divide en 4 edificios independientes, el módulo A edificio de 11 pisos de altura y 103 departamentos, el módulo B edificio de 12 pisos , con 127 Departamentos y 2 Ascensores, el tercer módulo edificio de 8 pisos con 28 departamentos, y el modulo C edificio de 6 pisos que comunica directamente a la calle Jose Victorino Lastarria17. Dicho proyecto generó grandes impactos a nivel de la vida cotidiana del barrio, como el desplazamiento que se intentó hacer de los mendigos que habitaban en el día y la noche la calle Lastarria, y la presión sobre otros usos de abastecimiento barrial que desarrolló la empresa inmobiliaria Ad Portas. Fig. 4.8: Fotografía del Proyecto Edificio José Victorino Lastarria, Inmobiliaria Ad Portas. Alameda 355. Vista desde Alameda. Febrero de 2008. Fuente: Fotografía del Autor En segundo lugar, el Edificio Paseo Lastarria 70 desarrollado por la constructora SERINCO, constituye un ejemplo emblemático de la lógica simbólica ocupada por parte de la inversión inmobiliaria para rentabilizar las externalidades positivas que les provee el invertir en el entorno de una Zona Típica. Por un lado, el nuevo edificio conserva la antigua fachada de la casona de Lastarria 60 como parte de su entrada, forzando su estructura original al doblar parte de ella para construir su oficina de promoción inmobiliaria. Por otro lado, si bien la estrategia de promoción del proyecto apeló a una continuidad no intrusiva con la vida del barrio, incluyendo incluso dentro de él la instalación de talleres para la exposición de artistas, en la práctica inserta la lógica del condominio y la comunidad cerrada en un barrio caracterizado por su carácter abierto y cosmopolita. A modo de ejemplo su plaza configura un espacio privado que se abre al público en un horario delimitado luego del cual se cierra con una reja estilo “condominio barrio cerrado” para permanecer dentro de la estructura del edificio. 17 Fuente Sitio Web Inmobiliaria Ad Portas. 191 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Fig. 4.9: Imagen Publicitaria Proyecto Lastarria 60 que ocupa frases de Luciano Kulczesvski para promover el Proyecto de Patio Comercial Fuente: Fotografía del autor. Otro ejemplo claro de lo anterior lo plantea la imagen de la plaza abierta que se mantiene cerrada y que se proyecta instalará en su espacio un “patio de comidas” instalando una lógica de barrio gastronómico, como acontece en Bellavista, en pleno eje residencial de Lastarria. Cabe señalar como el proyecto inmobiliario ocupa actualmente como gancho publicitario los significantes de la historia barrial apelando a la figura del arquitecto Luciano Kulczesvski como símbolo y estrategia de articulación del nuevo edificio con la identidad del barrio. Dicho proyecto considera en su próxima etapa la apertura al interior del conjunto de un patio de comidas donde se instalará Casa Lastarria exclusivo restaurant a cargo del destacado chef Gonzalo Cienfuegos. Fig. 4.10 Actual Patio de Comidas Lastarria 70 Fuente: Fotografía del autor. Por otro lado, el caso de Bellas Artes, barrio más ambiguamente delimitado, plantea una realidad más extrema en comparación con la mayor protección patrimonial de Lastarria, siendo un barrio en expansión que aprovecha las oportunidades que genera el ennoblecimiento y revaloración vinculado al carácter patrimonial dejando mayor espacio para la especulación inmobiliaria en su límite poniente que pareciera estar avanzando desde Calle Mac Iver hacia el centro histórico (Plaza de Armas). En efecto, en esta zona se vive una realidad más cercana al “boom inmobiliario” desarrollado en Santiago Centro entre la segunda mitad de los noventa y la primera de dos mil. Si bien existe un porcentaje menor de emprendimientos inmobiliarios desarrollados en relación a otros sectores de la comuna de Santiago, encontramos presencia inmobiliaria, vinculada a la instalación de a lo menos 8 proyectos, todos emplazados en la frontera poniente del barrio en el entorno del Museo de Bellas Artes. 192 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Se trata de los Proyectos: • Alto Mosqueto: localizado en Mosqueto 429 construido por Proyecto Inmobiliaria en 2005, en el espacio de una antigua playa de estacionamientos, con una altura de 42 metros, 17 pisos, una superficie de construcción de 5000 m2 y una capacidad total de 102 departamentos18. • Edificio Atelier, localizado en Mosqueto 552, construido por la Constructora Del Sol en 2005, que considera ocho pisos de altura19. • Mosqueto 562, ubicado en la dirección homónima, construido por Inmobiliaria LITCO a mediados de los noventa, de 14 pisos que oferta departamentos entre 35 y 70 m2.20 • Edificio Parque Museo, localizado en Monjitas 451, construido entre 2004 y 2005 por la Sociedad Constructora Santa Cruz Ltda., y de propiedad de Asesorías Aldebarán Ltda. Este edificio consta de 11 pisos y 38 departamentos, ocupando un total de 1966 m2 (Froimovich et al, 2006). En Parque Museo la totalidad de departamentos se encuentran vendidos, pero en su mayoría para el arriendo, ofertándose departamentos de 1 dormitorio y baño con una superficie que va desde los 35,14 m2 hasta 40,62 m2 (sup. total) y departamentos de 2 dormitorios y un baño, cuya superficie fluctúa desde 43,11 m2 hasta 83,88 m2 (sup. total).21 • Parque Museo 2, localizado en Santo Domingo 498, edificio que cuenta con 11 pisos y 2 subterráneos, bodegas y estacionamientos, ofertando departamentos de 1 y 2 dormitorios con gimnasio, lavandería, y terraza con hidromasaje, construcción cuya entrega data de Diciembre de 2006.22 • Edificio Fusión, construido entre 2004 y 2005 en Santo Domingo 755 por la Inmobiliaria Stitchkin, que considera un total de 23.037 m2, teniendo 26 pisos que acogen a 419 departamentos (Froimovich et al, 2006). • Edificio Parque Miraflores, en construcción por la Sociedad Constructora Santa Cruz Ltda. ubicado en Miraflores 455, edificio de departamentos con 3 subterráneos y 25 pisos, 252 departamentos, 50 estacionamientos y 252 bodegas. Equipado con piscina en terraza panorámica, pista de trote, quincho para asados, sala multiuso, sauna, tina hidromasaje, gimnasio, lavandería, lockers y duchas para personal doméstico, central de agua caliente con medidores independientes.23 Fig.4.11: Fotografía de Proyecto Merced 562. Vista por calle Huérfanos. Inmobiliaria Paz Froimovich. Fuente: Fotografía del autor Fig.4.12: Fotografía del Nuevo Supermercado LIDER instalado en la planta baja del Edificio de Merced, 520 (Proyecto Infinito), Barrio Bellas Artes. Fuente: Fotografía del autor. Finalmente, cabe destacar dentro del conjunto de inversiones inmobiliarias desarrolladas en el sector de Bellas Artes, el caso del Proyecto Infinito implementado e inaugurado en 2009 por la inmobiliaria Paz Froimovich, en Merced 562, entre Miraflores y Santa Lucía, siendo un proyecto de cinco mil metros cuadrados, 19 pisos, y con capacidad para 250 departamentos. Dicho proyecto plantea un impacto mayor al barrio sobretodo en relación con los pequeños almacenes que aún proveen su abstecimiento, ya que implica la instalación del Supermercado LÍDER, que abrió sus puertas recientemente en Septiembre de 2009. En síntesis, todos los nuevos proyectos inmobiliarios, dirigidos a un nuevo perfil de residente joven profesional de altos ingresos, aprovechan las oportuni18 Sitio web Portal Inmobiliario. www.portalinmobiliario.cl. Visitado el 10 de mayo de 2008. 19 20 21 Conversación informal a conserje del edificio. 13 de mayo de 2008. Conversación con conserje. Op. Cit. Sitio web Portal Inmobiliario. www.portalinmobiliario.cl. Visitado el 10 de mayo de 2008. 22 Sitio web Portal Inmobiliario. www.portalinmobiliario.cl. Visitado el 10 de mayo de 2008. 23 Sitio web Portal Inmobiliario. www.portalinmobiliario.cl. Visitado el 10 de mayo de 2008. 193 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dades que genera la revitalización de la vida urbana del sector, adecuándose de modo formal y estratégica a las normas de protección patrimonial de zona típica, o aprovechando con menos restricciones su condición de encontrarse en la frontera, pero fuera de los límites del barrio patrimonial, como acontece con los edificios los localizados en el sector poniente del Barrio Bellas Artes. 4. El escenario actual: la revitalización organizacional del barrio, a nivel de vecinos y locatarios y el futuro impacto de los proyectos centro cultural gabriela mistral y la remodelación del parque forestal Pero el Barrio Lastarria y Bellas Artes no se encuentra ajeno a los procesos de transformación más amplios que acontecen en la ciudad en relación a la participación e incidencia de los vecinos en el futuro de sus barrios. En efecto, en la agenda metropolitana y regional a partir de hitos como la reciente declaratoria de zona típica para el Barrio Yungay24, y el temor al impacto en el modo de vida barrial de proyectos como el Centro Cultural Gabriela Mistral, y la creación del nuevo barrio Universitario de Bellavista25, se instala la preocupación por la defensa del patrimonio del barrio. Fig. 4.13: Panorámica Avances del Proyecto Centro Cultural Gabriela Mistral a Noviembre 2009. Fuente: Fotografía del autor Esta preocupación es aterrizada y llevada al barrio por vecinos que organizan en forma espontánea acciones destinadas a la defensa y protección patrimonial. Es así como un equipo de vecinos del sector de Santiago Bueras-Estados Unidos (Lastarria) se organiza para pintar la fachada de cinco edificios de interés histórico-artístico. Por otro lado, se crea la Comisión de Patrimonio del Barrio Lastarria, que presidida por Martín Donoso, a la cual se invita a antiguos y jóvenes residentes del barrio. 24 En Enero de 2009 el Consejo de Monumentos Nacionales declara zona típica 125 hectáeras del Barrio Yungay acogiendo un expediente presentado por la propia comunidad barrial, hecho que marca un hito a nivel de la participación ciudadana a nivel metropolitano, provincial y regional (GORE, 2010). 25 194 Nos referimos al nuevo Campus de la Universidad de San Sebastián en Barrio Bellavista. CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID También se convoca al actual Alcalde Pablo Zalaquett al barrio, solicitándose una audiencia en el barrio, generándose una serie de encuentros de las autoridades edilicias con los vecinos organizados del sector para solucionar problemas del sector que colocan en la agenda barrial los temas de seguridad y mantenimiento de los espacios públicos barriales. Al tapete salen el impacto que tendrán para el barrio los proyectos Centro Cultural Gabriela Mistral y Parque Forestal. La revitalización de la vida organizacional del barrio se plasma en la re-organización de la junta de vecinos del sector. En efecto, la preocupación por el futuro barrial se plasma en que se da un impulso importante a la Junta de Vecinos N°1 Forestal-Santa Lucía correspondiente al sector de Lastarria, desarrollándose el 31 de Agosto elecciones en dicha Junta que dan como resultado la renovación de la directiva, quedando está encabezada por Héctor Vergara, diseñador vecino del sector, que dentro de su programa tiene como componente central la protección del patrimonio. La revitalización de la junta barrial claramente marca un cambio de ciclo en la vida del barrio siendo un tema no menor que el que preside la directiva sea por primera vez un vecino con menos de doce años de residencia, siendo el nuevo presidente parte de la generación de nuevos urbanitas que recolonizan Lastarria a partir de la década de los noventa, planteando su elección un recambio generacional en el liderazgo de la Junta de Vecinos: Fig. 4.14 Convocatoria a actividad comunitaria convocada por la nueva Junta de Vecinos de la Agrupación Vecinal Nº1 Fotografía del Autor, Noviembre de 2009 “…Claramente la gente que venía antes tenía otra energía, así de simple ya, otra edad…y todo lo que conlleva eso y yo creo que un poco la gente se dio cuenta que un poco, que por lo menos mi gestión iba por el lado de la participación (…) y se dio la coyuntura, lamentablemente la presidenta anterior sufrió una enfermedad y entonces quedó un poquito acéfalo, hubo una directiva subrogante, y se llamó a elecciones y yo traté de que la gente me conociera, llamé a un debate de los candidatos en un lugar más amplio que el nuestro, los candidatos presentaron sus posiciones y la elección nos dio un buen resultado…” (Héctor “Tito” Vergara, Presidente Junta de Vecinos N°1 Forestal-Santa Lucía) Cabe señalar que los proyectos que plantea la nueva directiva para el barrio colocan en el centro nuevos temas que ponen en el centro la vida en común tanto de los antiguos como nuevos residentes. Un elemento central que es percibido por la nueva directiva de la junta vecinal como un eje para proyectar la vida del barrio, tiene que ver con la integración y conocimiento mutuo de los vecinos, tanto antiguos como nuevos, vínculo que requiere consolidarse para hacer frente, juntos, al escenario de transformación barrial. “…la integración, claramente va por ahí…el cambio no es el tema ni siquiera como slogan, ojalá que no cambie, ojalá que se mantenga, que se potencie, que el Gabriela Mistral nos ayude, como todas las cosas hay positivo y negativo pero que sea más positivo…es un gran elefante, una gran mole físicamente, que va a tener harta injerencia y nos va a tocar y nos va a empujar y no queremos que nos bote!!, queremos tener una buena relación con ese espacio…ahí está, yo creo que potenciando el barrio, potenciando a sus habitantes, a los vecinos, hacernos más vecinos en el fondo, y para eso necesitamos conocernos…”(Héctor “Tito” Vergara, Presidente Junta de Vecinos N°1 Forestal-Santa Lucía) En ese marco se releva la identidad artístico-cultural del barrio planteándose potenciar la parte artística a partir de generar a fines de Noviembre un en- 195 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cuentro de pintores y artistas tanto conocidos como emergentes que tengan relación con el barrio y sean vecinos, realizándose un almuerzo de convivencia barrial. Otro evento que se plantea es la celebración por primera vez del cumpleaños del barrio, eligiéndose como fecha de origen la de la fundación de Santiago, de modo de volver a integra la trayectoria histórica barrial con la de la comuna, apelando simbólicamente al vínculo entre la historia del barrio y la historia de la ciudad: “…todos los barrios tienen cumpleaños supongo yo…este se da por historia, el 12 de Febrero se fundó Santiago en este espacio así que por lo tanto es nuestro cumpleaños…en ese marco…” (Héctor Tito Vergara, Presidente Junta de Vecinos N°1 Forestal-Santa Lucía) Cabe destacar el importante desafío que plantea para el futuro del barrio la elaboración comunitaria de la creación de una narrativa sobre su pasado, presente y futuro. A partir de este tipo de ejercicio se vislumbra el inicio de un proceso de re-creación de la identidad territorial, en el que los y las vecinas de Lastarria/Bellas Artes al igual que otros barrios, se plantean construir una lectura común de su historia, que permita tejer un relato identitario compartido por sus diferentes y heterégeneas generaciones de habitantes, residentes, locatarios y usuarios. 5. Conclusión de capítulo contexto de renovacion En síntesis, la conjunción de estas acciones de planificación y protección sobre el territorio en estudio generan como producto, una modalidad diferente de renovación urbana a nivel del barrio que articula la protección patrimonial de su arquitectura y espacios públicos, con el incentivo de un desarrollo inmobiliario restringido a los sectores no protegidos, que aprovechan las ventajas del entorno patrimonial, y con la promoción del reemplazo de antiguos usos barriales y céntricos por nuevos usos comerciales y turísticos a nivel del primer piso de los edificios del entorno patrimonial. En efecto, un análisis comparativo del proceso de renovación vivido por el barrio nos llevará a sostener que en comparación al contexto general de la revitalización de Santiago Centro, que privilegia la edificación en altura, los barrios Lastarria y Bellas Artes asumen una modalidad distinta de renovación urbana, que se articula a la puesta en valor económica y cultural de su territorio a partir de la rentabilización de sus atributos patrimoniales y urbanos en términos de la promoción de nuevos emprendimientos inmobiliarios, el reciclaje de antiguos edificios patrimoniales para la creación de nuevos usos culturales y económicos que colocan en el centro el rescate y reinserción de la experiencia del pasado en el presente. En ese sentido, ejemplos, como los del Proyecto Lastarria 70 a nivel inmobiliario, y los del Observatorio Lastarria y el Teatro Lastarria 90, a nivel de servicios culturales, plantean la patente presencia en el barrio de la lógica de articulación entre lugar y mercado que plantea Zukin como propia de los escenarios sujetos a procesos de gentrificación, elitización o ennoblecimiento. Como plantea la autora, el “paisaje de poder de la gentrificación” – que restringimos al análisis de la expresión comercial y económica del barrio- redefine el significado social de un lugar especificamente histórico dirigiéndolo hacia un segmento del merca- 196 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID do, aportándole a su vez al mercado inmobiliario un plus dado por el aporte que hace a su construcción simbólica, la articulación com un sentido de lugar. El desarrollo y visibilización de estos procesos pone en tela de juicio la actual normativa de protección de la zona tipíca del barrio, que en la práctica no constituye una herramienta con el poder suficiente para orientar la protección del patrimonio en el contexto de un proyecto de desarrollo y gestión territorial. Sobre este punto se volverá en las conclusiones. No obstante, y como plantea una reciente tesis sobre el sector en el área de estudio el proceso que se desarrolla en Lastarria/Bellas Artes no es un proceso consolidado sino en curso. En concreto Rubio (2008), desde una perspectiva centrada en la oferta, que al momento de su estudio no se consolida un proceso en el barrio que cumpla los requisitos duros de una gentrificación definida sobre la base de la oferta económica. En ese marco planteará que las mejoras físicas si bien están bastante extendidas en la primera planta comercial de los departamentos antiguos, a nivel de espacio público han sido más reducidas y en el sector residencial se concentran en ciertos edificios puntuales. Del mismo modo los cambios económicos que contemplan una elevación de usos mejor pagadores del suelo, parecieran no haberse consolidado, ya que la densificación en altura en sectores habilitados del barrio para eso uso permite que aunque haya aumentado el precio del suelo, los valores de las viviendas nuevas no sean más elevados que las existentes, e incluso que los precios disminuyan. En efecto, un aspecto que sí se observa bastante extendido es el de los cambios culturales en los patrones y estilos de vida, como en la resignificación que la misma transversalidad de esos procesos ha permitido extender a todo el sector, elevando su valoración e imagen. Es sobre este aspecto del proceso de revitalización del área de estudio que concentraremos nuestro análisis dando cuenta desde la perspectiva de la renovada oferta de servicios como se genera la puesta en valor económica del barrio como espacio de consumo y de producción de estilos de vida, proceso liderado por una generación pionera de jóvenes empresarios simbólicos que redescubre el barrio como escenario de emprendimientos comerciales que articulan su propuesta al contexto de los estilos de vida del barrio patrimonial. 197 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 198 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 5 Los empresarios simbolicos: ¿productores de símbolos y espacios para una nueva cultura urbana? 199 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 200 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Los “empresarios simbólicos”: ¿productores de símbolos y espacios para una nueva cultura urbana? Como analizáramos en el capítulo 4 sobre el contexto de la renovación del área de estudio en el marco de la revitalización de Santiago Centro, uno de los aspectos clave que caracteriza la transformación del barrio tiene relación con el proceso de configuración de una nueva imagen de barrio creativo comercial a partir del desplazamiento de usos tradicionales tanto barriales como céntricos por emprendimientos de “nuevo tipo”, que articulan diferentes construcciones de sentido en relación con el carácter patrimonial, cosmopolita y cultural al que se asocia al barrio actual. Antes de emprender una caracterización del nuevo escenario comercial barrial cabe retomar algunos aspectos sintetizados ya en el marco teórico. Sostendremos en este capítulo, que para entender la construcción actual del barrio como escenario económico-cultural cabe hacerse cargo de lo que denomináramos como la segunda dimensión de abordaje de los estilos de vida urbanos, que entiende a estos como la materia prima con que funciona la economía simbólica de la ciudad. Adaptando el enfoque de Zukin (1995), al análisis del área de estudio, se estableció que partir de su desarrollo como polo comercial contemporáneo el barrio puede ser abordado como un “espacio globalizado” que configura con variantes y particularidades locales, un escenario que es “sucursal” de una cultura urbana globalizada, en donde se producen y distribuyen nuevos “productos estéticos”, configurados tanto por símbolos culturales como por espacios urbanos en donde se crean y se consumen dichos símbolos, los que son ofertados tanto para el consumo del viajante global, como de las nuevas elites profesionales y culturales urbanas de la ciudad de Santiago. Recogiendo esa doble connotación de productores de símbolos y espacios es que consideramos dentro del estudio abordar las percepciones de los jóvenes locatarios de espacios barriales de nuevo tipo en tanto “empresarios simbólicos”, de modo de entender de qué forma opera en el barrio, la dimensión de los estilos de vida como fenómeno cultural económico, permitiendo comprender a los nuevos locatarios como actores que -en gran parte- producen los símbolos y espacios a partir de los cuales los nuevos residentes configuran sus estilos de vida. 2. Caracterizando el nuevo escenario economico-simbólico del barrio Antes de analizar las percepciones de los nuevos locatarios que comienzan a poblar el territorio de Lastarria y Bellas Artes a partir de la primera década del nuevo siglo cabe interrogarse acerca de cuales son los principales cambios ocurridos en el barrio en términos de su dinámica económica, de modo de entender en ese contexto la configuración del nuevo escenario “económico-simbólico”. Cabe recordar que el centro de Santiago, área a la cual se asocia y articula la trayectoria del barrio indagado, siempre constituyó un atractivo núcleo comercial y de servicios que proveyó de su oferta a la ciudad, configurando 201 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID hasta entrados los años ochenta su principal polo comercial. No obstante su rol central fue perdiendo fuerza a medida que se expandía la ciudad, proceso que se intensifica a partir de los noventa, al mutar la condición de Santiago de ser una ciudad articulada en función de una centralidad clásica, a ser, como plantea Carlos De Mattos, una ciudad de cobertura regional, suburbanizada, y policéntrica, de límites imprecisos, configurada como archipiélago, cuya dinámica expansiva incorpora diversos centros urbanos aledaños y áreas rurales, que configuran un extenso periurbano. (De Mattos, 1999). En ese marco, el rol de centralidad económica del antiguo centro se desperfila al asumir, como plantea De Mattos, este rol el conjunto del área metropolitana, que pasa a configurarse como una metrópoli-región, cuyos polos comerciales se estructuran principalmente en torno a grandes centros comerciales cuyo ejemplo más paradigmático lo configura la tipología del “mall”, y a artefactos y espacios de servicios asociados a esa modalidad de oferta de consumo (De Mattos, 1999). Es posible colegir a partir de este análisis que la consolidación de la tendencia a la suburbanización y metropolización de la centralidad económica determina que el centro histórico pierda su importancia relativa dentro de la estructura económica de la ciudad. En ese marco es posible plantear, que en la actualidad, parte del centro histórico de la ciudad se asocia a la dinámica de transformación impulsada desde el área de estudio. En ese marco el Barrio Lastarria/Bellas Artes se reconfigura, paradojalmente, como una “nueva centralidad” urbana, acotada a la de una oferta simbólica que provee de servicios especializados a las nuevas generaciones de residentes que se instalan en el centro de la ciudad productos de las políticas de renovación urbana ya analizadas, como comprueba el análisis del área de influencia que postula Rubio (2008) para el barrio al indagar el caracterizar su dinámica de desarrollo comercial y futura (Cfr Fig. 5.1) Fig 5.1: Área de Influencia del Desarrollo Comercial del Barrio Lastarria/Bellas Artes, Gentileza Daniela Rubio, Tesis de Magíster de Desarrollo Urbano (2008) En ese sentido, se puede entender la nueva dinámica económica que impulsa el barrio en términos de su concentración y aglomeración en su territorio de un “cluster” de servicios vinculado a la “economía simbólica”, que provee a los nuevos residentes y usuarios del barrio y de la ciudad, de bienes y espacios de consumo distintivo. Como se aprecia en el Mapa de Nuevos Usos Barriales (Fig.5.2) en los principales ejes de Lastarria se concentra un amplio número de 202 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tiendas de diseño y servicios asociados, que involucran a tiendas de diseño de ropa y accesorios indumentarios, de muebles, y nuevas ofertas de salones de belleza. Junto con estos se consolidan nuevos espacios culturales, que se suman a la oferta histórica que provee el entorno del Bellas Artes y del Museo de Artes Visuales, en Plaza Mulato Gil de Castro. Plano 5.1 Mapa de Nuevos Usos Barriales Gentileza José Allard Escuela de Diseño PUC, 2009 Ropa/Accesorios/ Muebles 11 Ají Museos/Centros Culturales 15 Instituto Bco Estado SIMBOLOGIA Salones de Belleza 56 Atelier LOCALES Restaurant/Cafés/ Bares 34 Abarzúa 41 Brainworks 23 MAS 31 Point 12 Caldo Bazar 24 MAVI 20 Atelier Carlos Pérez 17 Ceppi 45 D2 26 Palacio Bruna Cines y Teatros 14 Cine Arte Alameda 35 El Cid Campeador 16 Bajo Llave 7 El Biógrafo 33 Kind of Blue 5 Paulina 19 Berri 28 ICTUS 51 Metales Pesados 54 Museo Bellas Artes 49 Look 37 Catedral 2 Lastarria 90 1 Refundar 9 Observatorio Lastarria 27 Teresa y Rossy 43 Café De las Artes 55 Emporio La Rosa 3 Patagonia 10 Erre Punto 57 Café Escondido 42 Hao Hwa 21 Squadritto 44 Subté 52 Tomodachi 36 Tampu 8 Forestal 4 Utopía 46 Wapas 56 Gatopardo 40 Verace 39 Zoo Concept 30 Les Assassins 32 Living del Té 11 Lucía Bistró 9 Café Observatorio 38 Opera 25 Zabo Sushi 53 Melinka 50 Café Mosqueto 18 Ona 22 Galería del Mundo Andino 47 Gominita/Lorealva/Crisálida 29 Hall Central Librerías/Disquerías Por otro lado, y como se revisara en capítulos anteriores, se visualiza una diversificación y sofisticación de la oferta de espacios de restaurant,bar, cafés culturales y nuevos espacios de abastecimiento posmoderno, a la que se añade la presencia de una nuevos escena espacios de expresión artística como el Teatro Lastarria 90, y la vinculación al barrio del Cine Arte Alameda (ex antiguo Cine Normandie). Esta tendencia a la concentración de servicios económico culturales, en el 203 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID reducido espacio del área de estudio va a determinar que se consolide en el barrio actual la coexistencia de diferentes paisajes de consumo, unos asociados al uso residencial y otros al consumo urbano del turista y viajante urbano. Planteada esta introducción al tema, se hace necesario contextualizar, y describir los diferentes tipos de espacios de consumo que oferta la nueva economía simbólica o creativa que se visibiliza en Lastarria/Bellas Artes, y de que forma estos se articulan relación con las prácticas del usuario barrial y urbano, tanto el residente como el visitante global y local del área indagada. 2.1 Los Nuevos Espacios de Consumo Barrial Plano. 5.2 Mapa de Densidad de Actividades Económicas en la AMS Fuente: Observatorio de Ciudades PUC, Gentileza Ricardo Trufello A partir del trabajo de campo, se relevó la existencia de a lo menos 5 prototipos de espacios de nuevo tipo orientados al consumo cultural de un nuevo residente y usuario del barrio y el centro urbano. Por un lado, el circuito de tiendas de diseño; por otro el de los emporios/almacenes y restaurantes posmodernos; el escenario de los cafés culturales y de diseño en sus diferentes variantes; la emergencia y evolución de los cyber-café en el barrio, y la más contemporánea emergencia y desaparición de una oferta de casas rehabilitadas como espacio de trabajo para jóvenes “emprendedores creativos”, que se ponen en escena bajo la auto denominada modalidad de “casa-taller”. 2.1.1 Nuevos lugares de 0ferta Creativa y Distintiva: el Circuito de Tiendas de Diseño Retomando los planteamientos de Florida acerca de la ciudad creativa encontramos que uno de los usos distintivos que caracteriza al barrio tiene que ver con la localización en la última media década de una heterogénea red de tiendas de diseño, lo que plantea, si seguimos a Allard & Tironi (2008), la constitución del Barrio Lastarria-Bellas Artes en un nuevo “cluster del diseño de moda”, Siguiendo a Allard & Tironi, en el barrio se darían las condiciones y atributos precisos para generar innovación en el sentido de Florida. Por un lado, el barrio dotaría al diseñador tanto de una localización privilegiada en términos de accesibilidad, pero también de un entorno ideal para la incubación de ideas. En Lastarria y Bellas Artes se identificarían factores claves para la innovación en el rubro del diseño. Por un lado, los diseñadores jóvenes encontrarían en el barrio a sus pares o a su “competencia” (elemento clave para la innovación), pero también industrias complementarias relacionadas con el ocio (como las disquerías, librerías, y oficinas de diseño), además de espacios de encuentro (cafés, restaurantes, bares) y el entorno urbano propio que da la cercanía con Bellavista, el Mercado Central y el propio Museo de Bellas Artes. En la actualidad, en el área de estudio es posible distinguir la presencia de a lo menos veinte emprendimientos relacionados con el diseño, entre tiendas formales y colectivos de diseño, que ofertan sus productos tanto en tiendas individuales o en Casas-Taller1. En términos generales, la “escena design” de Lastarria y Bellas Artes, o el “campo simbólico del diseño” involucra a dos actores diferenciados. Por un lado, los jóvenes productores que buscan a través del diseño de productos de uso cotidiano, una manera de insertarse de manera 1 Consideramos dentro de esta nómina a las tiendas la Ropería, Hall Central, Ají, Iluss Design, Crisálida, Hebra, Atelier Carlos Pérez, Ona, Caldo, Tampu, Galería del Mundo Andino, Ocho Fortunas, la Sombrería, y los colectivos Neo-Chapitas, Atomica!, M Elena Joyería Contemporánea, Saborizante, Brainworks, The Clinic, y Bordel. 204 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID independiente en el mercado, al mismo tiempo que apelan a la creatividad propia para hacer “algo diferente” que les permita expresarse como productores, a través de “diseños de autor”, y por otro lado, los consumidores, ya sea residentes o consumidores metropolitanos, que buscan una respuesta a sus demandas de mayor estetización en sus consumos, aportando a sus cuerpos, a sus maneras de vestir, de habitar, de vivir, un estilo de vida atravesado por una estética propia. No obstante lo anterior, asociada a la “escena design”, encontramos emprendimientos que si bien no constituyen tiendas de diseño generan usos complementarios. Estas industrias culturales complementarias están constituidas por la librería Metales Pesados, la disquería a Kind of Blue, y la tienda The Clinic. En el caso de Metales Pesados, ubicada en José Miguel De la Barra, acera poniente, se trata de un emprendimiento que aprovecha las ventajas comparativas de emplazamiento que ofrece el barrio para negocios asociados al mundo de la cultura. Como lo relata uno de sus locatarios, el poeta Sergio Parra, se trata de una librería que se instala en el antiguo local de una tienda de smoking, que primero arrienda y luego compra a comienzos de 2003. Hoy Metales Pesados cuenta con una colección superior a tres mil títulos siendo sindicada a nivel de los entendidos como una de las mejores librerías de Santiago, siendo frecuente la visita de la tienda por parte de celebridades, reconocidos escritores e investigadores que se encuentran de paso por Santiago. Por otro lado, en calle Merced entre Lastarria y José Miguel De la Barra se encuentra la tienda de música especializada A Kind of Blue, cuyo nombre homenajea a unos de los más prestigiados discos realizados por el jazzista Miles Davis. La tienda ofrece una amplia oferta de música que va del jazz, al rock y las nuevas tendencias musicales, acompañando la oferta de venta de películas DVD exclusivas de cine-arte y recientemente de libros de literatura contemporánea. Fig.5.2 Tiendas de diseño en calle José Victorino Lastarria Fotografía del autor. Por último, la tienda de la Revista The Clinic establecida en José Miguel De la Barra casi esquina de Monjitas, es un negocio de merchandising en donde se venden todo tipo de productos asociadas a la marca The Clinic, siendo un espacio orientado tanto a los residentes jóvenes del barrio como a los usuarios turísticos del barrio explotando en sus productos la venta de una mirada irónica respecto a la cultura chilena de Post-Dictadura al ironizar con la venta de poleras y todo tipo de adminículos sobre la vida social y política del Chile Actual. Cabe señalar que en la actualidad la presencia simbólica de la marca de The Clinic se expande en el barrio. Junto con la ubicación de las oficinas del diario en calle Merced con Lastarria, y la referida tienda, la presencia de esta empresa simbólica se amplia al sector Bellas Artes, al instalarse en el lugar ocupado anteriormente por Casa Abarzúa (casona Miraflores ex sede del Partido Radical) por el Bar The Clinic, contribuyendo este nuevo emprendimiento a consolidar la articulación de una imagen simbólica del área completa (tanto de Lastarria como Bellas artes) como un “barrio cultural progresista”, configurando dicho espacio de sociabilidad y consumo cultural un equivalente simbólico en la década del dos mila a lo que significó como espacio cultural el Café del Biógrafo a fines de lo ochenta y durante todos los noventa para la cultura oficial de izquierda progresista. 2.1.2 Los Nuevos Lugares de Abastecimiento: los Emporios o Almacenes Posmodernos. Este segundo prototipo de espacio urbano postmoderno propone la resignificación de la imagen universal del “almacén de barrio” aplicada al diseño de nuevos espa- 205 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cios urbanos de consumo, que simulan ser almacenes de barrio o “emporios”. Fig.5.3: Fachada del Emporio La Rosa, en el triángulo de diamante que articula calle Merced con Monjtas Fuente: fotografía del autor Dentro de este tipo de locales, el “Emporio la Rosa”, se instala como un espacio central y emblemático para la sociabilidad del barrio, tanto en su dimensión residencial como urbana. Dicho local ubicado en la punta de diamante en donde confluyen Merced con Monjitas, es inaugurado hace más de seis años por Teresa Undurraga, esposa del conocido periodista Felipe Bianchi. Undurraga miembro de la generación pionera que desembarca en el barrio en la década de los noventa, instala su tienda el 2001 en el lugar que antes ocupara una antigua farmacia de barrio, constituyendo el Emporio junto al desaparecido Café Santiago (instalado en 2003) uno de los primeros espacios de la nueva economía simbólica que se instala en el centro de Santiago, y el primer local de nuevo tipo en el Barrio Lastarria. La propuesta inicial de La Rosa es la de instalar una tienda o puesto de venta de productos estilo gourmet o delicatessen directamente enfocada al consumo de los nuevos residentes del barrio, particularmente al sector de arrendatarios o propietarios que se ubican en frente al Forestal en la glamorosa calle Ismael Valdés Vergara. Con el paso del tiempo dicha propuesta amplía su demanda al consumo del paseante urbano de fin semana que ocupa el espacio del barrio como un lugar de paseo público familiar los fines de semana. Otro espacio de abastecimiento similar al Emporio, pero de más reciente data lo representa la tienda ONA, instalada en Calle Rosal con Victoria Subercaseaux. Como plantea su dueña y gestora, Carolina, el almacén del ONA constituye una apuesta por atraer a los ejes de Rosal y Victoria de Subercaseaux la revitalización de la calle que ya se visibilizaba en José Miguel De la Barra. Retomando a Sarlo (2009) en su análisis de los espacios de diseño del Buenos Aires contemporáneo, en las propuestas de “nuevo almacén barrial” que representan el Emporio y la Tienda Ona se pone en escena ya no la restauración y la preservación como planteaba el análisis previo de la Casa Flaño y de Lastarria 90 en el capítulo anterior, sino que más bien la lógica de la construcción temática. En particular lo que se plantea es la recuperación en el presente, en el contexto de la “escenografía patrimonial”, que provee el barrio de una representación simbólica sobre el pasado patrimonial propia del imaginario global de las elites. En el caso del Emporio su diseño y ordenamiento (re)presenta –o intenta actualizar– la puesta en escena en términos del diseño de un espacio urbano de un imaginario del consumo. Análisis etnográfico del espacio Emporio la Rosa (marzo de 2007) “Una primera mirada al diseño y la estética del espacio interior del Emporio La Rosa plantea la conjunción de signos que intentan evocar la temporalidad de antiguos usos e imágenes de consumo urbano que responden a diferentes temporalidades. Por un lado, en el centro del local el contenedor donde se encuentra el producto central que oferta el local los helados artesanales La presentación del producto esta dada por un gran espejo que esta arriba de los helados y que haciendo las veces de pizarra presenta una carta de sabores que congrega antiguos sabores con nuevas mixturas. Es así como encontramos helados de canela, papaya, lúcuma, pistaccio – antiguos sabores que antes caracterizaban la oferta de las primeras heladerías en Santiago- junto con nuevas mixturas como el helado de miel de ulmo, te verde con mango o castaña mokka. 206 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Por otro lado, la decoración del local juega con imágenes representativas de las primeros productos de consumo urbano de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX en las grandes metrópolis europeas. Es así como en las paredes aparecen enmarcados posters de antiguos productos comerciales de diferentes culturas urbanas de consumo, a saber la alemana, la inglesa, la parisina –o francesa- y la italiana. Mezclados o intercalados uno junto a otro encontramos cuadros con publicidad que evocan los primeros avisos de venta de productos como la leche. Es así como en sus paredes encontramos afiches de la Nestlé Swiss Milk, el chocolate Roth Wells, y el queso francés Ch. Gervais. Asimismo, otros posters promocionarán Chocolate Suchard, marca de chocolate de leche suizo, Savon Tulipa, marca de jabón francés y Spumanti Martini, reconocida marca de vino espumoso o champagne italiano. El analizar estos detalles no es un ejercicio menor ya que denota que la decoración del interior del local no es casual sino planificada. A partir del rescate de la estética y las imágenes de los primeros almacenes de las culturas urbanas de comienzo de siglo XX hay también una búsqueda de autenticidad, un volver a las raíces y los inicios de la cultura urbana. No obstante, lo que se esperan sean signos distintivos son también imágenes estandarizadas, ya que se trata de afiches y posters que circulan en el mercado de las imágenes de lo auténtico y de lo antiguo y que pueden ser hoy fácilmente adquiridos y comprados on-line por Internet2. Se trata de la reproducción serial de imágenes que si bien denotan una visión cosmopolita y en cierto modo elitista del diseño, a la vez constituyen un cliché, ya que se trata de un universo de imágenes que son relativamente accesibles para todos los diseñadores, siendo parte de la decoración de un gran número de locales que como La Rosa buscan reivindicar o actualizar en el presente los resabios de las primeras culturas del consumo modernas. En definitiva, todos estos cuadros representan signos de un imaginario de una cultura de consumo urbana a escala barrial, cara a cara. Estas marcas de distinción a su vez desmarcan al Emporio de la estética y diseño de lo masivo como podría ser el de otro tipo de negocio que en oposición a la escala barrial asume una imagen de masividad y despersonalización como el del supermercado o el del Mc Donald`s. Otro elemento que destaca es la contraposición de temporalidades que plantea las condiciones de trabajo de este negocio. Por un lado la atención personalizada cara a cara concepto central en la propuesta del emporio contrasta con la presencia solapada de elementos que pertenecen al imaginario de otros espacios de consumo posteriores al consumo a escala barrial. Por ejemplo el concepto de atención en serie que demarca un tablero electrónico proveniente del universo del supermercado es reinstalado en el universo del almacén posmoderno para organizar la atención cuando la demanda de helado y otros productos deviene masiva y rompe el ideal de atención personalizado cara a cara. La articulación de estos y otros detalles asociados al espacio constituye al Emporio La Rosa como un espacio híbrido ya que además de ser una heladería reúne los significantes de un café, con mesas en su interior y afuera en una especie de U invertida que le permite ocupar como espacio público una pequeña plazuela donde caben un número inferior a diez mesas, y de un almacén, ya que en su interior en un pasillo interior al costado derecho se ubican las delicatessen como mermeladas, té importado y aliños, y detrás del mostrador de helados productos cotidianos como leche, aceite, servilletas y toalla nova junto con una cesta que aloja pan con aceitunas y pan integral., y un dispensador donde se encuentra el queso y empanadas de horno junto con otros “productos cotidianos”. 2 La mayoría de los cuadros aparecen promocionados para la venta on-line en sitios como allposters.es promocionado como la tienda de láminas más grande del mundo, o art.com. 207 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Finalmente, otro prototipo de espacio de consumo cultural emplazado en Calle Lastarria, que re-significa lo “barrial estilizado”, lo configura el Patagonia Restobar, local que define su identidad como la de un almacén-restaurante que incorpora una propuesta estética elaborada, en donde se mezcla la puesta en escena de un almacén con la venta de un local estilo gourmet y con la presentación de una cava de vinos. El Patagonia de Lastarria abre en 2005 cuando los propietarios dos socios argentinos compran y refaccionan la propiedad de un antiguo almacén, emporio de barrio, que subsistía casi abandonado y sin mucho público en la esquina de Lastarria con Padre Luis de Valdivia: Fig.5.4: Detalle del interior del Patagonia Café en calle Lastarria. Fuente: Fotografía del autor “…donde estaba el Patagonia había un almacén de barrio así, chingue, chingue como con unos gomeritos, como con un gato arriba del mostrador, era como estar en un pueblo…” (Verónica, artista visual, residente, propietaria departamento patrimonial, Barrio Lastarria, sector Merced) El local se ornamenta manteniendo detalles del uso anterior, como la balanza del pan, la mesa donde el locatario atendía al cliente, añadiendo a éste como elementos decorativos libros antiguos, y artículos de diseño. En sus casi cuatro años en el barrio, ha evolucionado de ser un lugar de moda entre los residentes, a ser un centro donde se dirigen los turistas y residentes extranjeros que transitan por el barrio Lastarria, siendo un lugar donde se instalan cantores de música popular chilena en la calle para atraer la atención de los turistas, constituyéndose claramente en un espacio globalizado. Fig. 5.5: Restaurante Ópera-Catedral. Fuente: fotografía del autor Por último, un lugar emblemático de la nueva oferta de cocina internacional del barrio lo configura el Opera. Inaugurado en 2005 como restaurant internacional, siendo un reconocido lugar de encuentro de empresarios nacionales y extranjeros, posicionándose en las guías internacionales como el más exclusivo de Santiago. El edificio recicla un antiguo almacén de barrio con una casona de barrio dando origen a un nuevo inmueble, que conserva en parte las características de la casa original, el casco y la fachada de su segundo piso, ofrecen un restaurante de cocina internacional: “Son dos pisos, dos ambientes, pero un solo lugar que se llama Catedral. Abre desde el mediodía hasta la madrugada: de lunes a jueves hasta las 4:00 am, viernes y sábado hasta las 5:00 am. La cocina está siempre abierta y hay alternativas para todos los gustos. Al almuerzo está el plato del día, que cambia diariamente. También se puede navegar con internet inalámbrico, sin costo y abierta todo el día. Hay diarios y revistas para leer. Siempre se oye música. No se hacen reservas porque caben todos.” Reseña del local en www.operacatedral.cl 2.1.3 Los Nuevos Lugares de Sociabilidad y Distinción: Cafés Culturales y Restaurants Exclusivos. La renovación del barrio plantea el reemplazo de antiguos usos de servicios por nuevos usos asociados a una cultura urbana cosmopolita y globalizada en donde el barrio se convierte un escenario que imita el comportamiento de otros centros históricos globalizados. Así como el barrio reconfigura su imagen urbana en torno a la instalación de tiendas de diseño que hacen que se le reconozca como una nueva centralidad en relación a “servicios creativos”, un espacio de consumo distintivo que lo caracterizará tiene que ver con su oferta de cafés culturales y de diseño, estos junto con las tiendas de diseño, representan sel tipo 208 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de rubro que más se asocia a la nueva imagen urbana de un barrio globalizado, asociándose Bellas Artes con el “barrio de los cafés”. A partir de la instalación de un significativo número de cafés culturales, que diferenciándose de la propuesta de consumo de Starbucks, pero homologando su lógica de marketing de una “coffee experience”, se va a proponer el diseño de experiencias distintivas asociadas al consumo de café en espacios urbanos de prestigio y valor cultural patrimonial, real o ficcionado, en el contexto de un público asociado al mundo artístico e intelectual. Fig. 5.6: Café Brainworks Fotografía del autor Ejemplo de esto lo constituyen los “latte coffee” (Brainworks, Café Concepto, Momentos y otros) que emergen como parte del paisaje de José Miguel De la Barra a comienzos de dos mil, (re)instalando en la ciudad un hábito urbano popularizado y masificado por los mass media globales como parte de las prácticas urbanas propias de las elites cosmopolitas de las grandes metrópolis tanto europeas como norteamericanas. Es así como los locales y tiendas de anticuarios que caracterizaron el sector, dejan paso a estos nuevos locales de venta de café cuya estética y diseño imita en parte la estética gentrificada de otras culturas urbanas como la neoyorquina. Es en ese contexto que se desarrolla el expendio de un café estilizado en donde se ofrece una amplia carta de cafés desde el capuccino a cafés internacionales o mezclas de chocolate con café. Cabe señalar que el relato histórico sobre el barrio plantea que en el barrio ya existían previamente dos cafés antes de la instalación de una nueva generación de locatarios y locales de café. En primer lugar el Café de Julio inaugurado en 1977 en calle Merced, y el Café Psicosis que data de los noventa, ubicados en Lastarria y Bellas Artes, respectivamente. En ese marco el primer café de nuevo tipo que se instala en el barrio es el Café Santiago en 2001, local que se ubica en la casi esquina de José Miguel De la Barra al lado del almacén barrial de los Gottlieb, lugar donde hoy se estructura el Opera-Catedral. La rutina que establecen los cafés tiene relación con los cánones de la vida urbana que marcan el carácter actual de la vida del barrio, que determinan que éste también sea en sí mismo un escenario de flujo y consumo cultural. En los días de semana, su uso frecuente tiene relación con los oficinistas y trabajadores que atraviesan el centro, junto con los residentes. No obstante, también se encuentran asociados a un uso distintivo por parte de otros grupos urbanos, de los cuales es posible distinguir la apropiación diferenciada de una élite de artistas junto con el uso que hace de ellos la población gay que vive y se desplaza en tanto usuaria del barrio los días de fin de semana. Dentro del barrio podemos destacar en la actualidad como los tres cafés de nuevo tipo más relevantes, a los espacios Café Abarzúa, Café De la Barra y Café de las Artes. El Café Abarzúa (Merced 337) es un local inaugurado en Octubre de 2004 por los hermanos Rodrigo y Alejandro Abarzúa, en donde se venden café, dulces, ensaladas, jugos, siendo un local de dos pisos en donde también se desarrollan eventos artísticos y exposiciones de artistas jóvenes (sitio web www.abarzua. com). Cabe señalar que dicho local abre recientemente una nueva sede bautizada como Casa Abarzúa en el Barrio Bellas Artes en un reciclado edificio de patrimonio ubicado en Monjitas con Miraflores. El Café De la Barra, hay una aspiración de ser un café que connota un estilo más asociado al mundo progresista e intelectual, sensibilidad que de una forma más exclusiva también se encuentra presente en el Café de Las Artes, ubicado al frente del De la Barra, al otro lado de la calle, en la esquina de José Miguel 209 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID De la Barra con Monjitas. En el café en términos del diseño se reiteran ciertos motivos patrimoniales que -a diferencia del Emporio La Rosa- radican en fotos antiguas de edificios y esquinas emblemáticas del Barrio Bellas Artes como el edificio Santa Lucía – o “el barco” como coloquialmente se denomina al antiguo edificio de Sergio Larraín, ubicado frente al cerro Santa Lucía en Merced con José Miguel De la Barra. También “decora” el café otro edificio de corte patrimonial, reseñado en la declaratoria de Zona Típica, que se encuentra ubicado entre Monjitas y Santo Domingo. Fig. 5.7: Interior Del Café Mosqueto. Fuente: Fotografía del autor Otros referente de distinción, dentro de esta construcción de diferencias en torno al consumo del espacio cultural del café, tiene relación con las oposiciones entre lo cool y lo recargado, lo kitsch y lo sobrio. Es así como en el caso de los cafés algunos usuarios distinguen y asocian al “latte coffee” a “espacios recargados” en cuanto a su diseño, optando por espacios que representan un modelo más sobrio, como el Café Mosqueto, oponiendo en su distinción estilos o tipos de cafés que tendrían como referente culturas urbanas y temporalidades distintas, contraponiendo la imagen del café barcelonés al café porteño de Buenos Aires o a un café parisino, confrontando espacios de consumo postmoderno a espacios de consumo propios de la primera modernidad, y de las primeras décadas del siglo XX. Análisis etnográfico café Brainworks (enero de 2008) “Uno de los cafés distintivos del barrio que marcan una frontera identitaria particular respecto a sus usuarios y adherentes es el Café Brainworks. Partiendo de un proyecto de tienda de diseño de recuperación de muebles, evolucionó a ser un espacio mixto de consumo que hibridiza la venta de piezas únicas de diseño con el expendio de “lattee coffee”, siendo reconocido dentro del imaginario del nuevo residente por ser un espacio de consumo cultural emblemático de la cultura gay del barrio y la ciudad, que visita recurrentemente la pasarela de los cafés de José Miguel De la Barra poniente, os fin de semana en el Barrio Bellas Artes. El BW o Brainworks constituye un local que emerge en 2002 en el espcio de un antiguo local de anticuarios como parte de un proyecto cultural más amplio. Creado por tres socios licenciados en arte, con el interés de recuperar mobiliario moderno y “refuncionalizarlo” para su uso contemporáneo o posmoderno, lo que en un comienzo constituye una tienda de diseño de muebles se convierte poco a poco en un “café de diseño”. Como plantea la declaratoria de principios de Brainworks: “El interés inicial del que surge BW proviene de la investigación realizada por sus fundadores en torno a las producciones artísticas y culturales de la modernidad del siglo XX, particularmente en Arte Contemporáneo Chileno, con la intención de establecer las relaciones necesarias entre modernidad y racionalidad, así como entre vanguardia y contemporaneidad. Bajo esta perspectiva, tanto el mobiliario moderno como los objetos industriales son parte de las definiciones de los contextos culturales de representación de un sistema social determinado” (web www.brainworks) Como se observó en el trabajo de campo, y se constató a partir de conversaciones con los usuarios del café su producción como espacio híbrido que mixturaba una tienda de diseño con un café estilizado reunió durante el tiempo que funcionó como café a un público particular que conjugaba y artículaba en sí un mismo perfil profesional asociado al diseño y el arte, con similares gustos musicales, indumentarios y 210 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID estéticos, y que articulaba ese habitus, a la preeminencia en su público de vecinos y usuarios pertenecientes a una identidad sexual gaylésbica. Esto devino en una imagen o protipo del consumidor propio del Brainworks, imagen que condensa la articulación del consumidor BW con otros estilos de consumo afines que abarcan el orden musical e indumentario: “está el joven brainworks…que para mi es el tipo electrónico, que hace diseño, es diseño con consumo cultural completamente puntual, pensado…diseño de muebles, diseño de moda, música apropiada, un determinado de tipo de vestimenta y estética y no necesariamente son gays o lesbianas…aunque hay una intersección de jóvenes gay y lesbianas que consumen ese rango del brainworks” (Juan Pablo, escritor e intelectual gay 40 años residente Bellas Artes). Un referente de distinción en torno al consumo del espacio cultural, que demarca el análisis de la experiencia de consumo del Café Brainwors tiene relación con la existencia de disposiciones que distinguen al café como espacio que transita entre “lo cool” y “lo recargado”, “lo kitsch” y “lo sobrio” o “prestigiado”. En el caso del BW su puesta en escena genera contrapuestas adhesiones dependiendo la identificación con su propuesta estética de síntesis posmoderna del pasado (rehabilitación de muebles antiguos) con el presente (inserción de motivos posmodernos en los muebles, diseño del local como vitrina, mix de café con mueblería, etc.) Es así como en el caso del campo simbólico de los cafés algunos usuarios distinguen y asocian el “café de diseño” estilo BW a “espacios recargados” en cuanto a su ornamentación y puesta en escena, optando por espacios que representan para su gusto un modelo más sobrio, como Café Mosqueto, -de propiedad del conocido escritor Cristián Warken- oponiendo en su imaginario del consumo, la existencia de representaciones acerca de estilos o tipos cafés que tienen como referente simbólico la imagen de culturas urbanas distintas, contraponiendo el café de diseño como ícono de la imagen del café barcelonés, al “café cultural” como imagen de la cultura urbana de Buenos Aires, contraponiendo imágenes de espacios de consumo tardo-moderno (o posmoderno) a espacios de consumo más cercanos a la primera modernidad: “…yo diría que el modelo es europeo pero tiene estos guiños chilenos (…) el modelo podría ser el café barcelonés donde se incorpora el tema del pastiche, de alguna forma una estética un poco recargada kitsch (…) en cambio acá es como que el pastiche se instala de una vez de un viaje y por eso cuando yo en el barrio tengo que irme a tomar un café no voy a los de José Miguel de la Barrasino que voy a los de Mosqueto (…) que recogen una estética mucho más sobria sin mucho condimento digamos e incorporan los libros, más bien en ese sentido los asemejaría a la idea más clásica que uno tiene del café de Buenos Aires…” (Francisco 45 años, abogado, antiguo residente gay Barrio Bellas Artes). Cabe señalar que en la actualidad Brainworks se reorienta como tienda de diseño dejando de funcionar como café, lo que plantea una reflexión sobre la rápida obsolescencia de las propuestas de consumo ofertadas en el barrio como cluster de economía simbólica.” 2.1.4 Los Nuevos Lugares de Conectividad: los Cyber-Café. Finalmente, y desde una perspectiva estrictamente histórica, los cyber café pueden ser definidos como los más antiguos de los “nuevos usos” que se dan en los primeros pisos del eje patrimonial. Los primeros de ellos ubicados en José Miguel De la Barra y calle Monjitas se instalan a mediados de los noventa, existiendo después una aparición de distintos cyber en diferentes espacios de Lastarria y Bellas Artes. Cabe señalar que la observación realizada permitió distinguir la existencia de 211 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID dos variantes generales de cyber-café, una el cyber propiamente tal, y otra relacionada con la particularidad del cyber-gay. Un dato tiene que ver con la evolución del concepto de cyber en el barrio existiendo en un comienzo una apuesta a generar espacios de cyber-café siendo el principal ejemplo de esto el primer cyber de del Barrio Lastarria el Ciber Café @ Telefonía cuya antigüedad data de 2004 siendo un local que ofrecía junto servicios de Internet y llamadas a distancia, acompañadas de un servicio de té, café y brownies, el que con el tiempo fue desechado circunscribiendo su oferta sólo a Internet. Otro espacio dirigido a los nuevos residentes que emerge en el período de investigación, tiene que ver con el Café Internet Comunica2 que ocupa el primer piso del edificio de Alameda 297, esquina Lastarria, uso de servicios que desplaza en 2007 a la antigua maletería Santa Lucía de Alameda 229, negocio familiar que atendido por tres hermanas de avanzada edad, ocupó por más de cincuenta años la esquina de Lastarria con Alameda. Fig. 5.8: Alameda esquina Lastarria, en tres momentos diferentes. Fuente: Fotografías del autor Este modelo de desplazamiento de antiguos usos que ejemplifica el caso de este cyber es similar al que inició el recambio de José Miguel De la Barra a comienzos del 2000 cuando antiguos usos como locales de anticuarios, peluquerías, lavaseco y otros servicios fueron reemplazados por los cyber y por las tiendas de café. En el caso de los cyber gay, cabe hacer la precisión de que se trata de espacios que se constituyen en parte de la cultura homosexual. Sin ser promovidos de una forma pública como espacios gays su disposición espacial es distintiva, ocupando cabinas cerradas dotadas con computadores que cuentan con circuito de interconexión que permite la comunicación de los usuarios de las diferentes cabinas, siendoun espacio de flirteo y punto de contacto para encuentros sexuales. Cabe señalar que la disposición espacial y geográfica de los cybergays se concentra en el sector de Bellas Artes en el perímetro de José Miguel De la Barra y Monjitas, ampliándose en la actualidad a Lastarria por calle Monjitas y Merced al llegar a Plaza Italia, siendo este un rubro de gran obsolescencia siendo frecuente el cierre de locales que no se encuentran agrupados como en José Miguel De la Barra. Una vez desarrollada esta sucinta descripción de los espacios de emprendimiento simbólico que consideramos parte del nuevo escenario de renovación barrial, desarrollaremos una aproximación exploratoria a la lógica de los nuevos locatarios de modo de entender la articulación que existe entre la oferta de bienes y servicios que hacen en tanto empresarios simbólicos, y el estilo de vida residencial del nuevo urbanita. 212 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2.1.5 Los Nuevos Lugares de Trabajo para el Profesional Creativo: la “Casa-Taller”. Por último, otra modalidad de negocio barrial de nuevo tipo, no contemplada en la muestra original de espacios a analiazra, tiene que ver con la oportunidad que crea en términos de ocupación, el reciclaje de antiguas casonas del barrio como espacios de instalación de tiendas y puntos de trabajos de diferentes rubros asociados tanto al diseño como al arte. A nuestro juicio, este tipo de emprendimiento está directamente relacionado con la consolidación de la vocación “creativa” asociada al área de estudio, ya que relee desde la economía simbólica la necesidad de las nuevas clases de trabajadores creativos de ubicarse en un barrio particular que potencie a partir de su localización tanto la imagen de sus “emprendimientos simbólicas” como se beneficie de las externalidades positivas que genera la aglomeración de ofertas similares en espacios distintivos. En ese marco destacan en el barrio dos experiencias de rehabilitación, las de Casa Abarzúa, en Bellas Artes, y la de Villavicencio 323, en Lastarria. En el caso de Casa Abarzúa se trata de un espacio inaugurado a fines de 2007, por los hermanos Abarzúa3, quienes rescatan un importante hito patrimonial del sector Bellas Artes constituido por la casa de Monjitas 578, casi al llegar a Miraflores, casona de estilo neo-barroco anteriormente sede del Partido Radical de Chile En la propuesta de Casa Abarzúa se fusionan dos tipos de espacios diferenciados, el espacio de un restaurant exclusivo, que oferta una experiencia gastronómica exclusiva de comida fusión peruano-japonesa, con la oferta de talleres para artistas plásticos y diseñadores de vestuario. En el caso de Villavicencio 323, se trata también de una antigua casona ubicada en calle Villavicencio, la cual ha sido rehabilitada para el arriendo a diseñadores, oficinas de arquitectura, compañías de teatro y otro tipo de emprendimientos creativos y culturales. Cabe señalar que en ambos espacios se conjugan notables diferencias en relación a su modalidad de gestión, existiendo un contrapunto entre la inversión económica directa en la compra y rehabilitación por parte de los socios de Abarzúa, con el sistema más artesanal de arriendo y mejoras realizado en la casona de Villavicencio 323 por su administrador Cristián Camus. Por otro lado, no deja de destacar la continuidad y discontinuidad que plantea el posmoderno uso de la “Casa Taller” con la trayectoria histórica de provisión de espacios de trabajo artístico que proveyó el barrio para artistas e intelectuales a mediados del siglo XX en el apogeo de la cultura urbana de las generaciones del cincuenta y sesenta. Si antes el barrio proveía de pensiones/talleres para artistas y otros espacios de trabajo, hoy provee de espacios de trabajo en donde no se incluye el uso de residencia, existiendo así como acontece en otros rubros de la economía simbólica barrial, diferencias de estilo en la propuesta de espacios para jóvenes creativos. En ese sentido como detectó nuestra experiencia de campo, un factor diferencial, lo constituye la diferencia de perfil socio-económico entre los gestores de Casa Villavicencio y Casa Abarzúa. El primer espacio emerge como un lugar que recibe a un “residente” más heterogéneo, configurado como parte de la escena alternativa del diseño barrial, recogiendo Casa Abarzúa a un segmento más exclusivo de tiendas de diseño. En 3 Se trata de los hermanos Alejando y Rodrigo Abarzúa,el primero licenciado en arte y pintor, el segundo ingeniero industrial. 213 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ese sentido, destaca la constatación de que los jóvenes arrendatarios de la Casa de Villavicencio provienen de diferentes comunas no sólo de sectores altos, existiendo también una representación simbólica sobre el usuario de cada espacio: “…en general es gente que vive en Ñuñoa o en Providencia, otros que viven en Maipú, es gente que vive lejos y necesita un lugar céntrico, y un lugar acá en Lastarria, o sea estar en medio de todo, durante todo el día, y después irse a vivir a su casa, pero también hay gente que arrienda talleres por la onda no más por el barrio, como para el speech cachai, si llega un hipster, te viene super bien decir que tenís un taller en Lastarria, suena super ondero…” (Cristián Camus, administrador general, Casa Villavicencio 323) Por último, cabe señalar un último aspecto en relación a la propuesta de re-ocupación de la “casa patrimonial como “casa-taller” que la emparenta con la lógica ocupada en otros rubros simbólicos. Al igual que los cafés y tiendas se asume y opera con un modelo, en este caso proveniente de las culturas urbanas del “underground”. En efecto, según sugiere Cristián, su modelo de “casa-taller” adaptaría algunos elementos propios de las prácticas urbanas de los “okupas”, resignificando esta práctica contracultural en un emprendimiento propio de la economía cultural, transformando la experiencia de rehabilitación de la casa en una suerte de “okupa comercial”: “…hay un modelo similar que tiene que ver con lo de los okupas, es una okupa pero una okupa comercial…a mi me ha tocado conocer okupas que los tipos vienen de ideas como Barcelona o Londres en donde hacían fiestas en las casas y se iban cambiando de casa…y yo digo que el modelo es similar porque uno también llega a un espacio que está destruido pero la diferencia importante es que uno llega con un cierto convenio en donde después que sale de la casa, la casa tiene vida y tu la arreglai, le arreglai los techos, a diferencia de los okupas que invierten en lo ultra-necesario…” (Cristián Camus, administrador general, Casa Villavicencio 323) 3. La experiencia en el barrio del nuevo locatario. Para poder caracterizar el discurso de los empresarios simbólicos sobre el nuevo residente y el barrio, desarrollamos 8 entrevistas a locatarios y operarios de nuevos emprendimientos barriales, y 1 grupo de conversación con locatarios y operarios. A continuación presentamos un análisis del discurso sobre sus motivaciones para localizarse en el barrio, sobre su experiencia de trabajo, y su vínculo con los residentes y usuarios jóvenes del barrio. 3.1 Motivaciones de Localización en el Barrio: el Habitus del Consumidor Urbano al Servicio de la Economía Cultural En primer lugar, como en todo rubro económico un factor central lo constituye la localización. En ese sentido resultó central conocer por qué los jóvenes emprendedores simbólicos eligieron localizar sus negocios en Lastarria y Bellas Artes. 214 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En primer lugar, podemos señalar que los primeros locatarios que se instalan en un sector constituyen grandes observadores del proceso urbano que se gatilla en el sector a partir de 2003 (fecha de instalación del primer café), ocupando su propio habitus como consumidores urbanos en el diseño de locales y en la toma de decisión sobre su localización. Se trata de profesionales jóvenes asociados al diseño pero también a otras disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanas que deciden sin experiencia previa apostar a instalarse en el barrio, contando con información de primera mano al ser conocedores de la tendencia de revitalización de sus usos de primer piso en su calidad de estudiantes, usuarios barriales, o directamente en su condición de arrendatarios, o ex residentes del barrio. En el caso de Tampu, tienda orientada a la venta de ropa exclusiva con estampados de motivos étnicos chilenos, localizada en Calle Merced, la motivación de Marcelo y Eduardo, diseñadores de la Universidad de Chile para instalarse como locatarios de Lastarria tiene relación con el conocimiento que tienen del barrio como estudiantes universitarios que siendo testigos privilegiados de su proceso de transformación: Fig. 5.9: Local Tampu Fuente: fotografía del autor “…la tienda fue casi una de las primeras dentro de ese edificio junto con la disquería que se puso un tiempo después, con el Abarzúa, el ciber café esta cosa de internet. Bueno yo por el barrio ando desde el ’96 porque era mi trayecto a la universidad, a la facultad de arquitectura de la Chile. Yo soy diseñador gráfico y tal como tú fui siendo testigo del cambio del barrio. Primero de cuando botaron el edificio del frente, después una pandereta con letreros luminosos y luego un edificio grande de estacionamientos….” (Eduardo, locatario de TAMPU, Barrio Lastarria) Macarena, licenciada en historia de la Universidad Católica, locataria de la Tienda ONA, instala en la esquina de Merced con Victoria Subercaseaux, un emporio barrial posmoderno y una tienda de venta de artesanía y ropa con motivos indígenas. Su decisión de localización, tiene que ver con el conocimiento directo del barrio y del avance del proceso de transformación que emerge a medidos del dos mil. En ese marco ella observa y analiza la tendencia de usos del espacio barrial que se abrió primero con los cafés de José Miguel De la Barra, apostando por extender el fenómeno iniciado en el sector de Bellas Artes a las calles del Barrio Lastarria: “…como te decía trabajaba cerca y además siempre me ha gustado el barrio, o sea tenía un pololo que vivía acá…y claro, el museo, los cafecitos, fue como jugársela, a ver parte importante de un punto de ventas, a ver, es localización, localización, localización, y yo me la jugué al revés, o sea en vez de ubicarme en Alonso de Córdova, donde tenís como asegurá la cuestión pongámonos acá y atraigamos a la gente, y eso tuvo que ver mucho con poner los carteles, y el café nace porque yo quiero que esta esquina tenga más vida para que entre más gente y que nos vean desde allá. La idea es tener esta línea y después ponerse allá también, porque qué es lo que pasa, aquí hay un circuito bien interesante y la gente camina de norte a sur, dobla pa’ acá y se va a la Mulato. Y la gente que viene de la Mulato camina pa’ acá y se va pa’l norte. Entonces esa esquina es una esquina que nadie está mirando, muy poquita gente. Entonces la idea del café es que en la esquina la gente vea paragüitas y cosas, la gente se empiece a quedar.” (Macarena, Locataria ONA, Barrio Lastarria) A partir de sus propuestas Macarena expande el circuito de consumo barrial iniciado en Bellas Artes a un sector de Lastarria no colonizado todavía, contri- 215 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID buyendo a articular la representación de la existencia de un solo barrio, creando vínculos entre los sectores de Bellas Artes y Lastarria a partir de la creación de continuidades entre sus paisaje de consumo. Para Gabriel, diseñador de vestuario que proviene de Viña del Mar, la decisión de localizarse en Calle Merced en pleno Barrio Lastarria pasa por su descubrimiento personal del centro de Santiago, y por la asociación que hace entre el espacio del barrio y otros barrios cosmopolitas, en ese marco su encuentro con Lastarria le remite al modelo Palermo Hollywood, en Buenos Aires: “…yo no soy de acá soy de Viña, y recién en 2002 descubrí el centro de Santiago y en particular el espacio del barrio…me pareció increíble… algo único, como que vi lo que había visto antes en Buenes Aires… antes había viajado a Buenos Aires y a partir de mi hermana había conocido Palermo Hollywood…ahí conversé con locatarios de ciertas marcas emergentes de ropa y otros rubros, y vi como crecían en poco tiempo hasta establecerse como tiendas de diseño de un rango medio…” (Gabriel, locatario de Santiago del Valle, Barrio Lastarria) En el caso de Gabriel la comparación que hace entre Lastarria y Palermo, es clave para entender de qué manera en las ideas de barrio y ciudad que plantean los empresarios simbólicos existe un fuerte peso del imaginario. Al igual que en el caso ya analizado del Emporio La Rosa, o de los cafés culturales (en sus modelos barcelonés y porteño), la comparación del circuito de tiendas con un modelo de consumo aporta a construir realidad, a partir de la dimensión del deseo. No obstante como plantea Sarlo -en referencia a los barrios de consumo cultural porteños- cuando proliferan diferentes y contrapuestos imaginarios de consumo en relación al desarrollo de un barrio se plantea una dificultad para consolidar una identidad de barrio, y por extensión de cultura de ciudad, “si no hay modelo, tampoco, tampoco hay imagen única a lo largo del tiempo, sino tendencias cambiantes de mercado o impulsos de la cultura” (Sarlo, 2009:191). En ese marco se puede plantear que en Lastarria/Bellas Artes, el “deseo de barrio” (y de ciudad) cambia constantemente de modelo y de objeto, lo que según el punto de vista desde que observe puede ser parte o no de su identidad actual como nuevo “barrio comercial”. Para David, operario del Café Forestal, la idea de instalarse en el barrio tiene que ver con la resignificación de la experiencia suya y de su amigo Max (socio principal) como clientes y usuarios del barrio y del centro de Santiago. En la construcción del local se trata de generar una continuidad en el presente con la calidad del espacio que ofertaba el antiguo uso barrial que se emplazaba en el lugar del Café, la Casa Fotográfica Tunekawa, en ese marco se inserta la adopción del antiguo locatario como cliente del café, hecho que aporta a crear una atmósfera de continuidad, y no ruptura, con el pasado barrial: “…yo represento al Café Forestal y pertenezco la misma comunidad al 336. Nosotros como café estamos desde mayo, y vamos a cumplir dos años en mayo, antes también hubo otro café con el mismo nombre, con la misma esencia pero nosotros fuimos la única alternativa vegetariana que hay en el sector…Y antes de eso hubo un estudio fotográfico de don Isaac que él aún es cliente de nosotros, viene como hacer sus reuniones de trabajo y el es como un personaje importante en el barrio, como de la construcción del barrio, y conoce a mucha gente y nos cuenta historias de cómo era esto antes.” (David, locatario Café Forestal, Barrio Lastarria) En el caso de Cristián, gestor cultural, administrador de la casa de Villavicencio 216 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 323, su recorrido y conocimiento en relación a las casonas y edificios antiguos lo lleva a buscar en Lastarria un lugar para instalar un Centro Cultural similar al que había instalado en una antigua casona del Barrio Bellavista (Espantagruélico), en ese marco se encuentra con el aviso de arriendo de una antigua casona de Villavicencio, espacio donde se emplazara en el pasado un exclusivo colegio barrial: “…yo soy gestor cultural y decidí abrir una casa de talleres en el Barrio Lastarria, una casa de talleres de arte en el ex Colegio Cambridge, que antiguamente se llamaba Pitágoras, y que en los años veinte fue embajada de México, una casa con harta historia que nosotros hemos tratado de ir arreglando… todavía no está 100% pero está mucho mejor que como estaba cuando era colegio, porque fue un colegio que pasó de ser particular, colegio caro bien exclusivo a convertirse en el relave de todos los otros colegios donde llegaban acá los tipos que echaban de los otros colegios particulares…entonces el colegio fue decayendo hasta que se convirtió en colegio particular subvencionado de ahí cambió el público, y el colegio terminó de quebrar por problemas de administración, cuando yo llegué a la casa el colegio parecía que había estado abandonado quince años, y habían pasado tres meses, era como un western, las lámparas las habían tirado de raíz, estaban rotas las paredes, habían libros y sillas dados vuelta, toda la casa tenía goteras gigantes, era como fantasmal…” (Cristián Camus, administrador general, Casa Villavicencio 323) En Cristián al igual que en David encontramos un acercamiento al pasado barrial que plantea una recuperación de la experiencia y del entorno material para integrarlo en el presente no se trata de propuestas de preservación patrimonial sino de la inserción de elementos pasados en el presente, como señalara Hiernaux, a lo menos en la dimensipon económica de la revitalización barrial, pareciera primar claramente el “imaginario posmoderno” por sobre el “imaginario patrimonial”. Central para entender esta lógica del mix posmoderno será recuperar lo planteado en relación a la centralidad que adquieren la propuesta y (re) creación de experiencias de, y en el, consumo. 3.2 Del Producto a la “Experiencia de Consumo”: la Oferta Simbólica del Nuevo Empresario Barrial. Retomando lo planteado en el marco de referencia conceptual se puede plantear que los nuevos espacios de consumo digitados por los nuevos locatarios barriales articulan en el espacio físico de sus locales y en la puesta en escena de la producción y distribución de los bienes simbólicos que ofertan las características propias del diseño de experiencias de consumo. En efecto, adoptando las nuevas modalidades de consumo urbano, agregan un valor agregado de “experiencia cultural” (Lyons, 2005) a los espacios y bienes ofertados. En ese marco se puede entender que para Gabriel, el local Santiago del Valle, ubicado en el primer piso de un edificio patrimonial de calle Merced, oferte mucho más que un producto. A partir de esta lógica el define y asocia a su actividad o rubro de trabajo los atributos de la personalización, es por eso que define trabajo en el diseño de vestuario como “diseño de autor”. Para este joven emprendor simbólico, el “diseño de autor” aplicado a la indumentaria masculina constituye un trabajo de creación en el que acude a todas sus influencias, y gustos estéticos, musicales (electrónica) e indumentarios, diseñando ropa asociada a la fusión de sus gustos e influencias. Como nos relata Gabriel en su experien- 217 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cia, la estrategia de promoción fundamental para su tienda es la “atención personalizada”, siendo central para la promoción del producto (ropa masculina), el prestigio y visibilidad mediática que adquiere como diseñador. Es él como “diseñador autor”, el que atrae los clientes al local al hacer otras actividades complementarias como participar en un matinal de la televisión abierta (Canal 13), que le permite aprovechar sus redes para promover la tienda y llegar de forma indirecta, primero por los media, y después presencialmente, a un público que define como el “hombre profesional joven exitoso” que habita el barrio y el centro de Santiago, que “quiere darse un gusto e innovar”. Fig. 5.10: Atardeciendo en el Forestal!. Fotografía del autor En ese marco la construcción de marca resulta relevante para ofertar un producto que más que una camisa configura un signo de distinción, es pensando en ese efecto que se programa primero el concepto (diseño indumentario urbano) y luego se plasma la elección del lugar (Barrio Lastarria) y el diseño concreto del espacio en donde se oferta el bien simbólico que encarna el concepto diseñado (local Santiago Del Valle): “…la marca la inscribí mucho antes que encontrara la tienda buscando integrar en el concepto lo urbano (Santiago) con el apellido materno de mi abuelo Del Valle de modo de generar una marca que connotara prestigio y no pareciera chilena, que le diera como un toque cosmopolita, nuevo…por eso la fusión de Santiago Del Valle…” (Gabriel, locatario de Santiago del Valle, Barrio Lastarria) Volviendo al análisis de la propuesta del Café Forestal en el espacio del café no sólo se plantea la oferta de un bien/producto exclusivo, las ensaladas integrales y vegetarianas, sino de un “ambiente” que acompaña el consumo del cliente, así el café configura un espacio de sociabilidad que responde a las necesidades del perfil residencial, gente que “vive sola” que busca un lugar de donde sentirse parte, donde no sólo consumir un producto sino también entablar una conversación conocer a gente desconocida, sentirse parte de una comunidad: “El café es bastante particular, es bastante invasivo por decirlo así con el cliente (…) porque es un lugar super pequeño, está a la mitad entonces nosotros escuchamos todo, todo lo que pasa en el café y la gente no lo sabe y siempre terminamos conversando entre muchos y así la gente también, se conoce en el café. Por lo general va gente que es sola que también el otro día lo conversaba con Max con el que trabajo, que es un lugar tan pequeño que la gente que vive sola o que no tiene pareja, va ahí a comer o va a tomar té o va muy tarde porque sabe que no va a comer solo siendo que va a estar solo sentado pero va a estar tan cerca de la otra persona que al final va a terminar conversando sí o sí o con nosotros mismos, entonces la gente se acompaña mucho.” (David, locatario Café Forestal, Barrio Lastarria). En ese marco espacial los locatarios relatan interactuar con el cliente, y promover a través de la conversación la creación de cercanía entre usuarios de un espacio de consumo cotidiano, que previamente no se conocían y que a partir de la comunidad del Café Forestal se conocen. En ese marco el fomento de la pertenencia y la adhesión al local es apoyado y complementado partir del uso de las nuevas tecnologías. En efecto, los operarios del Café Forestal! construyen una relación directa con el cliente que se refuerza con el uso de Internet al poder hacerse amigo del café a través de Facebook, en ese sentido más allá de consumir una ensalada o un té en lo que se está participando es en una especie de club de amigos en donde se generan nuevas redes personales, sociales y laborales, para lo cual se crean eventos a los que se invita a compartir a los “amigos del Café”: 218 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “…Nosotros tenemos una dinámica de clientes a través de plataformas como facebook o vía mail, de que nosotros invitamos a nuestros clientes a un día, a carretear al café, “vengan a carretear al café después de las 10, antes de que se vayan al carrete, un día viernes. Vengan a tomarse una chela con nosotros”, al final que ustedes no se conocen entre ustedes, sólo tenemos a la gente que atiende como vínculo, nosotros somos los vínculos que tienen y llega gente y nos cerveceamos, y carreteamos y se genera onda, se generan redes. Hemos visto que se generan parejas, y trabajos, gente que ha salido con pegas nuevas del mismo lugar porque se genera esta instancia de conversación interesante porque al café va gente que tiene algo que decir y nosotros por lo mismo nos exigimos estar súper informados.” (David, locatario Café Forestal!, Barrio Lastarria) Fig. 5.11: Venta nocturna en Casa Villavicencio 323. Fotografía del autor Otro aspecto que refuerza la identidad con el local, y que es valorado por sus usuarios es el hecho de que se encuentra en un área en donde se accede a banda ancha gratuita por lo que existe la posibilidad de sentarse frente a la vidriera y por un consumo bajo sentarse a trabajar todo el día en lo que se define como un “ambiente cercano” y “amable”. Por último en el caso de Villavicencio 323, lo que se arrienda es un espacio de trabajo que tiene el valor agregado de ubicarse en un lugar que se encuentra en el centro de las tendencias urbanas del diseño como Lastarria, es por esto que la Casa-Taller pareciera responder a una fuerte demanda por contar con espacios de trabajo acorde con la identidad entre trabajo y lugar que establecen las diferentes comunidades de profesionales creativos: “…el perfil de acá son espacios de trabajo entonces tu arriendas mensualmente para tener un espacio donde venir a trabajar, ya sea en tiendas de diseño, de arquitectura, en diseño gráfico…es super extraño yo mientras estaba negociando la posibilidad de arrendar la casa yo me adelanté y puse avisos en Internet es esa posibilidad de arrendar taller, yo además hice una pequeña investigación y me di cuenta que no había una casa como ésta dentro del barrio, ahora Abarzúa instaló una casa, y estaba lo de Monjitas pero bien allá…entonces este era un nuevo espacio donde habían 20 lugares donde se podían venir a trabajar distintas personas…entonces yo vine a firmar el contrato, y cuando llegué a las dos y media había en la puerta de la casa no sé…40 personas!!...” (Cristián Camus, administrador general, Casa Villavicencio 323) En efecto, la alta demanda de espacios para profesionales jóvenes que instalan sus oficinas o espacio de ventas de productos en el barrio pareciera mostrar que tanto para el “diseñador emergente”, como para el “diseñador autor”, el mismo barrio deviene en una marca a la que se quiere acceder como un plus o valor agregado de su actividad económica, al arrendar taller de trabajo, se “arrienda” la “marca Lastarria”. Al igual que la estrategia utilizada por Café Forestal! los integrantes de la “comunidad de Casa Villavicencio” organizan permanentemente actividades de venta que son insertas en un contexto festivo en donde junto a la venta de bienes se ofrece un “evento barrial”, que tiene como atractivo la reunión en un mismo espacio de la venta de bienes suntuarios con la expresión de músicos y artistas que comparten con los diseñadores el hecho de pertenecer a una “escena emergente”. Es así que cómo forma de promocionar sus productos los residentes de Casa Villavicencio organizan desde Febrero de 2009 una feria de diseño el primer Domingo de cada mes: “…el concepto es no-made, no hecho…no fabri- 219 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cado”. Otras actividades desarrolladas son las ventas nocturnas y la creación de un grupo de facebook desde el cual uno se puede hacer amigo de la Casa y de los diferentes colectivos de diseñadores que residen en ella como Neo-Chapitas, Atómica! y Espantagruélico. 3.3 El Perfil del Cliente y el Vínculo del Locatario con el Cliente Barrial. El vínculo locatario-cliente resultó fundamental para entender que tipo de barrio y propuesta de cultura urbana se está construyendo a partir de la actoría de la nueva generación de locatarios barriales. En relación con el perfil del cliente encontramos espacios donde se articula un vínculo directo con el residente del barrio y otros que colocan énfasis en el público usuario de este compuesto por turistas y visitantes urbanos de otros barrios y sectores de la ciudad. Fig. 5:12 Afiche que convoca a la Primera Venta del Colectivo Nomade en el Barrio Lastarria en Febrero de 2009 En el caso de la tienda de ropa con diseño étnico Tampu, su propietario nos explica que el “cliente Tampu”, a diferencia del de otras tiendas como Ona, sería en gran parte el residente de Lastarria en toda su diversidad, tanto el joven como el artista e inclusive la antigua residenta adulta mayor, a la que se identifica con un perfil particular. Si bien al elaborar el producto se está pensando en un cierto target etáreo y ocupacional que coincide con el joven profesional, no obstante a este se suma un público más amplio asociado al habitus artístico, que adopta el gusto estético por el “estampado étnico”, que se oferta en el “barrio céntrico patrimonial”: “…hay mucho profesional joven, entre 30 y 40. nosotros tenemos 30 y 32, pero también hay señoras mayores, bien pitucas, también hay artistas… pero también hay mujeres, que tienen el gusto estético que podrían tener plata para ir a comprar a Falabella, pero vienen para acá… es ropa como para el fin de semana, pero también para salir a trabajar. Profesional joven pero más artista, yo creo que por ahí va.” (Eduardo, locatario de TAMPU) En el caso de Gabriel, dueño y diseñador de Santiago del Valle, se tiene claramente identificado un target etáreo y socioeconómico particular, equivalente al joven profesional urbano, entre 25 y 45 años con ingresos propios, el que coincide con el perfil general tanto del residente como del usuario barrial: “…Se trata de un prototipo de hombre joven exitoso, que es deportista que se preocupa por su cuerpo, por lo cual le importa que la tienda le ofrezca algo que no está en el mercado, camisas que no sean tan anchas sino que sean más ajustadas, que permitan destacar la figura del cuerpo…” (Gabriel, locatario de Santiago del Valle, Barrio Lastarria) Se trata pese a su aparente segmentación de un segmento de consumo amplio, definido por el acceso económico al bien y por el deseo de distinción, para el locatario la imagen del cliente apunta a un universo amplio de consumidores tanto oficinistas como usuarios barriales que provienen de otras comunas del sector oriente, como también residentes, incluyendo tanto a los jóvenes heterosexual como al creciente público gay masculino. Cabe destacar un elemento no menor, del que da cuenta el discurso del “diseño de autor” acerca de su usuario y consumidor. Se promueven productos y experiencias que calzan con un “imaginario aspiracional”, que lee el deseo de integrarse al consumo urbano de las elites, de las “nuevas clases medias” que comienzan a arrendar y a consumir en el barrio, en que se asocia al consumo de 220 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID un producto indumentario o suntuario un valor simbólico de demostración de estatus y orgullo por el éxito alcanzado, en oposición al deseo de revalidar las frontera simbólicas y las diferencias de estatus que plantean los consumidores de las elites tradicionales. En el caso del Café Forestal!, la oferta de bienes simbólicos se amplía del café a las ensaladas sanas, asociando su propuesta de consumo a un “estilo de vida natural”. A diferencia de la propuesta del “café cultural” que apela a la posesión de un mayor capital cultural por parte del “cliente-intelectual”, o el “café de diseño” asociado al deseo de contemporaneidad propio del ambiente del “profesional creativo”, el café se diferencia de otros cafés al articularse con las necesidades del mundo femenino. En ese marco la propuesta de consumo cultural asociada a lo natural coincide con la demanda de un estilo de vida más sano, que se encontraba no cubierta por locales que se hacían cargo sólo de la demanda simbólica del consumidor masculino, en ese marco el Café descubre la existencia en el barrio de un segmento de consumo distinto, el del público femenino, de mujeres jóvenes, residentas y usuarias profesionales del barrio: “…antes también hubo otro café con el mismo nombre, con la misma esencia pero nosotros fuimos la única alternativa vegetariana que hay en el sector y ese es como el plus que tenemos, como completamente integral y vegetariano, no carnes rojas (…) nuestro público el 80% es femenino y yo siempre me pregunto por qué no vienen hombres al café sabiendo que vienen puras mujeres, es vegetariano no es carnes rojas y tenemos productos exclusivos, entonces eso es como el gran plus, nuestras salsas, nuestras empanadas son exclusivas y de hecho nosotros conocemos a varios administradores de locales de acá, porque vienen a comer al café.” (David, locatario Café Forestal!, Barrio Lastarria) Por su parte, la propuesta de Casa de Villavicencio 323 destaca por ser la de un espacio que se orienta al “consumo alternativo del barrio”, en ese sentido en comparación con otras iniciativas orientadas al consumo distinguido, su administrador lo define como un espacio “under” orientado a los y las “jóvenes creativos” de menos recursos pero con “proyectos que quieren montar”, que se diferencian del perfil del diseñador ABC1, a la vez que sus eventos son seguidos por los consumidores que quieren distinguirse por acceder a lo nuevo, al consumo de las nuevas tendencias creativas (“hipsters”): “…yo creo que es lo más under que hay en Lastarria, de verdad es lo más under porque la Casa no está, no está necesariamente llena de hipsters, aunque ellos mismos son los que vienen y la ocupan, cuando hacemos unas fiestas o algunas actividades, no están acá adentro porque el espacio es más under, si esto fuera la Casa Abarzúa por ejemplo, claro allá sí allá hay otro perfil de taller, la diferencia de usuarios es que hay un perfil más ABC1 allá, la gente que viene para acá es la gente que tiene la idea de un proyecto que lo quiere montar, y se viene conversa conmigo, me parece bien, se quedan y vamos, y la hacen, y es gente que generalmente tiene otro trabajo, hay muy pocos que viven de lo que se hace acá, por eso se mantiene porque si fuera un lugar…yo no quise darle el cariz sólo comercial porque alguna vez quise hacer una casa sólo de tiendas de ropa, una casa de diseño, aquí yo le arriendo a gente que ya tiene la plata, que la genera por otro lado y que ocupa el taller, por eso yo pienso que esta casa es más under porque está más a trasmano…” (Cristián Camus, administrador general, Casa Villavicencio 323) 221 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4. Ensayo y error en las propuestas para un “nuevo barrio” Por último cabe ponderar como un hallazgo de investigación la existencia aún de una oferta simbólica marcada por la fragilidad de sus propuestas, que determina que la denominada “escena creativa” no logre consolidar su permanencia en el barrio. En efecto, un atributo que caracteriza al “nuevo cluster” es el alto nivel de obsolescencia de la escena del diseño barrial, existiendo en el marco de la investigación más de 10 casos de locales de una corta vida en términos de su instalación y cierre, existiendo localizaciones por las cuales han pasado en el corto tiempo más de dos o tres ofertas de rubros distintos sin lograr garantizar permanencia de sus usos y propuestas. En efecto, si bien existe concentración y agrupación de emprendimientos culturales y creativos en los principales ejes de Lastarria y Bellas Artes, se constata que la instalación de nuevos usos en el barrio implica un juego de ensayo y error en donde muchas veces un mismo espacio rehabilitado pasa por varios usos en un corto lapso de tiempo. Algunas apuestas se quedan y otras desaparecen sin dejar huella. Como es el caso del local 3 del edificio de Merced 336 que pasó de ser una fallida tienda de ropa hindú y de poleras estampadas estilo rave electrónico, que cerró en Enero de 2008, a ser arrendado en Marzo como sala de ensayos por una academia de música. Otro caso de ensayo fallido lo ejemplifica la trayectoria de uso del espacio donde actualmente se encuentra la tienda 8 Fortunas, en Merced 307, lugar donde tradicionalmente se ubicara por muchos años el Buen Café, uno de los primeros café culturales de Lastarria abierto a mediados de los noventa, que fue reemplazado sin éxito por el “café vasco” Kafetegi Bizikleta que permanece abierto el 2007 sólo cuatro meses antes de cerrar abruptamente: “…claro, era café fue y luego le vendieron la patente a cervezas artesanales, yo me viví todo el proceso y después como de un día para otro, me cerraron el café y yo como buscaba un lugar bastante más personal…claro, porque yo llegué a tomar así como el café de mi tarde y cerró y luego fue como dónde voy?” (David, locatario Café Forestal!, Barrio Lastarria). En el eje de Calle Merced, un ejemplo paradigmático lo plantea el reciente cierre de la tienda Santiago del Valle, y la tienda Rive Gauche, ambas ubicadas una al lado de otra en plena calle Merced cabe señalar que ambas abren y cierran sus puertas en el transcurso del estudio entre 2006 y 2008, dando paso a las actuales tiendas de ropa Karmyka y la peluquería el Atelier de Belleza, respectivamente. Por último cabe contextualizar dentro de esta tendencia la reciente desaparición de la oferta de “casas-taller” del barrio. En efecto, por diferentes motivos en 2010 ambos espacios observados desaparecen de la “cartografía de servicios creativos”. Por un lado, al cierre de la edición de la tesis, se produjo el Terremoto del 27 de Febrero, evento que dañó gravamente muchos edificios del casco histórico, viéndose en ese marco severamente afectada la propiedad de Villavicencio 323 al sufrir daños estructurales que provocaron el desalojo del inmueble de modo de evitar el peligro de derrumbe que afecta a la casa. Por su parte, en el mismo período a fines de Marzo, Casa Abarzúa cerró sus operaciones dando paso a la reciente inauguración en su lugar, del ya referido Bar The Clinic. 222 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 5. Conclusiones capítulo empresarios simbolicos En el marco del paisaje de transformación del barrio, los nuevos emprendimientos y usos económicos y culturales desarrollados por jóvenes y creativos profesionales urbanos resignifican de diferentes formas antiguos edificios o construcciones de valor patrimonial, dotándolos de nuevos conceptos y sentidos acordes con las necesidades y demandas de distinción e identificación del nuevo residente y usuario barrial que visita cotidianamente el barrio. En efecto, ya sea a partir del reciclaje de antiguos espacios y lugares de consumo barrial como almacenes, emporios y otros antiguos usos, como a través de la inserción de nuevos usos asociados a la vida urbana del residente joven, se produce una renovación de la oferta comercial, de abastecimiento y de ocio del barrio. Retomando a Hiernaux la operación simbólica que realizan los jóvenes empresarios para construir estos nuevos espacios responde no a una lógica patrimonialista sino que más bien a un imaginario posmoderno que tiende a situar el pasado como un elemento más del presente. Así como en el DF la casona colonial deviene en “antro” a escala de la metrópoli santiaguina que no cuenta con un patrimonio colonial considerable, los primeros pisos de los primeros departamentos modernos, de la primera mitad del siglo XX son reapropiados como base material y simbólica para construir nuevos espacios de consumo posmoderno como lo muestra el eje central del barrio donde se instala el mayor número de cafés, la calle José Miguel De la Barra. No obstante, cabe plantearse la pregunta acerca de si esos nuevos espacios de consumo aportan elementos para la (re) configuración de una cultura urbana diversa, al respecto cabe plantear la existencia de tensiones al interior de algunos de los nuevos “paisajes de consumo” como los que configuran el nuevo emporio barial o el espacio distintivo de los cafés espacios que tienden a pesar de su aparente apertura a la diversidad a generar un control del espacio a partir de normas y códigos que hacen prevalecer los códigos de la representación escenográfica y de la exhibición calculada a la contractualidad y el encuentro espontáneo en el espacio público de diferentes subjetividades. No obstante, se aprecian interesantes apuestas de construcción de comunidad barrial y recuperación del contacto cara a cara entre el locatario y su cliente, a partir de la creación de experiencias de encuentro más allá del consumo, que conllevan la mediación de las nuevas tecnologías de comunicación como lo plantea la experiencia de creación de un sentimiento de pertenencia que desarrollan los locatarios del Café Forestal a partir de generar una interacción más acabada con su público animándolo a interactura a través de facebook. Como veremos más adelante, las prácticas materiales de renovación del territorio desarrolladas por el empresario simbólico se articulan en relación con los procesos de apropiación del espacio desarrollados por los nuevos grupos que revitalizan, tanto en su condición de residentes como de usuarios y consumidores culturales, el centro urbano, existiendo una estrecha relación entre la oferta de bienes simbólicos de los locatarios y la demanda de sus usuarios barriales, más aún si muchos de los locatarios conocen la historia del barrio al haber sido residentes o asiduos consumidores de sus espacios, y compartir el habitus estético del residente. En ese sentido cabe plantear que el perfil del locatario es muy similar al del nuevo residente. En ese marco postularemos que los emprendedores simbólicos son al igual que la primera generación de nuevos residentes, un grupo pionero y colonizador, que con lentitud, a través de ensayo y errores comienza a consolidar la transformación del paisaje urbano del centro a partir de sus prácticas de “destrucción creativa”, que reconfiguran el sentido del pasado en la creación de espacios de consumo cultural para el presente. 223 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Mayoritariamente profesionales jóvenes, egresados de carreras como diseño, arquitectura y publicidad, muchos de ellos ex residentes o consumidores culturales del barrio, aplican al diseño de espacios barriales sus propias experiencias e imaginarios de barrio y ciudad, aportando a la construcción de experiencias de consumo que al no estar armonizadas por un plan o visión estratégica del barrio muchas veces tienden a no integrarse entre sí contribuyendo a crear en ciertos espacios del barrio un paisaje disneyficado, que satura de las señas y códigos del consumo visual el espacio público barrial. 224 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 225 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 226 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 6 De los pioneros y colonizadores a los “followers urbanos”. Caracterizando las nuevas generaciones de residentes 227 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 228 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. De los “pioneros” y “colonizadores” a los “followers urbanos”. Caracterizando las nuevas generaciones de residentes Una vez descrita y contextualizada la trayectoria de desarrollo del nuevo escenario comercial barrial, marcado por la presencia de un nuevo tipo de locatario joven en Lastarria-Bellas Artes, se hace necesario introducirnos en propiedad al análisis y caracterización del perfil del nuevo residente (Objetivo Específico 3) que habita y ocupa, en un sentido más amplio que el residencial, el barrio. De modo de situar el análisis de la emergencia de un nuevo residente en Lastarria/Bellas Artes debemos señalar que si bien la nueva jerarquización del centro histórico y su perímetro aledaño se comienza a configurar, a partir de la segunda mitad de los noventa con la Declaratoria de Zona Típica de gran parte del área de estudio, no es sino en los primeros años del siglo XXI cuando se consolida y visibiliza el impacto a nivel de cultura urbana que genera la presencia en el centro de la ciudad de nuevos habitantes que ocupan el barrio revitalizando, a través de sus estilos de vida tanto residenciales como de consumo cultural, el anteriormente aletargado centro histórico santiaguino. Por un lado, los medios y revistas de vivienda y decoración contribuyen a instalar como modelo de estilo de vida, las experiencias residenciales de una generación pionera, que tanto reside como empieza a desarrollar emprendimientos culturales en los barrios Lastarria y Bellas Artes. Por otro lado, producto de la visibilidad que adquiere el área de estudio para los medios, en términos de espacio asociados a nuevas tendencias de cultura urbana, el territorio más amplio del centro histórico empieza a generar cada vez más atención e importancia en el debate urbano. Retomando lo anterior, en este capítulo analizaremos, quiénes protagonizaron y protagonizan el actual proceso de revitalización del barrio, intentando caracterizar cuál es el perfil del nuevo residente de Lastarria/Bellas Artes. Para responder esa pregunta se hizo necesario recurrir a una estrategia metodológica de cruce entre lo cuantitativo y lo cualitativo, a partir del contrapunto de dos tipos de datos o fuentes complementarias. Por un lado, se reconstituyó en términos generales, el perfil del nuevo residente, a partir de los resultados de un análisis inter-censal que comparó la población existente en el barrio, y en cada sector barrial, entre 1992 y 2002, considerando su distribución numérica, la estructura de propiedad sobre la vivienda que predominaba, los tipos de vínculos que establecían entre sí, y la estructuración en términos de estratos-socioeconómicos. Por otro lado, se profundizó desde lo cualitativo en la trayectoria de poblamiento en el tiempo de diferentes generaciones de residentes. Con este propósito se analizó la primera parte de las entrevistas en profundidad, referente al contexto y las motivaciones del desembarco de cada residente entrevistado en el barrio, permitiendo dar cuenta en el tiempo de cómo se construyó en tanto tendencia el proceso de repoblamiento, a partir de una generación pionera y otra seguidora de la tendencia de “colonización del barrio”. Finalmente, se ofrece una caracterización cualitativa del perfil laboral, socio-económico y de uso de nuevas tecnologías del nuevo residente del Barrio Lastarria/Bellas Artes. 229 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2. El perfil del nuevo residente: jovenes, solter@s, arrendatari@s, sin hijos y de una amplia clase media. En primer lugar, y como plantearan los resultados del análisis inter-censal 1992-20021, el nuevo residente del Barrio Lastarria-Bellas Artes puede ser caracterizado como un residente hombre y mujer, joven y “adulto joven”, entre 18 a 45 años, fundamentalmente arrendatario, que vive sólo o en situación de convivencia, sin hijos, y que mayoritariamente pertenece a sectores medios (C2), no obstante existir una minoría significativa perteneciente a sectores medios-altos (ABC1) claramente concentrada en un sector específico del Barrio Lastarria. En efecto, si se compara la población que vive en el área de estudio en 1992 con la población residente en 2002 se visibiliza un claro rejuvenecimiento del residente barrial, sobre todo en el segmento entre 18 a 29 años, y una clara baja en el número de niños y adultos mayores. Evolución de la Población por Tramos Etáreos 1992-2002 Barrio Lastarria/Bellas Artes (Fuente: INE) Evolución de la Población por Tramos Etáreos 1992-2002 Barrio Lastarria/Bellas Artes 35% (Fuente: INE) 30% 35% 30% 20% 15% 10% 5% 0% Censo 1992 Censo 2002 25% Porcentajes Porcentajes 25% 20% Censo 1992 Censo 2002 15% 10% 0 a 17 años: 5% Gráfico 6.1: Evolución de la Población por Infanto Tramos Etáreos en el período intercensal 1992-Adolescente0% 2002 en el Área de Estudio. Fuente INE, cuadro de elaboración propia 18 a 29 años: Joven 0 a 17 años: Infanto Adolescente 30 a 45 años: Adulto-Joven 18 a 29 años: Joven 46 a 64 años: Adulto 30 a 45 años: Adulto-Joven 65 y más años: Adulto Mayor 46 a 64 años: Adulto 65 y más años: Adulto Mayor Como plantea el gráfico, la evolución de la estructura de poblamiento de Lastarria/Bellas Artes comparte un patrón similar al de otros barrios asociados al centro histórico de Santiago, como Barrio Brasil, Barrio Santiago Centro y el Barrio Lira Portugal (o Barrio Santa Isabel Poniente), territorios todos mayoritariamente habitados por población joven, salvo Barrio Yungay, que plantea una composición residencial mucho más equilibrada entre los diferentes grupos poblacionales, de jóvenes, niños y adultos mayores. 1 A continuación se presenta un resumen del trabajo de comparación intercensal realizado para mayor detalle cfr. Anexos. 230 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En segundo lugar, un dato relevante -que plantea el gráfico 5.3 del análisis inter-censal- permite entender que se ha producido en los últimos veinte años un sostenido cambio en la propiedad de las viviendas barriales, que genera que en la actualidad, el barrio sea mayoritariamente poblado por población joven y adulta joven, que no es dueña de la vivienda que habita, sino que es su inquilina. Esto hace que Lastarria-Bellas Artes se convierta en la última década en un lugar de arrendatarios y no propietarios, con la consecuente inestabilidad que genera esta realidad de permanencia transitoria en los vínculos de las generaciones más nuevas con las más antiguas, ya que la transitoriedad de los arriendos atenta contra una consolidación más estrecha de los vínculos vecinales. En efecto, desde lo cuantitativo los datos avalan el hecho de que el nuevo residente construye una residencialidad provisoria marcada por la condición predominante de arrendatario. Una hipótesis plausible de sostener en relación al tema vincularía la tendencia de cambio en la tenencia de la vivienda, con el proceso de abandono del barrio por parte de los residentes antiguos, que al quedarse solos o enviudar, dejan su propiedad en arriendo al nuevo residente para retirarse a vivir al sector oriente de la ciudad o incluso fuera de Santiago. Este hecho es coherente con el testimonio que emerge de las entrevistas a nuevos residentes que da cuenta de la existencia en el área de estudio, y sobretodo asociada al sector patrimonial, fundamentalmente Lastarria; de un verdadero “micro-mercado de arriendo” de departamentos antiguos, que se activa en relación a la búsqueda de arriendo de parejas jóvenes sin hijos y de jóvenes, tanto hombres como mujeres jóvenes que buscan vivir sólos por primera vez2. Gráfico 6.2: Distribución de la Población por Tramos Etáreos Comparación entre el Área de Estudio y otros Barrios de Santiago-Centro. Fuente INE, cuadro de elaboración propia 2 Cabe señalar que en relación a los procesos de autonomización del hogar parental de los jóvenes chilenos, las dos últimas Encuestas de Juventud marcan la estabilización de la tendencia a que solo 1/3 de los y las jóvenes entre 25 y 29 vivan en viviendas propias compradas o arrendadas, un rasgo muy inferior a otros países latinoamericanos y a la media francesa y norteamericana. En efecto, tanto la Quinta (2006) como la Sexta Encuesta de Juventud (2009) plantean que la tendencia de autonomía juvenil en relación a vivienda es a que sólo entre un 31,8 y un 32,1 de los jóvenes entre 29 y 25 años, respectivamente, vivan en vivienda propia o arrendada, siendo la tendencia general -a 2009- a que un 56,6% viva aún a esa edad con sus padres. Esta tendencia es muy inferior a los promedios de independencia y autonomía residencial que plantean las estadísticas de países como Francia y Norteamérica, y superior a la desarrollada por los jóvenes españoles a partir de 2000 (23%), siendo tanto en el caso 231 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Gráfico 6.3: Gráfico de Número de Viviendas por Condición de Tenencia en el Área de Estudio Período Intercensal 1992-2002. Fuente INE, cuadro elaboración propia Este dato también se refrenda al observar la variación y cambio que existe en el número de viviendas propias y en arriendo entre 1992 y 2002 en el barrio, existiendo una diferencia de cerca de 500 viviendas propias menos que se suman a los arriendos. Un tercer aspecto, no menor y coincidente con la data de otros barrios céntricos sujetos a procesos de renovación urbana, plantea la existencia de un cambio sustantivo en las modalidades de unión y conformación de parejas de los habitantes de Lastarria y Bellas Artes, las que se diversifican y dejan de estar asociadas a la conyugalidad del matrimonio. Como plantea el Cuadro 4, entre un decenio a otro, el barrio pasa de ser un sector en donde predomina como tipo de vínculo el casamiento o matrimonio, a ser un barrio en donde predomina claramente una población que se define como soltero/a, independiente si en la práctica dicha respuesta corresponde a la sumatoria de uniones informales y convivencias con la de hogares unipersonales. 9,1% 4,8% Estado Civil o Conyugal Barrio Lastarria/Bellas Artes Estado Civil o Conyugal Barrio Lastarria/Bellas Artes (Fuente: Censo 1992, INE) (Fuente: Censo 2002, INE) 2,2% 6,8% 40,9% 38,7% 4,3% 7,1% Casado(a) Conviviente Soltero(a) Viudo(a) Separado(a) Anulado(a) 2,3% 25,5% 9,9% 48,5% Gráfico 6.4: Comparación Inter-censal 1992-2002 Estado Civil o Conyugal en el Área de Estudio. Fuente: Elaboración propia chileno como español más frecuente la independencia femenina que la masculina. 232 Casado(a) Conviviente Soltero(a) Viudo(a) Separado(a) Anulado(a) CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En efecto, avalando lo anterior, junto con disminuir drásticamente la población que se autodefine como casada, de un 40,9% a un 25,5%, pasando a ser la condición de soltero/a la predominante al subir diez puntos, de un 38,7% a un 48,5%, se duplica la declaración de convivencias, de 4,3% a 9,9% y en menor medida la de separaciones y anulaciones, que sumadas en conjunto pasan de un 7% a un 9,4%. Por otro lado, pareciera declinar la presencia de la viudez, de 9,1 a 6,8%, estado civil asociado a la población adulto mayor. Gráfico 6.5: Distribución de la Población por GSE en el Área de Estudio. Fuente: FONDECYT 1050928 [2005] en base a Censo 2002 [INE] y Adimark, 2004 Por último, un cuarto aspecto relativo a la composición social actual del barrio plantea la existencia de una tendencia a la “medianización” que relativiza en parte la imagen cultural de este como un barrio asociado a las “clase altas” planteando la existencia de una tendencia general en el área de estudio, a lo menos hasta 2002, hacia la “medianización” del nuevo residente, más que a su “elitización”. En efecto, los resultados del cruce de información censal con la base de ADIMARK entregan una imagen de mayor diversidad social respecto del nuevo residente que habita el barrio, demostrando que pese a la significativa presencia de un sector ABC1 en el área de estudio, a 2002 el barrio acogía aún a un residente que era fundamentalmente de clase media3. No obstante, si se hace el ejercicio de discriminar la población por sector del barrio destaca, que como muestra el Gráfico 6 existe una distribución espacial de las diferencias socio-económicas en el territorio que los nuevos residentes eligen como lugar de residencia, de modo tal que los segmentos altos arriendan -y posiblemente adquieren en algunos casos- en forma selectiva en ciertos sectores del barrio asociados a un mejor acceso, calidad y prestigio de los espacios públicos y culturales del barrio. En ese marco es que se visibiliza la presencia en un reducido sector de Lastarria (dos cuadras) una significativa presencia de población ABC14, muy superior a la presente en el sector de Bellas Artes y al resto de Lastarria que aparece en general como un territorio mucho más medianizado. 3 Cabe recordar la relatividad de la clasificación que propone ADIMARK, dada la porosidad que existe entre los segmentos medios, por lo que los límites entre el segmento C2 y el C1 (clase media alta) aparecen como difusos, lo que hace que esta diferenciación interna que ya se encontraba esbozada en el análisis educacional y de acceso a tecnologías requiera ser profundizada tanto desde lo cuantitativo como cualitativo. Por otro lado, tampoco resulta posible establecer un punto de comparación con el Censo anterior debido a que el criterio de clasificación socioeconómica se basa en el cruce de información censal con la caracterización de estrato socioeconómico que articula ADIMARK en la década de dos mil. 4 Este resultado es coincidente por lo planteado por el estudio de Rubio (2008) acerca del barrio. Como sostiene la autora, esta tendencia coincide a su vez con la concentración mayoritaria de propietarios en las manzanas adycentes al Parque Forestal marcando el resto de las manzanas una clara predominancia de arrendatarios en el conjunto del barrio. 233 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Gráfico 6.6: Distribución de la Población por Grupos Socioeconómicos. Comparación entre Barrio Lastarria y Bellas Artes. Fuente: FONDECYT 1050928 [2005] en base a Censo 2002 [INE] y Adimark, 2004 No obstante la construcción -a partir de bases censales- de un perfil del residente no nos permite profundizar acerca de las características distintivas del urbanita asociado al barrio céntrico, en relación con otros nuevos habitantes del centro urbano. Dada la intensificación del proceso de transformación barrial en el período inmediatamente posterior al último censo la fuente censal pareciera ser un instrumento que no permite generar como se quisiera una fotografía del estado actual del poblamiento del barrio siendo la información que nos entrega reflejo de una fase previa a la actual tendencia de repoblamiento. Asentadas estas consideraciones se hizo necesario el generar un acercamiento metodológico distinto, y complementario, que recogiera la experiencia de los propios protagonistas del proceso de modo de producir información que nos permitiera entender las características particulares que asume el repoblamiento residencial del área en estudio. Entonces nos preguntamos por ¿cómo profundizar desde lo cualitativo en las características del nuevo residente céntrico de esta área patrimonial que lo diferenciaban de otras experiencias de renovación del centro urbano santiaguino, desarrolladas desde la promoción directa del negocio inmobiliario? Con el propósito de responder estas interrogantes se desarrolló una caracterización cualitativa del residente en términos de su protagonismo en el proceso de revitalización del barrio. Es así como retomando la experiencia de trabajo otros estudios sobre renovación del centro urbano y gentrificación de barrios céntricos se determinó a partir del análisis de entrevistas en profundidad, la caracterización de dos grandes grupos de protagonistas del proceso de revitalización en función de su rol en la transformación actual del barrio. En ese marco los entrevistados5 fueron re-agrupados en función de su pertenencia a dos “grupos culturales” de nuevos residentes, a los que denominamos “colonizadores” o “pioneros”, identificando este grupo con una primera generación de residentes que llega al barrio en la década de los ochenta y noventa, y seguidores o “followers”, representados por una segunda generación de residentes que llega al barrio a partir de la década del dos mil6. 5 Se desarrolló esta categorización cualitativa a partir del análisis de las entrevistas en profundidad realizadas tanto a propietarios como arrendatarios residentes en Lastarria y Bellas Artes. En ese marco se recogen los testimonios de tres grupos de entrevistados,primero hombres y mujeres jóvenes, entre 19 y 29 años, en su mayoría arrendatarios; “adulto-jóvenes” entre 30 y 45 años, en su mayoría propietarios, e informantes clave adultos pertenecientes al mundo artístico-cultural, 6 Planteamos esta clasificación en base a la experiencia comparada de otros estudios como Rofe (2003); Ley (2003 y 2006), y Zukin (1995). 234 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Cabe señalar que este último grupo generacional constituye el foco el central de nuestro estudio, en tanto configura la nueva generación de habitantes que actualmente protagoniza el proceso de revitalización del barrio. No obstante, para comprender el protagonismo urbano de esta nueva generación se requirió entender de qué manera otras generaciones previas de residentes, muchos de ellos también etáreamente jóvenes, habían (re) descubierto el barrio en las décadas previas a la consolidación actual de su tendencia de repoblamiento. 3. De los pioneros a los “followers”: hacia una caracterizacion cualitativa de los protagonistas de la revitalización barrial. En el universo de entrevistados es posible reconocer más allá de la diferenciación etárea propuesta inicialmente en el diseño de investigación, -que estableció una diferencia entre una “generación joven”, entre 18 a 29 años, y una generación “adulto-joven”, definida por un rango etáreo expandido entre los 30 y 45 años- una distinción más básica en torno al momento de llegada al barrio de los nuevos residentes. En efecto, es así como se reconoció, a partir de un cruce entre su mayor antigüedad como residentes y su condición de propiedad, la existencia de dos grupos de nuevos residentes del barrio céntrico de Lastarria-Bellas Artes. Por un lado una generación de residentes “pioneros”, en su mayoría propietarios, que se establecen en el área de estudio en forma anticipada, algunos a partir de los ochenta, y la mayoría a partir de los noventa. Este grupo cumplirá el rol que en los estudios urbanos se asocia a los “gentrifiers” o gentrificadores culturales (Ley, 2003) que crean tendencia en tanto cumplen el rol de descubridores de un barrio en decadencia, siendo actores que a partir de sus gustos y habitus contribuyen a la puesta en valor del territorio barrial, siendo de alguna forma los generadores de una tendencia residencial pro urbana. En ese marco sostenemos que el grupo colonizador construyó y visibilizó, un gusto particular por el Barrio Lastarria/Bellas Artes, el que fue seguido -y perseguido- por una generación más nueva y etariamente más joven de residentes, a la que denominaremos aplicando la denominación utilizada en el mundo de los usuarios de nuevas redes sociales de comunicación como “followers urbanos”7, seguidores de la tendencia abierta por los pioneros, y retroalimentada por los medios que ponen en valor las cualidades tanto materiales como simbólicas del centro, y en particular de Lastarria y Bellas Artes como un espacio de residencia distintivo. Como planteáramos en nuestro marco teórico, los estudios urbanos plantean la existencia de un término para dar cuenta del rol que tienen las vanguardias de urbanitas que descubren viejos barrios deprimidos y generan tendencias de revitalización de dichos espacios. Se trata del papel de “gentrifiers” o gentrificadores culturales. Siguiendo la perspectiva de Ley (2003), los inicios de los 7 En efecto, planteamos una analogía con la red social Twitter, adaptando la lógica de “followers” o seguidores que plantea dicha red a la creación de tendencias contemporáneas asociadas a la elección residencial de un barrio patrimonial como Lastarria Bellas Artes. Como se viera en el marco conceptual otros autores desde los estudios de juventud refieren la existencia de la figura del “trendsetter” aplicando una analogía similar relacionada con la dinámica de difusión de las tenencias de consumo urbano en los y las jóvenes. Nos referimos a Urteaga (2007) 235 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID procesos de gentrificación cultural, o de puesta en valor de un barrio en decadencia, involucran siempre el descubrimiento y apropiación de dichos espacios urbanos por parte de actores, fundamentalmente vinculados al mundo artístico y contracultural, que comparten un alto capital cultural, y, a lo menos inicialmente, un débil capital económico. Si bien como explicáramos anteriormente el caso de estudio no corresponde propiamente a un caso de gentrificación por las circunstancias históricas que hacen que el barrio sea un territorio originalmente asociado a las clases altas de la ciudad de Santiago, si encontramos la presencia de ciertos atributos cercanos a la figura del “gentrifiers” en el contemporáneo proceso de su puesta en valor. Ese rol de “vanguardia urbana” lo jugarían diferentes generaciones de artistas y antiguos y nuevos bohemios santiaguinos que delinean el habitus y gusto, que luego seguirán otras generaciones de jóvenes que adoptan la tendencia prefigurada por ellos protagonizando una tendencia más amplia de repoblamiento del barrio. En el marco de esta particular modalidad de renovación poblacional se cumplen dos atributos planteados por Ley para la gentrificación cultural. Primero, que en el barrio efectivamente existe una yuxtaposición de los espacios de los artistas con los espacios de los jóvenes, que genera porosidad y traspaso de prácticas y estilos de vida y prácticas de distinción de unos a otros, y segundo, que existe, de diferentes modos y formas una re-significación, o apropiación, del estilo de vida artístico por parte de los y las jóvenes como refugio o resistencia en relación a los valores burgueses hegemónicos, asociados como veremos adelante a los estilos de vida de barrio familiar y casa con jardín predominantes en los barrios de origen de los y las jóvenes que migran al centro desde el sector oriente de la ciudad. 3.1 La Generación de los Pioneros o Colonizadores: los Difusores del “Buen Gusto”. En efecto, para que el proceso de renovación barrial se consolide en el siglo XXI y logre generar una tendencia urbana se requirió que hubiera un grupo o vanguardia urbana que orientara y liderara dicho proceso de “migración al centro”. Este grupo de pioneros y colonizadores se constituyen en la generación “difusora del buen gusto”, que desembarca en el barrio entre los ochenta y los noventa. Constituyen un segmento que no es homogéneo, sin embargo es posible distinguir en su interior a lo menos tres sub-grupos generacional y culturalmente diferenciados. 3.1.1 Los Antiguos Bohemios (o los que retornan al barrio) Por un lado, está el grupo de los artistas de la “vieja guardia”, aquellos que hicieron su vida bohemia y cultural en el escenario urbano del Santiago y del barrio previo al Golpe Militar, escenario ya descrito en el capítulo histórico. Se trata de un grupo de adultos que “vienen de vuelta”, mucho de ellos del exilio, o de otras experiencias de residencia fundamentalmente en ciudades europeas, que ya entrada su adultez eligen volver a radicarse en el barrio a partir de los ochenta y comienzos de los noventa, constituyendo verdaderos enlaces entre la identidad histórica del barrio y los estilos de vida asociados al consumo cultural que primarán en el contexto posterior de Transición y Post Dictadura. Dentro de este grupo podemos situar en forma específica a algunos miembros de las generaciones literarias que animaron el barrio a mediados del siglo XX, las generaciones del treinta y ocho8, y de los cincuenta, pudiendo identificar como 8 En el marco de reforzar esa continuidad cabe señalar la residencia histórica en el sector de Bellas Artes del recientemente fallecido Miguel Serrano, polémico escritor de la generación del 38. 236 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID uno de sus más emblemáticos representantes al escritor Jorge Edwards, que se instala ya en la década de los ochenta en el edificio “el Buque”, de calle Merced con Santa Lucía. Otro destacado escritor de la generación anterior, que retorna al barrio a comienzos de los noventa es Armando Uribe, residente actual de un departamento en Ismael Valdés Vergara frente al Forestal. De una generación más contemporánea que sigue la tendencia es Radomiro Spotorno. No obstante lo anterior a partir del trabajo de campo identificamos la existencia de un segmento clave de jóvenes de la generación de los sesenta y setenta, que ligados al barrio a partir de su uso de espacios culturales emblemáticos como la Casa de la Luna Azul, y la Casa Taller de Villavicencio con Lastarria (Casa Flaño) eligen por diversos motivos retornar al barrio constituyendo una suerte de enlaces o transmisores de un estilo de vida artístico-bohemio a las generaciones posteriores al Golpe Militar que no conocieron la cultura previa del barrio y el centro urbano. Se trata de actuales artistas y profesionales que en su adolescencia y juventud articularon su vida social a la vitalidad del barrio y del centro urbano santiaguino previo a 1973. A partir de un primer encuentro con el barrio generan un vínculo de apego y arraigo, que los hace retornar más tarde como residentes a partir de un arriendo e instalación en el sector previo a su proceso de patrimonialización: “en los ochenta yo vuelvo, y el 81 en Enero me dan el dato que está el Centro Cultural Mapocho, que era el Centro A, que yo nunca visité yo cuando cabra, esto es aquí donde está la Casa Blanca con Rosal, la Casa Blanca donde ahora hay ropa (lugar donde se ubica la tienda Ají), cachai que es todo comercio bueno yo ahí yo di clases tres años y como no habían universidades privadas dábamos las clases a la luca…y ahí me cambié yo a Rosal el 82…en Diciembre, Rosal chico, 344 y entonces era fantástico porque tu bajabai, caminabai dos cuadras, y estabai todo el día en clases cuatro veces al día…y bueno formé mucha gente joven…y me quedé a vivir en el barrio.” (Vicky Larraín, 52 años, bailarina, residenta barrio Lastarria) Otro caso similar lo plantea la experiencia de Estela Fernández, antigua residente barrial y destacada participante de la escena de la Casa de la Luna Azul. Ella vuelve a vivir al barrio a comienzos de los ochenta después de haber estado exiliada en Suecia, trayendo consigo nuevos conocimientos respecto a nuevas tendencias de moda en relación a la indumentaria, y al diseño y puesta en escena de espacios bohemios, que la hacen participar en dos proyectos anticipados para la época, la creación de un primer café cultural, el Café Ulm al lado del Cine Normandie (hoy Cine Arte Alameda), y la instalación de una primera tienda de ropa de vanguardia, primero en la Casa Coll & Pi (hoy sitio del ex Café del Biográfo) y luego en la Plaza Mulato Gil: “…llegué de Suecia y volví de nuevo al barrio, a José Ramón Gutiérrez, primero me instalé con una tienda de ropa…fue una de las primeras en todo Santiago, también participé en la primera etapa del Café Ulm…” (Estela Fernandez, 60 años, diseñadora y grabadora, residenta Barrio Lastarria) Otro vecino de la generación de la Casa de la Luna Azul, que se reinstala en el barrio a comienzos de los noventa, es Carlos Pérez, antiguo diseñador de vestuario, de estilo “pret a porter”, que instalará el “Atelier de Carlos Pérez”, en calle Rosal a partir de 2001. Finalmente, cabe señalar que dentro de los primeros pioneros también se encuentran residentes de minorías sexuales, que por lo que se reconstruyó en el 237 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID capítulo histórico siempre tuvieron un lugar dentro de la bohemia histórica céntrica y barrial, siendo eso si un fenómeno reciente la construcción de una identidad socialmente reconocida como de “identidad gay”, que hace que se difunda la imagen urbana sobretodo para el sector de Bellas Artes de ser un “barrio gay”. En ese marco más específico encontramos como ejemplo de una tendencia anticipatoria de una nueva residencialidad gay, el caso de Francisco, abogado gay de 45 años, vive desde 1990 en el sector de Bellas Artes. Primero llegó como arrendatario para luego comprar un departamento el Edificio Plaza Bello, frente al Bellas Artes, el que da a un costado del parque. Con el “boom del barrio” que explota a comienzos de dos mil ocupa el departamento del que es propietario para “vivir de las rentas”, arrendándolo actualmente a una pareja homosexual de jóvenes abogados, seguidores de la tendencia abierta por su generación de apropiarse del barrio como lugar de residencia y consunmo cultural. En la actualidad Francisco vive en otro departamento del sector, que es de propiedad de su padre, que se encuentra ubicado en calle Santa Lucía frente al cerro: “…era un edificio de muy buena calidad, muy bien mantenido…yo entré al departamento y me enamoré del departamento que no tiene ningún lujo ninguna cosa muy especial pero tenía una luminosidad que a mi me encantó y un cierto trabajo en los detalles que lo hacia como de apariencia como pensado para ser vivido eso me gustó… un edificio maravilloso, ese edificio (Edificio Plaza Bello) tiene cincuenta años, pero cincuenta bien llevados…” 3.1.2 Los Artistas de los Noventa y los Primeros “Neo-Bohemios” Este segundo grupo se encuentra constituido por agentes culturales que arriban al barrio en los noventa y que constituyen un grupo diferenciado que forma parte de una suerte de neo-bohemia (Lloyd, 2006). Dentro de estos primeros neo-bohemios, etariamente adultos pero “culturalmente jóvenes”, se encuentran pintores, escritores y fotógrafos asociados a “la cultura de los ochenta” y “noventa”, que desembarcan en el barrio haciéndose propietarios y arrendatarios a partir de la década de los noventa. Su rol de pioneros se fundamenta en que toman la elección de vivir en el barrio céntrico antes de que este “explote” como un barrio de prestigio. En ese sentido apostaron por vivir en un espacio barrial que aun estaba en decadencia, cuyo valor estaba depreciado en relación con la calidad de su espacio: “…yo tengo 42 años, soy fotógrafo independiente y estoy aquí desde el 93…en el Pasaje Rosal…llegué por casualidad mi hermano era el que tenía mayor visión urbanística…mi hermano compró este departamento con platas familiares y vio en está huevá una ganga, fue una ganga a comienzos de los noventa, son espacios grandes, tiene unas habitaciones grandes, baños grandes, tiene hasta un pequeño baño de servicios que yo lo tengo como laboratorio, todos los espacios son grandes y un pequeño cuarto una pieza chica, de mis hijos, de los alojados…mi hermano vivió un tiempo ahí, después lo arrendó y después me lo cedieron, yo le pagué arriendo a mi vieja mucho tiempo y ahora ya fue una herencia en vida…gracias a Dios…lo compré en doce millones y ahora debe valer como el triple…” (Alvaro, 42 años, fotógrafo, 16 años de residencia en Barrio Lastarria, propietario departamento Pasaje Rosal) En otros casos ya fueron residentes o son hijos de residentes que re articulan un nexo anterior con el barrio. Para Manuel, artista visual y residente, uno de 238 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID los primeros referentes que lo ligan a la vida cultural del barrio tiene que ver con una experiencia heredada de su familiar de vivir en un barrio bohemio. Particularmente sus vínculos y recuerdos lo remiten al espacio de la Casa de la Luna Azul que se encontraba ubicado en Villavicencio, es en ese espacio de carácter más hippie y experimental que se conocen sus padres haciendo arte y participando de la creación de dicho lugar: “era un lugar como de encuentro, de arte, de música, de teatro, estaba Noisvander que hacía pantomima, que era discípulo de Marcel Marceau, los Inti Illimani hacían de repente sus ensayos ahí, estaba el mago Vera, estaba el Hugo Marín que hacía sus esculturas de cuero, había como una cosa entre peña, bar y talleres y todo, un lugar como muy fértil en lo creativo…” (Manuel León, 37 años, pintor, residente Barrio Lastarria) A partir de esa experiencia el barrio se convierte para él en un referente de la escena cultural santiaguina en donde se vive un ambiente diferente con una localización privilegiada en relación a los principales espacios culturales de Santiago. Por otro lado, la neobohemia que permanece en el barrio se diferencia, sin embargo, de la nueva generación de residentes. En el discurso artístico del barrio prevalece un sentido estético ligado a las situaciones de conflicto y contestación que ofrece un barrio que combina el estatus de las clases acomodadas que lo habitan y la marginalidad inherente a los límites del barrio con el centro de la ciudad. Se trata, en este caso, de una apropiación del barrio como espacio liminal, de borde, de frontera: “…me parece que el lugar en que estoy viviendo hoy día es un espacio de frontera…estoy buscando lugares que yo pueda habitar para darme cuenta de hartas cosas y en ese sentido yo pienso que todo este sector está completamente mestizado y mezclado entre la cultura y la aspiración y todos los otros espacios entre las maricas, los cool, entre los electrónicos entre todos los convivientes de este espacio e incluso entre los lanzas…” (Juan Pablo, 40, escritor gay, arrendatario sector Bellas Artes) Paradójicamente, y siguiendo la lógica de la continuidad/ruptura que marca al barrio, los artistas y los nuevos residentes también establecen relaciones de cooperación e intermediación simbólica. En efecto, el artista, a pesar de ser una minoría demográfica, cumple un rol central para los nueves residentes: gracias a su posición legítima para determinar lo “nuevo” y “autentico”, valida el gusto por determinados espacios y símbolos atrayendo e introduciendo a nuevas personas en la red de usuarios del barrio, en ese sentidos los artistas, aportan a la construcción de estilos de vida “produciendo” nuevos seguidores urbanos de sus tendencias de habitación y consumo. Los nuevos vecinos de la primera generación que renueva el barrio aportan en forma concreta con su habitus a revitalizar espacios que pese a su sólida arquitectura, se encontraban descuidados o en decadencia: “…busqué algo que se acomodara a mis intereses…y la típica, llegué boté todo lo que se podía botar en el departamento…y bueno se adecuó super bien el espacio…yo me daba cuenta de que el edificio tenía posibilidades que es de dos arquitectos que yo le he seguido la historia…Santa Cruz y Vergara como ingenieros, entonces ellos ya tenían otros edificios que ya me habían llamado la atención, también habían armado parte del barrio cívico como el ministerio 239 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de defensa…y justo encontré este departamento que se adecuaba… claro a primera vista no era lo ideal…estaba pintado muy oscuro, alfombrado, antes vivía en él una señora sola…que había fallecido ahí…” (Héctor, 55 años, diseñador, actual presidente JJVV 12 años de residencia en Barrio Lastarria) Y este aprendizaje no sólo involucra la transmisión de un imaginario urbano, orientado a vivir y rescatar la “vida de ciudad”, sino también de un habitus particular para entender la relación entre espacio y calidad de vida a nivel de los edificios antiguos que devienen con la declaratoria de “zona típica” en “patrimoniales”. Por otro lado, el impacto de la llegada de los “residentes colonizadores” se vivencia no sólo en el reciclaje y puesta en valor de sus propios departamentos sino también en una modernización de los espacios públicos que se encuentran al interior de los antiguos conjuntos agilizando sus descuidadas administraciones y propiciando su mejor cuidado: “…yo llegué y un poquito como es mi personalidad llegué pintando el edificio completo…restaurando el ascensor, ascensor de reja, que tenía como cuatro capas de distintas cosas en el piso para llegar al parquet original, se habían perdido ciertos bronces originales, habían tubos fluorescentes los cambié por lámparas de bronce…después armé porque tampoco la había una administración, así que armé una administración, y después finalmente en el curso del tiempo se recuperó la plata, lo básico no negocio, y recuperamos los pisos…” (op. cit) En efecto, es gracias a la mediación del grupo bohemio que la nueva generación de residentes (re)descubre el barrio, y con el un estilo de vida diferente al del condominio cerrado, o al de la “casa con patio” de la ciudad jardín. Ya sea de forma directa, como sucede con el nuevo residente que llegó al barrio porque “conocía a un amigo”, o indirecta, del perseguidor del estilo de vida “adecuado”, que se informa por los media de la ruta de espacios ya significados y estetizados por el artista. Ejemplo de esto lo plantea la influencia de ciertos personajes clave en la creación de micro-tendencias de repoblamiento como el actor Andrés Pavez, destacado miembro de la Compañía de Andrés Pérez, quien reside en el denominado “Planeta Rosal”, ubicado en el pasaja homónino de calle del Lastarria9 de mediados de los noventa, cuya relevante y carismática anticipa y orienta la migración posterior de otros artistas e intelectuales gay como Juan Pablo Sutherland y Pedro Lemebel, que actualmente residen en el sector Bellas Artes. 3.1.3 La “Avanzada” de las “Elites Creativas” Retomando lo revisado en fuentes secundarias como revistas y columnas de cultura urbana, más los planteamientos de algunos entrevistados10 podemos reconocer la huella a nivel del imaginario barrial de un tercer grupo de protagonistas del proceso de colonización, constituido por los primeros profesionales de altos ingresos pertenecientes a la elite de la “clase creativa”. Dicha “minoría significativa”, es la que relatan los entrevistados, accede a los mejores lugares, las “cuadras doradas” de los edificios que “dan al Forestal”. Ellos anticipan y crean tendencia con su descubrimiento del barrio, de ellos se ha9 Espacio de neo-bohemia denominado por la confluencia en el espacio de un antiguo departamento de Rosal de diferentes generaciones de artistas que encabezadas por el actor Andrés Pavez y la bailarina Vicky Larraín entre otros, hacían perfomances e intervenciones artísticas, creando incluso un diario mural de nombre homónimo. Entrevistas con residentes de los noventa Mariana Espinoza y Alvaro Godoy. 10 240 Entre otros los entrevistados Camilo Leiva y Radomiro Spotorno. CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cen los primeros reportajes de cultura urbana11 que destacan su búsqueda por cambiar el estilo de vida acelerado del mundo laboral actual por una apuesta distinta que sin retirarse al suburbio busca y plasma el rescate del centro de la ciudad como escenario asociado a un “slow life”, estilo de la “vida lenta” que apela a la desaceleración de la vida cotidiana. Esta búsqueda se encontraría asociada a adulto jóvenes no sólo de las áresa definidas como creativas sino también de ciertas áteas y profesiones “duras” asociadas a la ingeniería y la economía, que buscan un contrapunto en la calidad de vida de barrio a sus trayectorias laborales: “…me consta que en este barrio han vivido muchos economistas, Crispi que era un amigo que murió y vivía acá, su señora era diseñadora y que ambos habían estudiado en Inglaterra y vivían en Inglaterra, otra amiga la Varina economista, su pareja también economista los dos trabajaban en Cepal, Ernesto Pastén, vivió también acá y su polola que también era socióloga que también vivía acá ahora están en Doctorados en Estados Unidos…porque efectivamente para los economistas y los ingenieros comerciales al menos, tienen un cuento al menos, que tiene que ver mucho más con temas sociales y con temas de ciencias sociales, tiene un plus valor para ellos un acercamiento a la cultura, a una vida mucho más calma, el tema del verde, el tema de mezclarse, muchos tenían un signo eran de la Chile…o de la Católica, pero en todo caso eran de universidades que no eran privadass…” (Camilo, 33 publicista, arrendatario residente Barrio Lastarria) En síntesis, van a ser el heterógeneo grupo de los pioneros compuesto tanto por antiguos artistas, como por la generación de enlace de la neobohemia de los noventa, y por la primera vanguardia de profesional de la clase creativa, los protagonistas de la escena inicial del proceso de revitalización de Lastarria-Bellas Artes. Serán ellos los generan las pautas iniciales de la tendencia de habitar un barrio céntrico, las que difundidas a través de los media se transformarán en imágenes urbanas, que atraen nuevos seguidores, una nueva capa más diversas de jóvenes profesionales de la nueva generación. 4 La nueva generación de “followers urbanos” En efecto, el proceso de colonización del barrio se consolida en una segunda fase con el protagonismo de la actual generación de residentes, en su mayoría jóvenes y adulto jóvenes de sectores altos y medios, que se desplazan desde sus lugares de origen a repoblar este emblemático barrio del centro santiaguino. La nueva generación que recala en el barrio, a partir del 2000, más allá de compartir características socioeconómicas comunes, manifiesta una heterogeneidad cultural e identitaria mayor que la generación pionera que los antecede. Ya no se trata de los “colonizadores” que rearticulan un nexo con el barrio histórico que conocieron directa o indirectamente o como residentes o como parroquianos, que vuelven para permanecer o para estar un tiempo y volver a migrar, sino de los seguidores de la tendencia abierta por esa generación de enlace. Es por esto que a diferencia del “colonizador” y el “pionero” los consideraremos bajo la 11 Como por ejemplo el Reportaje Vivir Junto al Forestal: el Barrio BoBo de Santiago (El Mercurio, 2001) 241 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID imagen cultural de ser “followers urbanos” recalcando a través de esta metáfora su característica de ser los que persiguen un estilo de vida que ya se encuentra instalado en los mass media asociado a la imagen urbana y las disposiciones y prácticas previas acerca del comportamiento adecuado, que crean la vanguardia urbana de la generación pionera. Esta segunda generación de residentes que consideramos como seguidores de la tendencia requiere para su comprensión ser entendida en relación al vínculo que establecen las generaciones jóvenes santiaguinas y chilenas con sus dinámicas de individuación y autonomización de sus contextos familiares de origen, y con sus dispositivos de elección de opciones de espacios de residencia y de consumo. Considerando estos dos factores se hace necesario interrogarse sobre ¿quiénes son los y las jóvenes que hoy optan por vivir solos en el barrio más prestigiado del centro de la ciudad? 4.1 Caracterizando la Nueva Generación de Residentes Barriales En primer lugar, encontramos que la nueva generación de residente barrial participa de la tendencia inaugurada a comienzos de los noventa por las políticas de renovación urbana de la comuna de Santiago de promover el repoblamiento del centro de la ciudad. Se trata de jóvenes que optan por vivir en el centro cuando ya hay un relato acerca de una generación anterior que se vino al centro, donde también hay una experiencia social que plantea la inconformidad de muchas de los demandantes de vivienda céntrica con la masiva y despersonalizada oferta de la edificación en altura, asociada a la oferta inmobiliaria ofrecida a la amplia clase media capitalina, fenómeno al que algunos han denominado “pazfroimovización”12. En ese sentido existen experiencias sociales previan que orientan su elección. Por otro lado, un segunda dato de contexto relevante para comprender el vínculo que establecen estas juventudes urbanas con la vivienda propia, lo plantean las recientes Encuestas de Juventud. Estas sostienen que si bien en Chile la salida del hogar de los jóvenes tiende a realizarse en promedio a los 20 años (Quinta Encuesta Nacional de Juventud, 2007), para las juventudes de sectores medios altos, que tienen acceso a arrendar un departamento en el barrio, dicho hito suele postergarse hasta los 25 a 29 años (op. cit.). En términos estadísticos la tendencia de poblamiento mayoritaria del área de estudio responde a este fenómeno siendo dentro del centro de Santiago el barrio que concentra mayor cantidad de jóvenes de clase media y media alta13, lo que se complementa con el dato cualitativo que nos ofrece la muestra de entrevistados en su mayoría jóvenes con menos de cincos años de residencia en el lugar siendo mayoritariamente jóvenes arrendatarios, en ambos sectores, que transitan entre los 25 a los 35 años, período de finalización de la moratoria social asociada al ser joven. 12 Citamos un término popularizado en el debate crítico sobre los resultados de la renovación urbana en Santiago. En efecto se ha abordado el fenómeno de la edificación masiva en altura a partir de la creación de esta figura asociada a las falencias de un prototipo de departamento que se difunde y aplica en serie sin considerar el contexto urbano en que se inserta ni las necesidades vitales de sus usuarios, nuevo residentes constituidos en su mayoría por profesionales jóvenes y parejas sin hijos. A modo de ejemplo cfr Tironi (2008), y The Clinic (2008). 13 Como plantea la comparación inter-censal del área de estudio con otros cuatro barrios de Santiago Centro. Cfr. Anexos. 242 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4.1.1 Creativos pero más Diversos Un componente distintivo de la nueva generación de residentes, lo plantea un elemento que ya prefiguraba el análisis cuantitativo. Tiene que ver con el hecho de que no se trata ya de una elite ni una vanguardia sino que de un grupo social más amplio, una generación profesional mucho más diversa que la anterior. La mayoría de nuestros entrevistados se encuentra trabajando aunque recién iniciando su mundo laboral accediendo a sus primeros trabajos, distinguiéndose a lo menos tres mundos en torno a los cuales se articulan los residentes. El primer grupo mayoritario es asociado con las denominadas “profesiones creativas”, que agrupa a diseñadores, arquitectos, publicistas, periodistas, y profesionales de las Ciencias Sociales: “…Yo soy Clara soy diseñadora estoy en el barrio hace bien poquito yo diría seis meses más o menos y nunca había vivido en el centro…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) “…yo soy Flavia, soy egresada de arquitectura, hace poquito, siempre he sido santiaguina siempre he vivido en el centro…” (Flavia, 30 años, arrendataria, sector Bellas Artes) “…Yo soy Romy soy psicóloga trabajo en el Servicio Nacional de la Mujer en temas de género, igualdad, la diversidad todo ese tema…” (Rommy, 29 años, residenta arrendataria Lastarria) Un segundo grupo asociado al mundo artístico es representado por actrices, pintores, músicos, fotógrafos y artistas visuales: “yo soy Verónica y vivo acá como hace seis años en el departamento de al frente, soy artista visual, vivía con mi hermana, con un amigo, y ellos se fueron y ahora vivo con mi pololo, mi pareja que también es pintor, igual cuando chica yo circule por este barrio porque mi abuela vivía frente al parque y viví con ella como dos años, entonces conozco el barrio y lo conozco antes de que existieran estos recorridos tan onderos y turísticos…” (Verónica Repetto, 29 años, pintora propietaria departamento antiguo Merced, Lastarria) “…Yo me llamo Carla tengo veintisiete soy actriz y vivo un piso más abajo que tú, vivo acá como dos años pero en el barrio como tres… para mi particularmente por mi línea de trabajo me es muy conveniente vivir acá porque todos los teatros están por aquí todas las salas de ensayo están acá, todas las obras que uno quiere ver están por acá…” (Carla, 27 años. Actriz, residenta Lastarria) “…Bueno yo soy Pablo soy estudiante de teatro y a la vez soy barman en el parque Arauco y vivo en el barrio hace un año, un año y medio que es cuando empecé a ir a la universidad, porque yo soy de fuera de Santiago vivía en el campo en unas parcelas.” (Pablo, 24 años, residente gay, Bellas Artes) Un tercer grupo lo constituyen estudiantes de carreras vinculadas a las artes y las ciencias sociales de las principales universidades, la Universidad Católica y la Universidad de Chile: “…yo soy Arlette, tengo 23, estoy terminando mis estudios en filosofía de la Católica, yo soy de la Serena yo me vine a estudiar a Santiago 243 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID y viví al frente al otro lado de la Alameda, en Marcoleta un año y frecuentaba mucho Lastarria, venía mucho los fin de semana para acá hasta que me cambié definitivamente y llegué hace cuatro años” (Arlette, 23 años, arrendataria, Lastarria) Por último, un último y más minoritario grupo lo constituyen profesionales de carreras tradicionales como Derecho e Ingeniería cuyo ejemplo lo constituye Rodrigo, ingeniero proveniente de Renca, o Ernesto, abogado de 29 años, que trabaja en el centro. 4.1.2 Menos Integrados pero más Conectados Cabe consignar una situación estructural que atraviesa el testimonio de la mayoría de los entrevistados, que tiene que ver con su precaria inserción laboral. En efecto, un factor que incide en la opción de arrendar y no comprar un departamento tiene que ver con la precaria estabilidad laboral que caracteriza el trabajo de los “profesionales creativos”, que habitan el barrio. Esta precaria inserción queda sintetizado en el relato de Catalina: “…llevo mucho rato con ganas de cambiarme de casa y no lo logro… me da como un poco de susto cambiarme porque no tengo un contrato, entonces tengo que entrar en todo ese dilema de que me van a avalar, de que no me van a avalar…y aunque yo gano una cantidad de plata decente para ser una persona sola…en variaciones yo gano entre 500 y 800 mil pesos…varía ene, ene, o sea mi sueldo fijo, es de 400 lucas…ese es mi sueldo fijo…no estoy en la línea…eso significa que tengo que pedirle a los 31 años a mi mamá que me arriende el departamento, y a mi abuelo que me avale, entonces ya me da lata cachai, aunque filo tengo la posibilidad de hacerlo y nunca ni he pagado mi arriendo, entra un poco el tema de la lata, me da lata toda esta cuestión” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Bellas Artes) No obstante, un aspecto relevante para aproximarse a una caracterización de la nueva generación de residentes que deciden irse a vivir a los centros urbanos, tiene que ver con su acceso a la información y la tecnología. Como plantean estudios urbanos asociados a la renovación poblacional de centros urbanos y de gentrificación como los de Rofe (2003) para los barrios céntricos de las ciudades de Sydney y Newcastle en Australia, existe una tendencia a articular una mayor vinculación con las nuevas tecnologías por parte de los grupos de jóvenes gentrificadores que asocian al consumo cultural de TICs a un estilo de vida global. ¿Qué nos plantean nuestros entrevistados en relación al uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación? Por un lado, encontramos que por lo general tienden a utilizar la nueva generación de medios de comunicación desechando la televisión y el teléfono fijo, optando por privilegiar a Internet: “…no tengo nada mi celular es mi única conexión con el mundo, tengo un buen plan de celular…me comunico por el celular o por Internet….y tele yo me aburrí…uno de los motivos de mi separación con mi novio fue el tema de la tele, el veía mucha tele yo quería leer y todavía había estado acostumbrada a acostarme y leer…y como que eso ya no lo podía hacer…como que la tele se empezó a convertir en una especie de obligación” (Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) 244 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Internet se ocupa como un soporte que les puede dar acceso a los servicios que antes proveía exclusivamente el teléfono fijo y la televisión, y como un medio para facilitar los trámites y las compras: “las cuentas las pago por Internet, hago todo por Internet…tengo tarjeta Fallabella y Almacenes París…y es una tontera que no se pueda pagar todo por Internet…” (Carolina, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) Otra modalidad que se usa es hacer las compras en forma indirecta a través de Internet, práctica que es más ocupada por las jóvenes que viven solas y son más “geek”14y tecnologizadas: “No me gusta salir compro por Internet me es mucho más cómodo.” (María José, periodista, 27 años, arrendataria edificio patrimonial, Bellas Artes) Un componente clave del estilo de vida de la generación de followers es precisamente es su condición de ser usuarios frecuentes de redes o medios sociales en Internet. En ese marco el tema de la conectividad pasa a ser un aspecto clave dentro de los espacios de residencia y el entorno social en que se desplazan los residentes del barrio. Aparece como un elemento clave no tanto el tener Internet como servicio fijo sino el tener “acceso a Internet” en el entorno del hogar y del barrio. El uso frecuente de Internet genera un cambio en las costumbres de uso de otras tecnologías que requieren de un soporte fijo como la televisión, el cable, el dvd o la radio siendo usual el focalizar los usos en un solo soporte dado por el computador portátil. Las redes sociales más frecuentemente utilizadas por la generación más joven de residentes son facebook, twitter15 , y bligoo existiendo una clara distinción de sus utilidades: “…Facebook?...recién en Diciembre nadie cachaba, muy poca gente, y me metí y empecé a reencontrarme con mis compañeros de cuando yo vivía en México y en Francia…sobretodo me encontré con todos mis compañeros del liceo-francomexicano…hoy tengo 230 amigos, soy selectiva para mis amigos no admito a cualquiera…pura gente que yo conozco personalmente y habrá unas diez personas que no conozco tanto pero no acepto a gente que yo no tenga idea…” (Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) “yo soy super geek, estaba en facebook y ahora estoy pegada con twitter…es más inmediato” (María José, periodista, 27 años, arrendataria edificio patrimonial, Bellas Artes) “…me gustan más las redes temáticas, me gustan las comunidades de bligoo…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) 14 sociales. Término moderno que se aplica para la persona fanática de las nuevas tecnologías y redes 15 Como ya se señalara, en el caso de Twitter, corresponde a una aplicación que asemeja una especie de bitácora personal, que ocupando la lógica del blog se constituye en una red social on-line que se articula bajo el principio de la inmediatez, planteando una comunicación e intercambio instantáneo de información entre followers (seguidores) y following (perfil de usuarios seguidos). 245 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4.2 Motivaciones para Vivir en el Barrio: Calidad de Vida, Centralidad y Transitoriedad En los testimonios de las y los entrevistados encontramos tres tipos de relato acerca de las motivaciones que los llevaron a desplazarse al área de estudio, primando en ellas diversos atributos asociados al carácter céntrico del barrio. Por un lado, un argumento que rescata al barrio como prototipo de un estilo de vida en donde se pone en valor la diversidad, por otro lado, un discurso más pragmático que rescata los beneficios prácticos que oferta el barrio en términos económicos y laborales por su valor de centralidad, y finalmente un discurso a medio camino entre los dos, que plantea el rescate de la experiencia que ofrece el barrio como lugar de ensayo de un proyecto de vida futuro siendo pensado el barrio tanto como una estación de tránsito como una “imagen-espejo” que concentra los atributos reales o imaginarios de los espacios urbanos donde se desea estar. Cabe destacar en este marco la ausencia de un discurso motivacional estructurado en base al rescate explícito de lo patrimonial como un atributo central en su elección de estilo de vida. 4.2.1 Articulación entre Electividad Residencial y Proyecto de Vida. El carácter de elección asociada a la búsqueda de un estilo de vida residencial distinto al del barrio de origen asume mayor peso en los adulto-jóvenes pertenecientes al sector alto de la ciudad. Para explicar su decisión articulan un relato estructurado de las motivaciones para migrar al centro, que se fundamenta en la búsqueda de un cambio de contexto en relación al ambiente social y cultural en el que se encontraban previamente ubicados, barrios de origen asociados a estilos de vida residenciales de los cuales se desean desmarcar. En ese sentido la idealizada vida de barrio del centro ofrece una oportunidad para ser sujeto/a, ser reconocida por otros/as en el barrio, saliendo de la homogeneidad, y del “maqueteado” estilo de vida de la casa con patio del “barrio alto”. Ante la homogeneidad y repetición de la mismidad se opone el deseo de contar con un espacio que permita conciliar el sentido de diferenciación con el de pertenencia: “ vengo de una casa con patio, con tres pisos, pero pareada, donde todas las casas son iguales y es como vivir como en una maqueta un poco…y eso es lo que busqué al salir de ese barrio, era como salirme de esa maqueta donde uno no conoce a la gente de las tiendas, no hay vida de barrio, y acá en el centro hay vida de barrio y es como una de las cosas importantes, que a mi me interesa buscar sobretodo porque vivo sola, entonces al vivir sola una crea como redes también como…con la gente que trabaja en el barrio, que me conoce…aquí me fían en el barrio…cachai, si yo no tengo plata puedo ir a almorzar a algunos lugares, donde me fían en mi edificio no hay conserje pero dejo las llaves en tres locales más abajo donde venden pizza…donde me conocen…o sea que funciona a un nivel más casero…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Bellas Artes) En ese sentido las motivaciones retoman el tema de Diversidad v/s Homogeneidad; en el residente pionero la elección residencial forma parte constitutiva de un estilo de vida que se articula como política de identidad, como proyecto de vida, a la vez que como elección basada en una lógica de distinción simbólica, 246 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que permite desmarcarse de la identidad de origen. En ese marco la electividad residencial que expresa el nuevo habitante de Lastarria/Bellas Artes se articula también con lo planteado por Florida, sobre la conexión que realizan los sujetos urbanos de las grandes metrópolis entre identidad personal y elección de lugar de residencia, planteándose la duda acerca de si el carácter del nuevo residente influye en la “personalidad” del lugar de residencia escogido o si son las características propias del Barrio Lastarria –su historia, su estilo de vida- las que acaban definiendo un carácter típico de un barrio. Como plantea Florida determinadas personalidades acaban tendiendo a reunirse en lugares o barrios en donde retroalimentan su personalidad. En ese marco los nuevos residentes adulto-jóvenes eligen reflexivamente vivir en un barrio “amable”, “humano”, con lugares de encuentro entre personas diferentes, opción que permite desmarcarse del guetto (o la comunidad purificada, en términos de Sennett) asociado al estilo de vida de la casa con jardín o del condominio cerrado, que aparece como un lugar inhóspito y asfixiante: “…este barrio me parece que es un barrio en que ojalá todo Santiago fuera así, porque me parece amable, yo no quiero las casas con piscina y con perreras, tampoco me parecen que son amables, me parecen que son súper inhóspitas en general como idea, en cambio esto a mi me parece que es humano, cachai, edificios con espacios razonables cerca de plazas, institutos culturales, bares y restaurantes, el mercado también, la vega, yo creo que son también lugares de encuentro de clase también que yo creo es importante como cable a tierra ya que o sino realmente vives en guettos y eso a mi me da temor, me asfixia…” (Pamela, 40 años, historiadora, nueva propietaria departamento Barrio Lastarria) Un atributo que los nuevos residentes valoran del barrio junto a la diversidad cultural tiene relación con su carácter eminentemente urbano que hace que sea un territorio que no se cierra al flujo y movimiento que representa la vida de la ciudad. En ese sentido, lo que se rescata y en cierta modo se “descubre” desde el tramo más joven de los residentes son los valores urbanos, la experiencia de vivir la diversidad propia de lo urbano, pudiendo acceder en forma no restringida y fragmentaria a la experiencia de una ciudad que provee a partir de la pluralidad de sus espacios todos los usos demandados por un habitante joven: “es súper importante ir en la semana a pie a la Vega, me voy a pie, me demoro 12 minutos… voy siempre a los supermercados chinos a comprar cuestiones, voy al mercado central a comprar pescado no sé, tenís Bellavista para carretear, tenís el centro de Santiago , que a mi me encanta ir al centro y caminar por entre las personas… para mi es un barrio que está lleno de movimiento, tu le podís tomar el pulso a la ciudad… tu le puedes tomar el pulso a la ciudad estando aquí, veís la velocidad del cambio de la ciudad realmente, te preocupai de esos temas… pa` mi…” (Rodrigo, 32 años, psicólogo propietario departamento Barrio Lastarria) En ese marco para la generación de jóvenes profesionales progresistas o de corte liberal, de una situación económica más consolidada, el barrio le aporta en un entorno de diversidad cultural acorde con su estilo de vida: “acá todavía me siento joven, tengo 40 cachai, no me siento muy distinta al vecino cachai, porque hay más movimiento, hay más fluidez, hay más diversidad…yo me siento así cuando yo veo más gente dis- 247 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tinta y me gusta la gente joven además, soy empática con la gente joven, no le tengo adversión, me gusta, la encuentro más loca, con más energía…” (Pamela, 40 años, historiadora, nueva propietaria departamento Barrio Lastarria) 4.2.2 La Centralidad del Barrio y la Cercanía de la Vivienda con el Lugar de Trabajo. Por otro lado, para un importante grupo de profesionales asociados al mundo del diseño, la publicidad y las nuevas tecnologías, la ubicación central de us residencia/oficina configura un atributo fundamental para vivir en el centro. Es el caso de Ricardo, de 27 años, diseñador industrial de la Universidad de Chile y sub arrienda una pieza en un edificio patrimonial ubicado en la calle Merced en pleno barrio Lastarria. Ricardo anteriormente vivía en Portugal y se cambió en Enero al barrio por la centralidad que tiene en relación con su trabajo: “…estar acá cerca de Plaza Italia es muy, muy cómodo, llegar a prácticamente cualquier lugar del centro de Santiago o de este eje principal que es donde se encuentran muchas de las oportunidades laborales para gente como yo, o sea las oficinas de diseño muchas están o en el centro o en Providencia…” (Ricardo, 27 años, arrendatario Barrio Lastarria) Marcelo (33 años periodista de la Nación Domingo) arrienda en la cotizada calle José Miguel De la Barra. Su motivación residencial tiene que ver con la cercanía que tiene el barrio de su lugar de trabajo, recibiendo la información sobre precios y departamentos directamente de una red de amigos, en su mayoría periodistas, que también han arrendado previamente en el sector: “…y bueno gracias a los contactos que tenía con mi gente surgió la posibilidad… una amiga que se estaba cambiando me ofreció dejarme el departamento que ella estaba arrendando lo que entre nosotros entre los amigos decimos que es heredar, una especie de herencia de departamentos lo cual implica una serie de comodidades porque no tienes que pagar el mes de garantía, te mantienen más o menos el mismo contrato original y así es como yo llegué a Ismael Valdés Vergara, al edificio Bella Época (…) después básicamente uno se va trasladando dentro del barrio de acuerdo a las exigencias, después de Ismael Valdés a la calle Mosqueto y ahora a José Miguel De La Barra…” (Marcelo 33 años, periodista, arrendatario José Miguel De la Barra) En el caso de Alejandra, la relación entre barrio y lugar de trabajo es central, y su articula con la adopción de un estilo de vida peatonal, de a pié sin auto, centrado en un mejoramientod de la calidad de vida: “…porque me gustaba el barrio, me quedaba cerca de la pega y porque me gusta vivir en un lugar central…jamás en mi vida hubiera vivido en Plaza Ñuñoa, porque no porque es un lío llegar para allá y no me gusta tanto la onda, y no porque es muy lejos porque a mi me gusta el centro y yo la verdad me gusta caminar, me gusta usar el transporte público no tengo planificado tener auto…” (Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) Por otro lado, encontramos residentes que provienen de comunas de clase media emergente periurbanas como Maipú manifiestan una mayor valoración de la centralidad eligiendo vivir en el barrio por atributos que combinan el acceso 248 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID a servicios culturales con la centralidad y cercanía con el trabajo, siendo mayormente usuarios que se instalan en edificios en altura de renovación urbana y no en departamentos antiguos de corte patrimonial. Como ejemplo podemos mencionar el caso de María, que proviene de Maipú. Ella reside desde Febrero de 2008 en un departamento de renovación urbana ubicado en Calle Monjitas, a la salida del Metro Bellas Artes. Eligió vivir en el sector por su conocimiento previo del barrio, y fundamentalmente por su centralidad y cercanía al mundo laboral ya que su departamento le queda a 10 minutos del trabajo, un banco que queda en el sector de Patronato: “…tengo 29 años, vengo de Maipú, estudio fotografía y trabajo en un banco en Recoleta vivo en Bellas Artes…en un departamento que tiene un dormitorio, el baño más una cocina americana…el arriendo son 145 mil y gastos comunes son casi 80… igual era un barrio que frecuentaba principalmente por el cine de Lastarria que me gustaba a mi, y por un café…desde mi época universitaria casi 10 años…yo había pensado vivir en el barrio Yungay en casas antigua en Lucrecia Valdés…pero quedaba un poco a trasmano del centro donde trabajo…y me gustó más por el estilo…por las posibilidades culturales que da acceso a lugares, cafés, y me queda super cerca del trabajo por una cosa super práctica me voy caminando… queda en Patronato…” (María, nueva residenta, departamento en altura, sector Monjitas, Barrio Bellas Artes) 4.2.3 La Transitoriedad de la Residencia o una Experiencia de Ensayo. Analizando el material recogido en las entrevistas y focus group, encontramos que en un significativo grupo de residentes jóvenes, que migran en la década de dos mil, existe una importante articulación entre la residencia presente en el barrio y dónde se quiere vivir en un futuro cercano, en ese sentido la estadía en el barrio deviene en una etapa transitoria. Se trata más bien de realizar con libertad una suerte de ensayo de lo que sería y significaría vivir en otros centros urbanos en dónde se sueña y anhela vivir. Más que una elección cerrada por un lugar o estilo de vida se trata de una búsqueda o una exploración en el marco de un proyecto de vida en construcción o (re) construcción. Se trata de un discurso que emerge sólo en los relatos juveniles femeninos vinculando la elección de barrio a los procesos de individuación. Para Clara, 25 años, diseñadora, proveniente de Tocopilla, y que vivió toda su adolescencia en la comuna de Vitacura, vivir en el barrio le da la impresión de “vivir en otro país”, articulando su residencia con el sueño de vivir fuera de Chile, y de hacer un postgrado fuera del país: “decidí venirme a vivir al barrio en que siempre había soñado vivir, fue como darme un gusto y no preguntarle a nadie…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) De otro modo, Rommy, psicóloga de 29 años, plantea también la transitoriedad de su residencia, con sus futuros estudios: “…es un espacio de transición por un tema de espacio, porque yo me quiero ir de Chile (…) mira es un poco loco…a mi me gustaría emigrar a Nueva York no porque sea el espacio que yo pretenda vivir for 249 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ever pero si por un buen tiempo me gustaría así como un sueño no sé si lo logre, tiene que ver con lo laboral o sea tengo una entrevista pendiente en Nueva York para trabajar allá pero eso significa que tengo que empezar un postítulo y significa aprender inglés…entonces son hartas vallas pero que se pueden solucionar…” (Rommy, 29 años psicóloga, residenta arrendataria, Barrio Lastarria) En el caso de María José, periodista que viene llegando de un postgrado en España, el razonamiento es el inverso, busca en el barrio la diversidad que vio en su estadía en España: “Mi historia es que la primera vez que yo me fui a vivir sola vivía en Providencia con Infante. Después me fui cuatro años a España, estuve en Europa recorriendo un montón de lugares y estudiando después volví el año pasado, pase justo un año, a la casa de mis papás. Mis papás viven en los Dominicos. El primer impacto para mí fue cómo cresta m cambiaron la ciudad. O sea, no entendía nada, nada .Me cambiaron el sistema de transportes, me cambiaron todo. Entonces para mí, el primer shock fue muy grande; y en el lugar donde yo vivía antes de verdad lo tenía todo que era en Providencia. Después llegue a la casa de mis papás a los Dominicos, que de verdad no tenía nada, entonces me dije tengo que volver a lo que yo estaba acostumbrada y empecé a buscar como distintos sectores de Santiago que me pudieran, parecer y lo más parecido que se acercaba a los cuatro años que yo estuve en España era esto porque , porque si yo llegaba a las diez de la noche y tenía hambre podía bajar a un restaurant a comer y eso no en muchas partes de Santiago se da y es una de las cosas que más me gusta y a la hora que yo quiero puedo encontrar algún movimiento y por eso llegue al barrio.” 5. Conclusiones capítulo perfil residencial El cruce entre el enfoque cuantitativo dado por el análisis intercensal 19922002 con el enfoque cualitativo configurado desde el análisis de entrevistas nos permite elaborar un perfil del nuevo residente que permite precisar distinciones más finas asociadas a la existencia de diferentes generaciones cuyas motivaciones de desembarco en el área de estudio son diferentes. Por un lado, los resultados intercensales arrojan resultados que responden en general a los mismos patrones relevados por los estudios más amplios sobre la renovación urbana de Santiago Centro, es decir la existencia de un nuevo residente joven sin hijos y de alto consumo cultural correspondiente a una amplia clase media. No obstante, este dato llevado al escenario de un barrio patrimonial que es construido como un espacio distinguido y selectivo tiende a relativizar la imagen cultural que existe del área céntrica indagada como un barrio correspondiente a las clases altas planteando la precariedad de esa homologación al visualizarse una tendencia más cercana a la “medianización” que a la “elitización”. Es en ese marco que resulta relevante el ejercicio realizado desde lo cualitativo de configurar los vínculos que establece con el “re-descubrimiento” del barrio y su “puesta en valor” las generaciones de enlace constituidas por los grupos de artistas, bohemios y la vanguardia creativa que generan una tendencia que cla- 250 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ramente se prefigura en forma previa a fines de los ochenta y comienzos de lo noventa antes de su explosión como tendencia urbana a partir del dos mil. En ese sentido resulta interesante plantear que si bien en el barrio se constata que no existe una tendencia de gentrificación ni por sus precios de arriendo o el valor de sus propiedades ni por la procedencia social de los nuevos actores residenciales, si puede entenderse su valoración por el fuerte rol que tienen ciertos actores vinculados al habitus artístico y bohemio que actúan como “difusores del buen gusto” Otro aspecto relevante que se puede señalar tien que ver con las pistas que entrega la comparación y diferenciación existente entre la generación seguidora y la pionera en términos de los elementos que conforman su identidad, la articulación con las nuevas tecnologías y con una precaria experiencia de trabajo creativo, flexible, pero inestable entregan coordenadas para pensar en la porosidad que plantea la nueva estructura de trabajo y de vida a las nuevas generaciones de profesionales jóvenes, la que de alguna manera puede busca compensar esa precariedad en la búsqueda hedonista de satisfacción en el consumo, y en el efecto de “seguridad” y “autenticidad” que genera el consumo del pasado patrimonial asociado al carácter del barrio y sus estilos de vida residenciales y de consumo. 251 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 252 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 7 ¿De followers a urbanitas?: Consumidores de espacios y bienes distintivos 253 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 254 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. ¿De followers a urbanitas?: Consumidores de espacios y bienes distintivos Este capítulo tiene como propósito analizar cómo los actuales residentes configuran cultura urbana asociada al consumo cultural de los diferentes espacios y bienes simbólicos que les provee el Barrio Lastarria-Bellas Artes. En lo que sigue se explorará cómo los nuevos residentes transitan de ser seguidores de una nueva tendencia (“followers urbanos”) a ser productores de cultura urbana desarrollando prácticas de consumo cultural, a partir de las cuales configuran diferentes estilos de vida asociados al uso y apropiación distintiva de los ámbitos de residencia, abastecimiento, sociabilidad, y espacios públicos del barrio. En el presente capítulo se analizará, cómo los nuevos residentes, lejos de ser una masa unívoca y homogénea, constituyen un grupo altamente diverso, planteándose que la actual “renovación” del barrio no sólo presenta continuidades con la historia del barrio, sino que se presenta como un proceso abierto y tensionado no exento de conflictos entre los distintos grupos que conviven en el territorio del barrio, “nuevos” y “antiguos” residentes, que articulan distintos y contrapuestos estilos de vida. Para dar cuenta de la construcción de estilos de vida de esta nueva generación de residentes hemos ordenado el análisis de la información cualitativa recolectada, en base a como se articula su consumo cultural de espacios urbanos y de bienes distintivos. En primer lugar, analizaremos las principales tendencias de consumo cultural que realizan los residentes en relación a los diferentes tipos de espacios barriales identificados como parte del marco teórico y metodológico del estudio. Nos referimos a los espacios residenciales, en sus variantes patrimoniales, y renovación urbana, como los espacios barriales y urbanos de abastecimiento y sociabilidad (en sus diferentes variantes modernas y posmodernas), para abordar finalmente su dinámica de uso y apropiación de los espacios público-barriales. Finalmente se discutirá en las conclusiones del capítulo acerca de si los estilos de vida descritos logran o no configurar una cultura urbana distinta protagonizada por un nuevo urbanita o si esa posibilidad queda atrapada en la lógica de un “follower” que orienta sus prácticas a seguir una tendencia. 2. Estilos de vida y consumo cultural de espacios residenciales A modo de introducción podemos señalar que dos tipos de vivienda constituyen los espacios de residencia que habita la nueva generación de residentes barriales, uno caracterizado por edificios de carácter patrimonial, que son utilizados fundamentalmente como espacios de arriendo, -existiendo algunos casos de propiedad sobre la vivienda-; y otro dado por la residencia en edificios de renovación urbana, construidos excepcionalmente dentro del área patrimonial como algunos emprendimientos autorizados en Lastarria, o edificados en el entorno de la zona típica en predios exentos de protección destinados para renovación urbana, en el área del sector Bellas Artes. 255 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID No obstante lo anterior, un aspecto de contexto que es necesario abordar antes de entrar a analizar los estilos de vida residenciales predominantes en los nuevos residentes, tiene que ver con la descripción de las tendencias actuales en relación al arriendo y la propiedad de la vivienda en el área de estudio, y a como los nuevos habitantes acceden a dichos arriendos. 2.1 El Escenario Actual de Propiedad y Acceso a la Vivienda en Lastarria/Bellas Artes Como se planteara en el capítulo anterior la tendencia que marca el análisis intercensal 1992-2002 es la consolidación del área de estudio como un barrio de arrendatarios y no de propietarios1. No obstante, las formas de acceso a vivienda que tienen la mayoría de los nuevos residentes son diferentes a la mayoría de los otros barrios de céntricos, ya que se trata de un área protegida, y no de renovación urbana, en que se constituye un pequeño “mercado de arriendos patrimoniales”, que son avisados en los diarios y sitios de Internet especializados en el tema. En ese marco el nuevo residente establece un contrato con el propietario, la mayoría de las veces un antiguo o antigua residenta o un familiar de este, siendo usual la participación de una corredora de propiedades, que cobra un porcentaje fluctuante del arriendo, existiendo un procedimiento standard de pago de un mes de adelanto, y de un contrato de arriendo por lo menos de un año. Un dato actualizado sobre el escenario actual del arriendo en Lastarria/ Bellas Artes lo plantean los resultados de la investigación desarrollada por la antropóloga Daniela Rubio (2008). Su estudio desarrolló un análisis del comportamiento del mercado de arriendos en el período 1997-20072 cuyas conclusiones plantearon la existencia de una gran variabilidad de oferta residencial en el sector, caracterizada por un amplio rango de precios de arriendo que iban desde las 3 UF hasta las 100 UF mensuales en el período señalado, concentrándose durante los 10 últimos años el 45% de la oferta residencial en un rango de precios entre 7 a 10 UF (entre $148.000 y $211.430 pesos). En ese contexto los resultados del análisis plantean, que a 2007 existía en el sector una tendencia promedio a la baja en el precio de los arriendos debido tanto a una mayor oferta de residencias más baratas correspondientes a departamentos nuevos y pequeños (presumiblemente ubicados en la frontera poniente del sector Bellas Artes), como a la disminución de los departamentos más caros del barrio. Una vez planteado el escenario de arriendo en el que se inserta la experiencia del residente barrial cabe entrar a profundizar en los sentidos que este construye en relación al consumo y elección de vivienda tanto patrimonial como de renovación urbana. 1 No obstante, existen, en rigor, propietarios; ya sea por herencia familiar, en el caso de jóvenes pertenecientes a familias tradicionales de la elite chilena, que adquieren sus departamentos como legado de sus padres o abuelos, o por compras recientes. En efecto, existe un número ascendente de nuevos propietarios que compran antiguos departamentos para a arrendarlos o en algunos casos para residir en ellos. 2 La metodología aplicada por Rubio consistió en desarrollar un análisis estadístico de los datos obtenidos en los avisos clasificados del Diario El Mercurio entre 1997-2007. El estudio desarrolló un muestreo probabilístico que seleccionó todos los avisos publicados los primeros Domingo de cada mes impar en el período señalado. 256 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 2.2 Las Elecciones y Distinciones en Relación a la Vivienda Patrimonial y de Renovación Urbana En el análisis de la relación que el/la residente establece con los espacios residenciales, encontramos diferencias en torno al significado que los y las jóvenes residentes asocian al vivir en un “departamento patrimonial”, existiendo dos discursos en relación al tema, uno que coloca el acento en los atributos técnicos y materiales del edificio, y otro que pone énfasis en su carácter simbólico. 2.2.1 Los Atributos Valorados del Edificio Patrimonial: Parquet, Espacio, Luz y Personalidad. En primer lugar, los entrevistados que eligen vivir en departamentos de corte patrimonial manifiestan un conocimiento específico de los edificios que componen el barrio, de sus estilos arquitectónicos y su contexto de edificación, y una valoración positiva de sus atributos como espacio de residencia. Fig 7.1 Detalle living interior de departamento de uno de los entrevistados (107 m2), Barrio Lastarria, Sector Merced Fuente: Foto del Autor En ese marco uno de los espacios más valorados del departamento patrimonial tiene relación con el material del piso, el parquet y el piso de madera, su altura y espacio, y la solidez de su edificación y sus materiales: “…yo llegué con mi hermana, estábamos buscando un espacio antiguo, de alguna manera, porque queríamos el piso de parquet, el piso de madera, el techo más alto, murallas más consistentes, no esas cosas en que uno escucha todo lo que pasa al lado sino que una estructura más sólida…yo creo que debo haber habitado espacios así durante toda mi vida, el departamento donde vivió mi abuela (en Forestal) y mi mamá ha vivido en casas así, siempre se ha privilegiado como el espacio y esos temas” (Verónica, 29 años, pintora propietaria departamento patrimonial sector Merced, Barrio Lastarria) “…mi departamento debe tener como 2 metros cuadrados (risas) no, pero es pequeño debe tener como unos 30 metros cuadrados, un departamento bastante pequeño que tiene un living, una pieza, un baño y una cocina que no es como esos closets no es kitchenette3 sino que es una cocinita…Es un departamento antiguo piso, de parquet, ventanas que todavía tienen como los envases de yeso, que se salen y que se quiebran, que en el verano se hincha la puerta, las ventanas, y el piso de la cocina es de esa cerámica roja y no está vitrificado… así que es antiguo, bastante antiguo, cañerías viejas, ahora remodelamos, pusimos azulejos nuevos en el baño y en la cocina para que estuviera un poco más decente…” (Catalina, 31 años, videista, nueva arrendataria, departamento patrimonial, sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) En relación con el parquet existe conciencia de que es un material que requiere cuidado en su tratamiento, en ese sentido se lo valora como un “material vivo” que debe ser sujeto a mantención, para lo cual se valora su transformación o reciclaje actual en “parquet vitrificado”: “…yo para quedarme en el centro en un edificio antiguo, ahora, necesito piso de parquet vitrificado…por qué, porque el parquet es una huevá viva cachai, es un piso vivo y si ese piso vivo si no está tratado, 3 Las llamadas kitchenette son un tipo de cocinas americanas muy pequeñas, que suelen encontrarse en apartamentos de pocas dimensiones. 257 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID es un piso que se llena de bichos, se llena de mugre, y es ene pega virutillar el piso, en cambio si el piso está vitrificado es mucho más fácil mantener el piso, el piso le baja y le sube la calidad de vida a tu vida mucho… ” (Carla, 25 años actriz, nueva arrendataria departamento patrimonial, sector Merced, Barrio Lastarria ) Otro atributo apreciado tiene que ver con la calidad del espacio, la mayor espacialidad que tienen los departamentos antiguos del barrio en relación con las ofertas de la renovación urbana actual: Fig 7.1: Detalle del departamento de una de las entrevistadas en el Sector de Santa Lucía, Barrio Bellas Artes. Fuente: Fotografía del autor “…Yo viví en uno nuevo `pero para mi es importante el tema de los espacios y el de ahora tenia patio antiguo chico tiene una cocina súper hermosa con unas sillitas una abuelita en el fondo y con patio y con la abuelita incluida porque al lado esta su casa. Como que yo vivo en la casa de la nana…” (Rommy, 30 años, psicóoda arrendataria departamento patrimonial, sector Rosal, Barrio Lastarria) El espacio y la calidad constructiva de los edificios antiguos hace que se plantee una clara distinción a favor de ellos, en oposición a los edificios en altura sobre todo si se requiere espacios de calidad para iniciar una vida en pareja: “…todos los edificios nuevos están construyendo espacios que son la mitad de esto.” (Nicole, 38 años, diseñadora, arrendataria departamento patrimonial, sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) “…les faltan cosas esenciales, o sea ninguno con loggia, ninguno trae un dormitorio grande, ninguno trae cocina, todos con cocina americana que es parte de un mismo living…” (Alberto, 30 años músico, pareja de Nicole, arrendatario departamento patrimonial, sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) En ese marco, un aspecto de alta ponderación tiene que ver con lo que se denomina como el “valor de su arquitectura”, y como dicha riqueza estílistica y constructiva otorga al departamento un “aura de autenticidad” que hace que el recinto sea percibido por el arrendatario como un bien simbólico único que no es elaborado en serie. La apreciación de la calidad y originalidad estílistica es compartida por la mayoría de los departamentos ubicados en la Zona Típica de Lastarria, produciéndose en sus dueños un orgullo asociado a la posesión de un bien distintivo con una identidad y carácter particular: “…es un departamento con un diseño muy especial, es del año 36, de la época no sé de las casas barco…como la de Larraín de allá de la esquina… si lo tu mirai no tiene ángulos rectos por el exterior, o sea sólo en la línea central, el resto son sólo puros ángulos de distinta gradación, tiene curvas, es super lindo el departamento en realidad, tiene una luz espectacular, no tengo problemas de luz, o sea es super luminoso…” (Alvaro Godoy, 43 fotógrafo, propietario departamento, Sector Pasaje Rosal, Barrio Lastarria) El plus simbólico del departamento patrimonial es otorgar un “sentimiento de autenticidad”, que se contrapone a la imagen de despersonalización que proyecta al usuario patrimonial la oferta residencial de departamentos nuevos, en ese marco se percibe al departamento patrimonial como un espacio y bien único e irrepetible a diferencia de la serialización con que se caracteriza a la edificación de renovación urbana contemporánea: “…mi padre me lo dice mucho, porque no vivís en un departamento 258 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID nuevo, impecable, pero a mi me pasa que siento que los departamentos tan nuevos, uno escuchai a todo el mundo, dos, los encuentro que son…como poco reales, como de mentira cachai, si pero si encontrara uno nuevo, con un poco más de carácter, de personalidad podría hacerlo, pero por eso mismo tampoco me cambio porque estoy en una duda de…a qué chucha me cambio?, se que quiero un cambio importante, no quiero más las ventanas que no cierren bien, pero tampoco me quiero cambiar a una huevá prefabricada…!” (Catalina, 31 años, videista, nueva arrendataria, departamento patrimonial, sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) No obstante, en el caso de los y las usuarios más jóvenes de edificios patrimoniales, que provienen de sectores altos, lo que se valora del departamento antiguo más que sus características materiales son sus características simbólicas. En ese marco el espacio residencial adquiere un valor mucho más cercano y personalizado, que se encuentra muchas veces mediado por un nexo previo del edificio con la historia familiar. Entonces se elabora un relato acerca del porqué se “debe vivir” en el lugar, el que se fundamenta en un idealizado vínculo previo con el departamento, elaboración mítica que acerca el objeto/vivienda al/la usuario/a y lo hace “familiar”, haciendo que la elección residencial de vivir en el centro no plantee una ruptura con el contexto parental, como señalan otros entrevistados sino más bien genere y recupere una continuidad con la historia y la tradición familiar retomando la trayectoria de residencia céntrica de la “generación de los abuelos” previa a la migración de las elites del centro al sector oriente de la ciudad: Fig 7.2: Detalle del living del departamento de una de las entrevistadas, Sector Santa Lucía, Barrio Bellas Artes. Fuente: Fotografía del Autor “Yo quería vivir en el barco y…ya estoy viviendo en el barco. Mi abuelo era abogado y su compañero de clase era Jaime Martinez Williams, el que escribió el libro blanco fueron compañeros de la universidad y el toda la vida ha vivido ahí y ellos vivían ahí con mi abuela la Laura Tapia una vez yo fui ahí no se porque al edificio y fue como yo quiero vivir ahí no se porqué y tenía como diez años siempre quería vivir ahí , quería vivir ahí. Una vez por circunstancias de la vida tuve que ir donde la Julita (Astaburuaga) otra donde Jorge Edwards otra donde Sergio Parra, y cuando llegué estaba buscando casa acá abro el diario y el arriendo costaba doscientos cincuenta lucas. Entonces llamo dije esta hueva no vale y le rebaje el precio y se lo rebajé a ciento cincuenta lucas…” (María José, periodista, 27 años, arrendataria edificio patrimonial, Sector Santa Lucía, Barrio Bellas Artes) Si retomamos a Lash (1990), detrás de la reflexividad estética que condiciona la elección de Lastarria /Bellas Artes como lugar de residencia se encuentra un imaginario que provee de un beneficio simbólico dado por la seguridad que provee una “vuelta a los orígenes”. Se trata del redescubrimiento estético del pasado por parte de un sujeto urbano, un urbanitas en el sentido de Simmel, que atosigado por la movilidad del presente, redescubre un “pasado glacial”, un tiempo remoto liberado de toda carga negativa, idealizado y muchas veces estereotipado en forma nostálgica. Por último, para otros residentes la elección no tiene que ver con la valoración del pasado por si mismo sino con la diferenciación en relación con la oferta inmobiliaria presente que no responde a las necesidades de vivienda del residente actual. Refuerza la elección la comparación por oposición entre el edificio antiguo y el nuevo prototipo de edificación urbana representado por los Paz Foimovich, contraponiéndose la calidez patrimonial a la frialdad del departamento de renovacipon urbana, la calidad constructiva de “lo antiguo” a la falta de espacio de “lo nuevo”, de la nueva oferta inmobiliaria: 259 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID • Hombre: Yo vivo en un edificio antiguo pero yo creo que decidí vivir acá con mi pareja por lo arquitectónico visual…. entre estar pagando doscientos ochenta y cinco mil pesos para vivir decidimos pagar ciento ochenta mil pesos porque era más acogedor y estái en tu casa, no se, mi departamento tenía como un calor distinto que los Paz que son más fríos.” • Hombre: Obviamente que tiene un peso el edificio antiguo la gran diferencia no va en la cantidad de años que tenga el edificio sino en la construcción.” • Mujer: Los espacios que se dan acá son más altos más anchos.” • Mujer: La pared más gruesa podis hacer más ruido y no molesta.” (Focus Group Mixto, 30 a 40 años) Para los que no “heredan” el departamento de una red de amigos se trata de una búsqueda y una larga espera para poder acceder al bien preciado: “En mi caso yo te juro que estuve un mes buscado un departamento me venia todos lo fines de semana de la mañana a la tarde conocí el barrio anotando. Fue demasiado buscado y encontré este, había encontrado el del frente pero tuve un problema y no lo pude, ocupar.” (Clara, 25 años, diseñadora, arrenadataria departamento patrimonial, sector José Miguel De la Barra Poniente, Barrio Bellas Artes) Por último, cabe señalar que en el caso de los testimonios femeninos es frecuente que los arriendos originalmente unipersonales se transformen posteriormente en “arriendos de pareja”, generando un cambio en los planes originales de la arrendataria y en el manejo y gestión de los espacios: “…yo llegué primero al departamento sola, el me ayudó a buscarlo y todos y después al tiempo empezó a quedarse un día, dos y yo le dije quedate aquí…y ya estamos viviendo juntos….porque ya somos dos…porque el departamento definitivamente es para uno… yo estaba pensando para mí y no tenía la idea de vivir con otra persona el arriendo era para mi no más lo conocía de antes y alguien pero se fue quedando…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) 2.2.2 La Experiencia de Residencia en Departamentos de Renovación Urbana. También entrevistamos a un segmento de residentes que vivían en departamentos en altura construidos durante el reciente proceso de renovación urbana. Incorporamos sus percepciones de modo de representar el estilo de vida residencial del nuevo residente del sector Bellas Artes no patrimonial, que reside en los nuevos edificios construidos por las inmobiliarias. La llegada a los edificios en altura más que por redes o por visita directa a los departamentos que tienen aviso de arriendo, como en Lastarria, tiene que ver con una búsqueda a través de los avisos económicos de los periódicos: “…aquí a Mosqueto llegué por una cosa económica, llegué por el diario…al que está en altura, cuarto piso, llegué por la inmobiliaria, me pareció conveniente porque era muy barato, super barato, estaba en cien y veinte de gastos comunes, el primer año y después subió ene…” (Juan Manuel, 30 años, músico, arrendatario departamento patrimonial, sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) 260 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Alejandra es propietaria de un departamento en altura, de un ambiente, ubicado en calle Merced con Mac Iver, en un edificio denominado 24 Horas, construido por la Inmobiliaria Progesta, su compra fue con subsidio habitacional que paga mensualmente con el dividendo. “…el departamento es lo que se llama un estudio de un ambiente…es como de 30 m2, y es bastante amplio…yo me podría haber comprado uno de dos pero habría sido la misma superficie, vivo en el noveno piso en un edificio que se llama 24 horas, horrible el nombre… es de Progesta…(…) me cabe la cama, una cama de dos plazas, los libreros, el closet que es bastante amplio y un sofá…” (Alejandra, 36 años, historiadora, propietaria departamento en altura, sector Mac Iver, Barrio Bellas Artes) Fig 7.3: Detalle de Departamento del Proyecto Infinito Merced 562 sin uso residencial. Fuente: Foto del Autor Las razones para comprar en ese edificio tienen que ver con una valoración de la ubicación y dentro de su propuesta (pos) moderna, de la calidad de su arquitectura en relación al promedio de la oferta inmobiliaria: “…es como distinto a otras edificios y está mejor construido…en general a mis amigos les carga justamente con esto de los edificios nuevos hay un estereotipo, pero en mi caso les gusta porque igual es acogedor yo le he tratado igual de dar una onda…” (Alejandra, 36 años, historiadora propietaria departamento en altura, sector Mac Iver, Barrio Bellas Artes) Los atributos que más valora de su “departamento-estudio” tienen que ver con el piso que a diferencia de los antiguos no es de parquet pero si flotante lo que hace más cómodo su limpieza al “hacer aseo”: Fig 7.4 Detalle de la Planta de un Departamento de 33,36 m2 de un dormitorio y un baño Proyecto Edificio Infinito, Constructora Paz Froimovich en Merced 562. Fuente: Fotografía del Autor “…es amplio, es como el doble del otro, yo lo compré en Verano cuando tenía harta luz pero en Invierno no tiene nada de luz, tiene de ese piso ese flotante…ese piso que es pseudo de madera…me encantó porque en el departamentito que estaba antes en el cuartucho ese donde estaba antes era enano y el piso era de alfombra y era una asquerosidad…nunca lo habían cambiado y era asqueroso, y ahora tengo el piso flotante y me gusta…”(Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) Complementariamente también hay una valoración de la vista y del entorno patrimonial en que esta instalado el edificio, justo al costado de la Iglesia de la Merced: “…me gustó todo como estaba decorado y la vista, tengo vista al campanario de la Iglesia de la Merced, entonces es una vista preciosa, y como me dicen mis amigos podrán construir cuarenta mil edificios…pero no me van a tapar la Iglesia…”(Alejandra, 36 años, historiadora, propietaria departamento en altura, sector Mac Iver, Barrio Bellas Artes) El espacio ofertado por Progesta4 ofrece al igual que en la mayoría de los proyectos de renovación urbana, espacios de uso común considerando dos salas de multiuso habilitadas con kitchenette y baño, una sala de televisión, un gimnasio, una sala de sauna e hidromasaje y una lavandería. La experiencia residencial confirma la tendencia que plantean otros estudios como el de Kirsten (2008) al no uso de los espacios comunes por parte de los residentes jóvenes 4 Descripción del edificio 24, ubicado en Merced 717, en web www.progesta.cl 261 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que habitan departamentos de renovación urbana, existiendo malestar por el recargo que plantean a los gastos comunes: “…hay gimnasio pero lo he ocupado una vez o dos… hay sauna lo he ocupado una vez…querían cobrar por el uso pero va en los gastos comunes…tienen una sala especial, en el segundo piso que es un entrepiso si quieres, ahí está la lavandería, el jacuzzi, el gimnasio, una sala de reuniones y hay una salita para ver televisión…yo no lo he ocupado nunca, no se quien lo ocupará, yo la verdad que lo único que ocupo es la lavandería” (Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) “…los gastos comunes son caros… como promedio invierno-verano como 55, 60 lucas…con conserje, con lavandería, gimnasio, sauna y no sé que más, pero cosas que no ocupo, una cuestión para quinchos y eso…” (Danilo, 29 años, sociólogo, arrendatario departamento en altura, sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) Otro tema que destaca como negativo Alejandra tiene que ver con la forma de administrar la seguridad de su edificio, manifestando su molestia por el exceso de control, que dificulta la llegada espontánea de amigos e invitados: “…tiene un montón de conserjes…mmm…no sé unos seis, atienden de a tres…como que hay uno que lava o limpia, otro que atiende y otro que está…es muy desagradable, la gente tiene que mostrar su carnet, es muy desagradable…me carga eso…son normas de seguridad porque al principio hubo unos robos…era gente que decía que iba a ver los pilotos y que se quedaba ahí robando…” (Alejandra, 36 años, propietaria departamento en altura, sector Mac Iver, Barrio Bellas Artes) En relación al conocimiento de sus vecinos este es casi nulo, “casi nada los vengo cachando un poco…por ejemplo hoy día me encontré con una vecina que es argentina… que no la había visto nunca…”. Si hay algún tipo de conocimiento de los vecinos es tangencial, a partir del encuentro accidental en los espacios internos de los edificios “fue una vez que entré al ascensor y el iba saliendo” o a partir de ver al otro imprevistamente…”yo abrí mi cortina y el tenía abierta la suya y vi que tenía un atril como de guitarra como de parlantes no me acuerdo bien que era”. Por otro lado, para los que han vivido en ambos espacios la comparación entre la vida en el barrio patrimonial se hace en directa oposición a la experiencia de habitación del “estilo Paz Froimovich”, existiendo en residentes que han pasado de un edificio nuevo a uno antiguo una percepción de mayor libertad en estos últimos: “…como te decía los grandes inconvenientes de ahí era el tema del carrete, el humo, se pasaba todo, podías tener máximo a 10 personas pero como máximo tenías que hacerlo generalmente en el quincho, en el veintiunavo piso, donde se ve todo Santiago, Monarch… para usarlo tu lo pides no tienes que pagar nada, pero tiene horario, que eso era super desagradable porque eran cinco horas pero hasta las doce a una porque o sino alegaban, después venían los pacos y te sacaban un parte…y ahí teniai que corromper un poquito a los conserjes…” (Rommy, 29 años psicóloga, residenta arrendataria, Barrio Lastarria) En efecto, para Rommy la experiencia de cambiarse de un edificio en altura 262 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID estilo Paz Froimovich a un edificio antiguo de corte patrimonial resulta una experiencia positiva en comparación con la vivida en los edificios nuevos, destacando una percepción de menos restricciones y de mayor autonomía en relación al uso de los espacios: “…y la gente ha sido super amable, a tu eres la niña nueva si necesitas algo yo vivo en el 1B…además que el tema del carrete también es super aceptado independiente que sean personas adultas mayores… cachai porque para mí también era un tema de venir de un Paz Froimovich que todo se escucha, que te molestan los conserjes, que el quincho hasta las doce…acá a la hora que tú querai…” (Rommy, 29 años psicóloga, residenta arrendataria, Barrio Lastarria) 2.3 Las Desventajas y Dificultades de Vivir en el Centro de la Ciudad Pero existe un importante contraste entre el relato y la valoración simbólica del espacio y la experiencia “real” de su uso. La discordancia resulta muchas veces notable ya que muchas veces los departamentos no tienen las comodidades que requiere el nuevo residente generando muchas veces dificultades y gastos adicionales: “El mío es amplio de dos ambientes y es grande pero la cocina y el baño son puf… y yo que estaba acostumbrada a vivir siempre en casas!! En los departamentos que he vivido eran grandes tenía un mega patio tenía una cocina grande, después llegar a una cocina que es de este porte tuve que vender la lavadora porque no entrab…y de ahí estoy como súper pica, porque no tiene muchos lugares donde guardar las cosas, no tiene estacionamiento, no tiene instalación para la lavadora tengo que bajar a la lavandería que es un cacho y todo eso son como esas incomodidades que al final.” (María José, periodista, 27 años, arrendataria edificio patrimonial, sector Santa Lucía, Barrio Bellas Artes) Por otro lado, muchas veces en contraste con la valoración simbólica del estilo de vida residencial patrimonial prima una experiencia marcada por la resistencia práctica del/la “migrante” a los patrones concretos de la vida barrial, primando el sentimiento de agobio y de encierro: “…no sé como que trato de huir de la casa, como que no me gusta estar dentro…tiene vista hacia afuera, es luminoso todo el día, en las mañanas solamente le llega sol, pero como yo siempre estaba acostumbrada a vivir en casa o en departamentos más grandes como que ahora me siento ahogada…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra Poniente, Sector Bellas Artes) En los edificios patrimoniales resalta el contraste entre la mantención de las fachadas de los edificios y su escaso cuidado interno. Es así como la experiencia del residente se encuentra marcada por el hecho de tener que lidiar cotidianamente con problemas domésticos tales como mantención de cañerías, ascensores, y un fuerte deterioro interno. También queda en evidencia, el que la estructura de los edificios no fue hecha para el estilo de vida actual del residente, como lo plantea el siguiente intercambio de experiencias residenciales, que pone en el centro lo reducido del espacio de los departamentos de menor metraje: 263 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID • “Mujer: Yo para abrir… hay que salir de la cocina.!!! • Mujer: Una cosa muy mala que tiene acá esta el refrigerador y acá esta un mueble. Mujer: Yo no tengo ni siquiera el espacio yo tengo afuera el refrigerador.” (Focus Group Mixto, Jóvenes entre 25 y 30 años) En el caso de la interacción con el entorno barrial, también se producen conflictos. Estos son más marcados en el sector de Bellas Artes donde los nuevos vecinos, al igual que muchos antiguos, vivencian con crudeza las consecuencias negativas de vivir al costado del Museo sufriendo en términos de su calidad de vida y privacidad residencial el impacto de la población flotante de toda la ciudad que ocupa el espacio público barrial como espacio de diversión cotidianamente los fin de semana: “…la otra cosa que nos cargó fue el show del Domingo delante del MAC que ahora de a poco se ha ido calmando, ahora se instalo el Domingo un bus de pacos…a las dos de la tarde… no era gente que viniera a reunirse de acróbatas, diseñadores…no…” (Nicole, 38 años, diseñadora, arrendataria departamento patrimonial, sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) “…lo que pasa es que aquí antes se hacía una feria de las pulgas… eran más cachureos, y de repente empiezo a cachar que la feria no estaba, como que la cuestión creció, y era una juntada de gente, mucho haciendo malabarismo y después cachamos que mucho alcohol, la gente se instala en el pasto con los botellones de cerveza, la calle Mosqueto llena de curados…no era gente del sector…” (Alberto, 30 años músico, pareja de Nicole, arrendatario departamento patrimonial, sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) A esta problemática propia del sector se suman las adversidades que plantea una localización que colisiona con el flujo de la ciudad. En ese sentido el Transantiago, y el ruido de las micros pasa a ser un nuevo problema: “…por ejemplo yo me he visto afectado por el Transantiago, yo vivo en Santo Domingo…había muy pocas micros antes y ahora hay demasiadas…y como pasa tanta micro hay mucho ruido en Santo Domingo y en Monjitas más, que es la calle de más ruido…me tengo que mantener con las ventanas cerradas y como es un departamento antiguo, que atrae el calor y lo mantiene es un problema, en invierno va a ser fenomenal pero ahora en verano es un problema, no puedo estar con la ventana abierta tranquilamente porque pasan y pasan…” (Diego, 27 años, arrendatario departamento patrimonial, Sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) Como se desprende del intercambio de experiencias en ese sector del barrio se concentran todas las dificultades que plantea a la vida cotidiana una residencia emplazada en las principales arterias de movilidad y flujo de transporte público de la ciudad: 264 • Mujer: Asociado al ruido se encuentra el problema del polvo y el smog • Mujer: El otro problema importante yo creo que lo compartimos todos, la cantidad de micros y todo eso la calidad del aire y el polvo en el aire. …queda la cagá • Hombre: La cantidad de polvo en mi departamento es heavy CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID • Mujer: Hay que estar todo el DIA pasando el paño para sacar el polvo • Mujer: Pero no es polvo es hollín!!” (Focus Group Mixto, Jóvenes entre 25 y 30 años) 2.4 La Convivencia al Interior de los Edificios Patrimoniales Pero una problemática fundamental que emerge del análisis de las experiencias de residencia en edificios patrimoniales tiene que ver con las dificultades que plantea la convivencia de distintas generaciones y estilos de vida que no están acostumbrados a compartir un mismo espacio. Fundamentalmente se detectan problemas de convivencia entre jóvenes y antiguos residentes por temáticas relacionada con un uso diferencial del espacio (ruido fuera de horario, uso de espacios comunes, dificultad de realizar mejoras a los espacios públicos como estacionamientos de bicicletas). Para un importante segmento de residentes la convivencia de diferentes generaciones en el mismo territorio no deja de tener impacto en la vida cotidiana de un barrio cuya infraestructura no está preparada para recibir un uso intensivo del espacio lo que provoca tensiones, conflictos e incluso accidentes. En efecto, existen múltiples conflictos en torno al uso del espacio y del tiempo. En el caso del interior de los edificios en tanto comunidades los nuevos residentes relatan frecuentes problemas por los ruidos que enfrentan a los antiguos residentes con los más jóvenes5. En la dificultad para establecer vínculos del nuevo residente influye quizá la cultura parental. Si se proviene de una cultura de vida cerrada y no abierta al barrio, los vínculos se restringen al mínimo: “no es de desconfianza es de no molestar, es como de crianza de mis papás, porque a mis papás tampoco les gusta molestar ni siquiera a la familia, los vecinos a nadie…es como costumbre de mi familia no molestar a nadie, si mi la puedo resolver yo misma…yo misma lo hago y si ya es muy grave, busco ayuda…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) En los departamentos se estructura muchas veces un antagonismo entre los residentes antiguos y los más jóvenes, articulándose también alianzas entre los estilos de vida más cercanos. Esto sucede en el caso de la neo-bohemia céntrica, en que se juntan entre sí residentes de diferentes generaciones y mundos laborales articulándose espacios de comunidad y encuentro festivo entre los vecinos más jóvenes: “…En mi caso es súper distinto me han tratado de echar como dos veces es todo antiguo hasta las personas… puras viejas!!, en ese edificio no se renovó nadie cachai, entonces justo en el último piso las cuatro personas eran súper fiesteras… la del yoga, ponía la música a todo chancho la vecina de al frente las prefería a ellas por el carrete un psicólogo con una banda de rock y yo al final nos querían echar a 5 Un tópico clave en el discurso de los nuevos residentes entrevistados hace referencia el escaso poder que tienen sobre el espacio y sobre las reglas comunitarias al no contar la opinión del arrendatario en los espacios comunitarios intra-residenciales siendo esta pre-rogativa de los residentes que se constituyen en propietarios. 265 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID todos. Yo le tengo odio a mi conserje. Esta lo otro también a veces hay demasiada carga que dejan los residentes que nunca se fueron a los más jóvenes y se llevan pésimo.” (Pedro, 29 años, publicista, arrendatario departamento patrimonial, calle Lastarria, Barrio Lastarria) En otros casos, los/as jóvenes no establecen vínculos con los otros propietarios y arrendatarios, lo que genera una sensación de aislamiento que se suple estableciendo vínculos y redes con otros amigos jóvenes que viven en otros departamentos del sector: “…de repente me siento como un poca sola en este edificio me gustaría como compartir más…pero puede ser porque son las personas muy, muy distintas, o sea imagínate vienen de otro país, hay abuelitos y al final la interacción que se da con la gente…y bueno no hay Junta de Vecinos…o de vigilancia, no hay nada, como que son super individualistas, como que eso me da un poco de pena, porque igual este como que es un barrio aglutinado…o sea soy más cercana cercana con gente de otros edificios que con gente de mi mismo edificio…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) Esta percepción de escasez de vínculos entre los residentes jóvenes y los antiguos que viven en los departamentos patrimoniales se ve acrecentada en el caso de los escenarios residenciales patrimoniales más pequeños (departamentos individuales) en donde se acrecienta la movilidad residencial, lo que no permite el conocimiento mutuo: “…generalmente los fin de semana se ve un camión abajo que es de alguién que se está yendo o está llegando…yo creo que casi cada tres meses alguien se está yendo o llegando…” (Camilo, 33 años, publicista, arrendatario departamento patrimonial, sector calle Lastarria, Barrio Lastarria) Por otro lado, la convivencia entre residentes heterosexuales y gays, en un mismo espacio residencial también plantea el contrapunto de diferentes modos de vida, estilos de vida distintos que muchas veces chocan, demostrando la existencia de prejuicios y la inexistencia de lazos comunicantes tanto al interior de los antiguos como jóvenes residentes: “…tengo muchos recuerdos de ellos…los que vivían ahí…era un gay y una chica…pero las fiestas gay eran casi todos los días…no sería nada la música sino que las conversaciones fuertes…síi…que una no está habituada entonces son conversaciones extrañas…” (Mónica, 29 años, residenta Barrio Lastarria) No obstante, en otras experiencias acontece una situación es inversa, valorándose la existencia de confianza y vínculos más cercanos que existiría en los edificios antiguos, a diferencia de la frialdad de vínculos que se vivirían en los nuevos edificios en altura muchos de los cuales se ocuparían para otros usos no residenciales: “…Yo de verdad no entiendo no veo el tema como de lucas de por medio, lo veo por el lado sensorial de que por ejemplo le contaba yo a él que mi hermano vive casi al lado mío, pero vive en los edificios nuevos te fijái. Los edificios nuevos tienen comunidades muy diferentes. Por ejemplo él no tiene la misma confianza que yo tengo para andar por los pasillos hay muchas casas de cita en estos departamentos nuevo 266 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID yo de verdad que lo siento. Cuando yo los vine a ver eran horribles. Yo hice lo mismo que tu dices yo vine a ver los departamentos nuevos me pareció tan helados son tan pequeños que en realidad.” (María José , 27 años, periodista, arrendataria, Bellas Artes) Rommy coincide con la tendencia a rescatar en forma positiva los vínculos generados en su experiencia residencial en el barrio con Ana, antigua arrendataria de ochenta años que le sub arrienda un departamento. Para ella fue algo no proyectado y sorpresivo la creación de un vínculo que le da compañía y contención en su vida cotidiana como mujer joven que vive sola, sin redes familiares directas: “…entonces además de arrendar un departamento que tiene patio, arrendé a una abuelita…y ella me ha ido contando la historia me ha ido presentando a la gente, la gente es muy amable…esta señora a la que le arriendo me invita a tomar once, me escucha mis problemas super bien en ese sentido…” (Rommy, 29 años psicóloga, residenta arrendataria, Barrio Lastarria) No obstante los conflictos comunitarios a partir del tema de cómo se administran los edificios y de cómo se gestiona seguridad generan la oportunidad para que se generen mayor comunicación entre los antiguos residentes y los nuevos arrendatarios: “…hubo un problema super claro y nos juntamos todos y hablamos, hechamos a la administradora y ahora las mismas personas del edificio se están haciendo cargo de los gastos del edificio y por eso nos hemos conocido más con la gente del edificio…he conversado más que nada sobre la gente ha pasado en el edificio…pura gente sola, porque los departamentos son muy pequeños, o parejas jóvenes ahora pero ponte tú no hay niños en mi edificio, no hay parejas con niños, hay parejas jóvenes que no se han reproducido (risas) y muchos viejos… no hay familias en mi edificio…ni una!!!...” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Bellas Artes) En el caso de la Comunidad Merced 336 de Lastarria producto del accidente que en 2008 ocurrió en uno de sus antiguos ascensores6, se generó un movimiento de los residentes jóvenes que llevó al recambio de la antigua directiva de la Comunidad la que fue reemplazada por una nueva liderada por propietarios jóvenes que se hicieron cargo de vigilar la seguridad del edificio. Por último, cabe destacar en el marco del arriendo patrimonial la existencia frecuente del fenómeno del sub-arriendo de piezas a extranjeros o a otros jóvenes, generalmente de regiones, realizado por parte de arrendatarios que encuentran en ellos una fuente de financiamiento complementario para sus propios arriendos, estableciendo a su vez vínculos con otros jóvenes de similares intereses profesionales, educacionales o de similar estatus de consumo. Estos arriendos tienden a promocionarse por redes de facebook, blogs y páginas de Internet de modo de crear una búsqueda más delimitada en torno a redes de amistades más cerradas. 6 Durante nuestro período de residencia en el Barrio Lastarria Bellas Artes podemos mencionar la existencia de dos accidentes en el eje de Merced debidos al mal funcionamiento de antiguos ascensores, los que significaron la muerte de un destacado profesional adulto-joven residente, en 2007, y de un joven trabajador migrante peruano en 2008, que repartía comida a domicilio a un edificio de Merced, hecho que fue ampliamente difundido en la prensa durante el mes de Agosto último, y que contribuyó a posicionar en la agenda pública de la ciudad el notable deterioro interior de los departamentos de corte patrimonial en el centro de Santiago. 267 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3. La apropiación de los espacios de abastecimiento tradicionales Como plantea la abundante bibliografía barrial revisada en el marco de referencia, los espacios de almacenamiento barrial configuran un importante rol de articulación de las relaciones al interior de un vecindario, particularmente de un barrio céntrico patrimonial como Lastarria/Bellas Artes en el que conviven antiguos y nuevos residentes que construyen en relación con el barrio diferentes – y muchas veces contrapuestos- estilos de vida siendo en ese marco los espacios de abastecimiento los lugares de encuentro de la diversidad residencial. Retomando a Hannerz (1992, encontramos que una función primordial que forma parte de la vida del barrio, es la que le corresponde a los individuos que desempeñan un papel de abastecimiento, rol a través del cual manejan el espacio del barrio aprovisionando a sus habitantes de uno u otro modo. En efecto, en el contexto de relaciones caracterizadas por encuentros tangenciales entre vecinas y vecinos de diferentes generaciones, el vínculo vecinal entre residentes, que le da continuidad al sentimiento de pertenecer a un barrio, tiende a establecerse en los espacios de abastecimiento y de consumo local de mayor tradición: “…el comercio para mi es lo que le da el cuento al barrio porque es donde tu te encontrai, este es un barrio donde hay poco encuentro con los vecinos, hay súper poco encuentro con los vecinos, es un barrio en que los horarios de las personas hacen de que tu te encontrai como de paso en la calle con las personas, no hay un cuento de vecindario fuerte así como clásicamente el vecindario como hola vecino como está pero hay un vecindario más bien en términos de estilo, de vida… en los estilos hay harto de las parejas jóvenes sin hijos…y también de hartos cabros chilenos arrendándoles a personas de otros países…” (Rodrigo, 32 años, psicólogo propietario departamento patrimonial, sector Namur, Barrio Lastarria) Para Arlette en el barrio se genera una dinámica comunicacional con los proveedores de abastecimiento que lo hace más seguro. En general, se genera un entorno familiar y amistoso, creándose una red de protección en la que los vendedores participan y generan vínculos con los clientes-residentes: “Te conocen hasta los vendedores, hasta las cajeras de los supermercados, que se supone, son los centros comerciales más impersonales del mundo. En las tiendas también se conocen, por eso la atención se hace más personalizada, por el contacto permanente.” (Arlette, estudiante de Historia, 23 años, sector Merced, Barrio Lastarria) En efecto, retomando lo planteado por Mayol (2006) van a ser los antiguos almacenes los que configuran polos de importante articulación de relaciones vecinales entre residentes y usuarios de diferentes generaciones que habitan el barrio. Es en este marco que seleccionamos la descripción de dos espacios de almacén del Barrio Lastarria, de modo de caracterizar el tipo de vínculo que se produce entre el residente actual y el almacenero, que da continuidad a las relaciones de barrio. Se trata de dos negocios ubicados específicamente en el sector de calle Merced, entre José Miguel De la Barra y Calle Lastarria, locales de comercio representados por dos personajes barriales, el almacén de la Nanny y el almacén de Karim. 268 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3.1 Los antiguos almacenes como punto de encuentro barrial En el caso del almacén de la Nanny el público del local tiende a ser más el usuario céntrico que el nuevo residente barrial, siendo sus compradores los trabajadores de las oficinas y secretarías de los centros médicos que se encuentran en Merced junto con algunos residentes del edificio de Merced 336 que hacen las compras más pequeñas donde ella y recurren “de emergencia” al otro almacén del barrio, el negocio de Karim, que a diferencia de ella cierra más tarde y abre los fin de semana. Fig.7.5: La Nanny atendiendo un día de semana. Fuente: Foto del autor Los productos que más se venden en el local de la Nanny son el pan que llega temprano como a la diez de la mañana, sus clientes más fieles son los oficinistas del sector de Merced, “para los de la oficina el pan y la tajada de queso, una leche, una bebida, una galleta, se trata de compras chicas”, teniendo incluso clientes del edificio de la Cámara de Comercio que caminan de Monjitas para comer su colación en el local. Las pocas veces que el almacén recibe compras grandes tiene que ver con pedidos de las oficinas que mandan a comprar los útiles de aseo, pero eso ocurre muy de vez en cuando. También se venden sándwich y ensaladas como colación, y café de máquina, existiendo un mesón con tres sillas en donde los clientes pueden comer su colación a la hora de almuerzo. En el negocio de la Nanny los clientes habituales tienen una cuenta que les permite pedir fiado de una semana a otra para esto ella los anota en una libreta que guarda bajo el mesón de atención al público. También en esa libreta tiene anotados algunos teléfonos de locatarios como el dueño del Diablito y de Santiago del Valle que le ofrecen ayuda en caso de que haya un intento de robo o tenga un problema. Si el almacén de la Nanny articula conexión con los usuarios céntricos del barrio, la clientela diaria que trabaja en el sector en tanto centro, el almacén de Karim cumple la función de articular nexos con el nuevo residente barrial sin descuidar la atención de residentes antiguos. Pese a que el local se llama Yasmin como homenaje a una hermana de su padre, todos en el barrio lo conocen como el almacén de Karim, siendo saludado por los residentes jóvenes cuando está a cargo del negocio con un automático “hola Karim como estás”, o “cómo va Karim”. El local es un negocio familiar heredado de su padre, un inmigrante de origen paquistaní aunque de identidad india (“nació en la India y a los cuatro años se creo Pakistán”), que se estableciera en el barrio en 1970 instalando el Lavaseco President, que se encontraba ubicado en la esquina de Merced con Lastarria donde hoy se ubica el almacén. Cabe constatar que el almacén de Karim se adecúa a los comportamientos de consumo del nuevo residente. Por un lado, su peak de público es en la tardenoche entre las 19:30 a 23:00 hrs espacio en, que después del trabajo o el estudio, el local se llena de jóvenes entre veinte-cinco y treinta años siendo habitual tener que hacer una cola de ocho a diez personas que compran a la vez. Se trata como es propio de un almacén de compras chicas. Los que se ven más jóvenes y 269 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID con menos recursos compran pan, queso, jamón y otros alimentos para acompañar la “once”, más tarde pasadas las diez se compran cervezas y vino, para acompañar sus cenas, reuniones sociales o carretes improvisados o planeados que desarrollan en sus casas, los con más recursos compran cervezas importadas como Corona, Baviera o Negro Modelo y acompañan sus compras con aceitunas verdes y otros aperitivos, para los cuales Karim se provee adecuadamente conociendo el sofisticado gusto del cliente joven de Lastarria. Fig. 7.6: El diario mural del barrio. Almacen de Karim Fuente: Foto del Autor A pesar de que muchos vecinos saben que es un poco más caro que los otros almacenes que se encuentran en el sector están dispuestos a pagar más y ser clientes de Karim. En ese sentido el Almacén Yasmin es un punto de referencia obligado del habitante joven del barrio, siendo por su ubicación privilegiada un local que se encuentra en el centro y corazón del barrio equidistante tanto de los que viven hacia Alameda, al interior de calles como Villavicencio y Rosal, como los que lo hacen en Merced, Monjitas e Ismael Valdés Vergara frente al Forestal. Por último, el almacén de Karim constituye un punto focal de información de lo que sucede en el barrio, en la entrada del almacén hay una pared donde se colocan avisos de arriendos, obras de teatro, y otros eventos tanto barriales como cercanos al estilo del habitante del barrio. Igualmente se instalan avisos de arriendo de piezas y departamentos, avisos de dueños que han perdido sus mascotas, ofrecimiento de clases de inglés por parte de turistas que viven en el barrio. Por otro lado, el almacén cuenta con dos teléfonos públicos ubicados a ambos costados de la entrada, lo que también fomenta el uso del local tanto por el público residente como por el transeúnte que transita por el Paseo Lastarria. 3.2 Los 0tros Negocios Barriales: Cambio y Continuidad de Usos Pero la oferta de consumo cultural barrial no se agota en el universo del los almacenes barriales. Es posible señalar, que a pesar del paso del tiempo, a lo menos en Lastarria acompaña al almacén una oferta tradicional de pequeños servicios barriales como zapatería, peluquería, florería, frutería, usos que adaptan a la nueva realidad del barrio encontrando un nuevo y fiel público en los nuevos residentes. • Hombre: No, yo fui una vez a la zapatería, al reparador. • Mujer: El que arregla mochilas también. • Hombre: Hay tres zapateros y al otro lado también y tiene fotos del barrio antiguo. • Mujer: Con carreta y sin pavimentar. (Focus group Mixto , 30-40 años) También en Lastarria se observa la permanencia de usos barriales que entregan servicios dirigidos preferencialmente al antiguo habitante del barrio. Como ejemplo de esta continuidad encontramos el caso de la peluquería Peinados Teresa y Rossy, de calle Merced en Lastarria donde asisten cotidianamente las residentas más antiguas del barrio, transmitiendo a través del encuentro cara a cara con las peluqueras, recuerdos del barrio de antaño, que hacen que el cliente se entere cuando se va a cortar la barba o el pelo de que “la semana pasada se murió una antigua clienta”, o que se transmitan saberes acerca qué artistas vivían en qué lugares, en el barrio de antaño. Otro caso de supervivencia y adaptación al nuevo escenario barrial lo plantea 270 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Ópticas Bahía, negocio familiar que antes se encontraban en el centro sin mucho éxito y que al trasladarse a Lastarria hace cinco años el negocio obtiene un notable repunte económico al difundirse como una tienda de lentes con estilo que es visitada tanto por antiguos como por nuevos residentes, estos últimos buscando marcos exclusivos de estilo retro o vintage aportan a que el negocio sobreviva a pesar de los cambios en la morfología y demografía del barrio. 3.3 El Estilo de Vida Unipersonal: Compras Cortas Semanales y Quincenales. Pero el abastecimiento también se encuentra vinculado a la estructura del hogar que tiene el nuevo residente. En el caso del hogar uniparental, el abastecimiento se hace a menos plazo, compras semanales y quincenales, a diferencia de las compras mensuales que hacen las parejas que viven juntas. “…yo normalmente voy al Montserrat que está casi en la esquina de mi casa, el de Monjitas, yo hago compras quincenales, no sé quince lucas, veinte lucas…lo que pasa es que no me gusta cocinar en mi casa lo encuentro fome…la verdad es que estoy comiendo pésimo últimamente y trato de comer afuera o comprar comida preparada, por ejemplo ayer fui y me compré comida preparada en el Montserrat… encuentro fome cocinarse para uno, me gusta cocinar pero cuando van amigos…” (Alejandra, 36 años, historiadora, residente departamento en altura, sector Mac Iver, Barrio Bellas Artes) El tema del abastecimiento y la alimentación se conecta con un estilo de vida residencial de “barrio puertas afuera”, ya que por razones de tiempo y espacio los residentes no ocupan sus viviendas para cocinar y para establecer el rito de las comidas reemplazando ese hábito por el de la comida en restaurants del barrio y del centro: “…resuelvo pésimo, pésimo la parte de la alimentación, no como nunca en mi casa, porque mi cocina es ciega, entonces cocinar en una cocina ciega…requiero luz porque no te dan ganas de cocinar en una cocina que no tiene una ventana con luz cachai, entonces o como siempre afuera, o compro para lo que necesito comer…pero muy pocas veces tengo el refrigerador lleno…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Bellas Artes) En ese marco predomina, el uso del “delivery” o la comida preparada, siendo preferente la elección de sushi o comida china dada la numerosa oferta de locales tanto nuevos como antiguos que ofertan comida a domicilio para el nuevo residente: “si pido mucho delivery, sushi, chino, y en alguna época Big Pan, pero era demasiado tóxico ahora trato de alimentarme mejor…” (Carla, actriz, 24 años, arrendataria departamento patrimonial, sector Merced, Barrio Lastarria) “…pido comida a domicilio, japonesa y china a los chinos gay de Monjitas, y cuando tengo plata y me quiero premiar y dar un gusto le pido al Yoko (restaurant de comida japonesa)…” (Ricardo, 27 años, diseñador, arrendatario patrimonial, sector Merced, Barrio Lastarria) En el caso de las parejas jóvenes es frecuente el que se ocupe la mayoría de la semana para cenar fuera de la casa en un “restaurant del barrio”: 271 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “…una o dos veces a la semana, tal vez un fin de semana, en comparación a antes que todo en la casa, hasta ahora que no alcanzo a tomar desayuno en la casa y me tengo que comprar algo en el centro y tomar desayuno en la oficina…estoy gastando harto más pero por ejemplo ya no voy casi nada al supermercado…” (Alejandra, 36 años, historiadora, propietaria departamento en altura, sector Mac Iver, Barrio Bellas Artes) En relación con la administración de los gastos se genera una sociedad que generalmente es administrada por la mujer: “yo pago todo y él me deposita la mitad, cincuenta y cincuenta” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) Otro espacio de abastecimiento alternativo utilizado es La Vega no obstante requiere de una compra planificada para que sea efectivo el gasto y no se pierda el alimento: “…es que casi no compro verdura por eso te digo que como pésimo porque se me echa a perder, porque al principio yo emocionada me iba a la Vega y me compraba cuarenta mil cuestiones pero resultan que se me echan a perder, entonces me da cosa a mi botar la comida, entonces ya no compro…cuando voy a comer afuera trato de comer ensalada porque se me echa a perder muy luego…” (Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) Por otro, la compra en la Vega constituye un viaje, una excursión por la ciudad en la que se condensa un rescate de lo popular, transformándose en un periplo que conecta el barrio con una realidad diferente, conectando al/la residente con otros paisajes de diversidad urbana que aportan una experiencia que se sale de la rutina del intenso consumo cultural del barrio otorgando una alternativa más económica: “…cuando tengo tiempo y ganas voy a la Vega, eso sí disfruto ene, como ir a la Vega, comprar verduras y todo eso…voy los fin de semana, a veces voy con más gente, tengo unos amigos que viven en París-Londres, que también van conmigo harto a la Vega…también almuerzo en la Vega porque es barato y tienen una comida buena, ahora hacen unos jugos naturales exquisitos, almuerzo en el Patronato porque podís almorzar desde un coreano hasta comida hindú, hay como más variedad y eso me gusta ene ese barrio, ene, y conozco todas las picadas para comer dentro del barrio, te podría nombrar todos los lugares en que puedes comer entre luca y cuatro lucas, puedo comer en el barrio sin gastar tanta plata y comer bien, y donde tomar café, en ese sentido me manejo harto en el barrio…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) Cabe señalar que a diferencia de los residentes de Lastarria que ocupan en mayor medida los almacenes de esquina, los residentes del sector Bellas Artes tienden a usar los supermercados asociados al centro de la ciudad (Barrio Bellas Artes) “voy a veces (al LIDER del Centro)…a veces porque venden cosas que en el Montserrat no, por ejemplo el SIF baño no lo venden en el Montserrat sino en el LIDER” (María 30 años, arrendataria edificio renovación urbana, Bellas Artes) 272 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Cabe observar que el levantamiento de campo se hizo antes que se instalara en el barrio en calle Merced el Supermercado LIDER7. La instalación de dicho supermercado con una capacidad para cientos de personas plantea un cambio en las relaciones de abastecimiento del barrio, generando un espacio de abastecimiento de uso masivo en que confluyen residentes tanto de Lastarria como Bellas Artes, constituyendo una nueva centralidad que aporta a la articulación de ambos sectores como un mismo barrio. En el caso de las compras que hacen las parejas que viven solas sin hijos, se hace una planificación más amplia se hacen compras mensuales en los supermercados del sector: “…hacemos compras del mes en el supermercado…en el LIDER de Huérfanos… que apareció hace un año atrás, antes el supermercado era un problema íbamos al Montserrat de Monjitas y era muy malo tenía pocas cosas, era medio sucio, era chico…malo…yo creo que el LIDER se puso para responder a la gente de este barrio, porque tiene otros productos, otras marcas…comida preparada a dos lucas que en el otro no había…” (Danilo, 29 años, sociólogo, arrendatario departamento en altura, sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) 4. El consumo cultural distintivo: las tiendas de ropa y los emporios posmodernos. Como se planteara en el marco teórico el consumo cultural de bienes simbólicos que forman parte de las tendencias de moda, configura un ámbito donde a diferencia del abastecimiento barrial, prima la lógica de la distinción y diferenciación planteada por Bordieu y Simmel, respectivamente. En ese sentido, la alta oferta de locales que proveen bienes distintivos, descrita en el capítulo 5, pareciera estar en sintonía con los patrones de alto consumo cultural que adopta un grupo minoritario pero significativo de residentes, que ocupa las tiendas de diseño como un espacio de consumo que los saca de la cotidianeidad a partir de la realización de un gasto especial que interrumpe la rutina creando sentido a partir de la creación de un evento extra-cotidiano. Como ejemplo de esta oferta suntuaria encontramos las tiendas de diseño particularmente las relacionadas con la indumentaria, y los espacios de abastecimiento posmoderno como emporios o almacenes de nuevo tipo donde se venden sofisticados productos orgánicos o por lo contrario delicattesen. 4.1 El Consumo Indumentario En el caso del consumo indumentario encontramos diferentes formas de dar sentido a las compras suntuarias. Para Rommy nueva residente que proviene del grupo de seguidores que provienen de una experiencia de vida vinculada a un barrio popular, la realización de pequeñas compras en las tiendas distingui- 7 En el supermercado LIDER de Merced se nota una mayor sofisticación de la oferta. A modo de ejemplo se observa una disposición de oferta más selectiva en relación a los vinos que la oferta anteriormente existente en otros supermercados y botillerías céntricas. 273 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID das de diseño le genera un “sentido de gratificación”, que reivindica con orgullo a partir de la metáfora de vestir con un “glamour proletario”: “…yo generalmente compro ropa acá…es uno de los espacios en donde me gusta comprar, en estas tiendas de diseñadores no tan caras… como Caldo Bazar…es que mi concepto de vida es el glamour proletario…busco algo que sea un poco especial para mi pero que no sea una huevá carísima, no me voy a vestir con cien lucas en el cuerpo porque no corresponde hay miles cosas que hacer y gastar con la plata…” (Rommy, 29 años, psicóloga, arrendataria Barrio Lastarria) Por otro lado, encontramos la existencia de modalidades de consumo ostentoso, que responden no a la gratificación del sí mismo sino a la necesidad de llamar la atención de los demás. Se asocia esta conducta a cierto tipo de residente, que responde a la figura simbólica del “shuper” o el “hipster”8, construyendo su identidad personal en la diferenciación y la caza de tendencias: “ yo creo que hay gente que viene de afuera y ya para no sentirme no integrado se empezaron a transformar y uno empieza a experimentar con huevás raras, el sombrerito (risas) si o no, y ahí otra persona lo va a encontrar y va a decir ah está bueno esto, y por ejemplo ahora volvieron estos gorritos que son como jockey sin ser jockey, son antiguos…con eso podís decir que ya eres shuper, o yo que siempre he ocupado lentes, lentes antiguos, y ahora decidí ocupar lentes vintage que es otra cosa, o los bigotes…o la gente que anda con chalas todo el día, cachai que anda con short chalas y poleras, hay una forma de vestirse, los pendejos se visten como con poleras medias apretaditas…” (Iván, 35 diseñador, residente patrimonial Sector Rosal, Barrio Lastarria) En ese marco entre los mismos residentes se produce una disputa simbólica por establecer fronteras de pertenencia en relación al consumo adecuado desarrollándose una clara distinción entre los que participan del consumo “ondero” (fashion, shuper o hipster), a través de la ostentación de los bienes consumidos en el espacio público, a través de prácticas espaciales como caminatas y paseos por los ejes centrales que comunican ambos barrios, donde se exhibe el uso de artículos de vestuario comprados en las tiendas del sector. En ese marco los artículos distintivos que más destacan son lentes antiguos, de diferentes modelos y tamaños, muchos de ellos comprados en la Óptica Bahía ubicada en plena calle Merced, en el Barrio Lastarria; los sombreros o jockeys que son vendidos en tiendas “onderas” como La Sombrerería, The Clinic, Ají o Caldo Bazar; las poleras, vestidos y otras prendas indumentarias estampadas con motivos étnicos, que son vendidos en tiendas como Tampu. Se puede plantear que los consumidores de este tipo de producciones no buscan objetos masificados, sino cargados de sentido identitario, que aparte de su utilidad práctica, doten a su usuario de una originalidad que les haga destacar y diferenciarse del consumo de masas. No obstante, en ese contexto específico, la participación residencial femenina en relación al consumo concreto de los productos indumentario de diseño no pareciera ser tan protagónica, declarando más bien la realización de “consumos alternativos” en espacios más baratos y aledaños al barrio como Patronato. Por 8 Sobre el sentido y significado de estas representaciones simbólicas de los residentes y usuarios en el consumo volveremos en el último capítulo de análisis. 274 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID otro lado, ante la oferta desproporcionada de precios de las tiendas de diseño indumentario, la alternativa a la tienda de diseño que se reivindica es el Mall: • Mujer O sea, si yo me quiero comprar algo, a ver , si quiero comprarme ropa pa mi porque me gusta , si, me compro ropa acá. Pero ponte tu yo soy actriz, actúo en televisión entonces de repente tu tenis que comprarte ropa donde te veis un poquito más pituca y vas al mal • Mujer: Por ejemplo, a mi lo que me ha pasado , me he comprado cosas aquí en el barrio pero … • Mujer: Para redondear eso las ropas pitucas que se venden acá están completamente fuera de mi alcance. • Mujer: Imagínate que yo un vestido como este me lo compro en el hall central me va a costar como sesenta lucas, pero el mismo vestido, si cruzo a patronato que va a ser de algodón y va ser un poco menos enchulado que el otro me va a costar cinco. • Mujer: Si te quieres comprar el mismo vestido igual de pituco pero que te alcance te vas al mall. (Focus Group Mixto, Jóvenes 20-30 años) 4.2 El Consumo de Espacios de Abastecimiento Posmoderno Por otro lado, como y analizáramos en parte en el capítulo 5, el Emporio La Rosa expresa un prototipo de espacio de consumo cultural cuya puesta en escena incorpora la lógica de la distinción a partir de la venta de productos distinguidos por su mayor calidad y sofisticación. No obstante esta propuesta se transforma junto con la masificación de los usuarios y residentes del barrio. En ese marco, es la venta de helados artesanales de curiosos sabores la que logra configurar la identidad de marca del emporio constituyendo a este en un polo de encuentro de “la gente del barrio” con los visitantes y usuarios del barrio. No obstante, para algunos residentes por razones de cercanía el emporio si cumple un rol doble de espacio de abastecimiento, al cumplir con la función del almacén, junto con el valor agregado o beneficio simbólico que plantea como hito urbano que opera simultáneamente como referente de distinción y como símbolo de pertenencia al “barrio cool” del centro: “yo uso el Emporio como si fuera el almacén para mí pero si estoy consciente de que es el Emporio…por eso cuando yo doy mi dirección digo frente al Emporio…” (Pamela, 40 años, propietaria departamento patrimonial, Pasaje Paulino Alfonso, Barrio Lastarria ) Otros habitantes cuestionan su condición de lugar turístico que lo hace destacar dentro de una geografía de lugares globalizados atractivos para el visitante del barrio pero que no son percibidos como cercanos por el residente, que los observa con distancia como ajenos y externo a su concepto de barrio: “el emporio es una cafetería pero yo diría que es cara, los helados son caros es para un cierto nivel de gente muy turístico últimamente, típico un francés tomando café, alemanes comiendo helado…” (Marcelo 33 años, periodista Diario La Nación, arrendatario José Miguel De la Barra Oriente, Barrio Lastarria) 275 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID En ese marco la propuesta de constituirse en almacenes barriales no cuaja sino como simulación de la experiencia de lo barrial, que atrae al público a una experiencia distinta del lugar, reproduciendo el aura del almacén pero no sus nexos de cotidianeidad y de vínculo cara a cara. Como plantea Catalina en el marco de un barrio disociado entre lo metropolitano globalizado y lo barrial local, ejemplificado en la yuxtaposición en un mismo sector de espacios con vocaciones y escalas distintas, un grupo significativo de residentes tiende a elegir el uso y apropiación de espacios más cercanos y privados a la vez que menos sujetos a la sobreexposición del consumo visual: “…o sea los residentes se van a lo menos visible pus, por ejemplo el Café De la Barra me gusta, el otro que me gusta es el Mosqueto, el que está en Mosqueto, el de las Flores, cachai como que es más piolita cachai que como que el barrio gay no se ha apoderado tanto de eso… pero si debo admitir que son intelectuales que es otro estereotipo… para mi el barrio es donde me sienta cómoda, para mi el tema de la exposición no …no me interesa ser vista ni nada…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) 5. De cafés, bares y escenarios de ocio nocturno: los espacios de consumo asociados a la sociabilidad. Los cafés configurados inicialmente como lugares de reunión y de encuentro, de conversación e intercambio social propios de la Modernidad, evolucionan como plantea la “experiencia Starbucks” a ser escenario de consumo cultural en donde simbólicamente se consume una “experiencia” urbana. En el centro de las distinciones en relación a los espacios de consumo están las relacionadas con “la onda” del local (lo cool), su prestigio en términos de poseer estilo. Estas distinciones dependen del capital cultural del residente, instalándose una contraposición simbólica entre espacios de consumo cultural, “onderos” y otros que son “alternativos”, o “económicos”: “…mis lugares preferidos… bueno el Melinka también es un ícono del barrio, el Melinka extrañamente son como los polos opuestos, el Melinka y el Emporio la Rosa, el Melinka también es ondero dentro de lo barato, como es barato y todo todo el mundo va para allá…y el Emporio por los helados pero no me gusta sentarme ahí compro los helados y sigo caminando para acá” (Marcos, 27 años, licenciado en filosofía, arrendatario edificio patrimonial, Sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) Otros residentes plantean opciones de consumo cultural que fundamentan un gusto anti-moda, que se preocupa de elegir los lugares adecuados en el campo de los espacios no “onderos”, que no se encuentran dentro de lo cool, desechando y adoptando nuevos espacios según claves de desmarcamiento del gusto masivo: “…en algún momento hace mucho tiempo ocupé Brainworks antes que se convirtiera en lo que es ahora…es que en el Brainworks ahora 276 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID no hay donde trabajar la verdad…como que tienen tanto mueble tanta huevá, que como que me da lata ir a trabajar a la vitrina de Ripley pero design me entendís…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) Pero al interior del consumo cultural del café se distinguen prácticas de uso y consumo diferenciales por estilo de vida. En ese marco, el espacio del café cultural pareciera ser un lugar apropiado para la sociabilidad del “estar en pareja” siendo ocupado más por las parejas jóvenes que por personas solas: “…voy con mi pareja, no sé si me junto con mi amiga me junto en su departamento…pero como para salir a recorrer siempre es con mi pareja, como a conocer el barrio a disfrutar de lo que hay…y me pasa que hey vamos a tomar un café…y venimos a este o al Concepto…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento José Miguel De la Barra, Sector Bellas Artes) Por otro lado, los cafés constituyen también potenciales puestos de trabajo para los profesionales que viven y trabajan en el barrio siendo lugares desde donde se conectan a Internet en forma móvil e itinerante creando dinámicos lugares de trabajo al utilizar las mesas del café para iniciar e instalar sus note books: “…trabajo en los cafés, me gusta harto ir a los café, mi café favorito del barrio es el De la Barra, el que está al lado de la tienda del Clinic, ese el café que más ocupo porque me caen bien los dueños, por la comida como está al otro lado (acera oriente José Miguel De la Barra) tiene buena luz, tiene sol, los ventanales son grandes, las mesas son ricas, puedes colocar los computadores sin que se te caiga para el lado, encuentro que la música que ponen es super piola no es tan invasiva como la de otros café…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) En efecto, en el marco de una lógica de reflexiva de la distinción, que pretende desmarcarse de la masificación del consumo cultural de nuevos espacios de ocio globalizados, se plantea una “vuelta a los orígenes” a partir del redescubrimiento como evento de la experiencia cotidiana de los espacios de consumo “típicos”. En ese marco un emerge como espacio distinto, auténtico y “alternativo”, el uso de las “picadas del barrio” que constituyen un espacio de mixtura de públicos en donde se mezcla el usuario laboral del centro de Santiago (el oficinista) con el nuevo residente barrial que busca escapar del consumo ya estandarizado de lo “cool”: “…también voy a almorzar harto donde los bomberos que es una muy buena picada con harta luz…es que vai con la gente del barrio que te llama, los bomberos los descubrimos con el Eugenio, que el vive en el barrio también que siempre ha sido de acá, que trabaja en cine… ”(Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) Por su parte, para los residentes que viven solos, existe la necesidad de consolidar grupos de referencia, que les haga más abordable su residencia en el barrio. En ese contexto se entiende que una actividad relevante sea juntarse en espacios de ocio barriales, después del trabajo o del estudio. Esta demanda de sociabilidad cotidiana hace que se genere, a partir de la apropiación del nuevo residente y sus redes de amistades, el resurgimiento y rescate de la antigua figura del bar clásico como sucede con el bar Don Rodrigo del Hotel Foresta, espacio dotado de una ornamentación recargada de espejos, una pequeña barra, y con mozos adultos vestidos formalmente, que diariamente cuenta con 277 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID el espectáculo de una pianista que toca temas que mezclan música popular y clásica con arreglos. En ese marco el Bar Foresta configura un espacio urbano revitalizado por la puesta en boga del barrio, siendo un espacio que se encontraba en decadencia antes de la explosión del boom barrial a mediados de 2000, pasando de ser un espacio céntrico disociado de la vida barrial, ocupado esporádicamente por oficinistas y secretarias de empresas que trabajan en Santiago Centro, a ser un polo central para la sociabilidad del nuevo residente joven del barrio en donde se tiene que llegar temprano para encontrar mesa, haciendo que para muchos residentes el ir al Don Rodrigo, sea un espacio valorado como el “bar del barrio”: “al bar va de todo…en alguna época tiene que haber sido el bar donde iban los jefes como con las amantes, con las secretarias, porque tiene una cosa bien oscura, un poco escondida, pero ahora es el bar del barrio creo yo (…) o sea vivo en el Bar Don Rodrigo, es uno de los bares que más ocupo…” (Ricardo, 27 años, diseñador, arrendatario patrimonial, sector Merced, Barrio Lastarria) En el Bar Don Rodrigo se pone en escena la lógica del reconocimiento propia de la moda según Simmel se trata de un lugar se dan los dos polos que configuran lo modal, el deseo de diferenciación individual y el deseo de reconocimiento de esa diferencia por parte del colectivo, temas que permanentemente van a formar parte del consumo cultural de los espacios barriales, siendo relevante el consumo visual del “otro”: “el bar, el bar es el único bar que a mi me suena a bar en Santiago, como el concepto de bar antiguo, con los espejos…funciona, bueno porque en un bar para que un bar funcione bien uno tiene que mirar a todo el mundo y todo el mundo te tiene que mirar y eso funciona en el Bar de Don Rodrigo…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) Para ser reconocido como un espacio barrial y no sólo metropolitano, el bar cumple con los códigos de reconocimiento y pertenencia que previamente analizáramos que cumplen los antiguos almacenes, siendo un lugar donde el residente se siente reconocido por los mozos y también se produce un sentimiento de pertenencia dado por ser un lugar en donde puedes tanto ir cotidianamente con amigo como ser un lugar donde puedes encontrarte con alguien: “…y voy sobre todo a Don Rodrigo, me muevo entre Don Rodrigo y acá el Berry…el Don Rodrigo no lo conocía lo conocí por una amiga que vive relativamente cerca…me gusta mucho Don Rodrigo porque tiene una cosa que no hay en otros lugares, que es un ambiente como muy acogedor, las paredes que tiene como que están con ese papel mural, el pianista que toca ahí, el lugar es chico entonces aunque cambian a cada rato de meseros, como que igual me alcanzan a conocer, y como que siempre allá me encuentro con una persona, o casi siempre, siempre voy acompañada y me quedó ahí de juntar con gente y conversamos.” (Alejandra, 36 residente departamento en altura, Bellas Artes) “…el único bar donde me podría sentir identificado, que no se por qué me gusta es el Don Rodrigo…al principio estaba lleno de viejos y era como de todos…iban secretarias con un jefe, y era súper baratos el shop costaba como 700 pesos…y después lo empezaron a subir…” (Iván, 35 diseñador, residente Barrio Lastarria) 278 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “…yo en realidad no soy muy de bar, no salgo mucho, voy al bar de Don Rodrigo a tomarme una cerveza…yo voy porque es barato y porque es un lugar agradable, no tengo mayores razones…el Diván también es barato, este bar de aquí en la esquina (Villavicencio)…” (Marcos, 27 años, licenciado en filosofía, arrendatario sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) En efecto, en el caso del ocio nocturno la presencia del nuevo residente joven de la nueva generación aporta a renovar y poner en valor a antiguos espacios como el antiguo hotel Foresta, y su bar el Bar de Don Rodrigo, junto con atraer un nuevo público a bares tradicionales como el Berry, y el Café Escondido, ambos lugares que son valorados como espacio donde se encuentran diferentes generaciones del barrio, jóvenes, artistas y viejos bohemios siendo valorados como espacios con diversidad: “…de verdad te metís al Berry y es bien agradable el local, además que llega mucha gente adulta o sea vi adultos mayores, gente de cincuenta años (sic) carreteando, y mucho gringo, gente demasiado, demasiado bohemia, demasiado extraña, artistas…me gusta la diversidad, como que igual como que yo llego a un local y me pongo a mirar y a mirar y a observar porque me encanta ver lo que pasa… tiene que ver con mirar lo que está pasando a mi alrededor…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento patrimonila, sector José Miguel De la Barra, Barrio Bellas Artes) Se puede plantear sin embargo que si bien las prácticas de uso y consumo del bar de los nuevos residentes barriales y usuarios urbanos plantean la recuperación como espacio de sociabilidad de “ese espacio donde se va no sólo a beber si no a conversar” (Lefebvre). No obstante, se trata de una apropiación híbrida que va también acompañada de los nuevos códigos del consumo cultural posmoderno dados por el consumo visual y la exhibición del cuerpo. En efecto, el mirar y observar la “diversidad” estilos de vestimenta, y de puestas en escena del “otro”, forma también del habitus profesional de los residentes, muchos de ellos diseñadores, arquitectos, o emprendedores simbólicos de otras áreas, lo que hace que muchas veces los espacios de ocio y la presencia y observación permanente del “barrio como espectáculo” configuren un campo donde extraer elementos y contenidos para actividades creativas, haciéndose patente la tendencia a la estetización del trabajo (Bauman) asociada a la figura de “trabajos interesantes” en donde muchas veces se indiferencia el tiempo/espacio del trabajo con el del ocio creativo, marcando una diferencia fundamental con la noción tradicional de transgresión del tiempo cotidiano a la que se asociaba la experiencia del bar moderno (Gianini) en donde existía una clara diferencia entre el tiempo de trabajo (tiempo productivo) y el tiempo de ocio. Ante esta oferta de espacios modernos se contrapone la creación de espacios de nuevo tipo, bares de diseño, que se instalan para atender la demanda de un consumidor que trasciende con creces el universo de los residentes siendo espacios de consumo a escala de ciudad, que atraen a un público usuario que baja del sector poniente para apropiarse de un lugar con “onda”, en el que “hay que estar”. En el caso del ocio nocturno, un espacio en donde se hace patente la nueva centralidad que asume el barrio dentro de la ciudad tiene relación con la instalación del Opera Catedral en la esquina de Merced con José Miguel De la Barra, y el rol que asume dentro de la bohemia nocturna en forma particular e espacio del Catedral. “…no ni cagando voy a esa huevá, para nada porque eso es lo que 279 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID atrae a la gente al barrio…yo siento no se pus si este es mi barrio ese es un lugar de carrete y yo ocupo el barrio para vivir y no para lucirme cachai…esos son como los espacios de exposición que tiene el barrio…nunca he enganchado ni con el Opera ni con el Catedral, como que siempre hemos tenido ganas con amigos de hacer una perfomance, de pararnos afuera del Opera con hartos niños y mirar por la ventana, mientras comen esos platos carísimos…”(Catalina, 31 años, comunicadora visual, residenta departamento patrimonial, sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) El Bar Catedral en el transcurso del estudio ha sufrido una clara evolución de su oferta junto con la transformación de público integrándose como una oferta más amplia de ocio y sociabilidad tanto para el residente melómano, que va por la música y las bandas que tocan en el local, como para el nuevo público usuario del barrio constituido por los trabajadores de las oficinas y empresas localizadas en el centro de la ciudad, quienes son asiduos parroquianos del lugar desde que en 2008 se ofertara el primer “after office”. En el caso del público barrial la oferta la constituyen la cartelera musical del Catedral como espacio de escucha en vivo tanto de bandas emergentes como de músicos consagrados de estilos que van desde la cueca urbana, el jazz, y el rock alternativo en sus diferentes tendencias. En la actualidad el Catedral opera en la práctica los fines de semana como espacio de discoteque en el cual es posible reconocer los diferentes tipos de usuarios, que como veremos más adelante, se asocian al estilo de vida barrial, siendo fácil distinguir la presencia de jóvenes “shuper” o “hipsters” a partir de su estética e indumentaria distintiva, junto con grupos de extranjeros que se apropian del Catedral como un espacio relevante dentro de sus rutas de ocio globalizadas, que aparecen demarcadas en las guías turísticas del barrio. Cabe señalar que la ruta de ocio que articula el residente y usuario del barrio se amplía más allá del territorio barrial siendo un reconocido espacio de sociabilidad del nuevo residente céntrico del barrio, los bares Constitución, y el Clandestino, ubicados en Bellavista: “…ahora el Clandestino pasa a ser alternativo como es Constitución el bar de moda, entonces cambia…el Constitución apareció en la Revista de El Sábado…es el lugar de la onda…Y los bares de la onda son de la onda un rato” (Marcos, 27 años, residente patrimonial, Sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) Expandiéndose también el uso festivo del barrio a espacios céntricos como La Berenjena en el límite de Agustinas con Mac Iver y bares electrónicos como Bar Central en Manuel Montt (Providencia): “como que cuando me junto con mis amigos vamos a La Berenjena a bailar, o al Bar Central donde tengo un amigo DJ que siempre está poniendo música, el Social Dancing…pone música allá, o si no nos juntamos y vamos a la Cubix que está cerca de Patronato, que es la ex Melody (Bellavista-Recoleta) (…) ese grupo con que me junto son mis amigos programadores que son como mis amigos de la profesión por decirte… son amigos con los que hablo todo el día y comparto cuestiones, son más chicos..mis amigos son programadores, el DJ es publicista, son informáticos que hacen códigos, programan plataformas, sistemas… de hecho somos como complemento en el trabajo, yo hago toda la parte visual y ellos toda la funcionalidad…de hechos con ellos escuchamos la música que escuchamos la música en común que escuchamos todos… 280 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que es como electrónica como rock indie, esa onda más o menos…como Radio Horizonte Viernes, en la noche como que la podis bailar…pero no se pus como entre rock y electrónica, como una mezcla de varias cosas…” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento patrimonila, sector José Miguel De la Barra, Barrio Bellas Artes) Para otro grupo de residentes el mapa del consumo cultural hace que el barrio vivido (y consumido) se amplíe y expanda por Puente Loreto hacia Barrio Bellavista, constituyendo la entrada de Loreto un sector de uso frecuente del residente que vive en el sector de Bellas Artes, constituyendo un centro social que forma parte del circuito artístico-gay. Por último, y dato no menor cabe destacar la escasa mención de la actual Plaza Mulato Gil como espacio de consumo distintivo de los residentes que contrasta con el rol que jugara dicho espacio como referente de encuentro de la vanguardia artística y bohemia de la década de los ochenta. En ese marco la lectura actual es que deja de ser un espacio parte del barrio residencial para ser un espacio turístico, en ese sentido se advierte una tendencia a la “privatización” del espacio por parte del uso turístico: • Mujer: En la plaza Mulato Gil ha sucedido una cosa especial, porque ya no es un espacio de la gente del barrio. • Mujer: Es un espacio cerrado. ¿De que es ese espacio? • Mujer: del turismo. • Mujer: Y tiene precio de turista. • Mujer: Pero ante tu te podías tomar un café, leer el diario tranquila. • Mujer: Pero ahora no. • Hombre: Ahora no, no está la pérgola y está el Tzabó (Focu Group Mixto, 20 a 30 años) 6. Consumo y políticas de identidad: el consumo cultural gay/lesbico Por último, un segmento particular de habitantes del barrio lo constituyen los jóvenes y “adulto-jóvenes” pertenecientes a minorías gay/lésbicas que viven en ambos barrios, si bien su mayor visibilidad urbana se da en torno al área cercana a Bellas Artes. Cabe señalar que como plantean D´Emilio (1992) y Florida (2002) los grupos gay/lésbicos constituyen grupos urbanos en donde el consumo cultural adquiere una clara expresión espacial tendiendo a configurar en las grandes ciudades enclaves específicos áreas o barrios en donde se concentran sus residencias y espacios de ocio y servicios. En ese marco es que a partir de dos mil y junto con la revitalización del barrio comienza a visibilizarse por primera vez, en la historia urbana de Santiago, la existencia de un territorio de la ciudad que es concebido y representado a nivel del imaginario residencial como el de un “barrio gay”. Como plantean los resultados del estudio la noción de “barrio gay” constituye 281 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID una representación simbólica que articula el consumo cultural de las minorías sexuales con la reivindicación de una identidad disidente a la hegemónica en el resto de la ciudad/sociedad, en ese sentido la ciudadanía gay en el consumo reivindica una cierta política de identidad. En efecto, en Bellas Artes, y en parte del barrio Lastarria emerge otro barrio, que se yuxtapone al barrio patrimonial juvenilizado, se trata de un “barrio rosa” que nace producto del uso y apropiación del espacio público urbano como escenario de sociabilidad de las nuevas generaciones de gays y lesbianas, que establecen no sólo un vínculo de residencia sino un espacio de visibilidad único a nivel de la ciudad, a partir del consumo cultural que hacen del “boulevard de los café”, y otros espacios como los “cybercafés”, ubicados en la céntrica vereda poniente de José Miguel De la Barra: “…cuando yo llegué al barrio digamos que ese no era el fuerte del barrio…no era el barrio rosa todavía y de a poco fui viendo como el barrio se transformaba en el barrio gay, en el barrio rosa de Santiago…me imagino que tiene que ver como con la cultura como con apoderarse de ese imaginario, el imaginario como de los cafés también, empezaron a salir los café y al empezar a instalarse los café, bueno… los maricones empiezan a salir a la calle para que los vean cachai, y empieza a suceder como un poco eso, la gente se hace más visible, y el barrio se comienza como a convertirse en un gueto protegido(…) y un guetto muy particular porque es un guetto entre gente gay y viejos cachai, pasa eso que es muy interesante” (Antonio 38 años, abogado, residente gay departamento Torres San Borja sector Portugal) “…hay una generación vieja gay que va más allá del adulto joven que dices tú, que son personas que están entre los cuarenta e incluso más viejos, que siempre han habitado este barrio pero en forma bien piola, y que ahora creo que se sorprenden y se choquean un poco con esta cosa de…llegaron los jóvenes y los que viven acá, y los que vienen para acá porque hay muchos que no viven acá pero vienen como a decir uuuu, vengo al barrio porque acá como que puedo pinchar…” (Carlos, 27 años, actor, residente gay sector Bellavista-Puente Loreto) “…yo creo que a la población que no es flotante es a la que más le carga eso del barrio gay lo cual es bien obvio porque a la gente le carga ser clasificada y sobretodo en el espacio…yo tengo un amigo que vive acá en José Miguel De la Barra y está apestado por todos los cafés que tiene abajo, el tiene más o menos cuarenta y ha sido gay toda su vida…porque es un extremo, porque crear estas polaridades no sirve de nada…porque es como tener un barrio negro o Patronato lo que pasa en Patronato como que uno cree que los límites se van difuminando pero yo no veo que se vayan difuminando…no creo que si tu vas al Starbucks en La Dehesa hayan parejas gay dándose besos…entonces esas parejas gay de La Dehesa se vienen al Barrio Bellas Artes a darse los besos y eso significa que el guetto lo único que hace es proteger ese espacio vital, emocional como quieras ponerle…” (Catalina, 31 años, comunicadora social, lesbiana, arrendataria sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) La “colonización del centro” por parte de las minorías sexuales se extiende a otros espacios barriales de abastecimiento no asociados directamente a un uso restrictivo de la comunidad homosexual, dichos espacios que son re-significados bajo el significante de lo “gay friendly” hablándose del “chino gay” de Monjitas o del “Unigay” al hacer referencia al supermercado Unimarc de Portugal. Como plantea Antonio el mundo gay cartografia un barrio diferente del cual Bellas Artes es parte importante y no un todo, no existiendo un barrio gay sino 282 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID un circuito de lugares que son asociado a una cartografía más amplia, constituyendo una especie de Macro Barrio: “entonces aparece la toponimia maricueca que es esto del Portugay, Marcoleta, Diagonal Paraguay, cachai, el Unigay (Unimarc sector Portugal), el Coliseo, el Cenicero…y aparece todo esto como un lugar de habitación y desplazamiento de lo marica…y Lastarria puede ser barrio, pero Lastarria sería como un micro-barrio, sería un lugar de tránsito porque el Barrio está desde acá (Portugal) hasta el Bellas Artes.” (Antonio, 38 años, residente Torres San Borja, Barrio Portugal) La noción del “barrio gay” no se construye como un territorio real con límites y fronteras claras sino que opera a partir de la articulación de diferentes trayectorias residenciales urbanas que reivindican el uso de un mismo territorio simbólico. En ese sentido también forman parte del “barrio gay” los usuarios que no necesariamente residen en el barrio sino que viven en su entorno. En efecto para muchos el espacio en donde desarrollan su consumo cultural es el “barrio rosa” no obstante residir en barrios colindantes a la zona de estudio, como Barrio Bellavista, sector Recoleta: “…no vivo específicamente acá en el barrio vivo en Bellavista con Loreto y concurro mucho aquí al barrio, yo soy de Arica y llegue a vivir hace tres años acá, llegamos a vivir prácticamente acá con mi prima porque estábamos cerca del trabajo, se compro un departamento, por eso estamos acá en el barrio también cuando yo me quiera independizar voy a elegir este sector porque el tipo de gente que hay los cafés son súper, súper bien, yo creo que pronto voy hacer uno más del sector…” (Carlos, 27 años, ingeniero y estudiante de actuación, residente gay, Barrio Bellavista, Puente Loreto) Para otras como Catalina, residenta gay-lesbica el límite del barrio se expande aún más incluyendo parte del sector de Barrio Condell en Providencia: “…yo creo que desde Monjitas hasta el Salvador te podría decir que es como…porque también pasa lo de los travestis cachai, que allá por Salvador y por Condell están los travestis, entonces inevitablemente eso como que se vuelve parte del imaginario gay, aunque yo soy gay y no me travisto, y tampoco uso boas…” (Catalina, 31 años, comunicadora social, lesbiana, arrendataria sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) No obstante lo anterior, la sociabilidad que se exhibe en las calles del barrio Bellas Artes constituye un fenómeno nuevo y desafiante para la conservadora cultura urbana santiaguina y chilena generando una valoración, no exenta de polémicas, del barrio como escenario de diversidad cultural que tiende a estereotipar el barrio y a generar tensiones en el mundo del residente heterosexual: “…hay amigos míos que me huevean y todo…donde vivo yo (Bellas Artes) es más rosa que acá (Lastarria) cachai, estoy en el meollo, en el gay town, acá es menos, acá yo veo y hay harto abuelito y acá al lado igual como los vecinos son más viejos no es tanto pero para allá para Bellas Artes, y además los café que hay allá en José Miguel De la Barra, que uno pasa y se siente como un…pedazo de carne, es exacerbado…” (Marcos, 27 años, residente patrimonial, Santo Domingo Barrio Bellas Artes…) 283 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 7. Prácticas de uso y apropiación de espacios publicos: caminar, pedalear, pasear, observar y ser observado. Finalmente, un hecho relevante en la nueva generación de urbanitas es la búsqueda de (re) construir un modo de vida asociado no sólo al consumo distintivo sino a un rescate del uso de los espacios públicos. En el caso de las parejas jóvenes sin hijos este modelo “europeo” aparece, por ejemplo, bajo la forma de valoración y rescate de la movilización cotidiana a pié: “…es por la ilusión de vivir en el centro, a mi me queda muy conveniente, porque me puedo ir a caminando a Rosas para ir a comprar materiales y a Independencia, también me puedo ir caminando, a la Vega me puedo ir caminando, a Patronato me puedo ir caminando, esta todo más o menos cerca…” (Nicole, 38 años, diseñadora, arrendataria patrimonial, sector Santo Domingo Barrio Bellas Artes) El uso combinado de la caminata con la bicicleta como transporte para tramos cortos a escala barrial, que hace que se abandone el automóvil como medio central: “Si también tengo bicicleta, igual quiero vender el auto porque tampoco es necesario, el auto lo tengo tirado de hecho a veces tengo reuniones en Providencia Pedro de Valdivia los Leones me vengo caminando, y lo disfruto demasiado a mi me encanta caminar, el tema de seguridad para nada es súper seguro no le tengo miedo a los mendigos.” (María José, periodista, 27 años, sector Santa Lucía, Barrio Bellas Artes) Así los residentes jóvenes recorren y ocupen el barrio en bicicleta o a pié dejando el auto relegado, en caso de que lo tengan, estacionado en calles fuera del barrio y de la comuna, en Providencia, o Seminario, particularmente. Al adquirir centralidad en un estilo de vida más lento, la bicicleta, se convierte no sólo en un medio de transporte alternativo sino también en un bien simbólico, en un símbolo de distinción en sí mismo a través de su estetización. En ese sentido se trata de un bien que no sólo connota un valor de uso sino un símbolo de estilo asociado a la experiencia urbana de otras ciudades donde se rescata el uso de este medio de transporte como símbolo de calidad de vida: “yo empecé a usar bicicleta porque viví en Amsterdam cachai durante cuatro meses y ahí cuando volví de Amsterdam fue como huevón porqué no estoy andando en bicicleta?, y en Amsterdam no hay otra forma de movilizarse, entonces llegué y me pasaron una bici, Cata, tienes que aprender a moverte en bicicleta(…) y una vez que caché lo bien que me hacía andar en bicicleta, llegué a Chile y lo primero que hice fue comprarme una bicicleta…y puede sonar muy wanna be y me da lo mismo y ahí empecé a cachar…” (Catalina, 31 años, comunicadora social, arrendataria patrimonial sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) En el caso del mundo femenino existe una tendencia a estetizar el consumo cultural de la bicicleta adoptando para este último fin el uso de refinados modelos de paseo que son ornamentados en forma distintiva, siendo frecuente el dar un nombre femenino a la bicicleta. “…ahora todos andan con bicicletas antiguas…con nombre, está bien como que es bonito…se crea como unas ganas de pertenecer a algo… 284 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID igual mi bicicleta dice UN AUTO MENOS, debo admitirlo que tengo un cartelito que dice atrás de mi bicicleta que dice un auto menos…” (Catalina, 31 años, arquitecta, arrendataria patrimonial sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) Pero los hombres también rescatan el uso de la bicicleta adoptando el modelo de bicicleta desarmable londinense, que permite articular el uso de bicicleta con el transporte público, y que se adecua a las necesidades de los que trabajan cerca del barrio y se movilizan del edificio a sus puntos de trabajo recorriendo tramos cortos: “también tengo, tengo una de esas que se desarman…que se ponen en una maleta, bueno tengo tres…pero ocupo una porque la meto en el departamento, porque me da lata amarrar la bicicleta abajo del departamento…son medias caras, pero yo recuperé la inversión rápidamente porque sirven para trayectos cortos, más que el barrio no porque como tienen las ruedas tan chicas…como que da lata pedalear tanto pero están buenas, es un buen aparato para el barrio…” (Marcos, 27 años, residente Bellas Artes) La bicicleta representa también un tipo de vida idealizado de barrio a escala humana y densa, lleno de recorridos y actividades, vida propia de las ciudades emblemáticas en la iconografía de la moda juvenil (Berlín, Barcelona, Londres), constituyendo Lastarria/Bellas Artes, por su particular arquitectura y su rica oferta de restoranes, cafés y tiendas de diseño, un lugar privilegiado para reconstruir, en Santiago, ese modo de vida urbano que algunos de los y las residentes conocen directa o indirectamente a través de sus experiencias de viaje y estadía en otras grandes ciudades. Otra práctica que involucra el uso del espacio público es el paseo de mascotas, fundamentalmente perros de finas razas, que son paseados por las calles y parques del barrio. Con la mascota sucede un fenómeno similar que el que ocurre con la bicicleta a diferente escala. Si bien su adopción parte de la necesidad de compañía en caso de los residentes solos como de crianza común, como parte del proyecto de pareja, en el caso de las parejas jóvenes sin hijos, también adquieren un rol más amplio, cumpliendo las mascotas tanto una función de distinción y exhibición de un modo de vida que simboliza un cierto prestigio y status. ”…yo tengo un bull dog inglés que se llama Baldor, es conocido en el barrio, lo tengo subir por las escaleras…para nosotros es como un hijo con problemas. Cuesta dejarlo sólo es bastante problemático…” (Juan Carlos, 29 años, ingeniero, residente arrendatario Barrio Lastarria) Junto con el rol que adquiere la mascota en la pareja sin hijos, en el espacio público del barrio, el paseo de mascotas de razas finas se asocia con un código propio del mundo gay/lésbico, que plantea la adopción de mascotas de determinados estilos y procedencias que connotan mayor dureza o sofistificación dependiendo la identidad sexual que se articula: “…las lesbianas se caracterizan por tener perros pero que no son de raza, los gay tienen perros de raza, pero chicos… shih tzu…estos fox terrier chilenos ese tipo de perros… yorkshire, ese tipo de perros finos…” (Juan Carlos, 29 años, ingeniero, residente arrendatario Barrio Lastarria) En esta misma dirección, resalta la importancia de la sociabilidad (y exhibición del cuerpo en espacios públicos) que se observa en el barrio como un modo de 285 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID hacer “vida de calle”. En ese sentido el barrio constituye un escenario en donde pasan y se espera que pasen cosas para lo cual requiere de un tiempo para detenerse, observar y contemplar lo que está pasando: “La gente acá en el barrio camina de una manera especial, anda con una disposición distinta, andas más lento, aunque vayas desde el centro a Plaza Italia y llegando acá, como que se camina más lento, se mira y eso lo encuentro super interesante como barrio, como fenómeno urbano, que la gente se detenga a ver lo que está pasando, qué famoso puede estar sentado ahí en la mesa que también abundan, los actores que siempre están en papeles secundarios.” (David, locatario del Café Forestal!, Calle Merced, Barrio Lastarria) En ese marco en determinadas escenarios urbanos del barrio como el paseo de los Café de José Miguel De la Barra se reconocen personajes prototípicos que ejemplifican casos de exhibicionismo asociado a la moda barrial como el “loco de los patines”, cuya rutina es pasearse en forma continua durante horas por el perímetro de las dos aceras de José Miguel De la Barra entre Merced y Monjitas bailando y cantando canciones de música dance en inglés sobre su skate todos los fin de semana: “…sí, aquí hay de todo hay locos que les gusta exhibirse…andan loqueando…el de los patines…por un lado bacán que le dé lo mismo que sea liberal, que escuche música, que se pasee y tenga su onda, te cagai de la risa, lo mirai y decís este…yo jamás lo haría, quizás es un poco loco porque no se si cualquier persona haría eso, algo tiene un poco suelto, no creo que estén sus neuronas tan bien…” (Carlos, 27 años, ingeniero y estudiante de actuación, residente gay, Barrio Bellavista, Puente Loreto) En efecto, las experiencias de consumo visual y de relación del consumo con el cuerpo se ven claramente puestos en escena en el marco de las calles ejes tanto de Lastarria (Merced, Lastarria) como Bellas Artes (José Miguel De la Barra y Monjitas al poniente) espacios cuyas veredas y locales, especialmente diseñados para la visibilización de sus usuarios, proveen de escenarios de exhibición y puesta en escena permanente de paseantes gay que exhiben sus ceñidas indumentarias ocupando la vereda de De la Barra como pasarela. Desde otra variante cultural identitaria acontece un fenómeno similar en el eje de José Miguel De la Barra poniente, resaltando la apropiación particular que desarrollan los residentes barriales y usuarios urbanos pertenecientes a minorías sexuales que ocupan la acera desarrollando una sociabilidad articulada en tornos al uso de los café de diseño y de la calle como pasarela de exhibición corporal. En ese marco destaca la mayor desinhibición de las mujeres jóvenes lesbianas que de los gay jóvenes siendo más frecuente ver mujeres de la mano que parejas masculinas abrazadas o de la mano. No obstante, el desarrollo de las prácticas urbanas asociadas a la figura del caminante y del paseante no es restrictivo al residente, siendo este un difusor que irradia el gusto por estas prácticas a otros, involucrando en su uso del barrio y del centro urbano a sus redes más cercanas. En ese marco el Emporio la Rosa y el Callejón de Mesías en la zona de Lastarria, el Verace en el sector de Bellas Artes, son espacios donde se articula el encuentro de diferentes grupos de residentes con amigos y visitas que los “vienen a ver” los fin de semana, haciendo participar de la cultura urbana desplegada en el barrio a otros usuarios que acceden a la vida del centro a partir de la mediación de este familiar o amigo que vive en el barrio. 286 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID No obstante para muchos usuarios dichos espacios se constituyen a pesar de apelar a la distinción en espacios intercambiables que terminan uniformizándose en su diseño borrando la diferencia expresando la falta de una identidad propia, constituyendo lugares sin un carácter ni una personalidad propia en el marco de un habitus urbano que coloca en el centro el tema de la identidad de los lugares: “de que el barrio tiene onda, sí pero de que los locales están perdiendo la personalidad también pienso eso, porque están como tan enfocados a ofrecer lo mismo que … como que se ha perdido la personalidad individual de cada local. Yo cuando venía mucho acá iba al Tomodachi en José Miguel de la Barra y al frente casi el único que estaba, ahora son casi 3 prácticamente iguales, está el Merendina, el otro no sé cómo se llama y el Tomodachi y es uno igual al otro. Yo creo que lo que varía con 100 de un café a otro, las tortas son las mismas entonces eso se ha perdido, la personalidad individual de cada local.” (Adriana, usuaria del barrio) “al Abarzúa no porque no me gusta la onda, a José Miguel de la Barra por nada del mundo tampoco no me gusta porque yo soy de la gente que va al Forestal, de la gente que anda sola y necesita conversar y entrar a un lugar más acogedor por decirlo así.” (Daniel, usuario/locatario del Barrio) Por último, la observación realizada en el barrio plantea la centralidad que adquiere el uso del espacio público barrial como ámbito o lugar de reconocimiento, en el cual se visibiliza y exhibe en el entorno del lugar de residencia tanto bienes simbólicos como se ponen en escena prácticas asociadas a lo tecnológico, lo cool y lo cosmopolita. Así como se exhiben indumentarias, mascotas, bicicletas se exhibe también el acceso a la tecnología. A modo de ejemplo, se observó frecuentemente el uso de puntos de Internet ubicados en los frontis de café, y en la entrada de los edificios por parte de usuarios que se colocaban estratégicamente situados frente a las ventanas del café o las escaleras del departamento para ser vistos usando sus laptop o notebooks, poniendo en escena una performativa identificación con la tecnología y con la modernidad. En síntesis, el uso del espacio público como locus de reconocimiento constituye un proceso contradictorio. Por un lado, se trata de un barrio sujeto a procesos de distinción residencial y de consumo cultural que involucran en un mismo campo simbólico en disputa a diferentes tipos de nuevos residentes. Pero también este principio de distinción individual se hace más amplio y masivo deviniendo el barrio en un espacio urbano usado por un amplio grupo de jóvenes usuarios del centro urbano, que sin ser residentes del barrio y del centro se desplazan de sus barrios de origen ubicados tanto en el sector oriente de la ciudad, como en los barrios aledaños como Santa Isabel, Bellavista y Brasil para ocupar los fin de semana los espacios públicos y privados del barrio como locus de visibilización/exhibición de estilos de vida que los diferencian de los modelos clásicos asociados a su barrio de origen. “…el domingo es súper distinto también, porque vienen todos los chicos ABC1 a las actividades culturales, y además vienen familias completas y ahí te cambia el barrio, completamente, es otro barrio.” (David, locatario) Se yuxtapone a ese uso distintivo del espacio público la evolución que acon- 287 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID tece en la trayectoria de uso y apropiación de los espacios públicos asociados al Cerro Santa Lucía, el Parque Forestal y al Museo de Arte Contemporáneo y el Bellas Artes. En el caso del sector del Cerro Santa Lucía que da a Victoria Subercaseaux destaca la creación de un espacio de encuentro de los estilos juveniles pokemones que se juntan en el pasto en el sector exterior que se encuentra cercano al Jardín Japonés, ocupando el espacio para carretear y sociabilizar entre sí configurando un espacio de encuentro nuevo en el cerro, que tiende a pluralizar el uso que se hace de este en sus márgenes dado que este configura un parque áereo que se encuentra enrejado quedando paños del cerro que son usados como lugares de encuentro por parejas que ocupan el espacio público del pasto para pololear y encontrarse en el sector poniente, cercano a la estatua de José Victorino Lastarria. Un cambio y transformación más dramático es el que acontece en el sector de Bellas Artes. En dicho espacio se puede observar una transformación de la dinámica de uso hasta generar un espacio uso masivo popular en donde se destaca la apropiación que hacen del sector de Viernes a Domingo las tribus urbanas, grupos de punks que se juntan a la salida del Metro de Bellas Artes. En relación con el uso de los espacios públicos se plantea la contraposición entre dos visiones la que defiende la expresión de la diversidad en el parque y la que plantea la necesidad de su control: “Yo no!... yo soy contraria a las rejas me gusta que la gente este afuera. La gente que usamos la calle que usamos las veredas porque los asaltantes no van a los lugares donde hay tanta gente, entonces es cierto tenemos en el lugar un tremendo parque pero pasa una cantidad de pacos impresionante rodean el parque todo el rato.” Por su parte el uso de nuevas tecnologías también aparece vinculado a diferentes estilos de la vida del residente. Por un lado, se la participación en redes sociales de Intermet permite potenciar la percepción de participar a partir de la residencia en el barrio patrimonial en múltiples escalas de pertenencia. A nivel de la pertenencia a una imaginaria comunidad global y cosmopolita podemos citar como ejemplo asociado a la el uso de la lógica de redes para dar y recibir alojamiento en el barrio como lo plantea la participación de muchos residentes Lastarria y Bellas Artes en la red de Couchsurfing. Cabe señalar que en particular, el proyecto Couchsurfing constituye una comunidad global libre y gratuita de búsqueda de alojamiento informal para viajeros globales en donde el residente oferta su “sófa” a condición de contar con la reciprocidad futura del viajero quien a su vez recibirá como anfitrión a su hospedador cuando viaje a su ciudad de origen. Esta red refuerza el sentido de pertenencia a una red de personas y lugares distinguidos por su carácter cosmopolita. Otra experiencia de uso y apropiación de tecnologías de carácter comunitario a escala barrial la representó el Podcast La Vida de Los Otros, espacio de conversación grabada en mp3 e instalado en un soporte de Internet donde se desarrolló a través de conversaciones informales con amigos e invitados una reflexión acerca del estilo de vida de los residentes del barrio céntrico, aportando a la construcción de un sentido de pertenencia a una escala de barrio y una ciudad más diversa: “…bueno también hice un podcast sobre los vecinos, por que pasa mucho que uno comparte edificios con gente y no tiene idea de con quien vive cachai, con quien comparte un edificio…bueno eso en la casa de 288 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID mis padres pasa mucho, que no existe la vida de barrio cachai, que la única razón por la que hablan con los vecinos es para pelearse el estacionamiento de la calle, de si peleaste porque te estacionaste en la casa del vecino o no, en cambio acá hay una conciencia más de edificio…” (Catalina, 31 años, comunicadora social, lesbiana, arrendataria sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) El Podcast la Vida de los Otros constituyó una experiencia que duró 32 ediciones de programas en su mayoría semanales entre Abril y Diciembre de 2008, y que planteo la creación de una comunidad de escuchaban que conversaban y dialogaban sobre temáticas de la vida en la ciudad, alcanzándose a realizar un encuentro de los oyentes en el Parque Bustamante en Octubre de 2008, evento que potenció la pertenencia a una comunidad de estilo de vida que a partir de las nuevas tecnologías lograba articular vínculos más cercanos: “…por algo el Podcast que hago ahora se llama la Vida de los Otros para que no se trate de mi, la junta fue una experiencia bien rara, llegaron alumnos míos, amigos, llegó gente que no tenía idea quien chucha era y nos juntamos y conversamos en el Parque…(como nació?)…es que como que otra cosa que me pasa es que no disfrutamos los parques ni los espacios exteriores y voy a insoportable pero en Europa, la gente ocupa los parques cachai y los fin de semana uno igual va al parque, y se aprecia ese espacio como un espacio la raja y uno juega frisby y los niños se bañan en las piletas, y la gente toma sol en ropa interior cachai, e independiente de eso resulta que existe la vida de Parque, siempre me acuerdo del disco de Blur que se llama Parklife, y es por algo” (Catalina, 31 años, comunicadora social, lesbiana, arrendataria sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) 8. Conclusiones de capítulo sobre prácticas de consumo de espacios y bienes El análisis de las diferentes experiencias de consumo cultural del residente, desde las elecciones de vivienda hasta el uso y apropiación de los espacios públicos barriales pasando por los espacios de abastecimiento tradicionales como los de nuevo tipo y los espacios de sociabilidad en el consumo, plantean la fuerte presencia de disposiciones de gusto que orientan en forma lineal y directiva muchas de las prácticas que realiza el nuevo residente. En ese marco, en el plano de los estilos de vivienda residencial emerge una contraposición entre el edificio patrimonial y el de renovación urbana que se contradice con la no tan satisfactoria vida cotidiana que afrontan los residentes de edificios antiguos. Por otro lado, su protagonismo en el espacio público del consumo contrasta con la vivencia de un mundo de relaciones de baja intensidad al interior de los departamentos patrimoniales entre las generaciones jóvenes y las antiguas. Ante este ordenamiento/disciplinamiento en el consumo muchas/os entrevistadas/os desean desmarcarse y se rebelan generando “tácticas” de consumo que les permitan reapropiarse del sentido perdido por la masificación de las prácticas distintivas producto del extendido deseo individual y colectivo de diferenciarse que hace que, paradojalmente, se tribalicen y masifiquen los comportamientos de un consumo conspicuo u ostentoso. En ese marco prác- 289 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID ticas de apropiación como la compra del “glamour proletario”, la reivindicación de la “picada” barrial y de lo “típico” generan una retribución y un escape para residentes que “leen” y perciben la homogeneización que acontece en las prácticas de consumo. Cabe señalar el contraste existente en la revitalización del bar más concurrido de Lastarria, el Don Rodrigo que pasa de ser un lugar de conversación, la noción del bar clásico, a un nuevo lugar de representación y de observación y consumo visual a través de los espejos siendo un espacio apropiado más como espacio de encuentros y visualizaciones que de discusiones y conversaciones como el bar de antaño. En ese sentido la lógica de la exposición propia de los cafés (la pasarela, la vitrina) se extiende a la mayoría de los espacios de consumo cultural barrial. Un párrafo aparte lo plantea el vínculo con el consumo que articula la comunidad gay del barrio, que pareciera resignificar muchos espacios a partir de “colonizarlos” a través de su consumo creando espacios intermedios como el de los locales “gay friendly”, que se integran a la cartografía gay sin necesariamente cerrarse al mundo heterosexual. Por otro lado, cabe recalcar que en el plano de la articulación entre barrio e identidad sexual, la pertenencia barrial se constituye en una construcción simbólica que va más allá de las coordenadas territoriales yendo más allá de la perspectiva de un barrio como espacio exclusivo de residencia, siendo el barrio y particularmente el Barrio Bellas Artes un escenario territorial a una escala metropolitana al que acude la población gay desde diferentes sectores de la ciudad, tanto desde el sector oriente como desde distintos sectores de la ciudad. Por último, en relación a las prácticas de uso de los espacios públicos que involucran la reivindicación de la calidad de vida cabe rescatar también la introyección de la lógica de la distinción ejemplificada en la estilización de la bicicleta o en la sofisticación de la tenencia de mascotas. No obstante cabe plantear que las escenas observadas y los testimonios recogidos plantean que efectivamente existe una práctica de mayor ocupación de los espacios públicos en las que conviven la movilidad el paseo y la exhibición del caminante que busca mostrarse con la permanencia en el lugar de consumo para ser visto desde afuera del recinto configurándose efectivamente una lógica urbanista de corte escenográfico en que el barrio deviene en un espectáculo en donde es fundamental observar y ser observado para participar de la “escena barrial” no detectándose espacios de permanencia en el espacio entre otros distintos entre sí, generándose el encuentro en el consumo no con el o los otros si no con los “mismos”, en esa perspectiva pese a las oportunidade para crear una cultura urbana abierta basada en el encuentro espontáneo con el otro lo que pareciera darse es una rutinización de las práctucs y circuitos del estilo. Sobre este punto profundizaremos en las conclusiones. En síntesis, el análisis de las prácticas de los “followers” en tanto consumidores de bienes y espacios no pareciera plantear la configuración de una nueva cultura urbana, no obstante si se pueden encontrar en las prácticas de desmarque o en el malestar crítico de muchos residentes/consumidores que se resisten a las experiencias maquetedas que ofertan los locales y espacios del barrio. 290 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 291 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 292 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 8 La construccion simbólica y el imaginario de barrio y ciudad en los estilos de vida de residentes y locatarios barriales. 293 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 294 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Las construcción simbólica y el imaginario de barrio y ciudad en los estilos de residentes y locatarios barriales Una vez descritas las prácticas de consumo cultural, a partir de las cuales los nuevos residentes configuran diferentes estilos de vida en relación al barrio Lastarria/Bellas Artes, cabe desarrollar una reflexión finaL acerca de las significaciones y representaciones imaginarias que subyacen a dichas prácticas urbanas y barriales. Retomando lo planteado en el marco teórico por Hiernaux (2007) sobre los imaginarios urbanos, el propósito del presente capítulo será desentrañar las principales imágenes y representaciones que guían, fundamentan y dan sentido a las prácticas de revitalización barrial desarrolladas por los y las residentes y locatarios que protagonizan la actual fase de revitalización del barrio. Se trata de analizar cómo a partir de las prácticas de consumo del nuevo residente emergen imágenes y construcciones tanto acerca de los residentes barriales y las características que asume sus patrones de uso y consumo barrial, como acerca de las representaciones de barrio y de ciudad que subyacen a sus prácticas. En primer lugar, las representaciones e imágenes que sobre el barrio y sus residentes construyeron, siguen construyendo los medios de comunicación masiva. En segundo lugar, y en directa relación con las anteriores, analizaremos aquellas representaciones y simbolizaciones que construyen los propios residentes respecto a sí mismos, profundizando en las principales distinciones imaginarias que establecen en relación al significado de sus prácticas de consumo cultural y de sus elecciones de estilos de vida residencial. Por último, en tercer lugar, analizaremos las representaciones e imágenes simbólicas que los y las locatarios construyen en relación al barrio en tanto empresarios simbólicos. Finalmente, cabe concluir este último capítulo desarrollando un análisis más amplio, acerca de los imaginarios de barrio y ciudad que construyen los estilos de vida desplegados por los nuevos residentes y locatarios del Barrio Lastarria/Bellas Artes. 2. Los imaginarios y representaciones de los mass media: el barrio cool y ondero Efectivamente, los medios de comunicación tuvieron y siguen teniendo una gran importancia en la difusión y consolidación de la imagen de Lastarria/Bellas Artes como “barrio de moda” en el contexto de la actual cultura urbana santiaguina. Por un lado, los diarios a través de columnas de cultura urbana y las revistas de vivienda y decoración contribuyeron a instalar como modelo del buen vivir, las experiencias residenciales de connotados artistas y profesionales que viven y desarrollan emprendimientos culturales en Lastarria y Bellas Artes. Por otro lado, producto de la visibilidad que adquirió el área de estudio como epicentro de la movida design, gay, cultural y bohemia de la ciudad, la configuración de un estilo de vida particular asociado al centro histórico de la ciudad empezó a generar cada vez más atención e importancia en el debate sobre “cultura urbana” que generaban los medios a través de columnas especializadas en describir -y descubrir-nuevas tendencias. 295 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Una primera pista del proceso acontecido en relación al barrio lo plantean los primeros reportajes de prensa que asocian la revitalización de su vida urbana al redescubrimiento del centro por parte de los hijos de las clases altas, que habían en algún momento de mediados del siglo XX migrado del centro al sector Oriente de la ciudad. Así lo plantea ya en 2001 el reportaje de la Revista El Sábado de El Mercurio que describe una nueva escena urbana que empieza a visualizarse en el antiguo centro de “Vivir junto al Forestal: el barrio BoBo de Santiago”. “Hace una década se inició el éxodo: jóvenes criados en Vitacura, Las Condes y Providencia se mudaron con camas y petacas a los alrededores del Forestal. Hoy, el fenómeno se ha consolidado y el Parque se ha convertido en la residencia favorita de los bobos chilenos los burgueses bohemios que disfrutan de vivir en un barrio con museos, restaurantes, cines y el Mercado Central a un paso.” (Revista El Sábado de El Mercurio, 9 de Noviembre de 2001) Posteriormente, a partir de la segunda mitad de la década, los estilos de vida de los residentes, locatarios y usuarios jóvenes (la generación que hemos denominado como de “followers”), del barrio Lastarria y BB. AA, comienza a ser analizada ya no como fuente de una nueva vanguardia residencial sino desde otra perspectiva que pone en el centro la particularidad de sus prácticas de consumo. Se analiza entonces, la asociación del barrio con estilos espectaculares –tribus urbanas-asociados a un alto nivel de consumo que crean un impacto más amplio, al poner en escena sus prácticas de vestimenta y consumo distintivo en pleno centro de la ciudad. En ese marco, a partir de dos mil, cool hunters y periodistas especializados en tendencias de moda y actualidad, comienzan a colocar su atención en los procesos de consumo y distinción que se ponen en escena en Lastarria, construyendo un relato de la emergencia o nacimiento del primer “barrio cool” del centro -y de la ciudad- de Santiago, proponiendolo como un privilegiado espacio de captación de nuevos estilos de indumentaria, movilidad y consumo lo que se plasma en reportajes y columnas de períodicos y sitios de Internet, que generan tendencia, a nivel de consumo urbano. Un ejemplo de esto lo representa la operación de traducción simbólica, que hacen los medios juveniles electrónicos de las prácticas de consumo cultural del nuevo residente y usuario barrial a la pertenencia a una nueva generación de “tribus juveniles”. Ejemplo de esta codificación del estilo de vida de consumo céntrico-barrail en tendencia masiva lo encontramos en los reportajes realizados en 20071 por la revista electrónica juvenil de El Mercurio, la Zona (heredera de la antigua Zona de Contacto), que plantean la taxonomía de estilos de un alto y sofisticado consumo. Así se describe un nuevo “estilo de mujer joven”, que se pasea en bicicleta por Lastarria, construyendo para simbolizar esta nueva práctica urbana la imagen cultural de las “chicas Amelie”, que plantea una directa asociación entre la práctica femenina de movilización ciclística estilizada y un sentido de distinción asociado a la imagen “cool” de Audrey Tautou, la joven actriz protagonista del film de Jean Pierre Jeunet estrenado en 2001. De la misma forma el mismo reportaje homologa a las genéricas “Amelie” como “chicas indies”, articulando su actitud y puesta en escena, a las expresiones de una cultura urbana juvenil asociada a la producción independiente de música, indumentaria y otros bienes simbólicos “alternativos”. Otra operación, más sofisticada, de construcción de imágenes culturales en relación al joven residente y usuario barrial, la desarrolla el diario La Nación2 el mismo año, colocando énfasis en la moda indumentaria. En este caso se trata 1 2 296 Cfr. www.emol.com/lazona; 27 de Abril de 2007. Cfr. Diario La Nación, Domingo 7 de Agosto, 2007. CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de la construcción discursiva de un nuevo grupo generacional (“Aquí una radiografía de los nuevos cool sub 30”) asociado al consumo barrial. En este caso el ícono que sintetiza la actitud grupal tiene que ver con la práctica de uso de un estilo distintivo de vestimenta. En efecto, a partir de la observación de las tendencias de vestimenta ceñida y pantalones ajustados que se visibiliza en el escenario de Bellas Artes y Lastarria, se describe en una columna de cultura urbana el nacimiento de la GP, la “generación pitillo” caracterizada por un patrón de articulación de preferencias o gustos entre su modo de vestir y su actitud abierta al uso de nuevas tecnologías para el desarrollo de sus proyectos alternativos “es la generación del MySpace, del OINK, del Youtube, del Messenger”; y desprejuiciada ante las identidades sexuales (“son sumamente lánguidos y sexualmente curiosos, una versión más evolucionados de los Emos), planteando que se trata de un grupo “con intereses y inquietudes intelectuales que los sitúa como los nuevos protagonistas de la escena de avanzada chilena”. Reportaje Diario LUN Enero de 2008 Por último, culmina la “espectacularización del estilo de vida barrial” que se realizan directamente para que cubir lo que sucede en la “escena” del barrio. Por un lado, el Diario Las Ultimas Noticias, realiza el verano de 2008 un reportaje sobre la emergencia de una nueva tribu urbana (los shuper) asociada específicamente a los jóvenes que habitan y ocupan como espacio de consumo cultural Lastarria y Bellas Artes. “Transitan generalmente por el Barrio Lastarria, andan en bicicletas tipo retro y algunos de sus modelos a seguir son Sergio Lagos, Nicole, e Ignacio Franzani. Ellos aman todo lo que es distinto, todo lo que rompe los cánones de la ropa del chileno común.” (LUN, 27 de Enero de 2008) Dentro del análisis que realiza el periódico destaca la puesta en la circulación masiva de una distinción, que recogida de la propia habla barrial, da cuenta del estilo “shuper”. Para construir su definición el artículo plantea una oposición simbólica entre el “estilo shuper” y el “estilo pokemón”, planteando una contraposición entre estilos que reflejan dos modelos de consumo cultural, uno asociado a la clase media alta, marcado por un consumo sofisticado, y otro al consumo masivo asociado a las clases medias bajas. Como plantea un reportaje posterior del Diario La Tercera se trataría de un grupo fuertemente asociado a la imagen cultural actual de las juventudes de mayor acceso económico, que adoptan una actitud de mostrar y visibilizar un manejo y conocimiento adecuado de las nuevas tendencias en relación al consumo urbano: “Son jóvenes de clase media alta, con poder adquisitivo y adictos a la novedad: usan ropa de diseñadores jóvenes, escuchan rock indie y van a fiestas en galpones abandonados. Una corriente en crecimiento, debido al aumento del poder adquisitivo en las nuevas generaciones. Para algunos especialistas no son más que siúticos posmodernos” (La Tercera, 25 Octubre, 2009) De modo similar, en 2008 la Revista El Sábado del El Mercurio3 dedicará uno de sus reportajes centrales a desentrañar una radiografía de los hipsters, planteando una asociación entre el nuevo residente, y los que denomina como “eternos seguidores de la moda”, caracterizando a los hipsters como un estilo que se distingue por la búsqueda del cambio permanente, y asociando la expresión de este estilo del Barrio Lastarria, planteando que este constituye, “uno de los barrios más hipster de Santiago”. 3 Cfr. De la Maza 2008, en El Mercurio 24 de Agosto de 2008. 297 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “Van un paso más adelante de lo que será moda, no importa qué: ropa, música y hasta bares como éste. También tecnología. Ser hipster es estar ligado a las comunicaciones, al arte y al diseño, es tener un estilo de vida bohemio y un trabajo independiente. Ser hipster significa, en resumen, vivir en la ciudad, vivir donde haya wifi.” (Revista El Sábado, 14 de Febrero 2009) Cabe señalar que esta terminología adquiere una connotación más global que la local de “shuper” de esto da cuenta la emergencia en otros centros urbanos similares del mismo grupo o tendencia como plantean los reportajes de la prensa bonaerense a las tendencias de moda que se asocian a los y las jóvenes que se pasean por el Barrio “Palermo Hollywood”: “Escribiendo esto como turista desde un café en Palermo Hollywood, la descripción del hipster emblemático actual, si bien norteamericano, no parece tan lejana a pesar de la distancia. Tiene que ver con una filosofía de vida, pero sobre todo también con la moda, cuidadosamente descuidada. Por ejemplo, con camisetas de cuello en v y abundante pilosidad facial en los hombres, sombreritos de lana aun en verano, comida orgánica. La ideología es ligeramente progresista y, en lo posible, el trabajo es creativo con un toque tecnológico -o al menos la actitud que lo acompaña, aunque se esté en una oficina gris todo el día.” (Diario La Nación, Buenos Aires, 10 de Abril 2010) Una vez analizadas algunas de las representaciones que sobre el barrio y sus patrones de consumo hacen los medios, cabe abordar el análisis de los imaginarios y representaciones que construyen sobre el barrio y sobre sí mismos los propios entrevistados. 3. Los imaginarios y representaciones del residente Cabe señalar que a partir del análisis de las entrevistas y focus se pudo concluir que no existe un solo imaginario residencial en relación al barrio, existiendo a lo menos tres conjuntos de representaciones simbólicas sobre el que operan en forma simultánea a nivel del discurso que elaboran sobre sus prácticas los residentes indagados. Hemos ordenado estas imágenes guía en tres grupos de representaciones. En primer lugar detectamos la presencia de lo que denominamos los “imaginarios de la diversidad”, que articula las imágenes y representaciones que ponen el acento en el descubrimiento de un ideal de barrio asociado a la diversidad cultural y a la calidad de vida barrial. En segundo lugar, encontramos la presencia de lo que denominamos los “imaginarios de la distinción”, que articulan imágenes del barrio como escenario de diferenciación en el consumo cultural tanto residencial y como urbano asociado al estilo de vida barrial-céntrico, imágenes que dialogan e interactúan con algunas de las imágenes y representaciones que sobre el “barrio cool” construyen los medios. Por último, distinguimos la presencia de un tercer tipo de representación asociada a la experiencia de “vivir en el barrio” que sintetizamos bajo la denominación de los “imaginarios de la movilidad”, en ella sintetizamos las imágenes que ponen acento en el valor del barrio como escenario de ensayo de nuevas formas de identidad personal, articuladas al proyecto y las expectativas de futuro del nuevo residente. 298 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3.1 Imaginarios y Representaciones acerca de la Diversidad y Calidad de Vida Barrial Este primer conjunto de representaciones sobre el barrio dibujan al territorio como un lugar único dentro de la ciudad Santiago, un espacio privilegiado, plasmando esta valoración en la imagen de un barrio que constituye una “isla de vida urbana” en el marco de una ciudad que oferta fragmentación y homogeneidad. Este imaginario resalta la excepcionalidad del barrio en el contexto del centro y la ciudad de Santiago, articulando el presente barrial a la preponderancia de los valores de tolerancia, diversidad, amabilidad y calidad de vida, que no se encuentran en otra parte de Santiago: • Hombre: yo lo llamaría el barrio de la diversidad, a mi me gusta la diversidad, todos de orígenes muy distinto, de proyecciones muy distintas, de profesiones muy distintas, pero hay mucho en común dado este tema de la diversidad. • Mujer: Yo creo que aparte, en este circulo especifico la gente se mira en la calle y se saluda . Yo camino al metro y siempre hay un hola con la gente que esta. (Focus Group Mixto, 30 a 40 años) En ese sentido se trata de un discurso que articula diversidad con calidad de vida y que se condensa en la representación simbólica del espacio barrial como una “isla” de diversidad, que destaca en un entorno de homogeneidad y fragmentación, característico del resto de la ciudad de Santiago: • Hombre “…es un barrio donde pasan cosas a pesar de estar tan cerca de la Alameda y del centro una especie de isla, que tiene un tiempo propio a pesar de estar tan cerca del carrete el pub de Bellavista tan cerca de plaza Italia por lo mismo a mi me gusta mucho, tiene esa cosa que es tan amable.” (Focus Group Mixto, 20 a 30 años) Se trata de una narrativa simbólica acerca de un barrio “donde pasan cosas” y donde una acción central la constituye el observar lo que pasa, resaltando la preponderancia que se da a la actividad de observar la diversidad en movimiento: • Hombre “Yo por ejemplo salgo el domingo y me siento en la calle en las banquitas que está bajo de la casa y me puedo quedar toda la tarde viendo la gente pasar, desde la abuelita hasta el pokemon. Siempre pasan cosas solo con sentarse a mirar como que te entretiene y eso me gusto y por eso me quede aquí.” (Focus Group Mixto, 20 a 30 años) No obstante, dentro del imaginario que reivindica la diversidad el tema gay genera un contrapunto interesante que interroga esa imagen ideal de isla, cuestionando la normatividad y límites que determinan la expresión de las identidades sexuales en el espacio delimitado y “aislado” del barrio. En efecto, paradojalmente y pese a residir en un espacio del “centro”, la imagen que prevalece en el imaginario de muchos residentes gay entrevistados es la de una diversidad aislada y encapsulada que se articula a un barrio de fronteras más fijas que porosas, donde la expresión de la diversidad sexual es validada sólo a partir de las reglas del consumo. “…el Parque Forestal claro, o los cafés…se vuelven un lugar muy… 299 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID cómodo como para expresar el afecto homosexual cachai, pero si tú agarrai eso mismo y lo metís a un Mall del Centro, queda la cagá cachai, entonces también cabe empezar a cuestionarse porque estos espacios que son como al aire libre, igual pueden ser más protegidos que los espacios institucionales heteronormativos como es un Mall, el café puede ser un espacio más protegido para un público gay que lo es un Mall, siendo que el Mall del Centro también está dentro del barrio podríamos decir, o te vas a la Plaza de Armas y te dai un beso y queda la cagá, pero te dai un beso cuatros cuadras más arriba…y no pasa nada!!...”(Catalina, 31 años, comunicadora social, lesbiana, arrendataria sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) La figura de “la isla de diversidad”, es interrogada por la percepción que el mundo gay tiene sobre presencia y actoría en el barrio y en la ciudad, develando la ambigua condición del barrio como un lugar donde la expresión de la diversidad sexual se encuentra delimitada al espacio del consumo cultural, encerrada por fronteras espaciales que controlan que no se expanda fuera del barrio hacia otros espacios de la ciudad, en ese sentido se procesa e integra en forma fragmentada el estilo de vida gay al modo de vivir la ciudad, a partir de la normatividad del consumo. En ese marco de reflexión la representación de un “barrio gay” no es una imagen que genere consenso en los residentes gay entrevistados. Por un lado para Antonio existe una representación simbólica de “barrio gay” en relación al sector Bellas Artes en tanto “barrio marica” y “Coliseo”, barrio que forma parte de una zona o área más amplia configurada por la sumatoria de diferentes barrios colindantes que se articulan al centro de la ciudad. Dentro de esta geografía se distingue la existencia del “Coliseo”, territorio que simboliza al Barrio Bellas Artes como “lugar gay”, espacio público de encuentro y consumo cultural de lo homosexual: “… yo vivo en el Coliseo que le llamamos…que va desde las Torres (Tajamar) hasta el Bellas Artes, que tiene una cosa…la gente gay habla de lo gay, del paso de lo gay que va desde este sector originalmente San Camilo, el lugar originalmente de los colas, los colas fuera del closet, y se habla del Coliseo que sería como este barrio marica que va desde las Torres hasta Lastarria, y Lastarria no sería ni siquiera un barrio sería un punto de tránsito, y el Bellas Artes, el coliseo, que es el lugar donde están las colas, que es el lugar que va ahí entre el museo y la pileta, donde están los cafés…” (Antonio, 38 años, residente Torres San Borja, Barrio Portugal.) No obstante, la práctica de residencia y consumo que es reivindicada como apropiación y política de identidad, por algunos residentes gay del barrio es percibida por Catalina como un espacio disciplinado en el consumo, forzadamente homogéneo, que deviene en “guetto”: “…tampoco me identifico en absoluto con ese imaginario…o sea yo…a mi eso es lo que más me molesta del imaginario gay, que es que nos metan a todos en un mismo saco cachai, yo no me identifico con tener perros chicos ni con ninguno de los estereotipos que se crean de…estos barrios que se vuelven guettos cachai y eso es lo que a mi me preocupa con respecto a la creación de guettos…” (Catalina, 31 años, comunicadora social, lesbiana, arrendataria sector Mosqueto, Barrio Bellas Artes) En los residentes gay más jóvenes, la construcción de una política de identidad como barrio gay plantea resistencias, siendo una acción cuya legitimidad es 300 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID concebida sólo desde el consumo y la lógica económica, no generando adhesión como reflejo de la acción política y ciudadana del residente gay: “…mira lo puedo ver desde dos puntos de vista, que yo soy chileno vivo acá no me tincaría porque yo conozco los lugares donde ir…a diferencia que yo te digo que yo viajé en Europa todos los lugares gay tienen la bandera, y para un turista tu lo puedes identificar mejor, entonces por ese lado es como factible, recomendable, para que el turista se sienta bien y viéndolo del punto de vista económico para el lugar…por ese lado si estaría de acuerdo, pero por un lado, para mi para sentirme así como identificado y que tengo un lugar donde ir y luchemos y la cuestión…tampoco, no, no soy nunca de ir a las marchas, olvidate, porque tengo yo que estar exhibiéndome?…a las loquitas les gusta andarse mostrando y luchemos y todo…yo creo que este barrio va para ese lado…va para allá, pronto van a vivir puros gay acá, sí se va a llenar.” (Carlos, 27 años, ingeniero y estudiante de actuación, residente gay, Barrio Bellavista, Puente Loreto) 3.2 Imaginarios y Representaciones de la Distinción A este primer conjunto de imágenes que focaliza en las ideas de diversidad y calidad de vida asociadas al barrio se le opone, en contraste, un imaginario que busca mantener permanente la diferenciación y distinción al interior del grupo de nuevos residentes. Este imaginario se expresa en dos ámbitos. Primero a nivel de las opciones residenciales, contraponiendo la habitación de viviendas patrimoniales (antiguas) al uso de viviendas nuevas (departamentos de renovación urbana), articulando y adoptando en la práctica representaciones muy similares a la lógica de un l“barrios cerrado”, existiendo un discurso marcado por el miedo a perder el equilibrio presente del barrio asociado a un estándar y calidad de vida que se percibe protegido en el presente. Por su parte en el plano más amplio del consumo cultural se advierte un proceso de disputa simbólica por el consumo adecuado del barrio y sus espacios, a partir de esto, se (re) crean imágenes culturales tanto sobre el barrio como sus usuarios y residentes en relación a la adecuación y ostentación que simbolizan determinados tipos de consumo. 3.2.1 El Imaginario de la Distinción en el Consumo Residencial En el marco de la conversación grupal sobre estilos de vida desarrollada entre nuevos residentes se vuelven a retomar desde el imaginario las distinciones analizadas cuando se abordaron los estilos de vida residenciales, emergiendo una clara configuración de un “nosotros”, representativo del mundo del arrendatario de departamentos antiguos o “patrimoniales”, el que se articula no desde el arraigo a una identidad territorial, sentido de pertenenci a un barrio, sino a partir de una lógica de diferenciación y construcción de identidad grupal por oposición a un “otro” representado por el habitante de los edificios nuevos estilo Paz Froimovich. En ese marco las residentas jóvenes tienden a articular una contraposición polarizada entre el estilo de vida del residente patrimonial versus el de un amenazante “otro” diseñado en torno a los temores que conlleva la futura mayor presencia de residentes de edificios de renovación urbana, que se prevee pueblen en barrio a partir de la actual puesta en funcionamiento de proyectos como Lastarria 70 o Merced 362, ubicados en ambos sectores del barrio. 301 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Si las imágenes anteriores celebraban la actualidad y el presente de un estilo de vida, desarrollado en el espacio de un “barrio-isla” asociado a los ideales de calidad de vida y diversidad, en el “imaginario de la distinción” el barrio es un campo simbólico en disputa, en donde la imagen del futuro se visualiza siempre como amenaza del desborde del equilibrio actual del barrio, dado por el predominio del habitus y capital simbólico de “los residentes que bajan” al centro y al barrio, que observan el peligro de verse invadidos por el prototipo de residente del cual se quieren diferenciar. En efecto, en abierta contradicción con el discurso del barrio tolerante se avisora asociado al residente joven el relato de un futuro negativo, un imaginario marcado por el temor a la pérdida del estilo de vida encontrado a partir del desembarco en el barrio, de otro al que se conoce poco, pero al cual se le atribuye no compartir el mismo estilo de vida: “Va a venir gente que de alguna manera tiene un grado más de tolerancia, tal vez va a ser más tolerante no sé, no me parece mal, pero lo que más me disgusta a mi personalmente, es el levantamiento de torres que traen gente que no tienen el cariño por el barrio, que no comparten eso,. Hay una especie de…no hablo de honestidad, pero si de cariño por caminar tranquilos y no llenar de autos mira lo que pasa en Valpo ahora que la gente compra su casita allá y va de Santiago”. (Carla, arquitecta, Barrio Bellas Artes Focus Group 20-30) Curiosamente en el marco de una generación que reivindica la valoración de una vida urbana abierta a la diversidad encontramos elementos de cierre y construcción de fronteras en torno a la exclusión de un otro cercano, constituido por el nuevo residente de edificios de renovación urbana, al cual se le achacan los impactos urbanos que tendría el aumento de población residencial en el sector. En ese marco opera la construcción de una frontera identitaria. La contraposición edificio patrimonial/renovación urbana anteriormente analizada se transforma en un cierre y clausura operacional del residente patrimonial sobre sí mismo. Abruptamente la construcción del barrio como comunidad abierta se cierra ante la diferencia, planteándose un fuerte temor, a la pérdida de la calidad de vida conseguida en relación al barrio, producto de la llegada de un residente que se percibe no conoce ni respeta el estilo de vida: “Yo de verdad no veo el tema como de lucas de por medio, lo veo por el lado sensorial…. Los edificios nuevos tienen comunidades muy diferentes a las nuestras, mi hermano vive en uno y no tiene la misma confianza que yo tengo al andar por los pasillos hay muchas casas de cita en estos departamentos nuevos yo de verdad que lo siento.” (Carla, 27 años, actriz, arrendataria departamento patrimonial, sector Merced, Barrio Lastarria) En la contraposición del edificio patrimonial con el estilo Paz Froimovich se articulan dos elementos, la distinción sobre el espacio residencial que le atribuye una mejor calidad al edificio patrimonial y una baja calidad al nuevo, junto con una visión prejuiciada respecto al nuevo residente que procede de las emergentes clases medias. 302 • Mujer: Cuando yo los vine a ver eran horribles. Yo hice lo mismo que tu dices yo vine a ver los departamentos nuevos me parecieron tan helados son tan pequeños que en realidad. • Mujer: sin juzgar obviamente la persona que compra un departamento Paz Froimovich está transando un montón de cosas por vivir en este lugar… desde el espacio, el valor del departamento y una persona que vive en un CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID departamento así busca justamente lo opuesto a lo que busca una persona que vive en un departamento como el nuestro. • Mujer: A lo que me refiero a que es una posibilidad… pero es una posibilidad para que las personas que no comparten este estilo de vida entren al barrio (Focus Group 20-30 años) El temor al desembarco de una nueva generación de residentes barriales en altura marca también las expectativas de seguir viviendo en el barrio.En relación a su futuro y proyección como residentes del barrio, los participantes del focus de jóvenes entre 20 y 30 años vuelven a reafirmar en su negativa, su temor a la “pazfroimovización”. En efecto, cuando se les pregunta si se ven viviendo en el barrio en 10 años más, la opinión, prácticamente, unánime es negativa. No obstante, la voz excluyente no es unánime, su puesta en común genera conflicto en el grupo: “Pero la gente que vive en esos edificios son iguales a nosotros. Yo tengo un amigo que vive en esa torre que es horrible y él es muy hippie.” (Mary, psicóloga, Barrio Lastarria, Focus Group 25-30 años) Pero la defensa de la diversidad barrial no se construye a partir de la reivindicación de la integración y la diversidad social sino que se fundamente en la defensa del acceso material al barrio como bien económico: “ No! O sea yo creo que ahí hay un prejuicio no menor porque en el fondo tiene que ver con tu plata, porque hay gente que tiene para comprar un departamento no se que, patrimonial, y otra que no puede, o sea si tiene el acceso bien!!... si tiene para comprarse que lo haga. (Mary, psicóloga, Barrio Lastarria, Focus Group 25-30 años) Quizá un factor central para entender esta yuxtaposición de discursos (prodiversidad v/s mantenimiento de una comunidad cerrada) tiene que ver precisamente con el hecho de que la diversidad no se valide aún como un valor concreto y comunitario, que determina la convivencia en el espacio entre otros diferentes entre sí sino como un valor que se legitima por el mercado al ser producto del libre acceso económico al barrio del residente que accede a un determinado estándar de consumo. Por otro lado, en este marco de análisis se hace necesario recuperar la mirada de Richard Sennett, y su teoría sobre la adolescencia urbana que se plasma en la imagen simbólica del refugio en la “comunidad purificada” (Sennett, 2002). En ese sentido, el relato purificador y sin pliegues del nosotros que cierra el derecho a participar del barrio a un conjunto de elegidos, pareciera representar un paradojal miedo a la diversidad y apología a la homogeneidad en un escenario cuyo discurso simbólico levanta precisamente el valor de la diversidad. Dentro del discurso de la pérdida del barrio ideal también se identifica una variante más conservadora. Se trata de una imágen minoritaria pero presente en el discurso de algunos residentes en relación con la asociación del barrio al “mundo gay”. Se trata de un relato que asocia la “disneyficación” y la “espectacularización” del barrio, al predominio como imagen urbana de la “escena gay”. El temor que subyace es a la mezcla, al desborde (“hasta donde esta la libertad la tolerancia”) el temor a la pérdida de control sobre el barrio que representa la actual apropiación que hace de él el “mundo gay”, ese temor se condensa en la imagen de un “Barrio Fantasilandia”: 303 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID • Hombre “mi temor es que sea un poco como Fantasilandia un poco, que la gente viene a tomarse un helado y ver a los maricones es como un poco zoológico y eso se debe al poco control de las cosas que se van dando, a las actividades que van mezclando y no sé yo creo que el plan regulador tiene mucho que ver hasta donde esta la libertad la tolerancia. Yo creo que la gente que maneja esta cosa tiene que tener más cuidado en ver que es lo que puede pasar. Es como venir a meterse al parque de entretención de la ciudad como típico a mi tampoco me gusta mucho cachaís. Como en el fondo uno dice es como Paris, pero en París no es lo mismo eso me molesta.” (Focus Group Mixto, 20 a 30 años) 3.2.2 El Imaginario de la Distinción en el Consumo Cultural En primer lugar, cabe constatar que la elaboración de esta distinción simbólica sobre el barrio y el nuevo residente céntrico patrimonial de Lastarria/Bellas Artes está fuertemente influenciada por el imaginario de los media descrito al inicio del capítulo. En ese sentido se daría la tendencia señalada por Hiernaux para el caso de la revitalización del Casco Histórico del DF de México, por parte de elites de jóvenes, que plantea que las pautas de comportamiento urbano de las elites influencian la construcción de imágenes culturales por parte de los medios, medios que transforman y codifican como tendencias urbanas sus prácticas y significaciones, difundiendo a su vez esas imágenes a un público más amplio que las adopta como atributo de identidad. Para analizar los sentidos y significados que los entrevistados asocian a sus prácticas cabe retomar uno de los primeros planteamientos de nuestro marco teórico. Retomando la propuesta de caracterización simmeliana de la moda cabe constatar como el eje diferenciación/homogeneización juega un rol central del imaginario barrial de Lastarria y Bellas Artes. Son precisamente las “actitudes” en torno al consumo las que configuran imágenes y distinciones frágiles y móviles acerca de la pertenencia o no a un nosotros más amplio o selectivo dentro del consumo barrial. En efecto, a partir del testimonio y conversación con los entrevistados fueron surgiendo representaciones que permitieron realizar un análisis más profundo acerca de la construcción de imágenes del nuevo residente Es así como dentro de este imaginario del consumo, distinguimos la presencia de imágenes acerca de consumos distintivos/ostentosos, consumos adecuados, y consumos masivos, a partir de las cuales configuraban diferentes imágenes culturales sobre el barrio y sus residentes y usuarios. En ese marco encontramos primero una imagen representación que retoma los parámetros del discurso de la prensa como el “barrio cool” de Santiago, en ese contexto en este tipo de imaginarios encontramos una representación escenográfica del barrio que pone el acento en su condición de escenario. Esta representación se condensa en las imágenes acerca del barrio, como de sus espacios públicos como “teatro”, “vitrina” y “pasarela” en la cual se ponen en escena estilos y prácticas urbanas que se articulan acorde los códigos del consumo visual y del urbanismo escenográfico. En este marco los residentes que no son partícipes de los estilos distintivos se convierten en espectadores de la vida cotidiana del “barrio ondero”. Se trata del relato de los testigos de una construcción escenográfica del barrio, desde el punto de vista de un observador externo -propia de un espectador- que 304 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID presencia el espectáculo cotidiano de un barrio que se convierte en el escenario de fondo para la puesta en escena de las prácticas de una elite artística y mediática. Este relato escenografico plantea al barrio como puesta en escena de lo cool y lo ondero: “…entonces es un barrio donde yo veo particularmente que viven ancianos, gays o lesbianas, y gente de la onda, que pueden llamarse hipsters o como se llamen (…) el barrio de la onda, porque vive Sergio Lagos, porque vive la Nicole, porque vive Cañulef, porque vive Guarello, vive Felipe Bianchi, la Connie Santa María pasó un tiempo por acá, el Lemebel vive al frente de mi casa, y bueno otra gente más under como el Sergio Parra, que pasa todo el día acá y es el dueño de la librería de la onda…” Dentro de este imaginario encontramos una variante crítica al presente barrial como escenario de prácticas urbanas, esta hace referencia a la condición actual del barrio como un espacio de diversión con una oferta estable de espacios de consumo cultural que desplazan su histórico estilo de vida bohemio a un estilo de vida posmoderno de “barrio de carrete”, en ese marco el repliegue de lo bohemio se da hacia los departamentos que son reapropiados como espacios de conversación que antes se daba en lo público, siendo actualmente los locales en donde se desarrolla el espacio del carrete, que antes era más propio del espacio privado. En ese marco destaca una percepción de pérdida que se da en el barrio del consumo de los espacios de encuentro y conversación, que pierden lugar con el predominio de la lógica escenográfica del barrio: • Mujer: no, bohemia se le llama a la otra parte más de conversación… • Hombre: …más pensante… • Hombre …sí, si entiende bohemia como carrete pensante se da harto acá pero para salir al barrio y recorrer los bares cuesta mucho, entonces lo que se hace es carrete en las casas… da más en las casas que en los locales porque en los lugares públicos no da como para eso, uno está la música fuerte que no te deja conversar con nadie…te encontrai con otras personas y no podís profundizar en nada… • Mujer …para mí la bohemia tiene que ver con un tema de la calle, de estar afuera, yo creo que eso si es importante en la bohemia…de las terrazas, de la calle de estar afuera…y aquí no sé da (Focus Group 30 a 40 años) Retomando lo analizado en relación a los media y su tendencia a la espectacularización de los estilos de vida, encontramos que una de las imágenes más difundidas para catalogar a los residentes del barrio, tanto en los grupos de conversación como en las entrevistas realizadas a los residentes jóvenes (no así en los “adulto-jóvenes”) la constituye la figura del o los “shuper”, o “súper locos” como grupo o agrupación neo-tribal que congregaría a un segmento específico de residentes y usuarios del barrio, que destacan por su deseo de distinción, y diferenciación a partir de su estética y consumo, de su “onda”: • Mujer…son shuper locos… • Hombre no sé yo estudié teatro y en mi escuela había un grupo que le decían los shuper…es como la gente que se cree el cuento… profundamente… • Mujer yo soy alternativo, yo soy distinto… • Mujer pero sin decirlo tampoco, tratando de que sea algo que emana, como qué está impregnado…” 305 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID • Mujer están, estamos, catalogados como que se visten de una manera super específica…” (Focus Group Mixto 20-30 años) Para algunos probablemente los que se sienten más identificados con la distinción, la categoría de “shuper” no es una distinción asumida necesariamente como negativa: “…por ejemplo yo acá tengo unos lentes así gigantes, gigantes, y la gente si me mira no es incómodo, porque como que la gente como que mira es entretenido no sé, pero tú vas a otra parte y te lo hacen sacar porque creen que me veo de verdad muy ridícula…como que a eso puede ser…” (Carolina, arquitecta, Grupo de Conversación n° jóvenes entre 20 y 30 años) Podemos sostener que el “shuper”, es un estereotipo asociado al fuerte deseo de distinción en el consumo al que se asocia al usuario y residente del barrio, se trata de un consumidor de lo urbano de sectores altos que trata de distinguirse a partir de la ostentación de un consumo cultural distintivo, que lo diferencia del consumo masivo de las clases medias. Por otra parte, el imaginario residencial distingue una segunda imagen cultural sobre el residente barrial que apela a una distinción simbólica que se articula con la diferenciación existente dentro de la estructura social-económica. La distinción neo-pobre articula la imagen que tienen los sectores medios del joven de sectores altos que migra el centro en términos de criticar su movilidad urbana en términos de constituir una especie de “turismo de clase”, para los que se sienten excluidos de su capital económico y cultural. En ese marco, aplicado al espacio urbano del barrio, el “neo-pobre” condensaría una imagen difundida acerca del nuevo residente del barrio, que alude al desplazamiento no sólo físico sino también social de un tipo de joven que migra desde un lugar de origen simbólicamente asociado al barrio alto al centro de la ciudad: “…hace poco me tocó ir al Campus Oriente de la Católica y tu mirai y eran como los que viven acá, neo-pobres, es gente que opta por salirse de su burbuja, pero para caer en otra burbuja porque en Lastarria independiente que estén estos sujetos, pobres, de verdad pobres o medio locos, la gente igual tiene una calidad de vida super buena cachai, o sea yo me echo sólo 220 lucas en la casa…y la comida, y el carrete y el ir al centro a la piscina, y vamos sumándole el teatro, el cine, ir a hacerse la manicure, habla de que yo que vengo de otro espacio y que quizá no gano tanta plata, te dai mucho lujo que otra gente no, o sea mi mamá gana ochenta lucas cachai como que igual hay un concepto…” (Rommy 29 años psicóloga, residenta arrendataria, Barrio Lastarria) La afirmación proviene de una interlocutora, no acomodada, para la cual la frontera es mucho más porosa y frágil que para el otro, catalogado de neo-pobre, quien siempre contaría con redes sociales y familiares de protección en caso de caer en riesgo de pobreza. El periodista Oscar Contardo plantea en su libro Siútico una sistematización de lo que se entendería en la cultura urbana santiaguina como “abajismo” que 306 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID pareciera ser similar a la planteada por los entrevistados que construyen la imagen del neo-pobre, planteando que: “…en el abajismo hay elección y a veces rebeldía. Con la opción abajista un individuo procura sacudirse de la comodidad en que nació y traspasar las fronteras que lo mantienen a salvo de las perturbaciones de un mundo distinto” (Contardo, 2008: 295) Esta idea de elección y rebeldía, de desprendimiento, la defiende un joven que proviene del sector oriente de la ciudad, pero que se desmarca de la ostentación de ser lo que no es del shuper o neo-pobre: “Hay mucha gente que simula ser intelectual y en general pasa eso… pasa en los barrios universitarios que todos los huevones simulan ser como tan ah choros y después puta se casan y terminan siendo igual y se homogenizan con todo el mundo, entonces al final les empiezan a pagar plata y se transforman en otra cosa y se van a vivir al Golf, no se hasta que punto es tan así, yo por lo menos yo bajé, me vine para acá, fue mi decisión yo aspiré a eso, yo renuncié a otras cosas…” (Iván, diseñador, 35 años, Barrio Lastarria) La noción de “cruzar la frontera” a la que refiere Contardo, aludiendo al hecho de correr la frontera de la estructura social, pareciera ser castigada por la adjetivación que hace otro joven de sectores medios, sobre el que viene de arriba como neo-pobre, y como shuper. En ese sentido se trata de un “juego de disfraces” que expresa una inversión simbólica de lo que ocurría en la cultura urbana santiaguina hace ya un siglo, si antes las clases altas históricas sofisticaban sus distinciones para denunciar el comportamiento de las nuevas clases altas como “siúticas”, es hoy el residente clase mediero el que desenmascara el exagerado comportamiento de las clases altas por validarse en el ámbito del consumo alternativo, en ese sentido, se les rotula como “neo-pobres” y “shuper”, en tanto que su deseo de distinción individual los tiende a homogeneizar ante la “mirada del otro” que no proviene de su misma estrato o clase soc: “el shuper es como el joven entre 25 – 35 años que su onda jura que es única, pero como todos juran que es única, al final se pueden homologar. Todos juran que escuchan la música alternativa, pero todos escuchan la misma música alternativa, entonces ya no son tan únicos, son cultos les gustan los museos las exposiciones, les gusta leer, tiene bigotes de neo pobre y yo te hablo de eso porque lo examino y tengo la vitrina y puedo estar lleno de prejuicios, pero el bigote de neo pobre, la zapatilla ochentera pero comprada en la tienda de marca, y tu cachai que la zapatilla le costó como 35 lucas, que se viste con ropa Vintage, ese es el shuper, el tipo que cree ser súper único y especial pero al final ninguno es especial” (David, locatario, Café Forestal!) En ese marco lo “shuper” implicaría un intento de “masivo” de distinción de los “estilos masivos”, lógica que se hace presente en el residente de departamento patrimonial cuando habla del consumo, dentro de la lógica de la distinción del residente en el consumo, un grupo que se percibe como amenazante al “nosotros” tiene que ver con el oficinista, figura que expresa el temor a la masificación del barrio y sus espacios distintivos. La masificación es vista como pérdida del valor distintivo del lugar, por lo que se plantea ciertos lugares de sociabilidad pierden su aura cool al ampliar su oferta al mundo del oficinista céntrico, que trabaja en el entorno del barrio y que crecientemente lo integra a su vida cotidiana como espacio de sociabilidad, “after office”: 307 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID “Y el Catedral pero ahora se empezó a chacrear tanto que va a hacer after office, igual los gallos salen del trabajo y se meten la corbata en los bolsillos y están ahí con los dientes. De hecho han salido reportajes que en el lugar que es más fácil agarrarse a alguien es en el Catedral y en las fiestas after office del Santa Lucía”. (María José, periodista, 27 años, Barrio Bellas Artes) En efecto, para el nuevo residente los lugares inicialmente distinguidos están actualmente siendo re-apropiados como espacio de consumo por el trabajador de oficina dejan de ser “cool” y pasan a ser de valorados de forma negativa, ejemplo de esto lo configuran la pérdida del aura de la distinción urbana, expresada en su valoración “cool”) del Cerro Santa Lucía y el Catedral: • Mujer Las Fiestas del Santa Lucía!!! (risas generalizadas) • Mujer No, ya no es tan así no es tan pirulo por ejemplo yo ayer me fui al Mikado caminando a buscar mi comida cacháis fui y eran las ocho y volví y además que tenis que subir en unos autitos especiales que .lo usan en el cerro y la verdad yo no soy clasista ni nada, pero era gente chula. • Mujer O sea, es gente que te da miedo. • Mujer Es gente que van así con el diente para como agarrarse a la mina • Mujer Las minas van como con el traje de novia en cartera y los gallos listos para agarrar la presa, si a eso van… (Focus Group Mixto, 20 a 29 años) 3.3 Imaginarios y Representaciones del Barrio como Escenario de Movilidad Personal Finalmente, los resultados del análisis de entrevistas colocan en el centro el tema de las imágenes y representaciones más amplias del barrio como escenario de ensayo de un proyecto presente y futuro vinculado con los sueños y expectativas personales de un residente joven que se apropia e imagina el barrio como un espacio de tránsito más que un lugar de permanencia. Retomando las consideraciones señaladas en el capítulo de caracterización del perfil del nuevo residente, es posible asociar la transitoriedad que los nuevos residentes adjudican a su permanencia en el barrio a la existencia más amplia de un “imaginario de la movilidad” vinculado al sentido que las diferentes generaciones y grupos de nuevos habitantes asignan al vivir en el área de estudio en contraposición con otras opciones residenciales que ofrece la ciudad de Santiago. En ese marco se hace pertinente preguntarse que hace que los nuevos residentes del centro urbano elijan ese espacio y no otro como lugar para vivir y a qué tipo representaciones e imágenes urbanas asocian las opciones residenciales deshechadas. En ese contexto distinguimos la existencia de dos tipos de operaciones simbólicas que realizan los nuevos habitantes del barrio, que los transportan por la ciudad desde sus barrios de origen hasta un punto de llegada provisorio configurado por Lastarria/Bellas Artes en tanto barrio de llegada. Es así como se aprecia la existencia de representaciones distintivas asociadas a la movilidad que “bajan (y viajan) al centro”, como a los nuevos residentes y usuarios que a través del valor que dan a su residencia y consumo cultural barrial, simbólicamente “suben” al arribar al barrio. 308 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3.3.1 Las Imágenes y Sentidos Asociados a la Movilidad de “los que bajan” En este grupo mayoritario de entrevistados es posible reconocer al seguidor/ perseguidor (follower) que migró al Barrio Lastarria-Bellas desde las comunas del antiguo barrio alto santiaguino, teniendo como lugares o barrios de origen comunas como Lo Barnechea, Las Condes, o barrios como la Dehesa. Como se planteara en los capítulos previos, este grupo se apropia del barrio reconociendo su valor y prestigio, tanto en lo referido a su calidad de vida y arquitectónica, como a la connotación simbólica del barrio asociada a un estilo de vida urbano y cosmopolita. En sus relatos de movilidad este tipo de entrevistado describe su lugar de procedencia, más que como el barrio propio o de origen como “el lugar donde viven mis padres”, un sector donde no identificado con una vida de barrio sino que es asociado al uso residencial de un solo grupo social identificado con el “barrio alto”, espacio en donde residen los sectores acomodados: “…yo vivía en otra comuna en Lo Barnechea, donde viven mis padres, en esas típicas casas pareadas de tres pisos, las clásicas como cerca de la subida de Farellones…suena como que Lo Barnechea hay mucho dinero pero igual hay casas más piolas dentro de Lo Barnechea como clase media común y corriente clase media alta siendo objetivo…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Sector Bellas Artes) Se relata el desplazamiento desde el sector oriente de la ciudad, desde comunas como Vitacura y barrios como La Dehesa, al centro urbano, tránsito que muchas veces es mediado por una escala residencia en barrios urbanos más tradicionales como Providencia: “Yo soy Clara soy diseñadora estoy en el barrio hace bien poquito yo diría seis meses más o menos y nunca había vivido en el centro. Bueno yo vengo hace catorce años llegue del Norte Antofagasta había vivido con mis padres en Colina después Vitacura. Cuando tuve la oportunidad de vivir sola elegí Providencia y después cuando tuve la posibilidad de vivir más sola, sola decidí vivir en el barrio donde siempre había soñado vivir .fue como darme un gusto y no contarle a nadie.” (Clara, 25 años, diseñadora, residenta departamento patrimonila, sector José Miguel De la Barra, Barrio Bellas Artes) Por su parte en los entrevistados que provienen de comunas tradicionalmente asociadas a los sectores medios como Ñuñoa se percibe una motivación similar. En ese marco se potencia la valoración del “irse a vivir sólo”4 fuera del círculo familiar. En ese sentido el desplazarse al centro de la ciudad se percibe como una experiencia iniciática de autonomía. Se trata de un ensayo que permite salirse del ordenado y cotidiano modo de vida familiar, explorando un estilo de vida más urbano y abierto a la movilidad de la ciudad, estilo de vida que se asocia a la identidad personal en términos de ser la conducta adecuada a una etapa biográfica que se expande, y que se expresa en la posibilidad social de ser “adulto-joven” deseo de extender la juventud viviendo en un espacio autónomo y diferenciado del barrio familiar: “…yo he vivido toda mi vida en Ñuñoa, soy ñuñoíno y me encanta Ñuñoa, pienso que es el mejor barrio de Santiago y ahora que vivo 4 No obstante, ese “vivir sólo” se relativiza al generarse una serie de redes sociales previas o posteriores que se activan en los diferentes espacios de sociabilidad que genera el barrio, desarrollándose arriendos colectivos de amigos y amigas o “grupos de carrete” entre amigos que viven en un mismo sector del barrio. 309 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID acá me he dado cuenta de que [efectivamente] es el mejor barrio de Santiago, pero del punto de vista de la familia, pero yo como me considero joven aun, adulto-joven, para mi este barrio es insuperable, la oferta de entretención, de cultura, de conectividad con la ciudad…” (Juan Manuel, 31 años, psicólogo propietario departamento patrimonial, sector Namur, Barrio Lastarria) En esta motivación de elección residencial también opera la lógica de la distinción marcada por una clasificación del barrio en una posición distintiva dentro de un campo simbólico en donde Lastarria/Bellas Artes se opone y diferencia a otras opciones residenciales posibles que también encarnan el ideal de pertenencia que se busca encontrar en la “vida de barrio”. En ese marco es que la opción residencial de Lastarria/Bellas Artes se contrapone simbólicamente a la de Ñuñoa. A diferencia de Lastarria/Bellas Artes, la imagen de barrio que proyecta Ñuñoa es asociada a la de un “barrio familiar”, para vivir en familia o en pareja, se trata del barrio concebido como un lugar de contención, que proporciona un sentido de pertenencia dentro del marco y los límites de la vida familiar, en el espacio físico de la casa: “…antes de vivir acá en el centro yo viví en Ñuñoa, que es otro tipo de barrio que era porque tenía una vida en pareja, y tenía una vida más familiar, entonces también ese concepto de que el centro es como más para solteros y Ñuñoa es un poco más para vivir en pareja, un poco más tranquilo cuando no tenís que salir tanto para buscar afuera, un poco más de contención, en Ñuñoa la contención está un poco más en la casa, pero también se mantiene lo del barrio, uno conoce un poco más a los vecinos y todo…” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria edificio patrimonial calle Mosqueto, Barrio Bellas Artes) Al ideal de “barrio familiar” (Ñuñoa) se opone la opción y estilo de vida residencial del barrio céntrico (Lastarria/Bellas Artes), que es construido simbólicamente como un “barrio puertas afuera”, espacio de expansión de fronteras más allá del ámbito domiciliar que propone un afuera que es afín a la búsqueda personal de vínculos y relaciones del/la joven que no construye un proyecto de pareja. No obstante como lo plantea el focus group en el caso del mundo juvenil femenino al igual que el masculino de la generación joven se asocia el barrio a un período de la vida, propio de la juventud, pero que se modificará en un futuro con la maternidad y paternidad, en ese sentido se plantea el deseo de vivir un período acotado en un barrio urbano para luego volver a retornar ya no como hijas/os sino como madres/padres –y propietarias/os- al modelo de “barrio familiar”: • Mujer: Yo estoy acá porque me gusta porque tengo cierta edad porque quiero hacer mi vida. A mi me gusta mucho viajar así que cuando quiera comprar algo va a ser para tener hijos y creo que esto no es un barrio para niños. Y si voy a comprar me gustaría que fuera para siempre pero no aquí • Mujer: Como Ñuñoa • Mujer: Si. • Mujer: Un barrio más familiar. • Hombre: No lo veo siquiera, como dices tú el tema de los hijos claro. Mi proyecto de vida es formar una familia y tener hijos, me encantaría traer un día a mi hijo para mostrarle cualquier cosa. Me encantaría mostrarle el circuito que yo participaba. Claro que lo encuentro re choro pero criar hijos no lo veo proyectado acá. (Focus Group Mixto, 30 a 40 años) 310 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 3.3.2 Las Imágenes y Sentidos sociados a la Movilidad de “los que suben” Pero también encontramos que existen jóvenes nuevos residentes que provienen de otras comunas de la ciudad, asociadas a las nuevas clases medias como Maipú, e incluso vinculadas a barrios de sectores populares emplazados en comunas como La Pintana, Renca y Cerro Navia. Como plantearamos en el capítulo de caracterización del nuevo perfil residencial, una de las constataciones que consolidamos a partir del trabajo de campo realizado en el barrio tiene que ver con la diversificación social del residente del barrio. En ese sentido, a fine de la década del dos mil, a las juventudes de las elites, que siguen “bajando” se les suma un nuevo grupo, que simbólicamente “sube” al centro. Este grupo lo conformaría arrendatarios pertenecientes a las nuevas clases medias que emergen de los procesos de modernización y re-estructuración del mercado del trabajo en Santiago (De Mattos, Riffo et al 2005), generalmente ligados a actividades terciarias y cuaternarias, que no necesariamente coinciden con la imagen de clase creativa, asociada a las elites. Se trata de profesionales que en el caso de sus uso laborales barriales ocupan con esfuerzo espacios emergentes como Villavicencio 323, más que la escena consolidada que configuró Casa Abarzúa. A diferencia del relato de las clases altas, la narrativa de los residentes de las nuevas clases medias no hace tanto énfasis en el deseo de autonomía familiar, de emancipación de la “casa de los padres”, como en el “relato del camino”, del esfuerzo y éxito personal, que les permitió llegar a vivir en el barrio: “Yo tengo una historia por lo que he escuchado súper distinta tengo un origen súper popular vengo de la comuna de la Pintana y Villa Macul todo ese show Estudie en la UC., me costó mucho ese tema, fue súper duro para mi por las cosmovisiones distintas y las diversidades es un tema que me apasiona y la primera vez que me fui a vivir sola entre comillas sola así con compañía, fue en General Jofre con Vicuña Mackenna, igual esta cerca de la comuna de Santiago y el parque y el tema de los café me empezó a gustar mucho y por lo tanto Lastarria empezó hacer el lugar que más visitaba dentro de todo y ahora decidí vivir sola, sola ; dije Lastarria porque es el lugar que siempre he querido y en el fondo me permite ahorrar en un montón de cosas porque yo no voy a tener auto porque no me interesa ando en bicicleta que se yo estoy cerca de mi trabajo tengo piscina por eso y llevo dos meses no más…” (Rommy, 29 años, psicóloga, residenta arrendataria departamento patrimonal, sector Rosal, Barrio Lastarria) “…o sea yo te puedo asegurar que yo soy de los pocos casos de que viene de Cerro Navia, y que monta un negocio en el barrio y vive en el barrio…y además que dice que es de Cerro Navia…porque cuando uno pasa una barrera…ya no te produce escozor, ya no erís discriminado…” (Marcos, 27 años, licenciado en filosofía, residente arrendatario departamento patrimonial, sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) Para Juan Carlos, nuevo residente que proviene de una comuna periférica constituye un logro el acceder a un barrio prestigiado como Lastarria, espacio muy diferente de su barrio de origen, un “barrio no muy bonito”: “…yo soy Juan Carlos soy de la Comunidad de Merced 336, vivo en el 6F, vivo hace un año más o menos acá, vengo de otro barrio…no muy bonito digamos…vengo de Renca…ahí viven mis papás, ahí me 311 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID crié, mis papás vivían en otro sector, tuvieron problemas económicos, se cambiaron a Renca, y de ahí yo me mudé para acá, hace un año me vine a vivir con mi polola, vivimos los dos juntos…no estamos casados, no tenemos hijos y tenemos un perro…yo ahora soy de los dueños de los perros que viven en el barrio…son varios” (Juan Carlos, 29 años, ingeniero, residente arrendatario departamento patrimonial, sector Merced, Barrio Lastarria) Otro ejemplo de la transitoriedad residencial, lo plantea Marcelo, periodista de La Nación Domingo, que proviene de una comuna extra-metropolitana como Buin. El busca vivir un tiempo en el centro, porque le queda al lado del trabajo, asumiendo esta experiencia urbana como un paréntesis antes de volver a migrar, una vez casado con hijos, fuera de Santiago, prefiriendo adoptar como modelo futuro de residencia un estilo de vida neo-rural, viviendo en una parcela o adoptando este imaginario al modelo metropolitano de la casa con patio y jardín: “…mi permanencia es estacional, no voy a comprar acá, por mi origen yo quiero vivir fuera de la ciudad, tener un pedazo de tierra que tu puedas decir que es tuyo, cultivarlo que tus hijos puedan crecer en ese ambiente no rodeados de paredes o rodeados de autos, básicamente la tranquilidad (…) el Barrio Lastarria se va a convertir en un lugar turístico para mi porque probablemente voy a venir pero no vivir en él…” (Mario, 27 años, periodista, arrendatario, sector José Miguel De la Barra Oriente Barrio Lastarria) No obstante, el imaginario transicional no deja proyectarse en el barrio al nuevo residente, en ese sentido se trata de un “barrio del presente” y no del futuro, de gente sola que construye comunidad pero en forma provisoria sin una cohesión mayor. En ese sentido para los entrevistados no hay proyección del barrio desde un residente que no es propietario sino arrendatario: “Hay comunidad…pero de gente sola porque aquí todos somos solos acá es imposible proyectarse con algo más tampoco.” (Catalina, 31 años, comunicadora visual, arrendataria, edificio patrimonial calle Mosqueto, Bellas Artes) “Yo creo que no porque también hay una cuestión que yo me fijo. Yo camino todos los días, por la mañana, y por la tarde por aquí , y yo veo que el índice de arriendo que hay , a pesar de que es muy difícil encontrar, es muy frecuente ; O sea, todos los fines de semana están apareciendo cartelitos de “Se arrienda “ y la cuestión , la movilidad de la gente de acá del barrio también es muchísima, así que no creo… es como la cuestión que pasaba con los pingüinos de los movimientos escolares; ¿Por qué el movimiento de los escolares no se consolida?, Porque son escolares pos, porque están en una etapa de transición , cachai ,es lo mismo, yo creo que aquí los que, los únicos que podrían consolidar algo son los propietarios, no somos nosotros.” (Marcos, 27 años, licenciado en filosofía, arrendatario edificio patrimonial, Sector Santo Domingo, Barrio Bellas Artes) 312 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 4. Los imaginarios y representaciones del locatario: el barrio de las oportunidades Por último, las percepciones de los locatarios en relación al futuro del barrio como espacio de emprendimiento económico condensan otras imágenes, relacionadas a los desafíos del barrio como escenario de emprendimiento económico. En los relatos de los entrevistados emerge el temor a fracasar y perder la gran oportunidad de ser un “barrio” con un proyecto de desarrollo, que haga de este un “barrio exitoso”. En el caso de los locatarios su imagen del futuro del barrio está muy ligada a lo que plantean como una problemática de urgente resolución, la de la elección de una identidad en tanto proyecto de desarrollo que articula lo cultural con lo comercial. En su visión y diagnóstico de la situación actual del barrio ellos evalúan que se encuentra en un proceso de consolidación que todavía no se plasma en una línea o modelo de desarrollo barrial, ya que para eso acontezca se requiere tomar una decisión colectiva producto de la participación de todos los locatarios: • Eduardo Tampu: yo creo que está en el momento de tomar buenas decisiones. • Marlen, El Observatorio: de desarrollo. • David, Café Forestal!: es el momento que está para consolidarse. • Eduardo Tampu: si no lo hace ahora no…. • Marlene, El Observatorio: no se va a consolidar jamás. • Eduardo, Tampu: o puede que se consolide pero como una oferta turística… • David, Café Forestal!: mediocre no como con lo que se pueda optar (…) también creo que es el momento justo de tomar las decisiones, porque si no no se va a llegar… se va a lograr algo, pero no el potencial que puede tener el barrio, y puede lograrse algo mediocre que pudo haber sido este barrio o tal y tal cosa. • Marlene: y de lo que pudo haber sido, está lleno Chile. • David: claro, el pudo haber sido En ese marco se rescata la potencialidad que tiene el barrio para ser escenario de innovación como plataforma de un proyecto de desarrollo que incorpore el valor agregado de la experiencia a la oferta económica turística adaptando el barrio a una propuesta que recoja las tendencias del post-turismo (Judd, 2003) más que las del turismo tradicional: Eduardo, Tampu: hay un programa en el discovery que se llama “Nunca turistas siempre viajeros”, yo creo que este barrio le tiene que entregar ofertas a viajeros no a turistas. A lo mejor se gana más plata en turismo, pero este barrio tiene que ofrecer como le ofrece alternativas al peatón, al tipo que recorre Santiago a pie.Yo creo que oferta cultural interesante para gente que viene conociendo a la gente, al país, a la cultura santiaguina y como te digo, creo que está en esta metamorfosis de contenido a cáscara y creo que está en el momento justo como para revertir ese cambio. Para Cristián el barrio se encuentra en una etapa ascendente, debiendo definir 313 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID su futuro en torno a un proyecto identitario que lo proyecte como un barrio creativo. La tendencia sería a su consolidación como espacio de instalación de talleres tanto para artistas como para profesionales creativos, simbolizando esta oportunidad en una imagen la de emular en el nuevo escenario barrial, la instalación de Plaza Mulato como espacio de talleres para artistas en los ochenta: “…lo veo en una etapa ultra-ascendente a nivel de lo mismo que realizó el MAVI, y ese espacio de la Plaza Mulato Gil, que fue el primer espacio de talleres del barrio como conocido de casa de talleres, que después se transformó con el financiamiento de Santa Cruz y Giaconi…y se hace super necesario que estos espacios de creación existan porque este espacio además de ser un espacio comercial es un espacio creativo…” (Cristián Camus, administrador Casa Villavicencio 323) En ese marco precisamente lo que se espera es que se logre construir desde los locatarios un sentido de pertenencia a una misma comunidad, que los haga sentirse efectivamente parte integrante de un barrio: • David, Café Forestal!: que se generara, que funcionase como un barrio, o sea que tuviésemos conocimiento de lo que pasa entre nosotros, conocernos, La Nany lleva una semana cerrado, cachai estos íconos que son los que más quedan, los perdurables o los que son estos hitos en el sector, porque todos nos une la Nany, todos vamos hacia allá inevitablemente. Que exista un vínculo. • Marlene, El Observatorio: que sea más comunidad. • David, Café Forestal: que si alguien me pregunta dónde puede encontrar una polera estampada, anda a Tampo que si alguien quiere una joya poder decirle que vaya al observatorio que sepamos del otro, que no nos tengamos envidia, puedo ser súper romántico, pero creo que la idea de barrio tiene una visión súper romántica, que es como de conocernos o de reconocernos y de que tiene un potencial lo tiene. 5. La ausencia/presencia de lo patrimonial en el imaginario Finalmente, el discurso y las representaciones de un orgullo acerca del pasado y el patrimonio constituyen el gran ausente y desplazado en la narrativa que hace el residente joven sobre su barrio. Pese a la relevancia que pareciera tener a nivel de los estilos de vida residenciales no se reivindica una identidad territorial de un barrio patrimonial ni menos un imaginario de la defensa patrimonial. El patrimonio sí aparece pero como atributo estético en el grupo focal de adultos jóvenes. En la conversación no hay consenso sobre el carácter patrimonial del barrio y si se formula ese carácter asume la dimensión de apreciación personal, de una experiencia estética individual, más que un carácter comunitario y compartido por todos, que debe ser desarrollado, difundido o defendido: Hombre es que yo no cacho mucho de lo patrimonial, no califico el barrio como patrimonial más que el museo de Bellas Artes …para mi patrimonial es una cosa un poco más histórica como el Bellas Artes el Museo de Bellas Artes pero no el edificio 69 de Victoria Subercaseaux o este mismo para mi es un edificio viejo no más… es un poco distinto, para mi tiene un valor todo el contexto no el puro edificio 314 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Mujer para mi patrimonio es un tema casi de alcance estético…para mi el patrimonio es un descanso es como llegar a un lugar de la ciudad donde las cosas todavía son como eran hace cincuenta años, hay edificios que se cuidan y se valora eso…y la armonía que tiene el cerro y el Parque, el entorno del barrio es una cosa que es un descanso de verdad…para mi es un barrio bastante más patrimonial que otros barrios de Santiago…(Focus Grup Adultos Jóvenes 30 a 40 años) No obstante voces minoritarias plantean y reivindican la defensa del patrimonio, frente a la amenaza que plantea para su modo de vida la reapertura del Edificio Gabriela Mistral (Ex UnctadIII y Diego Portales), precisamente una residenta extranjera y no chilena plantea el tema: • Mujer Es que es un barrio patrimonial histórico algunas calles deberían cerrar el trafico y además yo no se si ustedes viven en las calles Estado Unidos y Villavicencio a los vecinos de ahí nos va a venir una tragedia encima, que son las obras de este edificio, los camiones que todo lo que van a sacar de ahí va pasar por estados Unidos va ser espantoso, entonces ahí empezamos a pensar hacer algo, armar un grupo de vecinos si podemos hacer algo a ver si puede salir algo. • Mujer es que patrimonio no es congelarlo en el tiempo…hay que respetar ciertas cosas, preservar y mantener…mantener significa que todo esté en buenas condiciones…y eso no está… (Focus Grup Mixto Adultos Jóvenes 30 a 40 años) La misma pérdida de centralidad que ocurre con el patrimonio ocurre con la narrativa histórica del barrio artístico, no existiendo conciencia de una continuidad en el presente del pasado barrial, lo artístico constituye uno más de múltiples estilos de vida que conviven en el espacio barrial, adquiriendo mayor validez la imagen de un “barrio cultural”, asociado a la puesta en valor de su infraestructura de “servicios culturales” por sobre su puesta en valor en tanto “barrio patrimonial” o la de un barrio asociado a un “estilo de vida artístico”: • Mujer 1 barrio cultural si porque hay librerías, porque están los museos, pero artístico necesariamente…no hay labor artística en sí…pero además no hay un solo modo de vida…no estamos en Chiloé que todos hacemos Minga, que haya un modo de vida compartido?...acá hay distintos modos de vida, que están los viejos residentes, están los jóvenes, están los artistas…” (Verónica) • Mujer 2 hay otros barrios que si son artísticos por ejemplo el Barrio Santa Isabel que yo lo conozco…y se están juntando para hacerlo un barrio artístico y no se transforme en Bellavista…en puros bares…hay intervenciones de arte y se hace circuitos…la diferencia es que ahí realmente hay talleres de artistas y se juntan, se conocen, se hacen circuitos quedan a una cuadra… además hay casas… • (Focus Grup Mixto Adultos Jóvenes 30 a 40 años) En ese sentido se transita de una concepción específica y particular como la artística y patrimonial a una más amplia y general como la noción de “barrio cultural”. A nuestro juicio esta pérdida de densidad del relato barrial del nuevo residente es coherente con la movilidad que caracteriza su permanencia en el barrio. 315 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 6. Conclusiones capítulo representaciones e imaginarios de barrio y ciudad presentes en los estilos de vida del nuevo residente Los resultados del análisis plantean la inexistencia de una sola imagen o representación compartida sobre el barrio sino que más bien ratifican la presencia de imágenes contrapuestas sobre como los residentes y locatarios “piensan” el territorio a través de sus prácticas culturales. En ese marco se constata la convivencia en el barrio de a lo menos cuatro imaginarios, que dependiendo el tipo de actor barrial, y su condición generacional, su procedencia barrial e inserción socio-económica, adquirirán mayor o menor presencia en sus representaciones. En primer lugar, el “imaginario del barrio cool”, que enlaza tanto parte de las representaciones del nuevo residente como las elaboradas por los medios de comunicación acerca del barrio dando cuenta de la existencia una relación de refuerzo entre las distinciones elaboradas inicialmente por los residentes, que son re-codificadas por los medios y devueltas a un público urbano masivo a través de diferentes producciones culturales (columnas de opinión, reportajes) que difunden imágenes sobre el barrio en tanto escenario de construcción de estilos de vida urbanos, representaciones, que a su vez son vueltas a recepcionar por los residentes y usuarios de Lastarria/Bellas Artes para realizar nuevas distinciones sobre la base de dichas imágenes. En ese marco se observa claramente la tendencia de los medios a la producción estilos de vida urbana a partir de la creación y difusión de articulaciones entre gustos y dispositivos de distinción que se encuentran presentes en las prácticas de los y las residentes pero que en el caso de los media se articulan a imágenes más amplias relacionadas con las tendencias globales. Ejemplo de esto se visualiza en la tribalización que se propone de las prácticas de distinción que se ponen en escena en el barrio en términos de responder a “tribus de consumo” que encuentra desarrollo en otras metrópolis, como los “hipsters”, tribalización que se da también en relación al uso de la vivienda cuando se construye la primera imagen cultural de una tendencia urbana a la nueva residencia, en los primeros reportajes acerca de la escena de los Bo Bos del Forestal. Coexiste junto con el “imaginario del barrio cool” el del “barrio como isla de diversidad” el cual condensa las imágenes positivas que asocian los estilos de vida urbanos tanto residenciales como de consumo y apropiación de los diferentes espacios barriales y céntricos como prácticas asociadas a un ideal de diversidad, que por oposición, no se encuentra presente en el resto de la ciudad devenida en una fragmentada metrópoli. En ese marco la imagen del “barrioisla”, nos plantea la noción de lo barrial-urbano como un “espacio de refugio”, que provee a los y las residentes jóvenes de un escudo o protección ante las condiciones cotidianas del trabajo flexible y de los vínculos contractuales. Curiosamente se “lee” el barrio como un espacio de diversidad en donde el valor de la diversidad no se asocia a una práctica cultural emblemática que reuna al barrio sino que se encarna en la prestigiada imagen de un barrio valorado por su calidad urbana, arquitectónica y además por su pasado. Por decirlo de otro modo, en este imaginario la diversidad no se práctica sino que se observa y se consume a partir de la mirada, se trata de una noción de espectáculo y de espectación de experiencias que se aterriza en la práctica de sentarse a observar lo que pasa en “un barrio que tiene un tiempo propio”. En ese sentido se encuentra elementos de fascinación con lo observado que emparentan al nuevo residente con el antiguo urbanita. Sin embargo la valoración del barrio 316 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID como “isla de diversidad”, se ve interpelada por las representaciones que hacen los entrevistados sobre el “barrio gay”, en ese marco se contemplan dos enfoques uno celebratorio y reivindicador del consumo como política de identidad y otro que observa como el consumo impone fronteras que limitan la expresión diversa de la identidad sexual, es así como “el Parque Forestal y los cafés se vuelven un lugar muy cómodo”, un espacio público de apertura a la expresión que no se irradia al espacio urbano del centro histórico (la Plaza de Armas) en donde pese a la cercanía con el barrio opera la normatividad cotidiana de la ciudad, devenida otra vez en una imagen adversa, en oposición al cómodo refugio. En ese sentido, el mismo barrio actual que era celebrado en su condición de isla comienza a ser “releído” por parte de algunos de sus protagonistas como un “ghetto de consumo”. Otro aspecto relevante es constatar, que en relación al pasado patrimonial no se plantean conexiones fuertes, “densas”, entre el “imaginario de la diversidad” y una representación sobre el patrimonio, que articule la expresión de la diversidad como una continuidad de una trayectoria histórica, en ese sentido se visibiliza una derrota simbólica de las generaciones de enlace que no aparecen presentes en los discursos del nuevo residente, y que aparece en las conversaciones para develar la pérdida del estilo bohemio asociado a la conversación en el espacio público y su repliegue a una “bohemia de departamento” ante el avance del código del barrio como espacio de un carrete que es consumo cultural de locales y no la habilitación de un espacio de encuentro y conversación como proponen las “generaciones pioneras”. En relación con el patrimonio la imagen barrial que pareciera primar es nuevamente la de un escenario, un agradable fondo que provee beneficios simbólicos, en el cual se ponen en escena los diferentes estilos y distinciones en el consumo. Lo patrimonial por otro lado deviene en un signo o un código de gusto más que en una valoración de un modo de relacionarse con el entorno o la valoración de una identidad territorial, de un modo de vida. También encontramos un tercer conjunto de representaciones o “imaginarios de la distinción” que hacen prevalecer los códigos de la diferenciación en el plano de la elección de vivienda y el consumo cultural. En el primer nivel se esencializan las oposiciones entre la vivienda patrimonial como símbolo de un estilo de vida alternativo asociado a la calidad de vida y la vivienda de renovación urbana, emergiendo el fantasma de la “pazfroimovización del barrio”. Los mismos vecinos que celebraban el barrio diverso manifiestan el temor a la pérdida del barrio en su condición de refugio, anticipando un futuro amenazante por la posible invasión de nuevos residentes en altura asociada a los proyectos inmobiliarios que comienzan a operar en el entorno patrimonial. En ese sentido se plantea una lógica de comunidad purificada, en re-emerge el imaginario del cual muchos de los residentes planteaban huir al migrar al barrio, la comunidad barrial del nuevo residente devela un temor no al otro radicalmente distinto sino al otro cercano la que tiene el mismo acceso económico pero que no comparte el mismo habitus, para poder vivir en el barrio. A estas representaciones se suman otras más conservadoras que imaginan la conversión de la “isla” en un “barrio-Fantasilandia”, planteando la fuerte necesidad de que se tomen medidas de control en la planificación de un barrio que amenaza con desbordarse, asociando esta espectacularización a la imagen urbana del barrio gay que hace que el barrio sea visitado para observar la diversidad sexual como espectáculo. Por otro lado, en el marco del consumo los “imaginarios de la distinción” ponen de relieve en la construcción de imágenes del consumo la existencia de 317 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID diferentes comportamientos y actitudes en relación al consumo que configuran diferencias entre los diferentes tipos de residentes. Se contraponen las distinciones de los residentes que provienen de sectores medios que identifican un comportamiento de consumo ostentoso en los nuevos residentes que provienen de las clases y que “bajan” al barrio, con la de los residentes de sectores altos que plantean intentos de distinguirse de los “estilos masivos” asociados a la imagen del oficinista. En el primer caso, las imágenes de lo “shuper” y sobretodo del “neo-pobre” parecen denunciar en el plano de las construcciones simbólicas, un conflicto al interior del campo simbólico del barrio patrimonial como escenario de disputa entre un actor medio que accede al consumo del barrio como un “recién iniciado”, y un actor residencial juvenil que se siente propietario del habitus adecuado para construir el estilo de vida urbano, de vivienda y consumo adecuado, produciéndose un juego de espejos de imágenes. Por un lado, está la denuncia de la impostación en el consumo de “mostrar ser lo que no se es” asociada al disfraz del “neo-pobre”, figura que expresa la dimensión “abajista” de las prácticas urbanas de los residentes que provienen de las comunas acomodadas del antiguo “barrio alto”. Esta práctica no deja de constituir una irónica inversión simbólica en relación con lo que sucedía en la cultura urbana del barrio y el centro de la ciudad en el apogeo del barrio histórico cuando el consumo era un escenario de distinción en donde predominaba los códigos de diferenciación y denuncia de las clases altas de las actitudes “siúticas”, asociadas a las prácticas de consumo ostentoso de las clases altas que provenían del mundo de las finanzas y las en ese tiempo más nuevas, clases medias. En ese marco lo que parecieran expresar estas nuevas distinciones es un replanteamiento simbólico del orden del quién es quién en el consumo existiendo una mayor capacidad de disputa simbólica entre los sectores medios y los sectores altos a partir de apelar los primeros a nuevos códigos de distinción en relación al manejo de lo “nuevo” y lo “emergente”, que equilibra la disputa simbólica con las clases altas. En ese sentido los “no onderos”, contraponen al histórico capital cultural de las clases el manejo adecuado de otro tipo de capital que denominaremos capital subcultural, retomando los planteamientos de Thornton (1995), que retomando a Bourdieu en su comprensión de las culturas juveniles de consumo, como el conocimiento cultural y los saberes adquiridos por los miembros de una subcultura (o contra cultura), que estos emplean para diferenciarse sistemáticamente de los miembros de otros grupos. Es a partir del manejo de ese tipo de capital, transmitido por los diferentes circuitos de medios que se articulan en relación a los estilos de vida y el consumo urbanos, que los y las jóvenes establecen la existencia de un comportamiento exagerado y no adecuado en el consumo del “shuper”, definido como “el tipo que cree ser único y especial” pero que deviene en un estereotipo “tiene bigotes de neo-pobre”, y ocupa la “zapatilla ochentera pero comprada en tienda de marca” .En ese marco queda pendiente explorar en forma consistente en futuros estudios las imágenes y representaciones que articulan las clases medias sobre si mismas y los barrios de cultura urbana que adquieren centralidad como escenario de distinción de estilos juveniles. Por su parte, los grupos de residentes de sectores altos parecieran defender cons sus distinciones la pérdida de la hegemonía tanto sobre el espacio real (el barrio) como simbólico el gusto y distinción asociado a dicho escenario barrial. En ese marco la masificación del consumo distintivo pareciera ser vista como pérdida del valor distintivo del lugar, al igual que acontece a nivel del estilo de residencial con el temor al “estilo Paz Froimovich”. 318 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Un tercer tipo de representación del barrio articulada con la diferenciación intragrupal analizada previamente tiene que ver con lo que denominamos como “imaginarios de la movilidad personal”, en las que se agrupan las imágenes culturales que sobre el barrio plantean sus nuevos residentes a partir de su reflexividad tanto sobre sus trayectorias de origen (el barrio familiar, el barrio no tan bonito, el barrio cerrado, la ciudad de provincia) como de sus trayectorias de futuro (el lugar donde quiero hay estudiar, donde quiero vivir). En ese marco, encontramos un segmento de la clase media alta que decide explorar consistentemente el vínculo con la ciudad que no le proveían sus barrios de origen, expresando una movilidad urbana que los deslocaliza de sus lugares de origen y lleva de vuelta al centro de la ciudad en una dirección opuesta a la de sus abuelos que migraron del centro hacia el sector alto de Santiago fundando la ya pretérita noción de “barrio alto”, que hoy pareciera no proveer de un relato identitario potente a sus nietos, y nuevos descendientes. La otra faz del fenómeno de repoblamiento la plantea la movilidad ascendente representada en la experiencia de parte importante de los residentes y también de algunos locatarios. En este caso nos referimos a los que “suben al centro”. En efecto, así como en la representación que hacen del barrio las clases altas existe una búsqueda distinción y diferenciación desde el habitus patrimonial (en el más amplio sentido), también encontramos el proceso contrario desde los sectores medios que acceden al barrio, que plantea la distinción y des-marcamiento, en relación a su identidad de origen marcando su ascenso en la escala social, que se simboliza en su ascensión al simbólico centro de la vida urbana que configura el barrio en su imagen actual. En ese marco el barrio -y el centro de la ciudad por extensión- se configuran un escenario transitorio y transicional de ensayo y consolidación de identidades que tienen como eje al residente como individuo. Se trata de un proceso de “individuación” que se expresa en estilos de vida dados por nuevas formas de relacionarse con el sí mismo y con la pareja, que otorgan mayores grados de autonomía personal en el consumo y en el uso del espacio público; una nueva forma de relacionarse con el trabajo que valora la cercanía con el hogar y la conectividad a Internet; y en el caso de la población de minorías sexuales, visibiliza por primera vez a escala urbana una nueva forma de articular residencia y consumo urbano con identidad y diversidad sexual al reconocerse parte de la nueva población residente como parte de un territorio asociado a la cultura lésbica y homosexual. Finalmente cabe contraponer a los imaginarios residenciales el “imaginario de las oportunidades” propio de los y las locatarios/as. En las representaciones del “empresario simbólico” prima la demanda por un ordenamiento de las acciones individuales de cada local en una idea de barrio que pareciera no incluir un proyecto conjunto de desarrollo barrial sino más bien responder a las necesidades y urgencias de constituir una “marca-barrio” que permita aprovechar las oportunidades que provee la consolidación de la imagen urbana de Lastarria/Bellas Artes. En ese sentido se aboga por la construcción de un sentido de comunidad pero aparentemente sólo dentro del marco del mundo comercial del locatario no plantéandose articulaciones con los vecinos, antiguos ni nuevos, ni una figura más amplia y participativa como pudiera ser la de un Comité de Adelanto. 319 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 320 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS CAPÍTULO 9 Conclusiones 321 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS 322 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1. Conclusiones: el escenario del barrio patrimonial como paisaje y escenario de consumo Retomando la problematización inicial del estudio, en el proyecto de tesis se sostuvo la necesidad de conocer, más allá de los estereotipos de los mass media y las construcciones de mercado, de que manera se construía o no en el área de estudio una cultura urbana asociada al rescate del centro histórico, y en particular al escenario de uno de sus barrios más emblemáticos: el Barrio Lastarria/Bellas Artes. Se trataba de un territorio del centro de la ciudad sujeto a protección patrimonial, que parecía representar cuando se inició la tesis, a mediados de dos mil, un espacio paradigmático de estudio de la configuración de una “nueva cultura urbana”. Los resultados del estudio plantean, cómo en el contexto de las políticas de renovación urbana del centro de la ciudad, se comienzan a poner en escena estilos de vida urbanos, fuertemente marcados por el consumo cultural, y la exhibición de bienes y espacios a la vista de un habitante barrial que a la vez que residente es paseante y consumidor urbano del “barrio patrimonial” siendo parte de su escenificación como “paisaje de consumo” (Zukin, 1995). Cabe reflexionar como esta modalidad de estilo de vida emerge precisamente producto de los cambios que vive la sociedad santiaguina –y chilena-, y parte significativa de sus capas altas y medias, producto de los efectos que la globalización, el consumo y la preeminencia de los valores económicos de mercado, generan en el modo de construir comunidad en el revalorado centro urbano. Antes de profundizar en dicha reflexión, retomaremos el objetivo central del estudio, abocado al esfuerzo de descripción y de análisis comparativo del presente barrial con la configuración de estilos de vida y cultura urbana en el pasado barrial, de modo de plantear conclusiones que se vean alimentadas por la comparación entre la trayectoria actual, el presente barrial, y la trayectoria histórica de su uso y apropiación del barrio por parte de diferentes generaciones de residentes y usuarios. 1.1 El “Barrio del Presente” en Relación a la Trayectoria Histórica de Estilos de Vida y Cultura Urbana de Lastarria/Bellas Artes En relación con las continuidades y vínculos que se establecen entre la trayectoria actual del barrio como escenario de estilos de su vida y el desarrollo de esta dimensión en el pasado en el contexto de la fuerte relación del barrio con el antiguo centro de la ciudad de Santiago se puede plantear sintéticamente que se constata la existencia de una trayectoria histórica asociada al desarrollo de lo artístico y cultural por parte de las distintas generaciones de habitantes que se han apropiado de su territorio desde su consolidación como barrio hasta la actualidad. 323 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Primera etapa origen y constitución tejido barrial (Siglo XVI - 1850) Segunda etapa consolidación Lastarria y emergencia Bellas Artes (1850 - 1930) Tercera etapa auge y transformación barrio centrico moderno (1850 - 1930) Cuarta etapa decadencia barrio/centro post golpe Militar (1850 - 1930) Estilo de vida “pre-urbanita” caracterizado por la impronta rural de un territorio articulado en base a chacras y solares. Puesta en valor del barrio como espacio de residencia y de estilos de vida distintivos de las elites aristocráticas. Conveniencia políticos, intelectuales, arquitectos, Cultura urbana, Primera bohemia (champañismo). Barrio Céntrico, Frontera porosa con cultura popular. Reconfiguración morfología barrial Procso de renovacion de las elites, mixtura con nuevas generaciones de artistas. Rol arquitectura modernista en puesta valor barrio. Reciclaje de casonas como talleres. Barrio de usos mixtos Golpe Militar. Quiebre de vínculo histórico del barrio con el centro. Decadencia del uso de espacios públicos. Barrio nuevo escenario de cultura alternativa y vanguardia de los 80. Hito de cierre Plaza Mulato Gil. Fig. 9.1: Etapas o Fases Históricas del Desarrollo del Barrio (Fuente: elaboración propia) En ese marco la perspectiva histórica permitió situar al área de estudio como un territorio en permanente cambio y transformación, adquiriendo dentro de esa impronta de cambio, diferentes momentos de desarrollo, dentro los cuales se pudo situar la presencia central de los estilos de vida relacionados con la residencia y e uso del barrio, como plantea el siguiente esquema-resumen de las tendencias de construcción de estilos de vida analizadas en el capítulo histórico. Esquema-Resumen Etapas de la Trayectoria Barrial y su vínculación con los Estilos de Vida Se sistematizó la existencia de las siguientes tendencias de articulación entre barrio y estilos de vida. Una primera etapa de emergencia y constitución del tejido barrial en el contexto colonial (1541-1850), caracterizada por un estilo de vida preurbanita, caracterizado por la impronta rural que adquiere dentro de la trama de Santiago el sector ubicado al oriente del Cerro de Santa Lucía, cuya división y administración territorial por parte de los conquistadores se articula en base a chacras y solares en donde se producía según datos históricos vino y otros productos agrícolas. Una segunda etapa de consolidación de Lastarria y de emergencia 324 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de Bellas Artes (1850-1930), caracterizada por la puesta en valor del barrio como espacio de residencia y la puesta en escena de estilos de vida distintivos por parte de las elites aristocráticas. En el marco de una cultura urbana que plantea como modelo el París del siglo XIX, el barrio constituye, junto con el centro urbano, un escenario de visibilización de estilos de vida de consumo cultural asociados al “champañismo”, tendencia de consumo distintivo. El análisis de los estilo de vida residenciales caracterizan la vida residencial como la de un barrio en que conviven casonas, conventillos y palacios. Por otra parte, la estructura de propiedad, plantea la convivencia de una elite político-intelectual, configurada por una mezcla de arquitectos, escultores, escritores con actores políticos de corte liberal. No obstante, el carácter céntrico del barrio hace que también en sus límites y fronteras se desarrollen espacios festivos propios de la cultura popular como chinganas, casas de remolienda y otros espacios que ponen en tensión el uso preponderante que hacen del territorio las elites aristocráticas. Una tercera etapa de transformación en un barrio céntrico moderno (1930-1973). Período caracterizado por la reconfiguración de la imagen urbana barrial en que muta su morfología y su uso por parte de una nueva elite artística que mezcla clases medias con una fracción proveniente de la elite aristocrática. Se plantea la diversificación de los estilos de vida urbanos mediada por el rol del artista y el bohemio. Mientras otros barrios asociados al centro son abandonados por las elites migran al oriente de la ciudad, el cambio poblacional es matizado y no plantea decadencia, ya que el valor del terreno sube producto de la construcción de edificios asociados a las tendencias de la arquitectura modernista, que configuran las primeros departamentos de renta de la ciudad, ellos simbolizan un nuevo estilo de vida céntrico pero moderno ya no constituido en torno a viejas casonas y palacios sino en torno a edificios de armónica escala que siguen los estilos ornamentales y tendencias de moda (el estilo tipo “barco”, el art decó, y la arquitectura modernista). Complementariamente las antiguas casonas son recicladas en su ocupación para nuevos usos de talleres, pensiones que albergarán a jóvenes artistas de la generación del cincuenta dando pie a espacios artísticobohemios “underground” como el Teatro Sebastopol y la Casa de la Luna Azul, en calle Villavicencio. Un rol central en la promoción de la convivencia urbana de usos mixtos, juega la zonificación que propone el Plan Brunner. Una cuarta etapa fase de decadencia del barrio y su estilo de vida (1973-1981), caracterizada por la interrupción del vínculo histórico entre estilo de vida barrial y cultura urbana del centro de ciudad. Las consecuencias del Golpe Militar en el espacio público plantean decadencia, marcando un período caracterizado por el cierre de locales artísticos, la emergencia de usos vinculados a la vida nocturna, presencia de prostitución en el entorno barrial dinámicas que devaluan la imagen urbana del barrio. Simultáneo al quiebre el barrio configura un rol relevante en la construcción de una cultura alternativa al contexto autoritario. A partir de la difusión de la creación artística como espacio de resistencia a la Dictadura, como de la instalación de nuevos escenarios de cultura asume un nuevo rol cultural que lo convierte en escenario de expresión de las vanguardias artísticas, pasando posteriormente de ser un “barrio alternativo” a ser un “barrio oficial” representativo y expresivo de la nueva elite cultural de Post de Dictadura. Un hito significativo que marca el cierre de la fase de decadencia y la apertura de un nuevo ciclo de revitalización lo plantea el proyecto de creación, a partir de antiguas casonas y talleres barriales de la Plaza Mulato Gil. Producto del análisis histórico es posible sostener que la actual etapa de recualificación que experimenta Lastarria/Bellas Artes constituye, simultáneamente, un quiebre, con respecto a su proceso de deterioro previo y a su vínculo anterior con el centro urbano, pero a su vez el reestablecimiento de una línea de continuidad con su historia, y con el habitus común –bohemio, progresista, cultural- 325 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID que articularon sus ocupantes en los sucesivos momentos históricos, que van desde el origen del sector hasta el presente. En ese marco se reconoce la continuidad de una identidad territorial asociada a, por un lado, una morfología particular asociada tanto a la localización geográfica que tiene el barrio como territorio asociado al área fundacional de Santiago, como a su ecléctico carácter arquitectónico, y por otro lado, a una cierta continuidad histórica asociada a la construcción de cultura urbana y estilos de vida que realizan generación tras generación, las sucesivas elites, artísticas y bohemias de Santiago. No obstante, esta reconfiguración de una continuidad en el presente del pasado cultural del barrio emerge como un hecho sujeto a mediaciones, dado que la articulación del vínculo del pasado con el presente se hace en el contexto de un nuevo escenario societal. En efecto,, dos hitos emergen como fundamentales para entender el cambio y transformación del barrio actual en relación a su trayectoria histórica en el nuevo contexto. Por un lado, el quiebre de su relación umbilical con el centro urbano producto del impacto que genera en la cultura urbana previa la Dictadura, y por otro, la influencia determinante que tiene en la cultura urbana de Post Dictadura la transformación del modelo social y desarrollo en términos de la nueva centralidad que adquiere el mercado y el consumo como espacio de integración simbólica de una población urbana medianizada que ha ampliado notablemente su acceso económico durante las últimas dos décadas. Siguiendo lo anterior sostendremos que el barrio de Post Dictadura se reacomoda al cambio fundamental de modelo de desarrollo que acontece en la sociedad en general, (re)articulando su identidad territorial a los procesos socioeconómicos que marcan un fuerte impacto en el modo de vivir el centro de la ciudad. En ese sentido es uno de los primeros espacios de la ciudad que anticipa el predominio de una nueva cultura urbana asociada al consumo cultural de un barrio tanto en su plano residencial, como en el de su entorno material arquitectónico, sus espacios públicos, y privados de uso público. En efecto, el inicio de la revitalización del barrio se realiza antes que cualquier política urbana ordene estos desarrollos, a partir de la inserción de una nueva lógica cultural-económica que se gatilla a partir de la inversión privada siendo el mercado el motor que activan una puesta en valor de la identidad artística-cultural del barrio, puesta en valor inicial que incide en la posterior patrimonialización, al invertir en forma pioner en la recalificación de antiguos espacios barriales de valor cultural y arquitectónico (Plaza Mulato Gil de Castro). Dicho esto cabe sintetizar los resultados que plantean nuestra descripción del escenario actual de desarrollo del barrio (etapa 5). 1.2 El Escenario Actual de Transformación de Lastarria/Bellas Artes Sintéticamente plantearemos que en la actualidad, asociado a los procesos de renovación urbana desarrollados en la comuna de Santiago Centro se produce el redescubrimiento del centro urbano por parte de nuevas generaciones de residentes jóvenes que migran a habitar en barrios céntricos. Dentro de este marco Lastarria/Bellas Artes destaca por constituir un escenario emblemático de la renovación de la cultura urbana de Santiago, ya que su uso y apropiación del territorio conlleva la creación de identidades y estilos de vida asociados al vivir y ocupar el centro histórico-patrimonial de la ciuda de Santiago. 326 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Pero las prácticas actuales de uso y apropiación de Lastarria y Bellas Artes por parte de un nuevo residente no emergen por generación espontánea sino que se articulan y adquieren contexto y sentido en torno a un contexto más amplio de renovación del casco histórico del centro de Santiago al cual el barrio se encuentra asociado. Cabe señalar que la reconstrucción del proceso de transformación que determina la revitalización del área indagada nos llevó a analizar el rol que tuvieron los procesos de renovación en la trayectoria histórica del barrio, y a reflexionar sobre la ausencia actual de una herramienta de similar peso a las aplicadas en el pasado para orientar el desarrollo actual del barrio en tanto espacio histórico de la ciudad, que configura un territorio de carácter patrimonial. En efecto, el barrio estudiado siempre estuvo sujeto a procesos de renovación relacionados con la puesta en valor de la ciudad y su centro, siendo en parte su impronta e identidad histórica producto de este tipo procesos. Ejemplo de esto lo plantean los grandes hitos con que se asocia a cada una de las fases de desarrollo del barrio; el Plan de Transformación de Santiago, que pone en valor al barrio a partir de la intervención en el Cerro Santa Lucía, pasando por las obras de canalización del río; la creación del Bellas Artes y el Parque Forestal y la posterior edificación de los primeros departamentos en altura de la ciudad, que conviven mezclados con usos de servicios como promoviera el Plan Brunner, determinan procesos de recalificación que re articulan su morfología e identidad territorial en función de los cambios que vive el centro de la ciudad. En ese marco pareciera que en el caso del proceso actual este patrón se daría en términos inversos. Paradojalmente, en el momento actual la tendencia pareciera ser la contraria. En efecto, pareciera ser que es el reposicionamiento cultural y económico del barrio el que aporta a recalificar el centro de la ciudad, siendo el barrio el que irradia la revitalización al centro histórico a partir de la expansión de su límite poniente (Bellas Artes) hacia el centro. Entonces una conclusión que se desprende de la comparación del barrio pasado con el presente, tiene que ver precisamente, con la constatación de la carencia o ausencia de una herramienta, plan urbano y/o de un relato o narrativa que de ordene, oriente y de un contexto de sentido a las transformaciones que plantea la presente “mercantilización de la cultura barrial”. En efecto, podemos sostener que si la puesta en valor del barrio aristocrático (segunda etapa) es dada por su recalificación producto del impacto de proyectos de transformación urbana como Santa Lucía, Bellas Artes y Forestal, y la dinámica de valorización del barrio céntrico moderno (tercera etapa) se da en el contexto de un ordenamiento determinado por la planificación urbana (Plan Brunner), la dinámica actual que plantea el barrio en su renovación no obedece a un nivel de refulación o gestión del territorio -como pudiera pensarse al analizar su actual condición patrimonial- sino más bien al contrario, a la ausencia de una planificación que oriente y permita gestionar el desarrollo futuro del barrio permitiendo mitigar los impactos de los procesos de “turistificación”, “patrimonialización” y elitización que como se concluye más adelante caracterizan la puesta en valor actual de este en tanto escenario de desarrollo de una economía simbólica asociada a la innovación y al rescate de “lo patrimonial”. En ese marco lo que se privilegia es la valoración económica del barrio, más que el fomento de una idea de barrio articulada como proyecto de convivencia en el espacio entre diferentes usos y protagonistas. Esta falencia central repercute en el presente del barrio, y se expresa como se verá más adelante, también a nivel de las representaciones e imaginarios de los residentes y locatarios. En efecto, al quedar el espacio barrial sujeto al imperio del mercado se produce una fragmentación y disolución del “nosotros barrial” en diferentes ideas o proyectos posibles de barrio que se yuxtaponen en el espacio sin llegar a cuajar en un relato unitario sobre el presente barrial. Así es posible que el barrio del residente con el barrio del nuevo locatario que fomenta el consumo cultural distintivo asociado al imaginario “céntrico-patrimonial” se 327 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID yuxtaponga y no se encuentre en un mismo espacio con el barrio del primer “colonizador”, del “follower urbano”, o del residente que reivindica la identidad de ser una “isla de diversidad” o un barrio aparentemente inclusivo y no discriminatorio de las minorías sexuales. Llegado a este punto abordaremos los resultados que plantea el estudio precisamente en relación con la caracterización de un nuevo residente y locatario. 1.3. El Nuevo Perfil Residencial y Comercial del Barrio Los protagonistas del proceso de transformacion barrial Pioneros y colonizadores - Artistas - Neo-bohemios - Nuevas elites creativas Locatarios o “empresarios simbólicos” - Jóvenes profesionales urbanos - Aplican su habitus para (re) crear nuevos espacios - Apelación posmoderna a lo patrimonial 1990 Fig 9.2 Matriz de Resumen Actores que protagonizan Renovación del Barrio Patrimonial. Fuente (elaboración propia) 2001 Los “folowers”o seguidores Usuarios - Profesionales “creativos” - Precarios (trabajo) - Conectados [geeks] - Paseantes - Turistas - Residentes otros barrios céntricos - Tribus urbanas Motivaciones residenciales - Calidad de vida - Centralidad - Transistoriedaad 2005 2010 En ese marco el perfil cuantitativo que aportó el análisis intercensal permitió caracterizar la tendencia generar al rejuvenecimiento del residente en la figura de un joven y adulto joven que es arrendatario de vivienda, soltero o vive en pareja sin hijos y que mantiene un alto consumo cultural. Este perfil, no muy diferente del profesional joven urbano que podría vivir en otro barrio de Santiago Centro fue especificado posteriormente desde lo cualitativo, destacando si la detección de una tendencia más cercana a la “medianización” que a la “elitización residencial”, pese a la percepción de la existencia de una clase alta más extendida en el barrio, la que sin embargo existe no obstante configurar una minoría significativa en la configuración de su imagen urbana como territorio globalizado y cosmopolita. Como se señalara anteriormente el análisis cuantitativo se vio enriquecido al ser constrastado con el enfoque cualitativo, permitiendo describir las motivaciones quye se encuentran tras la tendencia de movilidad real y simbólica que realizan de “arriba hacia abajo” y de “abajo hacia arriba” en la ciudad, los nuevos residentes que simbólicamente “bajan” y “suben”, para establecerse transitoriamente en el barrio céntrico. En ese marco se constató la existencia de diferentes generaciones de residentes, proponiéndose para la mejor apreciación del fenómeno la articulación de dos tipos-ideales de generaciones residenciales, que sintetizan el protagonismo de un nuevo residente en la revitalización barrial. 328 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID La primera generación, fue denominada como la de los “pioneros” y “colonizadores”, siendo caracterizada como una vanguardia urbana encabezada por una mixtura de tres sub-grupos: artistas, neo-bohemios, y una fracción de la elite profesional-creativa de los noventa. Se planteó que son precisamente estos grupos de una generación intermedia de enlace con las generaciones antiguas, algunos de lkos cuales también vuelven al barrio, quienes “descubren”, en términos urbanos, el barrio entre 1990 y 2000 -siendo a su vez descubiertos por los medios como plantea el reportaje “Bo Bos en el Forestal-. Este grupo cultural urbano es seguido por una segunda generación caracterizada como “followers urbanos”, seguidores de la tendencia (trendsetters al estilo del estudio de Urteaga, 2007 en México), que protagonizan el actual proceso de repoblamiento, a partir del “descubrimiento personal” de un territorio que les otorga un sentido de pertenencia distinto al de sus barrios de origen, a la vez que les otorga el beneficio simbólico de la distinción. En el caso de la “generación pionera” redescubre el barrio, visbilizando lo que parecen ser, desde el presente inmediato –y no desde la trayectoria históricanuevas modalidades de residencia y apropiación de los espacios barriales que atraen a una nueva generación de seguidores urbanos que a partir de la última década se instalan en el barrio generando que este se posicione como un “barrio de moda” asociado a la revalorización del patrimonio arquitectónico del barrio, recalificación que de la mano de una nueva economía cultural, invita a quedarse en el barrio para hacer vida urbana. En ese marco, cabe sostener como un hallazgo de investigación la existencia de mayor diversidad social, que lo previsto, dentro de la actual generación de residentes barriales. En efecto, la nueva ola migratoria hacia el centro, a diferencia de su predecesora, de la “generación pionera” que inicia la tendencia, es constituida no sólo por los “hijos de las elites”, sino por jóvenes y adulto jóvenes que provienen de diferentes sectores de la ciudad, tanto del tradicional barrio alto, como de comunas tradicionales de sctores medio como de nuevas y emergentes comunas asociadas a los emergentes nuevos sectores medios, e incluos a nuevos residentes que provienen de sectores medios-bajos. Por otro lado, de la mano de la consolidación de la segunda generación de nuevos residentes se consolida el nuevo perfil comercial del barrio, constatándose la emergencia a partir de comienzos de la presente década de dos mil, de un nuevo tipo de locatario. En efecto, el estudio permitió dar cuenta de cómo la cultura urbana del barrio patrimonial se construye, en gran medida a partir de la de un joven locatario que comparte el habitus de consumidor urbano y la reflexividad en el consumo que desarrolla el joven residente. En ese marco destaca el rol que asume la economía de la experiencia como un valor agregado para una oferta de consumo cultural que más allá de ofertar un producto invita a crear y compartir experiencias culturales de consumo en los más variados planos (consumo de ropa, de café, arriendo de una casa-taller, arriendo de una casa “patrimonial”, etc.). No obstante, se constata que dichas experiencias no siempre logran continuidad en el tiempo precisamente debido a la incapacidad de generar vínculos que vayan más allá de lo contractual en el vínculo entre cliente y locatario, y a la rápida obsolescencia que viven los productos y bienes distintivos que se ofertan de una a otra temporada, que no logran instalar permanencia sobretodo en el rubro del diseño indumentario. Por otro lado, se constata que los emprendimientos simbólicos están lejos de articularse con un modelo o proyecto futuro de barrio compartido con el residente. En efecto, dichos emprendimientos parecen no integrar explícitamente en us planificación como proyecto comercial, los usos comerciales con los residenciales, lo que plantea una interrogante sobre su éxito futuro. 329 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1.4 Las Prácticas de Uso y Apropiación de Espacios Residenciales y de Consumo Cultural Barrial asociadas a la Construcción de Estilos de Vida Es así como, la diversidad de grupos que se encuentran detrás de la figura del nuevo residente genera con su ocupación y consumo del espacio urbano un nuevo tipo de producción cultural acorde con los procesos de construcción de identidad contemporáneos: los estilos de vida urbanos. El análisis de las diferentes experiencias de consumo cultural del residente, desde las elecciones de vivienda hasta el uso y apropiación de los espacios públicos barriales pasando por los espacios de abastecimiento tradicionales como los de nuevo tipo y los espacios de sociabilidad en el consumo, plantean la fuerte presencia de disposiciones de gusto que orientan en forma lineal y directiva muchas de las prácticas que realiza el nuevo residente. En ese marco, en el plano de los estilos de vivienda residencial emerge una contraposición entre el edificio patrimonial y el de renovación urbana que se contradice con la no tan satisfactoria vida cotidiana que afrontan los residentes de edificios antiguos. Por otro lado, su protagonismo en el espacio público del consumo contrasta con la vivencia de un mundo de relaciones de baja intensidad al interior de los departamentos patrimoniales entre las generaciones jóvenes y las de antiguos residentes. No obstante, ante la percepción de un ordenamiento/disciplinamiento en el consumo, muchas/os entrevistadas/os desean desmarcarse y se rebelan a partir de la construcción de “tácticas” de consumo (De Certeau) que les permiten reapropiarse parcialmente del sentido perdido por la masificación de las prácticas originalmente programas como distintivas, producto del extendido deseo individual y colectivo de diferenciarse que expresa el barrio como escenario de consumo. Producto de esto, irónicamente, y con el apoyo de la construcción de los medios, los estilos distintivos terminan, paradojalmente, tribalizándose y masificándose. En ese marco prácticas de apropiación como la compra, a partir de la aplicación de un habitus distinto al distintivo como el que reivindica el gusto popular a a través de u “glamour proletario”, o tácticas como la reivindicación de la “picada” barrial y de lo “típico” generan un efecto de retribución y de escape de la uniformidad que plantean las normadas pautas del consumo correcto y el mercado de las tendencias ,por parte de residentes que “leen” y perciben la homogeneización que acontece en las prácticas de consumo. Cabe señalar el contraste existente entre la antigua noción de espacios de consumo cultural asociados a la sociabilidad y la dinámica que plantea la reaproipiación de dichos espacios. Como ejemplo se puede plantear lo que ocurre con la revitalización del bar más concurrido de Lastarria, el Bar Don Rodrigo, que pasa de ser un lugar de conversación, asociado a la noción del bar clásico, que se encontraba en decadencia con una baja de público a ser un lugar de visibilización, de observación, “a través de sus espejos” siendo un espacio apropiado por el nuevo residente más como espacio social de exhibición y consumo visual del otro que de discusión y conversación como el bar de antaño. En ese sentido la lógica de la exposición propia de los cafés (la pasarela, la vitrina) se extiende a la mayoría de los espacios de consumo cultural barrial como acontece con el Bar Don Rodrigo. Por otro lado, cabe destacar el vínculo diferencial que establece con el consumo la comunidad gay del barrio, que pareciera resignificar muchos espacios a partir de “colonizarlos” a través de sus propias pautas de consumo creando a partir de su apropiación espacios intermedios de encuentro entre gays y no gays y residentes antiguos del barrio como acontec con ciertos locales “gay friendly” (“los chinos 330 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID gay”) que anteriormente deprimidos se ven revitalizados spor su integración a la cartografía gay sin necesariamente cerrarse al mundo heterosexual ni configurar espacios de “guetto”. Por otro lado, cabe recalcar que en el plano de la articulación entre barrio e identidad sexual, la pertenencia barrial se constituye en una construcción simbólica que va más allá de las coordenadas territoriales yendo más allá de la perspectiva de un barrio como espacio exclusivo de residencia, siendo el barrio y particularmente el Barrio Bellas Artes un escenario territorial a una escala metropolitana al que acude la población gay desde diferentes sectores de la ciudad, tanto desde el sector oriente como desde el norte y el sur de Santiago. Finalmente, en relación a las prácticas de uso de los espacios públicos que involucran la reivindicación de la calidad de vida cabe rescatar también la introyección de la lógica de la distinción ejemplificada en la estilización de la bicicleta o en la sofisticación de la tenencia de mascotas. No obstante, cabe plantear que las escenas observadas y los testimonios recogidos plantean que efectivamente existe una práctica de valoración y rescate de la ocupación de los espacios públicos. En efecto, en relación con las prácticas analizadas, encontramos una tendencia a la construcción de un estilo de vida urbano que reivindica el uso del espacio público y la búsqueda de una mejor calidad de vida, que coloca en el centro de sus preocupaciones la necesidad de una experiencia urbana más cercana y apropiable. La propuesta y demanda de mejoramiento de la calidad de vida se expresa también en otras prácticas como la búsqueda de una mayor cercanía entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo, junto con el rescate del espacios público como un escenario para ser recorrido, ocupado y habitado a partir de prácticas de permanencia y movilidad más amables y cotidianas, que requieren de un tiempo particular para desarrollarse como recorrer a pie en bicicleta, pasear y observar el barrio y la ciudad. No obstante, y lamentablemente la demanda por calidad de vida, que expresa el estilo de vida a pié no se expresa en la creación de una cultura urbana densa en convivencia. Este tema hace crisis al interior de las residencias, ya que sobresalen en las experiencias urbanas el contraste entre el fuerte uso de lo público como espacio de reconocimiento con la baja calidad de los vínculos dentro de los recintos residenciales tanto patrimoniales como de renovación urbana. En ese sentido, se puede plantear con Sennett, que al incrementarse el contacto íntimo y la hiper visibilidad del “otro” en la ciudad posmoderna se pierden las fronteras y límites físicos y simbólicos de los espacios públicos disminuyendo la necesaria distancia e intimidad que garantiza el desarrollo de la sociabilidad. Esta constatación devela una dificultad para generar una praxis de la diversidad, ya que no se detectan espacios de permanencia en el espacio entre otros distintos entre sí, generándose el encuentro en el consumo no con “el” o los “otros” barriales (el “estilo Froimovich”, el “ofinista”) si no con los “mismos”, en esa perspectiva pese a las oportunidades para crear una cultura urbana abierta basada en el encuentro espontáneo con el otro lo que pareciera darse es una rutinización de las práctucs y circuitos del estilo. En ese marco al no existir una construcción de espacio público barrial, o al estar este fragmentado en diferentes “micro-espacios” o escenas que configuran el mosaico del barrio como “paisaje de consumo”, los que proveen y dan continuidad a los vínculos entre los vecinos, y enseñan a las nuevas generaciones a “hacer barrio” son los almaceneros, los conserjes y algunos antiguos residentes que arriendan espacios patrimoniales en forma directa a nuevos residentes a los que adoptan o apadrinan. A esta tendencia se suman algunos nuevos locatarios, que leen las necesidades del residente/cliente incorporando dentro de la oferta de experiencias culturales del café la necesidad de proveer vínculos más allá de lo contractual a sus usuarios (ejemplo de esto es la práctica de crear comunidad del Café Forestal). 331 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 1.5 Los Imaginarios y Representaciones de Barrio y Ciudad Las construcciones e imaginarios de barrio Los imaginarios y representaciones de los mass media Los imaginarios y representaciones del nuevo residente Los imaginarios y representaciones del locatario El barrio cool y ondero: Espectacularización del estilo de vida barrial - Diversidad y calidad de vida - Distinción residencial y en el consumo - Escenario de movilidad personal: (los que suben) (los que bajan) El barrio de las oportunidades Proyecto de desarrollo: - Barrio turístico - Barrio creativo - BoBos en el forestal - Estilos indie - Generación pitillo - Hipsters - Shuper Fig 9.3 Cuadro Resumen Representaciones e Imaginarios acerca del Barrio. Fuente (elaboración propia) Finalmente, el análisis realizado sobre las representaciones e imaginarios de barrio y residencia en el “barrio patrimonial”, permite concluir que las prácticas de elección residencial y consumo cultural barrial, anteriormente descritas searticulan fuertemente con el nivel de las construcciones y representaciones simbólicas. En ese marco se plantea la inexistencia de una sola imagen o representación compartida sobre el barrio sino que más la presencia de imágenes contrapuestas sobre como los residentes y locatarios “piensan” el territorio a través de sus prácticas culturales. Se constata la convivencia en el barrio de a lo menos cuatro imaginarios, que dependiendo el tipo de actor barrial, su condición generacional, su procedencia barrial y capital cultural, (y subcultural), adquirirán mayor o menor presencia en sus representaciones. En primer lugar, el “imaginario del barrio cool”, que enlaza tanto parte de las representaciones del nuevo residente como las elaboradas por los medios de comunicación acerca del barrio dando cuenta de la existencia una relación de refuerzo entre las distinciones y gustos de consumo elaboradas inicialmente por los residentes, que son re-codificadas por los medios y devueltas a un público urbano masivo a través de diferentes producciones culturales (columnas de opinión, reportajes) que difunden imágenes sobre el barrio en tanto escenario de construcción de estilos de vida urbanos, representaciones, que a su vez son vueltas a recepcionar por los residentes y usuarios de Lastarria/Bellas Artes para realizar nuevas distinciones sobre la base de dichas imágenes.En ese marco se cumpliría la tendencia señalada por Hiernaux (2007) acerca de influencia de las representaciones de las elites urbanas sobre las imágenes culturales sobre los centros históricos,. En segundo lugar, el “imaginario de la diversidad”, que se plasma en la imagenguía del barrio como una “isla de diversidad”, metáfora que condensa las imágenes positivas que articulan los estilos de vida urbanos y prácticas descritas en relación al uso de los espacios públicos, a un ideal de diversidad que se asocia a la imagen del barrio, que por oposición, no se percibe como presente en el resto 332 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID de la ciudad devenida en una fragmentada metrópoli. En ese marco la imagen del “barrio-isla”, plantea la noción de lo barrial-urbano como un “espacio de refugio”, que provee a los y las residentes jóvenes de un escudo o protección ante las condiciones cotidianas del trabajo flexible y de los vínculos contractuales. No obstante los consumidores/residentes “leen” el barrio como un espacio de diversidad en donde el valor de “lo diverso” no se asocia a una práctica cultural emblemática que reuna al barrio sino que se encarna en la prestigiada imagen de un barrio valorado por su calidad urbana, arquitectónica y además por su pasado. Por decirlo de otro modo, en este imaginario la diversidad no se práctica sino que se observa y se consume a partir de la mirada, se trata de una noción de espectáculo y de espectación de experiencias que se aterriza en la práctica de sentarse a observar lo que pasa en “un barrio que tiene un tiempo propio”. En ese sentido se encuentra elementos de fascinación con lo observado que emparentan al nuevo residente con el antiguo urbanita. Sin embargo la valoración del barrio como “isla de diversidad”, se ve interpelada por las representaciones que hacen los entrevistados sobre el “barrio gay”, en ese marco se contemplan dos enfoques uno celebratorio y reivindicador del consumo como política de identidad y otro que observa como el consumo impone fronteras que limitan la expresión diversa de la identidad sexual, es así como “el Parque Forestal y los cafés se vuelven un lugar muy cómodo”, un espacio público de apertura a la expresión que no se irradia al espacio urbano del centro histórico (la Plaza de Armas) en donde pese a la cercanía con el barrio opera la normatividad cotidiana de la ciudad, devenida otra vez en una imagen adversa, en oposición al cómodo refugio. En ese sentido, el mismo barrio actual que era celebrado en su condición de isla comienza a ser “releído” por parte de algunos de sus protagonistas como un “ghetto de consumo”. Otro aspecto relevante es constatar, que en relación al pasado patrimonial no se plantean conexiones fuertes, “densas”, entre el “imaginario de la diversidad” y una representación sobre el patrimonio, que articule la expresión de la diversidad como una continuidad de una trayectoria histórica, en ese sentido se visibiliza una derrota simbólica de las generaciones de enlace que no aparecen presentes en los discursos del nuevo residente, y que aparece en las conversaciones para develar la pérdida del estilo bohemio asociado a la conversación en el espacio público y su repliegue a una “bohemia de departamento” ante el avance del código del barrio como espacio de un carrete que es consumo cultural de locales y no la habilitación de un espacio de encuentro y conversación como proponen las “generaciones pioneras”. En relación con el patrimonio la imagen barrial que pareciera primar es nuevamente la de un escenario, un agradable fondo que provee beneficios simbólicos, en el cual se ponen en escena los diferentes estilos y distinciones en el consumo. Lo patrimonial por otro lado deviene en un signo o un código de gusto más que en una valoración de un modo de relacionarse con el entorno o la valoración de una identidad territorial, de un modo de vida. Un tercer conjunto de representaciones se articulan en torno a los “imaginarios de la distinción” que hacen prevalecer los códigos de la diferenciación en el plano de la elección de vivienda y el consumo cultural. En el primer nivel se esencializan las oposiciones entre la vivienda patrimonial como símbolo de un estilo de vida alternativo asociado a la calidad de vida y la vivienda de renovación urbana, emergiendo el fantasma de la “pazfroimovización del barrio”. Los mismos vecinos que celebraban el barrio diverso manifiestan el temor a la pérdida del barrio en su condición de refugio, anticipando un futuro amenazante por la posible invasión de nuevos residentes en altura asociada a los proyectos inmobiliarios que comienzan a operar en el entorno patrimonial. En ese sentido se plantea una lógica de “comunidad purificada” (Sennett), en que sorprendemente re-emerge el imaginario del cual muchos de los residentes planteaban huir al migrar al barrio. La comunidad barrial del nuevo residente devela un temor no al otro radicalmente distinto (mundo popular) sino al otro cercano 333 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID la que tiene el mismo acceso económico pero que no comparte el mismo habitus (clases medias), que permite “bien vivir” en el barrio. A estas representaciones se suman otras más conservadoras que imaginan la conversión de la “isla” en un “barrio-Fantasilandia”, planteando la fuerte necesidad de que se tomen medidas de control en la planificación de un barrio que amenaza con desbordarse. Se asocia el peligro de desborde a la identificación del barrio con una imagen urbana de barrio gay que haría que el barrio fuera visitado para observar voyeursiatente la diversidad sexual como espectáculo. Por otro lado, en el marco del consumo los “imaginarios de la distinción” se ponen de relieve la construcción de diferentes comportamientos y actitudes en relación al consumo adecuado que configuran diferencias entre los diferentes tipos de residentes. Se contraponen las distinciones de los residentes que provienen de sectores medios que identifican un comportamiento de consumo ostentoso en los nuevos residentes que provienen de las clases altas, y que “bajan” al barrio, con las distinciones de los residentes de sectores altos que hacen denodados esfuerzos por desmarcarse por los “estilos masificados” que antes adoptaran y que hoy rechazan porque están asociados a la imagen del oficinista como nuevo consumidor urbano. En el primer caso, las imágenes de lo “shuper” y sobretodo del “neo-pobre” parecen denunciar en el plano de las construcciones simbólicas, un conflicto al interior del campo simbólico del barrio patrimonial como escenario de disputa entre un actor medio que accede al consumo del barrio como un “recién iniciado”, y un actor residencial juvenil que se siente propietario del habitus adecuado para construir el estilo de vida urbano, de vivienda y consumo adecuado, produciéndose un juego de espejos de imágenes. Por un lado, está la denuncia de la impostación en el consumo de “mostrar ser lo que no se es” asociada al disfraz del “neopobre”, figura que expresa la dimensión “abajista” de las prácticas urbanas de los residentes que provienen de las comunas acomodadas del antiguo “barrio alto”. Esta práctica no deja de constituir una irónica inversión simbólica en relación con lo que sucedía en la cultura urbana del barrio y el centro de la ciudad en el apogeo del barrio histórico cuando el consumo era un escenario de distinción en donde predominaba los códigos de diferenciación y denuncia de las clases altas de las actitudes “siúticas”, asociadas a las prácticas de consumo ostentoso de las nuevas clases altas que provenían del mundo de las finanzas , y también el comportamiento inadecuado de las clases medias. En ese marco lo que parecieran expresar estas nuevas distinciones es un replanteamiento simbólico del orden del quién es quién en el consumo existiendo una mayor capacidad de disputa simbólica entre los sectores medios y los sectores altos a partir de apelar los primeros a nuevos códigos de distinción en relación al manejo de lo “nuevo” (“lo cool”) y lo “emergente” (lo “alternativo”, y lo “indie”), que equilibra la disputa simbólica con las clases altas. En ese sentido los “no onderos”, contraponen al histórico capital cultural de las clases el manejo adecuado de otro tipo de capital que denominaremos capital subcultural, reto ando los planteamientos de Thornton (1995).1 Es a partir del manejo de ese tipo de capital, transmitido por los diferentes circuitos de medios que se articulan en relación a los estilos de vida y el consumo urbanos, que los y las jóvenes establecen la existencia de un comportamiento exagerado y no adecuado en el consumo del “shuper”, definido como “el tipo que cree ser único y especial” pero que deviene en un estereotipo de forzada pobreza (“tiene bigotes de neo-pobre”), y ocupa la “zapatilla ochentera pero comprada en tienda de marca” .En ese marco queda pendiente explorar en forma consistente en futuros estudios las imágenes y representaciones que articulan las 1 Retomando a Bourdieu en su comprensión de las culturas juveniles de consumo, Thornton define capital subcultural como el conocimiento cultural y los saberes adquiridos por los miembros de una subcultura (o contra cultura), que estos emplean para diferenciarse sistemáticamente de los miembros de otros grupos con los cuales establecen una disputa simbólica. 334 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID clases medias sobre si mismas y los barrios de cultura urbana que adquieren centralidad como escenario de distinción de estilos juveniles. Por su parte, los grupos de residentes de sectores altos parecieran defender cons sus distinciones la pérdida de la hegemonía tanto sobre el espacio real (el barrio) como simbólico el gusto y distinción asociado a dicho escenario barrial. En ese marco la masificación del consumo distintivo pareciera ser vista como pérdida del valor distintivo del lugar, al igual que acontece a nivel del estilo de residencial con el temor al “estilo Paz Froimovich”. Un tercer tipo de representación del barrio articulada con la diferenciación intragrupal analizada previamente tiene que ver con lo que denominamos como “imaginarios de la movilidad personal”, en las que se agrupan las imágenes culturales que sobre el barrio plantean sus nuevos residentes a partir de su reflexividad tanto sobre sus trayectorias de origen (el barrio familiar, el barrio no tan bonito, el barrio cerrado, la ciudad de provincia) como de sus trayectorias de futuro (el lugar donde se quiere estudiar, donde se quiere vivir, el lugar donde viajar, etc.). En ese marco, encontramos un segmento de la clase media alta que decide explorar consistentemente el vínculo con la ciudad que no le proveían sus barrios de origen, expresando una movilidad urbana que los deslocaliza de sus lugares de origen y lleva de vuelta al centro de la ciudad en una dirección opuesta a la de sus abuelos que migraron del centro hacia el sector alto de Santiago fundando la ya pretérita noción de “barrio alto”, que hoy pareciera no proveer de un relato identitario potente a sus nietos, y nuevos descendientes. La otra faz del fenómeno de repoblamiento la plantea la “movilidad ascendente” representada por la experiencia de parte importante de los residentes y también de algunos locatarios. En este caso nos referimos a los que “suben al centro”. En efecto, así como en la representación que hacen del barrio las clases altas existe una búsqueda distinción y diferenciación desde el habitus patrimonial (en el más amplio sentido), también encontramos el proceso contrario desde los sectores medios que acceden al barrio, que plantea la distinción y des-marcamiento, en relación a su identidad de origen marcando su ascenso en la escala social, que se simboliza en su ascensión al simbólico centro de la vida urbana que configura el barrio en su imagen actual. En ese marco el barrio -y el centro de la ciudad por extensión- se configuran un escenario transitorio y transicional de ensayo y consolidación de identidades que tienen como eje al residente como individuo. Se trata de un proceso de “individuación” que se expresa en estilos de vida dados por nuevas formas de relacionarse con el sí mismo y con la pareja, que otorgan mayores grados de autonomía personal en el consumo y en el uso del espacio público; una nueva forma de relacionarse con el trabajo que valora la cercanía con el hogar y la conectividad a Internet; y en el caso de la población de minorías sexuales, visibiliza por primera vez a escala urbana una nueva forma de articular residencia y consumo urbano con identidad y diversidad sexual al reconocerse parte de la nueva población residente como parte de un territorio asociado a la cultura lésbica y homosexual. Para explicar la lógica de como ambos grupos generacionales articulan la identidad propia con la residencia en el nuevo barrio, se hace necesario retomar lo planteado por Sennett en el marco de referencia conceptual. Al igual que los adolescentes que se encuentran en transición de ser adultos, los y las jóvenes de las nuevas generaciones se encuentran provistos de un pasado dado por su barrio de origen y su cultura parental, del cual se quieren alejar o a lo menos diferenciar. Siguiendo lo anterior, en el proceso de tránsito a su consolidación tanto mate- 335 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID rial como simbólica en tanto “adultos urbanos”, nuestros “adolescentes céntricos” ensayan estilos de vida cercanos a su ideal de vida futura, proyectando en el barrio como será su identidad laboral, su vida en pareja o su vida urbana fuera del país cuando como planifican migren por razones de trabajo o estudios. Aplicado este razonamiento al barrio en estudio permite entender el desmarcamiento de las identidades de origen que plantea para ambos polos de residentes abajistas y aspiracionales. Siguiendo a Sennet con el fenómeno de la formación de barrios pasaría algo similar; habrá jóvenes de clases altas deseosas de desmarcarse de su identidad social del bario alto y de acceder a experiencias de vida más ricas que las que les proveen sus barrios de origen. En el caso inverso, los y las jóvenes existen también jóvenes de una clase media baja o media emergente que en la actualidad se encuentran ascendiendo a una condición de clase media, siendo para ambos grupos de “followers urbanos”, fundamental la elección del barrio donde van a vivir para construir y visibilizar su identidad social. En ese marco así como existe un sector cuyo consumo de lo patrimonial es parte de su habitus distintivo, que les permite diferenciarse de su lugar e identidad de origen (abajismo) para otro segmento, la opción de residencia responde a los cánones de una búsqueda de identidad y reconocimiento social en el marco del cual la elección de Lastarria y Bellas artes deviene en la elección del “barrio adecuado” para mostrar y visibilizar socialmente su acceso y manejo de los códigos del consumo distintivo. Finalmente cabe contraponer a los imaginarios residenciales el “imaginario de las oportunidades” propio de los y las locatarios/as. En las representaciones del “empresario simbólico” prima la demanda por un ordenamiento de las acciones individuales de cada local en una idea de barrio que pareciera no incluir un proyecto conjunto de desarrollo barrial sino más bien responder a las necesidades y urgencias de constituir una “marca-barrio” que permita aprovechar las oportunidades que provee la consolidación de la imagen urbana de Lastarria/Bellas Artes. En ese sentido se aboga por la construcción de un sentido de comunidad pero aparentemente sólo dentro del marco del mundo comercial del locatario no plantéandose articulaciones con los vecinos, antiguos ni nuevos, ni una figura más amplia y participativa como pudiera ser la de un Comité de Adelanto. 2. Aportes para una discusión acerca de la cultura urbana actual y la existencia de un “nuevo urbanita” Finalmente el estudio del “barrio patrimonial” en tanto paisaje de consumo y poder al que accede una expandida y “medianizada” elite, cuya definición y límite se muestra en disputa, nos permite abordar la reflexión de cómo configurar una vida de ciudad más diversa a partir del rescate de la vida de centro y los estilos de vida urbanos, cultuyra urbana, que se proyecte más allá de las imágenes del “barrio-isla”, escenario de refugio, o el “barrio-vitrina” escenario de búsqueda de identidades y estilos. En ese sentido, el escenario de estudio escogido nos permitió entender en un proceso más amplio de reflexión, algunas de las tendencias de configuración de un imaginario pro-urbano que se construye desde y en el consumo. En ese sentido si bien la experiencia analizada pareciera ser cuantitativamente una experiencia de una elite la consideramos cualitativamente relevante para entender la construcción de nuevos imaginarios de ciudad y de vida urbana en una 336 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID metrópoli fuertemente fragmentada como la de “ciudad-región” de Santiago. En el marco de esa reflexión cabe retomar una preocupación central que recorrió todo el proceso de investigación la que tiene relación con la particularidad de los estilos de vida urbanos observados en términos de discutir la potencialidad que podían aportar o no para configurar una cultura urbana protagonizada por un “nuevo urbanita”. El análisis y resultados plantea como conclusión una fuerte interrogante sobre la consolidación actual de una nueva cultura urbana protagonizada por un nuevo urbanita, que configuraría dicha cultura a partir de prácticas urbanas de construcción de estilos de vida urbanos en relación a la residencia y al consumo de un barrio patrimonial asociado al centro de Santiago. En efecto, no obstante la observación de prácticas innovadoras de construcción de estilos de vida, la noción de comunidad de Lastarria/Bellas Artes se configura en torno al imaginario del consumo más que en torno a compartir el sentimiento de arraigo a una identidad territorial. En ese sentido, el estudio plantea la indudable correlación entre la experiencia de fragmentación urbana de Santiago, y la búsqueda de una nueva generación por construir estilos de vida residenciales más abiertos a la heterogeneidad y la vida de ciudad. No obstante, esta apertura a la diversidad es limitada y provisoria, no asienta raíces en una “cultura de la diversidad” ya que esta valoración de lo diverso se construye desde lo simbólico y desde el mercado de los estilos y no desde el encuentro real, en la geografía del barrio. En ese marco, el “nosotros imaginario” del consumo no logra configurar arraigo territorial ni articularse a una propuesta de construcción de un proyecto de configuración de comunidad en el territorio, en tanto residentes, ya que el imaginario de futuro de este es siempre migrar. Como plantea Mongin (2006) la nueva cultura urbana no puede ser solamente patrimonial, artística, arquitectónica sino que exige que el espacio adquiera una forma política y encuentre una coherencia que le permita defenderse de la desintegración, en ese marco, más que nunca -sostiene el autor- “hay que rescatar el espíritu urbano y ciudadano, que cree que lo uno y lo múltiple aún pueden marchar concertadamente”. En ese marco, dificultan el arraigo y la construcción de un proyecto territorial la preeminencia de un imaginario de la transitoriedad y movilidad que no permite fundar un proyecto de quedarse y establecerse, echar raíces en el barrio. Por otro lado, la identidad territorial indagada en la reconstrucción histórica no configura un relato que haya sido sujeto de apropiación por parte del nuevo residente estando pendiente el desafío de construir una narartiva contemporánea sobre la identidad territorial que recoja y repòsicione, no sólo desde el mercado, los elementos del pasado que hoy siguen dando continuidad a la vida de barrio. En efecto, las prácticas de los “followers” en tanto consumidores de bienes y espacios no permiten la consolidación y proyección hacia el resto de la ciudad de una nueva cultura urbana, no obstante si se pueden encontrar elementos instituyentes desde donde iniciar un punto de partida. Estos se encuentran precisamente en las prácticas de desmarque o en el malestar crítico de muchos residentes/consumidores que se resisten a las experiencias maquetedas que ofertan los locales y espacios del barrio, y plantean la necesidad de configurar comunidad más allá del “nosotros en el consumo”. Si bien efectivamente se delinea la existencia de un estilo de vida prourbano caracterizado por la valoración de la diversidad -como plantea tanto la observación de las prácticas como el análisis de las representaciones imaginarias sobre el barrio-, encontramos a lo menos tres dificultades o obstáculos para la consolidación de una cultura urbana que integre la diversidad y la irradie desde el barrio al campo más amplio del centro de la ciudad, y del resto de la metrópoli. 337 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID La primera tiene relación con el predominio de la lógica del “urbanismo escenográfico”, visibilizada en otros centros urbanos similares como plantea Lacarrieou para San Telmo en Buenos Aires. En efecto como se planteara en el análisis de las prácticas barriales, el paisaje de consumo del barrio se construye a partir del predominio de la lógica del espectáculo y la “espectacularización” de las prácticas en donde es fundamental observar y ser observado para participar de la “escena barrial”, predominando en ese sentido los códigos de la representación por sobre los del encuentroy el diálogo. Como plantea la generación pionera en relación a la bohemia existe una pérdida sustancial de los espacios de encuentro y conversación entre vecinos que no se conocen entre sí, se detecta que en espacios tradicionalmente asociadas a un uso de sociabilidad como el bar, el café y el espacio público urbano, predominan los códigos de la expectación, de la vitrina, la pasarela y el espejo, desapareciendo el componente creativo que incorporaba el encuentro de mundos sociales y culturales que planteaba la cultura del antiguo centro con sus prácticas de bohemia. La segunda con la pérdida de la cotidianeidad extraviada en la lógica del “barrio puertas afuera” que parece fagocitar la necesaria densidad del “adentro” barrial. Desde la pérdida del hábito del rito cotidiano de la comida en el espacio doméstico hasta el refugio de lo bohemio en lo doméstico se visibilizan desequilibrios en la relación entre un adentro y un afuera que siempre constituyó parte de la noción misma del barrio como mediador y articulador de ambos espacios. La tercera refiere a la prevalecencia de una lógica de construcción de identidad barrial que pese a las condiciones del espacio apropiado y a la búsqueda de diversidad expresada se queda encerrada en el “temor al otro”, que apela a establecer permanentemente fronteras identitarias, que clausuran la construcción de un nosotros más amplio que el que genera el compartir un mismo habitus y dispositivo de apreciación del consumo. Es precisamente esa lógica la que se verá desafiada con el desembarco de una nueva generación asociada a los espacios de renovación en altura, de modo de poder integrar a una noción renovada de barrio a la nueva población residencial que renovará la vida del barrio la próxima década. No obstante, es clave retomar, tanto en términos de investigación como debate urbano, la raíz de las motivaciones que llevan al residente a vivir en un espacio que aprecian como de un barrio abierto a la diversidad.En ese marco cabe entender que los estilos de vida que se ponen en escena en el barrio, no surgen por generación espontánea, sino (re) emergen como expresión de una búsqueda alternativa, de un deseo de diferenciarse, de los estilos de vida urbanos que ofrece -y oferta- la ciudad actual para las capas medias y altas. En síntesis, en el marco de un escenario marcado fuertemente por el consumo cultural, el barrio deviene tanto en un espacio apropiado y apropiable en función de diferentes estilos de vida como un símbolo de diferenciación y distinción que independiente de las variantes que genera su vínculo con la identidad de origen puede ser leído como un ejercicio de desmarcamiento de la rígida estructura de clases de la sociedad santiaguina. En efecto, si la migración o “periferización” de los sectores de altos ingresos hacia el sector oriente, estuvo marcada por la seducción que ejerció en el imaginario de las elites urbanas de mediados de siglo el modelo de “ciudad jardín”, que valoraba principalmente el tamaño de la casa y su terreno, así como la tranquilidad del barrio residencial y su entorno más que la cercanía a los servicios y la diversidad de la vida urbana que planteaba el barrio céntrico, es precisamente el descontento y malestar con la variante actual de ese modelo de vida, la que seduce el retorno de los hijos y nietos de las elites, acompañados de un segmento relevante de las clases medias desembarquen en el escenario de Lastarria/Bellas Artes . 338 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID A modo de salida, quizá se requiera la creación de espacios de insterticio (Mongin, 2007) que rescaten la diversidad inherente a la frontera porosa que se articula entre el centro y el barrio, espacios incluyentes a medio camino entre el barrio puertas afuera y la recuperación del barrio como espacio plural de encuentro histórico no sometible a las reglas de la “comodificación” y regulación por la homogeneidad del consumo. Como planteara un entrevistado al narrar y representar la imagen simbólica del insterticio y la frontera, en que se juntan centro y barrio: “me parece que el lugar en que estoy viviendo hoy día es un espacio de frontera…estoy buscando lugares que yo pueda habitar para darme cuenta de hartas cosas y en ese sentido yo pienso que todo este sector está completamente mestizado y mezclado entre la cultura y la aspiración y todos los otros espacios… entre las maricas, los cool, entre los electrónicos entre todos los convivientes de este espaci, incluso entre los lanzas…” 3. Reflexiones finales Finalmente cabe reflexionar acerca de los principales aprendizajes que nos dejó el estudio más allá de sus resultados. Nuestra reflexión parte constatando un hecho, el territorio indagado presenta una complejidad histórica, cultural y urbana que no puede ser restringida a modelos de interpretación, que traducen en forma lineal a la cultura santiaguina fenómenos propios y característicos de otras urbes y culturas urbanas. Es así como las miradas explicativas que ofrece la bohemización, la gentrificación y la distinción a los fenómenos urbanos que ocurren en el centro urbano requieren ser interrogadas y complementadas desde la data etnográfica y el trabajo de campo. Siguiendo esta perspectiva es necesario considerar a lo menos tres aprendizajes que plantea el abordaje de la experiencia Lastarria/Bellas Artes Por un lado, un aprendizaje tiene que ver con la necesidad de contextualizar los procesos de cambio y renovación urbana en relación con cómo mutan las identidades territoriales de los barrios en tanto componentes del antiguo centro urbano. Como se planteó en el caso del estudio, el considerar la relación dialéctica entre barrio y ciudad fue de gran utilidad. Para entender el rol de liderazgo que plantean los barrios céntricos a nivel de la cultura urbana santiaguina, es necesario reconstituir las continuidades y rupturas que teje su presente con su trayectoria pasada en el contexto de la historia de la ciudad, y conocer como ocurre en términos temporales más amplios el proceso de su re-apropiación por parte de nuevas generaciones de habitantes y residentes . En segundo lugar, una clave de indagación que ofrece la investigación para futuros estudios urbanos tiene que ver con la necesidad de ir más allá del estudio del barrio tradicional como lugar de residencia y aproximarnos a este como un locus de identificación asociado a las etapas de vida y a las fluidas construcciones de identidad del residente urbano contemporáneo. Constatamos que se consolida la articulación entre barrio, consumo, y una identidad, cada vez más reflexiva, comprobando que la localización central constituye una elección fundamental, no menor, que se articula con la identidad personal del nuevo urbanita (Florida, 2008). 339 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO HISTÓRICO DE SANTIAGO: LASTARRIA-BELLAS ARTES | C. MATUS Por último, se hace necesario reflexionar sobre el significativo aporte que plantea lo cualitativo al estudio de las cambiantes identidades y estilos.de vida urbanos actuales. Santiago ha cambiado profundamente en los últimos treinta años y muy poco se sabe de cómo las transformaciones estructurales han impactado en la re-configuración identitaria de la ciudad y sus barrios. En ese sentido la cultura urbana y los estilos de vida configuran un campo de trabajo aún pendiente, requiriéndose creatividad e innovación metodológica para dar cuenta de los cambios en los modos de vida de nuestra sociedad urbana. La investigación urbana demanda la construcción y levantamiento de nuevas categorías analíticas que den cuenta de los cambios acontecidos en Santiago, desafiando la reproducción acrítica de enfoques que sólo privilegian la matriz económica por sobre la cultural, categorías que con un soporte etnográfico permitan generar un diálogo fluido con las prácticas, producciones y representaciones de la ciudad que generan sus ciudadanos, los nuevos urbanitas, que dan forma y sentido a la cultura urbana del Santiago Post Bicentenario. 340 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 341 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID 342 CULTURA URBANA Y ESTILOS DE VIDA EN LA REVITALIZACION DE UN BARRIO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO | CHRISTIAN MATUS MADRID Bibliografia Abercrombie, N. 1991 “The privilege of the producer”, in Enterprise Culture, Routdlege, London. 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