Un ecorefugio oportunístico en la puna de Atacama durante eventos
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Un ecorefugio oportunístico en la puna de Atacama durante eventos
Estudios A tacam eños N°17 - 1999 Un ecorefu gio oportunístico en la p una de A tac am a durante eventos áridos del H o lo cen o M edio L au ta ro RESUM EN 2 3 4 úñ ez A . 1, M a r t in G r o s je a n 2 e Isa bel C a r t a je n a F.-1 excepcional donde los recursos de flora y fauna se d is p o n ía n en u n a p a r tic u la r lo c a liz a c ió n geom orfológica. Los recursos de agua, vegetación y fauna se concentraron creando un locus favora ble para las ocupaciones hum anas, en un escena rio árido que se correlaciona con una tendencia al hiatus ocupacional durante el p eríodo A rcaico M edio (“silencio arqueológico”), identificado en el D esierto de A tacam a, al sur del río L oa (22°S). Se dem uestra que los eventos áridos del H oloceno M edio y los cam bios paleoam bientales fueron sin crónicos con transform aciones culturales y tecno lógicas tales com o la diversificación de la indus tria lírica, em ergencia de arquitectura com pleja, cam bio en el uso de rocas, actividades sem iperm an e n te s y c o e x is te n c ia de d o m e s tic a c ió n de ca m é lid o s co n p rá c tic a s de c a z a -re c o le c c ió n (4.050-4.800 A .P ). Se identifica el desarrollo de agricultura, pastoralism o pleno y uso de cerám ica después de los 3.200 años A .P , a través de las fa ses del C om plejo C ultural San Pedro de A tacam a con restos prehispánicos e históricos incluyendo las prácticas de ganadería trashum ántica contem poránea. Finalm ente se describe el Intervalo A ri do en relación a su extensión geográfica circum puneña. Investigaciones m ultidisciplinarias geoarqueológicas proveen las prim eras evidencias de fluctua ciones paleoam bientales del H oloceno M edio co rrelacionadas con cam bios en el patrón ocupacional y cultural arcaico de la Puna de A tacam a.4 La secuencia cronoestratigráfica de Q uebrada de Puripica (22° 44' lat. S, 68° 0 0 ’ long. W, 3.500 m.snm) com prende 25 niveles arqueológicos intercalados en 30 m de depósitos aluviales. Estos cam pam en tos de baja y alta densidad cubren los períodos A rcaico M e d io y F o rm a tiv o en un ran g o de 6.200- 1.760 años A.P. Las transform aciones cul turales y ocupacionales están asociadas a cam bios paleoam bientales. R epresam ientos en el valle del rio Puripica provocados p or episodios aluvionales activados por la confluencia de Q uebrada Seca dieron lugar a un am biente local húm edo con lagunetas y vegas (ca. 7.000 a 3.000 años C 14A.P.). La fuerte descarga aluvial se atribuye a las condi ciones extrem adam ente áridas pero altam ente va riables del clim a del H oloceno M edio, con tor mentas de baja frecuencia pero m uy intensas, con un flujo de base lim itado y una débil erosión li neal del río en el valle principal. El entram pam iento del río creó un “ecorefugio” local en un am biente generalm ente m uy hostil. De m odo que la Quebrada de Puripica se constituyó en un lugar 1 N A BSTR A C T For the first tim e m ultidisciplinary geoarchaeological research provides evidence o f correlations b etw e en m id -H o lo c e n e p a le o -e n v iro n m e n ta l fluctuations and changes in the Archaic cultural and occupational pattern in the Puna de Atacam a, northern Chile. Chronoestratigraphic sequence at Q uebrada Puripica (22°44’lat. S, 68°00’long. W, 3500 m .snm ) w hich co v ers m id -A rch aic and Form ative periods betw een 6.200 and 1.700 years Instituto de In v estig acio n es A rq u eo ló g icas y M u seo "R.P. G ustav o Le P aig e S .J.", U n iv e rsid ad C ató lica del N orte, San P e d ro de A tacam a, m u seo sp a @ e n te lc h ile .n e t Instituto d e G e o g ra fía F ísica, U n iv e rsid ad d e B ern a, S u i za. D e partam en to d e A n tro p o lo g ía, U n iv e rsid ad d e C hile, S antiago de C hile. Pro yecto F O N D E C Y T , 1930022. 125 provocado fuertes im pactos en regiones margina les, con escasa provisión de agua y bajas tempe raturas (W right 1976; H ecker 1984; Cardich 1985; S eltzer y H astorf 1991). En térm inos generales, los cam bios holocénicos asociados a eventos ári dos m odificaron la distribución y disponibilidad de recursos, incidiendo en los patrones de subsis tencia, m ovilidad y especialización, a través de procesos de corto tiem po y en escalas geográficas reducidas (Byrne 1 9 8 8 ;M cC o rriso n y H o le 1991), en e s p e c ia l, en te r r ito r io s d e s é r tic o s con ecosistem as frágiles dependientes de la estabili dad de los recursos de agua com o la Puna de Atacam a (G rosjean y Núfiez 1994a). B P c o m p ris e s tw e n ty - f iv e a r c h a e o lo g ic a l cam psites intercalated in 30 m of alluvial deposits. We suggest that episodio alluvial fan activity from the side valley (Q uebrada Seca) w hich dam m ed Puripica R iver resulted in a w etland environm ent with shallow lakes and sw am ps in the m ain valley upstream the confluence area (betw een ca. 7.000 and 3.000 I4C yr BP). Strong alluvial fan activity attributed to extrem ely arid but highly variable m id-H olocene clim ate w ith low -frequency but heavy storms, allow ed lim ited base flow and weak linear erosión o f the riv er in the m ain valley. T herefore dam m ing o f the m ain river has created a local “ecological refuge” in a generally very harsh environm ent. Q uebrada Puripica appears as an ex cep tio n al p la ce w here flo ral and faunal resources are still available due to a particular geom orphological settings. In this site, concentration o f water, vegetation and anim al resources favoured hum an settlem ents despite the general occupational hiatus (“archaeological silence”) of the m id-A rchaic period in the A tacam a D esert Southern L oa R iver (22°S.). We show that midH olocene arid events and p aleoenvironm ental chang es w ere sy n c h ro n o u s w ith cu ltu ral and te ch n o lo g ical ch an g es such as lith ic indu stry diversificatio n , em erging o f a com plex architecture, changes in the use of rocks, semipermanent activity, and the coexistence betw een cam elids dom estication and hunter and gathers practices (4.050-4.800 B .P). A fter 3.200 BP agricultural and com plex pastoralism sequence begin with a new ceram ic and architectural pattern. T hought San Pedro de A tacam a m ain phases in prehispanic com plex and hispanic influences includes herder practice and co n tem porany trashum ance. A rid Interval at a m acrospace level o f the Circum puna surroundings is also described. Se ha especulado sobre el m odo en que las pobla ciones arcaicas del territorio Sur A ndino se han correlacionado con eventos paleoam bientales con cretos y los aspectos culturales derivados, a raíz de las escasas reconstituciones m ultidisciplinarias (Druss 1977; M arkgraf 1983, 1985; G raf 1986; L ynch 1986; N úñez y S an to ro 1988; Baied y W heeler 1993). Por otro lado, aunque la identifi cación de eventos de aridez regional durante el H oloceno M edio ha sido recientem ente docum en tado, sólo se ha contrastado con escasa inform a ción cronoestratigráfica asociada a eventos cultu rales y paleoclim áticos en una m ism a localidad (Fernández 1984, 1985; Fernández et al. 1991; G rosjean y N úñez 1994b; N úñez y G rosjean 1994; G rosjean et al. 1995; N úñez et al. 1996; Grosjean et al. 1997a). Se adm ite que frente a am bientes de m áxim a ari dez las ocupaciones arcaicas responden a los des ajustes de flora y fauna a través de la reorganiza ción de sus asentam ientos y labores de subsisten cia, innovando y/o asim ilando respuestas oportu nistas in situ o dispersándose en una escala geo gráfica mayor, incluyendo el acceso a ecorefugios holocénicos favorables. Al respecto, los eventos de flujos de torm entas cíclicas, el desecamiento de lagos y las sequías prolongadas han provocado recolocaciones y/o contracciones de poblaciones som etidas a un fuerte stress paleoam biental du rante el inestable H oloceno M edio en distintas la titudes del hem isferio norte y sur (Irwin-W illiam s y H aynes 1970; G oudy 1977; M a rk g raf 1989; G rosjean y N úñez 1994; Stahl 1996). Introducción Las relaciones entre clim a, am biente y cultura se han considerado variables interdependientes, de modo que los cam bios clim áticos estim ularon res puestas en el m edio biótico y en los sistem as adaptatitvos hum anos (Bonnichsen et al. 1987). D iversos autores han debatido la im portancia de estos cam bios vinculados con la em ergencia de com plejidad al interior de sociedades cazadoras recolectoras (Childe 1928; C ohén 1977; Price y Brow n 1985;B yrne 1988); innovaciones que han La transform ación dinám ica del paisaje holocénico 126 y su relación con las ocupaciones arcaicas puede com prenderse a través de la reconstitución paleoambiental identificada en depósitos estratificados, siguiendo el m odelo de valles aluviales (M orrison 1978; G ladfelter 1985). En efecto, estos análisis han perm itido explicar en parte el carácter diná mico de los registros arcaicos en relación a cier tos h iatus o cu p a cio n ales ocu rrid o s durante el Holoceno M edio en respuesta al increm ento de aridez y el consecuente desplazam iento de flora y fauna silvestre ju n to a sus depredadores hum anos hacia ecorefugios de uso oportunístico (Benedict 1978; G rosjean y N úñez 1994). N o obstante, la evolución del paisaje pleistoceno-holocénico en el modelado de valles es usualm ente fragm enta rio, porque no todos los restos depositacionales están preservados en un m ism o espacio. Así, el nivel de interpretación depende del balance de la d ata lo c a l co n v is io n e s de e s c a la re g io n a l (Gladfelter 1985), en donde las extrapolaciones am bientales del presente al pasado com o la trans ferencia de evidencias paleoclim áticas de una re gión a otra , no son confiables dentro de áreas al tamente variables, com o es el Centro Sur Andino (M arkgraf 1985; Santoro y N úñez 1987; 1989; A ldenderfer 1990; S eltzer y H astorf 1990; Baied y W heeler 1993; M esserli et al. 1993). las quebradas de P uripica y Puritam a, labradas en ignim britas y tobas d acíticas M io -P lio cén icas, m ientras que en el margen noroeste del curso med io -in fe rio r de P u rip ic a se lo c a liz a n flu jo s basálticos útiles en térm inos de canteras locales (M arinovic y Lahsen 1984). Los primeros estudios arqueológicos dieron cuenta de cam pam entos arcaicos estructurados y talleres de reducción de preform as basálticas, com ponen tes de un régim en trashum ántico entre vertientes, cuencas, quebradas bajas (2.000-3.000 m .snm ) y las cuencas altoandinas (4.000-5.000 m .snm ) (Le Paige 1965; N úñez 1983). U na de estas ocupa cio n es co rresp o n d e al sitio P u rip ic a -1 (P u-1) (4.050-4.815 años AP) que contiene evidencias de dom esticación de cam élidos dentro de un proceso de com plejidad crecien te (H esse 1982; N úñez 1983,1992). Otros estudios identificaron en el des agüe de la quebrada principal vestigios habitacionales y de cu ltiv o s p o st-arcaico s (S erracin o y Stehberg 1974). L a se c u e n c ia re g io n a l h a re c ib id o un ap o rte cronoestratigráfico sustantivo, pero aún persisten vacíos cronológicos, com o aquella tendencia al “silencio arqueológico” de la cuenca de A tacam a, detectado entre los 7.000 a 5.000 años AP (N úñez 1992; N úñez y Santoro 1988). En efecto, al sur del río Loa se han identificado 47 sitios arcaicos de los cuales sólo los situados en Puripica perte necen al H oloceno M edio, cubriendo en parte el hiatus cronológico referido. P or otro lado, exis ten pocos datos sobre el uso de recursos y varia ción paleoam biental entre las cuencas del Loa, A tacam a y Punta N egra, a raíz de la carencia de sitios con depósitos estratificados (D russ 1977, 1 984; B e n a v e n te 1984; L y n ch 1986; 1990; Yacobaccio y N úñez 1991). En este m arco de referencia nos proponem os eva lu a r el im p a c to d e la s c o n d ic io n e s á rid a s holocénicas de la Puna de A tacam a (quebrada de Puripica), sobre los asentam ientos arcaicos, iden tificados en una secuencia datada entre los 6.200 a los 1.760 años AP, asociada a eventos paleoam bientales resp o n sab les de la form ació n de un ecorefugio favorable, localizado en una altura dis creta, con m ejor habitabilidad, entre la alta puna y las cuencas piem ontanas. Todas las dataciones C 14 referidas en este artículo no han sido calibradas y se consideran en térm inos de antes del presente (AP) (ver anexo 1). Los estudios se concentraron en la confluencia de las quebradas Puripica y Seca, donde se identificó el sitio Pu-3, com puesto de varios niveles arcai cos in c lu id o s en un a s e c u e n c ia de d e p ó s ito s elástico-fluviales, con sedim entos m ovilizados por torrentes recurrentes vía Q uebrada Seca, los que originaron un cono de deyección. En este prom on torio se instalaron de m enor a m ayor antigüedad los cam pam entos arcaicos P 40, P 39, P 13-14, P 33, P 34, P 32 y otros fogones m enores, escalo n ad o s en el se c to r o p u e s to al e sta n c a m ie n to El área de estudio La quebrada de Puripica (lat. S. 22°44', long. W. 68°00'), se ubica a unos 30 km al noreste de San Pedro de A tacam a (3.470 a 3.530 m .snm ), con d epósitos de sedim entos lacustres, fluviales y clásticos asociados a niveles ocupacionales arcai cos (Figura 1). En la cuenca de Guatín confluyen 127 por torm entas de corto tiem po y de baja frecuen cia con precipitaciones de gran intensidad, con un gran desagüe en el arroyo. p a le o la g u n a r con se d im e n to s flu v io la c u stre s (PUR, Figuras 2, 3 y 4). A nálisis paleoam biental Facie 2: Se representa con depósitos fluviales con arenas bien estratificadas y estériles asociado a un flujo de agua estable del arroyo principal al inte rior de la quebrada. La com posición m ineral es sim ilar a la facie 1(cuarzo y feldespato), pero con abundancia de m ica, goethite y presencia de yeso en las trazas. Se sugiere un am biente fluvial de depositación, con un desagüe perenne del río Pu ripica sim ilar a lo observado en la actualidad. Q u ebrada S eca p ro b ab lem en te siem pre estuvo seca con un flujo no perenne. L a arena fluvial es un depósito vinculado con el río Puripica. Se de duce que la nieve en las zonas de altura o la lluvia tenue con intensidades no dem asiado altas, expli carían m ejor tales am bientes hidrológicam ente tranquilos en donde el subdesagüe del sur o Que brada Seca debió perm anecer seco. En el depósito lacustre (PU R) se relevó una co lum na de 20 m por 1 m de ancho, de donde proce den siete dataciones C 14 (Tabla 1), contrastadas con otras nueve fechas provenientes de los pisos o cu p acio n ales de P u-3, ubicad o s en el sector opuesto. Los análisis m ineralógicos, geoquím icos y se d im e n to ló g ic o s id e n tific a ro n tres fac ies sedim entarias, m ientras que los sedim entos se mapearon y analizaron de acuerdo a sus caracte rísticas deposicionales (Figuras 3 y 4): Facie 1: Se representa en flujos de escom bros correspondientes a eventos torrenciales de corto tiem po, con depósitos clásticos y un am plio ran go de tam año de partículas y com ponentes. El diá metro m áxim o (D m ax) de los rodados transporta dos se ha utilizado com o un indicador de la inten sidad de las torm entas : D m ax de pequeños even tos <2 cm, D m ax de eventos m oderados 2 - 1 0 cm, D m ax de grandes eventos 10- > 30 cm. C uar zo y plagioclasa son los m inerales dom inantes, mientras que anfíbolas, piroxenas, 10 Á m inera les (grupo m ica), m agnetita piroclástica fueron identificados en la m ayoría de las m uestras. Facie 3: Se representa con depósitos lacustres ori ginados en sedim entos biógenos (diatom itas y tur bas) y evaporíticos (yeso), correspondientes a fa cies húm edas con form aciones de vegas. Los se dim entos clásticos entre m ezclados son mínimos (cuarzo, m ica y feldespato), con altas concentra ciones de iones solubles (Ca, M g, M n, K, P), im portantes en la evaluación del potencial agrícola de las terrazas una vez que queden expuestas. Los eventos son de corto plazo con descarga del desagüe del arroyo y gran cantidad de sedim ento, grava y grandes rodados incluyendo un intenso transporte de m aterial del lecho del curso de agua. Este se acum uló en la unión del arroyo perenne con Q uebrada Seca, donde el flujo de escom bros perdía gran parte de su energía y se internaba en la quebrada principal con m aterial clástico frag mentado. No se encontraron superficies erosivas en el fo n d o de e sto s d e p ó s ito s to rre n c ia le s, s u g ir ié n d o s e q u e la e r o s ió n fu e m e n o r preservándose la secuencia sedim entaria total, tal com o se desprende del yacim iento Pu-3, donde los fogones fueron cubiertos y preservados debi do a estos flujos o deyecciones. Se obtuvieron siete fechados C 14 (no calibrados) en turbas de la secuencia sedim entaria del H olo ceno M edio (6.200 a 3.100 años AP), identificán dose tres eventos torrenciales muy potenciales al rededor de los 5.000 años, un poco antes de los 3.800 años y alrededor de 3.300 años A P R epre sentan, eventos de torm entas con un período de retorno de 500 a 1.000 años, en donde los m ode rados ocurrieron un poco después de los 6.180 años, alrededor del 4.000 años y ca. 3.600, 3.300 y 3.200 años AP siendo, más frecuentes entre los 4.700 y 3.100 años AP (cada 100-200 años) en re la c ió n a la se cc ió n in fe rio r de la co lu m n a sedim entaria. La m ism a tendencia se encuentra en los eventos pequeños, con un tiem po de retorno de aproxim adam ente 50-100 años para la época anterior a los 3.700 años A P . En térm inos de interpretación clim ática se sugie ren condiciones por lo general m ás secas con llu vias altam en te variables. L a escasa co b ertu ra vegetacional y el proceso de erosión en los bordes favorecieron el transporte de escom bros causados 128 Los sedimentos lacustres de la región y las anti guas playas de las cuencas de la alta Puna sugie ren que el clim a fue significativam ente más hú medo durante el G lacial Tardío y H oloceno T em prano en relación a hoy (G rosjean 1994; G eyth et al. 1999). El índice de precipitaciones aum entó hasta >500 m m /año, m uy al contrario de los <200 mm/año de la actualidad. Sin em bargo, los lagos se secaron antes de ca. 8.300 años AP, estable ciéndose condiciones totalm ente áridas, ratifica das con los datos de Puripica. U na m uestra de se dim entos la c u s tre s n u c le a re s de la la g u n a Miscanti indican que las condiciones más secas que en la actualidad persistieron hasta ca. 3.600 años AP, increm entándose posteriorm ente las pre cipitaciones, aproxim adam ente por los 3.000 años AP, dando lugar al clim a con sus características actuales (Valero-G arcés et al. 1996; G rosjean et al 2001). base alta no erosionada, de m odo que la quebrada una vez expuesta dio lugar a las actividades agrí colas en terrazas y pastoreo en el fondo m oderno de la quebrada. R econstitución de episodios culturales y am bientales Los cam pam entos abiertos o niveles ocupaciona les del yacim iento arqueológico Puripica-3 (Pu3) se delim itaron a través de dos perfiles o colum nas (Figura 5). L a sección A corresponde al depó sito cercano al arroyo donde se excavó un perfil de 8 m de altura y 2.5 m de ancho m ovilizándose 24 m 3 de sedim entos, al tanto que por técnica de decapado y registro in situ, se expusieron los n i veles culturales P 13-14 (6 m, C 14: 6.130+100 años AP), P 39 (4 m 2, C 14 : 6.150±150 años AP), P 40 (3 m2). L a sección B se em plaza en la parte más alta del prom ontorio, donde se m ovilizaron 54 m de sedim entos para exponer el perfil de m uestreo sedim entológico (PV), am pliándose la excavación en los cam pam entos m ás densos P 33 (9 m 2, C 14: 5.880+100 años a .P , P 34 (18 m2, C '4: 5 .130±110 años a.P.) y P 32 (4 m2). A m bos perfiles fueron correlacionados a través de un estrato-guía confi gurando una historia depositacional com ún (F i guras 2,3,4 y 5), con superficies excavadas no tan extensas dado el volum en de los depósitos estéri les superiores, en donde sólo se registraron arte fa c to s y d e s e c h o s lític o s a s o c ia d o s a re s to s faunísticos de regular estado de conservación. Las condiciones totalm ente áridas con lluvias al tamente variables y torm entas de baja frecuencia, pero de gran intensidad, persistieron a través de todo el H oloceno M edio, siendo hostiles para las actividades cazadoras-recolectoras que dependían de los recursos faunísticos, vegetacionales y acuá ticos. Es decir, el análisis sedim entológico m ues tra que el sector de confluencia Puripica-Q uebrada Seca fue siem pre una zona particular con abas tecimiento de agua corriente y/o estancada, aún durante el régim en árido y esta es la razón por la cual las actividades hum anas continuaron a lo lar go del Período A rcaico M edio y Tardío asociadas a actividades de caza, colecta vegetal y dom esti cación de cam élidos con patrones residenciales semipermanentes. Las evidencias líticas fueron analizadas en térm i nos de m aterias prim as alóctonas/autóctonas y su incidencia funcional en relación a patrones de ac tividad de los cam pam entos. Por otra parte, los restos óseos faunísticos se analizaron en orden a establecer la com posición taxonóm ica del conjunto y la estructura etaria, no obstante, en m uchos de los casos el m aterial se encontraba altam ente frag m entado y concresionado en el piso. La época am bientalm ente m ás agresiva se advier te entre los 5.800 y 3.400 años A P en tanto ya el clima m oderno se observa después de los 3.100 años AP, con increm ento de precipitaciones. D es pués de los 3.100 años A P el régim en hidrológico giró n u ev a m e n te de a c u m u la c ió n a ero sió n , sugiriéndose un aum ento en los índices de preci pitaciones, sincrónicos a los registros sedim enta rios de laguna M iscanti (Valero-Garcés et al. 1996; Grosjean et al. 2001). L a instalación del cam pa mento en pendiente PU-31 habría ocurrido cuan do la quebrada com ienza a cortarse por la erosión lineal. Su datación por los 1.700 A P significa que antes de la fecha la quebrada aún m antenía una La inform ación m ultidisciplinaria perm itió iden tificar siete episodios ocupacionales significativos ordenados y datados de m ayor a m enor antigüe dad (Tabla 1): Episodio 1: O cupaciones de baja densidad (an teriores a los 6.000 AP). En la base del perfil estratigráfico del cono de 129 deyección (sección B), se identificó un lecho de grandes rodados estabilizados en arenas fluviales lim pias. En estas playas se instalaron reducidos grupos hum anos ju n to al arroyo, asociados a una cubierta vegetacional restringida, no lacustre, en una caja nivelada anterior al represam iento del curso fluvial . pecto, el análisis aereofotográfico correlaciona a otras quebradas secas laterales, que desem bocan en el arroyo principal, con paquetes sedimentarios, aguas abajo y arriba del distrito estudiado. Esto significa que existieron varios represam ientos en distintas alturas de la quebrada, utilizadas por di versas agrupaciones arcaicas, constatadas a tra vés del registro de lascas basálticas en los paque tes sedim entarios. Este prim er evento (P 40) corresponde a un lente de ceniza carbonosa sin evidencia artefactual (no datado) (Figuras 2, 3 y 5). El nivel inm ediata m ente siguiente P 39 se caracteriza por la presen cia de un pequeño fogón estructurado, fechado a los 6.150+150 años AP, asociado a desechos de percusión de obsidiana, sílice y basalto, adem ás de un fragm ento de vértebra cervical de cam élido (Lama guanicoe), quem ada y descartada en el fo gón. Las evidencias descritas sugieren activida des de consum o y reavivam iento de artefactos líticos en el inicio de la secuencia. Episodio 2: O cupaciones extensas de mediana densidad (6.000 AP). Se desarrolló un am biente con lagunetas asocia das a turbas y pequeñas vegas, incluyendo depó sitos de arenas fluviátiles acum uladas en el arro yo Puripica. Los prim eros depósitos aluviales son interpretados com o producto de un am biente ári do y del desplazam iento de m ucha agua en corto tiempo, con actividad geom orfológica (tormentas), aunque el relieve continúa relativam ente nivela do. A ntes del inicio de la ocupación se advierten acum ulaciones sucesivas de flujos de barro cau sados por un régim en torrencial de tormentas, dando paso al prim er cam pam ento denso, datado a los 6.130+80 años AP (nivel P 13-14, Figuras 2, 3, 4 y 6), en el cual aparece de m odo dominante una industria lítica foliácea y peduncular, poste rior a la tradición triangular T uina-Inca C ueva del H oloceno Tem prano (A schero 1984; N úñez 1983, 1992, Figura 6). El am biente se advierte árido con escasos recur sos locales, durante un dram ático descenso de los lagos de la A lta Puna aledaña com o el M iscanti (Valero-Garcés et al. 1996; G rosjean et al. 2001). Los grupos hum anos se habrían desplazado hacia Puripica, tras un locus de recursos más estable, en un marco de subsistencia regional restringido, que podría explicar la escasez de registros en esta época a lo largo de las cuencas localizadas al sur del río Loa. Los cam pam entos de este episodio son de baja densidad debido a la inestabilidad morfológica, puesto que las prim eras descargas aluvionales de Q u eb rad a S eca o c u rrie ro n so b re los ro dados pleistocénicos y arenas fluviátiles disturbando de paso a posibles ocupaciones anteriores al H oloce no Medio. A hora se inicia más extensam ente el uso del cono de deyección en sincronía con los prim eros sedi m entos lacustres de la banda opuesta. Es decir, los grupos accedieron a este lugar a raíz de la for m ación de las prim eras lagunetas (estancam iento de aguas corrientes), vegas y playas atractivas en térm inos de concentración de recursos. El ecorefugio de Puripica com enzó a constituirse gradualm ente al final de este episodio a raíz del represam iento accidental provocado por los relle nos de quebrada Seca. Esta quebrada lateral es com o el caño de un em budo que recoge el drenaje de su cuenca interior, con evidencias de fuerte ero sión, la que ha llegado a exponer la roca funda mental. Las lluvias locales se infiltran m oderada m ente transform ándose en flujos aluvionales con rápida capacidad de arrastre, depositando barre ras en el contacto con el arroyo Puripica. Al res El conjunto lítico está com puesto m ayoritariamente por artefactos no form atizados (95% ). El ma terial artefactual, por su parte, está tipificado por cuchillos (33% ) tanto foliáceos, sem ialunados com o d isco id ales, ju n to a lascas m odificadas (50%). Las puntas (17% ) son del tipo foliáceo re d u cid o s y co n p e d ú n c u lo an c h o in c lu y en d o denticulaciones. Predom ina la utilización de síli ce y basalto com o m ateria prim a y luego obsidiana en m enor proporción (Tabla 2 y Figuras 6 y 7). El 130 conjunto artefactual se relaciona con actividades de caza, intensa labor a nivel de fogones extensos y faenamiento de cam élidos con lascas m ultifuncionales y cuchillos bifaciales. Se reconocen acti vidades de reducción lítica representada por m úl tiples desechos de percusión y algunos núcleos, mientras que el uso dom inante de sílice y basalto sobre obsidiana da cuenta de un énfasis en la ob tención de m aterias prim as vinculada a la explo tación de recursos locales. que una vez sellado el cam pam ento P 13-14, se suceden en la sección B actividades efím eras a través de débiles fogones (P 14) y turbas (P 30). La secuencia arcaica se correlacionó a través de un estrato-guía de arena café lim pia que integró a la sección B o m ás tem prana, con la sección A (Figuras 4 y 5). En la sección A, sobre la roca m a dre, se desarrollaron leves fogones hasta que la densa ocupación del cam pam ento P 33 se asentó en el cono por los 5.880+100 años A P . La evidencia faunística se encuentra altam ente fragmentada, presentando gran parte de sus restos quem ados, p erte n ec ien tes m a y o ritaria m en te a camélidos (94% ), registrándose adem ás roedores (2%) y aves (4% ), tam bién quem ados, sugiriendo que fueron incorporados secundariam ente a la die ta. Sólo un esp écim en se d eterm in ó ta x o n ó micamente com o Lam a guanicoe. Los restos más representados corresponden, en general, a algu nas unidades de consum o y huesos largos de bajo y m ediano rendim iento; algunos fragm entos fue ron utilizados para la confección de artefactos (retocadores). Sobre este nivel ocupacional se de positó una película de sedim ento eólico que re dujo el tiem po de exposición subaérea (Tabla 3 y Este episodio está caracterizado por un am biente lacustre pleno, asociado a vegas, en un m edio geom orfológico y clim ático estable. Se observa la ausencia del curso fluvial e inundaciones to r re n c ia le s , r e to r n á n d o s e a la c o n d ic ió n de ecorefugio, com o en el episodio 2, en térm inos de concentración de recursos y ocupaciones hum a nas. Se trata de una fase corta con sedim entación lenta, abundantes turbas y diatom itas, sin aportes de arenas y m ateriales clásticos, asociada a recur sos más perm anentes, diferente a la inestabilidad registrada antes y después de este episodio. Este cam pam ento presenta una intensa ocupación dado que se ubica en el prom ontorio seco de deyección, donde prevalecen condiciones sin riesgo ocupa cional (Figuras 2, 3 y 4). 4). E p isod io 3: O c u p a cio n es de b aja d en sid ad (6.000-5.800 AP) El registro lítico es m ás frecuente que en el nivel anterior, com puesto por m ateriales no form aliza dos (92% ), en su m ayoría desechos de percusión. El conjunto artefactual está caracterizado por cu chillos (12% ) que m uestran un aum ento de sus tipos bifaciales elípticos, rectos y foliáceos. Estos se sum an a una gran cantidad de lascas cortantes m odificadas, sobre todo de obsidiana (53% ). Las puntas foliáceas alcanzan una representación de 18% con los tipos reducido, denticulado y otras con pedúnculo ancho y aletas. Es im portante se ñ a la r el r e g is tro in n o v a d o r d e m ic r o lito s discoidales (7% ), perforadores y m anos plano y biconvexas de m orteros cónicos, sincrónico a un cam bio sustancial en la utilización de m aterias prim as, puesto que la obsidiana es la más utiliza da (59%) seguida por sílice (25%) y basalto (14%). Se retorna a episodios de baja densidad ocupacio nal vinculados esta vez con nueve registros muy débiles o de corto tiem po, con lentes de ceniza yuxtapuestos entre P 13 y P 17 que contienen es casas lascas y esquirlas líticas no datadas (Figu ras 3 y 5). El am biente da cuenta de avalanchas m oderadas y depósitos interm edios de arenas es tratificadas en un m edio fluvial con escasas tur bas. Se detectan eventos de alta acum ulación de hasta 1,5 m que rellenan el cono de deyección, d esp lazándose el curso fluvial hacia el sector opuesto (PUR), a raíz del relieve inclinado de sur a norte, com o consecuencia del aporte de Q uebra da Seca (ca. 5 m), originándose aguas arriba del cono, lagunetas locales dentro de un am biente en general árido (Figura 4). A diferencia del cam pam ento inferior P 13 - 1 4 se observa aquí una m ayor diversificación del co n ju n to artefactual, relacionado tanto con labores de caza, faenam iento, m anufactura y m olienda. Par te de estas tareas se vinculan a la explotación de Episodio 4: O cupaciones extensas de alta d en sidad (5.800 A P). En la lectura del perfil estratigráfico se observa 131 tres posteriores. subproductos del faenam iento, identificados a tra vés de m icrolitos especializados. Por otra parte, el aum ento de m atrices sugiere labores de talla a partir de artefactos preform atizados que dan cuenta de cam bios en la obtención y utilización de m ate rias prim as, relacionadas con traslados a las tie rras altas, en busca de nodulos de obsidiana. Es notable el increm ento de lascas de obsidiana con fun cio nes m ú ltip les en c o n tra p o sic ió n con el bajísim o uso de rocas locales: basalto, sílice y cuarzo (Tabla 2, Figuras 7 y 8). La datación de P 33 del orden de los 5.880 AP se dispone antes de la culm inación de los logros ar quitectónicos, tecnológicos y de m ayor diversi dad de fuentes de subsistencia del cam pam ento Pu-1, el cual incluyó la trilogía caza-recoleccióndom esticación. Por lo m ism o, P 33 podría consi derarse com o un evento ocupacional precursor a ju zg ar por sus relaciones análogas en térm inos de m ateria prim a, tecnología lítica y explotación do minante de camélidos (Hesse y H esse 1979; Núñez 1981). El registro faunístico se encuentra m uy concresionado en un piso gris com pacto, asociado a algu nos bloques y clastos dispuestos intencionalm ente, jun to a una gran variedad de artefactos líticos y áreas de fogones. El análisis de pH del estrato su perior presentó m ás acidez que los sedim entos ubicados inm ediatam ente bajo P 33, lo cual expli caría el diferente grado de diagénesis y conserva ción de los restos óseos. D e nuevo se advierte una explotación de cam élidos dom inante (99% ), com plem entada con roedores (0.1% ) y aves (0.5%). Sólo 7 fragm entos pudieron ser asignados a espe cies de cam élidos en particular: Lam a guanicoe y Vicugna vicugna. E p iso d io 5: O c u p a cio n es d e b a ja d en sidad (5 .8 0 0 -5 .0 0 0 AP). Este episodio se ha identificado entre el cam pa mento P 33 y el próxim o P 34, representado por tres lentes de ceniza, con esquirlas de reducción lítica, en un m edio inestable som etido a fuertes flujos torrenciales. En el cono de ocupación se identificaron cuatro grandes eventos con clastos de hasta 40 cm intercalados con uno menor, mien tras que en el sector opuesto (PU R) se ubicó un d ep ó s ito d e a re n a flu v iá til. L as co n d icio n e s lacustres fueron cortas, con turbas y diatomitas, generando un am biente poco estable, intercalado con torrentes regulares de corto tiem po m otivan do desajustes que incidieron en la baja densidad ocupacional (Figura 4). La distribución etaria abarca a individuos adul tos, juveniles y crías. El rango de edad más aco tado corresponde a un espécim en de tres meses, lo que sugiere una ocupación del cam pam ento después de la época de pariciones. L a m atanza se centró en diferentes segm entos etarios correspon dientes tal vez a grupos fam iliares localizados en las vegas. La m ayoría de las partes esqueletadas se encuentran presentes, sin em bargo, se aprecia un m ayor aporte de unidades de trozam iento co rrespondientes a las extrem idades traseras (Tabla 3 y 4). A lgunos fragm entos desprendidos serían artefactos ocasionales que no requieren de proce sos com plejos de form atización, presentando bor des y extrem os pulidos por el uso, adem ás de tres artefactos de extrem o aguzado elaborados a partir de bordes escapulares y diáfisis (retocadores). Episodio 6: O cupaciones extensas de alta den sidad (5.000-4.000 AP). El perfil da cuenta de una estabilidad relativa (evi d e n c ia s d e d ia to m ita s y tu r b a s ) sin re s to s aluvionales, excepto una gran torm enta inm edia tam ente después de los 5.080 años AP, contem po ránea con los recursos de lagunetas y el desarrollo del cam pam ento P 34. Después, entre los 4.780 a 3.790 años AP se suceden varios eventos torrencia les cortos, con am bientes m icrolacustres (diato m itas), siem pre dentro de un clim a árido regional. P e r ío d o s co n r e to r n o d e g r a n d e s e v e n to s torrenciales ocurren con una frecuencia del orden de 500 a 1.200 años, asociados a flujos m ás m o derados con una recurrencia de 100 a 200 años, adem ás de eventos m ás pequeños que se repetían cada ca. 50 años. El cam pam ento P 34 presenta una alta densidad La densidad de m ateriales líticos y el espesor del piso jun to a la presencia de restos óseos, denota ría una ocupación intensa, con las características de un cam pam ento más perm anente. U na capa am arilla de sedim entos eólicos selló el depósito de modo que no se advierten disturbios por arras 132 pacto, lo que im posibilitó en m uchos casos la re moción de los sedimentos. El registro de camélidos es dom inante (96% ), sin em bargo, dadas las co n diciones de conservación del m aterial, éstos no pu d iero n ser d eterm in a d o s ta x o n ó m ic am e n te. A lgunos especím enes con fracturas intencionales estarían relacionados con la preparación de arte factos óseos, ya que se encuentran fragm entos de diafisis con extrem os aguzados. Gran parte de las unidades anatóm icas se encuentran representadas, las que pertenecen m ayoritariam ente a adultos y subadultos (Tabla 3 y 4). de artefactos derivados de actividades m últiples, como la re d u c c ió n de p re fo rm a s lític a s y el reavivamiento de bordes, incluyendo tareas de manufactura inferidas por la alta frecuencia de perforadores (Figuras 2, 3 y 4). A dem ás, se iden tifican labores de faenam iento y consum o asocia das a cuchillos y raspadores que explican el alto registro de cam élidos. Este cam pam ento fue parte del asentam iento m ayor P u rip ica-1 (Pu-1), con quien c o m p a r te a f in id a d e s te c n o ló g ic a s , tipológicas y cronológicas (Tabla 1). Es efectivo que en am bos sitios com ienzan a ser frecuentes las láminas basálticas y sus industrias derivadas, provenientes de núcleos de las canteras ubicadas en el borde opuesto de la quebrada, paralelo al intenso uso de perforadores m icrolíticos y prácti cas de m olienda con m orteros de hueco cónico (Núñez 1981). Este episodio culm ina con el gran asentam iento P u rip ica-1 (Pu-1) ubicado a unos 300 mts. de la colum na analizada, esta vez en la línea de cum bre de la quebrada, precisam ente cuando existían co n diciones húm edas locales : lagunetas y vegas (Fi guras 1 y 4). A hora se ha alcanzado un clím ax ocu pacional (4.815±70 a 4.050+95 años A P) caracte rizado por un conjunto de recintos aglom erados sem icirculares, asociados a densos depósitos de residuos alim entarios, abundantes m orteros y m a nos de m olienda, incluyendo bloques m uebles con grabados de cam élidos naturalistas (2.000-2.500 m 2 de ocupación). D om ina la industria lítica de cuchillos, perforadores y m icrolíticos por sobre las puntas foliáceas, paralelo al uso intenso de canteras basálticas locales (Figuras 10, 11 y 12). El conjunto artefactual del sitio P 34 alcanza sólo a un 8% y en éste se encuentran abundantes cu chillos (15% ), sobre todo foliáceos y rectos, a los que se agregan lascas cortantes (13% ) y por pri mera vez una gran cantidad de lám inas m odifica das (14% ). Las puntas presentan baja frecuencia (2%), con form ato foliáceo reducido y doble pun ta, sin em bargo, se registra una alta frecuencia de preformas foliáceas (17% ). O tro grupo que alcan za una alta representación son los perforadores m icrolíticos (15% ), con diversidad m orfológica: foliáceos, plano-convexos, de ápice largo y cuer pos triangulares gruesos (Figuras 7 y 9). Por otra parte, se advierte una intensa utilización de b asal to local (52% ) por sobre la obsidiana alóctona, tanto en el registro de artefactos foliáceos com o en los desechos de percusión. No obstante, sílice, cuarzo y obsidiana son los m ás utilizados para las labores en torno al subproducto de cam élidos: perforadores, lim as, m uescas y buriles. A dem ás, continúan las prácticas de m olienda representa das por m anos alargadas asociadas a m orteros del patrón arcaico (Tabla 2, Figuras 7 y 9). L a evidencia ósea de Pu-1 ha perm itido, por pri m era vez, reconocer la p resencia de cam élidos dom ésticos (L am a glam a), ju n to con las otras es p ec ie s s ilv e stre s (L a m a g u a n ic o e y V icugna vicugna, H esse y H esse M s.; N úñez 1981; H esse 1982.). Estos registros reflejan una estrategia mixta de explotación que involucra a especies silvestres y dom ésticas, ju n to a un notable increm ento de labores de molienda. Episodio 7: ocupaciones post-arcaicas (4.0001.700 AP). Los últim os eventos arcaicos ocurrieron en el si tio Pu-1 por los 4.050 años AP, no registrándose otras ocupaciones m ás tardías hasta los prim eros asentam ientos form ativos datados a los 1.760 años A P (P u -3 1, Figuras 1 y 3). L lam a la atención que en la quebrada de P uripica no se hayan registrado evidencias form ativas más tem pranas, tal com o se han constatado en zonas aledañas del río L oa Las actividades de caza y faenam iento de cam éli dos se increm entan en los cam pam entos P 33 y P 34, con patrones de trabajo m uy sim ilares entre sí, pero en este últim o sitio se observa un m anejo intenso de recursos líticos locales y explotación de cam élidos con énfasis en el uso de subproductos com o en el sitio Pu-1 asociado a dom esticación. El registro de fauna proviene de un piso m uy com 133 medio y al sur de la cuenca de Atacam a, desde los 3.000 años A P (B en av ente 1984; N úñez 1992). Al respecto, es posible que el fondo de la quebrada recién estuvo suficientem ente estable por los 1.700 AP (Pu-31). No obstante, otros asentam ien-tos con terrazas y posibles canales de regadío pudieron e x is tir a n te s, d u ra n te e p is o d io s F o rm a tiv o s Tem pranos (3.000 a 1.700 AP), los cuales se ha brían destruido durante el proceso subsecuente de erosión, elim inándose las eventuales evidencias de la fase Tilocalar. Efectivam ente, a consecuencia de las lluvias esti vales y de la erosión lineal se cortaron los depósi tos lacustres, m ientras que otros entram pam ientos aguas abajo com enzaron a exponerse m ás tardía m ente por los 2.200-1.700 años AP . Así, la ac ción del desagüe, perm itió la exposición y encañonam iento del arroyo form ándose el actual m ode la d o g e o m o rfo ló g ic o q u e se rá o c u p a d o po r asentam ientos Form ativos y posteriores del D e sarrollo Regional. En este episodio se establecen las condiciones del clim a m oderno con lluvias anuales m ás frecuen tes tal co m o se ha id e n tific a d o en la la g u n a M iscanti, la que presenta un nivel m ás alto del registrado durante el H oloceno M edio, aunque m enor que el observado en la fase Taúca de Bolivia (Valero G arcés et al. 1996). E ste cam bio re gional se ha interpretado com o un retorno del “in vierno B oliviano” (M arkgraf 1989). Ahora, bajo una m orfología fluvial las actividades de caza, recolección, agricultura y crianza intensiva de lla mas, dan cuenta de un patrón ocupacional más disperso. En efecto, la prospección de sitios aso ciados al paisaje actual dió cuenta de dos asenta m ientos form ativos de cum bre (Pu-7 y Pu-23), cuatro asentam ientos tardíos ju n to al arroyo (Pu35, Pu-10, Pu-32 y Pu-25), cuatro asentam ientos form ativos y más tardíos en pendientes (Pu-31, Pu-4, Pu-13 y Pu-15-A ), cinco andenerías (Pu-21, Pu-6, Pu-5, Pu-12 y Pu-15), cuatro canales de re gadío (P u -14, Pu-30, Pu-2, Pu-7), cuatro sitios con petroglifos (Pu-38, Pu-11, Pu-24, Pu-9), terraple nes de cultivos (Pu-20) y tres localidades históri cas (Pu-22, Pu-17, Pu-18, Figura 1, Tabla 1). Q ueda fuera de duda que una vez expuesta la que b r a d a se r e a c tiv ó un in te n s o p o b la m ie n to involucrado con labores ganaderas y agrarias. A partir de los 1.760-1.630 años A P o antes (sitios erosionados), se constatan las prim eras ocupacio nes form ativas sedentarias y agropastoralistas en el mismo locus donde se desarrolló el poblam iento arcaico. D isponen sus asentam ientos sólo en las cum bres y pendientes altas, utilizando los suelos lacustres con irrigación para fines agrarios y los fondos de quebrada para la crianza de llam as, in cluyendo por prim era vez las labores m inero-m e talúrgicas. E ntre los indicadores p rincipales se destaca una cerám ica incisa ancha, policrom a tem prana, roja y negra pulida, modelada, bruñida (Tra dición del D esierto), palas líticas, andenerías de cultivos, canalización, cultivo de m aíz y crianza de llam as. La im p lan tació n de can alizació n y andenerías agrícolas en los sedim entos lacustres erosionados del H oloceno M edio ocurrió una vez que se expuso el paisaje fluvial. Se ocuparon los suelos del cañón de origen fluvio-lacustre, siendo ricos en m agnesio, potasio, calcio, fósforo, inclu yendo otros nutrientes y m ateria orgánica (turba). Por su escasa extensión éstos sostenían produc ciones discretas, am pliándose posteriorm ente la ex p an sió n ag raria h ac ia la cu e n ca in ferio r de G uatín, explotándose ahora el total del transecto de la queb rad a de Puripica. E sta expansión se acom paña de recintos circulares conglom erados a través de un patrón disperso con cerám ica negra pulida clásica, hasta culm inar más tarde con el uso del total de la quebrada durante el período de De sa rro llo R eg io n a l y su s típ ic o s co m p o n en tes cerám icos. Patrones laborales arcaicos de los yacim ientos Pu-3 y Pu-1. C am pam ento N ivel P 13-14: R epresenta una in tensa labor de faenam iento de cam élidos con lascas m ultifuncionales y cuchillos bifaciales (ausencia de lám inas), derivados de prácticas de caza a juz gar por la frecuencia de puntas fracturadas y per didas. El uso dom inante de sílice y basalto sobre obsidiana, en este m ism o orden, da cuenta de un conocim iento m ás detallado de la com arca tras las dos prim eras m aterias prim as, con m enos depen dencia del recurso obsidiana. Las condiciones de alta concentración de recursos favorables (contem poraneidad con el am biente fluvio - lacustre) no habría estim ulado al acceso estacional hacia las cuencas - salares de la alta puna (Figura 1), orien tándose la labor al m áxim o provecho de la diver sidad de opciones alim enticias locales. Se trata de un cam pam ento parcial con un fogón nuclear res 134 ponsable de irradiación de ceniza en el piso ocu pado sin aplicaciones de estru ctu ras pircadas. D escarte de huesos m ás notables fueron localiza dos en la periferia del fogón asociado a lascas y esquirlas de reavivam iento de artefactos y activi dades de consum o de presas (cuchillos form ales y con filos naturales usados (Fig. 13). productivos alternativos com o lo eran las vegas y salares de la alta Puna. En efecto, el bajísim o uso de basalto local, sílice y cuarzo y el m ayoritario manejo de obsidiana soporta bien esta propuesta, en tanto se acepta con seguridad que este recurso no es local. D el análisis de las piezas de obsidiana se ha o b servado que esta m ateria prim era pudo provenir en parte de los nodulos intercalados en los depó sitos de quebrada de Puritam a. Pero lo reducido de estos nodulos no serviría para la factura de im plem entos m ayores. Se m antiene la hipótesis de un acceso a tierras altas donde se encuentran frecuentes playas con nodulos m ás grandes de obsidiana. C am pam ento N ivel P 33 : C onsiderando P-33 y 33 A com o un solo com ponente llam a la atención la continuación del uso de lascas para m últiples funciones, dejándose notar una leve tendencia a la escasa producción de preform as, es decir, hay esc a sa s la b o re s de ta lle r, sin o m ás b ie n de reavivam iento de artefactos usados allí durante el faenado y cocinado. Es posible que la talla lítica más prim aria ocurriera en sus asentam ientos más estables, fuera del am biente de playa, hacia don de volvían con sus artefactos recuperados y con las m ejores presas no consum idas. El área ocupada da cuenta de intensas actividades en torno a fogones con tendencia a la disposición de leves estructuras pircadas de protección, sobre un piso con concresiones com pactas de cenizas expandidas y sectores o rem anentes no excavados. L a labor de traslado de presas (puntas) y faenam iento incluye cuchillos form atizados y lascas, e integra lám inas de uso m as ocasional o expediti vo. Las labores de taller se advierte con la presen cia de preform as, nodulos, núcleos y desecho de percusión, incluyendo esquirlas de reavivam iento. La alternancia entre espacios liberados y la co n centración de desecho lítico y óseo, da cuenta de un patrón de actividades de consum o y talla lítica en loci tem poralm ente restringidos (Fig. 14). El hecho de que en P 13 - 14 ya se habían consta tado más puntas que preform as, indica que tal vez esta estrategia de doble perm anencia pudo ocurrir desde el V I m ilenio A P en cuanto el proceso de form atización artefactual ocurriría en los cam pa mentos - bases de m ás altura (línea de cum bre). Por los tiem pos de P 33 - 33 A (ca. V m ilenio AP) recién com ienzan a usarse las prim eras lám inas clásicas derivadas de n úcleos que dan lugar a bifaces desechadas, cuyas m aterias primas provie nen de las canteras basalticas de la banda opuesta a Pu-3). C am pam ento N ivel P 34 : La próxim a ocupa ción se separa de la anterior (P 33) por sólo 500 a 700 años, ocupando el m ism o lugar, pero en una cota más alta, por los rellenos aluvionales inter m edios. H ay levísim as ocupaciones interm itentes com o fogones lenticulares aislados (Fig. 4). Este nivel integra a los cam pam entos correlacionados P 34 a y P 32. U na prim era com paración con la industria conocida y tres veces fechadas del cam pam ento - base Pu-1 sitúa a P 34 en ese conjunto artefactual, com patible con el m om ento clim ax ocupacional, tanto en el cam pam ento - base de la línea de cum bre (Pu-1), com o en los cam pam en tos de fuerzas de tareas visibles en P 34 y 32, den tro del prom ontorio deltaico (Pu-3). El exam en de la industria lítica de Pu 34 reñ e ja un conjunto de cam bios cruciales que venían procesándose des de P 13 - 14 y P 33 y que culm inan por esta época. Si bien ahora aum enta la frecuencia de puntas en relación al sitio anterior, caza y faenam iento no son las únicas actividades dom inantes. H ay prác ticas de m olienda y m icro perforaciones sobre cueros (?), y aún surgen labores m ás especializa das a base de artefactos tales com o los m icrolitos. La falta de m orteros y la presencia de m anos hace presum ir que tam bién tenían cam pam entos más estructurados, con recintos y m ayor com plejidad, acercándose al patrón de lo que será el sitio clási co Pu-1. El notable increm ento del uso de lascas con funciones m últiples se m antiene, quedando la s e n s a c ió n q u e su s a c tiv id a d e s so n m ás oportunísticas, enfrentando a un régim en de stress am biental (Intervalo A rido), ante lo cual im plan tan m ás m ovilidad para acceder a otros enclaves 135 vínculo con las actividades cercanas a los recur sos fluvio - lacustres tom aron m ás tiem po de lo usual. Tal dedicación puede relacionarse con la m antención de rebaños de llam as ju n to a las pla yas lacustres y vegas laterales, dada la distancia y alta pendiente entre el cam pam ento base Pu-1 y los recursos forrajeros y de colecta vegetal locali zados en las cotas bajas. Q ueda la sensación que la opción diversificada y oportunística de los arcaicos “pioneros” de Pu-3 perm itió, de acuerdo a las evidencias de Pu-1, un cam bio readaptativo exitoso frente a las provoca ciones del régim en árido. Tal éxito no cruza la la bor recolectora y/o hortícola, sino un balance ar mónico entre caza y crianza de cam élidos, m an teniéndose la co nfluencia del río P uripica con Q uebrada Seca, com o un locus atractivo, en estos té rm in o s , en el m e d io de se q u ía s de v a lo r subregional. L lam a la atención en el cam pam ento P 34 la au sencia de fogones nucleares. Sin em bargo, la pre sencia de concentración de carbón, piedras que m adas y un secto r de fo g ó n esp ec ífico en un subnivel superior, hace pensar que existieron áreas de com bustión asociadas al consum o, reflejado por una clara concentración de huesos desechados en tre las cuadrículas 2 A y 3 A, ju n to a una notable dispersión de lascas y lám inas. L a presencia de preform as, núcleos y desechos basálticos indican labores de talla, faenam iento (alta frecuencia y va riedad de cuchillos) y uso de subproductos caza dos y/o recolectados: raspadores, raederas, perfo radores, incluyendo m anos y m orteros sim ilares a los com unes en Pu-1 (cam pam ento base sincróni co) (Figura 15). Se propone que el uso frecuente, en P 34, esta vez de lám inas basálticas sobre la tradición preceden te de lascas, guarda relación con una m ejor explo tación de cam élidos salvajes y dom ésticos. En efecto, no es muy alta la producción de puntas y se increm enta el uso de cuchillos, raederas - ras padores, con m ás elaboración de preform as a raíz del increm ento de piezas rechazadas por la relati va regular calidad del basalto local. Estos artefac tos (sensu lato) reducidos localm ente se relacio nan con más actividades in situ vinculados con la explotación de cam élidos. La ocupación P 34 está bien radicada al medio local, usando más cuarzo, y m uchísim o más ba salto que obsidiana, para artefactos de m ayor fac tura, siendo el sílice, cuarzo y obsidiana los más utilizados para las labores en torno al subproducto del u so de c a m é lid o s : p e rfo ra d o re s , lim a s, m uescas, buriles, etc. C am pam ento Base Pu-1: Se em plaza en el bor de alto y planiform e del barranco de Quebrada Puripica (figura 4 y 16 ) que dom ina el cono de Q uebrada Seca, donde se ubican los sitios antes descritos. El área excavada es del orden de los 34 m2, exponiéndose un recinto y sectores de otros cuatro aledaños en el m edio de una alta concen tración de talla y artefactos líticos, incluido restos m ínim os de huesos, adem ás del registro de blo ques grabados intra y extra m uro, que dan cuenta de la am plitud del sitio (figura 17). El depósito estratigráfico expone una ocupación tardía, sin cerám ica, con im plem entos del patrón arcaico correspondiente al tiem po de su abandono, inclu yendo las típicas m anos verticales de molienda asociadas a los m orteros de hueco cónico (El no datado). La ocupación subyacente (Eli: 4.290 + 60 AP) es más activa y parece ser la derivación de la m ayor actividad ubicada sobre la base estéril de los recintos socavados (EIII y EIV: 4.050+95 AP y 4.815+70 AP). Se calcula el registro subya cente de unas cuarenta estructuras habitacionales sem icirculares, tendientes a la aglom eración, con espacios no socavados o altos y espacios libera dos, periféricos a las estructuras de m ayor escala El m anejo de cam élidos ha llegado a ser en este episodio la m ayor preocupación de la sociedad, incluyendo su ritualidad, donde los petroglifos m óviles com o los de Pu-1 ratifican la orientación socioeconóm ica de las últim as ocupaciones arcai cas. L a p re s e n c ia de e s c a s a s lá m in a s (to b a desvitrificada) traídas o llegadas del m ayor locus productor de lám inas de esta época (Q uebrada Tulan - Tulan C erros) podría sugerir que la rela ción entre lám inas y cam élidos estarían indican do labores ad hoc generadas durante este episo dio. El uso de m orteros de hueco cónico en P 34, del patrón Pu-1 (asentam iento de cum bre), indicaría que las actividades de m olienda en los cam pam en tos de fuerzas de tareas del cono inferior (Pu-3), habían llegado a ser más sofisticadas. Es decir, el 136 gura 11). Paralelam ente se observa una baja tasa de artefactos para raspado y raído en relación a sitios más tem pranos, al tanto que hace su apari ción una considerable variedad de perforadores y buriles. E sta situación habla a favor de intensas labores de faenam iento (bordes cortantes), por un lado, a raíz de una m ayor explotación de cam élidos cazados y criados. P or otro lado, el increm ento de pieles y otras artesanías com plejas habrían inten sificado, bajo nuevas labores m ás perm anentes, el uso innovador de perforadores y buriles. (Figuras 18 y 19). La alta densidad de Pu-1, adem ás de la continui dad y hom ogeneidad estratigráfica, con escasas diferencias cronológicas entre el com ienzo y de sarrollo m edio del sitio, presupone que el total de la ocupación fluctuó entre los 4.800 a 4.050 AP La datación m ás alta (2) al com pararse con la in ferior (1) de 4.050, de cam biarse los sigm as, re sultan casi contem poráneas, de m odo que se ad mite una ocupación total no m ayor del orden de los ca. 850 años (Figura 18). Al observar el utillaje lítico en Pu-1 queda la sen sación que operan nuevos cam bios form ales y fun cionales (variedad de cuchillos y m icrolíticos), que guardan relación con hábitos m ás sedentarios, los cuales se perfeccionarán una vez que la quebrada quede expuesta para su explotación pecuaria y agraria a través de sitios post arcaicos. En efecto, se distingue una dism inución de puntas foliáceas grandes por más reducidas y una sensible m enor presencia de otros m odelos que no sean foliáceas (cinco clases). Sin em bargo, todos los m odelos de cuchillos tan frecuentes (nueve clases), evidencian una alta diversidad de prácticas de faenam iento y de explotación de m ateria prim as m ás variadas subderivadas de la cacería y de eventuales recur sos vegetales. El uso de raspadores y raederas es algo m enor al de puntas, destacándose los elíp ti cos y discoidales, etnográficam ente más vincula dos con la preparación de pieles de cam élidos. La alta frecuencia de m icroperforadores distingue claram ente el surgim iento de nuevas actividades paralelo a la intensificación de las labores de m o lienda a ju zg ar por la alta presencia de m orteros cónicos y m anos tanto en la superficie com o en los depósitos y estructuras del sitio (figura 12). De acuerdo al estudio osteom étrico se ha consta tado la presencia de cam élidos dom ésticos y un dominio de edades precoces estrecham ente vin culados al inicio de prácticas pastoralista en un contexto de caza-recolección (N uñez 1981; H esse 1982). La com plejidad arquitectónica y el surgi miento de un estilo de petroglifos Puripica- Kalina, con diseños exclusivos de pequeños cam élidos naturalistas asociados a cortes rectos grabados en bloques m uebles (N uñez et. al. 1997; Berenguer et. al. 1985; B erenguer 1995) indican form as de vida más perm anentes, conducentes a la consoli dación de la próxim a fase Tilocalar (Form ativo Antiguo: 3.700 (?) 3.200 - 2.400 AP). Esta vez el dominio de crianza de llam as es creciente, deri vándose del estilo rupestre anterior a otro con gran des diseños de cam élidos naturalísticos grabados o pintados en m urales al pie de los barrancos, re conocidos com o estilo Tulán - Taira, presente en am bientes pastoralistas en Q uebrada de Puripica (Pu-11-9) y cronologizados por los 3.000 a 2.500 AP (Núñez et. al. 1997; B erenguer et. al. 1985; Berenguer 1995). Al evaluar la industria lítica form atizada de Pu-1 (707 artefactos) se reconoce la continuación de la tradición foliácea a través de puntas de bases re dondeadas sim ilares a los sitios precesores, inten sificándose los tam años regulares y m ás reduci dos, en general, con más uso de basaltos locales tal com o ocurriera en el cam pam ento hom ologable P 34 (figura 10, 11 y 12). La industria de P u rip ica-1, se caracteriza por el em pleo de lascas mas que lám inas, alternándose diversas preform as con instrum entos term inados a consecuencia de los trabajos de finiquito de h e rram ientas in situ. La abundante presencia de m a teria prim a de basalto y en m enor proporción de sílice, cuarzo y obsidiana acentúan con m ayor ri gor la utilización de los recursos locales. A diferencias de otros sitios arcaicos más o m e nos sincrónicos (Tulán - 52) es notable el bajo uso de puntas de caza en relación al m ayor uso de diversas clases de cuchillos. Estos alcanzan casi la m itad del total de los artefactos registrados (Fi En térm inos generales, no hay cam bios tecnoló gicos ni funcionales en los estratos, por lo que se debe entender que el yacim iento presenta un d e sarrollo continuo a través de un lapso restringido 137 caico Tardío y Form ativo Tem prano serán inclui dos en un proyecto específico). ya referido (A nexo 2). Estos grupos se trasladaban hacia la alta puna para intensificar en el entorno de las cuencas secas y salares, la recolección de obsidiana que era utili zada para realizar instrum entos presionados pe queños y de funciones m ás sofisticadas. Tam bién entraron en contacto con los grupos arcaicos del m om ento clím ax y term inal del Com plejo Tulan, a raíz del registro de algunas lám inas elaboradas con la típica toba localizada en el contorno de la quebrada de Tulán. L a utilización de m icrolíticos aquillados, sim ilares al com plejo Tulán y Chiu Chiu, datados allí desde las 5.000 a los 3.500 AP, vinculados m utuam ente con Pu-3, tam bién habla a favor de contactos con grupos em plazados des de el borde sur del Salar al R ío L oa M edio, pasan do por los arroyos afluentes del río San Pedro y Loa respectivam ente. D im en sion es m acro esp aciales d el evento de aridez L a relación entre un régim en árido y su estímulo en térm inos de convergencia y/o divergencia de ocupaciones arcaicas durante el H oloceno Medio posibilita observar las evidencias identificadas en Q uebrada de Puripica a lo largo de una dimensión espacial mayor. Al ordenar los 49 sitios arcaicos circum puneños datados en am bas vertientes chi leno-argentina (ver anexo 1) con un total de 110 fechas C 14, se advierte entre las cuencas del Loa y A tacam a una tendencia a la ausencia de ocupa ciones entre los 8.000 a 5.500 años A P (Figura 20). Precisam ente el hiatus es cubierto sólo por los sitios de quebrada Puripica correspondiente al ecorefugio arcaico antes descrito, con notable con centración de flora, fauna y ocupaciones arcaicas durante el Intervalo A rido Regional. El caso de Chulqui indica que las ocupaciones arcaicas a lo largo del río Loa utilizaron sus recursos con más estabilidad, configurando una secuencia sin hiatus, incluyendo una distribución poblacional más con tinua con m enos lím ites estacionales. Sin em bar go, hacia el sur de la hoya del L oa hasta los lagos altoandinos de C opiapó, el intervalo árido generó un im pacto sostenido y crítico para las ocupacio nes arcaicas datadas entre los 8.000 a 5.000/4.000 años AP (G rosjean y N úñez 1994). Entre los m ateriales m iscelánicos se advierte el uso de artefactos óseos de extrem os apuntados y redondeados, a través de toda la ocupación, al tanto que algunos fragm entos de carbonato de cobre y cuentas líticas sugieren ciertas prácticas de status sim ilares al com plejo Tulán. Se han registrado co n c h a s del P a c ífic o (P e c te n , C o n c h o lep a s, concholepas, Choro m itylus), prácticam ente en toda la ocupación, con m ayor énfasis en el estrato II, tam bién utilizadas para adornos de collares. Al igual que el C om plejo Tulán, durante el clim ax y m om ento final de este asentam iento se habría in tensificado la m ovilidad hacia las tierras bajas, con contactos a través del río Loa, para proveerse de productos de subsistencia y de status logrados en la costa del Pacífico. Este increm ento de m ovili dad hacia espacios con recursos alim enticios, tan ricos com o los del litoral, podría ser una respues ta adecuada a los efectos de aridez continental. Efectivam ente, la situación de stress paleoambiental planteada para la Puna de A tacam a parece pro longarse hacia el sur de acuerdo a los datos pro venientes de la cuenca de Punta N egra (Lynch y Stevenson 1990). El salar de Punta N egra no es com parable con las cuencas altiplánicas, pero si lo es en relación al gran Salar de A tacam a, de modo que se integra a los típicos salares ubicados en más baja altitud en la precordillera subpuneña, sin co nexiones con los otros paleolagos de altura. Sin em bargo, aquí la relación entre un período húm e do del H oloceno Tem prano y el Intervalo Arido posterior, se correlaciona tam bién con sum a co herencia cronológica. D e un total de 11 sitios fe- Se sugiere que los grupos de Puripica fueron con tem poráneos al m om ento clim ax y term inal de Tulán y se habrían especializado am bos en la caza y d om esticación de cam élidos en ecorefugios, transfiriendo a la próxim a fase T ilocalar5 rasgos claves com o el patrón residencial, depósitos de ba suras sobre las estructuras, im plem entos de m o lienda, bodegas en el piso, industria de lám inas, tradición foliacea, microlítica, producción de cuen tas, industria ósea, crianza de cam élidos, y otros, (estudios del tránsito T u-52 a / Tu - 54 entre A r 5 138 Ver secuencia de p atrones de asen tam ien to s de sd e la fase form ativa te m p ra n a T ilo ca la r hasta la o c u p ac ió n inca e h istó rica en N ú ñ ez (1995), lo c a liza d a en el ex tre m o sur de la cu en ca de A tacam a. chados con el m étodo de hidratación de obsidiana, cuatro ca en d u ra n te el H o lo c e n o T em p ra n o (12.000-8.000 años AP), uno incluso con las típi cas puntas triangulares. Se reconoce un vacío ocupacional durante el H oloceno M edio, con sólo un sitio cercano a los eventos de recuperación de hu medad del H oloceno Tardío. Por otra parte, 4 si tios se incorporan dentro de la faseT ilocalar (des pués de los 3.200 AP), correspondiente al evento de recu peración de hum edad constatado en la cuenca de M iscanti (Valero et al. 1996, G rosjean et al. 2001) asociado a actividades pastoralistas Formativas T em pranas (N úñez 1992). Sólo 3 si tios se corresponden con ocupaciones transitorias aún más tardías (Lynch y Stevenson 1992). El he cho de que el evento de recuperación húm eda ocu rriera adem ás en la laguna N egro Francisco, en las tierras altas de Copiapó (Valero et al. Op.cit., Grosjean et al. 1995), significa que los eventos de Punta N egra, com o localidad interm edia, tam bién refleja el tránsito del régim en húm edo del H olo ceno Tem prano al seco del H oloceno M edio y la recuperación húm eda posterior. Se propone que durante el H oloceno M edio se privilegió la ocupación de ecorefugios aislados en la cubierta hiperárida a través de loci con recursos de agua y forraje disponibles por causas excep cionales com o el caso de P uripica, incluyendo posiblem ente otros hábitats trasandinos com o los del patrón Q uebrada Seca-Salam anca en la Puna Salada del N W A rgentino (A schero et al. 1991; R odríguez 1997). Al com parar la secuencia arcaica de am bas ver tientes de la Puna de A tacam a se propone que el Intervalo de A ridez afectó tam bién a las ocupa ciones de los abrigos bajo roca de las tierras altas de la Puna S eca A rgentina (sitios arcaicos tem pra nos de H uachichocana, Yavi, L eonhuasi, Pintoscayoc e Inca Cueva), abandonados entre los 8.800 a los 8.000 años AP (Ver A nexo y Figura 10). Este im pacto parece constreñirse a estos hábitats típi cam ente puneños con leves reocupaciones datadas por los 5.200 A P (Inca C ueva 4). Sin em bargo, el dom inio de aridez trasandino parece que no tuvo el carácter regional de la vertiente occidental. Al respecto se ha constatado que am bas vertientes p resen tan un co m p o rtam ie n to m uy sim ila r en cuanto al patrón ocupacional y tecnológico durante el p e río d o h ú m e d o d el H o lo c e n o T e m p ra n o (11.000-8.000 años AP), con recurrencia de cir cuitos arcaicos en tierras circum puneñas y tierras bajas adyacentes (Aschero 1984, N úñez 1992). No obstante, el borde sur de la Puna Salada oriental no se afectó por el Intervalo A rido, tal com o se d etecta en los sitios Q uebrada Seca-3 y Cueva S alam an ca-1, cuyas dataciones son ejem plares en térm inos de secuencia tendiente a la continuidad ocupacional (A schero et al. 1991). Los estudios de m acrovegetales del sitio quebrada Seca de m uestran precisam ente que las ocupaciones arcai cas del H oloceno Tem prano accedieron al lugar con a rte fa c to s re a liz a d o s en m aterias prim as foráneas, increm entando su m ovilidad al Chaco y N oreste, en la m edida que los eventos áridos del inicio del Holoceno M edio estimularon más el uso de recursos vegetales no locales. A quí la crisis de sequía no fue tan crítica com o para gatillarel aban dono total o prolongado, sino más bien un incre m e n to de m o v ilid a d h a c ia e c o re fu g io s más c o n f ia b le s en d o n d e el s is te m a de sitio s m u ltifu n c io n a le s del p atró n Q u eb rad a SecaSalamanca fue uno de los más distintivos (Aschero et al. 1991; R odríguez 1997). Llam a la atención En el ecorefugio de Q uebrada de Puripica se die ron las condiciones ideales para la concentración de cam élidos y cazadores durante ca. 2.000 años a través de varios cam pam entos sucesivos. Si bien el nivel P 34, situado en la parte alta de la secuen cia es análogo a Pu-1 en térm inos culturales y cronológicos, las características de conservación de los restos faunísticos no perm iten hasta el m o mento proponer evidencias del proceso de dom es ticación anterior a las fechas reconocidas por los 4.050 a 4.800 A P (N úñez, 1981). En este estrecho acercam iento, a m odo de oasis rodeado de exten siones desérticas, las relaciones con los cam élidos se habrían intensificado y jerarquizado a través del inicio de la crianza dom éstica y continuidad de los patrones de caza y colecta vegetal, tal com o se ha detectado en el gran asentam iento semipermanente P urip ica-1. Es decir, por los 4.000 años AP los estím ulos de aridez y el desarrollo de un locus de interacción caza-dom esticación, habrían motivado la optim ización del uso de recursos lo cales con m enos m ovilidad, dando lugar a uno de los prim eros asentam ientos arcaicos sem isedentario con em ergencia de com plejidad ritualística, arquitectónica, artefactual y productiva a lo largo de la puna occidental (N úñez 1981). 139 arcaica tardía, reflejando una diferencia del orden de los 4.000 años con el com ienzo de ocupación. Estos eventos son equivalentes precisam ente al In tervalo A rido que nos preocupa, esta vez repre sentado en quebrada de Tulán. El estrato IV pre senta perturbaciones en una m atriz arcaica, m ien tras que los estratos III, II y I se asocian a ocupa ciones agropastoralistas con cerám ica, intruida por alteraciones históricas, en proceso de fechación (N úñez Ms.). R ecientem ente, se ha recibido una datación para la capa alta, cuando las ocupacio nes form ativas acceden al abrigo por los 3.640 AP am pliando la distancia a unos 4.550 años del co m ienzo intenso de la ocupación durante eventos arcaicos tem pranos. el hecho de que durante el H oloceno Tardío (4.000 años AP), en coincidencia con la Puna occidental, tam bién se recuperaron los eventos húm edos a juzgar por el desarrollo de procesos m ixtos de caza y dom esticación co nducente al franco m anejo estacional de recursos, bajo el dom inio de la crian za de llam as, dism inuyendo la intensidad de los circuitos de m ovilidad de larga distancia (Aschero et al. Op. cit.\ R odríguez Op. cit.). En relación a esta problem ática recientes investi gaciones han identificado en la serranía de Tuina, una cueva con depósitos más densos que el alero reconocido en la literatura. El sitio Tuina-5 pre senta un contexto arcaico tem prano con restos de cam élidos dom inantes, asociado al com ponente triangular Tuina. A quí se determ inó el inicio de ocupación a los 10.060 A P con un térm ino fecha do en 9.840 AP, detectándose el abandono de la c u e v a , h a s ta su r e o c u p a c ió n p o r un g ru p o pasto ralista F orm ativ o datado a los 2.240 AP (Núñez 1989, N úñez et al. M s.). El intervalo ca rente de ocupaciones se vincularía con el dom inio del evento árido que afectó al recurso forrajero de la serranía de Tuina al interior de la crisis regional an tes d e s c rita (G ro sje a n y N ú ñ ez 1994). La reocupación de T uina-5 se relacio n aría con el evento de recuperación de hum edad detectada en la laguna de M iscanti, a través de datos sedim entológicos y arqueológicos que dan cuenta de m a yor pluviosidad e increm ento dem ográfico en el transectoM eniques-Tulán-Tilocalar (Núñez, 1995; Valero et al. 1996). A ctuales investigaciones en proceso de avance en el alero bajo roca Pintoscayoc-1 (3.500 m.snm), localizado en las quebradas altas de la Puna Seca del N W Argentino, han establecido una secuencia arcaica y posterior im portante en térm inos del In tervalo A rido (H ern án d ez L lo sas 1999). A quí los datos cronológicos y contextúales han ratifi cado que el clínica de las ocupaciones bajo roca hasta ahora conocidas en la Puna Seca de la re gión H um ahuaca han ocurrido globalm ente entre los 11.000 a 8.000 AP, en concordancia con los sitios arcaicos tem pranos de la vertiente occiden tal chilena, ratificándose esta tendencia al aban dono relacionada con el Intervalo A rido posterior a las fases Tuina y Tam billo. Los estudios de H ernández L losa (1999) han da tado el “continuum tem poral” regional en el ám bito de toda la Q uebrada de H um ahuaca. Precisa m ente el así llam ado “Segm ento Tem poral (ca. 7.500-4.000 A P)”, no presenta evidencias arqueo lógicas dando lugar a la hipótesis de abandono o de uso ocasional, tal com o se ha planteado en nues tra propuesta. A ntes del eventual Intervalo Arido la inform ación contextual del sitio Pintoscayoc presenta en las capas V-3a a V I-9a tres Segm en tos Tem porales correspondiente al Período A rcai co Tem prano. El com ienzo de ocupación se dató entre los 10.720-10.340 A P m ientras que la ocu pación consecuente fue datada entre los 8.190 a 9.080 e incluye depósitos y enterram ientos hum a nos. A m bos subsegm entos presentan intensa acti vidad de consum o de alim entos y talla lítica con presencia del com ponente triangular Inca CuevaT uina asociado a un alto consum o de roedores por En la quebrada de Tulán vuelve a observarse esta situación en el alero Tu-67 donde el estrato fértil (VII) no disturbado, bajo un depósito concretizado, se dató a los 8.190 A P (N úñez M s.). El registro entre los estratos V II y VI de artefactos clásicos del patrón Tam billo, aseguran el carácter tem pra no del inicio ocupacional asociado al evento hú m edo regional correlacionado con el potencial del depósito. El estrato V es arcaico y se com pone de indicadores culturales post-Tam billo, con menor actividad, datado correctam ente por los 5.320 AP (Hedges et al. 1989). O tra datación del orden de los 4.870 AP (H edges et al. 1989), tam bién obte nida de fibra de cam élido (P. D ransart, com unica ción personal) proviene de un sector disturbado (Núñez M s.). A m bas dataciones se vinculan con ocupaciones interm edias de baja densidad de data 140 rante la recuperación húm eda posterior a los even tos áridos descritos. Al respecto, recientes inves tigaciones de L upo (1998) basados en análisis polínicos, en la cuenca del río Yavi (Puna Seca del N W A rgentino), han delim itado entre 8.000 a 4.000 AP un intervalo árido coincidente con la propuesta proveniente de la Vertiente O ccidental (G rosjean y N úñez, 1994b). sobre cam élidos, aunque estos últim os tienden al increm ento hacia niveles más altos (H ernández Llosa 1999). Estas evidencias son hom ologables a los sitios de la Puna Occidental, pertenecientes a las fases Tuina y Tam billo (N úñez 1989) y por supuesto a Inca C ueva (A schero 1984) y o tros sitios arcaicos tempranos de am bas vertientes (Ver A nexo 1). Sin embargo, lo excepcional del alero Pintoscayoc es que en la ocupación consecuente (capa 5/base y superiores), datado a los 7.850 AP se identificó un evento transicional con los com ponentes trian gulares asociados a puntas foliáceas grandes y pequeñas, esta vez con un leve dom inio de roedo res sobre artiodactylos, en un escenario de m enor actividad humana. Este conjunto lítico transicional asem eja a las evidencias artefactuales del cam pa mento Tam billo con dataciones sincrónicas (pun tas triangulares y foliáceas). En suma, se ha planteado que existió sincronía de eventos arcaicos durante el H oloceno Tem prano entre los sitios bajo roca de la Puna O ccidental y O riental, incluyendo cam pam entos abiertos en las playas del Salar de A tacam a, entre los 22°-23° Lat. Sur, estableciéndose el abandono de estos hábitats a raíz del Intervalo A rido del H oloceno Medio. Este im pacto no habría ocurrido en la prolonga ción m eridional de la Puna Salada por el N W ar gentino, m ientras que hacia la Puna O ccidental las cuencas situadas entre el sur del Loa hasta Copiapó se afectaron m as extensam ente por el régim en de aridez. En consecuencia, si los eventos de aridez se prolongaron al sur, se esperaría la localización de ecorefugios durante el H oloceno M edio al sur de la faja de salares que se introduce en una dia gonal árida SE a través de las cuencas de A rizaro y A ntofalla. Estos pudieron localizarse en las ve gas más estables de altura del sistem a Q uebrada Seca-Salam anca y tierras más bajas representa das en el C haco y los valles aledaños (A schero et al 1991). D esp u és de e s te S u b se g m e n to , el a le ro fue reocupado por los 2.900 A P con enterram iento de párvulo asociado a cerám ica negra pulida interior y fragm entos de m orteros correlacionados con la e x p lo ta c ió n de p la n ta s y f a u n a d o m é s tic a pastoralista. Posteriorm ente, otros niveles supe rio re s d a ta d o s d an c u e n ta de o c u p a c io n e s pastoralistas m ás avanzadas (1.880 AP) hasta el contacto colonial. Precisam ente, entre los 3.000 a 2.000 AP H ernández L losa (Op. cit.) identifica la presencia de im portantes cam bios económ icos en térm inos de m ayor uso de espacio con activida des más intensivas a través de las cuevas de las Quebradas Altas. Estos cam bios tienen que ver con la explotación de plantas y anim ales dom ésticos asociados a caza-recolección, con nuevas tecno lo g ía s r e p r e s e n ta d a s p o r la c e r á m ic a . L a reocupación en Pintoscayoc por los 2.900 AP co incide precisam ente con el evento de recupera ción de hum edad iden tificad a en la laguna de M iscanti (Valero et al. 1996), tiem po en que ad vertim os el inicio de una m ayor intensidad ocu pacional agropastoralista de carácter form ativo en la vertiente O ccidental (N úñez 1995). A unque no es posible proyectar eventos paleoclim áticos de una vertiente a otra en los Andes, no deja de ser sugerente que el alero P intoscayoc presente un patrón de intensidad ocupacional tan sim ilar con sus sitios congéneres arcaicos tem pranos, todos potencialm ente desarrollados antes del Intervalo Arido, incluyendo la reocupación del espacio du A ntes de la presente investigación se había postu lado que las ocupaciones arcaicas de la Puna Seca de A rgentina no presentaban patrones diferencia dos entre el H oloceno Tem prano y M edio (Pintar 1996). P or o tra p arte, n u ev as in v e stig a cio n e s paleoam bientales en curso en la puna trasandina tienden a replantear la problem ática de las co n ti nuidades culturales en las tierras altas sensu lato (Yacobaccio 1994a). En este sentido, la presente propuesta interdisciplinaria ha identificado distin ciones paleoclim áticas y culturales al interior del H oloceno M edio, en am bientes m editerráneos, perm itiéndose relacionar eventos paleoclim áticos adversos con reacciones culturales y adaptativas innovativas que m erecen una investigación más detenida a través de los espacios particulares del proceso (G rosjean y N úñez 1994-b, G rosjean et al. 1997b). 141 A tacam a vinculadas con la form ación de recursos dinám icos generados por cam bios am bientales (M esserli et al. 1993). Los estudios paleoecológicos en tom o a la sequedad estacional, al deseca m ie n to d e c u e n c a s y a n á lis is d e sed im en to s lacustres han identificado una historia climática holocénica variable, que fluctúa entre la alta puna y lo s ec o to n o s m ás árid o s b ajo los 3 .5 0 0 m (Servant y Fontes 1978; G rosjean et al. 1995-b; Sylvestre et al. 1999). En este escenario con ten dencia al “silencio arq u eo ló g ico ” (8.000-5.000 años AP), posterior al activo poblam iento arcaico del H oloceno Tem prano, se estableció un domi nio de condiciones áridas e inestabilidad climática (M esserli et al. 1993). Esto a su vez provocó el abandono de playas lacustres y quebradas con re cursos discretos por la búsqueda de ecorefugios en alturas m oderadas con m ayores recursos dis ponibles y estab ilid ad resid en cial (G rosjean y N úñez 1994). C onclusión En la quebrada de Puripica se identificaron 25 m de acum ulación de sedim entos en el yacim iento Pu-3 y 17 m en el depósito lacustre (PU R) que dan cuenta de cam bios am bientales locales durante el Holoceno. Durante tres m ilenios ocurrieron fuer tes torm entas retornables en periodos de 1.200 a 500 años, asociadas a eventos aluvionales m ode rados recurrentes en periodos de 100-200 años. Estas condiciones generaron represam ientos loca les favorables en el curso de la qu eb rad a con lagunetas, vegas y turberas. A pesar de que durante el H oloceno M edio las condiciones paleoam bientales tendían a la aridez regional, aquí se desarrolló un locus de recursos favorables causado por m ecanism os accidentales. L a consecuente concentración de agua, forraje y cam élidos, estim uló el acceso de ocupaciones ar caicas, en una época en que los lagos de altura ya estaban secos, com o consecuencia de un notable deterioro am biental. A diferencia del H oloceno Tem prano, que presenta una m ayor cobertura ocu pacional, durante el H oloceno M edio las ocupa ciones tienden a restringirse in loci con recursos excepcionales : vertientes, arroyos estables y es tancam ientos accidentales, no dependientes de sequías ni de cam bios clim áticos m ás globales (G rosjean y N úñez 1994; G rosjean et al. 1995a). Los atributos del ecorefugio: persistencia de caza de cam élidos, agua potable, m aterias primas lo cales, vegetales para práctica de artesanía y ali m entos m olidos, m otivaron la reiteración de las ocupaciones, generándose hábitos de vida más perm anentes en un locus excepcional, en donde los cam pam entos destruidos volvían a eregirse estim ulando una m ayor estabilidad. Estos atribu tos pudieron estim ular el desarrollo de prácticas de dom esticación de cam élidos constatados en el cam p am en to P u rip ic a -1 (H esse y H esse Ms., N úñez 1981, H esse 1982), com o parte de un fe n ó m e n o re g io n a l d e c a r á c te r circ u m p u n eñ o (Benavente 1992, C artajena 1994, O livera y Elkin 1994, Y acobaccio y M adero M s., Yacobaccio et al. 1994). H asta ahora el cam pam ento Puripica-1 (Pu-1) se advertía com o un episodio aislado, sin an teced en tes lo cales qu e p u d ieran ex p licar la em ergencia de m ayor perm anencia y complejidad. L a secuencia de los cam pam entos P 13-14, P 33, P 34 y Pu-1 (datados entre ca. 6.200 y 4.050 años AP) dem uestra una m atriz artefactual básica que a su vez presenta tanto innovaciones tecnológicas co m o re c a m b io d e m a te ria s p rim a s , qu e se increm entan de un episodio a otro. E l reemplazo de rocas alóctonas por autóctonas representa me jo r esta tendencia de m ayor a m enor movilidad, en tanto, la explotación de recursos se fija con más atención en lo que oferta el locus de Puripica. Visto así las evidencias, las innovaciones tecno Se acepta que la Puna de A tacam a es un territorio som etido a un crítico stress am biental, afectado por un régim en continental con influjo de un cli ma variable y lluvias estivales. Las características de flora y fauna holocénicas responderían preci sam ente a la alta inestabilidad, en un contexto de dom inio de aridez creciente. Tal fluctuación de recursos provocaron crisis interm itentes en la ofer ta de provisión de alim entos, dentro de un régi men de estacionalidad extrem a, con sequías recu rrentes que gatillaron desajustes dem ográficos. Estos factores adversos conducirían a la localiza ción de ecorefugios con recursos m ás perm anen tes y oportunísticos, basados en la explotación de plantas y cam élidos, con m enos dependencia de aquellos distantes, dispersos y m enguados, a raíz del dom inio del régim en de aridez regional. Recién se com ienzan a identificar fluctuaciones clim áticas seco-húm edas entre el glacial tardío y H oloceno por el flanco occidental de la Puna de 142 lógicas guardan relación con una mayor intensi dad y eficiencia en términos de incremento de la diversidad artefactual, exigido por la optimización del uso del recurso camélido y alimentos m oli dos, reorientándose la sociedad hacia un estilo de vida residencial semipermanente con la incorpo ración y/o creación de labores innovativas como la crianza pionera de camélidos en un contexto arcaico de caza y recolección dominante, cuyo óptimo balance explica la alta densidad y com plejidad del campamento Pu-1. Agradecim ientos Los autores agradecen al personal del Instituto de Investigaciones A rqueológicas y M useo de la Universidad Católica del Norte en San Pedro de Atacam a. A los Drs. Betty M eggers y Dennis Stanford del Smithsonian Institution y a nuestras instituciones universitarias por patrocinar el pre sente proyecto. Otro reconocim iento al D eparta mento de Ciencias del Suelo de la Universidad British Columbia de Vancouver, en especial a los Drs. Les Lavklich, Hans Schreier y Sylvia Welke, en donde se realizaron los análisis geocientíficos. Por cierto, a CONICYT (F 1017-86; F-1930022) p o r fin a n c ia r e s ta lín e a de in v e s tig a c ió n involucrada con la comprensión multidisciplinaria de los primeros poblamientos del norte de Chile. Un agradecimientos especial a los jóvenes inves tig a d o re s qu e p a rtic ip a ro n en el p ro y e c to : Humberto M amani (Universidad de Jujuy), losé E spada (U niversidad Com plutense) y Cristian Becker (Universidad de Chile). Sin la participa ción del geólogo Prof. Juan Varela (+) este pro yecto no se habría iniciado. La presente reconstrucción paleoambiental privi legia la identificación de un escenario cambiante a nivel microregional y da cuenta de un modelo de ecorefugio aislado, el cual ayuda a com pren der la localización y persistencia de un proceso de c o m p lejid ad a rc a ic a cre c ie n te en un m edio macroregional árido. Un conjunto de respuestas innovativas transitaron aquí hacia la constitución de procesos locales de domesticación de recursos andinos, independientes de los Andes Centrales, creando condiciones para la surgencia de antiguos cambios Formativos Pastoralistas que particulari zan el área Centro Sur Andino. BIBLIOGRAFIA A G U ER R E , A. M „ A .A . FE R N A N D E Z y C.A . A SC H ER O 1975 C om entarios sobre N uevas F echas en la cronología arqueológica precerám ica en la P ro v in cia d e Jujuy. R ela cio n es 9: 211-214. Puna M eridional A rgentina. 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L am a guanicoe L am a glam a V icugna vicugna 1 PU3 :P13-14 PU3 :P33 P U 3 : P34 PU31 237 1 914 15 157 131 2 9 3 Tabla 4 : Restos de cam élidos m aduros e inm aduros (calculados sobre % M NE) Taxa M aduros Inm aduros 100 PU3 :P13-14 PU3 :P33 PU3 : P34 PU31 94 90 91 80 6 10 9 20 150 F igura 1: U bicación del área de estudio y p rin c ip a le s rasgos g eo m o rfo ló g ico s 151 152 Figura 2: Plano topográfico del yacimiento arqueológico Pu-3, con ubicación de las áreas excavadas. tn MI <*>1 -U I'U 'S 'IU I I I P! u r u s u i L fÜ £}| O f j O J5 0 £ +»< +& f'"* +S Ofió ct>í¿ T-có tf)w LO O0W co**7’ p» „ 153 co 'T Figura 3: Perfil transversal del yacimiento Pu-3 : El depósito lacustre (PUR) y ubicación de campamentos arcaicos. Reconstitución estratigráfica de los eventos torrenciales, fluviales y depósitos lacustres en relación a los niveles de ocupación hum ana. g> YACIMIENTO PURIPICA 3 SECCION A N iveles culturales N ivel 00 26 ’ PV 11 a zezh SECOON B N ivel 00 Niveles r ................ P 27 P 19 P 18 P 17 F6.l& 0a.P .) P 13-14 (6.130 ».P.) LEYENDA P 12 PV30 p D ^ 1] P 39 (6.150 a.P.) PV31 P40 ZE NE RF PV M R NFA M ZONA EROSIONADA NO EXCAVADO ROCA FUNDAMENTAL MUESTREO SED1MENTOLOGICO MORTERO CONICO RODADO NAPA FREATICA ACTIVA NIVELES DE OCUPACION (FOGONES) F ig u ra 4: S ecu en cia cron o estra tig rá fica de las colum nas S. A y S. B d el y a c im ie n to P u-3. U bicación d e los n iveles cultu ra les P40, P39, P 13-14, P16, P36, P33, P37, P 3 4 y P32. 154 COLUMi COLUMNA B , ’q W •*? F ig ura 5 Foto de la confluencia en tre Q uebrada Seca y P uripica. Se señalan las co lu m n a s S-A y S-B y los cam pam entos p rin c ip a le s P 13-14, P 33 y P34. 155 Figura 6: A rtefactos Uticos del sitio P 13-14 : a) cuchillo discoidal bifacial, b) p u n ta fo liá ce a p ed unculada agotada, c) cuchillo foliáceo, d) cuchillo fo liá ce o ancho e-f) vértices de p reform as foliáceas. 156 % 60 r • P 13 -14 n P - 33 o P - 34 GRAFICO 1 FRECUENCIA D E CATEGORIAS LITICAS Sitios P-13 -14, P-33 y P-34. % • P 13-14 Q P -3 3 o P -3 4 GRAFICO 2 FRECUENCIA D E MATERIAS PRIMAS Sitios P -1 3 -14, P-33 y P-34. Figura 7 : Frecuencia de las categorías líticas y de m aterias p rim a s de los sitios P 13-14, P 33 y P34. 157 g e k F igura 8: A rtefactos Uticos del sitio P33 : a-b-c) cuchillos bifaciales elípticos y discoidales, d) m icrolito bifacial, e-f-g-) p un ta s fo liá ce a s con bases pedunculadas, h-y-j-k-l) puntas y cuchillos fo liá ceo s, m ) cuchillo triangular, n) preform a elíptica bifacial. 158 < £ > 0 1 i cm i 3 i Figura 9: A rtefactos líticos del sitio P34 : a-c) m icroperforadores, d) cuerpo de p u n ta fo liá cea , e) cuchillo bifacial fo liáceo, b-f-g) perforadores, h-i-j-l) preform as bifaciales de puntas, k-m -n) diversas etapas de reducción de preform as bifaciales foliáceas. 159 a d a cm. Figura 10: A rtefactos de P uripica-1 Superior: a) Punta fo lia c e a regular (C6/E-II1), b) Idem. (C6/E-III), c) C uchillo lanceolado asimétrico (A8/E-I1I), d) C uchillo fo liá ce o asim étrico (A6/E-II) M edio: a) Punta fo lia ce a pequeña (A5/E-1I), b) Idem (A7/E-II), c) D oble p u n ta p eq u eñ a (C5/E-I1I) d) P unta fo lia ce a peq ueñ a (C3/E-I1) Inferior: D iversas fo rm a s de cuchillos sem ialunados y/o asim étricos (E-I, II, II) 160 Morteros Manos . Perforadores Raspadores Raederas Cuchillos . Puntas I 50 — I----------1 40 30 — *--------H- 20 10 161 Figura 11: Puripica -1: Frecuencia de funciones líticas Tajadores Percutores P ercutor E sferoidal T ajador Bit. C rudo M anos M ortero hue co conico P refo rm a s bif. C rudas Perf. grueso cuerpo ancho Perf. Base Ancha Lasca Microperf. Estrech. aquilla Raedera Alterna Raed. Doble s/Las. Fina Raspador Elipt - Disc. Raspador Cuch. Lam. Muescas Filo Nat. Usa. lascas Filo Nat. Usa. Láminas Idem. Lasca Fina Cuch. raedera lam. gr. Cuch. Fol. ancho sim. reg. a peq. Cuch. lado sem idiscoidal Cuch. Elípticos Cuch. lado sem irecto Cuch. Foliáceos Sim . Gr. Doble Puntas Pta.Tetrag. c/Ped. Agudo Ptas. Fol. Cupuliform e R a s . Fol. Denticuladas R a s . Fol. Monofaciales Ptas. Fol Reg. a Peq. Ptas. Foliaceas Gr. 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 162 Figura 12: Puripica - 1: Frecuencia de artefactos líticos Representativos (contexto estratigráfico) Raederas s/Lascas 163 Figura 13: Pu - 3: Planta del nivel P13 -14 (C 1A -1B -2B ) 1-B 1-A LEYENDA: rm C S m /\ \/ Industria Lítica • Punta Foliacea Obsidiana Restos óseos (fauna) □ Punta Foliacea con Pedunculo ancho y aletas, Sílice Piedras Estructuradas X Perforador Obsidiana H Raedera Obsidiana Remanente Piso Ocupacional (concresiones) ■ Preforma Discoidal Obsidiana h u Artefacto Oseo Aguzado Preforma Semidiscoidal Sílice Raspador Basalto © lasca Obsidiana Cuchillo Discoidal Obsidiana H Lasca Sílice Claro Núcleo Cortezado Sílice Gris Lamina Basalto Bolsones - Fogones y Ceniza □ Muestra de Concreciones y Fogones □ 1 c'4 1 Muestra Carbón Cuchillo Obsidiana A 0 ® Lasca Sílice Retocada T Cuchillo Basalto h Lasca Obsidiana Retocada ’C? Preforma Basalto 0 O X Lámina Obsidiana Retocada Núcleo Basalto a + Preforma Obsidiana Microlitico Obsidiana Discoidal Lasca Basalto F igura 14: Pu-3: Planta del nivel P 33 (C1B, 1A, 2B y 2A ) 164 D c bw Lasca Sílice Gris Lasca Cuarzo Desecho Percusión Sílice Desecho Percusión Obsidiana n n-o e Desecho Percusión Basalto Nodulo Obsidiana Piedras Estructuradas 165 Figura 15 PU - 3: Planta del nivel P34 (1C, IB, 1A, 2B, 2A, 3A, 3B) Figura 16 Ubicación del cam pam ento-base Puripica 1 Figura 17 Sitio p u rip ica -1 U bicación de excavación y bloques grabados con cam élidos del estilo P uripica-K alina 166 Figura 18: P uripica-1: Planta y perfil (A-A') C am pam ento-base < 167 F igura 19 E l am biente actual en Q uebrada P uripica y detalle de la excavación en Pu-1 (asentam iento base) F oto superior: E l borde planiform e del barranco (tolar) que dom ina el corte abrupto d el cañón o Q uebrada Puripica. F oto inferior: Las estructuras habitacionales de Pu-1 en pro ceso de excavación. Se advierten m orteros de hueco cónico in situ y desechos óseos en el borde de una depresión habitacional. 168 SECUENCIA ARCAICA CIRCUMPUNEÑA Sitios Datados (no calibrados) SITIOS CHILENOS O LLA G U E - 3 C A P U R -3 R A N L - 276 (A) C H IU C H IU RA N L - 1 1 8 /C H IU C H IU R A N L - 104 ( B ) l C H IU C H IU PUNTA N E G R A -5 9 R A N L - 4 (A ) /C H IU C H IU C A LA R C O C O R A N L - 133 (A) / C H IU C H IU T U LA N - 52 l i i ii i i ii i K A LIN A M O R T E R O S - 1 / LO A RA N L - 1 5 1 4 0 /C H IU C H IU R A N L - 151 / C H IU C H IU R A N L - 1 4 0 /C H IU C H IU R A N L - 9 2 /C H IU C H IU P U R IP IC A -1 P U R IP IC A - 3 /P 3 3 T U LA N - 51 C A LA R C O C O P U R IP IC A 3 / P - 34 C O N F L U E N C IA - 1 M E N IQ U E S - 1 C H U LQ U I - 4 ISLA G R A N D E P U R IP IC A - 3 / P 13 - 1 4 P U R IP IC A - 3 / P 39 P U R IP IC A - 3 / P 16 T O C O N C E - C O N F L U E N C IA SAN M A R T IN 4 - B TU LA N - 67 i i i l i i l i i i i i i i i T U Y A JT O 1 (B) A G U A S C A L IE N T E S - 1 T A M B IL L O - 1 TU LA N - 68 C H U LQ U I -1 SA N L O R E N Z O - 1 T U IN A - 5 T U IN A - 1 i i i i 1 1 1 1 1 SITIOS ARGENTINOS S U S Q U E S - 20 TO M AYO C PE Ñ A S C H IC A S 1.1 IN C A C U E V A - 7 P U N T A DE LA PE— A - 4 CUEVA SA LAM AN C A - 1 QUEBRADA SECA - 3 H U A C H IC H O C A N A - III i i i m i i i i i 1 1 C U E V A Y AVI LEO N H U A S I- I IN C A C U E V A - 4 P IN T O S C A Y O C - 1 i i i i i i i ii i i 1 1 11 i k 1 10 9 8 7 6 5 4 3 M iles de a ñ o s an te s d el presente fig u ra 20 Secuencia A rcaica Circum puneña. Se advierte un hiatus cronológico entre los 8.000 a 6.400 A P en la P una O ccidental correspondiente al Intervalo Arido. En la Puna Seca O riental de la vertiente A rgentina se identifica un evento similar, al parecer, de m ás larga perduración. Sólo en la Puna Salada M eridional (Q uebrada S e c a /S a la m a n c a ) se reconoce un patrón ocupacional estable. 169 A nexo 1 Secuencia de sitios arcaicos datados (no calibrados) Subárea C ircum puneña S itio s A rg en tin o s A n tes del L a b o ra to rio M aterial P eriodo R eferen cia A C -735 T urba N o cultural F ern án d ez, 1986 P resen te B arro N egro 1 2 .530+ 160 B arro N egro 12.300+170 A C -744 T urba N o cultural F ern án d ez, 1986 B arro N egro 10.740±140 A C -677 T urba N o cultural F ern án d ez, 1986 Pintoscayoc-1 10.72 0 ± 1 5 0 L P -5 0 3 C arbón A rcaicoT em prano H e rn á n d ez L losas, 1999 In c a C uev a-4 1 0 .620+ 140 L P -1 3 7 C arbón A rcaico T em prano A schero, 1984 L eón H uasi-1 1 0 .550+ 300 G A K -13.402 C arbón A rcaico T em prano F ern á n d e z D istel, 1980 C u ev a Yavi 10.450±55 C SIC -1101 C arbón A rcaico T em prano K u lem ey er y L ag u n a, 1996 Pintoscayoc-1 10.340+70 B eta-7 9 8 4 9 C arbón A rcaico T em prano H ern án d ez L lo sas, 1999 H u ach ich o can a 10 .2 0 0 + 4 2 0 G A K -5 8 4 7 C arbón A rcaico T em prano F e rn án d ez D istel, 1980 N o cultural F ern án d ez, 1986 N o cultural F ern án d ez, 1986 B arro N egro 10 .2 0 0 + 1 7 0 A C -6 7 2 T urba B arro N egro 1 0 .2 0 0 + 1 4 0 A C -745 T urba In ca C u ev a-4 9 .9 0 0 ± 2 0 0 A C -5 6 4 C arbón A rcaico T em prano Aguerreetal. 1975; Aschero,1984 C u ev a Yavi 9 .7 9 0 + 1 0 0 C S IC -1 0 7 4 C arbón A rcaico T em prano K u le m e y er y L aguna, 1996 C u ev a Yavi 9 .7 6 0 + 1 6 0 A C -1088 C arbón A rcaico T em prano K rap o v ick a, 1987-8 In ca C uev a-4 9 .6 5 0 ± 1 10 L P -102 C arbón A rcaico T em prano A schero, 1984 H u ach ich o can a 9 .6 2 0 + 1 3 0 P -2 2 3 6 C arbón A rcaico T em prano F e rn án d ez D istel, 1980 C u ev a Yavi 9 .4 8 0 + 2 2 0 A C -1093 C arbón A rcaico T em prano K rap o v ick a, 1987-8 Q u eb rad a Seca-3 9 .4 1 0 + 1 2 0 LP-881 C arbón A rcaico T em prano A schero, C. (com . pers.) Q u eb rad a Seca-3 9 .2 5 0 + 1 0 0 L P -895 C arbón A rcaico T em prano A sc h e ro , C. (com . pers.) In ca C u ev a-4 9 .2 3 0 + 7 0 C S1C -498 C arbón A rcaico T em prano A schero, 1984 B arro N egro 9 .2 0 0 ± 1 4 0 A C -743 T urba N o cultural F e rn á n d e z, 1986 Pintoscayoc-1 9 .1 9 0 ± 1 1 0 L P -628 C arbón A rcaico T em prano H e rn á n d ez L lo sas, 1999 Pintoscayoc-1 9 .1 8 0 ± 2 3 0 L P -4 4 9 C arbón A rcaico T em prano H e rn á n d ez L lo sas, 1999 P intoscayoc-1 9 .0 8 0 + 5 0 C A M S 39041 O seo h u m an o A rcaico T em prano H e rn á n d ez L lo sas, 1999 B arro N egro 9 .0 5 0 + 1 4 0 A C -7 4 2 T urba N o cultural F ern án d ez, 1986 Q ueb rad a S eca-3 9 .0 5 0 ± 9 0 B eta-5 9 9 3 0 C arbón A rcaico T em prano A schero, C. (com . pers.) H u ach ich o can a 8 .9 3 0 ± 3 0 0 G A K -5 8 4 7 C arbón A rcaico T em prano F e rn án d ez D istel, 1980 H uachich o can a 8 .6 7 0 + 5 5 0 P -2 2 8 0 Madera A rcaico T em prano F ern á n d e z D istel, 1980 Q ueb rad a S eca-3 8 .6 7 0 + 3 5 0 A C -1118 C arbón A rcaico T em prano A schero, C. (com . pers.) Q ueb rad a Seca-3 8 .6 6 0 ± 8 0 B eta-7 7 7 4 7 C arbón A rcaico T em prano A schero, C. (com . pers.) Q ueb rad a Seca-3 8 .6 4 0 ± 8 0 B eta-5 9 9 2 9 C arbón A rcaico T em prano A sc h e ro , C. (com . pers.) C ueva Yavi 8 .4 2 0 ± 7 0 C S IC -8 8 7 C arbón A rcaico T em prano K u le m e y er y L ag u n a, 1996 Q u ebrad a S eca-3 8.3 3 0 + 1 1 0 L P -2 6 7 C arbón A rcaico T em prano A schero, C. (com . pers.) C ueva Yavi 8 .3 2 0 + 2 6 0 C S IC -9 0 8 C arbón A rcaico T em prano K u le m e y er y L ag u n a, 1996 Pintoscayoc-1 7 .8 5 0 ± 1 1 0 U R U -0 0 8 4 C arbón A rcaico M edio H ern án d ez L lo sas, 1999 Q u ebrad a S eca-3 7 .7 6 0 + 8 0 B eta-7 7 7 4 6 C arbón A rcaico M edio A schero, C. (com . pers.) A rcaico M edio L .E . P in tar (com . pers.) A rcaico M edio A sc h e ro , C . (com . pers.) C ueva S a la m a n c a -1 7 .4 1 0 + 1 0 0 L P -615 C arbón Q u ebrad a S eca-3 7 .3 5 0 ± 8 0 B eta-5 9 9 2 8 C arbón 170 Q u eb rad a S eca-3 7 .2 2 0 + 1 0 0 SM U -2 3 6 4 C arbón A rcaico M edio A sc h e ro , C. (com . pers.) Q ueb rad a S eca-3 7 .1 3 0 ± 1 1 0 Q ueb rad a S eca-3 6 .1 6 0 ± 1 0 0 L P -2 6 9 C arbón A rcaico M edio A sch ero ,C . (com . pers.) A C -1117 C arbón A rcaico M edio A sc h e ro , C. (com . pers.) Q ueb rad a S eca-3 6 .0 8 0 + 7 0 B eta-7 7 7 4 5 C arbón A rcaico M edio A schero, C. (com . pers.) Q ueb rad a S eca-3 5 .4 0 0 + 9 0 L P -2 7 0 C arbón A rcaico T ardío A sc h e ro , C . (com . pers.) Q ueb rad a Seca-3 5 .3 8 0 ± 7 0 B eta-5 9 9 2 7 C arbón A rcaico T ardío A sc h e ro , C . (com . pers.) Inca C u ev a-4 5200±110 A C -1112 C arbón A rcaico T ardío A sc h e ro , C . (com . pers.) Q u ebrad a S eca-3 4 .9 30 + 1 1 0 A C -1115 C arbón A rcaico T ardío A sch ero .C . (com . pers.) A rcaico T ardío A sc h e ro , C . (com . pers.) Q u ebrad a S eca-3 4 .7 7 0 ± 8 0 B eta-2 7 8 0 2 C arbón Q u ebrad a S eca-3 4 .5 1 0 + 1 0 0 B eta-27801 C arbón A rcaico T ardío A sch ero .C . (com . p e rs.) T om ayoc 4250+50 G IF -8 7 1 0 C arbón A rcaico T ardío L a v a llé e e t al. 1997 In ca C u ev a-7 4080+80 T-1773 M adera A rcaico T ardío A g u irre e t al. 1973, 1975 P un ta de la P eñ a-4 4 .0 6 0 + 9 0 B eta-7 7 7 4 9 C arbón A rcaico T ardío A schero, C. (com . pers.) P u n ta de la P eñ a-4 3 .8 7 0 + 9 0 B eta-7 7 7 4 8 C arbón A rc a ico T ardío A sch ero , C. (com . pers.) In ca C u ev a-7 4 .0 3 0 ± 8 0 B eta-6 4 9 3 8 G ram ín eas A rc a ico T ardío A sch ero , C . (com . pers.) Peñ as C h ic a s -1.1 3 .6 6 0 ± 6 0 L P-261 C arbón A rc a ico T ardío A sch ero , C . (com . pers.) Peñas C hicas-1.1 3.5 9 0 + 5 5 L P -263 C arbón A rc a ico T ardío A sch ero , C . (com . pers.) S usq ues-2 0 3 .5 3 0 ± 7 0 B eta-7 9 2 0 5 C arbó n A rcaico T ardío Y acobaccio, 1993 S usq ues-2 0 3 .5 1 0 ± 1 1 0 B eta-7 9 2 0 6 C arbón A rcaico T ardío Y acobaccio, 1993 T om ayoc 3 .4 8 0 ± 4 0 G IF -8 7 0 7 C arb ón A rcaico T ardío L a v a llé e e t al. 1997 H u a ch ic h o c a n a III 3.4 0 0 ± 1 3 0 G A K -6 3 5 7 C arbón A rcaico T ardío F e rn á n d e z D istel, 1980 T om ayoc 3.3 90 + 5 0 G IF-8371 C arbón A rcaico T ardío L a v a llé e e t al. 1997 T om ayoc 3.3 6 0 + 5 0 G IF -8 7 0 8 C arbón A rcaico T ardío L a v a llé e e t al. 1997 Tom ayoc 3 .3 1 0 + 4 0 G IF -8 3 7 2 C arbón A rcaico T ardío L av allée e t al. 1997 Tom ayoc 3 .2 5 0 ± 6 0 G IF -7 3 3 5 C arbón A rcaico Tardío L a v a llé e e t al. 1997 S u squ es-2 0 3 .0 5 0 ± 6 0 B eta-54581 C arbón A rcaico Tardío Y acobaccio, 1993 S itios c h ilen o s a n tes del la b o ra to rio m a terial p eriod o referen cia P resen te T u in a -1 10.82 0 ± 6 3 0 SI-3112 C arbón A rcaico T em prano N úñez, 1983 San L o re n z o -1 10.40 0 ± 1 3 0 N -3423 C arbón A rcaico T em prano N ú ñ ez, 1983 San L o re n z o -1 10.28 0 ± 1 2 0 H V -299 C arbón A rcaico T em prano S pahni, 1986 Tuina-5 10.060+70 B eta-1 0 7 1 2 0 C arbón A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s. San L o re n z o -1 9 .9 60 ± 1 2 5 N -3423 C arbón A rc a ico T em prano N ú ñ ez, 1983a T uina-5 9 .8 4 0 + 1 1 0 B eta 107121 C arbón A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s. C hulqui-1 9 .5 9 0 ± 6 0 B eta-6845 C arbón A rcaico T em prano S in claire, 1985 T a m b illo -2 /4 -a 9.5 9 0 ± 1 1 0 B e ta -105687 S ed im en to N o cultural N ú ñ ez e t al. M s. o rgánico T ulán-68 9 .2 9 0 ± 1 0 0 B eta-2 5 5 3 2 C arbón A rcaico T em prano N ú ñ ez et al. M s., N ú ñ e z M s T u in a -1 9 .0 8 0 + 1 3 0 NR C arbón A rcaico T em prano L an n in g , 1968 T am billo-1 8.8 70 + 7 0 B eta-6 3 3 6 5 C arbón A rcaico T em prano N úñez, 1983 171 A guas C alien te s I 8 .7 2 0 ± 1 0 0 B e ta -105696 C arbón A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s. Tam billo-1 8 .5 9 0 ± 1 3 0 B eta-2 5 5 3 6 C arb ó n A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s. T u y ajto 1(B) 8 .2 1 0 ± 1 10 B e ta -105692 C arb ón A rcaico T em prano N ú ñ e z e t al. M s. T ulán-67 8 .1 9 0 ± 1 2 0 B eta-2 5 5 3 5 C arb ó n A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s., N ú ñ ez M s T u y ajto 1(B) 8.1 3 0 + 1 1 0 B eta-105691 C arbón A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s. San M artín 4 -a 8.1 3 0 + 5 0 B e ta -116573 C arb ó n A rcaico T em prano N ú ñ ez e t al. M s. T o c o n c e -C o n flu e n cia 7 .9 9 0 + 1 2 5 B e ta -1995 C arbón A rcaico M edio A ld u n a te e t al., 1986 C hulqui-1 7 .1 8 0 ± 8 0 B eta-7 3 2 4 C arbón A rcaico M edio S in claire, 1985 P u ripica-3 /P 1 6 6 .4 6 0 ± 2 3 0 B eta-6 3 3 6 6 C arbón A rcaico M edio N ú ñ ez e t al. M s. P urip ica-3 /3 9 6 .1 5 0 + 1 5 0 B eta-8 7 2 0 0 C arbón A rcaico M edio N ú ñ ez et al. M s. P urip ica-3 /P 1 3 -1 4 6 .1 3 0 ± 8 0 B eta-6 3 3 5 9 C arbón A rcaico M edio N ú ñ ez et al. M s. Isla G rande 6 .0 0 8 ± 1 3 0 NR C arbón A rcaico M edio L an n in g , 1968 C hulq ui-4 5 .7 3 0 ± 9 0 B eta.7 3 2 3 C arbón A rcaico T ardío S in claire, 1985 M e n iq u e s-1 5 .4 7 0 + 6 0 B eta 105689 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ e z e t al. M s. C o n flu e n c ia -1 5 .3 8 0 ± 1 3 0 NR C arbón A rcaico T ardío L a nning, 1968 T ulán-67 5 .3 2 0 ± 9 0 O X A -1 8 4 2 C arbón A rcaico T ardío H e d g es e t al. 1989, N ú ñ e z M s C alarcoco-1 5 .1 2 0 + N R NR C o lág en o A rcaico T ardío S e rrac in o y P e re y e a, 1977 Tulán-51 4.9 9 0 + 1 1 0 N -2 4 8 6 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ ez, 1981 P u ripica- 3/P33 4 .8 8 0 ± 1 0 0 B eta 454 7 8 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ ez e t al. M s. T ulán-67 4 .8 7 0 ± 6 5 O X A .1 8 4 3 F ib ra cam élid o A rcaico T ardío H e d g es e t al. 1989, N ú ñ e z M s P u rip ic a -1 4 .8 1 5 ± 7 0 SI-3113 C arbón N ú ñ ez, 1981 R anL -92 /C h iu ch iu 4 .5 6 5 + 1 1 0 1-5173 C arbón A rcaico T ardío R o jas, R. (en D russ, 1977) R a n L -14 0 /C h iu ch iu 4 .5 3 0 + 1 1 0 NR NR A rcaico T ardío D russ, 1977 A rc a ico T ardío R anL -15140/Chiuchiu 4.5 00 + 1 1 6 NR C arbón A rc a ico T ardío D russ, 1977 K alina/M orteros-1 4 .3 7 0 ± 2 2 0 B eta-1 2 9 7 7 C arbón A rcaico T ardío A ld u n a te e t al., 1986 T ulán-52 4.3 4 0 + 9 5 N -2487 C arbón A rc a ico T ardío N úñez, 1981 P u rip ic a -1 4 .2 9 0 ± 6 0 B eta-3 2 3 9 0 C arbón A rcaico T ardío N úñez, 1981 T ulán-52 4 .2 7 0 ± 8 0 N -2 4 8 8 C arbón A rcaico T ardío N úñez, 1981 R an L -92 /C h iu ch iu 4 .2 8 0 ± 1 7 0 1-7017 C arbón A rcaico T ardío D russ, 1977 RanL 133(A)/Chiuchiu 4.2 5 0 ± 1 0 5 1-5175 C arbón A rc a ico T ardío D russ, 1977 P u rip ic a -1 4 .1 6 0 + 9 0 B eta-8 5 2 2 6 C arbón A rc a ico T ardío N úñez, 1981 C alarcoco-1 4 .1 2 0 ± 1 7 0 NR C o lágen o A rc a ico T ardío S erracin o , 1975 R an L -4 (A )/C h iu ch iu 4.1 1 5 ± 1 0 5 1-6741 A p atita A rc a ico T ardío D russ, 1977 RanL- 104(B)/Chiuchiu 4.0 5 0 ± 1 0 5 NR NR A rc a ico T ardío D russ, 1977 P u rip ic a -1 4 .05 0± 9 5 B eta-2 3 6 0 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ ez, 1981 P u n ta N eg ra-5 9 4 .0 4 0 ± 7 0 B eta-1 2 9 0 8 C arbón A rc a ico T ardío Lynch, 1985 K alin a/M o rtero s 3 .9 5 0 + 5 0 B eta-6 8 4 4 C arbón A rc a ico T ardío A ld u n a te e t al., 1986 R a n L -118/C h iu ch iu 3 .6 7 5 ± 4 7 0 1-6742 C arbón A rcaico T ardío D ru ss, 1977 RanL2-76(A )/C hiuchiu 3.6 2 5 ± 8 5 1-7016 C arbón A rcaico T ardío D russ, 1977 C apur-3 3 .39 0± 6 0 B e ta -114536 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ ez e t al. M s. C apur-3 3 .3 2 0 ± 6 0 B eta 105690 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ ez e t al. M s. O llague-3 3 .1 7 0 + 6 0 B e ta -1 14537 C arbón A rcaico T ardío N ú ñ ez e t al. M s. 172 A nexo 2 Sitio Puripica - 1. R egistro E stratigráfico Taxonomía (total de rasgos líticos Clasificados: 53) 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 ZET I ZEI II III 3 7 7 14 26 2 5 1 13 8 4 7 1 4 4 2 9 1 1 Punta lanceolada grande Punta lanceolada con aleta Punta lanceolada regular Punta lanceolada pequeña Punta lanceolada monofacial Punta lanceolada denticulada Regular Punta lanceolada torcida pequeña Punta lanceolada cupuliforme Punta tetragonal, pedúnculo semiagudo Doble - puntas regulares Cuchillo lanceolado simétrico grande Cuchillo bifacial, lasca fina, un lado Semirecto Cuchillo triangular en lasca fina Cuchillo elíptico en lasca fina Cuchillo en lasca fina, un lado Semidiscoidal Cuchillo ancho lanceolado simétrico Regular 5 8 1 2 1 1 4 1 15 8 33 42 7 1 11 3 4 5 5 16 2 1 31 4 18 2 32 1 2 3 5 6 15 9 4 9 5 18 1 8 3 12 8 16 10 10 11 5 26 6 5 9 13 3 6 18 24 7 7 7 3 3 9 16 8 7 7 1 6 7 11 7 4 2 3 7 8 1 1 1 4 1 2 5 1 1 2 3 5 6 5 3 3 3 10 TOTAL 2 3 173 IV 12 3 11 7 Cuchillo pequeño lanceolado simétrico regular. Cuchillo lanceolado estrecho en lasca fina microlítico Cuchillo semialunado sobre lasca regular. Cuchillo semialunado pequeño Cuchillo - raedera sobre lámina grande Cuchillo - raedera sobre lasca o Lámina fina Lámina no modificada con uso cortante Lámina modificada con uso cortante Lasca no modificada con uso cortante Preformas bifaciales (cuchillos) Preformas bifaciales grandes Preformas bifaciales regulares Preformas bifaciales simétricas de Cuchillos Muescas Raspador - cuchillo en lámina Raspador en tres lados Raspador lateral elíptico Raspador discoidal grande M ultifuncional: cuchillo doble-muesca Raedera doble sobre lasca fina Raedera sobre lasca regular Raedera sobre lasca pequeña ZETE 1 1 5 3 1 4 7 5 1 1 34 24 35 22 14 12 1 14 5 8 16 1 11 18 6 9 6 7 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 Raedera alterna sobre lasca regular M icrolíticos estrechos de sección triangular M icrolíticos perforantes de base ancha, en lasca fina Perforadores de cuerpo ancho Sobre lasca regular Microperforadores de sección triangular en lascas aquillada Regular Buril en lasca grande M orteros de hueco planiforme M orteros de hueco cónico Manos discoidales M anos - percutores cilindricos Manos - percutores cilindricos gruesos Manos fragmentadas no clasificadas Tajador de extremo bifacial crudo Percutores esferoidales en rodado Artefactos aquillado, percutor burdo 3 2 7 5 2 7 1 9 2 12 3 13 7 6 1 : : : 2 2 1 1 4 13 6 ZONA ESTRATIGRAFICA TARDIA ZONA ESTRATIGRAFICA INTERMEDIA ZONA ESTRATIGRAFICA TEM PRANA 174 2 24 1 1 1 4 3 4 3 4 8 4 TOTAL GENERAL DE ESPECIM ENES ZET ZEI ZETE 6 2 5 1 1 1 3 3 14 7 1 4 7 2 1 1 12 34 15 2 772