PATRIMONIO TURÍSTICO Y EL CASTILLO

Transcripción

PATRIMONIO TURÍSTICO Y EL CASTILLO
PATRIMONIO TURÍSTICO:
CASTILLO DE CARCHUNA
(MOTRIL)
Vista aérea del Castillo de Carchuna
Gabriel
Medina
Vílchez
Dominga González Olivares
2
Gabriel Medina Vílchez - Dominga González Olivares
PATRIMONIO TURÍSTICO:
CASTILLO DE CARCHUNA
(MOTRIL)
MOTRIL
2002
3
Primera edición, 14 de Febrero de 2002, Motril (Granada)
Segunda edición, 6 de Noviembre de 2012, Motril (Granada)
© Gabriel Medina Vílchez y Dominga González Olivares
[email protected] [gavrielconv]
ISBN: 84-607-4098-6
Depósito Legal: GR-205/2002
Impreso por el autor.
Impreso en España
Printed in Spain
4
ÍNDICE
PRÓLOGO:
7
LOCALIZACIÓN:
8
ACTUALIDAD DEL CASTILLO:
9
PASCUAL MADOZ Y MOTRIL:
11
CARLOS III Y LA DEFENSA DE LAS COSTAS:
12
BRIGADIER BUCARELLI:
12
ESTRUCTURA DEL CASTILLO:
13
CONSTRUCCIÓN Y DETERIORO:
14
USOS DEL CASTILLO:
15
PLANOS DE PLANTA:
16
GLOSARIO:
18
BIBLIOGRAFÍA:
19
FUERTE DE CARCHUNA - (Guerra Civil):
21
5
A nuestros padres.
A la memoria de nuestros abuelos.
6
PRÓLOGO
Con este primer libro sobre Patrimonio Turístico de la Costa
Tropical se pretende volver a dar a conocer a todos los
habitantes de los 19 municipios que la componen, todos y
cada uno de los elementos potencialmente turísticos que se
encuentran sumergidos en nuestra memoria y que deben
salir a la claridad del día si queremos que el desarrollo de
nuestra zona sea un elemento enriquecedor, tanto para
nosotros como para nuestros visitantes y si queremos que
las futuras generaciones sean capaces de seguir disfrutando
de las historias y leyendas que rodean a todos y cada uno
de los lugares que hemos recibido en herencia de nuestros
antepasados.
El Patrimonio histórico y cultural existente hoy en día debe
convertirse, de un modo adecuado y eficaz, en Patrimonio
Turístico que aporte beneficios, no sólo a los empresarios
de la zona, sino a todos los habitantes de los municipios, ya
que el Patrimonio nos pertenece a todos por igual.
Con este tremendo deseo comenzamos esta serie de
pequeñas referencias sobre nuestros futuros productos
turísticos, y nos daremos por satisfechos si conseguimos
que al menos una persona se interese por este tema, ya
que habremos sembrado un germen que quizás más
adelante pueda dar sus frutos.
Comenzamos con el Castillo de Carchuna, un elemento
militar de la Costa de Granada, que se encuentra olvidado y
que una buena utilización de este espacio puede dar como
resultado un nuevo foco turístico, a la vez motor de
desarrollo de la zona de Torrenueva-Carchuna-Calahonda.
Gabriel Medina Vílchez
7
CASTILLO-FUERTE DE CARCHUNA
LOCALIZACIÓN
El Castillo, Fuerte de Carchuna o Castillejo, como también es conocido, se trata de una
construcción militar, defensiva, del siglo XVIII, iniciada su construcción en 1777.
Desde un punto de vista
geográfico se localiza en
la zona costera de la
provincia de Granada,
en el anejo de Carchuna,
perteneciente este al
municipio de Motril.
Situado en el kilómetro
11,2 de la carretera
Nacional 340, dirección
Motril-Almería, a unos
550 metros del lateral
derecho
de
esta
carretera. El acceso
desde este punto de la
Nacional
340
es
bastante malo, por lo
que es recomendable acceder al mismo a través de la carretera de entrada al Camping Don
Cactus, situada en la bajada de la cuesta del túnel de Torrenueva o Sacratif, o a través de
Calahonda, por la carretera que bordea la playa.
El castillo se encuentra a unos 80 metros de la orilla del mar y a unos 3 metros de altitud. La
puerta de entrada al fuerte, orientada hacia el Norte, para evitar un ataque directo de los posibles
asaltantes, se encuentra en las coordenadas:
Latitud:
N 36º 41.773”
Longitud:
W 003º 26.128”
Coordenadas UTM: (46.200-4.061.420)
Este castillo se encuentra aproximadamente en la mitad de la playa del
Llano de Carchuna, y a 1300 metros, hacia Calahonda se encuentra la
Torre llamada del Llano de Carchuna o Farillo, que está muy deteriorada y
con la base hundida, lo que hace que se asemeje a la torre inclinada de
Pisa, salvando las diferencias.
Hacia Motril se encontraba la torre atalaya del Chucho. En la actualidad no
existe ningún resto de ella, y se supone debía encontrarse a la izquierda
del Faro Sacratif, ya que en varias referencias se indica que la Torre del
Chucho sólo valía para vigilar la zona del Llano de Carchuna por no tener
línea visual con la Torre Nueva. Esta torre estaba dada de baja a finales
del siglo XVIII, por lo que no es probable que funcionase a la par que el
Castillo de Carchuna.
8
Torre de Carchuna - Farillo
ACTUALIDAD DEL CASTILLO
Parte del muro a medio construir
En la actualidad [Febrero 2002] se encuentra
rodeado de invernaderos por tres de sus cuatro
lados, con muy escasos metros de separación
entre el Castillo (Declarado Bien de Interés
Cultural por la Junta de Andalucía el 22 de Junio
de 1993) y los invernaderos. En uno de sus lados
hay un muro de piedra a medio construir, también
es de destacar el estado de abandono de su parte
exterior y el uso que los agricultores hacen del
mismo.
La puerta de entrada del Castillo es de barras de hierro formando cuadrados y se encuentra
descolgada de alguno de sus anclajes a la pared. El interior, visto desde la puerta, presenta un
aspecto bastante abandonado y la construcción de habitaciones que no guardan relación con el
estilo del Castillo.
Hace unas semanas aparecía en la prensa provincial un artículo sobre el Castillo de
Carchuna que incluimos. (IDEAL – Enero 2002)
“Motril pierde una subvención para el castillo de Carchuna
El Ayuntamiento tendrá que reintegrar a la Junta 60.000 euros (10 millones de pesetas) por no
ejecutar el proyecto de rehabilitación
M. NAVARRETE MOTRIL
Reproches: El parlamentario 'popular' señaló que Carchuna se verá privada de la subvención para el castillo porque
el Ayuntamiento de Motril vive «de espaldas a las administraciones», con lo cual los ciudadanos «volverán a pagar
los platos rotos de la mala gestión de los fondos». «platos Rotos»El Partido Popular ha criticado al equipo de
gobierno del Ayuntamiento de Motril por dejar perder, «por su falta de diálogo», una subvención de 84.141 euros
(14 millones de pesetas) concedida por la Junta de Andalucía para rehabilitar el castillo de Carchuna. La Junta
aprobó la partida de ayuda, pero las obras de recuperación del castillo fueron paralizadas por la Dirección General
de Bienes Culturales por lo que, al no ser ejecutado el proyecto, la consejería de Turismo y Deporte ha iniciado los
trámites para el reintegro del importe de la subvención.
El Ayuntamiento motrileño presentó una solicitud de subvención en junio de 1997 para la ejecución de un proyecto
de embellecimiento y mejora del castillo de Carchuna. Pese a que en un principio se le denegó, por falta de
disponibilidad presupuestaria de la administración autonómica; el Consistorio volvió a pedir la ayuda para un nuevo
proyecto de adecuación del entorno del castillo de Carchuna que fue aprobada. Así, en junio de 1999,
Ayuntamiento y Junta de Andalucía firmaban un convenio que fijaba un plazo de cinco meses para la ejecución del
proyecto y justificación de la subvención de 13.290.000 pesetas (79.874,5 euros).
Prórroga
Pese a que las obras fueron licitadas y adjudicadas por la corporación municipal, que consiguió una prórroga para
la ejecución del proyecto, hasta el 11 de febrero de 2000, las obras fueron paralizadas por la dirección general de
Bienes Culturales por no contar con la autorización de la comisión provincial del Patrimonio Histórico de Granada.
Se aprobó, no obstante, la liquidación de las obras que sí fueron ejecutadas, por importe de 24.345 euros
(4.050.697 pesetas). Según explica el consejero de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, José Hurtado, en
la contestación a una pregunta del grupo parlamentario popular, «al no haberse ejecutado el proyecto hasta la
fecha, se ha iniciado el procedimiento administrativo de reintegro» del resto de la subvención.
El parlamentario popular Carlos Rojas criticó duramente al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Motril «que por
un lado se queja de falta de partidas y por otras deja escapar subvenciones y dilapida las ilusiones de los
motrileños de ver rehabilitado el castillo de Carchuna». Para Rojas, son la «desidia y desdén» del gobierno
socialista motrileño, «que después de 20 años está desorientado y cree que ya no es necesario dialogar ni con los
vecinos ni con la Junta», las responsables de la pérdida de la subvención para el castillo.”
9
La zona de la Costa Tropical es muy rica en Patrimonio Histórico, no así todos los
municipios y mucho menos Motril que tiene el récord de edificios históricos derrumbados
para construir nuevas edificaciones, sin duda por culpa de las especulaciones de las clases
adineradas del lugar cuyo único objetivo es hacer dinero fácil, sin prestar atención a otros
intereses que no sean su bolsillo.
Poco queda en el municipio de Motril de la riqueza arquitectónica de antaño, si bien en la
actualidad se están empezando a dar señales de intentar conservar lo poco que queda, y
esperemos que el Castillo de Carchuna sea uno de estos afortunados edificios que podamos
legar a futuras generaciones.
La Costa de Granada disponía de otros
dos castillos de la misma planta que el de
Carchuna, uno, aún existente en La
Herradura (Almuñécar), conocido como
Castillo de Carlos III y otro, desaparecido
a finales del siglo XIX, que se ubicaba en
El Varadero (Motril) y que con la
construcción del Puerto de Motril en esta
zona acabó por desaparecer, se situaba
al final de la calle denominada del castillo,
en la zona del Varadero.
En cuanto al uso turístico que se hace por
parte de la Junta de Andalucía y del
Patronato Provincial de Turismo de
Granada, hay que indicar que en muy
pocos folletos o mapas de estos dos
organismos encargados de promover el
turismo hemos podido encontrar alguna
referencia al Castillo de Carchuna. En los
mapas turísticos se obvia su existencia,
incluso en las RUTAS DE CASTILLOS Y
Vista aérea del Castillo de Carchuna
MONASTERIOS
de
ANDALUCIA
TURISMO, S.A (Empresa Pública), no se hace ninguna mención al Castillo de Carchuna.
Imaginamos que gran parte de este “ocultamiento” del castillo de Carchuna puede deberse a su
lamentable situación, rodeado muy de cerca por invernaderos y el estado
actual de deterioro, pero no deja de resultar preocupante que este B.I.C., no
sea incluido en todo el material turístico relacionado con la Costa Tropical,
Motril, reductos militares, etc...
Esperemos que en futuras ediciones de estas publicaciones promocionales
aparezca, al menos, la referencia de la existencia de un castillo declarado Bien
de Interés Cultural y que debería ser conocido por los visitantes y turistas de la
Costa Tropical. Tampoco podemos olvidar a su “hermano gemelo” de La
Herradura, no declarado BIC, pero igual de importante.
10
PASCUAL MADOZ Y MOTRIL
Pascual Madoz Ibáñez, en su visita por Motril, hace una descripción muy
interesante de todo el municipio y todos y cada uno de los anejos del mismo,
así como de los elementos más significativos del Motril de 1850, entre los
que dedica un apartado, bastante interesante, al Castillo de Carchuna,
gracias al cual nos podemos hacer una idea aproximada de la importancia
de este reducto militar, imprescindible para la defensa de la Costa del Reino
de Granada.
Pascual Madoz
Incluimos el texto completo descriptivo que nos dejó Madoz:
“El castillo de Carchuna está situado en el centro de la llanura de su nombre, en terreno
arenisco y á la distancia de 94 varas castellanas del mar, y forma un cuadrilongo
amurallado de 9 ½ varas de elevación con dos cubos salientes en sus ángulos del sur, un
tambor aspillerado al norte que defiende la puerta principal en la cual hay un foso con
puente levadizo, y una batería semicircular para 4 piezas de á 24 que dá frente al mar,
alcanzando sus fuegos desde el cabo Sacratif hasta los tajos al este del puerto de
Calahonda.
En su interior hay un patio cuadrilongo de 270 varas en cuadro, varios almacenes y
oficinas, cuadras para 30 hombres y 6 caballos, y una capilla en donde se dice misa en
los dias festivos y acude el vecindario de Calahonda y de los cortijos del contorno. Fue
construido en 1783 para resguardo y seguridad de la costa marítima y comunica por
señales, á poniente con el castillo del Baradero por las torres Nueva y del Chucho, y á
levante con el Castell de Ferro por las torres del Llano, Calahonda y la Estancia.
Todo el castillo es de mampostería, con sus muros y baluartes aspillerados, y ocupa un
espacio de 1240 varas cuadradas. Al presente hay un guarda almacen y un capellan
para su servicio, tiene un solo cañon de hierro montado, casi inútil, y su obra se
encuentra con alguna falta de reparación en los baluartes del norte.
Hasta fines del siglo último toda esta costa y sus llanos eran como antes se dijo, un
lugar desierto é infestado de corsarios berberiscos, de donde estendian sus talas al
interior y hasta las puertas de Motril, trabando en estos campos continuos combates:
pero construido el castillo acabaron sus correrias, y la tierra empezó a labrarse y
poblarse, sobre todo Calahonda que cuenta de existencia los años que lleva el castillo.
Este fuerte dista ¼ hora oeste, ¼ hora Noroeste del cabo Sacratif; ¼ hora dirección este,
sur, este de la torre del Llano; ½ hora dirección este de Calahonda, y 2 ½ dirección
Noroeste de Motril.
Comunica á esta ciudad y á Calahonda por dos veredas que atraviesan el llano hasta
juntarse al camino de ambos puntos.”
n La LEGUA equivale a 5,57 km
n La VARA CASTELLANA es igual a 83,6 cm
11
CARLOS III Y LA DEFENSA DE LAS COSTAS
Este castillo, junto a los del Varadero, ya desaparecido, y La Herradura se debieron a la
necesidad de proteger la Costa del Reino de Granada de los constantes ataques berberiscos
que se sufrían desde muchos siglos atrás.
La llegada de Carlos III para suceder a su hermano Fernando
VI, muerto sin sucesión, en el trono de España supuso un
cambio en muchos campos de la política y la vida de España,
entre ellos la costa del Reino de Granada se iba a ver
beneficiada claramente. Carlos III pronto se dio cuenta del
estado de abandono en que se encontraban las defensas y
comunicaciones de las riberas del mar, y conociendo, por su
reinado en Nápoles y Sicilia, de la eficacia europea en esta
materia, pronto empezó a ordenar la modernización de las
mismas.
Se hacía necesario proteger la Costa del Reino de Granada
para proteger el territorio, para esto encargó al Brigadier
Bucareli una visita a la zona para que indicase las necesidades defensivas.
Carlos III
BRIGADIER BUCARELLI
Tras encargar al Mariscal de Campo Antonio María Bucarelli y Ursúa, que posteriormente sería
Capitán General de Cuba y Virrey de Nueva España, la redacción de
un informe indicativo, el 18 de agosto de 1764 sería promulgado el
Reglamento que Su Majestad manda observar en las
diferentes clases destinadas al real servicio de la costa
del Reino de Granada por el cual se reorganizó la defensa de
dicho litoral ordenando la construcción de 8 atalayas, 12 baterías para
2 cañones, 9 baterías para 4 cañones y 2 casas fuertes para
caballería. Estas edificaciones de nueva planta serían ejecutadas en
su mayor parte por particulares a cambio de la recompensa de grados
militares remunerados que, en el caso del Castillo-Fuerte de
Carchuna, se debió a Don Francisco Xavier Sánchez para que se le
hiciese capitán, y que tuvo un coste aproximado de 20.000 escudos de
vellón.
Bucarelli y Ursúa
El proyecto del Fuerte fue realizado por el ingeniero Miguel del Corral a partir de cuatro planos
básicos y sus correspondientes memorias para los edificios de nueva planta. También se hace
mención de otro ingeniero, José Crame, quién realizó el Castillo de Guardias Viejas.
El objetivo del Castillo de Carchuna, así como del resto de enclaves defensivos del litoral era
dotar al litoral del Reino de Granada de una barrera artillera que disuadiera a cualquier navío
hostil de su aproximación a la costa ante la certeza de un fuego artillero insalvable.
Carlos III consiguió, con su política diplomática y de consolidación del dispositivo defensivo,
solucionar el problema tradicional que había aquejado el litoral del reino de Granada al menos
desde la edad media, resolviendo un problema secular que había comprometido gravemente la
soberanía de la corona en las tierras inmediatas a dicho litoral y frenado brutalmente su posible
explotación y desarrollo.
12
ESTRUCTURA DEL CASTILLO
En cuanto a la estructura del Fuerte, consta de un
recinto rectangular con fachada principal en
herradura, orientado al norte, torres semicirculares
en los ángulos NE y NO, disponiendo en el S de
una gran batería semicircular para la artillería, de
menor altura que el resto del edificio. Todo está
construido con muros ataluzados de mampostería
con llagueados de mortero de cal. Rematando el
talud se sitúa una moldura de ladrillo aplantillado,
sobre la que monta un peto, enlucido y de gran
altura, con troneras alargadas, quizás de
construcción francesa, siendo de menor altura en la
terraza de la batería.
Su interior dispone de un gran patio central,
alrededor del cual se distribuyen las habitaciones,
cubiertas por bóvedas de ladrillo, para la
guarnición. En el lateral derecho del patio se sitúa
una alberca, quizás antiguo aljibe, mientras que en
Planta Castillo de Carchuna
el ángulo SE arranca la escalera que sube a la
terraza que ocupa toda la superficie del edificio. A la batería se accede por un hueco de paso
existente entre las escaleras y la alberca. Su interior, con forma de anillo semicircular, pudo
usarse como almacén de municiones.
De los dos extremos de la herradura de la fachada principal partían sendos muros que formaban
originalmente un foso ante la puerta, hoy desaparecido y relleno de tierra, quedando en el hueco
de acceso el rehundido del paramento para el encaje del puente levadizo y los agujeros de los
mecanismos con los que se accionaban.
El Castillo estaba dividido en diferentes dependencias que tenían personal asignado:
CUERPOS MILITARES
Milicia urbana
Caballería
Artillería
Guarda-Almacén
Capellán
PERSONAL ASIGNADO
1 oficial, 2 cabos y 16 soldados
1 cabo y 8 soldados
1 cabo y 4 soldados (inválidos)
1 guarda
1 capellán
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CONSTRUCCIÓN Y DETERIORO
El Fuerte de Carchuna era una pieza más en un interesante mecanismo de comunicación que
posibilitaba enviar señales a las torres cercanas a lo largo de la costa, aunque hay que aclarar
que las señales que se podían realizar eran muy limitadas, ya que el modo de comunicación era
mediante humaredas (durante el día) o por fuegos por la noche. En tiempos de lluvia, cuando no
se podían hacer señales con fuego ni humo, se utilizaba un cañón que disparaba salvas.
Este Fuerte se comenzó en 1777, pero no se sabe a ciencia cierta su fecha de terminación, ya
que Madoz nos indica que fue en 1783, pero una carta enviada por el sacerdote de Motril, señor
Terrera al famoso cartógrafo Don Tomás López en 1779, indica que ya había sido edificado.
“...en el medio de estos llanos, cerca del mar un tiro de fusil, han hecho un
castillo....”
Si bien no sabemos su fecha de finalización, si sabemos que la sólida construcción del Castillo
ha sido capaz de aguantar los destrozos de las tropas napoleónicas e inglesas que no querían
que este reducto defensivo fuese utilizado en su contra, por lo que ambos optaron por
deteriorarlo.
“Las tropas napoleónicas, antes de su retirada de Andalucía, demolieron
todo el parapeto del hornabeque de la gola hasta muy abajo del corredor;
y los ingleses, nuestros aliados, inutilizaron en seguida los cuatro cañones,
que están tirados en la arena...”
En un informe de 1849 se hacían los siguientes comentarios sobre su estado:
“Está situado en la playa de su nombre, a 170 pies de la orilla del mar y 10
sobre su nivel. Consta de un tambor aspillerado de entrada, foso obstruido
sin puente, cuerpo de guardia, habitación del comandante, cocina,
despensa, calabozo, cuartel de infantería, de caballería con pajera,
oratorio, habitación del guarda-almacén, y repuesto. Sobre todos los
edificios la plaza de armas con parapeto aspillerado. Tiene batería
susceptible de 4 piezas de grueso calibre. Las obras en general están muy
deterioradas, destruidos parte de los parapetos, y en los edificios faltan la
mayor parte de las piezas de carpintería. Defiende por el Este toda la costa
hasta la entrada del puerto de Calahonda, y por el Oeste las playas y
ensenadas hasta la punta de Carchuna. Hay montada una pieza de a 24,
otra de a 18 inútil y sin cureña, y tres de a 12 clavadas e inútiles, todas de
hierro; y sólo hay para todo el servicio tres artilleros. Para la reparación
de la batería y demás obras de este castillo, se propusieron en 1845,
55.339 reales. A la inmediación de este fuerte no hay edificio alguno.
Comunica por el Este con la torre del Llano de Carchuna, de la que dista
media legua, y por el Oeste con la torre arruinada del Chucho.”
14
USOS DEL CASTILLO
Este típico Castillo defensivo, que aún cuenta con “hermanos gemelos” en Guardias Viejas
(Almería) y La Herradura (Almuñécar), posteriormente a su uso de defensa militar, sirvió como
cuartel del Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, posteriormente llamados Carabineros
de Hacienda Pública, en 1940 el Cuerpo de Carabineros desaparece como tal y se une a la
Guardia Civil, que será quién ocupará el castillo en adelante. No sabemos hasta cuando estuvo
la Guardia Civil en el castillo de Carchuna. En el de La Herradura aún se encuentra el Cuartel de
la Guardia Civil. Durante la Guerra Civil española se utilizó como prisión falangista, en donde,
más de trescientos asturianos republicanos, estaban presos y que tras una estudiada operación
militar fueron liberados.
Castillo de Guardias Viejas (Almería)
Castillo de La Herradura (Almuñécar)
La prensa Republicana se encargó de promocionar esta heroica hazaña, gracias a lo cual hoy
podemos disfrutar de una pormenorizada descripción del asalto al Castillo que fue publicado por
la Subsecretaría de Propaganda en 1938 y que está adjunto a este primer trabajo sobre el
Castillo-Fuerte de Carchuna que esperamos sirva de inicio para la puesta en valor de un edificio,
de los pocos que quedan en Motril, con cierto carácter histórico.
Por último sólo queda indicar que en los años 80 se llegó a un acuerdo con la Universidad de
Granada para convertir el Fuerte de Carchuna en un centro de Estudios Oceanográficos pero
que, como otras propuestas, y hasta el día de hoy, no han servido para que el Castillo de
Carchuna sea un elemento de disfrute de los habitantes de la Costa Tropical y de sus visitantes.
Curiosamente hace unos meses visitaron el Castillo de La Herradura (Conocido como Carlos III),
con el objetivo de poder instalar allí un Centro de Estudios Oceanográficos, no sabemos si se
trata del mismo proyecto o de otro diferente, aunque es difícil de ejecutar por ser un edificio
militar.
Esperamos que con la actual apuesta por el turismo cultural y rural se dé a este Castillo las
reformas adecuadas para que pase de ser un elemento olvidado a ser un referente de apuesta
por el futuro turístico sostenible de la zona de la Comarca de la Costa Tropical.
Sin duda una apuesta acertada sería crear un itinerario que mostrase las defensas militares de la
Costa Tropical, entre las que deberían tener especial valor los castillos que jalonan nuestra bella
Costa Tropical.
15
PLANOS DE PLANTA:
PLANO DEL CASTILLO DE CARCHUNA
16
17
GLOSARIO:
Aplantillar: Labrar un material con patrón.
Aspillera: Abertura larga y estrecha de los muros, para disparar por ella.
Atalaya: Torre de vigilancia, por lo general sita en un lugar alto.
Baluarte: Fortificación pentagonal formada por dos lienzos de muralla.
Batería: Conjunto de piezas de artillería dispuestas para hacer fuego.
Cortina: Lienzo de muralla entre dos baluartes.
Cureña: Armazón sobre ruedas en la que se monta el cañón de artillería.
Escudos de Vellón: Moneda de plata que valía 10 reales de vellón.
Gola: Entrada desde la plaza del baluarte.
Hornabeque: Fortificación compuesta de dos medios baluartes unidos con una cortina.
Lienzo: Porción recta de una muralla.
Llagueado: Juntura entre dos ladrillos de una misma hilada.
Mampostería: Construcción hecha con piedras sin labrar y colocadas sin formar hileras
regulares.
Parapeto: Muralla de poca altura que protege en una lucha o combate.
Pieza de artillería: Cualquier arma de fuego que no es portátil.
Real: Antigua moneda española equivalente a la cuarta parte de una peseta.
Talud: Inclinación de un terreno o del paramento de un muro.
Tambor: Muro cilíndrico que sirve de base a una cúpula.
Tronera: Abertura en el parapeto de las murallas o en el espaldón de las baterías, para disparar
con seguridad y acierto los cañones.
Vara Castellana: Medida castellana de longitud que equivale a 83,6 cm.
18
BIBLIOGRAFÍA:
AYALA CARBONERO, Juan J: La defensa de la costa en el municipio de Motril.
Excmo. Ayto. Motril, 2001
CEP Motril: Torres, baterías y castillos en la costa granadina (El Partido Militar de
Motril y la Defensa de la Costa). Motril.
DOMÍNGUEZ GARCÍA, Manuel y otros: Encuentro con Motril. Excmo. Ayto. Motril,
1987
DOMÍNGUEZ GARCÍA, Manuel y otros: Historia de la defensa de Motril (siglos XVIXVIII). Motril, 1984
GIL ALBARACCÍN, Antonio: Las fortificaciones de la costa del Reino de Granada.
(ESPAÑA), Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, UB. Nº 72, 9
marzo 1998.
Internet: http://www.google.com - http://images.google.com
POSADAS LÓPEZ, Eduardo J.: La frontera marítima de Granada. Caja de Ahorros
“Sa Nostra”. Palma de Mallorca, 1996
MADOZ IBÁÑEZ, Pascual: Diccionario geográfico estadístico histórico (Provincia de
Granada). Ámbito y Editoriales Andaluzas Unidas. Valladolid, 1987.
MARTÍN GARCÍA, Mariano y otros: Inventario de arquitectura militar de la provincia
de Granada (Siglos VIII al XVIII). Diputación de Granada, 1999
MATEOS RIVAS, M. Simón: Historia de la Herradura. Almuñécar, 1997.
SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Fco. Daniel: http://web.jet.es/dasava/Torres2/torre12.htm
19
20
FUERTE
DE
CARCHUNA
EDITADO
POR
LA
SUBSECRETARÍA
DE PROPAGANDA
D e l e g a c i ó n de Madrid
Madrid, 1938
Redactor literario: José Estrada Parra
21
ÍNDICE
A LA OPINIÓN PÚBLICA ............................................................
23
SOLDADOS DE LA REPÚBLICA QUE CON SU HEROÍSMO
PUSIERON EN LIBERTAD A LOS PRISIONEROS ASTURIANOS ......................................................................................
24
PRÓLOGO .......................................................................................
25
INTRODUCCIÓN ............................................................................
26
En el Fuerte de Carchuna ..................................................................
27
Cuatro héroes ....................................................................................
30
La evasión .........................................................................................
32
Se informa al Mando .........................................................................
35
Gente leal ..........................................................................................
37
Se prepara la maniobra ......................................................................
39
Intento frustrado ................................................................................
41
Nuevos perfiles .................................................................................
43
En marcha .........................................................................................
45
En la línea leal ...................................................................................
47
El asalto .............................................................................................
49
Justicia de guerra ...............................................................................
51
Hacia Calahonda ...............................................................................
53
Mientras esto ocurría .........................................................................
55
A las líneas leales ..............................................................................
57
Palabras finales ..................................................................................
58
22
A LA OPINIÓN
PÚBLICA
La Delegación de Propaganda y Prensa de
Madrid se complace en recoger la iniciativa del
XXIII Cuerpo de Ejército, que ha plasmado,
con galana pluma, en este libro un hecho maravilloso de la epopeya que España está escribiendo con la sangre de sus hijos.
FUERTE DE CARCHUNA es el compendio del
Espíritu que los hombres auténticamente españoles representan en estas horas trágicas para
nuestra Patria.
Es preciso, pues, que la España leal, el mundo entero, conozcan la narración que en estas páginas se deja escrita. Por ello, la Delegación de
Propaganda y prensa de Madrid hace suya esta obra, que pretende divulgar con el merecimiento debido.
Madrid, 9 de julio de 1938
23
Soldados de la república que con su heroísmo pusieron en libertad a los
prisioneros asturianos
TENIENTES:
D. José Fernández Rodríguez
D. Nicolás Pérez Lupión
D. Luis Caballero Bravo
D. Bill Aalto
D. Joaquín Fernández Canga
D. Esteban Alonso Garcia
D. Cándido López Muriel
D. Secundino Alvarez Torres
DELEGADO POLÍTICO:
Juan Romero Cáceres
SARGENTOS:
D. Carlos Matych
D. Pavel Antos
D. Gervig Goff
D. Valo Valtualinen
CABOS:
Eusebio Iranzo Herrera
Francisco Ferrus Galarza
Miguel Santolla Gallego
Juan Rubio Yelamos
Juan Olmedo Rodríguez
Francisco Gallardo Ramírez
Eulalio San José Vidal
Antonio Carmona Mejías
José Puerta Lorenzo
Antonio Barranco Domínguez
Antonio Ruiz Martínez
SOLDADOS:
Enrique Rodríguez Moreno
José Camalgo Martín
Francisco Maldonado Colvera
José Pizarra Fernández
Juan Rodríguez Moreno
José Casado Navas
Juan Yánez Pretel
Salvador Garvin Garvin
PAISANOS:
José Lupiáñez Alvarez
Andrés Melero Ramos
Manuel Soler Soler
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PRÓLOGO
En estas páginas, ciudadano lector, hallarás fielmente reflejada la pequeña batalla
de Carchuna, dada al fascismo por nuestro Ejército Popular para liberar a 308
soldados republicanos presos en el fuerte rebelde del mismo nombre.
Jamás creyó la Dirección del XXIII Cuerpo de Ejército que la España leal pudiera
dispensar a nuestros Jefes, Comisarios, Oficiales y soldados muestras tan amplias
de aprobación, ya que el esfuerzo realizado no rebasó las proporciones obligadas
y mínimas que las circunstancias imponen a los soldados que luchan por la
independencia de España.
Los hechos, tal y como ocurrieron, fueron entregados al Comisario de la 23
División, camarada José Estrada Parra, para que los envolviera en el bello
lenguaje que le caracteriza entre los buenos escritores del antifascismo español.
Para mayor veracidad de la crónica, nuestro Comisario artista se ha creído
obligado a citar algunos nombres de participantes directos que para el confiado
lector él supone de garantía o digno de merecerla.
En el curso del relato verás audacia, organización y disciplina, que por ser virtudes
de nuestro pueblo no pueden estar ausentes del Ejército glorioso de nuestra
independencia. Y verás también cómo el sentimiento nacional, el sentido de Patria
y nacencia común que debe unir a todos los españoles frente al invasor no sólo
impulsó a los embarcados en pos de la salvación de otros españoles, sino que les
movió a tender la mano fraterna –salvo las excepciones obligadas y justicieras con
los renegados por siempre—y llamar a una acción común contra los enemigos de
España a aquellos compatriotas que, por el carácter primero de nuestra guerra,
viéronse obligados a servir a los enemigos de España.
Rescatar a la Patria de sus invasores es la misión sagrada que la Historia, siempre
sabia, ha confiado a la república. Acatarla, honrarla y servirla es, pues, hoy deber
común de todos los españoles que sientan la honrada satisfacción y el legítimo
orgullo de haber nacido en España.
¡Viva la República!¡Viva nuestra independencia!
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INTRODUCCIÓN
El Servicio de Información de nuestro Ejército nos trajo la noticia en la expresión
silenciosa del secreto, pero montada en alegres alas de sorpresa:“A Motril han
llegado varios cientos de prisioneros asturianos.”
Asturias y sus asturianos –sabemos por qué—llena a los españoles de emoción al
conjuro del más insignificante recuerdo. Tan preñada está su historia de hechos
salientes, de gestos varoniles, de épocas heroicas, de luchas generosas, de
enseñanzas sublimes. Asturias ha sido siempre como una lección, en libro abierto,
para los que anhelaban justicia mejor; los asturianos han sido siempre, asimismo,
ejemplo magnífico para los enamorados de la Libertad.
Decir, pues, que en Motril había asturianos era tanto como una seguridad de
acción maravillosa, como la certeza más firme de que un pedazo de nuestro
Ejército Popular estaba situado en la misma retaguardia facciosa.
Esta idea, surgida por el mensaje de nuestros informadores, fue aferrándose a la
mente de nuestros Mandos militares. Existía un hecho: asturianos prisioneros del
fascismo en Motril. Con rapidez vertiginosa, propia de Mandos capaces, sobre el
conocimiento del hecho nacía la decisión:¡Hay que rescatarlos! Manos a la obra.
Un Jefe: como siempre, estaba presente. Un Oficial: como siempre, estaba a la
orden. Un Comisario: como siempre, estaba decidido. Unos soldados: como
siempre también, obedientes y disciplinados, se encontraban. Por encima de
todos, presidiéndolos, un deber: España. Un trozo de Asturias se colocaba al
alcance de una operación. Inteligencia y audacia hacían falta. Ambas cosas posee
hoy, en grado sumo, nuestro Ejército. Demostrado está.
En las líneas que siguen se refleja letra a letra, paso a paso, con exactitud
científica, con pretensión de narración histórica, la acción, un tanto aventurera y,
por consiguiente, clásicamente española, que hubo de desarrollarse –el mar, la
tierra, la noche, la inteligencia y el valor en maridaje de amor por España y por su
independencia—para que trescientos cinco asturianos, hermanos nuestros,
pudieran estar, como están hoy, contentos entre los suyos, alegres en su España,
que se les antoja como aquella Asturias donde el clima moral permanente fue la
enseña vigorosa de su historia de héroes.
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EN EL FUERTE DE CARCHUNA......
Asturianos prisioneros de los facciosos en el Fuerte de Carchuna, a unos
kilómetros de nuestras líneas. El Mando lo sabe. El Mando no ignora nada. Su
información es exacta.“¡Asturianos!, ¡Asturianos!”, se repite asimismo el mando,
como el pensamiento más tenso que le domina. Aun difusa, prevé una operación,
un golpe, una maniobra. No hay duda alguna sobre lo que pensarán esos
asturianos. Con hombres así, se puede contar para todo.¡Son asturianos!¡Son
españoles! Y españolas las fuerzas leales. Español es el Mando. Se lucha por la
independencia de España.
Transcurren los días. Como caballos de la obsesión galopan por el pensamiento
ideas de audacia. Sólo una cosa, salida de la órbita de lo abstracto, se concreta en
palabras. Esta: rescate, necesidad imperiosa del rescate. Nada tan fácil de
concebir. Nada tan difícil de ejecutar. Pero no hay más remedio. La decisión es tan
firme que rompe los frenos de la duda. Adelante. Es la decisión, que toma alma en
busca del cuerpo de una realidad.¡Adelante! Es España mutilada, en su afán de
recobrarse.¡Adelante!....
***
El Fuerte de Carchuna está a cien metros aproximadamente de la costa. En él
están poco más de trescientos asturianos prisioneros. La guarnición de vigilancia la
componen un Alférez, varios Sargentos y veintitantos soldados. De cuando en
cuando vigila también, en frecuentes visitas, las almas de los reclusos, un cura,
que en pláticas “cristianas” suele decir a los asturianos que los rusos son muy
malos, que los alemanes e italianos son muy buenos, que por las venas de
nuestros camaradas no corre sangre, sino pólvora; que los ojos no ven más que
cosas malas y que los oídos no oyen más que cosas perversas.
Los asturianos pensaban en le República, en España, porque por sus venas corría
sangre española. Sus ojos no contemplaban más que la Naturaleza –tierra a un
lado y mar a otro--.Sus oídos, imposibilitados ellos para comunicarse con otras
personas, sólo oían al cura en sus pláticas “cristianas”.
La vida era dura. Al trabajo por la mañana, en la continuación de un campo de
aviación en el mismo llano de Carchuna y en la carretera que se dirige a la
posición enemiga del Conjuro. Trabajo custodiado. Después, a la prisión, asimismo
custodiados.
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El General faccioso Cabanellas visitó el Fuerte. Dirigió la palabra a los
asturianos. Conviene consignar algunas de ellas. Dijo:“Estáis perdidos. Los rojos
tienen ya perdida la Guerra.”Quince días después el General perdía la vida. Los
“rojos”, como el primer día, seguían la lucha.
***
El Alférez encargado de la custodia de los prisioneros en el Fuerte era fascista. No
necesitaremos gastar líneas en demostrarlo. Le habían dicho que el fascismo era
autoridad. El Alférez, señorito adinerado metido a militar del crimen, tenía a sus
órdenes unos soldados. Estimaba que los soldados eran iguales a los obreros que
él poseía en los trabajos de labranza. Autoridad, mucha autoridad, es el fascismo.
Un buen día –mal día—se le atravesó un soldado de los suyos, del ejército
fascista. No mediaron palabras. Un palo en la cabeza. Esta quedó abierta.
Auténtico. Asturianos lo vieron. Asturianos lo vengarían. No hizo falta un acta
donde quedase escrito el relato del crimen. Grabado con tinta de indignación
quedó la estampa trágica en la mente de nuestros camaradas. De algunos
Sargentos y soldados de la guarnición también.
De unos y otros, con los puños del corazón en alto, partieron miradas
esperanzadoras hacia la zona leal, como la aguja que señala el Norte en la rosa de
la Justicia.
***
Ha llegado al Fuerte un asturiano procedente del hospital de Granada. Se
inquieren noticias por los compañeros del estado de la retaguardia facciosa, de lo
que ha visto, de lo que ha oído. Con el sigilo natural van preguntando todos.
El que en el hospital dejó una enfermedad física, del hospital se trae una
enfermedad moral, que no curan los médicos.
En el hospital había italianos, moros, españoles. A éstos, para distraerlos, se les
entregaban folletos de propaganda editados por el Estado Mayor del cabecilla
rebelde Franco. Uno de ellos cae en manos de nuestro camarada. Se refiere a
Asturias. Empieza a leerlo con avidez, con ilusión, porque es de Asturias, de su
tierra.
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Leyéndolo, su fiebre aumenta. Pero es otra clase de fiebre. Sigue leyéndolo.
Hasta el momento en que se queda frío. El folleto se cae de las manos.
Quiere protestar, gritar. No pudo ser. Hubiese sido peor. El folleto habla de
Asturias, en la época gloriosa en que Asturias era nuestra.“Todas las mujeres de
los asturianos –decía el folleto—están en manos de los extranjeros, de los rusos.”
Del subconsciente brotaban lanzas de razón, de verdad
--Ni un extranjero, ni uno. Asturias, mi tierra, era defendida por mí, por los
asturianos, ¡sólo asturianos!...
***
El Fuerte de Carchuna..... pasará a la Historia. ¡Cuánto contraste! Contra la
mentira, la verdad. Contra la sinrazón, la razón. Contra la injusticia, la justicia.
Contra los cobardes, los valientes.
La verdad, la razón, la justicia y la valentía estaban de nuestra parte.
Las armas.....
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CUATRO HÉROES
Los transportaban hacia el Sur. De los campos de concentración de la fría tierra
leonesa los asturianos iban hacia la ardorosa Andalucía. El Sur, con toda su
belleza, podía significar la muerte, que daría remate a tantos sufrimientos. Pero en
el Sur había también hermanos suyos, españoles, que continuaban la lucha, sin la
angustiosa estrechez de la zona norteña. Y el deseo, la idea fermentada en sus
mentes al caer prisioneros en las montañas de Asturias, se iba afirmando y
cobraba nuevos visos de esperanza...
Llegan a Motril los prisioneros. Esto les alegra. El mar azul les da fuerzas y
esperanzas para olvidar el látigo que de manera continua les azota moral y
materialmente. Miran hacia el mar..., hacia el Este. Allí están los suyos. La idea se
va haciendo carne en sus espíritus heroicos.
Son llevados al Fuerte de Carchuna. Sol de plomo. Trabajo agotador en la
construcción de un campo de aviación y una carretera militar. Mala comida, malos
tratos, el cura...
Pero los asturianos lo resisten todo. Están más al Este. Más cerca de sus
hermanos. Oyen de cuando en cuando el estampido del frente, ya cercano donde
se lucha por España, por ellos...
Surge la decisión. Desesperada, suicida, gloriosa. Cuatro asturianos se conciertan
para jugárselo todo. Todos quisieran participar en la aventura. Pero esto sería
imposible. Caerían. Cuatro saldrán en busca de la muerte o de la liberación. Si
tienen éxito, los prisioneros oirán tres solitarios cañonazos, que serán la señal de
su próxima libertad. Porque los cuatro héroes van para volver. Se jugarán la vida
dos veces. Volverán con fuerza nuestra para tomar el Fuerte, armarlos, y, ya todos
juntos, arriesgar la carta final.
Son cuatro obreros asturianos, fuertes y decididos. Los cuatro eran Tenientes del
Ejército Popular en la lucha asturiana. Bajo su roto vestido siguen siendo Jefes de
sus compañeros. Y como Jefes, se jugarán la vida los primeros. Son: Joaquín
Fernández Canga, de Sama de Langreo, mecánico, veintidós años robustos y
audaces. Con los suyos, combatiendo palmo a palmo, en las brumosas montañas
asturianas, con rabia, con desesperación, ante la aviación ítalogermana, avanzada
del crimen, cayó prisionero en diciembre de 1937.Y así, Secundino Alvarez Torres,
de Sama de Langreo, veinticinco años; Esteban Alonso García, veintitrés años,
minero y Cándido López Muriel, veintitrés años, mecánico.
Animo tenso y pulso firme. Estaban otra vez en lucha. No conocían la región. Sólo
sabían, y eso les bastaba, que cerca, algo más allá, tronaban los cañones leales.
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Dos caminos tenían: el mar y la tierra. Los dos ignorados, los dos difíciles.
Pensaron en las barcas pesqueras, que todos los atardeceres dejaban en la
playa aquel montón de vida brillante y multicolor. Pero el mar era camino fácil de
persecución y ellos... no eran marinos.
Se decidieron por la tierra. Ellos sabían de trochas, montañas y matorrales; ellos
sabían de peñascos y de grutas. Ellos sabían matar y morir, notando en sus
plantas el calor de la tierra española.
Faltaba elegir el momento. Hasta que una tarde...
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LA EVASIÓN
Es difícil evadirse cuando se desconoce el terreno, la situación de las líneas. Pero
hay que evadirse. O sublevarse. Esta idea de la sublevación prende primero en el
prisionero Joaquín Fernández, hoy, ayer y anteayer Teniente de la República.
Secundino, Esteban y Cándido –Tenientes de la España leal también—están de
acuerdo. Son cuatro hombres. Pero un solo pensamiento, una sola voluntad.
Interpretan a sus soldados. Aman a la carne de su propia carne, al alma de su
propia alma.
Planean como altos Jefes militares, dueños de la razón táctica, del secreto de la
estrategia. Escrito sobre la imaginación y el acuerdo van quedando formados los
grupos.
--Yo me encargo de éstos y tú, de aquellos; tú...
Hay que estudiar a los guardianes, las horas de servicio, la disposición de los
mismos. Hay que contar las armas, las municiones de que disponen.. El material.
Hay que trazar la maniobra. Conviene ir preparando a algunos. A un grupo de
ellos, de los camaradas prisioneros. A cualquiera. Todos son de confianza.
Cada Teniente duerme en un dormitorio distinto. Cada Teniente tiene dos vecinos
inmediatos: los que duermen a uno y otro lado. Con palabras imperceptibles casi,
pues el silencio de la noche es delator a los guardianes, se comunican los deseos.
Conforme. ¡Qué duda cabe!
En marcha todo, el recuento del material pone, por su escasez, una dificultad.
¿Superable? ¿Insuperable? Porque las vidas de los trescientos soldados valen
más que las de ellos cuatro, deciden evadirse.
***
Joaquín Fernández no descansa, Ha de hacer forzosamente la vida de los demás:
el campo de aviación, la pista... Pero como quien saca fuerzas de flaqueza,
Joaquín ha de sacar tiempo para trabajar en lo suyo. Se esconde, se pierde, sube
al monte. Ve el terreno. Dibuja. Un barranco. Aquella vaguada es protectora. El
deseo de ver la línea era obsesión de antiguo. Desde que llegaron a Motril, antes
de ser trasladados al Fuerte. Ya está cerca de la línea. El árbol, las palmeras, el
matorral, el menor accidente del terreno quedaba dibujado. Había que salvarlo
todo.
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A la hora de costumbre, Joaquín está en el Fuerte con sus compañeros.
Nueva reunión. Conspiración. La emoción de aquellos momentos no ciega la
clara visión de nuestros héroes, ni perturba la serenidad admirable de que son
dueños.
Por la noche, nueva comunicación con los vecinos del dormitorio.
--Nos evadimos cuatro.
--¿Os pasará algo?.
--Nada puede pasarnos.
--¿Cómo lo sabremos?
--Los estampidos de tres cañonazos os dirán de nuestra presencia en la zona
republicana.
--Bien. Pero yo también me voy –resolvían igualmente unos y otros.
--No es posible; sería peor. Disciplina –mandaban ya con cordialidad exquisita los
Tenientes.
--Pero , ¿y nosotros? –inquirieron aún.
--¡Somos asturianos! –cerraban la conversación. Y por si quedaba aún alguna
duda, nuestros Tenientes repitieron:
--¡Somos asturianos!
***
Estaban en el patio. Era el día 19.Uno de ellos dijo al pasar: “¿Hoy?”Un “sí” de
silencio y decisión contestaron las miradas de los demás. La suerte estaba echada.
Adelante.
Logran salir; espaciados y mediante hábiles añagazas se reúnen fuera del Fuerte.
Son las seis de la tarde. Marchan hacia el Oeste, en dirección contraria a la suya.
Saben lo que se hacen... Cementerio de Carchuna. Se descalzan. Vuelven sobre
sus pasos, ya definitivamente hacia las líneas leales...
Ojo avizor, sin armas y descalzos, marchan los asturianos –sombras en la noche—
hacia la España leal. Alto. Una guardia enemiga. Silencio. Arrastrándose, rodean y
dejan atrás un blocar faccioso. El monte les espera acogedor. Líneas del frente
enemigo. Seis horas de rastreo. Manos y pies sangrantes, aspeados,
destrozados... Brillo en la mirada.
Un barranco estrecho en silencio absoluto. Tierra de nadie. Siguen adelante, ya
confiados. Van ascendiendo la ladera opuesta. Algo se divisa confusamente. Un
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hombre; por tanto, un soldado. Debe ser centinela leal. Avanzan decididos y
en pie. No podrían seguir arrastrándose. Los ve desde lejos. Confían.
Ya más cerca, gritan: “¡Viva la República!” “Salud, camaradas!”... El centinela está
en guardia... “¡Alto!” “¡Levantad los brazos!” “¡Subid!”...
¿Quién podría subir una ladera casi escarpada, sobre el cansancio de horas de
incertidumbre y de rastrear, pecho a tierra, montañas pedregosas, con los brazos
en alto? Sólo ellos. Subieron gritando vivas a Asturias y a la República, que pronto
se confundieron con idénticos vivas de nuestros soldados.
Quien no lo haya presenciado no podrá imaginar jamás la emoción profunda que
se siente, embargando, cuando un soldado de nuestras líneas abraza a un evadido
del campo enemigo. No es para descrita. Besos, abrazos, regalos, preguntas,
caricias. Todo es poco. Es más. Mucho más.
Entre los parabienes de unos y de otros, la clara sonrisa de la satisfacción y las
palabras de amor entrañable: “Estáis libres; estáis salvados” –repiten los soldados
de la 55 Brigada multiplicándose a sí mismos.
Pero otras palabras, tajantes y decisivas, de los cuatro héroes, aunque salidas de
los labios de uno de ellos, ponen fin al diálogo.
--No. No estaremos libres y salvados hasta que libres y salvados estén los
trescientos asturianos que aun quedan en el Fuerte de Carchuna.
Y una pregunta más:
--¿Dónde está el Mando? Indicadme: ¿Dónde está el Mando?
Eran las tres de la madrugada del día 20.
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SE INFORMA EL MANDO
El Comandante Bárzana es el Jefe de la 71 División. El Comandante Bárzana es
asturiano. Su ayudante, asturiano también. Bárzana es joven –de esa juventud que
tanto prometía y que es hoy una realidad--, inteligente y apasionado.
Procede de Asturias, de la lucha, de la guerra del Norte. Tomó parte en todos los
combates. Días duros, de gloria para nuestras armas. Días de avance. Días de
repliegue, no menos gloriosos. Intervino con los suyos en empresas arriesgadas,
de temeridad. El calor de su juventud era el calor que impulsaba a la lucha. Era
calor de la nueva España. Moral de independencia patria en tierras de Vasconia,
en las líneas montañesas, en los parapetos asturianos, en el frente granadino...
Bárzana sabe que hay asturianos en el Fuerte Carchuna. El es un Jefe y un
asturiano también. Desde que se informa tiene esa preocupación. Carchuna, la
costa, el mar, la montaña. Ideas, ideas. Sacarlos, sacarlos. La idea es el germen
de toda obra a realizar. Es el principio. Bárzana puso la primera piedra del rescate
de los asturianos. Pero Bárzana no se conforma con tan poca cosa. Pensando y
pensando... se presenta la oportunidad.
***
Han llegado los evadidos a las líneas leales. Son llevados al puesto de Mando del
220 Batallón. Siguen los agasajos. Pero los evadidos están impacientes por hablar
al Mando sobre algo que les hormiguea en la cabeza. La liberación de sus
compañeros que quedan en el Fuerte.
Traslado al Puesto de Mando de la 55 Brigada y de éste al de la División, por la
carretera que alarga sus kilómetros.
Han transpuesto, al fin, los umbrales del Cuartel General. Quieren ver pronto al
Jefe de la 71 División. Pronto se hace presente el Jefe. Y, eléctricamente, no
voces, sino gritos:
--¡Bárzana! ¡Bárzana! ¡Bárzana!
--¡Joaquín! ¡Secundino! ¡Esteban! ¡Cándido!
Abrazos prolongados. Ya es común la emoción. Los evadidos ven al paisano
Comandante, Jefe de la División; al motor que pondrá en marcha sus deseos.
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Bárzana ve en los evadidos la oportunidad formidable y magnífica para
desarrollar su idea.
Muchas preguntas, cambio de impresiones rapidísimo.
Si antes se les pregunta, antes contestan.
--¿Queréis volver?--dijo Bárzana
Un “si” enérgico y alegre, rotundo y decidido, fue la expresión colectiva de los
Tenientes evadidos.
--Hay que disparar tres cañonazos. Hoy mismo. Ahora mismo. Es la señal. La
esperan nuestros camaradas, los camaradas de todos nosotros. Señal para ellos
de alegría por nuestra evasión y de esperanza por su próximo rescate.
Presurosamente Bárzana dio la orden, que se cumplió momentos después.
***
Hay que poner en estudio la operación. Se decide dar cuenta de todo al Jefe del
XXIII cuerpo de Ejército, Teniente Coronel Galán. Galán –digámoslo otra vez—es
Jefe del XXIII Cuerpo de Ejército. No es asturiano. Pero es español. Y es un Jefe.
La serenidad, el espíritu de precaución de éste, como Jefe superior, luchaba con la
decisión impulsiva, la prisa, del propulsor de la operación, que era asturiano, el
Comandante Bárzana.
Facilidades, obstáculos, pros, contras, jugaban allí, en el despacho de Galán en
busca del acierto. Era una de las ocasiones en que necesariamente se tenía que
producir el acuerdo afirmativo. Se barajaban datos, cifras, fuerzas, medios, modos.
Todo abonaba el éxito. Galán tenía que decir que sí. Galán esperaba su momento,
pleno de responsabilidad.
--Conforme –dijo--. Dentro de tres días.
--Dos días –continúa Bárzana.
Terminó Galán:
--¡Conforme!
***
Los cañonazos fueron disparados por nuestras baterías. Sus ecos, como nunca de
alegría y de esperanza, resbalaron por las paredes del Fuerte de Carchuna.
***
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La primera parte del plan estaba cumplida. Faltaba la segunda y más
arriesgada: ir por los demás.
GENTE LEAL
¿Qué ocurría mientras tanto en el Fuerte de Carchuna? Es interesante. Angustias
en unos. Buenos sentimientos en otros. Previsión y sigilo en los más. Temor en
ninguno. Certeza de algo bueno, inconcreto, pero que tremolaba en el mástil de la
seguridad.
La vida seguía haciéndose normal. Pero la realidad era distinta. Trabajo del
campo, de la pista. Vigilancia. La visita del cura, que llevaba unas “doctrinas” para
que las leyeran los recluidos.
--No digáis ahora que no sabéis leer. Y hay que comulgar. El que no quiera
hacerlo, lo tendrá que hacer a la fuerza.
***
Rafael Guerrero Rodríguez, malagueño, de la quinta del 30, era Sargento de la
guarnición del Fuerte. Fue arrancado del campo por las levas fascistas. Estuvo en
Málaga, Vélez-Málaga y Orgiva.
El día 24 de marzo llegó al Fuerte. Era el día siguiente al que llegaron los
asturianos. En el fondo seguía latiendo su amor por la causa republicana.
Otro Sargento, Salvador Rojas Rojas, de la provincia de Málaga. Igualmente
arrancado del campo para empuñar un fusil de la traición. Ya llegaría su hora.
Otros tres Sargentos, republicanos de corazón, había en el Fuerte. Eran Francisco
Roque Claro, José Muñoz Cuenca, que resultó herido por una bomba, y Francisco
Gil Fernández.
La noticia de la evasión la tenían precisa los asturianos. Los Sargentos la tenían
imprecisa. Guerrero, puede decirse, era el de más confianza para los asturianos.
Era el de la buena iniciativa. El más precavido.
Encargados los Sargentos de pasar lista y dar
diéronse cuenta de la evasión de cuatro de los
Guerrero existía una duda terrible.¿Habrán
detenidos?¿Los matarán?¿Tendrán, fracasado su
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la novedad al Alférez, pronto
prisioneros.¿Qué hacer? Para
pasado las líneas?¿Serán
intento, que volver al Fuerte?
Esto último, sobre todo lo demás, le obsesionaba. Si esta circunstancia se
daba, ¿qué hacer para salvarlos?
Pronto lo decidió. No pasar lista. Darse por ignorado de todo. Ponerse de acuerdo
con los demás Sargentos de su confianza. Nadie sabe nada de nada. Esperar.
Esperar. La lista de aquella noche no se pasó. La de la mañana del día siguiente,
tampoco se pasó. Sólo cuando hubo la seguridad de que los evadidos estaban en
terreno firme y seguro, después de pasar lista, se dio la novedad al Alférez:
--Faltan cuatro. Supónese se han evadido.
El Alférez, el del palo en la cabeza del soldado fascista, preguntó a Guerrero:
--¿Tiene usted sospecha de complicidad de algún prisionero?
--En absoluto. Todos son buenos chicos.
***
No lo debió creer el Alférez. Este reunió a los prisioneros. Y les habló. Rogaba.
Empezaba ya a ser vencido.
El Alférez, por su cuenta, desconfiado, pasó lista. Al contestar uno, éste salía de la
fila para evitar confusiones, evitando que uno contestara por otro. Formaron todos.
Hasta los de cocina y servicios. Tomaron declaración, sin resultado, a los que
dormían al lado de los que huyeron.
Después el Alférez habló nuevamente a todos, diciéndoles que los huidos
fracasarían en su intento, se les cogería y serían fusilados delante de todos para
ejemplaridad.
Habló de los militares de la República.¿Los ofendió? No ofende quien quiere, sino
quien puede. El Alférez se dedicó, con palabras groseras, recogidas de su estiércol
moral, a ofender a las madres de los militares republicanos. No sabía él qué cerca
tenía la hora de rendir cuentas...
***
Los que se habían “ido” se dedicaban al trabajo intenso de preparar el rescate de
sus compañeros.
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¿De qué manera iban a ser fusilados por el Alférez?
SE PREPARA LA MANIOBRA
Aquel “conforme” de Galán planteaba una serie de cálculos. La decisión del Jefe
pone necesariamente en movimiento una cantidad de resortes inimaginables.
La operación correspondía prepararla al Jefe de la 55 Brigada, Comandante
Pedrosa. Este se encontraba en la sierra cumpliendo misiones de su empleo.
Bárzana, mientras tanto, imposibilitado para perder tiempo, actuaba.
El Jefe de la 71 División se hace acompañar de uno de los evadidos. Van al frente
para estudiarlo. Miran a izquierda y derecha. La posición débil, el camino más
accesible. Observan cuál es el más favorable.
Pero enfrente, allá lejos, levantándose de la propia llanura, está el Fuerte. El día es
claro. Se divisa a la perfección. No sólo se ve el Fuerte. Se ven los prisioneros
también. Salen a la llanura. Los forman militarmente. Se diría que están al alcance
de la mano, cuando sólo están al alcance de la vista. Es que están al alcance de la
ilusión...
***
Se contaba con los cuatro evadidos que conocían bien el terreno cercano al Fuerte
y el camino hacia la libertad.
Había un Mando capaz y entusiasta. Se disponía –todo previsto—de guerrilleros
audaces y soldados valientes.
Hay que estudiar bien la maniobra. De ella depende la vida de trescientos
asturianos, de trescientos hermanos con cicatrices gloriosas en sus cuerpos y en
sus almas libres.
Hay que contar con los medios materiales: las armas, las embarcaciones, un
práctico de la costa, las horas oportunas para efectuar la maniobra.
Todo va combinándose. No se pierde un minuto.
***
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Haría falta una Compañía para atacar por vanguardia la línea enemiga, y
para desembarcar y atacar por retaguardia, una Sección.
Se estudia la combinación del ataque del frente enemigo por vanguardia para que
coincidiera con la hora aproximada en que los rescatados estuviesen llegando a él,
por la espalda, después de vencer la resistencia u obstáculos que en el camino
encontrasen.
Hablan con el Jefe del 218 Batallón, que cubre el frente, don Rafael Barredo, y con
el Capitán Corral, de la Compañía Especial de la 221 Brigada, que atacaría por
vanguardia. Se tienen en cuenta todos los detalles. Estos Jefes y Oficiales se
enteran de lo que se les expone. Lo estudian. Conformes. Todo rápido, todo veloz,
pero todo seguro. Sobre la marcha.
Bárzana no descansa. Una orden: que se busquen inmediatamente dos lanchas.
Otra orden: una Sección escogida para que efectúe el desembarco. Guerrilleros y
soldados de la 55 Brigada. Será, pues, una expedición mixta.
Se calcula el armamento necesario. Fusiles ametralladores, bombas de mano...
Todo a punto. Hacían falta armas cortas. Se piden al Cuerpo de Ejército. Este las
facilita.
***
El Jefe de la División estudia con los ejecutores el plan conjunto de la maniobra.
Se toma en cuenta todo lo que puede influir en el éxito de la misma. Se nombra al
Jefe de la expedición: El Teniente Bill. Se nombran Jefes de grupo.
Al de la expedición, Bárzana le ordena:
--Tú harás esto –al mismo tiempo que le refiere paso a paso la misión total a
cumplir.
A los Jefes de grupo les pregunta:
--¿Tú qué vas a hacer?
--¿Y tú?...
--¿Y tú?...
Todos se explican. Todos saben bien cuál es su misión.
Está trazada la operación totalmente por el Jefe de la 71 División. Se propone
ahora al Jefe de la 55 Brigada, Comandante Pedrosa. No se pierde el tiempo.
--Conforme
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Manos a la obra.
INTENTO FRUSTRADO
Todo está ya listo. En Castell de Ferro, el pueblo luminosamente blanco más
cercano a nuestro frente, están preparadas las dos embarcaciones. La tropa
expedicionaria está dispuesta.
Es la una de la madrugada de una noche de aventura y esperanza.
En una de las motoras embarcan el Jefe de la expedición, Teniente Bill; el Teniente
evadido, Joaquín Fernández; un soldado de la 55 Brigada y tres guerrilleros.
En la otra, el Teniente Ayudante de Bárzana, José Fernández Rodríguez; los tres
restantes Tenientes evadidos, un Teniente de la 55 Brigada, varios guerrilleros y
soldados.
En total, unos treinta hombres. Solos, se lanzan hacia una empresa peligrosísima.
Para ser fuertes en número, cuentan con los trescientos asturianos del Fuerte,
para los cuales llevan armas. Tienen que tomar antes el Fuerte, rescatarlos y
entonces emprender la aventura de atravesar el territorio enemigo y romper el
frente amenazador y lleno de posibles emboscadas.
Sale la primera lancha, rumbo a la lucha.
En este momento la segunda sufre averías en el motor. Disgusto. Nerviosismo.
Viene en ayuda otro conductor mecánico. Se repara la avería. Sale, por fin, la
embarcación, siguiendo la ruta de su hermana, que ya se ha perdido en el obscuro
horizonte nocturno.
***
La lancha última navega cerca de la costa. Pasa frente a un pueblecito que
suponen sea Calahonda. Siguen hasta la altura de Almuñécar. Aquí el práctico se
da cuenta de su error. Había tomado Motril por Calahonda. Marcha atrás.
Se llega frente al llano de Carchuna, lugar señalado para el desembarco. Pero no
se divisa la primera embarcación. Están dando bordadas hasta las tres de la
madrugada, sin resultado. La primera lancha no se divisa. Deciden emprender el
regreso a la base. Se acercan mucho a Calahonda. Tampoco hay rastro. Se
dirigen rectos hacia Castell. Al llegar, los reciben el Jefe del Cuerpo de Ejército,
Teniente Coronel Galán; el Jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército, Teniente
Coronel Forés; el Comandante del 218 Batallón, Rafael Barredo. Este Mando,
41
como era natural, estaba indignado, suponiendo quizá que abandonaron a la
primera, que aún no había vuelto.
--Tú eres el culpable de todo –dijo Galán al Teniente Ayudante del Jefe de la 71
División.
Que no era culpable lo decían la sinceridad de sus palabras al contestar, con
indignación de niño bueno:
--No, mi Teniente Coronel. Los he buscado.
Y agregó:
--No los encontré. Ahí está la gente, que puede hablar.
Se les desarmó. Se les encarceló.
Los soldados decían:
--Nosotros no somos cobardes. Estamos dispuestos a ir otra vez.
No se desarma y encarcela a los soldados por cobardes, no. Otra razón militar de
peso justifica la certera medida del Mando. El golpe hay que darlo. La maniobra
tiene que desarrollarse. Los asturianos han de ser rescatados. Y cuanto antes.
Lo que había pasado no podía divulgarse. El secreto militar de la operación, del
cual dependían las vidas de los asturianos del Fuerte, obligó a tomar la medida. No
podía divulgarse nada. Los soldados--que se sepa--no son cobardes. Pero los
soldados saben ser disciplinados. Obedecen al duro mandato. Los Mandos
siempre saben más.
Vuelve la primera embarcación. Navegó sin cesar de un sitio a otro. El retraso que
sufrió la segunda en salir, la distancia que las separó, una desorientación en el
navegar, la obscuridad extendida, les impedía verse y, por tanto, reunirse.
Había fracasado el primer intento.
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NUEVOS PERFILES
El Mando estudia y decide la organización de otra salida .Hay que evitar nuevos
tropiezos, que podrían ser fatales. Se prepara todo para el día siguiente. ¡Qué
veinticuatro horas!
Un enlace, llamado León, muy serio él, le dijo al teniente Ayudante de Bárzana:
--Vamos al Cuerpo de Ejército.
Había que repetir la suerte. Pero ahora con éxito. El Teniente Ayudante tenía la
misión nada menos de dirigir el asalto al Fuerte de Carchuna.
Regresó a su sitio. Los comentarios discretos naturales.
Durante el día se hace alguna que otra modificación entre los expedicionarios. Se
quitan algunos. Se agregan otros. Alguien dijo:
--Entre los treinta, un Comisario.
Voluntariamente surgió uno.
--Yo –dijo secamente.
Era el Comisario de una Compañía de la 55 Brigada, camarada Romero.
***
A las diez de la noche del día 23 ya están metidos en una barca los
expedicionarios. Un Sargento pasó lista. Estaban todos. El Jefe de la expedición y
un Sargento dieron la novedad, diciendo que había algunos, casi todos mareados.
El mar, que estaba enfurecido y travieso, hacía de la embarcación un juguete.
Saldrían todos mareados.
Bárzana no estaba ya para dificultades:
--Si están mareados, que sigan mareados. En el llano de Carchuna se refrescarán
cuando desembarquen.
Se acercaba la hora de la partida. Faltaba aún otra barca. No había disponible.
Bárzana ordena al enlace León:
--Busca un bote, o cualquier cosa.
Traen una lancha de remos. Se ata con una cuerda a la otra motora. Son ya
inseparables. En la de remos montan varios soldados de la 55 Brigada, el Teniente
evadido Joaquín Fernández, dos guerrilleros y el Comisario Romero.
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En la motora, el Jefe de la expedición, Teniente Bill; el Ayudante de Bárzana,
y quince soldados.
El mar se había aquietado imperceptiblemente.
Todos embarcados. La suerte, nuevamente, estaba echada. Con rumbo a la
aventura, puños en alto, en la mente las ideas de liberación, las barcas, más que al
impulso del motor mecánico, empezaron a surcar al impulso de los corazones de
los expedicionarios.
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EN MARCHA
Las embarcaciones van cargadas de moral combativa. Con esa moral sobre ruta
segura, se llega bien a la altura del Faro de Sacratif, cuyos destellos de siempre no
iluminan, desde que estamos en guerra, un sector distinto del paisaje, como en los
tiempos de paz. En un sitio muy cercano está fijado el lugar del desembarco. Ha
llegado la hora. Pero la barca motora no puede atracar. No puede. Ha de hacerlo la
de remos. Esta volverá varias veces, las que sean precisas, para recoger al resto
de los expedicionarios, al material.
Los primeros en desembarcar de la barca de remos son: Joaquín Fernández,
Secundino Alvarez, Esteban Alonso, el Comisario Romero, dos soldados de la 55
Brigada y tres guerrilleros. Vuelve la barca por otros y embarcan el Jefe de la
expedición, guerrilleros y soldados de la 55.Atracan. La motora, que se ha decidido
atraque también, pues el tiempo apremia, tropieza con unas rocas. La barca de
remos, que sale a su encuentro, también va a dar contra las rocas mismas.
Los que quedan sin desembarcar no tienen más que un recurso: tirarse al agua.
Así lo hacen. Agua al cuello –al cuello mismo--, se dirigen a la costa. Idas y
venidas. El material hay que desembarcarlo también. Agua al cuello. Todos
chorreando. Tiritaban de frío sobre la costa enemiga. Del material surgen dos
botellas de coñac. Se consumen. La reacción es inmediata. Todos contentos y
decididos. La playa, solitaria. Nadie ajeno a nuestros combatientes había divisado
nada.
En tierra firme, en tierra del enemigo, había que hacer cumplir la consigna heroica:
--Las barcas que regresen a sus bases. No nos harán falta. O vencemos o
morimos.
Las barcas, en efecto, por idéntica ruta, regresaron a la base leal de Castell de
Ferro.
***
Secundino, uno de los Tenientes evadidos, dice:
--A ver: dos enlaces conmigo para ver la chabola de los carabineros.
Esta chabola está un poco antes del Fuerte. Secundino, como el resto de los
Tenientes evadidos, conoce bien el terreno. Van. La reconocen. No encuentran en
ella a nadie. Es la primera precaución. Se decide meter en la chabola todas las
bombas. Trescientas cincuenta, aproximadamente.
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Con Joaquín, otro de los Tenientes evadidos, van dos guerrilleros, un tirador
y un enlace. Llevan su fusil ametrallador. Su misión es cortar los hilos del teléfono.
Tres guerrilleros y dos soldados fueron a vigilar la carretera que parte del Fuerte al
puesto de mando enemigo.
Dos guerrilleros y un Teniente de la 55 Brigada –Pérez Lupión--, con un fusil
ametrallador, se colocan hacia Calahonda.
Faltaba el grupo asaltante. El Jefe de la expedición, el Teniente Bill, dijo al
Teniente Ayudante de Bárzana:
--¿Sabes cuál es tu misión?
A lo que contestó resuelto:
--Ir a asaltar el Fuerte.
El ataque quedaba organizado.
Mientras tanto...
46
EN LA LÍNEA LEAL....
En la línea leal –primera línea—el reloj de la incertidumbre avanza mucho más que
el reloj del tiempo. Los oídos están vigilantes. La duda balancea por todos los
cuerpos. Las miradas, en el horizonte obscuro, están fijas. Quieren penetrar en lo
impenetrable. No hay que desesperar. Sin embargo, a todos les parece descubrir
el apuntar del día. Mas quedan todavía varias horas de la noche. Durante ellas ha
de desarrollarse todo.
Las órdenes estaban dadas con exactitud cronométrica. Sobre el plano, habían
corrido los instrumentos científicos, midiendo distancias, calculando hasta el último
metro del terreno para asegurar también hasta la última gota de la preciosa sangre
asturiana.
Entre nuestras posiciones y las facciosas, en la tierra de nadie, dos barrancos se
extienden, dificultando uno de ellos el camino de los fugitivos. Frente a nuestras
líneas está el de Rijana. Más allá, el de Torilejo, y delante del de Vizcaína están las
posiciones enemigas. La blanca cinta de la carretera atraviesa al de Torilejo,
serpenteando por el sur de este escenario de guerra.
La Compañía Especial de la 221 Brigada, al mando de su Capitán, Corral, y con su
Comisario, Víctor Ballesteros, pasado el barranco de Rijana, se coloca ante el de
Torilejo, estableciendo allí su base de partida para el ataque. Tiene orden de
realizarlo tan pronto oiga el fuego que sobre Calahonda harán los asturianos.
Despejará su camino, apoderándose de las posiciones enemigas del barranco
Vizcaína. Tiene gran importancia su misión. Las máquinas enemigas baten el
puente de la carretera sobre el barranco Torilejo, y sus balas llegarían, asesinas, a
destruir vidas y esperanzas. Hay que destruir los nidos de estas máquinas por
encima de todo; los destruirán. La Compañía Especial, con sus bombas de mano,
espera los tiros de Calahonda, que serán la señal de su ataque.
La ilusión, la esperanza, la seguridad, flotaban en el ambiente. Al fracaso nadie se
entrega.
***
Siguen transcurriendo los minutos. Por un segundo debiera ser de día. Ver, saber.
Luz durante un momento. La noticia, la información. Una señal indicadora de la
actuación. Todo se ignora hasta el momento. Se hacen los cálculos. Salieron a tal
hora. Se preveen ciertas naturales dificultades. Seguramente nadie piensa en las
rocas, en el agua hasta la garganta de los expedicionarios. No corría tanto el
47
tiempo. Pero cada minuto era una hora cuando menos. Para comprender
estos momentos hace falta vivirlos.
Impensadamente, cuando se hacían los cálculos más inverosímiles, las
embarcaciones llegan. Ya hay luz, ya es de día en los cerebros. Sin que hable
nadie, sin que informe nadie, se sabe que otra etapa de la arriesgada empresa de
libertar a los asturianos está cumplida gloriosamente.
--Han desembarcado. No cabe duda. Ya están ante el Fuerte.
--¡Viva la República!
***
José María Galán, Jefe del XXIII Cuerpo de Ejército, y su Comisario, Areste;
Comandante Pedrosa y Comisario Barberá; Bárzana y Piñero; otros más, están en
primera línea. En el mástil de la seguridad sigue ondeando la bandera de gloria.
Han desembarcado. Ya se habría iniciado.
48
EL ASALTO
El grupo asaltante, al mando del Teniente Ayudante de Bárzana, marchó,
optimista, hacia el Fuerte. Previamente el grupo quedó dividido a su vez en tres.
Uno lo mandaba Secundino con los soldados. Otro, Muriel, con tres soldados
también. El otro, Esteban Alonso, con tres soldados igualmente.
Se adelanta hacia el Fuerte en columna de a uno. Ya en las proximidades, el
Ayudante da la orden de “cuerpo a tierra”.Manda que la gente siga a los Jefes
nombrados. Los soldados obedecen. Se acercan al muro del Fuerte sin que nadie
se dé cuenta. Se da la orden de cercar todo el edificio para que nadie pueda
escapar. En un chaflán está la cocina. En él se guarecen los cuatro jefes. Ven venir
hacia él a un asturiano tapado con manta. No se divisa ningún centinela. Uno de
los Jefes se acerca al asturiano. Y le pregunta:
--¿Tú eres asturiano?
Este reconoció la voz de su paisano.
--Me cachi en diez –contestó lleno de sorpresa--. ¿Venís desde Asturias andando?
--¡Calla!
***
Ahora, hacia la puerta central del Fuerte.
Dos centinelas enemigos.
--¡Alto! –dicen ya los nuestrosA los centinelas se les cae el fusil de las manos. Ponen, en efecto, los brazos en
alto. Los nuestros saben mandar.
--¿Quién hay más de centinela?
Nuestros dos primeros prisioneros declaran:
--Allí fuera hay uno.
El Teniente Muriel va en su busca. El centinela lo ve y hace mención de disparar.
Muriel, más rápido, le hace fuego. Lo hiere en las piernas. Allí quedó.
Ha empezado el fuego. Ya es todo rapidísimo.
49
Joaquín se había unido al grupo. Había quedado cumplida su misión. Las
líneas telefónicas, cortadas. Ocho hilos. Todos, cortados. Cuando va hacia el
grupo, a diez metros, un disparo de un centinela. La bala le pasa entre las piernas.
Puedo quedar muerto. El centinela carga otra vez. Joaquín tira al suelo el fusil
ametrallador que llevaba. Era la lucha cuerpo a cuerpo la que se imponía. Avanza
rápido sobre él. Con una mano desvía el cañón del fusil enemigo. Con la otra
aprieta la garganta del centinela, que momentos después dejaba de serlo. Juntos
los Jefes, vencida la guardia de fuera, ha llegado el momento. Nadie se ha puesto
de acuerdo. Pero a la vez, como si fuera una sola voz, gritan:
--¡Viva la República! ¡Salud, asturianos! ¡Aquí estamos nosotros!
Nadie contesta ni sale.
***
Secundino, Esteban y el Ayudante entraron en el Fuerte. Se dirigen a la habitación
del Alférez y de los Sargentos. Abren las puertas y enfocan con sus linternas.
El Alférez se entrega .Los Sargentos dormían juntos en un cuarto. Despertaron
sobresaltados. Gritos. Vivas. Pisadas fuertes. Montan el cerrojo. Una voz conocida,
la de un Teniente evadido, dice:
--¡Guerrero, salte, que no te pasará nada!
Guerrero sale. Algunos de los que quedaron en el cuarto dispararon hacia fuera,
sin consecuencias. Creían que era una emboscada fascista. Los nuestros disparan
también un fusil ametrallador, y siguen sin entregarse. Se meten debajo de la
cama. Se lanza una bomba. La detonación los vuelve locos. Después van saliendo,
manos arriba. Quedan detenidos.
Se va penetrando en las demás habitaciones. Los soldados de la guarnición se van
entregando.
Los asturianos, que ya se han dado cuenta, gritan:
--¡Viva la República! ¡Viva Asturias!
Querían salir.
--Esperad –se les ordena--.Cuando termine el fuego.
Pero salen. Y se abrazan a los salvadores. Momento de emoción indescriptible.
Quedan muchos más
El griterío es enorme. Se oye decir:
--¡Ya están aquí nuestros salvadores! ¡Esta es la nuestra!
El Fuerte de Carchuna ha sido dominado.
50
JUSTICIA DE GUERRA
La heroica serenidad de los nuestros sigue adelante, sin perder detalles. La justicia
de guerra. Los detenidos han sido puestos en fila en una habitación por orden del
Jefe del asalto. Hay que investigar quiénes son los Sargentos, quién es el Alférez.
Pregunta:
--A ver, ¿quiénes son los que hay que fusilar?
Nadie contesta.
--¿Todos sois adictos a la República? –inquiere otra vez el Ayudante de Bárzana,
Jefe del asalto triunfante.
***
Son llamados tres asturianos. Nuestra justicia de guerra es la justicia del pueblo.
Los tres asturianos llegan. Van a decir lo que los detenidos se callaban.
--¿Quiénes son los verdugos del Fuerte?
El índice de esa justicia del pueblo, rápida y segura, señala:
--El Alférez, tres Sargentos, el Cabo furriel. Los demás, en libertad; es decir, en
camino de liberarse.
Son cinco los condenados. Estas sentencias no admiten indultos. Es la justicia
misma
Los condenados se atreven a hablar:
--¿Qué vais a hacer con nosotros?
Son los tres asturianos los que contestan:
--¡Ahora os acordáis! ¡Cuando pegaban con palos, no! ¡Cuando abrían la cabeza
del soldado fascista, no! ¡Cuando mermaban el rancho, en negocio vil, no! La hora
ha llegado.
Los arriman a la pared. Ante ellos, los cuatro Jefes del grupo y el Comisario
Romero. El Alférez da un viva a la República. Los asturianos le echan en cara su
conducta. Se hace fuego. Caen, desplomados, cuerpo a tierra, los tres Sargentos y
el cabo.
51
El Alférez huye. Sale del Fuerte. ¡Adónde irá? Lo siguen dos camaradas
nuestros. Le dan alcance. Gime, suplica, habla de sus hijos. Aquel que días antes
groseramente, insultaba a las madres de los militares republicanos, muere dando
un viva a la República.
--¡Cobarde!
***
a estaba liquidado aquello. Pero no había tiempo que perder. Ya podían salir todos
los asturianos. Salió el Teniente de Artillería prisionero Gabino García Díaz, que
estaba de acuerdo con los evadidos que conspiró con ellos antes de la evasión.
Fue el primero que oyó voces en la noche. Poco a poco más fuertes. Ruido en las
puertas. Nos disparos. Gritos de ¡Viva la República! Y ¡Viva Asturias! Que
resonaban dentro de aquellas odiosas paredes. Fue el primero que contestó con
locura de entusiasmo y alegría. Los demás durmientes se dieron cuenta.¡Han
venido! Abrazos. Vivas, más vivas....
Nunca habían tenido un despertar como aquél. El grito de: “Asturianos, estamos
aquí para salvaros!”fue el que les hizo romper su sueño pesado de esclavos del
trabajo y el que les hizo buscar, nerviosos, con prisas locas, sus pobres ropas de
reclusos.
***
Se repartieron los prisioneros los 32 fusiles de la guarnición. Las manos de los
asturianos volvían, al cabo de tantos meses, a acariciar armas de libertad.
El Teniente Ayudante, Jefe del asalto, pide cuarenta voluntarios de los asturianos,
y se presentan todos. Se manda a veinte de ellos por las bombas, que seguían en
la chabola de los carabineros, y que se reparten entre cuarenta. Las bombas de
mano las recibieron con ansia, con la mirada dura....Volvían a la lucha.
***
Alguna creyó que en la orilla del mar había embarcaciones para transportarlos a la
zona leal. No había tal.
El Jefe de la expedición leal, formados todos en columna de a tres, da la orden:
--¡Ahora, a jugarnos la vida todos juntos!¡A romper la línea enemiga!¡A buscar la
línea leal! ¡Viva la República! ¡Viva Asturias!
Cantando himnos de Libertad, la columna se pone en marcha....
52
HACIA CALAHONDA
A vanguardia marchan los fusileros y granaderos.
A unos 800 metros ya de este pueblo, pasan al abrigo de un cerro próximo. Allí se
guarecen entre palmeras. Salen en exploración dos guerrilleros y el Teniente
Lupión.
Pronto regresan e informan de que hay guardia enemiga en la carretera, en la
entrada del pueblo.
Se nombra jefe del grupo de fusileros y se ordena cubrir todo el frente hasta cerca
del mar. Se agrupan 14 granaderos que, con Secundino y el Teniente Ayudante,
suben al cerro, situado encima de Calahonda. Observan cómo patrulla la Guardia
civil por las calles del pueblo.
Nuestras fuerzas se aproximan al pueblo. La Guardia Civil, que los ha avistado, se
parapeta en un cortijo a la salida del pueblo.
Mientras, el resto de la fuerza ataca las guardias de la carretera con bombas de
mano. En pleno combate se oye a un Jefe enemigo:
--Llamar a Motril a ver qué hace ese batallón!
Un fusil enemigo, desde la carretera, seguía disparando. Unas bombas leales y
desaparece. Nuestras fuerzas de la carretera coronan una loma a la entrada del
pueblo; dominan la carretera.
Un ¡Viva la República! Y avanzan.
Otro ¡Viva! Y la carretera es nuestra.
Ya no queda enemigo.
***
Nuestras fuerzas entran en el pueblo de tres en fondo, desfilando y cantando los
himnos leales. La gente se agolpa. Mujeres y niños –hombres no hay—marchan
detrás, aclamándoles. Se oyen expresiones como ésta: “¡Y luego dicen que los
rojos perderán la guerra ¡”
53
El grupo del cerro baja y espera, a la salida del pueblo, a los hombres de la
carretera. Mandan tres enlaces a Calahonda por si había quedado allí
alguien.
Quedaba el enemigo tradicional: la Guardia Civil.
Esta avanza del cortijo hacia nuestros hombres. Otra lucha. Cae muerto un
asturiano. Redobla la lucha. El enemigo se ve vencido; unos guardias huyen; otros
siguen resistiendo. Ataque a fondo de los asturianos.
Otra baja. El Teniente libertado del Fuerte, de aquella prisión, africana en el
ambiente y nazi por el trato, el gran artillero del Norte, Gabino García Díaz, caía
muerto por las balas asesinas de la Guardia civil de Calahonda. Era la última
víctima del fascismo en aquella aventura.
Caen todos los Guardias civiles.
Ha terminado el obstáculo de Calahonda.
54
MIENTRAS ESTO OCURRÍA....
Mientras esto ocurría, en la línea leal la Compañía Especial de la 221 Brigada
esperaba, impaciente hasta la desesperación, la orden de ataque.
Bárzana, más impaciente aún. Los demás Jefes, lo mismo. No se podía dar la
orden de ataque. Se sabía que el enemigo tenía dadas órdenes de retirar los
prisioneros en cuanto sintiesen jaleo en las líneas. Y la duda era terrible.¿Habrían
cortado las comunicaciones? ¿Habrían tomado el Fuerte? La señal de ataque de
los soldados de la Especial estaba determinada por el ruido del fuego que hiciesen
los rescatados al intentar avanzar y romper resistencias. No se oía nada. Las
cuatro y media de la madrugada.
No hay indicio ninguno de lo que se espera. El lejano horizonte permanece
silencioso. Bárzana, el Comisario del Cuerpo, Areste; el Comandante Pedroso,
Barberá..., todos están atentos e impacientes. Bárzana ordena que la Compañía
Especial ataque las posiciones enemigas a las cinco, pase lo que pase. Hay que
auxiliar en todo caso a los asturianos y abrirles camino.
Pero, faltando quince minutos para la hora indicada, los ecos montañeros traen el
estampido rotundo del combate en Calahonda. Los asturianos están al llegar por
retaguardia al frente enemigo. La señal de ataque está dada. Bárzana da
urgentemente la orden. La Compañía Especial avanza. Las verticales
escarpaduras del Torilejo impiden el asalto de frente. El Capitán Corral telefonea
en ese sentido a sus superiores. Estos ordenan se rodee, se avance por donde
sea, pero que se tomen los reductos enemigos. El Comisario Areste se une al
Capitán Corral para controlar la operación. La Especial, dando un rodeo, realiza el
asalto. Caen siete hombres, uno de ellos herido de muerte, pero la posición de la
derecha ya es nuestra.
Había llegado un poco antes el primero de los fugitivos. Un guerrillero. El Mando
ordena que este hombre y una Sección del Batallón 218, con dos fusiles
ametralladores, se sitúe más allá del barranco de Torilejo, para dominar con sus
fuegos las posiciones enemigas que baten el puente, protegiendo así la retirada.
Mientras, el grupo asturiano que viene por el monte toma con bombas de mano la
posición facciosa de la izquierda, la que bordea la carretera. La posición del centro
cae sola. Todo va bien. El Mando recibe información concreta y exacta cada
minuto.
El Comandante García, Jefe del 220 Batallón, que cubre el sector vecino, realiza
esta importantísima función de informar con pleno acierto.
55
Un arco de fuego, como un arco de triunfo, protege el camino de los
evadidos del Fuerte. La línea enemiga se ha roto, resquebrajada por la decisión de
los soldados leales.
Los asturianos pasan ya por el puente del Torilejo y después se internan por un
camino de evacuación hacia nuestras líneas.
Los facciosos vuelven a ocupar la posición de la izquierda, la cercanía a la
carretera. Ya, aunque batan el puente, de nada les vale. Pero dominan también
una curva, que más allá del puente, ya cercana a las líneas leales, hace la
carretera. Entre los evadidos marcha en último lugar un grupo con heridos. Estos
no pueden internarse por el camino de evacuación. Atraviesan esta curva bajo una
lluvia de balas. Por fin, el último de los fugitivos pasa la curva. Están en salvo.
La Compañía Especial y la Sección de fusileros del Batallón 218 se retiran en
perfecto orden y castigando duramente al enemigo. No sufren bajas. La operación
ha terminado con pleno éxito.
Nuestros soldados y los asturianos se abrazan a los acordes de un himno
glorioso...
56
A LAS LÍNEAS LEALES...
Los asturianos, divididos en dos grupos, avanzan hacia las líneas leales.
Toman por sorpresa un blocar enemigo. El grupo que, avanzando por el monte,
protege al de la carretera, rinde una posición enemiga situada sobre ésta. Una
ametralladora enemiga, que molestaba con su tictac de muerte, es volada con una
bomba de mano.
En el combate se pasan a nuestras filas un Cabo y un soldado enemigos.
Por retaguardia, otro grupo de héroes defiende las espaldas de posibles sorpresas.
La columna rompe el frente enemigo.
Vivas a la República. Algunos grupos de enemigos, desesperados, lanzan bombas
de mano, pero ya el boquete está abierto. Se oye el ruido de un fuerte combate un
poco más allá, hacia la derecha del frente enemigo. Las tropas leales han sabido
ayudar.
La columna asturiana sigue por la carretera. Las posiciones enemigas, que han
quedado atrás, enmudecen. Pasan el puente sobre el Torilejo. Se internan rectos
hacia las líneas leales por un camino de evacuación. Han ganado la partida.
El último grupo, con algunos heridos, tiene que pasar por todo lo largo de la
carretera. En una curva sufren las balas asesinas del enemigo, que, ya rehecho, se
coloca otra vez en sus posiciones.
Tierra leal. Abrazos, vivas. El Teniente Coronel Galán, el Comisario del Cuerpo,
Areste; el Comandante Pedrosa, su Comisario y Ayudante, Bárzana y su
Comisario, los
Soldados. Todos. Todos se funden en auténtica emoción española Los asturianos
se abrazan entre sí, abrazan a los demás. Alegrías, sonrisas, satisfacción. España
parece mayor. En efecto, lo es. ¡Viva España!
57
PALABRAS FINALES
Días de esplendor, de triunfo, de gloria.
Más órdenes: las que corresponde a un Mando republicano.
A la retaguardia. Que se duchen, que se vistan, que coman.
***
La noticia llega a la retaguardia, a los frentes cercanos. La población civil se
enardece. Sale a las calles a recibirlos. Regalos. Flores...
En los frentes, los combatientes saltan de alegría. Al Mando, por medio de sus
Comisarios, le piden combatir.
***
Se inician las suscripciones. Pronto alcanzan cifras incalculables de miles de
pesetas.¡Para los asturianos, para los asturianos!
***
En Berja son alojados en el magnífico edificio de la Ermita. Aquello es un
hormigueo. Allí, Jefes, Oficiales, Comisarios, soldados. La población civil. La
alegría. La banda del Cuerpo de Ejército no descansa. Aires regionales. Discursos.
Palabras cálidas. Cariñosas. Emocionadas.
***
Un día en Almería. El pueblo entero, en maravillosa formación, sale a recibir a los
asturianos. La Guardia de Asalto, el Cuerpo de Carabineros, desfilan ante ellos
rindiéndoles honores. Almería está en fiesta porque los asturianos han sido
libertados.
Banquete... Discursos... Himnos... Puños en alto.
***
El enemigo ha sufrido un gran descalabro.
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¿Cómo desquitarles de él? Durante dos días envió su aviación, que dejó caer
bombas de gran tamaño sobre la población civil indefensa de Castell de
Ferro.
Talleres ESPASA-CALPE, S.A
Ríos Rosas,26 – MADRID
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