un cuerpo de piedra y metal - Armada Española
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un cuerpo de piedra y metal - Armada Española
FRANCISCO JAVIER AYUELA AZCÁRATE UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL No hay vida como la muerte para el que vive muriendo. Lope de Vega FRANCISCO JAVIER AYUELA AZCÁRATE UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL A mi mujer Meli y a nuestros hijos Cristina y Javier. Índice Prólogo…………………………………………………………………………………………………9 Capítulo I INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………13 Capítulo II MONUMENTOS DEDICADOS A LA INFANTERÍA DE MARINA O A SUS UNIDADES………………………..22 Capítulo III MONUMENTOS DEDICADOS A INFANTES DE MARINA……………………………………………………………62 Bibliografía………………………………………………………………………………………113 Prólogo Prologar este libro constituye para mí un enorme privilegio pues me permite presentar un libro sobre la historia de la Infantería de Marina. De forma amena, sencilla, directa y, en ocasiones, casi coloquial el autor, Coronel de Infantería de Marina Ayuela Azcárate, recorre España buscando, fotografiando y comentando aquellas “piedras y metales” erigidos para honrar a nuestros héroes más conocidos, o levantados para rememorar momentos históricos acaecidos a lo largo de los años y en los que la Infantería de Marina española jugó un papel significativo. Evidentemente no es este libro una guía para viajeros, aunque bien podría utilizarse como tal. Es un libro histórico que describe qué hicieron infantes de marina para merecer el reconocimiento público que los inmortalizara en placas, esculturas, vidrieras o elementos arquitectónicos. Es decir, nos permite entender el significado de lo que nos podemos encontrar en numerosos pueblos y ciudades. Lamentablemente la historia presentada no está completa, pues estoy seguro que en algún recóndito lugar habrá en una plaza, un obelisco, una escultura referida a algún infante de marina que ha escapado al avezado ojo del autor. Sin embargo, si constituye un magnífico ejemplo que permite rememorar episodios pasados a la vista de fotografías recientes. Constituye pues un legado para las generaciones futuras de forma que estas páginas expliquen cómo y por qué España es como es. Como desde la Infantería de Marina se ha colaborado en escribir la historia de nuestra nación. En resumen, un magnífico libro que estoy seguro tendrá una gran acogida entre los aficionados a la historia dado lo especial de su concepción. Pablo Bermudo GD, Comandante General de la Infantería de Marina ¡Valientes por tierra y por mar! 9 Capítulo I Introducción E l 27 de febrero de 2012 la Infantería de Marina española cumplió 475 años. Así en frío puede pensarse que esto de acumular trienios no tiene necesariamente mayor mérito, aunque, en este caso, no puede negarse que alcanzar un aniversario tan destacado parece un logro importante, de los que no se ven todos los días. Como suele decirse, a la ocasión la pintan calva, así que, sin que sirva de precedente, no estará de más darse un poco de pote en honor de tan feliz e histórico cumpleaños. Es de sobra sabido que los infantes de marina españoles –al igual que todos los miembros de la Armada- se sienten particularmente orgullosos de la antigüedad de la Infantería de Marina. No es para menos, ya que este hecho constituye un legítimo orgullo nacional tal y como señala el Real Decreto 1888/1978, de 10 de julio, por el que se ratifica la antigüedad del Cuerpo, fijándola en el año 1537: El Cuerpo de Infantería de Marina tiene su origen en la disposición de la Secretaría de Guerra de Felipe II por la que se vinculaban permanentemente a la Real Armada algunos Tercios de Infantería Española que, con el nombre genérico de Infantería de Armada, combatieron por tierra y mar basados en las Escuadras de Galeras y Galeones. Su antigüedad corresponde a la del más antiguo de los citados Tercios, el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles, que se remonta al año mil quinientos treinta y siete. Sin embargo, el citado Real Decreto no decía nada sobre la fecha exacta del aniversario, un detalle conveniente para completar debidamente una norma tan importante desde el punto de vista histórico e institucional. Con tal fin, el 22 de abril de 1981, la Orden Ministerial 415/129/81 estableció, a efectos conmemorativos, el 27 de febrero de 1537 como el día de la creación del Cuerpo de Infantería de Marina: El Real Decreto 1888/1978, de 10 de julio, fija el año 1537 correspondiente a la creación del Cuerpo de Infantería de Marina, sin determinar el mes y el día. A efectos conmemorativos, para recordar y honrar a todos los infantes de marina que dieron su vida por España, es conveniente fijar la fecha concreta. Dado que el 27 de febrero de 1566 se constituyeron el Tercio de la Armada del Mar Océano, el Tercio de galeras de Sicilia y el Tercio Nuevo 13 de Nápoles, parece lógico el combinar el año de antigüedad del Tercio de Nápoles, con el día del mes de constitución de los Tercios citados para elegir la fecha concreta. El devenir histórico de la infantería naval más antigua del mundo ha sido objeto de diversos y valiosos trabajos. Algunos autores, sin duda con buena intención, han abusado del ditirambo, cargando las elogiosas tintas de forma desmesurada, mientras que otros irreductibles -los menos gracias a Dios- se han mostrado más ásperos que un cardo; frente a éstos, tampoco han faltado ardientes defensores de las bondades del Cuerpo de Infantería de Marina. Bastará con una pincelada. En las Cortes, en el año 1870, un diputado –de cuyo nombre no es conveniente acordarse por razones elementales de munificencia y misericordia- afirmó, en un tono algo agrio y desapacible, que los regimientos de Infantería de Marina no eran necesarios. El ministro de Marina, Juan Bautista Topete le respondió, tan brillante como cortésmente, en los siguientes términos1: “En mala ocasión ha tocado S.S. a los regimientos de infantería de marina. Esos regimientos que desde la guerra de la Independencia son honra de la Marina española, son una rama de este tronco (…) Y estos tres regimientos, (…) esos 4000 hombres deben estar dispuestos, y lo están, a embarcarse en cuatro horas para ir a todas las partes del mundo donde sea necesario defender la honra de nuestra bandera (…) La infantería de marina fue a África: vino la guerra de Santo Domingo, y en Santo Domingo estuvo la infantería de marina: necesaria en PuertoRico, y para Puerto-Rico se embarcó; en la expedición de Méjico también estuvo la infantería de marina a las órdenes del dignísimo general Prim. En este momento, de los tres regimientos dos se hallan en la isla de Cuba; mejor dicho, todos están, porque uno se encuentra embarcado.” A menudo, como demuestra la experiencia y enseña el conocido proverbio latino, en el medio está la virtud, así que, en honor a la verdad, ha de decirse que la mayoría de los estudiosos nos han legado con rigor y minuciosidad, no exenta de respeto y admiración, 1 Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, 14 de febrero de 1870, número 217, página 5736. 14 buena parte de la vida y milagros de los soldados de Marina durante sus ya casi cinco siglos de existencia. Gracias a ellos, han llegado hasta nuestros días suficientes testimonios que permiten conocer buena parte de la larga y apasionante historia de las esforzadas tropas de Marina. La hoja de servicios de la Infantería de Marina es ciertamente excepcional. Durante siglos ha luchado a lo largo y ancho de los mares y tierras de todo el mundo: desembarcando en la isla Tercera, en San Salvador de Bahía, en Argel, en Pensacola o en Alhucemas; concurriendo a empresas memorables como la conquista de Cerdeña, de Sicilia o la reconquista de Buenos Aires; tomando parte en las defensas de Cartagena de Indias y del Morro de La Habana; asistiendo a célebres combates navales como los de Lepanto, Tolón, San Vicente, Trafalgar, Cavite o Santiago de Cuba; defendiendo la independencia de España en Bailén, Espinosa de los Monteros, Talavera, Ocaña o Tolosa; derramando su sangre en San Pedro Abanto y Cantavieja durante las guerras carlistas; peleando en Méjico, en Santo Domingo, en la lejana Cochinchina o en las batallas de los Castillejos o Wad-Ras durante la guerra de Marruecos; operando desde la mar en rápidas incursiones anfibias en Parang o Joló en las Filipinas; combatiendo en largas campañas expedicionarias en Cuba o en Marruecos, o más recientemente en operaciones de apoyo a la paz y a la estabilidad internacional o de ayuda humanitaria en Bosnia-Herzegovina, Iraq, Haití, Centroamérica, Indonesia, Líbano, Afganistán o en las aguas del océano Índico. La continua actividad y dispersión de las unidades de la Infantería de Marina, unida a las complejas vicisitudes orgánicas que ha sufrido el Cuerpo a lo largo de estos 475 años, se ha traducido en que aún siendo numerosos los heroicos hechos de armas y los distinguidos actos de servicio que conocemos, son más, segura y desafortunadamente, los que ignoramos; especialmente los relativos a la primera época, la que va desde 1537 hasta la creación del Cuerpo de Batallones de Marina en 1717. Buena parte de estas acciones y sus asociados protagonistas, están aún por descubrir, esperando pacientemente, en los anaqueles y en los armarios de archivos oficiales o colecciones privadas, la llegada de alguna mente interesada o curiosa que los saque a la luz. 15 En sus Cuentos populares españoles Aurelio M. Espinosa dejó escrito2 que “España es un país viejo, sanamente viejo”. Se me antoja que algo parecido le sucede a la Infantería de Marina, un Cuerpo saludablemente viejo en el que la historia cuenta y pone el listón por las nubes a los herederos de un legado tan sobresaliente. Durante más de 173000 jornadas, han sido muchos miles los soldados de Marina que han peleado a brazo partido por tierra y por mar, pasando las de Caín y haciendo de tripas corazón para dejar el pabellón español bien alto; por eso siempre es conveniente recordar que son ellos, con su esfuerzo, su sacrificio y su valentía, los que han conseguido que se alcance este sonoro 475 aniversario. En 1904, en las Cortes3, Juan de Madariaga y Suárez, infante de marina y conde de Torre Vélez, resumió magníficamente la labor de la Infantería de Marina durante siglos y la exigencia moral de conservar su legado histórico, en estos brillantes términos: “Un Cuerpo que es el verbo de la historia militar de España, porque allí donde se ha disparado un tiro, donde se han movido las armas, donde se ha combatido en mar o tierra, siempre ha habido un soldado de Infantería de Marina (…). Un Cuerpo que no ha tenido un solo día de descanso cuando la Patria ha estado en peligro y que ha combatido por tierra y mar, en todas las latitudes, en todos los campos de batalla y en todas las regiones (…) Esta Infantería de Marina, valiente por tierra y por mar, con su historial de dolor, hambre, fatiga, sufrimiento y sangre, con sus banderas cargadas de gloria, merece que se siga su rastro histórico para ejemplo de las generaciones venideras.” El inapelable y despiadado paso del tiempo ha relegado al anonimato a la inmensa mayoría de los que desde 1537 han servido en el Real y Glorioso Cuerpo de Infantería de Marina, pero ninguno de ellos merece caer en el olvido. Por muy desconocidos que resulten, todos viven en el quehacer cotidiano de los infantes de marina actuales, orgullosos herederos de una distinguida tradición que constituye una de sus señas de identidad. 2 ESPINOSA, AURELIO M. Cuentos populares españoles. Tomo I. Stanford University Press. California, 1923, página 21. 3 RIVAS FABAL, José Enrique. Historia de la Infantería de Marina. Dos tomos. Tercera edición. Ministerio de Defensa. Secretaría General Técnica. Madrid, 2007, página 7. 16 Llegados a este punto, y dejando a un lado los sentimientos y las emociones, cabe preguntarse qué recuerdos tangibles quedan de tantos infantes de Marina. Al margen de los homenajes gráficos o pictóricos, seguramente más abundantes, a lo largo y ancho de España podemos encontrar una serie de monumentos, en los que se encuentran representados los soldados de Marina de todos los tiempos. Algunos son de cierto empaque como mausoleos o estatuas, mientras que otros son más de andar por casa, monolitos, lápidas o simples inscripciones. Considerando los numerosos lugares en los que los infantes de marina han servido en estos 475 años, debe de haber, como es natural, un buen número de monumentos de los que yo no tengo noticia. Paciencia y barajar, decían los clásicos; tiempo habrá, Deo Volente, para incorporarlos en futuros desarrollos. A lo largo del gratificante proceso recolector, llamó particularmente mi atención que, a pesar de la prolongada presencia de unidades del Cuerpo en Baleares y en Canarias, en todas las islas sólo he sido capaz de encontrar, en Palma de Mallorca, una calle que lleva el nombre de Infantería de Marina.4 Este trabajo tiene un enfoque ciertamente limitado y tan sólo busca, con una presentación diferente y en la esperanza de que sea novedosa y amena, seguir el rastro histórico de la Infantería de Marina a través de las imágenes de los monumentos que han sido dedicados, en todo o en parte, al Cuerpo, a sus unidades, o a destacados infantes de marina que, en días lejanos y no tan lejanos, y por diversas razones, han pasado a la posteridad. En su día, este afán recopilatorio dio lugar a un artículo bautizado con el nombre de Un Cuerpo de piedra y metal5, un título contundente que suena la mar de bien y que me ha parecido oportuno conservar; la verdad es que tampoco se me ha ocurrido otro mejor. A lo que iba es que, paso a paso y gracias a la generosidad de numerosas personas, lo que empezó como una modesta colección de fotografías acabó, como por arte de birlibirloque, contando con un número significativo de imágenes que, 4 Con el mismo nombre, existe en el callejero español, una calle en Antequera (Málaga) y otra en Sanxenxo (Pontevedra). 5 Este título está inspirado en el trabajo Un Ejército de bronce y piedra de Francisco José Portela Sandoval, publicado en el libro, dirigido por Valentina Fernández Vargas, El Madrid Militar II. El Ejército en Madrid y su territorio (1813-1931). Secretaría General Técnica, Ministerio de Defensa y Ediciones del Umbral. Madrid, 2006. 17 convenientemente aderezadas con el mínimo texto -necesario para situarlas en su contexto correspondiente- son las que en gran medida aparecen en este libro. Se trata, por tanto, de un trabajo más amplio que el artículo citado, pero carente igualmente de pretensión alguna en materia de investigación, ya que en su mayor parte las fuentes utilizadas son de sobra conocidas y pueden encontrarse en otros libros de mayor enjundia y rigor histórico. Transitando de lo general a lo particular, los infantes de marina figuran incluidos en monumentos dedicados con carácter general a los miembros de las Fuerzas Armadas, así como en aquellos que recuerdan a los que han servido en las filas de la Armada, puesto que el Cuerpo fiel a su tradición naval y expedicionaria siempre ha permanecido vinculado a esta institución prácticamente milenaria. Sirvan como ejemplos del primer caso: el Obelisco del Dos de Mayo, en la Plaza de la Lealtad, en Madrid, con la conocida inscripción: Honor a todos los que dieron su vida por España; o el monumento a los soldados y marinos muertos en Cuba y Filipinas que se alzó en su día en la capital del Reino, en la ampliación del Parque del Oeste, y que resultó completamente destruido en nuestra trágica Guerra Civil. Obelisco del Dos de Mayo. Plaza de la Lealtad. Madrid 18 Como ejemplo de los monumentos consagrados a la Armada o a sus unidades pueden citarse, entre otros, el dedicado en Cartagena a los héroes de las Escuadras de Cervera y Montojo, o el austero monolito a los héroes y mártires de la Marina española en la Población Militar de San Carlos en San Fernando (Cádiz). Población Militar de San Carlos. San Fernando Más allá de los nombres propios, estas muestras de respeto representan a todos los soldados de Marina que a lo largo de los siglos, sirvieron, lucharon y murieron encuadrados en las filas de la Infantería de Marina. Juntas, estas sencillas pruebas de afecto forman un entrañable patrimonio y un sentido homenaje a todos ellos. 19 Capítulo II Monumentos dedicados a la Infantería de Marina o a sus unidades E n el palacio del Viso del Marqués, donde descansa para siempre el gran Álvaro de Bazán y Guzmán, capitán general del Mar Océano, puede verse un vistoso homenaje a los afamados soldados y marinos de los ejércitos y las flotas de España que al servicio de la Monarquía hispánica, en los siglos XVI y XVII, asombraron al mundo con sus hechos de armas. Puesto que la Infantería de Marina nació como una evolución especializada de aquellos legendarios tercios de infantería española, no me resisto a contar un hecho que ilustra de forma magnífica el temple de aquellos temibles hombres de guerra. En 1539, en la costa dálmata, tres mil españoles murieron en combate en la costa de la antigua Yugoslavia, en un lugar llamado las bocas de Cattaro, en la actualidad, Herzeg Novi, en la gloriosa gesta de Castelnuovo6; un lugar que todavía se recuerda como el castillo de los españoles. Un tercio viejo quedó aislado, encontrando gloriosa muerte todos sus componentes ante el asalto de las huestes de Barbarroja, abrumadoramente superiores en número. Al ofrecérseles honrosas condiciones para su rendición, en particular salir con las enseñas desplegadas, un gesto suficiente para conservar la reputación, la respuesta, tal y como se conserva en el Archivo de Simancas, fue la siguiente: “El Maestre de Campo consultó con todos los capitanes y los capitanes con sus oficiales y se resolvieron que querían morir en servicio de Dios y de S.M., y que viniesen cuando quisiesen.” En los diferentes azulejos que forman la composición que puede verse en el Viso- donde “el marqués se hizo un palacio porque pudo y porque quiso”- los señores soldados y marinos de España aparecen representados como una compañía de arcabuceros con la Plana Mayor al frente, lo que se conocía como “estado coronel”, en la que destacan algunos caballeros del hábito de Santiago. La mayor parte de los miembros del grupo de mando llevan bandas carmesí cruzadas al pecho, uno de los tradicionales símbolos de autoridad en las unidades españolas. En la parte superior, a modo de particular homenaje, pueden leerse, entre otros, los siguientes nombres y hechos destacados: Cristóbal de Valdés, soldado en Lepanto; Rodrigo de Cervantes, 6 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel. La Gesta de Castelnuovo. Revista Historia 16, número 111, 1985, páginas 37 a 42. 22 hermano de Miguel, soldado que saltó en la Tercera; Juan Rufo, soldado en Lepanto; Licenciado Cristóbal Mosquera de Figueroa, auditor general; almirante Oquendo, caballero de la Orden de Santiago y general de la Escuadra de Cantabria; Cristóbal Pérez de Herrera, protomédico del Armada del Marqués, fundó en Madrid el Hospital General y puso en sus armas el lema Non armis obstant litterae (las armas no se oponen a las letras), frase que en nuestros días figura en el escudo de Armas de la Academia de Sanidad Militar; almirante Pedro de Valdés y almirante Juan Martínez de Recalde, general del Armada de Andalucía. Palacio del Viso del Marqués En Santa Marta de Ortigueira (A Coruña), se encuentra un monumento que la Asociación Histórico Cultural Gran Armada dedicó a la Infantería de Marina en octubre de 2006, con motivo del 469 aniversario del Cuerpo, un detalle noble y desinteresado por el que los infantes de marina estarán siempre en deuda con los impulsores de esta idea. El monumento se compone de tres monolitos de piedra clavados firmemente en tierra; en el del centro pueden verse un emblema dorado de la Infantería de Marina y el escudo de la población de Ortigueira en plata. Delante, a cada lado, hay dos piedras planas, y empotradas en ellas figuran dos placas con la leyenda, en castellano y en gallego, de la dedicatoria que la citada y generosa asociación hizo a la Infantería de Marina.7 7 Ver detalles y futuros proyectos en www.granarmada.com. 23 Monumento en Santa Marta de Ortigueira Como ya se ha dicho, en el monolito del centro, figura un emblema dorado de la Infantería de Marina. Es hermoso pensar que no debe de ser casualidad, ya que en los tratados de Heráldica se enseña que el oro obliga a luchar por el Rey y a socorrer a los necesitados, dos características que cuadran perfectamente con el espíritu tradicional y actual de los infantes de marina. Sobre el emblema del ancla con los dos fusiles cruzados –que sustituyó a partir de 1931 al histórico emblema de las dos anclas cruzadas–, puede verse el escudo en plata de la naturalmente privilegiada población de Ortigueira, en el que se aprecian tres rocas representando, según dicen las buenas lenguas, a las tres majestuosas peñas del cabo Ortegal de las que ya hablaba el afamado astrónomo y astrólogo Claudio Ptolomeo hace muchos siglos. Estas rocas están coronadas por tres matas de ortigas verdes con siete hojas y debajo partidas las olas del mar representando la mar en calma de la ría de Ortigueira y la mar agitada del mar Cantábrico, combinación que ejemplifica el variado y cambiante escenario que configura la zona. En la parte superior del escudo figura una corona real y en la base el nombre de la localidad dentro de una orla. 24 Detalle del monolito central En la placa que figura en una de las losas que hay en el suelo, junto a la inscripción en castellano de la dedicatoria, puede apreciarse el escudo del Tercio del Norte de Infantería de Marina y un navío de la Gran Armada de los que participaron en la llamada Empresa de Inglaterra. En Cartagena, a la entrada de la flamante Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster, se encuentra una original escultura realizada por un conocido artista: el capitán del Cuerpo Militar de Sanidad, Fernando Plácido Sáenz Elorrieta, pintor y escultor cartagenero con una amplia obra que ha merecido numerosos 25 premios y que se sustenta en su pasión por los viajes y la poderosa atracción que sobre él ha ejercido siempre la mar. En esta escultura de metal, que presenta una composición muy original, podemos ver a cuatro infantes de marina fusileros que muestran con orgullo sus tradicionales franjas y sardinetas, y un guión representando a Minerva, la diosa de la Sabiduría, coronado con el escudo del Cuerpo. Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster. Cartagena La Infantería de Marina tuvo una destacada actuación en la guerra de la Independencia, contribuyendo a la defensa de la soberanía nacional desde los primeros momentos del levantamiento 26 del dos de mayo de 1808 en Madrid; según Jesús María Alía Plana8, el soldado que aparece degollado en el ángulo inferior izquierdo, del famoso cuadro de Francisco de Goya, La Carga de los Mamelucos, es un granadero de Infantería de Marina. Durante los siguientes años, el Cuerpo de Batallones de Marina combatió incansablemente hasta los últimos y victoriosos momentos finales en 1814, y todo ello a pesar de que sus efectivos habían sido reducidos considerablemente a partir de 1807 por motivos presupuestarios inherentes a la complicada situación que atravesaba España. En el Estado General de la Armada del año 1800, al hablar de la Infantería de Marina, se dice lo siguiente9: “Se compone de doce Batallones, mandados particularmente por Capitanes de Fragata (…) Dichos Batallones se hallan repartidos en los tres Departamentos, mudándose alternativamente según conviene (…) octavo, nono, décimo, undécimo y duodécimo en Cádiz, primero, segundo y tercero en Ferrol, quarto, quinto, sexto y séptimo en Cartagena.” El Estado General de la Armada del año 1808, refiriéndose al Cuerpo de Infantería de Marina expone10: “Se compone de 12096 plazas distribuidas en doce Batallones al cargo de un Comandante General, aunque por ahora ha tenido S.M. por conveniente reducir a cuatro el número de estos Batallones...Dos en Cádiz (primero y segundo), uno en Ferrol (el tercero) y otro en Cartagena (el quarto).” Además de estos cuatro batallones había una compañía de granaderos de Marina que prestaba sus servicios en Madrid. Debido a las apremiantes necesidades bélicas, por Real Orden de 16 de enero de 1809 se crearon seis regimientos compuestos de dos batallones cada uno y ocho compañías por batallón, una de granaderos, una de cazadores y seis de fusileros. En aquellos días, la fuerza total del Cuerpo de Batallones de Marina ascendía a catorce mil cuatrocientas plazas, sin contar los 8 VIQUEIRA MUÑOZ, José Enrique. La Marina en las primeras operaciones terrestres. Cuaderno Monográfico del Instituto de Historia y Cultura Naval, número 55. Madrid, 2007, página 97. 9 Estado General de la Real Armada, año de 1800, Imprenta Real, páginas 73 a 80. 10 Estado General de la Real Armada, año de 1808, Imprenta Real, páginas 64 a 68. 27 oficiales. Estaba al mando de un oficial general de la Armada, y repartida entre los tres departamentos citados. Posteriormente, acabada la guerra y debido principalmente al crítico estado de las finanzas del Tesoro, todas las unidades españolas, no sólo las de la Real Armada, se vieron obligadas a sufrir serias reducciones. Esta situación de auténtica privación presupuestaria tuvo como consecuencia la reducción de los citados regimientos de Marina a tres, localizados, el primero en Cádiz, el sexto en Ferrol y el quinto en Cartagena.11 En 1816, el ministro Vázquez de Figueroa presentó una memoria12 al rey en la que exponía la difícil situación de las unidades de Infantería de Marina: “El cuerpo de infantería real de marina ha hecho su servicio ordinario de guarnición en los puntos que le corresponden. A falta de rondines, se han empleado en patrullar y evitar desórdenes, y ocupada incesantemente en el servicio la escasa fuerza numérica a que está reducida, no solo no ha sido posible remediar su desnudez, sino que aún el socorro diario lo han percibido sus individuos con 20 y 30 días de atraso, verificándose muchas veces entrar de guardia con solo pan.” No era la primera vez que los infantes de marina, al igual que el resto de las unidades de Guerra y Marina, experimentaban tiempos complicados. Tampoco sería éste el último de estos estados de penuria profesional y personal, pero en su honor hay que decir que las tropas de Marina siempre se mantuvieron disciplinadas y leales, características que han forjado el espíritu de la Infantería de Marina a lo largo de su historia. Pero esta penosa situación sucedió o se acentuó una vez acabada la guerra, hasta entonces hubo que combatir y mucho. Durante la feroz contienda en la que los españoles lucharon y murieron para expulsar al invasor francés de nuestro suelo, los Batallones de Marina cumplieron fielmente con su deber, contribuyendo con su destacada actuación al triunfo final de las armas españolas. 11 Guía de forasteros en Madrid para el año de 1821. Imprenta Nacional, página 239. Bajo el título Infantería Real de Marina, la misma información figura en el Estado General de la Real Armada del año 1818. Imprenta Real, página 101. 12 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, Ramón. Compendio Historial del Cuerpo de Infantería de Marina. Imprenta de Manuel Blanco Luque. Andújar, 1927, página 63. 28 En la población onubense de Santa Olalla del Cala, en la calle de la Marina Española, se encuentra un ancla donada por la Armada (1970-1971) como monumento conmemorativo de la presencia en la localidad de los Batallones de Marina durante la invasión francesa de España en 1808, lo que en términos coloquiales se conoció como “la francesada”. La ubicación de estas unidades de Infantería de Marina – también de Artillería de Marina- en Santa Olalla, y en otros lugares de la provincia de Sevilla, tenía por objeto controlar el camino de Extremadura y dar protección a la capital hispalense. En esa época, Santa Olalla, un estratégico cruce de caminos, fue cuartel general de diferentes unidades de la Infantería de Marina, principalmente del Primer Regimiento de Marina, constituyendo el foco principal de la actividad militar española en la sierra de Aracena, la parte occidental de Sierra Morena. Según distintos testimonios, aún pueden encontrarse restos de las baterías emplazadas en la lucha con las tropas de Napoleón. Ancla en Santa Olalla del Cala En la inscripión que puede verse tras el ancla, datada en julio de 1971, figura la afectuosa dedicatoria de la Marina de guerra a la 29 noble villa de Santa Olalla del Cala, por su patriotismo y su permanente cariño a la Armada. Inscripción en Santa Olalla del Cala Como prueba de esta continua y excelente relación, en mayo de 2001 la Armada cedió a Santa Olalla del Cala un cañón de desembarco del siglo XIX. Ya se sabe que las buenas amistades hay que cuidarlas. Cañón de desembarco del siglo XIX en Santa Olalla Este cañón, según figura en la inscripción en la base de piedra donde descansa, fue ofrecido el 26 de mayo de 2001 por el Almirante Jefe de la Zona Marítima del Estrecho como testimonio de la 30 estupenda y prolongada relación entre los vecinos de Santa Olalla y la Armada. Inscripción al pie del cañón de desembarco de Santa Olalla Relacionadas asimismo con la guerra de la Independencia encontramos otras tres interesantes inscripciones. La primera, dedicada a los batallones del Sexto Regimiento del Cuerpo, está en el Cuartel de Dolores en Ferrol, sede en la actualidad del Tercio del Norte de Infantería de Marina. Conviene detenerse un momento para explicar la singularidad e importancia de este acuartelamiento ferrolano, una de las casas solariegas de la Infantería de Marina. El cuartel de Nuestra Señora de los Dolores o cuartel de Batallones, es una edificación magnífica de estilo Ilustración que ha sido declarada Bien de Interés Cultural. La Virgen de Nuestra Señora de los Dolores se veneraba en la primitiva iglesia castrense de Esteiro y en su honor se puso su nombre a este acuartelamiento que se construyó en el monte del mismo nombre. Su edificación empezó en 1751 y concluyó en 1771, reinando Carlos III. Al parecer fue diseñado por Joseph Petit de la Croix -no existe certeza al respecto- y finalizado, esto sí que puede afirmarse con toda seguridad, bajo la dirección del ingeniero naval Julián Sánchez Bort, un afamado experto en obras civiles e hidráulicas. Sobre la puerta principal del acuartelamiento, en una cornisa que se apoya sobre cuatro columnas de orden dórico, destaca un letrero de bronce en el que puede leerse: Quartel de N.S. de los 31 Dolores. A los visitantes suele llamarles mucho la atención el uso de la palabra quartel. Este término fue plenamente correcto en su momento y, aunque no existe unanimidad entre los estudiosos, parece venir de la palabra francesa quartier. Lentamente, empezó a caer en desuso a partir del primer tercio del siglo XIX. Tanto el Diario de Madrid, en 1789, como el libro Paseo por Madrid o guía del forastero en la Corte, en enero de 1815, se refieren al famoso Quartel de los Guardias de Corps en Madrid, mientras que Pascual Madoz, en 1848, y Ramón de Mesonero Romanos, en 1854, ya utilizan la palabra cuartel al hablar de este monumental edificio madrileño. En el centro del cuartel de Dolores, todo él de gran valor arquitectónico, destaca el espectacular patio de armas de forma cuadrada que contiene en el subsuelo dos grandes aljibes que servían para almacenar el agua de lluvia. Tanto la planta baja como la primera, se encuentran rodeadas por una magnífica galería, mientras que la segunda planta está retranqueada y cuenta con una amplia azotea. Cada galería tiene 44 arcos de forma elíptica y un total de 48 bóvedas.13 En la parte sur del acuartelamiento del Tercio del Norte se puede admirar una puerta de gran interés que facilitaba el acceso al muelle denominada Fontelonga, llamada así por la fuente que da nombre al conjunto. Esta puerta es la única que se conserva de las tres puertas de mar con que contaba la ciudad amurallada de Ferrol; las otras dos portas do mar, desafortunadamente desaparecidas, tenían por nombre San Fernando y Curuxeiras.14 En el centro de la fachada principal de este acuartelamiento hay un precioso escudo italiano rodeado de laurel que fue completamente restaurado en el año 2005. Está cuarteado en cruz con las armas de Castilla y las de León con tres flores de lis en el centro de la cruz, puesto que la dinastía reinante en España era la de los Borbones. Detrás del escudo, como señal de distinción y formando aspa, pueden verse a cada lado, un cañón y dos banderas, y rematando el escudo una corona cerrada de la casa de Andrade, que también figura en el escudo de Ferrol.15 13 Ver El Tercio Norte de Infantería de Marina desde 1771. Valor y disciplina. Diputación Provincial de A Coruña y Ministerio de Defensa. A Coruña, 2009. 14 LOUREIRO, Ramón. La puerta del mar, gran soñadora de navíos. La Voz de Galicia. Edición digital del 14 de noviembre de 2010. www.lavozdegalicia.es 15 FEAL VÁZQUEZ, Juan F. El Cuartel de Dolores. Revista General de Marina. Agosto-Septiembre de 2007, página 415. 32 Quartel de Nuestra Señora de los Dolores Desde este cuartel marchó a la guerra el Sexto Regimiento de Marina. Desde junio de 1808 hasta el final de la guerra de la Independencia, participó en diversos combates en Ponferrada, Barco de Valdeorras, Puebla de Trives, Verín, Allariz, La Bañeza o Puebla de Sanabria, estuvo presente en los sitios de Villafranca del Bierzo, Lugo, Toro, Burgos o San Sebastián y asistió a las batallas de Medina de Rioseco, Espinosa de los Monteros, Ciudad Rodrigo, Badajoz, Salamanca, San Marcial, Vitoria y Tolosa de Francia. A raíz de la batalla de San Marcial, Lord Wellington, en la famosa Orden del Día del 4 de septiembre de 1813, dirigió unas elogiosas palabras a las tropas del Cuarto Ejército, en el que estaba encuadrado, en la División del general Porlier, el Sexto Regimiento de Marina: “Guerreros del mundo civilizado: Aprended a serlo de los individuos del 4º Ejército español, que tengo la dicha de mandar. Cada soldado de él merece, con más justo motivo que yo, el bastón que empuño: el tesón, la arrogancia, la serenidad y la muerte misma, de todo disponen a su arbitrio. Dos divisiones inglesas fueron testigo de este original y singularísimo combate, sin ayudarles en cosa alguna, por disposición mía, para que 33 llevasen ellos solos una gloria que no tiene compañera en los anales de la historia.” Poco después, en octubre de 1813 la Gazeta de la Regencia de las Españas16, confirmando las alabanzas anteriores, publicaba lo siguiente: “Últimamente todas las cartas convienen en que la bizarría y entusiasmo de los españoles llenó de asombró al mismo Lord Wellington y a las demás tropas inglesas y portuguesas de su mando.” Sirva asimismo como ejemplo de la gran estima que alcanzó el Sexto Regimiento de Marina la comunicación que, sobre el mismo, remite a su superior el general Joaquín Blake17: “No debo detenerme un momento en asegurar a V.E. que los tres batallones de infantería de Marina que estuvieron al cargo del dignísimo brigadier don Francisco Riquelme, cuya pérdida es sin duda de las más irreparables desgracias de la campaña, se han distinguido constantemente, acreditando, en general, todos sus oficiales ardiente patriotismo, bizarría en las acciones y mucho celo por el establecimiento y conservación de la disciplina y orden de los Cuerpos.” Estos bravos infantes de marina se hicieron acreedores a la cruz de distinción de Tolosa, creada por Real Orden de 30 de enero de 1815, así como al uso del lema Valor y Disciplina, por ser los primeros en pisar suelo francés persiguiendo a las tropas de Napoleón, aplicando el privilegio del que goza la Infantería de Marina de ocupar en campaña el puesto de mayor peligro, el de extrema vanguardia en los avances o el de extrema retaguardia en las retiradas. Esta condecoración luce hoy en forma de corbata, antiguamente la cruz iba bordada en las esquinas de la enseña nacional. La batalla de Tolosa de Languedoc (Francia), tuvo lugar en abril de 1814, contra las fuerzas del mariscal Soult que en su retirada, permanentemente acosado por diferentes unidades españolas, entre las que se hallaba 16 Hemeroteca del BOE. Gaceta de la Regencia de las Españas, número 136, de 19 de octubre de 1813. Con diferentes nombres, la Gaceta fue durante largos años el diario oficial del Gobierno. 17 RIVAS FABAL, op. cit., tomo I, página 241. 34 el Sexto Regimiento de Marina, trató de hacerse fuerte en dicha plaza sin conseguirlo ya que finalmente se vio obligado a capitular. En la placa citada, que puede verse en el cuartel de Batallones de Ferrol, se recuerda también a uno de los distinguidos comandantes del Sexto Regimiento de Marina, Ramón Lorenzo Romay Jiménez de Cisneros, un excepcional oficial de la Armada que sirvió desde teniente de navío hasta brigadier en los batallones y regimientos de Marina. En la acción de Tolosa de Languedoc, Romay era ya brigadier y mandada la media Brigada en la que se hallaba encuadrado el Sexto Regimiento de Marina al mando del capitán de fragata Mosquera. Ramón Romay Jiménez de Cisneros alcanzó el empleo de capitán general y fue Director General de la Armada en el año 1843. Placa en el Cuartel de Dolores, sede del Tercio del Norte La segunda de las mencionadas inscripciones, colocada en septiembre de 2007, está en el histórico puente Zuazo en San Fernando (Cádiz). Como puede leerse en la placa, la Infantería Real de Marina contribuyó a rechazar los ataques del Ejército francés desde el 10 de febrero de 1810 hasta el 25 de agosto de 1812, en los difíciles tiempos en que España fue una isla. 35 Anteriormente existió otra placa que estuvo expuesta hasta la década de los setenta del siglo XX con el siguiente texto muy parecido al actual18, aunque con algunos matices diferentes: “Aquí fue el límite de la España libre. En este histórico puente la brigada de artillería e infantería real de Marina y fuerzas civiles y del ejército, al mando del CAPITÁN DE NAVÍO Diego de Alvear y Ponce de León, con su heroico actuar resistieron al ejército francés desde el 10 de febrero de 1810 al 26 de agosto de 1812, siendo estas piedras venerables el último reducto de la independencia española. El Excelentísimo e Ilustrísimo Ayuntamiento de San Fernando por acuerdo firmado en sesión de 19 de octubre de 1914.” Placa actual en el puente Zuazo. San Fernando (Cádiz) La tercera inscripción data de junio de 2008 y conmemora la primera derrota de Napoleón en España que tuvo lugar en aguas de la Bahía de Cádiz, frente a la costa oeste de la Real Isla de León. La acción transcurrió desde el 9 hasta el 14 de junio de 1808, fecha en que se rindieron los franceses. Durante esos días, las Brigadas de Artillería, Marinería e Infantería Real de Marina, derrotaron a la escuadra del vicealmirante Rosily, el sucesor en el mando del 18 Los detalles de esta y otras placas conmemorativas pueden verse en la página web de la Guardia Salinera Isleña. www.guardiasalinera.com. 36 infortunado almirante Villeneuve, fondeada en la Poza de Santa Isabel, cerca del Arsenal de la Carraca. En total fueron capturados cerca de 3700 prisioneros franceses, cinco navíos y una fragata, gran cantidad de armas individuales, pólvora, municiones y cinco meses de provisiones. Los barcos completamente pertrechados pasaron a engrosar la Real Armada que volvió a alcanzar una capacidad similar a la que tenía antes del desafortunado combate de Trafalgar. Una anécdota curiosa, ocurrida tras este combate es que treinta y cinco de los prisioneros, que no eran franceses de nacimiento, ante el triste futuro carcelario que les aguardaba, consiguieron alistarse en los Batallones de Marina desertando poco tiempo después.19 Combate de la Poza de Santa Isabel En Talavera de la Reina hay un imponente monumento que conmemora la encarnizada batalla que libraron, el 27 y el 28 de julio de 1809, las unidades españolas y británicas en esa localidad contra las aguerridas tropas napoleónicas. 19 Guardia Salinera Isleña. Combate de la Poza de Santa Isabel. 9-14 de junio de 1808. www.guardiasalinera.com 37 Monumento de la batalla de Talavera En cada uno de los tres brazos que componen el monumento pueden leerse los nombres de las unidades, españolas, británicas y francesas, que tomaron parte en la batalla. En la placa que lista los regimientos españoles figura el Primer Regimiento de Infantería de Marina, que a la sazón se hallaba encuadrado en la Quinta División de Infantería, al mando del mariscal de campo Luis Alejandro Bassecourt20. Este regimiento de Marina estaba al mando del capitán de navío Ignacio Fonnegra que ascendió a brigadier por su destacada actuación en esta batalla. Puesto que buena parte de los documentos originales desparecieron, la relación de las unidades que participaron en la batalla de Talavera está sujeta a diferentes interpretaciones. En algunas fuentes, se asegura que también se halló presente el Segundo Regimiento de Marina, al mando del capitán de navío Juan de Dios Topete y precisamente encuadrado en la Quinta División. 20 De acuerdo con los trabajos de Sañudo, Stampa y Vela, que figuran en RODRÍGUEZ, José María. Talavera 1809. Editorial Almena, 2004, el Primer Regimiento de Marina aparece en la Quinta División. Esta información procedente de www.arstactica.org coincide con la relación que figura en el monumento. 38 Según estas informaciones, el Primer hallaría en la Reserva.21 Rodríguez Delgado de Mendoza22, Talavera asegura que en ella participó Marina, junto con el Primero; opinión general Rivas Fabal.23 Regimiento de Marina se al hablar de la batalla de el Segundo Regimiento de que es compartida por el Relación de regimientos españoles que lucharon en la batalla de Talavera Donde no queda duda de que actuaron ambos regimientos es en la sangrienta y desafortunada batalla de Ocaña, ocurrida el 19 de noviembre de 1809, y en la que las tropas de Marina sufrieron terribles bajas cubriendo la retirada del resto de unidades españolas. En esta batalla, se distinguió de forma extraordinaria el alférez de navío José Fermín Pavía y Seix, ayudante del Primer Batallón del Segundo Regimiento de Infantería de Marina, dando muerte a varios dragones franceses que trataban de arrebatarle la bandera coronela, enseña de su batallón. Por esta acción fue condecorado en 1836 con la Cruz de San Fernando de primera clase. En 1846, ganó una 21 Según la información procedente del orden de batalla que figura en www.eborense.es/batalla_talavera1809, existe una carta fechada en Écija, el 28 de julio de 1822 y que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, en la que el brigadier Bernuy, que mandaba la reserva, dice que las fuerzas a su mando incluían unos 3.000 infantes de los Regimientos: Primero de la Real Armada; División de Granaderos Provinciales de Castilla y División de Granaderos del Ejército.. 22 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op. cit., página 71. 23 RIVAS FABAL, op. cit., tomo I, página 260. 39 segunda cruz, esta vez de tercera clase por su actuación en marzo de 1844 durante el bombardeo de Cartagena24. En 1845, José Fermín Pavía fue nombrado Comandante Principal del Cuerpo de Infantería de Marina. Tras la batalla de Ocaña, el general en jefe del ejército de La Mancha, Areizaga, elevó a la Marina un informe en el que se decía25: “Los regimientos 1º y 2º de Marina existentes en este Ejército se han portado con la mayor bizarría, en la acción de Ocaña, y en término nada común, pues sus esforzados jefes, oficiales y valientes soldados, han sabido sellar con su sangre el honor de las armas españolas.” Al hablar de la actuación del Primer Regimiento de Marina que sufrió la espantosa cifra de más de mil bajas entre muertos, heridos y desaparecidos, Peregrino Jácome, el comandante de la Sexta División del Ejército, donde se hallaba encuadrado este regimiento que gozaba de su plena confianza, dijo26: “Últimamente, en la desgraciada batalla de Ocaña, por el lugar que ocupaba en la formación, tuvo la gloria de distinguirse muy particularmente, sosteniendo la retirada contra unas tropas vencedoras que lo cargaron con la mayor intrepidez, en cuya obstinada resistencia ha sido ocurrida la pérdida que ha tenido, tanto de oficiales como de valientes soldados; pérdida tan gloriosa como de difícil reparo, y que tan eterna debe ser su memoria para las armas españolas.” La Puerta del Carmen constituyó uno de los bastiones de la resistencia de la ciudad de Zaragoza durante los dos sitios a que fue sometida la plaza por las tropas francesas en los años 1808 y 1809. En su defensa, se distinguió especialmente un reducido grupo de granaderos de Marina, los mismos que pocos meses antes montaban en Madrid la guardia al generalísimo almirante Manuel Godoy, y que tras los sucesos del 2 de mayo, se habían incorporado, como Cuerpo de Real Casa, al Segundo Batallón de Reales Guardias Españolas. 24 DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, Alfonso, DE CEVALLOS-ESCALERA Y GILA, Luis, MADUEÑO Y GALÁN, José María. Los Marinos en la Orden de San Fernando. Dirección General de Relaciones Institucionales. Ministerio de Defensa. Madrid, 2011, páginas 172 y 179. 25 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op.cit., página 74. 26 Ibídem, página 73. 40 Este trato distinguido era debido a que la Infantería de Marina había ganado en 1763, el privilegio de ostentar el título de Real, como premio a la heroica defensa del castillo del Morro y de plaza de La Habana ocurrida en 1762. Estos granaderos de Infantería de Marina, al mando del teniente de navío José Joaquín Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo, contribuyeron a rechazar el ataque de la caballería polaca al servicio de Napoléon. Por el conjunto de su actuación27 en el primer sitio de Zaragoza, Primo de Rivera fue condecorado con la Cruz de San Fernando de primera clase. Posteriormente, ya Jefe de Escuadra, José Joaquín Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo, ganaría en 1836 la Gran Cruz Laureada.28 Para recordar tan heroica defensa, el Ayuntamiento de Zaragoza entregó en 1946 una maqueta a la Armada que hoy puede verse en el Museo Naval. La puerta, obra de Concha Lago, es de piedra de Tafalla como la puerta original, y está colocada sobre una base piramidal truncada y cubierta de plata repujada. En el centro de la cara superior de la base existe un hueco recubierto con cristal que contiene un fragmento de piedra procedente de la Puerta del Carmen original. En la parte frontal de la base figura el siguiente texto: Zaragoza a las fuerzas de la Gloriosa Marina Española, que en los sitios de la inmortal ciudad, en épicas jornadas que culminaron en la heroica defensa de la Puerta del Carmen, alcanzaron lauros inmarcesibles. Día de la Virgen del Carmen 1946. En la base de la maqueta, a la derecha, aparece el escudo de la Armada, y a la izquierda, el de la ciudad de Zaragoza, ambos en esmalte. En la presentación de esta pieza en el Museo Naval puede leerse: Puerta del Carmen Zaragoza. Nº Inv. 702. Durante los sitios de Zaragoza (1808-1809) la defensa de esta puerta estuvo encomendada a la Infantería de Marina. 27 Ver VIQUEIRA MUÑOZ, op. cit., página 102. DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, Alfonso, DE CEVALLOS-ESCALERA Y GILA, Luis, MADUEÑO Y GALÁN, José María, op.cit., página 150. 28 41 Museo Naval. Maqueta de la Puerta del Carmen La acción de San Pedro Abanto y la toma al asalto, a punta de bayoneta, del caserío de Murrieta, durante la tercera guerra carlista, tuvo lugar el 27 de marzo de 1874 y constituye una de las páginas más gloriosas y memorables del Cuerpo. Fue llevada a cabo por el Segundo Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, al mando del teniente coronel Joaquín Albacete y Fuster. Por esta acción, esta heroica unidad fue recompensada con el derecho a ostentar en su Bandera la corbata de la Orden de San Fernando, la más alta recompensa al valor que se concede en España. Tal y como reza la orden de concesión29, el batallón dejó tendida sobre el campo más de la tercera parte de su fuerza. La laureada concedida al Segundo Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, junto a la otorgada a la dotación de presa del crucero Canarias30 por su heroico comportamiento, en marzo de 1937, durante el abordaje, apresamiento y traslado a Ferrol en difíciles condiciones de mar de la motonave Mar Cantábrico, cargada de municiones y con varios incendios y vías de agua a bordo, 29 Gaceta de Madrid. Año. CCXIV, edición núm. 19 del martes 19 de enero de 1875. Al mando del teniente de navío Alfredo Lostau Santos que ganó la Cruz Laureada por esta memorable acción, la dotación de presa estaba compuesta por 32 hombres entre los que figuraba el cabo de Infantería de Marina Manuel Santos. 30 42 constituyen las dos laureadas colectivas concedidas a unidades de la Armada. La gesta de San Pedro Abanto y la toma del caserío de Murrieta fueron glosadas en el Diario de Sesiones del Congreso del 26 de marzo de 1893, del cual, en el ampuloso lenguaje de la época, puede extractarse lo siguiente: “El Ejército Carlista hizo justicia a aquéllos heroicos y sufridos soldados, y al verlos retirarse diezmados por la metralla paso a paso, volviendo la cara haciendo fuego, prorrumpieron en entusiastas vivas a aquél incomparable batallón de Infantería de Marina (...) a aquéllos cazadores (...) a aquéllos oficiales que, con las hojas de sus espadas rotas por las balas, ebrios de coraje, habían casi llegado a tapar con sus cuerpos las bocas de los cañones.” El coronel de la media Brigada, donde estaba encuadrado el Segundo Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, en una carta oficial al ministro de Marina escribió31: “La página más gloriosa de mi carrera militar, es tener a mis órdenes un batallón en que la pericia y la bravura de sus jefes y oficiales, rivalizan con la subordinación y arrojo de su tropa, prodigando su sangre con el heroísmo que la virtud presta a los que se sacrifican por la salud de la patria, si bien esta gloria tiene para mí el doloroso recuerdo de haber visto tendidos, en el campo de batalla, la mayor parte de mis compañeros de armas. El disciplinado batallón quedó muy reducido por las innumerables bajas, que sufrió sin retroceder una pulgada al frente del enemigo, tomando con arrojo y tenaz denuedo sus formidables trincheras. En una palabra: ha rivalizado con los otros batallones de vanguardia en valor y serenidad.” Estos infantes de marina estaban habitualmente destinados en el Cuartel de Batallones de San Carlos, en San Fernando (Cádiz). Al igual que se hizo con el acuartelamiento del Tercio del Norte, conviene dedicar unas líneas a este edificio singular, diseñado y construido en el siglo XVIII para albergar los Batallones de Marina del Departamento de Cádiz. En 1775 se llevó a cabo la adquisición, en la entonces Isla de León, de un amplio terreno conocido como Monte del Duque –por ser 31 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op.cit., página 141. 43 propiedad del duque de Arcos–, necesario para levantar el descomunal proyecto de la denominada Nueva Población de San Carlos, llamada así en honor del rey Carlos III. Entre otras edificaciones, se contemplaba la construcción de dos grandes cuarteles diseñados para alojar en cada uno a cinco batallones de Marina, una necesidad imperiosa ya que estas unidades se habían trasladado de Cádiz a San Fernando en 1769 y desde entonces se encontraban alojadas, de forma provisional y en circunstancias poco ventajosas, en las dependencias del puente Zuazo y del actual castillo de San Romualdo. Ante la acuciante falta de alojamientos para las tropas, necesidad que hacía conveniente acortar los tiempos de edificación, y especialmente debido al elevado coste del diseño original, se acabó ejecutando un proyecto menos ambicioso. El 3 de diciembre de 1785, el ingeniero jefe y capitán de navío Imperial Digueri presentó los planos de un cuartel con capacidad para dos batallones, que básicamente es el que permanece en nuestros días. En 1786, dio comienzo su construcción declarándose terminado en abril de 1794, tras sufrir diversas modificaciones y los retrasos asociados a nuevas dificultades financieras. La idea original de construir dos cuarteles se desechó completamente mediante Real Orden de 1 de julio de 1791. La planta del cuartel de San Carlos es rectangular, la fachada mide 134 varas castellanas y el lateral 174 varas32. En la parte baja, en el centro de la fachada principal, hay un vistoso pórtico que cuenta con once arcos. El cuartel, dotado de una gran funcionalidad, tiene dos partes adosadas destinadas originalmente a usos distintos. Una cuadrada estaba destinada a la tropa y a las diferentes instalaciones para su vida y funcionamiento, mientras que la otra abarcando toda la parte frontal y una profundidad de 40 varas estaba pensada para las dependencias de los oficiales y las oficinas de los diferentes órganos de mando; actualmente esta distinción entre las dos zonas es bien diferente. Del interior del cuartel llama la atención el espectacular patio octogonal con cuatro esquinas en chaflán que servía y sirve de plaza de armas. Este patio constituye, a juicio de los expertos, el elemento arquitectónico de mayor valor del cuartel. El edificio tiene dos plantas 32 La vara castellana o vara de Burgos, equivalía a tres pies castellanos. Cada pie castellano tenía doce pulgadas, 27,8635 centímetros; por tanto una vara castellana equivalía a 83,5905 centímetros. Para entendernos, 3 varas castellanas son 2,5 metros. 44 y una tercera altura retranqueada con una azotea que da la vuelta a todo el patio. En 1791, se abarató el proyecto suprimiendo la galería prevista en la tercera planta. Tanto la primera como la segunda planta están rodeadas por una galería corrida de cuarenta y ocho arcos.33 Desde 1794, este singular e histórico edificio ha sido el acuartelamiento de las fuerzas del Cuerpo en el Departamento de Cádiz, aunque compartiéndolo en varias ocasiones con otros usos y diferentes unidades. En 1809 fue utilizado como cárcel para los prisioneros franceses. Entre 1810 y 1812 sirvió de alojamiento a un regimiento del Ejército, que defendía La Carraca. De 1823 a 1828 fue utilizado durante el asedio de Cádiz por un regimiento francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, las tropas del duque de Angulema que desde abril de 1823 habían intervenido de nuevo en España, esta vez para restablecer el absolutismo de Fernando VII; aquel monarca empeñado en tirar por la borda la sorprendentemente ilimitada confianza que le otorgaban sus súbditos. Más tarde, el cuartel de San Carlos se usó para alojar a un importante número de prisioneros carlistas. También albergó la Academia de Artillería de Marina, en dos ocasiones distintas, y posteriormente la Escuela de Condestables, la de Torpedistas y Electricidad y el Cuartel de Instrucción de Marinería34. Ya se ve que estas instalaciones nunca han estado desaprovechadas. En la fachada principal de este acuartelamiento hay una inscripción, en la que puede leerse: Quartel de San Carlos Batallones de Marina, a un lado del texto figura el emblema antiguo del Cuerpo y el año 1786 en que dieron inicio las obras, y al otro lado el emblema actual de la Infantería de Marina junto al año 1794 en que se finalizó el cuartel. La singularidad que presenta la palabra quartel llama la atención de algunos visitantes al igual que sucedía en el caso del acuartelamiento ferrolano de Nuestra Señora de Dolores, sede del Tercio del Norte. 33 Ver TORREJÓN CHAVES, Juan. El Cuartel de Batallones de Marina en la Nueva Población de San Carlos en la Isla de León (San Fernando). Revista General de Marina. Agosto-Septiembre de 2007. 34 Ver JAÉN SERRANO, Jesús. El Cuartel de Batallones. www.islabahia.com. Este autor, hijo de un oficial del Cuerpo, nació, según confesión propia, en este cuartel; un hecho relativamente frecuente, puesto que los pabellones de cargo del acuartelamiento han sido la residencia de muchas familias a lo largo de todos estos años. 45 Al cumplirse el bicentenario del comienzo de la construcción del Cuartel de San Carlos se colocó una placa que puede verse en la entrada denominada de pabellones. Cuartel de Batallones de San Carlos Continuando con la célebre gesta de San Pedro Abanto, el jefe de la Brigada, donde se hallaban encuadrados los infantes de Marina, comunicó al general del Segundo Cuerpo lo siguiente35: “El segundo batallón del primer regimiento de Infantería de Marina ha llenado todos sus deberes en cuantas ocasiones lo he necesitado, y sin ofender a los demás de la brigada que también se han conducido bravamente, me creo en el deber de citarle como modelo de los que con más decisión se han batido.” Para dar fe de la importancia de esta acción, conviene resaltar el hecho de que otras unidades, antes que el Segundo Batallón del 35 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op. cit., páginas 141 y 142. 46 Primer Regimiento de Infantería de Marina, trataron de conquistar la posición de San Pedro Abanto, sin conseguirlo. El Batallón de Albacete y Fuster tuvo durante el asalto 25 muertos y 192 heridos, cifra que desafortunadamente se vio incrementada ya que un buen número de los heridos fallecieron en los días siguientes en los improvisados hospitales de campaña. Este tipo de acciones, tan sangrientas, no eran infrecuentes en las guerras carlistas, contiendas que se libraron con gran decisión y feroz encarnizamiento por ambos bandos. En tal sentido, el diario liberal El Pabellón Nacional en su edición de 30 de enero de 1883 informaba36 que: “Los Batallones de Infantería de Marina, desde 1868 hasta la fecha habían perdido en combate 12 jefes y oficiales y habían sido heridos otros 37, cifras que suponen hasta un veinte por cierto de los efectivos. Solamente el 1er Regimiento, en el corto tiempo que llevaba en la guerra carlista, había dejado en el campo de batalla 18 oficiales y un total de 500 hombres, entre muertos y heridos.” Asimismo el diario El Progreso, en su edición del 8 de noviembre de 1882, hablando de la actuación de los oficiales de la Infantería de Marina, daba cuenta37 que: “En el corto espacio de trece años había desaparecido del escalafón el cincuenta y siete por ciento de los oficiales y, de éstos, el treinta y ocho por ciento lo había sido por muerte, la mayor parte al frente del enemigo.” En la sede actual del Tercio de Armada y del Tercio Sur, se encuentra una placa que recuerda el famoso y laureado hecho de armas de San Pedro Abanto. 36 Citado en CÓZAR NAVARRO, María del Carmen. La Infantería de Marina durante la Restauración. 1875-1893. Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz, 1993, página 33. 37 Ibídem, página 33. 47 Cuartel de Batallones de San Carlos. San Fernando (Cádiz) Un Grupo Táctico perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la Alianza Atlántica (SFOR) en Bosnia y Herzegovina, desplegado en la localidad de Trebinje en el primer semestre del año 1999, rindió homenaje a esta gloriosa unidad llevando el nombre del que fuera su jefe en aquella memorable jornada, el teniente coronel Joaquín Albacete y Fuster. La hoja de servicios38 de este extraordinario oficial es un fiel reflejo de las exigencias de la profesión militar. Tampoco hay que sorprenderse, pues siempre ha sido así. El gran Miguel de Cervantes, al concentrar en una frase el curioso discurso que hizo don Quijote sobre la preeminencia de las armas o las letras nos dejó dicho: “Aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el premio.” Poco después de la acción de San Pedro Abanto, en el verano de 1874, el teniente coronel Albacete fue enviado a servir en Filipinas, como Primer Jefe de las fuerzas de Infantería de Marina en aquel apostadero. Allí enfermó de gravedad y tuvo que regresar a la 38 La Hoja de Servicios del Inspector General de Infantería de Marina Joaquín Albacete Fuster puede consultarse en el Archivo General de la Armada. Palacio del Viso del Marqués. 48 península. Tras restablecerse plenamente, volvió a Filipinas hasta que en mayo de 1877 ascendió a coronel. Enseguida, partió hacia Cuba para hacerse cargo del mando del Segundo Regimiento de Infantería de Marina, hasta que en 1878 fue nombrado Director de la Academia del Cuerpo. En 1887 ascendió a brigadier y en 1899 a mariscal de campo, finalizando su brillante carrera, desempeñando el cargo de Inspector General de Infantería de Marina, entre 1899 y 1905. Escudo del Grupo Táctico Albacete y Fuster En el acuartelamiento del Tercio de Armada, en lo que fue la plaza de Armas de la Escuela de Infantería de Marina, hoy patio de la Unidad de Base del Tercio de Armada, puede verse una placa que incluye los dos emblemas históricos del Cuerpo y una representación de la laureada de San Fernando concedida al heroico batallón de Infantería de Marina que al mando del teniente coronel Joaquín Albacete y Fuster, resultó inmortalizado por su hazaña en San Pedro Abanto. 49 Cuartel de Batallones de San Carlos. El 3 de mayo de 1879 tuvo lugar un acaecimiento destacado para el Cuerpo, al ser oficialmente aprobada por el ministro de Marina Francisco Pavía la creación de la Academia General Central de Infantería de Marina, en el Departamento de Cádiz. Este logro fue en gran medida debido al empuje y el decidido liderazgo del mariscal de campo de Infantería de Marina Montero y Subiela. La idea que subyacía en este ilusionante proyecto era convertir la Academia en un único centro docente que sirviese para todos los infantes de marina. Para ello se crearon secciones de alumnos para oficiales, suboficiales y tropa, destinadas para cubrir las necesidades de lo que actualmente conocemos como enseñanzas de formación y de perfeccionamiento. Este paso, fue considerado por los tratadistas militares como un gran acierto, al unificar la forma de acceso y homologar la formación de todos los infantes de marina. En este sentido, una publicación profesional, el Correo Militar, escribió39 lo siguiente: “La Infantería de Marina no sólo ha dado un gran paso sino que acaba de resolver un problema tan debatido por los hombres 39 Citado en CÓZAR NAVARRO, op. cit., página 66. 50 estudiosos del Ejército, el de llegar a obtener oficiales de una misma procedencia y con iguales conocimientos.” En el conjunto del acuartelamiento de San Carlos, en lo que fue Academia General Central, después Escuela de Infantería de Marina, más tarde Escuela de Aplicación del Cuerpo, y de nuevo Escuela de Infantería de Marina, existe una inscripción que recuerda la inauguración, en octubre de 1879, de la Academia General Central de Infantería de Marina por S.M. D. Alfonso XII. Academia General Central de Infantería de Marina La actividad de la Academia General Central de Infantería de Marina, al compás de las reorganizaciones experimentadas por el Cuerpo en aquellos tiempos, no duró mucho, ya que en el año 1893 fue clausurada, al terminar sus estudios la promoción que había ingresado en 1891. Bien poco duró a su vez el cierre, puesto que ante la grave situación en Cuba y la escasez de oficiales del Cuerpo, por Real Orden de 28 de mayo de 1895 se volvió a abrir el centro, con la denominación de Escuela de Infantería de Marina, clausurándose de nuevo al completar sus estudios la promoción que finalizó en 1902. Como recuerdo de aquellos ilusionantes y complicados días, en la actualidad permanece la puerta de acceso al centro. 51 Puerta de la Escuela de Infantería de Marina Entre 1924 y 1931, se llamó igualmente Escuela de Infantería de Marina, y a partir del 25 de noviembre de 1944 recibió el nombre de Escuela de Aplicación de Infantería de Marina. En la actualidad, está localizada en Cartagena en un centro de nueva construción con la denominación de Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster. Como homenaje a la iniciativa de las Cortes Constituyentes de 1812 que dio origen a la Orden de San Fernando, durante las fiestas del primer centenario de las Cortes de Cádiz, estuvieron depositadas en el Ayuntamiento de esta ciudad las 36 enseñas nacionales que en esa fecha ostentaban la corbata de la citada Orden. Mediante un acuerdo del Ayuntamiento de Cádiz, de fecha 11 de octubre de 1912, se colocaron en la sede de esta Corporación municipal, en el llamado Salón Isabelino, tres placas que recuerdan este singular acontecimiento40. Una de ellas, centrada entre las otras dos, contiene un relato explicativo de esta iniciativa, llevada a cabo mediante acuerdo municipal de 11 de octubre de 1912. 40 RIVAS FABAL, op. cit., Tomo II, página 17. 52 Salón Isabelino. Ayuntamiento de Cádiz En las otras dos placas, situadas una a cada lado de la anterior, aparecen listadas las unidades cuyas enseñas nacionales por ostentar la Corbata de la Orden de San Fernando estuvieron expuestas en el citado salón durante las fiestas del primer centenario41. En cada una de estas dos placas aparecen dieciocho unidades laureadas. En una de ellas, puede leerse el nombre del Primer Regimiento de Infantería de Marina, la unidad que como ya hemos visto alcanzó la gloria en la acción de San Pedro Abanto y el caserío de Murrieta. Al cumplirse, en el año 2011, el segundo centenario de la Orden de San Fernando, además de los condecorados a título individual, integran esta Orden 25 enseñas laureadas y 23 condecoradas con la corbata de la Medalla Militar, más dos Escudos de Armas, los de las provincias de Navarra y 41 DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, Alfonso, DE CEVALLOS-ESCALERA Y GILA, Luis, MADUEÑO Y GALÁN, José María, op.cit., página 124. 53 Valladolid. Las enseñas actuales de la Infantería de Marina ostentan, además de la citada Laureada, cuatro corbatas de la Medalla Militar colectiva con los pasadores: Cádiz, Ferrol. Teruel y Castillo de Peñafiel. Detalle de una de las placas que lista las unidades laureadas La presencia de unidades de Infantería de Marina en la capital de España viene de lejos, en concreto podemos situar como primera referencia el Tercio Provincial de Madrid en 1664. Ya se ha mencionado que una compañía de granaderos, proveniente de Cartagena, estuvo asignada en Madrid para proporcionar la escolta del almirante Manuel de Godoy y efectuar la guardia del Almirantazgo. En 1877, se creó una compañía, llamada de Escribientes y Ordenanzas de la Corte, unidad que, tras diversas vicisitudes pasó a denominarse en 1889 Brigada de Infantería de 54 Marina en la Corte, cambiando su nombre en 1903 por el de Compañía de Ordenanzas y Asistentes. Finalizada la guerra civil, en 1940 se creó una unidad independiente, denominada Batallón del Ministerio de Marina, encargada de la protección del personal e instalaciones de este Ministerio. La unidad estaba organizada en Plana Mayor, tres compañías de fusiles y una compañía de ametralladoras, constituyendo el origen de la actual Agrupación de Infantería de Marina de Madrid. En la sede actual de esta unidad puede verse un monolito que conmemora las bodas de oro de la inauguración del cuartel de Arturo Soria, destinado originalmente al Batallón del Ministerio de Marina. Agrupación de Infantería de Marina de Madrid En la misma unidad existe un monolito que rinde homenaje a todos los infantes de marina muertos por España. 55 Monumento a los caídos. Agrupación de IM de Madrid En este sencillo monolito figura una clásica y lacónica frase castrense que reza así: En memoria de los infantes de marina muertos por España. Agrupación de Infantería de Marina de Madrid Por lo que respecta al emblema del Cuerpo, ya el Tercio de la Mar de Nápoles en el siglo XVI llevaba en su escudo dos anclas cruzadas que constituyeron el emblema de la Infantería de Marina 56 hasta 1931, salvo el período de tiempo comprendido entre 1849 y 1857 en el que la Infantería de Marina formó parte del Cuerpo de Artillería de la Armada. Vidriera plomada en el Cuartel de Batallones de San Carlos. A partir de 1931, después de prácticamente cuatro siglos de uso, se abandonaron -de forma inexplicable a tenor de los antecedentes históricos- las dos anclas cruzadas y se reglamentó el escudo actual, un ancla con dos fusiles cruzados, que aparece por primera vez en caracteres de imprenta en abril de 1931. No era una idea original, ya que según la magnífica Historia de las condecoraciones marineras, del capitán de navío Julio Guillén, figura en una propuesta de escudo de distinción para el Sexto Regimiento de Marina, elevada en 1815 por el brigadier Ramón Romay y que fue denegada por Real Orden de 8 de julio de 1815.42 42 Ibídem, tomo II, página 26. 57 Vidriera plomada en el Cuartel de Batallones de San Carlos. No puede finalizar este capítulo, sobre los monumentos de carácter general dedicados a la Infantería de Marina y a sus unidades, sin hacer una mención especial a una auténtica institución, San Juan Nepomuceno, Santo Patrón del Cuerpo de Infantería de Marina que junto a la Virgen del Carmen, Patrona de la Armada, protege a los infantes de marina. San Juan Nepomuceno es Patrón del Cuerpo de Infantería de Marina desde hace muchos años; según el testimonio de Juan José Navarro de Viana y Búfalo, marqués de la Victoria, el 24 de mayo de 1758 los ocho batallones de Infantería de Marina que existían eligieron en esa fecha como Patrón a San Juan Nepomuceno. Unos años antes, mediante Real Orden de 3 de agosto de 1731, consta que el Batallón de Barlovento lo tenía por Patrón mientras se encontraba en España, ya que cuando se hallaba en el Virreinato de Nueva España se encomendaba a su Patrona, la Virgen de Guadalupe43. San Juan Nepomuceno es confirmado como Patrón de la Infantería de Marina por una Real Orden de 18 de marzo de 1878, que determina que el día 16 de mayo, fecha en que se celebra la 43 ALIA PLANA, J. Miguel y ALIA PLANA, Jesús María. Nuestro Señor Protector San Juan de Nepomuk. Revista General de Marina. Julio de 1991, páginas 14 y 15. 58 festividad del Santo Patrón San Juan Nepomuceno, será de gala para los miembros del Cuerpo de Infantería de Marina. Entre los numerosos testimonios que existen en su recuerdo, que se cuentan por cientos mundo adelante, en el museo al aire libre de la catedral de Málaga puede verse una campana en la que figura el nombre de este santo, mártir del secreto sacramental que con su sacrificio recuerda a los infantes de marina la obligación de mantener a todo trance la consigna recibida y defenderla heroicamente, aún a costa de la entrega de sus propias vidas. Museo al aire libre de la catedral de Málaga 59 Capítulo III Monumentos dedicados a infantes de marina E l 27 de febrero de 1566 se creó en Cartagena el Tercio de Armada, una gran unidad que contaba con una fuerza efectiva de 6697 infantes de marina, distribuidos en cuarenta compañías, una fuerza muy superior a la de cualquier otro tercio de su época. Su primer maestre de campo fue Lope de Figueroa y Barradas44, general de las Terceras y de Portugal, caballero de Santiago y comendador de los bastimentos del Campo de Montiel45, un militar que alcanzó un gran prestigio durante sus largos años de servicio. Para algunos autores, este tercio tomaba el nombre de Tercio de Armada del Mar Océano si actuaba en el Atlántico o simplemente el de Tercio de Armada o Tercio de Figueroa cuando era empleado en el Mediterráneo, aunque no faltan quienes aseguran que eran dos unidades distintas, algo que parece poco probable. Una característica particular de esta unidad, fiel reflejo de su organización marítima y su vocación naval, es el hecho de que contaba con siete capitanes adicionales en su plantilla, denominados pláticos, cuyo cometido consistía en el embarque y cuidado de las tropas y sus aprovisionamientos a bordo de los diferentes barcos en los que embarcaba este tercio. 46 El Tercio de Armada fue en su época una de las unidades más fogueadas al servicio de la Monarquía hispánica. Al mando de Lope de Figueroa, participó, entre otros numerosos hechos de armas, en el combate de Lepanto y en el desembarco en la Isla Tercera, un modelo de operación anfibia. En Lepanto, los arcabuceros del Tercio de la Armada del Mar Océano fueron los primeros que asaltaron la galera Sultana, capitana del almirante turco Alí Pachá. Como prueba de su gran prestigio militar, tras la victoria de Lepanto, a Lope de Figueroa se le concedió el alto honor de llevar la noticia de este gran triunfo a Felipe II. Otra particularidad destacable de esta unidad es que la mejor marca de velocidad en el traslado de un gran contingente de tropas a lo largo del corredor militar que unía Génova con Flandes, el célebre Camino Español, fue conseguida por el Tercio de Lope de Figueroa, que con cinco mil hombres hizo el trayecto desde Milán a Namur en el 44 En OM-CABALLEROS_SANTIAGO, Expediente 3084, Consejo de Órdenes del Archivo Histórico Nacional, aparece como Lope de Figueroa Zapata. Portal de Archivos españoles. www.pares.mcu.es. 45 DE SALAZAR Y CASTRO, Luis. Los Comendadores de la Orden de Santiago: Castilla. Patronato de la Biblioteca Nacional. Madrid, 1942, página 76. 46 DELGADO RODRÍGUEZ DE MENDOZA, op. cit., página 23. 62 tiempo récord de treinta y dos días47 y con la dificultad añadida de llevarlo a cabo en invierno, completándolo en veinticuatro días menos que los que necesitó el celebérrimo duque de Alba en su primera expedición a Flandes en 1567. Son numerosos los recuerdos dedicados a Lope de Figueroa. En Madrid, en Ferrol, en Torrejón de Ardoz y en Alcalá de Henares podemos encontrar una calle o avenida llamada Lope de Figueroa. El Patio de Armas del Tercio de Armada en el Cuartel de Batallones de San Carlos lleva su nombre. Cuartel de Batallones de San Carlos En la Plaza de Santa Ana, en Madrid, en una estatua dedicada a Calderón de la Barca, obra del escultor Juan Figueras y Vila, puede verse un bajorrelieve de Lope de Figueroa, maestre de campo del Tercio de la Armada del Mar Océano. Con su aspecto marcial, Lope de Figueroa, aparece situado a la izquierda de Felipe II con la banda distintiva de su empleo cruzada al pecho sobre el jubón y apoyado en su bastón de mando. Este bajorrelieve reproduce parte de la relación de personajes de El Alcalde de Zalamea, la inmortal obra de Calderón de la Barca, protagonismo dramático que en una de esas caprichosas piruetas del destino, ha contribuido a inmortalizar para el gran público al maestre de campo Lope de Figueroa en mayor medida que 47 PARKER, GEOFFREY. El Ejército de Flandes y el Camino Español. Alianza Editorial. Madrid, 2003, páginas 133 y 323. 63 sus gestas guerreras. Además de en El Alcalde de Zalamea de Calderón, Lope de Figueroa aparece como personaje en varias obras escritas durante el siglo XVII: El Asalto de Mastrique por el Príncipe de Parma, de Lope de Vega; El Águila del Agua y batalla de Lepanto y El Cerco del Peñón, ambas de Luis Vélez de Guevara; Amar después de la muerte o El Tuzaní de la Alpujarra de Calderón de la Barca; El defensor del Peñón de Juan Bautista Diamante, y La traición vengada, de Agustín Moreto.48 Bajorrelieve de Lope de Figueroa junto a Felipe II El infante de marina más famoso de todos los tiempos es sin duda Miguel de Cervantes. A la hora de hablar de sí mismo nuestro insigne escritor, nos dejó escrito:49 48 Calderón 2000. Homenaje a Kurt Reichenberger en su 80 cumpleaños, Volumen II. Ignacio Arellano (ed.). ARATA, STEFANO. Pedro Crespo y la pata coja de Lope de Figueroa, página 6. 49 CERVANTES SAAVEDRA, Miguel. Prólogo. Novelas Ejemplares. Editorial Ramón Sopena S.A. Barcelona, 1969, página 8. 64 “Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades; perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida, que aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos V, de felice memoria.” Su pertenencia a la Infantería de Marina ha sido para algunos un asunto polémico, al sostener que Cervantes fue soldado de infantería más que infante de marina. La realidad es que durante su carrera militar, quince largos y esforzados años, fue ambas cosas. Los hechos contrastados son los que siguen. En 1569, a los 22 años, Cervantes sentó plaza como soldado de infantería en la compañía, de Diego de Urbina, una de las diez que componía el Tercio del maestre de campo Miguel de Moncada. Cuando se formó la Santa Liga, Cervantes embarcó en la galera Marquesa y participó en el combate naval de Lepanto, resultando herido al recibir dos impactos de arcabuz, quedando inútil de por vida; por eso es universalmente conocido como El Manco de Lepanto. Más tarde, Miguel de Cervantes se convirtió en infante de marina al prestar servicio en el Tercio de Armada, una unidad asignada en permanencia a la Armada. El 29 de abril de 1572, según acredita un libramiento expedido ese día, Miguel de Cervantes sentó plaza en la compañía de don Manuel Ponce de León, perteneciente al Tercio de don Lope de Figueroa, es decir el Tercio de Armada. En esta unidad, participó en diversas acciones de guerra, documentalmente probadas como la jornada de Navarino o la campaña de Portugal.50 El 12 de junio de 2006, tras ser convenientemente restaurada, se inauguró en un lugar situado al sur de la capital de Argelia la gruta en la que Miguel de Cervantes buscó cobijo junto a otros trece compañeros al tratar de escapar de su cautiverio, a manos de los piratas argelinos, entre los años 1575 y 1580. La cueva está situada al lado del mar, al pie de una colina, junto a una antigua ciudad que fue la primitiva Argel. Al acto asistieron el embajador de España en Argelia, el presidente de Repsol, el alcalde de Argel, el director del Instituto Cervantes y diversos representantes del Ministerio de Defensa argelino. En representación de la Armada, asistió el coronel 50 VARELA PALACIOS, José Luis. Miguel de Cervantes Saavedra. El infante de marina que escribió “El Quijote”. Boletín de Infantería de Marina, julio de 2005. 65 que mandaba en esa fecha el Tercio del Norte. En la explanada de acceso puede verse una columna con un busto de Cervantes y la placa conmemorativa, colocada originalmente en 1887.51 Placa en la cueva refugio de Cervantes cerca de Argel Miguel de Cervantes está enterrado en Madrid, en la calle Lope de Vega, en el convento de la Orden Trinitaria que tanto empeño puso en conseguir su rescate del cautiverio en Argel. Convento de la Orden Trinitaria en Madrid 51 Ver Revista General de Marina. Cultura Naval. La prisión de Cervantes, julio de 2006, páginas 165 y 166. 66 El soldado de Marina Francisco García Roldán, cordobés de la localidad de Rute, se hizo célebre por su espíritu caritativo, al dedicarse a pedir limosna por Cartagena y otros lugares para ayudar a los más necesitados y enterrar los cadáveres de los galeotes que eran depositados en una humilde casa cercana a la ermita de la Guía, en la llamada puerta del Muelle. En 1693, García Roldán y otros cuatro soldados de Marina: Alonso Cervera, Francisco Martínez Antonio Rosique y Francisco Bravo de Rosas, sin abandonar la sepultura de los galeotes difuntos, empezaron a acoger y curar a los indigentes enfermos en la humilde casa de García Roldán, situada junto a la ermita de San Roque. Para ello, en su tiempo libre pedían limosna con una esportilla de palma denominada capacha. No debió ser fácil para estos hombres efectuar estas meritorias actividades humanitarias que con toda probabilidad tuvieron que ser llevadas a cabo sin descuidar sus responsabilidades de soldados, que en aquellos días no eran pocas ni sencillas, y que por tanto serían realizadas exclusivamente en sus ratos libres, licencias o permisos. Por ello, estas acciones caritativas cobran un gran valor al ser llevadas a cabo venciendo numerosas dificultades personales y profesionales, y sin duda son un fiel reflejo de las elevadas virtudes morales de estos animosos hombres de bien, tan alejadas de los estereotipos que a veces circulan sobre los soldados de aquellos tiempos. Esta desinteresada actuación, supuso el origen del Santo Hospital de Caridad de Cartagena, fundado por García Roldán52. En 1714, comenzó a edificarse este hospital en la calle de la Caridad, otorgándosele cinco años más tarde el título de Caridad, bajo la protección de la Santísima Virgen de los Dolores. Actualmente, el Santo y Real Hospital de Caridad se encuentra en Los Barreros y sigue en pleno funcionamiento. En los jardines del centro hospitalario puede verse una estatua finalizada en 1903, tallada en mármol de Carrara y obra del escultor Francisco Requena Hernández, que recuerda a este soldado de Marina, un esforzado paladín humanitario armado tan sólo con la benefactora capacha que sostiene en su mano izquierda. 52 RIVAS FABAL, op. cit., tomo I, páginas 137 y 138. 67 García Roldán fue un infante de marina singular, sin duda un ser humano excepcional, un hombre ciertamente adelantado a su tiempo.53 Hospital de Caridad en Cartagena En la base de la estatua figura una inscripción en la que puede leerse el nombre del soldado de Marina Francisco García Roldán y el año de fundación del Hospital de la Caridad. 53 Ver MONERRI, José. Un andaluz fundó el Hospital de Caridad. La verdad.es. Edición del 20 de diciembre de 2011. 68 Inscripción en el monumento del Hospital de Caridad En su honor, el patio de Armas del acuartelamiento del Tercio de Levante se denomina soldado de Infantería de Marina Francisco García Roldan. Asimismo, en su memoria, en el centro histórico de Cartagena hay una plaza que lleva su nombre, conocida popularmente como plaza de Roldán. En Montemolín (Badajoz), junto a la ermita de Nuestra Señora de la Granada, existe una estatua dedicada a un célebre granadero de Marina, natural de esta localidad, llamado Martín Álvarez Galán, héroe de la jornada de San Vicente que tuvo lugar el 14 de febrero de 1797 y en la que protagonizó un hecho tan extraordinario que ha servido para asegurar su inmortalidad. Monumento a Martín Álvarez en Montemolín 69 Al pie del monumento de Montemolín hay cuatro placas hechas con el bronce fundido de viejos cañones que se encontraban en San Fernando: una dedicada a los soldados de Infantería de Marina; otra al laureado soldado Lois; una tercera a la dotación del crucero Baleares; y una que rinde homenaje al granadero de Marina Martín Álvarez. Placa en el monumento a Martín Álvarez Aunque el resultado final del combate naval fue adverso para las armas españolas, Martín Álvarez tuvo una actuación tan destacada, defendiendo la enseña nacional frente a numerosos enemigos, que causó incluso la admiración de los marinos británicos . Los granaderos de Marina eran soldados escogidos. Cuando Patiño crea en 1717 el Cuerpo de Batallones de Marina, cada una de las seis compañías de cada batallón contaba con seis granaderos que hacían servicios especiales, constituyendo el personal que contaba con mejores aptitudes para el servicio o una amplia experiencia y que por ello gozaban de la plena confianza de sus superiores. En caso necesario, se podía formar una compañía de granaderos formada por treinta y seis soldados, juntando los seis granaderos de cada una de las seis compañías del batallón, a los que se unían dos sargentos 70 seleccionados entre los mejores de la unidad. En el año 1766, por Real Orden de 11 de noviembre, se crean las compañías de granaderos del Cuerpo de Batallones de Marina, tomándose para ello once soldados escogidos de cada una de las seis compañías que formaban cada batallón. El granadero de Marina Martín Álvarez era uno de estos soldados escogidos, un hombre de ascendencia humilde que nació en 1766. En el año 1790 se alistó en los Batallones de Marina pasando a prestar servicio en el Noveno Batallón. De sus primeros años de servicio poco se sabe, sólo conocemos los navíos en los que estuvo destinado: Gallardo, San Carlos, Santa Ana y Príncipe de Asturias54. Puesto que sí conocemos los largos viajes que emprendieron estos buques podemos afirmar que Martín Álvarez viajó varias veces a las posesiones españolas en América. En 1797, Martín Álvarez formaba parte de la dotación del navío San Nicolás de Bari, al mando del brigadier Tomás Geraldino. Durante el combate naval de San Vicente, el San Nicolás de Bari acabó combatiendo contra varios navíos ingleses, uno de ellos el Captain en el que arbolaba su insignia el entonces comodoro Horacio Nelson. Martín Álvarez como soldado distinguido ocupaba el puesto de escolta de la bandera en la toldilla. Abordado el San Nicolás de Bari por numerosos ingleses, Martín Álvarez arremetió contra un sargento mayor enemigo que trataba de arriar la Bandera que había sido confiada al fiel granadero de Marina, atravesándolo con tal fuerza con su sable que la punta del mismo, que sobresalía por la espalda del inglés, quedó clavada en un mamparo. Acosado por varios enemigos a los que mantuvo a raya durante largo tiempo y con una herida de bala en la cabeza, saltó desde la toldilla al alcázar del buque socorriendo al brigadier Geraldino, herido y rodeado de enemigos. “Granadero di a tus compañeros que ninguno se rinda sino después de muerto”, llegó a exclamar el comandante del San Nicolás de Bari. Así lo hizo Martín Álvarez luchando hasta caer desmayado por la pérdida de sangre. Sólo cuando no quedaba en pie un solo defensor, pudo un soldado inglés arriar el pabellón del San Nicolás del Bari. El propio enemigo fue el primero en asombrarse del valor y rindió allí mismo, sobre la ensangrentada cubierta del navío de la Real Armada San Nicolás de Bari un justo homenaje al leal y heroico granadero de Marina por su asombroso episodio de heroísmo. 54 RIVAS FABAL, op.cit., tomo I, página 219. 71 El monumento dedicado en Montemolín a Martín Álvarez, así como un pasaje con el nombre de este granadero de Marina fueron inaugurados en el año 1938 contando con la presencia del contralmirante Bastarreche, entonces comandante general del Departamento Marítimo de Cádiz, y una compañía de guardiamarinas de la Escuela Naval que en esa época se encontraba en San Fernando. En Badajoz hay una calle llamada Martín Álvarez Galán. En Cartagena, cada año, desde 1986, los granaderos de la Cofradía Marraja rinden un homenaje a Martín Álvarez Galán en el muelle de Alfonso XII, frente al monumento a los héroes de Cavite. Por su gesta en la jornada de San Vicente y mediante Real Decreto se concedió al granadero de Infantería de Marina Martín Álvarez cuatro escudos mensuales como pensión vitalicia, así como el derecho a ostentar en el brazo el escudo que llevaban los individuos de la clase de tropa por acciones distinguidas en guerra. El citado Real Decreto resume de forma magnífica su actuación en el combate de San Vicente: “El Rey nuestro señor, ha visto con satisfacción el denodado arrojo y valentía con que se portó a bordo del navío San Nicolás de Bari, el granadero de la 3ª Compañía del noveno Batallón de Marina, Martín Álvarez, cuando el 14 de febrero de 1797 fue dicho buque abordado por tres navíos ingleses; pues habiendo Álvarez impedido por algún tiempo la entrada a un trozo de abordaje, supo también defender la bandera que el brigadier D. Tomás Geraldino le había confiado antes de su muerte, y con su valor hizo de modo que aquella se mantuviese arbolada aun después de todo el grueso de los enemigos tenían coronado su navío.” Por Real Orden de 12 de diciembre de 1848 se dispuso que a partir de entonces un buque de menos de diez cañones llevara permanentemente el nombre de este heroico infante de marina55. Asimismo, mediante Real Orden de 4 de julio de 1878, Alfonso XII, decretaba que el nombre de Martín Álvarez: 55 De acuerdo con el artículo El granadero Martín Álvarez. Revista Divulgativa de Historia Naval. www.todoababor.es, los siguientes buques de la Armada española han llevado el nombre de Martín Álvarez: goleta Dolorcitas, de 7 cañones, fue llamada Martín Álvarez (1849-1850), naufragó en la costa de Burdeos; falucho guardacostas de 1ª clase Martín Álvarez; cañonero de hélice Martín Álvarez (18711876), construido en La Habana, utilizado en Cuba y perdido en el río Canto; cañonero de hélice Martín Álvarez (1878-1882), prestó servicio en Filipinas, y por último el buque de desembarco L-12 Martín Álvarez (1971-1995). 72 “Deberá figurar constantemente como presente a la cabeza de las nóminas de revista de la primera compañía del primer batallón del primer regimiento; y que al pasarse ésta sea pronunciado por el coronel del mismo para que sirva de noble estímulo en el Cuerpo que debe honrarse con la memoria del héroe soldado, que legando un recuerdo imperecedero, supo ennoblecerlo con su bizarría y abnegación.” Según, diversos testimonios56, en un artículo original del general del Ejército e historiador Bermúdez de Castro, titulado El Combate naval del Cabo de San Vicente y el granadero Martín Álvarez, se afirma que en 1885 contempló en Gibraltar, entre otros cañones, uno de bronce de grandes dimensiones que tenía esculpido el escudo de nuestro rey Carlos III. El cañón tenía una placa con un texto en el que tras la fecha y el nombre del combate naval de San Vicente aparecían tres británicos vivas al Captain, el buque del comodoro Horacio Nelson, al San Nicolás de Bari, el navío del brigadier Tomás Geraldino y al granadero de Marina Martín Álvarez. ¡Hip, Captain! ¡Hip, San Nicolás! ¡Hip, Martín Álvarez!, rezaba el texto. Por más que lo he buscado no ha habido forma de encontrarlo. Según lo que he sido capaz de averiguar, aunque no he podido confirmarlo documentalmente, al parecer este cañón se fundió hace muchos años, posiblemente para hacer una réplica de menor tamaño destinada a un barco británico57. Como dice Silvio Rodríguez en su conocida canción El Unicornio Azul: “…si alguien sabe de él, le ruego información.” La vigésima primera Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XXII), perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina y que desplegó en Mostar de mayo a septiembre del año 2004, llevó el nombre de Martín Álvarez. 56 Sirva como ejemplo, RIVAS FABAL, op.cit. página 220. Tras ser capturado el San Nicolás de Bari entró en servicio en la Marina Real británica con el nombre de HMS San Nicolas. Tras servir como buque-prisión fue vendido para desguace en 1814. 57 73 Escudo del Subgrupo Táctico Martín Álvarez Durante muchos años, desde 1717 hasta 1827, las unidades del Cuerpo de Batallones de Marina eran mandadas bien por oficiales del Cuerpo General que alternaban destinos en los Batallones o en la Artillería de Marina con los del servicio a bordo de los barcos de la Real Armada, o por oficiales de ingreso directo desde el Ejército o de otras procedencias en circunstancias excepcionales y contando con la preceptiva autorización real. Es decir, la Infantería de Marina no contó con oficiales propios hasta 1827, al crearse58, por Real Decreto de 7 de enero de 1827 y por fusión de los Cuerpos de Batallones y de Artillería de Marina, la Brigada Real de Marina. Esta unidad ya dispuso para la formación de oficiales específicos de su propia Academia; estaba situada en San Fernando y recibió el nombre de Academia de la Brigada Real de Marina. Por ello, el ordenamiento de las promociones de oficiales de Infantería de Marina comienza precisamente con la primera de la Brigada Real de Marina59; aunque en realidad estos oficiales de las 58 O´DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, op. cit., página 211. Dispuesto por COMGEIM mediante comunicación C-IM-3, núm.021/72, de 3 de abril de 1972 con la aprobación del ministro de Marina e informe previo favorable del Servicio Histórico del Estado Mayor de la Armada. SÁNCHEZ PASTOR, op., cit., página 116. 59 74 primeras promociones todavía no llevaban el nombre de oficiales de Infantería de Marina, puesto que la situación orgánica del Cuerpo no terminaba de estabilizarse plenamente. Aún se necesitó cierto tiempo para encontrar el nuevo punto de equilibrio; así, entre 1827 y 1848, tuvieron lugar nuevos “ensayos” legislativos en los que la Infantería de Marina sufrirá diversos experimentos orgánicos que por fortuna no llegaron a consolidarse. Así, el 12 de febrero de 1833 se disuelve la Brigada Real de Marina y se crea el Real Cuerpo de Artillería de Marina, en el que se incluye a los infantes de Marina; el 20 de junio de 1839 se crea el Cuerpo de Artillería e Infantería de Marina, un único Cuerpo pero con escalafones separados. En diciembre de 1841 se dispone que con los tres batallones de Infantería de Marina, incorporados al Ministerio de la Guerra, se forme un regimiento de Infantería que llevará el nombre de Asturias y será el 31 de los de su clase. La situación no se normaliza completamente hasta que, por Real Decreto de 22 de marzo de 1848, se vuelve a organizar de forma separada60 el Cuerpo de Infantería de Marina. Por todo lo anterior, desde 1717 hasta 1827, distinguidos marinos ilustres, pertenecientes al Cuerpo General de la Armada y cuya memoria se perpetúa en el Panteón de Marinos Ilustres, estuvieron destinados, durante uno o varios períodos de su carrera, en los Batallones de Marina o bien por diferentes vicisitudes mandaron en diferentes acciones de guerra unidades del Cuerpo de Infantería de Marina. Sirvan como ejemplo los siguientes: Juan José Navarro de Viana y Búfalo, marqués de la Victoria; Juan María de Villavicencio y de la Serna; Santiago de Liniers y Brémond; Federico de Gravina y Nápoli; Cayetano Valdés y Flores; Ángel Laborde Navarro; Antonio de Escaño y García; Casimiro Vigodet y Garnica; Juan José de Carranza; Francisco Riquelme y Ponce León o José de la Serna y de la Riva.61 Especial mención merecen los dos últimos nombres citados. En la batalla de Espinosa de los Monteros, el 11 de noviembre de 1808, cayó mortalmente herido el brigadier de la Armada Francisco Riquelme y Ponce de León que, además del Sexto Regimiento de Marina, mandaba la Tercera División del Ejército del general Blake. El 60 O´DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, op. cit., páginas 212 y 213. Ver CERVERA PERY, José. El Panteón de Marinos Ilustres. Trayectoria histórica, reseña biográfica. Secretaría General Técnica. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004. 61 75 brigadier Riquelme que fue calificado62 como “un dechado de honradez, firmeza y lealtad”, murió a bordo de la fragata Venganza a la que había sido evacuado para su traslado de Santander a Ferrol. En su memoria, puede verse en el Panteón de Marinos Ilustres una lápida que tiene equivocado el nombre, ya que aparece como Joaquín.63 Panteón de Marinos Ilustres El segundo caso, es el del capitán de fragata José de la Serna y de la Riva, muerto en 1823 al mando del Sexto Regimiento de Marina en la heroica acción del puente de Armentia contra el cabecilla absolutista, de origen francés, Bessieres. Este destacado hecho de armas ocurrido durante la llamada “guerra realista”, entre liberales y tradicionalistas, tuvo en su día amplia repercusión. La Corporación del Excmo. Ayuntamiento del Ferrol, en sesión plenaria, acordó por unanimidad levantar, frente al Cuartel de Batallones de Marina, un monumento, para perpetuar la gloriosa memoria de los individuos del Sexto Regimiento del Cuerpo, muertos en la heroica acción de Armentia; acuerdo que desafortunadamente no fue llevado a la práctica64. La Gaceta de Madrid, bajo el título Extraordinaria acción de guerra de la tropa de Marina el 15 de enero 62 Catálogo descriptivo de los objetos que contiene el Museo Naval. Imprenta de Luis Beltrán. Madrid, 1862, página 108. 63 Ibídem, página 163. 64 Sesión plenaria celebrada el 3 de febrero de 1823. 76 en el puente de Armentia, publicó el parte oficial con los pormenores de esta acción, del que extractamos lo siguiente65: “ (…) viéndose atacados en todas direcciones, combinaron una retirada tan militar e imponente, que tal vez no se encontrará fácilmente otra tan bien ejecutada, pues siempre es muy extraordinario que 170 hombres, atacados por 1200 de infantería y caballería, y cargados por el largo terreno de dos leguas y media, pudiesen evitar ser envueltos, muertos o prisioneros, y más habiéndoseles acabado las municiones y teniendo que resistir a tantos enemigos a la bayoneta; pero ello es que se vieron entrar en la ciudad de Vitoria nuestros valientes marinos en la misma formación militar que habían sostenido en su gloriosa retirada. No era posible conseguir esta sin un grande sacrificio; murieron en ella y en la acción del puente el comandante La Serna, tres oficiales, un sargento graduado de subteniente, el segundo de granaderos, un cabo y 14 soldados.” El capitán de la cuarta compañía, Juan Godoy, que por sucesión de mando se hizo cargo de la unidad al morir el capitán de fragata José de la Serna, finaliza el parte de campaña66, dirigido al general en jefe del Ejército de Operaciones, con las siguientes palabras: “Yo que, desde la irreparable pérdida de nuestro comandante, quedé a la cabeza de esta tropa, no encuentro expresiones para encarecer la bizarría y espíritu patriótico con que se han conducido, en una acción tan empeñada, todos los individuos que han estado a mis órdenes. Sin embargo, no puedo desentenderme de hacer presente a V.E. que faltos los cabos y soldados de oficiales que los mandasen, han tenido sargentos que les hicieron sostener con gloria la libertad nacional, y han contribuido a presentarlos en Vitoria bajo toda la disciplina militar. Vitoria 18 de Enero de 1823.” En memoria del heroico capitán de fragata José de la Serna puede verse una lápida en el Panteón de Marinos Ilustres. 65 Gaceta de Madrid, número 32, de 31 de enero de 1823, página 154. RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, Ramón. Sobresalientes-Apuntes históricos. Talleres tipográficos La Unión. Jaén, 1908. Citado en Foro Militar General. La Infantería de Marina española, página 7. www.militar.org.ua. 66 77 Panteón de Marinos Ilustres El teniente coronel Segundo Díaz de Herrera y Serrano, encontró gloriosa muerte en la noche del 5 de julio de 1875 en el asalto a la plaza de Cantavieja (Teruel) al mando del Primer Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, durante la tercera guerra carlista. Al igual que sucedía en el caso del mariscal de campo Albacete y Fuster, la brillante hoja de servicios de Díaz de Herrera es fiel reflejo de la intensa actividad del Cuerpo y de una vida dedicada por completo al servicio de las armas. Antes de combatir en la guerra carlista en la que entregaría su vida, Díaz de Herrera participó en la guerra de África en 1860, asistió a la pacificación de Méjico en 1862, luchó en la llamada guerra de los diez años en Cuba y tomó parte en la defensa de La Carraca en 1873. Para llevar a cabo el mencionado asalto a la posición fortificada de Cantavieja se llevó a cabo una intensa preparación artillera con la finalidad de abrir una brecha en una casa que formaba parte de la muralla que defendía esta plaza fuerte. Finalizado el bombardeo, se lanzaron al ataque dos columnas de asalto, una al mando del teniente coronel del Ejército Mariano Fuentes, y la otra al mando de Díaz de Herrera. Delgado Rodríguez de Mendoza, describe la acción de Cantavieja y la muerte del heroico teniente coronel Segundo Díaz de Herrera, en los siguientes términos67: 67 DELGADO RODRÍGUEZ DE MENDOZA, op. cit., páginas 144 y 145. 78 “Los asaltantes treparon por un escarpado barranco hacia el arrabal situado a poca distancia del portillo abierto, dirigiéndose a éste la columna de Fuentes, que tuvo que retroceder ante los obstáculos que impedían el avance y el certero fuego enemigo. Acude en su auxilio, la otra columna, que tampoco pudo conseguir penetrar en la plaza, no embargante los numerosos hechos heroicos que se llevaron a cabo, distinguiéndose el intrépido jefe del primer batallón que sucumbió gloriosamente al frente de sus tropas y a pocos pasos de la muralla.” El teniente coronel de Infantería de Marina Díaz de Herrera acabó ostentando un empleo superior en el Ejército; algo que sucedía en ocasiones. María del Carmen Cózar Navarro explica el curioso hecho de que algunos infantes de marina ostentasen un empleo distinto y superior en el Ejército de la siguiente forma68: “En cuanto al sistema de ascensos y destinos, éstos se regían por el Decreto-Ley de 31 de Agosto de 1869. Los ascensos eran por antigüedad absoluta. Sólo se establecían dos casos de ascenso por elección: el de Brigadier a Mariscal de Campo…, y, como segundo caso, el de jefes y oficiales por méritos de guerra. Sin embargo no parece que este precepto tuviese aplicación real (…) En contra de lo prevenido por la legislación para la Infantería de Marina, ésta participó del dualismo existente en los Cuerpos Facultativos del Ejército –esto es en los de Artillería, Ingenieros y Estado Mayor- (…) Dicho sistema consistía en que, por estar vedados los ascensos por méritos de guerra en los citados Cuerpos, pero no en los Generales de Infantería y Caballería, cuando un oficial perteneciente a aquellos se hacía acreedor a esta recompensa, (un ascenso por méritos de guerra), se le concedía el grado o empleo superior en el Ejército, pero no en el Cuerpo al que pertenecía, pudiendo, en su caso, elegir entre desempeñar destino en el citado Cuerpo, con el empleo hasta entonces ostentado, o hacerlo en Infantería o Caballería con el empleo superior concedido.” Poco antes de la acción de Cantavieja, en el barranco de Monlleó, Díaz de Herrera se había distinguido notablemente asegurando el paso de este punto crítico que impedía el avance de las unidades realistas. Por los méritos de guerra acreditados en este hecho, fue 68 CÓZAR NAVARRO, María del Carmen, op. cit., páginas 39 y 40. 79 ascendido a coronel del Ejército; una recompensa cuya concesión desafortunadamente no llegó a conocer, ya que la noticia llegó un día después de su heroica muerte.69 Díaz de Herrera cuenta con una lápida dedicada a su memoria en el Panteón de Marinos Ilustres, aunque en realidad no está enterrado en este templo. A pesar de haberse cursado una Real Orden para que sus restos fueran trasladados al Panteón, la ordenada inhumación no se llevó a cabo, sin que exista constancia documental del motivo. Tanto Cervera Jácome como Rodríguez Delgado de Mendoza afirman que se llevó a cabo el traslado a San Fernando; aunque posteriormente, el segundo de los autores dice que los restos mortales de Segundo Díaz de Herrera fueron trasladados a Puerto Real. 70 Panteón de Marinos Ilustres En la Real Orden citada se dispuso asimismo que figurase en el Museo Naval un retrato del teniente coronel Díaz de Herrera con la espada, el capote y el ros que llevaba en el momento de su gloriosa muerte. 69 Ibídem, página 145. CERVERA Y JÁCOME, Juan. El Panteón de Marinos Ilustres. Historia y biografías. Imprenta del Ministerio de Marina. Madrid, 1926, afirma que los restos se trasladaron a San Fernando. RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA afirma en Apuntes Históricos. Sobresalientes. Talleres Tipográficos “La Unión”. Jaén, 1908: “La conducción de los restos desde Cantavieja, hasta San Fernando, fue costeada por el malogrado rey Alfonso XII…” Este mismo autor años después en op. cit., señala en la página 145: “La conducción de los restos desde Cantavieja hasta Puerto Real…” Informaciones procedentes de La Infantería de Marina española, foro citado, página 8.www.militar.org.ua. 70 80 Un batallón de Infantería de Marina (BIMAR XI) perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina y que estuvo desplegado en Trebinje desde agosto a diciembre de 1999 llevó el nombre del teniente coronel de Infantería de Marina Díaz de Herrera, el héroe de la plaza de Cantavieja. Escudo del BIMAR XI Díaz de Herrera Una de las acciones más conocidas de la Infantería de Marina y de la que quedan mayores recuerdos, es la que protagonizaron los heroicos soldados Rama y Cancela. Estos dos infantes de marina pertenecían al Segundo Batallón del Segundo Regimiento de Infantería de Marina, de guarnición en la plaza de Holguín, en Cuba. Aquel 5 de junio de 1895, los dos héroes formaban parte de una patrulla de vigilancia de la vía férrea Gibara-Holguín, compuesta por un sargento, un cabo y trece soldados. Este destacamento sufrió un ataque en Piedra Picada, a cargo de fuerzas abrumadoramente superiores, estimadas en unos 2000 insurrectos. El reducido grupo de infantes de marina consiguió fijar al enemigo durante un tiempo efectuando nutrido fuego, pero al iniciar el repliegue, para evitar ser copados, cinco soldados quedaron aislados. Tres fueron heridos y 81 rematados a machetazos por los insurgentes que les dieron por muertos, aunque uno sobrevivió para relatar lo sucedido. Los otros dos, José Rama Varela y Antonio Cancela Rodríguez resistieron hasta que consumieron toda la munición disponible. Fueron encontrados sin vida rodeados de cadáveres enemigos. Su acción dio tiempo a que llegaran refuerzos, conservándose la posición que les había sido confiada. A finales del año 1895, para dar seguridad al puente ferroviario de Aguas-Claras, se erigió un nuevo fuerte en las proximidades de las endebles defensas anteriores que fue bautizado con el nombre de Rama y Cancela. Bajo la placa que indicaba el nombre de la posición, se colocó otra inspirada en el conocido texto en honor de Leónidas y sus espartanos71, y que rezaba: "Viajero, ¡detente y descúbrete! La tierra que pisas es sagrada. En nombre del Real Cuerpo de Infantería de Marina". Al pasar ante el fuerte la locomotora pitaba tres veces recordando la gesta de Rama y Cancela.72 Por Real Orden de 21 de agosto de 1911 se dispuso, en primer lugar, que estos dos infantes de marina figurasen permanentemente en la nómina de la Segunda Compañía del Segundo Batallón del Segundo Regimiento de Infantería de Marina, figurando a la cabeza de los demás soldados, pasando revista (como presentes) y con esta nota: Muertos gloriosamente en Cuba, el 5 de junio de 1895; en segundo lugar, que en todos los cuarteles del Cuerpo figure una lápida conmemorando su gesta, y en tercer lugar, que una lancha destinada al servicio de guardapescas, que se hallaba en construcción en Cartagena, llevase su nombre. Consecuencia directa de esta norma y para honrar la memoria de Rama y Cancela, encontramos varias placas: una en la sede actual del Tercio de Armada y el Tercio Sur; otra en el acuartelamiento del Tercio del Norte; otra en el Tercio de Levante, y una cuarta en la Agrupación de Madrid. 71 El texto, de Herodoto de Halicarnaso, de la placa en las Termopilas, en honor de Leónidas y sus espartanos, decía: “¡Oh, extranjero! Ve y di a Esparta que aquí sus hijos murieron por conservar sus leyes”. 72 RIVAS FABAL, op.cit., tomo II, página 272. 82 Homenajes a Rama y Cancela en los acuartelamientos del Cuerpo La hazaña llevada a cabo por Rama y Cancela y su supremo sacrificio en el cumplimiento de su deber en el que demostraron su valor en grado heroico, sigue cautivando la imaginación de los estudiosos y el permanente agradecimiento tanto de generaciones de infantes de marina como de sus paisanos que les recuerdan con orgullo como ejemplo permanente de las increíbles virtudes que siempre han caracterizado al sencillo soldado español. En Coristanco (A Coruña) se encuentra un busto que fue inaugurado en septiembre de 2007 para honrar la memoria del soldado de Infantería de Marina Antonio Cancela Rodríguez. En este monumento puede verse parte de la indumentaria que llevaban habitualmente los infantes de marina en Cuba, sombrero, guayabera y el correaje cruzado del que en ocasiones colgaba un fusil corto llamado tercerola, usado principalmente por las unidades montadas, entre las que figuraron guerrilleros de Infantería de Marina a caballo que formaban unidades popularmente conocidas como “Caballería de Marina”. 83 Busto de Cancela en Coristanco En la base del monumento figura una inscripción en gallego que recuerda la gesta que, junto a su ya inseparable compañero de armas José Rama, realizó Antonio Cancela en Cuba. Detalle del monumento a Cancela Existe también una inscripción en la casa donde nació Cancela en la parroquia de Verdes73, lugar de Erbilleira, en 1873. 73 Ver RIAL, S.G. Localizadas las casas y familias de los dos héroes de Cuba naturales de la zona. La Voz de Galicia. Edición del 4 de febrero de 2009. 84 Placa en la casa natal de Antonio Cancela En el concello de Laracha, en la parroquia de Montemaior, lugar de Santa Margarita, hay una placa, colocada hace muchos años y bastante desgastada, en la casa74 donde nació, en 1874, José Rama Varela, para honrar su memoria y conmemorar la gesta de Piedra Picada75; en ella, no sin dificultad ya que se encuentra muy desgastada, puede leerse: EL AYUNTAMIENTO DE LARACHA. PARA HONRAR LA MEMORIA DEL HEROICO SOLDADO DE INFANTERÍA DE MARINA JOSÉ RAMA VARELA, NACIDO EN ESTA CASA EL 27 DE MARZO DE 1874 Y FALLECIDO GLORIOSAMENTE DEFENDIENDO LA PATRIA SIN ABANDONAR SU PUESTO FRENTE A LAS HUESTES DEL “CABECILLA MACEO” EL DIA 5 DE JUNIO DE 1895 EN LA ISLA DE CUBA Y PUNTO DENOMINADO DE “PIEDRA PICADA”. R. I. P. La decimoséptima Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XVII), perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje de noviembre de 2001 a mayo de 2002, llevó en su memoria el nombre de Soldados Rama y Cancela. 74 Ver La casa natal del héroe de Cuba está en Montemaior. La Voz de Galicia. Edición del 20 de enero de 2009. En el artículo figura una fotografía de la placa. 75 Una fotografía de la placa puede verse también en El Tercio Norte de Infantería de Marina desde 1771. Valor y disciplina, op. cit., página 75. 85 Escudo del Subgrupo Táctico Soldados Rama y Cancela El mariscal de campo de Infantería de Marina José Gonzalez Hontoria, fue un estudioso de los procedimientos artilleros y de elaboración de la pólvora que alcanzó asimismo el empleo de brigadier de Artillería de la Real Armada. En 1879, la Armada declaró reglamentario el sistema de artillería de diversos calibres de su invención y que en su honor acabó siendo denominado Sistema González-Hontoria Modelo 1879. Fue durante toda su vida un trabajador disciplinado e incansable que cimentó su amplia experiencia en estos asuntos tanto en el estudio continuo, como en el desempeño de diversas comisiones de servicio en España y en el extranjero, alcanzando un elevado y merecido prestigio intelectual entre la comunidad artillera internacional. A lo largo de su carrera, González-Hontoria diseñó diversos cañones para la Armada Española, destacando uno de 16 centímetros bautizado con el nombre de Trubia, al ser desarrollado en la asturiana fábrica de cañones que lleva este nombre y en la que GónzalezHontoria permaneció durante varios años como Jefe de la Comisión de la Armada en este centro. El cañón Trubia constituyó un gran avance técnico por su potencia, fiabilidad y resistencia, siendo considerado en aquellos tiempos por muchos técnicos como el mejor cañón del mundo. 86 De la profesionalidad y profundo amor a España del mariscal de campo de Infantería de Marina y brigadier de Artillería de la Armada José González-Hontoria, habla claramente el hecho de que a lo largo de su carrera rechazara diversas ofertas, profesional y financieramente muy atractivas, para trabajar fuera de España, al servicio de otros países. Fue un oficial muy querido y respetado que desafortunadamente murió joven, sin llegar a cumplir los cuarenta y nueve años de edad. Panteón de Marinos Ilustres En el monumento a las clases de Marinería y Tropa de la Armada muertas gloriosamente por la Patria que puede verse en el Panteón de Marinos Ilustres, y en el que están enterrados, entre otros héroes, los 31 fallecidos en el hospital de Portsmouth en Estados Unidos, a donde habían sido trasladados como prisioneros de guerra después del combate de Santiago de Cuba, ocurrido el 3 de julio de 1898, figuran tres soldados de Infantería de Marina muertos de paludismo: Manuel Carrión Casado de la dotación del crucero Cristóbal Colón; Baldomero Fernández Parapar, y José Domingo Tejera Fernández, ambos de la dotación del crucero Vizcaya76. 76 Ver FERNÁNDEZ, José Carlos. Digna representación de suboficiales, marinería y tropa, combatientes en Cuba y Filipinas, reposa en el Panteón de Marinos Ilustres. Instituto de Historia y Cultura Naval. Revista de Historia Naval. Año XVI, núm. 63. Madrid, 1998. 87 Según estableció la disposición de 27 de mayo de 1892 la dotación de Infantería de Marina de los buques clase Infanta María Teresa estaba compuesta por un teniente, dos sargentos segundos, tres cabos primeros, tres cabos segundos, dos cornetas y cincuenta soldados. En total, sesenta y un infantes de Marina, que cumplían los cometidos de escolta de bandera, patrullas, centinelas y miembros de las dotaciones de los puestos artilleros. Por disposición de 24 de marzo de 1894, se determinó la misma dotación para el Vizcaya y el Oquendo, que puede hacerse extensiva al Cristóbal Colón.77 Panteón de Marinos Ilustres La mayor parte de estos esforzados infantes de Marina combatieron en tierra, algunos en la conocida acción de las Lomas de San Juan, formando parte de las compañías de desembarco. Tras el ordenado reembarque a los buques en los que estaban encuadrados y que fue completado el 2 de julio, tomaron parte en el combate naval de Santiago de Cuba del 3 de julio de 1898. En total, 41 infantes de marina, de un total de 228 miembros del Cuerpo que formaban parte de las dotaciones de la Escuadra de Cervera, murieron combatiendo 77 ESCRIGAS RODRÍGUEZ. Juan. 1898: La Infantería de Marina embarcada en la Escuadra del Atlántico. Boletín de Infantería de Marina. Noviembre de 2005, página 61. 88 en tierra, en las Lomas de San Juan, o en el combate naval de Santiago, o posteriormente por diversas razones.78 Tres españoles, de los ocho que murieron durante el traslado en el buque hospital estadounidense Solace, permanecen enterrados en el cementerio antiguo del Hospital Naval de Norfolk (Virginia), uno de ellos es el soldado de Infantería de Marina Jaime Doltre Folgueres 79. En su tumba figura J. Doltre y la palabra inglesa Spaniard que indica que allí reposa un español. Cementerio del Hospital Naval de Norfolk, Virginia. EE.UU. Enrique Varela Iglesias fue antiguo soldado, cabo y sargento de Infantería de Marina. Como teniente de Infantería ganó dos cruces laureadas de segunda clase. Desempeñó una larga carrera en el Ejército de Tierra, alcanzando el empleo de capitán general. Ambas Laureadas le fueron concedidas en Marruecos, sirviendo en las Fuerzas Regulares Indígenas de Larache. La primera, en 1921, por su valor en la cueva de Rumán, y la segunda, en 1922, por su valor en la ocupación y defensa de la meseta de Abdama. El cariño que siempre mostró el bilaureado general Varela, tanto con la Infantería de Marina como con sus Regulares, quedó reflejado cuando encargó 78 Ibídem, página 66. Yahoo Noticias. Despacho Agencia EFE, 13 de abril de 2012. Oficina de Comunicación Social del Gabinete del AJEMA, 16 de abril de 2012. 79 89 la construcción de su residencia en Cádiz, conocida como la Casa de Varela de San Fernando. En la entrada al palacete hay dos columnas levantadas sobre sendos pedestales. En uno de ellos, figura el emblema de la Infantería de Marina y en el otro el de las Fuerzas Regulares Indígenas; ambos están muy desgastados por el paso del tiempo. Entrada Casa de Varela de San Fernando El emblema de la Infantería de Marina aparece también en el interior del edificio, en la parte superior de una amplia vidriera en la 90 que figuran los principales hechos de armas del bilaureado general Varela. 80 Detalle de la vidriera en la Casa de Varela de San Fernando Hay cuatro caballeros laureados que en el momento de ganar sus cruces laureadas eran infantes de Marina. Son los siguientes: capitán Manuel Puyou81 y Dávila (1880); soldado José Ramón Rivas Pérez (1885); teniente Ambrosio Ristori Granados (1898), y soldado Manuel Lois García (1937). Sus nombres aparecen entre los cuarenta y seis caballeros laureados de la Armada que figuran en la inscripción que puede verse en nuestros días en la Escuela Naval Militar, a la entrada del Patio de Aulas “Álvaro de Bazán”. 80 NÚÑEZ, Jesús. José Enrique Varela Iglesias: El infante de marina que fue ministro del Ejército. Boletín de la Escuela de Infantería de Marina, número 34, junio de 2002. www.historiaymilicia.com. 81 Con este apellido figura tanto en SÁNCHEZ PASTOR, Antonio. Crónica de las promociones de oficiales del Cuerpo de Infantería de Marina (1537–1990). Editorial Naval. Madrid, 1991, página 128, como en RIVAS FABAL, op. cit., tomo II, páginas 243 y 474. En algunas referencias aparece como Puyón. 91 Escuela Naval Militar. Marín (Pontevedra) Una de las acciones más destacadas de los batallones expedicionarios de Infantería de Marina en Cuba es el del Alto de la Doncella, Vega Grande, Guantánamo. El héroe de esta gloriosa jornada fue el capitán de Infantería de Marina y Teniente Coronel del Ejército Manuel Puyou Dávila. El 1 de abril del año 1885, el Boletín Oficial del Cuerpo publicaba la siguiente Real Orden: 92 “Considerando que los hechos de armas realizados por el teniente coronel del Ejército, capitán de Infantería de Marina, D. Manuel Puyou Dávila, en sus acciones contra los insurrectos de la Isla de Cuba, exceden en mucho a las acciones distinguidas que menciona la Real y Militar Orden de San Fernando, S. M. el Rey, al considerarlas con el calificativo de heroicas, ha tenido a bien concederle la Cruz de 2ª Clase de dicha Orden, con la pensión vitalicia de dos mil pesetas anuales, transferibles a la familia del agraciado.” Una Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XII), perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje-Duzi, desde diciembre de 1999 hasta abril de 2000, llevó el nombre de Puyou Dávila, el héroe del Alto de la Doncella. Escudo del Subgrupo Táctico Capitán Puyou Dávila Siguiendo el orden cronológico, el segundo infante de Marina caballero laureado82 es el soldado José Ramón Pérez Rivas, perteneciente a la Compañía de Guardias de Arsenales de Cartagena 82 Le fue concedida por Real Orden de 27 de marzo de 1886, con la pensión vitalicia de cuatrocientas pesetas anuales. La ceremonia de imposición por parte del capitán general del departamento, tuvo lugar el 9 de mayo del mismo año en presencia de toda la guarnición. 93 que con su heroica actuación impidió en 1885 la toma del Arsenal de Cartagena, una instalación clave en los planes de los sublevados. La Real Orden de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando a José Ramón Pérez Rivas dice lo siguiente: “Excmo. Sr.: He dado cuenta á la Reina (q. D. g.), regente del Reino, del expediente de juicio contradictorio instruido en averiguación del derecho que pudiera tener á la cruz laureada de San Fernando, el soldado de Infantería de Marina de la compañía de Guardias de Arsenales, José Ramón Pérez Rivas, por su comportamiento, estando de centinela, al rechazar á los amotinados que intentaron asesinarle en la madrugada del día 1.° de Noviembre del año próximo pasado: resultando que el interesado, hallándose de centinela en la guardia de prevención del cuartel de Guardias de Arsenales en Cartagena, la madrugada del día 1.° de Noviembre del año último, fue acometido por un grupo de catorce á diez y seis individuos, mandados por un supuesto capitán de fragata, al objeto, sin duda, de apoderarse por sorpresa del arsenal; que trataron con amenazas de desarmarle y hacerle callar, á lo que se opuso, luchando con el grupo sedicioso y gritando á la vez con objeto de lograr que acudiese auxilio, con lo que dio motivo á que le dispararan varios tiros, causándole dos heridas graves en la cabeza, y que acudiera la pareja inmediata de servicio así como la fuerza del cuartel, dando lugar á que huyeran los amotinados sin lograr su descabellado intento: considerando que dicho soldado con su enérgico comportamiento consiguió extender la alarma, hizo fracasaran los planes de los sublevados, así como que á poco se pudiera conseguir la importante captura de todos ellos: considerando que el hecho llevado á cabo por el soldado Rivas, por su analogía, es de los calificados como heroico, según el caso once del artículo 31 de la ley de 18 de Marzo de 1862; Su Majestad, conformándose con lo expuesto por el Consejo Supremo de Guerra y Marina en acordada de 27 de Marzo último, ha tenido á bien conceder al interesado la cruz de segunda clase de San Fernando con la pensión vitalicia de cuatrocientas pesetas anuales, que le serán abonadas desde el referido día 1.° de Noviembre de 1885.” En recuerdo de la gesta de este heroico soldado, la FIMAR XXIV, desplegada en Mostar, como parte de la Fuerza de la Unión Europea (EUFOR), en la denominada Operación ALTHEA, llevó el nombre de Soldado José Ramón Pérez Rivas. 94 El tercer infante de Marina laureado es el teniente Ambrosio Ristori Granados (1898)83, perteneciente a la guarnición del Cuerpo en Filipinas. El teniente Ambrosio Ristori Granados ganó su ascenso a capitán, así como la Cruz Laureada de San Fernando, que le fue concedida en febrero de 1901, tras el correspondiente juicio contradictorio por su heroica actuación en Bacoor en 1898, acción en la que resultó gravemente herido quedando manco. Posteriormente, se incorporó al Cuerpo de Inválidos y en él llegó al grado de general, ocupando, entre otros cargos, el de Director del Cuerpo de Inválidos Militares. La décimo tercera Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XIII), perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje de abril a agosto de 2000, llevó el nombre de Ristori Granados. Escudo del Subgrupo Táctico Ristori Granados Junto a Rama y Cancela, el soldado Manuel Lois García es el infante de Marina más recordado, tanto en los acuartelamientos del Cuerpo, como en su localidad natal de Ordes (A Coruña). El 7 de 83 Una historia detallada de su vida se encuentra en RISTORI PÉLAEZ, Manuel. Biografía de don Ambrosio Ristori Granados. Revista de Historia Naval, año XVI, número 63. Madrid, 1998. 95 septiembre de 1937, a bordo del crucero Baleares, durante el combate del cabo Cherchel, a unas seis millas de la costa argelina, este infante de Marina que servía en la artillería antiaérea del crucero, concretamente como telefonista del cañón número 4, demostró un heroísmo extraordinario. Por su gesta, evitando una gran explosión que podría haber causado una terrible mortandad entre los 1220 miembros de la dotación del crucero, graves daños en el buque o incluso su completa pérdida, el soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García, que moriría en la noche siguiente a consecuencia de sus gravísimas heridas, fue condecorado la misma noche de su heroica acción con la Medalla Naval, concedida por el almirante de la Flota84. Posteriormente, el 30 de mayo de 1939, una vez resuelto favorablemente el preceptivo juicio contradictorio, le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando.85 La mayoría de los testimonios que detallan el hecho coinciden en la parte esencial, aunque presentan ligeras variaciones. A continuación se citan cuatro fuentes que relatan la hazaña del soldado Lois. La primera es el parte de campaña86 del comandante del crucero al almirante de la Flota: “(…) a las once y cinco recibimos el segundo impacto, (…) produciendo gran número de cascos y metralla, que alcanzaron los puentes, caja de urgencia del cañón número 4 y el incendio de un proyectil iluminante. Al ser pedidos por el comandante de la batería voluntarios para arrojar los proyectiles al agua, se ofrecieron todos los que estaban a su alrededor, comenzando inmediatamente la faena, en la que destacó el soldado de Infantería de Marina Manuel Lois, que acudió el primero y abrió la puerta de la caja de urgencia, manteniéndose en su puesto hasta que las quemaduras muy graves que sufría le hicieron caer desplomado en cubierta.” La segunda es una carta muy emotiva, de fecha 11 de septiembre de 1937, que escribió el comandante del Baleares, capitán de navío Manuel de Vierna y Belando, dirigida al teniente 84 Concesión aprobada en el BOE, núm. 408, de 2 de diciembre de 1937. En esta disposición figura una exposición detallada de los méritos que se citan. 85 Concedida por Orden de 30 de mayo de 1939, BOE núm. 153. Contiene una relación sucinta de méritos. 86 OUBIÑA, F.J. Historia Marítima Española. Escuela Naval Militar, 1982, páginas 280 y 281. Citado por O´DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, Hugo. La Infantería de Marina española: Historia y Fuentes. Empresa Nacional Bazán, 1999, página 275. 96 coronel Olivera, jefe del Batallón de Infantería de Marina de Cádiz. Después de aludir al combate de Cherchel y resaltar el hecho de que las “máximas pérdidas han correspondido a la muy heroica y leal Infantería de Marina”, el capitán de navío añade87: “Es necesario que públicamente ponga V.S. en conocimiento del resto del personal a sus órdenes, el heroico comportamiento de los caídos, entre los cuales se distinguió el bravo Manuel Lois García, que fue el primero en acudir al pañol de urgencia incendiado, abriendo su puerta y sacando proyectiles, hasta que, abrasado, cayó en cubierta. A tal héroe, se le ha concedido por el Almirante, la Medalla Naval, y tengo la inmensa pena de que no se le pudo salvar la vida.” La tercera es la disposición que aprueba la concesión de la Medalla Naval en diciembre de 1937. Dice así: “ (…) dándose cuenta de las graves consecuencias que podría tener el fuego para con los demás proyectiles, y sin detenerse ni un solo instante a considerar el peligro que para su vida suponía aquella caja envuelta en llamas, con serenidad, valentía y desprecio absoluto de la vida, se lanzó a abrirla, lo que logró, no sin que las llamas hicieran presa en él, que aún luchó unos instantes para conseguir sacar algún proyectil, hasta que abrasado por todas partes se le retiró a la enfermería en estado gravísimo. Gracias a su intervención rápida y eficacísima, que no perdió un segundo en vacilaciones, pudo apagarse el fuego y evitar una explosión segura.” La cuarta es la Orden de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al soldado Lois. En la relación sucinta de méritos que se citan, se dice lo siguiente: “ (…) lo que apercibido por el soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García, telefonista del cañón número 4, se da cuenta del peligro que otras explosiones podrían acarrear al buque, hace que se dirija hacia la caja de iluminantes y zafe la única tuerca de sujeción que tiene, al quedar la puerta sin cierre alguno se abre violentamente a causa de la presión interior y una llamarada da de lleno sobre el cuerpo de Lois y prende sus ropas, no obstante 87 Edición del diario ABC, de 7 de septiembre de 1962, página 19. 97 lo cual, con absoluto desprecio de su vida, se lanzó sobre un proyectil que arroja al agua.” En su memoria, además de una calle con su nombre en Ferrol, encontramos cuatro inscripciones en los diferentes acuartelamientos que ocupan actualmente las unidades de la Infantería de Marina. Una está en el acuartelamiento del Tercio de Levante en Cartagena, otra en la que fue su unidad, el Segundo Regimiento, hoy Tercio del Norte, en Ferrol, y dos en la sede del Tercio de Armada y el Tercio Sur en San Fernando (Cádiz). Homenajes al soldado Lois en los acuartelamientos del Cuerpo En Ordes, la localidad coruñesa que vio nacer al laureado soldado Lois, hay un monolito de granito en la Alameda que lleva su nombre. 98 Alameda dedicada al soldado Lois en Ordes (A Coruña) En el otro lado del monolito hay una placa que recuerda la hazaña del soldado Manuel Lois García; en ella puede apreciarse la insignia de la Cruz Laureada de San Fernando y la silueta del crucero pesado Baleares. 88 Detalle del monolito al soldado Lois 88 Como puede apreciarse esta placa es igual a la que figura en el Tercio del Norte. 99 Existe la creencia, bastante generalizada y transmitida de publicación en publicación, que el soldado Lois fue enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres, algo que no es exacto. Según el Acta de Exhumación 276 del cementerio de Cádiz, el soldado laureado Manuel Lois García fue enterrado el 9 de septiembre de 1937, en el nicho temporal núm. 132, fila 7ª, patio 7º, línea Sur 89. Esta información coincide con la que publicó en su día el diario ABC90, que afirma que su cuerpo “…quedó y permanece en el nicho 132 de la línea Sur, del patio núm. 7 del cementerio de Cádiz”, figurando asimismo una fotografía de su lápida en el cementerio de Cádiz con la siguiente inscripción: “Al soldado laureado de Infantería de Marina Manuel Lois García. Sus compañeros del Tercio del Sur.” Panteón del soldado Lois Los restos mortales del soldado Lois permanecieron en el mencionado camposanto hasta el 26 de junio de 1965 en que fueron exhumados, para ser definitivamente inhumados en Ordes, tras una 89 La Infantería de Marina española, foro citado, página 8. www.militar.org.ua. Hemeroteca del diario ABC. Edición de 7 de septiembre de 1962, página 19. www.abc.es. 90 100 petición de la Corporación Municipal de la Villa, y allí reposan en la actualidad. Tras un acto solemne en San Fernando, el 28 de junio se inició el traslado de los restos del heroico soldado llegando a su destino el día 29 del mismo mes. En el cementerio de la localidad natal del soldado Lois se encuentra el panteón dedicado a su memoria, donde cada primero de noviembre los infantes de Marina del Tercio del Norte le rinden un sentido y merecido homenaje. En la pared vertical del panteón del soldado Lois figura un espectro sosteniendo un ancla, una variación sobre el escudo de la Infantería de Marina y una placa con el nombre del héroe. En el suelo, a la izquierda de la tumba donde descansa para siempre el soldado Lois, podemos ver la representación en piedra de la Cruz Laureada de San Fernando con un pebetero en el que arde una llama ceremonial. Laureada en piedra en el panteón del soldado Lois Una Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XVIII), perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje de mayo a noviembre de 2002, llevó para rendir homenaje a su memoria el nombre de Soldado Lois. 101 Escudo del Subgrupo Táctico Soldado Lois Antonio Padrós Pagés, pertenecía al Segundo Batallón del Primer Regimiento que, en 1898, se encontraba en Filipinas. Esta es la transcripción que hace el general Pastor del heroico hecho protagonizado por el sargento Padrós Pagés, el héroe de Imús: “El sargento 1º del 2º Batallón del primer Regimiento de Filipinas Antonio Padrós Pagés, se hallaba el 30 de Mayo de 1898 formando parte de la fuerza que al mando del Capitán del mismo Batallón D. Miguel del Castillo y Benito María, se encontraba sitiada por los insurrectos filipinos en la casa convento de Imús, Cavite. – Como el cerco fuera cada vez más estrecho y existiendo una casa inmediata al convento, del que una vez posesionado el enemigo hubiera dominado por completo la posición de nuestras fuerzas, se le ocurrió al Capitán Castillo quemar la referida casa, hecho para el que se prestó voluntario el sargento Padrós, quién saltando el parapeto en medio de una lluvia de balas y provisto de una lata de petróleo, asaltó la casa en cuestión, pegándola fuego y permaneciendo aislado de su fuerza todo el tiempo necesario á que estuviera incendiada por todas partes. Una vez conseguido, se volvió á su destacamento, corriendo mayor riesgo 102 aún al volver á saltar el parapeto del atrio del convento, pues apercibido el enemigo de la operación que llevó a cabo, extremaron y concentraron sus fuegos sobre dicho valiente sargento. Después del hecho acabado de relatar, fue herido, sin que por ello dejara de seguir en su puesto de combate…sin que hasta la fecha se tenga conocimiento de que por el acto heroico que relato, haya recaído resolución de ninguna clase, como consecuencia del parte que en 3 de febrero de 1899 dio el Capitán D. Miguel del Castillo, una vez presentado en Manila procedente de su prisión; tengo el honor de relatar nuevamente a V.E. el hecho a que me refiero.” Patio del Segundo Campamento del Tercio de Armada La Cruz Laureada de San Fernando, que se había solicitado para este héroe, fue denegada el 24 de junio de 1903, por no haber sido tramitada dentro del plazo que marcaba el reglamento de la Orden de San Fernando91. En su honor, la FIMAR XXI, desplegada en Mostar (Bosnia y Herzegovina) de diciembre de 2003 a mayo de 2004 y perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la Alianza Atlántica (SFOR), llevó el nombre de Sargento Padrós Pagés. Asimismo, el Patio de Armas del 91 BLANCA CARLIER, José María. La gesta del Sargento Padrós. Un mundo de historias. Revista Arena y Cal, junio 2003. www.islabahía.com. 103 segundo campamento del Tercio de Armada lleva actualmente el nombre de Sargento de Infantería de Marina Padrós Pagés. En la histórica localidad madrileña de El Pardo administrativamente parte de un distrito de la Villa y Corte-, a la entrada de la iglesia parroquial, hay un monolito que fue inaugurado en mayo de 1983 para honrar la memoria del cabo habilitado de Infantería de Marina Luis Manuel López Martínez, perteneciente a la compañía Mar Océano de la Guardia Real. El 25 de septiembre de 1982, este soldado Real e infante de Marina –infante de Marina y soldado Real que “tanto monta, monta tanto”- entregó su vida heroicamente por sus semejantes en el Nogal del Barranco, en Ávila, en la vertiente meridional de la Sierra de Gredos, durante el rescate de unos montañeros que habían quedado atrapados por la crecida de un río. Monolito a la entrada de la iglesia parroquial de El Pardo En el cuartel del Príncipe en El Pardo, en la entrada del edificio de la compañía Mar Océano, puede verse también un ancla con una inscripción en memoria de Luis Manuel López Martínez. 104 Cuartel del Príncipe. Compañía Mar Océano. El Pardo En noviembre de 2004, el alférez de Infantería de Marina Juan Manuel Villa Martín, miembro de la Unidad de Operaciones Especiales del Tercio de Armada, desapareció durante el desarrollo de un ejercicio al precipitarse al agua a unas 25 millas de Cádiz, mientras realizaba un descenso rápido desde un helicóptero a un submarino. En atención a los méritos y circunstancias que concurrían en su caso, fue ascendido a teniente de Infantería de Marina a título póstumo. Como homenaje a este joven oficial que había ingresado en la Armada como soldado profesional de Infantería de Marina, la plaza de Armas del acuartelamiento de la Infantería de Marina en Haití, durante la Operación Mar Caribe en el marco de Naciones Unidas, fue bautizada con el nombre de Alférez J.M. Villa. La placa que presidió esta plaza, se conserva actualmente en el Tercio de Armada. En la misma puede verse, además del emblema de la Infantería de Marina, el distintivo del diploma de mando de unidades de operaciones especiales. 105 Placa en la Plaza de Armas en Haití. Operación Mar Caribe Dos fuerzas de operaciones especiales pertenecientes a la Infantería de Marina desplegadas en El Líbano, la FOE VIII, de diciembre de 2008 a abril de 2009, y la FOE XI, de diciembre de 2009 a abril de 2010, bautizaron una plaza en el acuartelamiento que ocuparon durante su estancia en Líbano con el nombre de Teniente Juan M. Villa Martín. Placa en el acuartelamiento de la VIII FOE de IM en Líbano 106 Asimismo, como permanente homenaje, y en honor de este infante de marina de operaciones especiales, la plaza del acuartelamiento de la Fuerza de Guerra Naval Especial, en la Estación Naval de la Algameca en Cartagena, ostenta el nombre del teniente Villa. Plaza de Armas de la Fuerza de Guerra Naval Especial El célebre músico y compositor Germán Álvarez Beigbeder, fue director de la Banda de Música del Regimiento Expedicionario de Infantería de Marina en Marruecos desde su creación92. Este Regimiento entró en servicio el uno de enero de 1913, y se constituyó con las fuerzas de Infantería de Marina destacadas en Álcazar y Larache. Dependía del Inspector General del Cuerpo y estaba a las órdenes del Ministro de la Guerra. Su estructura orgánica era de dos batallones de a seis compañías, de 120 soldados cada una, más una compañía de ametralladoras. A partir de 1918, Álvarez Beigbeder asumió la dirección de la Banda del Regimiento de Infantería de Marina en San Fernando. En el año 1929 abandonó la carrera militar para dedicarse en exclusiva a componer. Entre otras muchas obras, es el autor de la música del 92 Real Decreto de 8 de diciembre de 1912, publicado en la Gaceta de Madrid núm. 343. 107 Himno de la Armada, siendo la letra de José María Pemán. En el número 56 de la calle Larga de Jerez, su ciudad natal, existe una placa que recuerda su nacimiento. Placa en el número 56 de la calle Larga en Jerez Al alcanzarse la histórica cifra de las 500.000 horas de vuelo, conmemoradas oficialmente en noviembre de 2011, un total de cuarenta y siete miembros de la dotación de la Flotilla de Aeronaves de la Armada habían fallecido en acto de servicio. Como símbolo del recuerdo de homenaje y gratitud por su entrega y su sacrificio, citaré un ejemplo de los muchos que sirven de merecido y respetuoso homenaje a los caídos del Arma Aérea de la Armada, fiel heredera del espíritu de la Aeronáutica Naval, creada por Real Decreto de 15 de Septiembre de 1917 durante el reinado de Alfonso XIII. En la sede de la Flotilla de Aeronaves de la Armada, en la Base Naval de Rota, puede verse una placa que recuerda a los cuatro fallecidos en acto de servicio, el 16 de abril de 2010, a bordo de un helicóptero de la Tercera Escuadrilla durante el desarrollo de la Operación Hispaniola en Haití. 108 Flotilla de Aeronaves. Base Naval de Rota El sargento de Infantería de Marina Rafael Carmona Páez, además de un magnífico profesional, fue un corredor de fondo de alto nivel, un deportista de elite con un palmarés excepcional. Por sus grandes logros deportivos, tuvo la satisfacción de representar a la Armada y a las Fuerzas Armadas en numerosas competiciones de atletismo. Sus grandes éxitos le llevaron a formar parte del Equipo Nacional de Maratón, ganando en 1984 esta prestigiosa y exigente prueba en la edición de Madrid. Fue también una excelente persona, un hombre sencillo y bondadoso que dejó un gran recuerdo entre todos los que le conocieron. Murió joven, entrenando, atropellado por un tractor en un desgraciado accidente ocurrido en la gaditana sierra del Retín. En San Fernando hay un popular club de atletismo que lleva su nombre y todos los años se celebra una carrera memorial en su honor. En el parque del Oeste de esta ciudad gaditana puede verse un monumento dedicado al sargento de Infantería de Marina Rafael Carmona Páez con el siguiente y entrañable texto: “Su humildad como persona, engrandeció aún más sus victorias.” 109 Parque del Oeste. San Fernando (Cádiz) En diciembre de 2011 se inauguró en el acuartelamiento de El Goloso, sede de la Brigada Mecanizada Guadarrama del Ejército de Tierra, un monolito en memoria de los cinco caídos en acto de servicio en febrero de 2011, mientras se preparaban para desplegar en el Líbano. Brigada Mecanizada Guadarrama. El Goloso (Madrid) 110 Dos infantes de Marina, el sargento primero Víctor Zamora Letelier y el cabo primero Javier Muñoz Gómez, formaban parte del Grupo Especial de Desactivación de Explosivos (GEDE) de la Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina Libre Hidalgo IV, perteneciente a la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR) del Tercio de Armada. Detalle del monolito en El Goloso (Madrid) Finaliza aquí este respetuoso periplo recopilatorio que nos da una idea general de los recuerdos que han quedado, tanto de las vidas de miles de infantes de Marina que a lo largo de los siglos dieron lo mejor de sí mismos en defensa de España y de los españoles, como de las gloriosas unidades en las que sirvieron. A pesar de que, en la inmensa mayoría de los casos, sus historias personales hayan caído en el olvido, todos los infantes de Marina que desde 1537 han servido en el Real y Glorioso Cuerpo de Infantería de Marina permanecen con vida en nuestra memoria colectiva, disfrutando sin pretenderlo de una merecida fama póstuma. Aunque ellos no buscaron reconocimiento ni gloria, cada soldado de Marina vivirá siempre que se mantenga en nuestro recuerdo. Cada vez que un infante de Marina grite orgulloso: Valiente por tierra y por mar, allí estarán todos. 111 Cuartel de Batallones de San Carlos 112 Bibliografía Libros CERVERA Y JÁCOME, Juan. 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