Marzo 2012 - Universidad del Museo Social Argentino

Transcripción

Marzo 2012 - Universidad del Museo Social Argentino
CONCEPTOS
Boletín de la Universidad del Museo Social Argentino
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Año 87 – Año 2012
RECTOR
Dr. Guillermo E. Garbarini Islas
VICERRECTOR
Dr. Eduardo E. Sisco
VICERRECTORA ACADEMICA
Trad. Públ. Alejandra Garbarini Islas
SECRETARIO GENERAL
Dr. Patricio M. Asensio Vives
DIRECTOR DE GESTIÓN INSTITUCIONAL
Dr. Félix Linfante
FACULTAD DE ARTES
Decano Arq. Claudio Barrera
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS
Decana Cont. Públ. Claudia De Bonis
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
Decana Lic. Virginia Tarsitano
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
Decano Dr. Federico Polak
FACULTAD DE LENGUAS MODERNAS
Decana Mag. María Cristina de Ortúzar
SECRETARIA ACADÉMICA
Lic. Leandra Martínez Rodríguez
DIRECTOR DE PUBLICACIÓN
Dr. Ernesto R. B. Polotto
SECRETARIA DE REDACCIÓN
Mag. María Fernanda Terzibachian
EDITOR RESPONSABLE
Museo Social Argentino
1
SUMARIO
2
4
Belgrano no fue un prócer
Por Guillermo E. Garbarini Islas
8
Manuel Belgrano
Por Héctor M. Enz
47
La crisis económica de 1929 y la actualidad
Por Miguel Angel de Biase
62
Derecho sanitario y técnica legislativa
Por Ignacio Millé
73
Posmodernidad y dialéctica
Por José Manuel Martínez
75
Crónica: Sydney Lamb y la organización de la información
del cerebro. Por Patricia Vázquez Fernández y Veronica Garro
79
Parámetros para la presentación de artículos, avances de
investigación y reseñas para la Revista Conceptos
“La bandera argentina Dios sea loado,
no ha sido jamás atada al carro triunfal de
ningún vencedor de la tierra”
(Domingo Faustino Sarmiento)
Obviamente este número de Conceptos va especialmente
dedicado al bicentenario de la bandera argentina y a su
creador el General Doctor Manuel Belgrano.
Pareciera inútil y redundante referirse y comentar ese aniversario y su significado, pero es el hecho que pareciera
que los acontecimientos históricos se fueran desvirtuando, cada día más, como si el transcurso del tiempo los esfumara, desdibujando su importancia, que se mezcla con
alguna moderna interpretación histórica que los separa de
la realidad que les diera origen.
La bandera que crea Belgrano, la blanca y celeste basada
en la escarapela, “por no tener otra”, encarna los colores
de la libertad que estas tierras venían ya olfateando desde
1807, representa la patria libre, la tierra, la moneda, la tradición, la religión, la forma y estilo de vida, la propiedad y
el trabajo, son en suma los colores de la Patria, la que nos
dieran los fundadores, la que tenemos obligación de hacer
mejor sin cambiar su esencia, la única que es nuestra y a
la que pertenecemos para toda la vida cobijados por esa
bandera que hoy especialmente recordamos.
Vaya así nuestro fervoroso homenaje a los sagrados celeste y blanco que Belgrano nos legó.
La Dirección.
3 CONCEPTOS
Año 87/2012
Por Dr. Guillermo E. Garbarini Islas*
BELGRANO NO FUE UN PROCER
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano Pérez y González Islas nace el 3 de junio de 1770 en la gran
casona familiar de la calle Santo Domingo -a pocos metros del convento del mismo nombre- que habita con sus
doce hermanos y en la que fallece 50 años mas tarde.
chito político lo ha picado y comienza a relacionarse cada
vez mas con una serie de personajes que reniegan del español, protestan contra sus privilegios y hablan de soberanía, de la voluntad social y, algunos, hasta de libertad e
independencia.
Es hijo de Domingo Belgrano y Peri, italiano de Omeglia,
en la Liguria, que cambia su Peri en Perez al afincarse en
América, y de Josefa González Islas –de raigambre santiagueña -Loreto mas precisamente- hija de Luisa de Islas y
Zamora y de Juan Guillermo Gonzalez (natural de Cádiz).
Pero antes, es cuando aparecen los ingleses.
Cuarto hijo de los trece, se destaca por sus dotes intelectuales –al igual que su hermano Domingo, el fraile- y estudia en el colegio de San Carlos primero y luego en España,
en las universidades de Salamanca y Valladolid donde se
recibe de abogado en 1793 y realiza además estudios de
economía siguiendo a Quesnay y su fisiocracia.
En 1794 tenemos a Belgrano en Buenos Aires, abogado,
joven, rico, buen mozo (es rubio, de tez muy blanca, ojos
celestes, voz aguda), especialmente atildado en el vestir,
lo hace con elegancia (“cotorrita verde” lo llaman por el
uso casi permanente del frac), es de los primeros hombres
de Buenos Aires en usar perfume y en trocar en algo mas
frecuente y habitual el tradicional baño mensual estival de
la colonia. Europeo en sus modales y formación, es una
de nuestras figuras con mas apodos: Don perfume y el
carilindo (Encarnación Ezcurra), la Señorita, “ñorcito” Belgrano (en el Norte), bomberito de la patria (Rivadavia) y
otros mas, de amigos y enemigos.
Pero lo destaca –además de sus modales y cultura- su
título de Secretario Perpetuo del Consulado, otorgado por
merced real de Carlos IV, desde donde funda, entre otras
cosas, la Escuela de Náutica y la de Dibujo.
Cisneros lo designa director de un diario, el Correo de Comercio, que Belgrano convierte en una avanzada de sus
ideas liberales en lo económico y político, por que el bi-
CONCEPTOS 4
Año 87/2012
Belgrano se une a los defensores estrenando su grado de
capitán de milicias urbanas –conferido en 1796 por el Virrey Melo- y que recibió “para tener un vestido mas que
ponerme que para tomar conocimiento en semejante carrera” dice en sus memorias. El resultado de la primera
invasión es conocido y Belgrano parte a su estancia de
Colonia para evitar el juramento de lealtad al rey inglés (“el
amo viejo o ninguno” dice en sus escritos), retornando con
Liniers para la Reconquista.
Sus relaciones revolucionarias son cada vez mas intensas,
redacta con Moreno la carta de principios de la Primera
Junta, participa del Cabildo del 22 de mayo y el 25 de ese
mes es elegido Vocal del Primer Gobierno Patrio, casi pareciera que contra su voluntad -siempre es bajo se perfildado que ese mismo día escribe en su cuaderno “apareció
una Junta, de la que yo era Vocal, sin saber cómo ni por
donde”.
Rivadavia, su protector e íntimo amigo –desde la infancialo propone como emisario para hacer conocer los propósitos del Gobierno en el Paraguay, y allá parte don Manuel,
a fines de 1810, al frente de algo que solo con optimismo
puede llamarse ejército, del mismo modo que puede llamarse brigadier a su jefe (termina con ese grado la campaña). Soldados novatos, carentes de instrucción, descalzos
la mayor parte y sin uniforme casi todos, no constituyen lo
que puede llamarse con propiedad una tropa pese a los
esfuerzos de su jefe.
Los informes recibidos de los paraguayos resultan faltos
de verdad. No es cierto que el Paraguay “se levantará
como un solo hombre” contra los españoles a la llegada
del los porteños, por el contrario toman como una invasión la llegada de Belgrano y lo combaten con brío. La
campaña militar es mala y si no acaba en desastre es por
la habilidad política del jefe argentino que con sus manifiestos, cartas y declaraciones convierte en éxito la derrota, firma una honrosa capitulación con el General Cabañas
(terminan con un abrazo), y logra que poco tiempo después Paraguay sacuda el yugo español.
Pero en lo inmediato el resultado y las acusaciones contra
el improvisado militar se suceden.
Rivadavia acude una vez mas en socorro de su amigo y
lo envía a Montevideo para sacarlo del alboroto porteño,
pero es inútil, a su regreso, Buenos Aires se encuentra
cubierto de carteles solicitando testigos para el juicio en
su contra. La maniobra (puramente política) falla, nadie se
presenta y el proceso cae.
Belgrano está desanimado, sale del fracaso de su campaña militar cuando comienzan a brotar los primeros indicios
de su gestión diplomática y es nombrado comandante del
cuerpo de Patricios. Saavedra –una triste figura olvidada
y maltratada por nuestra historia pese a ser de tremenda
importancia su participación- es despojado del mando de
ese cuerpo, regimiento de élite que luce con orgullo su
trenza napoleónica. Se trata, una vez mas de cuestiones
políticas, normales en un gobierno donde el vale todo parece ser la regla, recordemos solamente que al año del
25 de mayo la mitad de la Primera Junta estaba exiliada,
desterrada o sometida a proceso.
El famoso motín de las trenzas no fue tal, o al menos las
célebres trenzas no fueron el motivo mas importante. El
tema fue político y los famosos apéndices capilares sólo
una apariencia o excusa mas o menos creíble.
Belgrano lo sabe, pero obediente al deber y a la causa,
aplica el reglamento, lo acata, manda fusilar y acepta comandar a los Patricios en su castigo y destierro, lejos de
Buenos Aires, en el Rosario, donde tienen por misión impedir el paso español por el Paraná.
Don Manuel, una vez mas, deja las comodidades del Consulado en Buenos Aires, de su Estudio y de sus amores
para marchar a ese lejano paraje que no conoce y construir dos baterías que, sin consultar pero evidenciando
una idea compartida ya por muchos criollos desde 1806,
bautiza con los llamativos nombres de “Libertad” e “Independencia”. Estamos en 1811, mucho antes del congreso
de 1816.
Belgrano comienza ya a ser comentado. Más allá de su
elegancia, de sus modales, de su figura (parece mas alemán que criollo), de sus éxitos amorosos en todos los terrenos, (arrastra una sífilis contraída en alguna pecaminosa
escapada española), de su mala salud (hidropesía, proble-
mas bronquiales), es reconocido por su fuerza de voluntad,
la firmeza de su carácter (no vacila en hacer fusilar a tres
desertores y hace rezar luego a toda su tropa un rosario
por ellos), Belgrano, decía, se hace conocido, es discutido
en los círculos sociales, criticadas y alabadas sus ideas,
sigue mas al norte hacia el Tucumán donde no solo tiene
que dirigir un ejército casi inexistente sino lidiar con un gobierno no especialmente apegado a Buenos Aires.
Una vez más ha sido flechado por Cupido. Su nuevo amor
es una mujer casada – no es ni será la primera- Josefa
Ezcurra, criolla en una casa de realistas, que se ha casado
–o la han casado- con un español que ante los sucesos de
Mayo decide poner mar de por medio y no retorna a América abandonando a su joven esposa que, en plan romántico sigue a Belgrano al Norte. De este romance quedará un
hijo, don Pedro Rosas y Belgrano, criado por Juan Manuel
de Rosas, cuñando de Josefa y será uno de los tres hijos,
conocidos al menos, de Belgrano.
Su estancia en el Tucumán no es fácil, todo está por hacer.
No cuenta con verdadera colaboración, “la cosa está fraccionada” dice al barón de Holmberg, militar alemán unido
a la causa patriota y amigo. Se mezclan la creación de
la bandera, su retiro, su reaparición, las batallas de Las
Piedras y Tucumán y Salta, el éxodo jujeño, sus disputas
con Dorrego, Vilcapugio –una victoria que se escapa por
órdenes contradictorias- Ayohuma… y una salud en plena
decadencia. Belgrano vive agotado, duerme tres horas por
día y recorre el resto de la jornada (el “ronderito” lo llaman
sus soldados), tiene fuerza y carácter no obstante para
poner en un coche en 24 horas al obispo de Salta (Nicolás
Videla del Pino) por espía godo, eso sí con “todo decoro”
y despacharlo a Buenos Aires para ser juzgado.
Hace lo que puede, hace lo que sabe y sabe poco como
militar, de suerte tal que recibe con alborozo a San Martin
con quien mantiene luego un largo intercambio epistolar
sobre cuestiones políticas (ambos son monárquicos y afirman que el paso colonia-república es demasiado rápido y
debe pasarse previamente por una atenuada monarquía
que suavice las pasiones y prepare el terreno). Ambos
sostendrán esta postura en el Congreso de Tucumán en
1816, junto con Acevedo (Catamarca) y otros.
Pero mientras tanto y despojado del mando, viaja a Buenos Aires para ser nuevamente juzgado por su actuación
militar. No tengo mas defensa que la verdad, no soy militar
ni pedí los cargos que me fueron otorgados, los acepté
como una obligación, dice. El juicio, que tiene una vez mas
un componente político, termina en un sobreseimiento.
Mientras tanto Belgrano sigue sin cobrar sus sueldos,
sin recibir el premio de un sable con guarnición de oro y
40.000 pesos que la Asamblea le votara por sus triunfos
militares. Declina la gratificación y dona el dinero para hacer escuelas, la última fue inaugurada bajo la presidencia
de Menem hace pocos años.
5 CONCEPTOS
Año 87/2012
Su amigo Rivadavia lo auxilia una vez mas y pide se lo designe su acompañante para una misión en Europa. Allí se
unirán a Manuel de Sarratea que trata de atraer al trono del
Río de la Plata a Francisco de Paula de Borbón (hermano
menor de Fernando VII), y al mismo tiempo lograr el apoyo
inglés para la declaración de la independencia, encargo,
diría, un tanto complicado.
Lo esencial es, demás, lograr tiempo para que Fernando
no despache a su General Morrillo y sus 15.000 hombres
para el Río de la Plata, tiempo para que no ocurra aquí lo
ya ocurrido en México, en Caracas donde Bolívar ve esfumados sus sueños y aires de hegemonía, y en Chile, con
Rancagua. El imperio español pareciera rejuvenecerse y la
caída de Napoleón después de Leipzig, da nuevos bríos
al intento.
Y allí parten ambos, a hacer…lo que se pueda.
La gestión no tiene éxito, no se entienden con Larrea, Inglaterra da largas al asunto dado que no quiere romper
formalmente con España, Napoleón siempre está presente, Carlos no quiere disgustarse con Fernando, Francisco
de Paula no se decide, Belgrano se disgusta con Larrea…
en suma las cosas no van bien para don Manuel que solo
encuentra consuelo en el amor de María Isabel Pichegrú,
una francesa exiliada en Londres, que invoca un heroico
pasado familiar, jamás comprobado, y que años mas tarde
seguirá a su amante a Buenos Aires, donde su tormentosa
vida hace catarsis bajando a tiros desde su pensión las
palomas de la Catedral.
Pero no adelantemos, Belgrano regresa a Buenos Aires y
no puede evitar la política, no entiendo, dice a su hermana,
“volví vencido del Paraguay y me mandaron al norte, donde no me fue bien (su modestia olvida Tucumán que salva
la soberanía de la Patria y hace que nunca mas tropas
extranjeras ocupen suelo continental argentino) y me mandaron a Europa de donde vuelvo con las manos vacías y
ahora…otra vez al norte”, General del Ejército Auxiliar del
Perú. Un cuerpo armado que de eso solo tiene el nombre –
sonoro por cierto- después de Sipe-Sipe. Tropa descalza,
apenas vestida, sin armas sin disciplina, algo en suma que
don Manuel ya conoce y comienza a remediar, dentro de
sus pocas posibilidades.
Mientras en Tucumán, en la casa que cede doña Francisca Bazán, casada con un español pero muy criolla ella,
se reúne el Congreso. Un Congreso que no tiene dinero,
los diputados están desperdigados por su cuenta y como
pueden, ni carpetas, ni sede, solo coraje y que aparece
como disminuido en suceso frente al alcanzado, ruidosamente por cierto, por la Asamblea de 1813. Como dije,
Belgrano, al igual que San Martin, son partidarios de la
independencia pero no de la república, creen que un interregno monárquico sería mas beneficioso (se vuelve a
pensar en Carlota Joaquina, en un ……….., con gran horror de Buenos Aires, en ……..), pero todo esto es solo
CONCEPTOS 6
Año 87/2012
una teoría que muere a las dos de la tarde del 9 de julio de
1816 cuando ante la conocida pregunta de Paso un unánime y estentóreo “sí” declara la Independencia.
Belgrano sigue defendiendo la puerta trasera del país, junto con Güemes, para dar tiempo a San Martin. Logra una
tregua con algunos caudillos, la anarquía argentina ya ha
comenzado, que le permite mejorar el estado de la tropa,
vuelve a recaer en amores con una beldad tucumana (Dolores Helguero de quien tendrá una hija Manuela Mónica
del Corazón de Jesús), trata de amainar conflictos internos entre gobernadores y ve decaer, una vez más y rápidamente su salud, que –recordemos- nunca fue buena.
Su hidropesía se ha agravado al máximo, sus miembros
hinchados no le permiten desplazarse, no admiten siquiera el calzado. La sífilis agrava su tradicional enfermedad
bronquial que lo ahoga, apenas duerme y debe pasar la
noche sentado, pide al Gobierno le otorgue permiso para
viajar a Córdoba para cuidar su salud sin obtener respuesta ni fondos. Visita nuevamente Santiago del Estero y la
capilla que fundara su tío abuelo el fraile Baltazar de Islas,
para regresar luego –algo mejorado- a Tucumán.
La tregua firmada con Estanislao López y otros cabecillas
termina y la anarquía se renueva. Durante una revolución
en Tucumán se pretende engrillarlo por considerarlo peligroso, a él, que apenas puede moverse y que dió y sigue
dando todo por la Patria.
Resuelve finalmente el regreso a Buenos Aires, empresa
nada fácil por cuanto el país está partido en dos por los
caudillos y para variar él sin dinero, fondos que le niega el
Gobernador (o deberé decir el nuevo gobernador?), y que
le facilita un amigo.
El episodio se repite en Córdoba, Bustos rehúsa auxilio
económico y es nuevamente un vecino, que recuerda todo
lo que “ñorcito Belgrano” ha dado a la Patria, y le presta
unos pesos para llegar a Buenos Aires, mas muerto que
vivo, siempre acompañado por su fiel médico Redhead,
un sabio inglés que se ha hecho pasar por norteamericano para facilitar su radicación y desplazamiento en estas
tierras.
Belgrano está en la ruina, ha disipado su peculio pagando cuentas del Gobierno, del ejército, de…de la Patria en
suma y sin cobrar nunca un peso de sus sueldos ni premios ni gratificaciones.
Lo visitan algunos amigos (Araoz de Lamadrid, ese fiel
loco valiente), el amigo tucumano que le prestara dinero
para su último viaje y algún otro.
Es cuidado por su hermano, una sobrina, Juana, y el fiel
Redhead, que no lo abandona en momento alguno.
Solo, olvidado, abandonado, enfermo, pobre, ha vuelto
para morir a la casa donde nació.
Pocos días pasan y Belgrano empeora de mas en mas.
Amanece así el 20 de junio de 1820, un día triste en muchos aspectos. Gris, húmedo, frío, brumoso. Con una
mano blanca, consumida, casi femenina, entrega su reloj
al médico, siempre presente, diciendo “no se paga una
amistad Doctor, téngalo como recuerdo”, deja como heredera de su único bien (una propiedad que le donara el
Gobierno de Tucumán después de la batalla) a su hija Manuela Mónica (el pleito terminó en 1870) y entra en una
suerte de sopor, apenas se le escucha…”patria mía” cuando fallece. Tiene 50 años y 17 días.
No hay dinero para una lápida, se usa para ello la tapa de
mármol de la cómoda familiar y un marmolero amigo que
no cobra. El entierro es solitario, recién al año siguiente su
amigo Rivadavia hará público el agradecimiento oficial del
Gobierno a través de un sepelio formal.
Un solo periódico –de la media docena que aparecían en
el Buenos Aires de entonces- el peripatético “Despertador Teofilantrópico Místico-Político” dirigido por un Cura
medio chiflado y extravagante (el R. P. Castañeda), dio la
noticia varios días mas tarde, en forma hasta escueta: ha
muerto el General Belgrano.
No otra cosa merece Belgrano de la sociedad en que vivió, de la Patria a la que todo entregó, de sus semejantes
y conciudadanos.
Por eso el título de este epítome sobre una vida tan conocida, por eso este homenaje tal vez un tanto ramplón, lo
admito, a quien todo lo brindó, todo lo sufrió y nada pidió.
Belgrano no fue un prócer, fue un mártir de la Argentina.
Recordémosle así.
¡Qué Dios lo bendiga!
Su fallecimiento no es noticia. Buenos Aires está preocupado en otros cosas mas importantes que la muerte de
don Manuel, un don nadie sin peso político.
*Dr. Guillermo E. Garbarini Islas
Doctor en Ciencias Sociales
Rector de UMSA
Secretario de la Academia de Conocimientos
Interdisciplinarios de Buenos Aires
7 CONCEPTOS
Año 87/2012
Por Héctor M. Enz*
MANUEL BELGRANO
Homenaje y Envío
A dos siglos de la histórica creación de la Bandera Nacional Argentina, cubierta de gloria en todo campo de batalla
en que flameó inspirando a sus héroes -erguida en la victoria, jamás humillada en la derrota-, el Museo Social Argentino cumple en elevar su homenaje a la Enseña Patria
y a su Creador, el abogado y general del ejército nacional,
don Manuel Joaquín José del Corazón de Jesús Belgrano.
Esa Bandera no sólo tremoló en los campos de batalla.
Flameó y por siempre flameará vital en todo corazón patriota, así como en toda obra de bien que bajo su amparo civil floreció, florece y continuará floreciendo en la
integridad del ámbito patrio, acompañada por el respeto
y la veneración de su pueblo que, incondicional, la ama
lealmente frente a todo avatar del destino.
Es testimonio para toda futura generación.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, febrero de 2012.
BELGRANO Y EL PABELLÓN
NACIONAL
Prolegómenos de Independencia
25 de Mayo de 1810, Primera Junta Patria, empero carente de formalidad soberana. Un pequeño símbolo distinguía
a los patriotas alzados: la divisa celeste y blanca.
Inmediatos sucesos bélicos contra tropas metropolitanas
ante el levantamiento surgido, que lo fue en pretendida
salvaguardia de los derechos de la Corona ante el invasor
francés de la tierra cervantina.
Aquí, cambios de gobierno: no más Virrey, Primera Junta
con predominio nacional, Junta Grande, Triunvirato.
Y el año de 1812: mes de febrero; día 27.
Lugar en el planeta: la pampa argentina. Más propiamente
Rosario, provincia de Santa Fe. Un villorrio. O mejor: una
humilde capilla, la capilla del Rosario.
CONCEPTOS 8
Año 87/2012
Retiemblan las barrancas erguidas sobre el río leonado:
los cañones saludan a la Bandera Argentina que nace besado el suelo de su ya pertenencia por las aguas del Paraná, su lienzo mimado por un viento bizarro que la ondea
con aires erguidos de rebeldía y emancipación. Entonces
sí. La Bandera de Belgrano, blanca y celeste, que distinguía con verdad soberana a las huestes de la Patria.
El abogado y general Belgrano, su creador, no se acoquina
ante el futuro inmediato. No oculta su voluntad patria, ni
la enmascara tras fachadas recelosas de absolutismos de
ultramar. Puede que otros sí.
Él no.
Cierto es que la doblez, el fingimiento -nunca la traiciónes, si no la principal, una de las armas fundamentales y, si
se quiere, inteligente y lúcida jugada en el trato y coyuntura políticos: el mundo de la diplomacia en mucho se yergue sobre pilares de este tipo, bien lo sabían y practicaron
en su hora tanto Talleyrand como Metternich, remontando
su accionar hasta lo prevenido por leyes político-religiosas
de Oriente. (Panchatantra).
En este mundo nada es absoluto, sí la relatividad en su
mayor o menor grado de tendencia hacia uno u otro extremo. Quien así no lo entiende, finalmente paga. La Primera
Junta de Gobierno, nacida de una solapada pero indiscutible Revolución Patria el 25 de mayo de 1810, adoptó esta
tesitura encubierta -“la máscara de Fernando VII”- para relativizar frente a España y el mundo el impromptu soberano que tras el embozo palpitaba, bien que sin una definida
conducta de ruptura respecto al monarca. Se la tuvo además como medida prudente para no agitar de lleno al león
hispano, que aún derrotado en su tierra por Napoleón,
contaba con aliados poderosos para aspirar al desquite y
la posible restauración de la dinastía borbónica, con todo
lo que ello significaba y podía aparejar a la suerte del acto
revolucionario. El hincapié del movimiento lo constituía la
soberanía del pueblo, teoría suareciana.
En Europa, la relación de los hechos que provocaron la
irrupción napoleónica en España y su rendición al invasor, nació de la necesidad francesa de vencer a Portugal,
aliado de Inglaterra en su lucha contra la Francia imperial. Napoleón forzó el paso por España y en corto plazo sus tropas, al mando del mariscal Junot, transitaron
el Portugal. La dinastía lusitana empero no cayó. Con la
ayuda de la marina inglesa la Corte portuguesa embarcó
hacia sus posesiones en Brasil llevando consigo quince
mil hombres, mientras Junot llegaba a las puertas de Lisboa. Napoleón tomó en tanto cuenta de la debilidad de las
fuerzas hispanas por lo que decidió -y lo logró sin mayores
consecuencias, tras negociaciones-, hacerse de toda la
península ibérica.
Sorprendida por lo que en principio apareció como un
derecho de paso y luego tomó todo el carácter de una
conquista por parte de las aguerridas tropas francesas y
las intenciones de Napoleón de cerrar todas las costas
europeas a Inglaterra, el monarca Carlos IV se encaminó
a Bayona y cedió ante las mismas, abdicando en favor de
su hijo Fernando VII en 1808, quien fue de inmediato sustituido en el trono español por José Bonaparte, hermano del
emperador francés. Ya tampoco sin embozos. El pueblo
español empero no se rindió, y se formaron en diversos
puntos Juntas populares de resistencia, coordinadas por
la Junta Central de Sevilla.
Entretanto, ante la noticia en estos lugares de la coronación de Fernando VII, en agosto de 1808 criollos y españoles juraron fidelidad al nuevo Rey Fernando VII, pues nadie
aspiraba en abierta rebeldía a la independencia; era un estado de indefinición e indeterminación a ello, aunque la intuición y los callados comentarios y conjeturas actuaban.
Belgrano, en cambio, sí aspiraba a ella, tanto de España
-especialmente- como de todo otro dominio: así en una
charla con el brigadier general Crawford -vencido el segundo intento de invasión inglesa, en 1807- le manifestó sus absolutos deseos emancipadores cuando aquél le
“desplegó sus ideas acerca de nuestra independencia”,
pretendiendo acercamientos terceros, ya fallido el intento
conquistador de Albion.
Al punto Belgrano le contestó:...“que ciertamente nosotros queríamos el amo viejo o ninguno; pero que nos faltaba mucho para aspirar a la empresa” (BELGRANO, Manuel: “Autobiografía”; edición titulada “Manuel Belgrano.
Autobiografía y escritos económicos” Biblioteca Emecé
Bicentenario, Grupo Editorial Planeta S.A.I.C., publicado
bajo el sello Emecé; Buenos Aires 2009, pág 63).
Fue una forma de darse a entender. Empero los sucesos
peninsulares casi inmediatos vinieron a favorecer fuertemente sus aspiraciones patrias. Así lo destaca Belgrano,
tras la conjetura del brigadier inglés respecto a la independencia de estas tierras, quien evidentemente, tratando de
traer agua para su molino…“difirió para un siglo su consecución”.
Los caprichos del destino lo desmintieron, como a renglón
seguido así lo refiere nuestro prócer:
“¡Tales son en todo los cálculos de los hombres! Pasa un
año y he ahí que sin que nosotros hubiésemos trabajado
para ser independientes, Dios mismo nos presenta la ocasión con los sucesos de 1808 en España y en Bayona. En
efecto, avívanse entonces las ideas de libertad e independencia en América y los americanos empiezan por primera
vez a hablar con franqueza de sus derechos. En Buenos
Aires se hacía la jura de Fernando VII, y los mismos europeos -[españoles]- aspiraban a sacudir el yugo de España
por no ser napoleónicos. ¿Quién creería que don Martín
de Álzaga, después autor de una conjuración, fuera uno
de los primeros corifeos?” (BELGRANO, Manuel: Autobiografía, op. cit. Ibíd.)
Ciertamente, toda IberoAmérica aparecía en la época
como recorrida por un poderoso nervio en ascuas. Miranda, en Venezuela, traicionado tan vilmente por Bolívar, fue
un valiente y enérgico precursor. El pueblo del Alto Perú
vivía en un sordo alzamiento, que estalló en los motines
de Chuquisaca y La Paz, en mayo y noviembre de 1809;
motines locales, sí, mas por prevenir, sangrientamente
aplastados por tropas de los virreyes Cisneros y Abascal.
En Buenos Aires se había entrevisto en tanto la posibilidad
de sacudir el yugo ominoso. Tal como Belgrano lo destaca
en sus Memorias, tras la caída de España ante tropas napoleónicas, la abdicación del Rey Carlos IV en favor de su
hijo Fernando VII y los sucesos de Bayona que sentaron a
José Bonaparte en el trono hispano -todo ello acaecido en
el 1808-, tanto españoles como criollos apuraron juramento de fidelidad a Fernando VII. No aceptaron al Emperador
francés en estas tierras y no se proclamaban vinculados
a España sino al Rey. (LUNA, Félix; “Manuel Belgrano”,
edición especial para S.A. La Nación, Buenos Aires, 2004),
que así correspondía por tesis del absoluto Derecho Divino. América era del Rey, no de España. Apostaron empero
los primeros a la creación de un imperio americano-español relacionado a la metrópoli, mientras los segundos
veían crecer sus ansias y esperanzas de independencia,
embozados bajo esa “máscara” que en tales circunstancias tuvo su nacimiento.
La idea de independencia se había hecho carne en los
patriotas con firmeza a partir de los victoriosos días de
1806 y 1807, cuando las invasiones inglesas. Tocóles a
los patriotas una actuación definitoria en el resultado de
ambas victorias logradas, lo que provocó en ellos el acrecimiento de su autoestima, de valoración soberana. Grupos se conformaron que confluyeron a la sorda formación
del Partido de la Independencia, ya desde fines de 1806;
partido generado bajo la conducción de Juan José Castelli
e integrado, entre otros, por Manuel Belgrano -primo de
aquél, ambos de ascendencia italiana-, Nicolás y Saturnino Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes, Antonio Berutti, Manuel Padilla, Domingo French, Juan Martín de Pueyrredón
y Juan José Paso. (FLORIA, Carlos, y GARCÍA BELSUNCE, César: “Historia de los Argentinos”). Éstos rumiaban la
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CONCEPTOS
Año 87/2012
independencia, que sus deseos impulsaban para poner fin
a la discriminación de que los criollos eran pasibles frente
a la dominante población española, ésta que conformaba
fueros de alta burguesía.
Manuel Belgrano fue un factótum en tales coyunturas,
cuando las circunstancias condujeron a la posibilidad de
concretar en determinada forma la empresa. Lo acompañaban y acompañaron en su desplegado entusiasmo
su pariente Juan José Castelli, Juan José Paso, Mariano Moreno y su gran amigo, Bernardino Rivadavia, que
conformaban el más pujante y emblemático grupo liberal.
Cornelio Saavedra acompañaba operando al mando del
regimiento Patricios, compuesto de patriotas rioplatenses
Subsistía, empero, el juramento a Fernando VII, caído y
sustituido por una Junta Central conjurada en la España
vencida por Napoleón, con el que el Buenos Aires tanto
hispano como criollo -ambos bandos en rebelión platense- embozaban sus reales intenciones bajo un velo de prudencia. Esa prudencia no se hizo carne en los españoles
residentes en esta Capital, que conspiraron sin más para
tomar el poder directamente, de lo que da cuenta Belgrano en sus memorias al referirse a Álzaga como corifeo de
dicha tendencia e intenciones: corifeo éste que sobresalía.
en el Cabildo de Buenos Aires por lo pujante y autoritario
de su temperamento. Simbolizaba además sin reparos los
intereses de peninsulares residentes y el sistema monopólico implantado (LUNA, Félix: “Manuel Belgrano”,op.
cit. p. 38). Políticamente se proclamaban republicanos e
independientes.
Mas la conjura de Álzaga fue superada, quizá debido a
su frontal puesta en juego. En Buenos Aires, la fuerza militar estaba en manos de los criollos, avezados tras el rechazo del intento dominador inglés, ejercido en aquellas
dos oportunidades, 1806 y 1807, de inmediato recuerdo.
El bando hispano, en realidad, encabezado por Álzaga,
prefería el ejercicio del comercio, de entidad rentable tal
que le permitía el dominio dinerario. Pero cuando la fuerza
hubo de tronar, éstos cedieron ante Saavedra y sus Patricios, que se hicieron de la Plaza Mayor. Desde Montevideo, empero, los rebeldes se comunicaron con la Junta
Central española solicitando el remplazo del virrey Liniers
-éste nombrado por su actuación ante el invasor inglésmal visto debido a su ascendencia francesa.
Las acusaciones levantadas promovieron su relevo: a mediados de 1809 la metrópoli designó al oficial de marina
Baltasar Hidalgo de Cisneros en reemplazo de Liniers. Era
Cisneros un militar avezado en el gobierno de Indias, incluso combatiente en la memorable batalla de Trafalgar. O
sea que se trataba de un líder con bien ganado prestigio.
La jugada, empero, fue contraproducente a los intereses
peninsulares de Buenos Aires, pues dio argumento a los
patriotas, en la jornada del 22 de mayo de 1810, para tomar la iniciativa perdida por la burguesía hispana e impetrar de derecho la cesación del mando del virrey Cisneros.
El argumento jugado fue el de que su poder sólo debía
CONCEPTOS 10
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provenir del arbitrio del Rey español y éste había caído
prisionero de Francia. La Junta Central carecía de fueros
para sustituirlo en tal discernimiento, por lo que con arreglo a la teoría del jesuita Francisco Suarez -neotomista español- puesta en juego por el Dr. Castelli, “el poder volvía
al pueblo”.
La actuación de Belgrano en aquellas jornadas de Mayo,
que culminaron con el derrocamiento del Virrey español
Baltazar Hidalgo de Cisneros, posiblemente se haya ataviado del mismo sesgo ideológico. Pero su acción fue
decisiva en otro orden de desempeño. Fue concluyente
su actuación a través del despliegue ejecutivo que ejerció, de muy intensa actividad llevado de sus sueños independentistas. Trasladaba informes, anunciaba y gestaba
decisiones subiendo y bajando sin respiro las escaleras
capitulares, cuyos gastados escalones auguraban ya el
definitivo paso al cenit de la Primera Junta de Gobierno
Patrio, entendida como provisional en uso de cautelosa
prudencia, prudencia de la que empero él no participaba
íntegramente.
En realidad, tal temperamento era necesario para dar alimento a la ficción que embozaba la realidad ante el frente
externo; y necesaria para el frente interno, pues en nombre e invocación del todo el pueblo del territorio virreinal
habían asumido su mandato los prohombres de Mayo, y
se necesitaba su adhesión. Belgrano se sorprendió al ser
designado como Vocal de la Junta Provisional: pero era
figura necesaria, tanto por su talento cuanto por su muy
cuidada instrucción y su recordado paso por la función
pública; como así también por su entusiasta y decidida
actuación militar durante la gesta del invasor inglés.
Por eso Belgrano quería más. Quería la inmediata independencia, ya dibujado su ideal en aquellos prístinos afanes
carlotistas, ideal plenamente manifiesto en 1816, cuando
junto a San Martín y Pueyrredón propiciaba la creación,
para estos territorios, de una monarquía americana de linaje incaico. Su parecer no cuajó en el sentido pretendido: es de recordar que la idea monárquica o imperial era
la triunfante en las potencias europeas, el mundo de entonces; y esperando la aquiescencia del orbe se tentaba
esa idea en definitiva fallida. Pero el Congreso de la histórica Tucumán vino no obstante a satisfacer sus ansias
soberanas declarando la Independencia de las Provincias
Unidas del Río de la Plata del dominio español; jugada
extremadamente audaz frente al gigantesco León Hispano
redivivo, aunque atacado y muy herido en muchas de sus
colonias en rebeldía.
Esa Declaración histórica, complemento de sus ansias soberanas, vino a satisfacer finalmente a éstas de derecho:
bien que ya de hecho su celo patriótico les había dado
cumplimiento al enarbolar el 27 de febrero de 1812 el Pabellón Nacional y hacerlo jurar en las históricas barrancas de la capilla del Rosario de Santa Fe por las baterías
“Libertad” e “Independencia, que al caso erigiera cumpli-
mentando órdenes del Gobierno central. pabellón que, en
lienzos blanco y celeste San Martín llevó al triunfo en gesta
americana con el escudo nacional prendido en su centro,
como expresión del respeto mutuo perviviente en toda
instancia entre los dos Grandes.
unía una fibra temperamental común, y sus correligionarios todos del Mayo patrio, en particular referencia a Rivadavia y Moreno, amén de su primo hermano Castelli.
Y de todos los patriotas de Mayo.
Y de todos sus soldados y oficiales.
La providencia soberana
Dijo Dios: “Haya luz”; y hubo luz.
Y vio Dios ser buena la luz,
y la separó de las tinieblas. (Génesis, 1, 3)
Manuel Belgrano fue el cuarto hijo de trece, nacidos del
matrimonio habido entre don Domingo Belgrano y Peri,
italiano ligur de ilustre prosapia latina, y doña María Josefa
Gonzalez Casero, de familia de renombre y actuación en
estas tierras. El abuelo de ésta, Gonzalez y Aragón, era de
origen gaditano. El casamiento de sus progenitores tuvo
lugar el 4 de noviembre de 1757 en la Iglesia de la Merced, Virgen que sería más adelante tan cara a Manuel, en
una oportunidad histórica. (“Belgrano” Instituto Nacional
Belgraniano, Bs.As. 1996, p 12 y ss; “General BelgranoApuntes Biográficos”. Instituto Nacional Belgraniano,
Bs.As. 1995, p. 1 y ss.)
Nació Manuel en la ciudad porteña, Santa María de los
Buenos Aires, el 3 de junio de 1770; y ya lo acompañaba
en su destino la Providencia Divina, por los nombres que
le fueron impuestos:
“Manuel”, denominación simbólica y profética del Verbo
encarnado, o de Nuestro Señor Jesucristo; aféresis de
Emmanuel, que significa “Dios con nosotros” y con el cual
el profeta Isaías designaba al Mesías. (Diccionario Enciclopédico Ilustrado ESPASA CALPE).
“José”, padre de Nuestro Señor Jesucristo.
“Joaquín”, padre de la Virgen María.
“del Corazón de Jesús”, eterno abrigo del creador de la
Bandera Patria, providente soberano:
“Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano”.
Toda su vida fue fiel ejemplo ético, fervoroso, místico y valiente de esa cariñosa imposición que selló sus destinos.
Quiso esa Providencia que Manuel recibiera una educación más que esmerada: prolija y pulida, propicia para que
su alma resplandeciese de cultura, de esa feraz cultura pía
practicante, civilizada, adosada a un espíritu inteligente,
ávido, libre y luchador, de visos que remembraban firmes
talentos tanto áticos cuanto espartanos.
Así lo recordaban en sus virtudes quienes lo alternaron:
“No sólo oradores sagrados como Valentín Gómez y fray
Cayetano Rodríguez, sino también sus compañeros de
armas como el coronel Blas Pico, el general Paz y Celedonio Balbín dijeron del aprecio y el respeto que Belgrano
se había conquistado entre cuantos lo conocieron y trataron”. (FURLONG, Guillermo S.J. en “Manuel Belgrano.
Los ideales de la patria”, Instituto Nacional Belgraniano,
Bs.As. 1995, pág.13).
Y por supuesto, el Gral. José de San Martín, a quien lo
Desde su infancia fueron sumándose al encomio histórico,
todos los académicos y maestros de Manuel, quien hizo
sus primeras armas en Letras a los nueve años de edad en
la Escuela de Dios del entonces dominicano Convento de
San Pedro Telmo -hoy Basílica del Santo Rosario-.ubicada
a treinta metros del lugar de su nacimiento y de su muerte;
que lo fueron en la actual avenida Belgrano de la Ciudad
de Buenos Aires, donde una placa recordatoria alude a
tales fastos del prócer en estos términos:
“En este solar nació y murió el general Manuel Belgrano”.
Sin más, con la modestia que él mismo hubiera deseado y
habría concebido.
Él, así tal cual, como humilde providente de la soberanía
de su patria; esa patria de muy humilde pasado pero que
por él no vaciló en su hora en ser sí misma: expresión
soberana que tremoló por vez primera en paño celeste y
blanco, jurado en febrero de 1812 en esas barrancas rosarinas por voces roncas de arrojo y entrega a la epopeya
naciente.
En ese momento nacía la Patria, bajo tales advocaciones
de héroes juramentados.
Belgrano y su formación:
su educación, sus ideas. Filósofo,
economista, abogado, académico,
escritor, periodista, educador. Su
función consular y su obra
progresista
Otro puñado de historia de un Grande.
En 1784, a los 14 años de edad, Belgrano ingresaba en el
Real Convictorio Carolino para dar cumplimiento al ciclo
secundario de sus estudios. Allí cursó Lógica y Metafísica
en primer año, en el segundo Latín y Física, y en el tercero
Ética y Moral. Se graduó en 1786, recibiendo su diploma
de Licenciado en Filosofía el 19 de mayo de tal año. (GARCIA ENCISO, Isaías José: “Estudiante en Buenos Aires y en
España” en op. cit., “Manuel Belgrano, los Ideales de la Patria” Instituto Nacional Belgraniano, Bs.As.1995, p.18). En
el inmediato mes de noviembre presentó su certificado de
graduación carolino ante la Universidad de Salamanca, en
España, fundando en él su solicitud de ingreso a dicha institución de Altos Estudios. Había arribado a la Madre Patria
11 CONCEPTOS
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en octubre de 1786 para cumplir o bien con los deseos de
su padre, que lo quería formar como comerciante -que
para ello lo había enviado-, o bien con los de su madre,
que lo prefería como hombre de leyes.
Optó en definitiva por los sueños de su progenitora y solicitó matrícula en la Facultad de Leyes de la Universidad
salamanquina. El ámbito universitario español no era el
más selecto de Europa, bien que superaba a todo comparativo americano. (BELGRANO, Mario: “Belgrano” Buenos
Aires 1996, p. 19; --GARCÍA ENCISO, op. cit. p. 19). A
su solicitud se dispuso que rindiera examen de Filosofía y
Moral ante una mesa formada por eximios profesores de la
Casa, prueba de la salió airoso. Ese mismo día se inscribió
para cursar Leyes, según consta en el libro de Matrícula
del año 1787. Los cursos se iniciaban el 18 de octubre, día
de San Lucas, y terminaban el 24 de junio del año siguiente, día de San Juan. El rector de la Universidad era el Dr.
Diego Muñoz Terrero, de concepciones liberales que prendieron en Belgrano; quien en dos años recibió instrucción
de Instituciones Civiles mientras a la vez se desempeñaba
como miembro activo de la Academia de Economía Política de Salamanca. Todo ello fue gestando su personalidad.
En 1789, a los 19 años de edad, este joven Belgrano “de
pelo rojo y ojos castaños” según reza el certificado expedido por la Universidad de Valladolid, firmado por el
Rector y dos examinadores -esta es quizá la descripción
más auténtica de su aire y aspecto- juró obediencia para
matricularse en dicha Casa de Estudios y solicitó se le autorizase a rendir examen para optar al título de Bachiller en
Leyes. Las autoridades accedieron a la petición, con que
habiendo Belgrano superado este paso con éxito logró la
distinción y el deseado pergamino.
Se dio entonces al quehacer de tribunales adscribiéndose
como pasante en bufetes de juristas, al par que estudiaba
idiomas y lenguas varias: inglés, francés, italiano. Logró en
Salamanca la presidencia de la Academia de práctica forense y economía política; y en Madrid, relativo a las mismas
materias, fue miembro de la Academia Santa Bárbara. Su
espíritu inquieto lo llevó a la lectura de dos obras fundamentales que templarían su espíritu adelantado: “El Balcacer, El
Oráculo de los Filósofos” y “El Espíritu de las Leyes”, del
“Inmortal Montesquieu”, según le comentara por carta a su
madre: éste, de tinte enciclopédico, universal, político y liberal. Aquél, que abrió sus ojos a la economía fisiocrática,
la agricultura y el gobierno rural. Leía también a Cabarrús y
particularmente a Jovellanos. La Enciclopedia Francesa -no
el jacobinismo “progre”, sangriento y absolutista, ni ninguna
clase de libertinaje económico y financiero- fue alimento de
sus inquietudes políticas y económicas: Diderot, D´Alembert,
Turgot, Rousseau, D´Holbach, Quesnay, Gournay. A más,
Adam Smith, y muy especialmente Filanghieri, Genovesi y
Galiani -particularmente este último, leído en su idioma original- formaban parte de su indagadora e inquisitiva mirada:
todos ellos acrisolaron su mente, poblándola de esa voluptuosa picazón que excita el nervio del intelecto y la razón.
CONCEPTOS 12
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Fue en tales circunstancias que llegó a su inmediato conocimiento el acontecimiento revolucionario francés, que
brindó al mundo un giro trascendental en orden al gobierno de los pueblos y al desencadenamiento de las nuevas
ideologías. Esas ideas ya habían prendido en el fuero íntimo de Belgrano y ahora se plasmaban en la totalidad de
su espíritu. Pues así lo señaló en sus Memorias:
“… se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad,
propiedad y sólo veía tiranos en los que se oponían a que
el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún
las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento, directa o indirectamente”.
Y con todo ello, además en España Gaspar Melchor Baltasar de Jovellanos, de cuyos pensamientos se nutrió con
brío. Jovellanos se preocupaba señaladamente por esa
ciencia que se perfilaba irradiante: la Economía Política.
Como presidente de la Sociedad Económica de Oviedo recomendó en un discurso la lectura de las obras de
Condillac, Mirabeau y de los trabajos de Campomanes, a
quien consideraba el mejor economista de su país. Belgrano siguió al pie de la letra tales sus recomendaciones,
lo que puso de manifiesto más tarde en sus sensatos escritos y su destacada actuación pública.
Tanto y tan abigarrado bagaje científico y académico concurrió a proyectarlo para presentarse, de modo tal y en
definitiva, el 31 de enero de 1793 ante la Cancillería de
la Universidad de Valladolid, donde optó a rango mayor:
rindió con lucimiento y obtuvo el título de Abogado el 6 de
febrero inmediato.
Con tal universitaria jerarquía y la que le procuraba su ingente formación cultural, al año siguiente, contando con
24 de edad y de regreso a Buenos Aires tras casi una década, culminaron sus ansias públicas.
Esas ansias quizá las haya demostrado con algún empeño y acción, como lo señala algún autor. Mas su nombramiento al Real Consulado cual Secretario Perpetuo de la
Institución se dio, según sus propias MEMORIAS, más al
acaso que a su denuedo. Así lo expresa en ellas:
“Al concluir mi carrera por los años de 1793, las ideas de
economía política cundían en España con furor, y creo que
a esto debí que me colocaran en la Secretaría del Consulado de Buenos Aires…sin que hubiese hecho la más mínima gestión para ello; y el oficial de secretaría que manejaba estos asuntos aún me pidió que le indicase individuos
que tuvieran estos conocimientos, para emplearlos en las
demás corporaciones de esta clase que se erigían en diferentes plazas de comercio de América”.
Su viaje, en definitiva, obedeció al giro que tomó su batallado horizonte, relativo a un promisorio futuro concedido
por la gracia real bien que logrado sin respiros en cuanto
a idónea formación profesional y crematística invirtiera,
obtenido además a tan corta edad: honra cual la de hacerse cargo de la Secretaría del Real Consulado que en esta
capital virreinal se abriría, según se le hizo conocer. Su
nombramiento atendió a la voluntad del Rey, expresada
superando su propia petición de asesoría consular, que
elevara en España en nota fechada en octubre de 1793
dando relación de su formación y ponderables méritos. El
Real Consulado se inauguró en junio de 1794, y desde entonces hasta 1810 -con alguna breve interrupción- estuvo
a cargo de Manuel Belgrano, designado al caso Secretario
Perpetuo de la Institución por Real Orden dada por voluntad del Monarca de España y las Américas.
El Consulado era una Institución de señalada importancia
política, económica y jurídica, que cumplía amplias funciones sociales, tal como en esmerada síntesis lo refiere
Pedro Navarro Floria:
“Fue un ámbito de debate y planificación de la política
económica virreinal, particularmente en referencia a lo comercial. Fue un foco de difusión de ideas y de emprendimientos educativos, siempre orientado a las cuestiones
planteadas por la producción. Fue, finalmente, el gremio
de los principales comerciantes en la defensa de sus intereses corporativos y de preeminencia en la sociedad”
(NAVARRO FLORIA, Pedro: “El Secretario del Consulado”,
en “Manuel Belgrano, los ideales e la Patria”. Instituto Nacional Belgraniano, op. cit. ps. 21-24). Se ocupaba asimismo y en especial de la administración de justicia en los
pleitos mercantiles (BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op.
cit. p. 24) Lo integraban un reducido número de grandes
comerciantes -doce en total- y un síndico, de periodicidad
bienal en sus cargos, élite considerada la parte más honorable de la sociedad. Y un Secretario Perpetuo, el gran
hacedor, Belgrano, quien redoblándose en esfuerzos y no
obstante su formación liberal -políticamente no muy expuesta- contó siempre con el apoyo de dos renombrados
comerciantes catalanes, Domingo Matheu y Juan Larrea,
que en el futuro cercano lo acompañarían formando parte
de la Junta Revolucionaria de 1810.
En general, puede sintetizarse que esta Institución se desempeñaba como una junta económica, debiendo propender al fomento y adelanto de la agricultura, el comercio y
la industria, centrando en sí la jurisdicción mercantil para
toda actuación relativa a la materia.
El Secretario, que siempre es parte activa en la gestión de
los cuerpos colegiados, para el caso estaba obligado a
“escribir cada año una memoria sobre los objetos propios
de su instituto”.
Belgrano superó todo límite, su acción fue formidable en
todo sentido. Se demostró incansable, sin experimentar
en lo más mínimo la corrosión de la fatiga. Se batió siempre
extremado en pos del progreso libre, como en su hora y
llevado de los mismos sueños cumpliera también extremadamente con ellos su íntimo amigo, el primer Presidente
argentino, Bernardino Rivadavia.
Trató Belgrano constantemente de mejorar la situación de
los labradores y rancheros, y la del Virreynato en general
adoptando toda clase de iniciativas conducentes a ello:
fomentó el comercio interno, facilitó el tránsito por vías
de comunicación fluviales, proveyó a la navegación interior, la construcción de nuevos caminos entre provincias,
tales los de Catamarca-Córdoba, Tucumán-Santiago del
Estero, San Luis y Mendoza, y los ligados al tráfico entre
Buenos Aires y Chile; además a la construcción del muelle
de Buenos Aires, sondeo del río y reconocimiento de la
costa ( INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO:“General
Belgrano-Apuntes Biográficos”, Bs.As.1942 ps. 2-3). No
se detenía tras un escritorio: invariablemente reconocía
lugares, parajes, zonas diversas, tomaba contacto con los
naturales, se interesaba por su suerte, sus cultivos, por
la necesidad de integrarlos al mundo mercantil del Virreynato. Fisiócrata liberal por excelencia, bregaba por el laboreo de los suelos, por el estudio de éstos, la rotación
de cultivos, la selección de granos. A todo ello, sumó su
respaldo a la instauración de dos Escuelas Prácticas: una
de Agricultura, otra de Comercio.
Su particular predilección por el desarrollo de la cultura
agraria queda denotado en íntimos pensamientos de su
pluma:
“En todos los pueblos… la agricultura ha sido la delicia de
los grandes hombres, y aún la misma naturaleza parece
que se ha complacido y complace en que los hombres
se destinen a ella… Dios ha prescripto a la naturaleza, no
tiene otro objeto que la renovación sucesiva de las producciones necesarias a nuestra existencia”.
Y en su fuero íntimo esto flameaba firmemente como después lo haría su bandera, tanto que en la segunda Memoria
forjada, en 1796, se abocó a una consideración profunda
de estos temas, planteando objetivos e ideas renovadoras
como las que se han señalado, trascendentes a su tiempo. Tituló a la misma: “Medios generales de fomentar la
agricultura, animar la industria y proteger el comercio en
un país agricultor”.
Respondía toda esta actividad y cultura a las ideas de libertad de gestión y de comercio, como se ha dicho, influída su mente por la lectura de las obras de los fisiócratas
franceses, Quesnay, Turgot, y de Adam Smith, “cuyo rigor
individualista y liberal moderó con discreto eclecticismo
mediante sus lecturas de Genovesi y Galiani”, al decir del
Dr. Gondra (GONDRA, Luis Roque: “Las ideas económicas
de Belgrano”, Bs.As. 1932, ps. 74,112 y ss.;--BELGRANO,
Mario:”Belgrano”, op.. cit. ps. 27-28). En realidad, el libre
cambio y el libre comercio eran sostenidos y hasta exigidos por Belgrano respecto a su vigencia en todo el interior
del país, sobre manera execrando del monopolio -particularmente el estatal fomentado por la metrópoli-, y de
toda intervención fiscal en la fijación de precios. Mas en
relación al orden internacional se mostraba prudente en
seguimiento de una máxima inglesa que establecía que:
13
CONCEPTOS
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“La importación de mercancías que impiden el consumo
de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una
nación”.
Esto, por supuesto, jugando a la excelencia del producto
nacional, ya que en caso contrario se presta al abuso de
especuladores y maniobreros. Nunca fue partidario de una
absoluta y total libre importación, siempre que la competencia nacional ofreciera productos de calidad y accesibilidad en cuanto a mercancía y precio. (CONI, Emilio A. en
“El nacionalismo económico de Belgrano”; Cfr. “Agricultura, Comercio e Industria coloniales -Siglos XVI-XVIII-”.
Bs.As. 1941, ps. 67-71; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”,
op. cit. pág. 32).
Ínterin, bregaba sin desmayo por mejorar la situación de
los paisanos del campo. Así se lee en sus memorias:
“…esos miserables ranchos donde se ven multitud de
criaturas que llegan a la edad de la pubertad sin haberse ejercitado en otra cosa que en la ociosidad, deben ser
atendidos hasta el último punto. Uno de los principales
medios que se deben adoptar a este fin son las escuelas
gratuitas, a donde puedan los infelices mandar a sus hijos
sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción: allí se
les podrán dictar buenas máximas e inspirarles amor al
trabajo, pues en un pueblo donde reine la ociosidad decae
el comercio y toma su lugar la miseria”.
En análogo temperamento, Belgrano cuidaba de la instrucción de las mujeres:
“Igualmente se deben poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etc. Y principalmente inspirarles amor
al trabajo para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial,
o más, en las mujeres que en los hombres”.
En materia educativa fue muy amplia su intervención, pues
en todo momento bregó por la creación de escuelas, a
desarrollar función tanto en ciudad como en campaña, a
fin de contribuir a ensanchar el horizonte cultural en orden
a las primeras letras. Niños y niñas habrían de gozar -de
cumplirse estos intentos- de este permanente celo, hasta
esa época sólo plasmado en todo el Río de la Plata en una
única escuelita a cargo del tesoro del Rey.
Para fomentar la iniciativa en todo aspecto del quehacer, el
ilustre Secretario creó una sistemática de premios a quienes se iniciasen en trabajos de agricultura, de industria,
de artes, estudios y proposiciones en general, estadísticas
poblacionales y de ocupación laboral.
Aparte y fuera de su función consular es de fervoroso recuerdo lo espléndido y próvido de su genio, que se manifestara al destinar -tras los triunfos de su Ejército en
Tucumán y Salta-, la suma que por mérito patriótico le reconoció el Gobierno de 40.000 pesos; suma que donó a
CONCEPTOS 14
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efectos de que fueran destinados a la erección de cuatro
escuelas para bien de la instrucción popular… lo que el
ilustre país de sus sueños ha dado cumplimiento efectivo
recién transcurridos doscientos años desde aquel estelar
instante en que Belgrano extendiera su mano preñada de
tan piadoso y desprendido afán.
Desde su función en el Consulado, en seguimiento de pasiones de análoga virtud, fueron incesantes sus esfuerzos
por ampliar toda vía de progreso para la colonia virreinal.
En su Memoria del año 1796 -la segunda presentada y
leída- definía un verdadero plan de trabajo en tal sentido,
propugnando la creación de escuelas técnicas varias: de
agricultura, dibujo, arquitectura, de hilazas de lana, de comercio y náutica. Tal programa sólo alcanzó punto de realización en cuanto a dos de las propuestas: la Academia
de Dibujo (Escuela de Geometría, Arquitectura, Perspectiva y todas las demás especies de Dibujo) y la Escuela de
Náutica, ambas creadas en 1799, para las que Belgrano,
en su carácter de Secretario del Real Consulado, redactó
los respectivos Reglamentos. Pero ambas instituciones
no gozaron, tras un tiempo, del favor real, que si bien instaba a la acción adelantada, empero era celoso de cualquier traza o vestigio de, para la Metrópoli, innecesaria
emancipación. La Academia de Dibujo dejó de funcionar
por Real Orden en octubre de 1804, y la Escuela de Náutica por Real Orden de septiembre de 1806.
Con relación al programa general proyectado por Belgrano, es de rigor señalar la excelencia de sus concepciones
y vías de eventual ejecución. Así lo da a entender acabadamente el Ingº Nicolás BESIO MORENO, quien fuera
miembro fundador del Museo Social Argentino y presidente del Centro Argentino de Ingenieros y de la Sociedad
Científica Argentina, en su obra “Las fundaciones matemáticas de Belgrano”:
“El pensamiento y la labor de Belgrano han sido el esfuerzo
más vasto que se haya realizado en los tiempos de la colonia para implantar estudios un tanto extensos y profundos destinados a desarrollar las artes y las industrias y a
enriquecer las mentes y capacidades individuales de los
jóvenes de Buenos Aires”.
Quince fueron las Memorias anuales redactadas por Manuel Belgrano en su función consular, dadas del 14 de junio de 1795 al 16 de junio de 1809; aunque sólo cuatro
han llegado hasta nosotros en su integridad textual. De
las restantes están registrados sólo los títulos y materias
tratadas en seis de ellas en los libros de Acuerdos del
Consulado. La última a la que diera lectura trata sobre el
comercio libre, según lo refiere el ilustre Secretario en su
Autobiografía.
Como periodista, Belgrano colaboró en el “Semanario de
Agricultura, Industria y Comercio”, que tuvo vida desde su
aparición en 1802 hasta los fastos de la primera invasión
inglesa. Un año antes, en 1801, había intervenido en la
fundación del “Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del río de la Plata”, fomentado por
la Junta de Gobierno del Real Consulado.
Formó un club político nacido de una cofradía -la Sociedad Patriótica, Literaria y Económica-, club que tuvo por
finalidad dar a conocer y accionar el pensamiento de la
indocilidad patriótica y que adquirió modo informativo con
la aparición del periódico “Correo del Comercio”. El mismo Virrey Cisneros encomendó ingenuamente su dirección a quien le diera forma y espíritu, el Secretario Perpetuo del Real Consulado. Su propósito era el de promover
el estudio de las ciencias, las artes y la historia, aunque
encubiertamente lo era el de despertar la conciencia de
los criollos a su identidad nacional. Apareció en 1810, y
recordaba más tarde Belgrano:
“Hice el prospecto del Correo de Comercio que se publicaba en 1810, antes de nuestra revolución; en él salieron
mis papeles, que no eran otra cosa sino una acusación
contra el gobierno español; pero todo pasaba, y así veíamos ir abriendo los ojos a nuestros paisanos”.
También se resentía el ilustre Secretario del estado cultural
de la población; y así bajo el título “Educación” Belgrano
criticaba la suerte miserable en que ésta se hallaba, carente la colonia de casas de enseñanza, significando:
“A la falta de estos establecimientos debemos atribuir los
horrores que observamos”.
Fue siempre un atraído, hasta hechizado por la educación
de los pueblos; en particular de su niñez. Lo demostró vívidamente en repetidas y valiosas oportunidades.
Toda esta obra y actividad desarrolladas, unidas a su vasta cultura enciclopédica, gentil y natural presencia y carácter, que no por afable era menos arrojado y talentoso,
le dieron un lugar de prominencia en la sociedad porteña
de aquél tiempo, en circunstancias que ya anunciaban los
profundos cambios revolucionarios que se avecinaban y
que lo tendrían como uno de los principales actores del
vasto acontecimiento.
El nacimiento militar de Belgrano.
Las nuevas experiencias.
Sus primeras armas en milicias.
Su ascenso. Contexto revolucionario.
Campaña del Paraguay. Belgrano,
fundador de pueblos.
A fines del siglo XVIII la situación internacional era confusa en Occidente, y peligrosa para las colonias hispanas.
Europa se hallaba en plena crisis bélica, con la agresiva
participación de Portugal, Inglaterra, Francia y asimismo
de España, ésta sometida en definitiva por las fuerzas napoleónicas. Dadas las circunstancias, el Virrey Melo de
Portugal y Villena tomaba en estas tierras medidas preventivas. Entre ellas figuró el nombramiento de Belgrano,
en 1797, como capitán de milicias urbanas, de momento
a título honorífico pues ninguna hipótesis de conflicto se
planteaba en concreto.
Mas a mediados de 1806 la presencia de invasores ingleses, avistados ya en Maldonado, obligó a tomar medidas
concretas, y entre ellas Belgrano fue nombrado Capitán
graduado agregado al Batallón de Milicias Urbanas de
Buenos Aires. Se le ordenó entonces la formación de una
compañía de caballería con jóvenes del comercio, que
sería instruída por oficiales veteranos. Pero poco pudo
hacer, nada se le dio: en estas tierras no se tenían bien
vistas las milicias. Destaca Belgrano con indignación: “…
no los encontré…No habiendo tropas veteranas ni milicias
disciplinadas que oponer al enemigo, venció éste en todos
los pasos con la mayor facilidad… Todavía fue mayor mi
incomodidad cuando ví entrar a las tropas enemigas y su
despreciable número…”.
El Comandante del ejército vencedor, William Carr Beresford, ante la capitulación operada el 2 de julio, ordenó a
toda autoridad nativa civil y militar prestar juramento al
Monarca extranjero, a lo que acota Belgrano:“Me liberté
de cometer, según mi modo de pensar, este atentado, y
procuré salir de Buenos Aires como fugado”, lo que logró
subrepticiamente. Estando en la campaña, tuvo noticia de
la organización de la resistencia con tropas veteranas de
Montevideo y su desembarco al mando de Santiago de
Liniers, quien recuperó la plaza porteña en las heroicas
jornadas de la Reconquista, el 12 de agosto de 1806.
Liniers, en goce del mando militar de Buenos Aires, organizó y dirigió la formación de cuerpos de voluntarios entonces y Belgrano participó en tal tarea, incluso recibiendo
instrucción.
Es en tal oportunidad que el prócer se dedica al estudio
de la función castrense: en esa hora nacía el sagaz y combativo militar.
Todo fue obra de pocos días -comenta en sus Memorias-:
me contraje como debía, con el desengaño que había tenido en la primera operación militar, de que no era lo mismo
vestir el uniforme de tal, que serlo”.
Por elección de las compañías de Patricios, es designado por el Virrey en octubre de 1806 sargento mayor de la
Legión de Patricios voluntarios urbanos de Buenos Aires.
En tanto, se produce la segunda invasión al mando de
John Whitelocke que con más de 10.000 veteranos de
guerra secundados por una poderosa flota en apoyo, primeramente hizo pie tomando la plaza de Montevideo. En
su posterior marcha hacia Buenos Aires vence el invasor a
la resistencia porteña en los corrales de Miserere, pero no
tiene la misma ventura al penetrar en la ciudad. Ésta, con
15
CONCEPTOS
Año 87/2012
algo más de 8.000 hombres en la defensa doblegó su poder, obligándolo a capitular el 6 de julio de 1807. Belgrano,
que revistaba como Ayudante de Campo en la oportunidad, participó activamente en esa defensa y tuvo de su
superior inmediato palabras de elogio:
“…estuvo pronto al toque de generala, salió a campaña,
donde ejecutó mis órdenes con el mayor acierto en las diferentes posiciones de mi columna, dando con su ejemplo
mayores estímulos a su distinguido cuerpo, me asistió en
la retirada [tras la caída en Miserere] hasta la colocación
de los cañones en la plaza, tuvo a su cargo la apertura
de una zanja en las calles de San Francisco para la mejor
defensa de la plaza, y lo destiné a vigilar y hacer observar
el mejor arreglo de las calles inmediatas a Santo Domingo,
donde ha acreditado su presencia de espíritu y nociones
nada vulgares con el mejor celo y eficiencia para la seguridad de la plaza, hallándose en ellos hasta la rendición del
general de brigada Crawford, con su plana mayor y restos
de la columna de su mando abrigada en el convento de
dicho Santo Domingo..” (Gral. BALBIANI, citado en “General Belgrano - Apuntes bibliográficos”, Instituto Nacional
Belgraniano, Bs.As. 1995, p. 10).
Toda ocasión le fue desde entonces propicia para profundizar su cultura en tal sentido. Esto surge en forma notable de la correspondencia que más adelante cultivaría con
su gran camarada de temperamento y espíritu, el general
José de San Martín. La historia le brindaría reconocimiento.
Una vez planteada la Revolución, la Junta Provisional consideró correctamente que había que trasladarla al interior,
para lo que políticamente fueron agregados a su cuerpo
diputados de provincias que en conjunto constituyeron
la Junta Grande; mas también era el inmediato caso de
imponer el movimiento revolucionario y defenderlo militarmente frente a la amenaza de los ejércitos de la metrópoli, de donde se jugó y vino el nombramiento de Belgrano
como Comandante de las Fuerzas destinadas a la Banda
Oriental, recaído en él fundamentalmente en atención a su
genio firme y ordenado y antecedentes señalados.
La plaza de Montevideo estaba en poder de los realistas y
era hostil a Buenos Aires. En abril de 1810 Belgrano había
cesado en su función consular y a principios de septiembre aceptaba el nuevo cargo, cuyo destino en el mismo
mes se cambió para trocarlo por el que se avizoraba más
peligroso y alzado, el Paraguay, región que por controversia histórica y desavenencias comerciales se había manifestado siempre contraria a la dirigencia porteña.
En esos momentos nace el Belgrano militar, pleno de personalidad castrense.
Bernardo de Velasco, Gobernador Intendente del Paraguay,
al tener noticia del pronunciamiento revolucionario, había
hecho jurar a una Asamblea de vecinos, en julio de 1810,
firme acatamiento al Supremo Consejo de Regencia español, representante de Fernando VII, no obstante prevenir a
CONCEPTOS 16
Año 87/2012
Buenos Aires que mantendría “correspondencia y cordial
amistad con la Junta Provisional”, mas no reconociéndole
jerarquía de superioridad. En tal talante, mandó a formar
junta de guerra para actuar en defensa eventual de la Intendencia a su cargo; mas en seguimiento de lo íntimo
de su ánimo pasó incluso a los hechos y al frente de 600
hombres invadió el desquiciado territorio de los pueblos
de las Misiones, haciéndose del arsenal allí dispuesto. A
la vez, una flotilla retornada paraguaya tomaba posición
frente a Corrientes.
La elección de Belgrano al frente de la expedición destacada al Paraguay obedeció a ese temple metódico de su
carácter: se conocía su actuación habida durante el curso
de las invasiones inglesas, bien que no había tenido mucha ocasión de proyectar entonces sus virtudes bélicas,
salvo en la concreta definición de la segunda de ellas.
Mas esto último logrado, ello iba en consonancia con el
reconocimiento que se hacía de su firme personalidad,
segura y normada sin claudicación. En tales ocasiones
pretéritas “todos lo habían visto desplegar en la enseñanza de su cuerpo y en los arreglos internos que lo habían
preparado para la lucha, un espíritu asiduo y administrador de primer orden, acertadísimo empeño en establecer
las condiciones elementales de unas buena disciplina, incansable aplicación en los ejercicios de la táctica y una
honorabilidad tan natural y reflexiva en las cuestiones de
orden y buen comportamiento de la tropa, que sin que nadie pudiese asegurar que él tuviese las calidades geniales
de un experto general, debía creerse por lo menos que
tenía las dotes más apreciadas del mando, con una capacidad relativa para no exponer la suerte de las fuerzas que
se le confiaban por actos inconcebibles de imprudencia
o descuido criminal” (LOPEZ, “Historia de la República
Argentina, Tº III, ps.287-288; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. ps. 77-78).
La Junta, entonces, para poner a cubierto militar “a los
pueblos de la Banda Oriental, Santa Fe, Corrientes y el Paraguay” designó a un jefe de carácter para enfrentar con
fuerzas armadas toda osada resistencia a sus fueros capitales y consideró mejor atender en primer lugar al frente
paraguayo -y otras provincias inmediatas- que penar por
el oriental.
Y hacia tal destino se dirigió el así designado General en
Jefe, Manuel Belgrano, autorizado “en clase de verdadero representante de la Junta, con los mismos honores,
tratamiento, distinciones y facultades que a ésta corresponden”. (MUSEO MITRE: “Documentos del Archivo de
Belgrano” Tº III, p. 94; --BELGRANO, Mario, op. cit. p. 76).
Fue la fe de marcial bautismo del futuro glorioso general.
Belgrano, padeciendo enfermedad y aún convaleciente,
inició su marcha a Santa Fe con una dotación de 200 infantes de la guarnición porteña, provenientes de los cuerpos de Arribeños, Pardos y Morenos, y del regimiento de
Granaderos de Fernando VII, llevando 4 piezas de artillería
de a 4 y 2 de a 2. En San Nicolás de los Arroyos se le
unieron alrededor de 350 hombres más, simples milicianos -pocos veteranos- a los que alude Belgrano como
“soldados bisoños” que “huyen la cara al hacer fuego”.
Agregaba que “las carabinas son malísimas y a los tres
tiros quedan inútiles”.
No obstante, fuerza el paso y al llegar a Santa Fe es recibido como héroe, con rendición de honores por parte
del teniente gobernador Manuel Ruiz y de toda la población, con vítores y aclamaciones. Santa Fe le aporta
soldados, armas, un elevado subsidio, ganado, caballos y
otros auxilios. Conmovido, Belgrano, haciendo uso de las
facultades concedidas por la Junta, da título nobiliario al
Ayuntamiento santafesino, sin dejar de remarcar al Cabildo la necesidad de instruír a los niños, evitar su deserción
y amonestar a los padres que fueran negligentes en tal
cumplimiento.
Invariable, la educación.
Puesto en marcha tras estos festejos -se iluminaron tres
días las calles de la ciudad- cruza el río sin obstáculos
hasta arribar a la Bajada del Paraná, área muy próxima a la
actual capital entrerriana. Allí recibe el aviso del envío por
la Junta de 200 Patricios de refuerzo. Recibe el alborozo
de la población, donativos y caballos del alcalde Garrigó,
y una generosa puesta a disposición de su fortuna para el
ejército expedicionario por parte de doña Gregoria Pérez,
a quien Belgrano gratifica con cálidas palabras de agradecimiento. El prócer organiza finalmente en tal lugar su ejército sumando incluso algunos más milicianos, constante la
expedición en definitiva de 950 hombres, siempre machacados de disciplina por su Jefe: disciplina tan férrea que
ordenaba pasar por las armas, sin más, a todo aquél que
desertare. Este castigo se concretó respecto a dos desertores, ya en marcha hacia el Paraguay, al superar Entre
Ríos y llegar a Corrientes en el paraje de Curuzú Cuatiá.
Las órdenes dadas en Paraná no eran simples: estableció
la degradación y aún la pena capital para todo oficial que
vejara de palabra u obra a algún habitante de esas tierras.
La pena capital asimismo correspondía, como desertor, a
todo soldado que se separase sin permiso de la columna
en marcha a más de 300 pasos, o que saliera de noche de
las avanzadas. Fusilado sería todo soldado que incurriera
en ello. El fusilamiento también correspondía a quien de la
tropa ofendiese a algún vecino en su persona o propiedad
en lo más mínimo, se tratase así del robo de “una gallina,
un huevo que sea”. Quedaban prohibidos todo alboroto
y gritería al entrar o salir de cualquier poblado, debiendo
tanto oficiales como soldados dar ejemplo de urbanidad al
paisanaje. (BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op., cit. p.82;
ARCHIVO GENERAL DE LA NACION ARGENTINA, legislación,- Belgrano a la Junta, 20 de octubre de 1810).
El tema era doblegar al gobernador Velasco, a quien se
suponía en situación precaria dada la escasa instrucción
de su tropa, y ocupar el territorio paraguayo.
En el paraje de Curuzú Cuatiá hizo Belgrano un alto.
Reorganizó sus fuerzas y procedió a fundar dos pueblos:
“Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá” y “Mandisoví”.
Reglamentó su delineación urbana, fijándoles un terreno
de dos leguas cuadradas a cada uno y trazó sus calles y
manzanas, tratando de dotarlos de los elementos necesarios para su desarrollo. El mismo Belgrano nos refiere
estas varias circunstancias respecto al primero:
“En los ratos que con bastante apuro me dejaban mis
atenciones militares para el apresto de todo, disciplina del
ejército, sus subsistencias y demás, que todo cargaba sobre mí, hice delinear el nuevo pueblo de Nuestra Señora
del Pilar de Curuzú Cuatiá, expedí un reglamento para la
jurisdicción y aspiré a la reunión de población, porque no
podía ver sin dolor que las gentes de la campaña viviesen
tan distantes unas de otras lo más de su vida, o tal vez,
en toda ella, estuviesen sin oír la voz de su pastor eclesiástico, fuera del ojo del juez, y sin un recurso para lograr
alguna educación”.(INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano - Apuntes Geográficos”, op. cit. p.
35; --Documentos del Archivo de Belgrano, op. cit., Tº III,
p.276; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit.ps. 79-85).
Sensato y sistemático, dispuso a la vez la venta de solares
para lograr tales recursos, amén de poner contribuciones
a los más pudientes lugareños, encaminadas al objetivo
procurado.
Siempre el inagotable atinado de la disciplina militar.
El gran organizador del progreso de la patria.
Siempre y nuevamente el gran educador, obseso por la educación, cuyos sueños y realizaciones serían más adelante
recordados por Sarmiento, al destacar a Belgrano como
“el único propagandista de escuelas en la época de la Independencia”.
El periplo belgraniano por Corrientes comprendió la marcha en expedición al norte, tirada sobre la costa oriental
y el septentrión del Iberá. Al tocar el Paraná viró hacia el
oeste para arribar por su litoral a La Candelaria, hoy en el
límite entre Corrientes y Misiones. Había sido su intención
desorientar a Velasco respecto al punto del cruce del río,
lo que logró haciéndole repartir fuerzas sobre la ribera paraguaya; pero el caso es que no contaba con flota alguna
para intentar la tarea, justamente en un punto donde el río
era muy correntoso. Mitre destaca que tuvo que construir
una escuadrilla al caso, compuesta de un gran número de
botes de cuero, canoas, balsas de madera para el paso de
tropas y bagaje, y una mayor que todas para el transporte
de cañones. Con el consejo de un baquiano procedió al
cruce, dejando parte de tropa en reserva, el que tuvo lugar
entre las 3:30 y las 6 de la mañana del día 19 de diciembre de 1810. La operación fue exitosa: el desembarco, no
obstante la corriente fluvial que desviaba la expedición
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CONCEPTOS
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hacia el oeste, finalizó en un lugar preconcebido llamado
Campichuelo.
Antes de esperar el arribo de toda su tropa y en conocimiento de que en el lugar acampaba una guardia enemiga,
la atacó sin más con 27 soldados y 5 oficiales. La sorpresa
y el espíritu ofensivo desplegado contribuyeron al éxito de
este primer combate librado, sobrevenido contra un adversario que doblaba en número a los briosos atacantes.
Ante la noticia del desembarco, el Comandante y Gobernador Velasco no tuvo interés en hostigar a Belgrano en
su traslado. Sabía que el terreno pantanoso, plagado de
lagunas, sumado al nutrido e impenetrable bosque selvático y las abundantes lluvias y torrentes, provocarían un
desgaste natural en las fuerzas destacadas por Buenos
Aires; con además el inconveniente logístico provocado
por la internación expedicionaria en suelo inhóspito, cada
vez más alejada del territorio correntino y reservas dejadas
en falta. Sin embargo, la penetración tuvo otro resultado
favorable, ocurrido en el monte de Maracaná, donde tras
la persecución de una unidad paraguaya de 100 hombres
por una compañía patriota, se logró su dispersión y la captura de armamento y 2 prisioneros.
En su avance bajo lluvias torrenciales, superando ríos, malezas y arroyos, el 18 de enero Belgrano tuvo noticias de
que Velasco estaba acantonado al norte del arroyo Paraguary con 7.000 hombres bajo su mando, con intenciones
de presentar batalla. De los 7.000, 800 eran de infantería
que contaba con armas de fuego y apoyo de artillería por
su centro con 16 cañones. El resto lo componía la caballería, sin instrucción y armada de sable y lanza, tirada sobre
ambos flancos, izquierdo y derecho.
Belgrano se reunió con sus oficiales en Junta de Guerra
y decidió el ataque al enemigo ¡con sólo 500 soldados y
oficiales!, en opinión de que la tropa adversaria no era muy
instruida y el entendimiento de que de todos modos sería
muy difícil rehuir el combate y replegarse ante una caballería tan numerosa, lanzada al galope. Se atacaría de
noche, antes del amanecer y por sorpresa, “para eludir el
mayor poder de fuego del enemigo”.
En el aún nocturnal amanecer del 19 de enero se atacó
con dos líneas de infantería por el centro, asistidas de
menguada artillería, apoyadas en sus flancos por un centenar de caballería cada una. Fue mantenida una reserva
de 70 jinetes y 2 cañones sobre un monte cercano -alguna
reserva le había llegado- con además milicianos y peones
armados de palos que simulaban fusiles a esas primeras
horas, táctica que Belgrano repitió en la infausta batalla de
Vilcapugio con los indígenas volcados a su favor.
Es de notar la sagacidad de Belgrano al utilizar este tipo
camuflado de recurso. Él nos trae a la memoria aquél episodio contemporáneo jugado por el llamado “Zorro del Desierto” en África, cuando sin el blindaje adecuado y frente
CONCEPTOS 18
Año 87/2012
a un ejército inglés muy superior en armamento y número
de tropa, hizo camuflar con armazones de madera, semejando tanques, a toda una numerosa flota de camiones
que poseía, lanzándolos arenas abajo contra el enemigo
que, engañado por la polvareda que estos pretendidos
blindados de combate levantaban, huyó abandonando
sus favorables posiciones. O sea, en conclusión respecto de Belgrano: tenía, sí, asaz escasa instrucción militar,
mas contaba con mucha perspicacia, astucia y sagacidad,
amén de sumar a su personalidad una férrea disciplina e
inconmovible decisión de ataque y empuje batallador, que
infundía valor a todo aquél que combatía bajo su mando.
En el nocturnal paraje del arroyo Paraguary, tras fuego escaso aunque sorpresivo de artillería, la infantería patricia
al mando de Machain y Espíndola -éste finalmente caído- los cargó frontalmente con tal violencia que rompió
el centro enemigo tomándole cinco piezas de artillería y
acometiendo ya en dirección a la localidad de Paraguary,
donde se encontraba Velasco con su comando; quien creyéndose derrotado huyó del teatro de lucha abandonando
incluso todo su equipo. Ciento veinte infantes persiguieron
a Velasco, pero no estaba todo dicho. La muy numerosa
caballería paraguaya entró en acción y consiguió cercar
a la infantería veterana destacada en dos columnas, con
que Belgrano con reservas guardadas y caballería pudo
en parte salvar lo que ahora se presentaba como una derrota. Así fue. Sufrió en definitiva 150 pérdidas humanas,
y los paraguayos 60. Los jefes de las alas paraguayas, de
caballería, Gamarra y Cabañas, decidieron no perseguir
a las fuerzas de Buenos Aires en repliegue, seguramente para acudir en apoyo del espantado Velasco. Frente
a esto y a la enorme disparidad de fuerzas en juego, no
puede sustentarse que Paraguary haya resultado un fracaso para los expedicionarios: sí una derrota con honor que
dejó sembrada una semilla que más tarde, ya superados
los fragores de la lucha expedicionaria, fructificaría. Pues
Velasco no se presentó más a operaciones, sí su oficial
Cabañas, paraguayo, quien puesto al mando y tras batallar en Tacuarí -otro trago amargo para los patriotas- tuvo
ocasión de confraternizar y cambiar ideas revolucionarias
con Belgrano, éste en el vértice de su inicial viva y activa
diplomacia.
Belgrano, primer constitucionalista y
constituyente argentino
No fue perseguido entonces, en tanto desde La Candelaria recibía refuerzos del jefe correntino Rocamora: 120
hombres que incorporó a sus Patricios. Persistentemente
requería a la Junta de refuerzos en municiones, equipo y
dinero para el pago de la soldada., mientras ocupaba posiciones al sur del río Tacuarí, en un enclave protegido por
aguas profundas y monte tupido. Allí lo encontramos el
día de Navidad de 1810, liberando a todo prisionero tomado al ejército opositor, a quienes dispensándoles buen
trato imbuía persistentemente de los principios del Mayo
rioplatense: libertad, propiedad y seguridad. Con ello continuaba la batalla en otro escenario, sembrando en tierra
distante la semilla de la rebeldía sublime, que le rindió positivos y diplomáticos frutos.
Empero, en las circunstancias del momento, era de esperar el relámpago del ataque rival, aún estando medianamente bien guarnecido.
Aún así, Belgrano se tomó tiempo a destajo para redactar
de a puño y letra lo que puede tenerse como la primera
Constitución dada para un pueblo vario de la América Latina y sus solares. Formalmente se trató del “Reglamento
Provisional para los 30 pueblos de las Misiones”, éstos
desquiciados y librados a todo azar desde que tuvo lugar
la expulsión de los jesuitas del territorio del Virreynato, en
1787.
No es una mera conjetura lo sostenido, ya que tras la formalidad titular este cuerpo de leyes traía disposiciones
políticas de máxima, dentro de un margen autonómico,
que definían una verdadera Constitución -sin pretensión
de tenerla como tal en la forma, mas resultando así en el
fondo- en texto mechado de disposiciones reglamentarias
accesorias. Las disposiciones del caso eran acordes a lo
que de un texto Magno exigía la célebre Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano -su artículo 16dada en el París revolucionario el 26 de agosto de 1789:
“Toda sociedad en la cual la garantía de estos derechos
no está asegurada ni determinada la separación de poderes, no tiene constitución”
Ergo y a contrario, si tiene asegurados los derechos de referencia y establecida la división de poderes, tiene Constitución.
Los derechos referidos, en escala general comprensiva de
diversas determinaciones circunstanciadas, la Declaración
de los Derechos el Hombre y del Ciudadano los expresaba
en sus artículos 1º y 2º:
“Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en
derechos… La finalidad de toda asociación política es la
conservación de los derechos naturales e imprescriptibles
del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión”.
Y de hecho y de derecho, las prescripciones dadas por
Belgrano a los 30 pueblos de las Misiones, entregadas en
su hora para su cumplimiento al Teniente Gobernador de
Corrientes don Elías Galván disponían por su artículo 1º:
“Todos los naturales de Misiones son libres, gozarán de
sus propiedades y podrán disponer de ellas como mejor
les acomode, como no sea atentando contra sus semejantes”.
Artículo 3º:
Concedo un comercio franco y libre de todas sus producciones, incluso las del tabaco, con el resto de las provincias del
Río de la Plata.
De un tenor análogo en derechos resultan los artículos 2º y 4º.
Su sueño de la educación está contemplado cuando destina fondos y procedimientos para allegarlos a “escuelas
de primeras letras,. artes y oficios” arts. 13º, 8º y 9º. El art.
16º reitera lo del fondo para las escuelas, y organiza políticamente los pueblos para su cumplimiento. Corregidor y
Cabildo son autoridades ciudadanas.
El Poder Político de la región lo reconoce, por el envío, al
Teniente Gobernador del territorio. Igualmente se refiere al
Superior Gobierno de la provincia y al Gobernador en los
arts. 20 y 21. Los Cabildos y corregidores actúan dentro
de esta esfera política municipal como administradores
dependientes del Gobernador, .art. 21.
El Poder Judicial, la administración de justicia, está contemplado en el artículo 20º: corregidores, alcaldes, en
apelación al Superior Gobierno y la Real Audiencia.
El art. 23º trata de la representación ante el Congreso Nacional por elección de diputados.
El derecho a la Seguridad Pública está contemplado en
el art. 24º.
Y el derecho de resistencia a la opresión y la garantía del
debido proceso figuran vistos en el art. 29º que culmina el
dictado magno.
Entre las disposiciones reglamentarias se distinguen, entre
otras varias, normas de urbanización y, cómo no, las necesarias al crédito y fomento de la agricultura y la ganadería, tema de su constante prédica desde la época en que
Belgrano insistía sobre la materia a través de los famosos
escritos económicos de su entrega.
El artículo 30º dispone el envío de este Reglamento, para
su observancia, al Gobernador y a los Cabildos misioneros. Asimismo impetraba, finalmente: “Remítase igualmente copia a la Excelentísima Junta Provisional Gubernativa
de la Provincia del Río de la Plata para su aprobación, y
archívese en los Cabildos los originales para el gobierno
de ellos y celo de su cumplimiento”.
“Fecho en el Campamento de Tacuarí, a treinta de diciembre de mil ochocientos diez. Manuel Belgrano”.
Indiciario del espíritu liberal, humanístico y ordenado que
primaba en Belgrano es el envío previo con que el prócer daba inicio al documento: este envío traduce acabadamente el espíritu que lo animaba, acorde a los nobles
términos con que se dirigiera al Teniente Gobernador de
Corrientes:
“A consecuencia de la proclama que expedí para hacer
saber a los naturales de los pueblos de Misiones que venía
a restituirlos a sus derechos de libertad, propiedad y seguridad de que por tantas generaciones han estado privados, sirviendo únicamente para las rapiñas de los que han
gobernado, como está de manifiesto hasta la evidencia,
no hallándose una sola familia que pueda decir ‘estos son
los bienes que he heredado de mis mayores´ y cumpliendo
con las intenciones de la excelentísima Junta de las Provincias del Río de la Plata, y a virtud de las altas faculta-
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CONCEPTOS
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des que como a su vocal representante me ha conferido,
he venido en determinar los siguientes artículos, con que
acredito que mis palabras no son las del engaño ni alucinamiento con que hasta ahora se ha tenido a los desgraciados naturales bajo el yugo de hierro, tratándolos peor
que a las bestias de carga, hasta llevarlos al sepulcro entre
los horrores de la miseria e infelicidad, que yo mismo estoy palpando con ver su desnudez, sus lívidos aspectos y
los ningunos recursos que les han dejado para subsistir…
Jamás he deseado tener conocimientos extensos sobre
las materias que se versan mis disposiciones, como en
esta ocasión, para darles todo el valor de que son capaces, y allanar el camino, no ya para la felicidad de estos
naturales, sino para separarlos de la miseria y abatimiento
en que viven”.
La Junta dio su aprobación al Reglamento, que como reconocimiento a su íntima importancia jurídica y política fue
distinguido por Alberdi en sus Bases a mediados del siglo
XIX, y en 1958 incorporado a la Constitución de la Provincia de Misiones por decisión de la Honorable Convención
Constituyente que en tal año sesionara, como Antecedente Histórico.
El combate de de Tacuarí.
Capitulación y armisticio. Belgrano,
motor de la primera Independencia
latinoamericana.
Las fuerzas patriotas se concentraban en el enclave bien
defendido de río y monte. Recién en el mes de febrero
de 1811 tomaron los bandos un cierto contacto, al enviar
Cabañas a uno de sus oficiales como parlamentario. Belgrano tuvo ocasión de manifestarle que no era de ningún
caso el enfrentamiento entre criollos, que venía para que
todos pudieran gozar de los mismos derechos gozados
por los españoles. De todos modos, no obstante haber
instruido al adversario de las sanas intenciones patriotas,
primaba en el antagonista paraguayo su espíritu localista.
Mas la prédica tuvo, tras batallar, su recompensa.
El ejército al mando de Cabañas sumaba en total 2000
hombres -sumadas 6 piezas de artillería- puestos en confrontación con 600 soldados arrinconados al sudeste del
Tacuarí. Lo tupido y selvático del monte que obraba como
defensa, fue sí un obstáculo al ataque paraguayo, mas en
definitiva superado por Cabañas al darse éste a abrir una
impensada picada de 10 kilómetros para caer sobre la tropa rioplatense. En principio, con heroico esfuerzo patricio,
fue rechazado el dominante hasta el límite del monte; mas
Belgrano no pudo contener el choque definitivo y optó por
capitular, con un saldo de 300 vidas en pérdida. La historia recuerda muy emotivamente la del valiente “tamborcillo
de Tacuarí”, incorporado en Corrientes, que cayó tamborileando a batalla sin retroceder un paso.
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Dado el caso irresistible, despachó Belgrano ante Cabañas a un parlamentario de origen paraguayo, Cálcena
Echevarría, con el designio de convencer al triunfador de
“que las armas de Buenos Aires habían ido a auxiliar y no a
conquistar el Paraguay, pero que, puesto que rechazaban
por la fuerza a sus libertadores, había resuelto evacuar la
provincia, repasando el Paraná su ejército, para lo cual
proponía una cesación de hostilidades que contuviese
para siempre la efusión de sangre entre hermanos”. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano Apuntes biográficos”, op. cit. ps. 42-43).
Propuso Belgrano a Cabañas, en la oportunidad y con
gran tacto diplomático, el libre comercio de todos los frutos paraguayos con el Plata, el pago a vecinos paraguayos
de todos los ganados consumidos por su ejército, que no
se persiga a familias y paisanos que se hayan unido o demostrado simpatías con la fuerza expedicionaria y con la
Junta de Buenos Aires y que todo prisionero fuera puesto
en libertad con sus armas para el regreso a sus regimientos.
Cabañas contesta que nada puede resolver por sí, aunque no opone objeción alguna a los propósitos de Belgrano, quien regresa a la Candelaria acompañado de varios oficiales de aquél en amplio tren de confraternización.
La insistencia de Belgrano conduce a templar y aplacar
ánimos, su correspondencia llega a más jefes y emisarios
que se van sumando al pacifismo ofrecido, aunque manteniendo identidad nacional; al punto que Belgrano, en su
nutrida correspondencia con la Junta porteña, concluye
sosteniendo:
“…Es preciso conocer a los países;… si yo hubiera conocido al Paraguay no se hubiera derramado una gota de
sangre”. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano -Apuntes biográficos”, op. cit. p. 45).
Belgrano, en tanto, organiza la retirada. Pide a Cabañas
le conceda audiencia para exponerle sus proposiciones,
reiterándole que no ha venido en tren de conquista sino
para oficiar en beneficio y progreso del pueblo paraguayo. Cabañas acepta la propuesta, ambos se reúnen. Se
confunden en un abrazo y conversan largamente. Entre
los dos jefes ha nacido una esencial amistad. Belgrano
remata sus proposiciones con una entrega a Cabañas de
sesenta onzas de oro para atender a viudas y huérfanas
de los muertos en batalla, que Cabañas acepta. El prócer,
seguidamente y en reconocimiento de su actitud conciliadora, le obsequia su propio reloj de oro.
Debe decisivamente concluirse en que la prédica soterrada de Belgrano, más su amigable capitulación en Tacuarí, rindieron victoriosos frutos: Velasco no esperaba, tal
conducta de sus oficiales y tropa. Ello lo impacientó, lo
malquistó a tal punto con sus subordinados que éstos,
confesamente, manifestaban por lo bajo que estaban esperando el momento…
Ese momento llegó el 14 de mayo de 181l, cuando los
oficiales de su ejército ocuparon los cuarteles de Asunción y lo reemplazaron en el mando político y militar por
una Junta integrada por el coronel Fulgenio Yegros como
presidente, a quien acompañaban el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, el capitán Pedro Juan Caballero, el
presbítero Francisco Javier Bogarín y Fernando de la Mora
como vocales. Todo ello en actuación que coronó una declaración solemne de libre arbitrio -no así aventurada en
su hora por los revolucionarios rioplatenses- al disponer:
“…que después de haberse roto el vínculo con España
el Paraguay se constituía desde la fecha en estado libre
e independiente, y que se gobernaría sin intervención de
Buenos Aires”. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO:
“General Belgrano-Apuntes biográficos” op. cit. p- 45;
--BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. p.127).
En oportunidad algo más lejana (1º de agosto) y ya transcurrido el equivocado proceso al que se lo sometiera respecto a su actuación expedicionaria, Belgrano fue designado por el Gobierno de Buenos Aires, junto con el Dr.
Vicente Anastasio Echevarría, con la misión de convencer
a la Junta paraguaya para que retornase al seno de las
Provincias Unidas; ello a los efectos -argumentales- de
marchar juntos en la lucha contra el enemigo común, ciertos en realidad pero que perseguían un fin encubierto: el
de reconocimiento paraguayo a la autoridad rioplatense.
Muchas entrevistas, intercambio de opiniones, notas cursadas y demás, no pudieron doblegar el indómito espíritu
de independencia del Paraguay, que al mando efectivo del
Dr. Rodriguez de Francia -llamado el dictador- insistió definitivamente en el temperamento adoptado, conservando empero buenas relaciones con el gobierno de Buenos
Aires. Y así contestaba en definitiva que el Paraguay no
podía apartarse de lo resuelto por el congreso de Junio
declarando la completa Independencia del Paraguay; que
agradecía su reconocimiento por Buenos Aires pero que
sólo podía emplear sus fuerzas en defensa propia; que la
Junta estaba ocupada en la reorganización de la administración y que lo propuesto por Buenos Aires -de formar
parte de una confederación que comprendiese a las antiguas provincias del Virreynato- podría tratarse en nuevo
Congreso. Mas nunca se alcanzó a doblegar la actitud y el
empeño independiente del Dr. Francia.
En lo que toca al juicio que ha merecido a varios autores
nacionales la expedición al Paraguay y sus resultados en
logros, Mitre da en el blanco cuando afirma que Belgrano:
“…fue el verdadero autor de la revolución -[ë Independencia]- del Paraguay”.
Alaba Mitre de Belgrano su firmeza como soldado y su
habilidad en punto a ejercicio diplomático, que rindiera
felices frutos, aunque no obstante lo hace responsable,
como general, de lo que llama una “desastrosa campaña”.
Mitre olvida, en esta equivocada parte de su juicio, aquellos enormes obstáculos que tuvo que salvar Belgrano en
la expedición y los escasos recursos humanos y de ar-
mamento con que contó a su disposición. A más de ello,
olvida reconocerle mérito de ataque -y triunfo- en los dos
primeros combates librados, y sobre todo en la batalla de
Paraguary, donde enfrentó, sin hesitación alguna, a un adversario que lo superaba en proporción de 11 a 1 entre
soldadesca y milicianos de caballería; no obstante lo cual
Belgrano rompió el frente, obligó a huír al jefe contrario
por el centro y constriñó a la caballería contraria a volver
sobre los pasos de su franca bien que atemperada victoria, tras la apresurada y rápida fuga del pávido comandante Velasco. Olvida también Mitre que el combate de
Tacuarí fue asimismo librado en inferioridad de condiciones por el prócer, con tropa no precisamente de refresco
como aquella de que gozaba Cabañas, que superaba a
Belgrano en número de más de 3 hombres a 1, muy bien
artillada y contando con el apoyo de una flotilla cruzada
en el río, que también desembarcó gente en botes para
entrar en combate.
La memoria le es flaca a Mitre y no se detiene a mirar la
viga en el ojo propio, pues olvida que por largos años el
Paraguay, menguado en número de tropa frente a un multiplicado enemigo, sostuvo una lucha enérgica contando
con aguerridos soldados, trabados en históricos combates y batallas contra tres adversarios -la Triple Alianza,
Brasil, Argentina y Uruguay- los que sumados lo superaban con abundancia en caudal humano, armamento y flota, o sea en poderío de fuego, choque y dominio fluvial en
proporción imponente.
La expedición de Belgrano al Paraguay es verdaderamente gallarda y heroica, y aquí, en un trabajo de esta naturaleza, la consideración se ha extendido algo sobre ella
porque el conocimiento general que se tiene de la misma
no ha reparado mucho en el verdadero mérito que atesora
y los altos merecimientos de su conductor en la primera
actuación militar que le tocó realmente comandar.
Dos juicios deben transcribirse con relación a esta primera gesta belgraniana. López, citado por Mario Belgrano,
destaca que:
“…fue admirable la fortaleza de espíritu que desplegó el
general Belgrano para salvar con honra las banderas que
se le habían confiado. Él supo salir de las dificultades que
lo rodeaban con una dignidad personal y con una elevación de espíritu que hace verdaderamente gloriosa y rara
esa primera página de su vida militar” (LOPEZ – “Historia
de la República Argentina”, Tt ºIII, ps 315-316; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit.,p.116).
El historiador militar coronel Leopoldo Ornstein ha expresado al caso:
“Fue una notable operación de guerra. La marcha a través de la región mesopotámica en las condiciones en que
fue realizada, el pasaje a viva fuerza del río Paraná y la
penetración en territorio paraguayo, cubriendo así una de
las líneas de operaciones más largas que se conocen, salvando toda suerte de obstáculos, luchando a la vez con el
21 CONCEPTOS
Año 87/2012
enemigo, las inclemencias del tiempo y de la zona, colocaron a Belgrano a la altura de los más destacados capitanes de las guerras de la Independencia”.
Tal, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano:
Bachiller en Leyes, Filósofo examinado, Abogado, Funcionario real, Economista, Periodista, Escritor, Político, Militar
con grado de Comandante en Jefe y General, Fundador
de pueblos, Constitucionalista y Constituyente, Expedicionario, Diplomático…Hombre de mucho bien. Y estaba
llamado aun a más.
Belgrano a la Banda Oriental. Su apartamiento y proceso. Su defensa, reposición y honores. Belgrano al Paraná.
Creación de las baterías Libertad e Independencia. Promotor del servicio militar.
En su marcha de regreso, vino a tener noticia -y aún antesde que pueblos diversos del Uruguay se habían levantado
en apoyo de Buenos Aires, lo que en conocimiento de ello
y antes del armisticio, Belgrano comunica a Cabañas:
“Mientras usted se prepara a atacarme, nuestros hermanos de la Capilla Nueva de Mercedes han sacudido el
yugo de Montevideo; a ellos los han seguido los del Arroyo de la China, Paysandú y hasta la Colonia”. (INSTITUTO
NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano - Apuntes
biográficos”: op. cit. p. 47).
Y efectivamente, el 28 de febrero de 1811 se había rebelado un grupo de gauchos uruguayos dando origen al
alzamiento conocido como el “Grito de Asencio”, seguido
por la toma de los poblados de Mercedes y Soriano. Ese
movimiento armado sería más tarde conducido por José
Gervasio Artigas.
En plena retirada de la tierra guaraní, el 4 de abril Belgrano recibe la orden de la Junta de marchar a dar apoyo
al movimiento oriental, que se presentaba desordenado y
tumultuoso. La llegada del ejército patriota a la tierra charrúa impone disciplina y el orden necesario al triunfo del
movimiento.
Belgrano, con un refuerzo de 800 hombres enviados desde Buenos Aires, nombra a Artigas segundo jefe, reconociéndole dotes militares. Con su cuartel militar establecido
en Mercedes y contando con la actuación de Artigas y
Benavides, destacados al interior, Belgrano logra la ocupación de Minas, Maldonado, Canelones y la rendición de
los pueblos de Colla y San José, y pone en duro aprieto a
la plaza realista de Montevideo.
Triunfa aquí por las armas y en el Paraguay por su diplomacia, y así logra el prócer imponer su estampa y nombre
en los grandes jalones militares y políticos. Todo el norte
guaraní-mesopotámico y el frente oriental charrúa quedan
limitados a la sola resistencia realista de Montevideo: es el
fruto obsequiado por el prócer a la revolución patriota de
sus ideales y sus sueños.
Mas la historia, en su transcurso, brinda también desdichas.
CONCEPTOS 22
Año 87/2012
Una rebelión en Buenos Aires, luchas intestinas habidas
en abril que provocan la primera caída de una autoridad
política desde el Mayo nacional, conduce entre sus consecuencias a la equivocada resolución de abrir proceso a
Belgrano, instando a la formulación de cargos en su contra
relativos a los resultados de su expedición al Paraguay. El
22 de abril se le forma Junta de Guerra presidida por Cornelio Saavedra, Jefe del regimiento Patricios y Presidente
de la Junta de Mayo, que sustituye a Belgrano por José
Rondeau en el mando de la tropa destacada en Uruguay
y designa a José Gervasio Artigas Jefe de las milicias patrióticas.
De inmediato se produce la indignada reacción del pueblo
oriental. En nota enviada a Buenos Aires el 8 de mayo vecinos de Mercedes regañan a la Junta:
“¿Qué podíamos temer teniendo al frente a su digno jefe
Don Manuel Belgrano? Nada; su nombre era pronunciado
con respeto hasta por nuestros mismos contrarios; Montevideo, que en sus papeles públicos tantas veces le había
publicado derrotado y preso por los paraguayos, confesaba tácitamente que no podía soportar sin susto su cercanía, los portugueses le respetaban; el Paraguay le temía…
Su presencia es uno de los objetos más interesantes para
llenar nuestros vastos designios”.
El ejército patriota se hacía eco de estos sentimientos manifestando a la Junta:
“Los oficiales del Ejército patriótico…hacemos presente
que es muy precisa la persona del señor vocal Manuel
Belgrano…parta terminar la cuestión de los enemigos de
la patria y del bien común. Nuestros contrarios le temen y
le quieren por su rectitud”.
Belgrano, ya en Buenos Aires en mayo, se entera de que
por más que se insta a que se le formulen cargos, éstos no
se presentan. Al contrario, oficiales y soldados que participaron con él de la campaña al Paraguay, hacen saber que:
…“no habría ni un oficial ni un soldado que tuviera la menor queja que producir contra él”.
Belgrano responde a la Junta:
“Renuncio a todos los trámites. Fío mi defensa a la correspondencia que he tenido con V.E”.
Y justamente al tiempo de tratarse el intento de juicio, llega a Buenos Aires la noticia de la revolución triunfante en
el Paraguay y la declaración de su independencia. Ninguna mejor defensa que ésta para su dignidad, suerte y
estampa.
La Junta, empero, mantuvo un cierto recelo acusatorio,
mas finalmente se vio obligada a declarar que:
…“el general Manuel Belgrano se ha conducido en el mando de aquel ejército con un valor, celo y constancia dignos
del reconocimiento de la patria; en consecuencia, queda
repuesto en los grados y honores que obtenía”.
Tras ello, tuvo lugar su nombramiento diplomático para lograr el reconocimiento del Paraguay a su pertenencia rioplatense; gestión que hemos visto no alcanzó el logro esperado debido a la inconciliable conducta independiente
sustentada señaladamente por el Dr. Francia. (INSTITUTO
NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano - Apuntes
biográficos”; op. cit. ps. 47-52).
Tras estos sucesos, en noviembre de 1811 Belgrano fue
designado por el nuevo gobierno -el Triunvirato- Coronel
del Regimiento nº 1 Patricios en reemplazo de Cornelio
Saavedra, enviado al interior, -prácticamente un destierrotras padecer las armas patriotas el desastre altoperuano
de Huaqui.
Belgrano acata y agradece el nombramiento. Ejerce su autoridad, ordena cortar la coleta tradicional que distinguía
a los Patricios -una suerte de trenza con una cinta que
tomaba los cabellos caídos sobre la espalda-, amotinándose suboficiales y un cierto número de soldados en defensa de Saavedra, su jefe histórico. La insurrección, de la
que no tomaron parte los oficiales y el resto de las milicias,
mentada como “la rebelión de las trenzas”- fue finalmente reprimida por una fuerza de 300 Dragones al mando
de Rondeau: la represión fue sangrienta y sus dirigentes
resultaron en parte fusilados y en parte enviados a prisión. Se atribuyó también responsabilidad al Deán Funes
y a diputados del interior que formaban parte de la Junta
Grande Conservadora y apoyaban la asonada. También el
regimiento sufrió menoscabo: perdió su número, antigüedad y uniforme. Y “para evitar todo motivo de rivalidad” el
Triunvirato declaró “que todos los Cuerpos que componen
el Ejército de la Patria son Patricios, y que ninguno podrá
tener en adelante esta designación en particular”. (FITTE,
Ernesto J.: “El motín de las trenzas”, cap. V. ps. 126-128).
Fueron disueltas las compañías de granaderos 1ª. y 2ª.
y la de artillería en consideración a que en ellas se había
iniciado el movimiento sedicioso. Y el regimiento 1, con
sus reliquias y al mando de Belgrano, pasó a revistar como
número 5. Se sumaban como “patricios” en general, los
regimientos 2, 3, 5 y 6.
Corrían por entonces tiempos difíciles para el país, sumido en esas luchas intestinas con remate en Buenos Aires.
El Brasil portugués se insinuaba contra los orientales, en
tanto la marina realista, desde Montevideo, hostigaba las
poblaciones costeras del Paraná en procura de víveres y
riquezas. Era necesario defender las vías fluviales, el territorio interior y procurar la salvaguardia al norte.
El Gobierno había ordenado construir baterías de defensa
sobre el río Paraná, singularmente en el paraje de la capilla del Rosario, Santa Fe, para su protección del pillaje y
los saqueos que Montevideo tramaba. El trabajo estaba
en vías rudimentarias de cumplimiento bajo dirección del
capitán Rueda, cuando Belgrano fue destacado a tal destino y propósito con finalidad conclusiva. Partió al frente
del Regimiento Patricio de Infantería nº 5 trasladando a la
mayoría de su fuerza soldadesca. Se le había encargado,
además, la vigilancia del río y sus costas entre la Bajada
y San Nicolás.
En Rosario, punto de destino al que arribó tras penosa
marcha, encontró fuerzas de un regimiento de Dragones
y otra tropa, más un piquete de artillería. Con ayuda de
un teniente coronel de ingenieros español, Angel Monasterio, quien tomaría a su cargo la dirección de las obras,
comenzó a operar el concluyente cumplimiento del mandato. Días más tarde se dirigiría al Triunvirato en elogio a la
eficaz colaboración y conducción de Monasterio, apegado
a la causa revolucionaria.
Una batería fue emplazada en las mismas barrancas rosarinas, a la que llamó “Libertad”, desde donde dominaba
un estrecho canal del río. La otra, levantada en la isla ubicada al frente, terminaba de compendiar sus patrióticos
sentimientos tras su bautizo bajo el nombre de “Independencia”.
Las obras tuvieron feliz conclusión, mas Belgrano hubo en
tanto de soportar alguna vicisitud.
Una de las principales dificultades que se le presentó durante su estadía en Rosario fue el abandono de las armas
por los voluntarios, la deserción y otros delitos de orden
militar. Tuvo que apelar a la aplicación de su fortificado
espíritu de disciplina y al ajuste de subordinación, todo lo
que vino, quizá, en íntimo aliento y alimento a la idea de
pulsar la emotividad de la tropa combatiente bajo el paño
de un pabellón nacional. Además y en concreto, propuso
al Gobierno Central, con el objeto de combatir los vicios
y la ociosidad de una juventud indolente, la formación de
cuadros de reclutamiento obligatorio, de jóvenes de 18 a
los 24 años de edad, uno por familia, para instruirse en el
uso de armas y servir a la Patria. Fue el promotor de estas
ideas de innovación, forjadoras de carácter y compromiso
cívico. Sostuvo lo atinente dando cabo a su pensamiento
con las siguientes palabras:
“Por este medio los Regimientos lograrían completarse y
nuestro Ejército se formará bajo principios más sólidos…y
andando el tiempo no habría un vecino que ignorase el
servicio y que para un caso de guerra no estuviese apto”.
(INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO “General Belgrano - Apuntes biográficos”, op. cit. pág. 57). Es remarcable
la admisión por el Gobierno de estas ideas, aprobadas el
mismo 27 de febrero en que Belgrano daba nacimiento al
sagrado lábaro de la Patria.
Tenía el cobijo de la bandera en su mente, amparando,
requiriendo y alentando a la vez la participación, el amor,
la subordinación y el coraje criollos.
23
CONCEPTOS
Año 87/2012
La escarapela nacional. La Bandera
Nacional y su creación
Efectivamente, en el sentir de Belgrano anidaba no sólo la
inquebrantable y permanente idea de proceder al robustecimiento de las fuerzas bajo su mando -y de toda fuerza
bajo mando nacional- sino además, conociendo que un
pabellón no sólo distingue sino que alienta, aspiraba a la
de sumar al espíritu de la tropa el entusiasmo que despierta la presencia magna de un símbolo convocante patrio.
En primera instancia, antes de tener por finalizadas las
obras y a la espera de avanzadas españolas, el 13 de febrero de 1811dirige Belgrano un oficio al Triunvirato solicitando se deje de usar la escarapela de Fernando VII
que llevan los ejércitos realistas para sustituirla por una
“escarapela nacional”, que fuera conforme a los colores
usados durante el Mayo patrio. Era chocante para Belgrano que se estuviese combatiendo con los mismos colores
del Rey, lo que en su sentir restaba estímulo y entusiasmo
a sus soldados en batalla. El oficio definía lo siguiente:
“Parece llegado el caso de que V.E. se sirva declarar la
escarapela nacional que debemos usar, para que no se
equivoquen con la de nuestros enemigos, y no haya ocasiones que pueda sernos de perjuicio; y como por otra
parte observo que hay cuerpos del ejército que la llevan
de diferente modo que casi sea una señal de división, cuya
sombra si es posible debe alejarse, como V.E. sabe; me
tomo la libertad de exigir de V.E. la declaratoria que antes
expuse”.
El Triunvirato, acorde al pensamiento de Belgrano, dispuso en consecuencia por decreto del 18 de febrero:
“En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha
en adelante se haga, reconozca y use por las tropas de la
patria la escarapela que se declara nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y deberá componerse
de los colores blanco y celeste, quedando abolida la roja
con que antiguamente se distinguían”. (MITRE, Bartolomé:
“Historia de Belgrano”, Bs.As., Tº II, ps. 692-693; --MUSEO MITRE: “Documentos del Archivo de Belgrano”, III,
482; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. p. 141).
No sólo el alma de Belgrano se colmó de gozo, todos los
presentes lo vivieron: la “determinación ha sido del mayor
regocijo de los hijos de la patria”, informaba el insigne jefe,
acusando además “la firme resolución en que estamos de
sostener la Independencia de América”. (--MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”, op. cit. Tº II, p. 41; --BELGRANO, Mario: “Belgrano” op. cit. ps. 141-142; --INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano
- Apuntes Biográficos”, op. cit. p. 58).
De estos últimos términos y de los nombres bautismales
dados a “sus” baterías, se desprende la consecuencia lógica de ir por más, de ir por la creación del símbolo revelador de la plena soberanía del Plata, independiente y libre
del poder monárquico español.
CONCEPTOS 24
Año 87/2012
Como así lo hizo, y así ocurrió.
El 27 de febrero de 1812 fue una fecha próvida para él y
para la Patria.
Ese día, Belgrano era designado General en Jefe interino
del Ejército del Alto Perú en reemplazo de Juan Martín de
Pueyrredón, cuyo estado de salud demandaba atención.
Al propio tiempo, inauguraba las baterías costeras levantadas en barranca e isla rosarinas.
Y a la vez, en ceremonia abierta a las seis y media de la
tarde, presentaba en el lugar correspondiente a la batería
“Libertad” la bandera por él creada, con que dirigiéndose
a los soldados allí reunidos, los arengó:
“Soldados de la Patria:…Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sud será el
templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que
así lo juráis decid conmigo: ¡Viva la Patria!”.
La tropa contestó con un estentóreo ¡Viva!, tras lo cual
Belgrano, dirigiéndose a un piquete allí formado ordenó al
oficial del mismo:
“Señor capitán y tropa destinada por la primera vez a la
batería Independencia: id, posesionaos de ella y cumplid
el juramento que acabáis de hacer”.
Las tropas formaron en combate, se enarboló en ambas
baterías la bandera así creada, saludada y cumplida con
una gloriosa salva de artillería. (Señala Mario Belgrano,
acerca del lugar en que fue izada por primera vez la enseña nacional, que “La Academia Nacional de la Historia
aprobó, el 29 de julio de 1941, el informe del académico
doctor Juan Alvarez, manteniendo la versión del general
Mitre, según la cual la ceremonia se había celebrado en
la batería Libertad, punto de vista que adoptó la Comisión
Nacional de Museos y de Monumentos Históricos. A su
vez, el P.E. declaró lugar histórico, el 4 de febrero de 1942,
`la antigua batería Libertad en Rosario, donde fue izada
por primera vez la Bandera Nacional´,”, punto de vista que
el comentarista acepta. Es de señalar que el Monumento
a la Bandera, erigido en Rosario de Santa Fe, se ha levantado en el lugar de las barrancas rosarinas donde se
reconoce que, presumiblemente, el lábaro argentino haya
sido enarbolado y jurado por vez primera.- BELGRANO,
Mario: “Belgrano”, op. cit. p. 144).
Al acto asistió la mujer que había compuesto el paño nacional, María Catalina Echavarría de Vidal, a quien Belgrano, en conversación privada mantenida una semana
antes, había solicitado su confección indicándole colores
de los paños para su hechura. De éstos y de la ceremonia
consumada informaba más tarde Belgrano a las autoridades de Buenos Aires:
“Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la
mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de
la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación
de V.E.” (BELGRANO, Mario: “Belgrano”. op.cit. p. 143;
--MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano” Tº II, p. 31: “…
mandéla hacer blanca y celeste…).
No lo fue. Los melindres cuasi-revolucionarios aún subsistían y las autoridades porteñas ordenaron severamente arriarla por oficio del 3 de marzo, invocando razones
de política externa. Pero Belgrano había ya partido hacia
el Norte dos días antes -hombre del deber-, enfermo su
castigado cuerpo, a hacerse cargo de un tiñoso ejército,
falto de todo, armas, hombres, dinero, mas sin saber del
rechazo del Triunvirato a su símbolo: a esa bandera que
le henchía el pecho, no obstante el delicado estado de
su salud, porque sabía, como todo adelantado, que la
sombra protectora de un símbolo inspirador multiplican el
entusiasmo y la bravura de quienes batallan dispuestos a
morir por ella.
De tal bandera, la original rosarina, no han quedado rastros. Es de pensar que quedó unida, tras la partida de Belgrano al Norte, a la batería “Libertad”, pues allí fue jurada por el contingente a su mando, dispuesto a defender
bajo ese lienzo patriótico la costa del Paraná. Este parecer
está avalado por la propia correspondencia del general
Belgrano, quien al recibir en Jujuy la orden definitiva -la
segunda orden- de arriar bandera patria, al contestar al
Triunvirato haber ignorado lo ordenado anteriormente del
mismo tenor -en aquel 3 de marzo de 1812- destacaba
que esa orden “…se remitiría al comandante de Rosario,
y la obedecería, como yo lo hubiera hecho si la hubiese
recibido”. Mario Quartaruolo reflexiona y deduce, como
es lógico ante esta manifestación, que la bandera izada
por primera vez quedó enarbolada en la batería rosarina y
no fue llevada al Norte. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano - Apuntes Biográficos”, Bs.As.
1995, pág. 64, --QUARTARUOLO, Mario V.: “Los colores
de la Primera Bandera Argentina”, en Anales del Instituto
Belgraniano Central, nº 2, Bs.As. 1980).
De la propia exposición de Belgrano dirigida al Gobierno
central -en documento indubitado- surge la transparente
realidad de sus colores: el celeste y el blanco, contenidos
en dos franjas, cada una de ellas teñida de uno de esos
dos colores (“donde no se distingue, no se debe distinguir”: principio fundamental de interpretación jurídica, y
asimismo de lógica civil e histórica).
En punto a la distribución horizontal o vertical de ambos
paños en el cuerpo total de la bandera, preciso es referirse
a la fuente que se estima la más cercana a la realidad aldeana de su origen, y es la que figura en “Temas de Historia de Rosario”, que determina exactamente tal partición:
la primera bandera nacional nacida en barrancas e isla del
Paraná, estaba conformada por el paño o franja blanca
ensamblada al asta por un lado, y por el otro verticalmente
ajustada al paño celeste.
Mario Belgrano da de ello razón precisa al transcribir lo
pertinente de los temas rosarinos mentados, citando
“…aquella tradición rosarina, según la cual, doña María
Catalina Echevarría de Vidal, hermana del doctor José Vi-
cente Anastasio de Echevarría, el compañero de Belgrano
en la reciente misión al Paraguay, confeccionó la primera
bandera argentina y que ésta era de dos franjas ‘blanca
del lado del asta y celeste por fuera´. Estos datos figuran en p. 86 del libro Del pasado santafecino y americano.
Temas de Historia, Rosario 1941, por Félix A. Chaparro,
quien en otro trabajo Belgrano y los símbolos de la Patria,
publicado en Junio de 1942 en el Boletín de Educación,
de Santa Fe, insiste en que la bandera ‘se componía de
dos bandas de paño o tela blanca y celeste unidas verticalmente y fijadas al asta por el lado blanco´. (BELGRANO,
Mario: “En torno a los retratos de Rivadavia y Belgrano”
en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, Año
XX, Tº XXVI, Buenos Aires, julio de 1941- junio de 1942.
Nos 89-92 ps.14-15”; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”,
Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 1996, ps.
142-143).
Estos se consideran los verdaderos colores y la verdadera forma de su distribución en dos franjas verticales, la
blanca pegada al asta y la celeste por fuera, de la primera
bandera nacional, nacida a orillas del río leonado y en tal
territorio jurada por los soldados de las baterías “Libertad”
e “Independencia”, que la tuvieron unida a esos dos lemas
insobornables de nuestra identidad nacional. Allí habrá
quedado, desde allí tiende su sombra indeleble, espiritualmente indestructible sobre toda la Patria desde aquel
célebre 27 de febrero de 1812, cuando daban las seis y
media de la tarde.
Es de tener muy en cuenta que ninguna constancia objetiva se opone a esa tradición lugareña, por lo que cabe
reconocerle verdadero valor de auténtica fuente histórica,
de acuerdo a lo que dispone el sano y científico ejercicio
valorativo.
Un adelanto al caso de la segunda bandera de Belgrano:
éste, tras larga travesía al norte por orden del Gobierno,
arriba a Jujuy en abril de 1812 para hacerse cargo del Ejército del Norte, Auxiliar del Perú. Allí encontró a sus habitantes de ordinario “fríos, indiferentes y tal vez enemigos”.
De inmediato y aún padeciendo rastros del morbo que lo
achacaba, se hizo cargo de los decaídos efectivos y tomó
conciencia, como ya lo había hecho en Rosario, de la necesidad de contar con un estandarte que estremeciese los
corazones patrios y los atormentara de pujanza y entusiasmo.
Se dispone entonces a recuperar a los díscolos, piensa
en una nueva bandera y proyecta su confección, que indudablemente encarga a femeninas manos jujeñas. Esta
segunda bandera de Belgrano, primera del Ejército Auxiliar
del Perú, lleva los mismos colores de la bandera madre,
mas sus dos franjas -blanca y celeste- están dispuestas
en forma horizontal. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “Anales Nº 2”, Bs.As. 1996, p.33.) Se puede inferir esta
realidad conforme a lo que traduce un cuadro de Belgrano
25
CONCEPTOS
Año 87/2012
llevado a cabo en Londres, en 1815, presuntamente por el
pintor francés Charbonier, donde aparece la bandera bicolor en franjas horizontales y en trance de combate. Es
de estimar que el mismo retratado dio su conformidad a la
escena que lo rodea, que es de batalla -presumiblemente
Salta- según lo refiere su bisnieto Mario Belgrano en estos
términos:
“En esa escena se ve un jinete llevando una bandera de
dos franjas horizontales, la superior blanca y la inferior
azul celeste. No deja de llamar la atención esta disposición de los colores, que todo permite suponer fue hecha
por indicación del propio general, pues no hay que olvidar que se trata de un retrato del natural”. (INSTITUTO
NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano - Apuntes
biográficos”, op. cit. pág.- 63). (Esta imagen de Belgrano
lo muestra con muslos crecidos, probablemente por efecto de la enfermedad que ya comenzaba a dañarlo).
Ésa bandera es la que fue jurada el 25 de Mayo de 1812
por la tropa del Ejército del Norte y Auxiliar del Perú. La ceremonia se inició en horas de la mañana, cuando llevada
por el artillero barón de Holmberg desde la casa habitación de Belgrano a los balcones del Cabildo de Jujuy, se la
trasladó por la misma comitiva a la Iglesia Catedral, donde
fue bendecida por el canónigo doctor Gorriti. Belgrano la
hizo jurar en horas de la tarde por la tropa de su Ejército
y ante el pueblo jujeño reunido en la histórica plaza, arengando entre otros términos del siguiente modo:
“Yo no soy más que un jefe a quien vosotros impulsáis con
vuestros hechos, con vuestro ardor, con vuestro patriotismo…” “¡Soldados de la Patria!, no olvidéis jamás que
nuestra obra es de Dios, que él nos ha concedido esta
Bandera, que nos manda que la sostengamos y no hay
una sola cosa que no nos empeñe en mantenerla con el
honor y el decoro que le corresponde…” A vosotros es a
quienes corresponderá todo su reconocimiento si continuáis en el camino de la gloria…” “Jurad consigo ejecutarlo así, y en prenda de ello repetid: ¡Viva la Patria!”. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “Anales Nº 2”,op. cit.
ps. 33-34 “La segunda bandera de Belgrano”).
Tal es el mismo pabellón que acompañó al propio San
Martín en su cruce de los Andes y batallas trasandinas
por él libradas, no obstante el modelo que para el cuerpo de Granaderos confeccionaron las damas mendocinas
-usado por la tropa- ésta con un escudo bordado al centro
ocupando prácticamente todo el paño.
El propio San Martín, muy respetuoso de Belgrano y unido
temperamentalmente a él, llevó esa bandera de batalla en
su campaña de los Andes, de dos franjas horizontales con
un escudo perimetrado en su centro, tal como aparece en
una famosa acuarela no fechada, de autor anónimo, que
fuera donada al Museo Histórico Nacional en 1901 por Angel J. Carranza.
Salvador Diego Navas, al exponer sobre esta acuarela
-que reproduce en colores en su fascículo de estudio “La
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Bandera Argentina”, páginas centrales, comenta:
“Acotemos que esta bandera se extravió y fue robada varias veces: que hubo que traerla desde Chile, y que en
1810 viajó a Buenos Aires para cubrir el féretro del Libertador, volviendo a perderse. Que en esos traslados viajó arrollada, arrugada, y `envuelta en papeles´, y que tras
tantas peripecias y deterioro, juzgando que era genuina,
se restauró y se unió a un asta”. (NAVAS, Salvador Diego:
“La Bandera Argentina” ps. 13-14, Bs.As. 1993, Universidad del Museo Social Argentino-Instituto de Ciencias
Políticas).
En “Anales nº2” del Instituto Nacional Belgraniano figura
un comentario en apartado :
“Recordemos que San Martín, que había sido Jefe del
Ejército Auxiliar en 1814, tuvo esa bandera en su habitación de acuerdo a ordenanza e hizo confeccionar la del
Ejército de los Andes con igual número de franjas, aunque
con un dispositivo diferente, agregándole el escudo” (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Anales nº2, Bs.As.
1996, ‘.36, nota 6).
Viajamos. Llegamos, andando el tiempo, al momento en
que el Ejército del Norte cae ante Pezuela y su tropa en la
desgraciada batalla de Ayohuma.- Belgrano, en su retirada
y en tanto reagrupaba su tropa en el pueblo de Macha,
en territorio de la hoy Bolivia, dio orden de ocultar una
bandera que en 1885 fue hallada en la capilla de Titiri del
curato de Macha. En noviembre de 1892 el presbítero Primo Arrieta la entrega a la Municipalidad de Potosí, que la
envía a la capilla de Guadalupe, en Sucre.
Hoy luce en el “Museo Histórico de la Casa de la Libertad,
la Sociedad Geográfica y de Historia”, de Sucre, como “La
bandera blanca-celeste-blanca de Belgrano, o sea la primera de Argentina”. (?).
Fajas horizontales “blanca-celeste-blanca”: o sea, una tercera bandera, que las circunstancias habrán hecho configurar de tal forma bastante más tarde en Jujuy -tras Salta
y en camino a Vilcapugio- quizá por falta de paño celeste,
pues ello se deduce del hecho de que queriendo el Cabildo de Jujuy contar con una bandera patria a las puertas de
los próximos episodios altoperuanos, sólo pudo ofrecérsela Belgrano de paño blanco con las armas de la Asamblea General Constituyente pintadas sobre su íntegra albura, arreglada posteriormente con el celeste pintado. En
los Anales nº 2 del Instituto Nacional Belgraniano, 1996,
pág. 59, se lee: “Belgrano recién menciona ese estandarte
bandera que obsequió al cabildo de Jujuy y que no era
enseña de guerra; dice que lo hizo hacer sólo blanco. La
única explicación que encontramos fue que en la pequeña
y humilde ciudad de Jujuy de entonces no encontró paño
celeste y, antes de alterar dicho color, prefirió dotarlo únicamente de blanco”. En página 83 consta que, al dirigirse
al Triunvirato el 26 de mayo de 1813, Belgrano notificaba:
“Acostumbrados estos pueblos a estandarte, deseó este
Cabildo sacar una Bandera, y le franqueé la del Ejército
para la víspera y fiesta, y habiendo preparado una blanca
en que mandé pintar las Armas de la Sobe rana Asamblea General Constituyente, que usa en su sello, después
de haberla hecho bendecir, concluído el Te Deum se la
entregué al expresado cuerpo con el honor y valor que
habían manifestado los dignos hijos de esta Ciudad y su
jurisdicción, que habían servido en mi compañía en las acciones de 24 de septiembre y 20 de febrero último; espero
que sea de la aprobación de V.E.” (ARCHIVO GENERAL
DE LA NACIÓN ARGENTINA”: “La Bandera Nacional. Su
Origen. Documentos Oficiales”. Casa Guillermo Kraft Ltda.
Buenos Aires, documento 23; --INSTITUTO NACIONAL
BELGRANIANO; Anales nº 2, Buenos Aires 1996, pág. 86,
apartado 15). Se añade en el apartado 15, pág. 89, respecto a tal bandera obsequiada al Cabildo jujeño:
“Es la que se halla actualmente en la Casa de gobierno de
la ciudad de Jujuy, junto a la de campaña con la que se
convocó al pueblo jujeño a presenciar la bendición de la
bandera y demás actos del 25 de mayo de 1812. Muchos
fueron los que sostuvieron que se trataba de la primitiva
bandera de Belgrano, pues se la arregló posteriormente
con color celeste. De haber recapacitado en la presencia
del escudo de la Asamblea del año XIII no hubiesen caído
en el error”.
Precisamente es el mismo error en que caen quienes entienden que la bandera de Macha (blanca-celeste-blanca)
corresponde al pabellón izado por primera vez en las barrancas rosarinas. Para las batallas libradas por Belgrano y
su Ejército en el Alto Perú, probablemente haya sido confeccionado por manos jujeñas alguna otra divisa o ejemplar de paño blanco en mayoría y escaso celeste, que correspondería al modelo hallado en Macha. Es ello de toda
lógica, dado que al formalizar su confección, Belgrano no
habla de tres franjas y sólo de dos; y no se puede atribuir
más a lo que estrictamente determina: “la mandé hacer
celeste y blanca” (textual).
Una réplica autenticada de la de Macha fue actualmente enviada por el Gobierno de Bolivia para lucir, desde el
ppdo.26 de febrero de este año del Bicentenario del Pabellón Nacional -2012- en el Monumento a la Bandera de
la Ciudad de Rosario. Pero cabe señalar, conforme a los
datos históricos tradicionales, objetivos y lógicos referidos
más arriba: no es la original rosarina que flameara virginal por vez primera en las barrancas del Paraná el 27 de
febrero de 1812. (NAVAS, Salvador Diego: “La Bandera
Argentina”, op. cit. p 12; y --matutino “CLARIN”, 28 de
febrero de 2012, p. 13).
Sólo de dos paños constaba, tirados bien vertical u horizontalmente: nunca de tres.
Resta señalar que en Macha se hallaron dos banderas, en
la capilla Titiri del curato de Macha. Se ha entendido que
una eventual, de tres franjas celeste-blanca-celeste, era
una de las dos que allí se hallaron, conforme así es exhibido y confirmado un lábaro tal en el Museo Histórico
Nacional. Pero ello es absolutamente incierto, dado que el
cura del lugar, presbítero Primo Arrieta, al dar detalle de
las dos banderas descubiertas, clavadas en un muro tras
unos cuadros -remitidas al oficial Telésforo Aguirre, quien
las gira a Potosí para luego pasar a la capilla de Guadalupe, en Sucre-, las describe en misiva de envío como
“una azul y blanco y otra rojo y azul”, ésta supuestamente
tocante a un cuerpo subordinado, y aquélla perteneciente
al Ejército Auxiliar del Perú, o sea la blanca-celeste-blanca
que es tenida como la que luciera Belgrano en Ayohuma,
mandada a guardar y aparecida con la roja-azul en la capilla Titiri a fines del siglo XIX. (NAVAS, Salvador Diego; “La
Bandera Argentina. op. cit. ps. 11-12).
No cabe duda acerca de estas circunstancias, así como
de que la de Macha que hoy en réplica autenticada luce en
el Monumento a la Bandera erigido en Rosario, no es decididamente el pabellón original que flameara como signo
de soberanía, por vez primera, en las legendarias barrancas del Paraná.
Belgrano al Norte. Páginas de su vida
sentimental.
El 1º de marzo de 1812 Belgrano iniciaba, desde Rosario
de Santa Fe, su marcha al Norte como Jefe interino del
Ejército Auxiliar del Perú acompañado de una exigua escolta.
Se le había dado noticia de que venía bajando desde el
Perú un ejército realista al mando de Goyeneche con tres
mil hombres bien provistos, dispuestos a hacerse de la
provincia de Salta del Tucumán para continuar desde allí
al sur. Su presto espíritu de sacrificio y entrega no había
descansado un tris. Como lo destaca Mitre, “tomó la posta
el 1 de marzo, tendido en un carruaje a causa de sus dolencias, como el mariscal de Sajonia cuando iba a vencer
en Fontenoy”. (MITRE, Bartolomé, en “Manuel Belgrano
- Los ideales de la Patria”, Instituto Nacional Belgraniano,
Bs.As. 1995, p. 55).
Llega a Tucumán el día 19. De allí continúa hasta la posta
de Yatasto, en Salta, a la que arriba el día 27. Lo espera
en el lugar Pueyrredón, quien le delega el mando del triste
ejército norteño. Traía Belgrano instrucciones reservadas
para el jefe en retiro y otras dirigidas a él mismo, por las
que se le notificaba de las intenciones realistas de iniciar
una gran ofensiva sobre Salta. Prosigue entonces su marcha hacia Jujuy y el 3 de abril dirige al Cabildo jujeño su
primera proclama:
“Espero desempeñar por cuantos medios estén a mis alcances este cargo…apartad de vosotros todo lo que no
sea espíritu de Patria”.
27
CONCEPTOS
Año 87/2012
Mas sólo encontró, según sus propias palabras: “…quejas, lamentos, frialdad, total indiferencia, y diré más, odio
mortal”.
Empero, y frente a todas las dificultades y negros nubarrones que empañaban el horizonte, la Providencia lo ayudó
espiritualmente con la llegada y compañía a su lado de su
primer amor; de su frustrado primer amor.
Hagamos un paréntesis y retrocedamos una década en el
tiempo.
Belgrano era para entonces un joven apuesto de 32 entusiasmados años, dotado de grandes valores intelectuales y sobrada sabiduría política, Secretario del Consulado -una de las instituciones nuevas- cargo que vestía de
prestigio a su figura: personalidad de linaje familiar espectable, y muy bien visto en los salones de la sociedad
porteña. Conoció por esos tiempos a María Josefa Ezcurra, hermana de quien sería la esposa de Rosas el Restaurador, Encarnación Ezcurra. Y ambos se enamoraron
perdidamente. El padre de María Josefa, no obstante lo
distinguido del pretendiente, no consintió la unión debido
a que no consideraba a Belgrano dotado de suficiente riqueza, pero sobre todo por el hecho de que su padre, un
poderoso comerciante del círculo social, había sufrido las
consecuencias de un gran desfalco cometido por su socio, haciéndolo responsable, por lo que tuvo que padecer
el embargo todos sus bienes. O sea, que aquél no tuvo a
Belgrano como buen partido, considerando que su familia
había menguado en mucho su patrimonio y fama. El hecho
es que dio en casamiento a su hija a un primo hermano
de ella, Juan Esteban Ezcurra, quien en 1810, en tiempos
de la Revolución, se pronunció por el Rey y sin más viajó
a España, abandonando a su mujer. Ésta, en 1812, conociendo de Belgrano su destino al Norte, viajó durante cincuenta días para reunirse con su verdadero amor, en Jujuy.
Lo acompañó durante el duro Éxodo Jujeño, y así la hallamos junto a él en Tucumán, asistiendo a la gran batalla. El
30 de julio de 1812 nacía el hijo de ambos, Pedro Pablo.
Era hijo natural, desprovisto de toda legitimación, por lo
que debiendo Belgrano continuar su campaña hacia el
nuevo triunfo que lo esperaba en Salta, bajó ella a Buenos
Aires y su hijo fue adoptado por Juan Manuel de Rosas
y su mujer Encarnación Ezcurra, recién casados, con el
nombre de Pedro Rosas y Belgrano. Su madre, la “tía” María Josefa, se encargó de su cuidado y atención. Belgrano,
tras toda su vida militar y luego diplomática, bajó en circunstancias a Buenos Aires, mas no se sabe si volvieron
a encontrarse, pese a vivir ambos en el mismo barrio de
Santo Domingo.
El tiempo teje olvidos y abre nuevos sueños.
En las postrimerías de su vida, a los 46 años de edad,
conoció Belgrano en Tucumán a quien sería su segundo
gran amor, María Dolores Helguera, bella joven tucumana
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Año 87/2012
de negros ojos y edad de 18 años. Vivieron ambos un romance sin par, intenso y radiante. Belgrano le había dado
palabra de casamiento, pero nuevamente intervino la autoridad paterna para casarla con otro hombre, que al poco
tiempo la abandonó. Volvió ella con Belgrano, pero no
pudieron por ley unirse en matrimonio debido a su previo
enlace. En tanto, al poco tiempo, el 4 de mayo de 1819 nacía la hija de ambos, María Mónica del Corazón de Jesús.
En su testamento, Belgrano manifestaba no tener “descendencia forzosa” -era hija ilegítima- pero sí reconocía
a María Mónica como de su propia sangre, encargando
a su hermano que mucho lo quería y era clérigo el fideicomiso de sus no muy intensos bienes para destinarlos
al alimento y educación de su querida hija. Murió muy
pobre, rodeado de algunos auténticos amigos, aunque
abandonado de todos los anárquicos revolucionarios de la
pacotilla de entonces, que sólo cortejaban al poder propio
y sus propios bolsillos.
“Sic transit gloria mundi”.
Pero él no había buscado la gloria, ésta se regaló a él.
San Martín, Paz, Pueyrredón lo honraron con su amistad y
admiración. Su esplendor y humildad empero, movieron a
la postrer proterva envidia de algunos insanos para un héroe que había vivido sólo para su otro gran amor, en toda
su dimensión: la Patria, a la que dedicó su vida entera en
desinteresado bien de su realce y grandeza.
Volvamos a sus días de gloria.
El éxodo jujeño. Las épicas batallas,
Tucumán y Salta.
El Triunvirato había prevenido a Belgrano acerca de la
proximidad e intenciones de un gran ejército que bajo las
órdenes del general Goyeneche bajaba del Perú para hacerse, como finalidad inmediata, del Norte argentino, Salta
y Tucumán, para después seguir al sur y “estrechar y llevar
a su ruina el anárquico plan de los rebeldes de Buenos
Aires.”. El brigadier Pío Tristán había convencido a Goyeneche de practicar esta maniobra, quien lo puso al frente
de la tropa invasora.
Las instrucciones recibidas por Belgrano ordenaban el repliegue regulado del Ejército del Norte hasta bajar a Córdoba. En Jujuy, y tras haber cumplido el rito de la jura de su
segunda bandera, que en cumplimiento de los categóricos
deseos centrales ordenó guardar -“hasta la fecha de su
primera victoria”-, inicia la reculada general al sur, no sólo
de la tropa, ya medianamente disciplinada, sino de toda
la población, con su ganado, útiles, enseres, carruajes y
demás, destruyendo todo lo que no se podía transportar.
Nada quedó en pie.
Muchos le regañaron mientras ponían al Gobierno de
Buenos Aires al corriente de sus quejas, cuajadas de animosidad contra el General implacable.
Él Gobierno intervino solicitando de Belgrano una conducta más flexible, contemporizadora.
Pero Belgrano no se detuvo en apocamientos. Siguió con
su genio y conducta, empero dando al Gobierno, paso a
paso, las explicaciones que él entendía pertinentes y solicitando apoyo.
Fue su primera gran rebeldía. Pero era una rebeldía con
causa, y muy justificada. La rebeldía del genio.
Así lo trasunta la historia.
A fines de julio de 1812 lanzaba Belgrano su famosa proclama a los pueblos de Salta. En aquel tiempo, Salta comprendía, además de su propia jurisdicción y territorio, las
provincias de Jujuy, Tarija, y Tucumán.
Decía en lo dispositivo:
“Llegó la época de que manifestéis vuestro heroísmo, y de
que vengáis a reuniros al Ejército auxiliador de mi mando,
si así como aseguráis, queréis ser libres”.
Y continuaba requiriendo la entrega de todas las armas,
hierro y plomo; además, que los hacendados sacaran
todas sus haciendas remitiéndolas a Tucumán, y a toda
familia que abandonaran hogares, llevando consigo cosechas y todo efecto que pudiera ser útil al enemigo, con
particular referencia a los mercaderes respecto de las
cosas de su comercio: caso contrario sería todo dado
al fuego, en seguimiento de la táctica de tierra arrasada.
Quien contrariase las órdenes serían penados, a más de
ser eventualmente declarados traidores a la Patria. Desertores o quienes de palabra o hecho atentasen contra
la causa patriótica, serían pasados de inmediato por las
armas. Pena de muerte para todo aquel que inspirase el
desaliento y quien ante la primera orden no se dispusiera
a marchar.
Terminaba el bando con consideraciones de este tipo:
“…los desnaturalizados obedecerán ciegamente… sabed
que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de
cumplir cuanto dejo dispuesto”.a (--ARCHIVO GENERAL
DE LA NACIÓN ARGENTINA - Jujuy 29 de julio de 1812;
--MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”, op. cit. Tº II,
p. 77).
El Cabildo de Jujuy intervino, intervinieron personalidades.
Hasta el mismo Consulado de Buenos Aires, en conocimiento del bando y otras órdenes de Belgrano, solicitó al
Gobierno que se atenuasen medidas de consecuencias
tan severas; que el mero hecho de disponer de granos y
otros efectos que se dejasen abandonados no traería ventaja alguna al enemigo.
En extensas consideraciones, Belgrano contestaba que
las exigencias a comerciantes y hacendados no eran tales
pues siempre se encontraba en disposición de facilitarles
auxilio a efectos del cumplimiento del bando; y que las
amenazas de quemar todo lo que se abandonara o quedase en pro o a favor del enemigo, no eran tales, las había
impartido ad terrorem, para obligar a su retiro. Mas lo cierto es que algún carruaje con granos y algunos con tabaco
fueron en determinadas oportunidades pasto del fuego.
En un fin de discurso se justificaba: “Todas estas medidas no las han llevado mal, según veo, los amantes de la
Patria…” (BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. p.167).
Y tal terminó siendo la realidad. Su férrea e imbatible impronta terminó no sólo minando el terreno de miseria al
invasor, sino también dando jugoso fruto espiritual a los
ásperos aunque al fin conversos condescendientes del
norte.
Un historiador jujeño lo confirmaba:
“Por fin se encolumna la caravana. Allí van las familias
de abolengo, las de noble estirpe, los doctores y letrados, ahí van los labradores, los artesanos, las mujeres, los
viejos y los niños: todos ellos formando un monumento
viviente de ese heroísmo sin estridencias”. (INSTITUTO
NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano-Apuntes
biográficos”. op cit. p. 760).
Un ciudadano salteño escribía para entonces:
“El tal bando ha sido muy conveniente, porque ha dado
tal sacudón o movimiento a los pueblos, que los ha despertado del letargo y apatía en que estaban” (BELGRANO, Mario: “El bando de Belgrano”, p. 268; --ibid, VII, 14
- José Luis Carvallo a Ramón Olmedo, Salta, 6 de agosto
de 1812; --“Belgrano”, op. cit. p. 168).
El general Paz, quien se formara al lado de Belgrano -al
que reverenciaba-, escribió:
“No vacilo ni un instante que fueron de gran utilidad política: ellas despertaron los ánimos, ya medio resignados a
sufrir el yugo español…; ellas, en fin, nos hicieron conocer
que era una cuestión de vida o muerte para nuestra patria
la que se agitaba, que era preciso resolverse a perecer
o triunfar, fuera de que estas medidas enérgicas que recaían indistintamente sobre las personas más elevadas
de la sociedad, hirieron la imaginación de las masas de
la población y las predispusieron a desplegar esas fuerzas gigantescas que ellas mismas ignoraban …” (Gral.
PAZ, José María: “Memorias”, edición Beverina, I, 96-97;
--BELGRANO, Mario; “Belgrano”, op. cit. p. 168). Mario
Belgrano concluye con esta consideración:
“El bando se cumplió, alistándose unos en el ejército, retirándose la mayor parte, procediéndose a la extracción
de los ganados y riquezas: este éxodo hace honor a las
poblaciones que realizaron los sacrificios que la patria reclamaba en esos momentos”. (BELGRANO, Mario, ibid. p.
169).
Manuel Belgrano, en sí y personalmente, tuvo otro motivo
de complacencia, éste que estrechó los rigores del ejercicio
29
CONCEPTOS
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de un mando intemperantemente intenso e implacable, sin
claudicación novelesca alguna: lo acompañó en la gesta,
codo a codo y para su bien, su primer gran amor, María
Josefa Ezcurra, ella aventando incluso los aflicciones del
morbo que aquejaba su indómita pero atormentada naturaleza.
Estuvo con él en Tucumán, donde colaboró y asistió, desde la ciudad, al gran triunfo que puso el primer freno ponderable al poderío español.
Ese triunfo tiene además un significado privativo, que
amerita las condiciones de eximia conducción del gran
general. Fue su segunda gran rebeldía, con absoluta causa y conocimiento de causa. Tanto y más que el rayo del
brazo valen las luces de la mente y el fuego de la voluntad
decisiva.
En su marcha hacia el norte tuvo ocasión de conocer el
espíritu patriótico que animaba a la población tucumana,
a más de su concreta disposición al combate, en terreno
desconocido para el gran ejército español que ahora, en
la culminación del éxodo, venía pisándole los talones. En
tales circunstancias, Belgrano, contrariando órdenes del
Gobierno de continuar el éxodo, la retirada, anoticia a éste
de su decisión de hacer frente.
A principios de septiembre la vanguardia enemiga cae sobre la retaguardia patriota y la dispersa. Pero se enfrenta al toque con las posiciones del grueso del Ejército del
Norte, al sur del río Las Piedras, con que Belgrano ordena
el inmediato ataque y vence causando veinte pérdidas humanas a la vanguardia de Pío Tristán, tomándole además
veinte prisioneros, armas y equipo. Se lo conoce como el
combate de Las Piedras.
No se trata de un triunfo notable, pero sí sumamente auspicioso.
Belgrano entonces destaca a Balcarce a la próxima Tucumán, para tentar el espíritu de la población. Ésta se
presenta aún más decidida que sus enérgicos soldados.
Cuando entra a la ciudad, la encuentra toda en armas.
Pero no se fortifica en ella. Siempre a caballo, ordena y
organiza a su entusiasta tropa. Balcarce ha reunido un
nuevo contingente de combate, 400 hombres de “caballería gaucha” decididos a todo, a los que se sumarían próximos refuerzos. Esta poderosa caballería no estuvo en las
previsiones de Tristán.
Belgrano fortifica la plaza y deja en ella una guarnición con
seis piezas de artillería. Su ejército se corre al sur, con la
idea de sorprender a Tristán.
Tristán, con 3000 hombres a su mando, se acerca confiado, en el entendimiento de que Belgrano se ha hecho
fuerte en la ciudad. Su idea es cortar el paso al sur del
CONCEPTOS 30
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ejército patriota, evitando su retirada. Para ello piensa tomar el camino que baja desde el Perú, costeando la ciudad por el oeste. Esa es justamente la idea que tiene Belgrano, que adivina el pensamiento de su enemigo. Toma
posiciones el 23 mirando al norte, se repliega a la noche
sobre la ciudad y al día siguiente, 24 forma, nuevamente
fuera de la ciudad al norte.
Tristán venía siendo hostigado por partidas criollas que
rabiosas se tiraban sobre su tropa y al punto se retiraban,
creando confusión. Pero la gran sorpresa se la llevó al encontrar a Belgrano formado fuera de Tucumán, frente a sí
y no fortificado en la ciudad. Venía Tristán muy confiado,
sin armas cargadas su infantería y con los 13 cañones de
su artillería aún montados en las mulas que los cargaban.
Aráoz de Lamadrid, ante el enemigo, prendió fuego a pajonales en tres puntos, los que en aterradoras llamaradas
alimentadas por el viento sur, obligaron a Tristán a desviarse hacia el camino del Perú, distante de la ciudad. La
Madrid dio parte a Belgrano del movimiento enemigo y
éste no hizo más que surcar Tucumán por su costado sur
y oeste para instalarse al flanco de lo que preveía sería la
formación enemiga, en el campo de las Carreras. Tristán
giró hacia ese campo acercándose a Tucumán con su soldadesca totalmente desprevenida, y él mismo dándose
con otra sorpresa mayor al hallarse repentinamente cara a
cara con las fuerzas de Belgrano perfectamente dispuestas. La caballería criolla, en tanto, permanecía oculta en
los bosques cercanos.
Belgrano ordenó el inmediato ataque a la bayoneta por el
centro, abriendo fuego su artillería al quedar los españoles a tiro, lo que provocó insospechado desorden en sus
filas. A la vez, ordenó el ataque de la caballería patriota al
mando de Balcarce, formada por gauchos tucumanos y
algún número de veteranos dragones. Ésta cargó furiosa
sobre los cuadros izquierdos españoles, desbandando a
su caballería de Tarija, cuyos jinetes en desbande buscaban amilanados refugio hasta en los ranchos vecinos. Balcarce debía atacar también el centro, pero prefirió llegar a
él por la izquierda española desbandada. Destaca Mitre:
“El momento no podía ser más oportuno y al dar esta orden el general patriota acreditó golpe de vista”. (MITRE,
Bartolomé: “Historia de Belgrano”, op. cit. Tº II, p. 117;
--BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. p. 188).
En lo que hace a la infantería, el mismo Belgrano, citado
por Paz, se sorprendió al constatar la decidida actitud de
sus alistados, desprovistos incluso del adecuado armamento:
“Confieso que fue una gloria para mí -escribió Belgranover que el resultado de mis lecciones a los infantes para
acostumbrarlos a calar bayoneta, al oír toque, correspondió a mis deseos” (PAZ, José María: “Memorias” I: “Fragmento de Memoria sobre la batalla de Tucumán”, por el
general Belgrano).
Es de recordar que Belgrano mandaba un ejército de 1800
efectivos, recientemente formados e instruídos. El “Ejército Grande” español, por su parte, sumaba más de 3000
soldados veteranos.
García Camba, relator español, recuerda este momento
culminante de la batalla:
“En este instante verdaderamente crítico, la caballería facciosa salió de su emboscada, hizo huír parte de la nuestra, y se presentó por la retaguardia de los batallones de
Abancay -[evitando su poder de fuego]- y Cotabamba, los
cuales, sorprendidos y aterrados a la vista de un espectáculo tan imponente, no supieron adoptar otro partido que
el peligroso de acabar de desordenarse y acogerse al inmediato bosque. Este funesto ejemplo, que fue desgraciadamente seguido por los demás batallones, dio ocasión
a que los intimidados y confusos infantes disidentes los
persiguieran con audacia hiriendo y matando sin piedad a
los que pudieran alcanzar de los realistas. (GARCÍACAMBÁ “Memorias”. Tº I, p. 125).
La caballería tucumana, decisiva en el combate, fue un
verdadero ciclón, dando alaridos a galope tendido: con
sus lanzas en ristre desencajaron finalmente el centro y
el ala izquierda realistas. Fue un huracán, al cual se sumó
un furioso viento -tan huracanado como la lanzada caballería- levantado del sur trayendo bandas de langostas
que castigaban a la soldadesca en medio de la polvareda
levantada, como si fueran balazos. Los patriotas, acostumbrados al clima y al lugar, no se amilanaron. Pero los
cuadros españoles quedaron desarticulados, generándose una total confusión en la batalla que premió los esfuerzos de Belgrano.
Si algún símil histórico pudiera traerse a comparación de
esta lid, él lo es el de la célebre batalla de Cannas, librada
por el cartaginense Aníbal contra la flor y nata del ejército romano en tierras próximas a la Gran Urbe. En terreno
muy arrinconado y polvoriento, Aníbal colocó a su ejército
a espaldas de un viento que soplaba impetuoso, dando
frente al enemigo. Con vista genial, antes de abrirse las
hostilidades Aníbal hizo trotar fuertemente y en su lugar a
toda su caballería, maniobra que levantó nubes de atiborrado polvo que envolvió al sorprendido ejército romano.
Aníbal se lanzó de inmediato al ataque, y si bien el velo levantado cubría a todos, el vértigo de la sorpresa confundió
de tal forma a los romanos que cayeron desparramados y
vencidos sin paliativo alguno. Del pánico que cundió en
Roma nació el famoso llamamiento: ¡Aníbal a las puertas!
(¡Hannibal ad portas!).
Probablemente, si en Vilcapugio la suerte no hubiera intervenido tan malignamente, podría haberse dado el caso de
que fuera el propio Virrey del Perú quien se hubiera visto
forzado a exclamar, además con todo el Alto Perú insurrecto sobre sus espaldas por obra y diplomacia del gran
prócer: “¡Belgrano a las puertas!”.
En el caso de las puertas tucumanas, hasta ellas tuvo que
retroceder el rodeado Pío Tristán, pretendiéndose ganador
en tan sólo el ceñido terreno de un flanco.
En cierto momento Tristán, que había conservado esa su
ala derecha, se replegó sobre la ciudad creyéndose vencedor, pero Tucumán ya había sido ocupada por la infantería patriota y la guarnición que antes se descargara en
defensa. Juzgándose aún victorioso por su ala derecha,
intentó alucinado la rendición de los criollos; mas Belgrano, reuniendo tropa ya avanzaba sobre él, que se halló
con sus espaldas así también amenazadas, cogido entre
dos fuegos. Para mal de su suerte, sólo había sido autorizado por Goyeneche para avanzar hasta Salta, por lo
que transcurrido el confuso día 25, a hora nocturnal se
retiró con sigilo huyendo al norte. Belgrano, en tal conocimiento, destacó 600 hombres al mando de Díaz Vélez para
hostigar a la retaguardia enemiga en huída, cobrándose
otra victoria sobre una partida española llegando al río Las
Piedras.
Al día siguiente Belgrano hizo su composición de lugar
sobre el campo mismo de batalla: Había vencido terminantemente: sobre el suelo de la lid yacían 453 muertos
realistas y permanecían 687 prisioneros, 3 banderas, 13
cañones, 358 fusiles, 183 bayonetas, 39 lanzas, 38 carretas con 70 cajones de munición y 87 tiendas de campaña.
Las bajas del Ejército del Norte, Auxiliar del Perú, fueron de 65 muertos, 1 oficial y 187 heridos. (INSTITUTO
NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano-Apuntes
biográficos”,op. cit. p. 72).
Victoria completa, en batalla que tuvo lugar el 24 de septiembre de 1812, día de Nuestra Señora de las Mercedes.
Belgrano, que percibió internamente su protección, la
nombró y distinguió ante tropa y pueblo reunidos, “Generala del Ejército”, en emotiva ceremonia y procesión celebradas en el campo de batalla. Allí, ante su virginal imagen
estatuaria, le depositó al pie su bastón de mando.
La patria y la revolución a salvo.
Pero esto no fue suficiente para Belgrano, no obstante los
premios y reconocimiento recibidos desde Buenos Aires.
Ahora, quiere perseguir a Tristán, quien se ha acantonado
en Salta
Lo hace sin tomarse respiro, apenas reordenadas sus fuerzas y en plena estación de lluvias. Antes tuvo que imponer
su mando a oficiales díscolos que se disputaban entre sí
los méritos del triunfo logrado. Hubo de hacerlo, muy sentido mas afirmado en su temple ante envidias, rivalidades
y reyertas que costaron el alejamiento de un colaborador
sin par, técnico en artillería y de gran experiencia lograda
en campos de batalla de Europa, el barón de Holmberg,
empero defendido enérgicamente por Paz. También el oficial Moldes se vio perjudicado. Tras varios episodios de
indocilidad, calmos los entusiasmos del triunfo y resta-
31 CONCEPTOS
Año 87/2012
blecida la acostumbrada disciplina de su marca, Belgrano
reinició su marcha al norte en enero de 1813, y entre el 12
y 13 de febrero lo hallamos cruzando el río Pasaje, donde
jura obediencia a la Asamblea General Constituyente del
Año XIII. Ésta lo nombra Capital General, -cargo que humildemente rechaza- gesto que habla de la anchura de su
genio. Y ante el pabellón que disciplinadamente guardara obedeciendo aquellas tajantes y ya antiguas órdenes
del Gobierno Central -previas al gran triunfo logrado en
el Campo de las Carreras-, lo enarbola conforme a sus
designios de así hacerlo tras el logro de la primera victoria.
El juramento a la Asamblea comprende también la jura de
la nueva enseña. Dirigiéndose a sus soldados los arenga:
“¡Este será el color de la nueva divisa -[la nueva, no la de
Rosario, tremolada y asentada en las baterías del Paraná]con que marcharán al combate los nuevos campeones de
la Patria!”. (BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. p.211).
Y desde entonces, el vadeado río Pasaje llevará el nombre
de Río del Juramento -que hace grabar en un tronco de
árbol- aguas que vieron flamear la segunda bandera de
Belgrano, blanca y celeste mas entonces tendida en dos
franjas horizontales.
Tras ello Belgrano avanza al norte, impertérrito ante las
inclemencias del temporal desatado. Ya no lo acompaña
su amada, que dará a luz en tierras del sur a Pedro Pablo,
su hijo, adoptado por Juan Manuel de Rosas y Encarnación Ezcurra cuando aún don Juan Manuel ni se insinuaba
como el Restaurador.
Con algunos refuerzos enviados desde Buenos Aires, dinero, uniformes, pertrechos y armas más 13 piezas de artillería, reúne Belgrano 3000 hombres. La misma cantidad
de tropa consigue rehacer Pío Tristán, acantonado en Salta. Éste no entreveía como exitoso cualquier avance del
Ejército del Norte hacia Salta. Sabía no obstante que los
patriotas se habían puesto en marcha y así lo comunicaba a su superior Goyeneche el 13 de febrero de 1812, el
mismo día en que se daba la jura de la bandera en el río
Pasaje. Pero no daba crédito al ejército patriota.
Realmente, quería Tristán presentar batalla.
Belgrano, no obstante el tiempo tempestuoso, fuerza la
marcha. Encuentra a su paso una partida realista y la bate.
Los dispersos informan a Tristán de la inalterable brega
del prócer, quien no se da respiro no obstante las lluvias
y tempestad desatadas, hundiendo botas y arrastrando
cañones por el barro. Tristán se engaña a sí mismo: no
cree a Belgrano capaz de avanzar en tales condiciones,
capacitado para tal proeza.
Esta marcha remembra la que forzara en idénticas condiciones el mariscal prusiano Blücher, quien sorprendió a
Napoleón por sus espaldas en Waterloo cuando Wellington había iniciado el repliegue y la huída al conjuro de -“¡O
Blücher o la noche!; ello cuando ya la Guardia Imperial del
CONCEPTOS 32
Año 87/2012
Gran Corso avanzaba sobre el ejército inglés para definir la
batalla. Stefan Zweig narra esta definición en su obra “Momentos estelares de la Humanidad”. El prusiano, pese a la
tempestad desatada, empero no se detuvo. Sí lo hizo el
segundo de Napoleón, el mariscal Grouchy, quien incumplió torpemente la orden de este Grande de avanzar hasta
el campo de batalla sin sosiego y pese a cualquier riesgo
o destemplanza. No lo hizo: así se escribe, y se escribió
entonces la historia para los venideros tiempos.
Puede por tanto destacarse la idéntica voluntad de Belgrano y de su entusiasta tropa, que ya lo veneraba, como un
momento estelar en la historia de los pueblos sudamericanos y su abrillantada lucha por su libertad y honor. Máxime teniendo en cuenta la quebrantada salud de Belgrano,
aquejado de terciana o fiebre y cefalea intermitente, quien
no dio un solo paso atrás en su marcha y ni siquiera alentó
un respiro, lo que da cuenta de su voluntad de triunfar y
del triunfo mismo. Pues bien se ha dicho que, no obstante
Vilcapugio y Ayohuma, en las que intervino un hado impensadamente perverso, Tucumán y Salta fueron gloriosas
y marcaron un destino: sin ellas no hubieran existido Chacabuco y Maipú, ni Boyacá, Carabobo y Pichincha.
Ni los baqueanos que acompañaban a Belgrano creían
que el avance pudiese llegar al término fijado. Las intensas
lluvias inutilizaban los caminos, mas no se constituyeron
en piedras que Belgrano no superara.
Tras varias jornadas bajo el imperio de un copioso temporal, tuvo Belgrano a su vista la ciudad de Salta. La ruta que
conducía a la ciudad entraba a ésta por el Este, y hacia
tal punto, Portezuelos, destacó el glorioso general tropa
de vanguardia, casi como tirando un cebo. Mas el grueso de la tropa, por consejo del capitán Apolinario Saravia,
baqueano conocedor del lugar, tomó por un camino -la
quebrada de Chachapoyas- que rodeaba Salta y conducía
al Norte, en tanto Tristán había fortificado su posición con
vistas al arribo por Portezuelos, que miraba al Sudeste de
Salta.
El avance del Ejército del Norte bajo condiciones climáticas tan desfavorables y su aparición por la retaguardia
española -cortando a Tristán su eventual retirada e incluso
la posibilidad de dar aviso a la ayuda de 500 efectivos que
éste dejara apostados en Jujuy- lo sorprendieron. –“¡Sólo
que fueran pájaros!” exclamó. Tuvo que redistribuir sus
fuerzas, no sin guardar serias dudas de las verdaderas
intenciones de Belgrano. De la maniobra de Belgrano da
cuenta el general Paz en sus Memorias (PAZ, José María,
Tº I, p.114).
Belgrano, empero, refiere que la sorpresa no fue total aunque tuvo su efecto. Su intención había sido la de “sorprenderlo al enemigo totalmente hasta entrar por las calles de
esta capital. Las aguas me lo impidieron y ya fueron indispensables otros movimientos; pues que habíamos sido descubiertos, respecto a que fue preciso dar algún descanso a
la tropa y proporcionarle que secase su ropa, limpiar sus
armas, recorrer sus municiones y demás”. (MUSEO MITRE: “Documentos del archivo de Belgrano”, Tº IV p. 372;
--BELGRANO, Mario: “Belgrano” op. cit. p. 213).
El día 19 a las 11 horas salió Belgrano de su acampe hacia
Salta, consiguiendo divisar la tropa española. En la noche
el agua había caído muy abundante y aún bajo esa inclemencia, tras un lapso de descanso obligado decidió el
avance, enfermo como estaba, pues había tenido en esos
momentos un vómito de sangre. Pero se repuso y en una
mejora del tiempo montó a caballo y ordenó el ataque: a
Díaz Vélez por derecha y a Martín Rodríguez por izquierda. Cuerpos de infantería y escuadrones de caballería se
encolumnaron a las órdenes de Dorrego, Superí, Pico, Forest, y Alvarez; Zelaya(a quien veremos no llegar a tiempo
en Vilcapugio) con sus dragones cubría el ala derecha y
los jinetes de Antonio Rodríguez el ala izquierda. En reserva quedaban el cuerpo de infantería de Perdriel y dos
escuadrones de dragones al mando de Gonzalez Balcarce
y Antonio Arévalo. Giles, Luna, Villanueva, Martínez y Paz
estaban a cargo de la artillería. Belgrano, jefe del ejército,
quedaba con las formaciones de reserva llevando, dice
Mitre “la nueva bandera azul y blanca que por primera vez
iba a recibir el bautismo del fuego y de la sangre”.
Entre giros del combate, en determinado momento y tras
una intervención eficaz de la caballería al mando de Zelaya, Belgrano redobló la orden de ataque a Dorrego, que
había defeccionado en parte, mandándole “llevarse por
delante al enemigo”. Temerosos los realistas de la victoriosa caballería patriota, opusieron alguna resistencia mas
en definitiva se desordenaron y fugaron hacia la ciudad.
Mitre acota: “La línea argentina avanzaba a medida que
iba venciendo”. (BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit.
ps.215-216; --MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”,
op. cit. Tº II, p. 177).
El enemigo quedó cortado. En el centro de la ciudad Tristán trataba de reordenar sus fuerzas y organizar la resistencia. Pero ya la tropa no le respondía, fruto del desorden
y la confusión. Tristán, reuniendo Consejo de Guerra, acordó capitular.
La capitulación contenía siete apartados impuestos por
Belgrano. Los dos primeros, los de mayor importancia y
eficacia batalladora, estipulaban:
1º.- “El ejército del Perú [peruano] saldría al siguiente día
de la Plaza de Salta, con todos los honores de la guerra,
quedando ahora en la posición que ocupaban las tropas
de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A las tres
cuadras rendirían las armas que entregarían con cuenta y
razón como igualmente la artillería y municiones;
2º.- El general, los jefes, oficiales debían prestar juramento de no volver a tomar las armas y por todos los soldados
del ejército a quienes les concedía el general Belgrano que
pudieran volver a sus casas, contra las Provincias Unidas
del Río de la Plata en las que se comprendían las de Potosí, Charcas, Cochabamba y La Paz”.
Fue una victoria espléndida, lograda el 20 de febrero de
1812 y recordada por Mitre como el triunfo más completo
de que se tenga memoria en los anales argentinos. Los
realistas dejaron 17 jefes y oficiales prisioneros en batalla,
481 muertos, 114 heridos y 2.776 rendidos, entre éstos
5 oficiales generales y 93 subalternos. Trofeos ganados:
3 banderas, 10 piezas de artillería, 2.188 fusiles y demás
armas y pertrechos. La tropa de Belgrano sufrió la pérdida
de 103 muertos, 433 heridos y 42 contusos. (BELGRANO,
Mario: “Belgrano”, op. cit. p. 219).
La capitulación y libertad a los vencidos concedida por
Belgrano ha sido objeto de críticas. Pero muy bien se cuidó Tristán en hora inmediata de retirar sus huestes, ya que
la confraternización con los soldados del Plata fue considerada peligrosa y en grado sumo por el General en Jefe
realista, Goyeneche, quien recordando los resultados de
la prédica belgraniana en el Paraguay y la posterior independencia de esta provincia, se cuidó de repartir a todos
sus vencidos y juramentados en Salta en regiones diversas de su mando, ordenando “cuantas providencias creyó
adecuadas para impedir la rapidez del fuego eléctrico de
la libertad, que veía con rabia derramarse por todas partes
desde que conocieron y observaron en Salta las ideas y
virtudes del general Belgrano”…Sólo unos 300 soldados,
con 5 ó 7 oficiales de los juramentados que se prestaron
a no respetar la palabra empeñada, accedieron a los pedidos de Goyeneche y formaron El Batallón de la Muerte.
Los demás se negaron y siguieron su ruta a La Paz, Puno,
Cuzco y Arequipa, en donde diseminados enpezaron a encender el amor a la libertad”. (GAZCÓN, Eugenio Agustín:
“La capitulación de Salta”, en Revista del Río de la Plata,
TºVIII, p. 508).
Donación de la Asamblea General
Constituyente. Destino dado a los
fondos otorgados en premio.
El Reglamento para escuelas
La continuación de la campaña.
Vilcapugio - Ayohuma
Tras el espléndido triunfo de Salta Belgrano se dedicó a
reorganizar la tropa, que las bajas y enfermedades habían
reducido a 2.500 hombres, y a administrar el territorio altoperuano que había quedado bajo su mando. A fines de
marzo, con su Ejército algo restablecido, abandonó Salta
dirigiéndose a Jujuy. La noticia del triunfo logrado el 20 de
febrero entusiasmó en sumo grado a multitudes de patriotas, reunidos en públicas demostraciones. Entre otras alabanzas y declaraciones, la Asamblea General Constituyente
declaró a los combatientes de Salta “beneméritos de gratitud en alto grado”, y decretó se otorgara Belgrano un sable
de guarnición de oro que llevaba la siguiente inscripción: “La
33
CONCEPTOS
Año 87/2012
Asamblea Constituyente al Benemérito General Belgrano”.
Además proveyó la entrega al mismo de 40.000 pesos señalados en valor de fincas pertenecientes al Estado”. [Hoy
en día esa suma equivaldría, aproximadamente, a la cantidad de 100 millones de pesos].
Es un hecho de conocimiento público, que la historia argentina registra cual gesto de íntima nobleza, ese generoso desprendimiento del donatario, quien destinó tales
fondos para la erección de cuatro escuelas en cuatro diferentes regiones del norte: Tarija, Jujuy, Santiago del Estero
y Tucumán. Aceptado el ofrecimiento por el Gobierno, Belgrano, con sentido práctico, dictó un extenso Reglamento
para dar íntegro cabo a su gesto en pro de la instrucción,
dando destino de 10.000 pesos como capital a cada escuela, estableciendo renta, sueldo de maestros, su nombramiento por oposición, quedando éstas bajo vigilancia
de los Ayuntamientos y de él mismo. Declaraba además
cuáles debían ser las funciones de los maestros, la cultura
de orden y respeto que debían inspirar a sus alumnos, la
corrección con que éstos debían comportarse, y muchas
otras disposiciones que hablan muy en favor del elevado
grado de su formación espiritual y ordenatriz.
En tanto, El Gobierno requería de Belgrano celeridad para
volver a ponerse en marcha y continuar ya con la campaña
altoperuana. Requería la marcha hacia el norte, hacia Potosí, pero desconocía mucho de la cruda realidad que padecía el Ejército del Norte, Auxiliar del Perú, y de la propia
enfermedad que se hacía carne en el cuerpo de Belgrano.
Este contestaba:
“…quisiera volar si me fuera posible, pero por todas partes
se me presentan dificultades para la marcha. Después del
estrago que recibió el ejército en la acción del 20, en Salta,
y del que ha causado y está causando la terciana, que ha
sido muy excesiva, ha concurrido la demora que ha habido en la conducción del Parque de artillería de Tucumán
a ésta; el que no podía aportar todos los útiles de guerra
que necesito, porque todos los recursos están agotados y
cada cosa ofrece mil obstáculos para conseguirla, el que
el camino está asolado y no se han requerido los ganados
necesarios para la subsistencia de la tropa, que todos deben llevarse desde aquí, y es menester traer los más de
ellos de la Frontera”. (ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
ARGENTINA,- Belgrano al Gobierno, Jujuy 22 de abril de
1813). Anunciaba, no obstante, la salida de alguna fuerza
hacia Suipacha.
Se han levantado críticas a Belgrano por no haberse puesto de inmediato en movimiento.
Pero son evidentemente infundadas. El prócer estaba al
borde de sus fuerzas, muy acometido.
Escribía el 3 de mayo:
“Ya dirigí a V.E., el último extraordinario, atacado de una
terrible fiebre que se declaró en terciana que me arruinó a
términos de hacerme penoso aún hablar; felizmente la he
CONCEPTOS 34
Año 87/2012
desterrado, y hoy es el primer día, después de los doce
que han corrido, que me halla capaz de algún trabajo”…
“Sé muy bien la importancia de la celeridad; pero también sé que no nos conviene aventurar nada en nuestras
circunstancias y que nuestra salud consiste en la posible
seguridad de nuestros golpes”. (ARCHIVO GENERAL DE
LA NACIÓN ARGENTINA: - Ejército Auxiliar del Perú - Enero a junio 1813 - Belgrano al Gobierno - Jujuy, 3 de mayo
de 1813).
Belgrano continuaba el 12 de mayo su oposición, en relación a las dificultades que el teatro de operaciones ofrecía:
¿De qué sirven las facultades [que se le concedieran] en
unos países sin proporciones, y sin los recursos necesarios; en unos países donde si se necesitan las maderas
es preciso ir a cortarlas a los montes, y por consiguiente
son inservibles? Donde no hay transportes, donde no hay
infinitos renglones que son necesarios. Yo creo que V.E. no
recuerda cuáles son estos lugares, ni las distancias, ni las
dificultades que se presentan para las atenciones aún las
más sencillas del Ejército…”
…“Venir la infantería casi sin calzado, y con vestuario de
la estación, venir la caballería sin frenos y sin espuelas;
venir la artillería con sólo las cureñas precisas, y no haber repuesto ni de hombres para los muertos, heridos y
enfermos, ni de todos los demás renglones que ha sido
preciso hacerlos, y aún se trabajan, no es para continuar
las marchas, ni para sacar todo el provecho de la victoria
que se debiera”
“No ha habido parálisis en los movimientos, ni en nada de
cuanto ha estado a mi cargo, ni mi genio lo permite, ni mi
deseo de concluir cuanto antes con la comisión que me
reviste, y que me es sumamente odiosa, y que no hay instante que no ansíe por verme libre de ella; es una injusticia,
sea dicho con todo respeto, atribuirme el más pequeño
descuido, porque no lo tengo…Aseguro a V.E. que me sería de la mayor satisfacción que viniese otro a vencer o
allanar los obstáculos que embarazan la marcha del ejército, y que por más que redoblo mis esfuerzos todo lo hallo
lento, y lo peor es que sin que pueda remediar, sino con
el tiempo; con gusto serviría con el fusil al hombro a sus
órdenes” (ARCHIVO GENERAL DE LA NACION ARGENTINA: -Ejército Auxiliar del Perú- Belgrano al Gobierno - Jujuy, 12 de mayo de 1813).
Pero no había caso. El Gobierno insistía en marchar en
condiciones penosas hacia tierras no totalmente conocidas, careciendo incluso Belgrano de mapas para alejarse
a más de doscientas leguas de la base de operaciones.
Así éste lo hacía conocer:
“…pues como dije al Gobierno que me mandó a desempeñar esta comisión no tengo conocimiento de los lugares,
y sólo me hallo sin un plan militar, sin un plan topográfico,
pero ni aún geográfico que se acerque algo a la verdad,
que es cosa bien singular para uno a quien se le llama
General…pues a cuatrocientas o quinientas leguas de
distancia no es fácil acertar en estas materias”(ARCHIVO
GENERAL DE LA NACION ARGENTINA: Belgrano al Gobierno - Jujuy, 30 de mayo de 1813; --BELGRANO, Mario:
“Belgrano”. op. cit. ps. 230-232).
Finalmente, y ante un tono más conciliador y condescendiente de Buenos Aires, Belgrano anunciaba al Gobierno
desde Humahuaca -sin dejar de lado sus protestas, de
completar los efectivos y la organización necesarios para
ponerse en marcha- que comenzaría a moverse en dirección a Potosí. Fue el momento en que, al partir, dejó Belgrano al Cabildo de Jujuy esa bandera de paño blanco
con las armas de la Soberana Asamblea General Constituyente pintadas en su centro, como estandarte legado
a “los dignos hijos de esta ciudad”.(BELGRANO, Mario:
“Belgrano”, op. cit. ps.234-235).
Pero no cabía duda.
Belgrano conocía que estaba en inferioridad de condiciones, y que su decisión verdadera hubiera sido la de fortalecerse antes que aventurarse sin plenitud batalladora a lo
desconocido.
Aquí vienen a la memoria, como justificativo histórico posterior en alrededor de un siglo a la conducta y vacilaciones
de Belgrano, las palabras que el mariscal von Rundstedt, a
la sazón llamado por el Gobierno de Turquía para hacerse
cargo de las fuerzas turcas como Jefe de su Estado Mayor, le dirigiera negándose a abrir ataque contra fuerzas
enemigas: “No doy batalla si no cuento, al menos, con el
50 por ciento de posibilidades de éxito para la operación”.
No cabe duda. Belgrano era un gran General, sabía lo que
afirmaba y decidía. Obligado a combatir, aún en desventaja táctica y geográfica, estuvo así y todo a un paso de
ganar la gran guerra por el Perú. El destino, cruel, se interpuso.
Sus rebeldías contra las órdenes del Gobierno son leyenda. Siempre estuvieron causadas. En Tucumán, lo hizo
contra la orden de no presentar batalla. En inferioridad
de condiciones, empero, conocía la disciplina que había
impuesto a sus tropas, el apoyo entusiasta que le había
prestado la población y la bravura soberbia de esa criolla
caballería tucumana, verdaderamente arrasadora en combate. En Salta, forzó el paso contra borrascas y tormentas,
lluvias y lodos pastosos que se presentaban como imposibles de superar y a los que rindió en mucho su salud; mas
supo conducir a sus soldados, en ese torbellino, a un subrepticio ataque que entrampó al jefe contrario, batiéndolo
no sólo con el coraje de sus bravos sino principalmente
con la astucia que lo caracterizaba como adalid.
Y en todo ello se movió y motivó como rebelde… pero con
absoluta causa y conocimiento de las sopesadas circunstancias.
Ese mismo conocimiento, ese mismo diríase olfato, intuición, lo movió a rebelarse en principio y de continuo
contra la orden de proseguir su expedición en traslación
altoperuana, superadora del norte jujeño, sin contar con
mayores y mejores auxilios. Y cuando finalmente lo hizo
por cumplimentar disciplina, sabía que estaba en inferioridad de condiciones, con un ejército a su mando que no
se había repuesto totalmente del desgaste sufrido tras dos
históricas batallas libradas con denuedo, además sufriendo deserciones, superadas medianamente con la inclusión
de nuevos reclutas; pero reclutas al fin. En Potosí contaba
finalmente con 3.500 hombres para dar batalla, bisoños en
su tercera parte, con 14 piezas de artillería y dos obuses
de apoyo. Los españoles habían reunido en Oruro a más
de 4.000 veteranos y 18 piezas de artillería.
Miles de indígenas apoyaban a Belgrano, pero no constituían una fuerza disuasiva. Al igual que en Paraguary, hizo
formar en línea una cantidad de ellos sobre unas alturas,
contando con el efecto puramente presencial. Sí, en cambio, tras una curiosa y animada entrevista con el influyente
cacique Cambay, se había asegurado contar, por el norte,
con una intensa masa indígena que cortaría, en sus planes, la eventual retirada del ejército realista, al que preveía vencido. Al mando de esta división había puesto a
un prestigioso jefe indígena, Baltazar Cárdenas, nombrándole coronel del ejército. En Cochabamba, además, había
puesto bajo órdenes del coronel Cornelio Zelaya a 1.000
hombres de caballería y 500 de infantería.
Belgrano se había instalado con el grueso de su ejército en
la pampa de Vilcapugio.
Pezuela, el jefe realista, por su parte, en su marcha al sur
había destacado un escuadrón de caballería y dos compañías de infantería como avanzada de observación al
mando del coronel Castro, que en su movimiento chocó
repentinamente con la indiada de Cárdenas. Ésta, tomada
de sorpresa, fue fácilmente dispersada bien que desvió
a Castro del centro del próximo combate. No obstante,
Castro logró hacerse de un importante tesoro: en la refriega capturó varias cartas de Belgrano en las que detallaba
su inteligente plan. Pezuela se hizo de las mismas y tomó
inmediata cuenta del peligro de cercado en que se hallaba.
(INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria” op. cit. p. 75;-- BELGRANO,
Mario: “Belgrano” op.cit. p. 239).
Con verdadera audacia el jefe español varió sus planes en
conocimiento de los de Belgrano y su cerco, y se dirigió
sin más, de inmediato, al encuentro de las fuerzas patriotas acampadas en Vilcapugio. Corría el día 1º de octubre
de 1813.
Los partes daban plena fe de la voluntad de embestida
ordenada por Pezuela. Pero Belgrano no estaba desprevenido. Comprobada la presencia y el inesperado avance
español, ordenó ¡a las armas!, con que cumplida que fue
esta orden los realistas, en su improvisada arremetida y
con cuerpos entremezclados de infantería y caballería, se
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CONCEPTOS
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hallaron cara a cara con el ejército patriota bien formado y
en pie. Consecuencia: la izquierda y el centro de las líneas
atacantes fueron totalmente destruidas, y sólo resistía su
derecha bajo el mando de los coroneles Picoaga y Olañeta. El General Belgrano dio orden entonces al coronel
Perdriel para que con el regimiento 1 de Patricios, que se
hallaba de reserva, corriese en apoyo del ala izquierda patriota y atacase a la bayoneta la resistencia española, lo
que no logró el tan esperado efecto definitivo por falta de
resolución de Perdriel, hecho que tuvo mucho que ver con
dos acontecimientos posteriores que se sucedieron en
desmedro de la ya cantada victoria. A esta altura y siendo
las once y media de la mañana, Pezuela consideraba perdida la batalla y ordenaba la retirada.
Las tropas argentinas, entusiastas, se consideraban triunfantes, y el mismo Belgrano, en sus Memorias, se refiere
a este momento como al que consideró extraordinario y
victorioso en pleno. Los realistas huían en desorden y en
vano su General intentaba reorganizarlos, hostigados por
nuestras tropas de caballería.
El general Paz alude a este momento crucial de las hostilidades:
“El mismo Pezuela, dando por perdida la batalla, había
fugado hasta Condo-Condo, de donde le hicieron volver
las noticias que le llevaron de su ala derecha. Es hasta
ahora, y lo fue entonces, un impenetrable misterio por qué
nuestras vencedoras tropas suspendieron el ataque y lo es
mucho más por qué emprendieron la retirada. Se aseguró
que la habían batido los tambores de algún cuerpo, que
las voces que la mandaron se oyeron distintamente; pero
fue imposible averiguar donde tuvo origen esa fatal equivocación”. (PAZ, José María - “Memorias”, Tº I, p.157).
Mitre refiere que la orden de retirada habría sido dada por
el sargento mayor Ramón Echevarría, que mandaba el batallón Cazadores. Error trágico, ya que la batalla, aunque
flaqueara el ala izquierda patriota aunque no al punto de
ceder nada, podría haberse definido muy a favor con sólo
perseguir a Pezuela y su soldadesca en franca retirada y
desaliento.
Mitre agrega:
“Al oír la llamada y volver las tropas la vista hacia atrás,
vieron, según unos, la derecha destrozada; y según otros,
una fuerza que creyeron ser enemiga. El hecho es que el
pánico se apoderó de ellos, y sin que nadie pudiera contenerlos, se pusieron en desordenada retirada gritando: al
cerro, al cerro”. (MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”, op. cit. TºII, p. 220; -- BELGRANO, Mario: “Belgrano”,
op. cit. p. 247).
Quiso entonces el destino trocar la victoria ya clamada en
inicua derrota, a saber debido a cuatro circunstanciales
contingencias:
La primera de ellas, la ya referida: Perdriel no actuó a la
altura de los hechos, “no se llevó al enemigo por delante”, como acostumbraba Belgrano a exigir al ordenar un
CONCEPTOS 36
Año 87/2012
ataque a la bayoneta. El ala derecha realista se mantuvo
y por allí se filtró un inesperado y muy azaroso y extraño
triunfo español.
La segunda: El coronel Zelaya, destacado para actuar sobre la retaguardia española con la caballería de Cochabamba, debido a que Pezuela había adelantado el ataque
no llegó a tiempo al campo de batalla. Sí lo hizo, en cambio, el coronel realista Castro, aunque poco más o menos
que por una desdichada casualidad.
La tercera: El ala derecha realista, sostenida por los coroneles Picoaga y Olañeta ante el irresoluto ataque del coronel Perdriel, no hubiera empero resistir si no hubiera intervenido el acaso a su favor, si, como refiere García Camba
“la divina Providencia no protege a las armas de España
guiando a Castro al combate en un momento tan crítico”.
(GARCÍA CAMBA: “Memorias”. op. cit. Tº I, p. 134). Castro,
tras la incidencia con la retaguardia india, se había dirigido
hacia el campo de Vilcapugio para hacerse parte en la batalla eventual. Pero no encontrando a nadie a quien atacar
en el campamento patriota, pues toda la línea argentina se
había corrido en persecución de Pezuela, emprendió la retirada, cuando algo más tarde sintió el tronar de los cañones y allí se dirigió, a pesar del cansancio que hacía mella
en su tropa: y actuó sin vacilar, accionando drásticamente
en socorro de la derecha española. Esta ala era lo único de
España que permanecía en combate cuando ya el mismo
enemigo se consideraba vencido, habiendo el grueso de
su tropa y su propio mando picado en desordenada retirada mientras nuestros nacionales festejaban “en medio
de su triunfo”. Tomada el ala izquierda argentina entre dos
fuegos, aquí los guerreros de Belgrano no pudieron resistir
la irrupción de la caballería realista y se refugiaron en los
cerros. Estos hechos, refiere García Camba, convirtieron
“en vencedores a los vencidos”. (GARCÍA CAMBA, “Memorias, op. cit. Tº I, p. 154).
La cuarta: pero no fue todo como García Camba lo refiere,
pues lo que decididamente definió la batalla fue otra causa
cooperante. No todo se debió a la embestida de Castro
sobre sólo una parte del ejército de Belgrano. Es de suponer que aquí, en el ala izquierda patriota y en ese preciso
momento, se dio el infortunado toque de retirada. Y este
toque confundió a todo ejército vencedor, que volaba persiguiendo a Pezuela y sus vencidos. El misterio que refiere
Paz queda así develado. Confundida la tropa vencedora
por el inesperado toque de retirada de su ala izquierda, se
desorientó entendiéndolo dado en general: suspendió por
ello la persecución y el ataque ampliamente triunfador y
volvió grupas a tropiezos, desordenadamente; lo que Pezuela aprovechó y girando a su vez sin pérdida de tiempo,
de acometido se trocó en acometedor, valiéndose de la
desbandada confusa y desorientada que ganó a nuestras
huestes del Plata.
Fue el signo del destino.
El ala izquierda, en tanto, había quedado destrozada, privada de sus mejores jefes: el coronel Alvarez, el mayor
Baldón y el capitán Villegas, y a la vista de su huida parcial,
el desbande se generalizó. Belgrano logró en su retroceso
reunir a varios cientos de sus leales, y llevado del espíritu
de lucha que siempre lo distinguió, los arengó con firmeza,
aunque seguramente destrozado su apasionado corazón
por haber perdido el triunfo que ya apretaba en su puño:
“Soldados: hemos perdido la batalla después de tanto pelear. La victoria nos ha traicionado pasándose a las filas del
enemigo en medio de nuestro triunfo. ¡No importa! Aún
flamea en nuestras manos la bandera de la Patria”. (INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO: “General Belgrano.Apuntes biográficos” op. cit. p.80).
Si se quiere practicar un paralelo histórico, en su medida
se dio algo así como lo que sucedió a Napoleón en Waterloo. Castro intervino en ataque y Zelaya no llegó. Pero fue
el infortunado rebato el que realmente cambió la historia.
En horas del anochecer Belgrano preparó personalmente
del repliegue. El frío era excesivo, las privaciones colosales y el cansancio golpeaba más que la lucha. Impertérritos, seguían a su jefe enfermo. Aunque el fuego pudiera
divisarse, pidieron permiso para fumar al menos. Belgrano
contestó:
“Hasta este punto llegan los miramientos y el respeto que
me tienen. Fumen todos, que si a la luz de nuestros cigarros viene el enemigo, se encontrará con pitadores que le
darán para tabaco”. (BELGRANO, Mario; “Belgrano”, op.
cit. p.250).
Marcharon por la noche y al amanecer indios del lugar les
proveyeron de algún alimento. Belgrano, al ingerirlos, se
descompuso. Rehecho de inmediato, aunque no obstante enfermo, continuó cuidando de sus bravos en marcha
hacia Macha, paraje cercano a Ayohuma, al que llegó el 5
de octubre. Fue poco a poco rehaciendo su ejército, llamando a destacamentos que tenía apostados en distintos
lugares y evitando con rigor las deserciones, con lo que
llegó a reunir l.000 hombres. Desde Cochabamba Arenales
remitió auxilios y hombres. Ortiz de Ocampo, presidente
de Charcas también contribuyó con caballadas, recursos
de toda clase y un regimiento de 1.200 soldados, mientras
Warnes desde Santa Cruz de la Sierra contribuía asimismo con auxilios diversos. Con intrépida prestancia, logró
reunir en un lapso no muy extendido 3.000 hombres entre
infantes y caballería, bien que en cierta cantidad se trataba
de tropa no muy adiestrada, a lo que Belgrano sustituía
con su rigor y su temperamento de choque, y la milicia en
sí con su pasión patriótica.
En opinión de Belgrano, una retirada hubiera implicado
la deserción de un importante número de combatientes,
como bisoños más dados al regreso que al esfuerzo, por lo
que consideró indispensable no hesitar, hacer frente nuevamente y no retroceder. Evidentemente, enfermo y todo,
su sangre aún estaba caliente; pero debió tener en cuenta
que sus reflejos, influidos por la depresión que le provocaba un triunfo que se le había escapado de las manos y
el morbo que lo atenaceaba, no eran los mismos que los
reinantes en Tucumán y Salta, e incluso que en Vilcapugio.
Pezuela, por su parte, logró reunir 3.500 soldados, y avistando las posiciones argentinas el 13, aunque no muy convencido resolvió atacar al día siguiente. Belgrano resolvió
por sí y bajo su exclusiva responsabilidad, no rehuír la contienda. Reunió a sus principales oficiales en junta de guerra para escucharlos, pues sabía que no eran de su idea
y que preferían evitar la acción inmediata. No les prestó
crédito, pese a la diversidad de planes que le propusieron
manifestando “que su cabeza era sólo responsable a la
Nación del buen o mal éxito de la acción que estaba resuelto a presentar”. El mayor Emilio Loza comenta que “En
Belgrano no era un alarde; así íntegro y responsable fue
toda su vida: Admirable lección de amor a la responsabilidad. Iba a la batalla porque estaba convencido de que
su ejército era superior al enemigo. Error de apreciación.
Eso fue todo” (MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”,
op. cit. p 732 ; -- LOZA, Emilio: “La Guerra terrestre (18141815)”; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. p. 261).
Pero no fue eso todo. El todo estuvo también integrado por
su estado físico, por su morbo creciente, por su martilleo
moral: de intención era el mismo que en Tucumán, pero no
en sus reflejos ni en la justipreciación de la oportunidad.
Presentó frente adelantando su plan y sin derivar su planteo conforme al curso del combate. Incluso desperdició
la ocasión de atacar a Pezuela cuando éste intentó -y lo
logró- pasar sus fuerzas y pesadas piezas de artillería por
un desfiladero que le hubiera resultado mortal. Allí pretendieron el ataque oportuno sus oficiales. Él no se movió. Ni
se corrió cuando Pezuela lo cercó por su costado. ¿Tan
firme estaba en su convicción vencedora? No fue su error,
sino su único y gran pecado el que lo perdió: con la mente
afiebrada, tentó al Cielo, afirmándose en su aflicción. Pero
Dios no responde a las tentaciones humanas, por más que
el sufrimiento las ampare.
Jugó y perdió. Sólo su fe, ella sola… no era solo lo que
concernía. Pezuela obligó a Belgrano a cambiar de frente,
a variar su plan, que lo hizo tardíamente, sin entender el
sentido de la oportunidad. Pese a ello, sus hombres se
batieron con un denuedo inigualable confirmando lo que
después tanto Lamadrid como Pezuela reconocían: “Se
mantenían con tanta firmeza como si hubieran echado raíces en el lugar que ocupaban”.
Uno caía y otro inmediatamente lo sustituía. Pero fue inútil.
La carta ya estaba jugada, y a destiempo.
Belgrano quedó con un puñal clavado en su pecho. Vilcapugio hubiera sido suyo, de no haberse dado el hado
perverso de un tambor o un clarín mal interpretado por
tropas ya victoriosas.
Y Belgrano hubiera podido ganar el Alto Perú, pues con su
37
CONCEPTOS
Año 87/2012
diplomacia había conseguido el apoyo de todos los aborígenes y pueblos de origen, que le respondían afectuosamente y estaban prestos a sublevarse en integridad una
vez que se conociera su victoria, esa victoria que no fue.
Y nadie le hubiera podido disputar el título de Padre de la
Patria, como que junto con San Martín reconocidamente
le corresponde. Como también lo siguió siendo, y lo es,
con el Güemes no convencional, en una trilogía esplendorosa de valor sin límites.
Retirada de Belgrano. Su reemplazo
por San Martín. Su separación del
mando del Ejército. El proceso
abierto. Su destino diplomático.
El Congreso de Tucumán
Belgrano comenzó su retirada al mando de un ejército
prácticamente deshecho. Pero pensaba reconstruirlo con
milicias de Salta y Tucumán, cuyos vecinos lo honraban
y habían dispuesto ya la recluta de milicianos con gran
entusiasmo, para concentrarse en Jujuy.
A la vez el Gobierno nacional había dispuesto el envío de
tropa de socorro al mando del entonces Coronel José de
San Martín, compuesta del batallón nº 7 de infantería, 250
granaderos a caballo y cien artilleros con servicio de ocho
piezas de calibre vario.
Al enterarse del envío Belgrano escribía al Gobierno.
“Todavía quisiera más, hablo con la franqueza con que
acostumbro, que V.E. le diese el mando en jefe, quedando
yo en el ejército con mi regimiento, o de soldado…”
A la vez dirigía el siguiente correo a San Martín, con quien
ya por vía epistolar se conocían y respetaban:
“No sé decir a usted lo bastante cuánto me alegro de la
disposición del gobierno para que venga de jefe… Vuele
usted si es posible; la patria necesita que se hagan esfuerzos singulares y no dudo de que usted los ejecute…”.
(BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. ps. 269-270, y citas de dicha correspondencia al pie).
A comienzos de enero de 1814 Belgrano dejaba atrás a
Jujuy para concentrar el grueso del Ejército en Tucumán.
Dorrego cubría en tanto la retirada por retaguardia.
El Gobierno, habiéndole quitado antes el cargo de Capitán
General concedido en octubre de 1812, el 18 de enero escribía a Belgrano contestando a su dimisión presentada el
17 de diciembre último, haciéndole saber que accedía a su
pedido de quedar al frente del regimiento nº 1, debiendo
entregar al mando del Ejército Auxiliar del Perú al coronel
San Martín.
Sobrevino entonces el célebre encuentro de ambos grandes en la posta de Yatasto, confundiéndose uno y otro,
CONCEPTOS 38
Año 87/2012
desde entonces, en lo que llegó a ser una sólida y estrecha amistad. San Martín quedó impresionado por la campaña llevada a cabo por Belgrano, enfermo y valiéndose
fundamentalmente de su temple y la imposición de férrea
disciplina, transmitiendo conocimientos a tropa y oficiales,
sin mayores medios que contar para socorro y en ejercicio
cumplido a grandes distancias de su centro y jefatura política. El juicio de San Martín fue el más favorable de los que
se dieron durante el proceso a Belgrano, de todos los que
en el mismo sentido emitieron particularmente los oficiales
que habían servido a su mando.
San Martín pidió incluso que se suspendiese el proceso y
las diligencias a practicar por el auditor de guerra. El Gobierno insistía y Belgrano hubo de bajar hasta Luján adonde arribó el 12 de junio, localidad en la que permaneció
arrestado escasos días; pues debido a su estado de salud,
le fue permitido permanecer en la quinta de un pariente en
San Isidro, lugar en que comenzó a escribir sus Memorias.
En su correspondencia varia con San Martín le había dado
a conocer algunos de sus puntos de vista, que a más de
otros muchos cursados, revelan la grandeza de su espíritu, quizá en mucho preñado de su ascético ardor, casi
monástico:
“La guerra allí -le escribía refiriéndose al Norte- no sólo la
ha de hacer usted con las armas, sino con la opinión”…
“Acuérdese usted que es un general cristiano, apostólico,
romano”.
Concluía sus exhortaciones con un envío muy de su corazón:
“Añadiré únicamente que conserve la bandera que le dejé
y que la enarbole cuando todo el ejército se forme”.
Así lo hizo San Martín, quien a más, incumpliendo en su
hora la determinación del Congreso de Tucumán que fijaba oficialmente la forma de la bandera en tres bandas horizontales, celeste-blanca-celeste, siguió usando personalmente en su campaña de los Andes la bandera de dos
bandas horizontales de Belgrano -blanca y celeste- con el
escudo nacional sólo perimetrado al centro.
Retornando al proceso a que se lo sometiera, relativo a
su actuación tras la batalla de Salta -o sea la campaña
altoperuana, Vilcapugio y Ayohuma- remataba Belgrano
en que lo “celebraba infinito”, y que eran “sus paisanos
quienes se habían empeñado en hacerlo general”.
Abierto el proceso, no se concretó ningún cargo en su contra, por lo que al cabo de un breve lapso el Gobierno hubo
de dictar su sobreseimiento en la causa. (MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”, Tº II, ps. 286-287; --BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. ps. 278-279).
Con este galardón en su favor, Belgrano es designado, a
fines de 1814 y juntamente con Rivadavia, para integrar una
misión diplomática a Inglaterra, Ésta llevaba el propósito de
procurar el reconocimiento de Inglaterra a la independencia
de las Provincias Unidas del Río de la Plata, para que actuando Albión como mediadora, forzara el reconocimiento
de España en idéntico sentido. Se daba por entonces el
caso de que derrotado Napoleón en Waterloo, en toda Europa renacía el poder monárquico, el de la España sobremanera, de la que se conocía su disposición a enviar un
ejército de 15.000 hombres a estas tierras para poner fin a
todo proceso insurrecto y revolucionario.
Mas la misión fracasó: el gabinete británico no prestó su
consentimiento a la iniciativa. Belgrano escribe entonces
al Gobierno comunicándole su parecer: ningún intento en
el sentido procurado llegará a buen puerto. Se decide su
retorno a Buenos Aires para que informe personalmente
sobre éste y otro proyecto alternativo presentado por Sarratea -encargado de negocios en Londres- el cual, gestionado también por Rivadavia que permanece en misión,
acaba en el mismo desenlace. Sarratea pretendía la entronización en el Río de la Plata de Francisco de Paula, nieto
del rey español Carlos IV, lo que habría de derivar -acorde
a su modo de pensar- en el establecimiento en estas tierras de una monarquía constitucional, independiente pero
unida por vínculo al trono español. Belgrano en principio
entendió factible y muy favorable el proyecto, pero ante
determinadas resistencias y dificultades que entendió insalvables, quitó su apoyo a esta iniciativa, que juzgó también naufragada.
En tanto, en estas comarcas, San Martín había dejado el
mando del Ejército del Norte, Auxiliar del Perú, que le fuera
conferido; ejército éste que pasó a reconocer como Jefe,
por mandato de Buenos Aires, al General Rondeau. A su
pedido, fue San Martín designado Gobernador de Cuyo.
Allí fue formando una tropa regular, a la que en la primavera de 1814 se unieron los restos del derrotado ejército
chileno, uno de cuyos conductores había sido, y lo era,
Bernardo de O´Higgins.
El general Paz se había quejado del apartamiento de Belgrano, privándolo de la jefatura del Ejército Auxiliar del
Norte; y así lo hizo saber en sus Memorias:
“La separación del mando en jefe del general Belgrano fue
un mal que ha pagado muy caro la República: no porque
el general San Martín no fuese digno de reemplazarlo, y
con ventaja si se atiende a sus superiores conocimientos
militares, sino porque habiéndose éste separado también
a los pocos meses, dejó un vacío inmenso, que no pudo
llenar el general Rondeau. ¡Oh! ¡Si el general Belgrano hubiese continuado o hubiese vuelto a reemplazar al general San Martín, es seguro que nuestras armas no hubieran
sufrido reveses vergonzosos, y nuestros ejércitos no se
hubiesen desquiciado, dejando en el Alto Perú el recuerdo
de escándalos numerosos y acabando con el crédito que
habíamos adquirido”. (PAZ, José María: “Memorias” Tº I,
p. 197; --MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano”, op.
cit. Tº II, p. 286; -- BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit.
ps.276-277).
Se refería Paz a la conducta de las milicias patriotas y al
desastre de Sipe-Sipe, sufrido por los patriotas el 29 de
noviembre de 1815, que cerró toda pretensión rioplatense
de recuperar para el país el territorio altoperuano. Rondeau
carecía del temple riguroso e inflexible de Belgrano. Éste,
en agosto de 1816, fue puesto nuevamente al mando de
ese ejército, pero ahora totalmente deshecho, desmoralizado y en rebeldía, del que se hizo cargo en Las Trancas,
Tucumán, el 7 de tal mes. La tropa había sido abandonada
por sus oficiales en masa e incluso por el propio Rondeau.
Reorganizar esa tropa fue tarea ímproba para Belgrano,
quien con esa fuerza debía atender a la seguridad del
Congreso reunido a efectos constituyentes en Tucumán.
Poco estaba en sus manos llevar a cabo, ya que todos los
recursos del erario nacional se destinaban para entonces,
y de allí en más, al Ejército de los Andes, que San Martín
levantaba en Mendoza, organizando su paso a Chile a fin
de dar batalla para luego, victorioso como lo fue, continuar por el Pacífico a Lima, sede del Virreynato del Perú.
La frontera norte recibía en tanto embestidas realistas,
pero todas fueron rechazadas. De acuerdo a la idea de
San Martín, las guerrillas gauchas de Martín Güemes, otro
grande, se deberían batir como avispas filosas atacando
y retrocediendo, y así sucesivamente, contra todo avance español e impidiendo de tal modo la cristalización de
avanzadas. Y lo lograron con amplitud.
En tanto, Belgrano permanecía como fuerza de reserva al
mando de su decaído Ejército en actitud pasiva, a la espera de cualquier defección considerable de la guerrilla
norteña, la que felizmente no se produjo. Esta situación
habrá hecho hervir la sangre al gran General.- Mitre así lo
da a entender:
“Sólo un hombre de la abnegación de Belgrano podía
aceptar esta posición, y sólo él ocuparla con dignidad y
servir de reserva a las guerrillas de Salta, velando por el
orden público a su espalda, cuando estaban reservadas
para otros las glorias de que él no podía participar”.
Y de tal modo continuó su estrella. La única y postrer actividad pública de relieve que le cupo tuvo lugar en Tucumán, en ocasión de debatirse en el Congreso allí reunido
la forma de Estado pretendida para la Patria; ésta que se
afirmaba al conjuro de una declaración de Independencia
a la que él tanto había aspirado y por la que tanto había luchado, incluso en permanente desmejora terciana y a vómitos de sangre, con la insaciable y creciente hidropesía,
sin defeccionar ni un instante.
Su idea fue, en el Congreso reunido en 1816, la de prohijar el establecimiento de una monarquía constitucional
para el país -atento el peligroso movimiento monárquico
resucitado en Europa- con que no hallando en la población de las Provincias Unidas un referente de prosapia tal,
propuso para el sitial a un descendiente de linaje incaico.
La idea, novedosa como defensa política ante el problema
exterior, fue apoyada por San Martín y Pueyrredón, pero
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CONCEPTOS
Año 87/2012
abandonada por Buenos Aires considerándola impropia,
ya que necesariamente trasladaba el centro del poder al
norte. Declarada la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el Congreso continuó desde 1817
sus sesiones en Buenos Aires erigiendo al Directorio como
sistema político de gobierno. Dictó una Constitución, conocida como la de 1819, de tinte marcadamente centralista y unitario, que fue en definitiva rechazada por el interior
provinciano, ya abiertamente declarado en estado de rebeldía. La anarquía hacía presa absoluta del país. Incluso
Belgrano manifestó su desacuerdo con tal Carta, bien que
la juró con su acostumbrada disciplina, aunque bajo la reserva expresada.
No obstante, imponía a la tropa su carácter y disciplina.
Mas quedaba sólo el espíritu: de materialidades, nada.
Y estaba en constante disposición de atender a los requerimientos de Güemes, como podía hacerlo solamente
privándose él mismo y así a su tropa de lo indispensable.
El 11 de diciembre de 1817 el Gobierno le ordena bajar a
Córdoba con 400 soldados para mantener el orden público. Fue el principio de un largo fin. Ha expuesto Mitre en
este sentido:
“Desde ese día el Ejército Auxiliar del Perú quedó perdido
para la guerra de la Independencia; pero ya la inmunidad
de la frontera argentina por el Norte era un hecho y Salta se bastaba para hacerlo respetar”. (MITRE, Bartolomé:
“Historia de Belgrano”, op. cit. Tº II, p. 628).
Su actuación tras hacerse nuevamente
cargo del Ejército Auxiliar del Norte.
La anarquía provincial. Su enfermedad y
sus desdichas postreras. Su pobreza.
El erario sin recursos.Sus amistades.
Su testamento. La anarquía capitalina.
Su fin invocando a la Patria.
En provincias, en tanto, y en el litoral, Santa Fe y otras,
se había desatado ya la guerra civil, la guerra caótica
montonera. San Martín y Belgrano fueron llamados a participar en las disensiones internas, para ponerles fin. San
Martín se negó, objetando que su lucha era contra el poder español y no contra sus connacionales. Belgrano, en
cambio, considerándolo un deber patriótico, aunque con
repugnancia acató la orden. Y así, designado Comandante en Jefe de las Fuerzas del Litoral, hubo de enfrentar
situaciones que hablaban a las claras del abierto y vívido
brote de la disolución nacional, desdorado en la vorágine
de luchas intestinas que libraban los caudillos ensoberbecidos, Artigas, Ramírez, Bustos, López, y todo aquél que
por cualquier causa levantaba cabeza. Cada cual por “su
rancho, su casa, su jurisdicción…soberana”.
La situación nacional al hacerse cargo Belgrano nuevamente del Ejército Auxiliar del Perú, había comenzado a ser
incoherente y confusa. El erario nacional estaba exhausto.
La anarquía en provincias palpitaba ya por doquier. Sin
recursos y perturbándolo constantemente la idea fija de
participar en la lucha por el Norte, destacó el prócer, en
tan obligado desnivel, un grupo de 300 hombres con dos
piezas de artillería al mando de Aráoz de Lamadrid, que
se unieron a las partidas de Güemes. Tal era la idea de
San Martín, apoyar a Güemes con grupos de veteranos del
ejército, y en cierta manera distraer al enemigo por el Alto
Perú. Pero no más, nada más. Pero Belgrano quiso más,
dispuso enviar el regimiento nº 2 al mando de Juan Bautista Bustos para ubicarse a la retaguardia de una fuerza
realista, a efectos de cortarle la retirada y darse a la persecución del enemigo. Su dinámica expuesta, empero, no
contó con la aprobación del Gobierno.
En correspondencia a San Martín, le expresaba:
“Por lo que hace a mí, estoy en el empeño de ponerme en
estado de movilidad para cooperar a los movimientos de
usted, pero son tantas las dificultades y tantos los obstáculos, así físicos como morales, que dudo poder llevar a
su asistencia mis ideas. El orden está paliado en estas tres
provincias: dicho entre nosotros, el egoísmo de rancho,
de casa, de ciudad, de jurisdicción, a lo más, está en su
vigor, y para curar esta enfermedad se necesitan los auxilios pecuniarios de que carezco” (GONDRA, Luis R. op.
cit. p. 8: -- Documentos del Archivo de San Martín, Tº IV,
p. 9 – Tucumán 25 de septiembre de 1817).
CONCEPTOS 40
Año 87/2012
La disciplina que Belgrano impuso a sus soldados en la
campaña, empero, se mantuvo en todo momento incólume. Era Belgrano verdaderamente un General legendario,
épico, no un romántico y cándido de pacotilla que tuvo la
peregrina idea de levantar alguna vez bandera, como en
general la historia vulgar ha dado en glosar caprichosamente su noble y diamantina figura.
Soportaba por entonces mil privaciones.
El Gobierno, absolutamente desorientado, ignoraba cerrilmente a su General. Le ordenaba juntar tropa en condiciones para hacer frente a una expedición española que
se presumía intentaría la recuperación de la colonia, y que
se prevenía constituida por alrededor de ¡18.000 a 20.000
hombres!
Belgrano en tanto no se aquietaba en sus repetidas quejas, dando fe redoblada del estado en que se debatía el
Ejército a sus órdenes:
“Ordena el Señor Director se eleven las tropas de línea al
mayor número, ¿Cómo podré hacerlo con el ejército que
mando, cuando no puedo mantener los hombres que hoy
lo componen? Hablo con la circunspección que me caracteriza: muchos días pasan que absolutamente no tengo
qué dar de comer ¡ni aún a los jefes! Es preciso palpar
esta miseria para formar concepto del grado de heroicidad
a que puede ascender la paciencia humana”. (ARCHIVO
GENERAL DE LA NACIÓN ARGENTINA - Belgrano al Gobierno - Fraile Muerto, 27 de junio de 1819; --BELGRANO,
Mario: “Belgrano”, op. cit. p. 356).
El cuadro no era mentido. Así lo constataba un viajero
inglés que tuvo ocasión de contemplar el paso de dicho
Ejército en la época:
“Los soldados iban en estado lastimoso, muchos descalzos y vestidos de harapos, y como el aire matutino era penetrante, pasaban tiritando de frío cual espectros vivientes”. (HAIG, Samuel: “Bosquejos de Buenos Aires, Chile
y Perú”, Biblioteca del matutino La Nación, 1918; --BELGRANO, Mario, p. 356).
Esta historia heroica pocos argentinos la conocen. Pero no
pocos pueden, en su conocimiento, intuír cuál sería el afligente estado de ánimo de un valeroso Jefe que con toda
aflicción sufría por sus hombres -hoy le llamamos stress,
bien que por entonces multiplicado, por cierto- al punto
de causarle cada vez más recaídas en el desesperante estado de su salud; al punto de que tanto oficiales y amigos
como su familia le rogaban bajara a Buenos Aires para
tratarse antes de que se desatara la tragedia. Pero nada
corroía su incólume voluntad, pese a que la hidropesía que
lo aquejaba se estaba haciendo carne en él. El gobernador
de Córdoba, Manuel Antonio Castro, describía un cuadro
que lo impresionó vivamente:
“Acababa de asaltarlo el primer ataque de la enfermedad
de que murió; dormí en su tienda desabrigada y húmeda; observé que pasaba la noche en pervigilio y con la
respiración anhelosa y difícil. Sospeché gravedad en la
enfermedad y le insté encarecidamente se fuese conmigo
a Córdoba a medicinarse para su salud; se excusó firmemente…él debía su vida a la paz y la tranquilidad común”.
Más adelante, en primavera y hallándose el ejército en Capilla del Pilar, un médico enviado por Castro constató en él
un estado muy avanzado de hidropesía. Castro le volvió a
insistir en cuidarse, en viajar a Córdoba, a lo que el prócer
contestó:
“La conservación del Ejército pende de mi presencia; sé
que estoy en peligro de muerte, pero aquí hay una capilla
donde se entierran los soldados, y también se me puede
enterrar a mí”. (Documentos del Archivo de Belgrano, Tº
I, p. 216; -- BELGRANO, Mario: “Belgrano, op. cit.,p. 357)
No era obcecación. Tenía un elevado sentido del deber.
Era un “hombre del deber”.
La enfermedad, empero, recrudecía, y se vio obligado a
pedir licencia. El Gobierno se la concedió abiertamente
por ser “en sumo grado interesante a la patria y muy conforme a los deseos de la Supremacía el restablecimiento
de la salud de V.E., deteriorada por los continuos sacrificios y penalidades consagrados en obsequio del bien general”. (ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN ARGENTINA:
El Gobierno a Belgrano, 2 de septiembre de 1819).
Belgrano abandonaba el Ejército, “su Ejército”. El 10 de
septiembre de 1819 se despedía de “sus soldados” en un
breve discurso al que, entre otros concepto, daba fin en
estos términos:
“Nada me queda que deciros, sino que sigáis conservando el justo renombre que merecéis por vuestras virtudes,
cierto de que con ellas daréis gloria a la Nación, y correspondéis al amor que os profesa tiernamente vuestro general”. (MITRE, Bartolomé: “Historia de Belgrano, Tº III, p.
246).
El 11 de septiembre se despedía definitivamente del ejército, haciendo entrega del mando al general Fernandez
Cruz.
En su marcha hacia Tucumán es recibido en Córdoba por
su amigo el gobernador Castro y los jefes de la guarnición
cordobesa. Era el momento del alejamiento. Su escolta
de veinticinco hombres se detuvo, todos bajaron de sus
caballos y prorrumpiendo en llanto lo despidieron exclamando:
“Adiós nuestro general: Dios vuelva a V.E. la salud y le
veamos cuanto antes en el ejército”.
Belgrano se conmovió íntimamente y agradeció a Córdoba y su gobierno las atenciones recibidas, y a todos, los
sentimientos que le profesaran.
Prosiguió tras ello su marcha al norte. Acota Mitre:
“Esta fue la última ovación que el vencedor de Tucumán
y Salta recibió en vida”. (MITRE, Bartolomé: “Historia de
Belgrano”, op. cit. Tº III ps . 246-247).
En Tucumán tuvo lugar un suceso doloroso. La guarnición
local se había sublevado y hallando a Belgrano en casa
y en cama el jefe revoltoso -capitán Abraham Gonzalez,
de origen uruguayo- pretendió engrillarlo sin razón alguna.
Hubiera sido una tortura inútil, sin razón de ser. Sus piernas estaban tan hinchadas que no podían soportar siquiera roce alguno. Intervino entonces enérgicamente su médico de cabecera, el Dr. Redhead, e impidió que se diera
cumplimiento a una orden tan inhumana. De inmediato el
Congreso intervino, haciendo responsable al gobernador
Bernabé Aráoz, recientemente asumido, de la salud del
“General en Jefe y Capitán General de aquellas provincias”.
Empero Belgrano, en conocimiento de su ya grave estado
de salud y no hallando en el lugar otro amigo más que
don José Celedonio Balbín, le hizo conocer su voluntad
de regresar a Buenos Aires, para lo que hubo de aceptar del mismo, contra su sentimiento, un préstamo de dos
mil quinientos pesos pues nada tenía, y el gobierno de
provincia, al efecto, se había negado a prestarle cualquier
tipo de ayuda. Recibió empero ayudas varias: Carlos del
Signo, en Córdoba, le adelantó 400 pesos; para pago de
dos médicos que lo asistieron en Tucumán, Manuel Berdía
y Baltazar Texerina, y auxilio de su médico José Redhead,
41 CONCEPTOS
Año 87/2012
1.600 pesos; Teodoro Fresco, 1.300 pesos; Pedro Castañeda 400 pesos. Reemprendido el viaje, varias manos se
le tendieron tras arribar a la ciudad porteña y trasladarse
a San Isidro para descansar en algo de su mal. En estado
de total postración, a fines de marzo de 1820 el gobernador Ramos Mejía le remitió 300 pesos excusándose por la
pobreza del erario; la Junta de Representantes, el 30 de
mayo de 1820 puso a su disposición 500 pesos, cargados
a lo que se le debía, y también por sueldos devengados
entregó a su pariente Domingo Estanislao Belgrano, el 7
de junio, otros 1.500 pesos.
Sus amigos dudaban incluso de su vida, En su retorno a la
ciudad dirigió al Gobernador Manuel de Sarratea una nota
recordándole la deuda que el país guardaba para con él,
en definitiva $ 13.020.
Comenzaba su primer pedido, que repitió con angustia en
otra ocasión, casi en tono de súplica:
“Postrado en mi salud con accidentes de suma gravedad…”.
Reiteradas fueron sus solicitudes, y reiteradas las evasivas: no por falta de voluntad sino porque el erario estaba
exhausto. Esa era la realidad nacional. (BELGRANO, Mario: “Belgrano”, op. cit. ps. 362 a 365).
Pero a aquel gran Secretario Perpetuo del Real Consulado, Abogado y gran General en Jefe de Ejércitos de la
Patria, no le faltó familia ni le escasearon amigos, en esas
horas trágicas, que de algún modo lo consolaran. Lo visitaban no sólo miembros de su familia, entre ellos el canónigo Domingo Estanislao Belgrano, sino que también,
según éste comenta: “se veía favorecido de visitas diarias,
de casi todos los médicos del pueblo, quienes iban sólo
por la amistad y por ver si podían prestar al paciente algún
alivio con lo que únicamente se creían recompensados.
Aráoz de Lamadrid, uno de sus mejores oficiales, lo visitó,
a quien le encargó corregir unos apuntes que le había hecho llegar, para que los corrigiera y se los trajese. Volvió
a tener la alegría de encontrarse con su amigo Balbín, a
quien aseguró que “luego de que el país se tranquilice le
pagarán -[el Gobierno]- a mi albacea, el que queda encargado de satisfacer a usted con el primer dinero que
reciba”. Su albacea era el nombrado canónigo, Domingo
Estanislao Belgrano, quien cumplió con la manda, como lo
hizo constar Balbín a un año del fallecimiento del prócer.
(ELGRANO, Mario: “Belgrano” op. cit. ps. 366-367). También cumplió con el Dr. Redhead al entregarle en pago de
sus servicios su reloj de oro, quejándose: “Es todo cuanto
tengo que dar a este hombre bueno y generoso”. (MITRE,
Bartolomé: “Historia de Belgrano”, Tº III, p. 461).
Desgraciadamente para él, para lo que él pensaba y vivía
en esos últimos momentos, sabía del estado de disolución en que había entrado el país, sabía de la montonera
anárquica y del caos político que abrumaba a la ciudad
revolucionaria de Mayo. El mismo día de su muerte, 20
CONCEPTOS 42
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de junio de 1820, a los cincuenta años de edad cumplidos
bajo el signo de la entrega y el sacrificio, nacía el héroe a
la inmortalidad, en la precisa jornada en que Buenos Aires
sufría la asunción sucesiva al poder de tres Gobernadores
obsesivos de imperio caótico.
En su testamento designó albacea y heredero a su recordado hermano Domingo Estanislao Belgrano -sacerdote
en Córdoba y Buenos Aires- y recordó que, no teniendo
herederos forzosos ascendientes ni descendientes, lo que
quedara de sus bienes, pagadas las deudas, fueran destinados a la educación de su hija “Manuela Mónica del Corazón de Jesús”, que a la sazón contaba un año de edad.
Esta voluntad envolvía en realidad un fideicomiso. Era un
sentimiento reiterado respecto de su hija natural: un año
antes había dispuesto, en nota dirigida al Cabildo de Tucumán, que “La cuadra de terreno contenida en la donación
que me hizo la M. I. Municipalidad, y consta de los documentos antecedentes, con todo lo en ella edificado por mí,
pertenece por derecho de heredad a mi hija Da. Manuela
Mónica del Corazón de Jesús, nacida el cuatro de Mayo
de mil ochocientos diecinueve en esta Capital, y bautizada
el siete…” Al testar, Belgrano encargaba a su hermano albacea el fiel cumplimiento de sus últimos anhelos.
Mas el terminal y más profundo sentimiento lo dedicó, al
dar su alma, a su amada Patria, en un postrer suspiro que
envolvía toda la pasión que en esos instantes supremos lo
acongojaba en lo más íntimo de su heroica personalidad,
sapiente de la anarquía desatada en el cuerpo político de
su venerada tierra natal:
-“¡Ay, Patria mía!”
Fue el broche luminoso con que cerró el medio siglo de su
existencia terrenal.
Belgrano en todo tiempo sustentó una recia, penetrante y
a la vez piadosa y noble calidad humana. Era sesudo, hábil, poseedor de gran cultura y cultivo civil, firme hombre
de derecho y economista de la libertad fisiocrática, tenaz,
insistente en la porfía, éticamente incorruptible; esmeradamente educado y religioso hasta rozar el misticismo.
Dormía pocas horas, cuatro lo más, y escribía mucho, lo
que sorprende al tomar contacto con sus escritos, sus
memorias y la extensa e intensa correspondencia que a
trazo de pluma propia desarrollaba sin ayuda de secretario o escribiente alguno. Era en extremo diligente, rápido
en la marcha, bien de pie a tierra o montado a caballo
durante jornadas extendidas; tenía la intuición de quien
palpita el futuro sin equívocos, y una voz atenorada que
fue en alguna ocasión motivo de burla por quien creía que
se era más hombre por vocear con tono rudo, áspero, o
por medir más ancho de hombros. Él, en cambio, sí dio
cátedra de hombría con su entrega, su disciplina y su organización del mando y la batalla, tal como le reconoció
en todo momento otro gran jefe, el general Paz: era parco, organizaba y no discurría; castigaba la indisciplina, era
férreo en tal sentido y en el mantenimiento del orden, y
cuando hablaba en combate, “lo hacía sólo para ordenar
el ataque”. San Martín lo tuvo en su predilección, fueron
grandes compañeros, compadres de la Patria.
“Rojo de pelo y ojos castaños”, fue así descripto en su
paso por la Universidad de Valladolid, donde se graduara
de abogado. Por su parte, Mitre ofrenda una distinguida
semblanza del prócer:
“Era en vida de regular estatura, de ojos grandes de color azul sombrío, de cabello rubio y sedoso, de color muy
blanco y algo sonrosado, cuya apariencia hacía recordar
el tipo de las razas del norte de Europa, indicando un
temperamento sanguíneo linfático, vivificado por el fluido
nervioso. Su fisonomía era bella y simpática, y el carácter
que prevalecía en ella era el de una grave serenidad… Los
retratos y bustos que han popularizado su imagen lo representan ocupando la región craneana más de un tercio
de la cabeza, que hace recordar el tipo de Bonaparte en su
juventud; pero si se examinan sus líneas fundamentales,
sus planos suavizados y sus simétricas curvas, se percibe
que más bien que el receptáculo de una poderosa inteligencia, es más el coronamiento de un cuerpo y de un
alma bien equilibrada en que se dilatan sus facultades
morales”.
Un retrato del “Belgrano Militar”, pintado en momentos
previos a la gran batalla de Tucumán en la concepción
pictórica de R. Gonzalez Moreno -colección del general
Isaías J. Enciso- lo muestra en una terminante actitud de
decisión a fondo, resuelto a todo, oteando lo que se venía.
Es que en batalla Belgrano se transformaba, ya no eran la
mansedumbre y la solicitud el cívico atributo de su personalidad. Pues aunque se trate de un dicho popular, es
muy cierto aquello de que “el malo más malo, es el bueno
cuando se pone malo”. Pero no es de maldad de lo que se
trata al hacer referencia a Belgrano. Lo es respecto de su
intrepidez, de su bizarría y de su audacia y coraje, que se
embravecía a su hora, multiplicado: jamás claudicaba en
instancia alguna. Transcurrido el espíritu del combate, empero, era la inteligente y fértil nobleza de su talante la que
privaba. Lo demostró en redobladas oportunidades y en
su vida toda, que obedeció a su plena conciencia del Bien,
al que se ofrendó él todo en favor del país y sus paisanos.
Joaquín V.Gonzalez lo ha caracterizado en la integridad de
su genio en tan sólo tres geniales, cristianas palabras:
“Vivió de darse”.
“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la
mandé hacer celeste y blanca”…
*Héctor María Enz
Abogado. Dr. en Ciencias Jurídicas y Sociales (UMSA)
Ex Profesor titular de Derecho Político (UMSA)
Investigador del Museo Social Argentino.
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Por Miguel Ángel de Biase*
LA CRISIS ECONOMICA DE 1929
Y LA ACTUALIDAD
RESUMEN
El colapso económico. Impacto en el sistema financiero.
Crisis del sistema bancario. Causas y efectos. El papel de
la Reserva Federal. El “New Deal” y las ideas de John Maynard Keynes. Su efecto en la República Argentina. Medidas estatales. Creación del Banco Central. La nueva crisis
mundial. La situación económica de EEUU. Conclusiones.
INTRODUCCIÓN
El objetivo inicial del trabajo que me permito presentar, fue
el de referirme a la crisis económica de 1929 y a su impacto en el sistema financiero de EEUU y en el de nuestro
país; el New Deal y las medidas aquí tomadas en dicho
orden financiero.
Los acontecimientos mundiales y el desarrollo de la nueva
crisis, extendieron mi labor, en el tiempo de elaboración y
tamaño.
También influyó la seducción permanente de referirse al
legendario colapso y a la figura del mítico Keynes y su influencia intelectual, siempre vigente, más allá de cualquier
discrepancia.
1.El inicio de la crisis y su desarrollo
La depresión que empezó a mediados de 1929, fue según la opinión de Milton y Rose Fridman (Fuente: “Libertad
de elegir” – Biblioteca de Economía – Ediciones Orbis SA
– 1983), una catástrofe de dimensiones sin precedentes
para los Estados Unidos. La renta monetaria se redujo a
la mitad antes que la economía alcanzara el punto más
bajo de la crisis en 1933. La producción total disminuyó en
un tercio, y el desempleo alcanzó la cifra sin precedentes
del 25 por ciento de la población activa. Para el resto del
mundo la recesión no fue más suave. Dicen que a medida
que se extendía a otros países, la producción bajaba, el
desempleo aumentaba y el hambre y la miseria llegaban a
todas partes. Señalan que en Alemania, la depresión ayudó a Adolf Hitler a alcanzar el poder, allanando el camino a
la Segunda Guerra Mundial.
Y que “en el ámbito de las ideas, la depresión convenció
al hombre de la calle de que el capitalismo era un sistema inestable destinado a sufrir crisis cada vez más graves.
Aquel aceptó los puntos de vista cada vez más compartidos por los intelectuales; el Estado tenía que desempeñar
un papel más activo, intervenir para compensar la inestabilidad privada incontrolada; actuar como un volante de
regulación para promover la estabilidad y asegurar el bienestar”.
Tal visión resultó un elemento importante del rápido crecimiento del intervencionismo, en particular de la administración central.
Indican los prestigiosos economistas citados, que la profesión económica, cambió radicalmente de opinión y afirmó que el “dinero no importaba” y que John Maynard Keynes, uno de los economistas más importantes del Siglo
XX, ofreció una teoría alternativa. La revolución keynesiana – a su juicio – no sólo prendió en la profesión, sino que
aumentó una justificación atractiva para una serie de medidas que condujeron a una amplia intervención pública.
Da un testimonio claro del escenario de la infortunada situación el reporte anual del Secretario de Comercio norteamericano, citado en el telegrama del 7 de Enero de
1932 (Fuente: Ámbito Financiero – 29/10/1998), que indicaba:
• “De Enero de 1930 a Julio de 1931, el índice de producción industrial cayó 205% respecto del año precedente”.
• “El índice de desempleo aumentó a 18%, el de salarios
perdidos a 25%”.
• “El volumen de las mercaderías transportadas por ferrocarriles cayó 21,7% mientras que el número de personas
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transportadas disminuyó el 29,2%”.
• “El índice de precios brutos que alcanzó 96,7 en 1929,
cayó a 69,5 en 1931. El costo de vida, de 98 en 1929 bajó
a 84,4 en Junio de 1931”.
• “En 1931, las exportaciones norteamericanas cayeron
34% frente al año anterior y las importaciones, 37%”
nómica había alcanzado su punto máximo en Agosto de
1929, dos meses antes del derrumbe de la bolsa, y en
ese momento aquella había descendido apreciablemente.
El desastre del mercado de capitales era un reflejo de las
dificultades económicas en aumento, unido a la explosión
de un alza especulativa insostenible.
De un comentario periodístico de fecha 25/03/1930 de un
periódico de Nueva York, citado también por nuestro “Ámbito Financiero”, resulta ilustrativo extraer: “… Después de
las estimaciones oficiales ciertamente alejadas de la verdad, aparecieron los desempleados. En el mes de Febrero
de 1930 entre 1,5 y 2 millones de personas más que en la
misma época de 1929”.
La quiebra del mercado, amortiguó – según Friedman –
la disponibilidad tanto de los empresarios, como de los
consumidores para gastar y aumentó los deseos de éstos
de incrementar su liquidez con objeto de hacer frente a
cualquier emergencia, agregando una insoluble presión a
las entidades bancarias.
“Ahora hay entre 3 y 3,5 millones de personas sin trabajo.
Pero esta cifra no es una simple aproximación, es de una
fuente oficial, y el optimismo es la regla del gobierno hoy
en día, porque no ha tenido en cuenta las profesiones no
manuales que son muy numerosas y esa cifra no es pública…”.
2. El sistema de la Reserva Federal
en los EEUU
Agregaré algunos párrafos de un artículo aparecido en la
Revista “De Sur a Norte” – Perspectivas sudamericanas
sobre Estados Unidos – Vol. 4 Nº 5 – 11/2000, página 79.
Editado por el centro Regional de Estudios sobre EEUU
– Autor Pablo A. Pozzi – UBA, que describen con síntesis
y precisión aspectos dramáticos de la crisis, allí se dice:
“… Todos los estratos sociales sufrieron una serie de sacudidas: Había cuatro millones de desempleados en 1930
y nueve millones para 1932. Los que no habían perdido el
trabajo sufrieron recortes salariales o trabajaban por migajas. Las organizaciones de beneficencia intentaban abastecer a millones d personas hambrientas y sin hogar, pero
sus recursos no eran suficientes. No había garantía para
aquellos que perdieron sus ahorros para siempre con la
quiebra de los bancos o cuando las acciones se desplomaron. Se detuvo la producción, la industria se paralizó y
los agricultores preferían destruir el trigo, el maíz y la leche
antes de venderlos a pérdida. Franklin D. Roosevelt señaló
que un tercio de la nación tenía problemas de vivienda y
alimentación. Peor aún, había millones de estadounidenses sin hogar, refugiados que venían de las ciudades y
deambulaban por todo el país en trenes de carga, víctimas
de las regiones de sequía azotadas por vientos de tierra
conocidos como dust bowl, gente que buscaba una nueva
vida más hacia el oeste, y niños vagabundos, separados de
sus padres. Los médicos daban cuenta de un aumento de
los casos de desnutrición. Algunas personas saqueaban
negocios de comestibles para no morirse de hambre…”.
La visión popular es que la depresión empezó el “jueves
negro”; 24 de Octubre de 1929, cuando la Bolsa de Nueva
York se derrumbó. Tal como lo narra Friedman, tras varias
alzas y bajas intermedias, el mercado de capitales acabó en 1933, en un nivel aproximadamente seis veces más
bajo que en 1929. La quiebra de la bolsa fue importante,
pero no marcó el inicio de la depresión. La actividad eco-
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En Octubre de 1907, cerró temporalmente la Kniekerbocker Trust Company, el tercer banco de depósitos de
importancia de la ciudad de Nueva York, al experimentar
dificultades financieras y el retiro masivo de sus depósitos. Los bancos de todo el país, reaccionaron mediante
una “restricción de pagos”. Ello evitó la quiebra de más
bancos y acabó con los retiros masivos. Al cabo de trece
meses se normalizó la situación.
A partir de allí, se dicta la Ley de la Reserva Federal de
1913, cuyo sistema empezó a funcionar a fines de 1914,
algunos meses después de la guerra en Europa.
Cuando se la creó, Gran Bretaña era el centro del mundo
financiero, basado en un patrón oro, pero indudablemente era el patrón de la libra esterlina. Se consideraba a la
Reserva Federal, como un medio para evitar los pánicos
bancarios y para facilitar el comercio, y en segundo lugar,
como el banquero del Estado.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos
habían remplazado a Gran Bretaña como principal centro
financiero del mundo.
La mejor época del sistema, según lo indica el propio
Friedman, fue sin duda durante el resto de la década del
veinte. Dice que a lo largo de estos años, actuó como un
verdadero volante de regulación, aumentando la tasa de
crecimiento monetario cuando la economía daba muestras de flaqueza, y reduciéndola cuando empezaba a crecer demasiado rápido. Ese éxito lo atribuye a Benjamín
Strong, primer director de la Reserva Federal de Nueva
York, hasta su muerte en el año 1928.
3.El colapso bancario y la Reserva
Federal
Producido el quiebre de la Bolsa, la actuación posterior
del sistema de la Reserva Federal, reforzó considerablemente sus efectos depresivos. Según Friedman, uno de
sus principales críticos, si bien actuó rápidamente para
aliviar el impacto, comprando títulos de la deuda pública,
con lo que aumentaba las reservas bancarias. Esta medida permitió a los bancos conceder créditos adicionales a
las compañías que operaban en la Bolsa y comprando Valores a éstas y a otras empresas afectadas por la quiebra.
Por la ausencia del mencionado Strong, enseguida también comenzó a actuar de distinta forma, respecto a como
lo había hecho a lo largo de la ya citada década del veinte.
Así, el propio Friedman indica que, en vez de aumentar
con rapidez la oferta monetaria en un porcentaje superior
al corriente, para compensar la contracción económica –
agrego de mi parte que aquí sí coincide con Keynes – dejó
que la cantidad de dinero disminuyera lentamente a lo largo de 1930.
Para el citado Premio Nobel de Economía, el efecto combinado de las consecuencias de la crisis de la Bolsa y la
lenta reducción de la cantidad de dinero, fue una recesión
bastante severa y que aún en el caso de haber acabado
ésta a finales del año 1930, o a principios de 1931, de no
producirse el colapso monetario, habría sido una de las
depresiones más graves del siglo XX.
Esta situación, a pesar de todo, hasta el otoño de 1930,
no se vio afectada por dificultades financieras o por retiros
masivos de depósitos en las entidades bancarias. La forma de la recesión, se modifica cuando una serie de quiebras en el Medio Oeste – afectado por la sequía – y en el
sur de los EEUU, destruyeron la confianza en los bancos y
aumentaron los intentos de liquidez, tratando de convertir
los depósitos en dinero efectivo.
El pánico llegó también al centro financiero. En Nueva
York, el 11 de Diciembre de 1930, cierra el denominado
Banco de los Estados Unidos. Era el banco comercial más
grande que hasta esa fecha, había caído en la historia del
país.
Por su nombre y envergadura, su quiebra constituyó, sin
duda, un importante ataque a la confianza en el sistema
bancario.
Un plan para salvar al Banco fracasó debido principalmente al carácter particular de dicha entidad y como
dice Friedman, también a los prejuicios de la comunidad
bancaria. Su mismo nombre, al atraer a los inmigrantes,
molestaba a los otros bancos, y “lo más importante”, el
banco era propiedad de judíos, estaba dirigido por ellos y
servía principalmente a su comunidad. Era uno de los po-
cos bancos en manos de los judíos en un sector que casi
más que ningún otro, había sido el reducto de “las familias
ilustres y poderosas”.
A último momento, Joseph Broderick, superintendente de
bancos del Estado de Nueva York, intentó reflotar el salvataje, advirtiendo que su fracaso, iba a constituir el error
más grave de su historia bancaria.
La liquidación del Banco, llevada a cabo en los peores
años de la depresión, acabó pagando a sus depositantes
92,5 centavos por cada dólar entregado. No había duda,
de que de haber resistido la crisis inmediata, ningún cliente hubiera perdido suma alguna.
La quiebra del Banco de los Estados Unidos, más allá del
perjuicio de sus dueños y depositantes, tuvo para el país
efectos muy importantes y prolongados. Los clientes de
las entidades financieras, ya en todo EEUU, preocupados
por la seguridad de sus tenencias allí confiadas, se unieron
a los pánicos aislados anteriores. Los bancos quebraron
a centenares (352 cerraron sus puertas sólo durante el
mes de Diciembre de 1930).
La existencia del sistema de la Reserva Federal, impidió
la aplicación de la restricción de pagos de los bancos –
drástica medida – condicionada quizás, porque los bancos más sólidos creyeron equivocadamente – como se vio
– que esas medidas no eran necesarias, confiando que el
sistema resolvería sus dificultades.
Desgraciadamente dicha Fed, también en la opinión de
Friedman, en lo esencial no actuó y dejó que la crisis siguiera su curso, procediendo del mismo modo en 1931,
cuando se produjo un segundo colapso bancario.
Ya en 1933, el pánico bancario, alimentado por la situación política, fue una suerte de final de tal triste historia.
En efecto, el Presidente en ejercicio, Herbert Hoover y el
elegido en Noviembre de 1932, Franklin D. Roosevelt, que
asumiría el cargo el 4 de Marzo de 1933, no tomaban medidas. El primero no deseaba hacerlo sin la aprobación
del electo, éste por su parte, no quería hacerlo hasta su
asunción.
En sus memorias, Hoover, lapidariamente concluye: “Llegué a la conclusión de que el consejo de la Reserva era
una caña demasiado débil para que un país se apoyara en
ella en tiempos difíciles”.
Para el balance final, me parece importante aportar cifras – suministradas por Friedman (ya largamente citado)
– del colapso del sistema bancario de EEUU. A mediados
de 1929, existían cerca de 25.000 bancos comerciales.
A principio de 1933, esta cifra quedó reducida a 18.000.
Cuando el ya Presidente Roosevelt, decidió terminar con
el cierre bancario, diez días después de que hubiera empezado, algo menos de 12.000 bancos fueron autorizados
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CONCEPTOS
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a funcionar, a los que se agregaron más tarde otros 3.000.
Por lo tanto, en total, unos 10.000 de los 25.000 bancos
existentes en 1929, desaparecieron durante esos cuatro
años, ya sea mediante procesos de quiebra, fusión o liquidación.
La cantidad total de dinero – la base monetaria – disminuyó en forma proporcional. De cada 3 dólares en depósitos
y efectivo en manos del público en 1929, a principios de
1933 solo quedaban 2; final irrebatible de un colapso monetario, hasta allí sin antecedentes.
4. Las medidas de la Administración
Roosevelt. El New Deal.
Las políticas anti – crisis.
El rol de John Maynard Keynes.
La elección de Roosevelt, popular gobernador del Estado
de Nueva York; como conductor de un país cuyo hombre común había perdido la fe en el sistema económico
imperante, estaba desesperado y deseaba para su tranquilidad, una promesa de que existía una salida, abrió el
camino a sus esperanzas. El nuevo presidente, convocaba
a ese optimismo, con su imagen.
El 4 de Marzo de 1933, inicia su presidencia, en un momento en que la economía se encontraba en la peor circunstancia. Tras ordenar el cierre de los bancos, en su discurso inaugural renovó dicha esperanza, afirmando que:
“… lo único que debemos temer es el temor…”, y puso
en marcha su plan de medidas, conocido como el New
Deal, “la nueva política económica”.
Convocó a un comité de especialistas, que procedían
principalmente de las universidades, especialmente de la
de Columbia. Reflejaban sus miembros el cambio que se
había producido con anterioridad en el pensamiento de
los recintos universitarios, citado al inicio de este trabajo.
Los asesores del Presidente, estaban por lo tanto dispuestos a considerar la depresión como un fracaso del capitalismo y a creer que una activa intervención gubernamental
constituía la solución adecuada.
A ese grupo de trabajo se incorpora Keynes, a solicitud del
primer mandatario, teniendo una influencia considerable
en sus decisiones.
A este momento de mi exposición, la mención del famoso
economista y previo al análisis de las medidas efectuadas
por el New Deal, que lo tuvo como mentor, me convoca
enriquecer esta labor, aportando datos de su personalidad
y actuación anterior a su contribución a la solución de la
crisis. Posteriormente y ya en el camino del análisis de sus
posibles causas, mencionaré aspectos de su pensamiento, considerados en su obra de 1936, la famosa “General
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Theory of Employment, Interest and Money”, sus objeciones a la teoría clásica y otras visiones de sus teorías.
5. John Maynard Keynes
(1883 – 1946).
Nació en Cambridge (Inglaterra). Su padre, John Meville
Keynes, fue un distinguido catedrático de la Universidad
de Cambridge, íntimo amigo de Alfred Marshall, ya unánimemente considerado el más grande de todos los economistas clásicos de ella. Su madre también fue profesora
allí, siendo el primer matrimonio de docentes autorizado
por la estricta casa de estudios.
Se educó en Eaton y en el King’s College de su ciudad de
origen. A su regreso de la India, ingresó como funcionario
en el Tesoro de Inglaterra, siendo unos años más tarde el
principal representante del mismo, en la Conferencia de
Paz de Versailles en 1919, luego de la finalización de la
Primera Guerra Mundial.
Disconforme con las condiciones económicas impuestas
a la vencida Alemania por la Comisión de Reparaciones,
que fijó una deuda total de 132.000.000 millones de marcos oro (33.000 millones de dólares), abandonó el servicio
exterior, publicando en 1920, su libro “Las consecuencias
económicas de la paz”, que le generó fama y arduas polémicas. (Fuente: “Historia Universal de las Ideas Políticas”
– Ricardo Luis Quellet – Pág. 286/288).
Las reparaciones, mínimamente cumplidas (Alemania
efectuó un pago inicial en metálico de 250 millones de
dólares), tuvieron consecuencias políticas y financieras en
Europa, allí advertidas y luego consumadas; son un antecedente valioso para considerar las posibles causas de la
futura crisis mundial.
Desde su vuelta a Cambridge, después de la Primera Guerra Mundial, no renunciaría a la actividad académica, además fue consultor de importantes firmas y director de una
gran compañía de seguros.
Ya rodeado de fama y prestigio, fue convocado por el gobierno norteamericano para colaborar con los asesores
del Presidente para la ejecución del plan anticrisis, del que
según la opinión general, fue su autor intelectual.
En un momento en que se atacaba a la democracia en
otras partes del mundo, los logros del New Deal, tuvieron
especial importancia.
A fines de 1933, Keynes le escribió al mandatario una
carta abierta: “… Usted se ha vuelto el depositario de la
confianza que todos aquellos que en cualquier parte del
mundo buscan enmendar los males de nuestra condición
a través de la experimentación razonable dentro del mar-
co del sistema existente. Si usted fracasa, la imagen del
cambio racional quedará dañada en todo el mundo, y la
única opción será la oposición entre la ortodoxia y la revolución…”. (Fuente: Franklin D. Roosevelt and the new-deal
1932-40 – William E. Leutchemburg – 1963). (Resaltado
propio).
Desconfiaba Keynes de Roosevelt, este era político y popular, él era intelectual y solo popular en su aristocrático
cenáculo – como decía Tocqueville, las aristocracias crean
“amplios recintos de los que no se puede salir y en los
que tampoco se puede entrar” – ; no dejaba de criticar las
vacilaciones del presidente, a quien visiblemente no había
logrado convencer en la única entrevista que tuvieron en
el verano de 1934.
“Creía en el valor supremo de la autoridad intelectual, en la
sabiduría de una élite escogida con esmero”1.
En 1936, publica su famosa teoría, compendio final de su
brillante aporte a la ciencia económica, que sí está fuera
de discusión.
Durante la Segunda Guerra Mundial, volvió a trabajar para
el tesoro de Inglaterra y fue delegado para la Conferencia
de Bretton Woods en 1944, de donde surgirían el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional
para la Reconstrucción y el Fomento (BIRF). Keynes fue
un defensor de los alcances globales de los asuntos económicos. Estaba convencido de que los problemas que
afectaban a una Nación, se sentirían indirectamente en
sus vecinos. Y así como propiciaba una intervención estatal en las economías nacionales, también trabajó por
una intervención supranacional para la estabilización de
los asuntos que afectaban al mundo. (Datos biográficos,
fuente: “Economía – En el pensamiento, la realidad y la
acción”, Páginas 368/69 – Daniel Pérez Enrri, Ediciones
Macchi - 2000).
1. (Citado por Harrod, R.F. “The life of John Maynard Keynes” – Londres – Mac Millan,
1952)..
5.1. Sus objeciones a la teoría clásica
Dice Dudley Dillard – profesor de Economía en la Universidad de Maryland (EEUU) – un profundo estudioso del
economista inglés, que su libro “General Theory of Emplyment, Interest and Money” (1936) ha adquirido dentro
de los doce primeros años siguientes a su publicación,
una influencia sobre el pensamiento de los economistas
profesionales y los autores de la política, que ningún otro
libro en toda la historia del pensamiento económico en un
número comparable de años. (Fuente: “La teoría económica de John Maynard Keynes”, del economista citado,
Biblioteca Aguilar 1977).
Agrega que lo mismo que “La riqueza de las Naciones” de
Adam Smith (1776) y “El Capital” de Marx, ya en el Siglo
XIX, la General Theory, ha sido el centro de la polémica
entre los escritores, tanto profesionales, como no profesionales, y que el libro de Smith es un resonante reto al
mercantilismo. El libro de Marx es una crítica demoledora
al capitalismo y el de Keynes, es una repudiación de los
fundamentos del “laissez faire” y que finalmente, libro tras
libro los economistas más preminentes reconocen una
gran deuda a su pensamiento estimulante, aún aquellos
que lo han discutido.
Para Dillard, la teoría económica clásica está basada en el
supuesto del empleo total del trabajo y demás factores de
la producción. Que puede haber períodos que se aparten
del empleo total, pero éstos se consideran como anormales y su explicación no constituye una parte básica de la
materia que se ocupa la ciencia económica clásica. Si bien
en alguna época no hay realmente empleo total, la teoría
clásica afirma que hay siempre una “tendencia” hacia el
empleo total. La situación normal es un equilibrio estable
de empleo total. Si la perturbación persiste, la escuela clásica “la atribuye a la interferencia de los gobiernos o los
monopolios privados en el libre juego de las fuerzas del
mercado”.
En contraste con esto, dice que Keynes considera que la
situación normal de ese capitalismo, es un empleo fluctuante, y yo me permitiría decir que la crisis de 1929, le dio
“en esa oportunidad la razón”.
En el inicio del Capítulo II de su libro, transcribe un párrafo
de The General Theory, de este modo: “… yo sostendré
que los postulados de la economía clásica son aplicables
a un caso especial y no al caso general… Más aún las características del caso especial supuesto por la teoría clásica no son de la sociedad económica en la que realmente
vivimos, de donde resulta que sus enseñanzas engañan y
son desastrosas si intentamos aplicarlas a los hechos de
la experiencia…”.
Agrega Dillard (Pág. 29 de su libro aquí referido), que el
gran defecto de la teoría clásica es su alejamiento de las
51 CONCEPTOS
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condiciones del mundo capitalista contemporáneo. En
muchos aspectos significativos la teoría clásica, tal como
la resume Alfred Marshall2 (“Principles of Economics”,
publicado por primera vez en 1890), es más útil en una
economía socialista, que puede suponerse muy próxima
al ideal del empleo total. En las economías capitalistas,
en que el paro intenso, los ciclos económicos, la inflación
y otras formas de inestabilidad constituyen los problemas
principales de la política estatal, la necesidad básica es de
una teoría que diagnostique estas enfermedades de una
manera que proporcione una guía para la acción encaminada a su solución y mejoría. Concluye que tal teoría nueva y más pertinente ha surgido en la teoría general del empleo, del interés y el dinero de Keynes. (Resaltado propio)
Si bien el objeto de mi labor, no es el análisis profundo
de una discusión, aún no resuelta y mucho menos para
dilucidarla, caer en la simplificación de que la controversia
estaría dada, en si el mercado sólo por sí mismo soluciona
todo, o el Estado debe intervenir; diré que quizás la solución de la crisis en “ese momento determinado” – lejos
en el tiempo – nos lleve a acciones permanentes equivocadas, ya que la realidad ya le da al mundo señales de
peligro, habida cuenta que el tamaño de los problemas y
el contexto, son absolutamente diferentes.
5.2. Neo-liberalismo y Keynesianismo
Dice Pierre Delfaud que desde la década del treinta, los
economistas liberales no han dejado de impugnar la legitimidad del keynesianismo. No tanto porque la posición
del mismo Keynes en cuanto al futuro del capitalismo liberal pareciera excesiva, sino por cuanto su crítica a los
automatismos reguladores y su apelación a la intervención
del Estado podrían poner en funcionamiento un engranaje conducente a un dirigismo cada vez mayor. Dado que
la “revolución Keynesiana” tuvo origen en el terreno teórico, es en ese mismo terreno donde debería respondérsele, perfeccionando el análisis económico de inspiración
“neo-clásica” (Fuente: Pierre Delfaud: “Keynes y el keynesiasnismo” – Colección “Temas del Hombre”, Editorial
Huemul - 1978).
5.3. Keynes y el capitalismo liberal
Según el autor que estamos siguiendo, Keynes no se
oponía por principio al capitalismo, cuya principal virtud
– decía – era el respeto estricto al individualismo, al cual
él adhería particularmente. Más, lo que sí impugnaba, era
simplemente su capacidad para asegurar automáticamente un equilibrio armonioso. En esas condiciones una
intervención global y limitada del Estado debía permitir
asegurar el pleno empleo y luego, un desarrollo económico suficiente para conducir el sistema a su fin.
5.4. Marxismo y Keynesianismo
En un ensayo aparecido en Nueva York en 1926, “Laiseer-faire and communism”, dice Keynes: “que las teorías de Marx eran ilógicas, viejas, erróneas desde el punto de vista científico, carentes de interés práctico para el
mundo moderno”.
De su “Essais de persuasión”3: “… si se trata de lucha de
clases, mi patriotismo personal y sincero, así como el de
todo el mundo (…) está del lado de mi propia clase. No
puedo permanecer insensible a mi concepto de justicia
y sentido común, pero la lucha de clases me encontrará
del lado de la burguesía ilustrada.” Como vemos, volvemos a encontrar el clima intelectual que respiraba el
“Grupo de Bloomsbury”. (Resaltado propio).
En correspondencia a G.B. Shaw (citado por Harrod), escribe Keynes: “… Acabo de intentar una vez más leer al
viejo Marx… pero sin hallar en él otras cosas que chicanerías pasadas de moda”.
Y además, “… Acabo de escribir una obra (la Teoría General) llamada a revolucionar singularmente, no en lo inmediato, pero sí en el curso de los diez próximos años, la
forma de abordar los problemas económicos. Se producirá un gran cambio, y en particular, serán pulverizados
los cimientos ricardianos del marxismo”.
Aquí aparecen con nitidez los rasgos de su personalidad,
brillante y provocativa hasta la inmodestia.4
La objeción a Marx, según Delfaud, no se basó en el contenido del Capital, sino en lo que consideraba su “parentesco” con los Grandes Clásicos de comienzos del Siglo XIX.
2. Keynes, fue discípulo de Marshall. Durante la mayor parte de su Carrera, aceptó y
3. “Essais sur la monnaie et l’ economie” (Essais de persuasión) – París – Payot 1972
enseñó los principios clásicos según su maestro; como así también algunos principios
– Mencionado por Delfaud .-
clásicos que consideró válidos y útiles.
4. La aguda incursión en los rasgos de su personalidad, es de Delfaud – Op. Citado.
CONCEPTOS 52
Año 87/2012
Podría hacerse un paralelo con la visión de Marx del capitalismo, para éste se desaparición era necesaria para que
el proceso llegara a su término, para Keynes puede desarrollarse dentro del marco de las instituciones actuales del
sistema, con la sola condición de asegurar su regulación
mediante una política global apropiada.
5.4.1. La crítica marxista
Mattik dice que la obra de Keynes no es otra cosa que
la repetición burguesa genial del análisis marxista, última
oportunidad de un capitalismo inteligente que prefiere la
eutanasia de los rentistas antes que el fantasma de la revolución social. (Fuente: “Marx y Keynes” – París – Gallimard, 1972 – de dicho autor, citado por Delfaud).
Agrega precisamente Delfaud, que la función objetiva
del Keynesianismo queda así confirmada según la interpretación marxista. La teoría keynesiana, sin que su autor haya sido realmente consciente, viene a justificar una
intervención generalizada del Estado que permite aplazar
temporariamente la crisis general del sistema. El intervencionismo keynesiano es, así, la ideología sustentadora del
“capitalismo monopolista del Estado”, tal como lo testimoniaría su éxito en los períodos de crisis, donde jamás
el proceso de concentración es tan intenso, y su adopción
por parte de los gobiernos demócratas en los Estados
Unidos, por otra parte, explícitamente respaldados por las
grandes industrias.
5.5. Las “recetas” de Keynes
Así concluye nuestro certero autor: “… Bajo este título vagamente irónico acogemos las recomendaciones keynesianas. Primero, con cierta irritación por el tono panfletario
que las acompañaba, luego, con una perplejidad no menos
cierta al estudiar la Teoría General; y por último con una
unanimidad aparente al salir de la crisis, pero no despojada
de reservas puesto que el liberalismo clásico no ha sido,
de hecho todavía desarticulado. No es difícil distinguir en
las políticas keynesianas su aspiración en el orden interno
y en el externo. Es por este último que Keynes adquirió la
mayor notoriedad, por sus críticas al retorno al patrón oro
(plan presentado en la Conferencia Monetaria de Bretton
Woods), pero este aspecto es en realidad secundario en el
sentido de que sólo aparece como condición que posibilita
al primero. La política keynesiana no está, ante todo, para
uso interno, exenta incluso de cierta dosis de “nacionalismo económico” como lo testimonia la ostensible admiración de Keynes por el mercantilismo”.
6. El New Deal en los Estados Unidos
Diré aquí siguiendo a Maurice Niveau (Fuente: “Historia de
los Hechos Contemporáneos” – editorial Ariel – Economía
– Nueva Edición Ampliada), que la política económica del
Presidente Roosevelt, quiere ser innovadora, se trata de
una plan que se propone, de una parte reactivar el consumo y la inversión; de otra parte, poner fin a ciertos abusos
que a su juicio eran la base del origen de la crisis.
Para el autor, no es éste una forma de socialismo, ni intento de planificación. Tuvo como finalidad primera la de
salvar el sistema capitalista. Sin embargo, el New Deal, fue
sin duda un reformismo en la medida que puso, por primera vez en acción en los EEUU, un conjunto importante de
medidas de intervención gubernamental en el terreno de
la economía.
El primer objetivo fue, en la opinión del autor citado, la
reactivación, había que lanzar los precios al alza, devolver
la confianza a los inversores, distribuir el poder de compra
a los consumidores.
6.1. Medidas en el campo del dinero y del
crédito. Reformas al sistema bancario.
› El 9 de Marzo de 1933, se prohíbe el atesoramiento y las
exportaciones de oro.
› El 12 de Marzo de 1933, se otorga al presidente una serie
de poderes: a) puede pedir a los bancos de Reserva federal el aumento de los créditos hasta los 3.000 millones de
dólares y el aumento de la emisión de billetes, sin contrapartida en oro, también hasta los 3.000 millones; b) puede elevar el dólar hasta el 50% de su valor oro; c) puede
autorizar la acuñación de monedas de plata en cantidades
ilimitadas. El presidente recibe el poder de crear tanta
inflación como desee.
En virtud de tales facultades, anuncia el 22 de Octubre que
la Tesorería comprará el oro no ya a u$s 20,67 la onza, sino
a u$s 31,36. El 16 de Enero de 1934 se eleva a u$s 34,35.
Esta devaluación del dólar tuvo como finalidad la de fomentar las exportaciones y de hacer subir los precios
interiores. De todos modos – resalta Niveau – los precios
no aumentaron proporcionalmente a la devaluación del
dólar.
› El 16 de Junio de 1933, la Banking Act para remediar
algunas deficiencias estructurales del sistema bancario
americano y proteger a los depositantes, crea un seguro, sobre los depósitos bancarios. Las demás medidas allí
tomadas, modifican ciertas prácticas bancarias con el fin
de impedir la distribución de créditos que pudieran servir
para financiar la especulación de la Bolsa. A su juicio, es el
esfuerzo de reforma y consolidación más serio, realizado
desde la creación de la Reserva Federal. De 1934 a 1936,
se adopta toda una serie de nuevas medidas para completar esta importante reforma de la estructura bancaria y
53
CONCEPTOS
Año 87/2012
financiera de los Estados Unidos.
Interpretadas a la luz de los preceptos keynesianos, el
conjunto de estas medidas que llevan el nombre de Morgenthau, Secretario del Tesoro, vinieron a liberar a los Estados Unidos de la presión del patrón oro, a fin de practicar
una política interna de emisión monetaria acelerada
para reanimar la actividad económica.
6.2. Otras acciones
En el terreno agrícola, el gobierno anterior (Hoover), había
creado en 1929, un organismo de sostenimiento de los
precios agrícolas, encargado de comprar y almacenar los
productos agrícolas con el fin de reducir su oferta en el
mercado.
A esta política de retención, Roosevelt añade una política de limitación de las cosechas – “el fantasma era la
superproducción” – conteniendo medidas monetarias. El
gobierno indemnizaría a los campesinos “que redujeran”
la superficie cultivada. En Enero de 1938, la Corte Suprema declara que esta medida es inconstitucional. Se paga
por no sembrar o por cultivar legumbres que mejoren la
calidad del suelo inculto. De 1932 a 1939, las superficies
cultivadas de trigo, maíz, algodón y tabaco disminuyeron
en un 20% y la población activa agrícola en un 7%.
En el ámbito industrial, el 15 de Junio de 1933, se introdujo
una serie de medidas revolucionarias, teniendo como finalidad reactivar la actividad económica, evitando la sobreproducción y obligando a las empresas a aceptar ciertas
reglas del juego, propias de un régimen competitivo. El
gobierno quiso conseguir un aumento de los salarios, una
reducción de las horas de trabajo y un alza de los precios.
Se lo autorizó a financiar obras públicas por un valor de
3.300 millones de dólares.
Otra gran realización industrial del New Deal, es el plan
hidroeléctrico del Valle de Tennessee, de amplia intervención estatal, sin embargo la Corte Suprema, lo aprobó en
1933, todo ello en el marco de un vasto proyecto de reactivadora obra pública.
En el terreno social, su acción fue beneficiosa. La ayuda a
los desocupados, defendiendo el poder de compra, contribuyó al mantenimiento de la actividad económica. Los
objetivos sociales y económicos, fueron compatibles
con una depresión. (Resaltado propio).
Cerraré este punto, siguiendo la opinión del autor que nos
ha ocupado; éste indica que no son fáciles de medir las
consecuencias de esta vasta política innovadora que fue
el New Deal y que no faltaron las críticas del lado de los
fanáticos de la libre empresa, que vieron siempre en la acción del Estado, una causa de mayor depresión. Al margen
de las disputas puramente doctrinales, su influencia debe
CONCEPTOS 54
Año 87/2012
considerarse en función de la recuperación y del alcance
social de las medidas adoptadas, y agregaré por mi parte,
siempre adheridos a la coyuntura económica, a cuyo
servicio estuvieron.
7. Su repercusión en la República Argentina – Medidas implementadas.
Esta crisis, nacida en EEUU, llega a nuestro país al inicio
de 1932. Largos meses sin cobrar los empleados públicos
y con síntomas parecidos a los de casi todos los países
afectados.
Le corresponde al entonces Ministro de Hacienda, en la
presidencia del Gral. Justo, Dr. Federico Pinedo, asumir
las medidas anticrisis.
En la idea generalizada de que la súper producción, era
una importante causante del colapso económico, se crean
instituciones estatales reguladoras de la misma; la Junta
Nacional de Granos, la de Carnes, el Instituto Nacional de
Vitivinicultura. Regulaciones tales como la instalación de
precios mínimos y sostén, para asegurar la continuidad de
la actividad agropecuaria, en peligro al no poder colocar
sus productos en el mundo, por la crisis.
Se incorporan al sistema tributario impuestos como el de
las transacciones (tasa inicial 1,25%, luego impuesto a
las Ventas y desde 1975, impuesto al Valor Agregado) y
a los réditos (actualmente impuesto a las Ganancias) y se
crea un organismo recaudador, ahora Dirección General
Impositiva, dependiente de la Administración Federal de
Ingresos Públicos (AFIP).
Se realiza un importante plan de obras públicas, al estilo
de la acción norteamericana.
7.2. Influencia en el sistema bancario y
financiero. El rol del Banco de la Nación.
Creación del Banco Central.
Indica Marcelo G. Cañelas (Fuente: “Economía y Política
Bancaria”, fs. 347/348 – Selección Contable – Bs. As.,
1967), que la Argentina pasó tiempos muy difíciles como
consecuencia de la gran depresión. En los primeros años
de la década del treinta, el Estado tenía muchos acreedores impagos por la falta de recursos de Tesorería; el
gobierno había girado en exceso contra el Banco de la
Nación; existían obligaciones y servicios pendientes a favor del exterior que era imprescindible no desatender para
conservar el prestigio del crédito nacional y el presupuesto
ofrecía dificultades para mantener el equilibrio. En procura
de recursos se emitió el Empréstito Patriótico, el que sólo
pudo colocarse en un 79% de inversores, llevando el resto al “redescuento” de la Caja de Conversión (creada por
Pellegrini en la crisis del 90), es decir, a la “monetización”
lisa y llana, en su entender.
El gobierno estaba endeudado con los bancos y ellos tenían sus créditos congelados con fuertes inversiones en
valores mobiliarios de difícil liquidación, que restaban la
más mínima dosis de liquidez. Se transfirió el problema
al Banco de la Nación Argentina (también establecido por
Pellegrini en 1891), por el redescuento en primer lugar y
por los créditos directos con comisiones a bancos.
Dice que el Banco de la Nación, aún en sus propias dificultades – en el marco de la general crisis – actuó con
una política conciliatoria, según Cañelas, haciendo posible que el más grande colapso que recuerda la historia
económica del mundo se pudiera superar en la Argentina,
evitando liquidaciones bancarias que habrían producido
dolorosas consecuencias y graves “pánicos” y “corridas” en el sistema, anotándose sólo el cierre de pequeños establecimientos bancarios sin significación alguna,
sin arraigo, contrariamente a las experiencias sufridas en
aquella oportunidad, por otros países.
En el plano del ordenamiento del sistema financiero, se
crea en 1935 el Banco Central de la República Argentina,
que centraliza como su nombre lo indica, diversas funciones de autoridad monetaria – monopolista de la emisión
– y financiera, hasta allí dispersas, se establecen garantías
de los depósitos y controles de cambio.
El Banco Central, nace como una entidad, independiente en su gestión monetaria (Primera Ley de Bancos, Nº
12.156) y como dice Cañelas: “… se creó dentro de la corriente general derivada de la acción de los Comités de
la Liga de las Naciones. Su antecedente doctrinario se
encuentra en los votos de las Conferencias de Bruselas
y de Génova y toda su estructura se piensa en lo clásico,
aunque en la práctica no resulte tan clásico”.
Agrega, que cuando con gran énfasis se insiste en la frase
característica sobre “la independencia esencial del Banco”, se quiere dar la idea de que a igual que el Banco
de Inglaterra y principales bancos centrales, su estructura
debe ser ortodoxa dentro de los principios clásicos, porque la mayor preocupación estaba en que el Estado no
tratase de convertir en fondos propios los recursos del
banco, lo que sería tanto más posible cuanto más débil
fuera su gobierno.
Finaliza aquí: “… Como solución en el caso argentino en
el año 1935, se encontró la “forma mixta” en la propiedad
del capital, dotándoselo de un directorio independiente,
ingeniosamente integrado como después no lo ha estado
con tanta felicidad en ninguna de las posteriores organizaciones…”.
El Banco Central se constituía con la transferencia del ac-
tivo y pasivo de la Caja de Conversión cuyo oro debía ser
revaluado a un equivalente de no más de $ 42.000 por
barra típica de 12,441 Kg., con lo que se obtendría el fondo de recursos de $ 701 millones para formar el capital
estatal del Banco Central de $ 10 millones y el capital y la
reserva del Instituto Movilizador de Inversiones (organismo transitorio de saneamiento del sistema bancario) por
$ 390 millones, quedando un remanente de $ 301 millones que se destinó a amortizar la deuda del gobierno con
el Banco de la Nación por $ 150 millones a pagar Letras
de Tesorería por $ 139,5 millones y a dejar depositados $
11,6 millones para la Tesorería en el Banco Central. (Cañelas: pág. 348/52).
Para la curiosidad, nostalgia y reflexión, reproduciré el primer balance del Banco Central de la República Argentina:
ACTIVO
• Deudas de bancos accionistas
9.500.000,00
• Oro en el país (el de la Caja y revaluación)
1.224.417.645,96
• Cuentas de corresponsales en el exterior
122.556.688,62
• Bonos Consolidados del Tesoro Nacional
400.000.000,00
• Bono de Garantía (deuda del gobierno por exceso de deudas
sobre el activo)
118.883.755,44
• Moneda subsidiaria para compensar la emisión de $ 5 y menos
cuyo total figura en billetes junto con los que quedan a cargo
exclusivo del Banco Central de la República Argentina.
11.008.133,62
SUMA DEL ACTIVO 1.886.366.223,64
PASIVO
• Capital Suscripto 20.000.000,00
• Billetes en circulación
964.423.830,00
• Cuentas corrientes oficiales 136.337.509,50
• Cuentas corrientes de bancos accionistas incluidos los depósitos exigidos por las operaciones de la Cámara Compensadora
578.532.592,99
• Cuentas corrientes varias 1.888.111,61
• Importe a transferir al Instituto cuando se constituya para su
capital de Ley
10.000.000,00
Suma reservada para el saneamiento del sistema bancario que
será dispuesta por el Instituto
163.595.234,98
• A disposición del Gobierno Nacional como remanente del revalúo que queda destinado al pago de la deuda flotante bancaria
11.588.944,56
SUMA DEL PASIVO 1.886.366.223,64
55
CONCEPTOS
Año 87/2012
No puede dejar de llamar la atención – y no es tarea de
expertos – la inclusión en el activo de reservas de oro (cautelosamente revaluado) por $ 1.244.417.645,96, frente al
pasivo de $ 964.423.830.-, proveniente del total de los billetes en circulación.
Prudente fue el gobierno en la crisis financiera y acertado
en la normalización del sistema, con la feliz creación de su
banca central.
En su tiempo, también Pellegrini – fue su Ministro de Hacienda Vicente F. López – en la crisis del 90, económica
y política, al completar el período presidencial por la renuncia de Juárez Celman, pudiendo decir al finalizar el
mandato constitucional: “… La crisis que hemos atravesado ha sido la más dura y larga de nuestra historia, pero
las fuerzas vivas del país han resistido y han vencido y la
próxima administración podrá inaugurar una era de franca
convalecencia, en la que casi seguro que nuestra joven y
robusta naturaleza recuperará en muy poco tiempo la fuerza perdida”.
No se equivocó quizás el más brillante, entre otros brillantes hombres de la generación del 80; entre 1890 y 1914, la
Argentina creció a una tasa que fue el doble de los países
europeos y mayor que la de los Estados Unidos, colocando al nuestro en un lugar de privilegio en el mundo. Debemos recordarlo.
Volviendo al Banco Central – que como se dijo – la ley le
dio carácter de institución mixta, tomando como modelo
el Banco de Inglaterra, de quien el gobierno recibió asesoramiento (Informe del experto inglés Sir Otto Niemeyer
– 1932 – directivo del Banco). Su primer gerente general
fue el economista Raúl Prebisch, admirador de Keynes y
de posterior destacada labor en la C.E.P.A.L.).
En 1946 se lo estatiza, a cuyo efecto absorbe el capital privado y lo transforma en un organismo autárquico del Estado, subordinándolo – como aún sucede – a los designios
de la conducción económica de turno. (Fuente: “Curso de
Política Económica Argentina” – Páginas 391/393 – Roberto T. Alemann.).
Como vemos, Argentina tuvo su New Deal y sus neoKeynesianos, saliendo así de una crisis, probablemente
distinta y mucho más leve, que las padecidas por otras
economías.
CONCEPTOS 56
Año 87/2012
8. Causas y Efectos
Existe una gran discusión en torno a las causas de la gran
depresión. Las posturas, según Pablo A. Pozzi (ya citado)
se sintetizan brevemente en aquellos que plantean que el
eje era el subconsumo y los que insistían en las características de sobreproducción del sistema capitalista. El piensa
que el modelo de acumulación de capital, inaugurado en
Estados Unidos a partir de 1876 y cuyo eje central era la
libertad de mercado y la no intervención del Estado para
paliar los ciclos económicos, estaba agotado. En esa idea,
creía que se basaron las políticas del New Deal.
Dice Niveau (también citado), que es importante detenerse
a pensar sobre las causas de la crisis de 1929 y la depresión subsiguiente, con el fin de apreciar mejor el alcance
de las políticas de recuperación utilizadas por los gobiernos.
Agrega, que es evidentemente mucho más fácil enumerar
las causas que estimar su importancia relativa y que de
todas maneras hay que examinar dos problemas distintos: en primer lugar el crack de la bolsa de 1929 y a continuación la profundidad de la depresión y su extensión
mundial. En su opinión, es más difícil de explicar el primer
acontecimiento que el segundo y los autores no siempre
han distinguido con la suficiente claridad las causas específicas del crack, de las causas de la depresión general. De
esa extensión y en la relatada opinión de Friedman, entiendo que responsabiliza de ella a la Reserva Federal, por su
lentitud y falta de convicción para aumentar la necesaria
liquidez, que imponía la situación.
Lord Lionel Robbins (“Le Grande Depression”- 1929-1934,
París, Payot 1935 – citado por Nievau), dice al respecto,
“… No parece que haya lugar para suponer que una tal
evolución pudiese adquirir grandes proporciones en un
sistema que no se viese perturbado por otras causas de
depresión, si nos remitiéramos a las perturbaciones similares del período de preguerra, habría quizás alguna razón
para considerar que tras un intervalo de liquidación y de
baja de precios, los negocios se presentarían bajo una luz
más favorable y que se asistiría a una progresiva recuperación. Pero las cosas se han desarrollado de manera distinta durante la crisis actual”.
“No basta una sola razón para explicar este fenómeno.
Está permitido hacer remontar la génesis de la crisis al
hundimiento de un movimiento general de inflación, lo que
podría ser considerado como causa única. Pero la evolución ulterior de la depresión se ha visto manifiestamente afectada por una tal gran magnitud de influencia, que
toda tentativa de agruparlas bajo una sola rúbrica, tiene
que ser forzosamente acusada de simplificar demasiado.
Desórdenes políticos, medidas tomadas deliberadamente,
debilidades estructurales, mentalidades nacionalistas, todos estos factores han jugado un papel que no se puede
ignorar…”.
Resumiré, en lo que queda de mi trabajo, el debate sobre
las causas del problema, con una nueva mención de Niveau, sobre la evolución de las estructuras de la economía
mundial en la que el peso de la economía americana no
ha dejado de crecer. Es este peso – a su juicio – el que
explica la “exportación” rápida de la depresión. El efecto
de dominio y de dimensión de la economía de EEUU, se
vio ampliado por el cese de las exportaciones de capitales
que alimentaban las corrientes de los cambios. No fue solamente Alemania la que se vio duramente afectada, sino
también todos los países de América Central y del Sur,
que habían sido inundados de capitales americanos. Privados de estos medios de financiación, estos países dejaron de comprar sus mercaderías. Los Estados Unidos y
los demás países industriales, disminuyeron sus compras
de materias primas, cuyos precios bajaron rápidamente.
El mecanismo del multiplicador negativo intervino también
en las relaciones internacionales y que las medidas proteccionistas (aumento de los derechos arancelarios, restricciones cuantitativas), aceleraron la caída del comercio
exterior.
Los efectos fueron considerados en páginas anteriores y el
dramatismo de la situación, como así también las medidas
del New Deal, implementadas por el gobierno norteamericano y más allá de cualquier discrepancia de si la solución representó modificaciones al sistema de dicho país,
que permitieron el crecimiento vertiginoso de las décadas
de 1950 y 1960 o lo fue por la Segunda Guerra Mundial,
la que fomentó tanto la recuperación económica como el
desarrollo de la política y organización del gobierno, que
debía desempeñar un papel fiscalizador permanente en la
economía y sólo los gastos necesarios para financiar la
guerra fueron lo suficientemente grandes como para superar el estancamiento y estimular el crecimiento sostenido
de la economía (Fuente: Brad Wiley – de la citada publicación “De Sur a Norte”, Vol. 4 Nº 5 – Noviembre 2000), no
hubo discusiones de que por esa vía, la solución a la crisis
de ese momento llegó.
Sus características terminales – ya descriptas – entiendo
necesitaban – como se hizo – entre otras medidas, la inyección de dinero al sistema vía emisión directa, sin que el
mismo, en esa circunstancia, fuera peligroso.
Tampoco la intervención del Estado, reclamada allí por todos, como la pérdida no recomendable de algunas libertades – atenuadas por la intervención de su Corte Suprema – objeción de los detractores del New Deal, siempre
enmarcado en tal situación extrema.
9. La filosofía del New Deal, como
comportamiento permanente.
La nueva crisis y la situación de la
economía de EEUU.
Existe una suerte de opinión generalizada de que el gobierno, si bien le quitó a las empresas sus privilegios tradicionales, el New Deal podría considerarse “un salvador
del capitalismo”, y que fue una respuesta “revolucionaria a
una situación revolucionaria”.
La solución así lograda, como así sus prácticas, no pueden considerarse – más allá de aquella grave coyuntura
– receta permanente en el comportamiento de los gobiernos, que se equivocan gravemente en la posología del remedio.
Tenemos la experiencia actual, una nueva crisis, las señales de peligro ya son realidad día a día, desembocando en
el complicado presente de la economía norteamericana y
su deuda pública, la situación de Grecia, ya consumada,
y las dificultades – ya visibles – de otros países de Europa
(Italia, Francia, España, Inglaterra, Portugal y otros) marcando a fuego, el ocaso definitivo del otrora publicitado
“Estado de Bienestar”.
Por distintas razones, ha transcurrido un lapso prolongado
desde la conclusión original de la tarea hasta el envío de
la misma para su publicación. Entiendo por lo tanto necesario aportar la información que actualiza la situación de
la economía mundial, agravada tal lo sugerido en precedentes páginas y, además, otras alternativas referidas a la
realidad norteamericana, que oportunamente, la hallarán
como este párrafo, intercaladas en el texto primitivo.
Digamos entonces, que los acontecimientos se precipitaron, ya los avatares económicos comienzan a cobrar sus
víctimas políticas (Ej.: caída del gobierno italiano); tras una
cumbre de dos días, 23 de los 27 países que integran la
Unión Europea (UE), acordaron un nuevo tratado buscando poner fin a la crisis del euro. Su texto será aprobado
antes de Marzo de 2012.
Participaron del acuerdo los 17 países que integran la eurozona (los que tienen al euro como moneda), más Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Polonia y Rumania. Tres
países que no apoyaron el pacto – dado en Bruselas –
(Hungría, República Checa y Suecia), podrían firmarlo luego de consultar con sus Parlamentos, mientras que sólo el
Reino Unido quedó fuera tras negarse a ceder privilegios
de su City financiera, como querían Berlín y París.
En lo sustancial, la cumbre refuerza el poder de los bancos a partir de dos medidas: como pretendía Alemania, la
UE no creará por ahora “eurobonos” ni obligaciones de
pago con aval del Tesoro europeo para mutualizar las deudas de los países del bloque y los bancos no tendrán que
57
CONCEPTOS
Año 87/2012
participar en rescates para pagar la deuda soberana. Asimismo los países firmantes sufrirán durísimas sanciones si
superan un déficit fiscal del 3% en relación al PBI. No hay
sanciones acordadas. Para evitar esos déficit excesivos,
los países deberán enviar sus presupuestos nacionales a
la Comisión Europea que podrá revisarlos. Los países tendrán que informar con antelación cuánto dinero piensan
pedir prestado. La UE reforzará con 200.000 millones de
euros los recursos del FMI para afrontar hipotéticos nuevos rescates. (Fuente: Clarín – 11/12/2011).
Previamente en Octubre de 2011, debió prestar 250.000
millones de euros a Grecia, Irlanda y Portugal.
Respecto de la deuda griega, que redondea la suma de
350.000 millones de Euros, el 160% de su PBI, 70.000
millones son préstamos europeos y 75.000 millones son
bonos en manos del Banco Central Europeo (BCE), esa
parte no se toca. Se propone una quita del 50% - a través
de un canje – a los restantes 200.000 millones. Dicha quita voluntaria de los bancos aún no fue aceptada por los
acreedores.
El analista Wolfgang Münchau, en el Financial Times, asegura que el acuerdo comentado, no cerrará la crisis. Sostiene que hay una significativa probabilidad que todo termine con un acuerdo “involuntario”, que es precisamente
lo que los gobiernos de la eurozona “han venido luchando
por evitar”. (Fuente: Clarín, 28/10/2011).
Continuando con la actualización mencionada, me permito citar que el 15/12/2011, la primera ministra alemana
Angela Merkel, predijo ante su Parlamento, que la crisis en
Europa “durará años”. El clima depresivo fue acentuado
por la misma Merkel, quien volvió a oponerse al refuerzo
de la capacidad de préstamo de los mecanismos de estabilidad financiera europeo.
Ya en el cierre de este propósito, agregaré que también en
Bruselas, los países de la eurozona, acordaron el 19 de Diciembre, reforzar al FMI con al menos 150.000 millones de
euros, pero no lograron convencer a otros europeos como
Gran Bretaña, que se negó a participar en un proyecto que
apunta a ayudar a los países frágiles de la Unión Monetaria. Por otra parte, el FMI aprobó en la misma fecha, el
desembolso inmediato a Portugal de 2.900 millones de
euros, que corresponden al tercer tramo del préstamo que
fue acordado en Mayo, luego de completar la segunda revisión que se le hizo al comportamiento económico de ese
país europeo. (Fuente: Ámbito Financiero, 20/12/2011).
En el mismo día y proveniente de la misma fuente, resaltan
las declaraciones de la directora gerente del FMI, Christine
Lagarde, en las cuales aconsejó a los países emergentes,
entre los que se encuentra la Argentina, “que se aseguren
de tener suficientes reservas” para enfrentar los coletazos
de la crisis europea. El sabio consejo llega en un momento
CONCEPTOS 58
Año 87/2012
en que las reservas del país acumulan una caída cercana
a los u$s 7.000 millones en el año, contemporáneo con el
peligroso aterrizaje de “nuevos keynesianos” – todos ellos
de auténtica fabricación nacional e instalados en sensibles
puestos de la conducción económica del país – a las playas argentinas.
La fiesta – orgía dineraria a la cual seguramente Keynes,
el maestro no bien comprendido de sus organizadores,
no hubiera querido concurrir – no ha cesado, el 21 de Diciembre, el Banco Central Europeo prestó 489.000 millones de euros al 1% a tres años a 523 bancos. La inundación de liquidez produjo alivio, pero nada más, porque
muchos se preguntan cuánto dinero irá a las empresas y
a los privados para sanear la economía europea. El Banco
Central Europeo, que preside el italiano Mario Draghi (ex
vicepresidente de Goldman Sachs Internacional para Europa – 2002/06 y luego Gobernador del Banco de Italia),
puso en realidad 200.000 millones de euros, el resto eran
deudas por operaciones a muy corto plazo y hasta un año
de vencimiento, de créditos otorgados por el BCE a los
bancos europeos, que fueron integrados en el préstamo a
tres años. (Fuente: Clarín, 22/12/2011).
Y por último, una noticia – quizás no muy buena – el flamante jefe de gobierno español Mariano Rajoy, nombró al
economista y banquero Luis de Guindós para la cartera de
Economía (fue presidente de Lehman Brothers para España y Portugal hasta su quiebra). Recordemos que Mario
Monti, designado el 16 de Noviembre como Primer Ministro italiano, es economista y fue asesor internacional de
Goldman Sachs, hasta su nombramiento.
Por otra parte, el profesor de Harvard, Lucas Papademus,
premier griego desde el 10 de Noviembre, fue gobernador
del Banco Central griego, participante en el ocultamiento parcial a partir del 2002 de la deuda pública griega a
las autoridades supervisoras de Bruselas, asesorado por
Goldman Sachs. (De la misma fuente y fecha).
Esperamos que en las futuras responsabilidades estos
señores, tengan más “suerte” que en sus desafortunadas
anteriores labores, tal como se lo “deseó” Marcelino Iglesias, Secretario del PSOE de España a Luis de Guindós. El
otrora robusto euro ya está enfermo.
También el Departamento del Tesoro norteamericano, tiene ex funcionarios de esas instituciones, que con su errado funcionamiento profundizaron la crisis.
La crisis del año 1929, se inició en los Estados Unidos –
para expandirse luego a casi todo el mundo – todos los
efectos de cualquier problema económico actual allí virtualizado, tendrá segura repercusión en casi todo el mundo, quizás en algunos países con caracteres diferenciados, pudiendo incluir también de ese modo a nuestro país.
A partir del año 2007, comienza en aquel el problema de
los inmuebles hipotecados, con la falta de pago de las
deudas, siguiendo en el 2008, tras la caída de Lehman
Brothers, las dificultades de Merryll Lynch, General Motors, empresas y algunos bancos, etc., todo coincidente
con la llegada al poder de su actual presidente Obama.
Dice el economista José Slaba Serrate (Fuente: Ámbito
Financiero – 09/08/2011): “En 2008 / 2009, la política económica logró impedir la Gran Depresión II. Evitó el colapso
financiero. Pero ello tuvo un precio, no se destruyó tampoco el exceso de endeudamiento. La crisis original era
de crédito privado. Comprometer al sector público en su
rescate fue un truco que obró el milagro. La deuda pública
fue parte de la solución. Corolario: la deuda bruta conjunta
(pública y privada) no se redujo, sino que aumentó. Y quedó claro que la tranferencia de riesgo habilitaba mayores
probabilidades a que la crisis de crédito pudiera propagarse al soberano”.
Agrega que: “Cuando Europa cometió el peor error de política económica post Lehman, que fue apostar la suerte de la eurozona al caballo del ajuste fiscal en una pista intransitable, mostró que la pesadilla era posible. Los
países grado de inversión podían desmoronarse en un
santiamén. Por cierto, no tropezaron los más adeudados.
Japón es todavía un refugio. El pecado capital de Grecia,
Irlanda y Portugal fue no contar con un banco central propio (exclusivo) que replicara lo que hizo la FED o el Banco
de Japón o el de Inglaterra (comprar deuda pública ante
el primer síntoma de sospecha). El espectáculo de bonos
del gobierno que antes fueron solución – cayendo en picada – desde un pedestal que se suponía intocable es un
problema. Grave.”
La deuda de EEUU, anterior a la aprobación parlamentaria
que subió su techo, era la siguiente: en miles de millones:
China 1.160; Japón 912; Arabia Saudita 230; Brasil 211;
Taiwan 153; Hong Kong (China) 122; Rusia 115; Suiza 108;
Canadá 91 y Alemania 61 (Fuente: Clarín – 07/08/2011).
Los cinco mayores tenedores de bonos del Tesoro norteamericano son, en miles de millones: China 1.160; Japón 912, Gran Bretaña 347; OPEP (Organización de Exportadores de Petróleo) 230 y Brasil 211.
El congreso estadounidense, le autorizó al Tesoro de manera inmediata el 2 de Agosto, tras dramática puja, a endeudarse por unos 400.000 millones de dólares, día histórico en que EEUU pudo haber caído en dafault. A ese
momento, se agregaron pronto otros 500.000 millones de
dólares y en la segunda etapa del proceso abierto con esa
ley, se espera entre u$s 1,2 y 1,5 billones en extensión del
límite. Por otra parte, se le exige al tesoro recortes de gastos por u$s 917.000 millones en los próximos diez años y
más adelante deberá seguir ahorrando hasta poder quitarle al default entre 2 y 2,5 billones de dólares. Obama debió
resignar su intento de subir los tributos de empresas y de
las clases más ricas. (Fuente: Clarín – 03/08/2011).
Respecto del acuerdo, dice el Diario del Pueblo, órgano
oficial del Partido Comunista Chino: “… Aunque EEUU
evitó el dafault, sus problemas de deuda siguen. Peligra
la recuperación de su economía y hay un mayor riesgo y
turbulencias para la economía mundial”.
Cabe preguntar, si este aluvión de dólares que lanzó la administración de Obama, desde 2008 a 2011 para auxiliar
empresas, entidades financieras y bancos, la venia solicitada para aumentarlo, hubiera sido permisible en la opinión de Keynes y su mente ordenada, fuera del contexto
de una crisis terminal que lo justificara, como la suscitada
en el año 1929, tan lejano como distinto, a la problemática
actual norteamericana.
El senado norteamericano ahora aprobó con fecha 17 de
Diciembre, el proyecto de ley de alrededor de un billón de
dólares para mantener el estado funcionando hasta finales
del año fiscal 2012 y, de paso, le concedió una extensión
de dos meses al recorte de los impuestos sobre los salarios de la clase media.
Con esos fondos acordados a último momento y que evitaron un colapso federal, el gobierno podrá hacer frente a
los gastos de sus ministerios y agencias.
La administración Obama, redujo su déficit presupuestario a u$s 137.300 millones de dólares en Noviembre. Representa un cambio sustancial frente a los u$s 150.400
del mismo mes de 2010, ya que implica un descenso del
8,7%.
El año fiscal 2011, que concluyó en Septiembre, se cerró
con un déficit de 1,29 billones de dólares. Esa cifra representa un 8,7% del PBI del país, que es cercano a los 14
billones de dólares. Para 2012 el Departamento del Tesoro
de los Estados Unidos pronostica un déficit de 1 billón de
dólares. (Fuente: Clarín, 18/12/2011).
Dice Paul Krugman, Premio Nobel de Economía (Fuente:
Clarín 07/08/2011), tras resumir la situación de ese momento, juicio que no queda invalidado por la actualización
efectuada: “… Y ¿por qué deberíamos estar sorprendidos
de esta catástrofe? ¿De dónde se suponía que venía el
crecimiento? Los consumidores agobiados todavía por
la deuda que contrajeron durante la burbuja inmobiliaria
no están listos para gastar. Las empresas no ven motivos
para expandirse dada la falta de demanda de los consumidores.” Agrega que las tasas de interés y precios de
acciones en baja nos dicen que los mercados no están
preocupados, ni por la inflación, ni por la solvencia de Estados Unidos, lo están por la falta de crecimiento.
No parece estar preocupado el Nobel por la desorbitante
59
CONCEPTOS
Año 87/2012
deuda, déficit y emisión, el mundo lo está por las consecuencias de la posible pérdida de neutralidad del dólar,
reconocido como moneda de reserva.
Robert Kuttner (Fuente: New York Times – separata de
“Clarín” 13/08/2011), dice que en esta crisis global de
amenazadora deflación económica, los EEUU tienen muchas más opciones que Europa, y en realidad que la mayor parte del mundo y que Washington sigue disfrutando
de lo que Charles De Gaulle llamaba el “exorbitante privilegio” de emitir dinero que se reconoce como patrón global
y de tomar crédito en su propia moneda a tasas de interés
bajas. Agrega que los EEUU tienen la extraordinaria capacidad de resolver una crisis económica prolongada que – a
su juicio – después de todo, fue consecuencia de la “negligencia de las instituciones financieras” estadounidenses.
No le cabe duda, que en la opinión generalizada en dicho
país, el crecimiento económico se hará cargo de la deuda, como sucedió con la contraída tras la Segunda Guerra
Mundial.
En tal sentido, el columnista citado que titula su trabajo
“No es la Deuda es la Economía”, y en el mejor estilo del
New Deal, propone un recreación de las clásicas medidas,
diciendo que su país, podría encabezar la salida del estancamiento económico con un “gran programa de inversión
pública” destinado a la creación de empleo y la reanimación de la demanda. Enfatiza que la mayor parte de ese
gasto público, en infraestructura, energía limpia, transporte ferroviario moderno, sistemas cloacales y de agua
avanzados y sistemas eléctricos de redes inteligentes –
parece que el gran país del norte, no tiene nada de eso y
asistiríamos a su refundación – generaría empleos en el
sector privado. Finaliza su añeja recomendación diciendo
que el restablecimiento de la demanda en los EEUU, sería
bueno para sus socios comerciales de todo el mundo.
Cabe preguntarse si esa es la propuesta correcta o habrá
otras también correctas, justamente en el final de sus líneas, hay una mención a una frase de Winston Churchill
– el estadista notable, patriota de todo el mundo libre en
la Segunda Guerra Mundial – en el sentido de que siempre
se puede confiar en que los estadounidenses hacen lo correcto, una vez que han intentado todo lo demás.
Más allá de la fina ironía del experimentado político y el
verdadero sentido de sus palabras formuladas, en un momento crítico del conflicto; que se haga lo “correcto”, lo
que le suceda a la economía de EEUU, trascenderá sus
fronteras e impactará a todos, sin excepciones.
CONCEPTOS 60
Año 87/2012
10. CONCLUSIONES
El mundo precisamente, debe recuperar la memoria, los
gobiernos, la austeridad, la prudencia y el orden5, dejando
definitivamente en el pasado los ajustes y planes salvadores, funesta eclosión de sus gestiones desprovistas de
tales “anticuadas virtudes”: volver los ojos a la historia, “el
saber de los saberes”6, como dice Félix Luna: “… Ningún
conocimiento está cargado con tanta sabiduría humana
como la historia, puesto que representa el drama entero
de nuestra especie. Pero tampoco existe un depósito tan
rico que sea menos usado, y así lo demuestra la monótona
reiteración de errores, injusticias y crímenes que siguen
ensombreciendo al mundo de hoy…”.
Atribuía Cervantes a la historia la función de “advertencia
de lo por venir”; en desacuerdo nuestro historiador, indica
que los historiadores no son oráculos, como los ancianos
de las tribus primitivas, pero todos coincidimos cuando
afirma: “que son los guardasellos del tiempo pasado, que
pesa y condiciona el presente de modo inevitable”. (Fuente: Félix Luna, “Conversaciones con José Luis Romero”
– Editorial Sudamericana – Abril de 1986 – Pág. 11/13).
Cerraré – lo prometo y lo haré – estas páginas diciendo
que la crisis, que se profundizó a partir del peligro advertido, ya está instalada de modo tal, que es difícil ser optimista en cuanto a su conclusión y consecuencias.
Tampoco arrima demasiada esperanza – a mi juicio – sin
poner en gratuita tela de juicio la capacidad y honestidad
de los gobernantes de los países, que más han de gravitar
en su solución, la forma de encararla, nerviosa, excesivamente coyuntural y creo improvisada, sin total consenso,
ejecutada por economistas sólidamente comprometidos
en los graves pretéritos errores y signada por un dispendio
monetario, cuya eficacia arroja demasiadas dudas.
5. Ya en España y en vías de concretarse en Italia; la exigencia del equilibrio presupuestario, adquirirá rango constitucional (Fuente: Clarín, 01/12/2011).
6. La calificación es de José Luis Romero.
7. “Alexis de Tocqueville – Una lectura introductoria”, Enrique Aguilar – Editorial Sudamericana – 1ª Ed., Buenos Aires 2008 – Citas Iniciales.
De no ser solamente un ciclo económico con su consecuente agravamiento final, o la penalización a los desmanes del fallido e incontrolado sueño financiero y ya tratarse de un insoluble problema estructural de la economía
occidental, ésta deberá replantearse profundamente sus
acciones y organización, recuperar – como se dijo – la ortodoxia gubernamental, ejercer el poder administrando el
dinero público con tino, transparencia y responsabilidad,
sin que ello implique abandonar las obligaciones que a
todo Estado le compete, cualesquiera sea su tamaño y
sistema político, o la situación tenderá a complicarse y las
dificultades serán recurrentes.
Pero como siempre, los problemas económicos y esta crisis quizás sean superados; en lo material, todo puede ser
reparado, reconstruido o reemplazado, sin embargo bastará para que el mundo se salve, el resguardar su Arca
de Noé: la libertad, “eterna culpable” y víctima; la libertad
de pensamiento y creación, de mercado, de empresa, la
de virtualizar la inclinación natural del ser humano en tal
condición, la de hacer lo que cree más le conviene en el
marco del ordenamiento legal existente y el respeto a los
derechos e intereses ajenos, aunque traicione la ideología
y planes de demagógicos gobiernos, los cuales queriendo
salvar sus propios errores, tratan de enterrarla junto con
ellos y en el mismo funeral. La economía – la experiencia
nos lo enseña – castiga a esa demagogia con invariable
crueldad.
Nada mejor entonces, para darle entidad al final enunciado, que reproducir una imperdible “confesión” de Alexis
de Tocqueville, a John Stuart Mill: “… Amo la libertad por
gusto, la igualdad por instinto y por razón. Estas dos posiciones que tantas personas fingen tener, creo sentirlas
realmente en mí y estar presto a hacer por ellas grandes
sacrificios. Estas son las únicas ventajas que me reconozco…”7.
* Miguel Ángel de Biase
Licenciado en Administración de Empresas
Contador Público Nacional (UMSA)
Profesor titular de Economía Política I
de la Facultad de Ciencias Económicas (UMSA)
Consejero Titular del Museo Social Argentino
61 CONCEPTOS
Año 87/2012
Por Ignacio Millé*
DERECHO SANITARIO Y
TECNICA LEGISLATIVA
I. Introducción
El propósito de este artículo es considerar la situación actual del derecho sanitario desde el punto de vista de la
Técnica Legislativa. En este sentido intentamos abarcar
distintos aspectos que hacen a la elaboración de una ley
de salud desde la redacción, la estructura del texto normativo, la lógica interna y su inserción en el ordenamiento jurídico. Además incorporamos algunas características
propias de la legislación sanitaria para tener en cuenta
desde aspectos referidos a la bioética, el derecho constitucional y el derecho administrativo.
II. Legislación Sanitaria y Técnica
Legislativa
La legislación sanitaria es una parte de la legislación general del Estado, integrada por un conjunto de normas jurídicas de distinto rango - leyes, decretos, resoluciones,
disposiciones, etc. - que disponen sobre la materia de
salud; estas normas son las expedidas por los órganos
competentes de acuerdo a sus respectivas competencias
constitucionales, como el Congreso de la Nación, las Legislaturas Provinciales, el Ministerio de Salud de la Nación
o provinciales o Entes Descentralizados, como la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica –
ANMAT -. Las fuentes del derecho sanitario son la Constitución Nacional - CN -, los tratados de Derechos Humanos
con jerarquía constitucional del artículo 75 inciso 22 de la
CN y la reglamentación de esta normativa primaria presente en las leyes nacionales, provinciales y sus normas
derivadas de rango administrativo. Por lo tanto se puede afirmar que la legislación sanitaria es una especie del
género “legislación nacional” integrante del ordenamiento
jurídico - pero no reconocida como una rama del derecho
-, que debe ser establecida conforme a los fundamentos
y principios de la CN y los tratados internacionales incorporados con rango constitucional y debe garantizar el derecho a la salud de los habitantes del país, afianzando el
CONCEPTOS 62
Año 87/2012
principio de justicia en las relaciones que se producen en
el ámbito de la salud.1
Por su parte, la técnica legislativa es el conjunto de procedimientos y herramientas intelectuales que se aplican a
la redacción de las normas jurídicas, sean leyes, decretos,
resoluciones o normas de menor rango. Este conjunto de
herramientas que devienen en destrezas específicas, integran un conjunto de reglas que apuntan elaborar textos
normativos sin defectos o con la menor cantidad posible
de defectos.2 En este sentido podemos dividir a la técnica
legislativa en formal o externa, que refiere a los procedimientos que debe seguir un proyecto de ley para convertirse en ley, y una técnica legislativa interna, que tiene que
ver con la elaboración del texto de la ley referido a su contenido normativo.
Decimos la ley, y como objeto de nuestro estudio, entendemos que la ley es considerada por el ciudadano común
tanto como el texto escrito, como también en lo referido a
su contenido, distinción que como veremos, tiene singular
importancia para el derecho sanitario.
La ley tiene también como origen una decisión política del
legislador para impulsarla y el contenido de esta decisión
debe estar plasmado en el texto normativo. Para que ese
contenido sea interpretado de la mejor manera y llevado al
texto normativo por el técnico legislativo debe cumplir con
tres requisitos básicos:3
a) Debe tener coherencia con el resto del ordenamiento
1. Madies, Claudia y Garay, Oscar. La Legislación Sanitaria, el Digesto Jurídico y el
cambio de paradigmas. Digesto Jurídico Argentino. Legislación del Bicentenario. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. 2011. Página 122..
2. Ubertone, Fermín. La calidad del texto normativo. Ponencia del Segundo Congreso
de Administración Pública – Sociedad, Gobierno y Administración Pública, Córdoba,
noviembre de 2003.
3. Pérez Bourbon, Héctor. Manual de Técnica Legislativa. EDUCA. 2008. Página 18.
jurídico, de modo tal que no quede una norma aislada.
b) Debe reflejar fielmente el contenido de la decisión política del legislador que tuvo la iniciativa.
c) Debe interpretarse el texto legal de la misma manera por
cualquier persona que lo lea, a fin de que de su interpretación unívoca consagre la seguridad jurídica del ciudadano
y la misma exégesis de los jueces.
base de la finitud de los recursos del Estado para garantizar el derecho a la salud, mientras que el acceso a la salud
es un supuesto regulable por la Administración, en el que
se reconoce el derecho a la salud conforme a la igualdad
de oportunidades que ofrecen los recursos posibles del
Estado, en el establecimiento de condiciones mínimas que
subvengan las necesidad de los grupos vulnerables.
En este sentido afirmamos que la técnica legislativa aplicada al derecho de la salud consiste en utilizar herramientas
específicas y regladas en la elaboración de normas para
que estas se inserten correctamente en el ordenamiento
jurídico, sean el fiel reflejo de la decisión política que las
generó y provoquen la misma interpretación en todos sus
lectores, de modo tal que el atributo que destaque esta
normativa sea la claridad en su comprensión, y que, de
existir dificultades en el acceso a los derechos que aquellas establecen, no sea por su confusión, fallas en la redacción o errores de estructura dentro de las normas. Como
en ningún otro caso, y por el profuso conocimiento social y
una repercusión general diferente a otras normas, las leyes
sanitarias deben ser lo comprendidas lo mejor posible por
todas las personas, sean o no profesionales del derecho.
Párrafo aparte merece la consideración del destinatario desde el punto de vista de la Bioética, disciplina que
contiene normas nacidas de principios y valores morales,
que en el plano jurídico se denomina Biojurídica, y que,
comprende, valora y asegura la dignidad de la persona
humana y rescata ante todo, la vida humana, y debe establecer los correspondientes límites legales a la biomedicina y a la biotecnología. De la bioética han surgido principios rectores que en buena medida se han receptado en
la Ley 26.529 de Derechos del paciente, historia clínica y
consentimiento informado5, a saber: 1) de Beneficencia,
es hacer el bien o no hacer el mal, se debe procurar el
bienestar del paciente, causar el menor perjuicio posible,
no causar daños, o sea es la búsqueda del bien y el amor
por el ser humano y en general por toda la sociedad. 2) de
Autonomía, es el respeto a la dignidad y a la autodeterminación de las personas, es decir el derecho a no interferir
y a decidir sobre cuestiones relacionadas con el cuerpo y
la vida de cada persona, y es el deber de no coartar las
acciones autónomas del individuo. 3) de Justicia, parte de
dar a cada quien lo suyo, es decir que la acción del médico debe estar orientada a la imparcialidad y al deber de no
discriminar.6 De estos principios se derivan los postulados
de la Bioética: 1) El deber de confidencialidad, que es el
respeto a la intimidad y privacidad de la persona, por medio del secreto profesional. 2) El deber de veracidad, por
el que se le debe comunicar al paciente con la celeridad y
prudencia del caso, la verdad acerca de su estado y alternativas terapéuticas, evitando lo que se llamaba la mentira
piadosa. 3) El consentimiento informado, que implica la
debida información que haya sido comprendida por la persona y su libre adhesión.
III. Características de las
leyes sanitarias
Decíamos que la legislación se debe caracterizar por la
claridad y comprensión de su normativa y que esta cualidad adquiere particular relevancia en la legislación sanitaria. Sin embargo, existen otras características, de
cuyo análisis en el estado actual de la legislación sanitaria
surgen muchas de las dificultades con las que el usuario
se encuentra a la hora de acceder a los derechos que se
consagran. Sin pretender hacer una regla general, atento a la variedad de leyes de este cuerpo legal, queremos
destacar esas características a continuación, ya que son
habituales en muchas de las leyes.
a) Destinatarios. Tomamos el término “destinatario” en
dos sentidos: 1) el de estar dirigido a los ciudadanos a
quienes comprende el contenido de la ley, al decir de Kelsen, son las leyes secundarias dirigidas a los ciudadanos,
en contraposición a las primarias, que van dirigidas a los
funcionarios. En este sentido Alf Ross dice que “el contenido real de una norma de conducta es una directiva para
el juez, mientras que la directiva al particular es una norma
jurídica derivada…, deducida de aquélla”.4
2) el que destaca la generalidad del acceso al derecho humano a la salud, presente de forma categórica en nuestra
CN por medio de la incorporación de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, conforme al
artículo 75 inciso 22. Por su parte, la regulación expresa
que la CN hace del derecho a la salud, es desde el punto
de vista de los derechos de los consumidores y la relación
de consumo. Distinguimos también el derecho a la salud
del derecho al acceso a la salud; esta distinción parte de la
En este campo mencionamos como normativa nacional
vigente al Convenio para la protección de los Derechos
Humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las
aplicaciones de la Biología y la Medicina, - Convenio de
Asturias o de Oviedo de 1997-7, la Ley 24.742 de Comités
hospitalarios de Ética8 y el Decreto 426/989 de creación de
4. Ross, Alf. Sobre el derecho y la justicia. Capítulo II. http://www.uv.es/mariaj/textos/
ross.pdf
5. Ley 26.529 de Derechos del paciente, historia clínica y consentimiento informado.
http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/160000-164999/160432/norma.htm
6. Prunotto Laborde, Adolfo. Bioética y derecho. Boletín Zeus Nº 7174, 7 de Mayo de
2003.
7. Convenio de Asturias de Bioética. http://www.filosofia.org/cod/c1997ast.html
8. Ley 24.742 de Comités Hospitalarios de Ética. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/40000-44999/40993/norma.html
9. Decreto 426/98 Creación de la Comisión Nacional de Biomédica. http://www.infoleg.
gov.ar/infolegInternet/anexos/50000-54999/50409/norma.html
63
CONCEPTOS
Año 87/2012
la Comisión Nacional de Ética Biomédica en el ámbito del
Ministerio de Salud de la Nación.
en estos casos impida la correcta aplicación de la ley, entonces procede la definición.
b) Prioridad de la Salud Pública. Este principio se relaciona con el Interés Social, el Bien Común, el Orden Público y el Poder de Policía del Estado. Estos conceptos tienen que ver con las limitaciones individuales que el estado
puede imponer en defensa de los derechos colectivos o
en razón de una emergencia. En este sentido se destaca
que los derechos individuales establecidos en la CN no
son absolutos, ya que pueden ser reglamentados y restringidos en su amplitud por el mismo precepto constitucional
que establece el goce de los derechos “conforme a las
leyes que reglamenten su ejercicio”; como ejemplo particular vale el caso de la reciente modificación de la ley de
prohibición de venta de medicamentos fuera de las farmacias10, lo que garantiza la intervención de un profesional
farmacéutico o de auxiliares capacitados de la farmacias,
a fin de informar a los usuarios sobre las consecuencias
del uso o la automedicación de medicamentos de venta
libre.
El legislador utiliza la técnica definitoria cuando recepta
“un término nuevo o atribuye a un término de uso común
un significado no usual, o bien delimita – precisándolo a
los fines de su aplicación – un término genérico”14, es decir
le da a la definición un carácter estipulativo, por el que se
indica con total precisión a qué concepto se refiere la ley
cuando se utiliza una determinada palabra o frase.15
Por su parte, el derecho al acceso a la salud y el interés
social tienen sus limitaciones individuales, que entendemos que tampoco pueden vulnerarse, como la objeción de
conciencia de los profesionales de la salud intervinientes,
para determinadas prácticas que puedan colisionar con
sus principios éticos, morales, religiosos o su formación
profesional. Para estos casos, las leyes suelen prever la
obligación para los establecimientos de salud de reemplazar al profesional objetor de conciencia por otro, de
modo tal que la práctica objetada por aquel se lleve a cabo
igual.11
En las leyes de salud es factible la inclusión de definiciones, por lo que se deben tener en cuenta las reglas generales en cuanto a su ubicación al inicio de la ley o de la
parte de la ley a la que afectan, la aplicación en entidades que trasciendan al mundo del derecho –por ejemplo
no debe definirse “persona humana”-16 y en particular se
debe tener en cuenta: 1) la posibilidad de que en algunos
casos se establezcan en un anexo en el que se delegue la
posibilidad de que la Administración lleve a cabo su modificación, de modo tal que no sea necesaria una ley para
esto; y 2) la consulta a varias fuentes para establecer la
definición más adecuada, entre las que debe priorizarse la
opinión de la Administración.
d) Establecimiento de programas y registros. El marco
legal en el que la Administración debe ejecutar la ley debe
quedar con el suficiente margen de operatividad, como
para que no se torne ni una ley excesivamente reglamentaria que limite su aplicación, ni una ley tan escueta que
implique una delegación impropia de facultades.
c) Terminología técnica y definiciones. En principio la
consagración de definiciones en un texto legal debe ser
evitada. Esto es porque una eventual modificación a una
definición requiere el engorroso trámite de una ley y no
porque se haya difundido que Dalmacio Vélez Sarsfield lo
sostenía en su famosa nota del artículo 495 del Código
Civil12; en realidad Vélez Sarsfield deja a salvo la definición
cuando “tenga por efecto restringir la significación del término de que se sirva, a las ideas que reúnan exactamente
todas las condiciones establecidas por la ley”13 y por otra
parte y en el mismo sentido, si el contexto en el que el
término técnico está incluido no permite su conocimiento
o el sentido es diferente al uso habitual, de modo tal que
El punto justo corresponde a unas facultades suficientemente amplias que la Administración reciba, para que
dentro de ese marco establezca con su propia facultad
reglamentaria, el grado de aplicación correspondiente, el
que siempre estará limitado por las partidas que le asigne
el Congreso; en consecuencia la materia considerada y
la forma establecida no deben quedar previstas conforme
a la delegación de facultades en los términos del artículo
76 de la CN. En la legislación sanitaria resulta relevante el
grado de amplitud con el que la Administración se pueda
desenvolver, dado los mencionados caracteres propios
que esa legislación tiene, como son el de interés social,
bien común, orden público y poder de policía. En el mismo sentido, la creación de programas o planes concretos,
resulta cuanto menos invasiva de la zona de reserva de la
10. Ley 25.567 modificatoria de la Ley 17.565 de Regulación del Ejercicio
14. Pagano, Rodolfo. Técnica Legislativa y sistemas de informática” de “Informática y
de la actividad farmacéutica. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anex-
derecho”, página 33, en página 91 Vol. 2, Depalma, Bs.As., 1988
os/160000-164999/161721/norma.html
15. Pérez Bourbon, Héctor. Obra citada. Página 45
11. Ley 26.130 Régimen para las intervenciones de contracepción quirúrgica. http://
16. Leiva Fernández, Luis, Ensayos de Derecho Civil y Técnica Legislativa, página 172,
www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/resaltaranexos/115000-119999/119260/norma.html
La Ley, Bs.As., 2007
12. http://www.consejosdederecho.com.ar/codigocivilanotado.htm
13. Vínculo citado en 6
CONCEPTOS 64
Año 87/2012
Administración, por lo que el texto legal debe estar referido en lo posible a la determinación de políticas públicas
sanitarias.
En cuanto a los registros, se suelen incluir su creación con
el carácter de organismos. En el ámbito sanitario, las estadísticas, las investigaciones, las comparaciones, la denominada situación epidemiológica y el derecho a la información por los usuarios, requieren de la instrumentación de
registros en el área coordinadora nacional, registro al que
reporten, según los casos, las jurisdicciones. Los registros
suelen tener algunos datos de acceso público, pero siempre deben respetar el derecho al resguardo y protección
de los datos personales, según la ley 25.326.17
e) Coordinación y adhesión con las provincias. La salud es en general, una facultad no delegada por las jurisdicciones, por lo que el carácter rector y coordinador del
Ministerio de Salud, debe quedar expresamente establecido en los temas sanitarios. Sin embargo, en el reparto de
competencias legislativas de la Nación y de las Provincias,
se suele distinguir entre las exclusivas, las concurrentes
y las excepcionales de Nación y Provincias. En materia
sanitaria y por aplicación de los artículos 5, 75 incisos 18
y 19 y 125 de la CN, las competencias para legislar son
compartidas, sobre todo en el “poder de policía de bienestar”. Queda claro que no hay dificultad para considerar
que el estado federal debe legislar sobre cuestiones de
salud que involucren relaciones entre la Nación y Provincias, relaciones internacionales en materia de salud y tránsito inter jurisdiccional.
También legisla el Congreso en los casos mencionados,
en los que se privilegia a la salud pública sobre los derechos individuales; son materias de regulación del comercio y sanitario que trascienden la mera libertad de
comerciar mercaderías. Por el contrario, respecto de los
procedimientos administrativos que suelen tener las leyes
sanitarias respecto de las sanciones, es imprescindible la
adhesión, como facultad exclusiva de las provincias.
De hecho, los recursos humanos con que cuenta la Administración Central no alcanzarían para cumplir las funciones para que las que es investido por las diversas leyes
por lo que se ha generado un organismo de coordinación,
el Consejo Federal de Salud – COFESA -, organismo colegiado que incorpora a todos los Ministros de Salud de
las jurisdicciones, que si bien no tiene un poder decisorio
vinculante para aquéllas, representa en cambio un ámbito
de coordinación fundamental de la política sanitaria, en la
que la Administración Central suele promover convenios
para ejercer el poder de policía. Sobre este punto se ampliará a la hora de tratar el estado del derecho sanitario y
su armonización.
Salud se interrelacionen con las del Ministerio de Desarrollo Social – de hecho comparten el edificio donde ambos
ministerios se asientan -, las del Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Pesca y el Ministerio de Economía, como los
más destacables entre los ministerios, así como con otras
áreas sin rango ministerial que dependen del Poder Ejecutivo como la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico
- SEDRONAR - o con organismos descentralizados.
Pese a que surge como una función evidente de cada organismo la de trabajar conjuntamente cuando sus competencias sean comunes en algunos aspectos, se suele
incluir esta obligación –Ley 26.687 de Regulación de la
publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco, artículo 2718-, dado el complejo entramado que implica la materia sanitaria y su coordinación
federal en cada área, con organismos intervinientes de las
jurisdicciones.
g) Establecimiento de órganos consultivos. Los derechos que promueven las leyes sanitarias generan la necesidad de participación de los sectores privados involucrados, los que en algunas ocasiones son convocados para
integrar organismos consultivos que establece la propia
ley. Es el caso de la Ley 26.682 de Regulación de Medicina
Prepaga, la que en su artículo 27 establece un Consejo
Permanente de Concertación como órgano consultivo,
con representantes ad honorem del Ministerio de Salud,
la Secretaría de Comercio Interior, de los usuarios y de los
prestadores de salud.19 Las decisiones de estos organismos no son vinculantes, pero se generan ámbitos en los
que los sectores interesados influyen en la generación de
la normativa reglamentaria que los comprende.
h) Financiamiento e inclusión de cobertura de prestaciones. 1) Financiamiento: tiene que ver con el régimen
presupuestario y la provisión de los recursos para el cumplimiento de los objetivos. Es habitual en las leyes sanitarias la generación de gastos que el Estado debe proveer,
por lo que conforme al artículo 28 de la ley 24.156 de Administración Financiera20 se exige la inclusión de normas
que tengan ver con ese financiamiento y su origen en la
medida que impliquen un incremento del presupuesto establecido; el origen puede ser una partida específica del
presupuesto para el Ministerio de Salud, un fondo fiduciario alimentado con un aporte obligatorio de determinados
17. Ley 25.326 de Protección de datos personales. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/60000-64999/64790/texact.htm
18. Ley 26.687 de Regulación de la publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/resaltaranexos/180000-184999/183207/norma.htm Ley 26.687 de Regulación de la publicidad,
f) Relación con otras áreas de la Administración. En la
función propia de cada área de la administración puede
ocurrir que las competencias confluyan. En la legislación
sanitaria es habitual que las facultades del Ministerio de
producción y consumo de los productos elaborados con tabaco. http://www.infoleg.
gov.ar/infolegInternet/resaltaranexos/180000-184999/183207/norma.htm
19. Ley 26.682 de Regulación de Medicina Prepaga. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/resaltaranexos/180000-184999/182180/norma.html
20. Ley 24.156 de Administración Financiera. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/
anexos/0-4999/554/texact.html
65
CONCEPTOS
Año 87/2012
sujetos, un impuesto especial de emergencia que pagan
todos los ciudadanos, etc.
Por otra parte, se suele establecer la facultad que tiene el
Jefe de Gabinete de Ministros, según el artículo 37 de la
citada ley 24.156, de reasignar partidas para el caso de
que se considere necesario impulsar alguna de las políticas antes de que el Presupuesto se la otorgue o para
el caso de que el presupuesto del año siguiente no fuera aprobado por el Congreso y fuera necesario aplicar el
anterior –artículo 56 de la ley 25.72521 y artículo 27 de la
citada ley 24.156-.
2) Cobertura de prestaciones: El financiamiento por parte
del Estado proviene de la obligación que la ley establece
respecto de la cobertura de determinadas prestaciones
que eventualmente se podrían incluir en el Programa Médico Obligatorio – PMO -. Consideramos que el listado de
prestaciones y el rango y nivel de cobertura de determinada patología, deben ser actualizados por la Administración y el Congreso solo debe limitarse a incluir en la ley el
derecho de los sujetos comprendidos. Un buen ejemplo
de esta forma de legislar la cobertura asistencial es la ley
26.58822, que declara de interés nacional la atención médica, la investigación clínica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y
tratamiento de la enfermedad celíaca.
Párrafo aparte merece la inclusión de los llamados efectores de la salud, es decir los prestadores de los servicios
médicos, los que se suelen incluir en un artículo aparte
con una fórmula que no deje lugar a duda de que están
todos incluidos y que en su parte común reza: “Las obras
sociales enmarcadas en las Leyes 23.660 y 23.661, la obra
social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección de Ayuda Social para el Personal del Congreso de la Nación, las
entidades de medicina prepaga y las entidades que brinden atención al personal de las universidades, así como
también todos aquellos agentes que brinden servicios médicos asistenciales a sus afiliados independientemente de
la figura jurídica que posean, deben brindar cobertura asistencial…”. Esta cobertura requiere en general de la determinación reglamentaria pero la Justicia ha fallado más de
una vez que la determinación del derecho de los usuarios
comprendidos en una ley se aplica en forma operativa, tal
como ha ocurrido en el caso de la mencionada ley 26.588
de celiaquía.23
21. Ley 25.725 Presupuesto 2002. http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/80000-84999/81258/texact.htm
22. Ley 26.588 de Declaración de interés nacional la atención médica, la investigación
clínica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad celíaca. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/160000-164999/162428/norma.html
23. http://www.mundoceliaco.com.ar/tag/justicia/
24. CSJN, Fallos, 237: 636, caso Mouviel, año 1957
25. http://www.anmat.gov.ar/alimentos/normativas_alimentos_caa.asp
26. http://www.anmat.gov.ar/webanmat/Codigoa/Ley_18284_1969.pdf
CONCEPTOS 66
Año 87/2012
i) Operatividad. La aplicación total y efectiva de una ley
necesita del cumplimiento de actos que emita el Poder
Ejecutivo, como la reglamentación, o de circunstancias
establecidas por la propia ley, como la entrada en vigencia, las disposiciones transitorias - que rigen el proceso
ordenado del sistema jurídico anterior al de la nueva ley
– o la modificación y derogación de otras leyes.
1) Reglamentación. La aplicación plena de una ley de salud requiere casi siempre la reglamentación que el Poder
Ejecutivo establezca en un plazo que la misma ley le determina. Este plazo rara vez se cumple, pero no creemos
que implique un incumplimiento sancionable, toda vez que
la reglamentación es resorte exclusivo del Poder Ejecutivo, siempre que esa demora no sea irrazonable y que no
impida el acceso a los derechos consagrados por la ley.
La reglamentación por parte del Poder Ejecutivo es una
facultad reglada, en cuanto a que esta actividad estatal
está regulada por el artículo 99 inciso 2° de la CN. Esta
norma establece que la reglamentación no puede alterar
el espíritu de la ley reglamentada con excepciones por lo
que el Poder Ejecutivo puede reglamentar circunstancias
concretas de las acciones reprimidas siempre que exista
una ley anterior definida para respetar el principio de división de poderes y la garantía de “ley previa”. El Poder
Ejecutivo no puede dictar esa la ley previa. Reglamentar es
tornar explícita una norma que ya existe y a la que el Poder
Legislativo le ha dado sustancia y contornos definidos.24
Los reglamentos son reglas de alcance general porque se
aplican a los sujetos obligados que están contenidos en la
ley y son también obligatorios porque provienen de la ley
que los establece, por lo que no pueden derogar, ampliar,
modificar y restringir el contenido de esa ley, pero sí pueden aclarar su ambigüedad o vaguedad, ya que el reglamento tiene por objeto lograr la aplicación y observancia
de la ley por la sociedad.
La reglamentación se suele hacer por decreto firmado por
el Poder Ejecutivo, son los decretos reglamentarios o de
ejecución, o por normas de menor rango – resoluciones,
disposiciones, decisiones administrativas, circulares, directivas, instrucciones, etc. - que dictan los organismos
de la Administración Central o de los entes descentralizados.
Un caso particular de reglamentación de la legislación sanitaria es el Código Alimentario Argentino25 cuya ley marco
es la 18.28426 que remite a los anexos de aquel. Cuando
el Congreso debe modificar alguna disposición que tenga
que ver con el contenido de los anexos –por ejemplo el
artículo 12 de la ley 26.588 citada en la nota N° 16-, debe
incluir una norma que le otorgue un plazo a la Administración para que lo lleve a cabo; en este caso, entendemos
que no tiene potestad el Congreso para modificar directamente la legislación reglamentaria que obra en los anexos
– tal como se pretende en algunos proyectos de ley -, sobre todo en un ámbito – el de los alimentos -, en el que la
compatibilización y armonización de normas con los países del Mercosur, exige la intervención de funcionarios de
los organismos especializados pertinentes que solo están
presentes en la Administración.
En un sentido similar, entendemos que los casos de la derogación de decretos reglamentarios por parte del Congreso, cuando modifica leyes que están reglamentadas,
no nos parece procedente. Es claro que la Constitución
Nacional atribuye esta actividad reglamentaria al Poder
Ejecutivo, por lo que éste, al advertir la sanción de una ley
modificatoria que amerite cambiar la reglamentación de la
ley modificada, la debe consumar en el sentido indicado
por la ley modificatoria.27
2) Entrada en vigencia y normas transitorias. a) Entrada
en vigencia: Las leyes sancionadas por el Poder Legislativo deben ser a continuación promulgadas por el Poder
Ejecutivo en forma expresa o tácita, y con ello se dispone
su cumplimiento, por lo que no alcanza con la sanción del
Congreso para afirmar que una ley existe, ya que podría
ser vetada por el Poder Ejecutivo. Como aún los ciudadanos no tuvieron conocimiento de su contenido, la ley no
puede serles aplicada. Para que esto ocurra se necesita
un último acto conjunto con la promulgación, que es la
orden que el Poder Ejecutivo debe dar para su publicación
en el Boletín Oficial.
Para la vigencia de las leyes rige el Código Civil (Art.2°),
que establece que si la ley no dispone la entrada en vigencia, ésta se cuenta a partir del octavo día de su publicación oficial. La ley no puede implicar su efecto retroactivo,
salvo disposición en contrario y siempre que no se afecten
derechos amparados por la Constitución.
Una ley puede establecer que distintas disposiciones de
su texto entren en vigencia en momentos distintos, tal
como se ha establecido en la ley 26.687, de Regulación
de la publicidad, promoción y consumo de los productos
elaborados con tabaco; por caso sus artículos 37 (empaquetado y mensajes sanitarios en los paquetes de productos elaborados con tabaco) y 38 (publicidad de productos
elaborados con tabaco) establecen respectivamente: “Art.
37.- La presente ley entrará en vigencia a partir del día siguiente al de su publicación, con excepción de lo dispuesto por los artículos 10, 11, 12 y 13, que lo harán un1 año
después. Art. 38.- La instrumentación de los artículos 5º,
6º, 7º y 8º empezará a regir a partir de los ciento ochenta
(180) días de la publicación de la presente ley.”
El sistema de entrada en vigencia en nuestro país es el
uniforme, es decir que la ley se aplica desde el mismo momento en todo el territorio; este sistema es el mayoritario
en el derecho comparado, difiriendo solamente la cantidad de días que se establecen cuando la ley no determina
su entrada en vigencia (en general son más días que los
establecidos por nuestro Código Civil).
Otros países, como México, Chile o Brasil establecen un
sistema escalonado de entrada en vigencia según la distancia existente entre el lugar en que la ley es publicada y
el lugar donde se aplique.
b) Normas transitorias: La sanción y promulgación de una
ley implica la modificación de la realidad social y política
que la comprende; este cambio no se producirá en forma
instantánea por la mera existencia de la ley, sino que requiere de disposiciones transitorias para el proceso que
transcurre por la aplicación de un régimen jurídico nuevo respecto del anterior. Para eso están las disposiciones
transitorias.28
La aplicación de normas transitorias refiere al establecimiento de una obligación temporaria o condicional, y genérica para que los sujetos obligados por la ley modificada
se acojan a determinado régimen – que puede ser la reglamentación anterior – hasta tanto ocurra la modificación
de ese reglamento, o que un determinado organismo se
integre con los miembros actuales hasta que la ulterior
integración modificada por la ley modificatoria se pueda
hacer efectiva.
3) Modificación y derogación de leyes. Si bien estas técnicas no tienen que ver estrictamente con la operatividad de
la ley, no puede soslayarse que su utilización inadecuada
provoca errores de interpretación, que podrían redundar
en fallas u omisiones en su ejecución. La modificación
apunta a la eliminación total o parcial de un articulado, el
que debe ser sustituido por otro sin que se produzca su
extinción total, mientras que por la derogación se elimina
una ley de la legislación y sus normas quedan suprimidas
del ordenamiento jurídico. Ambas técnicas tienen reglas
comunes y propias, entre las comunes queremos destacar
el carácter expreso y preciso de cada uno: una derogación
y una modificación deben identificar con certeza la norma
a la que derogan o modifican, de modo tal que no se tenga
por supuesto o implícito, algo que debe ser explícito, ni se
incurra en fórmulas genéricas indeterminadas de derogación como “Derogase todo lo que se oponga a la presente
ley”, que generan más incertidumbres que certezas.29
Por su parte, una modificación debe ser hecha sobre la
ley original y no sobre las modificatorias, ya que estas son
normas instantáneas que dejaron de existir al momento de
cumplir la función de modificar. Otra particularidad de las
modificaciones refiere a que cuando una ley se modifica
en una sola oportunidad en la mayor parte de su articulado
28. Pérez Bourbon, Héctor. Obra citada. Página 57.
29. Pérez Bourbon, Héctor. Obra citada. Página 136.
67
CONCEPTOS
Año 87/2012
conviene derogarla y sancionar un régimen nuevo.
La derogación tiene un principio elemental que es el de”
ley posterior deroga a la ley anterior”; también es recomendable derogar las leyes modificatorias, pese a que son
leyes inexistentes, su inclusión expresa en una ley, contribuye a depurar la legislación. 30
IV. Estructura de las leyes sanitarias.
En el marco de un modelo de estructura de una ley se pueden distinguir algunas características propias de las leyes
de salud. Para esto se sugieren las siguientes divisiones
temáticas que deben estar incluidas en Títulos y capítulos,
de acuerdo al siguiente orden:
1) Objeto: debe estar claramente establecido en el primer
artículo determinando el tema que se quiere legislar.
2) Ámbito territorial: las leyes sanitarias se aplican en todo
el territorio salvo para los casos de emergencias sanitarias, en las que se determina una determinada zona o
municipio donde solo se aplican las normas relativas a la
emergencia, como la aplicación de una vacuna o ya en
un ámbito más relacionado con la asistencia social, las
exenciones fiscales;
3) Ámbito personal: refiere a los sujetos a los que se aplica
y remitimos a lo expresado en el inciso a) del punto I de
este trabajo.
4) Definiciones: remitimos a lo expresado en el inciso c) del
punto I de este trabajo.
5) Objetivos: se plantean fines de la ley que amplían el objeto, pero que serán particularizados en el resto del articulado. Son propósitos generales que dan marco e introducen los grandes temas que en la ley se regulan, aplicando
la norma general de la estructura de una ley sobre legislar
primero lo general y después lo particular.
6) Autoridad de aplicación: es conveniente que esté entre
los primeros artículos para luego referir en el resto del texto a una autoridad que ya esté creada o mencionada, de
modo tal que no se haga referencia a un organismo que no
surge del texto hasta ese momento. Se deben establecer
su integración, funciones y funcionamiento.
Las funciones y funcionamiento remiten a la competencia de las personas jurídicas - o la capacidad para los
órganos administrativos -; a diferencia de lo que sucede
con relación a la capacidad en el derecho privado, es la
excepción, es decir, que en el ámbito del derecho admi-
30. Pérez Bourbon, Héctor. Obra citada. Página 137.
CONCEPTOS 68
Año 87/2012
nistrativo, la competencia debe estar otorgada en forma
expresa o estar razonablemente implícita en la expresa. La
competencia no se supone, y debe surgir directa o indirectamente de una norma que la impute al órgano de que se
trate. En ese sentido, la ley 19.549 de Procedimientos Administrativos, dispone que la competencia de los órganos
administrativos, será la que resulte, según los casos, de la
CN, de las leyes y de los reglamentos dictados en su consecuencia, y que su ejercicio es una obligación de la autoridad o del órgano correspondiente (Art. 3°, Ley 19.549).
7) Parte especial: se establecen después de las normas
generales referidas a fines y objetivos y están ordenadas
por tema y en capítulos o en la forma que se haya elegido.
Entre estas normas pueden estar: contenido de la política
pública sanitaria que se establece, obligaciones de los sujetos, requisitos para acceder a un derecho o para que un
establecimiento o actividad funcione y normas referidas a
la defensa e información del usuario y a la capacitación,
entre otras;
8) Sanciones: los regímenes sancionatorios relacionan al
derecho administrativo con el penal, ya que el concepto
de sanción, remite en esencia al tipo penal y a su pena.
El poder sancionador del Estado es una de sus prerrogativas, es de carácter irrenunciable, intransferible e imprescriptible. Esta facultad utilizada en el marco del mencionado Poder de Policía del Estado: es otorgada por la ley,
por lo tanto es genérica y no tiene un objeto determinado,
ya que la ley la crea con un contenido preciso y razonable,
aplicable a un universo de sujetos. En el régimen sancionatorio se debe establecer claramente el procedimiento
y sobre todo, detallar cada una de las conductas que resultarán infracciones, así como las sanciones propiamente dichas. Se recomienda establecer distintos niveles de
sanciones según la gravedad de la infracción. También es
recomendable delegar en el organismo oficial que mide los
precios, la actualización de las sanciones que sean multas
pecuniarias.
La aplicación de sanciones a los administrados requiere
de la consideración de principios que hacen a los derechos fundamentales como son los de defensa, igualdad,
legalidad y reserva de ley, y más concretamente respecto
del Derecho administrativo, los de razonabilidad e informalismo a favor de los usuarios.
Destacamos el principio de legalidad, que lleva consigo
el de reserva de ley, por el que la sujeción de hechos a
la aplicación y ejecución de normas que tengan rango de
ley y que provengan del Poder Público, implica necesariamente que aquellas deben ser compartidas entre el Poder
Ejecutivo y el Judicial, es decir la revisión que este último
hace, es parte de la distribución de competencias atribuidas por la norma de rango legal. En este sentido, entendemos que el principio de legalidad que rige en materia
de “sanciones administrativas en sentido estricto” es el
principio de legalidad administrativa, ya que las conductas
deberán estar descriptas, tipificadas y establecida la correspondiente sanción en el “ordenamiento jurídico-administrativo”; no es necesario entonces, exigir la existencia
de una ley en sentido formal, sino que alcanza una mera
“cobertura legal” en los términos antes señalados”.31 El
principio de legalidad como valla que la CN impone a la
Administración a través del control judicial de sus actos,
nos lleva a la mención de los requisitos constitucionales mínimos que la Corte estableció para la configuración
de un control judicial suficiente y adecuado en el “leading
case” Fernández Arias.32 En este caso, la Corte estableció
que habrá control suficiente cuando se les reconozca a los
litigantes el derecho a interponer recursos ante los jueces
ordinarios y cuando se les niegue a los tribunales administrativos la potestad de dictar resoluciones finales que
hagan cosa juzgada, en cuanto a los hechos y al derecho
controvertido.
9) Financiamiento: remitimos a lo expresado en el inciso h)
del punto III de este trabajo;
10) Disposiciones finales: en esta división se incluyen las
normas de adhesión por parte de las provincias, las que
tengan que ver con la incorporación de la ley a la legislación - las derogaciones y las normas transitorias - y la reglamentación en un plazo determinado, temas que hemos
abordado en el inciso i) del punto III sobre operatividad, al
que remitimos. Por último, una ley siempre tiene un artículo de forma por el que la autoridad parlamentaria debe comunicar la ley sancionada al Poder Ejecutivo; atento a que
cumplida esta comunicación perdería su razón de ser, la
práctica le ha dado una función estructural como es la de
establecer un final, señalando a su artículo anterior, como
el último de la ley.33 Esta función estructural resulta importante a la hora de la incorporación de nuevos artículos a
la ley, de modo tal que en las ulteriores modificaciones se
mantenga el numeral del artículo de forma y se agreguen
los artículos nuevos, debajo de los artículos originales de
tema similar, con las locuciones latinas bis, ter, quater,
quinquies, etc., técnica que pese a sus resistencias, se
sigue utilizando.34
V. El Digesto Jurídico Argentino y el
estado de la legislación sanitaria.
El Digesto Jurídico Argentino es el primer aporte institucionalizado al ordenamiento legal del Estado en el que se
han depurado las leyes de la Nación sancionadas desde
1853. Su objetivo es promover la seguridad jurídica, la
transparencia y la facilidad de acceso y funcionamiento de
la Justicia. Esta obra titánica recientemente presentada35,
aunque todavía en estudio, depuró el ordenamiento jurídico, reduciéndolo a 3.104 normas vigentes.
constitucionales y de facto, con distintas numeraciones y
distintos tipos de normas, las que en muchos casos se
superpusieron o fueron modificadas o incluso derogadas
de forma implícita o por desuso, produciendo una maraña
compleja de normas que, solo provoca falta de certidumbre y falta de acceso a los derechos que consagran.
Esta situación, a la que el derecho sanitario no es ajeno,
hizo que desde la década de 1950 se produjeran diversas iniciativas para ordenar el ordenamiento jurídico, las
que se concretaron recién en 1998 con la mencionada Ley
24.967 que reza como objetivo: “fijar los principios y el
procedimiento para contar con un régimen de consolidación de las leyes nacionales generales vigentes y su reglamentación.”36 Esta obra se orienta en el sentido de aplicar
la técnica de la consolidación legislativa, la que opera eliminando de la legislación no solo las normas derogadas
expresamente, sino también las que perdieron su vigencia
en forma implícita, las que resultaron incompatibles con la
sanción de un nuevo régimen, las que dejaron de utilizarse
por desuso y las que simplemente cumplieron su objeto.
El remanente de esta consolidación, denominado por el
artículo 4° de la ley como “derecho positivo no vigente”,
tendrá un valor jurídico equivalente “a los principios generales del derecho en los términos del artículo 16 del Código Civil”. Lo importante del régimen establecido es la
obligación de actualizar la legislación permanentemente y
con el mismo sistema, de modo tal que el Digesto sea el
ordenamiento vigente en forma simultánea con las derogaciones, modificaciones e incorporaciones legislativas.
V. 1. El derecho sanitario en el
Digesto
El derecho sanitario, expresión acuñada en la década de
1950 merced a los proyectos de Código de Derecho Sanitario de principios de esa década, comprende los supuestos específicos en pos de fines sociales y comunitarios que tienen a la salud como objeto. Es en base a
los principios de consenso que la comunidad internacional
promueve desde hace varias décadas, en los que se fundamenta la creciente importancia e impulso de normas de
carácter sanitario, cuya impronta se traslada al derecho
interno e implica una consideración operativa y estudio
sistemáticos y autónomos.
31. Rocha Pereyra, Gerónimo. Sobre el Derecho Administrativo Sancionador, elaborado
La fuente del Digesto proviene de la ley 24.967 del año
1998, sancionada por el Congreso en función de su competencia establecida por el artículo 75 CN inciso 12, el que
dice que compete a aquel el dictado de los códigos de
legislación de fondo “en cuerpos unificados o separados”.
La causa del Digesto es la profusa sanción de normas
de nivel legislativo desde 1853 por parte de gobiernos
sobre la base de la Tesina presentada en el Curso de Especialización en Derecho
Administrativo Económico. Revista de Derecho Administrativo (REDA) N° 43, abril de
2003. Editorial Lexis Nexis.
32. CSJN “Fernández Arias c/ Poggio s/ sucesión”. Fallos, 247:646 (1960).
33. Sagripanti, Sandra. Artículo de forma. http://www1.hcdn.gov.ar/dependencias/dip/
publicacion/RevDerPar13.pdf
34. Clavell Borras, Javier. “Introducción a la Técnica Legislativa”, página 72. Banco de
Boston, Bs. As.1984
35. http://www.jus.gov.ar/prensa/noticia.aspx?id=984
36. Ley 24.967. Digesto Jurídico Argentino. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/
anexos/50000-54999/51470/norma.htm
69
CONCEPTOS
Año 87/2012
Sin embargo, el derecho sanitario no ha sido incluido con
este carácter autónomo en el Digesto Jurídico Argentino.
El artículo 7° de la ley 24.967 estableció veintiséis (26) categorías en las que se encasillarían las leyes y la normativa
reglamentaria. Dice el artículo 7°: “Categorías. Las leyes y
reglamentos que integren el Digesto Jurídico Argentino se
identificarán por su categoría con la letra correspondiente,
que individualizarán la rama de la ciencia del Derecho a la
que corresponde, a saber: A) Administrativo; B) Aduanero;
C) Aeronáutico - Espacial; D) Bancario, Monetario y Financiero; E) Civil; F) Comercial; G) Comunitario; H) Constitucional; I) de la Comunicación; J) Diplomático y Consular;
K) Económico; L) Impositivo; M) Industrial; N) Internacional Privado; O) Internacional Público; P) Laboral; Q) Medio
Ambiente; R) Militar; S) Penal; T) Político; U) Procesal Civil y Comercial; V) Procesal Penal; W) Público Provincial y
Municipal; X) Recursos Naturales; Y) Seguridad Social; Z)
Transporte y Seguros”.
Esta falta de inclusión de la legislación sanitaria en las categorías que se establecieron contrasta con la de otras ramas novedosas que se han incorporado como el derecho
industrial, u otras de menor autonomía como el derecho
diplomático y consular; en este sentido creemos que se
ha soslayado la importancia del derecho sanitario, dado
su carácter autónomo, sistemático y de materia y contenido concretos. Estas divisiones obligaron a diseminar la legislación sanitaria por las otras ramas establecidas, como
la de derecho administrativo, derecho civil, derecho del
medio ambiente y derecho de la seguridad social, entre
otras, lo que seguramente no va a contribuir a resolver
de forma decisiva el complejo entramado legal que este
cuerpo legal plantea.
Sin embargo, por lo menos desde un punto de vista operativo y de hecho, el derecho sanitario ha sido separado
en el Digesto Jurídico Argentino. De esto da cuenta la presentación reciente del Digesto y su informe adjunto publicado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos37,
en el que la mentada legislación especial ha merecido un
capítulo aparte, con la intervención de los profesionales
del derecho del Ministerio de Salud de la Nación. En este
sentido, y tomando un criterio estricto de considerar una
legislación que concretara la socialización de la medicina
y una “semisocialización” de la farmacia, se detectaron
cincuenta y cinco (55) normas sanitarias vigentes, las que
fueron incluidas en las ramas de derecho administrativo,
derecho civil, derecho de la seguridad social y derecho
ambiental.38
V.2. Estado del derecho sanitario.
En el inciso e) del punto III de este trabajo habíamos destacado la distribución de competencias entre la Nación y
las Provincias y a la Ciudad de Buenos Aires en materia
sanitaria, así como el carácter no delegado en la competencia federal, que su legislación tiene.
La distinción de facultades conduce a destacar que a
la Nación y las Jurisdicciones tienen como competencia concurrente en materia de policía de bienestar, tiene
la Nación competencia exclusiva en leyes de promoción
del bienestar general y bien común, sobre la formación
de profesionales, tránsito inter jurisdiccional y lo referido a
lo pertinente en materia de tratados internacionales sobre
salud y que las Jurisdicciones tienen su competencia exclusiva en materia de poder de policía sanitario respecto
de la salubridad, moralidad, seguridad pública y habilitación.
A esta característica jurisdiccional que significa el dictado
de legislación por veinticinco (25) jurisdicciones – Nación,
Ciudad de Buenos Aires y Provincias -, se le debe agregar
la sucesión de distintos tipos de gobierno – constitucionales y de facto -, los gobiernos de distinto signo político, el
anacronismo que implica la legislación de distintas épocas, la falta de articulación y de consenso previo entre las
Jurisdicciones.
Las consecuencias de estas diferentes fuentes generadoras de derecho y del profuso dictado del derecho sanitario
son la fragmentación, la falta de un sistema integrado y
racional entre la Nación y las Provincias, un estado general de desarmonía que puede generar desigual acceso
del mismo derecho a la salud por parte de ciudadanos
de distintas jurisdicciones, el exceso descontrolado de legislación, sobreabundante y superpuesta – en técnica legislativa se llama “contaminación legislativa” -, la falta de
información por parte de los ciudadanos y en definitiva la
falta de certeza en el acceso a los derechos que las leyes
sanitarias consagran.
Destacamos en este tema a la “contaminación legislativa”,
a la que definimos como el crecimiento descontrolado de
normas que surgen por la sanción de nuevos regímenes
legales cuyos preceptos podrían estar incluidos en otras
37. Digesto Jurídico Argentino. Legislación del Bicentenario. Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos. 2011
38. Madies, Claudia y Garay, Oscar. Digesto Jurídico Argentino. Legislación del Bicentenario. Página 125. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. 2011
CONCEPTOS 70
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leyes ya vigentes – y por lo tanto solo se deberían modificar éstas - o por la falta de eliminación de legislación
modificatoria implícita o de la que ya cumplió su objeto.
A esta abundancia legal que tachamos de nociva, se le
podría agregar un componente que es habitual en la legislación sanitaria: la falta de criterio utilizado en la redacción
de modificaciones de leyes vigentes, en las que esa modificación queda expresada de manera diferente o fuera
de contexto a cómo está la ley modificada, por ejemplo la
incorporación en el año 2006 de un párrafo en el inciso c)
del artículo 6° de la ley 25.673 del Programa Nacional de
Salud Sexual y Procreación Responsable.39
La complejidad legislativa resultante de la contaminación
legislativa obstaculiza las siguientes acciones, en los siguientes actores:40
a) al Ciudadano el entendimiento claro y simple de las normas vigentes que lo rigen y que debe observar;
b) a la Administración la correcta gestión de los asuntos
públicos;
c) al Congreso o al Parlamento, el coherente desarrollo de
la actividad legislativa, razón central de su existencia; y,
d) a la Justicia la tarea de impartir la misma en forma rápida, certera y tempestiva.
En definitiva el estado de nuestra legislación - y en particular en el de la legislación sanitaria - se define por el vocablo desorden con sus componentes de fragmentación,
incoherencia, superposición, inflación, contaminación, oscuridad y desconocimiento de las leyes.41
VI. Conclusiones
Hemos analizado las características, la estructura y la
situación del derecho sanitario. Estos antecedentes nos
permiten avanzar en algunas conclusiones y en el planteo
de algunas soluciones.
En primer lugar, el diagnóstico en cuanto a la situación
del derecho sanitario desde el punto de vista de la técnica
legislativa es sombrío. La fragmentación, la contaminación
legislativa, la falta de certeza, la superposición de normas,
la falta de igualdad en el acceso al derecho a la salud, son
algunas de sus fallas emergentes.
Por otra parte, las características y la estructura del derecho sanitario, tal como han sido descriptos, permiten un
análisis técnico que ratifica el estado de situación diagnosticado.
Por último el Digesto Jurídico Argentino, aún sin haber incluido al derecho sanitario, es un avance y un reconocimiento de las falencias mencionadas, que se extienden a
todo el ordenamiento jurídico nacional.
En este sentido queremos plantear desde nuestra opinión
algunas soluciones al estado de crisis del derecho sanitario:
I) Ley General – o Federal – de Salud: hemos considerado
en el punto V.1 el proyecto discontinuado del Código de
Derecho Sanitario, que podría ser el origen de este pro-
yecto de una Ley General de Salud, que otros países ya
concretaron (México, España, Perú, Chile, etc.). Esta ley
sería un marco ideal para concretar el llamado “Federalismo Cooperativo” – o de Concertación – por el que queden
enmarcadas de un modo más preciso las competencias
de las Jurisdicciones. Por su parte, se regularía en una ley
lo que hoy está diseminado y se encararía una propuesta
de coordinación entre los tres (3) subsectores de la salud:
Estado, Obras Sociales y Empresas de Medicina Prepaga.
Esta ley marco debería incluir una “tabla axiológica” que
garantice una legislación equitativa en la que se particularicen derechos constitucionales básicos relacionados con
la salud42, a la que hay que complementar con la adopción
del método de la evidencia científica en su redacción y
elaboración, lo que “implica estudiar e investigar en base
a las pruebas y datos objetivos que emanan de toda la
legislación sanitaria, y extraer las conclusiones científicas
con el propósito de ayudar al legislador a tomar decisiones fundadas, produciendo como consecuencia, legislación en salud racional y equitativa.”43
II) Coordinación inter jurisdiccional: La marcada desarmonía que caracteriza al derecho sanitario se puede corregir desde una visión de política pública sanitaria con la
participación de los actores involucrados. Es por esto que
el Consejo Federal de Salud – COFESA, creado por ley
23.373 - congrega a las autoridades máximas sanitarias
de las Jurisdicciones, para que junto con el Ministerio de
Salud de la Nación lleven a cabo consensos que permitan la aplicación de esas políticas de manera coordinada
e igualitaria. Un incipiente paso – todavía no es ley - que
se está concretando en estos últimos años es el Consejo
Federal Legislativo de Salud – COFELESA44-, que integran
legisladores provinciales y nacionales de las Comisiones
de Salud o similares de todo el país; su objetivo es la armonización de la legislación sanitaria y la consideración
de consensos y propuestas por parte de quienes son los
que dictarán la legislación pertinente. En la medida que se
impulse el funcionamiento de estos organismos en la concreción de sus objetivos, se contribuiría a frenar en gran
medida la fragmentación y desarmonía legislativas.
III) El Digesto Jurídico Argentino: la importancia de esta
magna obra hay que destacarla como un paso en la depuración de la legislación innecesaria y en el acceso de la
legislación vigente por los ciudadanos. Este proceso ayudará a acercar a estos ciudadanos a un derecho sanitario
más igualitario, aunque no es la panacea mágica de este
39. Ley 25.673 del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable
http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/75000-79999/79831/texact.htm
40. Garay, Oscar. www.unesco.org.uy/mab/fileadmin/shs/redbioetica/Garay.doc
41. Brenna, Ramón G., El ordenamiento de las leyes, La Ley 2001-A, 987.
42. Madies, Claudia y Garay, Oscar. Ob. Citada. Página 127
43. Garay, Oscar. www.unesco.org.uy/mab/fileadmin/shs/redbioetica/Garay.doc
44. http://www.diputados.sanluis.gov.ar/diputadosasp/paginas/InfoPrensaDetalle.
asp?TemaId=1&InfoPrensaId=428
45. LEGISALUD. http://leg.msal.gov.ar/
46. Resolución Min. Salud 1673/2007. LEGISALUD. http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/135000-139999/135869/norma.htm
71 CONCEPTOS
Año 87/2012
objetivo.
IV) Bases de datos de Derecho Sanitario: el acceso a la
información es uno de los derechos fundamentales en los
que se basa el derecho a la salud y el de la relación de
consumo. En la Argentina existen varias bases que se han
generado respecto de temas particulares de la salud, pero
queremos destacar una, creada en el ámbito del Ministerio de Salud – Legisalud45 - mediante la Resolución MS
1673/200746, y que contiene una base digital de consulta
de toda la Legislación Sanitaria Nacional y Provincial de
la República Argentina a texto completo – salvo el Código Alimentario Argentino -. También comprende normativa
relacionada con Derechos Humanos y comunitaria sobre
salud del MERCOSUR, de la UNASUR y documentos nacionales e internacionales sobre Bioética. Esta base resulta eficaz a los fines del acceso a la información y los
derechos que promueven las leyes de salud y resultará
sumamente útil para quienes trabajen en la armonización
legislativa de este cuerpo legal.
V) Manual de Técnica Legislativa: si bien estas guías son
habituales en algunas legislaturas, no siempre son de uso
obligatorio; su aplicación se limita a una referencia no
vinculante, lo que limita la eficacia de sus directivas. La
obligatoriedad de reglas de técnica legislativa y la especialización en la materia sanitaria, sin duda redundaría en
la concreción de los objetivos de armonización y certeza
que este trabajo plantea.
El derecho sanitario adquiere una autonomía e importancia crecientes, lo que promueve una mayor actividad
legislativa. Varias leyes de particular importancia fueron
sancionadas en los últimos dos (2) años: Ley 26.687 de
Regulación de la publicidad, promoción y consumo de los
productos elaborados con tabaco, Ley 26.689 de Promoción del cuidado integral de personas con enfermedades
poco frecuentes, Ley 26.688 de Declaración de interés
nacional la investigación y producción pública de medicamentos, materias primas para la producción de medicamentos, vacunas y productos médicos, Ley 26.682 del
Marco Regulatorio de Medicina Prepaga, Ley 26.657 de
Derecho a la Protección de la Salud Mental, Ley 26.588
de Declaración de interés nacional la atención médica,
la investigación clínica y epidemiológica, la capacitación
profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad celíaca, su difusión y el acceso a
los alimentos libres de gluten, Ley 26.586 de Creación del
Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las
Adicciones y el Consumo Indebido de Drogas, Ley 26.567
de Prohibición de venta de medicamentos fuera de las farmacias, Ley 26.548 del Archivo Nacional de Datos Genéticos y la 26.529 de Derechos del paciente, historia clínica y
consentimiento informado.
Estos avances logrados en materia de legislación sanitaria
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y el Digesto Jurídico como punto de partida para la actualización de la legislación, representan cambios significativos en cuanto a la concepción de la salud en el rango
legislativo y además, un avance en pos de la integración
del sistema de salud en el marco del federalismo cooperativo o de concertación, base fundamental de nuestro
sistema de gobierno.
*Ignacio Millé
Abogado
Asesor de la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación
VII.- Bibliografía
Diccionario de Términos Parlamentarios. Imprenta del
Congreso de la Nación, Bs.As., 2008.
Digesto Jurídico Argentino, Legislación del Bicentenario.
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Bs.As., 2011.
Recalde, M.Cecilia. Nuestra Constitución, El Derecho,
Bs.As., 2006.
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Pérez Bourbon, Héctor. Manual de Técnica Legislativa,
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Luis Leiva Fernández. Ensayos de Derecho Civil y Técnica Legislativa, La Ley, Bs.As. 2007.
Clavell Borras, Javier. “Introducción a la Técnica Legislativa”, Banco de Boston, Bs. As.,1984.
Clavell Borrás, Javier. Como redactar mejor. Librería “El
foro”, Bs.As., 1992.
Pagano, Rodolfo. Técnica Legislativa y sistemas de informática” de “Informática y derecho”, Depalma, Bs.As.,
1988.
Revista de Derecho parlamentario N° 1. Imprenta del
Congreso de la Nación, Bs.As., 1987.
Por José Manuel Martinez*
POSMODERNIDAD Y DIALÉCTICA
The ultimate notion or Begriff is then a fully self-sufficient concept which is a kind of causa sui or “cause of
itself”; Spinoza´s “God or Nature” would be an appropriate analogy…
Fredric Jameson1
La dialéctica moderna es resultado de la teoría del conocimiento de la ilustración. Una vez definidas las condiciones
del conocimiento ilustrado, objetivo y racional, permanecían zonas de perplejidad cognitiva, las aporías de la razón,
a las que hacía referencia Kant. La relectura hegeliana de
esas aporías como contradicciones productivas no terminó
con la cuestión. Como se sabe corrió mucha agua en el
río del pensamiento y fue común pensar en la dialéctica
como un sistema y un método cancelado junto con el siglo XIX, particularmente cuando ciertas formas dialécticas
habían perdido su sentido cognitivo para transformarse en
verdadera propaganda. La dialéctica pudo pensarse entonces, como una de las formas del delirio totalizante del
yo o como un sistema totalizante de naturaleza puramente
ideológica. El conocimiento no ideológico en cambio, mantuvo las mismas pretensiones de verdad que la dialéctica
reclamaba para sí; la naturaleza de estas verdades difería:
para el conocimiento dialéctico, en todo caso era el todo el
que podía reclamar una verdad histórica; en cambio para el
conocimiento positivista tanto el método dialéctico como
su posible sistematicidad eran falsos ya que no remitían
1. Jameson, Fredric, Valences of Dialectic. Verso: London, 2010; en referencia a Hegel.
a una fuente de verificabilidad subjetiva observacional.
Cuando la dialéctica pretendió refutar esa pretensión atomística del positivismo, como lo hizo Hegel y el materialismo dialéctico vulgar, mostró su propio origen iluminista, siendo a su vez absolutista o tercamente historicista,
fundamentalmente por su teleologismo. La perspectiva del
todo pareció eclipsada y con ello la ética racional, el gran
arte y finalmente se llegó a cuestionar hasta la validez de
un derecho internacional común a todas las naciones y a
todos los hombres y mujeres.
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial sólo
algún pensamiento recalcitrantemente contra-fáctico había
podido negar que el historicismo nacionalista que se autoproclamaba hegeliano y las formas totalitarias del materialismo dialéctico fueran falsas ideologías, formas de falsa
conciencia. Esas ideologías materiales hegemónicamente
excluyentes fueron algo más que teorías erradas o mala
poesía y con su caducidad pudieron haber reducido la dialéctica a la mera historia de la filosofía, al menos hasta la
topología del deseo de Lacan, la hermenéutica de lo negativo de Bataille y la Dialéctica Negativa de Adorno, con
sus indagaciones en el lenguaje del deseo, la relación entre sinsentido y lenguaje y la problemática de la reducción
del conocimiento a dominación. La posmodernidad vuelve
a plantear con alto grado de escepticismo los problemas
de un potencial “absoluto”, básicamente negándolo. El
pensamiento posmoderno en sus formas pirrónicas extremas deriva hacia las formas del escepticismo clásico más
radical. ¿El punto de vista de la totalidad está completamente fuera de consideración? Entonces: ¿es cosa sólo de
temperamento elegir entre epistemologías más o menos
modernas o asimilar el conocimiento al poder o algún otro
sustituto metafísico de derivación como el “sacrificio” o el
“compromiso”? ¿El todo de las relaciones sociales o de la
cultura queda fuera de consideración en pleno desarrollo
de la globalización? Voy a enunciar sólo algunos mínimos
puntos para argumentar que no es así y que el método dialéctico tiene mucho que hacer con totalizaciones empíricas
de vital importancia para la crítica.
Para el pensamiento posmoderno, tanto las ideologías materiales de la historia y la sociedad, como la teoría de la
ideología, con la que las teorías de carácter crítico señalaban los “errores” de la “falsa consciencia”, como una re-
73
CONCEPTOS
Año 87/2012
futación cognitiva de carácter observacional subjetivo, no
pasan de ser dimensiones de una praxis grupal anacrónica,
fijada en la repetición de los juegos hegemónicos triviales
de una consciencia cínica. “Absoluto” sería entonces el
término que designa a una mala “totalización”. Pero, como
ya sugerí, ¿hay totalizaciones postmodernas? ¿Cuál es el
papel de la negación en un contexto postmoderno? ¿Qué
es lo “real” y “para quién”? La respuesta a estas preguntas
filosóficas de trascendencia práctica (ética, estética y jurídica) depende fundamentalmente de dos cosas, a saber:
de cómo se piensen la posmodernidad2 y la dialéctica (básicamente depende del abandono de los sistemas más o
menos metafísicos o absolutos fundados en la “identidad”
y en la “positividad” del sistema, para dar lugar a nuevas
lecturas dialécticas de “lo real”)3.
Relacionar los pensamientos críticos contemporáneos es
un paso difícil pero necesario para el análisis dialéctico;
no se trata sólo de oponerlos, como tampoco pueden excluirse entre sí; es particularmente fértil la relación entre
el binarismo estructuralista y el carácter in-esencial del
concepto en Adorno, por un lado y por otro la Deconstrucción y las dialécticas criticas contemporáneas que no
pueden ser sino negativas y deconstructivas, es decir no
identitarias y no sistémicas4. Esa relación ya fue propuesta
aunque en una forma más antagónica por la Teoría Crítica.
En todo caso no es el debate Popper-Adorno sino la Teoría Estética de Adorno5 el modelo de relación entre teorías
contemporáneas6. Al hacer la crítica de la cultura, Adorno ponía en juego teorías no alineadas, ni subsumibles
en una genericidad; los todos interpretativos abiertos son
diferentes, irreductibles a sistema, pero mapean y replican formas de la cultura cuyas relaciones ya no aparecen
cerradas. El programa adorniano-jamesoniano de análisis
dialéctico, fecundo en relaciones entre la posmodernidad y
la dialéctica funda sus operaciones interpretativas en una
indagación en lo real que mapea y replica dialécticamente
las totalidades empíricas analizadas (indagación siempre
hipotética de un noúmeno detrás de los fenómenos ideológicos culturales) y para ello entra en relación con un campo
teórico-crítico abierto.
4) La crítica se produce como una dialéctica deconstructiva de carácter parcial, o lo que es lo mismo, hay dialécticas
en un doble sentido: producciones independientes irreductibles entre sí y críticas “especiales”.
En las 438 páginas de Postmodernism, Jameson nos proporcionó modelos de deconstrucción dialéctica, en las 625
páginas de Valences of the Dialectic completó ese trabajo
al nivel de la dialéctica en general. Primero replicó dialécticamente los procesos del sistema del capitalismo tardío en
un mapeo exhaustivo de la cultura contemporánea, ahora
generaliza este punto de vista y lo extiende a todo el pensamiento contemporáneo, particularmente al más crítico.
Entonces, podemos concluir con Jameson que si hay alguna chance de aproximación –intermitente- a lo Real es
precisamente por la replicación deconstructiva y dialécticamente mediadora de los procesos de mapeo desde los
que se pueden plantear propuestas, siempre provisorias, a
la cuestión de los todos de la cultura.
*José Manuel MARTINEZ
[email protected]
2. En Postmodernism, or, The Cultural Logic of Late Capitalism, Durham: Duke University
Press, F. Jameson hace depender la definición de posmoderno de las características
propias del capitalismo tardío, globalización, dominio de la circulación, abstracción de
las relaciones sociales, dominio del proceso sobre la “cosa” y el “sujeto”, es decir la
radicalización de las notas que T.W.Adorno observaba en su Dialéctica Negativa,
3. La cuestión de la Aufhebung es el punto crucial para las dialécticas contemporáneas:
su desplazamiento (que podríamos llamar la tesis Bataille-Derridá; cfr.: Derrida, Jacques,
La Escritura y la Diferencia, Anthropos: Barcelona, 1989; particulrmente pp. 377 y siguientes) o su supresión (tesis Adorno-Jameson; cfr.: F.Jameson, Valences of Dialectics, II.
Hegel Without Aufhebung)) decide acerca del carácter epistémico del análisis. En el texto
sigo la segunda tesis que no justifico por falta de espacio: la remisión al conjunto de la
obra de T.W. Adorno y de F- Jameson es obligada.
Para terminar esta breve presentación, quiero proponer
algunas condiciones mínimas de producción del análisis
teórico dialéctico contemporáneo, que pongo a la consideración del lector:
1) Hay una continuidad fragmentaria entre el proyecto ilustrado que es radicalizado por el análisis dialéctico posmoderno (es decir que hay un conocimiento verdadero que va
más allá de lo que meramente “aparece”7.
2) Pero la dialéctica no es una filosofía primera; la negación
del carácter absoluto de la dialéctica y de todo sistema
cultural es condición de posibilidad para el pensamiento
contemporáneo y la crítica desde esta perspectiva supone
un cambio antropológico todavía inacabado. La Aufhebung
como “pliegue” deleuziano, como fracaso del concepto,
restituye también el lugar eminente de lo que “aparece” en
el análisis dialéctico.
3) El binarismo de lo que “aparece” tiene sus ironías ya que
la economía es cognoscible; junto con el carácter cognitivo afirmativo-negativo de la organización social8, el análisis
económico-antropológico es un fundamento dialéctico de
las actividades críticas de la cultura.
CONCEPTOS 74
Año 87/2012
4. Cfr.: F. Jameson, Valences of Dialectics, pp. 17 y 18: siguiendo a T.W. Adorno, se
opone a la noción de las cosas y los conceptos como entidades positivas: concepts
are necessarily defined against each other, and come in constellations, of which the
binary pair is only the simplest and more rudimentary form… dice; … binary opposition
is the paradigmatic form of all ideology… and that therefore, far from being celebrated
as the elementary structure of all meaning, it is rather to be tracked down as the fundamental mechanism of all false consciousness and social and political error. En cuanto a
la deconstrucción, en el capítulo 3 – Hegel´s Contemporary Critics - del mismo libro, F.
Jameson rescata la crítica de la Aufhebung como repetición, por parte de Derrida (p.
105), la “negatividad” en Deleuze (p. 114) y la “exterioridad” en Blanchot: language as
far as posible of itself... outside of itself ( p. 122).
5. Adorno, T.W., Teoría Estética, Orbis: Buenos Aires, 1983. Piénsese en las teorías de
Berg y Schönberg, pero también en Valéry, Brecht y Benjamin, y naturalmente, en Beckett y la negativa a la interpretación (Cfr.: op.cit. p. 44). 2. En Postmodernism, or, The
Cultural Logic of Late Capitalism, Durham: Duke University
6. F. Jameson, Postmodernism, op. cit., cfr. capítulo 7: Theory, Inmanence and Nominalism in Postmodern Theoretical Discourse.
7. Para la relación entre “verdad” y “apariencia”, cfr.: Wellmer, Albrecht, Sobre la dialéctica de modernidad y postmodernidad. La balsa de la Medusa: Madrid, 1993.
8. Cfr.: F. Jameson, Postmodernism, op. cit., cap. 8, Economics; también del mismo autor la op. cit. Valences of the Dialectic, capítulos 17 y 18: Globalization as a Philosophical
Issue y Globalization and Political Strategy.
Por Patricia Vazquez Fernández - Verónica Garro*
CRÓNICA:
SYDNEY LAMB Y LA ORGANIZACION DE
LA INFORMACIÓN DEL CEREBRO.
Introducción
El conocido neurolingüista Sydney Lamb visitó nuestro
país a fines del 2011, y sólo un reducido grupo de especialistas tuvimos oportunidad de disfrutar de su disertación sobre la organización de la información en el cerebro
y las columnas corticales. Lamb, actualmente en la universidad de Rice, (EEUU) ha merecido el reconocimiento
unánime de la comunidad científica como creador de la
teoría de redes relacionales del lenguaje, que otrora se conociera como teoría de la lingüística estratificacional. En
estos momentos está transitando la formulación de una
teoría aglutinante, que le permitirá vincular los tres grandes nodos de su perspectiva: la teoría de las redes relacionales, las estructuras neurológicas y los procesos del
pensamiento. Con Pathways of the brain, a ser editado
próximamente en castellano, estableció la primera teoría que intenta explicar el lenguaje enmarcado en el plano
biodinámico cerebral. Es decir que, el sistema lingüístico
localizado y distribuido en la corteza cerbral, pretende respaldarse en la observación empírica indirecta.
En uso de un período becario subvencionado por la Fundación Fullright llegó a nuestro país para disertar en el
Instituto de Neurociencias Cognitivas y en centros universitarios de Mendoza. Curioso caso el de Lamb, que suele restringir sus exposiciones públicas en Latinoamérica,
donde cuenta con uno de sus mejores seguidores, el Dr
José María Gil (UNMP), excelso lingüista. Como pincelada
histórica, es útil considerar que es famoso por ser una de
las primeras voces que se alzó contra la posición generativista, lo que le valió ser raleado del diálogo académico
por mucho tiempo. Sin embargo, a la luz de la falta de
evidencias que provocó aquélla, su trabajo sobre lingüística estratificacional fue sumando seguidores dentro del
universo epistemológico.
El investigador inglés brindó una amena conferencia en su
lengua, sobre la organización de la información en el cerebro y, como creemos que el contenido de su disertación
resultará interesante a los colegas y estudiantes, he aquí
una síntesis de los pasajes más innovadores, a través de
lo expuesto en esa ocasión, que presentamos traducido
al español.
El Prof. Lamb inició su exposición provocadoramente preguntando a la audiencia sobre los senderos escondidos
de la mente y el cerebro, que, sugirió, creía resultarían de
interés a quienes lo escuchábamos por constituir parte de
las bases neurocognitivas del lenguaje. El silencio absoluto, la expectación por sus palabras, y en cuestión de
segundos había logrado tener a su audiencia cautivada.
Lamb reniega del enfoque tradicional de la lingüística analítica, prefiriendo su propio método de trabajo, la catálisis o proceso modelizante que lleva a cabo a través de la
construcción de estructuras que no alcanzan a ser observables directamente, pero cuya existencia puede presumirse a partir de la evidencia obtenida del análisis.
Casi al pasar, deslizó la delimitación del campo de la de
lingüística neurocognitiva, aquella que” intenta fusionar
los elementos de la psicolingüística y la neurolingüística”.
Su posición objeta el uso de explicaciones metafóricas
que emplean los lingüistas neurocognitivos, vg. “la información en el cerebro está representada por medio de símbolos puestos en sitios de los cuales más tarde podrán
ser removidos”, en una suerte de naturalización de la idea
de disponibilidad al traslado que se predica de la información. Y he aquí lo novedoso de su aporte.
El cerebro y la representación de las
palabras
Contrariamente a lo que sucede con las entradas lexicalizadas en un diccionario, la configuración que asume la
información sobre la palabra a nivel cerebral no se condice
con la concentración que exhibe a nivel de aquellos repertorios, en los que encontramos una entrada para cada
término, condensada en un mismo sitio: fonológica, gráfica, gramatical y semántica. En el cerebro, la situación es
75
CONCEPTOS
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distinta, sostuvo el disertante. Allí, cada palabra se representa como una amplia red en la que los distintos tipos de
información se ubican en diferentes lugares.
La forma de representación de las palabras en el cerebro
facilita la clave para entender la estructura lingüística así
como ilumina el modo en que el cerebro trabaja, desde
una perspectiva más amplia. Así, cada entrada en el lexicon detenta una versión compacta, o lexical, que permite
acceder a la información a través de la recuperación en
dos tiempos: búsqueda y lectura; y otra entrada distribuida entre distintas localizaciones. A este último tipo de información distribuida se accede a través de la activación,
siguiendo las conexiones, de modo tal que a diferencia
de lo que sucede con las entradas compactas, aquí no
se requiere iniciar una búsqueda de la información previamente, antes de leerla. Mientras que en un diccionario
cada entrada tiene un encabezamiento y una explicación
del término referenciado, compuesta por información de
distinta naturaleza: fonológica (especialmente en inglés,
con la forma figurada de la pronunciación, en símbolos fonéticos), etimológica, gramatical y semántica propiamente
dicha. En el cerebro, en cambio, hablaremos de redes funcionales, término originalmente acuñado por Pulvermüller
(2002) en su trabajo sobre los circuitos cerebrales de la
palabra y el orden serial. Los distintos tipos de información
(conceptual, perceptual, gramatical, fonológica) están en
distintas partes de la red, interconectadas entre sí.
Bases neurofisiológicas
Un párrafo especial merece la descripción de los fundamentos anatomofisiológicos que expuso el neurolingüista. En el cerebro encontramos, básicamente, dos tipos de
sustancia: gris y blanca. La primera, de alrededor de 3 mm
de espesor, consiste en columnas de cuerpos celulares de
aproximadamente 3 mm de longitud, conocidas como columnas corticales, que jugarán, como veremos a lo largo
de esta crónica, un rol fundamental en la organización de
la información cognitiva en el cerebro. Cada columna se
extiende en sentido arriba-abajo, por dentro de la sustancia gris. Por ello, en su topografía, la sustancia gris posee
una disposición bidimensional de columnas corticales.
Al observar la citoarquitectura cortical, es posible encontrar seis capas celulares diferenciadas, que toman denominación en sentido arriba-abajo: por debajo de la capa I,
la II y III están conformadas por células piramidales y axones locales colaterales, formadores de los circuitos locales. La capa IV está formada por células estrelladas y en la
capa V es posible observar los axones descendentes que
atraviesan las capas VI y la sustancia blanca, encargada
de proveer conexiones de larga distancia.
Vista esquemática de la citoarquitectura cerebral: se observan con tres métodos de tinción diferentes, la disposición de las seis capas celulares.
A modo enumerativo, Lamb menciona algunos haces de
CONCEPTOS 76
Año 87/2012
fibras de larga distancia: el fascículo Arquatto, el tracto
frontoccipital superior, y el inferior, el tracto longitudinal
interno, el tracto longitudinal superior y el fascículo unciforme. Los fascículos que interconectan zonas a larga
distancia dentro del cerebro responden a la topología de la
estructura cortical, cuyo grosor depende por entero de las
columnas. Por ello, en esta perspectiva neurolingüística, el
cortex es un diseño:
• Bidimensional, al suponer los nodos interconectados,
• tridimensional, al considerar la estructura interna de los
nodos (específicamente la profundidad de cada columna
a lo largo de las seis capas celulares corticales) y las conexiones intracorticales, a través de los fascículos (sustancia blanca)
A los fines de dar sustanciación a su hipótesis, la teoría
de redes neurolingüísticas recurre a los siguientes datos
obtenidos de la investigación por neuroimágenes:
1. El cerebro es una red, compuesta por neuronas interconectadas. La actividad nerviosa viaja a lo largo de los senderos neurales, compuestos por las neuronas corticales
que se reúnen en columnas de diferentes tamaños.
2. Las columnas se disponen en distintos tamaños, siendo la unidad de este sistema la construcción formada por
entre 70 y 110 neuronas, llamada minicolumna.
3. Cuando una minicolumna se activa, todas sus neuronas
comienzan a activar, a su vez, las redes relacionales que
las vinculan con otras columnas. Así, pueden localizarse
distintos tipos de información: toda la información en el
cerebro tiene la forma de una red; de allí que se hable del
sistema humano de información, una de cuyas porciones
es el sistema lingüístico y conceptual, en el cual cada lexema y concepto se erigen como verdaderas subredes.
Lamb reconoce a Pulvermüller (2003, 2005) la agudeza
para la creación del término red funcional, que condensa
su visión del sistema neurolingüístico.
Las tres hipótesis esenciales de la
neurolingüística funcional
Hipótesis Nº1. Redes funcionales. Las palabras están representadas a nivel cortical como redes funcionales. Cada
red funcional se extiende por una extensa área del cortex,
incluyendo información perceptual, fonológica así como
conceptual. A mayor especificidad, los conceptos nominales configuran redes principalmente en el giro angular
(giro temporal medio y giro supramarginal). A modo de
ejemplo, podemos imaginar el concepto “perro”: sabemos
cómo luce un perro, porque tenemos información visual,
procesada a nivel occipital; sabemos también cómo se
oye su ladrido, porque podemos procesar esa información auditiva en el lóbulo temporal, y conocemos cómo se
ve su pelaje porque procesamos la información somatosensorial en el parietal. Todo ello, en conjunto, constituye
información perceptual, y se sustenta en sub-redes con
varios nodos, interconectadas entre sí a una red mayor,
junto con estructuras anexas capaces de procesar la información conceptual correspondiente.
Hipótesis Nº2. Los nodos son columnas corticales. Los
nodos se implementan en columnas corticales. Sabemos
que los nodos son los verdaderos centros ejecutivos de
las redes funcionales, y, por hipótesis I, sabemos que en
éstas se representa la información a nivel cerebral. Una red
funcional es un centro de trabajo al interior del entramado cortical, que consiste en nodos y sus interconexiones
neurales inter-columnares, con sus respectivas sinapsis.
A la hora de predicar las propiedades del nodo en tanto
columna cortical, la neurolingüística funcional recurre a los
hallazgos de Mountcastle (1997), y que Lamb eligió ilustrar
con la cita, tomada de Neurociencia Perceptual: “la unidad
efectiva de operación no es la neurona aislada y su axon,
sino los haces o grupos de células y sus axones con propiedades funcionales y conexiones anatómicas similares”.
Hipótesis Nº3. La especificidad nodal en las redes funcionales. Cada nodo en una red funcional tiene una función específica. En esta tercera hipótesis, Lamb aborda el
rol de la diferenciación en el tratamiento de la información
a nivel nodal. Sostiene que los nodos en cada región de
una red funcional constituyen una subred, cuya función se
coordina con aquella típica de la zona cortical en la que
estén localizados. Así, el reconocimiento fonológico opera a nivel del área de Wernicke, la sub-red encargada de
procesar la información visual abarca la región occipital y
“la zona inferior del lóbulo temporal”, así como la sub-red
tactil se sitúa en el lóbulo parietal.
Así como cada nodo de una sub-red tiene una función específica dentro de la especificidad que detenta a su vez, la
sub-red por dentro de la red funcional.
Comentó Lamb en su exposición que está trabajando en
una ampliación de esta hipótesis, en lo referente al principio de adyacencia inter sub-redes. Los nodos de funciones relacionadas se localizan en las adyacencias, así,
cuanto más íntimamente relacionada sea la función, más
cercanamente adyacentes se ubicarán los nodos de las
diferentes sub-redes dentro de una red funcional.
Las columnas corticales
La evidencia neuroanatómica ha sido aportada por los experimentos realizados en gatos, monos y ratas, en quienes
se practicaron penetraciones en el cortex a través de microelectrodos:
Si se seguía una dirección perpendicular a la superficie
cortical, se registró actividad neuronal con el mismo tipo
de propiedades responsivas, a diferencia de lo que sucedía si la misma no era perpendicular. Se concluye que
todas las neuronas de una misma columna responden al
estímulo de modo igual, diferenciándose de aquellas de
las columnas adyacentes. Así, aparecen otros nuevos
componentes en esta arquitectura peculiar: las minicolumnas, cuyo ancho no suele ser mayor al diámetro de
una célula piramidal, cercano a los 30-45 m de diámetro,
extendiéndose a lo largo de las seis capas corticales (3 a
6 mm de largo), de forma cilíndrica. Para tener una idea
aproximada, si aplicásemos un factor multiplicador por
cien, las dimensiones corresponderían a las de un túbulo de 4 mm de ancho por 35 cm de largo. Recordemos,
que el espesor de la corteza está dado por el largo de las
columnas. Lamb, inspirado en los aportes de Mountcastle
(1998) sostiene que en un centímetro cuadrado de corteza hay 146.000 minicolumnas, mientras que hay 110.000
neuronas por milímetro cuadrado. Así, en el área de Wernicke (de unos 20 cm2) habría 2.920.000 minicolumnas.
Pero ¿qué sucede a nivel nodal? Los nodos columnares
están conectados a los nodos cercanos y distantes, mientras que las conexiones con los primeros son tanto excitatorias como inhibitorias, a través de axones horizontales,
las conexiones a los nodos distantes son excitatorias exclusivamente, a través de los largos axones mielinizados
de las neuronas piramidales.
Finalmente, los hallazgos relacionados con el funcionamiento columnar señalan que la columna es el módulo
esencial de los sistemas perceptuales, y probablemente
también de los sistemas motores. Cada columna tiene una
función altamente específica a nivel local. La estructura
columnar se ha encontrado en todos los mamíferos en que
ha sido investigada, siendo confirmada por los estudios
detallados de la percepción visual, auditiva y somatosensorial de los cerebros de gatos y monos vivos.
¿Es aplicable al lenguaje?
Partimos de la base que el sistema lingüístico esta situado en la corteza cerebral. Dicho sistema se organiza en
estratos. Se podría inferir entonces, a partir de evidencias
empíricas indirectas, que hay diferentes subsistemas en
la corteza cerebral para los diferentes estratos lingüísticos.
Tal como menciona Lamb, cada nodo de la red se implementa a nivel neurológico como una columna cortical. Así,
al percibir una palabra suceden una serie de conexiones
de excitación y de inhibición entre las columnas corticales
obteniendo información. En los experimentos realizados
con animales, se han observado que en la percepción visual, auditiva y somatosensorial, las columnas corticales
se usan como nodos básicos en una red relacional. En
este sentido se podría hipotetizar sobre el reconocimiento
de sonidos y del habla en el cerebro humano a partir de
columnas corticales.
Es así como Lamb realiza derivaciones acerca de los datos y los procesos lingüísticos en la biología humana. La
neurología por su parte, ofrece evidencia empírica indirecta que pueden cotejarse con las hipótesis de las teorías
lingüísticas.
Si bien las tres hipótesis reúnen un potencial riquísimo en
su extrapolación potencial al campo de la rehabilitación
de la patología de la comunicación humana, deben desarrollarse aún más las líneas de extrapolación al lenguaje.
Señala Lamb que nuestro conocimiento sobre las columnas corticales proviene fundamentalmente de estudios
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CONCEPTOS
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de percepción en gatos, monos y ratas, cuyo objetivo no
ha sido investigar lenguaje, como es obvio, puesto que
tal función es privativa de los seres humanos, en quienes
ese tipo de experimento neuroquirúrgico es inadmisible.
En este punto cabe preguntarse si, en todo caso, revisten
alguna relevancia. Y de allí surge la cuarta hipótesis de la
teoría de redes funcionales.
Hipótesis Nº4. Extrapolación al universo humano.
Los hallazgos relativos a la estructura cortical y funcional
devenidos de experimentos con animales, pueden extrapolarse a sus símiles humanos. En palabras de Lamb, esta
hipótesis es de hecho asumida como válida por los neurolingüistas basándose en que tanto la estructura como las
funciones corticales son relativamente uniformes entre los
mamíferos. De ello sobreviene una extensión: la hipótesis
Nº4-a, que sostiene “la extrapolación puede ser extendida
tanto a las estructuras como funciones lingüísticas y conceptuales”. Las razones se encontrarían en la aparente
uniformidad local de la estructura y funcionalidad cortical
entre todas las áreas corticales humanas con excepción
de las áreas primarias. Recordemos al respecto, que tanto las áreas primarias visual como auditiva son conocidas
por presenar estructuras especializadas entre los mamíferos, y que las áreas de alto nivel, localmente, son altamente uniformes.
Contraargumentativamente, Lamb objeta que ni los gatos
ni los monos poseen lenguaje, y que el lenguaje debe tener
propiedades únicas de su representación estructural en el
cortex. Se responde afirmativamente en tal sentido, pero
sostiene que las diferencias son una consecuencia no de
una diferente estructura a nivel local sino de diferencias de
conectividad. La red funcional no tiene distintos tipos de
estructura para diferente clase de información, sino diferentes tipos de conectividad para que operen las conexiones horizontales y verticales.
Abonando la idea de uniformidad de la estructura cortical,
Lamb sostiene que lo que distingue una clase de información de otra es “a qué está conectada”. Los tendidos
y nodos son aproximadamente los mismos en toda la extensión cortical, de allí que se hable de uniformidad de la
estructura cortical: mismos tipos de estructura columnar,
mismas clases de neuronas y tipos de conexiones. Las
diferentes áreas tienen distintas funciones en razón de a
qué están conectadas. Es oportuno en este punto recordar
que el cerebro opera como una red, y que la operatividad
consiste en la activación que viaja a lo largo de los senderos de la red, de nodo columnar a nodo, a lo largo de
las fibras nerviosas. La operación está controlada por los
nodos individuales, y básicamente es de dos tipos:
• Integración: un nodo recibe activación de las fibras conectoras,
• Transmisión: una vez activado, envía la activación a lo
largo de sus fibras de salida (axones)
Así, Lamb define las funciones de las columnas corticales:
CONCEPTOS 78
Año 87/2012
• Integración: una columna se activa si recibe suficiente
activación de otras columnas o del tálamo. Puede ser activada a varios grados distintos y puede mantener la activación viva por un período de tiempo dado.
• Transmisión: una columna activada transmite la activación a otras columnas, de dos modos distintos, excitando
o inhibiendo.
De allí que desde la perspectiva de la teoría neurolingüística de redes funcionales, la reinstalación funcional de un
evento cognitivo abolido por una noxa (vg: un ACV o stroke)
pueda ser concebido en términos del ajuste de las fuerzas
de conexión y de umbrales de excitación e inhibición.
Si bien aún hay muchos aspectos que reclaman ser profundizados por la teoría que propone Lamb, es innegable la apertura a un nuevo escenario de gran potencial de
desarrollo en el campo de la clínica de la patología de la
comunicación humana.
*Dra. Patricia Vazquez Fernández
Doctora en Fonoaudiología
Docente e investigadora UMSA
Directora Organizadora Doctorado en Fonoaudiología
UMSA.
Lic. Verónica Garro
Docente e investigadora de la UNSL.
Doctoranda UMSA.
Referencias
Gil, J. (2009), “Neurología y lingüística: la teoría de redes
relacionales como una alternativa ante Chomsky”, Revista
de investigación lingüística, nº12, 343-347.
Lamb, S. (1999), Pathways of the brain, La Haya: John
Benjamin.
Mountcastle, V (1997)., “The columnar organization of the
neocortex” en Brain, 120 (4): 701-722
Mountcastle, V. (1998), Perceptual neuroscience: the cerebral cortex, Cambridge, MA: Harvard University Press
Pulvermüller, F. (2003). The neuroscience of language.
Cambridge: Cambridge University Press.
Pulvermüller, F. (2005). “Brain mechanisms linking language and action”, Nature Reviews Neuroscience, 6(7),
576-582.
Prof. Dr. Sydney Lamb
Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
2 Febrero 2012.
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