De nadaistas a hippies. Los jóvenes rebeldes en Medellín en el

Transcripción

De nadaistas a hippies. Los jóvenes rebeldes en Medellín en el
De nadaistas a hippies.
Los jóvenes rebeldes en Medellín en el decenio de 1960
Monografía de grado para optar al título
de historiador
Diego Alexander Herrera Duque
Asesora
Patricia Londoño Vega
Profesora titular Departamento de Historia
Departamento de Historia
Facultad de Ciencias sociales y Humanas
Universidad de Antioquia
Marzo 2007
Agradecimientos
Son muchas las personas e instituciones a las que quiero expresar mi gratitud y
muy poco el espacio que tengo para ello. En primer lugar agradezco a mi
asesora, la profesora Patricia Londoño Vega, cuya visión del mundo y
comprensión de la historia me guiaron por este largo trayecto.
Al personal de la sala de prensa, de la colección Antioquia y de la colección
semiactiva, de la biblioteca Central de la Universidad de Antioquia. A los
archivos históricos de Antioquia y Medellín. Al personal de la Biblioteca Pública
Piloto.
Por último y no por eso menos importante a Oveida, “la mona”, mi amada, mi
sostén incondicional. A mi hijo Mateo y a mi madre Gladis, por esperar con
paciencia.
A mis amigos del “hueco” y a todos los que colaboraron para que esta locura
culminara de la mejor manera posible. ¡Gracias de todo corazón!
Resumen
La investigación “De nadaístas a hippies. Los Jóvenes rebeldes en Medellín en
el decenio de 1960”, es un acercamiento al espíritu contestatario propio de
algunos jóvenes de la época (sobre todo los de clase media). En la primera
parte se hace una contextualización general donde se incluyen aspectos
políticos, sociales, económicos y culturales de lo que fue el decenio de 1960,
partiendo de unos antecedentes generales acerca de la juventud, sus espacio y
comportamiento en el mundo occidental desde el siglo XIX.
En segundo lugar se hace un acercamiento al país y a la ciudad en
particular donde se tocan aspectos como el crecimiento demográfico, la
urbanización masiva, la crisis económica, la fuerte agitación política y la
oposición al Frente Nacional. Por último se aborda la temática juvenil en la
ciudad en este periodo, enmarcada en dos grandes acontecimientos históricos,
el nacimiento del Nadaísmo y el Festival de Ancón, dos retos a la tradición
católica colombiana, allí se profundiza en aspectos concretos como el gusto de
los jóvenes por los nuevos ritmos, que como el twist, pusieron a nuestros
jóvenes a la vanguardia en cuanto a música, también se habla del incremento
en el consumo de psicoactivos, otra de las características exhibidas por la
juventud mundial, del amor libre y de los hippies locales. Temas de gran
importancia relacionados con la juventud, como el movimiento estudiantil, son
abordados pero no se profundiza en ellos, por ser estos ampliamente
trabajados y explicados por varios autores en el país.
Contenido
Lista de imágenes
Lista de anexos
Presentación.…………….………………………………………………………………………………………………………………..1
I. La juventud occidental en el decenio de 1960……………………………………..5
1. Antecedentes: los jóvenes antes de 1960………………………………………….7
2. La cultura juvenil de los años sesenta……………………………………………..17
2.1. Los hippies: la contracultura de una juventud rebelde……………………....33
2.2. Movilización y protesta civil …………………………………………………….42
2.3. Movilizaciones contra la guerra de Vietnam………………………………….48
2.4. El movimiento estudiantil de 1968……………………………………………..53
2.5. La juventud rebelde latinoamericana………………………………………….63
II. El Medellín de la época………………………………………………………………76
1. Panorama nacional…………………………………………………………………77
1.1. Agitación social en el campo y la ciudad……………………………………..84
1.2. El movimiento estudiantil……………………………………………………….89
2. Transformaciones en la “Tacita de Plata”…………………………………………95
2.1. Explosión urbana y nueva dinámica de ciudad……………………..……….98
2.2. La cultura material……………………………………………………………..105
III. Los jóvenes rebeldes en Medellín……………………………………………….117
1. Los escandalosos nadaístas……………………………………………………...130
2. Cocacolos y kolcanitas……………………………………………………………140
3. Ye-yés y go-gós…………………………………………………………………….146
3.1. De la “nueva ola” musical al rock…………………………………………….152
3.1.1. La locura del twist…………..…………………………………………...157
3.1.2. La beatlemanía en Medellín……………………………………………162
3.1.3. Consolidación de la industria del entretenimiento en
Medellín…………………………………………………......................165
3.1.4. Los conciertos “Molo a go-gó”…………………………………………171
3.1.5. Canción protesta, salsa y balada……………………………………..175
4. Consumo de psicoactivos entre los jóvenes en la década de 1960………….181
4.1. La psicodelia criolla……………………………………………………………184
5. La píldora y el amor libre…………………………………………………………199
6. Los hippies locales………………………………………………………………..218
6.1. Un reto a la tradición: el Festival de Ancón……………………………….224
Consideraciones finales………………………………………………………………233
Fuentes y bibliografía………………………………………………………………….237
Fuentes primarias……………………………………………………………………..237
Crónicas, guías, memorias, monografías……………………………………….237
Publicaciones periódicas…………………………………………………………238
Archivos fotográficos……………………………………………………………...238
Bibliografía……………………………………………………………………….……239
Obras de referencia………………………………………………………………239
Los años 60 en Occidente……………………………………………………….241
Sobre Colombia…………………………………………………………………...244
Los años sesenta en Medellín……………………………………………………247
Lista de imágenes
1. Publicidad del “Satánico doctor No”, la primera cinta de James
Bond………………………………………………………………………p.19
2 y 3. Hippies en Estados Unidos…………………………………………p.36
4. Manifestación feminista, Nueva York, 1971………………………….p.46
5. Marcha en contra de la guerra de Vietnam, Londres, 1971………..p.52
6. Fidel Castro y el Che, íconos de la revolución latinoamericana…..p.65
7. Tugurios en el sector de Otrabanda, 1967…………………………..p.100
8. Tocadiscos “Stereo 61”, de la Philco………………………………...p.113
9. Manifestación de universitarios, Medellín, 1965……………………p.127
10. Policías retienen estudiante, Medellín, 1964……………………….p.127
11. Noticia sobre la excomunión de los nadaístas……………………...p.136
12. Aviso publicitario del film “Los Jóvenes”, 1962……………………..p.142
13. Publicidad de Cocacola……………………………………………….p.151
14. Conjunto musical de Medellín, los Teen Agers, 1964……………..p.156
15. Jovencito y compañera bailando twist, 1965……………………….p.160
16. Conjunto musical bogotano The Twisters, 1962…………………...p.160
17. Aviso del film “A Hair Day’s Night”, protagonizada por los Beatles. p163
18. Publicidad de la emisora Radio 15, 1963…………………………...p.167
19. Los Tetis, icono del rock paisa……………………………………….p.172
20. Anuncio del concierto Milo a go-go,1966……………………….…..p.172
21. Noticia de prensa sobre el Conjunto Miramar, 1968………………p.179
22. Publicidad de la película “LSD Carne de Diablo”…………………..p.195
23. Hippie fumando marihuana…………………………………………...p.195
24 y 25. Chicas de Medellín Luciendo prendas de moda……………..p.212
26 y 27. Afiches de películas eróticas exhibidas en Medellín…………p.215
28. Caricatura sobre los hippies de Medellín……………………………p.231
29. Hippies locales fuman marihuana en el festival de Ancón………...p.231
Lista de anexos
1. Alocuciones de “cocacolos”
2. Diccionario de marihuaneros
3. Salas de cine en Medellín en la década de 1960
4. Tiendas de discos en Medellín en 1963
5. Muestra discográfica juvenil de los años sesenta
1
Presentación.
Durante la década de 1960 tuvo lugar en Occidente una revolución cultural,
caracterizada por el surgimiento de los jóvenes como grupo social autónomo, que
vino a participar y en ocasiones a liderar los diferentes movimientos sociales y
culturales que se presentaron durante la época. Esta nueva cultura juvenil tuvo
como contexto un agitado panorama político internacional, que incluía, por un las
tensas relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética que amenazaban con
una confrontación directa y la intervención masiva de tropas norteamericanas en
Vietnam, lo que desató fuertes y concurridas protestas pacifistas en diversas
partes del mundo occidental; de otra parte la lucha por los derechos civiles y las
libertades raciales, lideradas en Estados Unidos por el pastor protestante Martín
Luther King, recibieron el apoyo y la adhesión de varios movimientos feministas y
de algunas minorías que clamaban una reivindicación de sus derechos.
Los jóvenes con su actitud reaccionaria irrumpieron en la escena cultural,
tomando cuerpo organizativo con grupos que iban contra el sistema en diversos
puntos. Los tonos contestatarios que más identificaron esta época fueron los de
los movimientos contraculturales como los hippies y el rock iniciados en Estados
Unidos y rápidamente difundidos por el mundo, además de los movimientos
estudiantiles como el mayo del 68 francés que expresó su inconformidad ante las
tradiciones heredadas de sus padres.
Las diversas manifestaciones del advenimiento de la juventud occidental
guardan entre si una conexión indiscutible, porque además de estudiantes los
revolucionarios hicieron parte de la juventud de ese período, trascendiendo el
2
mundo familiar, las relaciones entre los sexos, el principio de autoridad,
estableciendo claros contornos de identidad gracia al impulso de los medios de
comunicación como el cine, la radio y la televisión.
Colombia a pesar de la indiscutible influencia religiosa, no fue ajena a los
movimientos que en Occidente estaban sucediendo, por un lado debido al
importante papel que jugaron a los medios masivos de comunicación en la difusión
de esta nueva cultura juvenil y por otro por que en el país también estaban
sucediendo rupturas juveniles propias, como el movimiento nadaísta iniciado en
Medellín en 1958 por el poeta
Gonzalo Arango y el movimiento estudiantil
universitario principalmente. Estos síntomas anunciaban un cambio de valores
importante en el país, donde al igual que Occidente venía jalonado por jóvenes.
Para la década de 1960, Medellín era una ciudad que albergaba casi 800.000
habitantes, con unos crecientes cordones de miseria engrosados por miles de
inmigrantes campesinos que llegaban huyendo de la violencia política que
afectaba al campo colombiano por esta época, con un sector industrial que se vio
incapaz de emplear la mano de obra disponible y con unas clases alta y media
que ponían su atención en los movimientos y tendencias venidos de Estados
Unidos. Además con una influencia religiosa enorme, panorama bastante propicio
para la recepción de los movimientos sociales que internacionalmente estaban
aconteciendo y de los cuales los jóvenes eran protagonistas.
La presente investigación busca un acercamiento al espíritu contestatario
propio de algunos jóvenes de la época (sobre todo los de clase media), a través
de una descripción de sus gustos y otros parámetros de comportamiento, sin
pretender agotar la temática, ni las fuentes. En la primera parte se hace un
3
contextualización general donde se incluyen aspectos políticos, sociales,
económicos y culturales de lo que fue el decenio de 1960, partiendo de unos
antecedentes generales acerca de la juventud, sus espacio y comportamiento en
el mundo occidental desde el siglo XIX.
En segundo lugar se hace un acercamiento al país y a la ciudad en particular
donde se tocan aspectos como el crecimiento demográfico, la urbanización
masiva, la crisis económica, la fuerte agitación política y la oposición al Frente
Nacional. Por último se aborda la temática juvenil en la ciudad en este periodo,
enmarcada en dos grandes acontecimientos históricos, el nacimiento del
Nadaísmo y el Festival de Ancón, dos retos a la tradición católica colombiana, allí
se profundiza en aspectos concretos como el gusto de los jóvenes por los nuevos
ritmos, que como el twist, pusieron a nuestros jóvenes a la vanguardia en cuanto
a música, también se habla del incremento en el consumo de psicoactivos, otra de
las características exhibidas por la juventud mundial, del amor libre y de los
hippies locales. Temas de gran importancia relacionados con la juventud, como el
movimiento estudiantil, son abordados pero no se profundiza en ellos, por ser
estos ampliamente trabajados y explicados por varios autores en el país.
Para llevar a cabo la labor investigativa se consultaron diversas fuentes y
bibliografía, prensa, revistas culturales, videos y música de la época fueron
revisadas para tal fin, lo mismo que textos cercanos a la época en contenido y/o
fecha de publicación, que ayudaron a contextualizar los años sesenta en diversos
aspectos en Occidente y de manera especial en la ciudad. No fueron utilizadas
fuentes como las entrevistas, tan necesarias a la hora de abordar históricamente
un periodo tan reciente, sin embargo no se trató de un asunto voluntario, la
4
premura del tiempo y el poco espacio disponible hicieron difícil su utilización, pero
como dijimos, no se trata de agotar el tema y todas la fuentes relacionadas con él,
por el contrario este pequeño aporte pretende contribuir un poco a los estudios
históricos sobre los grupos de edad y extender la invitación para que se continúen
los trabajos en una área casi que desconocida en la historiografía colombiana
contemporánea.
5
I. La juventud occidental en el decenio de 1960
En el mundo occidental la década de 1960 estuvo marcada por el protagonismo
de la juventud, este segmento de la población se hizo visible y logró atención
internacional de múltiples maneras, imponiendo su estilo y gustos,
y
consolidándose como grupo social autónomo. Todo esto ocurrió en un momento
de la historia prolífico en
cambios y luchas libertarias en diversos sectores
sociales.
Son pertinentes unas reflexiones iniciales acerca de los jóvenes y de su papel
en las sociedades. Al igual que las demás etapas de la vida, la categoría de joven
es una construcción social y cultural, situada en los límites de la subordinación
infantil y la autonomía de los adultos. En ese momento de la vida los seres
humanos presentan un cambio notorio en su comportamiento sexual, aceleran la
formación de las facultades intelectuales, viven con mayor libertad, desconociendo
hasta cierto punto la autoridad de cualquier índole. Más que de una evolución
fisiológica concreta, la juventud depende, como lo afirman los historiadores
Giovanni Levi y Jean Claude Schmitt en la “Introducción” a la Historia de los
jóvenes, “de unas determinaciones culturales que difieren según las sociedades
humanas y las épocas, imponiéndole cada una de ellas a su modo un orden y un
sentido”.1
Al comparar un joven campesino con uno urbano, uno obrero con uno burgués,
un estudiante con un pandillero, enormes diferencias saltan a la vista. Tal
diversidad implica una pluralidad de perspectivas a la hora de abordar al joven
1
Giovanni Levi y Jean Claude Schmitt (dirs.), Historia de los jóvenes, vol. I: De la antigüedad a la
edad moderna, vol II: La edad contemporánea, Madrid, Taurus, 1996.
6
como objeto de estudio, exigiendo así mismo pluralidad en los modelos de
interpretación.
Según Eric Hobsbawm, la consolidación de la juventud como grupo social
independiente no hubiera podido darse en otro momento de la historia diferente a
la década de 1960, pues en términos demográficos el número de jóvenes habría
sido más reducido. A nivel económico, incluso los adolescentes que entraban en el
mercado laboral al término del período mínimo de escolarización, gozaban de un
poder adquisitivo mayor que el de sus predecesores, debido a la prosperidad y al
pleno empleo alcanzado por los países occidentales en la posguerra y al mayor
ingreso de sus padres, que ya no necesitaban tanto del aporte de los hijos al
presupuesto familiar.2
A lo largo de la primera mitad del siglo XX la Juventud fue ganando
protagonismo. No obstante las raíces de su irrupción en la escena pública se
hallan desde finales del siglo XVIII, gracias a cambios que trajo consigo la
acelerada industrialización, que entre otras consecuencias generó una sociedad
urbana. Fue en las ciudades donde los jóvenes desarrollaron espacios propios.
2
Eric Hobsbawm, “La revolución cultural”, Historia del siglo XX, 1914-1991, Barcelona, Crítica,
1996, p.329.
7
1. Antecedentes: los jóvenes antes de 1960
La juventud ha sido tradicionalmente definida desde la familia y desde el Estado
como una etapa de transición. Philippe Ariés sostiene que el concepto de juventud
no existía antes del siglo XVIII, pues aunque los jóvenes tenían un estatus y unas
funciones definidas dentro de la organización económica y social de las
comunidades, la adolescencia no constituía una categoría particular.3
La familia, tradicional instancia de regulación del comportamiento de los
individuos, al controlar los aprendizajes, las uniones conyugales, los proyectos de
futuro y al imponer sus premisas por encima de los anhelos particulares,
especialmente de mujeres y jóvenes, comenzó a ser desplazada por la escuela en
la instrucción de los jóvenes, convirtiendo al estudiante en la primera imagen
institucional de lo juvenil.4
Esta imagen no ilustraba a los jóvenes de todas las clases sociales, ya que
hasta comienzos del siglo XX la educación fue privilegio de una minoría de
varones de clases pudientes. Los estudiantes formaban un grupo social, unidos
por la asistencia común a determinados lugares, al aprendizaje y al mismo origen
de clase. Para los jóvenes de los sectores populares, la educación escolar era
algo a lo que difícilmente podían aspirar. Desde temprana edad ellos iniciaban
3
Phillippe Ariès, “Reflexiones en torno a la historia de la homosexualidad”, Sexualidades
occidentales, Barcelona, Paídos, 1982, p.110. Una mayor información acerca de los jóvenes en las
sociedades antes del siglo XVIII puede encontrarse en: Phillippe Ariès, El niño y la familia en el
Antiguo Régimen, Madrid, Taurus, 1987, pp.539-540. Alain Schnapp, “La imagen de los jóvenes en
la ciudad griega”; Elizabeth Crouzet-Pavan, “Una flor del mal: los jóvenes en la Italia medieval” y
los demás artículos publicados en el primer tomo de la obra dirigida por Giovanni Levi y Jean
Cluade Schmit, Historia de los Jóvenes. Además en: Phillippe Ariès y Georges Duby, Historia de la
vida privada, tom.6, La comunidad el Estado y la familia, Buenos Aires, Taurus, 1991, 234 p.
4
Jean Claude Caron, “La enseñanza en Francia y en Europa, desde finales del siglo XVIII hasta
finales del siglo XIX: colegios religiosos e institutos”, Historia de los jóvenes, vol. II, p. 180.
8
sus labores productivas en el campo, en los talleres artesanales, en las fábricas,
en el comercio informal o en los servicios domésticos, con el afán contribuir a la
economía familiar lo más antes posible.
Aquellos que tenían la posibilidad de estudiar, ingresaban a los colegios a
temprana edad, cuando apenas estaban tomando conciencia de su cuerpo y
desarrollando su personalidad. En las instituciones educativas se instruían,
compartían el tiempo libre, recibían condecoraciones, castigos y en muchas
ocasiones, iniciaban su vida sexual.5
Las niñas de buena posición asumían que debían aprender los conocimientos
y tareas necesarias para ser buenas esposas, madres y amas de casa. Desde
pequeñas aprendían en el hogar la forma de ayudar a sus madres a mantener el
orden, el aseo de la casa y a vigilar la servidumbre, cuando la tenían.6
Una huella más de los grupos de jóvenes varones a través de la historia puede
hallarse en la participación en ejércitos y grupos armados. El pleno desarrollo
físico y biológico del ser humano en los años de juventud es el momento ideal
para combatir, para medir fuerzas. El ejército y la escuela se convirtieron en la
mejor manera de adoctrinar y formar las generaciones de relevo.7
Con la revolución industrial, iniciada en Inglaterra en el siglo XVIII y expandida
luego a gran parte de Europa y Norteamérica y más tardíamente a otros países,
Occidente inició una era en la cual la vida urbana con sus costumbres burguesas y
su ritmo acelerado, se impuso sobre el mundo rural. Los jóvenes se empezaron a
5
Caron, “La enseñanza en Francia y en Europa, desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo
XIX…”, p.181.
6
Raquel Barceló, “El muro del silencio: los jóvenes de la burguesía porfiriana”, Historias de los
jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX, p.134.
7
Sabina Loriga, “La experiencia militar, Historia de los jóvenes, vol. II, La edad contemporánea, p.
26.
9
liberar, a individualizarse y a gestar sus costumbres a través de la clase social: la
muchachada obrera desarrolló una cultura juvenil propia, mientras los de clases
alta y media crearon formas exclusivas entre ellas corrientes artísticas, literarias y
el movimiento estudiantil.8
En su artículo sobre la juventud obrera en el siglo XIX, publicado en la Historia
de los jóvenes, la historiadora Michelle Perrot afirma que comenzando el siglo XX
en Francia existieron 3 oficios que tipificaron a estos jóvenes: “el aprendiz”, “el
apache” y la “costurerita”. El primero es el equivalente al colegial burgués, un
adolescente rebelde al que le gustaba andar por la ciudad “recogiendo sus
rumores y sus enfados, sacándole provecho a sus recursos, al margen de la
legalidad, practicando el hurto o la ratería, siempre el primero en los tropeles, las
manifestaciones, las peleas y las barricadas”.9
En segundo lugar menciona a algunos de los jóvenes obreros de las periferias
urbanas, sobre todo parisinas, llamados “apaches” por la prensa francesa. Estos
rechazaban el trabajo asalariado aunque estuvieran incorporados a las fábricas,
les gustaba deambular por los bulevares, ansiaban consumo ilimitado, bailes y
mujeres.10
Por último estaban aquellas jovencitas que trabajaban en los talleres de
confección y sus interminables veladas que despertaban la imaginación de los
hombres. Las “costureritas”, aceleraban los instintos de los muchachos y adultos
8
John R. Gils, Il Giovanni e la storia, Milán, Oscar Estudio Mondatori, 1981, pp. 55-56, citado por:
José Antonio Pérez Islas, “Historizar a los jóvenes. Propuestas para buscar los inicios”, José
Antonio Pérez Islas y Maritza Urteaga Castro (coords.), Historias de los jóvenes en México. Su
presencia en el siglo XX, México, Secretaría de Educación Pública, Instituto Mexicano de la
Juventud, Archivo General de la Nación, 2004, p. 21.
9
Michelle Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, Historia de los jóvenes, tom. II, La
edad contemporánea, p. 105.
10
Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, pp.105-106.
10
que soñaban con aquellas bordadoras y encajeras, evocando la suavidad de la
ropa interior. Las lavanderas y planchadoras en contacto con el agua y la ropa
encendían sus deseos.11
Separados, chicos y chicas vivían sobre todo dentro de las fronteras de su
respectivo sexo. Las amistades más visibles surgían entre los muchachos,
receptores de las diferentes vanguardias sociales, políticas y culturales. Ellos
confluían en diversos espacios: el trabajo, la ciudad, el barrio, el café, en las
fiestas. Las relaciones femeninas también estaban allí, aun cuando no han sido
muy estudiadas.
En cuanto al uso del tiempo libre, desde mediados del siglo XIX las ciudades
comenzaron a ofrecer múltiples posibilidades para disfrutarlo. La concurrencia a
bares y tabernas era una de las actividades favoritas. Adicionalmente los jóvenes
podían asistir al teatro y, para finales de la centuria, a los cafés cantantes o al
cine, a los baños o duchas públicas, a nadar o practicar algún otro de los deportes
que comenzaron a popularizarse.12
Al lado de los jóvenes que actuaban dentro de los límites establecidos por la
familia y la sociedad, estuvieron aquellos que obedecieron más a los instintos de
rebeldía y libertinaje propios de su edad, muchos decidieron dejar sus hogares y
11
Dentro de las familias de clases populares las mujeres sufrían escasa segregación cuando eran
niñas, compartían con los hombrecitos los juegos y las mismas pequeñas labores manuales en las
tareas del hogar, la diferencia empezaba con los aprendizajes organizados, ya fueran escolares,
artesanales o industriales, de los cuales quedaban excluidas. El ideal del mundo obrero en el siglo
XIX y principios del XX, dejaba entender que las muchachas no estaban hechas para laborar fuera
del hogar, sino para llevar a cabo tareas provisionales, con miras puestas en el matrimonio y los
quehaceres de la casa. Laboralmente esto les dejaba un mercado de trabajo reducido, en el que
predominaron dos sectores: el servicio domestico y la industria del textil o de la confección de ropa.
Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, p.109.
12
Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, p.141.
11
tomar la vida por su propia cuenta o enfrentarse a la sociedad a la que
pertenecían.
La protesta juvenil en el siglo XIX, manifestada con hechos o palabras, recordó
a sus contemporáneos y a la historia la herencia revolucionaria. La juventud se
engrandeció en el imaginario colectivo. Sergio Luzzatto, en el capítulo “Jóvenes
rebeldes y revolucionarios”, incluido en la citada Historia de los jóvenes, brinda un
panorama bastante acertado de la juventud contestaría europea durante el siglo
XIX:
“El mapa de Europa del siglo XIX presenta la imagen compleja, y a la vez clara, de una
juventud inquieta y rebelde. Jóvenes que en la década de 1820 eran partidarios de los
carbonarios franceses e italianos y de los revolucionarios polacos; jóvenes eran también, al
menos como lo ha representado Delacroix en su cuadro más celebre, los estudiantes y los
obreros en las barricadas parisienses de la Revolución de Julio; jóvenes por definición eran
los seguidores de Mazzini en la década, y jóvenes, los héroes y los mártires de la revolución
europea de 1848; jóvenes eran los ‘hijos’ que se rebelaban a los ‘padres’ en la Rusia de los
años 1860 y 1870, la Rusia de Torguénev y de Dostoievski; jóvenes así mismo los
13
intelectuales que llevan a cabo la defensa del capitán Dreyfus en la Francia de 1890”.
En los primeros años del siglo XIX, Inquietos y rebeldes fueron aquellos que
acompañaron a los ejércitos revolucionarios de las colonias americanas en la
sublevación contra la metrópoli. Rebeldes y guerreros fueron igualmente aquellos
jóvenes que integraron los ejércitos que lucharon entre sí durante todo ese siglo
en Colombia, poniendo su valentía al servicio de un partido político.
En los albores del siglo XX en los países latinoamericanos, cuando el proceso
industrializador tomaba fuerza, la paulatina urbanización y masificación sacó a
relucir un fenómeno típicamente urbano: la delincuencia juvenil. Este creció en
número durante las primeras décadas, en Medellín por ejemplo, su aumento
13
Sergio Luzzatto, “Jóvenes rebeldes y revolucionarios”, Historia de los jóvenes, vol. II, p. 241.
12
estaba unido a las malas condiciones en que se encontraban las clases obreras y
populares y a precarios niveles de educación.14
Durante el siglo XIX, la particularidad del ser joven estuvo definida más por la
posición y función social que por concepciones sobre el desarrollo biológico o
psíquico. La condición de joven era, en términos generales, un atributo de la
población urbana, masculina, con oficio o profesión, además era una categoría no
integrada y definida del ciclo de vida, un individuo pasaba sin más de la infancia a
la madurez.15
Las grandes transformaciones a nivel social, económico, político y cultural que
trajo consigo el nuevo siglo afectaron las tradicionales relaciones generacionales.
Los cambios acontecieron en diferentes campos, incluidos el trasporte, las
comunicaciones, la ciencia, la salud pública y el uso del tiempo libre.
Los jóvenes comenzaron en el siglo XX una lucha casi siempre silenciosa, a
veces inconsciente, por el reconocimiento como grupo social autónomo que iba
definiendo poco a poco parámetros de comportamiento y de consumo propios,
moldeados por los medios masivos de comunicación, sin importar su procedencia
social, lo que los definiría mas adelante como categoría independiente, diferente
de la niñez y de la edad adulta y les permitiría lograr la imposición de su visión
individual frente al mundo, sin importar si era o no lo que la familia y la sociedad
deseaban.
14
Una información más completa puede hallarse en: Sandra Naranjo González y Margarita
Restrepo Olano, “Jóvenes en Medellín, 1890-1930”, Medellín, monografía de grado en historia,
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, 1996.
15
Necoechea Gracia, “Los Jóvenes a la vuelta de siglo”, Historias de los jóvenes en México, p. 92.
13
Finalizada la Primera Guerra Mundial, el mundo poco a poco se recuperó de la
catástrofe e inició una época de prosperidad y progreso material. La nueva era
brindó a los individuos un espacio de acción mayor en todos los ámbitos,
particularmente a las mujeres, ya que si bien el ideal femenino continuaba atado a
la maternidad y al mundo del hogar, la ola modernizadora por la que transitaba el
mundo se tradujo en importantes transformaciones en la existencia femenina.
Es claro que este período constituyó una época de grandes enfrentamientos
entre generaciones en diferentes niveles, la juventud se puso de moda, sin
embargo la conciencia de grupo no se extendió, pues si bien es cierto que los
jóvenes reaccionaron ante las problemáticas nacionales e internacionales, a partir
de su vigor juvenil, no tuvieron la posibilidad de establecer una alternativa global al
mundo adulto, como si sucedió décadas más tarde en medio de un agitado
panorama político internacional.
Al culminar la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes recobraron el
protagonismo que habían ido conquistando desde el siglo XVIII. En esta
contienda, que fue la mayor de la historia en cuanto al número de combatientes y
el material bélico empleado; se reclutaron 110 millones de personas, de las cuales
más de la mitad procedían de tres países: la URSS aportó 70 millones, Alemania
17 y de Estados Unidos 16. Las pérdidas humanas, sin incluir los más de cinco
millones de judíos asesinados en el Holocausto nazi, se estiman en 55 millones, la
mitad de los cuales eran militares y el resto civiles. Fue otra generación de jóvenes
que se perdió.16
16
Karl Dietrich Bracher, La dictadura alemana, génesis, estructura y consecuencias del nacional
socialismo, vol. 2, Madrid, Alianza Editorial, 1973, p.476.
14
Para la juventud occidental los años de la posguerra estuvieron enmarcados en
una desenfrenada competencia por el dominio mundial entre Estados Unidos y la
Unión soviética, las dos superpotencias consolidadas luego del conflicto. En
materia económica, la acelerada recuperación y el resurgir industrial de los países
que participaron en la contienda, fueron verdaderos “milagros”, alentados por la
ayuda comprendida en el Plan Marshall lanzado por Estados Unidos, país que
experimentó una bonanza económica sin precedentes, consolidando su posición
como potencia mundial.17
La “guerra fría” tuvo sus efectos sobre la población mundial, uno de ellos fue el
temor despertado en varias generaciones ante un eventual enfrentamiento nuclear
entre los dos gigantes, debido a la proliferación de armas de destrucción masiva
que desató la carrera armamentista emprendida por las superpotencias con el
objetivo de lograr una mutua disuasión.18
La generación de posguerra, la primera en crecer bajo la amenaza nuclear,
presentó una mayor cohesión y autorreconocimiento como grupo concreto con
intereses comunes. Un debate en torno de la juventud planteada como problema,
iniciado desde principios del siglo, se agudizó durante los años cincuenta, con la
multiplicidad de subculturas juveniles surgidas entonces.19
17
Assa Briggs, “La reconstrucción de Europa, 1945-1991. ‘Los milagros económicos’”, Historia
contemporánea de Europa, 1789-1989, Barcelona, Crítica, 1997, pp.390-403.
18
La URSS consiguió hacerse a las armas nucleares, cuatro años después del genocidio de
Hiroshima, en el caso de la bomba atómica, en 1949 y 9 meses después, en el caso de la bomba H
o de hidrógeno, en 1953. En los años sesenta ambas superpotencias comenzaron a trabajar en la
construcción de la bomba de neutrones. A partir de esto, ambas dejaron de utilizar la guerra como
arma política en sus relaciones mutuas, pues era el equivalente a un pacto suicida. Eric
Hobsbawm, “la guerra fría”, Historia del siglo XX, 1914-1991, pp. 231-233.
19
Durante estos años los diferentes discursos acerca de los jóvenes estuvieron caracterizados por
hacer referencia solo a hombres de clase media, adoptándose esta imagen como modelo
establecido de juventud. Laura Passerini “La juventud, metáfora del cambio social (Dos debates
15
Después de los años cincuenta los jóvenes conformaron un conjunto muy variado
a través de los distintos países occidentales, con gustos y valores diversos,
además de fuertes conflictos internos. La variedad de relaciones surgidas entre
estos muchachos y sus formas de expresión fueron consideradas como rebeldes y
exóticas por los estudiosos contemporáneos. Los beats, los existencialistas, los
pandilleros y otros grupos, compartieron algunos de los rasgos característicos
perfilados por las publicaciones de la época, acerca de la actitud perturbadora de
la juventud: desprecio por los valores tradicionales, agresividad y acciones
colectivas.
En todos los países occidentales surgieron neologismos para referirse a estos
sectores inadaptados y agresivos. En Inglaterra se les llamó teddy boys, en
Estados Unidos teen agers, beats, hipster, hell angels, en Francia blouson noirs y
tricheurs, en Rusia hooligans y stiliagi, los alemanes occidentales los llamaron
demisels y halbstanke, los españoles gamberros, los chinos tai pu, tayozocu en el
Japón, en Argentina pavitos, en Venezuela patoteros y en Medellín, (Colombia)
cocacolos.20
Entre las causas dadas a esta desadaptación estaban la crisis educativa y la
descomposición moral en la sociedad y la familia. Cabe anotar que los jóvenes
considerados agitadores en diversas partes del mundo, aunque eran un número
significativo, resultaban pocos en comparación con la cantidad que seguía los
parámetros establecidos por la sociedad.
sobre los jóvenes en la Italia fascista y en los Estados Unidos durante los años cincuenta)” Historia
de los jóvenes, vol. II, p.421.
20
Orestes Serrano “Juventud en crisis”, Arco, nº14, Bogotá, may-jun. 1961, p.188; “Juventud
desadaptada”, Alborada, Medellín, nº96, nov.-dic., 1960, pp.5-9.
16
Un ejemplo de rebeldía juvenil por estos años se puede encontrar en los beatniks
estadounidenses, un pequeño grupo de jóvenes escritores, poetas, pintores y
músicos, quienes movidos por el deseo de liberar su autoexpresión y de rechazar
las convenciones de la clase media, criticaron a la sociedad tecnocrática. Su
camino a la liberación incluía drogas alucinógenas como la marihuana, el sexo
libre, una inclinación por el jazz y la vida de los guetos urbanos, una afinidad con
el misticismo y la filosofía oriental, el budismo, en fin un espíritu inquieto y
aventurero.21
El
fenómeno de las pandillas juveniles, acrecentado por esos años, puede ser
otro ejemplo. Los pandilleros expresaron su descontento y desazón a través de la
violencia. Inestables, vagabundos, infractores de la ley, con unas costumbres
morales
y
sexuales
consideradas
escandalosas,
las
pandillas
fueron
documentados en el cine estadounidense de los años cincuenta, en películas tan
exitosas como La ley del silencio, protagonizada por Marlon Brando y Rebelde sin
causa, cuyo protagonista fue James Dean.
21
Mario Maffi, “La beat generation”, La cultura underground, Barcelona, Anagrama, 1972, p.17;
Teodoro Roszak, El nacimiento de una contracultura, Barcelona, Kairós, 8ª edición, 1984, 230 pp.
17
2. La cultura juvenil de los años sesenta
Para comprender mejor la nueva actitud de los jóvenes en los años sesenta es
conveniente dar una mirada al panorama general con el que se inició el decenio.
El ambiente político internacional estuvo influenciado, de manera definitiva, por las
continuas tensiones en las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión
Soviética, endurecidas debido a una serie de crisis internacionales ocurridas en
los primeros años y por el conflicto en Vietnam.1
La acción intervencionista norteamericana desató una notable reacción de
protesta en muchos sectores de la población occidental, especialmente entre los
jóvenes universitarios e intelectuales, quienes
rechazaron la intervención de
Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba y del mundo entero. El siguiente
aparte de una carta abierta firmada por intelectuales estadounidenses de la época,
señala el repudio ante la intervención en Cuba iniciando la década:
“Los estadounidenses condenaron con toda justicia a la Unión Soviética por su agresiva
intervención en los asuntos de Hungría. ¿Cómo podemos perdonar la participación de Estados
Unidos (que violó sus propios tratados y sus leyes) en un deliberado movimiento de subversión
contra el gobierno de Cuba? [...]
Nosotros no podemos perdonarlo. Tal política ya ha ocasionado la
muerte de cubanos de
ambos partidos y nos esta desprestigiando en todo el mundo. Esta causando disgustos en
Hispanoamérica, y nos ocasionará vergüenza a todos nosotros en el porvenir. Podría conducir
2
a una desesperada y cruel guerra civil que podría aún iniciar la Tercera Guerra Mundial.”
1
El 20 de enero de 1961, tomó posesión como presidente de Estados Unidos el demócrata John
Fitzgerald Kennedy, a quien le tocó enfrentar hasta su muerte en 1963, los momentos de más dura
tensión en toda la guerra fría: la invasión fallida a Cuba; la crisis de Berlín y la de los mísiles
soviéticos instalados en suelo cubano por la URSS en 1962.
2
Charles Wright Milles, “El balance de la culpa. Notas sobre la guerra fría”, Revista de la
Universidad Nacional Autónoma de México, nº4, diciembre 1960. Publicado nuevamente en la
edición nº 625-626, de julio- agosto de 2003, p.9.
18
Aunque los países europeos occidentales no participaron directamente en la
“guerra fría”, todos los gobiernos con o sin partidos comunistas importantes,
fueron plenamente anticomunistas, decididos a protegerse contra un posible
ataque militar soviético. Sin embargo a diferencia de Estados Unidos, en Europa
Occidental la idea de combatir una posible conspiración comunista mundial no fue
en ningún momento parte importante de la política interna de ninguno de los
países que se podían afirmar como democráticos.3
Durante lo años de “guerra fría”, se dio una rivalidad entre los distintos
servicios secretos soviéticos y occidentales, que produjo uno de los símbolos más
característicos de la tensión internacional: las novelas de espionaje y de
asesinatos encubiertos. En este género, los británicos, gracias a James Bond de
Ian Fleming y a los héroes de Jhon Le Carré, mantuvieron la primacía.
3
Hobsbawm, “la guerra fría”, Historia del siglo XX, p.248.
19
1
1. Aviso publicado en el semanario Pantalla sobre el estreno en Medellín, del “Satánico doctor No”,
la primera cinta de James Bond. (Pantalla, Medellín, mayo 23, 1963, p.4)
20
Pacifistas de todo el mundo se organizaron contra el peligro de la destrucción
atómica. En diversos países se llevaron a cabo numerosas protestas de diversa
índole como sentadas y marchas. En abril de 1960 se realizó en Londres una gran
manifestación que duró cuatro días, donde mas de 50.000 personas se
pronunciaron en contra de la proliferación de armas nucleares.
El filosofo y científico británico Bertrand Russell, estuvo al frente de la
resistencia civil siendo uno de los principales promotores contra la guerra nuclear.
Su participación en las manifestaciones fue notable y decidida, como cuando
protagonizó, con otras 2000 personas una sentada ante el ministerio de defensa
en Londres, en señal de desacuerdo contra la instalación de una base de
lanzamiento de mísiles estadounidenses en Escocia, el 18 de febrero de 1961. 4
Hacia los años sesenta la tecnología nuclear dejó de ser cosa de las dos
superpotencias. Gran Bretaña inició un programa de armamento atómico en 1947;
Francia hizo estallar su primera bomba atómica en 1960 y China en 1964. Debido
a esto, tanto norteamericanos como soviéticos mostraron interés en controlar la
difusión indiscriminada de armas y tecnología nuclear.5
El proceso de disolución de los imperios europeos en ultramar, lento en los
primeros años de posguerra, se aceleró finalizando los años 50, alcanzando su
punto máximo en la década siguiente, especialmente en las naciones africanas.
En ese continente cerca de 30 países lograron la independencia en la década del
sesenta. En mayor o menor grado las metrópolis se mostraron favorables a la
4
Decenium. Nuestro siglo. Texto, imágenes y sonido. Años 60, Barcelona, Plaza & Janes, 1985, p.
18.
5
Briggs y Clavin, “la guerra fría en el aire, 1957- 1969”, Historia contemporánea de Europa, p. 370.
21
emancipación de sus colonias, debido en gran medida a la fragilidad económica
con que habían culminado la segunda guerra mundial, lo que les impedía sostener
los costos y demandas para el sostenimiento de sus aparatos burocráticos y
militares en ultramar. Inglaterra y Francia en primer momento, luego Bélgica,
Portugal y los demás países europeos que tenían posesiones fuera de su territorio
terminaron por aceptar las exigencias de las nuevas repúblicas.6
Las excolonias imperiales europeas en Asia y África pretendieron saltar a la
escena internacional e influir en la política mundial adoptando una posición de no
alineamiento en ninguno de los bloques hegemónicos. Trataron de
hacerlo a
través de la integración de esfuerzos en una organización supranacional: el
Movimiento de Países no Alineados, MPNA, cuyos antecedentes inmediatos se
remontan a la reunión que se llevó a cabo el 18 de abril de 1955 en Bandung, al
oeste de la isla de Java, excolonia holandesa. Allí se congregaron delegados de
29 países de África y Asia, para discutir asuntos relacionados con su posición en
el mundo.7
Grupos rebeldes proliferaron en diversas partes del globo, atrayendo a muchos
jóvenes con posturas nacionalistas. En África, el Movimiento Para la Liberación de
Angola, MPLA, el Partido Africano Para la Independencia de Guinea y Cabo Verde
PAIGC. En América Latina dominada por la influencia norteamericana, se vio con
6
La autonomía alcanzada fue relativa y los nuevos estados continuaron atados a las antiguas
potencias, principalmente por lazos culturales y económicos. En la mayoría de ellos se conservó
como idioma oficial el europeo respectivo, aunque la lengua autóctona estuviera ampliamente
difundida, en Senegal por ejemplo, el 60% de la población hablaba el volof y en Níger, el 70%
hablaba el haussa, sin embargo el francés continúo siendo la lengua oficial y Francia, el mayor
receptor de sus exportaciones, Werner Ludewig y Joan Botella, “la descolonización en el África
negra”, Decenium, p. 189.
7
Rafael Aracil y otros, “El movimiento de países no alineados”, El mundo actual de la segunda
guerra mundial a nuestros días, Barcelona, Edicions Universitat de Barcelona, 1998, p. 520.
22
asombro como Cuba se convirtió en el único enclave comunista en Occidente y
como las ideas revolucionarias se diseminaban por el mundo, proliferando la
formación de grupos guerrilleros motivados por el ejemplo cubano y orientados en
su mayoría por ideas comunistas.
El consumo masivo se expandió con ritmo acelerado. Los empleos bien
remunerados y una baja tasa de desempleados, contribuyeron enormemente a
elevar el nivel de vida en las naciones más adelantadas del mundo. En las
naciones menos favorecidas las condiciones no eran tan alentadoras, pues el
hambre y la miseria continuaron asolando a millones de personas. La inclinación
de la balanza económica a favor del sector industrial sobre el agrícola, de la
ciudad sobre el campo y un marcado desarrollo del sector de los bienes y
servicios, fueron rasgos característicos de este periodo.8
De 1961 a 1970, los informes técnicos de la ONU señalaron un crecimiento
importante de las economías en la mayor parte de los países desarrollados. De la
mano de Estados Unidos el modelo de Estado benefactor y la sociedad de
consumo influyeron determinantemente en Occidente. Por medio de las películas,
la música, la publicidad y la televisión, Estados Unidos llevó su consumismo
desmedido y la idea del “sueño americano”, a millones de personas en todo el
mundo.9
8
9
Raúl García Duran, “Los años 60: la cresta de la ola”, Decenium. pp.219-222.
Las bajas tasas de desempleo de muchos de los países occidentales durante el periodo dieron
cuenta de esta época dorada en la economía: Para 1965 en Norteamérica esta alcanzaba el 4.5%,
en Europa occidental estaban en 0.8%, en Japón 1.3% y en Australia rondaban el 3.7%. Raúl
García Duran, “Los años sesenta: la cresta de la ola”, Decenium p.220.
23
La cultura popular estadounidense se impuso desde la posguerra y el cine fue el
primer vehículo para su difusión. Con la expansión de la televisión por el mundo,
en los años sesenta, la publicidad contribuyó a crear un amplio mercado para
modas y productos nuevos. Los espectáculos deportivos masivos, que ya estaban
bien difundidos, comenzaron a ser televisados haciéndolos aún mas populares. 10
En medio de esta prosperidad económica occidental y gracias a ella, se
produjeron importantes avances científicos y tecnológicos en el terreno de la
investigación espacial, las telecomunicaciones y la medicina además de adelantos
en materia de transportes, desarrollo de artículos eléctricos para el consumo
masivo y la computación. Con la puesta en órbita del satélite artificial soviético
Sputnik I, en octubre de 1957, se inició una competencia entre las superpotencias,
ya no únicamente por el control global, sino por el dominio espacial.
El
lanzamiento
de
los
primeros
satélites
artificiales,
utilizados
en
telecomunicaciones y espionaje, así como los viajes espaciales con o sin
tripulación para explorar la luna y los planetas, marcaron el comienzo de una era
en la que la humanidad expandió sus fronteras mas allá de todo lo conocido hasta
entonces y la exploración interplanetaria se convertiría en tema común.11
La carrera espacial aportó una enorme cantidad de datos científicos sobre la
naturaleza y el origen del Sistema Solar y del Universo. Los satélites situados en
10
Alan Brinkley, “La sociedad opulenta”, Historia de Estados Unidos, México, McGraw-Hill, 1996,
p.644-645.
11
Los soviéticos llevaron la delantera hasta 1965, lanzando el primer satélite, enviando al primer
hombre y a la primera mujer al espacio: el comandante Yuri Gagarin, a bordo de la nave Vostok 1,
en 1961 y Valentina Tereshkova
tripulando la Vostok 6 en 1963. Poco a poco los
estadounidenses, primero con sus naves Gemini y luego con los Apolo, pasaron a encabezar la
exploración lunar y planetaria. Incluso pusieron en órbita espacial al primer ser viviente: la perra
Laika, con el objetivo de estudiar la conducta animal ante la falta de gravedad. Manuel Montes
Palacios, La nueva frontera: el espacio. Madrid, Equipo Sirius, S.A., 1991. 376p.
24
órbita terrestre contribuyeron a mejorar las comunicaciones, la predicción del
tiempo, la ayuda a la navegación y el reconocimiento de la superficie terrestre con
diferentes fines. Otros avances importantes a nivel científico se dieron en el campo
de la medicina.12
Una fuerte explosión demográfica, especialmente en los países pobres y un
marcado crecimiento urbano, complementaron
el panorama del mundo a
mediados del siglo XX. La población mundial se estimaba en dos mil quinientos
millones de personas, de las cuales casi el 70 % habitaba en países asiáticos,
africanos y latinoamericanos, donde existía mayor pobreza. Hacia 1971, las cifras
arrojaban alrededor de 3700 millones, la mayoría de los cuales habitaba en los
países tercermundistas donde las condiciones de vida empeoraban con los años.
En todo Occidente las ciudades se masificaron cambiando la fisonomía del hábitat
y generalizando las formas de vida y las mentalidades.13
El rejuvenecimiento de las bases de la población mundial fue una de las
consecuencias directas de la explosión demográfica. Si bien el mundo aumentó su
población total, la mayoría de los países industrializados tuvieron cifras de
natalidad bajas y un aumento en la esperanza de vida de los habitantes adultos,
12
Cabe destacar la realización del primer trasplante de corazón, llevada a cabo por el doctor
Christian Barnard, en Sudáfrica, en un momento en que los avances en esta materia eran de gran
importancia; también se logró progresar en la lucha contra las enfermedades infecciosas gracias al
impulso de nuevas vacunas (contra la poliomielitis, el sarampión, la rubéola) y se inició la creación
de anticonceptivos con base hormonal. Asunción Cladellas y J.M. Keppel Hesselink “La medicina
en los años sesenta”, Decenium, pp. 238-243.
13
José Luis Romero, “Las ciudades masificadas”, Latinoamérica: las ciudades y las ideas,
Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 1999, pp.388-395. Ver: Arturo Escobar. La invención
del Tercer Mundo, Bogotá, Ed. Norma, 1998
25
gracias a los avances en medicina, lo que produjo un envejecimiento progresivo
de la población de los mismos.14
Entre guerra fría y crecimiento económico, entre aires de libertad y represión,
entre urbanización masiva y abandono del campo, entre estados benefactores y
pobreza generalizada, los jóvenes occidentales se hicieron sentir para dejar ver su
posición ante el mundo, para criticarlo, exigiendo ser escuchados o participando
de los cambios de manera pasiva, mostrando su visión estética de este,
politizándose, rebelándose, consumiendo frenéticamente e imponiendo poco a
poco una nueva cultura juvenil que pretendía romper con los esquemas
establecidos en comportamientos y costumbres.
Los fabricantes de productos cosméticos, de higiene íntima, las compañías
disqueras, las industrias de moda, de automotores, especialmente motocicletas,
vieron en los jóvenes un mercado atractivo para sus productos.
La moda se
centro por primera vez en adolescentes, desde esta década la moda se
democratizó, los jeans prenda de vestir deliberadamente humilde, popularizada
por los estudiantes universitarios en los campus norteamericanos y la minifalda
afloraron por todos lados, acompañados de prendas propias de la onda hippie.15
Relajamiento en las costumbres sexuales, aumento del consumo de drogas, el
rock y el popart como voz y expresión estéticas, sumados a una protesta
generalizada, muestra del inconformismo y del enorme conflicto generacional,
14
Manuel Salvat (dir.) “Doctrinas e ideologías sobre población y desarrollo”, La explosión
demográfica, Biblioteca Salvat de grandes temas, Barcelona, Salvat Editores, 1973, p.132.
15
Maria Teresa Guerrero, “Las moda en Colombia a mediados del siglo XX (1940-1970). Los años
sesenta: juventud, rebeldía y emancipación”, La moda en Colombia, Bogotá, Ediciones Alfredo
Wild, 1994, p. 33.
26
fueron los elementos distintivos de una juventud que marcó una época con sus
deseos de libertad, individualismo, igualdad y justicia social.
Desde Europa y Estados Unidos, se comenzó a propagar una “revolución
sexual” que permeaba diversas esferas: la sociedad se volvió más permisiva hacia
las relaciones hetero y homosexuales; el amor libre se difundió de la mano de la
píldora anticonceptiva; en un determinado momento la moda comenzó a
unificarse, a imponerse una sola tendencia “unisexo”; las tasas de divorcio se
incrementaron, lo mismo que las experiencias sexuales premaritales y
extramatrimoniales; los jóvenes reclamaron los derechos sobre su cuerpo y a la
sexualidad; además creció el contenido erótico difundido a través de los medios de
comunicación y la publicidad.
El consumo de drogas se expandió en esta década entre adultos y
adolescentes. Una diversa gama de viejas y nuevas drogas, legales e ilegales,
sintéticas y naturales, coparon los mercados negros, trascendiendo los controles
endurecidos por esos años, para llegar a la creciente variedad de consumidores.
La psicodelia, expansión de la mente con el objetivo de lograr una
autoconocimiento, a través de la utilización de sustancias alucinógenas como la
marihuana, el hachís, el peyote, los hongos psilocybinos, el ácido lisérgico LSD,
entre otros, fue un rasgo de la vida de los jóvenes asociados a la cultura hippie de
estos años, promovida y defendida por múltiples personajes como el psicólogo
Timothy Leary, celebre defensor y profundo investigador del consumo de
alucinógenos.
Para los hippies, la práctica sicodélica se convirtió en una experiencia
colectiva, comunitaria, que amalgamó misticismo, utopismo, idealismo, religión
27
oriental y apoliticismo, el progresivo abandono del plano de la realidad, a “favor del
redescubrimiento interior, en la búsqueda de la naturaleza incontaminada y del
cuerpo incontaminado”.16
Dicho aumento en el consumo iba más allá de la experimentación sicodélica de
miles de jóvenes pertenecientes a diferentes subculturas en el mundo. Estos y la
minoría de tradicionales consumidores entre los que se encontraban artistas y
sectores populares, eran solo el pico de la montaña. En la base se encontraban
los millones de personas que no podían llevar una vida normal, dormir bien,
despertarse bien, sin la ayuda de las pastillas. Se decía que la dependencia de las
drogas había superado todos los cálculos en la historia de la humanidad, se
tomaban píldoras para animar, para tranquilizar, para ganar peso, para perderlo,
para evitar la concepción, para lograrla.17
Un aspecto más de la cultura popular que pasó a ser dominado por la juventud
y su espíritu creador fue la música, especialmente el rock, el sonido de las nuevas
generaciones. En diversas partes del mundo se popularizaron los conjuntos y los
solistas jóvenes que interpretaban frenéticos ritmos como el rock and roll y el
twist.18
La televisión y la radio comenzaron espacios exclusivamente juveniles y el cine
jugó un papel decisivo en la difusión de las nuevas tendencias, muchos de los
16
Mario Maffi, “El individuo. Liberación a través de la droga”, La cultura underground, p.59.
17
El mundo alucinante de las drogas”, Cromos, Bogotá, octubre 16, 1967, pp. 17-19.
18
Puede decirse que el rock and roll inundó el mercado en 1955, cuando gran parte de los y las
jóvenes estadounidenses de clase media comenzaron a tomarlo como símbolo de su identidad y
de su posición ante el mundo de los adultos, pero ya existía desde muchos años atrás bajo sus
formas originales: rhythn n’ blues, gospel, ballad, country. Su éxito impuso modas con un impacto
sin precedentes en lo cultural y comercial, convirtiéndose en una de las mejores representaciones
de lo moderno, en un mundo donde la visión de futuro prevalecía. Philippe Daufoy, “los orígenes
musicales del rock and roll”, Pop music/rock, Barcelona, Anagrama, 1973, pp.21-30
28
cantantes rocanroleros, entre ellos Elvis Presley, Chuck Berry, Fats Dominó,
actuaron o aparecieron en películas cinematográficas tales como Girls can`t help it
(1956) y Rock, rock, rock (1957), entre otras.
Un factor importante de la cultura juvenil era el baile. Este abrió la posibilidad
de encontrarse en espacios propios y brindó toda una nueva aproximación al uso
del cuerpo. El éxito del rock and roll aceleró la búsqueda de nuevos ritmos,
produciéndose una multiplicación de ellos: el madison, el fly, el pony, el popeye, el
monkey, el duck, el locomotion, el philly, el hitch, el hike, el harlem shuffle, el
wahtusi, entre otros. De todos el que tuvo mayor éxito, aceptación y popularidad
fue el twist.
Este ritmo puso a todo el mundo a bailar, el negocio del twist proliferó por
Estados Unidos y por muchas partes del mundo, se llegó incluso a decir que había
destronado al rock and roll como el gran ritmo moderno,
hasta los adultos
comenzaron aceptarlo y a disfrutarlo, la música de los jóvenes parecía haber
dejado de ser exclusivamente de ellos.19
Nuevos aires musicales invadieron el mundo, tras la cortina de hierro los
jóvenes también crearon, en 1965 se anunciaba que los muchachos y muchachas
rusas, estaban bailando el bip bip, el “ritmo que ha invadido a Rusia como una
tempestad tan fuerte como la del twist y el rock, en el resto del mundo”. Creado
por Boris Kiyanov, quien pensó que se podía danzar al son del Sputnik, cuando
enviaba sus señales, este ritmo podía ser bailado por una sola pareja o en grupos
19
Julia Palacios, “Yo no soy un rebelde sin causa...”, Historia de los jóvenes en México, pp. 332342.
29
y fue un verdadero éxito en los populares salones y campos de baile de la Rusia
soviética, donde por primera vez se imponía una danza moderna. 20
Con el transcurrir de los años sesenta, aquellos universitarios norteamericanos
que estaban siendo participes de las rupturas juveniles de esta década, lucha por
los derechos civiles, movimiento estudiantil, protestas contra la guerra de Vietnam,
los mismos que sirvieron de transición entre la generación beat y los hippies,
fueron dejando a un lado su gusto por el rock and roll, en gran parte debido a la
manipulación decadente de la que este había sido objeto por parte de la industria
discográfica y adoptaron con mayor fuerza un género relacionado con él,
representante de su evolución y que también se diseminaría por el mundo: el rock,
así como el blues clásico y el folk.21
En pocos años el rock se expandió por el mundo desde Estados Unidos,
siendo paradójicamente los interpretes ingleses de la llamada “invasión británica”,
nombre que englobó las numerosas formas en que los músicos ingleses
asumieron las novedades musicales provenientes de Estados Unidos principiando
la década, entre ellos The Beatles, The Yardbirs, y The Rolling Stones, quienes se
encargaron de difundirlo.22
La beatlemanía se propagó por diversas partes del globo, el éxito de estos
“cuatro jóvenes mechudos ingleses, provistos de guitarras eléctricas y vestidos
20
“Rusia baila el Bip Bip”, Cromos, Bogotá, mayo 10, 1965, pp. 26-27.
21
Philippe Daufoy, “La crisis ideológica americana y la pop music”, Pop music/rock, pp. 78-90.
22
Este género no fue uniforme en todos sus exponentes, ni musicalmente. ni en el contenido de
sus canciones, existieron grandes diferencias por ejemplo entre el estilo frívolo y rítmico de los
californianos The Beach boys, con letras inspiradas en la vida de los jóvenes surfistas y el acid rock
asociado a la cultura hippie de los Jefferson Airplane y los Grateful dead. “La revolución musical
del rock and roll y la música pop”, Historia de la música, España, Espasa Siglo XXI, 2001, pp. 929957.
30
con trajes ceñidos” que incluso los llevó a ser nombrados en 1965 caballeros de la
Orden del Imperio Británico, fue absoluto, desbordante y conducía “hasta el
paroxismo a la juventud que los escuchaba”.23
Una similar acogida tuvieron entre un amplio sector de la juventud occidental
por esos mismos años los Rolling Stones, con su expresión rebelde y su toque
sensual, casi erótico, considerados por muchos la contraparte a la expresión
burguesa representada por los Beatles.
En los años sesenta la afición juvenil por el blues y en menor medida el jazz,
fue más allá de la apreciación musical, expresó la solidaridad de los estudiantes
blancos con la lucha de los negros por sus derechos civiles. El folk song y la
canción protesta llevaban
mensajes pacíficos y de denuncia social, como la
oposición a la guerra, a la discriminación racial, al militarismo, adquiriendo durante
esta década difusión internacional con cantantes como Joan Baez y Bob Dylan.24
Junto a los conciertos realizados por los tradicionales empresarios del mundo
del espectáculo, se comenzaron a realizar festivales musicales organizados por
los jóvenes para disfrutar directamente de los nuevos sonidos, en libertad,
acompañados de buenas dosis de drogas, especialmente marihuana y ácido
lisérgico diethilamide LSD y expresando su amor abiertamente. Con el Pop MusicLove and Flowers, celebrado en 1967 en Monterrey (Mexico), el Woodstock Music
and Art Fair (Estados Unidos), el festival de la isla británica de Wight, y el de
Altamont, California, todos realizados en 1969, a los cuales asistieron cientos de
23
“Histeria colectiva”, Cromos, Bogotá, marzo 2, 1964, pp. 6-9.
24
Philippe Daufoy, “La crisis ideológica americana y la pop music”, Pop music/rock, pp. 78-90.
31
miles de jóvenes de diferentes partes del mundo, la juventud occidental dio
muestra de una cohesión generacional.
A escala mundial estos eventos fueron verdaderos centros de peregrinación,
en ellos confluyeron representantes de la contracultura juvenil, hippies, mods,
black panthers, rockers, así como jóvenes tradicionales que solo disfrutaban de la
música y aprovecharon la oportunidad para escapar de su rutina y ser participes
de la tendencia mundial.25
Al festival de realizado los días 15, 16 y 17, de agosto de 1969, en la pequeña
ciudad de Bethel, cerca de Woodstock, en el Estado de Nueva York, asistieron
cerca de 300 mil personas. En el actuaron algunos de los mejores grupos de la
década de 1960 entre ellos los cantantes Ravi Shankar, Janis Joplin, Arlo Guthrie
y Joan Baez, y las bandas The Who; Crosby, Stills, Nash and Young; Jefferson
Airplane; Grateful Dead; Sly and the Family Stone y Creedence Clearwater
Revival.26
Los jóvenes manifestaron su sensibilidad a través de otras expresiones
estéticas, además de la música, desde la plástica hasta el teatro, produciéndose
interesantes e innovadoras propuestas. Uno de estas manifestaciones, para
muchos quizás la más representativa a nivel gráfico y de escultura fue el Pop Art,
movimiento artístico iniciado en la década de 1950 en Estados Unidos y Gran
Bretaña, inspirado en la cultura de masas, en sus productos, en sus ídolos. Entre
25
La prensa antioqueña registró como novedad estas concentraciones juveniles, el diario El Correo
registró de esta forma el festival de Woodstock: el 17 de agosto de 1969, en primera pagina
“300.000 personas se reúnen a bailar rock”; el de la isla de Whigth es registrado así igualmente en
la primera página del día primero de septiembre: “200.000 ‘pop’ esperan a cantante favorito”.
26
El acontecimiento, que algunos consideran un hito de la contracultura estadounidense, fue
documentado en el largometraje “Woodstock, 3 días de paz música y amor (1970)”, realizado por
Michael Wadleigh, el cual llegó ese mismo año a Medellín, donde fue presentado en el teatro el
Cid.
32
los más destacados representantes de este movimiento pueden contarse los
estadounidenses Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Andy Warhol y sus
estampas idénticas de botellas de Coca Cola, latas de sopa Campbell, Marilyn
Monroe y otros íconos representativos de la cultura de consumo, así como el
artista británico David Hockney, autor de Typhoo Tea (Londres, Gallería Kasmin),
una de las primeras pinturas que reprodujo la marca comercial de un producto. 27
La representación escénica fue otro importante elemento de expresión y
creación. El llamado “teatro de guerrilla” fue considerado incluso un medio de
lucha para denunciar y resolver problemas, un ejemplo de este tipo combativo de
expresión cultural, es presentado por el periodista español Andrés Garrido, en
una obra acerca de los jóvenes rebeldes norteamericanos en los años sesenta:
“En una universidad del Este de los Estados Unidos, los servicios médicos estaban muy mal
atendidos: la clínica estudiantil carecía de personal y ambulancias suficientes para casos de
urgencia. Un día, en el comedor, un estudiante se desplomó dando alaridos y retorciéndose en
el suelo. Los que le rodeaban salieron a telefonear a la clínica, que estaba en la calle de
enfrente. Al cabo de casi media hora de ataques agudísimos aparecieron los enfermeros en
busca del paciente, le cogieron, le pusieron en una camilla, con tan poco tino que le dejaron
caer al suelo... Todo era una farsa, enfermo y enfermeros eran estudiantes del “teatro
guerrilla”. La revista estudiantil dedicó la portada al incidente y en tres días, la clínica fue
28
totalmente renovada”.
Veamos
ahora como los hippies, herederos de la tradición beatnik,
se
propusieron empezar una nueva sociedad, una contracultura basada en la paz, la
armonía y el amor libre, donde la vida en comunas en las que el individuo pudiera
27
Los antecedentes históricos del Pop Art puede encontrarse en la obra de los artistas dadaístas,
especialmente del francés Marcel Duchamp, y en la tradición pictórica estadounidense
caracterizada por el detalle en las representaciones de objetos cotidianos. Este surge como una
reacción contra el expresionismo abstracto, que dominó el arte durante las décadas de 1940 y
1950, al que estos artistas consideraban demasiado intelectual y apartado de la realidad social.
Simon Wilson, El arte Pop, Barcelona, Editorial Labor, 1975, 267p.
28
Andrés Garrido, La rebeldía universitaria, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1970, p. 55.
33
ser él libremente, aunque suene contradictorio, fueran la base de la convivencia,
todo bajo una mezcla de misticismo oriental y uso de sustancias alucinógenas que
permitieran alcanzar la liberación individual y social.
2.1. Los hippies: la contracultura de una juventud rebelde
El movimiento hippie surgido en 1966 en el Estado de California, en Estados
Unidos, fue un intento de contracultura, de crear una “sociedad en la sociedad”,
organizada autónomamente, con canales de expresión y estructuras propias. Los
hippies trataron de adoptar una forma de vida global, apartados de la moral
burguesa, se identificaron con las culturas orientales y precolombinas, en cierto
momento rehuyeron a la política y vieron en la liberación individual el punto de
partida de una nueva civilización.29
El inconformismo de un sector de los jóvenes de la clase media urbana
estadounidense y occidental, quedó plasmado en este intento por construir una
sociedad alterna. Miles de chicos y chicas escaparon de sus hogares dejando
atrás las comodidades materiales, la educación tradicional, tomando conciencia de
su poder y desplegándolo, aunque en una iniciativa algo utópica destinada a la
extinción en pocos años.
29
Existe una variedad bibliográfica amplia donde se aborda esta particular expresión de la
juventud, desde reportajes periodísticos, hasta análisis históricos, psicológicos y sociológicos,
publicados en la época y en años posteriores. Para este aparte se retomaron, entre otros, los
siguientes textos: Juan pedro Cartier y Mitsu Naslednikov, El mundo de los hippies, Bilbao, Desclée
de Brouwer, 1974, 255p.; Gisela Bonn, Entre los hippies, Barcelona, Editorial juventud, 1971, 147
p.; Theodore Roszak, El nacimiento de una contracultura, Barcelona, Kairós, 8ª edición, 1982, 320
p.
34
Los hippies se opusieron a la guerra de Vietnam y a cualquier otra forma de
intervención militar en el mundo dejando ver su pacifismo. Consignas como “haz el
amor no la guerra”, “ataca a los policías con amor”, fueron sus frases de combate.
Pronto crearon comunas, donde jóvenes de ambos sexos convivían compartiendo
sus deseos de liberación, su necesidad de amarse libremente y su espiritualidad
tocada por Oriente, guiada de la mano de sustancias alteradoras de conciencia, de
manjares de dioses, rehuyendo de todo compromiso político que no fuera su
rechazo unánime a la guerra y su anhelo de fraternidad.30
Las comunas hippies pronto comenzaron a extenderse por toda la geografía de
Estados Unidos y por el mundo. Existían de diverso tipo:
“Municipios comunas como el de Woodstock en los que no se hace nada; municipios políticos
en los que se prepara la sociedad de mañana publicando manifiestos y a veces fabricando
bombas; municipios que han hecho de la no violencia a lo Gandhi su regla de vida y que dan
respuestas muy eficaces a los que no quieren hacer su servicio militar; municipios que tienen
como finalidad única ayudar a los pobres, los inadaptados...; otros como Synanon, Daytop,
Odissey House que, por la terapia de grupo, han escogido como misión liberar a los drogados
de sus tensiones. Los hay que están encerrados en una sola actividad: teatro, pintura,
fabricación de alhajas a estilo indio, exploración de todas las posibilidades de las drogas
alucinógenas. Existen ‘ashrams’ donde se pasa todo el tiempo ayunando y meditando
buscando la liberación espiritual.... Hay otros cuyos miembros se amontonan en inverosímiles
autobuses pinturrejeados, desde donde recorren interminablemente los Estados Unidos, el
Canadá y Méjico, deteniéndose en algún lugar cuando verdaderamente están necesitados de
31
dinero, para dar un concierto o un espectáculo sicodélico.
30
Si bien la tendencia a reunirse en comunas más o menos estables cuyo número de integrantes
variaba, fue una de las características importantes del movimiento hippie, la vida nómada y
vagabunda de comuna en comuna, de ciudad en ciudad también fue común.
31
Algunas revistas de la prensa underground, como se le conoció a las múltiples publicaciones del
disenso juvenil norteamericano, a partir de 1963, sirvieron como lazo entre las múltiples comunas y
los individuos, publicando cuestionarios que permitieran relacionar la personalidad , con lo ofrecido
dentro de esta diversidad, es el caso del formato de 185 preguntas publicado en el Moderno
utopista, cuyo comité de redacción al recibirlo debía estudiarlo y trasmitirlo a la comuna más
adaptable a las necesidades y deseos de quien lo enviaba. Cartier y Naslednikov, “Ya estaba harto
del carricoche de mi papá”, El mundo de los hippies, pp.38-39.
35
La vida en estas congregaciones fue muy variada y activa, aun cuando los
tradicionalistas no vieron en ellas más que lugares donde los demonios de la
juventud moderna, sexo, drogas y rock and roll, habían encontrado su infierno.
36
2
3
2 y 3. Los hippies, subcultura juvenil surgida en San Francisco, promediando los años sesenta.
(Nick Yapp comp., The Hulton Gemí picture collection. 1970’s. Décadas del siglo XX, Londres,
Köneman, 1997, frontispicio; Manuel Salvat dir., La protesta juvenil, Barcelona, Salvat Editores,
1973, p. 94)
37
En el sentir de estos jóvenes se hallaba también presente un elemento
seudorreligioso con el que se pretendía descubrir un concepto diferente del
individuo, de su vida, de sus creaciones, influenciado por el misticismo oriental a
través del budismo, del hinduismo, del zen, inspirado en una concepción
totalmente diferente de las relaciones entre individuos, lograda gracias a la acción
de sustancias naturales como el peyote y el yagé, al estilo de las civilizaciones
precolombinas.32
El derecho a la libre sexualidad y a disponer sobre el propio cuerpo, que
comenzaba a ser reivindicado por buena parte de la juventud mundial en estos
años, encontró entre los hippies una expresión extrema de libertad, sin
discriminaciones homofóbicas, ni sorpresa ante cualquier tipo de unión que
representara la felicidad para quienes las llevaban a cabo,
por el contrario
partidarios del amor libre, pregonaron abiertamente todas las formas de amar.
Como una expresión del descrédito que tenía entre ellos la institución del
matrimonio, se popularizaron diferentes tipos de uniones: la monogámica pura,
monogámica cambiando a veces de pareja, matrimonios en grupo teniendo un
compañero o compañera preferida, matrimonio de grupo total o simplemente amor
libre con quien se quisiera. Tal libertad y supresión de los tabúes sexuales entre
hombres y mujeres fueron ampliamente difundidos y practicados en las comunas,
allí los chicos podían ir donde una chica y preguntarle tranquilamente: “¿puedo
32
Numerosos gurus y swamis, falsos y verdaderos, de la categoría del Baba Ram Dass o el
Swammi Maharishi Mahesh, celebre gurú de los Beatles, se hicieron famosos en el mundo
enseñando a controlar mente y espíritu, a través de mantras, meditación trascendental y secciones
de karma, bhakti, inana y radscha yoga, pregonando los beneficios de una alimentación sana rica
en vegetales.
38
dormir contigo esta noche?, ella podía elegir entonces entre estas tres respuestas:
sí, desolada, o finalmente: ‘esta noche me han cogido ya, pero otro día con
muchísimo gusto’”.33
La liberación personal que buscaban “los hijos de las flores”, a través de la
meditación, el yoga y el amor libre, encontró en las sustancias sicoactivas una
forma de penetrar en mundos espirituales, inimaginables sin estar bajo sus
efectos. Se popularizaron productos naturales como marihuana, hachís, peyote,
yagé,
así
como
sintéticos
tipo
ácido
lisérgico
diethilamide
LSD,
la
dimethyltryptamine, DMT, producto sintético similar a la Psilocybina encontrada en
algunos hongos alucinógenos y el STP, atropina sintética, además de algunos
narcóticos especialmente aquellos derivados de la amapola, papaver somniferum,
como el opio, la morfina y la heroína. De todos ellos la marihuana y el LSD fueron
los más populares.34
En los años siguientes al descubrimiento del LSD, esta sustancia fue puesta al
servicio de la psicoterapia, como tratamiento para la esquizofrenia, el alcoholismo
y otras enfermedades mentales. Fue utilizada incluso como anestésico de
enfermedades incurables y dolorosas como el cáncer, desatando una aguda
33
Cabe anotar que dicha ola de libertinaje y sexualidad irresponsable se tradujo en un fuerte
aumento de las enfermedades de transmisión sexual, entre ellos. Cartier y Naslednikov, “Se acabó
el matrimonio entre dos”, El mundo de los hippies, p. 146.
34
Las puerta de la percepción (1954) y su continuación Cielo e infierno(1956), del escritor inglés
Aldous Leonard Huxley no faltaron en ningunas de las librerías hippies. Conviene hacer una
diferenciación entre los diferentes tipos de drogas, diferenciándolas entre dura y suaves. En el
primer grupo se encuentran todas aquellas que producen hábito y cuyo grado de nocividad física y
sicológica es notorio: morfina, heroína, cocaína, anfetaminas, barbitúricos. El segundo grupo
comprende aquellas sustancias naturales u obtenidas sintéticamente, que no producen
dependencia y que se identifican casi en su totalidad con los alucinógenos como la marihuana, el
hachís, el LSD, entre otros. Mario Maffi, “Liberación a través de la droga”, La cultura underground,
pp. 62-63.
39
controversia a partir de 1960, impulsada por los estudios con alucinógenos
realizados por el psicólogo de Harvard, Timothy Leary y su discípulo Richard
Albert, quienes en poco tiempo transformaron la sustancia de simple objeto de
curiosidad médica a una de las drogas más discutidas desde el descubrimiento del
opio.35
Mística, erotismo y consumo de alucinógenos se unían en una sola comunión
para alcanzar la liberación, todos estos elementos se encontraban en las
diferentes comunas y centros sicodélicos. Una de las incidencias del trabajo de
propaganda de Timothy Leary y otros partidarios de la LSD, como el escritor Ken
Kesey, fue la creación de una especie de culto, donde se transformaban los
poderes estimulantes de las drogas en misticismo y en experiencia religiosa.
Bien fuera bajo el efecto de las drogas o no, las manifestaciones artísticas
hippies, conocidas como arte sicodélico, utilizaron colores vivos en diseños
alegres y dinámicos, quedando plasmadas en la moda, las artes gráficas, la
escultura y la música de Jimi Hendrix, Jefferson Airplane o Pink Floyd.
En cuanto a la moda hippie, en los inicios del movimiento no podría hablarse
de una indumentaria característica, solo de su desprecio por la oscura y sobria
moda burguesa, así como de una apropiación del jeans, como prenda de vestir
unisexo apta para lucir en cualquier ocasión. Con el transcurrir del tiempo cuando
35
La inquietud del doctor Leary por las sustancias alucinógenas iniciada desde los años cincuenta
con el consumo de marihuana entre los círculos beat, se incrementó luego de un viaje a
Cuernavaca, México, en 1960, donde disfruto de fantásticas alucinaciones producidas por hongos
que eran utilizados ritualmente por los aborígenes mexicanos. A partir de entonces el objetivo de la
vida de Leary fue la expansión de la conciencia, convirtiéndose en un apóstol del consumo de la
mano de su ayudante el doctor Richard Alpert, primero ensayaron la psilocibina y luego el LSD.
Fue expulsado de Harvard, encarcelado varias veces por posesión de alucinógenos, atacado por el
cuerpo médico y criticado por la prensa, pero curiosamente entre más grandes eran los ataques
mayor número de adeptos lograba. “Lo que inicialmente fue una experiencia en Cuernavaca, se
convirtió en un monstruo místico que no moriría y del que Timothy Leary era el doctor
Frankenstein”. Cashman, “Timothy Leary entra en escena”, pp.78-79.
40
su “filosofía”, que retomaba elementos de culturas orientales y precolombinas
estuvo difundida, a sus largas cabelleras, símbolo de su rebeldía, se les sumó una
cierta tendencia al vestir que reflejaba mucho de lo que eran.
Aunque en la práctica cada cual iba como mejor le parecía, se puede hablar de
un estilo hippie, este incluía: jeans con diseños originales coloreados en los
bolsillos, las botas o las piernas, tanto para hombres como para mujeres; con
frecuencia los muchachos llevaban pantalones tipo “pata de elefante”, camisas
estilo “doctor Zhivago”, amplias y sueltas, adornadas con coloridos diseños
hindúes o precolombinos y sandalias. Algo parecido podría ser el atuendo
femenino, con pantalones amplios o jeans, camisas coloridas, con imágenes
pintadas a mano, confortables túnicas de algodón tipo piel roja, sandalias y en
ocasiones el cabello recogido en trenzas.
Era común
que hombres y mujeres llevaran como accesorios collares y
pulseras de cuentas en diferentes materiales, especialmente de madera, lo mismo
que botoncitos prendidos de la ropa donde podían leerse muchos de estos
eslóganes, expresión de su ideología: “Haz el amor, no la guerra”, “Soy enemigo
del Estado”, “Dale una oportunidad al LSD”, “Legalicen las drogas”, “El casto, sólo
el tiene la culpa de serlo”, “experimenten con la nada”, “Es dulce amar a todos”,
entre muchos otros.36
En los talleres artesanales hippies, muy comunes por esos años, se
fabricaban diferentes clases de manualidades, como sandalias, aretes, manillas,
36
Esta caracterización de lo que seria el estilo hippie, fue elaborada retomando algunas
descripciones de las muchas que circularon durante esos años en relatos periodísticos publicados
en libros, diarios y revistas.
41
collares, afiches y posters sicodélicos con brillantes colores que reproducían
imágenes místicas orientales. Artistas como Jimi Hendrix y Joni Mitchell
publicitaron este tipo de imágenes en las carátulas de sus discos. Este forma de
expresión quedó plasmada en carteles, camisetas, publicidad y revistas de la
prensa undergroun como Banana Press, Oracle, Oz y muchas otras.
El movimiento artístico más vinculado social y musicalmente a los sesenta y a
la psicodelia fue el acid rock californiano, concebido bajo el influjo del LSD, surgido
en el área de Los Ángeles y la bahía de San Francisco tuvo en Jefferson Airplane,
Grateful Dead, Frank Zappa o The Doors, algunos de sus máximos exponentes. Al
estilo de los Merry Pranxters, la comuna ambulante de Ken Kesey, muchos grupos
que interpretaban este género, que entre otras particularidades, recurría a la
distorsión de la melodía como método para que el público rompiera las ataduras
mentales que les impedían expresar sus emociones primarias, se lanzaron a
recorrer los Estados Unidos, en camionetas o autobuses multicolores, dando
conciertos en infinidad de lugares y participando en los centenares de festivales y
minifestivales que se ofrecían por todos lados.37
A la magnitud del movimiento juvenil, de su influencia en la cultura popular
occidental, ampliamente difundida a través de los medios masivos de
comunicación, se sumó durante todo el decenio, el aumento en la toma de
37
Las letras de muchas de esas canciones tenían contenido político, haciendo llamados a la
revolución, a la unión entre jóvenes y alusión directa al consumo de drogas, como los temas de
Jefferson Airplane We can be together, una de cuyas estrofas dice: “somos obscenos, sin ley,
repugnantes, peligrosos sucios y jóvenes. Pero tendríamos que unirnos” y White rabit, En la que el
sugestivo coro “alimenta tu cabeza, alimenta tu cabeza...”, dejaba bastante que desear. La
experiencia de uno de esos centenares de grupos, quienes tocaban bajo la influencia del LSD, la
“tribu nómada de Hugh Romney” puede encontrarse en Cartier y Naslednikov, “El rock es también
revolución”, El mundo de los hippies, pp. 117-137.
42
conciencia sobre su poder de acción, la amplia movilización y la protesta, incluso
armada, de miles de jóvenes en el mundo.
2.2. Movilización y protesta civil
La juventud reclamó igualdad, libertad, respeto y dignidad, todo ello quedó
simbolizado con la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, liderados por
el pastor bautista Martín Luther King, con la oposición generalizada a la guerra de
Vietnam, el movimiento estudiantil mundial y la insurgencia guerrillera en diversas
partes del mundo. En Estados Unidos al calor de la lucha por la integración racial,
debido a una politización cada vez mayor de la juventud y a una creciente
conciencia de la fuerza de la protesta civil, fueron surgiendo diferentes
movimientos.38
Especial atención merece el movimiento a favor de los derechos de las
mujeres. Su conciencia crítica y combativa creció y se fue madurando con los
años hasta alcanzar su clímax en el decenio de 1970 con la formación de grupos
destinados a lograr la liberación femenina en diversas partes del mundo. Surgieron
importantes organizaciones en Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda y
Alemania, que aunque complejos y diversos en sus estrategias actuaron siempre
con decisión.39
38
Un acercamiento claro y conciso a la acción política de los jóvenes estadounidenses durante
estos años, en sus diferentes frentes, puede encontrarse en el capítulo V de la clásica obra de
Mario Maffi, La cultura underground, tomo I, Barcelona, Anagrama, 1975, pp. 95-185.
39
La lucha femenina por sus derechos comenzó centurias atrás, en el Siglo de las Luces, con su
énfasis político en la igualdad y con el proceso de industrialización, se originaron enormes cambios
económicos y sociales, también se creó un ambiente favorable para la aparición de movimientos
43
Luego de cumplir un papel de suma importancia para la economía durante la
segunda guerra, reemplazando a los hombres como mano de obra en el sector
productivo, en la posguerra la mujer volvió a la condición domestica que le
reclamaba la sociedad. En la posguerra, educadores, políticos, religiosos,
publicistas y otros observadores, exaltaron el culto a la domesticidad y castigaron
a las pocas feministas que estimulaban a las mujeres a ampliar sus horizontes
más allá de la cuna y la cocina.40
En la década de 1960 el cambio que sufrieron los patrones demográficos,
económicos y sociales de los países occidentales favoreció la aparición de un
feminismo que se centraba en aspectos ligados a la condición sociocultural de la
mujer. El descenso de los índices de mortalidad infantil, la mayor esperanza de
vida y los anticonceptivos liberaron en gran parte a la mujer de las
responsabilidades relativas al cuidado de los hijos.
Miles de jovencitas pasaron a la militancia en los diversos grupos que se
formaron a lo largo de EU, animadas por el calor de las protestas por los derechos
civiles. Betty Friedam en La mujer mistificada, libro publicado en 1963, planteó
serios interrogantes frente la posición de la mujer en la sociedad, marcando un
hito en la decidida lucha que se estaba gestando.41
reformadores. En la Francia revolucionaria los clubes republicanos de mujeres pedían que los
objetivos de libertad, igualdad y fraternidad se aplicaran por igual a hombres y mujeres. Sin
embargo la aprobación del Código Napoleónico, basado en la legislación romana, cortó en Europa
cualquier posibilidad reivindicativa en ese sentido. En Inglaterra, Mary Wollstonecraft publicó Una
reivindicación de los derechos de la mujer (1792), el primer libro feminista que pedía la igualdad en
un tono revolucionario. Lidia Falcón, Mujer y sociedad: análisis de un fenómeno reaccionario,
Madrid, Vindicación Feminista, 1996, pp.38-43.
40
41
Tindall y Shi, Historia de los Estados Unidos, p.322.
De los cientos de grupos feministas que existian en EU iniciando la década de 1970, los más
importantes, según Mario Maffi eran seis: el City Wide Womens Liberation Coalition; The Feminist;
44
Los nombres de reconocidas feministas como Karen Durbin, Susan Lidon, Barbara
Mehrhof, Grace Atkinson, Anne Koedt y Kate Miller, entre muchos otros, se
sumaron al de Friedam, en la lucha por lograr un papel más equitativo de la mujer
en la sociedad. La quema de brasieres en las manifestaciones, las frecuentes
movilizaciones y la publicación de libros y artículos reivindicativos a nivel
internacional, se hicieron comunes en los años finales de la década del sesenta y
durante los años 70.
La situación de la mujer occidental, considerada por las diferentes
organizaciones como doblemente oprimida, por los hombres y por el capitalismo,
exigía, según Kate Miller, entre otros, los siguientes cambios:
“1. Fin de la represión sexual: libertad de expresión y de hábitos sexuales.
2. Unisex, o fin de la estructura separatista de temperamento y comportamiento, de modo que
cada individuo pueda desarrollar una personalidad completa y no parcial, limitada y
conformista.
3. Nuevo examen de los rasgos clasificados como femeninos y masculinos, con una
reconsideración total de su utilidad y conveniencia humana.
4. Fin del rol sexual y del status sexual, del patriarcado y de la ética de la actitud y de la
ideología de la supremacía masculina- en todas las áreas de la iniciativa, de la experiencia y
del comportamiento.
5.Bisex, o fin de la perversa heterosexualidad impuesta, de modo que el acto sexual deje de
estar arbitrariamente polarizado entre hombre y mujer, con exclusión de la expresión sexual
entre miembros del mismo sexo.
6. Obtención por parte del sexo femenino de la libertad y de la completa condición humana
después de milenios de privación y opresión, y por parte de ambos sexos de una vital
42
humanidad.
Los objetivos del movimiento feminista incluían igualdad de salario, de
oportunidades
laborales,
ayuda
estatal
para
el
cuidado
de
los
niños,
reconocimiento de los derechos de las lesbianas, legalización del aborto y un
The National Organization for Women; The Staton Anthony Brigade of the Radical Feminist; The
Women’s International Terrorist Conspiracy From Hell(WITCH); Redstoc . Maffi, “Women’s
liberation movewment”, pp. 123-124.
42
Kate Millet, Sexual politics: A manifesto for revolution, en Notes from second year: women’s
liberation. Citado en la obra de Mario Maffi, p.128.
45
análisis profundo de los problemas de la violación, los malos tratos y la
discriminación de las mujeres mayores y de minorías. Las feministas cuestionaron
las instituciones sociales y los valores morales, apoyándose en determinados
estudios científicos que sugerían que la mayor parte de las diferencias entre el
hombre y la mujer no eran biológicas sino culturales. A finales de la década de
1960 y principios de la siguiente, organizaron grupos pro derechos de la mujer
haciendo gran hincapié en la concientización de esta.43
43
Adolfo Posada, Feminismo, Madrid, Ediciones Cátedra, 1994, 280 p.
46
4
Imagen 4. Manifestación feminista en las calles de Nueva York en 1971. (María Arias, La liberación
de la mujer, Barcelona, Salvat, 1973, p.86)
47
Al lado de la movilización femenina y compartiendo muchos de sus reclamos, se
originó y desarrollo el frente de liberación gay. En una sociedad hasta entonces
basada en rígidos principios, como los del matrimonio monogámico, la
heterosexualidad y el patriarcado, que ocultaba bajo el rechazo moral todas las
manifestaciones que escapaban a tales principios, el homosexual no era libre de
hacer sus propias elecciones y estaba obligado a ocultarse en un mundo ilegal y
marginado con el que no se identificaba. Respecto a sus peticiones, la protesta
gay apuntó especialmente contra los métodos psiquiátricos institucionales,
rechazando la intención de ubicar en un mismo plano homosexualidad y
enfermedades mentales, de considerarla como una anormalidad psicológica que
había que curar con tratamientos a base medicamentos. Para el frente inglés sus
exigencias eran:
“-Que toda discriminación contra los homosexuales, masculinos y femeninos, por parte de las
leyes, de los dadores de trabajo, y de la sociedad en general, cese de inmediato.
-Que todos aquellos que se sienten atraídos por miembros del mismo sexo comiencen a
comprender que esos sentimientos son perfectamente normales.
-Que los psiquiatras dejen de tratar la homosexualidad como si fuese un ejemplo de
enfermedad, produciendo de este modo absurdos complejos de culpa en los homosexuales.
-Que los homosexuales sean completamente libres de entrar en contacto con otros, a través
de anuncios en los diarios, por la calle y en cualquier otro lugar que quieran, de la misma
manera que pueden hacerlo los heterosexuales, y que la persecución policíaca cese
inmediatamente.
-Que los dadores de trabajo no tengan la posibilidad de discriminar en contra de nadie debido
a sus preferencias sexuales.
-Que la edad de la razón para los homosexuales masculinos sea la misma que para los no
homosexuales.
-Que los homosexuales sean libres de tomarse de la mano y besarse en público, como los
44
heterosexuales.”
44
Octavilla del Gay liberation Front inglés, citado por Mario Maffi, La cultura underground, p.136137.
48
Los y las jóvenes de tendencias sexuales alternativas, comenzaron a reclamar el
reconocimiento de la diversidad, en una sociedad cerrada, donde la práctica de
una doble moral era evidente. De la mano de las luchas feministas, los
homosexuales comenzaron un largo camino por el reconocimiento de sus
derechos civiles y en contra de la discriminación social y laboral. Al igual que otros
grupos comenzaron a marchar por las calles de las ciudades dejando ver el orgullo
ante su condición y reclamando igualdad y respeto.
2.3. Movilizaciones contra la guerra de Vietnam
Un aspecto más que movilizó la juventud occidental en el decenio de 1960, fue la
guerra de Vietnam, un símbolo de lucha y resistencia contra el imperialismo. En
ella un pueblo considerado atrasado enfrentó y derrotó a tres de las más grandes
potencias del mundo: Japón, Francia y Estados Unidos, países que intentaron
oponerse en su camino hacia la independencia y soberanía, defendiendo su
legítimo derecho a estas durante treinta años.45
Con John Fitzgerald Kennedy como mandatario estadounidense, en plena
“guerra fría”, el compromiso de ese país en el conflicto fue aumentando, como lo
comprobó la visita del entonces vicepresidente Johnson a Vietnam del sur,
45
Para el gobierno de Vietnam del Sur, el apoyo norteamericano fue creciendo con los años hasta
alcanzar, en 1969, cifras sin precedentes en un conflicto de intervención: más de 500 mil soldados
estadounidenses y cientos de millones de dólares en armamento y tecnología de guerra invertidos
en el Vietnam. Si bien los elementos militares norteamericanos estuvieron presentes en el conflicto
de Vietnam desde tiempo atrás, su participación en él aumento significativamente en los años
sesenta, durante los gobiernos de Kennedy, Johnson y Nixon, siendo el segundo de ellos el más
comprometido, hasta el punto de costarle su candidatura para un segundo mandato, debido al
poco apoyo que desde el principio mostró gran parte de la población estadounidense y mundial
frente a la ingerencia en dicha contienda. Peter Weiss, Vietnam acusa, Uruguay, S.E, 1969, 78
pp.
49
realizada para expresar el apoyo incondicional en la lucha contra el norte
comunista.
A pesar de la fuerte inversión, el incremento de tropas, la mayor tecnología
utilizada, que incluía helicópteros UH-1, OV Mohawk, Siux, bombarderos B-52,
modernos equipos de visión infra roja y otras innovaciones, Estados Unidos no
logró derrotar a los insurgentes del Frente de Liberación Nacional, FLN, guerrilla
survietnamita nacida en 1960, quienes apoyados por buena parte de la población
local y gracias a su conocimiento de la jungla, lograron llevar con éxito la guerra
de guerrillas, alcanzando el desgaste y la retirada del enemigo externo.46
El despliegue bélico norteamericano, los bombardeos aéreos masivos, la
dispersión en puntos remotos de la selva para perseguir el vietcong, les hizo
pensar en una rápida victoria que nunca llegó. En enero de 1968, al comienzo del
Tet, el año nuevo vietnamita, el FNL, desencadenó una serie de ataques sobre
Saigón, capital de Vietnam del sur y otras ciudades sureñas. Las fuerzas armadas
norteamericanas y las survietnamitas, que creían
estar cerca del final de la
guerra, fueron tomadas por sorpresa. Los sangrientos combates callejeros
causaron un gran número de muertos y aunque la ofensiva fue detenida, quedó
claro que la contienda estaba lejos de terminar.
Sin importar la magnitud de la inversión de Estados Unidos para vencer e
imponerse a Vietnam del Norte, la victoria final no llegó y la oposición mundial a la
intervención norteamericana en el conflicto creció, haciéndose cada vez más
impopular. A partir de julio de 1969, sus fuerzas comenzaron a retirarse
46
Pierre Dacourt, “Vietnam. Informe completo sobre esta sangrienta contienda”, Cromos, Bogotá,
abril 4 de 1966, pp.6-12.
50
progresivamente de Vietnam del sur por orden del recién elegido presidente
Richard Nixon, quien promovió una política de “vietnamización”, que dejaba el
conflicto en manos de Vietnam del sur. Las últimas tropas regresaron a Estados
Unidos en abril de 1973, una vez se firmó en Paris un acuerdo de cese al fuego.
La retirada norteamericana no significó el final de la guerra pues los combates
entre el norte y el sur continuaron hasta 1975.47
Los efectos de la guerra sobre la población vietnamita fueron incalculables:
miles de muertos durante los combates y unos diez millones de personas
refugiadas, es decir cerca de la mitad de la población; la economía que dependía
de la exportación de madera, caucho y arroz, quedó arruinada tras la devastación
de los campos por el bombardeo con desfoliadores como el terrible Napalm.
El amplio despliegue informativo, a través de radio, prensa escrita, cine y
televisión, llevó a los hogares del mundo, casi en vivo y en directo, noticias de la
cantidad de atrocidades cometidas por la potencia más poderosa de la tierra, e
influyó determinantemente en el despertar de una conciencia crítica frente a la
situación en millones de personas.48
Las expresiones de rechazo frente al conflicto fueron amplias y diversas en
número y estilo, desde la movilización de miles de personas, hasta inmolaciones
con fuego. Los jóvenes a nivel internacional encabezaron las marchas de protesta
pidiendo la paz con cantos y gritos de “paz y amor”, en Estados Unidos la juventud
47
Paquale Villani, “Cronología: 1945-1992. Vietnam”, La edad contemporánea, p. 178.
La película Platoon, del director Oliver Stone, excombatiente del Vietnam, se convirtió en un
testimonio de lo sangrienta y dolorosa que resultó la guerra para los combatientes de ambos
bandos.
48
51
se organizó para no ser reclutada y llevada a luchar en una guerra que no sentían
suya.49
Quienes protestaban quisieron demostrar lo indeseable de la guerra,
marchando, cantando, actuando, pintando. John Lennon, integrante del grupo de
rock británico
Los Beatles y su esposa Yoko Ono, reconocidos activistas
organizaron una singular protesta: permanecer en la cama, un sleepin, en una
habitación del hotel Hilton de Ámsterdam, donde pasaban su luna de miel, por una
semana, en marzo de 1969.
La manifestación más multitudinaria de la década se presentó el 15 de
noviembre de 1969, luego que el gobierno de Estados Unidos confirmara que el 16
de marzo de 1968, militares de su país asesinaron en la aldea sur vietnamita de
Sung My a 567 civiles desarmados, incluidos mujeres, niños y ancianos. Alrededor
de 250 mil personas se concentraron en Washington y unos 100 mil en San
Francisco, para exigir el final de la guerra, culminando de esta manera el decenio
de 1960, en lo que se refiere a manifestaciones pacifistas.50
49
En Estados Unidos fueron creadas varias organizaciones juveniles dedicadas a la oposición
abierta al conflicto de Vietnam, una de ellas, el Vietnam Day Committee, VDC, promovía
actividades como sabotajes a las empresas que producían los agentes químicos utilizados en los
bombardeos, como la Dow Chemical Company, que producía el NAPALM, publicación de prensa
clandestina desacreditando el conflicto, mítines entre otras. Juan Pedro Cartier y Mitsu
Naslednikov, “Así nacieron los municipios”, El mundo de los hippies, Bilbao, Desclée De Brouwer,
1974, pp.59-60.
50
“Cronologías”, Decenium. Nuestro siglo. Texto, imágenes y sonido. Años 60, p.24.
52
5
5. Marcha de protesta en contra de la guerra de Vietnam por las calles de Londres. (Nick Yapp
(comp.), The Hulton Getty picture collection. 1970’s. Décadas del siglo XX, Londres, Köneman,
1997, p.129)
53
2.4. El movimiento estudiantil de 1968.
Tal vez una de las expresiones de la fortaleza de la conciencia civil y social, así
como de la movilización activa de la juventud mundial durante los años sesenta,
fue la protesta estudiantil. Las universidades se volvieron escenarios de frecuentes
y multitudinarias aglomeraciones de jóvenes contestatarios e inconformes con la
sociedad heredada de sus padres. Por todo el mundo se propagaron las
manifestaciones de los estudiantes, que si bien pedían diferentes reivindicaciones
según la situación de cada país, fueron constantes y con frecuencia tuvieron
relación entre ellas.51
En el convulsionado año de 1968 los hechos protagonizados por los
estudiantes franceses, italianos, alemanes, mexicanos, estadounidenses y de
otros países, expresaron el clímax de lo que se había venido presentando desde
el inicio de la década. Cabe recordar que en junio de 1960 las manifestaciones
populares en Tokio contra la firma de un nuevo tratado de seguridad entre Japón y
Estados Unidos, en las que los estudiantes japoneses jugaron un papel
importante, consiguieron la cancelación de un viaje previsto por Eisenhower al
país oriental y la dimisión del entonces primer ministro Kishi Nobusuke. La lucha
estudiantil se convirtió en el grito de una generación, que un tanto en desorden y
51
Un punto clave en la lucha estudiantil, en unas universidades masificadas, con un mayor número
de mujeres estudiando, donde el número de estudiantes se había elevado notablemente, así como
el nivel de conciencia sobre su poder, fue la búsqueda de reformas en la administración y en los
enfoques de los programas académicos universitarios, orientados cada vez más hacia la
comercialización de la educación, además de una mayor representación estudiantil en la toma de
decisiones. Asimismo los movimientos estuvieron siempre en relación directa con lo que sucedía
más allá de la frontera universitaria: la lucha por los derechos civiles, por la igualdad de los sexos,
antiimperialista, antiautoritaria, contra la guerra de Vietnam, por el cambio de patrones morales
considerados desfasados, etc.
54
sin un programa de acción claro, dejó ver la inconformidad de la juventud frente a
los asuntos académicos, así como su posición crítica ante la situación política,
económica, social y cultural en el mundo.52
Con la toma de edificios educativos y administrativos, con los sit-in, con los
mítines, las asambleas informativas, los paros, protestas y manifestaciones los
estudiantes se hicieron sentir en todo el mundo. La era audiovisual en la que
vivían producto de los avances en las tecnologías de comunicación permitió
presenciar por televisión, entonces el medio más importante para recibir
información, cine y revistas gráficas, lo que sucedía con sus compañeros en las
diversas partes del mundo, divulgación que sin duda afianzó el movimiento.
A pesar de las diferencias ideológicas y de acción entre los diferentes
movimientos, fue claro el deseo de convertirse en grupos de presión, capaces de
hacer escuchar y valer su posición por más radical que le pudiera parecer a buena
parte de los estamentos que componen la sociedad. Básicamente el sustento
ideológico de las “nuevas izquierdas” europeas y americanas que dieron piso a la
protesta estudiantil de estos años, partieron de los planteamientos de la conocida
“Escuela de Frankfurt”, a la cual pertenecieron intelectuales marxistas alemanes
como Max Horkheimer, Teodoro Adorno, Eric Fromm y Herbert Marcuse.53
52
Los estudiantes han sido protagonistas importantes de la historia, no solo a partir de los años
sesenta, tuvieron incidencia en grandes cambios. Fueron de gran importancia en la revolución de
1848 en Alemania, Austria y Francia; en la Rusia Zarista fueron participes de varios movimientos
revolucionarios; en 1911, ayudaron a derrocar las dinastía imperial china, estos solo son algunos
pero la lista puede extenderse a varias partes del mundo en diversas épocas. Andrés Garrido,
“Más precedentes significativos”, La rebeldía universitaria, pp. 132-133.
53
Para estos autores la razón crítica era una condición para la crítica social y un instrumento para
superar la desigualdad entre los hombres. La función de la ‘teoría crítica’ era analizar
detalladamente los orígenes de las teorías en los procesos sociales, sin aceptarlas de inmediato
como hacían los empiristas y positivistas, ya que ello sería aceptar implícitamente procesos y
condiciones de los que el hombre debía emanciparse. Para una información más amplia ver: Jay,
Martin. La imaginación dialéctica. Una historia de la Escuela de Frankfurt. Madrid, Taurus, 1974.
55
La teoría de Marcuse acerca de la práctica política y el proceso revolucionario en
las sociedades capitalistas avanzadas, tuvo mucha influencia entre los
estudiantes, obras suyas como El hombre unidimensional (1964), El final de la
utopía y teoría crítica de la sociedad(1969), fueron una aplicación coherente de las
ideas de la escuela al análisis de la alineación en la sociedad de consumo. Otro
autor a tener cuenta aunque teórico del existencialismo, fue el frances Jean Paul
Sartre, su libro Crítica de la razón dialéctica (1961), es un intento de poner en
relación el marxismo y el existencialismo.54
En Estados Unidos las movilizaciones masivas de estudiantes tomaron fuerza
desde mediados de septiembre de 1964, en el campus de la Universidad de
California en Berkeley, donde tuvo lugar una lucha que alcanzó enormes
proporciones. Hal Draper, bibliotecario de esa institución por esos años, afirma en
una obra donde describe cronológicamente los hechos allí ocurridos, que se trató
del más “largo y vasto bloqueo de masas contra una operación policíaca; el mayor
despliegue de policía en un campus; el mayor arresto masivo conocido en
California, o quizás también el mayor realizado en el país ..., fue el mayor
movimiento estudiantil de protesta que jamás conoció el país en un solo
campus”.55
Entre los motivos iniciales que generaron la movilización en Berkeley, figuran la
lucha por los derechos civiles y la discriminación racial. Desde el principio hasta el
momento de mayor intensidad en la disputa, se mantuvo una estrecha relación
entre las fuerzas políticas y sociales exteriores al campus y las reivindicaciones de
54
“Tendencias políticas en los años sesenta. El hombre y la sociedad. Corrientes teóricas y
aspectos políticos”, Decenium, pp.174-176.
55
Hal Draper, La revuelta de Berkeley, Barcelona, Anagrama, 1965, p.21
56
tipo académico. Las acciones de protesta variaron desde las manifestaciones con
carteles, hasta las “sentadas” en diferentes lugares públicos e instituciones.56
Hasta 1968 el movimiento estudiantil estadounidense fue una masiva protesta
cultural, más acapitalista que anticapitalista, sin una verdadera participación
política, que no se planteó la posibilidad de transformar las estructuras sociales. Si
bien la reacción se difundió por todo el país no superó esta limitación. Con el
transcurrir de los años, la ausencia de una estrategia precisa y de un programa
político específico produjo una crisis en la nueva izquierda norteamericana que no
poseía una identidad ideológica clara.
Solo a finales de los años sesenta, las movilizaciones motivadas por hechos
específicos fueron madurando la posición de los jóvenes radicales llevándola más
allá del sector estudiantil. La ocupación en abril de 1968 de la Universidad de
Columbia en la ciudad de Nueva York, a pesar del bajo número de activistas
políticos contó con apoyo del estudiantado; los desordenes con motivo de la
Convención del Partido Democrático de Chicago en el verano de ese mismo año y
otros acontecimientos similares ocurridos en ese periodo fueron hitos en la
transformación de la política estudiantil sectorial a un movimiento potencialmente
revolucionario.57
56
En noviembre de 1963, tuvo lugar una manifestación organizada frente a los restaurantes Drive
in Mel’s, donde los participantes, muchos de ellos pertenecientes a algunos de los clubes que
lideraban el movimiento estudiantil, como el congreso para la igualdad racial, protestaron con
pancartas y consignas contra las medidas discriminatorias en la elección de los empleados.
Durante finales de 1963 y principios de 1964, se llevaron a cabo varias protestas de este tipo en
diferentes ciudades de Estados Unidos. Draper, La revuelta de Berkeley, p.22.
57
Surgieron entonces partidos políticos de base juvenil con pretensiones reformistas y
revolucionarias, entre otros la Yougth International Party,Yippie, el White Panther Party, el
Movimiento de Lucha de los Soldados, el Black Mask, el Black Panther Party, la Young Lords
Organization. Maffi, La cultura underground, p.95.
57
La mayor diferencia entre el movimiento estadounidense y el europeo, radicó
básicamente en que este último estaba influido por una sólida tradición marxista y
socialista, que le permitió una acción más efectiva y extensa con un acercamiento
a otros grupos de presión como los obreros, algo que no ocurrió en Estados
Unidos. A pesar de ello fueron más los elementos comunes que las diferencias.
Después de 1965 el movimiento estudiantil adquirió importancia mundial, se
hicieron más frecuentes las movilizaciones constantes, los enfrentamientos con la
policía, la toma de edificios y la coordinación entre estudiantes y obreros. A lo
sucedido en Berkeley, pronto le siguieron protestas en España, Alemania, Francia,
Italia, así como en el Bloque Oriental.
En España las luchas estudiantiles se produjeron en un marco político,
económico y social distinto al estadounidense y al europeo, cuando ese país
estaba bajo la dictadura del general Francisco Franco, quien gobernó con mano
dura desde el final de la Guerra Civil, en 1939, hasta su muerte en 1975.
Mientras en España el movimiento estudiantil de oposición al régimen
franquista tomaba fuerza y se intensificaba la actividad de la Federación
Universitaria Democrática Española FUDE y las asambleas libres, en la
Universidad Libre de Berlín los estudiantes, que hasta el verano de 1965 se
habían mantenido dentro de los límites establecidos por las directivas, iniciaron
una intensa actividad contestataria, ante lo que consideraron una limitación de sus
actividades políticas.58
58
La movilización de los estudiantes alemanes se inició con la protesta de más de 3000
estudiantes ante la negativa del rector a prestar uno de los edificios a la Allgermerner
Studentenauschuss Comisión estudiantil general, para conmemorar el 20º aniversario de la
victoria sobre el fascismo alemán. Los estudiantes acusaron al rector de ejercer su derecho a
disponer de los locales universitarios, como un derecho de censura a la actividad política que se
58
Al igual que en los demás los movimientos estudiantiles, los estudiantes alemanes
desde un principio se conectaron con lo que estaba pasando internacionalmente,
especialmente con la guerra de Vietnam. Este fue el acontecimiento político que
más impacto tuvo en sus discusiones y en la politización de los estudiantes
germanos, hasta el punto que la protesta en contra de este conflicto produjo el
primer choque masivo con el orden extrauniversitario.59
Varias protestas se realizaron en 1967 en ellas Rudi Dutschke, un joven
estudiante de sociología, procedente de la República Democrática Alemana, se
perfiló como líder. La visita del Sha de Persia a Berlín, la influencia del consorcio
periodístico de Axel Springer sobre la opinión pública, la oposición a las leyes
sobre calamidades públicas, las reaccionarias estructuras universitarias y la
política intervencionista de Estados Unidos, fueron otros detonantes de las
movilizaciones estudiantiles alemanas.60
El año 1968 fue el punto cumbre de la movilización estudiantil a nivel mundial.
El ambiente revolucionario de ese año no fue exclusivo de las sociedades
desarrolladas capitalistas. A las protestas estudiantiles que se presentaron en la
llevaba a cabo en ellos. Uwe Bergmann, “Historia del movimiento estudiantil”, La rebelión de los
estudiantes, Barcelona, Ariel, 1976, pp. 7-15.
59
Desde mediados de 1964, la Liga Estudiantil Alemana, SDS siglas de su nombre en alemán,
desarrolló una campaña de información acerca del Vietnam, esta incluía: películas, mesas
redondas, revisión a la prensa en la que se comparaban las informaciones de periódicos
extranjeros con las de los de Alemania occidental. El rector y algunos sectores de la prensa de
Berlín lanzaron una campaña contra aquel compromiso político. En febrero de 1966, se organizó
una manifestación de protesta contra la guerra, algunos miembros de la SDS pegaron carteles en
las paredes donde acusaban a sus gobernantes de apoyar el genocidio en Vietnam, la policía
disolvió la manifestación y capturó varios estudiantes. En diciembre de ese mismo año se organizó
otra jornada de protesta, donde también hubo enfrentamientos con la policía que dejaron un total
de 80 personas detenidas. Bergmann, “Historia del movimiento estudiantil”, p. 32.
60
Las acciones se incrementaron en 1968, luego de que Dutschke fuera victima de un atentado, a
este acto le seguirían varios enfrentamientos y manifestaciones en Berlín Oeste y otras ciudades
de la República Federal Alemana, dirigidos principalmente contra los periódicos de la cadena
Springer, a los que acusaban de publicar campañas difamatorias contra los estudiantes y el
comunismo. “Tendencias en los años sesenta. El hombre y la sociedad”, Decenium, p.173
59
República Federal de Alemania, en las universidades estadounidenses, en
España, en Francia, se les sumaron las ocurridas al otro lado de la cortina de
hierro, con los sucesos de la primavera de Praga. Algo similar ocurrió en los
países en vía de desarrollo, son bien conocidos el trágico desenlace de las
protestas estudiantiles en México, la célebre matanza de Tlatelolco el 2 de octubre
y el llamado “cordobazo” en Argentina en 1969 donde hubo manifestaciones
contra la dictadura del presidente Juan Carlos Onganía. Entre todos estos
movimientos existieron semejanzas, sus planteamientos teóricos, sus críticas a la
sociedad, su estrategia, sus métodos, sus ídolos y símbolos fueron similares.61
La más famosa reacción estudiantil ocurrida en 1968, fue la francesa. Estalló el
22 de marzo en la Universidad de Nanterre ubicada en los suburbios de París y
pronto se extendió a la Sorbona y a otros tradicionales y prestigiosos planteles de
educación superior y secundaria de este país. Desde inicios de la década los
estudiantes se habían mostrado combativos dejando ver su apoyo al movimiento
por la independencia de Argelia, así como su desaprobación a la guerra de
Vietnam. Ello unido al creciente reclamo por alcanzar mayor participación en la
toma de decisiones en lo referido a la administración universitaria, fueron los
gérmenes de un movimiento que en poco tiempo, gracias a la evolución de los
acontecimientos que involucrarían en determinado momento a los movimientos
sindicales y a los partidos de izquierda, pretendió convertir su protesta en un
61
En todas se leía a Marx, Mao y Marcuse. Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro, Ho Chi Mhing
eran los nuevos ídolos.
60
intento de revuelta política nacional, mostrando de esta manera su fuerza como
grupo de presión.62
Los estudiantes franceses exigieron ser escuchados, tomaron edificios y
después ampliaron sus protestas con el apoyo de los trabajadores. Tras el cierre
de la Universidad de Nanterre, el 2 de mayo, miles de estudiantes se lanzaron a la
lucha callejera como muestra de solidaridad con sus compañeros, haciendo
público su clamor a favor de una serie de reformas educativas y sociales. Durante
casi todo el mes las calles de París fueron escenario de violentos enfrentamientos
entre estudiantes y la policía antidisturbios.63
Para el 13 de mayo los sindicatos franceses dieron su apoyo a los estudiantes
convocando a una huelga general, que fue respaldada por alrededor de 10
millones de trabajadores, paralizando al país, aspecto que para algunos constituyó
lo más decisivo de esa revuelta. Se paralizaron el transporte aéreo y el metro, la
radio y la televisión, que habían llevado los pormenores de la protesta,
suspendieron sus emisiones. En las calles, adobes, cócteles molotov, macanas y
gases lacrimógenos iban y venían entre los contendores de la batalla campal:
estudiantes y obreros por un lado, policía por el otro.
62
“Vida y pasión de las nuevas generaciones”, Cromos, Bogotá, noviembre 18, 1968, pp.21-23, 5657.
63
El 9 de mayo fue ocupada la Sorbona por los manifestantes, los cuales desalojados poco tiempo
después tomaron el barrio Latino, tradicional enclave de los universitarios donde se desarrollaba
buena parte de su vida cultural, como centro de reunión y cuartel general levantando barricadas
durante varios días, las mismas que mañana a mañana eran derribadas por la policía. A propósito
de la construcción de barricadas, anota Daniel Cohn-Bendits, quien por esos años fue uno de los
líderes del movimiento: “había en el espíritu de aquellos que construían barricadas, lo que se ha
llamado el aliento de mayo: una voluntad de construir una nueva sociedad. Fue esa noche cuando
se sintió que todos queríamos también unas nuevas relaciones sociales en la calle, en la vida. Era
un mundo nuevo, una comunidad nueva”. Daniel Cohn Bendit, La rebelión estudiantil, Medellín,
Era, 1969, p.65.
61
El presidente Charles De Gaulle se vio forzado a garantizar las reformas a los
estudiantes y mejores salarios a los trabajadores, lo que llevó a estos últimos a
regresar a sus lugares de trabajo, produciendo un debilitamiento del movimiento y
una reacción derechista de los partidarios del mandatario francés quienes le
hicieron sentir su apoyo con una marcha que movilizó a cerca de 600 mil personas
el 30 de mayo. Días después el gobierno prohibió las manifestaciones y disolvió
11 organizaciones de izquierda como represalia por lo que acababa de suceder,
en un intento por mantener la tambaleante institucionalidad del gobierno francés. 64
El mayo del 68 francés influenció notablemente la protesta estudiantil en el
resto del mundo. Las movilizaciones constantes, los enfrentamientos con la
policía, las barricadas, la coordinación de estudiantes con obreros y nuevas e
imaginativas formas de enfrentamiento que incluían tácticas de guerrilla urbana se
diseminaron por el continente. En Italia, por citar un ejemplo, la protesta estudiantil
alcanzó momentos de importante desarrollo y colaboración entre los estudiantes y
los obreros en el “otoño caliente” de 1968.65
Las expresiones contestatarias de los jóvenes durante este decenio se hicieron
sentir a lado y lado de la cortina de hierro, uno de los hechos que conmovió al
mundo fue la invasión a Checoslovaquia, el 22 de agosto de 1968, llevada a cabo
por 600 mil soldados del pacto de Varsovia, para sofocar el ambiente de libertad
que se vivía allí con el gobierno del nuevo secretario del partido comunista
64
“Sacudida Europa por agitación estudiantil”, El Correo, Medellín, junio 7, 1968, p.3.
El punto inicial de las movilizaciones estudiantiles italianas podría encontrarse en la gran
ocupación de la Universidad de Roma, en la primavera de 1966, luego del asesinato del líder Paolo
Rossi. Oreste Scalzone, “El 68 italiano”, EL viejo topo, Barcelona, Nº 20, mayo de 1978, p. 41.
65
62
Alexander Dubcek y empeñado en establecer un “socialismo con rostro humano”,
menos dependiente del Kremlin y más abierto a los deseos de la opinión pública.66
El lamentable acontecimiento al que periodistas e historiadores llamaron
posteriormente la “primavera de Praga”, consternó al mundo entero y a los jóvenes
checoslovacos, muchos de ellos se lanzaron a las calles para protestar y oponerse
al avance de los tanques soviéticos. El 17 de noviembre más de 60.000
estudiantes iniciaron un sitting o sentada de tres días como rechazo contra la
revocación, que bajo presión soviética, se hizo de las libertades concedidas por
Dubcek. Uno de los signos de protesta que más conmovió al mundo se dio en
enero de 1969, cuando el estudiante de filosofía de 21 años, Jan Palach, se
inmoló en la plaza Wenzel de Praga prendiéndose fuego tras impregnarse de
gasolina.67
Con su crítica abierta frente a los tradicionales valores que sustentaban la base
moral burguesa occidental, los jóvenes pretendieron atacar la miseria urbana,
sicológica, sexual e ideológica; el poco respeto a la libertad y la violencia que
existía y permanece aún en nuestra cultura. La agitación y los enfrentamientos en
las universidades y las calles sacudieron los antiguos sistemas jerárquicos y de
valores, promoviendo el avance de los derechos civiles, la emancipación femenina
y reforzando una nueva izquierda más atenta a los problemas ecológicos.68
La lucha juvenil aunque multitudinaria y sonora no cambió el mundo como lo
pretendían los más optimistas, aunque sin duda dejó sentado un precedente
66
Pasquale Villani, “El mundo entre dos bloques”, La edad contemporánea, 1945 hasta hoy,
Barcelona, Ariel, 1996, p.23.
67
“Cronologías”, Decenium. Nuestro siglo. Texto, imágenes y sonido. Años 60, p.21
68
Pasquele Villani, “Las relaciones internacionales en los años setenta y ochenta”, Historias del
mundo actual, p. 245.
63
significativo acerca de la enorme ruptura entre las nuevas generaciones y las
viejas estructuras burguesas. Aunque visto retrospectivamente los levantamientos
estudiantiles no significaron más que una expresión momentánea del poder
juvenil, ya que estos perderían importancia en las décadas siguientes, por lo
menos en los países europeos y en los Estados Unidos.
2.5. La juventud rebelde latinoamericana.
Desde el decenio de 1950 la población latinoamericana comenzó a crecer a un
ritmo sin precedentes, produciéndose una explosión demográfica que puso a los
jóvenes en la base de la pirámide poblacional de la región. Este crecimiento se
hizo más visible en las ciudades grandes e intermedias. Al aumento en las tasas
de natalidad se le sumó la llegada de miles de inmigrantes provenientes de las
zonas rurales que venían en su mayoría, huyendo de la pobreza y del estado de
abandono en que se encontraba el campesinado, buscando una oportunidad
laboral en la industria, especialmente de la construcción, en los servicios
domésticos o en el comercio informal, engrosando los cordones de miseria
repletos de tugurios y barrios piratas que proliferaron en las urbes.69
En América Latina las ciudades comenzaron a albergar más gente de la que
podían absorber. No todos podían gozar de los beneficios de vivir ellas: tener una
casa en los suburbios, disfrutar de servicios educativos y de salud, asistir a
69
Entre 1960 y 1970, la tasa de crecimiento anual de población en América Central fue de 3.7%,
pasando de 49 a 69 millones de habitantes en dicho lapso de tiempo, la mas alta del mundo para el
periodo, seguida de Sudamérica que presentaría una tasa del 3%, pasando de 147 millones de
habitantes a 191. África y Asia presentarían tasas cercanas al 3%. Decenium. Nuestro siglo. Texto,
imágenes y sonido. Años 60, p. 193.
64
espectáculos, tener acceso al entretenimiento, comprar en las tiendas por
departamentos, conducir un automóvil por las céntricas avenidas, pertenecer a un
club social; de hecho fueron pocos los recién llegados que pudieron tener acceso
siquiera a uno de los servicios básicos.
Finalizando los años cincuenta, los jóvenes rebeldes de América Latina podían
encontrarse en las pandillas juveniles, en uno que otro movimiento artístico o
literario con pretensiones existencialistas, como el caso de los Tzan tzicos
ecuatorianos, el Nadaísmo colombiano, La Mufa argentina o el grupo venezolano
del Techo de la Ballena, en las manifestaciones de protesta estudiantil y en la
buena cantidad de organizaciones guerrilleras influenciadas directamente por la
Revolución Cubana.
Las precarias condiciones de vida de buen número de la población urbana y el
olvido en que se encontraba el campo, provocaron una fuerte tensión social que
encontraría en los movimientos insurgentes que proliferaron en el continente,
motivados por el éxito de la Revolución Cubana, de Fidel Castro, el Che Guevara
y los demás rebeldes, una válvula de escape. En estos años se radicalizaron
tomando como bandera los planteamientos marxistas, de corte leninista, maoísta o
castrista, no solo intelectuales y estudiantes, sino también curas, obreros y
campesinos de centro y sur América.70
70
Jonatan Hartlyn y Arturo Valenzuela, “La democracia en América Latina desde 1930”, Leslie
Bethell (ed.) Historia de América Latina, tom. 12: política y sociedad desde 1930, Barcelona,
Editorial Crítica, 1997, p.13.
65
6
6. Fidel Castro y Ernesto el “Che” Guevara, íconos de la revolución latinoamericana.(John Lee
Anderson, Che Guevara. A revolutionary life, Nueva York, Grove Press, 2003, p. 345)
66
Un análisis de la generación juvenil de los años sesenta en América Latina puede
hacerse a través de dos expresiones: la de los jóvenes activistas, tanto a nivel
estudiantil, como de guerrillas y la de aquellos que dejaron ver su adhesión a las
propuestas expresivas y simbólicas importadas especialmente de los Estados
Unidos,
manifestadas
con
la
música,
la
expresión
estética
y
demás
representaciones de la naciente cultura juvenil y la contracultura, adoptada por
millones de jóvenes en el mundo.
Los sesentas fueron unos años de aventura, militancia y entrega para miles de
jóvenes latinoamericanos, llenos de voluntarismo, consignas, carteles y máximas
en las paredes, con lo que lucharon para alcanzar un mundo totalmente diferente.
Fue la juventud la que quiso sacudir los esquemas tradicionales, pagando un
elevado precio cuando ese deseo de renovación y sus consecuencias fueron
brutalmente reprimidos.71
Desde el manifiesto de Córdoba, en 1918, surgido en la universidad Argentina
del mismo nombre, la tradición contestataria estudiantil latinoamericana mantuvo
siempre presente las consignas de autonomía universitaria y cogobierno, que
dominaron en las reivindicaciones del movimiento durante los años sesenta. La
solidaridad con toda clase de acciones libertarias y una crítica creciente al
71
A nivel general las universidades públicas en América Latina vivieron por esta época una
creciente masificación, albergando cada vez aun número mayor de estudiantes provenientes
especialmente de las clases medias y en menor medida de las obreras. Confluyeron en ellas miles
de jóvenes y una creciente cantidad de mujeres, que por primera vez en la historia estaban
accediendo de manera amplia a una formación académica. Muchos de los chicos y chicas que allí
compartían el espacio, mostraban tendencias y estilos diferentes, opuestas en ocasiones, la
universidad se convirtió en un lugar para la multiplicidad. Por otro lado se presentó una
diversificación en las carreras, que ofrecía unas posibilidades mayores de encontrar una formación
académica que se ajustara a esa diversidad de juventudes. Darío Villamizar Herrera, “Los jóvenes
comunistas”, Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario, Bogotá, Editorial Planeta, 2002, p. 89.
67
imperialismo, al neocolonialismo y al intervensionismo estadounidenses marcaron
de manera significativa las acciones de protesta universitaria en el continente.
La nueva izquierda compuesta por un sector de la juventud proveniente de las
clases medias, encontró en los centros educativos espacios idóneos para expandir
su base. El entramado ideológico que sustentaba esta corriente política se
componía de varios postulados del comunismo de corte marxista soviético,
especialmente leninista, aunque también existieron agrupaciones de inspiración
maoísta y castristas que tuvieron influencia directa en ella. No podía faltar por
supuesto entre sus libros de cabecera las obras, principalmente novelas, de los
escritores del “boom” literario latinoamericano con autores como Julio Cortazar,
Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, entre otros.72
Las calles, lugares y edificios públicos, así como los campus universitarios,
fueron los sitios donde las muchachas y muchachos universitarios se pronunciaron
e hicieron oír sus reclamos. Hasta mediados de la década, los motivos
generadores de las protestas estudiantiles, estuvieron en su mayoría alejados de
las reivindicaciones de tipo académico, ligados más bien a lo que sucedía en el
entorno local, regional e internacional. Así por ejemplo el que ha sido considerado
como el hito histórico obligatorio precedente al movimiento estudiantil mexicano
de 1968, se halla relacionado no con algún reclamo de tipo académico, sino con la
protesta ante el alza de los pasajes urbanos en ciudad de México, como oposición
a esto los estudiantes secuestraron 600 buses que habían sido llevados
previamente a la Universidad Nacional Autónoma de México y constituyeron la
72
“Los escritores latinoamericanos de los sesenta: una red intelectual”, Cuadernos americanos,
México, Vol 6, Nº 634, abril, 2003.
68
Gran Comisión estudiantil GCE, que a partir de esa fecha se convirtió en su
dirección política.73
Siempre se destacó en el movimiento la fuerte oposición a la acción política
intervensionista estadounidense en Cuba y en los países del Tercer Mundo. Ante
la visita de algún funcionario estadounidense o ante un ataque de los Estados
Unidos a la soberanía de algún país, los pequeños grupos de izquierda lograron
que las masas estudiantiles se movilizaran y protestaran airadamente con
acciones como ataques a embajadas, consulados, establecimientos comerciales
de capital norteamericano y abucheos a las visitas de representantes del poder
estadounidense.74
Los modernos medios de comunicación acercaron a los jóvenes de América
Latina a lo que estaba pasando en el mundo, la reacción frente a la invasión fallida
de Bahía Cochinos, seguida paso a paso por ellos a través de la televisión,
desencadeno fuertes manifestaciones de solidaridad entre el estudiantado
latinoamericano en favor del régimen cubano. Acciones que se repetirían cada que
los norteamericanos emprendieran algún ataque contra Cuba u otros países. 75
Como en el mundo, el año de 1968 fue de gran agitación política en
Latinoamérica y los estudiantes estuvieron en primera plana de todos los diarios.
73
José René Rivas “Proceso de formación y participación del sujeto juvenil de izquierda en la
Universidad Nacional Autónoma de México (1958-1971)”, Historias de los jóvenes en México, p.
301.
74
“Manifestaciones de estudiantes hostiles a ‘ike’ en Montevideo”, El Correo, Medellín, jueves 3 de
marzo de 1960, pp.1, 20. La llegada de Eisenhower a la Argentina, fue precedida de bombas en
diversas partes de la capital y de marchas peronistas y antinorteamericanas, reprimidas
fuertemente por el gobierno de Frondizi.
75
Para una información pormenorizada de los movimientos estudiantiles latinoamericanos ver:
Luisa A. Brignardello. El movimiento estudiantil argentino, Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1972;
Mecha Vivas, ¿Quiénes son los estudiantes?, Caracas, Litografía Melvin, 1982; Jorge Barrias,
Desafió juvenil. Mito y realidades, Santiago, Instituto Latinoamericano de Relaciones
Internacionales Centrochileno, 1968.
69
Al lado de obreros y campesinos hicieron escuchar sus voces. En Brasil, México,
Colombia, Venezuela, Argentina y Uruguay, fue donde las protestas se sintieron
con más fuerza. La represión estatal estuvo al orden del día, dejando incluso
decenas de victimas fatales como en la Plaza de las Tres Culturas en ciudad de
México. Los ecos del mayo francés se sintieron pronto en América. El 21 de junio
de 1968, la policía de Río de Janeiro, reprimió una amplía movilización estudiantil
que protestaba por las calles de la que hasta hacia 8 años había sido la capital del
Brasil. Pronto los disturbios se diseminaron y los campus se convirtieron en
verdaderos cuarteles que amotinaban a los combativos universitarios.76
Sin lugar a dudas el acontecimiento que marcaría el 68 latinoamericano lo
constituyó la agitación estudiantil en la capital mexicana desde julio de ese año y
la brutal represión ordenada por el presidente Díaz Ordaz, en vísperas a los
juegos olímpicos de verano que se realizaron en ese país. La movilización
callejera fue de gran importancia, el 27 de julio cerca de 50.000 estudiantes se
manifestaron en el DF, los disturbios fueron contenidos por la policía dejando un
número importante de personas heridas. Luego de la marcha de protesta civil
realizada el 26 de agosto, en la que participaron cerca de 300 mil personas en
contra del gobierno, reprimida por el ejército, las acciones estudiantiles se
intensificaron y la UNAM fue intervenida militarmente. En los combates con las
fuerzas armadas resultaron muertos 18 estudiantes.
El punto supremo del enfrentamiento entre estudiantes y Estado mexicano, en
el que este último dejó ver su amplía capacidad represiva y su sanguinario
76
“Represión policiva de protesta estudiantil en Brasil”, El Correo, Medellín, 23 de junio de 1968,
p.1.
70
proceder, se produjo el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, del barrio
Tlatelolco en la capital, pocos días antes de iniciarse las olimpiadas. Un mitin de
miles de estudiantes, maestros y trabajadores que protestaban entre otras cosas,
por la eliminación de los subsidios a las universidades fue brutalmente reprimido
por el ejército causando la muerte a más de 300 personas, aun cuando las cifras
oficiales hablaran de 27 victimas. La masacre de Tlatelolco demostró el grado al
cual podían llegar los gobiernos latinoamericanos con tal de mantener el orden y
no permitir situaciones como las ocurridas en Francia.77
La agitación estudiantil latinoamericana continuó en 1969 con fuerte
intensidad, especialmente en Caracas, donde la Universidad Central de Venezuela
fue militarizada, tal como había sucedido tres años atrás durante el gobierno de
Raúl Leoni. En el Cono Sur, los movimientos universitarios iniciados a finales de la
década de 1950, desembocaron, en mayo de 1968 en movilizaciones masivas de
trabajadores y estudiantes. La creciente acción de protesta coordinada entre
obreros y estudiantes, paralizó ciudades enteras, es el caso del llamado
“cordobazo” ocurrido en 1969, en las ciudades argentinas de Córdoba y Rosario,
entre el 29 y el 30 de mayo, situación insurreccional en la que los grupos de
manifestantes se tomaron las zonas céntricas de estas urbes industriales,
provocando la intervención militar con el objetivo de sofocarlo. A la larga estas
revueltas terminaron por
derrocar al gobierno militar del general Juan Carlos
Onganía. Asimismo, durante los años de las dictaduras militares de la década de
77
José Revueltas, México 68: juventud y revolución, México, Ediciones Era, 4ª edición, 1984, 347
pp.
71
1970, miles de estudiantes argentinos, chilenos y uruguayos fueron detenidos por
los regímenes militares.78
La llama revolucionaria que ardía en el continente, atizada desde Cuba
calentaba las universidades, en toda la América Latina los estudiantes activistas
quisieron responder al llamado hecho el Che Guevara, a los intelectuales para que
asumieran la dirección de las guerrillas. Las imágenes de los guerrilleros jóvenes
sirvieron de ejemplo y guía para los estudiantes que trataron de seguir la utopía
socialista. La apropiación del ideal revolucionario puede observarse en la imagen
estética de los estudiantes, quienes optaron por dejar los clásicos suéteres
deportivos, los copetes y los mocasines que hasta ese momento habían
simbolizado a los jóvenes, por las chaquetas verde oliva, las melenas, las barbas y
las
botas
tipo
miliciano,
como
muestra
de
su
identificación
con
los
revolucionarios.79
Durante los sesenta los movimientos guerrilleros pulularon por América Latina
con diferentes tendencias ideológicas, maneras de operar y lugares de acción, la
represión de la extrema derecha no logró impedirlo. Desde el triunfo de Castro y el
Che, Cuba se convirtió en un foco de influencia y acción revolucionarias,
exportando ideas y personal para propagar la resistencia mundial contra el
imperialismo y el neocolonialismo.80
78
Ian Roxborough, “La clase trabajadora urbana y el movimiento obrero en América Latina desde
1930”, Leslie Bethel, Historia de América Latina, vol. 12, p.175.
79
Maritza Urteaga, “Imágenes juveniles del México moderno. La generación del 68 y sus
imágenes: militantes/onderos”, Historias de los jóvenes en México, p.68.
80
En enero de 1966, la Habana fue sede de la Conferencia Tricontinental donde se conformaría la
Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, OSPAAAL y de la
conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) entre julio y agosto de
1967, que se reunió en la capital cubana para dar la aprobación oficial a los numerosos intentos de
crear focos guerrilleros en toda América Latina, de acuerdo con la estrategia castrista.
72
Campesinos, obreros, estudiantes universitarios, maestros, delincuentes y hasta
curas, conformaron los diferentes focos combativos, rurales y urbanos, de las
guerrillas latinoamericanas. En su mayoría estuvieron influenciados por una
ideología de corte marxista con diferentes tendencias, leninistas, trotskistas,
maoístas, castristas, aunque no faltaron mezclas eclécticas de ideas sacadas del
nacionalismo del tercer mundo, con ideas propias de la derecha, que habían
inspirado a los movimientos neofascistas de decenios anteriores como en el caso
de los Montoneros argentinos.81
En algunos países, sacerdotes de un sector de la Iglesia, cada vez mas
concientes de las necesidades de los pobres reunidos en las barriadas populares
de las principales ciudades, salieron de sus templos para construir hombro con
hombro viviendas para aquellos necesitados, liderando sus procesos comunitarios,
enseñándoles sus derechos, incluso ingresando a las filas insurgentes como
último recurso en la lucha por la igualdad, tal es el caso del sacerdote colombiano
Camilo Torres, quien en 1966 se unió a las filas del recién creado Ejército de
Liberación Nacional y al morir en un enfrentamiento con el ejercito meses mas
tarde se convertiría en icono de la “revolución de las sotanas” que tuvo lugar en
América Latina.82
81
Alan Angell, “La izquierda en América Latina desde 1920”, Historia de América Latina, vol. 12,
pp.95-108. Para una información pormenorizada acerca de lo que fueron los movimientos
insurgentes en América Latina en los años sesenta ver: Carlos Saiz Cindocha, Guerrillas en Cuba y
otros países de Iberoamerica, Madrid, Editora Nacional, 1974; Luis Mercier vega, Las guerrillas en
América Latina, Buenos Aires, Paidos, Mundo Moderno, 1969.
82
Otro caso que de entre los muchos que pose pueden citar es el de la religiosa Marjorie Bradford
y los sacerdotes Thomas y Arthur Melville, norteamericanos, pertenecientes a la orden de
Maryknoll, enviados a Guatemala en misión doctrinaria, quienes ingresaron a un grupo guerrillero
que operaba en la región de Huehuetenango. Alain Gheerbrandt, La iglesia rebelde de América
Latina, México, Siglo XXI, 1970, p.223-224.
73
La renovación se reflejó en las posturas expresadas en el Concilio Vaticano II,
realizado en cuatro secciones entre octubre de 1962 y diciembre de 1965, y el
Congreso Eucarístico Latinoamericano, CELAM, realizado en Medellín en 1968,
donde se manifestó la posición que la Iglesia debía tomar frente a los mas
necesitados y la apertura eclesiástica a la edad contemporánea.83
La Teología de la Liberación, fue el nombre que recibió el movimiento de
sacerdotes renovadores latinoamericanos, que tuvo como antecedente inmediato
un documento circulante en el concilio Vaticano II, bajo el título de “Mensaje de 18
obispos del Tercer Mundo”, promovido por el brasileño Helder Camara, cuyos
planteamientos apuntaban hacia un compromiso cristiano que fuera mas allá de la
fe pasiva en la ayuda a los mas necesitados, para lograr un cambio social
verdadero y efectivo, sin descartar la opción revolucionaria armada. Entre los
grupos sacerdotales pertenecientes a dicho movimiento se destacan: Sacerdotes
para el Tercer Mundo, en Argentina; Movimiento sacerdotal ONIS del Perú; los
curas de Golconda en Colombia; la Convención Nacional de Presbíteros, en
Ecuador; en Chile, el grupo de los ochenta; la Confederación Nacional de
Sacerdotes de Guatemala y el Movimiento de sacerdotes Para el Pueblo, en
México.84
Aunque algunos de los gobiernos militares toleraron de alguna manera y por
algún tiempo las acciones “comunistas”, la mayoría de ellos sobre todo en
Argentina y Brasil, en los años sesenta, Chile y Uruguay, en la década siguiente,
83
Vaticano II, el vigésimo primer concilio ecuménico reconocido por la Iglesia católica, fue
convertido en el símbolo de la apertura eclesiástica a la edad contemporánea, Fue anunciado por
el Papa Juan XXIII el 25 de enero de 1959, luego de su muerte, en 1963, fue continuado por su
sucesor Paulo VI. Celebró 178 reuniones durante cuatro años consecutivos. La primera sesión tuvo
lugar el 11 de octubre de 1962 y la última el 8 de diciembre de 1965.
84
Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación, Salamanca, Ediciones Sigueme, 1985, 399 p.
74
estuvieron decididos a eliminar todo movimiento que pudiera representar una
amenaza a su autoridad. Los izquierdistas sufrieron una represión que iba desde
el destierro hasta el asesinato. Los sindicatos se vieron reducidos a la ineficacia,
los partidos políticos fueron prohibidos o controlados, la prensa y demás medios
de comunicación también fueron puestos bajo el control del gobierno.85
Al final de la década y principios de la siguiente, salvo algunas excepciones
como en el caso colombiano, peruano y centroamericano, los movimientos
guerrilleros en Latinoamérica prácticamente se extinguieron, por que se
presentaron disputas al interior de los mismos, por el incremento de la acción
militar o por que la vía democrática de acceder al poder fue vista como una opción
viable de acuerdo al caso chileno donde Salvador Allende, catalogado como
marxista, había alcanzado la presidencia en 1970. Algo similar ocurrió con la
movilización estudiantil que salvo las reacciones posteriores a 1968, el cenit del
movimiento mundial, extendidas a nivel general en el continente más o menos
hasta 1971, presentaron poca importancia en los años siguientes, hasta un
renacer vigoroso en la década de los ochenta.
Los años sesenta sentaron un precedente en las sociedades latinoamericanas,
la magnitud de la movilización juvenil en sus diferentes vertientes, protesta
estudiantil, ingreso a diferentes asociaciones incluso aquellas de tipo armado, al
lado de la recepción de vanguardias de la nueva cultura juvenil occidental, así
como un aporte valioso y creativo a ella, dejaron ver como en las sociedades
subdesarrolladas y en vía de desarrollo, la juventud también se consolidó como
85
Alan Angell, “La izquierda desde 1920”, Historia de América Latina, vol. 12, p.111.
75
grupo, reclamando sus derechos y proclamando la ruptura con muchos de las
tradiciones políticas, económicas, sociales y religiosas reinantes.
76
II. El Medellín de la época
Durante los decenios de 1950 y 1960 Medellín experimentó una serie de
transformaciones demográficas, económicas, urbanas y sociales. El período
presentó un crecimiento poblacional exagerado, en parte debido al alto número de
inmigrantes llegados del campo huyendo de la violencia partidista y de la pobreza.
Fueron años de un desbordante crecimiento urbano que traspasó los límites de la
planificación; se aumentó la tensión social, producto del desempleo y la falta de
oportunidades para las clases populares.
En este ambiente creció la futura área metropolitana. Medellín era una ciudad
dinámica, con modernos teatros, confortables hoteles, ciudadela deportiva,
almacenes de departamentos, variadas instituciones universitarias, importantes
museos, galerías y entidades culturales, diversos sitios para la diversión,
aceptables vías de comunicación urbanas e interurbanas, que la conectaban con
los municipios del valle de Aburrá y con otros lugares del país. La ciudad tenía lo
necesario para ser considerada una ciudad moderna, a pesar de sus evidentes
problemas sociales.
El cambio y crecimiento de Medellín se produjo en los años del Frente
Nacional, un periodo de gran agitación estudiantil, sindical y campesina, en el que
surgieron varios grupos guerrilleros, en un país que comenzaba a ser
predominantemente urbano. Cabe dar una mirada al contexto nacional para
entender mejor lo que acontecía en Medellín.
77
1. Panorama nacional
La situación colombiana durante los años sesenta no fue muy diferente a la de
América Latina, salvo en algunos aspectos. En el terreno político, la oposición al
intento de imponer una dictadura militar dio como resultado el fortalecimiento de
los partidos tradicionales y la coalición en el Frente Nacional que gobernó el país
durante 16 años. Desde 1958, un año después de la dimisión del general Gustavo
Rojas Pinilla como dictador y de su reemplazo temporal por una junta militar, hasta
1974 cuando liberales y conservadores volvieron a competir libremente, la
dirección política de Colombia transcurrió en el marco de este extraño experimento
político, en el que las dos tradicionales colectividades se alternaron el poder, se
repartieron por igual las representaciones de la rama legislativa y la totalidad de
los cargos públicos, excluyendo fuerzas alternativas.1
La tendencia al aumento en los índices de natalidad, típica del Tercer Mundo
en aquella época, se dio claramente en Colombia. Las ciudades comenzaron a
crecer en forma acelerada y a albergar cientos de miles de habitantes, de los
cuales un número importante llegaba del campo huyendo de la violencia política
desatada desde 1948 y de la creciente pobreza. Los tugurios y barrios piratas
1
Las bases constitutivas del Frente Nacional, como se le llamó a esta coalición, se encuentran
contenidas en la Declaración de Benidorm, firmada el 24 de julio de 1956 en España por Laureano
Gómez, quien se encontraba en el exilio desde la toma del poder por los militares, y Alberto Lleras,
representantes de los dos partidos. Un año después ante la caída de la dictadura, se reunieron
nuevamente estos dos personajes en el municipio español de Sitges, con el objetivo de establecer
acuerdos definitivos en torno a iniciar una acción conjunta, para restaurar las formas institucionales
y las libertades restringidas durante el gobierno de Rojas, impedir que se reviviera la lucha para
obtener el poder y lograr el retorno a la normalidad jurídica. Gustavo Gallón Giraldo, Quince años
del Estado de Sitio en Colombia, 1955-1978, Bogotá, Editorial América Latina, 1979, 235 pp.
78
formaron cinturones de miseria en la periferia de las principales ciudades del país
donde se albergaron los recién llegados.
Las variables demográficas intercensales indican que a partir de la segunda
mitad del siglo XX Colombia se convirtió en un país predominantemente urbano.
Según el censo de 1951 de los 11’548.172 habitantes registrados, el 38.7%, es
decir, cerca de cuatro millones y medio de personas, vivían en las ciudades. Para
1964 ese porcentaje aumentó al 52%. De 17 millones novecientos mil habitantes
contabilizados por el censo de ese año, 9’ 300.000 habitaba en las ciudades.2
En las principales capitales del país se presentaron incrementos poblacionales
amplios, más allá de los ritmos naturales. Bogotá pasó de 660 mil habitantes en
1951, a 1’662.000, en 1964; Medellín creció de 328 mil a 718 mil habitantes en el
mismo lapso de tiempo. Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena y otras
ciudades prácticamente duplicaron su respectiva población en este periodo. La
mitad del incremento de la población urbana correspondió a los inmigrantes
campesinos y pueblerinos.3
La tensión social aumentó. Incrementaron los tugurios, las barriadas piratas, la
miseria y el inconformismo se extendieron por todas las ciudades del país. Se
consideraba que las causas del problema se encontraban en el crecimiento
demográfico y en la situación de atraso y de miseria del campesinado, cuya única
2
José Olinto Rueda, “Historia de la población de Colombia: 1880-2000”, Nueva Historia de
Colombia, Vol. 5: Economía, café, industria, Dir. por Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, 1989,,
pp.357-396.
3
José Olinto Rueda, “Historia de la población de Colombia: 1880-2000”, Nueva Historia de
Colombia, p. 379.
79
alternativa consistía en la búsqueda de nuevas oportunidades en los grandes
núcleos urbanos.
El crecimiento demográfico como consecuencia de la progresiva reducción de la
mortalidad infantil y de un creciente número de nacimientos, produjo un
rejuvenecimiento de la población. En 1912, de cada 100 colombianos, 22 eran
menores de 15 años, en 1964, eran 47. No es de extrañarse que en tal ambiente
se produjera un intenso debate en torno al control de la natalidad.
Demógrafos, sociólogos, economistas, políticos, periodistas, artistas y la Iglesia
Católica, intervinieron en la discusión alentados por la puesta en el mercado de un
efectivo método de anticoncepción que permitía controlar el proceso hormonal
femenino, la píldora anovulatoria, tipo Anovlar, Gynvlar, Enovid y también por la
creciente utilización de los métodos de planificación ya existentes como condones,
espermicidas y métodos quirúrgicos lo que expresa la mayor libertad reclamada
por la mujer sobre su cuerpo y su derecho a elegir cuando ser mamá.
Defensores y detractores esgrimieron argumentos a favor y en contra del
control de la natalidad. Para defenderlo, se utilizaron las teorías maltusianas y
neomaltusianas, que en pocas palabras planteaban que la población crecía más
rápidamente que la oferta de alimentos disponible para sus necesidades. La
primera lo hacia en progresión geométrica, es decir en la serie: 1,2,4,8,16...,
mientras que los recursos alimenticios lo hacían en progresión aritmética, es decir,
según la serie natural de los números: 1,2,3,4,5..., presentándose una disparidad
80
en la relación entre recursos alimenticios y población, por lo cual era urgente
frenar el crecimiento.4
La Iglesia católica en cabeza del Papa y una buena parte de la sociedad
latinoamericana formada por católicos se pronunciaron en contra de la limitación
de los nacimientos por un modo distinto al natural, es decir al método Ogino o del
ritmo, basado en la abstinencia durante los días fértiles del ciclo de la mujer. Este
sector veía como una afrenta moral las propuestas de países europeos y de
Estados Unidos de apoyar programas para el control de la natalidad en los países
del Tercer Mundo.5
Según fuentes de la época en Colombia más de 400 mil mujeres tomaban
píldoras anticonceptivas, a pesar de esto el acceso a los nuevos métodos de
planificación familiar y a un buen cuidado obstétrico estuvo, en principio, reducido
a mujeres de las clases socioeconómicas alta y media, quienes habían recibido
mejor educación y podían costear servicios médicos privados. Para las mujeres de
escasos recursos y bajo nivel educativo, el aborto, el infanticidio y el abandono de
4
Barto Roig Amat, “Del birth control al family planning. Los factores económicos en el control de la
natalidad”, Arco. Revista de las áreas culturales bolivarianas, Bogotá, Nº 4, septiembre – octubre,
1959, p. 400. Thomas Robert Malthus (1766-1834), economista británico, clérigo y demógrafo,
estudio en el Jesús College, de la Universidad de Cambridge. Malthus ofició en la parroquia de
Albury, en Surrey, en 1798, cargo que desempeñó muy poco tiempo. De 1805 hasta su muerte fue
catedrático de Economía Política e Historia Moderna en el colegio de la East India Company en
Haileybury. Su principal contribución a la economía fue su teoría de la población, publicada en su
libro Ensayo sobre el principio de la población (1798).
5
La oposición católica al uso de los anticonceptivos data del 31 de diciembre de 1930, cuando el
Papa Pío XI escribió en su encíclica Casti Connubi, que “cualquier práctica que se haga dentro del
matrimonio cuyo objetivo sea el de impedir el poder natural de procrear la vida, viola la ley de Dios
y de la naturaleza y aquellos que hagan tal cosa quedan manchados con grave y mortal pecado”,
“El Papa ante un problema indisoluble”, Cromos, Bogotá, junio 26, 1967, pp. 5-7,10.
81
los recién nacidos, fueron las reacciones más comunes en casos de embarazos
no deseados.6
A través de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina, los médicos
abanderaron el debate sobre el cambio demográfico. Sobre ellos recayó la
responsabilidad de la prestación de los servicios de anticoncepción, ofrecidos en
los hospitales universitarios desde 1962.
Estados Unidos anunció en 1965 por medio de la Agencia para el Desarrollo
Internacional, AID, que concedería ayuda económica a aquellos países que la
solicitaran, para llevar a cabo proyectos de planificación familiar. Colombia fue uno
de los países que recibió este tipo de ayuda, de allí surgieron entidades como
PROFAMILIA, institución que comenzó operaciones con programas orientados a
la planificación familiar en 1965. A partir de 1967, el Ministerio de Salud, incorporó
este aspecto a los programas de salud materno-infantil. Con la cooperación
técnica y financiera de gobiernos extranjeros se comenzó una ofensiva en todo lo
relacionado con el control de la natalidad.7
Por su parte el gobierno, además de los programas oficiales, favoreció las
actividades del sector privado. Ante el notable crecimiento poblacional, dentro de
la Reforma Constitucional de 1968, se oficializó la planificación poblacional,
destinando al Departamento de Nacional de Planeación para que formulara
6
Esas 400 mil mujeres representaban únicamente el 5% de la población femenina colombiana.
Julio Nieto Bernal, “Ante un grave problema”, Cromos, Bogotá, febrero 27, 1967, pp.4-5,47. En
cuanto al aborto y al infanticidio se decía por ese entonces que “por doloroso que sea, es
necesario aceptar que en el medio colombiano y en general en Latinoamérica, es a base del aborto
que el pueblo trata de influir en algún modo sobre las altas tasas de natalidad”, Guillermo López
Escobar, “El aborto y el infanticidio”, Cromos, Bogotá, marzo 6, 1967, p.13.
7
Ignacio Campero, “Ayuda para el control de natalidad”, Arco, Bogotá, Nº 59, septiembre 1965,
p.567. Para una mayor información acerca de la creación de esta institución ver: Profamilia 30
años: Colombia 1995, Bogotá, Profamilia, 1995.
82
políticas demográficas y canalizara recursos para el desarrollo de las mismas. En
el Plan de Desarrollo de la administración de Carlos Lleras Restrepo se incluyó por
primera vez una política de población que apuntaba a reducir el crecimiento
demográfico y reorientar los flujos migratorios hacia las ciudades intermedias.8
El desgaste en el modelo de producción industrial orientado hasta entonces
hacia la sustitución de importaciones, el abandono en que se encontraba el sector
agrario en el país, sumados a la baja demanda en el mercado interno y a la
inestabilidad en el sector externo, incidieron en la crisis económica iniciada
promediando la década, la misma que no se solucionaría sino hasta los inicios de
los setenta, cuando la reactivación en el sector de la construcción urbana y la
expansión de un modelo económico orientado hacia la exportación, parecieron dar
un respiro.9
En esta década tanto la administración del presidente estadounidense John F.
Kennedy como las clases dominantes nacionales comprendieron que la revolución
cubana había dejado claros los problemas del campesinado. Los planes de ayuda
contenidos en la Alianza Para el Progreso, emergieron como alternativa a la vía
cubana, adquiriendo cada vez un tinte más reformista. El plan, diseñado para el
periodo comprendido entre 1961 y 1970 buscó la cooperación y ayuda mutua de
los estados firmantes, el refuerzo de sus comportamientos democráticos y la
“redistribución justa” de la riqueza. Para el caso de Colombia, los objetivos
principales de la Alianza Para el Progreso estuvieron encaminados a colaborar en
8
José Olinto Rueda, “Historia de la población de Colombia: 1880-2000”, Nueva Historia de
Colombia, p. 380.
9
Jesús Antonio Bejarano, “Industrialización y política económica 1950-1976”, Colombia hoy,
Bogotá, 15ª edición, Tercer Mundo Editores, p.215.
83
la solución del problema de la balanza de pagos, a fortalecer y diversificar la
producción agrícola, sobre todo para disminuir la dependencia de las
exportaciones de café, a mejorar la nutrición y a modernizar el sistema de
educación.10
En el campo cultural, durante esos años maduró una creativa y prolífica
generación de artistas en diferentes campos, desde la plástica hasta el teatro,
pasando por la literatura y el cine. Cabe mencionar a Fausto Cabrera, en el teatro,
realizadores
como
Julio
Luzardo,
José
Maria
Arzuaga,
en
el
ámbito
cinematográfico, Gabriel García Márquez en la literatura, Fernando Botero en la
pintura, entre muchos otros talentos.
La iglesia trató de reafirmar su poder, dos grandes acontecimientos religiosos
realizados en Medellín, La Gran Misión Arquidiocesana y el Congreso Eucarístico
Latinoamericano, a cuya clausura asistió el Papa Pablo VI, fueron muestra de ese
intento por renovar la fe. La teología de la liberación y las ideas de Camilo Torres,
despertaron el sentir de un sector progresista del clero colombiano, siguiendo la
onda latinoamericana.
10
Entre 1961 y 1965, el país recibió más de 33 millones de dólares en forma de préstamos y ayuda
por parte de los Estado Unidos y de distintos organismos internacionales. Otra iniciativa respaldada
por Colombia, fue el establecimiento de los cuerpos de paz que trabajaron en el país, en la
explotación agrícola intensiva, la construcción de vivienda popular y la construcción de caminos, a
mediados de la década el número de miembros en Colombia era de unos 700. Stephen Randall,
Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Desde la
independencia hasta la guerra contra las drogas, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo-Ediciones
Uniandes, CEI, 1992,
84
1.1. Agitación social en el campo y en la ciudad
Una fuerte tensión y agitación social en el campo y en la ciudad, producto de un
régimen político excluyente y de un modelo económico aplicado a la fuerza,
sumado al fortalecimiento del Estado para reprimirlos, dieron un tinte violento y
combativo a esta década. Surgieron grupos armados de diferentes tendencias que
promovían la lucha guerrillera. Bandoleros, guerrilleros, estudiantes, obreros y
campesinos, hicieron sentir su inconformidad frente al sistema. A nivel de
derechos civiles, cabe anotar que después de medio siglo de evolución el
movimiento femenino en Colombia comienza a tomar fuerza por estos años.
En 1964, más de cien bandas armadas actuaban en el país y contaban con el
apoyo de las comunidades rurales y de los gamonales. Los conocidos nombres de
bandoleros como “Chispas”, “Desquite”, “Pedro Brincos”, “Sangrenegra”, el
“Capitán Venganza” y otros, concentrados mayoritariamente en el antiguo norte
del Tolima, norte del Valle y el viejo Caldas, se hicieron famosos y legendarios en
nuestro país.
Con el objetivo de combatir el fenómeno guerrillero y el bandolerismo el ejercito
puso en marcha, durante el gobierno de Alberto Lleras, lo que se conoció como la
“acción cívico-militar”, un programa de instrucción dado a todas las fuerzas
armadas del país, cuyo énfasis era el entrenamiento en la guerra de guerrillas,
apoyado por militares estadounidenses. De allí surgieron las compañías
contraguerrilleras Flecha y Arpón, famosas durante la toma a Marquetalia en mayo
de 1964. Más adelante durante el gobierno de Guillermo León Valencia, con el
85
llamado “Plan Lazo”, que incluía dentro de sus acciones la entrega de armamento
a las comunidades campesinas para su defensa, fueron dados de baja los últimos
bandoleros políticos: “Chispas”, el “Capitán Cenizas”, “Sangrenegra” y el
legendario Efraín Gonzáles.11
En Colombia también se presentó en esta década el surgimiento de varios
grupos guerrilleros compuestos en su mayoría por jóvenes universitarios,
campesinos y antiguos combatientes de las guerrillas liberales y de las
autodefensas comunistas. El Movimiento Obrero Estudiantil Campesino –MOEC-,
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC-, el Ejercito de
Liberación Nacional –ELN- y el Ejercito Popular de Liberación –EPL-, fueron
algunos de ellos.12
Los operativos militares del “plan lazo”, arrojaron como resultado la
transformación de las autodefensas campesinas en grupos guerrilleros, bajo la
dirección del Partido Comunista de Colombia. La toma de las “repúblicas
independientes”, como señal de la soberanía nacional sobre esos territorios
habitados por campesinos pobres, se hizo a sangre y fuego, poniendo en práctica
las recién aprendidas técnicas de lucha contraguerrillera, enseñadas en el Fort
Gulick de Panamá, por los Estados Unidos, como parte de la ayuda contenida en
la Alianza para el Progreso.13
11
Gustavo Giraldo Gallón, Quince años de estado de sitio en Colombia, 1955-1978., Bogotá,
Editorial América Latina, 1979, 235 p.
12
Ver: Darío Villamizar Herrera, “Los jóvenes comunistas”, Jaime Bateman. Biografía de un
revolucionario, Bogotá, Editorial Planeta, 442 p., Jacobo Arenas, Cese al fuego: una historia
política de las FARC, Alvaro Villarraga, Para reconstruír los sueños (Una historia del EPL), Bogotá,
Colcultura, Progresar, Fundación Cultura democrática, 1994, 491 p.
13
Giraldo Gallón, Quince años de Estado de Sitio en Colombia, pp.89-92.
86
La operación Marquetalia, conocida en términos militares como operación
Soberanía, se inició el 18 de mayo de 1964, el 27 del mismo mes se producen los
primeros combates. Para las FARC, ésa fue la fecha oficial de su origen, pues
simboliza la respuesta a la agresión gubernamental. En el momento en que se
iniciaron las acciones, los guerrilleros se hallaban reunidos para definir la táctica
que seguirían. Lo primero que se decidió fue evacuar las familias; después se
acordó adoptar la guerra de guerrillas móviles; se determinó también unificar la
dirección política y militar en un estado mayor guerrillero. Jacobo Arenas,
Hernando González “Leovigildo Rodríguez”, Manuel Marulanda e Isauro Yosa,
hicieron parte de ese primer secretariado para la resistencia.14
Tanto en Marquetalia como en los otros lugares que servían de refugio a los
campesinos comunistas, el ejército utilizó la fuerza de forma desproporcionada. En
el país como en el exterior las expresiones de rechazo frente a las brutales
medidas del gobierno, que incluían fumigaciones con Napalm, el mismo agente
químico utilizado por los norteamericanos en Vietnam, vistas por televisión, no se
hicieron esperar. En solidaridad con estos, los futuros integrantes del Ejército de
Liberación Nacional, ELN, colocaron bombas en el Club del Comercio en
Bucaramanga y se organizaron manifestaciones de protesta en varias ciudades,
especialmente en Cali, Bogotá y Medellín. Desde Francia, un grupo de
intelectuales y políticos, encabezados por los escritores Jean Paul Sartre, Simone
de Beauvoir y el dirigente comunista Jacques Duclos, expresaron en una carta al
14
Jacobo Arenas, Cese al fuego: una historia política de las FARC, p.223
87
gobierno colombiano, su solidaridad con la gente de Marquetalia, exigiendo el
cese de la agresión.15
En los años sesenta la participación política de la izquierda se basó en la
actualidad que estaba viviendo la revolución internacional, el debate estuvo
centrado en dos niveles: el primero acerca de la naturaleza de esta, es decir si
debía ser de orden democrático-burguesa o socialista. El segundo giro en torno a
la mejor forma de realizarla, si usando un partido como en Rusia o un foco
guerrillero, como en el caso cubano. Al final fue este último el modelo que se
impuso dadas las características del país.
El panorama de la izquierda en Colombia lo completa un sector del clero, que
siguieron la tendencia latinoamericana atraídos por las ideas reformistas en boga
en el mundo, es el caso de los curas Martín Amaya y Camilo Torres, quienes
hicieron sentir su voz y apoyaron la lucha, por encima incluso de los mandatos de
los jerarcas eclesiásticos. El primero de ellos oriundo de Tunja respondió de esta
manera a la revista Cromos, al ser interrogado sobre sus planes luego de que su
superior, el obispo de Tunja Monseñor Ocampo, le prohibió hablar y escribir
públicamente:
“Lamento de veras que imperativos morales me obliguen a desobedecer al Obispo. Pero
sucede que hace tiempo solo entiendo y acato las relaciones humanas, sin distingos de
jerarquías, sobre la base del dialogo inteligente y racional. No puedo obedecer ciegamente
más que a mi propia conciencia, y ella me dice claramente que mi deber, como hombre y como
sacerdote, es ayudar a mis semejantes a obtener su liberación interior –intelectual y moralpara que dueños de una conciencia autónoma puedan luchar por procurarse todas las
16
libertades externas a que tienen derecho.”
15
16
Darío Villamizar, “La guerra está aquí”, Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario, p.159.
Julia Mancera de Camargo, “El padre Martín Amaya. Expone la doctrina de cristo”, Cromos,
Bogotá, agosto 2, 1965, p. 3.
88
Las ideas reformistas del padre Martín Amaya incursionaron en una variedad de
controvertidos aspectos. Era partidario del matrimonio de los religiosos, del
divorcio en casos especiales, del control de la natalidad, del gobierno fuerte, de la
socialización de los medios de producción y de la reforma del concordato.17
Pero fue Camilo Torres el que mayor influencia tuvo, no solo entre círculos
revolucionarios, sino entre un amplio sector de la opinión pública. Clérigo y
sociólogo graduado en Bélgica, fue capellán y profesor de la Universidad Nacional
en su sede de Bogotá. Su marcado humanismo lo llevó a trabajar de lleno con la
clase obrera y con los estudiantes y a divulgar su credo revolucionario por distintas
poblaciones de Colombia, financiado por los aportes de estudiantes y
organizaciones sindicales. Su compromiso revolucionario, lo llevó incluso a pedir
su destitución de la Iglesia Católica, la cual fue autorizada por el cardenal Luís
Concha Córdoba, en junio de 1965.18
En agosto de 1965 el cura Camilo Torres creó un movimiento de oposición al
que llamó Frente Unido, formado por, estudiantes, algunos intelectuales y sectores
populares urbanos. Este movimiento no pretendía participar de las elecciones, ya
que era abstencionista por principio. Una de sus principales consignas insistía en
la abstención “beligerante, activa y revolucionaria” al servicio de la unificación y la
organización de los sectores populares, mediante la construcción de un poder
17
Julia Mancera de Camargo, “El padre Martín Amaya. Expone la doctrina de cristo”, p.4
18
“El proceso de la revolución. Camilo Torres”, Cromos, Bogotá, agosto 9, 1965, pp.24-27, 48.
89
social del que en el futuro surgiera un nuevo poder político. Pocos meses después
el sacerdote ingresó a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional.19
Martín Amaya y Camilo Torres no fueron los únicos clérigos reformistas en el
país. Cientos de jóvenes religiosos tomaron conciencia a cerca de la dura
situación de los pobres, expresando su descontento por los limitados esfuerzos de
la Iglesia católica para ayudarlos. Entre los rebeldes figura el grupo de Golconda,
influenciados por las encíclicas sociales de Juan XXIII, Mater Magistra y Pacem in
Terris y Popolorum progressio de Pablo VI, se identificaron con las posturas
sociales expresadas en el concilio ecuménico Vaticano II y en las reuniones de la
II Conferencia General del Consejo Eucarístico Latinoamericano, CELAM,
realizada en Medellín en 1968, a cuya clausura asistió el Papa Pablo VI.20
1.2. El movimiento estudiantil
La ruptura definitiva que los jóvenes buscaban con el pasado, tuvo su expresión
en el movimiento estudiantil. Las luchas se desarrollaron en oposición a la
influencia de Estados Unidos en la educación universitaria colombiana, en defensa
19
“El proceso de la revolución. Camilo Torres”, Cromos, p. 26. El ingreso del cura Camilo a las filas
guerrilleras se produjo en octubre de 1965, cuatro meses después calló asesinado en un combate
con el ejército. “fue muerto Camilo Torres!. Comunismo protesta por su eliminación”, El Correo,
Medellín. Febrero 18, 1966, p.1. Para una mayor información sobre la vida y obra de este
sacerdote revolucionario ver. Carlos Pareja, El padre Camilo: el cura guerrillero. Medellín, Nuestra
América, 1968, 262P.
20
El estudio de la encíclica Popolurum progressio, reunió a cerca de 60 sacerdotes en una casa de
la acción católica de Viotá, llamada Golconda, entre el 9 y el 13 de abril, bajo la tutela del obispo de
Buenaventura Monseñor Gerardo Valencia. Se efectuaron dos reuniones la segunda se realizó en
Buenaventura, Desde su nacimiento este movimiento fue denominado como una “revuelta clerical”
o “insurrección de las sotanas”, cabe anotar que en su idearium tuvo bastante influencia, además
de lo ya comentado, los planteamiento del cura Camilo Torres y su acercamiento a la revolución
armada. Anita Weiss, Octavio Belalcazar, Golconda el libro rojo de los “curas rebeldes”, Bogotá,
Editorial Cosmos, 1969, 102p.
90
de la educación pública, del cogobierno universitario y de la solidaridad con
movimientos antiimperialistas y libertarios a nivel nacional e internacional.
El 29 de marzo de 1960 se decretó un paro de estudiantes en la Universidad
Nacional, cuando no se hacia desde 1957. El Estado reaccionó en forma
represiva. En 1961 un movimiento por alcanzar mayor representación estudiantil
en el gobierno universitario, se presentó en la Universidad de Antioquia, las
autoridades municipales respondieron con una ocupación militar al claustro, lo que
generó un movimiento de apoyo a nivel nacional. En agosto de ese mismo año, la
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, también fue ocupada
militarmente.
El año siguiente continuaron la agitación y la reacción represiva. La
Universidad Nacional, sede Bogotá fue cerrada, fueron expulsados 12 estudiantes
y las directivas prohibieron las huelgas. También fue militarizada la Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, en Tunja. Las universidades
públicas de Medellín, Barranquilla y Bucaramanga se sumaron a las revueltas. 21
Entre 1964 y 1969, el movimiento estudiantil pasó por una etapa de radicalización,
con un recrudecimiento de las luchas en Medellín, Bucaramanga, Cali, Manizales
y Bogotá. La Universidad Industrial de Santander, UIS, en Bucaramanga se
convirtió en un destacado centro de agitación a partir del conflicto iniciado en
mayo de 1964, con la determinación de huelga estudiantil y toma de las
instalaciones universitaria, decretada por la asamblea de estudiantes. Ante el
21
Los datos acerca de las protestas estudiantiles presentados en este aparte fueron tomados de
diferentes publicaciones, como diarios y revistas de la época. La represión violenta por parte de la
fuerza, hacia las movilizaciones estudiantiles no han sido nuevas en el país, basta recordar los
hechos del 8 y 9 de junio de 1954, cuando resultaron muertos en Bogotá varios estudiantes que
protestaban por la perdida de autonomía universitaria y contra la dictadura de Rojas Pinilla.
91
desalojo violento por parte de la fuerza pública de los manifestantes, la Federación
Universitaria Nacional, FUN, decretó un paro de 48 horas y posteriormente una
marcha estudiantil de 500 kilómetros, que salió de Bucaramanga hasta Bogotá. Al
llegar a la plaza de Bolívar, fueron recibidos por estudiantes universitarios de
diferentes ciudades del país que habían viajado para solidarizarse con ellos. Con
esta movilización se consiguió la destitución del rector y la apertura de un debate
en el Congreso acerca de la reforma educativa.22
En los años sesenta el movimiento femenino encontró acogida en el ambiente
universitario. Allí las feministas recibieron información y comenzaron a apropiarse
de una manera de hacer política. No obstante, en esos años hablar de la
diferencia hombre-mujer carecía de sentido, la diferencia fundamental en los
campus universitarios era ser o no revolucionarios. Las noticias sobre los
movimientos feministas se percibían como una “prueba más de la extravagancia
gringa”. El clamor del movimiento feminista solo se escuchó a partir de los años
setenta.23
Para 1965 la reacción del movimiento estudiantil frente a la invasión
estadounidense a República Dominicana y las políticas estudiantiles que se
venían implementando en las universidades públicas, generaron nuevas protestas.
Estas se concentraron en Medellín, donde en el mes de mayo hubo conflictos en
la Universidad de Antioquia, en la Universidad Nacional y en la Universidad de
Medellín, para pedir la destitución del gobernador de Antioquia Mario Aramburo
22
Carlos Arturo García, “El movimiento estudiantil en Colombia. Década del sesenta”, p.195.
Yolanda González, “Movimiento de mujeres en los años 60 y 70, la diferencia hombre- mujer: del
equilibrio al conflicto”, Las mujeres en la historia de Colombia, Tomo 1: Mujeres, historia y política,
dir. Por Magdala Velásquez Toro, Bogotá, Norma, 1995, pp. 275-276.
23
92
Restrepo. En medio de consignas antiimperialistas se destruyeron banderas
estadounidenses y “muñecos del Tío Sam”. El 19 de ese mes se llevó a cabo una
marcha nocturna con antorchas por las calles de la ciudad. Al pasar por la Avenida
Primero de Mayo la marcha fue detenida por la policía, la gran agitación llevó a la
ocupación militar de la Universidad de Antioquia, a una declaración de huelga
general de todas las universidades afiliadas a la FUN y a fuertes reacciones en el
gobierno, como la declaración de Estado de Sitio el 29 de mayo. 24
La actitud represiva del gobierno y la radicalización de los estudiantes en las
universidades públicas y privadas, endurecieron las relaciones entre ambos
bandos. El 20 de agosto de 1966 el centro de Medellín tuvo que ser militarizado a
raíz de los fuertes disturbios protagonizados por estudiantes de la Universidad de
Antioquia y de la Universidad de Medellín. Dos meses después fue saboteada la
visita del presidente Carlos Lleras Restrepo y del millonario estadounidense John
D. Rockefeller a la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, lo que llevó a
una militarización inmediata de la ciudad universitaria y a la disolución temporal de
los organismos de representación estudiantil.
A partir de 1967, la Reforma Universitaria, expresada en el llamado Plan
Básico, cuyos puntos esenciales giraban alrededor del control centralizado de las
universidades, de las garantías a la educación privada, del crédito educativo con
fondos internacionales y de la alineación de las universidades con los planes de
desarrollo económico y social, se convirtió en punto candente de discusión dentro
del movimiento.
24
Información del mes de mayo de 1965, extraída de los diarios El Correo y El Colombiano, de
Medellín.
93
Durante toda la década de 1960, los conflictos estudiantiles estuvieron marcados
por un carácter antiimperialista, que llevó a rechazar cualquier tipo de intervención
estadounidense en América Latina y en general en todo el mundo. Así mismo
hicieron carrera los planteamientos acerca de la autonomía universitaria y el
cogobierno. Al finalizar el decenio se organizaron jornadas de expulsión de los
Cuerpos de Paz estadounidenses que operaban en diversas partes del país; los
de Cali salieron en 1968, los de Pereira en 1969. Además se creó un movimiento
para la expulsión de la Fundación Ford de la Universidad Nacional de Colombia. 25
El movimiento estudiantil internacional de 1968 coincidió en el país con los
disturbios protagonizadas por los estudiantes de la UIS a fines de abril de ese año.
Dicha universidad fue clausurada el primero de mayo, un día antes del cierre de la
Universidad de Nanterre, en Francia. Las principales universidades en las
ciudades colombianas fueron escenarios de luchas y manifestaciones estudiantiles
que se recrudecerieron en la década siguiente.
Junto a la movilización estudiantil aparece otra fuente de agitación y protesta la
cual provino de la oposición política al Frente Nacional y estuvo dirigida en tres
líneas: la primera originada en el interior del Frente Nacional, comprendió
facciones de los partidos tradicionales, como el Movimiento Unión y ReconquistaMUR-, liderado por el conservador Gilberto Alzate Avendaño. La segunda estuvo
por fuera del pacto, pero dentro de la legalidad institucional, con movimientos
disidentes de las colectividades tradicionales como el MRL o terceras fuerzas
como la ANAPO del general Rojas Pinilla, que en 1970 peleó codo a codo las
25
Carlos Arturo García, “El movimiento estudiantil en Colombia. Década del sesenta”, p.198.
94
elecciones con el candidato oficialista Misael Pastrana Borrero y terminaría
reclamando un fraude electoral e incitando insurrecciones urbanas. Por último
estuvo la oposición de la izquierda que proclamaba la lucha armada.26
En medio de protestas y del Frente Nacional, con crisis económica, altos
índices de natalidad, urbanización masiva y generalización de la pobreza,
transcurrió la década de 1960 en Colombia. Demos una mirada a lo que sucedió
en la ciudad.
26
William Molina Merchán, “Oposición política al Frente Nacional”, Monografía de grado en historia,
Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, Medellín, 2003, 122 pp.
95
2. Transformación de la “Tacita de Plata”
Medellín, situada en la parte central del valle de Aburrá, experimentó a partir de
los años cincuenta una serie de cambios en su estructura urbana. La explosión
demográfica producto del incremento en la natalidad, de la disminución en la
mortalidad y de una creciente llegada de inmigrantes, así como sus consecuencias
a nivel urbano dieron una nueva dinámica a la que había sido la ordenada,
tradicional y católica, capital industrial de Colombia. En el periodo intercensal
1951-1964, Medellín duplicó su número de habitantes, al pasar de 361. 176 a
771.036 en apenas 13 años.1
En este lapso se registraron las más altas tasas de natalidad en Medellín a lo
largo del siglo XX. Un número de 43 hijos por cada 1000 habitantes anualmente y
de 5.5 hijos por mujer. Esta realidad se vio reflejada en la pirámide poblacional de
1964 donde la proporción de habitantes menores de 15 años era del 43.7%, contra
un 36.2 % en 1951. Entre las causas directas de este incremento cabe mencionar
un descenso en la mortalidad, altos índices de fecundidad e incremento del
número de campesinos llegados de las zonas rurales del departamento.2
Los diarios de tendencia conservadora en Medellín, entre ellos El Colombiano,
anunciaban con orgullo que cada año nacían más antioqueños que cualquier otra
clase de compatriotas, en esos artículos se hizo evidente un tono sarcástico frente
a los defensores del control de la natalidad:
1
Héctor Barrera correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica, Medellín, Planeación
Metropolitana. 1982, 129 p.
2
Barrera Correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica, p.85.
96
“En el fondo esos científicos que se reúnen para recomendar controles en la industria
universal, para la que no se requiere capital alguno de la natalidad, son apenas egoístas.
Aspiran a que el mundo se haga lo más cómodo y atractivo solo para poca gente.... Nadie va
a convencer a los además de no multiplicarse con alegría.... Obrarían con más lógica los
sabios si buscaran, preferiblemente recursos para mejorar la alimentación y la casa de sus
prójimos, para aliviar a las multitudes famélicas de sus penurias. Químicos, navegantes,
agricultores, ganaderos, terratenientes, pescadores, cazadores, tienen que empeñarse en
hacer del mundo una despensa en donde todos quepamos, los que estamos y los porvenir y no
salir ahora con la noticia de que lo más inteligente es no hacer solicitudes de nuevos
angelitos.... Además queda también la posibilidad de descubrir nuevos planetas con las
exploraciones que se hacen ahora más allá de las nubes. Y se hallan habitables, es posible
que en lugar de necesitar menos gente requiramos de mucha más para poblarlos. Y en ese
caso ya no vendría cada hijo con una arepa debajo del brazo sino con su planeticasic. en la
3
perspectiva de su vida.”
El fuerte arraigo de la tradición católica en la ciudad y el seguimiento a lo mandado
desde el Vaticano, llevaron a un sector conservador de la sociedad antioqueña a
atacar los programas de planificación familiar, calificándolos, paradójicamente, con
un lenguaje muy antiimperialista como “colonialismo intelectual”. Otros lanzaron un
llamado por que los antioqueños vivieran de acuerdo a lo planteado por la Iglesia y
siguieran el método del ritmo.4
A partir de 1964 los nacimientos comenzaron a disminuir y se ubicaron en 24
por cada mil para 1973 y en un promedio de 3 hijos por cada mujer. El descenso
poblacional fue consecuencia de la disminución presentada por sus dos
componentes el vegetativo y el migratorio. Las políticas de planificación familiar
adoptadas por esos años en el país bajo la tutela de Estados Unidos, tuvieron
éxito y contribuyeron a disminuir la natalidad. Entre estos se destacan los
programas ofrecidos desde 1965 por Profamilia y por el Instituto Colombiano de
3
Las crónicas de José Gers “La superpoblación mundial”, El Colombiano, Medellín, domingo 1º de
marzo, 1959, p.5.
4
Ver: Humberto Bronx, “Planificación familiar e industria del anticonceptivo. 1966”, Estudios
históricos y crónicas de Medellín: trescientos sesenta y dos años de Medellín y crónicas de la
ciudad 1616-1978, Medellín, Academia Antioqueña de Historia, 1978, pp.231-235; Arturo Gómez
Gómez, Del método anticoncepcional acorde con la moral católica, Medellín, Tipografía Junín,
1968, 74 pp.
97
Bienestar Familiar, ICBF, creado mediante la Ley 75 de 1968, por el Ministerio de
Salud.5
5
Descenso de la fecundidad y planificación familiar en Colombia, 1964-1975, Bogotá, El Comité,
1977. 70 pp.
98
2.1. Explosión urbana y nueva dinámica de Medellín
En los primeros cuarenta años del siglo XX, con el paulatino crecimiento de la
población, se fue dando también un aumento en el número de barrios, estos se
desarrollaron en torno a esos que ya estaban asentados desde el siglo anterior,
especialmente hacia Aranjuéz, Berlín, Bermejal, Sevilla, La Piñuela, Miranda,
Estación Villa, Campo Valdés, Manrique, entre otros, el nor-oriente. El sector
centro-oriental también tuvo un desarrollo importante, nacieron barrios como, San
Miguel, Villa Hermosa, La Mansión, Boston, Gerona, El Vergel, La Toma,
Miraflores y Guayaquil.6
El incremento poblacional tuvo sus implicaciones en la estructura y
composición de la ciudad. El mayor número de habitantes implicó la construcción
de gran cantidad de viviendas nuevas. Proliferaron los nuevos barrios, construidos
por compañías urbanizadoras legales e ilegales.7
Las soluciones al problema de la vivienda le dieron un gran impulso a la
industria de la construcción. Varias entidades estatales como el Instituto de
Crédito Territorial, ITC, y el Banco Central Hipotecario, BCH, ofrecieron créditos y
soluciones de vivienda para obreros, población de bajos ingresos vinculada al
sector formal y sectores medios de la población. Las familias que no pueden
6
Para una mayor información acerca de quienes eran los urbanizadores, los tipos de sociedad que
establecieron, la función estatal en la urbanización, así como de otros barrios creados por esos
años Ver: Fernando Botero Herrera, Medellín, 1880-1950. Historia urbana y juego de intereses,
Medellín, Universidad de Antioquia, 1996, 360 pp.
7
Las primeras cumplían la normas vigentes acerca del loteo urbano e inclusive destinaban
reservas a parques y servicios comunitarios. Los otros urbanizadores, llamados “piratas”, vendían
predios no aptos para la construcción ó sin el acondicionamiento mínimo para hacerlo, sin vías de
acceso terminadas, ni redes de servicios instaladas. Constanza Toro, “Medellín: desarrollo urbano,
1880-1950”, Historia de Antioquia, Dir. Por Jorge Orlando Melo, Bogotá, Editorial Presencia,
Compañía Suramericana de Seguros, 1988, pp. 299-306.
99
acceder a ninguno de estos mecanismos de vivienda, empiezan a ocupar zonas
de alto riesgo como cañadas y laderas y a tomar posesión de tierras particulares,
asentándose en tugurios como el de la imagen 7.
100
7
7: Fotografía tomada en 1967 en una zona de tugurios del sector de Otrabanda, en ella se observa
a un grupo de jóvenes jugando dados.(Darío Rua y Héctor Maximiliano Lopera, “Barriadas
marginales un problema social. Región metropolitana de Medellín”, Medellín, Tesis de pregrado en
sociología, Universidad Pontificia Bolivariana, 1967, p. 5)
101
En esta década se presentó un incremento en la ocupación clandestina de
terrenos en Medellín. Surgieron nuevos núcleos de población, entre loteos piratas
e invasiones de tierras privadas. Estas posesiones de tierra se dieron
especialmente en el sector oriental de la ciudad, con barrios como los Populares,
La Francia, Santo Domingo Savio, Santa Cruz, La Salle, Vérsalles, El Raizal; en la
comuna 2, con Castilla, Belalcazar, la Pola, la Unión, Aures, Kennedy, y la número
3, en el sector centro oriental, Villa Tina, Villa Liliam, Santa Lucia, Ratón Pelao
(posteriormente el Pinar). Además surgieron asentamientos de tugurios en los
Populares, en la Iguaná, en Santo Domingo Savio, en Niza y en Tenche.8
La ciudad comenzó una etapa de transformaciones donde se trató de borrar los
pocos vestigios del pasado pueblerino, del cual comenzábamos a sentirnos
avergonzados. Ni aquellos recuerdos de la floreciente urbe industrial de las
primeras décadas eran ya bien vistos, la idea modernizante de enormes edificios y
rascacielos, construcciones de corte estadounidense, comenzó a imponerse,
sobre obras de enorme valor arquitectónico como el teatro Junín, preciosa
construcción levantada sobre planos del arquitecto belga Agustín Goovaerts,
inaugurado en 1924 y demolido para dar paso a la construcción del moderno
edificio Coltejer, en 1968.
La masificación de las prácticas deportivas y de la asistencia a ese tipo de
espectáculos en Medellín llevó a la construcción de la Unidad Deportiva Atanasio
Girardot. Esta ciudadela situada entre las calles 48 y 50 y las carreras 70 y 74 en
8
En todas estas precarias habitaciones carentes de cualquier tipo de servicio, en condiciones
higiénicas deplorables, se alojaban un promedio superior a 7 personas, situación de verdadero
hacinamiento si se tiene en cuenta el reducido tamaño de las mismas. Darío Rua Y Héctor Lopera,
“barriadas marginales un problema social. Región metropolitana de Medellín”, Medellín, Tesis de
grado en sociología, Universidad Pontificia Bolivariana, 1966, pp.45-55.
102
el sector de la América, al occidente de la ciudad, estaba integrada para la década
del sesenta por los siguientes escenarios: estadio de fútbol Atanasio Girardot,
inaugurado en 19 de marzo de 1953, con capacidad para 32.000 espectadores;
coliseo cubierto para baloncesto, construido en 1955, con capacidad para 10 mil
espectadores; coliseo menor, inaugurado en 1967, con capacidad para 1800
espectadores destinado al levantamiento de pesas y al tenis de mesa; el
velódromo, bautizado años más adelante con el nombre de Martín “Cochise”
Rodríguez, construido en 1956, con capacidad para 6000 personas; el diamante
de béisbol, inaugurado en 1954, con capacidad para 700 espectadores; el club de
tenis “La Raza”, construido en 1958, con una capacidad para 10 mil espectadores,
cinco canchas principales y dos de calentamiento. En 1970 fue inaugurada la
piscina olímpica con capacidad para 7000 aficionados.9
El fútbol y el ciclismo eran los deportes que movían mayor número de
aficionados y de practicantes. Personas de todos los sectores sociales, acudían en
masa a las tardes futboleras los domingos, a presenciar los encuentros de los dos
oncenos locales, el Atlético Nacional y el Independiente Medellín, con sus
similares del país en disputa del torneo profesional colombiano o con equipos
internacionales que por esa época nos visitaban frecuentemente.
Lo propio sucedía cada que llegaba la Vuelta a Colombia, ese evento ciclístico
de carácter nacional que desde 1951, recorre las carreteras del país, los
antioqueños Ramón Hoyos, Martín Emilio “Cochise” Rodríguez y Omar “el Ñato”
9
Carlos E. Serna, 40 años de historia del Estadio “Atanasio Girardot” y su unidad deportiva,
Medellín, Alcaldía de Medellín, 1991, 178 p.; Jorge Restrepo Uribe, Medellín su origen progreso y
desarrollo, Medellín, Servigráficas, 1981, pp. 582-583.
103
Suárez, disputaron verdaderos duelos de titanes, durante los sesenta, dándole
una connotación especial al evento en Medellín, donde cada uno de estos ciclistas
tenia su número de adeptos y seguidores que los alentaba fervientemente, el
triunfo de “Cochise” en el record mundial de la hora en 1972, regocijó
enormemente a los antioqueños. Un deporte como el Béisbol con el que también
se consiguieron grandes triunfos para el país en estos años, como el título mundial
aficionado logrado en 1965, no fue tan popular en nuestra ciudad como lo fue por
ejemplo en la costa atlántica.
La popularización de prácticas deportivas como el fútbol, llevó a la construcción
de canchas o adaptación de espacios para tal fin en los barrios populares y de
clase media. Además de la unidad deportiva, en la ciudad funcionaban otros
escenarios deportivos de relativa importancia, como el campo de los Libertadores,
el Campo de Miraflores, canchas para diferentes deportes en los diferentes clubes
sociales, canchas de fútbol, de baloncesto y piscinas en diferentes colegios. 10
Sin embargo los espacios no eran suficientes. La prensa obrera denunciaba
por esos años que los jóvenes de escasos recursos no tenían espacios adecuados
para el desarrollo del tiempo libre:
“los jóvenes burgueses tienen colegios bien acondicionados para su educación, clubes con
piscinas, salas de juegos, campos de deporte, pistas de baile, etc., los jóvenes trabajadores
tienen las zonas de tolerancia, las cantinas, las mangas donde cuidan vacas, para jugar
11
balompié”.
La cobertura educativa aumentó pero no al ritmo que el incremento poblacional lo
exigía. Las diferentes administraciones municipales y departamentales vieron
10
Restrepo Uribe, Medellín su origen progreso y desarrollo, p.583.
“Las diversiones: gravísimo problema de la juventud trabajadora. Como emplean los jóvenes
trabajadores sus tiempos libres. Las diversiones sanas escasean. La realidad y sus
consecuencias”, Juventud obrera, Medellín, marzo 1959, p. 9.
11
104
desbordar las aulas existentes y se quedaron cortos en la oferta de cupos
escolares en todos los niveles, aunque el aumento en la cobertura fue notable.
En lo que respecta a educación básica primaria, casi toda la cobertura se hizo
por parte del Estado, en 1950, había 151 escuelas primarias, para 1960 la cifra
aumentó a 300, llegando a 514, principiando los setentas, pasando de una
cobertura de 31 mil alumnos a 157. 816 en solo 20 años. Los establecimientos de
educación secundaria, entre liceos departamentales, colegios de órdenes
religiosas y privados laicos, popularizados a partir del decenio del 40, pasaron de
25 en 1950 a 180 en 1970 incrementando el número de alumnos de 7.372 a
64.879. El índice de alfabetismo creció en 20 puntos, del 67% en 1964, pasó al
87% en 1973.12
A nivel de educación superior, desde los años sesenta se crearon en la ciudad
nuevas instituciones educativas, de carácter privado especialmente. Los centros
de educación superior que funcionan en la ciudad para la década del sesenta son:
en primer lugar los existentes antes de esos años, la Universidad de Antioquia,
que en 1968, se trasladó del paraninfo a la ciudad universitaria, la Universidad
Pontificia Bolivariana, la Universidad de Medellín, el Instituto Técnico Pascual
Bravo, el Colegio Mayor de la Cultura Femenina y el SENA; en segundo lugar
aquellos que fueron fundados durante el decenio, la Escuela de administración y
Finanzas Instituto Tecnológico, EAFIT, 1960, el Instituto Politécnico Colombiano
Jaime Isaza Cadavid, 1963, la Corporación Educativa Superior de Mercadotecnia,
12
Jorge Restrepo Uribe, Medellín, su origen progreso y desarrollo, p. 522.
105
ESUMER, 1964 y la Universidad Autónoma Latinoamericana, fundada en 1966.
Todos albergaban un total de 8.497 alumnos para 1970.13
Entre las actividades laborales que ocuparon la población medellinense en los
años sesenta encontramos que era el sector de los servicios el que mayor
cantidad de gente empleaba. En 1964 ocupó al 57% de la población
económicamente activa, de ellos un 60% eran mujeres.14
La crisis industrial de mediados de los años sesenta incrementó el número de
desempleados en una ciudad que era incapaz de absorber la creciente cantidad
de mano de obra, no calificada disponible. De una tasa de desempleo general
cercana al 9% promediando la década se pasó a la alarmante cifra de 14% para
1973. A pesar de la reactivación de la industria de la construcción que requería de
un buen número de personal no calificado y del aumento del subempleo, en
ventas ambulantes y otros tipos de servicios, el creciente número de habitantes se
hacia imposible de emplear.15
2.2. La cultura material
La nueva condición de la ciudad, camino a convertirse en metrópoli, implicó
cambios en los parámetros de consumo y en la cultura material, donde la
13
Víctor Álvarez, “La educación superior en Medellín, 1803-1990”, Historia de Medellín Tomo II, p.
591; Restrepo Uribe, Medellín, su origen progreso y desarrollo, p. 522; Hernando Restrepo Toro,
La educación superior, Historia de Antioquia, p.
14
Luz Gabriela Arango, “Las obreras en la industria textil 1950-1970”, Historia de Medellín, Tomo II,
p. 491.
15
Jorge Restrepo Valencia, “La industrialización en Medellín y su área circundante”, Historia de
Medellín, Tomo II, p. 475-486; Héctor Barrera Correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica,
p.97.
106
pertenencia a determinado sector social marcó gustos y preferencias, así como la
posibilidad de acceder a lo que Medellín ofrecía en entretenimiento, acceso a la
cultura y a otros espacios. Los parámetros de consumo se orientaron hacia la
imitación de los modelos estadounidenses, símbolo de la modernidad.
En cuanto a la alimentación el acelerado ritmo de vida que se comenzó a
imponer exigía la preparación de alimentos rápidos. A partir de 1950 se filtran
recetas culinarias como sándwiches, hamburguesas, entre otros, de gran tradición
en Norteamérica, se inicia la era de los productos deshidratados, sopas, jugos,
caldos, cereales, leche, café y entran en furor los productos enlatados. Se
popularizaron los restaurantes, los comederos populares y los lugares llamados
“ride inns”, donde se vendían comidas rápidas y leches malteadas.16
El proceso de migración y el crecimiento de la ciudad impulsaron un aumento
en la demanda de bienes de consumo, más que de bienes intermedios. Desde los
años cincuenta se popularizaron las tiendas por departamentos como la cadena
estadounidense de almacenes, Sears ubicada en la calle Colombia Nº 66-23 y
Xocimos, donde se vendían todo tipo de productos, desde alimentos, hasta
electrodomésticos, pasando por juguetería y artículos para el hogar.
La modernidad invadió la ciudad, pareció tocar todos los gustos y tradiciones,
incluso aquellas tan arraigadas en nuestros pobladores como la típica celebración
de la navidad, que también estaba cambiando para asumir patrones extranjeros.
En diciembre de 1961, en el diario el Correo se expresa lo siguiente:
“Hasta la navidad ha sido transformada por virtud del modernismo, hasta la tradición de armar
el pesebre ha ido desapareciendo, ahora con un árbol de navidad se cumple con la
tradición..., se ha cambiado la mula y el buey, las ovejas y el carbonero por el pino, que es un
16
Patricia Londoño, “Vida diaria en Antioquia en el siglo XX”, Historia de Antioquia, p.
107
árbol más elegante..., los niños dejaron de jugar con los aviones de madera para poner a
carretear una flamante aeronave de juguete dirigida por un revolucionario sistema
electrónico.... La sociedad parece aceptarlo y desvirtúan los juguetes anteriores, solo en el
sector de Guayaquil, aun se ven pequeños vehículos de latón, peligrosos incluso para los
pequeñuelos. Falta que el modernismo asalte también a la música navideña y se escuchen de
súbito villancicos de la nueva ola, por ejemplo uno titulado ‘el portal del niño con pastores
17
alrededor’ y con ritmo de rock lento.”
La vía de llegada de las modas extranjeras a la ciudad se dio por medio de las
revistas, del cine y de la televisión, siendo las personas de clase media y alta
quienes más consumieron este tipo de productos. El vestir, como otros elementos
de la cultura material de los pueblos, esta influenciado por la pertenecía individual
a los distintos sectores sociales, adoptando cada uno pautas diferentes de
consumo de acuerdo a sus necesidades y capacidad adquisitiva.
En este sentido las antioqueñas fueron bastante conservadoras, por lo menos
en los primeros años de la década, al no aceptar muchas de las tendencias
importadas por considerarlas inmorales y hasta obscenas. A partir de los años
cincuenta se inicia el camino de la sofisticación a la informalidad en la moda, en
esos años, todo parece estar bien puesto: el límite de la falda, los escotes y hasta
el cabello, todo en medio de una visible simplicidad en las telas y en los colores.
Durante los años sesenta la democratización de la moda y su interés en la
juventud, con la minifalda y la popularización de los jeans como prenda que podía
ser llevada por hombres y mujeres, fueron los acontecimientos más importantes
en cuanto a tendencias en el vestir.18
17
18
“A la era del ‘jet’ ha entrado ya la navidad”, El Correo, Medellín, 12 de diciembre de 1961, p.2.
Maria Teresa Guerrero, “La moda en Colombia a mediados del siglo XX (1940-1970)”, La moda
en Colombia, Ediciones Alfred Wild, 1994, p.31.
108
Para esos años, la ciudad ofrecía múltiples oportunidades para el disfrute del ocio,
del tiempo libre y del esparcimiento cultural. los medellinenses podían asistir solos
o acompañado al cine, a eventos deportivos, salir a tomar un café, una copa, a
comer, a disfrutar de un helado, a visitar algún museo, de paseo a alguno de los
balnearios públicos que aún existían, salir a bailar en los estaderos que
comenzaron a proliferar en las afueras de la ciudad o en uno de los grilles del
centro, asistir al club social si se era de un nivel socioeconómico alto, o
simplemente salir de paseo a ver vitrinas en la calle Junín, el famoso “juninazo”,
todo dependía de las posibilidades de cada cual.
Lugares de todo tipo proliferaron en la ciudad. En sitios exclusivos como los
prestigiosos clubes sociales, Unión, Campestre, Medellín, el Rodeo, se realizaban
actividades deportivas, eventos sociales, bailes de gala, fiestas juveniles, siempre
amenizados por las mejores orquestas del momento como la de “Lucho”
Bermúdez o la Italian Jazz, entre otras, a ellos solo asistían distinguidos socios y
sus familias e invitados, con la intención de recrearse o festejar grandes
acontecimientos.
Cafés, bares y cantinas, fueron los lugares predilectos de esparcimiento para
los hombres de todas las clases sociales, estos sitios se popularizaron y se
comenzaron a extender del centro de la ciudad a los barrios populares y
pudientes. En estos sitios conversaban, debatían, conspiraban, jugaban cartas,
dominó, billar, tomaban aguardiente, gaseosa o café en un ambiente casi familiar,
pues cada sitio tenía sus propios clientes, debido a las particularidades que cada
uno podía ofrecer. Entre los lugares más populares de este tipo en el centro de la
ciudad pueden contarse: los cafés Metropol, la Bastilla y Fantasía; los bares
109
Cumparsita, el Dandy, el Málaga, el Perro Negro, Bristol o el Balisca, solo por
ejemplificar pues la lista resultaría extensa.19
El crecimiento de la ciudad implicaba que muchos de los nuevos barrios
estuvieran ubicados lejos del centro administrativo y comercial de la ciudad y que
sus pobladores realizaran actividades dentro de su mismo sector. En las zonas de
clase media y alta se podía salir a un parque a tomar un helado en alguna
heladería o fuente de soda. En los sectores populares a falta de espacios la calle y
la esquina se convirtieron en los centros de socialización especialmente de los
jóvenes, lo mismo sucedió con las canchas o espacios para practicar fútbol.
Barrios como Aranjuez, Manrique y Buenos Aires contaban con salas de cine, otra
de las actividades favoritas de los medellinenses.
Comenzando la década la ciudad tenía cerca de 30 salas de cine, donde se
estrenaban alrededor de 30 películas mensuales, en su mayoría estadounidenses
y mexicanas, aunque también llegaban propuestas de países europeos, incluso
japonesas. Entre las cintas que vieron los antioqueños en 1959, se encuentran la
estadounidense “El diario de Ana Frank”, la mexicana, “Miércoles de Ceniza”, la
inglesa “La Última Noche del Titanic”, las francesas “Orfeo Negro” y “Cerdo a
Través de París”, con Brigitte Bardot, “El Tercer Sexo”, de Alemania y la película
japonesa “Pasiones Juveniles”, entre otras.20
Los filmes en muchas ocasiones no fueron exhibidos completos o no se
alcanzaron a presentar debido a las prohibiciones de los comités nacionales y
Óscar Jaime Lema Tapias, Tango en Medellín. Del lunfardo al antioqueño, Medellín, s.f., pp.7274.
19
20
Humberto Bronx, “El cine que vimos en 1959”, El Colombiano, Medellín, 5 de enero de 1960, p.3.
110
departamentales de censura existentes por esos años. A nivel nacional estaba la
Junta de Clasificación de Espectáculos Cinematográficos, compuesta por
designados del Ministerio de Gobierno, del Ministerio de Educación, del arzobispo
primado de Colombia y de la Asociación de Artistas de Colombia. En Medellín
existía el Tribunal de Revisión de Películas, este y la Junta nacional, estaban
encargados de la clasificación moral de las películas y de dar las autorizaciones
correspondientes para presentarlas.21
Los temas referidos al sexo y a la juventud fueron los preferidos, en el
momento en que se popularizó el cine a color en nuestro país, títulos como “La
Adolescente Impura”, “Adolescentes Calientes”, “Amor Prohibido”, con Briggite
Bardot, “El Veneno del Deseo”, con Claudia Cardinale, “Juventud en Pijamas”, “La
Juventud se Impone”, así como los de grandes superproducciones estilo
“Cleopatra” o “Los Diez mandamientos”, junto a los éxitos de cómicos mexicanos
como Viruta y Capulina, Tin-Tan o el más famoso de todos en nuestro medio,
Cantinflas, fueron vistas en la ciudad en esta década.
De los 14 mil millones de boletas de cine vendidas en el mundo en 1964, 67
millones fueron despachados en Colombia, 9 de ellos en Antioquia. Para los niños,
los adolescentes y los jóvenes, ver cine era “una ocupación semanal, durante dos,
cuatro, y aún más horas”, los adultos aunque no eran tan dedicados a él si lo
consideraban uno de sus “programas más frecuentes”, sin llegar a existir una
cultura cinematográfica en Medellín. Humberto Bronx afirmaba que al ser un
espectáculo de masas las “gentes reaccionan primitivamente, gritando, silbando o
21
Germán Valencia, “La nueva junta de clasificación”, Cromos, Bogotá, febrero 1, 1960, p.39.
111
subrayando con expresiones soeces y obscenas, ciertos episodios pasionales de
las películas”. En este año las películas más taquillera fueron: “La Entrega” con
Cantinflas, “Regreso del Agente 007”, todas las películas de Greta Garbo,
especialmente “Maria Waleska”, “La Noche de la Iguana”, “55 Días en Pekín” y
otras.22
Aparte del cine y de los eventos deportivos, las personas “cultas” de la ciudad
pudieron disfrutar de diferentes espectáculos nacionales e internacionales,
permanentes y pasajeros presentados en los diferentes teatros, en la plaza de
toros la Macarena o en el Coliseo Cubierto. Por estos años nos visitaron
numerosos cantantes, actores, compañías de teatro, de Opera, de Zarzuela,
circos, ciudadelas mecánicas y otros diversos artistas y entretenimientos.
Al Festival Internacional de Opera de la Ciudad de Medellín realizado en la
ciudad entre el 19 y 22 de julio de 1962, asistieron el tenor italiano Ferruccio
Taglivini y la compañía titular del Teatro Municipal de Río de Janeiro; el
comediante mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, personaje muy querido en las
barriadas populares, visitó varias veces la ciudad; llegaron patinadores sobre
hielo, futbolistas famosos como Pelé, personalidades mundiales como el Papa
Pablo VI, incluso nos visitaron representantes venidos del otro lado de la cortina
de hierro, en esa década estuvieron en la ciudad el Ballet Berioska de Moscú y el
Ballet Folclórico Ruso, quienes vinieron “en misión simplemente cultural y no
política”.23
22
Humberto Bronx, “Las películas de más taquilla en 1964”, El Colombiano, Medellín 8 de enero de
1965, p.8.
23
“En misión simplemente cultural y no política realiza su correría el ballet folclórico ruso”, El
Correo, Medellín, 18 de julio de 1960, p.7.
112
Los artistas que más visitaron Medellín fueron los cantantes populares de boleros,
tangos, rancheras, música tropical de salón, los jóvenes músicos de la “nueva ola”
latinoamericana y otros interpretes de los demás aires musicales imperantes por
aquellos años. Alfredo Sadel, Daniel Santos, la Sonora Matancera, Alberto Beltrán,
Miguel Aceves Mejía y su mariachi Estrellas de México, Lalo Frazen, Rocki
Pontoni, Cesar Costa, Palito Ortega y muchos otros renombrados artistas
estuvieron en la ciudad.24
Desde los años 1910, cuado llegaron los primeros fonógrafos de disco plano,
conocidos también como gramófonos o victrolas y con ellos la música a los
hogares, los medellinenses despertaron gran afición por los diferentes ritmos que
surgían en el mundo. En los años veinte quienes tenían manera adquirieron
victrolas ortofónicas, que cambiaban sus propios discos.25
En los años sesenta la música podía ser llevada casi a cualquier lugar,
progresivamente se crearon en el mundo nuevos artefactos diseñados para tal fin.
Tocadiscos portátiles como el modelo Philips AG 9119, popular en Medellín, radios
transistores inventados años atrás, junto a reproductores estereofónicos de disco,
como el Stereo 61 Philco, lo último en tecnología de audio para la época, llevaron
los sonidos nuevos y viejos que a la gente tanto le agradaban.
24
25
Información recogida de varias revistas y periódicos de la época.
Patricia Londoño, “Vida diaria en Antioquia durante el siglo XX”, Historia de Antioquia, p.
113
8
8: Tocadiscos “Stereo 61” de la compañía Philco. (El Correo, Medellín, abril 30, 1962, p.9)
114
Aquellos que podían pagarlo, tenían televisor, el gran medio de comunicación. Las
emisiones televisivas fueron inauguradas en 1954, durante el gobierno del general
Gustavo Rojas Pinilla. Su uso e influencia apenas se estaba consolidando en los
años sesenta, aunque ya era evidente que a través de ella la publicidad se hacía
más cercana al consumidor potencial y que los gobiernos podían manipular la
opinión pública.
Aunque las nuevas generaciones en los años sesenta estaban creciendo con
desapego a los valores tradicionales, entre ellos a la influencia de la religión
católica y de su doctrina, la Iglesia, mantenía todavía peso en lo que a sanción
moral se refiere y trató de conservarlo e incluso de incrementarlo, alentado por la
realización en la ciudad de eventos de gran valor para los católicos, la Gran Misión
Arquidiocesana y la segunda conferencia del CELAM.
La infaltable misa del domingo y el compromiso eclesiástico fueron sustituidas
entre los jóvenes, por los paseos, la asistencia a fútbol, a bailes, a ver cine, o por
la realización de otro tipo de actividades. Tal vez como un intento por contrarrestar
lo anterior se realizó en Medellín la Gran Misión Arquidiocesana, según
disposición del Papa Juan XXIII a los obispos latinoamericanos para la realización
de misiones con el objetivo de lograr una instrucción masiva acerca de las
verdades de la fe y un acercamiento colectivo de las nuevas generaciones a los
sacramentos.26
26
Humberto Bronx, “La Gran Misión espiritual de Medellín”, Estudios históricos y crónicas de la
ciudad 1616-1978, Medellín, Academia Antioqueña de Historia, 1978. 384 p.
115
Este acontecimiento se inició el 28 de mayo de 1961 en la Universidad de
Antioquia, en la Universidad Pontificia Bolivariana, en la Universidad de Medellín y
en la Universidad Nacional, posteriormente la acción se adelantó en escuelas,
colegios, hospitales y barrios, hasta los que se desplazaron los 250 misioneros, en
su mayoría españoles, encargados de llevar a cabo la “tarea recristianizadora”. El
11 de junio fue el desfile inaugural presidido por el arzobispo de Medellín,
Monseñor Tulio Botero desde el palacio arzobispal hasta la Basílica Metropolitana,
junto a los misioneros de diversas comunidades, desfilaron representantes del
clero de la ciudad y el gobernador Ignacio Vélez Escobar.
Entre las cifras generales que dejó la Gran Misión cabe destacar la asistencia
de más de seis mil universitarios a las conferencias y la participación de más de
138 mil adolescentes y niños de ambos sexos, en las actividades llevadas a cabo
por los misioneros. Este evento culminó el 16 de julio, con varias celebraciones
religiosas y un acto de clausura realizado en la Unidad Deportiva Atanasio
Girardot.27
Desde los púlpitos y a través de los medios de comunicación, como el diario el
Obrero Católico o el programa radial “La hora católica”, se difundió la defensa de
las tradiciones morales antioqueñas, que estaban destinadas a desaparecer según
se creía en manos de los más jóvenes. Para 1960 había en el país 4.094
sacerdotes que debían atender las necesidades espirituales de 15 millones de
colombianos, de ellos solo el 49.4% se dedicaban al trabajo parroquial, lo que
27
“Con magna concentración termina hoy la Gran Misión”, El Correo, Medellín, julio 16 de 1961,
p.8.
116
quiere decir que a cada sacerdote le correspondían más o menos 8 mil
habitantes.28
En la década del sesenta ante el acelerado crecimiento poblacional y frente a
la proliferación de barrios populares, donde el relajamiento de las costumbres
morales era evidente la Iglesia incrementó el número de parroquias, que en 1958
era de 34. Tres años después la cifra casi se había duplicado pasando a 64, en
1965 ya eran 86 y en 1968, cuando se realizó la II Asamblea General del
Episcopado Latinoamericano, conocida como CELAM, a cuya clausura asistió el
Papa Pablo VI, el número de templos ascendió a 101.29
Este fue el ambiente que rodeó el advenimiento de la juventud medellinense en
la década de 1960. Ahora veamos cuales fueron las expresiones de rebeldía.
28
Padre Francisco Bernal, “La educación de la juventud está en crisis por fallas en el ambiente
social”, Alborada, Medellín, Nº 126, noviembre-diciembre, 1965, p.415.
29
Clara Ines Aramburo Siegert, “Renovación de la iglesia en Medellín”, Historia de Medellín, vol. II,
pp.500-510.
117
III. Los jóvenes rebeldes en Medellín
El hacer parte de la categoría de los jóvenes es para los individuos un estado
provisional, cambiante según sus condiciones sociales, culturales y económicas.
Hay una gran diferencia al comparar un joven campesino con su contraparte
urbana, más aún, entre los jóvenes urbanos o rurales existen contrastes, según la
clase social y el lugar de procedencia.
Para abordar el caso de los jóvenes en Medellín durante el periodo señalado
resulta pertinente una rápida cuantificación que ilustre cuantas personas
encajaban en el rango de edad comprendido entre los 14 y 25 años, tiempo
biológico aproximado en el que el ser humano culmina su etapa de crecimiento.
Según el censo de 1964, en la ciudad existía una proporción de habitantes
menores de 15 años del 43.7%, cifra
mayor al 36.2 % de 1951. Para el país en
general la proporción en 1964 era del 42.5%. Si a esos porcentajes les sumamos
los de personas entre los 15 y 25 años, el número de población joven asciende al
60%. En números absolutos cerca de 400 mil de los 771 mil habitantes que tenía
la ciudad en el año de 1964.1
A pesar de que estos datos son contundentes al mostrar que la población
juvenil era mayoría, la sociedad colombiana en general y la antioqueña en
particular, se demoró en asimilar esta realidad. Comúnmente en el decenio de
1950 al pensar en los jóvenes por lo regular se pensaba en los estudiantes de
1
Héctor Barrera Correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica, p. 32.
118
secundaria y universitarios que eran aproximadamente 73 mil, ni la cuarta parte de
la cifra total de jóvenes de la ciudad.
El ideal se orientaba hacia unos jóvenes, hombres y mujeres, que fueran
buenos estudiantes, buenos profesionales, católicos, respetuosos de la moral,
castos y ojalá alineados en las bases de uno de los partidos tradicionales.
Aquellos que estaban en contra de alguno de esos aspectos eran mirados con
sospecha y señalados como rebeldes, delincuentes o desadaptados. En la revista
Alborada, editada por los Terciarios Capuchinos de Medellín, se comenta
finalizando el decenio de 1960, el cambio que muchos jóvenes dejaban ver en sus
comportamientos:
“...El fenómeno de la juventud evocaba en otro tiempo la idea de un joven juicioso, estudiante
en el colegio, en la universidad, profesional novel; ilusiones, esfuerzo. Romance, promesas,
2
esperanza. Hoy evoca revolución, desorden, desorientación, protesta.”
Varias fueron las manifestaciones de rebeldía que mostraron pequeños pero
importantes grupos de jóvenes, tanto en la Medellín como en Colombia. A nivel
social se expresaron con el desacato hacia los valores tradicionales y con la
exhibición de comportamientos vistos como inmorales e incluso delictivos. Esta
muchachada no quiso participar en política, se negaron a pertenecer a alguno de
los partidos tradicionales; muchos ingresaron a las filas de los diferentes
movimientos guerrilleros formados por esos años. Por último en el campo estético,
la rebeldía se expresó en el cambio de apariencia, en la adopción creciente de
modelos importados y en la novedad en las tendencias artísticas y literarias.
2
“Juventud siglo XX”, Alborada, Medellín, Nº 149, septiembre-octubre, 1969, p. 324.
119
La delincuencia, el ingreso a grupos guerrilleros, la rebeldía estudiantil y el
existencialismo, expresaron la inconformidad de un sector de esa generación de
jóvenes marcados por los estragos de una absurda violencia provincial, que
hundía sus raíces en el siglo XIX. Los discursos periodísticos nacionales
denunciaban preocupados el creciente desprecio por los valores tradicionales
exhibido por algunos sectores de la juventud.
Los estereotipos no se hicieron esperar, en la radio, en los diarios, en las
revistas, desde mediados de los años cincuenta se comenzó a hablar de
“cocacolos”, termino demasiado vago con el que designaban tanto a los jóvenes
en general y como a aquellos vanguardistas que recibían con entusiasmo los
gustos y modas llegados del extranjero. Luego de su espectacular aparición en
1958, los nadaístas, expresión del existencialismo colombiano, también fueron
protagonistas. Éstos junto a jóvenes camajanes, pandilleros y gamines
conformaron las disidencias juveniles medellinenses, comenzando la década de
1960.
La prensa de varias partes del país emitió noticias acerca del incremento en la
delincuencia juvenil por ese tiempo. El periódico El Colombiano, de Medellín,
anunció el día 6 de enero de 1959, que en Bogotá las autoridades nacionales y las
del distrito llevarían a cabo una campaña “para reprimir y castigar a los
antisociales menores de 16 años, que sin oficio conocido se dedican a deambular
por las calles de la capital de la república hasta avanzadas horas de la noche”. 3
3
“Campaña contra los menores vagabundos se inició en Bogotá”, El Colombiano, Medellín, 6 de
enero de 1959, p. 11. Campañas similares, en las que se restringían los derechos individuales y la
movilización de los menores, fueron iniciadas en diversas partes del país. En Quibdo se decretó el
toque de queda para menores de 18 años de ambos sexos, debido a que estos se hallaban
“entregados en su mayoría al juego en las calles y establecimientos públicos, al consumo de
120
Medellín no fue la excepción a lo que estaba pasando en el país y en el mundo.
Los diarios registraron el incremento en las infracciones cometidas por menores
de edad en la ciudad. Las faltas eran diversas: grupos de estudiantes
universitarios manifestándose por la Avenida primero de mayo, colegiales
apedreando automóviles en el sector del estadio, espectaculares asaltos a locales
comerciales cometidos por menores y pandillas de jóvenes que se dedicaban a
“sembrar el terror” en los sectores populares tradicionalmente estigmatizados,
como el Barrio Antioquia, Enciso, las Camelias, la Bayadera, Manrique, Lovaina,
Guayaquil, donde se dedicaban al robo y al consumo de marihuana. En enero de
1959, se informó en uno de los diarios locales acerca de las acciones de esas
pandillas de delincuentes, entre las que se encontraban gran número de jóvenes:
“A plena luz del día cometen toda clase de atropellos: Apedrean residencias, despojan del
dinero a los niños que hacen mandados, quiebran las bombillas del alumbrado público. En el
terminal de Enciso se reúnen después de las doce de la noche, un gran numero de individuos
que se dedican al juego de dados sin que las autoridades logren capturarlos debido a lo
estratégico del lugar y al igual que en otros barrios, la marihuana se fuma libremente con
funestos resultados.... El tenebroso sector de las ‘Camelias’ se encuentra a todas horas, del
día o de la noche, plagado de menores de edad que se encargan de ‘echar gafa’, es decir de
atisbar la victima para indicarlo a quienes deben cometer el atraco, en el cual muchas veces
forman parte activa, fuera de que son los encargados de guardar las armas y la marihuana
para el consumo o para la venta, ya que por no entrar en las cantinas, les queda más difícil a
4
las autoridades sorprenderlos....”
Con el correr de los años sesenta la acción delictiva juvenil creció e incluso se
extendió a los barrios de clase media, así lo registra el diario El Correo, del 16 de
abril de 1968, en un artículo que denunciaba el incremento de pandillas juveniles
bebidas embriagantes, a la rebeldía y a la prostitución”. El entonces gobernador de Caldas
denunció que por estos años, la mayoría de los delitos contra las personas y los bienes que se
cometían en la región del Quindío, entonces jurisdicción del mencionado departamento, eran
“ejecutados por menores de edad”, “Decretado el toque de queda para los menores de 18 años”, El
Colombiano, Medellín, 6 de febrero, 1959, p.10; “Que en delincuencia infantil radica la violencia en
el Quindío”, El Colombiano, Medellín, 2 de marzo, 1959, p.10.
4
“Desocupados y menores continúan sembrando el terror en los barrios”, El Colombiano,
Medellín, 11 de enero de 1959, p. 2.
121
“similares a las de Estados Unidos”, que operaban en los sectores de Laureles y la
América, donde “atracaban y apaleaban a gente indefensa”. Estas bandas estaban
conformadas por 10 ó 12 individuos, estudiantes, cuyas edades oscilaban entre
los 13 y los 18 años.5
Queriendo negar esta realidad la ciudad excluyó y denigró de esos jóvenes, de
esos pandilleros y camajanes nacidos del barrio, quienes con sus estrafalarios
atuendos, su lenguaje particular, que retomaba palabras del lunfardo sacadas de
las letras de canciones de tango y todo su mobiliario de extraños comportamientos
copiados de los ídolos del cine estadounidense o mexicano, en ocasiones no
pretendían más que afirmarse y fundar territorialidad en la periferia urbana que
habitaban.6
La multiplicación de los infractores, así como la aparición de nuevas formas de
delincuencia y de bandas dotadas con armamento moderno, llevó a los defensores
de la decencia pública a emprender campañas de moralización y saneamiento de
las costumbres, basadas en la defensa de la familia, en el control de cantinas y
lugares de prostitución, pornografía y juegos ilegales, además se insistió en la
5
“Pandillas juveniles similares a las de EE.UU operan en Medellín”, El Correo, Medellín, 16 de
abril de 1968, p. 5. En los diarios de la ciudad quedaron registradas muchas de las acciones de
estos jóvenes delincuentes pobres o de clase media, desde finales de la década de 1950, con
titulares como: “Desocupados y menores continúan sembrando el terror en los barrios”; “Ola de
delitos entre menores se registra”; “En el sector del estadio bandas estudiantiles apedrean
automóviles”; “Un espectacular asalto a la cacharrería mundial ayer”; “Acción contra pandillas
infantiles se realizara”, entre muchos otros.
6
Diego Herrera, “Con la pinta bacana y tal. Génesis, desarrollo y desaparición de los llamados
‘camajanes’ en Medellín, Medellín, inédito, 22 p., Archivo del grupo de investigación en Historia
Oral y Contemporánea de la Universidad de Antioquia.
122
inversión social y en la remodelación de espacios deprimidos como el sector de
Guayaquil, lugar tenido como foco de degeneración y delincuencia.7
La situación jurídica de los jóvenes en Colombia los ubicaba en una posición
extraña. Por un lado a los 16 años estaban lo suficientemente grandes como para
purgar una condena en centros reclusorios para adultos, en las condiciones que
ello implicaba, en cambio tenían que esperar hasta los 21 años para poder hacer
efectivo el derecho al voto. La ley 7 de 1968, sobre paternidad responsable,
estableció que para todos los efectos legales de orden penal relacionados con
menores de edad, esta quedaba reducida a los dieciséis años es decir que si un
joven mayor de esta edad cometía un delito podría ser sometido a la justicia
ordinaria y recluido durante la condena en las cárceles para mayores mientras se
organizaban los establecimientos especiales para su detención. 8
En 1962, de los 6 mil delitos denunciados, gran parte fueron cometidos por
jóvenes entre los 15 y los 25 años. En un artículo acerca de las infracciones
cometidas por los jóvenes en ese año, las autoridades decían que al Centro de
Prevención Infantil, entidad que junto a otras instituciones públicas como la Casa
de Menores, Preventorio de Menores y la Escuela San Juan Eudes, estaban
encargadas de la reforma y protección de los menores de la ciudad, habían
entrado ese año 2300 menores sindicados de robo, porte y comercio de drogas
7
Ana Maria Jaramillo, “Criminalidad y violencia en Medellín, 1948-1990”, Historia de Medellín,
Tomo II, pp.561-562.
8
Entre otras cosas, esa reforma judicial creó juzgados de menores en todas las poblaciones
cabeceras de Distrito, para esa época en Medellín funcionaban dos juzgados civiles y uno penal.
Gabriel Pérez Roldan, “Delincuencia infantil, grave problema en el mundo moderno”, Alborada,
Medellín, Nº 148, julio-agosto, 1969.
123
ilegales, fugas del hogar, faltas de orden sexual como homosexualidad,
prostitución y otros delitos.9
En Medellín, el ingreso a grupos guerrilleros como expresión política del
desencanto de los jóvenes con la sociedad, fue relativamente poco. Sin embargo
los grupos organizacionales e insurgentes tuvieron alguna presencia en la ciudad,
con el Movimiento Obrero Estudiantil Campesino –MOEC-, con la Acción
Revolucionaria, ARCO, formada por una fracción del Partido Comunista
Colombiano y con los seguidores del Frente Unido lanzado por el cura Camilo
Torres. Un pequeño sector de la juventud de la ciudad se expresó en ese sentido
con la adhesión al partido comunista y con la acción combativa en las
universidades.
Durante los años del Frente Nacional se presentó un fortalecimiento del
movimiento estudiantil en Medellín. Este presentaba entre sus reivindicaciones un
rechazo al orden social vigente, un aumento en el cogobierno universitario y
desprecio frente a las políticas de infiltración norteamericana. En este periodo
hubo tres momentos coyunturales que marcaron la lucha.
El primero se ubicó entre 1958 y 1964 cuando las políticas educativas se
basaron en las propuestas realizadas por Rudolph Atcon, las cuales pretendían
impulsar en la universidad pública colombiana reformas tendientes a la
privatización de la misma.
En esos años a nivel nacional se creó la Federación Universitaria Nacional,
FUN, cuyo programa sintetizó el conjunto de exigencias del estudiantado e
9
Vicente Serer Vicéns, S.J, “Violencia y delincuencia juvenil”, Alborada, Medellín, Nº 11, mayojunio, 1963, p.165.
124
impulsó las luchas anticapitalistas que en ese momento los movilizó. Entre la
manifestaciones más importantes en estos años cabe mencionar las realizadas
entre mayo y julio de 1964 como apoyo a los estudiantes de la Universidad
Industrial de Santander, convertida en centro de agitación a partir de un conflicto
iniciado en mayo con la determinación de huelga estudiantil y la toma de las
instalaciones universitarias, decretada por la asamblea de estudiantes. Ante el
desalojo violento de los estudiantes de la UIS, el 24 de junio la FUN decretó un
paro de 48 horas y posteriormente una marcha estudiantil de 500 kilómetros, entre
Bucaramanga y Bogotá.
En Medellín hubo marchas de apoyo y de solidaridad por parte de los
estudiantes de las universidades públicas y privadas por las céntricas calles,
principalmente por la Avenida Primero de Mayo, tradicional escenario de marchas
estudiantiles y obreras que solían terminar en la Plazuela Nutibara. El 24 de julio
de 1964, tras la llegada a Bogotá de la gran marcha estudiantil, los estudiantes de
las universidades de Medellín, se enfrentaron a la fuerza pública y atacaron varios
almacenes en los alrededores del teatro Metroavenida. En vista de lo sucedido las
directivas de la Universidad de Antioquia llamaron a los estudiantes a regresar a
clase el 27 de ese mes y amenazaron con cancelar las matriculas de aquellos que
no acataran las órdenes.10
Un segundo momento de la lucha universitaria especialmente en la
Universidad de Antioquia, se ubicó entre los años 1965 y 1967, en este las
manifestaciones se encaminaron hacia la derogación de la ordenanza 036 de
10
“Estudiantes y agitadores atacaron a la policía y apedrearon almacenes”, El Correo, Medellín,
25 de junio de 1964, p. 1.
125
1966. Dicha norma estipulaba, entre otras cosas, la creación de un fondo que
garantizara que los profesionales egresados pagaran a la universidad lo que ésta
invirtió en su formación, políticas educativas que concordaban con el modelo
importado desde Estados Unidos.
La actitud gubernamental y la radicalización estudiantil endurecieron las
relaciones entre ambos sectores. El 20 de agosto de 1966 el centro de Medellín
fue militarizado a raíz de los fuertes disturbios estudiantiles protagonizados por
estudiantes de la Universidad de Antioquia y de la Universidad de Medellín. Ya
desde comienzos de ese año, en febrero, la muerte del cura guerrillero Camilo
Torres había originado bastante malestar.11
Después de 1967, la reforma universitaria señalada en el llamado Plan Básico,
cuyos puntos esenciales giraban alrededor del control centralizado de las
universidades, de dar garantías a la educación privada, crédito educativo abierto a
la financiación internacional y alinear la universidad con los planes de desarrollo
económico y social, se convirtió en un punto candente de la discusión dentro del
estudiantado.
El movimiento estudiantil de mayo de 1968 en el mundo occidental, contribuyó
con la radicalización de los jóvenes universitarios de Medellín en esos años. Un
año después de los sucesos franceses en la ciudad como conmemoración de esos
11
En esa ocasión se organizó una manifestación desde la sección de Estudios Generales de la
UdeA hasta la Plazuela Nutibara, allí los estudiantes escucharon a algunos oradores y gritaron
contra el gobierno, luego destrozaron las principales vitrinas del sector comercial de Junín,
causando daños entre otros lugares a los almacenes Van Raalte, Casa Dante, El Ospina, Don
Pepe, almacén Norka, La Viña y el Hotel Europa. “Destrozos por $ 100.000 causaron estudiantes y
agitadores locales”, El Correo, Medellín, 19 de febrero de 1966, p.2.
126
hechos, estudiantes de la Universidad Nacional, sede Medellín, se lanzaron a las
calles donde fueron reprimidos por la fuerza pública.12
12
“Violencia estudiantil que conmovió a Medellín”, El Correo, Medellín, 30 de mayo de 1969, pp.
1,9.
127
9
9. Manifestación de universitarios en 1965, pidiendo la destitución del gobernador Mario Aramburu
Restrepo. La imagen muestra la gran participación femenina en las protestas.(El Correo, Medellín,
mayo 13, 1965, p.7)
10
10. Policías reprimiendo a un estudiante que participaba en las jornadas de apoyo a los
estudiantes de la Universidad Industrial de Santander en julio de 1964.( El Correo, Medellín, julio
25, 1964, p.6)
128
La causas que sociólogos, sicólogos, educadores, religiosos y periodistas de la
época le dieron a la evidente rebeldía juvenil fueron diversas, pero todas
apuntaban a fallas en el ambiente familiar, educativo y social, entornos en los que
los y las muchachas se movían.
En cuanto a la familia, los estudios de la época advertían que en todas las
clases sociales existía despreocupación de los padres hacia sus hijos. En los
sectores altos se observaba falta de atención por los niños y jóvenes debido a que
“la vida social impide a los padres el preocuparse lo suficiente de la educación de
sus hijos”, formación que era delegada a los centros educativos y las niñeras o
sirvientas. En las clases bajas también existía una falta de atención por los
jóvenes, “pero aquí es más que todo por la sencilla razón de que los padres –o la
madre sola cuando esta deshecho el hogar- no tienen tiempo, ni conciencia, ni
recursos económicos para pensar en lo que sirve al desarrollo de la personalidad
de sus hijos”.13
Las fallas señaladas a nivel educativo incluían entre otras: un sistema
educativo poco original, copia de los modelos extranjeros de países desarrollados,
que no tenía en cuenta la propia realidad, la falta de docentes y de cobertura
educativa para el creciente número de estudiantes, junto a la carencia de un
mayor proceso de acompañamiento a los estudiantes, que incluyera atención
individual y personalizada.14
13
Isaac Wüst (Director del Departamento de Educación del CELAM), “Problema social de la
juventud en Colombia”, Alborada, Medellín, Nº 124, julio-agosto, 1965, p. 259.
14
Francisco Bernal, “La educación de la juventud está en crisis por fallas en el ambiente social”,
Alborada, Medellín, Nº 126, noviembre-diciembre de 1965, p.415.
129
El entorno social era el más degradado de todos según lo afirmaban los más
moralistas. Violencia, corrupción, pocos espacios para la recreación y el
esparcimiento sano, proliferación de los lugares donde abundaban los licores y la
prostitución, sexualidad, banalización del cuerpo de la mujer e invitación al pecado
en todos los medios de comunicación y en la publicidad, hacían nocivo el
ambiente para los muchachos que se estaban formando. 15
Desde los órganos de ataque moralistas se criticó fuertemente la actitud
libertaria con que las nuevas generaciones estaban asumiendo la vida, así como
sus tendencias en modas y gustos musicales, catalogados como obscenos. Para
dar solución a esa reacción iconoclasta la sociedad llamó a padres, educadores y
sacerdotes, para que hicieran todo lo posible por reencaminar a los jóvenes
desviados y se hizo un llamado por la justicia social y por el fortalecimiento de la
familia como núcleo de educación primario de los jóvenes y eje central de la
sociedad.
La sociedad en general le comenzó a prestar más atención a la juventud, a sus
problemas a sus reivindicaciones. La prensa le prestó gran interés a lo que estaba
sucediendo con la juventud mundial, que de alguna manera se reflejaba en la
actitud de los jóvenes a nivel local y nacional. Revistas como Cromos, Alborada,
Arco, Semana, al igual que los diarios locales comenzaron a publicar más y más
artículos sobre este grupo social y sobre la lucha generacional tan marcada que se
veía entre estos y sus predecesores.
15
Francisco Bernal, “La educación de la juventud está en crisis...”, p.417.
130
1. Los escandalosos nadaístas.
Finalizando la década de los cincuenta el auge industrializador en Colombia, bajo
el modelo de sustitución de importaciones, estaba bastante consolidado. Los
partidos políticos tradicionales, unidos para derrocar las tendencias dictatoriales
del general Gustavo Rojas Pinilla formaron el Frente Nacional, que aseguraba la
permanecía bipartidista en el poder y el monopolio del mismo por parte de la
oligarquía. Las ciudades se masificaron, alentadas por las altas tasas de natalidad,
por la baja mortalidad y por un crecimiento en la población inmigrante que llegaba
de los campos.
En este escenario, desde 1958, comenzaron su actuación los nadaístas, un
agresivo movimiento literario influenciado por los beatniks estadounidenses, por
los escritos de Jean Paul Sartre, por la filosofía de Federico Nietzche y por la
poesía de Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire y los otros poetas malditos, así
como por los escritos del filosofo envigadeño Fernando González. El escándalo
público fue su medio para darse a conocer y para criticar la desteñida moral
aburguesada que sustentaba la pacata sociedad colombiana, especialmente la
antioqueña, que debió padecer en carne propia los improperios y las más
provocadoras acciones, con las que este grupo de rebeldes literarios urbanos de
clase media baja, estremecieron al país sacudiéndolo de su largo sueño.
El movimiento nadaísta de Medellín, fue fundado oficialmente por Gonzalo
Arango con un manifiesto el 20 de junio de 1958. Arango era un poeta místico
procedente de Andes, un pueblo al suroeste de Antioquia, había estudiado en el
131
Liceo de la Universidad de Antioquia, participó en la Asamblea Nacional
Constituyente del general Gustavo Rojas. Junto a Eduardo Escobar, Amilcar
Osorio, conocido como Amilcar U., Darío Lemos, Alberto Escobar, el escritor
Humberto Navarro y otros poetas más, pretendieron llevar acabo “una revolución
en la forma y en el contenido del orden espiritual imperante en Colombia”. 1
Desde el primer manifiesto quedaron claras las bases iconoclastas sobre las
que se fundó el Nadaísmo. En él hablaron de una nueva estética en la poesía, de
negar como falsa toda verdad reconocida, de “comprometerse en la rebelión y la
protesta frente al orden establecido y las jerarquías dominantes”. Criticaron a los
sistemas educativos del “atraso cultural y de la mediocridad espiritual que vive el
país”. Llamaron a los jóvenes de esa generación a que se les unieran y advirtieron
que después de ellos no quedaría “una fe intacta, ni un ídolo en su sitio”. Pronto
surgieron grupos nadaístas en otras ciudades del país como Bogotá y Cali, siendo
en esta última, junto a Medellín donde más acogida tuvo el novedoso movimiento. 2
A pesar de que el fundador del Nadaísmo en Calí, Jota Mario Arbeláez afirmó
optimistamente que en “poco tiempo en cada pueblo de cada departamento hubo
el nadaísta, como hubo el bobo del pueblo, el marica y el comunista”, en número
los nadaístas no sobrepasaron los doscientos reconocidos en todo el país.
1
Gonzalo Arango, “Primer Manifiesto Nadaísta”, Manifiestos Nadaístas, prólogo de Eduardo
Escobar, Bogotá, Arango Editores, 1992, p.17.
2
En este aparte no se pretende un análisis profundo ó concreto acerca del movimiento nadaísta,
de su contenido filosófico, de su incidencia en la historia literaria y cultural del país, ni de relatar
una crónica del mismo, se trata de una reseña acerca de la polémica desatada en la ciudad frente
a las criticas y expresiones de estos, de todo lo anterior ya se han encargado muchos y muy
buenos autores, partiendo de los mismos nadaístas. Para un acercamiento general al movimiento
ver: Humberto Navarro Lince, Amor en Grupo. La onírica y veraz anécdota del nadaísmo, Buenos
Aires, Lohle, 1974, 256 p.; Jotamario Arbelaez, Nada es para siempre: antimemorias de un
nadaísta, Bogotá, Aguilar, 2002, 310 p.; Armando Romero El Nadaísmo colombiano, Bogotá,
Tercer Mundo, 1988, 323 p.; Darío Jaramillo Agudelo, "La poesía nadaísta". Revista
Iberoamericana, Madrid, Nº 128-29, 1993, pp.757-98.
132
Algunos intelectuales, artistas de vanguardia, grupos de música go-gó como Los
Yetis, incluso políticos, se acercaron a ellos. Sus poesías bastante difundidas,
fueron leídas en las clases de literatura de los jóvenes de secundaria, en muchas
ocasiones para llamar la atención, como expresión de rebeldía.3
En los textos nadaístas, especialmente en los manifiestos, en los panfletos, en
parte de su narrativa y en las colaboraciones de Gonzalo Arango para la revista
bogotana Cromos, fue visible una posición reaccionaria frente a los valores
tradicionales. Promovieron el sexo libre, el consumo de sustancias alucinógenas,
defendieron el jazz, el blues, el twist y los ritmos modernos y reprocharon muchas
de las actitudes vigentes en cuanto a moral.
La posición abierta frente al consumo de drogas expresada por ellos, causó
polémica y despertó una reacción represiva, especialmente de la Iglesia e incitó la
curiosidad de muchos jóvenes para acceder a las “delicias” de los psicoactivos.
Los diarios decían que eran la versión colombiana de los beatniks de Nueva York
y San Francisco; de los angry young man ingleses; que tenían sus paralelos en
otros países latinoamericanos como en los hartos mexicanos, los mufados
argentinos, los Tzan tzicos ecuatorianos, y los miembros del Techo de la Ballena
en Venezuela.4
En Medellín las acciones escandalosas comenzaron desde la aparición de su
Primer Manifiesto, publicado por la Tipografía Amistad. La noche siguiente a la
publicación armados de brochas y tarros de pintura, los nadaístas embadurnaron
3
La cita textual fue tomada de una entrevista hecha a Jotamario Arbelaez publicada en el periódico
El Colombiano de Medellín, el día, 26 de octubre de 2003
4
“Nadaístas colombianos. Genios locos o viciosos? (Tomado de la revista Venezuela Gráfica)”,
Cromos, Bogotá, enero 11, 1965, pp.14-17.
133
varias de las paredes de la ciudad con un letrero que marcó su presentación en
sociedad “¡viva el nadaísmo!”. Desde ese momento la ciudad se enteró de su
existencia y los moralistas trataron de contrarrestar su influencia entre los jóvenes
de la Bella Villa.
Más adelante, como una muestra simbólica de su desprecio por la formación
académica recibida en el país, quemaron sus bibliotecas personales en la
Plazuela de San Ignacio, frente a la Universidad de Antioquia que por esos años
todavía funcionaba en el Paraninfo. Para completar y calentar los ánimos de
poetas y escritores colombianos, pegaron carteles fúnebres anunciando la muerte
de la poesía colombiana.5
En los primeros años de la década del sesenta, fueron de gran importancia
para el movimiento, sus acciones escandalosas se hicieron sentir y tocaron
realmente el nervio de la sociedad antioqueña y colombiana. Como parte de un
sabotaje organizado al Congreso de Escribanos Católicos reunidos en Medellín
comenzando el año 1961, bombardearon con papeletas de asafétida y yodoformo
a los asistentes a uno de los actos realizados en el paraninfo de la Universidad de
Antioquia, los malos olores desatados tras el ataque afectaron a muchos de los
que se encontraban allí, entre ellos personalidades tan importantes como el propio
gobernador Ignacio Vélez Escobar. Este sabotaje lo realizaron “tranquilizados con
grageas lila atorgadas a la banda por Humberto Navarro”. Para completar se
publicó un manifiesto en el que profesaban no ser católicos:
“...Porque en Colombia son católicos el tuso navarro ospinasic. , el general rojas pinilla,
laureano gómez, mariano ospina pérez, rafael Maya, darío echandía, josé gutiérrez gómez,
alberto lleras, silvio villegas, carlos echavarria, tulio botero salazar, javier arango ferrer,
5
Eduardo Escobar, “Prologo”, Manifiestos nadaístas, p.8.
134
fernabdo gómez martínez, manuel mejía vallejo, otto morales benitez, felix henao botero, carlos
castro saavedra, abel naranjo villegas, nuestros padres, las prostitutas, los senadores, los
6
curas, los militares, los capitalistas, menos los nadaístas.”
De esta acción no salieron tan bien librados y el peso de la ley que siempre estuvo
tras de ellos buscando una oportunidad para hacerles pagar caro sus afrentas,
consiguió atrapar a su fundador y profeta, Gonzalo Arango, quien fue recluido en
la penitenciaria municipal de la Ladera, tal como lo relata en Memorias de un
presidiario nadaísta.7
El siguiente acto de escándalo con el que prendieron definitivamente las
alarmas morales en la ciudad, el mismo que los dio a conocer en el mundo por la
cantidad de periodistas internacionales que cubrían el evento atacado, lo
cometieron durante la ceremonia de clausura a la Gran Misión, ese magno evento
religioso realizado en la ciudad y preparado cuidadosamente durante más de un
año. En la media noche del 9 de julio de 1961, durante la misa con la que se ponía
fin al evento para los hombres en la Basílica Menor, un grupo de
aproximadamente cinco nadaístas fingieron recibir la hostia de comunión,
guardándolas en libros para pisotearlas posteriormente a la salida de la Iglesia.8
La acción no sólo casi les cuesta la vida a Darío Lemos, uno de los nadaístas,
también les valió la persecución y el señalamiento, que en últimas era lo que
buscaban. El arzobispo de Medellín por esos años, Monseñor Tulio Botero
Salazar, declaró en documento publicado el 11 de julio de 1961, que “el autor o
autores, tanto intelectuales como materiales de la profanación sacrílega
6
7
8
“Manifiesto al congreso de escribanos católicos”, Manifiestos nadaístas, p.68.
Gonzalo Arango, Memorias de un presidiario nadaista, Medellín, Imprenta Municipal, 1991, 218 p.
“Profanación sin precedentes con hostias consagradas, por parte de varios antisociales”, El
Correo, Medellín, julio 10, 1961, pp. 1,14.
135
perpetuada en la hora y día ya indicados serán excomulgados con censura
especialísimo modo reservada a la Sede Apostólica a la cual deberán recurrir para
la absolución”. El hecho causó revuelo en los días posteriores, varios nadaístas
fueron detenidos por el DAS y llevados a la cárcel de la Ladera.9
9
“Son infames y excomulgados, los autores de profanación”, El Correo, Medellín, julio 11, 1961,
p.1.
136
11
11. Titular de primera página del diario El Correo de Medellín del 11 de julio donde se anuncia el
castigo impuesto a los nadaístas por las autoridades religiosas, luego de que sabotearan una de
las ceremonias realizadas durante la Gran Misión en 1961
137
Ese fue quizás el último ataque escandaloso perpetrado por los nadaístas. Luego
de la fama que dicha acción les propició y ante la persecución emprendida por
laicos y religiosos en la ciudad, su acción se volvió un poco más mesurada,
aunque en los manifiestos, panfletos y en los artículos de Gonzalo Arango para
Cromos, continuaron las agresiones y denuncias. En el “Mensaje nadaísta antiacadémico” enviado a la Academia Colombiana de la Lengua en 1962, los
nadaístas afirmaron: “el idioma castellano sólo nos sirve para enamorar la sirvienta
y hacerle el amor en la cocina”; En su “Terrible 13 manifiesto nadaísta”, el cual vio
la luz promediando la década, dejaron clara la posición de modelos de juventud
que deseaban establecer, así como sus pensamientos acerca del sexo libre:
“Hemos gozado de la admiración frenética de la juventud, que ve en nosotros la encarnación
de un oscuro heroísmo.... Hemos hecho el amor en sitios prohibidos para prolongar el
espasmo y los sacudimientos ante el peligro, y nos han encarcelado por aplicar la estética en
el erotismo porque nos hemos amado bajo los vientres chispeantes de las locomotoras, en los
confesionarios, las tumbas putrefactas, los ascensores... y bajo los semáforos que iluminan
10
nuestros cuerpos semidesnudos...”.
Los nadaístas fueron castigados y perseguidos moralmente. Las publicaciones de
la época encerraron en una sola categoría a nadaístas y delincuentes a los cuales
les atribuyen las siguientes características:
“Enorme afición a la indumentaria colorista: pantalones ajustados, ordinariamente blue-jeans, a
veces de pana o tipo vaquero; chaquetillas de pana o jersey también muy ceñidas; camisas de
colorines tropicales tipo ‘Hawai’; pulseras y colgaduras metálicas.
-Tendencia al robo por el robo....
-Espíritu antiburgues en un clima de rebeldía contra las tradiciones y explosión contra el
conformismo.
10
“Terrible 13 manifiesto nadaísta”, Manifiestos nadaístas, p.; lo obra periodística de Gonzalo
Arango en la revista Cromos, fue recogida y publicada por la Editorial Universidad de Antioquia en
1993, bajo los títulos de Reportajes y Última página; las obras poéticas nadaístas, las antologías,
sus manifiestos, sus concursos y los ganadores de estos, son presentados en uno de los anexos
de este trabajo de grado.
138
-Despego de la familia....
-Afición desmedida al motorismo. Locos por tener un vehículo, por correr a grandes
velocidades.
-Cine casi a diario, con imitación en vestidos, gestos y actuaciones de los artistas favoritos,
ídolos y materia de sus conversaciones.
-... Se reúnen en bandas muchas veces sin programas definidos, no discuten ni se interesan
porque no están de acuerdo en nada.
-Prontos siempre a perpetrar cualquier delito sexual con la mayor naturalidad, y sin
preocupaciones alarmistas. Tratan de sublimar el homosexualismo más soez con
extravagancias.
-Centros de reunión sombríos y misteriosos, con música enervante y en ciertas partes
abundancia de drogas heroicas.
-Despreocupados de cualquier estudio serio y muy dados a las lecturas sensacionalistas y
obsoletas.
11
-Aplacan su inmensa soledad, agrupándose para matar la ausencia de Dios.
El llamado hecho por ellos a la juventud para que se unieran al movimiento como
único “camino para asumir su propia conciencia histórica”, alertó a la sociedad de
tal manera que un sector de la prensa no dudo en atacar directamente a
“gonzaloarango”. En un editorial de la revista Alborada se lee:
“Los lectores extranjeros seguramente no tengan idea de esta nueva generación colombiana
que nos deshonra con su presencia. Los nacionales tal vez hayan oído hablar y más de una
vez se hayan sonreído irónicamente de sus premeditadas extravagancias....
No valdría la pena preocuparse de nuestro singular ‘gozaloarango’, si no fueran en aumento
los ‘cocacolos’ y ‘cocacolas’ que degeneran en ‘nadaístas’....
Los ‘cocacolos’ de segundo, tercero y cuarto de Bachillerato, de carácter débil, de personalidad
en formación, de crisis puberalsic., de una pasividad que raya en ociosidad total, indolentes
para todo lo que no sea su afán instintivo primario, deseosos de sobresalir en algo, son el
terreno preparado para dar el paso en falso y caer en manos de los nadaístas Gonzalo Arango
12
y Amilcar U.”
Según la misma publicación, los nadaístas tenían “como misión destruir todo el
orden social”, que unía a los antioqueños, bastaba verlos circular “por Junín para
darse cuenta de su indumentaria colorista, de su espíritu antiburgués, de su
éxtasis en los bares, quemando libros de cultura, de sus pelos a lo marihuanero,
haciendo el perro, el gato o ...el marrano”. Los entes morales llamaron a los
padres católicos a denunciar a las autoridades los casos “que nuestro código
11
12
“Juventud desadaptada”, Alborada, Medellín, Nº96, nov.-dic., 1960, p.6.
“El nadaísmo y los cocacolos”, Alborada, Medellín, Nº 97, enero-febrero, 1961, p.6.
139
contempla como punitivos” y a que no permitieran “con indiferencia culpable” que
la juventud se pervirtiera:
“... Podemos permitir que un hombre, una mujer, un niño, o cualquier otro ciudadano que
caiga en un delito contemplado por el código sea castigado; mientras otros se enorgullecen de
violar vírgenes, corromper menores, fumar drogas, molestar al prójimo, bajo el amparo de una
blusa roja y de una filosofía barata aunque se llame NADAÍSMO, funda y forro de un sin fin de
13
vicios oprobiosos?”.
Como dijimos, la acción escandalosa y teatral de los nadaístas disminuyó
notablemente luego de los ataques en contra de la Gran Misión Arquidioscesana,
realizada en 1961. El grupo de Medellín al lado del grupo de Calí participaron
alegremente del Festival de Arte de Cali que se comenzó a realizar desde
comienzos de la década. Años más tarde ellos mismos propusieron un festival de
vanguardia en la misma ciudad realizado paralelamente al otro.
El papel del Nadaísmo fue de gran importancia para la toma de conciencia en
la juventud antioqueña. Todo el decenio fueron participes y apoyaron las
propuestas juveniles tanto artísticas como sociales, aceptaron gustosos a los yeyés y go-gós, y se acercaron a los representantes locales de ese género, dieron la
bienvenida a los hippies y hasta participaron en la organización del primer festival
de la canción protesta realizado en la isla de San Andrés en julio de 1970. 14
13
“El nadaísmo y los cocacolos”, Alborada, p.8.
“Festival de canción protesta abren el viernes”, El Correo, Medellín, primero de junio de 1970,
p.13.
14
140
2. Cocacolos y kolcanitas
Como “cocacolos” y “kolcanitas”, fueron conocidos los jóvenes, especialmente los
de clase media en la ciudad. Estos eran en última quienes más se acercaban al
modelo de juventud pretendido desde la tradición moral y cívica del país, dejemos
que sea el propio Gonzalo Arango quien nos presente una descripción de ellos:
“El cocacolo Es un tipo adónico que no ha llegado a la edad de la razón, en el sentido que no
ha aceptado la vida como acontecimiento serio, con deberes, responsabilidades y
compromisos.... Es una existencia vacía de ideales, más cerca de las emociones que de la
reflexión. Cambió en un excelente negocio, la metafísica y el cielo por el deporte y el baile; las
iglesias por los estadios olímpicos; la biblioteca por la cancha de tenis; las aulas académicas
por el cinematógrafo; se cuida más su apariencia física que la vida interior.... En lugar del
arduo sendero de la virtud eligió la satisfacción de los instintos naturales.... Perfumado,
seductor sufre el éxtasis del bolero, y siente la fascinación voluptuosa del rock and roll. Su
ideal intelectual es ser librepensador.... Le gusta ser comunista y existencialista para
desobedecer a sus padres y para que sus amigos piensen que es un inconformista y un
revolucionario...En la posibilidad de elegir su forma de amar escogería el amor libre.... Esta
generación de jóvenes eunucos mentales solo tienen un camino para asumir su propia
1
conciencia histórica: ¡ser la generación nadaísta.”
Los cocacolos y las kolcanitas fueron la expresión medellinense de lo que para
entonces era la juventud moderna occidental, aquella que se apropió y gozó a
plenitud de lo que la ciudad ofrecía en recreación y espectáculos. Los primeros en
crecer bajo la influencia directa de la televisión y en hacer de la música su medio
de expresión por excelencia, disfrutando hasta el frenesí con los escandalosos
sonidos del rock and roll y otros ritmos posteriores como el twist.
La industria y la prensa local no tardaron en darse cuenta del potencial
comercial que representaban los jóvenes con sus gustos y modas. Las casas
disqueras nacionales comenzaron a grabar música de agrupaciones juveniles de
1
“Primer Manifiesto Nadaista. El nadaísmo y los cocacolos”, Manifiestos nadaístas, pp.48-55.
141
la ciudad, que compitieron con las figuras latinoamericanas de la “nueva ola” por la
mayor popularidad entre ellos. Las emisoras y las marcas comerciales crearon
clubes juveniles. El gobierno local acondicionó sitios para jóvenes. En los cines
comenzaron a ser presentadas películas con temática juvenil como la película
mexicana “Los Jóvenes” exhibida en 1962.
142
12
12. Anuncio de la película mexicana Los jóvenes, uno de los primeros filmes exhibidos en la ciudad
en los que se comenzó a abordar ampliamente la temática de la juventud. (El Correo, Medellín,
agosto 6, 1962, p. 10)
143
Las editoriales pusieron en circulación revistas juveniles de comics y algunas
especializadas en sus asuntos, incluso los diarios locales destinaron páginas
exclusivas para jóvenes. Como la sección “Cocacolerias”, del rotativo El Correo, la
cual dejó ver en las pocas veces que vio la luz en 1962, muchos de los aspectos
que hacían parte de la vida cotidiana de estos jóvenes.
Una fuerte influencia estadounidense se puede percibir en la cultura material
de los jóvenes medellinenses. En lo relacionado con su manera de vestir, las
adolescentes de finales de los cincuenta y principios de los sesenta presentaban
de manera general: slack de vistosos estampados, “preferiblemente de colores
fuertes o de un solo tono, negro, azul, rojo o verde”, la blusa, cuando el pantalón
era de estampados multicolores, tenía generalmente la misma tonalidad, este traje
debía usarse con “zapatos planos y como juego indispensable una billetera
pequeña o una cartera”. Para los cocacolos la “pinta” incluía usualmente blue jean,
camisa sport y chaqueta de paño o suéter, generalmente de fondo claro a rayas
azules, rojas o negras según la combinación, era corriente que usaran fijador para
el peinado tipo Moralina, marca conocida en esa época.2
En cuanto a los gustos de los cocacolos podría decirse que entre sus bebidas y
comidas favoritas se encontraban: “perros calientes, sandwichs, frescos, leches
malteadas, té, tostadas con mermelada, conos y cocacolas”, sus artículos
2
El nombre de kolcanitas para las niñas hacia referencia a la Kolcana, el famoso refresco de la
empresa Postobón bastante popular por esos años, de igual manera que el de cocacolos lo hacia
con la bebida estadounidense. “Cocacolerias. Trajes y prendas de uso forzoso para cocacolas”, El
Correo, Medellín, 8 de agosto, 1962, p.14.
144
predilectos eran el “el teléfono, el estereo, la bicicleta, los patines, el tocadiscos, el
televisor y la lambreta” y gustaban de pasear por Junín.3
Para una kolcanita una semana normal incluía: madrugada durante todos los
días para ir a estudiar, en el colegio sus actividades se limitaban a cambiar
impresiones con las compañeras de clase sobre los contenidos de las mismas o
sobre otros asuntos, algunos días entre semana daban “el paseo olímpico” por las
calles de la ciudad. Si no había fiesta de lunes a viernes, su horario se limitaba a
las labores de estudio; en sus reuniones hablaban de los vestidos que lucían las
actrices que habían visto en el matinée los domingos o del chico que las atraía, al
cual habían conocido en algunas de las fiestas de los sábados por la tarde en
casa de algún amigo o amiga, con el cual estaban saliendo a pasear por Junín o
platicar en alguna de las heladerías del sector, por donde abundaban los jóvenes
cocacolos, que tenían más libertad y podían reunirse todas las tarde
especialmente en el cruce con La Playa, donde esperaban a las colegialas.4
La música fue la voz de aquella juventud, pero no al ritmo que sucedía en los
Estados Unidos o en México, donde surgieron numerosas bandas de rock and roll.
De hecho en Medellín este ritmo no fue muy popular ya que eran pocos quienes lo
conocían y en tiempo de su furor nadie se preocupó por aprenderlo pues los
ritmos tropicales entre ellos el porro colombiano estaban dando de que hablar. 5
3
“Cocacolerias. Que comen y que beben beatniks medellinenses”, El Correo, Medellín, 24 de
agosto, 1962, p. 14.
4
“Cocacolerias”, El Correo, Medellín, 24 de agosto, 1962, p. 14. Entre las particularidades que
tenían estos jóvenes era un modo de hablar característico compuesto por diferentes vertientes.
5
Hasta la llegada del twist, ritmo que causó sensación en el mundo y que en nuestro país no fue la
excepción, el mambo, el cha cha chá, el merengue, la cumbia, el merecumbé, así como las
canciones románticas y los boleros, estuvieron vigentes entre los jóvenes.
145
Con la explosión del twist, Colombia inició una transición de las kolcanitas y los
cocacolos, hacia los jóvenes ye-yé y go-gó, quienes marcaron la pauta pasada la
primera mitad de la década.
146
3. Ye-yés y go-gós.
Al iniciar la década de 1960, la juventud medellinense, poco a poco fue copando
espacios en la sociedad. Se hablaba de ellos por todos lados, los diarios les
dedicaban espacios, en las emisoras y en la naciente televisión nacional se
crearon programas de música juvenil, las fabricas de textiles y de prendas de
vestir diseñaron colecciones exclusivas para ellos, un mercado netamente juvenil
de bienes de consumo se consolidó y las empresas estaban dispuestas a hacer lo
que estuviera a su alcance por conseguir la atención de estos nuevos clientes
ávidos de consumir.
Los jóvenes go-gó y las chicas ye-yé, no fueron más que un nombre dado por
el comercio a los cocacolos y kolcanitas de años anteriores. Las dos sílabas que
componían estos curiosos apelativos surgieron de los gritos y exclamaciones que
los cantantes de rock and roll de los primeros años sesenta, especialmente de los
Beatles, lanzaban en sus conciertos y presentaciones, yeah, yeah, go, go.1
Bajo este nombre también se conoció a aquella generación de cantantes
locales y extranjeros de ritmos modernos posteriores al twist, así como a quienes
los escuchaban. Con estos términos se comercializaron además todo tipo de
productos, sitios y eventos relacionados con los jóvenes explotando el éxito de
estos ritmos. Es el caso de los conciertos “Milo a go-gó”, patrocinados por la
1
Tere Estrada, Sirenas al ataque; historia de las mujeres rockeras mexicanas, 1956-2000, México,
Instituto Mexicano de la Juventud, 2000, p.231.
147
multinacional Nestle, en ellos se presentaron las agrupaciones y los solistas
juveniles colombianos en varias ciudades del país.2
En el nuevo mercado juvenil las prendas de vestir exclusivas para chicos y
chicas tuvieron gran acogida. Durante los años 50 y 60, se desarrolló una cultura
del jean, esta prenda consagró la estandarización masiva de la apariencia y la
negación del individualismo indumentario, se convirtió en indispensable para el
guardarropa tanto de una persona de alto nivel económico como para el de clase
obrera, se trató del atuendo más democrático inventado en todos los tiempos.
Poco a poco el uso de pantalón en las mujeres fue ganado respeto.
Por primera vez en la historia de la moda, esta se centró en los adolescentes y
dejó de confeccionarse solo para una élite. Con la aparición del ready to wear, en
Inglaterra y Estados Unidos y el prêt a porter en Francia e Italia, la alta costura
perdió el liderazgo que había tenido desde un siglo atrás, triunfando la
consagración democrática de un estilo juvenil. La falda comenzó a recogerse
desde principios de la década, incluso más arriba de lo que había sucedido en los
veinte.
Las muchachas antioqueñas incursionaron poco a poco en la moda juvenil
urbana que se estaba imponiendo en el mundo, luego vino la escandalosa
minifalda, que se volvió maxi pocos años más adelante cuando la sicodélica y
colorida moda hippie hizo su arribo; los jeans y los slacks, fueron ganado espacio
propio, exhibiendo incluso expresiones extremas iniciando los años setenta, con
los cortos hot pants y los largos pantalones botacampana. Para hombres y
2
Vicky Trujillo, “Medellín a go gó”, trabajo de grado Comunicación Social, Universidad Pontificia
Bolivariana, Medellín, 1986, 124 p.
148
mujeres, lo sencillo de las formas y de los materiales utilizados en la confección de
las nuevas prendas hicieron que estas estuvieran al alcance de todas las clases,
incluso de las más populares, las fabricas de textiles y de confección de la ciudad
como Pantex, Fabricato, Coltejer y Caribú, estuvieron a la vanguardia internacional
en moda juvenil, creando y lanzando colecciones exclusivas para ellos durante
toda la década.
Aparte de la moda, el mercado juvenil movió otros artículos como, balones de
fútbol, de baloncesto, bicicletas y patines. Esto gracias a la masificación de las
prácticas deportivas, a la construcción de la Unidad deportiva Atanasio Girardot y
de otras placas polideportivas en la ciudad. Los bienes de consumo inmediato
como refrescos, pasabocas, helados, comidas rápidas y otros, que los muchachos
podían encontrar en las heladerías y salones de té del centro, en las tiendas o en
las fuentes de soda de los barrios; así como revistas y libros con temas juveniles,
motonetas, radios transistores, tocadiscos, estéreos y música en los nuevos LP y
LD, de 78 revoluciones por minuto.
La empresa privada tuvo mucha influencia en difundir el interés por la nueva
cultura juvenil que se estaba gestando en Occidente. En Medellín, para ganar la
atención de los jóvenes en sus productos, los publicistas y dueños de marca,
realizaron concursos, caravanas, impusieron modas y llevaron a cabo conciertos,
entre otras actividades. Clubes juveniles, concursos de orquestas, festivales de la
juventud y muchos eventos más fueron utilizados por las empresas nacionales y
extranjeras para tal fin.
Entre los primeros clubes juveniles creados por una marca comercial en
Medellín cabe mencionar el “Club Juvenil Kolcana del 62”. Este realizaba veladas
149
juveniles en diferentes partes de la ciudad, de la mano de RCN y CADENON
quienes transmitían todas las noches a partir de las 9:33 PM, uno de los espacios
pioneros en la radio juvenil colombiana, llamado “La pasamos de primera”, emitido
por la emisora Voz de Medellín. Un anuncio en la prensa de la época invita a
participar de un show juvenil en el jardín Postobón, ubicado en la autopista Sur,
animado por el popular conjunto los Teen Agers. En él se realizaron originales
concursos como la elección del perro más feo y de la kolcanita por una semana.
Se llevaron a cabo actividades deportivas como carreras de karts en el kartódromo
y festivales musicales con otras agrupaciones juveniles de la ciudad como los
Falcons.3
Para 1964 existían una serie de clubes y agrupaciones juveniles en Medellín.
Una de las más poderosas marcas de refrescos en el mundo, Pepsicola “el
refresco de la amistad”, que cuatro años atrás años antes había establecido una
planta embotelladora en la ciudad, patrocinó junto a RCN y su emisora Siglo XX, el
Festival de Juventud, realizado el 18 julio de 1964. La inscripción debía realizarse
en el Club Blue Bell y Pepsicola de la emisora siglo XX, entre las actividades que
se llevaron a cabo estuvieron: presentación de agrupaciones musicales como los
Golden Boys y el concurso de bailes juveniles twist vs. tango.4
3
El Correo, Medellín, enero 13, 1962, p.13
De las 120 parejas inscritas para el concurso de baile, 100 los hicieron en twist, el resto lo hizo
para tango. Las barras estuvieron coloridamente uniformadas, hubo desfile de autos antiguos en
los que iban ubicados integrantes de varios clubes juveniles de la ciudad; el Club Auteco
Lambretta, preparó un desfile “con no menos de 500 lambretistas”, que salieron desde RCN hasta
el coliseo, confirmando el auge que estos vehículos tuvieron entre nuestros jóvenes, especialmente
los de clase media; varia casas comerciales e industriales ofrecieron premios a los asistentes;
además se presentó la exhibición de la coreografía strech wrangler a cargo de 5 parejas, que
también ofrecieron dos números más “bajo los aires alegres del twist y del rock and roll”. “El
sábado 18 de julio se realizara en el Coliseo Cubierto el Festival de Juventud”, El Correo, Medellín,
17 de julio, 1964, p.7. Otra de las modas comerciales que llegó a la ciudad por esos años vino de
4
150
En la década de 1960, la juventud de Medellín disfrutó de espectáculos y
actividades exclusivas para ellos, como desfiles de moda y conciertos juveniles en
Sears y algunos de los otros almacenes por departamento. Llegada la fiebre
juvenil del go-gó, se expandió la venta de artículos juveniles a cifras sin
precedentes, se realizaron conciertos como los Milo a go-gó, que quedarían en la
memoria colectiva de la ciudad por el escándalo que despertaron en los mojigatos
medellinenses; además otras modas y promociones coparon la atención juvenil,
entre ellas la llegada de Batman y Robin en 1967, para promocionar la película
que se presentaba en los teatros de la ciudad y la publicidad de los refrescos
Cocacola para que se buscaran bajo las tapas de ese refresco tocadiscos y
música gratis.5
la mano de Cocacola, se trataba del yo-yo Rusell, que en 1964 se tomó los colegios y escuelas de
la ciudad con campeones internacionales traídos por este refresco.
5
Información recolectada en la prensa local de la época
151
13
13. Publicidad de Cocacola promocionando los tocadiscos y la música que los jóvenes podían
encontrar bajo las tapas de sus refrescos. (El Correo, Medellín, mayo 7, 1967, p.7)
152
3.1. De la “nueva ola” musical al rock
Uno de los aspectos que expresó la influencia de la juventud en la cultura popular
fue la música. En el mundo se comenzaron a popularizar conjuntos y solistas
jóvenes que interpretaban frenéticos ritmos como el rock and roll y el twist. La
manera en que estos nuevos sonidos ingresaron a los países latinoamericanos fue
principalmente a través de las estaciones de radio, de los discos inicialmente
importados y luego prensados localmente y de la exhibición de películas donde
aparecían los interpretes. Su llegada se dio en el momento en que la música
tropical de salón, como el mambo, el cha cha chá, la rumba, la guaracha, el
merengue, el merecumbé y el porro, interpretada por las grandes orquestas como
la del mexicano Pablo Ruiz o la del colombiano Luis Alberto “Lucho” Bermúdez,
dominaban la escena musical y los tríos expresaban por medio del bolero la faceta
más romántica, estos junto al tango, la ranchera, el bambuco y el pasillo, eran lo
más sonado en Medellín.6
Debido a la gran acogida que tuvieron los nuevos sonidos, pronto la industria
discográfica y cinematográfica latinoamericana, especialmente la de aquellos
países que tenían una cultura del entretenimiento amplia como México, Argentina
y Chile, empezaron a lanzar sus propias estrellas, estas llevaron al español
versiones de canciones que estaban siendo éxito en inglés que circularon junto a
6
Una completa descripción del arribo de estos nuevos compases a México puede encontrarse en:
Tere Estrada, Sirenas al ataque; historia de las mujeres rockeras mexicanas, 1956-2000; Julia E.
Palacios, “Yo no soy un rebelde sin causa...O como el rock and roll llegó a México”, Historia de los
jóvenes en México.
153
sus propios temas; como otra manera de promoción se realizaron películas donde
eran interpretados los ritmos de moda.
En un principio, las orquestas tropicales fueron las que incluyeron los acordes
modernos en sus repertorios como novedad, hasta convertirlos en parte usual de
sus programas musicales. El Club Campestre de Medellín anunciaba en su boletín
mensual de mayo de 1962 que había sido “un éxito la fiesta del twist realizada el
sábado 28 de abril, en ella participaron distinguidas damas y caballeros quienes
amablemente hicieron el show y fueron la atracción de la fiesta”, cabe anotar que
esa fiesta estuvo amenizada por la orquesta del maestro “Lucho” Bermúdez quien
era el músico titular de dicho club.7
Pronto llegó la explosión de lo que la prensa llamó la “nueva ola”, con figuras
jóvenes que nada tenían que envidiarles a los artistas estadounidenses, ni en
talento ni en acogida por parte del público, culminando los cincuenta y
comenzando los sesenta, surgieron en los países latinoamericanos destacadas
figuras juveniles en el campo de la música moderna: en México aparecieron entre
otros grupos, los Locos del Ritmo, Los Rebeldes del Rock, Los Boppers, Los
Hooligans y solistas como Cesar Costa y Enrique Guzmán. De Argentina salieron
Lalo Fransen, Marti Cosens, Palito Ortega, los TNT, Rocky Pontoni, Johny
Tedesco, entre muchas más figuras reconocidas, la revista Cromos anuncia de
esta manera la “invasión” de esta corriente:
“La ‘nueva ola’ musical ha invadido al mundo, y parece desplazar al ‘rock’ auténtico y a todos
los sones del movido modernismo. Los TNT, Luis Bastián, Violeta Rivas y los Tréboles, Raúl
Sagan ..., son hoy los interpretes de esa modalidad juvenil, alegre, chispeante y, pudiera
decirse en ‘bikini’ y con ‘pañuelos manchados de rouge’. A Colombia han llegado para
actuaciones especiales, en radio y griles, muchos de esos nuevos interpretes de canciones
7
“Fiesta del twist”, Club Campestre: boletín, Medellín, Club Campestre S.A, Nº 39, mayo 1962, p.1.
154
que, si nada dicen, que carecen de romanticismo, si son puro fuego de juventud y enardecen
así como enardecía Elvis Presley y tantos otros que le siguieron en ese camino de paroxismo
musical. Los jóvenes han aceptado esa ‘nueva ola’ y en consecuencia hay que darles gusto.
8
¡Así son y así serán siempre!.”
Con estos y otros intérpretes incursionaron los nuevos ritmos de la juventud a
Colombia. Muchos de los artistas visitaron el país por esos años y se presentaron
en radio, teatros, y grilles de diversas ciudades, también aparecieron en
actuaciones especiales para la televisión nacional. En la difusión de la música de
los cantantes modernos juveniles, tuvieron una influencia determinante las
grandes disqueras internacionales que prensaron para el país los temas
interpretados por los artistas de la nueva ola y algunos de cantantes en ingles
como el estadounidense Elvis Presley, en este aspecto la RCA Víctor jugó un
papel de suma importancia en la ciudad.9
Desde el año 1961 se comenzó a mostrar la importancia que estaba
adquiriendo el mercado juvenil colombiano para la industria discográfica. Ese año
estuvieron en el país destacadas figuras de la canción juvenil latinoamericana,
como Lalo Frasen, Los TNT y el cuarteto cubano Los Llopis, que interpretaba rock
and roll. Una revista nacional incluso afirmó que un empresario bogotano estaba
gestionando invitar a Elvis Presley a Colombia, pues consideraba que sería un
éxito debido a la buena acogida que habían tenido “Surrender” Y “Lonely man”
grabados para Colombia por la RCA en un disco de 78 rpm. En los años
8
Alberto Yepes, “Se imponen las figuras de la ‘nueva ola’”, Cromos, Bogotá, junio 12, 1961, p. 47.
El 22 de diciembre de 1961, se anuncia en la página 8 del diario El Correo, de Medellín “Por los
discos de RCA Víctor conocimos los últimos ‘hits’ de todo el mundo”, asiendo alusión a la cantidad
de discos lanzados al mercado por esta casa disquera.
9
155
posteriores
visitaron
el
país
importantes
figuras
de
la
música
juvenil
latinoamericana como Cesar Costa Y Enrique Guzmán.10
Los conjuntos musicales juveniles comenzaron a surgir en Medellín. Entre los
primeros en aparecer se destacan los famosos Teen Agers, creados en 1957,
quienes gozaron de fama indiscutible como el mejor conjunto colombiano en su
tipo durante los primeros años sesenta. Luego surgieron Los Falcons, Los
Walkers, Aníbal Angel y su Combo, junto a otra serie de agrupaciones. Los grupos
locales a diferencia de los de México, Argentina y Chile, donde las nuevas figuras
tenían un repertorio compuesto totalmente de música moderna influenciada por los
artistas de Estados Unidos, surgieron en torno a los ritmos tropicales como el
porro y la cumbia alternando a estos, otros aires como el twist, la bossa nova y el
calipso.11
10
“Elvis Presley vendría a Bogotá”, Cromos, Bogotá, mayo 29, 1961, p.50. No fue del único
cantante internacionalmente reconocido con quien se especuló que vendría a Colombia, también
sonó la venida del canadiense Paul Anka, en 1963.
11
“Los Falcons hacen el twist en un rico disco de Zeida”, El Correo, Medellín, 27 de julio de 1962,
p.5.
156
14
14. Los Teen Agers, conjunto musical juvenil medellinense creado en 1957, fue para muchos el
mejor conjunto juvenil de la ciudad en esa época. (El Correo, Medellín, septiembre 18, 1964, p.6)
157
3.1.1. La locura del twist
Para 1962 cuando el twist entró con fuerza a Colombia, ya existían una serie de
conjuntos y orquestas juveniles a nivel nacional que se encargaron de
interpretarlo, junto a los artistas de la nueva ola y a uno que otro disco en inglés
que se lanzaban las casas disqueras extranjeras y nacionales que ya comenzaban
a interesarse en la música juvenil. Se destaca en este sentido el sello Zeida de
Codiscos, que por esos años llevó al mercado muchos de los éxitos de las nuevas
figuras nacionales.12
El auge de estos grupos en el país, contribuyó a la realización de un concurso
nacional de orquestas juveniles, que reunió a las mejores agrupaciones de
Colombia, entre el 6 de agosto y el 30 de septiembre de 1962. Con un premio de
$5000, patrocinado por Kolcana y RCN recorrió las calles de las principales
ciudades llevando los nuevos ritmos, a los jóvenes del país. En total se
presentaron 21 agrupaciones a nivel nacional. Por Medellín participaron Los
Falcons, Los Walkers, Los Teen Agers, Los Golden Boys, Los Tocayos, Los
Soberanos del ritmo y Aníbal Ángel y su combo. las eliminatorias se realizaron los
viernes en el Club Medellín. Al final Aníbal Ángel y su Combo serian los ganadores
nacionales y el sello Zeida de Codiscos grabó un Long Play para la temporada de
diciembre con los finalistas del concurso.13
12
Los Teen Agers, Los Falcons, Los Golden Boys, entre otros fueron artistas que pertenecieron a
este sello que sería el que dio más importancia a los ritmos juveniles a nivel nacional.
13
“Sensacional concurso de orquestas juveniles, ha organizado Kolcana”, El Correo, Medellín, 3 de
agosto, 1962, p.5.; “Zeida contribuyó al auge del as orquestas juveniles” “Los triunfadores en el
concurso nacional, graban ‘Kolcanerias’ un álbum que apareció para regocijo de todos los publicos.
Así corresponde Codiscos a la simpatía de la juventud antioqueña.”, El Correo, Medellín, 21 de
158
Un factor importante de la cultura juvenil era el baile, este abrió la posibilidad de
encontrarse en espacios propios y brindó toda una nueva aproximación al uso del
cuerpo. El éxito del rock and roll aceleró la búsqueda de nuevos ritmos,
produciéndose una multiplicación de ellos, de todos el que tuvo mayor éxito,
aceptación y popularidad fue el twist. La prensa anunció su llegada, se enseñaba
en las academias de baile, los grupos locales lo interpretaban, la industria
fonográfica lo promocionaba fuertemente, surgieron lugares especializados para
bailarlo, las marcas comerciales lo utilizaron como promoción a sus productos, en
fin los colombianos vivieron una fiebre similar a la que se despertó por este ritmo
en diferentes partes del mundo.
En 1961, la revista Cromos de Bogotá reseñó el impacto del twist en el mundo y
enseña unos cuantos pasos básicos del mismo:
“La locura del ‘twist’, made in Norteamérica, traspasa rápidamente las fronteras. Como en 1919
el rag-time, en 1925 el charleston, en 1939 el swing, los jóvenes de la ‘nueva ola’ en muchos
lugares del mundo ejecutan concienzudamente las figuras de contorsionismo que impone el
nuevo baile. Cuales son sus reglas? He aquí el ABC propuesto para los debutantes:
1- Pedalear como campeón de ciclismo subiendo una cuesta de 40º
2- Agitar los brazos como esquiador en peligro
14
3- Figuras libres.”
Pocos meses después, el diario medellinense El Correo, anunció la incursión del
ritmo a la ciudad. Se hacia una introducción acerca de los ritmos que tenían
invadido el mercado por esos años, en Colombia los más recientes eran el
tumbasón de “Lucho” Bermúdez y el merecumbé del maestro “Pacho” Galán.
Según la publicación, el profesor de baile Roberto Franco Fernández, fundador de
la academia de baile Danubio Azul, afirmaba que el 90% de los alumnos que se
diciembre, 1962, p.6. En ese álbum se grabó música de los Antillanos de Cali, los Magos de
Bogotá, los Happy Boys de Pereira, de la Sonora Universitaria y de Aníbal Ángel.
14
“El twist mueve a la juventud”, Cromos, Bogotá, diciembre 4, 1961, pp.32-33.
159
inscribían en su academia lo hacían para aprender a bailar twist, “ya no se
interesan por el pasodoble, el bolero, la zamba y el porro”.15
El twist llegó a la ciudad y se coló entre todas las clases sociales. Los pobres lo
escuchaban en radio, los de clase media compraban los discos que inundaron el
mercado y los de sectores más pudientes lo bailaban en los clubes sociales. En la
inauguración del Bar Baco y del Salón Comedor del Club Unión, en mayo de 1962
se presentó un espectáculo con The Twisters, una agrupación bogotana de canto
y baile formada unos meses atrás.16
El auge del nuevo ritmo y de otros posteriores como el madison, el fly, el pony,
el popeye, el monkey, el duck, el locomotion, el philly, el hitch, el hike, el harlem
shuffle, el wahtusi tuvieron su acogida en Medellín y en Colombia hasta pasada la
primera mitad de la década del sesenta. Comerciales publicitarios a ritmo de twist,
artículos periodísticos sobre él, películas de cine donde se bailaba, imágenes en
televisión, grabaciones de grupos locales, nacionales e internacionales y buena
cantidad de artículos más lo difundieron.17
15
Gonzalo Isaza, “El twist penetra en Medellín. El más frenético baile moderno principia a entrar a
las esferas sociales locales”, El Correo, Medellín, 8 de marzo, 1962, p.2.
16
Esta agrupación se presentó en la Feria de las Flores de Medellín ese mismo año.
17
Para impulsar el auge del nuevo ritmo en el país la RCA publicó en 1961 un Long Play titulado
“El endiablado twist, al estilo de los endiablados muchachos de la nueva ola”, grabado por artistas
argentinos entre los que se destacan Lalo Frasen, Los TNT, Johny Land y otros
160
15
15. Jovencito y su compañera bailando el twist en una de las discotecas abiertas por esos años en
Bogotá. (Leo Matiz, “El sacudido mundo de los ye-yés”, Cromos, Bogotá, diciembre 12, 1966, p.10)
16
16. Coreografía del grupo bogotano The Twisters durante una presentación en la Feria
Internacional de las Flores realizada en Medellín en 1962.; Carlos Rodríguez, Foto reporter,
Medellín, Secretaría de Educación y Cultura, Universidad de Antioquia, 1999, p.118)
161
Los grupos de la ciudad comenzaron pronto a grabar twist, bossa nova y otras
novedades. El “twist del semáforo” grabado por los Falcons, es una de esas
primeras piezas, luego vendrían los Teen Agers, con éxitos como “La gorda”,
“Bienvenido amor”, “El twist del esqueleto” y muchos más, no faltaron fusiones
deslumbrantes como “La pollera colorá en twist”, grabada para discos Tropical en
su primer álbum por los Bep Bops, orquesta de Bucaramanga que participó en el
festival nacional patrocinado por Kolcana y RCN.18
Cabe recordar que para la década de los sesenta, en Medellín era donde
estaba concentrada gran parte de la industria discográfica del país. En 1963 un
diario local
anunciaba que “los más modernos sistemas, los cantantes más
solicitados del momento, tanto del exterior como de Colombia, desfilaron semana
a semana, en una racha de éxitos, como en ninguna otra época”. Desde 1962 más
o menos hasta 1968, cuando comenzó un declive del auge de los ritmos modernos
de corte estadounidense en ciudad, la música joven tuvo cifras record de ventas,
especialmente en los años de la fiebre del ye-yé y go-gó, entre 1966 y 1967.19
La temporada decembrina, época en la que se ponía a prueba la vigencia de
los ritmos que causaron furor durante el año, mostró que en 1962 se bailó “al son
de las orquestas juveniles”. El disco del año del sello Zeida de Codiscos incluyó,
para el año de 1963, varias canciones populares entre los jóvenes como “El twist
del esqueleto”, “La tómbola”, “Speedy González”, “La gorda” y otros.20
18
“Los Be Bops registraron debut fonográfico”, Pantalla, Medellín, 13 de septiembre, 1963, p. 4.
Medellín primer centro disquero de la república”, El Correo, Medellín, 20 de diciembre, 1963, p.9.
20
“En diciembre bailarán al son de las orquestas juveniles”, El Correo, Medellín, 9 de septiembre,
1962, p. 15
19
162
3.1.2. La beatlemanía en Medellín
El fenómeno causado por Los Beatles en la década de 1960, llegó al país en
1964, año en que la beatlemanía se extendió por el mundo. Desde marzo se
anunciaba que “cuatro ‘mechudos’ ingleses, provistos de guitarras eléctricas y
vestidos con trajes ceñidos”, estaban “conduciendo hasta el paroxismo a la
juventud” que los escuchaba. En agosto de ese mismo año se estrenó en el Teatro
Opera de Medellín la primera película de esta agrupación de Liverpool “A hair
day’s night”, llevada al español con el título “Que día el de aquella noche”,
dándose inicio a la fiebre local por esta agrupación.21
21
“Histeria colectiva”, Cromos, Bogotá, marzo 2, 1964, pp 6-9; “Actúan los Beatles”, El Correo,
Medellín, agosto 6, 1964, p.6.
163
17
17. A partir de 1964 la beatlemanía invadió a Medellín. Anuncio del estreno de la película A hair
day’s night, protagonizada por Los Beatles.(El Correo, Medellín, septiembre 22, 1964, p.16)
164
El cortometraje sirvió de carta de presentación para los personajes del momento,
que comenzaron a gozar de reconocimiento entre los jóvenes de la ciudad según
anota el diario El Correo:
“la juventud antioqueña ya lucha por parecerse a los cuatro pelucas de Liverpool.... Hasta
sus trajes comienzan a causar impresión entre nuestros cocacolos y los mayores comienzan a
interesarse por la beatlemanía...¿qué es la beatlemania?. Algo siquiera comparable al
22
nadaísmo de Gonzalo Arango.”
La agrupación británica tuvo buena acogida entre la juventud de Medellín. En la
radio se programaban sus canciones, sus películas eran proyectadas en cine, los
programas de televisión y la prensa, hablaban de sus presentaciones en el mundo,
donde estaban convirtiendo a millones de muchachos en seres histéricos y
fanáticos enloquecidos. El sello Odeón de Codiscos que fue el primero en publicar
en el país música de los Beatles anunció, en septiembre de 1964, ante el éxito que
estos estaban teniendo en la ciudad, que iban a poner en el mercado nuevas
canciones de “las escobas que cantan”, precisamente las que servían de tema a la
película anunciada por esos días.23
El éxito de Los Beatles en la ciudad fue algo sin precedentes, pues los
medellinenses habían gustado siempre de las canciones en su idioma. La música
de aquellos cantantes fue de los pocos trabajos discográficos en inglés que
circularon en nuestro medio al lado de unos cuantos trabajos de Paul Anka y de
Elvis Presley prensados por la RCA Víctor. Los jóvenes de las clases altas que
eran quienes tenían más posibilidad de viajes al extranjero, cumplieron un papel
22
“Actúan los Beatles”, El Correo, Medellín, agosto 6, 1964, p.6
“La Odeón de Codiscos anunció nuevas canciones de los Beatles”, El Correo, Medellín,
septiembre 9, 1964, p.12.
23
165
importante, aunque no decisivo, en el arribo de la música en inglés a Colombia,
pues algunos de ellos adquirían en sus viajes grabaciones de los cantantes y
agrupaciones de moda que luego introducían al país como novedades
discográficas.24
3.1.3. La consolidación de la industria del entretenimiento juvenil
La beatlemanía local se produjo debido a que ya estaba consolidada una industria
del entretenimiento juvenil. Esta incluía espacios en televisión, revistas,
cancioneros, paginas en diarios y emisoras exclusivamente juveniles. Las
emisoras de las distintas cadenas radiales que funcionaban en Colombia
comenzaron a programar diariamente espacios exclusivos para difundir la música
de la juventud.
En 1961 apareció en Bogotá “La lechuga para cocacolos”, espacio transmitido
por la emisora 1020, allí Carlos Pinzón, uno de los primeros disc jockeys que
lanzaron la nueva ola en el país, programaba éxitos de artistas españoles,
mexicanos, argentinos y chilenos, además de uno que otro rock and roll o twist en
inglés. Por el estilo de este programa, que marcó el inicio de la radio juvenil en
Colombia, surgen otros en distintas ciudades como “juventud aquí estamos” en
Radio Armenia, donde por primera vez se organizó un concurso de twist.25
Rápidamente las emisoras de Medellín emitieron espacios similares como:
“Ritmos de nueva ola”, “La pasamos de primera”, en La Voz de Medellín de la
24
Jorge Giraldo Jaramillo, “rock e ideología. Exclusión, simulación e identidad”, Omar Urán
(comp.), Medellín en vivo. La historia del rock, Medellín, Ministerio de educación, corporación
Región, IPC, 1997, p.15.
25
Para mas información sobre las emisoras juveniles en el país especialmente en Medellín ver:
Javier Gíl, “Medellín y la música de los años sesenta” y Vicky Trujillo, “Rock y medios. Tè para tres:
radio, prensa y televisión rockera en Medellín”, Medellín en vivo..., p.
166
cadena RCN; “Estrellas y estrellados” y “Juventud con Pepsi”, en la emisora Siglo
XX; “Juventud desenfrenada”, por la Voz de la Independencia; “Juventud del
presente” en Radio Cristal; “La hora del aficionado” en la Voz de Antioquia;
“Mundo musical” por emisora Claridad de la Voz de Rio Grande. Este último fue el
primero en presentar los hit parades americanos y europeos, en programar solo
canciones en inglés y en transmitir entrevistas de los Beatles; por estos años
Caracol sacó al aire “Juventud moderna”, espacio que sirvió de antecedente a la
que sería la primera emisora en Colombia dedicada exclusivamente a la música
de la juventud, Radio 15 nacida en Bogotá en 1963.
167
18
18. Aviso publicitario de Radio 15, “el micrófono de los jóvenes”, la primera emisora juvenil de
Colombia.(Pantalla, Medellín, junio 7, 1963, p.5)
168
Uno de los anuncios de la nueva emisora insinúa:
"Nanay de novelas, de noticias, de hora; en cambio oiga lo que hay: Elvís Presley, Paul Anka,
César Costa, Boby Darín, Boby Bell, Enrique Guzmán, Neil Sedanka y todos los jóvenes que
hacen música joven. Radio 15, al comando de Carlos Pinzón el disc-jockey de los grandes
26
lanzamientos".
En 1964 aparece en la nueva televisión colombiana, el “Club del Clan”, un espacio
que invitaba a los jóvenes a participar de las nuevas corrientes musicales,
cantando o simplemente asistiendo a los eventos. La idea fue tomada por
Guillermo Hinestroza de Argentina y Puerto Rico, donde existían espacios
similares. El programa comenzó como un espacio radial en la emisora siglo XX de
RCN Medellín En principio los oyentes participaban por teléfono interpretando
canciones de moda, poco a poco el espacio se fue transformando en un verdadero
club de aficionados, con carné de membresía, uniforme, escudos y estandartes
como otros similares creados por otras emisoras.27
Con un formato similar en 1966 salió “Juventud Moderna”, dirigido por Alfonso
Lizarazo, este programa tuvo sus inicios en radio, a través de la emisora Radio 15.
el programa contaba con un grupo de baile en vivo y además se encargó de
promover jóvenes talentos. Los representantes de estos dos espacios, además de
presentar a sus artistas en televisión, se ofrecieron a servirles de empresarios, de
26
Eslogan publicitario de Radio 15, citado por: Javier Gíl, "Medellín y la música de los años
sesenta", p.19. Radio 15, de la mano de Alfonso Lizarazo y Carlos Pinzón, dos de los promotores
de los nuevos ritmos en el país, marcó el inicio de las grandes emisoras juveniles en Colombia,
pues se difundió en Calí, Bucaramanga y Medellín.
27
En Medellín las presentaciones de las eliminatorias finales del concurso de oyentes, se
realizaron inicialmente en los estudios de la emisora Siglo XX, más tarde las presentaciones
pasaron al radioteatro de la Voz de Medellín. Mientras el “Club del Clan” permaneció en la ciudad,
estuvo patrocinado por Wrangler y Pepsi-Cola, más adelante Caribú ofreció trasladar el programa
para Bogotá, con el objetivo de promocionar sus jeans, En la capital el espacio se transmitía en
Radio Cordillera y los ganadores se presentaban por TV. Hipódromo, en la sección “campeones
juveniles”. En poco tiempo se ganó su propio espacio en la televisión, transmitiéndose inicialmente
los martes y los jueves a las 6:30 de la tarde, luego tres veces por semana. Javier Gíl Gallego,
Medellín y la música de los años sesenta, p. 23.
169
este modo se organizaron giras promocionales que llevaron a los nuevos ídolos de
la juventud por todos los rincones del país.
A través del “Club del Clan”, se dieron a conocer jóvenes cantantes como Vicky,
Cesar, Alonso, Hedí, Jair y Beto, Mary Luz, Adriano, Jairo Alonso, Hernando
Casanova y Claudia de Colombia. Por su parte “Juventud Moderna”, promocionó
artistas como Oscar Golden, Harold el “Elvis Presley colombiano”, Lyda Zamora,
los Flippers y Katty, la estrella de planta del programa, casada con Alfonso
Lizarazo, quien para ese momento era, según lo anuncia la revista Cromos: “el
principal promotor de espectáculos de la radio y la televisión colombiana, de la
‘revolución ye ye’” sic. Fueron estos artistas promovidos por radio, televisión y
prensa, continúa la publicación, “quienes prendieron una llama juvenil en un país
que en 1965 y 1966 se agobiaba de incertidumbre”, debido a la proliferación de
grupos guerrilleros.28
El ye-yé y el go-gó, tuvieron su auge en el país con mayor fuerza durante los
años 1966 y 1967, tiempo en que se multiplicó la cantidad de agrupaciones
juveniles que interpretaban estos géneros, como Los Flippers, Los Speakers Los
Ampex y Los Yetis los cuales comenzaron a imponerse sobre los solistas
impulsados por el éxito de Los Beatles. Hubo un incremento en las ventas de
discos; los atuendos juveniles se impusieron y el mercado incrementó su atención
en el que hasta entonces era un olvidado sector de la sociedad. Gonzalo Arango
28
Andrés Nieto Molina, “los inventores del go-go en Colombia”, Cromos, Bogotá, mayo 15, 1967,
pp. 57-59. Estos no fueron los únicos espacios que transmitieron música joven en el país,
programas comerciales como “Cumpleaños Ramo”, también presentaron jóvenes figuras y
realizaron concursos.
170
habla de la juventud colombiana antes y después del “advenimiento apoteósico”,
del go gó:
“Antes era una juventud derrotista, frustrada y autodestructiva que no sabia que hacer con
su alma, con sus sueños, con su vitalidad sin porvenir.... Estaba condenada al fracaso y la
soledad. En su tremenda incomunicación y desesperanza había abrazado cualquier causa que
la hiciera sentir existente, necesaria para algo, así fuera para destruir la sociedad.... Toda esa
furia en estado salvaje que se expresaba en una violencia sin objeto, se encarnó en el espíritu
go gó, alegre, creativo y conciente de su valor como generación inconforme. A partir de
entonces esa generación no expreso su protesta por las armas, sino por el arte; no por la
destrucción ciega y sistemática, sino por la creación lúcida de sus valores.... Para salir a la
conquista de su destino, la generación go gó se armó de guitarras, era una revolución con
29
música....”
La generación go-gó también impuso su estilo al vestir y en la manera de llevar el
cabello. Melenas a lo beatle, camisas de colores, chaquetas americanas, blue
jeans, botas a go gó para ellos, minifaldas, suéteres, jeans y botas para ellas y
una cierta tendencia al unisexo se notó por esos años.
El cine ayudó a difundir la nueva cultura, en los cinemas nacionales, a pesar de
las prohibiciones y la censura, alcanzaron a ser rodadas cintas donde los jóvenes,
sus tendencias y problemáticas, aparecían como temas centrales. Varias de ellas
eran protagonizadas por los cantantes internacionales de moda: “El Cielo y la
Tierra”, “la Juventud se Impone” y la “Historia de Tommy”, con Cesar Costa; “Más
Bonita que Ninguna” y “Canción de Juventud”, con Rocío Durcal; “Nacidos para
Cantar” con Enrique Guzmán, Violeta Rivas y los TNT; “la Edad de la Violencia”
con Alberto Vásquez, Cesar Costa y los Holigans; “Fiebre de Primavera”, con
Palito Ortega y Violeta Rivas; “Amor en las Vegas”, con Elvis Presley y Ann
Magret; fueron algunas de las películas que los jóvenes colombianos de esta
década pudieron apreciar y descubrir en ellas escenas de lo que estaba pasando
con la juventud occidental, copiando de allí modelos y tendencias.
29
Gonzalo Arango, “Cara a caras con los Yetis”, Cromos, Bogotá, agosto 28, 1967, p.64.
171
3.1.4. Los conciertos “Milo a go-gó”
En la escena musical juvenil de Medellín a la fama y el reconocimiento alcanzado
por las estrellas nacionales lanzadas en los programas de televisión, se le sumó el
éxito de figuras locales como Luis Fernando Garcés, José Fernando Uribe y Juan
Nicolás Estela, estos últimos alternaron con Enrique Guzmán durante una
presentación el Coliseo Cubierto de la ciudad el 9 de mayo de 1965 ante más de
5000 personas. Los multitudinarios eventos juveniles comenzaban a hacer parte
de los espectáculos ofrecidos en la ciudad.30
Para 1966, los pegajosos ritmos tenían invadida la ciudad, alentados por uno
de los conjuntos musicales más representativos de esta etapa de la historia de la
música local: Los Yetis. Un evento que indiscutiblemente marcaría a esta
generación medellinense, tanto a las chicas ye-yé como a los chicos go-gó, se
realizó los días 22 y 23 de octubre de 1966, el primer “Milo a go-gó”, patrocinado
por esa marca de bebida achocolatada. Puede decirse que este evento fue la
primera versión de un concierto grande en la capital de la montaña. A él pudieron
acudir personas de todos los estratos sociales ya que para ingresar solo era
necesario presentar una etiqueta de Milo.
30
“Juan Nicolás Estela y José Fernando Uribe se medirán cantando con Enrique Guzmán, el día
9”, El Correo, Medellín, 7 de mayo, 1965, p.6.
172
19
19. Los Yetis, icono del rock paisa en los años sesenta (El Correo, Medellín, octubre 20, 1966,
p.12)
20
20. Anuncio del concierto “Milo a go-gó”, realizado en Medellín en octubre de 1966.(El Correo,
Medellín, octubre 21, 1966, p.16)
173
El certamen contó con la participación de grupos de todo el país. Se trató de una
gira nacional animada por Alfonso Lizarazo. Los jóvenes paisas por encima de los
prejuicios reinantes de la ciudad, que habían llevado a la iglesia a censurar ritmos
como el twist, disfrutaron en el coliseo cubierto con la actuación de sus ídolos.
Harold, Oscar Golden, Los Yetis, Los Speakers, Los Ampex y El Ballet de Katty,
llegaron a la ciudad para traer desenfreno, “hasta ese momento eran
desconocidos en Medellín, fenómenos como la histeria colectiva..., representada
en gritar y bailar esos nuevos y poderosos ritmos que invadían la sangre”.31
Una espectadora de aquel concierto, citada por Clara Arroyave en su artículo
publicado en Medellín en vivo, comenta:
“El coliseo estaba repleto, te digo que no cabía ni una persona, ni siquiera una aguja. Eso
era inmenso. La gente, yo creo que las etiquetas fueron muchísimas, todo el mundo
compro milo, pues si no se usaba se usó, pero lo compramos con tal de verlos. Llegamos y
eso eran filas de muchachas y muchachos, eso era interminable. Me acuerdo que se
demoró para empezar. Vicky fue la primera, era muy joven siempre cantaron bastante,
todo el mundo era parado, la gente cantaba parejo con ellos... gritaban, lloraban, eso se
volvían como locos, casi como ahora y de verdad que los artista eran bien bonitos y lo que
cantaban... todas las canciones eran de amor y de tanto oírlos en la radio le gustaban a
32
uno”.
Después de ese concierto la iglesia reacciono aplicando toda su sanción moral,
Iván Darío López del grupo los Yetis, recuerda:
“Si claro, nosotros participamos en Milo a go-gó en Medellín y nos costó que dizque nos
sacaron de la iglesia y toda la cosa pues. Nos excomulgaron porque con nuestros
movimientos hacíamos que las mujeres se desvistieran y no se cuantas historias eróticas,
muy interesantes por cierto. Realmente hubo un escándalo gigante en Milo a go-gó. Yo
creo que la juventud estaba tan frenada que había que darle esa posibilidad y uno se
movía y si con eso la gente se desvestía me parece fantástico, pero y si por eso yo no
puedo ser católico pues no soy católico ¿qué se va a hacer?, de todas maneras el Milo a
33
go-gó fue un acontecimiento vital para la historia del rock en Colombia”.
31
Clara Arroyave, “Rock en vivo. La historia de los conciertos”, Medellín en vivo..., p. 79.
Citado por Clara Arroyabe, “Rock en vivo. La historia de los conciertos”, Medellín en vivo..., p. 80.
33
Arroyabe, “Rock en vivo. La historia de los conciertos”, Medellín en vivo..., p. 81.
32
174
A pesar de la censura y de la reacción moralista hubo en la ciudad luego de este
concierto, se realizó otro. El segundo Milo a go-gó se llevó a cabo en el teatro
Junín, poco tiempo antes de que este fuera demolido, el 3 de septiembre de 1967,
no tuvo el ruido ni la resonancia del primero, pero se dejó claro que la juventud
reaccionaba ante la opresión moral, esta vez solo Los Yetis, Los Young Beats y
Harold, animaron la velada.
En diferentes ciudades del país surgieron discotecas donde se bailaban los
ritmos de moda, tal vez los más famosos de ellos en la capital de la república, “El
infierno a go gó”, “La dicotheque” y “la bomba”, sitios donde la distinción de clase
no existía. Acerca de esos lugares, comenta Sonia Osorio en un artículo para la
revista Cromos, en 1965:
“Bogotá es ahora como tantas otras capitales, el imperio del ‘shake’, del ‘surf’, del ‘mokey’ y
demás sucursales. Los templos para le nuevo dios de la juventud surgen a diario y aún así no
dan abasto para la demanda que abarca, desde los niños de doce, hasta los viejos de setenta.
Los importantes y los del montón.... Hoy en día un chico de catorce años se da cita con una
amiguita de trece y por diez pesos cada uno entra a bailar la tarde de un sábado o un domingo,
34
sanamente, sin complicaciones, sin trago, y sin problemas de dinero....”
En Medellín por el contrario las autoridades negaron los permisos para fundar
discotecas. La música se escuchaba en grilles, cafés, bares, estaderos, pero a
ellos acudían solo los mayores de 21 años, los adolescentes debían conformarse
con escucharla en las heladerías o en la radio. Quienes podían lo oían en sus
estéreos y tocadiscos o lo bailaban la mayoría de las veces en reuniones y fiestas
particulares programadas por ellos mismos.
34
Sonia Osorio “El sacudido mundo de los ye yé”, Cromos, Bogotá, diciembre 12, 1966, pp. 11-12.
175
3.1.5. Canción protesta, salsa y balada
La música go-gó y ye-yé, que encerraba los ritmos devenidos luego de la invasión
del twist, así como las posibilidades electrónicas abiertas por las agrupaciones
británicas, fueron perdiendo vigencia en Medellín y Colombia finalizando el año
1967, dando paso a la canción protesta, a un resurgir de la música caribeña y a la
balada.
El contenido de las letras de las canciones interpretadas por los jóvenes
representantes de la “nueva ola” y del go-gó criollo estaba orientado al amor, a
situaciones divertidas y a conflictos de adolescentes. Por ningún lado se apreciaba
el contenido social ya que, al parecer de muchos, no se podía hacer este tipo de
música en el país.35
Hasta 1968, cuando comenzaron a popularizarse los intérpretes nacionales de
canción protesta, este tipo de música era escasa, aunque cabe resaltar la
admiración mutua y el acercamiento entre los nadaístas y algunos cantantes de la
generación ye yé. Esto llevó a que los músicos interpretaran algunas
composiciones de los poetas y literatos, como la canción “Llegaron los
peluqueros”, una sátira humorística compuesta por Gonzalo Arango para los Yetis,
aparecida en el segundo álbum de este grupo paisa en 1967 y el tema “Boca de
chicle” escrito por Pablus Gallinazo e interpretado por Oscar Golden.
La canción protesta, llamada así por sus letras de alto contenido social y
reivindicativo, marcadas por el aire combativo que se vivía en América Latina, tuvo
35
Oscar Golden afirmó al respecto en 1967: “creo que no debe haber censura contra las canciones
de protesta. Esta censura oficialmente no existe, pero las casas grabadoras temen ser
sancionadas si llegan a publicar ese tipo de discos”, Cromos, Bogotá, 21 de marzo de 1967.
176
relativa importancia en Colombia principalmente entre los círculos de universitarios
y jóvenes de clase media. En el país el movimiento se inicio en 1967 con las
interpretaciones de Eliana. “La voz cantante de la protesta”, grabó el primer disco
con canciones de ese tipo, no faltaron la censura indirecta y las apatías. Luego
vino el nadaísta Pablus Gallinazo, con su disco “El comandante protesta”, cuyas
letras dieron mucho de que hablar.
El año 1970 fue de gran importancia para este tipo de música, se creó el
Centro Nacional de la Canción Protesta, que durante algún tiempo trató de llegar
al pueblo por medio de recitales populares en los cuales participaban los
principales cantantes de este genero en Colombia y se realizó el primer festival
nacional de la canción protesta en las islas de San Andrés, en el participaron entre
otros Leonardo, Oscar Golden, Harold, Carmenza Duque y Rodrigo, además de
escritores nadaístas como Gonzalo Arango, Eduardo Escobar y Pablus Gallinazo.
Para 1971, existían en el país además de los ya mencionados, jóvenes
compositores e intérpretes como Norman y Darío, Ana y Jaime, Sergio Torres y
Regulo Ramírez.36
Por esos años las figuras de la música juvenil hispanoamericana se dedicaron
a grabar baladas. En este ritmo suave se destacaba una sonoridad clara y voces
puras. Rafael, Sandro, Piero, Leo Dan y muchos más se destacan entre sus
exponentes.
En Medellín, donde los ritmos tropicales han tenido gran acogida, la música
caribeña tuvo un resurgir finalizando los años sesenta, con la llegada del género
36
Octavio Peláez Mendoza. “Un eficiente político la canción protesta”, Cromos, Bogotá, abril 26,
1971, pp.17-18.
177
que algunos llamaron “salsa”. Este no era más que una reinterpretación de los
ritmos y canciones antillanas tradicionales por parte de algunas orquestas de
Nueva York y Puerto Rico. Para hacerlo se valieron de arreglos y de una base
instrumental más amplia donde predominaban las secciones de viento, los
instrumentos de percusión y el piano. Muchos de los primeros intérpretes famosos
eran jóvenes, casi adolescentes en el caso de Willie Colón y Hector Lavoe quienes
tenían 16 y 17 años respectivamente cuando empezaron a grabar juntos en 1966.
Un aspecto rescatable que le permitió a la salsa arraigarse en los sectores
populares de las ciudades del país, fue el contenido social de las letras de algunas
canciones, surgidas del sentir de los inmigrantes latinos en los barrios bajos de
Nueva York. En ellas se hablaba de personajes, espacios y situaciones que le
eran cotidianos a los pobladores de las urbes latinoamericanas. El boogalo fue
otra expresión rítmica característica de los jóvenes latinos en la “gran manzana”.
Entre los intérpretes iniciales de este género cabe resaltar a los hermanos Charlie
y Eddie Palmieri y su orquesta New Duboney, a Joe Cuba, Richie Ray, Bobby
Cruz, entre otros grandes. Tanto la salsa como el boogalo tuvieron buena acogida
en la ciudad, al igual que en Cali y Barranquilla principalmente. 37
En noviembre de 1967 se anunció de esta manera en el periódico El Correo, el
creciente gusto del público joven por la salsa “Se dice que desde hace algún
tiempo gusta en Venezuela un ‘tumbao’ que mucha gente denomina ‘salsa’, se
37
“Ricardo Ray y su orquesta se imponen con el Boogaloo”, El Correo, Medellín, 23 de junio, 1968,
p.3; Luís Fernando Barreto. “Salsa y lógica espacial en Medellín”, tesis de pregrado en sociología,
Universidad de Antioquia, 1998, 164 p.
178
caracteriza este ritmo en el ‘sabor’ que imprimen los ejecutantes a los números
que interpretan, así como a los acordes modernos utilizados en los mismos”.38
En 1968 aparece la primera grabación de estos nuevos sonidos por parte de
una agrupación de la ciudad, se trató del LP “¡Salsa! Mi hermana”, del Sexteto
Miramar, agrupación compuesta por varios jóvenes, creada en 1963 y que se
había dedicado a la interpretación de ritmos tropicales, este trabajo musical
lanzado por Discos Fuentes tuvo gran éxito en Barranquilla y Cali, las otras dos
ciudades salseras del país.39
38
“Velvet publica la ‘Salsa ritmo aquí’. Disco bailable del Sexteto Juventud, titulado ‘Guasanco’”, El
Correo, Medellín, 11 de noviembre, 1967, p.11.
39
“La salsa y el boogaloo. Fruto exótico del baile que se impone con el Sexteto Miramar”, El
Correo, Medellín, 30 de junio, 1968, p.3.
179
21
21. Conjunto Miramar, primera orquesta local que grabó en ritmo de Salsa.(El Correo, Medellín,
junio 30, 1968, p.16)
180
Los años sesenta significaron para la juventud medellinense, un mayor
reconocimiento por parte de los productores de bienes de consumo y una
ampliación en lo que se refiere a gustos musicales, el surgimiento de figuras
jóvenes latinoamericanas y más adelante locales, que interpretaban los movidos
ritmos modernos venidos de Estados Unidos, con algunas variaciones al igual que
temas propios, contribuyó a que estos ganaran un espacio dentro del
conglomerado de la música popular escuchada en la ciudad, el cual incluía, entre
otros, música tropical, tango, bolero y bambuco.
181
4. Consumo de psicoactivos entre los jóvenes en la década de 1960
En los años sesenta en Medellín al igual que en el mundo se presentó un
incremento en el consumo de psicoactivos, pero este no estuvo tan relacionado
con experiencias místicas, su uso estuvo más asociado a la lúdica. Pero antes de
abordar el consumo de psicoactivos en Medellín conviene definir cuales son las
sustancias que afectan el Sistema Nervioso Central, dar una clasificación básica
de ellas, así como dar un panorama general de los antecedentes de su consumo
en el mundo.
Pueden establecerse cuatro grupos principales: depresores, estimulantes,
alucinógenos y narcóticos. En primer lugar se encuentran aquellas que tienen un
efecto enlentecedor sobre la actividad nerviosa y disminuyen el ritmo de las
funciones corporales. Entre los depresores más importantes se encuentran el
alcohol y los barbitúricos tipo nembutal, seconal, luminal, ecuamil y librium, cuyo
uso excesivo puede paralizar el cerebro y causar la muerte.
Los estimulantes, excitan la actividad nerviosa e incrementan el ritmo de las
funciones corporales. Aquí encontramos a la cocaína, a la cafeína, a las
anfetaminas y a las “drogas de diseño”, elaboradas clandestinamente para fines
recreativos, como las feniletaminas, las arilhexilaminas y otros.1
Como alucinógenos se conocen aquellos elementos que al ser ingeridos por
los seres humanos trasforman la percepción y evocan imágenes sin entrada
sensorial o alucinaciones. entre los representantes más característicos de este
conjunto se encuentran la cannabis sativa, variedad de cáñamo de cuya
1
Pedro Lorenzo, José María Ladero y otros, Drogodependencias, Madrid, Panamericana, 1998, p.
117.
182
florescencia en las plantas hembras se obtienen la marihuana y el hachís; el ácido
lysérgico doethylamide, LSD, obtenido del cornezuelo del centeno, un hongo
parásito que nace en su flor; y la psilocibina, presente en diversos hongos y
aislada sintéticamente.
Por último, los narcóticos o estupefacientes, producen sopor, relajamiento
muscular y embotamiento de la sensibilidad, sensaciones similares a las de los
depresores. Acá se destacan el opio y sus derivados, morfina, heroína y codeína.
En el siglo XX ante el visible incremento del consumo de sustancias
psicoáctivas y debido a la asociación que a dicho consumo se le hacia con el
delito, muchos países occidentales endurecieron la legislación que regulaba la
distribución y uso de estos. Estados Unidos sobresalió como líder en ese sentido,
en 1909 lanzaron una convocatoria a las principales potencias europeas con
intereses comerciales en el Lejano Oriente, para celebrar una reunión en la ciudad
de Shangai, China. En ese encuentro, conocido como la Comisión del opio de
Shangai, se discutieron aspectos relacionados con el problema causado por el
incremento en el uso de tal estupefaciente, con fines diferentes a los médicos,
inaugurándose así la regulación internacional sobre tráfico y consumo de drogas. 2
Durante la primera mitad del siglo XX, el consumo de drogas en Occidente,
excepto el alcohol y el tabaco, cuya distribución y consumo han sido ampliamente
2
En 1912, se realizó en la ciudad de la Haya, Holanda, la I Convención del Opio, cuyas
reglamentaciones entraron en rigor en febrero de 1915. Desde ese momento quedó establecida la
cooperación internacional en materia de drogas. Los principios allí establecidos, permanecieron
como base en la legislación mundial acerca de drogas sicoactivas, hasta enero y marzo de 1961,
cuando se reúnen en la ciudad de Nueva York, representantes de 74 estados del mundo, para
aprobar la Convención Única Sobre Estupefacientes, la cual sustituyó todos los tratados anteriores,
convirtiéndose en instrumento en materia de legislación respecto a las drogas, modificado en la
ciudad de Ginebra, Suiza, por el Protocolo de modificación, aprobado en 1972. Diego Garcìa
Sayan (ed.), Coca, cocaína y narcotráfico. Lima, Comisión Andina de Juristas, 1989, pp.277-278.
183
aceptados por la sociedad, salvo en el caso de la prohibición de las bebidas
alcohólicas hecho en los Estados Unidos en la década de 1920, estuvo relegado a
subculturas de las diferentes clases sociales y además no estuvo beneficiado con
gran permisividad legal.3
Luego de la Segunda Guerra Mundial, un sector de la generación de jóvenes
occidentales, encontró en el uso de drogas una válvula de escape al
inconformismo y al existencialismo que despertó en ellos la guerra y la situación
resultante de ella. La llamada generación beat en Estados Unidos, desde finales
de los años 1940 y durante toda la década del 50, agrupó artistas, intelectuales,
escritores, recién salidos de la guerra y se desenvolvió en un escenario abierto en
el que la marihuana era un lazo para sentirse unidos espiritualmente, superar el
vacío de la posguerra, aplacar la angustia y la paranoia, provocar el puritanismo
burgués, experimentar artísticamente en el rechazo de la tradición académica,
alzar los velos del yo y de la naturaleza interior.4
En la década de 1960, el consumo de drogas se expandió en entre adultos y
adolescentes occidentales como en ningún otro momento de la historia. La
psicodelia, fue un rasgo de la vida de los jóvenes asociados a la cultura hippie de
estos años. Claro que el aumento en el consumo iba más allá de la
experimentación sicodélica de miles de jóvenes pertenecientes a diferentes
subculturas en el mundo. Estos y la minoría de tradicionales consumidores entre
3
Eric Hobsbawm, “la revolución cultural”, Historia del siglo XX. 1914 – 1991. Barcelona, Critica,
1996, p.335.
4
Mario Maffi, La cultura underground, vol. I, Barcelona, Anagrama, 1975, p.58.
184
los que se encontraban artistas y sectores populares, eran solo el pico de la
montaña.5
4.1. La psicodelia criolla
Medellín también ha tenido un a tradición en cuanto al consumo de sicoactivos, la
cual se remonta a la época prehispánica. En la América precolombina, la
existencia y uso de este tipo de elementos estuvo ampliamente difundido. Una de
las razones que influyeron en esto, fue la gran riqueza en flora psicoactiva, sobre
todo estimulantes y plantas con alto contenido de alcaloides, que existen en el
continente. Otro factor sería la vinculación del consumo de estas con cultos
religiosos.
En las culturas de América Central el uso de entéogenos o “plantas de los
dioses”, como el ololiuhqui, el peyote y los hongos psilocibinos fue ampliamente
difundido. Existen registros que remontan el consumo del peyote entre los
Toltecas y los Chichimecas, por lo menos 1890 años antes de la llegada de los
primeros españoles. Las civilizaciones andinas también hicieron uso de sustancias
alteradoras de la conciencia, como la coca, el yajé, el rapé, el cactus conocido
como San Pedro, solanáceas (como el borrachero, el tabaco y las brugmancias),
la chicha , entre otras; su consumo se extendió desde el actual territorio
5
En la base se encontraban los millones de personas que no podían llevar una vida normal,
dormir bien, despertarse bien, sin la ayuda de las pastillas. Se decía que la dependencia de las
drogas había superado todos los cálculos en la historia de la humanidad, se tomaban píldoras para
animar, para tranquilizar, para ganar peso, para perderlo, para evitar la concepción, para lograrla.
“El mundo alucinante de las drogas”, Cromos, Bogotá, octubre 16, 1967, pp. 17-19.
185
colombiano hasta la Argentina, asociado principalmente a prácticas mágicoreligiosas.6
Con la llegada de los españoles, el tradicional uso de psicoactivos fue
perseguido y castigado, ya que los efectos de estas plantas estuvieron asociados
con cultos paganos y demoníacos. A pesar de esta persecución, su uso no
desapareció, se mimetizó y hizo clandestino, incluso aumentó en algunos casos,
como en el de la coca.7
Posiblemente el cáñamo fue introducido al continente americano por los
españoles durante la primera mitad del siglo XVII. En un principio fue utilizado
para la extracción de fibras que permitieran suministrar aparejos a la Armada
Española. Su cultivo se intentó en los territorios de los actuales países de México,
Colombia, Perú y Chile, siendo únicamente en este último donde prosperaron y se
exportó a España. Con el mismo fin Inglaterra introdujo la planta en sus colonias
de Norteamérica, por esa misma época.8
Según la Historia de la drogadicción en Colombia, durante la primera mitad del
siglo XX las sustancias psicoactivas mas utilizadas en el país, fueron las bebidas
alcohólicas, la cocaína y la marihuana. A medida que fue avanzando el siglo XX, el
consumo de alcohol se siguió considerando como un grave problema social,
debido a que las personas de clase baja, las que se consideraban más
contaminadas con el mal, invertían parte considerable de sus salarios en bebidas
6
Peter Furts, Los alucinógenos y la cultura, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, 312 p.
Según autores como Mario Arango y Jorge Child, la coca sufrió un aumento considerable en su
consumo luego de la llegada de los españoles, debido posiblemente a la carga de trabajo que fue
impuesta al indígena y al deseo de riqueza de los recién llegados, quienes vieron en la coca un
medio mas para su enriquecimiento. Mario Arango y Jorge Child, Narcotráfico imperio de la
cocaína. Medellín, ed. Percepción, 1984, p. 75.
8
Juan Carlos Leza,”Cannabis. Farmacología”, Drogodependencias, p. 191.
7
186
alcohólicas, claro que el consumo se daba con regularidad principalmente entre
los hombres de todos los sectores sociales. 9
El discurso prohibicionista estadounidense y europeo se hizo presente en el
país desde principios del siglo XX. Las campañas realizadas en el país y en la
ciudad fueron eco de las que realizaba la liga puritana anti salom en Estados
Unidos, la cruzada moral fue liderada por la iglesia y los sectores más
conservadores de la sociedad, claro que en ese sentido el Estado ha sido
demasiado permisivo y tolerante, al permitir la libre venta, distribución y consumo
del alcohol y el tabaco, que le representa gran cantidad de ganancias, castigando
duramente sustancias menos dañinas al individuo y la sociedad.10
Con el aislamiento sintético y el descubrimiento de compuestos, la química del
siglo XIX aplicó a la medicina moderna el uso de las sustancias psicoáctivas
utilizadas tradicionalmente (La morfina fue aislada en 1806, la codeína en 1832, la
cafeína en 1841, la cocaína en 1859 y la heroína en 1883). El opio y sus
derivados, lo mismo que el cannabis, tienen presencia en Colombia y en Antioquia
desde finales del siglo XIX.11
A partir de las primeras décadas del siglo XX el consumo de marihuana se
comenzó a popularizar en Colombia. Algunos autores aseguran que su ingreso se
9
Augusto Pèrez Gomez (ed.). Historia de la drogadicción en Colombia. Bogotá, Ediciones
Uniandes, Tercer Mundo editores, 1996, p.37
10
Gabriel Jaime Bustamante Ramírez, “Los discursos sobre las drogas sicoactivas emitidos en
Medellín, 1890-1970. Una forma de estigmatización”, monografía de grado en Historia, Universidad
de Antioquia, 2000, pp. 52-53.
11
En las boticas de Medellín podían hallarse en los años 1920 y 1930 los siguientes productos
importados de Alemania, Francia, Estados Unidos y Holanda: Laúdano Sydenham, ampollas de
seconal, Anestesol, Eucodal, clorhidrato de morfina, Polvo Dower, Gotas de Gallard, píldoras de
segona, jarabe de opio, jarabe de morfina, gotas rosadas de Magendie, extracto fluido de cañamo
indio y extractos blandos de beleño y belladona. Bustamante Ramírez, “Los discursos sobre las
drogas sicoactivas emitidos en Medellín, 1890-1970...”, p.94.
187
dio vía Panamá, allí los trabajos de construcción del canal agruparon una fuerza
de trabajo que provenía de todo el Caribe, donde ya existía una tradición del
consumo de hierba. Rápidamente su uso se convirtió en una costumbre entre los
habitantes de las tierras costeras colombianas, siendo estos quienes impulsaron
su difusión al interior del país, donde fue recibida por los habitantes de sectores
populares, reclusos de penitenciarias, así como por algunos intelectuales y
artistas.12
En 1925 el gobierno colombiano a través del Instituto de Fomento Industrial,
inició experimentos con el cultivo de cáñamo, con miras a la obtención de fibras
encaminadas a la industria textil en los departamentos del Tolima y Magdalena,
los cuales tuvieron poco éxito, dos décadas mas tarde, durante el gobierno de
Mariano Ospina Pérez, entre 1946 y 1950, volvieron a intensificarse los cultivos de
cáñamo, se importaron grandes cantidades de semilla, para tratar de suplir la
escasez de materia prima producida por la Segunda Guerra Mundial. La semilla
resulto ser de poca calidad para la producción de fibra, pero bien apetecida para el
consumo.13
A partir de la década de 1940 surgió en Colombia una subcultura asociada al
uso de la marihuana, con tinte de barriada, que encontró su expresión en un
personaje popular: los camajanes. Estos jóvenes no ocultaban el consumo de
12
Anthony Henman, “Marihuana, hongos y yajé”, Mama coca, Bogotá, El Ancora Editores, editorial
Oveja Negra, 1981, pp.235-236.
13
Augusto Perez Gomez. Historia de la drogadicción en Colombia, p.37.
188
hierba, eran enamoradores, vestían vistosas prendas de colores, zapatos
golondrinos, caminaban rítmicamente y hablaban en un argot particular. 14
Comenzando la década del sesenta Medellín aparece como la ciudad del país
donde más se comerciaba y se consumía marihuana. Ésta, al lado de los
barbitúricos tipo seconal eran los más apetecidos por los tradicionales
consumidores locales entre quienes se habían popularizado desde los años
cuarenta. El incremento en su uso se dio especialmente entre jóvenes de todos
los sectores sociales, ya no únicamente entre los marginados y los intelectuales.
Uno de los diarios de la ciudad anunció así este incremento en el número de
consumidores:
“Los agentes de la inspección municipal de policía han estado más activos en la persecución
de los fumadores y traficantes de marihuana y seconal, para con su captura conseguir la
‘limpieza’ de la ciudad que esta atestada en todos sus sectores de elementos indeseables que
no solo se dedican a consumir estupefacientes sino a enviciar a jóvenes de edad que luego
son clientes principales en la compra de esos elementos […] . En esta campaña, toda la
15
ciudadanía esta secundando en forma admirable a los agentes municipales […] .
Hasta 1954 eran pocos los casos registrados en la prensa, de menores que
hubieran fumado marihuana, estos se incrementaron al finalizar esa década y
siguieron creciendo durante la siguiente. En 1963 Antioquia encabezaba las listas
de consumidores de marihuana a nivel nacional con ventas de 7992 onzas por un
valor de más de 227 millones de pesos anuales, seguida de Bogotá donde las
cifras llegaban a 181 millones.16
14
Diego Herrera, “Con la pinta bacána y tal. Génesis y desaparición de los llamados ‘camajanes’
en Medellín, 1950-1970.Inédito, Archivo Grupo de Historia Oral, Departamento de Historia,
Universidad de Antioquia, 2002.
15
“Decomiso de marihuana y seconal con destino al penal de la Ladera”, Sucesos Sensacionales,
Medellín, 9 de Nov. 1962, p. 6.
16
“Quienes son y como actúan los personajes de la marihuana”, El Correo, Medellín, enero 11
1963, p.7.
189
Ante este incremento del consumo, comenzando el decenio se habla en la revista
Cromos, acerca de la necesidad de crear en Medellín un centro de Marihuanos
Anónimos, debido a los peligros que presenta para la sociedad el uso de esta
“yerba maldita”. Según el doctor Guillermo Cano Puerta, químico egresado de la
Universidad de Antioquia y estudioso del tema del consumo y los efectos de la
marihuana: “bajo el efecto de la hierba se puede matar a la esposa, a la madre o
al padre, a los hijos, y llegar al suicidio por los hechos mas frívolos.17
A pesar de que el aumento en el consumo se estaba dando dentro de todos
los sectores sociales, fue en las zonas tradicionalmente señaladas como foco de
perversión donde más se capturaban consumidores y se decomisaba marihuana y
seconal. La Bayadera, Guayaquil, Lovaina, Las Camelias, el Barrio Antioquia,
Aranjúez y Manrique, fueron en ese tiempo lugares bastante visitados por las
autoridades policiales, al igual que la cárcel de la Ladera y el preventorio infantil,
donde también existía un importante comercio.18
En estos barrios el consumo de marihuana entre los jóvenes, incluso en los
niños era amplio. El diario El Colombiano informa sobre esto en 1959:
“Uno de los sectores en donde más se fuma marihuana en Medellín es en el barrio Antioquia
en donde hasta los menores fuman la mencionada yerba. Es tal la situación..., que en cierta
ocasión se capturó a un niño de diez años de edad quien al ser conducido a la inspección del
barrio reconoció ser adicto a la marihuana y pesar de su corta edad encendía cigarrillos con la
19
mayor naturalidad ....”
17
Alberto Yepes, “La yerba maldita avanza”, Cromos, Bogotá, nov.28, 1960, pp.18-20. El doctor
cano Puerta publicó en 1960 un completo análisis titulado “La marihuana y sus peligros”, con el
que fue ganador de un concurso en la Universidad ed Medellín en 1959.
18
“Que es marihuana y cuáles son sus efectos?. La hierba se conoció mil años antes de
Jesucristo”, El Correo, Medellín, 7 de noviembre 1962, p.5.
19
“Carencia total de vigilancia policiva en el Barrio Antioquia”, El Colombiano, Medellín, enero 15
1959, p. 7.
190
En algunos colegios y universidades también se creó un mercado grande en el
que se inducía a los jóvenes a consumir:
“Compañías organizadas con intereses pecuniarios y compañeros viciados son una amenaza
continua para los colegiales, que atraídos por la curiosidad, acceden fácilmente a las primeras
libaciones y después por ser los primeros efectos de la droga de alegría y bienestar, se sienten
20
irresistiblemente atraídos por el cigarrillo o ‘cachiflín’.
La alarma moral frente este fenómeno fue alta, comenzando el decenio había en
la ciudad un estereotipo del marihuanero, creado por autoridades civiles y
religiosas “para que con espíritu de civismo y de mantenimiento de la dignidad
nacional, la ciudadanía se alerte, los padres vigilen a sus hijos, y todos colaboren
con las autoridades para acabar con este flagelo”. En la prensa decían que:
“Los marihuaneros gustan de ropas llamativas, de indumentaria colorista, pantalones
ajustados, chaquetillas o jersey también muy ceñidos, camisas de colorines tropicales pulseras
y colgaduras metálicas, pelo a lo ‘camajan’. Suelen tener los ojos vidriosos, conjuntiva
21
congestionada, párpados rojizos, pupilas dilatadas y con escasa reacción a la luz”.
De todas las sustancias psicoáctivas que se encontraban en el mercado por esa
época, la más atacada y perseguida fue la marihuana, cuyo porte, distribución y
consumo fue duramente sancionado por la justicia y la moral. En la prensa, en la
radio, desde los pulpitos se comenzó a hablar ampliamente de las drogas y de sus
efectos, especialmente de lo que erróneamente llamaban “yerba maldita”, “droga
de asesinos”, que según la creencia generalizada, degeneraba a los hombres
convirtiéndolos en criminales, en pervertidos sexuales y en homicidas:
“el drogado [con marihuana] llora a mares o ríe a carcajadas; se estremece, aúlla o se
revuelca por el suelo; siente un amor desbordante, o al contrario, le invade una verdadera
locura asesina; rebosante de felicidad o descompuestos por la angustia, sucesivamente cubre
de besos frenéticos todo lo que encuentra o busca algo que destruir, algún ser que
22
asesinar[…]”.
20
“Haxixinos asesinos”, Alborada, Medellín, Nº 99, mayo-junio 1961, p.6.
“Haxixinos asesinos”, Alborada, p. 8.
22
Kerdeland, Jean (Agencia France Presse), « Los paraísos artificiales », Cromos, Bogotá, enero
11, 1960, pp.20-25.
21
191
Otras publicaciones afirmaban que:
“Bajo los efectos de la marihuana Muchas ideas de verdadero delirante quedan objetivadas
bajo impulsos agresivos, destructores, homicidas o sexuales, pues el freno inhibidor, la moral y
la conciencia se embotan o desaparecen completamente.... En la esfera sexual se
experimenta una fuerte exaltación que los lleva física y psíquicamente al pecado sexual y a
23
diversos atentados contra personas honradas.”
También circularon en el medio, artículos y otro tipo de publicaciones donde se
daba una visión científica, menos reaccionaria frente al consumo de cannabis,
aunque no en un número tan amplio como las que hablaban mal del consumo de
la marihuana, donde se aclaraban muchos de los falsos mitos que circulaban.
“... Los que hablan de orgías, de escenas depravadas como comunes acompañantes de la
marihuana, son los que no han tenido respecto a ella una experiencia personal. A diferencia de
un cigarrillo común, la marihuana no se fuma constantemente. Lo que hace un fumador
después de un ‘toque’, no es responsabilidad de la yerba: el fumador puede ser un músico, un
ejecutivo de publicidad, un estudiante de teología.... La marihuana no induce a la violencia;
hace descansar al individuo y puede hacer empezar en él una manera de pensar y de percibir,
24
completamente distintas.”
Las sanciones penales a quienes usaban marihuana eran drásticas. Quienes eran
capturados portando o consumiendo hierba en los años sesenta, eran procesados
bajo el numeral 16, artículo 7º del decreto 0014 de 1955, que calificaba como un
estado antisocial el “cultivar, elaborar, usar, negociar o facilitar la hierba, lo mismo
que inducir a otro a cultivarla, elaborarla, usarla, negociarla y facilitarla”.25
Fuertes campañas en contra del creciente uso de estas sustancias se llevaron
a cabo en la ciudad, especialmente a partir de 1964, cuando un importante
cargamento de marihuana fue descubierto en una de las bodegas de carga
pertenecientes a los ferrocarriles nacionales y a un hombre que viajaba en tren se
23
Vicente Serer Vicens, “Violencia y delincuencia juvenil”, p.5.
David Salden, “Marihuana un mundo extraño y peligroso”, Cromos, Bogotá, 22 de octubre 1962,
p.13.
25
Aristóbulo Ramírez Bedoya, “El porte de marihuana no estructura estado peligroso sino un
delito”, Alborada, Medellín, Nº 99, mayo-junio 1961, p.26.
24
192
le decomisaron 25 kilos de la hierba. Se habló de “la guerra contra la marihuana”,
se incrementaron los decomisos, las detenciones y las acciones encaminadas a
terminar con tal problema.26
Por su precio y fácil consecución, la marihuana fue la preferida por los
consumidores sobre otras drogas. Era traída a la ciudad desde varios municipios
del departamento. En esa época fueron descubiertos sembrados en Copacabana,
San Jerónimo, San Vicente, Santo Domingo, Rionegro, Puerto Berrío, Frontino,
Guarne, Betulia, La Unión, El Carmen de Víboral, El Peñol, Pueblo Rico,
Chigorodó, San Pedro, Fredonia, Heliconia y Apartadó.27
Según datos presentados por Humberto Bronx en un texto publicado en la
época acerca de “los males que agobiaban a la juventud local”, la marihuana era
consumida por un 87% de los adictos, seguida de los tranquilizantes tipo valium y
librium con un 30%, de barbitúricos como seconal con un 25%, hongos con un
15%, morfina con un 10%, LSD (que debía ser importado de Estados Unidos), con
el 7%.28
La utilización de tranquilizantes que iba en aumento en el mundo, también
creció en Medellín por esos años. En 1962 se decía que la ciudad se había
“convertido en un foco de pastilleros, de drogómanos y de marihuanos” y que las
pastillas eran las que se habían tomado los altos círculos sociales, haciendo
común el uso del ecuamil, Los meprobramatos, los ataráxicos y el vesparax. 29
26
27
Información recogida en los diarios El Colombiano y El Correo, de la ciudad de Medellín para la
década del sesenta.
28
Humberto Bronx, “Drogas más usadas en Colombia”, Estudios sobre alcoholismo, drogas, sexo
y marihuana, tercera edición, Medellín, Granamerica, 1971, p. 73.
29
“Colombia, país de los drogómanos. La moda de los tranquilizadores”, El Correo, Medellín,
enero 12 1962, p. 5.
193
Pasada la primera mitad de la década, cuando con la psicodelia, los jóvenes
buscaron un autoconocimiento, a través de la utilización de sustancias
alucinógenas naturales, como la marihuana, el hachís, el peyote, los hongos
psilocybinos o el LSD, en la ciudad seguía creciendo el número de consumidores.
Sin embargo este aumento no estuvo ligado a experiencias místicas y creativas,
pues además de los nadaístas no existieron en la ciudad grupos que promovieran
abiertamente su consumo con estos fines. El uso estaba encaminado más hacia la
lúdica y el ocio, especialmente entre jóvenes de todas las clases sociales, como lo
muestra el siguiente aparte:
“En los bajos niveles de la bohemia y en las altas discotecas sicodélicas, en las cárceles y en
las universidades, en los prostíbulos y en los clubes sociales... y hasta en los corredores de los
colegios se toman drogas que incitan a la risa, a los ‘viajes’ imaginativos, pero también a la
30
descomposición moral....”
El consumo de alcohol que aumentó considerablemente en esos años también fue
visto con malos ojos. En el sentir de buena parte de los antioqueños, los
borrachos eran una vergüenza, una carga y una ruina para la sociedad. La
embriaguez era vista como corruptora de las costumbres especialmente si eran
las mujeres las que ponían “en peligro la estabilidad moral de la ciudad”:
“Hoy en día se quiere propagar, sobre todo en las ciudades, el ejemplo de la embriaguez entre
las mujeres de la alta sociedad y aun en todas las clases sociales. En fiestas paganizadas,
como la navidad y en otras circunstancias. El retrato de la mujer moderna es grotesco y
despreciable: Melena corta, pantalón arriba de la rodilla, en lugar de la falda tradicional; uñas
al rojo vivo en las manos y en los pies, cejas destrozadas para reemplazarlas con el carbón
finamente aplicado, cigarrillo en una mano y la copa o la botella en la otra. Así pasan las
noches enteras en los clubes, en casas particulares tomando trago, jugando como cualquier
mocetón disoluto y pecador. Mientras la mujer se mantenga en el lugar que le corresponde, los
pueblos se mantienen también en el camino de la moralidad: Pero cuando la mujer se
contamina y se entrega al torbellino en que se arrastran las gentes degeneradas; los pueblos
decaen, la raza se mengua en su potencia, en su nobleza y en su capacidad y todo está en
31
peligro sobre todo la familia.”
30
Vicente Serer, “Evite que su hijo sea un toxicómano”, Alborada, Medellín, Nº 157, enero- febrero
1971, p. 41.
31
Humberto Bronx, “La embriaguez en la mujer”, Estudios sobre alcoholismo, drogas, sexo y
marihuana, tercera edición, pp.39-40.
194
La sociedad se mostró alarmada ante el incremento en el consumo de
psicoactivos. Estudios científicos y sociales, serios y exagerados, acerca de este
fenómeno, fueron publicados en los diferentes medios escritos, películas de
contenido informativo y preventivo fueron transmitidas en los teatros. En Medellín
circularon por la época textos informativos acerca de la droga escritos por autores
extranjeros como El fenómeno LSD de John Cashman y locales como los Estudios
sobre alcoholismo, drogas, sexo y marihuana, del doctor Humberto Bronx, del cual
se publicaron varias ediciones; también se exhibieron películas donde se trataba el
tema, es el caso de la cinta “LSD Carne de Diablo” donde se abordaba “el
inquietante tema de las drogas malditas” que estaba afectando al mundo. 32
32
John Cashman El fenómeno LSD, primera edición en español, Barcelona, Plaza & Janes, 1971,
185 pp. Publicada originalmente en inglés con el título The LSD Story; Humberto Bronx, Estudios
sobre alcoholismo, drogas, sexo y marihuana, Medellín, tercera edición, Granamerica, 1970, 205
p.; Anuncio publicitario de la película, publicado en el semanario de farándula Pantalla, el jueves 2
de diciembre de 1962, p.7.
195
22
22. En los años sesenta el tema de las drogas saltó a la escena pública, en la imagen se aprecia el
anuncio de la película “LSD carne de diablo”, exhibida en Medellín en 1969.(El Correo, Medellín,
julio 19, 1969, p. 20)
23
23. La marihuana fue la sustancia psicoactiva preferida por los jóvenes en Occidente durante los
años sesenta. En la imagen se aprecia a un joven hippie fumando un enorme “cachaflin”.(Nick
Yapp (comp.), The Hulton Gemí Picture Collection. 1970’s. Décadas del siglo XX, Londres,
Köneman, 1997)
196
197
Asociado al incremento mundial en el consumo de psicoactivos y unido a la visión
empresarial de los antioqueños, en esos años se comenzó a desarrollar lo que en
las décadas siguientes se convertiría en el fenómeno del narcotráfico antioqueño,
iniciado con el tráfico internacional de marihuana colombiana, apetecida en el
mundo por la calidad de sus variedades, punto rojo, Santa Marta gold, mango
viche, la mona de corinto Valle y otras. Desde comienzos de la década se hablaba
de que Colombia era un centro internacional de refinación de estupefacientes,
versión negada por el entonces jefe del DAS, el coronel en retiro Alfonso Rojas
Martínez.33
Las modalidades de tráfico internacional eran increíbles y los diarios las
anunciaban sorprendidos, estas variaban desde lo ingenioso como llevar la
marihuana en maletas de doble fondo o pasar fronteras con humo de marihuana
comprimido en un extinguidor par luego vender sus aspiradas como si fuera una
pipa, hasta lo macabro como el caso de una mujer colombiana detenida en
Caracas cuando trataba de introducir marihuana en el cadáver de un niño en
1967, dos años más tarde se hablaba de que la INTERPOL estaba adelantando
pesquisas en Medellín y Bogotá, par tratar de desmantelar una red de traficantes
de marihuana, de la que ya se habían capturado algunos miembros en Miami,
entre los que se encontraban varios antioqueños, mientras trataban de introducir
marihuana a los Estados Unidos.34
33
“Colombia no es centro de la refinación de estupefacientes”, El Correo, Medellín, diciembre 12
1961, p.7.
34
“Tratan de introducir marihuana dentro del cadáver de un niño”, El Correo, Medellín, junio 26
1967, p.2.; “Tráfico de estupefacientes. INTERPOL adelanta pesquisa sobre marihuana en
Medellín”, El Correo, Medellín, noviembre 2 1969, p. 2.
198
Comenzando la década de 1970, cuando el Festival de Ancón reto la tradición
paisa el consumo de drogas se incrementó en Medellín. En ese multitudinario
evento los jóvenes desfogaron toda su libertad, cantando, amando libremente y
entregándose a la expansión de conciencia, en el capítulo más importante de la
psicodelia criolla hasta entonces. Allí la venta y el consumo de barbitúricos, de
cocaína, de LSD (importado directamente de Estados Unidos), de hongos
alucinógenos conseguidos en el sector o recolectados en Guarne y santa Elena,
así como de cacao sabanero, pero en especial el uso de marihuana, amenizaron
el ambiente prestándose para críticas y comentarios de la sociedad que poco o
nada les importó a los muchachos y muchachas que asistieron al “Woodstock a la
colombiana”.35
Con el festival de Ancón y el tráfico internacional de drogas, se inaugura un
nuevo capitulo en la historia de los psicoactivos en el país. En estos años se abre
un debate inexistente en la década del sesenta, acerca de la legalización de las
drogas y los beneficios económicos y sociales que esto traería, debate que aun no
termina y no terminara mientras en el país todavía se siga pensando como hace
50 años y los moralistas sigan gritando a los cuatro vientos: “¡vade retro haxixinos
asesinos!.
35
Henry Holguín, “Woodstock a la colombiana: marihuana, drogas y música en Ancón”, El Caleño,
Cali, junio 18, 1971; reproducido en Gonzalo Caro y Carlos Bueno Osorio, El festival de Ancón: un
quiebre histórico, Medellín, Lealón, 2001, pp. 77-80.
199
5. La píldora y el amor libre
El sexo, una parte de la vida de los seres humanos considerado como tabú en
tantas épocas de la historia, pasó a un primer plano durante la década de 1960.
Los jóvenes comenzaron a manejar una actitud más abierta frente a las relaciones
interpersonales, incluidas aquellas de tipo sexual y erótico. Los encuentros
amorosos de carácter intimo pasaron de ser un privilegio único de las parejas de
esposos, como pretendía la moral reinante, a convertirse en un derecho sobre el
propio cuerpo, reclamado a gritos por aquellos jóvenes que pretendían amarse
libremente, sin presiones de tipo racial, social, ni sexual.
Estos cambios no se dieron de manera espontánea, fueron el resultado de un
proceso que se comenzó a dar en Occidente a partir de la Revolución Francesa y
la declaración de los derechos humanos, los cuales permitieron un triunfo del
individuo sobre la vida colectiva, donde se comenzó a pregonar la necesidad de
tiempo y espacios para uno mismo, para vestirse a su gusto, ir y venir como uno le
parezca, consumir de acuerdo a las preferencias, frecuentar y amar a quien se
quiere y otras expresiones de las aspiraciones de un derecho a la felicidad que
daba por supuesto la elección del propio destino, legitimado por la democracia y
estimulado por el mercado.1
El sexo era considerado un tabú, existía una barrera que impedía a padres e
hijos hablar de procreación, de relaciones sentimentales, amorosas y sexuales.
Para los chicos la información llegaba por otros medios, especialmente a través de
1
Alain Corbin y Michelle Perrot “Entre bastidores. El secreto del individuo”, Historia de la vida
privada, vol. 8: Sociedad burguesa: aspectos concretos de la vida privada, pp.121-204.
200
sus pares, con quienes intercambiaban sus difusos conocimientos. Las relaciones
afectivas entre hombres y mujeres, estuvieron dotadas de formalismos y
convenciones
impuestas
por
la
sociedad.
Sus
acercamientos
iniciales
comenzaban generalmente en los eventos públicos: actos religiosos, de
beneficencia, fiestas y espectáculos. En América Latina, donde la fuerza y el
poder social de la religión católica ha sido indiscutible, por lo común el joven
llegaba a interesarse o a enamorarse de una señorita cuando ella acudía a la
iglesia, cuando iba de paseo o al asistir a los eventos sociales que compartían por
pertenecer a la misma clase social.2
Sin importar que algunos padres o tutores permitieran cierto relajamiento en las
costumbres, al tolerar que sus hijas bailaran o conversaran sin que terceras
personas escucharan, el noviazgo estaba siempre rodeado de obstáculos para
tener un contacto mas intimo. La virginidad femenina era considerada una virtud,
las jóvenes debían cuidarse de no caminar solas con sus pretendientes porque la
opinión de la gente contaba mucho, una buena mujer, la esposa ideal, era aquella
cuya conducta estaba constantemente vigilada por sus padres.3
El matrimonio, ritual por el cual se accedía formalmente a la vida adulta y a los
placeres de la sexualidad, cuando se realizaba de manera tardía, creaba un
dilatado tiempo de libertad sexual, en el pleno momento de maduración de los
instintos y transformaciones sexuales, donde los hombres tenían mas posibilidad
de acción, ya que aunque los defensores de la moral los vigilaban y amonestaban,
2
Raquel Barceló, “El muro del silencio: los jóvenes de la burguesía porfiriana”, Historias de los
jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX, p.138.
3
Barceló, “El muro del silencio…”, p.145.
201
el rigor de la acusación y el señalamiento eran mayores si la falla comprobada de
relaciones sexuales prematrimoniales se daba en una mujer. Claro que las
relaciones sexuales antes del matrimonio o por fuera de él, no eran extrañas, así
como tampoco lo eran las uniones libres, especialmente en las clases populares
donde existía una mayor libertad de acción al no tener tan de cerca la vigilancia y
el señalamiento.4
La sociedad occidental formuló normas éticas para regir la vida sexual de los
adolescentes y coartarles sus derechos sexuales, exigiéndoles una castidad
absoluta antes del matrimonio, condenando tanto las relaciones íntimas como la
masturbación. En la práctica, la total continencia casi nunca se produjo entre los
muchachos, siendo mas frecuente entre las mujeres. Desde siempre han existido
varios métodos de obtener complacencia erótica sin correr el riesgo de enfrentarse
a perder la castidad o a un embarazo no planificado, como el coito interrumpido,
que era la técnica mas utilizada, la masturbación recíproca, la felación o coito
bucal, el coito anal, entre otros.5
Durante el siglo XIX la creciente concentración urbana, extendió la formación
de guetos que suscitaban una intensa demanda sexual precoyugal: los obreros,
los militares, los empleados, los estudiantes y los comerciantes, sostuvieron una
presión continua sobre la virtud femenina, aliviada en parte por el amor ilícito,
4
Ana Maria Bidegain, “Control sexual y catolicismo”, Las mujeres en la historia de Colombia, vol 2:
Mujeres y sociedad, pp. 79-85.
5
Wilhelm Reich, “El problema de la pubertad”, La revolución sexual, Barcelona, Planeta de
Agostini, 1985, pp. 105-106.
202
ofrecido
en las cada vez más populares casas de tolerancia, prostíbulos y
burdeles.6
En esta centuria la homosexualidad se presenta como una conducta que era
guiada en muchas ocasiones por el azar de los encuentros, acompañada por
prácticas heterosexuales concurrentes. Ante la ley y la sociedad, el homosexual
dejó de ser nada más que un pecador para convertirse también en un enfermo al
que había que curar, con hipnosis, gimnasia, vida al aire libre, castidad o el
recurso de la prostituta.7
En cuanto al terror despertado por las prácticas sexuales solitarias o
masturbación, constituyó un ejemplo de la amplitud de la hipocresía y la doble
moral existentes, el placer solitario femenino era algo intolerable y para el hombre
constituía un secreto absoluto. La vigilancia ante estas prácticas era incumbencia
de los padres, de los sacerdotes y de los médicos.
Para todos hubo un control y una censura social de la sexualidad, dirigida
desde la familia y orientada por las instituciones religiosas y estatales, las cuales
variaban según las costumbres y las leyes de cada país. En aquellos donde
dominaba la religión católica, como en Latinoamérica, su base moral sirvió como
agente persuasivo y vigilante del comportamiento de la juventud y de la clase
obrera en general.
En la nueva centuria, una serie de transformaciones sociales afectaron las
relaciones entre sexos, especialmente en los años de posguerra. Caben
6
Alain Corbin, Michelle Perrot, “Entre bastidores. La relación intima o los placeres del intercambio”,
Historia de la vida privada, vol. 8: Sociedad burguesa: aspectos concretos de la vida privada,
Buenos Aires, Taurus, 1991.
7
A lo largo del siglo XIX, la homosexualidad femenina, se benefició de la complicidad implícita del
hombre. Alain Corbin, Michelle Perrot, “Entre bastidores. La relación intima o los placeres del
intercambio” , Historia de la vida privada, p.288-293.
203
mencionarse, los mayores derechos alcanzados por las mujeres, su mayor acceso
a los espacios sociales, el comienzo de una separación entre sexualidad y
matrimonio, entre procreación y sexualidad, el incremento de relaciones sexuales
antes del matrimonio y por fuera de él y una paulatina sexualización de la
publicidad y los nacientes medios de comunicación.
Los cambios fueron mas visibles en las mujeres, luego de la Primera Guerra
Mundial el nuevo ideal erótico fue el andrógino, las chicas se esforzaban por
parecerse a los chicos lo más posible. A través de imágenes como la flapper
estadounidense o la garçon francesa, con el pelo corto, sombrero cloché faldas en
la rodilla, medias largas, cigarrillos, lápices labiales y baile sensual, se impuso un
impactante modelo de feminismo, que seria imitado por las mujeres de diversas
partes del mundo, como es el caso de las famosas “pelonas” mexicanas. En
cuanto a ellos, se impuso la imagen del dandy con el bigote cuidadosamente
recortado, el traje bien planchado y los modales delicados y afeminados, esto para
los de clase media y alta.8
Las muchachas se liberaron, alcanzando una nueva posición a nivel político,
económico y social; países como Estados Unidos, confirieron por estos años el
derecho al voto a la mujer, permitiendo así su ingreso a la vida política en
cantidades crecientes. Emancipadas, encontraron en el mercado laboral diferentes
actividades en la cuales se podían desempeñar, especialmente las de clase
media, desde el derecho, la medicina, el magisterio o el deporte, hasta otro tipo de
empleos como secretarias, obreras o dependientes en los grandes almacenes.
8
James Laver, “DE 1900 a 1935”, Breve historia del traje y la moda, Madrid, Cátedra, 1990,
pp.234-235; Elsa Muñiz “Los jóvenes elegidos. México en la década de los veinte”, p.171.
204
La mayor independencia económica y política se vio reflejada en los cambios en la
posición social de la mujer. Se les posibilitó más libertad a la hora de elegir sus
compañeros sentimentales y de vivir la sexualidad. El sexo comenzó a ser
abordado con mayor franqueza, entre otras cosas, gracias a la desmitificación
llevada a cabo desde el campo de la sicología por personalidades como Sigmund
Freud y Wilhelm Reich. A propósito de la difusión de estas nuevas concepciones
acerca de la sexualidad anotan los historiadores Tindall y Shi, para el caso de las
ideas freudianas en Estados Unidos: “en 1920, habían empezado a filtrarse al
conocimiento popular, y en la charla social y en la literatura comenzó a hablarse
de libido, inhibiciones, complejo de Edipo, sublimación y represión”.9
Los hombres y las mujeres, a pesar de la pureza, el pudor y el recato, que
exigía la moralidad vigente, se hicieron más francos a la hora de entablar
relaciones afectivas, que para ese momento incluían mayor actividad sexual. Esto
alentado, en parte, por una disminución en los riesgos de contraer enfermedades
de transmisión sexual
o enfrentar un embarazo no deseado, gracias a los
avances en la difusión de métodos e información sobre
anticoncepción. La
juventud obrera europea de inicios de los años treinta, tal como lo afirma Wilhelm
Reich, estaba “bastante instruida sobre los métodos anticonceptivos, pero hacia
poco uso de sus conocimientos”. Reich ejemplifica la mayor libertad sexual
alcanzada por los muchachos y muchachas de la época, con el caso de un grupo
de jóvenes obreros berlineses amigos suyos:
“Eran sesenta aproximadamente, entre catorce y dieciocho años, más muchachos que
muchachas. También allí la sexualidad era tema constante de conversación; se hablaba en
tono de broma, casi siempre acerca de las relaciones sexuales, a veces de la masturbación.
Se hacían chistes y cuchufletas a costa de uno de los muchachos cuando se le veía salir con
9
Tindall y Shi, “Sociedad y cultura entre las guerras”, Historia de Estados Unidos, p.158.
205
una chica. Gran parte de estos jóvenes tenía relaciones sexuales y cambiaban con frecuencia
de pareja. No se tomaba muy en serio el acto sexual ni surgían conflictos graves, si se
exceptúan algunos casos dramáticos de celos que degeneraban en pugilato. No había jamás
excesos u “orgías” públicas. Las relaciones sexuales tenían lugar sobre todo por la noche, pero
también al aire libre durante salidas diurnas..., el pesario era poco conocido y utilizado. La
práctica más corriente era la interrupción del coito y el condom; pero este último se
10
consideraba como un lujo costoso.”
Pasada la Segunda Guerra, se presentó un nuevo impulso en las intenciones de
las nuevas generaciones de obtener una libertad sexual. A pesar de que se trató
de reincorporar a la mujer a las labores domesticas, la mayor autonomía
alcanzada por esta la hicieron reaccionar y reivindicar su condición. Un mayor
acercamiento e interacción se venia dando entre ambos sexos en diferentes
actividades, laborales, recreativas, políticas, académicas y culturales, esto y otros
aspectos más como el aumentó en el número de uniones libres y la mayor
utilización de anticonceptivos, contribuyeron a que se volviera a hablar de una
“revolución sexual”, como ya se había hecho décadas atrás.
Entre los factores que contribuyeron a fortalecer y a expandir la nueva actitud
frente al sexo en la juventud occidental pueden citarse: la imposición paulatina de
la educación mixta en las escuelas, aspecto que contribuyó a una mayor
interacción social entre hombres y mujeres desde temprana edad; el movimiento
feminista con su insistencia en la igualdad de derechos. La difusión de la píldora
anticonceptiva y de otros métodos que permitieron a las parejas una libertad de
acción sexual mayor, la rápida expansión de esta sensibilidad gracias a la acción
publicitaria de los medios masivos de comunicación como cine, prensa, televisión
10
Wilhem Reich, “El problema de la pubertad”, La revolución sexual, Barcelona, Planeta-Agostini,
1985, p.111.
206
y radio; todo esto en medio del espíritu de libertad de la época que permitía exigir
el poder amar sin prejuicios.11
Esta “revolución sexual”, cuyas protagonistas principales fueron las mujeres,
que comenzaron a darse cuenta de que nada podía ocurrir sobre ellas o sus
cuerpos, sin que estuvieran plenamente de acuerdo, se hizo tangible en gran parte
de la sociedad occidental. En los países industrializados tuvo lugar su génesis.
Suecia, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, vieron como su juventud
enterraba la moral tradicional cargada de prejuicios, e iban imponiendo poco a
poco una nueva, donde lo importante eran el amor y la sensibilidad, no las
pretensiones de una castidad absurda antes del matrimonio.12
Esta moral abierta de los suecos que tanto escandalizó a los occidentales,
permitió entre otras cosas, llevar a cabo estudios médicos pioneros y sin prejuicios
con las minorías sexuales, sugiriéndose adelantados programas para estas. El
siquiatra sueco Lass Ullerstam, autor de un polemizado libro titulado Las minorías
eróticas publicado en 1965, es uno de los pioneros defensores de la diversidad
sexual. Tanto en su libro como en los debates públicos que tanta sensación
causaron en Estocolmo dibujó a grandes rasgos lo que debería ser, a su juicio un
11
Manuel Salvat (dir.), “La revolución sexual”, La protesta juvenil, Barcelona, Salvat Editores, 1973,
pp. 93-96.
12
Suecia país de tradición puritana, es vista por estos años como la meca de la libertad sexual,
debido a su poca censura oficial en materia política o moral, a la libertad que allí tenían las
mujeres, a la bien impartida educación sexual a los niños por parte de las escuelas y sobre todo a
que allí era considerado un derecho sacrosanto de todo ser humano “ el tener relaciones sexuales
con quien se desee, sin tener que soportar los insultos de la sociedad, ni la censura de los
médicos”, según palabras de la escritora sueca Kristina Ahlmark. “Moral en Suecia”. Cromos,
Bogotá, mayo 10 de 1965. pp. 44-45.
207
programa que le permitiera a todas estas minorías satisfacer sus necesidades, sin
vergüenzas ni complejos y sin incurrir en la sanción penal.13
En Occidente como en América Latina, los cambios en la moral fueron también
grandes y notorios. La difusión cada vez mayor de escenas cargadas de sexo en
el cine y la televisión, de artículos con contenidos sexuales cada vez más
explícitos y una publicidad enormemente sensualizada comienzan a hacerse más
comunes. En una época en la que los jóvenes adquirían cada día mayor
protagonismo y la influencia de los medios masivos era mayor cada vez, resultaba
prácticamente imposible para los absortos padres detener el ímpetu de sus hijos,
que exigían más libertad y que poseían una capacidad adquisitiva más amplia que
les permitía una mayor posibilidad de elección y los hacia más independientes. 14
Los medios masivos de comunicación y la industria del entretenimiento fueron
decisivos en la difusión de esta nueva manera de concebir las relaciones
interpersonales. En Hollywood, las actrices se desnudaron hasta la cintura en
importantes películas producidas en el período, como In the heat of the night,
Bonnie and Clyde, The born losers y The penthouse. Además del cine, la
13
El programa incluiría la generalización de la información sexual, la publicación en algunos
periódicos de artículos sobre “perversiones”, la apertura de cinematógrafos especializados, la
creación bajo dirección médica de oficinas y clubes donde podrían armonizar los gustos
complementarios, y por último la creación de clínicas sexuales para los dos sexos donde serían
satisfechos la posible variedad de deseos. Esta organización, según Ullerstam, se limitaría con
todas las garantías sanitarias, “a legalizar lo que ha existido de hecho en numerosos países de
manera improvisada clandestina y artesanal. Aún cuando estas ideas parezcan adelantadas para
la época, debido a la extrema liberación que en materia sexual sugieren, son clara muestra de la
posición pionera sueca en esta nueva etapa del devenir histórico, pues dan cuenta de que es la
tolerancia y no el castigo ni el tabú, mucho menos la hipocresía, los factores que permiten un
mayor desarrollo de la personalidad sexual cualquiera que esta sea. Marcel Bonnefoy. “Un país
puritano donde el sexo no es tema tabú”, Cromos, Bogotá, mayo 2, 1966, p. 42-44.
14
Esta mayor capacidad adquisitiva es señalada en la época como uno de los detonantes de la
libertad sexual: “el dinero les permite liberarse más pronto de la tutela de los padres. Partir solos en
la época de las vacaciones de invierno, de semana santa o de verano. Estos son justamente los
períodos de mayor libertad sexual entre los estudiantes”, anotaba un artículo sobre la libertad
sexual y el amor en Francia, Minga St Pierre. “Libertad sexual y el amor en Francia”, Cromos,
Bogotá. Agosto 22, 1966. pp. 19-21.
208
literatura, la música y la televisión revelan estos cambios, títulos como valley of the
doils, The adventures y The exhibitionist abordan temáticas antes consideradas
pornográficas.15
Ni la iglesia ni el estado podían impedir que la sociedad se liberara cada día
más. La destrucción de los tabúes sobre el lenguaje, la moda y las formas en
general formaban parte de una desintegración del concepto de moral en
Occidente. Los cambios eran tan notables que no era raro que en 1965 en
Estados Unidos, una madre preocupada llevara a su joven hija de 15 o 16 años a
un médico para que le adaptaran un diafragma anticonceptivo, situación
impensable solo unos años atrás.16
Una de las mayores manifestaciones juveniles de la ruptura con las tradiciones
morales de las generaciones que les precedieron, fue la tendencia al unisexo o a
una integración de los sexos, manifestada en cierta homogeneidad en los vestidos
y en los hábitos, jeans, cabello largo o al rape para ambos sexos, así como
actitudes similares frente a situaciones cotidianas y el compartir con los hombres
espacios reservados anteriormente de manera exclusiva para ellos, hicieron que
se hablara de una feminización masculina y de una masculinización femenina que
estaba atacando a buena parte de la juventud mundial.17
Esta nueva actitud general de los jóvenes occidentales no dejó de alarmar a
los conservadores y moralistas que veían como las antiguas normas eran pasadas
por encima. En una época de viajes espaciales, de energía nuclear y de familias
15
“Recato y Prejuicios comienzan a desaparecer”, Cromos, Bogotá, junio 3, 1968, pp. 22-28.
“Los jóvenes una generación de peligro”, Cromos, Bogotá, dic. 2, 1963, pp. 10-12, versión
especial para Cromos de un artículo publicado por la revista Look en mayo del mismo año.
17
“La crisis de la masculinidad”, Cromos, Bogotá, noviembre 10, 1969, pp.76-77.
16
209
desunidas, la pauta de la moral estaba cambiando tan rápido, que se estaba
asistiendo a “la muerte de la moral tradicional”. Haciendo referencia a dicha
situación un artículo publicado en la revista Cromos anuncia:
“Ninguna autoridad rige nuestra conducta. Ninguna iglesia dicta leyes morales para todos; ni
costumbres tribales, ni prohibiciones definen los límites de nuestra inmoralidad. Podemos tener
escrúpulos en las relaciones sexuales o tenerlas libremente... Hemos caído en una atmósfera
18
social de intereses económicos predominantes, de obsesiones sexuales.”
La apertura y la franqueza con que los jóvenes occidentales estaban enfrentando
la sexualidad, pronto se vio reflejada en el país. Los matrimonios entre jóvenes
que habían sido algo relativamente común en el país, especialmente en las clases
populares, se comenzaron a incrementar en todos los sectores sociales. Según la
percepción de los contemporáneos:
“con inquietante frecuencia se presentan en todas las capas sociales matrimonios prematuros.
Muchachos sin madurez afectiva, sin definir su situación económica, irresponsables y hasta
dipsómanos, ociosos, belicosos, contraen matrimonio con muchachas apenas comenzando a
vivir”.
Durante estos años hubo también un aumento en las relaciones prematrimoniales,
lo mismo que en las extraconyugales, tanto entre jóvenes como entre adultos, de
ambos sexos. En la Medellín los tradicionalistas señalaron como una de las
causas de dicho aumento, la “multiplicación de heladerías, estaderos, grilles,
discotecas” y a “las numerosas casas de cita de toda clase, en todas partes y de
todos los precios” que proliferaron en Lovaina, Guayaquil, Las Camelias, El Barrio
Antioquia y otras de las zonas señaladas como de perdición.19
Fueron las mujeres las que más expresaron estos cambios. Ellas comenzaron
mostrar más libertad de decisión sobre sus cuerpos, a salir a divertirse solas con
18
19
“En USA la moral hace crisis”, Cromos, Bogotá, diciembre 9, 1963, p. 22.
Humberto Bronx, “Relaciones prematrimoniales”, Alborada, p.141.
210
mayor frecuencia, a tener relaciones sexuales prematrimoniales, a decidir la pareja
que deseaban, a elegir cuando ser madres, todo gracias a la nueva posición que
habían alcanzado y a los derechos logrados. Esta nueva actitud femenina no fue
vista con buenos ojos por todos, no faltaron quienes las tacharon de libertinas y
las acusaron de ceder a las “modernas exigencias”.20
Las píldoras y demás métodos anticonceptivos popularizados en el mundo al
calor de las teorías neomaltusianas sobre el crecimiento poblacional y el control de
la natalidad, generaron un fuerte debate en Colombia, debido a la fuerte tradición
católica, que no toleraba desligar sexualidad de matrimonio y de procreación. Las
píldoras anovulatorias que separarían para siempre sexo de procreación, tuvieron
gran acogida en el país, inicialmente con mayor fuerza entre mujeres de clase
media y alta. En este sentido fueron de gran importancia los programas de
Profamilia y del ICBF, instituciones creadas en 1965 y 1968 respectivamente. De
acuerdo a cifras publicadas en la época, en 1966 más de 400 mil mujeres en el
país tomaban este tipo de medicamento, convirtiéndolo en el método más utilizado
después del método del ritmo, recomendado por la iglesia. El aborto ilegal y el
infanticidio fueron la manera más común por medio de las cuales las mujeres de
escasos recursos controlaron su natalidad.21
Uno de los aspectos de la vida cotidiana en que más se reflejaron los cambios
fue en la moda. Ahora las mujeres llevaban poca ropa, en las playas, balnearios y
piscinas, se veían los diminutos bikinis, en lugar de los complicados trajes de baño
20
Humberto Bronx, “La embriaguez en la mujer”, Estudios sobre alcoholismo sexo y marihuana, p.
40.
21
Jaime Nieto Bernal, “400.000 mujeres toman cada mes píldoras anticonceptivas en Colombia”,
Cromos, Bogotá, febrero 27, 1967, p.5; Guillermo López Escobar, “El aborto y el infanticidio”,
Cromos, Bogotá, marzo 6, 1967, p.15.
211
tradicionales, la falda ya ya, la minifalda y los pantaloncitos calientes, dejaron ver
sus piernas, como nunca lo habían hecho.
212
24
25
24 y 25. La moda fue uno de los aspectos que más reflejó la nueva actitud frente al sexo en
Medellín, especialmente en las mujeres. Primero la minifalda y luego los pantaloncitos calientes
dejaron a la vista las piernas femeninas. (Fotos El Correo)
213
La tendencia al unisexo también se hizo presente en la ciudad, siguiendo los
patrones importados de Estados Unidos y de Europa. Entre las características de
la feminización masculina y de la masculinización femenina se señalaban:
“las vestimentas del hombre como las camisas de nylon, chaquetas de fantasía, pantalones de
terciopelo, ‘pull overs’ floreados, colores cálidos, estrechez en sus atuendos...; los
horóscopos y las revistas de fantasía no faltan como tampoco las fotos de los ‘adorados’
artistas del mismo sexo. Simultáneamente la mujer lleva el pelo corto mientras el hombre se lo
deja crecer, simplifica su silueta mientras el hombre se la complica; los zapatos y las fantasías
22
como la generalidad de la ropa tiende a indiferenciarse entre ambos sexos.”
La homosexualidad comenzó a ser tratada más abiertamente en los medios de
comunicación del país. En la prensa escrita circularon artículos sobre dicha
temática en los que se abordaban las que se consideraban como causa de ello.
En las salas de cine locales fueron presentadas películas donde se abordaba la
temática, esto con intención informativa. En 1964, se presentó la película
estadounidense “El Tercer Sexo”, un año más tarde se exhibió la cinta “Invertidos
Travestismo”, filme que fue presentado en tandas separadas para hombres y
mujeres en los teatros Rivoli y Alameda, debido a “lo delicado de su tema”. 23
No obstante, los homosexuales siguieron siendo vistos como pervertidos,
enfermos y delincuentes que debían buscar tratamiento y ser castigados por sus
actitudes, siendo objeto de burlas y atropellos e irrespetándoles sus espacios,
Esta opción sexual no era bien vista como una opción de vida fueron perseguidos
y señalados, los centros que tenían para sus reuniones fueron clausurados.24
22
“Feminización masculina y masculinización femenina”, Alborada, Medellín, Nº 117, mayo-junio,
1964, p.184.
23
Información recolectada en prensa de la época
24
Como sucedió en abril de 1962, cuando fueron detenidas 21 personas en un local que
funcionaba como café ubicado en Ayacucho con Junín, donde “se logró sorprender a los asistentes
en actitudes que permitieron su retención por varios días” “Centro de homosexuales fue
descubierto por la policía”, El Correo, Medellín, abril 17, 1962, p.7.
214
El cine abordó ampliamente la temática del sexo y de la nueva vivencia de la
sexualidad entre los jóvenes, esto a pesar de la censura existente. Durante los
años sesenta en los cines de la ciudad se vieron películas que abordaban estos
temas de diversas maneras, desde aquellas preocupadas por únicamente por
comercializar, hasta las que tenían un contenido netamente informativo tratado
con la mayor delicadeza. De los títulos presentados en la ciudad cabe resaltar
“Amor Prohibido”, “Tumulto de Pasiones” y las demás películas de Briggite Bardot;
“La Vida Intima de Adán y Eva”, “Los Amores de Lola Montes”; “Lolita”; “Las
Menores de Edad”, alemana; “La Isla de los Amores Prohibidos”, “Operación
Bikini”; “Pasión de Adolescentes”, “Divorcio a la Italiana”, con Marcelo Matroiani;
“Corrupción de Menores”, “Estreap Tease”, “El Despertar del Sexo” y “Helga”, cinta
alemana con un claro contenido informativo acerca de la educación sexual en los
adolescentes.25
25
Otros títulos más sugestivos como “Sexo a la siciliana”, “Las venus prohibidas” y algunos más,
clasificados para mayores de 21 años según la censura existente, fueron presentados en la ciudad,
principalmente en teatros como el Sinfonía, el Bolivia y el Aladino, que para la época se
comenzaban a perfilar como las primeras salas x de la ciudad.
215
26
27
26 y 27. Afiches publicitarios de dos de las películas con una buena carga de contenido erótico que
se comenzaron a popularizar en la ciudad a partir de la década del sesenta.(Fotos El Correo)
216
Las letras de las canciones que escuchaban los jóvenes en la ciudad, no tenían
una temática relacionada ampliamente con el sexo, pero la manera como los
muchachos y las muchachas los bailaban si fueron motivo de critica y de censura:
“conocemos de memoria la secuencia de los bailes juveniles que se
complementan con el licor, se excitan con la embriaguez y se llevan a término casi
siempre dentro de un disimulado o manifiesto ámbito sexual.”26
Entre las consecuencias señaladas de esta “explosión sexual” se encuentran
según publicaciones de la época: aumento en los nacimientos ilegítimos, en las
madres solteras, en los abortos clandestinos, en las enfermedades venéreas, en
los crímenes pasionales y en los relacionados con el sexo como violaciones y
mayor numero de matrimonios desechos.27
La nueva forma en que los jóvenes estaban tratando los asuntos relacionados
con el sexo fueron criticados por los defensores de la moral, que hablaban de
libertinaje y de actitudes aberrantes, oponiéndose rotundamente a la práctica del
amor libre y acusando a los medios de pornográficos por la liberalidad de lo que
publicaban. En un artículo de la revista Alborada, finalizando la década se puede
apreciar esta actitud reaccionaria:
“La felicidad antes era colocada en un lugar de preferencia en la escala de los valores del
hombre común. Pero la marcha de un progreso y de una libertad mal entendidos han permitido
la introducción en algunos países que se dicen muy adelantados la práctica del llamado ‘amor
libre’, práctica que con el tiempo ha traído una notable degeneración en las costumbres y otros
28
efectos de orden moral y social....”
Medios de comunicación como el cine y la prensa también son criticados:
26
Francisco Bernal “La educación de la juventud está en crisis por fallas en el ambiente social”,
Alborada, Medellín, Nº 126, noviembre-diciembre, 1965, p.417.
27
El 30 de julio de 1969 se anuncia en la página 17 del diario El Correo, que en la ciudad se
descubrían mensualmente 200 casos de sífilis y 800 de gonorrea y que la cifra continuaba
aumentando.
28
“Lo que es y lo que debe ser la fidelidad conyugal”, Alborada, Medellín, Nº 156, noviembrediciembre, 1970, pp.450-451.
217
“Debe seguir empleándose el cine como uno de los mejores medios para impartir una cultura
general que de otro modo nunca podría conseguirse. Pero nadie puede negar que las
empresas cinematográficas vienen explotando de manera indebida el factor sexo como
argumento o centro de interés de muchas películas de gran taquilla, a cuya exhibición acude
29
toda clase de públicos....”
La misma publicación hace más adelante un llamado de atención a padres
educadores y sacerdotes para que reorienten a los jóvenes y les impartan una
mejor educación sexual que permitiera reconciliar matrimonio y sexo en el mundo
moderno, esta debía partir desde el hogar y ser reforzada en los centros
educativos:
“Surge como amonestación a los padres y educadores que formen sexualmente a la juventud;
que hablen con claridad y enseñen cuanto es urgente saber para caminar con seguridad en la
escarpada senda de la sexualidad y el amor,. Que sepan reprimir al principio, cuando es fácil a
la adolescente cuyo novio la visita con frecuencia para mantener solo relaciones de amistad,
30
de pocas visitas y sin ninguna salida a solas con el muchacho.”
El festival de Ancón con sus escenas de mujeres y hombres desnudos
purificándose en las aguas del río, con jovencitas andando en minifalda y
pantaloncitos calientes, con una mayor interacción sexual entre la juventud
dejarían claro que las cosas estaban cambiando y que ahora las nuevas
generaciones no estaban dispuestas a que la familia y la sociedad les dijera que
hacer, con quien tratar y como llevar a cabo sus relaciones sentimentales y
sexuales.
29
“Lo que es y lo que debe ser la fidelidad conyugal”, p.452.
Humberto Bronx, “Relaciones pre-matrimoniales”, Alborada, Medellín, Nº 158, marzo-abril 1971,
p.142.
30
218
6. Los hippies locales
Luego de su nacimiento en San Francisco, California en 1966, el movimiento
hippie se extendió por el mundo y pronto llegó a los países latinoamericanos. En
las principales ciudades surgieron manifestaciones locales de los “hijos de las
flores”, influenciados principalmente por lo que veían a través de las informaciones
que presentaban los diarios y de algunas películas donde se hablaba de estos
controvertidos personajes.
En Colombia al principio se trató de una moda, de una imitación local a lo que
sucedía con los jóvenes mundiales. Posiblemente las manifestaciones iniciales del
movimiento se presentaron en Bogotá, donde para 1967 ya se podían ver algunos
chicos y chicas vestidas coloridamente, transitando por las calles. Un año más
tarde ya se anunciaba su presencia en Medellín siendo en los sectores pudientes
de la sociedad, donde se dieron las primeras manifestaciones, con la realización
de fiestas hippies anunciadas en la prensa, donde los atuendos y la música que
caracterizaba a estos se hicieron presentes como artículos exóticos.17
Los representantes nacionales del hipismo, encontraron lugares para instalarse
dentro de las ciudades, al estilo del barrio de Haigt Ashbury, en San Francisco. En
Bogotá lo hicieron principalmente a lo largo de la carrera 13, desde Teusaquillo
hasta la 72; en la calle 60, en Chapinero disponían de un pasaje con varia tiendas
donde vendían ropa, discos y artículos juveniles, en una publicación de la época
encontramos un pequeño acercamiento a lo que era el lugar:
17
“Fiesta hippi[sic] hubo el sábado en la finca de don Sergio Uribe y señora”, El Correo, Medellín,
abril 3, 1968, p.17.
219
“Todo esta adornado con desorden: serpentinas, cuadros afiches, frases antitodo, luces
combinadas. Se ve colorido: Entran y salen con guitarras, discos, instrumentos musicales.
Están alegres pendientes del próximo ‘Concierto Rock-urbano’. Se nota un ambiente distinto a
18
cualquier reunión de la sociedad.”
En Medellín los hippies se asentaron especialmente en el parque de Bolívar y en
la carrera Junín, cerca al cruce con la Playa. La Caverna de Carolo, celebre hippie
criollo organizador del Festival de Ancón, ubicada en el pasaje comercial Junín,
fue otro de los espacios preferidos, en ese lugar decorado al estilo sicodélico con
variados colores, afiches y otros símbolos hippies, se podía encontrar ropa y otros
artículos y asistir a las tertulias y conferencias que se organizaban en las noches,
donde se hablaba sobre música, sobre extraterrestres, parasicología y otros
asuntos relacionados con la “nueva era”.19
Contrario a lo que sucedió con sus similares en otras partes del mundo, la gran
mayoría de los hippies criollos no se abandonaron totalmente al consumo de
drogas, al amor libre, al vagabundeo o a la vida en comunas. Para ellos el
hippismo se constituyó más en una actividad de fin de semana, es decir que no se
presentaron como una propuesta contracultural, sino más bien como una
subcultura que se manifestó básicamente en las urbes. Una de las actividades
más comunes de nuestros hippies era organizar excursiones y salidas las
montañas y municipios cercanos, para disfrutar de la naturaleza y poder dar rienda
suelta a su expresiones de amor libre y consumo de drogas.
Aquellos que quisieron participar totalmente del movimiento, abandonaron sus
hogares con la intención de entregarse a una vida que consideraban llena de
18
Isidoro Gómez, “Los hippies de la 60”, Alborada, Medellín, Nº 153, mayo-junio, 1970, p.174.
Carlos Bueno, “La conspiración de Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre histórico, Medellín,
Lealón, 2001, p.25.
19
220
aventuras y de sexo en abundancia, siendo víctimas en ocasiones de personas
inescrupulosas que los engañaban con mentiras y terminaban enredándolos en
redes de prostitución y trata de personas a nivel nacional e internacional, como la
que fue descubierta en la ciudad, donde bajo la fachada de un supuesto club de
hippies, se engañaba a los jóvenes prometiéndoles nuevas emociones para
enviarlos a otros lugares del país, incluso a otros países como Venezuela y
Panamá donde eran obligados a ejercer la prostitución.20
Al abordar la temática hippie es indispensable hablar del consumo de drogas.
El alto uso de psicoactivos fue uno de los medios que utilizaron para alcanzar su
liberación individual. Entre las sustancias mas consumidas por nuestros “jóvenes
de las flores” se encuentra en primer lugar la marihuana, seguida de otros
alucinógenos como hongos, cacao sabanero y en menor medida, enteogenos
como rapé y yagé de gran tradición entre nuestras culturas aborígenes. El LSD fue
un producto exótico consumido solo por unos pocos pues debía ser importado
desde Estados Unidos o Europa.
Los hippies locales proclamaron su derecho a amarse libremente y a disponer
sobre su propio cuerpo, alentados por la proliferación de los anticonceptivos y los
medios de comunicación. Aquí fueron un poco más conservadores y no
aparecieron matrimonios en grupos, ni fueron populares los intercambios de
parejas y mucho menos existieron comunas homosexuales, a lo que más se llegó
fue a la unión libre y al desnudo público.
La música fue un distintivo de esa juventud, entre sus ídolos se encontraban
diversos artistas internacionales y del país entre los que cabe mencionar a Jimy
20
“Envío de menores a otras ciudades fue descubierto”, El Correo, Medellín, julio 7, 1968, p.8.
221
Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Bob Dylan, quien gracias a su
canción titulada “Los tiempos están cambiando” se popularizó entre los hippies de
todo el mundo, los Beatles, Frank Zappa, Led Zeppelín, los Rolling Stones, Camilo
Sesto, Palito Ortega, Sandro, Leo Dan, entre los extranjeros, Ana y Jaime y
Pablus Gallinazo, en el ámbito nacional.21
La capacidad plástica y artística de estos muchachos y muchachas tuvo su
expresión en la música, la moda, el teatro y otras manifestaciones, muchos de
ellos tocaban guitarra o flauta, acompañados de la voz de uno de sus compañeros
y no faltaron los poetas. En los lugares donde los hippies tuvieron mayor acogida,
fueron instalados almacenes donde se tenían pequeños talleres en los que se
fabricaban sandalias, sombreros campechanos de cuero, bolsos, chalecos, aretes
de cobre y otras manualidades, lo mismo que afiches con imágenes de sus ídolos
internacionales y nacionales, lo mismo que de mujeres en topples; por ese estilo
surgieron lugares como el Escarabajo Dorado, ubicado en el pasaje comercial
ubicado en la calle 60 en Bogotá y la Caverna de Carolo en el pasaje Junín en
Medellín.
El misticismo, característica fundamental de la filosofía hippie, fue retomada
por
nuestros
representantes
de
elementos
presentes
en
las
culturas
precolombinas del país, como la toma de chicha y de yagé, además recibiendo las
enseñanzas de los escasos gurus que visitaron el país por esos años, que de
paso sea dicho recibieron una buena acogida, uno de ellos, el “Principe Tulan”,
gozó de enorme fama y prestigio en la capital allí instaló su consultorio y dirigió su
21
Jorge Lozano Rojas, “De Chapinero rockero hacia Ancón”, ”, El Festival de Ancón un quiebre
histórico, p. 184.
222
propio programa radial llamado “El tribunal de la vida” que era transmitido de lunes
a sábado, en la mañana y en la tarde a través de Radio Modelo.22
En julio de 1969, estuvo de visita en Medellín un maestro místico, causando
admiración y curiosidad entre los que asistieron a las conferencias gratuitas que
realizó en el auditorio 301 de la Universidad de Medellín. En entrevista concedida
a uno de los diarios de la ciudad el swami guru Devanand Maharaj, aseguraba
haber nacido en Trinidad y haber sido educado en los “altos Himalayas” y que
esperaba a través de sus charlas, “enseñar a vivir mejor por medio de la paz y la
armonía”.23
En cuanto a la vida en grupo, en el país existieron algunas comunas hippies
autosostenibles, como las creadas en Estados Unidos. En ellas se hablaba de
mística, se comían vegetales cultivados por ellos mismos en sus propias huertas,
se practicaba el amor libre y se consumían alucinógenos. Estuvieron ubicadas en
el municipio de San Agustín, en el departamento del Huila, en las islas de San
Andrés y en la Sierra Nevada de Santa Marta.24
El aspecto hippie también caló entre un sector de la juventud colombiana. La
moda incluía para los hombres: el infaltable cabello largo y barbas para muchos
de ellos, sandalias o botas, jeans desflecados o adornados con alguna figura en
los bolsillos o en las botas, camisas coloridas, chalecos y sombreros. En las
chicas era común ver vestidos vaporosos con motivos hindúes, sandalias y riatas
22
“Trasládese a la India milenaria, conozca la verdad y los secretos yogas”, era una de las frases
con que se anunciaba el consultorio del “Príncipe Tulan” y su programa radial, en un aviso
publicado por la revista Cromos de Bogotá el 7 de marzo de 1969, pagina 37.
23
“Un maestro yoga en Medellín. Devanand Maharaj dictara una serie de conferencias”, El Correo,
Medellín, julio 30, 1969, p.14.
24
Juan José García Posada, “Sed, hambre y pantano en festival de Ancón”, El Colombiano,
Medellín, junio 20 1971, publicado en Gonzalo Caro y Carlos Bueno, El Festival de Ancón un
quiebre histórico, p.66-67.
223
indígenas para la frente con el símbolo de paz o la bandera del país dibujada.
Tanto hombres como mujeres llevaban entre sus accesorios collares, aretes y
botones para prender en la ropa, en ellos se podían leer simpáticas frases como:
“un buen cigarrillo no se vende en la tienda”, “mala hierba nunca huele”, “Vietnam
está en el corazón de América Latina”, “Al Nadaísmo: semilla del hipismo criollo”,
“si no te hallas invéntate”, entre otras.25
La difusión del movimiento hippie colombiano, de sus ideas y forma de ver el
mundo, la hicieron a través de su versión de la prensa underground
estadounidense. En Colombia existieron algunas publicaciones donde los hippies
se expresaron, de todas ellas, quizás la más reconocida y recordada es la revista
Olvídate.
Si los hippies estadounidenses heredaron de la generación beat toda su
inconformidad, los locales lo hicieron de los nadaístas. El nadaísta Jaime Jaramillo
Escobar dio su opinión acerca de los hippies en 1970:
“... Los hippies son los nuevos místicos de esta era, los santos de los últimos días, y en su
larga cabellera pacífica y en sus guitarras hay una profecía que se va cumpliendo a medida
que se anuncia.... Los nadaístas no atacaremos la nueva generación en la misma forma
26
como fuimos atacados nosotros....”
En el aspecto político, los hippies locales se identificaron con sus similares
norteamericanos. Según afirmó un hippie bogotano por esos años, su misión era
“humanizar a los hombres, ser libres y luchar pacíficamente contra la política y las
formas
25
sociales.
Estuvieron
comprometidos
socialmente
con
los
menos
Jorge Lozano Rojas, “De Chapinero rockero hacia Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre
histórico, p. 183.
26
Jaime Jaramillo Escobar, “Por qué dios adora a los hippies”, Nadaísmo 70, Medellín, Tercer
Mundo, 1970.
224
favorecidos, en Medellín por ejemplo repartían mercados en los barrios populares
con el dinero que obtenían en los eventos que organizaban.27
6.1. Un reto a la tradición: el Festival de Ancón
Los días 18, 19 y 20 de junio de 1971, se realizó el Festival de Música de Ancón,
en el recién creado parque municipal de Ancón, perteneciente a la ciudad de
Medellín pero ubicado en jurisdicción del municipio de la Estrella. El evento partió
en dos la historia de la juventud en el país y se convirtió en símbolo de esa
generación. Por primera vez los jóvenes se pudieron expresar libremente y ser
ellos sin censura de ninguna clase, tres días de música, naturaleza, paz, amor
libre y marihuana.
Son muchos los antecedentes internacionales de este gran encuentro juvenil:
el festival de Woodstock, el festival de la isla de Wight, el de Altamont. A nivel
nacional pueden citarse los conciertos que se realizaron durante los primeros
meses de 1971, en Lijacá, al norte de Bogotá, en ellos se presentaron las escasas
bandas de rock que componían la escena musical de la capital del país en ese
momento. En Medellín, los antecedentes inmediatos fueron los conciertos Milos a
go-gó, realizados en 1966 y 1967, censurados fuertemente por la Iglesia.28
El hecho de que el festival hubiera sido realizado por jóvenes pensando en
jóvenes le dio un toque especial, pues lo alejaba de las pretensiones comerciales
27
Elkin Mesa, “Carolo, el hippie que ha tumbado dos alcaldes”, Cromos, Bogotá, Agosto 18, 1971,
pp.24-27.
28
Por esta razón no se dieron más autorizaciones para realizar eventos en el coliseo y el festival
de Ancón debió realizarse en ese lugar.
225
con que la empresa privada y los publicistas habían realizado eventos para la
juventud. Los organizadores de este encuentro musical fueron Gonzalo Caro
“carolo”, quien entonces tenía 22 años y Humberto Caballero de 20; en él
participaron 5 grupos que con diferentes atuendos y nombres improvisados se
convirtieron en 23, Los Monstruos, Generación de paz, Los Flippers, La Gran
sociedad del estado, la Banda del marciano, Stone Free, Fraternidad, y otros
singulares nombres aparecieron en escena interpretando temas que por lo general
fueron improvisados en el acto.29
El costo de la boleta de ingreso fue de 13 pesos con 20 centavos, claro que el
que no tuviera dinero simplemente no pagaba, cerca de diez mil personas
disfrutaron del evento, aunque posteriormente se llegó a hablar de más de cien mil
asistentes. La lluvia estuvo presente los tres días que duro el festival y solo un
pequeño puesto de comidas y unas carpas de la Cruz Roja establecidas allí como
puesto de socorro equipado con drogas contra la intoxicación, comprendieron la
logística del festival.30
La autorización para que este evento se llevara a cabo fue dada por el alcalde
Álvaro
Villegas
Moreno,
de
filiación
conservadora,
quien
lo
inauguró
personalmente en compañía de su esposa e hijos. Este joven ingeniero de 35
años, afirmó que lo había autorizado debido a que “en todos los países del mundo
se da permiso a los jóvenes para que realicen esta clase de festivales... Ni en
29
Gonzalo Caro y Carlos Bueno en su libro, ”, El Festival de Ancón un quiebre histórico, cuyas dos
primera ediciones fueron puestas en el mercado en 2001, ofrecen una buena recopilación
documental de artículos publicados en la época sobre el festival, lo mismo que textos escritos
exclusivamente para ese libro por personas que participaron en el festival, esta obra se constituye
en el acercamiento más veraz a lo que el festival fue y a su significado en la sociedad colombiana.
30
Germán Castro Caicedo, “Purificadora peregrinación al Ancón”, El Tiempo, Bogotá, junio 18,
1971, reproducido en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp. 57-60.
226
Medellín ni en Colombia entera hay un solo joven que no le guste la música rock”,
decía además que fue autorizada su realización al igual que se había dado
permiso para realizar un evento de tango, que por esos días estaba próximo a
realizarse. El director de la Oficina de Recreación y Cultura de la ciudad, el
economista de 24 años Alejandro Duque, decía: “no podemos seguir siendo una
ínsula, apartados de toda clase de movimientos que debemos aceptar”. La actitud
abierta a los cambios y tolerante con la juventud del alcalde y su joven
administración, les costó la perdida del cargo poco tiempo después.31
Este gran encuentro reunió a jóvenes de varias ciudades del país dándole un
carácter nacional, una integración nunca antes ocurrida , llegaron jóvenes de Cali,
Bogotá, Pereira y otras partes, incluso atrajo la visita de algunos viajeros hippies
estadounidenses y canadienses. Los grupos musicales, los hippies y la delegación
caleña, compuesta por una variada agrupación de profesionales estudiantes y
periodistas, llegaron a Medellín en dos buses y un camión adornados para la
ocasión.32
A Bogotá llegaron volantes de invitación, que según Jorge Lozano Rojas, uno
de los asistentes capitalinos, decían más o menos así: “Festival de Rock en
Ancón/ Cerca de Medallo y lejos de casa/ 3 increíbles días con música y sueños/
Sintonízate y véngasesic. pilísimo con su tribu o combo sonoro/ Te esperamos
puesss/”, enseguida muchos jóvenes capitalinos entre los que se encontraban
varios hippies y estudiantes universitarios organizaron excursiones o se vinieron
31
Germán Castro Caicedo, “El festival hippie: reto a la tradición”, El tiempo, Bogotá, junio 18 1971,
en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp. 47-50.
32
Henry Holguín, “Woodstock a la colombiana: marihuana, drogas y música en Ancón”, El Caleño,
Cali, junio 18, 1971, en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp. 77-78.
227
en flota. Los buses llegados de Bogotá a la meca de la juventud nacional que fue
el festival, fueron decorados con la bandera de Colombia y el símbolo egipcio de la
vida y con pancartas donde podían leerse frases como “cachaquilandia abraza
Ancón/ con Amor musica y paz” y “Bogoteños rockeros los saludan/ vamos al
Anarkón superpaisa, andando pues y vívelo sin tapujos”, que expresaban los lazos
que unían a toda una generación de jóvenes inconformes colombianos.33
El sexo, las drogas y la música hicieron parte de la fiesta juvenil. En los boletos
de entrada había una inscripción que decía, “no consuma nada más de lo que su
mente le permita”, esto permite darse una idea de la intención directa que se tenía
de que este fuera un espacio para la convivencia y la libre expresión de los
asistentes, marihuana, hongos, cacao sabanero, cocaína, píldoras de seconal y
hasta LSD consumieron quienes estuvieron en esa expansión colectiva de la
mente, sustancias administradas por muchos de los jíbaros que expendían drogas
en Guayaquil, Las Camelias, La Bayadera y demás sectores estigmatizados.
En cuanto a la expresiones de amor libre, contrario a lo que muchas de las
publicaciones de la época afirmaron, las escenas de orgías y situaciones sexuales
aberrantes no se vieron en el festival, hombres y mujeres desnudos o
semidesnudos bañándose en el río y una que otra pareja de jóvenes drogados
desfogando su amor en una de las carpas donde dormían, fue lo máximo que
pudieron ver los cientos de curiosos que llegaban a las afueras del lugar con la
intención de ver las más candentes escenas.
33
Jorge Lozano Rojas, “De Chapinero rockero hacia Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre
histórico, p. 187.
228
El cubrimiento periodístico que tuvo el evento fue amplio, vinieron periodistas de
todas las ciudades del país. La reconocida presentadora Gloria Valencia de
Castaño hizo entrevistas y tomas para televisión. Aurelio “Grillo” Toro realizó la
transmisión por radio durante los 3 días y las agencias internacionales de noticias
enviaron reporteros para cubrir la información, además un grupo de técnicos de la
Metro Golding Meyer, llegó para cubrir los sucesos más notables a todo color,
cinta que desaparecería posteriormente.34
El festival despertó un interés particular por los hippies y por sus
representantes locales, posiciones a favor y en contra de esta manifestación
juvenil se dejaron notar en diferentes espacios en los que se expresaron, desde la
idea del ciudadano común, hasta la de periodistas, sacerdotes y representantes de
los cuerpos de seguridad de la ciudad. Durante los días que duró el evento, en la
prensa local y en la nacional se escucharon y se leyeron diferentes argumentos en
oposición y en apoyo al festival y a los hippies.
Un día antes de dar comienzo al encuentro musical que marcaría a una
generación, el arzobispo de Medellín, monseñor Tulio Botero, hizo un fuerte
llamado a no asistir al evento, según sus argumentos:
“...Será dado allí que esas muchedumbres se dediquen a consumir marihuana y a entregarse
al desorden moral y presentar espectáculos deprimentes a los ojos de la sociedad, hechos a
los que suelen darse como marco un festival de música moderna.... Quiero hacer pública la
protesta de la iglesia, en nombre de todo el pueblo contra esos espectáculos denigrantes. Mi
35
protesta también va en nombre de la moral y de las buenas costumbres.”
Entre muchas de las voces que se pronunciaron en contra del festival, se pueden
contar además del arzobispo, varios de los habitantes de la Estrella, quienes
34
Juan José García Posada, “Sed, hambre y pantano en el Festival de Ancón”, El Colombiano,
Medellín, junio 20 1971, en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp.65-70.
35
Camilo Tovar Ramos, “El arzobispo condena festival de rock”, El Siglo, junio 17, 1971, en El
Festival de Ancón un quiebre histórico, p. 53.
229
enviaron un memorial firmado por varios ciudadanos, donde se reclamaba por la
tranquilidad moral del municipio y de sus jóvenes que se veía amenazada ante tal
espectáculo; la Asociación de Colegios Privados de Antioquia ADECOPRIA,
también hizo sentir condena; lo propio hicieron el cura Fernando Gómez Mejía y el
jefe del DAS en Antioquia, Oscar Alonso Villegas, quienes desde el programa “La
hora católica”, atacaban al alcalde por permitir el festival y por invitar “a los niños a
ser maleducados, ruines, perversos y para que incitaran a la juventud a
embrutecerse en el mundo de los estupefacientes destructores y enervantes”. 36
Algunos periodistas conservadores dieron su opinión contraria frente al evento,
Carlos Machado del diario El Siglo afirmó el día de la culminación:
“Toda clase de espectáculos fueron vistos. Desnudos. Amor libre. Horribles representaciones
humanas de los trastornos mentales que padecían debido a los alucinógenos: Niños de apenas
diez años eran activos participantes en el consumo de la droga y estaban en condiciones casi
infrahumanas. El festival no sirvió para nada, seguramente para llenar de maniáticos los
frenocomios. Para atestar hospitales de hombres y mujeres infectadas de sífilis y
37
tuberculosis.”
Claro que todo no fue condena, algunos vieron el festival como una forma de
victoria de la juventud sobre las pretensiones moralistas de la iglesia y demás
conservadores. Fausto Panesso del periódico El Tiempo de Bogotá, afirma que
cuando terminó la canción inicial interpretada por la Gran Sociedad del Estado, los
asistentes:
“Levantaron las manosa lo Churchill haciendo la v de victoria con la mano, pero que en ellos
significa paz, y en cierto modo lo que sucede en Ancón, además de ser su paz es también su
victoria...sí la victoria sobre una sociedad y una sociedad costumbrista en la que ellos jamás
encajarán, la victoria sobre el Arzobispo que días antes había iniciado una enorme campaña
de prensa contra el festival; la victoria sobre los códigos de policía en donde se contemplan
36
Carlos Bueno Osorio, “La conspiración de Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre histórico, p.
26.
37
Carlos Machado, “Todo se violó en el festival de hippies: triste episodio de Ancón”, El Siglo,
Medellín, junio 20, 1971, en: El Festival de Ancón un quiebre histórico, p.89.
230
sanciones por fumar marihuana y por lo que los han llevado a la cárcel... sí, esa es su victoria,
38
finalmente tendrán 3 días para ser ellos”.
La reacción moral y el escándalo publico causado en la ciudad por el festival y por
sus asistentes, no finalizó cuando este culminó. Cientos de los jóvenes que habían
llegado para participar en el evento decidieron quedarse en Medellín y sus
alrededores disfrutando de la “hospitalidad y de la calidez”, que tanto habían
caracterizado a los paisas. Pero cual no seria su sorpresa cuando el director
regional del DAS, Oscar Alonso Villegas, argumentando la desaparición de varias
menores de edad que a su parecer habían sido raptadas por los hippies y el
incremento en los ataques contra el orden público en la ciudad decidió dar un
ultimátum de 48 horas a los visitantes para que abandonaran Medellín, de los
contrario serian llevados a la cárcel de la Ladera, a la permanente norte o
Decypol, donde serían recluidos por varias días.39
38
Fausto Panesso, “Ancón un extraño reino”, El Tiempo, Bogotá, junio 18, 1971, en: El Festival de
Ancón un quiebre histórico, p. 63.
39
“Jefe del DAS critica al alcalde sobre hippies”, El Correo, Medellín, junio 24, 1971, p.8.
231
28
28. Caricatura de Velezefe refiriéndose al consumo de marihuana entre los hippies locales.(El
Correo, Medellín, junio, 1971)
29
29. La emulación local del célebre Festival de woodstock, el Festival de Ancón, atrajo a miles de
jóvenes de toda Colombia. En la imagen vemos a algunos de los hippies nacionales que asistieron
al
evento
fumando
marihuana.(El
Correo,
Medellín,
junio
21,
1971,
p.3)
232
El debate acerca de los hippies continuó luego de culminado el festival, entre las
posiciones a favor cabe mencionar la defensa abierta al hipismo que hace
Euclides Jaramillo Arango, desde su columna en el Magazín dominical del
Espectador:
“Es novedoso y extraño lo que elloslos hippies piensan en estos momentos de ambición,
rapiña y de traición permanente, ya que lo viven en un ambiente muy distinto, sirviendo a la
paz, dejando hacer al vecino y obrando siempre con desprendimiento y amor.... ¿Qué se
dejan crecer el cabello y la barba?. Desde siempre lo han hecho Sansón, Jesús, llevaban el
pelo largo. ¿Qué los jipis no se bañan?. Esto es costumbre reciente, los griegos y romanos lo
hacían con poca frecuencia, ni los cortesanos franceses del siglo XVIII lo hacían regularmente.
¿Qué los jipis fuman marihuana?. No fueron ellos los inventores del fumar. El hombre
americano viene fumando desde la antigüedad y ha fumado de todo: hojas de brevo, de
salvialugo, de vainilla, de plátano, de pangola, hasta del intoxicante mortal tabaco. ¿Qué
algunos de ellos son homosexuales?. No lo descubrieron ellos... Que los jipis no trabajan,
¿trabajaron Jesucristo, Sócrates, Platón, etc.?. ¿Qué los jipis se solazan con sus amigas?. Y
quien no lo hace, la explosión demográfica actual no es hija de la inseminación artificial... los
jipis lo hacen al aire libre, los demás mortales en prostíbulos y las casas de cita que protegen
40
todas las actividades de la deslealtad y la traición, ofendiendo la tan cantada moral....”
Cierto o no todo lo que se dijo posteriormente sobre el festival y sobre los hippies,
acerca de su forma de amar o sobre las sustancias que consumían para expandir
su mente, cabe resaltar que ellos constituyeron un reto a la tradición católica
antioqueña y del país. Medellín, la tradicional ciudad industrial de Colombia, vio
como dos de los hechos que marcaron la juventud colombiana en el siglo XX, es
decir el nacimiento del nadaísmo en 1958 y el festival de Ancón en 1971,
surgieron en su jurisdicción, en las católicas narices de monseñor Tulio Botero y
de su amplia influencia sobre la opinión general.
40
Euclídes Jaramillo Arango, “Los jipis no saben matar”, El Espectador, Magazín dominical,
Bogotá, julio 18, 1971, en: El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp.107-109.
233
Consideraciones finales
La juventud, ese momento de la vida en el que los seres humanos despertamos a
la sexualidad, aceleramos la formación de nuestras facultades intelectuales y
empezamos a vivir con mayor libertad, desconociendo hasta cierto punto la
autoridad de cualquier índole, cobró un protagonismo indiscutible en Occidente en
la década de 1960. Esto fue en un momento de la historia reciente demasiado
prolífico en cambios, luchas a favor de la libertad y reivindicativas en los derechos
de las minorías
En los años sesenta, entre Guerra Fría y expansión de la sociedad de
consumo, entre libertad y represión, entre urbanización masiva y abandono del
campo, los jóvenes occidentales se hicieron sentir para dejar ver su posición ante
el mundo, exigiendo ser escuchados, participar de los cambios, con una peculiar
visión estética y política
Una mayor libertad en las costumbres sexuales, un aumento del consumo de
drogas, el rock y el popart como voz y expresión estéticas, sumados a una
protesta generalizada, muestra del inconformismo y del enorme conflicto
generacional, fueron los elementos distintivos de una juventud que marcó una
época con su individualismo y con sus deseos de libertad, igualdad y justicia
social.
En Medellín y los demás centros urbanos de Colombia, los jóvenes no fueron
ajenos a lo que estaba sucediendo con sus homólogos occidentales, a pesar de
que la fuerte tradición católica opuso resistencia. En cuanto a la nueva actitud
234
frente a las relaciones entre sexos, las y los jóvenes de Medellín se hicieron más
francos a la hora de entablarlas, a pesar de la pureza, el pudor y el recato que
exigía la moralidad vigente. Esto fue alentado por una disminución en los riesgos
de contraer enfermedades de transmisión sexual o enfrentar un embarazo no
deseado, gracias a los avances en la difusión de métodos e información sobre
anticoncepción promovida por entidades como Profamilia y el Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar. En este sentido, al igual que en el resto de Occidente, las
jóvenes medellinenses fueron las
principales protagonistas de la “revolución
sexual” que se presentó en el decenio de 1960. Ellas comenzaron mostrar más
libertad de decisión sobre sus cuerpos, a salir a divertirse solas con mayor
frecuencia, a tener relaciones sexuales prematrimoniales, a decidir la pareja que
deseaban, a elegir cuando ser madres, todo gracias a la nueva posición que
habían alcanzado y a los derechos logrados.
En la década de 1960 se presentó en Medellín un aumento en el consumo de
si coactivos, especialmente de marihuana. Sin embargo este no estuvo tan ligado
a experiencias místicas y creativas, como si lo estuvo en la psicodelia occidental,
pues además de los nadaístas y de algunos hippies locales, no existieron en la
ciudad grupos que promovieran abiertamente el consumo con estos fines. El uso
estuvo encaminado más hacia la lúdica y el ocio, especialmente entre jóvenes de
todas las clases sociales.
Los nuevos ritmos musicales fueron aceptados rápidamente por la juventud de
Medellín. Su llegada coincidió con un momento en que la música tropical de salón,
como el mambo, el cha cha chá, la rumba, la guaracha, el merengue, el
merecumbé y el porro, dominaban la escena musical y los tríos expresaban por
235
medio del bolero la faceta más romántica. El tango, la ranchera, el bambuco y el
pasillo, también eran populares en Medellín.
En la ciudad, como en el resto del país, los cambios en la juventud no fueron
estructurales y en últimas fueron el comercio y la industria del entretenimiento los
que más resultaron beneficiados con la explotación comercial del fenómeno
juvenil. “Cocacolos”, “kolcanitas”, “ye-yés” y “go-gós”, fueron los nombres con los
que se conocieron a las nuevas generaciones ávidas de consumo. Los modelos y
las pautas que los jóvenes estadounidenses fueron imponiendo en Occidente, las
recibieron los muchachos colombianos a través del cine, la prensa, la radio y la
televisión.
Los pintorescos camajanes, los nadaístas escandalosos, los pandilleros de
barriadas populares, surgidos de la marginalidad y de la exclusión, los militantes
del movimiento estudiantil y los hippies de fin de semana, fueron unas expresiones
más autóctonas de rebeldía juvenil, al ser producto de nuestras propias
realidades. Fueron ellos los que de verdad hicieron sentir la protesta juvenil en
Medellín pasada la primera mitad del siglo XX. Lo hicieron desde lo estético;
también promoviendo el consumo de marihuana, dejando escuchar abiertamente
su posición frente a la Iglesia y el Estado o robando para poder subsistir.
En el estival de Música de Ancón, “quiebre a la tradición paisa”, tal vez se
reunieron representantes de todos estos sectores juveniles y de otros más. Con
esta emulación local de Woodstock, se abrió un nuevo capitulo en la historia de la
juventud en el país, los jóvenes estaban concientes de su poder, de lo que podían
lograr sin importar lo que la iglesia y los sectores más tradicionales opinaran,
ahora eran ellos los arquitectos de su propio destino. La década de los sesenta les
236
sirvió para hacerse sentir, par ser reconocidos, para reclamar mayor libertad, el
reto para ellos y para las generaciones posteriores, ha sido conservar lo
alcanzado.
237
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i
Anexo 1
Alocuciones de cocacolos.
Mota estilo Jack: Mechón de pelo como John F. Kennedy el presidente de los Estados
Unidos
Por la pica: Por llevar la contraria
Azul pintado de azul: En el último estado del desprecio
Como es la mano: Que se va a hacer, como debe actuarse
Estar Galleta: Lo mejor de lo mejor
Tetero: Aprendiz de novio
Ojos de sobrino: mirada de cólera, de tristeza
Milton: Obeso, como de mil toneladas
Como el señor de Buga: Postrado
Mariposo: un él que más bien perece
Mi saca: mi residencia, mi casa
Tirar paso: bailar
Estar verde: tener gran emoción; estar disgustado
Quedarse cayetano: guardar silencio
Tomado del diario El Correo de Medellín, octubre 12 de
1962, p. 14
ii
Anexo 2
Diccionario de marihuaneros.
“La ociosidad, la astucia y el ingenio de los profesionales de la delincuencia han hecho
posible que en nuestras cárceles especialmente en la de la Ladera se hable y se escriba
un idioma especial...”
Tuerca: anillo
Chino: muchacho buen mozo
Descargarse: esconder lo robado
Caleta: escondite de cosas robadas
Soga: cadena de oro
Chivato: Persona que informa
Quemado: condenado
Tostado: sin dinero
Achantar: vagar
Agáchate: bombilla
Astilla: fajo de billetes
Chaborro: borracho
Loro: radio
Man ó mandril: hombre
Pálida: mareo producido por la
marihuana
Pucho: colilla de marihuana
Jíbaro: expendedor de marihuana
Misaca: camisa
Delicioso: cuerpo del delito
Grifa, vara, vareta: marihuana
Cuero: papel de cigarrillo para
envolver marihuana
Cosquillero: ladrón
Fulero: malo
Bacán: persona rica
Trabajado: enmarihuanado
Lionson: pantalón
Redoblón: violación
Colgar: quitar prendas
Cangrejo: candado
Pirobo: joven homosexual
Zona: voz de alarma
Despacioso: marrano
Gil: persona ingenua
Cachos: gafas de carey
Alentado: Muy bueno
Botero: policía
Canasta: cárcel
Rojaspinilla: pastilla de seconal
Camajan: que usa ropa extravagante
Bobo: reloj
Pisos o pinrieles: zapatos
Teja: sombrero
Achote: anillo de oro con piedra
Drilos: bolsillos laterales del pantalón
Ortos: bolsillos traseros del pantalón
Necios: bolsillos laterales del saco
Sotana: Saco
Playera: relojera del pantalón
Mirador: bolsillo de la camisa
Enfletarse: seguir a una persona
Achacar: robar a una persona
Mina: mujer de mala vida
Jaiba: mujer bien
Brujo: persona que estorba el delito
Pire: fuga
Raya: detective
Patota: cofradía de delincuentes
Vento: dinero
Quereme, manca, pioja: arma blanca
Batanero: persona que roba en la cárcel
Morder: mirar
Campanear: cuidar
Música: billetera
Pinta: Ropa
Chapa: nombre supuesto
Chota: patrulla
Chutar: robar comida
Descalzar: entrar por el tejado
Descuelgue: abrir un hueco y colarse
Esclavas: esposas
Estrilar: descubrir un robo
Filo: billete
Galo: ratero fino
Galafardos: ladrones
Garrote: ventaja de un robo
Gumarra: gallinas
Hermando: amigo
Kilu: cigarrillo americano
Lanzeco: carterista
Madeja: martillo
Mango: un peso
Papaya: ocasión de fugarse
iii
Piano: cadáver
Punto: fósforo
Rueda: año de cárcel
Veneno: anillo falso
Violín: cuchillo
Frases peculiares
Una gamba: cien pesos
Media luca: quinientos pesos
Vacilarse el ambiente: pasar ratos agradables
Quemar llantas: huír
Estar frito: estar en mala situación
Darse un toque: fumar marihuana
Disparar maria palitos: echar bala
Tirar bacanería: trabajar con los ricos
Tomado del diario El Colombiano de Medellín, noviembre 29
de 1959, p.18
iv
Anexo 3
Cines de la ciudad en la década de 1960
Teatros de Cine Colombia: Lido, Colombia, Rivolí, Alameda, Ayacucho, Cuba,
Granada, Manrique, Olimpia, Roma, Santander, Colombia de Envigado, Iris de Bello,
Joci de Itagüi, Caribe de Itagüi, Rosalía de Bello
Cine Continental: Opera, Maria Victoria, América, Guayaquil
Salas de cine independientes: Teatro Sinfonía, Cine Continental, Cine al día, Mariscal,
Antioquia, Metro Avenida
v
Anexo 4
Tiendas de discos existentes en Medellín en el año 1963
Nombre
Distribuidora y agencia de discos de
Otoniel Cardona. Sede principal
Distribuidora y agencia de discos de
Otoniel Cardona. Sucursal
Almacén Su Disco
Discos Boga
Salón musical “La guitarra”
Almacén de discos de Horacio Llano
Dicoexito
Distribuidora de discos “Tropical”
Almacén de discos “La Cita”
Discos Fotoelectro
Casayca
Casa Ricordi
Almacén Melodías
Almacenes la guitarra
Ubicación
Carabobo Nº 44 B-23
Amador Nº 52-7
Carabobo Nº 45-60
Pasaje Junín Maracaibo local 107
Carabobo Nº 45-16
Carabobo Nº 45 B 27
Ayacucho entre Carabobo y Bolívar Nº 5121
Sucre entre Colombia y Ayacucho
3 almacenes en Carabobo entre Amador y
Maturín
Junín, contiguo al teatro Maria Victoria
Maracaibo por Junín Nº 49-49
Junín Nº 45-127
Alambra Nº 45-127
Amador por Carabobo Nº 51-65
vi
Anexo 5
Muestra de discografía juvenil en los sesenta
Título
Más explosiones de
la nueva ola
Surrender (sencillo,
lado A)
Lonely man (lado B)
Quiero saber
(sencillo, lado A)
Artista
Varios artistas
latinoamericanos
Elvis Presley
Elvis Presley
Paul Anka
cantando en
español
Quiéreme muy fuerte Paul Anka
cantando en
español
El endiablado twist Varios artistas
al estilo de los
latinoamericanos
endiablados
muchachos
El twist del semáforo Los Falcons
(sencillo)
Kolcanerias
Orquestas
participantes en el
concurso
patrocinado por
kolcana
Ese beso (sencillo,
Los Teen Agers
lado A)
Bienvenido amor
Los Teen Agers
(lado B)
Disco del año
Varios
colombianos
18 Éxitos con los
Los Teen Agers
Teen Agers
Speedy Gonzáles
Manolo Muños
A ritmo de twist
Cuco Valtierra
Luna de miel
Darío Gil
(sencillo, lado A)
Rosa (lado B)
Darío Gil
Trabajos
Los Beatles
discográficos de los
Beatles
14 impactos
Varios artistas
juveniles
colombianos
Éxitos de la juventud Alejandro Bernal
Los Yetis volumen I Los Yetis
Muévanse todos
Varios
Casa disquera
RCA Víctor
Año
1961
RCA Víctor
1961
RCA Víctor
RCA Víctor
1961
1962
RCA Víctor
1962
RCA Víctor
1962
Zeida de Codiscos
1962
Zeida de Codiscos
1962
Zeida de Codiscos
1962
Zeida de Codiscos
1962
Zeida de Codiscos
1962
Zeida de Codiscos
1963
RCA Víctor
RCA Víctor
Ondina
1963
1963
1963
Ondina
Odeón de Codiscos
1963
1964-1968
Discos Fuentes
1966
Discos Fuentes
Discos Fuentes
Zeida de Codiscos
1966
1966
1966
vii
A la moda con la
Colombia a go-gó
Los Yetis volumen II
Yo no soy un beatle
Cállate niña
Mi primer juguete
Los Sand Pipers en
español
colombianos
Los Frenéticos
Codiscos
1966
Los Yetis
Los Flippers
Los Pic-nic
Los Yetis
Los Sand Pipers
Discos Fuentes
CBS
Discos Fuentes
Discos Fuentes
Codiscos
1966
1967
1968
1968
1969

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