2014, Rodrigo Rodrich © De esta edición: 2014, Santillana SA Av

Transcripción

2014, Rodrigo Rodrich © De esta edición: 2014, Santillana SA Av
IQUITOS BIZARRO
Antiguía urbana
No solo para moshacos
© 2014, Rodrigo Rodrich
© De esta edición:
2014, Santillana S.A.
Av. Primavera 2160, Surco
Lima, Perú
Teléfono 313-4000
Aguilar es un sello editorial de Santillana S. A.
ISBN: 978-612-4162-34-3
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2014-01803
Registro de Proyecto Editorial Nº 31501401400105
Primera edición: febrero 2014
Tiraje: 2000 ejemplares
Diseño y diagramación: Michael H. Lazo
Impreso en el Perú - Printed in Peru
Metrocolor S.A.
Los Gorriones 350, Lima 9 - Perú
Todos los derechos reservados.
Esta publicación no puede ser reproducida, en todo ni en parte, ni registrada en
o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por
ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por
fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.
Presentación .................................................................. 13
01. Llegar ........................................................................... 14
Lancha ............................................................................................... 17
02. Dormir, Comer, Comprar ......................................22 Hoteles ......................................................................... 24
El cinco estrellas - Dorado Plaza ......................................................... 26
El boutique - Casa Fitzcarraldo........................................................... 27
El de época - Casa Morey ................................................................... 28
El rápido - La Sombra ........................................................................ 29
Restaurantes ............................................................... 32
El popular - Mercado de Bellavista-Nanay .......................................... 34
El gourmet - Al Frío y Al Fuego.......................................................... 36
El elegante - Amazon Bistró................................................................ 37
El de antaño - Café Express ................................................................ 38
El deportivo - The Yellow Rose of Texas .............................................. 40
El chifa - Long Fu .............................................................................. 40
El huarique - La Blanquita.................................................................. 42
El de barrio - La Tía Puñete ................................................................ 43
La jugueras - Mercado Central............................................................ 44
Tiendas, Mercados y Ferias ................................... 48
El tradicional - Mercado de Belén....................................................... 50
El medicinal - Pasaje Paquito .............................................................. 52
La artesanal - Feria de San Juan .......................................................... 54
La sobreviviente - Importaciones Lima S.A. ........................................ 56
Las prestamistas - Casas de empeño .................................................... 58
Break: Iquitos milagroso, Christian Bendayán .................................... 63
03. Ver, Pasear, Bailar ............................................... 68
Calles, Plazas y Otros ...................................................... 70
La nocturnidad - Plaza de Armas y malecón ....................................... 72
Los sitios claves - Casas caucheras y otros ........................................... 74
El monstruo - Edificio azul ................................................................. 80
El más allá - Cementerio General, Dorian Fernández ......................... 81
La belleza al paso - Peluquerías y barberías .......................................... 84
Las apuestas - Bingo ........................................................................... 85
Bares y Discotecas ........................................................... 88
El multitudinario - Centro de Convenciones del Pardo ...................... 90
El más in - Noa .................................................................................. 91
El point - Arandú ............................................................................... 92
El endemoniado - Musmuqui ............................................................. 95
El furtivo - El Refugio de los Infieles .................................................. 96
Los gay friendly - Varios, Carlos Vela .................................................. 97
Fiestas, Procesiones y Campeonatos ............................100
El del agua - Carnaval....................................................................... 102
El del patrono - Día de San Juan ...................................................... 103
El de la calle - Festival Estamos en la Calle ....................................... 105
El de los payasos - Festival Bola Roja de Belén .................................. 106
El de las imágenes - Velada del Niño Jesús de la Caja y Julieta del Pescado 109
El divertido - Campeonato de Fulbito Gay ....................................... 111
Break: Iquitos literario, Paco Bardales ............................................... 115
04. Explorar, Rescatar, Alucinar ..............................118
Interiores y Cercanías ................................................... 120
El saber - Biblioteca Amazónica ........................................................ 122
El arte - Museo Amazónico............................................................... 123
La diversidad - Zoológico de Quistococha ........................................ 124
Las mariposas - Pilpintuhuasi ........................................................... 126
Los manatíes - Centro de Rescate de Manatíes.................................. 127
Anexos ........................................................................130
El caos - Puerto de Masusa ............................................................... 132
Los puertos - Productores y Moronacocha ........................................ 133
La salida - Carretera Iquitos-Nauta ................................................... 134
Break: Ayahuasca .............................................................................. 139
Afueras y Aventuras ................................................140
La protegida - Reserva Nacional Allpahuayo Mishana ...................... 142
La tribal - Boras ................................................................................ 144
La playera - Pampachica ................................................................... 146
La pedalera - Bicicleta....................................................................... 147
La aérea - Canopy............................................................................. 149
La fluvial - Crucero .......................................................................... 151
Agradecimientos ...................................................... 155
Viendo de cerca lo que nos rodea se nota cierta armonía, es
la armonía de la abrumadora muerte colectiva, y nosotros,
en comparación con la vileza y obscenidad articulada de
esta selva, en comparación con esa enorme articulación, nosotros sonamos como media frase mal pronunciada sacada
de una estúpida novela suburbana, de una novela barata.
Debemos volvernos humildes frente a esta abrumadora miseria, esta abrumadora fornicación, esta abrumadora vegetación, esta abrumadora falta de orden; hasta las estrellas que
hay aquí en el cielo parecen un lío [...]. Pero cuando digo
esto lo digo lleno de admiración por la selva, no porque la
odie; la amo, la amo muchísimo, pero la amo en contra de
mi buen juicio.
Werner Herzog
(Conquistador de lo inútil)
Iquitos, eres una experiencia antes que un lugar. Tus espacios y situaciones
comunes son las más extrañas y, como dicen, bizarras (y pronto te lo demostraré).
Fue fácil, muy fácil, enamorarse de ti, pero fue difícil amarte.
Espero haberte entendido. Tu dinámica, tu lógica son muy particulares. También
espero haber aportado algo a tu nobleza. Te debo mucho. Aquí, y gracias a ti,
descubrí que hay tantas formas de pensar en este mundo como personas existen; y
que el agua, el pez y el árbol están al mismo nivel que cualquier persona.
Eres lo más cerca que estuve de la naturaleza y de los seres humanos, de nuestras
necesidades más primitivas y urgentes. Si alguien se deja en tus manos, tú siempre
(¡siempre!) le muestras lo que vale la pena.
En ti se vive, y más que eso: se celebra la vida. Existen el tiempo, el barrio, los
amigos y la familia. La selva provee el resto. En ti he visto lo que me sobra y lo que
me hace falta. Nos volveremos a ver, eso es seguro.
Por lo pronto, te dedico este libro. No sé si será justo recordarte así, pero es
justamente así como te recordaré.
Rodrigo Rodrich
Febrero de 2014
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Lancha
Partí un martes de mi ciudad natal,
Piura, y llegué a Iquitos un sábado.
Podría haber ido en avión, pero es
más emocionante atravesar el Perú
por carretera y surcar las aguas de los
ríos Huallaga, Marañón y Amazonas
para llegar a la ciudad más grande
de la selva peruana. Un poco como
Francisco de Orellana cuando descubrió el Amazonas, o como misionero
jesuita que llega en canoa para fundar en el siglo XVIII el pueblo que
hoy es Iquitos.
17
Para alguien de la costa, cuatro días
parece mucho, pero hay que asumirlo.
Para viajar por la selva hace falta cambiar el chip. Loreto y todos sus pueblos se rigen bajo otra lógica. Aquí el
tiempo y el espacio se curvan, se dilatan. Y lo más fascinante es que esa
lógica funciona.
Por ejemplo, me apuré para llegar hasta Yurimaguas por carretera: según estaba programado, la lancha partiría desde
el puerto el miércoles por la tarde. Conseguí llegar a tiempo e inmediatamente
compré un boleto. Ya a bordo, amarré mi
hamaca y esperé las cinco horas que faltaban para zarpar. Pero transcurrido ese
Se viaja
más rápido en
verano, cuando
los ríos están en
crecida.
Chalecos
salvavidas y
hamacas, que se
alquilan por 30
soles, cuelgan
en la nave.
tiempo, el capitán anunció que solo saldríamos al día siguiente, pues la lancha
no estaba llena. Y ya, pues, caballero.
Donde otros harían escándalo, pedirían
el libro de reclamaciones y twitearían el
maltrato, aquí nada sucede. Estamos en
otra dimensión, una donde nos echamos tranquilos en las hamacas y esperamos. La lancha ya saldrá. ¿Total? Si se
decide viajar en lancha, está claro que lo
que menos importa es el tiempo.
Esa vez éramos cerca de doscientos pasajeros a bordo de la lancha, cada uno
en su hamaca. Viajamos por río durante
dos días y medio, que transcurren muy
lentos y que están definidos por las comidas: se desayuna a las 6.30, se almuerza a las 11.00 y se cena a las 17.00.
La lancha navega sin apresurarse, deteniéndose en cada pueblo ribereño para
cargar y descargar paquetes y personas,
y en todos esos sitios suben niños, niñas
y mujeres para vender comida. El resto
del viaje avanza sin novedades, incluso
si atravesamos alguna tormenta.
La magia del viaje, el drama, va dentro
de cada pasajero. En las hamacas extendidas a mi lado van José Manuel y
Ceci, una pareja de Jaén; y unas hamacas más allá, Michael, de Rioja; unos
gringos adinerados; y una pareja francesa cincuentona.
Me pregunto qué esperan de la ciudad
ellos, que nunca han estado antes en
Iquitos. Un viaje tan largo debe generar expectativas. ¿En qué piensan? ¿En
18
Lancha
La
embarcación
se detiene
en todos
los pueblos
ribereños.
el calor? ¿En las fiestas? ¿En la naturaleza? ¿En las mujeres, los hombres,
la movida gay? ¿En el petróleo? ¿En
el río?
Yo ya sé qué esperar porque he vivido
dos años allí, pero también tuve una
primera vez en Iquitos. Recuerdo que
tenía la ilusión de ver el río Amazonas
pasar frente a la ciudad, y que me aterraba lo que me habían contado sobre el calor y la humedad extremos,
y que esperaba ver mucha naturaleza.
De todo eso, solo una expectativa se
cumplió: el calor, porque hace mucho
que el río se alejó de la ciudad y la
ciudad de la naturaleza. Sin embargo, descubrí algo que no esperaba: un
pueblo bizarro.
19
Y en esto pensaba cada vez que subía
a la cubierta de la lancha para escapar
de la modorra de los pisos inferiores.
El capitán, Ronaldo Panaijo, un viejo lobo de río, calculaba que llegaríamos a Iquitos al atardecer del día siguiente. Me excitaba la idea de que
acoderaríamos en Iquitos un fin de
semana, me reuniría con mis amigos
e iríamos a comer y beber en nuestros sitios favoritos. Luego tendría el
domingo para soportar la resaca, y el
resto de la semana para redescubrir la
ciudad, esas ciudad a la que le llamo
«bizarra» no porque sea rara, ni loca.
Nada de eso. La palabra bizarro en
realidad significa valiente, generoso y
espléndido.
Hoteles
Vista hacia
la torre de la
Iglesia Matriz.
La suite más cara de Iquitos se ubica
en el último piso del hotel más alto
de la ciudad, el Dorado Plaza. Mirar hacia Iquitos desde sus ventanales es como ver una pecera: personitas van y vienen nadando alborotadas
en una sopa espesa. O quizá sea al
revés. Yo estoy en la pecera y los que
están abajo me observan como a un
pez exótico, solitario y aislado en una
pecera de cristal. Un animal muy delicado como para estar allí abajo, entre ellos.
Duermo en un recipiente perfecto, que
limpian a horas exactas y donde me dosifican la comida. Todo lo opuesto a mi
experiencia en la lancha.
Debo causar envidia. De hecho, cuando les comenté a mis amigos iquiteños
que pasaría una noche allí se organizaron para visitarme, y de todos los lujos que la habitación nos ofrecían, les
sorprendió sobre todo que el aire acondicionado fuera silencioso e invisible.
También que el jacuzzi fuera grande
como una piscina y que internet fuera
rápido para una ciudad que aún no tiene banda ancha.
Se estaba lo suficientemente cómodo
como para evitar la ciudad. Tampoco
nos interesaban la piscina, el spa o el
gimnasio, ni los bares y restaurantes
del hotel. Acomodados todos sobre la
cama, conocíamos la selva a través de
National Geographic.
Supongo que al cliente usual de este
tipo de suites no debe sorprenderle lo
mismo que a mis amigos. Para los presidentes, ministros, artistas y empresarios debe ser lo cotidiano.
Luego, cuando me tomo una cerveza
en la piscina mientras cae el sol, me
embriaga el placer. Y el pecho se me
infla cuando vuelvo a mirar la ciudad
desde la ventana de mi habitación.
Disfrútalo, me digo, porque mañana
volverás abajo, donde sucede la vida.
Calle Napo #254-258
(065) 22-2555
[email protected]
www.eldoradoplazahotel.com
26
Hoteles
Por la Casa Fitzcarraldo se sienten aires
que no corren en el resto de la ciudad.
Walter Saxer, el dueño, me dice mientras caminamos por el jardín que ese es
el humor del bosque, de la selva que ya
no hay en Iquitos, y que este jardín que
cruzamos ahora es uno de los últimos
reductos de ese humor.
Y en este hospedaje, la gracia no está
tanto en las habitaciones —que son
pocas, amplias y de buen gusto—,
como en el jardín que las rodea. Con
sus manos, Saxer y sus trabajadores
han sembrado plantas con hojas gigantes por las que ascienden orquídeas imposibles, y han cuidado el gran cedro
de cien años que sostiene una casa de
madera de cuatro pisos a 16 metros de
altura. No hay nada en Iquitos que se
le compare.
Esto da como resultado una atmósfera calma y fresca, un refugio artesanal
y amable, al que se le suma el sonido
de una pileta situada en la mitad de la
piscina, bajo la sombra de los árboles.
Lo que Saxer se propuso cuando empezó
este hospedaje, en 1995, fue demostrar
que era posible la reforestación. Ese objetivo, ciertamente épico, aún lo mantiene cautivo. Y lo emociona tanto como lo
hizo el hecho de producir la película Fitzcarraldo, del cineasta Werner Herzog.
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He allí el motivo de la casa: fue la base
de la producción de la película. Y he allí
el porqué Saxer decidió, tras recorrer el
mundo en veinticinco años, que quería
retirarse en Iquitos: un jardín enorme,
una piscina fresca y una casa de árbol, su
sueño de muchacho.
Av. La Marina 2153
(065) 60-1138
[email protected]
www.casafitzcarraldo.com
El sueño
adolescente de
Saxer, foto de
Enrique Pezo.
Las ventanas
miran al río
Itaya, el lado de
la ciudad hacia
donde amanece.
Son pocos los lugares en Iquitos capaces de trasportarnos a los tiempos de
la fiebre del caucho, aquella que duró
casi cuarenta años entre finales del siglo XIX y principios del XX. En esa
época, las ciudades de la selva vivieron
su esplendor económico, a costa de la
esclavitud de sus nativos.
Aunque es una historia terrible, no deja
de ser fascinante el derroche con que
los empresarios caucheros construyeron
mansiones que, según se dice, fueron
las mejores piezas de la arquitectura republicana de este país. Una de esas mansiones, quizá la mejor conservada, es la
Casa Morey, que ahora funciona como
un apart hotel.
La casa fue fundada en 1910 por Luis
F. Morey, barón del caucho de Moyobamba, frente a donde funcionaba el
puerto de Iquitos, a orillas del antiguo
cauce del río Amazonas. Morey no sabía que a los pocos años acabaría la fiebre del caucho, que su negocio dejaría
de ser lucrativo y que la casa pasaría, en
1920, a ser una oficina del gobierno:
la de Aduanas. Con el tiempo, la casa
también fue sede del Banco de la Nación y luego de la Universidad Privada
de Iquitos (hoy Universidad Científica
del Perú). Ya en el siglo XXI, en el caserón soñado por Morey, el periodista
Beto Ortiz puso a funcionar la discoteca Papá Piraña, y, en 2010, el biólogo
inglés Richard Bodmer la compró para
restaurarla y cumplir su sueño: tener
un hotel.
Pero más que un hotel, la Casa Morey
parece un museo. Las paredes exteriores aún están revestidas por los azulejos
que Morey encargó a Portugal a principios del siglo XX. En el lobby, donde antes fue el almacén para las bolas
de caucho, se lucen vestidos de la época, vapores a escala, timones y brújulas
de bronce. También están allí La mujer con cacao, una hermosa pintura de
1955 de César Calvo de Araujo, y El
baile de las amazonas, una pintura nativa que, según Bodmer, tiene doscientos años. Y en el comedor, además de
los muebles victorianos, se luce un espejo parisino de 1780, que perteneció
al Hotel Crillón de Lima.
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Hoteles
Las habitaciones son amplias como en
ningún otro hotel. Las camas son de
rimbombante madera torneada. Los baños, de porcelana. Y a través de las ventanas, altas como los techos, se ve salir el
sol por el río Itaya y se cuela la brisa del
bosque. Solo faltaría el murmullo de los
botes a vapor y el traqueteo del tren llevando la carga hacia el puerto para completar la sensación de ser un invitado de
Morey, de ser un cauchero, un privilegiado en una ciudad millonaria.
Calle Loreto #220
(065) 23-1913
[email protected]
www.casamorey.com
Alfio Reátegui dice que es el origen de
muchos niños y niñas iquiteños. Origen
indirecto, habrá querido decir. El hostal que regenta, La Sombra, es uno «al
paso», de esos que se alquilan por horas,
como los estacionamientos para autos.
Asegura que un día cualquiera recibe
hasta a setenta y cinco parejas. Pero hoy,
que he venido a conocerlo, es Día de
San Valentín: según proyecta, superará
las ciento veinte. ¿Pero cómo lo logrará si su hostal solo tiene veinticinco ca29
mas? Alfio dice que es un negocio con
alta rotación y que, además, los iquiteños son amantes muy veloces. Me invita
a regresar por la noche, cuando el hostal
alcanzará su clímax a punta de esposos y
amantes descarrilados.
A las nueve de la noche me recibe Daniel Trigoso, el encargado de limpieza
desde hace doce años. No tiene mucho
tiempo para mí; debe recuperar la dignidad de las habitaciones desalojadas.
El valiente dice que ya no sabe qué esperar cuando ingresa a cada una. Puede que haya acontecido una batalla allí
adentro, y que deba limpiar fluidos incluso de los espejos del techo —como
que ya lo hizo—, o puede que la cama
continúe aún tendida. Él, testigo de
innumerables encuentros, sabe que no
hay manual para tener sexo.
Lo acompaño a arreglar una habitación. El ambiente es estimulante: colores vivos, espejos metiches. Las paredes
sudan, la humedad se magnifica. Sería
imposible echarse una siesta allí, con ese
intenso olor a sexo y los gritos que llegan
de todas partes. El maldito local huele a
sexo en cada rincón. Es un olor primitivo. Daniel dice que aún no se acostumbra, y confiesa que vive excitado.
Cuando pregunto por los clientes habituales, Daniel recuerda al Viejo Nazi:
un señor de 85 años que llega con su
amante dos veces por semana. Le dicen
así porque tiene una esvástica tatuada y
da órdenes como si fuera Hitler. También habla del Tío Panduro, que tarda
quince minutos en caminar con su bastón desde el lobby hasta la habitación
de turno. Y menciona con admiración
a un señor que mantiene una relación
con una señorita y también con su madre, por separado, claro.
Alfio está contento con su empresa y
más por cómo marcha el día. En Iquitos es un negocio rentable. Me ofrece
una habitación, la mejor, que es la que
tiene aire acondicionado y la cama más
grande para que vaya con mi novia. Y
entonces se queda pensando y me lanza un eslogan: «Compare, nosotros te
acolchamos el amor».
Av. Ricardo Palma #1156
(065) 23-6171
Las
almohadas
y el colchón
están forrados
con cuerina
para que no se
manchen.
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