Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio

Transcripción

Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
DISTRITO 4915
SUB COMITÉ POLIO PLUS PLUS
Mayo de 2014
La Batalla por Ganar
Qué es la Polio
2
Le Ganaron a la Polio
3
Con la última batalla ganada, India
libre de Polio, la enfermedad
quedaba circunscripta a tres países: Pakistán, Afganistán y Nigeria.
No obstante, conflictos bélicos,
raciales y étnicos en las zonas
afectadas, no han permitido que
las campañas se concretaran de
acuerdo a lo planificado.
En mayo 2014, la Organización
Mundial de la Salud declaró la
emergencia sanitaria mundial por
el aumento del número de infectados con el poliovirus en África y
Oriente Medio. En los últimos seis
meses, se han detectado casos en
Afganistán, Camerún, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Irak, Israel, Nigeria,
Pakistán, Somalia y Siria. En ese
sentido, desde la OMS se pudo
confirmar que sobre todo Camerún, Pakistán y Siria – ésta última
por la inmigración de los refugia-
Los Sobrevivientes
4—5
Este Boletín
El Milagro con la Vacuna
6
Llega a Argentina
7
Cuentos sobre la Vacuna
8—13
La Magia de la Vacuna
14
Contenido:
Contadas como cuentos, este Boletín
presenta además de información
sobre la Poliomielitis, historias reales
de los protagonistas en la lucha por
derrotar a la enfermedad con las
vacunas, los afectados, los pioneros,
las experiencias recogidas durante
dos- han “exportado” el virus hacia
otras regiones.
“Si no se controla, la situación
podría conducir al fracaso de la
erradicación global de una de las
enfermedades más graves, que se
puede prevenir con vacunación”,
subraya la OMS. Al tiempo de acortar distancias, los medios de
transporte actuales, incrementan
el riesgo de importar algún caso
de polio que se pueda diseminar en
cualquier país a través de una
persona no vacunada.
No se puede desaprovechar los
logros obtenidos. Los continentes y países libres de Polio, NO
PUEDEN NI DEBEN DEJAR DE
VACUNAR. LA VACUNA ES EL
ÚNICO RECURSO PARA PONER
FIN A LA POLIO.
REDOBLEMOS LA APUESTA
operativos de vacunación, etc.
Para todo público, intenta generar
conciencia de la PREVENCIÓN a
partir de la VACUNA. Se puede reproducir,, duplicar, más aún: SE SOLICITA
DIFUNDIR.
Recopilación, selección, y redacción: María Rosa Mariani
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
Página 2
La Poliomielitis
Un Flagelo que
Puso en Riesgo la
Vida de
La poliomielitis, también llamada parálisis infantil –
porque ataca especialmente
a niños de entre 5 y 10 años
de edad–, es una enfermedad
contagiosa producida por un
virus, el poliovirus, que afecta principalmente al sistema
nervioso. Ingresa al organismo a través de la boca y se
multiplica en el intestino,
invadiendo luego el sistema
nervioso. Los síntomas iniciales de la enfermedad son
fiebre, fatiga, dolor de cabeza, vómitos, rigidez de nuca y
dolor en las extremidades. 1
de cada 200 infecciones lleva
a la parálisis irreversible,
usualmente de miembros
inferiores. Entre ellos, del 5%
al 10% fallece por parálisis de
los músculos respiratorios.
Generaciones
Hasta hace unas pocas décadas atrás, escenas como la de
esta foto aterrorizaban a las
poblaciones de todas las latitudes. Niños completamente
sanos contraían la enfermedad, y en el término de tan
sólo dos o tres días ya no
podían continuar respirando
por sus propios medios y debían permanecer dentro de
pulmotores por el resto de
sus vidas, con sus piernas y
brazos paralizados.
En 1988 la 41º Asamblea
Mundial de la Salud adoptó la
resolución de erradicar la
polio del mundo a través de
la iniciativa GPEI (Global Polio
Eradication Initiative- Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio), la que, promovida por Rotary International, organizaciones como,
CDC y Unicef, recibió el apoyo
de los gobiernos de todas las
naciones del mundo. En 1994
la región de las Américas fue
certificada como libre de polio, seguida por la región Pacífico Oeste en 2000 y la región
europea en 2002. El 27 de
marzo de 2014 la región SurEste de Asia fue declarada
libre de polio, lo cual significa
que la transmisión del virus
salvaje fue interrumpida en
este bloque de 11 países,
implicando que el 80% de la
población mundial vive en
regiones libres de poliomielitis.
A través de sucesivas campa-
ñas masivas de vacunación en
todo el mundo las epidemias
se fueron controlando, hasta
casi haberse neutralizado
totalmente esta cruel enfermedad. En 1999 se erradicó
por completo la polio tipo 2
de la faz de la tierra.
Hace alrededor de 20 años,
mil chicos contraían parálisis
infantil cada día. En todo el
año 2010, en cambio, sólo se
registraron mil casos.
Lamentablemente,
aquel
"casi" significa todavía un
número increíblemente alto
de niños que aún podrían
contraer la poliomielitis. Globalmente, 20 millones de
personas vacunan a más de
500 mil niños al año. El 99%
del mal ha sido erradicado,
pero si al virus no se lo aplasta de una buena vez, ese 1%
restante podría traducirse en
la escalofriante cifra de 200
mil chicos para el año 2030.
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Los que le Ganaron a la Polio
¡Tanto me falta por tocar!
Con más de 5.000 conciertos
en 50 países, y varias vueltas
al mundo, no me alcanzarían
tres o cuatro vidas para tocar
todo lo que quisiera tocar.
Casado con este señor de
cola negra y dientes blancos
al que he dedicado la vida.
Una vida está marcada por
dos grandes desafíos que se
interpusieron en mi camino.
El primero, convencer a mis
padres para que me dejaran
estudiar música.
La Enfermedad
nos Puso en el
Centro de la
Familia
Afrontar la lucha contra la
poliomielitis fue el segundo
desafío de mi vida. Una dura
etapa de mi infancia que
mantuvo inmovilizado en
cama durante un año. Nada
fácil para mis papás. ¿Cómo
acercarme un piano? Hubiera
Bruno Gelber
sido más fácil con otro instrumento, un violín por ejemplo.
No obstante, gracias a su ingenio, pude continuar mis
prácticas. Desmontaron la
lira del piano y seguí estudiando recostado en la cama.
En esa eterna soledad el
piano era mi única compañía
y la música, mi felicidad. Cada
nota que brotaba del teclado,
era un regalo para mis oídos,
y una luz de esperanza. Menos mal que no puso en peligro la integridad de mis manos. En esa casa con paredes
que parecían cubiertas con
papel decorado con pentagramas, mis piernas inmóviles
por la poliomelitis no fueron
motivo para que mis manos
descansaran sobre el piano.
Enfrenté el desafío de luchar
contra la enfermedad, y derroté a la polio severa que
había contraído.
que me tocó vivir, y tampoco
fue un estímulo para enfrentar mi carrera, debo admitir
que me dio una concentración mayor de la que hubiera
tenido con dos piernas iguales, dos buenas piernas. Tal
vez, me hizo más fuerte.
Le gané a la polio, y además,
creo que le saqué provecho.
Si bien no fui mejor artista
por haber crecido en medio
de circunstancias dolorosas
Sobre reportajes a
María Angélica Llorente
Óptica y contactóloga, socia
de Rotary Club Quilmes, soy
otro de los que le ganó a la
Polio. Con el apoyo y la contención de mi familia, que me
llevaba desde Quilmes a severos tratamientos en Capital, y
la tarea de los médicos; tras
varias operaciones logré recuperar la movilidad de una de
mis piernas. Gracias a esas
soluciones que fueron construyendo sobre la marcha,
Página 3
hoy puedo decir que entre
todos “le ganamos a la Polio”.
Tengo familia, mi trabajo, y
guardo en mi recuerdo al Dr.
Salvati, también quilmeño;
que inició el camino a mi recuperación con la primera
intervención quirúrgica.
Desde mi tarea en Rotary,
espero aportar luz, para erradicar la noche oscura de la
Polio.
Bruno Gelberet
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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La Alternativa a los Casos más Severos
El hospital de Rehabilitación
Respiratoria María Ferrer fue
creado para paliar los efectos
sobre el sistema respiratorio
de las personas afectadas por
las terribles epidemias de
poliomielitis anterior aguda
de 1955 y 1956. Aquí se inauguró la primera terapia intensiva del país, se impulsó la
asistencia respiratoria mecánica y se desarrolló la ventilación no invasiva. Además, en
el hospital funciona un hogar
respiratorio donde residen
pacientes neuromusculares
con compromiso respiratorio.
El hogar es una de las obras
de mayor importancia del
hospital.
Surge en respuesta a las necesidades de niñ os que
de bían o bl ig at oriame nt e us ar pu lmot o re s , ca-
ma os cila nt e , y ot ros
aparat os re s pi rat or ios
para po de r v iv ir ; a i niciat iv a de la d oct o ra
G wen d o ly n
S h ep h er d,
que inv ie rt e t odo s u
e s fue rz o para s acarlos
de la s ala de hos pit al,
donde s ubs is t ían. Ent once s , t ras lada n a los
prime r os ni ños de l h os pit al a l H og ar, don de y a
e n 196 5 hab ían p romov ido la cre ac ión de V IT RA ( Fu n d a c ió n p a ra
V iv ien d a , tr a b aj o y Ca p a c ita c ió n d el Lisia d o
G r a v e) , e l prime r ce nt ro v ocaci ona l para pe rs onas con dis capacidad
s e v e ra e n Amé rica Lat ina.
Funciona en la Casa de los
leones (Palacio Díaz Vélez) en
Av. Montes de Oca 110, CABA, una casona que perteneció desde 1880 al millonario
Eustaquio Díaz Vélez, en el
predio del Hospital Elizalde,
ex Casa Cuna.
Actualmente viven allí pacientes sobrevivientes de la
epidemia de 1956, que por lo
tanto cumplieron cincuenta
años de vida en el hospital,
aunque hay otros, con otras
patologías además de la polio. Totalmente dependientes, además están con ventilación asistida. Algunos utilizan los pulmotores originales
mientras otros están con otro
tipo de ventilación mecánica”.
Algunos de los que ya no Están
Teresa Bonnefous
Amalia Bohun
Una entrerriana de origen
francés, en la casa desde
1979, cuando tenía 11 años,
su vida cambió radicalmente:
se enfermó de poliomielitis y
ya no pudo abandonar la silla
de ruedas. Pero, con un respirador artificial a batería
pudo salir del Hogar para
trabajar en VITRA.
Conectada
al respirador
artificial, a estudiar Teología
con la ayuda de una voluntaria que lentamente iba pasando las páginas de La Biblia
frente a sus ojos. Con grandes
esfuerzos para hablar, solía
decir: "Hay un solo Dios para
todos".
Esther Lavan
La pampeana , el mejor ejemplo de ganas de vivir. Madre
de un hijo y abuela de cinco
nietos, pasó años sin salir del
pulmotor. Sólo su cabeza
permanecía afuera.
Stella Maris Ziganti
La doctora Stella Maris Ziganti, abogada, uno de los 17
pacientes afectados por la
poliomielitis que en los 90’s
aún vivían en el Hogar respiratorio pudo valerse de su
propia respiración durante
varias horas al día. "Estoy
dentro del pulmotor cuando
duermo, más o menos ocho
horas diarias" cuenta", decía
en un reportaje. Pero fuera
del pulmotor, respiraba mediante
el
método
`glosofaríngeo', que consiste
en acumular aire con la faringe, como lo hacen los sapos y
los peces. Entre las doce del
mediodía y las dos de la tarde, recurría a un aparato respiratorio artificial, que le permitía seguir trabajando, por
la tarde, como tesorera de
VITRA.
El Refugio de los
Sobrevivientes
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
Página 5
Los Sobrevivientes
darme con audiotextos.
Norberto Butler
Soy un hijo tardío de la epidemia de polio de 1956: había cumplido tres años en
1960 cuando tuve el desgraciado contacto con el virus.
Desde entonces no pude desprenderme de la asistencia
respiratoria. En pulmotor
hasta 1994, en que con la
incorporación de aparatos
muy sofisticados, pasé a la
cama, que me dio bastante
más libertad. Pude empezar a
manejar las manos, algo que
no me permitía el pulmotor.
Soy miembro de la comisión
de salud de la asamblea de
Parque Lezama y una figura
siempre presente en los cacerolazos, con el respirador a
cuestas, me entremezclo con
manifestantes, bombos y
pancartas. Promueve actos
contra los gobiernos de
turno, porque no protegen a
las personas con discapacidad. Hace muy poco, logré
con la ayuda de amigos, inaugurar mi Centro Cultural.
mis padres me trajeron desde el Chaco buscando la cura. Así llegaron hasta el Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer que, por
entonces, todavía no estaba
especializado en el tema. No
encontraron lo que esperaban porque la polio ya me
había paralizado sin remedio,
y decidieron regresar a casa.
Sin mí. Viví en el Hospital
hasta los once años. Fue en
ese momento cuando se decidió abrir un Hogar que nos
alojara, a muy pocos metros
del Hospital. Desde entonces,
éste es mi lugar en el mundo.
En el Silencio, y
Casi ciego, abandonado por
mi familia, mi vida no fue un
jardín de rosas pero puedo
reconocer dos etapas diferentes: la sala de hospital y la
mejor, que llegó en el ’73,
cuando pudieron trasladarme
al Hogar. Fue como entrar al
paraíso. Allí pude hacer la
escuela primaria y el secundario, pude hacer amigos y
tener contacto con chicos
voluntarios de mi edad.
Ni la parálisis, ni la respiración asistida, ni la ceguera,
derivada de “la maldita polio”, fueron lo bastante fuertes como para impedirme
disfrutar, estudiar y militar.
Con el respirador a cuestas
asisto a recitales, a la facultad. Cuando salí del pulmotor y pude empezar a manejar las manos, empecé a ayu-
María A. Sánchez
La poliomielitis ha sido mi
vida. Sé que mucha gente no
recuerda o ni siquiera conoce
la epidemia que se extendió
por todo el país en 1956, pero en mi caso fue la condena
que me deparó el destino.
No consigo imaginarme qué
hubiera sido de mí sin la enfermedad que me afectó a
los dos años, cuando era casi
un bebé.
Lo que conozco lo supe por
relatos ajenos, poco precisos
aunque repetidos, que ya
forman parte de la bruma del
pasado. Aunque había habido
brotes anteriores, el de ese
año fue muy poderoso y se
cobró más de seis mil víctimas.
Con
muy escasos recursos,
Un día descubrí que podía
usar la boca para pintar a
pesar de la poca movilidad en
mis manos. Entré en contacto
con la Asociación de Artistas
Pintores con la Boca y el Pie.
Ellos me aceptaron, promo-
vieron y becaron. Y me dieron
la oportunidad de ganarme la
vida.
Con el tiempo construí una
familia algo especial, pero
familia al fin. Está compuesta
por tres amigas y mi sobrino
Alan, que tiene 18 años y vive
conmigo. Mi hermana, cuyas
capacidades fueron muy distintas de las mías, lo dejó a mi
cargo cuando era un bebé.
La epidemia de polio me
marcó para siempre
el Olvido, para
Muchos la
Enfermedad fue
un Estigma.
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
El Milagro de la Vacuna
Para 1947 ya había comenzado mis
investigaciones, cuando comencé a
recibir la ayuda de la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil. No fue
caprichoso que Harry Weaver, su
responsable, me convocara. El tenía
en su cabeza el diseño detallado de los
pasos que habían de darse para llevar
a cabo el programa de investigación
más ambicioso de aquellos momentos
en el campo biomédico, y la forma de
organizar los fondos para los investigadores y las instituciones donde
trabajaban,
En momentos en que en mi país ya se
El Pueblo es el
Dueño de la
Vacuna. No hay
Patente. ¿Se
Podría Patentar
el Sol?
registraban 60 mil casos, decidí inocularme para probar vacuna antipolio
que acababa de producir, porque, "no
se debería querer para los demás
lo que no se quiere para uno mismo". Elegí hacerlo el 13 de marzo de
1953, fecha del cumpleaños de Roosevelt, que tanto apoyó mis investigaciones, concretando un gran sueño. Un
sueño al que además contribuyeron mi
mujer, Donna Lindsay, y mis tres hijos,
de 5, 8 y 11 años, que sirvieron también de conejitos de Indias. Necesito
"el coraje suficiente como para
defender mis convicciones", pensé
Página 6
JONAS SALK
en el momento de aquella prueba. Y fui
convincente. Dos años después se
inició la primera vacunación masiva
para dos millones de personas, con la
supervisión de uno de mis maestros:
el notable epidemiólogo, Dr. Thomas
Francis.
Los Pioneros de la Vacuna—Randy Kerr
Para abril de 1954 la posibilidad de las
pruebas con la vacuna causaba tanto
temor como la misma epidemia.
A los seis años de edad, se cumplió mi
sueño. Había pedido, rogado ser el
primero en recibir la vacuna. Estábamos haciendo la Historia. Y yo mismo
pasaba a la historia, cuando me tomaban la foto durante la primera
inyección. “Dolió menos que una de
penicilina”, comenté a los reporteros,
que me rodeaban. Igual felicidad sentí
cuando a casi un año, el 12 de abril de
1955, a diez años de la muerte del
Ex Presidente Roosevelt, nos reunieron en el Gimnasio, prendieron la
radio, y desde los altavoces escuchamos decir “La Vacuna Funciona”.
Pasados los años, seguía participando
como líder de la Fundación contra la
Polio, y me seguían tomando fotos
cuando me invitaban a algún acto.
ALBERT SABIN
Mi familia, de origen judío, en 1921, se
vio obligada a huir de Polonia por el
antisemitismo. Estudié Medicina en la
Universidad de Nueva York y fue en
mis años universitarios cuando comencé a investigar sobre la polio.
Entre 1935 y 1937 ya había realizado
grandes avances. Uno de mis primeros aportes fue descubrir que el virus
de la polio no ingresaba al organismo
por medio de las fosas nasales, como
sostenían muchos de miss colegas;
sino a través de la boca, para des-
pués extenderse por la sangre a
través del sistema gastrointestinal.
Por eso sostuve que la vacuna debía
seguir la misma ruta que la infección
en el caso del virus salvaje – ingresando al organismo a través de la
boca, y desarrollé una vacuna oral,
que evitaba jeringas, agujas e inyección. Se impuso a la anterior, pero tal
vez, logró la mayor trascendencia
cuando con Rotary International,
encaramos la Campaña Polio Plus,
cuyo símbolo es, la gotita. Con Rotary,
dimos los primeros pasos en la integración de La Iniciativa Mundial para
la Erradicación de la Polio, que
constituye, en sí misma, un hito histórico
por tratarse de la campaña sanitaria
más amplia, a nivel internacional, que se
haya desarrollado en la
historia de la
humanidad.
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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Yo Traje la Vacuna de Polio a la Argentina
Eugenia
Sacerdote de
Lustig,
Apasionada por la
Medicina
Turin, Italia 9 de
noviembre de
1910
Buenos Aires 29
de noviembre de
2011
Mi historia, es la historia de
una pasión. A la que dediqué
mi vida, sorteando obstáculos
y ganando batallas. Una de
las primeras mujeres Universitarias en Italia, me gradué
en Medicina en 1936, para
pasar a integrar el reducido
grupo de ayudantes de la
cátedra de Histología en la
Universidad de Turín, hecho
que marcaría mi vida profesional. En esa época, ser mujer, científica y además judía,
era demasiado. Pero la guerra trajo lo peor. Recuerdo
que en junio de 1938, salieron las leyes raciales, y los
judíos ya no podían trabajar.
A mi esposo, ingeniero que
trabajaba en la empresa Pirelli, para no despedirlo, le
ofrecieron trasladarse a Argentina, donde iban a instalar
una planta. Era un país del
que nada sabíamos, pero no
había alternativas. Un día de
1939 abordamos en Nápoles
el buque Oceanía, y así llegamos a este país.
En 1952 comenzó en nuestro
país la terrible epidemia de
poliomielitis. Yo estaba de
vacaciones y el Ministerio me
mandó a llamar. Había que
actuar de urgencia, ya que la
epidemia avanzaba a un paso
alarmante. Nos enviaban
muestras continuamente. Fue
un tiempo en el que me llegaban sesenta o setenta casos
diarios para hacer el diagnóstico.
Poco después se oían las primeras alentadoras noticias de
la vacuna Salk. Fui becada
por la Organización Mundial
de la Salud junto con investigadores de distintas partes
del mundo para ir a Estados
Unidos y Canadá, a estudiar
los efectos de esa vacuna.
Estuve trabajando con monos. ¡Qué difícil que era! Les
tenía que poner inyecciones
con jeringas de vidrio, que se
rompían continuamente. Trabajábamos de la mañana a la
noche y teníamos miedo de
infectarnos, porque las condiciones de trabajo no eran las
de hoy.
A mi regreso, impulsé el uso
de la vacuna Salk. Si bien aún
no había sido autorizada por
el Ministerio de Salud, para
dar el ejemplo, decidí inocularme yo misma en público y
vacunar a mis propios hijos a
fin de convencer a la población, como había hecho Salk,
en su país. Yo misma se la
apliqué a los primeros chicos
que se acercaron al Malbrán.
Como Investigadora del Conicet y jefa de Virología del
Instituto Malbrán, y en el
Instituto Angel Roffo, donde
dediqué más de 40 años al
estudio de las células tumorales, hasta que pasados los 80
años de edad, la ceguera me
impidió continuar utilizando
el microscopio de mi laboratorio.
Pero todos los premios y los
reconocimientos recibidos,
no se comparan con haberle
ganado la batalla a la Polio.
Cuando por 1959, contribuí
con mi aporte para traer la
vacuna, que se sancionara la
ley 15.010, que estableció la
vacunación obligatoria y gratuita para todos los niños
hasta los 14 años de edad y
las mujeres desde el quinto
mes de embarazo. Con esa
Ley, Argentina, se convierte
en uno de los primeros países
en comenzar formalmente a
combatir este flagelo. También me ocupé de convencer
a la población de su importancia como barrera para
detener la epidemia.
Fuentes: Andrea Ferrari, Página 12
Valeria Román, Clarín
http://
www.cienciaenlavidriera.com
.ar/2012/01/01/sacerdote-de
-lustig-eugenia-personaje-del
-mes-enero-2012/
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Yo Logré Controlar la Polio en el Mundo
Carlos Canseco González
Nacido el 17 de marzo de
1921 en Tampico, falleció el
14 de enero de 2009 en la
Ciudad de Monterrey, Nuevo
León, México.
Desde Monterrey,
donde a principios
de 1948 me radiqué ya Médico,
médico, t ras haberme especializado en Chicago, logré la apertura de la Cátedra de Alergia
e Inmunología Clínica en la
Facultad de Medicina de la
Universidad de Nuevo León.
En 1972, ministro de salud de
México, que para entonces
registraba unos 500 casos de
poliomielitis anuales; instituyó los días nacionales de vacunación contra la polio. Un
programa de cuatro años en
el que durante una semana
se implementaba un operativo de vacunación obligatoria
para todos los niños menores
de 5 años. Desde Monterrey
me tocó, supervisar este programa que no dejaba librada
la vacunación a voluntad de
la madre, para convertirse en
el primero obligatorio en la
historia de la medicina en
América Latina.
La Presidencia de Rotary
International, me dio la oportunidad de hacer realidad mi
sueño. Mi relación con Albert
Sabin, socio honorario del
Club Rotario de Filadelfia en
Estados Unidos de América,
con el que compartía la preocupación por vacunar como
única forma prevenir esa
enfermedad, dio
grandes
frutos. Iniciar el programa
Polio-Plus. “Un proyecto ambicioso y complejo”, un
“enorme desafío”, el programa que constituiría mi mayor
herencia: Controlar la poliomielitis en el mundo, costeando la vacuna para todos
los niños.
Con un operativo implementado con la colaboración del
Gobierno del Presidente Miguel de la Madrid, en que el
sábado 18 de enero de 1986
se inmunizaron 13 millones
de niños, en 1988 logré convencer a la Organización
Mundial de la Salud del poder
de movilización social de los
rotarios del mundo, lo que
dio lugar a la creación de la
Iniciativa de Erradicación
Mundial de la Poliomielitis,
con la intervención de la OMS
y el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia
(UNICEF).
América Latina rotaria fue la
primera en responder, regis-
trándose el último caso de
polio paralítica en su territorio, el 24 de agosto de 1991,
en Perú. En 1995 el Programa Polio-Plus ya se había
implementado en 147 países,
logrando inmunizar a mil millones de niños alrededor del
mundo.
A través de sucesivas campañas masivas de vacunación en
todo el mundo las epidemias
se fueron controlando, hasta
casi haberse neutralizado
totalmente esta cruel enfermedad. En 1999 se erradicó
por completo la polio tipo 2
de la faz de la tierra.
Fue el 13 de enero de 2011
cuando la polio cobró su última víctima en la India,
Rukhsar Khatoon, una niñita
de dieciocho meses que sus
papás se habían negado a
vacunar. En un esfuerzo conjunto de la OMS, el UNICEF,
más de 100.000 rotarios indios ayudaron a liberar de la
polio a su nación y con eso
demostraron que los rotarios
son capaces de lograr lo imposible. El 13 de enero de
2012, India fue declarada
libre de Polio. Con India libre
de polio en 2012, circunscripta a zonas de tres países, Pakistán, Afghanistán y Nigeria,
y un rebrote en Siria durante
en 2013, LOGRÉ CONTROLAR
LA POLIO EN EL MUNDO.
Fuente: Rodrigo, Mendirichaga. Transcender en el prójimo:
Carlos Canseco. México, Castillo, 1996
“La Mejor
Recompensa por
Hacer, Es la
Oportunidad de
Hacer
Más” (Jonas
Salk).
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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Un Recuerdo Perfumado
Esta mañana escuchando las noticias
me enteré que la
OMS y ROTARY
INTERNACIONAL,
rendirían una vez
más, merecido homenaje a los Dres.
SALK, y SABIN descubridores de las
vacunas contra la
poliomielitis.
“Incluya aquí una frase o una cita del artículo
para captar la atención del lector”.
Instantáneamente,
mi mente retrocedió a los años 50’s,
cuando mi infancia transcurría alegre entre mi casa y la
de mis abuelos. Ellos habían
llegado de Italia, siendo niños, con sus ataditos de ropa,
en barcos repletos de inmigrantes que traían el corazón
lleno de ilusiones y los brazos
fuertes para cualquier trabajo. Nunca olvidaré la larga
mesa
tendida
y
las
¨canzonettas¨ coreadas por
todos.
gada de la leche escuchando la radio.
Elegantes damas, tomando el té en diminutas tacitas, audaces
héroes, de capa y espada, rescatando a los
injustamente prisioneros; y la pausa obligada
de la leche escuchando
la radio.
Volví a recordar cuando
una tarde, infortunada
tarde, nos dijeron que
Robertito ¨Tito¨ el hermanito de mi amiga Ángela
estaba enfermo, muy enfermo, atacado por esa enfermedad del nombre raro. Seguro que no tenía puesta la
bolsita.; porque en aquellos
días todas nuestras mamás ya
nos habían colgado al cuello,
entre las ropas y debajo del
guardapolvos, una bolsita,
hecha con puntadas a mano,
conteniendo una o dos pastillas de alcanfor, para que nos
protegiera de ése mal.
Los días pasaron. No hubo
más risas ni juegos. De Tito
sólo sabíamos que estaba
internado en Casa Cuna y
que estaba mal, muy mal.
Un día llegaron a la escuela
Mi recuerdo se hizo más real.
Vi el patio en damero poblado de malvones, donde siempre jugaba con mis amiguitos.
Aquel fue el escenario de las
más diversas situaciones.
Elegantes damas, tomando el
té en diminutas tacitas, audaces héroes, de capa y espada,
rescatando a los injustamente prisioneros; y la pausa obli-
unos doctores y nos pusieron
a todos una vacuna.
Después de muchos días,
Ángela, que era mi compañera de banco, nos contó que
Tito estaba mejor, pero que
no movía del todo sus piernitas.
Pasó mucho tiempo. Una
mañana, Tito volvió al barrio.
Todos, grandes y chicos, fuimos a verlo y a llevarle regalos. Estaba muy flaco y pálido,
parecía un viejito; su pierna
izquierda, estaba sostenida
por un aparato de metal y
cuero al que yo miraba hipnotizada.
En el verano siguiente mi
padre compró una casa más
amplia en otra localidad.
Nos mudamos. No volví a
verlos. A ninguno.
El comienzo de las clases me
dio nuevos amigos y la vida
mi destino.
De grande supe que lo de la
bolsita no era eficaz. Tal vez
haya sido una creencia popular.
Están transmitiendo el acto
por televisión. Un fuerte impulso, me lleva a mi cajón de
los recuerdos, lo abro y busco. Busco y la encuentro. Allí
está la vieja bolsita. La aprieto en mis manos y me sumo
al homenaje, musitando un
GRACIAS a todos los benefactores de la humanidad. De la
raída tela se desprende un
tenue perfume a alcanfor.
ZULEMA ANTONELLI
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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En Algo nos Parecemos
“La belleza del universo
no es sólo la unidad en la
variedad, sino también la
diversidad en la unidad.”
Umberto Eco
Y Rotary, un universo de más
de 33.000 Clubes rotarios y
1.200.000 miembros en el
planeta,
provenientes de
culturas diversas, en una
multiplicidad de idiomas,
hacen del “Dar de Sí, sin Pensar en Sí”, lema de vida, no
hace más que confirmar los
dichos del filósofo. Y en esa
variedad que determinan los
límites territoriales, la búsqueda de la Paz, y Polio Plus,
hacen a la unión de esfuerzos
en pos de objetivos comunes.
Fue en el trabajo por los objetivos compartidos desde Rotary, descubrí que Bill Gates y
yo teníamos algo en común.
Un arquitecto argentino, y un
estadounidense, co-fundador
de Microsoft, una de las mayores fortunas del mundo.
Junto con su esposa Melinda,
lideran la Fundación Bill and
Melinda Gates, que viene
realizando sistemáticos aportes muy significativos a la
erradicación de la Polio en el
mundo. Socio honorario del
Club Rotario de Seattle, luce
una gorra de Rotary en la
Convención de RI, donde fue
a efectuar un anuncio muy
importante a nivel global, y
yo, miembro del E-Club del
Conurbano, con mi esposa
Celia, socia del mismo Club,
realizo mis aportes a la Cultura desde la Asociación de
Amigos del Museo Hudson, y
nuestro humilde programa de
Radio “Te cuento”. No sé si
mi sombrero es de gaucho o
de “cowboy”, pero no es solamente el tener la cabeza cubierta, ni compartir el mismo
compromiso con la institución lo que nos hace parecidos.
Recorriendo materiales para
aprender más sobre Rotary,
que descubrí una coincidencia que nos une. Y, el escuchar su comentario sobre la
tía de Melinda, Mira, que tras
muchos años de trabajo en
Nueva Orleans como agente
de reservas de Delta Airlines,
se mudó a Dallas, después del
Huracán Katrina; me recordó
a mi propia tía, Aida. Ambas
víctimas de la poliomielitis.
No sé con exactitud si era el
fin de 1955 o el verano del
56, , (la memoria de un niño
pequeño apenas guarda sus
primeras imágenes en una
nube algo indefinida), aunque
sí recuerdo que todavía no
iba a la escuela. Mi mamá,
estaba aterrorizada por las
noticias sobre los estragos
que estaba causando la parálisis infantil, en especial después de conocer de cerca un
caso en la familia. Mi tía Aída, hermana de mi papá contrajo poliomelitis cuando niña ..... y, si bien salvó la vida,
y no tuvo que usar muletas
como Mira, quedó renga de
una pierna, situación que la
acompañó toda la vida ....
La pobre, pese a ser
muy capaz y simpática nunca
pudo prosperar en su trabajo
en la medida de sus posibilidades, ni aspirar a estar en
atención al público por su
renguera (en esa época se
discriminaba a las personas
que rengueaban) y es así que
tuvo que conformarse con ser
telefonista.
Si bien recuerdo perfectamente a mi tía, casi había
olvidado mi propia anécdota.
Es increíble cómo una palabra, un hecho activan en la
memoria imágenes almacenadas en la memoria a largo
plazo. Veo mi encierro de tres
meses, en soledad, mirando
la calle desde la terraza. No
había vacunas, ni modo de
prevenir el contagio más que
remedios caseros, y evitar el
contacto con otros chicos.
Por eso, no salía a la calle, no
me permitían invitar a otros
chicos a mi casa. Una casa
muy amplia, con hermosos
juegos, que sólo compartía
con el perro.
Veo lagrimones corriendo por
mis mejillas durante la prolongada cuarentena impuesta
por designio materno. Pero
en esa época, los chicos no
protestaban, aceptaban lo
que decían mamá y papá.
Con los años, aprendí que su
temor era fundado. Solamente en 1956, hubo casi siete
mil casos registrados. Así como aprendí que Bill Gates y
yo, tenemos mucho en común.
Sobre el relato de
Atilio Alfredo Martínez
"Hay que buscar
igualdad, la diferencia
se da de antemano.
Los seres humanos
somos diferentes. La
diferencia
es
un
hecho, la igualdad, un
derecho. Nadie está
más pendiente de la
diferencia que un
racista, por ello se
debe educar en la
igualdad;
las
diferencias
son
superficiales pero los
parecidos
y
semejanzas
son
esenciales." Fernando
Savater.
Te lo Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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Las Primeras Dosis de la Vacuna Salk
Hija de los 40, y prematura,
con una mamá Enfermera,
devenida en Radióloga, mis
visitas al Hospital Evita de
Lanús, (Aráoz Alfaro, después
de 1955) eran algo frecuente.
Ya fuera porque ese día no
había nadie que me cuidara
en casa (ya que todos trabajaban) o porque debía verme
algún especialista. Los lavajes
Proetz por mis sinusitis, las
visitas al especialista de alergia, cuando me llenaba de
ronchas, el hematólogo por la
falta de glóbulos rojos, formaban parte de mis rutinas.
Si hasta una simple operación
de garganta, con ese médico
tan buen mozo, yerno de la
cantante Libertad Lamarque,
derivó conmigo en una internación de casi un mes, que
requirió de transfusiones de
sangre, que acepté sin chistar. El Hospital era casi mi
segunda casa.
Verdaderas excursiones mañaneras que olían al cuero de
los asientos de los vagones de
1º clase del Roca, que tomábamos en Bernal para transbordar en Avellaneda, y depositarnos finalmente en la
estación Lanús, entremezclado con el aroma de madera
de los pisos. Hasta tenían
baño, que sistemáticamente
visitaba en cada viaje, aunque
más no fuera para verificar
que todo estaba en orden,
mientras me tambaleaba con
el movimiento de la formación. Reconocer en los pasajeros habituales que tenían
abono mensual, una cara
amiga y adivinar las historias
detrás de un maletín, un libro, el diario abierto, o un par
de gafas.
Esa mañana, todo era diferente. Y al llegar al Hospital,
todo lucía diferente. Tras el
breve pasaje por la salita donde se marcaba la entrada, el
Hall lucía mucho más amplio.
Los largos pasillos con piso de
mármol, tan brillantes, eran
una invitación a correr y terminar resbalando como sobre
patines, hasta frenar en la
pared a una cuadra de distancia. Pero debía portarme
bien. Las paredes, también
recubiertas de mármol reluciente, y las placas de bronce
que anunciaban el nombre de
cada servicio, parecían lustrados para recibir mi visita,
iluminaban el camino hasta
Rayos. Después de dejar tras
el mostrador a la izquierda
del pasillo, las bolsas con galletas marineras de la panadería La Argentina, que mamá solía llevar para compartir
con unos mates, entre placa y
placa; los sillones me invitaban a zambullirme. Mucho
más mullidos que los del Roca, donde de mañana no conseguía asiento, eran una tentación.
Durante más de 30 años, su
nombre original estuvo proscripto. Allí, por ejemplo, nació Diego Armando Maradona, en octubre de 1960, y se
asistió a “La Raulito”, que
también vivió allí durante
años.
Todo era tan diferente que
hasta lo habitual parecía atípico. Tanto habíamos escuchado con la radio con mi
papá sobre la Poliomielitis.
Tanto me había explicado
sobre los riesgos de contraer
la enfermedad y sus secuelas.
Tanto, que me había convencido que vacunarme era casi
una fiesta. En el servicio de
alergia, un cartel anunciaba:
“Se aplica la vacuna Salk”,
que no era obligatoria todavía, ya que tampoco había
suficiente para todos los chicos. Después de los afectuosos saludos que mamá intercambió con sus compañeras,
… un pinchazo, atención que
recompensó con una bolsa de
galletas marineras; y yo me
había liberado de resultar
infectada por la parálisis infantil. Estaba tan contenta,
que me costó contener las
ganas de correr por los interminables pasillos. Me permití
en cambio zambullirme en el
sillón al lado de Radioterapia
(promesa de vida que nunca
llegó a atender a Eva Perón),
frente al mostrador de Rayos,
que me vio recostada con
mirada tranquila y cara de
satisfacción. Ya le estaba ganando a la Polio.
María Rosa Mariani
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
Página 12
Nos Vacunaban en la Escuela
“Rotary Cambia Vidas”, dice
un Lema que vi en un banderín de esos que usan los rotarios. Y a Rotary lo hacen los
socios, que Viven Rotary con
intensidad y compromiso.
Ellos también cambian vidas.
Trabajar en la casa de dos
Rotarios, y con ellos, me llevó
no sólo a aprender el significado del Servicio al colaborar
con el Club, recibiendo llamados telefónicos, lavando manteles, alguna vez limpiando la
sede, asistiendo en la cocina
en oportunidad de alguna
cena muy concurrida; sino a
promover el apoyo a causas
nobles que yo misma acerco
al Club. Una Biblioteca Popular a la que esos libros que
esperan dueño le pueden
venir muy bien, o mi amigo
que lleva adelante una escuelita de futbol para chicos de
escasos recursos que espera
sacar de la calle, y necesita
zapatillas. Sin quererlo, fui
ingresando en su filosofía
Entonces, en mis visitas mi
Cruz del Eje natal, cuando veo
esa Rueda, les digo a los rotarios que cruzo en el camino,
“que sé de qué se trata”, y
comenzamos a hablar un mismo idioma, un idioma sin
fronteras. Universal.
Tanto escuchar hablar de
Polio Plus, interiorizarme de
sus avances y sus problemáticas, de sus benefactores, de
ver a mis hijos que crecieron
libres de esa amenaza, que
agitó en mi memoria los recuerdos de la primera vacuna
que recibí.
Allá por los 70’s, mi papá,
ferroviario, había sido transferido a Capilla del Monte.
Familia numerosa, seis hijos,
y todos bastante tranquilos,
conmovimos a las monjas del
Colegio religioso local, Madre
Cabrini, que nos becó a todos. Sí, no solamente la cuota, sino los uniformes y hasta
los libros y útiles. Eran más
exigentes que nuestros papás, que demandaban estricto cumplimiento de deberes y
todo lo que nos mandaran. Si
había que ir un sábado para
una clase extra, … había que
ir.
Una mañana llegó la maestra
y dijo: “vinieron a vacunarlos”. “Tienen que ser valientes y no llorar, va a ser bueno
para ustedes”, y nos hizo formar en fila para salir del salón
e ingresar de a uno a un aula
contigua. No sabría hoy si fue
su reclamo de valentía para
afrontar el pinchazo lo que
hizo que la fila se convirtiera
en un coro de llantos, al mejor estilo de una tragedia
griega. Nuestras lamentaciones se escucharían desde la
calle. Y llorábamos sin haber
visto las largas agujas que
usaban para inocularnos.
Aunque la maestra había advertido: “No miren”, era imposible no mirar. La imagen
que conservo del mechero
que usaban para lo que con el
tiempo aprendí que era
“esterilizarlas”, potenciaba el
berrinche de los últimos de la
cola, que se iban enterando
de lo que se veía adentro,
aunque en realidad, no fuera
más que un pinchazo.
Con los años aprendí el valor
de la vacuna, que salvó a miles y miles de chicos. Cientos
de miles, y a sumarme a todos los que desde 1953, le
dijeron “Gracias”, en una
infinidad de idiomas. El que
se inoculó a si mismo para
probar la efectividad de la
vacuna con la que venció a la
Poliomielitis. Con la que los
pulmotores empezaron a ser
relegados, como símbolo de
una pesadilla que atacaba las
piernitas y brazos de cientos
de miles de chicos en el mundo, cuando no todo su cuerpo. ¡Qué pena que no me
explicaron qué es una vacuna
utilizando sus propias palabras! "Cuando se vacuna a
una persona, su organismo
jamás olvida esta experiencia". "Años más tarde, no
importa cuántos, al aparecer
el verdadero enemigo, el organismo tiene la capacidad
de reaccionar diciendo `yo a
usted lo conozco'”. Mis hijos
no lloraron. No sé si fui más
convincente que mi maestra.
No sé si fue que no recibieron
un pinchazo sino una gotita. .
Lo que sí sé es que
cuando sean padres,
si todavía hace falta,
llevarán a sus hijos a
vacunarse sin temor.
Sobre el relato de
María Noemí Cativa
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
Página 13
El Día en que una Gotita le Puso Freno a la Polio
Estaba en segundo grado, lo
que hoy es tercer año de la
Escuela Primaria. En aquella
época, había un Primero Inferior y otro Primero, llamado
Superior.
ESE DÍA CONOCÍ
LA PRIMERA
VACUNA QUE NO
DOLÍA.
Sobre el relato de
María Graciela
Formoso
Una etapa feliz, en la Escuela
Número 36 de Sarandí, una
escuela muy linda, cerca de
casa. Sobre la Avenida Mitre,
desde sus ventanas, no éramos testigos de picadas, ni de
vehículos circulando a gran
velocidad, aunque el colectivo había reemplazado a los
tranvías de las líneas 22 y
17 . Tampoco necesitaba
cruzarla. Yo vivía en un barrio tranquilo, con calles no
tan anchas que no eran riesgo
para que pudiera hacer el
camino de ida y vuelta, caminando, y sola.
Con el gris del otoño y la caída de las hojas, el viento y la
lluvia, interrumpían ese transitar armónico por la vida; si
al son del Capitán Piluso, a la
hora de tomar la leche asomaba un estornudo. ¿Resfrío
o gripe? ¿O…?
La posibilidad de una línea de
fiebre, era aterradora. El fantasma amenazador de la Polio
se hacía presente. Estaba
todavía allí, en los recuerdos
de mamá al agitar el termómetro. Temerosa del aumento de la temperatura por la
noche, que la mañana si-
guiente podía ser parálisis.
Es que en la familia se había
vivido un caso. Omarcito, ese
primo lejano, dos años mayor
que yo, de la noche a la mañana, se había contagiado la
parálisis infantil. Salvó la vida,
no fue total, pero la falta de
movimiento en un pie, sería
permanente. No había vuelta
atrás. No tenía cura.
Menos conscientes que nuestros mayores, ya que no conocíamos que había riesgo de
parálisis total, y de vida; nosotros, los chicos, también
teníamos miedo. Por eso
aceptábamos sin chillar cuanta vacuna hubiera. A mamá o
papá no se le decía que no, ni
se protestaba. ¡De ningún
modo! Aunque los pinchazos
que ya hacía un tiempo habían comenzado a controlar
las mayores epidemias, que
ya formaban parte de la memoria compartida, también
generaban temor.
A la maestra tampoco. Ese
día, vinieron a vacunar a la
escuela. Todos los chicos sentaditos y tranquilos, casi como en el acto de una fiesta
patria, en el que se entremezclaban la solemnidad con la
emoción y la incógnita. Después de la experiencia del
primero en atreverse, comprobamos que era diferente
de todas las demás. Sin aguja
Volví a mi casa, con una sonrisa en los labios, tan pero tan
feliz. Con aire triunfal, agitaba
en mis manos el certificado, y
apuraba la marcha para mostrarlo a mis papás. La sensación de que esa gotita me había cambiado la vida se acentuaba cada vez que miraba el
papel en que habían escrito mi
nombre y la fecha. Me dijeron
que lo guardara. Y lo guardé
como recuerdo, de que ya no
corría riesgo de contagiarme.
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
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Hagamos la Magia
Nacido en Bernal, con la imagen viva de Florencio Sánchez
en “M’ijo el doctor”, mis papás me mandaron a una Escuela Bilingüe, la mejor que
sus tiempos les permitieron
costear. El Mariano Acosta,
era la promesa de la mejor
formación para prepararme
para la Universidad.
Mi hermana Lorena y yo, logramos ingresar a la Universidad. Ella en Económicas, siguiendo el designio de papá,
y yo Medicina.
Dedicaba los espacios ociosos entre las obligaciones de
los teóricos y los prácticos, al
placer de la Asociación Mágica de La Plata. Hobby, entretenimiento, desafío que se
había instalado en mí desde
muy chiquito, cuando en la
Primaria, mi abuelo me regaló mi primer jueguito de magia.
Antes de terminar la Primaria,
ya animaba fiestas infantiles,
y durante la Secundaria ya
me ganaba algunos pesitos,
para mí. Para comprar elementos que sirvieran en los
trucos que utilizaba tanto en
los shows como en las prácticas de Medicina. Las noches
en la Guardia fueron testigos
de algún juego que surgía
espontáneamente o me pedían, para matizar con sonrisas la tarea de vencer al do-
lor. Les parecía divertido. Y
los grandes de la Magia de La
Plata, decían que era bueno.
El año 1994, después de una
odisea para prepararme, lograr lo necesario para poder
viajar, me vio partir con una
valija cargada de sueños y la
rutina en inglés. No me cansaba de prometer, que después del Campeonato, me
pondría “las pilas” para rendir
los finales de las materias
adeudadas, y llevar el título a
mi casa. Y al son de un tango
desde un grabador a cassette,
con solamente un mazo de
cartas, y el inglés aprendido
de las maestras de mi escuela, que dirigía Graciela Formoso (“Miss Grace”), hoy socia
del E-Club, fui el primer argentino en llegar a ese título,
que finalmente llevé a mi
familia. Campeón Mundial de
Magia. Volví, y todo era festejo. En medio del festejo, las
cámaras de televisión, los
shows, y las dudas: ¿Cómo
conciliar la Medicina, con la
Magia? Fue durante un programa de televisión en que
me preguntaron cómo iba a
con mi carrera, ya había tomado la decisión, que anunciaba a la familia desde las
cámaras.
Como por arte de magia, con
los años, ya como socio horario del E-Club Conurbano,
trabajando en la difusión de
Polio Plus, descubrí que aque-
lla disyuntiva en que
me encontré en
1994, no era tal.
Aprendí a ver a la
Medicina y a la Magia, como dos caras
de una misma
moneda.
Dos
caras, que sue“La Vida es
len darse la
y
la
mano. Por ejem- Magia,
plo, una vacuna, N a t u r a l e z a
explica UNICEF,
Estar
realiza un truco Parece
con el cuerpo, Regida por una
que al recibir
Suerte
de
una
versión
inofensiva de un Magia”.
germen,
cree
enfrentar una Jonas Salk
invasión a gran
escala,
y responde generando anticuerpos
para defenderse. Y tan efectiva y tan real
resulta esa ilusión, además de
duradera, que
se guarda en la
memoria
del
organismo. En- Sobre el relato de
Adrián Guerra
Te lo Cuento como un Cuento: Historias de Polio
CON LA VACUNA
EN SUS MANOS,
EN
DISTINTAS
E T AP AS ,
SEÑALABA
LO
Página 15
Comprometidos con la Cultura, la Identidad y el Medioambiente, levantamos el estandarte de Polio Plus, difundiendo la importancia de la Campaña, de continuar con la vacunación hasta la erradicación de la enfermedad en la faz de la tierra.
https://www.facebook.com/RotaryCiberClubDelConurbano
[email protected]
POLIO PLUS, obra del artista Plástico Marcos Castro, socio del E-Club del Conurbano Distrito 4915, que fuera
presentada en sociedad en diciembre de 2013, en una Exposición en la Escuela Municipal de Bellas Artes de Quilmes, Carlos Morel; instala la temática en el ámbito artístico local.
Pensada y plasmada como aporte del Club a la Campaña, CADA PINCELADA EN LA TELA, SE CONVERTIRÁ EN UNA
DOSIS DE VACUNA.
Cuando termines de leerme, una Escuela será el mejor destino, otra forma de colaborar con el
objetivo de Poner Fin a la Polio.

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