¿Qué expectativas tienen las personas adultas respecto al
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¿Qué expectativas tienen las personas adultas respecto al
¿Qué expectativas tienen las personas adultas respecto al desempeño de los niños y de las niñas? ¿Son las mismas para ambos sexos? ¿Por qué?. “Profesor estoy muy preocupada por mi niña… cada vez que la veo jugar lo hace con los varones. Yo pienso que las niñas no deben jugar con los varones, sino entre mujeres”. “Profesor quiero que me ayudes con mi niño… Estoy muy preocupada… él juega mucho con las muñecas en vez de jugar con los carritos… ¿será un maricon mi hijo profesor?” Los dos testimonios que citamos, son de madres que vienen de una cultura machista y donde el poder tradicional aún prima; por ello los hijos también deben seguir con sus ideas. Además para ellos la niña o el niño sólo deben jugar entre mujeres o entre varones porque si no son unos niños muy raros o son hijos de demonios. Mientras la idea colonizadora y machista sigue soslayando en la familia el niño o la niña va ir creciendo con la idea de un patrón tradicional muy lapidado. Según Alexander Neill (Summerhill - 1960), la civilización está enferma y es desgraciada, y yo sostengo que la raíz de todo ello es la familia sin libertad. Desvirtúan a los niños todas las fuerzas de la reacción y del odio, los desvirtúan desde la cuna. Se les enseña a decir no a la vida porque sus jóvenes vidas son un largo no: no hacer ruido, no masturbarse, no mentir, no robar. Se les enseña decir sí a todo lo que es negativo en la vida: a respetar lo viejo, a respetar la religión, al maestro, la ley de los padres. No preguntar nada: obedecer, simplemente. La mayoría se oponen a la libertad de los niños. “Profesor estoy de acuerdo que mi hijo y mi hija aprendan a trabajar desde pequeño. Y sé que vendiendo pasteles de su grupo va mirar cómo se vendo todos los días y además ahora me ayuda los domingos en la venta de papas” “Mi hija los fines de semana me ayuda vender mazamorra y por ello que gustaría que ella pueda traer los pasteles para que pueda vender en mi barrio” Mientras que otros padres apoyan a los niños y niñas a practicar la autonomía y el autogobierno, y no depender de ideas castradoras. Por lo tanto, estos padres comprendieron que la moral móvil ya no es lo tradicional que fue impuesto cuando estaban en el campo o porque las tradiciones fueron cambiadas en la convivencia con otros y en otro espacio de sobrevivencia. Asimismo, podemos deducir, que aún existe el doble discurso sobre el desempeño de los niños y las niñas. El primer discurso es el que todavía se deja absorber por la cultura tradicional conservadora, mientras que el otro discurso viene de la moral móvil; es decir, que las normas de juego cambian cuando el rey de la pendejada prima en la ciudad metropolitana para poder sobrevivir con los otros. Pero este discurso se adueña de un grupo para practicar la pedagogía de la esperanza como médula de la pedagogía de la autonomía la cual da a luz a la invisibilización para ser cada vez más libres y romper la cadena que impide la luz de la emancipación. Sin embargo, el trabajar desde una concepción de género supone reconocer un eje de diferenciación social que, al igual que clase social, etnia o generación incide en el proceso de desarrollo de nuestras sociedades. Es decir, que por historia debemos saber que nuestra cultura tradicional proviene de la colonización y desde los inicios de la época republicana, por ello debemos aplicar metodologías que lleven a la formación más humana desde el cambio de actitud individual y colectiva, y que el autogobierno sea el hilo conductor de una nueva visión.