Jornadas Movimiento Estudiantil - Investigadores del Movimiento
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Jornadas Movimiento Estudiantil [email protected] Título: El movimiento estudiantil y la extensión universitaria. Análisis de la experiencia en la isla Maciel. Mesa Temática: Movimiento estudiantil de la Reforma a la Revolución (1955/1976) Pertenencia institucional: Facultad de Derecho – Universidad de Buenos Aires Autor: Juan Antonio Seda Dirección: Beruti 3470 PB 2 (1425) Capital Federal Teléfono: 4824-6445 Dirección de correo electrónico: [email protected] Informar si autoriza a que su trabajo sea incluido en el CD de las Jornadas: SI 1 Mesa Temática: Movimiento estudiantil de la Reforma a la Revolución (1955/1976) El movimiento estudiantil y la extensión universitaria. Análisis de la experiencia en la isla Maciel. Juan Antonio Seda Facultad de Derecho – UBA [email protected] El contexto político de intervención La intervención de la Universidad de Buenos Aires (UBA) durante la llamada “Revolución Libertadora”, luego del golpe de estado que derrocó al segundo gobierno del Gral. Juan Domingo Perón, inició una etapa en la gestión institucional que desarrolló varias iniciativas entre las que se halla la creación del Departamento de Extensión Universitaria. En esta área se analiza el emprendimiento del proyecto de desarrollo social desplegado en la Isla Maciel como una tarea arquetípica de la vinculación entre universidad y sociedad en el marco de la concepción reformista. Este trabajo propone un análisis de tal labor como una respuesta política de los sectores ligados al movimiento estudiantil antiperonista, tendiente a demostrar la sensibilidad social de la conducción universitaria ante los sectores populares que mayoritariamente elegían al Gral. Perón. Asimismo tal actividad fusionaba ideales reformistas de educación popular con corrientes de pensamiento desarrollistas, en auge a finales de la década de 1950. La participación de alumnos junto a profesores y funcionarios en aquel emprendimiento tiene sus antecedentes en la oposición del movimiento estudiantil al peronismo y la necesidad de mostrar otra forma de sensibilidad social, lo cual prefigura nociones acerca de la normatividad en las tareas que adquieren la denominación “extensión universitaria”. La experiencia de la Isla Maciel muestra 2 una activa participación estudiantil, luego de una década de militancia fubista opositora. Así como existen crónicas detalladas de las actividades políticas de los centros estudiantiles durante el período del peronismo, la participación durante el llamado “período de oro” de la universidad argentina está solapada en tareas académicas de investigación y extensión. Así, la experiencia de la Isla Maciel se presenta como una propuesta de articulación entre docencia, investigación y extensión, algo ahora tan en boga en las intervenciones institucionales que se presentan como “investigación-acción”. Incluso esta iniciativa de 1956 tenía sus antecedentes en los planteos de la Reforma Universitaria de 1918 (Brusilovsky, 2000:9). Esta tarea no se funda solamente desde los planteos reformistas de 1918 sino que también se explica a través de la relación de importantes grupos universitarios con el peronismo. Este vínculo ha sido ampliamente debatido y este trabajo se limita a plantear un breve análisis de las normas fundamentales que entraron en vigencia durante el peronismo tales como los principios incorporados en la Constitución Nacional de 1949 y la polémica Ley 13.031. Legislación universitaria durante el peronismo Un indicador de la tensión en las relaciones entre universidad y peronismo puede ser el Decreto Nº 24.335-PEN-1945 de clausura de la universidad, que dispone el cese de funciones de todas las autoridades de la UBA y su clausura debido a desórdenes que se consideran en los siguientes términos: “Que convertida en consecuencia la Universidad de Buenos Aires exclusivamente en instrumento de desorden y sin autoridad sus cuerpos directivos para evitarlo, ha dejado de ser un establecimiento de bien común conveniente al pueblo, por lo que el Poder Ejecutivo de la Nación que tiene a cargo la administración general del país y la obligación de evitar toda perturbación del orden se ve precisado a clausurarla como se le previno en la recordada comunicación, para terminar con ese estado de cosas;” 3 Sin perjuicio de confrontaciones directas que implicaron enfrentamientos, ocupaciones y represiones, no es tan lineal la consideración de las normas que emanaron de la gestión justicialista en esos años. La Constitución Nacional fue reformada en el año 1949 incorporando la posibilidad de reelección, lo cual suscitó un duro debate acerca de los requisitos legales para la convocatoria a Asamblea Constituyente. El resultado final fue que las fuerzas opositoras no participaron de la redacción del nuevo texto constitucional que permitió la reelección del General Perón y que a la vez consagró nuevos derechos, también en el plano educativo. En el Capítulo III, el artículo 37 declara derechos especiales del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura. El punto IV de ese artículo enuncia siete incisos que denotan las intenciones del peronismo en relación a la educación general y a la universidad en particular. Dicen esos incisos: 1. La enseñanza tenderá al desarrollo del vigor físico de los jóvenes, al perfeccionamiento de sus facultades intelectuales y de sus potencias sociales, a su capacitación profesional, así como a la formación del carácter y el cultivo integral de todas las virtudes personales, familiares y cívicas. 2. La enseñanza primaria elemental es obligatoria y será gratuita en las escuelas del Estado. La enseñanza primaria en las escuelas rurales tenderá a inculcar en el niño el amor a la vida del campo, a orientarlo hacia la capacitación profesional en las faenas rurales y a formar la mujer para las tareas domésticas campesinas. El Estado creará, con ese fin, los institutos necesarios para preparar un magisterio especializado. 3. La orientación profesional de los jóvenes, concebida como un complemento de la acción de instruir y educar, es una función social que el Estado ampara y fomenta mediante instituciones que guíen a los jóvenes hacia las actividades para las que posean naturales aptitudes y capacidad, con el fin de que la adecuada elección profesional redunde en beneficio suyo y de la sociedad. 4 4. El Estado encomienda a las universidades la enseñanza en el grado superior, que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio de las profesiones y de las artes técnicas en función del bien de la colectividad. Las universidades tienen el derecho de gobernarse con autonomía, dentro de los límites establecidos por una ley especial que reglamentará su organización y funcionamiento. Una ley dividirá el territorio nacional en regiones universitarias, dentro de cada una de las cuales ejercerá sus funciones la respectiva universidad. Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales. Las universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación política, con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y la misión histórica de la República Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados en esta Constitución. 5. El Estado protege y fomenta el desarrollo de las ciencias y de las bellas artes, cuyo ejercicio es libre; aunque ello no excluye los deberes sociales de los artistas y hombres de ciencia. Corresponde a las academias la docencia de la cultura y de las investigaciones científicas postuniversitarias, para cuya función tienen el derecho de darse un ordenamiento autónomo dentro de los límites establecidos por una ley especial que las reglamente. 6. Los alumnos capaces y meritorios tienen el derecho de alcanzar los más altos grados de instrucción. El Estado asegura el ejercicio de este derecho mediante becas, asignaciones a la familia y otras providencias que se conferirán por concurso entre los alumnos de todas las escuelas. 5 7. Las riquezas artísticas e históricas, así como el paisaje natural cualquiera que sea su propietario, forman parte del patrimonio cultural de la Nación y estarán bajo la tutela del Estado, que puede decretar las expropiaciones necesarias para su defensa y prohibir la exportación o enajenación de los tesoros artísticos. El Estado organizará un registro de la riqueza artística e histórica que asegure su custodia y atienda a su conservación. Este extenso artículo y el resto de esa reforma constitucional apuntan a un modelo nacional de producción industrial, con crecimiento a partir de una activa intervención estatal y el fortalecimiento de núcleos tradicionales como la familia, la comunidad rural y sus valores folklóricos. Tales valores no eran coincidentes con los que expresaban los grupos profesionales urbanos, más cosmopolitas. La gratuidad, la autonomía universitaria y la función social eran consignas también valoradas en ámbitos reformistas. La Ley 13.031 llamada de Reforma Universitaria del Plan Quinquenal, sancionada durante la gestión ministerial de Oscar Ivanissevich, el 26 de septiembre de 1947 y publicada en el Boletín Oficial Nº 15.905 del 4 de noviembre de 1947, intentó limitar la participación estudiantil y facultó a las autoridades centrales universitarias para sancionar cualquier intento de reclamo. Esta ley fue tachada de violatoria de derechos y garantías de la democracia universitaria por reducir el poder de los consejeros estudiantiles en los órganos de decisión académica (consejos directivos) y de restringir la autonomía académica a favor de la voluntad del Poder Ejecutivo Nacional (Almaraz y otros, 2001:15). Liderazgos estudiantiles y tendencias en las tareas de los Centros El movimiento estudiantil durante el peronismo estaba liderado por adherentes a partidos políticos opositores como el radicalismo y el socialismo, entre sus dirigentes pueden mencionarse a Emilio Gibaja, Carlos Canitrot, Nicolás Babini, Eduardo Schaposnik, Germán López, Jorge Roulet, Livio Kühl, Ernesto Mario 6 Bravo, David Viñas, Amanda Toubes. Esta última tendrá particular importancia en la experiencia de extensión llevada adelante luego de la caída peronista. La politización de estas disputas se expresaba en la movilización a veces violenta del organismo de segundo grado que agrupa a los centros de estudiantes universitarios, la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que reclamaba derechos políticos contra las restricciones oficialistas dentro y fuera de la universidad. En cambio el movimiento estudiantil ligado al peronismo se ocupa más de la atención de las condiciones cotidianas de los estudiantes y la asistencia ante cualquier dificultad. En contraposición a la FUBA se había creado la Federación Nacional de Universitarios Peronistas, liderada por dirigentes como Guillermo Patricio Kelly y Antonio Cafiero. Entre las reivindicaciones que hacían estos grupos, luego de 1950 reunidos en la Confederación General Universitaria, estaba que durante este período se estaba ampliando la cantidad de personas que tenían acceso a estudios superiores a través de la eliminación de los exámenes de ingreso y la gratuidad de los estudios, en la UBA se crearon facultades como Odontología (1946), Arquitectura (1947) e Ingeniería (1952), así como también se amplió la infraestructura edilicia. Por otra parte se creó la Universidad Obrera Argentina (actual UTN) con el propósito de vincular la capacitación superior con las necesidades de formación de recursos profesionales vinculados al proceso productivo industrial. El Departamento de Extensión Universitaria (DEU) El prestigioso historiador José Luis Romero asumió como Rector interventor en 1955. Era de filiación socialista y había sido excluido como profesor de la UBA durante el peronismo por razones ideológicas. Para llegar al Rectorado obtuvo el importante apoyo del movimiento estudiantil reformista (Almaraz y otros; 2001:187). Luego de asumir como Rector, designó a varios ex dirigentes estudiantiles ya graduados, como funcionarios del Rectorado. Entre otros fueron 7 designados Adolfo Canitrot, Amanda Toubes, Nicolás Sánchez Albornoz, Ismael Viñas. La Federación Universitaria de Buenos Aires presentó en 1956 al Dr. Romero un proyecto para la organización de una “Oficina de Extensión Universitaria”. Ante tal solicitud fue nombrada una comisión para su estudio, integrada por Risieri Frondizi, Gino Germani, Guillermo Savloff, el estudiante Juan Carlos Marín y el asesor científico Noé Jitrik (Resolución Nº 73). Este proyecto institucionalizaba labores que los propios estudiantes fubistas ya venían desarrollando desde inicios de la década y precisamente se organizó a partir de esos antecedentes un proyecto central radicado en la Isla Maciel. En junio de 1956 se creó el Centro de Desarrollo Integral de Isla Maciel y se mantuvo hasta la intervención de la UBA por el gobierno militar de Juan Carlos Onganía en 1966. Silvia Brusilovsky (2000) describe el programa: “A lo largo de los diez años se trabajó sobre los problemas de educación (escolarización de adolescentes y adultos, formación para el trabajo), salud (actividad asistencial y de educación para la salud), de consumo y de vivienda. Se establecieron una escuela vespertina para la recuperación de niños y adolescentes que habían abandonado la escuela primaria, un centro escolar para adultos, actividades de formación para obreros, formación para mujeres, un centro de salud, una cooperativa de consumo, otra de vivienda, un centro juvenil para jóvenes y adolescentes y uno de recreación para niños” (Brusilovsky; 2000:41) Conclusión: una mirada reformista sobre la extensión En el caso del Proyecto de Extensión Universitaria de la Isla Maciel, la universidad llevó su propuesta a la comunidad en base a las antiguas consignas reformistas sobre la educación popular y a un concepto desarrollista. No se trató de un pedido 8 de la población de la Isla y hay informaciones que relatan la existencia de otros organismos estatales que podrían haber realizado esas labores. Gino Germani, director del Departamento de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras realizó estudios cuantitativos sobre las condiciones de vida y planteó la experiencia como una importante instancia formativa para los futuros profesionales, además de una ayuda valiosa para esa comunidad. Esa vinculación entre extensión, investigación y docencia remite al paradigma reformista y ha sido un logro de esa generación de dirigentes universitarios lograr exponer ese proyecto como arquetipo de la extensión universitaria, de la misma manera que logran presentar esa década como la “era de oro” de la UBA. En la Isla Maciel se prestaba asesoramiento profesional para la formación de cooperativas de vivienda y de trabajo, fomentando la auto organización de esa comunidad en detrimento del reclamo a la intervención estatal. En esta actitud se nota una diferencia marcada con la obligación estatal que proponía el peronismo para la solución de esas necesidades. Hay una apelación permanente a la necesidad de educación popular, uno de los ejes centrales de la propuesta del DEU. El planteo reformista está presente en esta especie de redención a partir de la adquisición de herramientas escolares. Este optimismo pedagógico era perfectamente compatible con el ideario desarrollista de moda en aquella época. La famosa metáfora de enseñar a pescar en lugar de regalar un pescado es absolutamente aplicable a la intención educativa de esta labor de extensión y a la vez como demostración de una labor comunitaria que se representa a sí misma como despojada de demagogia y dirigismo, males adjudicados por los universitarios reformistas al peronismo. La labor del DEU es reivindicada por diversos sectores políticos y no ha sido controvertida como metáfora antiperonista, sin embargo queda pendiente su análisis detallado como símbolo de una propuesta de extensión a la luz de un debate aún vigente. 9 Referencias bibliográficas ALMARAZ, Roberto, Manuel CORCHON y Rómulo ZEMBORAIN (2001) ¡Aquí FUBA! Planeta, Buenos Aires. BRUSILOVSKY, Silvia (2000) Extensión universitaria y educación popular Eudeba, Buenos Aires. KOHAN, Néstor (1999) Deodoro Roca, el hereje, Biblos, Buenos Aires. 10