scalabrini, hombre de paz y reconciliación
Transcripción
scalabrini, hombre de paz y reconciliación
Scalabrini, hombre de paz y reconciliación La celebración del 97º aniversario de la muerte de Juan Bautista Scalabrini, el día 1º de junio, nos da la posibilidad de abordar uno de los asuntos más presentes en los escritos dle Obispo de Piacenza y al mismo tiempo, de gran actualidad: La búsqueda de la paz y la reconciliación de la humanidad. Scalabrini vivió en una época de grandes conflictos. La cuestión operaria, la cuestión romana, las desigualdades sociales en Italia, la explotación de los migrantes en el país de partida y de llegada son apenas algunos de los temas más abordados por el obispo. Delante de ese contexto, el bienaventurado supo mantener una postura dialogante e de interrelación, evitando los extremos y la neutralidad. Donde habían conflictos buscó siempre la reconciliación y la paz, pero siempre a través de la justicia e del reconocimiento de las legítimas reivindicaciones de los pobres y de los migrantes. El ideal de una reconciliación universal siempre inspiró sus reflexiones. Así, en lo que se refiere a la situación de los migrantes, Scalabrini evitó la neutralidad, asumiendo la causa de las víctimas y denunciando toda forma de pecado contra los “ predilectos de Cristo”. Pero, más allá de eso, él no dejó de alimentar el ideal de unión y reconciliación de todos los pueblos, poniendo en evidencia una incipiente conciencia cosmopolita y planetaria. Así para el obispo de Piacenza, el fin mayor de la humanidad es “la unión con Dios, por Jesucristo, de todos los hombres de buena voluntad”. El día en que esto suceda será maravilloso: “Día feliz, en el cual todas las inflexiones, todas las voces, en diferentes lenguas, elevarán al Omnipotente el cántico de adoración y acción de gracias. El sol de la verdad resplandecerá más iluminado y el arco iris de la paz se curvará sobre la tierra, en todos sus admirables colores”1. Así como el arco iris, la paz es polícroma, formada por la unión de colores diferentes!! Es significativo que, décadas después, el ideal de la paz y de la reconciliación universal seá oficialmente asumido por la Lumen Gentium al decir que la Iglesia es señal e instrumento de la intima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano (cf. LG 10). En la coyuntura actual, el ideal de Scalabrini nos parece extremamente profético. Hoy, más que la unión se busca la separación de la humanidad, o sea, la exclusión de la mayor parte de la población mundial pobre, para que no ocupe espacio geográfico, social y económico que la elites monopolizan. Las innúmeras restricciones a los migrantes son un gran ejemplo del levantamiento de muros siempre más altos entre el Norte y el Sur pobre. Más aún, hoy se anhela más seguridad que paz. Esta es fruto de la justicia, la solución real y fraterna de los conflictos y de las diferencias. La paz se fundamenta en la acogida y en la valoración del otro, visando una sociedad culturalmente plural y socialmente igualitaria. La seguridad, al contrario, se construye imposibilitando al otro – en general la víctima – de reivindicar y exigir los propios derechos. La seguridad se basa en la violencia de las armas, de la amenaza y de la arrogancia. Los moradores de una casa llena de policías armados y de sofisticados y carísimos sistemas de seguridad antirrobo viven seguros, pero no en paz!! La paz, como nos enseña Scalabrini, puede se alcanzada apenas por la unidad fraterna de la humanidad, viviendo aquellos valores universales que están presentes en medio de todos los pueblos y que nosotros cristianos recibimos por la revelación de Jesucristo. Delante del preocupante recrudecer de guerras, imperialismos y terrorismos, vale la pena recordarse de las palabras de esperanza que Scalabrini escribió en ocasión del conflicto entre la Iglesia y la Patria: “ las barreras miserables erguidas por el odio y por la ira desaparecen, todos los brazos se abren para un abrazo fraterno, las manos se aprietan calurosas de afecto, los labios se abren para la sonrisa, y al beso y eliminada toda distinción de clase o de partido, aparece en ella embellecido por el resplandor cristiano, la frase: Hombre, hermano del hombre”2. Este es el gran desafío al cual somos llamados en este nuevo milenio: con un espíritu de fraternidad y de solidaridad, siendo constructores de paz y unidad. Centro Scalabriniano de Estudios Migratorios – CSEM Brasilia – junio 2002 1 2 Scalabrini, una voz actual. Paginas escogidas de los escritos. Loyola, San \pablo, 1989, p. 372 Ibidem, p. 379.