Cristo Nuestro Refugio (Deut 19:1-7)
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Cristo Nuestro Refugio (Deut 19:1-7)
UN PADRE COMPASIVO TEXTO Salmo 103:13-14 Introducción ¿Cuál es el propósito de la Biblia? - Enseñarnos cómo es Dios. Enseñarnos a vivir, siguiendo el ejemplo de Dios nuestro Creador (Mat 5:48). La Biblia nos dice muchas cosas acerca de Dios; una de ellas es que Dios es PADRE. David presenta esto en Sal 103:13-14, y lo aplica a nuestra condición humana. 1. LA COMPASIÓN DE DIOS La palabra en hebreo es ‘rakjam’, y significa ‘compasión’. En el AT muchas veces es traducido, “misericordia” (Éx 33:19). Es una cualidad más vinculada con una madre (Is 49:15); pero Dios nuestro Padre siente lo mismo (Jer 31:20). NOTA: El Salmista no dice que Dios se compadece de nosotros como una persona rica se compadece del pobre, o como el hombre fuerte se compadece del débil, o como una mujer bella se compadece de alguien que no es atractiva. En esa clase de ‘compasión’ a veces hay mucho orgullo y menosprecio. Por eso, decimos que no queremos que tengan compasión de nosotros; que no tengan lástima de nosotros. Vals, “Cholo Soy, y no me compadezcas” (Luis Abanto Morales). Dios se compadece de nosotros como un padre se compadece del hijo a quien ama tiernamente. La palabra en hebreo indica una compasión profunda que viene de las entrañas (Gén 43:30). EJEMPLO: 1 Rey 3:26. ¿Cómo se manifiesta la compasión de Dios? - Escucha nuestras oraciones cuando clamamos a Él (Sal 116:1-5). Nos da reposo del sufrimiento (Is 14:1, “piedad”). Su compasión no le permite hacernos sufrir sin parar. - Nos bendice, supliendo nuestras necesidades (Is 49:10). Es un Buen Pastor – compasivo de las ‘ovejas’ de Su rebaño. - No nos castiga como lo merecemos. El antónimo de “misericordia” es “ira”. Nuestros pecados provocan la ira de Dios (Deut 13:17). Pero Dios no nos quiere tratar en esa manera (Deut 30:3). EJEMPLO: 2 Rey 13:23. Testimonio de Jeremías (Lam 3:32). - Nos restaura luego de un tiempo de disciplina (Sal 102:13; ver el título del salmo). Israel experimentó eso (Is 54:8). Tremenda promesa (Miq 7:1819). ¿Hemos experimentado esa compasión de Dios? Si no lo hemos experimentado, debemos considerar un segundo punto que nos enseña David en estos versos: 2. DE QUIÉN SE COMPADECE David es bastante claro. Dios no se compadece de todos; sólo se compadece de ciertas personas. - Dios se compadece de los que le temen (v.13a, 11). ¿Qué significa temer a Dios? Significa tener respeto, obediencia y sometimiento hacia Dios. Lamentablemente, hay mucha gente en este mundo que no teme a Dios. Ellos no pueden esperar que Dios sea misericordioso con ellos. Pero, los que temen a Dios tienen en estas palabras una tremenda promesa de Dios. PERO, ¿quiénes son los que temen a Dios? Los únicos que lo hacen son Sus hijos espirituales. El temor a Dios es una evidencia de que somos Sus hijos. Es algo natural en los hijos – respetar a sus padres, obedecerles, y someterse a ellos. ¿Tenemos esa cualidad? - Dios se compadece de Su pueblo (Is 14:1; Jer 31:20); lo hace, porque son Sus hijos. Es natural para un padre compadecerse de sus hijos – cuando se lastiman, cuando lloran, cuando tienen problemas, cuando están asustados, etc. Un padre se conmueve; muestra compasión y misericordia (ver 1 Rey 3:26). Así es Dios cuando ve que nos vamos a lastimar, o que alguien nos quiere hacer daño. - Dios se compadece de los que se arrepienten de sus pecados. Si queremos experimentar la misericordia de Dios Padre tenemos que dejar nuestros pecados (Prov 28:13; Is 55:7). Lo opuesto es endurecer nuestros corazones (Prov 28:14). - Dios se compadece de aquellos que confían en Él (Is 30:18-19; comparar v.15). ¿Estamos cumpliendo estas condiciones para experimentar la misericordia de Dios? 3. POR QUÉ SE COMPADECE Dios no se compadece de nosotros porque tiene lástima, sino porque nos ama; y ese amor le lleva a tomar ciertas cosas en cuenta. - Él conoce (reconoce) nuestra condición (Sal 103:14a). La palabra en hebreo significa ‘forma’; la manera cómo Dios nos ha hecho, siendo el Alfarero (ver Is 29:16). Dios sabe muy bien cómo nos ha hecho – nuestro temperamento, características personales. También sabe cómo ha sido nuestras vidas – nuestra formación emocional, sicológica, etc. Nos mira tal como somos, y tiene compasión de nosotros. Eso incluye las tentaciones a las cuales somos propensos. A veces las personas nos juzgan por cómo somos, pero Dios se compadece de nosotros. Sabe que, en parte, esas luchas internas que tenemos (que muchas veces generan tentaciones en nosotros) se deben a cómo nos ha creado, las cosas que han pasado en nuestras vidas, etc. De todo eso, Él tiene misericordia. - Dios toma en cuenta también de qué material somos hechos - ¡del polvo (Sal 103:14b)! Lo toma en cuenta en Su mente (conocimiento); también lo toma en cuenta en Su vivencia (experiencia). Porque en la persona de Cristo, Dios se encarnó – se hizo polvo de la tierra. Por eso Cristo nos entiende perfectamente. Se ha metido en nuestros zapatos; ha vivido nuestra realidad. Por eso puede tener misericordia de nosotros. Es la misericordia de alguien que ha vivido nuestra realidad. Se compadece, porque somos Sus hijos (Mal 3:17). Conclusión Qué tremenda promesa (Is 54:10). Qué hermoso es saber que nuestro Padre Celestial se deleita en tener misericordia (Miq 7:18). El Padre recibe en sus brazos al hijo pródigo que vuelve arrepentido. Para aquellos que se sienten huérfanos; cuyos padres no han sido compasivos, hay una mejor promesa (Os 14:3). Para nosotros que somos padres, tenemos aquí un tremendo desafío; debemos tratar a nuestros hijos así. Y para los hijos, también hay un desafío. Si queremos que nuestros padres sean misericordiosos con nosotros, tenemos que tratarles bien como padres (respetándoles, obedeciéndoles, amándoles, etc.).