argumentario - Intranet de UGT Murcia

Transcripción

argumentario - Intranet de UGT Murcia
Septiembre 2010
ARGUMENTARIO
La utilización de la prensa con fines políticos es tan antigua como la propia
prensa.
Los sindicatos mayoritarios en España estamos siendo objeto de una
concienzuda campaña de descrédito que empezó a ser de una obscena evidencia
y dureza desde los primeros meses de la crisis.
Conviene recordar que esta crisis es, en su origen, el fracaso del capitalismo sin
reglas y carcomido por sus propios excesos. El politólogo Fernando Vallespín
considera que esta crisis nos ha devuelvo a la situación de “lucha de clases” de
hace un siglo. El crecimiento económico sostenido durante las últimas décadas ha
garantizado considerables beneficios a los poderes económicos y, como efecto
colateral, un cierto grado de bienestar y desarrollo social de las clases medias y
trabajadoras. Sin embargo, la crisis económica nos estaría devolviendo –en el
planteamiento de Vallespín- a una pugna por los recursos, aunque probablemente
sea más acertado considerar que son los poderes de la derecha los que estarían
reeditando “su” lucha de clases, intentando desmontar una parte de las
estructuras que implican un cierto compromiso social del capitalismo.
La campaña anti-sindical de algunos medios de comunicación en España forma
parte de esta lógica. No es una campaña informativa, es ideológica, es por el
poder, que lo quieren sin límites, todo.
En la esfera de influencia de la derecha hay una pluralidad de entidades de
diferente tipo defendiendo sus planteamientos (van desde los ámbitos del
asociacionismo empresarial, a escuelas de negocios, lobis, think thak,
fundaciones, hasta llegar al ámbito de las organizaciones de carácter social o
religioso); la principal organización de carácter sociológico en el ámbito de la
izquierda en España son los sindicatos. Por tanto, el objetivo está claro. Y la
herramienta también.
La utilización política de la prensa, de los medios de comunicación, es tan antigua
como la propia prensa, en todas partes del mundo (sólo hay que recordar a
Randolph Hearst, magnate de los medios de comunicación norteamiercanos,
inventor de la prensa amarilla, instigador de la Guerra de Cuba de 1898, y cuyo
lema favorito era “Yo hago las noticias”), y también en España.
1
Septiembre 2010
Los grupos de comunicación españoles son mayoritariamente de la derecha
ideológica, y tienen gran dependencia de las grandes empresas por razones de
ingresos publicitarios y no publicitarios.
A esto se han venido a añadir dos factores que han contribuido a que los medios
de información hayan perdido el sentido de servicio al interés general:
-
La lucha por las audiencias, especialmente en los medios audiovisuales, ha
llevado a la adopción de técnicas para hacer más atractivas las
informaciones que han acabado por desvirtuarlas.
-
La política del “low cost” aplicado a este sector ha llevado a una tremenda
precariedad laboral de los profesionales de la información que repercute en
la calidad de su trabajo y su independencia profesional; y ha llevado
también a sustituir información (que lleva tiempo y gastos económicos para
investigar y contrastar las informaciones) por opinión, por periodistas que
no informan, sólo dicen lo que piensan, pero pueden llenar los periódicos y
los minutos de tertulia todos los días.
En el momento actual, algunos medios de comunicación están actuando como
“línea de ataque bacteriológico” en esta nueva versión de la lucha de clases,
inoculando a la sociedad española el virus del descrédito de las organizaciones
sindicales (subvencionadas, apoltronadas, vendidas al gobierno, inútiles,
anticuadas, corruptas, etc…)
Nos atacan porque molestamos a sus intereses, porque somos una fuerza
organizada contra sus intereses.
Esta es una confrontación de fondo, y no es puntual. Por eso no podemos
dejarnos distraer por unos objetivos que no son los nuestros.
1. ¿Cómo respondemos al ataque?
La única prioridad del sindicato en este momento es movilizarse contra las
medidas de ajuste económico y social del Gobierno, que nos llevan a no crear
empleo, a salarios todavía más bajos, a la precariedad laboral para todos, a tener
menos derechos laborales y sociales, y al recorte de servicios y prestaciones
sociales. El Gobierno practica el neoliberalismo, el PP está encantado de que
otros le hagan el trabajo que ellos harían y prefieren no darle la razón al Gobierno,
por eso atacan lo único que sigue actuando contra sus ideas, los sindicatos de
clase. Ellos defienden unos intereses, y nosotros otros, y además tenemos
capacidad para defender lo que creemos; para ellos atacarnos es un activo hoy y
una inversión para el futuro.
2
Septiembre 2010
Pero nuestra prioridad no es el modelo sindical; Esperanza Aguirre necesita
seguir rivalizando con Rajoy en el ámbito nacional, y por eso necesita espectáculo
mediático de cualquier tipo, aunque sea manifestando insumisión ante leyes
aprobadas por el parlamento (IVA) o reduciendo un supuesto despilfarro en
recursos sindicales en el que, después de dos legislaturas en el Gobierno de
Madrid, algo tendrá ella que ver.
La derecha tiene medios de comunicación, nosotros no. Los grandes grupos
económicos, y hasta los religiosos, tienen medios de comunicación, nosotros no.
No podemos perder el tiempo en desmentir el “ruido mediático” que cada mañana
pretende desviar la atención de la gente de las cuestiones fundamentales: el
tiempo que la gente piense en el modelo sindical, será tiempo que no dedica a
pensar en lo que nos estamos jugando.
2. ¿Cómo desmontamos los argumentos anti-sindicales?
- El Estado de derecho cuesta dinero, todo, no sólo los sindicatos.
- Las encuestas dicen que la clase política y los partidos políticos son el tercer
problema del país (tras el paro y los problemas económicos); los partidos políticos
tienen un nivel afiliativo mucho menor que los sindicatos, y no podrían vivir sin las
subvenciones del Estado (y de otras prácticas más propias de los tribunales de
Justicia). Pero no hay democracia sin partidos políticos, como no la hay sin
libertad de prensa, o sin libertad sindical. Los partidos políticos les cuestan
mucho dinero al Estado, pero son necesarios.
- La democracia cuesta dinero. Queremos un Estado autonómico que acerque la
gestión de los asuntos públicos a los ciudadanos, y por eso pagamos un alto
precio por tener 17 administraciones autonómicas.
- Los ciudadanos tienen derechos que garantizar: la seguridad (la policía cuesta
dinero, los bomberos, los servicios de protección civil, el Ejercito…), la
enseñanza, la salud, el acceso a la Justicia (por eso se paga con cargo al
presupuesto público los abogados de oficio), y también la defensa de los intereses
de los trabajadores.
- La consideración pública de los sindicatos se parece mucho a la de la televisión.
Todo el mundo dice que la televisión es malísima, que cuantos más canales hay
peor es, pero cada español ve cada día entre una y dos horas de televisión. Para
muchos medios de comunicación los sindicatos no sirven para nada, no hacen
nada, son un gasto, pero esos medios son también empresas, en las que hay
trabajadores afiliados y hay secciones sindicales, son empresas que tienen
convenios colectivos negociados por los sindicatos, y muchos de esos periodistas
3
Septiembre 2010
que firman informaciones anti-sindicales son los mismos que cuando tienen un
problema nos piden información, asesoramiento y ayuda… aunque no sean
afiliados. Son los sindicatos los que denuncian los más de 3.000 puestos de
trabajo de periodistas eliminados por los medios de comunicación durante la
crisis, y los que denuncian el recrudecimiento de la precariedad laboral en las
redacciones, con condiciones laborales que bordean el mercado laboral
normalizado.
- La calidad de vida no cae del cielo. A nadie le gusta hacer la declaración de la
Renta, o pagar impuestos como el IVA, o que te pongan multas, o que te quiten
puntos en el carné de conducir, o pasar controles en los aeropuertos, hacer
exámenes, y cosas similares. Pero queremos educación, y asistencia a las
personas mayores y dependientes, y una buena calidad sanitaria, e
infraestructuras que favorezcan la actividad económica de las empresas, y
universidades, y que se sancione a quien pone en riesgo la seguridad vial, y que
existan tribunales que impartan justicia. Y, aunque no lo pensemos mucho,
también queremos ese incremento salarial, aunque sea modesto, en nuestras
nóminas cada año; y las ayudas escolares; las revisiones médicas de empresa;
horarios que permitan compatibilizar el trabajo y la vida familiar; protección y
garantías de empleo para la mujer cuando decide ser madre… Y todo eso es el
trabajo y el resultado del coste de los sindicatos.
4

Documentos relacionados