Ejercicios para 2º Bachillerato
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Ejercicios para 2º Bachillerato
qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwe rtyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas Ejercicios para 2º Bachillerato dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg Textos del Mito de la Caverna hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjk lzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnm qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqw ertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopa sdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklz xcvbnmrtyuiopasdfghjklzxcvbnm 21/11/2011 Emilia Gómez Martínez RESPONDE A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS APLICÁNDOLAS A LOS TEXTOS QUE APARECEN MÁS ABAJO. 1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido. 2) Comentario del texto: Apartado a) Explicación de las dos expresiones subrayadas (para tales conceptos no tenéis más que mirar los apuntes, al final aparece explicados varios conceptos) Apartado b) Exposición de la temática. Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor. 3) Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad Ejercicio resuelto - ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique? - Indudablemente. - Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven? - Necesariamente. - Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos? - ¡Por Zeus que sí! - ¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados? - Es de toda necesidad. 1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido (pregunta resuelta en ejercicios anteriores) 2) Comentario del texto: Apartado a) Explicación de las dos expresiones subrayadas (para tales conceptos no tenéis más que mirar los apuntes, al final aparece explicados varios conceptos) Eco: en el texto Platón nos comenta que existen unos prisioneros encadenados a un muro, que ven las sombras de los que pasan tras un tabique y que estos hombres que pasan tras el tabique hablan entre sí. Los prisioneros encadenados creen que las sombras son las que hablan, cuando lo que escuchan es el eco de las voces de otros, es decir, la repetición del sonido más débil y más confusa. Para nuestro filósofo eco es sinónimo de sombra, porque es una voz hueca, falsa… no es algo real, es la copia de un sonido, de una voz real. El eco tiene que ver con aquellos que se dejan convencer por palabras vacías, argumentos que no siguen un razonamiento lógico, sino que recurren al afecto, nos referimos a la Eikasía. Objetos artificiales: los objetos artificiales son objetos fabricados por el hombre, para poder fabricar cualquier maquina o instrumento, el hombre ha de servirse de la experiencia, debe poner en práctica sus conocimientos. Los objetos artificiales son los objetos que portan los que se encuentran al otro lado del tabique. Los hombres que se hallan tras el tabique se encuentran en estado de pistis o creencia, puesto que si recordamos el Símil de la línea, nos dice que aquellos que conocen los objetos naturales y artificiales son los que se encuentran en estado de creencia. La creencia es el estadio superior de la doxa o conocimiento sensible, un conocimiento falso, puesto que depende de los intereses y el estado de ánimo del sujeto. Apartado b) Exposición de la temática. Este texto pertenece al libro VII de la República y se encuentra en lo que se conoce como Mito de la Caverna. El mito podríamos dividirlo en tres partes: la primera parte sería una descripción de la caverna, la segunda explica el ascenso de un prisionero que consigue soltarse de sus cadenas y la tercera parte representaría la vuelta del prisionero a la caverna. El texto en cuestión podríamos situarlo en la primera parte, en la descripción de la caverna. Platón nos cuenta como los prisioneros son cautivos de la información que les transmiten sus sentidos. Por eso escribe Platón: “(…) si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?”. Por otro lado, es necesario hacer hincapié en que los prisioneros no sólo ven “las sombras de los objetos artificiales transportados”, es decir, no se enfrentan directamente a la experiencia, sino que la viven a través de otros, aceptan lo que otros le cuentan. Una sombra es una imagen falsa, una mentira, para Platón la copia de una copia. Los prisioneros son los hombres que están encadenados a los sentidos y a los que hay que liberar a través de la educación como muy bien defiende Platón al principio del mito. La educación es importante porque gracias a ella podemos saber qué lugar ocupará cada cual en el estado y así conseguir que reine la justicia y los ciudadanos sean felices. En conclusión, el texto trata de los ciudadanos que se dejan arrastrar por sus sentidos, por sus deseos, por eso son prisioneros de las sombras, de la apariencia. El alma que domina en los prisioneros es el alma concupiscible. La tarea de la educación será que el alma que domine sea el alma racional y así que el individuo sea justo. El hombre justo es el hombre sabio y el sabio aquel que debe gobernar. Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor. A los griegos les resulta difícil concebir al hombre en estado de aislamiento. Por eso el hombre es un animal esencialmente social, que encuentra en la agrupación con sus semejantes el complemento indispensable para atender sus necesidades. Precisamente por esa razón, los griegos no hacen separación entre la ética y la política, ya que las virtudes morales sólo son posibles en la polis. La virtud moral es el dominio de las pasiones a través de la razón, pero también es armonía: el equilibrio entre las tres partes del alma. El dualismo establecido por Platón entre el Mundo sensible y el Mundo de las Ideas se traduce, en el caso de su antropología, en el dualismo entre cuerpo y alma. El cuerpo es de naturaleza material, es la raíz de todo mal, porque crea necesidades al alma y le impide buscar la verdad. Así pues, queda claro que para Platón el cuerpo es la tumba y cárcel del alma. El cuerpo es una pesada carga de la que tiene que liberarse poco a poco (purificación) para poder acceder a la contemplación de las Ideas. El alma es superior al cuerpo; es quien lo anima y mueve, ya que éste es de por sí inanimado (sin vida). La vida humana comienza cuando el alma cae al cuerpo transmitiéndole, así, la vida. La unión cuerpo-alma es un estado accidental y transitorio, porque el lugar propio (natural) del alma es el Mundo de las Ideas, y su actividad es la contemplación de las mismas. De ahí que mientras ésta permanezca unida al cuerpo su tarea fundamental sea purificarse (para que «le vuelvan a salir las alas») que es tanto como oponerse al cuerpo y sus demandas, que es de donde vienen todas las impurezas. El auténtico destino de las almas consiste en la contemplación, en el conocimiento de las Ideas inmutables. Al ser entendida como principio (origen) de conocimiento intelectual, y no como principio vital, Platón tuvo siempre la convicción de que el alma es inmortal y de que existía una vida después de la muerte. Una de las razones que nos proporciona Platón a favor de la inmortalidad del alma es que sólo así es posible que el hombre se haya comportado injustamente, sea castigado y recompensado quien haya sido virtuoso. Para aclarar la relación entre el cuerpo y el alma, Platón nos cuenta “el mito del carro alado” en el Fedro, este mito pretende representar de forma figurada el conflicto interior humano entre las pasiones corporales y la razón. Según él existen tres tipos de alma: el alma concupiscible y el alma irascible que son mortales y se relacionan con las pasiones corporales y el alma racional que es inmortal y en la que habita el conocimiento. El fundamento de la ética platónica es, sin duda, la doctrina moral de Sócrates, centrada en el cultivo y cuidado del «hombre interior» y en la convicción de que los conceptos morales pueden ser fijados racionalmente mediante definiciones rigurosas. Platón radicaliza esta convicción socrática, atribuyendo a estos conceptos morales (la Justicia en sí, la Bondad en sí,…) el estatuto de Ideas, cuya realidad y validez objetiva es independiente de las opiniones que cada cual pueda tener acerca de ellas. Platón mantiene que solamente un hombre virtuoso (excelente) puede ser feliz. Esta vida feliz se conseguirá armonizando, en una vida virtuosa, placer y sabiduría. La realización de esta mezcla armoniosa y medida de placer y sabiduría es labor de la razón, que es la verdadera esencia del hombre y, por lo tanto, la que debe regir (mandar) en su conducta. Y lo debe hacer porque es ella la que es capaz de contemplar (conocer) la Idea de Bien que es norma suprema y objetiva de toda ordenación moral. Recordemos que la misión del alma racional es gobernar a la parte anímica y la apetitiva y conseguir que las dos anteriores obedezcan los dictados de la primera; sólo entonces habrá Bien y felicidad. Uno de los principios donde se asienta su teoría política es la correlación entre alma y Ciudad-Estado. El alma es tripartita y tres son las clases sociales que están relacionadas con la satisfacción de las necesidades de los ciudadanos del Estado. 1. Se hacen necesarios los servicios de todos aquellos que satisfacen nuestras necesidades materiales (alimento, vestido, vivienda,...) y a estos Platón los llamará productores. En los productores domina el alma concupiscible y pueden tener propiedades y familia propia. 2. Se requieren los servicios de algunos hombres que se dediquen a la custodia y defensa de la ciudad. Esos que vigilan el orden de la ciudad y la protegen son los Guardianes, en ellos domina el alma irascible. 3. Es necesario el esfuerzo de unos cuantos hombres que sepan gobernar de manera adecuada. Los gobernantes deben legislar y administrar las leyes y la educación. En los gobernantes domina el alma racional, por lo que son los únicos que pueden acceder al verdadero conocimiento. Son los hombres sabios y justos, es decir, los filósofos que acceden al conocimiento dialéctico. Tanto los guardianes como los gobernantes no tendrán bienes propios, tampoco tendrán casa propia, y las mujeres e hijos serán comunes a todos. Recordemos brevemente las virtudes que poseían las tres partes del alma: El alma racional, la prudencia; el alma irascible, la fortaleza o valor; y el alma concupiscible, la templanza o moderación. Para Platón esas son las virtudes que deben poseer, respectivamente, las distintas clases sociales. De esta forma, dependiendo de qué parte del alma predomine en cada ciudadano, así pertenecerá a una clase u otra: si predomina la parte racional, será gobernante; si predomina la parte irascible, será guerrero; y si predomina la parte concupiscible será artesano. Para saber a qué clase social pertenece un individuo Platón recurrirá a la educación (paideía), pieza clave en su sistema político. Educar consiste en “hacer girar el alma para que mire donde merece la pena mirar”; es decir, la educación consistirá en liberarse de las cadenas sensibles e ir ascendiendo por los distintos grados de realidad hasta llegar a la contemplación de la verdadera realidad. Ya dijimos anteriormente que la educación es un proceso largo y gradual, este proceso queda representado en el Símil de la Línea y en El mito de la caverna. Platón insiste en la unidad ética-política, que se manifiesta en la correlación entre alma y Estado. Así, la Justicia en la ciudad y en el individuo consistirá básicamente en lo mismo. La Justicia en el Estado se realiza cuando cada uno de los grupos sociales realiza la función u oficio que le corresponde y la realiza de modo adecuado, esto es, según la virtud que le es propia. 3) Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad En lo que respecta a la ética y la política Platón se opone a los sofistas, de hecho su ontología y epistemología, pretenden ser la base de su teoría ética-política. Nuestro filósofo era muy consciente de la necesidad de luchar contra el relativismo y el escepticismo sofista, para evitar “el todo vale” en la actitud ética y el comportamiento de los políticos, que según él llevó al estado ateniense a la crisis económica y política. La ética sofista es una ética dominada por el interés personal. Platón supone que si son los deseos los que dominan nuestros actos, nuestra vida será infeliz. Si lo bueno es lo placentero como defienden los sofistas, entonces no existe algo bueno en sí, no existe un bien para todos, sólo caben interpretaciones de lo que es bueno. Si aceptamos estas ideas, estamos cayendo en un peligroso relativismo (toda interpretación del Bien es cierta) y escepticismo (el Bien no existe) ético, que desembocan directamente en una sociedad individualista: personas preocupadas por sus problemas personales, incapaces de ver más allá de sus intereses, incapaces de velar por el interés del estado. Ahora bien, cómo es posible que la doctrina sofista pudiera aplicarse al ámbito político si la mayoría de las veces los intereses personales son opuestos. ¿Cómo es posible un gobierno en el que domina el interés de cada cual? La respuesta se encuentra en el consenso o acuerdo. La mayoría decide qué se debe hacer, que posición tomar. Platón no puede aceptar esta idea, puesto que el consenso o acuerdo al que llegan los interesados no tiene por qué ser la decisión acertada, algo que quedó patente en algunas decisiones que tomó el estado democrático ateniense. De hecho Platón cree que debe buscarse el bien del estado más allá de los intereses personales de cada cual, puesto que el Bien es una idea independiente de los deseos y necesidades de cada uno. De este modo, un sofista como Protágoras defendería un gobierno democrático en tanto Platón defendería un estado tecnocrático, en el que quienes gobiernen sean los sabios y preparados para gobernar (el tecnólogo). En cualquier caso, también hubo sofistas como Trasímaco que defendieron la dictadura o gobierno del más fuerte, es decir, de aquel que tuviese menos escrúpulos para llegar al gobierno de la ciudad. La época en la que vivieron los sofistas y Platón es conocida como la ilustración griega, puesto que la educación se convirtió en el eje de la vida política. Recordemos que tanto Platón como los sofistas vivieron bajo un gobierno democrático, los unos se presentaban como educadores de la virtud y Platón pretendía derribar esta situación presentando un programa educativo para hacer a los ciudadanos mejores y llegar a un estado justo y feliz. La educación sofista se basa en la oratoria, enseñar a hablar para convencer a los conciudadanos en la asamblea y tener así, éxito político. La educación platónica es un complejo sistema gradual en el que se aprende desde música y gimnasia hasta matemática y, por último, filosofía, ya que el sabio hace el Bien. El fin de los sofistas es el éxito y el de Platón el Bien del Estado. Desgraciadamente la experiencia nos ha enseñado que el gobierno que defiende el interés del individuo por encima del bien del Estado, termina con la posibilidad de igualdad de oportunidades y, en último término, con la libertad personal. Por el interés del individuo o de una clase social, en el siglo XIX autores como Bentham defendían la necesidad de eliminar los hospicios y la beneficencia, puesto que lo único que se conseguía con ello era crear un grupo de gandules, que resultaban excesivamente costosos a aquellos que sí aportaban trabajo y dinero al Estado. Lo mejor era, según Bentham dejarlos morir. Sin embargo, tampoco estamos de acuerdo con imponer el Bien del Estado por encima del interés del individuo y su libertad. En nombre de la razón y el bien del Estado se construyeron campos de concentración en Alemania y la antigua Unión soviética, una razón de estado, una razón política… y en la que se creyó como si de una religión se tratase, estamos hablando de las ideologías que dominaron el panorama europeo y mundial a mediados del siglo XX.