la magia de viajar

Transcripción

la magia de viajar
LECTURA EFICAZ.TEXTO NARRATIVO: RELATO DE UN VIAJE
NIVEL: 2º y 3º ciclo primaria y 1º ciclo de ESO.
CURSO: 2009/10
OBJETIVOS:
1.- Trabajar estrategias de comprensión lectora:
Conocimientos previos.
Textos incompletos.
Predicciones.
Ordenar textos…
2.- Conocer las características principales de los textos
narrativos de temática de viajes (descripciones,
comparaciones, metáforas, alusiones a sentimientos o
sensaciones de disfrute, placer, peligros, aventura u otras).
3.- Saber buscar información dirigida para conformar un
texto de viajes en formato multimedia con hipervínculos.
4.- Trabajar el vocabulario típico de estos textos.
5.- Valorar la acción de viajar como un medio de
aprendizaje.
SECUENCIACIÓN:
El Texto está dividido en etapas de viaje que hay que ir leyendo.
Cada etapa tiene un hipervínculo en el que al desplegarlo aparecen
una serie de preguntas que invitan a la búsqueda de información.
Una vez conseguida la información el maestro decidirá el formato para
reflejarla y continuar el texto. Puede ser un Power point o un texto de
cualquier tipo (poético, expositivo, de imágenes, teatral, u otros).
Seguidamente se continúa leyendo hasta la siguiente etapa y así
sucesivamente.
A lo largo del recorrido el maestro planificará también actividades
orales de debate y opinión.
Con la última etapa se habrá conseguido un texto cuyos hipervínculos
serán parte fundamental del mismo y lo complementarán.
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LA MAGIA DE VIAJAR
Este tercer trimestre vamos a trabajar las estrategias de lectura
comprensiva haciendo un viaje virtual y mágico. Virtual porque lo vamos
a simular y mágico porque lo que vamos a descubrir nos sorprenderá como
nos sorprende el mago que hace aparecer y desaparecer el conejo de su
chistera.
Haremos la ruta sin prisas. Pararemos en algunas poblaciones a pie
de carretera y descubriremos sus secretos más importantes. Algunos serán
de amor, otros de gastronomía, también de la belleza de sus paisajes o de
olores embriagadores. Conoceremos su folklore, monumentos y
curiosidades. Lo vamos a pasar muy bien y vamos a aprender muchas
cosas.
La verdad es que algunos de vosotros vais a tener más suerte pues
no sólo disfrutaréis de este viaje sino que además lo viviréis en la realidad.
Nos referimos a los alumnos que participáis en el proyecto Escuelas
Viajeras. Esto os va a comprometer también, pues esperamos que cuando
regreséis nos traigáis mucha información de la que allí os van a dar y de
esta manera enriquecer nuestro viaje virtual.
Sin más tardar os presentamos la ruta y una vez preparada la mochila
empezamos a viajar.
Ruta:
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RELATO DE UN VIAJE.
A penas si ha salido el sol y suena el despertador. ¡Ufff… casi no he
dormido! Habrá sido por los nervios. Me aseo rápidamente, casi tan rápido
como mi gato Lucas. Me bebo la leche y arrastro la mochila con rapidez
hacia la puerta. ¡Mamá, mamá que se nos va ir el autobús! Un poco
sofocado pero llego a tiempo. Ya en el autobús veo que otros compañeros
del C.R.A. han madrugado más que yo. Por un breve espacio de tiempo se
suceden los saludos y también el cachondeo. ¿Qué, se estaba bien en la
cama? ¿Se han pegado las sábanas?
Me coloco en mi asiento lo mejor que puedo y como no tengo
compañero, instintivamente miro por la ventanilla. No han pasado ni diez
minutos, y ya puedo ver el burlapastor revolotear sobre el páramo. Los
primeros brotes de hierba verde y las madrugadoras flores de la aliaga
hacen del campo una verdadera obra de arte.
Recogemos a más compañeros de colegio y sin darnos cuenta,
apenas en veinte minutos; el ruido de las balizas nos anuncia que ya
estamos en la ciudad de Teruel.
Nos informan:
Perales
Escorihuela
Argente
Camañas
Visiedo
Galve Orrios
Fuentes Calientes
Pancrudo
Alfambra
Después de recorrer las calles de esta pequeña pero encantadora
ciudad, sin apenas dificultades encontramos el autobús. Lo hemos tenido
fácil ya que muchos somos turolenses.
De nuevo ocupamos cada uno nuestro sitio. Se nos recomienda que
no comamos ya que en breve haremos una nueva parada y almorzaremos.
Los comentarios entre nosotros son de toda índole. Los hay que se han
sorprendido de haber estado en Teruel muchas veces y sin embargo no
conocer muchas de las cosas que hoy han conocido y otros que a pesar de
conocerlas no ser conscientes de su valor artístico, de su historia. En lo que
todos coinciden es que Teruel es una ciudad tranquila y hermosa.
Tras un breve recorrido estamos en la autovía. Un maestro comenta
en voz alta, como si quisiera que todos fuéramos conscientes: “¡qué bueno
es tener autovías”!
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A penas habíamos sedimentado la visita a Teruel cuando el paisaje
nos ofrece pequeños retazos de vegetación distinta a la del Altiplano y el
valle del Alfambra. Así hace acto de presencia la sabina.
Nos informan:
Pancrudo
FuentesCalientes
Escorihuela
Alfambra
Visiedo
Galve
Orrios
Un cartel informativo nos alerta de que el próximo objetivo de la ruta
es Sarrión.
Nos informan:
Escorihuela
Pancrudo
Camañas
FuentesCalientes
Visiedo
Perales
Galve
Orrios
Alfambra
Tan cerca que la teníamos y tan desconocidas sus propiedades.
Ahora sabemos que hay otro oro que el de color amarillo.
No está a pié de carretera pero si sobre una loma de la sierra de
Gúdar, de sabor medieval y escenario de grandes batallas. Nos tendremos
que desviar unos kilómetros pero veréis que merece la pena. ¿Qué por qué
sé todo esto? Por mi abuelo, él me lo ha contado todo. Pasó muchas
calamidades en estos parajes. La guerra civil lo reclutó y aunque de
convicciones pacíficas, no tuvo más remedio que luchar. Muchas veces me
ha hablado del miedo que pasó recorriendo senderos pedregosos para
proteger a los masoveros, de la dureza del invierno en estas tierras y de la
honradez de sus gentes. Se trata de Mora de Rubielos.
Nos informan:
Escorihuela
Fuentes Calientes
Visiedo
Perales Galve
Orrios
Pancrudo
Alfambra
Son casi las doce del medio día y mi estómago ruge como un león.
¡Pobre de mi bocadillo cuando caiga en mis manos! Y pobres del resto de
bocadillos de los demás compañeros, pues me da la impresión que hay más
fieras en el autobús.
¡Bieeeeennnn… nos detenemos! ¡A almorzar!
A penas 5 minutos han sido necesarios para ingerir el bocata. Ahora
las fieras están calmadas.
Reiniciamos de nuevo la marcha. Mientras rodamos sobre la enorme
boa de dos sentidos, apoyo mi frente en el cristal de la ventanilla y observo
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que algo ha cambiado. El paisaje es diferente del de mi pueblo. Allí la
vegetación escasa y de dimensiones reducidas deja entrever enormes calvas
en el terreno; aquí veo que es más abundante y de mayor tamaño. Le doy
vueltas a mi cabeza intentando averiguar por qué. Mientras revuelvo mis
pensamientos me sorprende una bajada de pendiente pronunciada (más
tarde sabré que es el puerto de Ragudo) y la vegetación acentúa su verdor.
Hacen acto de presencia pinos y cañas. En los terrenos cultivados
hay olivos, almendros y frutales. No hubiera sabido las razones de este
cambio si no hubiera sido porque la planta del romero me lo descubrió con
su inconfundible perfume y me hizo recordar algo que en Conocimiento del
Medio habíamos estudiado. Se trataba del clima mediterráneo.
Nos informan:
Escorihuela
Perales
Galve
Fuentes Calientes
Orrios
Pancrudo
Visiedo
Alfambra
El compañero del asiento de al lado, del que me separa el pasillo del
autobús, me hace volver a la realidad porque le ha llamado la atención una
torre en la localidad de Jérica que dice parecerse al mango extensible del
rodillo de pintar de su casa.
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Visiedo
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Perales Galve
Orrios
Pancrudo
Alfambra
¿Pero qué dices? Mira, me dice, ¿Acaso no tiene como diversas partes que
encajan unas en otras? Tengo que fijar mi atención y reconocer que por lo
menos se parece a mi caña de pescar que es extensible. Además nos llama
la atención su veleta, o quizás pararrayos que parece tocar el cielo en un
intento de alcanzar la gloria.
Tanta curiosidad merecía una parada, así que nos dejaron al pie de la
torre para visitarla.
Continuamos el viaje. Esta vez me he sentado al lado de un
compañero muy simpático, se llama Pedro y sabe muchos chistes.
Me cuenta que tiene un perro que se llama Ras y que hace muchas
cosas que él le ha enseñado. Con los ojos casi fuera de las órbitas explica
como a la voz de ¡Ras! ¡Arriba! Juerga! El perro se pone de pie y da
vueltas como una bailarina. También es capaz, según dice Pedro, de hacer
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bicicletas, al estilo Ronaldo, como si de una estrella de fútbol se tratara.
Mucho me parece a mí que sabe hacer, pero Yo hago como que me lo creo
y asiento con la cabeza para no defraudarlo.
De no ser porque el conductor se ha pasado en la frenada, ni nos
enteramos que estamos entrando en el pueblo de Segorbe.
Nos informan:
Visiedo
Escorihuela
Fuentes Calientes
Perales Orrios
Pancrudo Alfambra
La conversación ha sido tan entretenida que el tiempo se ha
esfumado en un santiamén.
Lo primero que observo es que la temperatura es muy agradable y
que en los huertos que vigilan la autovía todavía quedan algunas naranjas.
En otros las verduras están alcanzando la madurez. Instintivamente le digo
a Pedro: “igual que en mi pueblo, que todavía no hemos podido sembrar los
ajos por estar helado el terreno”. – Cosas del clima, contesta muy serio.
Hemos estado poco tiempo en este pueblo pero ha sido muy curioso
lo que hemos aprendido. Aunque a mí eso de los toros, mejor desde la
barrera.
Se me han tapado los oídos y a penas si oigo a mi amigo Pedro que
sigue contándome cosas de Ras sin parar. Ras hace esto. Ras hace lo otro.
Tanto me ha contado de él que casi me parece que lo conozco.
Estamos cerca de la playa y nos sorprende la altura que tienen las
montañas de la sierra que se cierne amenazadora sobre los humildes y
siempre bien vestidos naranjos y mandarinos de la huerta de Castellón. Sus
cimas tienen forma de dientes de sierra afilados. ¿Qué enigmas y misterios
se encerrarán en sus entrañas? Pedro, ¿te imaginas pasar una noche oscura
en las desniveladas laderas de este gigante de dientes afilados en las que si
acaso el lobo y otras criaturas devoradoras de carne fresca tienen su
paraíso? Calla, calla, que se me ponen los pelos de punta. En un intento de
reconocer también su enorme poderío y grandiosidad comento que de día y
con buen tiempo será también delicia de escaladores, senderistas y amantes
de la naturaleza en estado virgen.
El maestro nos revela que se trata de la sierra de Espadán
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Escorihuela
Perales
Fuentes Calientes
Orrios Pancrudo Alfambra
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y que fue declarada parque natural por el gobierno de la Comunidad
Valenciana.
La luna delantera del autobús enmarca a lo lejos el azul del cielo y el
azul del mar y a sus pies las huertas de naranjos, limoneros y mandarinos
conviviendo en batalla desigual con el progreso. En lo alto de una colina el
que fue testigo en épocas antiguas de mejores tiempos para estas huertas y
hoy testigo remozado del declive de las mismas.
¡Demasiada poesía! No sé si habréis entendido lo que quería decir.
Es que a veces me pongo de un subidón literario que no hay quién me
aguante. Ahora mismo os lo digo de una manera más clara. Tenemos
delante de nosotros el pueblo de Sagunto
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FuentesCalientes Orrios
Pancrudo
Alfambra
con sus playas, su huerta, su industria y su castillo romano.
El autobús aparca donde puede, no es algo fácil, pero al fin lo
consigue. En esta ciudad nos han dicho que hay mucho que ver, así que
pasaremos un buen rato y seguramente comeremos aquí.
Sólo vamos a visitar el Sagunto histórico, pero dice el maestro que
hay tantas cosas para ver e historias que aprender que haría falta una
semana o más.
Ya hemos acabado la visita y encantados estamos todos de lo que
hemos visto y sentido. Nos hemos imaginado grandes guerras, importantes
caudillos, ejércitos poderosos, naves que llegaban a las playas con
alimentos y telas preciosas, combates de gladiadores, leones enfurecidos.
También amores que acababan en tragedia, humor etc… Todo esto, al
quedarnos en silencio en el castillo, el teatro o el circo romano.
Pedro se ha olvidado de Ras. Se ha quedado boquiabierto con lo que
hemos visto. No se lo esperaba.
Por el altavoz nos dicen que todos al autobús y a comer a Valencia.
Enseguida me doy cuenta que hemos cambiado la soledad de las
carreteras de mi pueblo por coches por todas partes.
A alguien se le ha ocurrido empezar a tararear la canción de: “un
flecha en un campamento, en la cama se meó chibirí, birí, chibirí, biró… y
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todo el autobús nos hemos sumado a la fiesta. Sin darnos cuenta ha
aparecido el mar a nuestra izquierda y al fondo el puerto de Valencia.
¡¡¡Mirad, mirad, zagales qué cacho barco!!!
A lo largo de la playa se pueden ver algunos pescadores que pasan
un buen rato de ocio, algunas huertas, por cierto, las últimas que quedan a
la entrada de la ciudad y que rodean con sencillez pero con fuerza a la
barraca; Nos informan:
Visiedo
FuentesCalientes
Orrios Pancrudo
que las ha acompañado toda una vida y que ahora apenas si puede
mantenerse en pie.
Entre los sembrados el agricultor encorvado y ennegrecido por el sol,
le enseña cada vez más cerca a la tierra los profundos surcos de su cara; por
los que se desploma de vez en cuando e inevitablemente una gota de sudor
tras otra, humedeciendo de esfuerzo sus cosechas.
También grandes edificios, zonas residenciales y superficies
comerciales que dejan entre unos y otros desperezarse a alguna que otra
parcela de tierra. Y al fondo la gran urbe.
Los ojos de todos nosotros parecen calcamonías en los cristales,
observando con ansia
los escaparates, los edificios, los parques,
restaurantes, el campo de fútbol del Valencia, las facultades de medicina,
filosofía…; todo un ir y venir de gente en convivencia más o menos
organizada con el tráfico de la ciudad. Nada que ver con lo que sucede y
veo todos los día en mi pueblo.
El autobús se detiene enfrente de un gran parque, con mucha
vegetación. Encima de la puerta de entrada se puede leer: PARQUE DE
LOS VIVEROS.
Nos hacen bajar a todos y con la mochila al hombro a penas si
andamos doscientos metros. Nos acomodamos debajo de la sombra de un
platanero y damos buena cuenta de lo que cada uno llevamos para comer.
Aunque todos estamos juntos en un espacio pequeño, Pedro y Yo
hemos formado corro. Muy pronto se acerca Rufino, otro alumno del
C.R.A. que sin más preámbulo nos pregunta si nos está gustando el viaje.
– Muchísimo contesta Pedro.
– Pues ya veréis cuando veamos Valencia,
Nos informan:
Visiedo Orrios Pancrudo
– dice Rufino.
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– ¿Cómo sabes que nos va a gustar, le digo Yo?
– Tengo un hermano estudiando aquí y me ha contado muchas
cosas de esta ciudad. Cuando la hayamos visitado me vais a dar la
razón.
Hace bastante calor y el kiosco de los helados está en frente.
Así que sin más que pensar nos acercamos y compramos uno cada
uno. Sin acabárnoslo suena el pito y se nos anuncia que la visita a la ciudad
va a empezar.
Han pasado tres horas y ya las fuerzas empezaban a faltar. Hemos
visto tanto y hemos andado tanto que de no ser por lo interesante de lo que
se nos ha contado, lo bonito de los monumentos, y el plácido viaje en el
autobús turístico en el que la temperatura y la brisa más que una sensación
eran una acaricia; podríamos haber pedido la hora.
Tenía razón Rufino y así lo hizo saber reiteradamente.
¿A qué os ha gustado ver la ciudad desde la torre del Miguelete?
¡Qué risa en el museo del ninot! ¡Impresionante el palau de la
música! ¡Divertido y enorme el Gulliver! ¿Y qué me decís de la historia de
las Torres de Serrano o el puente de Calatrava sobre el antiguo cauce del
río Turia?
Vale, vale Rufino, que nos ha gustado todo mucho. Si no lo corto,
repasamos de nuevo la visita entera y verdadera.
Son casi las seis de la tarde y ya hemos reanudado el viaje.
A pesar que el día está en declive, la luz del mediterráneo es tan
inmensa que no deja oscurecer. Algunos campos de arroz ya tienen tomado
el planter (en valenciano) que más tarde hacia finales de abril será
replantado para empezar su crecimiento definitivo.
Me estaba hablando Rufino, y Yo al mismo tiempo apuraba la botella
de agua. De repente observo que se ha quedado dormido. El cansancio
había podido con él. Pedro que es muy vivaracho le soplaba en la nariz
pero lo único que consiguió por respuesta fue un movimiento anárquico de
su mano derecha en una búsqueda de no sé qué.
El silencio se hace poco a poco en el autobús y es la prueba de que
todos estamos cansados. Pronto muchos siguen a Rufino en su quehacer.
Yo al final también, pues después de un rato abro los ojos y sólo recuerdo
los carteles informativos de poblaciones como Buñol y Almusafes donde se
encuentra una de las mayores fábricas de automóviles de España.
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Dos fuertes palmadas del maestro logran que de inmediato un
montón de ojos, antes cerrados, se abran y lo observen, preguntándose en
silencio ¿qué pasa?
Seguidamente se nos informa que vamos a parar en Játiva (Xátiva)
Nos informan:
Visiedo Orrios Pancrudo
y que debido a que hay poco tiempo, esta va a ser una visita rápida.
La ciudad está enclavada a los pies del cerro del castillo cuyas laderas
llegan a ocupar algunas casas, extendiéndose hasta la parte más llana de la
vega.
La visita como nos habían adelantado fue corta pero fue muy interesante.
Estábamos a pie de playa. La noche empezaba a aparecer en la comunidad
Valenciana, ocultando poco a poco los árboles frutales y productos de la
huerta. La enormidad y belleza del mar se tornó en oscuridad, y misterio a
pocos metros de la arena. Mientras de día el ir y venir de las olas era como
un susurro musical, la noche lo convirtió en un rugir amenazador de una
bestia tan enorme y poderosa que temíamos nos tragara.
Desde Játiva nos dirigimos a Benidorm sin parar en Alcoy, población que
entre otras cosas es famosa por las Fiestas de Moros y Cristianos. Aquí fue
el primer lugar donde se hicieron las aceitunas rellenas de anchoa y a veces
se le llama la ciudad de los tres ríos porque la atraviesan tres afluentes del
río Serpis. ¡Ah y otra curiosidad! ¿Recordáis el papel de fumar con que
nuestros abuelos envolvían el tabaco para liarse un cigarro? Ese papel se
empezó a fabricar en esta población. Creo que se llamaba “Bambú”.
¡Zagales, zagales! Gritaba Pedro. ¡Mirad qué montón de luces! Eso debe de
ser Benidorm, apostilló Rufino.
Enormes rascacielos se erigían hacia el cielo y aprovechaban la noche para
hacerse todavía más protagonistas, si cabe, de lo que allí había. Había
alguno tan grande que parecía hacer cosquillas a las nubes. Estos gigantes
hicieron, por un momento, que no observásemos nada más de lo que desde
el autobús podía ser visto.
Esa noche la pasamos en un colegio mayor, que el Gobierno de la
Comunidad Valenciana había dispuesto para nosotros.
Al día siguiente, después de un merecido descanso y un buen desayuno,
visitamos la ciudad de Benidorm.
Nos informan: Orrios Pancrudo
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Pedro está como en otro mundo, apenas si habla y tiene la mirada perdida.
Le pregunto: -¿Qué te pasa? - Nada, nada, contesta. -Es que pensaba que si
yo fuera rico cuando sea mayor, me gustaría pasar unas vacaciones en estas
playas tan limpias, y disfrutar de los servicios de estos hoteles de lujo. - ¿Y
a quién no? Le interrumpe Rufino. – A mí también me gustaría ser un
maharajá o un jeque árabe, ¡no te fastidia! – Déjale que sueñe, le digo Yo,
en un intento de no fastidiarle su momento mágico.
Ya estamos de nuevo en el autobús.
La temperatura es muy agradable y todos vamos en manga corta. Rufino y
Pedro tienen los brazos blancos como la nieve. Se nota que donde vivimos
nosotros hace más frío y los tapamos durante muchos días al año. Yo soy
más moreno y esto es una ventaja en la playa, pues me tengo que poner
menos crema protectora.
Luce el sol y el cielo está limpio, y tan azul que si no fuera porque las olas
en su ir y venir arrugan la superficie del mar; se confundirían ambos en un
espectáculo poético de inmensa belleza.
Y es que estas tierras están iluminadas por una luz especial. Todo parece
mas claro, más puro. No en balde hay una ciudad, que pronto visitaremos,
que le llaman la Ciudad de la Luz.
A nuestra izquierda, ya durante muchos kilómetros, nos acompaña el mar.
Hoy tranquilo, suave y tierno con las muchas playas que se van sucediendo
conforme bajamos hacia la próxima ciudad. No nos cansamos de mirarlo. A
todos nos parece un espectáculo hermoso. Todos desearíamos tenerlo cerca
de nuestros pueblos para corretear por la arena de sus playas y disfrutar de
vez en cuando de un baño en sus cálidas aguas.
Mientras el autobús va tragando uno a uno los kilómetros observamos
grupos de turistas que disfrutan del baño y del descanso, bien debajo de una
sombrilla o paseando tranquilamente al lado del mar.
Pedro llevaba un rato en posición de siesta y para tal fin se había
recolocado su asiento hacía un tiempo. De repente se incorpora y me señala
con el dedo, al mismo tiempo que habla, indicándome en dirección a la
luna delantera del autobús. - ¿Qué ciudad es esa? -Seguro no estoy, pero
cuando hemos salido de Benidorm me ha parecido leer en un cartel
informativo el nombre de Jijona (Xixona en valenciano) y me he acordado
que es un pueblo famoso por la industria del turrón que está cerca de
Alicante. Efectivamente, así lo indicaba el luminoso de la autovía “
Alicante 500 metros”.
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Es mediodía. Hora de comer. Nos han llevado a un camping donde una
empresa de catering ha preparado una paella valenciana que estaba
riquísima. Con razón dicen, que para cocido el madrileño y para paella la
valenciana. Creo que se ha hecho cargo del gasto la Generalitat.
Seguramente los maestros del C.R.A. se han encargado de buscar todos
estos servicios para que nos saliesen gratis. ¡Si es que estos maestros
rurales, a veces, hacen la función de maestros y padres!
A las cuatro de la tarde aproximadamente empieza la visita a la ciudad de
Alicante. Nos informan: Orrios
Son casi las siete de la tarde y nuestros pies piden auxilio. Hemos recorrido
el casco antiguo, el paseo de las palmeras y subido al monte Benacantil,
desde donde se divisan preciosas vistas de la bahía. Nadie puede decir que
no ha visto lo más representativo de esta ciudad.
El pobre Pedro echa mucho de menos la bicicleta, que es su vehículo
fundamental e imprescindible para desplazarse. Comenta que si hubiera
tenido la de dos ruedas, hubiera hecho la visita en un santiamén y estaría
nuevo. Dice que es una Orbea, que se la regaló su abuelo Juan. Mi abuelo,
dice, tenía unas perricas, que depositó en la Caja de ahorros a plazo fijo y
así consiguió dos Orbeas; una para mi prima y otra para mí. Era un hombre
tranquilo, apacible, y como su pelo blanco nieve hacía presumir; de mucha
experiencia para saber donde estaba el punto justo y la postura correcta en
cada momento de la vida. Su nieta y su nieto Pedro eran su alegría y su
ilusión.
Como el día en está época del año ya va alargando un par de horas, todavía
tuvimos tiempo de visitar la población del Elche,
Nos informan: Orrios
Pancrudo
famosa por la representación religiosa que lleva su nombre, El Misteri de
Elche.
También hablan de hacer una visita relámpago a las salinas de Torrevieja y
dormir en Murcia que es nuestro destino final de viaje.
Hemos conocido a una dama muy especial, pues nada más y nada menos
que es íbera. Algo sabemos de los íberos. Eran pueblos que vivieron en
España, antigua Iberia. Un pueblo de ellos fue el Turbuleta que habitó la
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provincia de la actual Teruel. Yo lo que no sabía que esta dama la llamaban
también “ la Dama Mora”.
¡ Qué gusto pasear por el palmeral! Me sorprendió sobre todo la sabiduría
de los agricultores de esta zona que ya desde muy antiguo aprendieron a
aprovechar la escasez de agua sacándola del subsuelo y cultivando la
palmera. Nos han contado que este árbol es capaz de aprovechar hasta la
última gota de agua y crear un microclima tan aparente que la biomasa que
produce es aprovechada por otros cultivos y además por el ganado.
Rufino dice que esto fue idea de las
agricultura y de zaicas
árabes que sabían mucho de
_ Acequias le interrumpió, Pedro.
_ Vale, vale, sabiondo, interpeló Rufino.
Mientras desmenuzábamos la conversación de los regadíos el autobús se
presentó en Torrevieja.
Nos informan: Orrios
Nos llevaron directamente a las salinas.
El atardecer, con los últimos rayos del sol, y el característico color rosado
que presentaban sus aguas conformaba un cuadro de artista, una fotografía
inédita, una belleza inusual. Andábamos descalzos sobre el agua salada.
Nuestros pies se relajaban del esfuerzo de todo el día y era tal la belleza del
momento que creíamos formar parte imprescindible del momento sublime
del artista.
_ El agua con sal es muy buena para curar las heridas. Dice Rufino.
Cuenta que su vecino la emplea para curar las patas de su galga que le
sangran cuando corre detrás de las liebres.
_ ¡Vaya animal! Contesta Pedro. _ ¡Pues no le escocerá ni nada, si tiene las
heridas en carne viva!
_ Lo que escuece cura. Vuelve a corregir Rufino.
_ No se me ocurriría curar a mi perrico Ras con sal.
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_ A tu perro no hace falta curarlo, pues corre menos que una tortuga.
Esta vez los dejo que cada uno defienda su territorio. Creo que la sangre no
llegará al río.
_ ¿ Menos que una tortuga? Un día salí a pasear con él y entre las aliagas se
desperezó un conejo. Un metro más, y lo coge antes de meterse en su cado.
_ No será para tanto, es un podenco y nada más; y además mimado. ¿Has
visto algún ratón que pueda llevar alforjas?
_ La galga de tu vecino correrá mucho, pero mi perro Ras sabe bailar y es
muy cariñoso.
Bueno, así estuvieron un buen rato, hasta que al final el autobús se detiene
y nos comunican que estamos ya en Murcia.
Esa noche todos dormimos como lirones. Nadie se levantó de la cama ni
para mear. El día anterior había sido muy aprovechado y habíamos visitado
muchas cosas.
Yo no había estado nunca en esta ciudad. Había oído hablar de que por aquí
llueve muy poco, que necesitan agua, que si trasvase, que si no. También
que su producción agrícola es tan rica y variada y exportan tanto que le
llaman a Murcia
Nos informan: Orrios
“la huerta de de Europa”.
Agricultura intensiva, turismo, patrimonio histórico y cultural, Cartagena,
Mar Menor…son algunos de los conceptos que podrían resumir lo mucho
que hemos visitado y hemos conocido de esta ciudad en nuestro viaje
virtual.
Seguramente los compañeros que lo van a visitar en la realidad nos van a
contar muchas más cosas de Murcia y su Comarca. Será el momento en que
daremos por terminado este viaje que estoy seguro habrá servido para
disfrutar y aprender muchas cosas. Habréis observado que se puede viajar
con el vehículo más perfecto de jamás nadie ha fabricado. Este vehículo sin
averías y sin contaminación, no es otro que el de nuestra imaginación.
(Autor: Fabián Escuder Romero)
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Fin
ANOTACIONES:
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