APUNTES 2º BACH. TEMA 1. LAS LENGUAS DE ESPAÑA
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APUNTES 2º BACH. TEMA 1. LAS LENGUAS DE ESPAÑA
APUNTES 2º BACH. TEMA 1. LAS LENGUAS DE ESPAÑA 1. INTRODUCCIÓN Se calcula que en el mundo existen aproximadamente cinco mil lenguas. La mayoría de ellas son variedades con suficiente diferenciación unas de otras, pero que son usadas por comunidades relativamente reducidas y culturalmente aisladas y suelen estar limitadas al uso oral. Con todo, es lógico pensar que, si existen no más de ciento cincuenta estados nacionales, lo normal será que en cada uno de ellos convivan varias lenguas diferentes. De hecho, en la mayoría de los países del mundo se da una situación de plurilingüismo. España es también un país plurilingüe: conviven y entran en contacto varias lenguas y variedades dialectales, que son utilizadas en unos casos en distintas zonas geográficas, en otros en las mismas zonas y por los mismos hablantes, y que reciben, además, muy distinta consideración social. Trataremos a lo largo del tema conceptos y situaciones que dejan sus dudas y vacilaciones. Así apunta, en este sentido, Manuel Alvar en su artículo “Cuestiones de bilingüismo y disglosia en español” afirma que las lenguas en contacto determinan una suerte de oposiciones que el hablante valora desde su capacidad para recomponer un sistema, valoración del hecho lingüístico que mucho tiene que ver lo que es psicología individual o comportamiento colectivo. Así, nos preguntamos junto a este autor: ¿existe realmente la posibilidad de expresarse del mismo modo en una u otra lengua? Y, si existe, ¿es condición de una comunidad o exclusivamente de los individuos que la poseen? 2. BILINGÜISMO Y DISGLOSIA Decir que España es un país plurilingüe implica que en algunas regiones se habla más de una lengua. Es lo que se conoce como bilingüismo, que consiste en el empleo de dos lenguas por parte de un hablante o de una comunidad. En general, siguiendo a Fergurson, se suelen distinguir varios tipos de bilingüismo: individual (cuando afecta a hablantes aislados) o social (si se extiende a toda una comunidad o a una parte importante de ella); natural (si ambas lenguas han sido adquiridas por el hablante desde la infancia) o adaptado (si la segunda lengua se conoce por aprendizaje posterior); activo (si implica la capacidad de entender y usar ambas lenguas) o pasivo (si es capaz de entender la segunda lengua, pero no de hablarla). Weinreich dice que la coincidencia de dos lenguas en una misma comunidad provoca que haya transferencias de una a otra, tanto de carácter individual como social. En este sentido, define transferencia como la incorporación a una lengua de elementos o estructuras propias de otra: tiene carácter individual si se produce en un hablante concreto (por ejemplo, cuando un catalán que esté hablando castellano incorpore a su discurso ocasionalmente rasgos o palabras de su lengua materna), y tiene carácter social en los casos en los que esa transferencia se consolida en el sistema de lengua utilizado por la comunidad de hablantes. Lo más característico del bilingüismo en España es que, en las zonas en las que se produce (Cataluña, Baleares, Valencia, País Vasco y Galicia) ha dado lugar, siguiendo la terminología de Ferguson, a una contracción funcional, es decir, a la DIGLOSIA: desequilibrio entre las variedades lingüísticas habladas en una comunidad bilingüe. Esta contracción funcional deriva en el establecimiento de dos modalidades: una de ellas (por ejemplo, el castellano) se constituye en lengua dominante o variedad alta, mientras que la otra (la lengua vernácula, es decir, el catalán, el gallego y el vasco) queda en una posición secundaria o marginada, como variedad baja. Para referirse a ellas, suele utilizarse lengua A y lengua B. En general, el desequilibrio entre ambas lenguas se manifiesta en las zonas de diglosia de diferentes formas: La lengua A es la usada en las situaciones comunicativas formales (comunicación oficial, actos públicos, enseñanza, leyes y actos jurídicos, literatura culta, etc.), cuenta con una norma fija que regula su uso, se adquiere en la escuela, tiene una tradición literaria escrita y, en general, goza de mayor estabilidad y prestigio. La lengua B es usada, en cambio, en situaciones de informalidad como la lengua de la comunicación familiar y coloquial, se adquiere en la familia pero no se completa con el estudio en la escuela, en la que no se le suele dar cabida, y por ello mismo habitualmente carece de un modelo definido de uso. 3. LENGUAS EN CONTACTO El hecho de que las isoglosas no sean infranqueables y que dentro de una misma zona se maneje más de una lengua, permite que dos idiomas entren en contacto. Vio Weinreich que esta continua exposición de hablantes, y sus lógicas implicaciones socioeconómicas, permiten que se den modalidades mixtas como el portuñol en las zonas fronterizas de España y Portugal; el llanito en las proximidades de la colonia británica de Gibraltar, donde se da un español fuertemente influido por el inglés, como ocurre con el spanglish puertorriqueño. Estas modalidades que hemos visto tienen en común que sean usadas por hablantes en su entorno coloquial. Distintamente varios dialectos sin norma pueden crear una modalidad aglutinadora, o Koiné, para el intercambio socioeconómico exclusivamente como, precisamente, la Koiné de la antigua Grecia. Si este fenómeno no se da entre dialectos, sino entre lenguas, estaremos ante un Pidgin, como acaecía en el Atlántico entre lenguas africanas, portugués, francés e inglés. Hockett determinó como sesquilingüismo el monolingüismo productivo y el bilingüismo receptivo. Este hecho viene propiciado por el contacto entre hablantes de distintas lenguas con un núcleo lingüístico común y por el hecho de que la recepción pida menos capacidades que la producción. A pesar de todo, el sesquilingüismo puede darse solo en individuos de una comunidad sin que esta sea sesquilingüista en su totalidad. Este hecho se relaciona con el bilingüismo de solo comprensión lectora -así, los españoles podemos entender en mayor o menor medida textos en portugués, pero la comprensión auditiva puede llegar a sernos francamente difícil-. desde el punto de vista histórico, la transferencia es un concepto importante para explicar muchos problemas relacionados con la evolución de las lenguas. En él se basa la llamada teoría de los estratos lingüísticos (Fernando Lázaro Carreter): cuando en un mismo territorio coinciden durante un tiempo dos lenguas, una autóctona y otra impuesta, se producen transferencias entre ellas que dan lugar a alteraciones en sus respectivos sistemas; una de las dos puede llegar a desaparecer con el tiempo, desplazada por la otra, pero en cualquier caso quedarán en la lengua que acabe imponiéndose rasgos, elementos o estructuras que proceden de la lengua desaparecida. Se denomina sustrato al conjunto de rasgos de la lengua autóctona que quedan en la invasora y superestrato a los que la lengua invasora deja, antes de desaparecer, en la autóctona. Por otro lado, se denomina adstrato a los rasgos que se transfieren entre dos lenguas vecinas. En castellano, podemos distinguir con claridad entre elementos del sustrato prerromano (las lenguas que se hablaban en la península antes de la romanización) y de los superestratos germánico y árabe, así como transferencias adstráticas del francés, del catalán, del portugués... 4. LA NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA: EL CASO DE ESPAÑA La situación de completo desequilibrio es la que caracteriza, por determinados factores históricos, sociales y políticos a los que luego haremos referencia, la situación de las lenguas de España hasta hace no demasiado tiempo. Para corregirlo se pusieron en marcha (ya desde el siglo pasado en el caso de Cataluña, mucho más recientemente en Galicia y el País Vasco) procesos de normativización, con el fin de dotar la lengua vernácula de una norma estable que constituyera un modelo de uso para los hablantes y diera unidad a sus diferentes variedades, y procesos de normalización lingüística, es decir, acciones que, emprendidas desde diferentes ámbitos, tenían por objeto que la lengua vernácula extendiera su uso a las situaciones de formalidad, a la actividad pública, al ámbito escolar y universitario y a la creación literaria, todo ello en condiciones de igualdad con el castellano. Como veremos en los apartados correspondientes, estos procesos corren a distintas velocidades en cada una de las zonas, lo que depende, sobre todo, de la diferente situación de partida: en el País Vasco, el euskera estaba ya marginado a las zonas rurales, por lo que el proceso de normalización es más lento; el catalán, en cambio, tenía una sólida implantación incluso entre la burguesía urbana y por eso su normalización ha sido más rápida y profunda. En la constitución de 1978 se realiza el primer paso hacia la normalización lingüística efectiva: en su artículo 3º se declara que son lenguas españolas el castellano, el catalán, el vasco y el gallego. El castellano (art.3.1) es la lengua oficial del Estado y todos los hablantes tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla. El resto de las lenguas españolas (art.3.2) serán cooficiales, junto al castellano, en sus comunidades autónomas de acuerdo con sus estatutos. 4.1. El catalán En 1977, Badía i Margarit distingue desde una perspectiva sociolingüística entre español y catalán: cuantitativamente se equiparan catalanohablantes -entre los que una minoría no sabe escribir en catalán- y castellanohablantes que entienden el catalán, normalmente hijos de matrimonios mixtos. Hoy su norma unitaria es óptima en Cataluña: presenta una sólida lexicografía, ortografía y gramática; cuenta con una importante tradición literaria y una lengua culta que sirve como modalidad normativa de cohesión. En el sistema educativo se ofrecen dos modalidades: la impartición íntegra en catalán, o bien en castellano, pero teniendo al catalán como asignatura en vistas de que se cumpla la implantación del catalán como única lengua docente. La presencia de esta lengua en los ámbitos socioculturales es absoluta, mientras que en los medios de comunicación es satisfactoria y en progresivo aumento. 4.2. El gallego Su norma unitaria va implantándose. En un principio se contemplaron dos vías: seguir la portuguesa o partir de una propia. En vista de que las diferencias fonológicas, y en menor medida morfosintácticas, con el portugués son determinantes, se ha optado por la implantación de una norma propiamente gallega. A pesar de todo, hay una clara situación de diglosia respecto al castellano en el entorno urbano. 4.3. El vasco En favor de la creación de una norma unitaria el artículo 6º del Estatuto del País vasco instituye la Real Academia de la lengua vasca. Este idioma presenta un problema de base: una gran fragmentación dialectal en un territorio tan pequeño. De ahí que el lingüista Koldo Michelena consiguiera que se postulara como norma el euskara-batua, que tiene como base el navarro-guipuzcuano con elementos del labortano. A pesar del fuerte sentimiento del idioma como vinculación a la nacionalidad vasca, persiste la diglosia en las ciudades y en las localidades industriales. Además, la presencia de inmigrantes y generaciones nacidas de estos hace que el aprendizaje del vasco sea difícil por sus enormes diferencias con el español. De ahí que en las primeras etapas del sistema educativo se siga un modelo mixto, mientras que su implantación es difícil en niveles superiores. Por otro lado, su presencia en los ámbitos socioculturales es satisfactoria, aunque lastra el haber carecido de una sólida tradición escrita. 4.4.Otras modalidades lingüísticas: el andaluz. El estatuto de Autonomía de Andalucía, en el artículo 3º de la constitución, en su apartado 3º leemos: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”. El Estatuto (art. 12.3) propone afianzar la conciencia de identidad andaluza a través de la investigación, difusión y conocimiento de los valores históricos, culturales y lingüísticos del pueblo andaluz en toda su riqueza y variedad. 5. LAS LENGUAS DE ESPAÑA: FORMACIÓN Y VARIEDADES 5.1. INTRODUCCIÓN De las cuatro lenguas que componen el panorama nacional, tres de ellas (catalán, gallego, y castellano) provienen del latín y una, el vasco, es anterior y de origen incierto. Además, existen otros dos dialectos del latín hispánico (como también lo fueron el catalán, gallego y castellano), que han perdurado hasta hoy día (si bien reducidos a una mínima extensión geográfica): el aragonés y el astur-leonés. Estas dos “modalidades geográficas”, junto con las derivadas del castellano (andaluz, español de América y judeo-español) y las llamadas hablas de tránsito (riojano, murciano, extremeño y canario), constituyen el mapa lingüístico actual del español. Dejaremos fuera de nuestra exposición tanto al español de América como el judeo-español, ya que el epígrafe nos delimita la extensión al territorio nacional. 5.2. LA ROMANIZACIÓN Es un proceso que se inicia en el 208 a. c. con la llegada de Escipión, durante la 2ª guerra púnica. La imposición del latín a los hispanos constituye un largo proceso y se logra tras una larga etapa de bilingüismo. Además, no en todas las zonas de la península llega el mismo latín, dependiendo de la mayor o menor prontitud con que las distintas zonas se integran en el mundo romano, del tipo de latín que se difunde y del nivel sociocultural de las poblaciones que lo reciben. En este sentido, podemos distinguir 3 momentos principales en la romanización: 1. Un primer momento afecta al sur y levante peninsular, con dos grandes provincias que desarrollan un tipo distinto de latín: Bética: fuerte romanización con un latín más puro. Zona urbana y culta que acoge a romanos de más nivel sociocultural. Tarraconense: compuesta por mercaderes y soldados; los invasores son de estratos sociales más bajos y con carácter dialectal (osco-umbro). 2. El segundo momento es el de la zona central. Fue más lento y menos perfecto. 3. En la cornisa cantábrica se da un latín pidgin (denominación usada por A. Tovar para denominar al latín más vulgar de entre los hablados en la península y con gran importancia del sustrato). 4. Tras la caída del imperio romano, y la consecuente desconexión entre las diversas zonas, el latín comenzó a evolucionar de forma rápida y diversa, dependiendo de la región. En este hecho influirán desde factores internos de la estructura de la lengua latina ( por ej. la poca economía de la coexistencia de preposiciones y casos provocó la desaparición de éstos), hasta las invasiones germánicas, pasando por los fenómenos de sustrato. De esta forma, se distinguen 2 grandes focos en la península: el sur (más culto) y el norte (latín menos elaborado). Curiosamente, será éste último el que se imponga finalmente. 5.3. INFLUENCIAS DE OTROS PUEBLOS POST-ROMANOS Las invasiones de los pueblos llamados bárbaros acarrearán consigo una nueva organización (feudal y nacional). Desde el siglo V-VIII, la mayor parte de la península estará sometida al gobierno de la monarquía visigoda. Se originan nuevas situaciones de bilingüismo, si bien la influencia de éstos sólo se verá reflejada en el léxico, ya que los visigodos llegaron muy impregnados de la cultura romana y en número muy reducido. A través del mozárabe podemos saber cómo estaba el idioma, ya que podemos hablar de sonorización, principios de palatización, etc. Con la invasión islámica, iniciada en el 711, concluye el periodo visigodo. La entrada de los musulmanes tiene grandes repercusiones lingüísticas, sobre todo el gran número de préstamos léxicos fraseológicos (unos 4000). La arabización cultural fue intensa, no sólo entre los conversos al latín (musulmanes nuevos o muladíes), sino también entre los que permanecieron fieles a su lengua (mozárabes). La sociedad andaluza se caracterizaba por su gran heterogeneidad y tolerancia en la convivencia. En el plano lingüístico, el árabe era la única lengua de la administración y la cultura (superestrato), si bien el mozárabe era la más extendida (los poetas intercalan en sus muwaššahas palabras, frases y hasta versos en mozárabe – jarchas -). Con la reconquista se produce en los siglos IX-X el uso consciente del castellano en las glosas. Ya en ellas observamos la diptongación -ue, -ie y el uso de la grafía g para la palatal. Castilla, en el siglo XI, afirma la hegemonía del nuevo idioma sobre el antiguo reino de León, los demás reinos cristianos y sobre los musulmanes. Ya en los siglos XII-XIII Castilla tiene una lengua literaria hasta que, con la invasión de los reinos, Fernando III el Santo declara, en 1241, lengua oficial del reino al castellano. El impulso definitivo vendrá con Alfonso X, el Sabio, (1252-1284) que crea una forma estándar del castellano, relegando a otros dialectos peninsulares (leonés y aragonés). Durante el reinado de los Reyes Católicos se produce una depuración del castellano y aparece la primera Gramática de la Lengua Castellana (1492), de Antonio de Nebrija. 5.4. OTRAS LENGUAS ROMANCES: CATALÁN Y VASCO El catalán presenta gran parecido con los dialectos provenzales, tanto en su fonética como en su léxico, de ahí que, en muchas ocasiones, se le haya considerado una lengua galorrománica y no iberorrománica. Nace en los condados carolingios establecidos a ambos lados de los Pirineos orientales entre los siglos VI-XI. Entre los siglos XV-XVIII fue considerada lengua oficial de la confederación catalanoaragonesa, hasta la llegada de Felipe V. En la 2ª mitad del siglo XIX, con la Renaixença, se abre el camino para la normalización lingüística, con las Normas ortográficas la Gramática normativa y el Diccionario general de la lengua catalana. Esta situación desaparece con el franquismo y se recupera con la Constitución. En cuanto al gallego, es el resultado del proceso sufrido por el latín vulgar en el noroeste de la península. Se extiende por Galicia, parte de Asturias y el Bierzo leonés. En época medieval incluía parte de Portugal, constituyendo el gallego-portugués, que sería una misma lengua hasta el siglo XV. El cultivo literario de la lengua se recupera en el siglo XIX con el Rexurdimento. Es una lengua arcaizante y conservadora. 5.5. DIFERENCIAS LINGÜÍSTICAS ENTRE LAS TRES LENGUAS 6.1. En el VOCALISMO presentan distinta evolución de E, O (breves tónicas) ante yod y en el fenómeno de la diptongación en general: a) Gallego: no diptonga nunca y, salvo metafonía, conserva el timbre de la vocal latina. ej. caelum>ceo; pectus>peito. b) Catalán: dependiendo de las teorías no diptonga, o diptonga y después monoptonga, cambiando el timbre de la vocal latina. Ej. caelum>cell; pectus>pits. c. Castellano: diptonga generalmente, excepto en los casos de yod 2ª, 3ª y 4ª. Ej. caelum>cielo; pectum>pecho. 6.2. En el sistema CONSONÁNTICO, Lapesa relaciona las lenguas y dialectos en los que se dan rasgos coincidentes, a excepción del castellano: a) Conservación ante /e/, /i/ átonas de la palatal procedente de /g'/ o /j/ iniciales: Ienariu>janeiro, giner, enero. b) Conservación de F- inicial de palabra: filius>fillo, fill, hijo. c) /l + yod/, /c'l/, /g'l/, /ļ/ >no /ž/ como en castellano: oculum>oll, ull, ojo. d)En el grupo /kt/ las alteraciones se limitan al primer elemento: octu>oito, uit, ocho. e) /s'c/, /st + yod/ evoluciona un grado más en castellano: pisce>peixe, peix, pez. Es la única lengua peninsular no romana y la única preindoeuropea existente en Europa Occidental. Elementos vascos aparecen en las Glosas Emilianenses del siglo X, aunque como lengua escrita no empezara a usarse hasta mediados del siglo XVI. Sus rasgos principales son: - Vocalismo similar al castellano. - Consonantismo similar, a diferencia de: “r” apical fuerte “ph”, “th”, “kh” como oclusivas aspiradas Fonemas fricativos /z/, /s/ y africados /tz/, /ts/ - Ninguna palabra puede terminar en “p, b, d, g, x, h, j”, ni empezar por “r”. - Sustantivos y adjetivos se declinan en 14 casos, sin género. - Compleja conjugación verbal (la raíz puede llegar a contener 3 índices de persona: sujeto, destinatario e interlocutor. Sus principales dialectos son el vizcaino, el guipuzcoano y el labortano. 5.6. El leonés o astur-leonés Es un dialecto originario de la época medieval. Actualmente, su extensión es más reducida ( León, Zamora y zonas aisladas de Extremadura y salamanca). Menéndez Pidal lo divide en tres zonas: 1. Leonés occidental: no diptonga y está influido por el gallego (ai>ei; au>ou) 2. Leonés central o Bable: mantiene F- y plural femenino en -es. 3. Leonés oriental: F- aspirada, con gran influencia del castellano. Aparte de estos rasgos específicos de cada zona, pasaremos a detallar algunos más generales: a) RASGOS FONÉTICOS: ie no monoptonga : ej. castiello. aparición de yod epéntica : ej. matancia. Terminaciones: -as, -ais, -an> -es, -eis, -en. Tendencia al cierre de -ě, -ŏ> -i, -u. Conservación de -d- en 2ª pers. pl.: ej. temierades. Infinitivo en -e: ej. amare. b) RASGOS SINTÁCTICOS: Pron. pers. con preposición: ej. con yo. Enclisis: ej. dijome. Omisión de art. tras prepos. en: ej. en puerta. Omisión de prepos. de en circunstanciales: ej. en casa el médico. 5.7. El aragonés Procede del antiguo romance navarro-aragonés. Por su situación oriental y la falta de conflictos con las lenguas colindantes, le confiere un carácter arcaizante. Sus rasgos principales son: a) RASGOS FONÉTICOS: diptongación de e. o + yod. Ej: tiengo ausencia de esdrújulas. Ej: pajaro f- ausencia de sonorización de sordas intervocálicas. Ej: marito l- a veces palatiza. Ej: llagarto pl-, cl. kl, se conservan. Ej: planto b) RASGOS MORFOSINTÁCTICOS En cuanto al género, encontramos arcaismos ( la fin ); terminación femenina para adjetivos invariables en castellano. Ej. verda, libra En cuanto al número, si una palabra apocopa en singular, en plural no recobra la vocal. formas arcaicas en los demostrativos. Ej. eixe, esti, aquesti relativos: cualo, cuala fuerte analogía verbal. Ej: juegar, cuentar forma plena del posesivo. Ej: la tuya casa uso predicativo de haber. Ej: he hambre no preposición de. Ej: la boca lo lobo