Restauración - Mayor Gracia
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Restauración - Mayor Gracia
Restauración CARL H. STEVENS, JR. INTRODUCCION Hay algo que Satanás odia más que cualquier otra cosa. El siempre ha detestado la gracia y la misericordia. El odia la misericordia porque por medio de ella el mayor pecador puede ser salvo por creer en la muerte, el entierro y la resurrección de Jesucristo. La Sangre del Nuevo Pacto puede limpiar completamente al peor pecador. Pablo se llamó a sí mismo “blasfemo, perseguidor, e injuriador: mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad” (1 Timoteo 1:13). Porque Satanás odia esto, tratará de estimular a una persona para que entre en autodestrucción, en bancarrota, carencia, fracaso, culpabilidad, y pecado. Dios, sin embargo, viene y da misericordia, gracia y paz por medio del perdón y del amor incondicional. Con razón que Satanás odia la Cruz. Trabaja tan duro para destruir a alguien. Y cuando el diablo casi ha terminado con la obra de destrucción, esta persona recibe a Cristo y se salva. Oh, el diablo lo odia. Y este odio hace que Satanás influya a cristianos y líderes de iglesias para que pongan limitaciones en la expiación de Cristo y en la restauración y reconciliación dentro del ministerio. Me apena decir que hay pastores en cada nación que no han aprendido lo que la restauración significa. Significa que él que cae es restablecido a su posición original. Esto es verdad para todos los cristianos - incluso pastores. Yo sé que algunos extremistas derechistas van a difamarme por decir esto. Lo han hecho antes. Estas personas solían llamar mi atención durante el primer o segundo año de mi ministerio, pero ya no más. Ahora yo quiero llamar su atención, porque muchos de ellos han fracasado y necesitan restauración. Mi deseo es que este librillo estimule a los que han fallado, a pensar en la gracia de Dios y a reconocer la esperanza de restauración para sus vidas. Mi esperanza es que vean que nuevamente pueden ser siervos del Rey, fieles y fructíferos. Capítulo Uno REINSTALÁNDOLOS A SUS POSICIONES “Hermanos, aun si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1). “Restaurar” es la palabra griega katartizo. Esta palabra era usada en muchas formas, una de ellas se refería a colocar un miembro dislocado nuevamente en su lugar. Si alguien se disloca un codo, el médico lo “restaura” a su lugar original. El no trata de convertir al codo en pie debido a que está dislocado, ¿verdad? Algunos quieren funcionar de esa forma en el Cuerpo de Cristo. Un pastor se encuentra dislocado, y hay personas que dicen que no puede ser puesto nuevamente en el lugar que se encontraba; que se le puede dar otra función pero no aquella para la cual Dios lo preparó. No se le permite ser nuevamente colocado en el lugar que pertenece. Pero la Biblia enseña que cuando la persona que cae abandona su pecado, y su alma es sanada, esa persona es restaurada a su posición original, a su estado original, y a su oficio original. Hay algunos que no quieren que este sea el significado de la restauración. Estas mismas personas enseñan que el perdón de Dios lo perdona todo. Yo los he oído enseñarlo. Yo los he oído enseñar que Dios no puede imputar pecado. Pero alguien falla, y tan sólo es restaurado parcialmente. El no puede volver a ser parte del personal. No puede volver a predicar. Eso es legalismo. Yo soy partidario de la interpretación literal de las Escrituras más que aquellos que practican el legalismo porque yo implemento la Biblia. Ellos no practican lo que la Biblia enseña acerca de la restauración, y por eso no se adhieren a la interpretación literal de la Biblia. Un predicador famoso dijo lo siguiente acerca de su hijo que vivió descarriado: “Bueno, mi hijo puede regresar al ministerio, pero jamás podrá ser parte del personal.” De ninguna manera estoy de acuerdo con eso. Es basura, y cuando digo que es basura quiero decir que viene del diablo. Es una declaración Satánica. Perdonar y Olvidar Aquellos que rehusan restaurar correctamente al que ha caído, se apoyan en una palabra: “irreprensible” la cual aparece en 1 Timoteo 3:2, 10; 5:7, y Tito 1:6. Estos versículos tratan con las calificaciones para los pastores y diáconos. Lo que ellos hacen es mal interpretar la palabra “irreprensible.” Irreprensible no significa sin defecto. Vea 1 Juan 1:8-9: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” Santiago 2:10 dice esto: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.” Cada uno de estos líderes sabe que el perdón incluye el olvido. Es un perdón divino debido al amor divino expresado en la muerte vicaria de Jesucristo en la Cruz, y en Su preciosa Sangre redentora que limpia todos nuestros pecados. Si Abraham estuviese vivo hoy en día, los legalistas no permitirían que él predicara en sus iglesias. Ellos no querrían que las personas pensaran que Abraham podía salirse con la suya después de lo que hizo con Agar (Génesis 16:1-16). Déjeme preguntarle esto: ¿Fue Abraham restaurado a su posición original después de lo que sucedió con Agar? Sí, lo fue. Muchas iglesias lo llaman el “padre” de su fe, tal como lo dice la Biblia, pero, ¿le darían la bienvenida en sus púlpitos? Yo les garantizo que estos hombres tampoco aceptarían a Moisés en sus púlpitos. Dirían, “Oh, Moisés asesinó a alguien (Exodo 2:11-12), y luego vivió descarriado por 40 años.” Al Rey David y al Rey Salomón no les sería permitido predicar. No voy a dar los detalles de sus pecados. Pero 1 Reyes 15:5 dice, “David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de su vida.” Ante los ojos de Dios, David nunca se apartó ni a la izquierda ni a la derecha. El cumplió con toda Su voluntad. Sin Notar Iniquidad Vea lo que Dios dijo acerca de Jacob en Números 23:21: “No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él.” Ustedes, fariseos ¿Qué harán con ese versículo? Dios dice que no vio la perversidad de Jacob. Jacob tenía 12 hijos de cuatro esposas distintas. Pero Dios lo restauró y sus 12 hijos se convirtieron en las cabezas de las 12 tribus de Israel. Por causa de su pecado, David fue disciplinado por medio de la muerte del hijo ilegítimo que concibió con Betsabé, pero luego vino la restauración. David se arrepintió y siguió a Dios con todo su corazón. Salomón fue el siguiente hijo de David y Betsabé, y ambos se convirtieron en buenos padres. No menosprecie lo que Dios puede hacer con el hombre que está en camino a desastre. Hombres y mujeres que han caído grandemente pueden ser restaurados. Vea lo que Dios hizo en la vida de David y en la vida de Salomón, quien después de haber experimentado toda clase de pecado y después de haber vivido descarriado, fue inspirado por Dios para escribir Proverbios y Eclesiastés. Dos veces en el libro de Eclesiastés, Salomón se llamó a si mismo “predicador” (Eclesiastés 1:1 y 12:9). Usted no negará la Palabra inspirada de Dios, ¿verdad? Ella dice que él era un predicador. Después de una vida de fracaso, Salomón fue restaurado maravillosamente. Rechace el Farisaísmo Póngase de acuerdo con Dios acerca de la restauración. Arrepiéntase de cualquier tipo de pensamiento fariseo. Arrepiéntase de ser legalista. Sea una persona que cree en la interpretación literal de la Biblia, una persona que predica todo el consejo de Dios de principio a fin, tal como está escrito. Crea cada palabra, actúe basándose en la Verdad, y deje a un lado ese terrible espíritu de juicio. Deje de juzgar. Arrepiéntase y empiece a amar a la gente. Comience a perdonar. Empiece a pensar lo mejor de otras personas. No piense en lo malo. Olvídese de los pecados de otros. Edifique y restaure a los que caen. Capítulo Dos COMO DIOS EVALÚA A LOS HOMBRES Dios no mira a los hombres como nosotros lo hacemos. Él mira los corazones. Si sus corazones están animados a seguirle, Dios los usa. Dios ve a millones de personas que no lo conocen. Él usa a los pocos que lo siguen, y los llama de diferentes denominaciones. Somos débiles, somos frágiles. Nuestros corazones están oscurecidos, pero seguimos a Dios. Él no nos desamparará sino que nos dará gracia, una gracia que no se puede ganar. Él nos da la misericordia que no merecemos. Porque hemos creído en Su Hijo, Jesucristo, nos amará hasta el fin. No menosprecie la gracia y misericordia de Dios. No menosprecie el amor incondicional de Dios. No limite el alcance del perdón. No disminuya el poder de la provisión de Dios para el hombre que se encuentra en su estado más débil. Mientras más débil es el hombre, más grandemente se ve el poder de Dios. Mi esposa solía cantar “Mientras más oscura la noche, más reluciente brilla la luz.” Dios es el Dios de toda gracia. Es amor, y en Él tan sólo hay luz. En Él no hay oscuridad por lo tanto, todo lo que hace es puro. La Infinidad del Perdón En San Mateo 18:21, Pedro dijo que pensaba que era suficiente perdonar a alguien siete veces en un día. Jesús le respondió con una expresión idiomática y dijo que debemos perdonar “setenta veces siete.” Significa que nuestro perdón debe ser ilimitado, de la misma manera que el perdón de Dios es ilimitado. Deshágase de esas expresiones farisaicas y auto-religiosas que tiene en cuanto a la restauración. Yo sé lo que pasa a la gente. Algunos hombres tenían iglesias muy grandes, pero fracasaron y ahora sus ministerios han desaparecido. Tuvieron multitudes en abundancia, mas no tuvieron éxito porque cayeron en auto-justicia y justicia relativa. Se comparaban entre ellos mismos y pensaron que siempre iban a salir triunfantes. No entendieron la pureza de la obra del Dios de toda gracia. No había entendimiento de una fe literal que no sólo cree sino que actúa y alcanza su meta de limpieza, purificación, y victoria. Tratando con los Fracasos Déjeme decir esto: Un pastor para quien la inmoralidad ha sido su estilo de vida, nunca debe regresar al púlpito. Yo sugiero que sirva en otra capacidad. Por favor note que dije “estilo de vida.” Tito 1:16 habla de aquellos que profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan. En Judas 4, se nos advierte que no convirtamos la gracia de Dios en libertinaje. Eso se llama “antinomianismo,” lo que significa que la gracia de Dios es usada para excusar el pecado, y nosotros estamos en contra de esa creencia. “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2). “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera” (Romanos 6:14-15). La gracia de Dios nos enseña a renunciar a los deseos mundanos. Jamás es una excusa para pecar. Una persona no puede continuar en pecado, pisotear la gracia, y convertirlo en su estilo de vida pecaminosa. Pero a la vez, debemos entender que la gracia depende completamente del carácter de Dios y nunca del carácter de su objeto, el hombre. Creo que cada pastor debe hacerse personalmente responsable ante alguien. No ante un grupo de fariseos o un grupo de legalistas. En la voluntad de Dios, el pastor es el que se hace cargo de las cosas. Las personas bajo su cuidado no deben disciplinarlo. Sin embargo, debe tener a alguien ante quien se haga responsable. Tal vez dos pastores fuera de su asamblea local, a los cuales puede ir si hay necesidad de ser disciplinado. Vea Judas 9: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.” Miguel no podía disciplinar a Satanás. ¿Por qué? Porque no estaba por encima de Satanás; el Señor era quien tenía autoridad sobre él. De la misma manera, las personas no están por encima del pastor, sino Dios. Firme en Gracia “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2). En el texto griego, “estamos firmes” se encuentra en el tiempo perfecto, la voz pasiva, y el modo indicativo. Eso significa que cada Cristiano ha recibido la acción de algo que sucedió en el pasado, y que esa acción afecta el presente. De modo que estamos firmes en gracia, ahora y para siempre. Por consiguiente, debemos crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Crecemos no sólo en gracia, sino también en la doctrina de Aquel que es el objeto de nuestra fe (2 Pedro 3:18). La gracia nunca puede ser comprendida, sin embargo, con toda seguridad puede ser experimentada cuando la necesitamos. La gracia nunca se acaba, pero uno puede dejar de experimentar sus beneficios. Nuestra condición no es algo que la gracia no puede arreglar. Aun el peor caso de heridas, lesiones y dolores no es un desafío para la gracia. De manera posicional, la Cruz crucifica y entierra el alma cuyo quebrantamiento es incurable y cuya llaga es dolorosa (Jeremías 30:12). La gracia reina por encima de todo eso. La gracia ha determinado que finalmente nos perfeccionará, y aun la incredulidad no lo puede cambiar. Capítulo Tres DIOS ES EL QUE RESTAURA “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” (Hechos 11:18). ¿Quién otorgó el arrepentimiento para vida? Dios lo hizo. En Salmo 85:4, David escribió, “Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.” En otras palabras, David estaba diciendo, “Estoy listo para ser restaurado, pero no puedo hacerlo por mí mismo. Voy a dejar que tú lo hagas, Señor,” Y Dios lo hace. “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). “Arrepentimiento para con Dios” significa que cambio mi mente en cuanto al amor de Dios. Cambio mi mente acerca del perdón, la gracia, la Sangre, y acerca de lo que Cristo ha hecho por mí. Muchas personas enseñan que el arrepentimiento para con Dios significa lamentarse, quejarse y llorar amargamente. No, no significa eso. Significa que cambio mi mente. Si he fallado, aíslo el fracaso, lo confieso ante Dios, me arrepiento, lo abandono, y no continúo en el. Después el alma necesita ser sanada, y su sanidad requiere un tiempo de edificación. Pienso que esto es lo que debería suceder cuando un pastor o la esposa del pastor ha fracasado. Deben tomar un viaje juntos y tener un tiempo a solas. Que tranquilamente permanezcan juntos por el tiempo que les sea necesario para ser sanados y reconciliados en un amor maravilloso. Mientras lo hacen, producen obras de arrepentimiento; no obras humanas, sino fe que obra. El cambiar de mente hacia Dios produce una transformación de vida. Benignidad que Guía al Arrepentimiento La última parte de Romanos 2:4 dice “Su benignidad te guía al arrepentimiento.” ¿No es eso hermoso? ¿Acaso no lo hace llorar? La benignidad de Dios es la que nos guía al arrepentimiento. Eso es verdad para un pastor y para cualquier otro Cristiano en el mundo. Un gran siervo que nos ayuda mucho a mejorar nuestro programa de radio me contó la historia de un predicador de radio que gastó demasiado. Él tenía un ministerio fantástico que se hallaba en cientos de emisoras a través de los Estados Unidos. No hubo ninguna inmoralidad. No robó ningún dinero. Simplemente gastó más de la cuenta, y se sintió culpable por eso. El no entendía la gracia, se desanimó, salió del aire, y ha estado fuera de la obra de Dios desde entonces. Ese caso es tan triste porque él no sabía que Dios lo hubiese ayudado a ser restaurado. En otro caso, un pastor falló, se arrepintió ante la junta directiva de su iglesia, y se fue en camino a su casa para arrepentirse ante su esposa. Los miembros de la junta llamaron a la esposa y le aconsejaron marcharse antes de que él llegara. Los resultados fueron desastrosos para la familia y para la iglesia. Los miembros de la junta directiva de la iglesia no tenían ningún derecho de dar ese tipo de consejo. La “benignidad de Dios” no fue implementada en la situación. Donde los Pecados Pueden Ser Hallados “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25). Amigos, ese versículo es tan claro como el agua. Tal vez alguien diga, “Sí, Dios olvida, pero yo no puedo.” Entonces, ¿Qué hace con respecto a Efesios 4:32? “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” ¿Qué va a hacer con respecto a Colosenses 3:13? “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” En Isaías 44:22, Dios dice, “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.” Y en Jeremías 50:20, la Biblia dice esto: “En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.” La iniquidad de Israel, los pecados de Judá, no pueden ser hallados. Dios los borró de Su vista. ¿Quiere hablar de pecados que ni siquiera existen en cuanto a Dios se refiere? ¡Esa es una transgresión terrible! Es una violación de 34 doctrinas bíblicas. Si Dios ha perdonado y limpiado a alguien, y si no recuerda sus pecados, ¿Debería haber alguna limitación para su restauración? No, no debe haber ninguna limitación. El Deseo de Dios: Fruto Dios busca fruto. En Filipenses 4:17, “Busco fruto que abunde en vuestra cuenta.” Considere Romanos 7:4: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.” ¿Qué es lo que Dios quiere en la vida de un pastor que ha fallado? Arrepentimiento, sanidad, restauración. Su deseo es que ese pastor lleve fruto. Quiero enviar este mensaje a un grupo de líderes que ya no están en el ministerio. Ellos no continúan en su pecado, pero no ven esperanza para sí mismos. Yo quiero darles esperanza para que se arrepientan, para que sean sanados, restaurados, y para que nuevamente lleven fruto. Aquellos que rehusan honrar este mensaje hacia gente que ha caído, deben pensar en Isaías 10:12, donde Dios dice que Él castigará “el fruto de la soberbia del corazón.” “La soberbia del corazón” habla de alguien que está juzgando y que no perdona. Si una persona no se arrepiente, la Palabra de Dios dice “¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado” (Isaías 3:11). En Lucas 13:6-9, Jesús contó una parábola acerca de una higuera. El que plantó la higuera “vino a buscar fruto en ella, y no lo halló” y estaba listo para cortarla (versículos 6-7). Pero el viñador le dijo: “Señor, déjala…hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después” (versículos 89). “Por sus frutos los conoceréis,” dice Mateo 7:16. Aquellos que no producen fruto serán “cortados” cuando Dios determine que es tiempo para que sean disciplinados. Mas hará todo que pueda para traerlos al arrepentimiento y a una relación correcta con Él. Dios busca fruto de sus vidas. Tan sólo Dios es el que trata con los que le pertenecen pero se niegan a llevar fruto. En Isaías 3:11 Él dice que “según las obras de sus manos le será pagado.” El Señor se encargará de ello. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23). “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11). “El fruto apacible de justicia” es el propósito de la disciplina dentro del Cuerpo de Cristo. Esto es lo que Dios quiere. Él quiere restauración para que pueda haber más fruto. Si una persona va a honrar la gracia de Dios, debe honrar lo que he enseñado en este librillo acerca de la restauración. Dios no escatimó a Su propio Hijo. Lo entregó por todos nosotros (Romanos 8:32). ¿Se puede acusar de algo al elegido de Dios (Romanos 8:33)? ¿Quién puede condenar? “Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34). El fruto de gracia es que permito que Dios me restaure. Crezco y dejo que la gracia me enseñe a tener una relación correcta con Dios. Me vuelvo a levantar después de fracasar, abandono mi pecado, y sigo creciendo. Yo disminuyo a medida que Dios crece, y empiezo a ver las cosas desde un punto de vista divino. Vea Efesios 5:9: “Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad.” ¿Es una demostración de bondad, justicia, y verdad el negarse a restaurar a un pastor que ha caído? ¿Qué dice Santiago 3:17? Dice que la sabiduría que es de lo alto es pura y pacífica. Esta sabiduría también está “llena de misericordia y de buenos frutos.” Ese es el problema con los que no practican la restauración. Sus copas no están llenas de misericordia. Piensan que la misericordia es tan sólo para ellos, y no la extienden más allá de lo que sus pequeños conceptos denominacionales permiten. CONCLUSIÓN En Salmo 62:5, David escribió, “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza.” Nuestra esperanza tiene que venir de Él. Nuestras viejas naturalezas no van a cambiar. Necesitamos la gracia, misericordia y el amor de Dios y eso no va a cambiar. Las tentaciones de Satanás seguirán. Nuestra necesidad más grande es ser santificados por la Palabra de Dios y estar establecidos en Su gracia. Debemos permitir que esa gracia sea algo más que conocimiento. Entonces podremos experimentar los resultados del fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas. No limitemos el significado de la Obra Consumada de Jesucristo. Es la única cosa que tenemos a nuestro favor. Ser espirituales quiere decir que debemos estar dispuestos a restaurar a los que fallan. La gracia de Dios es la única cosa que nos enseñará a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos. La única forma en que podemos crecer de manera honesta, seria, ardiente, y abundante es por vivir orientados a la gracia y en recuperación.