Carta de un niño reprobado
Transcripción
Carta de un niño reprobado
Carta de un niño reprobado Ayer la "seño" citó a mi mamá para decirle que en la libreta me ponía : "no alcanzó"Mi mamá lloró, se enojó y se peleó con papá. Discutieron sobre quien tenía la culpa y mezclaron muchos problemas. Yo no entendía bien, pero me dolió escuchar la palabra: "fracaso". Mi tío dijo: " a lo mejor no tiene cabeza para estudiar". Cuando llegó mi abuelo, se dio cuenta del lío y buscó quien era el autor, me invitó a un bar, a pesar del grito de mamá -"no lo defiendas que no se merece pasear." Mi abuelo, como pasó muchas escuelas, adivina casi todo. Después de pedir su café y una lágrima para mí, comenzó a decir: ¿ sabes quien era Einstein?. Le respondí que "me sonaba". Con su dulce voz me contó que fue el científico más importante del tiempo que pasó y que le iba muy mal en la escuela. Su mamá decía: "No se que vamos a hacer más tarde con Albert; prácticamente no aprende nada". Nombró a otros que la maestra reprobó: Darwin, Churchill y alguien que si reconocí, porque cuando fuimos al museo con la "seño", me encantaron sus cuadros: Carlos Alonso. Mi abuelo aprovechó y riendo agregó: en la escuela le decían que "era malo en dibujo". Al volver señaló la sombra que me seguía y explicó: “ según la hora del día y la luz que te ilumina ella es de diferente tamaño, no crece con tu cuerpo, pero se achica si te agachas o te acuestas...No dejes que sea a la inversa, ni que te haga sombra la tristeza.” “Algún día los maestros aprenderán que el aliento hace galopar ideas y la alegría el entusiasmo por aprender como es la vida, por ahora sabelo vos...” extraído de la página 133 del libro “Infancia y Adolescencia entre necios y sabios” de Mirta Guelman de Javkin, Edit. Homo Sapiens Si los docentes tomaran conciencia de las "con-secuencias" de sus diagnósticos y pronósticos, seguramente se negarían a "clasificar" con notas premios o castigos ( es lo mismo). La escuela todavía confunde “domesticar” con “educar”. El ser humano posee una estructura cerebral que lo capacita para “aprender a aprender” (deuteroaprendizaje de Bateson), sublimar para adaptar el impulso instintivo a cada cultura ( suma de lo que se cree y sabe), reflexionar, anticipar y planificar la vida en libertad. La autocrítica, no la depresión y menos la humillación ayuda al niño a crecer y madurar.