Ponencia - Extension UNICEN

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Ponencia - Extension UNICEN
Título: “A las palabras no se las lleva el viento”
Autores: Abdala, Paula; Benítez, Rocío; Castro, Mariana; Olivera, Tatiana
Institución: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Periodismo y
Comunicación Social
País: Argentina
Abstract.
Este trabajo tiene por objetivo describir y analizar una práctica socio-cultural
desarrollada por un grupo de jóvenes teniendo como eje de abordaje las siguientes
categorías: género, lenguaje, militancia y territorio. El objetivo es reflexionar y
problematizar en torno al ser joven en el escenario actual, dialogando permanentemente
con las transformaciones culturales y la matriz del proyecto de la modernidad.
El objeto de estudio es el grupo “Acción Respeto: por una calle libre de acoso La
Plata” formado a partir del año 2011, integrado por mujeres de 20 a 35 años. Este
movimiento surge en repudio a una práctica residual en la sociedad, lo que ellas
denominan “acoso callejero”.
El colectivo, que entiende la calle como un espacio de lucha por el sentido, lleva
allí sus discursos contra una práctica naturalizada e invisibilizada. Así intentan mostrar las
distintas facetas del acoso callejero, los mecanismos que entran en juego en las
situaciones de acoso y las justificaciones que lo sostienen, y al mismo tiempo, darle lugar
a las voces de quienes sufren esta forma de violencia para así mostrar cómo socialmente,
a través de reacciones, frases y prejuicios, se promueve y perpetúa una costumbre
cultural agresiva y sexista que afecta y perjudica a una porción muy grande de la misma
sociedad: las mujeres.
El espacio geográfico para analizar las prácticas e intervenciones del grupo es la
ciudad de La Plata, pero también tienen incidencia en Capital Federal y Conurbano, y en
otras partes del país como Santa Fe y Córdoba. Las redes sociales también formarán
parte de este análisis ya que es desde allí que la lucha se ha difundido por todo el país. Si
bien el trabajo está centrado en Acción Respeto La Plata, también se tomarán fragmentos
de la entrevista a Verónica Lemi, impulsora del movimiento y quien hoy dirige la
organización en Capital Federal.
Las campañas que realizan son generadas como una resistencia a un poder
existente: el que determina que las mujeres deben sentirse halagadas ante los dichos,
comentarios u opiniones sobre su persona de un desconocido en la vía pública. Los
integrantes del colectivo buscan instaurar con sus acciones una lucha por el sentido del
“piropo” para que se considere en términos de “acoso callejero”.
Según la Real Academia, el piropo es un “dicho breve con que se pondera alguna
cualidad de alguien, especialmente la belleza de una mujer”. Para Verónica Lemi los
piropos, que tradicionalmente se concebían como un verso poético rimado de un hombre
a una mujer, actualmente se limitan a expresiones que lo único que expresan es una
opinión por el aspecto de ella. En esta interacción lo que vale es el impulso. Lo que para
los hombres es espontaneidad, para las mujeres es una acción que avasalla su libertad
de decidir si participa o no, en tanto se le impone sin darle tiempo a reaccionar.
Analizando el acto de habla, el hombre al emitir esa opinión al pasar, sin esperar
respuesta y, sobre todo, no reconociéndola como interlocutora, la ubica en el lugar del
tema del mensaje, es decir, el objeto sobre el cual se habla y no la persona a la que se le
está hablando. Lemi afirma que “así como es molesto cuando la gente habla de uno como
si no estuviera presente, es molesto para muchas mujeres porque tienen la misma
sensación de deshumanización”. La entrevistada considera que el piropo“no es violento
en sí mismo; de hecho a muchas mujeres que no lo piensan tanto les gusta, lo que
considera como válido. Pero a la vez afirma que no por esta razón se debe dejar de oír a
las mujeres que están expresando que a ellas les incomoda, porque las hace sentir
objetos, sobre todo cuando la situación comunicacional está ubicándolas en ese rol”. En
ese sentido, destaca que “si las mujeres no quieren estar en ese lugar, tienen derecho a
decir que no y debe ser respetado”.
Identidad como distinguibilidad
Gilberto Giménez en “Nociones para pensar una teoría de las identidades” (1997),
proporciona un primer acercamiento a la categoría de identidad como distinguibilidad. Es
así que se presenta, primeramente, con la función particular de distinguir a una persona,
colectivo u objeto particular de los demás de su misma especie. Se puede dar en dos
vertientes: la identidad de uno se puede construir en la diferencia de otros o, puede
presentarse como lo que uno tiene en común con otros.
En esta línea, el grupo Acción Respeto se distingue de otros porque surge en
repudio a una práctica residual en la sociedad, lo que denomina “acoso callejero”.
Transformar este concepto es parte de una actividad emergente, que intenta poner en
jaque el sentido e iniciar una lucha por él.
El colectivo está compuesto por un grupo de mujeres, las cuales comparten
ideales, gustos, prácticas, pero a su vez pertenecen al grupo social “mujer”, y algunas
estudian una carrera facultativa y pertenecen al ámbito estudiantil, y muchas de ellas
trabajan durante la semana y pertenecen a otro grupo de personas; es decir, se
reconocen en un nosotros. Ellas dicen: “Nosotras participábamos de “La Marcha de las
Putas” acá en La Plata, fuimos a un plenario en capital y nos dijeron “vamos a empezar a
trabajar sobre el acoso callejero”. Era un tema que ya lo veníamos teniendo en nuestro
discurso, que ya lo veníamos trabajando junto con lo de la cultura de la violación, desde
2011”. En este sentido, el autordice que cuanto más amplios son los círculos sociales de
los que se es miembro, tanto más se refuerza y se refina la identidad personal.
Este movimiento de inclusión de la personalidad se da mediante la asunción de un
rol dentro de la colectividad que pregona el respeto hacia las mujeres en la vía pública
(ya sea diseñando los carteles o definiendo los espacios a intervenir, etc.). Pero, por
sobre todo, debe apropiarse e interiorizarse en el complejo simbólico-cultural de Acción
Respeto. En este caso, las integrantes pertenecen a una sociedad que tiene
determinadas representaciones sociales que “sirven como marcos de percepción y de
interpretación de la realidad, de guías de comportamiento y prácticas de los agentes
sociales”.
Verónica Lemi dice “Tengo la maldición de tener cara de nena, que parece que
despierta unos cuantos ratones en diversos hombres en la vía pública y en aquel
entonces no me animaba a responder porque todavía tenía muy metido lo que nos
enseñan socialmente de ‘bajá la mirada, seguí caminando, ignóralo”. Los modos de
comportarse son parte de pautas y reglas que han sido socialmente forjadas y
establecidas por la modernidad, la mujer ha tenido que saber callar, ha tenido que
soportar los mandatos sociales que la obligaban a permanecer en el ámbito de lo privado;
el espacio público fue lugar de los hombres. Para las integrantes de Acción Respeto La
Plata las acciones que llevan a cabo tocan la matriz misma del patriarcado donde los
cuerpos no le pertenecen a las mujeres “sino que son de dominio público y las mujeres
públicas son unas putas. Entonces, las mujeres somos putas, si no somos prostituta,
somos putas por sospecha porque con una mujer publica el varón tiene derecho por sobre
nuestros cuerpos.”
Pero el objeto de su grupo es justamente desnaturalizar ese sentido común sobre
la forma de relacionarse en el espacio público. Y eso es justamente la “distinguibilidad”, es
decir lo que las diferencia como grupo del resto de la sociedad, pero a la vez a los
individuos, ya que a través de esta característica se internaliza e individualiza la
representación social propia del grupo de pertenencia. Hay una “memoria colectiva” del
grupo que implica la construcción o reconstrucción de un pasado a partir de sentidos
compartidos y de reconocer ciertos atributos como propios y característicos, ellas mismas
se reconocen como “continuidad histórica” de la lucha contra el acoso.
Otra característica primordial que hace a la identidad de este grupo es la formación
de consensos para tomar decisiones, por ejemplo, asistieron todas las integrantes (seis
mujeres) a la entrevista realizada para el presente trabajo y participaron todas de la
misma, ninguna quiso hablar más que otra, es cierto que dos de ellas llevaban más
activamente la entrevista pero bajo una especie de consenso de las demás y cuando
alguna tenía ganas de aportar algo lo hacía. Comentaron que dentro de su agrupación no
hay una líder que “Cuando se genera Acción Respeto fue una idea que venían manejando
sobre todo compañeras y compañeros de Capital Federal. La que hizo la parte gráfica si
fue Verónica. Hay todo un tema de quién se lleva la idea. Es colectiva, no es propiedad de
nadie. Seguimos una corriente de pensamiento similar y eso es lo que nos da unidad.”
Para Gilberto Giménez “la identidad de un actor social emerge y se afirma sólo en
la confrontación con otras identidades en el proceso de interacción social, la cual
frecuentemente implica relación desigual y, por ende, luchas y contradicciones”1. Acción
Respeto como colectivo se identifica en confrontación a lo “machista”. Pero como la
sociedad en donde se constituyeron como colectivo, y donde despliegan sus actividades
es machista, las integrantes y la organización se ven envueltas en un proceso constante
de deconstrucción y construcción de nuevas subjetividades en una sociedad que sigue
teniendo resabios de la cultura patriarcal. En la entrevista realizada al colectivo, afirmaron
que "Los mensajes que bajamos a los chicos son los que fomentan y perpetúan estas
formas de violencia, entonces tenemos que ser conscientes de lo que decimos y de que
1GIMENEZ,
Gilberto. 1997. Materiales para una teoría de las identidades sociales. Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM. San Andrés Totoltepec, México.
estamos atravesados por estos roles de género, incluso quienes estamos en el
feminismo, porque somos parte de esta cultura."
El colectivo plantea que muchas veces han minimizado su causa las agrupaciones
de género de izquierda, dicen: “Ustedes tienen la oportunidad de revalorizar esto, esta
lucha, esta movilización porque pasa que x partido que está luchando por x causa, por la
muerte de x mujer o del aborto no punible para tal chica, nos “ningunean” esto porque hay
cosas que son más urgentes e importantes. No le damos un grado de importancia a la
estructura piramidal de todas las violencias, pero si el acoso callejero es la primer
violencia que sufrimos. “. Entonces, se observa que dentro de un mismo grupo que tiene
orientaciones de militancia similares, se pueden dar ciertas contradicciones.
Una dimensión de la identidad señalada por el autor que es muy importante es la
de la perdurabilidad en el tiempo y en el espacio, es decir que toda identidad remite a un
contexto de interacción. Acción Respeto proyecta una línea de acción e imagen que
mantienen, porque habría una “identidad a respetar” para con los otros. Es por eso que,
desde su fundación, Acción Respeto participa de la Semana Internacional Contra el Acoso
Callejero (primera semana de abril) realizando pegatinas, repartiendo panfletos,
informando a la gente y charlando con los transeúntes, debatiendo, generando un diálogo
que les permite interpelar a los sujetos desde el impacto de los carteles. También
continúan recibiendo constantemente frases y testimonios de mujeres de diferentes
lugares del país e invitan a que cada persona imprima los carteles que aparecen en el
álbum “Si te incomoda leerlo, imagínate escucharlo”, y realicen su propia pegatina.
A partir de retomar las cuatro posibles configuraciones identitarias, planteadas por
Giménez, podemos afirmar que esta organización de jóvenes, configura el tipo
identidades segregadas2, ya que en este caso, identifican y afirman su diferencia,
independientemente de todo reconocimiento por parte de otros. Ellas dicen: “Al violento
no le va a importar, los agresores no respetan la perimetral, o sea, al agresor, no le va a
importar. Que es lo que pasa con los jóvenes que más abordajes tenemos, podemos estar
masivamente quinientas mujeres con carteles diciendo “no queremos que nos acosen” y
van a salir a decir “y suponete que a fulanita le guste”, todas situaciones hipotéticas.”
Para ellas el primer eslabón para la conquista de los derechos de la mujeres se da
en la educación, por eso asisten a escuelas, hacen talleres y jornadas; dan cuenta de que
las transformaciones culturales y sociales no se dan de un día para otro, pero si pueden
darse mediante un trabajo de concientización y reflexión como el que hacen, saben que
2Ídem.
de todas las persona que visitan su página o de todos los que algunas vez vieron alguna
pegatina o intervención, quizás solo el 10% se quede pensando y preguntándonse por
eso, pero siguen insistiendo porque confían en que ese es el camino. Plantean que:”El
objetivo es ese: que se paren y reflexionen esto. Por ahí siguen en su opinión de que
somos “exageradas” o que “a todas nos gusta”, pero en algún momento les puede hacer
un clic. Y notar que hay miles de mujeres a las que esto les condiciona su forma de ser,
de vestir, de manejarse en la vía pública y hasta de vivir. Y no es culpa de ellas, por cómo
son, por cómo se visten, por la cantidad de personas con las que se relacionan, sino de
los demás“.
La posibilidad de distinguirse de los otros también tiene que ser reconocida por los
demás en contextos de interacción y de comunicación, lo que requiere de una
´intersubjetividad lingüística´ que moviliza tanto a la primera persona como la segunda. En
otras palabras, los sujetos se distinguen entre sí a partir del reconocimiento social que
posibilita la confrontación con otras identidades en el proceso de interacción social. Una
de las chicas de Acción Respeto La Plata comentaba: “Lo que te puedo decir es que
cuando una hace este tipo de campañas ya tiene como en el imaginario el tipo que le va a
decir y las cosas que le van a decir. Nosotras ya sabíamos con qué nos íbamos a
encontrar en el momento en que salimos a hacer la primera pegatina. No nos esperamos
que ni nada más ni nada menos iba a ser un funcionario público que llevara la voz,
digamos la bandera, de lo mismo que me dijo un tachero cuando delante de su parada le
pegué ese cartel: “No, che, te quejás ahora, cuando tengas el culo caído no te va a
molestar que te digan ‘qué lindo culo’”. Esas cosas son agresivas, son violentas,
representan al macho facho que ningunea la lucha, que desde su posición privilegiada te
dice ‘no es para tanto’”
Construcción del género
El antropólogo Gilberto Giménez encuentra que una de las principales fuentes que
alimentan la identidad personal es el género, junto a la clase social, la etnicidad, y la clase
etaria.3
“Creemos que las construcciones del ‘género’ y todo lo que se considera en torno
a ellas son precisamente eso, construcciones dadas por la cultura. No vienen dadas por la
naturaleza, no existen características naturales a “hombre” y a “mujer”, sostiene Verónica
3
GIMENEZ, Gilberto: “La cultura como identidad y la identidad como cultura” Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM. Disponible en: http://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/articulos/gimenez.pdf
Lemi. En la misma línea, el colectivo Acción Respeto de La Plata plantea queel acoso
callejero es el primer eslabón más naturalizado, más visible y más común y corriente de la
violencia de género, “es la primera violencia a la que solemos estar expuestas desde
pequeñas. Entre los diez y doce años empezamos a escuchar estos primeros mal
llamados “piropos” que nos hacen concebir así socialmente, pero que en realidad son
todas manifestaciones violentas de la desigualdad de género porque son apreciaciones
sobre nuestros cuerpos aun infantiles y que la sufrimos luego durante toda nuestra vida”.
En este sentido, según el Observatorio de Medios, Comunicación y Género de la
Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, por “género” puede
entenderse a la construcción sociocultural e histórica que define y da sentido a la
sexualidad, y que conforma un sistema de poder que se realiza por medio de operaciones
complejas, a través de normas, tradiciones, prácticas, valores, estereotipos, que se
producen y reproducen en los discursos públicos que circulan en las instituciones sociales
y que habilitan, limitan y/o restringen las prácticas. Prácticas como la del acoso callejero
no pueden ya, a la luz de esta definición, justificarse en el sentido de “natural e inherente
del hombre”, y es el sentido que disputan desde Acción Respeto.
De la misma forma, para la Organización Mundial de la Salud: “El género se refiere
a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que
cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Las diferentes
funciones y comportamientos pueden generar desigualdades de género, es decir,
diferencias entre los hombres y las mujeres que favorecen sistemáticamente a uno de los
dos grupos.”
La naturalización de esas prácticas culturales puede ser explicada desde el
concepto de habitus que plantea Pierre Bourdieu. Habitus es la forma en que las
estructuras sociales se graban en nuestro cuerpo y nuestra mente, y forman las
estructuras de nuestra subjetividad (socialización)4. Parece ser algo innato, aunque se
forma de esquemas de percepción y valoración de una estructura social.Sin embargo,
Tom Salman, plantea que: “El habitus estructura juicios y actuaciones, pero no los fija
rígidamente. Es el sedimento de socialización y experiencias socialmente estructuradas
en cada individuo, pero no es una 'programación' no-cambiable”5
Esta noción sobre el habitus nos permite entender hasta qué punto la cultura nos
condiciona en nuestro accionar, en nuestras prácticas sociales y también, nos puede
4
BOURDIE, Pierre (1996) .Raisons pratiques. París: Seuil, coll. Points,
Tom (2000). Organizaciones sociales, cambio y cultura popular, INCUPO.
5SALMAN,
ayudar a comprender por qué, muchas veces, existen diferencias tan grandes entre la
adhesión explícita y el rechazo implícito, hasta casi inconsciente, de otras prácticas
sociales, como las que los movimientos de mujeres que se identifican como feministas y
enfrentan al patriarcado. La noción del habitus entonces también nos permite analizar por
qué para muchos sectores sociales la violencia de género que sufren las mujeres en la vía
pública no es siquiera vista como violencia, sino que es natural, por lo que el colectivo
Acción Respeto y sus activistas son tachadas de “exageradas” por la lucha que llevan
adelante.
A medida que avanza el tiempo y la igualdad social de género, se abren
posibilidades para la mujer de realización personal (en el campo intelectual, científico,
empresarial, político o artístico) que no se reducen a la maternidad (sobre todo en
sectores medios y altos). En Argentina hay una concepción de que las mujeres de clases
populares viven la maternidad casi como único modo de realización, en cambio para las
de clase media y alta es necesario conciliar sus deseos de ser madre con las
posibilidades de realización personal en otras esferas de la vida social.
Por otra parte, las mujeres jóvenes experimentan con referencia a sus madres y
abuelas cambios mucho más notables en comparación con los varones: modificaciones
en su papel social, transformación de sus expectativas y en las pautas culturales
limitantes que regulaban sus prácticas y comportamientos, desencuentros en los
lenguajes, en la comunicación, en los códigos que articulan las distintas miradas, en los
modos de percibir el mundo, en la vestimenta, en los comportamientos.
Por lo tanto, es necesario pensar en el género como un campo de intersecciones
donde lo biológico despliega su uso político cultural y donde el discurso, el espacio y la
interacción, permiten develar la percepción, valoración y acción diferencial entre los
jóvenes. Como advierte Reguillo, es necesario “hacer hablar” la diferencia de género tanto
al exterior como al interior del colectivo estudiado, a través de la política, el consumo y el
arte6, como lo hace Acción Respeto expresándose en los espacios públicos, apropiándose
de la calle, son capaces de generar una crítica a los presupuestos tácitos que han logrado
naturalizar la superioridad y el dominio masculino.
La ley 26.485 define la violencia contra las mujeres como "toda conducta, acción u
omisión que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado,
basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad
6
REGUILLO, Rosana. Emergencia de Culturas Juveniles. Estrategias del desencanto. Cap. 1 Pensar los
jóvenes: un debate necesario.
física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, así como también su seguridad
personal". Esta definición alcanza a aquellas conductas o acciones "perpetradas desde el
Estado o por sus agentes". Por eso, si bien no está tipificado específicamente en la ley, el
acoso callejero se considera –en tanto “acoso”- como una forma de violencia psicológica y
simbólica hacia la mujer, que puede llegar al nivel de ser física pero que no es un requisito
excluyente, por lo que al ocurrir de forma sistemática entra en la categoría de violencia de
género.
Según María Luisa Maqueda Abreu, Catedrática de Derecho Penal de la
Universidad de Granada, la violencia contra las mujeres no es una cuestión biológica ni
doméstica sino de género. Refiere a que este tipo de violencia no tiene su causa en el
antagonismo de los sexos, ni es individual ejercida en el ámbito familiar o de pareja por
quien tiene una posición de superioridad física hacia el más débil. Se trata, entonces, de
una “situación de discriminación intemporal que tiene su origen en una estructura social
de naturaleza patriarcal.”7
El género se constituye así en el resultado de un proceso de construcción social
mediante el que se adjudican simbólicamente las expectativas y valores que cada cultura
atribuye a sus varones y mujeres. Producto del aprendizaje cultural de signo machista,
unos y otras exhiben los roles e identidades que le han sido asignados bajo la etiqueta –
mal puesta- del género. Es de orden simbólico lo que define las relaciones de poder de
los hombres sobre las mujeres, origen de la violencia de género. Esa explicación de la
violencia contra las mujeres es en clave cultural, no biológica.
Militancia: Hacia la transformación de los sentidos
Durante las décadas de 1960 y 1970, los jóvenes supieron tomar una
trascendental relevancia política al hacerse cargo de sus ideales y organizarse en
agrupaciones motorizadas por sus propias convicciones y utopías. Al poco tiempo, la
dictadura cívico-militar que tomó el poder en 1976, se encargó de invisibilizar
sistemáticamente esos espacios de transformación emergentes. En primera instancia, a
través de su consigna principal vinculada con el “no te metas”, en clara amenaza hacia
todo aquel que se dispusiera a alterar el orden de lo instituido. Y luego, en uno de los
7
MAQUEDA, Abreu, María Luisa (2006). “La violencia de género, entre el concepto jurídico y la realidad
social”.
accionares más nefastos de la historia argentina, mediante la desaparición forzada de los
militantes que, precisamente, “se metían” para alterar las condiciones de lo que
consideraban injusto.
Con el retorno a la democracia en 1983, la participación política se convirtió en un
terreno repleto de incertidumbres por parte de la juventud, que era impulsada a
acompañar un proceso político colectivo, pero que había sido diezmada tiempo atrás. Si
bien el compromiso social no perdía vigencia, lo cierto es que el lugar de “resistencia” que
ocupaban, dificultaba la motivación hacia dicha participación. Mayor aún fue el
desencanto en la década de 1990, cuando las políticas neoliberales del menemismo no
sólo desestimaron las consignas reivindicadas por las agrupaciones militantes, sino que
también negaron cualquier tipo de manifestación por parte de ellas.
Así fue como en el estallido social llevado a cabo entre el 2001 y el 2002, se pudo
apreciar una gran masa de jóvenes que no habían aparecido en la escena pública desde
hacía un largo tiempo atrás. No por su inexistencia, sino por la desestimación imperiosa
de determinados poderes políticos, económicos y mediáticos, que verían afectados sus
intereses particulares si los reclamos populares se hacían sentir. Precisamente en ese
contexto, los militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, de 21 y 23 años
respectivamente, fueron asesinados durante una manifestación, luego de una atroz
represión policial ordenada por los goberantes de turno.
Sin lugar a dudas, los tiempos venideros a este rechazo significativo a las medidas
políticas adoptadas en los últimos años, representaron un cambio paradigmático entorno
al protagonismo que cobró su compromiso hacia las transformaciones sociales. Más allá
de las banderas partidarias de cada sector representativo, lo que emergió sensiblemente
fue el sentido latente por el cambio, por la posibilidad de forjar espacios de lucha, de
resistencia, de tensión, pero al mismo tiempo de construcción.
En la base de las transformaciones comenzaron a cobrar un gran interés también
los movimientos feministas, los movimientos contestatarios de las minorías étnicas, las
luchas ecológicas, antiimperialistas, entre otras; que complejizaron la conflictividad social
en pos de un mundo más libre y democrático.8Este carácter multifacético y plural de las
luchas sociales contemporáneas pone en evidencia, o mejor dicho desestabiliza el
imaginario político de una sociedad constituida por sujetos universales con una historia en
singular.
De maneras diversas, con mayor o menor grado de formulación, lo que
caracteriza a estas grupalidades es que han aprendido a tomar la palabra a su manera y a
reapropiarse de los instrumentos de comunicación.
Esta situación se ve reflejada en Acción Respeto, cuya metodología de militancia
se traduce en las intervenciones que realizan en la vía pública para concientizar sobre el
acoso callejero que sufren las mujeres diariamente, pero también en la utilización de las
nuevas tecnologías tales como las redes sociales para expandir su mensaje. El objetivo
final de esta propuesta específica, es abordar una temática mucho más compleja que es
la representada por la transformación de los sentidos hegemónicos entorno a la figura de
la mujer en todos los ámbitos de la sociedad patriarcal en la que vivimos.
“Me di cuenta que tenía que empezar a militar esto porque no podía quedarme al
margen sabiendo que eso implicaba aceptar ese acoso diario y que todas las otras formas
de violencia que veía y me generaban angustia y bronca eran así y así iban a seguir
siendo. Y decidí que tenía que ayudar de alguna manera a cambiar las cosas.” De esta
manera reconoce Verónica Lemi, impulsora de la agrupación, los motivos que la llevaron
a tomar la decisión de organizarse e intentar actuar sobre esa realidad indeseada para
modificarla. La militancia aparece, entonces, como la contracara de la resignación.
En ese sentido, es fundamental reconocer que, dentro del posicionamiento político
adoptado, el estilo elegido también tiene una vital importancia para la problematización de
la temática sugerida. Al respecto, Florencia Saintout define al estilo como “ese conjunto
de gestos, ritos construidos desde un uso subversivo de objetos triviales que ofrece el
mercado, y que permite a los jóvenes nombrarse a sí mismos en clara reacción a las
clasificaciones estigmatizadoras que les da la cultura dominante”. 9Precisamente este
“autoreconocimiento” es lo que les permite construir entramados alternativos a dicha
hegemonía cultural.
8
LACLAU, MOUFFE(1987). “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una racionalización de la democracia”
Siglo XXI, Madrid.
9SAINTOUT, Florencia. “Los jóvenes en la Argentina”. Capítulo V. Pág. 78
Y justamente en el colectivo Acción Respeto puede identificarse un estilo propio
muy distintivo, reflejado en los formatos utilizados para las intervenciones. Las mismas se
sustentan en la necesidad de generar impacto en el sujeto interpelado, de manera tal de
llamar su atención y motivarlo a repensar numerosas prácticas culturales cotidianas.
Hebdige destaca al respecto que este tipo de manifestación “implica un rechazo. Quiero
creer que ese rechazo tiene razón de ser, que esos gestos poseen un significado, que
sonrisas y muecas revisten un valor subversivo”.10
Es evidente que la razón de ser del rechazo al acoso callejero diario que padecen
las mujeres, tiene un significado indiscutible. La disputa por los sentidos sólo puede
llevarse a cabo cuando la militancia hacia la acción concreta se hace presente. En este
caso, por ejemplo, se hace referencia a un colectivo conformado por participantes de
diferentes partidos políticos o independientes, unidos y unidas por la misma causa
fundante. De hecho, este rechazo se ha materializado contundentemente el pasado 3 de
junio, cuando unas doscientas mil personas se congregaron frente al Congreso de la
Nación bajo una misma consigna simbólica: “Ni Una Menos”.
Significantes vacíos que adquieren un nuevo sentido
Laclau y Mouffe propician la categoría de “significante flotante” a partir de la
deconstrucción del concepto del signo lingüístico desarrollado en la teoría de Saussure.
Estos significantes se vinculan en los intentos de dominar el campo de la discursividad en
torno a puntos nodales, en un campo en el que ninguna identidad es fija ni estable. La
principal característica de estos significantes es su naturaleza ambigua y polisémica, la no
fijación a ningún significado solo puede darse a partir de la multiplicidad de significados.
Los autores se refieren también al proceso de constitución de identidades e
imaginarios colectivos. Señalan que: “Por un lado, ningún imaginario colectivo aparece
esencialmente ligado a un contenido literal. Por el hecho de representar la forma misma
de la ‘plenitud’ ésta última puede ser ‘encarnada’ en los contenidos más diversos; los
significantes imaginarios que constituyen el horizonte de la comunidad son, en tal sentido,
tendencialmente vacíos y esencialmente ambiguos”11
10HEBDIG,
11
Idem.
2004,p.16
En este sentido, el colectivo Acción Respeto irrumpe en la escena pública
reivindicando los derechos de la mujer que históricamente han tratado de ser opacados
por un proyecto hegemónico moderno y patriarcal. Bajo esta perspectiva, el género es
interpretado como una forma de ordenamiento de la práctica social, ya que las mujeres se
proclaman
como
sujetos
activos,
que
participan
y
tienen
incidencia
en
las
transformaciones sociales y culturales de la sociedad.
Los “significantes vacíos” son carentes de significación fija, por lo tanto, operan a
través de eventos que lo van “llenando” de significado.
El autor también habla de cadenas de equivalencia, refiere a las relaciones
discursivas que operan en torno a un significado vacío e irradian a manera de órbitas de
significación a estos significantes vacíos a través de “significantes flotantes”.
El cambio de paradigma lingüístico que este colectivo intenta generar está en la
desnaturalización del concepto de “piropo”. Se puede decir que el mismo, a partir de la
caracterización de significante vacío, ha ido adquiriendo diferentes representaciones a lo
largo de la historia y al calor de las luchas feministas que se dieron a partir de los años
‘80.
Para las integrantes de Acción Respeto La Plata la conceptualización de piropo
“viene de la galantería. Eso fue mutando a amenazas constantes de violación porque
también se escribe en contextos donde la mujer al haber irrumpido el en espacio público,
conquistado del ámbito democrático, no tanto reivindicativo desde lo estructural, pero sí
de los movimientos organizados de mujeres, las feministas en particular, esa violencia
hacia nosotras es inversamente proporcional a las conquistas del espacio público”. Por lo
tanto no sólo se trata de una cuestión sexual, sino de una cuestión de poder.
Verónica Lemi explica que “Desde la perspectiva lingüística, debemos primero
resaltar dos categorías: halago y piropo. Son dos actos de habla distintos, por los
elementos que componen la situación comunicacional, desde el lenguaje corporal, el tono,
los marcadores discursivos, hasta los roles de los participantes. Un halago se da entre
personas, indistintamente de su género, y entre conocidos o, en caso de ser
desconocidos, son ciertos marcadores discursivos que muestran al interlocutor que la
intención es respetuosa”, y
continúa diciendo que “los piropos son comentarios
halagadores –no es lo mismo que decir que son halagos– que hace el hombre sobre la
mujer.”
Sin embargo, y dentro de los matices de la agrupación, para el colectivo regional
La Plata, no se trata sólo de una cuestión metodológica lingüística: ”No le quita la carga
negativa decirlo de una manera respetuosa. Cuando plantean el, ‘¿te puedo decir una
cosa?’, o ‘discúlpame, ¿te puedo decir algo?’, y luego viene la apreciación sobre nuestras
corporalidades,. eso también es una irrupción violenta. Con ese criterio das lugar vos a la
agresión y cargas con una doble culpa, porque la culpa siempre es nuestra. La
responsabilidad de cómo nos vestimos, encima habilitas a la agresión, porque el piropo es
agresión, es la forma coloquial de llamar al acoso callejero. No tiene sentido hacer esa
distinsión”.
Por lo tanto, se plantea una ruptura sobre la definición del piropo: antiguamente se
consideraba un halago hacia la mujer(que también escondía marcas de la cultura
machista); y hoy acoso callejero, porque el contexto permite que se dé esta
resignificación: Movimientos feministas en todo el mundo, el rol de la mujer en la política,
la lucha por la apropiación de los espacios públicos, la reivindicación de los derechos
sobre la igualdad de género y la identidad sexual, entre otras características del contexto
que se han mencionado anteriormente.
El acoso callejero es un comentario no pedido y dicho en una situación que no da
lugar a respuesta de la mujer, la coloca en el lugar de objeto y no de interlocutora de la
comunicación que (no) se pretende establecer. Francisca Valenzuela, presidenta del
Observatorio contra el Acoso Callejero de Chile, explica el concepto de “acoso callejero”
como “un tipo de violencia de género muy particular porque el agresor no tiene un vínculo
con la víctima de ningún tipo. No se conocen y no se van a conocer. Es una conducta no
deseada por la víctima que se sucede de forma sistemática. Por tanto, en la medida en
que se trata de una conducta no deseada, tiene carácter de violencia. La mujer es de esta
manera víctima de una conducta denigrante, de manera pública y aceptada (…) que
genera un impacto psicológico en la víctima que no es deseado y que efectivamente es
violento”.12
Este colectivo propone que el acoso callejero engloba otros aspectos que lo
constituyen como la forma y el contexto: “El acoso también incluye miradas obscenas o
persistentes, los comentarios, tocamientos en transporte públicos, apoyadas engloba todo
esto y después tenes el piropo que son los comentarios agresivos siempre con una carga
sexual hacia el cuerpo de las mujeres“.
Los significados tienen un sentido momentáneo, cuando se enuncian en un
momento determinado, pero esta significación no es algo fijo, sino que se encuentra en
12
Observatorio contra el Acoso Callejero de Chile
constante cambio.Se puede decir que los conceptos y significaciones tienen estrecha
relación con el contexto en el cual son emitidos, es por eso que a partir de la ruptura con
la modernidad y los paradigmas en los cuales se asentaba, ya no pueden ser pensados
de la misma manera, desde el momento mismo en que la mujer emerge en la esfera
pública.
En la página de Facebook, Acción Respeto planteó el lema “Si te incomoda leerlo,
imagínate escucharlo” en un álbum de fotos, que desde el inicio presenta lo que
encontrará como un impacto al lector. Este álbum es una recopilación de las frases que
más resaltan de los testimonios enviados por las mujeres sobre una situación real de
acoso callejero que vivieron en la vía pública. Todas comparten el mismo contexto: se las
dijeron a distintas mujeres, hombres desconocidos para ellas, en la calle.
Esto constituye el elemento más importante de las frases que se publican: No son
lemas abstractos ni frases armadas en el sentido de “Detengan el acoso” en una especie
de spot publicitario, sino que se les da vida a las palabras al apelar a situaciones que sí
ocurrieron. De ahí el “imagínate escucharlo”.
Apropiación del espacio público y virtual
Aunque Acción respeto nació desde la virtualidad, como un proyecto en la red
social facebook, su objetivo siempre fue impactar y apropiarse del espacio público, de la
calle, ya que es ahí donde el acoso callejero se visibiliza y se vive en cotidianidad.
Entonces es necesario tener un acercamiento desde el lado analítico a la noción de
ciudad, calle e intervención.
La ciudad es más que la arquitectura que la forma, que los edificios o calles, más
que la segmentación entre lo público y lo privado, es también la apropiación y el sentido
que se le otorga a través de sus símbolos que los habitantes identifican, interpretan y re
significan constantemente, buscando así ser parte de la ciudadanía. En el artículo de
Juliana Marcús del libro “Las tramas del presente” explica: “La ciudad múltiple (así llama a
la ciudad de Buenos Aires) emite mensaje de invitación o rechazo, señales que son
interpretadas por sus habitantes y que definen ‘modos de hacer’”13, estos modos de hacer
se refieren a las prácticas que llevan a cabo los transeúntes a partir de la organización y
de la aprobación de ciertas maneras de actuar por sobre otras.
MARCUS, Juliana (2011) La Ciudad múltiple: percepciones, usos y apropiacionnes del espacio
urbano en “Las Tramas del Presente”. Biblos, Buenos Aires.
13
El piropo, antes de ser entendido dentro del acoso callejero, es una concepción
que modifica un “modo de hacer” en la vía pública. El transcurrir por la calle y encontrarse
con esa práctica es la prueba de que es aprobada dentro de los estándares de
normalidad, dentro de la forma de actuar en la ciudad. Y si entendemos al piropo como un
símbolo más de la ciudad, aceptado y naturalizado por la ciudadanía, Acción Respeto
nace para dar lucha, para concientizar y poner en relieve de discusión una práctica
machista y denigrante que impacta en la forma de entender y vivir la calle.
Para Juliana Marcús la ciudad también puede ser leída en términos de discursos,
lenguajes, en las prácticas y los modos que en la calle se representan socialmente:
“Desde esta perspectiva la ciudad se va construyendo como expresión e inscripción de la
cultura”. Esta construcción deja huellas que son el resultado de las luchas por el sentido.
En la ciudad se pueden reconocer las tendencias sociales dominantes de cada proceso
histórico, por eso entender al piropo dentro del acoso callejero es una demanda y un
objetivo de lucha, contra el machismo y patriarcado que dominaron el imaginario social en
el pasado.
Hasta ahora describimos al acercamiento analítico a partir del análisis de la calle
como espacio de encuentro que moldea las prácticas, recorridos, percepciones,
apropiaciones y usos de los que la habitan, pero también existen los desvíos y las
resistencias. Tal es el ejemplo de Acción respeto, a través de sus intervenciones
callejeras implantan nuevos sentidos donde el objetivo es interrumpir lo esperado, la
cotidianidad de la calle, lo natural. A través de intervenciones abren el espacio púbico a
nuevos sentidos.
Esta intervención puede ser comparada con otros tipos de procesos artísticos que
se llevan a cabo en la vía pública, por ejemplo el graffiti. Son prácticas furtivas
desplegadas en la ciudad, construidas y planificadas, que tienen el objetivo de interrumpir
la “normalidad” de lo que sucede en la calle,haciendo a las personas encontrarse con lo
inesperado.
En el caso de Acción respeto la forma de hacerlo es muy importante y
característico, a través de consignas escritas en una hoja tratan de interpelar al
transeúnte para que se ponga en el lugar de una mujer. Leer las frases que las mujeres
escuchan todos los días y resaltado arriba de la explicación “Si te incomoda leerlo,
imagínate escucharlo” apela a la empatía, pero también a las sensaciones como molestia,
desagrado y hasta vergüenza que en su gran mayoría solo sienten las mujeres. Acción
respeto materializa en texto e intervención artística la denuncia de una práctica discursiva
que parecía natural y propia de la ciudad. Al respecto, Lemi plantea que: “Estos
comentarios buscan reproducir el espectro de cosas a las que estamos expuestas, con la
intención de explicar, a través de la experiencia, en qué consiste el acoso callejero y por
qué hasta un simple ‘hola, bonita’ puede resultar incómodo para una mujer. Decidimos
que sea esa porque nos pareció más impactante darle lugar a las experiencias para que
se vea, con lo que ocurre en la realidad, día a día, qué es lo que pasan las mujeres y por
qué no sólo somos unas ‘exageradas’”
En el mismo sentido, para Acción Respeto La Plata los relatos que se publican en
Facebook en el álbum “Si es para tanto: el acoso desde adentro”, son muy importantes,
siempre que funcionen como un espacio de denuncia, de descargo para las mujeres:
“Nosotras somos víctimas sobrevivientes. Somos víctimas de la agresión pero a la vez
somos sobrevivientes de la violencia machista. En una sociedad patriarcal siempre
estamos entre vida y muerte. Sí, es un espacio de descargo y contención, y difusión
además; pareciera que no, pero hay gente que no se entera porque no quiere o por la
imposibilidad misma de los mecanismos de este sistema de que pasan estas cosas,
entonces tiene un sentido y es muy importante, son muy importantes los espacios de
denuncia y de contención, pero no es lo único a lo que debe estar orientado las
estrategias para la transformación social. Porque si no parece que queda para nada. Pero
además le da valentía a otros sobrevivientes, hacés un efecto dominó de poder empezar
a contar las cosas, ponerse en lugar del otro, generar empatía.”
Ese espacio virtual se nutre de testimonios enviados por las mujeres y publicados
todos juntos en forma de representación, que van construyendo una memoria colectiva.
Estos se comparten sin nombre ni apellido porque representa a todas las mujeres, lo
importante no es a quién, cuándo o en qué lugar geográfico se lo dijeron sino el qué, el
cómo y ante qué situación, y la característica de ser recurrentes y similares comparando
con los otros testimonios o con los comentarios que tienen las imágenes en Facebook.
Provoca un doble impacto no solo por el contenido explícito de las frases sino porque
ocurre todos los días.
En una primera instancia se busca impactar con las obscenidades y los insultos de
las frases. Lo que busca hacer es reflexionar, concientizar, porque se está dejando en
claro que no es una situación deseada ni buscada, afirmación explícita desde los objetivos
planteados por Acción Respeto e implícita en cada cartel publicado, y avalada por la
cantidad de seguidores con los que cuenta la página y los “Me gusta” que obtiene cada
cartel.
Algunos carteles, seleccionados arbitrariamente, contienen frases como: “Te voy a
violar hija de puta, te voy a hacer gritar”; “Hermosa, te hago de todo”; “Cómo te pondrían
las esposas mi amor”; “Qué ricas conchitas”; “Hija de puta, te voy a romper el orto”; “Te la
quiero meter hasta que vomites un frasco de témpera de todos los colores”; “Ah mi amor,
qué linda estás”; “¿Cuánto la hora?”; “Ahí está mi número para cuando estés necesitada”;
“Qué arisca que sos”; “Te quiero dar hasta que sangres y te desmayes”; “Sonreí, sos muy
linda para estar seria”. Incluso aquellas frases que en un primer vistazo no parecen
agresivas o no tienen insultos explícitos, siguen perpetuando una práctica avalada por un
discurso patriarcal. En la sociedad occidental, que sigue siendo sexista, y sobre todo en la
latinoamericana, es pasado por alto y no está tipificado como violencia en las
legislaciones de los países, pero sí constituye una forma de violencia simbólica, una forma
de coerción producto de una relación de poder en la que el hombre se ve como
dominante.
Conclusión
Resulta importante reflexionar sobre los espacios de los que el género
femenino se ha sabido apropiar. Particularmente, Acción Respeto invade las calles y el
espacio virtual convirtiéndolos en espacios de lucha cultural, social y política asumiéndose
como sujetos activos en la construcción y transformación de la historia.
La militancia se envuelve en una cierta estética que da a este grupo una identidad
particular: No se reparte cualquier cartel, no se lleva cualquier bandera, no se pinta
cualquier frase; visibilizan los testimonios de mujeres que sistemáticamente sufren la
violencia simbólica, física, psicológica e institucional del acoso callejero, de una cultura
machista y asimismo, deben cargar con la indiferencia de gran parte de la sociedad.
Sus herramientas de comunicación y de expresión irrumpen en los espacios de
manera abrupta a modo de denuncia, pero también existe en esas prácticas una lucha por
el reconocimiento de identidades, de subjetividades y formas de vida. En este sentido,
Reguillo expresa que “los jóvenes se han autodotado de formas organizativas que actúan
hacia el exterior – en sus relaciones con los otros- como formas de protección y seguridad
ante un orden que los excluye y que, hacia el interior, han venido operando como
espacios de pertenencia y adscripción identitaria, a partir de los cuales es posible generar
un sentido en común sobre un mundo incierto”14
Acción Respeto no sólo es un lugar de resistencia del poder hegemónico
(excluyente y discriminatorio) sino también es una estrategia política (y de comunicación)
que trastoca las relaciones en el espacio público, en el lugar donde se toman las
decisiones que afectan a la cotidianeidad de las personas. Es una agrupación que disputa
el sentido de violencia de género y demuestra que la violencia no es sólo física, sino
también verbal y que una de las prácticas sociales donde esta violencia se ejerce es en el
acoso callejero: cuando los hombres “piropean” a las mujeres. Por eso, a las palabras no
se las lleva el viento. En ellas, Acción Respeto encuentra que está el germen de las
prácticas patriarcales.
14
REGUILLO, Rosana. Emergencia de Culturas Juveniles. Estrategias del desencanto. Cap. 1 Pensar los
jóvenes: un debate necesario.
Bibliografía
BOURDIE, Pierre (1996). Raisons pratiques. París: Seuil, coll. Points,
Entrevista Acción Respeto La Plata
Entrevista Verónica Lemi
GIMENEZ, Gilberto (1997) Materiales para una teoría de las identidades sociales.
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. San Andrés Totoltepec, México.
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http://perio.unlp.edu.ar/teorias2/textos/articulos/gimenez.pdf
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LACLAU, E. Chantal Mouffe (1987) “Hegemonía y estrategia socialista”Hacia una
racionalización de la democracia” Siglo XXI, Madrid.
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MAQUEDA, Abreu, María Luisa (2006). “La violencia de género, entre el concepto
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Desde una epistemología de la esperanza”. Universidad Nacional de Quilmes
SALMAN, Tom (2000). Organizaciones sociales, cambio y cultura popular,
INCUPO.

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