Para aquellos que no han leído el libro, El Príncipe tan
Transcripción
Para aquellos que no han leído el libro, El Príncipe tan
“EL PRINCIPE” de Maquiavelo ¿ APRENDIZAJES PARA UN LIDER DEL SIGLO XXI ? Por MARIA GABRIELA BENITEZ VILLAFAÑE Profesores IGNACIO BOSSI – GERARDO CARCHIO ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? Nicolás Maquiavelo 1469 - 1527 2 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? INDICE Prólogo 4 Introducción 6 Ni ser amado Ni ser temido 9 Deberes de un líder No mostrarse débil 13 Reconocer esfuerzos 14 No dejarse engañar 15 Estar siempre alertas y ser flexibles frente al cambio 16 Conclusión 18 Material de Apoyo 19 3 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? PROLOGO Para aquellos que no han leído el libro, El Príncipe tan solo significa “el fin justifica los medios” y asociado a esto el adjetivo maquiavélico. Maquiavelo a través de esta obra se ha ganado una imagen que no es del todo correcta. Literalmente él ha descripto y extraído los puntos claves que permitieron victorias y derrotas en cada uno de los casos que menciona, y expone en virtud de los resultados obtenidos, cuál debió haber sido el mejor camino a recorrer para lograr cada uno de los objetivos planteados. Con ello le muestra a Lorenzo de Médicis1 las cualidades, actitudes y aptitudes que un príncipe debiera tener. Para tener una ubicación histórica, en 1512, tras la derrota de los franceses en la batalla de Rávena, la república florentina perdía su poderoso protector, y los Médicis retornaban a la ciudad. La ordenanza en la que Maquiavelo había puesto tantas esperanzas se disolvió sin oponer resistencia y él, sospechoso de haber participado en una conjura antimedicea, fue encarcelado y torturado. La elección de un Médicis, el futuro León X, para el Pontificado, le amenazó con la cárcel, pero para entonces él era ya un ciudadano privado excluido de los oficios públicos. Se retiró entonces a su casa de campo en el Albergaccio, cerca de San Casiano, y fue allí donde a lo largo de 1513, escribió El Príncipe. En ese trabajo Maquiavelo volcó toda la experiencia que había acumulado en el curso de los quince años en que había servido al a república, y toda la amargura que le provocó su fracaso político. Con todo no hace más que mostrarle al Magnífico la necesidad de instaurar un nuevo orden que libere a Italia de tal opresión, división interna y desorden, y le indica que no habría una mejor oportunidad como esa para iniciar el cambio, y que no sería más reconocido por tal empresa que en ese momento. Si bien todas las situaciones que son descriptas se relacionan con la guerra, las conquistas, y la disyuntiva de mantener contento al pueblo o al ejército, basta tan solo con recordar el libro escrito por Al Ries y Jack Trout, “Marketing de guerra”, en el que a través de ejemplos concretos, y desde la perspectiva de las tácticas y estrategias aplicadas a las guerras, se explica el por qué del liderazgo de algunas empresas y el 4 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? fracaso de otras, en sus intentos por ganar la batalla para convertirse en la número uno. Y una de las propuestas que los autores proponen es la conveniencia de estudiar la historia para reducir al mínimo el riesgo de repetir equivocaciones, y resaltan la utilidad de comprar experiencia de “segunda mano”, que no es otra cosa que lo que Maquiavelo intentaba transmitir al Magnífico. 1 Hijo de Pietro de Médicis y nieto del papa León X, nombrado capitán general de los florentinos en 1515 5 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? INTRODUCCION A lo largo de este trabajo se verán dos puntos centrales sobre los cuales intento mostrar un paralelo entre las vivencias que he tenido en las organizaciones de las que he sido parte y lo que Maquiavelo expone en su obra. El objetivo es verificar si realmente sus palabras pueden ser fuente de aplicación para el management de cualquier empresa. La primera parte bajo el título ni ser amado ni ser temido intenta explicar que no es necesario optar por uno de ellos en forma terminante, si no que todo depende de las condiciones que enmarcan cada situación. Y la segunda engloba cuatro puntos que a mi parecer tendrían que ser considerados a la hora de analizar las características de un líder, y que no resultan excluyentes de otras, que a los ojos de otro observador, puedan resultar válidas. Seguramente habrá quien considere que el aporte de Maquiavelo no termina aquí, pero según mi apreciación, el resto de los temas tratados tienen una inclinación mayor hacia la esfera de los Estados, y dado que este tema fue el marco para “El Príncipe”, cabe mostrar la vinculación existente con las empresas. Por ello y como resultado de la búsqueda de material para este trabajo, me encontré con una publicación, presentada en la Edición Internet – Gestión y Estrategia – del Departamento de Administración de la Universidad de México, realizada por los profesores investigadores, César Medina Salgado y María Estela Dillanes Cisneros, titulada “Liderazgo de sincronicidad: piedra angular de una nueva gerencia”, que indican que la caracterización de la figura de “el líder”, pasa por la tarea de recuperar algunos planteamientos hechos desde los ángulos político, sociológico, filosófico, económico y militar. Y en lo que concierne a la perspectiva política hacen mención a través de las palabras del escritor Anthony Jay con su libro Management and Machiavelli, a la obra de Maquiavelo. A continuación reproduzco algunos párrafos de tal publicación “... La perspectiva política Desde el campo de la ciencia política, se puede plantear la idea de la acción gerencial, como un acto de gobierno y luego como un ejercicio del poder. En este ámbito, citar la obra de Maquiavelo, El Príncipe, es ineludible. 6 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? Maquiavelo y su obra El Príncipe (1513), escrita en el clímax del Renacimiento Florentino es concebida como un texto clásico sobre el liderazgo y el uso del poder. La personalidad y las acciones de gobierno por parte del príncipe, son vitales para Maquiavelo. La interpretación que de esta obra hace Antony Jay en su libro Management and Machiavelli en 1967, deja ver que la ciencia moderna de la dirección de empresas es en realidad un arte muy antiguo: el arte de gobernar. De acuerdo con Jay, Maquiavelo expone una serie de consejos y observaciones muy agudas que bien pueden aprovechar los altos dirigentes de grandes corporaciones públicas y privadas de todo el mundo. Así, en el contexto de las organizaciones de gran tamaño, encuentra dos métodos básicos de dirección (centralización o descentralización), que permiten la incorporación de una nueva empresa a la corporación, y que posibilitan que dicha empresa sea capaz de funcionar con las mismas bases y efectividad, pero sobre todo, digna de llevarse una parte del propio prestigio corporativo (Jay, 1972, p. 15). ...” “...Pero, Antony Jay reconoce que su obra citada, más que basarse en los razonamientos de Maquiavelo, se basa en el método que éste utilizó. Es decir, el método de tomar un problema corriente y examinarlo de un modo práctico a la luz de experiencias de otros que han tenido que enfrentarse con algún problema similar en el pasado (en términos modernos aprovechar la curva de experiencia). Según Jay, las grandes empresas del siglo XX tienen los mismos problemas que el Estado y ambos pueden ser definidos exactamente en los mismos términos: instituciones para el empleo eficaz de los recursos mediante un gobierno (junta directiva) para mantener o aumentar la riqueza de las clases pudientes (accionistas) y proporcionarles seguridad y prosperidad a sus ciudadanos (empleados) (Jay, 1972, p. 20). De ahí, que la historia política le resulte una fuente de explicación mucho más rica que la historia misma de casos empresariales. Compartimos la idea de Jay, de que Maquiavelo tituló a su libro El Príncipe y no algo así como "El arte de gobernar" porque vio que el (buen) éxito de cualquier empresa procede directamente de las cualidades de sus jefes. Esto es, lo particularmente relevante para nosotros. No cabe duda de que las técnicas de la dirección de empresas 7 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? son esenciales (algo que es esencial puede no importar), pero lo que importa es el mando supremo en ellas. ...” 8 NI SER AMADO NI SER TEMIDO En muchas ocasiones se plantea la disyuntiva entre el orden con mano dura y la liviandad a la que se llega cuando quien dirige busca el consenso o delega en exceso. ¿Dónde está el límite entre uno y otro?, es una pregunta cuya respuesta es difícil de elaborar. Es parte de la naturaleza del hombre la comodidad, y todo cuanto hacemos es en función de ella. Hemos creado el transporte automotor para recorrer una mayor distancia en el menor tiempo posible y con el menor esfuerzo, hemos construido máquinas que lavan, hasta los teléfonos tienen una tecla de “redial” y todos sabemos para qué sirve, y los televisores tienen control remoto para que desde nuestro cómodo sillón podamos hacer “zapping” sin tener que movernos, e infinidad de ejemplos que confirman esta realidad. Y como las organizaciones tienen su base fundamental en las personas, esta situación no le es ajena. En general ¿es necesario que alguien esté marcando el paso para evitar la pérdida del horizonte?. ¿En cuál de las teorías podemos considerar que se encuentra el ser humano en un contexto organizacional, en la X o en la Y?.2 La evidencia empírica nos demuestra que en las empresas como todo grupo social es necesario el guía. Es difícil encontrar el ámbito en el cual todos utilicen correctamente los beneficios de la libertad con responsabilidad y asuman cuando es debido, las obligaciones. No por nada cuando no hay control o cuando se lo está perdiendo lo primero que se piensa es en alguien con más carácter o mano dura que reencause el trabajo, y defina pautas claras. Resulta una ardua labor definir adecuadamente la línea que divide la anarquía de la democracia y en el otro extremo, la dictadura. Si se intenta consensuar, en poco tiempo el concepto se desvirtúa y todos pretenden tener derecho a decidir sin tener la facultad. Entonces pasamos de un jefe que busca opiniones para tener una medida de las necesidades de su equipo, a un grupo con “muchos caciques y pocos indios”. Y si nos paramos en la otra vereda, tenemos un grupo reprimido e inhibido con participación nula y alto grado de resentimiento por la falta de consideración hacia ellos por parte de los superiores. También es verdad que parte de la culpa, por decirlo de alguna manera, se debe a esa necesidad que tiene el ser humano de ser aceptado por todos en general, más allá de las 2 Teoría X: todas las personas quieren trabajar voluntariamente; Teoría Y: todas las personas son renuentes a trabajar ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? jerarquías que pudieran existir en la estructura de una empresa. ¿A quién no le gusta ser la abuela/o o la tía/o que consienten a los más pequeños de las familias sin el peso de la responsabilidad que genera el tener que educarlos?... porque para eso están las madres... Por eso, y ya entrando en el terreno de Maquiavelo recordamos la frase ¿es mejor ser amado que temido o viceversa? Si intentamos buscar el por qué alguien puede ser amado o temido, la respuesta puede resultar obvia. Aquel jefe que no controla equitativamente el cumplimiento de las tareas asignadas, aquel que no “castiga” la desobediencia, aquel que no verifica el acatamiento de las normas de la organización, será amado por quienes hayan escapado airosamente de tales circunstancias, pero la bonanza no será de largo plazo. Porque las empresas tienen como objetivo generar ganancias con la utilización de la menor cantidad de recursos posibles y deshacerse de aquellos que entorpecen el camino, así como en la época en la que los ejércitos, comandados por sus príncipes, como los llama Maquiavelo, debían conquistar los territorios más importantes con la menor cantidad de sangre derramada. Las palabras de las que Maquiavelo se vale para darle una respuesta a su pregunta, pueden resultar hirientes y hasta ofensivas para algunos. Sin embargo no están faltas de verdad y es solo cuestión de buscar el sentido más profundo del concepto. Y aquellas a las que hago referencia son las siguientes: “... La respuesta es que ambas cosas son deseables, en el caso de que haya que prescindir de una de las dos, es más seguro ser temido que ser amado. Porque, en general, se puede afirmar que los hombres son ingratos, inconstantes, falsos y fingidores, cobardes ante el peligro y ávidos de riqueza; y mientras les beneficias, son todos tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, como antes dije, cuando la necesidad está lejos; pero cuando la necesidad se acerca te dan la espalda.... A los hombres les da menos miedo atacar a uno que se hace amar que a uno que se hace temer, porque el amor se basa en un vínculo de obligación que los hombres, por su maldad, rompen cada vez que se opone a su propio provecho, mientras que el temor se basa en un miedo al castigo que nunca te abandona...” Es un hecho que el entorno histórico del cual surge el texto es más violento que el que vivimos, pero no es apropiado negar estas situaciones, y más aún no tomar una postura frente a ellas. Si el líder es el guía de un grupo que carece de estas cualidades, estamos entonces en presencia del trabajo de equipo, la cooperación y la búsqueda de concretar 10 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? el objetivo común. Lo que podríamos llamar la panacea. Pero si ocurre lo contrario, será conveniente estar alerta y poner en práctica los mecanismos que ayuden a controlar esos instintos de traición y buscar en el otro la lealtad que le asegure al líder un largo reinado. Hay que tener en cuenta que si bien las personas con las que uno diariamente trabaja son importantes, y es necesario conocerlas para optimizar su desempeño, es realmente poco operativo buscar en ellas el consenso para toda decisión. Tan solo basta imaginarse si para cada decisión el presidente de una nación tuviera que convocar a elecciones. Por tanto no debe buscarse la aceptación de los demás, o el ser amado, como un concepto vacío y falto de contenido o como un fin en sí mismo. Tal vez la respuesta tampoco sea el ser temido, porque inhibe la creatividad, la participación con el aporte de ideas y la cooperación. Pero sí tener una visión clara de lo que se espera del grupo y la firmeza suficiente para enfrentar las situaciones en las que se requiera de una decisión que, aunque impopular sea la adecuada. Una relación que percibo con el ser a amado o temido es el hecho de postergar la resolución de un problema con el fin de evitar un mal o la incomodidad en algunos o todos. Hay ocasiones en las que la vida agitada en la que nos encontramos inmersos nos impide ver dónde hay un foco de “infección”. O lo que es más grave sabiendo de la existencia de un posible problema, no lo atacamos o porque a simple vista no reviste tanta gravedad o porque la solución no es agradable y nos generaría conflictos con nuestros colaboradores. Y esto último no es poco común. Generalmente los problemas se “patean” hasta que se convierten en graves e incontrolables situaciones que ameritan drásticas e irreversibles medidas. Y Maquiavelo lo manifiesta de esta manera: “... Porque los romanos hacían en estos casos lo que todo príncipe sabio debe hacer: no preocuparse sólo de los desordenes del presente, sino también de los del futuro, y evitarlos por todos los medios; porque cuando los males se prevén con antelación es fácil ponerles remedio, pero si se espera hasta que están cerca, la medicina ya no surte efecto, porque la enfermedad se ha vuelto incurable...Lo mismo sucede con los asuntos de estado, porque los problemas que nacen se pueden solucionar rápidamente cuando se perciben a tiempo (un don que solo tienen los prudentes), pero si, por no haberlos advertido a tiempo, se los deja crecer hasta que todos lo conocen, ya no tienen remedio. Por eso los 11 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? romanos siempre se enfrentaron inmediatamente a los problemas que veían avecinarse, y nunca dejaron que siguieran creciendo con tal de no tener que enfrentarse a una guerra, porque sabían que con ello no iban a evitarla, sino solo a demorarla a favor de otros...” Si bien Maquiavelo responde a la pregunta de ser amado o temido, no es estrictamente optar por uno o por otro lo que importa, sino buscar el equilibrio entre ambos según la circunstancia que se considere. Ante cada concepto todos y cada uno podremos estar a favor o en contra y tener argumentos para defenderlos. A continuación menciono algunos de estos que no son excluyentes de otros que pudieran surgir según la experiencia personal. NI SER AMADO porque se cae en el amor obsecuente y vacío impide poner distancia y aplicar sanciones cuando corresponden indefectiblemente la relación laboral se dilata y es difícil poner orden es mal interpretado y de él se esperan, erróneamente, favoritismos NI SER TEMIDO porque el terror no conduce a un buen fin inhibe la colaboración en un marco de miedo no hay premios que incentiven ni castigos que corrijan no permite el trabajo en equipo sino el sálvese quien pueda Es bueno SER AMAMDO como resultado de generar un clima apropiado de trabajo donde se valore la cooperación, y sería aconsejable el SER TEMIDO desde el punto de vista de la firmeza y el respeto a la autoridad para los momentos en los que el grupo debe alinearse detrás del objetivo y dejarse guiar por un líder que concentre las fuerzas de manera de tener al rebaño junto para que el enemigo no lo tome por sorpresa. Esto se ve claramente en el ejército cuando los soldados solo acatan ordenes porque de lo contrario, y si cada uno siguiera su propio instinto, lo llevaría indefectiblemente a la muerte. 12 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? DEBERES DE UN LIDER No mostrarse débil Siguiendo el camino de las emociones tenemos al desprecio y al odio. Dos elementos de importancia a la hora de las relaciones laborales porque incitan a acciones más violentas y dañinas que las vistas anteriormente con el amor y el temor. Llegar al desprecio y al odio implica haber pasado la barrera del respeto y la tolerancia, situaciones en las que cualquier líder pierde el control del grupo y del cual es difícil volver atrás. A diario podemos encontrar jefaturas, departamentos y gerencias a cargo de personas que a los ojos de sus subordinados son faltos de carácter o lo que es peor aún incompetentes, que llegaron a esos puestos por obra de la relaciones de familia, en el caso de las empresas familiares que no son pocas, o por otro tipo de vinculaciones como al amiguismo o la conveniencia. En definitiva el resultado es el mismo, la descalificación, el desprecio. En cualquier otra circunstancia3 y ante estos hechos cualquiera buscaría el cambio dentro de la organización, de ser posible, o fuera de ella. Pero como la realidad es otra y frente a la escasez de opciones no queda otra que seguir. Desde el punto de vista del cual está planteado el problema, tal vez el que más afectado se vea es aquel que solo es falto de carácter porque en los otros casos es muy posible que ni siquiera les interese tal cuestión. Haciendo referencia a Maquiavelo encontramos que en su libro titula a su capítulo XIX ¿Cómo evitar el odio y el desprecio? Y clasifica a cada uno de ellos de la siguiente manera: “El odio nace sobre todo, como ya he dicho, cuando el príncipe roba y usurpa los bienes y las mujeres de sus súbditos, de lo cual tiene que abstenerse; ... El desprecio nace cuando el príncipe se le considera inestable, superficial, afeminado, pusilánime e indeciso, algo que debe rehuir como si fuera un escollo en su camino, e ingeniárselas para que en sus acciones se reconozcan grandeza, valor, prudencia y fortaleza; en cuanto a los conflictos privados entre súbditos, debe procurar que su decisión sea irrevocable, y que goce de tanta estima que nadie piense siquiera en engañarle o embaucarle.” 3 Considero la situación actual de nuestro país en el que el nivel de desocupación es altamente grave, y el desplazamiento de personal capacitado es reducido. 13 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? Así como en la vida privada constantemente “medimos” o evaluamos a nuestros “oponentes”, en la vida profesional lo hacemos aún con más intensidad. Podríamos decir que de adolescentes a nuestros padres y de adultos a nuestros jefes. Por tanto el buen líder deberá tener la suficiente inteligencia y habilidad para saber hasta dónde permitir que la cuerda se tense sin que su imagen se vea desvirtuada y demostrar con fundamentos que de las riendas él es el dueño, anulando a quien pueda ser un posible cabecilla de motines y rebeliones, porque nadie está exento de tener entre sus filas a un tercio que estará siempre a favor, otro tercio que será indiferente y el último y más conflictivo el que buscará el desacuerdo en todo momento. Reconocer esfuerzos Maquiavelo en su capítulo ¿Qué debería hacer un príncipe para ser estimado? menciona lo siguiente: “Un príncipe también debe mostrar aprecio por las virtudes, dando acogida a los hombres virtuosos, y honrando a los que destacan en una actividad. Además, debe promover en sus ciudadanos el tranquilo ejercicio de sus profesiones, ya se trate del comercio, la agricultura o cualquier otra actividad humana, Y debe quitarles el miedo a aumentar sus bienes por temor que se los quiten, o a abrir un comercio por temor a los impuestos: al contrario, el príncipe debe preparar premios para quienes quieran hacer estas cosas y para cualquiera que, de cualquier forma, piense en beneficiar a su ciudad o a su estado. Además de esto, en las épocas del año apropiadas, tiene que entretener al pueblo con fiestas y espectáculos. Y puesto que todas las ciudades están divididas en corporaciones y gremios, tiene que tener en cuenta a esos grupos, reunirse con ellos de vez en cuando y dar ejemplo de humanidad y generosidad, pero manteniendo bien firme la majestad de sus cargo, que debe estar presente en todas las ocasiones.” Poniendo estas palabras en el contexto de una empresa, no es otra cosa que el premio al esfuerzo, al trabajo bien hecho. Por tanto no considero que un líder deba tomar estas acciones con el solo propósito de ser estimado, si no más bien reconocer que es tan necesario el ser estricto y exigente a la hora de considerar los resultados como el incentivar y motivar adecuadamente para que en el momento de pedir un esfuerzo más pueda encontrar una respuesta satisfactoria. 14 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? Hay que considerar también que el ser humano tiene necesidad de darle un por qué a cada situación y si no encuentra una contestación es como pedalear en una bicicleta fija. Por consiguiente pierde el interés y entran en juego el desgano, la indiferencia, la desmotivación, que resultan graves trabas al funcionamiento del grupo. No en vano existen los bonus, los sueldos adicionales, las fiestas de fin de año, los obsequios para esta misma época, etc. Asimismo debe mantener periódicamente contacto con aquellos colaboradores a los cuales no trata diariamente con la intención de corporizar la imagen de líder y desmistificarla. De esta manera se acortan las distancias generadas por las jerarquías y este reconocimiento en persona cobra más valor. No dejarse engañar Otras de las características fundamentales que debe resguardar un buen líder en función de su buena imagen, es la calidad profesional y humana de aquellos que lo rodean para trabajar, porque esto da cuenta de su inteligencia. Se podrá buscar gente que solamente asienta cada una de sus decisiones sin oponer resistencia aún cuando lo resuelto sea equivocado, o por el contrario se elegirá a aquellos que sin perder el respeto marquen cuando una elección no sea la correcta. En realidad lo que es mal interpretado es el concepto de “hombre de confianza” 4 o “mano derecha”. Cuando se procede a la búsqueda del personal que cumpla esta función, con o sin intención se les transmite un mensaje erróneo generando en ellos la transformación a la categoría de aduladores y obsecuentes que proyectan al exterior una imagen de debilidad. Y resulta peor aún cuando se confirma que quienes tienen mayor peso en las decisiones es precisamente esa corte y no el propio líder. En muchos casos estos grupos fabrican una coraza que aísla y limita el contacto con la realidad. Esto es lo que puede suceder con los altos mandos de las empresas que solo se manejan con esa información fabricada y no cotejan esos datos. Por tanto esa incomunicación acarrea falta de colaboración, sanciones injustas, resistencia, etc. Y en palabras de Maquiavelo esto sería: “No hay otra forma de guardarse de las adulaciones que de hacer comprender a los hombres que no te ofenden si te dicen la verdad; pero por otra parte, si todos pueden decirte la verdad, dejan de guardarte respeto. Por tanto, un príncipe 4 Hago referencia a la condición de humano, entendiéndose por tal a hombres y mujeres 15 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? prudente debe tomar otro camino, que es el de elegir en su estado a unos hombres sabios, para concederles solo a ellos la libertad de hablarle con franqueza, y solo sobre aquello que él pregunte. Pero debe interrogarlos sobre todas las cosas y escuchar sus opiniones, y luego decidir por si mismo según su propio parecer, y en lo que respecta a estos hombres y a sus consejos debe portarse de manera que todos sepan que cuanto más libremente hablen más serán estimados. Exceptuando a estos, no debe escuchar a nadie, debe llevar hasta el final aquello que ha deliberado, y mantenerse firme en sus decisiones. Quien no lo hace así, o se hunde a causa de los aduladores, o cambia tan a menudo de opinión por consultar distintos pareceres, que acaba por caer en poca estima.” Lamentablemente es bastante común observar este tipo de comportamientos que surgen de la comodidad del líder al delegar responsabilidades, como el control, pero tarde o temprano se convierte en un arma de doble filo porque estos hombres de confianza llegan a excederse en sus facultades y resulta necesario redefinir las pautas originales. Por los problemas e inconvenientes que acarrea a futuro no es apropiado que un buen líder permita que esto ocurra. Y lo puede evitar otorgando a discreción esta facultad y estando siempre abierto a otras fuentes de información con las que pueda hacer un control cruzado. Estar siempre alerta y ser flexibles frente al cambio Se ve a menudo que al presentarse épocas de crisis lo más agravante es la falta de conocimiento y la habilidad para manejarse durante estos tiempos. Es obvio que resulta mucho más fácil desempeñarse en condiciones óptimas, pero las capacidades se demuestran en momentos donde no todo parece ser lo apropiado. Generalmente en primera instancia se pierde el horizonte, no se administran bien los recursos y lo que pudo ser solucionado sin mayores complicaciones, termina siendo el peor momento de la empresa en toda su historia. Y la crisis más común es cuando el dinero no es suficiente, y debido a que no es fácil sustentarse con poco o con menos de lo que se estaba acostumbrado a tener, se cae indefectiblemente en el despilfarro. A primera vista estos comentarios podrían no tener relación alguna con el estar alerta, sin embargo el objetivo de esta introducción es el demostrar que si se está entrenado para utilizar eficientemente los recursos, no hay crisis 16 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? que no pueda ser superada. Porque si la costumbre es gastar, porque hay con que solventarlo, se está en camino de cometer un grave error, porque no hay peor problema que el acostumbrarse a un “estilo de vida”. Considerando que la vida de las empresas, como todo, tiene sus ciclos, y lo que hoy es el paraíso, mañana puede convertirse en un infierno. Maquiavelo, que al parecer no dejó nada al azar, y expresa al respecto: “...nunca debe alejar su pensamiento del ejercicio de la guerra, y en la paz debe ejercitarse aún más que en la guerra, cosa que puede hacer de dos maneras: con la acción y con la mente. En cuanto a la acción, además de mantener a los suyos bien organizados y entrenados, debe dedicarse con frecuencia a las cacerías, y acostumbrar así su cuerpo a la fatiga, y en parte aprender cuáles son las características de cada lugar, y saber cómo se elevan las montañas, cómo son las entradas de los valles, cómo se extienden las llanuras, y conocer cuál es la naturaleza de los ríos y de los pantanos, dedicando a todo ello gran atención. ... Por otro parte, en lo que respecta a ejercitar la mente, el príncipe debe leer los ejemplos que da la historia, y considerar las acciones de los hombres más ilustres...” En resumen esto indica que es prioridad estar atento, y es menester conocer las propias debilidades y fortalezas, porque así como se hacen los análisis FODA 5 de la organización también es importante hacer el propio. En cuanto a ser flexibles todo radica en que una vez que se percibe un cambio externo no hay que ser necios ni guiarse por la frase “si así todo está bien, para qué cambiar”, porque cuando uno menos lo espere ese cambio es inevitable y ya no da tiempo a elaborar un adecuado plan de acción. ...“si los hombres supieran cambiar su naturaleza de acuerdo con los tiempos y con las cosas, la suerte no cambiaría.” Si bien debe ser una característica de los buenos líderes el ser proactivos y dinámicos, nunca falta el momento de debilidad en el que el factor sorpresa es determinante. Y si bien no es concebible un líder que no busque la excelencia, la mejora continua, la mejor calidad y la eficiencia, no hay que olvidar que lo que llamamos líderes son en definitiva seres humanos. 5 Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas 17 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? CONCLUSION Seguramente cuanto más precisa sea la lectura de esta obra y más profundo su análisis, surgirán nuevas visiones de lo que Maquiavelo escribió. Por otro lado se puede decir que hay cierto “mar de fondo” que une al estado con la empresa, porque como se menciona en la introducción, Maquiavelo hace referencia al arte de gobernar, y con los ejemplos mencionados se muestra que sí hay aspectos aplicables al area de las organizaciones. Básicamente lo que se puede extraer son aspectos generales con relación a la manera de conducirse de los líderes, y que no son privativos o de las empresas o de los estados. Si bien el contexto histórico es completamente distinto al actual, hoy en día sigue existiendo aquel príncipe o gerente que guía, los ejércitos o colaboradores que son conducidos a un objetivo de conquista de nuevas tierras o mejores niveles de ventas, nuevos mercados, nuevos clientes, etc, y territorios propios, que deben ser protegidos de las invasiones extranjeras o los propios mercados de los competidores. Más allá de las recomendaciones que Maquiavelo pueda hacer en su libro, rescato que lo más importante en un líder es tener la habilidad de reconocer la época que le toca vivir dentro de la organización y poder concluir un análisis adecuado de lo que sería más apropiado hacer según cada circunstancia. Una pregunta que surge es ¿Qué pensaría Maquiavelo si viera la forma en la que se conducen las organizaciones? ¿Le parecería muy distinta de la forma de dirigir un ejército de su época?. Y creo que la respuesta sería que no hay muchas diferencias porque si bien los errores no se pagan literalmente con la vida, en cierta forma se deja la vida en las empresas, ya sea por las horas dedicadas dentro y fuera de las oficinas, las tensiones y el tan conocido stress, muy común en nuestro días, y la agresiva competencia que se da con el objetivo de mantener el puesto o acceder a uno de mayor jerarquía, y ni hablar de la pérdida de éste, lo que implica una muerte social. Por lo expuesto sí considero que Maquiavelo con su libro “El Príncipe” puede proporcionar datos de valor para los lideres. 18 ¿Aprendizajes para un líder del siglo XXI? MATERIAL DE APOYO Nicolás Maquiavelo, “El Príncipe” ,1513. Al Ries - Jack Trout, “Marketing de guerra”, 1986. Yahoo.com, Buscador Experiencia personal 19