Trabajo practicas de autocuidado, capacidad funcional y depresion
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Trabajo practicas de autocuidado, capacidad funcional y depresion
FACULTAD DE ENFERMERÍA PRACTICAS DE AUTOCUIDADO, CAPACIDAD FUNCIONAL Y DEPRESION EN ADULTOS MAYORES. C.S. 9 DE OCTUBRE. 2013 Tesis para optar el Título Profesional de Licenciada en Enfermería. AUTORAS: Bach. Enf. Susan Camacho Serrantes Bach. Enf. Iris Lachuma Viera Asesores: Dra. Maritza E.VILLANUEVA BENITES Dra. Zoila E.LEITÓN ESPINOZA. Dr. Eliseo ZAPATA IQUITOS – PERÚ. 2014 RESUMEN Con la finalidad de determinar la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre, se realizó este estudio descriptivo correlacional. A 86 personas mayores se les aplicó los indices de Katz, Lawton, GDS, la escala de autocuidado de Leitón que permite evaluar la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en sus dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual, consta de 80 ítems (confiabilidad 0.91); para el procesamiento datos se utilizó el SPSS versión 21.0. Los hallazgos mostraron el perfil de adultos mayores: edad promedio 71.06 años+71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años, 54.6% son mujeres, 68.6% casados o convivientes, el 77.9% tienen educación primaria, 79% religión católica y 75.6% poseen seguro de salud. El 92.8% son independientes en la capacidad funcional básica y el 62.8% independientes en la capacidad funcional. El 59.3% de adultos mayores no muestran manifestaciones de depresión, 27.9% con probable depresión y 12.7% con depresión establecida. El 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular. De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se determinó que las medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en las mujeres, en el cuidado de: oídos (22.7+2.1), sueño (16.9+1.2), pies (16.4+1.5), memoria (15.6+2.1) y ojos (12.2+1.6). Mientras que las mujeres mostraron puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.2+1.6), nutrición (14.7+1.3), boca (13.9+2.2), eliminación (13.9+1.3); sin embargo la prueba t student demostró que solamente existe diferencias estadísticas significativa en el cuidado de piel (p=0.032). Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.85, p<0.01), cuidado de la memoria (r=0.71, p<0.01), cuidado de pies (r=0.65, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.61, p<0.01). Es decir que, los adultos mayores que informan mejor cuidado en la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado. La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=-0.38, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado. Palabras clave: autocuidado-capacidad funcional- depresión- ancianos TESIS APROBADA EN SUSTENTACIÓN PÚBLICA EN LA FACULTAD DE ENFERMERÍA EN LA FECHA …………………. POR EL JURADO CALIFICADOR CONFORMADO POR: …….………………………………………………….. Mgr.. Zulema Orbe Gaviola Presidenta …….………………………………………………….. Mgr. Juanita de Fatima Tejada Gastelo. Miembro …….………………………………………………….. Dra. Maritza Evangelina Villanueva Benites. Miembro / Asesora DEDICATORIA Dedico este trabajo a Dios eternamente agradecida por darme la vida, por ser guía de mis pasos en todo momento. A mis padres Fernando Camacho Rivera y Pastorita Lotzi Serrantes Sanchez por su amor, paciencia y apoyo incondicional de siempre para culminar mi carrera profesional. Asi mismo a mis hermanos con mucho cariño por el apoyo que me brindaron durante mis estudios. A mi hija Alexia, ella me llena de fortaleza, es el motor y motivo para seguir superándome. A mi esposo Víctor, como muestra de mi amor, gracias a sus consejos y apoyo incondicional. Susan Y. Camacho Serrantes. DEDICATORIA Agradezco a Dios por darme la fortaleza para seguir adelante y poder vencer los obstáculos que se presentan durante mi vida. A mis padres por todo el apoyo y ayuda incondicional que me brindaron, gracias a su sencillez y humildad pude llegar a culminar mi carrera profesional. A mi hijo el cual me da brinda valor y fortaleza para seguir luchando por ser una profesional. A mi esposo con mucho amor. Iris Lachuma Viera. RECONOCIMIENTO Queremos expresar nuestro más sincero y profundo agradecimiento - A la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana por brindarnos la oportunidad de realizar nuestra Tesis y así contribuir al desarrollo de nuestra disciplina y desarrollo personal. - A nuestra asesora Dra. Maritza E. Villanueva Benites, por su acompañamiento académico y personal durante el desarrollo de la presente tesis, compartiendo sus conocimientos científicos y enseñándonos la ruta de la investigación en enfermería - A las(os) enfermeras (os) docentes que nos inculcaron para seguir por un buen camino, gracias a sus enseñanzas y el apoyo incondicional que nos brindaron durante nuestra carrera profesional. - A las personas mayores que acuden al centro de salud 9 de octubre que nos apoyaron y colaboraron durante las encuestas realizadas. - Al personal de enfermería del Centro de Salud 9 de Octubre, por su apoyo incondicional y colaboración para poder llevar adelante este proyecto. ÍNDICE DE CONTENIDO CAPÍTULO_I 1. Pág. INTRODUCCION 1.1. Introducción 10 1.2. Problema de investigación 13 1.3 Objetivos 14 CAPÍTULO_II 2. MARCO TEÓRICO 15 2.1. Antecedentes 15 2.2. Bases teóricas 20 2.3 Definiciones operacionales 47 2.4 Hipótesis 49 CAPÍTULO_III 3. METODOLOGÍA 50 3.1. Método y diseño 50 3.2. Población y muestra 51 3.3 Técnicas e instrumentos 53 3.4 Procedimiento de recolección de datos 55 3.5. Protección de los derechos humanos 56 3.6. Análisis de datos 57 3.7. Limitaciones del estudio 57 CAPÍTULO_IV 4. Resultados 58 5. Discusión 74 6. Conclusiones 81 7. Recomendaciones 82 8. Referencias bibliográficas 83 Anexos ÍNDICE DE TABLAS Pág. Tabla 1 Características de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 58 Tabla 2 Nivel de capacidad funcional de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 62 Tabla 3 Nivel de depresión en adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 64 Tabla 4 Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 66 Tabla 5 Medias de autocuidado (dimensiones) de los adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 68 Tabla 6 Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 69 Tabla 7 Depresión y prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 71 Tabla 8 Matriz de correlación, entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos mayores (N=86). 73 ÍNDICE DE GRÁFICOS Pág. Gráfico 1 Capacidad funcional básica e instrumental de adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 61 . Gráfico 2 Nivel de depresión en adultos mayores. Centro de Salud 9 63 de Octubre. Belén. 2013 Gráfico 3 Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Gráfico 4 Comparación de medias de prácticas de autocuidado en 67 adultos mayores, según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 65 CAPÍTULO I 1.1. INTRODUCCIÓN Según el Instituto Nacional de Estadística INEI, en el Perú actualmente hay 2‟700.000 personas mayores de 60 años, lo que representa el 9% de la población total del país, en cuanto a género, al año 2012, la población de mujeres mayores de 60 años asciende a 1‟986.709 personas; mientras tanto, la población masculina es de 1‟845.565. Cada año, los adultos mayores aumentan en 3,3% y se espera que al año 2021, dicho grupo poblacional sea de 3‟727.000 y represente así el 11,2%1. De otra parte, de acuerdo a la encuesta nacional de hogares realizada en el II trimestre de 2012, en el ámbito nacional los adultos mayores presentan ciertas características sociodemográficas como las siguientes: 39% de los hogares albergan adultos mayores, de estos el 36,4% son familias nucleares, 36, 8% son familias extensas, 28,6% presenta problemas en su estado nutricional, la tasa de pobreza en los adultos mayores es del 30%. Este grupo poblacional constituye un sector de alta demanda potencial de servicios de atención de salud: un 73,2% presentó algún problema de salud (ENAHO, 2012). Sin embargo, solo el 25,7% ha acudido en busca de atención a establecimientos de salud públicos, el 10,4% a servicios de salud privados y un 52,1% no buscó atención2. En la región Loreto algunos estudios han informado la problemática de este grupo poblacional, se ha identificado que los varones mayores presentan mejor capacidad funcional que las mujeres mayores, tanto en las actividades básicas de la vida diaria y las actividades; así mismo, los varones mayores presentaron mejor estado de ánimo que las mujeres mayores, el 63,2% de ellos presentó estado de ánimo normal y solo el 7, 9%% depresión establecida. Mientras que, una tercera aparte de las mujeres mayores presenta probable depresión (30%) y 13,3% depresión establecida (Villanueva, 2011)3. Estos datos muestran una realidad, existiendo escases de información respecto a las prácticas de autocuidado y el correlato existente entre ellas. La presencia del déficit de prácticas de autocuidado en los adultos mayores y los determinantes que ejercen influencia en la misma son desconocidos en el ámbito nacional y regional. En un estudio realizado por López y Vásquez durante el I semestre 2013, en dos asentamientos humanos de la jurisdicción del centro de salud 9 de octubre, se reportó la presencia de enfermedad en el 70% de las familias encuestadas y riesgos de salud en la población adulta mayor, especialmente la falta de evaluación mental, vacunas incompletas, problemas visuales y auditivos4. Las cifras anteriormente citadas muestran que en el Perú y en particular en la región Loreto, el autocuidado de las personas mayores no ha tomado aún la importancia que requiere; es muy poco lo que se ha estudiado sobre ello y lo que existe está relacionado con un enfoque biomédico, enfatizando en los problemas de salud. No se involucra a la persona adulta mayor como actor competente que tiene la capacidad de tomar decisiones, controlar su propia vida y asegurarse la posibilidad de gozar de bienestar. En la práctica la mayoría de las instituciones que trabajan con la persona adulta mayor no cuentan con programas integrales, se desarrollan actividades fragmentadas generalmente orientadas a los aspectos recreativos y de socialización5. Asimismo, cuentan con escaso personal capacitado para brindar educación sobre como ejercer su autocuidado integral. Por lo tanto la relevancia de esta investigación es conocer las prácticas de autocuidado que realiza el adulto mayor en las dimensiones biopsicosocial y como influencia capacidad funcional y la depresión y a partir de ello se pueda implementar políticas y programas de autocuidado para promover un envejecimiento con bienestar y mejorar su calidad de vida donde el adulto mayor sea el protagonista de su cuidado. Para enfermería la presente investigación cobra importancia en su rol educador como promotor de salud, innovador, evaluador y conductor de estrategias educativas-pedagógicas así como de diversos programas siendo para ello necesario que conozca el comportamiento del autocuidado y los diferentes factores contribuyentes para mantener la salud y bienestar, para que a través del autocuidado respondan a las necesidades y expectativas de los adultos mayores para el desarrollo de aptitudes personales y de la adquisición de habilidades y conocimientos dentro del proceso enseñanza aprendizaje. Teniendo en cuenta la situación problemática expuesta y existiendo escasos antecedentes empíricos realizados con estas variables, es compromiso de enfermería dar respuesta a esta realidad demográfica y social con el fin de mejorar la calidad del cuidado del adulto mayor, y así aportar en la construcción de una sociedad para todas las edades, siendo esto lo que motivó a investigar para dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿Cuál es la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013? 1.2.PROBLEMA DE INVESTIGACION ¿Cuál es la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013?. 1.3.OBJETIVOS 1.3.1. GENERAL Determinar la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013?. 1.3.2. ESPECÍFICOS. - Identificar el nivel de capacidad funcional de los adultos mayores. - Identificar el nivel de depresión de los adultos mayores. - Identificar el nivel de prácticas de autocuidado en los adultos mayores - Relacionar el nivel de capacidad funcional, depresión y las práctica de autocuidado de los adultos mayores en estudio CAPITULO II 2. MARCO TEORICO 2.1. ANTECEDENTES Pocos son las investigaciones sobre las variables de estudio que han abordado las prácticas de autocuidado del adulto mayor ante los cambios biosicosociales y espirituales desde la perspectiva integral, dentro de ellas cabe mencionar las siguientes: Millán (Cuba, 2010) realizó un estudio descriptivo transversal en un municipio cubano con el objetivo de evaluar la capacidad y percepción de autocuidado del Adulto Mayor en la comunidad. De un universo de 354 ancianos de 3 consultorios, se seleccionaron 195, a los cuales se les aplicó un Instrumento diseñado al efecto para medir su nivel de autocuidado. Los resultados arrojaron que el 50,5% de los hombres y el 43,3% de las mujeres no se cuidan adecuadamente, existe un déficit de autocuidado cognoscitivo-perceptivo en el 46,7%, un 9,8% tienen déficit parcial y 5,6% déficit total. De los 121 pacientes cuyo nivel de autocuidado es inadecuado el 75,2% son independientes y el 63,6% perciben su estado de salud aparentemente sano, concluyéndose que no obstante la gran mayoría de los adultos mayores estudiados ser independientes para realizar las actividades de la vida diaria, estos no desarrollan adecuadamente sus capacidades de autocuidado, por lo que el grado funcional independiente es una condición necesaria pero no suficiente para un buen autocuidado, los adultos mayores que perciben algún riesgo para su salud se cuidan más que los que se perciben sanos. El instrumento aplicado define la actividad de autocuidado en las personas mayores, recomendándose su introducción en la evaluación gerontológica en la Atención Primaria de Salud, contiene variables de autocuidado como Actividad Física, Alimentación, Eliminación, Descanso y Sueño, Higiene y Confort, Medicación, Control de Salud y Hábitos Tóxicos6. Lara y Hernandez, (Chile, 2009)7 en un estudio sobre el Perfil Sociodemográfico de Salud y Funcionalidad en Adultos Mayores en una comunidad en Chile tuvieron la misma tendencia aunque los porcentajes de los sin depresión fueron menores (52%), algo más de un cuarto de ellos cursaría con una depresión leve (30%) y los restante con depresión establecida (18%). Leitón, Sagásteui y Santillan (Perú, 2008)8, en una investigación de un programa de consulta externa con adultos mayores, encontraron relación significativa entre la práctica de autocuidado e independencia funcional tanto en las actividades básicas de la vida diaria como en las instrumentales. Es decir, el 73% que tuvo buen autocuidado fueron los independientes y los que tuvieron 62,5% con autocuidado regular fueron los moderadamente dependientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD); y en las actividades instrumentes de la vida diaria (AIVD) los que tuvieron 65,7% fueron los independientes y los que tuvieron 77,7% con autocuidado regular fueron los moderadamente dependientes. Castro e Isla (Perú, 2008,) midieron la efectividad de un programa educativo de envejecimiento saludable en el autocuidado del adulto mayor, reportaron que el 92% tuvo un nivel de autocuidado regular y un 8% autocuidado alto, considerando los aspectos de nutrición, ejercicio, sueño/descanso, manejo del estrés y autoconcepto/autopercepción para un envejecimiento saludable9. Vidal y Tiznado (Perú, 2008)10 evaluaron a adultos mayores que acuden a un Centro de salud, reportaron que el 78,3% no presentó depresión, el 3,9% estuvieron ligeramente deprimido y el 7,8% muy deprimidos. Igualmente en un estudio realizado por Sagástegui (Perú, 2008), encontró que el 93% no estaban deprimidos y sólo el 7% tuvieron depresión moderada11. Cerquera (Colombia, 2007)12 realizo un estudio para identificar la relación existente entre el estado de los procesos cognitivos y el nivel de depresión de las adultas mayores de un asilo; aplicaron dos instrumentos (el Minimental y la Escala Geriátrica de Depresión de Beck), muestreo no probabilístico de 67 adultas mayores; informaron elementos correlacionales de deterioro y depresión con eventos significantes del ciclo vital. Esta investigación se basa en la necesidad de establecer condiciones reales de las adultas mayores en cuanto a las dos variables y su correlación, para así mejorar la salud mental y emocional de esta población, a partir de acciones emprendidas por los profesionales que las asisten. Los resultados permiten concluir que existe correlación entre el deterioro en los procesos cognitivos y la presencia de depresión. Barrantes (Mexico, 2007)13, estudió el correlato entre la dependencia funcional y enfermedades crónicas, encontró que el 77% de adulto mayores fueron independientes en AIVD, de los dependientes en AIVD 12,5% presenta dependencia severa y 10,5% dependencia leve. Desde el punto de vista de funcionalidad, Barrantes y col. (2007) en su estudio de dependencia, evidenciaron que las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) con mayor deficiencia fueron las relacionadas con el aparato locomotor y la incontinencia urinaria. Medina (2006), en un estudio sobre depresión y autocuidado en el Adulto mayor, en un centro de salud, encontró una relación significativa entre el nivel de Depresión y el Nivel de Auto cuidado, (p< 0,01), lo que indica que a medida que aumenta el nivel de depresión tiende a disminuir el nivel de auto cuidado14. Bacca, González y Uribe (2005)15, en un estudio de adultos mayores colombianos aplicaron la escala de depresión de Yesavage, observaron que el 76,6% de la muestra se ubica en el rango de normalidad, mientras que el 19,4% se ubica en depresión leve y el 4% figura con depresión establecida. Lescano y Moreno (2004)16 en un estudio sobre depresión del adulto mayor hospitalizado en relación al grado de dependencia y tiempo de hospitalización, encontraron que el 60% evidenció depresión leve y el 40% depresión moderada. En cuanto al estado de animo y autocuidado podemos mencionar a Oquendo y Soublet (2003), en un estudio descriptivo sobre la depresión como un problema de salud en un hogar del adulto mayor, encontraron que los diagnósticos de enfermería más utilizados en la depresión fueron: déficit del autocuidado, deterioro de la comunicación verbal, alteración del mantenimiento de la salud, déficit del mantenimiento doméstico, disfunción sexual, déficit de la movilidad física, déficit de las actividades recreativas, deterioro de la integridad cutánea, insomnio, deterioro de las interacciones sociales, aislamiento social, afrontamiento individual y familiar inefectivo, alteración del desempeño del rol17. Dichos diagnósticos estaría reflejando la necesidad de intervención en actividades de autocuidado de su vida cotidiana por estar viviendo un estado depresivo. Alva, Leitón y Santillán (La Libertad, 2002), en una investigación sobre efectos de un programa educativo de autocuidado en salud del adulto mayor encontraron en el pre test que la mayoría tenía un nivel de autocuidado regular (67,65%), seguido de bueno en un 32,35% en el aspecto biológico y psicosocial. Según la OPS/OMS (2001)18, al reportar los resultados de la encuesta de Salud Bienestar y Envejecimiento (SABE) encontraron que la independencia funcional para realizar la ABVD en los adultos mayores de Bridgetown, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, Sao Paulo varían entre el 76% y 67% y a medida que aumenta la edad empiezan a tener dificultades para realizar de manera independiente estas actividades. Por su parte, Santana (2001) señala en su estudio que la ABVD más afectada correspondieron a bañarse y la menos afectada fue la de comer19. Falla (Perú, 2001) en un estudio sobre autocuidado del Adulto Mayor Cesante y Jubilado, reportó que antes de aplicar el programa el nivel de práctica de autocuidado en la mayoría (80%) fue regular. Así mismo, en la dimensión de autocuidado nutricional, ejercicio, manejo del estrés, la mayoría obtuvo un puntaje regular con 56%, 80% y 56% respectivamente. También en la dimensión de recreación, descanso y sueño fue regular con un 72% y 40% respectivamente20. 2.2.BASES TEORICAS 2.2.1. Autocuidado para la vejez 2.2.1.1. Definición del envejecimiento y autocuidado El término envejecimiento es indicativo de un proceso y no de un estado. Lleva implícita la idea de continuidad. La acción de envejecer, es un proceso continuo que se materializa a lo largo de la vida (Agulló, 2001)21. Se considera el envejecimiento desde varios puntos de vista. Una definición más completa es la de OPS/OMS, que define envejecimiento como un proceso universal, continuo, irreversible, dinámico, progresivo, declinante, individual y por el momento inevitable, que se asocia al paso del tiempo tornando al individuo más vulnerable al medio y merma su capacidad de adaptación a los retos de la vida y que está influenciado tanto por factores genéticos, ambientales como por la capacidad de adaptación del ser humano. En ese proceso de envejecer a través del ciclo vital, la vejez es la última etapa y aquí se ubica al adulto mayor22. El envejecimiento “usual” es el resultado de una combinación entre el efecto del tiempo, las características propias de un sujeto y un estilo de vida determinado. En este tipo de envejecimiento existe una pérdida de capacidades funcionales, la cual es relativamente pequeña y no interfiere con mantener una vida normal, independiente y de calidad. Por lo mismo, cuando se habla de la salud en el adulto mayor es mejor expresarla en términos de “funcionalidad” más que la presencia o ausencia de enfermedad. Aunque este envejecimiento usual no es patológico, se le considera de alto riesgo para una morbimortalidad elevada cuando se le compara al envejecimiento “óptimo” o “exitoso”, el cual resulta del paso del tiempo combinado con un estilo de vida favorable y un efecto mínimo o nulo de la enfermedad, donde además existe mayor reserva funcional que se traduce como robustez, mayor funcionalidad y estado más prolongado de salud. Dentro de este contexto el adulto Mayor, es la persona de 60 años y más, ser único y complejo con cambios biopsicosociales propios del envejecimiento. Con un desarrollo normal y con tareas propias en las que puede disfrutar de bienestar y satisfacción, pero que está asociado a una etapa de crisis y a un proceso de pérdida en toda su integridad y complejidad, tornándolo más vulnerable, y como ser de cuidado, inacabado y proyecto infinito tendrá que desarrollar un nuevo sistema adaptativo para el mantenimiento de una existencia con bienestar. Si bien es cierto que todos los cambios y pérdidas biopsicosociales dificultan la satisfacción de las necesidades a las personas que envejecen y restringen las oportunidades de desarrollar sus potencialidades, trascender, controlar su vida y ejercerla plenamente, si es posible que los adultos mayores logren alcanzar un envejecimiento con bienestar debido a que el desarrollo humano se conceptúa como un ser inacabado, en continuo devenir, como “ser haciéndose”´ en forma permanente. Así, alcanzar un envejecimiento con bienestar constituye uno de los más grandes retos del ser humano. Al respecto Ebersole (2005) define que para una persona adulta mayor ``bienestar es el balance entre sus entornos internos y externos y sus proceso emocionales, espirituales, sociales, culturales y físicos, que le permiten estar en su nivel óptimo de funcionamiento y lograr una existencia buena y satisfactoria”23. Esta definición aclara que los adultos mayores, con sus particularidades tienen su propio nivel máximo de bienestar que debe considerarse cuando se aplica en concepto de salud en general. Según las perspectivas adoptadas por el programa mundial sobre el envejecimiento, de la OMS (2002)24, presenta un modelo holístico relativo a la salud y bienestar de las personas de edad, donde propone que depende en gran medida del mantenimiento de una gran actividad física y cognitivas, alimentación saludable, enfermedades y discapacidad, adaptación, prevención de las y participación en actividades sociales, productivas y placenteras. Ajuste a nuevos roles familiares, sociales, recreativos, culturales, educativos y laborales. Utiliza el tiempo libre. Cuenta con un ingreso económico mensual. Mantiene independencia, dignidad y alcanza la autorrealización. También Litvak (1989:48)25, al referirse a los determinantes de un envejecimiento sano, menciona la autonomía, la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad promoviendo estilos de vida saludables a través del autocuidado; apoyo familiar y comunitario; participación en la vida económica y productiva, contar con el acceso a los servicios de salud; con una vivienda adecuada, con ambiente sin contaminación y con seguridad vial. Tomando en cuenta los conceptos y factores antes mencionados, podríamos decir que una persona que vive una vejez con bienestar se caracterizada porque: - Se adapta a los cambios y pérdidas propias del envejecimiento. - Aprende permanentemente, con actitud de crecimiento personal.. - Asume con responsabilidad su autocuidado en la salud enfermedad. - Comparte sabiduría y experiencia. - Trabaja productivamente. - Disfruta del tiempo libre. - Hace ejercicio regularmente. o - Consume dieta sana y natural. - Puede satisfacer sus necesidades básicas. - Espera con paciencia los resultados de los eventos de la vida. - Siente que la vida ha valido la pena. - Acepta su vida con sus triunfos y fracasos. - Desempeña un papel útil y satisfactorio. - Es afectuoso, con estado de ánimo positivo y buen humor. - Mantiene una buena autoestima e integridad de su yo. - Cuenta con apoyo social (familia, amigos y comunidad). - Tiene compañía y afecto. - Asume que tiene un proyecto de vida que cumplir. - Es independiente. - Tiene seguridad económica y vivienda. - Tiene fe. - Trasciende - Mantiene una actitud positiva hacia la muerte. Por lo tanto en la construcción de un envejecimiento con bienestar compromete a todos los actores sociales como el Estado, la sociedad, la familia y la persona, en este caso a las personas adultas mayores para convertirse en su propio agente de cuidado. Así el adulto mayor como protagonista principal mantendrá una actitud creativa, constructiva favorable al cambio y futurista, partiendo de la premisa de que la persona construye la vejez que desea y la promoción de la salud a través del autocuidado es la mejor estrategia. En la declaración de Alma Ata la OMS reitera que „‟La salud es un derecho fundamental‟‟, establece la responsabilidad del estado y señala que la Atención Primaria es la estrategia para alcanzar esa meta. Así mismo, en la carta de Ottawa emanada de la Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud en 1986 señala que: „‟La promoción de la salud consiste en proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer mayor control de la misma y que para alcanzar el estado adecuado de bienestar físico, mental y social; un individuo o grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de cambiar y adaptarse al medio ambiente con un espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación‟‟. Por lo que la promoción de la salud es la mejor alternativa para crear un futuro con bienestar, y en ese sentido el autocuidado es la estrategia de elección para lograrlo. Según Coppard y col, referido por OPS/OMS26 el autocuidado comprende todas las acciones y decisiones que toma una persona dirigida a mantener y mejorar la salud para prevenir, diagnosticar y tratar su enfermedad; y las decisiones de utilizar los sistemas de apoyo formal e informal de salud. Orem, en su teoría de enfermería sobre autocuidado, lo define como “la práctica de actividades que una persona inicia y realiza por su propia voluntad para mantener la vida, la salud y el bienestar. El autocuidado es una conducta que se aprende y surge de combinaciones de experiencias cognitivas y sociales. Es importante puntualizar que el autocuidado constituye un proceso de desarrollo de aptitudes, habilidades y conocimientos (Orem, 1983)27. El autocuidado es la contribución constante que cuando se hace eficazmente contribuye a la integridad. Y se da a través de los 3 requisitos de autocuidado: universal, de desarrollo y de alteración de la salud: Los requisitos universales del autocuidado son comunes a todos los seres humanos e incluyen la conservación del aire, agua, alimentos, eliminación, actividad y descanso, soledad e interacción social, la prevención de riesgos y promoción de la actividad humana. Los Requisitos del Desarrollo, son los requisitos determinados por el ciclo vital y varían en períodos específicos adaptados a las circunstancias y necesidades de cada etapa. En el caso del envejecimiento normal se tendrán en cuenta los requisitos universales y los de desarrollo. En cuanto a las Alteraciones o Desviaciones de Salud, estos son para las personas que están enfermas, con daño, con formas específicas de patologías todas ellas bajo el diagnóstico y tratamiento médico. Cuando se satisface eficazmente estos 3 tipos de requisitos, se produce condiciones humanas y ambientales que, sostiene los procesos vitales dentro de límites normales, sostienen el desarrollo de acuerdo con la diversidad humana, previene daños y estados patológicos, contribuye a la regulación y control y curación de los procesos patológicos manteniendo así la vida, la salud y el bienestar. Orem menciona que la persona posee las capacidades, aptitudes y la voluntad de comprometerse y de llevar a cabo su autocuidado. En este contexto el rol de la enfermera, consiste en ayudar a la persona a avanzar en el camino para conseguir responsabilizarse de su autocuidado utilizando cinco modos de asistencia: actuar por otro, guiar, apoyar, procurar un entorno que favorezca el desarrollo de la persona y enseñar. Para ello la enfermera se vale de tres modos de actuación: sistema de intervención totalmente compensatorio, parcialmente compensatorio o de asistencia/enseñanza según la capacidad y la voluntad de la persona. Al considerar el autocuidado para un envejecimiento con bienestar tomando en cuenta los cambios propios del envejecimiento los modos más indicados serán el de enseñanza, orientación o guía y proporcionar las condiciones ambientales adecuadas para su desarrollo personal y de igual manera el sistema de asistencia/enseñanza, donde el adulto mayor tomará sus decisiones controlará su comportamiento y podrá adquirir conocimiento y habilidades. Aunque el adulto mayor en cualquier momento puede tener necesidad de los otros sistemas de enfermería. Se hace necesario destacar que el fundamento del autocuidado es un compromiso, pues expresa un acto de reafirmación, responsabilidad al actuar ante una situación reconocida de valor personal o social. La importancia del autocuidado en los adultos mayores es que ayuda a mantener la independencia funcional (biosicosocial), los procesos vitales y el funcionamiento integrado. Además ayuda a promover el crecimiento y el desarrollo normal, a prevenir o regular las enfermedades o invalidez y sus efectos, a mejorar la interacción entre las personas mayores y los sistemas de servicios sociales y de salud. Así mismo, proporciona satisfacción personal y una actitud positiva hacia la muerte. Por lo tanto el autocuidado se convierte en un elemento básico indispensable para un envejecimiento con bienestar y para lograrlo es necesario que el adulto mayor realice medidas de autocuidado. 2.2.1.2. Autocuidado en el aspecto biológico para una vejez con bienestar 2. 2.1.2.1. Autocuidado de los sentidos Las medidas de autocuidado de los sentidos van a contribuir a que el adulto mayor se relacione adecuadamente en su medio ambiente y sea más independiente y disfrutar del mundo que nos rodea. Entre los principales cambios normales de la visión tenemos: disminución de la agudeza visual, mala acomodación. Alteración de percepción de los colores con dificultad para diferenciar el azul, verde y violeta, hipersensibilidad a la luz y resplandor; disminución de la capacidad para adaptarse a los cambios en la cantidad de luz y disminución de la producción de lágrimas (Ayalon y cols)28. Las medidas de autocuidado de los ojos están orientadas a la seguridad ocular y prevención de enfermedades y complicaciones. Entre las más importante tenemos: Evitar el paso brusco de la oscuridad a la luz. Iluminar muy bien su hogar especialmente en las noches. Tener ayudas visuales como lentes de aumento, libros, calendarios de letras grandes. Utilice colores y contrastes en su medio ambiente. Evite el resplandor de lunas o superficies brillantes y luz solar directa. Lleve sombrero de ala ancha o gorra y si es posibles lentes que absorba el 100% de luz ultravioleta cuando salga de casa. Evite manejar especialmente en las noches. Acuda cada año al especialista (oftalmólogo) e inmediatamente si presenta alteración de la visión brusca e inexplicable (Nogueron y col., 2000)29. El principal cambio del gusto y del olfato es una disminución de la capacidad de percibir los olores y sabores debido a una atrofia de las fibras olfatorias y gustativas. En cuanto al tacto existe disminución de la sensibilidad. Entre las principales medidas de autocuidado tenemos: Prepare alimentos apetitosos y atractivos. Permanezca en la cocina o cerca de ella cuando se cocinen los alimentos. Prepare de preferencia alimentos de textura o consistencia normal. Controle su estado nutricional y pésese por lo menos 1 vez al mes. Coma en compañía. Mantenga limpia la cavidad bucal, porque aumenta el gusto y el apetito. Sirva la comida caliente para que se mantenga la sensación del gusto. Consuma limón y hierbas aromáticas en lugar del exceso de sal y azúcar. Incluya en las comidas, vegetales verdes, pues estos intensifican el gusto. Coloque tapones de seguridad a los balones de gas y evitar corrientes de aire. Moverse con cuidado por la disminución táctil en la planta de los pies. Valore bien el dolor, porque es posible que no pueda sentir el dolor intenso. Visite al médico periódicamente (Papalia y col., 2009)30. Los principales cambios que se presentan en los oídos son: la pérdida gradual de la audición o presbiacusia, tienen dificultad para percibir o captar los sonidos, así como para localizarlos y distinguirlos especialmente las consonantes como la S,Z,T,F y G, y el cerumen se vuelve seca y duro interfiriendo la transmisión del sonido. Entre las medidas de autocuidado tenemos: Evite exposición a ruidos ambientales. No utilice hisopos de algodón para limpiar el conducto auditivo, tampoco instrumentos punzantes. Siga indicaciones médicas para eliminar el cerumen impactado. Evite levantarse bruscamente de la cama. No aplicarse gotas al oído sin prescripción médica o vencidas. Visite al médico especialista para control y detección de enfermedades. También acuda al médico si tiene dificultades para oír por teléfono, no comprende las palabras, palabras, pide que le repitan las responde de manera inadecuada, ciertos sonidos son excesivamente molestos o fuertes, disfruta menos de la televisión, la música, los demás se quejan que usted pone el volumen de la televisión o radio demasiado alto y tiene la impresión de que otros hablan entre dientes (OPS/ OMS, 2004)31. 2.2.1.2.2. Autocuidado de piel y anexos En la vejez la piel generalmente se vuelve seca, arrugada, frágil, disminuye la elasticidad, con adelgazamiento. Lentitud de las cicatrizaciones de heridas y mayor probabilidad de desarrollo de infecciones, tumores cutáneos y tendencia a hematomas. Disminuye la capacidad para sentir calor o frío, menos sudoración, uñas quebradizas, frágiles, deformes, gruesas y el pelo se vuelve cano con caídas parcial o total del mismo (calvicie). Las medidas de autocuidado están orientadas a que la piel y anexos se mantengan sanos e íntegros para lo cual es necesario: conservar su piel seca, limpia, lubricada. El baño completo 2 o 3 veces por semana de ducha preferentemente. Dese masajes por todo el cuerpo, especialmente en codos, coxis, rodillas. Lave su cabello por lo menos 1 a dos veces por semana, con shampoo suave. No use ligas o peinados que tensionen el cabello. Use la ropa cómoda de acuerdo a la estación y necesidades, preferentemente de lana, lino o algodón. No permanecer sentado/a en la misma posición por más de una hora. Examine su piel mensualmente y un examen médico cada año. Evite el uso de compresas o botellas de agua caliente. Aplíquese crema de alto poder protector solar si se expone al sol entre las 10 am. y 15 horas. No tome baños de sol. La mejor defensa contra el cáncer de piel es prestar atención a los signos de advertencia como (aparición de lunares, verrugas o manchas oscuras. Si un lunar empieza a crecer o se vuelve doloroso o cambia de color. Cambio de color de la piel. Si una herida no cicatriza. Descamaciones, exudaciones, formación de costras. Lesiones, grietas picazón, enrojecimiento y sangrado en piel o hematomas) (Leitón y Ordóñez, 2003). 2.2.1.2.3. Autocuidado para la salud bucal El envejecimiento puede producir cambios en las estructuras y función de la cavidad bucal como: disminución de la saliva, mayor desgaste de la superficie de los dientes, pérdida del hueso alveolar, dientes afilados y quebradizos. Disminución del gusto. Mayor sensibilidad. Las encías se adelgazan favoreciendo la pérdida de los dientes. Las medidas de autocuidado están dirigidas a la conservación de los dientes, digestión y nutrición, aumenta la autoestima y favorece la mejor comunicación. Las más importantes son: Cepillase los dientes después de comer alimentos y principalmente después del desayuno, almuerzo y comida. De igual manera si tuviera prótesis dental. Use pasta dental o bicarbonato de sodio, para el cepillado de dientes. Use hilo dental después del cepillado de dientes. No use los mondadientes que moviliza las piezas dentarias y produce lesiones. Consuma una alimentación balanceada sin exceso de dulces y harinas que producen caries. Use prótesis dental si le faltaran los dientes naturales y mantenga la limpieza y el cuidado necesario. Acuda al dentista por lo menos cada seis meses y si tiene prótesis dental 1 a 3 veces al año. Se recomienda el cambios de la prótesis dental cada cinco años o según lo recomiende el odontólogo (Quiroz, Morales y Lupercio, 2000)32. 2.2.1.2.4. Autocuidado nutricional Los cambios normales de mayor relevancia son los del gastrointestinal, sistema hígado, vías biliares y páncreas que afectan la función motora, secretora y absorción, interfiriendo la buena digestión de los alimentos y una repercusión en el estado nutricional de los mayores. Las medidas de autocuidado estarán orientadas hacia una alimentación saludable que va promover y mantener la salud, retrasar algunos cambios del envejecimiento, prevenir las enfermedades y ayuda en la recuperación de las mismas con la disminución de la morbilidad en la vejez (Mauk, 2008)33. Es difícil formular recomendaciones nutricionales para los adultos mayores porque es un grupo heterogéneo, por lo que se debe considerar sus características individuales. Así como, el peso, enfermedades, pobreza, actividad física, patrones culturales, etc. A continuación recomendaciones generales para adultos mayores sanos: Limitar el consumo de grasas y frituras, Sustituir la carne roja por carne blanca (pollo, pavo). Cocinar bajo de sal. Restringir el consumo de alcohol a una copa diaria. Mantener el consumo equilibrado de calorías, consumir calcio suficiente a diario, especialmente en las mujeres, tomar mínimamente el sol y el consumo diario de vitamina D debe ser de 400 a 600UI. Consumo todos los días frutas y verdura y beber agua en cantidad suficiente (aprox. 2 lts). Si es posible reparta su menú en 4 pequeñas comidas. Controle su peso periódicamente y disfrute de la comida, ´´el comer´´ debe ser un tiempo agradable para usted y su familia (OPS, 2004). 2.2.1.2.5. Autocuidado en el sueño Numerosos estudios han demostrado cambios en la vejez relacionados con la continuidad, duración y profundidad del sueño. Entre los principales cambios tenemos: disminución en la cantidad y duración del sueño debido a los constantes despertares, las siestas diurnas aumentan, aumento de la cantidad del sueño ligero y disminuye la del sueño profundo, y se levantan temprano por las mañanas. Las medidas de autocuidado están orientadas a la conservación del sueño adecuado favoreciendo la conservación de la funcionalidad y mejor desempeño en las actividades de la vida diaria: Levantarse y acostarse todos los días a la misma hora aún durante los feriados y fines de semana. Eliminar las siestas diurnas y si lo hace que no sea más de 30 minutos. Evitar en lo posible estrés y emociones fuertes. Hacer ejercicios pero no cerca de la hora de dormir. Realizar técnicas de relajación y respiratorios. Dieta liviana por las noches. Evitar el consumo de estimulante como: alcohol, tabaco, cafeína cerca de la hora de acostarse. Usar infusiones de manzanilla y tilo. Disminuir la ingesta de líquidos después de la cena y miccionar antes de ir a dormir. Condicionamiento de un ambiente adecuado para dormir: tranquilo, cómodo, con temperatura agradable, sin ruido, limpio, ventilado, etc. Leer, escuchar música, ver películas adecuadas, meditar, o rezar antes de dormir. Evitar el uso de medicamentos para dormir sin indicación médica (Cowely y cols., 2008)34. 2.2.1.2.6. Autocuidado y actividad física La actividad física y especialmente la marcha suele disminuir a edades más tempranas, que se acentúan cuando se llegan a los 60 años y más. En el envejecimiento los músculos, huesos y las superficies articulares sufren cambios que provocan una alteraciones en el cartílago, reducción de la masa muscular, la fuerza y la coordinación. La práctica de la actividad física permite un funcionamiento físico óptimo en los adultos mayores porque: Mantiene y prolonga la independencia física y psicosocial. Retarda el envejecimiento y/o lo hace más saludable. Es clave contra las enfermedades o ayuda a recuperarse de ellas especialmente enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, obesidad y depresión. Disminuye la mortalidad total. Potencia la capacidad de autocuidado y permite el control sobre las AVD y aumenta la seguridad, confianza en si mismo y bienestar general, de ahí la importancia de su práctica. Existe varios tipos de ejercicios que pueden realizar que van desde los más simples como caminar, correr, nadar, bailar, montar bicicleta hasta los ejercicios dirigidos; sin embargo, todos los ejercicios hasta los más simples proporcionan beneficios. Entre las precauciones que se deben tener en cuenta al realizar los ejercicios o actividad física tenemos los relacionados a la seguridad, prevención de complicaciones, confianza y autoestima, el tiempo, y limitaciones e individualidades. Treinta minutos de actividad moderada 5 días o más es una meta conveniente (OPS/OMS, 2002). 2.2.1.2.7. Autocuidado en la eliminación vesical e intestinal La incontinencia urinaria es uno de los síndromes más frecuentes en el adulto mayor. Una vejez normal no está asociada a la incontinencia, .sino que aumenta casi siempre con la edad. Lo importante es que puede ser curada, mejorada y tratada. Entre los cambios que ocurren en el envejecimiento tenemos: debilidad de la musculatura vesical, reducción de la fuerza a chorro de la orina y aumento de la excreción nocturna. Sin embargo estos cambios no son suficientes para causar la incontinencia urinaria. Dentro de los factores causales más comunes tenemos: infección urinaria, aumento de la próstata, prolapso uterino y disminución autocuidado de estrógenos entre otras. Las medidas de estarán orientadas a restablecer y/o mantener una eliminación vesical en el adulto mayor. Entre esas medidas se encuentra la reeducación de esfínteres y los ejercicios pélvicos. También establezca una rutina de eliminación. Orine antes y después de cada comida y antes de acostarse. Contraiga los músculos antes de toser, coger peso, o realizar cualquier maniobra que aumente la presión intra abdominal. Utilice cama baja, para facilitar la salida. Utilice vestimenta fácil de quitar y poner y elimine o limita su ingesta después de la 6 de la tarde porque favorece la micción durante la noche (García y Morales, 200035; Leitón y Ordóñez, 2003) El estreñimiento en los mayores puede atribuirse a una combinación de factores como el envejecimiento (atrofia de la mucosa y de la musculatura del intestino, las glándulas intestinales, disminución del peristaltismo), descenso de la movilidad y actividad física, la dieta, las enfermedades y las prácticas terapéuticas. Las medidas de autocuidado están dirigidas a prevenir, restablecer y/o mantener una eliminación intestinal normal en el adulto mayor, orientadas a las medidas dietéticas, ingesta de líquidos, ejercicios y reeducar la función del intestino. Así los alimentos deben ser ricos en fibra, ingiera entre 1,500 a 2,000ml de líquidos al día (agua o jugos), camine y realicen ejercicios, con especial énfasis en los ejercicios de fortalecimiento abdominal. Evite laxantes o enemas. Responda al deseo de defecar sin tardanza. Establecer una rutina de defecación. Adopte una posición adecuada en cuclillas o sentado y relajado elevando los pies en el suelo o sobre un taburete, mientras se inclina el cuerpo ligeramente hacia delante. Masajear el abdomen. Evite los esfuerzos para defecar y tenga un ambiente cómodo y privado (Suarez y Encinas, 200036; Leitón y Ordóñez, 2003). 2.2.1.2.8. Autocuidado de la memoria Entre los adultos mayores la ´´disminución de la memoria´´ es una queja frecuente y una fuente de preocupación. Estos fallos esenciales ocurren en el envejecimiento normal y corresponde a la pérdida de memoria a corto plazo y son los denominados ´´olvidos benignos de la ancianidad´´, pero no afectan el desenvolvimiento de la funcionalidad. Por otro lado esta pérdida de memoria no es generalizada a todos los adultos mayores, tal es así que muchos de ellos mantienen su capacidad de memoria intacta y conservada. Las medidas de autocuidado estarán dirigidas a mejorar y mantener la memoria porque posibilita el fortalecimiento de la identidad, rescatar la cultura, la historia y la tradición y sirven como nexos en la socialización de las nuevas generaciones. El autocuidado será dado considerando las fases de la memoria de registro, retención y recuerdo. Entre ellos podemos mencionar: Intentar memorizar visualizando, nombres de personajes de la TV, y de las revistas, etc. que les hayan sido presentadas recientemente. Imaginarse a si mismo haciendo acciones. Al acostarse, visualice a ´´modo de película´´, todo lo que haya realizado durante el día. Tenga un lugar fijo y estable para colocar los objetos de uso cotidiano. Identificar similitudes o diferencias en imágenes aparentemente similares. Asocie parejas de palabras o números de teléfonos. Solucione problemas de cálculo. Describa la orientación de su vivienda y haga un plano de la misma. Situé el mayor número de objetos en cada una de las estancias. Narre con su referencia de tiempo, algunos acontecimientos importantes de su vida (Calso, 2001)37. 2.2.1.2.9. Autocuidado en el aspecto biopsicosocial y espiritual para una vejez con bienestar La autoestima es una de las primeras necesidades de todo ser humano para su desarrollo psicosocial y para la construcción de una vida plena y satisfactoria. En la última etapa de la vida, la autoestima cobra una relevancia especial y puede estar afectada con cambios físicos, enfermedades, bienestar psicológico, y actitudes sociales compatibles con el fenómeno de ´´viejismo´´. Sin embargo, frecuentemente nos encontramos con personas que siguen disfrutando de la vida y manteniendo buena autoestima. Por lo tanto es necesario dirigir el autocuidado para elevar y mantener una autoestima positiva así los adultos mayores se sentirán útiles, amados, aceptados, desarrollarán sus potencialidades con reconocimiento social y dará la posibilidad de vivir una vida con bienestar y satisfacción. Las medidas de autocuidado deben de partir de la premisa que la autoestima se aprende, cambia y podemos mejorarla. A continuación algunas sugerencias para una autoestima positiva: Conózcase y siéntase valiosa, acéptese y profundice el amor por usted mismo. Mantenga pensamientos positivos. Sea usted mismo y no imite a nadie. Tenga confianza. Respétese. Mantenga su independencia al nivel más alto posible. Fomente una buena autoimagen. Practique la autorrecompensa. Adopte la actitud del ´´Yo puedo´´. Esté dispuesto a dar y recibir afecto. Sea asertivo. Solicite y acepte ayuda cuando lo necesite. Mantenga buen sentido del humor. Aprenda a manejar sus emociones. Pertenezca a alguna agrupación. Esté dispuesto/a a nuevos aprendizajes (Leitón y Ordóñez, 2003). Uno de los aspectos más valiosos en la vejez es el tiempo. Sin embargo en el aspecto social la ancianidad no confiere estatus por si sola, en muchas sociedades se habla de ´´el rol sin rol´´, que significa pérdida del poder social-laboral. También la ideología de ´´viejismo´´ asociados a la vejez hace referencia a una imagen de decadencia física y mental, dotando al adulto mayor una imagen de incapacidad, inutilidad social y rigidez. Sin embargo, muchos adultos mayores mantienen su independencia funcional y un valioso tiempo libre (Reolid, 2005; Papalia, 2009)38 y 39. Al respecto, la teoría de la actividad (Neugarten, Havinghurst y Tobin, 1968) citado por Papalia y col., (2009), sostiene que los adultos mayores permanecen muy satisfechos con la vida si siguen activos y participan en actividades sociales. La alta participación social es la clave de un buen envejecimiento, autorrealización y es la mejor manera de trascender en la vejez y enfrentar las actitudes aisladoras de la sociedad. Así mismo las actividades recreativas proporcionan una renovación vivificante, un reto, un estimulo, un cambio de ideas, aventura y socialización, que ayudan a mejorar el funcionamiento mental, estado de ánimo y bienestar utilizando su tiempo libre con sentido (Cuenca, 2007)40. Referente a la familia, el equilibrio de ayuda mutua que fluye entre los padres y los hijos tiende a cambiar y ser más importante conforme los padres envejecen. La modernidad, cambio de residencia, congregar 3 a 4 generaciones en el mismo hogar, y la migración de los hijos debilita los lazos afectivos quedando sin el sistema tradicional de apoyo familiar que muchas veces los confina a la soledad, abandono y depresión. Todo ser humano encuentra en los familiares las posibilidades de crecer, realizarse y ser feliz, por lo tanto el apoyo familiar se hace necesario. El cuidado y apoyo familiar están basados en principios de altruismo, responsabilidad, los satisfacción de haber cumplido, y reciprocidad (Yuste, 2004)41. La familia sigue siendo la principal fuente de apoyo emocional, a la estima, económico, seguridad, cuidado, afecto, con sentimiento de pertenecer a una familia, y constituye un mecanismo natural de atención y preferida por los mayores. Además reduce los efectos negativos de la transición de la vida, es el recurso más valioso en la adaptación permitiendo psicológicamente un equilibrio y encuentren la incomparable felicidad de envejecer juntos. Tanbien el autocuidado estará orientado a como afrontar la muerte, algunos adultos mayores ven la muerte como alternativa y no como pérdida, puede significar la pérdida del alma, de la esencia de su ser único, de su unidad biosicosocial y espiritual. En general, a ellos la muerte le causa menos ansiedad y la aceptan más que cualquier otro grupo. En parte, se debe a que consiguieron la integridad del yo, han perdido pariente y amigos más que cualquier grupo, además de admitir su mortalidad, sufren más enfermedades crónicas, que difícilmente superan y sienten que han realizado las tareas más importantes de su vida (Papalia, 2005; Kail y Cavanaugh, 2006)42 y 43. Además tienen menos temor a la muerte que a morir solo, desamparado y con dolor. Las creencias religiosas y filosóficas, sus valores y experiencias son recursos que le ayudan a disminuir sus temores a la muerte. Se considera que adaptarse satisfactoriamente a la idea de la muerte es el logro más importante de los últimos años de la vida (Leitón y Ordoñes, 2003). La espiritualidad es uno de los aspectos importantes y que muchas veces se deja de lado. La espiritualidad es una dimensión de cada ser humano, revela a través de la capacidad de dialogo que cada cual tengo consigo mismo y con su propio corazón, y se traduce en el amor, la sensibilidad, la compasión, en la escucha del otro, en la responsabilidad y en la solicitud. Se trata de alimentar un sentido profundo de valores (Boff, 2002)44. También si la religión, produce esta experiencia, entonces se transforma en el camino espiritual y representa la espiritualidad en su más pura esencia. En los adultos mayores el desarrollo de la espiritualidad fortalece y ayuda a tener valor y resignación para adaptarse a los desafíos propios de la vejez y la vida. También estar interconectado en el mundo material y sobrenatural. Como señala Boff cuidar el espíritu implica colocar los compromisos éticos encima de los intereses personales o colectivos y enriquecer un sentido profundo de valores. Cuidar del espíritu demanda alimentar la brasa interior de la contemplación y la oración para que nunca se apague. Significa especialmente cuidar de la espiritualidad experimentando a Dios en todo y permitiendo su permanente nacer y renacer en el corazón. Si reservamos en nuestra vida un espacio para la espiritualidad ésta nos irá transformando, De este modo nos sumergimos en esa fuente de espiritualidad, que es fuente de espíritu de vida, de ´´amorización´´, realización y de paz y de este modo nos hacemos mejores personas, y más humanas. Por lo anteriormente expuesto, en la presente investigación se considera que el autocuidado es una estrategia de salud muy importante en la vejez y que el principal protagonista y responsable es el adulto mayor. Con fines de esta investigación, las prácticas de autocuidado del adulto mayor están siendo conceptualizadas como acciones que realiza el adulto mayor consigo mismo para vivir una vejez con bienestar en la dimensión biológica (cuidado de los sentidos, piel, pies, boca, nutrición, sueño, memoria, eliminación) y en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia, adaptación, espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes, 2003). También es cierto que el autocuidado se encuentra determinado por factores que lo favorece o dificulta impidiendo que las personas alcancen su bienestar y satisfacción por la vida, es que se ha considerado a la capacidad funcional para las actividades de la vida diaria y la depresión entre los principales factores, los que se describen a continuación 2.2.2. Capacidad funcional en el adulto mayor 2.2.2.1. Definición de capacidad funcional Se ha descrito dos enfoques, sobre la forma de conceptualizar a la capacidad funcional, por un lado, el enfoque médico, que considera a la discapacidad como un problema personal, causado por una enfermedad, traumatismo o alteración de la salud, que requiere de asistencia médica y rehabilitación, prestadas ambas por profesionales. Mientras que por su parte, el enfoque social, se centra en la integración de estas personas en la sociedad, por lo que es un problema que trasciende la esfera de lo personal para ocuparse de todas aquellas situaciones que impiden o dificultan la plena participación de las personas con disminución de la capacidad funcional en la vida social. Como exponente del primer enfoque, se encuentra la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías conocida como CIDDM de 1980 (OMS, 1980), y como exponente del segundo enfoque se encuentra la nueva Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud, conocida como CIFCIDDM de 2001 (OMS, 2001)45. Con fines de esta investigación se está utilizando la siguiente definición “capacidad de realizar su propio autocuidado, mantención y realización de actividades cotidianas”, el declive de la capacidad funcional se manifiesta por la alteración de las actividades de la vida diaria (AVD). 2.2.2.2. Conceptualización de Actividades de la Vida Diaria (AVD) Las AVD son el conjunto de conductas que una persona efectúa todos los días, o con una frecuencia casi cotidiana, para vivir de una forma autónoma e integrada en su medio y en su entorno social. Es decir son las habilidades necesarias para cuidar de sí mismo y del entorno próximo; las AVD se realizan habitualmente en el transcurso de un día normal, y son, por ejemplo, comer, vestirse, bañarse, lavarse los dientes46. Fillenbaum (1984) las describe como la capacidad para valerse por sí mismo y desarrollar las actividades de la vida cotidiana, es decir el cumplimiento de las tareas más elementales de la persona, que le permiten desenvolverse con un mínimo de independencia, tales como: el cuidado personal, las actividades domesticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar ordenes o tareas sencillas 2.2.2.3. Clasificación de las AVD Existe un consenso en dividir las AVD en Básicas o Físicas y AVD instrumentales. Las AVD Básicas corresponderían a aquellas actividades esenciales para llevar a cabo actividades de autocuidado (comer por sí solo, bañarse, usar el servicio, vestirse, trasladarse, arreglo personal, controlar esfínteres, etc.) Por otra parte las AVD instrumentales quedarían integradas por un conjunto más complejo de habilidades necesarias para llevar una vida independiente (cocinar, limpiar, usar los transportes públicos, manejar dinero, telefonear, hacer compras, desplazarse, etc). Como señala Gómez, la dependencia es "la necesidad de ayuda o asistencia necesaria para realizar las actividades de la vida cotidiana", o, de manera más precisa, como "un estado en el que se encuentran las personas que por razones ligadas a la falta o la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia y/o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de modo particular, los referentes al cuidado personal"47. Esta definición, que ha sido ampliamente aceptada, plantea la concurrencia de tres factores para que se pueda hablar de una situación de dependencia: en primer lugar, la existencia de una limitación física, psíquica o intelectual que merma determinadas capacidades de la persona; en segundo lugar, la incapacidad de la persona para realizar por si mismo las actividades de la vida diaria; e incluso de las actividades, llamadas instrumentales de la vida diaria; en tercer lugar, la necesidad de asistencia o cuidados por parte de un tercero. La dependencia puede entenderse, por tanto, como el resultado de un proceso que se inicia con la aparición de un déficit en la estructura o en el funcionamiento de alguna parte de nuestro cuerpo (aspecto biológico), lo cual comporta una limitación en la actividad. Cuando esta limitación no puede compensarse mediante la adaptación personal 0 del entorno, provoca una restricción en la participación social del individuo que se concreta en la dependencia de la ayuda de otras personas para realizar las actividades de la vida cotidiana La principal consecuencia de una perdida en la autonomía personal es la necesidad del individuo de ser ayudado o apoyado para ajustarse a su medio e interaccionar con él (Menendez et al., 2005)48. Generalmente la dependencia se ha limitado al área física, en los estudios epidemiológicos el termino dependencia suele definirse como "incapacidad funcional” en relación al conjunto de conductas que una persona ejecuta todos los días o con frecuencia casi cotidiana, para vivir de forma autónoma e integrada en su medio ambiente y cumplir con su rol social y que ha venido a denominarse actividades de la vida diaria. De esta forma, una persona es dependiente cuando presenta limitaciones en la ejecución de una o más actividades de la vida diaria considerados componentes básicos de la vida diaria, y que por lo tanto, necesita depender de otra persona. En el presente estudio, se está abordando la capacidad funcional como la capacidad de autosuficiencia que tienen las personas para realizar las diversas actividades de la vida diaria, ya sean básicas (bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas) o instrumentales (tareas domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público. 2.2.2.4. Valoración de la capacidad funcional Clásicamente existen dos tipos de instrumentos que permiten detectar la discapacidad: genéricos y específicos. Los instrumentos de medida genéricos pueden realizarse para el estado de salud, tanto en pacientes con patología, como en sujetos sin patología. Los instrumentos específicos se realizan para determinar cuáles son los aspectos que más repercuten en ese grupo específico de patología, no siendo comparables con otros sujetos afectados de otra patología. En función de la escala utilizada la medida, se realiza bien por auto-evaluación o bien por una persona externa entrenada para la evaluación. La valoración se basa en la aplicación de un cuestionario y en la observación directa de la persona que se valora por parte de un profesional entrenado. Debe ser aplicado en el entorno habitual de la persona valorada, en las siguientes actividades y tareas el entorno habitual se corresponde a dentro y fuera del entorno domiciliario: Comer y beber; regulación de la micción/ defecación; lavarse las manos y lavarse la cara; desplazarse fuera del hogar. En el resto de actividades y tareas el entorno habitual se corresponde al domicilio habitual. Valoración de la actividad comer: la OMS define la actividad de “comer y beber” como el acto de llevar a cabo las tareas y acciones coordinadas relacionadas con comer los alimentos servidos, llevarlos a la boca y consumirlos de manera adecuada para la cultura local, cortar o partir la comida en trozos, abrir botellas y latas, usar cubiertos; así como sujetar el vaso, llevarlo a la boca y beber de manera adecuada para la cultura local, mezclar, revolver y servir líquidos para beber, beber a través de una ayuda instrumental. - Valoración de la actividad “regulación de la micción / defecación” cómo el acto de indicar la necesidad, adoptar la postura adecuada, elegir y acudir a un lugar adecuado para orinar/defecar, manipular la ropa antes y después de orinar/defecar, y limpiarse después de orinar/defecar. - Valoración de la actividad “Lavarse” como el acto que comprende el lavarse y secarse todo el cuerpo, o partes del cuerpo, utilizando agua y materiales o métodos apropiados de lavado y secado, como bañarse, ducharse, lavarse las manos y los pies, la cara y el pelo, y secarse con una toalla. - Valoración de la actividad “Otros cuidados corporales” como el cuidado de partes del cuerpo que requieren un nivel de cuidado mayor que el mero hecho de lavarse y secarse. Las tareas relativas a: peinarse, cortarse las uñas, lavarse el pelo, lavarse los dientes - Valoración de la actividad de “vestirse” como el acto de llevar a cabo las acciones y tareas coordinadas precisas para ponerse y quitarse la ropa y el calzado en el orden correcto y de acuerdo con las condiciones climáticas, y las condiciones sociales, tales como ponerse, abrocharse y quitarse camisas, faldas, blusas, pantalones, ropa interior, zapatos, botas, sandalias y zapatillas. - Valoración de la actividad “desplazarse dentro del hogar” como el andar y/o moverse dentro del propio entorno domiciliario, dentro de una habitación, entre diferentes habitaciones. - Valoración de la actividad de “desplazarse fuera del hogar” como caminar y/o moverse, cerca o lejos de la propia vivienda, y/o utilización de medios de transporte, públicos o privados. - Valoración de la actividad de “tareas domésticas” como el siguiente conjunto de tareas, como preparar comidas, hacer la compra, limpiar y cuidar de la vivienda, lavar y cuidar la ropa. - Valoración de la actividad de “tomar decisiones” como la capacidad de controlar, afrontar y tomar por propia iniciativa, decisiones personales acerca de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencia propias. 2.2.2.5. Instrumentos de valoración de la capacidad funcional En cada instrumento o escala se incorporan diferentes listas de AVD. Algunas escalas incluyen solamente 6 actividades mientras que otras incluyen más de un centenar. Por otra parte la definición de cada actividad no es la misma y el criterio de valoración de cada actividad depende de cada escala. En este contexto la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud que promueve la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un intento de homogeneizar la terminología y facilitar una clasificación del funcionamiento humano común para los distintos ámbitos que traten sobre la dependencia (Salva, 2007)49. Para valorar la capacidad de la persona para realizar por sí misma y de forma adecuada las actividades y las tareas cotidianas, Méndez (2007)50 señala que debe tenerse en cuenta tanto su capacidad de ejecución física, como su capacidad mental y/o de iniciativa. Esto significa que, cuando se valore la necesidad de ayuda que la persona necesita para realizar las tareas, se contemplará, además de la ayuda física, un tipo de "asistencia especial", que es el que puede precisar esta cuando presenta trastornos del comportamiento que dificultan la prestación de apoyo para la realización de la actividad. En las actividades de autocuidado, se valorarán de manera específica, la capacidad para comprender e indicar la necesidad de llevar a cabo las mismas. En las actividades de movilidad, cuando se valoren los desplazamientos se considerarán aspectos relativos a la orientación y a la capacidad para evitar correr riesgos y peligros. - Índice de Katz: Es una de las escales más conocidas y estudiadas en la evaluación de las habilidades adaptativas para la vida diaria. Fue construída para uso específico en poblaciones mayores de 60 años. Consta de seis elementos que cubren la AVD siguientes: Bañarse, Vestirse, Utilizar el servicio, Movilidad mínima, Controlar esfínteres, y Comer51. Ha de ser administrada por profesionales a través de sus observaciones sobre la mejor ejecución del sujeto en las habilidades funcionales indicadas. Estas se valoran de acuerdo a definiciones específicas y claras de la independencia y dependencia funcional, asignándose un punto por cada actividad que se considera realizada de forma dependiente por el sujeto evaluado. - Escala de Lawton (Philadelphia Geriatric Center): Es específico para adultos mayores. Su objetivo es evaluar la autonomía física e instrumental en determinadas actividades de la vida diaria. Consta de 8 items. Mide la capacidad de usar el teléfono, hacer la compra, preparar la comida, cuidar la casa, lavar la ropa, usar los medios de transporte, responsabilizarse de sus medicamentos y manejar sus asuntos económicos. Se puntúa 1 para los considerados como independientes y 0 para los dependientes. La máxima puntuación será 8 para mujeres, 5 para hombres (excluyendo preparación de comida, lavar ropa y tareas domésticas). El tiempo requerido es de cinco minutos. Tiene un coeficiente de confiabilidad de 0.9452. - Actividades Complejas de la Vida Diaria de Fillembaum: Fillembaum (1984), presenta un instrumento para medir las áreas funcionales en las que se puede desenvolver una persona mayor, su capacidad para desarrollar las actividades propias de la vida cotidiana; estas le posibilitan el mantenimiento de su competencia para vivir en su propio hogar y entorno. Se refieren a las tareas de cocinar, limpiar, telefonear, hacer compras, lavar ropa, tomar medicación, manejar y administrar dinero, usar transportes públicos y viajar. - Escala de Rankin Modificado: Esta escala fue diseñada hace más de 40 años con la finalidad de obtener una medida global de minusvalía que considera deterioro, discapacidad y dependencia. La escala original consta de cinco categorías enumeradas, donde 1 significa “sin discapacidad significativa” y 5, “discapacidad severa, requiere atención constante”. El Rankin modificado, usado comúnmente, ha agregado la categoría 0 para referirse a pacientes “sin sintomatología”, y en algunas instituciones se utiliza además la categoría 6 para describir a los pacientes “fallecidos”. Clasifica a los pacientes, según el puntaje obtenido, en independiente, si es entre 0 y 2, dependiente, entre 3 y 5, y fallecido si obtiene puntaje 653. - Índice de Barthel: El índice de Barthel (IB) es un instrumento que mide la capacidad de una persona para realizar diez actividades de la vida diaria (AVD), consideradas como básicas, obteniéndose una estimación cuantitativa de su grado de independencia. Fue propuesto en 1955 y existen múltiples versiones del mismo. Es fácil de aplicar, con alto grado de fiabilidad y validez, capaz de detectar cambios, fácil de interpretar, de aplicación sencilla y puede adaptarse a diferentes ámbitos culturales. El Indice de Barthel (IB), también conocido como, Indice de Discapacidad de Maryland (Wylie 1967, Gresham y cols. 1980), es una medida genérica que valora el nivel de independencia del paciente con respecto a la realización de algunas actividades básicas de la vida diaria (AVD), mediante la cual se asignan diferentes puntuaciones y ponderaciones según la capacidad del sujeto examinado para llevar a cabo estas actividades (Mahoney y Barthel 1965). El IB fue uno de los primeros intentos de cuantificar la discapacidad en el campo de la rehabilitación física, permitiendo medir los resultados que obtenían los profesionales de rehabilitación en los programas de mejora de los niveles de dependencia de los pacientes (Wylie y White 1961). El IB es una medida simple en cuanto a su obtención e interpretación, fundamentada sobre bases empíricas. Se trata de asignar a cada paciente una puntuación en función de su grado de dependencia para realizar una serie de actividades básicas. Los valores que se asignan a cada actividad dependen del tiempo empleado en su realización y de la necesidad de ayuda para llevarla a cabo (Wylie 1967, Mahoney y Barthel 1965). Las AVD incluidas en el IB son 10 y se valoran de forma diferente, pudiéndose asignar 0, 5, 10 ó 15 puntos. El rango global puede variar entre 0, completamente dependiente y 100 puntos, completamente independiente (Wylie 1967, Mahoney y Barthel 1965)54. Con respecto a la fiabilidad intraobservador se obtuvieron índices de Kappa entre 0.84 y 0.97. En cuanto a la evaluación de la consistencia interna, se obtuvo un alfa de Cronbach de 0.86-0.92 para la versión original y de 0.900.92 (Barrero, 2005)55. Finalmente señalar que en el presente estudio, se establecerá la asociación o correlato entre la capacidad funcional y las prácticas de autocuidado en adultos mayores, considerando que el mantenimiento de la independencia y funcionalidad en el adulto mayor eleva su autonomía y autosuficiencia, permitiéndole estar en un nivel óptimo de satisfacción y mejor calidad de vida. Por ello desde una perspectiva funcional el adulto mayor sano es capaz de enfrentar el proceso de cambio a un nivel adecuado de adaptabilidad funcional y tener la capacidad de cuidarse de si misma. Sin embargo, la dependencia se ha relacionado con la ayuda utilizada para lograr un nivel específico de funcionamiento y la necesidad de ayuda para su autocuidado, siendo un marcador de fragilidad en el adulto mayor afectando su bienestar y satisfacción, por lo que a continuación se describe otra de las variables a estudiar, entre ellas la depresión. 2.2.3. La depresión en los adultos mayores El estado de ánimo es otra variable que interviene en la práctica de autocuidado. La depresión es el trastorno más común en la edad adulta mayor debido a que están sometidos a numerosas experiencias negativas como la pérdida de la salud, el abandono del trabajo y la muerte de familiares, amigos y demás seres queridos. También los sistema de creencias internas, estrés, falta de apoyo, pérdida de su independencia y enfermedades producen un gran impacto psicológico que los llevan muchas veces a graves y progresivos problemas de salud mental, especialmente que afectan su vida (Papalia, 2009) y López (2005)56. La depresión, según la Clasificación Internacional de las Enfermedades en su última edición (CIE 10), la describe como un trastorno que cursa con humor deprimido, una pérdida de vitalidad que lleva a la reducción de las actividades y al cansancio exagerado (Papalia, 2009; Yuste, 2004). También se define como un trastorno afectivo emocional caracterizado principalmente por tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que antes le gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos existen deseos de morir (OPS/OMS, 2003). Puede ser agudo, crónico o recidivante y puede ir desde depresión leve, moderada o intensa (Smeltzer y Bare, 2005; Guse, 2008) 57 y 58. La depresión estimada de los que viven en la comunidad varía entre 2% y 25%, la prevalencia en los adultos mayores institucionalizados es significativamente mayor, los que varían entre 25%-43% pudiendo llegar hasta 80% (unidad agudos, casas de reposo, hogares de ancianos). Las cifras mencionadas parecen ser excesivas, sin embargo la depresión en el adulto mayor se diagnostica poco debido a que rara vez ellos reconocen los síntomas depresivos, además a menudo la depresión se manifiesta por quejas somáticas (Papalia, 2009; Kail y Cavanaugh, 2006, Mauk, 2008). Entre las manifestaciones clínicas de los estados depresivos típicos tenemos los referidos al humor como: deprimidos, irritables o ansiosos, no obstante pueden sonreír; y presentar llanto o incapacidad de llorar. Manifestaciones psicológicas: falta de autoconfianza, baja autoestima, autorreproche, escasa concentración, indecisión, pérdida de interés en las actividades habituales, pérdida de lazos afectivos, retracción social, desesperanza, e ideas recurrentes de muerte y suicidio. Manifestaciones somáticas: retardo psicomotor, astenia, anorexia, pérdida o aumento de peso, insomnio o hipersomnia y pérdida del deseo sexual. Síntomas sicóticos: delirio de indignidad y pecado, persecución, hipocondrías y alucinaciones auditivas y visuales. Sin embargo, evaluar al adulto mayor, se preguntará por los 4 síntomas frecuentes: ansiedad, falta de interés por las cosa que antes le agradaban y síntomas somáticos e irritabilidad (Papalia, 2009; Yuste, 2004). El Diagnostic and Statitiscal Manual of Mental Disorders de la Asociación de Psiquiatría (DSM III-R) establece varias clasificaciones y diagnósticos que tienen mucha utilidad para describir la depresión en los adultos mayores. El diagnóstico de la depresión se basa en los hallazgos clínicos, historia familiar y a través de instrumentos auxiliares. Dentro de esos instrumentos la única construida específicamente para el adulto mayor es Escala Geriátrica de Depresión de Yesavage y Brink y Col (GDS) (Geriatric Depresión Scale), cuyo objetivo es la detección de síntomas de depresión en adultos mayores. Esta escala puede utilizarse en adultos mayores saludables en la comunidad, en atención aguda y de largo plazo. También diferencia adultos mayores deprimidos de no deprimidos (Menéndez y San José, 1995; OPS/OMS, 2003; Yuste y cols., 2004). La salud mental en la vejez recobra mucha importancia especialmente cuanto se siente afectado por la depresión, debido que está ligada al empeoramiento de la calidad de vida, porque el adulto mayor pierde el interés, la motivación la creatividad y la aptitud para organizar un plan de vida, Fassino y cols., (2002) reportado por (Mauk, 2008). También la depresión pueden ocasionar tanto el deterioro funcional en las actividades de la vida diaria impidiendo el cuidado de sí mismo, como el declive cognitivo (Ballesteros, 2004)59. Por lo tanto la depresión seria una variable importante en el autocuidado del adulto mayor en esta etapa de la vida. 2.2. DEFINICIONES OPERACIONALES VARIABLE DEPENDIENTE PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO Definición conceptual: Constituye la variable dependiente del estudio. Acciones que realiza el adulto mayor consigo mismo para vivir una vejez con bienestar en la dimensión biológica (cuidado de los sentidos, piel, pies, boca, nutrición, sueño, memoria, eliminación) y en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia, adaptación, espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes ,2003) Definición operacional: la escala de prácticas de autocuidado para una vejez con bienestar se ha categorizado en tres indicadores: - Nivel de Autocuidado deficiente : 80 - 133 puntos. - Nivel de Autocuidado regular : 134 - 186 puntos. - Nivel de Autocuidado bueno : 187 – 240 puntos. VARIABLES INDEPENDIENTES CAPACIDAD FUNCIONAL Definición conceptual: Es la capacidad de autosuficiencia que tienen las personas para realizar las diversas actividades de la vida diaria, ya sean básicas (bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas) o instrumentales (tareas domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público Definición operacional: medido a través de los siguientes indicadores a. Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): 0 – 2 puntos = Dependiente 3 – 13 puntos = Moderadamente Independiente 14 = Independiente b. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): 0 – 2 puntos = Dependiente 3 – 11 puntos = Moderadamente Independiente 12 = Independiente DEPRESIÓN Constituye variable independiente del presente estudio. Definición conceptual: Es un trastorno afectivo emocional caracterizado principalmente por: tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que antes le gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos existen deseos de morir (OPS/OMS y 2003; Papalia, 2009). Definición Operacional: Según Yesavage y Brink 1982 – 1983, el GDS-15 se ha categorizado en tres niveles: - Sin depresión: si el puntaje obtenido es de 0 - 5 puntos. - Depresión leve: si el puntaje obtenido es de 6 - 9 puntos - Depresión establecida: si el puntaje obtenido es de 10 o máa. 2.3.HIPOTESIS Existe relación estadísticamente significativa entre el nivel de capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos mayores en estudio CAPITULO III 3.1.METODOLOGÍA 3.1.1. MÉTODO Y DISEÑO DE INVESTIGACIÓN - METODO: En la presente investigación se empleó el método cuantitativo, porque se inicia con ideas preconcebidas acerca de las variables relacionadas con las prácticas de autocuidado de adultos mayores permitiéndonos generalizaciones, hacer predicciones utilizando de procedimientos probabilidades y estructurales e instrumentos formales para recabar la información numérica requerida mediante procedimientos estadísticos. - DISEÑO: descriptivo correlacional Descriptivo, porque permite observar, describir y documentar el comportamiento de las variables en estudio. Correlacional: porque busca determinar la asociación entre variables sin establecer causa efecto. El diseño consta del siguiente diagrama: Ox M r Oy Especificaciones: M O xy : : : Muestra. Observaciones. Subíndices (Observaciones obtenidas en cada una de las variables). Indica la asociación entre las variables de r : estudio. 3.2. POBLACION Y MUESTRA: POBLACIÓN: Constituida por todos adultos mayores que asisten a la estrategia de adulto mayor en el CS 9 de Octubre durante el año 2013 (Cuadro 1). Cuadro 1. Adultos mayores inscritos en la estrategia de adulto mayor. CS 9 de Octubre. 2013 AAHH Nº 28 de Julio 17 Triunfo 25 15 de Noviembre 23 Parroquia Espíritu Santo 45 Total 110 MUESTRA: Para calcular el tamaño de la muestra se utilizó el método probabilístico y la fórmula de proporciones para poblaciones finitas, con un nivel de confianza 95%, error 5%. n n z e 2 x 0.50 x 0.50 1.96 x 0.50 x 0.50 0.05 n= 384 Dado que se trata de una población menor de 10,000 se procedió a n n n/ N 1 ajustar n= 86 La muestra estuvo conformada por 86 adultos mayores f n N f 86 110 0.78 TIPO DE MUESTREO: se utilizó el muestreo estratificado por afijación proporcional, para que todos los elementos de la población muestra tengan la misma, distribuyéndose la muestra según se muestra en el cuadro 2: Cuadro 2 Afijación proporcional de muestra AAHH n 28 de Julio Triunfo 15 de Noviembre 13 20 Parroquia Espiritu Santo 35 86 Total 18 Criterios de inclusión: - Participación voluntaria. - Adultos mayores que se encuentren sin deterioro cognitivo. 3.3. TÉCNICAS E INSTRUMENTOS. Se utilizó la entrevista y se aplicacó un cuestionario que contiene las siguientes escalas estandarizadas: - Escala de Práctica de Autocuidado de LEITÓN: Esta escala fue elaborada por (19835), Leitón, según el sustento teórico de Orem Leitón y Ordoñes (2003) y los cambios del envejecimiento normal (Papalia y col, (2009). Dicho instrumento permite evaluar la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en sus dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual. El instrumento consta de 80 items: a) Dimensión biológica: (54 items) - Cuidado con los ojos. Cuidado con los oídos. Cuidado de piel y anexos. Cuidado con los pies. Cuidado con la boca. Cuidado nutricional. Cuidado con la eliminación Cuidado en el sueño. Cuidado con la memoria b) Dimensión psicosocial y espiritual consta de 26 items: participación en actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia, adaptación, espiritualidad y muerte. La escala tiene tres alternativas: Siempre (S), a veces (AV) y nunca (N), con un puntaje de 3, 2, 1 respectivamente. Esta escala mide el nivel de práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en el adulto mayor, categorizándola con la siguiente valoración: - Nivel de Autocuidado deficiente : - Nivel de Autocuidado regular: - Nivel de Autocuidado bueno 80 - 133 ptos. 134 - 186 ptos. : 187 – 240 ptos. - Escala de Valoración de Independencia Funcional de las Actividades de la Vida Diaria Esta escala consta de 2 sub escalas, la primera relacionada a las actividades básicas de la vida diaria y la segunda a las actividades instrumentales de la vida diaria. La escala de las actividades básicas de la vida diaria fue elaborado por Kats y col. (1970) y Barthel (1965) modificada por Leitón, (2004) considerando ítems de ambos autores, consta 7 items referidos a bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas. La escala de las actividades instrumentales de la vida diaria fue elaborada por Lawton y Brody (1969) consta de 6 items , indica la capacidad para vivir independiente en su entorno habitual como: tareas domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público. Tiene tres alternativas: sin ayuda, con alguna ayuda y total ayuda, con un puntaje de 2, 1, 0 respectivamente. Esta escala mide la independencia para realizar las Actividades de la Vida Diaria tanto básicas como instrumentales, categorizándolas con la siguiente valoración: a. Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): 0 – 2 puntos = Dependiente 3 – 13 puntos = Moderadamente Independiente 14 puntos = Independiente b. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): 0–2 puntos = Dependiente 3 – 11 puntos = Moderadamente Independiente 12 puntos = Independiente - Escala Geriátrica de Depresión De Yesavage (GDS = Geriatric Depressión Scale). La GDS-15 (versión reducida) de Yesavage y BrinK y Col (1982 - 1983), referido por (OPS/OMS, 2003:54), es el instrumento seleccionado para medir la depresión. Se considera que es la única escala de depresión construida específicamente para las personas adultas mayores y se centra en aspectos cognitivo- conductuales. La escala consta de 15 items (versión reducida), cuya contestación es dicotómica (SI/NO) siendo la puntuación máxima 10 puntos y la mínima 0 puntos, categorizando la depresión en tres niveles: - Sin depresión: - Depresión leve: 0 - 5 puntos 6 - 9 puntos - Depresión establecida: 10 o más puntos A continuación se muestra los índices de confiabilidad de las tres escalas que se utilizó en el presente estudio INSTRUMENTO Escala de Práctica de Autocuidado de LEITÓN Escala de valoración de Independencia funcional en las actividades básicas de la vida diaria (Katz y Barthel) Escala de Independencia funcional en las actividades instrumentales de la vida diaria (Lawton y Brody ) Escala de Depresión: Yesayage (reducida) ALFA DE CRONBACH 0.9100 0.751 0.8396 0.7211 3.4. PROCEDIMIENTO DE RECOLECCION DE DATOS. - Se solicitó a la Decanatura de la Facultad de Enfermería y envió una solicitud de permiso al establecimiento de salud y se coordinó con la enfermera responsable de la estrategia del adulto mayor para proceder a la identificación de las personas mayores que reunían los criterios de inclusión - También se remitió una solicitud de permiso a la responsable del grupo de mayores de la parroquia 9 de octubre y secretarios generales de los asentamientos humanos programados, para localizar a los sujetos de estudio seleccionados. - Se realizó una reunión de sensibilización a los líderes comunitarios de los sectores seleccionados (secretarios generales y presidentes de juntas vecinales) para obtener el consentimiento informado de las personas mayores seleccionadas. - Una vez identificados a los sujetos de estudio se obtuvo el consentimiento informado previa explicación del propósito del estudio, y se acordó una cita para la entrevista a desarrollar en el domicilio del adulto mayor - La ejecución de la entrevista se realizó a través de la visita domiciliaria procediéndose a la aplicación de la batería de instrumentos. - La visita domiciliaria fue realizada por las tesistas que se presentaron con el uniforme de salud pública. La duración de cada entrevista tuvo una duración aproximada de 90 a 120 minutos por cada adulto mayor, de lunes a sábados, en las mañanas de 7am a 12pm y por las tardes de 2pm a 6pm. 3.5.PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS Se obtuvo el consentimiento informado de sujetos que ingresaron al estudio en forma voluntaria, previa lectura, explicación y firma de la hoja de consentimiento informado. En todo momento se respetó la decisión de la participante de retirarse del estudio si así lo deseaba. Es necesario indicar que éste recibió la información acerca de su participación, incluyendo de manera concreta las actividades a realizar, es decir: el propósito de la investigación, duración esperada y procedimientos, su derecho a negarse a participar una vez iniciada su participación, beneficios de la investigación. Los instrumentos de recolección de datos fueron manejados en forma anónima, se codificó en la misma ficha y luego se creó una base de datos en el paquete estadístico SSPS. Solo tuvieron acceso a la base de datos los investigadores responsables del tratamiento estadístico y la asesora, los datos se analizaron en forma agrupada. 3.6. ANALISIS DE DATOS La información obtenida se incorporó en una base de datos a través del programa SPSS Versión 20,0, previa codificación. En la primera fase se desarrolló el análisis descriptivo con medidas de tendencia central y de dispersión. La hipótesis de independencia entre frecuencias se evaluó con la prueba Ji cuadrado y el coeficiente de contingencia. Se aplicó la prueba r de correlación para verificar la fuerza de asociación y direccionalidad de las medias de las variables continuas. 3.7. LIMITACIONES DEL ESTUDIO En el caso de los sujetos de estudio, como se trata de personas mayores que residen en la comunidad, el tiempo de recolección de la información fue más amplio, debido a que su residencia de muchos de ellos está ubicadas en zonas inundables. De otra parte, fueron necesarias entre dos a tres visitas por cada uno de ellos. CAPITULO IV 4. RESULTADOS 4.1. CARACTERIZACIÓN DE LA MUESTRA Tabla 1. Características de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Características Edad X=71.06, Sd=71.26 60 a 74 años 75 a 79 años Total Estado civil Soltero Casado/Conviviente Viudo Total Nivel educativo Sin estudios Primaria Secundaria Superior Total Religión Católico Evangélico/adventista/Mormón Ninguna Total Femenino n % Sexo Masculino n % Total n % 33 14 47 38.4 16.3 54.7 22 17 39 25.6 19.7 45.3 55 31 86 64.0 36.0 100.0 11 30 6 47 12.8 34.9 7.0 54.7 3 29 7 39 3.5 33.7 8.1 45.3 14 59 13 86 16.3 68.6 15.1 100.0 9 10.5 43.0 1.2 0.0 4 30 4 1 4.6 34.9 4.6 1.2 13 67 5 1 15.1 77.9 5.8 1.2 54.7 39 45.3 86 100.0 39.5 12.8 2.4 54.7 34 5 0 39 39.5 5.8 0.0 45.3 68 16 2 86 79.0 18.6 2.4 100.0 37 1 0 47 34 11 2 47 En la Tabla 1 se observa que la edad promedio de la muestra de adultos mayores fue de 71.06 años + 71.26 años; el 64% se encuentra entre 60 a 74 años y el 36% entre 75 a 79 años; es decir se trata de una población gerontológica joven. Existiendo diferencias porcentuales según sexo, con mayor proporción de mujeres (38.4%) en el grupo de edad de 60 a 74 años. Respecto al estado civil, el 68.6% son casados o convivientes, encontrándose mínima diferencia entre los sexos femenino y masculino (34.9 y 33.7% respectivamente). El 77.9% tienen educación primaria completa e incompleta, siendo que el mayor porcentaje se encuentra en el sexo femenino (43%), sin embargo, solo el 1.2% del sexo masculino tiene estudios superiores, contrariamente al sexo femenino (0%) . La religión predominante de este grupo es la católica (79%), observándose que la proporción es igual en ambos sexos (39.5%), un aspecto importante es el hecho que el 2.4% del sexo femenino no pertenece a ninguna religión. Tabla 1(Continuación). Características de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Características Procedencia Rural/periurbana Urbana Extranjero Total Dependencia económica Si mismo Familiares Gobierno Total Tiempo de demora Menos de 30´ De 30´a más No sabe Total Tiene seguro SIS/EsSalud Ninguno Total Total Femenino n % Masculino n % n % 41 6 0 47 47.7 7.0 0.0 54.7 34 4 1 39 39.5 4.6 1.2 45.3 75 10 1 86 87.2 11.6 1.2 100.0 14 30 3 47 16.3 34.9 3.5 54.7 19 16 4 39 22.1 18.6 4.6 45.3 33 46 7 86 38.4 53.5 8.1 100.0 35 11 1 47 40.7 12.8 1.2 54.7 32 6 1 39 37.1 7.0 1.2 45.3 67 17 2 86 77.8 19.8 2.4 100.0 38 9 47 44.2 10.5 54.7 27 12 39 31.4 13.9 45.3 65 21 86 75.6 24.4 100.0 La presente tabla también muestra otras variables relacionadas a procedencia, dependencia económica, tiene seguro de salud y tiempo de demora al establecimiento más cercano, observándose lo siguiente: El 87.2% de adultos mayores proceden de zonas rurales, siendo el mayor porcentaje (47.7%) del sexo femenino. En relación a la dependencia económica, se observa que 53.5% dependen de algunos de sus familiares, siendo que el sexo femenino tiene dependencia económica por parte de un familiar preferentemente (34.9%). El tiempo de demora para llegar al Centro de Salud del grupo estudiado, toma menos de 30 minutos (77.8%), asimismo existe un porcentaje mínimo de ambos sexos (1.2%) que no sabe cuánto tiempo demora. El 75.6% poseen seguro médico (SIS o EsSalud), siendo que el sexo femenino tiene el mayor porcentaje (44.2%), siendo preocupante que el 24.4% de esta población no cuente con seguro de salud. 4.2. NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL DE ADULTOS MAYORES Gráfico 1. Capacidad funcional básica e instrumental de adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 92.8 Independiente Moderadamente independiente 62.8 37.2 9.2 Actividades básicas Actividades instrumentales El Gráfico 1, muestra el nivel de capacidad funcional de los adultos mayores del estudio, observándose que de acuerdo a la evaluación realizada con el Test de Katz, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y ninguno es dependiente. También se evaluó la capacidad funcional instrumental a través del Índice de Lawton, observándose el 62.8% de adultos mayores son independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria, mientras que el 37.2% son moderadamente independientes. Tabla 2. Nivel de capacidad funcional de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Capacidad funcional Actividades básicas X=13.89, DS=0.48 Independiente (14 ptos.) Moderadamente independiente (3 a 13 ptos.) Dependiente (0 a 2 ptos.) Total Actividades instrumentales X=10.83, DS=1.81 Independiente (12 ptos.) Moderadamente independiente (3 a 11 ptos.) Dependiente (0 a 2 ptos.) Total X=Media . Total Femenino n % Masculino n % n % 41 47.7 38 44.1 80 92.8 6 7.0 1 1.2 7 9.2 0 0.0 0 0.0 0 0.0 47 54.7 39 45.3 86 100.0 27 31.4 27 31.4 54 62.8 20 23.3 12 13.9 32 37.2 0 0.0 0 0.0 0 0.0 45.3 86 100.0 47 54.7 39 DS=Desviación estandar La Tabla 2, presenta el nivel de capacidad funcional según sexo, en cuanto a la capacidad funcional básica, se observa que el mayor porcentaje del sexo femenino (47.7%) son independientes, a diferencia del sexo masculino (44.1%). Asimismo, el mayor porcentaje de adultos mayores moderadamente independientes se encuentran en el sexo femenino (7%) y el menor porcentaje en el sexo masculino (1.2%). Al ser evaluados con el Test de Lawton (AIVD), el 62.8% son independientes, encontrándose resultados similares en ambos sexos equivalente a 31.4% respectivamente, sin embargo, adultos mayores moderadamente independientes encontramos preferentemente en el sexo femenino (23.3%) y menor en el sexo masculino (13.9%). No encontrándose adultos mayores dependientes. 4.3. NIVEL DE DEPRESIÓN DE ADULTOS MAYORES Gráfico 2. Nivel de depresión en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Depresión establecida (10 a mas ptos), 12.70% Depresión leve (6-9 ptos), 27.90% Sin depresión (05- ptos.), 59.40% En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores evaluados por la Escala Yesavage, el puntaje promedio encontrado fue 5.6 y desviación estándar de 3.7 puntos, el 59.3% de ellos se encuentran sin depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con depresión establecida. En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores evaluados por sexo, encontramos porcentajes similares de adultos mayores sin depresión, tanto en el sexo femenino (29.2%), como en el sexo masculino (30.2%), sin embargo en relación a la depresión leve y depresión establecida predomina en el sexo femenino (17.4% y 8.1% respectivamente), estas mismas variables, muestran menores proporciones (10.5% y 4.6% respectivamente) en el sexo masculino. Tabla 3. Nivel de depresión en adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Nivel de depresión Total Femenino Masculino n % n % n % 25 29.2 26 30.2 51 59.4 15 17.4 9 10.5 24 27.9 7 8.1 4 4.6 11 12.7 47 54.7 39 45.3 86 100.0 X=5.16, DS=3.7 Sin depresión (0 a 5 ptos.) Depresión leve (6 a 9 ptos.) Depresión establecida (10 o más) Total X=Media . DS=Desviación estandar 4.4. NIVEL DE PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS MAYORES Gráfico 3. Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Regular (134 a 186 ptos.) 17.4% Bueno (187 a 240 ptos.) 82.6% Al evaluar el nivel de prácticas de autocuidado mediante la Escala de Leitón, encontramos que el 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular (Gráfico 3). La Tabla 4 muestra que al evaluar las prácticas de autocuidado, según sexo, se observa que hay un diferencia porcentual de 8.2 entre ambos sexos en relación a prácticas de autocuidado bueno, siendo para el sexo femenino de 45.4% y para el sexo masculino de 37.2%). Sin embargo, esta brecha disminuye en ambos (1.2%) cuando se observa prácticas de autocuidado regular, siendo predominante en el sexo femenino (9.3%). No se encontró prácticas de autocuidado deficiente en ambos sexos. De otra parte se encontró que la puntuación promedio del autocuidado alcanzada por el grupo de mayores evaluados fue de 199.86+12.15; es decir que en forma mayoritaria los adultos mayores evaluados presentan un nivel de autocuidado bueno. Tabla 4. Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Prácticas de autocuidado Total Femenino n % Masculino n % n % Bueno (187 a 240 ptos.) 39 45.4 32 37.2 71 82.6 Regular (134 a 186 ptos.) 8 9.3 7 8.1 15 17.4 Deficiente (80 o 133) 0 0.0 0 0.0 0 0.0 47 54.7 39 45.3 86 100.0 X=199.86, DS=12.15 Total X=Media . DS=Desviación estandar Con la finalidad de presentar en forma más detallada el comportamiento de los valores numéricos obtenidos con la escala de autocuidado de Leitón, de acuerdo al área evaluada como cuidado de ojos, cuidado oídos, cuidado de pies, cuidado de piel, cuidado de boca, cuidado nutricional, cuidado del sueño, cuidado de la memoria y cuidado de la eliminación; en la tabla 5, se muestra las medidas de tendencia central y dispersión del autocuidado de mujeres y varones mayores, destacándose que a nivel global, las puntuaciones promedio de las prácticas de autocuidado de los varones fueron similares a las puntuaciones promedio de las mujeres (199.94+11.3 y 199.78+12.92 respectivamente) (p<0.05). De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se determinó que las medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en las mujeres, en el cuidado de: oídos (22.79+2.17), sueño (16.92+1.22), pies (16.41+1.58), memoria (15.69+2.10) y ojos (12.23+1.67). Mientras que las mujeres mostraron puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.29+1.69), nutrición (14.72+1.33), boca (13.95+2.25), eliminación (13.91+1.31). Sin embargo la prueba t student demostró que solamente existe diferencias estadísticas significativa en el cuidado de piel (p=0.032) Gráfico4. Comparación de medias de prácticas de autocuidado en adultos mayores, según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 25.00 23.00 Puntuaciones medias de autocuidado 21.00 19.00 17.00 15.00 13.00 11.00 9.00 7.00 5.00 3.00 Ojos Oidos Piel Pies Nutric Memo Elimin Boca Sueño ion ria acion masculino 12.23 22.79 15.41 16.41 13.85 14.49 16.92 15.69 13.38 Femenino 12.00 22.77 16.30 16.40 13.96 14.72 16.87 14.98 13.91 1.00 Tabla 5. Medias de autocuidado (dimensiones) de los adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Dimensiones Sexo Cuidado ojos Masculino Femenino Cuidado oídos Masculino Femenino Cuidado piel Masculino Femenino Cuidado pies Masculino Femenino Cuidado boca Masculino Femenino Cuidado Masculino nutricional Femenino Cuidado sueño Masculino Femenino Cuidado memoria Masculino Femenino Cuidado Masculino eliminación Femenino Puntaje global de Masculino Autocuidado Femenino n 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 Media 12.2308 12.0000 22.7949 22.7660 15.4103 16.2979 16.4103 16.4043 13.8462 13.9574 14.4872 14.7234 16.9231 16.8723 15.6923 14.9787 13.3846 13.9149 199.9487 199.7872 Desviación Estandar. 1.67743 2.05363 2.17860 2.63103 2.02248 1.69289 1.58476 1.32959 2.21880 2.25502 1.29517 1.33028 1.22226 1.29576 2.10455 2.45383 1.22722 1.31595 11.30661 12.92779 Error típico de la media 0.26860 0.29955 0.34885 0.38377 0.32386 0.24693 0.25377 0.19394 0.35529 0.32893 0.20739 0.19404 0.19572 0.18901 0.33700 0.35793 0.19651 0.19195 1.81051 1.88571 p 0.568 95% Intervalo de confianza para la diferencia Diferencia Error típ. de de medias la diferencia Superior Inferior 0.23077 0.40234 -0.56934 1.03087 0.956 0.02891 0.51864 -1.00245 1.06028 0.032 -0.88762 0.40726 -1.69904 -0.07619 0.985 0.00600 0.31939 -0.63034 0.64234 0.819 -0.11129 0.48418 -1.07455 0.85197 0.408 -0.23622 0.28401 -0.80124 0.32879 0.853 0.05074 0.27208 -0.49047 0.59194 0.150 0.71358 0.49161 -0.26405 1.69122 0.057 -0.53028 0.27470 -1.07667 0.01612 0.951 0.16148 2.61416 -5.03729 5.36026 4.5. RELACION ENTRE EL NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL, DEPRESIÓN Y PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS MAYORES Con la finalidad de determinar si existe o no relación entre las variables estudiadas, se aplicó en la primera etapa se aplicó la prueba chi cuadrado y en la segunda etapa se aplicó el análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este coeficiente resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables 4.5.1. Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado Tabla 6. Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Autocuidado Bueno Regular Deficiente Cap. funcional N n n % n Actividades básicas Independiente 67 78.0 12 14.0 0 0.0 79 92.0 % % Total % 4 4.6 3 3.4 0 0.0 7 8.0 0 0.0 0 0.0 0 0.0 0 0.0 71 82.6 15 17.4 0 0.0 86 100.0 Moderadamente independiente Dependiente Total X2c = 3.418 GL = 1 α = 0.05 p = 0.098 Actividades Instrumentales Independiente 50 58.1 4 4.7 0 0.0 54 62.8 Moderadamente 21 24.4 11 12.8 0 independiente 0.0 32 37.2 Dependiente 0.0 0 0.0 0 71 82.6 15 17.4 0 0.0 Total X2c = 10.148 0 0.0 GL = 1 0 p = 0.003 0.0 86 100.0 α = 0.05 En la tabla 6, observamos que cuando se evalúa el nivel de prácticas de autocuidado según el nivel de capacidad funcional básica (ABVD), se detecta que que del 92% de adultos mayores que son independientes en la capacidad funcional básica, la mayoría de ellos (78%) tienen prácticas de autocuidado bueno; así mismo del 8% de adultos que son moderadamente independientes en las ABVD, el 4.6% tiene autocuidado bueno y 3.4% autocuidado regular. Sin embargo al realizar el análisis estadístico se encontró un valor de significancia de p=0.098 < α = 0.05, es decir no existe relación estadísticamente significativa entre la capacidad funcional y las prácticas de autocuidado en adultos mayores De otra parte, cuando se evalúa el nivel de prácticas de autocuidado según el nivel de capacidad funcional instrumental (AIVD), se encontró que del 62.8% de adultos mayores que independientes en la AIVD, 58.1% de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno y un porcentaje menor (4.7%) tienen prácticas regulares. Asi mismo, del 37.2% de adultos mayores con moderada independencia, el 24.4% de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno y 12.8% con prácticas de autocuidado regular. En el grupo estudiado no se encontró adultos mayores con capacidad funcional ni autocuidado deficiente. Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de significancia de p=0.003 < α = 0.05, lo que indica que se acepta la hipótesis planteada, es decir existe relación estadísticamente significativa entre la capacidad funcional instrumental y las prácticas de autocuidado en adultos mayores. 4.5.2. Nivel de depresión y prácticas de autocuidado Tabla 7 Depresión y prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Depresión Sin depresión (0 a 5 ptos.) Depresión leve (6 a 9 ptos.) Depresión establecida (10 o más) Total Prácticas de autocuidado Bueno Regular Deficiente Total n % n % n % n % 44 51.2 7 8.0 0 0.0 51 59.2 20 23.4 4 4.7 0 0.0 24 28.1 7 8.0 4 4.7 0 0.0 11 12.7 71 82.6 15 17.4 0 0.0 86 100.0 X2c = 3.234; gl = 2, p = 0.198 La tabla 7, muestra la distribución de las prácticas de autocuidado según el estado de ánimo (nivel de depresión), detectándose que del 59.2% que no evidencian depresión, 51.2% de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno, un 8% con prácticas regulares. Del total de adultos que presentaron depresión leve (28.1%) , el mayor porcentaje de ellos (23.4%) tienen prácticas de autocuidado bueno y escasamente el 4.7% tienen prácticas de autocuidado regular. Del 12.7% de adultos mayores que presentan depresión establecida, el 8% de ellos tiene prácticas de autocuidado buenas y 4.7% presentan prácticas regulares. Ningún adulto mayor presentó depresión establecida ni prácticas de autocuidado deficiente. Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de significancia de p=0.198 > α = 0.05, lo que indica que se rechaza la hipótesis planteada, es decir no existe relación estadísticamente significativa entre la depresión y las prácticas de autocuidado en adultos mayores. 4.5.3. Capacidad funcional, nivel de depresión y prácticas de autocuidado En la tercera etapa, con la finalidad de analizar la asociación de todas las variables implicadas en el estudio con la variable dependiente, se aplicó el análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este coeficiente resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables (Tabla 8). Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido del cuidado de la memoria (r=0.717, p<0.01), cuidado de pies (r=0.652, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado de la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado De otra parte, las variables que mostraron asociación fuerte (r= 0.400.60) fueron el cuidado de sueño (r=0.575, p<0.01), cuidado de piel (r=0.520, p<0.01), la capacidad funcional instrumental (r=0.514, p<0.01), cuidado de eliminación (r=0.442, p<0.01) y cuidado de ojos (r=0.414, p<0.01). Mientras que la única variable que mostró correlación inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado. Tabla 8. Matriz de correlación, entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 1 ABVD - 2 AIVD .407(**) 3 Depresión -0.128 -.427(**) 4 Cuidado ojo -0.026 0.095 5 Cuidado oídos -0.174 -.366(**) .382(**) 0.166 - 6 Cuidados piel 0.078 0.111 0.001 0.201 .271(*) - 7 Cuidado pies 0.162 .339(**) -.239(*) 0.105 -0.024 .404(**) - 8 Cuidado boca 0.187 .262(*) -.401(**) 0.148 -0.198 .221(*) .400(**) 9 Cuidado nutrición .268(*) .313(**) -0.028 -0.064 -0.143 .278(**) .264(*) 0.129 10 Cuidado sueño 0.040 0.147 -0.039 .273(*) 0.182 .283(**) .290(**) .295(**) 0.190 11 Cuidado memoria 0.164 .509(**) -.341(**) .329(**) -0.055 .222(*) .315(**) .389(**) .275(*) .262(*) 12 Cuidado eliminación -0.055 0.071 -0.145 0.080 0.135 .267(*) .267(*) .230(*) .282(**) 0.190 13 Cuidado psicosocial .267(*) .635(**) -.464(**) 0.180 -0.117 .232(*) .541(**) .460(**) .255(*) .407(**) .597(**) .282(**) - 14 Autocuidado Global .219(*) .514(**) -.380(**) .414(**) 0.081 .520(**) .652(**) .615(**) .389(**) .575(**) .717(**) .442(**) .850(**) 14 -0.176 - 0.081 **. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral). *. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral). - - 5. DISCUSION La Salud se percibe no como un objetivo sino como una fuente de riqueza de la vida cotidiana, es el resultado del autocuidado, del cuidado a los demás, la capacidad de tomar decisiones y controlar la propia vida y de asegurar que la sociedad en que uno vive, ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de bienestar. Uno de los objetivos de la disciplina de enfermería es motivar a las personas para que tengan como meta ser saludable, sepan cómo mantenerse sanas, realicen cuanto esté a su alcance ya sea en forma individual o colectiva para mantener la salud y busquen ayuda cuando sea necesario; por lo tanto, el autocuidado se convierte en la principal estrategia para lograr dichos objetivos60. En este contexto, los hallazgos del presente estudio mostraron que el 82.6% de adultos mayores informaron buena práctica de autocuidado y el 17.4% regular practica de autocuidado. Estos resultados son coincidentes a los reportados por Leitón en el año 2010, el 82,35 % de adultos mayores de la costa peruana mostró buena práctica de autocuidado y el 17,65 % regular práctica de autocuidado61. Sin embargo, estos resultados difieren con lo reportado por Achata y Villar (2006) quienes encontraron en un centro de Salud que el 62% adultos mayores tuvo autocuidado regular y el 38% autocuidado deficiente62. Así mismo, Castro e Isla (2008) encontraron que el 88% tuvo un autocuidado regular, el 5% autocuidado alto y el 7% autocuidado deficiente63. Al parecer, el autocuidado en las personas adultas mayores responde a la satisfacción de necesidades básicas, biosicosocial, productiva, cultural, sanitaria y espiritual. Estos resultados se explicarían cuando se afirma que si bien es cierto que envejecer es un proceso secuencial, acumulativo e irreversible, deteriora al organismo humano progresivamente mermando su capacidad de autocuidado. Sin embargo, como en otras etapas de la vida los adultos mayores se saben enfrentan a las circunstancias y por otro lado la salud para la mayoría se constituye en una de las principales preocupaciones de su vida y hace que adquieran conocimientos, habilidades y prácticas de autocuidado basados en su experiencia, o adquiridos a través de los cuidados formales o informales. Como señala Quinteros dichas experiencias favorecen un autocuidado integral en sus necesidades fisiológicas, emocionales, sociales, espirituales, ecológicas, productivas, culturales, recreativas y sanitarias64. Además todas las personas prefieren mantener su autocuidado pues, el cuidarse así mismo les da sentido de control de su propia existencia. Así mismo, la mayoría de los adultos mayores no sólo tienen la capacidad física y cognitiva para aprender sobre su autocuidado sino también para trasmitirla a otros. Por lo tanto el ser humano tiene un potencial ilimitado de aprendizaje independiente de su edad y mediante el proceso educativo los adultos mayores logran incorporar a su vida diaria conductas de salud física, social, mental y espiritual que favorezca su bienestar. En este contexto Boff, (2000:27-39), refiere que el ser humano como ser de apertura, proyecto infinito, ilimitado e histórico, se va construyendo continuamente porque es un ser nunca terminado, por lo tanto la vejez no es la excepción. En la vejez, el hombre aún se va construyendo con sed infinita de eternidad por lo tanto tiene un proyecto de vida, un sentido, para vivir una vida de felicidad y en ese escenario es que el autocuidado se presenta como la alternativa para construir su existencia con bienestar65. Sin embargo aunque la mayoría tiene buena práctica de autocuidado, se encontró que el 17,4% tiene regular práctica de autocuidado. Estos resultados reafirma lo descrito por Krieger-Blake66, cuando refiere que la capacidad de autocuidado y la promoción de la salud son realmente importante para mantener el bienestar en la vejez, sin embargo a medida que se envejece el autocuidado puede volverse más complejo e imposible de realizarlo. Además como el autocuidado y aprendizaje están íntimamente relacionados hay factores implicados en el proceso del envejecimiento que van a dificultar o impedir que el adulto mayor ejerza su autocuidado como los cambios especialmente en los órganos de los sentidos, el sistema nervioso y alguna funciones cognitivas como la memoria entre otras. También las enfermedades crónicas debilitantes tanto físicas como mentales, la desmotivación, depresión, soledad, abandono, estereotipos negativos, pobreza, falta de educación, dificultan o impiden la práctica de autocuidado en la vejez67. Los resultados encontrados en donde la mayoría tiene buena práctica de autocuidado para una vejez con bienestar, podría deberse a que la mayoría de los adultos mayores tienen entre 60 a 74 años, tiene pareja, algún grado de instrucción, cuenta con seguro, sumado a esto es que todos tenían su función cognitiva integra, situación que influye directamente en la capacidad del individuo para aprender mejor su autocuidado. También puede haber contribuido que la mayoría (54.6%) son mujeres y se considera que la mujer tiene más actitud de autocuidado por su función cuidadora y feminidad asociado a mantener un mejor autoconcepto e imagen. Los valores, creencias, atributos persónales, expectativas, motivación, la cultura, autoestima positiva, independencia, significado de salud, hábitos relacionados con mantenimiento de la promoción de la salud y los recursos familiares y sanitarios, podrían haber influenciado para una buena práctica de autocuidado. Por otro lado el haber encontrado que una minoría tuvo regular práctica de autocuidado, podría estar asociado a desinterés, el escaso apoyo familiar, limitación económica, no contar con un seguro de salud y la presencia de enfermedades limitantes podría ejercer influencia en estos resultados. Otro hallazgo importante de este estudio es la autonomía observada en los adultos mayores, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y ninguno es dependiente. También se evaluó la capacidad funcional instrumental observándose que el 62.8% de adultos mayores son independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria, mientras que el 37.2% son moderadamente independientes. Los resultados coinciden con los reportados por Villanueva (2008), en un estudio realizado en 600 adultos mayores de Iquitos, encontró independencia en el 87.2% de las actividades básicas y en el 63.6% de las actividades instrumentales68. También coincide con datos señalados por la OPS69 en un estudio sobre Necesidades de los Ancianos en América Latina y el Caribe, los que encontraron que la mayor parte de los ancianos son independientes y activos y que más de 90% de los ancianos podían alimentarse, vestirse, bañarse, peinarse, acostarse, levantarse, controlar esfínteres, tomar medicinas y caminar por un lugar llano sin ayuda y que para realizar las actividades instrumentales como las tareas domésticas y salir de compras necesitaron ayuda en un 33% y 20% respectivamente, resultados que tienen mucha coincidencia con los encontrados en el presente estudio. En el Plan Nacional para Personas Adultas Mayores en el Perú, dentro de su marco conceptual de salud clasifica a los adultos mayores en autovalentes, frágiles y dependientes. Considera que el 65% de los adultos mayores que viven en la comunidad son autovalentes, es decir, aquella persona mayor capaz de realizar las actividades básicas de la vida diaria como: comer, vestirse, desplazarse, asearse, bañarse, continencia, así mismo realizar actividades instrumentales de la vida diaria tales como: cocinar, limpiar, comprar, lavar o planchar, usar el teléfono, manejar la medicación, manejar el dinero, realizar tareas o trabajos fuera de casa o salir fuera de la ciudad. La persona adulta mayor frágil con una moderada dependencia, representa el 30%. Y la persona adulta mayor dependiente asociada a una restricción o ausencia física o funcional que limita o impide el desempeño de las actividades de la vida diaria, considerada entre el 3% a un 5% de los adultos mayores que viven en la comunidad. (MIMDES)70. La OPS y considera que la autonomía e independencia en las ABVD es una buena medición del estado de salud y calidad de vida y precisamente el número y calidad de los años que una persona de edad avanzada puede vivir sin discapacidad. La disminución de la funcionalidad en los diferentes sistemas especialmente de los sistemas músculo-esquelético, óseo y nervioso tiende a perder su capacidad de funcionalidad en relación con las actividades cotidianas y a aumentar su dependencia Además a medida que la gente envejece los niveles de reserva se reducen desencadenando en pérdida de función o fragilidad, y la gente puede ser menos capaz de cuidarse a sí mismo y más dependiente de otros (Lara y Mardones, 2009)71. Es decir, que el envejecimiento y los factores acompañantes suelen dificultar mucho este periodo de la vida, especialmente a partir de los 75 años en que las circunstancias pueden volverse todavía más complejas que los coloca en una situación de fragilidad, disminuyendo su reserva funcional donde la susceptibilidad es mayor, aumentando la posibilidad de que desencadene en pérdida de la función, discapacidad y dependencia. En cuanto al estado de ánimo, en el presente estudio, se encontró que 59.3% de adultos evaluados no presentaban depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con depresión establecida. Datos de estado de ánimo anormal que son superiores a los informados por Villanueva (2008), quien señaló que el 68.4% de los mayores adultos mayores mostró función afectiva normal, un 22.8% probable depresión y 8.8% depresión establecida. Tambien Leitón informó que el 82.35% no tuvo depresión, el 13.72% tuvo depresión leve y el 3.92% depresión establecida. Estos resultados en que la mayoría de los adultos mayores no padecen de depresión, concuerda con la OPS/OMS cuando refiere que la mayoría de las personas mayores gozan de buena salud mental, y que ello depende de sus valores y experiencias, y de sus creencias filosóficas y religiosas, recursos económicos y sociales que le ayudan a hacer frente a situaciones difíciles e importantes para su vida. También Yuste72, señala que es lícito afirmar que las personas mayores pueden tener los mismos problemas de depresión que los sujetos de cualquier otra edad. Sin embargo a pesar de los cambios, tantas veces perjudiciales, que suelen presentarse en estas etapas de la vida, y a pesar de las típicas modificaciones que acompañan a la senectud, los mayores se adaptan bien y suelen evidenciar una buena salud mental. También Kail y Covanaugh mencionan que el envejecimiento condiciona a la depresión y que sus causas se centran en los procesos biológicos y psicosociales. En cuanto a lo biológicos algunos investigadores piensan que se debe a problemas bioquímicos porque casi todos los neurotrasmisores se deterioran con la edad. Del mismo modo la disminución de sus fuerzas y facultades, que muchas veces deriva en pérdida de la independencia y las discapacidades sensoriales pueden ocasionar aislamiento y depresión. En lo psicosocial juega un papel importante las pérdida del cónyuge, posición dentro de la estructura familiar y del empleo con disminución de ingresos con deterioro de la identidad y estatus social y las enfermedades. De igual manera las creencias internas cuando piensa que son responsables de todo lo malo que le sucede, y la falta de los factores de protección, entre ellos las habilidades de enfrentamiento, y la falta de apoyo de salud, social y familiar, explican el porqué la depresión en los mayores. A esto se suma el estereotipo negativo de ·”viejismo” donde los valores individuales, el concepto de productividad, de consumo, de juventud, de belleza y de vitalidad rechazan al adulto mayor por considerarlo inútil e improductivo, desvalorizando la vejez. En cuanto al análisis bivariante, el haber encontrado que los adultos mayores que tenían autocuidado regular se ubicaban en los moderadamente dependientes y dependientes en las actividades de la vida diaria puede deberse a varias causas. Entre ellas a un estado de fragilidad. Si bien es cierto que ni la edad ni la incapacidad por si solos vuelven frágil a una persona, pero los cambios que suelen acarrear la edad pueden favorecer mucho su aparición. La fragilidad se considera como un declive de las funciones fisiológicas corporales en los adultos mayores, capaz de desencadenar en pérdida de función, discapacidad y dependencia. En el estudio se encontró que a mayor nivel de depresión, menor practica de autocuidado (p<0.05), al respecto no existen trabajos realizados con la variable depresión y autocuidado para una vejez con bienestar que está construida en base al autocuidado ante los cambios propios del envejecimiento, pues los que existe utilizan el autocuidado orientado a la enfermedad, por lo que se carecen de antecedentes de evidencia empírica. Sin embargo existen trabajos con alguna relación con las variables antes mencionadas, que pueden ayudar a comprender las practicas de autocuidado en adultos con estado de ánimo alterado; Oquendo y Soublet73, en un estudio descriptivo sobre la depresión como un problema de salud en un hogar del adulto mayor, encontraron que los diagnósticos de enfermería más frecuentes en la depresión fueron: déficit del autocuidado, deterioro de la comunicación verbal, alteración del mantenimiento de la salud, déficit del mantenimiento doméstico, disfunción sexual, déficit de la movilidad física, déficit de las actividades recreativas, deterioro de la integridad cutánea, insomnio, deterioro de las interacciones sociales, aislamiento social, afrontamiento individual y familiar inefectivo, alteración del desempeño del rol. Dichos diagnósticos estaría reflejando la necesidad de intervención pues las actividades de autocuidado de su vida cotidiana están siendo interferidas por estar viviendo un estado depresivo. Los aspectos mencionados contribuyen actualmente a la revalorización de la persona adulta mayor, quien debe jugar un papel más activo en su cuidado integral. Concibiéndose el autocuidado en la persona adulta mayor como el medio que le permitirá desarrollar al máximo su potencial personal y perfeccionar o transformar sus actitudes indispensables para la vida. El autocuidado tiene como propósito; mantener la capacidad de independencia funcional del adulto mayor y prevenir algunas enfermedades; hacer menos grave la enfermedad o discapacidad; mejorar la interacción entre las personas mayores y los sistemas de servicios sociales y de salud por medio de la difusión de más y mejor información. También, como señala Coppard74 las personas adultas mayores que se autocuidan, tienen la posibilidad de atenuar los factores adversos en las áreas que producen experiencias negativas afectando su calidad de vida. Con el autocuidado se puede mejorar las posibilidades de que se adapten e integren a su entorno social, se autorealicen, mantengan sus talentos, metas, esperanzas, sabiduría, creatividad y trasciendan en la vida. El autocuidado por lo tanto se convierte en un elemento básico indispensable para el mantenimiento de la salud y lograr una vejez con bienestar y para lograrlo es necesario que el adulto mayor asuma la responsabilidad de su propio cuidado. Los resultados de la presente investigación proporcionan evidencia científica para el equipo de salud y especialmente las enfermeras/os mejoren el bienestar y la calidad de vida de los adultos mayores a través del autocuidado en actividades de promoción de la salud. Sin embargo es necesario destacar que el fundamento del autocuidado es un compromiso, pues expresa un acto de reafirmación, al manifestar el individuo su necesidad de actuar ante una situación reconocida de valor personal y social. 6. CONCLUSIONES Del análisis y discusión de los resultados se llegó a las siguientes conclusiones: - El perfil de la muestra de mayores estudiados es el siguiente: edad promedio 71.06 años + 71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años, 54.6% son mujeres, 68.6% son casados o convivientes, el 77.9% tienen educación primaria completa e incompleta, 79% de religión católica, 75.6% poseen seguro de salud. - en cuanto a la capacidad funcional, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 62.8% de adultos mayores son independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria - El 59.3% de adultos mayores se encuentran sin depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con depresión establecida - El 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular. - Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido del cuidado de la memoria (r=0.717, p<0.01), cuidado de pies (r=0.652, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado de la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado - La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado. 7. RECOMENDACIONES De los resultados encontrados en este estudio, se proponen las siguientes recomendaciones: - Elaborar programas educativos a todos los niveles en coordinación con otras entidades que incluyan el aprender a envejecer con bienestar en todas las etapas del ciclo vital, con énfasis en el enfoque de género. - Elaborar programas de intervención que promueva, incluyan y fortalezca la independencia funcional en las actividades de la vida diaria (AVD) que favorezcan su autocuidado. Así mismo, en la prevención y manejo de la depresión. - Desarrollar estudios de investigación con las variables depresión con la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar, a fin de clarificar, confirmar o no su significancia estadística. Así mismo, considerar otras variables que puedan haber estado influenciando en la no significancia estadística como el apoyo familiar, motivación, entre otros. También ampliar la población del estudio. - Realizar investigaciones cualitativas a fin de develar los modos de cuidar del adulto mayor construido desde el senso común de los participantes, y contribuir a disipar la laguna y minimizar las brechas entre el saber científico y el senso común, y construir las alianzas entre la filosofía académica y la filosofía popular. Así mismo considerar los aportes de la investigación cuantitativa y cualitativa para construir un Modelo de Cuidado más científico, ético, estético, político, sensible y humano que promueva las potencialidades de los adultos mayores para mantener o mejorar su condición humana en el proceso del envejecimiento y la vejez. 8. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 1 Instituto Nacional de Estadística e Informática. Informe técnico N° 2. Situación del a niñez y adulto mayor. II trimestre 2012. 2 Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú. Plan Nacional para las adultas mayores 2013- 2017. 3 Villanueva M., Sánchez G. y Leiton Z. Necesidades de las mujeres de Iquitos. Revista Científica del Colegio de Enfermeros del Perú. 2011; 60. 4 López A. y Vásquez L. “Variables asociadas al riesgo familiar en las familias de los asentamientos humanos 28 de Julio y Triunfo. Belén 2012”. [tesis para optar el grado de licenciado en enfermería]. Facultad de enfermería. 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Acciones que realiza el adulto mayor consigo mismo para vivir una vejez con bienestar en la dimensión biológica (cuidado de los sentidos, piel, pies, boca, nutrición, sueño, memoria, eliminación) y en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia, adaptación, espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes ,2003) DEFINICION OPERACIONAL INDICADOR Nivel Autocuidado deficiente de 80 - 133 puntos Nivel de 134 - 186 puntos. Autocuidado regular Nivel de Autocuidado bueno 187 – 240 puntos ESCALA Ordinal PREGUNTAS Escala de Práctica de Autocuidado de LEITÓN VARIABLE Capacidad funcional DEFINICION CONCEPTUAL INDICADOR Es la capacidad de autosuficiencia que tienen las personas para realizar las diversas actividades de la vida diaria, ya sean básicas (bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas) o instrumentales (tareas domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): DEFINICION OPERACIONAL Dependiente 0 a 2 puntos Moderadamente Independiente 3- 13 puntos. ESCALA PREGUNTAS Ordinal Escala de Katz (ABVD) Independiente Actividades 14 puntos Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): Dependiente 0 a 2 puntos Ordinal Moderadamente Independiente 3- 11 puntos. Independiente 12 puntos Escala de Lawton (AIVD) VARIABLE Depresion DEFINICION CONCEPTUAL Es un trastorno afectivo emocional caracterizado principalmente por: tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que antes le gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos existen deseos de morir (OPS/OMS y 2003; Papalia, 2009). INDICADOR Sin depresión DEFINICION OPERACIONAL GDS= si el puntaje obtenido es de 0 Depresión leve Depresión establecida: GDS=si el puntaje obtenido es de 6 - 9 puntos GDS si el puntaje obtenido es de 10 o más ESCALA Ordinal PREGUNTAS Escala de Depresión: Yesayage (reducida) PRACTICAS DE AUTOCUIDADO, ESTADO DE ANIMO Y CAPACIDAD FUNCIONAL DE ADULTOS MAYORES. C.S. 9 DE OCTUBRE. 2013 INSTRUCCIONES: Señor (a) esta encuesta es personal y anónima, tiene el propósito de conocer la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar y algunos factores relacionados. A continuación se le realizará algunas preguntas, para lo cual solicitamos su colaboración al contestar las preguntas con toda sinceridad. -----------------------------------------------------------------------------------------------------------CARACTERIZACION DE LOS PARTICIPANTES Nombre:....................................................................................................................... ......... Dirección:.................................................n2.AA.HH:.......................................n3.Mz ……n4.JJ.VV…………….......... n5. N° de familias en vivienda:..……… n6. Edad:............ n7. Sexo:…............ n8. Estado Civil:....................................... n9. Nivel de Instrucción: n9.1. Sin estudios ( ) n9.2. Primaria incompleta ( ) n9.3. Primaria Completa ( ) n9.4. Secundaria incompleta ( ) n9.5. Secundaria completa ( ) n9.6. Superior universitaria ( ) n9.7. Superior no Universitaria ( ) n10. Tiempo de residencia en domicilio actual:………….… n11. Idioma predominante de la familia:………….………. n12.Etnia:…………………..…. n13.Donde vivieron antes:………..………...… n14.Tiempo que demora en llegar al EE.SS.:………..….. n15. ¿Cuenta con algún seguro de salud?........... n16. ¿Cuál?...................... n17. Percibe remuneración económica:……………... n18. ¿De quién depende económicamente?.................. n19.Lugar de Religión:…………………….… Procedencia....................................... n20. F ACULTAD DE ENFERMERIA CONSENTIMIENTO INFORMADO Nombre del entrevistado:_____________________________________________ PRESENTACIÓN. Srta, Sra, Sr, tenga Ud. Muy buenos (días, tardes), soy bachiller de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana, el motivo de este acercamiento hacia su persona es para solicitarle su valiosa información que me servirá para determinar la asociación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013. Su participación en el estudio es voluntaria, Ud. No recibirá ningún tipo de beneficio económico si acepta colaborar con el estudio. Todos los datos que se obtengan de Ud. Serán en forma anónima y se respetara la confidencialidad. Los datos obtenidos del presente estudio solo serán utilizados por los investigadores con fines de investigación. Si Ud. Tiene alguna pregunta o duda, gustosamente serán absueltas o si deseas algún tipo de información adicional se puede acercar a mi persona en cualquier momento. Por favor coloque su firma y su huella digital al final de este formato, con lo cual Ud. Está dando la autorización para la participación en este estudio. Firma Huella digital DNI N°:---------------------------------------¡Muchas Gracias FACULTAD DE ENFERMERÍA Artículo científico PRACTICAS DE AUTOCUIDADO, CAPACIDAD FUNCIONAL Y DEPRESION EN ADULTOS MAYORES. C.S. 9 DE OCTUBRE. 2013 . AUTORAS: Bach. Enf. Susan Camacho Serrantes Bach. Enf. Iris Lachuma Viera Asesores: Dra. Maritza E.VILLANUEVA BENITES Dra. Zoila E.LEITÓN ESPINOZA. Dr. Eliseo ZAPATA IQUITOS – PERÚ. 2014 RESUMEN Con la finalidad de determinar relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén, se realizó este estudio descriptivo correlacional; a 86 personas mayores se les aplicó los indices de Katz, Lawton, GDS y la escala de autocuidado de Leitón que permite evaluar la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en sus dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual, consta de 80 ítems (confiabilidad 0.91); para el procesamiento datos se utilizó el SPSS versión 21.0. Los hallazgos mostraron el perfil de adultos mayores: edad promedio 71.06 años+71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años, 54.6% son mujeres, 68.6% casados o convivientes, el 77.9% tienen educación primaria, 79% religión católica y 75.6% poseen seguro de salud. El 92.8% son independientes en la capacidad funcional básica y el 62.8% independientes en la capacidad funcional. El 59.3% de adultos mayores no muestran manifestaciones de depresión, 27.9% con probable depresión y 12.7% con depresión establecida. El 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular. De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se determinó que las medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en las mujeres, en el cuidado de: oídos (22.7+2.1), sueño (16.9+1.2), pies (16.4+1.5), memoria (15.6+2.1) y ojos (12.2+1.6). Mientras que las mujeres mostraron puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.2+1.6), nutrición (14.7+1.3), boca (13.9+2.2), eliminación (13.9+1.3); sin embargo la prueba t student demostró que solamente existe diferencias estadísticas significativa en el cuidado de piel (p=0.032). Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.85, p<0.01), cuidado de la memoria (r=0.71, p<0.01), cuidado de pies (r=0.65, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.61, p<0.01). Es decir que, los adultos mayores que informan mejor cuidado en la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado. La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=-0.38, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado. Palabras clave: autocuidado-depresion-autonomía-anciano- INTRODUCCIÓN Según el Instituto Nacional de Estadística INEI, en el Perú actualmente hay 2‟700.000 personas mayores de 60 años, lo que representa el 9% de la población total del país, en cuanto a género, al año 2012, la población de mujeres mayores de 60 años asciende a 1‟986.709 personas; mientras tanto, la población masculina es de 1‟845.565. Cada año, los adultos mayores aumentan en 3,3% y se espera que al año 2021, dicho grupo poblacional sea de 3‟727.000 y represente así el 11,2%75. De otra parte, de acuerdo a la encuesta nacional de hogares realizada en el II trimestre de 2012, en el ámbito nacional los adultos mayores presentan ciertas características sociodemográficas como las siguientes: 39% de los hogares albergan adultos mayores, de estos el 36,4% son familias nucleares, 36, 8% son familias extensas, 28,6% presenta problemas en su estado nutricional, la tasa de pobreza en los adultos mayores es del 30%. Este grupo poblacional constituye un sector de alta demanda potencial de servicios de atención de salud: un 73,2% presentó algún problema de salud (ENAHO, 2012). Sin embargo, solo el 25,7% ha acudido en busca de atención a establecimientos de salud públicos, el 10,4% a servicios de salud privados y un 52,1% no buscó atención76. En la región Loreto algunos estudios han informado la problemática de este grupo poblacional, se ha identificado que los varones mayores presentan mejor capacidad funcional que las mujeres mayores, tanto en las actividades básicas de la vida diaria y las actividades; así mismo, los varones mayores presentaron mejor estado de ánimo que las mujeres mayores, el 63,2% de ellos presentó estado de ánimo normal y solo el 7, 9%% depresión establecida. Mientras que, una tercera aparte de las mujeres mayores presenta probable depresión (30%) y 13,3% depresión establecida (Villanueva, 2011)77. Estos datos muestran una realidad, existiendo escases de información respecto a las prácticas de autocuidado y el correlato existente entre ellas. La presencia del déficit de prácticas de autocuidado en los adultos mayores y los determinantes que ejercen influencia en la misma son desconocidos en el ámbito nacional y regional. En un estudio realizado por López y Vásquez durante el I semestre 2013, en dos asentamientos humanos de la jurisdicción del centro de salud 9 de octubre, se reportó la presencia de enfermedad en el 70% de las familias encuestadas y riesgos de salud en la población adulta mayor, especialmente la falta de evaluación mental, vacunas incompletas, problemas visuales y auditivos78. Las cifras anteriormente citadas muestran que en el Perú y en particular en la región Loreto, el autocuidado de las personas mayores no ha tomado aún la importancia que requiere; es muy poco lo que se ha estudiado sobre ello y lo que existe está relacionado con un enfoque biomédico, enfatizando en los problemas de salud. No se involucra a la persona adulta mayor como actor competente que tiene la capacidad de tomar decisiones, controlar su propia vida y asegurarse la posibilidad de gozar de bienestar. En la práctica la mayoría de las instituciones que trabajan con la persona adulta mayor no cuentan con programas integrales, se desarrollan actividades fragmentadas generalmente orientadas a los aspectos recreativos y de socialización79. Asimismo, cuentan con escaso personal capacitado para brindar educación sobre como ejercer su autocuidado integral. Por lo tanto la relevancia de esta investigación es conocer las prácticas de autocuidado que realiza el adulto mayor en las dimensiones biopsicosocial y como influencia capacidad funcional y la depresión y a partir de ello se pueda implementar políticas y programas de autocuidado para promover un envejecimiento con bienestar y mejorar su calidad de vida donde el adulto mayor sea el protagonista de su cuidado. Para enfermería la presente investigación cobra importancia en su rol educador como promotor de salud, innovador, evaluador y conductor de estrategias educativas-pedagógicas así como de diversos programas siendo para ello necesario que conozca el comportamiento del autocuidado y los diferentes factores contribuyentes para mantener la salud y bienestar, para que a través del autocuidado respondan a las necesidades y expectativas de los adultos mayores para el desarrollo de aptitudes personales y de la adquisición de habilidades y conocimientos dentro del proceso enseñanza aprendizaje. Teniendo en cuenta la situación problemática expuesta y existiendo escasos antecedentes empíricos realizados con estas variables, es compromiso de enfermería dar respuesta a esta realidad demográfica y social con el fin de mejorar la calidad del cuidado del adulto mayor, y así aportar en la construcción de una sociedad para todas las edades, siendo esto lo que motivó a investigar para dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿Cuál es la relación que existe entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado en el adulto mayor que asiste al centro de salud 9 de Octubre. Belén. 2013? MATERIAL Y METODOS METODO: se empleó el método cuantitativo, se inicia con ideas preconcebidas acerca de las variables relacionadas con las prácticas de autocuidado de adultos mayores permitiéndonos hacer predicciones de probabilidades y generalizaciones, utilizando procedimientos estructurales e instrumentos formales para recabar la información numérica requerida mediante procedimientos estadísticos. DISEÑO: descriptivo correlacional, descriptivo porque permite observar, describir y documentar el comportamiento de las variables en estudio. Correlacional: porque busca determinar la asociación entre variables sin establecer causa efecto. VARIABLES: la variable dependiente del estudio estuvo conformada por la practicas de autocuidado, son las acciones que realiza el adulto mayor consigo mismo para vivir una vejez con bienestar en la dimensión biológica (cuidado de los sentidos, piel, pies, boca, nutrición, sueño, memoria, eliminación) y en la dimensión psicosocial y espiritual (participación en actividades de ocio, estado emocional, autoestima, familia, adaptación, espiritualidad y afrontar la muerte) (Orem, 1983; Leitón y Ordoñes ,2003), categorizado en tres indicadores: Nivel de autocuidado deficiente (80- 133 puntos), nivel de Autocuidado regular (134 - 186 puntos) y autocuidado bueno (187–240 puntos). Las variables independientes fueron la capacidad funcional, definida como la autosuficiencia que tienen las personas para realizar las diversas actividades de la vida diaria, ya sean básicas (bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas) o instrumentales (tareas domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público. Fue medida a través de los siguientes indicadores: a) Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD) (0 a 2 puntos = Dependiente, 3 a 13 puntos = Moderadamente Independiente, 14 = Independiente. b. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD): 0 – 2 puntos = Dependiente, 3 – 11 puntos = Moderadamente Independiente y 12 = Independiente DEPRESIÓN Constituye variable independiente del presente estudio. Definición conceptual: Es un trastorno afectivo emocional caracterizado principalmente por: tristeza, ansiedad, pérdida de interés por actividades que antes le gustaban, síntomas somáticos, pesimismo y que en casos extremos existen deseos de morir (OPS/OMS y 2003; Papalia, 2009). Definición Operacional: Según Yesavage y Brink 1982 – 1983, el GDS-15 se ha categorizado en tres niveles: - Sin depresión: si el puntaje obtenido es de 0 - 5 puntos. - Depresión leve: si el puntaje obtenido es de 6 - 9 puntos - Depresión establecida: si el puntaje obtenido es de 10 o máa. POBLACION Y MUESTRA: La población estuvo constituida por todos adultos mayores que asisten a la estrategia de adulto mayor en el CS 9 de Octubre durante el año 2013 (110 personas). Para calcular el tamaño de la muestra se utilizó el método probabilístico y la fórmula de proporciones para poblaciones finitas, con un nivel de confianza 95%, error 5%. La muestra estuvo conformada por 86 adultos mayores, que reunían los siguientes criterios de inclusión: participación voluntaria y aadultos mayores que se encuentren sin deterioro cognitivo. TÉCNICAS E INSTRUMENTOS: Se utilizó la entrevista y se aplicó un cuestionario que contiene las siguientes escalas estandarizadas: a) Escala de Práctica de Autocuidado de LEITÓN: Esta escala fue elaborada por Leitón, según el sustento teórico de Orem (1983), Leitón y Ordoñes (2003) y los cambios del envejecimiento normal (Papalia y col, (2009). Dicho instrumento tiene una confiabilidad de 0.91, permite evaluar la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en sus dimensiones: biológica y psicosocial y espiritual. El instrumento consta de 80 items, mide el nivel de práctica de autocuidado para una vejez con bienestar en el adulto mayor, categorizándola con la siguiente valoración: Nivel de Autocuidado deficiente( 80 - 133 ptos), nivel de Autocuidado regular (134-186 ptos), nivel de Autocuidado bueno ( 187-240 ptos). b) Escala de Valoración de Independencia Funcional de las Actividades de la Vida Diaria: Esta escala consta de 2 sub escalas, la primera relacionada a las actividades básicas de la vida diaria y la segunda a las actividades instrumentales de la vida diaria. La escala de las actividades básicas de la vida diaria fue elaborado por Kats y col. (1970) y Barthel (1965) modificada por Leitón, (2004) considerando ítems de ambos autores, consta 7 items referidos a bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentarse, subir/bajar gradas (confiabiliad= 0.75). La escala de las actividades instrumentales de la vida diaria fue elaborada por Lawton y Brody (1969) consta de 6 items, indica la capacidad para vivir independiente en su entorno habitual como: tareas domésticas, realizar compras, toma de medicamentos, manejo de dinero, y uso de transporte público (confiabilidad 0.83). Tiene tres alternativas: sin ayuda, con alguna ayuda y total ayuda, con un puntaje de 2, 1, 0 respectivamente. Esta escala mide la independencia para realizar las Actividades de la Vida Diaria tanto básicas como instrumentales, categorizándolas con la siguiente valoración: Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD): dependiente (0 – 2 puntos) y moderadamente independiente ( 3–13 puntos, independiente (14 puntos). Las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD): dependiente (0–2 puntos), moderadamente independiente (3–11 puntos) e independiente (12 puntos). c) Escala Geriátrica de Depresión De Yesavage (GDS = Geriatric Depressión Scale): La GDS-15 (versión reducida) de Yesavage y BrinK y Col es el instrumento seleccionado para medir la depresión. Se considera que es la única escala de depresión construida específicamente para las personas adultas mayores y se centra en aspectos cognitivo- conductuales (confiabilidad=0.721). La escala consta de 15 ítems (versión reducida), cuya contestación es dicotómica (SI/NO) siendo la puntuación máxima 10 puntos y la mínima 0 puntos, categorizando la depresión en tres niveles: Sin depresión (0-5 puntos), depresión leve (6-9 puntos) y depresión establecida (10 o más puntos) PROCEDIMIENTO DE RECOLECCION DE DATOS: a)Se solicitó a la Decanatura de la Facultad de Enfermería y envió una solicitud de permiso al establecimiento de salud y se coordinó con la enfermera responsable de la estrategia del adulto mayor para proceder a la identificación de las personas mayores que reunían los criterios de inclusión. b)También se remitió una solicitud de permiso a la responsable del grupo de mayores de la parroquia 9 de octubre y secretarios generales de los asentamientos humanos programados, para localizar a los sujetos de estudio seleccionados. c) Se realizó una reunión de sensibilización a los líderes comunitarios de los sectores seleccionados (secretarios generales y presidentes de juntas vecinales) para obtener el consentimiento informado de las personas mayores seleccionadas. d) Una vez identificados a los sujetos de estudio se obtuvo el consentimiento informado previa explicación del propósito del estudio, y se acordó una cita para la entrevista a desarrollar en el domicilio del adulto mayor. e) La ejecución de la entrevista se realizó a través de una visita domiciliaria procediéndose a la aplicación de la batería de instrumentos. f)La visita domiciliaria fue realizada por las tesistas que se presentaron con el uniforme de salud pública. La duración de cada entrevista tuvo una duración aproximada de 90 a 120 minutos por cada adulto mayor, de lunes a sábados, en las mañanas de 7am a 12pm y por las tardes de 2pm a 6pm. PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS: Se obtuvo el consentimiento informado de sujetos que ingresaron al estudio en forma voluntaria, previa lectura, explicación y firma de la hoja de consentimiento informado. En todo momento se respetó la decisión de la participante de retirarse del estudio si así lo deseaba. Es necesario indicar que éste recibió la información acerca de su participación, incluyendo de manera concreta las actividades a realizar, es decir: el propósito de la investigación, duración esperada y procedimientos, su derecho a negarse a participar una vez iniciada su participación, beneficios de la investigación. Los instrumentos de recolección de datos fueron manejados en forma anónima, se codificó en la misma ficha y luego se creó una base de datos en el paquete estadístico SSPS. Solo tuvieron acceso a la base de datos los investigadores responsables del tratamiento estadístico y la asesora, los datos se analizaron en forma agrupada. ANALISIS DE DATOS: La información obtenida se incorporó en una base de datos a través del programa SPSS Versión 20,0, previa codificación. En la primera fase se desarrolló el análisis descriptivo con medidas de tendencia central y de dispersión. La hipótesis de independencia entre frecuencias se evaluó con la prueba Ji cuadrado y el coeficiente de contingencia. Se aplicó la prueba r de correlación para verificar la fuerza de asociación y direccionalidad de las medias de las variables continuas. RESULTADOS CARACTERIZACIÓN DE LA MUESTRA Tabla 1. Características de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Características Edad X=71.06, Sd=71.26 60 a 74 años 75 a 79 años Total Estado civil Soltero Casado/Conviviente Viudo Total Nivel educativo Sin estudios Primaria Secundaria Superior Total Religión Católico Evangélico/adventista/Mormón Ninguna Total Femenino n % Sexo Masculino n % Total n % 33 14 47 38.4 16.3 54.7 22 17 39 25.6 19.7 45.3 55 31 86 64.0 36.0 100.0 11 30 6 47 12.8 34.9 7.0 54.7 3 29 7 39 3.5 33.7 8.1 45.3 14 59 13 86 16.3 68.6 15.1 100.0 9 10.5 43.0 1.2 0.0 4 30 4 1 4.6 34.9 4.6 1.2 13 67 5 1 15.1 77.9 5.8 1.2 54.7 39 45.3 86 100.0 39.5 12.8 2.4 54.7 34 5 0 39 39.5 5.8 0.0 45.3 68 16 2 86 79.0 18.6 2.4 100.0 37 1 0 47 34 11 2 47 En la Tabla 1 se observa que la edad promedio de la muestra de adultos mayores fue de 71.06 años + 71.26 años; el 64% se encuentra entre 60 a 74 años y el 36% entre 75 a 79 años; es decir se trata de una población gerontológica joven. Existiendo diferencias porcentuales según sexo, con mayor proporción de mujeres (38.4%) en el grupo de edad de 60 a 74 años. Respecto al estado civil, el 68.6% son casados o convivientes, encontrándose mínima diferencia entre los sexos femenino y masculino (34.9 y 33.7% respectivamente). El 77.9% tienen educación primaria completa e incompleta, siendo que el mayor porcentaje se encuentra en el sexo femenino (43%), sin embargo, solo el 1.2% del sexo masculino tiene estudios superiores, contrariamente al sexo femenino (0%) . La religión predominante de este grupo es la católica (79%), observándose que la proporción es igual en ambos sexos (39.5%), un aspecto importante es el hecho que el 2.4% del sexo femenino no pertenece a ninguna religión. Tabla 1(Continuación). Características de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Características Procedencia Rural/periurbana Urbana Extranjero Total Dependencia económica Si mismo Familiares Gobierno Total Tiempo de demora Menos de 30´ De 30´a más No sabe Total Tiene seguro SIS/EsSalud Ninguno Total Total Femenino n % Masculino n % n % 41 6 0 47 47.7 7.0 0.0 54.7 34 4 1 39 39.5 4.6 1.2 45.3 75 10 1 86 87.2 11.6 1.2 100.0 14 30 3 47 16.3 34.9 3.5 54.7 19 16 4 39 22.1 18.6 4.6 45.3 33 46 7 86 38.4 53.5 8.1 100.0 35 11 1 47 40.7 12.8 1.2 54.7 32 6 1 39 37.1 7.0 1.2 45.3 67 17 2 86 77.8 19.8 2.4 100.0 38 9 47 44.2 10.5 54.7 27 12 39 31.4 13.9 45.3 65 21 86 75.6 24.4 100.0 La presente tabla también muestra otras variables relacionadas a procedencia, dependencia económica, tiene seguro de salud y tiempo de demora al establecimiento más cercano, observándose lo siguiente: El 87.2% de adultos mayores proceden de zonas rurales, siendo el mayor porcentaje (47.7%) del sexo femenino. En relación a la dependencia económica, se observa que 53.5% dependen de algunos de sus familiares, siendo que el sexo femenino tiene dependencia económica por parte de un familiar preferentemente (34.9%). El tiempo de demora para llegar al Centro de Salud del grupo estudiado, toma menos de 30 minutos (77.8%), asimismo existe un porcentaje mínimo de ambos sexos (1.2%) que no sabe cuánto tiempo demora. El 75.6% poseen seguro médico (SIS o EsSalud), siendo que el sexo femenino tiene el mayor porcentaje (44.2%), siendo preocupante que el 24.4% de esta población no cuente con seguro de salud. NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL DE ADULTOS MAYORES Gráfico 1. Capacidad funcional básica e instrumental de adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 92.8 Independiente Moderadamente independiente 62.8 37.2 9.2 Actividades básicas Actividades instrumentales El Gráfico 1, muestra el nivel de capacidad funcional de los adultos mayores del estudio, observándose que de acuerdo a la evaluación realizada con el Test de Katz, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y ninguno es dependiente. También se evaluó la capacidad funcional instrumental a través del Índice de Lawton, observándose el 62.8% de adultos mayores son independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria, mientras que el 37.2% son moderadamente independientes. Tabla 2. Nivel de capacidad funcional de los adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Total Capacidad funcional Femenino Masculino n % n % n % Actividades básicas X=13.89, DS=0.48 Independiente 41 47.7 38 44.1 80 92.8 (14 ptos.) Moderadamente 6 7.0 1 1.2 7 9.2 independiente (3 a 13 ptos.) Dependiente 0 0.0 0 0.0 0 0.0 (0 a 2 ptos.) Total 47 54.7 39 45.3 86 100.0 Actividades instrumentales X=10.83, DS=1.81 Independiente 27 31.4 27 31.4 54 62.8 (12 ptos.) Moderadamente 20 23.3 12 13.9 32 37.2 independiente (3 a 11 ptos.) Dependiente 0 0.0 0 0.0 0 0.0 (0 a 2 ptos.) Total 47 54.7 39 45.3 86 100.0 X=Media . DS=Desviación estandar La Tabla 2, presenta el nivel de capacidad funcional según sexo, en cuanto a la capacidad funcional básica, se observa que el mayor porcentaje del sexo femenino (47.7%) son independientes, a diferencia del sexo masculino (44.1%). Asimismo, el mayor porcentaje de adultos mayores moderadamente independientes se encuentran en el sexo femenino (7%) y el menor porcentaje en el sexo masculino (1.2%). Al ser evaluados con el Test de Lawton (AIVD), el 62.8% son independientes, encontrándose resultados similares en ambos sexos equivalente a 31.4% respectivamente, sin embargo, adultos mayores moderadamente independientes encontramos preferentemente en el sexo femenino (23.3%) y menor en el sexo masculino (13.9%). No encontrándose adultos mayores dependientes. NIVEL DE DEPRESIÓN DE ADULTOS MAYORES Gráfico 2. Nivel de depresión en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Depresión establecida (10 a mas ptos), 12.70% Depresión leve (6-9 ptos), 27.90% Sin depresión (05- ptos.), 59.40% En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores evaluados por la Escala Yesavage, el puntaje promedio encontrado fue 5.6 y desviación estándar de 3.7 puntos, el 59.3% de ellos se encuentran sin depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con depresión establecida. En la Tabla 3, se observa el nivel de depresión de los adultos mayores evaluados por sexo, encontramos porcentajes similares de adultos mayores sin depresión, tanto en el sexo femenino (29.2%), como en el sexo masculino (30.2%), sin embargo en relación a la depresión leve y depresión establecida predomina en el sexo femenino (17.4% y 8.1% respectivamente), estas mismas variables, muestran menores proporciones (10.5% y 4.6% respectivamente) en el sexo masculino. Tabla 3. Nivel de depresión en adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Nivel de depresión Total Femenino Masculino n % n % n % 25 29.2 26 30.2 51 59.4 15 17.4 9 10.5 24 27.9 7 8.1 4 4.6 11 12.7 47 54.7 39 45.3 86 100.0 X=5.16, DS=3.7 Sin depresión (0 a 5 ptos.) Depresión leve (6 a 9 ptos.) Depresión establecida (10 o más) Total X=Media . DS=Desviación estandar NIVEL DE PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS MAYORES Al evaluar el nivel de prácticas de autocuidado mediante la Escala de Leitón, encontramos que el 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular (Gráfico 3). La Tabla 4 muestra que al evaluar las prácticas de autocuidado, según sexo, se observa que hay un diferencia porcentual de 8.2 entre ambos sexos en relación a prácticas de autocuidado bueno, siendo para el sexo femenino de 45.4% y para el sexo masculino de 37.2%). Sin embargo, esta brecha disminuye en ambos (1.2%) cuando se observa prácticas de autocuidado regular, siendo predominante en el sexo femenino (9.3%). No se encontró prácticas de autocuidado deficiente en ambos sexos. De otra parte se encontró que la puntuación promedio del autocuidado alcanzada por el grupo de mayores evaluados fue de 199.86+12.15; es decir que en forma mayoritaria los adultos mayores evaluados presentan un nivel de autocuidado bueno. Gráfico 3. Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Regular (134 a 186 ptos.) 17.4% Bueno (187 a 240 ptos.) 82.6% Con la finalidad de presentar en forma más detallada el comportamiento de los valores numéricos obtenidos con la escala de autocuidado de Leitón, de acuerdo al área evaluada como cuidado de ojos, cuidado oídos, cuidado de pies, cuidado de piel, cuidado de boca, cuidado nutricional, cuidado del sueño, cuidado de la memoria y cuidado de la eliminación; en la tabla 5, se muestra las medidas de tendencia central y dispersión del autocuidado de mujeres y varones mayores, destacándose que a nivel global, las puntuaciones promedio de las prácticas de autocuidado de los varones fueron similares a las puntuaciones promedio de las mujeres (199.94+11.3 y 199.78+12.92 respectivamente) (p<0.05). De acuerdo a las dimensiones o áreas evaluadas, se determinó que las medias de autocuidado fueron más altas en los varones que en las mujeres, en el cuidado de: oídos (22.79+2.17), sueño (16.92+1.22), pies (16.41+1.58), memoria (15.69+2.10) y ojos (12.23+1.67). Mientras que las mujeres mostraron puntuaciones medias más altas en el cuidado de: piel (16.29+1.69), nutrición (14.72+1.33), boca (13.95+2.25), eliminación (13.91+1.31). Sin embargo la prueba t student demostró que solamente existe diferencias estadísticas significativa en el cuidado de piel (p=0.032) Tabla 4. Nivel de prácticas de autocuidado en adultos mayores según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Sexo Prácticas de autocuidado Total Femenino n % Masculino n % n % Bueno (187 a 240 ptos.) 39 45.4 32 37.2 71 82.6 Regular (134 a 186 ptos.) 8 9.3 7 8.1 15 17.4 Deficiente (80 o 133) 0 0.0 0 0.0 0 0.0 47 54.7 39 45.3 86 100.0 X=199.86, DS=12.15 Total X=Media . DS=Desviación estandar Gráfico4. Comparación de medias de prácticas de autocuidado en adultos mayores, según sexo. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 25.00 23.00 Puntuaciones medias de autocuidado 21.00 19.00 17.00 15.00 13.00 11.00 9.00 7.00 5.00 3.00 Ojos Oidos Piel Elimi Nutri Sueñ Mem Pies Boca nacio cion o oria n masculino 12.23 22.79 15.41 16.41 13.85 14.49 16.92 15.69 13.38 Femenino 12.00 22.77 16.30 16.40 13.96 14.72 16.87 14.98 13.91 1.00 Tabla 5. Medias de autocuidado (dimensiones) de los adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Dimensiones Sexo Cuidado ojos Masculino Femenino Cuidado oídos Masculino Femenino Cuidado piel Masculino Femenino Cuidado pies Masculino Femenino Cuidado boca Masculino Femenino Cuidado Masculino nutricional Femenino Cuidado sueño Masculino Femenino Cuidado memoria Masculino Femenino Cuidado Masculino eliminación Femenino Puntaje global de Masculino Autocuidado Femenino n 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 39 47 Media 12.2308 12.0000 22.7949 22.7660 15.4103 16.2979 16.4103 16.4043 13.8462 13.9574 14.4872 14.7234 16.9231 16.8723 15.6923 14.9787 13.3846 13.9149 199.9487 199.7872 Desviación Estandar. 1.67743 2.05363 2.17860 2.63103 2.02248 1.69289 1.58476 1.32959 2.21880 2.25502 1.29517 1.33028 1.22226 1.29576 2.10455 2.45383 1.22722 1.31595 11.30661 12.92779 Error típico de la media 0.26860 0.29955 0.34885 0.38377 0.32386 0.24693 0.25377 0.19394 0.35529 0.32893 0.20739 0.19404 0.19572 0.18901 0.33700 0.35793 0.19651 0.19195 1.81051 1.88571 p 0.568 95% Intervalo de confianza para la diferencia Diferencia Error típ. de de medias la diferencia Superior Inferior 0.23077 0.40234 -0.56934 1.03087 0.956 0.02891 0.51864 -1.00245 1.06028 0.032 -0.88762 0.40726 -1.69904 -0.07619 0.985 0.00600 0.31939 -0.63034 0.64234 0.819 -0.11129 0.48418 -1.07455 0.85197 0.408 -0.23622 0.28401 -0.80124 0.32879 0.853 0.05074 0.27208 -0.49047 0.59194 0.150 0.71358 0.49161 -0.26405 1.69122 0.057 -0.53028 0.27470 -1.07667 0.01612 0.951 0.16148 2.61416 -5.03729 5.36026 RELACION ENTRE EL NIVEL DE CAPACIDAD FUNCIONAL, DEPRESIÓN Y PRÁCTICAS DE AUTOCUIDADO EN ADULTOS MAYORES Con la finalidad de determinar si existe o no relación entre las variables estudiadas, se aplicó en la primera etapa se aplicó la prueba chi cuadrado y en la segunda etapa se aplicó el análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este coeficiente resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado Tabla 6. Nivel de capacidad funcional y prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Autocuidado Bueno Regular Deficiente Total Cap. funcional N % n % n % n % Actividades básicas Independiente 67 78.0 12 14.0 0 0.0 79 92.0 Moderadamente independiente 4 4.6 3 3.4 0 0.0 7 8.0 Dependiente 0 0.0 0 0.0 0 0.0 0 0.0 71 82.6 15 17.4 0 0.0 86 100.0 Total X2c = 3.418 Actividades Instrumentales Independiente GL = 1 α = 0.05 p = 0.098 50 58.1 4 4.7 0 0.0 54 62.8 Moderadamente independiente 21 24.4 11 12.8 0 0.0 32 37.2 Dependiente 0 0.0 0 0.0 0 0.0 0 0.0 71 82.6 15 17.4 0 0.0 86 100.0 Total X2c = 10.148 GL = 1 p = 0.003 α = 0.05 En la tabla 6, observamos que cuando se evalúa el nivel de prácticas de autocuidado según el nivel de capacidad funcional básica (ABVD), se detecta que que del 92% de adultos mayores que son independientes en la capacidad funcional básica, la mayoría de ellos (78%) tienen prácticas de autocuidado bueno; así mismo del 8% de adultos que son moderadamente independientes en las ABVD, el 4.6% tiene autocuidado bueno y 3.4% autocuidado regular. Sin embargo al realizar el análisis estadístico se encontró un valor de significancia de p=0.098 < α = 0.05, es decir no existe relación estadísticamente significativa entre la capacidad funcional y las prácticas de autocuidado en adultos mayores. De otra parte, cuando se evalúa el nivel de prácticas de autocuidado según el nivel de capacidad funcional instrumental (AIVD), se encontró que del 62.8% de adultos mayores que independientes en la AIVD, 58.1% de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno y un porcentaje menor (4.7%) tienen prácticas regulares. Asi mismo, del 37.2% de adultos mayores con moderada independencia, el 24.4% de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno y 12.8% con prácticas de autocuidado regular. En el grupo estudiado no se encontró adultos mayores con capacidad funcional ni autocuidado deficiente. Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de significancia de p=0.003 < α = 0.05, lo que indica que se acepta la hipótesis planteada, es decir existe relación estadísticamente significativa entre la capacidad funcional instrumental y las prácticas de autocuidado en adultos mayores. 6.4.1. Nivel de depresión y prácticas de autocuidado La tabla 7, muestra la distribución de las prácticas de autocuidado según el estado de ánimo (nivel de depresión), detectándose que del 59.2% que no evidencian depresión, 51.2% de ellos tienen prácticas de autocuidado bueno, un 8% con prácticas regulares. Del total de adultos que presentaron depresión leve (28.1%) , el mayor porcentaje de ellos (23.4%) tienen prácticas de autocuidado bueno y escasamente el 4.7% tienen prácticas de autocuidado regular. Del 12.7% de adultos mayores que presentan depresión establecida, el 8% de ellos tiene prácticas de autocuidado buenas y 4.7% presentan prácticas regulares. Ningún adulto mayor presentó depresión establecida ni prácticas de autocuidado deficiente. Al realizar el análisis estadístico a los datos se encontró un valor de significancia de p=0.198 > α = 0.05, lo que indica que se rechaza la hipótesis planteada, es decir no existe relación estadísticamente significativa entre la depresión y las prácticas de autocuidado en adultos mayores. Tabla 7 Depresión y prácticas de autocuidado en adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 Depresión Sin depresión (0 a 5 ptos.) Depresión leve (6 a 9 ptos.) Depresión establecida (10 o más) Total Bueno n % 44 51.2 Prácticas de autocuidado Regular Deficiente Total n % n % n % 7 8.0 0 0.0 51 59.2 20 23.4 4 4.7 0 0.0 24 28.1 7 8.0 4 4.7 0 0.0 11 12.7 71 82.6 15 17.4 0 0.0 86 100.0 X2c = 3.234; gl = 2, p = 0.198 6.4.2. Capacidad funcional, nivel de depresión y prácticas de autocuidado En la tercera etapa, con la finalidad de analizar la asociación de todas las variables implicadas en el estudio con la variable dependiente, se aplicó el análisis de correlación bivariada de R de Pearson, este coeficiente resume la magnitud y direccionalidad de la asociación entre variables (Tabla 8). Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido del cuidado de la memoria (r=0.717, p<0.01), cuidado de pies (r=0.652, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado de la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado De otra parte, las variables que mostraron asociación fuerte (r= 0.400.60) fueron el cuidado de sueño (r=0.575, p<0.01), cuidado de piel (r=0.520, p<0.01), la capacidad funcional instrumental (r=0.514, p<0.01), cuidado de eliminación (r=0.442, p<0.01) y cuidado de ojos (r=0.414, p<0.01). Mientras que la única variable que mostró correlación inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=-0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado. Tabla 8. Matriz de correlación, entre la capacidad funcional, depresión y las prácticas de autocuidado de los adultos mayores. Centro de Salud 9 de Octubre. Belén. 2013 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 1 ABVD - 2 AIVD .407(**) 3 Depresión -0.128 -.427(**) 4 Cuidado ojo -0.026 0.095 5 Cuidado oídos -0.174 -.366(**) .382(**) 0.166 - 6 Cuidados piel 0.078 0.111 0.001 0.201 .271(*) - 7 Cuidado pies 0.162 .339(**) -.239(*) 0.105 -0.024 .404(**) - 8 Cuidado boca 0.187 .262(*) -.401(**) 0.148 -0.198 .221(*) .400(**) 9 Cuidado nutrición .268(*) .313(**) -0.028 -0.064 -0.143 .278(**) .264(*) 0.129 10 Cuidado sueño 0.040 0.147 -0.039 .273(*) 0.182 .283(**) .290(**) .295(**) 0.190 11 Cuidado memoria 0.164 .509(**) -.341(**) .329(**) -0.055 .222(*) .315(**) .389(**) .275(*) .262(*) 12 Cuidado eliminación -0.055 0.071 -0.145 0.080 0.135 .267(*) .267(*) .230(*) .282(**) 0.190 13 Cuidado psicosocial .267(*) .635(**) -.464(**) 0.180 -0.117 .232(*) .541(**) .460(**) .255(*) .407(**) .597(**) .282(**) - 14 Autocuidado Global .219(*) .514(**) -.380(**) .414(**) 0.081 .520(**) .652(**) .615(**) .389(**) .575(**) .717(**) .442(**) .850(**) 14 -0.176 - 0.081 **. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral). *. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral). - - 7. DISCUSION La Salud se percibe no como un objetivo sino como una fuente de riqueza de la vida cotidiana, es el resultado del autocuidado, del cuidado a los demás, la capacidad de tomar decisiones y controlar la propia vida y de asegurar que la sociedad en que uno vive, ofrezca a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de bienestar. Uno de los objetivos de la disciplina de enfermería es motivar a las personas para que tengan como meta ser saludable, sepan cómo mantenerse sanas, realicen cuanto esté a su alcance ya sea en forma individual o colectiva para mantener la salud y busquen ayuda cuando sea necesario; por lo tanto, el autocuidado se convierte en la principal estrategia para lograr dichos objetivos80. En este contexto, los hallazgos del presente estudio mostraron que el 82.6% de adultos mayores informaron buena práctica de autocuidado y el 17.4% regular practica de autocuidado. Estos resultados son coincidentes a los reportados por Leitón en el año 2010, el 82,35 % de adultos mayores de la costa peruana mostró buena práctica de autocuidado y el 17,65 % regular práctica de autocuidado81. Sin embargo, estos resultados difieren con lo reportado por Achata y Villar (2006) quienes encontraron en un centro de Salud que el 62% adultos mayores tuvo autocuidado regular y el 38% autocuidado deficiente82. Así mismo, Castro e Isla (2008) encontraron que el 88% tuvo un autocuidado regular, el 5% autocuidado alto y el 7% autocuidado deficiente83. Al parecer, el autocuidado en las personas adultas mayores responde a la satisfacción de necesidades básicas, biosicosocial, productiva, cultural, sanitaria y espiritual. Estos resultados se explicarían cuando se afirma que si bien es cierto que envejecer es un proceso secuencial, acumulativo e irreversible, deteriora al organismo humano progresivamente mermando su capacidad de autocuidado. Sin embargo, como en otras etapas de la vida los adultos mayores se saben enfrentan a las circunstancias y por otro lado la salud para la mayoría se constituye en una de las principales preocupaciones de su vida y hace que adquieran conocimientos, habilidades y prácticas de autocuidado basados en su experiencia, o adquiridos a través de los cuidados formales o informales. Como señala Quinteros dichas experiencias favorecen un autocuidado integral en sus necesidades fisiológicas, emocionales, sociales, espirituales, ecológicas, productivas, culturales, recreativas y sanitarias84. Además todas las personas prefieren mantener su autocuidado pues, el cuidarse así mismo les da sentido de control de su propia existencia. Así mismo, la mayoría de los adultos mayores no sólo tienen la capacidad física y cognitiva para aprender sobre su autocuidado sino también para trasmitirla a otros. Por lo tanto el ser humano tiene un potencial ilimitado de aprendizaje independiente de su edad y mediante el proceso educativo los adultos mayores logran incorporar a su vida diaria conductas de salud física, social, mental y espiritual que favorezca su bienestar. En este contexto Boff, (2000:27-39), refiere que el ser humano como ser de apertura, proyecto infinito, ilimitado e histórico, se va construyendo continuamente porque es un ser nunca terminado, por lo tanto la vejez no es la excepción. En la vejez, el hombre aún se va construyendo con sed infinita de eternidad por lo tanto tiene un proyecto de vida, un sentido, para vivir una vida de felicidad y en ese escenario es que el autocuidado se presenta como la alternativa para construir su existencia con bienestar85. Sin embargo aunque la mayoría tiene buena práctica de autocuidado, se encontró que el 17,4% tiene regular práctica de autocuidado. Estos resultados reafirma lo descrito por Krieger-Blake86, cuando refiere que la capacidad de autocuidado y la promoción de la salud son realmente importante para mantener el bienestar en la vejez, sin embargo a medida que se envejece el autocuidado puede volverse más complejo e imposible de realizarlo. Además como el autocuidado y aprendizaje están íntimamente relacionados hay factores implicados en el proceso del envejecimiento que van a dificultar o impedir que el adulto mayor ejerza su autocuidado como los cambios especialmente en los órganos de los sentidos, el sistema nervioso y alguna funciones cognitivas como la memoria entre otras. También las enfermedades crónicas debilitantes tanto físicas como mentales, la desmotivación, depresión, soledad, abandono, estereotipos negativos, pobreza, falta de educación, dificultan o impiden la práctica de autocuidado en la vejez87. Los resultados encontrados en donde la mayoría tiene buena práctica de autocuidado para una vejez con bienestar, podría deberse a que la mayoría de los adultos mayores tienen entre 60 a 74 años, tiene pareja, algún grado de instrucción, cuenta con seguro, sumado a esto es que todos tenían su función cognitiva integra, situación que influye directamente en la capacidad del individuo para aprender mejor su autocuidado. También puede haber contribuido que la mayoría (54.6%) son mujeres y se considera que la mujer tiene más actitud de autocuidado por su función cuidadora y feminidad asociado a mantener un mejor autoconcepto e imagen. Los valores, creencias, atributos persónales, expectativas, motivación, la cultura, autoestima positiva, independencia, significado de salud, hábitos relacionados con mantenimiento de la promoción de la salud y los recursos familiares y sanitarios, podrían haber influenciado para una buena práctica de autocuidado. Por otro lado el haber encontrado que una minoría tuvo regular práctica de autocuidado, podría estar asociado a desinterés, el escaso apoyo familiar, limitación económica, no contar con un seguro de salud y la presencia de enfermedades limitantes podría ejercer influencia en estos resultados. Otro hallazgo importante de este estudio es la autonomía observada en los adultos mayores, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 9,2% son moderadamente independientes y ninguno es dependiente. También se evaluó la capacidad funcional instrumental observándose que el 62.8% de adultos mayores son independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria, mientras que el 37.2% son moderadamente independientes. Los resultados coinciden con los reportados por Villanueva (2008), en un estudio realizado en 600 adultos mayores de Iquitos, encontró independencia en el 87.2% de las actividades básicas y en el 63.6% de las actividades instrumentales88. También coincide con datos señalados por la OPS89 en un estudio sobre Necesidades de los Ancianos en América Latina y el Caribe, los que encontraron que la mayor parte de los ancianos son independientes y activos y que más de 90% de los ancianos podían alimentarse, vestirse, bañarse, peinarse, acostarse, levantarse, controlar esfínteres, tomar medicinas y caminar por un lugar llano sin ayuda y que para realizar las actividades instrumentales como las tareas domésticas y salir de compras necesitaron ayuda en un 33% y 20% respectivamente, resultados que tienen mucha coincidencia con los encontrados en el presente estudio. En el Plan Nacional para Personas Adultas Mayores en el Perú, dentro de su marco conceptual de salud clasifica a los adultos mayores en autovalentes, frágiles y dependientes. Considera que el 65% de los adultos mayores que viven en la comunidad son autovalentes, es decir, aquella persona mayor capaz de realizar las actividades básicas de la vida diaria como: comer, vestirse, desplazarse, asearse, bañarse, continencia, así mismo realizar actividades instrumentales de la vida diaria tales como: cocinar, limpiar, comprar, lavar o planchar, usar el teléfono, manejar la medicación, manejar el dinero, realizar tareas o trabajos fuera de casa o salir fuera de la ciudad. La persona adulta mayor frágil con una moderada dependencia, representa el 30%. Y la persona adulta mayor dependiente asociada a una restricción o ausencia física o funcional que limita o impide el desempeño de las actividades de la vida diaria, considerada entre el 3% a un 5% de los adultos mayores que viven en la comunidad. (MIMDES)90. La OPS y considera que la autonomía e independencia en las ABVD es una buena medición del estado de salud y calidad de vida y precisamente el número y calidad de los años que una persona de edad avanzada puede vivir sin discapacidad. La disminución de la funcionalidad en los diferentes sistemas especialmente de los sistemas músculo-esquelético, óseo y nervioso tiende a perder su capacidad de funcionalidad en relación con las actividades cotidianas y a aumentar su dependencia Además a medida que la gente envejece los niveles de reserva se reducen desencadenando en pérdida de función o fragilidad, y la gente puede ser menos capaz de cuidarse a sí mismo y más dependiente de otros (Lara y Mardones, 2009)91. Es decir, que el envejecimiento y los factores acompañantes suelen dificultar mucho este periodo de la vida, especialmente a partir de los 75 años en que las circunstancias pueden volverse todavía más complejas que los coloca en una situación de fragilidad, disminuyendo su reserva funcional donde la susceptibilidad es mayor, aumentando la posibilidad de que desencadene en pérdida de la función, discapacidad y dependencia. En cuanto al estado de ánimo, en el presente estudio, se encontró que 59.3% de adultos evaluados no presentaban depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con depresión establecida. Datos de estado de ánimo anormal que son superiores a los informados por Villanueva (2008), quien señaló que el 68.4% de los mayores adultos mayores mostró función afectiva normal, un 22.8% probable depresión y 8.8% depresión establecida. Tambien Leitón informó que el 82.35% no tuvo depresión, el 13.72% tuvo depresión leve y el 3.92% depresión establecida. Estos resultados en que la mayoría de los adultos mayores no padecen de depresión, concuerda con la OPS/OMS cuando refiere que la mayoría de las personas mayores gozan de buena salud mental, y que ello depende de sus valores y experiencias, y de sus creencias filosóficas y religiosas, recursos económicos y sociales que le ayudan a hacer frente a situaciones difíciles e importantes para su vida. También Yuste92, señala que es lícito afirmar que las personas mayores pueden tener los mismos problemas de depresión que los sujetos de cualquier otra edad. Sin embargo a pesar de los cambios, tantas veces perjudiciales, que suelen presentarse en estas etapas de la vida, y a pesar de las típicas modificaciones que acompañan a la senectud, los mayores se adaptan bien y suelen evidenciar una buena salud mental. También Kail y Covanaugh mencionan que el envejecimiento condiciona a la depresión y que sus causas se centran en los procesos biológicos y psicosociales. En cuanto a lo biológicos algunos investigadores piensan que se debe a problemas bioquímicos porque casi todos los neurotrasmisores se deterioran con la edad. Del mismo modo la disminución de sus fuerzas y facultades, que muchas veces deriva en pérdida de la independencia y las discapacidades sensoriales pueden ocasionar aislamiento y depresión. En lo psicosocial juega un papel importante las pérdida del cónyuge, posición dentro de la estructura familiar y del empleo con disminución de ingresos con deterioro de la identidad y estatus social y las enfermedades. De igual manera las creencias internas cuando piensa que son responsables de todo lo malo que le sucede, y la falta de los factores de protección, entre ellos las habilidades de enfrentamiento, y la falta de apoyo de salud, social y familiar, explican el porqué la depresión en los mayores. A esto se suma el estereotipo negativo de ·”viejismo” donde los valores individuales, el concepto de productividad, de consumo, de juventud, de belleza y de vitalidad rechazan al adulto mayor por considerarlo inútil e improductivo, desvalorizando la vejez. En cuanto al análisis bivariante, el haber encontrado que los adultos mayores que tenían autocuidado regular se ubicaban en los moderadamente dependientes y dependientes en las actividades de la vida diaria puede deberse a varias causas. Entre ellas a un estado de fragilidad. Si bien es cierto que ni la edad ni la incapacidad por si solos vuelven frágil a una persona, pero los cambios que suelen acarrear la edad pueden favorecer mucho su aparición. La fragilidad se considera como un declive de las funciones fisiológicas corporales en los adultos mayores, capaz de desencadenar en pérdida de función, discapacidad y dependencia. En el estudio se encontró que a mayor nivel de depresión, menor practica de autocuidado (p<0.05), al respecto no existen trabajos realizados con la variable depresión y autocuidado para una vejez con bienestar que está construida en base al autocuidado ante los cambios propios del envejecimiento, pues los que existe utilizan el autocuidado orientado a la enfermedad, por lo que se carecen de antecedentes de evidencia empírica. Sin embargo existen trabajos con alguna relación con las variables antes mencionadas, que pueden ayudar a comprender las practicas de autocuidado en adultos con estado de ánimo alterado; Oquendo y Soublet93, en un estudio descriptivo sobre la depresión como un problema de salud en un hogar del adulto mayor, encontraron que los diagnósticos de enfermería más frecuentes en la depresión fueron: déficit del autocuidado, deterioro de la comunicación verbal, alteración del mantenimiento de la salud, déficit del mantenimiento doméstico, disfunción sexual, déficit de la movilidad física, déficit de las actividades recreativas, deterioro de la integridad cutánea, insomnio, deterioro de las interacciones sociales, aislamiento social, afrontamiento individual y familiar inefectivo, alteración del desempeño del rol. Dichos diagnósticos estaría reflejando la necesidad de intervención pues las actividades de autocuidado de su vida cotidiana están siendo interferidas por estar viviendo un estado depresivo. Los aspectos mencionados contribuyen actualmente a la revalorización de la persona adulta mayor, quien debe jugar un papel más activo en su cuidado integral. Concibiéndose el autocuidado en la persona adulta mayor como el medio que le permitirá desarrollar al máximo su potencial personal y perfeccionar o transformar sus actitudes indispensables para la vida. El autocuidado tiene como propósito; mantener la capacidad de independencia funcional del adulto mayor y prevenir algunas enfermedades; hacer menos grave la enfermedad o discapacidad; mejorar la interacción entre las personas mayores y los sistemas de servicios sociales y de salud por medio de la difusión de más y mejor información. También, como señala Coppard94 las personas adultas mayores que se autocuidan, tienen la posibilidad de atenuar los factores adversos en las áreas que producen experiencias negativas afectando su calidad de vida. Con el autocuidado se puede mejorar las posibilidades de que se adapten e integren a su entorno social, se autorealicen, mantengan sus talentos, metas, esperanzas, sabiduría, creatividad y trasciendan en la vida. El autocuidado por lo tanto se convierte en un elemento básico indispensable para el mantenimiento de la salud y lograr una vejez con bienestar y para lograrlo es necesario que el adulto mayor asuma la responsabilidad de su propio cuidado. Los resultados de la presente investigación proporcionan evidencia científica para el equipo de salud y especialmente las enfermeras/os mejoren el bienestar y la calidad de vida de los adultos mayores a través del autocuidado en actividades de promoción de la salud. Sin embargo es necesario destacar que el fundamento del autocuidado es un compromiso, pues expresa un acto de reafirmación, al manifestar el individuo su necesidad de actuar ante una situación reconocida de valor personal y social. 8. CONCLUSIONES Del análisis y discusión de los resultados se llegó a las siguientes conclusiones: - El perfil de la muestra de mayores estudiados es el siguiente: edad promedio 71.06 años + 71.26 años, 64% tiene entre 60 a 74 años, 54.6% son mujeres, 68.6% son casados o convivientes, el 77.9% tienen educación primaria completa e incompleta, 79% de religión católica, 75.6% poseen seguro de salud. - en cuanto a la capacidad funcional, el 92.8% son independientes en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y el 62.8% de adultos mayores son independientes en las actividades instrumentales de la vida diaria - El 59.3% de adultos mayores se encuentran sin depresión, 27.9% con depresión leve y 12.7% con depresión establecida - El 82.6% de adultos mayores tienen un nivel bueno de prácticas de autocuidado y el 17.4% autocuidado regular. - Las variables que mostraron asociación estadística muy fuerte (r= 0.60 a mas) con las prácticas de autocuidado, en forma directa o positiva fueron: el cuidado psicosocial (r=0.850, p<0.01), seguido del cuidado de la memoria (r=0.717, p<0.01), cuidado de pies (r=0.652, p<0.01) y cuidado de boca (r=0.615, p<0.01). Esto significa que los adultos mayores que informan mejor cuidado de la dimensión psicosocial, memoria, pies, boca, mostrarán mejor nivel de prácticas de autocuidado - La única variable que mostró correlación inversa o negativa con las prácticas de autocuidado fue el estado de ánimo o depresión (r=0.380, p<0.01). Es decir que a mayor estado depresivo del adulto mayor, menor es el nivel de prácticas de autocuidado. 7. RECOMENDACIONES De los resultados encontrados en este estudio, se proponen las siguientes recomendaciones: - Elaborar programas educativos a todos los niveles en coordinación con otras entidades que incluyan el aprender a envejecer con bienestar en todas las etapas del ciclo vital, con énfasis en el enfoque de género. - Elaborar programas de intervención que promueva, incluyan y fortalezca la independencia funcional en las actividades de la vida diaria (AVD) que favorezcan su autocuidado. Así mismo, en la prevención y manejo de la depresión. - Desarrollar estudios de investigación con las variables depresión con la práctica de autocuidado para una vejez con bienestar, a fin de clarificar, confirmar o no su significancia estadística. Así mismo, considerar otras variables que puedan haber estado influenciando en la no significancia estadística como el apoyo familiar, motivación, entre otros. También ampliar la población del estudio. - Realizar investigaciones cualitativas a fin de develar los modos de cuidar del adulto mayor construido desde el senso común de los participantes, y contribuir a disipar la laguna y minimizar las brechas entre el saber científico y el senso común, y construir las alianzas entre la filosofía académica y la filosofía popular. Así mismo considerar los aportes de la investigación cuantitativa y cualitativa para construir un Modelo de Cuidado más científico, ético, estético, político, sensible y humano que promueva las potencialidades de los adultos mayores para mantener o mejorar su condición humana en el proceso del envejecimiento y la vejez. 8. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 1 Instituto Nacional de Estadística e Informática. Informe técnico N° 2. Situación del a niñez y adulto mayor. II trimestre 2012. 2 Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú. Plan Nacional para las adultas mayores 2013- 2017. 3 Villanueva M., Sánchez G. y Leiton Z. Necesidades de las mujeres de Iquitos. Revista Científica del Colegio de Enfermeros del Perú. 2011; 60. 4 López A. y Vásquez L. “Variables asociadas al riesgo familiar en las familias de los asentamientos humanos 28 de Julio y Triunfo. Belén 2012”. [tesis para optar el grado de licenciado en enfermería]. Facultad de enfermería. 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