Pastel de chocolate Extraña forma de jugar, extraño método de
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Pastel de chocolate Extraña forma de jugar, extraño método de
Pastel de chocolate Extraña forma de jugar, extraño método de interactuar de dos extraños. Pensaba en el hentai que había comprado hace unos días, en el trabajo, en la tesis y en muchas cosas más que recurrentemente atraviesan la masa gris que habita en mi tapa. Es raro que oculte cosas a mis amigos. Cuando no cuento a uno lo que pasa, lo cuento a otro, pero es muy raro que sólo me lo cuente yo mismo, en silencio, así es como platico yo conmigo. Las 10 con 20 minutos y estábamos aún en la sala de estar del canal, el programa terminaba a las 10 y perdíamos el tiempo, tenia hambre, quería ir a desayunar. Me encontraba nervioso. No quedaba mucho tiempo y me adelante sugiriendo un lugar donde no tardaran mucho en servirnos, no tardáramos mucho comiendo y estuviera de paso. Disponía de 25 minutos para llegar a tiempo a la cita. Pasamos caminando a los tacos del “güero” , me comí dos de chicharrón seco y uno de papa con chorizo y para tomar un agua de limón. Caminamos por el centro histórico de la ciudad, abordamos un taxi, faltaban 10 minutos, se dirigió por Av. Juárez. Baje en el edificio de la UdG. Cruce la calle. Vi el Reloj. Tenia cinco minutos de sobra. Entre por un costado de la iglesia para cumplir al pie de la letras las instrucciones del juego: “el día de mañana Martes 31 de Marzo ( me resulta devastador mencionarlo) enpunto de las 10:20 am tendras que ESTAR EN el templo expiatorio e incarte en la en la hilera de bancas que esta en medio en la cuarta de atrás hacia delante y esperaras unos minutos. (LLEVA TU SOMBRERO NEGRO PARA QUE ME SEA MAS FACIL DE IDENTIFICARTE) OJO: y es algo super-importane para este juego, tienes que estar mirando hacia el frente en postura como si estuvieras rezando por ningún motivo puedes voltear hacia ningún lado, si no el juego se va al carajo y note daré màs nada y tendré que bloquearte del manager y todo (jojooj) enserio no vayas a voltear , tienes que jugar el juego tal como yo digo, ya te tocara ingeniartelas a ti para entregarme el pastillero o si lo quieres hacer en el momento,seré puntual para que no desesperes y recuerda PROHIBIDO VOLTEAR” Esas instrucciones llegaron a mi correo electrónico y las seguí al pie de la letra. Cambiaron fecha y hora: Jueves 2 de Abril, 11:00 am. Al cruzar por la iglesia hice una curiosa reverencia (costumbre adquirida en el coro de infantes). Llegue a un patio, observaba la arquitectura del lugar y el periódico mural: donde seguramente los padres con malas mañas ponen anuncios para escoger víctimas. Ala vuelta de una columna enconare una mujer que al verme se levanto a prisa y desapareció en menos de un segundo, intente asomarme para saber a donde se había ido, pero no tuve más rastro de ella. Los minutos pasaban lento, quedaban dos de sesenta segundos cada uno para ocupar mi posición. Yo imagine que el lugar se encontraría solo y aunque no estaba lleno, pude contar algunas personas con los dedos de mis dos manos. La cuarta hilera de atrás hacia delante, la encontré y antes de que fuera la hora la conté tres veces más para asegurarme que correspondiera. De mi mochila tome una caja y la puse a mi mano izquierda, la banca de la iglesia era muy cómoda y estaba como sentado e hincado. Cuando el reloj marco las 11 me hinque y sujete con fuerza el sombrero negro, lo movía como si hondeara una bandera para ser rescatado en medio de una isla desierta. No llevaba rosario y entonces tomaba el sombrero por una esquinita, cerraba los ojos, veía con fe un punto fijo para no perder la concentración. Escuche una serie de sonidos muy próximos, unas manos se llevaron la caja que tenia a mi lado. Recordé la técnica que me enseño Betty para contar el tiempo cuando se pone el papel fotográfico dentro de los químicos en el cuarto oscuro. Ciento uno, ciento dos, ciento tres, ciento cuatro, 105, 106, ciento siete … seguí contacto en silencio hasta llegar al 160. No observe nada, sólo escuche como la caja se arrastraba por la banda y un sonido seco cuando dejaron caer mi regalo. De reojo vi mi intercambio y lo metí a la mochila sin curiosear, subí el cierre, salí con ella en hombros y el sombrero en la mano por la puerta de un costado. Excitado y con adrenalina al tope, tuve la ocurrencia de entrar a un museo y esconderme en el baño para ver lo que minutos antes guarde en mi mochila. La sala del museo solo tenia 2 piezas y una instalación. Me puse los audífonos y mire la pantalla del televisor por el transcurso de sesenta segundos, termino la pieza y me dirigí al baño. Cuando abrí la puerta, encontré a la encargada de limpieza con un cigarro en la boca aún apagado. Me dio permiso de entrar al baño y ella salió del lugar, el ambiente impregnado a meados, los mingitorios sucios, el retrete y el piso chamagoso insinuaban la presencia de un ciento de personas. Me encerré en el retrete y encontré en mi mochila un mono de peluche y un tupperware color verde chillante, un títere azul con pelos de estambre fue parte del intercambio. Sixto, ese personaje que durante muchos años se caracterizo de una y mil maneras en las pantallas de la televisión tapatía. Fue como encontrarme 15 años antes en ese lugar. Metí las cosas a la mochila y salí a prisa del baño, no aguantaba la pestilencia, di gracias a la señora, después me despedí de la guardia y camine por la calle Escorza. Llegue a otro museo para ver lo que se había montado en las dos salas que hace hasta una semana habían permanecido vacías, el vigilante pidió dejar mi mochila en la silla. Subí a prisa, peine el área con la vista y salí en un par de minutos. Camine por la calle Juárez hasta llegar a la boca del subterráneo, compre un cigarro suelto y me senté al lado de unas jóvenes demostradoras de Squirt. Termine el tabaco, lo revolqué en la tierra hasta cerciorarme de que estuviera apagado. Saque de mi mochila el revólver y lo tuve en la mano hasta llegar al anden, después de haber realizado mi cooperación para la Cruz Roja, aborde uno de los vagones. Una mujer humilde estaba sentada a mi lado y me pregunto por mi revólver: ¿Qué es ese revólver de ojos amarillos?, Le explique lo que era, lo tomo y lo vio con detenida incertidumbre, el revolver la miraba fijamente, los ojos la amedrentaban y ella con mirada melancólica temía que se fuera a disparar solo. Me lo regreso diciendo: Espero que te aproveche mucho, que te sirva de mucho. Dos estaciones más me baje sin despedirme, sin voltear a verla. Camine por un tianguis aún tenia mi revólver de ojos amarillos en la mano derecha, me detuve entre el paso torpe de la gente para comprar una cerveza de raíz. Casi olvido mencionar que mientras iba en el tren eléctrico: destape el tupperware y empecé a tragar con las manos el Pastel de Chocolate, embarrándome los dedos y chupándomelos, esto era como parte de un performance y más tomando en cuenta que se prohibe prohibir… es decir no se pueden tomar fotografías, no se pueden consumir alimentos ni bebidas en los vagones. Jesualdo Ortiz