Kagame, una compañía indeseable

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Kagame, una compañía indeseable
Red Herrieliza: Redes cristianas de Navarra
Kagame, una compañía indeseable
DIARIO DE NOTICIAS
por Ramón Arozarena EL próximo 16 de julio Paul Kagame, presidente de Ruanda, visitará España invitado por José
Luis Rodríguez Zapatero, para preparar la cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que tendrá lugar
en septiembre de 2010 en la sede de Naciones Unidas. Zapatero ha sido designado por Ban Ki Moon, secretario
general de la ONU, presidente del grupo internacional que impulsará el efectivo cumplimiento de los ODM y el
copresidente, en representación de los países en desarrollo, será Paul Kagame, actual presidente de Ruanda. Resulta
cuando menos insólito que mientras la justicia española persigue a altos dirigentes del régimen ruandés, nuestro
presidente haya aceptado el dudoso honor de presidir junto con el presidente Kagame una cumbre de significado tan
relevante. La sensibilidad mostrada por los gobiernos de Zapatero en las cuestiones relacionadas con la cooperación al
desarrollo se compadece mal con la indeseable compañía del jefe de Estado ruandés.El 6 de febrero de 2008, el juez
de la Audiencia Nacional, don Fernando Andreu, emitió órdenes de arresto internacional contra 40 dignatarios -cúpula
militar ruandesa- por crímenes de genocidio, contra la humanidad, y de guerra, si bien Paul Kagame, último responsable
de los mismos, goza de inmunidad por su condición de jefe de Estado en ejercicio.
Ignoro hasta qué punto la lamentable modificación restrictiva de las competencias de la Audiencia Nacional respecto a la
justicia universal afectan a parte de las imputaciones del auto del juez Andreu. Sin embargo, el señor Zapatero, al
aceptar la copresidencia de la cumbre citada, olvida que entre las innumerables víctimas del régimen de Kagame se
encuentran 9 españoles (un Padre Blanco, 4 Maristas, 3 cooperantes de Médicos del Mundo, un sacerdote
guipuzcoano), asesinados todos ellos por ser testigos directos e incómodos de los crímenes perpetrados por los hombres
de Kagame. Lo lógico y deseable sería que nuestro presidente recibiera a los familiares de estas víctimas y expresara su
condolencia y compromiso con la justicia, en vez de ir de la mano y compartir presidencia con el responsable de estos
asesinatos; se solidariza con el verdugo, otorgándole el privilegio de la impunidad: un último y definitivo desprecio a
las víctimas. ¿Unas fotos de efímero brillo internacional en la sede de las Naciones Unidas pueden ser el precio de esta
afrenta?
No es menos sorprendente e indignante, que el secretario de la ONU haya designado al presidente ruandés para
copresidir la cumbre y presentarlo como modelo de buena gobernanza. Multitud de informes, incluso de las Naciones
Unidas, señalan al régimen ruandés como el gran desestabilizador de la zona de los Grandes Lagos africanos:
agresor, ocupante y depredador del Congo y de sus riquezas naturales al servicio de las multinacionales -Ruanda, que
apenas dispone en su subsuelo de recursos mineros, se ha convertido paradójicamente en exportador y plataforma de un
comercio internacional del pillaje del Congo- y causante de millones de muertos congoleños (5 millones). Los
dispensadores de certificados de buen gobierno utilizan, como puede constatarse una vez más, parámetros bien
peculiares, siempre que encuentran un peón eficaz para sus intereses económicos y políticos. Y Kagame ha demostrado
una eficacia incontestada al respecto: un gendarme excepcional en la zona.
En efecto, Ruanda goza, así nos lo presentan, de gran estabilidad y conoce un crecimiento económico casi asiático.
Estabilidad, basada en una represión feroz (asesinatos, desapariciones, encarcelamientos, exilio) de cualquier disidencia
o discrepancia; una sociedad silenciada, amedrentada y aterrorizada por un régimen policial. El 9 de agosto se van a
celebrar las elecciones presidenciales; nuestro invitado Kagame las ganará de calle. Para ello se ha adornado con tres
opositores que harán de figurantes en un simulacro electoral, no sin antes impedir mediante amenazas y cárcel que la
verdadera oposición pueda competir libremente en el proceso electoral. Otro de los méritos que algunos reconocen al
régimen ruandés es el de su crecimiento económico. Las cifras así lo mostrarían y la capital Kigali sería su fachada visible.
Nada más alejado de la realidad. Un somero análisis de este crecimiento descubre en primer lugar que es fruto en
gran medida del saqueo del Congo y de las generosas inyecciones presupuestarias de donantes y en segundo lugar
que la riqueza es acaparada por una minoría militar y empresarial urbana, mientras en el mundo rural, donde vive la
mayoría de la población, crece, eso sí, la exclusión y la pobreza.
¿Es éste el buen gobierno que la comunidad internacional quiere presentar como modelo de desarrollo y de respeto a
los derechos humanos? El presidente Rodríguez Zapatero, con la indeseable compañía de Kagame, va a responder
afirmativamente.
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Generado: 23 December, 2016, 11:41

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