Protege tus riñones, cuida tu corazón

Transcripción

Protege tus riñones, cuida tu corazón
13.03.2011
“Protege tus riñones, cuida tu corazón”, es el lema escogido este año para la
celebración en nuestro país del “Día Mundial del Riñón” con el fin de concienciar a la
población de la importancia de la prevención de la enfermedad renal y cardiovascular.
Por este motivo, el 10 de marzo de 2011 se ha celebrado en Madrid la sexta edición del
Día Mundial del Riñón, en donde la Sociedad Española de Nefrología (SEN), con la
colaboración de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la Sociedad Española
de Cardiología (SEC), la Sociedad de Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN) y
la Federación Nacional de Asociaciones para la lucha Contra las Enfermedades del
Riñón (ALCER), han procedido a realizar una rueda de prensa con la finalidad de poner
en evidencia la realidad de la enfermedad renal, la necesidad de su prevención, así como
de su diagnóstico precoz.
La enfermedad renal está íntimamente relacionada con la enfermedad cardiovascular ya
que ambas comparten muchos de los factores de riesgo. Pero al margen de estos, la
enfermedad renal condiciona, de por sí, la aparición y/o progresión de la enfermedad
cardiovascular, independientemente del grado de afectación renal. De hecho, en
pacientes con insuficiencia renal crónica observamos una mayor prevalencia de
insuficiencia cardiaca, enfermedad coronaria y enfermedad arterial periférica. De la
misma manera, la enfermedad cardiovascular también facilita la aparición o
empeoramiento de la disfunción renal, como se observa en la insuficiencia cardiaca, en
la hipertensión y en la cardiopatía isquémica.
Hoy esta interrelación queda aceptablemente definida por lo que conocemos como
síndrome cardiorenal, en el que se engloban tanto las situaciones de disfunción cardiaca
aguda o crónica que condicionan la aparición o empeoramiento de una disfunción renal,
como la de aquellas otras circunstancias de disfunción renal, aguda o crónica, que llevan
a la aparición de una disfunción cardiaca.
Por tanto, se hace aconsejable la detección, lo más precozmente posible, de la
disfunción renal, no solo si queremos evitar su progresión a grados mayores de
deterioro renal, en donde ya solo la diálisis o el transplante renal sean las únicas
opciones, sino también, si queremos prevenir la aparición o progresión de la
enfermedad cardiovascular, que es la principal causa de mortalidad en estos enfermos.
Entre las situaciones de mayor riesgo de desarrollar una enfermedad renal crónica se
citan, entre otros, la edad avanzada, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la
hipercolesterolemia, la enfermedad cardiovascular previa y la toma ingesta de fármacos
nefrotóxicos, especialmente los AINE. Considerando el progresivo envejecimiento de
la población, cabe esperar un aumento en la incidencia de dicha enfermedad, lo que
plantea un reto en la planificación de las políticas sanitarias al respecto.
En sus estadios iniciales, el paciente no tiene habitualmente síntomas. Cuando estos
hacen su aparición, ya en estadios avanzados de la enfermedad, generalmente se
presentan en forma de pérdida del apetito, cansancio, cefaleas, palidez, calambres y
edemas en piernas, cuando no existen posibilidades de prevención.
Entre las estrategias de prevención se destacan, además de la especial atención a los
factores de riesgo de la enfermedad renal crónica señalados, la dieta saludable y
equilibrada, la realización de actividad física moderada y adaptada a las posibilidades
del paciente y el control periódico de la función renal.
A través de la dieta mediterránea se puede conseguir una gran parte de los objetivos,
dado que es una dieta variada, rica y saludable, insistiendo en que sea baja en grasas y
sal, con no más de 3 g. al día. Se hace obligado el dejar de fumar así como la ingesta
excesiva de alcohol. Con una dieta hipocalórica y ejercicio se controlará el sobrepeso y
combatirá la obesidad. Por último, a través de la realización periódica de una analítica
de sangre y orina se podrá detectar la disfunción renal asintomática, lo que redundará en
una actuación más precoz sobre la enfermedad y permitirá combatir las complicaciones
asociadas como son las derivadas de la enfermedad cardiovascular.
Referencia:
http://www.senefro.org/modules.php?name=news&d_op=detail&idnew=1219

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