vida y sueños de los artesanos huilenses

Transcripción

vida y sueños de los artesanos huilenses
Vida y sueños de los artesanos huilenses
GERARDO ALDANA GARCIA
VIDA Y SUEÑOS DE
LOS ARTESANOS HUILENSES
GOBERNACION DEL HUILA
SECRETARIA DE CULTURA Y TURISMO
FONDO DE AUTORES HUILENSES
NEIVA - 2007
Fondo de Autores Huillenses
JUNTA ADMINISTRADORA
RODRIGO VILLALBA MOSQUERA
Gobernador del Huila
MARÍA DEL CARMEN JIMÉNEZ
Secretaria de Cultura y Turismo
BENJAMÍN ANTONIO VINASCO
Secretario de Educaciòn
ESMIR GARCÉS QUIACHA
GUSTAVO CÓRDOBA
Representantes
Consejo Departamental de Cultura
MIGUEL DARÍO POLANÍA
Coordinador Editorial
c GERARDO ALDANA GARCIA
PORTADA
Olga Lucía Díaz Escobar
(Oleo) Paisaje Finca Aposentos Vereda Buenavista Campoalegre
DISEÑO, DIAGRAMACIÒN E IMPRESIÒN
Inkreativa
Calle 11 No. 3-20 Tel.: 8721135
Neiva, Huila, Colombia
Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
A mis pedacitos de corazón Santiago, Ana María,
Gerardo Andrés y Jesús David, y a la memoria del guía
espiritual Luis Forero Guerrero
Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
Prólogo
La alegría y satisfacción de un comprador de productos artesanales es similar en
los diferentes puntos del planeta. En cada mercado o desde cada taller artesanal
en donde se expenden productos, una persona vive la excepcional sensación al
adquirir una artesanía para su propio uso o para regalar a alguien muy especial.
Los elogios y admiraciones suelen ser para el producto, y a cada palabra de satisfacción del cliente, sigue un indescriptible estímulo interior en la persona del artesano. Si bien es cierto que los artesanos tienen la virtud de crear para la alegría
de otros, primando antes que el lucro económico, su noble interés por comunicar
mensajes de satisfacción a quien adquiere el producto, también lo es que ellos representan íconos y referentes que mantienen y reafirman la identidad cultural de
una región, razón de la mayor justificación para que su vida y obra sean interpretadas y plasmadas en un documento que garantice para las generaciones futuras,
la existencia de testimonios reales acerca del panorama cotidiano y comarcano
en el que se han desarrollado estos magníficos cultores y seres humanos.
La obra titulada Vida y Sueños de los Artesanos Huilenses, recoge aspectos relevantes aplicados a la rica existencia de 36 destacados artesanos del Huila, muchos de los cuales fallecieron, incluso en momentos en que este libro se escribía.
La riqueza y diversidad de oficios artesanales del Departamento, configuran una
extensa lista de verdaderos maestros dedicados a expresiones como la cerámica,
cestería, tallas en piedra y madera, trabajos en madera, bisutería, joyería, sombrerería, etc, a quienes por el mérito de lo que hacen y aportan a la grandeza
del Huila, son claramente beneficiarios del homenaje que persigue este libro.
Por ello, a los nombres que se describen en el interior de esta publicación, debo
presentar tantos otros a quienes se identifican fácilmente y con los mejores recuerdos por la calidad de sus productos y encanto de su personalidad y por ello
merecen ser referenciados para bien del sector y de la sociedad.
Belén Perdomo en Palermo, hábil tejedora de la trenza de Pindo. Anita Borrero
de Gigante, cuidadosa y creativa mujer dedicada a la bisutería. Andelfo Peña
junto a su esposa Elsa, santandereanos enraizados en el Huila para hacer en plata
joyas de gran factura. Luis Ángel Barón, Arbey Collazos, Candelaria Ramírez y
Gerardo Aldana Garcia
Luis Eduardo Ceballos, en La Plata, preservan a diario la riqueza cultural plateña
manifestada en la cerámica, el totumo y el calabazo, los instrumentos musicales
y la sombrerería en fibra de Pindo.
Don Leonel Laguna en Teruel no fallece en su propósito de exportar los micos
profesionales, lo mismo que Hernando Jordán y su esposa Lola, en la ciudad de
Neiva. Flor Estella Lizcano cuyas creaciones en bordados, al igual que Luisa
Patricia Artunduaga con sus zapatos forrados y decorados con fibras vegetales
y semillas, fortalecen la oferta de turismo cultural en Neiva. Fredy Jair Delgado
hace de la forja un arte para ambientes diversos. Guillermo Quimbayo, Orlando
Orrego, Jaime Ramírez, Jesús Antonio Bravo, Luis Humberto Morcillo, Flor de
Liz Betancourth, Aristides Arcos y Gilberto Zamudio, labran a diario la sólida
imagen de Pitalito como referente de la cerámica costumbrista y uso artesanal
de la guadua.
Juanito Burbano, Angelmiro Guerrero, Elizabeth de Velásquez, Mauricio Castillo, Segundo Urbano, Héctor y Lizbina Becerra, coadyuvan en la tarea de sostener la rica oferta artesanal en San Agustín.
Luz Mirian Polo y Luz Augusta Mota no dejan de tejer el fique y modelar el
amero de maíz para mantener la imagen de La Jagua como destino artesanal en
Garzón. A su turno, Beder González en la misma localidad dedica gran esmero
para someter el hierro y concebir obras en forja admirables.
Todos ellos, artesanos pletóricos de sensibilidad y capacidad de entrega a los
demás, contribuyen como tantos otros oficiantes de este arte popular en la historia regional, para hacer del Huila la tierra que amamos y que llevamos en el
corazón.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
Vida y sueños de Los artesanos huilenses
H
istóricamente el desarrollo del Departamento del Huila ha sido notablemente influido por las creaciones del arte popular y las artesanías, tanto en sus
matices socioculturales como económicos. Cada artesano ha dedicado su vida a
interpretar los rasgos de la identidad regional en procura de plasmarlos en esos
bellos objetos que conocemos como artesanía. En este proceso que conlleva la
observación, la concepción creativa y la elaboración propiamente dicha, logra
generar los elementos decorativos y utilitarios a partir de toda clase de materiales
naturales como fibras vegetales, arcillas, piedras, maderas, etc, que proporcionan
al colectivo social beneficios y grados de satisfacción, unos de índole material y
otros de naturaleza espiritual.
Desde la perspectiva de lo económico, la artesanía siempre ha estado presente en
la consolidación de la oferta de bienes en el mercado local y regional, especialmente en la segunda mitad del siglo XIX, principios del siglo XX y hasta cerca
de 1950, concurriendo a las demandas nacionales e internacionales. Es del caso
resaltar el tema atinente a las exportaciones de artesanías que se dieron entre los
años 1.856 y 1.860 para apreciar y valorar cómo el renglón de los sombreros huilenses, entonces llamados Jipijapa o Suaza, figuraba como uno de los renglones
de la oferta exportable colombiana. Y para ello, está bien apoyarnos en lo que
los historiadores Héctor Jaime Martínez Covaleda y Rocío Martínez Covaleda
han sustanciado de la historia huilense. Las actividades artesanales “empiezan a
ensanchar su círculo de acción” desde mediados del siglo XIX. Si antes de 1.950,
era obligatoria la adquisición de la mayoría de los artefactos manufacturados en
otras regiones, en 1.856 ya existían mas de 50 artesanos ocupados en diferentes
oficios “no siendo aún suficiente para las demandas”.
En el último cuarto de siglo se intentó la constitución de la Compañía Fabril de
Tolima con el propósito de transformar el algodón y el fique producido en la región... (debemos recordar que para la época el Huila estaba integrado al Tolima;
es solo en 1.905 cuando se crea el Departamento que se da escisión geográfica
vigente hasta nuestros días). Y continúa el apunte de los historiadores:… para
lo cual se llamó a suscribir 400 acciones (a $10 cada una) para la construcción
de siete telares que se ubicarían en Neiva, Villavieja, Aipe, Cagúan, Yaguará,
Gerardo Aldana Garcia
Gigante y Campoalegre. 1
Esta descripción histórica da cuenta del dinamismo económico que se gestaba
entorno de la actividad artesanal, de lo que debemos deducir el importante papel
que desempeñaban los artesanos de la época. En el marco de la reorganización
administrativa producto de la Independencia, se originó un ordenamiento político y geográfico de la región sur del país a partir de lo cual Neiva fue designada
como capital del Departamento de Cundinamarca, hecho ocurrido en el año de
1825. Sin embargo el protagonismo de la ciudad no se reflejó en el desarrollo
de un papel que sugiriera mayores cambios económicos y sociales en su entorno
diferentes a los que venía generando desde tiempos de la Colonia. Fue necesario
que llegasen las revoluciones liberales de mediados de siglo para que la ciudad
adquiriera una nueva connotación, llevando finalmente a que en el año 1861,
Neiva fuese constituida como Capital del Estado Soberano del Tolima. 2
Dentro de los elementos que la ciudad presentaba para ser considerada como la
Capital del nuevo Estado, figuraban tres a saber: Primero. La existencia de un
núcleo importante de 50 artesanos cuya producción no alcanzaba para abastecer
la demanda comarcana. En Segundo lugar figuraba la abundante producción de
ganado para Bogotá y con ella la producción de cueros aptos para la exportación.
Y en Tercer lugar se tenía la producción de cacao, tabaco y añil, como también la
explotación de quina y caucho, este último teniendo a la ciudad como escenario
fundamental para la comercialización y exportación. 3
El reporte de los Historiadores Ramírez Bahamón y Martínez Covaleda, notifican a nuestro tiempo del excepcional relieve que tuvo la artesanía en los propios
albores de la época post independista, en el ámbito económico de la región, al
punto de que al darse la puja para la selección de la Capital del Estado Soberano
del Tolima, Neiva hubiese resultado ganadora frente a competidores como Guamo, Purificación y el propio Ibagué.
__________________________
1 Alto Magdalena, Neiva, núm. 96, febrero 2 de 186c 56, pág. 2ª. Ibid., Neiva, núm. 99, feb 22 de
1856, pag. 2b. Ibid, núm. 45, 11 de marzo de 1883. Citas hechas por Martinez Covaleda, Hector
Jaime y Martinez Covaleda, Rocio en: Economía y Región: Aproximación a la Historia del
Siglo XX en el Huila. Historia General del Huila. Volumen 3. Páginas 19 y 20.
2 Ramírez Bahamón 1.995. Citado por Salas Ortiz, Camilo Francisco en: Neiva Hacia la Cuarta
Centuria. 2004.
3 Martínez Covaleda 1996. Citado por Salas Ortiz, Camilo Francisco en: Neiva Hacia la Cuarta
Centuria. 2004.
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Y lo que llama aún mas la atención, el protagonismo socioeconómico del sector
artesanal estaba por encima del ganadero y el agrícola, entendiendo que desde
entonces la región se perfilaba como una comarca de vocación agropecuaria.
Son razones suficientes y en estadios diferentes de la historia regional, que permiten colegir la importancia que siempre han tenido nuestros artesanos, quienes
con sencillas herramientas le ensañaron a los propios y foráneos, la riqueza de la
creación que con el vehículo de sus manos, dieron a luz elementos especialmente
utilitarios con los que se satisficieron diversas necesidades. En otro sensible y
significativo relato redactado por los historiadores Martínez Covaleda, se verifica cuan destacada era la laboriosidad de las artesanas tejedoras en el sur del
Departamento, con repercusiones no solo económicas sino de la inherente carga
de arraigo cultural que era llevada a las latitudes internacionales. En la década
de 1860, se presentó la bonanza exportadora de sombrero murrapo o jipijapa que
influyó notablemente en la dinámica productiva de la región, principalmente, en
los pueblos del sur (Suaza, Timaná, Elías, Naranjal y Guadalupe).
La producción de sombreros en la Nueva Granada se asentó en forma estable en
tres regiones: Santander, Antioquia y Huila, siendo los más finos los que provenían de esta última región. Los sombreros huilenses se conocían por la durabilidad de la paja y por el tejido y remate del producto, obtenían un precio en el
mercado de $2, mientras que los de Antioquia obtenían $1.50 y los de Santander
entre $0,50 y $1.
La fabricación de sombreros fue una industria de tipo familiar que ocupaba, principalmente al género femenino, abarcando cerca de la mitad del tiempo laboral
de las mujeres campesinas. En 1868 se estimaba que cada artesana huilense producía cerca de 20 sombreros al año; esta actividad ocupaba, aproximadamente,
2700 artesanas mayores de 16 años, sin contar a los menores de edad. Las publicaciones de la época la catalogaban como la industria familiar por excelencia:
Ninguna industria más propia para las mujeres, ni de más fructuoso rendimiento.
Es un oficio de curiosidad i limpieza en que pueden trabajar de día i de noche, a
la sombra, en medio de la familia, bajo la mirada protectora de sus madres (….)
además los cojos, los tullidos i hasta las personas ligeramente enfermas, pueden
en su casa ganar la subsistencia tejiendo sombreros.
Según los Escritos Varios en que escribiera Salvador Camacho Roldán, citado
por Bernardo Tovar Zambrano; “en 1868 se produjeron en las tres regiones referidas cerca de 160.000 docenas de sombreros de las cuales 50.000 eran para el
consumo interno y las restantes para exportación. Entre 1857 y 1858 Santander
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100.000 docenas, el Huila 5.000 y Antioquia 3.000, de un volumen total de exportación de 1.2 millones de sombreros, lo que significa que el Huila participaba
con el 5% de los sombreros vendidos en el exterior. Los sombreros del Huila,
dado su alto precio, eran adquiridos, principalmente, por las “clases altas y acomodadas”. En 1868 esta región producía 120.000 sombreros (el 6,25% de la producción nacional). (..) Sus principales compradores en el interior del país eran
Tolima, Cundinamarca y la Costa Atlántica, y en el mercado externo, La Habana,
asociada a la demanda del Ejército español asentado en Cuba.
Resulta grato para el Huila de hoy, reseñar lo que connotados historiadores han
registrado sobre el acontecer artesanal del Departamento con raíces culturales
originadas en el horizonte de los últimos dos siglos, especialmente por que a través de estos relatos se puede sentir el mérito de lo que significa ser un artesano.
Aun que los datos históricos dan una fuerte connotación artesanal al oficio de la
tejeduría aplicada a la sombrerería de palmicha o como se conoce hoy Palma de
Iraca; producción regional coadyuvada igualmente por la elaboración de sombreros en fibra de Pindo, es del caso hacer mención que también en otras disciplinas el Huila tenía hábiles artesanos cual era el caso de la madera. Si bien es
cierto los registros presentan a la madera como un renglón exportable hacia otras
regiones del país, enmarcado en dinámicas complejas de tala indiscriminada de
bosques y confrontaciones entre colonos y presuntos dueños de territorios selváticos en áreas como Marmato en el municipio de Guadalupe en la década de
1930, es también real que dicha materia prima era empleada para la elaboración
de una amplia gama de productos.
En resumen la explotación de la madera representaba un renglón de cierta importancia para el Huila, tanto en el sentido de constituir un producto exportable
como en el de convertirse en materia prima para la producción artesanal del
Departamento. 4
Y es que la cita del Historiador Tovar Zambrano logra su plena justificación y
validación en cada uno de los vestigios que aún hoy se pueden apreciar como
testigos de la capacidad ebanista y de talla de los antiguos artesanos, podemos
citar las colosales y perennes vigas que sostienen techos en inmuebles de tipo
religioso o de haciendas ganaderas, liados con resistentes y centenarias correas
de cuero a las que ni el tiempo y menos la polilla han podido someter.
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4 Tovar Zambrano, Bernardo. Historia General del Huila. Volumen 3 Página 170.
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Así mismo, elementos de patrimonio mueble como sillas y escritorios, delicadamente tallados, muchos de los cuales se ubican en hogares huilenses gratamente
ligados a sus tradiciones ancestrales y otros en improvisados casa museos, forman un rico y diverso conjunto de la propuesta de diseño y aplicación de las
técnicas de nuestros artesanos de ayer.
En otro frente de los oficios artesanales en que transcurría el Huila hacia 1929, se
verifica la existencia de artesanos con habilidades para la platería. La referencia
se hizo en el marco de lo que fue la evolución del proceso de instalación de la
vía férrea que llegaría desde Espinal hasta Neiva pasando por Villavieja, propendiendo por dar respuesta a la problemática del transporte de carga y de pasajeros
que mantenían comercio y diligencias civiles o académicas con el interior del
país. En el contexto de lo que fueron las primeras inauguraciones de los trabajos
pertinentes al establecimiento del tren, se dio al servicio el llamado Puente de
Golondrinas sobre el río Magdalena en límites entre el Tolima y el Huila. “A
las dos de la tarde, hora en que llegó de Bogotá el señor Ministro Dr. Escallón,
se clavó por el señor Gobernador del Huila, Dr. Albel Ramirez H. el primer iel
(sic).”
El primer clavo de plata, hábilmente confeccionado por el platero huilense Don
Juan B. Herrera y obsequiado por la revista “Lux” de Neiva, lo golpeó dicho
Gobernador. El segundo correspondió al Señor Ministro”. 5. ( El subrayado es
de este autor). Evidentemente que esta es solo una muestra de otra de las expresiones de la artesanía presente en el medio productivo y sociocultural de los años
1920 y 1930, en torno de la cual puede deducirse una dinámica en la que herreros
y también joyeros del oro y la plata suplían necesidades de diverso orden para
haciendas, fincas, decoración o aderezos para hombres y mujeres.
Y sin bien es cierto que hasta el momento he dado un especial relieve al aporte
económico de la artesanía en la historia del Huila desde mediados del siglo XIX,
resulta de gran utilidad retomar las reflexiones hechas hacia los años 1930 por el
Ingeniero, Historiador y Poeta Joaquín García Borrero. A través del pensamiento
de tan ilustre huilense con prolífica vida en el escenario de la primera mitad del
siglo XX, podemos advertir el especial significado que tenía la artesanía en la
preservación de las costumbres, valores y elementos culturales de la región.
__________________________
5 Periódico de El Tiempo Agosto 19 de 1929, citado por el Historiador Ananías Osorio Valenzuela en el artículo titulado Empresas y Vías de Transporte, incluido en la Historia General de
Huila, Volumen 3, página 227.
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De la fabricación de sombreros decía ( Don Joaquín García Borrero) que era un
trabajo manual que no había sido suficientemente garantizado y era muy mal
remunerado; se oponía a los intentos de algunas personas de acabar con esta
artesanía, y en cambio, sostenía la necesidad de su incremento con base en la
creación de estímulos y del desarrollo técnico, pues se trataba de una actividad
en la cual laboraba un numero grande de mujeres, niños y hombres. Resultan
interesantes en García Borrero sus apreciaciones sobre las costumbres, valores
y algunos elementos culturales de las gentes cuya existencia transcurría íntimamente ligada a la economía ganadera y al “comercio de mostrador”. 6
Aun que el contexto en que el Historiador García Borrero escribía la crítica
interpretada en nuestros tiempos por Tovar Zambrano, concebía el trabajo del
sombrero junto a la ganadería como dos industrias de baja rentabilidad económica con desenlaces aciagos para la economía regional desde el punto de vista de
la pasividad del Huilense, es adecuado destacar su afán ( el de García Borrero)
por conservar un oficio generador de empleo e insignia de valores y expresiones
culturales de nuestra región, siempre que se le sumaran elementos que se pueden
entender como innovaciones tecnológicas de la época y auspicio empresarial
desde frentes como la financiación de la producción y determinación de mercados. Si nos remontamos a una época mucho más cercana a nuestros tiempos,
reconoceremos que la reciente historia de la artesanía huilense, datada especialmente de la década de los 90s, muestra un comportamiento de la actividad del
sector en donde miles de familias viven de diferentes oficios, creando objetos
vendidos en toda clase de mercados, cuyos valores superan fácilmente los Diez
Mil Millones de Pesos al año. Son datos básicos muy dicientes sobre lo que significa la actividad artesanal en la geografía huilense.
La década de los 90s trae para la artesanía huilense una serie de cambios significativos en los campos del diseño, la aplicación de nuevas tecnologías e incursión en técnicas mixtas de materiales orientadas a generar productos aptos para
demandas con expectativas estéticas ligadas al concepto de lo moderno. Desde
entonces y hasta la artesanía del año 2007, se aprecia una prolífica actividad en
el sector a lo largo y ancho del Departamento, con preponderancia en la oferta de
productos en renglones como la cerámica, la tejeduría llevada a un espectro mucho mas amplio que por su puesto todavía incluye al sombrero pero que destaca
los recursos de fibras naturales como el plátano y el fique dirigidos a productos
decorativos y utilitarios.
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6 Tovar Zambrano, Bernardo. La Economía Huilense entre la Tradición y la Modernidad (1900
-1960). Historia General del Huila, Volumen 3, Página 189.
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Continúan presentes las artesanías en madera en técnicas diversas como el torno,
el calado y la talla; también descolla por la calidad mas no por la nutrida pluralidad de oferentes, la talla en piedra, como una expresión viva del legado cultural del pueblo indígena que hemos llamado agustiniano. Y mas recientemente
otros materiales como el cacho y hueso de res, el vidrio, la cáscara de naranja,
los bordados y tejidos hechos tanto a mano como en esquemas de maquila con
tecnologías de mayor rendimiento. La forja con sentido modernista; la bisutería
en semillas y también con objetos industrializados, delicadamente insertados a
partir de diseños acordes con el consumo de la juventud reinante, conforman el
actual panorama artesanal huilense. Es un escenario en donde los oficios tradicionales acusan el riesgo de desaparecer, citando entre ellos la alfarería e incluso, la propia sombrerería de Pindo y de Iraca.
Los anales de la historia nos cuentan que el Huila fue reconocido por su capacidad productora del sombrero Suaza; pero así mismo, nos entera de lo que fue su
triste ocaso ocurrido hacia la última mitad de la década de 1930, hecho que debe
alentarnos a revalorar los significados de la artesanía como expresión cultural
vernácula del ser huilense y en consecuencia exhortarnos para preservar este
rasgo que forma parte no solo de la identidad huilense sino de la identidad nacional. “En 1935 se informaba que la fabricación de sombreros suaza y de pindo
que hasta hacía pocos años constituía una verdadera fuente de riqueza para el
departamento, había declinado considerablemente a causa de la competencia de
los sombreros de fieltro en el país y al hecho de que no se producía el verdadero
tipo de sombrero exigido por los países consumidores. 7
En el mismo fragmento, el maestro Tovar Zambrano recoge lo que fue la impresión que dejó en 1935 el miembro de la llamada Comisión Aldeana, Ricardo
Olano en su primer viaje por el Huila y que tocaba directamente la ineficiencia
en la comercialización del sombrero y de manera tácita reflejaba el declive en la
dinámica productiva y de la calidad en los artículos generados en la región:
El comprador (hay varios) se sitúa en una pieza con puerta a la calle detrás de
una mesa que obstruye la entrada. El vendedor (generalmente mujeres) ofrece
el sombrero, poniéndolo en manos del comprador sin pedir por él ni decir una
sola palabra. EL comprador lo examina y hace una oferta (vi ofertas desde $0,80
hasta $1,80 por sombrero). Si al vendedor le conviene la oferta deja el sombrero;
si no, se retira con él, y siempre sin decir una sola palabra. Nunca había conocido
este sistema de negociar en que el comprador pone el precio.
__________________________
7 Tovar Zambrano, Bernardo. Historia General del Huila. Volumen 3. Página 177.
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¿ Por que esas pobres gentes no piden por su mercancía, por qué no tratan de que
el comprador mejore un poco siquiera su oferta?. Esta acápite del pasado artesanal del Huila, caracterizado por la timidez de los productores - vendedores de
sombreros y el propio desplazamiento de los sombrero Suaza y de Pindo, por los
elaborados en fieltro, debe suscitar en los actores del sector en el Departamento,
la reflexión de cómo se enfrentará la región a los nuevos retos y condiciones que
impondrá el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, en un escenario
en el cual la llegada de fuertes capitales financieros y agresivas estrategias de
mercadeo, pueden manejar los centros de producción artesanal a titulo de maquila, fraccionando el proceso y contratando a los artesanos de hoy como simples
elaboradores de piezas que fácilmente pueden ser ensambladas en puertos de
embarque para luego hacer transito al gran país del norte, burlando de esta forma
incluso las prescripciones legales en materia de patentes a la creación.
Evidentemente que los canales de distribución son de alta prioridad en el desarrollo artesanal; el problema podría residir no solo en la precaria socialización
de los excedentes propios de la producción fraccionada en maquila, sino que a
la vez se corre el riesgo de abolir rápidamente las técnicas tradicionales de producción y el significado de los productos en el imaginario de los pueblos; dicho
de otra forma: el menoscabo de la identidad cultural regional que es a la vez
elemento básico de la identidad nacional.
La reflexión conduce al análisis de cómo el sector artesanal se vuelve mas competitivo desde la propia región, incorporando los componentes necesarios para
que la producción pueda responder a las exigencias de la demanda nacional e
internacional, garantizando la permanencia de los oficios que son fundamento
de la cultura comarcana y permitiendo que la labor comercializadora propenda
por mejorar el nivel de ingresos y por ende el nivel de vida de los artesanos huilenses.
Este contexto del devenir sociocultural y económico del artesano es el que me
lleva a plantear a la vez que, siendo el Huila una tierra prolífica en el nacimiento de artistas y políticos de reconocimiento nacional e internacional, ha
ofrecido homenajes a pintores, escultores, músicos, escritores y poetas, entre
otros, mediante la publicación de sus obras, las cuales han quedado plasmadas
en una importante bibliografía que permite la difusión de estos creadores y por
la misma vía, coadyuvando a preservar el legado cultural y artístico del pueblo
opita; y sin embargo, a los artesanos huilenses no se les ha ofrecido un homenaje
consistente, en el que se destaque no solamente su obra sino también lo que fue
y es su vida como seres humanos; ellos, quienes día a día con tanto entusiasmo
y grata dignidad ofrecen beneficios y satisfacciones a propios, turistas y publico
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en diferentes latitudes, merecen ser tratados con todo el esmero para acentuar lo
que ha sido su rastro y ejecutorias en el desarrollo del Departamento.
Por ello nació el ferviente deseo de escribir esta obra, justamente cuando el Departamento cumple 102 años de existencia jurídica, encontrando un pábulo de
tanto relieve para rendir una merecida distinción a aquellos protagonistas de la
artesanía a quienes las generaciones pasadas, las presentes y las venideras, les
debemos tanto.
En la bibliografía existente en la región que alude el tema de la artesanía huilense, se encuentran trabajos tales como los elaborados por el Antropólogo Arlein
Charry Velásquez en el año 1995 titulado Oficios y Maestros Artesanos del Huila, obra editada por el Fondo de Autores y Huilenses; así mismo, el libro Productos Artesanales y Materias Primas Huila, del mismo autor junto con el también
Antropólogo Rafael Ernesto Angel Delgado y Dolly Andrade Zambrano, editado
igualmente por el Fondo de Autores Huilenses. En estos libros se desarrolla con
cierto grado de especialidad el tema de las materias primas, técnicas y productos
elaborados en los municipios de tradición artesanal y se hacen algunas referencias a la vida de varios artesanos del Departamento; así mismo, la Historia General del Huila, en diversas redacciones de sus coautores, cual es el caso de los
aquí citados y otros como Martha Cecilia Cedeño, toca el tema de la artesanía en
su contexto sociocultural y económico, esbozando las generalidades de algunos
oficios tales como la sombrerería, madera y en algunos casos los bordados.
Otra obra que destaca la práctica artesanal huilense con aplicaciones de mercadeo moderno, es el libro Cómo Ser Artesano Con Éxito – Estrategias de Mercado, gratamente redactada por el suscrito. Todas estas publicaciones y otras que
reposan en folletos, revistas y contenidas en citas de obras con otros perfiles de
estudio, dan cuenta de informaciones y experiencias en el campo artesanal del
Huila con énfasis en las técnicas de los oficios, las cuales constituyen un marco
referencial y conceptual muy valioso para cualquier persona o institución que se
interesen en nuestro entorno artesanal regional.
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Maestros Artesanos Contemporáneos
C
uan justo y placentero es escribir sobre la vida de nuestros artesanos. Conocer cuales han sido sus miedos y alegrías, realizaciones, sueños, frustraciones, en fin, todo aquello que pueda descifrar para bien de la historia y de la
identidad cultural huilense, el rico mundo de los creadores dedicados al oficio del
“arte sano”.
En el proceso de registrar la vida de los artesanos que han marcado algún hito en
el devenir histórico del Departamento, me di a la tarea de visitar publicaciones
de la Academia Huilense de Historia y bibliotecas públicas; así mismo, dialogué
con historiadores, abuelos, adultos mayores de diferentes localidades, lo mismo
que con funcionarios de entidades que podrían proporcionar cualquier tipo de
información sobre los oficiantes del arte popular y la artesanía. Las consultas permitirían conocer y radiografiar a destacados artesanos del siglo XX muchos de los
cuales viven con gran vigor en nuestros días. Evidentemente que un gran conglomerado de artesanos partió de este mundo hace varias décadas, no encontrándose
mayor evidencia documental acerca de sus realizaciones, formas de vida y de sus
sensaciones como ser humano. En buena hora, una vez mas la invaluable utilidad
de la tradición oral, posibilita la recolección de vivencias de nuestros ancestros.
El Huila ha sido identificado como pueblo de artesanos. El legado de talladores y
alfareros acendrado en las generaciones milenarias de nuestra comarca, perdura
hoy por hoy, dejando que las hábiles manos, obedeciendo a una creatividad innata, ofrezcan frutos artesanales en oficios de reconocimiento regional y nacional,
como lo son los trabajos en maderas, tejeduría en varias fibras vegetales, talla de
piedras y por su puesto, la cerámica.
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Es claro que los métodos de producción en algunos oficios artesanales han cambiado; por su parte, los materiales y el encanto del creador, siguen siendo de
manera general los mismos. Tenemos nuevos entornos para el ser huilense y
para los turistas que nos visitan, no obstante, la particularidad de recrear lo que
habita en nuestro terruño, sigue siendo un aspecto determinante en la concepción
y desarrollo de la artesanía, como lo fue en el pasado la reflexión sobre la cosmogonía, desdoblada en piedras de consistencia inquebrantable instaladas en la
región de San Agustín e Isnos, entre otras.
En tales condiciones, por ser el artesano de hoy depositario de invisibles rasgos
de identidad cultural ancestral, que desdobla en objetos que adquieren vida por
el sentimiento y espíritu que él le entrega a cada una de sus creaciones y que aún
se fortalecen mas por la admiración y goce de quien los adquiere, por todo ello,
deseo congratular a los artesanos de hoy, como ya lo hice con la memoria de
quienes se fueron, comentando respetuosa pero entusiastamente, lo que ha sido
y es su vida. Con ello busco persuadir al destino y a la historia de lo importante
que son los rastros de sus manos, las expresiones de sus rostros y los matices de
tantas vidas pletóricas de ricas experiencias edificantes para la sociedad.
Que no vayan a decir los hijos de nuestro tiempo y los del futuro, que ésta generación que transitó en la última década del Siglo XX y la primera del XXI, no fue
capaz de escribir fragmentos acerca de la vida de los artesanos. Que los estudiantes no padezcan la frustración de no encontrar donde nació, qué hizo, que penas
afrontó, cuales fueron los sueños y donde murió el artesano insigne de la cultura
opita. Cómo no registrar la imborrable y prolífica vida de mujeres y hombres
artesanos por el estilo de Clelia Rengifo, Oliva Duarte, Peregrino Cueltán, Gentil
Hurtado, Orlando Cortes o Rafael Amaya, entre muchos otros.
Cuan bien hace al hombre recordar y qué reconfortante es para un artesano que
su sencilla existencia sirva a los demás; si, por que nuestro artesano, por más que
enfrenta a diario el reto de generarse su propio sustento, es una persona noble,
proclive a gratificarse con un simple abrazo, con una palabra de aprecio por su
Vida y sueños de los artesanos huilenses
19
obra. De hecho, no tenemos en el Huila artesanos reconocidos por su patrimonio
económico, sino, en buena hora, por su talento. Ellos no son industriosos, no
conocen acerca de cómo crecer eficientemente en este agreste mercado global,
pero saben hacer un producto con alma, pensando antes que en el precio, en lo
bien que debe quedarle y qué tan alegre se pondrá quien lo adquiera. Hay en esta
conducta un profundo sentido de desprendimiento y sacrificio por los demás, lo
que hace mayor el mérito de vivir de ser un “arte sano”.
En esta obra bien podría consignarse una larga serie de artesanos; sin embargo,
es solo la limitación de los espacios de impresión la que me priva de tal deber
y deleite. Los maestros artesanos que gentilmente aceptaron compartir algunas
de sus vivencias, abriendo su mente y corazón para que este explorador bucease con denodado interés y respeto, son mostrados en diferentes localidades del
departamento, desde donde son oriundos o donde simplemente viven haciendo
patria con sus manos marcadas por el rastro de formones o gubias y teñidas de
la savia de nobles fibras naturales transformadas en elementos que comunican
vida y sentimientos. Es del caso comentarle al lector que en varios pasajes de la
presente obra, encontrará relatos escritos en el propio lenguaje y palabras coloquiales auténticas del maestro artesano, licencia que he querido utilizar solo para
hacer mas posible la vivencia de emociones y mayores rasgos de la originalidad
del invitado.
Los relatos se presentan a partir de la concepción de dos universos de artesanos:
Uno: los maestros muertos, los que ya se fueron pero que permanecen en la
mente y en la cultura del pueblo huilense. Y Dos: los maestros vivos, quienes
a diario tejen, esculpen o modelan la cotidianidad de su comarca, expresándola
con cariño y entrega en tantos productos que toman vida cada vez que alguien
los adquiere y los hace parte de su hogar, oficina, o de su corazón.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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PASEANDO POR EL MUNDO DE
QUIENES YA PARTIERON
Gentil Hurtado Carvajal
El hombre de la golpia y el comercio del sombrero suaceño
N
ació el 10 de Mayo de 1930 en el Municipio de Suaza. Hijo de Edolio
Hurtado y Gregoria Carvajal. Casado con Mercedes Escarpeta, también
natural de la misma localidad. De esta unión resultaron 7 hijos a saber: Gentil,
Jesús, Mercedes, Gregoria, Hernando, Alvaro y Gerardo.
22
Gerardo Aldana Garcia
La presente descripción sobre algunos pasajes de la vida de este insigne artesano
huilense, la hice en el marco de un sensible acontecimiento de la familia hurtado,
el día 29 de Noviembre de 2005. En la fecha 28 del mismo mes, fui enterado
por una artesana tejedora de Guadalupe, Dina Huatavita, sobre el deceso del patricio artesano Gentil Hurtado Carvajal. El triste hecho había sucedido el 26 de
Noviembre en Suaza. Presa de una complejidad de males que le comprometieron
su sistema digestivo y renal, este enorme hombre con un espíritu de superación y
de servicio admirables, con una contextura que superaba los 110 kilos, sucumbió
ante un fulminante ataque al corazón, ocasionándole el insuperable paro cardiaco que lo llevó a su tumba.
Serían las 12:30 del medio día de ese 29, cuando llegué a la casa de la viuda.
Doña Merceditas estaba acompañada, como era de esperar, de por lo menos 8
de los miembros de esta familia tan unida. Su rostro denotaba el reciente trajín
del funeral de su esposo, acaecido el día anterior. Pero al propio tiempo, sus ojos
enmarcados en un ornato de piel semicubierta por las delicadas canas que se deslizaban de su cabeza, parecían sugerir una noble tranquilidad de espiritu. “Es un
gran vacío el que nos ha dejado Gentil, realmente era una persona incomparable;
pero me doy mucha fuerza en mi interior y tranquilidad, al recordar la forma en
que le entregué mi vida y como lo hizo él con migo. Eso me da cierto gozo en
medio del dolor”, dijo Doña Mercedes, mientras miraba fijamente hacia una de
las fotos de Don Gentil, que cuelga en la sala de la casa paterna.
Junto a nosotros estaban algunos de sus hijos, Alvaro, Gerardo, Mercedes, Julio
y Gentil, así como uno de los hermanos del finado, nietos y nueras, entre otros
familiares. De repente el ambiente se había tornado apropiado para recordar algunos de los pasajes que mas recordaba la familia y que habían marcado la vida
de aquel artesano y comerciante del sombrero “suaza” o “ suaceño”, como otros
lo llaman. Fue así como pude conocer lo que con gran entusiasmo y profundo
respeto por la memoria de Don Gentil, les deseo contar a través de estas pocas
líneas.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Los padres de Don Gentil fueron artesanos dedicados durante gran parte de sus
vidas, al oficio de tejeduría y arreglo del sobrero suaceño. “Mi suegra, la señora
Gregoria, es la única artesana que yo he conocido con habilidad y conocimiento
para reparar un sombrero roto; nunca pude y ninguno desde entonces, aprenderle
a ella la forma de cubrirle un roto a un sombrero, bien por que el uso lo hubiera
dañado o bien por que al darle la “golpia”, se hubiese malogrado”, dice con
mucha alegría Merceditas.
Don Edolio, como casi el 100% de los hombres artesanos del sombrero suaceño,
nunca aprendió a tejerlo; su tarea como la de sus generaciones posteriores de
artesanos hombres, era la de darle el “machacao” o “ golpia” al sombrero. Según
los concurrentes y demás artesanos del lugar que conocieron al memorable artesano, se trataba de una persona con una especial y sin igual habilidad para darle
el más fino terminado al sombrero. Su accionar en el oficio data de la segunda
mitad del siglo XIX y principios del XX. Gentil, fue en consecuencia, un digno
depositario del arte popular de sus padres. Desde sus 8 años aprendió a dosificar
el golpe que debe darse al sobrero en el proceso de terminado. Así transcurrió su
vida en calidad de hijo de familia, perfeccionando el arte, habiéndole dedicado a
la educación primaria solamente el 1er grado elemental. Cuando recién cumplía
los 18 años, presa de un ferviente deseo por ser militar, se enfiló en el ejército
nacional en condición de soldado raso. Su sueño adquirió un matiz de mayor
realidad, cuando al cumplir con este deber patrio, atendió un nuevo llamado del
gobierno nacional en donde se convocaba los reservistas para engrosar las huestes que estarían dispuestas a normalizar el alterado orden público subvertido por
las diferencias y guerras partidistas de liberales y conservadores; fue así como se
incorporó como agente de policía por espacio de 5,5 años.
Contaba con cerca de 26 años cuando decidió regresar a su tierra y dedicarse
de tiempo completo al oficio en el que su padre lo formó: la sombrerería. Para
entonces ya tenía a 3 de sus hijos y continúo replicando el arte de la familia, en
estos niños que hoy son artesanos con pleno conocimiento sobre la técnica de
tejer un sombrero, las hijas mujeres y de arreglarlo, los hijos varones. Solo uno
24
Gerardo Aldana Garcia
de ellos, Jesús, teje el sombrero y también sabe arreglarlo. Es del caso ratificar
que tradicionalmente la labor de tejer un sombrero suaceño, ha sido una tarea
fundamentalmente de las mujeres; y ocurre en Suaza y también en Acevedo y
Guadalupe en donde igualmente se tejen estas magníficas artesanías.
La actividad de Don Gentil Hurtado conllevaba el comprar los sombreros en
el propio Suaza y en los otros municipios que generaban el producto. Una vez
cumplida la etapa final del machacado y debido terminado, el sombrero era comercializado especialmente en ferias de renombre nacional y en almacenes dedicados a proveer elementos exclusivos para ganaderos y caballistas.
Según su hijo Alvaro que trabaja en formula permanente con su hermano Gerardo, hábil machacador y comerciante del sombrero, don Gentil tuvo clientes
de mucha figuración en el país, en escenarios políticos, económicos, legales,
etc. “Recuerdo nombres como los de Juan David Ochoa, Victor Carranza, el
General Gustavo Matamoros, Leonidas Vargas, Onías Vargas, Jesús María y
Ramón Díaz, el Juez Nacional de Caballos Antonio Ardila, Hernan Cárdenas,
Eduardo Castillo, Elizabeth Montoya, Mario Valencia conocidísimo empresario
de los caballos de paso fino colombiano; en el clero, el mismo Papa Juan Pablo
Segundo y Obispos como Libardo Ramirez y Rigoberto Corredor. El propio
señor Presidente de Colombia Alvaro Uribe Vélez, Ministros como el de Justicia Rómulo González y de Agricultura Rodrigo Villalba Mosquera, han lucido
sombreros de la casa de Los Hurtado, en Suaza. Uno de los negocios que más le
compraba sombreros a mi papá, era el Sombrero Rojo, en Giradot”.
El sombrero de Suaza que trabajaba Don Gentil, tiene tanta trayectoria como
fama. El hecho de que personajes célebres de diferentes sectores y condiciones,
luzcan tan preciosa artesanía, le dan un realce permanente a esta creación popular. Se suman a dicha condición, sucesos de mucho significado alusivos a la
calidad de la fibra de iraca o palmicha utilizada en el sombrero, como el que le
ocurrió al señor Hernando Trujillo, quien al momento del entierro del féretro de
su señor padre, Don Miguel Trujillo, arrojó en el interior del ataúd su sombrero
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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suaceño como un tributo a la memoria del progenitor. Al cabo de 5 años, cuando
se produjo la exhumación del cadáver, grande fue la sorpresa de los asistentes
al verificar que dicho sombrero estaba intacto, pese las condiciones lógicas de
privación de aire y luz y alteraciones de humedad, esta excepcional artesanía
estaba en buenas condiciones.
Otro evento que daría tanta fama al sombrero que terminaba y vendía Don Gentil, fue el relacionado con la apuesta que él hizo en alguna oportunidad con Don
Fabio Ochoa, quien luciendo un sombrero de extra ordinaria calidad y lucimiento, elaborado también en fibra de Iraca o Palmicha, pero en otra de las dos regiones colombianas en donde se hacen sombreros similares, Aguadas Caldas; le
dijo al artesano de Suaza, que si éste último podía probarle que el suaceño era
mejor que el suyo, entonces le compraría una docena completa.
La prueba acordada por los entusiastas apostadores consistía en doblar cada uno
su sombrero e introducirlo en una botella que contenía wiskey y luego de 15 minutos extraerlo y volver a armarlo, dejándolo en su forma original. Lo que sucedió fue contundente: el sombrero de Don Gentil, pudo mostrar una fibra intacta
y luego de una rápida hormada quedó luciendo como lo estaba al principio. Por
su parte, el sombrero de Don Fabio, se deslució en color y textura y al intentar
hormarlo nuevamente, se rompió. El conocido caballista no solo le compró 12
sino 24 sombreros y con ello continúo la fama de que era un sombrero que valía
la pena comprar y lucir.
De lo que mas recuerdan los familiares y comarcanos, sobre la personalidad
de Don Gentil, era su recia condición de respetar la palabra empeñada y actuar
siempre con honradez. Poseía una gran facilidad para enseñar y no padecía de
egoísmo a la hora de instruir a otros. Su sueño siempre fue el de ver a todas las
tejedoras del sombrero, con buenas circunstancias económicas. Esto, coyunturalmente le generó su única frustración en la vida, el no poder constituir una
empresa pujante que permitiera comprar a buenos precios el sombrero, darle el
terminado y comercializarlo en mercados nacionales e internacionales. Era bien
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Gerardo Aldana Garcia
conocido que nuestro personaje no le temía a la muerte. Sus vivencias como soldado y policía, lo aproximaron varias veces a este trance, lo que le dio fortaleza
y valor para comprender que: “la muerte nos toca a todos, decía mi esposo”,
expresa Doña Mercedes.
Algo que lo llenaba de irritación al Maestro Hurtado, eran los trabajos mal
hechos o “chambones” como dice Merceditas: “Siempre exigía a la gente que
trabajaba con él, a sus hijos y a mi misma, que los sombreros debían hacerse
con el mayor esmero y que esto incluía desde el mismo momento de cuidar la
mata de palmicha, extraer su fibra, hervir y secar la misma, hasta tejer y darle la
“golpia” al sombrero. En alguna oportunidad, quien esto escribe le preguntó a
Gerardo Hurtado, reconociendo que quizás él fuese el mejor artesano para golpear y terminar un sombrero en el Huila: “Gerardo, ¿Quien cree que puede ser
mejor que Usted en el oficio de la “golpia” y el terminado final? “ y el joven sin
titubear expresó “ Mi Papá”.
Don Gentil Hurtado fue un ferviente católico. Asiduo feligrés de la parroquia en
donde se encontrara. Una de sus expresiones como católico era la de siempre
ofrecerse para cargar el féretro de sus paisanos fallecidos. Gozó siempre de la
admiración y amistas de maestros, jueces, funcionarios de la administración local y departamental, de las mujeres tejedoras, de compradores, etc.
Por todo lo que fue y significó la persona de Don Gentil Hurtado Carvajal, unido
hoy a otros queridísimos artesanos que partieron para el más allá en lo corrido
del año 2005, 2006 e incluso 2007, como Peregrino Cueltán, Alfonso Salazar,
Rubiela Cortés, Clelia Rengifo y Oliva Duarte, sea esta obra una forma de expresarles el sentido colectivo no solo de condolencia, sino de reconocimiento a
toda su familia y al sector artesanal huilense por haber albergado en su redil a
tan ilustres ciudadanos.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Oliva Duarte
Una mujer que vivió entre pajas de iraca
E
lla es una mujer de rostro amable poseedora de una evidente expresión de
sencillez. Con su acento “opita” de clara percepción, empezaría a narrar
sus experiencias vividas a lo largo de su quehacer artesanal, el cual se encuentra
28
Gerardo Aldana Garcia
tejido con fibras de Iraca.
En su haber personal del ámbito espiritual, aparece con gran relieve, la alegría
de ser artífice del proceso de instrucción de su familia y paisanos, en la tarea de
elaborar el famoso sombrero Suaceño. Su éxito como artesana se advierte fácilmente no solo en sus propias creaciones en este arte popular, sino también en las
generaciones de su descendencia quienes viven con mucha dignidad del oficio
enseñado por su madre, abuela o bisabuela. Desde el sólido butaco de madera,
mientras tejía tranquila y con sumo cuidado la copa de su próximo sombrero, me
compartía un interesante relato sobre su vida.
Doña Oliva nació el 28 de septiembre de 1933, en la Vereda Guayabal del Municipio de Suaza. A sus 23 años fue casada con el señor Zoilo Muñoz, con quien
tuvo 8 hijos de los cuales 7 están vivos; ellos son: Ilda Rosa, José, Olmedo,
Maria Helena, Diva, Ever y Teresa. Su primer contacto con los cogollos de paja,
como ella los llama, ocurrió cuando contaba a penas con la edad de 6 años. Su
primera maestra en el oficio fue su madre de crianza, la tía Soledad Herminda
Duarte. Su madre biológica fue la señora Maria Daila Duarte. Después de darle
tantas vueltas al tejido sobre la horma, obtuvo su primer sombrero recién cumplidos los 7 años.
Estudio 3 años de primaria en la Escuela de Guayabal. De rutina todos los días, a
las 4 de la tarde cuando salía de su estudio, llegaba a casa para ayudar a su mamá
en algunas vueltas de los sombreros que se hacían con la presencia de varias
mujeres miembros de la familia; generalmente, el oficio debía desempeñarse a
luz de vela dado que la energía eléctrica no había llegado al lugar. En el seno de
este hogar se cumplía la regla general de la tradición del oficio referida a que las
mujeres tejían y los hombres “golpiaban”; sin embargo, haciéndose señorita la
niña Oliva, aprendió esa difícil etapa del sombrero, en donde a punta de golpes,
debidamente dosificados en su nivel de impacto, se daba el terminado deseado
para cada sombrero. “Fue mi abuela quien me enseño a golpear el sombrero, ella
era una mujer muy querida y valiosa”, dice doña Oliva mientras su rostro conserva la alegría natural que la caracteriza.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
29
La calidad de sus trabajos y su excepcional condición de servicio para con las
demás personas que quisieron aprender de ella el oficio de la sombrerería, la llevaron el 19 de Marzo de 1991 a recibir de las manos de quien luego sería la Primera Dama de la Nación, Ilda Straus de Samper, la Medalla al Mérito Artesanal,
la máxima distinción que el Gobierno Nacional otorga a un artesano. “También
estuvo en la ceremonia doña Cecilia Duque Duque, que era la Gerente de Artesanías de Colombia”, expresa nuestra artesana.
Doña Oliva considera que su máxima realización en la vida la han representado
su familia, sus nietas quienes han aprendido el oficio y por su puesto el haber recibido la presea nacional por sus méritos artesanales. Se define como una mujer
de profunda devoción católica. Dice no temerle a la muerte; “sin embargo, mi salud depende de Dios y no quisiera morirme aún”, manifiesta con cierto estupor.
Para la época en que solventaba la información destinada a este libro, mes de
Mayo de 2006, Doña Oliva acusaba serias secuelas de la artritis que por espacio
de los dos últimos años la ha atormentado llevándola en algunos momentos al
borde de la muerte.
Su principal sueño es recobrar plenamente la salud para poder continuar tejiendo
y machacando sombreros: “También algo de platica, pues hace falta”, dice Olivita, mujer a quien por su ternura dan ganas de abrazar y querer. Quise conocer a
qué artesano ha admirado a lo largo de su vida y me contestó: “a Balbina Duarte
y a Don Gentil Hurtado, él ya es muerto”.
El departamento del Huila ha tenido la fortuna de conocer muy de cerca y exaltar
la vida y obra de Doña Oliva en escenarios como el Encuentro Departamental
de Maestros Artesanos que se lleva a cabo cada año en la ciudad de Neiva en
el marco del Festival Folclórico, Reinado Nacional del Bambuco y Muestra Internacional del Folclor; de hecho, en este certamen ha resultado ganadora en la
disciplina de tejeduría.
30
Gerardo Aldana Garcia
A mis gratos lectores debo compartirles a esta altura del relato, que para el mes
de Febrero de 2007 en su día 9no, este libro se encontraba aún en proceso de revisión de algunos datos pertinentes a la vida de varios de los maestros artesanos
cuyos nombres he consignado en la obra; y fue justamente en esa fecha cuando
el Director de Cultura de Suaza Gilberto Cabrera, me dio la triste noticia de que
la maestra Oliva había muerto el Sábado 3 de Febrero, muy a la madrugada, por
cierto, en la fecha en que Yo cumplía mis 39 años. Fue algo que me impactó profundamente toda vez que como a otras grandes mujeres artesanas del Huila por
el estilo de las difuntas Clelia Rengifo y Rubiela Cortes, llegué no solo a apreciar
por su obra, sino a amarlas por la calidad de persona, su sencillez y espiritu de
entrega a la comunidad.
He de confesar que en el momento en que recibí la lamentable misiva, pasaron por mi mente de manera rápida, algunas de las imágenes en donde aparecía
Doña Oliva exhibiendo sus sombreros en las ferias que organizábamos desde el
gobierno departamental; e incluso, su rostro levemente recuperado de las dolencias en Mayo de 2006, vino a posarse en mi mente con la fuerza de la humildad, encanto y ternura que esta bella mujer tenía y que compartió con migo,
en tempranas vísperas de su muerte. Oliva Duarte, un ser que siendo mujer y
siendo artesana, vivirá con firmeza y gratitud en el imaginario colectivo de los
suaceños, de los artesanos huilenses y de los amantes del patrimonio inmaterial
de nuestra región.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Aura Muñoz De Vargas
Sencillez y talento, para una vida con sentido humanístico
E
l desarrollo del presente relato será escenario para abordar por momentos,
de manera conjunta la semblanza de dos mujeres de gran valor cultural para
el Huila, con el amparo de conocer los fuertes lasos no solo afectivos sino de la
concepción sobre la vida, que madre, Doña Aura e hija, Cecilia, ceramistas las
dos, mantuvieron en vida y mantienen aún hoy, pese a que la madre ya se fue del
mundo corpóreo para vivir perennemente en la mente y corazón de Cecilia y de
tantos otros huilenses.
32
Gerardo Aldana Garcia
Doña Aurita como se le conoció en el medio artesanal de Pitalito y el Huila, nació el 31 de mayo de 1919. Cursó la secundaria en el colegio de La Presentación
de Garzón. La facilidad de Aurita para franquearse el cariño de sus semejantes
fue un rasgo que la distinguió desde muy temprano; en el Colegio, por ejemplo,
siempre fue apreciada por las monjas. Cecilia recuerda cómo una religiosa que
daba la clase de bordados, les puso a todas las alumnas a bordar una mariposa,
y cuando vio la obra de Aurita, dijo: “las mariposas todas tienen colores muy
lindos, pero la mariposa de Aurita vuela”.
Pero además de la temprana habilidad de Aurita para diseñar y elaborar artesanías
de tipo costumbrista, ella poseía igualmente una admirable personalidad y forma
de valorar de manera tranquila y desprevenida las situaciones de la cotidianidad,
especialmente aquellas que involucraban el tratamiento de las dificultades surgidas de las relaciones interpersonales; su espíritu era el de una mujer considerada
y conciliadora. Y era esa apacible condición la que la llevó a inculcarles a sus
hijos y amigos la importancia de analizar cada situación sin odios. “La polémica
es importante siempre y cuando sirva para nutrirse, para entender al otro; no se
trata de ofender a los demás si no de que dos pensamientos se unan para un bien
común, sin afectar la convivencia, sin abusar de nadie, sin hacerle zancadilla a
nadie. La vida es una lección, es una búsqueda y lo mas agradable de la búsqueda son los hallazgos, pero el ser humano no se debe conformar con el primer
hallazgo si no que debe ir por varios de ellos”, comenta Cecilia.
La familia de Doña Aura se vincula a Pitalito cuando sus hijos eran muy pequeños, justamente cuando el mayor de los hermanos, Fabio, quien había estudiado
en la Escuela de Bellas Artes de Carmen de Viboral, fue nombrado como Director de una escuela de Pitalito llamada Escuela de Bellas Artes y Oficios “Lorenza
Cuellar”; al ser Fabio tan joven, unos 20 años, su madre decidió acompañarlo
con toda su prole. A su llegada a Pitalito, en el año de 1962, pudo doña Aura
verificar que allí solo existían unos señores que hacían ladrillos, ollas de barro y
un señor que torneaba vasijas y hacia materas.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Bajo el rasgo de un permanente espiritu de servicio a sus semejantes, mostrado
por Doña Aura, la familia empezó en Pitalito una nueva dinámica productiva en
torno al taller de ella y de su hijo Pablo, quien luego se convertiría en un virtuoso
fisonomista, gran observador, ceramista estudioso, pintor y escultor. Poseedor de
valiosos conocimientos sobre diversas técnicas cerámicas, experto en el tema de
las pastas. Desde entonces, Pablo ha cultivado un gran interés artístico y artesanal por el caballo, al punto de conocerle la mayoría de los músculos desde la
oreja hasta la cola; de hecho, era Pablo quien hacía por décadas los trofeos para
diferentes ferias equinas.
Al decir de su hija Cecilia y muchas personas que la conocieron, Doña Aura no
tuvo una motivación económica o de negocio para dedicarse a la cerámica. Realmente las primeras obras fueron para sus hijos, por ejemplo el pesebre; luego,
una vecina vio la obra y se enamoró de esta, lo que la llevó a hacer un mayor
número, pero casi no los vendía, los regalaba. “En todo caso, una amiga le contaba a otra amiga y así fue cuando comenzó a vender a nuevas personas que iban
a la casa y entonces la actividad fue creciendo poco a poco a nivel de familia,
amigas, barrio, municipio, departamento y luego en el país”, dice Cecilia. Su
familia reconoce que la actividad surgió de manera espontánea, sin pretensión,
ni publicidad.
Dona Aura asaba sus piezas en horno tipo mufla de leña. Ella siempre trabajó
con esmaltes sintéticos. “el engobe aparece en la familia Vargas cuando tengo la
oportunidad de introducirme en el mundo de lo precolombino y empiezo a rescatar los colores naturales del barro”, expresa Cecilia. Los esmaltes en base de
aceite y óleo fueron la plataforma de la decoración de Aurita”.
Cecilia habla de su madre como un ser humano increíble; alguien de mucha espiritualidad, poseedora de una profunda convicción cuando de atender retos se trataba.
“A mi hermano mayor ella quiso hacerle un lindo pesebre italiano que había en
la iglesia de Garzón, y como no pudo conseguir las imágenes, decidió empezar a
hacerlas en arcilla y lo logró, expresa Cecilia con gran encanto y cálido asombro.
34
Gerardo Aldana Garcia
Las navidades en la casa del matrimonio Vargas Muñoz siempre transcurrían en
torno al pesebre, la nochebuena, la comida y a Doña Aura. “Por que todo lo que
hacía mi mamá, lo hacía con amor”.
Era Doña Aura una mujer con un alma no solo de artesana sino también de
poeta; de hecho, Cecilia valora entrañablemente tener en su haber familiar una
colección de 500 coplas compuestas por su madre y con gran alegría, recuerda
una copla que le hizo su progenitora, quien al considerar la rutina de viajes de
Cecilia, le compuso:
“Cecilia amanece aquí y anochece en New York
para ella lo mismo es ir a Suiza que a Garzón
y este año volará para terminar la gira
a México donde tiene grandes ojos que la miran.”
En otro momento de su cotidianidad familiar, Doña Aura le compuso:
Cecilia le tiene al barro
un amor un poco loco
hoy el frente de su casa
lo decoró a lo barroco.
En verdad que Cecilia goza, e incluso llora recordando las experiencias vividas
junto a su madre, quien no solo fue una de las mas destacadas artesanas del Huila, sino el referente de dedicación y esmero para su familia y las generaciones
de ceramistas de la época. Por ello, es justo y necesario incluir con generosidad
narrativa las vivencias de estas dos grandes mujeres huilenses.
Doña Aurita era de gran sentido del humor; escribía pequeñas obras de teatro
para cada nieto o persona que conocía según su personalidad. “Existe un video
que se llama “Un día en la vida de….”, en donde salía mi mamá con nietos muy
pequeños; ella era un ser humano solidario y respetuoso del otro”, dice Cecilia.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Fue doña Aura ante todo, una mujer valerosa, decidida y con gran espiritu altruista; le temía a la indiferencia sobre todo la que afectaba negativamente a su
gente, a su comarca. Siempre hizo de su vida pública una lección de ética, de
moral, de justicia, de respeto por el otro y del sentido de la dignidad humana
“Recuerdo mucho un articulo que escribió Germán Castro Caicedo, quien fue
uno de los personajes que mas la conoció por que estuvo con ella, titulado Pesebre de Barro”.
“Mamá nos decía que en la vida uno tenía que preservar todo nuestro entorno
material e inmaterial, que la vida es la sumatoria de muchas cosas por que todos
los seres aportan algo”. La lección de mayor significado que dejó Doña Aura
para sus hijos, se refirió a los valores; mientras que en el oficio, Cecilia considera
como la mayor herencia el que le hubiese enseñado cómo se elaboran los muñecos de barro. “Por que eso es lo que queda; cada uno es hijo del tiempo”, dice la
Maestra Vargas Muñoz.
Una de las personas que pudo compartir con Doña Aurita fue la artista plástica
Nubia Stella Monje. Recuerda la sensibilidad que tenía la ceramista por el arte
y su agradable conversación: “Tener la visita de Aurita en la galería de Pitalito
era un verdadero placer; hablaba sobre su sentir frente a las obras que miraba y
tenía la capacidad de comunicar a sus semejantes cierto grado de tranquilidad y
ternura”, Dice Nubia con gran admiración por su ilustre paisana.
Doña Aura siempre tuvo una manera filosófica de ver la vida y hacer de esta un
continuo ejemplo para una sociedad carente de solidaridad y además reprimida.
Este matiz de su vida se constituyó en un estímulo que movía a quienes circundaban su alrededor. Dice Cecilia que su madre fue un ejemplo único en el mundo en
donde su ser materno influyó con tanta intensidad sobre los 10 hijos, pese a haberse
casado a la temprana edad de los 14 años, con una persona de 36, “desde entonces
mi madre empezó a llevar la vida de una manera tan digna y tan respetuosa”.
La observación fue la mayor fuente de inspiración y motivación de Aurita, para
concebir los productos que elaboraba. Sobre el particular manifiesta Cecilia:
36
Gerardo Aldana Garcia
“Ella siempre repetía lo de Albert Einstein, que había que leer lo que no estaba
escrito en los libros. La lectura de las cosas sinceras de la vida diaria que no estaban en una filosofía; el respeto y el amor por las personas que la rodeaban. Por
ejemplo, para elaborar el primer pesebre navideño de la familia, ella empezó a
hacer las imágenes y luego miraba a la señora que lavaba la ropa a la orilla de la
quebrada y ella la hacía en arcilla, como un reconocimiento a esa labor tan anónima; mi madre exaltaba las personas de la cocina, le encantaba cocinar, incluso
su obra, la del afiche de gastronomía, sobre la cual no le dieron créditos, fue un
homenaje a las mujeres de la cocina.
Ella valoraba la gente que hacía las cosas y las hacía bien. Se enamoraba de las
ollas de barro, de los utensilios. Me decía: mire mijita, todo lo que uno le proporciona a sus hijos; mientras aplaudía la labor de una señora que ella conoció
en San Agustín, quien le hacia la ruana y el sombrero a su marido y la ropa de
sus hijos; tejía las cobijas, elaboraba utensilios para la cocina a base de totumos
y calabazos, todo lo transformaba; y decía mi madre que eso era una lección de
vida increíble, y que cuando se juntaba la pobreza espiritual con la material era
cuando llegaba la miseria”.
Doña Aura pensaba que cuando se reunían los problemas graves era justo cuando
la persona debía convertirse en redentora de si misma y de esta manera se podía
salir adelante. Ella veía los valores de la gente y decía que no se debía juzgar a
un ser humano sin conocerlo profundamente, que se debía estar seguro de lo que
se hacía y no juzgar a priori. Cecilia se atreve a jurar que no hubo un ser humano
que hablara mal de su mamá.
Aurita sabía ir sin afán por la vida, pero eso si, con deseos de superación, corrigiendo sus errores a partir de los cuales podía crecer. Ella tomaba algo de todos,
no obstante, tenía su propia manera de pensar y la defendió, no se dejaba influenciar. Tenía un gran amor por el campo, por la gente y procuraba reafirmar diariamente lo que pensaba. Experimentaba un significativo aprecio por la literatura y
la poesía; de hecho era una asidua lectora. Solía recordar con mucha gratitud al
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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poeta repentista Régulo Suárez quien en cierta oportunidad compuso para ella
una copla, al tiempo que le regalaba una muñeca de trapo.
En sus últimos 30 años de vida tuvo un notable reconocimiento por su trabajo,
registrado ampliamente por la prensa regional y nacional. Pero su mayor exaltación ocurrió en 1969 cuando ganó un Concurso Nacional de Muñecas convocado por Artesanías de Colombia. Se trataba de un producto que debía ser símbolo
de Colombia dentro y fuera de este. Ella compitió ante 480 participantes. Aurita
hizo una muñequita sencilla llamada La Orquidera, ofreciendo orquídeas, incluso albergando la Triana, que es originaria de las orillas del río Suaza, con
una cesta, con cara amable, mostraba una mujer morena de cabello lacio y ojos
negros. “ Creo que en el Huila y tampoco en Colombia se ha podido asimilar las
posibilidades de desarrollo y de preservación de la identidad cultural regional,
derivados de esa importante creación de mi mamá; La Orquidera fue y puede
ser incluso hoy, un símbolo de identidad nacional para bien de los colombianos.
Ojalá y este ícono pudiera tener una escultura en algún lugar del Huila”, expresa
su hijo Alfredo, siempre con el entusiasmo de un buscador de nuevas explicaciones para la vida y el mundo.
Junto a la distinción de que fue objeto Doña Aura, vino para el Municipio de Pitalito un hecho de suma importancia cual fue la posibilidad de tener en su perímetro
urbano, un centro artesanal: “ La verdad es que a mi mamá le dieron junto con el
diploma del premio, una medalla de oro y un estímulo económico; pero lo que mas
alegría generó en ella y en el propios Pitalito, fue que con lugar al otorgamiento
del premio, Artesanías de Colombia entonces agregada al Ministerio de Desarrollo
Económico, determinó construir un Centro Artesanal en el lugar desde donde era
oriunda la ganadora. Fue así como se gestó la oportunidad de tener un Centro para
concentrar la dinámica productiva de la artesanía en Pitalito y el sur huilense. Luego
vinieron las intervenciones lógicas de los políticos y los gobiernos local y seccional
para que los funcionarios hiciesen lo que correspondía para materializar la obra.
Doña Aura logró generar en sus hijos la sensibilidad por el arte y la artesanía, y
lo hacía a través de su ejemplo, esmerándose por conquistar los mejores niveles
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Gerardo Aldana Garcia
de calidad en sus creaciones, afianzándose ante todo, en el sentido humanístico
del hombre que interactúa con sus semejantes y con la naturaleza.
Además de Cecilia y Pablo, otros hijos de doña Aura heredaron los oficios de la
arcilla. Miguel Angel pinta y moldea arcilla. Esperanza quien vive en Caracas,
es ceramista y vive de este oficio. Ella se ha dedicado a estudiar la vida de Simón
Bolívar y hace su réplica con el caballo y su Manuelita. Edith estudio teatro; fue
una de las fundadoras del La Candelaria en Bogotá y hace muñecas en arcilla
muy teatrales, por que ella diseñaba vestuario en el Teatro y sus muñecas se
remiten mucho al tema del arte escénico. Mery mantiene constante la línea de
Doña Aura, muy costumbrista. Alfredo estudió cerámica en Italia, pero es escultor. Martha es traductora vive en Suiza, tiene gran sentido de la estética y posee
una notable habilidad para pintar y esmaltar vajillas en arcilla.
A esta colosal maestra artesana la llevó a la muerte un problema de pulmones por
la manipulación de estos materiales. Al respecto de la idea que tenía doña Aura
sobre Dios, expresa Cecilia: “Mamá nos hizo a Dios de barro”. El esposo de Aurita, murió en Pitalito a los 90 años de edad, quedando viuda a los 73 años.
Doña Aura era muy aferrada a la vida y le hubiese gustado vivir muchos años
más. A pesar de todos los esfuerzos que se hicieron para convencerla, ella no
quiso hacerse una operación de pulmón, dado que le tenía mucho miedo al quirófano, de hecho nunca fue operada de nada. Finalmente nuestra ilustre artesana
y apreciable dama huilense, fue doblegada por el asma. Fue una enorme pérdida
para su familia y para el Departamento.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Rubiela Cortes
La alfarera de La Vega de Oriente
R
ubiela nació en el Municipio de Campoalegre el 17 de Diciembre de 1950 y
murió el 27 de Marzo de 2006 en la Vereda La Vega de Oriente de la misma
localidad. Era hija de Carlota Cortes y fue casada con Luis Alberto Maldonado
de cuya relación tuvo Cinco hijos; Cuatro mujeres a saber: Patricia, Aracelly,
Yeimi y Herlnadi; y un varón llamado Luis Alberto. Alcanzó a conocer un total
de 8 nietos.
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Gerardo Aldana Garcia
Rubiela fue sin duda, una de las mejores alfareras que ha concebido el Huila.
Poseedora de una técnica de reconocida tradición, se dedicó por más de 40 años
a trabajar “el Rollo”, habilidad en la cual se le atribuyeron innegables méritos
para hacer levantadas de arcilla que terminaban en toda clase de tinajas, materas
y tiestos de gran volumen.
El oficio fue heredado de su madre. Rubiela se caracterizó por ser una persona
muy sociable a quien le gustaba la compañía de sus vecinas, del diálogo con
sus hijos y su marido. En la comunidad de La Vega de Oriente en Campoalegre,
donde vivió toda su existencia, era admirada por todos, dado su grado de respeto
para con lo demás.
Los pasatiempos de esta valiosa mujer se ceñían a su charla con las colegas alfareras del lugar y sus salidas los domingos al Centro de Campoalegre a hacer el
mercado semanal. “Aquí la recordamos por su calidad humana, era muy cariñosa. Acostumbraba llamar a los demás como hijo o hija”, dice Rosalía Castañeda,
Presidenta de la Junta de Acción Comunal del lugar.
Rubiela quien en vida tuvo como su mejor amiga y pariente a la también alfarera Alba Luz Santana, aportó al oficio de la alfarería la cultura de mantener la
calidad en los trabajos terminados. Así mismo, su espíritu de servicio la llevó
a enseñarles el oficio a muchas otras personas, incluso a jóvenes con lo que la
tradición alfarera se preserva de generación en generación. “Mi mamá siempre
se veía contenta, así tuviese problemas ella solía reír y eso le daba a uno mucho
ánimo”, expresa su hija Herlandi quien a la vez confiesa que desafortunadamente ninguno de los miembros de su familia lograron desarrollar la habilidad para
hacer la grandes tinajas y materas que hacía RUbiela: “La verdad es que ella era
muy buena haciendo esa clase de productos; nosotros solo sabemos hacer los
tiestos y algunas vasijas de forma mas plana”.
Sobre las razones de la temprana muerte de esta mujer quien a principios del año
2006 tenía una vitalidad y energía admirables, dice la propia Doña Rosalía: “Ella
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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era muy buena trabajando ollas, tinajas, tiestos o lo que le mandarán a hacer; sin
embargo, pudo haberla influido el estrés en el trabajo, no por el trabajo en si mismo sino por su premura de vender productos para atender algunos compromisos
económicos en los que se vio comprometida inesperadamente”.
Sus vecinos recuerdan cómo los sábados muy temprano de la mañana, se veía a
Rubiela dirigirse a su mina de arcilla con la consigna de extraer ese barro precioso, dúctil y plástico que fue el instrumento del cual se suplió por décadas enteras
para sostener a su familia. “ Su esposo siempre le ayudaba a machucar el barro
y a pulir las piezas; hoy él se mantiene en un particular silencio como de gran
dolor, pues su mujer era el eje fundamental en el hogar.”, dice Rosalía.
Rubiela muere de un infarto cardiaco a los 55 en el año 2005. Siempre se le
conoció como una devota del catolicismo y su ritual funeral se cumplió en la
Iglesia de La Vega de Oriente, en cuyo cementerio local, fueron sepultados sus
restos.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Gonzalo Ayerbe Ortega
Un hombre con perspectiva para el desarrollo
empresarial de la madera
C
olombia es un país en el que las culturas de los diferentes pueblos se mezclan gracias al espíritu viajero y explorador de sus gentes. Es así como el
municipio de Pitalito ha sido y sigue siendo escenario en el cual expresiones
culturales de diversas regiones convergen para enraizar su vida en el fresco Valle
de Laboyos.
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Gerardo Aldana Garcia
Don Gonzalo Ayerbe Ortega, nacido en Pasto el 28 de mayo de 1896, se hizo
hijo del Huila, en buena hora, para desarrollarse como un meritorio artesano y
convertirse en el hábitat humano en el cual germinó con gran vigor su prole que
por generaciones ha encarnado la viva expresión del arte y la artesanía, con especial destacamento en los trabajos de pintura y madera. Nuestro artesano murió
en Pitalito en el año de 1992. Fue casado con la señora Agustina Molina, en su
primer matrimonio y de dicha relación nacieron 5 hijos a saber: Álvaro, Eliécer,
Gustavo, Aura y Agustín. Luego, a la muerte de su último hijo Agustín, se casó
Helena Orozco. A continuación se puede apreciar una significativa sinopsis de
cómo nació y evolucionó la vida de este digno representante del arte popular.
Siendo un niño de 8 años, Julio Ayerbe su padre, lo trajo desde Pasto, por la única vía que existía en aquel tiempo atravesando el páramo, para radicarse en Pitalito, lugar que consideraban promisorio, de clima agradable y gentes amables.
Por la vocación de artesano de su padre, fue imbuido por ese espíritu ebanista a
edad muy temprana.
A principios del siglo XX, en Pitalito existía la necesidad del funcionamiento
de un taller de ebanistería en donde se produjeran muebles y accesorios para
los diferentes ambientes de la casa de habitación. Al decir de su nieto Javier, el
Pitalito de la época tenía una economía que giraba alrededor de la agricultura
y el comercio de vacunos y porcinos; sin embargo, esta atractiva dinámica del
sector agropecuario, no logró seducir al joven Gonzalo, quien atendiendo el influjo connatural de talladores en Nariño, decidió acatar su llamado interior de
convertirse en un artesano, quien para su dicha, contaba con el maestro en casa,
su padre. Los reportes de varios descendientes de Don Gonzalo dan cuenta de un
hombre con un profundo amor por el trabajo de la ebanistería, de hecho, este era
su mayor motivación y satisfacción.
Como en todas las épocas, nuestro artesano también enfrentó dificultades para
poder desarrollar su oficio. La falta de energía eléctrica, de recursos económicos y técnicos fueron inicialmente sus mayores limitaciones. “Las herramientas
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eran totalmente elementales porque todo se hacía con implementos rudimentarios como el serrucho, formones, el garlopín, la “sierra de San José”, las lijas de
vidrio molido, la garlopa y el berbiquí (taladro de mano). Esta era toda la gama
de herramientas con que se contaba en aquel tiempo”, expresa su nieto Javier
Ayerbe González, uno de los mas importantes maestros de la madera en la actualidad.
Las ferias han existido desde tiempos remotos, cada una al modo del contexto
de la época. El Maestro Ayerbe Ortega solía acudir a esta clase de eventos y
sobre el particular, sus nietos recuerdan con mucha alegría la anécdota sobre
lo que le pasó en Garzón – Huila, en donde luego de participar en una feria de
exposición con un hermoso juego de comedor, fue merecedor del primer puesto.
Pero el juego de comedor no fue vendido sino que lo cambió por un automóvil
marca FORD modelo T, el cual fue llevado a Pitalito transportado con la ayuda
de bestias mulares a través de las trochas. Por supuesto que la llegada de este
vehículo fue la gran sensación en aquel entonces, porque era el primero en llegar
a la localidad. La gran atracción de los paisanos, era darle la vuelta al parque en
el vehículo, por la que se pagaba algunos centavos.
Pero las necesidades eran otras y en especial las concernientes a la producción
del taller de ebanistería y fue así como de este carro dependieron los primeros
albores de un ideal de tecnificación, sacando fuerza motriz de sus llantas, con
ayuda de poleas. “Se utilizaron también las bielas (parte complementaria de los
pistones del motor) para hacer sierras de vaivén o caladoras. De acuerdo con
la necesidad de superar la carencia de herramientas, primó la utilización de las
partes de este vehículo que de existir aún hoy, sería una valiosa pieza de colección como fuera el primer auto que se produjo en serie en el mundo”, expresa
vivamente su nieto Javier.
De la profesión de ebanista Don Gonzalo conquistó sus mayores satisfacciones;
con este arte popular trabajado con una entrega admirable, consiguió todo lo que
necesitó tener. Siempre se sintió muy digno de su trabajo tanto por la calidad
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Gerardo Aldana Garcia
que alcanzó, como por la generosidad al impartir sus conocimientos de forma
absolutamente gratuita a sus discípulos. También constituyó una de sus grandes
satisfacciones haber elaborado complicados altares para algunos templos como
la capilla de La Balvanera en Pitalito que aún se conserva, y el templo de San
Antonio de Pitalito donde sólo existe parte del cielo raso; correspondiendo además a su ardorosa fe católica a la que nunca le faltaba un día del rosario, ni un
domingo a la misa.
El mérito artesanal de don Gonzalo se vio reflejado y aún en nuestros tiempos se
siente, en los tantos huilenses que fueron sus alumnos, entre ellos se pueden citar
a familias como las de Luis Toledo, los Célis, Gabriel Mota, Evaristo Quinayás,
Luis Peña, Joselito Ortiz, Gustavo Zamora, Antonio Ayerbe y los Díaz, entre
otros y se puede decir que desde este referente histórico de la enseñanza en el
ámbito de la madera, siguieron fluyendo la generaciones posteriores de ebanistas
en el sur del Huila; vale decir, muchos de ellos ya fallecidos y otros radicados
fuera del país.
Respecto de los miedos o aprensiones que pudieran asistirle al destacado ebanista, los relatos de su nieta Patricia Ayerbe González, expresan que casi nunca
se le escuchó comentar sus temores, pero en algunas oportunidades manifestaba
temer por las dificultades que afrontarían las nuevas generaciones: las amenazas
que se cernían sobre la juventud, de tipo moral más que todo. “Nunca le tuvo
miedo a la muerte, siempre reservó su propio ataúd hecho por él; incluso, en contadas ocasiones las especiales cajas fúnebres para él destinadas, fueron donadas
para el entierro inesperado de cercanos amigos o ilustres personas del municipio
como los doctores Ángel María Molina Vega y Jesús Muñoz, entre otros” cuenta
su descendiente Javier.
En los tópicos atinentes a aplicar consejos o recomendaciones para conservar su
propio cuerpo y el espíritu, el Maestro Ayerbe mantenía la disciplina como constante hábito; tenía horarios establecidos para su trabajo, pero siempre disfrutó de
las siestas, comía de todo con agrado, aunque en su dieta se le veía comer con
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frecuencia la arracacha, los ullucos y el tradicional sancocho. Le atribuyó especiales cualidades medicinales a la linaza. En varias ocasiones utilizó remedios
naturales para sanar dolencias y enfermedades de su familia o de amigos. Aplicó
la medicina natural con mucho acierto. Esta afición fue enseñada también por su
padre Julio Ayerbe, quien dedicó su vida a sanar enfermos con medicina natural.
Su libro de cabecera en asuntos medicinales fue el libro titulado El Charnoviz de
donde extrajo varios de sus conocimientos. Algún día él mismo padeció de una
extraña enfermedad que le causó la caída de los párpados y que para poder ver y
trabajar se los tenía que sostener con cinta pegante. Pues ante esto, insistió en un
tratamiento que se aplicó, curándose bajo el asombro de muchos.
El aspecto de su profesión que constituía la principal fortaleza de Don Gonzalo,
fue el dominio con plena maestría del oficio. Practicaba con admirable destreza
el torno, la talla y las incrustaciones (también llamada taracea), técnicas que pudo
perfeccionar mediante cursos en las ciudades de Bogotá y Cali. Definitivamente
uno de sus trabajos especiales era la elaboración de altares para las iglesias.
Está bien considerar y afirmar que este ebanista le aportó mucho al desarrollo
artesanal del Huila. Podríamos sintetizar su contribución al establecer que él
fue el pionero en el oficio de la ebanistería en el sur del departamento; muchas
personas y familias se capacitaron y trabajaron bajo su dirección y auspicio del
conocimiento. Forjó una gran industria de la madera y desde la década de los 50
mantuvo producción constante de donde se proveían los municipios del sur.
Desee conocer cuales habrían sido las frustraciones mas sensibles por las que
pasó en vida Don Gonzalo; al respecto, el consenso de varios de sus nietos Ayerbe González coincidió en que desde el punto de vista laboral no se le escuchó
inconformismos que lo deprimieran, pero sí tuvo dos grandes penas a nivel familiar; una de ellas, la muerte de su esposa Agustina Molina Rojas, hecho ocurrido justo en su último parto, dejando 5 hijos menores de edad, a saber: Eliécer,
Álvaro, Aura, Gustavo y Agustín. Y la otra, la separación de su segunda esposa
con quien tuvo una hija: Teresa. Su virtud no era solo la de ser buen artesano,
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Gerardo Aldana Garcia
también fue excelente padre; a todos sus hijos los crió en su casa, incluyendo a
Teresita, la menor. Sobre el concepto que tenía Don Gonzalo acerca de Dios, se
sabe que su vida siempre giró alrededor de una firme convicción de la existencia de un ser supremo. Todo se lo encomendaba a Dios. La fe en el creador fue
su alegría de vivir y siempre tuvo actitudes de agradecimiento por lo recibido.
“lo podemos recordar leyendo largos ratos una Biblia de gran tamaño sobre un
atril hecho por él. Otras de sus grandes devociones fueron La Virgen María y el
Sagrado Corazón de Jesús. Siempre que nacía un nuevo miembro en la familia
lo recibía con una gran sonrisa y decía: “Lo más importante es que Dios le dé
sabiduría”, Cuenta su nieto, el pintor Mario Ayerbe.
De los descendientes de Don Gonzalo, que se sabe siguieron trabajando la madera, figuran sus hijos Eliécer y Álvaro, éste último radicado en Venezuela; ellos
heredaron el oficio de la ebanistería. Y sus nietos Iván y Javier hijos de Eliécer, como también Alvarito, Venezolano de nacimiento, hijo de Álvaro. Su hijo
Gustavo heredó la habilidad del dibujo. Dominaba el dibujo al carboncillo con
impresionante perfeccionismo, también fue fotógrafo.
Los productos que normalmente elaboraba el Maestro Ayerbe se podían encontrar en su taller en donde siempre hubo producción constante de juegos de alcoba, comedores, cómodas o chifonier, mesitas decorativas, bifés y asientos para
niños. También cajas mortuorias exhibidas en un salón de exposición permanente con vista a la calle y aledaño al taller. “Decía que cuando estaba haciendo una
obra, siempre pensaba en hacer un trabajo que fuera de calidad, que le gustara
a él y al cliente”, comparte Javier sin dejar a un lado su característico entusiasmo.
El se preocupó por perfeccionar más el oficio, haciendo cursos en Bogotá y Cali.
Tampoco se le conoció que hubiese hecho créditos bancarios. Por mucho tiempo
en Pitalito sólo existía la Caja Agraria; los Bancos fueron llegando mucho después, cuando él ya estaba económicamente afianzado, sin mucha riqueza pero
con comodidades relativas a la época: A parte de su taller, tenía 3 fincas en las
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veredas Solarte y El Macal, un almacén de miscelánea en pleno centro y después
un granero. Una casa grande de donde salieron finalmente 5 casas y locales comerciales. Bien puede decirse que las personas que más lo beneficiaron fueron
sus mismos clientes y el prestigio que ya había construido.
El concepto de la tecnología aplicada al oficio fue siempre un asunto de gran
interés para nuestro ebanista. Fue un partidario de la nueva tecnología. El taller
de don Gonzalo fue un plantel de tradición familiar: allí trabajaron hijos, nietos
y hasta su yerno José Emiliano Hernández (Español de las Islas Canarias) Maestro en Bellas Artes de la Escuela de San Fernando, quien por cerca de 20 años
se radicó en Pitalito; esta dinámica hacía que permanentemente se dispusiera de
maquinaria importante aportada por los que participaban en el taller. Se puede
mencionar dentro de la herramienta de su taller, la siguiente: tres sierras sinfines
grande, mediana y pequeña; una planeadora, un cepillo, sierra circular, trompo,
afiladora de sierras, barrenos, sierra radial, copiadora, rutiadora, combinada y taladros, entre otra. Los productos generados por el Maestro Ayerbe generalmente
se comercializaban en su sala de exhibición y por encargos en venta directa en
el taller,
Respecto a las instituciones que pudieron haber colaborado o apoyado a Don
Gonzalo en su actividad artesanal, han expresado sus nietos que nunca se le
conoció persona o institución alguna de la cual haya dependido de una forma
definitiva. Tampoco había instituciones gubernamentales que reconocieran el
mérito de desempeñarse como artesano, ellos eran observados como profesional
corriente.
¿Y cuántos años le hubiese gustado vivir a Don Gonzalo?. “Probablemente su
respuesta habría sido “ los que Dios permita, pero eso sí con salud para seguir
siendo útil”. No supimos en realidad si no le gustaba decir la edad, o sencillamente había perdido la cuenta. Siempre que se le preguntaba el día del cumpleaños ¿cuántos cumple? Él respondía: “uno más”, relata Javier, siempre con el
marcado entusiasmo que le genera recordar a su abuelo.
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Gerardo Aldana Garcia
Se cree que si a Don Gonzalo se le hubiese presentado un hada madrina para
concederle dos deseos, tal vez sus peticiones hubiesen sido: disfrutar muchos
años al lado de su madre a quien dejó de ver cuando tan sólo era un niño. Infortunadamente ella murió al poco tiempo de que él llegara al Huila. Y la otra, que
Agustinita (como nombraba a su primera esposa) viviera a su lado.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Rodolfo Betancourth Chaux
Entre la risa y el rigor, formando hijos artesanos
N
ació en Neiva el 11 de Febrero de 1931. Hijo de Brígida Chaux y Dionisio Betancourt. Casado con Diela María Hoyos Córdoba, relación marital
de la cual nacieron los hijos Rebeca, Dionisio, Guillermo, Wllivert y Diela. El
maestro Rodolfo llegó a crear y desarrollar una bella familia con grandes habilidades para la artesanía, especialmente para los trabajos en madera.
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Gerardo Aldana Garcia
Rodolfo era un hombre siempre jovial; una sonrisa estaba lista para darla a su
interlocutor. De estatura promedia de 1,58 metros y cuerpo obeso, solía caminar
a paso rápido. Era común verle en las ferias regionales exponiendo sus productos
tallados en madera, entre los que sobresalían trapiches, licoreras, trompos, cocas
y hasta corbatas. En su homenaje el Departamento ofreció el Encuentro Departamental de Maestros Artesanos del año de 1995 y en el año de 1996 la Fundación
Tierra de Promisión le concede la medalla José Eustasio Rivera en la categoría
de Plata, por su proactiva vinculación al desarrollo artesanal de la región.
Tal vez el mayor aporte del maestro Rodolfo al desarrollo artesanal del Huila fue
el haber transmitido a sus hijos la vocación por el oficio de la madera, un hecho
que hoy se ve multiplicado en beneficios para muchas personas que han recibido
capacitaciones de sus descendientes como Wllivert, Dionisio y Guillermo, quienes viven ciento por ciento dedicados a la práctica artesanal.
Rodolfo fue el prototipo del microempresario de la artesanía, dedicado con entusiasmo, fe, limitaciones y sobre todo, persistencia, a un oficio del que vivió y
en torno del cual edificó la familia junto a su esposa Diela. Y si en la calle se le
veía siempre ameno y charlador, en el taller y en el hogar era un hombre adusto
y de régimen riguroso a la hora de enseñar el oficio a sus hijos. De él recuerda
la mayor de sus hijas Rebeca, cómo impartía el orden, los valores morales y el
respeto entre los miembros de su familia. “En cierta oportunidad, ya siendo yo
una mujer de unos 20 años de edad, le levanté un poco la voz a mi mamá y por
poco mi padre me enciende a juete; me dijo: no sea grosera, respete a su mamá.
El era de un temperamento muy serio”.
Dionisio, el mayor de los hijos varones, reconoce igualmente la severidad que
tenía su padre y la interpreta como uno de los elementos que mas influyó en
la conformación de la identidad de los descendientes de Don Rodolfo, quienes
están persuadidos de auténticos valores de respeto, laboriosidad y voluntad para
sacar avante sus proyectos. Sin embargo, el Maestro Bentancourth también tenía
expresiones de ternura con sus hijos y de vez en cuando sorprendía a uno u otro
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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de ellos con un beso o un abrazo, como le sucedió a su hijo Dionisio. “Recuerdo que en cierta oportunidad mientras esperábamos un carro frente a la Hostería Matamundo de Neiva, que nos llevará a Pitalito con toda la mercancía para
exponer en la feria artesanal de Noviembre, nos dieron las 2:00 P.M. sin poder
abordar un vehículo, y eso que estábamos desde las 9:00 A.M., pero es que a mi
papá le gustaba esperar ese carro que lo llevara por el menor precio; y de repente,
tal vez por mi compañía durante toda la mañana, y seguro por mi paciencia, el
viejo abrió sus brazos, me dio un rápido abrazo y un beso en la mejilla; es de las
cosas que me han quedado muy grabadas en la mente y que no olvidaré jamás.
Bien podría decir que gestos como esos eran los que hacían que el rigor de mi
padre se volviera llevadero para nosotros y no nos generara traumas; por el contrario, resultaban ser alimentos muy positivos para atender sus observaciones
sobre como hacer las cosas bien”.
Rodolfo vivió múltiples limitaciones en su proceso de producción, básicamente
referidas a la carencia de herramientas y equipos que facilitaran el logro de mayores niveles de eficiencia. Sin embargo, eran su ingenio y habilidad natos, los
que le permitían sortear las dificultades para integrarse con cada trozo de madera
y transformarlo en los bellos y útiles objetos que generó para el gusto y bienestar
de centenares de clientes. Fueron sus principales herramientas las gubias, formones, martillos, caladora, serrucho y garlopa. El torno apareció prácticamente en
sus últimos 15 años de vida.. “Con las herramientas que mi papá tenía a la mano,
buscaba siempre hacer los trabajos bien, no gustaba de las cosas chambonas”,
dice su hijo Wllibert.
Su familia coincide en que el mayor deseo del maestro Rodolfo fue el tener un
punto de venta para sus productos, un lugar en el cual de manera fija lo pudiesen
ubicar sus clientes. De hecho, el no haber materializado este anhelo, se convirtió
en la mayor frustración que experimentó durante su vida productiva de artesano.
“ Muchas veces le insistió a la administración municipal de Neiva que le ayudara con un local, pero eso nunca resultó”, Explica Rebeca con cierta nostalgia,
aun que sin el menor asomo de rencor. Pero este artesano tenía sus formas de
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Gerardo Aldana Garcia
disfrutar la vida y una de ellas era celebrar cuando sus ventas habían sido buenas
en algún certamen ferial: “ Si las ventas eran buenas, mi papá llegaba a casa con
tremenda gallina de campo y entonces mi mamá preparaba para todos, un buen
sancocho; eso si, no se lo comía sin antes él mismo picarle cebolla cabezona”,
cuenta Rebeca desplegando gran alegría por la remembranza de su padre.
Era Rodolfo un católico creyente y acudía con relativa frecuencia a la misa los
domingos. En Semana Santa cumplía junto a su familia, ciertas disposiciones
tradicionales de guardar fechas santas: “El día viernes santo nadie podía hacer
ruido en casa, tampoco barrer y de ninguna manera podíamos bañarnos. Así
mismo, debíamos hablar en voz baja. Mi padre era muy devoto de la Virgen del
Carmen”, manifiesta su hijo Guillermo, también heredero del talento artesanal
de su padre.
Como la mayoría de los artesanos en el mundo, se llenaba de alegría cuando
sentía que su obra era apreciada por las personas o compradores. Su principal
satisfacción como artesano y como persona, radicaba fundamentalmente en este
tipo de reconocimientos. Según su hijo Dionisio, el maestro Rodolfo guardó
en vida gran aprecio y admiración por las personas de Enrique Díaz Escandón
y Gerardo Aldana García, en quienes encontró a funcionarios y amigos que lo
escuchaban y lo apoyaban. Su mejor amigo fue Gilberto Peña, quien le proveía
la madera que necesitaba su taller.
El taller de Rodolfo estuvo ubicado en el barrio San Martín en la ciudad de
Neiva. Aún hoy, sus descendientes conservan este espacio en el cual crecieron
y aprendieron el sano arte de transformar la madera. A Don Rodolfo le causa
la muerte un paro cardiaco que de manera fulminante se lo llevó para siempre,
aun que no así, el recuerdo de un hombre que edificó valores perpetuados en su
descendencia y coadyuvó a fortalecer las raíces de identidad cultural del pueblo
del Huila, materializadas en las creaciones sobre la madera. Murió en Neiva el
31 de Julio de 1998.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Jose Antonio Suarez Quintero
Incansable y soñador; simbolo de amabilidad
y emprendimiento
E
scribir sobre el Maestro José Antonio es para mí un acto de especial significado. Tuve la oportunidad de conocerle en el año de 1993, justo mientras
esperamos la salida del taxi que nos llevaría desde la ciudad de Neiva al municipio de Rivera. Para entonces él podía contar con unos 73 años de edad.
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Gerardo Aldana Garcia
Lucía un tanto encorvado pero era a la vez poseedor de un atractivo y simpático
estilo señorial. Llevaba puesto un sombrero color negro y se apoyaba elegantemente sobre un bastón de madera, muy al estilo bogotano. Trabamos una amena
charla en el interior del vehículo, recuerdo que nuestro acercamiento llegó por el
lado del tema de las esencias sacadas de flores para ser vendidas como perfumes;
esta era una de las tantas habilidades y conocimientos artesanales que tenía Don
José Antonio. Me dijo que andaba buscando casa para tomar en arriendo y traerse su familia desde Fusagasuga a Rivera, una tierra en la cual ya había vivido
años atrás, y que en una nueva oportunidad le ofrecía posibilidades de trabajo y
de manera especial, un clima fresco que lo atraía.
Nuestra amistad se gestó y creció rápidamente con mutuo aprecio, lo que me
permitió aproximarme al pasado de este hombre cuyas ejecutorias públicas realmente le daban mérito para ser apreciado por quienes le conocían. La descripción de la vida de Don José Antonio, ligada al mundo educativo, empresarial y
artesanal del Huila, puede arrojar datos que la propia historia no ha contado y
que por virtud de los medios de prueba consultados en diversas fuentes, especialmente periodísticas y de documentos oficiales, permiten que quien esto escribe,
cuente a los lectores que este hombre que vivió por décadas interrumpidas en el
Huila, sembró las bases organizacionales de lo que en la década de los 60s se
conoció como Artesanías del Huila.
En el año de 1953 por designación del entonces Presidente de la República el
General Gustavo Rojas Pinilla, fue encargado de venir al Departamento del Huila a adelantar una intensa jornada de socialización del tema cultural. A su arribo, siendo Gobernador el Dr. Gustavo Salazar Tapiero, fue recibido con gran
beneplácito por el mandatario seccional quien le propuso que iniciase su trabajo
del norte hacia el sur, empezando justamente por la capital, Neiva. El Sr. Suárez
Quintero optó por empezar su tarea desde Pitalito hacia el norte.
Según el propio maestro Suárez Quintero, su llegada al Valle de Laboyos fue
muy discreta. Allí estableció contacto con algunos líderes de la localidad entre
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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los que figuraba el médico Rafael Pino. Esgrimiendo solo su interés por desarrollar la cultura hecha pintura y artesanía, no logró generar mayor impacto y
convencimiento en la clase dirigente local. Fue entonces cuando se dio a la obra
de integrar un grupo de niños y jóvenes con quienes empezó a trabajar las primeras lecciones teórico prácticas de artes visuales. Cuándo tuvo un conjunto de
trabajos terminados, invitó a la dirigencia laboyana a que vieran los resultados
de su corta permanencia en el municipio.
Al decir de Don José Antonio, hubo escepticismo en los concurrentes de tanto
linaje, es más, decía que el propio médico Pino se paró en la puerta del recinto
del Consejo Municipal, lugar de la exposición y fue preciso que el anfitrión le
recordara que éste último tenía la certeza de encontrarse frente a un caballero
de gran educación y que en consecuencia no estaba bien que presenciase tan
digno acto, solamente parado en la entrada del lugar. De acuerdo con el relato
de nuestro artesano, el galeno accedió un tanto reticente a la petición formulada.
Una vez hecha la exposición formal de los trabajos, de contar lo bueno que era
desarrollar la expresión artística en Pitalito, el señor Suárez pidió al Secretario
del Consejo que leyera la misiva que él portaba, suscrita por el propio Presidente
de la República. Ante tal hecho, hubo una respuesta inmediata de desconcierto y
relativa indignación en los concurrentes, quienes expresaron que eso era quizás
una burla para ellos, dado que tal credencial debió haber sido presentada desde el
mismo momento de su llegada. Por su puesto que nuestro personaje quería sondear de manera inadvertida, cual era el real interés y aprecio que podría existir
en Pitalito por el tema de las artes.
A partir de ese momento todo cambio para Don José Antonio; en el pueblo se le
abrieron las puertas con gran generosidad y su tarea bien cumplida, le merecía
cada día el respeto de la comunidad. Contaba el Maestro Suárez a sus estudiantes, que él había estudiado en una de las primeras escuelas de artes que hubo en
Bogotá y que lo hizo en compañía de prohombres del arte como el maestro Fernando Botero, de quien recordaba jocosamente uno de sus primeros trabajos de
arte irreverente en donde un obispo aparecía decapitando a un feligrés.
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En esa primera etapa de la vida de Don José Antonio en el Huila, su actividad lo
llevó a desarrollar diversos trabajos de capacitación de jóvenes con inquietudes
en el arte y la artesanía; su estancia duro cerca de 2 años para luego regresar a
la capital de la república en donde él siempre consideraba que era su principal
centro de actividad económica. Decía “Bogotá es una tierra extraordinaria para
hacer empresa; me ha servido para crecer económicamente y me ha servido para
recuperarme de las quiebras que he tenido en otras ciudades como Pitalito, en
donde un italiano me robó en una sociedad que hicimos para producir miel y
enviar a Alemania. En Bogotá mis tallas en madera de tantos estilos propios del
renacimiento italiano o español, han gustado mucho”.
El Maestro hace un nuevo viaje al Huila hacia principios de la década de los 60,
para instalarse con su familia en Pitalito y vivir en la localidad hasta la primera
mitad de la década de los 80. Es justamente en este lapso que logra aportar lo
mejor de su cosecha como organizador artesanal, gestor y director educativo y
empresario fallido. Su desempeño en múltiples manifestaciones acaecía de manera casi simultánea en los diferentes escenarios.
Poseedor de una numerosa familia, tenía varios hijos en edad adolescente y otros
en mayoría de ella, Don José Antonio disponía de una mano de obra a costo muy
bajo, lo que unido a sus conocimientos sobre la madera, lo llevó a aceptar la
propuesta que le hiciera el ciudadano italiano de apellido Pungilupi, consistente
en establecer una empresa productora de miel, la cual daba la promesa de éxito
al ser ubicada en la localidad de Bruselas, cerca de Pitalito, región rica en flores
que daban néctar a las abejas, destacándose la gran cantidad de hectáreas sembradas en café.
Tomada la decisión, recordaba Don José Antonio, se dio a la tarea de construir
con sus hijos, una enorme enramada que fue cubierta con 3.000 tejas de zinc;
de hecho, su aporte a la sociedad era en mano de obra, configurando un socio
industrial mientras que el italiano actuaba como el socio que aportada el dinero,
es decir socio capitalista.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
59
Los contactos del italiano en el exterior llevaron a la empresa a obtener rápidamente pedidos, entre los que se aceptó uno de Alemania que los sometía a
producir un total de 30 toneladas de miel al mes. Y justamente en el tema de la
comercialización y el manejo de los recaudos, el cual era manejado exclusivamente por el italiano, fue donde se presentó, según Don José Antonio, el robo
que le hizo su socio y que lo llevó un día a tener que abandonar la empresa y con
ella la enorme construcción en donde el esfuerzo de sus hijos y esposa había sido
invertido durante años. En 1994, el propio Maestro Suárez me decía en su casa
alquilada en el Barrio Canadá de Rivera: “Yo creo que aún en Bruselas debe estar la construcción o al menos el lote, que fue de lo que no pudo robarse en vida
el italiano; pues unos años después este resultó muerto”.
Por suerte para el Maestro Suárez, su reputación de gran artesano y ebanista
le mantenía intactas las posibilidades de producir y vender desde su taller en
Pitalito, lo que le daba la seguridad de mantener unos ingresos que unidos a los
percibidos por su actividad educativa, le permitían sostener a su familia.
La vida de este artesano con gran sensibilidad artística se fue involucrando poco
a poco en la dinámica de la organización artesanal; al respecto decía don José
Antonio: “Yo sentía que Pitalito adolecía de una buena organización artesanal;
allí existía un gran potencial por las minas de arcilla y la población que tenía
raíces de alfareros. El problema era que cada uno de ellos (los artesanos) solía
trabajar de manera separada, no había una visión de grupo. Al mismo tiempo,
se verificaba la necesidad de mejorar los procesos de producción y comercialización. Yo creía que Pitalito podría ser el epicentro artesanal del sur del Huila,
a través del cual se aglutinaran los resultados productivos de municipios como
San Agustín, Timaná, Isnos, Acevedo e incluso Suaza, entre otros. Fue así como
me interesé en fundar la organización que en 1967 llamamos con un grupo de
amigos, Artesanías del Huila”.
Ciertamente, el trabajo de investigación que llevé a cabo para ratificar algunas
de las afirmaciones hechas por el Maestro Suárez, confirmó especialmente este
60
Gerardo Aldana Garcia
acápite de su participación como gestor del proyecto Artesanías del Huila. En
por lo menos dos de los textos periodísticos redactados por el Periodista Manuel
Osorio, quien para la época prestaba sus servicios a la Emisora Radio Sur, los
cuales se difundían por los Noticieros Ondas del Huila y Armonías del Sur, se
corrobora lo expresado por nuestro personaje. A continuación se transcriben dos
apartes de dichos reportes periodísticos:
Para Noticiero Ondas del Huila. ORGANIZADO CENTRO ARTESANÍAS
DEL HUILA. Con el amparo de la voluntad cultural de Pitalito y bajo influjos artísticos, ha nacido en esta ciudad Artesanías del Huila, entidad de franco
provecho regional, que seguramente beneficiará al Huila y dará cauce para las
expresiones del arte vernáculo y autóctono se esta porción de la tierra huilense.
El gestor de Artesanías del Huila, es don Antonio Suárez Quintero, artista de la
capital de la república, en donde ha cosechado muchos éxitos, lo mismo que en
otras latitudes del continente americano. Por años don Antonio ha estado al píe
del arte en Pitalito y ya, al erigir el centro de artesanías, logra plasmar el anhelo
antiguo de Pitalito por poseer una escuela de arte que sirva de fragua de aprendizaje a la juventud anhelante y estudiosa de todo el sur del Huila”.
“Para Noticiero de Armonías del Sur. Artesanías del Huila. Bajo notables impulsos se organiza en esta ciudad el centro de artesanías del Huila, el cual nace con
los impulsos de su mentor Don Antonio Suárez Quintero. …….. Artesanías del
Huila será epicentro desde donde han de partir enseñanzas para la juventud del
Huila que aspire a conocer lo relacionado con el arte, en sus diversas expresiones, Don Antonio Suárez, quien desde tiempos atrás ha sostenido sus tareas de
maestro y profesor, está dando los términos a la entidad a formarse y él mismo ha
explicado a la ciudadanía que anhela servir a los intereses del arte desde Pitalito
para todo el Huila”.
Seguramente que el desarrollo de lo que fue ese proyecto organizacional llamado Artesanías del Huila, pudo tener los tropiezos normales que se han dado
históricamente en Pitalito y que se remiten a la dificultad para poner de acuerdo a
Vida y sueños de los artesanos huilenses
61
varios artesanos. El hecho cierto es que este ejercicio y aporte de Don José Antonio, sirvió de sensibilización para que nuevas formas organizacionales surgieran
en los años y décadas subsiguientes; lamentablemente, debe reconocerse hoy, no
existe la primera de ellas que haya logrado encarnar la visión integracionista de
desarrollo, planteada hace cerca de 40 años, por este gestor cultural.
En el campo de su propia producción artesanal, al Maestro Suárez tuve la oportunidad de conocerle varios trabajos de talla en madera en objetos decorativos
y utilitarios tales como marcos para espejos, sillas, comedores, porta retratos,
esculturas artísticas de arte religioso como el santo cristo en formatos superiores
a los 2 metros de longitud, etc. El poseer una talla de las dejadas por Don José
Antonio, es motivo de gran satisfacción no solo para quien esto escribe sino para
importantes personas que adquirieron su obra dentro de quienes puedo citar al
filósofo e intelectual Mario Silva.
No podría cerrar esta dedicatoria a la memoria de tan meritorio huilense por
adopción, sin antes citar sus ejecutorias generadas en pro de la creación de instituciones educativas, cuales fueron los casos del Liceo Cooperativo Laboyano
en Pitalito y el Colegio Cooperativo de Brucelas; y otra organización de carácter
cultural denominada Asociación de Acción Social y Cultural de Pitalito.
En el mismo sentido del rigor de la presente investigación sobre la vida y obra
del Maestro Suárez Quintero, fue posible obtener los documentos en los que
constan no solo la fundación de estos organismos sino también misivas que nos
cuentan de la forma como operaron durante décadas, con peticiones a entidades diversas incluidas la Presidencia de la República en cabeza del Dr. Alfonso
López Michelsen en 1975 y mas atrás con el Ministerio de Educación Nacional
dirigido en 1968 por el Dr. Misael Pastrana Borrero. Y la oportunidad es propicia
para contarle al lector sobre qué personas acompañaron la labor educativa del
Maestro Suárez Quintero, toda vez que su aporte ha sido realmente invaluable
en la cimentación de las bases educativas de generaciones que hoy en día pueden
servirle al Huila y al país desde diversos campos. Figuran dentro de estos proce-
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Gerardo Aldana Garcia
sos, nombres como los del Capitán en Retiro Alberto Rozo Salinas, los señores
Rafael Martínez, Lucila Rozo Salinas, Oliva de Cardona, José Ignacio Olave,
Ilvia Polanía, Mario Murcia Narváez, Emma de Portilla, Fabiola Peña; todos
ellos en Pitalito y Brucelas, sumándose a los esfuerzos de la última localidad
nombres como los de Amanda Murillo, Cecilia Astudillo y Esperanza Ospina,
entre muchos otros.
Debo finalizar las cuartillas destinadas a Don José Antonio, reconociéndole su
siempre gesto de dignidad para llevar la vida, su inmodificable espíritu altruista
y filántropo y su virtud para enseñar las técnicas de trabajos aplicados a tantos
materiales como la madera y el cuero, escenarios en donde, en el horizonte de
los 3 últimos años de vida, a la edad de 82 años, entregó sus conocimientos a artesanos de la Asociación de Pensionados de la ciudad de Neiva. En Rivera, antes
de partir a Fusagasuga lugar en el que lo aguardaba no solo su familia y prole de
artistas, sino también la tumba en la que permanecen sus restos, allí dejo huellas
en la Asociación de Artesanos de Rivera y en mujeres como Beatriz Torrejano
y los exalcaldes Luis Humberto Trujillo que en paz descanse y Reinel Gutiérrez
Arias, con quienes mantuvo una edificante relación de beneficio social.
Don José Antonio Suárez Quintero, artesano, alquimista, pintor, filósofo, músico; por cierto, elaboraba violines que por su calidad en varias oportunidades le
pidieron hacerlos para colocarle la marca de Stradivarius, a lo cual se negó por
principio de identidad y autenticidad; a él, al padre de Lilí y abuelo de Gabriel y
Julio, al hombre que pese a sus dolencias físicas e interior cargado de sufrimientos pasados, siempre mantuvo la gallardía, la señoría del ciudadano ejemplar y
el don de la amistad sincera, a él, con todo aprecio, este homenaje que ojalá sirva
para fortaleza de sus descendientes y ejemplo para las generaciones actuales y
venideras.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Clelia Rengifo Polaco
Dedicación y constancia tejidos con fibras de plátano
N
ació en el municipio de San Agustín en el lugar conocido como El Estrecho, el 28 de Noviembre de 1940. Fue casada con Onías Becerra quien
nació en la misma localidad el 3 de Septiembre de 1946. Doña Clelia era hija
de Maria Guillermina Rengifo y Manuel Polaco. Integró una familia en la que
habían otros dos hermanos: Jacinta, también artesana tejedora y Augusto. Del
matrimonio de Doña Clelia y Don Onías nacieron Jaime, Rosario, Lizbina, Hector Ignacio, Elsa Oliva, Maria Nelcy y Alba Clelia.
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Gerardo Aldana Garcia
Quienes la conocimos en vida la llamábamos Doña Clelia. Sí, ella era toda una
Doña en el sentido popular local que transmite admiración y respeto por quien
era poseedora de una especial virtud para elaborar artesanías a base de fibra de
plátano. Y se le admiraba igualmente por sus calidades humanas. Doña Clelia no
solo formó su prole en el oficio, sino que lo hizo con artesanos de otros municipios como Rivera, Garzón y La Plata. Su trayectoria y reconocimiento nacional
le merecieron ser invitada por el gobierno panameño a instancias de la Dirección
de Artesanías Nacionales, para dictar un seminario en la ciudad de Colón sobre
su experiencia de vida como artesana, hecho que se materializó en el año 2003,
bajo la coordinación directa de la Secretaría de Cultura del Departamento del
Huila.
El oficio de doña Clelia comprendió integralmente los conceptos del diseño y la
aplicación de técnicas para la extracción y tratamiento de la materia prima, el hilado de la fibra y el posterior tejido lo cual daba como resultado bellos productos
como bolsos, cachuchas, muñecas, sombreros, carteras, manteles, individuales,
porta vasos, chalecos, faldas, vestidos, etc.
“ Mi madre fue la persona que en Colombia descubrió la fibra de plátano para
ser utilizada en la elaboración de artesanías; eso fue por allá entre los años 1983
y 1985. Recuerdo que el señor Presidente de la república Belisario Betancourt
felicitó a mi mamá por el trabajo y en la época Artesanías de Colombia le dio la
medalla al Mérito Artesanal”, expresa su hija Rosario a solo tres días de muerta
su madre.
La obra artesanal de doña Clelia nació en el seno de una familia en donde su madre era igualmente tejedora; así mismo, hermanas como Doña Jacinta, engrosan
con gran dignidad la dinastía de los Rengifo y Becerra, dedicados a crear objetos
a partir de la fibra de plátano. De los descendientes de Doña Clelia pueden citarse los nombres de sus hijos Hector, Rosario y Lizbina, quienes ya han logrado
una figuración propia en el ámbito artesanal a nivel regional y nacional.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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“ El primer maestro que tuvo mi mamá fue mi abuelita Guillermina quien por
cierto era hija de Abigail Anacona y José Viviano Rengifo; y la mejor amiga que
tuvo mi mamá fue mi tía Jacinta, también artesana tejedora”, continúa contando
Rosario.
Todo el acontecer productivo con los matices socioculturales en el que se desenvolvió Doña Clelia, ocurrió en el lugar conocido como El Estrecho, localizado a
aproximadamente 200 metros del atractivo turístico que lleva su mismo nombre
y que se conoce mundialmente por presentar un acantilado de 2,20 metros en el
cual todo el cauce del Río Magdalena se introduce para transcurrir con asombroso fragor. En el Estrecho y sus vecindades, se siembra la planta de Plátano o
Musa Paradisíaca la cual, cuando ya tiene una corteza con el grado de madurez
necesario, es utilizada para extraer cada una sus capas y llevarlas al rudimentario
proceso de obtención de la fibra, en donde normalmente se utiliza el lomo de
un machete o peinilla sobre el que se hace correr la corteza que va dejando a un
lado la pulpa y en el otro las delgadas fibrillas que continuarán hacia la etapa de
limpieza e hilado.
Dada la importancia y calidad de los trabajos de Doña Clelia, mantenía permanentemente pedidos de ciudades como Cali, Cartagena y especialmente Bogotá.
En la capital colombiana fue recibida durante décadas en la feria de Expoartesanías en donde gozaba de gran aprecio y excelente trato, tanto por la factura de
sus productos como por su calidad humana. Los hijos de Doña Clelia la recuerdan como una mujer poseedora de la humildad, virtud que le franqueó la admiración y consideración de cuantos la trataron en vida. Siendo nuestra artesana
una mujer de campo, le gustaba integrarse con la naturaleza de diversas formas
y una de ellas era cantando música colombiana mientras realizaba sus tareas cotidianas; de hecho, su deseo siempre fue el de cantar, era en si misma una mujer
alegre y jovial.
Dentro de las satisfacciones más sensibles que expresaba haber experimentado
Doña Clelia, figuraron las múltiples distinciones obtenidas tales como ser gana-
66
Gerardo Aldana Garcia
dora en varias oportunidades del Encuentro Departamental de Maestros Artesanos que se lleva a cabo en la ciudad de Neiva en el marco del Festival Folclórico,
Reinado Nacional del Bambuco y Muestra Internacional de Folclor.
Ella, una mujer sencilla, de tez morena y cabellos un tanto crespos, con un espiritu de servicio y amistad, es hoy por hoy uno de los referentes y baluartes
culturales mas importantes del Huila y de hecho, fue uno de los personajes que
en la ruta eco arqueológica del sur huilense, era contactado frecuentemente por
turistas y visitantes tanto para comprarle sus productos como para escuchar de
ella la historia de cómo los hacía y cómo vivía en ese clima espectacular que
tiene El Estrecho, con toda su numerosa familia rica en la expresión cultural de
la artesanía.
A la Maestra Renfigo solía vérsele con una gorra tejida por ella en fibra de plátano; la lucía en su pueblo San Agustín y también en Bogotá o en Panamá; formaba
parte de su atuendo natural y quienes la tratamos sabemos que este implemento
tenía una gran aproximación a su personalidad: suave y dócil como su espíritu
de servicio, resistente cual voluntad para sortear las enfermedades que la aquejaron; y bella como su apariencia física de rasgos indígenas que nos remontaba
a nuestro legendario y perdido pasado precolombino.
Tenía Doña Clelia una arraigada convicción católica; de hecho, frecuentaba la
iglesia los domingos para escuchar la santa misa. Era devota del Sagrado Corazón de Jesús y siempre estuvo presta para concurrir a los velorios de sus amigos.
Consideraba que Dios es la fuente de vida y tal vez le hubiese gustado vivir hasta
los 90 años.
Nuestra querida e irremplazable artesana deja de existir el 11 de Noviembre de
2006 en el Municipio de San Agustín. Aquejada por dos tumores cancerígenos
en el páncreas, soportó con todo estoicismo y dignidad la enfermedad durante
los dos últimos meses de su vida. “Cuando ella se dio cuenta de que era cáncer
lo que tenía, dijo que ya no quería volver al médico, que la dejáramos tranquila
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en El Estrecho junto al rumor de las aguas del Magdalena y el trinar de las aves
que durante toda su vida la despertaron y a los que tal vez quiso hacerles unísono
con sus cantos de música colombiana”, termina compartiéndonos Rosario.
Para la posteridad queda el aporte de la enseñanza de Doña Clelia, en un oficio
que bien puede considerarse una creación del arte popular el cual en buena hora,
fue entregado a comunidades de lugares como La Jagua en Garzón, San Agustín,
Pitalito, La Plata, Rivera, Neiva e incluso en el vecino país de Panamá en la ciudad de Colón. Sus hijos y algunos nietos, han asumido con todo esmero el reto
de perpetuar para las generaciones venideras, las técnicas de extracción, hilada y
tejido que les legó su madre y abuela.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Peregrino Cueltán Chapuescal
Ternura, simplicidad y tradición expresados en el
barro alfarero
N
ació en la ciudad de Córdoba departamento de Nariño, el 31 de diciembre
de 1922 y murió en Acevedo - Huila el 24 de septiembre de 2005. Casado
con María de Jesús Delgado, con quien tuvo 9 hijos. Su oficio como alfarero se
inició en el año de 1947 y fue en 1948 cuando se radicó en el municipio de Acevedo departamento del Huila.
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Gerardo Aldana Garcia
El Maestro Cueltán, transeúnte en Nariño su tierra natal y residente en Acevedo
– Huila, el pueblo en el que se consagró como alfarero, es uno de los símbolos
mas identificados en la alfarería regional. Este hombre, de estatura no superior a
un metro con sesenta, de tez morena, cuerpo delgado, manos pequeñas y cabello
lacio, llevó durante su vida el oficio de la alfarería con toda dignidad, no solo
representando el Huila en diversos certámenes feriales y culturales, sino también
enseñándole el arte popular a sus hijos y a artesanos de otras latitudes de la geografía regional.
El maestro Cueltán empezó el oficio motivado por el interés y atracción que le
despertó su contacto con el barro en momentos en que hacía tejas y ladrillos
para atender pedidos destinados a la construcción de viviendas. El relato que
en vida amablemente compartió el Maestro Peregrino con quien esto escribe,
nos da mayores detalles de su fuerte vínculo con la arcilla. “Yo me había comprometido con otro compañero a elaborar teja y ladrillo y al mirar que la greda
salía muy buena cuando uno hacia la teja, pues bien suavecita entonces le dije al
compañero: mire hermano este barro esta bueno para hacer ollas. En ese tiempo
no se hacía cerámica sino ollas; luego pues como el compañero tenía madera le
dije hagamos un torno, el dijo pero cómo y con qué lo hacemos, entonces yo le
dije hagamos a pura hacha y machete, elaboremos un torno, y entonces el patrón
nos dijo: pues saquen lo que necesiten y gasten la madera que requieran y nos
pusimos con el otro compañero a hacer el torno. Era un torno supremamente
aldeano, pues no era como los que se ven ahora, era un torno amarrado por allí
y daba vueltas”.
En la década de los 50 las ollas de barro diseñadas y elaboradas por don Peregrino, despertaron gran admiración en el sur huilense. La calidad con que obtenía
las vasijas rápidamente le dio fama de ser buen alfarero, tanto que su producción
empezó a venderse en mercados del centro del departamento e incluso en la capital del Caquetá. “con el torno que hicimos con mi amigo, empezamos con una
ollita, la sacamos ahí al pueblo ( Acevedo) y eso fue una novedad, la gente de ver
eso pues empezó a negociarnos ollas, las vendimos a 1 centavo y a 2 centavos; y
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71
luego seguimos y seguimos soliviándonos, pues la gente era de escasos recursos
y no nos podían pagar pronto. Ahí en el municipio ninguna entidad nos ayudó
pero entre la gente se regó el cuento de nuestras ollas y un señor nos compraba
para llevar a Florencia. En aquella época al pueblo no entraban ni carros, apenas
entraba uno yo me iba en él para Garzón; Garzón fue la primera plaza mía y hasta hoy me dicen: yo hace 30 años o 40 años tengo ollas de las suyas, o sea que
eran de muy buena calidad.
Es muy grato, aun que a la vez nostálgico recordar las expresiones de don Peregrino cuando me hacía este relato. Un hombre pequeño de estatura y grande
en espíritu y nobleza; la humildad de su personalidad era uno de los rasgos que
admirábamos quienes le conocimos y tratamos.
La Vereda Llanitos en Acevedo servía de epicentro para la producción de Don
Peregrino y su familia. Daba gusto aproximarse al taller, ubicado a la margen izquierda de la carretera cuando se sube hacia la cordillera, por cierto, en la misma
dirección que conduce hacia otro santuario de la artesanía del sombrero suaceño,
la asociación El Iracal de Jesusita Tovar en la Vereda Marticas. En la casa distribuida sobre un plano grande, nuestro oficiante tenía una sala de exhibición permanentemente abierta al público. Allí, vasijas de diferentes formatos tales como
cántaros, tinajas, vajillas y ollas, armonizaban en el ambiente junto al bahareque
recubierto con útil estiércol de res que constituía las paredes del recinto.
Unos pasos mas adentro se encontraba el área de producción; un torno de patada,
llamado así por cuanto la motricidad en este se obtiene a partir de la imposición
gradual que la fuerza de la pierna, generalmente la derecha, le comunica. Ver
trabajar a Peregrino era un especial agrado; en sus manos una porción de arcilla
previamente procesada, puesta sobre la matriz circunferencial del torno, empezaba a escaparse adquiriendo diferente formas, modeladas en anillos de suaves
texturas; los tramos en el cuerpo de la naciente figura, eran calculados con sorprendente exactitud dando lugar a una pieza, que en todo caso, era única. “Cómo
le parece Doctor Aldana”, decía mientras me extendía su magnífica creación
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Gerardo Aldana Garcia
para que yo la levantara sobre mis tímidas manos.
La ruta nos desembocaba al área de cocción. En el centro de la enramada hecha
en guadua y zinc, se levantaba un horno a base de leña, hecho en ladrillo y recubierto con arcilla. “En este horno aso todas mis piezas; es de leña y aun que ya
hay otros a gas, yo me quedo con este. En el logro hasta 600 grados centígrados
y para mis vasijas creo que está bien”, expresaba el Maestro Peregrino mientras
sacaba del interior del fogón una jarrita de entre un montón de su última quema.
Las dificultades y también los éxitos de nuestro personaje resultan muy símiles
con las de los artesanos huilenses y tal vez de Colombia y la propia América
Latina: carencia de recursos, de una parte y alegría por el reconocimiento de su
trabajo, de la otra. Dos realidades que confirman permanentemente el planteamiento que ser artesano representa ser el oficiante de una expresión cultural y social de enorme dignidad. “De las dificultades que mas recuerdo, creo que es la de
no haber tenido un taller al principio, yo trabajaba en un taller ajeno y lo segundo
los recursos económicos para comprar la materia prima. Pero al mismo tiempo el
oficio me ha dado alegría por la acogida que he tenido de la ciudadanía; mucho
recuerdo a Pitalito, allá me dio un buen realce la familia Molina y después los
Vargas, doña Aura. Luego, allá en el pueblo de Acevedo me han dado ánimo”
En las postrimerías de la vida de nuestro alfarero, él experimentó técnicas de
vidriado de baja refracción, cubriendo el interior de algunas de sus piezas, unas
veces para darles un nuevo lucimiento y otras para darles el valor agregado de
ser utilitarias con mayor durabilidad y asepsia.
Don Peregrino mantuvo una lucha en sus últimos 8 años de vida, pidiéndole al
Gobierno que le reconociera una pensión de jubilación por haber dedicado una
existencia de más de 50 años haciendo cultura; y lo hacía amparándose en la Ley
397 o Ley General de Cultura que versa sobre el particular. Desafortunadamente
siempre existió la traba de que la Ley no había sido reglamentada al respecto.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Como él, muchos más artesanos y artistas son privados hoy por hoy de este derecho que ha sido ordenado mas no materializado.
El maestro Cueltán se declaró siempre como un católico de gran devoción. Confiaba mucho en Dios y solía pedirle en sus plegarias, que le concediera una pensión y salud para vivir: “si yo pudiera recibir de Dios dos deseos entonces escogería la pensión de jubilación como artesano, y el segundo deseo seria vivir, pues
Dios es el dueño de la vida de uno y es quien me da salud para trabajar”.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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LOS ARTESANOS DE HOY
Carlos Arturo Bravo Obando
De la guaquería a la cerámica conservacionista
C
arlos Arturo nació el 18 de enero de 1954 en San Agustín. Casado con Alba
Nury de Bravo. Acercarse a él y tratarle es sin duda un placer. Su diálogo
siempre enmarcado en un rostro pletórico de entusiasmo, de energía positiva,
entretiene al interlocutor.
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Gerardo Aldana Garcia
Sus ojos color miel, persistentemente vivaces, convidan a la charla y la contemplación de relatos sobre guaquería y su evolución hacia la consagración del
ceramista que es hoy, con reconocimientos a nivel departamental y nacional.
Adentrarnos en el mundo de Carlos en escenarios en que fue un guaquero en
zonas aledañas al Parque Arqueológico de San Agustín, puede sugerirnos rasgos
de su personalidad y por su puesto las razones que lo llevaron a dejar este oficio
clandestino para dedicarse a la cerámica. Veamos el relato que él mismo hizo
para este compendio de historias de vida y sueños de los artesanos huilenses.
“Antes de convertirme en artesano yo me desempeñaba en oficios del campo,
pero lo que fundamentalmente hacía era vivir guaqueando, de hecho estuve en
ello durante 11 años. Este trabajo consistía en manejar una varilla con la que se
varillaba hasta encontrar una guaca que generalmente se desfondaba, esto es que
la tierra está como suelta; y cuando se desfonda entonces uno se va bajando 3, 4
, 5 , hasta 6 metros. La varilla solía ser de 3 metros.
El oficio de aquella época, constituía para Carlos su sustento y el de la familia
que recién iniciaba a formar. Los relatos de cómo penetraba en el mundo subterráneo de los antepasados indígenas precolombinos, pueden erizar la piel de los
antropólogos y también de los amantes y preservadores del patrimonio cultural;
sin embargo, es del caso reconocer que en el proceso evolutivo de lo que ha sido
San Agustín antes de su declaratoria como Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1995 y lo que vino posteriormente, la población lugareña, satisfaciendo
sus necesidades a partir de las reportadas por un mercado negro de piezas obtenidas desde la guaquería, pagadas a precios pírricos pero que estimulaban a su
vendedores, marcaron algunos hitos, que si bien no podríamos incorporarlos positivamente como demostraciones de la cultura local, resulta prudente valorarlos
como elementos de una idiosincrasia transitoria, fundamentalmente generada a
partir de una influencia foránea y destructora que para nada le interesaba la conservación de nuestras raíces, pero cuyos efectos involucraron tristemente a una
población carente de elementos propios de aprecio por su riqueza, la que yacía
mágica y sagradamente bajo tierra.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Por ello, las confesiones de Carlos Arturo han de valorarse en ese especial contexto, a partir del cual hoy, podemos reflexionar sobre qué hacer colectivamente
para conservar riquezas patrimoniales irremplazables, acaso irrecuperables y de
valor inestimable para nuestra raza y la humanidad del planeta tierra.
“Donde no hay guaca la tierra es durísima, es decir no se puede fácilmente enterrar la varilla; y cuando hay guaca entonces uno le busca la entrada, entonces ya
se va suelte, suelte y suelte y la varilla se va y ya después falta varilla, pero uno
ya sabe que es guaca, y entonces uno baja hasta el piso donde termine y ahí tiene
por lo menos una piedra que sirve de tapa y uno mueve esa piedra y mira de para
allá hasta localizar la tumba. Hay guacas que han sido atacadas, o sea que fueron
llenadas de tierra por los antepasados, y hay otras de bóveda limpia a las que uno
les saca la piedra y ya se miran todas las ollas allá al fondo; cuando uno ya ha
terminado de despejar el camino, se miran todas las piezas bien acomodaditas, y
el muerto ahí, o sea el indio, también se miran ahí los huesos y la calavera.
En mi época saqué muchas calaveras. Eso salían cuando la tierra estaba sueltita
y era bóveda limpia, ahí estaba la dentadura. En cuanto a los huesos, se podían
encontrar el fémur, la tibia. En otras tumbas ya los huesos habían sido desechos
por la humedad. En el siguiente relato, Carlos Arturo nos lleva a conocer un poco
sobre algunas herramientas que fueron utilizadas por los antepasados para hacer
sus bellas y durables vasijas y otros elementos en oro y piedra.
“Algunas tumbas de las que encontré tenían muchas piedras alrededor; a esto le
llamamos Canceles, y esas guacas están ahí y uno les mueve la varilla y fácilmente
ya les coge la piedra y todo el ruedo. Estas guacas son tapadas de piedra por encima, por debajo y por los lados; todo así y uno las destapa, y ya se mira ahí el muerto. Dentro de esas ollitas que había alrededor del muerto podía haber otros objetos
o en otros casos estaban llenas de tierra. Objetos como cinceles, con eso habían
trabajado ellos sobre sus piedras o con ellos se valían para decorar las ollas, o para
acabar las tumbas. En alguna oportunidad encontré objetos en oro. Recuerdo que
saqué una nariguera y un cincelito muy chiquito y saqué muchas ollas.
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Gerardo Aldana Garcia
Este trabajo de investigación sobre la vida de Carlos Bravo no podía dejar de
referirse a lo que son los precios en el mercado negro de las piezas que los
guaqueros sacan de las entrañas sagradas de la madre tierra de los antepasados
indígenas; al respecto, nuestro hoy ceramista, otrora guaquero, nos cuenta: “En
estos momentos por ejemplo, un extranjero puede dar por una ollita original por
el estilo de una urna, hasta $800.000.; por un cofre o por una ollita de más o
menos 20 cms, pagan entre $150.000. y $200.000.”
En los productos que hoy en día elabora Carlos, están recreados los íconos que
él conoció en la guaquería y que se remontan a la creación alfarera precolombina de los indígenas de la zona conocida como San Agustín. Sus creaciones en
réplicas dan la sensación de encontrarse verdaderamente frente a un tesoro de
barro milenario. Las formas de cada vasija son obtenidas a partir de su torno de
patada. Su técnica de envejecimiento es el ahumando, el cual es producido por
la combustión de materiales como el Helecho, aserrín y algunas cáscaras de Plátano, Banano o Yuca.
La conversión del guaquero al ceramista se produce en el año de 1994. Conozcamos lo que los propios labios de Carlos expresaron sobre las razones que lo
llevaron a cambiar de profesión. “Yo me vi obligado a bajar al pueblo con la
familia a poner el hijo mayor al colegio y el otro a la escuela, entonces yo deje
el campo, ya no seguí guaquiando. Y recuerdo que una vez me fui para la finca y
me cogí una pelota de barro y me fui haciendo una ollita por el camino arriba, ya
cuando llegué a la casa ya había hecho la olla, bien bonita me quedó y ahí seguí
haciendo otras piezas y a mano de figuras fui sacando adelante a mi familia. Hoy
en día me da gusto que Andrés, mi hijo, tiene tanta calidad en su trabajo que ya
hasta me gana”.
Carlos dice que tuvo muy pocos profesores que le enseñaron el oficio; dentro
de ellos recuerda a Guillermo Quimbayo a quien por observación, le aprendió a
manejar el torno.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
79
El maestro Bravo dice que su satisfacción más grande como artesano es la de
haber participado en ferias como Expoartesanías. Confiesa no temerle a nada en
la vida; ni si quiera a la muerte. “Eso a cada uno le llega el día, mientras tanto
me gustaría que me hicieran un homenaje, pero vivo porque ya muerto uno para
qué”.
Desee preguntarle a Carlos si le gustaría que a su muerte lo enterraran como a
esos “muertitos” que él encontró en tiempos de su guaquería: “Claro que me
gustaría, chévere, si porque esas tumbas son frescas, ah pero eso sí, que sea una
tumba de pura piedra. Y que me pusieran unas ollitas ahí al pie, de esas que yo
hago”.
La concepción religiosa de Carlos como católico, lo lleva a considerar que Dios
es el Padre de todo el Mundo. “Dios es el que le ayuda a uno para que haga sus
cosas, es el Padre de todo el Mundo, pues hay gente que no cree en Dios, pero yo
si creo en Dios”. No obstante su fe católica, Carlos no precisa cual será su suerte
después de muerto. “Después de muerto Dios sabrá a dónde lo llevará a uno, si
lo lleva al cielo, o se lo comerá un gusanito no más”.
Los trabajos artesanales con los que mas se identifica Carlos son los platos, urnas, ánforas, máscaras, figuras, alcarrazas, las funerarias grandes, calambucos y
cofres. Expresa que cuando esta haciendo una pieza artesanal piensa en la forma
como la va a decorar, siempre recordando las originales y tiene especial cuidado
en el manejo del bajo relieve. El precio del producto suele definirlo una vez este
ha sido terminado.
Como a otros artesanos huilenses, le pregunté que si a él se le presentase una
hada madrina para concederle dos deseos, qué le pediría y esto contestó: “Yo
escogería que durara muchos años más para poder hacer muchas más cosas, vivir
tal vez 100 o 105 años. Y le pediría que me ayudara a hacer negocios buenos de
exportar por lo menos al exterior o a una feria en España o en Francia”. El relato
sobre la vida de este gran artesano huilense termina con las siguientes preguntas
80
Gerardo Aldana Garcia
cuyas respuestas las he dejado intactas en la forma original de como él habla, lo
que por cierto resulta muy agradable y nos remite a episodios de la infancia, su
crecimiento y sus principios para ser un buen esposo.
Cuando usted estaba pequeño, en qué se divertía, cuando tenia 8, 9 o 10 años?
Yo jugaba trompo, bola y iba al río a nadar.
Recuerda el Magdalena de esa época? Si.
Era mas grande o mas pequeño?
No, era como mas caudaloso, ahora esta mermando, como cortan los árboles.
A los cuantos años tuvo su primera novia? A los 18 años.
Y era muy enamorado? No, no era mucho lo enamorado.
Ha tenido muchas mujeres en su vida?. No, solamente a mi esposa, no la he
cambiado.
Que opinión tiene de la fidelidad en el hogar? Pues es que uno tiene que ser buen
señor, por que se pone a cambiarla , ahí se jode todo.
El nombre de una persona que usted admire en Colombia o en el mundo? Yo
admiro mucho el presidente Uribe.
Y por que lo admira? Por lo que él si ha cambiado mucho la violencia por lo
menos en San Agustín que era minado de guerrilla, ahora no se ve nada.
Puede trabajar tranquilo? Trabajamos tranquilos, ese señor ha sido mejor que
todos los presidentes, ha sido el mejor para mi.
Y un artesano del Huila a quien usted admire? Para mi en el Huila, yo admiro
mucho a Orlando Cortes.
Y por que lo admira? Por que hace unas cosas muy bonitas, la madera la trabaja
bien; y lo de Alberto llanos que es intachable, ese señor hace las cosas bien, le
gusta que las piezas le queden perfectas.
Quien es su mejor amigo? Pues el mejor amigo mío que ha sido de toda la vida
es la doctora Patricia Lamilla, ella me guiaba y me ayudaba.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
81
Rafael Amaya Dussan
Calidez y liderazgo, madurados al calor de La Tatacoa
N
ació el 5 de diciembre de 1939 en la vereda Pachingo Del municipio de
Villavieja. Hijo de Pedro Maria Amaya Soto e Isabel Dussan Cardozo.
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Gerardo Aldana Garcia
Cuando conocí a Rafael, hacia el año de 1999, siendo Secretario de Cultura del
Huila, Reynel Salas Vargas, tuve la seguridad de estar frente a un verdadero patricio villaviejuno, y a fe que no me equivoqué. El Maestro Amaya, además de
haber sido personero y alcalde de su pueblo, líder comunitario y por su puesto
artesano en la etapa más reciente de su vida, es ante todo un señor y una persona a quien aquellos que lo conocen y tienen la fortuna de tratarlo, no tardan en
tributarle una grata admiración. Creo que el éxito en los proyectos que Rafael
ha emprendido y especialmente en el de sacar avante la organización artesanal
por él creada, radica justamente en pretender en todo momento el bien común,
la aplicación de igualdad de derechos y animación del trabajo en equipo. Pero
apreciemos una buena fracción de lo que ha sido la vida de Rafael.
Su papá fue un agricultor y pequeño ganadero, poseedor de gran virtud como
poeta de la comarca; su mamá fue ama de casa. Su abuela materna, Cleofe Cardozo fue modista. Era una enérgica y versátil mujer que recorría toda la vereda
de finca en finca haciéndole los vestidos a los vecinos y cuando terminaba de
zurcir sus costuras, se ponía a raspar totumos y a hacer diferentes utensilios para
la cocina, tales como la susunga o cernidor parecido al mismo colador de plástico que se usa hoy en día. Casi 60 años después, el propio Rafael hace susungas:
“primero por que se necesitan y además fue lo que me enseñó la abuela”.
Otros de los utensilios que hacía su abuela eran los focos para los huevos, coladores, y el cántaro. El cántaro era una totuma que se rajaba y se usaba para echar
agua o chicha; tenía capacidad hasta para dos litros. Para que Rafael se interesara
de manera continua en la profesión de artesano, fue preciso ensayar muchas cosas como por ejemplo la sastrería y la peluquería. En Villavieja tuvo un taller en
donde ofrecía estos dos servicios y le iba económicamente, muy bien, solo hasta
cuando en un momento desafortunado, le robaron todo el equipo de trabajo. “ me
dio mucha tristeza y no volví a molestar con eso, entonces me vine para Neiva
y me puse a trabajar como ayudante de construcción. Sí, eso fue en el año de
1967.”, dice Rafael.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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“Fue un cambio total que después de haber estado sentado en una silla y bien
vestido, estar todo untado de cemento; sin embargo, me gustó el trabajo y duré
3 años en Neiva y aprendí a construir. Tuve unos maestros muy buenos, y luego
me fui para Villavieja, hice dos casas que salieron muy buenas, entonces los
concejales se dieron cuenta de mis capacidades y me nombraron personero en
el año de 1969 y dure hasta el 79; 10 años de personero, me fue muy bien y me
retiré por que el Dr. Rodrigo Lara Bonilla me postuló para alcalde de Villavieja,
en donde duré 6 meses rigiendo los destinos de la localidad”.
Hacia el año de 1980, siendo Gobernador saliente el Dr. Guillermo Lozano, fueron removidos de sus cargos todos los alcaldes que habían sido nombrados por
el mismo gobernante, dentro de los que se encontraba Rafael. Nuestro futuro artesano se quedó sin trabajo y continuó dedicado a la construcción, un trabajo en
donde le iba bien en términos económicos. Por aquellos días, principios del año
1981, caminaba Rafael por el centro de la ciudad de Neiva, portando un palustre
recién comprado para su oficio, y se encontró con el Dr. Rodrigo Lara Bonilla,
quién de inmediato le dijo: “y usted que hace Rafael”, “no Dr. yo estoy trabajando en construcción por que no hay nada que hacer y como me toca sostener un
hogar, pues no hay de otra”. “yo le voy a dar una manito, tranquilo”, le dijo el
prominente político y futuro Ministro de Justicia.
Para la época el Maestro Amaya construía un Colegio en Villavieja, propiedad
de una señora llamada Maruja Uribe Arenas, natural de Bogotá y justo cuando
estaba terminando la obra, unos cuatro meses después del encuentro con el Dr.
Lara Bonilla, le llegó un telegrama del Ministerio de Agricultura en donde se
le informaba de su nombramiento como Administrador de Empresas del Hielo;
pese a que él no quería mas cargos públicos, su esposa Blanquita le insistió y
terminó posesionándose para posteriormente, en el año de 1997, pensionarse
felizmente.
El obtener una pensión le dio una relativa tranquilidad, en donde la falta de actividad lo aburría, al punto de querer irse del todo de Villavieja. Fue justo a sus
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Gerardo Aldana Garcia
recién cumplidos 58 años, que le dio por incursionar de manera seria y organizada en el tema de las artesanías. “y así fue que me conseguí como 5 totumos y
me hice unas botijas y me quedaron como buenas; también me hice una guitarra,
una bandola y un tiple, que todavía los tengo allá en la casa”, expresa con alegría
Rafael.
Rafael es además un músico con buen oído y gran sensibilidad por la música
popular y música colombiana. “es que esa es otra cosa, siendo personero de
Villavieja conseguí una dotación para la banda municipal y me metí a estudiar
música. Duré 14 años de trompetista en nuestra banda”, dice Don Rafa, como lo
llaman sus amigos. Como miembro de la Banda tuvo la oportunidad de visitar
otras regiones del país tales como los Llanos Orientales.
Ya como estudiante y experimentador de la artesanía en Totumo, se dedicó durante 3 meses a hacer un tiple. “todos los días armándolo y desarmándolo hasta
que por fin me sonó; lo que no podía era afinarlo, después me hice uno que de
pura casualidad me quedó sonando divinamente bien como los otros tiples y ahí
me crecí, me sentí vanidoso por que le compré un micrófono y le puse amplificación, sonaba como un tiple eléctrico. Entonces me hice la guitarra y vinieron
unos señores amigos que trabajan en un juzgado y me propusieron que les vendiera dos tiples; se los hice y se fueron para Estados Unidos”.
“Con esos instrumentos fue que me presenté en la Gobernación, cuando estaba el
Dr. Salas de Secretario de Cultura y junto con el Dr. Jaime Bravo, Gobernador,
me vieron con el repertorio, me dieron la oportunidad de ser tallerista, para que
arrancara con las artesanías, enseñándole a los demás lo poco que yo conocía
del oficio; y pues gracias a eso, a que me apoyaron mucho en la Secretaria de
Cultura, es que hoy estoy contando el cuento; y en eso el Dr. Gerardo Aldana
tuvo mucho que ver”.
Dentro de las alegrías mas sentidas que ha obtenido Rafael como artesano, está
la de haber sido aceptados como organización artesanal ( Los Amigos de Villa-
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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vieja), para participar en la feria internacional de Expoartesanías en Corferias
– Bogotá, durante 5 oportunidades. Otra de las razones de satisfacción personal
es la de estar contribuyendo a mostrar una imagen cultural de su pueblo que desde muchos años no se había manifestado, para lo cual ha logrado motivar la organización de gente de escasos recursos económicos quienes actualmente están
haciendo trabajos de buena calidad y aceptación. “son gente necesitada y pues
ya han aprendido y ya hay muchos que tienen sus talleres y están mejorando el
nivel de vida de sus familias”, expresa Rafael. Confiesa que dentro de las pocas
frustraciones de su vida está el no haber podido ser un profesional ingeniero o
arquitecto.
Desafortunadamente, dice Rafael, ninguno de sus hijos ha querido dedicarse de
lleno a heredar de él la práctica del oficio, pese a que su hijo Pedro Pablo tiene
gran habilidad con la herramienta y prolífica creatividad. “pero él ( su Hijo Pedro Pablo), no lo hace si no por un ratico y no mas y eso es una de las cosas que
me preocupa; pero sí trato de meter a un familiar aunque sea lejano, para ver si
ellos cojen el ritmo”.
El Maestro Amaya y su grupo artesanal vienen trabajando con gran interés en
hacer cada día mas eficiente el proceso de producción, para lo cual implementan cambios y ajustes de tecnologías aplicadas, sin olvidar los valores innatos y
connaturales a la artesanía, nutridos del arraigo cultural local. “ la hechura de
los coladores o susungas, esos se hacen a pura mano, de pronto el taladro se usa
pero para hacer cajones y contenedores. También se utiliza el torno para la elaboración de vasos y boquillas en madera. Otros elementos que se utilizan son la
sierra, sierra circular, caladora y por su puesto toda la herramienta manual”.
Rafael recomienda que para mantener una buena salud física y mental, es menester ser una persona descomplicada y alegre. “ yo soy muy alegre, usted va
a mi casa y yo tengo cualquier cantidad de instrumentos musicales; yo tengo
trompeta, guitarra, bandola, requinto, tiple y tengo carrasca, tambor y saxofón
hecho en totumo; flauta también hecha en madera y totumo, por que me gusta la
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Gerardo Aldana Garcia
música, ser alegre, yo vivo contento, por que me gusta lo que hago y sobre todo
en el medio en el que vivo con mi familia, ellos para mi han sido todo. Tengo un
hogar bien organizado gracias a mi Dios”.
A Rafa le gustaría vivir por lo menos otros 50 años más. Dice no tenerle miedo
a la muerte, cree que es algo que va muy ligado a la vida misma. “no le tengo
miedo por que eso lo herede de mi papá, él no le tenia miedo a nada, él era muy
rezandero; yo lo acompañaba a ver a los muertos, cuando se moría alguno de
allá de la Vereda; siempre íbamos a los entierros y velorios. Mi papá tenía su
ataúd en la cabecera y yo pienso lo mismo; inclusive, ya tengo el terreno de mi
sepultura, yo mismo pienso hacer el cajón. Y que me entierren en el cementerio
de Vilavieja.
En la parte final de mi grata entrevista con el Maestro Rafael, le pregunté por
otras de sus percepciones sobre el arte de vivir bien.
Que cosas de Rafael Amaya le gustaría que sus hijos o nietos heredaran?
A mi me gustaría y yo le he insistido a todos mis nietos en la música. Es que la
música hace parte de la vida, uno se desestreza mucho con la música así no sepa
mucho pero coger un tiple o una guitarra y se pone a tocar y si usted sabe algo
de cantar, canta un rato y descansa y se encuentra un amigo para hacer un show
de música es la barraquera.
Cual es su credo religioso y en que concepto tiene a Dios?
Para mi Dios es la máxima autoridad yo soy católico y creo demasiado en Dios,
nunca debo apartarme de Dios, yo rezo mucho y pido por los amigos y cuando
voy a hacer cualquier cosa, me encomiendo a Dios.
A mi me pasó algo siendo personero de Villavieja. Me tocó ir a inspeccionar un
aljibe de 15 mts para el acueducto. La verdad el proyecto no dio resultado pues
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del hueco salía cierta grasita de los muertos por que el cementerio quedaba muy
cerca del lugar. Yo iba a mirar para hacer sellar el aljibe que quedaba justo en una
bajada, con tan mala suerte que me caí y fui a dar a lo profundo de la cavidad.
Pero diosito es muy grande y dentro del aljibe había una vara de Pindo como de
6 mts de largo; mi salvavidas, y el aljibe tenía unos huecos en los que yo metía la
vara y así iba saliendo. Dure media hora en salir de allí del aljibe. Luego me fui
a bañar al río Magdalena y encontré un perro muerto y encima de este había una
rama y sobre la misma había una culebrita de coral de más de 50 centímetros. Si
me hubiera picado, ahí hubiera quedado. Yo solamente me quité la ropa, me tire
al río y le di gracias a Dios.
Finalmente yo le diría a mis compañeros artesanos, sobre todo en este momento
que estoy metido en las artesanías, que nos convenzamos de que las artesanías
son una carrera, que nos queramos todos y que haya un ambiente familiar muy
grande.
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Luis Alberto Llanos Niño
Entre la modernidad de la cerámica y el
ancestro de los engobes
N
ació en San Agustín el 20 de Enero de 1960. Hijo de Juan de Jesús Llanos
y Elvia Niño. Casado con Gloria Uriticá Ordoñez de cuya relación existen
los hijos Boby Alfredo, Juan Sebastián, Sergio Alberto, Luis Felipe, Aura Melisa
e Iris Marcela.
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Gerardo Aldana Garcia
Su primaria la hizo en la Escuela Anexa de Pitalito y la secundaria en el Colegio
Departamental de la misma localidad. Posteriormente ingresó a la Universidad
Nacional de Colombia en donde cursó 2 años de Derecho. Alberto es un destacado ceramista del sur huilense y reconocido en el ámbito nacional. De su producto
mucho se sabe. Incluso en mi primer libro referencié aspectos de sus bellas vasijas de coloridos y consistentes engobes.
Alberto tiene ojos color miel que encuadran apaciblemente en un rostro de blanca tez, acompañado siempre de una boca que promete fácilmente rasgarse para
sonreír. Sus delgados brazos, finiquitados en largos dedos, con uñas tenidas por
arcillas de uno y otro color, yacen sobre el escritorio desde el cual amablemente
me comparte algunas páginas de su pasado y presente.
“Mi madre sin proponérselo fue mi primera maestra en el tema de la artesanía.
Ella tiene unas manos muy artísticas, mejores que las mías, es más artista que yo,
ella nunca tuvo la oportunidad de desarrollar ese tema específicamente pues era
maestra de escuela. Fue junto a sus labores manuales que desde pequeño me fui
estimulando para vincularme en el oficio que hoy es mi profesión: Ceramista.
Mi niñez transcurrió tranquila como la de cualquier morador del sur del Huila;
hice mi primaria y secundaria y en el año de 1983 ingresé a la Universidad
Nacional a estudiar Derecho. Fue una carrera en la que no me logré ubicar, no
me gustó. En la misma universidad comencé a buscar otras opciones, y terminé
haciendo un curso de extensión del folclor colombiano, dirigido por el Maestro
Guillermo Abadía Morales y realmente ese curso fundamentó mucho mi futuro
como profesional, por que este maestro me enseñó que realmente el aprendizaje
de las cosas se da en los hechos sociales. Yo recuerdo que él se personificaba de
cada tema folclórico que escogía lo que me parecía hermoso por que yo no había
contemplado las cosas desde ese punto de vista, donde la vida está entre el aprendizaje, visitando las regiones y conociendo por qué las personas actúan así, por
qué cada lugar posee un valor cultural; fue interesante, yo salí muy enriquecido
de ese tema del folclor.
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Traté de estudiar otra carrera que fue Agronomía, me fascina también toda la
cuestión del campo, pero no pasé en la Universidad; entonces me fui para mi
pueblo, para Pitalito, una zona de ceramistas, no se, circunstancialmente fui a un
taller de cerámica y me atrajo mucho el material y empecé por hobby, después
esta práctica artesanal se convirtió en mi medio de sustento mi forma de vida.
Luego me casé y entonces ya todo se fusionó, lo que era un hobby, se volvió una
investigación.
Yo creo que las bases que le deja a uno la universidad son fundamentales, son
como una especie de metodología, como una identidad. La Universidad Nacional sirvió mucho para crearme conciencia política de porqué hacer esto o lo otro
y, si, yo me di cuenta que tenía habilidad, yo la tenía desde hace mucho tiempo,
heredada de mi madre. Entonces se juntaron estas cosas y empecé desde muy
abajo. La artesanía es algo que se da en un estrato muy sencillo y fue interesante
haber empezado así”.
Alberto tiene su propio concepto sobre lo que es la alfarería y lo que es la cerámica; concibe que la primera es una rama de la segunda, específicamente dedicada a la producción de vasijas; por su parte, la cerámica ha incorporado no solo
nuevos métodos tecnológicos a la producción, sino que diversifica de manera
ilimitada la generación de productos de toda clase, tanto utilitarios como decorativos. Igualmente considera que no importa hasta donde se le agregue tecnología
a la cerámica, esta sigue siendo un oficio que permite trabajar el barro de manera
sencilla, preponderantemente de forma manual.
El Maestro Llanos encontró una especial motivación para tomar la decisión de
volverse artesano de la arcilla; todo radicó en la atracción que le produjo el material, le parecía delicioso ver la nobleza de la arcilla, los colores. Los dos, hombre
y barro se identificaron tan rápido que pronto este creador empezó a mostrar sus
habilidades y gran esmero por perfeccionar su aprendizaje. El incentivo de la
economía vino luego, el mismo que se convirtió en la forma de cómo ganarse la
vida.
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Gerardo Aldana Garcia
Como todos los artesanos, Alberto ha enfrentado dificultades en el proceso de
desarrollo del oficio. Considera que la alfarería y la cerámica exigen mucho
detenimiento y dedicación. Cada objeto que él elabora debe ser estudiado, por
que se trata de una obra que tendrá que impactar de alguna manera como lo han
hecho las anteriores dentro de la observación y la aceptación de los clientes que
son a quienes efectivamente debe satisfacer. “En ese proceso se invierte mucho
tiempo ya que hay diversas obras en las que se ha puesto todo el interés y en las
que se ve todo el trabajo y que uno mismo piensa que es buena y le va a resolver
algunos problemas y mentira, al poco tiempo puede estar desechando la obra en
la que ha trabajado tanto. Así la técnica cada día se va perfeccionando”.
Alberto considera que un problema que afecta la vida del ceramista es tener que
enfrentarse a diario a las imposiciones del mercado, obligándolo muchas veces
a vender a un precio demasiado bajo, puesto que los precios altos del producto suelen tener dificultades para ser sustentados en nuestro mercado regional o
nacional. Este es un dilema frente al cual los artesanos no saben realmente qué
hacer. Es triste: trabajar con calidad para vender a precios bajos.
El oficio le ha aportado satisfacciones personales entre las que Alberto resalta
la dignidad adquirida ante sus semejantes: “El perfil de mis clientes es el de
una persona que no necesariamente debe tener mucho dinero si no gusto por el
rescate de un tradición muy olvidada y que el comprador debe sentirla aún sin
conocerla. Evidentemente que también se puede tener contacto con personas que
ni miran el producto exhibido, mientras que otras se emocionan completamente.
Es una cuestión como de sensibilidad de cada persona”.
Cuando Alberto trabaja, piensa que la artesanía le da la satisfacción de orientar
su pensamiento hacia la creación como terapia de vida, buscando que mientras
el cuerpo labora sobre el material, la mente crea, juega y disfruta. El oficio artesanal es para su creador una especie de enseñanza en si misma, le dice cuándo
empezar, cuándo está listo, cuándo detenerse.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Frente a los miedos, expresa Alberto que no había pensado en qué cosa o situación podría generárselo; sin embargo, considera que tal vez le teme a la desesperación, a sentirse en situaciones que no puedan resolverse; tristemente muchas
de ellas guardan relación con los banales asuntos de la economía de subsistencia.
Por su parte, manifiesta no temerle a la muerte. A veces piensa que ésta no existe.
En todo caso si le causa desconsuelo tener que dejar el mundo que en su opinión
es bello. Cree que el oficio y su entorno lo van acompañar eternamente. Dice
que cree en la reencarnación. Se declara religioso de todo el mundo; toma lo que
le gusta de cada religión o persona, realiza un filtro y escoge lo que acepta su
conciencia.
El Maestro Llanos considera que su principal fortaleza como artesano la configura el carisma que le pone a su trabajo: respeta los materiales que utiliza, respeta a sus compañeros y al oficio, procurando que la práctica artesanal tenga un
alto nivel. “La cerámica es uno de los campos en donde mas se puede innovar,
pero nunca debe olvidarse el respeto por los demás artesanos, hay que mantener
muy buenas relaciones con todo el mundo, con las autoridades”. Él piensa que
la gente lo aprecia tanto por el valor de la obra como por la persona que él en si
mismo representa.
Quise conocer la opinión del Alberto sobre la manera en que él creía haber contribuido al desarrollo artesanal del Huila desde la práctica de su oficio.”Tal vez el
aporte está en la manera como he desarrollado una temática, con la cual he abierto una luz a la cultura, ayudando a expresar cosas tan valiosas como el legado de
nuestra tradición indígena, eso creo que sirve mucho. Estar en el Huila es mas
bien un privilegio por que esta tierra es una región que ama mucho su folclor y la
artesanía hace parte de ello y los huilenses nos dejamos cautivar por la artesanía,
la amamos y valoramos. Tal vez esa grata forma de comportarse constituye para
mí una enorme retribución, por la que me esfuerzo por dar a conocer mi mensaje
y las personas gentilmente me valoran.”
Sus hijos han heredado la habilidad de trabajar la arcilla, de hecho, en su hogar
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Gerardo Aldana Garcia
todos desarrollan el trabajo no como una obligación sino con el agrado de saber
que este digno arte que merece toda su tenacidad y esfuerzo es lo que les da el
sustento físico y anímico. Alberto derivó esa conducta de su madre y piensa que
a los hijos no hay que forzarlos a que tengan que ser lo que sus padres son, si no
lo que los padres realmente significan para ellos a partir de su personalidad y el
oficio: “Sobre esta base ellos deben tomar conciencia de que tienen un recurso de
primera mano, si no van a ser doctores o algo parecido, pueden volver a su casa
siempre a trabajar en algo que en todo momento será dignificante”.
Alberto cree que es difícil decir por ahora quien de sus hijos podría ser el de
mayor capacidad y habilidad para el oficio, sin embargo, se inclina a pensar que
su hijo mayor Alfredo, es el que mas se ha dedicado al tema; de todas maneras
ve que todos tienen una habilidad similar para el asunto.
Confiesa el Maestro Llanos que existe un extenso listado de personas que han
aportado a su desarrollo como artesano, por ejemplo, su experiencia en La Chamba – Tolima fue edificante por que aprendió mucho. Dice que en ese lugar llegó
donde una señora y le dijo con toda honestidad que quería aprender todo lo que
ella sabía. Ella le dijo: mire si usted hubiera ido donde otra persona tal vez no le
hubieran enseñado, pero vino acá donde mi y yo le voy a enseñar, por que Dios
hizo un mundo para todos. “Eso es una experiencia muy importante donde todos
debemos sentir eso que podemos aprender de los demás y debemos entregar ese
mensaje en cuanto sea solicitado”, dice Alberto persuadido de un gesto de gran
personalidad y carácter.
Visitó diversos talleres y le llegaron múltiples libros; y de pronto comenzó a
proyectarse ante el público y fueron tantas las personas que se fijaron en él, por
ejemplo la familia Vargas Muñoz. Juan Pablo Muñoz, al año de estar produciendo ya le estaba comprando y al poco tiempo lo hizo Artesanías de Colombia.
Cree que lo que mas llamó la atención sobre su trabajo, a pesar de que no era una
técnica muy conocida, fue el tema de lo precolombino que no se manejaba con
frecuencia en esa época y poco después se dio a entender que era una tendencia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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que empezaba a darse en su momento. La Secretaría de Cultura también le ha
abierto mucho las puertas y vive muy agradecido por ello.
¿Y cuántos años le gustaría vivir a Alberto? Aun que le teme a la vejez, a no
poder trabajar, a las enfermedades, al deterioro de la vida, él cree que tratará de
vivir con regocijo los años que la vida le regale.
Tal vez, si una Ada Madrina le diera dos deseos, él acertaría en pedir: su casa y
su taller; actualmente vive en arriendo.
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Cecilia Vargas Muñoz
Viajando en una chiva pletórica de identidad comarcana
N
ació en Garzón y fue criada en la región de Majo, justo a orillas de una
fresca quebrada; su infancia la vivió en una casa pintoresca de paredes de
tapia pisada y pisos de ladrillo, con paisajes coloridos de naturaleza viva.
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Hija de Aura Muñoz y José Joaquín Vargas. Su padre era un hombre con notables
conocimientos sobre ingeniería mecánica, de hecho, era el encargado de manejar la operación del sistema hidráulico en el municipio de Garzón. De su padre
cuenta que fue seminarista, pero que al conocer a la señorita Aura, el amor anidó
en su corazón y debió prescindir de los anhelos sacerdotales, por lo que nunca
llegó a ordenarse. Los años de vida de Cecilia transcurrieron junto a su madre,
nutriéndose de su saber popular de la cerámica. Contrajo matrimonio con Saúl
Yangtcy, de cuya relación nacieron Yohana y Juan Sebastián. Cecilia quedó viuda a los 26 años y desde entonces su mamá fue su mayor compañía.
Cecilia es una de esas huilenses, artesana y artista que ha aportado a la construcción del referente cultural del departamento, siempre desde la perspectiva de
lo que representa el barro, la arcilla en nuestro legado ancestral precolombino
y desde allí hace toda una serie de inferencias a la que le da vida y sentimiento
para significar el valor de lo autóctono, de lo pastoril y lo sencillo. Lo que veremos a continuación, es una entrevista que gentilmente me concedió Cecilia en
uno de esos escasos ratos libres que le quedaban mientras se desempeñaba como
Secretaria de Cultura del Departamento del Huila, a mediados del año 2004. He
querido transcribirla respetando la hilaridad de su narración a fin de que el lector
pueda hacerse una idea mas clara de cómo es el personaje.
Uno de los aspectos que inquietan a los artesanos es la producción en serie, o por
lo menos la aplicación de tecnologías con las que se logra aumentar el número
de piezas o productos por fracción de horas hombre u horas máquina. En Cecilia llama la atención que el proceso de elaboración de sus artesanías no haya
sido tentado a incursionar en las técnicas de moldeo y repetición de patrones
de standarización de formas o colores. Al respecto de la visión de masificar la
producción ceramista de cara a atender grandes volúmenes de pedidos, Cecilia
considera lo siguiente: “Nunca hemos tenido una gran industria, no somos gente
de exportar; las veces que nos invitan hacemos exposiciones. Por ejemplo, mi
hermano Miguel Ángel, tiene en Bogotá una tienda en “Hacienda Santa Bárbara” y él vende piezas prácticamente originales. Nos gusta hacer las cosas bien
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hechas y venderlas un poco mejor pero no para una gran demanda. En el tema
del comercio somos muy malos, eso no lo hemos explotado, tenemos una visión
de nuestro trabajo como algo sagrado, nos falta tener mas vocación de empresa;
ni siquiera nuestros hijos y sobrinos han estudiado profesiones afines con el comercio, no hay una persona en la familia que se encargue del asunto. Pero esa no
ha sido nuestra preocupación, estamos más interesados en fundamentar algo con
mayor significado y peso para dejar a las generaciones venideras; la elaboración
de la artesanía no es solo lo económico, es por sobre todo un acto de libertad, de
lúdica. Me causa un trauma cuando vendo algo que he hecho porque es como un
hijo que no quisiera que se fuera”.
Es evidente que el proceso de formación ceramista de Pitalito fue notablemente
influido por el quehacer de doña Aura y su hijo Pablo. Sin embargo, la relación
enseñanza - aprendizaje tarde o temprano termina llevando a que los alumnos
copien a su maestro; en otros casos, estos pueden superar al tutor. Quise conocer
acerca de la forma como los Vargas Muñoz instruyeron a otros y el momento en
que los discípulos y demás artesanos de la localidad empezaron a copiar los diseños. Cecilia, con una expresión de cierto arrobamiento, tal vez como si en ese
momento realmente se trasladara al Pitalito de los años sesentas, me participa
del siguiente relato.
En una época, por allá en los años setentas, cuando el boom de la “Chiva” que
llevó a que se disparara la demanda, mucha gente tenía un taller improvisado,
allí se generaba toda clase de copias sobre nuestros diseños. En la cerámica,
las mentiras no tienen futuro; cuando una cosa no es sincera, es muy efímera,
eso fue lo que realmente se dio, diseños monotemáticos, siempre esperando a
ver qué nuevas cosas sacaban los Vargas Muñoz, para copiarlo. Ojalá nosotros
encontráramos a alguien que nos imite o que haga las cosas mejor que nosotros,
eso sería muy bueno”. Cecilia es una mujer que suele desconcertar con su pensamiento, el cual transcurre entre experiencias vividas en ámbitos especialmente
de elite social o intelectual, donde el efluvio de paradigmas modernistas hace suponer una exploración y refinación en las formas artísticas que podrían remitir a
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Gerardo Aldana Garcia
la valoración de lo exclusivo y también lo costoso. Sus relatos de viajes y visitas
a museos de tantos lugares del mundo, parecerían alejarla de su contexto local y
raizal al cual pertenece. En algún momento un artesano huilense expresaba que
“ellos, los artesanos, no se sentían representados por Cecilia”. Pero al mismo
tiempo, Cecilia tiene una enorme capacidad y convicción para persuadir a sus
coterráneos de la importancia de preservar las expresiones más vernáculas y
auténticas de nuestro legado cultural, nutriéndose de la simplicidad de las vivencias comarcanas y de la naturaleza que nos rodea. Ella siempre da el ejemplo de
su señora madre, como fuente de inspiración para aprender a valorar lo propio,
no obstante tenga una particular facilidad e inclinación para disfrutar de exclusivos espacios del intelecto y el conocimiento.
“Yo creo que las generaciones de artesanos tienen que crecer integralmente. No
he visto a nadie en el país que haya aprovechado la escuela de mi mamá, de lo
costumbrista; un ceramista tiene que estudiar, mirar, observar y en lo posible
viajar. La exploración e investigación debe ser un proceso incesante, permanente. Hace falta más estudio y autocrítica, es necesario tener un mayor sentido de
la superación. Al material hay que verlo casi como un ser vivo. El barro, por
ejemplo, es el que se confabula con uno en las tristezas y en las alegrías, es el
orgullo, es el alma del pueblo. El reconocimiento de lo nuestro, es el valor más
no el precio”
Pero cómo logró Cecilia concebir el producto de la Chiva?.
“Lo mismo que le pasó a mamá con el pesebre, me pasó con las Chivas y con el
tema de los indígenas. Mi hijo Juan Sebastián no había nacido cuando yo inicié
con las Chivas”.
Con las bases técnicas y conceptuales sobre la cerámica, adquiridas al lado de
mi mamá, siempre quise seguir con este oficio, aún después de que me casé;
sin embargo, por respeto a ella no podía seguir trabajando sus propios diseños,
entonces, yo me decía: tengo que hacer otra cosa con el mismo barro, un tema
que mamá no hubiera tocado. Ella acariciaba lo campesino, lo arquitectónico,
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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mientras yo veía las Chivas. Luego me hice conciente de que mi inclinación
por la Chiva tenía raíces ancladas en nuestra niñez. A veces, mis hermanas y
yo, sentadas en una piedra, en Majo, veíamos pasar las Chivas y para nosotras
eso era algo tan bonito, el paisaje con el color. Después empecé a mirar todo lo
que traían estos buses escalera, esos elementos populares, esas expresiones del
campesino, todos sus productos y me fui adentrando en tal mundo que me pareció interesante. El primer carro que hice fue para mí, pero cuando mi hermano
lo vio, dijo: está muy bueno, ¿por qué no hace más? Para entonces mi hermano
Miguel Angel que vivía en Caracas, se lo llevó y creo que apenas lo desempacó
lo vendió. Así empecé, sin ningún afán.
Y empecé a investigar lo sociológico por que eso es como una puesta en escena
de todo lo cotidiano, yo vi los protagonistas, muy importantes, los mismos que
mamá abordaba en sus temas del campo, pero yo dije vamos a ponerlos mas
civilizados, no van a andar en burro sino que van a andar en carro; entonces, le
puse llantas al barro y le iban saliendo alas. Seguí mirando investigando, evaluando y trabajando. Observaba los cuadros de la rutina del pueblo tales como el
trasteo de un matrimonio o la dinámica del mercado, en otros casos, la primera
comunión, la fiesta patronal, el baile con la banda municipal, la Chiva con el
muerto, etc; pretendí no volverme monotemática, no repetir, así hice como 22 o
23 temas distintos.
Y ya todo lo que se sabe, yo saco del anonimato el entorno sociocultural regional
simbolizado en la Chiva y mire la gente como se apropia de ella, ya en las telenovelas, propagandas; mi gran satisfacción es saber que grandes intelectuales
se apropian de las Chivas para escribir sobre ellas, como historia del país, como
algo que tiene pertenencia.
Cuando se hace algo es importante saber por qué se hace; es como tener claro lo
que se va a hacer, hay muchas cosas en qué poner lo ojos para fundamentarse y
hacer el trabajo creativo. La chiva fue una época, un paso, de hecho ahora estoy
en otro cuento con los bahareques, siempre pensando en la sociedad, en las per-
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Gerardo Aldana Garcia
sonas que están haciendo patria desde muy lejos, gente muy anónima. La gente
de las Chivas es la que está en el campo, con su manera de vestir, de relacionarse
con el otro, prometiendo un abrazo de solidaridad y amistad.
A la Chiva le han hecho varias composiciones musicales, como las nacidas del
Maestro Juan Carlos Ortiz Tovar y la propia Aura Muñoz de Vargas. También
lo hicieron Gilberto Pérez de Teruel y el Maestro Javier Cruz Morales; es tal el
significado y el funcionalismo de la Chiva que incluso con su diseño hacen hasta
comestibles como el ponqué que vi en el Encuentro de Artesanos del año 2004
en honor a la Alfarera Luz Santana, o sea que la chiva se puede comer, bailar,
cantar, la chiva puede transportar.
Creo que lo mas importante de la Chiva es ver cómo un país se apropió de ese
objeto, de ahí que se tiene casi como una insignia, al decir de Isaías Peña; la Chiva es una bandera, una impronta y eso es muy importante, que haya llegado al
pensamiento, al interés colectivo, no por que la haya hecho Cecilia Vargas en su
entrono familiar, sino por que allí esta implícito un país y una serie de elementos
que le dan una categorización, por que lo asumimos, por que es legitimo.
¿En que año patenta la chiva?
En el año de 1976. La patenté mas que todo como por tener un registro, por que
yo se que en Colombia las patentes no funcionan. En cierta ocasión, un italiano
que vino a hacer algo en la represa de Betania, me hizo caer en cuenta al preguntarme: ¿Y tu qué sientes al saber que la Chiva es el renglón artesanal de exportación mas importante en Colombia? y yo le dije, ah no sabía, es importante de
alguna manera aportarle algo al país, así no lo reconozcan. Vale decir que el hoy
Magistrado de Tribunal Contencioso del Huila, Marcelino Triana, fue quien en
la época me asesoró en el tema de la patente.
En torno a la Chiva creada por Cecilia se generó en el Pitalito de los años 70s
y 80s, una dinámica económica de gran relieve, toda vez que este icono cultural, registrado por intelectuales, escritores, políticos, gobiernos e instituciones,
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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llevó a que se crearan nuevos talleres de producción y con estos la demanda de
insumos como vinilos, esmaltes, equipos, mano de obra, se dispusieran a nivel
local para le creciente mercado, toda vez que desde el Valle de Laboyos y aún en
nuestros días, se producían y producen numerosas Chivas no solo para el mercado nacional sino también para la exportación, actividad de la que se encargaban
los intermediarios comerciales. Llama la atención el relato de Cecilia sobre la
manera como el entonces estudiante universitario en Estados Unidos, Luis Alberto Moreno, actualmente Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo,
se costeó sus estudios en el país del norte: En cierta oportunidad tuvimos la grata
visita del Dr. Luis Alberto Moreno en nuestra casa en Pitalito y nos compartió
que él mismo, en épocas de estudiante en E.U., llevaba Chivas de las que se
hacían por montón a título de réplica de las elaboradas en nuestro taller, y con
el producto de las ventas se costeaba parte de sus estudios. Era un producto que
tenía gran salida”.
Cecilia encuentra de mucho valor que el Huila sea motivo de inspiración para
hacer tantas cosas, con sus montañas su naturaleza, los bosques, los animales,
etc. Recuerda cómo en el África la inspiración de un ceramista se hizo materia
haciendo animales que habían desaparecido de su entorno; la obra misma era
todo un documento en el que había tanta historia allí depositada. “Ojalá nuestros
artesanos hagan animales que no hay en otras partes, Chigüiros, Jaguares, el Oso
de Anteojos. En el Departamento del Caquetá hacen en madera el Delfín Rosado; a todos estos animalitos no hay que ponerles hecho en Colombia, sino que
hablan solos, una persona que sepa reconocerá de donde son originarios. Falta
trabajar la fauna, la flora, una manera de divulgar esto es con actos extremos, si
estoy preocupada por los animales que están desapareciendo, entonces los voy a
poner en mis obras.
Cecilia Vargas es indiscutiblemente uno de los mas destacados referentes culturales del Huila en el ámbito nacional e internacional. Varios de sus trabajos por
los que ha transcurrido su creación en temas de Pesebres, Chivas, Muñecas,
Reinas, Bahareques, etc, forman parte de la colección de arte colombiano que
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Gerardo Aldana Garcia
reposa en el Museo del Oro en Bogotá e igualmente en los Museos de Cartagena
y Calí. Recientemente algunas de sus obras fueron llevadas para el Museo alemán de la ciudad de Hesse. Muchos escritores como Isaías Peña, Germán Castro
Caicedo, David Sánchez Juliao y el Uruguayo Eduardo Galeano, han discernido
y reflexionado sobre la obra de Cecilia y su directa relación con el imaginario
cultural de los pueblos colombianos.
La maestra Vargas reconoce con mucha alegría y gratitud que el sustento de su
vida y la posibilidad que tuvo de sacar adelante a sus hijos, todo ello se lo debe
al barro, tanto en la cuestión económica como en lo espiritual. Llama mucho
la atención verificar que aún que sus hijos tienen vocación y habilidades por la
artesanía, ninguno de ellos se ha consagrado al barro. Su hija está estudiando
diseño de joyas en Suiza, mientras que su hijo Juan Sebastián maneja la técnica
de los vitrales.
En los proyectos mediatos que tiene Cecilia se encuentra el relacionado con la
investigación que hiciera sobre los recursos precolombinos de la arquitectura
en América, sobre ello, espera tener un espacio para hacer un ejercicio de cómo
se debe construir una casa para habitarla según el clima. “En nuestros climas
tropicales no hay una propuesta para estos intensos calores, con materiales térmicos. El bahareque es térmico, acústico y sismorresistente; sería una manera de
recrear, como en el campo, con todas las libertades, con toda la postura filosófica
de la vida, del placer, el disfrutar una casa de clima calido”.
Ella reconoce que de hecho ya llevó a cabo una primera parte del ejercicio en
Pitalito, cometiendo, según ella, muchos errores, es su casa de campo enclavada
en el contexto urbano a la que Cecilia llama “la embarrada”, toda ella hecha en
bahareque, es decir barro y guadua. “La Embarrada es el sitio que construí para
hacer un teatrito, un sitio para contar historias con la técnica de la sombra, hacer
un tipo de marionetas para generar movimiento, para dar lecciones de medio
ambiente, por que no se necesita enchufar nada sino que con una hoguera se
produce el efecto”.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
105
Allí en este acogedor lugar, Cecilia tiene un bosque al que llama su Angel Verde;
fue un obsequio de una suiza de nombre Bárbara Nathan, quien se lo regaló para
que su proyecto de La Embarrada, lograra una justificación medioambiental, de
armonía con la madre naturaleza. En este bosque Cecilia les pone comida a los
pájaros para que ellos lleguen al lugar libremente; entonces, con sus excretas
se logran las condiciones para movilizar, depositar y germinar nuevas especies
en un suelo que transmite hospitalidad y seguridad a las aves y fertilidad a las
semillas.
Su mayor deseo es seguir siendo ella misma y que pudiera volver a ver el río
Magdalena con el agua cristalina y que a la vez tuviera la facultad de detener el
proceso de devastación de los árboles.
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Humberto Dussan Salas
Una dedicacion tan férrea como el cuero crudo
N
ació el 7 de abril de 1924 en el Municipio de Aipe. El maestro Dussán Salas
es un artesano huilense poseedor de una rica experiencia en la elaboración
de trabajos a base de cuero crudo, los que desarrolla con particular destreza.
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A sus 84 años, se identifica como un trabajador de la talabartería, con habilidad
para hacer elementos en cuero crudo tales como rejos, sillas, zamarros; todo lo
que son aderezos o aperos de cabeza para los caballos, jáquimas y apegadoras
para muletos, entre otros. También elabora las conocidas alforjas que sirven para
cargar cosas a lado y lado de la montura. Las alforjas funcionaron durante los
tiempos de la arriería, como el maletero en el que los arrieros cargaban su ropa
junto a la ruana, la cual tenía tanto tamaño que cubría gran parte del bestia mular
o caballar. En las alforjas solían igualmente llevar encargos especiales de vecinos o comerciantes.
A su edad, Don Humberto acusa una de las necesidades comunes a muchos de
nuestros artesanos comarcanos, cual es la carencia de dinero para capital de trabajo. Cuenta él que preso de tan difícil situación económica, le escribió una carta al señor presidente Álvaro Uribe Vélez, en la que le comentaba su problema;
entre otras cosas le hizo saber que debido a su avanzada edad ya los bancos no
le prestaban dinero, ni siquiera con fiador. Efectivamente, la respuesta no se hizo
esperar y a los 10 días le llegó una misiva en la que le ratificaban que el crédito
no era posible por el mismo argumento expuesto por el Maestro Dussan Salas.
No contento con el triste recado, optó por llamar a la Presidencia, comunicándose con la funcionaria Ana Maria Rojas, quien amablemente lo contactó telefónicamente con el mismo señor Presidente. “señor Dussan, estoy para servirle”, le
dijo el primer mandatario. Según Don Humberto, el Dr. Uribe le dijo que había
autorizado un dinero para apoyo a los artesanos del Huila y que las autoridades
del departamento le darían de ello alguna razón. El hecho es que nunca llegó ese
beneficio para el optimista artesano, por lo menos hasta lo corrido de la plenitud
del año 2006. En todo caso, dice don Humberto, que por lo menos tuvo la oportunidad de hablar directamente con el presidente de la república.
Humberto considera que dentro de las satisfacciones que le ha dado el oficio
de la talabartería, están las de haber visitado muchas ferias, adquirido muchas
amistades, que aún que él sea pobre, le profesan mucho cariño, afirma con en-
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109
tusiasmo y gratitud. Recuerda con alborozo su amistad con don Fabio Ochoa
y Juan David Ochoa, hombres de gran entusiasmo por los caballos y las ferias.
Al propio tiempo, nuestro valioso artesano experimenta una sensible tristeza
al comentar que ningún miembro de su familia heredó de él la práctica de la
talabartería. Recuerda que durante mucho tiempo sostuvo a su familia con el
producto de este arte popular, habiendo educado a sus hijos con recursos provenientes de las artesanías en cuero crudo. De sus hijos, cuenta don Humberto,
uno es pensionado de una empresa petrolera; la mayor de sus hijas se desempeña
como Secretaria de Gerencia en el medio empresarial huilense, mientras que la
otra se casó con un joven montador de caballos, propietario de un pequeño hato
ganadero en Aipe.
Confiesa don Humberto que a su edad no le asaltan mayores miedos, aun que sí
le preocupa su dolencia de la columna vertebral, lo que con alguna frecuencia
le ocasiona mucho abatimiento y gran pesar. Dice no tenerle miedo a la muerte,
gracias a su profunda devoción de católico. “ y es que a cualquier momento le
llega a uno la muerte, pa qué temerle si a donde uno esté, ahí le llega. La muerte
es como una compañera inseparable de uno.
Para conservar la salud y la vida, ha acostumbrado a no trasnochar, especialmente mientras consume o después de ingerir licor. Durante muchos años fue un gran
bebedor y fue una de sus hijas, la que lo hizo recapacitar y dejar ese vicio junto
con el del cigarrillo. Recomienda a los jóvenes de hoy: “no consumir las plagas
de la marihuana, el bazuco o la perica”. El Maestro Dussan se siente orgulloso
de ser uno de los pocos artesanos que aún viven dedicados a la talabartería. Ha
dictado capacitaciones a jóvenes y adultos en Yaguará y Aipe, pero de sus discípulos ninguno quiso dedicarse al oficio. Uno de sus estudiantes, justamente de
Campoalegre, aprendió en 15 días y montó un taller; luego este le enseñó a su
mamá y a su esposa. “Creo que a la juventud de hoy no le gusta este oficio por
que es supremamente floja, no piensan sino en el baile y en beber, no piensan en
que mañana eso les va a servir”, dice Humberto Dussán. Humberto confiesa que
él no ha podido realizar plenamente su vida, por la sinverguenzura; “por que yo
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Gerardo Aldana Garcia
si fui sinvergüenza de muchacho y el día de hoy me pesa no haberle hecho caso
a mi padre; como le digo, no haber juntado plata desde un principio y no haberla
aprovechado”. Tiene un gran respeto por la existencia de Dios. “Soy un hombre
que no me puedo acostar sin rezarle a nuestro señor de los milagros, soy muy
devoto y por eso a mi en ninguna parte me va mal, con nadie y son muchos con
los que ando. He estado en zonas peligrosísimas y vivo pegado al señor de los
milagros.
Dentro de los amigos mas especiales que tuvo Don Humberto figura Don José
Vicente Aldana Narváez, un aipuno a quien en innumeras ocasiones le compró
caballos y bestias mulares: Me da mucho gusto recordar a Don Vicente, de él
admiré siempre el valor de su palabra; lo que prometía era como una escritura,
no era necesario hacerle firmar papeles, bastaba con su palabra. Solía servirme
cuando mas lo necesitaba y aun que en varias oportunidades bebí trago en su
compañía, todo el mundo sabía que él era un hombre muy mesurado en su comportamiento. Tenía una simpatía y una facilidad para establecer relaciones de
aprecio y respeto con los demás. Fue a la vez uno de mis permanentes clientes en
la compra de los rejos y aperos para sus animales. Realmente le aprendí mucho
al Sr. Aldana Narváez.
La habilidad de este artesano incluye también la elaboración de diferentes nudos en el rejo, tales como los de tamilla, el chispeado, el tornillo, el ½ tornillo,
el manzano, el riñón, ½ riñón; todos estos son tejidos que sirven para aderezar
tapaojos en los caballos, lo cual les da mayor lucimiento. Los cueros crudos son
adquiridos directamente en el matadero de Aipe. Una vez en su taller, la piel del
vacuno es templada en un telar y descarnada. Luego le aplica sulfato de soda,
alumbre y bórax. Para que quede bien pelado se le agrega sulfuro y cuando se va
endureciendo se le adiciona grasa de cocina.
Humberto cree que el cuero crudo es mas resistente que el procesado para marroquinería, por cuanto al primero no se deja podrir para luego trabajarlo. El rejo
de mayor longitud que ha hecho con sus propias manos, llegó a medir cerca de
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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50 metros. “ era un rejo de regular espesor; era un rejo corralero”, cuenta don
Humberto.
Siempre que Humberto está haciendo una de sus artesanías, piensa en que el
producto le quede muy bonito; “pa´ que le guste al cliente; para ello, trabajo con
mucha calma, para no irme a cortar, y me concentro en lo que estoy haciendo”
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Jaime Obando
En la artesanía, una esperanza para
lograr la casa de mi familia
N
ació el 18 de Febrero de 1966 en la localidad de Isnos – Departamento del
Huila. Hijo de Aura Emilia Obando. Casado con Elizabeth Salazar Cuervo con quien tiene 4 hijos: Elizabeth Cristina, Linda Karen, Jhon Jairo y Aura
Vanesa. Jaime cursó estudios de secundaria en el Instituto Colombo Americano
de la ciudad de Bogotá.
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Este talentoso artesano dedicado a los trabajos en madera, aprendió el oficio de
su padrastro Manuel Mesías Arcos, a quien además reconoce como la persona
que lo ayudó a forjar como niño, hombre y como un individuo de bien para su
comunidad. Con Don Manuel adquirió los fundamentos técnicos de la carpintería. Luego con los maestros Jorge García y Orlando Cortes, aprendió las técnicas
de enchapado y torno, respectivamente. El cúmulo de conocimientos de Jaime
sobre la madera, lo ha llevado a consagrarse como uno de los mejores talladores
del departamento del Huila.
A Jaime se puede localizar en su taller que se levanta sobre un promontorio cuya
vista da al poblado de Isnos. Allí, entre paredes de madera y techos compuestos
de zinc y polietileno, teniendo por soporte pisos de tierra, el Maestro empieza
cada día con especial entusiasmo que lo lleva a despedir a sus hijos para la escuela y luego dedicarse a los formones, gubias y caladoras, los que unidos a su
creatividad y hábiles manos, dan formas simétricas de admirables rasgos anatómicos y especial expresión, sintetizados en toda clase de figuras como animales
de la zona, por ejemplo la Danta y el Mono; o el Caballo en el que tiene gran
complacencia en trabajar. “Realmente cuando estoy trabajando en una de mis
artesanías, pienso de manera muy especial en lo que podría pensar de ella la persona que adquiera el producto. Mas allá de la pretensión económica, lo que me
interesa es la satisfacción, la alegría del comprador”, expresa Jaime, mientras
que sus gruesos dedos toman la pieza de madera sobre la cual talla el mapa del
Huila como homenaje del Centenario del Departamento.
“ Tengo un gran sueño, y es construir la casa para mi familia. A veces el oficio
lo llena a uno de tristeza por que los mercados no siempre responden a la oferta
que uno genera, y entonces muchas de las necesidades de los hijos no pueden ser
atendidas como uno quisiera”.
En el oficio y la técnica para trabajar la madera, Jaime ve la necesidad y la oportunidad de expresar su sentir sobre la vida natural y cultural de su comarca, al
tiempo que pretende preservar un oficio que tiene fuertes vínculos con las raíces
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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del desarrollo sociocultural y económico del Departamento. Evidentemente, la
historia de la región en lo que hace relación a las indumentarias de adornos,
utilería y estantantería, muebles, puertas, corrales, elementos para la cocina, etc,
está fuertemente ligada al oficio de la carpintería y ebanistería desde donde han
surgido, para bien de nuestra identidad cultural, técnicas que han llevado a la
concepción de apreciables objetos artesanales como los elaborados por el maestro Jaime Obando.
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Imelda Gómez
Amante de su cestería y devota del genio de la amistad
N
ació en Tello el 17 febrero de 1958. Hija de Jerónimo Gómez Perdomo y
Silvia Sánchez. En homenaje a su padre bautizó a uno de sus hijos con el
mismo nombre. Desde el año de 1993 se dedica al oficio artesanal de la cestería
en guadua y bejucos naturales de la región.
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Su primer maestro fue justamente su esposo. “Nuestra llegada a la artesanía fue
muy causal. Ocurrió un buen día cuando alguien llamó a mi marido y le dijo que
estaban pagando para que hicieran estrellas sobre unos cajones. El empresario
era un señor llamado Ramón Yusunguaira, uno de los primeros artesanos de la
cestería. Después de haber concurrido a la casa el señor Yusunguaira, regresó
como a las siete de la noche y me contó que allí le habían enseñado a hacer las
estrellas mientras él les colaboraba; desde aquel momento, siguió yendo todas
las tardes a aprender y a ayudar. Así nació el oficio de la cestería para nuestra familia”, expresa Imelda con esa tranquilidad y sonrisa que siempre está dispuesta
a ofrecer a su interlocutor.
Imelda enviudó en el año 2002. Fallecido a causa de una fuerte diabetes, Jerónimo fue una persona a quien esta artesana huilense recuerda como un hombre muy
amoroso, excelente esposo y padre. Afrontar sola las obligaciones del hogar, la
llevó a retomar el oficio que otrora ejerció: la modistería, con lo cual pudo sacar
adelante a sus hijos. Sus descendientes Jerónimo y Ancizar, lograron aprender el
oficio y aún que ya mayores de edad escogieron profesiones diferentes a la de ser
artesano, suelen trabajar ocasionalmente en el taller de cestería de su madre.
Dentro de las satisfacciones que le ha dado el ser artesana, Imelda considera que
está el hecho en si mismo de trabajar día a día la cestería y mantener la relación
con otros artesanos. “esto me da alegría venir y encontrarme aquí, con compañeros; me satisface elaborar mis productos; pero a veces me desmotiva la falta de
recursos, no quiero meterme en prestamos, pues me dan miedo las deudas”.
Imelda piensa que los episodios que más miedo o temor le generan, son el quedarse sin su mamá y la llegada de la muerte. “Precisamente sí le tengo miedo a
la muerte por lo que me ha pasado a mi, que los he visto morir, a mi abuelo que
me crié con el y mi papá que murió el 8 de marzo de 2001 y luego a los 10 meses
muere mi esposo”.
Esta cestera del norte del Huila recomienda a sus colegas artesanos y amigos en
Vida y sueños de los artesanos huilenses
119
general, que para conservar la vida y la salud es necesario no preocuparse o estresarse con intensidad; el pensar en exceso frente a las situaciones difíciles lleva
a menguar las condiciones físicas y mentales de la persona. Imelda siente que su
principal fortaleza como artesana, lo que la hace más conocida, es la calidad de
los productos que elabora y su manera de ser. Considera que desde la enseñanza
que ha ofrecido a otras personas, ha contribuido al desarrollo del sector artesanal
del Huila.
Los productos a los que normalmente se dedica Imelda son los cofres que tanto
llaman su atención; también hace canastas en diferentes tamaños y formas. La
técnica que mejor maneja es la del tejido. Respecto al uso de maquinarias en la
producción cestera, considera que trae ventajas, pero al propio tiempo tiene sus
efectos negativos.
“Me gustaría por ejemplo algo para cortar la guadua, algo con lo que uno no se
corte, aunque esa clase de material es mejor sacarla a mano y lo curioso es que
mientras una mas se lastima las manos, el producto se hace de mejor calidad y
la gente lo valora mas. Por ejemplo la otra vez yo traje los cofres color mate, por
que a la Dra. Cecilia Vargas – Secretaria de Cultura y Turismo no le gustaba nada
con brillo de laca, pero a la gente le gusta con brillo”.
Imelda ha sido siempre receptiva a las recomendaciones de los técnicos y diseñadores que envían las instituciones, sin embargo, es a la vez una inquieta e
inteligente analista de cómo se comporta el mercado de sus productos y la forma
de cómo se debe satisfacer al cliente. “Uno hace los productos es para satisfacerlos a ellos; yo me acuerdo que una diseñadora me dijo que nada con brillo, en
el tiempo que yo hacía abanicos y que estaban en furor. Yo llevé a la Feria unos
ejemplares brillantes y otros opacos y vea, los brillantes yo los tenía escondidos,
por que la diseñadora pasó y me los hizo guardar, dijo que no los fuera a sacar,
pero la gente preguntaba por estos y yo saqué los brillantes y se vendieron primero éstos que los opacos. Entonces yo le dije a ella, uno tiene que hacer cosas
que a la agente le gusten y lo mismo pasa con los colores”.
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Imelda admira al maestro artesano Orlando Cortés, por su trabajo, por su artesanía y por su manera de ser. “La primera vez que vi su trabajo pensé que era
barro y cuando lo toqué y le pregunté qué era eso, me dijo con mucha dulzura y
amabilidad, que era madera”.
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Alfonso Carrillo Echeverry
De constructor de espacios a diseñador de
formas artesanales
A
lfonso nace en Neiva el 6 de Octubre de 1951. Hijo de Alfonso Carrillo
Lozano ( natural de Villavieja) y Judith Echeverri (nacida en Líbano Departamento del Tolima). Casado con Blanca María Rodríguez de profesión Nutricionista. Tiene tres hijos: Carolina de profesión Psicóloga, Alfonso Diseñador
Industrial y Maria Teresa que cursa secundaria; de esta descendencia, los dos
primeros son adicionalmente artesanos del vidrio y la bisutería.
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Gerardo Aldana Garcia
Detrás de este artesano de hoy, poseedor de valiosos dotes de diseñador, investigador de iconografías precolombinas y hábil explorador y manipulador de los
materiales aplicables a los trabajos sobre el vidrio, existe una historia muy interesante en donde se verifica que junto a lo que fue el ejercicio de su profesión de
arquitecto, figura un gran empresario del sector de la construcción en la ciudad
de Neiva, actividad que desempeñó al lado de su padre y hermanos, en la que se
llamara la Constructora Carrillo. Sin embargo, paradójicamente los éxitos en los
negocios pueden cambiar y con ellos la vida del empresario, que ante todo es un
ser humano; toma nuevos rumbos en cuyos senderos puede nacer, como en este
caso, un artesano. A continuación podemos apreciar lo que de labios del propio
Alfonso fueron las motivaciones que lo llevaron a convertirse en un transformador del vidrio en productos de gran factura y admiración.
“Yo tuve una quiebra grande como constructor en un momento determinado, y
entonces quedé prácticamente desocupado porque uno estaba acostumbrado a
hacer cosas grandes, entonces cualquier cosa chiquita no le parecía a uno atractiva en ese momento; sin embargo por herencia de mi abuelo que le jaló a la
carpintería y a la música, mi papá sacó la vena de pintor, y también a mi me
seducía la idea de pintar. Y justamente, entrando a ese punto de estar uno como
en nada, pues vi la oportunidad de pintar en óleo, en acuarela, y cualquier técnica
de pintura. También ví que en materia de pintar en vidrio no había mucha oferta
en el medio, excepto los vitrales de Iglesias. Esto me motivó mucho, entonces
vi el espacio y por pura casualidad me puse y pinté unas botellas con vitrazeta
que es la pintura más barata, la más fácil de manejar y la más fácil de encontrar
en cualquier parte porque con eso enseñan en los colegios. Así arranqué en el
año 2000”.
Este pasaje de cómo nuestro personaje sufre la tremenda caída económica que
lo marca y lo perfila de manera absolutamente inusitada e imprevista, para convertirse en un artesano, resulta de capital importancia y valor para la esencia
misma del presente libro, cual es la estimación de la dignidad que representa ser
un artesano.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
123
“Tuve la oportunidad de liderar junto a mi padre y hermanos, la construcción de
las urbanizaciones de Cámbulos, Chicalá y Acacias, lo que funcionó como fruto
de una sociedad con Max Duque; luego, ya muerto mi papá, construí la parte de
lo que es el Cortijo. Finalmente en ese proyecto en el que uno no tenía por que
perder, perdí. Ahí fue cuando quebré finalmente. En ese momento, año de 1998,
perdí más de dos mil millones de pesos, porque fuera de lo que había invertido
en terrenos, tuve que cancelar la plata a los bancos, con todas las arandelas que
hay que pagar y prácticamente yo quedé sin nada sin carro, sin casa, todo se fue
al piso. Fue una quiebra grave y muy delicada para toda la familia”.
De acuerdo con lo expresado por Alfonso, el sistema financiero colombiano de la
época, tuvo la culpa de haber quebrado no solo a él sino a cientos de constructores en el país, pese a los esfuerzos llevados a cabo en la gerencia de los negocios
de construcción. “Yo no creo que en un país doscientos o trescientos constructores pequeños seamos tan brutos como para quebrar al tiempo. Hay otras
circunstancias que permitieron que eso sucediera. El Gobierno nacional nunca
salió al paso a apoyarnos, por el contrario, las medidas restrictivas y represivas
nos precipitaron a la absoluta quiebra, desencadenando por cierto cordones de
desempleo y miseria que finalmente se tradujeron en flagelos que fortalecieron la
guerra en Colombia. Por suerte, no formé parte de dicha lamentable guerra, pues
siempre he tenido como principio que la única manera de combatir la barbarie,
es que uno mismo no sea guerra, sino una persona honesta y sana, así haya tenido
que perderlo todo”.
Ya en el campo artesanal, teniendo la certeza y la convicción de que este es
el espacio laboral y profesional en donde Alfonso se desempeña actualmente,
disfrutando por cierto de gratos reconocimientos a nivel regional y nacional, él
mismo nos cuenta sobre lo que representa su mayor satisfacción al ser artesano.
“En primer lugar me llena de alegría la gente con la que comparto la actividad
artesanal, logré un espacio en que se interactúa con gente más limpia, más sana,
menos untada de la vanidad, menos egoísta. Aquí en la artesanía el sentido de la
124
Gerardo Aldana Garcia
plata no es de cómo me llevo al otro por delante o esto es mío y para nadie más.
Aquí hay un valor humano más simple y eso vale más, mucho mas que la propia
plata”.
La dinámica de interactuar permanentemente con artesanos, ha llevado a quien
esto escribe, a concebir que los oficios artesanales son en si mismos una forma
de expresar de manera sencilla, toda la riqueza cultural de una región, construida
por creadores con personalidades igualmente sencillas, de casi nula arrogancia y
profundo sentido de respeto por quienes adquieren sus obras. El comentario siguiente del Maestro Carrillo, es un excelente pábulo para afianzar esta reflexión.
“La artesanía en si misma es algo de expresión muy natural. Para encontrarla, no
necesariamente la gente tiene que ir a buscar genios o de golpe grupos pedantes;
ésta se genera al interior de la creatividad y con las herramientas y las cosas que
se tienen a la mano. La creatividad es uno de los elementos que bien puede distinguir al artesano de otros oficios o profesiones; en mi opinión, esta creatividad
puede venir de herencia. Así como hay familias matemáticas, familias que les
gusta la religión, el Artesano tiene eso y va hacia el arte”.
En Alfonso como en muchos de los artesanos, habitan también temores y por su
experiencia personal, las relaciones de desequilibrio económico predominantes
en el país, con preponderancia de sectores y minorías que manejan a su favor los
esfuerzos masivos de la gran mayoría de la comunidad, constituyen una razón
para tener miedo. Curiosamente, pese a la proximidad que ha tenido con la muerte, esta no le preocupa. “A pocas cosas le temo, pero de manera muy especial me
hace temblar las carnes el hecho de que éste país no cambie el sistema financiero,
al resto no; porque uno anda por la vida haciendo las cosas bien, pero si este
nefasto sistema no se transforma, así tampoco se va a acabar la guerra, toda vez
que en Colombia el hacer plata y esclavizar económicamente a la gente, resulta
ser un jugoso negocio al cual difícilmente se quiere renunciar. En cambio a la
muerte no le tengo ninguna clase de temor; en el último accidente automovilístico que tuve, acepté la muerte, pues el accidente fue grave y me di cuenta que
lo que me daba tristeza era perder la posibilidad de seguir viendo la existencia,
Vida y sueños de los artesanos huilenses
125
pero igual me aproximó a la realidad de tener que partir de este mundo”. Alfonso
considera que su principal fortaleza como artesano son sus posibilidades para el
diseño, obtenidas desde la perspectiva del arquitecto. Esa formación mental de
diseñador fortalecida por el hecho de haber estado inmerso en el medio empresarial, son dos elementos que le han permitido ver y proyectar. Si bien es cierto
su profesión original está orientada al diseño de espacios, encuentra en ella sensibles motivaciones y herramientas de gran utilidad a la hora de diseñar objetos
como la artesanía.
Este artesano del vidrio observa ciertas prácticas y consejos para preservar la
vida. “Yo no tomo trago ya hace veinte años; no fumo, de hecho es muy poco lo
que trasnocho. Donde mucha gente fuma y en donde hay mucha contaminación,
prefiero no estar. Trato de llevar una vida sana, eso no quiere decir que yo haya
sido sano en toda mi existencia, porque a fe que también en mi juventud me di
muchas licencias que disfrute muy bien; e igualmente eso me ha permitido que
a esta edad sean muy pocas las cosas que me trasnochan”.
Los conceptos que los artesanos tienen sobre Dios no son muy variables; en general, todos ellos confiesan creer en un ser superior a cuya voluntad está sujeta
no solo la creación sino la administración de todo el universo. Alfonso tiene una
forma muy diferente de pensar sobre el particular, de hecho no parece atribuir
estas propiedades a ese ser llamado Dios. Se siente mucho más inclinado a valorar las expresiones y sustentaciones que proporciona la ciencia. “Dios es una
cuestión que es buena para quien lo cree, es buena porque permite que cuando
no se puede explicar algo, se le atribuya la causa a Dios y en consecuencia la
persona logra quitarse esa gran carga de la duda; pero igual, yo no creo en eso,
entonces lo afronto y creo que debo hacer lo que debo hacer y me permite estar
más sobrio. Yo respeto mucho las decisiones, de hecho el hombre no se lo ha
inventado por jugar, pero yo creo, como dice la ciencia, entre más cerca estemos
de Dios, estamos más lejos; cada vez es mas comprensible lo que el hombre está
descubriendo científicamente y trato de ver y explicar científicamente aquello
que le cuentan a uno”.
126
Gerardo Aldana Garcia
El Maestro Carrillo ha logrado generar en sus hijos una gran sensibilidad por la
artesanía, siempre respetando en ellos su manera de pensar y actuar. Carolina y
Alfonso sus hijos mayores, desarrollan productos en el renglón de la bisutería y
lo hacen con alto nivel de competencia
Respecto de qué tanto le gustaría vivir, expresa Alfonso: “ Si yo pudiera vivir
eternamente viviría eternamente, y no me daría la tristeza de no ver la existencia
como decía, aquí frente a la muerte. Porque el vivir eternamente no es traumático
mientras su cerebro sea creativo. Si usted tiene un cerebro para sentarse en una
silla a mecerse y ver pasar el tiempo sin incidirlo, sin pegarlo, sin jalarlo, sin
morderlo, pues esa vida así sea eterna, no sirve”.
El mayor deseo que le asiste a Alfonso, su sueño por desarrollar en la vida, es el
de vender en el exterior sus productos a base de vidrios. Así mismo, sueña con
que todos los artesanos del Huila fuesen ricos: “rico no es solamente tener mucha plata, sino comprender que la satisfacción de la vida está en el cerebro y de
como uno vea el mundo y si lo vemos desde el punto de vista de lo que hacemos,
usted puede llevar una vida del carajo; y si todos somos capaces de verlo como
empresa, entonces el Huila será un Departamento con una micro riqueza que
puede desarrollar la economía de la región”.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
127
Ricardo Garrido
Pasión por la prehistoria y amor por la terracota
N
ació el 27 de enero de 1964 en el municipio de Neiva, en el seno del matrimonio compuesto por Luis Guillermo González y Virginia Garrido Mosquera. Casado con Nancy Galindo Cortés con quien tiene dos hijas: Daniela y
Jessica Paola. Cursó hasta el grado 5to de primaria en el centro docente del
Barrio El Jardín de Neiva.
128
Gerardo Aldana Garcia
El maestro Garrido tiene contacto con la arcilla a la edad de los 10 años en momentos en que acompañaba a su señora madre a lavar ropa en el lugar conocido como
Avichente, al norte de la ciudad de Neiva. Allí, el entonces prospecto de artesano
solía jugar con el barro, haciendo ingenuas figuritas humanas y de animales. “ Yo
jugaba con una greda negra y empezaba a hacer figuras incluso con mis nalgas
pues me subía a una pequeña barranca de greda mojada y me deslizaba dejando la
huella de mis glúteos que quedaban bien marcados. Era muy emocionante, mientras jugaba soñaba con hacerle una carretera a mi mamá para que no se tropezara
con las piedras”, dice Ricardo luciendo una viva y alegre expresión en su rostro.
Pero realmente su dedicación al oficio con un carácter de profesión sucede a la
edad de los 18 años, justo cuando estaba pagando servicio militar en el municipio
de Pitalito; allí logró atraer la atención de un superior castrense por virtud de las
replicas que hacía de soldados, con rasgos de gran autenticidad. “Fue el coronel
Edgar Hernando Falla Alvira quien me dio la oportunidad de demostrar mi arte,
siendo que yo era solamente un soldado raso, eso sí con conocimientos en electrónica, pero allí me valoraron por mi habilidad con el barro”.
Ricardo fue un técnico en electrónica antes de decidirse a ser artesano y artista;
según sus palabras, la decisión de cambiar de profesión radicó en la verificación
que él mismo hizo respecto de que la NASA lo había descubierto todo y que sería
muy poco lo que él aportaría en este campo; en cambio, desde su propia imaginación podrían generarse lúcidas y originales ideas que llevadas a la expresión del
barro, le darían a él no solo su sustento familiar sino también reconocimiento en
el medio.
En el barrio de El Jardín de Neiva, Ricardo que venía devengando el sustento
diario de su actividad como radiotécnico, decide fundar un museo de figuras de
animales prehistóricos elaboradas en la técnica de terracota maciza. De hecho, este
maestro artesano es reconocido tanto por el manejo de dicha técnica la cual trabaja
con gran destreza, como por sus rasgos de personalidad siempre dispuesta para
servir a sus semejantes.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
129
En términos de lo que es su obra, debe decirse que Ricardo es el artesano huilense más representativo en el manejo de la técnica de la cerámica conocida como
Terracota, caracterizada por el desarrollo de un especial proceso de la arcilla que
la lleva a compactarse en productos de consistencia maciza y sólida, es decir sin
vacíos en su interior, los cuales son obtenidos enteramente a partir del modelado,
lo que hace que cada obra lograda sea única, así el diseño sea el mismo. Por su
parte, los motivos que generalmente desarrolla el Maestro Garrido se afianzan en
la prehistoria de los grandes mamíferos y herbívoros, como el famoso Tyrannosaurus Rex, entre muchos otros. Este oficio que si bien se fundamenta en procesos propios del ámbito artesanal, trasciende en varias de sus obras hacia la esfera
de lo escultórico, situación que se origina en la exigencia para lograr los mas
precisos rasgos anatómicos y expresiones de sus modelos originales; así mismo,
la elaboración de piezas de gran formato, incluso de 7 metros de altura, llevan
a Ricardo a maniobrar sobre principios tridimensionales como el volumen, proporciones, cálculos estructurales, altura, profundidad, grosor e incorporación de
materiales complementarios, entre otros.
Es común que los colegas ceramistas indaguen a Ricardo sobre su secreto para
lograr que esa sólida mole de arcilla que compone cada pieza, no se raje ni cuando está cruda y menos cuando se pasa por el horno. Veamos lo que él mismo
expresa al respecto. “Realmente no hay secretos; o si, si hay dos secretos; el primero, que debe darse una precalentada o caldeo que llaman. Mi caldeo es como
cuando se está haciendo un tinto en una pequeña olleta, le va metiendo fuego
poco a poco para que no se derrame. Así, es que yo le doy una caldeada al horno
de aproximadamente una hora, lo saco para que se enfríe y luego al día siguiente
le meto otro de dos horas, así la arcilla no se explota”. El otro secreto es el manejo de la arcilla el modelado de la pieza, el cual debe hacerse de manera lenta,
respetando el proceso natural ambiental de secado del barro, siempre poniendo
puntos de apoyo a la obra. Si la pieza se hace en un solo día, inevitablemente
que ésta se quiebra y con mayores veras en el horno; en condiciones normales
de medioambiente, son cinco los días durante los cuales se debe ir trabajando
la obra, dándole la oportunidad de que lo trabajado en cada jornada se vaya se-
130
Gerardo Aldana Garcia
cando sin aceleramientos de ninguna clase. Complementariamente, tengo como
norma el utilizar desengrasantes como arena de río o también llamada de bloque,
o sino, piedra molida; son elementos que dan resistencia al trabajo”.
La producción artesanal y artística de Ricardo ha sido consolidada y dispuesta
bajo algunos aspectos básicos de la museografía y museología, en la exposición
permanente que mantiene abierta al público en el Museo Prehistórico localizado
en los bajos del monumento La Gaitana. Al mérito de su creación hecha materia,
se suma la excepcional memoria y capacidad para comunicar datos atinentes a
la coleción de su museo, en una guiaza de aproximadamente 20 minutos a través
de la cual logra transportar al turista o visitante, a las épocas pretéritas en que los
dinosaurios fueron los amos de la tierra. Vale decir que este artista consumado
y erigido a partir de su impulso innato y luego enriquecido con la práctica del
autodidacta, posee Tarjeta Profesional de Artista, otorgada por el Ministerio de
Educación de Colombia.
La forma en la cual viste nuestro personaje es también una de las expresiones por
la que se le identifica fácilmente; él siempre viste con el traje del personaje del
filme de Steven Spielberg, llamado Indiana Jones. Un sombrero negro, de pelo,
un chaleco en cuero del mismo color, camisa y pantalones habanos, una daga sin
hoja en cartuchera al cinto sobre correa negra, es todo el atuendo que porta y que
se refleja sobre los zapatos de charol, siempre de brillo impecable, completando
así la estampa del famoso aventurero, con alma de artesano. A Ricardo sus colegas artesanos lo consideran como una persona muy servicial, siempre dispuesta
a colaborar con los demás; al respecto expresa su esposa Nancy: “A él le hace
estorbo la plata en el bolsillo, no mas que alguien le diga que tiene un problema
y ahí esta él dispuesto a entregar lo que lleva. Es un ser muy desprendido”.
En el año de 1992 el Maestro Garrido viaja a Francia en donde vive gratas experiencias que contribuyeron a dar un mayor significado a su oficio de artesano
y escultor. “ Me sentí muy feliz de llegar al aeropuerto Charles de Gaulle, luego
pasé a Niza, no sin antes asistir al Parque Temático de Eurodisney, y mi periplo
Vida y sueños de los artesanos huilenses
131
me llevó a Líon y luego a Génova, en donde estaban mi hermana y mi mamá,
respectivamente. Me llenó de alegría la forma como me trataban los esbirros
- así se les llama a los policías u oficiales menores - en cada sitio que visitaba;
cuándo se enteraban que yo era artesano y escultor me abrían las puertas y me
decían: Que gran placer, mire Usted los adornos de los edificios, monumentos,
todas estas grandes obras son hechas por artistas como usted señor. Ahí me di
cuenta que en Europa la virtud de las manos conducida por la creatividad, tiene
un valor inestimable”. El Maestro Garrido ha emprendido empresas realmente
quijotescas cual fue la idea de ser candidato a la Alcaldía de Neiva para el periodo 2008 – 2010; incluso alcanzó a dar entrevistas de radio, sensibilizaciones
personalizadas en el centro de la ciudad y en barrios periféricos. Sin embargo,
los consejos de amigos y de su propia esposa lo hicieron desistir de tan colosal
anhelo.
Otro de sus propósitos fue el de crear un deporte llamado por él como Deporte
Cero. Este consistía en diseñar, elaborar e instalar una rueda gigante justo a la
orilla del río Magdalena, la cual tenía una serie de peldaños en su circunferencia sobre los que niños, jóvenes y adultos se subirían para hacer girar el aro, al
tiempo que las mismas gradas sacaban agua del afluente y la incorporaban sobre
conductos que llevarían el vital líquido a los prados del parque longitudinal, hoy
conocido como El Malecón. Este proyecto lo llevó a la maqueta y probó que
funcionaba; desafortunadamente no hubo persona ni institución que le apoyara
la idea para su financiación.
Ricardo igualmente ha demostrado tener destreza para darle movimiento a sus
figuras de animales prehistóricos. “Cuánto me gustaría montar una serie de animales prehistóricos de esos que vivieron en el antiguo mar que fue el Desierto
de La Tatacoa; si, hacerlos en grandes formatos, darles movimiento e instalarlos
bajo el claro firmamento del Desierto. Tengo todo en mi cabeza sobre cómo hacerlo; mis manos son capaces de crear las figuras de las criaturas, pero me falta
el respaldo económico”.
132
Gerardo Aldana Garcia
A este ceramista pocas veces se le ve abatido, puede tener varios problemas pero
siempre luce una viva expresión promesa de ventura, de positivismo; el dice:
“para mi la mentira mas bella es el arte”. Para Ricardo cada momento que comparte con la arcilla lo llena y sus creaciones son para él como si fuesen hijos. ”Me
gustan todas las figuras que hago, cada una de ellas la siento como mis hijos;
cuando uno hace algo que le gusta, entonces le sabe y si le sabe lo disfruta”.
Se declara un hombre devoto de la fe adventista del Séptimo Día. Su idea de
Dios lo lleva a considerarlo como un ser de gran poder a quien hay que temerle. Dice que la muerte es su compañera y que sí le teme, especialmente por el
vacío que deja en su familia y amigos. Su mayor sueño es obtener una casa
para su esposa e hijas. Admira a los artesanos Orlando Cortés, Alberto Llanos y
Orlando Quintero. Sus satisfacciones como artesano y artista las percibe en los
gestos de admiración que le manifiestan quienes lo ven trabajando o adquieren
su obra. Admira la humildad y la mansedumbre en las personas. Su principal
frustración la experimenta en los momentos en que como artesano es ignorado
por los gobiernos. En su esposa admira la capacidad de trabajo y su habilidad
para ser guía en el Museo Prehistórico. “es buena madre y además me soporta”,
dice Ricardo.
Este grato personaje tiene sueños como todos los artesanos. “ En verdad que
mi mayor anhelo es poder comprarle la casa para mi mujer y mis hijas. Durante
años he vivido bajo la tierra; si, justo ahí en el apartamento que para custodiar el
Museo Prehistórico, obra de gran valor cultural pero de muy poca rentabilidad,
construí en los bajos del Monumento La Gaitana. Otro de mis deseos sería el de
parar la tala de los bosques y hacer que las aguas de nuestros ríos fuesen otra vez
limpias y que entre todos los huilenses y ciudadanos del mundo, conserváramos
a la madre naturaleza que es la que nos sostiene y nos da vida”.
Ricardo imagina que dentro de 25 años los artesanos huilenses serán tan bien
tratados como ocurre hoy en Europa, siempre que los gobiernos continúen apoyando de manera decidida esta expresión cultural.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
133
Alirio Parra Vega
Entre pastas, esmaltes y barbotinas, surgen formas perfectas
N
ació en el Municipio de Rivera – Huila el 15 de febrero de 1956. Hijo de
Octavio Parra García y Fany Vega, oriundos del caso urbano, el primero,
y de la Vereda Alto Bejucal de Campoalegre la segunda. Fue un matrimonio de
ancestro campesino. Alirio se casó con Enis Carolina Estupiñán, natural de Tumaco. De esta relación nacieron Manuel Alejandro, Paula Alejandra, Carolina
y Carlos Alirio.
134
Gerardo Aldana Garcia
Cursó estudios de primaria en los centros educativos de la Escuela Central, Escuela Calixto Leiva y Escuela Diego de Ospina de la ciudad de Neiva. La Secundaria la hizo en el Instituto Técnico Superior de Neiva. Luego pasó a la Universidad Nacional de Colombia en donde cursó siete semestres de música. Manifiesta
no haber terminado la carrera por razón de su ideología de corte comunista que
para la época de 1974 y 1975, no era tolerada en el claustro universitario capitalino: “Nosotros hacíamos revolución en las aulas y académicamente nos cerraron
las puertas”. Durante varios años en Bogotá se ganó el sustento diario trabajando
en arte escénico, disciplina en la cual tuvo importantes satisfacciones personales.
Su iniciación en las expresiones visuales del arte y la artesanía, se dio a la edad
de 18 años, justo cuando abandonó el arte escénico, atendiendo al hecho de
que ya tenía familia para sostener lo que le implicaba generar mayores recursos
económicos que la disciplina escénica no suplía de la manera requerida. Pese a
que desde muy pequeños involucró a sus hijos a la práctica de la escultura y la
cerámica, ninguno de ellos logró adoptar estas expresiones como profesión para
su vida: “eso es algo que me ha generado cierto grado de frustración; sería bonito
que el oficio no se perdiera en el seno de mi familia, de mis hijos. Por suerte, mi
mujer es muy entregada a la parte administrativa de mi taller. En todo caso mis
hijos son muy bellos y su realización de hoy me llena de alegría”.
El Huila artesanal conoce a Alirio como el más destacado diseñador y fabricante
de hornos refractarios a base de gas, con los cuales la producción cerámica logra
mayores niveles de calidad. Otra de las áreas en que se le reconocen méritos es
en la formulación de pastas y esmaltes; es a la vez un profundo conocedor del
especial manejo de los engobes. Todo este acervo de conocimientos fue adquirido de manera autodidacta, leyendo libros y consultando diversas fuentes de
información. “ Tuve mucho intercambio con otras personas y leí muchos libros.
De hecho, al verificar que yo requería en mi taller herramientas como tornos,
hornos y moldes entre otros, así como la necesidad de abaratar costos en la adquisición de insumos como las pastas y esmaltes, me di a la tarea de ir creando
Vida y sueños de los artesanos huilenses
135
por mis propios medios la solución a tales requerimientos. Fueron momentos de
pruebas y ensayos que finalmente me dieron la buena noticia de perfeccionar mis
conocimientos sobre la materia”.
De hecho, Alirio es igualmente reconocido por su habilidad en la producción
de moldes a partir de los cuales elabora el biscocho en arcilla blanca que desde
su taller se vende masivamente para ser decorado. La escultura en materiales
como arcilla, bronce y resina poliéster configura otro de los campos que domina
el Maestro Parra. La integración de tantas expresiones manejadas por él, lo han
llevado a ser un exponente de gran valía en el campo del diseño y elaboración de
carrozas típicas, especialmente concebidas para los desfiles que se llevan a cabo
anualmente en las festividades del San Pedro en el Departamento del Huila.
Ciertamente al Maestro Parra debe reconocérsele entre todos sus aportes al Huila, el relacionado con la implementación tecnológica en el proceso de cocción de
los productos. La innovación tecnológica que ha significado el paso de hornos
a base de leña a la tecnología refractaria a base de gas, ha representado avances
notables en el mejoramiento de la calidad de los productos, los cuales en la primera opción acceden máximo a 650 o 700 grados centígrados en el proceso de
cocción o asado, lo que les daba una resistencia poco apta para la manipulación
y transporte en embalajes que implican desplazamientos marítimos e incluso
aéreos.
El siguiente relato ilustra al lector sobre alguna de las ventajas que representa
obtener un producto con los grados de cocción que regularmente puede dar un
horno a base gas, los cuales llegan fácilmente a los 1300. En cierta ocasión le correspondió a quien esto escribe, coordinar una delegación cultural a la república
de Nicaragua. En el aforo de la muestra artesanal, llevábamos “Chivas” obtenidas, unas a partir de hornos a base de leña y otras cocidas en el horno a gas. Aún
que el transporte se hizo por avión y el embalaje de las piezas fue el mismo, las
primeras llegaron rotas mientras que las últimas estaban intactas.
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Gerardo Aldana Garcia
El Huila ceramista de hoy, representado por las localidades de Pitalito, San Agustín, Neiva, Timaná y La Plata, dispone de hornos construidos por Alirio. Incluso,
en algunas de estas localidades hay artesanos que han recibido capacitaciones
del Maestro Parra sobre cómo diseñar y fabricar el importante elemento tecnológico que optimiza la producción ceramista.
Su percepción sobre el arte y la artesanía. El maestro Parra dice que la diferencia entre el artesano y artista radica en la obra que uno y otro generan pero
que pueden compartir espacios comunes: “Cuando modelo una obra, soy artista,
pues se trata de una obra única; cuando uso el molde para reproducir mas piezas,
entonces me convierto en artesano. Y esto lo digo respetando profundamente el
sentimiento artístico que cada artesano pone a su creación”.
Los anhelos, realizaciones y frustraciones. Dice Alirio que si tuviese la oportunidad de pedir dos deseos a un genio o hada madrina le gustaría poder crear una
escuela de formación en cerámica en donde muchas personas pudiesen adquirir
y mejorar sus conocimientos sobre el oficio. Adicionalmente, desearía adelantar
la obra personal de realización espiritual, sirviendo a sus semejantes a través de
una organización de beneficencia para las mujeres trabajadoras sexuales.
La realización personal de Alirio se configura a través de los momentos en que
su arte es apreciado por otros o en instantes en que los alumnos o personas que
gustan del arte y la artesanía reconocen en él las innegables facultades que sobre el dominio del oficio posee. La verdad es que uno se sorprende gratamente
cuando visita el taller de Alirio y lo ve regularmente frecuentado por artesanos
y artistas deseosos de aprender; así mismo, es de gran beneplácito apreciar las
obras escultóricas tipo bustos, que este escultor y ceramista elabora con gran
sentido estético, respeto de formas y líneas anatómicas, así como expresiones
faciales. Sus moldes en yeso y látex generan modelos para reproducir piezas
cerámicas utilitarias y decorativas de notable factura. Resulta valioso registrar
el relato de Alirio sobre su facilidad escultórica: “Actualmente soy docente en
reconstrucción facial en un instituto de criminalística, en donde el énfasis es el
Vida y sueños de los artesanos huilenses
137
restablecimiento del tejido blando del muerto, para conocer de la manera mas
aproximada los rasgos de su rostro original”.
Alirio se declara como un devoto practicante de la religión espirita; para él Dios
es la inteligencia suprema sobre todo el universo. Expresa que mantiene una
relación permanente con Dios, toda vez que la morada del creador está en la
conciencia y el ser humano representa el transito por la evolución en el universo
creado por Dios. “ El mundo por el cual recorremos es el que hemos ido generando a través de nuestras múltiples existencias, que por su puesto incluye las
reencarnaciones. De ahí que unos nacen ricos y otros pobres, todo en razón de
cómo nos hemos comportado en el pasado”.
Piensa que la muerte no existe; lo que esto significa es simplemente una desencarnación o desprendimiento del espiritu sobre el cuerpo. Dice que no le teme
a la muerte por cuanto a sus 50 años está tratando de cumplir con la obra que le
fue encomendada por el creador y eso le da tranquilidad para cuando le toque
emprender el viaje a otro nivel de evolución, hecho que espera ocurra a su edad
de 65 o 70 años.
En un ser humano admira la humildad. En su esposa, reconoce la entrega incondicional que posee para con su hogar. En el artesanado huilense admira a Alberto
Llanos por la calidad de su trabajo. Como persona y artesano admira a Rafael
Amaya, el artífice de los totumos de Villavieja.
Su mayor frustración se originó en el hecho de no haberse consagrado como
músico; pese a sus 7 semestres de universidad y sus dotes como arreglista y
compositor, la limitación económica lo privó de realizar este sueño.
Alirio imagina que los artesanos huilenses dentro de 25 años tendrán mejores
condiciones socioculturales y económicas frente a las de hoy; sin embargo, para
ello es necesario revisar lo que se está haciendo actualmente por el sector y trabajar en función de la innegable e ineluctable globalización.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Julio Cesar Ordoñez Guerrero
Visitante asiduo del pasado precolombino agustiniano,
recreando formas en la dura piedra
N
ació en San Agustín el 26 de Febrero de 1953. Hijo de Alejandrina Guerrero y José Ignacio Ordoñez. Casado con Nora Teresa Manzano Tello. De la
relación Julio Cesar, Angela María y Jorge Andrés; los dos primeros Ingenieros
Ambientales y el último Fotógrafo Profesional. Julio cursó la primaria en la Escuela Urbana de Barones de San Agustín y la secundaria en el Colegio Nacional
Laureano Gómez de la misma localidad.
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Gerardo Aldana Garcia
En el año de 1976 Cursó la carrera de Educación Física en la Universidad San
Buenaventura en Bogotá. En su larga carrera de formación artesanal ha tomado
diversos cursos de talla en piedra y modelado en arcilla y madera. Así mismo,
cursó en el año 2001, un diplomado de Gerencia del Cambio con énfasis en exportación de artesanías. Su primer contacto con la artesanía lo vive a la edad de
13 años cuando cursaba el grado segundo bachillerato: “Recuerdo que me puse
a tallar una piedrita para hacer una águila, rayándola con una puntilla y vino un
gringo y me la compró y vi que era bueno y seguí haciendo cositas y vendiéndolas”.
Su primer profesor en el proceso elaborado de la arcilla fue el instructor español
de las Islas Canarias, José Emiliano Hernández: “Por allá a mediados de los años
80s llegó al sur del Huila, entregando lo que sabía; a mi me aportó elementos
tanto de la técnica como del diseño”. Se desempeñó como profesor de inglés,
sociales y manualidades durante 25 años en el Colegio Cooperativo El Sagrado
Corazón de Jesús de San Agustín, dictando inglés, educación física y artísticas.
Su vocación por el arte lo llevó a incursionar en la pintura y la escultura. La
artesanía es una de las expresiones que desarrolla con mayor propiedad en los
oficios de talla en piedra, trabajos en guadua y cerámica; de hecho, suele aplicar
mezclas de estos materiales con las cuales obtiene productos de diseños muy
atractivos y calidad excepcional.
Ingresar a la casa del Julio Cesar es sentirse en una sala de exhibición artesanal
permanente; en cada pared, nichos, peldaños y mesas, se aprecian obras de su
creación. Réplicas precolombinas talladas en piedras de extraordinaria dureza,
figuras de ajedrez elaboradas en arcilla, recubiertas con esmaltes de alta refracción y muebles y floreros en guadua, encantan a los visitantes que llegan al hogar
de este artesano, siempre acompañado por su esposa Teresa cuya gastronomía
deleita el paladar con dulces, biscochos y carnes en diversas recetas.
Julio se ha caracterizado por ser un constante investigador en los temas que competen a su oficio. La exploración de materiales, la consulta en fuentes de diseño,
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la visita de sitios naturales y culturales de la región, se convierten en insumos
importantes a la hora de concebir y generar sus artesanías. El maestro Ordóñez
ha participado en ferias de gran valor cultural como Expoartesanías en Bogotá y
en el Encuentro Departamental de Maestros Artesanos en Neiva, en el cual ha resultado ganador con sus trabajos de talla en piedra en técnica mixta con guadua.
En diversas oportunidades ha sido instructor de talla en piedra, facilitando el surgimiento de nuevos artesanos dedicados a este oficio que tiene como referente la
obra lítica monumental que yace en el Parque Arqueológico de San Agustín.
No obstaste Julio Cesar tuvo siempre la actividad docente como base para el
sustento familiar, la artesanía lo acompañó permanentemente y con su práctica
lograba fortalecer no solo la economía sino también su espiritu, especialmente
en los momentos en que su creatividad era bien apreciada por los coterráneos y
turistas. “Para mi ser artesano significa ante todo una profesión. Me siento bien
haciendo lo que hago;, es algo que le da a uno otra manera de subsistir, de ganarse la vida y de sentirse útil en una sociedad. Si volviese a nacer, seguramente
me gustaría ser nuevamente artesano independiente, capaz de generar el propio
sustento”.
El proceso evolutivo del artesano que habita en el interior de Julio Cesar está
marcado por etapas que transitaron entre el dibujo, las tallas en piedra, los trabajos en cerámica, la talla en madera, el arte de la vitrofusión y el tallado del vidrio.
Sin embargo, con la disciplina con la cual mas se identifica es la talla de piedra:
“Es que la talla en piedra me ha dado un nombre que se reconoce y además es lo
que mas vendo”.
Su mayor alegría como artesano ocurre cuando ganó el primer puesto en Encuentro Nacional de maestros artesanos de Neiva, en el año de 1997. “El premio
me sirvió para pagar media matrícula de mi hija”. En medio de sus mas sensibles tristezas y también alegría, Julio Cesar considera que su frustración como
artesano ha sido la imposibilidad de viajar a los Estados Unidos en el año 2002,
cuando formaba parte de una delegación oficial que por el Huila asistiría a Mia-
142
Gerardo Aldana Garcia
mi a la Feria Exponica; la razón; le negaron la visa a él y a todos los integrantes
de la embajada artesanal. Por su parte, el principal sueño del maestro Ordóñez es
conocer el mundo, viajar lo más que pueda, por ejemplo, Suramérica y Europa.
En la mirada futurista de Julio Cesar, proyectada al horizonte de los próximos 25
años, aparecen los artesanos huilenses aplicando mas técnicas de las empleadas
en los tiempos actuales, con lo cual obtendrán mayores niveles de productividad,
especialmente por la incorporación de herramientas de superior tecnología frente a las que en el momento utilizan.
Considera que su aporte al Huila Artesanal se refleja en la obra educativa que
durante más de dos décadas desarrolló, entregando todo su saber a muchos estudiantes que hoy en día son artesanos en diversos oficios.
Finalmente, experimenta una grata admiración por los trabajos y la técnica de
producción del artesano Orlando Cortés
Vida y sueños de los artesanos huilenses
143
Arcesio Gaviria Sanchez
El mérito de enseñar a otros su arte
N
ació en Rivera el 20 de Enero de 1957. Hijo de Carmen Rosa Sánchez y
Floresmiro Gaviria. Su esposa es la también artesana Leonor Yusunguaira
con quien tiene 3 hijos a saber dos mujeres y un hombre: Erica Sujei, Diana Paola y Willingtón. Cursó hasta tercero de primaria en la Escuela Rural de Mesitas
en Rivera.
144
Gerardo Aldana Garcia
Arcesio se inicia como un joven artesano en el año de 1980, justamente en el
parque principal de Tello cuando la curiosidad lo llevó a trabar diálogo con un
vendedor de canastos para el mercado y también para recolectar café; esta persona resultó ser un hábil artesano quien frente al interés de su interlocutor, ofreció enseñarle las primeras lecciones de extracción de la materia prima llamada
bejuco Adorote, y la forma como ésta se tejía para lograr canastos de diferentes
formatos.
El Huila conoció de Arcesio como artesano en el año de 1992. Su vinculación
con el sector la hizo a través del oficio de la cestería, utilizando la guadua, la
cabuya o fique y bejucos naturales de la localidad de Tello, como el Chipalo. La
habilidad de sus manos se reflejaba en el desarrollo de productos especialmente
utilitarios como canastos, cofres y baúles.
Es Arcesio un hombre de 1,65 de estatura. Su rostro está permanentemente persuadido de una expresión de seriedad; de tez morena, exhibe unos ojos rasgados
de mirada quieta que dan la sensación de estar siempre escrutando su exterior.
Pese a su seriedad, no es difícil verle sonreír. Su diálogo esta lleno de narrativas
sobre lo que ha sido su pasado, su presente y su visión de futuro como artesano.
El Maestro Gaviria considera que ser artesano es la mejor forma de ganarse la
vida; implica ante todo ser un empresario. “Cada artesano en como una microempresa a nivel del mundo, con lo cual genera trabajo para su familia y para otros.
Desafortunadamente el artesano es muy mal pago. El artista trabaja por la plata y
el artesano por la pobreza.”, manifiesta Arcesio con una pasmosa seguridad.
Para conocer a Arcesio y sobre todo para aproximarse a su obra, es necesario ser
paciente. Como artesano se considera con alta solvencia sobre el manejo integral
de la cestería, lo que por momentos puede hacerlo lucir como excesivamente
convencido de su riqueza artesanal; y a fe que sus obras dan clara cuenta de lo
que él sabe hacer. Los productos en diferentes diseños y formatos, utilitarios
y decorativos, lo han llevado a asistir a certámenes de gran importancia como
Vida y sueños de los artesanos huilenses
145
Expoartesanías y el 1er Congreso Mundial de Bambú – Guadua, realizado en al
ciudad de Armenia en Agosto del año 1992, integrando la representación colombiana. Los aportes del maestro Gaviria se reflejan en sus múltiples discípulos
como Arcesio García, Heriberto Soto, Leonor Yusuguaira, Erica Sujei y Willintón Gaviria, Gerardo Hernández, Martín Rubiano y familia, Nora y Juvenal Trujillo y Rodrigo Torres, entre muchos otros.
De Arcesio llama poderosamente la atención su enorme capacidad para asumir
retos relacionados con el oficio. Quien esto escribe, recuerda cómo en el primer
semestre del año 2006, le pedí desde la Coordinación Departamental de Artesanos, que aceptase conducir un proceso de mejoramiento de la calidad de la
cestería en el municipio de Tello, con el propósito de lograr que dicha localidad
fuese aceptada para participar en la feria internacional de Expoartesanías 2006,
certamen al que había asistido por última vez siete años atrás. Su aceptación
a la invitación, sumada al denodado concurso de instituciones y los artesanos
de Tello, dio como resultado una serie de productos de tanta calidad que al ser
sometidos al riguroso examen del departamento de diseño de la feria, resultaron
aceptados para concurrir al evento considerado el mas importante en el ramo en
toda América Latina, obteniendo gratos reconocimientos de los visitantes, traducidos en las significativas ventas que acabaron con todo el inventario llevado
al certamen.
Arcesio es uno de esos hombres que nació para ser artesano. El oficio desarrollado durante cerca de 30 años, se ve traducido en sus trabajos y en su familia
la cual ha formado en la cestería, vinculando a esta noble profesión a dos de sus
hijos y a su esposa Leonor.
El maestro Gaviria es un católico efusivo, asiduo visitante de su iglesia cada
domingo. “Díos es el ser humano que alimenta corazones. Y por eso yo trato de
enseñar a otros lo que Dios me ha dado. Yo soy una persona que no tuvo mayor
estudio y sin embargo la voluntad de Dios me ha hecho obtener muchos logros”,
dice Arcesio mostrando un rictus de veneración al ser supremo.
146
Gerardo Aldana Garcia
Expresa no temerle a la muerte, dado que su propia vida ha sido llevada con
tranquilidad y servicio a los semejantes, lo que le promete un mejor estar después de la muerte. Sin embargo, le gustaría vivir eternamente y ser artesano por
siempre. Este hombre de signo Capricornio considera que el oficio de la cestería
es dentro de la artesanía uno de los renglones que mayores posibilidades de desarrollo ofrece, hecho que se puede originar en la condición utilitaria de los tantos
canastos que el público demanda, especialmente las floristerías que diariamente
consumen este insumo sobre el cual soportan y embellecen los mejores ramos
para diferentes ocasiones.
Sus principales logros se relacionan con las distinciones que ha recibido tanto de
gobiernos locales como de la comunidad en momentos en que ha ejercido su actividad, cual es el caso del Municipio de Campoalegre y Tello en donde cosechó
frutos enseñando a otros y vendiendo productos. Adicionalmente, el haber mostrado su obra en la Sala de Exposición Artística del Centro Cultural José Eustasio
Rivera, en el primer semestre del año 2006, lo llenó de inmensa alegría.
Manifiesta Arcesio que si una Hada Madrina le concediera un deseo, pediría
ser como siempre ha sido. “Me gustaría seguir siendo una persona trabajadora,
amante del arte, de la artesanía y poder seguir sirviendo a los demás.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Luis Hernando Leiva
Un hombre revivido por la artesanía
N
ació en Bogotá en el año de 1956. Hijo de Luis Roberto Leiva y María
Eugenia González. Casado con Mirian Manrique, de profesión Psicóloga
con quien tiene una hija llamada María Clemencia. Cursó la primaria en el Instituto Parra Ramirez de Neiva y la secundaria la hizo en el colegios Salesiano San
Medardo de Neiva . Se graduó como Ingeniero Mecánico en la Universidad de
América de la ciudad de Bogotá, en el año de 1980. En la hoja de vida de este
artesano figura el haber sido el 3er Bachiller Coltejer en Colombia en la década
de los años sesenta.
148
Gerardo Aldana Garcia
Antes de ser artesano el maestro Leiva se desempeñó como empleado de empresas privadas especialmente en el ramo de los hidrocarburos. Dentro de sus gustos
deportivos figuró la práctica del motociclismo de velocidad, disciplina en la cual
sufrió un accidente que por poco le quita la vida.
En el medio artesanal se le conoce como Pin Leiva. La incursión de este Ingeniero en el campo de la artesanía se remonta al año 2000 y lo hace acercándose
a un material de suave y frágil textura, una especie de árbol de balso llamada
Pauche. Sus conocimientos en diseño y aplicaciones de conceptos sobre forma
y proporciones lo llevaron a concebir su primer producto artesanal: las Flores de
Pauche. Al principio Luis Hernando ensayó con figuritas en madera a las cuales
les insertaba un imán para fijar el producto sobre neveras y mubles metálicos.
Luego, con delicados pliegues tallados con herramientas simples como cuchillos
y formones, elaboró diferentes motivos de flores, los cuales resultaron de positiva aceptación en el mercado regional.
Detrás de la ahora profesión de artesano, Pin tiene una historia en la que su trajinar por el mundo de las drogas lo avocó a encontrar en el noble oficio de la talla
de madera, una forma de rehabilitación y reinserción en la sociedad, resultando
ser la mejor y mas apropiada terapia: “Mi redentora de aquel complicado trance,
fue realmente mi señora; ella con sus dotes de Psicóloga y esmerada paciencia,
se unió al oficio de la talla en madera para ayudarme a salir del mundo de las drogas. Mi gratitud por ella y por la artesanía se fortalecieron mucho mas cuando
descubrí que ya nadie creía en mí, que ya todos habían desfallecido en su intento
por redimirme”.
Los productos que elabora Pin Leiva son vendidos con gran facilidad en los mercados regionales y del país; de hecho, una de sus características como expositor
en ferias es que hacia el tercer día su producto está prácticamente agotado. La
calidad e ingenio de su creación artesanal le han merecido ocupar importantes
distinciones en el marco del Encuentro Departamental de Maestros Artesanos de
Neiva.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
149
Pin Leiva admira en las personas la sinceridad y la bondad en los actos cotidianos. Al mismo tiempo, le despierta gran beneplácito encontrar a personas con
gran iniciativa para crear o para resolver problemas propios del oficio: Yo tengo
gran admiración por Orlando Cortés, es una persona de unos sentimientos fuera
de nuestra época y de sus trabajos ni qué decir, son de la mejor calidad, es muy
recursivo y siempre anda proponiendo nuevas ideas para sus productos”.
En lo personal reconoce que uno de los sucesos que mayor frustración le ha causado es el de no haber podido ser médico, profesión que deseó desde niño. Respecto de consejos que aplica para mantener la salud, recomienda la práctica de
cualquier deporte. En cuanto a sus sueños, mantiene el anhelo de constituir un
centro de rehabilitación para personas con problemas de drogas o alcoholismo.
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Orlando Quintero Puentes
Por que la cualificacion es un proceso incesante
N
ació en Palermo el 21 de enero de 1970. Hijo de Elvia Puentes y Orlando
Benjamín Quintero. Sus hermanos son: Maria Cénide, Fernando, Albeiro,
Sanin, Carlos Mario y José Arnobis. Su primaria, hasta el grado 4to elemental
la hizo en la Concentración Sanpedro de Neiva y la terminó en el Colegio La
Valvanera de la misma ciudad. La secundaria la cursó hasta el grado 10o en el
Colegio Andrés Rosas y se graduó en el Colegio Nocturno Francisco de Paula
Santander de Neiva.
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Gerardo Aldana Garcia
En el año de 1993 viajó a Centro America a estudiar Cerámica y Escultura en la
Universidad Autónoma de México. En la Universidad Surcolombiana de Neiva
se graduó como Licenciado en Artes Visuales en el año 2002. A la edad de 14
años se interesa por la artesanía, aprovechando el ejemplo de su abuela Mercedes Silva, quien trabajaba la alfarería desde la cual hacía tiestos para dar formato
a la panela, recipientes del asado y contenedores para la destilación del alcohol,
entre otros productos. Toda esta actividad ocurría en jurisdicción del municipio
de Santa María. Las bases técnicas del oficio aprendidas al lado de su abuela
serían potencializadas con creces un año más tarde cuando viaja a Pitalito en
1985, a trabajar junto a la familia Vargas Muñoz, haciéndose discípulo de las
ceramistas Mery y Cecilia.
El primer producto que hizo fue un pesebre campesino; un artículo que creó
recogiendo los trajes y costumbres del Huila. Luego vinieron los Ángeles con
expresiones folclóricas que en lugar de liras tenían instrumentos típicos como el
Chucho y la Tambora.
La técnica con que empieza su dedicación al oficio es el modelado directo; los
productos elaborados eran asados en hornos a leña y en otros casos en hornos
eléctricos. Mas adelante incursiona en el proceso de los moldes y manejo de pastas y esmaltes aptos para altas temperaturas. Luego, el conocimiento sobre los
engobes lo llevaron a crear piezas de gran valor cultural por la virtud de evocar
la técnica milenaria de los indígenas agustinianos que coloreaban su barro con
arcillas de diferentes colores.
Otro de los campos en que ha trabajado con mucho éxito ha sido en la técnica de
Rakú. Pero los objetos de Orlando elabora no han sido solo de carácter decorativo, también ha trabajado con asombrosa pulcritud en terminados y coloridos,
la línea utilitaria con productos como jarrones, candelabros, portavelas, portarretratos, enchapes decoración para interiores, murales esmaltados para jacusi y
cocinas.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
153
Su evolución desde la artesanía al arte lo ha llevado a encontrar un nuevo lenguaje para comunicar ideas sobre el entorno regional: “Ahora trabajo el mosaico
compuesto de cerámica esmaltada. Casi al propio tiempo elaboro cerámica contemporánea o escultórica en donde se fusionan materiales como fibras vegetales,
ejemplo cabuya y bejucos, lo mismo que piolas en macramé, semillas y forja;
estos elementos con gran sentido estético los aplico incluso en líneas utilitarias
como comedores, mesas y sillas, entre otros”.
Desde su concepción de artista visual ha hecho aportes al mundo artístico recurriendo siempre a la arcilla como su material predilecto, concibiendo cuadros en
alto relieve, dípticos y trípticos que armonizan en ambientes de salas, oficinas e
incluso como murales. Uno de los elementos que atrae de la obra de Orlando es
su permanente aproximación a los componentes de la identidad cultural regional, expresados en los colores, formas y diseños.
Desde la perspectiva del artesano, Orlando ha contribuido al sector convirtiéndose en instructor de cerámica con públicos de diferentes colegios y universidades; de hecho, el Museo Arqueológico Regional del Huila fue el escenario en
donde por años, nuestro personaje socializó colectivamente sus conocimientos
cerámicos.
Orlando tiene en un alto sitial de valor personal, su condición de ser un artesano:
“ Ser artesano significa para mi tener la capacidad de transmitir un mensaje a través de mis obras, que con mis manos socializo lo que llevo por dentro, incluso,
mis inconformidades. El artesano es la base de ser artista. Hoy en día soy artesano y artista a la vez; lo empírico me sigue marcando en la secuencia del módulo
y lo repetitivo. Pero a la vez creo elementos muy propios y muy concretos”.
Los sucesos que más alegría le han dado están expresados en los reconocimientos a su obra. De otra parte, la remuneración económica por su trabajo le ha
permitido adquirir casa y un estatus de vida que lo llena de tranquilidad. “ Cómo
no querer este oficio que me ha dado tanto; incluso, todos mis estudios los he
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Gerardo Aldana Garcia
pagado a partir del barro y mi creatividad”. De otra parte, Orlando ha padecido
pocas tristezas, en especial una: La muerte de su abuela. “ Mi abuela fue para mi
como una mamá, me enseñó mucho y me llevó a ser lo que hoy soy”.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Luz Marina Trujillo
El fique en el universo mítico de las brujas de La Jagua
E
l Corregimiento de La Jagua es conocido como el pueblo de las brujas;
muchas historias se tejen al lado de esta especie de mito regional; lo cierto
es que mas allá de que existan o no, las tejedoras han hecho toda una apología
de la fama del lugar, generando productos para los cientos de turistas que visitan
la zona para conocer acerca de aquelarres y llevarse un recuerdo acaso “conjurado”, materializado en un bolso, un joyero, un individual o un portarretrato,
finamente elaborado en la fibra natural del fique.
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Gerardo Aldana Garcia
Esta mujer de gran valía artesanal ha sido referenciada en la presente obra para
hacer un homenaje no solo a su meritoria vida sino también a una organización
artesanal de La Jagua en Garzón, denominada ARTEFIQUE, en la que el Huila
cultural siente gran beneplácito por la preservación de un oficio de tanta tradición: la tejeduría en fibra de fique. Con ella, un nutrido grupo de mujeres como
Luz Mirian Polo, Bety Naranajo y muchas más, aporta día a día valores agregados a la identidad cultural huilense.
Luz Marina Nació el 22 de Octubre de 1957 en el municipio de Belén de Los
Andaquíes Departamento del Caquetá. Hija de Elvia Carvajal de Trujillo y Rafael Trujillo Carvajal. Casada con Humberto Cruz Hermida. Madre de dos niñas
a saber: Emi Yojana y Maria Angélica; la última teje y estudia diseño de modas.
Su primaria la hizo en la Escuela Central de Niñas de Florencia. Su secundaria la
cursó en el Colegio Mayor El Rosario en Funsa - Cundinamarca, en la modalidad de Interna. Estudió tres semestres de Ingeniería Industrial en la Universidad
de Las Américas de Bogotá.
El primer contacto con el fique lo tuvo a la edad de 8 años en momentos de
vacaciones en La Jagua, mientras veía a sus tías trabajar el hilado y el tejido.
Posteriormente, recién cumplidos sus 18 años, llega a la localidad Jagueña para
establecer allí su domicilio definitivo. En la familia de Luz Marina hay una tradición de artesanos tejedores: “ Mi abuela Secundina Carvajal nos sentaba a jalarle
los hilitos del fique, mientras que mi abuelo Benito Trujillo hacía atarrayas para
la pesca en el Río Suaza y el Magdalena”
Su dedicación al oficio la ha llevado a mantener un espíritu investigativo, siempre en función de lograr mejores diseños y mayor calidad en los productos desarrollados. “Yo veía el morral que era el producto tradicional de La Jagua y pensé
que se podían hacer cosas diferentes, fue entonces cuando en el año 1990 logramos el apoyo del Dr. Jaime Bravo Alcalde Municipal de Garzón y organizamos
el Centro Artesanal. Por su encargo tuve la honrosa tarea de organizar una nueva
producción. Así aparecieron productos como dechados, cajas, portarretratos, jo-
Vida y sueños de los artesanos huilenses
157
yeros, y más modelos y colores en los bolsos; una producción que tuvo y tiene
muy buen mercado”.
Los productos con los que más se identifica Luz Marina son justamente los bolsos bordados en fique. Ella es una experta en el tejido sobre el telar. Del mismo
modo, la apasiona trabajar en técnica mixta de materiales, con la Iraca y el Fique,
con predominancia de esta última fibra, mientras que la primera es utilizada especialmente en los adornos. “ Son dos fibras que se llevan muy bien, sus texturas
se acoplan bien, sus tonalidades de blancos opacos, dan al producto un gran
lucimiento”.
Nuestra tejedora admira profundamente a las maestras artesanas Rosario Torres
y Martha Cecilia Trujillo, ambas de la Jagua. A nivel del Departamento profesa
una grata admiración a Orlando Cortés, tanto por la calidad de sus trabajos como
por su personalidad. “ Sin embargo, a la artesana que mas admiro es a María
Guitierrez, una de las mas viejas tejedoras de La Jagua. También quería mucho a
la artesana Amelia Polaina, muerta por allá en el año de 1997”.
Finalmente, la principal alegria que Luz Marina experimenta en la vida es la satisfacción de quienes adquieren su producto: “ Soy muy feliz cuando mi cliente
queda satisfecho; elaborar el producto y que el cliente me diga que le gusta, eso
es para mi una realización personal”.
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Wllivert Betancourth Hoyos
La habilidad para calar la madera y recrear
fauna precolombina
N
ació en Neiva el 31 de Agosto de 1972. Hijo de Rodolfo Betancourt Cháux
y Diela María Hoyos Córdoba. Casado con Yeni Paola Aragonés, de cuya
relación nació la niña Paola Andrea. Cursó los estudios de primaria en la Escuela Oliverio Lara de Neiva. La secundaria la llevó a cabo en el colegio Gilberto
Alzate Avendaño de la misma ciudad.
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Gerardo Aldana Garcia
De ancestro artesano, Wlivert es un digno representante de la familia Betancourt,
descendiente de quien en vida fuera un destacado oficiante de la madera: Rodolfo Betancourt Hoyos. En este seno familiar, comparten el oficio heredado de su
padre, los hermanos Dionisio y Guillermo. Wllibert tiene un enorme parecido
con su padre, no solo en la riqueza de su técnica artesanal, sino también en su
físico; exhibe una estatura de aproximadamente 1 metro con 57 centímetros, de
complexión robusta y un rostro matizado con rasgos de una serena timidez que
fácilmente se convierte en simpatía y amabilidad, una vez que establece diálogo
con su interlocutor.
Como en la mayoría de los casos de familias artesanas en donde el oficio ha
trascendido a más de una generación, Wllivert tuvo en su padre al primer maestro. Don Rodolfo, aun que simpático con sus compradores y relacionados, era
un hombre de recia disciplina en su hogar, practicando un esquema de trabajo
en el que la instrucción a sus hijos sobre la madera surgía con suma facilidad,
incorporando el oficio en la cotidianidad de cada miembro familiar. “Por allá a
la edad de 8 años, recuerdo que yo ayudaba a mi papá a movilizar trozos de madera y a lijar piezas para los productos tales como Cocas, Trompos o Licoreras
que se hacían en casa. Mi papá era muy serio y exigente a la hora de enseñarnos,
pero a la vez sabía como proveernos los medios para que el aprendizaje se diera
sin mucha dificultad. Por ejemplo, recuerdo que estando nosotros muy pequeños y con estaturas que no alcanzábamos a llegar a la superficie del banco de
carpintería, él solía enterrar las cuatro patas del banco y las metía en tierra justo
en la profundidad necesaria para que alcanzáramos a trabajar; después, cuando
íbamos creciendo, entonces desenterraba una parte de las patas del banco para
que éste subiera un pocos mas y así hasta que ya no fue necesario que estuviese
mas bajo tierra”:
También heredó de su padre la inclinación a ser independiente, a ser un microempresario de la artesanía lo que le ha valido para mantener junto con sus hermanos y hermanas, el nombre de la empresa que creara don Rodolfo: Artesanías
Pigoanza. “ Creo que es bueno saber que uno mismo es el patrón de si mismo;
Vida y sueños de los artesanos huilenses
161
en mi caso tengo la experiencia de haber sido empleado en la que se llamó Corporación Forestal del Huila, dedicada a hacer cosas en madera y juguetes para
exportar, pero pronto me di cuenta que debía mejor seguir los pasos de papá y
busqué la forma de independizarme”:
Wllibert vive en un barrio popular de Neiva llamado Alfonso López; allí, entre
limitaciones de espacio e innovación tecnológica, una casa de habitación que a
la vez es taller de producción artesanal, alberga al hombre con el mayor talento
en el Huila y uno de los más importantes a nivel nacional, para desarrollar la técnica del calado de la madera. Los productos que normalmente fueron realizados
por su padre, han sido diversificados en propuestas en donde la innovación en
diseños y la impecable técnica de acabados, dan un especial valor no solo económico sino anímico a las creaciones del Maestro Betancourt. Es un artesano que decora sus piezas con la mayor pulcritud haciendo acopio de su versatilidad
en técnicas para él complementarias como el torno, todo trabajado con el mayor esmero. A la virtud de dominio sobre el oficio, se suma la personalidad de
Wllivert; de hecho los colegas artesanos del Huila identifican en él a un hombre
sencillo, talentoso y dispuesto a colaborar con los demás.
Pero los contrastes entre talento y limitaciones económicas como en muchos
artesanos, también se aprecian en Wllvert. Cuando se tiene la oportunidad de
visitar su taller, lleno de materiales y máquinas que se integran con los muebles
del hogar, puede experimentarse cierto grado de desconcierto y contradicción al
apreciar que un hombre de tanto mérito por la calidad de lo que hace, que genera
piezas de gran valor cultural y estético con las que se satisfacen los gustos de
tantas personas, se prive de la posibilidad de tener un mejor nivel de vida para
él y su familia. Es sin duda la paradoja de nuestros creadores y artistas: hacen
maravillas para otros y perciben a cambio solo céntimos para su elemental supervivencia. Este comentario resulta pertinente toda vez que la obra que dedico
a nuestros artesanos, lleva complementariamente el propósito de hacer que los
gobiernos, la empresa privada y los particulares, revalúen su concepción sobre
lo que es un artesano en el contexto sociocultural y económico, traduciéndose tal
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Gerardo Aldana Garcia
reflexión en hechos concretos de apoyo a quienes preservan para las generaciones futuras, expresiones del arte popular de las artesanías que indudablemente
son parte de la tradición y por ende de la identidad cultural del departamento y
la nación.
Por virtud de sus creaciones, Willibert ha sido ganador del Encuentro Departamental de Maestros Artesanos en Neiva y es a la vez un asiduo participante de la
feria internacional de Expoartesanías.
Varias organizaciones y artesanos han recibido capacitación sobre las técnicas
que maneja el maestro Betancourt; entre ellos pueden citarse la asociación Los
Amigos de Villavieja, el Proyecto Semillas, Orlando Cortés, la Cárcel de Distrito
Judicial de Neiva, entre muchos otros. Desde el año 2006, Wllivert ha incursionado en un campo nuevo utilizado especialmente el cacho de res, a partir del cual
desarrolla diseños de piezas que se integran en productos de moda y que son expuestos y comercializados en pasarelas de significativo renombre en Milán Italia. “Recientemente, en el mes de Julio de este año 2007, tuvimos la oportunidad
de viajar a Cartagena en compañía de Judith Patricia Astaiza y Victor Polanía, a
recibir una capacitación especializada en diseño, la cual se originó en torno de
las exportaciones que desde Colombia se están haciendo para la firma italiana de
modas Marni; y la verdad, estuve allí por el reconocimiento que se me ha dado
en virtud de la calidad de los diseños que estamos desarrollando desde Neiva, los
cuales permiten obtener las piezas matriz o modelo que luego son distribuidas
en unos pocos talleres en Bogotá para que se reproduzcan y luego ser exportados
en grandes cantidades”.
Es muy grato apreciar el entusiasmo de Wlliberth y sus compañeros de trabajo
cuando consultan página web de la multinacional Marni y allí ven exhibidos productos que contienen piezas elaboradas desde la ciudad de Neiva, distribuidos
en el mercado mundial desde Italia. Wllibert es un artesano que permanentemente se plantea interrogantes acerca de la evolución y futuro de sus trabajos en
madera, de hecho, es conciente que la fineza con la cual trabaja sus creaciones
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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en madera lo llevan a invertir significativo tiempo lo que encarece el precio del
producto y lo hace poco competitivo en el mercado regional. Según el propio
maestro Wllivert, se ha visto en la necesidad de pasar de los altos grados de elaboración en líneas de mesa o cocina, a líneas como la de iluminación en donde
la inversión de elementos del costo de producción sean menores, más la calidad
del producto siempre se conserve. “ No mas vale la pena mirar un vaso de los que
hago; está hecho inicialmente en torno y luego cuidadosamente adornado con la
delgada madera que primero debí convertirla en laminilla, luego dibujarla, posteriormente calarla para luego fijarla sobre la circular superficie del utensilio, y
poder rematar con el tema de pintura. Y entonces ¿cuanto vale el vaso?: $30.000
o $35.000; es un precio que la gente no paga fácilmente pues dicen que para que
tanta inversión si será una pieza de uso rutinario que podrá deteriorarse”.
Dice Wllivert que confía en el Tratado de Libre Comercio que Colombia firmará
con Estados Unidos, le abra algunas puertas y que su talento pueda superar fronteras pero no a título de maquila sino con nombre propio, con denominación de
origen, con identidad cultural y para ello confía en disponer de mayores facilidades de acceso a tecnologías para su producción: “La verdad es que a pura mano
el trabajo no rinde. En cambio, si una maquina le puede ayudar a evacuar fases
del proceso del producto y Usted se encarga de los detalles fundamentales como
diseño, acabados y el toque personal, pues entonces tendrá mayores volúmenes
de producción a menores costos, aptos para clientes mas dispuestos a comprar”.
El mayor sueño de Wllivert es llegar a tener un taller dotado con la maquinaria
suficiente y adecuada para la oferta de sus productos. Se declara un admirador de
la vida y obra del fallecido maestro artesano Peregrino Cueltán de quien obtuvo
ejemplos en lo personal y consejos para el oficio.
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Reynel Carvajal Meneses
La talla de la piedra, eslabón entre generaciónes
N
ació en Isnos - Huila, el 4 de Abril de 1964. Hijo de Manuel Carvajal y
Maria Inés Meneses, matrimonio del cual nacieron también Flor María,
Manuel Agustín, Olimpo y Edison. Junto a Reynel, la talla en piedra es igualmente ejercida por su hermano Edison. Sus estudios llegaron hasta el grado 5to
de primaria y los cursó en la escuela de la Vereda El Mortiño de Isnos, hasta el
grado 4to; mientras que el 5to elemental lo hizo en el Colegio Nocturno de la
misma localidad. Es casado con Olga María Ortega y padre de 3 hijas, a saber:
Sandra Patricia, Diana Mildre y Ximena.
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En Isnos, en esa pintoresca vereda llamada Las Guacas, el ambiente fresco, las
flores encendidas en tonos multicolores, el olor a vacas y caballos, todo mezclado con los agudos tonos que genera el cincel en el que los talladores se apoyan
para someter la piedra y trazar en ella figuras de encanto; en este lugar, está el
santuario en el que los Carvajal ofician diariamente su ritual de creación artesanal.
El maestro Reynel Carvajal es el líder de una familia que posee raíces en el oficio
de la talla en piedra. Su padre Manuel le enseñó el oficio a la temprana edad de
los 13 años; desde entonces, se empezó a forjar uno de los hombres más importantes del Huila en el trabajo de convertir la piedra en artesanías que recrean no
solo la cultura precolombina sino también transformada en productos utilitarios
de exigente técnica como muebles de comedor y sala. Hoy, el Maestro Reynel,
junto a su esposa e hijas, ejercen esta profesión que si bien es cierto no ofrece
mayores dividendos económicos, es la forma de vida escogida por ellos y a través de la cual se sostiene la familia.
Los trabajos de este colectivo de artesanos son dignos de admirar. La calidad del
tallado en términos de respeto a los diseños originales precolombinos sobre los
cuales se hacen las réplicas; los trazos anatómicos en el cuerpo de cada figura,
la consistencia y textura de las piedras empleadas, el entusiasmo y fe con que
trabajan, logran asombrar al turista que llega a Isnos o que concurre a las ferias
en que la familia participa. Es frecuente que quienes no tienen mayor ilustración
sobre lo que es la talla en piedra elaborada en nuestros tiempos frente a la obtenida en el pasado precolombino, pueden pensar que las artesanías del maestro
Carvajal son realmente obras que datan de 2000 y más años atrás.
Cuando una persona que posee cierto grado de sensibilidad por la artesanía y la
cultura, está cerca de los talladores de piedra de Isnos encarnados en la familia
Carvajal, igual que puede ocurrir con Angelmiro Guerrero y Julio Cesar Ordoñez
en San Agustín, logra reconocer en estos hombres al eslabón mas cierto y cercano entre los indígenas talladores de hace dos mil años y nuestro presente hecho
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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materia en tan invaluable arte popular. Un hecho similar ocurre con las alfareras
de La Vega de Oriente en Campoalegre o Aminta Yara en Hobo, sus creaciones
nos aproximan al pasado de barro de miles de años atrás, de hombres y mujeres
que modelaron vasijas de las cuales hoy existen abundantes vestigios y a cuyas
formas se asemejan con enorme similitud los productos de las mujeres artesanas
de hoy. Qué inestimable tradición la que talladores y alfareros preservan para
bien del universo cultural que no es otro que la propia humanidad.
Cuando mi papá trabajaba la piedra, por allá a mis 13 años, él me enseñaba y
ayudaba con los cinceles, mostrándome la forma de tallar la piedra. Yo trabajaba
dos días o tres a la semana, alternando con otros trabajos del campo y la escuela.
Los trabajos que fui aprendiendo a hacer y los que incluso hoy en día hago son el
Doble Yo que esta aquí en Isnos en el Alto de Las Piedras; también hacía otra
figura que se llamaba El Botijuelo. Hoy en día trabajo además de tantas piezas
precolombinas, comedores y hasta el famoso mike mouse pero con la cultura
de San Agustí. Dentro de lo utilitario también hago artesanías como morteros, y
piedras de moler, entre otras.
Manuel confiesa que una de las anatomías más complicadas de tallar es la del
cuerpo humano, dada la exigencia en los detalles de miembros como las manos
y los dedos,. También las expresiones del rostro le representan invertir mucho
tiempo y paciencia hasta lograr el trabajo con el que él mismo se sienta satisfecho. Para mi todo esto de ser artesano me hace sentir tranquilo; convertir una
piedra en una figura es lo que mayormente me llama la atención en la vida laboral, expresa Reynel con la sencillez que lo caracteriza. Al tener alma de artesano, sabe apreciar las virtudes en sus colegas de la región; admira profundamente
a su padre Don Manuel y también al ceramista de Pitalito Alberto Llanos. Dentro
de sus convicciones de católico ferviente, manifiesta tenerle miedo a la muerte y
por ello respeta la existencia de un ser supremo. “Claro que le tengo miedo a la
muerte y lo que mas me preocupa es que me coja desapercibido”.
El sueño que mas desea hacer realidad es que sus hijas estudien alguna carrera
que esté relacionada con la escultura.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Ernesto Gutierrez Jara
Costura y comercialización del sombrero de pindo
N
ació en Neiva, el 14 de octubre de 1955. Hijo de Ernesto Gutiérrez Navarro y Argelia Jara de Gutiérrez. Estudió la primaria en la Escuela del
Barrio Cándido Leguízamo. La secundaria la cursó hasta el grado 4to, en el Colegio Nocturno Manuel Asensio Tello. Casado con Alcira Castellanos Bedoya.
Los padres de Ernesto eran artesanos dedicados a al oficio de los sombreros de
Pindo, en el caso de su mamá y a elaborar alpargates de cuero y fique, lo mismo
que zapatos, su padre. La abuela paterna Hortensia Navarro elaborada la trenza
y armaba el sombrero de Pindo. Los primeros maestros en el oficio de la Sombrería fueron sus padres.
170
Gerardo Aldana Garcia
Aunque su papá no trabajaba el sombrero, era claro que manejaba las máquinas
de coser como herramienta en la zapatería, lo cual resultaba al tiempo útil para el
proceso de armado y cocido del sombrero, labor en la cual se señora madre era
experta. Ernesto creció en un hogar con vocación artesanal, la cual adquirió la
magnitud de profesión a principios de la década de los 70s. “Hacia 1970, frente
a las dificultades económicas por las que atravesaba la familia, habida cuenta de
que el negocio de los zapatos se puso duro, mi mamá, luego de comprar muchos
cortes de trenza, hacía una buena cantidad de sombreros y los llevaba a vender a
los municipios de Baraya y Tello. Para ese entonces tuve que asumir la tarea de
manejar la máquina con lo cual adquirí rápidamente la práctica necesaria para
armar sombreros mientras mi mamá los vendía. De mi mamá recuerdo las primeras clases cuando me decía cómo era el empiezo y el armado de la copa, cómo
se volteaba la copa para luego empezar a echarle las primeras vueltas”.
La máquina con la que mejor se siente Ernesto en su tarea de armar y coser los
sombreros, es la Pfaff de fabricación alemana. Y pese a que su trabajo está ligado fundamentalmente al cosido y aplicación de tintes para obtener tonos de
diferentes coloridos, él mantiene una relación muy fluida y amistosa con la artesanas que elaboran la trenza en Palermo cuyo número se aproxima a 100. De
hecho, Ernesto es un experto conocedor del proceso vegetativo del Pindo y sus
vivencias del oficio lo llevan a visitar las áreas de extracción de la materia prima
e interactuar con la trenzadoras, como las llama: “Yo mantengo una relación
positiva con las tejedoras de la trenza. Es un proceso de mutuo apoyo en donde
todos nos beneficiamos. El Pindo crece de manera natural en las riveras del río
Baché, y también a los 1.500 m.s.n.m, en cafetales y cañadulzales”.
El relato de Ernesto sobre la complementariedad de las etapas del proceso del sombreo que integra a tejedoras de trenza y a él como quine cose y vende el sombrero,
resulta de capital importancia para establecer que esta relación tiene la particularidad
de coadyuvar a conservar la práctica de un oficio con tradición centenaria, lo cual
resulta de valor inestimable para mantener uno de los rasgos de identidad cultural de
norte del Huila, impregnado de historia y legado para las generaciones venideras.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
171
Es interesante contarle al lector que un sombrero de Pindo cuesta entre $12.000,
los de menor calidad y $ 60.000., para el caso de los más finos. Por su parte, La
libra de Pindo lista para hacer la trenza, se tasa aproximadamente a $3.500, la
ordinaria y a $15.000, la fina; esta última es una fibrilla muy delgada con espesor
promedio de apenas 1 milímetro.
Ernesto ha encontrado en la artesanía su propia identidad personal, su profesión
y su medio de vivir: “Ser artesano para mi significa poder disponer de una forma
de subsistir y de conservar para bien de todos, una tradición con reconocimiento
a nivel regional y nacional; esto me ha permitido darme a conocer por entidades del Gobierno y de las personas del común”. Cuenta el Maestro Gutiérrez
que dentro de sus satisfacciones como artesano está de poder coser hasta 200
sombreros en una semana. Complementariamente elabora bellos bolsos, pavas
(sombrero para dama), cachuchas, viseras, zapatillas; incluso trajes típicos para
bailes como el Sanjuanero Huilense.
Como artesano que es, admira en el artesanado huilense a Rafael Amaya y Arcesio Gaviria; y apreció mucho en vida a la maestra Oliva Duarte, tejedora de sombrero Suaceño. En Palermo, aprecia el trabajo de la señora Diva Ramírez: “Ella
tiene unos 75 años y es la que mejor teje trenza en Palermo y lo hace junto a su
hija Ninfa de 38 años, quien ha heredado de su mamá un excepcional talento”.
Ernesto se declara católico por convicción. No le teme a la muerte; sin embargo,
a medida que los años le entran a su existencia, este sentimiento de seguridad
cambia: “Cuando uno se acerca a los años de mayor edad, entonces le teme a la
muerte y con ella se va todo, creo que es como apagar el bombillo y hasta ahí
llegamos. El sentimiento y las energías del cuerpo no indican que uno vaya a
reencarnar”.
Dentro de los consejos que ha aplicado para preservar su salud se incluyen estar
siempre con buen ánimo, vivir tranquilo, ser siempre positivo, hablar con sin-
172
Gerardo Aldana Garcia
ceridad y alimentarse lo mejor que pueda: “Comer especialmente mucha fruta y
descansar, dormir tranquilo en la noche”.
Su sueño es tener un almacén en Neiva para extender la gama de sombreros que
elabora desde Palermo, lugar de su taller.
Para este sombrerero, los artesanos huilenses serán estables en su economía con
proyección a 25 años, siempre que mantengan el ritmo de trabajo y orienten bien
su economía familiar. “El sombrero de Palermo podría acabarse incluso en menos de lo 25 años; los jóvenes poco les interesa este arte tan bonito”.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Raquel Gutierrez Alvarez
y Edith Gutierrez
Duo femenino preservando identidad cultural
E
l acápite del sombrero de Pindo nos remite a Campoalegre, allí en pleno
poblado urbano residen dos mujeres, madre e hija, que dan fe de dos generaciones entregadas al oficio de elaborar bellos sombreros en el material que
crece con vigor en los lugares frescos junto a las riveras de ríos, en charcas o
humedales.
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Gerardo Aldana Garcia
La casita en la que por cierto viven estas dos mujeres y una más, la hija de Edith,
se encuentra en toda la esquina de la Carrera 8 con Calle 23 del municipio de
Campoalegre; es un lugar pequeño, hecho en bahareque, en su interior la cocina
exhibe un piso en tierra. La sala del recinto parece de cuento para niños; es pequeña y en ella se articulan unas pocas sillas y la mesita del televisor, elaboradas
en madera con estilo y técnica antiguos, como de la carpintería popular de hace
40 años. Las paredes resistidas al paso de los años, dejan colgar sobre su estructura recubierta de cal, una foto de Edith en compañía de su mamá. Es una foto
que habla por si sola; parece dar cuenta de los años que este núcleo artesanal de
mujeres, solteras todas, ha pasado junto a su oficio de paja, de fibra vegetal.
La madre Nació el 31 de Diciembre de 1927 en la Vereda La Ciénaga municipio
de Campoalegre. Hija de Felix María Gutierrez y Lucía Alvarez. Casada con Alfonso Escobar, ya fallecido. Tuvo cuatro hijos; dos varones y dos mujeres. Ellos
son Edith, Estela, Luis Alberto y Alfonso, éste último también fallecido. De sus
hijos el oficio lo aprendieron plenamente Edith y Estella, aun que ésta última
solo maneja la elaboración de la trenza. Raquel fue la única maestra de Edith: “
Yo le enseñé a Edith; le hacía los comienzos y ella seguía haciendo el sombrero,
siempre mirando cómo yo trabajaba diariamente. Estella solo aprendió a hacer
la trenza. Otra que aprendió a tejer la trenza es Judy Andrea, la hija de Edith; sin
embargo a la muchacha no le gusta trabajar en el oficio”, expresa tranquilamente
la abuela Raquel.
Por su parte Raquel aprendió el oficio mirando a sus amigas en momentos en que
trabajaban el Pindo aplicado a los sombreros, hecho ocurrido desde la temprana
edad de los 8 años. El suceso que más dolor le ha causado en la vida fue la muerte de su hijo: “ A una de mamá le duele mucho cuando un hijo se le va, es como
si de repente le arrancaran parte del corazón”, Dice Raquel sin poder evitar que
una lágrima recorra su mejilla derecha.
Su mayor satisfacción como artesana está representada en la oportunidad del trabajo con la cual levantó a sus hijos. “ Trabajar en el Pindo es una razón para estar
Vida y sueños de los artesanos huilenses
175
contenta y yo aprendí de mis padres que el trabajo era una bendición de Dios,
por eso para mi ser artesana ha sido motivo de alegría. Además que haciendo
sombreros no me aburro”.
Hacer un sombrero en el cual Raquel invierte dos días de trabajo, le representa
un ingreso de $25.000. Ella hace sombreros en diversos colores, según la solicitud del interesado. El sombrero se obtiene a partir de un proceso que inicia al disponer de la fibra suministrada por otras personas dedicadas a cortar el tallo de la
planta del cual se extraen las delgadas correas de espesor promedio equivalente
a 3 centímetros. Este material es vendido a las artesanas de la trenza, tasado por
kilogramos, siendo el costo unitario en promedio la suma de $4.000. Una vez en
poder de la tejedora, la fibra es colocada al sol por espacio de dos días en procura
de obtener la coloración deseada, en una tonalidad que se aproxima a la gama
blanca. En esta parte del proceso es indispensable que la fibra no se moje con
agua lluvia toda vez que se puede pintar y con ello bajar la calidad del producto
final. Seguidamente, la fibra es sumergida en agua a fin de hacerla mas blanda y
manejable, para ser cortada a lo largo con un cuchillo. El corte permite obtener
delgadas correas de entre 5 milímetros y 1 centímetro, según sea la calidad del
tejido que se pretende obtener: a menor espesor de la correa, mayor calidad en
el sombrero. Por su parte, hacer un sombrero implica disponer en promedio de
25 brazadas de la fibra. Los tipos de sombrero elaborados por Raquel y su hija
son el Pizarro, el de Los Tolimenses Emeterio y Felipe, el estilo Plato y el Borsalino.
Raquel solo quiere seguir teniendo vida y salud para seguir trabajando: “Lo único que le pido a mi Dios es que me de salud, que me tenga alentada para trabajar.
La plata llega de alguna manera”. Dice no tenerle miedo a muerte. “ Eso es algo
que a todos nos toca, aun que a uno le gustaría no morirse nunca”. Raquel se
declara como una mujer católica.
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Edith Gutierrez
Condicion innata para hacer del pindo el mejor protector
N
ació en Campoalegre el 15 de Diciembre de 1962. Madre de una sola hija,
Judy Andrea. Sus estudios de primaria los hizo en el Centro Docente del
Barrio Panamá y los grados de secundaria que llegaron hasta el 2do de bachillerato, los estudió en el Colegio Eugenio Ferro Triana del mismo municipio. Edith
considera que ser artesana representa para ella la forma de vida y la forma de
ganarse la vida, siendo un oficio de gran valor que heredó de su madre. “Para mi
es una tradición con la que he podido criar a mi hija y apoyar a mis sobrinos”.
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Gerardo Aldana Garcia
Edith trabaja integralmente el sombrero desde la elaboración de la trenza hasta
el tejido y acabado del mismo. Adicionalmente hace bolsos teñidos con colores
de diversas tonalidades. La maestra Gutierrez es poseedora de un noble espíritu
de servicio para con sus semejantes, de hecho, es frecuente verla gestionando
ante entidades y particulares el apoyo para los pobres, enfermos o necesitados.
Se declara como una ferviente católica.
Su mayor satisfacción fue el haber tenido a su única hija de quien admira su
grado de inteligencia. Piensa que su mejor amiga es la madre de Dios quien
nunca le falla. En sus semejantes admira la capacidad para unirse en torno de un
proyecto común. Censura fuertemente las injusticias y repudia la corrupción. El
mayor deseo de Edith es tener salud para poder trabajar.
Dentro de los artesanos huilenses admira a Ernesto Gutierrez quien costurea
sombreros en Palermo. Edith le ha aportado al sector artesanal no solo en la preservación de la expresión popular de la sombrerería, sino también siendo instructora en localidades como Palermo y el Corregimiento de Otás en Campoalegre.
La maestra Edith es una mujer locuaz muy diferente a su madre que se muestra
mas callada, y a fe que la suerte familiar un tanto aciaga le ha compelido para
que recurra a su capacidad comunicativa en procura de mantener los espacios
que le granjean el soporte para la supervivencia de su madre e hija. El Huila conoce el mérito de Edith para tejer y armar el sombrero. He tenido la oportunidad
de apreciar sus diversas puntadas y tintes aplicados a la trenza. Es realmente
encantador verle cuando calcula la talla del sombrero en la cabeza de su cliente
o comprador; y escucharle los comentarios de cómo deberá quedar la copa y el
ala del sombrero para que le salga en armonía con el rostro o el porte de quien
lucirá la prenda.
Este hogar artesanal es otro en el que su sencillez y el estoicismo para llevar una
vida con privaciones económicas, me seduce para visitarlo; allí, en medio de tierra, fragmentos de Pindo y el ruido de los cerdos que crecen en el pequeño solar,
Vida y sueños de los artesanos huilenses
179
da gusto sentarse y escuchar los relatos de la abuela Raquel. Y es a la vez otro de
los ambientes de vida artesanal que uno desearía apoyar para que obtuviera mejores posibilidades de vida; pero mientras esto tal vez nunca ocurra, algo insoslayable impera en el hogar de las Gutiérrez: es la dignidad para llevar su oficio
de artesanas y mantener para bien de la tradición de tan valioso arte popular, la
vida que será ejemplo para las generaciones futuras.
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Jose Orlando Cortes
Ser artesano a partir de la innovación
y particularidad de los diseños
N
ació el 9 de octubre de 1961 en la ciudad de Bogotá. Su esposa es Maria
del Pilar Espinosa. Se considera un huilense no solo de adopción sino de
plena convicción, toda vez que ha vivido en esta tierra los últimos 30 años de
su vida. El oficio al que se dedica Orlando está configurado por los trabajos en
madera, elaborando con especial cuidado vasijas en figuras precolombinas.
182
Gerardo Aldana Garcia
Dentro de las motivaciones que tuvo nuestro artesano para dedicarse al oficio
de la artesanía figuran en primer término la necesidad de percibir ingresos para
sostener a su familia y luego, la casualidad de que siendo él un carpintero fuese
llamado inusitadamente como artesano con perfil para una feria nacional, un
hecho que para él significó un enorme cumplido y una fuerte estimulación. Apreciemos lo que el propio artesano relata al respecto. “yo fui carpintero por 12 años
y siempre tuve inquietudes por hacer cosas diferentes entre lo que me muevo y
algún día estuve varado, sin plata sin trabajo y de repente me dijeron que algunas
entidades estaban prestando plata y de alguna manera llegué a la Secretaría de
Cultura del departamento del Huila en donde me dijeron que eso tal vez sería
posible a través de Artesanías de Colombia.
Con esa información yo empecé a sentirme mas artesano y alguien de ahí de la
Secretaría me dijo: estamos patrocinando unos artesanos para ir a una feria en
Bogotá. Usted es artesano? yo dije si, y me dijeron: Usted qué hace?. La sola
palabra artesano fue para mí un toque divino, pues yo nunca pensé en hacer vasijas que es lo que estoy haciendo ahora. Yo simplemente dije: yo hago vasijas
precolombinas en madera; me pareció algo raro pero fue lo que me salió. En
ese momento me dijeron traiga una muestra y me fui pensando: ¿ qué es eso
?, vasijas precolombinas en madera; entonces me fui para donde un amigo que
me prestó el torno, pues la técnica que yo manejaba la podía aplicar al nuevo
producto. Me hice unas muestras, las traje y las enviaron a Bogotá; gustaron
mucho y me dijeron que las hiciera en mayor volumen. Entonces las hice con un
torno prestado, plata prestada, madera regalada y desde ahí nació Orlando Cortes
como artesano”.
El maestro Cortés enfrenta dificultades que resultan un poco diferentes de las
acusadas por el promedio del sector artesanal, que suelen referirse generalmente
a escasez de recursos económicos; en su caso, la limitación permanente se ha
referido al volumen de producción generado por su taller que siempre ha estado
por debajo de las solicitudes de la demanda. Los pensamientos de Orlando mientras está produciendo se centran en generar nuevas formas de diseño; no es muy
Vida y sueños de los artesanos huilenses
183
partidario de las series repetidas de producto, pese a que ésta clase de productos
tienen gran salida: “Mientras trabajo en mi taller me pasan muchos pensamientos por la cabeza, me emociono mucho cuando hago una pieza nueva; casi no me
gusta hacer repetición, series y eso es lo que más se vende. Nosotros tenemos
un catalogo que elaboramos para seguir en la producción, pero me concentro
mucho en las formas y los colores que le voy a poner al producto, pienso mucho
en cómo quedará la obra”.
En la vida artesanal del maestro Cortés se verifica la garantía de heredar el oficio
a sus hijos, esposa y hermanos. Edwin, es uno de los hijos que no solo ha logrado
encarnar el talento de su padre sino que además muestra un potencial creativo
que en criterio de artesanos y artistas, puede llegar a superar a su maestro; esto
para Orlando es una realidad que lo llena de mucha satisfacción. “Mi hijo Edwin
ya es un profesional en el oficio artesanal; tengo otro hijo que esta en formación
y es muy bueno, ya sabe la técnica y esta practicando cada día mas, le hace falta
experiencia para ser mas creativo. Mi hijo mayor no esta conmigo, pero el pinta
también, lleva la vena artística; Mi esposa Pilar trabaja la joyería en madera, se
denomina bisutería en madera y con eso también nos ha ido muy bien. En verdad
que esto forma parte de las mayores satisfacciones que he tenido en mi vida”.
Orlando confiesa que en su vida tiene el recuerdo de una frustración y fue la de
no haberse consagrado como músico profesional, no obstante que tiene un gran
mérito interpretando el arpa. “yo intente ser músico y a mi me gusta la música;
es algo que me duele no haberlo intentado cultivar desde muy joven”
De otra parte, dentro de los temores que le asisten al Maestro Cortés está el no
lograr las metas que se propone. Y en medio de las situaciones difíciles expresa
que una de las maneras de mantener buena salud física y mental, es teniendo
mucha tranquilidad. Una de las virtudes que posee Orlando en el manejo del oficio es su capacidad creativa. “Es muy común encontrarme asesorando a mucha
gente y las ideas que les doy me fluyen, surge fácilmente”.
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Al Maestro Cortés se le reconoce como una persona siempre dispuesta a dar a
los demás, a aportar a otros algo de su propia cosecha; de hecho, el curso de los
relatos de varios artesanos registrados en la presente obra da cuenta de la admiración que muchos de ellos le profesan. Uno de los dilemas que se le presenta a
un buen artesano es el de tener que socializar su conocimiento sobre determinada
técnica a fin de hacer escuela y con ella generar oportunidades de crecimiento
para su propio taller, situación que lo aboca a procrear potencialmente competencia para su propio negocio. En el caso de Orlando el asunto no le preocupa y
para prevenir la situación insta a sus alumnos a que aprendan la técnica pero que
den un sello personal a sus trabajos: “No le temo a ese tipo de competencia, ya
lo he comprobado; yo enseño la técnica pero les pido que impriman su propio
estilo, que sea muy personal”
En el ámbito artesanal no solo del Departamento sino también a nivel del país,
se le conoce a Orlando por sus obras torneadas en madera con símbolos e íconos
precolombinos; es un campo en el que puede elaborar desde un pequeño recipiente de 15 centímetros de alto, hasta una olla funeraria de 1,80 metros de altura
con diámetro de 90 centímetros o mas. Su habilidad con el torno, su técnica para
hacer cortes, pegues y terminados, unidas a la prolífica creatividad y especial
virtud al aplicar las pinturas, dan como resultado piezas de admirable calidad
y belleza. Orlando es de los expositores que generalmente vende anualmente la
mayoría de su producción en los primeros cuatro días de la feria internacional
de Expoartesanías.
Los anhelos de Orlando rondan sus proyecciones artísticas y mucho mas su espacio familiar dentro del cual su pequeña chiquilla de tres años, ocupa un lugar especial: “Si tuviese una hada madrina dándome dos deseos, creo que lógicamente
pediría salud, pero no me gustaría morir sin ver a mi hija pequeña ya formadita.
El otro deseo, ser reconocido como artista, que mi obra sea un arte”.
Siendo un artesano de visión universal, Orlando cree que la implementación de
la tecnología en la producción de los trabajos en madera no segmenta la esen-
Vida y sueños de los artesanos huilenses
185
cia artesanal de lo que puede ser hecho a mano. “Uno debe estar a tono con los
cambios y avances y para ello toca meterle tecnología; aquí en este oficio lo que
vale son las ideas”.
La última parte de la narración sobre la vida de Orlando he querido dejarla a manera de preguntas y respuestas para deleite y emoción del lector. ¿Qué concepto
tiene usted de Dios
Dios lo es todo en la vida, me siento bendecido por Dios todos los días.
¿ Es usted es un hombre Feliz ?
Si claro, absolutamente .
¿Qué cree usted que debe hacer el ser humano para ser feliz?
No tener deudas no tanto económicas sino con uno mismo, tratar de hacer todo
bien sin pasar por encima de nadie, eso le da tranquilidad a uno.
¿Cuantos años le gustaría vivir
No se, tal vez 80 pero teniendo salud, no ser un estorbo.
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Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Javier Ayerbe Gonzalez
La exigencia en el proceso para lograr la mejor calidad
N
ació en el municipio de Pitalito el 9 de junio de 1947. Hijo de Eliécer
Ayerbe y Ofelia González. Casado con Marlen Castro de cuya relación
procrearon a su única hija Sabrina. Javier cursó sus estudios de primaria en la
Escuela Anexa de Pitalito. Su secundaria la desarrolló en la Normal del mismo
municipio, graduándose como Maestro Normalista.
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Nació en un hogar con tradición en el oficio de la madera; su abuelo Gonzalo
y su padre Eliécer, ejercieron con gran intensidad y dedicación. la profesión
de transformadores y creadores de objetos artesanales y de ebanistería, dando
a Pitalito y el sur del Departamento una identidad como pueblo de hábiles y
meritorios ebanistas. Esta significativa cercanía con el oficio, originada incluso
desde antes de nacer, nutrió prácticamente que de manera natural, la motivación
de este artesano para integrarse de manera creativa con los objetos producto de
las técnicas aplicadas tales como el torno, el calado, las pinturas, etc.
Durante cerca de 8 años fue profesor del Colegio Nacional de Pitalito desempeñándose en la pedagogía aplicada a las manualidades dentro de las cuales estaban los trabajos en madera. A la edad de los 29 años viajó con su esposa a la
república de Venezuela, justamente a Caracas. En este país se encontró con un
oficio de la madera aplicado a las artesanías con bajos niveles de calidad; la
rica oferta de productos importados fruto de la bonanza petrolera, llevaba a que
los nacionales tuviesen poco interés en los procesos de elaboración interna y se
nutrían mas de los bellos productos traídos de Estados Unidos, India y Europa
entre otras latitudes. En lo que si existía una excepcional calidad era en el área
de los muebles, un espacio que el maestro Ayerbe consideró como una valiosa
oportunidad para aplicar toda su habilidad, creatividad y sentido estético.
En poco tiempo llegó a integrar un taller de producción en el que generaban
muebles de buen recibo por parte de comercializadores mayoristas especializados en muebles como HERVIGON – Hermógenes, Villarria y González, el
mas grande de la época en todo Venezuela. “ Cuando mi taller llegó a disponer
de 15 ebanistas, me llenó de gran satisfacción. Recuerdo que cada semana un
furgón de Hervigón llegaba a recogernos la producción para ser ubicada en sus
exclusivas tiendas de muebles distribuidas especialmente en Caracas”, Expresa
Javier exteriorizando vivamente su satisfacción del pasado como su lo estuviera
viviendo nuevamente. El primer maestro de Javier fue su papá. De él aprendió
fácilmente el oficio dado que nació y creció junto a la transformación de la madera. De su padre recuerda el esmero por la calidad de los productos siempre
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189
bien concebidos y bien terminados. “ Mi papá era un ebanista muy exigente en
el tema de la estética de sus productos. Por cierto, era excelente a la hora de calibrar sus máquinas. Todo eso hizo que me enamorara de la madera; confieso que
desde pequeño me emocionaba cuando tenía en frente una madera de calidad, de
colores y betas multiformes. En todo eso mi padre tuvo gran responsabilidad”.
Una de las satisfacciones de este artesano con gran sensibilidad artística se suscitó cuando era solo un niño de 12 años. Ocurrió cuando Pepita Cuellar, una vecina
del Valle de Laboyos le mostró un reloj enmarcado en madera la cual acusaba un
serio deterioro por el voraz ataque de la polilla. “ Quiero mucho este reloj y me
gustaría que alguien lo arreglara, aun que dudo que Usted pueda hacerlo” le dijo
al jovencito prospecto de artesano, quien se sintió realmente retado a restaurar
el maltratado tictac. “ Mi alegría fue grande cuando terminé el trabajo, pero lo
fue mayor cuándo vi el rostro de asombro y de satisfacción de la dueña del reloj;
eso si que me emocionó y es de las gratitudes mas sensibles que tengo con el
oficio”.
En la personalidad de Javier se verifica la existencia de un ser con manos de artesano, sensibilidad de artista y gustos de modernidad. Esta mezcla de expresiones
culturales fue concebida en su hogar en el Pitalito de los años 50 y 60, y enriquecidas por sus vivencias de cerca de 20 años en la hermana república de Venezuela. El relato que él mismo nos comparte da cuenta de cómo un artesano formado
en técnicas eminentemente manuales, teniendo como inmejorable maestro en el
área a su papá y los contactos con el abuelo Gonzalo, se vio persuadido de la
necesidad de incorporar nuevas formas y medios de producción, haciendo de su
original ebanistería un oficio nutrido no solo de perfectos cortes, ensamblajes
justos y resistentes, y finos acabados, sino también de concepciones de notable
sentido estético que hicieron de la madera que trabajaba elementos que jugaban
con ambientes propios del gusto por la innovación, la sobriedad y la elegancia.
Quienes tenemos la fortuna de conocer a Javier vemos en él a un hombre extremadamente meticuloso y exigente a la hora de obtener un producto terminado.
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Su esmero por la calidad de lo que hace, parte desde el mismo momento en que
selecciona la madera que va a trabajar; nunca se le ve ocuparse en materias primas de poca durabilidad y precario lucimiento. Por el contrario, da gusto ver la
forma como se emociona cuando tiene en sus manos un fragmento de Ebano o
Caoba, y también cuando las betas de la nativa Teca o el Tachuelo de nuestras
cálidas tierras, aparecen mágicamente al ritmo de sus herramientas de alta precisión, con las que corta figuras geométricas de asombrosa simetría, para integrarlas en figuras de ángulos de múltiples lados y tonalidades que entre sí estimulan
al admirador a divagar sobre la forma en que fue elaborado tan confeccionado
trabajo.
Javier reconoce que sus mayores fortalezas en el oficio tienen que ver con la
estética, la funcionalidad ergonómica y el rigor estructural de cada producto que
elabora. “Mi consigna es que cada producto que hago debe tener garantía de por
vida y para ello me percato de la calidad de la madera, de los materiales que uso,
de la armonía de los diseños acorde con la funcionalidad pretendida. Siempre
utilizo maderas secas, ensambles de gran precisión y pegantes de alta resistencia”.
El maestro Ayerbe es a la vez un gran conocedor de la música universal; en este
campo es muy sensible a la buena interpretación vocal e instrumental, su bagaje
en la materia incluye conocimientos sobre opera y jazz, entre otros. Un espacio
en el que se declara gran conocedor es el relacionado con la esfera del sonido; los
equipos, las potencias, las marcas, la nitidez, etc, son objeto de una permanente
consulta en la que nuestro personaje siempre se encuentra actualizado. También
en este rasgo de su personalidad y acervo intelectual tuvo que ver su padre quien
además de ebanista fue empresario de las primeras salas de cine en Pitalito. “Mi
papá tuvo cuatro teatros en Pitalito; las primeras películas fueron de cine mudo
y luego vinieron las que le incorporaban no solo las voces de los actores sino la
música de bandas sonoras con las que fácilmente me identificaba. La música me
llegó igualmente con la afición por el sonido, por la calidad de los equipos, si
nitidez, capacidades y demás aspectos”.
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191
Y este maestro artesano es también pintor. El siguiente es el concepto que sobre
él expresa la artista visual Olga Lucía Díaz Escobar: “La pintura es un escenario
en donde a Javier se le conoce con moderado relieve y que le ha permitido generar obras de agradable colorido trabajadas especialmente al óleo sobre lienzo y
otros materiales como lamina en la que plasma elementos artísticos de contrastes
fuertes, fondos abstractos y manejando movimientos irregulares, integrados en
una pintura de colores planos. Sus pinceladas de mucha libertad le permiten jugar con los espacios planteados en cada trabajo. La obra de Javier es planeada y
pensada mucho antes de la elaboración de la misma; es esencialmente un pintor
que aprovecha las bondades de los bocetos previos. La vivacidad de sus colores
deja entrever la alegría y la felicidad que siente Javier por la vida”.
La vena artística de Javier tiene igualmente una manifestación en la fotografía,
especialmente en la obtenida a partir de la lente bien manejada y la manipulación
por computador de las imágenes registradas. La historia de la radio difusión en
Pitalito tiene un acápite en el que Javier coadyuvó a escribir algunas páginas.
Fue él junto a sus hermanos, guiados por la visión de Ricardo Ayerbe, quien
contribuyó notablemente a la creación y desarrollo de la Emisora Preferencias
Estéreo, una estación radial que jugó por décadas un papel clave en la vida económica, política y social del pueblo laboyano. Mas tarde, en el año de 1999
la estación radial fue vendida a algunos empresarios de Pitalito radicados en
México, quienes le cambiaron el nombre por La Poderosa, como se le conoce
actualmente.
Javier admira de su esposa la rectitud y ética. De su hija, la inteligencia y extraordinaria habilidad en el manejo de la motricidad fina. Se congratula con la
virtud de la sinceridad en las personas y censura la hipocresía. El acontecimiento
que mayor emoción le ha causado en su vida, fue el nacimiento de su única hija.
Piensa que su aporte a la artesanía huilense se centra especialmente en procurar
coadyuvar a generar una cultura de lo bien hecho, esperando que la gente cultive
el deseo de mejorar incesantemente. A Javier le gustaría vivir hasta la edad de 85
192
Gerardo Aldana Garcia
años. Dice no temerle a la muerte: “ A medida que uno adquiere mas edad, acepta
mas fácilmente la idea de morir; no es como antes. Hoy por hoy, pareciera que la
muerte transitará con mayor rapidez y frecuencia que antes, es mas cotidiana”
Vida y sueños de los artesanos huilenses
193
Jesús Antonio Cardenas
Un instructor y un ceramista amante de su region
N
ació el 14 de Febrero de 1964 en el municipio de Timaná. Hijo de José Antonio Cárdenas y María Elvia Calderón. Padre de tres hijos a saber: Cristian Felipe, Camilo Antonio y Yuli Tatiana. Es bachiller del Colegio Nocturno
Departamental Timanco de Timaná. Cursó 5 semestres de cerámica en el Centro
de Estudios Cerámicos de la misma localidad.
194
Gerardo Aldana Garcia
Su primer instructor fue el español Javier Meléndez Ortega, con quien inició los
estudios en cerámica en el año de 1986, llevado por la curiosidad de las vajillas
que elaboraba su maestro quien tenía enormes conocimientos y una metodología
de enseñanza que partía de lo general a lo específico, llevando a sus estudiantes
por un periplo universal sobre la concepción artística a la hora de proyectar los
diseños. Según el maestro Cárdenas, el español llegó a Timaná como fruto de un
aporte de la sociedad dermatológica de iberoamericana: “Hacía el año de 1984
se realizó en nuestro pueblo el Congreso Iberoamericano de Dermatología, desarrollado en la Concentración de Desarrollo Rural El Tejar; fruto de ese importante evento, la organización de carácter internacional quiso dejar para Timaná
un recuerdo traducido en beneficios sociales, el cual consistió en garantizar una
capacitación especializada en estudios cerámicos, obra en la cual fue vinculado
el maestro Meléndez quien regó sus conocimientos de manera muy generosa”.
A Jesús Antonio, el Instructor, se le conoce normalmente como Chucho; él ha
hecho un valioso aporte al desarrollo de la cerámica en varias comunidades del
departamento, vinculándose como profesor de cerámica en los municipios de
Timaná, Isnos y Garzón. Igualmente ha prestado sus servicios en la misma área
a instituciones como el SENA, el antiguo Instituto Huilense de Cultura, la Secretaría Departamental de Cultura y ONGs culturales de la región.
Dentro de los artesanos huilenses que admira se encuentra Alberto Llanos, pero
solo en los diseños que desarrolla: “Me gustan sus diseños y acabados mas no
la resistencia mecánica de sus piezas”. Su más importante meta en la vida es
llegar a poseer una fábrica de productos cerámicos arquitectónicos. Chucho
recuerda con gran emoción los tiempos en que se creó el Centro de Estudios
Cerámicos de Timaná, cuando personas de admirable generosidad como el Dr.
José Vicente Vargas Salgado se vincularon al proyecto aportando elementos de
laboratorio y equipos requeridos en la instrucción sobre el oficio de la cerámica.
Al mismo respecto, dice Jesús Antonio que su mayor tristeza o frustración se
encuentra asociada al hecho de que habiendo recibido una notable formación
ceramista auspiciada por el municipio, no haya sido posible consolidar a Timaná
Vida y sueños de los artesanos huilenses
195
como potencia artesanal en el oficio que hace de la arcilla un objeto de belleza
comercializable: “En el año de 1996 siendo Alcalde Municipal el Dr. Pedro Nel
Jiménez Sterling, el Centro cerró sus puertas al público; se murió para siempre”,
dice Chucho sin poder disimular su expresión de tristeza y frustración
Como artesano Jesús Antonio se identifica con la línea de producción artística
escultural materializada en cuadros de alto y bajo relieve: “También me gusta
mucho la línea abstracto-lírica por cuanto me da la oportunidad de recrear emociones, sentimientos, en fin, expresiones diversas”. Como fuentes de inspiración
recurre a la naturaleza y a la mujer en quien encuentra grandes motivos de abstracción: “la anatomía de la mujer unida a sus sentimientos expresados, propicia
el desarrollo de la línea del diseño de la belleza”.
Chucho es un ferviente católico, practicante de este credo. Dice que le gustaría
vivir los años necesarios para mantenerse en un época productiva: “la verdad
vivir largo está bien, siempre que uno no se vuelva un estorbo para los demás”.
Jesús Antonio admira en los demás seres humanos su capacidad para ser solidarios, al tiempo que censura el egoísmo.
196
Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Eli Vargas Medina
Llevar los habitantes del rio a la cotidianidad del pueblo
N
ació el 14 de Junio de 1963 en la entonces Inspección de Fortalecillas
Municipio de Neiva. Hijo de Elí Vargas Sánchez y Escolástica Medina
Medina. Casado con Martha Lucia Joven Julma de cuya relación existen dos
niños y una niña de nombres: Jonathan Alexander, Juan Manuel y Diana Marcela. Estudio la primaria en el Centro Docente Escuela Mixta de Fortalecillas y
la secundaria la hizo en el Colegio Manuel Asensio Tello de Neiva; graduado de
bachiller en el año 1991. Cursó diplomado sobre comercio exterior con la Universidad Sergio Arboleda de Bogotá en el año 2002.
198
Gerardo Aldana Garcia
Su motivación para ser ceramista se origina en la inquietud por convertir el barro
en obras de arte. Uno de los profesores en el área de la cerámica que más le ha
aportado es el Maestro Alirio Parra Vega. Su principal virtud como ceramista se
centra en el don para concebir las formas que desarrolla en sus diversos modelos,
es decir, su inspiración creativa. Los productos que normalmente elabora son
el Pescador del Río Magdalena, personajes de la vida cotidiana como pintores,
políticos y también animales del entorno.
Como muchos de los artesanos, Eli suele enajenarse de la realidad circunstante
en los momentos en que está trabajando su oficio, siempre en procura de concebir y obtener los mejores resultados; de hecho, para este ceramista, modelar el
barro se convierte en una forma de olvidarse de los problemas de la vida real.
“ En esos momentos me olvido hasta de la mujer, para poder obtener el mejor
producto”..
Sus mayores deseos en el oficio y el arte tienen que ver con mantener y mejorar
incesantemente la calidad de sus obras; así mismo, lo seduce la idea de trabajar
esculturas de gran formato recurriendo al bronce, material en el que también ha
trabajado junto a escultores como el maestro Emiro Garzón.
Como artesano de fuertes y cálidos vínculos con sus colegas en el Departamento,
reconoce tener una grata admiración por los maestros Alberto Llanos de Pitalito
y Wllibert Betancourt de la ciudad de Neiva. De su mujer admira la facilidad
para darle cariño a él y sus hijos; así mismo la dedicación en el hogar y espiritu
de colaboración en el taller de producción artesanal. Elí aprecia mucho que al
menos uno de sus hijos, Jonathan, haya aprendido el oficio destacándose en los
temas de vaciado y modelado.
Su visión sobre el artesanado huilense que existirá dentro de 25 años lo lleva a
avizorar una época muy positiva en donde sus familias tendrán mejores condiciones económicas y sus productos estarán en los mercados internacionales.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
199
Dentro de las mayores dificultades para desempeñar el oficio figura la falta de
recursos económicos para dedicarse de manera plena a la producción ceramista.
Eli expresa que dentro de las cosas que más teme en la vida está la traición; a
su turno admira profundamente en los seres humanos, su talento y el valor de la
lealtad.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
201
Isabel Reinoso Manrique
Altruismo y calidad en el producto, sus elementos de éxito
N
ació el 15 de Mayo de 1957 en la Vereda de Santa Rita, Municipio de Tello.
Hija de Luz Nelly Manrique Perdomo oriunda de Baraya y Luis Enrique
Reinoso, de Chaparral – Tolima. Casada con Fernando Álvarez Cortes, de cuya
relación nacieron Fernando, Isabel y Carolina, todos con vena artística: dibujante; caricaturista y dramaturga; danzarina y música, respectivamente.
202
Gerardo Aldana Garcia
Por azares de la vida ha viajado mucho desde niña lo que la llevó a estudiar en
diversas instituciones como la Enriqueta Solano en Neiva, lugar en donde terminó su primaria. La secundaria la hizo en el Colegio José Allamano de Bogotá
pero se graduó en el Colegio Atanasio Girardot de Bogotá. Es diplomada en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, de la Escuela Superior
de Administración Pública – ESAP. También cursó Diplomado en Gestión Cultural, con la Universidad de Caldas y Diplomado de Alta Gerencia con énfasis
en Comercio Exterior de la Universidad Sergio Arboleda. Este último estudio
se constituyó en la razón para darle una nueva visión al manejo del desarrollo
artesanal.
A los 7 años se aproxima a la artesanía en el área de los bordados, justamente
cuando estudiaba en la Escuela Hogar La Consolata de San Vicente Caquetá. Su
primer maestra fue Lizy Arrieta. Era una materia que se reforzaba en casa con
el concurso de su señora madre. “ Mi mamá tejía, era experta en zurcir prendas
diversas. Tenía manos de oro; era capaz de bordar el nombre de las personas con
cabellos sobre un pañuelo; era una letra muy pequeña. Desarrollé mi conocimiento en bordados durante toda la vida escolar; así como en mi contacto con el
mundo de los artesanos lo que me ha dado una visión comunitaria y de beneficio
social aplicados a la producción artesanal”.
No es una artesana que viva del oficio. “Es que a veces es difícil vivir de la artesanía; se invierte mucho tiempo y alguna gente no valora lo que uno hace”. A
ella le interesa enseñarle a los demás su conocimiento. De hecho es en si misma
una meritoria instructora en el campo de bordados, tejidos, y nuevas técnicas
como arte ruso, arte quiteño o encalado y velas artesanales, entre otras áreas. Su
labor de instructora empieza en el año de 1997 y se vincula dinámicamente con
la organización que la familia creó a la muerte y en honor de su mamá, llamada
Fundación Luz Nelly Manrique.
Se identifica con los productos de tejido, haciendo prendas como vestidos, zapatos, correas, tapetes, hamacas, entre otros. Este arte le ha permitido vislumbrar
Vida y sueños de los artesanos huilenses
203
la necesidad de trabajar igualmente en la restitución del tejido humano, propendiendo por la aplicación de principios éticos a la hora de producir artesanías
como por ejemplo el de trabajar en equipo, aplicar la tolerancia, mantener el
respeto y buscar la preservación del medio ambiente; así mismo, es asistida por
el interés de dar par que todos prosperen. Ha sido una filosofía en la que su hermana Gloria Eloy Reinoso ha jugado un papel sumamente importante; de hecho,
las dos integran un equipo formidable reconocido en ambientes de capacitación
como la Cruz Roja de Neiva y comunas de la capital huilense.
La dinámica de esta forma de pensar y actuar, llevó a Isabel por espacio de 5
años a vivir en el departamento de Caldas, lugar en donde recibió el premio Mujer Confamiliares de Caldas en el año 2004 y Mujer Cafam de Caldas en el año
2005, exaltaciones logradas como reconocimiento por su labor.
En el año 2006, en un episodio mas de su vida en la capital del Huila, logra generar una dinámica productiva para hacer envíos de producto a Milán - Italia, con
el apoyo en información obtenida en la feria Mujer Empresaria y con Judith Patricia Aztaiza, artesana dedicada a los trabajos de cacho y hueso de res: “ Hemos
enviado muchos metros de tejidos con destino a Milán y para ello incorporamos
a 25 mujeres artesanas que hemos formado en este arte de tejer”.
Isabel mantiene constantemente el pensamiento y el sueño de edificar una sociedad alegre y con beneficios sociales, recuperando y preservando los valores
éticos de la buena y sana convivencia: “Sueño y trabajo arduamente para aportar
algo al logro de mejorar el tejido social, buscando que las personas seamos mas
felices, y para ello es necesario definir una política pública y social para construir
un ciudadano integral y ético. Solo se requiere establecer la cultura de la rectitud,
el trabajo éticamente productivo y ocuparnos de proteger la casa de todos que
es el planeta tierra”. Considera Isabel que su principal realización en la vida es
haber generado transformaciones profundas en las comunidades en que ha trabajado, en tópicos como el cultural: “A través de la artesanía se puede enseñar a
vivir mejor, recuperando los valores humanos de la persona. La artesanía obliga
204
Gerardo Aldana Garcia
al desarrollo de virtudes como por ejemplo: la paciencia, la tolerancia y la convivencia; transformar los materiales y corregir errores en proceso de producción
artesanal, conlleva a cultivar estos dones. Por cierto, desde el punto de vista del
trabajo en equipo, entendemos que una sola persona puede vivir como artesano,
pero en grupo se pueden tener mas potencialidades”.
Dentro de los mas importantes aportes que Isabel ha legado al Huila en materia
artesanal, figura el rescate de la memoria de las ancianas en temas como el tejido
de fibras naturales en diferentes técnicas, enseñándolo a las nuevas generaciones:
“Les he enseñado a comunidades de los municipios de Rivera, Yaguará, Hobo,
Neiva y Campoalegre”. La maestra Reinoso es católica pero con convicciones
de investigadora de muchas religiones. “ Para mí la verdadera religión es aquella
que desarrollamos en el interior con Dios mismo, sin intermediarios, cultivando
el amor en nuestro corazón y entregándolo a la humanidad”.
Piensa Isabel que si se mira hacia el futuro dentro de 25 años, los artesanos podrán haber desaparecido si entra en vigencia el Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos.
A esta artesana a quien le gustaría vivir 100 años, la nutre la admiración por
la vida y obra de quien fuera su dilecta maestra, Clelia Rengifo: “La recuerdo
mucho por la técnica que manejaba, pero aún mas por los valores humanos que
poseía”. Aprecia en las personas la virtud de la sinceridad y lo que mas censura
es la indiferencia social.
Recomienda Isabel que para conservar la vida es preciso mantener una buena
alimentación, gozar del descanso y no preocuparse por las cosas que la persona
no puede transformar.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
205
Victor Augusto Polanía
De la Juco a las pasarellas de Milan
N
ació en el municipio de Neiva el 10 de abril de 1962. Hijo de Miguel Angel Polanía Pérez y Gema Rodríguez Díaz. Casado con Elvira Echavez
España. Padre de Victor Augusto, Victor José, María Victoria, Julian Ernesto y
Mateo. Es Bachiller del Colegio Claretiano de la ciudad de Neiva y Tecnólogo
en Producción de Lácteos del SENA de Tibaitatá en Mosquera Cundinamarca.
206
Gerardo Aldana Garcia
Abordar el relato de la vida de Victor Augusto como actor de la artesanía regional es en si mismo un trabajo de cierta complejidad. Él mismo reconoce la múltiples barreras que ha tenido que romper para poder ubicarse en un sitial de cierto
relieve en el ámbito artesanal del Huila y Colombia, e incluso con conexiones en
el exterior. Muchas de estas barreras aparecieron a raíz de su pasado como militante del grupo denominado Juventud Comunista – JUCO, su posterior paso por
la cárcel y luego la decisión de una desmovilización conciente, para finalmente
ubicarse en el escenario de la artesanía en calidad de organizador de ferias.
He considerado importante compartir con los lectores la historia de vida de este
gestor artesanal, toda vez que el transcurso de sus experiencias personales salidas
del entorno normal de un artesano, algunas de ellas regularmente cuestionadas
por el entorno social, permite fortalecer aún mas el argumento expuesto en esta
obra y que apunta a valorar la profesión de artesano como una expresión de profunda dignificación en el ser humano, que en casos como el de Victor Augusto se
convierte en una magnífica opción de reinserción social, de revaloración íntima
hacia nuevos comportamientos proactivos y de liderazgo en el emprendimiento
de procesos generadores de empleo y riqueza.
Transcurría el año de 1995 y Victor Augusto al formar parte de la JUCO, se
había interesado junto a otras personas simpatizantes de dicha organización, en
concentrar esfuerzos y acciones en el proyecto que se llamara Grupo Ecológico
Yerbabuena el cual buscaba a partir de un trabajo con indígenas, estimular en la
comunidad la reflexión sobre cómo y por qué preservar aspectos de la identidad
cultural y el medio ambiente. Dada su trayectoria en la JUCO desde el año de
1984, sentía que tenía la suficiente convicción para dedicar el mayor esfuerzo
personal a fin de provocar cambios estructurales en la sociedad desde la perspectiva comunista. Y precisamente, el 19 de Octubre de 1995, en desarrollo de
lo que su organización llamaba el cobro de un impuesto de paz, cae preso para
posteriormente ser juzgado por rebelión. “Sucedió en el Corregimiento de El Cagúan en Neiva. Fue como haber recibido de manera inusitada la visita del mensajero del desastre; el susto que se vive cuando dos de sus compañeros de lucha
Vida y sueños de los artesanos huilenses
207
caen muertos y Usted ni si quiera puede moverse, con un centenar de soldados
rodeándole, es realmente indescriptible”, expresa Victor con su característica
versatilidad en el diálogo y con la tranquilidad que le da el ser hoy una persona
libre y edificada para el bien personal y común.
Empezó un nueva vida para él; su ingreso a una nueva forma de cotidianidad que
le mantendría durante cerca de tres años y medio en diferentes cárceles colombianas, lejos de convertirse en una tortura, sin subestimar lo ejemplarizante de
la lección, se convirtió en un gimnasio en el cual pudo revalorar muchas de sus
convicciones de cómo lograr cambiar la sociedad; por ejemplo, el hecho concreto de alejarse rotundamente de las armas. “La cárcel fue si duda un castigo, pero
cuando uno se ha movido en una filosofía de ayudar a los demás, así los métodos
y herramientas que hubiese utilizado estuviesen equivocados, le resulta posible
escudriñar alternativas de cómo servir; y fue lo que me pasó a mi. En la cárcel,
rodeado como se vive siempre de revólveres, cuchillos, munición, etc, entendí
que la guerra debía hacerse sin fusil, en cambio si con las ideas y acciones que
resultaran socialmente necesarias y aceptadas. A punta de asesorar jurídicamente
a otros presos, de mediar entre caciques y patios y entre estos y la guardia, logré
convertirme en un líder a quién los mas poderosos de cada cárcel y los menos
también, respetaban y veían como alguien útil, neutral y cumplidor de la palabra”.
Fue un periodo de interrelaciones diversas que incluyeron diálogos con el propio gobierno nacional en temas como modificación al código penal, mejores
condiciones de tratamiento a los presos y en general sobre los derechos de los
privados de la libertad. Finalmente, el 19 de Mayo de 1999 Victor Augusto sale
de la cárcel y transcurridos quince días en la libertad se compromete con el proyecto de apoyar la organización de una feria artesanal. “ A tan pocos días de estar
nuevamente en la calle, me encontré con algunos amigos entre quienes figuraban
Harold Vietes, Roque Sacristán y Jairo Cuellar. Ellos me dijeron que podíamos
constituir una asociación de artesanos para organizar una feria artesanal y microempresarial en el estadio Urdaneta Arbelaez de Neiva; entonces registramos
208
Gerardo Aldana Garcia
en Cámara de Comercio la que se llamó Asociación de Artesanos ÑANDY Huila. La feria fue exitosa y me proporcionó conocimientos nuevos de gran valor”.
Victor pudo verificar que la artesanía ofrecía alternativas de ingresos para sostener a su familia y estimular la generación de empleo para otras personas; es así
como logra un contacto con Patricia Meléndez quien le compartió la necesidad
de comprar semillas de árboles nativos de la región con fines artesanales de bisutería. Este contacto lo estimuló fuertemente para acercarse al rico y multicolor
mundo de las semillas y en lugar de dedicarse a comprar y vender los granos, vio
la conveniencia de iniciar directamente el proceso de elaborar aderezos como
manillas, collares, aretes y anillos. Su idea logró fácil aceptación en la artesana
Judith Patricia Astaiza con quien se dedicó de tiempo completo a producir bisutería para el mercado regional. “ Patricia fue realmente quien en principio manejaba la técnica del oficio y Yo me dedicaba a la promoción y comercialización; sin
embargo, frente a los buenos resultados en ventas, fue necesario que Yo mismo
le ayudara en las tareas del proceso. Nuestro esfuerzo adquirió forma y creció al
punto que pudimos constituir la microempresa artesanal que llamamos Proyecto
Semillas. Llegamos a ganar premio a la innovación de diseños artesanales en el
Encuentro Departamental de Artesanos que organizaba el Departamento; luego
fuimos a Expoartesanías y ahí logramos buena aceptación”.
En el marco del Proyecto Semillas, el equipo integrado por Victor Augusto y
Judith Patricia, se interesó por incorporar a los productos a partir de semillas,
otros elementos naturales recurriendo para ello al cacho y al hueso de res. En el
Huila se consiguen con facilidad y a precios muy económicos. “ En CEAGRODEX encontramos disponible todo el cacho y hueso que requeríamos. Yo me iba
y compraba estas materias primas y empezamos a tratar de procesarlos consultando con personas de edad y libros, obteniendo unos materiales que lucían muy
bien en los productos finales. Nuestra bisutería gustaba casi en todos los sitios
a los que llegábamos; el hecho de estar utilizando elementos que la naturaleza
producía y que el hombre solía desechar, encontraba buen recibo en los clientes
y entidades”.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
209
El Proyecto Semillas continuaba participando en certámenes de importancia nacional. A instancias de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena,
participaron en eventos como BIOEXPO en Medellín, Mano FACTO y Mujer
Empresaria en Bogotá. Y fue justamente en una de esas ferias en donde logran
establecer el contacto comercial que cambiaría sustancialmente la dinámica productiva de su microempresa para llevarla de la generación de unos pocos centenares de joyas al mes, a atender pedidos de miles de piezas destinadas al mercado de moda italiana. “ En la feria de BIOEXPO en Medellín fuimos contactados
por la empresa AGROPLAN. Ellos se mostraron muy interesados en lograr una
muestra de nuestro producto para enviarla a una multinacional de la moda italiana llamada MARNI. Y la verdad es que una vez que los productos fueron a Milán y analizados por los expertos en diseño, nos pidieron que hiciéramos 16.000
fichas, es decir partes que luego serían integradas en productos finales junto con
elementos y materiales elaborados en otras regiones del mundo.
Pero mantener pedidos para el mercado internacional tiene sus restricciones entre
las que se cuenta la calidad como condición fundamental, la cual de no cumplirse, representa altos costos para el fabricante. “ De repente, de la dicha del gran
pedido habíamos pasado a la tristeza del rechazo de miles de nuestras piezas; no
pudimos cumplir sino con 12.000 del primero pedido y de estas nos devolvieron
3.500, lo que significaba perder no solo el margen de utilidad pretendido sino
además costos de mano de obra y algo de materiales. Pero bien, el producto en
general tenía el perfil para la moda que manejaba MARNI y entonces nuestro
comprador en Colombia, Agroplan, vino hasta Neiva y nos dijo que las fallas pudieron derivarse de una falla en la comunicación entre ellos y nosotros, y que en
consecuencia no nos preocupáramos por los costos de producción por que ellos
los asumirían en su totalidad”.
La dinámica productiva de esta forma de maquila artesanal para productos destinados a clientes del más alto nivel en moda mundial, ha llevado al grupo de
artesanos liderados por Víctor Augusto y Judith Patricia a atender pedidos por
cerca de 300 millones de pesos correspondientes a las colecciones de Otoño
210
Gerardo Aldana Garcia
– Invierno 2006, Primavera - Verano 2007 y Otoño – Invierno 2008. Este importante proceso permite a la microempresa mantener 25 empleos directos en
las preparaciones de cada colección. Para ello se consumen mensualmente 200
kilogramos seleccionados de cacho de res, frente a los 10 kilos mensuales que se
consumían cuando nació el Proyecto Semillas. En la actualidad, estos artesanos
empresarios logran el abastecimiento del cacho para la producción destinada a
Milán en regiones como Huila, Sogamoso, Yopal y Agua Azul Casanare. “ Estoy seguro que la dinámica que hemos tenido hasta ahora no sería posible sin el
concurso de varios artesanos; por ejemplo, Wllivert Betancourt, tal vez el mejor
artesano para calar madera en Colombia, presta sus servicios a este proyecto, así
como su hermano Guillermo. La calidad de los diseños desarrollados por Wllivert ya han merecido el reconocimiento en Italia al punto que de la casa matriz
de MARNI se ha conocido su interés por conocerlo y no es descabellado que en
cualquier momento viaje a Milán. Por ahora, nuestro mayor problema de producción consiste en la poca disponibilidad de mano de obra especializada. Cuanto nos gustaría que el Gobierno del Huila o de Neiva apoyará la capacitación de
mas artesanos en esto del cacho y el hueso pues así habrían mas posibilidades de
trabajo para mas gente”.
Victor es un convencido que la innovación tecnológica es básica para lograr
competitividad y que su incorporación a la producción artesanal de Colombia
será un factor determinante a la hora de enfrentar los retos y condiciones que impondrá el tratado de libre comercio que próximamente se firmará con los Estados
Unidos. Por su parte, frente a lo que representa perder la identidad cultural de la
región en la elaboración de piezas en el esquema de maquila, concibe que ante
todo es mayor prioridad la satisfacción de las necesidades básicas de la persona,
del artesano. “Creo que el artesano debe especializarse; para mi, la dignidad del
artesano se logra cuando él puede pagar sus deudas, cuando sus hijos pueden
estudiar, cuando la comida no falta en la mesa, cuando puede acceder a la salud
e incluso a la recreación cualificada. Si esto se logra a partir de obtener mejores
ingresos por la vía de la maquila, entonces creo que vamos en un camino apropiado”.
Vida y sueños de los artesanos huilenses
211
Como los artesanos huilenses, Victor Augusto tiene un sueño y es vivir hasta la
edad de 100 años, siempre que pueda mantener su capacidad de trabajo y ser útil
así mismo y a los demás. Se declara creyente de Dios como ser que se expresa
en todo, en cada creación de la naturaleza: “Creo que cuando uno tala un árbol
de manera injusta, es como si le pisáramos los testículos a Dios”. Su principal
frustración en la vida es el no haber podido concurrir al entierro de su madre: “
En el año de 1996 Yo estaba en la cárcel y hasta allí me llevaron el cuerpo de mi
mamá; fue algo que me partió el corazón el no poder acompañarla a su última
morada”. Dentro de las conductas del ser humano que más lo preocupan están la
falta de solidaridad y el maltrato a los niños. “ La solidaridad es una de las cosas
que yo rescato del ambiente de las cárceles y creo que si el mundo tuviera mas
de ella, las cosas irían mejor”.
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Gerardo Aldana Garcia
Vida y sueños de los artesanos huilenses
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Amparo Tellez
Una cantante, una turista, una artesana
N
ació en la localidad de La Jagua, hoy constituida como Corregimiento en
el municipio de Garzón, el 27 de abril de 1949. Hija de Ana Rut Tellez Losada y Carlos Arturo Ramírez Serrano, de cuya relación nacieron dos hijos, a saber: Amparo y Luis Rodrigo, el menor. Brotó a la vida en un hogar de tejedores;
de hecho sus primeras maestras fueron su abuela Ana Tolia Losada y su Madre.
También tuvo ocasionalmente como maestro a su abuelo Miguel Angel Tellez.
214
Gerardo Aldana Garcia
Cursó estudios de primaria en la Escuela de Niñas de La Jagua y en la Escuela
Hogar de Tarqui. En este último establecimiento recibió gran estímulo hacia
los trabajos de manualidades. Su secundaria la hizo en el Instituto Tulia Rosa
Espinosa, hasta el 4to de bachillerato, mientras que los dos años adicionales los
cursó en el Instituto Colón de Bogotá. Es del caso destacar que mientras Amparo
cursaba su secundaria en la ciudad de Neiva, adelantaba igualmente estudios
de música en el Conservatorio Departamental, entonces dirigido por el Padre
Andrés Rosas; en dicho claustro estudió por el término de 4 años. De hecho, fue
el temprano talento musical demostrado por Amparo, el que le mereció que el
Secretario de Educación Departamental de la época le otorgara una beca para estudiar en la máxima institución musical del Departamento. La suerte de la futura
artesana la llevó igualmente a disfrutar de la vivienda gentilmente ofrecida por
Doña Enriqueta Camejo de Manrique, esposa de Nicolas Manrique quien figura
en la lista de Gobernadores del Huila.
Según la propia Amparo, su motivación por la artesanía empieza a tomar forma
desde el mismo momento en que su abuela le asigna una tarea dentro del proceso
de elaboración de sus productos; la niña de entonces con solo 6 años de edad, era
la encargada de hacer los cabestros para los morrales que elaboraba la familia.
Habían varios estilos de morrales; uno era el Ropero y otro el Pizarrero, este
último utilizado para llevar la pizarra a la escuela. Es ahí donde empieza su real
y dinámica introducción al oficio.
La maestra Tellez ha tenido dificultades para desarrollar su oficio; una de ellas
surgió en los momentos en que debió dedicarse a cursar sus estudios de secundaria, situación que se convirtió en un distractor temporal y que le ocupó todo
su tiempo, pero que la fuerza de la genética de mujer artesana prevaleció para
hacerla retornar a sus raíces del arte popular. Amparo se considera como una
mujer apasionada por su oficio y creaciones artesanales; siente que cada puntada
es como si se tratase de una prolongación de su vida. “Yo me enamoro de ese
bolso que estoy trabajando, es como si estuviera haciendo un hijo, como si fuera
la obra maestra de mi vida. Cada bolso lo hago mejor que el anterior. Veo qué co-
Vida y sueños de los artesanos huilenses
215
sas adicionales puedo darle para que esté mejor representado, siempre pensando
en la satisfacción de la gente; detalles como los forros, los cierres y los recursos
de la naturaleza como la madera, botoncito en madera, semillitas, no escatimo en
incorporarlos con todo cuidado en mis productos”, expresa Amparito con gran
alegría.
Al ser La Jagua un lugar de tradición mitológica en el tema de la brujería, nuestra artesana no ha podido sustraerse de tan particular rasgo de identidad cultural
local, y ha plasmado en sus obras elementos relativos a los atuendos de sus
“brujitas”. “Yo trabajaba con mi artesanía; yo creaba haciendo miniaturas como
sombrillas, alpargatitas, todo lo que se pudiera hacer en el fique. Cuándo aparece
el tema de las brujas, entonces me di también a hacer brujas en fique, por que eso
atraía mas la atención de las personas”.
En cierta ocasión, a la 1 de la mañana, yo estaba durmiendo cuando sentí unas
pisadas sobre el techo y se que no era de gatos ni pájaros, tampoco de gatos;
estas se levantaban y caían como si fueran de un animal grande. Eso duró como
media hora, y recorrió yendo y viniendo las 4 habitaciones de la casa. No me
dio miedo de salir pero era oscuro y no veía nada. Ese día yo madrugué y me fui
para Garzón y a mi regreso el bus me dejó frente a la casa; en el suelo encontré
unos calzoncillos al revés, nuevos y limpios. Eso me inquietó mucho. Se dice
que esa es una forma de coger a las brujas pues las mismas se amanecen tratando
de voltear los calzoncillos al derecho.
Su profesión de artesana la ha mezclado con la disciplina interpretativa musical.
Ganó concursos musicales como el 1er Concurso Dptal de la Canción Huilense
en el año de 1973. En la Hora Philips, concurso de Radio Nevia que buscaba
estrellas ganó cuando tenía 14 años, obteniendo como premio La Orquidea de
Plata Philips. “ Quede lista para concursar en la siguiente fase frente a talentos
como Mario Gareña, sin embargo se me presentaron algunas dificultades y no
pude avanzar mas”, cuenta Amparo sin ocultar cierto grado de tristeza.
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Gerardo Aldana Garcia
En su vida personal de mujer soltera, nuestra artesana acostumbra a aplicar ciertas prácticas para mantener en buena salud mental y física, como preservar su
paz interior. “Uno debe vivir alegremente en el interior para así irradiarlo hacia
afuera; mi contacto con la naturaleza y especialmente con mi artesanía, me dan
esa tranquilidad y salud a la vez”.
Amparo considera que su principal fortaleza en la parte técnica artesanal radica
en poseer don de la perseverancia: “he hecho muchas cosas sin dejar mi oficio
de la tejeduría. Hoy estoy pensionada del Seguro Social con el Colegio Departamental Genaro Díaz Jordán de Garzón; lo hice como Secretaria; y siempre he
sido tejedora y lo seré hasta cuando Dios mande por mi”.
Dentro de las técnicas que domina con admirable virtud figuran el macramé, el
millaré, croché, telar y todas las puntadas tales como punto cruz, punto plano,
punto florentino, bordado en cintas, rococó, punto noruego, el pasado, la trenza
y el calado, entre otros.
Su obra personal artesanal ha incluido la enseñanza a otros interesados en el precioso oficio, como familiares, amigas y estudiantes de los colegios Genaro Díaz
Jordán en Garzón y el Marillac de Altamira; también a presos de la Cárcel en
Pitalito y artesanas de las veredas de Obando y Naranjos en San Agustín.
Respecto de las frustraciones en su vida figura como la mas sensible la de no haber alcanzado a ser una cantante profesional. “Siempre sentí y siento que tengo
talento musical”. A sus 57 años es una mujer con efusivos deseos de continuar
viajando por el mundo y acaricia la idea de exponer su artesanía en España y
Alemania y en dichas latitudes poder compartirle a los extranjeros algo de su
conocimiento, recurriendo para ello a una especie de intercambio de conocimientos con trabajadores del arte popular en cada localidad.
Junto con Cecilia Vargas, Amparo Téllez es la artesana huilense que mas países
del mundo ha visitado: “He estado en Francia, Italia, Suiza, Gran Bretaña, Es-
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paña, México, Islas Margarita, República Dominicana y Cuba. En Orlando - Estados Unidos, estuve junto a mi hermano que se ordenó como Sacerdote. Viaje
mucho en plan de vacaciones; creo que si fuese sido casada no habría viajado
tanto, dada la responsabilidad que habría asumido.
El siguiente segmento de preguntas y respuestas nos aproxima aún más a la personalidad de la tejedora de La Jagua.
¿Que concepto tiene usted de Dios?.
Dios es lo máximo. Yo trabajo sobre la voluntad de Dios y le pido todos los días
que me ayude a ser la mujer que él quiere que yo sea.
¿Es usted es una mujer feliz?
Soy feliz; a eso le apuesto todos los días.
¿Cuantos años le gustaría vivir?
Me gustaría vivir hasta que pueda valerme por mi misma.
¿Un consejo para la juventud?
Que valoren lo que Dios les da, poniéndolo al servicio de él, a poner a su servicio
la inteligencia dada para ser personas de bien.
Y a que le teme en la vida Amparo?
Le temo a las enfermedades graves. A la soledad la manejo con facilidad; no me
asusta.
Admira en las personas la virtud de la honestidad. Y censura la hipocresía.
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