MARCELO SOTO

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MARCELO SOTO
MARCELO
SOTO
rriadas”, explican Alberto Fuguet y Cergio Gómez, editores de la antología de autores hispanoamericanosmenores de 35 años, que será publicada en Chile el 13 de septiembre y cuyo titulo, por supuesto, es McOndo
(Grijalbo-Mondadori).
El libro -que será lanzado en un McDonald’s- incluye a 17escritores de
10 países. La piedra angular está formada por Argentina, México y España, que tienen los mercados editoriales más grandes y por eso están representados por tres autores cada uno. Chile aparece con los mencionados
Fuguet y Gómez, mientras que Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Perú y Uruguay, cuentan con un escritor por país. Entre los más conocidos, figuran los súper ventas españoles Ray Loriga y José Angel Mañas;
los argentinos Rodrigo Fresán y Juan Forn y el peruano Jaime Bayly,autor
de la novela No se lo digas a nadie, traducida a seis idiomas y con 70 mil
ejemplares vendidos.
El proyecto surgió hace un par de años, en Estados Unidos. Fuguet
criben casi igual, se pronuncian parecido, pero son distintos.
Macondo, el pueblo que inventó Gabriel García Márquez hace tres décadas, era una polvorienta hilera de casas abandonadas a su suerte en medio del trópico, donde vivían alquimistas y fantasmas, y la lluvia podía
durar cuatro años. En McOndo, en cambio, hay aire acondicionado y los
rnalls están repletos de restaurantes de comida rápida, todo el mundo
está conectado a un computador y pantallas gigantes transmiten MTV
Latino las 24 horas del día.
”McOndoes, claro, un chiste, una sátira,una talla. Nuestro McOndo es
tan latinoamericanoy mágico (exótico)como el Macondo real (que, a todo
esto, no es real sino virtual). Nuestro país McOndo es más grande, sobrepoblado y lleno de contaminación, con autopistas, metro, TV cable y ba-
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se había ganado una beca para participar en el International Writer’s
Workshop de la Universidad de Iowa. Como lo latino estaba de moda, un
editor le ofreció publicar en inglés un relato suyo en una prestigiosa revista literaria. El entusiasmo se acabó cuando, después de leer su trabajo,
lo rechazó ”por carecer de realismo mágico”. Lo mismo le pasó a un escritor mexicano, David Toscana, compañero de Fuguet y quien lanzó
como broma la idea de unir en un volumen a todos los autores latinos que
no poseían ese estilo tan preciado en EE.UU.
Cuatro fueron los criterios para seleccionara los narradores. Primero, la
edad y porque su estilo les pareció “criollista”. “No pudo entrar aunque su
relato fuera superior a algunos de los que sí quedaron. La idea era no meter
folklorismos”,señala el autor de Mala onda.
Desde luego, hay muchos puntos en común entre los 17 relatos. Casi
todos están escritos en primera persona: son historias individuales, donde los conflictos colectivos no tienen cabida. La política ni se menciona.
La excepción quizá sea La vida estú llena de cosas así, del colombiano Santiago Gamboa, que relata la violenta irrupción del mundo real en la vida
de una joven adinerada.
llamadas telefónicas Grga distancia y
conversaciones vía Internet.
No todos los países consiguieron un
representante. Ray Loriga, por ejemplo,
ya comprometido con el asunto, estuvo
una semana en Puerto Rico en busca de
un autor. Preguntó por todas partes, sin
suerte. Al final, se pasó el tiempo en la
piscina del hotel. Otro fracaso Para los
editores es no haber podido incluir a un escritor chicano, que viviera en Estados Unidos y que escribiera en español. Había varios, pero todos hacían
algo muy parecido a Isabel Allende.
“Además de estar apoyados por una editorial importante, fue fundamental que viniéramos de Chile”, afirma Fuguet. ”Eso les daba confianza.A
mí no me conocía nadie. Mi tarjeta de presentaciónera que había sido alumno de José Donoso, que estuve en Iowa como escritor becado y que conocía
a Alfredo Lewin, de MTV Latino. Pero al decirles que el proyecto era de Chile, sabían que acá no les íbamos a robar, que íbamos a mandar los faxes a la
hora. La imagen jaguar del país nos benefició”.
Entre los escritores antologados, la mayoría trabaja en medios de comunicación. Por nombrar a unos pocos: Bayly anima un programa de
entrevistas en un canal de Miami; Jordi Soler es una especie de Iván Valenzuela en versión mexicana; Ray Loriga escribió el guión de la próxima película de Almodóvar y el argentino Martin Rejtman está terminando su segundo filme, tras su debut con Rapado, basado en su propio libro
de cuentos.
Un aspecto polémico es la ausencia femenina. ”Quizá esto se debe al desconocimiento de los editores y a los pocos libros de escritoras hispanoamericanas que recibimos”, se excusan. En todo caso, en un principio pensaban
incorporar a la cubana Zoe Valdés, pero fue desechada porque superaba la
tiva. ”En España no se lee a autores’latinoamericanos nuevos. Pero ustedes tampoco leen a los españoles. El pecado nuestro es el vuestro. Quizá este libro despierte la curiosidad de los lectores”.
Lo mismo espera Fuguet. ”Estelibro se
ir
hizo pensando en el extranjero. La idea es
que llame la atención. Ya hav interés en
traducirlo al alemán y al inglés”. Consciente de la carga sarcástica de la palabra McOndo, Gómez afirma que le
”encantaría que García Márquez lea el libro y diga su opinión”. Al menos,
ya se sabe que a Carmen Balcells, agente del Nobel colombiano, “no le gustó para nada el título”, asegura Fuguet.
El mexicano Jordi Soler tiene su propia definición de McOndo: “Es una
gran idea. Macondo es la piedra angular de una literatura a la cual ya no
pertenecemos. Y McDonald’s es este país que se difunde en pedacitos por
todo el mundo y ya lo sentimos como nuestro por más gringo que sea.
Cuando en EE.UU. entro a un McDonald’s siento que entro a un restaurante mexicano.McDonald’s es un símbolo desgraciadode nuestra generación.
Tú dices McDonald’s y te trae a la memoria muchas cosas. Es la colonización amable de Latinoamérica”.
Gómez advierte que no hay una animosidad contra García Márquez.
”Más bien, no me gustan sus imitadores. Los qae imitan nunca hacen
buena literatura”. Menos conciliador, Fuguet añade que usar los tópicos
del realismo mágico es despreciar “tu propio material”. ”No estoy diciendo que no tengamos cosas mágicas”, señala. “El hecho de que a Merino lo hayan matado en la TV seis meses antes de morir es realismo mágico. Que Pinochet sea más importante que Frei es realismo mágico. Lo
que pasa en América Latina es tan loco, que no es necesario recurrir a mujeres que vuelan o fantasmas”.
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