JUNTA FEDERAL DE CORTES Y SUPERIORES TRIBUNALES DE

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JUNTA FEDERAL DE CORTES Y SUPERIORES TRIBUNALES DE
JUNTA FEDERAL DE CORTES Y SUPERIORES TRIBUNALES
DE JUSTICIA DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS
Y CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
Buenos Aires, 02 de junio de 2009
D ECLARACION D E LA JUN TA FED ERAL D E CORTES Y SUPERIORES
TRIBUN ALES D E JUSTICIA D E LAS PROVIN CIAS ARGEN TIN AS Y
CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
Ante los su cesos d e d om inio p ú blico en m ateria d e insegu rid ad qu e vive
nu estro p aís y d ebid o al cu estionamiento de la resp onsabilid ad ju d icial en
cuanto a la segu rid ad ciu d ad ana, esta Ju nta Fed eral, con la p resencia d e los
Presid entes y Ministros d e los Tribu nales Su p eriores Provinciales y d e la
Ciu d ad Au tónom a d e Bu enos Aires, consid era necesario record ar qu e el
d esarrollo y la ejecu ción d e p olíticas d e prevención d e los d elitos constitu yen
asp ectos qu e, p or d irecto m and ato constitu cional, p ertenecen a la esfera d e
acción del Poder Ejecutivo N acional o Provincial, según corresponda.
Las fu erzas d e segu rid ad son el abrazo arm ad o d el Estad o. Su existencia se
encu entra legitim ad a p or el ord en constitu cional, el cu al le au toriza al Estad o el
u so d e la fu erza en p os d el mantenimiento d e la p az social. N atu ralm ente, el
ejercicio d e d icha fu erza será constitu cionalmente válid o si op era d entro d e los
lím ites d e la razonabilid ad en su ejercicio, d e conform id ad a las circunstancias
de cada caso.
En este m arco, la p articip ación que le corresp ond e al Pod er Ju d icial y al
Ministerio Pú blico en la lu cha contra el d elito es siemp re p osterior al hecho -ex
p ost facto-, nu nca en abstracto o p reventiva. Y ello es así no p or d esid ia o
desinterés d e los magistrad os, sino p orqu e lo m and a la Constitu ción N acional.
Los fiscales investigan hechos qu e -obviamente- han ocu rrid o o están
ocu rriend o; y los ju eces, en su caso, d eben resolver conflictos d e d erecho qu e se
su scitan con m otivo d e esos m ism os hechos qu e -se insiste- tienen lugar en la
realidad.
Los d elitos son actos hu m anos, p oseen au tores, y en consecuencia, p or ser
esencialmente d añinos, tienen víctim as. El Estad o y la socied ad tod a están
interesad os en qu e el autor d el d elito sop orte las consecu encias d isvaliosas d e
su accionar. Sin em bargo, p u ed e ocu rrir -y m u chas veces ocu rre- qu e la
búsqueda d e esa au toría requ iera d e tareas d e investigación no siemp re
sencillas d e d esarrollar. El sentid o com ú n m ás elem ental ind ica qu e p ara llevar
a cabo u na averiguación eficiente y ágil, los organismos d e investigación y los
tribunales d eben contar con los recu rsos hu manos y m ateriales necesarios p ara
d icho fin. La existencia d e p olicía científica, d e laboratorios mod ernos d otad os
d e cierta tecnología y d e fiscalías y tribu nales esp ecializad os, lejos d e constitu ir
u n m ero lujo bu rocrático, son una concreta exp resión d e aqu ella necesid ad
social e institucional.
Una vez qu e u n d elito es som etid o a conocimiento d e los tribu nales, los jueces
deben poner en marcha los procesos establecidos por la Constitución y las leyes;
norm as qu e -hu elga aclararlo- no son d ictad as p or el Pod er Ju d icial. El Pod er
Ju d icial satisface p lenam ente su rol constitu cional cu and o cu m p le con ju sticia
con los p recep tos establecid os en las normas constitu cionales y legales qu e
rigen el p roceso p enal. Correspond e aclarar qu e esas normas han sid o
establecid as p or órganos con rep resentación p op ular, y qu e se trata d e
p recep tos qu e se fu nd en en el resp eto d e la d ignid ad hu m ana, d e innegable
vigencia internacional.
Por otra p arte, d ebe señalarse qu e la correcta observancia d e las secu encias
p rocesales establecid as en esas norm as, naturalm ente, insume tiemp o; así como
tam bién qu e válid amente p u ed e requerirlo la meditación en torno a decisiones
delicadas que muchas veces deben tomarse en el marco de un proceso penal.
Los ju eces, como seres hu m anos, no están exentos d e com eter errores. Pero
cu and o ello ocu rre, d ebe tenerse p resente qu e las p ropias leyes prevén
remed ios p rocesales orientad os a qu e el mism o ju ez u otro d istinto m od ifiqu en
las d ecisiones inju stas o erróneas. Y p ara su p u estos m ás extrem os, también
existen mecanism os legales orientad os a sancionar al magistrad o o fu ncionario
qu e obró ilegítim amente, p u d iend o llegarse p or esa vía, inclu so, a la
destitución.
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Luis Francisco Lozano
Secretario
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Rafael Francisco Gutiérrez
Presidente

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