Viviendo en la Ley o en la Gracia
Transcripción
Viviendo en la Ley o en la Gracia
Viviendo en la Ley o en la Gracia Gálatas 3:25. “Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,” ¿Está el cristiano creyente obligado a guardar la Ley de Moisés? ¿Cuál es la diferencia entre “vivir en gracia” a “vivir bajo la ley?” En la cristiandad tradicional se asume que el cristiano está obligado a guardar los Diez Mandamientos, que son el Decálogo que Dios dio en el Monte del Sinaí. Mas ¿es esto lo que las escrituras realmente enseñan? Existe un gran problema en la cristiandad tradicional, este consiste en enseñar la Gracia, pero en los términos de la Ley. De esta forma, se usan pasajes que son referentes a Israel y que no son doctrina para el cuerpo de Cristo hoy en día. Vivir de acuerdo a lo que nos enseñan los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los cuales contienen enseñanzas de la ley, nos crea confusión si queremos aplicarlos a nuestras vidas como cristianos que vivimos en una dispensación distinta a la de los judíos en tiempos de Nuestro Señor Jesucristo. Hoy en día, es usual que predicadores e iglesias enseñen doctrinas referentes a la Ley bajo una fachada de Gracia. ¿Cuál es la razón de ello? ¿Qué ocasiona este problema? A través del presente estudio bíblico descubriremos que el creyente en Jesucristo no está bajo la ley de los Diez Mandamientos. El creyente está bajo otra ley porque vive en otra dispensación. El guardar los Diez Mandamientos, la Ley de Dios, no es algo que se ha ordenado al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Por lo tanto, el creyente vive bajo otro régimen. Un nuevo régimen, en otra dispensación, bajo otra y muy distinta administración. Al comprender estas verdades bíblicas, el creyente puede conocer la diferencia entre Ley y Gracia y vivir como Dios espera que vivamos, no como el hombre erróneamente ha creído que debe hacerlo. Capitulo 1 La Ley no fue dada por Fe Gálatas 3:11. “Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios,es evidente, porque: El justo por la fe vivirá” Dios dio al pueblo de Israel los Diez Mandamientos, los cuales se encuentran enumerados en el capitulo 20 del segundo libro escrito por Moisés: Éxodo A continuación, los mencionamos: Éxodo 20: 1. “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2. Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3. No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6. y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. 7. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 8. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10. mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. 12. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13. No matarás. 14. No cometerás adulterio. 15. No hurtarás. 16. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 17. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” La ley: los Diez Mandamientos, no fueron dados por la fe. La ley anulaba la fe. Es decir, Dios no está requiriéndonos como cristianos creyentes que obedezcamos su ley. Lo anterior no significa que vivamos en pecado. Al contrario, significa que vivimos en la obediencia pero de la fe, no de la ley. La fe, es algo que solo puede operar bajo la gracia. Es la obediencia a la ley la que operaba en otro tiempo. El Apóstol Pablo, refiriéndose a los gentiles, les dice que en “otro tiempo” la ley y la circuncisión, lo eran todo para Dios, pero que ahora ya no lo son. Efesios 2: 11. “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” Es precisamente la epístola a los Gálatas la que nos enseña dos cosas muy importantes: la diferencia entre la ley y la gracia. Primero, aprendemos que no debemos usar el legalismo para agradar a Dios. Y, segundo, que no debemos guardar los Diez Mandamientos como requisito para que Dios nos considere justos y rectos delante de El. Estas dos verdades se encierran en la epístola a los Gálatas. Pero, es contraria a lo que la mayoría de la cristiandad tradicional está enseñándonos. Es decir; hoy en día se nos enseña que deberíamos ser obedientes y guardar los Diez Mandamientos para agradarle a Dios. Capitulo 2 La Ley fue el requisito Gálatas 3:12. “y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas” En “otro tiempo” era requisito guardar la ley de Dios. Es precisamente lo que nuestro Señor Jesucristo, en los días de su carne y durante su ministerio terrenal a Israel, enseñó. Veamos esto en el pasaje del Joven Rico. Mateo 19:16. “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? 17. El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20. El j o v e n l e d i j o : Todo e s t o lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21. Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 22. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 23. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 25. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 26. Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” En “tiempo pasado” nadie buscaba ir al cielo como ahora lo hacemos. Es decir: Para el judío, su esperanza era que al morir fuese resucitado en el reino milenial del Mesías y reinara junto con El en la tierra. Por eso, una de las cosas que circulaban entre la población después de la resurrección y asunción de nuestro Señor Jesucristo, fueron los llamados legiones o dichos de Jesús. Estos eran escritos sobre lo que el había pronunciado el sermón del olivete o de los olivos también conocido como las bienaventuranzas. Tomemos algunas: Mateo 5:1. “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: 3. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 11. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es g r a n d e en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” Estas bienaventuranzas se centran en las promesas hechas a los Patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Estas promesas consisten en reinar con el Mesías en la tierra con cuerpos resucitados. Para un judío, la idea de ir al cielo después de morir no era algo concebible, ya que era contrario a lo que los profetas habían anunciado. Sabemos que las escrituras afirman que para todo judío creyente hay una esperanza. La de ser resucitado a la inauguración de ese reino milenial y reinar con el Mesías durante 1,000 años en la tierra. Después de esto, Dios resucitará en el juicio delante del gran trono blanco a los judíos y gentiles incrédulos y los juzgará echándolos en el lago de fuego. Lo anterior es sostenido por el capitulo 20 del libro del Apocalipsis. Hoy en día, Dios tiene un mensaje distinto para el gentil. Entiéndase por gentil a toda persona que no es judía de sangre. Este mensaje no es el que se enseña en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. De hecho, la intención de Dios desde un principio en cuanto a la salvación para los gentiles, era usar a Israel como su instrumento. Es decir; Dios se propuso salvar a Israel para luego salvar al mundo entero: los gentiles. Capitulo 3 Cristo nos redimió, no la Ley Gálatas 3:13. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14. para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” En “otro tiempo” el judío no esperaba ir al cielo sino ser resucitado y reinar con el Mesías en la tierra. Estas eran las promesas hechas a los Patriarcas. Pero hoy en día, al morir, el creyente gentil espera ir al cielo porque estas son las promesas hechas al cuerpo de Cristo. Cristo nos redime de la maldición. La maldición era el no poder cumplir con la observancia de la ley de Dios. Nadie podía hacerlo. Inclusive si hubiese alguien que observara la ley de Dios perfectamente, como Dios lo requería, pero fallase en un solo aspecto, de nada le servía. Era considerado culpable de haber quebrantado y desobedecido toda la ley de Dios. Ezequiel 18: 24. “Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá” De nada le servía a un judío guardar toda su vida la ley de Dios si al final pecare, de nada le contaba toda su obediencia. Santiago 2: 10. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” Por ello, la solución ante la imposibilidad del hombre en guardar la ley perfecta, justa y santa de Dios, fue guardarla El mismo por nosotros. Lo hizo a través de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. La ley de Dios es buena, justa y santa. Pero, nosotros humanos no podemos guardarla como Dios requiere. Somos pecadores y no podemos ni queremos guardarla. Romanos 3: 23. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Por esta verdad, todo ser humano es pecador. Pero Dios puso el pecado de todo aquel que llegase a creer, en la sangre derramada de Su Hijo y de esta manera, poder perdonarlo. 2 Corintios 5: 21. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” Hoy en día, aquel ser humano que cree en la obra redentora de Jesucristo en la Cruz del Calvario, es considerado justo delante de Dios. Simplemente, por el hecho de haber creído en la sangre del Salvador. ¿Qué es esto? Es creer que el derramamiento de la sangre del Señor Jesucristo es suficiente para que Dios cumpla su requisito de justicia divina y perdone nuestros pecados. Dios mismo había establecido que todo aquel que pecare, debía morir y que sin derramamiento de sangre no podría haber perdón de pecados. Romanos 6: 23. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Hebreos 9:22 “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remision” Cristo se hizo “remisión” por nosotros. Es decir: Cristo nos redimió de la maldición de la ley. ¿Qué es redimir? Redimir significa: rescatar. Cristo nos rescató de la maldición de la ley. ¿Cómo lo hizo? Lo hizo haciéndose El mismo maldición por causa de nosotros los que llegaríamos a creer en El. Dios había dado al pueblo judío leyes sociales también. Una de ella era que si unos padres tenían un hijo desobediente y rebelde, debían darlo a conocer a los ancianos o líderes de Israel y entonces lo apedreaban y lo colgaban sobre un madero. Esto, se hacia en un caso extremo de desobediencia y rebeldía. Pero, servía para que los otros jóvenes no fueran así. Deuteronomio 21:18 “Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; 19. entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; 20. y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. 21. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá. 22. Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, 23. no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad” Cuando nuestro Señor Jesucristo fue colgado en el madero, todo judío sabía lo que esto significaba: vergüenza y humillación. Pero, Cristo cargó con el pecado pasado, presente y futuro de todo aquel que crea en El. Todos hemos pecado. Lo que merecemos es la muerte y la ira de Dios. Dios es santo, justo y bueno. Su ley, es santa, justa y buena. Pero, nadie puede obedecerla. A excepción de El mismo. Por ello, Cristo vino a guardar la ley de Dios perfectamente y por cada uno de nosotros, si creemos en El. Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” Además, de cumplir la ley de Dios perfectamente y ser considerado por Dios mismo como justo. Cristo, nos rescató de esa maldición al derramar su sangre en la cruz y ser colgado en el madero. Para el que crea en la obra redentora de Cristo en la Cruz del Calvario, encontrará que la única respuesta para el pecado es Gólgota. Es decir: que Cristo fue crucificado, muerto, sepultado, resucitado y ha sido glorificado para nuestra bendición. Lo único que salva al creyente, no es hacer la llamada oración del pecador repitiendo el haber aceptado a Jesús como tu salvador o abrirle tu corazón para que El entre. Lo que nos salva, es creer en la Obra de redención que El hizo en la Cruz del Calvario en el Gólgota. La Fe, no es obrar. Romanos 11: 6. “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” Capitulo 4 Cristo, hecho bajo la Ley Gálatas 4: 4. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5. para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. 6. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” Nuestro Amado Señor Jesucristo fue hecho bajo la ley. Estuvo sujeto a los Diez Mandamientos. En los días de su ministerio terrenal, Cristo vino solo a cumplir lo que estaba determinado en el tiempo de Dios. El Logos o Verbo de Dios, se encarna y nace de una virgen. No nace de padre humano, para no heredar la naturaleza pecaminosa que todos los seres humanos hemos heredado de nuestros padres Adán y Eva cuando pecaron y desobedecieron a Dios en el huerto del Edén. Cuando el pecado entro al Edén. Cristo vivió y murió bajo el antiguo testamento, bajo la ley de Dios. Es por ello que lo que nos narran los Evangelios, no son ni pueden ser doctrina para el creyente cristiano hoy en día. Lo eran antes de que Cristo ascendiese y fuese glorificado a la diestra de Dios. Pero, ahora no lo son . Hebreos 9:16. Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. 17. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. Juan 7:37. “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” Las enseñanzas que se contienen desde Génesis 1:2 hasta Hechos 7, son terreno del antiguo pacto. Una vez que Cristo es glorificado al ascender a los cielos después de su resurrección, estamos ya bajo otro régimen. Por ello, lo que es doctrina se encuentra, no en los evangelios, que es erróneamente lo que la mayoría de la cristiandad moderna utiliza para sus enseñanzas y predicaciones o fundamentos de fe. Lo que ahora es doctrina, solo la podemos encontrar en aquel que nos puede decir lo que Dios está haciendo en la actualidad. Y, ese, no es Mateo, Marcos, Lucas ni Juan. El que sabe lo que Dios hace en la actualidad es el Apóstol Pablo y lo ha plasmado en y a través de sus trece epístolas y probablemente el libro de los hebreos, el cual algunos eruditos afirman fue también escrito por el Apóstol Pablo, para otra dispensación: la de las edades por venir. Capitulo 5 Cristo es la Simiente Dios había prometido, desde el huerto del Edén, la solución ante el pecado de nuestros padres Adán y Eva: la simiente es un simbolo que anunciaba el sacrificio, cruxifixiòn, muerte, sepulture, resurrecciòn y glorificadciòn del Mesías Cristo. Esto lo vemos, en la antigua dispensación de la Profecía a la cual se le añadió la ley, en el sacrificio que Jehová hizo con nuestros padres al vestirlos con túnicas de pieles. Génesis 3: 7. “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10. Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12. Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14. Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” En este pasaje encontramos que Jehová hizo al hombre y su mujer túnicas de pieles, y les vistió. Para hacer esto, Dios tuvo que quitarle la vida a un animal al sacrificarlo. Esto era una representación de lo que sería en un futuro y en forma universal el Gólgota. Ante el pecado de Adán y Eva, Dios realizó un derramamiento de sangre. Hebreos 9: 22. “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remission” En el huerto del Edén, Dios provee el sustituto para la remisión del pecado de nuestros padres y anuncia a este sustituto, el cual moriría al derramar su sangre en la cruz del calvario. Génesis 3:15. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” Dios siempre ha tenido un remanente. Ese remanente es a través del cual El ha pasado esta promesa que una vez pronunció en el huerto del Edén a Eva. Cuando viene Abram, Dios anuncia que en Abram serían benditas las familias de la Tierra en Génesis 12. Y, en Génesis 17 dice que aquel que lo bendiga sería bendito y aquel que le maldijese sería maldito. Al llegar a Génesis 22, encontramos que la promesa de la Simiente, se extiende a todo el mundo pero a través de Israel, ya que en Abraham y su descendencia serían benditas todas las naciones de la tierra. Génesis 22: 18. “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” El plan maestro de Dios, desde antes de la fundación del mundo, era que a través de Israel, las naciones le conociesen. Los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob recibieron esta confirmación de la promesa hecha en el huerto del Edén. Pero, no fue pasada a todas las doce tribus de Israel, sino solo a la tribu de Judá. Por ello, vemos que en el Rey David se confirma tal promesa. Mateo 1: 1. “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” “hijo de David e hijo de Abraham” son títulos mesiánicos del Señor Jesucristo. En los días de su carne, durante su ministerio terrenal, Cristo hablo al pueblo judío, cumplió la promesa hecha a los patriarcas y vino en el tiempo señalado por la profecía que los profetas de antiguo habían anunciado. Es precisamente el Apóstol Pablo quien nos aclara que la simiente es Jesucristo: nuestro Señor. Gálatas 3:14. “para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. 15. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. 16. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” El plan universal de Dios ha sido que a través de la simiente, que es Cristo, todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad y sean salvos. Pero no fue a través de la obediencia de Israel que Dios llego a los gentiles, sino fue a través de su transgresión. Cristo vino a los suyos y los suyos no le recibieron, sino que le crucificaron. Si hubiesen conocido la gracia de Dios, no le hubieran crucificado porque hubieran entendido que El es el Rey de Gloria tal y como se indica en el Salmo 24. Juan 1: 10. “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11. A los suyos vino, y los suyos no le recibieron” 1 Corintios 2:8. “la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria” Salmo 24: 8. “¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. 9. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. 10. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria. Selah” Israel transgredió al rechazar al Mesías que Dios había enviado. Pero su transgresión fue la bendición para el mundo gentil. Romanos 11: 11. “Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos” El Misterio de Cristo, mencionado en las epístolas del Apóstol Pablo, nos dice que es precisamente a través del rechazo del pueblo judío que la salvación se extendió abriéndose y siendo accesible a los gentiles en todas las naciones del mundo. Hechos 13: 46. “Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 47. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.48. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eternal” Ahora, el gentil que cree en la obra redentora del Señor Jesucristo en el Gólgota, es salvo, es acepto en el Amado, ha sido predestinado y escogido desde antes de la fundación del mundo y su vida está escondida en Cristo con Dios. Efesios 1: 3. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4. según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5. en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6. para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7. en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8. que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9. dándonos a conocer el misteriode su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo, 10. de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” El Status de hijo adoptivo adulto con Cristo en Dios, es algo que el gentil creyente alcanza al momento de creer en la obra de redención. Efesios 1: 13. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14. que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” Por el contrario, la Ley fue dada a los niños. Por ello, los judíos son llamados los hijos de Israel y alcanzarán su status de hijos de Dios, hasta el reinado milenial de Cristo Mesías en la Tierra como está descrito en numerosos pasajes de las escrituras y especialmente en el libro de Apocalipsis. Apocalipsis 20: 4 “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios La forma divina establecida por Dios a través de la cual El ve al hombre redimido es en su Hijo Amado Jesucristo. En El, el creyente gentil es considerado adulto. Y, las escrituras le invitan a, que a través de su peregrinaje en esta tierra, tome decisiones propias de un adulto. Un ejemplo de este tipo de decisiones es la que encontramos en la epístola a los Romanos. Romanos 12: 1. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 3. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” El Apóstol Pablo nos enseña que la Ley no es echa para el justo sino para el impío y desobediente. Para aquel que ha sido hecho una nueva criatura al creer en la obra redentora del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario en el Gólgota, el pecado ya no tiene dominio sobre el. Ha sido liberado de la ley del pecado y de la muerte que tiene en sujeción a todo ser humano que ha nacido en este planeta. Romanos 6:14. “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” El mensaje de gracia que el Cristo glorificado y exaltado anuncia ahora al mundo entero a través de Su predicación, que es otro nombre para el evangelio de Pablo, es que a través de Cristo la salvación ha llegado a todo gentil, sin necesidad de ser judío. Efesios 3: 1. “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; 2. si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3. que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4. leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, 5. misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6. que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, 7. del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder”. y de Cristo, y reinarán con él mil años” Capitulo 6 La Gracia es la Expiación El Señor Jesucristo nos ha redimido. Es decir; nos ha vuelto a comprar o nos ha rescatado. Cristo pagó el precio establecido por Dios en su justicia y santidad. Su sacrificio ha sido universal, en el sentido de que todo ser humano, ya sea judío o gentil, que llegue a creer en su obra redentora en al Cruz puede ser salvo. Su sacrificio es pleno y suficiente, ya que es la única solución y el único antídoto ante el pecado del hombre: pasado, presente y futuro. Efesios 1: 7. “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” Para los judíos en la antigua dispensación, solo una vez al año y en una de las fiestas santas ordenadas a Israel en Levítico 26, podían recibir perdón de sus pecados. Esta fiesta se le conoce como Yom Kippur o la fiesta del Perdón o la festividad del Día de Expiación. El Apóstol Pablo, nos aclara que durante la tercera dispensación que se conoce como las “edades por venir” Israel recibirá su expiación. Efesios 2: 7. “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” Al inagurarse el reinado milenial del Rey Jesucristo, los judíos creyentes serán resucitados y reinarán con el Mesías por 1,000 años. Es ahí, donde recibirán su expiación o perdón total. Apocalipsis 5: 9. “y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10. y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” Los profetas, en la antigua dispensación habían anunciado este tiempo para las edades por venir o los siglos venideros. Y, habían dicho que Jehová haría un nuevo pacto con la casa de Israel y la casa de Judá. En aquellos postreros días, Dios escribiría su Ley, pero ya no en tablas de piedra, sino en corazones transformados y nacidos de nuevo como Cristo le enseño a Nicodemo en Juan 3. Jeremías 31: 31. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” Hasta este momento, ante los ojos de Dios, los judíos convertidos y resucitados serán considerados adultos. Ya no tendrán necesidad de un capataz o ayo, como se dice que fue la Ley para ellos. Ahora, todos conocerán a Jehová. Pero, ahora, en esta dispensación actual, el gentil creyente tiene su expiación en la sangre del Cordero de Dios. Colosenses 1: 14. “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” Cristo es el “trono de gracia”, que para los judíos en la gran tribulación será el lugar donde ellos recurrirán para encontrar gracia y ayuda en oportuno socorro. Hebreos 4: 14. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno Socorro” Expiación es ser hecho “uno con Dios”. Nuestros hermanos de promesa, los judíos creyentes, serán hechos uno con Dios hasta el milenio. Nosotros, los gentiles creyentes, somos hechos ahora uno con Dios al momento de creer en el Señor Jesucristo. Hechos 16: 25. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 30. y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31. Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 32. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa” “Creer en el Señor Jesucristo” es la condición para la salvación en esta presente dispensación o administración de gracia. Estamos ahora bajo el nuevo régimen del espíritu y no bajo el régimen antiguo o pasado de la letra. Romanos 7: 6. “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” Colosenses 1: 14. “en quien tenemos redención por el perdón de pecados” sangre, Capitulo 7 Un Solo Mediador Es a través del sacrificio y la obra redentora de nuestro amado Señor Jesucristo que uno que cree en El puede llegar a ser hecho UNO con Dios. Solo a través de Cristo. No a través de hombres o ídolos. Solo a través del Hombre Jesucristo. Su sangre pago mi reconciliación con Dios. 1 Timoteo 2: 5. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6. el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 7. Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad. 8. Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda” Hubo un tiempo pasado, un tiempo antiguo en el que nuestro Señor Jesucristo aún no había derramado su sangre en la cruz. Pero, ahora, su sangre ha sido derramada. Por ello, no debemos confesarnos con ningún hombre o buscar la ayuda de algún otro hombre para llegar a Dios. Solo el Hombre Jesucristo ha dado su vida y ha resucitado. En esta dispensación actual de gracia, en esta nueva administración del obrar de Dios, se exhorta a que “los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas” porque sus vidas han sido reconciliadas con Dios. Pero, en tiempo antiguo solo unos podían buscar a Dios. Mateo 20: 28. “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” En este pasaje, vemos que nuestro Señor Jesucristo en los días de su carne durante su ministerio terrenal a Israel, ofrece salvación no a todos, sino a muchos. Los muchos aquí son el Israel creyente. Los todos, ahora son las naciones gentiles que crean en el Hijo de Dios. Romanos 5: 8. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Gálatas 3: 21. “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar,la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” Ahora, en Cristo Jesús, todos somos hechos hijos de Dios por medio de la fe. Vivimos bajo un nuevo régimen. Un régimen en el cual todas las cosas han sido hechas nuevas. Ya no conocemos al Hombre Jesucristo en los días de su carne, durante su ministerio terrenal a Israel. Ahora le conocemos glorificado y exaltado hasta lo sumo y sentado a la diestra de Dios siendo la cabeza de todo principado y de toda potestad visible e invisible. 2 Corintios 5: 16. “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19. que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” El futuro presente para el gentil creyente es vivir para la gloria del Señor Jesucristo. En Cristo, ahora tenemos: vida, paz, perdón, misericordia, bondad y gracia de Dios. Vivir en la administración de la gracia, como Dios lo ha planeado y diseñado es posible a través del estudio y del saber distinguir lo que Dios ha distinguido y separado en su palabra. De otro modo, estaremos engañándonos creyendo vivir bajo los términos del antiguo régimen y siendo o actuando como creyentes sin saber realmente quienes somos en Cristo. Pero, en Cristo sabemos, entre otras grandes verdades que: Nuestra vida esta escondida con Cristo en Dios Colosenses 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” Si vivimos, vivimos para El. Si morimos, morimos para El Romanos 14:7 “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. En El vivimos, somos y nos movemos Hechos 17:28 “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos” Todo ha sido creado por El, para El y por medio de El Colosenses 3: 15. “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18. y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19. por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20. y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” El futuro presente de vivir en gracia, no en la Ley, es totalmente distinto. Por ello, el gentil creyente ya no está obligado a observar la Ley de Dios con el fin de agradar a Dios o conseguir su favor y mucho menos la salvación. Ahora, el gentil creyente guarda la ley del espíritu de Vida en Cristo Jesús. Romanos 8: 1. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4. para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” La gracia de Dios nos enseña, en estos tiempos postreros, a rechazar toda malicia y deseos pecaminosos. A vivir sobria, justa y rectamente y a aguardar la esperanza bienaventurada del Señor Jesucristo. Cuando le veamos a El, cara a cara. Tito 2:11. “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12. enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13. aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14. quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” En aquel día seremos transformados en su gloria. La gracia de Dios nos enseña que el cielo fue hecho para el creyente gentil. El cuerpo de Cristo, que es la Iglesia subirá a los cielos de Dios y los llenará ocupando aquellos principados y potestades que ahora el adversario y sus ángeles caídos están ocupando. Pero, algún día, pronto cuando subamos con nuestro amado Señor Jesucristo, ocuparemos esos puesto de autoridad para la Gloria y Exaltación de aquel que nos amo y se entrego a si mismo por nosotros en la Cruz del Calvario. Apocalipsis 12: 7 “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8. pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; y fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos” SOLI DEO GLORIA