Respuesta a una institución que solicita a una escuela que

Transcripción

Respuesta a una institución que solicita a una escuela que
Respuesta a una institución que solicita a una escuela que sus alumnos trabajen gratis:
“No aceptamos su propuesta porque aspiramos a que nuestros alumnos trabajen
en un mercado en el que las instituciones contraten profesionales cualificados
para realizar diseño a cambio de un precio, en vez de obtenerlo gratis en las
escuelas.”
Puede ocurrir que una institución se dirija a una escuela pública de diseño para proponer un proyecto a
realizar los alumnos a modo de práctica. Normalmente no existe una asignación económica para el diseño, o
es meramente testimonial, y se elige uno de los trabajos presentados para resolver una cuestión de diseño
que, de otra forma, habría requerido la intervención de un profesional. Ante esta eventualidad la respuesta
obvia será la que encabeza este texto, pero debemos considerar diversas cuestiones que nos permitan
adoptar una posición y formular una respuesta en cada caso.
Perspectiva formativa: desde el punto de vista de la formación de los alumnos, un proyecto para un cliente
real no es mejor que uno hipotético. Ambos requieren planteamientos de inicio similares y sus recorridos
pueden contemplar los mismos condicionantes conceptuales, técnicos, económicos y cronológicos, tal vez
con la única excepción de la relación con el cliente, aunque un profesor especialista con el suficiente
recorrido profesional podría perfectamente simularla. Los proyectos hipotéticos tienen además la ventaja de
adaptarse a las necesidades formativas, mientras los proyectos reales están totalmente orientados al cliente.
En todo caso, una escuela de diseño debe preocuparse por la calidad de los proyectos que propone a sus
estudiantes, y cuando un alumno tenga capacidad de resolver un encargo de diseño con plenas garantías
debería obtener su título y pasar a otra situación más acorde con su cualificación.
Prácticas profesionales. Ante quien proponga la realización de proyectos reales no remunerados como
forma de aproximación al ámbito profesional, debemos afirmar que ni siquiera unas prácticas en una
empresa constituyen en muchos casos una referencia exacta de la experiencia de trabajo. Las prácticas de
estudiantes deben realizarse en colaboración con las empresas y no en competencia con las mismas. Evitar
que los alumnos desarrollen trabajo real para las empresas de diseño en el contexto de sus prácticas y al
mismo tiempo favorecer que las escuelas acepten proponer a sus alumnos trabajos para clientes reales,
omitiendo la cuestión económica, resulta cuanto menos contradictorio. Cunde entre los alumnos la idea
irracional de que incluyendo en su porfolio un proyecto “real” ganarán visibilidad o notoriedad ante los
potenciales contratadores, pero éstos saben que se trata de proyectos realizados sin presupuesto y sin
plazo, por lo que conceden escaso valor al resultado.
Salida profesional: con la excepción de quienes se dediquen a la investigación o a la docencia, las
principales salidas de los estudiantes de diseño gráfico consistirán en diseñar profesionalmente, bien por
cuenta ajena o creando su propia actividad, en alguno de los ámbitos del diseño gráfico. Una escuela de
diseño debe, por su propio interés, velar por que existan las máximas oportunidades de desarrollo profesional
para sus titulados. Por su parte, los alumnos desearán un panorama profesional en el que existan
oportunidades de inserción. Por tanto, las escuelas de diseño deberán evitar que sus alumnos desarrollen
proyectos reales de diseño gráfico en el ámbito del mercado, que supongan menoscabo de las
oportunidades de las empresas, constituyendo una competencia ilícita.
Sobre el dinero: un proyecto de diseño sin dotación económica no es un proyecto de diseño. Quien
pretenda realizar un proyecto sin asignarle unos recursos económicos manifiesta falta de compromiso con su
propia iniciativa y/o voluntad de beneficiarse ilícitamente del trabajo ajeno. Quien asigna recursos económicos
a un proyecto omitiendo los que debería destinar al diseño pone en peligro el proyecto entero por no
considerar todas las cuestiones en el momento inicial. En definitiva, un proyecto de diseño sin asignación
económica (o con presupuesto insuficiente) no es válido como referencia ni como experiencia para un
estudiante de diseño. Quienes acuden a las instituciones formativas a encargar diseño siempre lo hacen con
intención de ahorrarse los costes económicos del mismo. Incluso las instituciones filantrópicas sin ánimo de
lucro pagan sus facturas y no hay razón para que no hagan lo mismo cuando contratan diseño.
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Una propuesta: sin cuestionar la necesaria cualificación para la realización de proyectos de diseño gráfico,
en un ámbito profesional escasamente regulado como es el del diseño gráfico, cualquiera puede darse de
alta en la Agencia Tributaria y en la Seguridad Social y realizar sus servicios como diseñador. Incluso un
estudiante puede, sin esperar a finalizar sus estudios. Aceptemos en la escuela un proyecto de diseño gráfico
para una institución y propongamos a cada uno de los alumnos darse realmente de alta en la Seguridad
Social durante los meses que tarden en terminar sus proyectos, lo que les costará unos cientos de euros al
mes. Pidamos a cada alumno que previamente elabore un presupuesto por su propuesta, teniendo en
cuenta sus costes, el beneficio que espera obtener y los impuestos que habrá de pagar. Luego pidámosles
que realicen el proyecto gratis ofreciendo un “premio” al “ganador” cuyo proyecto se llevará el promotor. Esta
sería una buena inmersión en la realidad de la práctica profesional. Puede que, por el contrario, queramos
proteger a los estudiantes de la explotación durante su periodo de formación.
“Contrate a un diseñador profesional para realizar su diseño.”
Una vez aclarado lo primero y listos para responder posibles réplicas del cliente exponiendo que no tiene fin
de lucro ni recursos económicos para asignar al diseño, que los alumnos se beneficiarán de la notoriedad
que les conferirá la publicación de su trabajo, que en realidad “premiarán” al “ganador”, que tiene a la escuela
en excelente estima o que se lo debe por cualquier razón, llegará el momento de asesorarle sobre la manera
de contratar servicios de diseño, ofreciéndole las orientaciones que sugiero a continuación:
Orientación uno: convénzase de que el buen diseño cuesta dinero y dispóngase a pagar. Se diseña para
obtener un beneficio del tipo que sea, lo que normalmente tiene un coste inicial, aunque a la larga sin duda
ha de permitirle reducir costes y/o aumentar beneficios. Asumido esto, la siguiente recomendación será fácil
de aceptar.
Orientación dos: contrate un diseñador lo antes posible, pues su labor ha de desarrollarse sobre todo en el
inicio de los proyectos. Propóngale su proyecto de forma abierta y permítale expresarse, pues la forma de
pensar propia de los diseñadores es una muy estimada herramienta al servicio de las empresas e
instituciones.
Pero ¿qué diseñador?. Recurra a la experiencia de sus contactos personales para obtener una
recomendación, acuda a publicaciones especializadas o a los premiados en concursos de diseño.
También puede buscar empresas de diseño gráfico en su localidad o, si no se siente seguro para
contratar un diseñador concreto, acuda a la asociación de diseñadores local, donde le
proporcionarán una buena relación de excelentes profesionales, e incluso criterios para elegir el que
le convenga.
Elegir un buen diseñador no es distinto de elegir cualquier otro proveedor de servicios. Entrevístese
con varios sin la presión de un proyecto concreto o, por el contrario haga un pequeño encargo que
le comprometa poco dinero y valore la experiencia. Pida presupuestos, es posible que no pueda o
no quiera pagar la minuta del profesional más caro del mercado, pero puede haber otros excelentes
a un precio menor. Ahora bien, tenga clara esta gran verdad: nadie regala nada realmente valioso y,
en diseño más que en ningún campo, una inversión inicial oportuna garantiza unos costes
posteriores menores.
Existe bibliografía sobre la gestión del diseño en la empresa y existen profesionales que asesoran a
empresa e instituciones sobre esta cuestión.
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Orientación tres: resulta incomprensible desde cualquier punto de vista pretender varios trabajos
profesionales terminados para luego elegir uno, pero si se obstina en obtenerlos deberá pagar por cada uno
de ellos. Las razones en contra de convocar un concurso no remunerado son:
El diseño gráfico tiene un precio: propende a la diferenciación de los mensajes, por lo que es un
trabajo a medida con la mediación de un encargo; requiere años de formación y experiencia e
ingente número de horas (de vida) de dedicación; no es reutilizable ni se puede devolver como una
mercadería. Lo contrario, que sería equivalente a diseñar “de cualquier manera”, no es diseñar sino
improvisar.
Los profesionales que realmente valoran su trabajo no concurren a este tipo de convocatorias, y
¿quién querría obtener un diseño de escaso valor?. El resultado de los concursos de diseño no
remunerados suele ser entre mediocre y malo, cuando no resulta directamente en plagio o fraude
de algún tipo.
Es inútil que un cliente que no tiene capacidad de distinguir entre un diseño excelente y otro
mediocre ni criterio para contratar un diseñador para su proyecto, intente valorar varias propuestas
asistido sólo por su intuición.
Orientación cuatro: la mejor manera de obtener una propuesta de diseño de buena calidad, a elegir de entre
varias, es realizar un concurso remunerado y restringido a un número limitado de profesionales. El
procedimiento es sencillo:
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4.
Se determina la cuantía económica disponible, que ha de ser suficiente para pagar varios diseños.
Para garantizar que la cuantía económica sea suficiente para motivar a los profesionales a aceptar la
invitación puede preguntarle a algunos de ellos cuál sería su precio para este proyecto, para así
tener alguna referencia. No sirve como referencia de precio lo que otro cliente ha pagado por un
proyecto similar, pues cada profesional tiene sus costes y cada proyecto es diferente.
Se convoca nominalmente a tantos profesionales como diseños se esté dispuesto a pagar. Se
puede ofertar una cuantía igual para todos ellos, o considerar las diferencias y ofrecer a cada uno lo
que se acuerde por su trabajo.
Los profesionales realizan los diseños en diálogo con el cliente y reciben el pago por su trabajo.
El cliente utiliza a su voluntad los diseños por los que ha pagado, dentro de los límites acordados en
la cesión de derechos de explotación de los diseños. Si se pretende usar uno sólo de los diseños
obtenidos y/o se desea incentivar la competitividad, o que uno de los trabajos tenga un mayor
desarrollo posterior, puede reservarse una cuantía económica adicional.
Orientación cinco: cuando no se sabe a qué profesionales concretos convocar se puede recurrir a una
asociación de diseñadores que proponga una terna por sorteo entre sus asociados o por algún otro
procedimiento interno. Si se desea elegir entre un número mayor de profesionales puede realizarse una
“llamada a proyecto”. En todo caso resulta muy pertinente la asistencia técnica profesional (remunerada) de
un diseñador experto en contratación y gestión del diseño para guiarle en el correcto planteamiento y
acertada resolución del procedimiento que se elija, asesoramiento que puede realizar también una asociación
de diseñadores profesionales.
Orientación seis: La “llamada a proyecto” consiste en hacer una convocatoria pública, restringida a
profesionales, para que presenten un porfolio y una memoria justificativa de su idoneidad para participar en el
proyecto. Es requisito que no se solicite realizar diseño hasta el paso 4. El procedimiento es el siguiente:
1.
Se determina la cuantía económica disponible, que ha de ser suficiente para pagar varios diseños.
Para garantizar que la cuantía económica sea suficiente para motivar a los profesionales a aceptar la
invitación puede preguntarle a algunos de ellos cuál sería su precio para este proyecto, para así
tener alguna referencia. No sirve como referencia de precio lo que otro cliente ha pagado por un
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5.
proyecto similar, pues cada profesional tiene sus costes y cada proyecto es diferente.
Se expone públicamente el proyecto realizando una convocatoria a cuantos profesionales quieran
concurrir, para que presenten porfolio y memoria justificativa de su idoneidad.
Con la colaboración (remunerada) de un profesional o de una asociación profesional se valoran las
propuestas de participación para elegir las más adecuadas para el proyecto, tantas como proyectos
puedan pagarse.
Se ofrece a cada una de las empresas seleccionadas la oportunidad de realizar el diseño a cambio
de un precio suficiente para garantizar la necesaria dedicación e inversión de recursos. Se puede
ofertar una cuantía igual para todos ellos, o considerar las diferencias y ofrecer a cada uno lo que se
acuerde por su trabajo. Se ofrecen reuniones de briefing y se establece procedimiento de feedback.
Las empresas que hayan aceptado, realizan su trabajo en un plazo y precio preestablecidos y
reciben el pago por sus servicios. Si se pretende usar uno sólo de los diseños obtenidos y/o se
desea incentivar la competitividad, o que uno de los trabajos tenga un mayor desarrollo posterior,
puede reservarse una cuantía económica adicional.
Orientación siete: la cuantía económica es la que marca la diferencia. La forma más directa, rápida y
económica de obtener un buen diseño es contratar un profesional. En cualquiera de las otras opciones se
dispersan recursos a cambio de obtener varios diseños, a cada uno de los cuales se asignará una cuantía
frecuentemente menor que la que se ofrecería a uno solo, por lo que posiblemente ninguno de los trabajos
obtenidos mediante convocatoria nominal o llamada a proyecto alcanzará la calidad del diseño único, aunque
sean remuneradas. Por tanto, la elección de preferencia sería, por orden de eficacia en la asignación de los
recursos económicos:
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Encargo a un único profesional
Convocatoria nominal remunerada y restringida a varios profesionales
Llamada a proyecto
Hay que señalar que el procedimiento de llamada a proyecto puede utilizarse para elegir una sola empresa o
profesional para la realización de un proyecto de diseño, lo que constituiría otra forma posible de selección
para el encargo a un único profesional.
AGA Asociación de Diseñadores Gráficos de Asturias se ofrece para colaborar con empresas e instituciones
en la contratación de diseño gráfico profesional para sus proyectos e iniciativas de productos y servicios.
V-1.0
Gijón, 13 de julio de 2016
Francisco del Campo, Vicepresidente de AGA
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