¿Cómo terminará la guerra en Irak?

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¿Cómo terminará la guerra en Irak?
El Clarí-n de Chile
¿Cómo terminará la guerra en Irak?
autor Immanuel Wallerstein
2008-06-14 16:52:51
Todos los ojos están puestos en la campaña presidencial estadunidense, en la cual los candidatos han tomado
posiciones bastante diferentes respecto de la guerra en Irak. Éste es un lugar equivocado adónde mirar. Creo que hay
bastante certeza de que Barack Obama será el próximo presidente de Estados Unidos. Y sus puntos de vista sobre la
guerra en Irak son casi el polo opuesto de aquellos de su rival, John McCain. Obama se opuso a la invasión
estadunidense desde el comienzo.
Considera que continuar la guerra es muy dañino para todos: para Estados Unidos, para Irak, para el resto del mundo.
Y dice que buscará retirar todas las tropas estadunidenses en 16 meses.
Una vez en el cargo, Obama sin duda se encontrará con que la definición de retirada de tropas será un asunto de
enorme controversia en Estados Unidos, y que conseguir este objetivo será menos fácil de lo que afirma, como si tan
sólo fuera un asunto de polÃ-tica interna. Sin embargo, terminar la guerra no está sólo en manos de Obama, o de
Estados Unidos. La clave para que finalice la guerra en Irak es lo que ocurre en la polÃ-tica iraquÃ-, no en la polÃ-tica
estadunidense.
Haré la abrupta predicción de que en algún momento de 2009 (o en 2010 a lo sumo), el primer ministro de Irak será
Moqtada Sadr, y que Sadr hará que termine la guerra. He aquÃ- lo que puede ocurrir con mayor probabilidad. Los
medios mundiales nos recuerdan todos los dÃ-as lo que hoy se mira como las particiones definitivas en el cuerpo de la
polÃ-tica iraquÃ-. Hay ahÃ- tres grupos étnicos principales –los chiÃ-tas, los árabes sunitas y los kurdos. Cada uno está
localizado primordialmente en una zona geográfica especÃ-fica. La excepción principal es Bagdad, la ciudad capital,
que cuenta con una mezcla de población chiÃ-ta-sunita aun cuando cada una se concentra en partes especÃ-ficas de la
ciudad.
Además, como parece que todos sabemos ahora, cada una de estas tres zonas tiene divisiones internas. Hay múltiples
partidos chiÃ-tas, y cada uno parece contar con una milicia a su disposición, y tiene antagonismos que duran desde
hace mucho tiempo. Los dos principales son el grupo encabezado por Sadr y el conocido como SCIRI, conducido por
Abdul-Aziz Hakim. Las áreas sunitas presentan un panorama menos claro. Están los sheiks y los ex baathistas,
conectados con varios polÃ-ticos en la legislatura iraquÃ-. Y hay también un grupo pequeño, pero importante, de
jihadistas, que en gran medida no son iraquÃ-es, vinculado con Al Qaeda. Y en la zona kurda existen dos partidos que
compiten, más las minorÃ-as cristianas y turkmenitas (o turcomanas).
Actualmente esta clase de complicada disposición de los grupos no es más diversa de la que uno encuentra en
muchos paÃ-ses del mundo. Piensen cómo podrÃ-a describirse a la disposición de los grupos involucrados en la
polÃ-tica estadunidense. AsÃ-, para entender lo que es probable que ocurra en Irak, debemos cortar por entre esta
diversidad para llegar al asunto o los asuntos más sobresalientes.
Me parece que el punto más sobresaliente para los iraquÃ-es en el Irak de hoy es si el paÃ-s podrá o no sobrevivir como
Estado unificado, uno que sea capaz de recobrar su posición de fuerza, económica y geopolÃ-ticamente, en la región.
¿Quién está contra esto? De hecho, hay únicamente dos grupos que son seriamente hostiles a un nacionalismo iraquÃrenovado y revivificado –los kurdos y las fuerzas chiÃ-tas encabezadas por Hakim. Los últimos sueñan con ser
autónomos, de hecho independientes, en el sur de Irak, donde dominarÃ-an y dentro del cual hay ricos recursos
petroleros. Quieren cortar todas las ligas con las regiones sunitas. Y quieren debilitar seriamente el campo de Sadr, el
cual, aunque fuerte en esa región, en Bagdad no tiene rival. El bando de Hakim piensa que si Bagdad quedara
escindido de la región, eventualmente destruirÃ-a al bando de Sadr.
Los kurdos, por supuesto, sueñan con un Estado kurdo independiente, pero son gente eminentemente pragmática.
Saben que un Estado kurdo encerrado tendrÃ-a muchas dificultades para sobrevivir. Probablemente TurquÃ-a los
invadirÃ-a, o también podrÃ-a hacerlo Irán. Estados Unidos harÃ-a probablemente muy poco, y se sentirÃ-a muy
avergonzado por todo ello. E Israel serÃ-a irrelevante. AsÃ- que es claro que los kurdos están listos para un arreglo en
aras de una autonomÃ-a de facto en un Irak unificado. Seguramente siguen peleando con los otros por ver quién controla
Kirkuk. Dudo que obtengan Kirkuk, y sospecho que lo más que harán será gruñir en voz alta.
Ahora revisemos los otros. Las fuerzas árabes sunitas son también, en gran medida, bastante realistas. Se dan cuenta
de que es imposible regresar a un Irak gobernado unilateralmente. Lo que realmente quieren ahora es una tajada justa
de la maquinaria polÃ-tica del Estado y sus recursos (dado que su zona no tiene virtualmente petróleo, por lo menos
hasta ahora). Aunque ya no puedan confiar en tener un Irak dominado por los sunitas, pueden confiar en tener un Irak
restaurado en cuanto a su papel prominente en el mundo árabe, y es claro que ellos se beneficiarán, individual y
colectivamente, de tal restauración.
Entonces, al final, el grupo clave son los chiÃ-tas. Moqtada Sadr ha sido bastante claro desde el principio de que quiere
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un Irak unificado. Una de sus razones es que es la única manera en que su pueblo en Bagdad pueda sobrevivir y
florecer. Otra es que cree en Irak. Seguramente él y sus seguidores sufrieron muy fuerte bajo los baathistas. Pero está
abierto a negociar con los reformados y muy debilitados baathistas. Y ha demostrado esto con mucha claridad en los
últimos dos años. Él le dio su apoyo moral al pueblo de Fallujah cuando estuvo bajo el asalto de las tropas
estadunidenses hace dos años. Y esta gente ha sido recÃ-proca en los recientes combates en Bagdad, cuando sus
tropas estuvieron bajo asalto de las mismas fuerzas estadunidenses.
Esto deja a uno de los jugadores principales, al gran ayatola Ali Sistani, el lÃ-der espiritual más importante de los chiÃ-tas
en Irak. Sistani ha sido muy cuidadoso en su juego polÃ-tico desde la invasión estadunidense. Su prioridad ha sido
mantener juntos a los chiÃ-tas. Casi nunca dice nada. Pero en los momentos cruciales está listo para intervenir. Cuando
el procónsul estadunidense de antaño L. Paul Bremer quiso crear un gobierno iraquÃ- más o menos por decreto,
Sistani insistió en unas elecciones, y Estados Unidos tuvo que retractarse. El resultado es que obtuvo un gobierno
dominado por los chiÃ-tas. Cuando hubo mucho pleito entre el bando de Hakim y el de Sadr, negoció una tregua.
¿Qué es lo que quiere Sistani? Teológicamente, quiere Najaf, su sitio, para que vuelva a ser el centro teológico del
mundo religioso chiÃ-ta, en oposición a Qom en Irán, que ha venido a asumir ese papel, en especial desde la
revolución iranÃ- de 1979. GeopolÃ-ticamente, esto requiere un Irak fuerte, capaz de relacionarse con Irán como igual. Y
para conseguir un Irak fuerte, necesita un Irak unificado, esencialmente uno que pueda sacar a los invasores
estadunidenses.
Actualmente Estados Unidos intenta hacer que Irak firme un acuerdo militar de largo plazo que pueda garantizar bases
estadunidenses indefinidamente. El actual primer ministro de Irak, Nuri Maliki, intenta maniobrar esto sin que medie
siquiera el voto del Parlamento. Moqtada Sadr está llamando a un referendo. Y también, o asÃ- parece, lo está haciendo
Sistani. Un referendo, por supuesto, garantiza la derrota del acuerdo.
Entonces, en 2009, parece lógico que Sadr, Sistani, los sunitas e incluso los kurdos se unan en una plataforma de
unidad nacional y de retirada estadunidense total sin bases de largo plazo. Moqtada Sadr implementará esto como
primer ministro. Hakim no estará contento, pero será mantenido a raya por Sistani. Los iranÃ-es serán ambivalentes. El
público estadunidense y los expertos se asombrarán de la relativa calma en Irak. Y el presidente Obama y el
Pentágono no tendrán mucha posibilidad de elegir. Graciosamente asentirán. Pueden incluso proclamar una “victoria―.
Traducción: Ramón Vera Herrera
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