La Pampa, tierra de bandidos Ciclo de la Asociación Pampeana de
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La Pampa, tierra de bandidos Ciclo de la Asociación Pampeana de Escritores. Charla Concejo Deliberante Santa Rosa, junio de 2004.- I – Una breve síntesis de la vida de Marcos Vallejos nos conduce a su Villa Mercedes natal, donde nació en 1896. Alrededor de 1915 la policía registra los primeros robos y asaltos en el sur puntano y norte pampeano. Tras un tiroteo con la policía de San Luis, es apresado junto a su hermano Pablo y juntos intentan escapar de la cárcel de V. Mercedes. Marcos no lo logra y es trasladado a la Penitenciaría Nacional de Avda. Las Heras, en Buenos Aires. Conoce allí a un anarquista –Ramón Silveira- con quien protagoniza una fuga –túnel mediante- en 1924. Se refugia en el oeste de La Pampa, zona de travesías, donde conoce a J.B.Vairoleto, con quien realiza varios asaltos. Finalmente, en 1930 el mismo Vairoleto conduce a Marcos “El Gaucho” Vallejos a la cordillera donde baqueanos amigos lo llevan a territorio chileno. A partir de conocer los hechos hay dos posibilidades : quedarse en la anécdota o tratar de develar qué hay debajo de esos hechos. Los paradigmas críticos brindan herramientas para ello. Dice Haroldo Conti en Perfumada Noche : Hay un pueblo debajo de éste, en referencia a su Chacabuco. Como siempre hay una realidad debajo de otra, podemos esbozar qué hay debajo de una vida bandolera, la del "Gaucho" Vallejos. Para ver la realidad que late debajo de la manifiesta, podemos tratarla en este caso desde los espacios, tanto físico como social. II - La procedencia social de Marcos Vallejos es diferente a la de Vairoletto, pero a pocos escalones de la escala social. No fue hijo de colonos inmigrantes empobrecidos, sino que perteneció a los estratos populares criollos, de aquellos no empobrecidos sino pobres de siempre, con una manera de vivir al margen de todo, no dispuestos a la disciplina de cualquier sistema y otorgando mucho valor a la independencia personal. No eran así porque tenían la cultura del perseguido. Eran así de errantes antes de delinquir. III - Vairoletto, Vallejos, Mate Cocido, tuvieron sus encuentros con anarquistas en algunos momentos de sus trayectorias. Es evidente la mutua atracción de estos bandoleros rurales con anarquistas, los que rescataban del bandolerismo esa faceta de la libertad individual, de no dejarse arrear y de atentar tanto contra la propiedad como contra la autoridad. Entonces, tomaban a sus asaltos como expropiaciones. En ese sentido, los consideraron tempranamente en forma similar a como Eric Hobsbawn lo haría décadas después en el sentido de que eran una expresión, una de las vías, de la protesta social. Es difícil sostener ésto porque los hechos sociales de esta complejidad no encajan en generalizaciones ni en idealizaciones. Los mismos anarquistas vacilaban. Los anarquistas de Pampa Libre, por ejemplo, llegaron a dudar de la relación directa asaltoexpropiación, si el bandido era orientado por el "pancismo", es decir para satisfacer sus propias necesidades como única motivación. Si es así, lo motivaría un individualismo no muy diferente del burgués. También hubo interpretaciones más recientes de otros historiadores que cuestionaron la tesis de Hobsbawn. En síntesis, como afirma Hugo Chumbita en "Última Frontera", embretar a los bandoleros míticos en una categoría de interpretación puede ser un empeño tan arduo como lo fue capturarlos en vida. Sí se puede hablar con seguridad de que se fueron convirtiendo en mitos populares, porque la valentía, la vida errante de perseguidos y algunas actitudes de protección hacia los pobres, les otorgaban esa aureola propia del imaginario gauchesco. Sobretodo la valentía, el animarse a asaltar todo un emblema del poder : las casas de negocios. De cualquier manera esas imágenes de leyenda son universales. A Jesse James le adjudican hechos que también le adjudicaron a Vairoletto. V - Otra manera de enfocar el fenómeno es desde el punto de vista socioinstitucional. Quienes imponen las normas impregnadas de los valores dominantes son instituciones nacidas o aprovechadas para ello. Marcos Vallejos y sus hermanos nunca fueron a la escuela, no participaron de culto religioso alguno y todos fueron desertores del servicio militar. Estaban huérfanos de normas disciplinadoras y por lo tanto sospechosos por mera existencia. VI - Continuando nuestro análisis desde el origen social de Marcos Vallejos, podemos considerar a los bandoleros rurales de su tipo compartiendo una común vida de marginación con otros sectores, los indios. Así como hubo indios que no decidieron hacerse indios amigos, también hubo criollos pobres que ante la misma encrucijada resolvieron el mismo camino, a su manera. Quizás una manera de observar a ambos sectores en conjunto es ver cómo fueron tratados desde el poder. En pleno biologismo, se los inferiorizaba a partir de su constitución orgánica. Una manera opuesta es un diálogo de Alberto Ghiraldo en "Alma Gaucha" (1906). Cruz : - "Es un asunto largo y que viene de mi padre que pelió con los indios" Soldado 1º :- "Contra los indios, querrá decir" Cruz: -"No m'equivoco tan feo, amigo. Pelió con ellos contra el Ejército, ¿sabe? La cita de Alberto Ghiraldo, nos permite arribar a una pregunta : ¿Qué rol jugó y puede jugar la literatura en este análisis? Los criollos pobres dejados al margen por el tipo de crecimiento que tuvo la Argentina fueron motivo de atención por la literatura. Tempranamente en la primera mitad del siglo XIX ya José Antonio Wilde había escrito un trabajo que denominó "Esclavos y Limosneros" y mucho antes, un siglo antes, Calixto Bustamante, "Concolorcorvo" había advertido sobre los gauderios "...mala camisa y peor vestido procuran encubrir con uno o dos ponchos, hacen cama con el sudadero del caballo, sirviéndoles de almohada la silla...", escena que 200 años después podría aplicarse a Marcos Vallejos durante sus correrías, según las descripciones que de él hacen las crónicas policiales. Además de José Hernández en su Martin Fierro, también se ocupó de ellos Gastón Gori en un texto que rastrea el origen del término vagos y malentretenidos. Gastón Gori, el mismo que escribiera un profundo estudio sobre la explotación y la tragedia de La Forestal, advierte en "Vagos y mal entretenidos" que no había necesidad de delinquir para ser sospechado. Sospechoso era cualquiera que rechazaba la ocupación en oficios o al conchabo con señores, por lo que todo hombre sin propiedades y sin ocupación que transitaba por los campos se convertía en peligroso. Es precisamente lo que pasaba con estos "nómades de la llanura" como los llamara Pedro Orgambide. También debemos incluir las columnas de Fray Mocho en Caras y Caretas y en su cuento "Vivir sin trabajar", a Enrique González Tuñón en su cuento "Camas desde un peso" y a su hermano Raúl González Tuñón en su cuento "Desocupación", en la década del 30. También a Roberto Arlt en sus Aguafuertes Porteñas y a Bernardo Verbitsky, quien en "En Villa Miseria también es América" menciona, ya entrado el siglo XX, la continuidad histórica de la masa de los Vallejos, anticipando las villas miserias. Entre nosotros, poetas y cuentistas han tratado estos temas. Para citar un ejemplo, Edgar Morisoli, en "Vindicación tardía de aquellos renegados" nos dice que No fue un optar, fue un decidir. Entre dos mundos eligieron el Otro. La libertad. El riego, La aventura. No hablamos de cautivos no prófugos. Hablamos de esos hombres a quienes los presuntos cristianos aludían como los renegados, y vivieron al sur de la "Frontera", a veces con las tribus y otras no VII - Tierra de bandidos se llama este ciclo. Pues bien, retomo la idea esbozada de establecer una común historia sobre la exclusión. Si hablamos del espacio social, podemos hacerlo también con el espacio físico. Es evidente que en suburbios de pueblos creados para contener al indio como V. Mercedes coexistieron en el tiempo y en el mismo terreno esta gente "sin rey y sin ley" con indios vencidos. Ocuparon las márgenes, los suburbios. Los ghetos sociales derivan inevitablemente en ghetos físicos. Permítaseme leer una breve parte descriptiva de un escenario que estoy escribiendo sobre el espacio donde se refugió Marcos Vallejos antes y durante su etapa de connivencia con Vairoletto. Un espacio donde esa zona donde los colores de los mapas se esfuman, empalidecen, "amarillan" y donde criollos e indios amasaron una historia común. "Desde la “cosecha de ranqueles”, como llamó el Gral. Roca a una matanza y apresamiento masivo cuando la Campaña aún no había empezado, desde la persecución eterna de Baigorrita, desde la ejecución de soldados desertores pobres por el Cnel. Racedo, desde el espanto de tolderías devastadas, desde ese inmenso castigo, ese lamparón mágico que abarca el sur de San Luis y de Mendoza y el oeste pampeano mantuvo en vilo el no y lo llevó como insignia. Cuando sus últimos murallones se debilitaron ante el avance de la civilización armada, los depositarios de tamaño destino, los últimos gauchos alzados, buscaron refugio en las travesías, el útero de la tierra. Al principio bastaba con los inmensos pajonales, isletas o bien grandes montes de caldén, chañares, algún que otro algarrobo, pocas lagunas y aguadas en una pampa salvaje que los cobijaba de las partidas. Compartían allí con el cucuy, pajarillo siempre oculto, la vocación de soledades. Pero el cerco llegó hasta el límite de las travesías, espacios de máxima crudeza, sin gente, sin caminos, sin agua y por lo tanto sin pájaros. Sólo sequedad y silencio". Valga entonces el esfuerzo de enlazar retazos de historia entre sí y con la literatura, para edificar la historia de una marginación que no ha concluido pero que tiene reservada novedades : desde hace pocos años, con una fuerza que se me ocurre semejante a la del agua, con pañuelos y pasamontañas esa misma marginación ya no se resigna, busca cambiar la historia.- Jorge Etchenique