Asesinato matemático. - I.E.S. Ezequiel González

Transcripción

Asesinato matemático. - I.E.S. Ezequiel González
Asesinato matemático.
(Ángela Fuentetaja de Frutos)
Un jueves como otro cualquiera, Adrián veía como anochecía Valladolid, antes de dar el paso
que suponía su vuelta a casa. Adrián oyó un grito de mujer. Sin dudarlo acudió al sitio del que
provenía, donde encontró a una chica desfallecida en el suelo. En ese momento le pasaron mil
cosas por la cabeza, pero prácticamente sin pensar saco el móvil y mientras llamaba a sus
compañeros él comprobaba que la joven estaba muerta, ni rastro del asesino. Cuando los
equipos sanitarios recogieron el cadáver de la joven, encontraron una carta en el bolsillo de
aquella chaqueta dolor tostado. En ella estaba escrito el número 287. Él, pensó que el asesino
lo había puesto ahí por algo, a esa chica la eligió por algo que tuviera que ver con aquel
número que no decía nada aparentemente.
Una semana después Adrián, como cada mañana encendió la televisión para ver las noticias,
Matías Prats anunciaba la muerte de una joven en un pequeño pueblo de Zaragoza, de aquella
muerte no se sabía absolutamente nada, la única pista que el asesino dejo fue una carta
casualmente igual que la de la semana pasada esta vez con el número 212.
Astutamente, Adrián se hizo con la carta llamando a la comisaria de aquel pueblo con la excusa
de que se encargaba de aquel caso, desgraciadamente el jefe de aquella comisaria no le pudo
dar cualquier otra pista que esa carta, Adrián se pasó la noche analizándolas sin sacar nada
concluyente de ellas.
Días más tarde el asesino seguía atacando, una vez en un pueblo de la misma ciudad del último
ataque solo que 180Km más lejos y otro más el último día del mes en Córdoba, el asesino
continuaba con su particular juego, esta vez las cartas llevaban cada una, una letra, la “S” y la
“A”, Adrián se pasaba horas y horas metido en aquel despacho lúgubre de la comisaria con las
4 cartas encima de mesa, intentando hallar aquel enigma que le traía loco.
10 días después se escuchó en las noticias otro asesinato, Adrián estremeció e irónicamente
dijo “a ver dónde ha tocado esta vez...” al instante oyó que en Soria. En esta 5ª carta el autor
de los asesinatos escribió un mensaje “Bouna fortuna amico!”Pero… es italiano, el asesino es
italiano,”buena suerte amigo” dice.
Adrián fastidiado por este loco asesino, se lo tomó como algo personal, e intentó buscar el
mínimo
sentido a lo que menos sentido tenía, el porqué el asesino se recorría tantos
kilómetros para matar a cada una de sus víctimas. Adrián con un mapa de España sobre la
mesa, marcó todos los puntos donde el asesino atacó; por una intuición decidió unirles. El
resultado fue una imagen algo abstracta, pero por alguna extraña casualidad lo asoció a algo
matemático, ¡Era el símbolo del número π!. Le faltaba un segmento, Adrián impactado intentó
averiguar algo más sobre aquel número aparte de que su valor era 3’141592…Tecleó en el
buscador, “Número PI” allí le salieron millones de curiosidades en menos de un segundo, se
metió en una de ellas, la cual parecía la más fiable, averiguó que tal número lo había hallado
Arquímedes de Siracusa, de ahí, una corazonada, al ver la “S” y la “A” en mayúsculas, algo le
dijo que iba bien encaminado, y que las dos segundas cartas eran las iniciales de este famoso
matemático. Busco información sobre Arquímedes de Siracusa, hayo que las dos primeras
cartas correspondían a las que nació y murió éste, respecto a la 5ª carta supuso que el mensaje
estaba en italiano porque Arquímedes era de Sicilia.
Rápidamente halló en aquel mapa el 6º punto en el que el asesino iba a atacar, Murcia, y ahí
estaba a punto de atacar de espaldas a Adrián, cuando al grito de: “¡alto, policía!” el asesino
se dio media vuelta. Adrián tardo una fracción de segundo en reconocerle, era él, Don
Francisco, aquel chiflado profesor de matemáticas quien estaba obsesionado con el número π
o cualquier otra cosa que tuviera que ver con matemáticas. Al verle éste solo supo decir: “Tan
astuto como siempre, Señor Martínez”, mientras le tendía la que parecía la 6ª carta, en ella
aparecía el bonito símbolo del número π, echo a mano.
Semanas después de que el señor Don Francisco, fuera juzgado y encarcelado por los
polémicos asesinatos, Adrián repasaba las cartas de las que hasta ahora había sido el caso más
raro y complicado que había tenido en estos años, pensando observó que todas y cada una de
las víctimas tenían 31 años, 11 meses y 7 días y lo sorprendente no era que su cumpleaños
fuera a ser dentro de poco, si no, que esas personas no tenían la misma edad por pura
casualidad, tras semanas sin dejar de pensar en matemáticas un momento Adrián, averiguó
que se debía esta vez a la sucesión de Fibonacci que es 1,1,2,3,5,8…Lo cual si juntas todo te
sale es espectacular numero de 112358, que si a su vez lo divides entre 365 días que tiene un
año saldría 31,117…Por eso esas eran sus víctimas, fueron elegidas una a una por ese simple
loco obsesionado con las matemáticas que lo único que dejo de recuerdo al entrar a la cárcel
fueron sus 6 cartas y sus crímenes en homenaje a las matemáticas.

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