Por Neugin López

Transcripción

Por Neugin López
El arte de la enseñanza lúdica
Por Neugin López
La enseñanza lúdica es el arte de enseñar jugando. Nada más fascinante que poder aprender
divirtiéndonos, y disfrutar como educadores del arte de enseñar.
Lamentablemente muchos educadores caen en la rutina a la hora de preparar y dictar sus clases, y
continúan enfrascados en modelos rígidos, donde sólo tiene cabida el hemisferio izquierdo: lo
lógico, lo racional, lo rígido, lo secuencial.
El desafío ahora es divertirnos mientras enseñamos, y enseñar a nuestros alumnos a divertirse
mientras aprenden, entonces surge la pregunta: ¿Cómo incorporo herramientas lúdicas a mis
clases?
Un primer punto a tomar en cuenta es lo relativo a los Sistemas de Representación
Sensorial: Visual, Auditivo y Kinestésico.
Es una realidad que nuestros alumnos aprenden de diferente manera, conforme al canal o sistema
de representación sensorial que predomina en ellos. Entonces, si como educadores preparamos
nuestras clases de forma tal que enviemos estímulo a los tres canales, podremos tener la certeza
de que ellos estarán aprendiendo mucho más
¿Qué tal usar en nuestras clases elementos visuales tales como diapositivas, láminas a color e
incluir, por ejemplo, una muestra de aquello que vamos a enseñar? Con esto, enviamos
información para el canal visual.
¿Qué tal si además pidiéramos a nuestros alumnos que compongan y canten una canción usando
los principios del tema que estamos explicando? ¿O que busquen y canten una canción ya
existente que hable sobre el tema que estamos enseñando? Así entrenaríamos el canal auditivo.
¿Y si además de todo ello les permitiéramos, en la medida de lo posible, tener contacto físico con
lo que estamos enseñando? Si la clase es sobre los árboles, por ejemplo, llevar a los alumnos al
jardín del colegio e invitarlos a acariciarlos, palpar las diferencias de textura en el tronco y las
hojas; sentir las diferencias de color y olor. Así estimularíamos el canal kinestésico.
Como verán, no se necesitan cosas sofisticadas para crear una clase divertida, lo que sí hace falta
es imaginación, y mucha, pero ello lo podremos ir desarrollando a medida que estimulamos
nuestro cerebro con el desafío de diseñar una clase novedosa, que motive y sorprenda. Con la
práctica, cada vez lo haremos mejor. Nuestras clases serán entonces una aventura y nunca
experimentaremos el tedio que aflige y automatiza a tantos educadores, en detrimento suyo y
tristeza de sus alumnos.
Te invito a ser un EDUCADOR LÚDICO creando un mundo de aprendizaje interactivo, donde
crezcas y te diviertas junto a tus alumnos.
¡ADELANTE!
Tomado
www.kuyenlinea.com

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