Un carácter empresarial forjado por balas, golpes y pesos

Transcripción

Un carácter empresarial forjado por balas, golpes y pesos
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DE PUEBLA.
INSTITUTO DE CIENCIAS
SOCIALES Y HUMANIDADES
“ALFONSO VÉLEZ PLIEGO”.
UN CARÁCTER EMPRESARIAL FORJADO POR
BALAS, GOLPES Y PESOS:
SALVADOR LUTTEROTH GONZÁLEZ
(1897-1987).
TESIS PROFESIONAL
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRO EN HISTORIA.
PRESENTA: ISRAEL TORRES HERNÁNDEZ
ASESOR: MARCO A. VELÁZQUEZ ALBO.
H. PUEBLA DE Z.
JUNIO DE 2008.
…un negocio que dejara utilidades inmediatas y en el que no tuviera que fiar a nadie. Decidí
lanzarme a la aventura de cualquier forma. Todo mundo me aseguraba el fracaso. Sin embargo,
yo soy muy testarudo... surgieron infinidad de arenas chicas. Yo, por mi parte, me extendí a la
provincia: en Puebla, Guadalajara y Monterrey… donde la Empresa Mexicana de Lucha Libre
construyó sus propias arenas-; aunque había muchas plazas que tenían sus propios locales y
nada más nos pedían el programa... vivir el cincuentenario del deporte es algo que nunca
imaginé. Y aquí está... mi primera satisfacción fue ver el desarrollo de los ídolos nacionales, y
yo lo impulsé, especialmente al Santo… decepciones tuve varias, pero ninguna de importancia
como para acordarme de ellas.
Salvador Lutteroth González.
Como era muy joven, la única aspiración era pelear y pelear y que la gente me conociera, y
pelear aquí en México, precisamente, para salir en los periódicos y que mi nombre se fuera
haciendo lleno de montañas. Entonces no me importaba nada esos detalles de la cosa de la
empresa, ni sabía. Yo peleaba y peleaba. Además, la empresa a mí me ayudó, porque me
levantó bastante ¿ves? Me levantó bastante, hasta que me hice figura de cierta categoría. Y ya
después me fui dando cuenta de lo que es la empresa, ¿no? Que pues tiene al boxeo de la
mano. Todos los que trabajábamos es para enriquecer a la empresa. Es muy raro el boxeador
que se enriquece con la empresa. Pagan unos sueldos miserables que no compensan todo el
sacrificio y todos los golpes que recibe uno. La Empresa Mexicana de Box es de una familia que
todos sabemos cómo se llama, y cada uno de los componentes de esa familia tiene un cargo
para diferentes partes de la empresa… y como la empresa es la más poderosa que hay en
México porque tiene arenas en Guadalajara, en Monterrey, en Tijuana, en México y hacen
funciones en todos esos lados, pues entonces los managers tienen que estar con ellos a fuerza,
aun a costa de sacrificar a sus boxeadores en la paga y en los contratos que les van a poner en
peleas muy duras. Porque no solamente dominan el box, sino la lucha libre también, ¿me
entiendes? Entonces la lucha libre en México está dominada por la Empresa. Es la Empresa
Mexicana de Box y Lucha. Entonces, pues, naturalmente están ricos los señores para tener
esas arenas, simplemente la arena México vale muchos millones de pesos, la arena Coliseo lo
mismo, la arena de Monterrey… tienen hoteles, el Country Club de Tijuana es de la familia.
Tienen en Acapulco, tienen donde quiera. ¡Son riquísimos! ¿Y qué le dan al boxeador? ¡Ni
madre!
Osvaldo el Chato.
(Personaje de la novela “Los cuarenta chatos” de Antonia Mora)
PRESENTACIÓN.
“Érase una vez la febril historia de un hombre, quien convirtió una quimera en realidad”.
Al escuchar o pronunciar esta frase, por lo general supone la mención de un relato
fabuloso, cuyo protagonista ha triunfado de manera titánica sobre distintos lados y
niveles del infortunio, hasta tomar los frutos que le corresponden, tras finalizar con
vehemencia alguna misión que se creía inverosímil. No obstante este consabido matiz,
también puede sintetizar, ya en el terreno de la existencia práctica, el itinerario de un
ser provisto de índole verídica quien, según sus circunstancias y estilo personal, llegó a
materializar el mismo valor al consumar una notable aventura. Y en esta oportunidad,
producto de la disciplina de Clío, se usa aquella instancia como afilada punta de lanza
para mostrar, con las particularidades que el caso amerita, a un individuo captado en
esa frecuencia pero orientado hacia los asuntos mercantiles, de los cuales obtendría un
sitio privilegiado, en vigor todavía gracias a la continuidad de sus intereses y proyectos.
Imagen crucial que apunta, basada en la expresión referida, a un sujeto de llamativos
rótulos internos y externos, quien es el motivo de esta indagatoria histórica.
Manifestar los principales aspectos de Salvador Lutteroth González (1897-1987),
con relación a su perfil como empresario deportivo, es el objetivo del presente estudio.
Si bien se anotan numerosos datos familiares y su dorsal faceta revolucionaria al lado
de Álvaro Obregón, no se elaborara una biografía de él, pues ello requeriría de un
mayor esfuerzo y una vasta cantidad de información, aparte de manejar con soltura
otros ámbitos de su existencia. Entonces, el texto se dirige acentuar, sin caer en una
leyenda negra o la hagiografía, su vínculo con “el negocio del cuadrilátero” (el boxeo y
primordialmente la lucha libre), que se volvió fuente de su reputación espiritual y
monetaria. Además, para coronar esta narración escrita, se incluyen argumentos y
testimonios de adeptos y oponentes suyos, con la intención de aludir que no hizo todo
por sí mismo, sino que estuvo ajustado a períodos a veces favorables y en otros
perniciosos, pero fundamentales. En consecuencia, el responsable de esta obra anhela
reflejar, con la fidelidad más posible y sin que su estilo tergiverse la investigación, quién
fue el actor esencial de esta trama, a la par de analizar sus hechos en tiempo y forma.
Periplo intelectual capitaneado por el autor, quien espera no quedarse solo, sino llegar
junto a la tripulación -ustedes los lectores-, a puerto seguro: la certidumbre.
ÍNDICE.
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………. 9.
CAPÍTULO I. PROMETEO DE UNA NUEVA HAZAÑA: LA LUCHA LIBRE
MEXICANA.
1. 1 En el vértigo de una revolución espiritual y material………………………..… 24.
1. 2 Amo y señor del cuadrilátero………………………………………………………. 64.
CAPÍTULO II. ARTÍFICES DE UN MISMO PROYECTO: LOS ALIADOS.
2. 1 Gonzalo Avendaño: Constructor de destinos dentro y fuera del ring…....… 90.
2. 2 Alejandro Aguilar Reyes (Fray Nano): Una inquietante pasión entre
abatimientos y esperanzas………………………………………………………….......... 99.
2. 3 Rodolfo Guzmán Huerta (El Santo): Ídolo en el altar comercial y popular.. 110.
CAPÍTULO III. VIENTOS DE GUERRA SURCAN EL AMBIENTE: LOS RIVALES.
3. 1 Jesús Garza Hernández: Pionero de la fórmula cuadrilátero-televisión….. 130.
3. 2 Francisco José Flores Lecona: Tutor y visionario de la lucha libre
mexicana……………………………………………………………………………………..155.
CONCLUSIONES…………………………………………………………………………... 186.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA…...………………………………………………………… 191.
ANEXOS…………………………………………………………………………………….. 234.
INTRODUCCIÓN.
Sin la Revolución Mexicana, ni usted ni yo estaríamos aquí conversando de esta
manera; quiero decir, sin la Revolución, nunca nos hubiéramos planteado el
problema del pasado de México, de su significado. Como que en la Revolución
aparecieron, vivos y con el fardo de sus problemas, todos los hombres de la
historia de México… Pero si la Revolución nos descubre la totalidad de la historia
de México, no asegura que la comprendamos o que la superemos. Ese es su
legado angustioso.
1
¿Quién fue Salvador Lutteroth González? Esta es una cuestión difícil de responder.
Aunque su reputación ha estado ligada, de manera exclusiva, a la dirección
administrativa y práctica de la órbita deportiva, particularmente “el negocio del
cuadrilátero” desde septiembre de 1933,2 este aspecto, lejos de arrojar deslumbrante
luz sobre él, ha cincelado una imagen sí notable pero monolítica y unidimensional. Si
bien logró implantar ese espectáculo atlético en el país, al edificar varias Arenas en
distintas zonas geográficas (por ejemplo la ciudad de Puebla)3 e impulsar numerosos
ídolos populares,4 también tuvo otras aristas de elevado significado, las cuales no han
sido atendidas con atingencia, por enfatizarse en excesiva proporción su papel
empresarial. Además, y derivado de este vaivén, la mención escrita u oral de su nombre
no pasa desapercibida, pues ha surcado heterogéneos rumbos, en contra o a favor
según fuera el caso. Por un lado, al beneficiarse de algunas circunstancias, se le ha
tildado de prepotente empleador quien buscaba patrocinar sus mezquinos intereses, a
costa del hambre y la ignorancia de sus subalternos, necesitados en demasía de fama y
fortuna. Y por el otro, basado en su prolongado éxito comercial y publicitario, alentado
por cientos de aficionados y los medios de comunicación, ha sido señalado como
“padre” o “zar” de la lucha libre nacional, tras evaluar su gestión de manera espléndida.
1
Fuentes, Carlos. La región más transparente. Fondo de Cultura Económica. México, 1959. Págs. 270273.
2
Rivera, Julio César. “La Empresa Mexicana de Lucha Libre cumple 70 años”. en Esto. Especial: 70 años
de Lucha Libre en México. 28 de septiembre de 2003. Pág. 3.
3
Cordero y Torres, Enrique. Historia compendiada del Estado de Puebla. Tomo III. Publicaciones del
grupo literario Bohemia Poblana. México, 1965. Pág. 311.
4
Siller, David. Aquí, allá y en todas partes. CONACULTA, México. 1994. Colección Periodismo Cultural.
Págs. 94-102.
De ahí que, para solucionar el desafío que representa la inicial pregunta, el presente
texto elaborará un retrato histórico de este individuo.
Primera estación del intrincado recorrido histórico, de las muchas y heterogéneas
que depara su itinerario, es indagar la procedencia geográfica del individuo a estudiar.
De manera general, dentro de la historia moderna del país, se tiene la suposición, a raíz
de abundantes obras y valiosos testimonios, que los principales empresarios nacionales
provienen de las tres medulares urbes: el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey.
Aunque esta noción, que para algunos autores tiene el sentido de una inflexible norma,
a veces resulta acertada en su estilo, pero falla en varios casos como el presente.
Fuera de lo que generalmente podría suponerse, y como una constante de su vida, no
nació en la ciudad de México, sino en una distante superficie provinciana.
Según los datos existentes al respecto, los cuales no son numerosos, el personaje
en cuestión tuvo como espacio de nacimiento Colotlán, un sitio del estado de Jalisco.5
Esta población, de toponímico “lugar donde abundan los alacranes”, fue sometida por
expedicionarios españoles, al mando de Pedro Almíndez Chirinos, alrededor de 1530.
Al paso de diversas etapas cronológicas, desde la fase novohispana hasta el siglo XX,
su carácter se moldeó por la elaboración de productos textiles, la salida de sus
habitantes a zonas cercanas y un marcado perfil rural. Lo que puede explicarse, al
ubicarse muy al norte de la capital de dicha entidad, pero de próxima vecindad a la
sierra de Zacatecas, que ha limitado sus características económicas y sociales. No
obstante, también fue la cuna de otro sujeto no menos polémico: Victoriano Huerta.6
Dilucidada la matriz territorial del protagonista de este texto, ahora es pertinente señalar
sus antecedentes familiares.
Alcurnia mercantil por cuenta propia, no por abolengo, fue el germen de Lutteroth.
Ante la falta de datos, y por el acento foráneo de su nombre sin especificarse por tal
vacío, puede conjeturarse que su linaje arribó al pueblo para dedicarse a las labores
agrícolas, como una costumbre de la época decimonónica.7 Luego de mostrar hábil
manejo en temas comerciales, principalmente por su padre, ya que Salvador vio la luz
5
Torres Hernández, Israel. “Deporte, Espectáculo y diversión en México durante el siglo XIX”. Ponencia
presentada en VIII Encuentro de Estudiantes de Historia del Altiplano Central. Colegio de Historia de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Marzo 2007.
6
Ramos Malzárraga, Javier. Yo, Victoriano Huerta. Editorial Contenido. México, 1975. Págs. 71-72.
7
Berninger, Dieter George. La inmigración en México (1821-1857). Traducción de Roberto Gómez Ciriza.
SEP. México, 1974. Colección Sep-setentas. Pág. 43.
en 1897, el patrimonio económico era dos ranchos (Guardalobos y el Pino) y un tienda.
Enclave que ofrecía paz y tranquilidad, hasta su mudanza por un infortunado negocio.
A raíz de un inesperado y huracanado revés comercial, la prole de Salvador dejó
su región habitacional, alrededor de 1907. No obstante la sólida prosperidad económica
que gozaba el clan, hecha sin el sello aristocrático sino por razón propia, el papá juzgó
favorable ampliar sus intereses y para ello escogió Monte Escobedo, Zacatecas, al
creer en sus ventajas. Sin embargo, la turbulencia que se cernía sobre el país, al
menguar el cerrojo de la paz impuesta por Porfirio Díaz desde el siglo XIX,8 estropeó
ese tránsito. Tras los saldos de un pésimo negocio (una feria mercantil) que casi lo
arruinó, la solución fue emigrar a otro entorno con la esperanza de recuperarse pronto.
Decidido a la emigración, la casta se refugió en el centro para sanar la herida.
Con su llegada al Distrito Federal, la neurálgica atmósfera de actividad
económica, parecía que la familia Lutteroth González se redimiría de sus súbitos males.
En vista del auge de la capital y el detrimento de su provincia, 9 aparte de lo arriba
señalado, la estirpe en cuestión cambió de zona, a la par de otros grupos de la entidad
jalisciense. Lamentablemente, el hecho más sonado de esta etapa fue la muerte del jefe
del linaje antes afincado en Colotlán el 16 de septiembre de 1910, que puso todavía
más contra la pared a “Chava” y compañía, al desaparecer su único sustento monetario.
Lejos de beneficiarse por la mudanza geográfica, y ante el problema de la ausencia del
padre, lo consiguiente fue solventar las necesidades básicas, estuviesen listos o no.
Por su parte, el individuo estudiado por esta obra sorteó apuros con trabajos
eventuales, que si bien no eran muy remunerativos, sí daban tiempo para su educación.
Entre un taller de rotograbado, una fábrica de zapatos y la escuela primaria corrió la
madurez del muchacho quien así aliviaba, en la medida de sus facultades, las penurias
del hogar. No obstante, con los tormentosos canjes de régimen y el agotamiento de
lucrativas fuentes laborales,10 derivados de agentes que sólo en el discurso aludían a la
8
Ross, Stanley R. “La paz porfiriana”. en varios autores. ¿Ha muerto la revolución mexicana? Premia
Editora. México, 1979. Segunda edición. Colección la Red de Jonás. Págs. 67-76.
9
Murià, José María. Nueve ensayos sobre historiografía regional. Estado de Jalisco. CONACULTA.
México, 2003. Serie Regiones. Pág. 122.
10
Vernon, Raymond. El dilema del desarrollo económico de México. Traducción de René Cárdenas
Barrios. Editorial Diana. México, 1985. Pág. 75
justicia revolucionaria,11 el joven dispuso salir del laberinto de una manera categórica.
Curso que lo orilló integrarse a las filas del movimiento armado-político-social,
desplegado en la primera década del siglo veinte.
Paulatinamente, a partir de 1910, la Revolución Mexicana extendió sus cánones
políticos y sentencias sociales para licenciar la metamorfosis del entramado nacional.12
Ya fuese por medio de las armas o los discursos, lo que resultara efectivo según el caso
para dirimir las diferencias, y tras el forzoso de Porfirio Díaz Mori exilio hacia Europa,
distintos líderes y bandos en conflicto se disputaban, con desbordante fogosidad, la silla
presidencial en turno. Y cuando alguno de ellos se creía dominante de la escena, cual
juego de ajedrez era removido, sin dilación, del tablero gubernamental por su
contraparte, mientras quedaba en espera el cumplimiento de la bandera ideológica que
lo auspiciaba (el tema agrario, por ejemplo).13 Agudo ambiente que, al dejar una
profunda estela de muerte y sangre en el país, ameritó varios grados de negociación
para atenuar la vorágine de metralla y palabras.14 Situación propiciada por la necesidad,
cada vez más urgente, de hallar razonable tranquilidad para tonificar la vida en general.
Frecuencia que auspició la entrada de nuevos actores, principalmente de la región
norte.
Identificados como “los sonorenses”, por ser esa su zona natal, este grupo se
erigió como el primordial bloque de poder en la república, tras algunos acontecimientos.
Después de los hundimientos de Francisco I. Madero y Victoriano Huerta, el panorama,
lejos de ofrecer alentadores visos de esperanza, se sumía cada vez más en conflictos y
paradojas sin sólidas respuestas. Aunque los movimientos bélicos de índole popular,
dirigidos por “Pancho” Villa y Emiliano Zapata, eran la fuerza dominante, carecían de
una estructura jerarquizada que ajustara o influyera en las directrices del timón oficial.
No obstante, brotaría una nutrida camarilla, forjada a la sombra de Venustiano
11
Carrión, Jorge y Aguilar M., Alonso. La burguesía, la oligarquía y el estado. Editorial Nuestro Tiempo.
México, 1974. Segunda edición. Pág. 31.
12
Córdova, Arnaldo. La Revolución y el estado en México. Ediciones Era. México, 1989. Colección
Problemas de México. Págs. 54-75.
13
Aguirre Anaya, Carmen. “Gonzalo Robles: la “técnica”, promotora de una idea generacional”. en Aguirre
Anaya, Carmen y Carabarín Gracia, Alberto (coords.) En tierra ajena. Huella y memoria de cuatro vidas
en México. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, 2005. Págs. 183-185.
14
Tutino, John. “Globalizaciones, autonomías y revoluciones: poder y participación popular en la historia
de México”. en Reina, Leticia y Servín, Elisa. Crisis, Reforma y Revolución. México: historias de fin de
siglo. Editorial Taurus-CONACULTA-INAH. México, 2003. Pág. 55.
Carranza, que no sólo conseguiría esta integral premisa sino lograría otros temas de
alta categoría, pese a la fórmula utilizada en este proceso: la cohesión y la estabilidad.
Guía de esta unión fue el General Álvaro Obregón, quien fabricó su reputación en el
ejército constitucionalista, del que el oriundo de Colotlán formaría parte en 1914.
Líder
exitoso
y
práctico,
en
el
campo
de
batalla
de
las
huestes
constitucionalistas,15 Obregón fue eje de las victorias bélicas de Venustiano Carranza.
Cuando el gobernador de Coahuila entró en disputa contra Victoriano Huerta, tras el
asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, el militar estuvo a su
servicio como responsable del flanco noreste.16 Una vez derrotado “el usurpador”, el
estratega recibió el visto bueno de su superior, por demostrarle ingenio y habilidad.
Tenor al que contribuyó Lutteroth González, aunque de manera secundaria, pues fue
integrante de su escolta personal.
Mediante la valiosa gestión del Teniente Coronel Lorenzo Muñoz Merino, el
colotlense participó en las escaramuzas, al integrar la brigada particular del sonorense.
A diferencia de los niveles de mando, que suscitaban férreas disputas entre sus
aspirantes, la tropa era un abanico menos problemático por la urgencia de elementos.17
De ahí que Salvador, quien tenía 17 años de edad, ingresara a ese rubro para evitarse
problemas, al pretender girar la suerte en su favor, si deseaba obtener beneficios tanto
para él como para los suyos. Sin embargo, al cumplir labores burocráticas y con las
armas al cinto, fue ascendido al módulo que protegería la vida del General norteño.
Plataforma que le fue útil, al pasar su jefe a un vital rango de potestad.
Hecho presidente, no sin inquietantes sospechas, Álvaro tomó la rienda del país
junto a su séquito, para establecer la modernidad política en la década de los veinte.18
Basado en su carisma y la negociación (por ejemplo, “cañonazos” de 50 mil pesos para
facilitar la reconciliación con los disidentes), este individuo dio un bálsamo de alivio a la
15
Respecto a este grupo consultar Barragán Rodríguez, Juan. Historia del ejército y de la revolución
constitucionalista. 3 Tomos. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México,
1986 y Urquizo, Francisco L. Memorias de campaña. Fondo de Cultura Económica-SEP. México, 1985.
Serie Lecturas Mexicanas. Número 85.
16
Lozoya, Jorge Alberto. El ejército mexicano. El Colegio de México. México, 1984. Tercera edición. Serie
Jornadas. Número 65. Pág. 45.
17
Knight, Alan. La revolución mexicana. Del Porfiriato al nuevo régimen constitucional. Volumen II:
Contrarrevolución y reconstrucción. Traducción de Luis Cortez Bargalló. Editorial Grijalbo. México, 1996.
Pág. 777.
18
Hall, Linda B. Álvaro Obregón. Poder y revolución en México. 1911-1920. Traducción de Mercedes
Pizarro. Fondo de Cultura Económica. México, 1985. Págs. 231-232.
zarandeada sociedad nacional; del cual, “Chava” no se quedaría con las manos vacías.
De forma inicial, al participar en las batallas ante “Pancho” Villa en la zona del Bajío –
Celaya-, recibió altas condecoraciones, entre ellas el grado de Capitán primero.
Fundamento que llevó al jalisciense, en 1923, a la pagaduría de la milicia.
Demostrado un perfil audaz y fuerte, tanto en la oficina como en el área de batalla,
al colotlense también le hizo justicia el movimiento de 1910, en su vertiente obregonista.
Para ser premiado por la vibración gubernamental, no obstante su previa cercanía con
el General, sus antecedentes militares lo auxiliaron, lejos de exigir sin razón. Al
renovarse la estructura castrense, y para domesticarse con elementos identificados con
su matiz, asimismo en aras de recompensar a los individuos fieles a la causa del
“manco de Celaya”, el Capitán fue admitido y se le designó pagador del ejército. Pero
hubo más, porque aunado a su dominio del idioma inglés, fue electo traductor oficial.
Contexto que originó un panorama diáfano, en lo económico y lo profesional, no sólo
para Salvador sino para muchos otros, señalado por un avezado intelectual.
Luis González y González, conocedor del vasto itinerario del país, denominó a los
beneficiados de la situaron reinante con un rótulo especial: “revolucionarios de ahora”.19
Basado en los planteamientos del filósofo español José Ortega y Gasset, dicho
personaje dio este título a los nacidos entre los años 1889 y 1905, tras agrupar distintos
bloques que, para él, explicaban con suficiencia el acontecer moderno y contemporáneo
de la república. Este grupo, favorecido en primera instancia por el afán de
reconstrucción dictado por el sexenio presidencial del sonorense, pasó de un estrato
diminuto a lucrativas vías bancaria y empresarial.20 Al hallarse el jalisciense en esa fase
cronológica (pues vio la luz en 1897), fue por así decirlo “compañero” de Miguel Elías
Abed, Emilio Azcárraga, Eugenio y Roberto Garza Sada,21 Jesús Grovas, Guillermo
Richardson, Antonio Siguoret, Carlos Trouyet y Ángel Urraza. Aparte de Miguel Alemán
Valdés, Manuel Ávila Camacho, Lázaro Cárdenas, Daniel Cosío Villegas, Tomás
19
González, Luis. La ronda de las generaciones. Los protagonistas de la Reforma y de la Revolución
Mexicana. SEP. México, 1984. Serie Foro 2000. Págs. 81-99.
20
Acerca de este proceso consultar Collado Herrera, María del Carmen. Empresarios y políticos, entre la
Restauración y la Revolución 1920-1924. Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución
Mexicana. México, 1996.
21
Sobre el origen de esta familia revisar Cerutti, Mario. Burguesía, capitales e industria en el norte de
México. Monterrey y su ámbito regional (1850-1910). Alianza Editorial-Universidad Autónoma de Nuevo
León. México, 1992. Serie Raíces y Razones.
Garrido Canabal,22 Octaviano Márquez y Toriz, Salvador Novo, Alfonso Reyes, Carlos
Pellicer, Rufino Tamayo y Agustín Yáñez aunque por circunstancias de otra índole.
Way of life que Lutteroth certificó en el deporte, luego de un viaje a los Estados Unidos.
Asistir el Liberty Hall, un escenario deportivo ubicado en la región de El Paso,
Texas, significó una ocasión de negocio para el Capitán, a finales de los años veinte.
Por su trabajo como inspector de Hacienda (que consistía en estar al corriente de los
pagos y de los gastos de la milicia oficial), fue designado para una comisión
administrativa de rutina en Ciudad Juárez, Chihuahua. Al finiquitar de forma exitosa y
responsable esa labor, pudo cruzar la frontera hacia los Estados Unidos, en espera de
descansar de la tarea cumplida. Ahí, por la invitación de unos amigos, fue al
mencionado local para presenciar una función del pasatiempo llamado Catch as catch
can o lucha libre.23 Aunque fascinado por las evoluciones de los gladiadores y la
emotividad de los asistentes, sólo fue un entretenimiento para él, pues debía atender
otras prioridades (por ejemplo su matrimonio con la sonorense Armida Camou,
efectuado el 8 de abril de 1924). Sin embargo, este panorama se alteró bruscamente
porque fue despedido de ese empleo. Esto tenía poderosas razones de ser. La
remoción de varios elementos obregonistas, en diversos estratos de mando político y
social, buscaba afianzar dos puntos nodales. Por un lado, se trataba de lograr el
fortalecimiento de Plutarco Elías Calles, y de manera secundaria sus allegados, en
detrimento del “manco de Celaya” y compañía, lo que empezó a fructificar tras el
asesinato de éste.24 Y por el otro, en demanda de aglutinar a los distintos sectores
originados por el movimiento bélico de 1910 y sus secuelas, bajo una única y afianzada
institución (el Partido Nacional Revolucionario o PNR por sus siglas),25 en vez de un
solo sujeto, era preciso terminar con los bloques de poder individuales y sus
ramificaciones. Entonces, el jalisciense reunió sus ahorros, pues aún era insuficiente el
22
Relativo a este controvertido personaje estudiar Filigrana Rosique, Jesús Arturo. El Tabasco de Tomás
Garrido Canabal: un proyecto regional posrevolucionario. 1923-1935. Tesis de maestría en Historia.
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2006.
23
Torres Hernández, Israel. Deporte, Espectáculo y Diversión en el cuadrilátero. Historia de la Arena
Puebla (1953-1958). Tesis de licenciatura en Historia. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla,
2004. Pág. 149.
24
Loyola Díaz, Rafael. La crisis Obregón-Calles y el estado mexicano. Siglo XXI Editores-UNAM. México,
1987. Tercera edición. Pág. 158.
25
Schettino, Macario. Cien años de confusión. México en el siglo XX. Editorial Taurus. México, 2007.
Serie Pensamiento. Págs. 102-104.
financiamiento ligado al sistema bancario y a la legislación estatal,26 e instaló una
mueblería la cual fracasó, que le hizo recordar el espectáculo deportivo de su viaje.
Impulsado por tal entorno, “Chava” emprendió la idea de cristalizar ese asunto en 1933.
¿Por qué el oriundo de Colotlán decidió patrocinar la lucha libre, mediante una
gestión empresarial, en vez de otra actividad más remunerativa en lo económico?
Aunque presionado por adversas circunstancias (su despido de la estructura burocrática
de la milicia, una desilusión mercantil en el ramo mueblero y el sustento familiar),
Salvador no se dejó abatir por el peso del infortunio, y meditó sobre la forma idónea de
girar en su favor ese panorama. Antes de tomar una decisión, la que mejor le
conviniera, era preciso estar al tanto de su época. Dado que el halo rebelde de 1910
todavía era vigente, del cual había sido uno de sus difusores, siguió dicha febril
indicación con la esperanza de salir avante, a la par de otros correligionarios suyos.
Incertidumbre que dejaría de serlo, a raíz del tejido político-social imperante.
Bastante heterogéneo y versátil, a mediados de la tercera década del siglo XX, fue
el huracanado matiz del país al tomar Lázaro Cárdenas posesión de la silla
presidencial. Con su entrada empezó a consolidarse el bando oficial, como vía de
mando, en detrimento de Calles y sus hombres.27 Para ello, incorporó y controló
ideologías y facciones regionales, al estilo del obregonismo,28 para adscribirlas a los
márgenes de la ley y las instituciones, surgidas por la génesis de un Estado moderno.
Tan revuelto estuvo ese río nacional, que hubo ganancias para muchos pescadores.
Pese sus discordantes intereses, todos encontraron lugar en el mismo barco.
Durante y después del mandato del General, existió una pluralidad de objetivos
personales y colectivos. Si bien el michoacano sentó bases para una óptima condición
integral (el reparto agrario y la cuestión petrolera), aún quedaban dilemas como la
26
Rojas Sandoval, Jaime. “Poder político, cerveza y legislación laboral en Monterrey (1917-1922)”. en
Cerutti, Mario (comp.) México en los años 20. Procesos políticos y reconstrucción económica. Siete
estudios regionales. Claves Latinoamericanas-Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma
de Nuevo León. México, 1993. Pág. 80.
27
Dulles, John W. F. Ayer en México. Una crónica de la Revolución: 1919-1936. Traducción de Julio
Zapata. Fondo de Cultura Económica. México, 1989. Pág. 524.
28
Benjamin, Thomas. “Laboratorios del nuevo estado, 1920-1929. Reforma social, regional y
experimentos en politica de masas”. en Benjamin, Thomas y Wasserman, Mark (coords.) Historia regional
de la Revolución mexicana. La provincia entre 1910-1929. Traducción de Alicia Barnetche Montero.
CONACULTA. México, 1996. Serie Regiones. Pág. 128.
centralización bajo el PRM (Partido de la Revolución Mexicana).29 Esto derivó en la
satisfacción del beneficio propio, en complicidad o a la sombra del régimen en turno.30
Tripulación de la que Lutteroth formó parte, aunque en una sección distinta: el deporte.
Antes de seguir, es pertinente la siguiente interrogante: ¿Cómo se formaron los
empresarios revolucionarios y posrevolucionarios, de los cuales formó parte Lutteroth?
Desde los primeros años de la etapa decimonónica, los sujetos inclinados a los
negocios tenían, entre su amplio repertorio de ideas, la premisa de adquirir un oportuno
conocimiento e íntima relación con el contexto político-social reinante, pese a los
problemas internos y externos por la disputa del mando, para evitarse dificultades que
mermaran o pusieran en peligro sus capitales; o bien, basados en su experiencia y
pericia, adelantarse a las superiores oportunidades de botín.31 Pasaje de elevado rango
que, durante el dilatado régimen de Porfirio Díaz Mori, el grupo de “los científicos” tomó
muy en cuenta para su beneficio al despuntar los ramos ferrocarrilero, minero y de
exportación.32 Ambiente del que no estuvieron exentos gobernantes quienes, al poseer
un fuerte control sobre su región correspondiente, tras recibir la anuencia del
oaxaqueño (por ejemplo, el General Mucio Práxedes Martínez en Puebla),33 también
fueron invitados al banquete, donde el platillo principal a servirse eran las industrias
más lucrativas. Perfiles que sólo mudaron de nombre y apellido, cuando hizo erupción
la vorágine bélica de 1910 que, en la apariencia del discurso, transformaría de una vez
por todas al país. No obstante que Francisco I. Madero lideró aquel movimiento armado,
en pos de dar la justicia a múltiples demandantes, era miembro de una familia con tintes
29
Tobler, Hans Werner. La Revolución Mexicana. Transformación social y cambio político, 1876-1940.
Traducción de Juan José Utrilla y Angelika Scherp. Alianza Editorial. México, 1997. Colección Raíces y
Razones. Págs. 651-659.
30
Referente a este enclave, analizar los planteamientos, en forma de novela, de Azuela, Mariano. La
nueva burguesía. Fondo de Cultura Económica-SEP. México, 1985. Serie Lecturas Mexicanas. Número
72 y Guzmán, Martín Luis. La sombra del caudillo. Prólogo de Antonio Castro Leal. Editorial Porrúa.
México, 1991. Colección Escritores mexicanos. Número 89. Decimocuarta edición.
31
Bernecker, Walter L. De agiotistas y empresarios. En torno de la temprana industrialización mexicana
(siglo XIX). Traducción de Perla Chinchilla Pawling. Universidad Iberoamericana. México, 1992. Págs.
271-272.
32
Story, Dale. Industria, estado y política en México. Los empresarios y el poder. Traducción de Alicia
Barnetche. CONACULTA-Editorial Grijalbo. México, 1990. Colección los Noventa. Pág. 41.
33
Valiosos informes sobre este sujeto se hallan en Magaña Hidalgo, José Orestes. Mucio P. Martínez:
Una biografía política. Tesis de maestría en Historia. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades
“Alfonso Vélez Pliego” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2004.
oligárquicos -concretamente Coahuila-,34 que impidió su cercanía con los problemas
que, supuestamente, iba a resolver al llegar a la presidencia. Malestar que los obreros
textiles de Atlixco, entre otros bandos, se lo hicieron saber.35 Y en las secuelas de dicho
pronunciamiento, a partir de la década de treinta, hubo agentes comerciales quienes se
llamaban herederos de tal caudal, pero en la práctica tergiversaban su patrimonio.
Situación que adquiere firme sentido explicativo, al trasladarse a casos particulares.
Agentes de los medios de comunicación, industriales, militares y políticos, tanto
extranjeros como nacionales, fueron los congéneres del esposo de Armida Camou.
Mientras el discurso revolucionario se ufanaba de sus numerosas prerrogativas, al tratar
de reformar los núcleos del país, ocultaba horizontes y sujetos que le contradecían.
Cual si se tratase de la efigie metálica de un gigante pero con pies de barro, las
administraciones derivadas de 1910 y sus representantes tuvieron este paradójico
aspecto, llevado al curso de la república. Muestra de esta heterogeneidad puede
hallarse en el estado de Puebla, con los ejemplos venideros. Al ser mandatario de la
entidad, aparte de un férreo carácter que no admitía errores ni medias tintas, Maximino
Ávila Camacho (1891-1945) reunió y usufructuó situaciones legislativas y mercantiles,
ya fuera de manera individual o grupal, que le dieron un sitio de tenor omnipotente no
obstante enarbolar la bandera cardenista.36 Halo de energía que aprovechó el
estadounidense William O. Jenkins (1910-1921) para sentar sus reales en el sector
azucarero, en la región de Izúcar de Matamoros, además de consolidar uniones
financieras y diplomáticas con destacados individuos.37 Y en el sector deportivo, dos
casos ratificaron esta tendencia. Gracias a brillantes utilidades principalmente por la
fabricación de productos de cobre, Alejo Peralta (1916-1992) tuvo decisiva injerencia en
el beisbol con los Tigres del México.38 Misma división en la que William Budib Name
34
Cockcroft, James D. Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana (1910-1913). Traducción de
María Eunice Barrales. SEP-Siglo XXI Editores. México, 1985. Colección Cien de México. Págs. 60-63.
35
Gamboa Ojeda, Leticia. La urdimbre y la trama. Historia social de los obreros textiles de Atlixco, 18991924. Prólogo de Bernardo García Díaz. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-Fondo de Cultura
Económica. México, 2001. Págs. 264-276.
36
Se sugiere consultar Valencia Castrejón, Sergio. Poder regional y política nacional en México. El
gobierno de Maximino Ávila Camacho en Puebla (1937-1941). Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana. México, 1996.
37
Gómez Carpinteiro, Francisco Javier. Gente de azúcar y agua. Modernidad y posrevolución en el
suroeste de Puebla. Colegio de Michoacán-Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. México, 2003. Págs. 74-75.
38
Sobre este personaje estudiar Suárez, Luis. Alejo Peralta. Un patrón sin patrones. Editorial Grijalbo.
México, 1992. Segunda edición. Serie Política Mexicana.
(1921-2004) de ascendencia libanesa, llevó a los planos estelares a los Pericos de
Puebla, basado en alianzas comerciales (en el ramo textil) y oficiales con gente como
Gonzalo N. Santos, la máxima autoridad de San Luis Potosí.39 Lo que aunado a los
derroteros de Gabriel Alarcón y Manuel Espinoza Yglesias rematan este círculo.40
Inscrito en este conglomerado, el ex obregonista plantó bandera empresarial en la lucha
libre, y para ello se apoyó en ciertos elementos internos y externos.
Inicialmente, hay que referirse al entretenimiento de índole popular, que ha
dependido de vaivenes gubernamentales, mercantiles y sociales en diferentes épocas.
Por un lado, su vínculo con el aspecto público se sustentaba por habitar con
importantes ceremonias religiosas, mediante una gama de eventos acrobáticos,
ecuestres y fuegos artificiales,41 que aminoraban las numerosas diatribas vertidas
desde el púlpito. Y por el otro, también se ha ligado con el gusto privado pues, por
ejemplo las cartas, se adecuó a las presiones administrativas del régimen borbónico
hasta adquirir un sendero oficial,42 que favoreció su continuidad mientras las arcas
reales y las de sus representantes aumentaran en tenor monetario. Situación que no
exentó al deporte, ya que el juego de pelota fue auspiciado por comerciantes vascos,
quienes se volvieron sus patrocinadores por las apuestas o el sentido lúdico.43
Experiencia trascendental, pero cuyos atributos requirieron de una energía distinta, para
que su semilla fructificara en un terreno de inhóspitos talantes.
Desorganizada, polémica y vacilante fueron las fisonomías más sobresalientes de
la lucha libre, en su calidad de espectáculo empresarial, durante su génesis en el país.
De forma cronológica, este pasatiempo llegó en 1843 a cargo del “Hércules del norte”,
quien se presentó en el Teatro Principal de la ciudad de México, aunque sin mucha
39
Hermida Uscanga, José Luis. “Willy Budib, el hombre que amo la vida, las apuestas y el beisbol”. en El
Sol de Puebla. 8 de septiembre de 2004. Pág. 4.
40
Pansters, Will. Política y poder en México. Formación y ocaso del cacicazgo avilacamachista en
Puebla. 1937-1987. Traducción de Willy de Winter. Centro de Estudios Universitarios-Universidad
Autónoma de Puebla, 1992. Colección Pasajes. Págs. 92-93.
41
García Celestino, José Juan. El ritual del gozo y el poder. La fiesta de Corpus Christi en la Puebla de
los Ángeles en el siglo XVII. Tesis de maestría en Historia. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades
de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2006. Pág. 76.
42
Galicia Isasmendi, Erika. El Rey, el caballero y la espada. Barajas y Tahúres en Nueva España. 17401798. Tesis de maestría en Historia. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, 2004. Pág. 48.
43
Viqueira Albán, Juan Pedro. ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad
de México durante el Siglo de las Luces. Fondo de Cultura Económica. México, 2001. Págs. 242-286.
fortuna.44 Luego de este tropiezo, hubo otros interesados. Así, a finales de la fase
decimonónica y la primera década del siglo XX, los extranjeros Billy Clark, Connell,
Yamato Maida (el Conde Koma), Giovanni Relesevitch, Romulus y el nacional Enrique
Ugartechea trataron de alcanzar la meta.45 Sin embargo, al brindar funciones
espontáneas, la carencia de un promotor sólido, un prolongado receso por
circunstancias políticas y el anatema moral por sus rasgos impidieron el arraigo.
Cuando este navío iba a naufragar, surgió un salvador apellidado Lutteroth González,
quien hizo de ello un negocio serio y estable, según esta narración histórica.
Para conformar este argumento y sus premisas, coexisten diversas fuentes de
información y líneas historiográficas que dirigen los cauces de la presente investigación.
En cuanto a los materiales de apoyo, la gama es enriquecedora. Se utilizaron noticias
de los diarios la Afición, Esto, Excelsior, el Independiente, la Jornada, Record, el Sol de
Puebla, la Opinión y la Voz de Puebla. Asimismo, reportajes en publicaciones
especializadas como Arena, Box y Lucha, Colosos, Dos de Tres, Guerreros del Ring,
Hombres y Mitos, la Hurracarrana, Ídolos de la lucha libre, K. O., Lucha Libre, Luchas
2000, la Magia del Ring, Superluchas, Titanes del Ring y el Último Gladiador. También
se manejaron comentarios vertidos en Internet, conferencias, libros, programas
televisivos y tesis profesionales. Además de entrevistas a espectadores, periodistas,
promotores y luchadores quienes tuvieron conocimiento sobre Lutteroth González, sus
allegados y opositores. En cuanto a las bases de inspección en la rama de Clío, el otro
puntal, se registra esta secuencia. Por un lado, surcan los agentes propios del
movimiento bélico de 1910 y sus secuelas transformados, gracias a su labor y
antecedentes de combate, en hombres de negocios,46 congéneres del ex obregonista.
Después, aparece en escena el reparto de la historia cultural,47 al tratar el asunto del
deporte como una práctica masiva-popular, no obstante las críticas hacia esta temática
debido sus planteamientos teóricos y rendimientos prácticos. Y por último, pulsan
44
Reyes de la Maza, Luis. El Teatro en México en la época de Santa Anna. 1840-1850. Tomo I. Instituto
de Investigaciones Estéticas-UNAM. México, 1972. Pág. 22.
45
González Navarro, Moisés. “El Porfiriato. La vida social”. en Cosío Villegas, Daniel. (coord.) Historia
Moderna de México. Editorial Hermes. México, 1985. Cuarta edición. Págs. 714-716.
46
Algunos casos se hallan en Martínez Assad, Carlos; Ramírez Rancaño, Mario y Pozas Horcasitas,
Ricardo. Revolucionarios fueron todos. Fondo de Cultura Económica-SEP. México, 1982. Colección Sepochentas. Número 33.
47
Detalles expuestos por Barrón, Luis. Historias de la Revolución Mexicana. Prólogo de Friedrich Katz.
Fondo de Cultura Económica-Centro de Investigación y Docencia Económica. México, 2004. Colección
Herramientas para la historia.
enfoques de tinte revolucionario y posrevolucionario,48 al referirse al hecho atléticomercantil dirigido por el colotlense, vuelto un lucrativo consorcio de vigencia actual.
Precisada estas orientaciones, y para un óptima exposición de los datos de este
discurso, se detallan los enclaves de dicha narración y se arranca por el epíteto.
Titulada Un carácter empresarial forjado por balas, golpes y pesos: Salvador
Lutteroth González (1897-1987), esta obra verterá por escrito la situación que anuncia.
Para dar certeza sobre el itinerario del esposo de Armida Camou, en lo relativo al
“negocio del cuadrilátero”, se manejan las siguientes premisas. “Balas”. Determinante
fue la estancia del individuo en cuestión durante la Revolución Mexicana (en sus
vertientes constitucionalista y obregonista), tanto en el campo de beligerancia como en
los niveles burocráticos. Tras superar con éxito este proceso, donde la metralla y la
zozobra eran entornos habituales, supo entender las direcciones que produjo ese
evento en el país para apoyarse en ellas, hacia los años treinta, con ansia de sacar
lucrativo partido al respecto. “Golpes”. Sus intereses no hubiesen tenido el mismo
respaldo, sin las ejecuciones de numerosos hombres y mujeres quienes, en distintas
épocas, hicieron lo posible porque la diversión orquestada por el jalisciense se nutriera
al verter en cada función anhelos, esperanzas, sangre y sudor; y mostrar su repertorio
de llaves y contrallaves para lograr el entusiasmo de la afición, el cual se reflejaría al
llenar las Arenas de la capital y de provincia. “Pesos”. Con el sólido factor monetario de
la taquilla, fue vencida la incertidumbre al organizar un espectáculo relativamente
inédito. Además, con el auxilio de los medios de comunicación y ventajosas estrategias
publicitarias (por ejemplo los ídolos populares), el emporio comercial-deportivo de
“Chava” obtuvo la supremacía, que ni impetuosos rivales pudieron arrebatarle.
Conglomerado de epígrafes que, para un apropiado engarce, amerita el señalamiento
de sus fases integrales.
48
A manera de ejemplos revisar los siguientes trabajos: Cuatzon Mora, Esther. La marcha de las letras y
los vehículos de la enseñanza: la radio y la prensa infantil, México, 1921-1938. Tesis de maestría en
Historia. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, 2007; Cruz Carvajal, Cristina. Entre lo regional, lo vernáculo y lo
romántico… los caminos de la identificación en el México posrevolucionario. Tesis de maestría en
Historia. Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, 2007 y Reyes Salazar, María Guadalupe. Los inicios del artista popular
en los primeros medios masivos de comunicación, 1897-1937. Tesis de maestría en Historia. Instituto de
Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, 2007.
Prometeo de una nueva hazaña: la lucha libre mexicana es el encabezado que da
origen al primer segmento, estipulado para tratar de informar quién fue el colotlense.
Dorsal objetivo de este bloque es elaborar, en la medida de lo posible, una imagen
diáfana y verosímil sobre el personaje en cuestión, a través de datos y testimonios que
sustenten esa intención, con las salvedades propias del caso. Aparte de detallar los
canales económicos, políticos y sociales -sin excluir la intromisión del azar-, que le
permitieron cristalizar lo que semejaba una utopía: implantar en territorio nacional “el
universo de las cabelleras y las máscaras”, a inicios de la tercera década del siglo XX.
Todo ello para evitar exageraciones, a favor o en contra, que demeritan su talante.
Puntualizado este inicial tramo de su recorrido, este documento de índole histórico, al
modo de un tren, aborda el próximo ramal de su viaje.
Artífices de un mismo proyecto: los Aliados es el nombre del segundo capítulo, el
cual sirve para designar tres pilares del afán comercial-deportivo del ex obregonista. Si
bien la labor del colotlense fue admirable, no estuvo solo en esta correría pues tuvo a
su lado varios individuos de dorsal gestión, tanto dentro como fuera del enlonado,
quienes le cubrieron la espalda y lo auxiliaron en horas aciagas, al vincularse con él por
lazos de amistad y parentesco. Así, se abordan las trayectorias del Profesor en Armas
Gonzalo Avendaño, el instructor atlético de la firma luchística; del periodista y dueño del
rotativo la Afición, Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano, asesor publicitario de esta
jornada; y de Rodolfo Guzmán Huerta El Santo, el ídolo del cuadrilátero lutterothiano.
Definida esta estación del presente camino, este convoy intelectual sigue su tránsito en
el venidero tramo.
Vientos de guerra surcan el ambiente: los Rivales es la etiqueta del tercer
apartado, tendiente a detallar las tareas de dos promotores adversos a “Don Chava”.
Pese conquistar la hegemonía empresarial, el esposo de Armida Camou se topó con
diversos escollos que pusieron en entredicho su apogeo, en diversas épocas. Entonces,
en este segmento, se apunta una pareja de ellos con la intención de poseer un cuadro
íntegro de actores y escenarios. Por un lado, el neoleonés Jesús Garza Hernández
dirigió al consorcio Televicentro, al principio de los años cincuenta. Y por el otro, el
poblano Francisco José Flores Lecona presentó oposición con Lucha Libre
Internacional o “los Independientes”, hacia la mitad de la década de los setenta.
Precisada esta última sección, este vehículo de investigación llega a su terminal para
abastecerse y afrontar el reto que motivó su partida, desde el sendero de Clío.
Finalmente, se levanta el telón para estrenar oficialmente esta narración, la cual
anhela cautivar al auditorio, mediante el nutrido repertorio de argumentos a exponer.
Para adquirir esta trascendental meta, este escrito se ajusta al compromiso tomado por
el historiador Flavio Salamanca, en la novela “el Héroe Desconocido”. Dicho sujeto,
inmiscuido para dar aval a la creación de un supuesto prócer (un médico de Juárez),
soportó la presión de las autoridades y las críticas del pueblo, en aras de erradicar
aquellos malestares con el bálsamo de la verdad. Así, esta crónica se ciñe a ese mismo
empeño, que defenderá a capa y espada, sin que esto suene un ardid o embuste.
Iniciativa por la que el autor de este texto espera recibir, en señal de aprobación como
en la costumbre romana, la elevación del pulgar por parte del público lector.
CAPÍTULO 1.
PROMETEO DE UNA NUEVA MISIÓN:
LA LUCHA LIBRE MEXICANA.
Ustedes hubieran visto lo que era pelear en nuestros tiempos. Nos subíamos a
rifarnos el pellejo por unos pinches centavos que necesitábamos de urgencia:
para alquilar el cuartucho del hotel, para pagar la bata que nos acababan de fiar.
Y no teníamos ni mánagers, ni séconds, ni chingaderas. Apenas si entrenábamos
en cualquier gimnasio de tercera, y ahí íbamos luego de pueblo en pueblo a ver
qué pelea agarraba cada quién. Nos subíamos al ring a romperle la madre,
porque no había de otra. Hambreados, jodidos, hechos una lástima, pero le
entrábamos a todas con valor. Lo que ustedes no tienen: valor. Puro valor…
49
Según la mitología griega, hubo un personaje que amparó a la humanidad con un
perenne y valioso patrimonio, tras una temeraria odisea, pese adversas situaciones.
Prometeo, vástago del titán Jápeto y de la ninfa del mar Clímene, fue el responsable de
esa trascendental operación, ya que proporcionó a los mortales el privilegio del fuego.
Con este determinante factor, los hombres dejaron de ser anónimos, errantes y
famélicos, para ascender a un pleno nivel de conocimiento y dominio sobre su entorno.
Aunque sufrió la cólera de Zeus, fue redimido en agradecimiento por ese atrevimiento.
49
Leñero, Vicente. ¡Pelearán! Diez rounds. Editores Mexicanos Unidos. México, 1986. Sección Teatro.
Pág. 12.
Curso trasladado al ámbito deportivo-empresarial, a manos de otro salvador, pero éste
de apellidos Lutteroth González, eje del presente bloque a desglosar.
Dividido en un par de módulos, este apartado explicará quién fue dicho individuo y
el por qué de sus motivos internos y externos, en aras de implantar “el oficio del ring”.
En la inicial parte denominada “En el vértigo de una revolución espiritual y material”, se
apuntarán líneas biográficas del protagonista de este texto, su fundamental vinculación
con el movimiento bélico de 1910, su ingreso al mando constitucionalista y obregonista,
así como el nacimiento de su emporio comercial. Y en la segunda titulada “Amo y señor
del cuadrilátero”, se desglosarán factores ajenos y propios que le permitieron erigirse
apoderado del “universo de las doce cuerdas”, desde 1933 hasta su muerte en 1987.
Expuestos tales asuntos, se encienden las luces de este escenario para marcar el
principio de esta función, en aras de atraer la atención de los lectores con su repertorio.
1. 1 En el vértigo de una revolución espiritual y material.
¿Cuál fue el trayecto particular de Salvador Lutteroth González, antes de su fructífero
periplo empresarial? Sin duda, una pregunta difícil de responder. Y este aprieto se debe
a que, con el transcurso de los años, las heterogéneas informaciones y opiniones
relativas a dicho sujeto omitieron su matiz subjetivo, pues otorgaron demasiada
preeminencia a su notorio perfil deportivo-mercantil. Como si, a modo de barrera
infranqueable, quisiese explicársele a cabalidad sólo orientado con tal situación, de
rango cardinal sí pero insuficiente en términos generales. En consecuencia, las
indagatorias tendientes a ubicar y revelar sus esencias íntimas han sido escasas.
Atractivo enigma que el presente apartado asume y que tratará de descifrar, mediante
la exposición de las primeras andanzas del personaje en cuestión.
Colotlán, ubicado en la zona norte de Jalisco, vio nacer al protagonista de esta
trama histórica el 21 de marzo de 1897.50 De toponímico prehispánico “lugar donde
abundan los alacranes”, esta población fue asidua participante en substanciales
conflictos armados de orden regional, según los beneficios o perjuicios de los
acontecimientos económicos, políticos y sociales
-principalmente
en la fase
decimonónica-, por su estratégica posición geográfica al colindar con el estado de
50
Salomón el Filósofo. “Las rarezas de Don Pancracio”. en Box y Lucha. 30 de agosto de 2002. Número
2574. Pág. 29. (Ver anexo 1).
Zacatecas.51 Por si fuera poco, y también a manera de referencia, fue cuna de otras
importantes figuras como Miguel Caldera (1548–1597) y Victoriano Huerta (18501916).52 A pesar de estos antecedentes, esta área padeció, en la vigésima centuria,
varios inconvenientes como el desempleo, la incomunicación y la emigración, al estar
muy alejada de la capital de la entidad –unos 200 kilómetros-, entre otros factores.53
Plural entorno que albergaría los iniciales pasos del hombre analizar, hasta que un
determinante acontecimiento le marcaría rumbos diferentes.
Quietud y prosperidad eran las divisas que permitieron al clan Lutteroth hacerse
de un seguro caudal, antes de padecer los estragos de la fatalidad, hacia 1907. La
infancia del futuro promotor deportivo ocurrió con serenidad, pues se desenvolvió en un
entorno de firme ascenso económico. Gracias a un arduo y fructífero quehacer como
agricultor y comerciante, el padre del muchacho reunió una notable cantidad de dinero,
que invirtió en la adquisición de tres propiedades, consistentes en dos ranchos (El
Guardalobo y los Pinos) y una tienda.54 En este afán por aumentar sus ganancias
monetarias, que garantizaran un manifiesto patrimonio tanto individual como general, el
jefe de la prole juzgó pertinente mudarse de región, y por la cercanía geográfica eligió
Zacatecas. Sin embargo, las aguas diáfanas de esta dicha se enturbiaron por un evento
inesperado. Cuando la fortuna parecía ofrecer flamantes beneficios financieros, una
catastrófica decisión de negocios echó por tierra lo que simulaba convertirse en sólido
porvenir. Nefasto incidente de índole mercantil, relatado de esta manera:
En unas Fiestas Patrias (mi padre) llegó a Monte Escobedo, Zacatecas, a donde nos
habíamos cambiado con el fin de estar más cerca de sus propiedades, una feria cuyo
principal atractivo era la jugada con sus mesas de ruleta y albures establecidos en la
plaza principal del pueblo, a la media noche ya había desbancado el monte y le debían
51
Señales de este belicismo se encuentran en Hamnett, Brian. Raíces de la insurgencia en México.
Historia regional. 1750-1824. Traducción de Agustín Bárcena. Fondo de Cultura Económica. México,
1990. Págs. 151-163.
52
Sobre estos actores de la escena nacional, es pertinente revisar Meyer, Michael C. Huerta. Un retrato
político. Traducción de David Alfaro Lozano, Juana Escobar, Dagmar Freifiger y Eugenio Méndez.
Editorial Domés. México, 1983; y Powell, Philip Wayne. Capitán mestizo: Miguel Caldera y la frontera
norteña. La pacificación de los chichimecas. (1548-1597). Traducción de Juan José Utrilla. Fondo de
Cultura Económica. México, 1980.
53
Cobián, Felipe. “Piden los coterráneos de Huerta al alcalde panista la repatriación de sus restos y una
estatua; ya tiene una calle”. en Proceso. 9 de abril de 2000. Número 1223. Págs. 60-61.
54
Muñoz, Javier. “Salvador Lutteroth González. Padre de la Lucha Libre Mexicana”. en Box y Lucha. 3 de
octubre de 2003. Número 2630. Pág. 6.
una respetable cantidad de dinero. A las seis de la mañana había perdido la tienda, los
dos ranchos con algunos millares de cabezas de ganado y la casa en que vivíamos.
Claro que eso fue muy malo, pero así se salvó mi padre del agrarismo y yo de ser
ranchero. 55
Obligada por esta fatídica circunstancia, cercana a la ruina, la familia se trasladó a
la capital del país, pero la situación se agravó al fallecer su dirigente. Con la esperanza
de recuperar las ilusiones, la alternativa escogida fue cambiar de aires. No obstante, la
desgracia emergió de nueva cuenta porque el 16 de septiembre de 1910, precisamente
en el centenario del principio de la aventura independentista, murió el progenitor.
Aunque tristes por la pérdida, los integrantes del linaje buscaron recobrar pronto el
ánimo, y “Chava” lo efectuó al unir estudio más trabajo.
Urgido por aliviar la economía de su hogar, debido a la falta del padre, el
muchacho de trece años estuvo en numerosos oficios, sin descuidar su educación. Si
bien estaba titubeante entre la vetusta pared porfiriana y la lozana espada insurrecta, la
ciudad de México, en su función de eje articulador de primer nivel, ofrecía atractivas
oportunidades de crecimiento (especialmente aprovechadas por la pujante clase
media), en diversos órdenes de la vida nacional, tanto para sus residentes como para
los recién llegados; éstos, debían adaptarse lo más rápido posible a sus exigentes
dinámicas internas, en aras de gozar de sus notables beneficios.56 De esta manera, el
oriundo de Colotlán tuvo que amoldar su inmadurez y origen provinciano, además de la
limitada pericia acerca del entorno que ahora habitaba, para caminar en la misma
dirección y velocidad que sus contemporáneos. Consciente de este imperioso horizonte,
y previo a su itinerario laboral derivado del fatal desenlace de su progenitor, el
adolescente alcanzó a obtener el certificado de la instrucción primaria (iniciada en el
colegio Fray Bartolomé de las Casas, situado en la calle de San Lorenzo -hoy
denominada Belisario Domínguez-, y terminada en otro instituto de la avenida Mina), e
ingresó a la escuela de Agricultura. Ya como trabajador eventual, estuvo en un taller de
55
Bengurión, Isaac. “Comienza la epopeya”. en Luchas 2000. Edición especial “1933-2005. LXXII
Aniversario de la EMLL y de la lucha libre en México”. 5 de septiembre de 2005. Número 1. Pág. 5.
56
Leal, Juan Felipe. La burguesía y el estado mexicano. Ediciones el Caballito. México, 1982. Novena
edición. Colección Fragua mexicana. Número 8. Págs. 112-113.
rotograbado y en una fábrica de zapatos, con lo que solventó el gasto cotidiano.57
Resuelto a superar el azaroso momento, y de paso forjarse un estable hado individual y
familiar, Salvador ingresó a la ola revolucionaria en su vertiente constitucionalista.
En 1914, “Chava” se entrevistó con el Teniente Coronel Lorenzo Muñoz Merino,
para ponerse a sus órdenes.58 Tradicionalmente, la burocracia, el ejército y la iglesia
eran alternativas que daban ascenso personal, y el adolescente eligió la segunda por
ceñirse a sus ambiciones. Y el tiempo le otorgaría la razón. Pese saber de las
furibundas beligerancias y los letales golpes de metralla, el joven puso en juego sus
virtudes, hasta salir airoso de su adiestramiento, dentro y fuera de la línea de fuego.
Perentorio evento para Lutteroth ya que, tras adaptarse a la disciplina de la tropa, el
militar lo incluyó en la ilustre brigada a su cargo, de la que obtendría gratas secuelas.
Lorenzo Muñoz agregó en 1915, luego de cumplir cabalmente sus órdenes, a
Lutteroth en su grupo: la escolta del cuartel general de Álvaro Obregón (1880-1928).
Aunque al inicio el joven ejecutó diversas labores de escritorio, como parte del fogueo
hacia sus aptitudes en el reciente puesto, con el raudo vaivén de los acontecimientos y
de las batallas fue requerido, de manera expedita, en el estridente campo de pelea. Y
este tempestuoso curso tenía razón de ser, por la ineluctable premisa del ejército
constitucionalista (sostén armado del mandatario Venustiano Carranza (1859-1920), a
cuya dirigencia estaba el oriundo de Huatabampo, Sonora),59 de congregar la mayor
cantidad de soldados, debido a las amenazantes tropas dirigidas por Felipe Ángeles,
Calixto Contreras, Rodolfo Fierro, Tomás Urbina, “Pancho” Villa y Emiliano Zapata.
Beligerante marco que calibraría el temple de Salvador, al participar en una decisiva
escaramuza para la suerte del movimiento armado.
Celaya fue la lid que marcó el destino revolucionario del provinciano, y de la
fuerza que representaba, entre el 13 y 15 de abril de aquel año. Tutelado por la astuta
estrategia del militar, el destacamento que integraba el muchacho asestó mortífero
57
Torres Hernández, Israel. “Salvador Lutteroth González. El señor del ring”. Ponencia presentada en II
Encuentro Nacional de Estudiantes de Maestría y Doctorado en Historia. Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Junio 2007.
58
http://www.cmll.com/08historia/historia.html#FUNDADOR. A la par de otras incógnitas acerca del sujeto
estudiado, se desconoce el por qué de su importante vínculo con ese estratega bélico, relación
sustentada por esta única información. (Ver anexo 2).
59
Ulloa, Berta. La Encrucijada de 1915. Tomo 5. El Colegio de México. México, 1981. Serie Historia de la
Revolución Mexicana. Período 1914-1917. Pág. 10.
golpe a las huestes de Doroteo Arango.60 En señal de esta participación, su nombre
apareció en el parte de guerra, escrito por el próximo mandatario de la nación, bajo el
rango de Subteniente.61 Tomada la vital plaza, el alto mando lo llamó para finiquitar su
tarea combativa.
Situado todavía en el Bajío y áreas cercanas, el colotlense fue actor y testigo de la
caída de “la División del Norte”, en los meses de junio y julio. Por su injerencia en las
contundentes batallas de Aguascalientes, León y Trinidad (que sellaron la derrota del
insurrecto), el jalisciense ascendió hasta el rango de Capitán primero de caballería. 62
Victorioso de esta travesía, de la que recibió condecoraciones, “Chava” buscó otro
cauce personal menos azaroso, ya en la década de los veinte.
Moderada la tempestad bélica, hacia 1923, el Capitán recibió un importante
nombramiento: pagador del ejército.63 Luego que el gobierno del nativo de
Huatabampo, al resultar vencedor de la primera fase de la lucha armada y política
comenzada en noviembre de 1910, ofreciera algunas vías para facilitar la necesaria
reconciliación en numerosos ámbitos de la vida cotidiana, el país trataba de armonizar
sus diferencias y semejanzas en terrenos del diálogo y la negociación, dentro del
naciente marco organizacional-revolucionario. Y el sector militar, capítulo influyente y
victorioso de esta evolución, no estuvo exento de este nuevo ambiente institucional, al
transformar su triunfal período constitucionalista al dorsal tipo nacional.64 En este
intrincado reacomodo, y tras su singular prueba en la línea de fuego, “Chava” fue
designado para entregar los sueldos de la tropa, tanto a los agentes principales como
los subalternos, por sus numerosos méritos. Interesante curso que aumentaría de
jerarquía porque, al mostrar honradez en el manejo responsable de billetes y monedas,
60
Cumberland, Charles C. La Revolución Mexicana. Los años constitucionalistas. Traducción de Héctor
Aguilar Camín. Fondo de Cultura Económica. México, 1993. Págs. 89-90.
61
Obregón, Álvaro. Ocho mil kilómetros en campaña. Estudios preliminares de Francisco L. Urquizo y
Francisco J. Grajales. Fondo de Cultura Económica. México, 1973. Pág. 491. Colección Fuentes para la
historia de la Revolución Mexicana. Esta es la lista de los demás superiores y compañeros del futuro
empresario deportivo: Mayor Román Yucupicio, los Capitanes primero Felipe Anaya, Guadalupe Cruz y
Filiberto Paredes; los Capitanes segundo Telésforo Millanes y Eulogio Ortega; los Tenientes Ramón
Ayala, Salvador Hidalgo y Terán, Alejandro Mayoroqui y Felipe Ruiz; y los Subtenientes Francisco Arriola,
Prisciliano G. González, Agustín Ontiveros, Casimiro Valdés e Ildefonso Valenzuela.
62
El Ratón S. “¿Te das…?” en Superluchas. 12 de enero de 2004. Número 41. Pág. 9. (Ver anexo 3).
63
Morales Rivera, Ricardo. “¡Son ya 67 años!” en Box y Lucha. 27 de octubre de 2000. Número 2480.
Pág. 26.
64
Matute, Álvaro. La Revolución Mexicana: actores, escenarios y acciones. Vida cultural y política, 19011929. Editorial Océano-Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. México,
2002. Págs. 147-150.
fue nombrado traductor al manifestar también claro dominio del idioma inglés.65
Afianzado en el régimen oficial, al cumplir su deber en esta situación, el colotlense
aprendió el modus vivendi obregonista, que mucho le socorrería en asuntos futuros.
Mesura y sagacidad fueron atributos que nutrieron el perfil de Salvador, durante
su estancia administrativa y militar con “el manco de Celaya”. Si bien su trato con el
sonorense no fue cercano, es de suponer que el jalisciense se percató de su conducta,
y supo valerse de algunos elementos para forjar su temperamento. Así, el ulterior
promotor deportivo no se dejaría impresionar por la fuerza de los antagonistas o de las
circunstancias, sin antes evaluar los puntos débiles del rival en turno, como lo urdió el
General contra Villa.66 Aparte que, a la par de un versado jugador de póker, guardaría
serenidad en su táctica hasta que el opositor descargase por completo su ímpetu, o por
la premura cometiera un yerro, para después atacar inmisericorde y ganar la partida.
Pese vivir este contexto, Lutteroth quiso sosiego a su andar y lo hizo, al año siguiente,
con la formación de su familia.
Armida Camou afianzó esta etapa de prosperidad para el jalisciense, ahora en el
aspecto sentimental, el 8 de abril de 1924, al contraer matrimonio. 67 Por la huracanada
agitación bélica en la que se hallaba inmersa la nación, en las dos primeras décadas de
la vigésima centuria, Salvador recorrió varias regiones del país al formar parte de las
escaramuzas de la facción constitucionalista, que resultaría triunfante de aquella tensa
situación. Y al disminuir el carácter armado del intrincado panorama, con el arribo del
avezado estratega sonorense a la primera magistratura de la república, en una de las
andanzas que tuvo por el área de Hermosillo, a raíz de su nodal cargo administrativo en
la tropa, el oriundo de Colotlán conoció a la que sería su compañera emocional,68 quien
le ofrecería un horizonte de oportunidades por sus lucrativas referencias. De origen
francés, la familia de la muchacha tenía prósperos antecedentes de un holgado
65
Entrevista a Dorrel Dixon. 22 de mayo de 2003. Puebla, Puebla.
Krauze, Enrique. El vértigo de la victoria. Álvaro Obregón. Fondo de Cultura Económica. México, 1987.
Serie Biografía del poder. Págs. 26-27.
67
http://en.wikipedia.org/wiki/Salvador_Lutteroth (Ver anexo 4).
68
Aunque todavía es una incógnita el origen de esta relación, se ofrece la siguiente tentativa de
explicación. En el informe beligerante elaborado por el general nativo de Huatabampo, tras la batalla de
Celaya, Guanajuato, en donde aparecen registrados los diversos contingentes y sus miembros, está el
nombre del Mayor Gustavo Camou, del noveno batallón de Sonora. (Ver Obregón, 1973: 493). Por la
similitud del apellido, quizás este personaje era familiar de la esposa de Salvador. Derivado de este hilo
conductor, puede suponerse que durante la reyerta tanto ese militar como “Chava” se conocieron e
hicieron buena amistad, la cual, al final de los acontecimientos, perduró y derivó en el punto de conexión
que facilitó el acercamiento entre los posteriores cónyuges.
66
bienestar económico, desde el siglo XIX, que le permitieron forjarse un sólido
patrimonio, como parte de la oligarquía de la zona norte, al basar su actividad en la
agricultura, el comercio y la industria textil. 69 De esta manera, y cuando lo permitía
algún descanso de su encumbrada labor burocrática, mediante serenas caminatas por
los jardines o amenas pláticas en los cafés, el cortejo del Capitán encontraba claras
afinidades en la joven. Una vez ocurrido un tiempo que el futuro promotor deportivo
creyó prudente, y a partir de la correspondencia hacia sus intenciones amorosas, dio
paso a la formalización de sus pretensiones ante la aprobación de los padres de la
adolescente, lo que tras verificar las exigencias de rigor resultó en compromiso nupcial.
Casado y con nuevos deberes, Lutteroth pidió anuencia del ejército para integrarse a la
vida civil, de la que se desprendería un crucial viaje para posteriores eventos.
Impulsado por su flamante nivel afectivo, Salvador pidió licencia ilimitada en la
milicia, a mediados de los años veinte, para ocupar otro ilustre empleo. Dado que las
rivalidades armadas habían menguado, por el entrecruce de numerosas circunstancias
de índole variada, principalmente de orden ideológico, que habían sentado las bases de
la revitalización económica y social del país, y a su vez fomentaron la
institucionalización del moderno Estado nacional,70 “Chava” volvió a la vida civil, aunque
favorecido por un nuevo cargo administrativo. Con base en sus exitosas referencias,
obtenidas durante su estancia en la tropa constitucionalista, solicitó y se le permitió una
prolongada autorización para alejarse del servicio activo. Y en vista de sus
documentados méritos y señalado temperamento, el alto mando lo designó inspector de
Hacienda.71 Esta misión no era sencilla, pues debía vigilar que el dinero amparara los
ideales resultantes del fragor bélico; además, tendría que alejar ese caudal de la
ambición de regencias y subordinados. Sólo un hombre como él, enérgico y con don de
mando, pudo acatar con certeza esta embrollada comisión, la cual duró siete años. Sin
69
Sobre esta dinastía consultar Ibarra Bellón, Araceli. El comercio y el poder en México, 1821-1864. La
lucha por las fuentes financieras entre el Estado central y las regiones. Fondo de Cultura EconómicaUniversidad de Guadalajara. México, 1998. Págs. 398-400; Galaz, Fernando A. Dejaron huella en el
Hermosillo de ayer y hoy. Crónicas de Hermosillo de 1700 a 1967. Secretaría de Educación y Cultura del
Gobierno del Estado de Sonora. México, 1996. Segunda edición. Pág. 255 y Valencia Ortega, Ismael. “La
formación de los empresarios regionales: el caso de la familia Camou”. en Memoria del XII Simposio de
Historia y antropología de Sonora. Volumen II. Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad de
Sonora. México, 1988. Págs. 270-278.
70
Shulgovski, Anatoli. México en la encrucijada de su historia. Traducción de Armando Martínez Verdugo.
Ediciones de Cultura Popular. México, 1978. Pág. 46.
71
Entrevista a Israel Torres Hernández para el programa “Puebla la prioridad”. Enero 2008. Canal 30.
Ultravisión. Puebla, Puebla.
embargo, la gestión de los presidentes Emilio Portes Gil y Pascual Ortiz Rubio,
(representantes junto Abelardo L. Rodríguez del “Maximato”, el grupo político tutorado
por Plutarco Elías Calles), entre los años 1928-1930 y 1930-1932 respectivamente,72
afectó la preeminencia de numerosos agentes obregonistas, entre ellos el jalisciense.
Víctima del recorte presupuestal, pese cumplir su reciente quehacer burocrático, el ex
Subteniente decidió virar de rumbo y emprendió un negocio propio.
Hacia 1931, Lutteroth reunió sus ahorros y, alentado por el ejemplo mercantil de
su padre, puso una mueblería llamada UFA en la ciudad de México. 73 Al padecer un
cese de fiscalizadores, el esposo de Armida Camou cayó en el desempleo. Para nivelar
ese imprevisto, decidió invertir su caudal en una fábrica de enseres domésticos. No
obstante, el plan no funcionó por la difícil cobranza y el lento pago de los productos.
Empeñado en forjarse un patrimonio, y no dejarse rendir por ese tropiezo comercial, el
colotlense recordaría un viaje a la frontera norte, del que aprendió una nodal lección.
Visitar el Liberty Hall, una improvisada Arena deportiva, sentó las bases del futuro
cauce del jalisciense.74 En 1929, cuando todavía era inspector de Hacienda, tuvo que
desempeñar una comisión administrativa en la zona norte, concretamente en Ciudad
Juárez, Chihuahua. Una vez que resolvió con atingencia la tarea asignada por el alto
mando de la milicia, cruzó la frontera con los Estados Unidos, al ser invitado por
algunas amistades. En ese trayecto, que no le suscitó problemas por su hábil manejo
del idioma inglés y el respaldo de su influyente ministerio, llegó a la población de El
Paso, en el estado de Texas, donde acudió a presenciar unos encuentros de la
actividad atlética llamada lucha libre. Después de observar la función, que gozaba de
amplia popularidad entre los asistentes y ofrecía notables ganancias económicas a sus
organizadores, “Chava” no ocultó su admiración por los ejecutantes y por ese
entretenimiento, aunque por el momento su empleo burocrático le ofrecía comodidad
profesional y seguridad económica. Sin embargo, la suerte que lo había acompañado
parecía serle adversa de pronto, al canjear su halagüeña situación en turbia marcha.
72
Acerca de esos representantes del régimen revolucionario, consultar Medin, Tzivi. El minimato
presidencial: historia política del Maximato. 1928-1935. Ediciones Era. México, 1990. Colección
Problemas de México. Págs. 53-73 y 74 y120.
73
http://www.arenamexico.com.mx/wcb/CGIBIN/index.wcb
74
Riaño, Leonardo. “Torre de control. Aniversario”. en Box y Lucha. 3 al 9 de septiembre de 2007.
Número 2834. Pág. 19.
Angustiado por posteriores sucesos -un despido laboral y el fracaso de su mueblería-, el
ex Subteniente recordó aquel día y planeó llevar ese inédito espectáculo a México. 75
Guiado por su férreo carácter, tenaz disciplina y rauda inteligencia, Lutteroth
orquestó la estrategia idónea para alcanzar el triunfo, ahora en el ámbito empresarial. Al
experimentar la turbulencia del mar revolucionario y salir airoso de esa borrasca, el
Capitán aprendió atacar o replegarse, según el perfil positivo o negativo de los
acontecimientos. Y al ser “el oficio del cuadrilátero” un enclave prácticamente
inexplorado, podía dominarlo a placer si sabía imprimirle su sello personal. Antes de él,
“la diversión del ring” había sido esporádica. Informado de las fugaces tentativas de
promoción de aquel pasatiempo, entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros
años de la vigésima centuria,76 notó que faltaba orden y perseverancia de los
responsables, por lo general extranjeros, lo que provocaba su lapidario desenlace.
Daba principio, así, otras batallas no menos azarosas para Salvador pero de una
trascendencia única, pues de ellas dependerían su reconocimiento y fortuna venideros.
Antes de seguir, surge una pregunta: ¿Por qué Salvador se interesó en la lucha
libre y no en otro espectáculo? Un binomio de argumentos zanjará la duda. Primero. Al
no poseer mayores antecedentes, el caso ofrecía un ascendente lucro, si se le asignaba
rumbo coordinado y permanente. Segundo. Al dotarlo de una estructura, sería su único
dueño, lo que retrasaría la intromisión de rivales y ganar tiempo para vencerlos.
Respondida la incógnita, continúa la exposición del curso promotoril del individuo en
cuestión.
Seguro de su plan, “Chava” se trasladó más allá del Río Bravo para hablar con los
responsables de las veladas deportivas en aquella región. A comienzos de la década de
los treinta, esta reunión tenía por objetivo el establecimiento de un pacto, que le
permitiera, por un lado, al esposo de Armida Camou el traslado de “la ciencia de las
patadas voladoras” a su patria y, por el otro, el aumento de ingresos monetarios para
los organizadores, al prestar sus luminarias griegas, inglesas, judías, turcas. Después
de estudiar las distintas aristas del ofrecimiento, los norteamericanos juzgaron
conveniente no arriesgar sus utilidades, y basaron este impedimento en la dudosa
75
Programa “Vivir en la lucha libre. Historia de la lucha libre en México”. Editorial Clío. México, 2001.
Colección México Siglo XX.
76
Olivera Figueroa, Rafael. Memorias de la lucha libre. Costa-Amic Editores. México, 1999. Págs. 22-23.
facultad monetaria del ex Subteniente para sustentar el alto precio de la contratación. 77
Negada su petición, por la desconfianza de aquellos agentes, el Capitán buscó arreglar
el incidente ahora en el medio nacional.
Firme en su aspiración, el pretérito obregonista halló en una dupla de personajes
los factores que verificaron su avance. Luego de la oposición encontrada en Estados
Unidos, quiso probar suerte en el boxeo de su país, por su probado éxito económico y
popular. No obstante ser co-responsable de la función campeonil de peso welter, entre
Tommy Freeman y Alfredo Gaona, obtuvo magro saldo. Y cuando la adversidad lo
hundía, el antiguo inspector de Hacienda recurrió a gente de su confianza para salir del
apuro. Francisco Ahumada -de triunfal actividad en Agua Caliente, Tijuana-, y Miguel
Mike Corona -encargado de confeccionar carteleras del “arte de los costalazos” en
Texas-, integraron la alianza que anhelaba el jalisciense, en aras de allanar su afán.78
Listo con sus cómplices, Lutteroth se allegaría de otros pilares para iniciar su derrotero
empresarial.
A la usanza del estratega bélico, el jalisciense incorporaría más hombres, en el
alba de los años treinta, a partir de ciertos requisitos. En vista de la intensa jornada por
iniciar, que ameritaba del mayor recurso disponible para su grato desenlace, y por su
vasta experiencia en la milicia revolucionaria, “Chava” ideó una estrategia nodal:
apuntalar un numeroso y sólido grupo de subalternos quienes, conforme a sus
dinámicas habilidades, impulsaran su proyecto y se beneficiaran del asunto por igual. Y
de aceptar, tendrían diversos ministerios a su cargo. Instalados en diferentes frentes de
ataque y defensa, le cubrirían la espalda al otrora constitucionalista, pues le notificarían
sobre los puntos débiles propios y la fuerza de opositores; establecerían nexos con
potenciales aliados, quienes expandirían las ganancias monetarias y diversificarían los
planes de trabajo; suministrarían y distribuirían el material humano para los programas
atléticos; y contagiarían, por medio de la destreza en el uso de la palabra escrita, su
entusiasmo a los aficionados para que asistieran al novedoso espectáculo a presentar.
Justificada la necesidad de cubrir prioridades, el cónyuge de Armida Camou empezó,
paulatinamente, el reclutamiento de los afiliados a su flamante meta.
77
Morales Rivera, Ricardo. “En el año 2003 vigente la obra de promoción de Salvador Lutteroth”. en
Luchas 2000. 17 de marzo de 2003. Número 157. Pág. 5.
78
Mr. Secreto. “Setenta y dos años de lucha”. en Lucha Libre. Número 16. Pág. 4. Al ser aún incierto el
origen de esta relación, se ofrecen estos datos, como compensación, en espera de lograr más noticias.
Accionistas de la misma operación, los nuevos elegidos refrendarían, de manera
cercana o lejana al cuadrilátero, la obra lutterothiana por germinar. Además de
Francisco Ahumada y Miguel Corona, se añadieron el periodista Alejandro Aguilar
Reyes (apodado Fray Nano), quien desde su diario la Afición reseñó las funciones y
forjaría el nacimiento de los ídolos populares;79 Gonzalo Avendaño, maestro en artes de
defensa personal y miembro de la Legión Extranjera, entrenó a los jóvenes deseosos de
hacer fortuna en “el oficio de los topes”;80 y Jesús Lomelí se desempeñó como
matchmaker (director de encuentros), réferi y fue la mano derecha del empresario.81
Secundado por el personal idóneo, el siguiente punto en el esquema del Capitán fue
ubicar la plaza geográfica, que fungiera como su centro de operaciones.
El Distrito Federal fue la opción seleccionada por el ex obregonista, para ser su
neurálgica base de maniobras. La estrategia a seguir indicaba la premisa de agenciarse
una útil plataforma, que permitiera varias funciones a la vez, en aras de conseguir una
victoria atlética-mercantil. Debía proporcionar espacios de libre acceso y ágil tránsito
para los partidarios, de índole variada, presentes y futuros; otorgar sitios adecuados
para el acopio y la fabricación del arsenal humano y material; repartir áreas de
embestida y resguardo según el rango, favorable o negativo, de las circunstancias y los
antagonistas; ser una zona de rápido desplazamiento y bajo costo hacia diferentes
enclaves. Por todo lo anterior, la capital del país dadas sus ventajas demográficas,
económicas, geográficas, políticas y sociales, reunía los requisitos deseados para
apuntalar el dictamen tomado. Y en el sentido de los pasatiempos populares y sus
agentes, debido a la demanda originada por el ímpetu de las clases media y baja, en
numerosos barrios y colonias,82 su valor aumentaba con énfasis, al vivir un brillante
79
Respecto a él, consultar en el segundo capítulo el apartado titulado “Alejandro Aguilar Reyes (Fray
Nano): Una inquietante pasión entre abatimientos y esperanzas”, en el que se apuntan sus vínculos con
el antiguo inspector de Hacienda.
80
En cuanto a este trascendental socio del oriundo de Colotlán, revisar la sección llamada “Gonzalo
Avendaño: Constructor de destinos, dentro y fuera del ring”, incluida en el bloque número dos, en la que
se analizan los motivos de afinidad entre ambos.
81
De este individuo, quien jugó un papel de primer orden, existen pocos datos que informen sobre la
causa de su unión con Salvador. No obstante, y como aporte de este trabajo, se ofrece una tentativa
respuesta. En el informe rendido por el nativo de Huatabampo, tras la batalla de Celaya, apareció el
nombre del Subteniente Jesús Lomelí, dentro de la brigada regional de Coahuila. (Ver Obregón, 1973:
506). Quizá, y por ostentar el mismo rango en la tropa, además de otros factores, se conocieron en esta
fase lo que consolidó una firme amistad, la cual se prolongaría décadas después.
82
Bataillon, Claude y Rivière D‟Arc, Hélène. La ciudad de México. Traducción de Carlos Montemayor y
Josefina Anaya. SEP-Editorial Diana. México, 1979. Colección Sep-setentas. Número 99. Págs. 128-129.
período de transición, que incluía la salida de viejos astros y la entrada de recientes
luminarias.83 En el beisbol despuntaban Ramón Bragaña, Martín Dihígo, Basilio Brujo
Rosell, Lázaro Salazar y Theolic Smith; sobresalían en el boxeo Alberto Babe
Arizmendi, Rodolfo Chango Casanova, Joe Conde, Luis Villanueva Kid Azteca y Juan
Zurita; por el futbol, los equipos importantes eran Asturias, Atlante, España y Necaxa; y
en la tauromaquia figuraban Fermín Espinosa “Armillita”, Lorenzo Garza, Rodolfo
Gaona, Silverio Pérez y Juan Silvetti.84 Por su parte, “el universo de las doce cuerdas”
también cooperó al naciente designio comercial, debido su auge en el amanecer de la
vigésima centuria en espacios como los Teatros Colón, Iris y Principal, ubicados en la
zona céntrica de la metrópoli en cuestión,85 que en vista de tal razón fue el sector
escogido por el antiguo inspector de Hacienda. Listo para la escena promotoril, y
motivado por cobro de deudas y compromisos adquiridos, dio el avance posterior.
Registrado su eje operacional, “Chava” averiguaría los locales existentes, de los cuales
optaría por rentar uno para efectuar sus funciones deportivas.
Metódico en su acostumbrado proceder, el oriundo de Colotlán quiso conseguir un
local, de amplias dimensiones, para presentar sus programas atléticos. Este tema era
de suma importancia, a raíz del veloz trote de varios compromisos adyacentes. Por un
lado, las inquietantes deudas causadas por su fracaso mueblero y la exigencia del
sustento familiar, provocaron que el dinero de sus arcas fuera de un limitado volumen,
lo que frenaba erogarlo con soltura en la adquisición del espacio en cuestión, aunque el
auxilio económico de sus adeptos solventaba ese traspié. Y por el otro, al obtener la
contratación de gladiadores extranjeros, éstos no podían estar sin ejercer su actividad,
pues representaban suntuosos gastos, lo que apuraba emprender las funciones.
Dispuesto a zanjar rápido tal dilema, el antiguo inspector de Hacienda contactó a unos
afamados magnates, para que le permitieran utilizar un ilustre recinto.
83
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
Revisar Vera Hernández, Gumersindo. Cultura popular y cultura de masas; el futbol, el box y los toros
en la década de los treinta en la ciudad de México. Tesis de licenciatura en Historia. Escuela Nacional de
Antropología e Historia, 1998.
85
Gómez Garnica, Jorge. “Centro de la ciudad de México: cuna de estetas del ring”. en Box y Lucha. 8 de
marzo de 2002. Número 2550. Pág. 23.
84
Jimmy Fitten y Carlos Lavernge, propietarios de la Arena Nacional, fueron
visitados por el Capitán, en espera de favorable disposición a su deseo. 86 Estos sujetos
(uno, fue un destacado pugilista y manejador estadounidense; en tanto que el otro
despuntó como brillante promotor, respectivamente),87 de amplia experiencia en la
organización de veladas boxísticas, aceptaron reunirse con “Chava” para estudiar su
ofrecimiento de renta. No obstante negaron su colaboración. Y pueden suponerse los
motivos. Controlar el “oficio de los puños”, a partir de la década de los veinte, les
representó años de esfuerzo en la oficina y el cuadrilátero. Sabían del negocio a
profundidad. Entonces ¿le allanarían el camino al advenedizo? ¡No! Si Lutteroth
aspiraba ser un notorio empresario, debía empezar desde abajo, como ellos.
Rechazada su petición, el esposo de Armida Camou movió sus piezas hacia otra
dirección más benévola.
Urgido por el adverso suceso, el ex Subteniente siguió a la búsqueda de un área
para sus carteleras. Ésta era una prueba para su vehemente espíritu, porque de salir
airoso su desarrollo no se estancaría. De lo contrario, le acechaban el descrédito moral
y la ruina monetaria. Decidido más por instinto que seguridad, hizo el último esfuerzo.
Casi desfalleciente por tal vicisitud, una benévola luz, encarnada en un básico individuo,
se manifestó en el sombrío panorama para salvar al otrora constitucionalista.
Víctor Manuel Castillo amparó la solicitud del otrora inspector de Hacienda, al
facilitarle el terreno idóneo.88 Si bien las referencias del local eran importantes, para los
años treinta sus operaciones habían disminuido de manera notable, por el entrecruce
de algunas circunstancias.89 No obstante aquello, Salvador optó por negociar
velozmente el usufructo del sitio, al informarse del éxito obtenido al auspiciar funciones
pugilísticas, además de visualizar su potencial como llamativo núcleo popular. Y no le
86
Martínez, María Eugenia y Cortés, Ana María. “Si la catedral y el coloso hablaran”. en Somos. Edición
especial “El Santo. Vida, obra y milagros”. Octubre de 1999. Pág. 78.
87
Maldonado, Marco Antonio y Zamora, Rubén Amador. Pasión por los Guantes. Historia del Box
Mexicano I. 1895-1960. Editorial Clío. México, 2000. Págs. 46-47.
88
Granados, Sandra. “El padre de la lucha libre. La grandiosa historia del CMLL”. en TV Pasillo. Edición
especial “Lucha Libre”. 1 a 30 de abril de 2008. Número 4. Pág. 3.
89
Dicho espacio, ubicado en las calles de Dr. Río de la Loza y Dr. Lucio, colindaba con una superficie de
dinámico ritmo comercial y demográfico. Al hallarse cerca de la estación de tranvías de la Indianilla, el
área estaba en una franja habitacional (numerosas viviendas de bajo costo), y que albergaba centros
nocturnos, puestos de comida, cantinas y salones de baile. Posteriormente, al ser removida la terminal
por el crecimiento de la urbe y decisiones del gobierno, la zona perdió vitalidad, al igual que el escenario
atlético, y provocó que su permanente flujo de individuos se diluyera sin remedio, hasta que el oriundo de
Colotlán le restituyó su valor, con la puesta en marcha de sus programas.
importaban en demasía las condiciones, pues al final de cuentas podían remediarse con
las apropiadas labores de rehabilitación, sino urgía tenerla listo ya, a raíz de la negativa
de Fitten y Lavernge, así como la escasez de otros ámbitos de grandes dimensiones.
Tras adjudicarse el beneficio de la Arena Modelo, mediante una renta, el jalisciense
procedió a remozarla para su inmediato uso.
Estropeado por descuido de sus propietarios y el ineluctable tiempo, el recinto fue
arreglado para su nueva etapa. Si bien tenía amplias medidas, la debilidad estaba en su
endeble perfil de madera. Entonces ¿por qué arriesgar una alta suma monetaria en un
lugar con tales daños? Aunque la razón reconsideraría el trato, el instinto comercial lo
alentaba. Con un binomio de ventajas, la cercana distancia al centro de la ciudad y la
leve intromisión de otros promotores, “Chava” se lanzó a la aventura seguro de triunfar.
Bautizado el coliseo ahora como Arena México, la posterior maniobra de Lutteroth fue
alistar su elenco de deportistas.
Socorrido indirectamente por una ley promulgada en Estados Unidos, el ex
obregonista obtuvo el ansiado material humano para sus carteleras. Al principio de la
tercera década del siglo XX, este decreto había dejado sin trabajo, administrativo o
práctico según el caso, al personal mexicano que laboraba en el box y la lucha libre. 90
Gracias a ese boicot y a los nexos de Corona, varios ases trabajaron para el cónyuge
de Armida Camou, en su primera función hacia septiembre de 1933.
¿Cómo atraerían Salvador y sus secuaces al público hacia el espectáculo
ofrecido? Antes, debían analizar la composición del solicitante. El conglomerado
demográfico que favorecería “el oficio de las patadas voladoras”, era producto de las
diversas mudanzas hechas por la cultura de la Revolución Mexicana, que reconoció la
existencia y el arribo de sectores antes marginados a un gran número de actividades y
mecánicas, en aras de posibilitar la imperiosa integración política-social a escala
nacional.91 Paulatinamente esto fomentó, junto al raudo crecimiento de las ciudades,92
90
Afectados de este edicto fueron los gladiadores Manny Sánchez, Martínez Larrea, Charro Aguayo y
Yaqui Joe. En vista de ello, y también al ver mermada su fuente de ingresos, los dos últimos fueron
contratados por socios del ex Subteniente, y estuvieron incluidos en su repertorio de luminarias.
91
Pérez Montfort, Ricardo. Estampas de nacionalismo popular mexicano. Diez ensayos sobre cultura
popular y nacionalismo. CIESAS-CIDHEM. México, 2003. Segunda edición. Colección Historias. Págs.
149-170.
92
Estrada Urroz, Rosalina. Del telar a la cadena de montaje. La condición obrera en Puebla. 1940-1976.
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1997.
Pág. 19.
(a la par de la permanente llegada de gente de la provincia y del campo a las flamantes
capitales), el nacimiento de la moderna civilización urbana, con uso pleno de derechos y
obligaciones, cuyo epicentro eran los estratos populares. Ello repercutió, también, en la
demanda de nuevas prácticas del entretenimiento.93 Cansada, por decisión propia o
repulsión de tradicionales propuestas como el cine, la música o el teatro, y para evadir
las censuras de la alcurnia, el gobierno y la iglesia, ese tipo de población buscó ámbitos
de diversión “aprobados” por el Estado (es decir, reglamentados y vigilados por sus
agentes), pero con referencias a sus tradiciones. Motivos que la lucha libre, entre una
gama de entornos como el beisbol, el futbol y el pugilismo, satisfacía al fundir en su
estructura dos vertientes. Por un lado, estaba orientada por normas deportivas que los
ejecutantes cumplían mediante el desempeño de un árbitro (réferi) y el acatamiento de
un reglamento, dentro de un marco de honor y lealtad -como lo pedían los cánones
aristocráticos de “mente sana en cuerpo sano”-, lo cual le otorgaba acentuado prestigio
atlético al ser una violencia reglamentada. Y, por el otro, se nutriría de mitos rurales y
leyendas folclóricas de la eventual fanaticada, útiles en el flexible surgimiento de
personajes y vestimentas que representarían el bien o el mal (en caso de los
gladiadores simbolizan las etiquetas “limpio-técnico” o “rudo-sucio”, respectivamente).94
Nudo gordiano solucionado por el promotor, al brindarle al heterogéneo auditorio una
dosis integral y periódica de frenesí catártico.
Mediante una interesante argumentación deportivo-escénica de la disputa entre el
bien y el mal, el entretenimiento del jalisciense tomaría matiz de lucrativo negocio. A
semejanza de numerosos episodios festivos que mezclaban valores profanos con
modos religiosos,95 acudir a la lucha libre significaría desde esta época participar en
una singular ceremonia, que reafirmaba la identidad colectiva-psicológica de los
asistentes, a través de los perfiles de los encargados y el tenor de sus labores, hasta
crear una realidad simbólica. En el lapso de tiempo estipulado de dos a tres caídas (que
93
Licona, Ernesto y Argueta, Germán. “Patrimonio y cultura popular urbana”. en Crítica. Universidad
Autónoma de Puebla. Invierno 1988-1989. Número 37. Págs. 57-59.
94
Bertaccini, Tiziana. Ficción y realidad del héroe popular. CONACULTA-Universidad Iberoamericana.
México, 2001. Págs. 82-87.
95
Relativo al contexto y a los factores teóricos de tales ambientes, consultar “Ritmos cósmicos. Lo
sagrado y la fiesta”. en Lapoujade, María Noel (comp.) Tiempos imaginarios: Ritmos y ucronías. III
Congreso Internacional de Estética. Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla. México, 2002. Págs. 17-100; y Eliade, Mircea. Mito y Realidad. Traducción Luis Gil.
Editorial Labor. Barcelona, España. 1994. Segunda edición. Colección Labor. Nueva Serie. Número 8.
rememoraban, en cierto sentido, los tropiezos del “mártir del Gólgota” durante su
padecer con la cruz a cuestas), al enfrascarse en una huracanada cadencia de
maniobras de ataque y defensa –bautizadas como las llaves y las contrallaves-, los
gladiadores, como principales ejecutantes de esta reciente trama, asumían los motes,
los papeles y las vestimentas de “héroe-limpio” y “villano-sucio” o, por la vigencia de
álgidos eventos como enconadas disputas políticas o traumáticos sucesos bélicos, las
procedencias de nacional o extranjero, con la clara intención de ser reconocidos de
inmediato.96 Y al paso de la batalla, acentuaban su interpretación con intensos
movimientos corporales y gesticulaciones, en señal de gozo o sufrimiento según el
caso, en espera de que el público dejara su fase de pasivo observador y la trocara por
frenético involucramiento.97 Este simbiótico panorama (avalado por el árbitro o réferi, un
supuesto agente imparcial pues también accionaba o frenaba la mecánica de los
involucrados, en determinados lapsos, para acentuar el ritmo de la pelea), hallaba su
momento de éxtasis cuando al final el paladín derrotaba al perverso y le propinaba un
castigo; o de lo contrario, al triunfar el antagonista, se aseguraba la prolongación de las
representaciones, en días subsecuentes, hasta que el bellaco fuera inmolado ante la
aprobación generalizada de la muchedumbre, que así calmaba sus ansias de justicia. 98
Lo demás, sería esperar los efectos producidos de este tratamiento en el auditorio,
cuyos síntomas los manifestaría a través de heterodoxas reacciones.
Paradójicamente numerosos insultos y mofas, de palabra o ademán, validarían
esta flamante retórica lutterothiana proferida al público capitalino. A medida que el
gladiador “bueno” o “malo” dominaba la escena, ya fuera para dar suplicio sin piedad o
ser martirizado con crueldad, crecía el fervor positivo o negativo, según el caso, de los
asistentes hacia ellos. La liberación de los temperamentos tendría un nirvana pagano.
Amparada en la sombra del anonimato, la concurrencia sufriría una nueva metamorfosis
stevensoniana: del doctor Jekyll al señor Hyde. De manera paulatina, como la tensa
calma que precede a la tormenta, se producía entre los espectadores una condensación
de frustraciones y reminiscencias de la fábrica, el hogar, el mercado, la oficina, el taller
96
Espinosa, Pablo. No por mucho madrugar se redacta más temprano. CONACULTA. México, 1995.
Colección Periodismo Cultural. Segunda edición. Págs. 69-74.
97
Ferro Vidal, Luis Enrique. La teatralización de lo sagrado en la lucha libre. Tesis de licenciatura en
Antropología Social. Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1998. Págs. 20-23.
98
Entrevista a Fritz Glockner Corte. 29 de noviembre de 2005. Puebla, Puebla.
y el tránsito vehicular que, en determinado instante, explotaban a raíz de los
acontecimientos sobre el cuadrilátero.99 Así decenas de albañiles, burócratas,
cargadores, carpinteros, choferes, mecánicos, meseras, obreros, panaderos, sirvientas,
voceadores y zapateros desahogaban infortunios diarios y cólera reprimida con la única
ley de este código consuetudinario: ofensas al por mayor -blasfemias, chiflidos, gritos y
muecas-. Después de esta catártica sesión del ring, todo terminaba en alegría,
descanso, relajamiento y tranquilidad.100 Boquiabierto por las habilidades físicas de los
ejecutantes y alborotado por las representaciones teatrales, el auditorio quedaría
seducido por este submundo de aristas atléticas-escénicas-psicológicas, que derivaba
en la comunión espiritual y visual entre “los histriones del enlonado” y la muchedumbre.
Singular doctrina de “las emociones fuertes”, auspiciada con ahínco por una vehemente
feligresía, como muestra el venidero relato:
Todos decían lo mismo, puras picardías, palabras horribles. Si de por sí fui una persona
grosera y ahí (en las luchas) me desate más. Los que no decían eran los de luneta
porque según muy decentes. “Pégale cabrón, no te dejes, dale, dale”. Y todos gritaban a
los rudos porque pegaban siempre más. “Cochinos rudos, marranos no les peguen.
Pendejos, cabrones, no los chinguen”. Y muchas majaderías que les gritaban. Nosotros
siempre le íbamos a los limpios. Mi marido me decía: “No digas tantas groserías”.
Entonces que le digo: ¿pues para qué me traes?101
Artífices de aquella extravagante semántica fueron los gladiadores contratados
por el Capitán. Debido la ausencia de exponentes de “la destreza del enlonado” en el
ámbito nacional, la misión era obtenerlos en los Estados Unidos, por el antecedente de
Salvador al visitar esa área geográfica. Tras infructuosas reuniones con los
organizadores del pasatiempo en el territorio vecino, para el préstamo de su elenco de
luminarias, el auxilio fue negado principalmente por no convenir a sus intereses
económicos. Y cuando parecía que el navío naufragaría de manera estrepitosa, una
circunstancia le hizo virar hacia una dirección favorable. Al entrar en vigor un edicto, a
inicios de la década de los treinta, promulgado en la zona texana, que impedía a
99
Barthes, Roland. Mitologías. Traducción de Héctor Schmucler. Siglo XXI Editores. México, 1991.
Novena edición. Serie Teoría. Págs. 13-28.
100
Siller, David. Uno de estos días. Editorial Plaza y Valdés. México, 1992. Segunda edición. Colección
Platino. Págs. 113-118.
101
Entrevista a Teodora Márquez de Solís. 20 de marzo de 2002. Puebla, Puebla.
elementos mexicanos ejercer “el sistema de las quebradoras” de manera administrativa
o práctica, éstos se vieron obligados a buscar nuevas fuentes de trabajo. Esta situación
posibilitó el acercamiento con famosos atletas, sin la injerencia de intermediarios. Luego
de las negociaciones a cargo de Mike Corona -también afectado por el boicot lo que
derivó en su nexo con el jalisciense-, algunos “gorilitas”102 juzgaron prudente en lo
laboral y lo monetario apoyar al remoto constitucionalista. Así, el sonorense Yaqui Joe
(soberano mundial de peso ligero-medio), el irlandés Gordon Ciclón Mackey (de
importante participación al encarnar un futuro enmascarado), el norteamericano Bobby
Sampson (campeón de la marina de su país) y el oriental Leong Tin Kit Achiú o Chino
Achiú (señalado como “el rey del tope”) encabezarían el afán promotoril en ciernes. 103
Hallada la materia humana para su industria deportiva, el ex Subteniente forjó el primer
programa de su naciente agrupación, a la que puso un nombre ad hoc a su lógica.
Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL por sus siglas), fue el título asignado al
proyecto lutterothiano. Una vez que el otrora inspector de Hacienda sumó diversos
factores a su propósito -nutrido y versátil convoy de adeptos, dentro y fuera del
cuadrilátero; un sitio adecuado para presentar las veladas (la Arena México); novedosa
temática de violencia catártica-física-teatral con sus respectivos intérpretes, se eligió el
viernes 21 de septiembre de 1933 para exhibir el entretenimiento del añejo obregonista.
Cuya génesis fue plasmada en la siguiente narración:
Fue la noche del 21 de septiembre de 1933. La recién formada Empresa de la que eran
miembros don Salvador Lutteroth, don Francisco Ahumada y Mike Corona (QEPD) ofrecieron
en esa fecha su primera función de Lucha Libre, en la Arena México.
Mike Corona había traído de Estados Unidos al indio sonorense José Francisco, mejor conocido
en el mundo de la Lucha Libre como „Yaqui Joe‟, a quienes nuestros „primos‟ habían boicoteado
por el hecho de que era muy bueno y no veían con buenos ojos que derrotara a sus
compatriotas. Total, que se le habían cerrado las puertas del vecino país del norte y para „Yaqui
Joe‟, la Arena México vino a ser como un oasis.
Era, como ya dijimos, la primera función. Lutteroth y compañía, no sabían qué suerte iban a
correr con la Empresa que ponían en marcha. Pero tenían fe. Mucha fe.
102
Peculiar mote puesto por el auditorio y la prensa a los ejecutantes de “la rutina de las llaves y la
contrallaves”, por su vigorosa musculatura y dinámica habilidad corporal.
103
Muñoz, Javier. “Aquella función inaugural de 1933”. en Box y Lucha. 3 de octubre de 2003. Número
2630. Pág. 8. (Ver anexo 5). Además, y para completar la inicial cartelera, se incluyeron a unos
muchachos de rango amateur (Jesús Castillo, Flammarion, Pavía y Antonio Rubio), en los niveles
preliminares.
Quedó confeccionado dicho primer cartel a base de un mexicano –Yaqui Joe-, un
norteamericano –Bobby Sampson-, un irlandés –Cyclone Mackey- y un chino –Leong Tin-Kit
Achiú-, cuyo simplificado nombre de guerra era el de „Chino Achiú‟.
Las luchas confeccionadas fueron estas: Yaqui Joe vs. Bobby Sampson y Cyclone Mackey vs.
Chino Achiú.
Esa noche la concurrencia a la Arena México no fue muy numerosa; pero tampoco se vio
desairado el local y las crónicas de aquellas fechas auguraron el mayor éxito para la Lucha
Libre pues la primera función había gustado y había interesado, a pesar de que el público no
entendía del asunto.
Yaqui Joe derrotó a Bobby Sampson no obstante que este se apuntó la primera caída a base de
recursos científicos, pero en las dos siguientes lució Yaqui su habilidad de piernas –
verdaderamente tenazas- y a base de ellos conquistó el triunfo, entusiasmando a los
compatriotas.
La lucha entre Chino Achiú y Cyclone Mackey se decidió en dos caídas seguidas, a favor del
oriental que acaparó la atención del público por su gran personalidad y por su habilidad para dar
topes y por los gestos que realizaba en el transcurso de la lucha, especialmente cuando le
aplicaban llaves como la famosa „Mecedora‟.
De una crónica de la función inaugural hemos tomado algunos párrafos que el público
encontrará muy interesantes.
Tiene Yaqui algo que muy pocos poseen: unas piernas privilegiadas. De la cintura para arriba
no vale gran cosa nuestro paisano, hay que hablar con verdad, pero de la cintura para abajo su
físico es maravilloso. Sus piernas son unas enormes tenazas, con la soltura de la goma y la
fuerza del acero. Tiene otra enorme ventaja: es muy serio en la lucha. Sube a trabajar a lo suyo,
sin recurrir para nada a las payasadas, que son tan vulgares en este deporte. En su mirada se
refleja la tristeza de todo aquel que ha sufrido en tierra extraña. Esa mirada la tienen nuestros
pobres braceros que durante nuestra Revolución marcharon a los campos yanquis con la
esperanza de ganar dólares a raudales.
El encuentro entre Chino Achiú y Cyclone Mackey fue muy bueno, pero interesó menos que la
estelar. Como que en este iba un mexicano y otro no.
Achiú como ya apuntamos, ganó en dos caídas al hilo. Mackey lo traía frito en la primera caída,
pero de pronto Chino se soltó pegando topes y acabó con el irlandés. Fueron cuatro topes
perfectos y Mackey quedó noqueado.
En la segunda caída, Mackey quedó muy lastimado y no pasó mucho tiempo sin que Chino
volviera a conectarle topes al estómago, para ganarle la lucha.
Se efectuaron esa noche histórica dos encuentros preliminares, tomando parte estudiantes
aficionados. En uno de ellos Antonio Rubio derrotó a Jesús Castillo y en el otro Flammarion se
impuso a Pavía.104
Con la autoría intelectual de Salvador Lutteroth González, quedaba implantada de
esta entusiasta e intrincada forma la lucha libre en México, en septiembre de 1933. No
obstante que “la diversión del cuadrilátero” y sus ejecutantes eran prácticamente
desconocidos para el público capitalino, por sus orígenes y matices foráneos, lo que
aumentaba las sospechas de los organizadores al haberse inmiscuido administrativa y
económicamente en este temerario episodio, fue cuestión de paciencia para que la
reticencia se transformara en predilección, a raíz de la progresiva interacción de los
asistentes con la singular temática de violencia físico-teatral; así como el perfil individual
de los gladiadores que contagiaba a la joven fanaticada, según el bando “rudo” o
“técnico” en que se ubicaran. Además, en su calidad de dorsal patrocinador, el esposo
de Armida Camou no podía permitir llevarse por el desánimo, ni dilapidar el dinero y los
compromisos personales que lo sustentaban, y juzgó conveniente cerrar filas en torno a
la continuidad de la promoción del entretenimiento, al visualizar un lucrativo negocio en
ese caso. Y esta fe le dio la razón unas cuantas hojas de calendario después. Para
respaldar este argumento, lejos de moderar su caudal monetario, “Chava” sugirió
invertirlo en la contratación de nuevos factores que sustentaran la febril temporada.
Pasada la euforia de su origen empresarial, el colotlense tendría que redoblar energías,
ahora en lograr el arraigo del “arte del ring”, lo que suscitaría varios retos y vicisitudes.
Optimista por su flamante lanzamiento, la EMLL presentó su segundo cartel una
semana más tarde, el 28 de septiembre de 1933. En esta velada intervinieron estrellas
de la inauguración como Chino Achiú, Yaqui Joe (quien era la principal atracción),
Ciclón Mackey y Bobby Sampson, además del extranjero Bill Romanoff y de los
nacionales Porfirio Becerril, Eduardo Dientes Hernández, Mario Galeno Núñez, Luis de
la Torre y Gabriel Uriarte.105 A diferencia del anterior evento, la Arena México registró
una notable recaudación en taquilla, por la enorme afluencia de espectadores.
104
“Primera función de lucha libre en México”. en Box y Lucha. 13 a 19 de septiembre de 2004. Número
2679. Pág. 9.
105
Gómez Garnica, Jorge. “La gran historia. Segunda función”. en Superluchas. 6 de junio de 2005.
Número 113. Pág. 12. (Ver anexo 6).
Halagüeña situación que se truncó, al surgir la primera oposición al antiguo inspector de
Hacienda, representada por una afamada dupla de magnates.
Fitten y Lavernge fueron de nueva cuenta un nocivo escollo para Lutteroth.
Transcurridas dos semanas de labor, los promotores de la Arena Nacional se
entrevistaron de manera intempestiva con el ex obregonista, para hacerle una seria
amonestación. Aunque en su encuentro previo se mostraron escépticos hacia la
travesía luchística de “Chava”, e inclusive rechazaron un ofrecimiento para rentar su
escenario, este curso se alteró al informarse de la grata aceptación económica y
popular del inédito entretenimiento. Entonces, los organizadores le advirtieron que si se
rehusaba llevar el espectáculo a su área de influencia, le quitarían el elenco de
gladiadores.106 Ante su clara desventaja para objetar, el jalisciense aceptó la mudanza.
Perdida de momento la partida con aquellos empresarios, el oriundo de Colotlán no se
dejó abatir y trataría de sacar provecho a ese tropiezo.
Intimidado por el agravio, el esposo de Armida Camou no tuvo más que admitir la
forzosa sugerencia, esperanzado en aliviarse. Tras acordar un plan de trabajo
(consistente en la exhibición del catálogo de atletas de Salvador en el local de sus
recientes socios los jueves y los domingos en su espacio), hubo paz. Así, el 5 de
octubre en el coliseo de la calle de Iturbide con avenida Juárez se presentaron Rafael
Brizuela, Luis Latorre, José Manzanilla, José Martínez, Mario Núñez, el japonés Taro
Sato y los foráneos de costumbre.107 Ensombrecido su protagonismo por el
desplazamiento, el Capitán no se frustró y utilizó el contexto para una sesión de postín.
Amparado en Yaqui Joe, su imán de taquilla, el otrora constitucionalista elaboró
una función de gala, encabezada por la disputa de una corona luchística del orbe.
Enterado de su brillante itinerario en los Estados Unidos, el antiguo inspector de
Hacienda le propuso al sonorense exponer su título mundial de peso ligero-medio ante
un connotado rival por designar, con el afán de nutrir sus arcas, en aras de una pronta
separación de sus recientes “socios”. Luego de ajustar ciertos requisitos, principalmente
económicos, el monarca aceptó la oferta. Entonces, se anunció la interesante batalla (la
primera de su tipo en la aún breve historia de “la destreza del tirabuzón”), para el 26 de
106
Programa “Vivir en la lucha libre. Historia de la lucha libre en México”. Editorial Clío. México, 2001.
Colección México Siglo XX.
107
Gómez Garnica, Jorge. “La gran historia. Tercera función”. en Superluchas. 10 de diciembre de 2007.
Número 242. Pág. 28.
octubre de 1933. Y el retador también era importante: Ray Tigre Ryan. Este
norteamericano, de imagen agresiva y castigos demoledores, practicaba el estilo “rudo”
lo que aseguraba un atractivo duelo entre ambos “gorilitas”. Expectativa que se cumplió,
pues hubo una notable de afluencia de público en la taquilla, para adquirir sus boletos
del inédito acontecimiento.108 El resultado de aquella pelea favoreció al mexicano quien
retuvo su diadema, porque el extranjero fue descalificado, en concordancia con su perfil
“sucio”, al no acatar las amonestaciones ni obedecer las indicaciones del réferi. 109
Jubiloso un tanto con el evento, y pese su cautiverio, parecía que Salvador retomaba su
auge hasta que un reciente revés, ahora salido de su comitiva, entró en escena.
Miguel Corona fue otro de los antagonistas del jalisciense. ¿Cuáles fueron los
factores que propiciaron esta controvertida decisión? Por un lado, la llegada de Jimmy
Fitten y Carlos Lavernge a “la sabiduría del enlonado”, para intentar dominar su cauce
deportivo-mercantil como lo hicieron con el pugilismo, había minado las ganancias y la
notoriedad de la EMLL, de la que el personaje en cuestión formaba parte. Y por el otro,
a raíz de una merma administrativa y de recursos invertidos, quiso separarse de
Ahumada y Lutteroth para ejercer un derrotero promotoril individual, casi de inmediato,
al argumentar también su experiencia en la confección de programas en Texas.
Decidido a rivalizar con su ex camarada, Mike trataría de asestarle un nuevo golpe
empresarial, dos meses después.
Diciembre de 1933 marcó el inicio de labores luchísticas de Miguel Corona, ya sin
la tutela del antiguo escolta de Álvaro Obregón. Intranquilo por el perjuicio de sus
beneficios, debido a la intromisión de Jimmy Fitten y Carlos Lavernge, así como la
exigua capacidad de protesta de su principal socio, más que por su voraz codicia, en
noviembre prefirió desintegrar el triunvirato que formaba junto Ahumada y el jalisciense,
para realizar programas del “universo de las doce cuerdas” por razón propia. Auspiciado
por su quehacer en Texas, y su breve pero aleccionadora estancia en el feudo
lutterothiano, el flamante organizador se dio a la tarea de obtener los pilares de esta
108
Estos fueron los montos iniciales estipulados para las distintas localidades, de esta y otras carteleras:
en los asientos de primera fila el precio era de cuatro pesos; en la segunda hilera el valor fue de tres
pesos con cincuenta centavos; de la tercera a la cuarta línea se pagaban tres pesos; de la quinta a la
séptima fila el asiento valía dos pesos con cincuenta centavos y de la octava a la decimotercera fila la
suma fue de dos pesos. En el ring general, el costo era de un peso con cincuenta centavos; y un peso
para entrar a las gradas.
109
Morales, Ricardo. “¿Qué pasó después del 21 de septiembre de 1933?” en Luchas 2000. 21 de julio
de 2003. Número 175. Pág. 7.
obra. Si aún quedaban dudas sobre la jerarquía de este opositor, éstas se despejarían
pronto, muy pronto.
Convencido de sí mismo, el emancipado nutrió su propósito con dorsales factores,
dentro y fuera del ring. Al analizar su estratagema, el primer punto a cubrir fue el coliseo
para sus eventos. Tras recorrer con ahínco el Distrito Federal en busca de un local
amplio, cómodo y próximo a una zona popular, logró la renta del Teatro Iris (hoy Teatro
de la Ciudad), ubicado en la calle de Donceles, el cual llenaba las expectativas. Lo
siguiente fue contratar al material humano que integraría las carteleras. Después, se
hizo de un nutrido elenco de atletas encabezado por el español Pascual Castillo, el
norteamericano Eddie Cochrane (quien sería su principal luminaria), además de los ya
conocidos Chino Achiú y Yaqui Joe, también exentos de la autoridad de Salvador.110
Furibundo vendaval que duraría dos meses, hasta la signatura de un inusual trato
deportivo entre los implicados.
No obstante su rivalidad, los empresarios también eran sujetos probos e
intentaron acabar con ese antagonismo. Enfrentarían algunos de sus ases y el perdedor
saldría de la escena. Así, en la Arena Nacional el 6 de enero de 1934, Achiú derrotó a
Antonio Canales mientras el estadounidense Abby Colleman venció a Cochrane. Como
el saldo fue empate, se pactó la permanencia de ambos promotores. 111 Sin embargo,
Mike no seguiría, después de abril, por escasez de dinero y una mala administración.
Aliviado indirectamente de ese dolor de cabeza, el Capitán recobraría la tranquilidad,
que le serviría para expandir su influencia a una nodal área geográfica.
La provincia representó un fructífero negocio, que el esposo de Armida Camou no
permitiría se le diluyera de las manos. Arrinconado por el pacto obligatorio existente con
Fitten y Lavernge, quienes no lo dejaban trabajar con entera libertad, pues debía
compartirles las ganancias económicas alcanzadas, además de la férrea oposición que
le hizo su ex aliado Miguel Corona, Salvador se dio cuenta de la necesidad de quitarse
tales eclipses, para lo cual tendría que salir cuanto antes de la Arena Nacional. De
conseguir este alejamiento, se abría un gran abanico de situaciones favorables. Por un
lado, recuperaría su autonomía como promotor de “la destreza de las patadas
110
Morales, Ricardo. “Mike Corona, el primer rival de promoción de Lutteroth”. en Luchas 2000. 28 de
julio de 2003. Número 176. Pág. 19.
111
Gómez Garnica, Jorge. “La gran historia. Guerra de empresas”. en Superluchas. 7 de diciembre de
2005. Número 175. Pág. 10.
voladoras”, al igual que sus beneficios monetarios. Y por el otro, añadiría nuevos
lugares y sitios a su objetivo deportivo-mercantil, en aras de fortalecerse ante la
acometida de esos y otros antagonistas.112 Luego de investigar una opción viable, la
respuesta se halló en una entidad geográfica que aumentaría su prestigio en ciernes.
Nodal empeño que una importante urbe, próxima al Distrito Federal, auspiciaría de
modo ameno.
Pachuca, en el estado de Hidalgo, fue la plataforma que socorrió el proceso de
expansión ideado por el antiguo inspector de Hacienda. Pese a verse inmerso en una
serie de hostilidades que lo asfixiaban sin remedio, “Chava” quiso huir lo más pronto
posible de los turbios nubarrones que ensombrecían su derrotero. Como su base de
operaciones estaba cercada por la embestida de sus rivales, y ya no era un sitio
ventajoso, juzgó prudente desplazarse a una dirección menos azarosa, en espera que
la suerte volviera a sonreírle. En tanto, el domingo 11 de febrero de 1934 en la Plaza de
Toros Pachuca, se realizó la primera función moderna del “arte del costalazo” fuera de
la capital del país, a cargo de Francisco José Flores Lecona y Mauricio Ocampo.
Aunque no tuvo injerencia directa, prestó a los “gorilitas” que integraron el programa (el
mexicano Tony Canales, el ruso Millikan, el finlandés Ruddy Skarda y el francés Conde
Varga). Aparte, para asegurarse el vínculo con ellos, estableció un vital trato de
colaboración que patrocinó a los implicados, en sentido grato, al correr del tiempo.113
Incluida “la Bella Airosa” en su sistema, así como unos flamantes socios, el
subsecuente avance del Capitán se realizó en otra ciudad con altos perfiles de lucro.
Puebla fue la siguiente alternativa que seleccionó el ex constitucionalista para su
florecimiento empresarial, lejos de la capital del país. Dado el ameno saldo de su
travesía en Pachuca, en cuanto la obtención de nuevos nexos laborales y perspectivas
comerciales, y para no perder tiempo debido a los ataques de sus opositores, casi
quince días después estaba en otra ilustre ciudad con ansia de repetir el éxito. Por sus
antecedentes deportivos,114 conglomerado social y proximidad geográfica, “la
112
Groubet, Lourdes. Espectacular de Lucha Libre. Prólogo de Carlos Monsiváis. Trilce EdicionesCONACULTA-Secretaria de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla-COMEX-Grupo Modelo-UNAM.
México, 2005. Pág. 20.
113
Entrevista a Carlos Maynez Flores. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
114
Decisión que el otrora integrante de la escolta de Álvaro Obregón tomó, al informarse del duelo
luchístico entre los renombrados el Bulldog y Enrique Ugartechea, llevado a cabo en agosto de 1910 en
dicha urbe.
Angelópolis” fue elegida para acoger el espectáculo que ofrecía el esposo de Armida
Camou. A diferencia del estado de Hidalgo, esta ocasión su injerencia fue directa al
supervisar puntualmente sus intereses. De esta forma, buscó entrevistarse con las
instancias respectivas en espera de respuesta favorable. Panorama verificado, pues
consiguió los permisos de las autoridades municipales y la renta del distinguido Teatro
Variedades, remodelado tras sufrir un incendio unos años antes. Ya sin la severa
vigilancia de sus adversarios, y dispuesto a que este avance resultara grato, movió
todas sus piezas, dentro y fuera del enlonado, para efectuar su inicial velada el sábado
24 de febrero de 1934.115 Tal fue el triunfo (seguido en el Cine Constantino),116 que en
fechas posteriores edificaría una Arena, para asegurarse el aporte de esta plaza.
Brillante primera cartelera de Salvador, en su reciente fortaleza, relatada a continuación:
Hubo una lucha preliminar a una caída y dos luchas estelares a “2 caídas de 3, hasta
vencer”. En la primera, Manuel “Toro” Hernández venció a Francisco “Firpo” Segura y en
la segunda Pat Riley “El Irlandés” sucumbió ante Jack Manuel “El Portugués”.
Los sábados la función de cine terminaba a las siete y media de la noche, y a las nueve
comenzaba la lucha. Aprovechando el amplio aforo del teatro se instalaba un ring, y por
el precio de un peso con veinte centavos en luneta, setenta y cinco centavos en
anfiteatro y cincuenta en galería, los aficionados disfrutaban las “llaves” y maromas de
Firpo Segura, Jack O‟Brien, el Charro Aguayo, el Gorila Macías y otros pioneros de la
lucha libre mexicana.
117
Sigilosa pero firmemente, Lutteroth González empezaba a recobrar el auge
empresarial perdido. Al trasladar su atractivo espectáculo a dos importantes ciudades
de la provincia, donde sanó delicadas heridas y adquirió valiosos refuerzos, pudo
apuntalar su hegemonía al implantar, de manera directa o indirecta, “el arte de los
azotones” en dichas entidades. Entonces, creyó adecuado regresar a su centro de
operaciones tras sentirse fuerte otra vez, porque no quería verse desplazado del
proyecto que había forjado con tanto esfuerzo a través de la EMLL. Y aunque todavía le
pesaba el convenio con Jimmy Fitten y Carlos Lavernge, podría sacarle algún provecho
115
Entrevista a Israel Torres Hernández para el programa “La otra cara de… la lucha libre en Puebla”.
Marzo 2004. Canal 26. Sicom. Puebla, Puebla.
116
Tirado Villegas, Gloria. Suspiros del Ayer. Mujeres poblanas de los 40 a los 60. Centro de Estudios de
Género Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla, 1999. Pág. 44.
117
Wolfson, Isaac. Dos cines en la vida de Puebla en el siglo XX. H. Ayuntamiento de la ciudad de
Puebla. México, 2006. Pág. 30.
a la utilización de la espaciosa Arena Nacional, para dar cabida a un mayor número de
aficionados a diferencia de su coliseo remodelado; en tanto que el antagonismo con
Miguel Corona ya no le inquietaba, pues aquél estaba ya muy próximo claudicar.
Deseoso de materializar este avance, el jalisciense se reuniría con un vital aliado, quien
le hizo una fundamental observación desde los primeros meses de 1934.
Alejandro Aguilar Reyes aconsejó la entrada de mexicanos en las carteleras, para
resarcir la pérdida de luminarias y difundir “el oficio de los topes”. Instalado en la tribuna
de su connotado diario la Afición, además de su elevada reputación en el ámbito
deportivo, el periodista notó que en la constelación de astros atléticos del cónyuge de
Armida Camou faltaban elementos nacionales. En vista de lo cual, sugirió el
adiestramiento de muchachos deseosos de adquirir fama y porvenir sobre el
entarimado, en espera de solventar dos asuntos. Por un lado, que la firma deportiva de
su socio no estuviera supeditada a la abundante contratación de foráneos, quienes en
algunas ocasiones no desquitaban el elevado salario devengado, o emigraban al bando
opuesto al justificar incumplimiento de sus exigencias laborales; y por el otro, se
aseguraría un elenco fiel y propio que el público identificara y apoyara con entusiasmo.
Misión significativa cumplida por otro adepto del colotlense, versado en el tema.
Gonzalo Avendaño proporcionó el arsenal humano como lo pedía Fray Nano. Al
ser experto en armas y defensa personal (por estudiar y trabajar en prestigiados
institutos, además de un estrecho vínculo con Salvador), fue designado instructor oficial
del consorcio. Entonces, en la academia de Policía, impartió clases a numerosos
muchachos, quienes devolverían esta ilustración con espléndidas trayectorias sobre el
ring. Empeño trascendental que produciría un nuevo universo de estrellas, del que
surgiría el primer ídolo popular del ex obregonista
Numerosos jóvenes mexicanos, ante la partida de luminarias foráneas,
remozarían la EMLL con notables desempeños sobre el cuadrilátero. Procedentes de
variadas áreas geográficas del país (rancherías, poblados y pequeñas ciudades de la
costa, del norte y del centro), así como integrantes de diversos niveles sociales, pero
seguros de hacer fama y fortuna al ingresar a las órdenes del otrora constitucionalista,
cientos de jóvenes entraron al casino de la academia de Policía para verificar sus
aspiraciones. Luego de cumplir fatigantes horas de entrenamiento, dispuestas por
Gonzalo Avendaño -quien en la tarea de un hábil escultor cincelaba figuras endebles y
toscas hasta volverlas flexibles y vigorosas-, salía a escena la primera generación de
gladiadores nacionales compuesta por Ray de Alva, Rafael Anaya, Adolfo Patrón
Bonales, Tony Infante, Arturo Martínez, Gilberto Martínez Larrea, Carlos Meza, Eugenio
Muñoz, Ramón Romo y Fausto Nicolás Ciclón Veloz; además de los aportes de Puma
Balderrama, Raúl Bellón, Bobby Bonales, Tony Canales, Mike Durán, Eladio Flores,
Salvador Hércules Flores, Gorila Macías, Francisco Gou, Dientes Hernández, Tigre
Hernández, Manuel Toro Hernández, Luis Mayo, Salvador Orozco y Raúl Romero.118
Contexto que no obstante su valioso perfil atlético, ameritó la deliberación de un agente
externo: el público.
La aprobación o censura de esa pléyade estuvo a cargo de los espectadores,
quienes iban a “la sapiencia de las azotones”. Deseoso de exhibir en el aparador del
ring sus diamantes luchísticos, el ex obregonista orquestó, en enero de 1934, una
función en la que sólo participaron elementos nacionales, cuyo turno estelar
correspondió a Gilberto Gómez vs. Héctor Diablo López. El resultado de esta subasta
deportiva, que en términos monetarios fue grata, apuntó que algunos gladiadores
fueran aceptados y otros no. Y de los llegaban a gustar, cada fin de semana tendrían
que mostrar su valía para no caer en el anonimato.119 Aprendida la lección de no
precipitarse, pese los iniciales saldos de la situación negativa, el Capitán tomó con
mesura el panorama y aguardó que el consejo de Fray Nano se realizara. Y no tardó
mucho. Airoso del veredicto de la afición resultó Firpo Segura, quien se volvería una
deidad del encordado.
Arrastre popular y una personalidad imponente convirtieron a Firpo Segura en el
icono deportivo de la EMLL, en la tercera década de la vigésima centuria. 120 Al
quedarse sin el importante aporte taquillero de su luminaria Yaqui Joe -por integrarse
éste al elenco de la competencia junto a Chino Achiú-, parecía que los ingresos
monetarios del antiguo inspector de Hacienda bajarían, al alejarse el público de sus
carteleras de manera sensible. Sin embargo, y orientado por la puesta en marcha de la
sugerencia hecha por Aguilar Reyes, el jalisciense pudo salir airoso de este atolladero.
118
Gómez Garnica, Jorge. “Grandes leyendas. Raúl Romero”. en Superluchas. 10 de noviembre de 2003.
Número 33. Pág. 20.
119
Taibo II, Paco Ignacio. Amorosos fantasmas. Editorial Promexa. México, 1990. Serie Misterio. Págs.
42-43.
120
“Firpo Segura. 1907-1968”. en Hombres y Mitos. Especial “Grandes figuras de la lucha libre”. Febrero
2008. Número 8. Págs. 26-27.
Situación confirmada a través de la recomendación de un conocido suyo: Fernando
Osterberger.121 Este personaje (experto manager pugilístico, quien lo beneficiaría en el
futuro con una dorsal contratación), le habló de un joven atleta con posibilidades de
destacar. Si bien había brillado en el boxeo, pues obtuvo el cetro nacional semicompleto
en 1929, el capitalino Francisco Segura García ya no tenía rivales de calibre ni ingresos
altos, por lo que se adentró en “la disciplina de las patadas voladoras” -como el caso de
Carlos Gorila Ramos.122 Tras cumplir el tiempo de adiestramiento dispuesto por
Avendaño, fue aceptado por el ex obregonista. Quedarían atrás sus labores como
panadero y zapatero porque, paulatinamente, se ganó la preferencia de los
espectadores, quienes lo volvieron una luminaria. Categoría avalada por este relato:
Fue un hombre nacido para triunfar. De una humilde familia, pero poseía un ángel que
estremecía a propios y extraños. Después de dejar el guante, no porque fuera mal
elemento, sino le escaseaban rivales de categoría, atendió una recomendación de sus
amigos y entró a la lucha libre, donde tendría prestigio. Y en poco tiempo se hizo ídolo.
Tenía una terrible mano derecha que se volvió su arma predilecta. Era un tipo fabuloso
que en cualquier momento podía definir un combate. Lo apodaron el “rey del derechazo”.
Él nació para luchar contra los rudos, aunado a los conocimientos del boxeo, lo hacían
invencible. Por el poder de sus puños y la destreza para manejarlos, se convirtió en el
ídolo de las multitudes, como atinadamente lo llamaban. Nunca lo consideré un experto
en ciencia, pero siempre lo califiqué como un demonio contra los rudos.123
Adquirido un nuevo pilar para su firma promotoril, y decidido a separarse de sus
adversarios, Lutteroth González dispuso la elaboración de una gran función luchística.
Por el impulso comercial adquirido al incursionar en dos zonas de provincia (Pachuca y
Puebla), a la par de la entrada de varios elementos mexicanos en sus programas, el
honor empresarial del Capitán era ya una realidad palpable. Entonces, creyó adecuado
orquestar un evento de postín para desmarcarse de otros agentes, al mostrar el por qué
de este ascenso. Guiado por las pertinentes observaciones de sus socios, analizó
diversas alternativas deportivas, en busca de efectuar aquella intención. No obstante
que en los duelos preliminares no habría problema, pues poseía suficiente material
121
Cruz García, César. “Los ausentes: Firpo Segura”. en Box y Lucha. 18 a 22 de enero de 2006.
Número 2749. Pág. 29.
122
Cardeña, Alberto. “¡Qué tiempos aquellos, señor don Simón!” en Revista de Revistas. Noviembre de
1998. Número 4470. Pág. 54.
123
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
humano, el obstáculo estribaba en agenciarse elementos para la contienda principal.
Preponderante gala a formalizarse, que ameritó la presencia de un as internacional
Enterado de la notoria calidad del estadounidense Edward Estrangulador Lewis, el
jalisciense pretendería llevarlo a México, para que estelarizara su velada atlética.
Nacido en Sheboygan Falls, Wisconsin, el 2 de junio de 1890, Robert Hermann Julius
Friedrich (nombre verdadero de ese “gorilita”), fue una destacada figura de los
cuadriláteros. Gracias a su devastador arsenal de llaves (que incluía la aplicación de un
letal candado a la cabeza, como su sello distintivo, el cual provocaba al rival un
abundante sangrado de boca y nariz), obtuvo innumerables triunfos, entre ellos el título
de peso completo del orbe ante Joe Stecher, el 4 de julio de 1920 en Chicago. 124 De
esta forma Salvador se reunió con él, en aras de aprobar su oferta laboral y monetaria.
Y luego de varias negociaciones, el significativo trato fue aceptado por ambas partes.
Pactada la contratación del célebre gladiador, habría que conseguirle un rival de similar
categoría para que la ilustre batalla estuviera completa.
Jim Browning fue seleccionado como oponente del ex campeón. Al ser el
soberano mundial de la división pesada, avalado por la NWA (National Wrestling
Association), era el candidato idóneo para rematar el tentativo plan del esposo de
Armida Camou. Después de las pláticas de rigor, en que se ajustaron los detalles
administrativos y económicos, el compromiso fue aprobado por los inmiscuidos. 125
Definida gratamente la participación de aquel astro, la cartelera del ex constitucionalista
tomaba serio perfil para cristalizarse en abril de 1934.
Beneficiada por la inclusión de los dos famosos gladiadores, la magna función a
realizarse también sería socorrida por un ilustre asistente: el presidente en turno. A raíz
de sus altas expectativas, por la probada jerarquía de los “gorilitas” contratados, el
notable acontecimiento llamó la atención de numerosos estratos sociales, en aras de
conseguir boletos para contemplar el solemne programa. Interesante situación que la
clase gubernamental no se perdería. Como en el estreno de proyectos de gran valor es
nodal la presencia de figuras de la política, para que certifiquen su importancia, esta
gala del antiguo inspector de Hacienda no fue la excepción. Así, el entonces guía de la
124
Gómez Garnica, Jorge. “Las leyendas. Ed “Stangler” Lewis”. en Superluchas. 17 de mayo de 2004.
Número 59. Pág. 20.
125
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
república, el General sonorense Abelardo L. Rodríguez (1889-1967),126 patrocinador de
lucrativos negocios ajenos y propios, fue invitado junto a sus secretarios de Estado.127
Avalada por el mandatario nacional, la cartelera se efectuó el domingo 15 de abril de
1934 en el Toreo de la Condesa, abarrotado por cientos de aficionados.
Sobresaliente fue el resultado de este hito del creciente prestigio luchístico de
Lutteroth González. Tras los duelos de respaldo (Héctor Diablo López y Carlos Meza,
Antonio Canales vs. Mario Núñez, el italiano Pietro Belcastro ante el norteamericano
Tex Wright y Manuel Toro Hernández contra el finlandés Ruddy Skarda), y el respectivo
saludo del público a la llegada del ocupante de la primera magistratura del país, el ring
puesto en el recinto taurino fue ocupado por la dupla de gloriosos contendientes,
quienes se disputarían el título completo de la NWA en la riña estelar. Con la
aprobación de las estipulaciones dictadas por la comisión atlética de California, a través
del Departamento del Distrito Federal, además de notificar el peso del monarca 230
libras y del retador 245 libras, empezó la solemne justa. Si bien los espectadores
apoyaron con entusiasmo al Estrangulador, por su reputación, luego de tres caídas el
triunfador fue Jim Browning al rendir a su oponente con unas “tijeras” al cuerpo.128
Fulgurante escalada a la hegemonía promotoril del Capitán, cimentada en el mes de
mayo con un nuevo baluarte deportivo: el Charro Aguayo.
Vuelto a la preponderancia empresarial, con su evento en el Toreo de la Condesa,
Salvador hallaría un nuevo pilar para este adelanto, en la persona del Charro Aguayo.
Si bien Francisco Aguayo (nombre real de ese atleta) nació en Sonora, su desempeño
sobre el cuadrilátero ocurrió en Estados Unidos, al no existir un consorcio estable ni
arraigo de ese espectáculo en su país. Gracias a la orientación dictada por Matty
Matsuda, fue un afamado “gorilita” que se impuso a varias figuras, apoyado en un
arsenal de castigos y llaves que estaba al límite de lo permitido por los reglamentos de
las comisiones deportivas. Además, su fama creció porque era anunciado como ex
126
Con respecto a este personaje revisar Gaxiola jr., Francisco Javier. El Presidente Rodríguez (19321934). Editorial Cultura. México, 1938; Medin, 1990:121-144 y Rodríguez, Abelardo. Autobiografía.
Editorial Novaro. México, 1962.
127
Morales, Ricardo. “El debut del padre de los encapuchaos: ¡El Enmascarado!” en Luchas 2000. 4 de
agosto de 2003. Número 177. Pág. 15. No hay información, a excepción del dato presentado, que
explique el por qué de ese hecho trascendental. De similar forma, establecer si entre el oriundo de
Colotlán y el integrante del “Maximato” hubo provechosos lazos empresariales, o algunos vínculos de
amistad, es entrar al inhóspito terreno de la suposición.
128
Gómez Garnica, Jorge. “Inolvidables combates: Jim Browning-Edward “Estrangulador” Lewis. Tercera
parte”. en Box y Lucha. 6 de diciembre de 2002. Número 2588. Pág. 23. (Ver anexo 7).
combatiente de las huestes bélicas de “Pancho” Villa durante la Revolución, que lo
convirtió en un imán de taquilla. Sin embargo, debido a la promulgación de un edicto
que prohibía a elementos mexicanos trabajar dentro o fuera del ring, el norteño decidió
aceptar una propuesta laboral de Miguel Corona para actuar en el Teatro Iris, en marzo
de 1934. Y cuando la época promotoril de Mike terminó un mes después, el esposo de
Armida Camou lo contrató de inmediato, en espera de repetir hazañas. Esperanza
tornada realidad. Tras debutar con un triunfo en la Arena México el 24 de mayo ante el
Tigre Morgan, los pronósticos se cumplieron al pie de la letra.129 A la par de Segura, con
quien tuvo encarnizadas reyertas, fue otro reconocido ídolo popular pese manejar un
estilo “sucio”, que la afición le perdonaba al reñir contra extranjeros, ya que se convertía
en defensor del orgullo nacional. Aparte que por sus antecedentes y prestigio, llevó una
estrecha amistad con el colotlense, que redundaría en provechosos saldos para ambos.
Importante refuerzo de ese célebre gladiador a la obra lutterothiana, cuyos rasgos se
corroboran en este testimonio:
Era una figura especial, pero muy especial, tenía toda la inteligencia del mundo para
hacer rabiar a los aficionados y provocar en ellos un odio terrible hacia su persona.
Luchó varios años en “el otro lado”, en donde obtuvo grandes victorias, y se le consideró
un extraordinario as del enlonado, como aquí con el tiempo. Era un contraste, porque el
público lo idolatraba cuando luchaba contra rudos foráneos, pero lo odiaba cuando se
enfrentaba a los técnicos mexicanos. Su rostro tenía todas las características de un
malvado, de un monstruo, aunque en la vida privada era lo contrario.130
Poseer un monarca luchístico a nivel nacional, tras varios éxitos logrados, fue la
siguiente meta del anterior escolta de Álvaro Obregón, a mediados del año en curso.
Basado en su notable jerarquía promotoril, así como en sus estrechos nexos con la
comisión de Box y Lucha del Distrito Federal,131 al ser el único empresario en solventar
129
Salomón el Filósofo. “Los grandes rivales del “Charro” Aguayo”. en Box y Lucha. 16 de marzo de 2001
Número 2500. Pág. 29.
130
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
(Ver anexo 8).
131
1923 fue la fecha en que nació este organismo, cuyos iniciales responsables fueron Guillermo de
Gress y el General Tirso Hernández. Aunque inicialmente regulaba el ejercicio administrativo y práctico
del pugilismo, el auge del “espectáculo de las patadas voladoras” motivó su paulatina injerencia, para
darle un soporte reglamentado, hasta constituirse de manera profesional. La razón por la que el antiguo
inspector de Hacienda tuviera en esa junta una alta estimación, como nadie más en ese entonces, podría
entenderse porque uno de sus allegados, el periodista Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano, fue uno de los
fundadores de esa dependencia.
en forma y tiempo sus exigentes requisitos para desempeñar sus labores, por la
pertenencia de una certificada licencia de trabajo,132 el esposo de Armida Camou
acordó con esta instancia la creación de títulos deportivos en diferentes categorías.133
Esta medida cumpliría dos premisas. Por un lado, se descartarían aquellos cetros y
soberanos de dudosa procedencia, originados por capricho o voluntad de ciertos
agentes. Y por el otro, se produciría una estable y rigurosa clasificación, que incluiría a
los principales atletas del país según su rango, que ya alcanzaban una cifra importante,
con el obvio respaldo de acreditadas autoridades. Además debido a la orientación
comercial, puesto que el dirigente de un consorcio tuviera algún propietario de una
diadema le aseguraba lucrativas ganancias económicas, al realizar muchas batallas en
las que se pondría en juego tal blasón, con el consabido atractivo para la fanaticada.
Legalmente aprobado su afán por la entidad facultada en la materia, el Capitán
orquestó eliminatorias de las que saldrían los inaugurales campeones mexicanos.
Mario Galeno Núñez se coronó como el primer regente oficial de peso welter
(división comprendida hasta los 78 kilogramos), el 17 de junio de 1934.134 Entrenado en
la academia de la Policía, fue parte de la preliminar estirpe de “gorilitas” orientada por el
chiapaneco Gonzalo Avendaño. Y al saber de la interesante convocatoria, se alistó con
ansia de salir airoso. Peripecia fecunda al derrotar en reñida querella a Tony Canales.
Etapa significativa en el fortalecimiento de la EMLL que fue secundada, debido a la
demostración de su utilidad, por un icono de índole popular.
Charro Aguayo devolvió la fe puesta en él por el oriundo de Colotlán, al conquistar
con autoridad el inaugurado trono nacional de peso completo, el 21 de junio de 1934.
Menos de una semana después de proclamar a Mario Núñez como monarca welter del
país, mediante un triunfo sobre Tony Canales en álgida batalla atlética, el antiguo
obregonista juzgó oportuno impulsar la creación de otro título luchístico, con la anuencia
de la comisión de Box y Lucha del Distrito Federal, por el favorable saldo del anterior
caso -el cual formaba parte de su naciente proyecto deportivo-, que lo distanciaba
notablemente de cercanos antagonistas. De esta manera, en la Arena Nacional (que
132
Los requisitos para adjudicarse este permiso eran: disponer de un local para ofrecer funciones,
garantizar el pago de oficiales y gladiadores, residente de la ciudad en turno, ser mexicano por
nacimiento o naturalización y tener la mayoría de edad.
133
Olivares, Luis Arturo. “La página del pasado”. en Colosos. Enero de 1993. Número 67. Pág. 16.
134
Gómez Garnica, Jorge. “Esplendoroso 1934”. en Superluchas. 16 de febrero de 2004. Número 46.
Pág. 20.
servía como adecuado local por sus amplias y cómodas instalaciones, pese a ser
propiedad de Jimmy Fitten y Carlos Lavernge), luego de las obligatorias rondas
eliminatorias, se realizó la reyerta decisiva entre los finalistas, que designaría al
naciente soberano de la división de más de 100 kilogramos. El día de la esperada
función, se estructuraron interesantes duelos de respaldo, con importantes figuras
foráneas y nativas, para acentuar su valor. Tras los combates entre Eladio Flores y
Arturo Martínez, Antonio Gorila Macías contra Firpo Segura y Walter Lacore vs. Tigre
Morgan, se enfrentaron Manuel Toro Hernández y el ex “villista”, ante una nutrida
cantidad de aficionados, quienes atestiguaron la victoria del segundo en mención.
Nueva aportación del ídolo “rudo” al prestigio de la EMLL, reseñada a continuación:
El primero en subir fue Manuel “Toro” Hernández luciendo una bata larga y con
ceremonia se paseó en el cuadrilátero, después Francisco el “Charro” Aguayo y la
ovación estalló. Se anunciaron los pesos y dio comienzo el ansiado encuentro, las dos
primeras caídas fueron tremendamente disputadas, las llaves definitivas fueron una
palanca al brazo que siempre aplicaba el “Toro” y el “Charro” empató con tremendos
golpes y derribes finalizando con toque de espaldas y fue emocionante cuando se silbó
para la tercera caída, los dos querían hacer historia, intercambiaron golpe por golpe
teniendo al filo de sillerío a los aficionados, en un intercambio el “Charro” efectuó un
nuevo lance y se vio por vez primera lo que sería la creación de este inmortal: la
mecedora. El público acompañó este nuevo lance con una exclamación, el “Toro” se
rindió y surgió el primer campeón nacional Completo. Nada es comparado con el triunfo
y la senda de gloria ya tenía un nombre: el de Francisco “Charro” Aguayo.135
Vitalizada su firma deportiva con dos campeones nacionales, y para no perder ese
impulso, el Capitán decidió expandir sus intereses en nuevas áreas de la provincia.
Después de cumplir la meta de tener títulos del país entre sus filas, a través del Charro
Aguayo y el Galeno Núñez en los pesos completo y welter respectivamente, el otrora
constitucionalista resolvió volver a presentar carteleras fuera del Distrito Federal, tras
los amenos saldos conseguidos en Pachuca y Puebla, con el objetivo de fortalecer su
preponderancia. En aras de mover sus piezas con rapidez y reducir gastos en el
traslado, eligió una importante entidad próxima a las bases de apoyo. De esta manera,
135
Gómez Garnica, Jorge. “Campeonísimo: “Charro” Aguayo”. en Box y Lucha. 28 de febrero de 2003.
Número 2600. Pág. 23.
una vez reunidos los permisos correspondientes, el 30 de junio del año en curso “el arte
de las llaves y las contrallaves” llegó al Teatro Felipe Carrillo Puerto de Veracruz.136 A
raíz de ese fructífero avance, paulatinamente comenzó un estratégico proyecto de
mayor cobertura empresarial, que abarcó diversas áreas geográficas: Cuernavaca, el
Estado de México, Guadalajara, Monterrey, Tampico y Ciudad Obregón, Sonora.
Entusiasmado por la aptitud de este plan, Lutteroth contrató a un avezado matchmaker,
quien le proporcionaría una abundante cifra de gladiadores foráneos.
Lin Pladner se encargó de mantener la atención de los espectadores hacia la
EMLL, al renovar su catálogo de estrellas. Al desempeñarse como promotor en San
Diego, California, este individuo consolidó una trayectoria administrativa y práctica de
alto rango en aquella región. Con ese valioso antecedente, y determinado a fortalecer
su autoridad, el jalisciense se dio a la tarea de agenciarse sus servicios. Luego de
algunas entrevistas, dado el dominio del idioma inglés de Salvador y una seductora
oferta económica, el extranjero consintió trabajar para el cónyuge de Armida Camou.
Gracias a su destacada labor, fue posible el arribo de los ingleses Don Carver y Mike
London, el mexicano Chimuelo Campos, el judío Sammy Cohen, los alemanes Otis
Culingham y Frank Wolf, los norteamericanos William Cazel, Speddy Frank, Douglas
Henderson, Kiko Kiros y Danny Mc Shain, el árabe Ibeen Seleem, el turco Ali Kaba
Shaba, el japonés Sugi Shindo entre otros. Situación que, con el apoyo del otro
programador Jesús Lomelí, se afianzaría al combinarse con los astros ya establecidos.
De haber dudas sobre el favorable ambiente que arropaba al oriundo de Colotlán, tras
el auxilio de su recién allegado, una prueba del destino las despejaría.
¿Podría el destino favorecer, de alguna manera palpable, el triunfante itinerario
empresarial de Lutteroth González? Luego de patrocinar con ahínco la creación de dos
campeonatos nacionales –en los pesos welter y completo-, difundir “el pasatiempo de
los topes” en varias zonas de la provincia –Veracruz, por ejemplo-, y anotarse el socorro
de un matchmaker –el norteamericano Lin Pladner-, entre otros factores, la hegemonía
del jalisciense era una realidad tangible. Si bien pesaba sobre sus hombros la sombría
presión de Fitten y Lavernge, el ex constitucionalista pudo adaptarse a ese
hostigamiento, rastrear la naturaleza de sus perfiles y librarse de forma paulatina, por la
136
Morales, Ricardo. “La primera aberración de promoción. ¡Un oso vs. un luchador!” en Luchas 2000. 11
de agosto de 2003. Número 178. Pág. 11.
eficacia de sus diligencias. Sin embargo, faltaba un suceso que consumara tal ventaja.
Incertidumbre despejada por la acción directa de la insondable fortuna, a través de un
regalo único, tres meses después.
Cuarenta mil pesos fue la portentosa señal que otorgó el azar a favor del esposo
de Armida Camou.137 Forzado por ciertos eventos adversos, Salvador compró un billete
de lotería, marcado con el número de serie 4242, con la esperanza de adjudicarse una
alta cantidad monetaria, por las tradicionales expectativas cifradas en ese famoso
sorteo. En la fecha del juego se cumplían catorce años del fallecimiento de su padre.
Quizá por ese hecho o por impulsar una idea que muchos tildaban de errónea, cual si
fuera una gratificación de la suerte, el “cachito” que poseía obtuvo el premio mayor.
Dinero providencial que impulsó tajantemente el afán luchístico del otrora obregonista, a
partir de entonces.
Festejar con gran boato el primer aniversario de la EMLL, fue la secuela de esa
metamorfosis económica. Al celebrarse doce meses del nacimiento de su firma
deportiva, el 21 de septiembre de 1934, la batalla principal de la velada debía estar
acorde a la situación. Ya sin la preocupación por solventar pagos, dado su repentino
caudal, el jalisciense contrató dos figuras del encordado. Así, con la victoria del alemán
Stephan Berne sobre el estadounidense Ray Tigre Ryan, la función se redondeó.138
Jubiloso por las bienaventuranzas concedidas, el Capitán vislumbró una prometedora
idea, que incluiría a un conocido gladiador foráneo para ser ejecutada.
Presentar un gladiador encapuchado, se convirtió en el nuevo proyecto del
dirigente de la EMLL. Después de cimentar su dominio en la escena del cuadrilátero, ya
fuera por acción directa (expansión en la provincia y el surgimiento de los campeonatos
nacionales) o de manera indirecta (el premio mayor de la lotería), el ex obregonista
decidió pertinente agenciarse una innovación ocurrida en Estados Unidos, en aras de
refutar los ataques de algunos opositores. En ese territorio, hacia noviembre de 1933,
apareció Masked Marvel, un atleta que se cubría el rostro para ejercer su actividad. 139
137
Ramírez, Juan Manuel. “… Sin límite de tiempo”. en El Independiente. 20 de septiembre de 2003. Pág.
5.
138
Dj Spectro. “Lo mejor de los 71 aniversarios de la lucha libre en México”. en Luchas 2000. Edición
especial “1933-2005. LXXII Aniversario de la EMLL y de la lucha libre en México”. 5 de septiembre de
2005. Número 1. Pág. 6.
139
“Génesis de una incógnita”. en Hombres y Mitos. Especial: “Grandes figuras de la lucha libre.
Mascareros. Forjadores de Leyendas”. Noviembre 2007. Número 5. Pág. 7.
Si bien no obtuvo el éxito anhelado, por la indiferencia de los espectadores, el inédito
detalle llegó a oídos del promotor. A pesar de su infortunio, supuso que al agregarle
particularidades de su ingenio sería valioso para sus planes. Iniciativa que “Chava”
plasmó en su agrupación deportiva, a través de un febril experimento.
Luis Núñez encarnó el ensayo publicitario concebido por Lutteroth González, con
el mote del Enmascarado.140 Este muchacho, estudiante de la facultad de Medicina, fue
uno de los primeros egresados del casino de la Policía, a cargo del experto en defensa
personal Gonzalo Avendaño. Tanto él como su hermano Mario (el primer titular de peso
welter del país), eran reconocidos “gorilitas” identificados por su notable destreza
técnica. Dado este antecedente, y por la obvia recomendación del instructor, quien
certificaba los futuros astros para el consorcio, el jalisciense optó elegirlo para verificar
el encargo en ciernes. Aunque tuvo algunos triunfos, entre marzo y abril de 1934, al
paso del tiempo prefirió seguir con su nombre de pila y se quitó la careta que usaba.
Paciente como de costumbre, el Capitán no se dejó abatir por este yerro, y pensó en
otro sujeto para resarcir su designio.
Gordon Mackey trataría de afianzar el empeño del cónyuge de Armida Camou. 141
Este
irlandés,
quien
había
participado
en
la
función
inaugural
del
otrora
constitucionalista, fue seleccionado para la misión. Aunque la oportunidad era rara, fue
persuadido por la oferta del estrellato pues ocuparía altos sitios en las carteleras.
Establecido el compromiso, empezó la fase que dotaría una personalidad distinta al
Ciclón, para lo cual fue útil la intervención de varios individuos.
Mackey cristalizó su nueva identidad sobre el enlonado, mediante el nodal apoyo
de Francisco Aguayo.142 Una vez que admitió cubrirse el rostro para luchar, el siguiente
paso del irlandés fue obtener los elementos que allanaran, de manera satisfactoria, esa
tarea. Al serle ajeno el vertiginoso entorno del Distrito Federal, si bien trabajaba de
manera continua en la firma del jalisciense, la misión se complicaba más. No obstante,
el estrecho aprecio que el Charro tenía hacia él, forjado por compartir el ring en
numerosos programas, lo sacaría a flote. Éste, por su identificación con el público que
lo volvió el “rudo” preferido, se ambientó muy pronto en la ciudad pese a estar mucho
140
Gómez Garnica, Jorge. “La magia alrededor de una máscara”. en Box y Lucha. 3 de agosto de 2001.
Número 2519. Pág. 23.
141
“Los primeros enmascarados en la Lucha Libre”. en Lucha Libre. Número 10. Pág. 12.
142
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
tiempo en Estados Unidos. Así, al enterarse de la idea de Lutteroth González a
verificarse en su amigo, juzgó pertinente ayudar para recompensar favores prestados.
Animado por garantizar ese socorro, el ex “villista” buscó la cooperación de otro
importante conocido suyo.
Antonio Humberto Martínez cerró la pinza de este proceso al materializar el
designio del antiguo inspector de Hacienda.143 Nacido el 13 de diciembre de 1912 en
León, Guanajuato, este sujeto se adentraría en “el arte de las quebradoras” a través de
su labor como zapatero. Ya asentado en la capital del país, con ansia de mejorar su
situación económica, en primera instancia confeccionaba calzado para el ciclismo, el
futbol y el pugilismo. Dado que su establecimiento se ubicaba en el barrio de Santa
María la Redonda, cerca de la Arena Libertad, acudía en forma periódica a contemplar
las batallas entre “gorilitas”, hasta convertirse en vehemente aficionado. En cierta
ocasión, se entrevistó con el supuesto secuaz de Arango para mostrarle sus productos.
Feliz por las cómodas botas que le entregó, pues estaba habituado emplear unas de
boxeador, lo recomendó con otros gladiadores quienes se volvieron sus clientes. 144
Fehaciente servicio que el sonorense requeriría para un momento fundamental, en
noviembre de 1934.
Martínez elaboró la novedosa careta que usaría el irlandés, para adoptar una
flamante personalidad.145 Por la intermediación de Aguayo, con quien tenía un vínculo
laboral y de amistad, debido a la elaboración de su calzado deportivo, el leonés supo de
la intención de Gordon asignada por Lutteroth. Aunque su quehacer estaba centrado en
la confección de botas, aceptó el trabajo de elaborar una capucha. Si bien en primer
lugar ideó una pieza al estilo del Ku Kux Klan, el solicitante le dijo que buscaba algo
distinto. Luego de tomar las medidas de la cabeza del extranjero, que fungiría como
horma, el zapatero diseñó un modelo que se ajustara a la forma deseada, con orificios
143
Mucho se ha debatido sobre quién fue el genésico elaborador de la máscara. Aunque tradicionalmente
se le ha otorgado dicho crédito al nativo de la zona del Bajío (que justifica argumentar este dato), existe
otra historia al respecto. En la misma época Arnulfo López, oriundo de Amozoc, Puebla, también era un
prestigiado fabricante de indumentarias para el ejercicio de la “industria de los costalazos”. De ahí, que se
sustente el rumor de su participación en la reforma encapuchada del atleta europeo, por parte de diversos
expertos en el tema, por ejemplo Leopoldo y Alejandro López, hijo y nieto suyos respectivamente. Sin
embargo, y en un afán de matiz intelectual, se presentan ambas versiones en espera de hallar
informaciones que definan este intrincado litigio.
144
Mr. Al. “Deportes Martínez. Más de 70 años vistiendo a las estrellas. Primera parte”. en Luchas 2000.
2 de agosto de 2004. Número 227. Pág. 7.
145
“Hilos y lentejuelas. Antonio Humberto Martínez, el legendario mascarero”. en Hombres y Mitos.
Especial “Grandes figuras de la lucha libre”. Febrero 2007. Número 2. Pág. 19.
para la nariz y los ojos, en material de cuero de cabra. Aunque se terminó el plazo
dispuesto para la entrega, tres días después, no quería entregar el pedido porque,
según su exigente parecer, le faltaban detalles para ajustarse con exactitud. A raíz de
su cercano debut, Mackey no aguardó más tiempo y se probó el inédito elemento.
Como era de esperarse, no le quedó. Desesperado, el gladiador aventó el dinero que
liquidaba el precio y se retiró del establecimiento muy enojado por las condiciones.
Preocupado por el supuesto mal servicio, Gordon se presentó en el consorcio de
Salvador, sin imaginar las gratas consecuencias que le depararía esta acción.
Maravilla Enmascarada fue el fruto de este intrincado proceso. Su lanzamiento
ocurrió el jueves 22 de noviembre de 1934 en la Arena Nacional, con interesantes
duelos de respaldo. Tras las batallas entre Ben Alí Mar Allah y Charlie Heard, Mike
Durán vs. Marcelo Riestra, Ciclón Veloz contra Adolfo Patrón Bonales, se anunció un
triangular que incluyó a Dutch Bauer, Jack Gordman y el “tapado” quien resultó
ganador.146 Parte de su éxito se debió, indirectamente, al guanajuatense. Si líneas
antes se anotó un aparente fracaso, fue porque su tarea no satisfizo al atleta. Sin
embargo, con el sudor y el uso diario la tela se amoldó, y con el tiempo encargó seis
capuchas más, lo que consolidó un lucrativo negocio desde entonces.147 Así nació el
ingrediente que, en los años cuarenta, permitió el surgimiento del astro de la EMLL: el
Santo. Robustecido por este baluarte, que se volvió sello distintivo de la lucha libre
mexicana, el jalisciense pudo enfrentar otros retos, dentro y fuera de los encordados.
1935 marcó el regreso empresarial de un añejo opositor del antiguo inspector de
Hacienda: Miguel Corona. Luego de un primer intento de antagonismo contra su ex
socio, que terminó en abril del año pasado por problemas administrativos y económicos,
ese sujeto buscó de nueva cuenta obtener la potestad del “universo de las doce
cuerdas”, al recobrar el ánimo subjetivo y el capital monetario perdidos en su anterior
travesía. Avisado de la sólida fortaleza promotoril del Capitán, después de fortuitos
acontecimientos (el premio mayor de la lotería y el exitoso debut de Maravilla
Enmascarada, por ejemplo), creyó oportuno retornar al campo de batalla con una
146
Gómez Garnica, Jorge. “Legado inmortal: la máscara”. en Superluchas. 28 de abril de 2003. Número
5. Pág. 19.
147
Navarrete, Alejandro. “Deportes Martínez: las mil y una máscaras”. en Tierra Adentro. Especial: “Lucha
Libre y Literatura: Sin límite de tiempo”. Junio-julio de 2003. Número 122. Págs. 38-39. (Ver anexo 9).
notable función, encabezada por un as foráneo, que le permitiera equilibrar la balanza.
Pretensión que tomó serios matices, con la contratación de un gladiador internacional.
Jim Apolo Londos (1897-1975) resultó elegido para estelarizar la eventual
cartelera. Christofer Theophelus (nombre real del atleta), fue una destacada figura de
los cuadriláteros entre las décadas de los treinta y cuarenta.148 Como en ese tiempo
poseía el título de peso completo de la NWA, tenía los blasones necesarios para
cumplir las altas expectativas del adversario de Salvador Lutteroth. Tras las respectivas
negociaciones y la exhibición de la oferta monetaria, su contestación fue favorable.
Traído a México para exponer su cetro, lo siguiente fue hacer un programa que
respaldara la presentación del también llamado “griego de oro”.
Persuadido por disputar la hegemonía de “la ciencia del ring”, el organizador
diseñó un evento de gran calibre, el domingo 12 de mayo. En el Toreo de la Condesa,
tras una eliminatoria en la que participaron nueve gladiadores (Jim Coffield, Abby
Colleman –quien perteneció al elenco del jalisciense-, Billy Edwards, Paul Harper, Paul
Jones, George Manzur, Dick Raines, Karl Sarpolis), salió el retador del soberano
mundial: el Enmascarado Rojo.149 Para aumentar el rango del duelo, se dispuso una
innovadora batalla: capucha vs. campeonato. En sólo dos caídas, el monarca retuvo su
afamada diadema y, de paso, dio a conocer el rostro del norteamericano Joe Cox. 150
Célebre velada que, a pesar de ciertos detalles, respaldó la aspiración deportivomercantil de Mike, relatada a continuación:
Para que aquello terminara de una manera espectacular, le dio un aeroplano, con lo que
tuvo más que suficiente para pegarle las espaldas planas. El Jim vencía en „dos caídas
al hilo‟ al enmascarado… en medio de aplausos que se le dieron al campeón, se le quitó
la máscara. Tras la pérdida de la “capucha”, el perdedor desnudaba su rostro y se
reconocía como Joe Cox, de origen texano. Mientras tanto, el público comparaba sus
hipótesis y, decepcionado, comprobaba que el Enmascarado Rojo no ocultaba nada bajo
su máscara: ni era deforme, ni menos un legendario prófugo de la justicia. Luego vino
otro escándalo, que decía: Recordarán ustedes que designaron al vejete de Joe Cox, al
cual pusieron una capucha y cuando se la quitaron dijeron que se llamaba de otra
148
Candadito. “Espaldas planas”. en Box y Lucha. 29 de agosto de 1975. Número 1193. Pág. 32.
Morales, Ricardo. “El Enmascarado Rojo, el primer desenmascarado”. en Luchas 2000. 18 de agosto
de 2003. Número 179. Pág. 18. Puede alegarse que el origen de este atleta, era para repetir el efecto
producido por la flamante identidad publicitaria de Gordon Mackey en la EMLL.
150
Gómez Garnica, Jorge. “Inmortales del ring. Jim Londos, el Apolo Griego”. en Superluchas. 9 de
febrero de 2004. Número 45. Pág. 20.
149
manera… peor aún que Joe Cox, porque el nombre que dieron es totalmente
desconocido, como es natural, porque no existe.151
Aun cuando la función fue lucrativa en lo económico, no afectó de manera notable
la preponderancia empresarial del ex obregonista. Pese que Miguel Corona trajo a
Londos, para exponer y defender el título de peso completo de la NWA, no pudo
sostener las expectativas surgidas de ese hecho. Entonces, se trasladó a la Arena
Libertad con la idea de hacer una temporada prolongada. Sin embargo, ni con la
contratación de Henri Burke como figura principal, la afición mantuvo su predilección por
la EMLL. De esta forma, Mike prefirió dejar el intento hasta que paulatinamente
claudicó. Librado este escollo promotoril, el oriundo de Colotlán facultó a uno de sus
amigos para lograr un nuevo aporte deportivo, un mes más tarde.
Luchas femeniles fue el refuerzo aportado por la gestión de Jesús Lomelí. 152 El 15
de junio de 1935 hubo tres duelos de ese estilo: la norteamericana Katherine Hart vs.
Natalia Vázquez, de la misma nacionalidad pero de ascendencia mexicana, la italiana
Louise Francis ante la estadounidense Mae Stein, y la canadiense Dot Apollo contra la
irlandesa Teddy Mayers.153 No obstante que sólo tuvieron otra oportunidad, sin saberse
por qué, dicha modalidad se retomó con entusiasmo en los años cuarenta y cincuenta.
Renovado su ánimo por la presentación de las gladiadoras, el jalisciense estuvo en
condiciones de ajustar cuentas con dos añejos enemigos.
Decidido a ser el único tutor del espectáculo luchístico, el jalisciense buscó la
manera de quitarse unos pesados grilletes, representados por Fitten y Lavernge. Si bien
el Capitán había fortalecido su potestad sobre “el talento de las quebradoras”, con
innovadores proyectos (un enmascarado y batallas entre mujeres), a finales de la
tercera década del siglo XX, todavía ensombrecían su panorama aquellos avezados
individuos. No obstante que su influencia hacia él había aminorado, significaban la
última barrera para ejercer mando pleno, dentro y fuera de los cuadriláteros. Tras
diversas ofensivas, consistentes en atractivos programas e importantes contrataciones,
151
“La aventura comienza. Los 30‟s y los primeros enmascarados”. en Hombres y Mitos. Especial
“Grandes figuras de la lucha libre”. Febrero 2007. Número 2. Pág. 5.
152
Ramírez, Alfonso. “Mujeres divinas. Primera parte”. en Superluchas. 22 de marzo de 2004. Número
51. Pág. 21.
153
Morales, Ricardo. “Llegaron las primeras luchadoras americanas”. en Luchas 2000. 25 de agosto de
2003. Número 180. Pág. 4.
el alcázar promotoril de ambos sujetos empezaba a resquebrajarse sin remedio.
Cuando más empantanada estaba dicha pugna, un súbito incidente la definió a favor
del otrora constitucionalista.
Un voraz incendio en la Arena Nacional, terminó con las esperanzas de rivalidad
de Carlos y Jimmy, el 6 de febrero de 1937.154 Hora y media después del encuentro
boxístico que Pedro Jaibo Ortega perdió con Juan Zurita, ocurrió el funesto episodio. 155
Inútil fue la llegada de los bomberos, pues las llamaradas dañaron severamente el local
ubicado en la calle Iturbide y avenida Juárez. No obstante que fue reconstruido no tuvo
la misma preponderancia. Imaginar que si el colotlense estuvo implicado de forma
directa en el siniestro, es una suposición atrevida e infundada. Si no basta la
información presentada, puede alegarse otra versión. Quizás, al enfrascarse con otros
agentes por el control del pugilismo, alguno no toleró su derrota y provocó la catástrofe.
Tendidos en la lona sus adversarios por esta hecatombe, la hegemonía de “Chava” se
convertiría a partir de entonces en una verdad incontestable.
Tranquilo al superar ataques, dilemas y peligros, Lutteroth González se dedicó a
hallar elementos que le permitieran ser amo y señor del ámbito empresarial. Exento de
turbulentos antagonistas y pretextos, su horizonte ya no sufría nubarrones. Y al
expandir sus miras -tanto en el Distrito Federal como en provincia-, su preponderancia
no estaba a discusión. Asunto que futuros gladiadores y socios de jerarquía apuntalaron
con ahínco, en fechas vendieras. Esos y más temas se desglosarán en la siguiente
parte de este capítulo, expuesta al punto.
1. 2 Amo y señor del cuadrilátero.
¿Existió un zar en México? No obstante que en primera instancia tal pregunta parece
estar fuera de sentido, ya que ese puesto de mando se ejercía en Rusia, de manera
tradicional por la dinastía imperial de los Romanoff, antes de su violenta supresión por
el movimiento revolucionario originado en 1917, sí hubo un individuo quien tuvo esa
denominación en territorio nacional. Y para ser merecedor de aquella elevada jerarquía,
no necesitó de lazos afectivos con la familia real, ni de cercanía geográfica con esa
154
Gómez Garnica, Jorge. “Memorables arenas. Arena Nacional”. en Superluchas. 5 de septiembre de
2005. Número 126. Pág. 11.
155
Medina Ruiz, Fernando. Muerte en el ring. El inframundo del boxeo. Editorial La Prensa. México, 1993.
Colección Reportaje. Número 16. Pág. 20.
zona europea, sino de un intenso trabajo comercial-deportivo en la rama del “universo
de las doce cuerdas”, principiado en el alba de la tercera década de la vigésima
centuria. Paradójicamente, a través de la efectiva utilización de los factores y las
secuelas de otra mutación armada, iniciada en noviembre de 1910, pudo cimentar su
prestigio y ser acreedor del omnipotente nombramiento, impuesto por uno de sus
estrechos agentes, proveniente de la esfera del periodismo, en vista de su predominio
empresarial casi incontestable; y no por el derramamiento de sangre enemiga, el
estallido de mortales obuses o el soporte de tropas bélicas, como podría suponerse.
Salvador Lutteroth González respondió la duda que encabeza este texto, al recibir dicho
apelativo, y en esta segunda parte del capítulo en cuestión se desarrollará el por qué.
Nulificadas algunas molestias de su trayecto, de forma directa o indirecta, una
nueva aspiración cubrió la mente del Capitán: un campeón del mundo oriundo del país.
Tras haber respaldado el surgimiento de los títulos welter y completo, que
respectivamente ganaron Mario Núñez y el Charro Aguayo en junio de 1934, el antiguo
inspector de Hacienda alentó la aparición de más diademas. En el peso ligero (hasta 70
kilogramos), Jack O‟Brien fue el inicial soberano el 28 de junio de 1937, tras derrotar a
Dientes Hernández.156 Siete meses después, el neoleonés Octavio Gaona ascendió al
trono de la división media (con límite de 87 kilogramos), al imponerse a Black Guzmán
el 6 de febrero. En el mismo año, el 28 de noviembre, Luis Robles adquirió el cetro
pluma (63 kilogramos como tope), al vencer al final de una eliminatoria a Salvador
Flores. Regido por este contexto, el obregonista quiso cristalizar su ambiciosa meta y,
para ello, pretendió el favor de un ilustre organismo atlético.
Relacionada con el jalisciense por un valioso antecedente laboral, la National
Wrestling Association sentó las bases para el cumplimiento de su flamante anhelo.
Fundado el 15 de septiembre de 1930 en los Estados Unidos, este organismo era el
único que avalaba los cetros mundiales de lucha libre.157 Por esta razón, y en aras de
cimentar su itinerario en el patrocinio de aquel espectáculo, el nativo de Colotlán quiso
allegarse su importante socorro. Situación originada el domingo 15 de abril de 1934,
cuando el norteamericano Jim Browning, quien era dueño del título de peso completo
156
Ramírez, Alfonso. “Los campeones nacionales de peso ligero”. en Superluchas. 15 de diciembre de
2003. Número 38. Pág. 21.
157
Colín, Karlo. “Campeonatos: el precio del triunfo”. en Box y Lucha. 3 de octubre de 2003. Número
2630. Pág. 26.
de esa entidad, fue contratado por el promotor para exponer esa diadema ante su
compatriota el Estrangulador Lewis, en el Toreo de la Condesa del Distrito Federal.
Nexo de significativo calibre que permitió el arribo de un célebre gladiador a la EMLL,
en su calidad de soberano deportivo del orbe.
Gus Kallio, de procedencia europea, se convirtió en la nueva adquisición atlética
del cónyuge de Armida Camou. A través de la NWA, de la que era campeón de la
división media, ese individuo llegó para arriesgar su blasón ante alguien de
consideración, como muestra de la cordialidad entre las partes implicadas.158 Entonces,
y para hallarle opositor de valía, el empresario seleccionó varios “gorilitas” para
enfrentarlos en una eliminatoria, de la que el triunfador rivalizaría con el monarca.
Fructífera fue la estadía de este astro, pues se impuso con superioridad a notables
adversarios, en señal de su fama, hasta que uno de ellos le ofreció seria competencia.
Octavio Gaona, ante todos los pronósticos, le arrebató al también apodado “el
roble finlandés” el cetro que ostentaba en una memorable batalla. 159 Gracias a una
amplia campaña publicitaria en diversos medios (la Afición, la XEB y la XEW), el jueves
19 de enero de 1939 se elaboró una extraordinaria cartelera que respaldaba el duelo
estelar. Luego de las reyertas entre Max Linder y Oso Mateos, Hombre Montaña contra
Yaqui Rocha, Tex Hager vs. Tarzán López y Zimba Parker ante Gus Wisbar, los
asistentes que llenaron la Arena México atestiguaron la victoria del oriundo de Nuevo
León sobre el extranjero, en tres reñidas caídas. Así, la ilusión de Salvador era realidad.
Acontecimiento jubiloso descrito en el venidero relato:
En la primera caída, Gus da testimonio de calidad. Parece tocar la lona; flota y ataca
fuertemente los brazos de Gaona. Las palancas son despiadadas, pero Gaona
contraataca y se va sobre los tobillos del campeón. Los candados y las Nelson se
suceden hasta que Gaona derriba al campeón y castiga una pierna. Aprieta duramente y
parecen sus músculos saltar de su cuerpo por el esfuerzo, pero Gus no se rinde.
Inteligentemente, Gaona gira y aplica un cangrejo en el que pone toda su fuerza, y Gus
deja de resistirse, rindiéndose, con lo que estalla la ovación. Han pasado solo 11
minutos y 22 segundos. La tensión se rompe y se levanta la mano de Gaona. En la
segunda sale Gus en forma tremenda. Parece que el castigo de la primera caída le
158
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
Gómez Arias, Fernando. “La historia inolvidable”. en Superluchas. 15 de diciembre de 2003. Número
38. Pág. 27. (Ver anexo 10).
159
fortificó en lugar de dañarle. Gaona resiste terribles castigos; llaves durísimas, y el
campeón le devuelve la medicina. Aplica a los 9 minutos un salvaje tirante a la pierna y
empata el encuentro. Los minutos de descanso son miel para los dos contendientes que
sudan copiosamente. La tercera caída es estrujante; los aficionados están al filo de la
butaca. En una salida del ring, los dos caen pesadamente en el cemento. El réferi cuenta
hasta el segundo 19, en el que suben los dos contendientes. Los aficionados ya no se
sientan: están de pie. La arena es un manicomio. El réferi de lujo es el luchador Jack
O‟Brien y también está perlado por el sudor al contar varias veces hasta dos segundos.
Gaona, a pesar de estar agotado, gana un lance y carga al campeón al azotarlo una, dos
y hasta tres veces. Lo remata con golpes de antebrazo y le da una vuelta de campana.
Cae sobre de él en un último esfuerzo y caen las palmadas del réferi. ¡Gaona es
campeón! ¡Qué hermoso encuentro, modelo que ya no se ve! Ese día la senda es de
gloria. Jack tiene que ayudar a levantarse a Gaona, y acto seguido, le levanta la mano.
Es la señal del primer Campeón Mundial mexicano. El triunfo es único, y con él se llega
a ser inmortal.160
Conseguido el propósito de tener un monarca del orbe nativo del país, Salvador
maquinó otro plan: un nuevo ídolo popular. Aunque tanto Charro Aguayo como Firpo
Segura eran imanes de taquilla, adolecían de ciertas carencias porque uno se
desarrolló en Estados Unidos y el otro fue boxeador, respectivamente. Entonces, y por
recomendación de Gonzalo Avendaño -el instructor de la firma deportiva-, la atención
del promotor se centró en el grupo que estaba a su cargo, del que surgió el futuro astro.
Crucial papel, que ejecutó un joven procedente de la zona norte de la república.
Carlos López Tovar se convertiría en la próxima luminaria anhelada por el antiguo
inspector de Hacienda, en el crepúsculo de la tercera década de la vigésima centuria. A
raíz de la aventura revolucionaria de 1910 y sus secuelas, la parentela de este joven
decidió trasladarse, de la población rural de Jerez -ubicada en el estado de Zacatecashacia la capital del país, en aras de forjarse un patrimonio sólido. Transcurridas algunas
hojas de calendario, la existencia del futuro “gorilita” sucedió en diversos trabajos
eventuales (cerrajero, tahonero y plomero), que combinaba con horas de ejercitamiento
160
Gómez Garnica, Jorge. “La gloria de campeón. Octavio Gaona. Segunda parte”. en Superluchas. 1 de
septiembre de 2003. Número 23. Pág. 20.
corporal.161 Entonces fue observado por el profesor Ernesto Meza, quien le recomendó
ingresar a la academia de Policía, donde adquirió las nociones que posibilitarían su
nivel publicitario sobre el cuadrilátero. Prominente categoría que fomentaría el tutor
deportivo de la EMLL, Gonzalo Avendaño, en 1932.
Adiestrado por ese avezado instructor, el muchacho se sometió a su riguroso
sistema de preparación. Por el intenso entrenamiento en las argollas, las barras y el
enlonado, pudo moldear una hábil y musculosa figura, que sus compañeros de
aprendizaje identificaron con el famoso personaje ideado por Edgar Rice Burroughs
(que interpretaba Johnny Weissmuller en las películas), mote por el cual se le
reconocería a partir de ese momento.162 El esposo de Armida Camou, al saber que el
norteño aún debía sufragar el gasto familiar, le ofreció dedicarse de tiempo completo a
la lucha libre, luego de testificar la asombrosa manera en que venció a tres sinodales
atléticos (prueba para entrar en su consorcio), mediante el pago de tres pesos diarios.
Superada la fase de fogueo, ese “rey de los monos” mexicano empezó a cosechar los
frutos de su itinerario en el ring.
Tarzán López hizo buenos los augurios pronunciados desde su debut, ocurrido en
1934,163 al ceñirse veinticuatro meses después el título nacional de peso welter. Esto,
aunado al fervor popular que despertaba entre la afición, lo convirtieron en el ídolo de la
época. Meritorio acto que impulsó al ex obregonista para darle una singular
oportunidad: disputarle a Octavio Gaona el campeonato mundial medio.
López ascendió al estrellato cuando le ganó a Octavio Gaona el título mundial de
peso medio, el 9 de febrero de 1939.164 Luego de su inesperada derrota, Gus Kallio
exigió una revancha que le permitiera recuperar su prestigiosa diadema. En vista de
ello, el colotlense pidió permiso a la NWA para organizar una eliminatoria, de la que
saldría el retador al cetro. Sabedor del potencial de Carlos, el promotor lo incluyó con la
esperanza de ratificar las recomendaciones de Avendaño. Y no erró en el veredicto.
161
Dj Spectro. “La verdadera historia de Tarzán López. Parte I”. en Luchas 2000. 11 de septiembre de
2006. Número 334. Pág. 26.
162
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
163
Sobre ese acontecimiento hay tres versiones. Una, apunta que la presentación de ese individuo
ocurrió el 12 de abril de esa fecha contra Enrique González, en la Arena Peralvillo-Cozumel; otra, que ese
evento se efectuó el 13 de diciembre frente a Jack O‟Brien, en la Arena Nacional; y la última anota que
fue en mayo, sin especificar al contrincante, en el mismo escenario. Ante ello, se apunta únicamente el
año, en espera de confirmarse alguna de esas noticias.
164
Gómez Garnica, Jorge. “Grandes leyendas. Carlos “Tarzan” López”. en Box y Lucha. 1 de octubre de
1999. Número 2425. Pág. 23.
Pues el norteño no sólo venció al finlandés, sino también al entonces soberano. 165
Investido como monarca del orbe, más sus otros antecedentes, el ex cerrajero
sometería con autoridad el panorama del cuadrilátero, a partir de esa fecha.
Infinidad de gladiadores, foráneos y nacionales, cayeron a los pies de Tarzán en
virtud de su energía. Por su carisma particular y numerosos triunfos, dicho “gorilita” se
volvió la principal luminaria de la EMLL, durante los años cuarenta, en sustitución del
Charro Aguayo y Firpo Segura. Asunto que ni siquiera la presencia de eminentes
“limpios”, “rudos” y un enmascarado llamado el Santo pudo restarle preeminencia.166
Pruebas de esa irrefutable hegemonía, que radicaba en la combinación de atléticos
rasgos personales e impactante estilo de gladiar, se describen al punto:
Quien lo vio, no lo ha olvidado. Sin ser precisamente chaparro, la propia amplitud de un
tórax formidable y la solidez y volumen de dos poderosísimas piernas, le hacían
aparecer como de corta estatura. Era de Zacatecas y un enamorado de la educación
física y de la lucha. Un tipo de luchador que se imponía con su sola presencia. Fortísimo,
técnicamente depurado, con un estilo clásico lleno de riqueza y brillo. Lo que hacía en el
ring, tenía la plasticidad de lo elaborado con maestría y sentido estético. Sus patadas
voladoras han sido las más perfectas jamás aplicadas. Muy serio, adornado el rostro con
un corto bigote, un cuello de toro, facciones varoniles impecables, fue el luchador
ejemplar, paradigmático. Y considerado el mejor que hubo en México durante la primera
mitad del siglo XX. Ídolo entre los ídolos, respetado fuera y dentro del ring. Lo
señalaremos como el luchador modelo, ejemplar… ¡Único!167
Alcanzado el mando empresarial del cuadrilátero, el esposo de Armida Camou
decidió ingresar a otro importante ámbito: el beisbol.168 La incontestable fuerza que
ejercía sobre “el régimen de las llaves y las contrallaves” era tal, que ni siquiera la
aparición de un nuevo antagonista promotoril (el boxeador y gladiador español Gabino
165
“Tarzán López. 1912-1975”. en Hombres y Mitos. Especial “Grandes figuras de la lucha libre”. Febrero
2008. Número 8. Pág. 60.
166
Morales, Ricardo. “Una segunda década sensacional, dominada por Tarzán López”. en Luchas 2000.
8 de septiembre de 2003. Número 182. Pág. 8.
167
Gómez Arias, Fernando. “La historia inolvidable”. en Superluchas. 9 de junio de 2003. Número 11.
Pág. 21.
168
Paradójicamente, otro obregonista también quiso subyugar “el género del hit”, pero en la década de
los veinte. El sonorense Homobono Márquez (1888-1960) fue un exitoso directivo, jugador y manager de
varios conjuntos (Aztecas y Fabriles, por ejemplo). Al ser amigo del “manco de Celaya”, vuelto presidente,
llegó su momento de esplendor, que duró hasta ser asesinado el mandatario. Suponer que si hubo
vínculos entre Salvador y el hermosillense es infundado, por la carencia de datos al respecto, aunque es
evidente la necesidad de seguir con el estudio de agentes revolucionarios y el negocio deportivo.
Camino (1902-1964), quien había trabajo para su consorcio a mediados de los años
treinta), pudo inquietarlo de manera considerable, pese orquestar algunas funciones en
el renombrado Cine Politeama, ubicado en el Distrito Federal, entre 1938 y 1939. 169
Exento de las secuelas de esta febril oposición, por las ventajas que le proporcionaba
su alta jerarquía y los parcos saldos económicos obtenidos por su adversario, Lutteroth
González quedó en posición tranquila para fraguar su venidera estratagema.170
Precavido como siempre, y antes de dar el paso decisivo en su reciente travesía, el
Capitán solicitó la ayuda de dos sujetos calificados en el tema.
Ernesto Carmona y Fray Nano posibilitaron con entusiasmo el afán del jalisciense,
pues estaban ligados con él por lazos de amistad, consolidados por el periodista.
Ambos poseían vasta experiencia en “la doctrina del guante y de la pelota” profesada
en la república. El primero en mención, oriundo de la capital del país y apodado “el
Marqués de San Basilio”, era un prestigioso entrenador de diversas novenas. Y el
segundo, también nativo de la misma entidad e instalado en los medios de información
escrita, creó la liga nacional de “la gnosis del strike”, en 1925, para erradicar numerosos
problemas que afectaban su auge. Entonces, al enterarse de los planes del antiguo
inspector de Hacienda no dudaron en secundarlo, en aras de impulsar añejos ideales.
Triada de individuos que cristalizaron, en 1940, el surgimiento de un equipo: los Diablos
Rojos del México.171
Ilusionado por la lucrativa oportunidad a realizarse, Lutteroth González invirtió
mucho dinero y esfuerzo, en aras de salir triunfante de otra guerra de índole deportiva.
Tras adquirir el escenario para efectuar los partidos, al rentar el conocido Parque Delta,
por el rumbo de la Magdalena Mixhuca (que luego se volvería el estadio del Seguro
Social), lo consecuente fue estructurar al conjunto respectivo lo más pronto posible.
Orientado por los dictámenes del manager Ernesto Carmona -sobre el terreno de juegoy las sugerencias del periodista Alejandro Aguilar Reyes -en la fase directiva y
169
Gómez Garnica, Jorge. “Españoles de la lucha libre. Primera parte”.en Box y Lucha. 6 de septiembre
de 2002. Número 2575. Pág. 23.
170
Aparte, “Chava” nutrió sus aspiraciones de superioridad, al verse favorecido por una dupla de eventos.
Por un lado, hacia tiempo la compañía cigarrera el Buen Tono suscribió un convenio publicitario con el ex
constitucionalista, por lo que regaló una flamante lona para el ring de la Arena México, en señal de
propaganda de sus mercancías. Y por el otro, incluyó en su ilustre firma la modalidad de batallas de
parejas (dos contra dos), proveniente de los Estados Unidos, cuyo inicial hecho ocurrió el 20 de agosto
de 1939, entre Pietro Chiandoni y el Hombre Montaña contra Alberto Corral y Ray Durán.
171
http://www.diablos.com.mx/Historia/historia-1940.htm
publicitaria-, el Capitán inscribió su novena en la asociación mexicana del “talento del
strike”.172 Buenas resultaron aquellas informaciones pues, con la contratación de
virtuosos jugadores extranjeros y nacionales, el flamante equipo comandado por “el
Marqués de San Basilio” obtuvo un comienzo alentador, que auguraba un futuro triunfal.
Dirección cuesta arriba que, pese sus atributos, halló un severo contrincante, quien la
hizo descender precipitadamente.
Jorge
Pasquel
173
constitucionalista.
(1907-1955),
detuvo
el
itinerario
beisbolero
del
ex
Oriundo de Veracruz, logró amasar una gran fortuna monetaria,
mediante el aprovechamiento de nexos familiares (al casarse con una hija de Elías
Calles), y políticos (amigo de los presidentes Alemán Valdés y Ávila Camacho). La
influencia de ese magnate sería tal, que pudo emplear varios astros de las Grandes
Ligas, por lo que fue considerado un peligro para sus intereses.174 Su paso en “la magia
del cuadrangular” inició al comprar al Águila de su ciudad natal y transformarlo en los
Azules, novena que llevó al campeonato en 1940 al desempeñarse como su
entrenador. Con la firme intención de dominar la unión que regía ese pasatiempo,
presionó de manera económica y personal para que sus integrantes quedaran bajo su
control. Asunto que minó el ánimo del colotlense, hasta que prefirió hacerse un lado.
Perjudicial situación para el antiguo inspector de Hacienda, referida por el dueño de la
Afición:
Mas todavía faltaba lo peor: al conocer que don Salvador Lutteroth no estaba muy
contento por como iban las cosas, obró en forma que el equipo rojo capitalino fuese
adquirido por gente de él y así principió el movimiento que llevó a que a final de cuentas,
don Jorge tuviese que respaldar financieramente todos los equipos, sin preocuparse
172
Morales, Ricardo. “1953: una gran variedad de luchadores”. en Luchas 2000. 3 de noviembre de 2003.
Número 190. Pág. 8.
173
Atractiva y heterogénea fue la vida de este personaje, por las múltiples aristas que desarrolló con el
objetivo de gobernar “el arte del ponche”, entre los años cuarenta y cincuenta. Y al tener algunas
similitudes con el caso estudiado, se reafirma la exigencia de continuar el análisis de la relación existente
entre los hombres de negocios y el ámbito deportivo.
174
Báez-Jorge, Félix. “Batazos sobre el mar… De Cuba a Veracruz en los spikes de Martín Dihigo”. en
García Díaz, Bernardo y Guerra Vilaboy, Sergio (coords.) La Habana/Veracruz. Veracruz/La Habana.
Las dos orillas. Universidad Veracruzana-Universidad de la Habana. Veracruz, México, 2002. Págs. 439441.
mucho de que ello no trascendiese al público y lo que a la larga llevó a que tuviese que
dejar el beisbol.175
Separado bruscamente del “rey de los deportes”, por el magnate veracruzano, el
ex constitucionalista prefirió retornar a sus dominios. A diferencia de otras batallas, esta
vez tuvo que dejar la atractiva plaza, en vista del mayor poder del enemigo. Y como
dicha área le era desconocida, pese las recomendaciones de sus allegados y por las
cuales decidió intentar su conquista, la pérdida fue más personal que económica.
Mejorado de su capitulación, el jalisciense dio entrada a un proyecto que lo pondría a la
vanguardia empresarial: un ídolo encapuchado.
Curado de las anteriores heridas bélicas, el jalisciense tuvo la intención de
impulsar una nueva luminaria. Si bien en su elenco hubo figuras que se desempeñaron
con el rostro cubierto (la Maravilla Enmascarada -Gordon Mackey- y el Murciélago
Enmascarado -Jesús Velázquez Quintero-),176 le faltaba alguien quien compitiera, en
cuanto a destreza técnica y fervor popularidad, con Tarzán López su máximo astro.
Propósito de trascendental valor, que requirió la intromisión de un añejo adepto de
“Chava” para llegar a buen término.
Jesús Lomelí sentó la inicial base para que tal idea se verificara, al hallar al
individuo que la posibilitaría.177 Por su desempeño como director de encuentros y réferi,
había observado numerosos atletas, novatos y veteranos, quienes buscaban hacerse
de fama y fortuna sobre el ring. De esta vasta cantidad, atrajo su atención un
muchacho, oriundo del estado de Hidalgo, quien fue recomendado por Jack O‟Brien.
Llevado por su instinto luchístico, no dudó en aconsejar el ingreso de Rodolfo Guzmán
Huerta a la EMLL, pues encarnaría la figura anhelada por el otrora obregonista.
Tulancingo, en el estado de Hidalgo, fue la cuna de Rodolfo Guzmán Huerta,
quien se volvería el astro encapuchado de la EMLL al inicio de los años cuarenta. 178 Al
175
Aguilar Reyes, Alejandro (Fray Nano). “Jorge Pasquel en el Beisbol Mexicano”. en Agundis, Teódulo
Manuel. El verdadero Jorge Pasquel. Ensayo biográfico sobre un carácter. Edición del autor. México,
1956. Pág. 152.
176
Pancho el Tigre. “31 aniversario luctuoso de Jesús “el Murciélago” Velázquez”. en Luchas 2000. 20 de
mayo de 2003. Número 167. Pág. 22.
177
El Ratón S. “¿Te das…?” en Superluchas. 29 de marzo de 2004. Número 52. Pág. 9. (Consultar el
anexo 11).
178
Acerca de este afamado “gorilita” y su relación con el jerarca promotoril del “espectáculo de las
quebradoras”, entre otros asuntos de suma trascendencia, consultar el apartado titulado “Rodolfo
ser entrenado por Avendaño, tener antecedentes luchísticos (su hermano Black
Guzmán era una estrella), más su desempeño sobre el enlonado, el individuo en
cuestión poseía cartas credenciales que le hicieron suponer a “Chucho” ser el indicado
para el puesto de luminaria. Sin embargo, algunos eventos adversos enturbiaron la fe
puesta en él. Entonces, y ligado por lazos de amistad, el director de encuentros le dotó
una personalidad novedosa, con la esperanza de girar favorablemente su destino.
Trama de futuras secuelas que, para verificarse, requirió también el toque empresarial
del cónyuge de Armida Camou.
Lomelí y Lutteroth le propusieron al atleta una dupla de seudónimos, para que
escogiera el mejor según su parecer.179 Si bien había trabajado con los motes del
Hombre Rojo y el Murciélago II, además de su nombre de pila, no tuvo el éxito esperado
pese los esfuerzos vertidos. A punto de desistir, por numerosas derrotas sufridas y las
presiones de otros colegas, los dirigentes del consorcio le aconsejaron esperar, pues
estaban seguros de tener la solución a sus fracasos. Reunidos con el muchacho, le
presentaron los apodos del Ángel y el Santo. Así, el implicado eligió el segundo alias.180
Enfundado con su flamante apodo, el gladiador devolvió con creces el auxilio
suministrado.
Desde su debut, el 26 de julio de 1942 en la Arena México, el futuro
“Enmascarado de Plata” certificó la fe puesta depositada en él, a los pocos meses.
Luego de rapar al Murciélago Velázquez (el 31 de enero de 1943), y obtener los títulos
nacionales de peso welter y medio (el 21 de febrero y el 19 de marzo del mismo año,
respectivamente), su perfil de ídolo era ya palpable, pese a militar en el bando rudo.
Orgulloso por el aura popular del provinciano, “Chava” dio paso a una imperante
necesidad: la edificación de la Arena Coliseo, su primer gran escenario deportivo. 181
Tenaz en su afán por asegurarse el control mercantil del enlonado, el colotlense
se avocó a una aspiración nodal: la edificación de un local importante y moderno.
Guzmán Huerta (El Santo): Ídolo en el altar comercial y popular”, que aparece en el segundo capítulo de
este trabajo.
179
Gómez Garnica, Jorge. “Versus. Santo vs. Místico”. en Titanes del Ring. Abril de 2008. Número 1.
Pág. 18.
180
Checa, “Nacho”. “Santo. El Enmascarado de Plata”. en La Hurracarrana. 1 a 31 de marzo de 2008.
Número 3. Pág. 6.
181
Ramírez, Alfonso. “La Arena Coliseo”. en Superluchas. 5 de abril de 2004. Número 53. Pág. 21.
Remozado su elenco con la aparición del Santo,182 -además del surgimiento del cetro
nacional de peso semicompleto, en la persona de Jesús Anaya el 23 de septiembre de
1942-, y al no existir rivalidad de peligro con otros promotores (quienes sólo en
entidades de provincia podían escapar del agobiante tutelaje de la EMLL), el horizonte
empresarial del ex constitucionalista ofrecía visos de tranquilidad, útiles para cristalizar
el fastuoso coliseo acorde su preponderancia. Y por el asunto monetario no había
problema, pues aún gozaba de los beneficios del premio mayor de la lotería (40 mil
pesos) que había obtenido alrededor de 1934, más la fortuna adquirida con el tiempo.
Fase crucial que, para llevarse a cabo en sentido grato, requirió de una estratégica
posición geográfica.
La Lagunilla, un céntrico y popular barrio de la ciudad de México, fue el área
elegida por el jerarca luchístico para efectuar su ambición. Dado que en esa época la
Arena México era insuficiente, pese la remodelación realizada a sus vetustas
características, para albergar la pujante cifra de espectadores quienes acudían a sus
programas, el esposo de Armida Camou imaginó el surgimiento de una nueva plaza,
digna de la capital del país según su opinión,183 y que reemplazara foros de condiciones
menores o habilitados de manera rudimentaria para ofrecer funciones de “la disciplina
de las patadas voladoras” (por ejemplo el Deportivo Venustiano Carranza).184 Para la
existencia arquitectónica de dicho tema, tenía a su disposición un amplio terreno que
compró, en el número 77 de la calle de Perú, hacia junio de 1938. 185 Además, al
hallarse en un paraje de elevado tránsito urbano, que colindaba con neurálgicos sitios,
entre ellos estaba Tepito, se aseguraba la afluencia de varios estratos poblacionales.
Enclave que, para transformarse en flamante obra, ameritó los trabajos de un vital
secuaz de “Chava”.
182
“Santo. 1917-1984”. en Hombres y Mitos. Especial “Grandes figuras de la lucha libre”. Febrero 2008.
Número 8. Pág. 56.
183
Existían otros escenarios en el Distrito Federal, algunos de los cuales estaban supeditados al otrora
escolta de Obregón, de manera directa o indirectamente: las Arenas la Afición, Alarcón, Anáhuac, Azteca,
Degollado, Estrella, Héroes de Granaditas, Hollywood, Libertad, Molino del Rey, Peralvillo-Cozumel, el
Ring, Roma-Mérida, Tabasco, Titán, Trianón y Vencedora.
184
Muñoz, Javier. “Leyenda viviente: Sheik Mar Allah”. en Box y Lucha. 18 de julio de 2003. Número
2619. Pág. 26.
185
Gómez Arias, Fernando. “Hace 21 años se fue el Santo”. en Superluchas. 31 de enero de 2005.
Número 95. Págs. 14-15.
Francisco José Bullman, de profesión arquitecto, edificó el esplendoroso recinto
lutterothiano.186 Bajo su mando estuvieron las intensivas labores de edificación, que
duraron casi un lustro, con la intención de darle sólida forma a la mencionada idea.
Según su versado punto de vista, el diseño que más se adecuaba a las irregulares
condiciones del terreno (1130 metros cuadrados), era el de un cono invertido (por el que
fue bautizado popularmente como “embudo coliseíno”), el cual se reforzaría con fuertes
pivotes hidráulicos para ajustar las zonas de balcones, gradas y lunetario. Asimismo,
con esa sencilla pero creativa técnica, la obra podría resistir las inclemencias del tiempo
y el peso de los numerosos espectadores. Tras quedar aprobada la solidez del
auditorio, por inspectores políticos de la ciudad, terminaba la nodal gestión de “Pancho”.
Cumplida la misión del constructor, se anunció el próximo estreno del inmueble, que
encabezaron dos ilustres gladiadores.
El Santo y Tarzán López fijaron la inauguración de la Arena Coliseo, el viernes 2
de abril de 1943 a las 8: 30 p.m. al rivalizar por la diadema mundial de peso medio. 187
Para testificar el evento, además de 6 876 aficionados quienes pagaron entre diez y dos
pesos, hubo destacados personajes. Por un lado Charro Aguayo, Salvador Flores y
Octavio Gaona fueron designados réferis, con base en sus antecedentes. Y por el otro,
el Coronel Harry J. Landry -delegado de la NWA que avalaba el título en cuestión-, y el
arzobispo de México Luis María Martínez -quien bendijo el foro-, fueron invitados de
honor. Luego de los combates preliminares (Sam Carbin vs. Raúl Romero, Chamaco
Castro ante Dientes Hernández, Bobby Bonales contra Lobo Negro, Jesús Anaya vs.
Joe Grant, Gorila Macías ante Firpo Segura, Cowboy Murphy contra Jack O‟Brien y
Bobby Arreola frente a Black Guzmán), se efectuó el duelo en que el zacatecano
derrotó al enmascarado, en sólo dos caídas, para retener su campeonato del orbe. 188
Abierto su magnífico centro deportivo, el colotlense pudo elaborar programas de otro
lucrativo negocio deportivo: el boxeo.
186
Zúñiga, Ángel. “La Arena Coliseo a sus 62 años”. en Superluchas. 4 de abril de 2005. Número 104.
Pág. 10. Fundamental sería la injerencia de este individuo, pues también elaboró los proyectos de otros
importantes locales para el jalisciense (por ejemplo las Arenas Puebla -fundada en julio de 1953- y
México -que abrió sus puertas en el mes de abril tres años después). Sin embargo, no hay mayores
informaciones que determinen el origen de la relación entre ambos sujetos, de no ser por los datos
expuestos en este trabajo.
187
Gómez Garnica, Jorge. “Arena Coliseo, orgullo de México. Segunda parte”. en Box y Lucha. 27 de
abril de 2001. Número 2505. Pág. 23. (Ver anexo 12).
188
Cymet, Christian. “El Santo”. en Dos de Tres. Febrero de 2008. Número 3. Pág. 59.
Ratificado su liderazgo con la apertura de la Arena Coliseo, el esposo de Armida
Camou volvió a incursionar en el pugilismo, ahora con mayor fuerza. Si bien había
realizado algunas funciones de ese popular espectáculo, casi al mismo tiempo que la
lucha libre, prefirió concentrar su ímpetu en la segunda instancia, debido al prolongado
dominio, tanto administrativo como deportivo, que Jimmy Fitten y Carlos Lavernge
ejercían sobre “el arte del nocaut”. No obstante, al incendiarse el escenario que
poseían, hacia febrero de 1937, paulatinamente se disipó su hegemonía, hasta
perderse en el anonimato comercial. Entonces, atento a las circunstancias, el ex
obregonista firmó convenios con los managers y los peleadores que laboraban con sus
rivales para irse a su consorcio: la Empresa Mexicana de Boxeo (EMB por sus siglas).
Línea de trabajo que le permitió operar grandes eventos, uno de los cuales inmiscuyó a
una luminaria de “la cultura de los puños”.
Joe Conde se despidió de los cuadriláteros, en el recién inaugurado foro de
Lutteroth González. Oriundo de Mazatlán, Sinaloa, José Alejandro Petrie Conde
(nombre real de ese atleta), tuvo una destacada trayectoria sobre los enlonados, al
enfrentar astros de la talla de Rodolfo Chango Casanova y Juan Zurita (con quienes
integró el famoso triángulo de “la gnosis de los upper cuts”, que acaparó la atención de
los espectadores por mucho tiempo).189 Además, ganó los cetros nacionales de los
pesos pluma y ligero, en 1933 y 1937 respectivamente.190 Un año después, fue
contratado por “Chava” mediante el entrenador Fernando Osterberger, añejo conocido
del otrora militar. Y al decidirse “colgar los guantes”, por las lesiones y el trajín sufridos,
optó por hacerlo en los dominios del promotor. Así, el 11 de septiembre de 1943, hubo
una ostentosa ceremonia acorde la ocasión. Bajo la conducción de Julio Sotelo, el
locutor de la XEB, se dieron cita colegas de profesión, funcionarios (Manuel Muñoz,
presidente de la comisión rectora del deporte en cuestión) y un numeroso público, el
cual atestiguó el retiro del festejado, pese ser vencido por el español Carmelo Fenoy. 191
Complacido por haber homenajeado al también apodado “el Dandy”, Salvador atendió
las observaciones de un eximio escritor y periodista, respecto al “oficio del costalazo”.
189
Maldonado y Zamora, 2000: 60-61.
Barradas Osorio, Rafael. El A. B. C. del boxeo profesional mexicana. Guía para comisionados,
empresarios, promotores, managers, auxiliares, boxeadores y aficionados. Editorial Game. México. Págs.
118-120.
191
Palacios, Adela. Nacido para pelear. La vida de Joe Conde. Edición de la autora. México, 1964. Págs.
124-126.
190
Señalado como un distinguido literato Salvador Novo (1904-1974), también estuvo
implicado en el ambiente deportivo controlado por el jalisciense. Nacido en la capital de
la república, desarrolló una gran actividad cultural en diversos estratos, que le permitió
anotar y estudiar cercanamente los perfiles de la comunidad nacional, a través de varias
épocas históricas (por ejemplo, en el crepúsculo de la fase decimonónica y el amanecer
del vigésimo siglo).192 Guiado por su incesante aspiración educativa, dejó plasmado por
escrito su atento seguimiento a las características intrínsecas del país y su sociedad en
numerosas obras, de las que destaca su texto más representativo: “Nueva Grandeza
Mexicana”. En tal publicación, estableció los nexos existentes entre la metrópoli urbana
y el “universo de las doce cuerdas”, sus agentes y sus recintos. Mismo asunto que
repetiría en otra descripción, en un apartado dedicado a las diversiones populares. 193
Especial matiz de su personalidad, que se derivó por incursionar en la lucha libre, al ser
cronista de la Afición.194
Involucrado en la reseña periodística, por convicción erudita y gusto de aficionado,
dicho individuo mencionó que “la fiesta del ring” le era ya muy aburrida. Al tratar de
modo frecuente y próximo a los gladiadores (fue padrino de bodas de Joaquín Murrieta
o Miguel Esquivel Rubio -1918-2005-, y trasladaba en su automóvil algunos de ellos
para sus presentaciones), se percató de situaciones benévolas y perniciosas que
sufrían en su camino. Aparte, cuando visitaba las Arenas, optaba por sentarse en la
primera fila para apreciar mejor las acciones atléticas y exponerlas por medio de su
ilustrada pluma a los lectores.195 En consecuencia, su punto de vista resultaba probado.
Así, en una misiva datada el 4 de septiembre de 1943, indicó que, tras observar una
función, los “gorilitas” no le divertían, al resultarle desconocidos y sin atractivo.
Determinado a revertir esa crítica, Lutteroth operó para complacer al intelectual, quien lo
contó en otra nota, fechada el día 24 del mismo mes, de la siguiente forma:
192
Barrera, Reyna. Salvador Novo. Navaja de la inteligencia. Plaza y Valdés Editores. México, 1999.
Págs. 17-22.
193
Novo, Salvador. México. Fotografías de Rodrigo Moya. Ediciones Destino. Barcelona, España, 1969.
Págs. 414-416.
194
Sumo cuestionamiento representa indicar el por qué tal sujeto trabajó en el célebre diario, propiedad
de Fray Nano. Ante la falta de elementos concretos, puede hacerse la hipótesis que, a raíz del prestigio
que lo respaldaba, fue contratado por el director, en aras de nutrir el grupo de redactores que estaba a su
cargo, o vigorizar la línea editorial que manejaba. Y quizá, por ese significativo vínculo, el también
ensayista pudo conocer y, después, entablar amistad con el pretérito Subteniente, que le permitió indagar
el modo en que el promotor dirigía “el pasatiempo de las quebradoras”.
195
Monsiváis, Carlos. Salvador Novo. Lo marginal en el centro. Ediciones Era. México, 2000. Págs. 118119.
El señor Lutteroth, alarmado ante mi confesión de que ya las luchas no habían logrado
entusiasmarse como antes, me envió una carta muy gentil y un pase para el Coliseo,
que no conocía. Fui, con Delfino, después de mi broadcast. Llegamos en el momento en
que Jack O‟Brien sudaba con Joe Silva, y todavía alcanzamos a ver la lucha del Charro
Aguayo con un proclamado Judío Blomfield, y la estrella, en que Bobby Bonales, “la
maravilla moreliana”, jugaba su cabellera contra la máscara del misterioso “Santo”.
Lo más nuevo me resultaba el local, redondo y platónico como una Plaza de Toros, y en
el que no reconocía a mi viejo, habitual público de la México; del que estaba ausente
aquel señor chato que se complacía en encarnar a la buena samaritana en los
descansos, acercándose a enjuagar con deleite la perspiración de los luchadores; en el
que los luchadores no pasan cerca de mis viejos asientos, y en que una tela protectora
de alambre conjura las demostraciones arrojadizas de la galería. Reconocí, en cambio,
la voz de una entusiasta señora que en la Arena Libertad animaba o denostaba a los
contendientes, complaciéndose en reconocerlos bajo su máscara.
Me gustaron mucho las caídas vertientes hacia delante que, aprisionado por los pies por
su contrincante, estrenó Jack O‟Brien. Pero mientras el Charro escenificaba su villanía,
mi atención, repelida por el ambiente nuevo, se divagaba en el recuerdo de los
domingos en que no había resucitado el bridge, y consagraba la tarde a acarrear de una
a otra de las arenas chicas en que completaban su presupuesto de la semana, a los
luchadores temporalmente fuera de la Empresa. De la Venustiano Carranza, por
ejemplo, volábamos a la Plan Sexenal, luego a la 18 de Marzo, a la Libertad, y por último
a la Vencedora, que es la que termina más tarde. Y era curioso observar el monótono
cumplimiento de la ley de la uniformidad de la Naturaleza en públicos dispersos, pero tan
desiguales, tan aptos a la respuesta previsible, que se podría diagnosticar con
cronógrafo en qué preciso instante de qué idéntica lucha emitirían el mismo grito de
admiración o de rabia.
Sólo una vez estuvo esta gratuita asunción del papel de manager de la lucha libre a
punto de costarme una reparación automovilística seria. En una arena al aire libre cuyo
nombre no recuerdo, que cae por detrás del Panteón Francés, y a la que se llega por
callejones enlodados, habían luchado Chale Martínez y el Chief Red Eagle, y el Chief le
había hecho tales horrores a Chale, que el público se disponía a vengarlo. Se estableció
un clima tenso, eléctrico, de tragedia. Chale y yo nos metimos en el coche, que eché a
andar para arrancarnos en cuanto subiera el Chief, que tardaba. Cuando al fin apareció,
corriendo a toda velocidad, le seguía una turba armada de garrotes y piedras. Apenas
tuvo tiempo de trepar junto a mí, y yo de oprimir el acelerador con todas mis fuerzas,
entre denuestos y pedradas.
Ahora luchaban el Santo, enmascarado de Plata, y Bobby Bonales. En el intermedio, un
empleado me entregó el saludo escrito del Murciélago Velázquez. Mis recuerdos, como
un arpegio, ejercitaron mi disposición al goce renovado del espectáculo. Tomé partido,
condición y síntoma del interés, en que Bobby conservara su cabellera – tanto como el
Santo su máscara. Reconocí a Bobby, juguetón, voluntarioso, apto a la ira súbita.
Cuando, al salir, saludé a Ciclón Veloz, sentí que había renacido en mí el luchadicto que
el amable señor Lutteroth no quería perder.196
Restaurada la simpatía de Novo hacia su negocio, el esposo de Armida Camou
meditó la forma idónea para vigorizar sus utilidades. Luego de satisfacer las exigencias
del intelectual, al invitarlo de modo particular para mostrarle su flamante escenario y
una atractiva batalla de apuesta, pues de lo contrario influiría, con sus escritos, de
manera negativa en el público. Y con el favor de Alejandro Aguilar Reyes, al enfatizar
con delirio el auge de “la ciencia del tirabuzón”, el círculo mediático quedaba cerrado.
Cubierto el malestar, “Chava” entabló otra vez su nexo con un organismo internacional
para tener un nuevo soberano mundial, rango que posibilitó su luminaria encapuchada.
Guzmán Huerta otorgó al ex obregonista un reciente blasón, porque obtuvo el
cetro de peso welter del orbe, en la Arena Coliseo el 15 de marzo de 1946. Con el aval
de la NWA, mediante la supervisión del Coronel Harry J. Landry en su calidad de
presidente,197 el antiguo inspector de Hacienda llevó a cabo el torneo para coronar un
monarca, en la división con límite de 78 kilogramos, que sustituyera a Jack Reynolds,
quien había dejado vacante el trono. Después de las rondas eliminatorias en las que
intervinieron el estadounidense Red Carter, Emilio Charles -el campeón nacional-,
Eduardo Dientes Hernández, Jack O‟Brien, Jesús Murciélago Velázquez y el Ciclón
Veloz, al final quedaron el búlgaro Pete Pancoff y el nativo de Tulancingo quien, luego
de una encarnizada batalla, ganó el prestigioso título ante el frenesí de la fanaticada.198
Valioso aporte deportivo dado por Rodolfo, que el jerarca de la EMLL utilizaría para
repeler el ataque de un enemigo promotoril, surgido seis años más tarde.
196
Novo, Salvador. La vida en México en el periodo presidencial de Manuel Ávila Camacho. Empresas
Editoriales S. A. México, 1965. Págs. 34-36.
197
“A una caída”. en Superluchas. 3 de diciembre de 2007. Número 241. Pág. 15.
198
Salomón el Filósofo. “Parece que fue ayer…” en Box y Lucha. 16 de marzo de 2001. Número 2500.
Pág. 21.
Emilio Azcárraga Vidaurreta se erigió como otro antagonista promotoril del
jalisciense, a inicios de la quinta década del siglo XX. Guiado por su fuerza mediática (al
ser dueño de la famosa radiodifusora XEW), juzgó atinado incursionar en “la diversión
del cuadrilátero”, en aras de ampliar sus ventajas económicas. Y para cristalizar tal
anhelo, fue asesorado por Jesús Garza Hernández, 199 quien sabía lo relativo a ese
espectáculo, por su desempeño administrativo al respecto en la zona de Nuevo León.
Franqueados algunos inconvenientes, este influyente hombre de negocios se apresuró
a darle sentido a su proyecto, con el surgimiento de un consorcio propio.
Televicentro concretó la aspiración luchística del oriundo del estado de
Tamaulipas y socios, hacia enero de 1952.200 Apoyado por “la pantalla chica”, la cual
transmitía sus carteleras a cientos de comercios y hogares, esa firma ubicada en la
avenida Chapultepec número 26 despuntó hacia el éxito con rapidez. Además, su
elenco de astros era atractivo para el auditorio: el Bulldog, Tonina Jackson, Enrique
Llanes, Lobo Negro, Wolf Ruvinskis, Rolando Vera y el Médico Asesino -el principal as-.
Parecía inminente la derrota del jalisciense, a manos de esta moderna unión.
Arrinconado por este poderoso rival, Lutteroth organizó una interesante batalla de
apuesta, con la esperanza de revertir la tendencia negativa.
Black Shadow y el Santo fueron los atletas elegidos para el célebre duelo, el 7 de
noviembre del año corriente, que intentaría resarcir al cónyuge de Armida Camou.201
Aconsejado por Avendaño y Lomelí, sus fieles agentes, el antiguo inspector de
Hacienda enfrentó dos de sus mejores gladiadores para recobrar la atención de los
asistentes. Si bien ambos “gorilitas” estaban renuentes arriesgar su incógnita, pese la
animadversión deportiva existente, dejaron un lado su temor al prometérseles una
sugestiva oferta monetaria. Así, en “el embudo coliseíno”, al término de tres reñidas
caídas, el vencedor fue “el Plateado” quien mostró el rostro de Alejandro Cruz Ortiz. 202
Derribado el opositor, por ese principal ataque y otros factores, Salvador pudo seguir
con la cimentación de su hegemonía al rodearse de útiles condiciones y sujetos.
199
Tocante a este personaje, sus nexos con el empresario tampiqueño y la agrupación que compitió con
el otrora escolta de Álvaro Obregón, revisar el segmento denominado “Jesús Garza Hernández: Pionero
de la fórmula cuadrilátero-televisión”, expuesto en el tercer capítulo de este texto.
200
Entrevista a Ricardo Antonio Viornery Islas. 9 de marzo de 2007. Pachuca, Hidalgo.
201
Cruz García, César. “Cae la máscara de Black Shadow ante la codicia del Santo”. en Box y Lucha. 12
a 18 de marzo de 2007. Número 2809. Págs. 10-11. (Ver anexo 13).
202
Semblanza expuesta en Ídolos de la Lucha Libre. Especial “Una leyenda vida. Black Shadow”. 1 de
noviembre de 2003. Número 3.
Cuauhtémoc Velasco Montoya (1919-1999), añadió una distinta casta de
gladiadores a la EMLL, al fungir como entrenador en la región de Guadalajara, Jalisco.
Después de estar inmiscuido de manera práctica en “la ciencia del enlonado”, al ser
aleccionado por Raúl Romero en 1937, resolvió dedicarse a la enseñanza de las llaves
y las contrallaves, a mediados de la quinta década del vigésimo siglo, en consideración
al amistoso trato profesado hacia él por Lutteroth González. Su intervención fue
determinante pues, en su modesto establecimiento llamado Atlético Marina, entrenó y
pulió
futuros
astros,
203
constitucionalista.
quienes
nutrieron
las
carteleras
de
la
firma
del
ex
La lista es extensa: Perro Aguayo, Ángel Blanco, Cien Caras,
Alfonso Dantés, El Faraón, El Enfermero, Gori Guerrero, Mil Máscaras, Ringo Mendoza,
Estela Molina, el Satánico, Solar, el Solitario, Américo Rocca, Rito Romero,204 etc.
Reformado su elenco de luminarias, con el aporte del también apodado Diablo Velasco,
el Capitán dio entrada a más conexiones para asegurar su fuerza empresarial.
Ramón Cué, Benjamín Mora y Jesús Pérez, en diversas entidades, representaron
otros vínculos que ratificaron el imperio luchístico del esposo de Armida Camou.
Principalmente durante los años cincuenta, esa tercia de individuos favoreció, en
sentido directo e indirecto, las actividades de Salvador en vitales territorios de provincia,
que funcionarían como útiles plataformas de trabajo, cuando la capital del país era un
área de enconada disputa mercantil. El primero de ellos, respaldado por sus meritorios
antecedentes familiares y promotoriles, estaba a cargo de la Arena Isabel, ubicada en
Cuernavaca, Morelos.205 El segundo, originario de Tlalpujahua, Michoacán, ocupó el
departamento de programación en el foro propiedad de Salvador en la ciudad de
Puebla, tras dejar Pachuca, en espera de alcanzar un patrimonio propio. Mientras el
tercero se desenvolvió en Aguascalientes, bajo el amparo de la firma de “Chava”. 206
Envuelto por aquel triángulo de agentes, quienes aumentaron sus dividendos, el otrora
obregonista estuvo listo para construir su máximo recinto deportivo, en 1956.
203
Gómez Arias, Fernando. “Primera caída”. en Superluchas. 8 de noviembre de 2004. Número 84. Pág.
3.
204
“Rito Romero: el mejor peso completo de todos los tiempos”. en Lucha Libre. Número 7. Pág. 6.
Recientemente, el 18 de noviembre de 2007 en la Arena Coliseo tapatía, se efectuó la edición inicial de
un torneo en honor a la trayectoria de ese personaje, que se adjudicó uno de sus más importantes
alumnos: Atlantis.
205
http://www.elhalconnet.com.mx/ramon_cue_7602.php
206
Muñoz, Arturo. “Aguascalientes otra importante sede para la lucha libre”. en Luchas 2000. 4 de julio de
2005. Número 273. Pág. 5.
Dispuesto a exhibir su autoridad empresarial de forma palpable, Salvador planeó
la edificación de un soberbio local, como no se había hecho con anterioridad. En
sintonía con el surgimiento de amplios sitios atléticos en la capital del país (por ejemplo
la Plaza de Toros México y la Ciudad de los Deportes), a finales de los años cuarenta y
mediados de la década siguiente,207 el jalisciense también quiso tener una zona de
perfiles actuales. Asimismo, si conseguía tal ferviente objetivo, sus diversos críticos y
opositores quedarían reducidos a mínima potencia, al no equiparse de forma similar.
Comisión de primer orden, por su estela presente y futura, que operó uno de los
agentes más diestros del otrora constitucionalista.
Bullman, vuelto a la escena, fue el encargado de las jornadas de construcción del
proyecto, para satisfacer la exigencia del colotlense. Después de levantar tres foros en
1953 (las Arenas Coliseo de Acapulco, Isabel de Cuernavaca y Puebla de la misma
entidad),208 Francisco José se declaró apto para cumplir el servicio. Tras despedir la
antigua Arena México en octubre de 1954, con una sesión estelarizada por Enrique
Llanes y Sugi Sito, empezaron los trabajos respectivos en la colonia Doctores, basados
en el esquema del flamante Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York.209
Efectuada la misión del diseñador y sus ayudantes, luego de 24 meses de trajín,
emergió la rutilante obra en el mapa arquitectónico del D. F. para gusto de la EMLL.
Practicadas las supervisiones debidas, el flamante recinto, que ocupaba una
superficie de 12 500 metros cuadrados, quedó listo para su apertura. Para dar cabida a
17 678 espectadores, tanto para el boxeo como para la lucha libre principalmente -pues
se ocuparía además para eventos artísticos y musicales-, los representantes
gubernamentales estipularon una exhaustiva inspección, con la intención de otorgar la
licencia de funcionamiento correspondiente. Luego de llenar con pesados costales de
arena todas las áreas, la resistencia fue testificada y se aprobó el próximo estreno.
Meta a verificarse el viernes 27 de abril de 1956,210 con un magno cartel de respaldo.
207
Vázquez Salamanca, Rafael. La modernidad en la gestación y transformación de la cultura de masas:
fútbol y medios de difusión en México. 1920-1970. Tesis de licenciatura en Historia. Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, 2006. Págs. 137-165.
208
Entrevista a Juan Juárez Lima. 3 de julio de 2003. Puebla, Puebla. Situación en la que fue
determinante la presencia de un familiar del antiguo inspector de Hacienda: Héctor Lutteroth.
209
Morales, Ricardo. “¡Feliz cumpleaños Arena México!” en Luchas 2000. 28 de abril de 2003. Número
163. Pág. 6.
210
H., Miguel Ángel. “¡XLIV años cumplirá la Arena México!” en Box y Lucha. 14 de abril de 2000.
Número 2453. Pág. 17.
Etiquetada como “la catedral de la lucha libre”,211 la nueva Arena México abrió sus
puertas con una espléndida función, que contó con la asistencia de varios gladiadores.
Tras la presentación oficial hecha por el célebre anunciador Antonio Padilla Picoro, y
que Firpo Segura (quien aparecía por sus valiosos antecedentes de ídolo popular),
estrellara una botella de champaña en un poste del cuadrilátero, dio comienzo el
memorable evento atestiguado por numerosos invitados de honor, entre ellos el
presidente de la Confederaron Deportiva del país -Antonio Estopier-, y el regente de la
ciudad -Ernesto P. Uruchurtu-.212 En correspondencia, y para beneplácito de los cientos
de asistentes que llenaron el moderno escenario, lo que provocó un ingreso neto de
doscientos mil pesos en las taquillas, hubo las siguientes batallas: Eric Bouloff vs.
Bobby Rolando, Canelo Segura frente a Chamaco Castro, Black Killer contra Manuel
Robles, Joe Marín ante el Califa, Bobby Bonales vs. Gonzalo Gorilita Flores y en la
reyerta semifinal el Enfermero combatió al Gladiador.213 Mientras tanto en el turno
principal, el Médico Asesino (ex astro de Televicentro) y el Santo (ahijado del
colotlense) vencieron al importante dueto integrado por Blue Demon y Rolando Vera.
Dichoso por agenciarse tal pilar arquitectónico, el antiguo inspector de Hacienda
cimentaría su imperio empresarial, basado en esa plataforma.
Fijada en su mente la idea de dominar sin réplica “la cultura de las quebradoras”,
Salvador Lutteroth jugaría todas sus cartas al cobijo de su flamante local. A partir de la
segunda mitad de los años cincuenta, sus principales contrataciones y programas se
efectuarían allí, en detrimento de las áreas de provincia. Por un lado, las cardinales
batallas de ases foráneos (el estadounidense Lou Thesz) y nacionales (de su elenco o
luminarias absorbidas de la desintegrada unión de Azcárraga Vidaurreta y Garza
Hernández), ocurrirían en el mencionado establecimiento. Y por el otro, los máximos
duelos de apuesta (títulos, cabelleras y máscaras), tendrían la idéntica sede atlética. 214
Probado su olfato promotoril con esta estratégica acción, el Capitán incluyó al pugilismo
en dicho recinto, casi al mismo tiempo, para consolidarse aún más.
211
Checa, “Nacho”. “La Arena México. La catedral de la lucha libre mexicana”. en La Huracarrana. 31 de
marzo de 2008. Número 2. Págs. 24-25. (Ver anexo 14).
212
Dj Spectro. “La inauguración de la Arena México”. en Luchas 2000. 16 de enero de 2006. Número 300.
Pág. 26.
213
Entrevista a Manuel de Jesús Mar Hernández (Manuel Robles). 3 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
214
Pérez Sustaita, Andrés. “Arena México: más que un cementerio, ¡la catedral de las máscaras!” en
Guerreros del Ring. Mayo de 2007. Número 86. Pág. 18.
Justo un día después, el sábado 28 de abril de 1956, ocurrió la función inaugural
del pugilismo con un atractivo programa. Guiado por sus conocimientos y referencias, el
jalisciense elaboró una sensacional velada para que los espectadores abarrotaran, de
nueva cuenta, el flamante local. Luego de las batallas de respaldo (“Lalo” Camarena y
Pablo Mireles a cuatro rounds, José Huitlacoche Medel contra Tony Alamillo pactada a
seis episodios, Eddie Luna ante “Chuy” Rodríguez con límite de diez capítulos, el
cubano Manuel Armenteros vs. Ángel Guerrero en el turno semifinal), el famoso ídolo
popular Ricardo Pajarito Moreno se impuso a Óscar Suárez en la querella estelar.215
Variación empresarial que tuvo una poderosa razón de ser, por el entrecruce de
algunas coyunturas e individuos en los intereses del Capitán.
Contrastes de talante diverso, entre críticas y murmuraciones, también orillaron al
ex militar para insertar “el deporte de los moquetes” en el área de la colonia Doctores.
Si bien su fuente de ingresos monetarios era otro espectáculo, el hecho de influir en “la
industria de los upper cuts” no le era indiferente del todo. Al ser conocido de famosos
entrenadores (por ejemplo Arturo Cuyo Hernández, “Pancho” Rosales y “Lupe”
Sánchez), y brindarles oportunidades a sus muchachos en sus foros, principalmente en
la Arena Coliseo del Distrito Federal -el supremo escaparate hasta entonces-,216 el
oriundo de Colotlán influía de forma importante en el desarrollo de “la gnosis del nocaut”
practicada en el país. No obstante, tal situación le atrajo numerosas denostaciones.
Ring Mundial, una influyente revista, expuso que desde que Lutteroth maneja el box
como si se tratara de la lucha libre es una tontería tener que pagar boletos caros para
ver, en muchos casos, pantomimas en las que, como es natural, solamente salen
beneficiados los mánagers y boxeadores que están casi a sueldo de la empresa.217 En
consecuencia, y ante las atractivas sumas económicas en dólares ofrecidas por el
promotor estadounidense Georges Parnassus,218 los mejores peleadores nacionales
salieron al extranjero, que le dio al pretérito Subteniente un papel secundario.
Turbulencia que pronto quedó en el olvido, al retornar el pretérito obregonista a su zona
de confort, mediante el concurso de cuatro refuerzos dentro y fuera del ring.
215
Excelsior. 29 de abril de 1956. Guerrero y Medel estuvieron en la inicial cartelera, pues su instructor
era nada menos que Salvador Lutteroth Camou, vástago del jerarca de la EMLL.
216
Toledo, Alejandro. De puño y letra. Historias de boxeadores. Ficticia. México, 2005. Ediciones del
boxeador. Pág. 33.
217
Maldonado y Zamora, 2000: 60-61.
218
“El Ratón Macías, seis años de gloria”. en Sucesos. Marzo 2001. Pág. 28.
Leopoldo Meraz (1932-2004) secundó las labores del cónyuge de Armida Camou,
desde su base periodística.219 A la par de otros prestigiosos cronistas –Alejandro
Aguilar Reyes, Antonio Andere y Salvador Novo-, era un aspecto dorsal para el pretérito
revolucionario el soporte de los medios de comunicación. De ahí que la aparición del
originario de la población de Torreón, Coahuila, al darle brillante publicidad a sus
luminarias, a través de su pluma en numerosas publicaciones (por ejemplo Box y
Lucha), desde mediados de los años cincuenta, motivó un trato amistoso entre ambos.
Esfuerzo nodal del también apodado “Reportero Cor”, aprovechado por el jerarca de la
EMLL para impulsar varios ases, entre ellos un foráneo.
Proveniente de Montego Bay, Jamaica, Dorrel Dixon entró al elenco del antiguo
inspector de Hacienda, a raíz de esa onda expansiva. Guiado por su olfato deportivo, el
jalisciense sugirió a este sujeto (al dominar el idioma inglés), dejar el levantamiento de
pesas (área por la que llegó al país para unos Juegos Centroamericanos y del Caribe),
y entrar al “oficio de los costalazos” después de certificar su fuerza y musculatura.220
Hecho muy fortuito, pues el denominado “Apolo de ébano” cosechó fama con este
trueque, hasta obtener el título mundial semicompleto en 1959, a costa de Al Kashey.
Noción que ratificó una influyente asociación internacional, de reciente añadidura al
esquema lutterothiano.
La National Wrestling Alliance (NWA) respaldaría los cetros del orbe que
manejaba la firma del Capitán. En sustitución de otra entidad, desaparecida por
múltiples causas y que tenía las mismas siglas, ésta era una unión de promotores,
fundada por Pinkie Works hacia 1948 en los Estados Unidos -y no un organismo rector-,
de variada índole geográfica, la cual integraba el ex Subteniente como único mexicano,
por sus meritorios antecedentes, lo que redundó en un benéfico pacto de trabajo.221
Empero haberse anotado el favor de esa comisión, el otrora militar enfrentó la oposición
de un intelectual, colocado al frente de una institución supervisora del “arte del ring”.
219
El Ratón S. “¿Te das…?” en Superluchas. 15 de noviembre de 2004. Número 85. Pág. 9. Aportación
útil en pro de “Chava”, por ejemplo, fue la formación del dueto de Black Shadow y Blue Demon, porque
aunque alegó que eran hermanos, sólo era un truco propagandístico, pero de gran impacto ya que el
público lo creyó verdad, y esa pareja cosechó numerosos triunfos. Quizás el vínculo entre ambos partió
de que el individuo en cuestión fue corresponsal de la Afición”, diario de Fray Nano, y quien pudo
presentarlos al momento que el norteño se adentró a la reseña del “universo de las doce cuerdas”, que
dominaba el colotlense.
220
Entrevista a Dorrel Dixon. 22 de mayo de 2003. Puebla, Puebla.
221
Rivera, Julio César y Dj Spectro. “Blue Demon jr. Presidente de la NWA en México”. en Luchas 2000.
7 de enero de 2008. Número 401. Pág. 17.
Luis Spota (1925-1984) en su afán por reformar “el sistema del ring” frenaría actos
del pretérito revolucionario, al presidir la comisión de Box y Lucha del D. F desde 1959.
Este famoso novelista, colocado en tal puesto por el presidente Adolfo López Mateos,
quien lo asignó para aplacar sus insistentes críticas a través de la prensa, dirigió dicha
agrupación durante un largo período -25 años-. Ya en esta determinante área buscó
alterar, en sentido positivo según su juicio, la trayectoria de ambos espectáculos en esa
época, para proteger tanto económica como médicamente a sus varios ejecutantes.222
Por un lado, al informarse de viva voz que numerosos entrenadores y peleadores eran
analfabetas, dispuso que para entregarles licencias debían mostrar documentos
oficiales que certificaran su habilidad para leer y escribir, sin importar su nombre.
Además de revisar los términos contractuales de los pugilistas, pues los managers
cobraban y ganaban más dinero que ellos, al alegar estipulaciones sin lógica jurídica. 223
Y por el otro, en “el género de las quebradoras” no permitió la celebración de batallas
de enanos ni mujeres (cuya primera titular del país fue la Dama Enmascarada -Rebeca
Barragán- en 1950), a la par de aplicar severos exámenes a los futuros gladiadores. 224
Marcaje impuesto al colotlense, anulado por otro integrante de ese organismo.
Veracruzano de nacimiento, Rafael Barradas Osorio (192?-2004) amparó
indirectamente al líder de la EMLL, también a partir de un alto cargo. Si bien el notorio
escritor era el mandatario de la institución respectiva, este sujeto ocupaba la secretaría.
Envueltos en el mismo ámbito, y dado que el esposo de Armida Camou acataba los
requisitos que le exigía, se produjo un cordial trato entre ambos que desembocó en una
labor vital. En derivación de tal nexo, este individuo llegó a ser el intermediario para que
Lutteroth González se reivindicara con el autor de “Casi el Paraíso”, al inspeccionar el
cumplimiento de las órdenes decretadas en el consorcio fundado en 1933 y sus
ramificaciones.225 Así, gracias a él, las desavenencias se redujeron al paso del tiempo.
Escudado en ese personaje, aparte de otros factores, Salvador vivió una fase tranquila
en los años sesenta y setenta al surgir nuevos atletas, recintos y situaciones.
222
Peralta, Elda. Luis Spota: Las sustancias de la tierra. Una biografía íntima. Editorial Grijalbo. México,
1991. Págs. 211-212. Algunas de sus obras fueron “La estrella vacía”, “Las grandes aguas”, “Las horas
violentas”, “Más cornadas da el hombre” y “La sangre enemiga”.
223
Medina Ruiz, 1993:168-170.
224
Valero, Mauricio. “Reglamento ¡Sin límite de… reglas!” en Dos de Tres. Noviembre-Diciembre de
2007. Número 1. Pág. 56.
225
Ramírez, Alfonso. “Adiós al “Comisionado de Hierro”. Falleció don Rafael Barradas”. en Superluchas.
24 de mayo de 2004. Número 60. Pág. 8.
Los años sesenta fueron tiempos de orden y paz empresariales para el antiguo
inspector de Hacienda, por la ligazón de diversos factores deportivos en su provecho.
En primer lugar, al no hallarse seria oposición a sus intereses mercantiles, decidió pasar
el consorcio a manos de su hijo, Salvador Lutteroth Camou, tras certificar su aptitud
para el cargo, con lo que aseguraba la continuidad y permanencia de sus objetivos. 226
En segundo término, si bien era importante la asistencia estelar de Blue Demon, el
Santo, Ray Mendoza y Black Shadow, la EMLL se apuntalaría en la cima al nutrirse con
una nueva generación de atletas: Perro Aguayo, Aníbal, Ángel Blanco, Estrella Blanca,
Alfonso Dantés, René Guajardo, Karloff Lagarde, Gran Markus, Rayo de Jalisco,
Huracán Ramírez, Mil Máscaras, Tinieblas, el Solitario, Dr. Wagner entre otros.227 Y con
el aporte de Irma González y “Chabela” Romero -pese al veto de la comisión del D. F. -,
además de otros extranjeros (por ejemplo Dorrel Dixon), la situación era definitiva. Por
último, al sumar varios locales tanto en la capital y el Estado de México (las Arenas
Celamex, López Mateos, K. O. Al gusto, Xochimilco etc), como en provincia (los foros
ya referidos más las Arenas Coliseo de Monterrey y de Guadalajara, inauguradas en
junio de 1955 y octubre de 1959 respectivamente), el círculo estaba completo.
Paradisíaco ambiente que sufrió una grave alteración, a mediados de los setenta, por
intervención de un tajante adversario.
Originario de San Andrés Chalchicomula, Puebla, Francisco José Flores Lecona
asestaría severos golpes al Capitán, en enero de 1975, con su grupo promotoril.228 A
raíz de algunos inconvenientes, y luego de asesorarse para tal aventura, este sujeto
desafió al jalisciense de manera abierta. Con el aporte de varios astros, novatos y
veteranos, recintos como el Toreo de Cuatro Caminos y el Palacio de los Deportes, el
respaldo de la Universal Wrestling Association (UWA), más excelsas contrataciones
foráneas,229 Lucha Libre Internacional (LLI) estuvo cerca de fulminar a su contraparte.
Cuando este personaje estaba por derrumbar el imperio del ex obregonista, la parca se
lo impidió de una forma categórica, en 1987, con una doble jugada.
226
Morales, Ricardo. “Los 60‟s todo un tesoro de acontecimientos luchísticos”. en Luchas 2000. 26 de
enero de 2004. Número 200. Pág. 19.
227
Entrevista a Estrella Blanca. 28 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
228
Referente a este significativo individuo y los motivos de su rivalidad con el otrora revolucionario,
consultar el apartado denominado “Francisco José Flores Lecona: Tutor y visionario de la lucha libre
mexicana”, incluido en el tercer capítulo de este trabajo.
229
Barrera, Juan E. “Don Francisco Flores, promotor que hizo historia”. en Box y Lucha. 14 al 20 de mayo
de 2007. Número 2818. Pág. 30.
1987 marcó ese cardinal duelo porque en esa fecha murieron ambos promotores,
lo que derivó en la permanencia de la EMLL en la cúspide del “negocio del cuadrilátero”.
Debido un severo malestar, Flores Lecona falleció el 8 de mayo, lo que representó el
principio del fin para su firma pese tener un sucesor y una sólida estructura laboral. 230 Y
al aminorar la tormenta, con la desaparición de su oponente, el ex obregonista pudo
descansar en paz, a los noventa años de edad, el 5 de septiembre. Una vez más, como
en el caso de la lotería, el destino se hizo presente para redimirlo de la adversidad. Ante
su partida y la premura de sobrevivir a los estragos de LLI,231 hubo necesidad de un
usufructuario. Luego de algunos acontecimientos, el gran elegido fue un familiar suyo.
Nieto del Capitán, Francisco Alonso Lutteroth subió al mando del consorcio fundado en
1933, tras el deceso de su creador y un lapso de fogueo, según este testimonio:
Mi abuelo Salvador Lutteroth no nos daba nada así porque sí, a él le gustaba que nos
ganáramos las cosas. Yo empecé en la lonchería de la Arena México, posteriormente en
la bodega principal de los refrescos, esto cuando tenía como 18 años. Yo en ese tiempo
también trabajaba en la universidad dando clases conjuntas de Oceanografía y
Limnografía. También por esos años estudiaba Biología y ni pensaba en dedicarme a
algo relacionado con la lucha, y si trabajaba en la Arena México era porque así me
ganaba dinero. En las mañanas estaba en la escuela y por las noches en la arena, te
repito, yo no pensaba en dedicarme a la lucha libre, pero poco a poco me fui
involucrando más y más en diferentes arenas hasta llegar a ser ayudante de
programación, y lo que creía que era sólo un trabajo complementario de mis estudios me
ha tenido 32 años en la Empresa. 232
Con el arribo de su descendiente, el grupo de “Don Chava” se transformó hacia
1991 en Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL). Y no obstante sufrir una división a
cargo de Antonio Peña Herrada (1955-2006), con Asistencia, Asesoría y Administración
de Espectáculos (AAA),233 la unión conservaría y extendería el legado heredado.
Asegurado su patrimonio, con esos dos canjes, el nombre del pretérito militar fue ungido
a un nivel superior, mediante condecoraciones y festivales desde entonces.
230
Entrevista a Carlos Maynez Flores. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
Ocampo, Ernesto. “¡Cuando el boom haga explosión!” en Superluchas, 24 de abril de 2006. Número
158. Pág. 28.
232
Rivera, Julio César. “Paco Alonso, su historia, su pensar, su sentir y sus proyectos”. en Luchas 2000.
16 de junio de 2003. Número 170. Pág. 8.
233
Lozano, Laura. “La revolución de los 90‟s”. en El Último Gladiador. Julio de 2006. Número 1. Pág. 24.
231
Denominado “el padre o el zar de la lucha libre en México”, por su fe visionaria en
ese proyecto, el colotlense ha recibido varias distinciones con el paso del tiempo.
Numerosos son los reconocimientos otorgados, hechos de manera principal por su
firma (apodada por Fray Nano como “la Seria y Estable”, al mantener una línea de
trabajo y resistir los embates de varios antagonistas). Desde torneos en su honor (el
inicial de ellos celebrado el 24 de marzo de 1995, ganado por Emilio Charles jr., Sangre
Chicana y Bestia Salvaje);234 el salón de la fama de la Arena Coliseo de Guadalajara abierto por Julián Sánchez, el administrador de ese foro- en 1999, lleva su nombre;235
durante los festejos del 50 aniversario de la Arena Puebla, el 14 de julio de 2003, se
inauguró una placa en agradecimiento a su labor en esa importante ciudad; 236 hasta su
entronización, junto a ilustres gladiadores, en el local jalisciense del CMLL, el 30 de
marzo de 2006.237 De esta forma, cae el primer telón de la trama protagonizada por un
personaje heterogéneo, interesante, polémico, a veces triunfante, a veces derrotado:
Salvador Lutteroth González. Epígrafes de sumo valor que tuvieron razón de ser, tras la
manifestación intelectual de este texto, producto de la disciplina de Clío.
Finalmente, aunque el Capitán fue el principal artífice de la implantación deportiva
y empresarial del “arte de los costalazos” en el país, no estuvo solo en este ministerio.
Por un lado, los instructores atléticos Gonzalo Avendaño y Cuauhtémoc Diablo Velasco;
los periodistas Alejandro Aguilar Reyes, Antonio Andere, Leopoldo Meraz y Salvador
Novo; los matchmakers Jesús Lomelí y Lin Padner, el arquitecto Francisco José
Bullman, Francisco Ahumada y Rodolfo Guzmán Huerta el Santo favorecieron según su
área al esposo de Armida Camou. Y por el otro, Gabino Camino, Miguel Corona, Jimmy
Fitten, Francisco José Flores Lecona, Jesús Garza Hernández y Carlos Lavergne
forzaron en diversas épocas a que “Don Chava” no estuviera cómodo en su
hegemónico nivel, ni que su espectáculo fuera monótono, al levantarle dura rivalidad.
Así, hubo amigos y enemigos que nutrieron tal escena, por lo tanto en los venideros
apartados se exponen los derroteros de algunos, para cimentar la presente exposición.
234
Rivera, Julio César. “Marzo ha dejado huella”. en Luchas 2000. 15 de marzo de 2004. Número 207.
Pág. 12. (Ver anexo 15).
235
Muñoz, Javier. “De Guadalajara han salido los mejores luchadores: Julián Sánchez”. en Box y Lucha.
15 de diciembre de 2000. Número 2487. Págs. 14-15. (Ver anexo 15).
236
Ríos Villarce, Armando. “Shocker rapó a Máscara Año 2000”. en La Voz de Puebla. 15 de julio de
2003. (Ver anexo 16).
237
Gutiérrez, Humberto. “Fue inaugurado el Paseo de la Lucha Libre”. en Superluchas. 12 de junio de
2006. Número 165. Págs. 16-17. (Ver anexo 16).
CAPÍTULO 2.
ARTÍFICES DE UN MISMO PROYECTO:
LOS ALIADOS.
Yo siempre he hecho las cosas sin consultar a nadie, no he tenido padrinos ni
apoderados. El mejor manejador que tengo soy yo mismo. Mi mejor manager ha
sido la vida. Así soy desde que me acuerdo: muy rebelde y muy independiente.
Odio a la gente que se me acerca, sobándome, para sacarme dinero. Eso sí,
tengo amigos, grandes amigos y, también, amigas, y no sólo ahora, que soy
campeón del mundo, sino desde antes, cuando era un desconocido. Espero que
cuando pase el tiempo unos y otras no me fallen.
238
Durante su aspiración por hacer lucrativo negocio con la lucha libre, Salvador Lutteroth
González no actuó en solitario, pues hubo un nutrido grupo que lo secundó con firmeza.
No obstante que el otrora revolucionario fue el orquestador de la implantación de “la
ilustración de los topes” en México, su fuerza no era omnímoda porque requirió de un
conjunto dinámico, inteligente y leal, que le cubriera la retaguardia o fungiera como
punta de lanza. Ya fuera por su autoridad laboral, habilidad política y perfil carismático,
el colotlense forjó estrechos nexos personales con varios sujetos, quienes
representaron un fundamental apoyo logístico para atender prioridades y vacilaciones.
Consecuentemente, el móvil de este episodio es explicar esta situación, al estudiar
algunos de esos hombres y su relación con el actor de este relato histórico.
Estructurado en tres segmentos, el presente apartado abordará una triada de
dorsales individuos, quienes posibilitaron el afán comercial-deportivo del ex obregonista.
En el primer tramo titulado “Gonzalo Avendaño: Constructor de destinos dentro y fuera
del ring”, se tratará el itinerario del instructor oficial de la EMLL. En el segundo bloque
denominado “Alejandro Aguilar Reyes (Fray Nano): Una inquietante pasión entre
abatimientos y esperanzas”, se analizará la trayectoria de este publicista del Capitán. Y
en la tercera sección indicada como “Rodolfo Guzmán Huerta (El Santo): Ídolo en el
altar comercial y popular”, se apuntará el derrotero del imán de taquilla de “Don Chava”.
Referido lo anterior, suena la campana que indica la apertura de esta cartelera en papel
y tinta, cuya meta es informar a quien lee, a través de los protagonistas que la integran.
238
10.
Murray, Guillermo y Arredondo, Ricardo. Quince rounds. Editorial Diógenes. S. A. México, 1973. Pág.
2. 1 Gonzalo Avendaño:
Constructor de destinos dentro y fuera del ring.
¿Quién fue el artífice del conocido lema Citius, altius, fortius en el feudo lutterothiano?
La solución a esta inquietante pregunta, recayó en la atrayente órbita del venidero
individuo a estudiar. Durante la formación de la Empresa Mexicana de Lucha Libre
(EMLL), se matricularon numerosos agentes y circunstancias. Aunque el vigoroso
ánimo partía del ex obregonista, no bastaba para el engranaje de la novel sociedad.
Más aún si la experiencia en el cuadrilátero la tenía sólo como aficionado, y no en la
dirección de una cartelera que ahora le valía. De ahí, el socorro de amistades pretéritas
que, sumadas desde 1933, aprobaron el tránsito hacia vías óptimas para el éxito.
Enseguida se analizarán las condiciones, íntimas y públicas, de quien satisfizo la duda
genésica de esta sección.
Nativo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el protagonista de esta trama vio la luz el 23
de marzo de 1895. Arrinconada entre la pared de los añejos vientos porfiristas y la
cercana espada de la polvareda revolucionaria, su familia optó por trasladarse a la urbe
del país, en aras de fabricarse un porvenir. Para el muchacho, se eligió al renombrado
Colegio Militar.239 Su permanencia en dicha entidad, le sirvió para labrar un firme y
sensato proceder, tanto por el ejercicio físico como al matiz escolar. Tan así fue el
apego a las reglas que, al finiquitar su alojamiento didáctico, obtuvo altas notas y el
grado de Subteniente. En vista de ello, se le asignó una beca en Europa. Estadía que
marcaría su lozano espíritu.
París auspició los anhelos del joven, y los proyectó decididamente. Tras el arreglo
de los líos innatos a la mudanza, entró a la academia Saint-Cyr, especializada en
artillería. A pesar de la obvia lejanía de la parentela y del terruño, su férreo perfil le
permitió sopesar la adversidad. Luego de los cursos y de los exámenes, se le distinguió
Profesor en Armas. Como su bullicioso ánimo le impelía a más, ingresó al plantel
Joinvill Le Pont. No obstante, la penumbra de la primera deflagración mundial estaba
próxima sobre el viejo continente. Cuando quiso regresar era ya demasiado tarde, y sin
alternativa tomó parte de las hostilidades en la Legión Extranjera.
239
El Ratón S. “¿Te das…?” en Superluchas. 8 de diciembre de 2003. Número 37. Pág. 9. Los ex
gladiadores japoneses Jitsu Harada y Nobutaka impartieron, en ese instituto, clases de jiu-jitsu y de judo
que, al dominarlos, bastante ayudaron al sureño en futuros compromisos. (Ver anexo 17).
Sus 22 años significaron un traumático despertar, no soportado a menos de tener
la mesura debida al momento de la huracanada deflagración. Tuvo que lidiar, a diario,
con el repiqueteo de las ametralladoras, el estallido de las granadas, el hedor de los
muertos y los alaridos de las víctimas, provocados por la ambición de unos y la
indolencia de otros; borrascosos eventos que tergiversaron la geografía y la sociedad
europeas, en el frenético amanecer de la centuria. Sin embargo, la paz volvería a surgir
entre la crisis y el desastre, luego de cuatro años de batallas, al asestar las tropas
norteamericanas fatales reveses a las huestes alemanas, en 1918. Esa irradiación de
esperanza también alcanzó a Gonzalo. Prueba de su mínimo pero valiente auxilio, el
gobierno francés le otorgó la Cruz del Mérito, un elevado distintivo acorde a su
experiencia. Al haber mejora en las comunicaciones y los transportes, emprendió el
ansiado retorno, a poner en práctica lo asimilado en colegios y trincheras.
Terminada la riesgosa odisea, nuevos aires posibilitaron el desarrollo de su
bagaje. Con el arribo del General Álvaro Obregón, tras una vorágine de balas y de
pesos, a la principal magistratura política, la sacudida revolucionaria ingresaba a una
vereda sonorense menos azarosa. Evento aprovechado por los habitantes para rehacer
sus actividades, incluido el ejercicio corporal y mental. Centros ubicados en el Distrito
Federal como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Nacional y la YMCA
(Young Men´s Christian Association), se distinguieron por el fomento no lucrativo del
deporte.240 El rasgo de estos lugares marcaba una clara diferencia, respecto a otros de
similar tipo, que databan del período decimonónico. Los extremos saltaban a la vista:
los primeros tenían aparatos recientes, modernas salas invadidas de luz, regaderas con
agua caliente o fría, vestidores amplios y limpios; los segundos guardaban artefactos
obsoletos, húmedos espacios en penumbra y descuidadas zonas para el aseo. En la
enseñanza, el abismo aumentaba. Los maestros de los flamantes puntos mostraban la
íntegra técnica para agarres, caídas y golpes, con particular énfasis en la prevención de
luxaciones; en cambio, los guías de los pretéritos locales adiestraban, según la razón
permitida por el creador. Señalado por su sapiencia, la directiva de “la Guay” contrató a
Avendaño. Trance que lo acercaría a un vital individuo, en la realización de futuros
tratos.
240
Villagómez Hernández, Pedro. Mens sana in corpore sano. La cultura cívica, la salud y el deporte en la
ciudad de México. 1920-1950. Tesis de licenciatura en Historia. Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, 2006. Pág.174.
Nutrido fue el mocerío ávido de instrucción, del cual Lutteroth González formaba
parte. Debido a su eximio saber, vigorizado dentro y fuera de la nación, el chiapaneco
orquestó un innovador programa de ejercitamiento, adecuado a las condiciones de
numerosos muchachos, para hacer brotar sus habilidades internas y externas, a través
de fatigantes operaciones en diferentes horarios. Bajo su pertinaz mirada, las jornadas
se basaron en la práctica de la lucha grecorromana y olímpica, o las artes marciales
como el jiu-jitsu, el judo y el karate, anexadas al uso de aparatos y la gimnasia. A
medida que se acentuaban las rutinas, en que cada gota de sudor caía a su justo
precio, la afinidad entre el aprendiz y el mentor aumentaba, hasta alcanzar el lazo de la
amistad.241 Si bien la estancia pedagógica del jalisciense cesó en la YMCA, la relación
en vez de finiquitarse habría de seguir, ya no en el plano educativo sino en el
empresarial, unas cuantas hojas de calendario después.
Hacia 1933, Salvador se inmiscuyó en “el negocio de los candados” y requirió de
la mayor ayuda posible. Tras abandonar el ramo mueblero, a causa de la pérdida de
bienes y el aumento de las deudas, jugó su última carta al patrocinio de la singular
recreación. Llevó su oferta por diversos ámbitos, varios la oyeron, pocos la escucharon
y menos la razonaron, pero no cejó en el empeño. Aunque a paso lento se agregaban
simpatías, la maquinaria comercial solicitaba la añadidura de vivaces piezas que,
embonadas en zonas trascendentales, la hicieran girar a más revoluciones. Arreglados
los gastos monetarios y la tonificación del sitio a frecuentar, restaba un factor de suma
jerarquía: los atletas del encordado. Objetivo ya recomendado, por otro integrante de la
“tropa” del colotlense.
Alejandro Aguilar Reyes (dilucidado en posterior apartado), sugirió la formación de
gladiadores mexicanos. Ante el elevado monto de las contrataciones de ases
extranjeros, quienes en ocasiones no desquitaban sus altos honorarios, y la nula
presencia de astros propios, el también director del periódico la Afición dio una opción:
invertir ese valor en la génesis de los ídolos nacionales. Así se ubicaron adolescentes
sedientos de fama, y se les invitaba para adherirse al feudo, con la esperanza de
sustentar las carteleras. Dorsal entorno, donde se manifestaría el antiguo rector
deportivo de “Don Chava”, sancionado por su vástago en el relato venidero.
241
Gómez Garnica, Jorge. “Grandes maestros. Profesor Gonzalo Avendaño”. en Superluchas. 12 de
enero de 2004. Número 41. Pág. 20.
Hizo una función de lucha libre por primera vez y de forma independiente, después
desarrolló eventos locales pero con la meta de integrar a mexicanos ya que los
americanos, que proporcionaban los talentos para las funciones no estaban de acuerdo
en que fuera así porque perdían el booking free, es decir, una comisión por armar el
programa.
Fue entonces cuando mi padre comprendió que deberíamos meter elenco local para que
el público nacional respondiera mejor de cómo ya lo hacían, porque al inicio estaba
perdiendo dinero pero posteriormente contactó a los muchachos universitarios que
terminaban su temporada en el fútbol americano, otra disciplina fuerte que contaba con
grandes deportistas.
Por fortuna logró convencerlos pues eran personas acostumbradas a hacer ejercicios
recibiendo y dando golpes, aptitudes claves dentro de la lucha libre que los colocaron
como los primeros gladiadores y así Jack O ´Brien, Lobo Negro, Ciclón Veloz, entre
otros, fueron muchachos que tenían carreras universitarias prácticamente terminadas
cuando iniciaron con mi papá e incluso desarrollaron brillantes trayectorias hasta
convertirse en grandes exponentes en los encordados.242
Transportar la voluminosa juventud a las dominantes rutas de la predilección
popular, fue la misión del otrora legionario. Como las taquillas de la inicial Arena México
reportaban escasas ganancias, por la tediosa visita de las mismas figuras
(generalmente anónimas y foráneas), que nada o muy poco emocionaban a la
fanaticada en ciernes, la petición de Fray Nano tomaba mayor eco. Cuya onda fue
atendida por el ex obregonista, quien no tardó en actuar, pues tenía a la mano
solucionar el dilema. Debido a sus vínculos de amistad y prestigiada trayectoria, sólo
fue cuestión de horas que ambos sellaran el pacto y se formalizara la unión. 243 Y en lo
referente al espacio idóneo para “la cátedra del ring”, no hubo mayor complicación.
Entre la gama de áreas atléticas (como la escuela de Educación Física, el gimnasio de
la facultad de Medicina y el Instituto Nacional de Maestros), se tomó como núcleo de
operaciones al casino de la academia de Policía, por su amplia estructura y céntrica
ubicación. De esta manera, el también instructor en defensa personal tenía otro reto,
que no dudó en hacerle frente.
242
Castro III, “Chema”. “Una vida de lucha… libre”. en Luchas 2000. Edición especial “1933-2005. LXXII
Aniversario de la EMLL y de la lucha libre en México”. 5 de septiembre de 2005. Número 1. Págs. 12-13.
243
Soto, Jaime Arturo. “Seria, estable… poderosa”. en Colosos. Mayo de 1993. Número 83. Pág. 24.
Sin perder tiempo, el sureño se dispuso a ingeniar la estratagema a cursarse. Al
igual que en previas gestiones, el adiestramiento era pleno, con la salvedad que en esta
oportunidad iba a resultar más intenso, dado el ánimo profesional de la misión y la
responsabilidad otorgada. Tras dilatados lapsos, a veces matutinos y en otros
vespertinos, se engendraban individuos aptos en ligar la elasticidad de un acróbata
circense con la solidez de un levantador de pesas. La lista de los recientes gladiadores,
utilidad de este fascinante proceso, fue notable: Ray de Alva, Rafael Anaya, Adolfo
Patrón Bonales, Gilberto Gómez, Tony Infante, Héctor Diablo López, Arturo Martínez,
Gilberto Martínez Larrea, Carlos Meza, Eugenio Muñoz, Ramón Romo, Fausto Nicolás
Ciclón Veloz y más.244 Punto certificado por uno de sus muchos aprendices, en el
siguiente argumento:
Nos metíamos al gimnasio a sacar castigos, a aprender, a aplicar las llaves, las
contrallaves, los giros. Todo ese tipo de entrenamiento y del diario. Y supervisados por
don Gonzalo Avendaño. El profesor Avendaño era una persona de edad, en ese tiempo
tendría unos 54 o 55 años. Era bajito, rechoncho, muy difícil de agarrar, por lo difícil de
su cuerpo. Pero era un extraordinario profesor. Él nos enseñaba mucho la cuestión del
karate.245
Otra razón para explicar el vínculo entre el empresario y el instructor, se derivaba
de su perfil militar. ¿Por qué este aspecto remataría los nexos entre ellos? Aparte de
exigir flexibilidad, resistencia y velocidad a los novatos, en su arduo trayecto hasta
volverse luminarias del ring, se les inculcaba obediencia a los mandatos del jalisciense.
Y quién mejor que el chiapaneco para tal función. Por su exacta diligencia, estimulada
en las academias y el campo de batalla (al igual que Lutteroth González), tenía una
autoridad única con los “gorilitas”, quienes lo admiraban y cumplían sus indicaciones;
además de fungir como árbitro, a sabiendas del respeto ganado, para frenar molestias y
negativas. De esta forma, si el jerarca de la EMLL lo hacía partícipe de sus dictados,
era a sabiendas que los transmitiría sin interferencia, y se aceptarían al pie de la letra.
Por el eficaz socorro prestado, su voz dentro el consorcio aumentaba en frecuencia y se
le dieron tres delegaciones más, pero ahora de manera próxima al cuadrilátero.
244
245
Olivera Figueroa, 1999: 26-27.
Entrevista a Manuel de Jesús Mar Hernández (Manuel Robles). 3 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
Jefe de relaciones públicas fue la primera nueva ocupación. Tras hacerlo partícipe
de la operación deportiva-mercantil a incursionar, “Don Chava” le informó sobre los
apuros para abastecerse del material humano, procedente del exterior, en el arreglo de
las funciones. Dado que el aspecto de los estetas nacionales estaba resuelto, mediante
la supervisión del chiapaneco, la llegada de batalladores foráneos resultaba básica,
para afianzar la reciente “industria de los azotones”. Porque habrían atractivos
encuentros y se renovaría el elenco, a diferencia de los promotores adversarios,
quienes ofrecían los mismos actores y pleitos en repetidas oportunidades. Así, el ex
legionario contactó a diversos gladiadores actuantes en los Estados Unidos, y los indujo
a trabajar en México.246 De esta manera el oriental Chino Achiú, el alemán Stephan
Berne, Jack Curtis, el sonorense Yaqui Joe, el irlandés Gordon Ciclón McKey, los
norteamericanos Ray Tigre Ryan y Bobby Sampson entre otros, vigorizaron los
programas de la EMLL. Satisfecho este menester, el pretérito obregonista dio al sureño
otro vital servicio.
Director de encuentros era su segundo quehacer. Si bien la responsabilidad era
del antiguo réferi Jesús Lomelí, Gonzalo lo secundó al observar potenciales talentos del
ensogado, debido a su puesto de guía atlético en el casino de la Policía. Para “llenarle
el ojo” y ganarse una recomendación suya, a sabiendas del supremo monto que el
empresario le asignaba (lo cual allanaba la aleatoria vía hacia la fortuna), el muchacho
en cuestión debía probar puntualmente sus facultades en los aparatos, los ejercicios y
los rivales. Matices expuestos a continuación.
Esmero y sudor fue la llave, hallada por unos cuantos, para abrir el cofre
avendañista. Tres ejemplos venideros, de distinta índole cronológica, geográfica y
personal buscaron y encontraron tal fórmula, antes y después del entrenamiento;
además, insistirán en señalar el ahínco y la puntualidad a las reglas, dictadas por el
versado mentor y respaldadas por el jerarca, en aras de volverse luchadores de paga y
regocijarse en las carteleras del consorcio fundado en 1933, con los múltiples beneficios
de aquella fundación.
246
No obstante la valiosa intervención del Profesor en Armas en este episodio, el estadounidense Lin
Pladner (de quien se tiene escasa información) era el inicial gestor de esta trascendental misión. Debido
a sus nexos y pericia en la población de San Diego, California, este otro integrante de la “tropa” del
jalisciense favoreció la causa, al posibilitar la frecuente contratación de ilustres ases del entarimado. El
hecho de tener a esa preponderante dupla, experimentada y sagaz a la vez, resultó de gratos saldos para
el mencionado feudo.
Firpo Segura (1907-1968). Nativo de la colonia Guerrero del Distrito Federal,
Francisco Segura García fue boxeador, tahonero y zapatero según le pareciera, para
satisfacer el sustento del hogar. De su labor enguantada tuvo buen éxito y obtuvo el
cetro semicompleto del país, en 1929, al derrotar a Daniel Navarro. Su mote surgió
cuando de un puñetazo sacó a uno de sus enemigos del cuadrilátero, hasta enviarlo a
la zona de butacas, al igual que el argentino Luis Ángel Firpo lo hizo sobre el
estadounidense Jack Dempsey. Al escasearle peleas y rivales de elevada magnitud, fue
en busca de mejores salarios y optó por adentrarse en la lucha libre, esperanzado en
repetir dinero, prestigio y triunfos. Aspiración fomentada por el Profesor en Armas.
Relacionados mediante Manuel Uriarte, ambos individuos se lanzaron en pos del
afán. Tras entregarse a “la disciplina de las patadas voladoras”, bajo el estricto sello
impuesto por el sureño, emergió una sorprendente luminaria, quien unió su fulminante
derechazo de pugilista con las “llaves” del gladiador.247 Desde su lanzamiento llamó la
atención de la afición, hasta ser el ídolo de la década de los treinta y sostén del inicial
despegue del emporio lutterothiano. Logros reconocidos, en 1956, al dar el botellazo
inaugural de la nueva Arena México. Perfiles reproducidos por otro sujeto, igualmente
gracias al ex legionario.
Tarzán López (1913-1975). Oriundo de Zacatecas, Carlos López Tovar hermanó
los oficios de cerrajero y plomero con el de “batallador del ring”. Trasladada su familia a
la principal ciudad de la nación, por la agitación revolucionaria, el joven tuvo certeza de
su tercera ocupación al ingresar al casino de la Policía. Ahí, fue adiestrado por Gonzalo
quien acreditó su agilidad y fuerza, mediante pruebas en las maniobras de combate y
los utensilios gimnásticos, que el aprendiz superó con amplitud (motivo de su apodo).
Su trayecto en el emporio fue relevante, a partir de su debut en 1934, ya que ascendió
a los tronos nacionales welter, medio y semipesado y mundial de la categoría media. 248
Con base en la jerarquía y lealtad exhibidas, fue elegido para guiar los carteles de
apertura de las Arenas Coliseo el 2 de abril de 1943 y Puebla el 18 de julio de 1953.
Como el capitalino y el provinciano no lo hicieron quedar mal, Avendaño también
socorría a extranjeros, si profesaban la misma doctrina.
247
Gómez Garnica, Jorge. “La derecha. Francisco „Firpo‟ Segura”. en Superluchas. 6 de octubre de 2003.
Número 28. Pág. 20. (Ver anexo 18).
248
Dj Spectro. “La verdadera historia de Tarzán López. Parte II”. en Luchas 2000. 18 de septiembre de
2006. Número 335. Pág. 4. (Ver anexo 19).
Mishima Ota (1932-1970). Si bien nació en Kiushu, Japón, Francisco José Ota
Mishima llegó al país en su infancia. Gracias a la pertinaz ayuda de algunos
compatriotas, que posibilitaron el traslado de la familia (desde la comarca de Mexicali
hasta el Distrito Federal), el joven cursó estudios superiores, en los que mostró
facultades para la práctica de varias disciplinas, por las que obtuvo múltiples preseas en
representación de sus colegios. Al nacer la década de los cincuenta, tuvo su primera
entrevista con “el arte de los topes” al visitar la famosa Arena Coliseo. Fue tanto el
asombro que no vaciló entrar al “universo de las doce cuerdas”, y acudió con el
responsable de la academia de Policía. Éste le avisó sobre los ejercicios, pero el novato
declaró que ya sabía lucha olímpica y judo. Entonces, el mentor le pidió subir al ring
para certificarlo. A pesar de recibir una poderosa llave, el nipón no se rindió. Como
había tolerado su rigor, el profesor lo incluyó en el entrenamiento. 249 Tras la debida
preparación, superada con méritos, se le auguró un itinerario exitoso, principiado hacia
1952. Engalanado el aparador de la EMLL, al proporcionarle esos y otros diamantes
humanos, Avendaño fusionó ese triunfal servicio con la próxima gestión.
Réferi fue el tercer puesto a ejecutar. Debido a sus signos de fuerza y de violencia,
en “la sapiencia de los candados” fue imperiosa la aparición de un árbitro, quien hiciera
acatar las reglas dictadas por comisiones deportivas. Junto a “Rudy” Blancarte, Eric
Bouloff, “Pepe” Gassé y Eddie Palau impartía justicia y vigilaba la integridad de los
“gorilitas”, dentro y fuera del enlonado.250 Por lo general, se escogía para el oficio
antiguos gladiadores, en suposición de su noción a fondo del negocio y que le darían la
fluidez necesaria. También, tenían la misión de observar el desenvolvimiento de los
batalladores para notificárselo a Salvador Lutteroth. Ya fuese alabanza o desprestigio,
el veredicto era fundamental para astros, preliminaristas y veteranos. Además que en
fechas especiales (como los aniversarios de los coliseos), elegían a los atletas para
hacer rivalidades, culminadas en duelos de apuesta.251 Así, se relataba este empleo del
maestro en defensa personal:
249
Gómez Garnica, Jorge. “Muñeco de Porcelana. Mishima Ota. Primera parte”. en Superluchas. 23 de
febrero de 2004. Número 47. Pág. 10.
250
Durante la riña entre Stephan Berne y Ray Tigre Ryan, el 11 de octubre de 1934, el chiapaneco
detuvo ese encuentro para evitar una desgracia, porque el primero recibió un fuerte golpe en el poste y
sangró profusamente.
251
Tal fue la querella de máscara contra máscara, entre el Gladiador y el Santo, para celebrar el XXIII
aniversario de la EMLL, el 21 de septiembre de 1956, de la que el sureño fue autor intelectual.
Y estoy seguro que si uno de esos enmascarados se hubiera enfrentado al Cavernario
Galindo, saldría con la capucha “podada”, porque el de las cavernas le hubiera
arrancado esas extravagancias, es más, si don Gonzalo Avendaño, el réferi más
conocedor y estricto que yo he conocido, refereara una de las luchas de hoy, no hubiera
permitido que esas máscaras entraran en acción, ni tampoco adornos o telas adhesivas
en las muñecas; don Gonzalo Avendaño cuidaba la integridad de los luchadores.252
Volver al entarimado, como agente activo, fue una añoranza que el chiapaneco
realizó al satisfacer la petición de un antiguo secuaz del ring, en 1953. Debido que esa
oportunidad no interfería con sus obligaciones, pudo recordar viejos tiempos. Al
retirarse de “la destreza de las quebradoras”, Eduardo Dientes Hernández llamó a
ilustres amigos para un acto especial. En la Arena Coliseo, situada en la calle Perú 77
de la colonia de los Doctores del Distrito Federal, el originario de Huichapan, Hidalgo
dejó el oficio (iniciado en septiembre de 1933), de manera singular: una espectacular lid
en tres modos distintos. Previo a la batalla pactó la definición de los participantes,
quienes debían ser hábiles en los géneros requeridos, y dar una función acorde a los
requerimientos. Ya informadas las autoridades, el programa se anunció así: una caída
al estilo del judo contra Mishima Ota; otra ronda bajo los cánones del jiu-jitsu frente al
mentor sureño; y la última ante Chamaco Castro en lucha libre.253 A pesar de los
adversarios, el también tutor normalista pudo levantar el brazo, y despedirse de la
afición que lo cobijó por 20 años. Finiquitada la atención hacia uno de sus primeros
alumnos, el preceptor atlético se dedicó a trabajar hasta extinguírsele la vida.
1965 sentenció las siete décadas del ilustre Profesor en Armas. Fue un pilar
dorsal para el ex Capitán de caballería y para la EMLL. Por un lado, asesoró a Salvador
cuando la incertidumbre parecía enturbiar su afán mercantil. Y, por el otro, dejó como
herencia a numerosas generaciones de gladiadores, quienes nutrieron las filas y las
taquillas del consorcio. Si a él le debieron la edificación de su destino deportivo, el paso
hacia la devoción popular se orientó a través de los medios de comunicación.
Modalidad a cargo de un afamado periodista, otro integrante del feudo lutterothiano,
desglosado en el segmento vecino.
252
El Árbitro. “Diablo López y Eskimo Blancarte: lucha de perros”. en Luchas 2000. 17 de febrero de
2003. Número 153. Pág. 5.
253
Morales, Alfonso y Duarte Ramírez, Salomón. “Tienes un e-mail”. en Box y Lucha. 10 de mayo de
2002. Número 2558. Pág. 11.
2. 2 Alejandro Aguilar Reyes (Fray Nano):
Una inquietante pasión entre abatimientos y esperanzas.
¿Cómo lograr la premisa mens sana in corpore sano, en el otrora Anáhuac? No
obstante la magnitud de la interrogante, hubo un hombre que guió su dinamismo, íntimo
y notorio, con base en la duda formulada. Mediante críticas y propuestas, algunas
certeras y otras parciales, ubicadas en las páginas de los diarios, buscó la renovación
del ambiente atlético atrapado en un marasmo de múltiples yerros, dentro y fuera del
terreno de juego. Ese ferviente ímpetu lo llevó a establecer diversos nexos. Uno de ellos
fue Salvador Lutteroth González, con quien supuso cumplir el lema que encabeza este
texto, en lo relativo al “universo del ring”. Acto seguido, se presentarán aspectos que
analicen el por qué de la relación y los factores que la posibilitaron.
Nacido en el Distrito Federal, el 3 de mayo de 1902, el individuo en cuestión fue
uno de los periodistas más destacados de la primera mitad del vigésimo siglo. Ya en el
entorno familiar, tuvo cercanía con el papel y la tinta, defensas para la futura odisea. Su
padre, Juan Aguilar Vera, era dueño de la imprenta México, y ahí el joven inició su
formación. Cuando la mayoría de edad le pedía definir el porvenir, una idea surcó sus
aspiraciones, en busca de ejecutar sus anhelos: vivir el ambiente del ocio lúdico y su
atención por los medios de comunicación. Por ello, acudió a el Universal para
desempeñarse como redactor de la sección deportiva.254 Donde el cotidiano aprendizaje
calibraría sus deseos, y aumentaría la demanda de habilidades.
Durante esa incesante labor, el capitalino se percató de sus flaquezas y apresuró
a subsanarlas. Dado que el uso del idioma inglés era indispensable, fue a los Estados
Unidos a los 21 años. En su estancia más allá del Río Bravo, notó las abismales
diferencias entre la nación vecina y su país, en cuanto a la organización y la promoción
de competencias, al presenciar los entrenamientos y su amplia divulgación en los
rotativos. Armado con libreta y pluma, recorrió muchos ambientes, a veces
clandestinos, a veces públicos, ávido de respuestas. Esta personal hégira sirvió para
fundir el interés del aficionado con la sagacidad del observador curioso. 255 A su regreso,
quiso revitalizar varias disciplinas. Frenesí que lo llevaría a más horizontes.
254
255
Maldonado y Zamora, 2000: 38.
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
Junto a otros adeptos fundó la comisión de Boxeo en 1923, presidida por
Guillermo de Gress.256 Promovido como el organismo rector de “la ilustración de las
narices chatas”, tuvo un trajinar inverso a su denominación. Tenía como apremiante
misión el derrumbe de tres murallas, que imposibilitaban el auge del “oficio de los
guantes” desde hace tiempo. A) El arreglo de las reyertas, ordenado por los
empresarios, era motivado por el afán de nutridos botines, aunque “la ciencia de los
nocauts” quedara en el fango. B) Los peleadores eran defraudados o estaban
apalabrados con el mandamás en turno, por estar privados de los niveles idóneos de
justicia y de protección. C) Quejas repetidas de los fanáticos, ante los evidentes
fraudes, provocó el alejamiento de las Arenas, dado el bajo valor de las riñas. Aunque la
prensa señalaba las anomalías, nada o muy poco hacían las autoridades al respecto.
Notificado del turbio horizonte, Alejandro enfrentó la adversidad y arbitró con prontitud.
Si bien buscaba profesionalizar “el espectáculo de los moquetes”, la realidad
superaba las expectativas. Al residir en la institución, atestiguó la auténtica distancia
entre esmero y tibieza. Sus notas finales apuntaban un daño ya sabido, pero no
declarado: el enemigo dormía en casa. La improvisación y los sobornos atrapaban a la
mayoría de los socios, que no obstante las pretensiones de mudanza se hundían en la
tentación del lujo, gracias a las presiones monetarias de hombres acaudalados; éstos,
veían en el cuadrilátero la oportunidad de llenarse las talegas, y no permitirían la merma
a los elevados ingresos. De ahí, por ejemplo, la nula producción de ídolos que
revirtieran el obscuro tejido, por omisión directa de los dirigentes. Los inconvenientes
persistirían.
Oleadas de alegatos, benévolos u hostiles, sólo asfixiaron el libre albedrío de la
instancia y sus delegados. El cumplimiento de la aspiración propuesta (la limpieza de “la
cultura de los puños”), trajo magros saldos. En sus oficinas, los reportes de anomalías
se centraban en el Distrito Federal; mientras que en la provincia, donde los ojos y oídos
de los agentes no alcanzaban, el rastreo resultaba escaso y se perpetuaba el lúgubre
declive. Ante ello, y con base en sus firmes razonamientos, Aguilar renunció ipso facto.
Bajo el testimonio venidero, resumió parte de su estancia, así como el curso del
pugilismo nacional durante sus tristes años veinte:
256
Valero B., Roberto. El Boxeo Mexicano en records. Proyección cultural mexicana. México, 1986. Págs.
11-12.
Incidentalmente, formé parte de esa Comisión y me queda el orgullo de sólo haber
permanecido en ella dos semanas. No quise aprobar con mi presencia ese primer error
que iba a marcar un sendero lleno de arbitrariedades, de yerros, de desacatos, cuya
manufactura no puede menos que causar tristeza a un hombre que como el que esto
escribe ama a su patria, a la libertad y a su deporte por sobre todas las cosas.
Fue a raíz de la visita de Luis Ángel Firpo. La Comisión – en un rasgo de honradez-,
pidió a su adversario, un tal Hibbard, que fuese calado antes de aprobarlo como
contrincante.
Se hizo la prueba en el gimnasio de la YMCA, que se vio absolutamente lleno, y el
calador fue Kid Savage…
Savage bailó de lo lindo a Hibbard.
Lo lógico y natural era que se le diera la oportunidad a Savage. Así lo discutimos los
entonces comisionados y así se le iba a comunicar al empresario, que era el
Comendador Segurola, ahora artista de cine.
Pero sucede que a Segurola lo respalda un alto jefe del municipio.
Y llegó la orden de arriba…
Había que declarar que Hibbard era un gran contrario…
Era demasiado para mi forma de pensar y renuncié al cargo.257
Azarosos escenarios que tendrían un funesto resultado. Cual si fuera un moderno
profeta en el llano desierto, las advertencias de Fray Nano no hallaron eco ni auditorio
algunos, a pesar del ímpetu de sus sermones. Aunque se desempeñó como manejador
y representante de algunos púgiles (entre ellos “Chicho” Cisneros y Jesús Nájera), lo
que supuestamente le facultaba sobre “la técnica de los upper cuts”, los mandatos del
dinero y de la ley resultaban más definitivos al estar aparejados en la misma balanza,
dada la expectación por la visita del famoso peleador sudamericano, y se volvieron
secuaces del fatal “chanchullo”, ofrecido como atractiva batalla al público. Cuando el
boxeador argentino se presentó, en el Toreo de la Condesa del Distrito Federal, hacia
diciembre de 1923, su triunfo fue logrado mediante un nocaut rotundo y veloz. El
supuesto antagonista sólo fue un apático espectro en el ring, quien no ofreció disputa
más que en el organismo ya referido, y no en el cuadrilátero donde sí debía hacerlo.
Pese al embarazoso percance, Aguilar prolongó su misión reformadora ahora en otro
ámbito: el beisbol.
257
Maldonado y Zamora, 2000: 38.
Rehabilitar “la gnosis del bat” fue una tarea que Alejandro cristalizó, en 1925, al
crear la Liga Mexicana de Beisbol.258 Su predilección hacia “el talento del home run”
databa desde su infancia y juventud. Cuando el ocio se lo permitía, se enfundaba en el
uniforme de alguna novena, próxima a su domicilio, para conectar hits o lanzar curvas.
Era tal su gusto que llegó a ser entrenador del equipo Ty Cobb, en el que dio rienda
suelta a su metódico carácter, trasladado al terreno de juego. Ya en su afán directivo,
se hizo acompañar por el afamado manager Ernesto Carmona (1896-1986),259 y ambos
exhortaron a los dueños de seis escuadras a integrar el torneo, bajo el estricto ajuste a
las reglas de la reciente comisión. Su estancia en la institución duró varios años y a
todos niveles. Fue presidente durante dos años, alto comisionado entre 1927 y 1942 y
consejero hasta 1948.260 Además, a partir de 1937 inició la compilación de estadísticas
y records de la asociación, para que el fanático siguiera al grupo o individuo de su
elección. Proyecto que lo llevó a fraguar un foro, donde difundir sus preceptos.
Desde hacía tiempo, la sección dedicada a los espectáculos atléticos había sido
desdeñada de las publicaciones. Tratada como nota curiosa, su espacio era una simple
alusión, arrinconada entre las áreas de economía y de política que se llevaban los
encabezados. Debido que el público exigía la información de los acontecimientos
capitalinos y provincianos, algunos rotativos ofrecieron Arte y Deportes y Toros y
Deportes para compensar la desatención. Sin embargo, el empuje llevó a una
independencia, en aras de reseñar el tema con holgura, libertad y vigor. Por lo tanto, el
25 de diciembre de 1930 vio la luz el primer diario exclusivo para el asunto: la Afición.
Secundado por los periodistas Mario Fernández “Don Facundo” y Carlos Quirós
Monosabio, su experiencia en el Universal, y como patrimonio la nota de empeño por
dos relojes de oro, Fray Nano llevó a cabo la tarea de informar al conocedor o al
esporádico lector. Un nuevo episodio personal, en pos de divulgar su pasión, satisfecho
con puntualidad.
258
Cervantes Pérez, Jaime. Mi religión y su dios Teobol. Edición del autor. México. Págs. 20-21.
Oriundo del Distrito Federal, fue uno de los mejores entrenadores del circuito nacional, debido a su
inteligencia y sagacidad en la toma de cruciales decisiones. Señalado como el “Marqués de San Basilio”,
participó en el nacimiento de los Diablos Rojos del México, en 1940, junto a Salvador Lutteroth González.
Sin duda, también formó parte del cerco íntimo del colotlense; pero la carencia de mayores datos,
impiden establecer con profundidad la naturaleza de su ligazón. No obstante, puede presumirse que la
conexión partió de Aguilar, dada su amistad con ambos.
260
Inclusive, en 1961, fue nombrado tesorero de la Mutualidad de Peloteros Profesionales de México, por
su amparo al “género del strike” y sus agentes. Terrazas, Benito. Casa llena, Bola Roja. La lucha de los
peloteros de la ANABE. Colección el Overol Azul. Editorial Leega-Información Obrera. Pág. 31.
259
Presentada semanalmente y de portada verde pistache, la Afición se volvió la
autoridad en la información sobre los pasatiempos atléticos. En sus páginas se
anotaron las hazañas colectivas o particulares del beisbol, el futbol, la lucha libre, el
pugilismo, la tauromaquia entre otros. La búsqueda no se limitaba a lo realizado en el
terreno de esparcimiento, sino también a las prácticas, los gustos y las derrotas
mediante entrevistas en que los protagonistas referían sus inquietudes. Y una de las
fuentes, por no decir la única, que trataba el tema con habilidad y de manera
satisfactoria, por lo que su tiraje alcanzaba un potente número de ejemplares. Pero la
principal función de la “lechugita” –mote dado por los lectores dado el tono de su
conformación-, fue educar al público sobre el inicio, el desarrollo y el auge de las
disciplinas. Tarea que requirió de esfuerzos supremos.
Aunque un amplio séquito de periodistas formaba el diario, el capitalino era el más
influyente de todos. En esa tribuna de papel y de tinta, mezclaba álgidas críticas con la
divulgación de sus aspiraciones. Por ejemplo, célebres fueron sus disputas con el
organismo boxístico nacional (el cual había formado), porque en vez de ayudar impedía
el desarrollo de esa área. Desde su alta posición, le fue viable estructurar un sólido
bloque de aprendices quienes, con el apoyo suficiente, también destacaron. Situación
probada en este testimonio:
Fue como a los 16 años, que mandé mi primera colaboración a la Afición, al periódico.
Me la publicaron, y escribía yo esporádicamente, y me ponían colaborador. Y en 1946,
me fui a México a trabajar a la Afición, y estuve dos años. Ahí realmente recogí mis
primeras enseñanzas como cronista. Ahí aprendí cómo se forjaba un cronista deportivo.
Y tuve la suerte, eso me ha servido mucho en mi carrera, quizá no sea yo tan
imprudente como otros cronistas o comentaristas de deportes, porque tuve la suerte de
tener una buena base. Don Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano, que era el director, nos
enseñaba que había que aprender lo fundamental de cada deporte para poder escribirlo,
para poder analizarlo, criticarlo. Así lo hice.
Fray Nano decía que la Afición era la universidad del periodismo deportivo, y tenía
razón. De ahí salió Toño Andere, Sony Alarcón, Raúl Mendoza. Además, tenía un
especialista para cada deporte. No permitía que un cronista escribiera de varios
deportes a la vez.261
261
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
Mesura y veracidad eran rasgos que, ligados, hacían al auténtico informador de
diversiones atléticas, según el capitalino. Porque de sus anotaciones, dependía que la
clientela supiera fielmente del juego y avalara su labor con la adquisición, masiva y
puntual, del rotativo en cuestión. Si no se atendía al binomio, las reseñas del aspirante
tergiversarían lo ocurrido, y mermaría su crédito así como el de la casa editorial. Pues:
Todas las manifestaciones humanas, deben ser en su dirección como lo que son en su
básica.
Los deportes no sólo no son excepción de ello, sino que en ellos quizá se refleja con
mayor énfasis el fenómeno, a causa de que en la vida moderna, los deportes son la
manifestación más humana de los humanos, en donde las cosas se agigantan, o si
mejor se quiere, se muestran con más claridad o es menos factible la ocultación.
En el periodismo deportivo tenemos una muestra palpable de ello.
Los periodistas de otras ramas, pongamos como clásico ejemplo el de los reporteros
policíacos, escriben de cosas que por regla general nadie presenció, excepto sus
autores, o a lo sumo hubo algunos testigos, que casi siempre van en desacuerdo con los
hechos, a causa de la emoción, miedo, etc., que los embarga cuando el acto, amén de
que no habían ido ahí a presenciarlo.
En cambio, el cronista deportivo escribe de eventos que ven muchas personas, con
frecuencia varios miles, y que han ido ahí precisamente a presenciar lo que acontece.262
Y el mismo director de la Afición predicó con el ejemplo. Su perfil, llevado al papel
y a la tinta, marcaba a quienes hojearan la “lechugita” ya fuesen auditorio, colegas y
“representantes del ocio”. Habitante del tercer bloque, Basilio Brujo Rosel, afamado
pitcher cubano, así lo tasó:
El primero de todos, <Fray Nano>, Alejandro Aguilar. Era un hombre muy inteligente y
bueno para escribir. Él reunía las cualidades que debe tener todo cronista deportivo:
saber narrar y no decir mentiras. La palabra de <Fray Nano> era respetada por todos.
Los aficionados que no iban al estadio y leían las crónicas de <Fray Nano> podían tener
la seguridad de que el partido había transcurrido exactamente como él lo decía. Era un
periodista honesto.263
262
Aguilar Reyes, Alejandro (Fray Nano). “Jorge Pasquel en el Beisbol Mexicano”. en Agundis, 1956: 122.
Pacheco, Cristina. Los dueños de la noche. Editorial Planeta Mexicana. México, 1990. Colección
Espejo de México. Pág. 271.
263
Testigo de su época, anotó las habilidades y los yerros de varios personajes. Ya
fuesen deportistas o dirigentes, los veredictos hechos de su propio puño, en contra o a
favor, no pasaban inadvertidos para los lectores. Lo que escribía, desde el diario bajo
su mando, semejaba una corona de laurel o un estigma, según se tratase del
inmiscuido. Atmósfera probada por dos agentes, uno de la “doctrina del punch” y otro
del “sistema del hit”.
Joe Conde (1911-1993) renombrado boxeador, es el primer caso de lo referido en
el párrafo anterior. Integrante del singular triángulo del pugilismo azteca (junto a Rodolfo
Chango Casanova y Juan Zurita), y soberano nacional de los pesos pluma y ligero, el
mazatleco José Alejandro Petrie Conde suscitó heterogéneos argumentos, entre la
fanaticada y la prensa. Tejido del que Fray Nano también participó, en julio de 1936,
luego de una victoria frente a “Lalo” Mendoza, al expresar:
Sobre todo hay que ver que al señor Conde que peleó anoche muy pocos son los que
pueden ganarle. Entró decidido a morir o ganar y en ese plan ¡qué difícil es vencerlo! No
se le puede tirar así como quiera porque aguanta enormidades y en cambio lleva en
ambas manos la dinamita suficiente para mandar a la lona al más pintado.264
Procedente de Veracruz, Jorge Pasquel fue el otro ejemplo. Si el “Caballero del
ring” motivaba álgidos debates, este individuo lo superaba. Favorecido por una grumosa
chequera en dólares y prominentes nexos con la política, dominó la Liga Mexicana de
Beisbol. Informado de su muerte, en 1955, Aguilar definió su paradójica relación:
Sí diremos, servidor, que nuestros puntos de vista fueran tan diversos y buscando el
mismo fin, que unidos, estamos seguros, habríamos podido obtener sin duda de alguna
especie; pero el hecho es que no pudimos entendernos. Bien; había muchos empeñados
en que no nos entendiésemos. ¡Era tremendo! Personaje desconcertante, que no podía
pasar inadvertido…Por último; don Jorge y el que firma tuvimos hondas diferencias, pero
todas por cuestiones beisboleras; fuera de ellas, fue para nosotros un fino y delicado
amigo, al cual tuvimos que agradecerle infinidad de atenciones, y la noticia de la
tremenda tragedia en que perdió la vida nos causó una hondísima impresión.265
264
Palacios, 1964: 75-76.
Aguilar Reyes, Alejandro (Fray Nano). “Jorge Pasquel en el Beisbol Mexicano”. en Agundis, 1956:
163-164.
265
Luego de este vasto recorrido, surge una obvia interrogante ¿Por qué Alejandro
trabajó junto a Salvador Lutteroth González? Tal pregunta puede resolverse, a partir de
los visibles efectos de su amistad. Cuando el ex militar ideó llevar la lucha libre a
México, operaba con más ilusión en el corazón que fe en el bolsillo. Si bien su estancia
en “el otro lado” resultó fructífera, donde había presenciado algunas reyertas de la
disciplina y la visualizó como una atractiva opción de diversión-negocio, el pretérito
obregonista no alcanzó el apoyo para el traslado. Sin embargo, el afán le hizo arriesgar
su caudal, derivado de una longeva estancia en la milicia, hasta lograr el encarecido
propósito. Tendría un tesoro o sufriría la inmisericorde penuria. Jornada pertinente para
el ingreso de Aguilar, quien orquestó el proyecto con base en su experiencia.
Para lo cual, siguió un patrón implementado en Estados Unidos. En vista de la
azarosa situación, el director de la Afición sugirió las ofertas de Tex Rickard, influyente
promotor, quien había resarcido al mundo del cuadrilátero, decaído por las estafas y la
rutina. Desde su perspectiva, se necesitaba un triángulo de circunstancias: un rollo de
billetes de banco, un matchmaker (el que prepara las peleas) y un publicista.266 Esta
fórmula fue utilizada por el capitalino y el colotlense para arraigar “el pasatiempo de los
costalazos” en territorio nacional. Con el antecedente del boxeo, donde Fray Nano puso
en práctica el diagnóstico del norteamericano, y había obtenido un desenlace favorable
pues el pugilismo recobró auge, la nueva comarca ameritó renovados esfuerzos.
Urgidos por duplicar la hazaña, la opción fue adoptar la triada indicada.
1. Cartera amplia y jugosa. Por su desnivelado estado financiero, “Don Chava”
ideó establecer una sociedad, con dos personajes, para aglutinar los mayores fondos
posibles y solventar el aún precario rasgo del episodio. Francisco Ahumada era un
exitoso administrador en Tijuana, y acreditado por el responsable de la especulación
cuando éste acudió al Liberty Hall, escenario de su germinal acercamiento al “quehacer
del enlonado”; en tanto que Miguel Corona daba funciones en San Antonio, Texas,
localidad de dicha Arena.267 Gracias a su proximidad, la ambición se despejaba de
turbios nubarrones.
266
Maldonado y Zamora, 2000: 44.
Ambos hombres también integraron el feudo del empresario deportivo. Al igual que otros miembros, la
falta de informes impiden desarrollar, puntualmente, tanto su trayecto particular como el perfil de la
alianza. Sin embargo, se presentan estos breves trazos para resarcir la insuficiencia, en espera de
indemnizar las varias incógnitas, que aún persisten, alrededor del zar del “régimen de las llaves y las
contrallaves”.
267
2. Programador sagaz. En este trascendental movimiento, el empresario fue
beneficiado por una hábil dupla. Por un lado, el ex réferi Jesús Lomelí diseñó el
itinerario de encuentros, con particular timbre en los atletas nacionales, y una sólida
vinculación hacia los promotores de la provincia; y, por el otro, las redes de Lin Pladner,
contratado en 1934, facilitaron la negociación de ases extranjeros, pues ese era su
modus vivendi mientras radicaba en San Diego, California.268 Comenzaba a terminarse
el círculo.
3. El publicista. Puesto desempeñado por el propio Aguilar Reyes. Desde el diario
bajo su dirección, llevó las funciones en las Arenas hasta los oídos y los ojos de los
lectores quienes, ansiosos, esperaban los relatos por escrito. Difundió las facultades de
los atletas, ajenos y nacionales; forjó numerosas rivalidades, cuyas secuelas nutrieron
semanalmente las taquillas; y originó imágenes exitosas de varios “guerreros del
ensogado”, vueltos ídolos.269 Conjuntamente, hizo una básica recomendación.
Talante significativo para el feudo lutterothiano era el continuo suministro de
gladiadores, primordialmente mexicanos. Debido a las estipulaciones de foráneos,
tasadas por lo general en dólares, el capitalino indicó un plan. Éste, se basó en la
preparación de jóvenes esperanzados por adquirir fortuna, para asegurar el éxito
mercantil de la sociedad, así como la provisión de material humano. Con el
asesoramiento de Gonzalo Avendaño (expuesto con antelación), la sugerencia fue
satisfecha. Además, Fray Nano tenía muchos lazos con el jalisciense, por lo que su
relación se afianzaba también en el plano de la amistad.
Dos vías los hicieron transitar al parejo, bajo similares preceptos. El uso del
idioma inglés y su estancia en territorio estadounidense los acercaba, y fue cuestión de
tiempo maniobrar hacia el mismo objetivo, a favor del novel giro luchístico emprendido
en 1933. Como “Don Chava” había sorteado trabas económicas y deportivas, probó ser
el único interesado en trascender, gracias a un trabajo estable y ordenado, Alejandro
vio en él al operador idóneo para el renacimiento e implantación de la lucha libre.
Inclinado al flamante proyecto, ofreció su auxilio incondicional.
268
Numerosos agentes fueron firmados por este sujeto para la EMLL. Entre ellos, el judío Sammy Cohen,
el estadounidense Douglas Henderson, el inglés Mike London, el turco Alí Kaba Shaba, el árabe Ibeem
Seleem, el japonés Sugi Shindo y el alemán Frank Wolf.
269
Ramírez, Alfonso. “Los que escribieron nuestra lucha”. en Superluchas. 6 de octubre de 2003. Número
28. Pág. 21.
Justamente, no sería fortuito que la reseña de la primera función fuese redactada
por el proceder claro y emotivo de Aguilar. Lapso mostrado al punto:
Pues nada, amigos, que don Salvador Lutteroth y don Francisco Ahumada han
transformado la Arena Modelo desde el nombre hasta sus cimientos. Ahora se llama
Arena México. Se inicia una nueva empresa de lucha libre, deporte nuevo en México,
pero que ya es conocido mundialmente, en Europa, como pancracio y en nuestra
frontera norte como catch and catch; aquí lo dejaremos con el nombre de lucha libre, es
más cómodo… Flamante se ve el local con una nueva lona que le cubre y que ha
costado a la empresa cinco mil pesos. La lluvia nos hará los mandados… En la lucha
que ocupó el turno final Yaqui Joe, el campeón mundial de peso medio-ligero, venció al
fornido Bobby Sampson, campeón de la marina de los Estados Unidos… La más
atractiva fue la semifinal, en la que conocimos a Leong Tin-Kit Achiú, tercer peso medio
del mundo. Sólo dos caídas duró Ciclón McKey frente al oriental… En las preliminares,
Antonio Rubio venció a Jesús Castillo en ocho minutos y 30 segundos. Flammarion a
Pavía en tres minutos y 15 segundos…270
Aquella relación excedía la oficina. Debido al servicio prestado, el diario obtuvo
reconocimiento. Si bien existía la Arena la Afición en Pachuca, Hidalgo, el deterioro de
las instalaciones y la afluencia de espectadores ameritaron una nueva área con el
mismo nombre. De tal manera, el flamante coliseo fue estrenado el 31 de enero de
1952;271 en Cuernavaca, Morelos, la Arena Fray Nano se inauguró el 25 de marzo de
1944, bajo la guía de Miguel González Moreno, en honor del célebre periodista. Sin
embargo, años después, la autoridad estatal expropió y demolió la plaza; pero su valor
permanecería. Entonces, Ramón Cué determinó aprovechar al público que ahí se
reunía y levantó la Arena Isabel, que abrió las puertas el 30 de julio de 1953.272 Aunque
el ex militar careció de injerencia directa en los proyectos, éstos fueron base de sus
dividendos, ahora en provincia, porque los promotores locales pactaron con su elenco
de gladiadores, y estuvieron bajo su moción. Sucesos ratificados por otro acto, que
mostraba el nivel de la sociedad entre el capitalino y el jalisciense.
270
Gómez Arias, Fernando. “Primera caída”. en Superluchas. 29 de septiembre de 2003. Número 27.
Pág. 3.
271
Entrevista a Ricardo Antonio Viornery Islas. 9 de marzo de 2007. Pachuca, Hidalgo.
272
Flores Manuel. “La Arena Isabel, favorita de la afición morelense”. en Luchas 2000. 28 de julio de
2003. Número 176. Pág. 7.
Notables personajes, incluidos el informador y el promotor, atestiguaron el estreno
de la Arena Puebla, el sábado 18 de julio de 1953. Para licenciar el evento Arturo
Perdomo, oficial del ayuntamiento y representante del gobernador, General Rafael Ávila
Camacho, agradeció a Salvador Lutteroth González, dueño de la flamante zona, por el
hecho de volcar sus intereses en la ciudad; en tanto que Aguilar Reyes mencionó la
dicha que sentía al estar en la población de sus antecesores. Aparte de expresar: Es
ésta la mejor Arena deportiva del país, superior a la Arena Coliseo por servir también
para básquetbol, voleibol y otros espectáculos deportivos y teatrales. Felicito a los
poblanos porque desde hoy, podrán sentirse orgullosos con tener este local.273 De esta
manera los nexos entre deporte, política y prensa indicaban una obvia tendencia: el ex
obregonista aprovecharía las facilidades otorgadas por esos niveles, para aumentar sus
ingresos. Horizonte secundado por el director del rotativo quien, con base en su dilatado
trato, dio un singular mote al antiguo Subteniente.
“Zar de la lucha libre en México” fue el apelativo puesto al jalisciense. Como el
pretérito agente bélico había establecido “la profesión del tirabuzón” desde 1933, el
capitalino evaluó esta gestión y formuló el seudónimo.274 Razones no le faltaban. Al
poseer el aval internacional para los campeonatos, el dominio de los mejores
gladiadores y la potestad de los principales inmuebles, nadie podía hacerle sombra sin
antes adecuarse a sus exigencias. Hasta que una impetuosa revolución sobre el ring,
durante los años setenta, aminoraría el omnímodo poder del jerarca. Vendaval que
Alejandro ya no frenó, por el paso natural del tiempo.
Tras casi seis décadas de pugna por la actividad atlética, Fray Nano murió el 12
de noviembre de 1961, en el Distrito Federal. En gratitud a su vasta trayectoria
profesional, la Asociación de Cronistas de Estados Unidos le otorgó un galardón, y fue
electo miembro del salón de la fama de “la pelota azteca” en 1971. Su herencia en
papel, la Afición, se adaptó a los vaivenes cronológicos para seguir con el encargo de
informar, mediante una dinámica red de corresponsales y periodistas. Debido a su
sagacidad, pudo llevar los pasatiempos a una nueva fase: la del espectáculo como
negocio duradero. Ésta, una generosa superficie, usufructuada por un popular
enmascarado, otro prestigioso factor de la EMLL, cuyo derrotero se registra al punto.
273
La Opinión. 19 de julio de 1953. (Ver anexo 20).
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla. Aparte, a la lucha libre le
llamó “la disciplina del colchón y el pujido”, y a la empresa del Capitán bautizó como “la Seria y Estable”.
274
2. 3 Rodolfo Guzmán Huerta (El Santo):
Ídolo en el altar comercial y popular.
Figura y genio del cuadrilátero. Esta fórmula sintetiza la trayectoria del próximo sujeto a
examinar en esta sección. Como en los casos previos, también fue pieza principal de la
maquinaria lutterothiana, con la salvedad que su dinamismo provino del ring, donde su
empuje adquirió distinta potencia. Al aparecer, optimizó los planes de Aguilar Reyes e
integró los esfuerzos de Avendaño, en aras de verificar la tarea conjunta de llevar a la
EMLL al dominio del “régimen de las llaves y las contrallaves”. Aparte, tuvo un particular
sello de identidad: usaba máscara. Hecho con que se desmarcaba de otros colegas
suyos, quienes habían sobresalido primero, y le quitaba pares a su aureola de icono.
Señalado lo anterior, a continuación se desglosarán líneas que expliquen la pertinencia
de incluir a dicho gladiador al igual que su afinidad, deportiva y personal, con el
empresario jalisciense.
Tulancingo, Hidalgo, acogió su llegada al mundo el 23 de septiembre de 1917.
Fue el quinto de siete hijos (Enrique, Jesús, Miguel, Josefina, Alicia y Javier), producto
del matrimonio entre Jesús Guzmán Campuzano y Josefina Huerta Márquez. Cual si el
hado quisiese probarlo, antes de dotarlo con altas prebendas, vivió sus iniciales años de
manera difícil. Aunque los esfuerzos del jefe de la familia, en su calidad de obrero, por
sufragar las necesidades básicas eran notables, la adversidad parecía doblegar su
ahínco. Entorno que subió de tono al morir el padre. Tras el fallecimiento, unido al de
otros seres cercanos,275 la prole vislumbró una salida a la desazón: mudarse a la ciudad
de México. Acostumbrados a la provincia, no era simple la idea del traslado, porque si
bien podrían aliviar su situación material y particular, la cotidianidad sufriría diversas
oscilaciones, debido a las transformaciones políticas y sociales de la entidad medular
del país. Todavía dolidos por la fatal separación, la decisión tomó fuerza al enfermar de
gravedad la madre. Preparados o no iniciaron el episodio que los cambiaría,
particularmente al futuro atleta.
275
Sobre estas experiencias, consultar la trascripción de su tentativa autobiografía, hecha en 1979,
titulada “Un gran sentimiento de piedad envuelve y acaricia toda mi alma”. en Proceso. 13 de febrero de
1984. Número 380. Págs. 44 y 47. Al mismo tiempo, esta referencia sirve para dilucidar dudas acerca de
la fecha del deceso del papá, del cual hay dos versiones. Una la que se presenta, y otra que data el
hecho en la juventud del batallador encapuchado. Sin embargo, se tomó el primer relato porque, al narrar
tal anécdota en la fuente ya anotada, el propio luchador expresó: Era pequeño aún cuando sentí el primer
golpe del destino, que desecha la segunda noción y asegura la utilidad de la apuntada.
Estudio más trabajo fue la clave con que el joven se abrió paso en el Distrito
Federal, durante la segunda y tercera décadas del siglo XX. Después que la madre
sorteara triunfantemente un severo malestar, fue urgente hallar el sitio para el nuevo
domicilio, hasta que lo ubicaron cerca del jardín del Carmen, en el popular barrio de
Tepito. Ya más tranquilos, cada quien buscó integrarse, en la medida de sus facultades,
al vaivén de la pujante urbe. Por su parte, Rodolfo entró a la primaria Abraham
Castellanos a retomar la instrucción que truncó por la migración.276 Además, dado su
bullicioso ánimo e inteligencia sagaz, se matriculó en la academia de San Carlos para
aprender escultura y pintura. En 1934, este panorama de alta expansión se frenó,
debido a su llegada a una fábrica textil, dedicada a la manufactura de medias
femeninas, para socorrer al gasto hogareño con los 18 pesos que recibía a la semana.
Dinámico como era, se dio tiempo para la devoción y la diversión, de ésta los deportes
le llamaron la atención.
Beisbol, futbol americano y natación fueron las disciplinas atléticas que practicó.277
El tulancinguense moldeó una diestra y vigorosa figura, a base de periódico ejercicio, en
el Gimnasio Islas y el Parque Venustiano Carranza. Y no era el único de la familia en
hacerlo. Forjados dentro de la lucha libre, ámbito que apenas tomaba seria forma,
gracias a los esfuerzos de Salvador Lutteroth González, tres de sus fraternos
incursionaron en ella ávidos de lograr fama y fortuna. El primero Black Guzmán –
Miguel-, fue una destacada luminaria del enlonado tanto en México como en los
Estados Unidos; el segundo, Pantera Negra –Jesús-, murió en Puebla mientras
combatía; y de Jimmy Guzmán –Javier-, la información es nula. Resuelto a secundar la
travesía de sus hermanos, acudió al casino de la academia de Policía a recibir las
lecciones necesarias, bajo la atenta supervisión de Gonzalo Avendaño. Según lo
habituaba el Profesor en Armas, los entrenamientos eran extenuantes y rigurosos, si se
aspiraba a una ruta descollante. Terminado aquel lapso de pruebas, el adolescente de
17 años dominaba los estilos grecorromano y olímpico, aparte del jiu-jitsu y el judo.
Previo a ceñirse múltiples laureles, también aprendió la paciencia, al presentársele
varios reveses en su génesis como gladiador.
276
González Alvarado, Juan. “El Santo, a 20 años del inicio de la leyenda”. en Revista de Revistas. Marzo
de 2004. Número 4531. Pág. 29.
277
Monsiváis, Carlos. Los rituales del caos. Ediciones Era. México, 1996. Serie los Libros del consumidor.
Pág. 128.
Jueves 28 de junio de 1934 fue la fecha de su debut. Tras tocar varias puertas,
negadas a abrírsele por su novatez, el joven se mantuvo perseverante hasta ganar la
atención de los encargados de la Arena Peralvillo-Cozumel, quienes le dieron la
ansiada oportunidad para mostrarse en el enlonado.278 Fascinado por el trance,
anhelado desde su fase de entrenamiento, ideó su inicial nombre de pelea: “Rudy”
Guzmán. Prevenido de los obstáculos a superar, el principiante no se dejó abatir por los
sinsabores, y emprendió la marcha con intención de hacerse un porvenir. Antes de
lograr esa meta, se presentó en diversos foros de la capital y de la provincia, durante
doce meses, recintos en los que supo lidiar contra la fatiga, el hambre y las lesiones.
Fiel a su interés, siguió en funciones lejos del Distrito Federal sin sospechar un
acercamiento con relaciones que lo encaminarían, decididamente, al prestigio deportivo.
Acompañado de su hermano Miguel, el hidalguense viajó para actuar en Pachuca,
donde “le llenaron el ojo” a un destacado individuo. Si bien usaban estilos heterogéneos
(el fraterno mayor era de los “limpios” y el menor de los “rudos”), la doctrina aprendida
de Avendaño surtió efecto, ya que superaron a los “gorilitas” de aquel lugar y los
arropaba el favor del público. Situaciones no desapercibidas por agentes foráneos. El
gladiador Jack O‟Brien, quien también andaba en la población, observó la destreza
técnica de los muchachos y los contactó. Basado en su “gnosis del encordado” (llegaría
a ser monarca ligero y welter a nivel nacional y mundial), les aconsejó volver a la ciudad
de México pero con una salvedad: no estarían en plazas de segunda, sino en la EMLL.
Recomendados por ese atleta atendieron su sugerencia, con lo cual emergía otra
aventura
Jesús Lomelí, importante agente de “Don Chava”, aprobó la pericia de los
tulancinguenses y asentó su ingreso en el feudo lutterothiano, en 1936. 279 Como
programador, su obligación era captar talentos con la intención de renovar el elenco de
luchadores. Aunque arrancaron juntos, este lapso los llevó por rumbos disímiles.
Mientras Black Guzmán arribaba al estrellato, éste se le negaba a su consanguíneo.
Seguro del potencial exhibido por el futuro Santo, el ex réferi lo dotó de un utensilio que
sería su socio fundamental: la máscara.
278
Cymet López Suárez, Christian. “Santo, el Enmascarado de Plata”. en Hombres y Mitos. Especial
“Grandes figuras de la lucha libre”. 2006. Número 37. Pág. 7.
279
Pérez Sustaita, Andrés. “¡El Santo!” en Guerreros del Ring. Febrero de 2007. Número 73. Pág. 11.
Lomelí propuso el extravagante alias del Hombre Rojo, en 1938, esperanzado en
girar el ritmo de la suerte a favor del novato. En su aparición, realizada en un local
rumbo al Molino del Rey, usó una indumentaria completa (botas, calzón, máscara y
mallas) en tonalidad escarlata, para distinguirse de su afamado hermano. 280 Así, “Rudy”
Guzmán cedía su lugar al ser carmesí, al suponer que de este modo progresaría
firmemente en las carteleras. Dado su perfil, fue necesario que la afición lo identificara
con el inédito mote, y otra vez recorrió los coliseos menores del Distrito Federal.
Determinado a triunfar, apostó alma y corazón en esta osada jugada, de la que pronto
notaría el magro saldo.
Vencido el prolongado fogueo, el encapuchado ingresó a la antigua Arena México,
pero la tendencia negativa no mudaba. Si bien tuvo un debut exitoso, dos derrotas en
serie lo regresaron a la angustiosa realidad. Máxime, cuando el sustento familiar
solicitaba su amparo ante el aumento de las necesidades básicas. A la búsqueda de un
rápido arreglo, juzgó favorable mezclar “la profesión del tirabuzón” con empleos
ocasionales. Para llevar al hogar el pan de cada día, sudaba tanto en el cuadrilátero
como en el estudio de pintura, taller mecánico o la carpintería. Esto semejaba un cuento
bastante aciago para Rodolfo, porque aunque el principio era alentador, al final el
fracaso lo abrumaba inmisericorde. Narración fatídica que la mano de “Don Chucho”
quiso trocar.
Alejado de la EMLL por una desavenencia, el ex réferi inició su época de promotor
e invitó al tulancinguense para el proyecto. Orillado por su bajo rendimiento -había
acumulado muchos reveses-, el pupilo también emigró de la organización deportiva
germinada en septiembre de 1933, y secundó a su mentor con el ánimo optimista de
sanar la dilatada tribulación. Solucionado el tema del área para las funciones, con la
renta del Frontón México, ambos entablaron una reyerta más, en aras de alcanzar el
prestigio luchístico. Aconsejado por su amigo, el atleta adoptó un nuevo seudónimo en
1941: el Murciélago II.281 Lejos de escribir una novela de logros, el canje sólo sirvió para
repetir descalabros.
280
Torres Hernández, Israel. “Rodolfo Guzmán Huerta. La lucha por la vida”. Ponencia presentada en XIV
Encuentro Interno de Estudiantes de Historia. Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de
la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Septiembre 2003.
281
Bengurión, Isaac. “La historia de una leyenda. Un mito que perdura”. en Luchas 2000. 31 de enero de
2005. Número 251. Pág. 11.
Inyectado de vitalidad con la flamante personalidad, el gladiador empezó a
cosechar adeptos y triunfos, ajeno a las secuelas del trueque. A diferencia del
preliminar mote, en sólo dos meses de incesante actividad, el público le mostraba
notable favoritismo, pues observaba su vasto arsenal de castigos y de lances, sin
importarle la antigüedad o la reputación del antagonista en turno. En consecuencia, su
sobrenombre se hallaba con frecuencia en niveles altos de importantes programas,
elaborados en los abundantes foros de la capital. Después de harto batallar, dentro y
fuera de los encordados, parecía que la fortuna, con exceso huraña a las incesantes
acometidas del provinciano, andaba ahora sí por rumbo vecino a su domicilio.
Embelesado con las ventajas de la somera ganancia, ignoró que finalizaría rápido a
causa de un añejo colega.
Murciélago Velázquez demandó a Rodolfo por usar el apodo del “alado nocturno”,
sin permiso suyo.282 Informado de la expectación suscitada por el lozano “gorilita”,
Jesús Velázquez Quintero (1910-1972) protestó enérgicamente ante la comisión de Box
y Lucha porque, según su punto de vista, sólo podía existir un quiróptero sobre el ring y
ése debía ser él, en primer lugar, debido a su experiencia; o de haber algún interesado
en copiarle el alias, éste estaba obligado a adquirir su autorización por escrito. Aunque
originarios del mismo ámbito geográfico -uno de Dolores y otro de Tulancingo-, la pugna
no fue enmendada por esta coincidencia, lo que apremió la mediación de un árbitro
superior. Manifestados los pertinentes alegatos, a favor y en negativa, la instancia
atlética dio la razón al veterano, y obligó a la réplica a despojarse urgente del epíteto.
Ordenanza ejecutada por el infractor, quien cayó a la lona falto de cualquier amnistía
para escuchar la cuenta de rigor.
Cabizbajo a raíz de la polémica mutación, buscó a Lomelí en busca de sabio
consejo. Preocupado porque el estrellato volvía a írsele por la borda, tras mucho azotar
la humanidad, Guzmán juzgó retirarse del “negocio de los candados” ante el malogrado
botín.283 Enjuiciado su peregrinar (entrenamientos severos, lesiones sufridas, paga
exigua, sangre derramada y viajes fatigosos), vio inclinarse la balanza en su contra.
Presto a virar la malaventura de su protegido, el ex réferi le pidió la última posibilidad,
de la que atinarían al clavo de la fama.
282
“A 20 años de su fallecimiento. El Santo”. en Lucha Libre. Número 12. Pág. 6.
Fernández Reyes, Álvaro A. Santo, el enmascarado de plata: Mito y realidad de un héroe mexicano
moderno. Colegio de Michoacán-CONACULTA. México, 2004. Pág. 100.
283
Vueltos a la EMLL, a principios de los años cuarenta, ambos individuos
enmendaron el sinuoso itinerario. Cada cual retomó sus labores, dentro y fuera del ring,
franqueada la malograda andanza. Por un lado, Jesús Lomelí regresó a la fabricación
de programas, al enfrentar figuras foráneas y nativas en atractivas batallas, basado en
su dilatada experiencia y abundantes nexos. Y por el otro, el atleta continuó su trajín de
“planchas” y de “topes” en los terruños del promotor jalisciense. Convencido de las
facultades de su protegido, por la preparación física y la tenacidad espiritual
manifestados, el ex réferi ideó, de nueva cuenta, una fórmula propensa a brindarle
notoriedad al hermano de Black Guzmán. Anhelo obtenido a través de una serie de
apelativos.
Planteados numerosos alias, fue seleccionada una pareja de ellos, para que el
tulancinguense eligiera el de su preferencia. A fin de meditar la oferta, los dirigentes del
consorcio le pidieron al “gorilita” se alejase de “la industria de los azotones”, por una
breve época, a decidir con caridad su alias. Tras estudiar pacientemente la dupla
sugerida -el Ángel y el Santo-, a fin de impedir polémicas (como lo sucedido con el
Murciélago Velázquez), los inmiscuidos acordaron emplear el segundo seudónimo.284
Titubeante aún por los yerros pasados, el provinciano emprendió la marcha más por
compromiso que fe, sin imaginar la grata metamorfosis venidera.
Enmascarado “rudo” fue la añadidura a la flamante personalidad, próxima a
debutar. ¿Por qué ese matiz? Arreglado el tópico del vestuario gracias a Antonio
Martínez, un avezado sastre, quien diseñó las botas y una rudimentaria capucha (de
piel de cerdo) en tonalidad plateada, además de mallas y trusa azules, el movimiento
inmediato era agenciarle original popularidad. El argumento para que Rodolfo fuese
“sucio”, en opinión de “Chucho”, se sostenía en la creación de una paradoja
deportiva.285 A su juicio, si alguien con el apodo señalado aparecía en el enlonado, era
obvio que sería “limpio”. Quizás así, la fanaticada y la prensa se fijarían en él durante un
tiempo pero, transcurridas unas fechas, le perderían interés. Arriesgado experimento
que gozó de singular brillo.
284
Respecto al origen del mencionado calificativo, existen tres versiones al respecto. La primera, señala
que emanó de una película norteamericana. Otra, que surgió de las novelas policíacas escritas por Leslie
Charteris. Y la tercera, sostiene que fue tomado de las significativas tiras cómicas que elaboraba Simone
Templaire.
285
Muñoz, Javier. “Hijo del Santo… Algo más que un luchador”. en Box y Lucha. 16 de agosto de 2002.
Número 2572. Pág. 15.
Oficialmente debutado el 26 de julio de 1942, en la antigua Arena México, el
Santo inició su vertiginoso ascenso. Instantes previos a su aparición, varias dudas se
sucedían, ansiosas de fulminante sentencia: ¿Cómo resarcir la confianza demostrada
por sus allegados? ¿Éste era el personaje fundamental para el estrellato? ¿De fracasar,
seguiría su peregrinar en el ring? Aunque temeroso por la respuesta de la fanaticada y
de los medios de comunicación, debido a la anomalía entre su “tosco” perfil y divino
alias, optó jugarse el todo por el todo. La frase “breve paso del gladiador, pero enorme
salto para el tulancinguense”, sintetizó esta naciente travesía.
Rivales significativos tuvo, en su primera riña, el “rudo” encapuchado. Finiquitada
la querella entre Charro Trejo y “Rudy” Valentino, arrancó la batalla campal. No
obstante que la experiencia y el prestigio eran los blasones de Bobby Bonales, Gorila
Macías II, Lobo Negro, Ed Pavioski, Bobby Rood, Murciélago Velázquez (añejo rival y
monarca nacional de peso medio) y Ciclón Veloz (campeón del país en la categoría
welter), el “individuo celestial” enfrentó al último de la lista para definir al vencedor.
Trifulca de saldo inesperado para los espectadores y la prensa, menos para Lomelí
quien vio realizarse su vaticinio, indicado por esta nota informativa.
Le picó los ojos, lo golpeó sin descanso, no lo dejó un segundo en paz y la indignación
creció
rápidamente.
Los
caballeros
perdieron
la
compostura
y
exigieron
la
descalificación. Las damas estaban horrorizadas de su crueldad, al ver cómo trataba a
un semejante… También golpeó al réferi. Éste, a duras penas salió y en ese momento,
feliz de verse libre del enmascarado vigoroso, lo descalificó. El Santo es un salvaje
hipócrita.286
Feliz por la medida pertinente asumida, Rodolfo halló fallo positivo a sus plegarias.
Pese a los severos juicios a su maniobrar (por aniquilar a su opositor y salir derrotado
de la pugna en dos caídas al hilo), la metamorfosis luchística del hidalguense fue
fructífera porque atesoraría múltiples honores -tanto deportivos como profesionales-,
cobraría afrentas pretéritas y nutridas sumas de dinero llegarían a su bolsillo. 287
Bienaventuranzas que Salvador Lutteroth alentaría, de una manera u otra, al depositar
en el “gorilita” no sólo el auge de su consorcio, sino también una exclusiva simpatía.
286
La Afición. 27 de julio de 1942. (Ver anexo 21).
Campbell, Federico. “La riqueza del Santo como personaje era su realidad, pero no la entendieron los
mercenarios del cine”. en Proceso. 13 de febrero de 1984. Número 380. Págs. 44-46.
287
Después de este itinerario brota una duda básica: ¿Cuál fue el valor del dueño de
la EMLL, en la historia del tulancinguense? Este problema se soluciona a partir de sus
vínculos, tanto laborales como subjetivos, aparte de su validez para explicar la mutua
gratificación. Al decidirse traer la lucha libre a México, luego de visitar El Paso, Texas,
Salvador Lutteroth buscó y halló socios quienes facilitaron la misión, no sin antes rendir
adversidades. Si bien a su lado estaban agentes procedentes de la oficina
administrativa, sitio de entrenamiento y la tribuna periodística, le faltaba un ídolo
popular. Suerte que el nativo de Hidalgo satisfizo, como se analiza al punto.
Bases. Aunque de generaciones distintas (uno llegó al mundo en 1897 y otro en
1917, es decir separados por 20 años), varias circunstancias los relacionaban: devotos
del “espectáculo de las patadas voladoras”, huérfanos de padre, mutuas amistades –
Gonzalo Avendaño y Jesús Lomelí-, oriundos de la provincia y temprana
responsabilidad familiar. Asimismo, durante la creación del ser enmascarado, el oriundo
de Colotlán estipuló, junto al ex réferi, que esa dádiva fuese para el antiguo Hombre
Rojo.288 Favor devuelto por el atleta en un evento particular.
Engarce. Cuando Rodolfo Guzmán Huerta y María de los Ángeles Rodríguez
Montaño se casaron, al inicio de la década de los cuarenta, en la iglesia de la
Magdalena Mixhuca en el Distrito Federal, bastantes invitados asistieron al
trascendental suceso para el flamante matrimonio, entre los cuales estaba el promotor
deportivo quien tuvo un lugar de primera línea. Acorde al beneficio procurado al
gladiador, la pareja lo designó su padrino.289 Prueba de análoga simpatía, que el
cuadrilátero vigorizaría.
Fortalecimiento. Sitiado por frecuente antagonismo empresarial (fase reseñada en
futuro capítulo), el añejo militar ubicó el antídoto en su ahora ahijado. No obstante el
ímpetu de la oposición, que lograba “subírsele a las barbas” al jalisciense, no ostentaba
ni los foros ni el personal de la entidad fundada en 1933. Jugada inclinada a favor de
“Don Chava” al mostrar su as: el Santo. Sus Arenas, dentro y fuera de la capital, se
llenaban “de bote en bote” al visitarlas el “rudo” de la capucha plateada. Transformado
en dorsal imán de taquilla, sería imprescindible en un proyecto significativo.
288
Muñoz, Javier. “Roberto Shimuzu: El nombre del Santo fue sacado de una película norteamericana”.
en Box y Lucha. 11 de febrero de 2000. Número 2444. Pág. 16. (Ver anexo 22).
289
Cortés, Ana María y Martínez, María Eugenia. “Superhéroe de carne y hueso”. en Somos. Número
especial “El Santo. Vida, obra y milagros”. Octubre de 1999. Pág. 8.
Ligados estrechamente por sus nexos personales, Lutteroth y Guzmán dieron el
siguiente paso: impulsar la EMLL. Por una parte, el jerarca de la organización,
dispuesto ampliar su autoridad empresarial y ganancias monetarias, dentro y fuera del
Distrito Federal, ubicó en su ahijado -asesorado obviamente por Jesús Lomelí-, al pilar
para verificar tales aspiraciones. Y, por la otra, el atleta se convirtió en el principal astro
de la firma, debido a su inusitado prestigio deportivo y popular (a pesar de ser “rudo”),
así como el apoyo brindado desde la oficina de programación, a cargo de “Chucho”.
Panoramas fusionados, al germinar la cuarta década del vigésimo siglo.
1943 señaló un parteaguas en la trayectoria luchística del tulancinguense. A partir
de entonces sus sueños de fortuna, emanados de su incursión en “la industria de los
azotones”, al fin se convertían en tangible realidad. Habían valido la pena los
agotamientos, los desvelos, las frustraciones y las heridas. Porque, a cambio, el puntual
premio a su paciencia fue una exitosa y longeva ruta, cerca y lejos de los cuadriláteros.
Ya vuelto una luminaria, su aureola de ídolo se forjó a costa de batallas y rivales
trascendentales, durante los tres primeros meses de aquel año.
Santo ganó su primera melena, el 31 de enero, al vengarse de un pretérito
adversario. Luego de ver un polémico triunfo de su paisano, Murciélago Velázquez,
quien estaba entre los asistentes, subió al ring para reclamarle lo que provocó una
tremolina. En vista de ello, se pactó un duelo de cabellera vs. máscara. No obstante que
los momios favorecían al veterano, por su agresividad y experiencia, Rodolfo salió
avante de la sangrienta pelea -una catarsis para él-, y recibió los rizos del derrotado.290
Apoderado de este trofeo, su ambición le demandó más.
Victorioso por la furibunda querella, el gladiador “celestial” elevó su palmarés con
dos esenciales preseas. Su primer cetro, el nacional welter, se lo quitó en brillante
reyerta a Fausto Nicolás Ciclón Veloz (el mismo que aniquiló en su debut), el 21 de
febrero. El segundo título, peso medio del país, lo alcanzó ante el quiróptero días
después. Resentido por su riña previa, enfrentó de nueva cuenta al ex Hombre Rojo,
sólo que ahora exponía su magno campeonato. Y el 19 de marzo, el saldo se repitió. 291
Hecho doble monarca, y sin medir consecuencias, desafió a un ilustre colega quien le
mostró su imprudencia al infligirle un claro y doloroso revés.
290
Gómez Garnica, Jorge. “Por la puerta grande: Santo vs. Murciélago Enmascarado”. en Superluchas.
20 de febrero de 2006. Número 149. Pág. 10.
291
Dj Spectro. “Los super campeones”. en Luchas 2000. 18 de diciembre de 2006. Número 348. Pág. 5.
Altivo por sus súbitos triunfos, el Santo puso la mirada en la próxima meta: el cetro
mundial de peso medio. Para lograr este supremo blasón, frente a su ascendente paso
salía un difícil escollo, diferente a los que había afrontado. Gracias a su experiencia
dilatada y pulcra técnica, Carlos Tarzán López era el poseedor del título en cuestión.
Este prestigioso atleta, oriundo de Zacatecas, había vencido a notables retadores, tanto
foráneos como nacionales, y al surgir el bullicioso reto lo aceptó al momento. Dispuesto
por su parte a la contienda el aspirante, llevado por la impetuosa ambición, buscó a los
dirigentes de la EMLL, con quienes tenía nexos cercanos -ahijado de Salvador Lutteroth
González y protegido de Jesús Lomelí-,292 para que el duelo se efectuara pronto.
Oportunidad que no tardó en llegar, dada la proximidad de un trascendental suceso.
Brillantes gladiadores inauguraron la Arena Coliseo, entre ellos los inmiscuidos
quienes estelarizaban el cartel. El 2 de abril de 1943, abrió las puertas el flamante local
(ubicado en la calle de Perú # 77, de la colonia Doctores del Distrito Federal), que se
convertiría en el principal foro para el box y la lucha libre, por los importantes eventos
que el jalisciense organizó ahí.293 Además, fue la punta de lanza de su proyecto de
expansión porque, a raíz de las amplias y modernas instalaciones de la naciente área,
que desplazaba sitios improvisados o vetustos, el diseño arquitectónico implementado
por Francisco José Bullman serviría como base en la edificación de otros parajes en
provincia, años más tarde. En vista de este tejido se orquestó un magno programa,
rematado por la disputa del trofeo global entre el enmascarado y el ídolo norteño.
Querella de nefastas consecuencias para el fraterno de Black Guzmán.
Ocho mil espectadores atestiguaron la fatal velada para Rodolfo. Numerosos
asistentes (por ejemplo el Coronel Harry J. Landry, presidente de la National Wrestling
Association, gremio estadounidense que avalaba la mencionada diadema), esperaron
las hostilidades de respaldo para contemplar la lid principal. No obstante las
marrullerías del doble monarca de la república, el soberano del orbe lo derrotó en sólo
dos caídas al hilo. No aliviado de este revés, uno de los peores en su trajinar, el
moreliano Bobby Bonales lo despojó del cinturón medio del país, el 11 de junio.
Alarmante declive que los tutores del tulancinguense enmendaron, al brindarle la
ocasión idónea para redimirse.
292
Gómez Garnica, Jorge. “El Inolvidable Santo”. en Superluchas. 2 de febrero de 2004. Número 44.
Págs. 4-5.
293
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
Bonales retó al Santo a una definitiva batalla de apuesta, el 24 de septiembre,
confiado en repetirle la dosis. Determinado alcanzar la fama, el también conocido como
“la maravilla moreliana” se jugó por el todo por el todo ante el gladiador del momento.
Gran expectativa se levantó entre el público, al anunciarse la atractiva querella que
definiría al mejor. Terminado el boletaje, el local era insuficiente para albergar a los
cientos de fanáticos, ávidos de conocer el rostro del enmascarado, o ver la caída de los
rizos del “limpio” a manos del peluquero. Aunque el fraterno de Miguel Black Guzmán
era el principal astro de la EMLL, la mayoría de asistentes lo repudiaba, por sus
antecedentes “rudos” y, en consecuencia, prefirió alentar a su adversario. Al sonar la
campana, ambos atletas pusieron sobre el cuadrilátero su arsenal de “llaves” y
“contrallaves”, en espera de anotarse el triunfo que apuntalaría su itinerario luchístico.
Después de tres disputados y sangrientos episodios, el réferi declaró vencedor a
Rodolfo, quien se agenciaba una dorsal recompensa: la cabellera de su rival.294
Vengado de nueva cuenta de un opositor, el tulancinguense siguió su trajinar hasta que
un socio, de básica injerencia, se le acercó para formar un dueto sensacional.
Oriundo de Arizona pero radicado en Jalisco, Salvador Guerrero Quesada (19211990) fue el secuaz idóneo para el ahijado de Lutteroth. El joven bautizado
deportivamente como Gori -apócope de gorila debido su musculatura-, se abría paso en
“el arte de los topes” gracias a su tesón. Creyente de sus méritos, marchó a la ciudad
de México, a mediados de 1944, en busca de adquirir notoriedad. 295 Entrenado y
recomendado por Cuauhtémoc Diablo Velasco (otro ferviente agente del ex militar
obregonista), acudió a las oficinas del consorcio para reunirse con sus dirigentes.
Probadas sus facultades técnicas, fue programado en los distintos foros de la capital, en
los que dio rienda suelta a su ambición de fortuna. No obstante su empuje, en ese
tiempo las riñas de parejas eran la atracción y para ingresar a esta novedad le faltaba
un camarada. Mientras elegía la opción apropiada, fue al gimnasio a ejercitarse.
Coincidentemente, en el mismo sitio se encontraba el otrora Hombre Rojo quien había
llegado ahí a desfogar su ímpetu, tras un feroz altercado con el Charro Aguayo.
Hermanados por sus anhelos de gloria y cercano trato entablaron formal amistad, que
decidieron trasladar al ring.
294
“El Santo. El Enmascarado de Plata”. en Lucha Libre. Número 10. Pág. 14.
Gómez Garnica, Jorge. “Grandes leyendas. Salvador „Gori‟ Guerrero”. en Superluchas. 16 de agosto
de 2004. Número 72. Pág. 20.
295
Lista la flamante pareja, fue exhibida de manera oficial el 19 de noviembre de
1944. En su debut en el consorcio del jalisciense, se enfrentaron a dos individuos con
quienes el oriundo de Hidalgo tenía marcada rivalidad, por haberlos rapado con
anterioridad: Bobby Bonales (ya referido) y Jack O‟Brien (el 6 de febrero del año en
curso). Aunque los pronósticos daban como favoritos a estos últimos, Guerrero y
Guzmán no se intimidaron por su sapiencia técnica y amplia experiencia, y salieron al
encordado dispuestos a triunfar. Objetivo que lograron al mostrar una armónica y letal
serie de lances y castigos, ante unos adversarios que no pudieron detenerlos por más
esfuerzos que realizaron. Misma suerte padecieron otras famosas duplas, porque el
binomio sensación los hizo “morder el polvo”, al avasallarlos sin misericordia. 296
Señalados por el público y la prensa, debido a su poder destructivo, un importante
personaje puso un singular mote a ese vendaval humano.
Antonio Andere Daher (1916-2004) junto a Salvador Lutteroth, los bautizó como
“la Pareja Atómica”.297 Este reconocido cronista, nacido en Zacatlán, Puebla, fue otro
relevante agente del originario de Colotlán. Su vinculación partió, probablemente, a
través de Alejandro Aguilar Reyes. Como el periodista trabajaba en el diario la Afición,
dirigido por Fray Nano quizás éste lo recomendó con el ex obregonista, por una añeja
simpatía, luego de probar su habilidad para reseñar lo ocurrido sobre el enlonado.
Reunidos los inmiscuidos, se acordó que “Toño” formara parte de la oficina de
programación. En su nuevo puesto, ayudaría a Jesús Lomelí en la confección de
atractivas carteleras y la vigilancia de estrellas, novatos y veteranos. Dada esta labor,
notó las facultades del estridente dueto y formuló el seudónimo, en 1945, al lado de
“Don Chava”, basado en el impacto de las bombas que destruyeron las poblaciones
japonesas de Hiroshima y Nagasaki, durante la segunda guerra mundial. 298 Además, a
Rodolfo le puso un apelativo que lo distinguiría en adelante: “El Enmascarado de Plata”.
Armado con su eficiente socio y apodo propio, el tulancinguense disfrutó numerosos
honores. Empero, le faltaba uno de alto rango individual: un título de campeón mundial.
Quimera tornada verdad tiempo después.
296
Gori, a pesar de ganar la eliminatoria por el cetro welter de la NWA en 1949, legó al otrora Murciélago
II su llave “la de a caballo”, con la que su amigo se agenció principales éxitos.
297
Gómez Garnica, Jorge. “El inolvidable Santo”. en Superluchas. 2 de febrero de 2004. Número 44. Pág.
5.
298
Programa “La historia detrás del mito”. Especial El Santo. Abril 2008. Canal 13. TV Azteca. México,
Distrito Federal.
Avisada de la muerte de Jack Reynolds, jerarca ecuménico de los welters, la NWA
buscó un sucesor a través de una eliminatoria. Aunque varios promotores pretendieron
organizar el certamen, Salvador Lutteroth movió sus piezas con astucia y obtuvo el
permiso. Una dupla de eventos pretéritos le favorecieron. Por un lado, en 1938 había
convencido a la institución para que el finlandés Gus Kallio, titular global de la categoría
de los medios, expusiera su cetro en los dominios de la EMLL. Y por el otro, el Coronel
Harry J. Landry, regente de la federación en cuestión, fue invitado por el colotlense para
atestiguar la inauguración de la Arena Coliseo, en 1943; lo que sumado a su analogía
militar, afianzaba un cordial trato entre ambos. Favorecido por estos antecedentes, el ex
obregonista sólo tuvo que cumplir obligaciones de rigor -convocatoria a los principales
aspirantes, presencia de delegados de la corporación foránea y vigilancia de
instalaciones- para que el acuerdo quedara sellado. Para tonificar su agrupación
luchística, al tener en su elenco a otro monarca del orbe (aparte de Gori Guerrero en la
división media), “Don Chava” incluyó en la nómina de candidatos a su principal astro.
Sagaz medida porque el ahijado del otrora Subteniente cumplió tal ambición.
Ocho prestigiosos gladiadores anhelaban el trono vacante, pero únicamente dos
llegaron a la final, el 15 de marzo de 1946. Los seleccionados fueron el estadounidense
Red Carter, Emilio Charles (el campeón welter del país), Dientes Hernández, Jack
O‟Brien, el búlgaro Pete Pancoff, el Santo, Murciélago Velázquez y Ciclón Veloz. Luego
de las rondas clasificatorias, en el reto definitivo combatieron el enmascarado y el
europeo. Para Rodolfo, esta reyerta parecía un déjà vu, porque las circunstancias eran
las mismas (disputaría una corona universal, en el local de la calle de Perú #77) que en
su fracaso ante Tarzán López. Dispuesto a lograr la catarsis, puso “alma y corazón”
para ganar la pelea. Reunidos autoridades deportivas, espectadores y prensa, los
aspirantes iniciaron la riña. A diferencia de sus querellas previas, ahora la fanaticada
apoyaba al mexicano en forma unánime, con agudas explosiones vocales, a sabiendas
de la embrollada travesía. No obstante el dolor y la fatiga, usó sus mejores “llaves” y
“contrallaves”, hasta que rindió al extranjero con un “cangrejo”. Feliz por ser campeón
mundial, una meta añorada,299 el aura de ídolo del tulancinguense era tangible realidad.
Género dorsal para “Rudy” Guzmán que un importante individuo se encargó de llevar a
un nivel distinto: el de héroe.
299
Andoni. “Coloso de leyenda. Santo”. en Colosos. Enero de 1993. Número 67. Pág. 8.
José Guadalupe Cruz invitó a Rodolfo, en octubre de 1951, para protagonizar una
serie de aventuras en papel.300 El individuo nacido en Teocaltiche, Jalisco en 1917 tenía
vasta experiencia en el ramo de las historietas, ya que había sido argumentista y
dibujante de Paquita, Paquito, Pepín y Pinocho. A raíz del auge de sus trabajos, se
independizó y fundó una editorial propia. En esta aventura, decidió crear una gaceta
novedosa en la que, a diferencia del estilo tradicional, un gladiador ocuparía el rol
principal. Además, aconsejado por José Trinidad Romero, resolvió usar el fotomontaje mezcla de diseño grafico y fotografía-, para darle sello original aquella obra. Convencido
que la singular idea atraería numerosos lectores y fraguaría su reciente firma, se reunió
con el tulancinguense, por su alta idolatría deportiva, para plantearle su participación en
el ambicioso proyecto. El quinto vástago del matrimonio Guzmán-Huerta aceptó, tras
acordar su ganancia monetaria, y sólo pidió dialogar con la EMLL a fin de no renunciar
a su labor en el ring. Sin más inconvenientes, apareció el 3 de septiembre, a un precio
de 50 centavos, el primer número de Santo. El Enmascarado de Plata. ¡Una revista
atómica! Si bien la publicación manejaba una trama similar a Batman de Robert Kane y
al Fantasma de Lee Falk, -personajes misteriosos proclives a imponer la justicia-, aparte
de emplear los géneros fantástico y de terror, fue un éxito (prolongado hasta la década
de los setenta), al alcanzar un tiraje semanal superior al medio millón de ejemplares.
Advertido de la cotización del héroe, Lutteroth pidió su auxilio para una álgida disputa.
Enfrascado en una pugna empresarial, en 1952, el colotlense puso a su ahijado
en una tajante jugada. Como la oferta luchística de Televicentro captaba muchos
seguidores (punto abordado en posterior apartado), el ex obregonista organizó una
dorsal pelea para equilibrar la desfavorable balanza. Barajadas las cartas de su elenco,
halló una solución: enfrentar por las máscaras a Black Shadow y al oriundo de
Hidalgo.301 De esta manera, el 7 de noviembre en la Arena Coliseo, el “rudo” mostró el
rostro de Alejandro Cruz Ortiz,302 y contribuyó asestarle la puntilla al enemigo de su
padrino. No obstante este magno triunfo, un nuevo rival surgió en la misma reyerta.
Blue Demon sería la némesis del “ser divino”, dentro y fuera de los cuadriláteros.
300
Tableros, Francisco. “Los superhéroes. De la realidad a la ficción”. en TV Pasillo. Edición especial
“Lucha Libre”. 1 a 30 de abril de 2008. Número 4. Pág. 62.
301
Calderón, Enrique. “Black Shadow”. en Arena. Junio 2004. Número 1. Pág. 18.
302
González H., Daniel. “Palabras de un hombre de goma. Black Shadow”. en Lucha Libre. Número 7.
Pág. 1.
Impetuoso al haber vencido a Black Shadow, Rodolfo quiso arrebatarle la
máscara, lo que motivó un pique con otro afamado gladiador. Molesto por la
imprudencia del ganador, al no esperar que el perdedor entregara su capucha, Blue
Demon (Alejandro Muñoz Moreno), second del derrotado, le asestó un golpe. La
fanaticada, lejos de amonestarlo, le mostró llamativa predilección y lo animó ajustar
cuentas. De esta forma, surgió una honda rivalidad, cerca y lejos del encordado. Por
ejemplo, el 25 de septiembre de 1953 en la Arena Coliseo, el nativo de la Rinconada,
Nuevo León, le quitó al antiguo Hombre Rojo el título mundial de peso welter.303
Enterado del antagonismo, Lutteroth lo aprovechó para encabezar un dorsal evento.
Secundados por prestigiosos aliados, el regiomontano y el tulancinguense
dirigieron el cartel inaugural de la nueva Arena México. El 27 de abril de 1956, abrió sus
puertas el principal local de la EMLL. Luego de la ceremonia de apertura y de los duelos
preliminares, inició la reyerta estelar. Por el género “sucio” estaban el oriundo de
Hidalgo y el Médico Asesino, mientras en el lado “técnico” se encontraban el “demonio
azul” y Rolando Vera. Aunque la batalla fue intensa, al término de las tres caídas los
vencedores fueron los “villanos”, quienes aumentaron su aura de ases del cuadrilátero.
Conseguida esta venganza, un importante ambiente de entretenimiento vigorizaría la
trayectoria del ahijado del jalisciense, un par de años después.
Alberto López contrató al ex Murciélago II para dos cintas, en 1958.304 Si bien
hubo una oferta en 1952 para intervenir en “El Enmascarado de Plata”, Cruz le hizo
rehusarla pues el guión no le favorecía, además de evocar su exclusividad. No
obstante, el atleta arregló su injerencia sin abandonar al editor. Así en Cuba, dirigidas
por Joselito Rodríguez, escritas por Fernando Osés (1922-1999)305 y Enrique
Zambrano, surgieron las películas “Santo contra el cerebro del mal” y “Santo contra los
hombres infernales”. Diseñado héroe por el cine y la historieta, Guzmán juzgó sensato
pasarse al bando “limpio”, para que ahora el ring asimilara su flamante perfil.
303
Valero, José Luis. “Al fin campeón del mundo”. en Box y Lucha. 16 de febrero de 2001. Número 2496.
Págs. 14-15. Dicha hostilidad también tuvo lugar en los medios de comunicación. Aparte de su posterior
participación en el celuloide, en la década de los sesenta apareció El Increíble Blue Demon, una revista
de corte similar a la del protegido de Jesús Lomelí.
304
Sánchez, Cristina. “Impacto mediático fuera del ring”. en Record. Especial “Lucha Libre. 75 años en
México y los rudos y técnicos siguen de moda”. Pág. 85.
305
Español de nacimiento pero nacionalizado mexicano, fue un destacado luchador y el promotor de la
carrera en el séptimo arte de “Rudy”. La labor con su colega del enlonado fue vital, porque le redactó 20
libretos y actuó con él (muchas veces como adversario) en 17 filmes.
1962 marcó un inédito derrotero para el hidalguense, porque ingresó al bando de
los gladiadores “limpios”. Aunque al debutar profesionalmente adoptó el estilo “rudo”, su
flamante halo de paladín, difundido por la lectura de su historieta (se vendían hasta tres
números a la semana) y la proyección de sus filmes (que alcanzarían el medio
centenar), le hizo meditar la posibilidad de trocar hacia la esquina de los “científicos”.
Vacilante por vivir esta singular paradoja, porque mientras en los coliseos asumía el
papel de villano, en la ficción se le tildaba como un adalid, juzgó prudente esperar el
momento idóneo. Contradicción que fue arreglada al enfrentar, en una pelea de
apuesta, a un acérrimo adversario. Tras principiar su itinerario como “técnico”, de
manera oficial el 5 de julio, luego de sufrir una traición del Espanto I, el fraterno de Black
Guzmán lo retó a un pleito definitivo. El viernes 25 de octubre de 1963 en la Arena
México, al término de tres sangrientos episodios, José Vázquez Cisneros fue vencido y
tuvo que mostrar el rostro, dada la experiencia de su enemigo en ese tipo de riñas. 306
No obstante este fogoso triunfo, la trayectoria del “plateado” se dirigió por senderos
heterogéneos a los de sus benefactores, al no satisfacerle las dadivas que le
otorgaban. Medida de tormentosas secuelas en los años setenta.
Sabedor de su popularidad, el Santo exigió más dinero a Cruz para seguir con él,
lo que motivó una intensa disputa. Como los productores Alberto López y Enrique
Vergara le pagaban desde 30 mil hasta 80 mil pesos por película, el ex Murciélago II
pidió al editor una suma acorde su nivel. El jalisciense negó el aumento de salario, al
objetar ser el autor de su imagen heroica. Esto suscitó una pugna legal y personal.
Dimes y diretes iban y venían, sin una definición. En respuesta a la partida del atleta,
José Guadalupe contrató al fisicoculturista Héctor Pliego para protagonizar la revista.307
Si bien la publicación permaneció con un elevado tiraje, la monotonía de argumentos y
la injerencia de diferentes equipos de impresión provocaron el fin de la serie, en 1977.
Inmerso en una álgida querella por adquirir autonomía económica, Rodolfo enfrentó a
uno de sus tutores.
306
Morales, Ricardo. “El mayor susto en la carrera del Santo”. en Luchas 2000. 3 de mayo de 2004.
Número 214. Pág. 16. Otras capuchas que ganó el antiguo Hombre Rojo fueron las de Golden Terror (Al
Amezcua), el Halcón Negro (el español Manuel Quintana García) el 3 de diciembre de 1955 y el
Gladiador (Luis Ramírez Romero) el 21 de septiembre de 1956.
307
Ferrer, Everardo. “El cómic de luchadores: A dos de tres viñetas”. en Superluchas. 18 de octubre de
2004. Número 81. Pág. 18. Al novel intérprete, de mayor estatura y musculatura que su antecesor, se le
alteró la vestimenta: la máscara fue adornada con un círculo negro con un S en la frente, las mallas se
sustituyeron por un calzón y un cuchillo, en vez de la habilidad luchística, era su arma.
Dueño de su sino publicitario, el tulancinguense buscó salir de la EMLL para
contratarse de manera libre. Si bien se había desligado parcialmente de dicha sociedad
en la década de los sesenta, al emprender su andanza en los medios de comunicación,
en los setenta la separación fue definitiva. Basado en la fama adquirida por las
historietas y las películas,308 las expectativas económicas del “plateado” ya no se
satisfacían como antes. Por si fuera poco, al ser el principal imán de taquilla de la firma
deportiva, cada vez que se le programaba en alguna Arena de la entidad fundada en
1933 el lleno estaba asegurado. Sin embargo, a la hora de cobrar, el sueldo no iba a la
par de sus logros.309 De ahí que opinó elaborar sin interferencia alguna su ruta en “el
universo de las doce cuerdas”. Para lograr la emancipación, debía sentarse a la mesa
de diálogo con “Don Chava”. Esperanzado en hallar una solución, lo menos perjudicial
para ambas partes dada su relación familiar, el enmascarado barajó premisas en favor
suyo (afianzamiento de la compañía gracias a sus actuaciones, ferviente custodia ante
los embates de competidores, extensos períodos de beneficio suministrado y probada
lealtad a los planes de la dirigencia). No obstante aquello, varias interrogantes salían al
paso: ¿Cómo abandonar a quién había forjado su trayecto en el cuadrilátero? ¿Era
prudente tomar la decisión de la independencia? ¿Así pagaba la confianza otorgada?
Aleatorio panorama resuelto por dos observaciones del añejo Subteniente.
Demasiada exposición y vejez del Santo, fue el binomio que sustentó la ofensiva
argumentativa del colotlense. Por un lado, supuso que la razón por la cual la gente
perdía el interés de admirar a Rodolfo era porque estaba “muy visto”. Y, por el otro, sus
56 años de edad le impedían competir frente a gladiadores jóvenes y rápidos. Además,
en caso de darse la salida, en su elenco había prospectos que con esfuerzo y paciencia
podrían sustituirlo. Con este dictamen, le devolvió el autónomo albedrío a su ahijado.
Exento de la sombra lutterothiana, el tulancinguense trabajó en nuevos proyectos, uno
de ellos tendiente ayudar a sus camaradas del ring.
308
Filmes como “Santo contra las mujeres vampiro” (1962) y “las Momias de Guanajuato” (1970), dos de
sus obras más distintivas, lo encumbraron en el clímax del séptimo arte nacional; incluso esta aura brilló
en el extranjero, a pesar de las críticas sobre la pobreza escenográfica y narrativa de las producciones.
309
Hacia los 60, obtuvo diversos blasones. Ascendió al trono nacional de peso medio al derrotar a Karloff
Lagarde en 1963 y, de nueva cuenta, en 1968 al vencer a René Guajardo en 1968; se adjudicó el título
de parejas de la Arena México, primero junto al Rayo de Jalisco al ganarle a los hermanos Espanto I y II
en 1964, y en una segunda oportunidad aliado a Ray Mendoza en 1966; y el de la división semicompleta
del país lo obtuvo a costa del Espanto I en 1966. Lo que aunado a sus otros cetros mundiales welter
(1946 ante Pete Pancoff) y medio (1954 al superar a Sugi Sito), lo instalaron en un sitial elevado del resto
de sus colegas.
Fundó junto a otros individuos “la Fraternidad el Santo de la lucha libre y el boxeo
profesionales mexicanos” A. C., el 16 de agosto de 1973.310 Y para encabezar la
flamante agrupación, se eligió a la luminaria que había lanzado el grito de libre
contratación en el ámbito del “espectáculo de las patadas voladoras”. El antiguo
Murciélago II, en su papel de presidente, daba a sus colegas opciones de salario y
trabajo distintas a las de la EMLL. Aparte los orientaba, basado en su dilatada
experiencia y múltiples relaciones, al tomar la difícil decisión de abandonar el
omnipotente consorcio, de la cual muy pocos salían airosos, debido a obvias secuelas
al recobrar la autonomía. Si bien no era una firma establecida, comunicaba a sus
agremiados con los interesados en emplearlos, desde sus oficinas ubicadas en la calle
Aquiles Serdán # 28 despacho 518 (hoy Eje Lázaro Cárdenas en la capital del país), de
manera que los deportistas se beneficiaran, al instante y en persona, de los tratos.
Muestra de este eficaz proceso, “Don Chava” requirió, sin las restricciones de antaño,
los servicios del paladín encapuchado para una breve pero vital temporada, en la que
sufriría las dos caras de una misma moneda llamada revancha.
Repatriado al emporio luchístico, el ex Hombre Rojo vivió una dualidad cerca y
lejos del ensogado, en 1975. En primera instancia, al acercarse el aniversario 42 de la
compañía, su regencia fraguó una rivalidad para celebrar esa fecha, y los seleccionados
fueron el enmascarado y el Perro Aguayo. Luego que el 26 de septiembre, el originario
de Nochistlán, Zacatecas, expusiera y defendiera el título medio de la NWA ante el
tulancinguense, éste lo retó a una pelea de apuesta el 3 de octubre. Al finalizar la
batalla, el saldo arrojado fue que “el canino” perdió su melena.311 Y en segundo lugar
Salvador Lutteroth Camou, vástago del jalisciense y ahora al mando de la entidad, hizo
una renovación en su elenco, circunstancia que afectó al fraterno de Miguel Black
Guzmán. Aunque afamados astros emigraron definitivamente de la corporación fundada
en 1933, a Rodolfo se le ofreció seguir, pero en períodos distanciados y fugaces.
Entonces, al no cautivarlo esta oferta, el “plateado” y su representante Carlos Suárez
aprovecharon la invitación de una emergente promoción, opositora de su padrino, para
emprender la última fase de su gloria.
310
Barradas Osorio, Rafael. El A. B. C. de la lucha libre profesional mexicana. Guía para comisionados,
empresarios, promotores, managers, auxiliares, luchadores y aficionados. Talleres Madva. México. Pág.
78.
311
Dj Spectro. ”Santo vs. Perro Aguayo”. en Luchas 2000. 5 de febrero de 2007. Número 354. Pág. 13.
Agregado a las filas de Promociones Mora-Flores, a mediados de la década de los
setenta, el tulancinguense remató su gloria. Al no interesarle la oferta de la EMLL por
sus requisitos transitorios, también siguió a otros colegas (Blue Demon, Dorrel Dixon y
Black Shadow) ahora en la oposición de “Don Chava”. Fue tal la empatía con los
dirigentes del novel grupo, que decidió retirarse de los encordados en esta compañía.
De esta manera, el 12 de septiembre de 1982 en el Toreo de Cuatro Caminos, tuvo su
batalla final al lado de Gori Guerrero, Huracán Ramírez y el Solitario al vencer a los
“Misioneros de la Muerte” (Negro Navarro, el Signo y el Texano) y el Perro Aguayo.312
Consumado su peregrinar sobre el ring, el ex Murciélago II se dedicó a realizar eventos
de escapismo y sketchs cómicos, hasta que la parca lo rindió sin remedio.
Unido al Mago “Yeo” y destacados actores, el nativo de Hidalgo se presentaba
con gran éxito en el Teatro Blanquita, mientras llegaba su fallecimiento. El antiguo
Hombre Rojo participaba en los trucos del ilusionista y diversas escenificaciones (como
la de un manicomio),313 por las que el público le tributaba sonoros aplausos en esta
faceta. No obstante, en una función sufrió un paro cardíaco. A pesar del traslado al
Hospital Mosel, los rápidos esfuerzos de los médicos resultaron insuficientes porque, el
5 de febrero de 1984 a las 9: 40 de la noche, moría el famoso gladiador a los 66 años.
Pero su valor seguiría vigente.
Fallecía el hombre mas no el personaje. Si bien Rodolfo Guzmán Huerta era
enterrado físicamente, su alter ego “plateado” se mantendría vigoroso por varias
razones: fue un dorsal agente del celuloide y la historieta; brillante estrella del enlonado
que ha merecido calles, estatuas y torneos en su honor; un paradójico y singular héroe
llevado a la categoría de mito nacional;314 ejemplar padre y esposo; y vehemente
altruista para sus camaradas, quienes le apodaron el “profe” (apócope de profesor).
Además, pilar en la cimentación del porvenir empresarial del oriundo de Colotlán, junto
a Gonzalo Avendaño y Alejandro Aguilar Reyes, como se desglosó en este apartado.
Episodio no libre de múltiples antagonistas e inconvenientes, dos de los cuales se
exponen en el capítulo venidero.
312
De las fechas seleccionadas, (la primera el 22 de agosto en el Palacio de los Deportes y la tercera
quince días después), la segunda (el 5 de septiembre en la Arena México) fue en gratitud a su padrino.
313
Mañón, Guillermo. “La última noche de el Santo”. en Superluchas. 31 de enero de 2005. Número 95.
Págs. 18-19.
314
Monsiváis, 1996: 128. Término que la música alentó con dos temas alusivos: “los Luchadores” del
Conjunto África y “el Guacarrock del Santo” de Botellita de Jerez.
CAPÍTULO 3.
VIENTOS DE GUERRA SURCAN EL AMBIENTE:
LOS RIVALES.
Los dos hombres avanzaron para encontrarse en el centro del cuadrilátero, y en
el momento en que sonó el gong y los ayudantes abandonaron el ring entre los
secos crujidos de los taburetes al plegarse, se dieron la mano y se colocaron en
posición de asalto. Y al instante Sandel comenzó a moverse, y avanzaba,
retrocedía… Era rápido y hábil. El público expresó a gritos su aprobación, pero a
King no le impresionó. Había librado incontables combates y peleado con
incontables jóvenes y sabía que aquellos golpes eran demasiado rápidos y
demasiado diestros para ser peligrosos. Aquella era la actitud típica de la
juventud, derrochar su esplendor y su fuerza en ataques salvajes, en furiosas
embestidas y acometidas violentas, anonadando al contrincante con su deseo
ilimitado de poder y de gloria.
315
Empero ser Lutteroth González el hegemónico promotor del ring, surgieron varios
individuos y consorcios quienes pusieron en jaque su poder, en distintas épocas.
Movidos por el afán de beneficiarse también del “pasatiempo de las quebradoras”, hubo
numerosos enemigos de la monopólica jerarquía del jalisciense, lo que suscitó
enconadas batallas por el valioso tesoro en disputa. Aunque parecían naufragar en los
escarceos, unos émulos de David ajustaron la estrategia, nutrieron su arsenal y
lograron equipararse al Goliat empresarial, hasta propinarle severos dolores y golpes.
Vorágine que se plasmará en los lineamientos de esta sección, tendiente a exponer
algunas némesis del oriundo de Colotlán.
Organizado en dos partes, este módulo revelará un binomio de individuos y
firmas, quienes estuvieron muy cerca de tumbar al ex obregonista. En el primer bloque
titulado “Jesús Garza Hernández: Pionero de la fórmula cuadrilátero-televisión”, se
dilucidará al mentor de Televicentro en la década de los cincuenta. Y en el segundo
denominado “Francisco José Flores Lecona: Tutor y visionario de la lucha libre
mexicana”, se apuntará al gestor de la internacionalización de ese deporte hacia los
años setenta. Aludido esta orden, en este texto vuelto Arena se oye a Clío silbar el inicio
de este programa, que desea atraer al espectador en turno con sus demostraciones.
315
London, Jack. Por un bistec. Traducción de Carmen Criado. CONACULTA-Alianza Editorial. México,
1994. Colección Alianza Cien. Pág. 19.
3. 1 Jesús Garza Hernández:
Pionero de la fórmula cuadrilátero-televisión.
¿Amenaza mediática en el feudo lutterothiano? Durante su longeva travesía
empresarial, el ex obregonista enfrentó diversos promotores rivales, anhelantes también
de hacer negocio con “el sistema de las llaves y las contrallaves”. A pesar de la vasta
experiencia o firmes deseos de competencia, los integrantes de esa oposición cayeron
a los pies del pretérito Subteniente, porque éste hallaba los puntos débiles de los
contrarios en turno, reajustaba la estructura de su entidad deportiva y arremetía sin
tardanza, hasta someter a los disidentes e izar la bandera de victoria. Instalado en la
preeminencia mercantil de la lucha libre, “Don Chava” transitó por aguas tranquilas y
óptimo rumbo. No obstante, en la década de los cincuenta apareció un individuo quien,
por poco, hundía al navío de la EMLL con una nueva arma: “la pantalla chica”.
Fascinante y vertiginoso horizonte expuesto a continuación, y que dará solución a la
interrogante que encabeza este apartado.
Linares, Nuevo León, fue la cuna del personaje a tratar en 1908.316 Su inicial
gestión directiva en “la sapiencia de las patadas voladoras”, lo llevaría a una directa
relación laboral con el otrora militar. En los años cuarenta, su dinamismo abarcaba una
amplia franja del país: Coahuila, Jalisco, Tamaulipas y su tierra natal.317 Debido a sus
fructíferas operaciones, cerca y lejos del plano administrativo (por ejemplo, en la antigua
Arena Coliseo regiomontana), desarrolló un alto prestigio entre los responsables de dar
funciones, así como entre los gladiadores locales con quienes estableció útiles vínculos,
algunos con exitosas secuelas en temporadas futuras. Por estos detalles, el
revolucionario lo hizo adepto a su régimen, para extender la influencia a los sitios que el
regiomontano conocía y dominaba. Solidaridad de raudos frutos. Ya fuese de primera o
segunda voz, el norteño enviaba reportes sobre los dividendos comerciales, era el
intermediario entre la oficina y el ring, favorecía y recomendaba descollantes novatos.
Objetivos plasmados en ulteriores testimonios.
316
A la par de otros sujetos, agentes o enemigos del originario de Colotlán, la información relativa a su
infancia y juventud es nula. La mayoría de datos, provenientes de entrevistas, periódicos y revistas, atañe
a su obligación en la compañía de Televicentro, como guía del “pasatiempo de los costalazos”, en la
ciudad de México. (Ver anexo 23).
317
Dj Spectro. “La vida de Black Shadow… una sombra con destello”. en Luchas 2000. 19 de marzo de
2007. Número 360. Pág. 18.
Alejandro Cruz Ortiz (1921-2007) fue uno de los numerosos individuos que
recibieron atinados consejos del neoleonés, en 1946. Elías Simón Kuri, importante autor
de eventos del pancracio en el occidente del país, favoreció al originario de Guanajuato,
al brindarle la oportunidad de mostrar sus atributos deportivos. El atleta agradeció la
merced con actuaciones sobresalientes. Por su excelente rendimiento, el dirigente le
inventó el personaje de Black Shadow, y lo mandó al círculo de trabajo de Garza
Hernández para foguearse frente a rivales de jerarquía. Fue tal el desenvolvimiento que
Salvador Lutteroth González requirió sus servicios con insistencia. Sin embargo, al
suponer que le aún le faltaba trabajo físico y técnico, no aceptó la oferta. Entonces
“Chucho”, basado en su experiencia, habló con él y le sugirió irse a la ciudad de México,
al juzgar óptimo su estilo.318 Aunque esta solución le provocaría un serio malestar, años
después, se probaría su veredicto al tornarse “la sombra negra” una luminaria.
Matriculado el enmascarado en la EMLL, Jesús persistió en su menester, ahora en la
formación de otra figura del ring.
Trasladado a “la Sultana del Norte”, Rodolfo Galindo Ramírez (1923-1999) se
encontró con el administrador, quien le haría despuntar. Oriundo de Torreón, Coahuila,
el joven había caminado muchos kilómetros, sin hallar respuesta a sus demandas de
fortuna. Itinerario que giró a favor suyo, al reunirse con el organizador de funciones
luchísticas en 1947. Dado su perfil indómito, el muchacho tenía una abultada cabellera
y un semblante tosco. Rasgos que paradójicamente le ayudarían en “la cátedra de las
patadas voladoras”. No obstante que el nativo de Linares, al verlo, exclamó entre
alarma y estupor: ¡Cuidado, un cavernario!,319 de esta frase se desprendió el popular
mote con el cual se identificaría al futuro astro. Lo demás, fue suministrarle los
elementos idóneos para asumir su papel de troglodita, hasta ascender en la preferencia
de la fanaticada y los planos de las carteleras. Seguro de su talante, el empresario lo
recomendó y envió a la capital del país, al feudo del jalisciense, donde demostraría la
confianza otorgada y, en breves temporadas, se volvería un dorsal icono de los “rudos”.
Llevada a cabalidad la tarea de impulsar novatos, otro relevante agente del enlonado se
cruzaría en su ruta.
318
De “Jungla Cruz” a “The Black Shadow”… en La Magia del Ring. Edición especial “Black Shadow”.
Pág. 5.
319
Ramírez, Alfonso. “Anécdotas y recuerdos de Rodolfo Galindo Ramírez, el gran Cavernario. Primera
parte”. en Superluchas. 14 de julio de 2003. Número 16. Pág. 21.
“Chucho” también fungió como enlace, en 1948, entre un cercano allegado del
colotlense y un eventual ídolo. Previo a debutar en la capital, Blue Demon se
presentaba en varias plazas, por consejo de su instructor Rolando Vera, para adquirir el
fogueo necesario en aras de llamar la atención del público. Tras una exitosa
presentación, el administrador del enlonado habló con el mentor del atleta, y le pidió
anuencia para que se trasladara a su área de trabajo. Arreglados los detalles de la
contratación, el enmascarado azotaba la humanidad en cuadriláteros de la zona
regiomontana, según lo pactado, y despuntó con rapidez. Al notar las habilidades del
muchacho, el nativo de Linares se convenció de su potencial y lo ayudaría en su
trayecto. Situación que se definió, al arribar un vital socio del ex obregonista. Debido a
su puesto, el norteño sabía del auge o declive de los “gorilitas”, bisoños o veteranos. Y
al arribar representantes de la EMLL, como intermediario, les notificaba quien en su
punto de vista poseía “patas para gallo” y fuese llevado a la entidad del otrora militar.
Oportunidad para el joven ratificada en estas líneas.
Por entonces se dio otra coincidencia. Cuando luchaba en Monterrey, don Salvador
Lutteroth, de la Arena México, mandó a Jesús Lomelí a Nuevo Laredo para que viera
una función de unas luchadoras americanas. Don Jesús Lomelí llegó con un día de
anticipación y me vio luchar. Me dejó una carta con Jesús Garza Hernández, el promotor
de Monterrey. Cuando fui por mi pago me dice don Jesús:
-Aquí tiene usted; cuando quiera irse a México a luchar, con esta carta se presenta…
Don Jesús Garza Hernández se dio cuenta del asombro que causé entre los luchadores
en mi primera lucha en Laredo.320
Pese a vigorizar la compañía del jalisciense, con la inserción de tres baluartes, el
promotor buscaría la autonomía. Sin su dinamismo, cerca y lejos de la gerencia, los
intereses de “Don Chava” en la provincia no se hubieran expandido con el mismo
ímpetu. Además, esta visión quedó demostrada cuando gente de su recomendación
(Black Shadow, Cavernario Galindo y el “demonio azul”), ratificaba los juicios emitidos.
No obstante, también aspiraba al primer plano de la dirección mercantil del ensogado.
Ambición cristalizada, en la apertura de la mitad del siglo XX, al adherirse al proyecto de
un importante empresario de los medios de comunicación.
320
Blue Demon. Memorias de una máscara. Editorial Clío. México, 1999. Págs. 30-31
Emilio Azcárraga Vidaurreta (1895-1972) fraguó un plan comercial para rivalizar
con Salvador Lutteroth González, al principio de los años cincuenta. Este influyente
hombre de negocios, oriundo de Tampico, Tamaulipas, era dueño de la poderosa
radiodifusora XEW -señalada como “la voz de América Latina desde México”-, quiso
extender sus valiosos intereses y se lanzó al patrocinio de “la pantalla chica”.321 Dado
que se trataba de un novedoso aunque inédito medio de entretenimiento, ameritaba un
soporte idóneo para fortalecerse. Y el ámbito seleccionado, luego de las pertinentes
deliberaciones, fue “el arte de los topes”. ¿Por qué elegir este pasatiempo y no otro?
Dos razones sustentaron la fundamental inclinación.
Popular y redituable fueron los atributos de la lucha libre que persuadieron al
opulento empresario, para ansiar su usufructo. Tal dupla fue viable por la fusión de
numerosos factores. Primer punto. Desde la década de los treinta, “la industria de los
azotones” había consolidado paulatinamente una valiosa fama, entre la fanaticada y la
prensa de la capital y de la provincia. A diferencia de sus antecedentes decimonónicos,
las censuras habían disminuido, a raíz de su desarrollo y ordenamiento como deporte
íntegro y solemne. Segundo término. Apoyada en esta perspectiva, “el sistema de las
llaves y las contrallaves” se tornó un boyante trato económico, con secuelas de notable
lucro. Si bien diversos individuos, foráneos y nativos, aspiraron a su potestad sólo el
originario de Colotlán pudo “darle al clavo”, mediante una gestión estable y seria.
Vislumbrada la ruta hacia la fuente de dinero, lo concerniente fue hallar el estilo
adecuado para rivalizar con el jalisciense, orientación indicada por un ilustre gladiador.
Wolf Ruvinskis (1921-1999) fue artífice del flamante proyecto. Este individuo,
nacido en Letonia pero criado en Argentina, labró una fructífera trayectoria dentro y
fuera de los encordados, tras arribar al país en la década de los cuarenta. Por un lado,
su rudeza y sarcasmo le granjearon la antipatía del público. Y por el otro, se manifestó
indispensable para escenas de combate junto a Pedro Infante, Cantinflas y Tin Tán.
Seguro de sus aptitudes y de la jugosa veta a explotar, convenció al empresario de
realizar la idea,322 cuyo éxito se facilitaba al seguirse sus recomendaciones, de las que
“Chucho” formaba parte.
321
Olea Prieto, Angélica. El surgimiento de la radio como industria cultural: México 1921-1954. Tesis de
licenciatura en Historia. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2004. Pág. 151.
322
Ossio, Sergio. “A 23 años de la muerte de el Santo. El Enmascarado de Plata en Contrapunto”. en
Superluchas. 5 de febrero de 2007. Número 198. Pág. 27.
Tres factores fueron básicos en la cimentación e impulso del plan de Azcárraga
Vidaurreta. Semejante a la génesis de la EMLL, la neurálgica urbe del país fue el polo
de maniobra para después, si todo era benéfico, dirigir utilidades hacia la provincia. Si
bien esta rivalidad con Lutteroth no resultaría sencilla, por la dilatada experiencia y
amplia potestad del antiguo militar sobre “la destreza del tirabuzón”, los operarios del
afán no detuvieron la marcha por esos obstáculos, infranqueables por veinte años, y
produjeron condiciones favorables para huir del fracaso. Asesorados por Ruvinskis, los
inmiscuidos notaron la urgencia de saciar su apetito de triunfo con propios recursos.
Lapso expuesto en las próximas líneas.
Arena. La primera traba a enmendar, fue hallar un sitio donde ofrecer las
carteleras. Como la mayoría de foros de la capital estaba, directa o indirectamente, bajo
el mando del ex obregonista (la Coliseo y la México por ejemplo), la opción fue
acondicionar un moderno auditorio, ubicado en la avenida Chapultepec en el número
26, al instalársele un ring y varias gradas para llevar a cabo las llamativas funciones. 323
Zanjado el aprieto, se procedió a la siguiente cuestión.
Elenco de gladiadores. Difundido el rumor de un pique empresarial, el oriundo de
Colotlán no se quedó impávido y, de inmediato, tomó previsiones. Apuntaló o mejoró,
según el caso, las estipulaciones contractuales de sus luminarias, a fin que no lo
abandonaran por las ofertas de la naciente sociedad. Lejos de aminorarse los bríos, la
lozana firma reclutó muchos atletas -bisoños y veteranos, nacionales y foráneos-,
desaprovechados o ignorados por la compañía del antiguo inspector de Hacienda.
Fusionada esta dupla de baluartes, faltaba el guía del proyecto.
Promotor. Dice un adagio “para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”;
sentencia trasladada al ambiente del cuadrilátero. Garza Hernández fue elegido tutor
del novel empeño.324 Las razones eran sólidas: estaba informado del sistema mercantil
de “Don Chava”; y no era un improvisado, por su apta labor en la zona norte. Entonces,
al manifestársele la propuesta, “Chucho” aceptó dirigir la vital tripulación a buen puerto.
Jornada en la que forjaría un exclusivo destino, principiada en la mitad de la vigésima
centuria.
323
Gómez Garnica, Jorge. “Lucha Libre. Contribuyente de la televisión”. en Superluchas. 19 de abril de
2004. Número 55. Pág. 20. (Ver anexo 24).
324
Morales, Ricardo. “En 1952 llegó la más feroz competencia para los coliseínos… Televicentro”. en
Luchas 2000. 29 de septiembre de 2003. Número 185. Pág. 8.
Garza Hernández orientó las nuevas ilusiones empresariales de Azcárraga
Vidaurreta, a través de la emisión “Luchas desde Televicentro”.325 Ambos individuos
juzgaron poseer la fórmula idónea para invadir el territorio del ex obregonista. Y su
ascenso parecía ratificar tal seguridad. Con la ventaja publicitaria de “la pantalla chica”,
el flamante antagonismo difundiría sus intereses entre la afición y socavaría los
ingresos monetarios de la EMLL. Si bien ésta era la dueña del ambiente, la oposición
jugó sus cartas a la reciente tecnología. ¿Sobre qué elementos estaba sustentada esta
fe? Aunque al inicio los hogares con un módulo receptor eran mínimos (como en la
génesis de la radio), aquellos equipos instalados en boticas, fondas o tiendas
congregaban decenas de hombres, mujeres y niños de edades y posiciones sociales
diversas para programas cómicos, musicales y teatrales. Al paso del tiempo, la
fascinación por el aparato creció y las antenas empezaron a ocupar el horizonte
citadino.326 Este público, transcurridas unas hojas de calendario, aumentaba y
demandaba otro tipo de entretenimiento. Lo que facilitó el ingreso de los deportes, entre
ellos “la sapiencia de los candados” por sus dividendos económicos y popularidad.327
Firmes en su objetivo, Emilio y Jesús estaban por escribir una historia diferente para “el
universo de la doce cuerdas”, ya sin el exclusivo tutelaje del colotlense.
Gladiadores bisoños y estrellas formaron la cartelera inaugural de la entidad, el
sábado 12 de enero de 1952. En el local de la avenida Chapultepec # 26, a las nueve
de la noche, arrancó la velada atestiguada por cientos de aficionados. En la apertura
Tarzán Urrutia y Sergio Llanes midieron fuerzas sobre el enlonado, con saldo favorable
para el segundo en mención. A continuación, Lobo Negro enfrentó a Joe Silva. Para la
tercera querella, el corpulento Jack O‟Brien estuvo ante el ágil español Fernando Osés.
Ya en la semifinal, el ibérico Eduardo Bonada avasalló al Vampiro. Posteriormente en el
turno estelar, Enrique Llanes y Rito Romero enfrentaron al Bulldog y Wolf Ruvisnkis.328
Tras esta exitosa función, transmitida por el canal 2, “Chucho” dotó su dinámica
creatividad a la reciente firma para vigorizarla.
325
Villarreal, Héctor. “Lucha Libre. Más verdadera que la realidad”. en Umélec. Edición española. 2007.
Volumen 11. Pág. 46.
326
Viya, Miko. La televisión y yo. Crónica de la televisión mexicana. Secretaría de Cultura-Gobierno del
estado de Puebla, 2003. Págs. 20-21.
327
Blanco, Manuel. Ciudad en el alba. CONACULTA. México, 1995. Colección Periodismo Cultural. Pág.
215.
328
Gómez Garnica, Jorge. “Televicentro. La primera función”. en Superluchas. 26 de febrero de 2007.
Número 201. Pág. 28. (Ver anexo 25).
Prevenido sobre la dificultad de contratar más gladiadores, Jesús formó su elenco
con personajes y seudónimos de índole varia. Antes de ello, debía enfrentar una
desventaja. Desde 1933, el oriundo de Colotlán pudo obtener el material humano para
sus carteleras, a través del profesor Gonzalo Avendaño, encargado del adiestramiento
de “agentes del ensogado” en el casino de la academia de Policía. Por lo tanto, tenía
dominada la fabricación de ídolos “limpios” o “sucios”. Éstos, con sus actuaciones y
facultades, motivaron que el público abarrotara casi semanalmente las Arenas
propiedad del jalisciense en la capital y la provincia. Entonces, el norteño se reunió con
los dirigentes de la reciente sociedad empresarial, en espera de hallar muy pronto la
solución al problema. Luego de muchas deliberaciones, se definió estructurar las
carteleras con una base propia, y aderezarla con la participación de aquellos estrellas
deseosos de admitir la nada despreciable oferta laboral de Azcárraga Vidaurreta.
Mezcla
de
heterogéneos
individuos
e
inéditas
situaciones
que
redundaría,
paradójicamente, en fructífera obra.
Televicentro se volvería, para varios ases del enlonado, una plataforma de
consolidación y despegue. Algunos arribaron a la compañía al estar involucrados, de
manera directa, en su origen: Wolf Ruvinskis. Otras ex figuras de la entidad del otrora
obregonista ingresaron por consejo del argentino-lituano y la beneficiosa promesa
monetaria: Enrique Llanes. Otros entraron al no interferir con su desempeño, tanto en
Estados Unidos como México (Rito Romero); o por ejemplo Rolando Vera, al no
ajustarse al régimen del pretérito Subteniente.329 Los españoles Eduardo Bonada y
Fernando Osés, también anteriores miembros del feudo del antiguo militar, llegaron en
busca de óptimas condiciones salariales y de trabajo. Al recibir la difusión de “la pantalla
chica”, el sanguinario Bulldog fue un predilecto de la afición.330 Misma situación le
ocurrió al Lobo Negro. Los restantes, al faltarles veces para mostrar sus habilidades,
mudaron a las instalaciones de la avenida Chapultepec para ahora sí “dar el estirón
definitivo”, entre ellos Frank Carnicero Butcher, Joe Grant, Chale Romero y Polo Torres.
Fastuosa gala de atletas a la que se sumarían originales figuras, producto del talentoso
Garza Hernández.
329
Muñoz, Javier. “A un año de su partida, recordamos a Rolando Vera”. en Box y Lucha. 12 de abril de
2002. Número 2554. Pág. 24.
330
El Árbitro. “¡Frank Butcher: un salvaje inolvidable!” en Luchas 2000. 10 de septiembre de 2001.
Número 78. Pág. 16.
Héctor Amaya García encarnó una de las innovaciones de “Chucho”: un exótico.
Estos gladiadores, a diferencia de “científicos” y “sucios”, manejaban un estilo
extravagante pues conjugaban la delicadeza con la rudeza que, de inmediato, llamaba
la atención de los espectadores. Basado en el éxito alcanzado en los Estados Unidos
por Georgeuss George, el norteño decidió trasladar esa novedad. Primero, contrató a
los norteamericanos Dizzy Gardenia Davis331 y Broadway Venus. Tras sus óptimas
actuaciones, el oriundo de Linares resolvió que un atleta nacional utilizara ese género.
Misión singular para la que fue seleccionado el individuo mencionado líneas arriba,
quien expuso, en el próximo testimonio, el rasgo de tal labor:
Antes los exóticos éramos personajes que no nos gustaba que la gente nos tocara.
Decía yo, que era demasiado elegante para que la gente común, y sobre todo para que
los luchadores rivales, me tocaran. Yo tenía un valet: un muchacho alto, fuerte, pero que
aunque le gustaba la lucha libre no la practicaba. Entonces, él era el encargado de
perfumar a mis contrincantes, para que cuando estuvieran limpios y sin bacterias, yo
pudiera golpearlos. Ahora es muy diferente porque la gente confunde el ser exótico con
ser amanerado.332
Bautizado como el Bello Califa empezó a cosechar triunfos, dentro y fuera de los
encordados. Gracias a su habilidad y corpulencia, al haber trabajado en el circo Thiany,
despuntó con rapidez. Súbito ascenso del nativo de Monterrey, Nuevo León que en tres
meses fue llevado a “la pantalla grande”:
El cineasta Ismael Rodríguez me llamó para filmar una película al lado de Huracán
Ramírez. Mi estilo les gustó tanto a los productores que me sugirieron que le siguiera y
posteriormente subí al lado de Gardenia Davis como second. Mi labor consistía en
echarle perfume a sus rivales. Todo esto que lo cuento impactó tanto a los promotores
que inmediatamente me enfrentaron a las estrellas más encumbradas de la época. En
ese tiempo la gente era muy machista por eso se les hacía novedoso mi estilo un poco
amanerado.333
331
Sobre este sujeto revisar Quesada, Abel. Antes y después de Gardenia Davis. Editorial Joaquín
Mortiz. México, 1991. Págs. 105-115.
332
Martínez, David. “El Bello Califa. El decano de los exóticos mexicanos”. en Superluchas. 28 de julio de
2003. Número 18. Pág. 12.
333
Ibarra, Asunción. “Yo inventé la hurracarrana: Bello Califa”. en Box y Lucha. 10 al 16 de octubre de
2005. Número 2735. Pág. 15.
Merced al éxito del Bello Califa, surgió otro atleta de igual estilo, hecho en el que
intervino un eficaz aliado de Jesús. Para optimizar la aparición de Lalo el Exótico en
1952 -el siguiente en emplear el peculiar género-, el promotor decidió ponerle un
ayudante y eligió un joven que conoció durante su etapa en Monterrey, Nuevo León.
Roberto Güero Rangel (1935-2006) oriundo de Morelia, Michoacán pero criado en
Charcas, San Luis Potosí asumió el singular papel:
Eso se dio cuando debutó en Televicentro, Lalo „el Exótico‟ y por decisión del Sr. Garza
y para hacer diferente su presentación se pensó que fuera acompañado por un valet y
¿adivinen a quién escogieron? Mi labor como valet con Lalo era que cuando éste llegaba
al ring lo tenía que perfumar y peinar, cosa que también hacía entre caída y caída. Mi
vestuario era sencillo, un pantalón negro, un chaleco corto y corbata de moño, mi espejo
y mi botella de perfume. Recuerdo que el primer grito del público, cuando salimos de
vestidores rumbo al ring fue: ¿Quién de los dos es el maricón? Aclaro, Lalo y yo sólo
representábamos personajes, pero nada de otras mañas. Aun así el público se metía
mucho con nosotros, pero nada más ellos. Los luchadores ni me tocaban, no era como
hoy, pues en ese tiempo había un Comisionado muy enérgico, Don Manuelito Muñoz
que tenía mano dura. Yo estaba encantado con ese trabajo, además me pagaban muy
buen dinero, treinta pesos por cada lucha… una verdadera fortuna a mis 17 años.334
Persistente en dar novedades a la afición, el regiomontano escogió a un novato
para encarnar un inédito personaje. Nacido en el Distrito Federal, Carlos José Díaz
Velázquez (1933-2003) verificó esa comisión, la cual no rindió como se esperaba:
Sí, también luché enmascarado como Gargantúa, y esto por sugerencia de Don Chucho
Garza, pero ellos tenían otra idea de la lucha, querían que yo, al subir al ring “hiciera
como chango”, que gritara, que aullara, y yo no lo podía hacer; no lo quería hacer… La
máscara que usé era de cuero, todavía y muy extraña, como de monstruo, no me
gustaba. Así que una ocasión en que luché contra Álvaro Velazco (“Al” Velazco,
hermano del inmortal Cuauhtémoc “Diablo” Velazco; el forjador de ídolos campeones),
allá en el Norte, al bajar, me la quité, renuncié a ella.335
334
Rivera, Julio César. “La gente gritaba: ¿Quién de los dos es el maricón?” en Luchas 2000. 11 de
septiembre de 2006. Número 334. Pág. 14.
335
“El hombre del Rayo Rojo… Gargantúa… Ray Mendoza”. en La Magia del Ring. Edición especial “Ray
Mendoza”. Pág. 18.
No obstante ese yerro, “Chucho” mantuvo el afán por crear un famoso y nuevo
astro para apuntalar la firma a su cargo. Pese que en la ilustre nómina se ubicaban
importantes ases (Eduardo Bonada, el Bulldog, Enrique Llanes, Jack O‟Brien, Wolf
Ruvinskis y Rolando Vera), el oriundo de Linares ideó elementos originales en aras de
renovar las carteleras. Entonces, determinó prestar mayor atención a diversos
gladiadores quienes, llegados de provincia o con cierto fogueo en la capital, pedían
lapsos para mostrar la valía de sus facultades; y esperar hallar entre ellos al indicado
para este plan. Luego de mucho aguardar, sus súplicas tuvieron eco al recordar a un
coterráneo quien, como emergente, lo ayudó a salir de apuros unos años antes.
Convencido del ímpetu de Héctor Jaime Garza Lozano (1919-1969), el promotor lo
escogió para forjar su empeño, mediante una pertinente diligencia, en el alba de la
década de los cincuenta.
Vacilante por la invitación, las dudas del nacido en Monterrey se despejaron al
adquirir el mote de Tonina Jackson. Este singular alias, tomado de un famoso
refresco,336 fue el escalón para ascender de manera definitiva en “el negocio de los
candados”. Y si no había despuntado fue por emigrar al “otro lado”. Tras debutar en
1940 frente a Joe Grant en Tampico, el llamado Delfín Garza realizó una breve
temporada, doce meses después, en la entidad de Lutteroth donde rivalizó con Charro
Aguayo, Daniel Aldana, Mike Durán, el Hombre Montaña, Steve Morgan y Firpo
Segura.337 Aunque este inicio pintaba bien decidió probar suerte en los Estados Unidos,
al estar seguro de su potencial por consejo de Bobby Segura. Con tan excelente saldo
que pronto se instaló en lugares de primer orden. Bajo los seudónimos de Gordo
Lozano y “Pancho” Morales logró sólida notoriedad, la cual lo llevó a combatir al célebre
boxeador norteamericano Jack Dempsey en los Ángeles, California.338 Vuelto a México,
Jesús le pidió formar parte de Televicentro. Casi de inmediato su apariencia cándida rostro de niño y cien kilos de peso-, fue adoptada con simpatía por la fanaticada.
Difundido el regiomontano como ídolo “técnico”, al administrador se le ocurrió ponerle
una némesis, la que localizó en otro as del cuadrilátero.
336
Gómez Garnica, Jorge. “Inmortales del ring. Tonina Jackson”. en Superluchas. 10 de mayo de 2004.
Número 58. Pág. 19.
337
Domínguez, Marco Antonio. “Tonina Jackson. Un luchador as en el elenco de Televicentro”. en
Guerreros del Ring. 18 de enero de 2006. Número 18. Pág. 18.
338
Dj Spectro. “Tonina Jackson, 46 aniversario luctuoso”. en Luchas 2000. 12 de noviembre de 2006.
Número 343. Pág. 13.
Previo al surgimiento de su figura central, Garza Hernández intentó asestarle un
letal golpe a Lutteroth González, al pretender llevarse a su principal luminaria. El Santo
era el imán de taquilla del ex obregonista gracias a sus múltiples triunfos, cerca y lejos
del enlonado. Por un lado, había sido campeón nacional y mundial de las categorías
welter y medio; actor de primer orden en eventos importantes, por ejemplo la
inauguración de la Arena Coliseo del Distrito Federal; y vencedor en numerosas batallas
de apuesta. Y por el otro, su aura de estrella aumentó a través de una revista de
aventuras, editada cada semana por José Guadalupe Cruz. No obstante manejar el
estilo “rudo”, el nativo de Tulancingo lograba que el público llenara el local donde se
anunciaba su presencia, que redundaba en el incremento del poder empresarial y
monetario del pretérito Subteniente. Debido a estos valiosos antecedentes, el norteño
vio en él al ingrediente faltante para las esperanzas de Televicentro y quiso contratarlo
(como lo hizo con Miguel Black Guzmán, su hermano),339 para aprovechar su valía.
Temeraria situación que el antiguo militar no permitiría, ya que minarían sus ganancias.
Cerca de perder al “Enmascarado de Plata”, “Don Chava” movió sus piezas para
proteger sin miramientos el favor de este baluarte. Dado que no deseaba se repitiese la
salida de otro astro hacia la oposición (como Enrique Llanes), el colotlense tomó
previsiones antes de notar la viable caída de su emporio deportivo-comercial. Para
adelantarse al sombrío panorama se reunió con el gladiador, en busca de asegurar su
permanencia en la importante sociedad iniciada en septiembre de 1933. Máxime, al
saber la oferta económica hecha al luchador para mudarse pronto de compañía.
Inclusive le propuso la creación de un aliado, la segunda parte de su alias.340 Aunque el
“gorilita” no se opuso a esta idea, su arraigo en la firma se derivó de una triada de
razones mucho más básicas. Ya fuese por agradecimiento (los directores de la EMLL le
otorgaron el seudónimo), compromiso (el jerarca de dicha agrupación era su padrino de
bodas) o voluntad (rechazó la atractiva propuesta), el atleta se quedó en el añejo
circuito, al que ayudaría a empezar la derrota del inquietante enemigo meses después.
Retenido Rodolfo Guzmán Huerta en el catálogo de Salvador, Jesús ingenió la
aparición de un personaje, de similar calibre al hidalguense, para ser su luminaria.
339
Rivera Calderón, Fernando. “Un rudo bajado del cielo”. en Somos. Edición especial “El Santo. Vida,
obra y milagros”. Octubre de 1999. Pág. 41.
340
Morales, Ricardo. “La historia perdida, ¿qué pasó con El Santo II?” en Luchas 2000. 22 de septiembre
de 2003. Número 184. Pág. 15.
Antes de adoptar el personaje que le daría notoriedad, Cesáreo Manríquez
González (1924-1960) moldeó un trayecto inicial bastante eficaz. Originario de
Chihuahua pero criado en Torreón, entabló trato con “la destreza de los topes” en la
región coahuilense a través de Giraldo Hierro, responsable del Palacio de los Deportes.
Este individuo lo incluyó en su elenco en diversas ocupaciones, previas a pisar de
manera activa el cuadrilátero: tomador de tiempo, campanero y réferi. Más tarde, a los
20 años, ocupó el alias de “Don Cesáreo” con el cual empezó a sobresalir.341 Por esos
servicios, el administrador lo envió con uno de sus socios al occidente del país.
Inspirado en este auge el gladiador se trasladó a Guadalajara, donde un célebre
promotor le impondría un apodo distinto.
Elías Simón Kuri, basado en su vasta experiencia, bautizó al joven como el
Asesino. En los locales de ese organizador de funciones (las Arenas Canada Dry y
Oblatos y la antigua Plaza de Toros El Progreso), el muchacho de alta estatura y
considerable tonelaje ascendió rápido en las carteleras, ahora enfundado en un equipo
(botas, máscara y trusa) en tonalidad negra. Y cuando parecía productivo este trueque,
se enfrascó en cruenta rivalidad con un futuro astro. Tras álgidas batallas contra el
popular Rito Romero, se pactó el duelo de apuesta. El 21 de septiembre de 1945,
después de tres reñidas caídas, el norteño perdió y tuvo que quitarse la capucha.342
Luego de este fugaz mote, el mismo empresario lo recomendó con Garza Hernández
quien, como el caso de Black Shadow, socorrería al “gorilita” con un oportuno beneficio.
Informado de las aptitudes del novato, “Chucho” volvió a cambiarle el seudónimo.
Llegado a Monterrey, el bisoño fue enviado al gimnasio del Círculo Mercantil de esa
ciudad para optimizar su desempeño. Superada esta fase fue aceptado, con la
salvedad de unas transformaciones: se llamaría el Médico y usaría una vestimenta en
color blanco. Olvidado su revés en Jalisco, el “galeno” recobró el ánimo. Fue tan
lucrativo su trajín que fue mandado a los Estados Unidos. Instalado en “el otro lado”, la
fe depositada por el oriundo de Linares en él se vio refrendada con un éxito avasallador.
Forjado un as del ensogado, el luchador pudo devolver el favor suministrado a Jesús al
asumir el principal rango deportivo de Televicentro, en 1952.
341
Galindo, Óscar. “Un grande entre los grandes: Médico Asesino”. en Box y Lucha. 30 de junio de 2000.
Número 2463. Pág. 29.
342
Dj Spectro. “Las 71 batallas más apasionantes en la historia de la lucha libre en México. Tercera
parte”. en Luchas 2000. 17 de mayo de 2004. Número 216. Pág. 18.
Malogrado su intento por contratar al Santo, el nativo de Linares se dio a la tarea
de encontrar al ídolo que necesitaba. No obstante que en la reciente compañía había
numerosos astros, lozanos y veteranos, llegados para disfrutar de mejores condiciones
laborales y salariales, no satisfechas en la longeva firma del colotlense, aún le faltaba
un gladiador de primer orden lo suficientemente popular para rivalizar con Rodolfo
Guzmán Huerta. Afán nada sencillo, porque para ejecutar esa intención el posible
aspirante debía fusionar, en razón de la circunstancia a emular, dos rasgos básicos:
enmascarado y “rufián”. Situación que aumentó su nivel de premura, al llenarse con
entusiasmo y puntualidad el foro de avenida Chapultepec, marcado con el número 26.
Dispuesto a no perder distancia empresarial con el ex obregonista, Jesús evocó un
anterior favorecido de sus consejos e intereses, quien daría certeza al proyecto.
Cesáreo Manríquez fue designado para la dorsal creación del promotor
regiomontano. Vuelto a México luego de un triunfal quehacer en varios puntos del
territorio “gringo”, el corpulento atleta recibió a “Chucho” quien le propuso irse con él a
trabajar a la metrópoli del país, y enrolarse en las filas de la sociedad deportiva de
Azcárraga Vidaurreta. Invitación analizada con paciencia, antes de brindar un fallo, pues
el “gorilita” estaba en una encrucijada. Por un lado, debido a su alejamiento era un
desconocido para la exigente afición capitalina, lo que restaría valor a su persona. Y,
por el otro, movido por un pretérito compromiso con el oriundo de Linares, al haberlo
socorrido en su ascenso a la fama, se veía obligado a responder de manera afirmativa.
Guiado por el atinado criterio de Garza Hernández, el chihuahuense aceptó su oferta y
se transformó en el Médico Asesino.343
Al debutar, este “galeno” comenzó a verificar las expectativas del administrador.
En su presentación, el 9 de febrero de 1952,344 logró la victoria junto a Wolf Ruvinskis
frente a Enrique Llanes y Tonina Jackson. De manera similar que el tulancinguense, se
convirtió en un predilecto del público pese a ser “sucio”. Aparte, que el tono de la
vestimenta (botas, capucha y trusa) trocó del negro al blanco para mejorar su imagen.
Obtenido su imán de taquilla, el norteño siguió con la invención de figuras para estar al
parejo de la EMLL.
343
Gómez Garnica, Jorge. “Inmortales del ring. El Médico Asesino”. en Superluchas. 12 de mayo de
2003. Número 7. Pág. 20.
344
Salomón el Filósofo. “Recordando al Médico Asesino. 1924-1960”. en Box y Lucha. 20 de junio de
2003. Número 2615. Pág. 35.
Respaldado por el impactante éxito popular de Cesáreo Manríquez González, el
norteño trabajó en la siguiente creación deportiva. Si bien el chihuahuense destacó con
rapidez, hasta tornarse el dorsal astro de la importante firma bajo su mando, el
administrador pensó en otorgarle un aliado de similar calibre, para redondear las
carteleras, al colocarlos en la modalidad de batallas de parejas. Entre los requisitos a
cumplir por el candidato sobresalían dos, como en la anterior formación del mortífero
“galeno”: militar en el bando de los “sucios” y usar una capucha. Luego de mucho
buscar, y al no ubicarlo en su nutrido elenco de “gorilitas”, recordó a un atleta quien,
desde su punto de vista, tenía las aptitudes suficientes para ejecutar la nueva idea.
Aspiración a cargo de un brillante agente del cuadrilátero: Antonio Navarro Camargo.
Arizona fue la cuna de la próxima luminaria de Garza Hernández. No obstante
nacer en Estados Unidos, fue criado en Jalisco donde ingresó al “pasatiempo de los
costalazos”, bajo la guía de Raúl Romero.345 Entrenamiento que rendiría sus frutos, a
mediados de la década de los cuarenta, al ganar el título nacional de peso ligero.
Después, a las órdenes de Elías Simón Kuri, terminó por robustecer su puntual
trayectoria al fungir como ayudante y visor en la Arena Canada Dry. Por estos
antecedentes, el empresario lo contrató y llevó a la capital para usar la blanca
indumentaria de, primero, el Enfermero del Médico Asesino y después del Enfermero.
Papel de sobresaliente orden, verificado también por un secuaz del oriundo de Linares,
el Güero Rangel quien así relató el trance, no exento de apuros:
Ya estoy aquí, Güerillo, ¿dónde comienzo?... Ahí está la lista, chécala… Oye, no se
vale, para qué me mandan traer desde tan lejos si yo no estoy programado… ¿Cómo
que no?, claro que estás, chécale bien… Que no estoy Güerrillo… Sí, mira, aquí estás…
¿El Enfermero, yo y enmascarado? No, no, yo de plano no le entro, con máscara no
puedo luchar… A ver, espérame tantito… Oiga Don Chucho, que dice el „viejillo‟ (así
llamaba yo cariñosamente a Tony) que no puede luchar enmascarado… ¡Cómo que no!
Haber cómo le hace, pero va a luchar, y de una vez, Güero, te vas al centro y le compras
un vestuario de enfermero y después vas con Martínez para que le haga sus
máscaras.346
345
El Patrón Bonales. “El Enfermero y su cruceta a las piernas”. en Arena. 1 de diciembre de 1992.
Número 24. Pág. 16.
346
Rivera, Julio César. “El „Nacimiento‟ y „muerte‟ de el Enfermero y el Espectro”. en Luchas 2000. 9 de
octubre de 2006. Número 338. Pág. 25.
Incrementado su elenco con las anteriores creaciones, Jesús ideó la posterior
luminaria. El perfil de esta nueva figura tendría vitales analogías con el mortífero
“galeno” y su fiel asistente, en vista de su rotundo éxito: emplearía una capucha, hábil
para aplicar y quitarse “llaves” y sería “rufián”. Sin embargo, y para darle un toque
original, a fin de no volverse rústica copia de Manríquez González o de Navarro
Camargo, se le añadirían algunas modificaciones. De las cuales (estaría descalzo; al
ingresar a las Arenas lo haría dentro de un ataúd, secundado por unos monjes; y usaría
mallas y una máscara en color verde),347 resaltaba aplicarle un halo de misterio.
Operación de elevado interés, resuelta por un antiguo conocido del empresario.
Antonio Hernández (1939-1993) fue el próximo astro de la pléyade de Emilio
Azcárraga Vidaurreta. Aunque este atleta había trabajado con el promotor desde su
etapa en Monterrey, bajo los motes de Chino Hernández y Tony Hernández, su
oportunidad vendría después. Llevado por Garza a la capital hacia 1952, se transformó
en, primero, el Espectro de Ultratumba para al final quedar sólo como el Espectro.348
Destino en el que otra vez fue básica la injerencia de Roberto Rangel:
Esto sucedió también en la época de Televicentro, yo vivía en la Calle de Mesones en el
Centro Histórico del DF, en la esquina había un puesto de periódicos y un día, al ir a
trabajar, me llamó la atención una historieta que se llamaba Los Espectros de
Ultratumba, la compré y se la llevé a Don Chucho y le dije: „Mire, qué buen personaje
para un tapado‟ „oye, sí, guárdala bien y haber qué pasa‟, me contestó. Para ese tiempo
existía un gladiador llamado Tony Hernández y un día, al verlo luchar Don Chucho me
dijo: „él es bueno, nada más que le hace falta una „tapadita‟, pues no tiene mucha
personalidad‟. (…) él (Don Chucho) me llamó por teléfono y dijo: „¿Te acuerdas de la
revista de los Espectros?, búscala y mandas hacer tres equipos para Tony Hernández‟,
„pero no sé dónde está él‟, dije, „tú, búscalo y hazlo‟, ordenó. (…) pasaron varios días y
justo cuando le iba a avisar a Don Chucho de mi fracaso apareció por casualidad en una
cafetería de San Juan de Letrán, inmediatamente le expliqué los planes y al día
siguiente me fui con Antonio Martínez para que le hiciera tres equipos de los que, por
cierto, nunca me entregó el último.349
347
Morales Rivera, Ricardo. “Familia de ultratumba: ¡Los espectros! Primera parte”. en Box y Lucha. 21
de junio de 2002. Número 2564. Págs. 26-27.
348
“Espectro”. en Lucha Libre. Número 17. Págs. 18-19.
349
Rivera, Julio César. “El nacimiento y muerte de Espectro Sr.” en Luchas 2000. 9 de julio de 2007.
Número 376. Pág. 17.
La siguiente tarea del nativo de Linares fue innovar el estilo de los combates,
situación que logró con “los relevos australianos”. Hasta entonces, en “el arte de los
azotones” sólo se manejaban dos modalidades de pelea: el mano a mano (uno contra
uno) y de parejas (dos vs. dos). No obstante la longeva validez de cada forma, el
promotor deseaba elevar aún más el nivel de asistencia al local de Chapultepec # 26, y
la nueva opción para realizarlo fue aumentar a tres la cantidad de figuras, tanto del
bando “limpio” como del “rudo”, reunidas sobre el mismo cuadrilátero. De esta manera,
la cartelera del 15 de marzo de 1952 fue encabezada por la reyerta entre el equipo de
los “malos” integrado por el Médico Asesino, el Bulldog y el Lobo Negro ante el grupo
“científico” de Abel Crimm, Gorilita Flores y Tonina Jackson.350 Pese al nombre puesto a
la inédita forma de integrar a los atletas, el saldo fue positivo porque se emplearía en
ocasiones importantes; aunque sería mejor aprovechada por un futuro antagonista del
colotlense (individuo expuesto en posterior apartado), en la década de los setenta.
Vigorizada la firma deportiva de Azcárraga Vidaurreta con este reciente componente, la
secuela lógica fue el éxito.
Ahora sí, Televicentro representaba una grave oposición empresarial para
Salvador Lutteroth González. En un breve lapso de tiempo, había adquirido un
desarrollo que otros opositores de “Don Chava” ni siquiera pudieron adjudicarse. Tal
apogeo se debía a la energía de sus sólidos argumentos, tanto dentro como fuera del
ensogado. Por un lado, su ilustre nómina de gladiadores, encabezada por Cesáreo
Manríquez, rivalizaba con el también famoso elenco del ex Capitán de caballería,
dirigido por el Santo. Y por el otro, la publicidad adquirida a través de la “pantalla chica”
(a la que dio un preliminar impulso como ningún otro espectáculo), le hizo inundar cada
sábado en la noche los hogares y establecimientos comerciales (a un precio de 20
centavos), que tuvieran un aparato receptor.351 Por si fuera poco, detrás de este
escenario de gala, estaba la pertinente conducción de Garza Hernández quien impidió
que este flamante afán se fuera por la borda, o quedase truncado por falta de
organización, al añadirle sus años y socios en “el negocio de las patadas voladoras”.
Clímax aprovechado por un dorsal medio de entretenimiento: el cine.
350
Ramírez, Alfonso. “Camilo Pérez El Bulldog”. en Superluchas. 9 de agosto de 2004. Número 71. Pág.
21.
351
Matute Aguirre, Álvaro. “Prontuario de revoluciones domésticas”. en Nuestra Historia. Gaceta del
Centro de Estudios del Porfiriato. Enero de 2001. Número 44. Pág. 19.
1952 marcó, también, el arribo del “arte del ring” a “la pantalla grande” mexicana.
Ante el ocaso de la llamada Época de Oro, que había diluido su pretérito ameno
rendimiento a causa de adversidades económicas, corrupción de sus agentes y
monolíticas temáticas, los productores fílmicos quisieron salir de ese marasmo y
buscaron historias de elaboración austera, inversión limitada y remuneración urgente.
Difícil panorama que “el oficio de los topes” resolvió con atingencia.352 ¿Por qué sucedió
esto? Mediante la publicidad de la televisión, “el talento de las patadas voladoras” dejó
el exclusivo ámbito de las Arenas e irrumpió como un popular entretenimiento, merced a
la singularidad nominal y perfil de sus intérpretes. Además, había demostrado ser un
creciente y lucrativo negocio, porque los bolsillos de los administradores de ese deporte
(Salvador Lutteroth González) aumentaban semanalmente cuando los espectadores se
agolpaban en las taquillas de los diferentes foros, en aras de admirar a sus ídolos.
Decididos a favorecer esta novedad, los empresarios del celuloide auspiciaron la
realización de cuatro películas, que darían origen al “cine de luchadores”, pese a
toparse con ciertos aprietos.
Una terna de obstáculos fue resuelta por los dirigentes del “séptimo arte”, antes de
realizar las cintas. En primer lugar, había que desligar a “los emisarios del ensogado” de
quien ejercía potestad sobre ellos: el jerarca de la EMLL. Como el nuevo ambiente
mermaría sus utilidades, al no poseer directa injerencia en el cauce, ni podía ser el
tutor, es de suponer que el ex miembro de la escolta de Álvaro Obregón negó a su
elenco participar en las sesiones de grabación. Por lo cual, se pasó al segundo puesto:
negociar de manera personal con los gladiadores. No obstante que el salario pedido
fuera elevado, no se asimilaba al de famosos estrellas de aquel tiempo. Sin embargo, al
estar lista la chequera para contratar al Santo, el editor de su revista José Guadalupe
Cruz le aconsejó desistir la oferta, al argüir nulos dividendos para Rodolfo Guzmán
Huerta. Y cuando parecía que el lozano empeño se iba al pozo, entró en acción la
última estrategia: hallar una firme alternativa de solución. Entonces, la salvación fue el
promotor Jesús Garza Hernández y el principal catálogo de astros de Televicentro.
Superadas esas barreras, el inédito proyecto fue realizado y devolvería con creces la fe
depositada.
352
Cárdenas, María Luisa. “Cine de luchadores. Cuando los enmascarados tomaron la pantalla”. en
Hombres y Mitos. Especial “Grandes figuras de la lucha libre”. 2006. Número 37. Pág. 32.
Producciones Hidalgo elaboró la inicial obra del reciente género: “la Bestia
Magnífica”. Dirigida por “Chano” Urueta, se narraba la historia de un par de amigos
quienes, al pretender ser astros del enlonado, viven la dualidad de tal afán: la armonía
espiritual y la rivalidad profesional, la cual finiquitaría sus anhelos. Entre los actores
Irma Dorantes, Miroslava y José Elías Moreno se encontraba también en plano central
un gladiador: Wolf Ruvinskis, cuya estancia no era fortuita. Ya en 1949 había
participado como el Enmascarado en “No me defiendas compadre”, que por primera vez
había incluido “la sapiencia de los candados”, al simular una secuencia de esa práctica
contra el célebre Germán Valdés Tin Tán.353 Además de otras intervenciones en el área
del pugilismo, junto a Mario Moreno Cantinflas y Pedro Infante. Por estos antecedentes,
protagonizó al lado de Crox Alvarado la trama que asimismo añadió a vitales
integrantes de Televicentro (Eduardo Bonada, el Bulldog, Lobo Negro, Jack O‟Brien,
Fernando Osés y Enrique Llanes), para darle mayor énfasis al asunto a desarrollarse.
En vista del óptimo favor del público hacia esta cinta, continúo la difusión del naciente
rubro fílmico aunque con un giro diferente, a cargo de un comediante.
Resortes estelarizó la siguiente película: “el Luchador Fenómeno”. A diferencia de
la anterior, ésta mezclaba situaciones chuscas con la mafia deportiva. El argumento
explicaba cómo el Diablo Negro (el lituano-argentino), cuya alma vagaba al no ganar el
título mundial, ayudó al Tigre de Pénjamo (el humorista) a vencer al Médico Asesino,
para gozar de la eternidad y ajusticiar a quienes enturbiaban “la ciencia del ring”.
Adalberto Martínez (1916-2003) nombre del actor, contó tal experiencia influida y
respaldada por la firma de Azcárraga Vidaurreta:
En realidad íbamos a hacer una película de box pero entonces estaba la lucha libre en la
televisión, era el espectáculo, le gustaba al pueblo y dijeron “mejor vamos a hacerla de
lucha libre”, entonces les respondí: “yo no sé” pero comencé a entrenar. Tuve que hacer
pesas todos los días para poder cargar y azotar a Tonina Jackson, que pesaba 145
kilos… La filmación se llevó cinco semanas y jamás volví a tener contacto con la lucha
libre, pues el Médico Asesino me sacó del ring, me pegué con un banco en la esquina de
la rodilla y me la despostillé.354
353
Killer Film. “No me defiendas compadre”. en Box y Lucha. 3 de agosto de 2001. Número 2519. Pág.
13.
354
Gómez Arias, Fernando. “Resortes en la lucha libre”. en Superluchas. 8 de septiembre de 2003.
Número 3. Pág. 24.
“Huracán Ramírez” fue la tercera cinta en cuestión, que siguió el éxito de las dos
anteriores. Bajo la dirección de “Joselito” Rodríguez (inventor del célebre personaje),355
se relataba cómo ese “vendaval del cuadrilátero”, un cantante y estudiante de medicina
(David Silva en el papel de Fernando Torres), ayudaba a su padre (Tonina Jackson) a
superar las necesidades económicas y familiares, al batallar ante miembros de
Televicentro (Bello Califa, el Bulldog, Carnicero Butcher), incluido su promotor al
interpretar a “Don Enrique”. Además la figura central, encarnada sobre el ring por el
español Eduardo Bonada, fue llevada a la realidad deportiva con saldo positivo.
Efervescencia que Jesús (también asesor del responsable del afán) no dudó en usar a
su favor:
Don Chucho Garza me andaba buscando por todo México, hasta que alguien le dijo que
estaba en Cuernavaca. “Eduardo, te necesito para que luches en Monterrey, pero como
Huracán Ramírez”… Yo me negué, pero como la película era todo un éxito, él seguía
insistiendo y me decía: “Mira, Eduardo. Te voy a pagar 5000 pesos por luchar”. ¡Esa
cantidad era una verdadera fortuna! Yo acepté luchar, pero con la condición de que me
pagara por adelantado.356
Filmex S. A. aprendió de ese antecedente para elaborar su obra, aunque con una
variación auspiciada por la entidad de Chapultepec # 26. Guiada por René Cardona, en
esta pieza, la cuarta y última del inicial auge de este género, cuyo repertorio
encabezaban Luis Aldás, Crox Alvarado, Víctor Junco y Aurora Segura, la casa
productora probó otorgar el rol estelar a un gladiador. Sin embargo, el plan parecía
frustrase tras la negativa del Santo. Entonces, los encargados apelaron a la experiencia
y la sensatez del oriundo de Linares, quien recomendó contratar al Médico Asesino.
Hecho el trueque, comenzó a grabarse “El Enmascarado de Plata”, que narraba las
aventuras de un héroe (Manríquez) frente a unos gangsters quienes son derrotados.357
Cuando la sociedad de Azcárraga Vidaurreta se creía sólida, al haber dado al
“celuloide” básicos auxilios, despertaría de ese embeleso bruscamente al sentir la
contraofensiva de Salvador Lutteroth.
355
Candadito. “Joselito Rodríguez, y un proyecto llamado… ¡Huracán Ramírez! Primera parte”. en Luchas
2000. 11 de octubre de 2004. Número 237. Pág. 11. (Ver anexo 26).
356
Ramírez, Alfonso. “Eduardo Bonada: el primer Huracán Ramírez. Primera parte”. en Superluchas. 19
de mayo de 2003. Número 8. Pág. 22.
357
Killer Film. “El Enmascarado de Plata”. en Box y Lucha. 9 de febrero de 2001. Número 2495. Pág. 13.
Sorprendido por la progresiva influencia de Televicentro, “Don Chava” respondió
de inmediato para aplacarla. Pese a seguir al mando del “ambiente del enlonado”, su
longeva potestad estaba mermada por los vínculos entre la firma de Azcárraga
Vidaurreta y “el celuloide”, que produjeron las cuatro películas ya mencionadas. Aparte,
ese veloz ascenso se logró en menos de un año, debido a la dirección del nativo de
Linares. En vista de lo cual, el ex obregonista se reunió con sus allegados en busca de
una solución al difícil panorama. Al no ser el primer rival que enfrentaba el jalisciense,
éste reflexionó sobre la mejor forma de refutar ese dilema, tras poner en la balanza los
beneficios y las desventajas. Por lo tanto, una atrevida idea surgió de su deliberación.
Pronunciado a favor de borrar la oposición del mapa, el originario de Colotlán se jugó el
todo por el todo, al exponer dos de sus principales figuras.
Santo y Black Shadow fueron escogidos para celebrar un duelo vital: máscara
contra máscara. Ambos gladiadores, de estilo “rudo”, se habían enfrascado en una
cruenta rivalidad por varias semanas, seguida atentamente por la fanaticada. Sin
embargo, el interés del antiguo Subteniente estaba centrado en detener a Garza
Hernández y su sociedad. Y cuando le informaron de ese pique, no juzgó que llegarían
a una batalla definitoria. Criterio que pronto trocó de aptitud. Era tal la efervescencia por
cada atleta, que una querella final entre ellos debía hacerse de inmediato. Entonces,
Gonzalo Avendaño y Jesús Lomelí aconsejaron a Lutteroth realizar la contienda.358
Índole con la que resurgiría la compañía del otrora militar, verificada el 7 de noviembre
de 1952 en la Arena Coliseo capitalina.
Doce mil fanáticos atestiguaron esa memorable riña, que representó un letal
tropiezo para la entidad ubicada en Chapultepec # 26. No obstante el febril riesgo,
Salvador ganó esta partida. Por un lado, su ahijado y dorsal luminaria dio a conocer el
rostro de “la sombra negra”.359 Y por el otro la víctima, el guanajuatense Alejandro Cruz
Ortiz (quien paradójicamente había sido aconsejado por el promotor norteño para
ingresar a la EMLL), lejos de caer en desgracia también se volvió otro astro del ring.
Sufrido el golpe, la firma del tampiqueño se refugió en provincia para recobrar el ánimo.
358
Morales, Ricardo. “La lucha más importante en 70 años: las máscaras de Black Shadow vs. El Santo”.
en Luchas 2000. 13 de octubre de 2003. Número 187. Pág. 7.
359
El Testigo. “El Santo vs Black Shadow. 1952 un año para recordar”. en Titanes del Ring. Mayo de
2008. Número 2. Págs. 54-55. El Capitán dio al derrotado una nutrida compensación monetaria, tras
perder su capucha, consistente en una alta prima por la suma registrada en la taquilla de ese día. Monto
que el pretérito escolta del “manco de Celaya” le agregó un 10 %.
Pachuca fue el próximo centro de operaciones de la sociedad deportiva de
Azcárraga Vidaurreta, hacia finales de 1952. Luego del ataque del ex obregonista, que
surtió efecto en la capital del país la cual volvió a caer en sus redes, Jesús aconsejó
emigrar hacia zonas menos resguardadas por los agentes del pretérito Capitán primero
de caballería, y ahí sanar las heridas. Y la opción escogida fue la principal ciudad del
estado de Hidalgo. Sin embargo, otro importante promotor lo esperaba para hacerle
frente: Francisco José Flores Lecona. Este individuo (quien también levantaría férrea
oposición a “Don Chava” en la década de los setenta, periplo abordado en venidero
segmento), estaba a cargo de la nueva Arena la Afición que recibía semanalmente al
famoso elenco del antiguo revolucionario, por la estrecha relación laboral entre ambos
sujetos que databa desde los años treinta. En vista del notable potencial de su
antagonista, quien se asentó atrás del Cine Iracheta, sitio del antiguo coliseo de aquella
urbe,360 tomó de inmediato sus previsiones para esta vez no dejarse ganar la partida.
Lista esta nueva fase de la rivalidad empresarial, cada bando puso sus cartas sobre la
mesa para conquistar la preferencia de los espectadores.
De este intenso pique, sólo saldría ileso quien diera una mejor oferta de “la
diversión de las llaves y contrallaves”. Si bien al arranque de la guerra ésta se inclinó a
favor del regiomontano, dicha tendencia se revirtió mediante una fórmula eficaz: tomar
como base de las carteleras a numerosos atletas de la localidad. Aunque los grupos
ofrecían funciones en igual día, los jueves, la diferencia estribaba en el valor de la
nómina. Mientras la firma del tampiqueño utilizaba su famoso repertorio, “Pancho”
elaboraba sus programas con “gorilitas” fornidos y hábiles, pero anónimos en el plano
nacional como Blackamán, Dr. Misterio, Karis la Momia, Profesor Satán y el Tiburón.
Sorpresivamente, esta opción llamó más la atención del público que la primera, quizá
por la repetitiva visita de los mismos astros en querellas sin interés. Y la clara
demostración de su poderío, fue el singular duelo de la barba de Judas vs. la cabellera
del Infernal (dominada por este último), que abarrotó el foro del secuaz del colotlense.
En tanto que el otro establecimiento canceló su velada a raíz de una nula entrada.361
Perdida esta lid, Televicentro ajustó la mira, doce meses después, hacia otra influyente
región donde seguiría la brega: Puebla.
360
361
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
Morales, Ricardo. “Capítulo especial”. en Luchas 2000. 31 de enero de 2005. Número 251. Pág. 21.
Finalizada su anterior travesía, el grupo orientado por Chucho invadió “la
Angelópolis” entre 1952 y 1954. Ubicado en la Cancha de San Pedro, 362 al inicio atrajo
la atención por los interesantes combates entre figuras de su repertorio. No obstante,
fue detenido cuando la EMLL, ávida por consolidar y extender sus intereses, ordenó
edificar la Arena Puebla. Desde esta plaza, inaugurada el sábado 18 de julio de 1953, el
jalisciense dirigió la estratagema contra su rival, quien le respondería al tú por tú.
Abierto este combate, cada uno buscaría la victoria apoyado en sus agentes y recursos.
Ilusionado por ganar la partida, Jesús echó “la carne al asador” mediante un
flamante socio en la ciudad: Álvaro Reynoso. Asistido por el norteño, orquestó la
contraofensiva. Sin embargo, “Don Chava” lo bloquearía. Primero, algunos atletas y
trabajadores de la competencia se fueron a su local, al ofrecerles mejores condiciones
laborales y salariales. Segundo, designó al pachuqueño Benjamín Mora como
responsable de ese foro, basado en su talento administrativo. Tercero, personalmente
se encargó de alejar al regiomontano de su adepto, para que no funcionaran al unísono.
¿Resultado? Malas cuentas le entregó al jefe su secuaz quien, sin embargo, volvería a
atacar pues ya tenía señalados a los culpables de su fallo:
Sin embargo, nosotros seguiremos adelante a sabiendas de que no es posible que en
nuestro Estado, alguien que no es de él, nos quiera destruir... [Mora]. Pero eso sí, que
tengan la seguridad todos nuestros paisanos, que lo sabremos hacer con honor y con la
frente completamente alta, porque no emplearemos en nuestra lucha, medios indignos y
bajos que nunca acostumbran usar, quienes han nacido en esta tierra bendita que se
llama México [Lutteroth].363
Si al antagonista le restaba vigor para regresar, el ex revolucionario le dio el tiro
de gracia con Jesús Lomelí. Pese a la sapiencia del hidalguense, el otrora militar le trajo
a su experto delegado, para formar una dupla promotoril en su coliseo, con el afán de
izar el pendón de triunfo. Pronto, los efectos de ese movimiento tuvieron secuelas
porque, al igual que en la previa aventura, la antítesis empresarial rescindió actividades.
Asestado este fatal golpe, Televicentro se replegó al D. F. donde una adversa
circunstancia cavaría su tumba como entidad deportiva.
362
Terán Bonilla, José Antonio. Real Hospital de San Pedro. Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, 1998. Colección Tercer Milenio. Serie Casas de Puebla. Pág. 29.
363
La Opinión. 2 de agosto de 1953. Lo que está entre corchetes es mío.
Terminado el periplo por provincia, Televicentro retornó a la capital donde en vez
de sanar heridas éstas aumentaron. Persistente en el deseo por rivalizar con la EMLL,
reestructuró sus filas y se lanzó, de nueva cuenta, en pos de la hegemonía del “negocio
del ring”. El jalisciense añadió ciertas novedades, para no repetir lo que hacía el vetusto
consorcio. En vista de aquella batalla, se le ocurrieron ciertas reformas: se presentaron
extravagantes programas en los que algunos elementos, vestidos como mujer,
representaban un desfile de modas; u otros piques, en los que dos gladiadores de talla
normal se enfrentaban a cinco enanos.364 Si quería regresar a los primeros planos, ésa
no fue la manera idónea pues cosechó numerosas diatribas. No obstante esto, su rival
también se desesperaba e incurría en yerros, lo que creaba un incongruente pleito.
Lejos de reivindicarse con sus innovaciones, dicho malestar se prolongo y afectó al
ámbito de las patadas voladoras, como lo refirió la prensa “angelipolitana”:
La competencia entre Chucho Hernández Garza y Salvador Lutteroth, combinada con la
TV,
provocó
una
verdadera
revolución
en
el
espectáculo,
favoreciéndole
considerablemente, al grado de que cada función era un lleno y cualquier Médico
Asesino, Bulldog, Verdugo, Cavernario Galindo etc “pasaba” espléndidamente y se
arraigaba fácil en el ánimo del respetable. Pero la competencia se fué haciendo más
tirante. Y, entonces, lejos de llevar las cosas por el camino de la inteligencia, los
promotores se dieron a chotear los procedimientos y el repertorio de “cositas” de la lucha
libre. Por eso, el espectáculo va cuesta abajo, y tiene que llegar el momento en que se
estabilize en determinado sector. ¡Porque es imposible engañar eternamente a la
gente!365
Pues nada que la lucha libre sigue cuesta abajo. Las entradas van como resbaladilla y
los tumbos, unos otras otros. Y parecerá cosa graciosa, pero la lucha amateur, la de
aficionados, se esta defendiendo más decorosamente. Entre los profesionales las caras
nuevas faltan y los promotores tienen que quebrarse los sesos, buscando encuentros
atractivos. Le dan vueltas al asunto, pero siempre hallan la misma respuesta. “Esa lucha
ya se ha dado varias veces”. Y, claro, como al publico lo cansa estar viendo sierre lo
mismo, y como la lucha no es un espectáculo limpio y apegado a la verdad, las
consecuencias son las apuntadas.366
364
Salomón el Filósofo. “Las rarezas de Don Pancracio”. en Box y Lucha. 1 de noviembre de 2002.
Número 2583. Pág. 29.
365
El Sol de Puebla. 27 de enero de 1954.
366
El Sol de Puebla. 5 de febrero de 1954.
Quizá por este horizonte, se rumoraba una alianza entre los adversarios. Hacia
mayo de 1954, se murmuraba la unión de ambos grupos, que incluía la mezcla de
repertorios y renta de sus plazas. De formalizarse el acuerdo, ocurriría un doble
beneficio: la renovación de “la ciencia de las patadas voladoras” y un lucro económico
para los autores, por el creciente interés de la fanaticada. Sin embargo, el colotlense
quiso imponer sus premisas a Jesús y, al no acatarlas éste, se frustró el pacto.367
Despejada esta incógnita, y pese a su valor, la oferta del norteño cesaría también a raíz
de malestares internos.
Nutridas fueron las enfermedades que causaron la agonía de la entidad deportiva
del tampiqueño. Carencia de títulos mundiales y nacionales (sólo un cetro de peso
medio ostentado por Rolando Vera y reconocido únicamente entre sus filas); débil
control de los ingresos y de los egresos; y marcadas envidias provocaron el declive.
Resumidas en este testimonio del Güero Rangel, vital integrante de la compañía:
Como ya dije, los años que pasé en las luchas de Televicentro fueron inolvidables, pero
como todo lo que empieza debe terminar, el ciclo se acabó. Yo creo que el motivo
principal fueron las políticas internas, pues el elenco de Televicentro ya estaba dividido:
gran poder de decisión, además de muchos partidarios tenían Wolf Rubinsky y Jack
O‟Brien. Bueno, hasta llegaron a tanto los problemas dentro de la empresa que hasta
una úlcera le dio a Don Chucho Garza.368
Carente de remedio ante este malestar, la empresa fue presa de un actor
indirecto, quien inclinaría la balanza a favor de Salvador Lutteroth González. El
sonorense Ernesto P. Uruchurtu dio la puntilla a la compañía de Emilio Azcárraga
Vidaurreta, al prohibir la transmisión de sus programas.369 Este individuo, regente de la
capital por órdenes del presidente Ruiz Cortines, trataba de disciplinar la cotidianidad de
la urbe. Panorama del cual las diversiones y deportes nocturnos no quedarían exentos.
Luego de cerrar cabarets, prostíbulos y cantinas, su siguiente tarea fue evitar “la
contaminación” de la población, al supervisar el tenor de eventos radiales y televisivas.
367
Morales, Ricardo. “El Santo y el Médico Asesino, los enmascarados más suplantados”. en Luchas
2000. 24 de noviembre de 2003. Número 193. Pág. 7.
368
Rivera, Julio César. “Todo por la lucha libre”. en Luchas 2000. 18 de septiembre de 2006. Número
335. Pág. 13.
369
Agustín, José. Tragicomedia mexicana 1. La vida en México de 1940 a 1970. Editorial Planeta.
México, 2002. Pág. 105.
Entonces en 1955, dado que supuestamente eran perjudiciales, se cancelaron las
emisiones de “la industria de los azotones”, producidas en avenida Chapultepec # 26.
Considerar si tal político operó en auxilio de “Don Chava” es difícil asegurarlo, pero la
eficacia de la medida, en detrimento del norteño, fue indudable. A raíz de este
obstáculo, el regiomontano se quedó sin benefactor porque el tampiqueño prefirió
dedicar sus inversiones para originar al influyente grupo “Telesistema Mexicano”.
Lánguido por este tropiezo, Jesús haría camino en solitario y a menor escala.
PUM (Promotores Unidos de México) fue su nuevo proyecto, el cual pese a la
buena intención finalizaría también en fracaso. Ya sin el boato de Televicentro, entre
1956 y 1957, el responsable de esta agrupación (compuesta además por Emilio
Charles, Jack O‟Brien y Bobby Segura), trató de forjar un itinerario de éxito, 370 pero una
dupla de apuros lo impidieron. Por un lado, el éxodo de sus luminarias hacia el
extranjero o convertidos en agentes independientes (hasta el Médico Asesino ingresó a
la EMLL),371 provocó el arribo de novatos y veteranos quienes, no obstante su destreza
e ímpetu, no tuvieron el mismo impacto entre la afición. Y, por el otro, las elevadas
rentas de foros para dar las funciones, hizo que la sociedad peregrinara por varios
recintos sin rumbo fijo: el Cine Politeama y los Frontones Metropolitano y México. 372
Cansado de ese trajín y de la amarga experiencia por desafiar al colotlense, “Chucho”
regresó a Monterrey donde concluiría su vida.
1991 fue la fecha en que murió el oriundo de Linares, mas no su legado mediático,
ni su papel como opositor a la doctrina lutterothiana. A los 83 años fallecía el primer
antagonista de peso que padeció el Capitán. Sin embargo su herencia, la fórmula
cuadrilátero-televisión, siguió vigente hasta la década de los noventa. Pasado el trance,
y cuando el jalisciense se creía mandamás del “arte de las llaves y las contrallaves”,
apareció otro adversario quien dio un giro de 180° a la lucha libre nacional, en 1975.
Hado de lozana rivalidad realizado por Francisco José Flores Lecona, cuya trayectoria
se desarrolla en el siguiente apartado.
370
Inclusive, auspiciado por Gabriel Leyva Velázquez, dirigente del PRI (Partido Revolucionario
Institucional), orquestó una cartelera en la Plaza de Toros México con un notable éxito deportivo, aunque
con nulo saldo económico ya que la entrada fue gratuita.
371
Dj Spectro. “La leyenda llamada Médico Asesino”. en Luchas 2000. 19 de junio de 2006. Número 322.
Pág. 4.
372
Gómez Garnica, Jorge. “Funciones inolvidables. Frontón Metropolitano”. en Superluchas. 10 de enero
de 2005. Número 92. Pág. 26.
3. 2 Francisco José Flores Lecona:
Tutor y visionario de la lucha libre mexicana.
¿Vientos de cambio en el ring nacional, a mediados de la década de los setenta?
Franqueadas las múltiples barreras que representaron los anteriores opositores, el
régimen que Salvador Lutteroth ejercía sobre “el espectáculo del tirabuzón” era integral,
puesto que este entretenimiento se movía según su exclusivo criterio. Confiado en este
horizonte, quiso descansar de ese longevo itinerario empresarial y, para ello, juzgó
prudente delegar aquella exclusiva autoridad a su hijo, quien debería aumentar el
patrimonio deportivo y económico de la EMLL. Sin embargo, tal propósito sería truncado
por un personaje quien, inconforme con el dilatado período de hegemonía del
jalisciense, aprovecharía su conocimiento del sistema administrativo de la firma, así
como un fatal yerro de su vástago, para disputarle la supremacía y casi obtenerla.
Nueva rebelión encabezada por un dinámico líder cuya trayectoria se expondrá al
punto, y que también responderá a la duda genésica de esta sección.
San Andrés Chalchicomula (hoy Ciudad Serdán), en la zona oriental del estado de
Puebla, fue la cuna del flamante adversario. Todavía soplaban los turbulentos aires
revolucionarios, cuando del matrimonio entre Manuel Flores y Esperanza Lecona nació
el individuo a estudiar, el 4 de octubre de 1912.373 Aminorada la súbita tempestad, al
tomar la dirección política del país los primeros gobiernos derivados de la insurrección,
diversas áreas del andar cotidiano se restablecieron; entorno que benefició al joven en
su intento por forjar un porvenir. Mudado a Hidalgo tuvo noticia, al comienzo de los años
treinta, del impacto suscitado en la capital por un innovador pasatiempo. Aunque
carecía de experiencia en ese ámbito, apostó ahorros y sueños a esta oportunidad.
Luego de incluir a Mauricio Ocampo en su peripecia, pactó con el oriundo de Colotlán,
debido a su nodal rango en la materia, una ventajosa asesoría y la contratación de su
elenco de gladiadores y llevó “la diversión del ring” a la Plaza de Toros de Pachuca.374
De su germinal periplo en febrero de 1934, da cuenta este relato:
373
Ocampo, Ernesto. “A 16 años de su muerte, recordamos a Francisco Flores”. en Superluchas. 5 de
mayo de 2003. Número 6. Pág. 16. La información relativa a su niñez y adolescencia, de manera similar a
casos pretéritos, aún es escasa. Sólo se ha difundido su participación como promotor y, con mayor
acento, al contender ante el otrora escolta de Obregón por el control del cuadrilátero. (Ver anexo 27).
374
El Árbitro. “1934: Primera función de lucha libre en Pachuca”. en Luchas 2000. 16 de diciembre de
2002. Número 144. Pág. 5.
Los aficionados que concurrieron a ese encuentro, salieron impresionados por ese
deporte al que calificaron de ¡bárbaro! Un viejo cronista, don Zalathiel Escorza, dijo: “Mis
ojos han sido testigos de algo brutal, de algo digno de un circo romano, con la única
diferencia de que el hombre no se enfrenta a una bestia, sino a otro hombre, pero con la
salvedad de que ambos parecían bestias y no hombres”… y otro reportero, don Salvador
Alcántara, dijo: “Ha llegado a Pachuca el sensacional deporte-espectáculo llamado
Lucha Libre. Esta tarde, domingo 11 de febrero de 1934, ante una estupenda entrada en
la plaza de toros „Pachuca‟, se verificó la primera función del novedoso espectáculo
traído a esta ciudad por los señores Ocampo y Flores. La gente quedó impresionada al
ver como dos hombres sobre un ring se propinaban castigos tremendos, usando para
ello métodos tan efectivos como admirables. La lucha estrella fue ganada por el
finlandés Ruddy Skarda, que maravilló con sus conocimientos a la concurrencia, al
marrullero y salvaje francés, Conde Varga; otra lucha, de muchas emociones, fue
ganada por el ruso Millikan al mexicano Tony Canales”. Esa fue la primera función que
vieron los hidalguenses.375
Dicho estreno, pese a ciertos inconvenientes en su divulgación y montaje, resultó
venturoso. Vacilantes aún porque la publicidad escrita (programas colocados en los
principales lugares de la localidad) y vocal (difundida por las bocinas instaladas en un
automóvil) atrajera al público hacia el pasatiempo, los responsables de la cartelera
esperaron la apertura del foro para saber si habían hecho bien o mal, al invertir también
una notable fracción de sus ahorros monetarios. Tras sufrir “Pancho” un desvelo de
cinco días por la zozobra, el momento anhelado llegó y, para grata sorpresa, una
nutrida cantidad de espectadores acudió a las taquillas para adquirir los boletos. Y más
todavía, cuando el desarrollo de las batallas emocionó a los asistentes quienes, lejos de
mostrar una actitud reservada, abuchearon o vitorearon con entusiasmo o rabia a los
atletas según fueran “limpios” o “rudos”.376 Atrás había quedado la desazón, pues se
auguraba un ascendente itinerario al que se le añadirían ajustes para optimizarlo.
Anotado este inicial éxito empresarial, el poblano verificó que su intuición al llevar “el
arte de las quebradoras” a “la Bella Airosa” fue correcta, y vislumbró conseguir un
escenario para popularizar ese lucrativo proyecto.
375
Olivera Figueroa, 1999: 24-25.
El Árbitro. “La Lucha Libre en Pachuca. Parte I”. en Luchas 2000. 9 de abril de 2007. Número 363.
Pág. 27.
376
Entusiasmado por el ascendente trayecto, luego de cuatro años, Flores planeó
edificar un coliseo propio: Arena la Afición. Si bien el cauce de su itinerario se había
basado, al principio, en la ocupación periódica de lugares con amplia capacidad para
albergar espectadores (cines, palenques, plazas de toros y teatros),377 esa prosperidad
parecía diluirse porque los dueños de estos recintos no se preocuparon por arreglarlos
o remodelarlos, pese al monto de la renta que le cobraban al oriundo de San Andrés
Chalchicomula por usarlos. En vista de lo cual, y tras reunir una importante suma de
dinero, se dio a la tarea de levantar un inmueble amplio, cómodo y nuevo para sus
programas de “la sapiencia de los candados”, ya que ésta atraía semanalmente a
diferentes estratos sociales de Pachuca. Además, tal sitio fungiría como vital centro
para coordinar sus operaciones promotoriles. Tras la culminación de los trabajos de
construcción y la posterior supervisión de las autoridades, la obra quedó lista. Para
atestiguar el importante evento se congregaron numerosos invitados, tanto notables
mandos políticos de la entidad como altos representantes de la prensa, quienes
avalarían de manera oficial la apertura del moderno aforo bautizado en honor del
célebre diario deportivo, cuyo afamado director y propietario el capitalino Alejandro
Aguilar Reyes (1902-1961) también estuvo presente al ser padrino del estreno.378
Suceso trascendental para el poblano, así reseñado:
Fue precisamente el día de San Agustín, un 28 de agosto de 1938, cuando se inauguró
la Arena Afición, situada atrás del Cine Iracheta con una doble estrella internacional:
Tarzán López contra Bobby Sampson y Bobby Arreola contra Pete Pancof. Esa fue la
llama que no se apagaría durante mucho tiempo, pues el deporte de la lucha libre ya
había prendido en todo su esplendor. En ese entarimado, y precisamente en la década
de los treinta, desfilaron grandes y famosos estrellas… En esos años, llegaron Bobby
Bonales, Murciélago, Merced Gómez, Oso Negro, Loco Hernández, Charro Trejo, Gorila
Ramos, que había dejado el box; Ciclón Veloz, Dientes Hernández, Diablo López, Tex
Heager, Young San Stein, Campeón Mundial de Peso Ligero. 379
377
Morales, Ricardo. “Francisco Flores, ligado a los inicios del match desde 1934”. en Luchas 2000. 18
de octubre de 2004. Número 238. Pág. 21.
378
Guerrero Bustamante, Raúl. “52 años de la arena Afición”. en Síntesis. 31 de enero de 2005. Pág. 4.
Es complicado determinar por qué a dicho espacio se le asignó el nombre de la prestigiosa publicación.
Del mismo modo, debido a la insuficiencia de mayor información sobre el personaje abordado en este
apartado, es prematuro establecer el grado de relación entre Fray Nano y “Pancho”.
379
El Árbitro. “La Lucha Libre en Pachuca. Parte V”. en Luchas 2000. 21 de mayo de 2007. Número 369.
Pág. 15.
Durante este primer andar, no todo era grato para el poblano pues debía
solucionar problemas antes, al momento y después de la función. Para que aumentase
su rango empresarial, alrededor de las décadas de los treinta y de los cuarenta,
Francisco debía supervisar que existiera armonía entre el cuadrilátero y la oficina
administrativa, porque de esa dupla resultaba el éxito o fracaso de las carteleras, así
como el respeto que los espectadores y la prensa pachuqueños le mostraban. En
consecuencia, no podía dejar que anomalías e individuos perjudicaran sus ya
significativos intereses. Y si era necesario, negociaba cabal y puntualmente con los
autores de algún desaguisado, para que las aguas volvieran a la normalidad.380
Inconvenientes de distinto orden, que no llegaron a más por la contundente y rápida
solución económica de “Pancho”, descritos en tres testimonios venideros:
Dentro de ese mundo de fantasía y cuento de hadas, como suele a veces ser la lucha
libre, el Charro Aguayo tuvo como rival al exótico de las bellas batas y hermosas
gardenias, Dizzy Davis, un tipo con formidable musculatura y de una maldad tremenda.
La tarde en que lucharon estos dos gigantes, Dizzy mandó a su valet con una bomba de
“flit”, que era el insecticida de moda, para “desinfectar” al Charro, lo que, naturalmente,
fue una burla para el ex villista que con rápidos movimientos le quitó la bomba al valet y
se fue contra el exótico para “bañarlo” de ese apestoso líquido. Dizzy, bastante molesto,
bajó del ring a “denunciar” al plebeyo de Aguayo ante el Sr. Flores, exigiendo que
¡bañaran al Charro! o no luchaba contra él. El Sr. Flores, político por excelencia, fue
personalmente a platicar con el ex dorado y le suplicó, con cierta rajadita de dinero,
bañarse con agua de colonia para luchar contra Dizzy. El villista aceptó y se roció la
loción, pero al subir al ring para reanudar la batalla, “exigió” al importado que también se
bañara, porque el hediondo olor a flit no lo soportaba. Y otra vez el Sr. Flores habló con
el invasor, al que también convenció con “más dólares”. Todo esto, claro está, fue una
maravillosa jornada para los aficionados que gozaron de lo lindo cuando al final de la
batalla, Charro Aguayo dejó molido a golpes y a faules a Davis, decretando su
descalificación. El valet quería subir a socorrer a su amo, pero Charro le dio una
corrediza que a no ser por el Sr. Flores que entró a poner orden, quien sabe qué hubiera
pasado.381
380
El Árbitro. “¿Quién fue Francisco J. Flores?: El más grande promotor”. en Luchas 2000. 28 de
noviembre de 2005. Número 294. Pág. 22.
381
Olivera Figueroa, 1999: 39-40.
Aplacar el ímpetu desbordado de dos “gorilitas” fue otra de las acciones del nativo
de San Andrés Chalchicomula. En los años cuarenta, la rivalidad entre dos ases del ring
tomó tintes violentos. Al presentarse en “la Bella Airosa”, trasladaron ese pique.
Furibundo asunto que el promotor calmó, al atender el consejo de un amigo suyo, no
obstante salirse de su ámbito deportivo:
Esa noche entre el Murciélago Enmascarado y Merced Gómez no hubo vencedor ni
vencido, porque el referee Avendaño buscaba detenerlos, pues querían matarse. Era tal
la cantidad de sangre y sudor que les escurría por rostro y brazos de ambos, y la saña
con que trataban de aniquilarse, que el Sr. Flores, bastante nervioso por ese brutal
espectáculo, le preguntó al médico del ring, el doctor Pilar Licona Olvera, qué podía para
detenerlos. Entonces, Licona le sugirió que los policías los arrestaran y los llevaran a la
delegación. Cuentan que en la comisaría, los funcionarios querían conocer el rostro del
Murciélago Enmascarado, pero gracias a otro funcionario de escala superior, no lo
consiguieron. Esa noche el Sr. Flores tuvo que pagar una multa especial para que
liberaran a ambos luchadores, que todavía en la enfermería querían seguir peleando.382
Pese a resolver ese conflicto, otros gladiadores le causaron un nuevo malestar a
Francisco. Luego de vencer en una pelea de apuesta, un notable atleta exigió que al
derrotado le quitaran el pelo. Sin embargo, la fanaticada lo impidió. Originado el aprieto,
el futuro líder de “los Independientes” lo frenó al erogar un elevado monto de dinero:
Hay una lucha que me dejó un precioso sabor de boca por la forma en que se resolvió
un problema generado por el público al indultar a un luchador. Efectivamente, por angas
o por mangas, se efectuó una lucha de cabellera contra cabellera en la modalidad de
superlibre entre Gori Guerrero y Bobby Bonales. Fue una lucha cruda, dura, terrible,
seca, en la que Gori logró vencer al moreliano, pero el público hidalguense, enfurecido
por la forma en que perdió su ídolo y ayudado por la policía, lo custodió hasta su coche y
no permitió que Gori, ya con tijeras en la mano, lo rapara. Gori alzó su voz, se dirigió a la
Comisión de Lucha Libre del Estado de Hidalgo y levantó su protesta; pero al ver que su
voz no era escuchada, entonces se reviró contra el Sr. Flores y pidió una indemnización
de mil pesos, de lo contrario, no volvería a poner un pie sobre el ring de la arena Afición.
Y la empresa lo indemnizó.383
382
383
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
Olivera Figueroa, 1999: 65-66.
Frenados los anteriores contratiempos, “Pancho” siguió con la travesía
empresarial pero ahora con una añadidura: un socio. Si bien su talento le permitió salir
airoso, necesitaba alguien que le cubriera la retaguardia cuando la adversidad parecía
vencerlo. Para cumplir tal puesto, el aspirante debía reunir varios requisitos. Primero.
Compartir la misma vehemente afinidad por las prácticas atléticas, tanto en sentido
personal como en la esfera mercantil. Segundo. De un carácter dinámico e íntegro a
toda prueba. Tercero. Capaz de franquear las dificultades existentes o por darse.
Benjamín Mora Orta fue tal individuo, cuyo tenor íntimo y general lo describió uno de
sus hijos en el siguiente relato:
Mi padre nació en Tlalpujahua, Michoacán. Desde muy joven estuvo en los deportes ya
que incursionó en el box amateur, básquetbol, fútbol, frontón y el destino lo llevó a
promover tanto el espectáculo del pugilismo como de la lucha libre. Mi padre practicó
boxeo y con el paso del tiempo se hizo socio de un cuate en Pachuca, Hidalgo. Ahí
comenzó una aventura dentro del deporte de contacto. Es en esa ciudad donde conoció
a Francisco J. Flores, se hicieron amigos por el básquetbol y pasado el tiempo crearon
una sociedad en la vieja Arena Afición, todo esto por el año de 1944 o antes. Ellos sí
tuvieron problemas porque lo que ganaban en la lucha lo perdían en el box. Mi padre
hizo más las funciones por satisfacción que por negocio… Mi papá era de carácter
fuerte, pero a su vez una persona muy noble y honesta y no es porque haya sido mi
padre, sino porque a la gente que le preguntes de él te dirá algo bueno. Siempre ayudó
a los desprotegidos, esas son cosas que te llenan de orgullo. Quisiera parecerme en eso
a él pero no tengo el temple… Fue un hombre muy luchón que me dejó una gran
herencia: el respeto por la promoción.384
Adscrito este eficiente camarada a su esquema de administración, Francisco
vislumbró, al inicio de la mitad del siglo XX, optimizar la labor con un nuevo local. Ya
con una experiencia longeva y sólida -dos décadas de realizar programas de “la ciencia
del ensogado”-, planeó la edificación de un moderno foro que superara, con amplitud,
los rasgos de la antigua Arena la Afición, también de su propiedad. Terminadas las
intensas jornadas de construcción, la lozana plaza estuvo lista en enero de 1952.
Episodio dorsal para la ruta corporativa del poblano y socio, desarrollado al instante.
384
Colín Souza, Karlo. “Benjamín Mora, así recuerda a su padre”. en Box y Lucha. 29 de noviembre a 5
de diciembre de 2004. Número 2690. Págs.14-15. (Ver anexo 28).
Reemplazante del local ubicado atrás del Cine Iracheta, aunque del mismo mote,
el flamante coliseo fortalecería el rumbo del poblano. Ubicada en la avenida
Cuauhtémoc #408, la lozana área sustituyó a la anterior porque era insuficiente para
albergar al público que desfogaba tensiones en “la ciencia de las quebradoras”.385 Una
vez con el permiso de funcionamiento, el moderno espacio apareció en la entidad. Tras
las riñas de respaldo (en la preliminar Ali Bey vs. Yaqui Galicia; en la siguiente,
combatieron Oso Negro y Ciclón Veloz; para la reyerta semifinal Raúl Torres vs. el
Verdugo), la ceremonia de apertura incluyó a notorios individuos antes del duelo estelar.
Ilustre acontecimiento detallado en este testimonio:
Las décadas de los cincuenta y sesenta reportan una serie de hechos fabulosos, pues
fue el 31 de enero de 1952 cuando se inauguró la ya vieja “Nueva Arena Afición”; por
cierto, esa noche pasó algo chusco, algo inolvidable, pues cuando los aficionados
copetudos subieron al ring para ser presentados por Don Juan Manuel Olivera, locutor
oficial y hermano mío, conforme decía sus nombres una serenata de silbidos y gritos
ofensivos inundaba la atmósfera, pero cuando llegó el turno al Sr. Flores, a Don
Salvador Lutteroth y a Don Benjamín Mora, una lluvia de aplausos y vitores se llevaron;
luego, Don Juan Ramírez Reyes, a nombre del entonces gobernador Don Julio Rubio
Villagrán, declaró inaugurado el local. Acto seguido, cuando empezaron a bajar los
funcionarios subió el Cavernario Galindo que esa noche se iba a enfrentar a Sugi Sito, y
un aficionado bastante emocionado, le gritó: “dales en la madre a esos bandidos,
Cavernario”, y los de cuello largo de ring side lo premiaron con aplausos y carcajadas.386
Transcurrida esa inolvidable velada, Francisco calibró su rango como promotor al
afrontar una prueba de fuego: Televicentro. No obstante poseer la plaza para sus
carteleras, en la misma época la firma a cargo de Jesús Garza Hernández pretendió
extender sus intereses en Pachuca, lo que ocasionó una álgida querella. Si bien cada
uno empleó sus óptimas tácticas, al final el norteño quedó fuera de la jugada, al
apoyarse el todavía socio del ex obregonista en el desempeño de gladiadores locales.
Izada la bandera de victoria, tras anular al peligroso escollo, el poderío de “Pancho” iría
cuesta arriba pues abarcó otras cardinales zonas geográficas.
385
Guerrero Bustamante, Raúl. “La legendaria Arena Afición”. en Generación Alternativa. Año XVII. 2006.
Número 66. Págs. 45-46.
386
El Árbitro. “La Lucha Libre en Pachuca. Parte VII”. en Luchas 2000. 11 de junio de 2007. Número 372.
Pág. 21.
Creído en esa preponderancia, Flores extendió su influencia a otras áreas de
provincia. Basado en la experiencia en “la Bella Airosa”, donde tenía un itinerario de
veinte años, notó la necesidad de establecer cuanto antes convenios de trabajo con
algunos promotores. Esta situación le permitiría subsanar deficiencias que, de persistir,
aminorarían su beneficio en “el negocio del enlonado”. Por un lado, establecería vitales
alianzas con individuos dinámicos e influyentes, quienes le apoyarían en proyectos
venideros, además de evitarle sufrir tropiezos pues le prevendrían con oportunidad. Y
por el otro, nutriría sus programas de “la profesión de la quebradoras” con la entrada de
numerosos “gorilitas”, jóvenes y veteranos, provenientes de los feudos de esos socios.
Intención que materializaría, en primera instancia, un primordial camarada debido a una
vital circunstancia:
El señor don Benjamín Mora Orta me vio en Acapulco, Guerrero donde había peleado
con el subcampeón de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, me vio pegarle a ese
muchacho y platicamos. -Oye muchacho ¿de dónde eres?. Soy de Puebla. -¡Ah caray!
¿Qué tal está el box por allá?. Pues está más o menos... Hay de cada quince días o
cuando hay fierros cada ocho días. Luego unas tres o cuatro semanas seguidas y ya
luego dejan de hacer. -¡A mí me gustaría hacer box por allá! -Bueno, dame tu dirección.
Se la di. Como a los dos meses va llegando en una camioneta de madera, preguntó por
mí y salí. Empezamos a platicar y lo conecté con las autoridades del boxeo de acá y se
arregló. Ya después vino a hacer box acá. Y hasta ahora ha sido el mejor empresario
que ha tenido el box profesional. Empezó a traer a los de Pachuca contra Puebla y a
otros famosos estrellas.387
Instalado en “la Angelópolis”, el nativo de Tlalpujahua apuntaló los dividendos de
Francisco en dicha ciudad. Tras estar en la Cancha de San Pedro, al inaugurarse el
flamante coliseo de Lutteroth en la entidad el michoacano fue designado para
encargarse de la oficina de tal plaza, en 1953, al sustituir a Manuel Hidalgo y al señor
Ochoa.388 Si bien estaba supeditado al ex obregonista, pudo favorecer a su amigo con
el canje de atletas, envío de información sobre el ámbito local y nexos con la prensa.
Desempeño narrado por un partidario suyo:
387
Entrevista a Adrián Mendieta Alarcón (el Tigre Mendieta). 11 de agosto de 2003. Puebla, Puebla.
Torres Hernández, Israel. “Máscaras, guantes y farándula en el ring. Historia de la Arena Puebla,
1953-1958”. Ponencia presentada en Coloquio Conmemorativo del 475 aniversario de la fundación de
Puebla. Ayuntamiento del municipio de Puebla- Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Abril 2006.
388
Él vivía en Pachuca y los lunes en la mañana pasaba al Jordán y ahí hablaba con los
managers para armar los programas. Ya cuando se instaló la Arena Puebla, vino a vivir
aquí y manejaba ya la lucha libre, empezando con las luchas del lunes en la noche. Yo
era cronista de boxeo y él llegó al Sol de Puebla para que lo ayudara en la promoción, y
así me hice amigo de él. Mi compadre era tan listo, tan buen promotor, que era de los
pocos que se daban el lujo de sugerir ciertas luchas para su plaza.389
Confirmado el favor de “la Angelópolis”, a través de Mora, el aún socio de “Don
Chava” persistió en la expansión ahora en Tampico. Anhelante de forjar su
preponderancia, notó la urgencia de no limitarse ámbitos cercanos a su radio de acción
sino en lo posible arribar a zonas que, pese a ser ajenas a “la disciplina de los
candados”, fortalecieran su perímetro de labor. Entonces el objetivo fue la región norte.
A la par de lo hecho en Hidalgo, cines y teatros fueron utilizados para realizar los
programas. Si bien el intento parecía naufragar, el empresario fue paciente y, en sentido
paulatino, la afición tamaulipeca respondió con entusiasmo a la oferta deportiva.
Halagüeño avance, tras superar inconvenientes, que lo llevó a otra vital área.
El Estado de México fue la siguiente plaza adquirir. Luego de comprar un extenso
terreno que contenía vecindades deshabitadas (en la avenida Constituyentes número
815), Francisco dictó órdenes tendientes a edificar la Arena Toluca, que abrió las
puertas el 30 de octubre de 1968. En este foro, fue sobresaliente el ex gladiador Eric
Bouloff porque fungió como chofer, director de encuentros, instructor y réferi. 390
Satisfecha la pretensión al conseguir este sitio, Flores viró hacia el sureste del país.
Poza Rica, Veracruz remató el flamante circuito de promoción. En esta ciudad,
“Pancho” hizo un coliseo que le permitiera colocar al “arte del ring” entre el gusto de la
población. Para ello, impulsó un plan: entre semana programaba a importantes figuras;
mientras que sábados y domingos incluía elementos locales y algunos de mediano nivel
de la EMLL. Fórmula que, al arrojar saldos positivos, respaldó ese empeño.
Perfeccionado su régimen en provincia, con este espacio, en los años setenta el
oriundo de San Andrés Chalchicomula buscaría tomar la capital, asunto que favorecería
un individuo molesto con la doctrina lutterothina.
389
Entrevista a Enrique Montero Ponce. 8 de julio de 2003. Puebla, Puebla.
Morales Rivera, Ricardo. “La Arena Toluca, 30 años de éxitos y emociones”. en Box y Lucha. 17 de
noviembre de 2000. Número 2483. Pág. 26.
390
René Guajardo (1933-1992) produjo un cisma en la EMLL, al inicio de la década
de los setenta, favorecido por su brillante itinerario.391 Oriundo de Villa Mainero,
Tamaulipas Manuel René Guajardo Mejorado se trasladó junto a su familia a Monterrey,
con el objetivo de solventar las varias necesidades de sustento y vestido, que en su
región natal no había podido arreglar. Pese a desempeñar numerosos oficios, el joven
se dio tiempo para practicar algunos deportes, y como desde la infancia “el régimen de
las llaves y las contrallaves” atrajo su atención, juzgó pertinente hacer fortuna en esa
disciplina por lo cual se inscribió en un gimnasio en 1949 para recibir el respectivo
saber. Tras prepararse bajo la guía de “Chema” López, éste lo recomendó con Rolando
Vera quien poseía una alta reputación como entrenador, pues fue mentor de Blue
Demon. Después de aprobar el severo adiestramiento, se fogueó en diversas áreas Ciudad Lerdo, Durango, Reynosa, Torreón y Nuevo Laredo-. Una vez cumplida esta
fase, el 8 de octubre de 1954 debutó en la capital del país ante Mishima Ota. A partir de
entonces, empezó una trayectoria en los cuadriláteros que incluyó ganar cabelleras
(Ray Mendoza), máscaras (Halcón de Oro) y los títulos nacional y mundial de la NWA
de la categoría de peso medio; además de participar en 1964 en el cine, al lado de un
vital compañero Karloff Lagarde (con quien constituyó el poderoso dueto llamado “los
Rebeldes”) en las películas “los Endemoniados del Ring” y “la Mano que aprieta”. 392
Amasada una valiosa cantidad de dinero y relaciones con colegas y promotores durante
su periplo, el atleta se volvió un adversario de Salvador Lutteroth mediante un
consorcio.
Célebre por su apelativo de “la División del Norte”, ésta fue la entidad que creó el
gladiador en 1974.393 Exento del dogma empresarial del jalisciense, al ser agente libre,
“el Copetes” o “el Rey Moro” estimó adecuado tomar como primer radio de acción a la
zona regiomontana por obvias referencias. Así, y auspiciado por su experiencia, fue
matchmaker en las Arenas Guadalupe e Industrial y la Plaza de Toros Monumental.
Interesante auge de la lozana sociedad y de su autor, detallado en los próximos
testimonios de reconocidos individuos.
391
Dj Spectro. “René Guajardo: El rey de los medios”. en Luchas 2000. 23 de mayo de 2005. Número
267. Pág. 6.
392
Gómez Garnica, Jorge. “Leyendas del ring. René “Copetes” Guajardo”. en Superluchas. 24 de mayo
de 2004. Número 60. Pág. 20.
393
Cruz García, César. “René Guajardo, el camino de un rey”. en Box y Lucha. 14 a 20 de mayo de 2007.
Número 2818. Pág. 18.
Calidad era el primer atributo que el tamaulipeco exigía a quienes desearan estar
en su firma. Villano III (Arturo Díaz Velázquez) constató esto, pues debió probar sus
aptitudes pese a ser hijo de un amigo del nativo de Villa Mainero, Ray Mendoza:
Cuando René Guajardo se fijó en mí yo luchaba en el norte del país, me presentaba en
plazas como Nuevo Laredo, Matamoros, Reynosa, Coahuila, San Pedro Garza, Saltillo,
Gómez Palacio, entre otras. Debo aclarar que entrar a ese grupo de luchadores no fue
nada fácil ya que El Copetes era muy exigente y siempre me comprometí a echarle
muchísimas ganas para que me volviera a llamar. Cuando lo lograba, me programaba
con las grandes estrellas del momento como El Ángel Blanco, Karloff Lagarde, El
Solitario, Aníbal, El Santo, Blue Demon, Los Hippie‟s e incluso mi propio padre.394
Paciencia fue el segundo requisito para trabajar con “el Rey Moro”, tras el talento
atlético. Raúl García evidenció ese rasgo y, como recompensa, el también promotor lo
favoreció, junto a otro colega, con un heterogéneo pero triunfal socorro:
Fue en una gira que realicé en Monterrey, donde René Guajardo estaba al frente de la
División del Norte, él me estimaba mucho y en una ocasión cenando me dice: „hazme
una cara así como de coqueto y después furiosa‟, lo hice pensando que estaba
bromeando, pero se me queda viendo y me dice: „¿qué crees, mi Greco? Vamos a hacer
algo que en verdad va a pegar, voy a llamar al Ojos de Serpiente (Sergio Sarabia) y
cuando estén juntos lo platicamos‟. A los pocos días llegó Sergio de Cd. Juárez, de
donde era originario, yo ya lo conocía pues había luchado con él en ese sitio y como
cualquier otro compañero, pero nunca me imaginé que él sería parte importante en mi
carrera. Cuando nos juntamos con Guajardo nos comentó que tenía la idea de rescatar
el concepto de los exóticos como Gardenia Davis (a quien yo admiré de niño), „pero
ahora sería en pareja, como rudos y a la hora de los trancazos se dan duro. Demuestren
lo que saben, así que póngase de acuerdo y a entrenar, que pronto debutan como el
Bello Greco y Sergio el Hermoso‟ y de inmediato lo hicimos (…) y así vino nuestro debut
en Monterrey con un éxito impresionante, la gente se prendió con nuestro trabajo y ya en
vestidores, René entró a felicitarnos y a planear el futuro de lo que fue una exitosa etapa
en nuestras carreras.395
394
Mendoza, César. “Monterrey y la División del Norte… Ahora sí, junto a los grandes”. en Luchas 2000.
7 de noviembre de 2005. Número 291. Pág. 7.
395
Mr. Al. “Bello Greco. Un veterano lleno de clase y conocimiento”. en Luchas 2000. 22 de mayo de
2006. Número 318. Pág. 9.
Expuesto hasta aquí este panorama, brota una pregunta básica ¿Cómo se
relacionaron Flores Lecona y Guajardo Mejorado? Una lista de situaciones intentará
resolver la cardinal interrogante. Primero. Desde su permanencia en la EMLL, René era
contratado con frecuencia por el todavía socio del pretérito Subteniente, a raíz de su
destreza e identificación entre la fanaticada, para participar en los programas por todo
su circuito de labor, lo que fomentó un preliminar acercamiento. Segundo. Ya desligado
del otrora escolta de Álvaro Obregón, al no obtener mejores condiciones laborales y
salariales, el oriundo de Villa Mainero empezó su período independiente, y encontró
sólido resguardo entre las plazas que tenía a su cargo el poblano, quien valoró esa
capacidad; socorro que el “Rey Moro” devolvería con creces años después. Tercero.
Por una doble operación como gladiador y promotor, aunada a numerosos contactos
con administradores y camaradas, “el Copetes” divulgó sus intereses en Coahuila,
Nuevo Laredo, Saltillo y Torreón; huracanado dinamismo que lo convertía en un eficaz
socio para quien le ofreciera un tratado, situación que no malgastó el procedente de
San Andrés Chalchicomula, porque sí pactó una colaboración con el tamaulipeco.
Vínculo que ameritó la entrada de un personaje, quien daría instancia definitiva a las
coyunturas abordadas pese a su valor, además de satisfacer la inicial duda.
Juan Alvarado Ibarra (1912-2003) posibilitó el lazo entre ambos sujetos.396 Nacido
en Cuernavaca, Morelos pero mudado a la capital, se adentró en “el arte de las
quebradoras” a mediados de siglo. Aunque era ágil, su corta estatura y escaso tonelaje
le impidieron ser una luminaria. Sin embargo su carrera prosperó cuando, por su
parecido físico con Black Shadow, fue bautizado como Shadito Cruz397 por el periodista
Leopoldo Meraz. Luego de una jornada modesta, salió del ostentoso emporio
lutterothiano para ofrecer sus servicios de manera libre, y en la década de los sesenta
integró el sindicato de luchadores como responsable de las oficinas de la agrupación y
árbitro. Admitido en la oficina de Francisco José por su experiencia y nexos, supo del
ascenso mercantil del ex monarca mundial y sugirió utilizar ese entorno a favor suyo.
Alianza llevada a plano decisivo, tras el consejo del veterano, al unir sus ímpetus contra
“Don Chava” en 1975.
396
Morales, Ricardo. “El samurai oriental contra el Rey Moro”. en Luchas 2000. 10 de enero de 2004.
Número 249. Pág. 21.
397
Colín, Karlo. “Shadito Cruz: de luchador a réferi”. en Box y Lucha. 28 de noviembre de 2003. Número
2638. Pág. 35.
Incluido Guajardo entre sus filas, el próximo líder de “los Independientes”
vislumbró un intrépido proyecto: competir empresarialmente con el nativo de Colotlán. 398
Pese a su prolongada relación de trabajo (datada al principio de los años treinta) la cual
había arrojado buenos saldos, entre ellos la eliminación de Televicentro en “la Bella
Airosa” en 1952, Francisco notó que el nexo perdía vigor, a medida que el jalisciense
daba prioridad a la capital. Esta disminución tenía razón de ser. Ya desde la década de
los sesenta, el ex obregonista creyó oportuno designar como nuevo responsable de la
firma a alguien de su entera confianza y el elegido fue Salvador “Chavo” Lutteroth
Camou, su vástago. De esta manera, el jerarca sólo supervisaría el cauce de las
ganancias y aconsejaría sobre la dirección del emporio, por lo que los vínculos con los
agentes estarían ahora en manos de su heredero. Éste, necesitado de fortalecer su
prestigio como administrador del “negocio del cuadrilátero”, para corresponder a la
elevada responsabilidad depositada en su persona, empezó a concentrar el elenco de
gladiadores en la ciudad de México, además de tomar un enfoque de mayor potestad
en la provincia. Aunque algunos sujetos aceptaron estas estipulaciones, el poblano
juzgó prudente aguardar el rumbo del contexto y, tras ello, pronunciarse al respecto.
Motivo que no tardaría en efectuarse, a raíz de la reunión de acciones y coincidencias
fundamentales que patrocinarían su afán mercantil.
Señal innegable, en primera instancia, que el entorno había variado fue el mínimo
arribo de “gorilitas” al perímetro deportivo de “Pancho”. No obstante que el eje de las
carteleras eran los elementos locales (como en el caso de Pachuca), era vital rematar
dichos eventos con ases de la EMLL. Mientras la relación fue óptima, el consorcio
auxilió al promotor con el puntual envío de atletas. Sin embargo, tal curso se alteró en
definitiva por el siguiente detalle. Un martes solicitó la presencia de Alfonso Dantés,
Ringo Mendoza, Adorable Rubí y el Dr. Wagner para estelarizar una función. A pesar de
su afinidad, la demanda no fue atendida, y en vez de notificarle los cambiaron por
otros,399 lo que derivó en la cancelación de la velada y el cierre temporal de su Arena.
Orillado por el incidente, el oriundo de Chalchicomula finiquitó sus ligas con el Capitán,
quien lejos de frenar la tempestad, ésta fue alentada por un mortal yerro de su hijo.
398
León Zaragoza, Gabriel. “La empresa Triple A llevó al travestismo y a la decadencia a la lucha libre:
Rafael Olivera”. en La Jornada. 21 de marzo de 2003. Pág. 9.
399
Morales, Ricardo. “1975: ¡Francisco Flores rompe relaciones con la casa Lutteroth!” en Luchas 2000. 1
de noviembre de 2004. Número 240. Pág. 21.
Grave equivocación, que favorecería el afán promotoril de Francisco José Flores
Lecona, fue la efectuada por Salvador Lutteroth Camou al eliminar parte de su elenco, a
mediados de 1974. Desde su enfoque directivo, al comandar el longevo emporio del
“arte del cuadrilátero”, el vástago del ex escolta de Obregón juzgó pertinente revisar la
nómina de gladiadores para optimizarla, pues debía ofrecer batallas atractivas para la
afición a la vez de brindar oportunidades a los jóvenes. Durante la intensa pesquisa, en
la que también se escucharon opiniones de destacados individuos provenientes dentro
y fuera de la oficina administrativa, numerosos eran los “gorilitas” que por disgusto con
el dueño, lesiones físicas, sobre exposición o veteranía estaban en la lista de
despedidos. Entre los apartados se hallaban Ángel Blanco, Coloso Colosetti, Blue
Demon, Felipe Ham Lee, Rayo de Jalisco, Ray Mendoza, Huracán Ramírez, Black
Shadow y Dorrel Dixon.400 Caro pagaría esta pifia el heredero del feudo porque esos
personajes ingresaron en breve tiempo al amplio circuito del poblano y, de paso,
fortalecerían su repertorio de luminarias al momento de desafiar al pretérito militar.
Detalle que, unido a los siguientes malestares, propiciaría el comienzo del fin para la
firma del colotlense.
Giras extenuantes y sin la debida retribución monetaria, eran otros desatinos que
contribuyeron a minar el poderío del antiguo constitucionalista. En la ramificación de
ganancias por provincia, a través de sus nexos con abundantes socios, por dilatados
espacios cronológicos fue básico el traslado de atletas a zonas como el Golfo y el
Pacífico. Por disposición del jalisciense, algunos “limpios” y “sucios” (experimentados o
novatos) debían cumplir unos exhaustivos periplos de trabajo, en los que viajarían
aglutinados en la misma camioneta, se presentarían en localidades alejadas y con
escasas horas para comer y dormir. Más que una oportunidad laboral semejaba un
castigo por las peripecias sufridas, antes y después de la función. 401 Aparte, que los
sueldos recibidos por “los agentes del universo de las doce cuerdas” eran cantidades
raquíticas, en comparación al desgaste tolerado. Y al ser la oferta laboral de “Don
Chava” la única de valía, por su erudición y prestigio, aquellos aspirantes a estrellas o
con en esta etiqueta cumplían ese pesado requisito al escasear otra fuente de empleo.
Fatigante ambiente, reseñado por alguien quien lo experimentó de cerca:
400
401
Entrevista a Dorrel Dixon. 22 de mayo de 2003. Puebla, Puebla.
Olivera Figueroa, 1999: 84-85.
Unas giras muy difíciles para los luchadores. Por ejemplo, la gira de la costa del Pacífico
se iniciaba aquí en Querétaro. Yo fui muchos años a cubrir las plazas de ese circuito que
incluía, también, Guadalajara, Ciudad Obregón, Guaymas, Hermosillo, Nogales, San
Luis Río Colorado, Mexicali y Tijuana. Llegabas todo cansado y desvelado, mal comido,
por el tiempo y por todo. Nos subíamos a la camioneta, en la que íbamos todos
apretados, con el señor Pepe Mendieta quien nos llevaba de un lado para otro. Nos
tocaba abrir con malos tiempos y todo. Casi eran castigados, éstos que iban para allá.
Siempre fueron unas giras mucho muy duras, que ahora ya no hay.402
Brindar un sueldo fijo o “garantía” fue el siguiente punto, añadido a los otros
factores, que nutrió la naciente oposición para el Capitán. En el plan de contratación del
jalisciense, se estipulaba que las remuneraciones monetarias para los “gorilitas”
dependían de la cantidad, extensa o mínima, de aficionados congregados en los
coliseos. A esta idea se le conocía como sistema de porcentaje. En consecuencia,
pocos atletas disfrutaban de una paga suficiente para sufragar sus gastos y cumplir los
anhelos de fama y fortuna.403 Mientras tanto, la mayoría estaba obligaba a cumplir
numerosas carteleras o padecer las giras de Golfo o del Pacífico, para equilibrar sus
agobiantes necesidades diarias y familiares. Al surgir la novedosa oferta del oriundo de
San Andrés Chalchicomula, varios gladiadores se le acercaron porque les brindaba
dinero seguro, pese a la respuesta favorable o no del público al programa en cuestión.
Tópico trascendental definido en el venidero testimonio.
Dejé la empresa porque ya no me convenía. Porque yo metía gente a carretadas, y
sacaba dinero, pero era muy poco, aunque la Arena estaba de bote en bote para verme.
Ya con el señor Flores, la gente empezó a ganar cantidades altas de dinero, y eso
motivaba al luchador a tratar de dar más. Era otro régimen. Antes, iban a una Arena y
obtenían una miseria, porque la entrada era una miseria. Ellos recibían un porcentaje, ya
que eso estaba especificado. El señor Flores implanta las garantías. Por ejemplo: tú vas
a ganar seiscientos pesos. A ti ya no te interesaba si la entrada estaba buena, regular,
mala etc. Tú llegabas y aquí está tu efectivo. Era otro método de contratación de
elementos. El señor Flores creó un nuevo orden que benefició a muchos luchadores.404
402
Entrevista a Enfermero II. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
“El inicio de la epopeya”. en Luchas 2000. Edición especial “UWA con sangre independiente”. 9 de
julio de 2007. Número 22. Pág. 4.
404
Entrevista a Estrella Blanca. 28 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
403
Titubeante aún por enfrentarse al colotlense, no obstante poseer las ventajas
mencionadas, “Pancho” buscó la asesoría de un añejo adepto. Dado que la formación
de un bloque opositor al ex obregonista era muy riesgoso, por los anteriores intentos
que culminaron en fracaso, el poblano visitó a un fiel colaborador, relacionado durante
la estancia en Pachuca, para indicarle el camino a seguir basado en su experiencia
inmediata y lejana al “ambiente del ensogado”. Gracias a su labor como anunciador,
cronista, gladiador, locutor y periodista, dicho personaje manifestó aprobación al
proyecto y a su responsable, ya que era urgente revertir la vasta doctrina lutterothiana.
Rafael Olivera Figueroa, apodado el Árbitro, desempeñó esa tarea que resultó cardinal
esbozada en líneas próximas:
Una mañana, meses antes de que estallara la emancipación de muchos luchadores, el
señor Flores llegó a la cafetería del sanatorio San Agustín para hablar conmigo. Iba muy
ilusionado, pero con ciertas dudas. Me dijo: quiero separarme de la Empresa Mexicana
de Lucha Libre. ¿Qué opina? Yo, que continuaba frecuentando las Arenas, me
sorprendió su decisión, pero me agradó y le contesté: Usted es, actualmente, la persona
más conocedora en la promoción de la lucha libre, por lo que su decisión no ha sido a la
ligera, sino el resultado de noches y noches de desvelo y meditación, pero ¿por qué
quiere separarse? El señor Flores se quedó un rato en silencio, luego, viéndome
fijamente, replicó: la vida es evolución y revolución. Estoy estancado, mis ideas están
archivadas; mi carácter innovador está esperando oportunidades, y yo no estoy
conforme con recibir órdenes. ¡Ya estoy preparado para darlas! Esta respuesta fue
contundente, por lo que mi opinión tenía que ser en el mismo tenor: ¡adelante, señor
Flores! Todavía tiene usted mucha energía para salir triunfante. Y, así, inició su
travesía.405
Resuelto ahora sí a la beligerancia, tras la conexión de positivos factores en torno
suyo, Francisco fundó su consorcio en enero de 1975. A través de un circuito de
promoción, renovado elenco de “gorilitas” (debido a la estrepitosa salida de estrellas de
la EMLL), vínculos con socios (René Guajardo, por ejemplo) y el suficiente capital
económico el sueño del nativo de San Andrés Chalchicomula se convirtió en realidad.
Audaz estrategia que dio orientación de 180° al “oficio de los topes”, bautizada con el
alias de “movimiento de los Independientes”, expuesta a continuación.
405
Entrevista a Rafael Olivera Figueroa (el Árbitro). 29 de noviembre de 2002. México, Distrito Federal.
Llamado al principio el flamante antagonista como Promociones Mora-Flores, éste
se presentó a la batalla el 29 de enero de 1975. Si bien la dirigencia estaba a cargo del
oriundo de San Andrés Chalchicomula, secundado por dinámicos y fieles cómplices, el
lozano consorcio también llevaba el apellido de su socio Benjamín, fallecido en
diciembre de 1973, por la inquebrantable amistad y sincero respaldo mostrados a
cabalidad -reciprocidad que se vio fortalecida por los hijos del nativo de Tlalpujuahua-.
Definido a enmendar el rumbo del “universo de las doce cuerdas”, el rival del vástago
de “Don Chava” buscó un eje de operaciones para armonizar esfuerzos y huestes.
Necesitado de poseer una plataforma de ataque y defensa, luego de barajar
muchas opciones, la alternativa elegida fue la capital del país. Notificado del itinerario
realizado por el colotlense, quien empezó sus actividades en el Distrito Federal para
después extenderse a la provincia, Flores creyó oportuno seguir esa tendencia, en aras
de minar la jurisdicción del longevo emporio desde la raíz misma. Si bien su circuito de
actividad promotoril (Pachuca, Puebla, Poza Rica, Tampico, Tuxpan y Toluca) además
de los nexos con “la División del Norte” equilibraba la balanza, la tarea de dominar la
metrópoli requería de un espacio amplio y cómodo. Tras deliberar varias posibilidades
(la Plaza de Toros México, por ejemplo), decidió alquilar el Palacio de los Deportes,
ubicado en la Magdalena Mixhuca, por su amplio cupo (más de veinte mil espectadores)
y notable visibilidad pese a nula tradición en veladas de “la sapiencia del costalazo”.406
Seleccionada la base para sus funciones, el siguiente paso fue coordinar la primera
función de la novel firma.
Ases novatos y veteranos integraron el cartel inaugural. Después de los duelos
preliminares, en la estelar se pactó una polémica e interesante riña. René Guajardo iba
a disputarle el cetro de peso medio de la NWA (National Wrestling Alliance) a Aníbal.
Éste, no obstante pertenecer a la EMLL, resolvió irse a la competencia a cambio de una
alta suma: 25 mil pesos, entre otros beneficios.407 La guerra estaba declarada y habría
que esperar el fruto de la rebelión. Solucionado el apuro, debido a la generosa apertura
de la chequera, el programa fue un éxito pues recaudó en taquilla 345 mil pesos.
Evento triunfal expuesto por un testigo:
406
Gómez Garnica, Jorge. “La cueva de los independientes”. en Superluchas. 6 de marzo de 2006.
Número 151. Pág. 10.
407
Morales, Ricardo. “Y el nuevo emperador de la promoción… ¡tuvo su propio palacio!” en Luchas 2000.
8 de noviembre de 2004. Número 241. Pág. 21.
Ya cuando el señor Flores decide hacer la primera función en el Palacio de los Deportes,
y él nos llama como seguridad, de apoyo. Y ya en el Palacio, hasta casi nos abrazaba de
gusto, de emoción, algo que todavía la tengo en la mente, de verlo, de la emoción que él
sentía, de ver que eso se iba a llenar. Y que se quedó gente afuera. Y la lucha y unos
luchadores tremendos. En ese primer encuentro, la gente se quedó afuera. Fue algo
inesperado, incluso para la Empresa Mexicana porque ésta deseaba que fracasara, pero
no fue así. En todas las funciones que hubo ahí fueron éxitos rotundos. Una vez, hasta
la gente tiró las puertas para entrar. Y el boletaje siempre acabado.408
Perdido el temor a competir, “Pancho” decidió consolidar su auge y buscó quitarle
una joya a la EMLL: el Santo. Expuesto con anterioridad, este atleta había fortalecido al
antiguo inspector de Hacienda con valiosas actuaciones sobre el ensogado -pues era la
máxima luminaria-, además de estar unido con él por lazos afectivos (en su feudo se le
otorgó el famoso nombre deportivo) y familiares (el otrora obregonista fue su padrino de
bodas), escuchó el atractivo ofrecimiento monetario y laboral del poblano pero resolvió
esperar el cauce de la competencia, pese al promisorio esplendor porque no arriesgaría
su prestigio en una situación que podía terminar en fracaso, como sucedió con
anteriores antagonistas de “Don Chava”. Tras informarse que las cuatro funciones
organizadas por “los Independientes” fueron exitosas, y en su calidad de agente libre
(instancia que le permitía trabajar con quien lo creyera pertinente y sin restricciones) se
convenció de irse a la oposición,409 en la que alcanzaría la última etapa de su fama.
Vista la validez del atrevimiento, al incluir a Rodolfo Guzmán Huerta entre sus filas,
Francisco movió su firma a un flamante espacio.
Izado el pendón de triunfo en el escenario ubicado en la Magdalena Mixhuca, el
poblano rentó el célebre Toreo de Cuatro Caminos hacia el mes de octubre de 1977. 410
El ingreso a este recinto del Estado de México fue posible gracias al “Enmascarado de
Plata”, a través de su fraternidad de boxeadores y luchadores la cual presentaba
programas en tal lugar, y facilitó el arribo mediante un convenio con su reciente patrón.
Remozado el negocio con ese ámbito, el oriundo de San Andrés Chalchicomula diseñó
la estrategia que le daría la supremacía.
408
Entrevista a Javier Ríos Montes de Oca (Javier Montes). 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
Fernández Reyes, 2004: 106.
410
Pérez Sustaita, Andrés. “El Toreo de Cuatro Caminos. Los aniversarios que hicieron época”. en
Guerreros del Ring. Octubre de 2007. Número 111. Pág. 12. (Ver anexo 29).
409
¿Por qué “los Independientes” despertaron el gusto de la fanaticada, en
detrimento de la EMLL, a mediados de los setenta? Diversos son los argumentos que
ofrecen respuesta a esta pregunta. Por un lado, si bien la experiencia de Francisco era
notable, pues había empezado a organizar carteleras luchísticas desde 1934 (es decir,
un poco después que el Capitán), dictaminó congregar en torno suyo un nutrido bloque
de cómplices para que le cubrieran la espalda, notificaran de posibles contraataques y
suplieran deficiencias; y por el otro, si la intención era salir de la monotonía, en lo
relativo al “oficio de los candados”, debía desplegar mucha creatividad al confeccionar
batallas con ases nacionales e internacionales, apoyado en jugosos contratos y nexos
con importantes promotores locales y foráneos, como base de las operaciones.
Enseguida, se desglosarán estos y otros puntos con la intención de resolver la dorsal
duda formulada líneas arriba.
Atractivo y vasto catálogo de gladiadores fue el primer fundamento de
Promociones Mora-Flores. Ya fuese por conflictos con el ex obregonista o por decisión
propia, varios “gorilitas” nutrieron las filas del opositor, en espera de mejorar sus
condiciones de paga y trabajo. Pese abandonar el alma mater, ese atrevimiento fue
benéfico pues sus deseos de fama y fortuna se cumplieron o volvieron a florecer.
Veteranos ases consolidaron en inicial orden esta fase, como se expone a continuación
a través de vitales ejemplos.
Calidad y experiencia fueron ingredientes que los maduros atletas aportaron a la
compañía. Aunque Blue Demon, Dorrel Dixon, René Guajardo, Rayo de Jalisco, Ray
Mendoza, Huracán Ramírez y Black Shadow habían sufrido el paso del tiempo, en la
bisoña firma recibieron una proyección diferente, que les permitió revivir glorias.
Además, como caso del Enfermero (Antonio Navarro) apoyar en la coordinación de
relaciones públicas y traducción.411 O con las inclusiones de Felipe Ham Lee
(instructor)412 y Karloff Lagarde (programador y réferi)413 desempeñar papeles clave.
Roles descritos por Villano III, quien vivió de manera cercana tales asuntos con una
luminaria de la época:
411
Dj Spectro. “Un maestro legendario”. en Luchas 2000. 9 de mayo de 2005. Número 265. Pág. 22.
Medina, María Teresa. “Club Atlético Ham Lee. Tradición en el pancracio mexicano. Segunda parte”.
en Superluchas. 7 de mayo de 2007. Número 211. Pág. 23.
413
Pérez Sustaita, Andrés. “Karloff Lagarde. La leyenda de Pachuca”. en Guerreros del Ring. Septiembre
de 2007. Número 104. Pág. 27. Ham Lee, Navarro y Lagarde practicaron para el nativo de San Andrés
Chalchicomula, el mismo cargo que Avendaño efectuó para Lutteroth González: entrenador.
412
Él (“Karloff” Lagarde) era una persona noble, su misión en este mundo era enseñar lo
que sabía y siempre tenía algo para dar, en ocasiones se molestaba y nos llamaba la
atención pero nunca en forma grosera, tenía su genio, pero se preocupaba por hacernos
ver nuestros errores. Tuve la fortuna de que refereara mis mejores batallas como las que
protagonicé ante Pegassus Kid y Rambo, entre otras. Siempre me felicitaba por mis
luchas y gracias a eso la amistad creció muchísimo y duró hasta que se fue.414
Fascinación y versatilidad, tras el desempeño de los veteranos, se convirtieron en
otros factores que impulsaron a “los Independientes”, gracias al arribo de ilustres ases.
Seducidos por las halagüeñas sumas económicas y laborales, y con la idea de evitar
restricciones de la doctrina lutterothiana,415 numerosos atletas prefirieron pasar al bando
opositor al jalisciense, pese a que éste había sido parte fundamental en su formación e
impulso dentro del “régimen de las llaves y las contrallaves”. Aparte, basados en su alto
crédito entre la fanaticada, demandaban mejores estipulaciones de contratación, y el
único en condiciones de satisfacerlas a cabalidad era Francisco. Luego de varias
pláticas y reuniones, el ingreso de famosos “gorilitas”, ya fuesen “limpios” o “sucios”, a
la firma instalada en el Toreo de Cuatro Caminos se formalizó. Así, una pléyade de
gladiadores abarrotó los foros del circuito mercantil del poblano: Perro Aguayo, Ángel
Blanco, Aníbal, Fishman, Mil Máscaras, el Solitario, Tinieblas, Dr. Wagner etc.
Adheridos estos pilares, el siguiente paso de Promociones Mora-Flores se enfocó a
formar sus propios elementos.
Originalidad e ímpetu, el binomio proporcionado por los novatos, cerró la fase de
expansión de “Pancho”. A diferencia de experimentados y luminarias, el énfasis puesto
en los bisoños estaba dirigido a equiparar facultades con sus colegas, para no
quedarse a la deriva en “la sapiencia de las quebradoras”. Luego de probar habilidades
Super Astro, Babe Face, Kung Fu, Black Man, el Matemático, Negro Navarro, Brazo de
Oro, Brazo de Plata, Lobo Rubio, el Signo, Solar, Black Terry,416 Texano, Ultraman,
Enrique Vera entre otros inundaron las carteleras del nacido en San Andrés
Chalchicomula. Cimientos expuestos en dos ejemplos de dicho contexto.
414
Colín, Karlo. “Los mejores detalles de Lagarde”. en Luchas 2000. 10 de septiembre de 2007. Número
385. Pág. 7.
415
Entrevista a Ricardo Antonio Viornery Islas. 9 de marzo de 2007. Pachuca, Hidalgo. (Ver anexo 30).
416
Velázquez, Israel. “Black Terry. Los que amamos a la lucha, siempre tenemos el gusanito de seguir en
ella”. en Superluchas. 28 de mayo de 2007. Número 214. Pág. 27.
Arturo Díaz Velázquez recibió una considerable proyección en la flamante firma,
merced a sus facultades físicas y técnicas. No obstante ser vástago de un pilar del
consorcio -Ray Mendoza-, dicho antecedente no le abrió de inmediato las puertas de la
fortuna, ya que al adoptar un seudónimo distinto y enmascararse tuvo que forjarse un
itinerario propio. Aunque de manera lenta pero segura, el muchacho superó arduos
escollos, hasta volverse una luminaria del enlonado con sus múltiples triunfos.
Denominado deportivamente como Villano III, este individuo devolvió con eficacia la
confianza depositada en él, como se deduce por el próximo argumento:
(…) y modestia aparte yo estaba catalogado como uno de los mejores gladiadores del
momento, no lo digo por vanidad sino por los resultados de mis batallas… siempre fue
porque demostré las agallas suficientes para poder ocupar un lugar pero todavía ni me
pelaban hasta que el Sr. Flores en su empresa, me permitió participar en terceras
luchas… tuve muy buenas oportunidades, mismas que fui aprovechando y de ahí salté
al estrellato total y definitivo. Cada vez era más frecuente que me codeara, ya sea como
aliado o como rivales, con gente de la talla de El Solitario, René Guajardo, Rayo de
Jalisco, El Santo, Blue Demon, entre otros estrellas. Yo era muy joven y la verdad ellos
me llegaban a doblar la edad así que para mí era muy satisfactorio compartir el
cuadrilátero con ellos y lo mejor, cumplir con los compromisos que me ponían echándole
muchas ganas y mucho ánimo. El Sr. Flores me traía como comodín en los eventos
grandes, pues me programaban en segundas o terceras luchas pero también en
estelares…417
Satisfecho el plan de impulsar un bisoño gladiador, “Pancho” buscó a su principal
figura, la cual debía reunir estatura y peso de alto rango. Si bien la inclusión del anterior
atleta (al igual que otros) fue importante, también requirió estrellas con gran talla y
volumen para enfrentar ases foráneos, al establecer convenios con importantes
consorcios del extranjero.418 Gracias a Shadito Cruz, enlace entre la oficina y el ring,
este problema fue remediado pues halló al indicado proveniente de Frontera, Tabasco.
Canek, quien cumplió tal aspiración, le “llenó el ojo” al dirigente desde su inicial trato
según la venidera información:
417
Mendoza, César. “Una pantera rosa, el Sr. Flores y los independientes: una combinación fabulosa”. en
Luchas 2000. 28 de noviembre de 2005. Número 294. Pág. 6.
418
Entrevista a Carlos Maynez Flores. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
(…) yo no sabía quién era esa persona; pero tempranito ahí estaba yo parado afuera de
la México, cuando escuché a un grupo de luchadores decir: „¡ahí viene el Señor Flores!‟
Me esperé a que terminara con todos ellos y me acerqué… Me preguntó cuanto quería
ganar y le contesté que cuatrocientos pasos. „Ay Señor‟ -me respondió- si el Solitario
que es estrella cobra trescientos… pero no se preocupe ya veremos que hacemos.
Inmediatamente me programó en Toluca en mano a mano contra el „Cavernario‟
Galindo. Yo creo que quedé bien, pues me siguieron dando trabajo. Cuando bajé del ring
me pagó mis trescientos pesos y lo de mis pasajes. El Sr. Francisco Flores (q. e. p. d.)
fue como mi hada madrina; me dio la gran oportunidad y comenzó a mezclarme con las
estrellas…419
Ubicado ya su estandarte deportivo, el siguiente pilar que fortaleció al consorcio
del poblano fue un nutrido caudal monetario. En la aspiración por tener los mejores
atletas fue necesario asegurarles, aparte de un óptimo trato laboral y personal, una
considerable paga para que dejaran al hijo del ex obregonista. Beneficio que surtió
inmediato efecto entre “los gorilitas”, algunos de los cuales ingresaron al feudo del
oriundo de San Andrés Chalchicomula para protagonizar batallas de apuesta.420 Por
ejemplo, Aníbal y el Marqués recibieron como “garantía” las sumas de 60 mil y 40 mil
pesos, respectivamente, por escenificar un duelo de máscaras el 16 de julio de 1975.
Horizonte respaldado por Estrella Blanca, uno de los tantos beneficiados con la
mudanza de consorcio, en la presente declaración:
En 1977, tras dejar a los coliseínos, enseguida debuté con los independientes, luchando
en Pachuca, Hgo., y claro, la cotización subió considerablemente, ya que en esa misma
plaza con la empresa me daban $ 110 por lucha y a mí como independiente me dieron $
500; el señor Flores (q. e. p. d.) sí que pagaba bien y además me proyectaban en los
carteles importantes. Inmediatamente fui incluido en un Torneo de la Muerte, efectuado
el 19 de junio de 1977 en el Palacio de los Deportes, donde en gran final Ultramán y yo
desenmascaramos a Zeus y la Pantera Azul, pero lo importante era que ya estaba en
planos estelares y en esa lucha de máscaras coticé $ 5000; no me da pena decirlo, pero
ese día conocí los billetes de a $ 1000, ya que nunca había tenido uno en mis manos.421
419
Rivera, Julio César. “Soñar cuesta caro…” en Luchas 2000. 30 de julio de 2001. Número 72. Pág. 7.
Entrevista a Enfermero II. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
421
Dj Spectro. “¡Y llegaron las grandes bolsas!” en Luchas 2000. 6 de octubre de 2003. Número 186.
Pág. 19.
420
Propaganda constante en los medios de comunicación, labor a cargo de Héctor
(1934-1994) y José Luis Valero Meré (1930-1986), fue otro cimiento para “Pancho”. Si
Lutteroth González se había apoyado en Alejandro Aguilar Reyes y la Afición para la
masiva difusión de sus actividades y programas, lo cual redundó en una importante
ventaja, el poblano también consideró oportuno allegarse de individuos dedicados al
periodismo deportivo, en aras de sumar respaldo a su beligerancia empresarial. De esta
manera, los dos hermanos se vincularon con el promotor para establecer una fructífera
sociedad, en la medida de sus capacidades, que los benefició gratamente. Aunque el
auxilio de ambos fraternos fue significativo, tanto en la recomendación de novatos como
en organización de funciones, quien más aportó fue el inicial en mención porque el otro
se dedicó hacer columnas, crónicas, entrevistas y reportajes. El primero tuvo una
amplia trayectoria en diversas publicaciones, pues trabajó en Lucha Libre (dirigida por
Valente Pérez) y creó El Halcón, sólo lucha libre y Combates que alcanzaron una
elevado tiraje desde 1975 hasta 1986.422 Además, que su carácter dinámico le hizo
emprender carteleras en Cuautitlán, en el Estado de México para dar oportunidades a
numerosos jóvenes.423 Unidos al rival del vástago del ex inspector de Hacienda
integraron una sólida mancuerna, que posibilitó la expansión de “los Independientes”.
Fusión de saldo fructífero detallada por Brazo de Oro, uno de los socorridos por tal
vinculación:
En el año de 1975 no existía la televisión y eran las revistas y los periódicos los que
impulsaban a los nuevos valores y les daban publicidad a los luchadores estrellas. En
esa época, los señores Héctor y José Luis lanzaron no a uno sino a bastantes
luchadores estrellas, como los Misioneros, los Villanos, los Fantásticos, Babe Face,
Canek y muchos más. Las arenas estaban siempre repletas de gente para ver su
deporte favorito. Yo estoy muy agradecido con Felipe Ham Lee, Villano II y mi padre,
pero en especial con los señores Valero, que fueron los que me dieron la proyección
necesaria para tener el lugar que muchos anhelaban, dándome la „puntilla‟ el señor
Francisco Flores.424
422
Medina, María Teresa. “El Halcón. Sólo Lucha Libre. Una revista que hizo época. Quinta parte”. en
Superluchas. 19 de febrero de 2007. Número 200. Págs. 24-25.
423
Entrevista a Javier Ríos Montes de Oca (Javier Montes). 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
424
Valero, Mauricio. “Las puertas se empezaron a abrir… a la conquista de Ciudad Juárez”. en Luchas
2000. 19 de enero de 2004. Número 199. Pág. 9.
Convenios con importantes firmas extranjeras, cimentaron el apogeo de “los
Independientes” al dotarle un poderoso respaldo. Debido a que la EMLL tenía nexos
con la NWA (National Wrestling Alliance) de la Unión Americana y la AJPW (All Japan
Pro Wrestling) del “Lejano Oriente”, las cuales acreditaban los títulos mundiales que
manejaba dicho consorcio, el anhelo de otras empresas por poseer un cetro del orbe
estaba bloqueado, salvo los de índole nacional y particular, al carecer de formal
garantía lo que mermaba su autoridad -como Televicentro en los años cincuenta-.
Advertido de esta dificultad, Flores buscó promotores foráneos para establecer enlaces
laborales, que redundaran en la difusión del pancracio mexicano y el fortalecimiento de
las partes inmiscuidas. De esta manera, y luego de intensas negociaciones, la NJPW
(New Japan Pro Wrestling) de Antonio Inoki y la WWWF (World Wide Wrestling
Federation) de Vince McMahon padre e hijo decidieron aceptar aquella invitación.425
UWA (Universal Wrestling Association), producto de tal contexto,426 designó a un
famoso atleta como primer soberano de peso completo en espera de conseguir
notoriedad, la que el estandarte del poblano pelearía con ahínco.
Lou Thesz (1916-2002) y Canek disputaron el blasón mundial de la categoría de
los cien kilos, el 8 de agosto de 1978. Por su célebre trayectoria deportiva, el nacido en
San Luis, Missouri fue escogido campeón de la naciente organización y presidente de la
misma.427 Su presencia le daba a la entidad del oriundo de San Andrés Chalchicomula
un halo de credibilidad, lo suficientemente sólido para equipararse con el antiguo
inspector de Hacienda. No obstante, y por ajustarse a sus dividendos, orquestó una
batalla en la que su principal figura intentaría ascender al trono, a costa del
preponderante rival. Luego de tres caídas, el veredicto favoreció al “Príncipe Maya”,
quien devolvía la confianza depositada e iniciaba su largo dominio en ese tonelaje.428
Ganado este emblema, al vencer al estadounidense, el tabasqueño se convertiría en el
as de “Pancho”, nivel que probaría en futuras peleas con antagonistas de similar calibre.
425
Dj Spectro. “Francisco J. Flores (1910-1987), XIX Aniversario Luctuoso. Un revolucionario
independiente”. en Luchas 2000. 15 de mayo de 2006. Número 317. Pág. 8.
426
Fue el aval de los cinturones de la competencia del otrora obregonista, en varias categorías, con los
siguientes rangos: Pluma (hasta 69 kgs.), Ligero (desde 70 kgs.), Welter (hasta 78 kgs.), Medio (hasta 87
kgs.), Semicompleto jr. (hasta 94 kgs.), Semicompleto (hasta 97 kgs.), Completo jr. (arriba de 97 y abajo
de 100 kgs.), Completo (100 kgs. en adelante), Parejas, Tríos y Femenil.
427
Muñoz, Javier. “Descanse en paz, Lou Thesz”. en Box y Lucha. 10 de mayo de 2002. Número 2558.
Págs. 14-15.
428
Ossio, Sergio. “El despegue de la UWA”. en Superluchas. 17 de septiembre de 2007. Número 230.
Págs. 24-25.
A través de importantes convenios firmados, se integró un cimiento más para
Promociones Mora-Flores: el arribo de famosas luminarias del exterior. Al contrario de
otros encargados de programas deportivos, quienes sólo se concentraban en figuras del
ámbito local para orquestar sus carteleras, el dirigente del consorcio cuatrocaminero
buscó ofrecer a la fanaticada una atractiva oferta atlética, y lo logró gracias a los
recientes nexos con influyentes individuos del “espectáculo del ensogado”. Así, una
notable lista de astros visitó el amplio circuito de “Pancho”, que provocó un inusitado
éxito taquillero en cada escenario que pisaban, para beneplácito del opositor del
Capitán al ver cumplido su objetivo. El canadiense Abdullah the Butcher; los
estadounidenses Bob Backlund, Stan Hansen, Hulk Hogan,429 Pat Paterson, Billy
Robinson, Lou Thesz; el francés André el Gigante; el hindú Tiger Jeet Singh; los
japoneses Ricky Choshu, Tigre Enmascarado (Satoru Sayama), Tatsumi Fujinami,
Antonio Inoki,430 Seiji Sakaguchi entre otros protagonizaron brillantes y encarnizados
duelos ante Perro Aguayo, Dos Caras, Fishman, Mil Máscaras, el Solitario, Villano III y
el baluarte del oriundo de San Andrés Chalchicomula –Canek- elegido por su fortaleza.
Significativa plataforma que daría al naciente emporio un mote acorde a su nuevo tenor
y peso.
Lucha Libre Internacional (LLI) fue el resultado de esta perspectiva, a mediados
de los años ochenta, que redundó en la consolidación de “los Independientes”. Al
obtener la supremacía nacional, al gustar el público de sus carteleras y repertorio en
menoscabo del hijo del colotlense, Francisco decidió expandir ese beneficio propio y de
“la disciplina de las quebradoras” en su versión mexicana. Por un lado, debido a su
historial y en reconocimiento de la alianza firmada, la WWWF lo designó su secretario
general.431 Y por el otro, consiguió el envío de varios gladiadores de su elenco, como
los Brazos,432 al “Lejano Oriente” y más allá del Río Bravo con secuelas benignas.
Dueño ya de la escena empresarial, el poblano no se conformó y diseñó fulgurantes
ideas que refrescaron este ámbito.
429
Dark Mictlán. “Hulk Hogan. El macho alfa de la lucha”. en Titanes del Ring. Junio de 2008. Número 3.
Pág. 37.
430
Gómez Garnica, Jorge. “Sortilegio oriental: senador “Antonio” Inoki. Primera parte”. en Box y Lucha. 25
de mayo de 2001. Número 2509. Pág. 23.
431
El Testigo. “Bajo las capuchas”. en Superluchas. 19 de mayo de 2003. Número 8. Pág. 23.
Actualmente esta agrupación se denomina WWE (World Wrestling Entertainment).
432
Valero, Mauricio. “Nace el Brazo de Plata”. en Luchas 2000. 9 de febrero de 2004. Número 202. Pág.
16.
Espectaculares combates e interesantes modalidades, cerraron el abanico de
soportes utilizado por el nativo de San Andrés Chalchicomula. Pese a saberse amo del
panorama luchístico, “Pancho” no se conformó con lo obtenido, tanto en lo individual
como en lo colectivo, y arremetió con ímpetu ahora mediante la organización de
eventos que, por sus características atléticas y económicas, se creían imposibles.
Cobijado por allegados (entre ellos su hermano Manuel) y socios, el empresario decidió
confeccionar en plan estelar tales proyectos, los que se detallan a continuación.
Batallas campeoniles de rango internacional. Gracias a la alianza con emporios
foráneos, el poblano confrontó elementos de su repertorio con figuras del orbe para
contender por algún título. Prueba de ello fue que Canek, la principal luminaria y
depositario de su toda confianza, le disputó el célebre cetro de la división de peso
completo de la WWF (World Wrestling Federation) al estadounidense Hulk Hogan, el 2
de septiembre de 1984 en el Toreo de Cuatro Caminos, con quien empató. 433
Alcanzado un rotundo éxito con este recurso, se orquestaron otros para que no
decayera esta fuerza.
Despedidas de famosos gladiadores. En agradecimiento al auxilio dado, al salir
del feudo lutterothiano, importantes atletas determinaron retirarse en la firma de Flores.
De esta manera Black Shadow (Alejandro Cruz Ortiz) el 3 de mayo de 1981, el Santo
(Rodolfo Guzmán Huerta) el 12 de septiembre de 1982 y Huracán Ramírez (Daniel
García Arteaga) el 5 de febrero de 1988 cumplieron su ciclo con “los Independientes”.434
Repetido el saldo con este dinámico plan, se instrumentó un factor adicional que
consolidara al consorcio.
Encuentros increíbles. En esta situación se trataba de juntar, en la misma esquina,
a enconados rivales para que formaran duetos. Luego del primer experimento, realizado
en 1977 entre Aníbal y René Guajardo ante Ray Mendoza y El Solitario, continuaron las
riñas de este modelo, si bien en la mayoría de los casos se rompían las uniones. 435
Probada de nueva cuenta la eficacia de su ingenio con este elemento, Francisco
persistió en la realización de diferentes propósitos.
433
Ossio, Sergio. “¡Hulk Hogan vs. Canek por el Campeonato Mundial de Peso Completo WWF!” en
Superluchas. 6 de septiembre de 2004. Número 75. Págs. 9-11.
434
Lozano, Laura. “Huracán. Otra estrella que se extingue”. en El Último Gladiador. Noviembre de 2006.
Número 17. Págs. 22-23.
435
Morales, Ricardo. “Las ideas atómicas, increíbles y suicidas de don Pancho Flores”. en Luchas 2000.
3 de octubre de 2005. Número 286. Pág. 22.
Peleas de tríos o “australianos”. Aunque esta modalidad fue diseñada por Garza
Hernández, con Flores cobró apogeo hasta ser base de las carteleras, desde 1981.
Numerosos fueron los equipos que aparecieron debido al poblano, quien personalmente
seleccionaba en algunos casos a los integrantes: “los Brazos” (Brazo de Oro, Brazo de
Plata y el Brazo), “los Cadetes del Espacio” (Solar, Super Astro y Ultraman),436 “los
Fantásticos” (Kung Fu, Kato Kung Lee y Black Man), “los Misioneros de la Muerte”
(Negro Navarro, Signo y Texano), “los Villanos” (Villano I, Villano IV y Villano V) etc.
Afianzado con este nuevo pilar, el jerarca de “los Independientes” continuó la
renovación de su oferta con otros ingredientes.
Ruletas de la muerte. Eran torneos en los que participaban varias figuras quienes
se unían en duetos, y al final los perdedores de rondas previas apostaban cabelleras y
máscaras, según el caso. Si bien lograba agradar a la fanaticada con este factor, el
oriundo de San Andrés Chalchicomula no se conformó y organizó una singular querella
para patrocinar ese crédito.
Artes marciales contra lucha libre fue la siguiente innovación. Por su nexo con la
IKE (International Karate Enterprises), al feudo de Francisco arribó el estadounidense
Rick Macintosh (apodado The Ape Man), quien presumía de ser mejor que los
gladiadores. Pese a la corpulencia y destreza de ese exponente del full contact, Ray
Mendoza aceptó el reto, el 13 de septiembre de 1981, y lo venció en violenta pugna.437
Apoyado en tal baluarte, más los anteriores, su prestigio aumentó y esto fue celebrado
al cumplirse una fecha vital.
Cumplidos cincuenta años como promotor, “Pancho” los festejó con bombo y
platillo el día 12 de febrero de 1984. Luego de un espectacular programa de respaldo,
en la fase estelar batallaron en mano a mano Canek contra André el Gigante (quien
únicamente vino al evento, lujo que sólo el antagonista de “Don Chava” podía darse).
Intranquila por el clímax de su némesis, la EMLL se apresuró a lanzar la contraofensiva,
la cual no tardaría en llegar.
436
Dj Spectro. “Solar, Ultraman y Super Astro… Los Cadetes del Espacio. Como sacados de la fantasía”.
en Luchas 2000. Edición especial “10 tríos mitológicos de la lucha libre”. 2 de noviembre de 2005.
Número 3. Pág. 29. También estaban los relevos atómicos o “pachuqueños” que, a diferencia de la
anterior versión, confrontaban a dos grupos divididos en bandos de cuatro vs. cuatro. El nombre de esta
forma de riña se debió a que la primera vez que se ejecutaron “la Bella Airosa” fue la sede.
437
Ossio, Sergio. “La hazaña del indio grande”. en Superluchas. 25 de abril de 2005. Número 107. Págs.
11-13. En abril del mismo lapso se efectúo un duelo similar, en el estilo de judo, entre el canadiense
Búfalo Allen vs. el japonés Seiji Sakaguchi, con saldo favorable para el oriental.
Disminuida su hegemonía, los dirigentes del feudo lutterothiano dieron mayor
énfasis a los jóvenes, con la esperanza de revertir la corriente negativa. Ante el
despedido o salida de famosos exponentes de “la industria de los azotones”, y por la
impetuosa acometida de su poderoso antagonista, tanto el ex obregonista como su
vástago decidieron renovar el repertorio de atletas, desde mediados de la década de los
setenta, con el impulso de novatos interesantes. Dada su experiencia en el negocio,
creyeron que esta idea era la apropiada para proteger sus intereses, en espera de
conseguir alternativas superiores. De esta forma Cien Caras, el Cobarde, Mocho Cota,
Sangre Chicana, el Faraón, la Fiera, Ringo Mendoza,438 el Pirata Morgan, Adorable
Rubí y el Satánico entre otros refrescaron las carteleras de la longeva sociedad. Sin
embargo, no representaron serio peligro para la competencia, pues ésta tenía
individuos de un nivel principal; aparte que gladiadores como el Perro Aguayo,439
Fishman, Mano Negra y Dr. Wagner se incorporaron a “los Independientes”, en
detrimento del emporio emergido en 1933, por las dádivas económicas y laborales.
Presionados porque la disposición no fructificó, y para frenar el hundimiento, los
empresarios le propusieron a Flores un arreglo inédito.
Suspensión de la beligerancia promotoril, como tregua, fue la oferta de la EMLL al
principio de los años ochenta. Este armisticio poseía dos razones para su cumplimiento.
Primero. Si bien había eliminado varios escollos (por ejemplo Televicentro), en esta
ocasión el rival estaba mejor organizado y con una vasta suma de pertrechos, que lo
volvía una amenaza inquietante y, en consecuencia, muy difícil de vencer. Segundo.
Pese a enfrascarse por el control de la lucha libre, el poblano guardaba un profundo
respeto por el colotlense al reconocer su labor por traer “el régimen de las llaves y las
contrallaves” a México, y el auxilio otorgado al iniciar su periplo deportivo-mercantil en
1934,440 que hacía viable la paz entre los líderes de las agrupaciones. Después de
algunas reuniones y el ajuste de estipulaciones, se firmó el pacto de no agresión.
Reconciliados los anteriores adversarios, al surtir efecto tal método, la afición y el ring
saldrían beneficiados de esta fase, la cual se expone al punto.
438
Morales, Ricardo. “Ringo Mendoza gana la carrera entre los prospectos coliseínos”. en Luchas 2000.
23 de mayo de 2005. Número 267. Pág. 21.
439
Pérez Sustaita, Andrés. “El Perro Aguayo: Biografía de un grande”. en Guerreros del Ring. Edición
especial “El Perro Aguayo. Primera parte”. 2007. Número 8. Pág. 8.
440
Entrevista a Ricardo Antonio Viornery Islas. 9 de marzo de 2007. Pachuca, Hidalgo.
Visita de “los Independientes” a los terrenos del ex obregonista, se convirtió en la
señal inicial de la reciente cordialidad empresarial. No obstante que ya se habían dado
tenues acercamientos, sería hasta después de la década de los setenta que el poblano
y los Lutteroth acordaron trabajar juntos, luego de prolongadas conversaciones, en aras
de presentar importantes carteleras para beneplácito del público.441 Y para mostrar una
óptima disposición para cooperar, la sociedad formada en 1933 permitió al anterior
contrincante, en temporadas dominicales, la renta de su principal foro: la nueva Arena
México. De esta manera, en dicho escenario se celebró la batalla de máscara vs.
máscara en la que El Solitario venció al Olímpico (Julio Díaz), el 20 de junio de 1982.442
Agradecido con este favor de su otrora enemigo, Francisco devolvería tal atención con
un lucrativo plan.
Intercambio de luminarias fue el segundo efecto de la armonía entre ambos
consorcios, tras establecer la tregua. Para que aumentara la expectación de los
asistentes, se planearon numerosas rivalidades que involucraban a significativas figuras
de cada firma, en duelos campeoniles y de apuesta. A nivel individual Fishman, un
atleta del oriundo de San Andrés Chalchicomula, le disputó sin éxito el título
semicompleto de la NWA a Ringo Mendoza, el 23 de enero de 1983; 443 mientras que
Sangre Chicana (EMLL) y el Perro Aguayo (LLI) se enfrascaron en férrea oposición, con
saldo favorable para el primero el 28 de febrero de 1986 y para el segundo el 15 de
febrero de 1987. Y en el rango de tríos, los representantes de la potente unión del
Toreo de Cuatro Caminos “los Misioneros de la Muerte” (Negro Navarro, Signo y
Texano) raparon al Dandy, Jerry Estrada y el Talismán, integrantes del bloque del
Capitán, el 5 de septiembre de 1986; en tanto que el mismo grupo perdió sus cabelleras
ante Ringo Mendoza, Américo Rocca y Tony Salazar, quienes vengaron a sus
compañeros del feudo del pretérito Subteniente, el 19 de septiembre del mismo año. 444
Y cuando parecía irrevocable la bonanza de Promociones Mora-Flores, la fatalidad le
asestaría un mortífero golpe, que significó el principio de su fin.
441
Entrevista a Javier Ríos Montes de Oca (Javier Montes). 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
El Testigo. “El Solitario y el imposible”. en Luchas 2000. 7 de mayo de 2001. Número 60. Pág. 19.
443
“1978: deja la empresa”. en Guerreros del Ring. Edición especial “Fishman. El Hombre Pez”. 2007.
Número 11. Pág.15.
444
Dj Spectro. “Los 100 encuentros de cabelleras más apasionantes”. en Luchas 2000. Edición especial
“Los 100 encuentros de cabelleras más apasionantes”. 6 de noviembre de 2006. Número 15. Págs. 2122.
442
El viernes 8 de mayo de 1987, a las 20:00 horas, debido a la complicación de un
padecimiento de diabetes, falleció Francisco José Flores Lecona.445 Si bien había
frenado los ímpetus de unos competidores (entre ellos la sociedad denominada “los
Super Libres”, dirigida por Jaime de Haro y Moisés Zárate, con sede en el Pavillón
Azteca de la calzada de Tlalpan en 1983),446 y tras pactar un benéfico armisticio con el
consorcio del ex obregonista, parecía que ningún nubarrón enturbiaría el sublimado
camino del oriundo de San Andrés Chalchicomula hacia el dominio administrativomercantil de “la ciencia del ring”. Sin embargo el destino le jugó una funesta pasada, la
cual posibilitó la retención de la hegemonía de “Don Chava” y cómplices. A raíz del
agravamiento de una añeja enfermedad, producida por la caída del techo que cubría la
Arena la Afición durante su estancia en la ciudad de Pachuca, se apagó la creatividad y
el dinamismo que “Pancho” desarrolló en sus 34 años de orquestar carteleras.
Infortunado pasaje relatado por Solar, un gladiador de cercano trato con él, como se
expone enseguida:
Acostumbraba visitar al jefe en su casa y le llevaba huevos de doble yema que le
encantaban. Solíamos platicar mucho, pero, por indicaciones del médico, no le tocaba el
tema de la Lucha Libre. Hablábamos de los pollos, de su alimentación, de los guajolotes
y de esas gallinas que yo tenía y que ponían huevos de doble yema. Esa tarde que lo fui
a ver, salió a recibirme su hija „Piri‟, y me dijo que necesitaban con urgencia una
medicina. Yo me ofrecí para ir a comprarla, pero el grito desgarrador del médico que en
ese preciso momento lo estaba examinando, pidiendo ayuda, nos hizo correr hacia
donde estaban. Al llegar, vi al doctor apretándole el pecho a mi jefe, que estaba sentado,
tratando de darle masaje; el rostro del señor Flores era terrible, su habitual color rosado
se había convertido en morado; los ojos entrecerrados y la agitación acelerada indicaban
que estaba grave. El galeno pidió a todos que se retiraran y que yo me quedara a
ayudarlo. Entre los dos tratamos de oxigenarlo y de darle respiración artificial con una
mascarilla; todo fue inútil, por más esfuerzos que hicimos, ese corazón ya no volvió a
latir; todavía intentamos “regresarlo” con esos mismos métodos, hasta que el doctor bajó
la cabeza y me dijo: “Ya no hay nada que hacer, el Sr. Flores está muerto”.447
445
Ossio, Sergio. “Francisco Flores a 17 años de su partida”. en Superluchas. 31 de mayo de 2004.
Número 61. Pág.13.
446
Morales, Ricardo. “Recordando al magnate luchístico independiente, Francisco Flores”. en Box y
Lucha. 12 de mayo de 2000. Número 2456. Pág. 27.
447
Olivera Figueroa, 1999:185.
Fallecido el líder de LLI, algunos de los allegados intentaron seguir su obra pero
varias circunstancias internas y externas impidieron tal objetivo. Por un lado, si bien la
administración (ahora a cargo de Carlos Maynez Flores, sobrino del jerarca) trató de
sobreponerse a la pérdida con proyectos interesantes, por ejemplo al contratar a
nuevos ases, entre ellos el estadounidense Konnan el Bárbaro y el canadiense
Pegassus Kid,448 al final cayó en el conformismo en suposición que aún podía
permanecer con la estructura que había heredado.449 Y por el otro lado, un pacto entre
Televisa y la EMLL orilló a “los Independientes” hacer lo propio con Imevisión (hoy TV
Azteca) en 1992,450 aunque sin el éxito esperado. Pese a ello, tuvo un halo de respiro
cuando elaboró junto a AAA (Asistencia, Asesoría y Administración de Espectáculos) –
consorcio nacido, como otros competidores, de la separación de su dirigente Antonio
Peña Herrada a inicio de los años noventa del emporio del antiguo militar-, los eventos
llamados Double Power en los que combinaban los elencos; además de efectuar
algunos programas con el CMLL (Consejo Mundial de Lucha Libre), flamante apelativo
de la organización del Capitán ya al mando de su nieto Francisco Alonso Lutteroth. Sin
embargo esos sucesos sólo aplazarían lo inevitable porque, tras padecer un secuestro,
el heredero promotoril del poblano decidió cerrar definitivamente la entidad en 1995.451
Así, terminó la obra de Flores Lecona mas no su legado pues, gracias a su tutelaje y
visión, “la cultura del ring” obtuvo un trato digno hasta llegar a la internacionalización,
fase vital posibilitada también por las bases construidas por el ex escolta de Obregón.
Con la reseña de este último antagonista, quizás el de superior jerarquía, concluye
este apartado del que brota una rotunda enseñanza. Ya fuese por labor del destino, la
suerte o talento propio, Salvador Lutteroth González pudo vencer abundantes críticas y
férreos detractores, en aras de verificar su intención de ser el amo y señor de “la
sapiencia de las quebradoras”, tanto en lo deportivo como en lo mercantil desde 1933.
Prueba del vigor del colotlense, fue que en él se cumplió un refrán que igualmente
explica su hegemonía empresarial: “Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata”.
448
Entrevista a Carlos Maynez Flores. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
Rivera, Julio César. “La caída de un imperio… tiempos de cambio”. en Luchas 2000. 10 de septiembre
de 2001. Número 78. Pág. 10. Antes de expirar, el guía de la sociedad avalada por la UWA alcanzó a
añadir las Arenas Neza (1977) y Querétaro (1982) a su amplio circuito de recintos.
450
“Imevisión y el verdadero rostro de la lucha libre”. en Lucha Libre. 3 de febrero de 1992. Número 1436.
Págs. 2-3.
451
Entrevista a Enfermero II. 21 de agosto de 2007. Querétaro, Querétaro.
449
CONCLUSIONES.
Al proyectarse alguien en un espejo, durante un tiempo prolongado, la imagen
resultante exhibe aspectos y detalles no contemplados por esa exploración general.
Lejos que esta situación perjudique al inmiscuido, el mérito radica en establecer un
retrato íntegro sobre el personaje en cuestión. Si bien, a golpe de vista, puede
deslumbrar lo llamativo y lo resplandeciente del semblante, aquello no es suficiente.
Entonces, para dejar atrás ese ámbito de parcialidad, se requiere de una labor más
inquisitiva que devele matices no estimados con anterioridad, y demuestre la frugalidad
de la primera impresión, no exigua del todo pero si muy rudimentaria, a final de cuentas.
Así, cual si se tratara de los dos lados de una misma moneda, de la que ni el águila o el
sol, ni la cara o la cruz, bastan para dar pleno valor de su contraparte, se aprovecha
dicho enclave para trasladar ese sentido a un caso particular, objetivo de este texto.
Fórmula utilizada para cerrar la información sobre Salvador Lutteroth González (18971987), cuyos saldos se exponen al punto.
Analizar la raíz geográfica y la estirpe familiar del individuo en consideración,
como esencias de su formación íntima, es la inicial observación de este desenlace.
Según puede analizarse por los argumentos recabados, hubo dos señales al respecto.
Por un lado, si bien la población jalisciense de Colotlán fue la cuna territorial de “Don
Chava”, no tuvo el suficiente peso para marcar su temperamento. La razón de este nivel
se halla en las características de esa comarca. Dadas los parcos talantes (índole
predominante rural y su separación espacial de vitales centros urbanos -por ejemplo
Guadalajara-), esta localidad solamente se juzga como referencia, mas no materia
nodal en su itinerario. Misma condición que se extiende a otros paisanos suyos, los
también militares Miguel Caldera y Victoriano Huerta. Y por el otro lado, el origen
extranjero de su linaje tampoco fue un hecho determinante. No obstante que algunos
indicios sustentaron una relevante gestión comercial, plasmada en dos ranchos y una
tienda, este antecedente no fue fruto de una categoría aristocrática sino del ejercicio
particular del padre; esta semilla si fértil en el futuro. De ahí que, tras una mala jugada
mercantil, la migración hacia la capital del país fuera la salida para ese panorama.
Motivos que alcanzaron un ilustre significado, al ligarse a las maniobras del protagonista
de esta narración histórica durante un suceso notable: la Revolución Mexicana.
Consciente de los pretéritos episodios subjetivos, el oriundo de Colotlán se
inmiscuyó en la Revolución Mexicana, con la esperanza de dar vuelta a sus vicisitudes.
¿Por qué se dio esta orientación? En aras de armonizar sus perfiles extranjero y rural,
que simbolizaban anatemas para la marcha dada la polarización social existente, el
provinciano advirtió una solución viable y juzgó prudente alistarse en la milicia, tras
probar suerte en trabajos eventuales de poca remuneración económica. No obstante la
inexperiencia en el manejo de armamento, esta oportunidad era atractiva ya que
brindaba, si salía avante, un sustento laboral y monetario tan necesario a raíz del
fallecimiento de su padre. Entonces, listo o no, verificó esta determinante fase.
Expectativa cristalizada con bienestar, en 1914, al integrar la brigada particular de un
destacado estratega bélico.
Gracias al Teniente Coronel Lorenzo Muñoz Merino, el jalisciense formó parte de
la escolta personal de Álvaro Obregón, dirigente de las huestes constitucionalistas.
Según se infiere por los datos recabados, el joven recluta creció y maduró muy
bruscamente alrededor de la metralla y la zozobra, producto de aquella vorágine
guerrera. A diferencia de los estratos superiores, la tropa era un ámbito más dinámico e
incluyente lo que propició la paulatina admisión del muchacho, pese a heterogéneos
antecedentes familiares y geográficos. Halo que le impulsó, además de atender con
suficiencia las habilidades burocráticas y prácticas, para trabajar bajo la tutela del
General en su equipo durante los encarnizados enfrentamientos con “Pancho” Villa.
Servicio de elevado rango que fue bien recompensado, a través del otorgamiento de
ciertas dádivas.
Cargos y nombramientos vitales fueron los premios para Lutteroth González quien
se convirtió, por este tenor, en un fiel portavoz del orden aplicado por el sonorense. Si
bien fue condecorado Capitán primero y se desempeñó como pagador y traductor
oficial, éstas eran gratificaciones relativamente menores a las de otros correligionarios.
Sin embargo, por la creciente demanda de numerosos combatientes, antes y después
que el norteño llegara a la silla presidencial en sustitución del coahuilense Venustiano
Carranza, eran preferibles esos nada despreciables subsidios, que podrían aplicarse
para lucrativos negocios durante los años veinte, y no quedarse con las manos vacías.
Patrocinios que, debido al trueque de piezas en el tablero gubernamental, llevaron a
Salvador a una vía empresarial inédita: el deporte de la lucha libre.
Dispuesto anotarse la firme utilidad económica, tras fallar con una mueblería
según sus palabras, Salvador se adentró en “el negocio del ring” en los años treinta.
Para materializar esta aspiración debió poner en juego algo más que disposición y
entusiasmo, a la par de su itinerario en la milicia constitucionalista. No obstante que el
terreno parecía despejarse al orientarse por un viaje a territorio texano, donde presenció
en el Liberty Hall una función del “arte de los costalazos”, requirió de superiores factores
para colonizar esta área. De forma paulatina pero segura, el jalisciense se rodeó de los
elementos internos (dinero y paciencia) y externos (cómplices como Francisco
Ahumada y Miguel Corona), hasta que ubicó al eje en aras de alzar el pendón de
triunfo: la Empresa Mexicana de Lucha Libre –EMLL-, el consorcio que fundó en
septiembre de 1933. Lo demás, al paso del tiempo, fue justificar con fructíferos
proyectos (el impulso de hombres y mujeres convertidos en Espartacos modernos) y
progresivos saldos económicos (la fehaciente respuesta semanal o quincenal del
público en las taquillas de numerosos coliseos), su visión mercantil -o terquedad desde
su punto de vista-, en un ámbito aparentemente inhóspito y de poca rentabilidad.
Atrevimiento de tinte portentoso para el colotlense, al ser un parteaguas en su vida, que
derivó en otros ilustres nombramientos.
“Padre o zar de la lucha libre mexicana” fue la condecoración otorgada al ex
obregonista, por implantar comercial y deportivamente ese espectáculo en el país.
¿Cuáles fueron los argumentos, expuestos en este trabajo, que derivaron en este título?
En primer lugar, promovió los anhelos de fama y fortuna de varias generaciones de
gladiadores ya fueran “rudos” o “técnicos”, extranjeros o nacionales, de cara limpia o
enmascarados. En segundo orden, posibilitó la creación de los campeonatos nacionales
y, por nexos con organismos norteamericanos, suministró cetros mundiales en
diferentes modalidades y pesos. En tercera instancia, fue el artífice en la edificación de
varias Arenas en el Distrito Federal y la provincia, para diversificar sus intereses y
extender la diversión en cuestión. En cuarto nivel, se vinculó con representantes de
comisiones atléticas para erradicar tachas morales, a través del cumplimiento de
reglamentos; y de los medios de comunicación, con el afán de divulgar
publicitariamente “el régimen de las llaves y las contrallaves”. Y por último, todo fue
abrigado por una estructura seria y estable, a diferencia de la fase decimonónica.
Parámetros sustentados también por un nutrido grupo de aliados y opositores.
Dinamismo, eficacia y versatilidad fueron los atributos del séquito que amparó, en
diferentes épocas y heterogéneos niveles, la supremacía empresarial de “Don Chava”.
¿Cómo se unieron ciertos individuos, según el presente documento de índole histórico,
para favorecer al otrora militar? De la amplia gama de aliados detectados, hubo tres que
destacaron por cumplir las misiones delegadas, y ofrecieron considerable información
para elaborar un seguimiento vivencial. Por un lado, el chiapaneco Gonzalo Avendaño
fue el entrenador de cuantiosos astros del cuadrilátero, debido a la amistad existente
con el jalisciense de quien había sido instructor atlético. Después, al hablar el idioma
inglés, haber visitado los Estados Unidos y mostrar un organizado sistema de trabajo en
lo deportivo, el capitalino Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano se ligó con el oriundo de
Colotlán. Fue tan marcada esa simpatía, que se dio a la tarea de referir por escrito los
eventos primordiales y consagrar publicitariamente a numerosos “Espartacos”, ya fuera
por la pluma o mediante el respaldo de su célebre periódico: la Afición; además de una
puntual asesoría en varios proyectos. Y por otro caso, el nativo de Tulancingo, Hidalgo
Rodolfo Guzmán Huerta El Santo fue el principal ídolo e imán de taquilla de la EMLL.
Asuntos que el ex Subteniente consolidó de manera particular, pues estuvo inmiscuido
de forma directa en la creación de ese famoso personaje luchístico y, más
subjetivamente aún, al fungir como su padrino de bodas. Entonces, ya fuera por un
carácter individual o laboral, el pretérito revolucionario era el centro de poder casi
omnipresente del “universo de las doce cuerdas”, el cual se guiaba por sus cánones.
Energía alterada por otro bloque no menos importante: los antagonistas.
Entre la nutrida lista de opositores, hubo dos sujetos quienes trataron de
arrebatarle a Salvador el rotundo monopolio sobre “la industria de los azotones”.
¿Quiénes fueron esos peligros para el antiguo inspector de Hacienda? Al hallar datos
de valía al respecto, este texto se enfocó en una pareja de enemigos: el neoleonés
Jesús Garza Hernández y el poblano Francisco José Flores Lecona. Aunque tuvieron
consorcios y lapsos distintos, pudieron asestar severos golpes a su némesis al descifrar
el código de mando (tras estar bajo su tutoría) y quitarle cotizadas piezas del
mecanismo (los gladiadores). Sin embargo el triunfo les fue negado, al morir en la
contienda o la inesperada entrada de agentes que inclinaron la balanza en contra suya.
Libre de tal hostilidad por actos fortuitos e inducidos, Lutteroth resurgió de las cenizas
para repetir la añeja frase victoriosa del emperador Julio César: Veni, vidi, vinci.
Expuesto todo lo anterior, aquí cae el telón de esta narración, dirigida por un
emisario de la disciplina de Clío, cuyo principal actor fue Salvador Lutteroth González.
Orientado por esa ruta, brota la siguiente duda: ¿Qué líneas de investigación pueden
derivarse de los datos y los testimonios ofrecidos por la presente obra de índole
intelectual? Primero. El caso de la historia del deporte en el país. No obstante ser punto
de gran atractivo para la población (explotado por la prensa), todavía es un terreno
bastante árido para varias áreas del conocimiento y sus representantes, debido a la
falta de incentivos y de cabal información pese a valiosos esfuerzos al respecto.
Segundo. La cuestión de la lucha libre nacional. De similar tinte que la anterior, pues la
literatura y el periodismo han explotado esta veta en detrimento de otras esferas de
análisis, ya que éstas se han mostrado hostiles a considerarle alguna importancia.
Tercero. La oferta de la biografía es bastante oportuna porque se detallarían, si se
vencen los pasados escollos, los itinerarios vivenciales de los elementos de ese
espectáculo (desde anunciadores, aficionados, arquitectos, cronistas, empleados,
entrenadores, gladiadores hasta promotores, programadores, réferis y vendedores).
Cuarto. El tema de los empresarios revolucionarios y posrevolucionarios. Ya fueran
militares o políticos, éstos aprovecharon el movimiento de 1910 y sus secuelas para
hacerse justicia a través de un caudal económico; vía no explotada con suficiencia.
Quinto. Esos mismos hombres de armas y discurso, desarrollados en la vertiente
deportiva. Ejemplos de esta tendencia, parcialmente abordados por este documento,
fueron Homobono Márquez y Jorge Pasquel, en la rama del beisbol, quienes
ameritarían disertaciones particulares para determinar su impacto y trascendencia.
Llegado el desenlace, este escritor espera haber trasladado, como las manecillas de un
reloj, la vacilación de ustedes lectores a un plano positivo: la verosimilitud.
Por último, ¿qué lección de orden práctico ofrece la trayectoria de “Don Chava”?
Samuel Ramos, de la misma filiación cronológica que el colotlense (1897), en “El perfil
del hombre y de la cultura en México” reprochó el nulo cálculo de los habitantes de esa
patria acerca del futuro. Si bien el argumento es factible el ex obregonista le replicaría
con creces, porque él sí vislumbró un horizonte posterior (“la diversión del ring”) que
abrigó con un serio grupo de aliados y entornos, aparte de un consorcio estable.
Respuesta encontrada en la vigencia y permanencia de su nombre y obra, a través de
un singular pedestal forjado por balas, golpes y pesos: el cuadrilátero.
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Los anexos se encuentran sólo en la versión impresa disponible en la biblioteca del
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