FI I-1 141 LA DIPLOMACIA REALISTA de la Universidad Nacional

Transcripción

FI I-1 141 LA DIPLOMACIA REALISTA de la Universidad Nacional
FI
I-1
LA
LA
DIPLOMACIA
DIPLOMACIA
141
REALISTA
REALISTA
CÉSAR
de la Universidad
SEPÚLVEDA,
Nacional
de
México
L a ciencia política, que había agotado los temas propios del estado, y
q u e buscaba nuevos horizontes y tendencias, se h a venido desplazando
desde hace algunos años, con todo su bagaje de hipótesis, de teorías y de
fórmulas, al campo de las relaciones internacionales.
Esta interesante transferencia empezó a percibirse hacia los años t r e m ías.
Hasta entonces, l a política internacional se venía esudiando en f u n -
ción de la historia y del derecho, de u n a manera demasiado rígida y no
s i n pagar u n fuerte t r i b u t o a l a m o r a l i d a d y al legalismo. Las relaciones
entre los estados se abordaban, o bien con l a idea de que en el devenir
histórico podrían encontrarse las causas de la guerra, o bien tratando de
encuadrar dentro del marco del derecho y de las instituciones el fenóm e n o político internacional. E n realidad, no existía u n a auténtica teoría
de las relaciones entre los pueblos. Había, cuando más, u n a postura norm a t i v a o apologética en los autores especializados, o u n a filosofía
ética
de l a conducta política entre las naciones, pero se echaba de menos u n a
doctrina sistemática y consistente de l a diplomacia contemporánea.
Cuando resultaba ya evidente que tal manera de abordar l a política
universal carecía de congruencia con los hechos mismos, y dejaba sin exp l i c a r el por qué del comportamiento de las potencias, los teóricos del
estado, o sus discípulos que m i l i t a b a n en l a d i p l o m a c i a , i n i c i a r o n u n v i goroso m o v i m i e n t o p a r a dar cuerpo a u n a nueva postura, orientada a
estudiar l a lucha p o r el poder como factor real en el intercambio internac i o n a l , tomando en cuenta los antecedentes históricos y culturales, el proceder nacional e internacional de los países, y sus alternativas y p o s i b i l i dades.
Algunos de los guías de este novel movimiento se dedicaron a
estimar l a función de los factores geográficos
(Spykman), el "interés na-
c i o n a l " (Beard), el "interés político" o las "ideologías de los grupos nacionales"
(Wolfers), cuando no las motivaciones personales de los grandes
dirigentes de las potencias
(Carr) .
E n otras palabras, se buscaba con
ahinco localizar en la realidad los factores que p e r m i t i e r a n l a precisa, l a
i n d u b i t a b l e interpretación del fenómeno político internacional. A veces,
muchas de estas posiciones resultaban sólo u n a crítica de l a actitud histórico-legal-moralista, una vacuna contra el excesivo idealismo.
Como ocurre n o r m a l m e n t e en esta clase de movimientos, el campo se
espesó, pues fue i n v a d i d o de p r o n t o p o r psicólogos, periodistas, sociólogos y por otras gentes ajenas que llegaron en tropel sobre u n terreno
p r o p i c i o para sembrar las ideas más bizarras y las concepciones más fantásticas.
Cada g r u p o pretendía tener l a respuesta mejor.
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literatura respectiva brotó en Estados Unidos, con demasiada espontaneidad, durante las dos pasadas décadas.
P o r otra parte, como toda reacción, l a nueva postura del "realismo"
resultó exagerada en sus manifestaciones primeras. Concedía demasiada
importancia al debate realismo-idealismo, y tanto pretendía depurar las
realidades, que descuidó l a importancia de u n cuerpo de valores, corriendo el riesgo de que esos valores, a l a postre, se colaran furtivamente
de algún modo, sin que nadie pudiera apreciarlos entretanto, o siquiera
darse cuenta de su existencia.
P o r fortuna, dentro del mismo seno del "realismo" brotó u n a tendencia benéfica, que se ha aplicado a purificar el ambiente y a abordar el
análisis de l a diplomacia global, de las relaciones internacionales, con
serenidad y ponderación, para l i b r a r l o de excesos. Percibiendo que l a
admisión de valores, en tanto que puedan distinguirse de los hechos, es
menester p a r a l a necesaria p u l c r i t u d de las alternativas políticas que
puedan tomarse de acuerdo con esos mismos hechos, h a n surgido autores
"realistas", predominantemente en Estados U n i d o s . Ellos tienen ahora
u n buen acopio de adherentes, los que intentan introducir u n a sistematización mayor en el campo de l a teoría de las relaciones internacionales,
sin dejar de reconocer l a existencia de algunos valores esenciales. Como
exponentes de esta actitud, podríamos mencionar a H a n s Morgenthau y,
sobre todo, a su más próximo seguidor, el otrora diplomático George P .
K e n n a n , ambos estudiosos de l a ciencia política.
U n a reciente y valiosa aportación al método realista de l a política
internacional ofrece el l i b r o de K e n n e t h T h o m p s o n , * aparecido hace unas
semanas, y que constituye importante refuerzo de las mencionadas doctrinas de K e n n a n y M o r g e n t h a u .
L a p r i m e r a parte de l a obra, que es el remate de varios años consagrados al estudio de las relaciones internacionales, está dedicada a analizar el
estado de l a política exterior norteamericana tal como aparece en l a doctrina y de los actos de los estadistas más destacados de los últimos tiempos.
Sintomáticamente define ahí l a ciencia política internacional como " e l
estudio de las rivalidades entre las naciones y de las condiciones que mejoran esas relaciones".
Concede T h o m p s o n u n gran valor a los postulados de N i e b u h r , del
británico E . H . C a r r , de Spykman y de M o r g e n t h a u , entre los teóricos;
de L i p m a n n , entre los editorialistas, y de K e n n a n y los miembros del
Cuerpo de Planeación Política del Departamento de Estado (Marshall,
H a l l e y Fosdick) en l a determinación de l a d i p l o m a c i a de los Estados
U n i d o s en los últimos años. E n el p r i m e r capítulo hace el autor u n a
magnífica recapitulación de esos "realistas" de l a política internacional,
concluyendo que las estimativas de todos ellos son bastante similares, a
* T H O M P S O N , K e n n e t h W . : Poli ti cal Realism and the Crisis of World
Politics.
P r i n c e t o n : P r i n c e t o n University Press, 1960; ix-\-2$i
pp.
Dls. 5.00.
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pesar de partir de puntos de vista diferentes y de emplear métodos distintos en sus investigaciones.
E n el segundo capítulo estudia T h o m p s o n el liberalismo y el conservatismo en la política externa e interna de Estados Unidos. Se p r o n u n c i a
c o n t r a el conservatismo y prefiere el liberalismo, que ofrece mejores perspectivas, aunque describe que ambas posturas se h a n equivocado y que
sólo resultan apropiadas cuando h a n sido realistas. H a y en esta parte
( p p . 60-69) una excelente síntesis del realismo y sus fines y propósitos,
q u e conviene reproducir:
Para este grupo que empieza con N i e b u h r y acaba con K e n n a n ,
las rivalidades y cierta forma de l u c h a entre los estados vienen a
ser vistas como l a regla y no como mero accidente del pasado. H a y
armonías y discordancias entre los estados, pero el fracaso de todos
los anteriores esquemas de paz m u n d i a l , debe buscarse en las persistentes condiciones de las que resultaron las discordancias, y no en
el hecho de que sean planes ideales para u n a comunidad en perfecta
armonía. E n todos los grupos sociales — c u a l q u i e r a que sea su tam a ñ o — se percibe l a l u c h a por l a influencia y el p o d e r . . . E l
realista procura mitigar las rivalidades entre las naciones a través
de frenos y contrapesos y por l a transacción y regateo... E l realism o prepararía a los hombres para l a discrepancia trágica y constante
de fines y medios en l a política internacional. Acepta l a permanencia y l a u b i c u i d a d de l a l u c h a por el poder como guía y premisa de
su pensamiento; pero l u c h a incesantemente, con todos los medios a
su alcance, para contener y l i m i t a r concentraciones de fuerza y para
componer y aliviar tensiones que conduzcan a u n a situación bélica. . .
T h o m p s o n analiza en el capítulo tercero el abismo que existe entre el
estadista y el pensador. A h í compara el sistema británico y el norteamericano de conducir l a d i p l o m a c i a y examina las diferencias entre ambos.
Deduce de ahí tensiones entre los dos países. Encuentra que hay cuestiones insolubles entre l a teoría y el arte de gobierno, lo que es u n problema real a l que hay que enfrentarse con valentía, pues el reconocimiento
d e que existen dificultades puede conducir precisamente a h a l l a r las
soluciones.
Preocupa al autor intensamente, en l a segunda parte de su l i b r o , l a
valuación ética de la d i p l o m a c i a , y las relaciones entre l a m o r a l i d a d i n ternacional y la política viva. L a consideración de los postulados fundamentales y de los problemas de l a m o r a l entre las naciones es excelente,
pero concluye, con algún escepticismo — c o m o era de esperarse de u n a
posición realista—, que el interés nacional deforma muchas veces el sent i d o ético. H u b i e r a resultado muy interesante que el autor a m p l i a r a el
análisis de l a conducta exterior norteamericana, aplicada a los asuntos
europeos, para i n c l u i r allí el examen del juego de la ética — o la falta de
e l l a — en el manejo de l a d i p l o m a c i a interamericana de Estados U n i d o s .
L a s limitaciones que el doctor T h o m p s o n encuentra para el reinado de l a
m o r a l i d a d en el campo de las relaciones internacionales son precisamente
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las que h a confrontado el realismo, pues cada potencia se atribuye su
p r o p i a m o r a l , olvidando que l a ética p r i n c i p i a en casa. E m p e r o , l a investigación d e l autor revela que existe u n grado estimable de ética en l a
conducción de l a diplomacia global, u n p r i n c i p i o de d i g n i d a d m o r a l que
informa el intercambio político en la c o m u n i d a d , y que razonablemente
puede esperarse u n a mejoría en ese campo.
E n el capítulo sexto se analiza el dilema de Estados U n i d o s , en los
últimos cincuenta años — y aquí p u d i e r a encontrarse u n a correspondencia
de método con el de K e n n a n , expuesto en American Diplomacy, 190095°—
de enfrentarse a los problemas diplomáticos del m u n d o moderno
con muchas limitaciones, creadas por los métodos de l a diplomacia democrática, p o r normas de moral, por el deseo de aislamiento, pero también
por l a falta de perspicacia en los dirigentes de l a política exterior. T e r m i n a exaltando las ventajas del realismo y de su función en l a paz y para
l a supervivencia del linaje h u m a n o en este m u n d o en crisis y saturado
de discordia.
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E l realismo político aparece en l a obra de T h o m p s o n como sobria
invitación a buscar la verdad, no como el final de l a encuesta, y en eso
radica u n a gran parte de su mérito. S i n embargo, es de dudarse que el
realismo pueda por sí solo constituir l a respuesta. C l a r o que l a diplomacia debe entenderse en función de las realidades de u n m u n d o transido
p o r el temor y el pesimismo, y que ella debe de algún modo reflejar esa
realidad, pero no puede desdeñarse l a función que desempeña el derecho
internacional. L a estabilidad del m u n d o no puede radicar tan sólo en u n
precario e q u i l i b r i o de fuerzas. E l derecho y l a política no están, no pueden estar en contraposición. Ambos son elementos dinámicos de cualquier
sociedad progresista. Los dos estabilizan las colectividades humanas. E l
problema parece yacer más bien en l a conciliación —así como en el
ámbito interno del estado— de l a organización política con l a organización legal en l a c o m u n i d a d internacional. P o r otra parte, no debe
olvidarse que l a postura realista, m u y norteamericana, no es m u y generalmente aceptada en los demás países y, p o r lo tanto, puede ser vista
con suspicacia y atacada de unilateral.
De cualquier manera, el l i b r o de T h o m p s o n es de imprescindible lectura para e l estudioso de las relaciones internacionales. Además de ofrecer u n p a n o r a m a completo y valiente de los fundamentos actuales de l a
d i p l o m a c i a m u n d i a l de Estados U n i d o s , puede afirmarse con bastante
certeza que habrá de producir u n impacto apreciable en el comportamiento exterior de ese gran país, en los próximos años, y ello le comunica
u n valor decidido. Es, en suma, u n l i b r o trascendente.

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