NUESTRA RELACIÓN CON ADONAI

Transcripción

NUESTRA RELACIÓN CON ADONAI
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NUESTRA
RELACIÓN CON ADONAI
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Varios e importantes son los asuntos que trata la parashá de esta semana: Emor.
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En ella, señalan nuestros sabios, están contenidos 63 de los 613 preceptos que debemos cumplir.
Al leerla, aprendemos cuáles eran las leyes que regían para los cohanim (sacerdotes), en general, y para el
Cohén Gadol o Sumo Sacerdote, en particular; la pureza que debían guardar y quiénes no podían hacerse
cargo de las funciones sacerdotales.
Uno de los temas significativos de la parashá es la prohibición de que los cohanim se impurificasen, teniendo
contacto con muertos, salvo en contadas excepciones, como por ejemplo que no hubiese quien enterrara a un
desconocido que se hallare abandonado.
Esto nos lleva a la reflexión de que, a diferencia de otras culturas – antiguas y modernas – el judaísmo
rechaza el culto a la muerte, sin dejar de honrar la memoria de los fallecidos. En nuestra tradición, si se diera
el caso de que se encontrasen en una calle o camino, un cortejo fúnebre y un cortejo nupcial, el primero debe
detenerse y dejar pasar a la novia, porque ella es el futuro, la que inicia una nueva vida, la que tendrá hijos,
nuevos integrantes del pueblo de Israel. El muerto, en cambio, es el pasado. Su tiempo en el mundo ya acabó.
También explica cómo debían ser los animales para las ofrendas, los permitidos y los que no podían ser
admitidos en los sacrificios que se ofrecían en el Beit Hamikdash.
Asimismo, en Emor se consigna el calendario bíblico festivo:
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Estas son las solemnidades fijas consagradas al Eterno,
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las santas convocaciones que habréis de proclamar en sus tiempos (23:4).
El Shabat, Pésaj, Shavuot, Rosh Hashaná, Iom Kipur, Sucot y Simjat Torá son las fiestas bíblicas.
Se dan indicaciones precisas para la ofrenda del Omer y la cuenta del Omer, así como acerca de la Sucá y las
cuatro especies que se bendicen en Sucot.
Se indican otros preceptos como el encendido de la menorá o el pan del Tabernáculo, y se comenta el pecado
de la blasfemia y cómo se castiga.
Rav Peter Tarlow, rabino de Oneg Shabat, y director de la casa de Hillel de la Universidad de Texas, aporta un
valioso comentario a la sección de la Torá de esta semana, ya que considera que las fiestas bíblicas existen
porque así lo escogemos. Es decir, puede ser que la Torá nos las haya ordenado, pero somos los seres
humanos quiénes las celebramos, y cuidamos cómo hacerlo. En palabras del rabino Tarlow:
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Visto así, el calendario bíblico no nos ha sido impuesto,
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sino que representa el hecho de que el ser humano y D's son socios.
Para los judíos, la relación con Adonai es un acto constante de creación entre dos socios: Él y cada uno de los
seres humanos. Nos relacionamos con Adonai sin intermediarios: podemos hablarle, agradecerle, enfadarnos,
hacerle reproches o discutir con Él, manteniendo así una relación viva, creadora, íntima y pública a la vez. Un
ejemplo de ello es la plegaria: a veces es un acto íntimo, que se realiza a solas y, a veces, necesitamos – por
lo menos – de otros nueve judíos, de un minián, para rezar.
La Creación está siempre inacabada y, como socios, es nuestro cometido seguir construyéndola, personal y
comunitariamente.
Ése es nuestro propósito y nuestra esperanza: que durante nuestra vida podamos hacer del mundo un lugar
mejor que el que nos hemos encontrado, a la vez que agradecemos el que nos han legado quienes nos han
precedido.
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Shabat Shalom!
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© V & L, Comisión de Cultura, Beit Rambam.

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