oremos unidos por la paz y la seguridad

Transcripción

oremos unidos por la paz y la seguridad
OREMOS UNIDOS
POR LA PAZ Y LA
SEGURIDAD
OREMOS
UNIDOS
PARECE UN BUEN DESEO, PERO…
¿ES BÍBLICO?
Últimamente es cada vez más común escuchar de reuniones en todo el
mundo, que tienen como propósito el orar por la paz y la seguridad. Se
escucha bien y parece una gran idea. Sin embargo, Dios en Su Palabra nos
da una importante advertencia: “Pero acerca de los tiempos y de las
ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque
vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón
en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre
ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no
escaparán.” 1ª. Tesalonicenses 5:1-3
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OREMOS UNIDOS POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD
CONTENIDO
1. ¿ES LA VOLUNTAD DE DIOS QUE OREMOS POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD?
A. LA IMPORTANCIA DE LA VOLUNTAD DE DIOS
B. ¿QUÉ DICE LA BIBLIA RESPECTO A ORAR POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD?
C. LA PRESENCIA DE LA IGLESIA DE CRISTO EN EL MUNDO
2. LA ORACIÓN UNIDA
A. DIOS NO OYE LA ORACION DE LOS QUE NO SON SUS HIJOS
B. ¿HACIA QUIÉN SE DEBE DIRIGIR LA ORACION?
C. NO TODA “UNIDAD” ESTÁ APROBADA POR DIOS
3. REFLEXIÓN FINAL
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OREMOS UNIDOS POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD
OREMOS UNIDOS POR LA PAZ
Y LA SEGURIDAD
1. ¿ES LA VOLUNTAD DE DIOS QUE OREMOS POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD?
A. LA IMPORTANCIA DE LA VOLUNTAD DE DIOS
Antes de levantar nuestra oración a Dios, debemos analizar a la luz de la Biblia, SI LAS
PETICIONES QUE VAMOS A HACER, SON CONFORME A LA VOLUNTAD DE ÉL, pues no
podemos orar de acuerdo a lo que nosotros pensamos, sino conforme a la voluntad que Dios
dejó plasmada en los 2 Testamentos.
1ª. Juan 5:14 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna
cosa conforme a Su voluntad, él nos oye”.
La Palabra del Señor nos dice en Romanos 8:26, 27 que “…el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad, pues no sabemos pedir como conviene”, y agrega: “más el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu , porque conforme a la voluntad de Dios
intercede por los santos.” Si bien es cierto que muchas veces no hemos sabido pedir como
conviene y Dios en Su misericordia nos ayuda en nuestra debilidad, también es cierto que Él
nos dejó las Escrituras para enseñarnos cuál es Su voluntad y para corregir todas las ideas
erróneas que podemos tener acerca de Dios y de Su reino (2 Timoteo 3:16, 17). Por algo Jesús
dijo: “…Erráis, ignorando las Escrituras…” (Mateo 22:29). En Colosenses 1:9, vemos la
necesidad de que el conocer la voluntad de Dios se convierta en un motivo de oración: “Por lo
cual también nosotros,… no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual.”
Tenemos como ejemplo a Elías, un hombre entendido en la voluntad de Dios: oró para
que el cielo se cerrara –a causa de la idolatría- y Dios le contestó (Santiago 5:17, 1º. Reyes
17:1-7). ELÍAS NO ORÓ DE ACUERDO A SU CRITERIO PERSONAL, SINO EN BASE A LA
PALABRA DE DIOS (Deuteronomio 11:16, 17).
Jesús mismo nos enseñó a orar buscando que la voluntad de Dios se cumpla: “Padre
nuestro…Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. (Mateo 6:9,10).
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B. ¿QUÉ DICE LA BIBLIA RESPECTO A ORAR POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD?
En la Biblia, que es el manual que Dios nos dejó, encontramos varios motivos por los
que debemos estar orando como pueblo de Dios. Sin embargo, JAMÁS SE NOS INSTRUYE A
ORAR POR LA PAZ Y LA SEGURIDAD.
Veamos ahora, a la luz de la Palabra de Dios, algunos motivos de oración:
1. Para que estemos firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. Colosenses
4:12, Hebreos 13:18,
2. Para ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu. Para que podamos
conocer el amor de Cristo, Efesios 3:14-21
3. Para que no entremos en tentación. Lucas 22:40
4. Para que seamos dignos de escapar de todas las cosas que vendrán, y de estar de pie
delante del Hijo del Hombre. Lucas 21:36
5. Por los hermanos cuando estén en aflicción. Santiago 5:14, 15
6. Unos por los otros para que seamos sanados. Santiago 5:16
7. Por todos los santos; por la iglesia. Efesios 1:16; 6:18, Juan 17:20, Romanos 1:9
8. Por los que nos tratan mal. Mateo 5:44
9. Por los ministros de Dios, para que la Palabra de Dios corra. 2ª. Tesalonicenses 3:1-2
10. Para que el Señor de la mies, envíe obreros a Su mies. Mateo 9:38
11. Para que el Señor nos de la palabra y el denuedo para compartir el evangelio. Efesios
6:18-20
12. Para que el Señor abra puerta para compartir Su Palabra, a fin de dar a conocer el
misterio de Cristo. Colosenses 4:2-4
13. Por la salvación de todos los hombres. 1ª. Timoteo 2:1-5
Si observamos, los primeros 7 puntos hablan de orar por nosotros mismos y por el
pueblo de Dios, a fin de que seamos fortalecidos en el Señor y podamos llegar hasta el final
con Él. A partir del número 8, todos los versículos expresan la necesidad de orar por la
salvación de las almas y también para que Dios nos abra puerta y capacite para cumplir la gran
comisión.
Debemos comprender que la salvación no es una añadidura, ES FUNDAMENTAL, es el
centro de todo, pues para eso vino Jesucristo a la tierra; se humilló, padeció y se entregó hasta
la muerte. Todo esto para darnos esta SALVACIÓN TAN GRANDE (Hebreos 2:3), librándonos
así de una GRAN MUERTE (Apocalipsis 20:15). Claramente, se nos ha dado el
MANDAMIENTO de no sólo orar por los incrédulos, sino de continuar el llamado que Él nos
dio hasta Su regreso: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
(Marcos 16:15). Este fue el mandamiento específico que les dio nuestro Señor Jesucristo a sus
discípulos, quienes INMEDIATAMENTE OBEDECIERON (v. 20) “Y ellos, saliendo, predicaron
en todas partes…”
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El comparar Mateo 24 versículo 3 con el versículo 14, nos da más luz al respecto:
(versículo 3) “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron
aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin
del siglo?”, Jesús respondió: (versículo 14) “Y será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; Y ENTONCES vendrá el fin.”
Vemos que Dios nos ha dejado un trabajo importantísimo, primordial, urgente y es
predicar el mismo mensaje que Jesús predicó en la tierra diciendo: “El tiempo se ha cumplido,
y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1:15
Si escudriñamos los versículos enlistados anteriormente, veremos que el interés
primordial de Dios son las almas, pues Él no quiere la muerte del impío (Ezequiel 33:11). Las
almas son lo más importante para Dios, y también para el enemigo; no olvidemos el trato que
le propuso el rey de Sodoma a Abraham: “…Dame las personas, y toma para ti los bienes”
(Génesis 14:21). El rey de Sodoma es un tipo del diablo, quien desea llevarse la mayor
cantidad de almas con él al infierno.
Con el objetivo de comprender mejor la voluntad de Dios respecto a este tema, es
necesario que analicemos algunos versículos:
 Mateo 5:44-48
“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien
a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen… Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
El versículo dice “ORAD por los que os ultrajan” NO DICE, “ora para que ya no te
ultrajen”. La orden es orar por sus vidas, por sus almas. ¿Qué oración debemos hacer por
ellos? La de salvación, pues no podemos pedir bendición donde Dios no bendice: “la
maldición de Jehová está en la casa del impío, pero bendecirá la morada de los justos”.
(Proverbios 3:33). No podemos hacer peticiones superficiales, conociendo la tremenda obra de
redención por medio de Jesucristo, y sabiendo también que los que no quieran nada con Cristo
serán despertados a una horrible eternidad de tormento. ¡Cuánto debemos pedirle al Señor
que nos abra el entendimiento espiritual, para conocer Su voluntad y comprender con mayor
profundidad el significado de Juan 3:16!
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 1 Timoteo 2:1-6
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias ,
POR TODOS LOS HOMBRES; por los reyes y por todos los que están en eminencia,
para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es
bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, EL CUAL QUIERE QUE TODOS
LOS HOMBRES SEAN SALVOS Y VENGAN AL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD.
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su
debido tiempo”.
Dios nos está exhortando por medio del apóstol Pablo a levantar nuestras oraciones y
súplicas por todos los hombres, desde el que se podría considerar el más simple de la sociedad
hasta el que es tenido como principal, porque un alma es sumamente valiosa para Dios sin
importar su posición social, raza, color, condición, etc. (Romanos 2:11; 1ª. Pedro 1:18,19).
Es nuestra responsabilidad orar por aquellos que están en posiciones de autoridad, pues
serán juzgados con mayor severidad: ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía!
(Isaías 10:1; Lucas 12:48). Aunque podemos orar para que gobiernen sabiamente, lo
primordial es su salvación.
La instrucción en estos versículos, NO es que oremos para que haya paz, se acabe el
crimen y la sociedad viva reposadamente. Nótese: “para que viváis…” ¿quiénes? ¡LOS HIJOS
DE DIOS! –Dios no escucha a los incrédulos- Por lo tanto, ese reposo y fortaleza
sobrenaturales para vivir de forma piadosa y honesta en medio de tanta corrupción sólo lo
experimenta el pueblo de Dios –ningún hombre sin Cristo puede vivir de forma piadosa y
honesta-. El cristiano verdadero tiene una profunda necesidad de vivir en oración constante, ya
que sólo así encuentra el descanso, la paz y el consuelo de su Señor (Mateo 11:28, 29).
Entonces, dentro del contexto vemos que el propósito de la oración NO es pedir quietud y
reposo, sino pedir por la salvación de los hombres, pero el hacerlo, trae como consecuencia el
reposo de Dios en la vida del creyente. Vemos que esta exhortación se origina en EL DESEO
DE DIOS, DE QUE TODOS LOS HOMBRES SEAN SALVOS Y LLEGUEN AL
CONOCIMIENTO DE LA VERDAD, ya que no hay otra forma o medio de reconciliarse con
Dios fuera de Jesucristo.
Es importante resaltar que la paz de Dios no es una ausencia de conflictos, pues Jesús
nos advirtió: “…En el mundo tendréis aflicción…” (Juan 16:33). Pero sabemos, que Él mismo es
nuestra paz, y Su paz no es como la que el mundo da (Juan 14:27), porque la gente
únicamente tiene paz cuando aparentemente todo está bien. Por el contrario, el pueblo de
Dios a pesar de sufrir persecución, a pesar de los múltiples ataques del enemigo y de las
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dificultades del caminar cristiano, goza de la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento
(Filipenses 4:7).
Dios no nos podría estar instruyendo a hacer oración para vivir reposadamente -desde
un punto de vista natural-, pues Él mismo nos ha advertido que seríamos severamente
perseguidos por causa del evangelio (Lucas 21:12-17; 2ª. Timoteo 3:12). El reposo pleno del
pueblo de Dios será en la eternidad: “…Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que
mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos
siguen.” (Apocalipsis 14:13).
 Salmos 122:6-9
“Pedid por la paz de Jerusalén;
Sean prosperados los que te aman.
Sea la paz dentro de tus muros,
Y el descanso dentro de tus palacios.
Por amor de mis hermanos y mis compañeros
Diré yo: La paz sea contigo.
Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios
Buscaré tu bien”.
Tanto en la profecía como en la historia, hay un océano de significado en la oración:
“Pedid por la paz de Jerusalén”, comenzando por su mismo nombre que significa “ciudad de
paz”; la realidad es que muy pocas ciudades en el mundo han conocido la contienda, el
sufrimiento y la matanza que han visto sus habitantes en el transcurso de la historia. Sus
murallas llevan la memoria de los crímenes cometidos dentro de ellas en el nombre de la
religión; Senaquerib, Nabucodonosor, Herodes, Tito y Saladino son sólo algunos de los que
lucharon y mataron allí. Jerusalén ha sido sitiada, o capturada, o destruida en parte o
totalmente más de 40 veces. Esta ciudad es un campo de batalla, pues está conformada por
zonas judías, cristianas y musulmanas. En el centro de la Ciudad Vieja, en el centro del monte
del templo, predomina el templo musulmán: el Domo de la Roca. Consecuentemente, la
ciudad en sí misma está en conflicto permanente. Como las Escrituras claramente declaran,
Israel como nación está rodeada de enemigos, quienes están constantemente amenazando,
avanzando hacia la más intensa y escalofriante batalla: el Armagedón (Zacarías 12:1-9; 14:1-3,
12-15; Apocalipsis 16:13-16).
Todo esto ha sido referente al “Israel natural” (el polvo de la tierra, Génesis 13:16). Pero
también está el “Israel espiritual” (las estrellas del cielo, Génesis 15:5, 6). Por lo tanto, cuando
pedimos por “la paz de Jerusalén”, estamos orando por esa nación llamada por Dios en
Abraham, no por una paz desde una perspectiva humana -pues siempre ha habido conflictos y
aun lo peor está por venir, antes de que se cumpla lo escrito en Zacarías 14:11- sino que
oramos para que lleguen al conocimiento de Aquel que es el “Príncipe de Paz”. Pero al
mismo tiempo que pedimos por “la paz de Jerusalén” estamos orando por el “Israel espiritual”,
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es decir, la iglesia, que también está rodeada de enemigos, para que encuentre el reposo en
Cristo Jesús, en estos tiempos sumamente difíciles en los que las tinieblas y el pecado abundan.
 Jeremías 29:7
“Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová;
porque en su paz tendréis vosotros paz.”
Es importante tener sumo cuidado de no elaborar una doctrina o hacer un énfasis
desmedido, tomando un versículo fuera de contexto. Sabemos que durante mucho tiempo,
Dios le estuvo advirtiendo a Su pueblo, por medio de sus profetas, que serían entregados a sus
enemigos a causa de su rebelión. A pesar de las palabras claras e inalterables de Dios, se
levantaron profetas que hablaban “de parte de Dios” y le hacían creer al pueblo que nada malo
les sucedería (Jeremías 23:9-40). Al tiempo, Dios cumplió Su Palabra: fueron sitiados y la
ciudad quedo desolada, el templo fue saqueado y quemado; jóvenes, doncellas y ancianos
murieron y finalmente una parte del pueblo sobreviviente fue llevado cautivo a Babilonia (2º.
Crónicas 36:17-21). A pesar de todo esto, falsos profetas continuaban alimentando al pueblo
con falsas esperanzas, haciéndoles creer esta vez, que saldrían pronto de la cautividad. Es
entonces, que el profeta Jeremías les escribe una carta donde les exhorta a que no escuchen a
nadie que les diga lo contrario a lo que Dios ya había hablado: La cautividad duraría 70 años y
sería un tiempo difícil.
Dentro de esa carta, Jeremías escribe el versículo que estamos analizando, el cual, es
más bien, una prohibición de intentar cualquier cosa contra la paz pública mientras fueran
súbditos del rey de Babilonia. Deberán vivir pacíficamente bajo su mando, con toda piedad y
honestidad, a pesar del mal trato, las injusticias o las exigencias que pudieran recibir estando
en esa condición. Esto les prohibía tramar acciones para sacudirse el yugo. Si intentaban
cualquiera de estas cosas, resultaría contraproducente. Más bien tenían que dejar
pacientemente a Dios actuar, para traerles liberación a su debido tiempo. Tenían que rogar, al
igual que lo hacía la iglesia primitiva, por las autoridades constituidas, aun cuando fuesen sus
opresores.
“Procurad la paz”, es decir, a pesar de que no gozarían una paz natural -pues estaban lejos de
su tierra siendo oprimidos por una nación pagana- Dios les hace un llamado a aceptar la
disciplina Divina, haciendo su mayor esfuerzo para vivir lo más en paz posible. A nosotros se
nos ha mandado lo mismo: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con
todos los hombres.” (Romanos 12:18). Más adelante se nos ordena: “Sométase toda persona a
las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por
Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por
Dios resiste;...” (Romanos 13:1-2). Así como el pueblo judío, nosotros también tenemos
prohibido participar en cualquier situación que vaya en contra de la autoridad, siempre y
cuando ésta no vaya en contra de lo establecido por Dios (Hechos 4:19).
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Es interesante ver, cómo años más tarde el profeta Daniel (9:1-19), levanta una hermosa
oración confesando los pecados de su pueblo, y suplicándole a Dios, que los sacara de la
cautividad de Babilonia, así como cuando los sacó de Egipto. ¿Por qué hizo esta oración?
Porque leyendo atentamente en los libros, vio que Dios había hablado por medio del profeta
Jeremías, que a los 70 años habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén; y al darse
cuenta que faltaba poco, se humilló y comenzó a interceder. ¡QUÉ IMPORTANTE ES ORAR,
CONOCIENDO LOS TIEMPOS DEL SEÑOR!
 Lucas 21:36
“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de
todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”
En el capítulo 21 de Lucas, Jesús nos revela las señales que nos harán saber que el fin se
aproxima, con el propósito de que estemos preparados y no vayamos a ser lamentablemente,
sorprendidos. Este pasaje ha de complementarse con Mateo 24:3-28 y Marcos 13:3-23.
Particularmente en Mateo 24:37 dice: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del
Hijo del Hombre.” ¿Cómo eran los días de Noé? “…la maldad de los hombres era mucha en la
tierra, y todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal” (Génesis 6:5).
Los últimos tiempos se caracterizarían por un incremento desmedido de la maldad,
además de guerras, hambres, y desastres naturales. Todo esto es “principio de dolores”, es
decir, estas señales sólo nos anticipan los juicios que pronto Dios comenzará a ejecutar sobre la
humanidad. Ante esta realidad inminente, EL CONSEJO DIVINO ES: “Orad para que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas QUE VENDRAN”. NO DICE: “Orad
para que estas cosas no sucedan”, sino más bien es un llamado a hacer firme nuestra vocación
y elección; “porque no nos ha puesto Dios para ira, sino PARA ALCANZAR SALVACIÓN POR
MEDIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO”. (1ª. Tesalonicenses 5:9). Vemos una vez más
que EL DESEO DE DIOS ES NUESTRA SALVACIÓN. Leamos con mucho cuidado los versículos
que anteceden la última cita mencionada (1ª. Tesalonicenses 5:1-8):
 1 Tesalonicenses 5:1-8
“Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de
que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá
así como ladrón en la noche; que cuando digan: PAZ Y SEGURIDAD, entonces vendrá
sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como
ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni
de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos
sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se
embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con
la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.”
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Podemos concluir con toda certeza, que si Dios ya declaró cómo será el fin de los
tiempos, NO PODEMOS IR EN CONTRA DE LO QUE DIOS YA HA DETERMINADO.
Podemos tener un deseo personal de cómo quisiéramos que fueran las cosas. Sin embargo,
tenemos que someter nuestra voluntad a la del Padre, pues Él es Juez Justo. Nuestro Señor
Jesús, EN TODO nos ha dejado ejemplo para que sigamos Sus pisadas: En Getsemaní esta fue
Su oración: “… no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:42
Vayamos a Ezequiel 7:1, 2 y 25 donde confirmaremos una vez más, con toda claridad el
plan de Dios: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el
Señor a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra…
DESTRUCCIÓN VIENE; Y BUSCARÁN LA PAZ, Y NO LA HABRÁ”.
C. LA PRESENCIA DE LA IGLESIA DE CRISTO EN EL MUNDO
La gracia común de Dios y la presencia de la iglesia verdadera, como la sal de la tierra,
han frenando de alguna forma la corrupción que infesta a la humanidad. Inclusive las fuerzas
de las tinieblas están siendo restringidas en el tiempo presente: “Porque ya está en acción el
misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene…” (2ª. Tesalonicenses 2:18). El que restringe es Dios, y el instrumento para restringir es la Iglesia habitada por Dios (1ª.
Corintios 6:20). Recordemos lo que Jesucristo dijo, refiriéndose a Su Iglesia: “…las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
Esto no significa, que como Iglesia podamos orar para que las señales que se nos dan en
Mateo 24 cesen; y mucho menos para que los juicios finales no sucedan. Por el contrario, en
Apocalipsis 8:3-5, vemos las oraciones de los santos clamando por los JUSTOS JUICIOS de
Dios. Todo lo escrito sucederá, hagamos lo que hagamos (Marcos 13:29-31; Apocalipsis 15:8;
22:18,19). Lo que tenemos que hacer, es CONSAGRARNOS y cumplir con LA GRAN
COMISIÓN, que muchos la han llamado LA GRAN OMISIÓN; “Puesto que todas estas cosas
han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,
esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios,…Por lo cual, oh amados, estando en
espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en
paz”. 2ª. Pedro 3:11-14
2. LA ORACIÓN UNIDA
“Cuando digan: PAZ Y SEGURIDAD” (1ª. Tesalonicenses 5:3). Cada vez es más común
escuchar estas palabras en los todos medios de comunicación. Las organizaciones civiles, la
ONU, los gobiernos mundiales, organismos internacionales y aún organizaciones de todas las
religiones, sostienen cada vez con mayor frecuencia e intensidad reuniones cuyo fin es buscar
la estabilidad mundial. La humanidad está desesperada por combatir las guerras, el crimen y la
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inestabilidad económica. DEBIDO A LA INTERDEPENDENCIA DE LAS NACIONES, SE
REQUIERE UNA SOLUCIÓN GLOBAL INTEGRAL, Y POR LO TANTO UNA UNIDAD
MUNDIAL SIN PRECEDENTES.
El Papa Benedicto XVI, en su tercera encíclica manifestó literalmente: “URGE UNA
VERDADERA AUTORIDAD POLÍTICA MUNDIAL, QUE TENGA PODER PARA GOBERNAR
LA ECONOMÍA MUNDIAL, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su
empeoramiento y mayores desequilibrios, PARA LOGRAR UN OPORTUNO DESARME
INTEGRAL, LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA PAZ.” Además señaló: “ES URGENTE
REFORMAR LA ONU”.
De acuerdo a la profecía Bíblica, no tarda en levantarse esa autoridad que gozará de un
poder político, económico y religioso a nivel mundial: el anticristo. Éste solucionará con gran
eficacia los problemas globales, trayendo paz y estabilidad a todo el mundo, incluyendo en el
Medio Oriente. Pero esta tranquilidad será temporal, pues al tiempo comenzará a ejecutar sus
siniestros planes.
Los líderes de la política y la economía mundial, sostienen reuniones públicas y secretas
con el fin de establecer “Un Nuevo Orden Mundial”. Cada vez son más frecuentes las alianzas
tanto de naciones como de las grandes corporaciones. Todo avanza hacia el establecimiento de
un sistema económico único (Apocalipsis 13:16,17). SIN EMBARGO, NO SE LOGRARÁ LA
PAZ MUNDIAL, SIN UNIDAD RELIGIOSA.
Es por esto que el Papa Juan Pablo II trabajó arduamente promoviendo la paz y la
unidad de las religiones cristianas. A este movimiento de “unidad” en busca de la “paz” se han
unido iglesias de casi todos los credos. Tenemos por ejemplo El Consejo Mundial de Iglesias
(CMI), y el Movimiento Ecuménico Mundial que buscan la “UNIDAD VISIBLE DE LA
IGLESIA”. En el movimiento ecuménico hay representantes del judaísmo, cristianismo y del
Islam. Mientras que el CMI agrupa a 349 iglesias, denominaciones y comunidades de iglesias
en más de 110 países y territorios de todo el mundo, incluidas la mayoría de las iglesias
ortodoxas, gran cantidad de iglesias anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y reformadas,
así como muchas iglesias unidas e independientes.
Inclusive, hoy en día, es común ver a reconocidos líderes, considerados cristianos
evangélicos, participando en este gran proyecto de unidad. Podríamos citar al grupo musical
Hillsong, entre muchos otros, que participó en el Día Mundial de la Juventud 2008 en Sídney,
donde Darlene Zschech, líder del grupo, expresó abiertamente su apoyo a la Iglesia tradicional
en su proyecto de evangelización mundial. En años pasados, por primera vez en la historia,
miembros de diferentes religiones se unieron para ver la película “La Pasión de Cristo” dirigida
por Mel Gibson; basada, no en la Biblia, sino en los escritos de una monja espiritista alemana:
Anna Katherina Emmerick. En los últimos años, hemos visto a pastores locales convocando a
oraciones unidas por la paz de su ciudad o de su nación. LAS PALABRAS PAZ Y SEGURIDAD,
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QUE NOS FUERON DADAS COMO ALERTA DE LOS TIEMPOS FINALES, SON HOY MÁS
QUE NUNCA UNA REALIDAD INNEGABLE.
Generalmente las palabras “reconciliación” y “unidad” se escuchan bien; el orar unidos
por la paz, se escucha mejor. PERO, ¿ES ESTA UNIDAD APROBADA POR DIOS?
A. DIOS NO OYE LA ORACION DE LOS QUE NO SON SUS HIJOS.
El primer punto que debemos analizar a la luz de las Escrituras es que DIOS SÓLO
ESCUCHA LA ORACIÓN DE SUS HIJOS, es decir, de aquellos en los que habita la vida de
Cristo. Leamos las siguientes citas:
 Proverbios 15:8
“El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es Su
gozo.”
 Proverbios 15:29
“Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos.”
 1ª. Pedro 3:12
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal”.
 Juan 9:31
“Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace
Su voluntad, a ése oye”.
Estas citas nos revelan claramente que Dios hace una enorme diferencia entre las
oraciones de los justos y las de los impíos. Dios simplemente no oye las oraciones de los
impíos, pues está lejos de ellos, y no sólo eso, sino que son abominación para Él. Por el
contrario, nuestro Señor está atento a la vida y a las oraciones de Su pueblo. ¿Quiénes son los
justos? No son los que se creen buenos y rectos ante su propia opinión, sino aquellos que han
sido justificados mediante el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario (Romanos 5:1). Los
impíos no son los hombres más perversos de la sociedad, sino que son todos aquellos que
están muertos en sus delitos y pecados, que viven conforme al príncipe de la potestad del aire,
es decir, los hijos de desobediencia, los hijos de ira, entre los cuales éramos contados también
nosotros (Efesios 2:1-3). Podríamos decir que la única oración del pecador que Dios oye es la
que es para salvación. Podemos mencionar como ejemplo, a Cornelio que deseaba conocer el
evangelio (Hechos 10:30-48).
También la Palabra dice: “El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es
abominable”. (Proverbios 28:9).
Esto nos enseña que aún puede haber personas que se
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dicen cristianas pero si no les interesa la Palabra de Dios, no la atesoran y no la viven, entonces
también sus oraciones son abominables.
Además, la Biblia nos revela que aún Dios no atiende las oraciones de Su propio pueblo
por causa de su pecado.
 Isaías 59:2
“Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros
pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”.
 Miqueas 3:4
“Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su
rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.”
Aún nuestro carácter, actitudes y pensamientos afectan la eficacia de nuestras oraciones
(1ª. Pedro 3:7, 1ª. Juan 3:22, 1 Timoteo 2:8). Entonces, antes de orar y orar y orar, debemos
examinar nuestros caminos y ponernos a cuentas con Dios (Isaías 58:1, 2); SIN OLVIDAR QUE
CUANDO ORAMOS NO LO HACEMOS CONFIANDO EN NUESTRAS JUSTICIAS, SINO EN
SUS MUCHAS MISERICORDIAS (Daniel 9:18).
Por lo anterior, entendemos que las cosas no van a cambiar sólo porque un gran
número de personas se unan a orar con una buena intención, pues para empezar DIOS NO
OYE TODAS LAS ORACIONES.
B. ¿HACIA QUIÉN SE DEBE DIRIGIR LA ORACIÓN?
Algunos de los que promueven la unidad religiosa, alientan a las personas a levantar su
oración a “quien quiera” que sea ese “ser superior” en quien ellos creen. Les dicen: “No
importa cómo le llames a tu Dios, lo importante es que ores”. Nada más erróneo que esto. Un
“ser superior” puede ser cualquier demonio o el mismo diablo.
La Biblia nos enseña que la oración se debe hacer al Padre por medio del Espíritu, EN EL
NOMBRE DE JESÚS. (Romanos 8:15, 16, 26, 27; Juan 15:16; 1ª. Timoteo 2:5).
C. NO TODA “UNIDAD” ESTÁ APROBADA POR DIOS.
Recordemos lo que hizo Dios el primer día de la creación: SEPARÓ LA LUZ DE LAS
TINIEBLAS (Génesis 1:4). Tal vez Dios pudo haber comenzado la creación del mundo,
ordenándole a la tierra que produjera árboles, y separar la luz de las tinieblas más adelante, o
simplemente no hacerlo. Pero no fue así, el primer día de la creación estuvo marcado por una
SEPARACIÓN. Así mismo, el final del tiempo estará marcado por una SEPARACIÓN: “Cuando
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el Hijo del Hombre venga en su gloria,… se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas
delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros,… Y pondrá las ovejas a su
derecha, y los cabritos a su izquierda…” Mateo 25:31-33
En este mundo sólo hay dos familias (dos simientes) los hijos de Dios y los hijos del
diablo (1ª. Juan 3:1, 8-10). Nosotros antes de rendir nuestra vida a Cristo, éramos hijos del
diablo, como los demás, y por lo tanto éramos enemigos de Dios (Romanos 5:10). Sin
embargo, en el momento en que nos arrepentimos y nacemos de nuevo, LA SIMIENTE SANTA
(Jesucristo) viene a habitar en nosotros. Es entonces cuando comienza una encarnizada
persecución en nuestra contra, de parte de Satanás, usando a las personas que están bajo su
poder (Efesios 6:12). Esto quiere decir, que existe una ENEMISTAD entre las dos familias, y ESA
ENEMISTAD FUE PUESTA POR DIOS MISMO: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya…” Génesis 3:15
Dios aborrece las mezclas y prohíbe los matrimonios mixtos (Deuteronomio 22:9-11;
Nehemías 10:28-30; 13:3). ÉL NOS DEMANDA UNA SEPARACIÓN TOTAL DEL MUNDO:
“NO OS UNÁIS EN YUGO DESIGUAL CON LOS INCRÉDULOS; porque ¿qué compañerismo
tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia
Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el
templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios
dijo:… SALID DE EN MEDIO DE ELLOS, Y APARTAOS, DICE EL SEÑOR, Y NO TOQUÉIS LO
INMUNDO; Y YO OS RECIBIRÉ…” (2ª. Corintios 6:14-17).
Hoy en día hablar de SEPARACIÓN es mal visto, ya que la palabra popular es UNIDAD.
Sin embargo, NO PUEDE HABER UNIDAD, CUANDO ÉSTA VA EN CONTRA DE DIOS. La
historia de la torre de Babel es un claro ejemplo de esto. En Génesis 11:1-9, vemos que todos
los hombres de ese tiempo tuvieron una GRAN IDEA: “unirse para construir una ciudad y una
torre”; todo esto con un MARAVILLOSO PROPÓSITO: “llegar al cielo”. A simple vista, no se
ve nada de malo, al contrario, si estuviéramos allí tal vez diríamos: “qué bonito, todos unidos
trabajando”. El problema es que ellos querían permanecer unidos, cuando Dios claramente les
había mandado que se esparcieran para llenar la tierra (Génesis 9:1). Además querían llegar al
cielo, lo cual es un buen deseo; lo malo está, en que lo querían lograr por sus propios medios,
excluyendo a Dios. Ellos no querían a Dios, ellos querían levantar su propio nombre. Así como
hoy se nos propone buscar una unidad en “el nombre de Dios”, también estos hombres se
unieron en el “nombre de Dios” –el dios de este siglo por supuesto, 2ª. Corintios 4:4-; pues los
estudiosos dicen que esa torre era no otra cosa sino un zigurat, es decir, un templo dedicado a
la astrología y la falsa religión plagada de prácticas ocultas.
No podemos unirnos la luz con las tinieblas, tomando como pretexto la oración de Jesús
(Juan 17:20-23). NO PUEDE HABER UNIDAD A COSTA DE LA VERDAD. ES MEJOR ESTAR
SEPARADOS POR LA VERDAD QUE UNIDOS POR EL ERROR. Esto no quiere decir que nos
vamos a ir en contra de los que no son hijos de Dios, ¡No! De ninguna manera. Pero es
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necesario comprobar lo que es agradable a Dios, y no ser participes de lo que no glorifica a
nuestro Señor Jesucristo (Efesios 5:10, 11). Lo que tenemos que hacer, es orar por ellos y
hablarles del evangelio verdadero, pues aún hay pueblo de Dios que está por salir de toda falsa
religión para encontrarse con Él.
Tenemos la orden explícita de Dios de no participar de las abominaciones de Babilonia
la Grande, la Madre de las Rameras, pues nos manda con urgencia alejarnos de ella: “…Salid
de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.”
(Apocalipsis 18:4, 5)
Al leer los capítulos 17 y 18 de Apocalipsis podemos discernir quien es LA GRAN
RAMERA: la gran ciudad que está sentada sobre siete montes. Sus colores característicos son
púrpura y escarlata, y está adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas; y usa un cáliz de
oro. Es aquella con la que han fornicado los reyes de la tierra y los mercaderes se han
enriquecido de la potencia de sus deleites. Ha traficado con mercadería de oro, de plata, de
piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera
olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa,… y de ALMAS DE
HOMBRES (18:12, 13). POR SUS HECHICERÍAS FUERON ENGAÑADAS TODAS LAS
NACIONES. Y EN ELLA SE HALLÓ LA SANGRE DE LOS PROFETAS Y DE LOS SANTOS, Y DE
TODOS LOS QUE HAN SIDO MUERTOS EN LA TIERRA (18:23,24).
Después de leer todo esto, ¿podemos pensar que la unidad por la cual nuestro Señor
Jesús oraba, incluía a la gran ramera? ¿Podemos unirnos con aquellos que no proclaman el
evangelio verdadero de Cristo?
Dios nos da un importante mandamiento a través del apóstol Juan: “Cualquiera que se
extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina
de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina,
no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa
en sus malas obras” (2ª. Juan 9-11). Dios mismo nos está diciendo que no podemos tener
comunión con aquellos que profesan una doctrina que no es la que recibimos de Cristo. No
podemos unirnos con:
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Los que han cambiado la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de
hombre
Los que no han creído en Jesucristo como su ÚNICO Y SUFICIENTE SALVADOR
Los que rechazan que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son un sólo Dios
Verdadero
Los que no toman a Cristo como la Cabeza de la iglesia
Los que no reconocen a Dios Espíritu Santo como el Sustituto de Jesús en la Tierra.
Los que no predican que la salvación es por gracia
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Los que no predican la necesidad de arrepentimiento
Los que niegan la inspiración Divina de la Biblia
Los que no creen en la total autosuficiencia de la Biblia (quitándole o añadiéndole a su
contenido)
etc.
Antes de excusarnos en “el amor” para fomentar una unidad que no conviene,
debemos reflexionar profundamente en la advertencia de Dios por medio del apóstol Pablo:
“Mas SI AUN NOSOTROS, o un ángel del cielo, os anunciare OTRO EVANGELIO DIFERENTE
del que os hemos anunciado, SEA ANATEMA. Como antes hemos dicho, también ahora lo
repito: SI ALGUNO OS PREDICA DIFERENTE EVANGELIO DEL QUE HABÉIS RECIBIDO, SEA
ANATEMA.” (Gálatas 1:8,9)
Podemos aprender mucho de la iglesia primitiva: Hechos 2:42 nos dice: “Y
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento
del pan y en las oraciones”. Analicemos el orden de las cosas en las que se ocupaban. ¿Qué
está primero? ¿Qué está al final? El perseverar en la sana doctrina era lo primordial para los
primeros cristianos. ¡Qué diferencia a lo que se practica hoy en día!
El enemigo de Dios es astuto, por lo que no debemos desconocer sus maquinaciones.
Hasta el mundo dice: “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”. La historia revela como la
religión con mayor poder en el mundo, promovió la persecución y matanza de los hijos de
Dios. Sin embargo, cuantos más morían a causa de su fe en Cristo Jesús, más crecía y se
fortalecía la iglesia. ¡Gloria a Dios! Al parecer en la actualidad, el enemigo utiliza otra de sus
estrategias: “promover una unidad no aprobada por Dios”. Pero esto no es nuevo, la Biblia
nos relata en Esdras 4:1-3, que al ver los enemigos del pueblo de Dios, cómo éstos trabajaban
en la restauración del templo de Jehová, decidieron hacerles una “solidaria” propuesta:
“Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a Él ofrecemos
sacrificios…” (Versículo 2). El líder, ZOROBABEL SABÍA QUE ESA UNIDAD NO ERA
AGRADABLE A DIOS, así que les respondió: “NO NOS CONVIENE edificar con vosotros casa
a nuestro Dios, sino que NOSOTROS SOLOS la edificaremos a Jehová Dios de Israel…”
(Versículo 3). Hermanos, “NO NOS CONVIENE” intentar trabajar en la obra de Dios, con
aquellos que han amado más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas (Juan 3:19).
Si leemos más adelante en el mismo capítulo, vemos que los enemigos del pueblo de
Dios, al ver que no “cayeron en la trampa”, optaron por intimidarlos y meterles temor; trataron
por todos los medios de frustrar sus propósitos. Los que se paren firmes por Jesucristo, sufrirán
persecución (2ª. Timoteo 3:12), serán tachados como “intolerantes”, o “extremistas religiosos”,
etc.; pero a través de Pablo encontramos claramente cuál debe ser nuestra postura: “Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1:10
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3. REFLEXIÓN FINAL
Los primeros cristianos se caracterizaban por perseverar unánimes en la oración (Hechos
2:42-46). Se da por supuesto que todos los discípulos de Cristo oran. El reconocido
comentarista Matthew Henry expresó: “Más fácilmente debería encontrarse vivo un hombre
que no respirase, que a un cristiano que no ore”. El verdadero cristiano esta en oración todo
el tiempo –en su vida diaria y en las convocaciones santas-. Cabe mencionar, que la verdadera
Iglesia de Cristo está unánime en el mismo Espíritu, a pesar de las distancias geográficas. (1ª.
Corintios 12:12,13).
Sin embargo, Jesucristo nos dio una enseñanza muy importante respecto a nuestra
forma de orar: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que
ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a
tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”
(Mateo 6:5, 6)
Jesús nos está diciendo: ¡Cuidado! Porque Dios conoce las intenciones de nuestro
corazón. Y sabemos que: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién
lo conocerá?” (Jeremías 17:9).
Por consiguiente, es muy importante permitir que el Espíritu Santo nos examine, para
que Él sea quien nos revele la verdad de nuestro corazón. El mismo salmista decía:
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay
en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” (Salmo 139:23, 24). Además, no
sólo es importante la “sinceridad” con la que actuemos, sino que lo que estemos haciendo,
provenga del corazón de Dios; para que no seamos insensatos, sino entendidos de cuál sea la
voluntad de Dios (Efesios 4:17).
Lamentablemente, hay quienes están usando estas convocaciones para cumplir una
agenda política personal, o para hacerse de un nombre. Convocan a autoridades y a gente de
renombre, pero no para darles el mensaje de salvación como lo hizo Juan el Bautista y Pablo
(cuando Dios mismo les dio la oportunidad); sino para hacerse notar, o destacar su poder de
convocación, o su “preocupación” por la nación, etc. ES IMPACTANTE VER, CÓMO LA
ADVERTENCIA DE JESÚS ES TAN REAL EN NUESTROS DÍAS. No debemos hacer nada por
vanagloria, ni para ser vistos por los hombres, pues si en verdad al que buscamos es a Dios, no
necesitamos hacer mucho ruido, pues Él siempre está atento a la oración de Sus hijos.
Es interesante observar: Por un lado, el aumento de la popularidad de las reuniones
masivas; y por otro lado recordar la promesa de Jesús: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros
se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por
mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:19, 20).
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Jesucristo mismo nos demostró la importancia de la oración. Él siempre estaba en
oración constante. Sin embargo, jamás convocó a oraciones masivas; al contrario, siempre se
apartaba humildemente a orar en gran intimidad con Su Padre. ¡CUÁNTO TENEMOS QUE
APRENDER DE ÉL!
Isaías 42:1,2 nos dice algo muy importante acerca del ministerio de Jesucristo: “He aquí
mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre
él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. NO GRITARÁ, NI ALZARÁ SU VOZ, NI LA HARÁ
OÍR EN LAS CALLES.” Cómo nos hace falta a todos ser humildes y sencillos como nuestro
Señor Jesucristo, que no vino con armas carnales, ni con ostentaciones, sino que con gran
humildad dijo: “He aquí que vengo, oh Dios para hacer tu voluntad, como en el rollo del
libro está escrito de mi.” Hebreos 10:7
Cómo la Iglesia de Cristo, debemos entender cuál es la voluntad de Dios. Existen 2
posibilidades:
1. Salvar a la civilización (las naciones), o
2. Salvar a la gente de la civilización.
Ilustrémoslo así: Recordemos lo ocurrido con el famoso transatlántico: “El Titanic”, el
cual, según el presidente de la compañía que lo construyó “Ni Dios lo podía hundir”. Se dice
que desde el día antes de zarpar hasta que ocurrió el fatal accidente, se recibieron alrededor
de 8 alertas, reportando la presencia de inmensos icebergs y por lo tanto de peligro inminente.
Sin embargo, el vicepresidente de la compañía hizo caso omiso a las advertencias, ya que por
nada del mundo quería “echar a perder” el viaje inaugural; resultando en la trágica muerte de
más de 1500 personas.
El exuberante transatlántico representa nuestra exuberante, pero averiada civilización.
Los náufragos representan a la gente en peligro de hundirse en las aguas del pecado (Salmos
69:1-2). ¿CUÁL ES NUESTRA TAREA? ¿SALVAR AL BARCO O SALVAR A LA GENTE? HAY
UNA GRAN DIFERENCIA.
Los líderes mundiales están luchando para reparar los daños y así salvar a la civilización
moderna representada por el barco. Pero de acuerdo con las Escrituras, nosotros los hijos de
Dios, debemos RESCATAR A LA GENTE de este sistema pecaminoso, y permitir que Cristo se
ocupe de dominar a las naciones cuando venga otra vez a este mundo. De acuerdo con las
profecías bíblicas, Él no va a remendar el barco de la civilización, sino más bien, traerá un
“buque nuevo”, que será el reino de Dios en la tierra; un “barco” sin averías ni daños (Daniel
2:34, 35, 43, 44).
Jesucristo nunca organizó ningún levantamiento contra el corrupto sistema
gubernamental romano. No incitó a sus seguidores a que fueran a Roma para protestar, o
demandar cambios en el gobierno del César. No exhortó a sus discípulos a luchar por salvar a
la sociedad a través de alguna acción política. Sino que el mandato fue claro: “pero recibiréis
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poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos (mártires, en el
original) en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8
Pedro predicó diciendo: “…Sed salvos de esta perversa generación” (Hechos 2:40). Los
que escucharon y se arrepintieron recibiendo al Señor Jesucristo, entraron a los “botes
salvavidas”: “…y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina
de los apóstoles…” (Hechos 2:41, 42).
Es una realidad que líderes mundiales han tomado buenas decisiones, influenciados por
el sabio consejo de verdaderos cristianos que se desenvuelven en ese ámbito. Como ya
habíamos comentado, la actuación del cristiano puede frenar, más no anular las fuerzas de las
tinieblas en las altas esferas de nuestra civilización. 1ª. Juan 5:19 dice: “Sabemos que somos de
Dios, y EL MUNDO ENTERO ESTÁ BAJO EL MALIGNO”.
Debemos ver el incremento de la maldad, de la homosexualidad, de las prácticas
ocultas, de los desastres naturales, etc. como los “AVISOS DE ALERTA” que recibían los que
lideraban el Titanic, y que neciamente ignoraron, de tal forma que los pasajeros continuaron
“comiendo y bebiendo” y no entendieron hasta que vino la destrucción, y muchos perecieron
(Mateo 24:38, 39).
La misma palabra “iglesia” quiere decir en griego “llamados a salir fuera”, es decir
llamados a salir del mundo, ya condenado a la destrucción (2ª. Pedro 3:10). El Señor Jesús
señaló que Su venida sería como en los días de Noé y también como en los tiempos de Lot
(Mateo 24:37; Lucas 17:28). ¿Qué sucedió en ambos casos? ¿Acaso Noé logró salvar a la
podrida civilización que existía antes del diluvio? ¿Se salvaron las perversas ciudades de
Sodoma y Gomorra? ¡NO! Aunque Noé procuró la salvación de toda la humanidad de aquel
entonces, sólo logró rescatar a su propia familia; mientras que la raza humana entera fue
barrida de la faz de la tierra. Lot intentó advertirles a algunas personas, pero burlándose de él,
no lo escucharon y las ciudades fueron destruidas.
José, un siervo de Dios sabio y obediente, fue elevado al puesto de primer ministro en
Egipto. Su vida impactó poderosamente a todo el imperio, pero Egipto no se volvió al Dios
Verdadero. José salvó a los egipcios de morir de hambre en los 7 años de sequía, pero ellos
nunca acudieron a Él para conocer a su Dios, el Verdadero Soberano del Universo.
Años más tarde, en el libro de Éxodo –que significa “salida”-, vemos que Egipto no sólo
oprimía severamente a los israelitas, sino que estaba completamente corrompido a causa de la
idolatría y la inmoralidad. Fue entonces que Dios envió plagas devastadoras, con el fin de
revelarles que sus dioses no eran nada, y que Jehová era el Único Dios Verdadero. Pero ellos
persistieron en la dureza de su corazón, quedando Egipto completamente desolado y
arruinado. Sin embargo, la Biblia dice que gente de otros pueblos salió al desierto con el
pueblo de Israel, aferrándose al Dios de éstos (Éxodo 12:37, 38). El “barco” del imperio más
poderoso de ese tiempo se fue de pique; pero muchos se salvaron, porque salieron para unirse
al pueblo de Dios.
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En estos tiempos tan difíciles, en los que la humanidad se ha corrompido en extremo, y
en los que se escuchan noticias de plagas, crímenes y desastres por todas partes, provocando
gran temor e incertidumbre en el mundo entero; nosotros, los hijos de Dios, debemos tener
presente las palabras que nuestro Señor Jesús nos habló diciendo: “NO SE TURBE VUESTRO
CORAZÓN; CREÉIS EN DIOS, CREED TAMBIÉN EN MÍ. En la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y
si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y OS TOMARÉ A MÍ MISMO, para que donde
yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino… JESÚS LE DIJO:
YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE, SINO POR MÍ”.
(Juan 14:1-6)
Ésta es NUESTRA ESPERANZA y EL MENSAJE que tenemos que anunciarle a la
humanidad.
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