Mejor tonto que burro
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Mejor tonto que burro
Mejor tonto que burro Por: Magaly Rodríguez, Consejera ¿Alguna vez has sentido que tienes orejas de burro o cara de tonto?, bueno, pues bienvenido al club. Ésta embarazosa experiencia no es exclusiva de los jóvenes o los menos experimentados, pero los distingue. Aquí va una de mis anécdotas personales, eran los 80 y había comenzado una nueva etapa en mi vida, pues había sido aceptada en la universidad. Sí, era prepa y mi rostro me ponía en evidencia cada vez que escuchaba la flamante palabra, no obstante siempre encontré la forma de evadir las bombas de agua, la harina y cualquier otra cosa que a los creativos y hasta vengativos jóvenes universitarios se les ocurriera. Ya superada esta etapa creía que no pasaría más situaciones incómodas en mi vida universitaria, pues ya me consideraba toda una veterana. Me equivoqué no una sino muchas veces y en cada una de ellas mi rostro me seguía delatando. Una de esas anécdotas fue el día en el que me acerqué a la profesora de español para hacerle una pregunta, su respuesta fue otra pregunta, ¿tienes el syllabus?, no me atreví a preguntar con que se comía eso, para evitar parecer ignorante, pero ella lo leyó en mi cara. Acto seguido y como toda buena profesora de español procedió a darme la explicación, lo cual le agradezco infinitamente. Las cosas parecen no haber variado mucho desde los años 80 y algunas de ellas siguen ocurriendo hoy día. Una de ellas es la esperada bienvenida a los estudiantes de nuevo ingreso a los que cariñosamente les llamamos “prepas”. Otra más importante, académicamente hablando, es el miedo con el que llegan estos estudiantes. Miedo a preguntar, al que dirán, al profesor, a parecer un tonto, etc. La actitud inicial que tienen muchos de estos estudiantes es asumir que es mejor quedarse con la duda antes de ganarse el título del tonto de la clase, y esto sin duda es un grave error. Si te identificas con esta situación tal vez estés pensando en aclarar tus dudas con los compañeros de clase o con el libro, esto está muy bien siempre y cuando no olvides que tu mejor recurso para aclarar dudas es el profesor. “Dice un sabio proverbio chino, el que pregunta tal vez sea un tonto cinco minutos, pero el que no pregunta será un burro toda su vida”. Como consejera profesional en el escenario universitario he ofrecido talleres de diversos temas, con mayor frecuencia los temas relacionados a los buenos hábitos de estudio. Muchos estudiantes, además de no saber manejar bien su tiempo y no saber tomar notas (por mencionar algunos), manifiestan con frecuencia su temor para hacer preguntar en el salón de clases. La burla de algún compañero o la respuesta misma del profesor tiene como resultado disipar o eliminar la intención de hacer preguntas. Si esta situación tiende a repetirse tendremos un estudiante desalentado, con dudas en materias que posiblemente son de vital importancias en los procesos tales como: reclasificaciones, traslados o transferencias. Esto sin mencionar las repercusiones emocionales relacionadas. Si este panorama te es familiar o te ocurriera en algún momento en tu vida universitaria no te desanimes. Es necesario que tengas presente algunas cosas sobre este tema. Primero: debes ver el miedo como un simple hecho de la vida más que como un obstáculo para el éxito. Si te dejas dominar una vez por el miedo, éste te dominará siempre y no sólo en lo académico, también en lo personal y profesional. Segundo: el miedo se vence enfrentándolo. El miedo a situaciones particulares se desvanece cuando finalmente nos enfrentamos a ella, observamos los resultados y éstos cada vez son mejores, con lo que ganamos mayor confianza hasta que es dominado por completo. Tercero: recuerda que no eres el único que experimenta miedo en un terreno desconocido, sino que los demás también lo sienten, con la diferencia de que tú serás el que esté enfrentando el miedo. Con este paso no sólo estarás aclarando tu duda sino también que ayudarás a otros el haberla aclarado contigo. Cuarto: no pasarás desapercibido para el profesor, los profesores recuerdan con mayor facilidad aquel estudiante que se hace sentir de alguna forma en el salón de clases más que de aquel que aunque con buenas notas nunca abre la boca para preguntar o argumentar sobre tema alguno, esto aunque te parezca contradictorio es positivo. Una vez tengas claro los cuatro puntos antes mencionados y comiences a practicar sobre cómo vencer tus miedos, es importante que añadas otras herramientas que te ayudarán a finalizar exitosamente tus cursos universitarios. Te sugiero que adquieras como un buen hábito hacer lo siguiente: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. repasa la materia del día anterior visita al profesor en sus horas de oficina asiste a tutorías si es necesario lee artículos relacionados al tema ya sea en revistas o periódicos realiza los ejercicios de práctica ten siempre un diccionario a la mano navega por el Internet en torno a la materia en cuestión visita a un consejero profesional para que te ayude a hacer un plan de manejo efectivo del tiempo A propósito, y volviendo a la experiencia con el syllabus, (este se refiere al documento que el profesor entrega al inicio de cada curso) he aprendido muchas palabras nuevas y su significado a través de mi vida universitaria y profesional. Esto gracias a que pude superar la vergüenza de admitir ante otros que no sé el significado de una palabra o los por menores de un tema, pues no soy perfecta. La vida me enseñó a comprender que nada se pierde con preguntar, al contrario, siempre se gana.