talleres de escritura
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Para mujeres que se atreven a contar su historia TA LL ER E S DE E SC RI T UR A A U T O B I O G R Á F I C A Año 15, No. 48 Invierno 2013 DIRECTORIO Amparo Espinosa Rugarcía Directora Graciela Enríquez Enríquez Coordinadora editorial Amaranta Medina Méndez Araceli Morales Flores María Suárez de Fenollosa Ángeles Suárez del Solar Colaboradoras Blanca Delgado Ocampo Secretaria Zurdo Diseño Diseño Editorial: Rodolfo Taboada Ilustraciones: Mariana Zúñiga Impreso en Nea Diseño Dr. Durán No. 4 Desp. 118, Doctores Cuauhtémoc 06720 México, D.F. demac Para mujeres que se atreven a contar su historia, es el órgano de expresión y difusión de Documentación y Estudios de Mujeres, A.C. Publicación trimestral. Año 15, Núm. 48 Fecha de impresión Enero de 2014 Con un tiraje de 2,000 ejemplares. Certificados de licitud de título y contenido: Números 12493 y 10064 otorgados por la Secretaría de Gobernación. Certificado de reserva: número 04-2012-121817111500-102 Recibimos la correspondencia en: José de Teresa No. 253, Tlacopac, San Ángel Álvaro Obregón 01040 México, D.F. Tel. 5663 3745 Fax 5662 5208 Correo electrónico: [email protected] Internet: www.demac.org.mx Derechos reservados. Se prohíbe la reproducción total o parcial por cualquier sistema o método, incluyendo electrónico o magnético, sin previa autorización del editor. ÍNDICE TALLERES DE ESCRITURA A U T O B I O G R Á F I C A 04 TALLER DE AUTOBIOGRAFÍA QUERÉTARO 10 TALLER DE AUTOBIOGRAFÍA XALAPA 18 TALLER DE AUTOBIOGRAFÍA DISTRITO FEDERAL Tallerista Inés Carmona Pérez Brenda Margarita Fernández Hernández María Guadalupe Guerrero Ramos Jaennete Jasso Lidia de Jesús Lupita M. Tallerista Olga Beatriz Cuéllar Gaxiola Angélica María Aguilar Rivera Vero Barreiro Coutiño Alicia Catalina Hernández Alarcón Dora Isabel Hernández Meza Nicte-Há Limón Rodríguez María del Carmen Lyra María Xóchitl Citlali Rodríguez Barrón Elia Elizabeth Williams Victoria Tallerista María de Lourdes Meraz Alfaro Silvia Ayala Marcela Emma Carrillo Hernández Ana María Gómez Carrillo Blanca Lilia Ramírez Macin Consuelo Ruiz Castañeda Blanca Leticia Salazar González E ditorial ¿ Cómo decir una vez más lo ya dicho? ¿Qué palabras emplear cuando los que ya vivieron algo, dijeron lo que sentían desde el corazón? No con menos corazón, presentamos las experiencias de las mujeres que tan amablemente nos dieron información acerca de lo que fue para ellas el Taller Autobiográfico demac, de seis meses. De diferentes coordenadas del país, veintidós mujeres abrieron sus corazones en los talleres y ahora mapean sus experiencias en este boletín. Esperamos que los lectores no sólo gocen de su exquisito diseño y del viaje por las vivencias en los talleres demac, sino que esta travesía se convierta en el detonante para tomar la pluma y la tan temida hoja en blanco con el único y valiente propósito de explorar su océano interior y plasmarlo en el papel. Posiblemente les dé temor en un principio, para aliviarlo pueden acudir a un Taller demac Para perderle el miedo a la escritura® o regalarse el manual del mismo taller. Una vez que hayan tenido una probadita de la escritura autobiográfica, estamos seguras de que se lanzarán a los confines de su historia de vida y, en el mejor de los casos, a un Taller Autobiográfico demac para escribir, junto a otras mujeres, sus vidas, liberándose de todo obstáculo autoimpuesto. Amaranta Medina Méndez Coordinadora de Difusión Año 15. No. 48 Ta l l e r de au tob io g r a f ía qu e r é ta ro “ Tallerista Inés Carmona Pérez Es alentador observar cómo las participantes van descubriendo, algunas poco a poco y otras de golpe, la gran herencia que las precede, la fortaleza que corre por sus venas, la capacidad de amar que han heredado de sus padres y abuelos, la entereza que las ha caracterizado toda su vida. Todas éstas, virtudes que ejercen día con día y de las cuales no se habían dado cuenta. Es gratificante y emocionante al extremo presenciar este cambio en ellas; observar cómo, con rostros de asombro, se reconocen como mujeres valerosas, íntegras, independientes y fuertes. Éste es uno de los momentos más emocionantes del taller. “ 4 Originaria de la ciudad de México, nació en 1975 y radicó en Querétaro entre 2004 y 2013. Con estudios en Letras Hispánicas y en Ciencias de la Comunicación, se ha dedicado a las letras de distintas maneras: como asesora en redacción y corrección de estilo, y redactora informativa para estaciones de radio y medios impresos. Tiene experiencia también como promotora cultural en la planeación de actividades artísticas. Obtuvo mención honorífica en el concurso Premios demac 2005-2006 Para mujeres que se atreven a contar su historia®, con el texto Flor de canela. Es madre de tres hijos y espera seguir incursionando en los terrenos de la escritura, mismos que enmarcan su verdadera pasión: escribir, como lo demuestra desde temprana edad, cuando publica su primer poema, a los trece años. Ha sido colaboradora de demac en la capital queretana desde 2008, donde a partir de 2009 coordinó los talleres de escritura autobiográfica y el Taller demac Para perderle el miedo a la escritura® (Taller ppme). B renda Margarita Fernández Hernández En esta búsqueda de mí misma, me he dado cuenta de que Dios va poniendo lo que uno va necesitando en la vida, y a mí me puso enfrente el taller de escritura, donde he podido tallar mi historia de vida y encontrar el auténtico significado de quien soy. Durante mucho tiempo he estado fuera de mi ser, pendiente de todos los demás: hijas, trabajo, casa y economía. El haber sacado a la luz mis más íntimos secretos, que por tantos años estuvieron ocultos en lo más profundo de mí, me ayudó a descubrir por qué me he manifestado y desarrollado así a lo largo de mi vida. Mi alma lucha por aceptarme tal y como soy, con mis grandes defectos de carácter: rebelde, necia, apática, controladora, miedosa, gestuda, aprensiva, exagerada, desesperada, y también con todas mis virtudes: amorosa, sincera, trabajadora, puntual, entregada y honesta. Asimismo, reconocí todas las pérdidas que he tenido, empezando por mi infancia; la niña que dejó de jugar por estar cuidando a la madre enferma, los sueños no realizados. Me di cuenta de que mi concepto de Dios ha evolucionado; cambia y crece en la medida en que yo progreso. ¡Qué maravilloso es sentir a un Dios que está vivo, como yo! Nunca soñé con encontrar tal fuente de serenidad, valor y sabiduría. Estoy en el camino de reconocerme tal como soy, porque me había perdido. Ahora sé que tengo una herramienta maravillosa para seguir tallando la esencia de mi ser a través de la escritura. Me siento bien porque mis hijas, al leer estos manuscritos, conocieron a su verdadera madre, me manifestaron su compasión y entendieron de dónde venía mi neurosis. Le agradezco a Dios por permitirme ver lo que en realidad soy; a mi madre, por haberme permitido ser su hija, por llevar a cuestas su enfermedad y darme a mí lo que necesitaba para ser quien soy; a mi padre, por haberme dado la vida y ahora compartir con él su presencia. Tres agradecimientos muy especiales a mis dos hijas: Jenny y Andrea, y a mi nietecita Michelle, por haberme escogido como su madre y abuela; me han aportado muchas experiencias en el camino de mi vida. Gracias por el ánimo que constantemente me han ofrecido, por su paciencia, buen humor, aliento, tiempo y apoyo constante. Agradezco a mis compañeras y amigas que abrieron su corazón para compartir sus manuscritos que hicieron estremecer mi corazón. También agradezco a demac, porque me ayudó a que me apropiase de la escritura al ir elaborando cada manuscrito y a que en cada palabra viera cómo me he relacionado conmigo misma y con los demás. Año 14. 15. No. 48 47 5 6 Año 15. No. 48 M aría Guadalupe Guerrero Ramos Cuando menos lo pensaba, mis hijos se fueron a vivir de forma independiente; él, por voluntad, y ella, por cuestiones de trabajo. Sentí un gran dolor que creí no soportar. Acostumbrada a guardarlo en mi corazón, no lograba expresarlo. Aun sabiendo que escribir es una valiosa herramienta, no podía hacerlo. Desde el primer día que asistí al taller, recuerdo haber llorado cuando escribí una carta para mí. Después de un tiempo, con el compartir de mis compañeras y la guía de mi Serena*, empezaron a surgir sentimientos de miedo, tristeza y alegría. Paulatinamente, los fui identificando y definiendo. Descubrí que había creado un mundo de fantasías en mi vida y que me había estado autoengañando. Mi autoestima la tenía olvidada, nunca me había gustado cómo era exterior ni interiormente y, en cambio, quería perfección. Todo empezó a transformarse cuando me acepté tal como soy, con mis aciertos y desaciertos. Ahora me perdono por ser tan dura conmigo misma y me doy oportunidades de volver a intentarlo las veces que sea necesario, ya que soy un ser humano que aprende de sus errores. He concientizado defectos de carácter que me mantuvieron ciega, como la soberbia y que soy controladora, y reconocerlo me ha liberado. Acepto que el miedo me ha paralizado desde que era niña. Empiezo a enfrentarlo y puedo percibir mecanismos de defensa que desarrollé a través de mis enfermedades; reviso a fondo para encontrar las causas que lo originaron y poder modificarlas. Apareció también la comprensión hacia mis padres que tanta falta me hacía para ver y sentir la realidad, quitando resentimientos para dejar fluir amor y agradecimiento desde lo más profundo de mi corazón. Ya no soy la misma de antes, soy una mujer renovada que vive agradecida, con amor para dar y que disfruta del momento, sintiendo a Dios dentro del corazón guiando mis pasos. *Serena: Talladora de Palabra que inicia a otras mujeres en el camino de la apropiación de La Escritura. 7 Año 14. No. 47 J aennete Jasso Llegué al curso como una mujer perdida en su rutina de ama de casa. No estaba feliz con mi vida, no sabía por qué y no me daba el tiempo para meditar sobre ello, sólo me sentía siempre exhausta y abrumada por mil cosas que tenía que hacer y que nunca acababa. El primer día nos escribimos una carta a nosotras mismas, y ahí se evidenció mi fragilidad emocional. Esa carta estaba impregnada de frustración, tristeza, resignación... y, al leerla, comencé a llorar por la emoción y mis sentimientos quedaron a flor de piel. Mi cerebro se había desconectado del corazón hacía mucho tiempo, pues mi cabeza no entendía lo que mi corazón gritaba. Escribir con regularidad ayudó a que mi corazón y mi cerebro se reencontraran y así, juntos, contaran mi historia. Repasé mi infancia, acaricié los lindos recuerdos y experimenté de nuevo esas emociones ya viejas, pero no muertas. Mi mano presurosa trataba de captar todo lo que sentía. A veces fue difícil encontrar las palabras adecuadas; de hecho, creo que el corazón es el más difícil de descifrar. En ocasiones, cuando la palabra no definía correctamente la emoción, el cerebro la rechazaba instantáneamente, él no dejaría que mintiera a la hora de redactar mi propia historia... Al escribir todo se fue poniendo en orden y, con el orden, llegó la calma, y con la calma pude ver claramente. Este camino fue como subir a una montaña. Cuando llegas a lo más alto puedes ver el paisaje completo, nítido, ya no quedan dudas. He repasado mi vida y me encontré querida; el amor se me ha entregado a manos llenas y yo he correspondido de la misma manera; he librado varias batallas y de muchas salí triunfante. Me siento orgullosa de mí, de mis decisiones. Sé que tengo muchas cosas por hacer, pero reconozco que tengo la fuerza para alcanzar mis metas y sueños. “Me llevo la conciencia de que la vida es buena, es abundancia y es felicidad, sólo falta abrir bien los ojos para darse cuenta.” No quiero dejar de escribir. Lo aprendí con este curso y espero no dejarlo, pues me ayuda a plasmar mis ideas y emociones; es un ejercicio para el alma. Gracias, demac, por este maravilloso curso. Año 15. No. 48 7 8 Año 15. No. 48 L idia de Jesús Después de tres eventos dolorosos en mi vida (uno tras otro), me volví dependiente de los medicamentos para llevar una existencia “normal”. Por prescripción médica me vi obligada a tomar terapia psicológica grupal e individual dos veces por semana. Luego de cuatro años de hacerlo religiosamente, ni mi cuerpo ni mi alma encontraban una vía de desahogo para calmar ese dolor. Estaba tan latente como el día que fui internada en un hospital porque ya no deseaba vivir, no con esas emociones revueltas en mi mente y en mi corazón. Mi existencia se había robotizado: para huir de mi realidad, me aficioné a jugar cada noche “solitario” (irónico nombre). A las seis de la mañana me aseaba y me calzaba zapatos deportivos, pants y una playera talla extra (y si la encontraba más grande, mejor). No practicaría ningún deporte, sólo que había aumentado dos tallas en unos cuantos meses y no quería deprimirme más al darme cuenta de que mi ropa ya no me quedaba. Me cortaba el cabello tanto, que sentía los rayos del sol como espinas; evitaba la molestia de peinarlo. Me deshice de mi estuche de maquillaje y tiré mis labiales. Llevaba a Victoria (mi hija menor) a la secundaria, pasaba a comprar algo de comida, regresaba a mi casa y volvía a dormir hasta pasado el mediodía. Me levantaba con mucha fuerza de voluntad, porque sabía que tenía que ir al colegio nuevamente por Victoria. Regresaba como sonámbula y volvía a dormir hasta muy entrada la noche, cuando sabía que estaría desocupada mi compañera de juego. Al llegar el fin de semana, Victoria se iría con su papá, y desde el viernes por la tarde hasta el domingo ni siquiera abriría las cortinas de mi casa. Escuchaba las reuniones para preparar carne asada de mis vecinos, todo el condominio se organizaba para su propia fiesta familiar y sus risas me hacían sentir más herida. Sin proponérselo, me hacia mucho daño la felicidad de mis amigos y vecinos (ahora lo considero aberrante). Buscando un poco de alivio, dejé mi casa en Cuernavaca y llegué a este estado para instalarme definitivamente. Aunque soy originaria de aquí, nunca había vivido ya de adulta en este lugar. Por casualidad encontré un anuncio de demac y esperé meses para el inicio del semestre. Claro, sin mucha emoción, pues luego de asistir a tantos cursos de diferente índole, uno más, uno menos, no cambiaba en nada mis enmarañados sentimientos. Jamás podré olvidar, desde el primer día que asistí, cómo la maestra movió mis sentimientos con un escrito que nos compartió, tan profundo y a la vez tan sencillo. Nos dijo directamente que sólo sacáramos un hilo de la madeja y que las palabras fluirían. Le doy toda la razón. Hoy puedo con seguridad expresarle a mi familia lo que quiero, lo que necesito, lo que siento, sin temores, sin ofensas y con claridad. Hoy mi mente puede distinguir todo lo que me rodea y me hace sentir feliz. Ha cambiado mi vida. He aprendido, a través del taller que imparte demac, a conocerme, a valorarme y a distinguir que me sobran deseos para vivir y motivos para ser una mujer plena y feliz. Imposible terminar este texto sin antes expresar mi agradecimiento a las amigas que conocí gracias a demac; les envío todo mi respeto. Y, desde luego, también a mi familia, que sigue junto a mí. Año 14. No. 47 L upita M. ¿Qué cambios noté después del taller de escritura autobiográfica? Empezaré por describir cómo era al inicio. Me consideraba una persona reservada, con dificultad para describir mis sentimientos, los cuales estaban muy confusos. Llevaba seis años separada del papá de mis hijos, y en todo este tiempo no había podido decidirme a terminar con esa relación. Respecto a mis padres, tenía muchos pensamientos negativos que, a pesar de haberlos trabajado en terapias, no lograba cambiar. No sabía bien qué rumbo tomaría mi vida, y por momentos me sentía muy frágil emocionalmente y necesitada del reconocimiento externo que mejorara el vacío que sentía dentro de mí. Conforme fuimos evolucionando en el curso, sentí que mi mente se aclaraba. Decidí terminar aquella relación y divorciarme, lo que me permitió por primera vez tener una nueva pareja y sentirme amada. A través de los escritos entendí que mis padres hicieron lo que pudieron, de acuerdo con lo que contaban en ese momento, y pude ver todas las cosas buenas que también nos dieron: recordé cómo mi papá jugaba con nosotros a pesar de llegar cansado del trabajo, luego de haber completado los dos turnos de sus diferentes trabajos. Ahora entiendo el esfuerzo enorme que implica retrasar el descanso tan merecido. Empecé a valorarme a mí misma, a aceptar mis aciertos y a darme cuenta de que el reconocimiento que buscaba en los demás era algo que yo misma no me daba, que la única capaz de llenar esos huecos era yo si elevaba mi amor por mí misma. Ahora me siento diferente, más segura de los que quiero, veo el camino más claro. He dejado atrás el papel de víctima y me da alegría estar viva. Estoy satisfecha de lo que he logrado hasta ahora. A veces yo misma me sorprendo de hacer sola cosas que antes no me atrevía, como irme a congresos o, simplemente, al cine, y disfrutarlos y sentir que no necesito de nadie para ser feliz. He vencido el miedo que sentía de solo pensar que mis hijos están a punto de volar y que me quedaría con el nido vacío. Ahora sé que voy a estar bien, y ellos también. Me siento diferente, y este cambio no sólo lo noto yo, sino también la gente que me rodea. Doy gracias a demac por ayudarme, y a nuestra Serena que nos condujo por esta travesía. Año 15. No. 48 9 10 Año 15. No. 48 Ta l l e r de au tob io g r a f ía x a l a pa Tallerista Olga Beatriz Cuéllar Gaxiola Desde hace más de quince años me dedico al fomento de la lectura, escritura y el desarrollo de habilidades de pensamiento. Ahora sigo en el camino trazado desde no sé hace cuánto tiempo; disfrutando de mi vocación de enseñanza y fomento de la expresión escrita para que la voz de las mujeres no se pierda en el olvido y se escuche con más fuerza. Ésta es mi contribución y sigo caminando… Nací en la ciudad de México a principios de la década de 1960, así que me tocó la era del rock, y aunque aún era muy pequeña, me marcó y me ha acompañado en mi camino. Crecí en un ambiente lleno de estímulos. Soy la séptima de nueve hermanos, lugar privilegiado, pues, además de mis padres, mis hermanos tuvieron gran influencia en mí. Musicalmente, a mi papá y a dos hermanos les debo el gusto por la música clásica; a otros tres, por el rock, la trova, la balada y el pop. Mis dos padres me introdujeron desde muy pequeña en el maravilloso mundo de la literatura (los Reyes Magos entregaban juguetes, libros y chocolates cada año). La danza y la pintura vinieron a completar el gusto por la creación del hombre y a darle un sentido especial a mi existencia. He recorrido diferentes caminos en el estudio formal (sociología, metodología de las ciencias sociales, un poco de economía y arquitectura) y en el de la vida, pero ésta siempre me ha llevado al mundo de las letras. A ngélica María Aguilar Rivera Al inicio me sentí un poco cohibida, pues no tenía el hábito de escribir mucho, y menos de leer ante un grupo acerca de mi vida personal. Gracias a la maestra Olga, eso es pasado. Ahora me siento tranquila al escribir acerca de mí y, sobre todo, de leerlo. Durante el taller fui la mujer más entusiasmada, además me sentí apapachada y comprendida por mi maestra y mis compañeras. ¡Muchas gracias a todas! Gracias a este taller aprendí que soy una persona segura de mí misma y que debo entender a los que me rodean para que yo sea feliz y no caer en discusiones con ellos. Gracias, muchas gracias, que Dios bendiga estos momentos tan agradables que conviví en el taller de escritura autobiográfica. V ero Barreiro Coutiño Cuando supe del taller autobiográfico, temí, pero la curiosidad del gato se despertó en mí y quise saber de qué estoy hecha. Recuerdo haber salido muchas veces (la mayoría) feliz y triunfadora, alguna vez torturada por lo que escribí, y alguna otra, sorprendida. Me encontré en mi camino, agradecida; vi lo pequeños que pueden ser los traspiés de mi vida que alguna vez ahogaron mi existir. Pero esto sólo pudo ser al verme en el reflejo de mis compañeras. Hay mujeres con vidas más sufridas que la mía y no hacen más que ser valientes y sorprendentemente felices cada día. Ahora soy menos de lo que pensaba y más de lo que imaginaba. Estoy segura de que mis amadas compañeras crecieron tanto o más que yo. Gracias, queridísima Olga. Sin tu valiosa guía y tu enorme sabiduría. estos talleres no serían transformadores. Año 15. No. 48 11 12 Año 15. No. 48 A licia Catalina Hernández Alarcón Agradezco a demac y a nuestra tutora Olga Beatriz Cuellar Gaxiola por el interés en nuestra escritura hecha por y para mujeres. Mi recorrido por este sendero de la escritura me ha dejado una nueva vida interior, reconocerme, interiorizarme… Me costó lágrimas, orgullo por no reconocer “cosas” que me estaban haciendo mucho daño. Aceptar lo que no puedo cambiar o que pude cambiar y no lo hice. Ahora me reconozco y me acepto tal como soy, física y espiritualmente. Agradezco a Dios por permitirme el placer de escribir parte de mi vida; de conocer mujeres que han danzado conmigo y yo con ellas en esta etapa maravillosa de plenitud… Mujeres sabias, jóvenes y maduras; juntas hemos llorado y reído. Aprendimos que esta vida está llena de retos, sin embargo, somos escritoras de nuestra propia vida. Aquí les dejo una décima mía: La vida es una poesía or. cuando nos llega el am dor Se engalanan de esplen los versos de la alegría. Cada letra es profecía iento. cuando canta el sentim nto E s amor que lleva el vie , y lo guarda el corazón en una grata pasión iento. que embelesa el pensam D ora Isabel Hernández Meza Soy una mujer de cierta edad, me gusta escuchar música, ver películas, estar contenta y ser paciente con mis nietos; eso me hace feliz. Tengo libertad de tiempo y pensamiento. A través de la escritura he descubierto que puedo enfrentar mis temores y exponer lo que me cuesta decir en voz alta. Agradezco a Dios por haberme dado el don de hablar y escribir, también por permitirme pertenecer a un taller con compañeras amables y cordiales. En el taller de escritura autobiográfica encontré una maestra sensible y preparada que me ayudó a descubrir lo maravilloso de leer y escribir; ahora me siento más tranquila y completa, ahora que lo aprendí, seguiré leyendo y escribiendo hasta el fin de mi tiempo. También le doy las gracias por haber despertado nuestros sentimientos más profundos, hasta llegar a los secretos, para que salieran a encontrarse con el presente y dieran equilibrio a nuestras vidas; esto me hace muy feliz. ¡Muchas gracias! N icte-Há Limón Rodríguez Pues bien, he de retomar el primer día del taller, ése en el que sutilmente, y al mismo tiempo aplastante, el temor se adueñó de mí; el temor a enfrentarme, el temor a mostrarme. Ese primer día no lo olvido; no olvido la fuerte compañía de Androna, gracias por transmitir esa fortaleza, ese alivio afectuoso pero firme. Gracias, Olga querida, por tu eterno y dulce apapacho lleno de convicción. Gracias, queridas amigas, por el profundo compromiso de compartir, liberar y, al mismo tiempo, abrazar su Ser. Gracias a Dios, gracias por permitir cada vínculo, por acercarme a tan maravillosas mujeres; mujeres que, como “Flor de Agua”, establecieron profundos vínculos afectivos, íntimamente impregnados de amor, respeto, solidaridad, valentía, dignidad y... Bendiciones a todo el equipo demac, maravillosa labor. Año 15. No. 48 13 14 Año 15. No. 48 M aría del Carmen Lyra Bendita reunión de todos los grupos de Talladoras de Palabras*, donde entre la alharaca que solemos armar las mujeres, hablando hasta por los codos cuando nos sentimos a gusto, oigo que está circulando una lista para que se anote quien esté interesada en inscribirse al Taller de Autobiografía. Sin pensarlo dos veces, anoto mis datos y, como valiente exploradora que soy, inicio una travesía cuyo itinerario desconozco, pero que huele a aventura. Sólo necesitaba hacer un striptease de mi alma, abrirme de capa y espada (lo que no me cuesta trabajo, pues soy muy desparpajada) y hurgar en mi memoria para emprender un viaje a través de mi mundo mágico y misterioso, reviviendo penas y glorias, envalentonada por saber que contaba incondicionalmente con los hombros y la comprensión de ocho compañeras de expedición. Mujeres admirables, talentosas, inteligentes y muy valientes, a quienes agradezco la confianza y el apoyo. Lo más valioso que me llevo de esta aventura es que logré relativizar y aceptar la separación entre mi esposo y yo sin que me cause pena, pues comprendí que ya no teníamos más que aprender el uno del otro y que, agradeciendo y perdonando lo que había que agradecer y perdonar, estábamos listos para continuar cada quien su propio camino. También me di cuenta de la importancia que tuvo en mi vida mi relación con mis abuelos. Hice de este taller un plan de vida a corto plazo, y esperaba con ansia los jueves para ponerme bonita y reunirme con mis compañeras y con mi guía y maestra que se encargó de ir al frente, abriendo brecha y facilitando el camino cuando estaba muy enmontado, o la cuesta era muy pesada. *Talladora de Palabras: mujer que se atreve a contar su historia por escrito. M aría Xóchitl Citlali Rodríguez Barrón Todo comenzó cuando, hace algún tiempo, mi hija Nicté-Há me dijo: “Mami, me comentó la mamá de un compañerito de Andrés Manuel (mi nieto) que está en un grupo de personas que se reúnen a escribir, y como a ti te gusta mucho, ¿por qué no te animas y vamos?” ¡No imaginaba que comenzaría una gran aventura! Ahí tuve la oportunidad de conocer a la profesora Raquel Martínez Valdivia, quien era representante de demac, una persona extraordinaria de quien aprendí muchísimo; ella era el complemento de un ramillete de “Talladoras” con quienes desnudé mi alma. Todas veíamos en la otra una amiga, una confidente. Pasaron unos meses y, en ese mismo grupo, conocí a Olga Beatriz Cuéllar Gaxiola (actualmente representante de demac), quien me invitó al Taller demac Para perderle el miedo a la escritura®. Me entusiasmó la idea, y de ahí salté de inmediato al de Autobiografía, pues me di cuenta de que tenía una gran necesidad de volcar todas mis emociones, alegrías y desdichas, y supe que me alivianaría en mucho de todo lo que iba “cargando”. Un poco temerosa, acepté el reto. No me equivoqué, ¡aquí aprendí tanto! Tomé un Curso Intensivo de Amor. ¡Qué emoción! ¡Qué afortunada fui al compartir con algunas compañeras del grupo de Talladoras esta maravillosa experiencia! Además, conocí a otras igual de lindas, todas teníamos las mismas inquietudes y anhelos. Éramos mujeres capaces de abrir el corazón, supimos compartir, escuchar y, así como así, sin pensar, nos fue uniendo una gran solidaridad, respeto, jovialidad, encanto, comprensión, compañerismo, y todo esto nos hermanó creando un lazo invisible de amor. Gracias, queridas amigas: de todas aprendí algo, sensibilizaron mi alma y mi corazón, gracias por todo lo que dejaron a mi vida. Fue una experiencia incomparable compartir con ustedes mis miedos, mis alegrías, mis dudas y mis llantos, sobre todo. Todo lo que aquí escribí tiene un pedacito de cada una de ustedes. Las quiero a todas. Somos y seremos las escritoras mosqueteras: “Todas para una y una para todas”. Queridísima Olga: ¿qué puedo decirte? Eres magnífica, nos enseñaste mucho, nos mostraste tanta sabiduría. Gracias por tu paciencia y tu entrega. Gracias amiga. A mi hija Nicté-Há, quien también formó parte de este fabuloso grupo de mujeres, le agradezco, preciosa flor, su apoyo incondicional, porque en ella siempre he tenido un hombro donde descansar, por su gran corazón, pero sobre todo por ser mi amiga. A las integrantes de demac, gracias por hacer posible esta transformación en mí, por este trabajo invaluable que llevan a cabo, sin mayor interés que el de ayudar a tantas mujeres a encontrarse. Me permitieron ver de otra la manera la vida. Qué gran lección, fue un curso mágico de terapia intensiva, directo al corazón. Año 15. No. 48 15 16 Año 15. No. 48 E lia Elizabeth Williams Victoria El crecimiento es un proceso evolutivo que se detiene únicamente con la muerte, pero estoy segura de que el crecimiento espiritual, nuestro proceso espiritual, no se detiene ni siquiera entonces. Durante los meses que hemos escrito nuestras autobiografías, ambos procesos han corrido paralelos. Para mí el más importante ha sido el segundo. Al escribir los recuerdos y permitir que todas las semillas contaminadas de dolor y baja frecuencia se quedaran en el tamiz de estas páginas, emergió la buena semilla de mi esencia primigenia, mi luz, mi pasión por la vida y por todo cuanto puebla nuestro mundo cotidiano. Pude ver a la que fui una vez, a la que se convirtió en sombra, y pude decantar a la que soy hoy. Todo me ha servido. Y si bien hay errores que me gustaría no haber cometido, hoy soy la suma de todo lo que he sido y no cambiaría ni un párrafo de mi historia personal, pues gracias a lo vivido me gusta ser hoy quien soy. No soy perfecta, pero me esforcé tanto para serlo —sin conseguirlo— que hace ya varios años que dejó de interesarme y hoy menos que nunca es algo vital para mí. Quiero vivir, aprovechar cada hora y cada momento de lo que me resta de vida para continuar mi propio proceso, para devolver a la vida algo de lo mucho que me ha dado, del amor que he recibido, de los dones con que me ha bendecido. Agradezco la solidaria escucha de la facilitadora en este proceso, y de todas mis compañeras en este arduo y a la vez maravilloso camino de deconstruir nuestras historias y volverlas a armar para devolvernos nuestra imagen desde otra perspectiva. Agradezco también a demac por el espacio para que todo esto se hiciera una hazaña posible. o ción d e otoñ Can S i tu ¿ en a y e r y m dónd e q i ay er Pien ueda el h se dan sa la o se ha s que el y, amiga mano c o an e s mía? Y te tesia razón d t e o j . … i . s . p ara te u para cubrir c n manto on d g y qu uardart ellas tu e alegría e de e tu luna los d s herida s no re esenga s Pero su l t e ño s t e e fría. con q quivo c con u ue la p aste: n a rev na nue rimaver o contab estir va fu a vol as tu co erza, vería razón ¡sin ¡ No e de fa aviso! xiste ntas Y si e dad ías. tiene la pi : exis y má otras pr el no ofr te histor ec i s de i mil v maveras e lozanía a! e ra n d e m ¡Tie o s de em n sabid oria y m á e o t ra s p uría rima s de . m i l v v e ra s e ra n o de m ¡G u s de e sabid moria ¡ E s ar d a t u l u a ría! de es estació fe!, ¡es ta so n, la sólo fa l e en el ada t niebla ntasí a! , febri arde l oc a que s la agoní so de ¡A br a l lar e extingu e g o dí e E s s tu coraz a! es ta ólo una ón, no s n i c e a n s n y ah í van ólo un re ción, un tas mied mi co galo q a poes o! razón ue te ía, ¡A br y el ofrezco e tu a lm a E s s coraz mía. es ta ólo una ón, no s y ah n sólo u canción ientas m í v an , n mi co regalo q una poes iedo! razón ue te ía, y el ofrezco a lm a mía. Año 15. No. 48 17 18 Año 15. No. 48 Ta l l e r de au tob io g r a f ía Distrito Federal Tallerista María de Lourdes Meraz Alfaro Ciudad de México, 1980. Estudié la licenciatura en Actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral (inba). Hice teatro, cabaret, improvisación, cine…, pero nada hizo que me quedara en el escenario. Entonces cambié el rumbo y seguí la coordenada que la brújula había señalado siempre. Me encontré en las Letras Hispánicas, en la investigación y en la docencia. Después de escribir en los diarios, prontamente veré publicada mi primera novela: Los abismos de la piel (editorial Terracota) y mi primer poemario Vertedero o la suma de todas las cosas (editorial Literal). En las redes sociales escribo a la Srita. Kamikaze: un personaje de ficción que me ayuda a morir y a matar sin consideraciones dentro de la esfera de las palabras. Desde el año pasado tengo la oportunidad de dirigir los talleres de escritura autobiográfica de demac en Voces en Tinta. La experiencia, por demás entrañable, ha sido uno de los grandes detonantes para ponerme a escribir sin pudor ni reticencia. S ilvia Ayala Inicié con entusiasmo el taller. Me sentí muy contenta cuando la maestra nos dijo que debíamos escribir y además leer durante la sesión. Además me gustaba hacer los ejercicios que nos indicaba para aprender a redactar, pues con éstos pude descubrir nuevas cosas de mí y fue el punto de partida para relatar sobre mi vida. Fue sorprendente darme cuenta de que tenía tantas cosas por expresar. Durante el taller escribí sobre situaciones que me habían causado dolor, y una vez puestas en el papel me fue posible reflexionar y entenderlas. Cada vez que escribía, era como quitar pedacitos de dolor de mi cuerpo que, en automático, se llenaban de tranquilad y paz. Fue muy placentero expresarme por escrito. Sentía mucha libertad y pude relatar situaciones que no había contado a nadie. Durante el proceso de escritura fue posible reescribir algunas vivencias, ya que al formularlas me percataba de que, por un lado, estaba la experiencia, y por otro, la manera en que la había vivido. Algunas veces dudaba de lo que escribía y me llegaba a preguntar: ¿realmente pasó eso?, ¿es cierto lo que escribo? Estas preguntas me ayudaron a rescatar y a ordenar mis ideas. Noté que mi mirada estaba puesta en lo negativo, es decir, que la mayoría de las experiencias contadas eran de tristeza, enojo, frustración, etc. En un principio creí que era bueno sacar estas emociones, pero después descubrí que ésa era mi forma de percibir el mundo, de manera que vivía con mucho sufrimiento. Creo que la mayoría vivimos situaciones dolorosas, pero yo me quedaba instalada en la amargura. Así que volví a escribir las mismas historias, pero ahora contando lo “bueno” y ha sido una experiencia totalmente diferente. Me sentía extraña al empezar, porque estaba enfocada en lo desagradable; ahora mi vida comienza a tener alegría Otro resultado fue que adquirí confianza en mí. Antes era tímida y había momentos en los que me sentía vacía porque consideraba que no había pasado nada en mi vida, pero cuando terminé el taller, me sentí contenta. Fue como llenarme de mí misma. Recuperé mi historia y, a la vez, mi vida. Ahora me digo: “éstas son mis experiencias, sí existo”. Fue muy enriquecedor este taller al poder escuchar las historias de otras compañeras. Procuraba no faltar porque no me gustaba perderme nada de los relatos, como saltarme un capítulo de una novela. Las escuchaba con mucha atención, respeto y empatía. Entendí que cada quien tiene una historia única y esto hace interesante la vida de cada persona. Al compartir pensamientos, reflexiones y hechos importantes, sentía que abríamos nuestro corazón, era como entregarnos al grupo y esta experiencia me pareció especial. Año 15. No. 48 19 20 Año 15. No. 48 Emma Marcela Carrillo Hernández Durante el taller Antes del taller 1. Con la inscripción al taller, perseguí el propósito individual de completar un proceso de análisis personal introspectivo, a partir de los elementos terapéuticos que la escritura biográfica proporciona. 2. Me sentía altamente motivada debido a que iba a compartir aspectos de mi historia de vida con otras mujeres. Me interesaba conocer e identificar historias similares. 1. Mis expectativas se cumplieron y, sesión tras sesión, realicé mis propósitos. 2. Siempre me sentí a gusto y satisfecha, nunca me incomodó ningún proceso. 3. En mi interior se encendió un foco de alerta. Las mujeres poco reflexionan sobre sus vidas desde los principios culturales de la equidad de género, de tal suerte que al interpretar y escribir mi propia 3. Otro aspecto que perseguía era saber, de prime- experiencia a la luz de estas categorías —que para ra mano, en un grupo constituido por mujeres, qué mí son naturales—, no se comprendían. Incluso se tanto opinaban, analizaban y escribían sus vidas permitían opinar sobre los contenidos de lo que yo desde la concepción de equidad de género, consi- escribía. derando que ya son alrededor de quince años los A propósito, un aspecto que me llamó mucho que el gobierno del Distrito Federal ha fomentado la atención fue la motivación de escribir siempre esta cultura. Quería conocer el impacto real de dramas, o dramáticamente, lo que una, como musus políticas públicas en la vida de un puñado de jer, vive. Si no hay moco y confidencia, no es útil y mujeres. no se es sensible, tierna, amorosa, solidaria, etc. Es decir, persiste el planteamiento emocional de 4. Habilitarme en la escritura fue un objetivo los aspectos de la vida, sin que medie un esfuerzo terciario; yo ya lo daba por hecho. Fui al taller a por valorar e integrar esas experiencias a su valía recrearme acompañada de las historias de las y desarrollo como mujeres. queridas compañeras y las propias. Me permito comentar que quien lloró más veces —y por cierto a moco tendido, ¡cuatro veces!— fui yo, pero, como dije, fue porque acompañaba un proceso personal terapéutico importante e iba identificando los aspectos más entrañables de mi vida que, por otra parte, nunca los oculté al grupo. 2. Quiero compartir con demac, con Amaranta y Lulú, que algunas de las historias que escribí las he convertido en cuentos que he empezado a narrar en algunos modestísimos foros públicos, con las herramientas técnicas de mi taller de narración oral que actualmente curso. 4. 3. La experiencia que, de plano, nunca dejé pasar sin hacer algún comentario fue la de avalar las situaciones de violencia de las compañeras como si fueran naturales y comportarme como comadre ante ellas. Por congruencia personal, no lo pude hacer en el grupo y no lo haré jamás ante nadie y ante ninguna circunstancia, lugar o institución en la que me encuentre. Mi salud emocional ha mejorado muchísimo y considero que estoy en una muy buena etapa de vida. 4. Es vital que las mujeres cuenten con espacios propios, y qué bueno que demac hace suya esta línea de desarrollo cultural para REINVENTARNOS como mujeres en y con la escritura. Al término del taller 5. ¡Caray, qué puede una comentar a demac sobre la valía de sus métodos y la calidad de sus cuadros! 1. Muchas gracias. Logré todos los propósitos. Año 15. No. 48 21 22 Año 15. No. 48 A na María Gómez Carrillo Durante mucho tiempo pugné por tomar el curso de autobiografía de demac. Revisaba cuidadosamente el Tiempo Libre para buscar la convocatoria y llamaba religiosamente para ver si, por un milagro, el costo había bajado, hasta que un día decidí ver la posibilidad de obtener una beca. Así conocí a Amaranta. Le pregunté si, como débil visual, no causaría inconveniente en el grupo y, al mismo tiempo, pedí información sobre los requisitos para obtener una beca. Me propuso que creara un grupo de ciegos y débiles visuales para el taller de un día Para perderle el miedo a la escritura® y al cual podría asistir gratuitamente. Tardé unos dos meses y medio para formar el grupo, la mitad del cual eran ciegos y débiles visuales, y la otra de “mujeres en violencia” con personas víctimas de abuso. sobre todo con un gran respeto, conciliar los diferentes caracteres que se exponían cada miércoles en la mesa de trabajo. Encontró esos puntos de equilibrio que se requieren para manejar un grupo de fuertes personalidades. Intuyó esos hilos finos de la evocación y del recuerdo tan necesarios para que cada una se explayara en el tiempo. Dejo constancia, pues, de que el grupo fue para mí de la máxima importancia, ya que pude escribir y exponer momentos de mi vida muy difíciles que no pensé que lograría. El nuevo grupo está integrado, en su mayoría, por personas jóvenes. Escuchar sus vivencias ha enriquecido mi perspectiva de vida. Ahora las compañeras son más que en el grupo anterior y las exposiciones se refieren sobre todo a hechos externos que les han sucedido, en comparación con el grupo anterior, en el cual reflexionábamos Asistir a ese taller fue una experiencia sobre nuestros sentimientos. Perspectivas diferentes nos dan la oportunidad maravillosa que me hizo pensar en de aprovechar las experiencias. Estas jóvenes de una generación tan distinta a la mía perciben y todas las posibilidades que habría en viven sus emociones según patrones culturales un curso de mayor duración. Cuando definidos por tecnologías o por costumbres maternas o paternas disímbolas con las que han sido me invitaron a asistir al curso-taller conformados sus patrones sociales. de seis meses, acepté de inmediato. Se agradece la posibilidad de enriquecer El grupo, conformado en su mayoría por mujeres nuestras vidas a través de estos cursos. Por las maduras, mayores de cuarenta años, fue de una características del taller, creo que es importante grata convivencia. proporcionar a las coordinadoras herramientas de Pudimos compartir, con todo respeto y solidacontención para el manejo de emociones, pues en ridad, nuestros más íntimos sentimientos y emociertos momentos se desbordan y, si no hay una ciones sin ningún temor y siempre con el abrazo contención adecuada, se pueden ocasionar alguafectuoso y protector que se dio entre nosotras. nos daños emocionales involuntariamente. Esto Éste fue uno de esos grupos excepcionales, pues no obsta para valorar en todo lo que significan los el ambiente íntimo y amistoso no se logra siempre. maravillosos cursos que dan a la mujer la posibiliPor su parte, Lourdes Meraz, como coordinadodad de atreverse a escribir. ra del grupo, logró con inteligencia y su carisma, y Gracias. B lanca Lilia Ramírez Macin Mi experiencia antes, durante y después de haber llevado el taller que imparte demac. Todo empezó cuando tomé el taller Para perderle el miedo a la escritura®, ya que en realidad sí le tenía miedo porque no sabía cómo ni qué iba a escribir. Ahora dejó una semillita en mí, ya que fue una experiencia llena de emociones que además permitió que descubriera que sí podía escribir. Unos meses después se abrió el taller de Autobiografía. Me impresionó cómo fui escribiendo los momentos importantes de mi vida y que nunca imaginé que comentara en conjunto ni de esa manera. Cada uno de los textos me recordó aquellas vivencias y pude sentir diferentes emociones: alegría, euforia, tristeza, ira, coraje, angustia, felicidad, etcétera. Además, con las pautas que nos comentaba la maestra Lourdes Meraz, era interesante ver cómo se iban complementando los textos. Aunque en dos ocasiones me costó mucho trabajo, poco a poco fluyeron las palabras. Empecé escribiendo una hoja, después ya fueron dos, tres o cuatro hojas, ¡qué emocionante! Y compartirlo con las compañeras del taller, y que ellas a su vez hicieran lo mismo, fue verdaderamente agradable. Se dieron momentos en los que se expresaron muchas emociones, unas personales y otras compartidas, y comentarios enriquecedores. Durante el taller me di cuenta de que escribíamos de diferente manera, también observé cómo influían las diversas situaciones a lo largo de nuestra vida en nuestra forma de expresarlo, pero todos los escritos fueron interesantes y valiosos. Para mí fue una experiencia emotiva y de desarrollo. Ahora continúo en el taller de Creación literaria y narración oral. Cada vez me cuesta menos trabajo expresarme por escrito, me siento mejor. No hay imposibles. Vale la pena vivir las experiencias. Tuve un crecimiento interno. Año 15. No. 48 23 24 Año 15. No. 48 C onsuelo Ruiz Castañeda Distraída por las funciones del taller de Teatro para adultos mayores en el que militaba en esos momentos, había olvidado un poco mi autobiografía. Retomé un curso que pensé que me ayudaría a emprender la tarea que me había impuesto: terminar mis anécdotas para septiembre. Le compartí a una compañerita que estaba en un taller de creación literaria que no me satisfacía, y me dijo que en breve iniciarían un curso de autobiografía demac en la librería Voces en Tinta. Me dio los datos, llamé y me indicaron que habría una plática introductoria. Asistí, y lo que escuché me gustó, así que decidí inscribirme. El taller lo dirigía Lourdes Meraz. En él encontré lo que buscaba: el estímulo para seguir escribiendo. Con las indicaciones de Lulú fui dejando esas vivencias impresas en mi anecdotario. Encontré comprensión y afecto en mis compañeras —éramos unas nueve—, conocí parte de su vida por medio de sus escritos y todo quedó en total confidencialidad. El ambiente de confianza que se generó entre todas hizo que los comentarios fueran siempre de crítica constructiva. Lulú siempre cerraba éstos con su profesional y autorizada opinión. Qué grato fue terminar el curso enviándole una carta a una compañera asignada por sorteo; en ella dejamos ese grato sabor de boca en el que se goza la confianza y el respeto. Me siento muy afortunada de haberme encontrado en ese grupo. Aprendí de mis compañeras cosas que no conocía: su amor, desamor, amistad sincera, y esa forma de escribir de cada una. Un regalo maravilloso para mí fue haberle tocado en el sorteo a Lulú, nuestra tallerista, pues sus palabras fueron el mejor de los estímulos, y la opinión de todas mis compañeras me hizo seguir adelante. Me despedí con el deseo de encontrar en los talleres de demac lo que quiero despertar para expresar en letras mi sentir. Gracias por esta oportunidad. B lanca Leticia Salazar González A lo largo de mi vida he aprendido que hay cambios experimentados en nuestra persona que resultan imperceptibles para el resto de la gente, pero que nosotros notamos, y que es tal la carga positiva de ese nuevo estado, que vivimos la sensación de mirar al mundo desde un escalón más arriba. Ésa es la naturaleza del cambio al que corresponde mi experiencia con la escritura. Al principio llegué con cierto recelo, y por eso me sorprendió más el resultado. No estaba segura de transitar con interés y gusto por ese espacio y con esa actividad, pues tengo tendencia hacia la dispersión y me falta constancia. Para mi sorpresa, logré articular algunos pasajes autobiográficos y casi puedo asegurar que no dormirán al lector. Incluso me atrevo a decir que los textos resultan entretenidos. Nunca me lo hubiera imaginado. ¡Yo, en un taller de escritura, sólo para mujeres y escribiendo mi historia! Con lo poco que me salen las palabras y lo menos que me gustan las mujeres, pues bueno, para historia está el psicoanálisis. Eso pensé al llegar el primer día. Sin embargo, las sesiones fueron pasando y de cada clase salía más satisfecha y contenta. Cada día fui aprendiendo a dejar a un lado las inquietudes que en ese tiempo estrujaban mi corazón y noté que se iba abriendo un espacio limpio y profundo. Un canal por el que pasaba un flujo de emociones, pensamientos y recuerdos que fueron cobrando forma de historias. Sin duda alguna, plasmar en palabras mi historia íntima y personal fue destapando ese canal; fue como despojarme de un tapón y permitir fluir mis sentimientos de una manera más libre y espontánea. Ese acto me facilitó entrar en contacto con ese caudal y descubrirme en otras partes. Encontré, por ejemplo, un nuevo interés gustoso por hablar de mí. La vivencia de escribir la autobiografía me sirvió para reconocer algo que ya intuía: las palabras tienen un poder infinito. Aprendí que basta con ser paciente y constante para alimentar el ánimo y encontrarlas. Porque de que están ahí, en alguna parte de nuestra mente, están ahí, esperando ser traídas al papel. Poco a poco encontré la clave; con entusiasmo y con la ayuda de la maestra, descubrí que lo mío no es regodearme en la miseria —humana o material— que puede teñir en mayor o menor medida cualquier historia personal. Decidí que el drama no se me da con gusto; yo quería reírme de mí y mi circunstancia, o al menos me esforcé por evitar imprimir un tono dramático a mi historia. Fue difícil encontrar la justa medida, pero con práctica, seguro se logra. Escribir sobre una misma es una experiencia vivificante que nos lleva por un camino —inexplorado para mí— que por fortuna ya no tiene regreso. Éste fue otro aprendizaje del taller de autobiografía, algo adicional, que yo no estaba buscando ni esperaba encontrar. En este espacio obtuve un plus que no tiene que ver directamente con la escritura: reforcé mis deseos de una visión más alegre y optimista de la vida. Cuando escuchaba pasajes que me estrujaban el corazón, esos que te tallan la piel sobre el pavimento, pensaba para mí misma: ¡caray, qué buena vida tengo! Año 15. No. 48 25 26 Año 15. No. 48 R elación de los podcast* producidos para Escritoras de vida El podcast* Escritoras de vida busca visibilizar, en un formato diferente, las historias de mujeres que se han atrevido a contarlas en los concursos de demac en México. Así, dotamos a estas autobiografías de un nuevo medio llamativo y moderno, que podrá servir de inspiración para que más mujeres se atrevan a salir adelante. Las ivitamos a que escuchen los podcast de Escritoras de vida entrando en la dirección: http://escritorasdevida.org Título Autora 1. Prisionera de las emociones Rosalinda Chapetti Bórquez 2. Mi naturaleza Verónica Hernández 3. Entre mi máscara y mi espejo María Victoria Rodríguez Irizar 4. Punto final Rosa María González Jiménez 5. La abuela de los baños Josefina Gutiérrez Martínez 6. Salto de amor por la vida María Antonieta Osornio Ramírez 7. Delirio del corazón Guadalupe González López 8. Mente, cuerpo y espíritu Xitzali 9. El amor está en la página 52 Franziska Surber 10. Mi historia María Marina Nieves Balderas 11. Que la vida iba en serio… Ariadna Roozendaal Ayala 12. Alaska Blanca Rosa Ramos Santoyo *Podcast: Serie de productos de comunicación en audio o video en línea, que pueden ser escuchados en cualquier momento, Los usarios suscritos pueden recibirlos en sus dispositivos automáticamente al momento de su publicación. 13. Altar de muertos Marcela Guijosa 14. La poeta del ring Laura Serrano 15. Más allá del garambullo Ana María Estrada Hernández 16. Demente cuerda Mercedes Gómez Benet 17. Mariposas en cautiverio Isabel del Carmen Castillo 18. Azul María Esperanza Arenas Fuentes 19. El día que murió Dios Alicia Backal y Hellen Soriano 20. El examen Gabriela Mejía Zavala 21. Tres de cuatro partes de mi vida María de Jesús Tello Sánchez 22. El zumo de la amapola Ana Emilia Villa Issa 23. Apuntes de una desempleada de 25 x 2 Isabel Delgado Socci 24. La luz al final del túnel Maribel López Martínez 25. Más allá de los fantasmas Ángeles Suárez del Solar Año 15. No. 48 27 DOCUMENTACIÓN Y ESTUDIOS DE MUJERES A.C.